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UN TIEMPO PARA DYLAN THOMAS DURANTE LAS ÚLTIMAS DÉCADAS, EN LATINOAMÉRICA, SE HA REVALORIZADO LA OBRA DEL ESCRITOR GALÉS, PRINCIPALMENTE COMO UNA RUPTURA E HITO EN LAS LETRAS INGLESAS Y UNIVERSALES, Y QUE DEBERÍA TRASCENDER MÁS QUE LA TUMULTUOSA EXISTENCIA DEL ESCRITOR. LITERATURA Y RESPONSABILIDAD CONVICCIÓN Y VOCACIÓN ES UNO DE LOS LLAMADOS QUE REALIZA LA LITERATURA, EN BUSCA DE LAS OBRAS Y TEXTOS CON DENUNCIA SOCIAL, COMO OCURRIÓ EN LATINOAMÉRICA CUANDO LA PLUMA Y LA PALABRA SE CONVIRTIERON EN ARMAS CONTRA LAS DICTADURAS Y LA VIOLACIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS. 3 4 DOMINGO | 10 de agosto de 2014 | año 5 | N° 245 blogs.fco.gov.uk

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UN TIEMPO PARA DYLAN THOMAS

DURANTE LAS ÚLTIMAS DÉCADAS, EN LATINOAMÉRICA, SE HA REVALORIZADO LA OBRA DEL ESCRITOR GALÉS, PRINCIPALMENTE COMO UNA RUPTURA E HITO EN LAS LETRAS INGLESAS Y UNIVERSALES, Y QUE DEBERÍA TRASCENDER MÁS QUE LA TUMULTUOSA EXISTENCIA DEL ESCRITOR.

LITERATURA Y RESPONSABILIDAD

CONVICCIÓN Y VOCACIÓN ES UNO DE LOS LLAMADOS QUE REALIZA LA LITERATURA, EN BUSCA DE LAS OBRAS Y TEXTOS CON DENUNCIA SOCIAL, COMO OCURRIÓ EN LATINOAMÉRICA CUANDO LA PLUMA Y LA PALABRA SE CONVIRTIERON EN ARMAS CONTRA LAS DICTADURAS Y LA VIOLACIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS.

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DOMINGO | 10 de agosto de 2014 | año 5 | N° 245bl

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2 Domingo 10 de agosto de 2014

E l apelativo de Amauta, con el que se conoce al escritor indio Faus-to Reinaga (1906-1994), es en rea-lidad una versión castellanizada de la voz aymara amuyu que sig-

nifica “la facultad que se tiene de pensar, discurrir y juzgar” .

Pero esa traducción queda corta ante la complejidad del contenido semántico que encierra esta palabra. El término amuyu tiene la connotación de hacer en silencio una reflexión profunda, cuando se dice, por ejemplo, el secreto de un amuyt’a, estaría-mos hablando de quien con su pensamiento provoca el cambio, sin violentar, sino a tra-vés del reconocimiento, un cambio que se realiza en cada persona a través de la con-ciencia y en el actuar cotidiano. Es por esa razón que el término amuyt’a también tie-ne un contenido espiritual, porque acciona en lo profundo del ser y el estar de cada per-sona que empieza en el interior del mismo amuyt’a para proyectarse después en los que escuchan su voz y se compenetran con su sabiduría. El término también se expre-sa en la lengua quechua como amawt’a, y está explicito en las diferentes crónicas del inkario. Se refieren al sabio, pensador y consejero del Inka.

Posteriormente, durante la colonia, este término se fue castellanizando y ac-tualmente se lo pronuncia como amau-ta, con un significado simplificado al concepto de filósofo y pensador, que nada tiene que ver con el sen-tido estricto del término en los idiomas originarios.

Quien haya leído la ex-tensa obra del amauta Fausto Reinaga ha po-dido apreciar de inme-diato la precisión de las palabras con las que expone su pensamien-to, un pensamien-to que ha asimilado (posteriormente des-echado) a las más sobresalientes co-rrientes de pensa-miento filosófi-cas e ideológicas del mundo, para después retor-nar a sus raíces civilizatorias que crearon el Tawantinsuyu milenario y resurgir desde el fondo de su espíritu indio en busca de la verdad, la libertad y el bien.

Con su pensamiento libre de ideologías y filosofías foráneas, después de ver y desen-

cantarse de la violencia fratricida y la brutal explotación de los seres humanos y de la natu-raleza que albergan las visiones antropocén-tricas, racionalistas y materialistas del mundo occidental, se adentra en las profundidades del conocimiento y la concepción cósmica científica del universo latente en su alma in-dia, que se plasman en sinópticos resúmenes de su obra (aunque no como él hubiera que-rido en “volúmenes de mil páginas”), que el mismo autor ha clasificado como la Trilogía Amáutica, conformado por La Podredumbre Criminal del Pensamiento Europeo, Sócrates y yo, y Europa Prostituta y Asesina, en los que lanza su propuesta al mundo: “Sustituir a la humanidad socrática, que es la filosofía de la muerte por la humanidad amáutica, que es la filosofía de la vida”.

Con la visión del Amauta, que siempre se adelanta a los hechos, en su última obra, El Pensamiento Indio, advierte a toda la humanidad que la cosmovisión india será la que salve al planeta de la catástrofe pro-vocada por imperios capitalistas y comu-nistas del mundo. La comprensión intuiti-va de la diversidad y unicidad del universo que llevaba en su pensamiento indio, ade-más de contar con vasta información cien-tífica del universo de su tiempo, lo hacían maravillarse y contemplar al sistema solar: “La energía que da y alimenta la vida se ge-nera en el núcleo central del Sol, por ince-santes reacciones termonucleares”, decía, describiendo una “maravillosa fuente de energía que se propaga hacia la periferia hasta llegar a una región turbulenta llama-da ‘zona de convección’ en la que enormes columnas de gas a elevadas temperaturas ascienden hacia la superficie transfiriendo energía y luego descienden al interior del Sol en corrientes que circulan eternamen-te. Más allá de la superficie solar o Fotósfe-ra, se encuentra la Cromósfera que es una zona de baja densidad y a mayor altura se encuentra la corona solar que tiene tempe-raturas muy elevadas, en la cual se produ-cen violentas tormentas electromagnéticas a temperatura de millones de grados Cel-sius”, explicaba.

El pensamiento amáutico (I)“LA PRECISIÓN DEL PENSAMIENTO HACE A LA PRECISIÓN DE LA PALABRA Y DE LA ACCIÓN”

Siwaqhantati (pseudónimo)

DIRECTORAdalid Cabrera Lemuz

EDITOR GENERALJavier Mancilla Luna

EDITOR DE LA ESQUINAMiguel A. Rivera G.

Colaboradores: Víctor MontoyaSiwaqhantati

Diseño: Eusebio Lazo Sumi

Diagramación: Horacio Copa Vargas Fu

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3Domingo 10 de agosto

de 2014

H ay un cuento de Augusto Mon-terroso en que cinco poetas de diversas nacionalidades se en-cuentran en una cervecería de Panamá. Luego de que todos se

percatan de que admiran la obra de Dylan Thomas, deciden comprarse un carro usa-do y atravesar los países de América Central hasta llegar a Nueva York y arribar el mismo día en que allá se inaugura la Feria Mundial con el fin de visitar uno de los bares en que solía emborracharse el poeta galés. Los poe-tas llegan a Nueva York, van a The White Horse Tavern, hacen unas cuantas libacio-nes, colocan una placa de conmemoración en una pared y se marchan ese mismo día de la ciudad sin siquiera echarle un vista-zo a la Feria Mundial o a la gran urbe como parte del homenaje que planearon exclusi-vamente al poeta. En ese cuento se refleja la recepción y la devoción que ha tenido la obra de Dylan Thomas en Latinoamérica. En vida, el poeta lamentablemente nunca es-tuvo en Latinoamérica, no obstante eso, la obra suya ha sido recordada generación tras generación con la misma devoción que la re-cordaron los cinco poetas del cuento.

La Argentina de los cincuenta es el primer país de Latinoamérica donde la obra del poeta empieza a apoderarse de la atención tanto de los escritores consagrados como de los escritores más jóvenes. No recuerdo bien si es Victoria o Silvina Ocampo, quien hace la primera traduc-ción de la obra Under the Milk Wood, posterior-mente se traduce el libro de cuentos autobiográ-ficos Portrait of the Artist as a Young Dog, título que parodia el Portrait of the Artist as a Young Man de James Joyce, que es traducido como Re-trato del Artista Cachorro. Y con ellos una nove-la inconclusa llamada Adventures in the Skin Trade, que la traducirían increíblemente como Cambio de Piel. El poeta chileno Jorge Tellier, que en ese entonces hace una reseña de esa pu-blicación, escribe: “El deslumbramiento ante la vida, el amor a la gente, las cosas, los más pe-queños seres que sella la poesía de Thomas in-fluye soplo vital a sus dos novelas.”

A principios de los setenta se traducen, también en Argentina, sus cartas. Y final-mente, se traduce su poesía completa por primera vez en castellano. Elizabeth Azcona Cranwell, quien hace la traducción de los poemas escribe en el prefacio: “Con Dylan Thomas ocurre un fenómeno cu-rioso: todo el mundo habla de él, muchos

han leído sus páginas en prosa Retrato del Ar-tista Cachorro y Con Distinta Piel, también se ha visto representada su pieza teatral Bajo el Bosque de Leche, obra valiosa por su sentido del humor altamente poético, pero muy po-cos conocen a fondo su poesía lugar donde el lenguaje de Dylan Thomas alcanza su revela-ción más poderosa.”

Y es que Thomas era ante todo poeta y aun-que su obra narrativa es deslumbrante, estoy convencido de que son sus poemas lo más destacado en su producción, pero es has-ta los setenta que el Dylan Thomas de la poesía que se refieren los escritores, los artistas y la gente en ge-neral es el Dylan Thomas

leído en el idioma original. Lo que implica que su poesía no era conocida en su totalidad por el gran público en Latinoamérica, pero si era conocida la tumultuosa imagen del poe-ta romántico que se bebió dieciocho copas de whiskie seguidas una noche, subió al aparta-mento en que se hospedaba diciendo que era un récord, luego cayó en coma y murió. Es más, muchos de los homenajes que se le han rendido se han hecho no por su poesía, que es sumamente compleja y oscura, sino por las excentricidades que protagonizó a lo largo de su efímera vida.

Si leemos cualquiera de las biografías de Dylan Thomas podemos notar que la vida y la poesía tienen un mismo fin para él. La poesía se hace para cambiar la vida y la vida se hace para cambiar la poesía. El concep-to de Eliot del poeta como profeta no es el mismo de Dylan quien ve al poeta más bien como un rapsoda. Véase que sobre todo en su último período su poesía tiende más a ese punto y que las series de giras que realizó en Estados Unidos son una consecuencia de eso. Por lo que no es extraño que su conduc-ta sea escandalosa, desafiante, irreverente si se quiere ver así, ya que es una conduc-ta asumida ante un público que lo observa constantemente y de alguna manera espe-ra los arrebatos y ese épater les bourgeoi-ses que suelen aplaudir con suma algarabía. La poesía de Dylan Thomas no deviene en ningún momento del escándalo, puede lle-gar a ser un elemento, pero ni siquiera lo podemos situar como un elemento princi-pal. Más que un poeta maldito o un mártir,

me parece que es más apropiado verlo con un concepto que Ju-lio Cortázar tomó del jazz: un Perseguidor.

Ahora más que nunca es ne-cesario que se lea la obra de Dylan Thomas como contra-

parte a toda esa literatura inep-ta que atesta las librerías y los estantes de las casas. Es tiempo que salgan a relucir aspectos primordiales y que se entien-

da su obra a partir de una tradi-ción de ruptura en la literatura

inglesa. Aunque me parece que el esfuerzo se está

realizando y en los úl-timos años se han

hecho diversas tra-ducciones de sus

obras por otros lat inoamer i -canos, como es el caso del

poeta mejicano José Luís Rivas. También se le ha rendido uno que otro homenaje en exposiciones, pe-lículas, novelas, cuentos, poemas.

Dylan Thomas en América LatinaEN OCTUBRE SE RECORDARÁ 100 AÑOS DEL NATALICIO DEL ESCRI-TOR GALÉS.

Frank BáezEscritor y editor

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4 Domingo 10 de agosto de 2014

Los escritores comprometidos, así creen obras intimistas, ligadas a las emocio-nes del alma y las experiencias de la vida cotidiana, no dejan de denunciar las injusticias ni los atropellos a los

Derechos Humanos. Si no lo hacen en forma de poesía, trocando sus versos en gritos de protesta y denuncia, lo hacen en forma de manifiestos o cartas exclamativas. Su pluma, como su genio, se convierte en una poderosa arma contra los sistemas de poder que, amparados en la ley de la impunidad, avasallan los derechos de los despo-seídos. No es casual que en épocas de represión y censura, sean varios los escritores que crean una literatura de denuncia social, reflejando sin disimulos la situación auténtica de las clases marginadas, así como la insolidaridad e insensi-bilidad de las clases dominantes.

No es extraño que en los países asolados por dictaduras militares o civiles se hayan creado grupos de escritores que, asumiendo su respon-sabilidad de defensores de la memoria colectiva, rechazaron a los regímenes de facto y defendie-ron incondicionalmente los sistemas democráti-cos de consenso como vías más factibles para el desarrollo socioeconómico, la seguridad ciuda-dana y el libre ejercicio de la libertad de expre-sión y creación artística.

En Sudamérica, por citar un caso, los escrito-res comprometidos se enfrentaron con la pluma

El compromiso social del escritorLAS LETRAS TAMBIÉN PUEDEN SER HERRAMIENTAS DE CAMBIO.

Víctor MontoyaEscritor y pedagogo

y la palabra contra los regímenes dictatoria-les, que transformaron sus países en cam-pos de concentración, donde no era fácil dis-tinguir los gritos de la tortura y la oratoria. Así, a pesar del pánico y el terror sembrado por las fuerzas represivas, los escritores pre-sos y perseguidos no dejaron de testimoniar los acontecimientos de su época, conscien-tes de que la literatura prohibida y censura-da es también una suerte de fuerza oculta, que aun estando en las catacumbas se pare-ce a la semilla, que un día brota a la superfi-cie para dar flores y frutos.

Si bien es cierto que la literatura social no puede transformar por sí sola un siste-ma político a través de la denuncia de la situación concreta de los oprimidos, es también cierto que la literatura, escrita en lenguaje claro y llano, ayuda a adquirir un compromiso político e intenta conseguir que las gentes sencillas sean conscientes de la opresión; un intento que no siempre es rescatado por quienes están acostumbra-dos a fijarse más en la forma que en el con-tenido de la obra.

Vivimos en una época en que la moda en la estética o en el estilo de vida, es cada vez más sorprendente para todos, pues la cultu-ra de la evasión de la realidad, a través de la ciencia-ficción conocida con el nombre de “realidad virtual”, hace que los jóvenes pien-sen más en la ropa de marca que en el arte y que las muchachas inviertan más dinero en píldoras mágicas para adelgazar que en li-bros. En tales condiciones, pareciera que los grandes ideales de la humanidad, como son la libertad, la justicia social y la democracia han sufrido una derrota transitoria ante la tiranía del mercado impuesto por el sistema imperante, cuya política económica, insen-sata y sin escrúpulos, ha condenado a la des-esperación y la miseria a millones de seres humanos.

A la masiva propaganda de alienación desatada por los poderes de dominación, se suma la crítica de quienes desmerecen todo el valor que encierran las obras del llamado “realismo social”, cuya principal función, además de reflejar la realidad concreta de los desposeídos, es denunciar las injusticias imperantes en el mundo capitalista de hoy. Afortunadamente, los valores éticos y estéticos de las grandes mayorías no siempre coinciden con la opi-nión subjetiva de los “críticos”. La prueba

está en que cuando se le pregunta al lector común quién fue el Premio Nobel de Lite-ratura en 1965, no sabe qué contestar, por-que no se acuerda el nombre del autor lau-reado o, simple y llanamente, porque no le interesa debido a que los gustos literarios no son iguales para todos. Pero cuando al mismo lector se le habla de literatura es muy probable que mencione las obras de los autores de su preferencia, de ésos que, a espaldas de las campañas publicitarias y las empresas editoriales, jamás fueron pre-miados ni mencionados por los académi-cos de la literatura. Lo que equivale a decir que no siempre la denominada “buevna literatura” es buena para todos; al contra-rio, existen obras y autores que gozan del beneplácito de los lectores, ya que en la li-teratura, como en el arte en general, nadie ha escrito sobre gustos.

Para nadie es desconocido que la mayo-ría de los iniciados en el arte de la palabra escrita expresan sus ideas bajo la sombra de otros escritores cuyos textos están re-pletos de citas y datos bibliográficos, con los cuales son capaces de crear un clima de encendida polémica; más todavía, tie-nen a su favor los conocimientos y la vir-tud de saber defender sus ideas y obras contra viento y marea. Me refiero a esos escritores de fuste que no sólo se diferen-cian de los autores dados al espectáculo público y las cofradías de salón, sino tam-bién de quienes, acostumbrados a festejar sus efímeros triunfos entre bombos y pla-tillos, escriben más por asumir una pose intelectual, que por una verdadera con-vicción y vocación.

En la literatura, como en las demás ma-nifestaciones culturales, existen individuos dignos de admiración y respeto; primero, porque saben estructurar sus obras con capacidad magistral; y, segundo, porque aprendieron a vivir entregados apasionada-mente a su arte, sin que por esto pierdan su sensibilidad humana ni su compromi-so social. Por lo demás, la actividad litera-ria es un largo proceso de aprendizaje que, como cualquier otra profesión, requiere de-dicación, disciplina y seriedad, al menos si se abriga la esperanza de crear alguna vez una obra que deje perplejos a los “críticos” y complacidos a los lectores.

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