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2015: EL CINE QUE NOS ESPERA LOS CINÉFILOS TIENEN UN AMPLIO Y VARIADO MENÚ DE ESTRENOS PARA EL PRESENTE AÑO. LAS SECUELAS SERÁN EL PRINCIPAL COMPONENTE DE VARIAS PRODUCCIONES. LITERATURA PARA EL NUEVO AÑO ‘EL SONIDO DE LA H’ Y ‘TUS PIES TOCO EN LA SOMBRA’ (MAGELA BAUDOIN Y PABLO NERUDA, RESPECTIVAMENTE) SON ALGUNOS DE LOS LIBROS QUE SE PUBLICARÁN ESTE AÑO. EL PRIMERO, UNA PROMESA DE NUEVA Y FRESCA NARRATIVA NACIONAL, Y EL SEGUNDO, UN VISTAZO AL PASADO CON VERSOS INÉDITOS DEL LAUREADO POETA CHILENO. 3 2 DOMINGO | 4 de enero de 2015 | año 6 | N° 266 Cambio

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Page 1: La Esquina 04-01-15

2015: EL CINE QUE NOS ESPERALOS CINÉFILOS TIENEN UN AMPLIO Y VARIADO MENÚ DE ESTRENOS PAR A EL PRESENTE AÑO. LAS SECUELAS SER ÁN EL PRINCIPAL COMPONENTE DE VARIAS PRODUCCIONES.

LITERATURA PARA EL NUEVO AÑO

‘EL SONIDO DE LA H’ Y ‘TUS PIES TOCO EN LA SOMBRA’ (MAGELA BAUDOIN Y PABLO NERUDA, RESPECTIVAMENTE) SON ALGUNOS DE LOS LIBROS QUE SE PUBLICARÁN ESTE AÑO. EL PRIMERO, UNA PROMESA DE NUEVA Y FRESCA NARRATIVA NACIONAL, Y EL SEGUNDO, UN VISTAZO AL PASADO CON VERSOS INÉDITOS DEL LAUREADO POETA CHILENO.

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DOMINGO | 4 de enero de 2015 | año 6 | N° 266Ca

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El sonido de la H y Tus pies toco en la sombra rondan mi cabeza. La prime-ra nació de la pluma Magela Baudoin, ganadora del Premio Nacional de No-vela 2014, y la segunda, del Premio

Nobel de Literatura en 1971, Pablo Neruda.Nacida en Venezuela, un 3 de enero de

1973, Magela define su obra como un testimo-nio de los migrantes de “la nostalgia casi me-dular con la que nacen los hijos” de quienes obligados, por diversas razones, dejan su pa-tria y se van al exterior.

“Se trata de personajes mujeres que se co-nocen en el colegio y crecen en la adolescen-cia. Ellas están marcadas por su búsqueda de identidad, pertenecen a esas familias inten-sas y quebradas un poco por el dolor”, relató Baudoin sobre la obra que llegará a los lecto-res este 2015 de manos de Santillana.

La novela, elegida entre 36 obras por el jurado integrado por Wilmer Urrelo, Arturo Rico, Julieta Caballero, Giancarla de Quiroga y Homero Carvalho, se desarrolla en los años 80, entre Cochabamba y Venezuela.

Baudoin reveló que descubrió su pasión por la literatura en la infancia. Su papá la motivó a leer los grandes clásicos de la lite-

ratura. Por ello, la ganadora se define como “una amante de la lectura”, aunque su origen fue el periodismo.

“¿Cómo una periodista se pone a escribir li-teratura?”, le preguntó una presentadora ape-nas se conoció la nominación de Baudoin.

“He ejercido este oficio desde muy joven, hace muchos años. La verdad es que se

trata de dos lenguajes distintos que probablemente compartan o ten-gan en común la curiosidad hacía la realidad, pero que entrañan pro-cedimientos de producción cultural completamente distintos. Para mí la narrativa y la literatura es sobre todo un viaje interior, y el periodis-mo es un viaje contrario, un viaje exterior, un viaje casi olfativo. En cambio la narrativa es un viaje mu-cho más intimista”, respondió.

Junto a la novela de Magela, autora además de Mujeres de Cos-

tado (Plural 2010) y La composi-ción de la sal (Plural 2014), entre otras, se espera con mucha atención para este 2015 la obra Tus pies toco en la sombra y otros poemas inédi-tos, de Pablo Neruda, que ya se difunde por Europa.

Se lo reveló en junio del año pasado y generó un gran interés en la comunidad nerudiana. Se tra-ta de 21 poemas inéditos de Neru-

da. “Es el mayor hallazgo de las le-tras hispanas en los últimos años, un

acontecimiento literario de importan-cia universal”, afirmó Pere Gimferrer, poeta y director editorial de Seix Barral, del Grupo Planeta.

En marzo, tres meses antes del anuncio, los poemas habían llegado desde Chile a las manos de la agente Carmen Balcells, quien gestiona los derechos de la obra del autor chileno.

“Nunca solo, contigo/ por la tierra,/ atrave-sando el fuego./ Nun-ca solo./ Contigo por los bosques/ reco-giendo/ la flecha/ entumecida/ de la aurora...”, ano-ta Neruda en ver-sos inéditos has-ta hoy, fechados una década an-tes de casarse con Matilde. Recién se ha-bía separado de Delia del Carril.

De Magela Baudoin y Pablo NerudaSONADOS ESCRITORES (VIVOS Y MUERTOS) DARÁN DE QUÉ HABLAR ESTE 2015

Juan Cori Ch. Periodista

DIRECTORAdalid Cabrera Lemuz

EDITOR GENERALJavier Mancilla Luna

EDITOR DE LA ESQUINAMiguel A. Rivera G.

Colaboradores: Juan Cori Ch.Marcelo Arduz Ruiz Víctor MontoyaIván Prado Sejas

Diseño: Eusebio Lazo Sumi

Diagramación: Horacio Copa Vargas

De los 21 poemas de Tus pies toco en la sombra, cinco están marcados por la temáti-ca amorosa. De éstos, uno es el más extenso del volumen y supera los 60 versos. “Sin duda el más valioso de todos”, cree el editor Pere Gimferrer, donde se rastrean varios elemen-tos. El amor: “Oscura es la noche del mundo sin ti, amada mía”.

En 2015 será también el escenario para la presentación de Cuentos de la Peste, de Ma-rio Vargas Llosa, una reinterpretación teatral del Decamerón de Giovanni Boccaccio (1313-1375) en la que el Premio Nobel peruano jue-ga con “la lujuria y la sensualidad exacer-badas por la sensación de crisis, de abismo abierto, de fin del mundo”, según adelantó la editorial Alfaguara.

Al escritor del Nobel peruano se sumarán las conferencias sobre el tango pronuncia-das por Jorge Luis Borges en 1965 y olvida-das durante medio siglo hasta su aparición a fines de 2013. La fundación que lleva el nombre del genial cuentista y ensayista ar-gentino y la Casa del Lector de Madrid pu-

blicarán la obra en breve.

1. Magela Baudoin, la última ganadora del Premio Nacional de Novela.2. Poemas inéditos de Neruda serán dados a conocer este año.

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El sonido de la H y Tus pies toco en la sombra rondan mi cabeza. La prime-ra nació de la pluma Magela Baudoin, ganadora del Premio Nacional de No-vela 2014, y la segunda, del Premio

Nobel de Literatura en 1971, Pablo Neruda.Nacida en Venezuela, un 3 de enero de

1973, Magela define su obra como un testimo-nio de los migrantes de “la nostalgia casi me-dular con la que nacen los hijos” de quienes obligados, por diversas razones, dejan su pa-tria y se van al exterior.

“Se trata de personajes mujeres que se co-nocen en el colegio y crecen en la adolescen-cia. Ellas están marcadas por su búsqueda de identidad, pertenecen a esas familias inten-sas y quebradas un poco por el dolor”, relató Baudoin sobre la obra que llegará a los lecto-res este 2015 de manos de Santillana.

La novela, elegida entre 36 obras por el jurado integrado por Wilmer Urrelo, Arturo Rico, Julieta Caballero, Giancarla de Quiroga y Homero Carvalho, se desarrolla en los años 80, entre Cochabamba y Venezuela.

Baudoin reveló que descubrió su pasión por la literatura en la infancia. Su papá la motivó a leer los grandes clásicos de la lite-

ratura. Por ello, la ganadora se define como “una amante de la lectura”, aunque su origen fue el periodismo.

“¿Cómo una periodista se pone a escribir li-teratura?”, le preguntó una presentadora ape-nas se conoció la nominación de Baudoin.

“He ejercido este oficio desde muy joven, hace muchos años. La verdad es que se

trata de dos lenguajes distintos que probablemente compartan o ten-gan en común la curiosidad hacía la realidad, pero que entrañan pro-cedimientos de producción cultural completamente distintos. Para mí la narrativa y la literatura es sobre todo un viaje interior, y el periodis-mo es un viaje contrario, un viaje exterior, un viaje casi olfativo. En cambio la narrativa es un viaje mu-cho más intimista”, respondió.

Junto a la novela de Magela, autora además de Mujeres de Cos-

tado (Plural 2010) y La composi-ción de la sal (Plural 2014), entre otras, se espera con mucha atención para este 2015 la obra Tus pies toco en la sombra y otros poemas inédi-tos, de Pablo Neruda, que ya se difunde por Europa.

Se lo reveló en junio del año pasado y generó un gran interés en la comunidad nerudiana. Se tra-ta de 21 poemas inéditos de Neru-

da. “Es el mayor hallazgo de las le-tras hispanas en los últimos años, un

acontecimiento literario de importan-cia universal”, afirmó Pere Gimferrer, poeta y director editorial de Seix Barral, del Grupo Planeta.

En marzo, tres meses antes del anuncio, los poemas habían llegado desde Chile a las manos de la agente Carmen Balcells, quien gestiona los derechos de la obra del autor chileno.

“Nunca solo, contigo/ por la tierra,/ atrave-sando el fuego./ Nun-ca solo./ Contigo por los bosques/ reco-giendo/ la flecha/ entumecida/ de la aurora...”, ano-ta Neruda en ver-sos inéditos has-ta hoy, fechados una década an-tes de casarse con Matilde. Recién se ha-bía separado de Delia del Carril.

De Magela Baudoin y Pablo NerudaSONADOS ESCRITORES (VIVOS Y MUERTOS) DARÁN DE QUÉ HABLAR ESTE 2015

Juan Cori Ch. Periodista

DIRECTORAdalid Cabrera Lemuz

EDITOR GENERALJavier Mancilla Luna

EDITOR DE LA ESQUINAMiguel A. Rivera G.

Colaboradores: Juan Cori Ch.Marcelo Arduz Ruiz Víctor MontoyaIván Prado Sejas

Diseño: Eusebio Lazo Sumi

Diagramación: Horacio Copa Vargas

De los 21 poemas de Tus pies toco en la sombra, cinco están marcados por la temáti-ca amorosa. De éstos, uno es el más extenso del volumen y supera los 60 versos. “Sin duda el más valioso de todos”, cree el editor Pere Gimferrer, donde se rastrean varios elemen-tos. El amor: “Oscura es la noche del mundo sin ti, amada mía”.

En 2015 será también el escenario para la presentación de Cuentos de la Peste, de Ma-rio Vargas Llosa, una reinterpretación teatral del Decamerón de Giovanni Boccaccio (1313-1375) en la que el Premio Nobel peruano jue-ga con “la lujuria y la sensualidad exacer-badas por la sensación de crisis, de abismo abierto, de fin del mundo”, según adelantó la editorial Alfaguara.

Al escritor del Nobel peruano se sumarán las conferencias sobre el tango pronuncia-das por Jorge Luis Borges en 1965 y olvida-das durante medio siglo hasta su aparición a fines de 2013. La fundación que lleva el nombre del genial cuentista y ensayista ar-gentino y la Casa del Lector de Madrid pu-

blicarán la obra en breve.

1. Magela Baudoin, la última ganadora del Premio Nacional de Novela.2. Poemas inéditos de Neruda serán dados a conocer este año.

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3Domingo 4 de enero de 2015

Las pantallas de 2015SECUELAS, CIENCIA FICCIÓN Y MUCHA ACCIÓN SON LOS INGREDIENTES DEL CINE QUE NOS ESPERA ESTE AÑO

La Esquina

Más allá de los buenos deseos, sa-lud y amor, lo que esperan mu-chas personas del año que aca-ba de empezar, son las nuevas películas que se pasearán por

las pantallas de cine.La lista es encabezada por el séptimo episo-

dio de la saga de ciencia ficción La guerra de las galaxias, filme que se aguarda para finales de año y que lleva por nombre Star Wars Episodio VII: El despertar de la fuerza.

Otra saga clásica que retornará a los cines será Jurassic Park, que en esta ocasión regre-sa con el filme denominado Jurassic World. Los espectadores sabrán que lo que verán serán di-nosaurios enojados persiguiendo a los visitan-tes al parque. El filme se estrenará en junio.

Uno de los fenómenos literarios y fílmicos de los pasados años, Juegos del Hambre, llega a su fin en su versión cinematográfica, con el estre-no de Sinajo Parte 2, en la que el público descu-brirá si la revolución logra su objetivo.

Pero si de sagas se habla, una de las más nue-vas (y largas) es la de Rápidos y furiosos, que al-canza su séptima entrega y la última en la que se verán escenas grabadas por el desaparecido actor Paul Walker.

Otro éxito literario y fílmico regresará con una secuela a la pantalla, se trata de In-surgente, que continúa la historia de la di-vergente Tris Prior y su representación dis-tópica de la sociedad. Un filme muy esperado es 50 sombras de Grey, adaptación de la fa-

mosa novela erótica, la que estará en cartele-ras en febrero.

Una nueva versión de Cenicienta llegará a los cines en marzo, con la participación espe-cial de Cate Blanchett como la malvada ma-drastra. Esta cinta es un nuevo ejemplo de las múltiples versiones que se han realizado en los últimos años de clásicos infantiles, un subgénero al que también pertenece Pan, con Hugh Jackman como Barbanegra, el jefe del Capitán Garfio, en una particular histo-ria de Peter Pan.

Los superhéroes no pueden faltar, por lo que la secuela de Los Vengadores, Los venga-dores 2: La era de Ultron, llevará nuevamente a la pantalla a los héroes de Marvel: Iron Man, Thor, Black Widow, Loki, y el Capitán Amé-rica, entre otros. La animación tendrá su es-pacio con un estreno muy especial, con Char-lie Brown y Snoopy como protagonistas: The Peanuts movie.

El inoxidable Arnold Schwarzenegger re-gresa con la quinta entrega de Terminator; y Tom Cruise lo hace con la también quinta secuela de Misión Imposible. Daniel Craig no será la excepción con una nueva entrega del agente 007, James Bond.

El cine nacional tampoco se queda atrás. La historia de vampiros, Olalla, de Amy Hesketh, está programada para este mes, siguiendo la tradición de horror a la que nos tiene acostum-brados la cineasta. También el drama histórico Juana Azurduy, que marcará el regreso de Jorge Sanjinés. Asimismo, Boquerón, de Tonchi Ante-zana, por fin llegará a las carteleras.

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1. A falta de un superhéroe, habrá todo un equipo de ellos en Los Vengadores 2.2. El filme más esperado es el episodio 7 de la Guerra de las Galaxias.3. La saga de Terminator se amplía con una nueva entrega.4. Hugh Jackman será Barbanegra en un remake de Peter Pan.5. Otro clásico infantil que tendrá un nuevo giro será La Cenicienta.

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4-5Domingo 4 de enero de 2015

Se busca heredero: Onetti veinte años despuésLA LITERATURA DEL URUGUAYO NO SE OFRECE, SINO QUE ESPE-RA QUE LA VAYAMOS A BUSCAR.

Fernanda Trías Escritora Letras Libres

LITERATURA

“Cada día me parezco más a Onetti”, me dijo una vez Mario Levrero. Se miraba en una foto en la que apa-recía, serio, distante, en el espejo del baño. El pelo casi blanco, escaso

arriba, despeinado sobre las orejas, la barba sin afeitar, los ojos saltones detrás de los len-tes de montura gruesa, y algo en la caída de las mejillas. Sí, se parecían, y la metamorfosis no terminaría ahí. Este 2014 marcó no sólo 20 años de la muerte del más brillante, com-plejo y enigmático escritor uruguayo, Onet-ti, sino también 10 años de la muerte de este otro escritor oculto, Levrero, que eligió un tipo distinto —aunque cercano— de encie-rro. El primero es mi escritor más admirado, el segundo, además, fue mi amigo. Los dos tenían con la literatura, para usar la famosa frase de Onetti, una relación de amantes. Es-cribían por impulso, evitando a toda costa la burocratización de la escritura, el rutinario profesionalismo, desentendidos de la fama y de los honores; escribían irremediablemente, a pesar de sí mismos, con goce (no con pla-cer); escribían como “un acto de amor”.

Hablo de Levrero y no me equivoqué de homenaje porque fue él quien me recomen-dó La vida breve como un libro “indispensable para tu formación”. A mis 20 años solo ha-bía leído El pozo, primer libro de Onetti pu-blicado en 1939. El pozo, novela breve, inti-mista, con un estilo duro y seco, es la más accesible, di-gamos la más ju-venil de una obra que nació ma-dura, profunda-mente adulta. Un hombre cumple 40 años, está solo en su pieza de pensión, camina, mira el cuar-to como si lo viera por primera vez y escribe sus memorias. Escribe

1. El escritor uruguayo, en una de sus fotos más célebres.2. La vida breve, un libro indispensable. 3. Los adioses, otra obra fundamental de Onetti.4. La bibliografía del autor ofrece una amplia gama de narraciones a gusto del lector.5. Mario Levrero, otro gran escritor proveniente de Uruguay.

mientras la noche cae, se instala e inexora-blemente se le escapa: “Me hubiera gustado clavar la noche en el papel como a una gran mariposa nocturna.” En esa pieza narra sus “ensueños” y dos intentos frustrados de compartir o confesar estas aventuras men-tales con un poeta amigo y con una prostitu-ta. Primer relato de la imposibilidad de toda comunicación —fracaso que será recurrente en la obra de Onetti—, El pozo marca la muer-te de una esperanza, tibia como las brasas hacia el final de la noche. Después vendrían sus novelas y cuentos más notables, esos re-latos “subrayables”, que a cada párrafo des-lumbran y al mismo tiempo humillan; una obra amplia, densa y despiadada.

La vida breve la compré finalmente en una librería de viejo. Le faltaba la contratapa y en su lugar habían pegado un cartón liso. Tardé un par de años más en acometer la lec-

tura completa, pero incontables veces leí el comienzo, al punto que exclamar

“¡Mundo loco!” se convirtió en mi muletilla de esos años. El primer

capítulo de La vida breve sigue siendo, para mí, una lección magistral sobre cómo na-rrar una escena que ocurre al otro lado de una pared. Brausen escucha la conver-sación de la pareja, mien-tras de su lado se cuece el horror: el seno mutilado de Gertrudis, la espera, la cica-

triz anticipada por Brau-sen, maneras ensaya-

das de la compasión y el rechazo.

La vida breve es la novela don-de se funda San-

ta María, ciudad imaginada y ahora

mítica, mezcla de las primeras dos ciudades de

Onetti, Montevideo y Buenos Aires, y que integra la trilogía san-

mariana junto a El astillero y Juntacadáve-res. Pero la cosa es más compleja aún, y ahí radica la vigencia de la obra de Onetti: San-ta María no es sólo una invención del autor,

es también una invención de Brausen, personaje-escritor del que a su vez

nacen otros personajes que reco-nocen en Brausen a su Crea-

dor (“Padre Brausen que es-tás en la Nada…”). Santa

María encarna mejor que ninguna otra

ciudad, real o ima-ginaria, el “ser rio-platense”, y si en Levrero hay una “angustia difusa”,

tan montevideana,

en Onetti hay una angustia concreta, sólida como una roca que se interpone en el cami-no, de modo que leerlo es transitar una geo-grafía llena de obstáculos, dolorosa (“la ex-periencia cubierta de cicatrices”), pero que recompensa el esfuerzo en cada página.

¿Qué hacer, cuando se aspira a ser escri-tor, con un padre así? Según Juan José Saer, todos los aspirantes a escritores de su gene-ración conocían de memoria el comienzo de Los adioses: “Quisiera no haber visto del hom-bre, la primera vez que entró en el almacén, nada más que las manos; lentas, intimidadas y torpes, moviéndose sin fe, largas y todavía sin tostar, disculpándose por su actuación desinteresada.” Difícil levantar el guante de Onetti, padre sin hijos o padre inmortal. Su voz es pregnante y su adjetivación ha lleva-do a más de un aspirante al fracaso. Imitar la prosa de Onetti es como hablar con la voz del Pato Donald y querer salir indemne. El es-critor uruguayo Ramiro Sanchiz me dijo una vez que hay obras que abren caminos y otras que (por su carácter de definitivas, agrego yo) los cierran. A ese segundo grupo pertenece-ría Onetti, y es cierto que las nuevas genera-ciones han buscado otros referentes, en la na-rrativa norteamericana sobre todo (Cheever, McCarthy), o a veces en la tradición de Felis-berto Hernández y su pequeña observación luminosa. Si se mira bien, los grandes escri-tores uruguayos posteriores a Onetti, como el propio Levrero o Marosa di Giorgio, tomaron un camino tan radicalmente lejano que ni si-quiera pueden medirse con la misma vara. ¿Será esa, acaso, la única salida?

Cuando se habla de Onetti se piensa con frecuencia en dos cosas, en sus atmósferas —esos espacios opacos y lentos del desencan-to— y en su manejo atiborrado del lenguaje. Se suele olvidar, sin embargo, que Onetti fue

un escritor experimental, un maestro de la novela breve que trabajó como pocos el punto de vista, no sólo en la inolvidable Los adioses, donde el enigma depende única y engañosa-mente de lo que ven —y sobre todo de lo que no ven— el narrador y sus informantes, sino también en los relatos narrados por distintos personajes (como buen heredero de Faulk-ner). En Jacob y el otro, por ejemplo, la historia se va armando como un mosaico, organizada en capítulos que se anuncian: “Cuenta el mé-dico”, “Cuenta el narrador”, “Cuenta el prín-cipe”. El conocimiento de una historia siem-pre es parcial y confuso, siempre es relativo, tal vez falso. La existencia de una verdad es constantemente cuestionada. Podríamos de-cir que Onetti “pasa” de la verdad, así como se desinteresa del realismo por lo que respec-ta al habla de sus personajes, pues la ficción lo es todo para él. Onetti es un narrador nato. En una entrevista, habló de su primer impul-so narrativo: “Recuerdo que en mi infancia empecé a mentir. Volvía a mi casa y conta-ba aventuras que nunca habían ocurrido. [...] Para mí el escritor empezó ahí, mintiendo.” Onetti cuenta. Cuenta, a veces, historias que le fueron contadas (Jacob y el otro o El infierno tan temido, referida por su amigo y presidente de Uruguay, Luis Batlle Berres) y a su vez sus personajes cuentan, al lector, a otros persona-jes. En definitiva, como escribe Josefina Lud-mer, en Onetti “lo que cuenta es el contar”.

Es ese impulso narrativo “puro” lo que pa-rece escasear hoy. A veinte años de su muerte, la obra de Onetti sigue vigente e inexplora-da; su literatura no se ofrece, sino que espe-ra que la vayamos a buscar. Habrá que hacer-lo. Habrá que leer más a Onetti y, sobre todo, habrá que leerlo mejor, leerlo hasta “adivinar de dónde provenía su secreto, su sensación de cosa extraordinaria”.

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Se busca heredero: Onetti veinte años despuésLA LITERATURA DEL URUGUAYO NO SE OFRECE, SINO QUE ESPE-RA QUE LA VAYAMOS A BUSCAR.

Fernanda Trías Escritora Letras Libres

LITERATURA

“Cada día me parezco más a Onetti”, me dijo una vez Mario Levrero. Se miraba en una foto en la que apa-recía, serio, distante, en el espejo del baño. El pelo casi blanco, escaso

arriba, despeinado sobre las orejas, la barba sin afeitar, los ojos saltones detrás de los len-tes de montura gruesa, y algo en la caída de las mejillas. Sí, se parecían, y la metamorfosis no terminaría ahí. Este 2014 marcó no sólo 20 años de la muerte del más brillante, com-plejo y enigmático escritor uruguayo, Onet-ti, sino también 10 años de la muerte de este otro escritor oculto, Levrero, que eligió un tipo distinto —aunque cercano— de encie-rro. El primero es mi escritor más admirado, el segundo, además, fue mi amigo. Los dos tenían con la literatura, para usar la famosa frase de Onetti, una relación de amantes. Es-cribían por impulso, evitando a toda costa la burocratización de la escritura, el rutinario profesionalismo, desentendidos de la fama y de los honores; escribían irremediablemente, a pesar de sí mismos, con goce (no con pla-cer); escribían como “un acto de amor”.

Hablo de Levrero y no me equivoqué de homenaje porque fue él quien me recomen-dó La vida breve como un libro “indispensable para tu formación”. A mis 20 años solo ha-bía leído El pozo, primer libro de Onetti pu-blicado en 1939. El pozo, novela breve, inti-mista, con un estilo duro y seco, es la más accesible, di-gamos la más ju-venil de una obra que nació ma-dura, profunda-mente adulta. Un hombre cumple 40 años, está solo en su pieza de pensión, camina, mira el cuar-to como si lo viera por primera vez y escribe sus memorias. Escribe

1. El escritor uruguayo, en una de sus fotos más célebres.2. La vida breve, un libro indispensable. 3. Los adioses, otra obra fundamental de Onetti.4. La bibliografía del autor ofrece una amplia gama de narraciones a gusto del lector.5. Mario Levrero, otro gran escritor proveniente de Uruguay.

mientras la noche cae, se instala e inexora-blemente se le escapa: “Me hubiera gustado clavar la noche en el papel como a una gran mariposa nocturna.” En esa pieza narra sus “ensueños” y dos intentos frustrados de compartir o confesar estas aventuras men-tales con un poeta amigo y con una prostitu-ta. Primer relato de la imposibilidad de toda comunicación —fracaso que será recurrente en la obra de Onetti—, El pozo marca la muer-te de una esperanza, tibia como las brasas hacia el final de la noche. Después vendrían sus novelas y cuentos más notables, esos re-latos “subrayables”, que a cada párrafo des-lumbran y al mismo tiempo humillan; una obra amplia, densa y despiadada.

La vida breve la compré finalmente en una librería de viejo. Le faltaba la contratapa y en su lugar habían pegado un cartón liso. Tardé un par de años más en acometer la lec-

tura completa, pero incontables veces leí el comienzo, al punto que exclamar

“¡Mundo loco!” se convirtió en mi muletilla de esos años. El primer

capítulo de La vida breve sigue siendo, para mí, una lección magistral sobre cómo na-rrar una escena que ocurre al otro lado de una pared. Brausen escucha la conver-sación de la pareja, mien-tras de su lado se cuece el horror: el seno mutilado de Gertrudis, la espera, la cica-

triz anticipada por Brau-sen, maneras ensaya-

das de la compasión y el rechazo.

La vida breve es la novela don-de se funda San-

ta María, ciudad imaginada y ahora

mítica, mezcla de las primeras dos ciudades de

Onetti, Montevideo y Buenos Aires, y que integra la trilogía san-

mariana junto a El astillero y Juntacadáve-res. Pero la cosa es más compleja aún, y ahí radica la vigencia de la obra de Onetti: San-ta María no es sólo una invención del autor,

es también una invención de Brausen, personaje-escritor del que a su vez

nacen otros personajes que reco-nocen en Brausen a su Crea-

dor (“Padre Brausen que es-tás en la Nada…”). Santa

María encarna mejor que ninguna otra

ciudad, real o ima-ginaria, el “ser rio-platense”, y si en Levrero hay una “angustia difusa”,

tan montevideana,

en Onetti hay una angustia concreta, sólida como una roca que se interpone en el cami-no, de modo que leerlo es transitar una geo-grafía llena de obstáculos, dolorosa (“la ex-periencia cubierta de cicatrices”), pero que recompensa el esfuerzo en cada página.

¿Qué hacer, cuando se aspira a ser escri-tor, con un padre así? Según Juan José Saer, todos los aspirantes a escritores de su gene-ración conocían de memoria el comienzo de Los adioses: “Quisiera no haber visto del hom-bre, la primera vez que entró en el almacén, nada más que las manos; lentas, intimidadas y torpes, moviéndose sin fe, largas y todavía sin tostar, disculpándose por su actuación desinteresada.” Difícil levantar el guante de Onetti, padre sin hijos o padre inmortal. Su voz es pregnante y su adjetivación ha lleva-do a más de un aspirante al fracaso. Imitar la prosa de Onetti es como hablar con la voz del Pato Donald y querer salir indemne. El es-critor uruguayo Ramiro Sanchiz me dijo una vez que hay obras que abren caminos y otras que (por su carácter de definitivas, agrego yo) los cierran. A ese segundo grupo pertenece-ría Onetti, y es cierto que las nuevas genera-ciones han buscado otros referentes, en la na-rrativa norteamericana sobre todo (Cheever, McCarthy), o a veces en la tradición de Felis-berto Hernández y su pequeña observación luminosa. Si se mira bien, los grandes escri-tores uruguayos posteriores a Onetti, como el propio Levrero o Marosa di Giorgio, tomaron un camino tan radicalmente lejano que ni si-quiera pueden medirse con la misma vara. ¿Será esa, acaso, la única salida?

Cuando se habla de Onetti se piensa con frecuencia en dos cosas, en sus atmósferas —esos espacios opacos y lentos del desencan-to— y en su manejo atiborrado del lenguaje. Se suele olvidar, sin embargo, que Onetti fue

un escritor experimental, un maestro de la novela breve que trabajó como pocos el punto de vista, no sólo en la inolvidable Los adioses, donde el enigma depende única y engañosa-mente de lo que ven —y sobre todo de lo que no ven— el narrador y sus informantes, sino también en los relatos narrados por distintos personajes (como buen heredero de Faulk-ner). En Jacob y el otro, por ejemplo, la historia se va armando como un mosaico, organizada en capítulos que se anuncian: “Cuenta el mé-dico”, “Cuenta el narrador”, “Cuenta el prín-cipe”. El conocimiento de una historia siem-pre es parcial y confuso, siempre es relativo, tal vez falso. La existencia de una verdad es constantemente cuestionada. Podríamos de-cir que Onetti “pasa” de la verdad, así como se desinteresa del realismo por lo que respec-ta al habla de sus personajes, pues la ficción lo es todo para él. Onetti es un narrador nato. En una entrevista, habló de su primer impul-so narrativo: “Recuerdo que en mi infancia empecé a mentir. Volvía a mi casa y conta-ba aventuras que nunca habían ocurrido. [...] Para mí el escritor empezó ahí, mintiendo.” Onetti cuenta. Cuenta, a veces, historias que le fueron contadas (Jacob y el otro o El infierno tan temido, referida por su amigo y presidente de Uruguay, Luis Batlle Berres) y a su vez sus personajes cuentan, al lector, a otros persona-jes. En definitiva, como escribe Josefina Lud-mer, en Onetti “lo que cuenta es el contar”.

Es ese impulso narrativo “puro” lo que pa-rece escasear hoy. A veinte años de su muerte, la obra de Onetti sigue vigente e inexplora-da; su literatura no se ofrece, sino que espe-ra que la vayamos a buscar. Habrá que hacer-lo. Habrá que leer más a Onetti y, sobre todo, habrá que leerlo mejor, leerlo hasta “adivinar de dónde provenía su secreto, su sensación de cosa extraordinaria”.

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6 Domingo 4 de enero de 2015

El día que decidí conocer Skärgår-den, la región más hermosa del ar-chipiélago estocolmense, tenía la predisposición de salirme del tiem-po y del espacio, y vaciarme en la

nada, con la intención de encontrarme con mis silencios y con una naturaleza que rompe el orden establecido por una sociedad hecha a golpes de horarios y leyes.

Así, la mochila al hombro y un equipaje que contenía lo estrictamente necesario, me dirigí hacia el muelle donde estaba el yate presto a transportarme a lo largo de un ca-nal, que se abría formando un brazo lleno de islas, bosques y aves.

El yate, sin ser demasiado grande, parecía una caseta flotante de popa a proa; tenía co-cina a gas, dormitorio, comedor y hasta un espacio donde los tripulantes podían mover-se sin dificultades.

Al cabo de izar las velas, en procura de apresar el viento que me daría el impulso y la dirección, me sentí como un marinero cuyo único temor era perder las agujas del sextante en medio de una naturaleza domi-nada por la soledad más absoluta que imagi-narse pueda.

El yate zarpó entre una brisa que jugaba con las olas, mientras una bandada de gavio-tas graznaba en el aire y un conjunto de patos silvestres desfilan por delante de la proa. Me senté en la popa, aferrado al timón y, sin ser maestro en las ciencias de navegar, conduje el yate sobre las aguas azulinas de un hermoso canal, donde no hacía falta controlar a cada instante la brújula ni el sextante para deter-minar la ruta que debía tomar.

Estando a mar abierto, el yate avanzó vien-to en popa, en tanto yo miraba la profundidad tenebrosa que me provocaba vértigos y escalo-fríos, recordándome la trágica historia de los navíos que zozobraron en alta mar, llevándose al fondo herramientas, velas, monedas, armas, máscaras de proa y las pertenencias personales de la tripulación. A ratos, cuando las olas cre-cían desafiantes, me acordaba del trasatlántico Titanic y del crucero Estonia, cuyos pasajeros fueron a dar en las profundidades gélidas y os-curas del mar, sin más consuelo que una muer-te segura pero exasperante que, según me imaginaba, les revolcó los ojos mientras por la boca se les escapaba el último atisbo de vida.

Al declinar la tarde, y después de echar las anclas en el muelle improvisado de una isla, me apeé en las rocas, pensando en que todo lo que un día viene de la naturaleza, vuelve otro día a la naturaleza, más o menos, como el aire que se aspira y se respira.

El sol se hundía en el horizonte, donde se juntaban el cielo y el mar en una línea sutil e imaginaria. La noche cayó mansa, como un manto salpicado de estrellas y una

luna que se alzaba como un enorme queso en las alturas. Las gaviotas y los alcatraces se recogieron a sus guaridas, unos nadan-do, otros volando.

Al día siguiente me despertó un chorro de luz dorada que se filtró por la ventanilla de la cubierta. Me desperecé sobre la camilla angosta y salí de la bolsa térmica rumbo a la popa, desde cuyo asiento vi nacer el alba, con ese amarillo-naranja del sol que estalla en las aguas, poniendo una raya de luz sobre las ro-cas y los abetos recortados contra el cielo.

En la isla de Skärgården experimenté la be-lleza salvaje de la naturaleza y un modo de salirse del tiempo y alejarse del mundanal aje-treo de la ciudad, donde todo está programa-do casi cronométricamente.

En Skärgården, a mar y cielo abiertos, todo permanecía tranquilo y en silencio, como si la calma se hubiese instalado en cada cosa. No es-cuché más voz humana que la mía y, para mi asombro, constaté que las palabras carecían de sentido en un lugar donde la brisa y el murmu-llo de las aguas eran los únicos ruidos que aso-maban al oído. El silencio me devolvió la calma espiritual que hacía tiempo la había perdido entre las costumbres atávicas de la sociedad de consumo, donde el estrés es el patrón que man-da sobre la vida de los habitantes.

Al mediodía, cuando el sol se puso en el centro del cielo y el calor se hizo sofocan-

te, me quité las ropas y, paseándome con aires de nudista experto, me lancé al agua, donde me zambullí sin más instrumentos que un cíclope que me permitía observar a los peces escabulléndose entre algas y he-lechos. Para experimentar esta aventura efímera no hacían falta los tanques de oxí-geno, aletas, máscaras y escopetas de aire comprimido, salvo unos pulmones llenos de aire y las extremidades dispuestas a re-sistir los desafíos de una natación sin vira-jes ni contorsiones.

A poco de estar sumergido en el agua, cuya belleza era tan seductora como peligrosa, me invadió una sensación de angustia inducién-dome a pensar en esa muerte atroz que le per-sigue a cada naufrago. De modo que, a punto de expirar el último aliento de vida en medio de las olas que me arrojaban de un lado a otro, braceé con ese temor de quien ha perdido las fuerzas y esperanzas de sobrevivir a las em-bestidas de ese coloso que esconde sus miste-rios en el fondo de sus entrañas. Pero como el instinto de vida es más fuerte que el instinto de muerte, salí a flote como un corcho y me acerqué a las rocas, intentando relajarme del cansancio y despojarme del temor que se apo-deró de mi cuerpo.

Esa noche amainó la brisa y la mañana despertó magnífica. Levanté las velas del yate y retorné al bullicio de la gran ciudad, sin otro pensamiento que volver a Skärgår-den, ese lugar donde se detuvo el tiempo y la tranquilidad, y donde yo aprendí a nave-gar, leer la cartografía, manejar los compa-ses y controlar el timón con una seguridad que sólo se aprende con la voluntad de quie-nes se echan a la mar con la predisposición de enfrentarse a una naturaleza hermosa pero en extremo peligrosa. Y, lo que es más importante, recobré la serenidad que me permitió experimentar las sensaciones más profundas de la libertad y conocer un pai-saje que, sin exagerar, es un chorro de aire fresco para quien vive encerrado entre las cuatro paredes de un cuarto.

El silencio en SkärgårdenSILENCIO Y CALMA ESPIRITUAL SON ALGUNAS DE LAS BONDADES DE ESTE ENCLAVE SUECO.

Víctor Montoya Escritor y pedagogo

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Skärgården en el crepúsculo

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7Domingo 4 de enerode 2015

Este año 2014 que pasó se mostró rico en la producción de obras de ciencia ficción y narrativa fantásti-ca en el ámbito de la literatura bo-liviana. En estas circunstancias, ya

se puede decir que el género de la ciencia fic-ción y fantasía boliviana es la “bella princesa” que despierta después de siglos de estar dur-miendo. Cabe recordar que durante los perio-dos tiwanacota, preincaico e incaico, el relato oral fantástico era el pan de cada día de ayma-ras, quechuas, tupy guaraníes y otros, dentro la multiculturalidad andino-amazónica.

Pasada esta primera década del tercer mi-lenio, el género ha levantado vuelo y muchos escritores nacionales han producido bastan-te material y varias editoriales han aposta-do por publicar obras de literatura fantástica en sus distintos subgéneros. Igualmente, au-tores bolivianos de ciencia ficción y fantasía están publicando en el extranjero para el lec-tor de habla española.

Las distintas tramas de las obras publica-das, ya sean novelas o cuentos, muestran per-cepciones utópicas o distópicas de sociedades emergentes a partir de la realidad en la cual nos movemos y tenemos nuestra existencia. Aparecen relatos de ciencia ficción dura, blan-da, ciberpunk, opera espacial y otros. Asimis-mo, en el ámbito de la narrativa fantástica, emergen relatos oníricos, sobrenaturales, mí-ticos, mágicos y algunos basados en leyendas. Los autores se zambullen con su pluma ha-cia mundos “oscuros”, o levantan vuelo hacia mundos “iluminados”, y todo para otorgar al lector una variedad de historias ricas en ima-ginación y creatividad.

En estas circunstancias se pueden mencio-nar las siguientes obras que fueron publica-das y/o premiadas el 2014:

- El Hombre, de Álvaro Pérez Quehui, fue la obra de ciencia ficción ganadora del Pre-mio de Literatura Marcelo Quiroga Santa Cruz, versión 2013 y fue publicada a inicios de 2014. La obra trata de un universo simula-do que toma forma y los personajes son afec-

tados por esa nueva realidad. En ese contexto surge un gobierno tiránico que hace mal uso de la tecnología.

- Mariposa Nocturna, de Rodrigo Urquiola Flores, es el relato ganador del Concurso de Cuento Adela Zamudio, versión 2013. El relato es un cuento donde emergen elementos fan-tásticos y los personajes perviven en un mun-do lleno de símbolos oníricos.

- Viaje al Fondo del Bar, de Gonzalo Mon-tero Lara, es un libro de cuentos de narrativa fantástica y ciencia ficción, donde se combi-nan, con destreza literaria, elementos de na-rrativa policial, costumbrista y social.

- Hananpacha: En busca de la Libertad, de Iván Prado Sejas, es una novela de cien-cia ficción que, aparte de mostrar aventuras espaciales, lleva al lector hacia mundos su-periores u omnimundos que hacen parte del Hananpacha; y la búsqueda de la libertad se hace presente en un mundo donde el hiper-capitalismo ha hecho nido.

- Iris, de Edmundo Paz Soldán, es una obra de ciencia ficción que conduce al lector hacia el futuro donde se experimenta con armas nu-cleares, emerge un imperio que quiere acapa-

rar la riqueza, pero ahí surge una revolución.- Saga: El Devorador de Almas; volumen:

Canciones del Corazón Mojado, de Anita Tri-veño G., una novela de narrativa fantástica que trata sobre fenómenos sobrenaturales y míticos donde un grupo de personas se en-frenta a un ser venido de otro mundo y que desea apoderarse del alma de las personas.

- El videojuego de Da Vinci, de Miguel Lun-din Peredo, es un relato que cuenta la historia de Paris Playstation, personaje principal del videojuego llamado Mona Lisa Redemption que cruza un portal que separa al mundo de los videojuegos del mundo real y así llega a co-nocer el mundo de los humanos.

- Achachairu Western Moshinta, también de Miguel Lundin Peredo, es un western de ciencia ficción ambientado en un Estados Uni-dos, habitado por mutantes y criaturas antro-pomorfas que manejan fuerzas energéticas. Cuenta la historia de Moshinta Mandela Jones que intenta vengar el asesinato de su caballo y que tiene poderes especiales. Es una parodia de ciencia ficción al género del Western.

(Continúa la próxima semana)

Narrativa fantástica y ciencia ficción nacional en 2014 (I)LA PRIMERA PARTE DE UN REPASO POR LA FANTASÍA BOLI-VIANA CREADA DURANTE ELAÑO QUE ACABAMOS DE DEJAR

Iván Prado Sejas Escritor

Harum volore tectatureris dolor ugiae sae sint fuga

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8 Domingo 4 de enero de 2015

Tunupa: voz que según el cronista Antonio de la Calancha tiene sig-nificado de sabio, Señor y Creador, adquiriendo a orillas del Titicaca el renombre de Taápac (“hijo del

Creador”). Los cronistas mencionan que mu-cho antes de la llegada de los conquistadores, este apóstol portando su cruz a cuestas pre-dicó la doctrina cristiana por el Nuevo Mun-do, primero en la región del Caribe, para ba-jar desde puerto Tunapo a territorios de hoy Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Paraguay y Perú, culminando su peregrinación evangeli-zadora en tierras altas del Collao.

Calancha, refiere su llegada a la región del Titicaca en momentos que los nativos oficia-ban ritos en una gran fiesta en honor al Sol, deidad que adoraban: “vieron como que baja-ba del cielo con majestuosa autoridad un hom-bre blanco, sarco, barbado y vestido como hoy se visten los indios, aunque más larga la tú-nica (…) recibiéronle por deidad, tanto por lo que acababan de ver como por lo mucho que de él habían oído decir”.

Acompañado por algunos discípulos, reco-rre las comarcas del altiplano expulsando api-ñuños y achacallas (espíritus malignos), sanan-do enfermos con tan sólo tocarlos y efectuando milagros por donde pasaba. Se dice que habla-ba lenguas nativas mejor que los lugareños, pero a los pueblos que rechazan su prédica los castiga severamente, así a su ingreso por Tarija inunda Taxara, en la población peruana de Ca-cha hace llover fuego y dicen que a su paso por Tiwanaku transforma su metrópoli en piedra y a sus moradores en monolitos.

Mientras dormía en Carabuco, le prendie-ron fuego en su lecho saliendo ileso de entre las llamas, tras azotarlo cruelmente lo dejan atado en el suelo, bajando “hermosísimas aves del cielo que lo desataron y el santo ten-diendo su capa sobre las aguas, se fue nave-gando hacia Copacabana y pasando por un to-toral dejó hecha una senda, la cual hasta hoy día veneran los indios” (Ramos Gavilán).

Por su enconada prédica contra vicios y cos-tumbres idolátricas es capturado, siendo flage-lado en la cruz que portaba, y maniatado de manos y pies arrojado a las aguas del lago en una balsa de totora que, según Ramos y Calan-

cha, en momentos que iba a chocar contra un farallón quiebra las rocas dando paso al cauce del río Desaguadero.

Y partiendo hacia Aullagas desaparece, con la promesa de volver pasados los siglos. Aquí guarda cierta afinidad con la divinidad maya (y luego tolteca y azteca) Quetzacoatl, que tras realizar milagros y obrar prodigios, destruye la ciudad de Tula, toma una balsa que llena de serpientes para perderse en el mar, prome-tiendo retornar después de siglos junto al des-aparecido pueblo maya.

Sobre la cruz que deja Tunupa, los cronis-tas cuentan que sus enemigos la arrojan va-rias veces al lago sin lograr sumergirla y como tampoco consiguen quemarla, la entierran en un profundo pozo. Sobre el destino que tuvo la reliquia, las Actas Capitulares del Cabildo Eclesiástico de Sucre (hoy capital histórica de Bolivia) registran que en 1596 el arzobispo Alonso Ramírez la hizo desenterrar para divi-dirla en tres partes, una que queda en el tem-plo de Carabuco, otra trasladada a la capital del Virreinato en Lima y la tercera se instala en el altar mayor de la Catedral de La Plata.

Particularmente la reliquia que quedó en Carabuco es muy reverenciada durante la fes-tividad del 3 de mayo, apreciándose en las pa-redes del templo entre los lienzos murales más grandes del país los firmados por el pintor José López de los Ríos en 1684, que describen con detalle la secuencia del martirio que sufriera y la entronización de la Cruz en el lugar.

Aunque la mayoría de los cronistas describe a Tunupa como Apóstol de Cristo (San Bartolo-mé o Santo Tomás), en algún momento Calan-cha supone que se trata del mismo Jesucristo, que luego de la huida de Egipto pasa a predi-car primero la doctrina cristiana en América, y después de ser crucificado en el Titicaca re-torna al Viejo Mundo a proseguir el camino del Calvario a favor de la redención universal.

Este cronista critica a quienes, contra la an-tigua prédica de los evangelios en el Nuevo Mundo, “van contra la ley natural, divina y positiva, y agravian a la misericordia y a la justicia de Dios, pues quieren para estas tie-rras la desdicha de no haberse predicado la fe; cosa que los europeos no quisieran para sí, como si la predicación fuese parcial o se limi-tase la universal redención”.

En el trasfondo se deja entrever la inquie-tante posibilidad que el cristianismo hubiera nacido por estas latitudes, además del sím-bolo de la Cruz, aunque luego la Inquisición prefirió borrar todo rastro del profeta perdi-do del Nuevo Mundo…

Sobre su ligazón con la historia más anti-gua de los Incas, finalmente Pachacuti Yamqui cuenta que el rústico báculo de madera que portaba en sus peregrinaciones, habiéndolo de-jado en manos del cacique Apotambo, al nacer su hijo Manco Kápac se convirtió en barra de oro fino, con la cual por encargo divino partió desde la Isla del Sol a fundar el imperio incaico en el lugar donde se hundiera el cetro…

Algo más que etimologías: TunupaUNA SERIE DE MITOS RODEA AL PERSONAJE, ALGUNOS DE ELLOS LO RELACIONAN CON EL CRISTIANISMO.

Marcelo Arduz RuizEscritor

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Cristo andino, pintura de Cecilio Guzmán de Rojas.