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LA TINTA INDELEBLE DE MACEDA HA CONSAGRADO SU VIDA AL DIBUJO, EL DISEÑO Y EL COLECCIONISMO, DEJANDO UNA PROFUNDA HUELLA EN LAS PÁGINAS DE LA HISTORIA DEL PERIODISMO Y LA ILUSTRACIÓN BOLIVIANAS. AGOSTO: ENTRE EL HAMBRE, LA OFRENDA Y EL AGRADECIMIENTO A LA PACHAMAMA PROTECCIÓN Y ABUNDANCIA SON LAS ESPERANZAS QUE SE DEPOSITAN EN LAS OFRENDAS QUE SE REALIZARÁN A LO LARGO DE TODO EL MES DE AGOSTO, A TRAVÉS DE RITUALIDADES ANCESTRALES QUE PERVIVEN EN EL TIEMPO, EN UN TIEMPO CONSAGRADO A LA MADRE TIERRA Y A LA FERTILIDAD. 4 Y 5 3 DOMINGO | 2 de agosto de 2015 | año 6 | N° 296 Carlos Barrios

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LA TINTA INDELEBLE DE MACEDAHA CONSAGRADO SU VIDA AL DIBUJO, EL DISEÑO Y EL COLECCIONISMO, DEJANDO UNA PROFUNDA HUELLA EN LAS PÁGINAS DE LA HISTORIA DEL PERIODISMO Y LA ILUSTRACIÓN BOLIVIANAS.

AGOSTO: ENTRE EL HAMBRE, LA OFRENDA Y EL AGRADECIMIENTO A LA PACHAMAMA

PROTECCIÓN Y ABUNDANCIA SON LAS ESPERANZAS QUE SE DEPOSITAN EN LAS OFRENDAS QUE SE REALIZARÁN A LO LARGO DE TODO EL MES DE AGOSTO, A TRAVÉS DE RITUALIDADES ANCESTRALES QUE PERVIVEN EN EL TIEMPO, EN UN TIEMPO CONSAGRADO A LA MADRE TIERRA Y A LA FERTILIDAD.

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DOMINGO | 2 de agosto de 2015 | año 6 | N° 296

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Hace algunos meses, en el cine 6 de Agosto, el director alemán Werner Herzog insistió duran-te su conferencia en decir que lo importante es leer. Con esta

premisa y a tan pocos días del inicio de la XX Feria Internacional del Libro de La Paz pare-ce necesario sugerir lecturas.

Siguiendo la recomendación de Herzog se puede empezar con un testimonio en su con-tra. Así es, la relación del director con el ac-tor Klaus Kinski ha brindado diversas opor-tunidades para entrar en polémicas. En Yo necesito amor, del propio Kinski, se desnuda un ser humano que narra sus memorias y propone mostrarse tal cual se ve. La tristeza de su infancia y adolescencia, su escandalosa confesión sobre su adicción al sexo, sus gran-des anhelos, en fin. El actor además reflexio-na sobre su oficio y sobre otros aspectos que tienen directa relación con el cine. “Una de esas ocupaciones que apestan bestialmente a letrina es la crítica, que los críticos cagan y otros untan en papel de periódico, que se esparce como mierda de perro y lo ensucia todo. ¿Es una profesión, eso de crítico? Eso que llaman clasificación de películas es el úl-timo estadio antes del reblandecimiento de-finitivo del cerebro. Surgen equipos enteros de críticos, paralíticos que cotorrean impo-tentes, impertinentes y arrogantes como fa-náticos religiosos. No temen que nadie los cualifique a ellos”. Así, Kinski se encarga de manifestar sus ideas.

Hay una etapa en la vida de Gabriel Gar-cía Márquez que está íntimamente ligada a la crítica cinematográfica. Dentro su obra pe-riodística se encuentra Entre cachacos I, una recopilación de artículos publicados en Bogo-tá en 1954 y prologados por el estudioso Jac-

os pocos días que faltan para el inicio de la XX Fe-ria Internacional del Libro de La Paz (FIL) traen consigo cierta nostalgia, no sólo por las anteriores ediciones de este evento (ya consolido como el más importante del país en el ámbito literario), sino por

las otras ferias, aquellas que son fruto de pequeñas iniciativas particulares (lo que no las hace menos importantes), pero que también marcan la memoria ferial de los asiduos a este tipo de actividades.

Aunque recién acaba de completar su tercera versión, se debe destacar a la Feria del libro de autor, organizada por el periodis-ta cultural y enciclopedista Elías Blanco Mamani, congregando a escritores para que se encuentren con sus antiguos y nuevos lectores, en una dinámica de intercambio de criterios y relacio-namiento directo escritor-lector.

Una acogedora y agradable informalidad caracteriza esta fe-ria, en la que cualquier autor publicado (aunque sea sólo de un libro), es bienvenido, y siempre encontrará una mesa o unos ta-buretes para mostrar su “producto” y ser parte de un ambiente amistoso y refrescante.

Otro encuentro que se está realizando hace aproximada-mente 15 años (aunque con cierta irregularidad) y con varias modalidades y cambios de espacios, es la Contraferia del libro, la que de manera clara y rotunda busca ser un espacio opues-

to a la FIL, con colectivos y activistas que además de libros ofrecen un abanico de formas de ver la vida, con una dosis de música (punk, metal, hip hop, trova y folklore) y varias activi-dades autogestionadas.

Otra alternativa es el Qhatu del libro, una actividad que has-ta la fecha completó las cinco ediciones, a la espera de saber si este año se podrá disfrutar de una sexta, y en la que se apuesta por libros a precios módicos y el trueque.

Más allá de estas experiencias “alternativas”, también están inscritas en la memoria colectiva las ferias que se realizaban en El Prado paceño y en el coliseo cerrado, congregando a asocia-ciones de libreros con joyas literarias usadas, y eran “el agosto” de coleccionistas y bibliómanos.

Muchos otros encuentros podrían sumarse a este recuento, que más allá de hacer una enumeración, pretende mostrar que más allá del tamaño y logística de un evento, lo que prima es la voluntad de los implicados, que en muchos casos (me animaría incluso a incluir a la misma FIL) apuntaron a crear un espacio para que la gente se reúna y encuentre el libro que esté buscan-do, sin tener como puntal al lucro, sino esa peculiar afición al libro físico (en primer lugar) y a la lectura como tal.

Ojalá esta FIL, que arranca esta semana, despierte estas sen-saciones y recuerdos en los asistentes, y los funda en lecturas y letras de sus protagonistas, que no son otros que los lectores.

con que tenía que enfrentarse. La primera de todas era que él prácticamente inauguró el género: antes de aparecer su crónica inicial no había habido en la prensa de Colombia una columna regular que hablara en forma tan sistemática de las películas estrenadas en Bogotá”. Así lo describe Gillard, así el lec-tor descubrirá algo más sobre crítica.

Para cerrar, la reedición del libro Luis Es-pinal y el cine, de Alfonso Gumucio Dagrón resulta ser una tercera opción importante a la hora de pensar en lecturas. “Podemos de-cir sin temor a equivocarnos que Luis Espi-nal fue el gran impulsor de la crítica cine-matográfica en Bolivia, no solamente porque ejerciera en la prensa, radio y televisión, sino porque además fue el maestro y guía de una nueva generación de críticos”.

A estas tres lecturas las unen la impor-tancia de sus protagonistas. Por un lado el testimonio propio de Kinski en sus memo-rias, por otra parte el estudio del trabajo periodístico de García Márquez que dialoga con su obra narrativa posterior, y en una tercera voz, GumucioDagrón, que hace un homenaje póstumo que con su rigor inves-tigativo aporta a la cultura nacional la vi-sión sobre un hombre que ha dejado una gran huella en los más diversos aspectos del cine en Bolivia.

Estamos ante posibles detonadores de nue-vas lecturas importantes, desde esta posibi-lidad es que la recomendación de lecturas se valida a sí misma en tanto puede dialo-gar con otros textos. En el caso particular de Yo necesito amor y Entre cachacos I, además permiten revisar filmografías, diseccionar etapas del cine, aproximarse de manera asis-tida a películas que marcaron épocas y ten-dencias. En el caso de Luis Espinal y el cine nos sugiere más bien pensar la labor social de la crítica y desde este punto reconstruir el pasado para repensar el horizonte de hoy.

Libros y cine

Las otras ferias

TEXTOS TESTIMONIALES, DE CRÍ-TICA Y ANÁLISIS TAMBIÉN PUE-DEN SERVIR PARA UN ACERCA-MIENTO VÁLIDO AL CINE.

Claudio Sánchez Crítico de cine

DIRECTORAdalid Cabrera Lemuz

EDITOR GENERALJavier Mancilla Luna

EDITOR DE LA ESQUINAMiguel A. Rivera [email protected]

Colaboradores: Marcelo Arduz Víctor Montoya Claudio Sánchez Juan Cori Ch.

Escriben en este número:Marcelo Arduz Claudio SánchezJorge Miranda LuizagaReynaldo González

Diseño: Eusebio Lazo Sumi

Diagramación: Horacio Copa Vargas

L

ques Gilard. Es conocida la pasión de García Márquez por el cine, y es en estos artículos que vemos parte de la etapa embrionaria de esta afición. “Los defectos de la crítica cine-matográfica de García Márquez se explican en buena parte por las limitaciones objetivas

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En la zona andina de Latinoaméri-ca se han mantenido casi intactas las ceremonias y ritos de origen prehispánico, a pesar de los pro-cesos de transculturación por el

contacto en la cultura occidental durante la Colonia y la República.

A lo largo de este tiempo, estos ritos se han redefinido y forman parte del imagina-rio social, donde la espiritualidad andina no ha perdido vigencia. En este proceso histó-rico, tanto las tradiciones del rito católico como las de lo andino han sufrido modifica-dos y de alguna manera se han sincretizado hasta alcanzar un grado de convivencia mu-tua y respeto solemne, como es el caso de los ritos dedicados a la Pachamama durante el mes de agosto.

Esta tradición se adecuó al calendario gregoriano, pero en tiempos prehispánicos estas ritualidades se realizaban en el segun-do mes del calendario andino, es decir entre el 20 de julio y el 16 de agosto.

Esta práctica se desarrolla en ese tiem-po porque la Madre Tierra está dispuesta a ser fertilizada y se utiliza la alegoría de que ella tiene hambre y hay que alimentarla en reciprocidad con las ofrendas correspon-dientes, para que a cambio esta divinidad brinde protección y abundancia a la vida, pero en términos de Vivir Bien, no de acu-mulación. Es un rito femenino por exce-lencia, de generosidad y a la espera de una buena cosecha.

Pacha Mama es un término compuesto por dos palabras: Pacha, que etimológica-mente significa “tiempo-espacio” las dos fuerzas que hacen a la existencia en este pla-neta, otras traducciones solamente son ale-gorías a este significado. La Palabra Mama, estrictamente traducida, según el diccio-nario de L. Bertonio, significa vientre, en-tonces Pachamama nos recuerda al vientre donde se genera vida en tiempo y espacio, es por eso que el concepto Pachamama está di-rectamente relacionado con la riqueza agro-pecuaria, no obstante, en la mayor parte de las poblaciones urbanas de Bolivia, Perú, Ecuador, el norte de Chile y Argentina, se mantiene vigente este rito a la fertilidad con algunas modificaciones afines a las necesi-dades de una sociedad moderna.

CARACTERÍSTICAS DEL RITUALEn esta época, el ritual por excelencia

es la wilancha, que se realiza en los sitios sagrados de las comunidades o ayllu, en el lugar donde se encuentra el orificio por el cual la Madre Tierra bebe la sangre y come la carne de una llama blanca. Hay que pre-cisar que es un ritual andino ancestral que se realiza en las wakas o apachetas. Guamán Poma ilustró la wilancha como se realizaba originalmente: se extraía el corazón y luego se recogía la sangre para utilizarla en la as-persión de las casas, las sementeras u otro lugar especial que la comunidad requería.

Este ritual estaba acompañado de una lujta u ofrenda, que se arma replicando el macrocosmos en un microcosmos. El espa-cio donde se arma la ofrenda está dividido en las tres esferas del universo de arriba para abajo: Alax Pacha, Akha Pacha y Man-qha Pacha. El naciente y el poniente de iz-quierda a derecha.

Dulces en forma de botellas, animales, estrellas, misterios con símbolos de los as-

tros, constelaciones del mundo andino, los cuatro elementos, símbolos de anima-les son los elementos que componen esta ofrenda, complementados por lanas de co-lores, cebo de llama, nuez, pan de plata y oro para adornar el feto de la llama, el titi mullu (pelo de gato montés), hierbas aro-máticas (q’oa, incienso y copal), claveles rojos y blancos (masculino y femenino res-pectivamente) y retama; todo sostenido por una hoja de papel sábana.

Luego, parte de la carne de la llama se la prepara para una comida comunitaria y se comparte con toda la comunidad. Los hue-sos y todo lo demás se entierran como ofren-da en ese sitio sacro. Esta práctica ya no se realiza en las ciudades.

RITO CITADINOEn las ciudades sólo se realiza la Lujta y

las ch allas correspondientes. La comida en-tre los participantes también es una parte importante de la tradición.

Los participantes, al inicio y durante el rito, ch’allan, es decir que comparten lo que están bebiendo con la Madre Tierra al dejar caer de sus vasos algo de bebida a la tierra. Entre otros objetos, se ofrecen hojas de coca, conchas ma-rinas mullu; el akulliku no debe faltar.

Este ritual es un acto de reciprocidad entre los humanos y la naturaleza a través de sus di-vinidades. Hoy en día se prioriza los primeros días de agosto como días principales, pero los ritos se practican durante todo el mes.

En la tradición ancestral, agosto es el mes del lakhansata (boca abierta) porque la Pa-chamama abre su boca para recibir ofren-das y renovar el compromiso de los huma-nos con la naturaleza y su protección, la que asegura salud, trabajo, casa y bienestar.

Estas ofrendas se realizan en negocios, oficinas y casas, pero también se practican en las dos apachetas tradicionales de La Paz: Waraq’o (sobre el camino a Oruro) y La Cum-bre (ingreso a los Yungas), reuniendo a fami-lias enteras y compañeros de trabajo.

Este mes no se debe realizar ritos negros o de venganza porque la Pachamama de-vuelve esas hechicerías a los que las reali-zan. También es un mes propicio para ben-decir a los difuntos, quitarse maldiciones, ritos de salud y limpiezas espirituales.

No está de más aclarar que la ofrenda a la Pachamama tiene como objetivo manifestar el agradecimiento por la vida, pero el senti-do del ritual se fue transformando y hoy en día los creyentes priorizan sus peticiones.

Agosto: mes de ofrendasLA RECIPROCIDAD ENTRE NATURA-LEZA Y HUMANOS SE RENUEVA CON OFRENDAS EN CAMPO Y CIUDAD

Jorge Miranda Luizaga Especialista en antropología filosófica de las culturas andinas

Las tres esferas del universo: Alax Pacha, Akha Pacha y Manqha Pacha están presentes en la ofrenda.

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El hombre detrás de la firmaCON HUMOR, UN ESTILO PARTICULAR Y MUCHO TRABAJO, BY: MACEDA OCUPA UN SITIAL PREFERENCIAL EN EL DIBUJO NACIONAL

Miguel A. Rivera La Esquina

DIBUJO

Lo que empezó como una especie de rebeldía adolescente, se convirtió en su forma de vida, después en una ca-rrera profesional y finalmente, en una marca registrada: By: Maceda.

Sus dibujos adornan innumerables publi-caciones: periódicos, publicidades, libros, re-vistas, afiches, almanaques, tarjetas, e inclu-so, álbumes de figuritas, a lo largo de más de 50 años de carrera, haciendo de Adrián Ma-ceda, un referente de la caricatura boliviana.

Vive en la zona norte de La Paz, donde goza de privilegiadas vistas de la ciudad des-de los pisos altos de su domicilio. Sin embar-go, escaleras abajo, es donde se encuentra su bunker, su hogar dentro de su hogar.

Se trata de su estudio. Un acogedor espa-cio destinado a cuidar el proceso creativo de Maceda, pero también para ser la guarida de tesoros de gran valor: colecciones de periódi-cos, suplementos culturales, revistas, comics y otros, muchas de las cuales comprenden el primer número de la publicación. Estas bitá-coras se encuentran ordenadamente apiladas

y conservadas en numerosos estantes que ro-dean la mesa del dibujante: su trono, desde donde ejerce con autoridad en el reino de la ca-ricatura. El artista no se explica de dónde vino esta afición por la colección, aunque reconoce que no le gusta botar nada, es más, siempre prefiere optar por reciclar. Antes de sacar con-clusiones, Maceda aclara: “No es por tacaño”.

Entre sus colecciones figuran 18 enciclope-dias, prolijamente organizadas en uno de los lugares más visibles de su sancta sanctorum. Maceda, con mucho orgullo, muestra los ra-diantes lomos de estos textos y aclara que no son sólo para uso personal: “Gente del barrio y padres de familia me llaman y me piden al-gún dato para las tareas, a veces vienen, otras les dicto por teléfono”, asegura. Otro de sus tesoros es una antigua agenda en la que con-signa aniversarios de nacimientos, muertes, días cívicos, hechos históricos y otros seme-jantes, fruto de sus múltiples lecturas y segui-miento de los informativos.

Estos días distan mucho de aquellos en los que Maceda sólo podía leer libros, no revis-tas ni historietas ni nada parecido, esto por lo estricto de su padre. Sin embargo, cuen-ta que esa prohibición lo motivó a prestarse esos materiales de sus compañeros (a la edad de 14 años) y así fortalecer la afición por el di-bujo que tuvo desde siempre.

Cuando cursaba el quinto curso de secun-daria conoció al entonces alcalde Raúl Sal-món de la Barra, quien lo felicitó tras ganar un concurso intercolegial de periódicos mu-

rales, (representando al histórico Ayacucho). Maceda recuerda que el burgomaestre le dijo: “Eres un verdadero artista, con el tiempo vas a ser uno de los grandes artistas de este país”. Eso fue el incentivo final, y así Maceda dibujó y dibujó y sigue dibujando.

Panorama, ATB, Impacto, Ulupica, Olla de grillos, Adán, Chuflay, Hoy, Presencia, La Ra-zón, Primera Plana y Última Hora son sólo la punta de un gran iceberg de medios de comu-nicación y empresas en las que Maceda dejó su pluma y arte, y que le valieron en 1997 un premio de la Asociación de Periodistas de La Paz en la especialidad Caricatura política, entre otras distinciones y exposiciones. “Un millón de dibujos hechos hasta hoy es poco”, afirma el artista.

Siempre estuvo ocupado, incluso ahora. Su día empieza (en su estudio) a las 09.00, cuan-do escucha informativos, lee y dibuja hasta la hora de almuerzo, tras el cual, sigue la jorna-da laboral en el mismo lugar. La compañía se la da la música, a través de clásicos latinos y temas románticos. Sin embargo, la verdade-ra compañía (la de su vida) se la da su espo-sa, Adela Encinas, con quien lleva casado 48 años y a quien reconoce como su mano dere-cha. “Ella me ayudaba, algunas veces armaba conmigo la publicación porque no me daba tiempo”, confiesa con orgullo Maceda. Con ella formó una familia, donde además de sus hijos, incluye a 29 ahijados.

En su mesa de dibujo se pueden apreciar lápices, reglas, tintas, estiletes y otras herra-

mientas para realizar su trabajo. Pero una computadora, ni por asomo. Y es que todos sus trabajos los ha realizado a mano, y consi-dera que esa es la forma de plasmar el estilo que tiene el artista.

De las estanterías saca fólders con muestras de sus trabajos realizados a lo largo de las pa-sadas cinco décadas, y muestra la técnica que requirió para efectuar un pintado particular o línea. Al mismo tiempo, el espectador asis-te a una especia de vitrina de personajes boli-vianos, con expresidentes, políticos y deportis-tas, entre otros. A criterio de Maceda no sólo le tocó trabajar con los mejores (periodistas), sino también retratar a los más reconocidos. En esta colección se destaca incluso un auto-rretrato, publicado por Hoy, celebrando la ca-ricatura número 500 de Maceda en ese medio.

Entre los muchos diseños que posee, se en-cuentran dos libros concluidos y a la espera de algún “padrino” para su publicación. Son un curso de dibujo humorístico y un libro de dibujo infantil, ambos fieles a su estilo y un recordatorio de la vena educativa de Maceda, quien en 1971 creó el primer suplemento es-tudiantil llamado Vitrinitas, que circuló con el diario Hoy.

Maceda es cordial, gentil y lúcido; una visi-ta a su casa y a la pequeña galería que montó es un viaje invaluable a la historia del perio-dismo nacional. Su talento, combinado con una buena dosis de iniciativa y esfuerzo, gra-ba con tinta indeleble su inconfundible firma en la historia artística boliviana.

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El hombre detrás de la firmaCON HUMOR, UN ESTILO PARTICULAR Y MUCHO TRABAJO, BY: MACEDA OCUPA UN SITIAL PREFERENCIAL EN EL DIBUJO NACIONAL

mientas para realizar su trabajo. Pero una computadora, ni por asomo. Y es que todos sus trabajos los ha realizado a mano, y consi-dera que esa es la forma de plasmar el estilo que tiene el artista.

De las estanterías saca fólders con muestras de sus trabajos realizados a lo largo de las pa-sadas cinco décadas, y muestra la técnica que requirió para efectuar un pintado particular o línea. Al mismo tiempo, el espectador asis-te a una especia de vitrina de personajes boli-vianos, con expresidentes, políticos y deportis-tas, entre otros. A criterio de Maceda no sólo le tocó trabajar con los mejores (periodistas), sino también retratar a los más reconocidos. En esta colección se destaca incluso un auto-rretrato, publicado por Hoy, celebrando la ca-ricatura número 500 de Maceda en ese medio.

Entre los muchos diseños que posee, se en-cuentran dos libros concluidos y a la espera de algún “padrino” para su publicación. Son un curso de dibujo humorístico y un libro de dibujo infantil, ambos fieles a su estilo y un recordatorio de la vena educativa de Maceda, quien en 1971 creó el primer suplemento es-tudiantil llamado Vitrinitas, que circuló con el diario Hoy.

Maceda es cordial, gentil y lúcido; una visi-ta a su casa y a la pequeña galería que montó es un viaje invaluable a la historia del perio-dismo nacional. Su talento, combinado con una buena dosis de iniciativa y esfuerzo, gra-ba con tinta indeleble su inconfundible firma en la historia artística boliviana.

1. El artista y su “mano derecha”, su esposa, Adela Encinas.2. Variados personajes del ámbito político y deportivo fueron retratados por el lápiz de Maceda. 3. Quizas, el lugar preferido del dibujante: su estudio.4. Una muestra de su talento.

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6 Domingo 2 de agosto de 2015

El jueves 6 de agosto, la Fundación Cultural del Banco Central de Bo-livia y el Archivo y Biblioteca Na-cionales de Bolivia presentarán el libro Yolanda Bedregal. Una mujer del

siglo XX en la vigésima versión de la Feria In-ternacional del Libro de La Paz.

La publicación de 160 páginas reúne reta-zos de la vida y la obra de la poeta boliviana más importante del siglo XX a partir de una investigación de archivo realizada por los lite-ratos Fernando Barrientos, Marco Montellano y Martín Zelaya. Se trata, según explican, de “un álbum de vida y obra” que resume crono-lógicamente la biografía de Bedregal, su con-texto histórico y cultural, y de producción de su obra, intercalando estos datos con una se-lección de su trabajo literario, fotografías per-sonales, documentos hemerográficos y opi-niones de destacados literatos e intelectuales. Los editores de la publicación dieron a cono-cer el contexto de elaboración de este libro.

Teniendo en cuenta que la obra de Bedregal ha sido ampliamente estudiada e íntegramente antologada, ¿cuál es el aporte de esta publicación?Fernando Barrientos (FB).- La totalidad

de la obra de Yolanda Bedregal ha sido publi-cada y estudiada, más bien falta una antolo-gía de su poesía, como señala Eduardo Mitre en su ensayo Yolanda Bedregal, a bordo de sí mis-ma. En Yolanda Bedregal, una mujer del siglo XX, además de presentar una selección de la obra poética y narrativa de la autora, el lector po-drá conocer la vida y la época que le tocó vivir y entender mejor el contexto de producción de su obra. Yolanda perteneció a la élite inte-lectual de mediados del siglo XX y a la genera-ción que vivió las consecuencias de la Guerra del Chaco y de la Revolución del 52. Fiel a su época, construyó una obra que daba cuenta de los hitos y sucesos que la habían determi-nado, trató de participar en los debates de su tiempo a través de aportes pedagógicos e in-tervenciones políticas, sin por esto dejar de abordar una perspectiva más literaria y per-sonal. También habría que destacar que pese a las condiciones sociales de la época respecto al rol de la mujer, Yolanda fue una de las fi-guras intelectuales más activas de su tiempo.

¿Cómo se elaboró esta publicación?FB.- Este libro tiene un formato de álbum,

compuesto por las fotos, recortes de periódi-cos y demás imágenes recabadas principal-mente en el archivo de la familia Conitzer-Bedregal, que gentilmente nos prestaron, especialmente su hija, Rosángela Conitzer y la nieta Alejandra Echazú. A través de esta ico-nografía se va presentando la vida de Yolanda año a año. El diseño gráfico del libro estuvo a cargo de Paola Bacherer. Paralelamente, Mar-co Montellano, Martin Zelaya y yo —quienes concebimos, diseñamos, produjimos y redac-tamos el trabajo— revisamos toda la biblio-grafía de Yolanda Bedregal, de la que se hizo una pequeña selección y también se consulta-ron los trabajos críticos sobre su obra.

Una de las características del trabajo es su recurrencia constante a recortes de prensa. ¿Qué revelaciones y conclusiones se saca del abundante material hemerográfico existente?Marco Montellano (MM).- La recurren-

cia a la prensa tiene dos motivaciones básicas:

La perenne vigencia de Yolanda BedregalLAS PÁGINAS DE UN ÁLBUM FAMILIAR SE CONFIGURAN EN UN RETRATO DEL ALMA DE UNA LAS ARTISTAS MÁS RE-PRESENTATIVAS DEL PAÍS Y DE AMÉRICA.

Reynaldo González FCBCB

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la primera, documentar la cronología que es-tructura la primera parte del libro, y la se-gunda, graficar las dimensiones de personaje público central en el quehacer cultural de la Bolivia del siglo XX que tuvo Yolanda.

Nuestro libro intenta ser un retrato amplio —íntimo y público— de la mujer que incorporó Bo-livia a su nombre y bautizó con el propio nuestro certamen de poesía más importante. La relación entre la literatura boliviana y los medios no pue-de ser explicada a partir de la interacción entre Yolanda y la prensa de su época puesto que ella constituía, a todas luces, un caso excepcional de incidencia evidente y sostenida en el campo cul-tural boliviano por varias décadas.

A 16 años del fallecimiento de la poeta, ¿cuál es la vigencia de su obra? ¿A qué se debe el interés persistente en la misma?MM.- Yolanda Bedregal está inscrita en

nuestra historia con letras doradas: poeta, na-rradora, artista plástica, bailarina, gestora, au-toridad… la vastedad de su obra (con cimas y simas, a decir de Mitre) y su dimensión de per-sonaje público hicieron que muchas institucio-nes y personas particulares se manifestaran con sentidos homenajes, el 2014, por el cente-nario de su nacimiento. Este libro, retrasado por diversos motivos en su presentación, esta-ba inscrito también a esta conmemoración.

Bedregal goza de plena vigencia entre los estudiosos de literatura, ninguno de los cua-

socio enemigo insoslayableamante avaro —pródigo traicionero— leal

que consume todo cuerpoengrillador de tobillosendulzador de labiosespinador de frentes

cosechador de placeresen abrazo caricioso

con medialuna de acerogozador de dentellada

que en rojo torna la nieveTe convoco

entre mis miedos fe y dudasa testigo no a verdugo

del que venga y de su vidaCuando tú Tiempo dueño ahítote despidas del reo que te poseetu ausencia no será perdurable

Portada del libro Convocatorias (1994)La última morderdura tan ansiada

o tan temidaes sólo tregua

en la lucha interminablepara alcanzar el NOMBRE

que no acaba nunca

Yolanda Bedregal - Convocatorias (1994)

IX TIEMPO, TÚ

les pone en duda su sitial dentro el corpus de las letras de nuestro país. Un claro ejem-plo de ello es su inclusión dentro la lista de los 200 libros de la Biblioteca del Bicentena-rio de Bolivia.

La obra de Bedregal ha sido estudiada en diversas publicaciones académicas de los últimos años, pero ¿cuál es, a su parecer, su incidencia en públicos no especializados y/o en su influencia en la obra de poetas contemporáneos?Martín Zelaya (MZ).- Indudablemente, al

margen de la academia —que aprecia parte de su poesía y prosa con distintas consideracio-nes— fue la obra que Yolanda dedicó a los ni-ños la que más pegó en el imaginario popular. ¿Quién no cantó o bailó de niño, en escuelas de todo el país, la adaptación de su poema Imilla?

Además, como pocos, tiene un libro clásico, casi canónico y con innumerables reediciones: El cántaro del angelito. Su pasión y genuina dedi-cación hacia la literatura infantil tienen una justa y ecuánime retroalimentación.

Desde tu experiencia en esta publicación, ¿qué campos de interés de la vida y obra de Bedregal quedan pendientes para futuras investigaciones y/o trabajos recopilatorios?MZ.- Indudablemente la arista que este

trabajo toca casi de manera primicial, pero que no puede explotarse a profundidad por el formato de álbum elegido: la dimensión de Yolanda como mujer líder, como figura públi-ca, como gestora cultural y representante de la cultura y las letras bolivianas en el resto del mundo.

Seguidamente, sería muy importante aproximarse con detenimiento a algunas pro-sas inéditas e inconclusas que se publicaron en sus Obras completas, monumental trabajo editado hace algunos años por Plural, y enca-bezado por destacados académicos liderados por Leonardo García Pabón. Considero que hay material muy interesante, prácticamente desconocido, y que supera en muchos casos a sus libros más difundidos.

Este libro es comparable a un aguayo de esos que tanto admiraba y coleccionaba Yolanda Bedregal.Los aguayos son más que un entramado de hilos y hebras sustentados por una urdimbre invisible, pero imprescin-dible. En ellos se plasma la concepción previa que nace y crece en la mente del tejedor y que luego elaboran sus hábiles manos con amor y paciencia, combinando colores, dibujos y texturas que cuando se desprenden del telar se enmarcan en un rectángulo ideal.En este libro se despliega, como en un gran aguayo, la vida de mi madre Yolanda Bedregal y se puede atisbar ambas caras del tejido; el anverso y el reverso, la vida pública y la vida privada de una mujer del siglo XX. Perci-bimos colores vivos, alguna que otra franja es más bien sombría, otra monocroma, resaltan figuras estilizadas representando personajes, escenarios y sucesos y uno que otro atisbo de los hilos ocultos. El telar, el marco ideal no es otro que Bolivia en el siglo pasado.

Rosángela Conitzer de Echazú

1. Yolanda retratada por Martín Chambi.2. Bedregal en su escritorio (década de los 90’s).3. Tapa del libro editado por la Fundación Cultural del Banco Central de Bolivia y que se presentará este jueves.

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8 Domingo 2 de agosto de 2015

Si de acuerdo a la tradición, la pere-grinación evangelizadora que em-prende la Virgen María alcanza el extremo occidental del mundo (en-tonces conocido la “finis terrae”),

en la América morena junto al Santo de Com-postela se completa la noción de la Vía Láctea, pues entre la legión de imágenes que arribaron al Nuevo Mundo, las que más conmovieron el sentimiento de los pobladores nativos fueron las de Virgen María y el apóstol bautizado en esta parte del continente: Tata Santiago.

La famosa Nueva crónica y buen gobierno, de Guamán Poma de Ayala —que este año cum-ple el cuarto centenario de su franqueo al Rey de España— presenta a Santiago en la capital incásica en la insurrección general de 1535, cuando las huestes del Inca habían acorralado al puñado de cristianos que quedaba del más de centenar y medio que llegaron al Cusco, y habiendo prendido fuego al galpón donde se hallaban refugiados, en momentos que iban a morir abrazados en las llamas, aparece la Vir-gen defendiéndolos con una llovizna que apa-ga el fuego ante la mirada estupefacta de los nativos, que a partir de ese momento se incli-nan hacia la nueva fe.

Este episodio, que constituye la primera apa-rición de la Virgen María en tierras del Nuevo Mundo, es referido como hecho histórico por nu-merosos cronistas como Garcilaso, Gomara, Tor-quemada, San Nicolás, Calancha, Acosta, Bocio, Botero y, entre otros, el insigne Pedro Calderón de la Barca, que con mayor detalle plasma los pa-sajes referentes al arribo de los conquistadores y la aparición de la Virgen en el drama sacro titula-do La aurora en Copacabana (Madrid 1651).

Guamán Poma también señala que secun-dando el milagro, el apóstol Santiago apare-ció sobre los cielos del Cusco montado en brio-so caballo blanco y blandiendo en lo alto su espada cayó cual fulminante rayo sobre los ejércitos del Inca en la que se consideraba in-expugnable fortaleza de Sacsahuamán, “des-baratándolos en lo que dura un abrir y cerrar

de ojos”, por lo cual los nativos desde entonces lo identifican con la poderosa deidad Illapa.

En recordación de ambos milagros, se le-vantó en el Cusco la magnífica catedral con vista a la plaza de Armas y en el preciso lugar donde apareciera la imagen divina se insta-ló la Capilla del Triunfo, colocándose en 1664 dos enormes lápidas con inscripciones en pie-dra tallada a ambos lados del portal de ingre-so, recordando los milagros de la Virgen Ma-ría y el apóstol Santiago.

Aunque inicialmente la Virgen —cual si se tratara de una hechicera que acompaña a los cristianos— es recibida con pasmo y terror, pues Cieza de León afirma que los indígenas “cuando peleaban contra los españoles veían que junto a ellos andaba una figura celestial que en ellos hacía gran daño” (un gráfico de Poma la muestra echándoles rayos o tierra en los ojos). Sin embargo, a medida que conocen sus bondades maternales cambia radicalmen-

te su apreciación, despertando en ellos un fer-vor inusitado cual se tratara de una madre que los ampara inclusive contra la explota-ción hispana. Cabe recordar que las rebelio-nes de los Tupac Amaru y Kataris portaban estandartes de la Virgen, de manera similar a las de Chiapas (México) en nuestro tiempo.

Pasada la insurrección, en la excapital incai-ca se establecen grandes festividades nombrán-dola Santiago del Cusco, y los nativos comien-za a invocar la ayuda del apóstol-Illapa (rayo) para librarse de los invasores, iniciando la cos-tumbre de pintar su figura en proyectiles he-chos de meteoritos o “piedra rayo”, que según los cronistas Acosta y Polo de Ondegardo los lanzaban con hondas, pronunciando en ritos guerreros la palabra Usachun, que en quechua significa “suceda en nosotros la victoria”.

Hechos como los mencionados finalmente lograron consolidar la adopción de la nueva fe entre los pobladores de la América morena.

Algo más que etimologías: Compostelana (ruta) (parte 2)VARIAS CRÓNICAS RELATAN LAS PROEZAS Y MILAGROS DEL TATA SANTIAGO EN AMÉRICA.

Marcelo Arduz RuizEscritor

Una de las muchas representaciones del Tata en la que encarna a un guerrero victorioso.

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