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SALVAJES REINVENCIONES ILUSTRADAS ARTISTAS GRÁFICOS HAN CREADO UNA SERIE DE NUEVAS PORTADAS PARA OBRAS DE LITERATURA NACIONAL, QUE CONFORMAN UNA EXPOSICIÓN QUE INVITA NO SÓLO A DISFRUTAR DE LAS ILUSTRACIONES, SINO A LEER O RELEER A ALGUNOS DE LOS CLÁSICOS BOLIVIANOS. TEXTOS ANUDADOS DE CARVALHO “HOMERO ANUDA LAS PALABRAS, CON UNAS TECLAS FRENTE A UNA PANTALLA, NUDOS Y NUDOS EN UN PAPEL”, ES LA OBSERVACIÓN QUE ELVIRA ESPEJO REALIZA SOBRE EL POEMARIO ‘QUIPUS’, DE HOMERO CARVALHO, Y QUE FIGURA EN EL PRÓLOGO DEL LIBRO, AQUÍ CONDENSADO; UN TRABAJO QUE DESTACA POR RESCATAR LA COSMOVISIÓN AYMARA EN VERSOS. 3 7 DOMINGO | 21 de septiembre de 2014 | año 5 | N° 251 Espacio Simón I. Patiño

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Page 1: La Esquina 21-09-14

SALVAJES REINVENCIONES ILUSTRADAS

ARTISTAS GRÁFICOS HAN CREADO UNA SERIE DE NUEVAS PORTADAS PARA OBRAS DE LITERATURA NACIONAL, QUE CONFORMAN UNA EXPOSICIÓN QUE INVITA NO SÓLO A DISFRUTAR DE LAS ILUSTRACIONES, SINO A LEER O RELEER A ALGUNOS DE LOS CLÁSICOS BOLIVIANOS.

TEXTOS ANUDADOS DE CARVALHO

“HOMERO ANUDA LAS PALABRAS, CON UNAS TECLAS FRENTE A UNA PANTALLA, NUDOS Y NUDOS EN UN PAPEL”, ES LA OBSERVACIÓN QUE ELVIRA ESPEJO REALIZA SOBRE EL POEMARIO ‘QUIPUS’, DE HOMERO CARVALHO, Y QUE FIGURA EN EL PRÓLOGO DEL LIBRO, AQUÍ CONDENSADO; UN TRABAJO QUE DESTACA POR RESCATAR LA COSMOVISIÓN AYMARA EN VERSOS.

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DOMINGO | 21 de septiembre de 2014 | año 5 | N° 251Es

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2 Domingo 21 de septiembre de 2014

¿Qué hace que una feria del libro sea considerada como tal? ¿La simple pre-sencia de libros, editoriales y lectores es suficiente? ¿Y cómo hacer que esta aparentemente sencilla configuración

de elementos sea llamativa, exitosa y original? ¿Precios? ¿Estrategias de marketing? ¿Ubica-ción, ubicación, ubicación?

Son tantas y a la vez tan pocas las condicio-nes que se combinan tanto para preparar una feria literaria, como a la hora de evaluarla, pero a fin de cuentas, cada persona vive a su modo un evento determinado, y rescata experiencias que quizás difieran totalmente de otro partíci-pe que haya vivido los mismos instantes en las mismas condiciones.

Es en esa gris y relativa área donde se inscri-be Arí – La fiesta de las letras, un evento que se presenta a sí mismo como un espacio interdisci-plinario en el cual se busca alentar, desde dife-rentes perspectivas, la lectura y consumo de li-teratura boliviana, así como la comprensión de su componente intercultural como un eje cons-titutivo de la realidad nacional.

La sede de esta no tradicional feria del li-bro será Sucre, una ciudad que busca vender a los visitantes su amabilidad, hospitalidad, ar-quitectura y esa aura tan particular que hace de la capital un lugar propicio para eventos

culturales de esta índole. Pero como lo dice y recalca Alex Aillón, uno de los organizadores de este evento, la meta es hacer algo diferente pero que igual despierte o fortalezca el amor por la lectura y los libros.

Bajo este marco hay una serie de actividades con claras intenciones lúdicas y coloquiales, con una propuesta de horizontalidad entre invita-dos y público, en lo que seguramente será un au-téntico conversatorio, que empezará mañana y culminará el sábado. Música, cuentacuentos, ar-tes escénicas, títeres, un qhatu, talleres y todo lo que pueda suceder dentro, fuera, durante y des-pués del encuentro son la oferta de este festival.

Para hacer funcionar esta maquinaria, los nombres de los invitados son más que resaltan-tes, e incluyen a laureados escritores (todos boli-vianos), entre los que se puede mencionar a Lilia-na de la Quintana, Eduardo Scott, Gonzalo Lema, Roger Otero, Ramón Rocha Monroy, Homero Carvalho, Rodrigo Urquiola, Rosario Barahona, Juan Pablo Piñeiro, Benjamín Chávez, Gaby Va-llejo, Humberto Quino y Luis H. Antezana.

Pero a estas alturas la parsimonia está de más, pues la primera experiencia de Arí será una fiesta, como su nombre la presenta y pro-mete, donde el principal factor que determine su desarrollo y evaluación, será la alegría y el entusiasmo de sucrenses, literatos y visitantes; y con un perfil como el que ofrece esta nueva propuesta de feria, será difícil que las expectati-vas no sean colmadas.

Arí, ¡qué empiece la fiesta de las letras!EL ENCUENTRO LITERARIO QUE SE REALIZARÁ EN SU-CRE PROMETE CONVERTIRSE EN EJEMPLO A SEGUIR

Miguel Rivera La Esquina

Un anular cercenado, una gota de sangre y una lagrima fuerzan a un periodista veterano a iniciar la búsqueda de su hija durante el Carnaval de Oruro y enfrentar a la bruja más poderosa del Continente, el asesino más simpático del mundo, el torturador más despiadado del país, el dictador más cruel de la historia, el militar más tonto del universo, el caudillo más despiadado del Oriente, el piloto más audaz de las selvas y el soldado más po-deroso de la creación… todos miembros del apa-rato de represión política que usan para acrecentar su fortuna mediante el crimen y la violencia. Pero las tragedias de la historia boliviana se disfrazan aquí de comedias e hilvanan un historieta que sólo busca risas y sonrisas entre sus lectores.

Obra de ciencia ficción, que plantea cómo, al crear una máquina para predecir el futuro, el De-partamento de Defensa de los EEUU crea un or-denador y un programa capaces de reproducir el uni-verso real. El mismo programa se comercializa como un juego y es un éxito en todo el planeta. Miles de uni-versos con seres virtuales que se creen reales se gene-ran a cada segundo, pero el Departamento no puede utilizar el programa para sus objetivos planeados (espionaje, etc.) porque éste contiene un error, que parece ser generado por un Hombre, que existe en el mundo real y a la vez ocasiona el error en el universo simulado. Es ahí donde se inicia la búsqueda de este Hombre a través de infinitos universos simulados.

Alicia en el mundo de hombres es un testimo-nio de vida, recreando épocas prejuiciosas y machistas, a través de Alicia, una niña que se hace mujer a fuerza de dolor e ingenio, relatada en un ámbito rural y urbano, del sur del país, encon-trando el alma sencilla de nuestro pueblo, donde se llegan a conocer de cerca las más grandes intimi-dades de Alicia y su extraña madre y es de esta ma-nera que se vinculan con Alicia los avatares de una sociedad decadente, manejada por el capricho.

AUTOR: Arturo Von VacanoAÑO: 2014EDITORIAL: Kipus

AUTOR: Álvaro PérezAÑO: 2013EDITORIAL: Kipus

AUTOR: Ada CastellanosAÑO: 2011EDITORIAL: Kipus

La aventura del anular extraviado

El hombre

Alicia en el mundo de los hombres

BIBLIOFAGIA

DIRECTORAdalid Cabrera Lemuz

EDITOR GENERALJavier Mancilla Luna

EDITOR DE LA ESQUINAMiguel A. Rivera G.

Colaboradores: Claudio Sánchez Juan Cori Ch.Luis Mérida CoimbraJorge R. Miranda Luizaga

Diseño: Eusebio Lazo Sumi

Diagramación: Horacio Copa Vargas

ARÍ

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3Domingo 21 de septiembre

de 2014

¿Será que todo entra por los ojos? ¿Incluso la literatura, con todos sus elementos, recursos y juegos de pa-labras? Quizás el cine tiene la res-puesta, pero en este caso, es la ilus-

tración la que apuesta por sí misma y trata de ponerle una nueva “cara” a las letras naciona-les, un rostro impactante, fuerte, salvaje...

Son ciertamente portadas salvajes las que componen esta exhibición. Salvajes no sólo por el manejo de color y el diseño, sino por la osadía y el reto a lo convencional. Por modifi-car cánones (literarios) y deconstruir realida-des establecidas mediante las ficciones y así formar nuevas figuras de imágenes saenzia-nas, viscarrescas y otras más.

Casi 30 artes gráficos elaborados por artis-tas bolivianos, colombianos, ecuatorianos y alemanes conforman la muestra denominada Portadas salvajes, en la que estos artistas grá-ficos dan rienda suelta a su imaginación, pero

enmarcada en los límites de los hechos presen-tados en obras literarias nacionales, que sirven como marco para la reinvención de sus porta-das. Así, explosiones de colores le dan una re-novada vida a Alcoholatum y otros drinks, de Víctor Hugo Viscarra; así como al célebre Bo-rracho estaba pero me acuerdo, del mismo au-tor; la obra de Ramón Rocha Monroy, El run run de la calavera, adquiere un divertido ma-tiz a través de dinámicas parcas; más calaveras dicen presente la alternativa a La niña de sus ojos, de Antonio Díaz Villamil; y ni que hablar de la rimbombante representación de La chas-kañawi, de Carlos Medinaceli; o el “chillón” Fe-lipe Delgado, de Jaime Saenz.

La muestra ofrece un panorama alentador sobre la lectura, pues da cuenta de que los “clásicos” gozan de vigencia y lectores, pues todos estos libros fueron inspiración directa para los ilustradores, quienes en algún mo-mento se vieron marcados de alguna manera por estos textos claves. Y mucho más alenta-dor es el hecho de que muchos de estos lecto-res no son bolivianos, mostrando así el interés de artistas gráficos de otros países por las le-tras producidas en Bolivia.

Sin embargo, para que la muestre cumpla el citado cometido de “entrar por los ojos”, queda un paso más, y ése está reservado al es-pectador, que quizás en desconocimiento de alguna de las obras mostradas, se anime a re-visar la biblioteca en busca del tomo deseado. Será en ese momento en el que la tapa habrá no sólo presentado un libro, sino influenciado en su directo conocimiento. Ese será el éxi-to definitivo y verdadera gratificación, tanto para el creador del arte como para el escritor.

Portadas salvajes se exhibe en el Anexo del Espacio Simón I. Patiño, hasta el viernes 26 de este mes.

Salvajes letras nacionalesCOLORIDAS Y ATREVIDAS REINVENCIONES LE DAN UNA NUEVA CARA A LA LITERATURA BOLIVIANA.

Miguel Rivera La Esquina

Algunas muestras de las portadas que conforman la exposición.

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4-5Domingo 21de septiembre

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‘Mito del Sol y la Luna’, una manifestación de vida

LA TRADICIÓN ANDINA AMAZÓNICA ENCUENTRA EN ESTE RELATO EL ORIGEN DE VARIOS DE SUS PRECEPTOS.

Jorge R. Miranda LuizagaDiplomático y docente

MITOLOGÍA

Dentro del mundo andino amazónico existe un mito que resume todo su pensa-miento, y se trata del Mito del Sol y la Luna. Esta narra-

ción se encuentra de manera fraccionada en diferentes fuentes, como el mito de ori-gen (Karlinger, U.E. Zarcherl, 1976), como mito genealógico del origen de los incas (W. Espinoza, 1987) y como recopilación integra (Miranda, J., Del Carpio, V., 2001).

La narración empieza en la inconmen-surable oscuridad de los tiempos, conocida como Ch’amak Pacha, donde la memoria y el entendimiento no logran abarcar la tota-lidad de la sabiduría; donde todo ya existía y cohabita en un solo espacio-tiempo. Allí, en el Ch’amak Pacha, el Sol (Lupi) y la Luna (Paxsi), rodeados de la inmensa soledad y oscuridad como única compañía, se pre-sienten por primera vez y en ese breve ins-tante por fin se sacia aquel anhelo que los acosaba permanentemente y que ahora se convierte en irresistible atracción por aquel que se presentaba diferente a sí mismo.

Esa necesidad de compañía que sentían ambos provoca un sentimiento nuevo de ple-nitud y armonía conocido como amor, y que culminaría con el acto progenitor de su es-pecie. Ese sentimiento recién nacido tendría que ser fugaz, porque la divinidad del sentido de ordenamiento del espacio y del tiempo, Pa-chaqhamak, no permitía procreación alguna en un estado donde el espacio es infinito y el tiempo prácticamente inexistente.

Bajo esas condiciones no podían coexis-tir, al mismo tiempo y en el mismo espacio, el ímpetu del Sol y la melancolía de la Luna, pues esto perturbaría de tal manera a los se-res de ese mundo que su vida sería imposible.

Para impedir esa atracción de gran mag-nitud, entre Sol y Luna, Pachaqhamak deci-de interponer algo que haga imposible a los amantes volverse a encontrar. Es así que se manifiesta desde el Ch amak Pacha, el plane-ta Tierra (Uraqi con su divinidad Pachamama) para interponerse entre Sol y Luna, generando de esta manera un espacio y tiempo específico llamado día (para el Sol) y otro espacio y tiem-po diferente, llamado noche, para la Luna.

En ese nuevo mundo manifestado, se empiezan a sentir efectos diferenciados, generados por el Sol y la Luna, cada uno en su propio tiempo y espacio, como el frío y el calor, la alegría y la tristeza, la luz y la os-curidad, en el devenir cíclico del tiempo de la vida y la muerte.

El Sol, desconsolado por la ausencia de la Luna, busca en la inmensidad del universo que lo rodea, encuentros fortuitos con al-guna estrella del firmamento, que si bien le satisfacían el momento, no logran llenar el vacío que dejó la ausencia de la Luna.

Por su parte, la Luna, perturbada por la añoranza al sol, no concibe tal separación y desconsoladamente llora por varios días y noches, ocasionando así el primer y úni-co diluvio que se registra en la mitología andino-amazónica.

Las lágrimas, cuajadas de turbulenta tristeza y cristalina ansiedad, son alberga-das en la Tierra, originando en este terri-torio el lago sagrado de los Andes, el lago

Titicaca; y en la amazonia, el río Amazonas, mientras pasaban los siglos, viviendo el Sol y la Luna en sentida soledad.

Un día, el Sol decidió revelarse ante las leyes que regían el universo y decidió po-ner fin a esa situación que lo separaba de ella, aunque sólo fuera por unos instantes, él quería volver a sentir la emoción de la plenitud y armonía que había experimen-tado en el primer encuentro con la Luna.

De esta manera, el Sol empezó a levan-tarse cada vez más temprano, con la espe-ranza de encontrarse con los ojos melan-cólicos de la Luna, que fueron origen de la necesidad de la manifestación de la vida. Por su parte, la Luna aún dolida por el sen-timiento que no pudo consolidarse en el primer encuentro con el Sol, evitaba cual-quier otra frustración, recogiéndose cada vez más temprano a sus aposentos ungidos de ausencia y desconsuelo.

Tras una larga y desesperada búsqueda e incontables encuentros fallidos, un día la Luna se atrasó unos instantes en el horizonte, y en ese preciso momento el Sol salió, alcan-zando el momento tan anhelado y soñado por ambos. Allí estaba ella, reflejando su hermosa faz en las cristalinas aguas del lago, otrora lá-grimas de desconsuelo vertidas por ella.

El Sol, embelesado por esa imagen refleja-da en las aguas, detiene por un instante su viaje por el firmamento y une sus imágenes reflejadas en el lecho del lago sagrado, para luego, en un abrazo infinito de plenitud y de amor fecundarse en inconmensurable dicha.

Cuenta la leyenda que cada vez que las imá-genes del Sol y la Luna copulan en las aguas sagradas del lago, se generan las fuerzas vita-les (wira) que dan origen y consolidan el deve-nir cíclico de la manifestación de la vida.

Una reflexiónEl mito deja algunas enseñanzas impor-

tantes. En primer lugar que todo preexiste en el universo y que nada se genera de la nada, donde toda la vida preexistía como una totalidad divina conjunta, homogénea y estática; donde todas las expresiones de vida cohabitaban sin diferenciarse ni reco-nocerse entre sí, ausentes de luz y de con-ciencia existencial individualizada; en ar-monía letárgica pasaba el devenir infinito del instante inagotable.

También que la totalidad se autosacrifica para dar origen a la vida que conocemos. Por eso que en ese estado de totalidad sur-ge la necesidad del encuentro, se genera un movimiento, una atracción que utiliza la metáfora del amor entre Sol y Luna como

la primera manifestación de energía vital (Wira). Sol y Luna ya no pueden existir en el anonimato de la totalidad no individualiza-da y pretenden que el estado de autorreco-nocimiento sea permanente, lo cual sólo es posible si la totalidad se autosacrifica y deja de ser totalidad para dar paso a las partes.

Por eso lo sagrado se expresa en todas y cada una de las partes existentes al igual que la vida. Esta visión de comunión y co-munidad de las partes que ya se refleja en el mito de origen andino es la base funda-mental de su concepción social, productiva, política y espiritual expresada en el Ayllu.

ridad complementarla (yanani) considera dos elementos que tienden a ser indepen-dientes y diferentes pero complementarios el uno al otro. Para lograr su verdadera y duradera independencia, la imagen refleja-da tiene que tener una existencia indepen-diente de la imagen que lo generó.

La paridad como tal está representada metafóricamente con las figuras del Sol y la Luna, la característica de constituir un elemento paritario, es decir una pareja, es el preámbulo y la condición sine qua non para el inicio de la manifestación de la vida. Siempre tendrán que encontrarse dos opues-

tos complementarios para poder manifestar cualquier forma de vida. Esa condición cau-sal, temporal y espacial se manifiesta con la inclusión de la Tierra, donde el Lago Titica-ca funge como lecho de amor para que las imágenes reflejadas del Sol y la Luna puedan cumplir con su acometido y lograr la mani-festación de la vida en todas sus expresiones (naturaleza, sociedad, cultura).

Esta manifestación de la vida obedece también al principio de ciclicidad y no es un hecho único y aislado en los albores del uni-verso, sino que se realiza siempre que estén dadas las condiciones para generar vida.

Haciendo una reflexión profunda del sig-nificado del autosacrificio, se encuentra que éste es el ejemplo y la norma del comporta-miento andino para buscar en la vida el des-prendimiento del “ego”, justificación para las sociedades individualistas y carga para las so-ciedades comunitarias. La reflexión recíproca e inversa es el reconocimiento de sí mismo, que ocurre a través de una imagen que es re-cíproca e inversa a lo que quiere autorreco-nocerse, es decir que el sol se reconoce en la luna o viceversa. La consecuencia de esta for-ma de autorreconocimiento es fundamental, porque considera la generación de una plura-

lidad mínima (dos), para considerar el todo. Esa pluralidad mínima tiene las característi-cas de complementar los opuestos, hacer via-ble su con-vivencia y denota la necesidad de la diferencia en todos sus aspectos.

Entonces, la reflexión o la iluminación de lo preexistente sólo se realizará por me-dio de esta reflexión recíproca e inversa. A modo de ejemplo, podemos constatar que en los diseños textiles andinos las figuras están confeccionadas en anverso y reverso de un telar de tal forma que obedezcan al principio de reflexión recíproca e inversa y sus colores sean complementarios. La pa-

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‘Mito del Sol y la Luna’, una manifestación de vida

LA TRADICIÓN ANDINA AMAZÓNICA ENCUENTRA EN ESTE RELATO EL ORIGEN DE VARIOS DE SUS PRECEPTOS.

Jorge R. Miranda LuizagaDiplomático y docente

MITOLOGÍA

Dentro del mundo andino amazónico existe un mito que resume todo su pensa-miento, y se trata del Mito del Sol y la Luna. Esta narra-

ción se encuentra de manera fraccionada en diferentes fuentes, como el mito de ori-gen (Karlinger, U.E. Zarcherl, 1976), como mito genealógico del origen de los incas (W. Espinoza, 1987) y como recopilación integra (Miranda, J., Del Carpio, V., 2001).

La narración empieza en la inconmen-surable oscuridad de los tiempos, conocida como Ch’amak Pacha, donde la memoria y el entendimiento no logran abarcar la tota-lidad de la sabiduría; donde todo ya existía y cohabita en un solo espacio-tiempo. Allí, en el Ch’amak Pacha, el Sol (Lupi) y la Luna (Paxsi), rodeados de la inmensa soledad y oscuridad como única compañía, se pre-sienten por primera vez y en ese breve ins-tante por fin se sacia aquel anhelo que los acosaba permanentemente y que ahora se convierte en irresistible atracción por aquel que se presentaba diferente a sí mismo.

Esa necesidad de compañía que sentían ambos provoca un sentimiento nuevo de ple-nitud y armonía conocido como amor, y que culminaría con el acto progenitor de su es-pecie. Ese sentimiento recién nacido tendría que ser fugaz, porque la divinidad del sentido de ordenamiento del espacio y del tiempo, Pa-chaqhamak, no permitía procreación alguna en un estado donde el espacio es infinito y el tiempo prácticamente inexistente.

Bajo esas condiciones no podían coexis-tir, al mismo tiempo y en el mismo espacio, el ímpetu del Sol y la melancolía de la Luna, pues esto perturbaría de tal manera a los se-res de ese mundo que su vida sería imposible.

Para impedir esa atracción de gran mag-nitud, entre Sol y Luna, Pachaqhamak deci-de interponer algo que haga imposible a los amantes volverse a encontrar. Es así que se manifiesta desde el Ch amak Pacha, el plane-ta Tierra (Uraqi con su divinidad Pachamama) para interponerse entre Sol y Luna, generando de esta manera un espacio y tiempo específico llamado día (para el Sol) y otro espacio y tiem-po diferente, llamado noche, para la Luna.

En ese nuevo mundo manifestado, se empiezan a sentir efectos diferenciados, generados por el Sol y la Luna, cada uno en su propio tiempo y espacio, como el frío y el calor, la alegría y la tristeza, la luz y la os-curidad, en el devenir cíclico del tiempo de la vida y la muerte.

El Sol, desconsolado por la ausencia de la Luna, busca en la inmensidad del universo que lo rodea, encuentros fortuitos con al-guna estrella del firmamento, que si bien le satisfacían el momento, no logran llenar el vacío que dejó la ausencia de la Luna.

Por su parte, la Luna, perturbada por la añoranza al sol, no concibe tal separación y desconsoladamente llora por varios días y noches, ocasionando así el primer y úni-co diluvio que se registra en la mitología andino-amazónica.

Las lágrimas, cuajadas de turbulenta tristeza y cristalina ansiedad, son alberga-das en la Tierra, originando en este terri-torio el lago sagrado de los Andes, el lago

Titicaca; y en la amazonia, el río Amazonas, mientras pasaban los siglos, viviendo el Sol y la Luna en sentida soledad.

Un día, el Sol decidió revelarse ante las leyes que regían el universo y decidió po-ner fin a esa situación que lo separaba de ella, aunque sólo fuera por unos instantes, él quería volver a sentir la emoción de la plenitud y armonía que había experimen-tado en el primer encuentro con la Luna.

De esta manera, el Sol empezó a levan-tarse cada vez más temprano, con la espe-ranza de encontrarse con los ojos melan-cólicos de la Luna, que fueron origen de la necesidad de la manifestación de la vida. Por su parte, la Luna aún dolida por el sen-timiento que no pudo consolidarse en el primer encuentro con el Sol, evitaba cual-quier otra frustración, recogiéndose cada vez más temprano a sus aposentos ungidos de ausencia y desconsuelo.

Tras una larga y desesperada búsqueda e incontables encuentros fallidos, un día la Luna se atrasó unos instantes en el horizonte, y en ese preciso momento el Sol salió, alcan-zando el momento tan anhelado y soñado por ambos. Allí estaba ella, reflejando su hermosa faz en las cristalinas aguas del lago, otrora lá-grimas de desconsuelo vertidas por ella.

El Sol, embelesado por esa imagen refleja-da en las aguas, detiene por un instante su viaje por el firmamento y une sus imágenes reflejadas en el lecho del lago sagrado, para luego, en un abrazo infinito de plenitud y de amor fecundarse en inconmensurable dicha.

Cuenta la leyenda que cada vez que las imá-genes del Sol y la Luna copulan en las aguas sagradas del lago, se generan las fuerzas vita-les (wira) que dan origen y consolidan el deve-nir cíclico de la manifestación de la vida.

Una reflexiónEl mito deja algunas enseñanzas impor-

tantes. En primer lugar que todo preexiste en el universo y que nada se genera de la nada, donde toda la vida preexistía como una totalidad divina conjunta, homogénea y estática; donde todas las expresiones de vida cohabitaban sin diferenciarse ni reco-nocerse entre sí, ausentes de luz y de con-ciencia existencial individualizada; en ar-monía letárgica pasaba el devenir infinito del instante inagotable.

También que la totalidad se autosacrifica para dar origen a la vida que conocemos. Por eso que en ese estado de totalidad sur-ge la necesidad del encuentro, se genera un movimiento, una atracción que utiliza la metáfora del amor entre Sol y Luna como

la primera manifestación de energía vital (Wira). Sol y Luna ya no pueden existir en el anonimato de la totalidad no individualiza-da y pretenden que el estado de autorreco-nocimiento sea permanente, lo cual sólo es posible si la totalidad se autosacrifica y deja de ser totalidad para dar paso a las partes.

Por eso lo sagrado se expresa en todas y cada una de las partes existentes al igual que la vida. Esta visión de comunión y co-munidad de las partes que ya se refleja en el mito de origen andino es la base funda-mental de su concepción social, productiva, política y espiritual expresada en el Ayllu.

ridad complementarla (yanani) considera dos elementos que tienden a ser indepen-dientes y diferentes pero complementarios el uno al otro. Para lograr su verdadera y duradera independencia, la imagen refleja-da tiene que tener una existencia indepen-diente de la imagen que lo generó.

La paridad como tal está representada metafóricamente con las figuras del Sol y la Luna, la característica de constituir un elemento paritario, es decir una pareja, es el preámbulo y la condición sine qua non para el inicio de la manifestación de la vida. Siempre tendrán que encontrarse dos opues-

tos complementarios para poder manifestar cualquier forma de vida. Esa condición cau-sal, temporal y espacial se manifiesta con la inclusión de la Tierra, donde el Lago Titica-ca funge como lecho de amor para que las imágenes reflejadas del Sol y la Luna puedan cumplir con su acometido y lograr la mani-festación de la vida en todas sus expresiones (naturaleza, sociedad, cultura).

Esta manifestación de la vida obedece también al principio de ciclicidad y no es un hecho único y aislado en los albores del uni-verso, sino que se realiza siempre que estén dadas las condiciones para generar vida.

Haciendo una reflexión profunda del sig-nificado del autosacrificio, se encuentra que éste es el ejemplo y la norma del comporta-miento andino para buscar en la vida el des-prendimiento del “ego”, justificación para las sociedades individualistas y carga para las so-ciedades comunitarias. La reflexión recíproca e inversa es el reconocimiento de sí mismo, que ocurre a través de una imagen que es re-cíproca e inversa a lo que quiere autorreco-nocerse, es decir que el sol se reconoce en la luna o viceversa. La consecuencia de esta for-ma de autorreconocimiento es fundamental, porque considera la generación de una plura-

lidad mínima (dos), para considerar el todo. Esa pluralidad mínima tiene las característi-cas de complementar los opuestos, hacer via-ble su con-vivencia y denota la necesidad de la diferencia en todos sus aspectos.

Entonces, la reflexión o la iluminación de lo preexistente sólo se realizará por me-dio de esta reflexión recíproca e inversa. A modo de ejemplo, podemos constatar que en los diseños textiles andinos las figuras están confeccionadas en anverso y reverso de un telar de tal forma que obedezcan al principio de reflexión recíproca e inversa y sus colores sean complementarios. La pa-

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6 Domingo 21 de septiembre de 2014

América del Sur. Equinoxio de pri-mavera. 21 de Septiembre de los 2.014 años del calendario occi-dental y cristiano. Se anuncia a Vuela pluma la llegada del colibrí

a la rosa de los vientos del sur. Trae polen ena-morado, besos con lengua apasionada, viene cantando, llega silabando, silbando, libando.

Viene contando historias de soles y lunas. “El colibrí lleva de aquí para allá los pensa-mientos de los hombres”, dicen los antiguos. En los pueblos del sur todos lo quieren, lo sig-nifican, lo simbolizan a este animal totémico.

Aparece en la iconografía del Incario, en la cultura Maya, Amazónica, Guaraní... Par-ticipa de la historia indoamericana, en sus tejidos y su alfarería, “centralmente porque el dios solar preña a la diosa lunar por inter-medio del colibrí.”. Así testan los mitos, la or-febrería, el colibrí de Nazca.

El colibrí es nativo de este continente, era desconocido para el resto del mundo antes de la invasión colonial, los europeos quedaron sorprendidos, embelesados con este pajarito diminuto de alas veloces, con vuelo poco co-mún. Sabe volar hacia atrás, partir vertical-mente y detenerse.

Es un animal de poder, le gusta repartir alegría y belleza; tiene fuerte acerbo cul-tural en los pueblos de nuestra América. El Colibrí es premonitorio, trae augurios, trae sueños con goce de procreación. Trae la es-peranza del Pachacutek primaveral. Del re-nacimiento del Pilcomayo.

En América del norte los colibríes también fueron admirados como “feroces guerreros y defensores de su territorio”. Los originarios americanos creían que ver un colibrí antes de los eventos más importantes era sinónimo de buena fortuna.

En el Caribe han observado “que agitan las alas haciendo el patrón del símbolo de infini-to y le han otorgado en su simbolismo relacio-

nes con la eternidad, la continuidad y el ciclo interminable de la vida”. Es fuente inagota-ble: símil y analogía.

Su figura es frágil y ligera, el más peque-ño mide 6 centómetros, parece punta de fle-cha volando; diminuta, puntiaguda, fila, mor-tal. Es reproductora por excelencia, es la vida misma de la floresta, sinónimo de fertilidad. Su grácil plumaje refleja colores tornasolares; tornalunares, brillantes en lontananza, cuan-do decide migrar a otros cielos de la tierra.

Los Dioses dicen “si alguien osa atrapar al-gún colibrí, éste morirá”. Por eso es que nadie ha visto alguna vez a un colibrí en una jaula, ni tampoco en la mano de un hombre. Es un ave que se aclima-ta a todos los climas, pareceres y carac-teres. Vive cómodamente en las ciudades.

El colibrí vuela libre, busca belleza, es-parce alegría y hace bello todo lo que besa con su larga lengua que es capaz de encon-trar tesoros escondidos en las profundi-dades del pistilo. Migra inmensidades, al-gunos colibríes vuelan aproximadamente 2.000 millas para llegar a su destino volan-do a 15.000 pies de altitud.

Es un logos de las Américas y el Ca-ribe, representa un ave que puede traspasar cualquier barrera, cual-quier frontera; cualquier trin-chera; su vida es lucha, esfuerzo,

El colibrí: mensajero eternoTÓTEM E ÍCONO INDOAMERICANO, ESTE SER ALADO LLEVA CONSIGO UNA PROFUNDA SIGNIFICACIÓN.

Luis Mérida Coímbra Cineasta y poeta

trabajo, delicadeza: arte de besar, arte de co-mer, arte de vestir, arte de vivir bien. Tiene un don especial para compartir la belleza y la sanación floral.

El colibrí es mensajero a la eternidad, viene desde allí y siempre regresa allá; y allí es candor y lujuria es allá. Es portavoz del signo y del estigma; arte aéreo. Es sensible su sentir, apenas burbuja de color con di-minutas alas de transparencia. Es valor, es eternidad, es instante.

1. Ilustración de un colibrí, figura que inspira a muchos artistas.2. El ave en su estado natural.3. En Nazca, Perú, se encuentra esta figura sobre la tierra, en gran dimensión y todavía sin explicación para los científicos.

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7Domingo 21 de septiembre

de 2014

¿Quién desató los nudos de Homero? Fue alguien que con mucho cuidado y paciencia le contó algo de los chi-nus también. Como resultado, Home-ro comenzó a anudar los chinus en su

memoria, para contarlos hoy en este texto que el (la) lector(a) tiene en sus manos como un quipu blanco de ideas anudadas, palabras anu-dadas y axayus atrapados, todo en este memo-rial de un quipu blanco escrito.

Al mismo tiempo, Homero, nos habla de otros tipos de quipu muy distintos: como en un quipu negro se dilatan las tenebrosidades del pasado con sus historias mucho más os-curas. Nos llevan a imaginar el intenso color del sufrimiento y la fuerza de nuestros ante-pasados, quienes manejaban historias anuda-das en sus hilos de distintos colores: rojo para los guerreros, para ch’allar con la sangre, el amarillo para la riqueza, el blanco para los ri-tos sagrados, otros nudos distintos, desde el amanecer y el atardecer… Nos deja entender cómo, desde el nudo de los quipus, nace el ser humano, y desde allí, de la persona a la comu-nidad, de la comunidad a un pueblo y de ese pueblo a una nación.

En todo ello, el quipucamayoc, que cuenta los nudos en su poder, transfiere la informa-ción de una persona a otra persona, de una comunidad a un pueblo. Maneja la fuerza y el sentimiento; en sus nudos tiene el poder de unir a todos los pensamientos. Por tanto, pro-cede así, de la imagen a un nudo, de un nudo a un ayllu, y de ahí a todo su entorno.

Este es un trabajo que retrocede al pasado, que va desde la comodidad de la ciudad ac-

Anudando palabrasPRÓLOGO DEL POEMARIO QUIPUS, DE HOMERO CARVALHO, LIBRO QUE RESCATA LA COSMOVISIÓN AYMARA.

Elvira Espejo Artista, poeta y tejedora, directora del Museo Nacional de Etnografía y Folklore (Musef )

tierras remotas, nos hace pasar a los huma-nos y de los humanos, a aquellos anudados a la tierra por el espacio y el tiempo. La cuerda no te suelta, ya sea de lo lejos a lo más cer-cano, de la memoria a los recuerdos, donde nadie puede olvidar las palabras de los nu-dos… de los nudos a la imagen, de la imagen al aliento. De los colores te hacen recordar a las fiestas, con sus cantos y bailes, donde la voz del viento te trae noticias de la llegada y la partida que anuncia siempre el ichhu. Te hace reanudar los alientos del campo, las wak as sagradas que no desatan sus nudos para que los sueños siempre nos cuenten. Te hace tocar dentro de tus pensamientos y sen-timientos estas experiencias anudadas para siempre. Vuelves a hablar en las fiestas y el baile. Los hilos sueltos de la vida empiezan a anudarse. Ves los miles de colores que se festejan en el altiplano, esperando el nuevo anudado de los dioses andinos, con los alien-tos que nos pasan don Filomeno y Homero.

Homero anuda las palabras, con unas te-clas frente a una pantalla, nudos y nudos en un papel.

tual a sus barrios, y de sus barrios a sus fami-lias, donde los nudos por fin se desatan, con recuerdos del pasado y en esta memoria, Ho-mero nos lo cuenta con mucha paciencia. Nos habla de los nudos de aquel momento, cuando Homero habló con Filomeno Thola Sisa, quien narra con mucho detalle de los chinus o nu-dos de los quipus. Luego Homero tomó estos nudos de hilo para convertirlos en los nudos de la poesía, algo no visto antes en Bolivia, algo único en nuestros tiempos.

Nos ayuda a unir el pasado con el presen-te y el futuro. Con estos sueños anudados te hace retroceder al pasado, y del nudo de las

QUIPU BLANCO III

Del Cielo su pueblode la Tierra su pueblode las profundidades su pueblo.Tres pueblosque bailan juntos en la fiestauno trae la músicael otro la danzay el tercero el apthapiy la chicha para bebery ofrendar a la Pachamamapara dejar el ajayu en la casay ser cuerpo en la fiestasolamente cuerpo en la fiestay dejar la fiesta en el cuerpo.

1. Portada de Quipus.2. Carvalho, escritor beniano.

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8 Domingo 21 de septiembre de 2014

En su rostro se dibujó una sonrisa forzada, casi obligando a los mús-culos de la cara a hacer un movi-miento. Mientras el sol resplande-cía en sus ojos, se puso de pie, tomó

su cartera, se acercó y me dio un beso cargado de adiós. Eran las siete de la mañana.

Cerca a las nueve tomé un baño. Calculé, todavía me quedaban como cinco horas para llegar al aeropuerto y volver a La Paz. Una vocecilla me incita y me hecha a la calle en busca del lugar.

El sol calienta acá, no te quema, te acari-cia junto a la tierra rojiza que es acareada por el viento.

Pregunto a una dama por la dirección. Se ríe por mi ignorancia. “Allá, derecho se topa-rá con la casa”, responde.

Minutos después llegué al lugar. La casa, situada en la calle Murillo, entre Bolívar y Arenales, la conocen todos por acá. Sus pa-redes resguardan los tesoros de doña Gladys Moreno (1933-2005). Ahí junto a sus amigos músicos y compositores se pasó horas. Guita-rreadas que aún recuerdan sus vecinos. Fra-ses sencillas, pero con un mensaje profundo emergen de sus bocas.

En las dos habitaciones me encuentro con varios recuerdos, fotografías de su infancia, juventud… Los discos de vinilo se enfilan uno tras otro. Me quedo congelado al contemplar Bailando con Gladys Moreno, El disco de oro de Gladys Moreno (1987) y Embajadora de la Canción (1993). Son unas joyas en verdad.

Varios historiadores y músicos resumen que Moreno inmortalizó melodías de los grandes compositores no sólo cruceños sino de toda Bolivia. Ahí están obras como el vals

Misterios del Corazón del compositor be-niano Rogers Becerra o el taquirari Viva Santa Cruz del orureño Gilberto Rojas. La unidad era el eje medular.

“Había tanto regionalismo que mi meta era unir Bolivia. En cada

canción ponía lo mejor de mí. Lamen-tablemente ahora está volviendo”, afirmó

Moreno en una entrevista que concedió a el diario El Deber, en septiembre de 2003.

Jamás pasó clases de canto y no lo oculta-ba. “Esta voz es completamente analfabeta”, respondía.

Como cada artista, la pasó mal, no tuvo dinero, pero no lo recordaba con lamento. Una ocasión dijo que su fiesta de cumpleaños duró tres días. “Todos hacían cola para can-tar y, aunque parezca extraño, yo era la úni-ca que no cantaba”.

A La Paz y Cochabamba, los recordaba en cada conversación. Relataba que cuando llega-ba al Aeropuerto de El Alto le ponían alfom-bra roja y mientras descendía a La Paz, la gen-te le saludaba desde sus casas.

“Mis experiencias con los mineros fueron también increíbles. Yo era su adoración. Has-ta me subieron a sus hombros y me llevaron en procesión una vez. Así fue que llegué a co-nocer toda Bolivia; por mis viajes”, contaba, doña Gladys, que tampoco ocultaba las críti-cas para sus paisanos.

“El cruceño no se acuerda de mí. Debe ser porque soy de Santa Cruz y los cruceños sa-ben que estoy todo el día aquí que me tratan diferente. La gente colla es más efusiva con su folklore. Aquí el camba no respeta su cultu-ra porque anda más preocupado por su pop y rock and roll, que es lo único que le agrada. El colla es más perceptivo que el camba y tiene pasión por su música. Aquí a nadie le importa el taquirari”, decía.

La voz de doña Gladys se calló para siem-pre a las 20.45 del jueves 3 de febrero de 2005. “Le tomé la presión y le di su medicamento. Estaba en la cama, junto a mí y nuestra nie-ta Anahí. En ese momento le vino el infarto, eran las nueve menos cuarto”, relató Alfredo Tomelic, su esposo.

Pasan las 13.00, termino el recorrido. Una señora sentada en la acera del frente de la ca-sona me obsequia una bolsa de lana con el ros-tro de la Embajadora de la canción boliviana. Miro el reloj y son la 13.30. Tengo media hora para llegar al aeropuerto.

Conociendo a Gladys MorenoSU VOZ INMORTALIZÓ MELODÍAS DE GRANDES COMPOSITORES, NO SÓLO CRUCEÑOS SINO DE TODA BOLIVIA.

Juan Cori Ch. Periodista

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