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EL PODER DE LAS PLUMAS UNA EXPOSICIÓN, SU CATÁLOGO Y UN ABANICO DE PONENCIAS SOBRE LA CADENA PRODUCTIVA DEL ARTE PLUMARIO SON EL MARCO EN EL CUAL EL MUSEF DESARROLLA EL RESCATE Y DIFUSIÓN DE SU CATÁLOGO. LA FRESCA Y FANTÁSTICA NUEVA NARRATIVA BOLIVIANA CON FICCIONES QUE VAN MÁS ALLÁ DE LAS LICENCIAS QUE OTORGA LA REALIDAD, FUTURISTAS Y REFLEXIVOS ABORDAJES DE LA CIENCIA FICCIÓN, LA NARRATIVA FANTÁSTICA HA GANADO SU LUGAR EN LAS LETRAS BOLIVIANAS. SU PRESENCIA EN LA FERIA DEL LIBRO DE LA PAZ LO DEMUESTRA. 7 3 DOMINGO | 16 de agosto de 2015 | año 6 | N° 298 Museo Nacional de Etnografía y Folklore

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EL PODER DE LAS PLUMASUNA EXPOSICIÓN, SU CATÁLOGO Y UN ABANICO DE PONENCIAS SOBRE LA CADENA PRODUCTIVA DEL ARTE PLUMARIO SON EL MARCO EN EL CUAL EL MUSEF DESARROLLA EL RESCATE Y DIFUSIÓN DE SU CATÁLOGO.

LA FRESCA Y FANTÁSTICA NUEVA NARRATIVA BOLIVIANA

CON FICCIONES QUE VAN MÁS ALLÁ DE LAS LICENCIAS QUE OTORGA LA REALIDAD, FUTURISTAS Y REFLEXIVOS ABORDAJES DE LA CIENCIA FICCIÓN, LA NARRATIVA FANTÁSTICA HA GANADO SU LUGAR EN LAS LETRAS BOLIVIANAS. SU PRESENCIA EN LA FERIA DEL LIBRO DE LA PAZ LO DEMUESTRA.

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DOMINGO | 16 de agosto de 2015 | año 6 | N° 298

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2 Domingo 16de agostode 2015

La labor del crítico tiene en el espec-tador a su más importante receptor, toda la acción crítica va dirigida a los espectadores. Son ellos quienes vali-darán al crítico en su labor, quienes

podrán considerar a la crítica como un elemen-to importante en la construcción de criterios propios. Esto dentro de una figura ideal.

“El espectador que hoy consume pelícu-las en 3D no necesita traductores. Allí no hay nada que explicar, todo está a la vista. El pú-blico que se espanta con el ingreso de un tren a la estación de La Ciotat, con los Lumière, es el mismo que hoy paga para que le propinen unos cuantos sacudones. En ese mareo, la crí-tica suena como a broma de mal gusto. No le sirve a nadie”. (Revista Ñ, 04/11/ 2014), así lo apunta el crítico argentino Jorge Carnevale.

El cine jamás se ha divorciado de su carac-terística primigenia, la de ser un instrumen-to del entretenimiento, esta es una de las ra-zones de existencia de las películas. Con el diseño cultural de consumo, aplicado a los sistemas industriales de producción cinema-tográfica, se ha logrado consolidar un mode-lo, que apuesta por el entretenimiento antes que por la reflexión.

La crítica local es el resultado de un contex-to determinado. Por eso la posición desde don-de se lee una película también responde a la realidad desde donde se escribe. Si la posición

murió el blog? Todavía tengo la costumbre de revisar blogs de mi interés, y aparentemente siguen vivos, con-tinúan actualizándose y los contenidos aún son novedo-sos y, en la mayoría de los casos, analíticos y atractivos.

Hace poco más de una década, los blogs se cons-tituían en una de las fascinantes herramientas de la

rampante web 2.0, como un servicio que permitía a cualquier mor-tal usuario de internet, publique sus ideas y retocarlas con imáge-nes y videos, todo esto sin tener grandes conocimientos técnicos y tener la disposición de tiempo para hacerlo.

No muchos años después, con el aún más rampante desarrollo y dominio de las redes sociales y las muchas herramientas para vin-cularlas con otros tipos de sitios web, se dio al blog por muerto, alegando que estos nuevos servicios eran más efectivos en cuanto a alcance, además de ser más sencillos, rápidos y prácticos en cuanto a la elaboración de contenidos.

Es innegable que una red social es a simple vista más atractiva que un blog sin muchas pretensiones, pero con esa visión, también sería justo comprender y valorar a un blog por lo que es y a una red por lo que es.

El blog no es más que una especie de bitácora que permite vaciar pensamientos y reflexiones, dando espacio suficiente a amplias ca-vilaciones alrededor de un eje temático determinado o un autor es-pecífico. Por su parte, la red social es en esencia eso, una plataforma de interconexión de internautas y organizaciones, en algunos casos ligadas por intereses comunes o por simple producto de algoritmos que concluyeron que X y Y deben estar en relación, por más que nunca exista interacción de ningún tipo.

Con esto en mente, el blog, como un ente que toma más tiempo en revisarse y crearse que una red social, se manifiesta como un contenido apto para su distribución, difusión y comentario a través de una red social.

No es que los blogeros hayan abandonado sus creaciones en un cata-clismo virtual, ni que las redes sociales se han infiltrado virulentamen-te en otros servicios provocando su infección y deceso, sino que ambos formen parte de un complejo sistema de información que evoluciona constantemente.

Los blogs no han dejado de ser atractivos ni estéticamente ni en contenidos, más bien se configuran como espacios de oportunidades en los que los creadores de contenidos pueden dar rienda suelta a su creatividad (intelectual, artística, estética, etc.) para posicionarse como sitio de interés. Son, además, un reto para emplear más tiempo y traba-jo en poder crear contenidos de interés, y por qué no, de profundidad.

Es justamente este mayor tiempo de creación el que le da un va-lor agregado a este producto, que ha sobrevivido a las muchas sen-tencias de muerte que se le han impuesto.

La aparente “necrofilia” por parte de los entusiastas del blog con-tinuará, ya sea hasta que el blog realmente muera (pues tendrá que hacerlo inexorablemente en algún momento) o renazca de forma ines-perada y utópica. La primera opción es la más probable, y cuando eso suceda, de alguna manera internet configurará una especie de cemen-terios masivos de blogs (que por cierto, ya existen, aunque no gozan de mucha popularidad ni difusión), lo que posiblemente genere una reno-vada fascinación por los blogs, que sólo desaparecerá cuando los que vivimos el nacimiento y desarrollo de estas maravillosas y personales bitácoras, también desaparezcamos.

existen críticos que apuntan una o tal cues-tión interesante sobre el cine. El cine sigue y sigue, nada lo detiene, la crítica en cambio está sujeta a factores externos que también responden a ciertas generaciones de ciudada-nos, a sus intereses e inquietudes.

Es en este sentido que la democracia pa-rece haber gestado la generación de críticos más importante de los últimos años. En ellos radica la vitalidad del oficio, claro está que también hay quienes mantuvieron viva la crí-tica a lo largo de los años más hostiles para la reflexión dentro de un modelo económico que privilegio el consumo antes que el aná-lisis. Los críticos de hoy han jerarquizado el trabajo de la crítica insertándolo en niveles de discusión cercanos a la academia. He ahí la reciente experiencia sucedida en Sucre donde se incorporó por segundo año consecutivo la Mesa de Cine en el Congreso de Estudios Boli-vianos bajo el título ‘Pensar el cine boliviano’. Estamos ante el mejor momento de la crítica de cine en el país después de muchos años. Queda mantener la pregunta de Carnevale y saber a quién le sirve la crítica.

La crítica de cine hoy (parte 2)

Blogs: ¿muertos vivientes?

¿A QUIÉN LE SIRVE ESTA DIGNA PRÁCTICA, QUE COYUNTU-RALMENTE ATRAVIESA POR UNA RENOVADA BONANZA?

Claudio Sánchez Crítico de cine

DIRECTORAdalid Cabrera Lemuz

EDITOR GENERALJavier Mancilla Luna

EDITOR DE LA ESQUINAMiguel A. Rivera [email protected]

Colaboradores: Marcelo Arduz Víctor Montoya Claudio Sánchez Juan Cori Ch.

Escriben en este número:Marcelo Arduz Claudio SánchezVíctor Montoya Iván Prado Sejas

Diseño: Eusebio Lazo Sumi

Diagramación: Horacio Copa Vargas

del crítico está inserta en un sistema de ador-mecimiento que responde al entretenimiento por el entretenimiento, en el cine por el cine, la importancia del crítico se limita a la de un orientador en el horizonte de sobre-oferta de producciones de un mismo tipo. Si más bien el crítico rompe con el sistema y se alinea con un concepto mayor dónde también se busque en el discurso de una película la reflexión so-cial, donde se ponga en valor la propuesta es-tética visual y sonora, donde se practique la crítica comparada, ahí donde el crítico des-pliegue su análisis desde lo académico, sólo entonces se habrá puesto de manifiesto que el trabajo de la crítica no es el de la reseña, que el análisis crítico exige un compromiso y un comportamiento a la altura del conflicto.

Esta crisis del oficio, es una consecuencia - en nuestro medio – de un sistema social y de consumo que ancló en nuestras orillas en los años 90 del siglo pasado, fue entonces que la gran debacle de las salas y la distribución afectó a la cadena cinematográfica también en el eslabón de la crítica. En los 2000 la cosa parece haber sido modificada, al menos ya

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Destacados escritores nacionales e internacionales se dieron cita en jornadas literarias y eventos de presentación de libros en el marco de la Feria Internacional del Libro

de La Paz (FIL), que concluye hoy.En este contexto, se destacó la oferta de libros

de ciencia ficción y narrativa fantástica de autores locales y extranjeros, en este significativo nuevo milenio, en el que la producción de obras de litera-tura fantástica —en todos sus géneros— se mues-tra vasta y con una temática variada, algo que ade-más es promovido por las editoriales nacionales, con mucho énfasis en la fantástica nacional.

La editorial que más apuesta por la ciencia ficción y narrativa fantástica es el Grupo Edito-rial Kipus, que en su catálogo cuenta con títulos como Huellas de Luna, El Misterio de las Tres Tetillas y Viaje al Fondo de Bar (Gonzalo Montero Lara) ; Hananpacha, Samay Pata y Las Amazonas (Iván Pra-do Sejas); El Despertar de la Bella Durmiente y Los Ángeles y los Golpes (Adolfo Cáceres Romero); Ve-nus Reluciente, Nova y Waka Waka (Dennis Mora-les), Luznar I y II y una saga de libros de terror (Vanessa Giacoman); Seres Sobrenaturales y Mági-cos de Bolivia (Homero Carvalho), Foris, el Tesoro de Charleen (Carla Angelo); Las Remotas Edades, I Antología de Ciencia Ficción Boliviana; de Imposibili-dades Posibles, I Antología del Cuento Maravilloso de Bolivia, entre otros .

Por su parte, dentro de estos géneros, la edi-torial La Hoguera ofreció libros como El Huesped (Gary Daher); Memorias de Futuro (Miguel Esqui-

Lo fantástico en la FILLA CIENCIA FICCIÓN Y LA NARRATIVA FANTÁSTICA BOLIVIANAS TUVIERON UNA IMPORTANTE PRESENCIA EN LA FERIA PACEÑA.

Iván Prado Sejas Escritor y Presidente del PEN Cochabamba

Algunos de los títulos que exploran argumentos y personajes más allá de las convencionalidades.

rol); Tukzon: Historias Colaterales y Helena 2022 (Gio-vanna Rivero); La Virgen de las Siete Calles (Alfredo Arana) y K usillo (Jorge Siles), además de una selec-ción de literatura fantástica infanto-juvenil. Otra casa editorial con textos de esta índole fue Nuevo Milenio, con El Viaje (Rodrigo Antezana); La Caja Mecánica (Miguel Ángel Gálvez); Noticias de Bur-gundia, Macabria y otros cuentos (Emilio Martinez). Correveydile no fue la excepción, con el libro de cuentos La Mujer que no se Equivocaba (Marcela Gu-tiérrez) y una antología de cuentos de ciencia fic-ción. La Editorial 3600 tuvo en su stand El Fuego y la Fábula, y La Ultima Pieza del Puzzle (Guillermo Augusto Ruiz), Cuando Sara Chura Despierte (Juan Pablo Piñeiro) y otros libros.

En distintos estands de la FIL se encontraron libros como De Cuando en Cuando Saturnina (Alis-son Spedding); El Encuentro (Álvaro Pinedo); El Salar de Maravilla (Eduardo Ascarrunz); El Jardín del Edén (Ramiro Gonzales Yaksic); la saga Benja-mín, que va por el cuarto volumen, en el estand de Sara Mansilla; La Invasión de los Seres Salidos de la no Existencia y Mitómana Mente (Rolando Albor-noz); La Senda del Kharisiri (Dennis Morales); Sanginum (Miguel Sequeiros); Cuentos sobre el Tío (Víctor Montoya) y otros.

Cabe destacar que muchas de las obras men-cionadas tienen su base en las culturas andino-amazónicas, que se constituyen en un filón para lo fantástico, y que además proveen al lector no sólo entretenimiento, sino reflexión.

Lo fantástico boliviano ya es parte de la nue-va narrativa boliviana.

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Las últimas horas de CeratiUN EXTRACTO DE CERATI: LA BIOGRAFÍA, EL FRUTO DE UNA INVESTIGACIÓN DEL PERIODISTA JUAN MORRIS EN TORNO A LA MUERTE DEL CANTAUTOR ARGENTINO. EL TEXTO, MÁS ALLÁ DE ALGÚN VALOR SENTIMENTAL, PESA POR LA CUIDADA PROSA DE SU CRÓNICA.

El Clarín

BIOGRAFÍA

M edia hora antes había ter-minado el último show del tour de Fuerza natu-ral por Latinoamérica y Estados Unidos. Gustavo

estaba contento y agotado, empezando a relajarse después de un mes y medio de aviones, hoteles, fiestas y conciertos. Ha-bía sido una de esas noches en las que todo salía bien: el campus de la Univer-sidad Simón Bolívar de Caracas estaba lleno y la banda había sonado como un organismo vivo y poderoso. Después de comer con el resto del equipo en una de las carpas montadas detrás del escenario, el sonidista Adrián Taverna y el guitarris-ta Richard Coleman acababan de entrar a su camarín para charlar un rato. Eran sus más viejos amigos, se conocían desde comienzos de los 80, antes de que Soda Stereo grabara su primer disco. Cuando terminaban los conciertos, Taverna solía pasar un rato por su camarín para hablar sobre cómo había salido todo. Era una es-pecie de ritual. (...)

Hacía calor. Era una noche espesa en Caracas. En el camarín había un espejo,

luces ambientales, dos sillones blancos, unas sillas de plástico y una mesa con fru-tas, botellitas de agua y latas de cerveza. El lugar estaba en un pequeño valle ro-deado de montañas. Durante el show, va-rias nubes habían invadido el escenario dejando a la banda a ciegas. (...)

Afuera del camarín general estaba lle-no de gente y Taverna encontró al resto de la banda organizando la foto grupal que sacaban cuando terminaban algún tramo de la gira. Fernando Samalea, el baterista, estaba trepado a una silla de plástico, aco-modando la cámara arriba de un mueble para que disparara en automático. Mien-tras se amontonaban según las indicacio-nes de Samalea, se dieron cuenta de que faltaba Gustavo y alguien le gritó que fue-ra, que sólo faltaba él.

Gustavo apareció a último momento y se paró atrás de Taverna. El primer disparo de la cámara salió sin flash, así que Sama-lea pidió que nadie se moviera y se volvió a subir a la silla para reprogramarla. Taver-na se dio vuelta para decirle algo a Gustavo y lo vio pálido, con los ojos desorbitados.

–¿Te sentís bien? –le preguntó.Gustavo abrió la boca para contestar-

le, pero no acertó a decirle nada. Fue

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de 2015

Las últimas horas de CeratiUN EXTRACTO DE CERATI: LA BIOGRAFÍA, EL FRUTO DE UNA INVESTIGACIÓN DEL PERIODISTA JUAN MORRIS EN TORNO A LA MUERTE DEL CANTAUTOR ARGENTINO. EL TEXTO, MÁS ALLÁ DE ALGÚN VALOR SENTIMENTAL, PESA POR LA CUIDADA PROSA DE SU CRÓNICA.

luces ambientales, dos sillones blancos, unas sillas de plástico y una mesa con fru-tas, botellitas de agua y latas de cerveza. El lugar estaba en un pequeño valle ro-deado de montañas. Durante el show, va-rias nubes habían invadido el escenario dejando a la banda a ciegas. (...)

Afuera del camarín general estaba lle-no de gente y Taverna encontró al resto de la banda organizando la foto grupal que sacaban cuando terminaban algún tramo de la gira. Fernando Samalea, el baterista, estaba trepado a una silla de plástico, aco-modando la cámara arriba de un mueble para que disparara en automático. Mien-tras se amontonaban según las indicacio-nes de Samalea, se dieron cuenta de que faltaba Gustavo y alguien le gritó que fue-ra, que sólo faltaba él.

Gustavo apareció a último momento y se paró atrás de Taverna. El primer disparo de la cámara salió sin flash, así que Sama-lea pidió que nadie se moviera y se volvió a subir a la silla para reprogramarla. Taver-na se dio vuelta para decirle algo a Gustavo y lo vio pálido, con los ojos desorbitados.

–¿Te sentís bien? –le preguntó.Gustavo abrió la boca para contestar-

le, pero no acertó a decirle nada. Fue

como si los músculos de su mandíbula no encontraran las palabras. Entonces la cámara disparó su f lash y todo el equipo quedó registrado en la última foto de la gira. A su alrededor el grupo se empezó dispersar y Gustavo caminó confundido hacia su camarín.

Mientras lo veía alejarse, Taverna le pi-dió a Bernaudo que lo acompañara a ver qué le pasaba. Cuando entraron, Gustavo estaba tirado en el sillón, con el saco a un costado, la camisa desabrochada y la boca entreabierta. Pensaron que tenía un pico de presión o que tal vez le había dado un infarto. Bernaudo corrió a buscar a los pa-ramédicos y al ratito volvió con dos chi-cos que no tendrían más de viente años y que al ver a Gustavo Cerati descompensa-do no supieron qué hacer. Charly Michel, el kinesiólogo que viajaba con el equipo, revisó qué remedios tenían los paramédi-cos en sus bolsos y les pidió que fueran a buscar la camilla. Gustavo se podía mover pero estaba como abrumado, lento y no podía hablar. (...)

Pasó casi una hora hasta que lograron desalojar completamente el lugar: no que-rían que la descompensación se convirtie-ra en noticia. Un rato más tarde, dentro de la ambulancia, mientras atravesaban los suburbios residenciales de Caracas a la medianoche, Gustavo todavía parecía es-tar experimentando cómo el software de su conciencia se enrarecía: estaba acosta-do en la camilla con los ojos abiertos pero con la mirada perdida.

Dejaron atrás una zona industrial con fábricas, concesionarias de autos y un bingo abandonado antes de llegar al Cen-tro Médico Docente La Trinidad. Cuando bajaron la camilla en la entrada del sec-tor de Emergencias, se encontraron con que los pasillos estaban a oscuras: se ha-bía cortado la luz. Mientras avanzaban se cruzaron con una enfermera que les dijo que el grupo electrógeno del hospital sólo funcionaba para la terapia intensiva y los quirófanos, así que volvieron a cargarlo en la ambulancia y lo llevaron hasta otro centro de estudios de la ciudad para que lo atendieran.

Una hora después, cuando termina-ron de hacerle los exámenes, lo volvie-ron a trasladar a La Trinidad. Ya había vuelto la luz y lo dejaron unas horas en observación en la guardia, pero como no presentaba ninguna mejoría ni los médi-cos tenían un diagnóstico de su estado, a eso de las cuatro de la mañana lo alo-jaron en la suite presidencial del tercer piso y llamaron por teléfono a un cardió-logo, que les dijo que recién iba a poder ir a las diez. (...)

Al día siguiente, Gustavo se despertó en la clínica consciente pero confundido. El sueño no había tenido su efecto repa-rador y después de unas horas de incons-ciencia se sintió, por primera vez, en un cuerpo que no le respondía del todo. No podía hablar y su costado derecho esta-ba entumecido, como si sus funciones ce-rebrales estuvieran replegándose de una parte de su cuerpo.

Cuando Taverna volvió a la clínica a media mañana, lo encontró acostado en la cama, agarrándose el brazo dere-cho y tocándolo con curiosidad y cierta desesperación.

–¿Cómo te sentís? –le preguntó.Pero Gustavo no respondió. Se tocaba

el brazo, lo agarraba y lo levantaba sin conseguir que se moviera. Un rato des-pués se puso a golpear la baranda de la cama con la mano izquierda con un ritmo fastidiado, lleno de impotencia.

En un momento, se sentó en la cama y trató de levantarse, pero tenía varias cá-nulas conectadas, así que Taverna tuvo que ayudarlo a caminar esos dos metros hasta el baño. Cuando entró, se vio en el espejo, se quedó quieto y empezó a tocarse la cara, extrañado. Lo miró a Ta-verna a través del espejo y después vol-vió a mirarse.

La comisura derecha de la boca se le había dormido y le daba un rictus de rigi-dez al lado derecho de su rostro. Su cara ya no era del todo su cara.

Al mediodía, una enfermera entró a la habitación con la bandeja del al-muerzo. Taverna le dijo que no creía que Gustavo tuviera hambre, pero él le agarró el brazo fuerte dándole a en-tender que sí. Entonces, Taverna le pi-dió que la dejara sobre un mueble que había y agarró el control remoto de la cama para levantar el respaldo y que Gustavo quedara sentado. Mientras el respaldo subía, no pudo resistirse y se puso a jugar con los botones, volvién-dole a bajar el torso y levantándole las piernas: fue la primera vez en el día que la cara de Gustavo adoptó un gesto parecido a una sonrisa. Finalmente, Ta-verna lo dejó con el respaldo levantado y le acercó la bandeja. Cuando la apo-yó sobre la cama, le sorprendió que sin tener todavía un diagnóstico sobre qué le pasaba a Gustavo le dieran un menú común de caldo de verdura, pollo con salsa, ensalada y banana frita.

Después de tomar la sopa muy des-pacio, Gustavo agarró el tenedor con la mano izquierda y trató de desmechar el pollo, pero sólo logró salpicar las sába-nas con la salsa y desparramar la comi-da. Taverna lo ayudó a cortar y Gustavo comió con la voracidad de siempre. Su amigo pensó que tenía que ser una bue-na señal.(...)

A la hora del té, Taverna le preguntó si tenía hambre y Gustavo movió la cabeza indicando que sí. Con Bernaudo, su asis-tente, trataron de averiguar qué quería co-mer. Como le gustaban las arepas, le pre-guntaron si quería una. Gustavo volvió a contestar que sí. Después le preguntaron si quería de carne, de queso o de pollo, pero ya la comunicación fue imposible. Bernau-do fue hasta un puesto y volvió con una de carne desmechada, una de queso y una reina pepeada, de pollo y palta. Sentado en el sillón, Gustavo se comió la de carne des-mechada y media de queso. Cuando termi-nó, se acostó en la cama y le hizo una seña a Taverna para que prendiera la tele.

Taverna agarró el control remo-to, prendió el televisor y empezó a ha-cer zapping hasta que Gustavo le sacó el control y se puso a pasar los canales sin detenerse en ninguno. —Pero pará en alguno —le dijo Taverna. Después de dar varias vueltas por la programación con el control remoto, que sí le respon-día y con velocidad, dejó una película ya empezada. Era Dark City, un film noir de ciencia ficción en el que el protagonis-ta es acusado de asesinato pero sufre de amnesia y no recuerda qué pasó, así que tiene que darse a la fuga para escapar de la policía y, sobre todo, ganar tiem-po contra su memoria: su cerebro lo está traicionando. Mientras veían la pelícu-la una enfermera entró a la habitación con la cena. Una bandeja con un plato de fideos, otra sopa, una papa hervida y gelatina. Esa noche se quedaron Charly Michel y la corista Anita Álvarez de To-ledo, una de sus mejores amigas. Taver-na regresó al hotel pensando que al día siguiente iban a volver a casa. (...)

La segunda noche en la clínica, Gusta-vo también durmió poco y, a la mañana, cuando las enfermeras entraron a la ha-bitación para controlar su estado, lo en-contraron sacudiéndose y agarrándose la cabeza con su brazo izquierdo. Tenía los ojos apretados, como si estuviera sufrien-do un dolor insoportable. Taverna llegó a la clínica cuando unos camilleros estaban sacando a Gustavo de la habitación para hacerle una tomografía y lo acompañó. En la sala, ayudó a levantarlo para acomodar-lo en la camilla de plástico y le sacó una cadenita con un parlante que tenía en el cuello. Acostado en el tomógrafo, Gusta-vo se movía dolorido y los enfermeros le pedían: —Gustavo, quédate quieto, por favor, quédate quieto. Como no lograban que se calmara, le pidieron a Taverna que entrara y lo sostuviera.

—Ya está, Gus, ya termina —le dijo Taverna, pero Gustavo siguió moviéndo-se, hasta que en un momento pareció quedarse dormido. Después lo volvie-ron a acostar en la camilla y lo empuja-ron por los pasillos hacia otra sala para hacerle un centellograma. Cada tanto abría los ojos muy despacio y los volvía a cerrar. Cuando llegaron, la camilla no pasaba por la puerta y Taverna tuvo que cargarlo. —Agarrate —le dijo. Mientras lo levantaba, Gustavo tiró su brazo por atrás del hombro de su amigo. Taverna lo sentó en la máquina donde le iban a hacer el estudio. Tenía la mirada perdi-da y la boca entreabierta. Después del estudio lo volvió a cargar en la cami-lla, lo tapó con una frazada y los enfer-meros lo llevaron al cuarto piso para hacerle otro análisis. Media hora más tarde lo dejaron en la habitación y de-cidieron avisarle a la familia. Gustavo había sufrido un ACV y su cerebro se ha-bía inf lamado tanto que estaba hacien-do presión contra el cráneo. Tenían que operarlo con urgencia.

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6 Domingo 16 de agostode 2015

Estos cuentos, escritos con el vértigo de la pasión y la fuerza de la inteli-gencia, están destinados al niño que habita en nosotros, al que se niega a abandonarnos y nos contempla desde

el fondo del alma. Cada autor, como atrapado en el torbellino

de los recuerdos, incursiona en los territorios in-vadidos por la infancia, intentando reconstruir las astillas dispersas de la memoria, o simple-mente, con el franco propósito de traslucir las aventuras, pasiones, sentimientos y pensamien-tos de quienes, más allá de ser rescatados de las brumas del olvido, son los protagonistas prin-cipales de estas piezas de incalculable valor hu-mano y literario.

Es aquí donde los cuentistas, encumbrados con su mayor sensibilidad, nos deslumbran con un estilo personal y un certero dominio del dis-curso narrativo, aun a riesgo de asomarnos a las lindes de la literatura infantil, que de hecho constituye un género distinto a las intenciones que motivaron la elaboración de esta antología.

A la pregunta: ¿Por qué una antología sobre niño en el cuento boliviano? La respuesta es muy sencilla: porque considero que la infancia constituye el cimiento de la personalidad hu-mana, la etapa más noble y sensitiva que nos depara la vida. No en vano reza el sabio proverbio: “El niño es el pa-dre del hombre”, pues no-sotros, los adultos, somos lo que fuimos de niños. Quien no tenga un punto de referen-cia en los años de la infancia debe considerarse un indivi-duo sin pasado ni futuro, y por eso mismo, un desatino de la ra-zón y una fatalidad del destino.

El único criterio que se usó en la selección de los cuentos, al mar-gen de la inherente calidad literaria que se exige en este tipo de publica-ciones, fue el hecho de que los temas, cuyos escenarios están ambientados en el campo, las minas y las ciudades, estuviesen contemplados desde la pers-pectiva de los niños y niñas, quienes, gracias al poder de su imaginación, son capaces de captar las vibraciones más sutiles de su entorno, observando con perspicacia los atavismos ancestrales y las costumbres familiares debido a que la sen-sibilidad es uno de los hilos conductores de la condición humana, sobre todo, cuando ésta se halla en pleno proceso de desarrollo.

De otro lado, valga advertir que ciertos cuentos, aparte de reflejar el panorama mul-ticultural del país, recrean el lenguaje popu-lar, salpicando el texto con interferencias del quechua y el aymara, en una suerte de piro-tecnia lingüística que enriquece los matices léxicos y sintácticos de una lengua.

En algunos cuentos, cuyos temas son disími-les en su forma y tratamiento, están retratados los niños marginados de las grandes urbes: los huérfanos, mendigos, canillitas, lustrabotas, los que no tienen nombre ni hogar, los que ma-duran antes de tiempo como si estuviesen he-chos a golpes de crueldad y tragedia. En otros, en cambio, aparecen los niños de la clase media empobrecida, los niños de las minas y el campo, donde están presentes la discriminación social y racial, la violencia y el menosprecio. Se trata de cuentos que, además de contener un alto va-lor ético y estético, nos convocan vehemente a la reflexión y a la toma de conciencia, como si los

autores, a tiempo de exagerar intencionalmen-te el grotesco social, criticando los aspectos más crudos de la realidad, desearan transformar la situación de los niños que pertenecen a las cla-ses menos privilegiadas de la sociedad imperan-te, donde el atropello a los Derechos del Niño, junto a la pobreza y el autoritarismo, es una ley contundente que habla su propio lenguaje.

Varios de los cuentos, expuestos con sobrie-dad y transparencia, nos dejan con el aliento suspendido, pues parecen nacidos del alma de su autor con el mismo dolor que implica el par-to. Son cuentos que, narrados en primera perso-na y con experiencias personales y colectivas, se convierten en gritos de desesperación y de-nuncia. No obstante, es interesante observar que en medio de ciertas tragedias sociales se fil-tra el rayito mágico de la fantasía, permitién-dole a cada niño y niña mantener encendida la llama de la esperanza y el goce emocional que le proporciona la actividad lúdica, donde los de-seos, palabras, imágenes y sueños siguen su pro-pio cauce, al margen de la realidad existencial y el mundo racional de los adultos.

La antología reviste no sólo la importancia de haber sido publicada en Suecia, como una con-tribución a la difusión de la literatura boliviana, sino también la importancia de reunir, en un solo volumen, el tema de la infancia en la cuen-tística del siglo XX, con la esperanza de que la narrativa boliviana, tantas veces ausente en la constelación de la literatura latinoamericana, tenga un mejor porvenir en el presente milenio, en provecho de los autores que dedican su tiem-po y talento al arte de la palabra escrita.

Asimismo, la presente antología, lejos de te-ner un afán de lucro, es una suerte de reconoci-miento y agradecimiento a los escritores que se empeñan —y se empeñaron— en rescatar los sentimientos más sublimes de un pueblo, cuyos valores culturales apenas trascienden más allá de sus fronteras.

En lo que a mí respecta, me complace el simple hecho de haber compilado estos cuen-tos de mi tierra, donde no pocos escritores descuellan como excelentes intérpretes del alma infantil. Éstos son los cuentos que cautivaron mis inquietudes de lector y és-tos son los autores que inspiraron, con su palabra y aliento, la elaboración de este volumen que ahora deposito en sus ma-nos, como un cofre lleno de esperanzas y sorpresas literarias.

Los 35 autores incluidos en la anto-logía ‘El niño en el cuento boliviano’ son: Germán Araúz Crespo, Virginia Ayllón, René Bascopé Aspiazu, Adol-fo Cáceres Romero, Zenobio Cali-zaya Velásquez, José Camarlinghi, Adolfo Cárdenas Franco, Homero Carvalho, Jorge F. Catalano, Oscar Cerruto, Carlos Condarco Santi-llán, Gary Daher Canedo, Porfi-rio Díaz Machicao, Alfonso Ga-marra Durana, Wálter Guevara Arze, Alfonso Gumucio Dagron, Marcela Gutiérrez, Jesús Lara, Roberto Laserna, Alfredo Me-drano, Víctor Montoya, Jaime Nisttahuz, Blanca Elena Paz, Edmundo Paz Soldán, Gian-carla de Quiroga, Rosario

Quiroga de Urquieta, Raúl Riva-deneira Prada, Ramón Rocha Monroy, Oscar

Soria Gamarra, Jorge Suárez, Grover Suárez Gar-cía, Gaby Vallejo Canedo, Manuel Vargas, César Verduguez Gómez y Víctor Hugo Viscarra.

Una antología necesariaUN LIBRO PUBLICADO EN 1999 INTER-PRETA EL ALMA INFANTIL Y REFLEJA SUS VISIONES DE LA SOCIEDAD.

Víctor Montoya Escritor y pedagogo

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7Domingo 16 de agosto

de 2015

El arte plumario será el protagonista de la XXIX Reunión Anual de Etno-logía (RAE), organizada por el Mu-seo Nacional de Etnografía y Folklo-re (Musef), que empieza mañana en

las instalaciones de este repositorio.Para Elvira Espejo, directora del Musef,

esta actividad es parte de un trabajo com-puesto por varias partes y etapas, que tiene el objetivo final de aportar al conocimiento y educación del país.

Dentro del marco de la RAE se inaugurará una exposición denominada El poder de las plumas, además de la publicación del respectivo catálogo. Para Espejo, la publicación del material impreso constituye un valor agregado a la exposición, ya que permite difundir (más allá de las salsas del Musef) la extensa sistematización que se realizó de objetos del país en el tema de arte plumario, provenientes de tierras bajas, altas y valles.

Espejo explicó que ésta no es una tarea nue-va, ya que desde que ella asumió la dirección se planteó el objetivo de conformar catálogos formales de los objetos que forman parte de la colección del Musef (los que ascienden a 30 bienes culturales —objetos— y más de 170 mil bienes documentales), ya que el repositorio no contaba con estos materiales. De esa manera, en 2013 se empezó con los textiles, al año si-guiente el tema fue la cerámica, ahora son las plumas, y en 2017 será la metalurgia.

CADENAS DE PRODUCCIÓNEl trabajo del Musef no se trata de una sim-

ple inventariación. Espejo manifestó que mu-chos museos del mundo muestran el objeto de manera cronológica o por regiones o por al-gún otro tipo de clasificación; “estos estudios son superficiales”, indicó, y justificó que el ob-jeto no sólo es eso (un objeto), ya que tiene una materia prima que sufre una transformación, se manipula y trabaja, y estos procedimien-tos han sido ignorados, dejando de lado a una parte importante del objeto. Resaltó que esto no sólo debería ser una labor de las ciencias sociales, sino también las ciencias exactas, ya que si estos académicos indagaran sobre estas temáticas podrían responder muchas pregun-

tas sobre una variedad de conocimientos cen-tenarios plasmados en los bienes culturales.

La Directora recordó que en el pasado el repositorio trabajaba más con las coyuntu-ras, pero en la actualidad, todavía con obje-tos no estudiados, no catalogados y no digita-lizados, no se genera un aporte al país. “No son cajas cerradas para guardarlas y escon-derlas, sino para revelar y mostrar, hay que aportar a la educación”, concluyó.

Asimismo, lamentó que las tendencias académicas tienen su origen en Europa y Norteamérica, cuando aquí se deberían crear tendencias propias y así aportar con pensamiento original.

Y es ahí donde Bolivia aparece como el primer país en mostrar la cadena produc-tiva del objeto. Espejo sostuvo que esta in-novación se ha ganado mérito y éxito aca-démico internacional, donde los catálogos del Musef (que ya son siete y desde mañana serán ocho) están muy valorados. Informó que desde el extranjero se han solicitado po-nencias (Alemania y EEUU), y que dentro de poco se visitará Brasil para hablar solamen-te sobre la producción del Musef.

Sin embargo, reconoció que el impacto na-cional a nivel académico es bajo, sin embargo, a nivel artesanal, se ha realizado un aporte signi-ficativo mediante un trabajo conjunto con comu-nidades productoras y artistas, quienes replican elementos de las colecciones para su comerciali-zación, bajo la condición de que se realicen pro-ductos de calidad. De esta manera se beneficia a 600 artesanos y sus respectivas familias.

LA RAECuatro mesas de trabajo conformarán esta

versión de la RAE, analizando la creación, producción, uso y distribución del arte plu-mario. Paralelamente se realizarán exposicio-nes magistrales, mesas redondas y presenta-ciones de libros a lo largo de toda una semana en La Paz, y el 3 y 4 de septiembre en Sucre.

Espejo invitó a la ciudadanía en general a que sea parte del evento, ya que el arte pluma-rio no es una temática limitada, sino amplia, ya que presenta enfoques en la parte econó-mica, ecológica, la migración de las aves, la contaminación, las leyes, criaderos de aves; con mucho para entender sobre la cultura de los objetos. Finalizó resaltando que la RAE es una oportunidad para conocer más sobre las culturas bolivianas, ya que “no vale la pena ignorarlas, vale la pena entenderlas a profun-didad, ésa es nuestra exigencia”.

Arte plumario para conocer las culturasLA REUNIÓN ANUAL DE ETNOLO-GÍA ES LA VITRINA DEL RESCATE DE BIENES CULTURALES DEL MUSEF.

Miguel Rivera La Esquina

Algunos de los elementos que conforman la muestra y que dan cuenta del uso cotidiano de las plumas, y que además son estudiados a profundidad a través del catálogo y la RAE.

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8 Domingo 16 de agosto de 2015

Del portugués doido, que en la ex-presión coloquial de los primeros navegantes que visitaron la Isla Mauricio en 1507, tuvo el signifi-cado de alocado (seguramente por

su aspecto extravagante) y no estúpido, como se cree. Ave extinta, inicialmente descrita por Linneo como Didus ineptus, que se ha converti-do en arquetipo de las especies extintas por la intervención humana, desapareciendo en 1681 a golpes de garrote, junto a la jauría y roedo-res que introdujo el hombre en la zona. Pronto otras especies también se extinguieron en islas vecinas, como la variedad blanca del dodo: el Solitario de Reunión. No quedó ni siquiera un ejemplar disecado, pues el que se hallaba en el depósito de un museo británico, al encontrarlo apolillado el portero lo echo al basurero, con-servándose en nuestros días apenas fragmen-tos de esqueletos en algunos museos.

Bajo influencia de Linneo, algunas enciclo-pedias la registran con el nombre de Dido, em-parentándola en la mitología con la fundadora de Cartago, la hija del rey de Tiro. Luego que su hermano Pigmalion asesina a su esposo Siqueo, ella huye recibiendo oferta de matrimonio por parte del gobernador Yarbas, pero al final de-cide suicidarse. En la Eneida, Virgilio modifica la historia mostrando a Dido como amante de Eneas, suicidándose al sentirse despechada. En su muerte se inspiran lienzos de Guerehino (Ni-mes), Rubens, Coypel, Lebrón y otros.

El Diccionario de la Academia Española, en lugar de Dido opta por la palabra dodo con la significación de lelo o bobo, describiendo al animal como “Ave extinta no voladora del ta-maño de un pavo, cabeza grande, pico ganchu-do y patas robustas, que habita en algunas is-las del océano Índico”.

El dodo ilustra el escudo de la Isla Mauri-cio y es famoso en comics, TV y en la pelícu-la animada La Era del Hielo, donde aparece en manada. El filósofo Schopenhauer lo mencio-na en su obra Sobre la voluntad de la naturaleza, el autor ficticio N. Scamander lo rescata entre animales mágicos al atribuirle la potestad de desaparecer en un estallido de plumas y reapa-recer en cualquier otro punto, mientras que el novelista inglés Lewis Carroll (1832-1898), lo incluye nada menos que en Alicia en el país de las maravillas, historia llena de ingeniosos jue-gos y acertijos que inventa para entretener a sus jóvenes alumnas, entre ellas a la preferida Alice Liddel.

Quienes disfrutaron de la lectura de este clásico de la literatura infantil universal re-cordaran que Alicia se empequeñece al ingre-sar a la cueva del conejo relojero, donde des-cubre un jardín maravilloso al que procura ingresar, pero al momento de levantar la lla-ve de la mesa, halla un pequeño pastel con el letrero de “Cómeme” y al engullirlo comien-za a crecer desmesuradamente, hasta chocar su cabeza con el techo, y al querer pasar por la puertecita, sólo pudo echarse de lado en el

suelo y mirar el jardín con un solo ojo. Lloran-do desconsolada, hizo correr ríos de lágrimas, pero sujetando con una mano los guantes y abanico del conejo se encogió rápidamente, cayendo en el gran charco de lágrimas que había formado y nadando se topa con un ra-

toncillo y varias otras criaturas curio-sas que habían caído al agua, en-

tre las cuales se hallaba el dodo, y todos juntos fueron arrastrados hasta la orilla.

En el capítulo 3, titulado ‘Una carrera loca…’, se relata

que hallándose todos reunidos en la orilla, empapados hasta los huesos, malhumorados empezaron a discutir. A fin de calmar los ánimos, al dodo se le ocurrió organizar una carrera: trazó una pista en forma de círcu-lo colocando a los competidores alrededor. Como todos comenzaron a correr a la vez no sería fácil saber cuándo terminaba la com-petición, pero media hora después, cuan-do todos estaban ya bien secos, el dodo con un súbito grito dio por finalizada la carrera. Al preguntarle jadeantes los competidores quién era el triunfador, tras reflexionar un instante dijo: “todos hemos ganado y todos ahora recibiremos un premio”, señalando con un dedo a Alicia, quien en su bolsillo en-cuentra una caja de confites que los reparte a cada uno. Al reclamar el ratón un premio también para Alicia, el dodo, dirigiéndose hacia ella, le pregunta qué más tenía en su bolsillo, y la niña le alcanzo un pequeño de-dal, y entonces el Dodo rodeado por todos, al realizar la entrega solemnemente le dijo: “Le rogamos acepte Usted este elegante dedal”, y todos aplaudieron con entusiasmo. Alicia pensó que aquello era absurdo, pero al ver que los animalitos tomaban muy en serio la escena, se limitó a aceptar el dedal y con aire solemne hizo una reverencia.

…Y, colorín colorado la carrera loca termi-na, cuando todos disfrutan felices los carame-los. Como se aprecia, después de todo el dodo no había sido tan bobo como todavía se su-pone, a más de 300 años de la partida de este simpático e inolvidable personaje.

Algo más que etimologías: DodoLA EXTRAVAGANCIA DEL EXTINTO ANIMAL LE VALIÓ EL INGRESAR A LA CULTURA POPULAR.

Marcelo Arduz RuizEscritor

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El episodio de Alicia en el país de las maravillas, al que hace referencia Arduz (arriba); una aproximación a lo que era el dodo (abajo).