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PACHAMAMA INMEMORIAL LAS MUCHAS REPRESENTACIONES Y MITOS ALREDEDOR DE LA MADRE TIERRA DAN CUENTA DE SU IMPORTANCIA PARA LAS CULTURAS, PERO PRINCIPALMENTE DE LA ANTIGÜEDAD DE SU GÉNESIS. MÁS ALLÁ DEL TERROR MIGUEL SEQUEIROS, MÁS QUE UN FAN O UN AUTOR DE LA LITERATURA DE TERROR, ES UN ABANDERADO DE ÉSTA, PROMOVIENDO SU DIFUSIÓN COMO LA DE CUALQUIER OTRO GÉNERO LITERARIO CON EL OBJETIVO CLARO DE IMPULSAR LA LECTURA EN GENERAL, ADEMÁS DE RESCATAR LA CULTURA ORAL NACIONAL. 8 8 DOMINGO | 30 de agosto de 2015 | año 6 | N° 300 pinterest.com

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PACHAMAMA INMEMORIAL

LAS MUCHAS REPRESENTACIONES Y MITOS ALREDEDOR DE LA MADRE TIERRA DAN CUENTA DE SU IMPORTANCIA PARA LAS CULTURAS, PERO PRINCIPALMENTE DE LA ANTIGÜEDAD DE SU GÉNESIS.

MÁS ALLÁ DEL TERROR

MIGUEL SEQUEIROS, MÁS QUE UN FAN O UN AUTOR DE LA LITERATURA DE TERROR, ES UN ABANDERADO DE ÉSTA, PROMOVIENDO SU DIFUSIÓN COMO LA DE CUALQUIER OTRO GÉNERO LITERARIO CON EL OBJETIVO CLARO DE IMPULSAR LA LECTURA EN GENERAL, ADEMÁS DE RESCATAR LA CULTURA ORAL NACIONAL.

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DOMINGO | 30 de agosto de 2015 | año 6 | N° 300

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2 Domingo 30 de agosto de 2015

En un momento en que el afán por rejuvenecer nos ha llevado hasta el uso de embriones de pato o la cáma-ra hiperbárica, también persisten métodos más simples y baratos para

cambiar de apariencia, por ejemplo, un corte de pelo. Con éste aludo a esa opción rápida para proyectarnos en el mundo y cuyos efectos se-cundarios, en el peor de los casos, se expresa en trasquilones, cuando el local es de medio pelo. Asunto de poca monta, cuando hasta un trasquilón puede tomarse hoy como un defecto intencional de la vanguardia capilar.

Aunque suene traído de los cabellos, el acto de cortarse el cabello mejora el ánimo y re-laja tanto o más que los realizados en lechos y divanes. Conozco personas que van a la pe-luquería por lo menos cada quincena, en un intento por depilar las penas o desbastar su aburrimiento. Tanta importancia ha cobrado el oficio que hemos pasado del barbero de ópe-ra al estilista profesional.

Sólo este artista sabe contemplar la forma de un rostro antes de echar tijera y liberar, corte tras corte, aquella belleza atrapada en-tre la melena. Al tiempo que escucha, en con-fidencia, los peliagudos asuntos que afectan a sus clientes y los alegra con rayitos y gracejos, de esos que le sacan pelo a una calavera.

Es cierto que algunos barberos, como el de Sevilla, no tenían pelos en la lengua para pla-ticar de lo humano y lo divino, desde la filoso-

fía casera hasta los chismes de alcoba, y que tampoco tenían un pelo de tontos cuando se trataba de intrigar. Pero se prefiere su papel de terapeutas al de enredadores. Algunos has-ta se han desgreñado por causas políticas y han tenido que rasurar de mala gana el cuello de sus adversarios, venciendo la tentación de practicar el único corte que consideraban con-veniente: el de franela.

Desde esos tiempos erizados ya se usaba el símbolo de la espiral giratoria que el temor lee como un hilo de sangre. El roce de la bar-bera afilándose en el cuero produce una músi-ca de horror que aterró al mismísimo Poe. Por algo este poeta se imaginó a un gorila que ro-baba la hoja filosa para irse a la calle Morgue no precisamente a motilar ovejos.

Tales historias ponen los pelos de punta a cualquiera y explican la resistencia de esos genios de luengas cabelleras, como Leonar-do, Rasputín o el Pibe Valderrama, a tratar con peluqueros. A veces creo que hasta en el relato de Sansón subyace el temor de los hebreos a una peluqueada mal dada, y tal parece que a Dalila le faltaba mucho pelo para el moño, pues se sabe, de buena fuen-te, que nunca pasó por la academia Mariela (N.E. Escuela de belleza colombiana funda-da en 1956).

El miedo a la motilada se disfrazó de re-beldía durante cierta época en que los pa-dres tenían que llevar a rastras a sus hijos a

la peluquería para que se convirtieran en ciu-dadanos. Las mechas largas significaban ir a contrapelo de la cultura reinante y del servi-cio militar. Ahora, al contrario, la onda que predomina es llevar el pelo al rape, como un recluta; o hacerse esculpir una alcachofa a lo Bart Simpson. Por esos atractivos, la silla de barbería es ya el único lugar donde un adoles-cente puede sentar cabeza.

Los anticuados peluqueros de pueblo hoy son admirados por los muchachos. Sólo aquéllos son capaces de rapar con máquina de cuchilla y tener la paciencia y el cuida-do de un jardinero que poda un prado pú-blico. Son los únicos que intentan remover con cepillos entalcados y sacudir hasta la inutilidad esos pelitos que se aferran como piojos a su dueño.

Las peluquerías, como las modas de pei-nados, se transforman para demostrar que en estas artes todo es efímero, hasta la per-manente. Sin embargo hay hábitos muy pro-pios de los salones o salas de belleza. Sien-do tan actuales en las tendencias, sólo en ellos se pueden encontrar revistas Buenho-gar y Vanidades de las épocas de la guerra de Vietnam, con entrevistas a Frank Sinatra o a Onassis. Uno recuerda entonces los años en que nuestras tías metían la cabeza, enru-lada, debajo de unos secadores de pelo que parecían réplicas del Apolo 11 y se dejaban venir unos olores a laca, removedor de uñas y flequillos chamuscados.

Ante un desempleo que crece de modo despelucado, no es raro que se abran salo-nes de belleza como los de antes. A veces los funda, por ejemplo, una pilosa muchacha de barrio que, ante el fracaso con un novio que la dejó con los crespos hechos, decide alquilar un local en aras de la independen-cia. Lo primero que hace es conseguir ca-setes con baladas románticas de esas que tampoco pasan de moda en las peluquerías. Y es que, a menudo, los únicos fondos con los que cuenta un microempresario capilar son los fondos musicales de Camilo Sesto, Raphael o Palito Ortega.

Con pelos y señalesLA PELUQUERÍA Y EL CABELLO PROVOCAN UNA SERIE DE REFLEXIONES ESTÉTICAS Y CULTURALES

Fernando Mora MeléndezEl Malpensante

DIRECTORAdalid Cabrera Lemuz

EDITOR GENERALJavier Mancilla Luna

EDITOR DE LA ESQUINAMiguel A. Rivera [email protected]

Colaboradores: Marcelo Arduz Víctor Montoya Claudio Sánchez Juan Cori Ch.

Escriben en este número:Verónica Linares Pérou Marcelo Arduz Claudio SánchezVíctor Montoya

Diseño: Eusebio Lazo Sumi

Diagramación: Horacio Copa Vargas

lamó la atención de numerosos internautas y portales virtuales de variedades y ocio, una convocatoria para “turistas profesionales”, para trabajar “descansando” y valorando la atención recibida en distintos destinos. Como cualquier otro trabajo, existe una remunera-

ción económica de por medio.¿Cómo se evalúa la profesionalidad de un turista? ¿Por el tiempo que

duran sus vacaciones? ¿Por la cantidad de destinos visitados en cierto espacio de tiempo? ¿Por las actividades que realiza cuando viaja? Indu-dablemente, un turista profesional, para ser tal, debe tener un vasto ba-gaje de viajes a distintos confines del planeta, para lo cual ha tenido que emplear una considerable cantidad de dinero, y para llegar a disponer de este capital y destinarlo a sus vacaciones, debería tener un excelente trabajo “normal” que además de pagar bien, le otorgue unas largas vaca-ciones, permitiendo al otrora “estudiante turístico”, ausentarse de esta fuente laboral por varias semanas, muchas veces al año.

Indudablemente, estas vacantes no obedecen a una crisis laboral, por el contrario, reflejan un espacio cuasi utópico en el que es posible ganar dinero sin hacer algo que en teoría parece sencillo y divertido.

La labor de los contratados consiste específicamente en probar productos turísticos, realizar actividades de la misma índole y do-

cumentarlo todo en un blog, dando cuenta de sus impresiones. Es decir que básicamente lo que se busca es un reportero, pero bajo un título más elaborado que le otorgue un status diferenciado, además de las responsabilidades que esto conlleva.

Sin embargo, esto va más allá, puesto que técnicamente, este viajero está tomando vacaciones pero trabajando en ellas, lo que desmerece la esencia de una vacación. Más adelante, una vez con-cluido el trabajo, el “turista profesional” seguramente incluirá la experiencia en su hoja de vida y buscará labores similares para am-pliar sus horizontes, quizás no encuentre estas oportunidades, y tenga que conformarse con un trabajo normal, quizás en una ofici-na, en la que después de cierto tiempo, solicite sus vacaciones, para encontrarse nuevamente en esa gris zona en la que estuvo hace un tiempo y deba descansar, aunque ésa era antes su función laboral. Probablemente retomará su blog y contará sus experiencias, y hará lo mismo que hacía antes, pero sin sueldo, entonces, de “turista pro-fesional”, ¿se habrá convertido en “turista ad honorem”?

Ya sea de manera profesional u honoraria, viajar siempre será el mejor oficio del mundo, pese a lo que proclamaba García Márquez sobre el periodismo, pese a que de alguna forma, la empresa que lanzó esta convocatoria laboral, unió estas dos labores.

Turistas profesionalesL

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3Domingo 30 de agosto

de 2015

E l mundo celebrará, en octubre de este año, los 50 años de vida de uno de los formatos cinema-tográficos más interesantes del siglo XX: el Super 8, por ello ya

se preparan diversas celebraciones en va-rios países.

En Bolivia, Diego Torres es uno de los tes-tigos y protagonistas más importantes de la producción de Super 8. Cineasta outsider, su obra atraviesa cuatro décadas de la historia del cine nacional, y su filmografía se enri-quece con producciones realizadas en dife-rentes formatos. Torres inscribe su nombre como el primer cineasta en estrenar un lar-gometraje digital boliviano, se trata de su película Alma y el viaje al mar, que en enero de 2003 fue presentada comercialmente en la sala Modesta Sanjinés de la Casa de la Cul-tura de La Paz.

Sobre el Super 8, el también director del Festival Internacional de Cine GLBT de La Paz reflexiona y dice: “A mí me parecería un error que por una razón de mercado desapa-rezca una posibilidad de creación artística”.

PRIMERA ÉPOCALa historia del Super 8 puede ser ras-

treada a través de la memoria de Torres, quien cuenta que llegó a Bolivia a fines de los años 60, y a principios de los 70 ya se empezó a utilizar de forma creativa. La considera una película de muy buena cali-dad, con un granulado muy fino que per-mitía una imagen cinematográfica muy buena. También recuerda que las primeras cámaras para ese formato que llegaron a Bolivia las trajeron personas que habían vivido o tenido alguna estadía larga en Es-tados Unidos. Con estos equipos ya en el país, algunos artistas plásticos empezaron a utilizarlo como una forma de realizar cortometrajes.

El Primer Concurso de Cortometrajes Super 8 se realizó el martes 17 de mayo de 1977. Torres rememora que el Premio Cón-dor de Plata fue muy importante para que se pudiera ver el Super 8 a través de una categoría específica, permitiendo la visi-bilización específica de los cortometrajes participantes.

El 21 de agosto de 1971, el entonces co-ronel Hugo Banzer Suárez encabezó el gol-pe de Estado contra el gobierno popular de Juan José Torres. Paradójicamente, fue du-rante la represión militar de esta dictadura (que coartó las libertades civiles) cuando se vivió el esplendor del cine experimental y el Super 8. “Creo que entre el 72 y el 78 es el tiempo en el que este formato tuvo bastan-te uso”, indica. En 1978 cae la dictadura y se vive una pequeña primavera democrática. “El 79 inclusive, en la misma universidad (UMSA) se abrió el Taller de Super 8”.

En 1980 sucedería el último golpe de Es-tado de la historia boliviana, luego del ne-

fasto episodio encabezado por Luis García Meza, la economía nacional quedó tan dete-riorada que el primer gobierno de la nueva democracia, con Hernán Siles Zuazo como presidente, tuvo que sufrir la mayor infla-ción de todos los tiempos. Torres recuerda y sostiene: “Ya por razones económicas el ac-ceso se volvió inaccesible, fueron los años ochenta y teníamos la hiperinflación”.

Torres fue también una víctima de las vi-cisitudes económicas que vivió el país en los años ochenta: “La forma en la que se cor-tó esa producción, fue una consecuencia de factores externos, la hiperinflación fue un factor fundamental. Las películas se las compraba de afuera, las cámaras también, el revelado se lo hacía en el exterior y los costos ya eran imposibles”.

SEGUNDA ÉPOCAEl año 2009, como gestor, Diego Torres se

propuso reunir la mayor parte de la produc-ción de cine experimental realizado en los años 70. Bajo el título de Los años ácidos, editó un DVD que reúne trabajos propios y de otros realizadores como Jaime Taborga o Rodolfo Asbún.

La cristalización de este proyecto tan an-helado no sólo contribuyó al rescate de la memoria cinematográfica boliviana, sino que también despertó en el cineasta la vieja necesidad de seguir haciendo cine en Super 8. “Lo que pasó es que al ver de nuevo estos cortos, al hacer la primera digitalización, volví a sentir que el cine era eso, que sí po-día usar otros formatos, pero que no sentía esa misma relación que me daba el ver el ce-luloide. De ahí que volví a buscar otra vez, laboratorios, película, me pregunté si había gente que seguía filmando en Super 8”.

En 2010, el cineasta estrenó un mediome-traje en Super 8, protagonizado por Jorge Ortíz (uno de los actores más importantes del cine en Bolivia). Vuelve Torres a reflexio-nar: “Y claro, al hacer La montaña interior, yo dije: para mí el cine es hacer esto”.

Durante los últimos años, Torres ha se-guido produciendo cortometrajes en Super 8. Su deseo de los años 80, de realizar un largometraje con este tipo de película se hará realidad en los próximos meses cuan-do estrene su nueva producción. “Mientras se pueda comprar película y los laboratorios funcionen yo voy a seguir filmando en Su-per 8”. Así concluye Torres, un outsider del cine boliviano, que no claudica a la hora de perseguir sus proyectos.

Diego Torres: Para mí el cine es hacer estoA TRAVÉS DE SU OBRA, UN CREADOR AUDIOVISUAL BOLIVIA-NO PROVOCA LA REFLEXIÓN SOBRE EL FORMATO SUPER 8.

Claudio Sánchez Crítico de cine

El cineasta Diego Torres.

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bbok

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El terror: arma para el rescate de la lectura en Bolivia“PADRES Y MADRES, NO LE TEMAN A LA LITERATURA DE TERROR, TEMAN AL HECHO DE QUE SUS HIJOS NO LEAN NADA”.

Miguel Sequeiros Cardozo

Miguel A. Rivera La Esquina

LITERATURA

El terror tiene una presencia casi constante en diversas ferias y encuentros literarios del país. Esto se debe no sólo al crecien-te interés del público por este

género, sino por el esfuerzo de escritores como Miguel Sequeiros Cardozo, quienes de forma autónoma difunden su trabajo e instan a la lectura en el país.

Tu presentaciónTengo 40 años, nací en Colquiri, provincia

Inquisivi de La Paz; mi familia se trasladó a Potosí cuando yo era muy pequeño, así que realicé mis estudios de primaria y secundaria en el Colegio Franciscano de Potosí, soy admi-nistrador de empresas, titulado en la Univer-sidad Tomás Frías. Comencé a escribir hace unos 10 años, no obstante desde niño cultivé mi afición por la lectura, mi hermano Mar-co fue quien me impulsó y fomentó mi há-bito. He escrito y publicado tres libros: Som-bras siniestras (cuentos de terror), en conjunto con Vanessa Giacoman; La eternidad del último abrazo (cuento basado en una historia real ocurrida en Colquiri) y Sanguinum (cuentos de terror); por otra parte he compilado una an-tología de cuentos clásicos de terror llamada In memoriam; tengo muchos proyectos en los cuales estoy trabajando, entre ellos los tres to-mos siguientes de Sanguinum.

¿Cómo incursionas en este género?Desde niño era lector, por otra parte, mi

abuelita me contaba innumerables histo-rias del sur de Potosí, más precisamente de la zona de Tupiza, Siete Suyos, Atocha, etc. Además, la innumerable cantidad de histo-rias en cada recoveco de la ciudad de Potosí siempre me cautivó, de hecho, la casa en la cual viví parte de mi infancia y juventud se encontraba frente a la Casa de Moneda, así que también tenía su dosis de historias y fantasmas, esa casa me sirvió como inspi-ración de manera recurrente para varios re-latos como: El círculo, Effugit tenebris y otros. Poco a poco una cosa llevó a otra, comencé a leer a otros autores a nivel nacional e in-ternacional y con el tiempo nació mi pri-mer cuento.

¿Crees que existen preconcepciones y estereotipos sobre la literatura de terror, sus temáticas y sus autores?Desde siempre. Creo que es necesario en

primer lugar diferenciar el terror y el horror, el terror está relacionado con todo aquello que asusta, pero tiene una explicación racio-nal, por ejemplo la aracnofobia, un asesino, etc. Mientras que el horror implica lo para-normal, cosas que no tienen una explicación lógica, como los fantasmas o los duendes.

Creo que últimamente se ha abusado de-masiado de lo grotesco den-tro de la literatura de terror, lo sangriento y visceral ha tomado una importancia des-medida y en parte es el motivo por el cual mu-cha gente rechaza este género, no obstante si se leen los cuentos de te-rror clásicos asustaban sin necesidad de recurrir a cuatro litros de sangre y dos kilos de tripas.

En este sentido, con-sidero que un tema es-cabroso puede ser en-focado sin necesidad de recurrir a lo vulgar o a lo grotesco e igualmen-te puede provocar miedo. Creo que provocar miedo en un lector es algo bastante complicado, especialmente ahora que la gente se en-frenta diariamente al contenido explícito de manera libre mediante medios de comu-nicación e internet.

Lo que más me molesta es la doble moral en nuestro medio; se critica y prejuzga un li-bro sólo por el hecho de que tenga la palabra terror en su tapa, o por un título sugestivo, sin embargo son esas mismas personas las que permiten el acceso irrestricto a sus hijos a internet y programas de televisión pensa-dos para adultos, ¿Alguna vez vieron el con-tenido de muchos programas de los canales catalogados como infantiles? ¿Los padres Fa

cebo

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Sequiros y Vanessa Giacoman cultivan el género del terror (izquierda); un dibujo del autor que representa a el espectro de la sombra (arriba).

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El terror: arma para el rescate de la lectura en Bolivia“PADRES Y MADRES, NO LE TEMAN A LA LITERATURA DE TERROR, TEMAN AL HECHO DE QUE SUS HIJOS NO LEAN NADA”.

Miguel Sequeiros Cardozo

¿Crees que existen preconcepciones y estereotipos sobre la literatura de terror, sus temáticas y sus autores?Desde siempre. Creo que es necesario en

primer lugar diferenciar el terror y el horror, el terror está relacionado con todo aquello que asusta, pero tiene una explicación racio-nal, por ejemplo la aracnofobia, un asesino, etc. Mientras que el horror implica lo para-normal, cosas que no tienen una explicación lógica, como los fantasmas o los duendes.

Creo que últimamente se ha abusado de-masiado de lo grotesco den-tro de la literatura de terror, lo sangriento y visceral ha tomado una importancia des-medida y en parte es el motivo por el cual mu-cha gente rechaza este género, no obstante si se leen los cuentos de te-rror clásicos asustaban sin necesidad de recurrir a cuatro litros de sangre y dos kilos de tripas.

En este sentido, con-sidero que un tema es-cabroso puede ser en-focado sin necesidad de recurrir a lo vulgar o a lo grotesco e igualmen-te puede provocar miedo. Creo que provocar miedo en un lector es algo bastante complicado, especialmente ahora que la gente se en-frenta diariamente al contenido explícito de manera libre mediante medios de comu-nicación e internet.

Lo que más me molesta es la doble moral en nuestro medio; se critica y prejuzga un li-bro sólo por el hecho de que tenga la palabra terror en su tapa, o por un título sugestivo, sin embargo son esas mismas personas las que permiten el acceso irrestricto a sus hijos a internet y programas de televisión pensa-dos para adultos, ¿Alguna vez vieron el con-tenido de muchos programas de los canales catalogados como infantiles? ¿Los padres

ponen filtros de violencia o contenido para adultos en internet? ¿Saben qué videos o pe-lículas ven sus hijos?

¿Cómo se puede terminar con estas preconcepciones y “sanear” el género? ¿Cómo acercar a más lectores?En otros países, la fantasía, la ciencia fic-

ción y más específicamente el género de te-rror no son mal vistos, es más, personajes tales como Drácula o Frankstein están pre-sentes en libros infantiles para niños de tres

o cuatro años en ade-lante, ¿Por qué? Porque son personajes inofen-sivos que llaman la atención de los niños.

En general, la lite-ratura de terror es tan inofensiva como cual-quier otro género, ob-viamente no es para todos, y debe tener restricciones al igual que la literatura eróti-ca u otro género. Con-sidero que un lector que se inició leyendo cuentos o novelas de terror no se limitará simplemente a leer este género, quizás sí lo haga por un

tiempo, pero con el tiempo ampliará su horizonte. Padres y ma-dres, no le teman a la literatura de terror, te-man al hecho de que sus hijos no lean nada, eso sería catastrófico, déjenlos leer un libro de cuentos que son sólo eso, cuentos, no tie-nen pociones mágicas ni invocarán espíritus leyéndolos, he conocido chicos que no leyeron nada hasta que encontraron el libro adecuado para ellos, déjenlos escoger, y si no es un libro de terror, no importa, aquí lo que importa es que lean.

El terror está presente en las narraciones orales de nuestros abuelos y ancestros, tanto en la

ciudad como en el campo, ¿de qué forma se puede revalorizar estas tradiciones? Y ¿este tipo de oralidades y leyendas han ejercido alguna influencia en ti y tus obras?Nuestra cultura oral es hermosa, varia-

da, misteriosa y cautivadora, lamentable-mente se va perdiendo cada día porque no le damos el valor que merece. ¿Cómo sur-gió Drácula y en general los vampiros? Eran una antigua leyenda perdida en alguna re-gión de los Cárpatos, a John Pollidori se le ocurrió darles ese aire distinguido y miste-rioso, ahora son seres mundialmente cono-cidos, temidos y principalmente leídos.

En nuestro medio tenemos al kharisiri o kari kari, al lari lari, al anchanchu y otros, ¿por qué no usarlos como personajes para cómics, cuentos y novelas de terror y darles vida a través de la narrativa? En países veci-nos llevan a cabo esfuerzos similares, se fo-menta la lectura de autores nacionales y más aún si éstos tocan temas relacionados con su cultura. Hace poco llegó a nuestro país una colección de historias cortas de terror de Perú, basadas en leyendas de ese país, las mismas estaban incluidas en el Plan Lector del Ministerio de Educación de Perú.

Mis cuentos están impregnados de esa esencia nacional, en general están ambien-tados en escenarios conocidos y personajes místicos con características vernáculas. Sin embargo, me tomé la libertad de darles cier-tas características personales y originales.

¿Cómo ves el desarrollo y aceptación del terror en la actualidad literaria boliviana?Creo que aún es considerado como un gé-

nero menor, sin embargo esto va cambiando paulatinamente, por ejemplo el año pasado en el concurso de cuento Adela Zamudio, un cuento de terror psicológico de Vanessa Gia-coman obtuvo una mención. He notado que la literatura de terror es bastante aceptada en nuestro medio, y no sólo por jóvenes, puedo afirmar esto porque he tenido la oportuni-dad de viajar con ferias del libro organizadas en cada departamento y la gente que compra mis libros no se limita a un grupo etario.

¿De qué formas distribuyes tus publicaciones? ¿Cómo evalúas la cultura y hábito de la lectura a partir de tu experiencia particular con el género del terror?Éste es el tercer año que recorro Bolivia

con mis libros en las distintas Ferias del Libro, es una aventura arriesgada que em-prendimos con Vanessa Giacoman, quien es mi novia. También visitamos colegios, or-ganizamos pequeñas ferias y encuentros y tratamos de participar en cualquier evento al cual nos inviten; afortunadamente nos ha ido bien hasta ahora, a pesar del elevado costo de los estands en muchas ferias.

He podido percibir que cada departamen-to es bastante diferente del resto, las preferen-cias de lectura en cada lugar varían mucho, pero considero que en nuestro país no se lee mucho. El hábito de lectura viene desde el ho-gar y no en la escuela, como muchos piensan,

si los padres no leen ni el periódico, no espe-ren que sus hijos lean libros enteros, la lectu-ra tiene que ser un hábito que toda la fami-lia debe disfrutar, para esto es necesario que se dé la libertad a cada miembro de la fami-lia de elegir lo que prefiere leer, comenzar con 10 minutos al día como regla e ir aumentando gradualmente el tiempo de lectura es algo que se debería implementar en cada hogar.

¿Qué escritores nacionales que han cultivado este género consideras como lecturas pertinentes para cualquier persona que se interese por el terror?Existen muchas referencias para mencio-

nar, pero podría comenzar con Las crónicas po-tosinas, de Modesto Omiste; Brujerías, tradiciones y leyendas, de Antonio Paredes Candia; existe una antología de autores bolivianos llamada Miedo, susto y pavor, de César Verduguez; las an-tologías Gritos demenciales, de Daniel Averanga; El sonido de la sangre y Antología de las sombras, de Vanessa Giacoman. Existen muchos otros au-tores, lastimosamente muchos de ellos no tie-nen los recursos para publicar sus obras.

Alguna reflexión que desees realizar sobre el género del terror o la literatura nacional en este campo.Afortunadamente, la literatura nacional

está en buenas manos, cada día aparecen nuevos autores jóvenes bastante talentosos, creo que aún existe mucho celo entre auto-res, quizás debido al reducido mercado de lectores, sin embargo creo que el panorama puede mejorar. Últimamente se han organi-zado muchas actividades, encuentros, char-las, etc., en las cuales me he podido contac-tar con autores de otros departamentos.

Mi último consejo especialmente dedica-do a los jóvenes es que si les gusta leer te-rror pues léanlo, si no les gusta no impor-ta, lean otras cosas, pero lean, lean y lean, ésa es la verdadera revolución cultural, una persona instruida es una persona libre.

“UN CONSEJO A LOS JÓVENES: SI LES GUS-TA LEER TERROR PUES LÉANLO, SI NO LES GUSTA, NO IMPORTA, LEAN OTRAS COSAS PERO LEAN, LEAN Y LEAN, ÉSA ES LA VER-DADERA REVOLU-CIÓN CULTURAL.

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6 Domingo 30 de agosto de 2015

Cuentan que el Lari-Lari, cuya apa-riencia era similar a la de los ani-males fabulosos, tenía alas de cuervo, cabeza de gato montés, colmillos de leopardo, cola de la-

garto y patas terminadas en pezuñas de ma-cho cabrío. Su tamaño era superior al de un felino salvaje y su olfato, más desarrollado que el de un perro policial, le permitía oler a la distancia a un niño recién nacido.

No se lo veía de día, excepto cuando se daba un eclipse de sol. Sin embargo, apenas caía el velo de la noche, salía de su guarida, desplegaba sus alas y volaba hasta cualquier pueblo del norte de Potosí, donde podía atra-par a los niños de pecho, que eran sus presas preferidas. La gente se percataba de su presen-cia cuando escuchaba sus pisadas en el techo, acompañadas de unos extraños rugidos que hacían estremecerse de miedo.

El Lari-Lari detenía su vuelo rasante so-bre una vivienda, desde donde acechaba a los niños que todavía no habían sido bauti-zados, porque los más grandes, que habían recibido el agua bendita en la pileta bautis-

El Lari-LariEL DÍA QUE ESTE SER DE LA TRA-DICIÓN ORAL NACIONAL SE SAL-VÓ DE SER LINCHADO...

Víctor Montoya Escritor y pedagogo

Cuando los vecinos lo vieron ensartado en el cuerno de toro, que el padre de la niña em-potró a manera de adorno en la fachada, en-tre la puerta de madera y el techo de calami-na, el Lari-Lari actuó con la misma astucia de siempre, al saberse que estaba en peligro; agi-tó la cola, las orejas y se puso a llorar como una criatura de pecho.

Los vecinos, que en un principio estaban decididos a lincharlo en el acto, sin mayo-res preámbulos ni contemplaciones, se de-tuvieron a cierta distancia hipnotizados por la mirada del Lari-Lari, en cuyos rasga-dos ojos se prendió una lumbre parecida al de los diablos.

Ese fue el instante que aprovechó para za-farse y escapar con la agilidad de un gato de siete vidas. Los padres de la niña y los vecinos que acudieron al lugar, armados con lo que tenían a mano, no pudieron hacer nada, salvo contemplar cómo ese esperpento de la natu-raleza, luego de echar escupitajos contra los cuernos, se dio a la fuga delante de sus ojos.

Aunque el Lari-Lari se salvó de ser lin-chado, los pobladores del norte de Poto-sí, que durante años vivieron atemoriza-dos por su inesperada y dañina presencia, aprendieron la lección de que el mejor amuleto para espantarlo eran los cuernos de toro, por eso los vecinos pusieron cuer-nos en el techo de sus viviendas, conven-cidos de que el Lari-Lari las temía como el demonio le teme al crucifijo.

Desde entonces, la calma volvió a reinar en los pueblos del altiplano, las madres dejaron de preocuparse por sus hijos recién nacidos y los vecinos no volvieron a saber nada del Lari-Lari, un monstruo maligno que, de no estar muerto, debe seguir todavía causando estra-gos en otros pueblos, donde las viviendas no tienen cuernos en el techo.

El Lari-Lari, uno de los personajes temidos de la tradición oral andina, aquí representado en una versión no alada. Ví

ctor

Mon

toya

mal, le causaban mareos, vómitos y dolores en todo el cuerpo.

Algunas veces, caminaba de techo en te-cho, dando saltos como un canguro o zapa-teando igual que un gallo, hasta que, de pron-to, se detenía atraído por el olor de un niño que tenía pocos días de nacido. Si éste esta-ba solo, aprovechaba la ausencia de su madre para bajar del techo y meterse en la habita-ción. Luego se acercaba sigilosamente hacia su presa y tarareaba canciones de cuna, con una voz dulce y armoniosa, muy parecida a la voz celestial de los ángeles.

Una vez que el niño se quedaba dormido, con el mismo placer que sentía al ser arru-llado entre los cálidos brazos de su madre, el Lari-Lari hincaba sus afilados colmillos en la faja y, sin que nadie lo notara, se lo llevaba vo-lando por encima de los techos, como un vien-to que llega, se va y se pierde.

Así hizo muchas veces, hasta que una noche, en que dejó sus patas marcadas en los techos, como si hubiesen sido estampadas con hierro candente, se detuvo en una de las viviendas, donde detectó a una preciosa niña, que estaba sola, envuelta en un aguayo y recostada sobre un camastro hecho con cueros de cabra.

El Lari-Lari, seguro que tenía a su presa entre ceja y ceja, se relamió la boca con su lengua viperina y saltó del techo para me-terse en la habitación, pero tuvo tan mala suerte que, como empujado por un soplo di-vino, cayó sobre un cuerno de toro empotra-do encima de la puerta, donde quedó ensar-tado y balanceándose como el péndulo de un reloj de pared.

Los padres de la niña y los vecinos, al escu-char los alaridos de dolor del Lari-Lari, apare-cieron con palos, cuchillos, antorchas y car-tuchos de dinamita, decididos a acabar con la vida del animal inmundo que se robaba a los niños para comérselos huesos y todo.

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7Domingo 30 de agosto

de 2015

Manuel Vargas, reconocido autor boliviano nacido en Huasaca-ñada-Vallegrande, Santa Cruz, tiene una larga trayectoria en el mundo literario para adul-

tos, jóvenes y niños. Director de la revista de cuentos Correveidile y exredactor de la revista infantil Chaski, Vargas ha escrito, entre otros, los libros: Cuentos del Achachila, Cuentos Tristes, Retratos de familia, Andanzas de Asunto Egüez, Mú-sica de Zorros, etc., y la novela para niños Los des-cubrimientos de Domingo Segundo. Muchos de sus cuentos y novelas han sido traducidos a otros idiomas y se han publicado en diversas antolo-gías tanto nacionales como extranjeras.

En esta novela costumbrista, Vargas, utilizan-do un lenguaje lleno de sabores, olores y colores nos hace vivenciar sus recuerdos de infancia a través de los ojos de un niño: Domingo Segundo.

Es así que el autor retrocede en el tiempo, hasta que Domingo es muy pequeño, y muy há-bilmente nos pinta su mundo desde esa pers-pectiva: los recuerdos de Domingo Segundo son como fotos instantáneas de diversas situa-ciones muy cotidianas, simples y muy afecti-vas en su casa en Laguna Seca. Por ejemplo, se acuerda de sus primeros temores a un gallo, a unos pantalones celestes, y también se acuer-da de los elementos que le proporcionaban paz y alegría, como un asientito de madera al que acarreaba por todas partes, persiguiendo a su mami, hasta que ésta se sentaba y le daba le-che: “Porque cuando ella al fin se sentaba, ah, se acababan los miedos y las desdichas”.

Así, progresivamente, mientras la novela avanza, Domingo va creciendo y sus recuer-dos se hacen más vívidos, más completos, y podemos tener imágenes más ricas de su casa, de su chacra, de los animales, de los alrededo-res y de sus actividades de niño, actividades tan distintas a las de nuestros niños actuales y citadinos, actividades relacionadas con la vida y con las costumbres del campo.

Por ejemplo, el protagonista recuerda a fi-nes de abril, la búsqueda de ‘chinas’ de colo-

res, pero no de cualquier color: “Eran blancas y tenían figuras indelebles, cuyos colores más comunes eran el rosado y el cañaverde, a veces el café y el azul. Un azul que nada se parecía al cielo. Un cañaverde que no era el de la caña. Un rosado tal vez existente en los sueños…”.

Lo increíble de estas “chinas” (que no se sabe exactamente qué son) es que después de utili-zarlas para comprar en la feria de miniaturas en la fiesta Calvario, volvían a aparecer el año siguiente, y Domingo se cuestiona si es que no crecerían como las papas, como el maíz. Otro descubrimiento suyo fue, en el baúl de tesoros de doña Marina, una piedra-águila. Una piedra que crecía porque comía un cebo especial, sólo los días que se abría el baúl.

Manuel Vargas nos envuelve en ese univer-so infantil, en el que la magia, las creencias y las leyendas se transforman en el diario vivir. Podemos, por otra parte, darnos cuenta que sus personajes siempre están relacionados a la familia cercana, los vecinos y amigos. Los ras-gos de éstos siempre nos transportan al pasa-do, a la sabiduría de los mayores y al misterio.

Otro aspecto presente en esta novela son las comidas, sus sabores, sus olores y sus nom-

bres tan sonoros: “Cuando digo chacra quie-ro decir choclos y mote. Cuando digo huertas digo duraznos, manzanas y membrillos. Pero si quiero hablar de papas, camotes y tacones diré papales, camotales y yaconales…¿Hueles? ¿Sien-tes su sabor?...Yo sé comer camotes, valucias y k’echentilas.”. O: “…lo que más hay son zarza-moras con gusto a sangre, guayavillas amarilla y margaritas…”, y también: “En la época de car-navales había choclos y duraznos. Y confites”.

Además están presentes las fiestas, tan espe-radas por los niños, por los pobladores: la fiesta de San Juan, la procesión de la Virgen de la Can-delaria, la preparación de los Nacimientos en di-ciembre y claro, el carnaval. Todas estas fiestas se mezclan con los diversos tiempos de siembra, de cosecha, tiempos de lluvia y tiempo seco, con las costumbres del lugar, con las expectativas y las ilusiones simples de Domingo Segundo, que si-gue creciendo y soñando con tierras más lejanas.

En toda su novela, Manuel Vargas nos acer-ca a un espacio y tiempo mágicos, casi remo-tos, a una infancia sencilla pero llena de sen-saciones, de afectos, de historias y de dichos, donde el campo y la vida cotidiana en el mis-mo son los escenarios centrales.

Libros para devorar: Domingo SegundoMANUEL VARGAS CREA UN UNIVERSO DE MAGIA, CREENCIAS Y LEYENDAS A TRA-VÉS DE SUS RECUERDOS DE INFANCIA.

Verónica Linares Pérou Escritora y educadora - Academia Boliviana de Literatura Infantil y Juvenil

Tapa del texto de Manuel Vargas.

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8 Domingo 30 de agosto de 2015

E s curioso que en ningún acápite de los escritos de los cronistas se haga mención de la hoy con-sabida divinidad, resultando hoy mismo escasa la producción de

filósofos, antropólogos, arqueólogos e his-toriadores para precisar su origen, pues hasta el diccionario de Montaño Aragón nada aporta al proponer la sustitución de la voz Pachamama por la de Mamapacha, siendo la palabra ‘mama’ ajena al vocabula-rio aymara o quechua.

No obstante, la enciclopedia de historia boliviana del máximo indagador de la épo-ca virreinal, Joseph Barnadas, al mencionar que a la llegada de los españoles, los origi-narios comienzan a invocar a la Virgen Ma-ría, refiriéndose a ella como wirjina o mejor Wirjinmama, bajo la advocación de Santa Tierra (¿es decir Madre Tierra?), nos brin-da una pauta en torno a una divinidad mu-cho mayor y más antigua, con la cual a ve-ces se la confunde, y que inclusive puede ser nombrada como Madre de Dios, puesto que el supremo hacedor del mundo (Wiracocha) emerge de sus aguas para efectuar la crea-ción del cosmos…

Esta divinidad es la Tayka (Madre), re-presentada por una sirena que subida sobre un promontorio rocoso vislumbra sobre las aguas del Titikaka la primera luz del enten-dimiento humano, imagen que nos remonta a los albores de la religión (del latín re-liga-re) en las grandes civilizaciones de la huma-nidad, a través de la metáfora de la primera colina o montículo de tierra (en algunas cul-turas encina) que emerge del elemento pri-mordial en el génesis de vida para conectar-se a los cielos.

Según investigaciones arqueológicas, la primera deidad en venerarse en la región del Titikaka fue la Madre de las aguas y de los pe-ces, al encontrarse en tumbas tiwanakotas pe-queñas piezas metálicas (ver el Museo del Oro de La Paz), que ornaban las numerosas puntas de trenzas en las momias de sus dignatarios con una representación semejante a la Diosa Madre de tiempos babilónicos, la sirena que sostiene sus pechos con ambas manos. Simi-lares piezas únicas en bronce, las ostentan en vida los Chipayas (“lauraque” en voz uru sig-nifica sirena), heredadas a través de siglos por sus antepasados.

Esta divinidad guarda cierto paralelo con el culto que los primitivos Guanches de las Islas Canarias —considerados sobrevivien-tes de la desaparecida Atlántida— que a tra-

vés de vestales en galerías subterráneas tri-butaban a la Gran Madre, hija del dios de los océanos (Neptuno) y de la diosa de la tie-rra (Gea), representada por una sirena. En Brasil, todavía se rinde culto en el día de la Candelaria (2 de febrero) a Imanya, diosa de los mares, lanzando a las aguas ofrendas de pétalos y perfumes. En la misma fecha, en Anghasi (costa cercana a Quito), se realizan danzas con máscaras de pescado y faldines con escamas, en posible alusión a la Madre de las aguas. De manera aleccionadora, el padre Carlos Crespi exhibió en el siglo pa-sado una pieza arqueológica de sirena por-tando en brazos un “niño pez”, que en el Ti-tikaka los misioneros fieles al mito europeo habían sustituido por una guitarra.

La Taika fue la divinidad mayor de Tai-pykhala, la “Ciudad Eterna” de Tiwanaku,

donde se levantó en su honor la bella es-tela, de más de 7 metros de alto, 1,20 de ancho y 20 toneladas de peso, ornada con larga y abundante cabellera de menudas trenzas y llamativo cinto con cangrejos de mar, que erróneamente fuera bautizada en 1932 por Bennet como monolito Pacha-mama, pues encima del atrio del templo cristiano se observa una cola de sirena in-vertida tallada en piedra, que de manera inconfundible la identifica.

Como divinidad de los Urus (el grupo étni-co que se considera sobreviviente del diluvio) aparece la Pachamama por primera vez en la versión de una ñusta que libra de gigantescas calamidades a la región (el sapo, la serpiente, los ejércitos de hormigas y el oleaje que con-vierte en el apacible lago Uru-Uru). En otro mito precolombino, la misma deidad forma con la leche que mana de sus pechos el gran salar de Uyuni antes de convertirse en el vol-cán Tunupa.

Al surgir el culto a la Pachamama como mensajera de la diosa anterior, que le trans-fiere la cualidad fecundadora del líquido elemento a los surcos de la tierra, cual si se tratara de semen al vientre materno, se co-mienza a emplear el nombre castellanizado con que se la conoce a partir de la época vi-rreinal —identificada con la Virgen María en el barroco mestizo de la época— representa-da en forma de un cerro que se alza de la tie-rra hacia los cielos…

Aunque se desconoce si alguna vez tuvo designación nativa, ahora que la Pachamama cuenta con el aval de la ONU al haberse esta-blecido el día mundial de la Madre Tierra, es conveniente que la Academia de la lengua in-cluya la voz en su mentado diccionario.

Algo más que etimologías: Pachamama (parte 2)SU MITOLOGÍA TIENE UN POSIBLE ORIGEN EN LOS ALBORES DE LAS GRANDES CIVILIZACIONES DE LA HUMANIDAD.

Marcelo Arduz RuizEscritor

Una de las varias representaciones abstractas a las que se presta la Madre Tierra.

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