la esquina 24-08-14

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CORTÁZAR: VIVITO Y COLEANDO A 100 AÑOS DE SU NACIMIENTO, Y A TRAVÉS DE SU OBRA, CORTÁZAR GOZA DE PERFECTA SALUD, VIGENCIA Y FUERZA. DE ESTO DA CUENTA EL MISMO JULIO, AUNQUE SIN SABERLO, EN UNA ENTREVISTA FICTICIA ELABORADA CON AFIRMACIONES QUE EL AUTOR REALIZÓ EN UNAS CLASES UNIVERSITARIAS EN 1980. ASTRONOMÍA Y MÚSICA, UN MATRIMONIO CELESTIAL DOS DISCIPLINAS APARENTEMENTE AJENAS ENTRE SÍ, TIENEN EN MÚSICOS Y ASTRÓNOMOS (O AMBOS A LA VEZ), PUENTES QUE LAS UNEN Y QUE INCLUSO LEGARON A REALIZAR TRABAJOS QUE INTERRELACIONAN ESTAS VASTAS Y MÁGICAS ÁREAS DEL CONOCIMIENTO Y LA VIDA. 3 4 DOMINGO | 24 de agosto de 2014 | año 5 | N° 247 abc.es

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Page 1: La Esquina 24-08-14

CORTÁZAR: VIVITO Y COLEANDOA 100 AÑOS DE SU NACIMIENTO, Y A TRAVÉS DE SU OBRA, CORTÁZAR GOZA DE PERFECTA SALUD, VIGENCIA Y FUERZA. DE ESTO DA CUENTA EL MISMO JULIO, AUNQUE SIN SABERLO, EN UNA ENTREVISTA FICTICIA ELABORADA CON AFIRMACIONES QUE EL AUTOR REALIZÓ EN UNAS CLASES UNIVERSITARIAS EN 1980.

ASTRONOMÍA Y MÚSICA, UN MATRIMONIO CELESTIAL

DOS DISCIPLINAS APARENTEMENTE AJENAS ENTRE SÍ, TIENEN EN MÚSICOS Y ASTRÓNOMOS (O AMBOS A LA VEZ), PUENTES QUE LAS UNEN Y QUE INCLUSO LEGARON A REALIZAR TRABAJOS QUE INTERRELACIONAN ESTAS VASTAS Y MÁGICAS ÁREAS DEL CONOCIMIENTO Y LA VIDA.

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DOMINGO | 24 de agosto de 2014 | año 5 | N° 247ab

c.es

Page 2: La Esquina 24-08-14

2-3Domingo 24de agosto

de 2014

Su voz es pausada, con unos leves resue-llos. El dedo índice la pasa una y otra vez sobre la frente y cuando no, lo desliza en las páginas de los libros.

Mario Orlando Hardy Hamlet Brenno Benedetti Farrugia (14 de septiembre de 1920 - 17 de mayo de 2009), nos ense-ñó la Táctica y Estrategia, el Amor, de tarde, y muchas otras más Tácticas para caminar en la vida.

Cuando habla no oculta su mayor afi-ción por la música clásica en guitarra, al cual define como uno de los instrumen-tos más maravillosos, distanciado y res-petando las cualidades que tiene, las mis-mas notas, en el piano.

“Me pesca más la guitarra”, insiste y defiende su teoría “por los varios guita-rristas que han pasado por acá y que me han dado la oportunidad de disfrutar de ese instrumento”.

Su otro amor bien cobijado es el tango, con las joyas de Carlos Gardel, de quien, no obstante, no “sostiene que es coterráneo de él” porque la teoría uruguayista sostie-ne que nació en Tacuarembó, Uruguay, un 11 de diciembre entre 1883 y 1887.

También recuerda al bandoneonista y compositor argentino Astor Piazzolla a quien la atribuye “la originalidad y reno-vación del tango”.

La melancolía brota, cuando habla de los cafés de su Montevideo, donde al-gunas tardes se pasaba minutos u horas sentado conversando con sus colegas es-critores, mirando distintos paisajes y principalmente escribiendo.

Recuerda al café Sorocabana (que ya se cerró) ubicado en la calle 25 de Mayo, donde escribió íntegramente la novela La Tregua. “En esas dos horas que yo iba allí, escribía y escribía…”

Domingo 17 de marzo“…Esta vez me metí en un café; conse-

guí una mesa junto a la ventana. En un

lapso de una hora y cuarto, pasaron exac-tamente treinta y cinco mujeres de inte-rés. Para entenderme hice una estadística sobre qué me gustaba más en cada una de ellas. Lo apunté en una servilleta de pa-pel. Éste es el resultado. De dos, me gustó la cara; de cuatro, el pelo; de seis el busto; de ocho, las piernas; de quince el trasero. Amplia victoria de los traseros”.

Benedetti apuntaba en su libreta todas las ideas que se le aparecían, en el café, en su escritorio, en su dormitorio.

Los escritos nacían con cada respiro, en el camino se llenaban de correcciones que al momento de pasar a limpio era un poco complicado de descifrar. “A veces no entiendo mi propia letra”, confiesa.

EXTRACTOS DE LA TREGUA“La muerte es una tediosa experiencia;

para los demás, sobre todo para los demás”.“Salgo entonces como salí hoy, en una

encarnizada búsqueda del aíre libre, del horizonte, de quién sabe cuántas cosas más. Bueno, a veces no llego al horizon-te y me conformo con acomodarme en la ventana de un café y registrar el paisaje de algunas buenas piernas”.

“La infancia es eso: vida pura”.“Juraría que en esta mujer el sexo no

es un rubro primario”“Que viento asqueroso, me costó un

triunfo llegar por Ciudadela desde Colonia hasta la Plaza. A una muchacha el viento le levantó la pollera. A un cura le levantó la so-tana. Jesús, Que panoramas tan distintos”.

Una entrevista ficticia a un Cortázar real

Albert Lladó Master en Estudios Comparados de Literatura, Arte y Pensamiento

LITERATURA

Vendrá algún burócrata (un fama con pelusilla) y nos dirá aquello de que los muertos no hablan, de que las entrevistas se hacen a escritores que puedan repetir,

en vivo y en directo, lo que pone en el dos-sier de prensa. Julio, acudiendo a Dunne y su An Experiment with Time, nos explicaba que para lo que algunos es el futuro, para otros es una especie de presente descoloca-do, paralelo, incierto. Hay algo de eso en esta conversación (tan ficticia como real) con el autor de Rayuela, justo ahora que se celebra su centenario. Nos remontaremos a finales de julio (nunca mejor dicho) de 1980. El que teclea estas líneas (somos más médiums que periodistas) le da por nacer en Barcelona y, por distancia y por edad (queda mal lo del biberón en el aula), se pierde las clases que Cortázar ofrece en la universidad de Berke-ley entre octubre y noviembre del mismo año. Hoy, gracias a la transcripción que ha hecho Carles Álvarez de aquellas trece horas (Clases de literatura, Alfaguara), podemos interrogar, de tú a tú, al mayor de los crono-pios. Él, aunque en ese momento no lo sabía, nos está respondiendo literalmente.

¿Por qué te hiciste escritor, y no boxeador o saxofonista?Siempre he escrito sin saber demasiado por

qué lo hago, movido un poco por el azar, por una serie de casualidad: las cosas me llegan como un pájaro que puede pasar la ventana.

Aún no lo sabes, pero queda menos de cuatro años para que llegue el momento de descansar definitivamente. ¿Cómo resumirías tu obra en pocas líneas?Creo que a lo largo de mi camino de escri-

tor he pasado por tres etapas bastante bien de-finidas: una primera etapa que llamaría estéti-ca, una segunda que llamaría metafísica y una tercera etapa que podría llamar histórica.

Falta mencionar una etapa, que cruza y afecta a las anteriores: el juego.El niño nunca ha muerto en mí y creo que

en el fondo no muere en ningún poeta ni en ningún escritor. Eso sobrevuela un poco dis-tintas épocas, va y viene y se sitúa entre los cuentos y las novelas.

Algunos señalan que tu primera época es esencialmente fantástica.Vivía sin haberlo sabido en una familiari-

dad total con lo fantástico porque me parecía tan aceptable, posible y real como el hecho de tomar una sopa a las ocho de la noche. Yo era en esa época profundamente realista. Acep-taba una realidad más grande, más elástica, más expandida.

¿Piensas previamente para quién estás escribiendo?Si un escritor de literatura apunta a un

sector determinado de lectores está quitando fuerza a su trabajo, lo está condicionando, lle-nando de demasiadas exigencias y de deter-minadas prescindencias.

Sin embargo, Rayuela llegó más a los jóvenes. ¿Por qué?Porque no había ninguna lección magis-

tral, pero había en cambio muchas preguntas que respondían al tipo de angustia típico de una juventud que se interroga también sobre la realidad en la que está creciendo, en la que tiene que vivir y que muchas veces cuestiona, impugna y pone en tela de juicio.

Muchos críticos han elucubrado todo tipo de tesis acerca de cómo decidiste el orden de los capítulosMi técnica es que me fui a la casa de un

amigo que tenía una especie de taller gran-de, puse todos los capítulos en el suelo y em-pecé a pasearme por entre los capítulos de-jando pequeñas calles y dejándome llevar por líneas de fuerza, armando un paquete que prácticamente no modifiqué.

Defiendes que no eres un teóricoUno tiene más una intuición que un concepto.

Una música interiorHay cierta cadencia que infunde algo que

el oído interno del lector va a reconocer.

De ahí tus luchas con los correctores de estilo que han trabajado en tus libros.Lo primero que hacen es ponerme comas

por todos sitios. En un libro de cuentos que se imprimió en Madrid en una de las páginas me habían agregado treinta y siete comas, ¡en una sola página!1. Cortázar en la Plaza de

Armas de Lima, Perú.2. La juventud es uno de los públicos que siempre se ha visto muy influido por sus obras.

El modo de Benedetti

BENEDETTI ROMPE EL MOLDE Y MÁS ALLÁ DEL QUÉ, EX-PLICA, A QUIEN QUIERA, EL CÓMO

Son implacablesTenía perfecta razón desde un punto de

vista gramatical y sintáctico. Pero yo nece-sitaba que pasara de otra manera, que con otro ritmo y otra cadencia se convirtiera en otra cosa que, siendo la misma, viniera con esa atmósfera.

No todos los autores responden a esa forma de escribirEs una discusión que he tenido muchas ve-

ces con un escritor tan grande y tan admira-ble como Mario Vargas Llosa. Es totalmente sordo a la música: no le gusta, no le intere-sa, no existe para él. Su prosa es una prosa magnífica que trasmite todo lo que él quie-re trasmitir pero que, para quienes tenemos otra noción, es una prosa que no contiene ese otro tipo de vibración.

Cortázar cuentista, Cortázar novelista. Parece que constantemente te quieran partir en dos, como una sandíaAlguna vez he comparado el cuento con la

noción de la esfera… está totalmente cerrada en sí misma, y cada uno de los infinitos pun-tos de su superficie son equidistantes del invi-sible punto central. Una novela no dará jamás la idea de una esfera; me puede dar la idea de un poliedro. El cine sería la novela y la foto-grafía, el cuento.

Has hablado alguna vez de intensidad y tensión. ¿Puedes poner un ejemplo?El tonel de amontillado. Se siente el len-

guaje de Poe tendido como un arco: cada pa-labra, cada frase ha sido minuciosamente cui-dada para que nada sobre, y al mismo tiempo hay una intensidad de otra naturaleza: está tocando zonas profundas de nuestra psiquis.

El humor es otra piedra angular en tu narrativa. ¿Qué humor te interesa?No hay nada más terrible que hablar en

serio del humor. Hay cosas que son cómicas pero no contienen eso de inexplicable que hay en el verdadero humor.

¿Nos pones un ejemplo?Alguien como Jerry Lewis es para mí un có-

mico y alguien como Woody Allen, un humo-rista. Lewis busca simplemente crear situacio-nes en las que va a hacer reír un momento; terminan en chiste, son sistemas de circuito cerrado. Allen en sus mejores momentos va muchísimo más allá: contiene crítica, una sá-tira o una referencia que puede ser incluso muy dramática. El humor puede ser un gran destructor pero al destruir construye.

Como en Macedonio Fernández…Convertir ese terrible vacío en una especie

de plenitud total de lo negativo.

Como en Ramón Gómez de la Serna…En sus novelas se adelantó en algún mo-

mento proféticamente al surrealismo.

Como en Boris Vian…Si hay algo que lamento es que el azar no

me haya hecho encontrar con él.

Benedetti, uno de los más destacados representantes de las letras uruguayas.

“UNA NOVELA NO DARÁ JAMÁS LA IDEA DE UNA ES-FERA; ME PUEDE DAR LA IDEA DE UN POLIEDRO. EL CINE SERÍA LA NOVELA Y LA FOTOGRAFÍA, EL CUENTO

Juan Cori Ch. / Periodista1

2

perio

dico

decr

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ient

oper

sona

l.com

flick

r.com

ovej

aneg

ra.p

eru.

com

DIRECTORAdalid Cabrera Lemuz

EDITOR GENERALJavier Mancilla Luna

EDITOR DE LA ESQUINAMiguel A. Rivera G.

Colaborador: Juan Cori Charca

Diseño: Eusebio Lazo Sumi

Diagramación: Horacio Copa Vargas

Page 3: La Esquina 24-08-14

2-3Domingo 24de agosto

de 2014

Su voz es pausada, con unos leves resue-llos. El dedo índice la pasa una y otra vez sobre la frente y cuando no, lo desliza en las páginas de los libros.

Mario Orlando Hardy Hamlet Brenno Benedetti Farrugia (14 de septiembre de 1920 - 17 de mayo de 2009), nos ense-ñó la Táctica y Estrategia, el Amor, de tarde, y muchas otras más Tácticas para caminar en la vida.

Cuando habla no oculta su mayor afi-ción por la música clásica en guitarra, al cual define como uno de los instrumen-tos más maravillosos, distanciado y res-petando las cualidades que tiene, las mis-mas notas, en el piano.

“Me pesca más la guitarra”, insiste y defiende su teoría “por los varios guita-rristas que han pasado por acá y que me han dado la oportunidad de disfrutar de ese instrumento”.

Su otro amor bien cobijado es el tango, con las joyas de Carlos Gardel, de quien, no obstante, no “sostiene que es coterráneo de él” porque la teoría uruguayista sostie-ne que nació en Tacuarembó, Uruguay, un 11 de diciembre entre 1883 y 1887.

También recuerda al bandoneonista y compositor argentino Astor Piazzolla a quien la atribuye “la originalidad y reno-vación del tango”.

La melancolía brota, cuando habla de los cafés de su Montevideo, donde al-gunas tardes se pasaba minutos u horas sentado conversando con sus colegas es-critores, mirando distintos paisajes y principalmente escribiendo.

Recuerda al café Sorocabana (que ya se cerró) ubicado en la calle 25 de Mayo, donde escribió íntegramente la novela La Tregua. “En esas dos horas que yo iba allí, escribía y escribía…”

Domingo 17 de marzo“…Esta vez me metí en un café; conse-

guí una mesa junto a la ventana. En un

lapso de una hora y cuarto, pasaron exac-tamente treinta y cinco mujeres de inte-rés. Para entenderme hice una estadística sobre qué me gustaba más en cada una de ellas. Lo apunté en una servilleta de pa-pel. Éste es el resultado. De dos, me gustó la cara; de cuatro, el pelo; de seis el busto; de ocho, las piernas; de quince el trasero. Amplia victoria de los traseros”.

Benedetti apuntaba en su libreta todas las ideas que se le aparecían, en el café, en su escritorio, en su dormitorio.

Los escritos nacían con cada respiro, en el camino se llenaban de correcciones que al momento de pasar a limpio era un poco complicado de descifrar. “A veces no entiendo mi propia letra”, confiesa.

EXTRACTOS DE LA TREGUA“La muerte es una tediosa experiencia;

para los demás, sobre todo para los demás”.“Salgo entonces como salí hoy, en una

encarnizada búsqueda del aíre libre, del horizonte, de quién sabe cuántas cosas más. Bueno, a veces no llego al horizon-te y me conformo con acomodarme en la ventana de un café y registrar el paisaje de algunas buenas piernas”.

“La infancia es eso: vida pura”.“Juraría que en esta mujer el sexo no

es un rubro primario”“Que viento asqueroso, me costó un

triunfo llegar por Ciudadela desde Colonia hasta la Plaza. A una muchacha el viento le levantó la pollera. A un cura le levantó la so-tana. Jesús, Que panoramas tan distintos”.

Una entrevista ficticia a un Cortázar real

Albert Lladó Master en Estudios Comparados de Literatura, Arte y Pensamiento

LITERATURA

Vendrá algún burócrata (un fama con pelusilla) y nos dirá aquello de que los muertos no hablan, de que las entrevistas se hacen a escritores que puedan repetir,

en vivo y en directo, lo que pone en el dos-sier de prensa. Julio, acudiendo a Dunne y su An Experiment with Time, nos explicaba que para lo que algunos es el futuro, para otros es una especie de presente descoloca-do, paralelo, incierto. Hay algo de eso en esta conversación (tan ficticia como real) con el autor de Rayuela, justo ahora que se celebra su centenario. Nos remontaremos a finales de julio (nunca mejor dicho) de 1980. El que teclea estas líneas (somos más médiums que periodistas) le da por nacer en Barcelona y, por distancia y por edad (queda mal lo del biberón en el aula), se pierde las clases que Cortázar ofrece en la universidad de Berke-ley entre octubre y noviembre del mismo año. Hoy, gracias a la transcripción que ha hecho Carles Álvarez de aquellas trece horas (Clases de literatura, Alfaguara), podemos interrogar, de tú a tú, al mayor de los crono-pios. Él, aunque en ese momento no lo sabía, nos está respondiendo literalmente.

¿Por qué te hiciste escritor, y no boxeador o saxofonista?Siempre he escrito sin saber demasiado por

qué lo hago, movido un poco por el azar, por una serie de casualidad: las cosas me llegan como un pájaro que puede pasar la ventana.

Aún no lo sabes, pero queda menos de cuatro años para que llegue el momento de descansar definitivamente. ¿Cómo resumirías tu obra en pocas líneas?Creo que a lo largo de mi camino de escri-

tor he pasado por tres etapas bastante bien de-finidas: una primera etapa que llamaría estéti-ca, una segunda que llamaría metafísica y una tercera etapa que podría llamar histórica.

Falta mencionar una etapa, que cruza y afecta a las anteriores: el juego.El niño nunca ha muerto en mí y creo que

en el fondo no muere en ningún poeta ni en ningún escritor. Eso sobrevuela un poco dis-tintas épocas, va y viene y se sitúa entre los cuentos y las novelas.

Algunos señalan que tu primera época es esencialmente fantástica.Vivía sin haberlo sabido en una familiari-

dad total con lo fantástico porque me parecía tan aceptable, posible y real como el hecho de tomar una sopa a las ocho de la noche. Yo era en esa época profundamente realista. Acep-taba una realidad más grande, más elástica, más expandida.

¿Piensas previamente para quién estás escribiendo?Si un escritor de literatura apunta a un

sector determinado de lectores está quitando fuerza a su trabajo, lo está condicionando, lle-nando de demasiadas exigencias y de deter-minadas prescindencias.

Sin embargo, Rayuela llegó más a los jóvenes. ¿Por qué?Porque no había ninguna lección magis-

tral, pero había en cambio muchas preguntas que respondían al tipo de angustia típico de una juventud que se interroga también sobre la realidad en la que está creciendo, en la que tiene que vivir y que muchas veces cuestiona, impugna y pone en tela de juicio.

Muchos críticos han elucubrado todo tipo de tesis acerca de cómo decidiste el orden de los capítulosMi técnica es que me fui a la casa de un

amigo que tenía una especie de taller gran-de, puse todos los capítulos en el suelo y em-pecé a pasearme por entre los capítulos de-jando pequeñas calles y dejándome llevar por líneas de fuerza, armando un paquete que prácticamente no modifiqué.

Defiendes que no eres un teóricoUno tiene más una intuición que un concepto.

Una música interiorHay cierta cadencia que infunde algo que

el oído interno del lector va a reconocer.

De ahí tus luchas con los correctores de estilo que han trabajado en tus libros.Lo primero que hacen es ponerme comas

por todos sitios. En un libro de cuentos que se imprimió en Madrid en una de las páginas me habían agregado treinta y siete comas, ¡en una sola página!1. Cortázar en la Plaza de

Armas de Lima, Perú.2. La juventud es uno de los públicos que siempre se ha visto muy influido por sus obras.

El modo de Benedetti

BENEDETTI ROMPE EL MOLDE Y MÁS ALLÁ DEL QUÉ, EX-PLICA, A QUIEN QUIERA, EL CÓMO

Son implacablesTenía perfecta razón desde un punto de

vista gramatical y sintáctico. Pero yo nece-sitaba que pasara de otra manera, que con otro ritmo y otra cadencia se convirtiera en otra cosa que, siendo la misma, viniera con esa atmósfera.

No todos los autores responden a esa forma de escribirEs una discusión que he tenido muchas ve-

ces con un escritor tan grande y tan admira-ble como Mario Vargas Llosa. Es totalmente sordo a la música: no le gusta, no le intere-sa, no existe para él. Su prosa es una prosa magnífica que trasmite todo lo que él quie-re trasmitir pero que, para quienes tenemos otra noción, es una prosa que no contiene ese otro tipo de vibración.

Cortázar cuentista, Cortázar novelista. Parece que constantemente te quieran partir en dos, como una sandíaAlguna vez he comparado el cuento con la

noción de la esfera… está totalmente cerrada en sí misma, y cada uno de los infinitos pun-tos de su superficie son equidistantes del invi-sible punto central. Una novela no dará jamás la idea de una esfera; me puede dar la idea de un poliedro. El cine sería la novela y la foto-grafía, el cuento.

Has hablado alguna vez de intensidad y tensión. ¿Puedes poner un ejemplo?El tonel de amontillado. Se siente el len-

guaje de Poe tendido como un arco: cada pa-labra, cada frase ha sido minuciosamente cui-dada para que nada sobre, y al mismo tiempo hay una intensidad de otra naturaleza: está tocando zonas profundas de nuestra psiquis.

El humor es otra piedra angular en tu narrativa. ¿Qué humor te interesa?No hay nada más terrible que hablar en

serio del humor. Hay cosas que son cómicas pero no contienen eso de inexplicable que hay en el verdadero humor.

¿Nos pones un ejemplo?Alguien como Jerry Lewis es para mí un có-

mico y alguien como Woody Allen, un humo-rista. Lewis busca simplemente crear situacio-nes en las que va a hacer reír un momento; terminan en chiste, son sistemas de circuito cerrado. Allen en sus mejores momentos va muchísimo más allá: contiene crítica, una sá-tira o una referencia que puede ser incluso muy dramática. El humor puede ser un gran destructor pero al destruir construye.

Como en Macedonio Fernández…Convertir ese terrible vacío en una especie

de plenitud total de lo negativo.

Como en Ramón Gómez de la Serna…En sus novelas se adelantó en algún mo-

mento proféticamente al surrealismo.

Como en Boris Vian…Si hay algo que lamento es que el azar no

me haya hecho encontrar con él.

Benedetti, uno de los más destacados representantes de las letras uruguayas.

“UNA NOVELA NO DARÁ JAMÁS LA IDEA DE UNA ES-FERA; ME PUEDE DAR LA IDEA DE UN POLIEDRO. EL CINE SERÍA LA NOVELA Y LA FOTOGRAFÍA, EL CUENTO

Juan Cori Ch. / Periodista1

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perio

dico

decr

ecim

ient

oper

sona

l.com

flick

r.com

ovej

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ra.p

eru.

com

DIRECTORAdalid Cabrera Lemuz

EDITOR GENERALJavier Mancilla Luna

EDITOR DE LA ESQUINAMiguel A. Rivera G.

Colaborador: Juan Cori Charca

Diseño: Eusebio Lazo Sumi

Diagramación: Horacio Copa Vargas

Page 4: La Esquina 24-08-14

4 Domingo 24 de agosto de 2014

Astronomía y música son un ma-trimonio celestial. Cuando mira-mos al firmamento estrellado, es inevitable sentir la presencia de una armonía cósmica. Así le su-

cedió a Johannes Kepler, y por eso en 1619 ter-minó publicando Harmonices Mundi, una mi-rada revolucionaria a las órbitas planetarias. Kepler anotó que el movimiento orbital de los planetas se aproxima a una proporción armó-nica, con secuencias muy similares a las que se emplean en la composición musical. Para él, los planetas estaban cantando.

Puede ser que no estemos capacitados para oír los cantos de los planetas, pero podemos llenar el aire de la noche con música. Como astrónomo, encuentro el máximo placer en la observación del universo cuando acompaño mi tarea con la audición de una sonata para piano de Chopin o una sinfonía de Beethoven.

¿Qué hace que una “astromúsica” sea bue-na? Depende de los gustos personales. Así como algunos astrónomos prefieren llevar en su iPod música de Bach, Vivaldi o Mozart, conozco otros colegas que logran la conexión cósmica a través del jazz o incluso del rock. El sonido etéreo de la música New Age es especialmente apropiado para una noche de observación de los cielos. El álbum Heaven and Hell, publicado en 1975 por el compositor electrónico griego Van-gelis, se ganó un lugar muy especial en nuestra memoria por la utilización de su tercer movimiento en la serie documental Cosmos, de Carl Sagan.

Tal vez el ejemplo más notable de la “as-tromúsica” (aunque le pertenezca más a la as-trología que a la astronomía) es la suite Los planetas, compuesta por Gustav Holst entre 1914 y 1916. Son siete piezas que abarcan el sistema solar desde Mercurio hasta Neptuno, excluida la Tierra. Con mucha frecuencia las utilizan como música de fondo para planeta-rios. Y cuando la noche está nublada, siempre existe la posibilidad de reemplazar las obser-vaciones con una audición de esta obra.

Pero ninguna conexión entre música y as-tronomía estaría completa sin la mención de un famoso personaje que trabajó en ambas dis-ciplinas. Si yo pudiera revivir a una figura de la

historia para tener una conversación, elegiría a sir William Herschel. Estamos tan familia-rizados con sus contribuciones astronómicas que a menudo olvidamos sus comienzos como músico. Y hay que decir que fue un músico consumado. Sabía tocar varios instrumentos, incluyendo el oboe, el violín y el órgano, y fue un talento de la dirección orquestal así como

de la composición. Contemporáneo de Mo-zart, Herschel escribió 24 sinfonías y un

buen número de conciertos para oboe.Herschel pudo haber continuado

una carrera en la música, de no ser por la pasión que le causó el descu-brimiento de la astronomía cuando

tenía alrededor de 35 años. Insatisfe-cho con un telescopio que le prestaron,

se hizo autodidacta en la fabricación de estos aparatos. Y no le gustaba hacer cosas

a pequeña escala, así que en poco tiempo es-taba surcando los cielos con telescopios de re-flexión caseros de tamaño incomparable.

A diferencia de sus antecesores, que hicie-ron ocasionales excursiones telescópicas en el cielo de la noche, Herschel trabajó sistemáti-camente, diseccionando la bóveda celeste con la precisión de un cirujano. En esas investi-gaciones descubrió y catalogó estrellas do-bles, cúmulos estelares y nebulosas. Trazó un

mapa de la Vía Láctea y determinó el movi-miento del Sol y el sistema solar en dirección a la constelación Hércules.

Pero fue otro hallazgo el que le hizo ganar su lugar en la historia. La noche del 13 de marzo de 1781 divisó una estrella inusual al lado de Eta Geminorum. Cuando posteriores observacio-nes le revelaron un movimiento de ese objeto con relación a las estrellas del fondo, Herschel asumió que se trataba de un cometa distante. Pero la comunidad científica siguió estudiándo-lo, hasta llegar a una verdad indiscutible: Hers-chel había encontrado un nuevo planeta, cuya distancia del Sol era el doble de aquella que lo separaba de Saturno. Nada más apropiado que escuchar una sinfonía de Herschel mientras se observa por el telescopio el planeta que él descu-brió: Urano, el gigante helado.

¿De qué me gustaría hablar con Herschel? Lo pondría al tanto de los descubrimientos hechos desde su tiempo, señalando especial-mente cómo sus técnicas de observación es-tablecieron las bases de trabajo de la astrono-mía actual. Quizás entonces accedería a mi última petición: interpretarme uno de sus conciertos para oboe.

Caso contrario, el de un astrónomo más recordado por su música, es el de Brian May. La mayoría de la gente lo conoce como el guitarrista de Queen, pero estamos hablan-do de un doctorado en astrofísica. Así que mientras los fanáticos del rock marcan con el pie el ritmo de composiciones suyas como We Will Rock You, los estudiantes de astro-nomía se enfrentan a su tesis doctoral, Aná-lisis de las velocidades radiales en la nube de polvo zodiacal.

También conozco astrónomos de campo que evitan las composiciones musicales en favor de una sinfonía de la naturaleza. Una observación de la constelación de Orión a finales del invier-no es acompañada por el goteo rítmico de un témpano que se derrite. En la primavera, las ranas cantan en una ciénaga cercana mientras contemplamos el cúmulo galáctico de Virgo. A mitad del verano, un coro de grillos se com-bina con el espectáculo deslumbrante del cú-mulo globular M13 en Hércules, y al llegar el otoño nos encanta el sonido de la brisa arras-trando hojas mientras contemplamos la be-lleza mística de Andrómeda. El aullido de un coyote a lo lejos, el canto de una lechuza, el cascabeleo de ramas secas, son las obras maes-tras de una música natural.

Bien sea cargando un iPod, o con la serena-ta de la naturaleza, los astrónomos nos sentimos irresistiblemente atraídos por la música de las es-feras. No somos sólo observadores. Escuchamos.

Serenatas nocturnasDESDE FILÓSOFOS HASTA ROCKEROS, MUCHOS PERSONAJES HAN COMBINADO EL INTERÉS POR LA ASTRONOMÍA Y LA MÚSICA.

Glenn Chaple Astronomy Magazine