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CUADROS Y ENCUADRES DE BOLIVIA DOCUMENTALES Y ESTÉTICAS SON LAS FOTOS QUE ROBERTO ALEM ROJO PRESENTA EN SU LIBRO BOLIVIA, MI VIDA!, UNA CONSTRUCCIÓN DE LA MEMORIA HISTÓRICA DE LOS PUEBLOS, TRADICIONES Y CULTURAS BOLIVIANAS. ANCESTRAL PASADO, REFLEXIVO PRESENTE E INCIERTO FUTURO SE COMBINAN EN LA NUEVA NOVELA DE ISABEL MESA LA AUTORA DE LITERATURA INFANTIL Y JUVENIL PROPONE UNA AVENTURA LLENA DE ACCIÓN, PERO CON UN MENSAJE PARA EL FUTURO QUE PUEDE O NO VENIR, EN UNA OBRA QUE RESCATA FÁBULAS INDÍGENAS BAJO EL ENCANTO DE LA CIENCIA FICCIÓN. 3 4 Y 5 DOMINGO | 1 de marzo de 2015 | año 6 | N° 274 Composición: Cambio; fotos: Roberto Alem Rojo

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CUADROS Y ENCUADRES DE BOLIVIADOCUMENTALES Y ESTÉTICAS SON LAS FOTOS QUE ROBERTO ALEM ROJO PRESENTA EN SU LIBRO BOLIVIA, MI VIDA!, UNA CONSTRUCCIÓN DE LA MEMORIA HISTÓRICA DE LOS PUEBLOS, TRADICIONES Y CULTURAS BOLIVIANAS.

ANCESTRAL PASADO, REFLEXIVO PRESENTE E INCIERTO FUTURO SE COMBINAN EN LA NUEVA NOVELA DE ISABEL MESA

LA AUTORA DE LITERATURA INFANTIL Y JUVENIL PROPONE UNA AVENTURA LLENA DE ACCIÓN, PERO CON UN MENSAJE PARA EL FUTURO QUE PUEDE O NO VENIR, EN UNA OBRA QUE RESCATA FÁBULAS INDÍGENAS BAJO EL ENCANTO DE LA CIENCIA FICCIÓN.

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DOMINGO | 1 de marzo de 2015 | año 6 | N° 274

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2 Domingo 1 de marzo de 2015

Este martes 3 de marzo, la Cinemateca exhibirá los cor-tometrajes Rosa y María de la directora Mónica Lairana, además de La nube de Paulo Pécora. En tal ocasión se contará con la participación de ambos realizadores que llegan desde Buenos Aires para intercambiar opiniones con el público. La función empezará a las 20.00.

D esde 1943, la Asociación de Cronistas Cinematográficos de la Argentina otorga el Premio Cóndor de Plata a lo mejor de la producción de su país. En

agosto de 2014, durante un acto realizado en el Teatro Avenida de Buenos Aires, Móni-ca Lairana consiguió hacerse del tan precia-do galardón en la categoría Mejor Cortome-traje con María.

Lairana, que en 2010 había debutado en la dirección con Rosa, un cortometraje que también fue escrito por ella y el cual par-ticipó en el Festival de Cannes. Sin embar-go, Lairana es más conocida por su trabajo como actriz, por su participación en teatro, cine y televisión. Tal vez por eso la impor-tancia del personaje en sus dos cortometra-jes sea tan grande.

En realidad, la propuesta de Lairana gira en torno a la mujer, a su lugar en el mundo, sus soledades, su angustia, este aislamiento al que —posiblemente— es condenada por la so-ciedad. Los trabajos de la directora nacida en Buenos Aires hacen focus en el cuerpo de la mujer, pero también en historias que las tiene que construir el propio espectador a través de estas propuestas de encierro.

En Rosa, la mujer es una señora ma-yor que espera algo en su soledad, pro-vocadora desde la primera escena esta producción incomoda al espectador al salir de lo habitual proponiendo un personaje real, alguien que podría conocer cualquiera. Una señora que tiene un mundo interno regular/or-dinario, como cualquier otro, pero que muy pocas veces se permite filmar. Con una intención mucho más visual que literal, la historia se cuenta en imágenes, la palabra

esta misma puesta en evidencia de soleda-des. Contada en muy pocos planos, la cáma-ra que recorta el cuerpo, que cuida al per-sonaje pero que también lo muestra en su dimensión más habitual, quitándole el ma-tiz de la belleza por la belleza para delatar

una situación tenebrosa de prostitución con desnudez estética en la composición del cuadro y la provocación astuta con el silencio como elemento constructor de distancias con lo que sucede, con lo que vemos.

Con estos dos cortometrajes Mó-nica Lairana firma una carta de pre-

sentación de altísima proyección, su trabajo de ref lexión sobre el cuerpo, la

mujer, la soledad y —posiblemente desde estos puntos— acerca de la sociedad actual

permiten que estemos ante una de las propuestas renovadoras del

cine argentino actual.

Mónica Lairana, dos cortometrajesESTOS AUDIOVISUALES SON UN ACER-CAMIENTO AL CUERPO, LA MUJER, LA SOLEDAD Y A LA SOCIEDAD ACTUAL.

Claudio Sánchez Crítico de cine

Una captura de la producción María. Debajo, la cineasta Mónica Lairana.

no juega un rol importante. Este corto pro-pone un diálogo con la exterioridad del per-sonaje desde su introspección más radical. Es una pieza contemporánea que reflexio-na sobre el lugar donde se ubica una persona que, en el estereo-tipo, estaría mar-ginada por ser mayor y mujer, dentro de un modelo social de producción, donde ella ya no respondería a un sistema de “úse-lo y tírelo” como so-bre el cual reflexiona Eduardo Galeano.

María no se aparta de

DIRECTORAdalid Cabrera Lemuz

EDITOR GENERALJavier Mancilla Luna

EDITOR DE LA ESQUINAMiguel A. Rivera G.

Colaboradores: Marcelo Arduz RuizLuis Mérida Coimbra Víctor MontoyaClaudio Sánchez Federico Guillermo Velasco

Diseño: Eusebio Lazo Sumi

Diagramación: Horacio Copa Vargas

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3Domingo 1de marzo

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Eran los años 80 de siglo XX. Tiempos de alegres carnavales y sabios ventanales, las ilusiones se hacían realidad. Fue organi-zándose un centro audiovisual

de trabajo, educación y creación, viajes y pasión: Wallparrimachi su nombre y ese nombre nos juntó a varios pioneros del vi-deo en Cochabamba, Alfredo Pocho Roca; Eduardo Ruiz, Roberto Alem y el suscrito, creciendo como una sola mano en las artes de la imagen.

Cabalgamos juntos en épicas hazañas otrora los tiempos, captamos cual cóm-plices crujientes amaneceres, lóbregos atardeceres, fiestas ubérrimas, camina-mos buscando huellas guerrilleras, baila-mos fiestas indígenas. Se habían termina-do las dictaduras, volvíamos del mar del exilio y del olvido; regresábamos con la pasión audiovisual y, desalmados, nos en-caminamos al tiempo de la imagen en la Bolivia democrática.

Luego de muchos años de trabajo, Ro-berto tomó otros caminos, se fue llevando el recuerdo entrañable de los años vividos en Wallparrimachi y siguió su huella an-dariega, marchó hacia el Ecuador para lue-go asentarse por una temporada en Santa Cruz de la Sierra. Allí perdí su rastro, me encontré sin embargo con su trabajo audio-visual ‘Tentayape’ en el Chaco boliviano y supuse su exitoso tránsito por la vida.

Roberto Alem Rojo aprendió el arte de la luz en las tierras limeñas de Perú, y la prolongó en su accionar profesional por el largo de su vida. Prologa en su libro: “han pasado por mis manos decenas de cáma-ras, formatos y tecnologías que transfor-maron no sólo la forma de hacerme ver la realidad sino el cómo capturarla”.

Bolivia: mi vida! Es un libro biográfico, existencial, de pai-sajismo y geografía, de foto romancera. Su total dedi-

cación como cronista a su obra ha permi-tido un compendio de talento y capacidad creativa, amén de mostrar pasión, técnica y sensibilidad fotográfica para captar las genias de la vida. Su capítulo ‘Gente’ son máscaras y más caras reguladas en planos de risas u orgullosos seres de razas nobles, erguidas, devotas, bailarinas, hermosas y floridas. Libro abierto, claro como la luz, simple en su complejidad.

En este tomo está escrita la historia de Bolivia de finales del siglo XX, está la tra-ma visual de las rebeliones, de los movi-mientos sociales, de las movilizaciones mineras, de las fiestas y el dolor; del color de los tiempos.

Roberto creció con su tiempo, con su época, llena de conflictos políticos y socia-les, de decisiones humanas emergentes, de saltos dialécticos y parafernalias de la no-che; con dos padres memorables, don Julio Alem y doña Teresa Rojo.

Lenguaje y pasión, arte y valor testimo-nial e histórico son los principales logros de este libro, parecería que los verbos ser y estar viajaran por mundos y mares, foto-grafiando sueños de vida, desafíos de exis-tencia o la belleza de la naturaleza. Roberto siempre fue un viajero que salía al norte y llegaba del sur.

‘Historia, Naturaleza y Culturas’ ha-cen del libro “Bolivia: mi vida!” un com-pendio de infinito visionaje, logros y ace-chanzas, presencias del allá existencial, de este país de bucólicos momentos. Es

un libro hecho de la re-surrección de la pre-

sencia, un libro lle-no de saudades, libro con sudor en la frente y exquisita sensibili-

dad para entender a su pueblo. Ábrase el libro

y disfrute un viaje por la historia.

Bolivia, mi vidaFOTOS E IMÁGENES SON LA BITÁ-CORA DE VIAJE POR LA VIDA DEL DOCUMENTALISTA ROBERTO ALEM.Luis Mérida Coimbra Cineasta y poeta [email protected]

Paisajes, personas y situaciones configuran la imagen de Bolivia, capturados con la sensibilidad del lente de Alem.

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Fábulas indígenas y ciencia ficción: una mezcla perfecta

La Esquina

LITERATURA

La educadora y escritora Isabel Mesa Gisbert reta a sus lectores a acercarse a las tradicones y fá-bulas indígenas a través de la tec-nología y la ciencia ficción, en su

nuevo libro titulado Fábula verde.Sus fuentes fueron crónicas de los siglos

XVI, XVII y XVIII, de donde la reconocida au-tora de literatura infantil rescató las historias de animales andinos como el zorro, cóndor, puma, oso jucumari y el jaguar, para confron-tar la tradición con la modernidad, los real y lo fantástico y finalmente, enviar un mensa-je ecologista, y principalmente, una reflexión sobre la sumisión a la tecnología y lo virtual.

En tu bibliografía personal, ¿qué número de libro es ‘Fábula verde’?‘Fábula verde’ es mi libro número 11 que

llega después de 16 años dedicada a la litera-tura Infantil. La mandé al Premio Latinoame-ricano de Literatura Infantil en Lima y obtuvo la primera mención. Por eso esta obra se edita fuera de Bolivia, con Grupo Editorial Norma.

¿Cómo empiezas a escribir esta obra? ¿Cuál fue tu motivación?Esta obra surgió a partir de un trabajo de

investigación. Cuando supe que el currículum de la nueva Ley de Educación pedía que los profesores de lenguaje y de literatura debían realizar un resca-te de las tradiciones orales, cuentos, leyendas y mitos de nuestras comu-nidades indígenas, me pregunté so-bre qué textos podríamos trabajar y conversar con nuestros alumnos. Quería saber si había algo escrito en relación a estos temas y si los maestros rurales tenían algo escri-to en idiomas originarios. La inves-tigación que realicé dio resultados pobres. Había muy poco escrito en castellano y mucho menos en len-guas originarias. Entre el mate-rial encontrado, me di cuenta de que el género que más se había escrito era la fábula, y el protago-nista fundamental era el zorro; aunque también aparecía el cón-

dor, el puma, el oso jucumari y alguna vez el mal llamado “tigre” (jaguar). La siguiente pregunta que me hice era saber cuán auténti-cas eran estas fábulas, pues encontré en mu-chas de ellas una combinación de escenarios y protagonistas andinos junto a argumentos y partes de las fábulas de Esopo o Iriarte. Para conocer mejor este tema, realicé mi investi-gación, como ya lo había hecho otras veces, en las crónicas de los siglos XVI, XVII y XVIII. Allí me encontré con grandes sorpresas, con fábulas que tienen poco o nada que ver con las que conocemos en la actualidad. De esa manera, comencé a recopilar las fábulas reco-gidas por los cronistas y pensé en cómo dar-las a conocer a mis lectores.

La novela es presentada como un trabajo de ciencia ficción, ¿Qué te lleva a inclinarte por este género literario para tu nueva obra?Lograr que un niño del siglo XXI lea fábu-

las recogidas de las crónicas de los siglos pa-sados es algo casi imposible, por lo tanto, yo tenía que atrapar a mis lectores de otra ma-nera, y el mejor anzuelo era entrar en aquel mundo que les interesa a los chicos; hoy por hoy, la tecnología. De esa manera, el mejor escenario era un mundo del futuro en el que tanto animales como plantas han desapareci-do y los seres humanos viven en ciudades de concreto, de hormigón armado, grises y des-coloridas, rodeados de la más alta tecnología.

¿Por qué mandar un mensaje ecologista?El mensaje del libro, más allá de ser

ecologista, es lograr que los chicos se den cuenta de que se están volviendo autistas; su mundo se reduce a ellos y su teléfono. El contacto que tienen con la sociedad, e in-cluso con lo más cercano que es la familia, se está perdiendo. El libro se vuelve ecolo-gista cuando se hace énfasis en evitar que tanto plantas y animales desaparezcan, ya que su ausencia impulsa a los seres huma-nos a encerrarse aún más en la tecnología.

Se menciona que para elaborar la obra, realizaste una investigación de

En un escenario futurista se desarrolla la novela, que tiene como componentes principales las historias de cinco animales andinos, invaluables en ese mundo de tecnología, donde se los creía desaparecidos.

fábulas indígenas, algo habitual en tu obra, ¿qué te mueve a utilizar estos recursos y recuperar estas tradiciones?El único interés que tengo al hacer litera-

tura, además de darles a los chicos un mo-mento de placer y aventura, es mostrarles de manera divertida lo importante que es conocer nuestro patrimonio cultural para poder comprender lo que somos, de dónde venimos y hacia dónde vamos. Si no cono-cemos nuestra historia, difícilmente podre-mos comprender al país.

En esta investigación, ¿qué fábula podrías compartir con nosotros que te llamó poderosamente la atención?

La fábula más impactante para mí es la del oso jucumari, relatada en la crónica “Miscelá-nea antártica”, escrita en 1586 por el cronista Miguel Cabello Valboa. Es impactante porque se trata de una historia de animales recopi-lada en territorio ecuatoriano en fecha muy temprana. Se trata del enamoramiento del Ju-cumari con una pastora del que nace un pe-queño osezno que muere a los pocos días de nacer. La fábula como se la conoce hoy, está muy distorsionada en su argumento.

¿Cuál es tu diagnóstico del estado de la literatura infanto juvenil boliviana actual?Creo que está en un buen momento. Si

bien nuestra producción literaria, en rela-ción con otros países latinoamericanos, es realmente poca, existen autores bolivianos que ponen en alto su calidad. Me refiero a Verónica Linares, Liliana De la Quintana, Carlos Vera, Gigia Talarico, Cesar Herrera, Brayan Mamani. Por otro lado, es importan-

“EL ÚNICO INTERÉS QUE TENGO AL HA-CER LITERATURA (...) ES MOSTRAR DE MANERA DIVERTI-DA LO IMPORTANTE QUE ES CONOCER NUESTRO PATRI-MONIO CULTURAL PARA PODER COM-PRENDER LO QUE SOMOS, DE DÓNDE VENIMOS Y HACIA DÓNDE VAMOS.

SI NO CONOCEMOS NUESTRA HISTORIA, DIFÍCILMEN-TE PODREMOS COMPRENDER AL PAÍS.

Isabel Mesa Gisbert

te mencionar que hay editoriales que apoyan este esfuerzo literario (La Hoguera, Gisbert, 3600, Kipus y Santillana) y auspician, difun-den y distribuyen nuestra literatura. Final-mente, rescatar que la Academia Boliviana de Literatura Infantil y Juvenil, fundada el año 2006, tiene una página web sobre litera-tura infanti boliviana (www.ablij.com) en la que da a conocer autores, ilustradores, artí-culos, eventos, reseñas, etc. Además, la Aca-demia lanza mensualmente un boletín de literatura infantil (Vuelan, vuelan) de sus-cripción libre y gratuita, mediante el cual podemos conocer mucho más sobre el tema. Entrando a la página web de la Academia, uno puede suscribirse también al boletín.

¿Qué proyectos literarios tienes por delante?En este momento he comenzado un par

de novelas que están en una etapa realmen-te preliminar y por eso no puedo adelantar nada al respecto.

El grupo de editores esperaba el comienzo de la reunión a la que había convocado el gerente gene-ral. La editorial tenía que iniciar una nueva campaña anual de lectura que fuera novedosa y distinta a las propuestas de otras empresas de la competencia. No por nada, “Mil libros.com” era la empresa más prestigiosa del continente. Los libros electrónicos que ofrecía se vendían por millones a usuarios que coleccionaban en sus aparatos tecnológicos nuevos ejemplares para su biblioteca virtual. De pronto, la pantalla gigante del salón mostró la imagen del gerente Riester sentado detrás de su es-critorio y los editores presionaron un par de botones de sus teléfonos digitales para tomar notas. El ge-rente habló sobre generalidades varias de la empresa hasta que llegó a la frase clave de la reunión.–Este año –dijo en tono pausado–, lanzaremos al mercado la colección “Fábula Verde”. Nuestros lecto-res tendrán acceso a aquello que ya no existe, conocerán historias de selvas, de bosques y de animales.La idea ya se había lanzado al aire y un fuerte murmullo se dejó escuchar en el amplio salón. Los edi-tores movían la cabeza en señal de desaprobación, había un gran descontento entre todos, hasta que uno de los empleados se animó a hablar.–Disculpe, señor Riester, usted sabe que nos está pidiendo una misión imposible. ¿De dónde consegui-remos esas historias?–Ese es justamente el reto, mi amigo… –respondió el gerente sin recordar el apellido de su empleado–. ¡Hoy por hoy, esa es la demanda de nuestros lectores! Quieren oler un bosque, acariciar a un venado y escuchar una cascada a través de las páginas digitales… y ¡nosotros vamos a dárselo!El gerente golpeó la mesa de su escritorio con el puño al decir la última frase e inmediatamente des-pués el monitor se apagó. Los empleados volvieron a sus cubículos de trabajo totalmente desanima-dos intentando asimilar semejante propuesta. ¡Con tantos temas que abordar en los libros electrónicos actuales…! Seres en otros planetas, viajes intergalácticos, novelas policiales, cuentos de terror, historias románticas… Pero nada de esto servía, porque el gran jefe quería la colección “Fábula Verde” y nada ni nadie lo haría cambiar de opinión.Joaquín intentó concentrarse en las frases que había en la mini pantalla de su mini tableta para retomar su trabajo cuando recibió el ingreso de un chat. “K acmos?” Era Rita, su compañera de trabajo. Habían entrado casi juntos a la compañía y eran los más jóvenes del grupo. Se habían llevado bien desde el principio y ahora eran inseparables. “No c”, respondió Joaquín. “No ay a qn acdir. Los últimos hombres que conocieron un bosq´ y ablabn de animales los an enterrado hace 50 años! Nadie podrá darnos in-formación!”. “Tenems k´pensar en algo”, concluyó Rita y salió del chat.Durante la siguiente semana, Rita y Joaquín se devanaron los sesos pensando en cómo conseguir esas benditas fábulas. Para comenzar, Rita no sabía exactamente lo que era una fábula, porque nunca había leído una, así que lo averiguó. Luego le puso un mensaje a Joaquín diciendo que la Superpedia decía que una fábula era un relato corto en el que, por lo general, los protagonistas eran animales de bosques y selvas que actuaban como los humanos, y que al final de cada relato existía una moraleja que ense-ñaba al lector a mejorar su comportamiento o a enfrentar la vida. Rita concluyó en su charla electrónica con Joaquín que ciertamente había cosas mucho más interesantes para leer que algo tan absurdo en el que animales ridiculizaban a los humanos. Pero lo que pensara Rita no era importante, porque el Gran Jefe quería “Fábula Verde” y si no la conseguían, por cierto que perderían el empleo.

CAPÍTULO I

(FRAGMENTO)

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Fábulas indígenas y ciencia ficción: una mezcla perfecta

La Esquina

LITERATURA

La educadora y escritora Isabel Mesa Gisbert reta a sus lectores a acercarse a las tradicones y fá-bulas indígenas a través de la tec-nología y la ciencia ficción, en su

nuevo libro titulado Fábula verde.Sus fuentes fueron crónicas de los siglos

XVI, XVII y XVIII, de donde la reconocida au-tora de literatura infantil rescató las historias de animales andinos como el zorro, cóndor, puma, oso jucumari y el jaguar, para confron-tar la tradición con la modernidad, los real y lo fantástico y finalmente, enviar un mensa-je ecologista, y principalmente, una reflexión sobre la sumisión a la tecnología y lo virtual.

En tu bibliografía personal, ¿qué número de libro es ‘Fábula verde’?‘Fábula verde’ es mi libro número 11 que

llega después de 16 años dedicada a la litera-tura Infantil. La mandé al Premio Latinoame-ricano de Literatura Infantil en Lima y obtuvo la primera mención. Por eso esta obra se edita fuera de Bolivia, con Grupo Editorial Norma.

¿Cómo empiezas a escribir esta obra? ¿Cuál fue tu motivación?Esta obra surgió a partir de un trabajo de

investigación. Cuando supe que el currículum de la nueva Ley de Educación pedía que los profesores de lenguaje y de literatura debían realizar un resca-te de las tradiciones orales, cuentos, leyendas y mitos de nuestras comu-nidades indígenas, me pregunté so-bre qué textos podríamos trabajar y conversar con nuestros alumnos. Quería saber si había algo escrito en relación a estos temas y si los maestros rurales tenían algo escri-to en idiomas originarios. La inves-tigación que realicé dio resultados pobres. Había muy poco escrito en castellano y mucho menos en len-guas originarias. Entre el mate-rial encontrado, me di cuenta de que el género que más se había escrito era la fábula, y el protago-nista fundamental era el zorro; aunque también aparecía el cón-

dor, el puma, el oso jucumari y alguna vez el mal llamado “tigre” (jaguar). La siguiente pregunta que me hice era saber cuán auténti-cas eran estas fábulas, pues encontré en mu-chas de ellas una combinación de escenarios y protagonistas andinos junto a argumentos y partes de las fábulas de Esopo o Iriarte. Para conocer mejor este tema, realicé mi investi-gación, como ya lo había hecho otras veces, en las crónicas de los siglos XVI, XVII y XVIII. Allí me encontré con grandes sorpresas, con fábulas que tienen poco o nada que ver con las que conocemos en la actualidad. De esa manera, comencé a recopilar las fábulas reco-gidas por los cronistas y pensé en cómo dar-las a conocer a mis lectores.

La novela es presentada como un trabajo de ciencia ficción, ¿Qué te lleva a inclinarte por este género literario para tu nueva obra?Lograr que un niño del siglo XXI lea fábu-

las recogidas de las crónicas de los siglos pa-sados es algo casi imposible, por lo tanto, yo tenía que atrapar a mis lectores de otra ma-nera, y el mejor anzuelo era entrar en aquel mundo que les interesa a los chicos; hoy por hoy, la tecnología. De esa manera, el mejor escenario era un mundo del futuro en el que tanto animales como plantas han desapareci-do y los seres humanos viven en ciudades de concreto, de hormigón armado, grises y des-coloridas, rodeados de la más alta tecnología.

¿Por qué mandar un mensaje ecologista?El mensaje del libro, más allá de ser

ecologista, es lograr que los chicos se den cuenta de que se están volviendo autistas; su mundo se reduce a ellos y su teléfono. El contacto que tienen con la sociedad, e in-cluso con lo más cercano que es la familia, se está perdiendo. El libro se vuelve ecolo-gista cuando se hace énfasis en evitar que tanto plantas y animales desaparezcan, ya que su ausencia impulsa a los seres huma-nos a encerrarse aún más en la tecnología.

Se menciona que para elaborar la obra, realizaste una investigación de

En un escenario futurista se desarrolla la novela, que tiene como componentes principales las historias de cinco animales andinos, invaluables en ese mundo de tecnología, donde se los creía desaparecidos.

fábulas indígenas, algo habitual en tu obra, ¿qué te mueve a utilizar estos recursos y recuperar estas tradiciones?El único interés que tengo al hacer litera-

tura, además de darles a los chicos un mo-mento de placer y aventura, es mostrarles de manera divertida lo importante que es conocer nuestro patrimonio cultural para poder comprender lo que somos, de dónde venimos y hacia dónde vamos. Si no cono-cemos nuestra historia, difícilmente podre-mos comprender al país.

En esta investigación, ¿qué fábula podrías compartir con nosotros que te llamó poderosamente la atención?

La fábula más impactante para mí es la del oso jucumari, relatada en la crónica “Miscelá-nea antártica”, escrita en 1586 por el cronista Miguel Cabello Valboa. Es impactante porque se trata de una historia de animales recopi-lada en territorio ecuatoriano en fecha muy temprana. Se trata del enamoramiento del Ju-cumari con una pastora del que nace un pe-queño osezno que muere a los pocos días de nacer. La fábula como se la conoce hoy, está muy distorsionada en su argumento.

¿Cuál es tu diagnóstico del estado de la literatura infanto juvenil boliviana actual?Creo que está en un buen momento. Si

bien nuestra producción literaria, en rela-ción con otros países latinoamericanos, es realmente poca, existen autores bolivianos que ponen en alto su calidad. Me refiero a Verónica Linares, Liliana De la Quintana, Carlos Vera, Gigia Talarico, Cesar Herrera, Brayan Mamani. Por otro lado, es importan-

“EL ÚNICO INTERÉS QUE TENGO AL HA-CER LITERATURA (...) ES MOSTRAR DE MANERA DIVERTI-DA LO IMPORTANTE QUE ES CONOCER NUESTRO PATRI-MONIO CULTURAL PARA PODER COM-PRENDER LO QUE SOMOS, DE DÓNDE VENIMOS Y HACIA DÓNDE VAMOS.

SI NO CONOCEMOS NUESTRA HISTORIA, DIFÍCILMEN-TE PODREMOS COMPRENDER AL PAÍS.

Isabel Mesa Gisbert

te mencionar que hay editoriales que apoyan este esfuerzo literario (La Hoguera, Gisbert, 3600, Kipus y Santillana) y auspician, difun-den y distribuyen nuestra literatura. Final-mente, rescatar que la Academia Boliviana de Literatura Infantil y Juvenil, fundada el año 2006, tiene una página web sobre litera-tura infanti boliviana (www.ablij.com) en la que da a conocer autores, ilustradores, artí-culos, eventos, reseñas, etc. Además, la Aca-demia lanza mensualmente un boletín de literatura infantil (Vuelan, vuelan) de sus-cripción libre y gratuita, mediante el cual podemos conocer mucho más sobre el tema. Entrando a la página web de la Academia, uno puede suscribirse también al boletín.

¿Qué proyectos literarios tienes por delante?En este momento he comenzado un par

de novelas que están en una etapa realmen-te preliminar y por eso no puedo adelantar nada al respecto.

El grupo de editores esperaba el comienzo de la reunión a la que había convocado el gerente gene-ral. La editorial tenía que iniciar una nueva campaña anual de lectura que fuera novedosa y distinta a las propuestas de otras empresas de la competencia. No por nada, “Mil libros.com” era la empresa más prestigiosa del continente. Los libros electrónicos que ofrecía se vendían por millones a usuarios que coleccionaban en sus aparatos tecnológicos nuevos ejemplares para su biblioteca virtual. De pronto, la pantalla gigante del salón mostró la imagen del gerente Riester sentado detrás de su es-critorio y los editores presionaron un par de botones de sus teléfonos digitales para tomar notas. El ge-rente habló sobre generalidades varias de la empresa hasta que llegó a la frase clave de la reunión.–Este año –dijo en tono pausado–, lanzaremos al mercado la colección “Fábula Verde”. Nuestros lecto-res tendrán acceso a aquello que ya no existe, conocerán historias de selvas, de bosques y de animales.La idea ya se había lanzado al aire y un fuerte murmullo se dejó escuchar en el amplio salón. Los edi-tores movían la cabeza en señal de desaprobación, había un gran descontento entre todos, hasta que uno de los empleados se animó a hablar.–Disculpe, señor Riester, usted sabe que nos está pidiendo una misión imposible. ¿De dónde consegui-remos esas historias?–Ese es justamente el reto, mi amigo… –respondió el gerente sin recordar el apellido de su empleado–. ¡Hoy por hoy, esa es la demanda de nuestros lectores! Quieren oler un bosque, acariciar a un venado y escuchar una cascada a través de las páginas digitales… y ¡nosotros vamos a dárselo!El gerente golpeó la mesa de su escritorio con el puño al decir la última frase e inmediatamente des-pués el monitor se apagó. Los empleados volvieron a sus cubículos de trabajo totalmente desanima-dos intentando asimilar semejante propuesta. ¡Con tantos temas que abordar en los libros electrónicos actuales…! Seres en otros planetas, viajes intergalácticos, novelas policiales, cuentos de terror, historias románticas… Pero nada de esto servía, porque el gran jefe quería la colección “Fábula Verde” y nada ni nadie lo haría cambiar de opinión.Joaquín intentó concentrarse en las frases que había en la mini pantalla de su mini tableta para retomar su trabajo cuando recibió el ingreso de un chat. “K acmos?” Era Rita, su compañera de trabajo. Habían entrado casi juntos a la compañía y eran los más jóvenes del grupo. Se habían llevado bien desde el principio y ahora eran inseparables. “No c”, respondió Joaquín. “No ay a qn acdir. Los últimos hombres que conocieron un bosq´ y ablabn de animales los an enterrado hace 50 años! Nadie podrá darnos in-formación!”. “Tenems k´pensar en algo”, concluyó Rita y salió del chat.Durante la siguiente semana, Rita y Joaquín se devanaron los sesos pensando en cómo conseguir esas benditas fábulas. Para comenzar, Rita no sabía exactamente lo que era una fábula, porque nunca había leído una, así que lo averiguó. Luego le puso un mensaje a Joaquín diciendo que la Superpedia decía que una fábula era un relato corto en el que, por lo general, los protagonistas eran animales de bosques y selvas que actuaban como los humanos, y que al final de cada relato existía una moraleja que ense-ñaba al lector a mejorar su comportamiento o a enfrentar la vida. Rita concluyó en su charla electrónica con Joaquín que ciertamente había cosas mucho más interesantes para leer que algo tan absurdo en el que animales ridiculizaban a los humanos. Pero lo que pensara Rita no era importante, porque el Gran Jefe quería “Fábula Verde” y si no la conseguían, por cierto que perderían el empleo.

CAPÍTULO I

(FRAGMENTO)

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Page 6: La Esquina 01-03-15

6 Domingo 1 de marzo de 2015

En las obras arquitectónicas y artís-ticas de los Andes, en particular, y de América en general, se observa la presencia de un rectángulo cons-truido a base de los números pri-

mos 1 y 7, constituyéndose en un patrón esté-tico; en efecto, el investigador Willy Eduardo Cortés Hemgler sostiene, y con razón de causa, que por medio del número decimal “0.4666.. como una constante matemática y geométri-ca que permite reproducir rectángulo con el perímetro de una circunferencia, es decir, la circunferencia se transforma en un rectán-gulo, conservando su valioso contenido esté-tico, con equilibrio y armonía. Para obtener esta figura se parte de una circunferencia, y mediante simples cálculos geométricos dados por su radio, se llega a su perímetro. Este pro-ceso se reproduce para obtener el perímetro del rectángulo, el que es el mismo que la cir-cunferencia en cuestión, con el radio en uno de sus lados.” (Periódico Cambio, 11 de enero de 2015, suplemento La Esquina).

Los constructores y artistas tiwanakotas te-nían como patrón un rectángulo de siete de an-cho por quince de largo; pero el problema era dividir en siete partes iguales el ancho de la fi-gura geométrica, que es un número primo de imposible división aritmética, pero aquellos sa-bios de Tiwanaku se las arreglaron para hacer-lo sin operaciones numéricas con decimales, sino que para tal fin se valieran de tres varas, hasta llegar a dividir una de ellas en siete par-tes iguales, mediante cortes y medida.

Aceptando las medidas de 15 y 7 en los lados de este rectángulo, y dividiéndoles entre sí (k = 15/7 = 2,1428….), también se puede llegar al recíproco de de 0,46666… Para obtener la cir-cunferencia a la constante hay que sumar la unidad, que viene a constituir la constante pi, con gran aproximación a la real. Entonces, al obtener el perímetro del rectángulo de 15 por 7, se tiene automáticamente la circunferencia.

Es posible que los tiwanakotas no hayan te-nido una unidad de medida, por ejemplo, el metro; pero en su defecto, disponían de patro-nes de medida en las puertas, que tomaban de patrón para realizar obras de cualquier mag-nitud. En consecuencia, se podía construir un templo, una pirámide o un palacio a base del

rectángulo de la puerta del Sol, de la Luna o de cualquier otro, sólo bastaba trabajar a escala, tanto es así, que la puerta del Sol tiene más de una docena de rectángulos, pudiendo lo que los construc-tores tomar cualquiera de ellos como patrón perfecto para el diseño y tamaño de la futura construcción.

Una evidencia está en la pi-rámide de Apakana, en la que Willy Eduardo Cortés Hemgler emplea la constante 0,4666 para encontrar el largo de la estruc-tura, considerando que está dentro de un rectángulo.

La conquista española, le-jos de cultivar la constante tiwanakota, la desechó de antemano, inclusive la com-batió; entonces era de espe-rarse que se imponga en el arte y la arquitec-tura la constante aurea o número pitagórico, ya que ellos tenían la autoridad para man-dar, naturalmente, en desmedro de la cultura americana, que lejos de hacerla prosperar se la quiso enervar. Una evidencia de esto es que durante la colonia no hay arte ni construc-ción arquitectónica concebida sobre la base de la constante tiwanakota.

Por ello se tendría dos cánones estéticos, uno sería el pentágono mediante el número de oro pitagórico o áureo que “tiene como sostén teórico el patrón estético griego, representado por el rectángulo de oro pitagórico (también conocido como la sección áurea y el número de oro 0.618), el que es generado por el análisis del pentágono y la estrella de cinco puntas. Esta otra proporción está presente en nuestras ac-tividades artísticas y productivas, ya sea en la arquitectura, mobiliario, diseño gráfico y pu-blicitario, diseño industrial y en básicamente todos los aspectos de la vida cotidiana del hom-bre”. El número de oro es producto del número primo cinco, toda vez que sale del pentágono y la estrella de cinco puntas inscrita, median-te el cual se construye el rectángulo de oro; en cambio, la constante tiwanakota parte del

número primo siete, que es el ancho de un rec-tángulo contra el impar quince, que es la suma de dos números primos.

Al respecto, Wilson E. Cortés dice: “De ahí que es importante que la humanidad piense seriamente en buscar un nuevo elemento or-ganizador, es decir un nuevo patrón estético acorde a las necesidades este tercer milenio. La propuesta es hacer de la proporción tiwanakota este elemento organizador”; pues el rectángulo de oro pitagórico, “ya cumplió con creces la ra-zón por la que fue creado, en el entendido que su difusión viene desde antes de los griegos (…), llegando así a posesionarse en el mundo actual como la única referencia de belleza. Esta mis-ma motivación tuvieron los conquistadores de América durante la colonia para construir sus monumentos, iglesias, viviendas, sus obras de arte, artículos domésticos, etc, sin preguntar-se qué conceptos estéticos podría tener la gen-te del Nuevo mundo, imponiendo a la fuerza el pentágono como medida de belleza”.

Entonces, para llevar a cabo tal objetivo es necesario que artistas, arquitectos e ingenie-ros, de una vez por todas empiecen a crear obras a base de la constante tiwanakota, y así conseguir un renacer de la cultura ancestral.

Tiwanaku y los números primosCOMPLEMENTACIÓN A LA INVESTI-GACIÓN DE WILSON CORTÉS SOBRE EL NÚMERO DE ORO TIWANAKOTA.

Federico Guillermo Velasco Cronenbold Investigador

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Las estructuras tiwanakotas poseen avanzadas constantes matemáticas en su configuración.

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7Domingo 1 de marzo

de 2015

Esta fotografía atroz, publicada en un libro de texto, causa un impacto di-fícil de olvidar, pues la suerte de este gato, atrapado por un instrumental de experimentos, es peor que la de

los ciudadanos condenados a la tortura y pena de muerte. Es cuestión de mirarle a los ojos para adivinar el pánico y el dolor que lo ator-mentan en medio de un laboratorio, donde los humanos parecen no haberse despojado de sus instintos salvajes. Como fuere, esta fotografía, que representa la insensatez de una sociedad que destruye la naturaleza a nombre de la civi-lización y el progreso, me trajo a la mente una discusión ética que alguna vez escuché en el metro de Estocolmo, entre una mujer sueca y un hombre de origen extranjero.

–...Estoy de acuerdo con el experimento en los animales —sostuvo él—, sobre todo si se trata de la investigación farmacológica para salvar la vida de millones de personas; de otro modo, sería difícil curar las enfermedades y conseguir los medicamentos contra el cáncer y el SIDA. De no experimentarse en los ani-males, ¿quién estaría dispuesto a ser el “co-nejillo de indias”? Vivimos en una época con-flictiva y los humanos tenemos la urgencia de buscar medios que permitan protegernos de la radioactividad y de las armas químicas que amenazan nuestras vidas...

–Para empezar —replicó ella—, debemos respetar la vida, y los animales, al igual que nosotros, son seres vivos, y el someterlos a ex-perimentos es una aberración que sólo se les puede ocurrir a los humanos. Cada año se mata a millones de animales indefensos en los laboratorios de los países industrializados, no sólo en afán de encontrar medicamentos más efectivos contra las enfermedades, sino tam-bién productos comerciales que benefician a un reducido grupo de interesados. Además, es-toy en contra de consumir carne de animales manipulados genéticamente y engordados con alimentos transgénicos. Estoy en contra de uti-lizar las pieles para fabricar abrigos de lujo y de maquillarme la cara con cremas que fueron probadas en animales, los mismos que perdie-ron la vida a cambio de lanzar al mercado una

nueva ‘maravilla cosmética’ que disminuya las arrugas y la edad de las mujeres. Prefiero una vida ecológica, en armonía con la naturaleza y retirada de las zonas industriales, cuyos gases y deshechos están contaminando el medio am-biente y destruyendo las moléculas de la capa de ozono, que nos protege de las fracciones ul-travioletas de la luz solar.

–Lo que es yo —dijo él—, no rechazo las comodidades materiales que me brinda la so-ciedad moderna. Estoy de acuerdo con la in-geniería genética y con el avance de la tecno-logía a pesar de los riesgos que esto implica. Vivo en una era cibernética desde cuando en-tró en mi casa ese medio subversivo que se llama internet, y que, a través de las redes so-ciales como Facebook y Twitter, me pone en contacto con el mundo de manera más efec-tiva y veloz que el correo, el fax y el teléfono. Por ejemplo, ya no se puede hablar de censu-ra de prensa ni de opinión en un mundo glo-balizado en el cual la fotocopia es un hecho trivial, en el que cualquiera puede grabar un video y descargar música MP3 gratis; un mun-do con fax, impresora láser y una tecnología que está disponible incluso para entablar con-tactos eróticos. Lo demás, a estas alturas de la historia, es puro fanatismo ecológico...

Ella guardó silencio por un instante, des-pués contraatacó con firmeza y convicción:

–No es fanatismo cuando uno corta el agua de la ducha mientras se jabona o cierra el gri-fo del lavabo mientras se cepilla los dientes. No es fanatismo reciclar la basura doméstica, elegir electrodomésticos que ahorren ener-gía y utilizar productos que no envenenen el agua ni el aire. Yo mismo separo el papel y el cartón de los restos de basura orgánica para reciclarlos. Tampoco tiro productos químicos, pinturas o medicinas al tacho de basura. Al-maceno botellas y envases de vidrio para lue-go depositarlos en los contenedores. Vivo en una casa que tiene muebles de madera y no de plástico; en el dormitorio tengo una cama hecha de algodón, las cortinas y el tapete son de tejidos naturales y las colchas están hechas de telas recicladas...

–Ya no estamos en la Edad de la Piedra —argumentó él—. Hace tiempo que el hombre se ha erguido de su condición de primate. La ciencia ha avanzado a un ritmo galopan-te y, gracias a la invención de la tecnología, el mundo parece haberse hecho cada vez más pequeño, quizás en desmedro de la ecología, pero sí en provecho de la humanidad.

–De cualquier modo —refutó ella—, el acoso a especies animales y vegetales, la ex-plosión demográfica y la pobreza son ame-nazas serias y reales. La temperatura media de la atmósfera aumenta 0,33 grados por dé-cada y los deshechos arrojados a las aguas superan los 20.000 millones de toneladas. Es decir, los mares se han convertido en el sumidero mundial, a ellos vertemos todo los productos que despreciamos en la socie-dad de consumo, como si del mar, además de toda el agua que permite la vida sobre el planeta, no proviniera la alimentación básica del 20% de los humanos. En la socie-dad llamada moderna nada ha crecido tan-to como la pobreza y la basura. Nos estamos envenenando poco a poco y estamos al bor-de de una catástrofe ecológica...

Cuando el metro llegó a la estación de Slus-sen, ellos se bajaron del vagón, mientras yo proseguí rumbo a mi destino, pensando en que este tipo de conversaciones éticas valen la pena, aunque nadie es el dueño de la verdad absoluta. Pero eso sí, de una cosa estoy seguro: el experimento en los animales seguirá sien-do un tema controvertido que dividirá la opi-nión pública entre unos que están en contra y otros que están a favor, porque en esta vida, como en la política y el matrimonio, todo es discutible, excepto la muerte.

Fragmentos de una conversación éticaUNA PAUSA PARA REFLEXIONAR SOBRE LOS DIFERENTES PUNTOS DE VISTA QUE SE FORMAN ALREDEDOR DE TEMAS CONTROVERSIALES.

Víctor Montoya Escritor y pedagogo

Un gato sometido a experimentación a través de elaborados instrumentales médicos.

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8 Domingo 1 de marzo de 2015

BUDISMO.- Del sánscrito Buda: el sabio. Corriente mística, fundada en la milenaria India en el siglo V antes de Cristo por el príncipe Siddharta Gotama, hijo del rey de

los Sakias, por lo cual también se lo conoce como Sakiamuni o el solitario de los sakias, habiendo inspirado al premio Nobel de Litera-tura Hermann Hesse (1877-1962) la metáfora de El Lobo estepario, que da título a una de las joyas de la literatura universal.

Criado en medio de lujos palaciegos y destinado por su origen a la carrera de las armas y de las letras, desde muy joven despertó conciencia sobre las debilidades y miserias humanas, decidiendo con-sagrarse por entero a la meditación, la vida austera y devoción espiritual. Apar-tado de su familia largo tiempo, descu-

brió una doctrina de amor y renun-ciamiento que predicó durante más de cuarenta años, accediendo poco antes de su muerte a lo que dentro

su doctrina se conoce como Nirvana, una especie de anonadamiento o paraíso mental que otorga al hombre la libertad

total que lo aparta de las ataduras vitales. Hasta el siglo II a. de C., se acostumbra-

ba representar a Buda Gotama como prínci-pe con coraza, montado a caballo, rodeado de guardias y de cortesanos; antes de empezar a retratarlo en una actitud contemplativa, senta-do con las piernas entrecruzadas, debajo de una higuera o sentado sobre la flor de loto, adopta-da entre los pueblos orientales como símbolo de

pureza espiritual, conociéndosela hasta hoy con esta connotación.

Al resultar la doctrina que creara, contraria al formalismo de los bracmanes, considera que la razón y la vida misma eran una larga cadena de sufrimientos, postulando la práctica del bien y

el sacrificio de sí mismo como alternativa para evadir la secuela de sus males. Aunque

inicialmente coincidiera con el brah-manismo, en que el universo

se concibe como sim-ple ilusión, pro-

clama como fin último de la religión, conducir al ser hacia el estado de paz absoluta denominado Nirvana, una especie de anonadamiento o paraí-so mental que otorga al ser la libertad de apartar-se de todas las ataduras terrenales.

Aunque ese estado de paz y prospección in-terior proclamara inicialmente la inexistencia de Dios y la salvación, sin ser Buda una divini-dad propiamente dicha, su doctrina adquirió relevancia a través de los Libros Búdicos, siendo adoptada bajo nominación de Hinayana en reli-gión oficial de la antigua India.

Sin embargo, al influjo de los doce siglos que duró la “noche negra” de las invasiones extran-jeras, entre ellas la griega, la persa, la musulma-na y la postrimera inglesa, alentó la destrucción de sus grandes templos, monumentos y esplen-dorosas ciudades; entre las cuales Ptolomeo cita como una de las más antiguas a la famosa capi-tal Kanudje, que pese a “sus fortificaciones y ar-quitectura que justamente podía vanagloriarse de no tener rival”, fue devastada el año 1016 de muestra era, quedando de ella solamente pie-dra sobre piedra, sin mayores rastros que pue-dan revelar su historia a la posteridad.

Aunque en el siglo VII y VIII de nuestra era, con el renacimiento del brahmanismo en la In-dia casi se extingue el culto búdico, en la actua-lidad luego del cristianismo es la religión más grande del mundo, gracias a la extraordinaria di-fusión que alcanzara en Oriente, principalmente la ex Indochina, Tíbet, China, Japón y Corea.

En territorios de Afganistán, sobre una alta cadena montañosa se encontraban tallados los Budas más grandes del mundo, destruidos por una fanática secta religiosa a fines del pasado siglo, no obstante la severa crítica desatada ante la comunidad internacional por haber sido de-clarados por la Unesco Patrimonio Cultural de la Humanidad.

En la actualidad, la mayor estatua pétrea del mundo se localiza en la República Popular Chi-na: el gran Buda de Leshan, que mide setenta y un metros de alto, reconocido en las listas de la Unesco como patrimonio mundial. Se halla en uno de los sitios sagrados del Budismo, al pie del monte Emei, desde cuya cumbre luego de alguna lluvia se suele contemplar al fondo un arco iris entre las nubes; fenómeno natural éste

bautizado como “halo de Buda”...

Algo más que etimologías: Budismo

EL CULTO BÚDICO SE EXTIENDE MÁS ALLÁ DE ORIENTE, PROFESANDO UN PARAÍSO MENTAL AL FINAL DEL CAMINO.

Marcelo Arduz RuizEscritor

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