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UNZUETA INVALUABLE TRAS 110 AÑOS DE SU NATALICIO, EL ARTE DE MARIO UNZUETA NO DEJA DE DESPERTAR ADMIRACIÓN 8 ¡FELIZ 5523! EL INICIO DE UN NUEVO AÑO AYMARA PROMUEVE UNA SERIE DE CELEBRACIONES EN LOS MÁS IMPORTANTES SITIOS SAGRADOS DE LAS CULTURAS ORIGINARIAS, EN UN ESPÍRITU COMÚN DE RENOVACIÓN, DESEOS DE PROSPERIDAD COLECTIVA Y ESPERANZA, LA QUE LLEGÓ HOY MUY TEMPRANO, CON LOS CÁLIDOS RAYOS SOLARES DE UN NUEVO INVIERNO: EL NÚMERO 5523. 5 DOMINGO | 21 de junio de 2015 | año 6 | N° 290 Museo Nacional de Arte

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Page 1: La Esquina 21-06-15

UNZUETA INVALUABLE

TRAS 110 AÑOS DE SU NATALICIO, EL ARTE DE

MARIO UNZUETA NO DEJA DE DESPERTAR ADMIRACIÓN 8

¡FELIZ 5523!

EL INICIO DE UN NUEVO AÑO AYMARA PROMUEVE UNA SERIE DE CELEBRACIONES EN LOS MÁS IMPORTANTES SITIOS SAGRADOS DE LAS CULTURAS ORIGINARIAS, EN UN ESPÍRITU COMÚN DE RENOVACIÓN, DESEOS DE PROSPERIDAD COLECTIVA Y ESPERANZA, LA QUE LLEGÓ HOY MUY TEMPRANO, CON LOS CÁLIDOS RAYOS SOLARES DE UN NUEVO INVIERNO: EL NÚMERO 5523. 5

DOMINGO | 21 de junio de 2015 | año 6 | N° 290

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2 Domingo 21de junio de 2015

Si bien no son las únicas produccio-nes realizadas sobre la Guerra del Chaco, lo cierto es que, por su fecha de estreno, estas películas marcan el principio y el final del enfrenta-

miento bélico entre Bolivia y Paraguay.En el infierno del Chaco, dirigida por el rea-

lizador argentino Roque Funes, camarógrafo contratado por el Gobierno de Paraguay para dar testimonio de lo que sucedía en la zona de conflicto, fue estrenada el 21 de diciem-bre de 1932 en Buenos Aires. Con intenciones propagandísticas y respondiendo a una solici-tud de interés nacional, este filme presenta a los bolivianos como los grandes agresores, el ejército invasor, una poderosa potencia arma-mentística, la cual puede ser vencida sólo con el coraje del valeroso soldado de Paraguay. La cinta dirigida por Funes pertenece al cine si-lente, y los intertítulos construyen el discurso de “defensa de la patria” a la que llama el pro-pio presidente Eusebio Ayala. Con indudable valor histórico, este documental no sólo se de-tiene en Paraguay, sino que además incorpora imágenes de ciudades bolivianas como La Paz, Potosí, Santa Cruz y San José de Chuiquitos. Quedan también registradas escenas en las que figuran comandantes del alto mando mi-litar paraguayo como José Félix Estigarribia. Es en síntesis una importante película para la memoria de América Latina.

Estrenada en La Paz el año 1936, luego de concluida la contienda bélica, La Guerra del Chaco 1932-1935, de Luis Bazoberry, es un testi-monio del final de la campaña. Es también un homenaje del propio realizador a los héroes anónimos, a quienes dieron su vida por el país y que pocas veces son mencionados en las lis-tas de ilustres patricios. Bazoberry presenta su propia película explicando el contenido y brindando una advertencia al espectador, es-tas imágenes han sido tomadas en el campo de batalla, su calidad técnica puede no ser la ideal. Sin embargo, el resultado es extraordi-nario, la película presenta desde la línea de fuego hasta la retaguardia y explica las difi-cultades de nuestro ejército para su moviliza-ción hasta la zona de guerra.

oy es un día trascendental que obliga a repensar so-bre las muchas ceremonias que se realizan en dis-tintas latitudes del país, todas en el marco del sols-ticio de invierno.

Más allá de las ritualidades como tal, urge el enten-der su significado de éstas y el tiempo en que se están realizando.

Un incontable número de manos se alzaron hoy en dirección a los primeros rayos de sol, y con ellos una energía cósmica particu-lar, que renueva en “un acto de renovación de fe y de esperanza”, como explica el escritor Marcelo Arduz.

Así como el pedir deseos al soplar de las velas de un pastel de cumpleaños (o sin ir muy lejos), los buenos augurios tras la media-noche en el arribo de cada 1 de enero, la salida del sol de hoy marca un nuevo inicio y oportunidad para alcanzar nuestros más triviales objetivos o añoradas metas.

Esta pauta y voluntad no es dada por una máquina o un even-to al azar, o por un consenso generalizado; es fruto de conoci-mientos ancestrales basados en el orden universal, evidencia-dos por acertados observatorios astronómicos y plasmados en

calendarios que hasta el día de hoy, todavía tienen elementos por ser decodificados.

¿Y dónde queda el papa Gregorio XIII, sus 12 meses y todo el sis-tema que promovió para establecer el Calendario gregoriano que actualmente rige de manera oficial en casi todo el mundo? Simple-mente queda en lo que es: un sistema de medición del tiempo y esta-blecer momentos astrales, pero que es presa de un desfase constan-te dada la irregular rotación de la tierra, a diferencia del calendario andino amazónico chacoplatense, el cual al regirse por eventos cós-micos puntuales, no adolece de esta falla.

Pero por sobre estas pautas (en ambas circunstancias), en lo que se refiere al marcar inicios y finales de ciclos, poseen la oportunidad de dar “segundas oportunidades” y permitir, al que así lo desee, soñar y proyectarse al futuro, incluso, en cierto modo volver a nacer.

Y si alguien no está convencido por el Año nuevo que se festeja hoy, ¿que acaso cada salida del sol de cada día de la semana no es una reno-vada oportunidad para intentar algo, empezar un proyecto o empren-der una idea? Los calendarios ofrecen pautas claramente demarcadas, corresponde a cada persona el utilizarlas de la mejor manera.

rritorio en el filme desde un avión podría ha-ber sido definitivamente una sorpresa inima-ginable; sin embargo, la poca repercusión que alcanzó el filme luego de su estreno, también como una consecuencia del aire de derrota que existía en el país luego de la Guerra, hi-cieron que el filme pasara a ser un recuerdo, una anécdota agridulce de nuestra cinemato-grafía, a pesar de haber sido la primera pelí-cula sonora del cine boliviano.

La gran diferencia entre estos documenta-les es el origen de ambos. La película de Fu-nes es el encargo de un gobierno nacional, en cambio La Guerra del Chaco de Bazoberry es más bien una producción de entrega absolu-ta, un esfuerzo independiente por contar la historia que él había visto como testigo de una realidad. Esta diferencia fundamental es la que brinda al material del cineasta cocha-bambino un sentido que no sólo coincide con un discurso oficial sino que propone una lec-tura desde los verdaderos protagonistas de la Guerra, aquellos soldados que recibían (o no) el rancho, de quienes cruzaron el Pilcomayo en una chalana, de quienes sufrieron la hos-tilidad del clima, en contraposición al alto mando militar que viajaba en avión y sonreía ante las cámaras.

La Guerra del Chaco en el cine

Segundas oportunidades

EL SÉPTIMO ARTE RETRATÓ (SEGÚN EL CRISTAL CON EL QUE SE MIRÓ) LAS REALIDADES DEL CONFLICTO BINACIONAL.

Claudio Sánchez Critico de cine

DIRECTORAdalid Cabrera Lemuz

EDITOR GENERALJavier Mancilla Luna

EDITOR DE LA ESQUINAMiguel A. Rivera [email protected]

Colaboradores: Marcelo Arduz Víctor Montoya Claudio Sánchez Juan Cori Ch.

Escriben en este número:Marcelo Arduz Claudio Sánchez Isabel Mesa Gisbert Ximena Aguirre Maulén

Diseño: Eusebio Lazo Sumi

Diagramación: Horacio Copa Vargas

Bazoberry, en su condición de aerofotoga-metrista, puede hacer tomas aéreas desde las naves de la Aviación Boliviana, que brindan una mirada absolutamente revolucionaria so-bre el territorio donde se desarrollaron las ac-ciones. Si los bolivianos no imaginaban lo que era el Chaco como un espacio físico, ver el te-

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3Domingo 21 de juniode 2015

Son dos argentinos universales. Uno, católico. El otro, un agnóstico que hasta el final de sus días no dejó de preguntarse sobre el misterio de la trascendencia.

Jorge Mario Bergoglio y Jorge Luis Borges se conocieron hace medio siglo. Bergoglio era profesor en un colegio de la provincia argen-tina de Santa Fe. Invitó a Borges a hablar a sus alumnos.

Hace dos años María Kodama, la viuda de Borges, entregó a aquel sacerdote jesuita, con-vertido en el papa Francisco, las obras comple-tas del autor de Ficciones.

“Este Papa es fanático de Borges”, dice Kodama.

La religión nunca fue ajena al cuentista, poeta y ensayista argentino. Poco antes de morir en junio de 1986, Borges hablaba con Kodama de estos asuntos. “Le dije que yo no podía responder estas preguntas, porque tam-bién era agnóstica, y que era mejor que habla-se con un teólogo”, evoca. “El me dijo que ha-blaría con un sacerdote católico y un pastor protestante, en homenaje a su abuela inglesa”.

—¿Vinieron ambos?—¡Por turnos!En un encuentro reciente con el cardenal

Gianfranco Ravasi, presidente del Consejo Pontificio para la Cultura, Kodama le explicó qué era para ella el agnosticismo: “El que cree, con las dudas que pueda tener, cree, pero está en un círculo. El ateo niega a Dios: está en un círculo que niega. Los agnósticos somos paté-ticos: a lo largo de nuestra vida trazamos un camino paralelo al de Dios, porque tratamos de encontrarlo por el único camino por el que posiblemente no podamos encontrarlo, que es la razón. Pero todo el tiempo de algún modo estamos pensando en él”.

La entrevista con María Kodama se desa-rrolló a finales de abril en la Universidad de Brown, en Estados Unidos. Kodama, hija de un japonés afincado en Argentina, acababa de pronunciar una conferencia sobre su marido

en el marco de la VII Conferencia Internacio-nal de Estudios Transatlánticos.

A un año del trigésimo aniversario de la muerte de Borges, en Ginebra (Suiza), Kodama habló de las dudas teológicas del escritor, de las relecturas de su obra en el siglo XXI y de su relación con él, un hombre mucho mayor que ella, ya ciego, a quien siempre llamó Borges, nunca Jorge Luis (Kodama también llamaba Kodama a su padre).

“Le gustaba viajar. Era una persona muy curiosa. Dormíamos en el desierto. Viajamos en globo. Hacíamos cosas totalmente increí-bles”, dice.

“Yo le describía los lugares que descubría-mos juntos y que él no conocía usando los co-lores de los cuadros”, continúa. “Él tenía una memoria increíble y yo se los describía. Por ejemplo, si era el atardecer de un cuadro de Turner, él se hacía toda la idea mental de lo que yo veía”.

Kodama evoca una anécdota infantil que la marcó.

“Un día, cuando yo era muy chica, le pre-gunté a mi padre qué era la belleza”, empie-za. El señor Kodama le trajo un libro de arte griego con una imagen de la Victoria de Sa-motracia, la estatua de mármol sin cabeza del siglo II a.C.

“Me dijo: ‘La belleza es esto’”. Y yo le dije: ‘Pero Kodama , no tiene cabeza’. Y él me dijo: ‘¿Y quién le dijo a usted que una cabeza es la belleza?’ Usted mire la túnica de la Vic-toria de Samotracia. Los pliegues de la túni-ca están agitados por la brisa del mar. Dete-ner para la eternidad el movimiento de los pliegues de la túnica, la brisa del mar. Eso es la belleza”.

—Parece un poema de Borges…—Claro, exactamente. Es que mi padre

tenía muchas cosas… —responde Kodama y deja la frase a medio terminar—. ¿Qué diría Freud? Borges era divertido, porque decía: “Lo que se perdió Freud con nosotros, María: el complejo del abuelito”. En lugar del de Edipo. Él lo tomaba todo así.

—¿Del abuelito?—Porque casi podría ser mi abuelo.A Kodama le sorprenden algunas interpe-

taciones actuales de Borges. Neurocientíficos se han interesado por cuentos como Funes el memorioso, en el que el protagonista es un hombre que lo recuerda todo. “Yo nunca ha-bría imaginado”, dice, “que Borges tuviera que ver con la cibernética a través de El jar-dín de senderos que se bifurcan”. Este cuento, como La biblioteca de Babel se lee como una premonición de algunas posibilidades que ofrece la Red.

—¿Le habría atraído internet a Borges?—Pienso que, dado lo que él pensaba de los

nuevos aparatos que aparecían mientras vivía, no le hubiera gustado. Él amaba el libro, para él era un placer. Yo deduzco, no quiero decir que sea así, pero pienso que por el amor que sentía por eso, y por el rechazo de algunas cosas…

—¿Qué cosas?—Televisión, no tenía. Yo tampoco. Para él

mundo era el libro.—En internet están todos los libros habi-

dos y por haber…—Pero a él no le interesaba tanto esto. A él

le interesaba la lectura, tener el libro, hojear-lo, la textura. Y no debemos olvidarnos que era ciego, por lo que eso no podía importarle para nada.

Kodama: El Papa es fanático de BorgesBORGES ES RECORDADO MEDIANTE SUS PREMONICIONES TECNOLÓGI-CAS Y SU RELACIÓN CON BERGOGLIO

Marc BassetsEl País

Borges, un titán que amó los libros y la escritura.

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4 Domingo 21 de junio de 2015

“Muchos lo han analizado. Ahora, en cuanto a leer el libro desde el prin-cipio hasta el fin, no sé si alguien lo ha hecho”. Se lo dijo Jorge Luis Borges al poeta y ensayista Osvaldo

Ferrari: estaban hablando del Ulises de James Joyce, la obra literaria de extensión y enor-me complejidad que el martes tuvo su fiesta global. La historia que cuenta la novela em-pieza en la mañana del 16 de junio de 1904 y termina en la madrugada del 17: son die-ciocho capítulos que a Joyce le llevaron unos siete años de trabajo y que narran no más de veinte horas de la vida de Leopold Bloom, con todos sus detalles y todos sus monólogos in-teriores. Por eso cada 16 de junio, desde 1954 y con epicentro en Dublín, se celebra en todo el mundo Bloomsday (por el protagonista y por el juego de palabras con “Doomsday”, día del Juicio Final). Es la Dublín de su recuerdo, pues lo escribió desde un autoexilio.

Ese día hubo quienes bien temprano visita-ron la torre Martello —hoy llamada James Joy-ce y convertida en museo, con fotos y objetos personales del autor— en las afueras de la ca-pital irlandesa: allí empieza la trama de la no-vela. Hubo también quienes asistieron a lec-turas públicas y a representaciones teatrales de fragmentos del Ulises; quienes se vistieron con trajes de principios del siglo XX y quienes almorzaron —como Bloom— un sándwich de queso gorgonzola. Incluso el cineasta irlandés Carl Finnegan aprovechó la efeméride para anunciar que adaptará a la época actual va-rios de los quince relatos breves que Joyce na-rró en su libro Dublineses: empezó por Dos gala-nes, que ya puede verse gratis en la web.

Sin embargo, aunque miles de lectores fes-tejen cada año el aniversario de la historia que los apasionó, el Ulises tiene fama de difí-cil, de ser abandonado antes del final, de com-plicarle la vida al lector. Tal vez por eso Borges

cer una gran red de citas internas, en las que un personaje retoma una parte de la oración que otro había usado varios capítulos antes.

Gamerro organiza sus claves repitiendo la estructura de capítulos de la novela de Joyce y recomienda ir intercalando la lectura: “Pri-mero Joyce, después las claves. Porque ocu-rre que al terminar cada capítulo del Ulises uno siente que hay cosas que no ha entendi-do; esas cosas se van acumulando y se arma una masa que te va frenando”. A través de esas claves, sabemos desde cómo se arma la escala monetaria británica —un chelín son 12 peni-ques— hasta que el pasaje de La Divina Come-dia elegido es para aludir a Aristóteles. Sabe-mos también que el chiste que hace uno de los personajes de la novela para ironizar sobre las posibilidades de autonomía de Irlanda respec-to de Inglaterra está basado en el logotipo de un diario que se imprimía en 1904, año en el que transcurre la acción.

“Un lector que leyó el Ulises goza del mismo prestigio y el mismo deleite que un alpinista que llegó a la cima del Everest. Es la sensación de mirar el mundo desde otro lugar. Pero re-quiere un esfuerzo muy grande, y entonces implica la felicidad que da el trabajo”, reflexio-na Gamerro. Tal vez eso se festeja cada Bloom-sday: la felicidad de haber leído el punto final.

Instrucciones para leer, de una vez, el UlisesEL MARTES SE CELEBRÓ EL DÍA DEDICADO A ESTA NOVELA DE JOYCE, CONSIDERADA DE MUY DIFÍCIL LECTURA.

Julieta Roffo Revista Ñ

dijo lo que dijo sobre la novela, y tal vez por eso el psicoanalista Carl Jung aseguró que el texto “produce en el lector un irritante senti-miento de inferioridad”. “El Ulises es un libro que, en principio, deja afuera hasta a los lec-tores más entrenados”, asegura el escritor y crítico literario Carlos Gamerro, que hace casi 30 años enseña el texto de Joyce en universi-dades y en cursos privados, y que acaba de ree-ditar su libro Ulises. Claves de lectura, en el que desmenuza la novela de 1922.

Entre las dificultades más frecuentes con las que el lector se encuentra, detalla Gamerro, se cuentan las alusiones a otras obras literarias que, para alguien no tan conocedor, pueden pasar inadvertidas: en las páginas del Ulises hay puentes con La Divina Comedia, de Dante, los Cuentos de Canterbury, de Chaucer, y el De-camerón, de Bocaccio. Esto sin contar la estruc-tura que, desde el nombre, vincula la obra de Joyce con la Odisea de Homero. Lo cual no quita que haga un uso extenso del humor popular más procaz y que acaba con la escena de mas-turbación femenina más famosa de la Historia.

Más dificultades: el autor supone que el lec-tor tiene clara la historia de Irlanda —su con-dición de colonia británica y sus conflictos de clase y religiosos, por ejemplo—; y, además, supone que el lector puede recordar y recono-

1. El irlandes universal: James Joyce.2. Su obra cumbre, Ulises, es un reto para cualquier lector, no sólo por su extensión, sino por su complejidad.

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5Domingo 21 de junio de 2015

Del aymara mara: año y khallta: inicio. Se trata del Año Nuevo Aymara, la festividad más im-portante del orbe andino-ama-zónico, que a diferencia del ca-

lendario occidental se inicia cada 21 de junio —en el solsticio de invierno— la noche más larga y fría del año, por encontrarse el sol en su punto más distante de la órbita terrestre.

En las comunidades primitivas, a medida que se aproximaba el invierno, advertían que los días se hacían cada vez más cortos y que la luz comenzaba a escasear, y con el temor de que la luz se fuera para siempre, encendieron grandes hogueras para caldear al sol y evitar que su luz los abandone, pidiendo que el as-tro rey retorne en un nuevo ciclo a alumbrar y dar calor a sus días, como un acto de renova-ción de fe y de esperanza…

El calendario aymara se inicia el primer día del mes, denominado willka por estar consa-grado al astro solar, hijo del Supremo Hacedor Wiracocha, “el bienhechor e incomparable”, dador de luz, calor y de vida, que fecunda eter-namente a la hija del tiempo: la Madre Tierra, para que produzca frutos, los seres de la na-turaleza y bienestar para toda la humanidad.

Esta milenaria costumbre en nuestros días es recordada por los pobladores nativos la noche del 20 de junio, cuando se congregan en torno a sus autoridades y amautas en Tiwanaku para aguardar el nacimiento de la luz solar que antes ingresaba con mayor exactitud y belleza por la Puerta del Sol (que no se halla en su sitio origi-nal), siendo hoy recibida en el principal templo del conjunto arqueológico: el Kalasasaya, para recibir con las palmas abiertas los primeros ra-yos con el despuntar del nuevo sol.

Sin embargo, en la actualidad, la conmemo-ración no se circunscribe únicamente a Wiñay-

marka (la ciudad eterna, en aymara), sino que se extiende hasta la antigua capital del Tawantinsu-yo y el sur peruano, el norte argentino y chileno, hasta donde antiguamente llegaban sus lindes. En el territorio nacional destacan las celebracio-nes en Samaipata (Santa Cruz), Incallajta (Cocha-bamba), Pampas de Aullagas (Oruro), Volcán de Tunupa (norte de Potosí) y en Copacabana a ori-llas del Titicaca, por lo cual convendría rebauti-zarlo como Año Andino-Valluno-Amazónico, por el ensamble natural que brindan los valles inte-randinos, entre ellos la legendaria Sorata.

Al iniciar la serie de algo más que etimolo-gías (aunque no numerada), en la primera en-trega (21.12.2014) mencionamos que el Con-sejo de Amautas Indígenas del Tawantinsuyo, desoyendo los catastróficos augurios de 2012 como final del mundo, interpretaron el códi-go maya como anuncio de la apertura de un nuevo ciclo, señalado por el mismo calendario en el distante sitio del último Kat’um, que co-rresponde precisamente al Titikaka (“la piedra preciosa”), aunque signada por el peligro de un nuevo diluvio a causa del calentamiento global y derretimiento de los polos, que la humani-dad deberá sortear en nuestro tiempo.

En el año 2000, los amautas reunidos en torno al monumento astronómico semide-rruido de la Horca del Inca, que el sabio Rami-ro Condarco Morales considerara equivalente a “una computadora prehistórica” en el cálcu-lo de las medidas de tiempo que maneja el

cómputo del calendario aymara, observaron en la parte posterior, donde todavía se levan-tan unas pocas columnas pétreas, que cum-plían la finalidad de establecer correlaciones rectilíneas y circunferenciales dentro de un recinto cerrado, en cuyas paredes antaño se estamparan diversos planos siderales.

Pese al paso ineludible del tiempo que des-truiría la mayoría de sus bloques, todavía se puede advertir la precisión que tuviera, pues en la parte superior de uno de los bloques, si-tuado en lugar diametralmente opuesto a La Horca, se abre un orificio, por el que la ma-drugada del 21 de junio penetra el primer rayo de luz para posarse con toda nitidez en la parte central del travesaño que une los dos grandes bloques perpendiculares.

Teniendo en cuenta que en el conjunto me-galítico de orillas del Titikaka diera origen al cómputo que inicia el calendario aymara, y transmitido su conocimiento de generación tras generación, los amautas confiesan que, por la perfección que se observa al paso de los siglos y el desfase sufrido por los polos, ha adquirido nuevamente la precisión que muchos siglos an-tes tuviera, lo cual indican los amautas es buena señal para saber que el Willkakuti ha llegado…

En todo caso, los amautas indígenas insis-ten en la denominación anterior, para des-echar definitivamente el ciclo regresivo del Pachakuti, que tiene toda la connotación de desolación y muerte.

OBSERVATORIOS ANCESTRALES PERMITIRÁN ATESTIGUAR BUENOS AUGURIOS EN ESTE SOLSTICIO.

Marcelo Arduz RuizEscritor

Algo más que etimologías: Marakhallta

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6 Domingo 21 de junio de 2015

El ganador del II Premio Nacional de Literatura Infantil 2013 fue el libro Las andanzas de Dere de Rudy Terce-ros. El libro fue publicado por Alfa-guara, en su colección Banda Morada,

dirigida a los niños desde los 8 años. Se trata de una novela corta con 15 capítulos relámpago.

En un encuentro de autores, Rudy confesó que esta era su primera incursión en la lite-ratura infantil; sin embargo, cuando uno lee la obra, uno piensa que Rudy realmente le ha sacado el jugo a una idea tan sencilla como es la vida de un par de zapatos. Esto hace que

hermano entre miles de personas que cami-nan por la calle, nuestro autor trabaja en el ar-gumento una serie de situaciones que se dan en la vida diaria. La discriminación y el mal-trato es una de ellas:

– Estoy buscando a mi hermano. ¿No lo habrás visto? Es como yo, solo que…

– ¡No!, no lo he visto –contestó cada vez más fu-riosa la zapatilla derecha–. Ya te he dicho que aquí no pueden estar zapatos como tú porque su presen-cia le quitaría prestigio a esta tienda.

Por otro lado, en las distintas situaciones en las que se ve Dere involucrado, el autor también involucra al narrador, que no se limi-ta a solamente narrar la historia, sino que se convierte en cómplice del lector invitándolo a escuchar sus propios comentarios. Así, cuan-do Dere está en la calle buscando a su herma-no entre los miles de zapatos transeúntes el narrador lanza un comentario sobre el tema:

– Disculpen, estoy buscando a mi hermano… se parece a mí, solo que él es izquierdo y yo…

Pero era inútil. Aunque uno que otro zapato in-tentaba responderle, nadie se quedaba lo suficiente como para entender la dificultad de Dere. Es una pena que a veces no tengamos tiempo para escuchar los problemas de los demás.

En otra ocasión el narrador comenta sobre los zapatos y la moda:

En realidad, todos los zapatos y zapatillas fue-ron un día “el último modelo de la temporada”, pero eso no quería decir que fuera así para siempre; todo cambia, todo deja de ser, más aún lo que está sim-plemente de moda.

Me parece importante citar las conclusio-nes del jurado sobre esta obra porque real-mente son acertadas: “(…) tiene una temáti-ca original y creativa que combina realidad y fantasía con problemática social y que in-vita a la discusión sobre valores como la di-versidad, el respeto a las diferencias, la leal-tad y la perseverancia en la búsqueda da las metas propias. El ritmo de la obra es soste-nido y variado; su estructura es equilibrada, coherente y accesible para el lector infantil. Además, el lenguaje es adecuado y estimu-lante, con diálogos verosímiles que atrapan la atención y despiertan la imaginación del joven lector. Los personajes, pese a ser ob-jetos y animales animados, son de carne y hueso, ya que sus acciones y reacciones en-señan sin juzgar ni ponderar, invitando al goce literario y a la reflexión” (Acta del jura-do. 15 de octubre de 2013).

Las andanzas de Dere es un libro entrete-nido y creativo que vale la pena leer y que los niños deberían tener en su biblioteca infantil.

Libros para devorar: Las andanzas de DereESTA LAUREADA NOVELA INFANTIL COMBINA ADECUADA-MENTE REALIDAD, FANTASÍA Y PROBLEMÁTICA SOCIAL

Isabel Mesa Gisbert Escritora - Academia Boliviana de Literatura Infantil y Juvenil

Un par de botines cafés son los protgonistas de esta simpática historia.

cualquier lector que inicie la historia no deje el libro hasta saber en qué termina.

Dere y su hermano Tomás son unos botines de cuero café que son comprados para ser usa-dos por un niño. Cuando se envejecen, la ma-dre los desecha y terminan en un lugar donde las cosas ya no se usan. Allí conoce a una fa-milia de ratones que lo mordisquean por todas partes. De pronto, Dere se da cuenta de que su hermano Tomás no está y decide ir a buscarlo.

Lo busca por las calles, pero entre tantos pares de zapatos que van y vienen es muy di-fícil encontrarlo, hasta que entra en una tien-da de zapatos y se esconde hasta que la tien-da cierra. Allí se hace amigo de una zapatilla muy fina, pero la hermana de la zapatilla con-sidera que Dere es un zapato muy viejo y que no está a la altura de ellas; entonces, logra que al día siguiente el dueño lo bote de la tienda.

Con este primer tropiezo con el que Dere se enfrenta en la aventura de encontrar a su

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7Domingo 21de juniode 2015

Rita Valdivia Rivera nació en Cochabamba-Boli-via el 20 de junio de 1946, su familia se tras-lada a Venezuela a finales de la década del 50. Estudió bachillerato en el liceo Cajigal de Bar-celona. En 1962 sigue estudios de Pintura y

Escultura en la Escuela de Artes Plásticas Armando Reve-rón (Estado Anzoátegui) y forma parte de la primera pro-moción de artistas egresados de esa casa de estudios. Fue miembro del Círculo Ariosto, agrupación de poetas y ar-tistas del Oriente venezolano. A los 18 años tiene una clara vocación literaria. Se traslada a Caracas y se inscribe en la Facultad de Arquitectura en la UCV. Interrumpe sus estu-dios y en 1965 viaja a Leipzig-Alemania becada por el Par-tido Comunista de Venezuela. En Europa cursa estudios en Historia del Arte.

En 1967 decide unirse a la lucha guerrillera iniciada me-ses antes por el Che Guevara en Bolivia. Sus hombros se su-marán para dar continuidad al proyecto internacionalista de liberación que arranca en Ñancahuazú. Viaja a Cuba en octubre de ese año para formarse militarmente. En 1968 retorna a Bolivia y es responsable de la red urbana del ELN. Demuestra un ejemplar compromiso revolucionario, en consecuencia, ‘Inti’ Peredo le asigna la Dirección del Ejérci-to de Liberación Nacional en la ciudad de Cochabamba. Se le conocerá con el nombre de Maya, que en aymara significa Primera. Fue asesinada el 14 de julio de 1969 en su ciudad natal cuando apenas cumplía 23 años de edad.

Las huellas literarias de Rita Valdivia están grabadas en el libro de poesía Bajo la Refriega (Barcelona: Edicio-nes Círculo Ariosto, 1964). Ese breve corpus anuncia un singular talento. Son versos de una adolescente que está familiarizada con las vanguardias artísticas de la época, que ha bebido del pozo amargo, visceral, pancreático de los postulados literarios de sus coetáneos. Su lenguaje está lejos de la cursilería. Por el contrario, tiene una garganta descuartizada, que suscita la compasión de los demonios y el rencor de los dioses. Se percibe la desacralizada y provo-cadora influencia de Luis Luksic. Sorprende AullidoPoema Octogonal por la madurez y las posibilidades semánticas de estos versos:

En el graznido de mi nochemás largo que un pensamiento apelmazadopor la atmósfera;los deseos se cuajan como alimento vitalviolados por el aire.Yo subía por las gradas desgastadas del tiempo;cada paso removía la huella de mis ancestros,y su aullido rompía el silencio octogonal.

Buscaba inspirarme en tu risa;pero tu risa flotaba estática en el vacío,tratando de llamar la atenciónde los harapientos personajesque desfilaban por filas verticales.

La mezcla de vida y hastíose escapa por las mucosasnegando los caminos,las manos diligentes,

Rita Valdivia bajo la refriegaUNA RAUDA VIDA COMO TESTIMONIO DE SACRIFICIO PARA CAMBIAR LA SOCIEDAD.

Ximena Aguirre Maulén los ojos purulentos de sabiduría,los instintos metidos en cascarones.

Sobre la noche, sobre la risa vacía, sobre mi sombra engrandecida por la fiebrese mezcla la lluvia de indiferenciafosilizando ideas premáticas.

Cuando pienso en la vocación artística de Valdivia emerge naturalmente la pala-bra renuncia. Su prematuro talento como poeta y pintora queda suspendido en el tiempo, truncado por la tragedia.

A decir de Mario Benedetti, Valdi-via forma parte de la ‘Poesía Trunca’ de nuestro continente. Sobrepasada por su propia consciencia histórica renuncia a la escritura y al arte para entregarse de manera absoluta al pro-yecto revolucionario. No guardó nada para sí, hasta el último aliento lo ofrendó a la causa en la que creía.

Recuerdo a los compañeros de su generación que compartían la misma ruta creativa y política de esta joven rebelde en la vieja Barcelona de aquellos años. Muchos de ellos pudieron consolidar, en el tiempo, una obra artística que les hizo ocupar un espacio significativo en las artes y en la historia de la lite-ratura en Venezuela. Es el caso de Gustavo Pereira, José Barroeta, Eduardo Lezama, quienes cabalgan con los laureles de premios nacionales e interna-cionales. Eduardo Sifontes y Rita Valdivia, los más jóvenes del grupo vivieron el martirio y la cruci-fixión. Me pregunto absurdamente, qué hubiera ocurrido con la poesía de Valdivia si hubiese to-mado otra decisión. Ella optó por el camino más difícil: la refriega.

En una carta a su hermana Isabel (1967) dice: “ya no nos pertenecemos, nuestra generación no tiene escape, infinidad de sacrificios personales debemos cumplir para cambiar la sociedad ac-tual”. Rita no quiso ser testigo de su tiempo ni cronista del mismo. Escribir era un oficio inútil en aquellos días de divisiones y egos sobreali-mentados. Se negó a seguir atrapada, acorrala-da entre versos y colores. Había mayores exi-gencias y actuó en consecuencia a sus ideales. A los veinte años sus formas eran las del fin. Quiso, como tantas otras mujeres, hacer la historia nueva para nuestro continente y la escribió con su propia sangre: “sangre nueva que fertiliza los campos de América para ser posible la libertad”. El Che surcó un cami-no, Rita Valdivia junto a Genny Köller, Móni-ca Ertl, Beatriz Allende, Livia Gouverneur y muchas otras mujeres valientes de la patria grande caminaron por ese suelo con la idea de avanzar a un presente diferente.

A veces me pregunto si con nuestras ac-ciones hacemos honor a su memoria, a su lucha o huimos vencidos por el miedo y la resignación.

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8 Domingo 21 de junio de 2015

H ace 110 años, Cochabamba vio nacer a Mario Unzueta Ur-quidi, polifacético artista que ahora es centro de un home-naje a través de una muestra

retrospectiva.El Museo Nacional de Arte (MNA) exhi-

be hasta el 19 de julio un aproximado de 100 obras del artista en una exposición motivada por el aniversario de su natali-cio y que fue construida mediante présta-mos de obras de una treintena de coleccio-nistas privados de La Paz, Cochabamba y Santa Cruz.

El curador del MNA José Bedoya rescata en el trabajo de Unzueta el sentido mítico y ritual de la relación entre el hombre de campo y los productos de la tierra, también la forma en que acerca al espectador a la re-ligiosidad andina a través de seres de con-figuración pétrea, y finalmente, la facultad de sus obras para mostrar una sociedad pe-queña en la que los elementos de la religio-sidad popular produjeron una transcultura-ción con elementos de la religión católica, pero principalmente destaca su capacidad de interpretar los mitos y tradiciones popu-lares, a los que abordó sin ningún precon-cepto estilístico.

El eterno Mario UnzuetaA 110 AÑOS DEL NACIMIENTO DEL ARTISTA COCHABAMBI-NO, UNA MUESTRA LE RINDE HOMENAJE.

La Esquina

El detalle y cuidado de Unzueta, resaltan al contemplar sus obras, en las que a través de paisajes y personas, rescata a la sociedad que lo rodeó y sus características particulares.

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