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HERENCIA AYMARA EN CHUKI APU LA TOPONIMIA BRINDA UNA SERIE DE EXPLICACIONES SOBRE EL NOMBRE DE LOS LUGARES, PERO A SU VEZ SOBRE EL ORIGEN DE LAS PERSONAS A TRAVÉS DEL CONOCIMIENTO DE LA HISTORIA DE LOS DISTINTOS LUGARES EN QUE HABITAN. NOMBRES DE BARRIOS CONFORMAN ESTA BREVE GUÍA. RETRATOS PACEÑOS AL ÓLEO: LA NUEVA Y OSCURA OBRA DE MARIANO RAMÍREZ ANTES ESCULTOR DE METAL, AHORA PINTOR; EL ARTISTA PACEÑO PROPONE UNA SELECCIÓN DE CREACIONES QUE RETRATAN LA PAZ A PARTIR DE PERSONAJES, LUGARES Y REPRESENTACIONES INCONFUNDIBLES, QUE EN SU CONJUNTO ARMAN EL ESQUELETO DE UN SUBMUNDO ATRAPANTE. 3 4 DOMINGO | 13 de julio de 2014 | año 5 | N° 241 aquelarrelapaz.blogspot.com

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Page 1: La Esquina 13-07-14

HERENCIA AYMARA EN CHUKI APULA TOPONIMIA BRINDA UNA SERIE DE EXPLICACIONES SOBRE EL NOMBRE DE LOS LUGARES, PERO A SU VEZ SOBRE EL ORIGEN DE LAS PERSONAS A TRAVÉS DEL CONOCIMIENTO DE LA HISTORIA DE LOS DISTINTOS LUGARES EN QUE HABITAN. NOMBRES DE BARRIOS CONFORMAN ESTA BREVE GUÍA.

RETRATOS PACEÑOS AL ÓLEO: LA NUEVA Y OSCURA OBRA DE MARIANO RAMÍREZ

ANTES ESCULTOR DE METAL, AHORA PINTOR; EL ARTISTA PACEÑO PROPONE UNA SELECCIÓN DE CREACIONES QUE RETRATAN LA PAZ A PARTIR DE PERSONAJES, LUGARES Y REPRESENTACIONES INCONFUNDIBLES, QUE EN SU CONJUNTO ARMAN EL ESQUELETO DE UN SUBMUNDO ATRAPANTE.

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DOMINGO | 13 de julio de 2014 | año 5 | N° 241aq

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2 Domingo 13 de juliode 2014

Ya en la calle, la caricia del viento me da los buenos días. La niña está an-siosa como cada día de caminata. Ponemos el cerrojo a la casa, revisa-mos los bolsillos y, mientras damos

los primeros pasos, me doy la vuelta y veo cómo se va escondiendo la casita en medio de la arbo-leda que se extiende por la acera.

Sopocachi aún no ha perdido su encanto, aunque los monumentos, de más de 12 pisos, que son en su mayoría deshabitados, intentan comerse “las casas que el sólo mirarlas es ya un placer, con glorietas y jardines, con her-mosos tejados y buhardillas, con balcones y balaustradas”.

Me quedo recordando las letras de Jaime Saenz, que 1979 dio vida a Imágenes paceñas, que no fue una semblanza de la ciudad de en-tonces, sino de sus años de juventud en una La Paz distinta, pero ya entonces lo alertó: “Sopocachi está perdiendo en efecto su ca-rácter peculiar…”.

Opuesto a creer en la sentencia dictada hace ya 35 años, tomo de la mano a la niña, que in-tenta una estrategia fallida de oponerse, y en-caminamos el descenso pausado por las calles

La PazSOPOCACHI ES UNA FUENTE DE INSPIRACIÓN DE LA QUE POCOS HAN PODIDO ESCAPAR, ASÍ COMO OTROS LUGARES DE LA CIUDAD.

Juan Cori Ch.

La tradicional plaza del Montículo.

DIRECTORAdalid Cabrera Lemuz

EDITOR GENERALJavier Mancilla Luna

EDITOR DE LA ESQUINAMiguel A. Rivera G.

Colaboradores: Juan Cori Ch.

Diseño: Eusebio Lazo Sumi

Diagramación: Horacio Copa

silenciosas hacia El Montículo, el “más paceño de los parques”, parafraseando a Saenz.

Tiene “ocultos vericuetos, con misteriosos senderos que suben y bajan, y con una plazoleta circular abierta a las montañas del sur, donde se ofrece el más imponente panorama que ima-ginarse pueda”.

La niña nota la presencia de al menos tres especies de plantas que tienen unos troncos gruesos, convertidos, en lo alto, en cunas de pa-jarillos que trinan. Este paisaje y los sonidos te abstraen de esos ruidos de motores, de los boci-nazos ensordecedores… de todo.

El paisaje es un deleite. La Paz se ha exten-dido hacia lo que antes eran montañas. Se han formado calles como surcos. Luminarias como pequeños foquitos, se tienden como una cade-na de perlas.

La niña descansa. La calma de la zona la ha trasladado hasta los brazos de Morfeo.

La iglesia de San Sebastián, uno de los epicentros alrededor de los cuales se desarrolló la ciudad.

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Aquí confluyen y aquí se originan los afanes de unas trescientas o cuatrocientas mil almas, una mitad de la población total de La Paz.Pues Churubamba constituye un baluarte de la tradición, en la medida en que se con-serva el espíritu vivo de todo cuanto pace-ño aún existe en su naturaleza prístina.En realidad, Churubamba representa un verdadero punto crítico, el choque de dos modos de vida radicalmente diferentes: uno, dado al progreso y a todo lo nuevo, nutrién-dose con la destrucción de los viejo y constru-yendo febrilmente altos edificios y grandes avenidas, modernos hoteles y todo lo demás, y el otro obstinadamente apegado a las vie-jas costumbres, oponiéndose al avance de lo nuevo y lo extraño, atesorando la fuerza siempre invencible de un pueblo que encuen-tra la razón de su existencia en la calles, en los patios y en las casas que le vieron nacer.Una vía corta y directa que une aquella parte de la ciudad y esta otra es la calle Evaristo Va-lle, con dos cuadras de longitud y que, arran-cado de la plaza Pérez Velasco, desemboca en la plaza Alonso de Mendoza, así nombrada en homenaje al héroe que fundó la ciudad de La Paz hace cuatrocientos cincuenta años o poco menos, cuyo sitio señala de por sí el hito entre el pasado y el presente.A partir de esta histórica plaza, las calles son dis-tintas y la ciudad cambia de aspecto, pudiéndo-se percibir en el ambiente una atmósfera autén-ticamente paceña, en la gente y el lugar, en el ser y el estar, todo lo cual se ve acentuando con-forme uno asciende las empinadas calles y los tortuosos callejones que de pronto se bifurcan en distintas direcciones para abrirse paso hacia otras zonas, tan paceñas como Churubamba y tales la Garita de Lima, el Cementerio, Villa Vic-toria, el Gran Poder y otras.

Nota: Extracto de Imágenes paceñas, de Jaime Saenz (1979)

Churubamba El corazón de la ciudad

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3Domingo 13 de julio

de 2014

La metrópoli de La Paz es en la ac-tualidad una ciudad en su mayoría aymara, moderna y pujante, funda-da en el valle donde cruzaba un río que le dio su nombre: Chuki Apu.

Esta denominación ha sufrido muchas erró-neas traducciones a lo largo de la Colonia y la República, por lo que es menester aclararlas. La palabra chhoque (chhuqi) en aymara signifi-ca crudo (Bertonio, pág.: 90) y chuki, oro (Ber-tonio, pág.: 89). Esta denominación del río en mención también contiene el concepto apu, que significa señor en el sentido de deidad.

Por lo tanto, para Chuki Apu su traduc-ción correcta es deidad dorada. Ortográfica-mente este río está compuesto por otros dos que se unen para formar el gran río Chuki Apu propiamente dicho: el río Urqujawira, cuya traducción es río macho, y el Kachu-jawira, que es el río hembra. Ambos se unen a la altura de la calle 8 de Calacoto y forman recién el nombre de Chuki Apu.

Entonces traducir Choqueyapu como ‘se-menteras de producción de papa’ es erróneo, ya que este río y la zona fue conocida por la extracción de oro, causa principal para la fun-dación del enclave colonial de ese entonces. Cabe resaltar que durante la Colonia la ex-plotación de oro era muy importante y no así la producción de papa. Por otra parte, en el idioma aymara el nombre correcto de la papa es amka y no así chuqi. Chuqi significa simple-mente crudo y recién en la Colonia al citado tubérculo se le denominó con ese término. Es también importante que recién en la con-fluencia del río macho con el río hembra se genera el río Chuki Apu como una metáfora del principio rector del pensamiento andino de paridad, que es la complementariedad en-tre lo masculino y lo femenino. El encuentro de estos dos opuestos complementarios dan la denominación al río que honra este princi-pio como la deidad dorada o el principio do-rado del comportamiento de vida entre los seres vivos que habitamos este planeta. El río que cruza la ciudad de La Paz entonces co-rrectamente se llama Chuki Apu y honra a la riqueza que trae consigo: el oro y al principio de paridad del pensamiento andino.

También muchos barrios de la ciudad tie-nen denominaciones aymaras que son he-rencia de los pueblos que habitaron este sitio antes de la Colonia. Por ejemplo, un barrio importante de La Paz, caracterizado por su tradición histórica-cultural es Churu-pampa (Churubamba), su traducción al cas-tellano define su posición geográfica y signi-fica planicie entre dos elevaciones.

Otro barrio con mucha historia republi-cana es Sopocachi, el que correctamente se llama Supukachi, y significa peñascos como faldas de mujer. Supu es una vestimenta prehispánica de un faldón largo, y cachi es una región con peñascos. El Montículo es la prueba fehaciente de esta formación geográ-fica que caracteriza a este barrio.

El barrio opuesto a Sopocachi, al otro lado de la banda del río Chuki Apu, hoy lle-va el nombre de Miraflores, pero antigua-mente se llamó Putu Putu, y corresponde a la descripción del terreno donde se asienta este barrio. Esta denominación corresponde a una zona con muchas cuevas o cavernas.

Bajando al sur nos encontramos con el actual barrio de Obrajes, que antiguamen-te se llamaba Sawurikachi, y era la zona donde se encontraban los centros de teji-

do. Obrajes en castellano tiene igual deno-minación que en el aymara, es decir lugar donde se teje.

Continuando hacia el sur de la ciudad, a mano derecha, al otro lado del río Kachu Jawi-ra se encuentra el barrio Siwinkani, cuya tra-ducción corresponde a zona donde crece una planta originaria de esta región que hoy la lla-mamos seguenca (cortaderia ssp).

Haciendo un recorrido por la zona Sur, nos encontramos con el barrio Qalaqutu, cuya traducción corresponde a una zona que se caracteriza por tener protuberancias de piedra.

De la calle 12 de calacoto, a mano izquier-da nos dirigimos al barrio de Irpawi, hoy un barrio residencial que otrora fue una zona agrícola, donde su nombre nos recuerda a la infraestructura de riego. Irpawi significa zona de acequias y canales.

Si seguimos nuestro paseo, a la altura de la calle 21, al lado derecho de Calacoto,

cruzando un af luente del Chuki Apu nos encontramos con el barrio Auwki Sama-ña. Su traducción corresponde al lugar donde los ancestros respiran y dan colori-do a su existir.

A la altura de la calle 23 de Calacoto se ingresa al barrio de Achumani, que original-mente se llamaba Jach’a Umani, que significa gran riada, lo que se asocia con las inunda-ciones que a menudo sufre ese sector.

Más arriba se encuentra el barrio Quta Quta, cuya traducción la define como una zona con muchas lagunas y vertientes, es de-cir su nombre en castellano seria lagunillas.

Más al sur, finalmente nos encontramos con un barrio que hoy equivocadamente se llama Chasquipampa, porque su nombre original es Chhijchhipampa: zona o pampa del granizo, nombre originado en que todas la granizadas de la ciudad se generan en el Illimani, la montaña más vistosa de la cor-dillera y símbolo de nuestra ciudad.

Toponimias de la otrora Chuki ApuLOS NOMBRES DE BARRIOS SON HERENCIA DE LOS PUEBLOS AYMARAS QUE HABITARON LA REGIÓN.

Jorge Rodolfo Miranda LuizagaDocente y diplomático

Antigua entrada a Obrajes.

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4 Domingo 13 de julio de 2014

Aunque La Paz se caracteriza por ser una ciudad colorida, viva y di-námica, el óleo negro de Maria-no Ramírez es también una justa manera de retratarla y de plas-

mar los personajes, símbolos y representacio-nes de este complejo social.

Como todo artista, Ramírez explica que lo que pretende es sacar lo que tiene adentro. No se trata de un experimento o una práctica, pues el artista es muy conocido por sus esculturas de metal, las que adornan desde restaurantes, ins-tituciones, pasando por colecciones privadas y galerías, hasta llegar a las calles de Oruro.

Ramírez ha encontrado en el color negro y su correspondiente contraste con el blanco la forma de expresar ese

Óleo negro para retratar a La PazMARIANO RAMÍREZ APELA AL NEGRO Y BLANCO PARA REPRESENTAR A LA CIUDAD QUE LO INSPIRA.

Miguel Rivera

“algo” que tiene adentro, mediante el cual mues-tra al conjunto del ser humano, construido sobre opuestos que conviven juntos y se interrelacio-nan continuamente, a veces en una lucha, a ve-ces en completa armonía.

La temática de su nuevo trabajo es sencilla: La Paz. El artista elaboró esta selección a par-tir de personajes característicos del submundo de la ciudad, como Jaime Saenz y Víctor Hugo

Viscarra, o el mito viviente, Cayo Salamanca, propietario del Bocaisapo. También retrató

lugares como la Muela del Diablo y el

Valle de las Ánimas. La fiesta (tan característica de La Paz) está presente en la colección median-te una pintura de la fiesta de las ñatitas y otra del tata Santiago, no podía faltar el polémico cuadro de la Santísima Trinidad con el Cristo de tres caras, en alusión al Gran Poder. Asimismo, la religiosidad dice presente con un cuadro de fetos de llama.

Con estos trabajos, Ramírez captura algunos de los varios matices que posee La Paz, haciendo cierto énfasis en la relación que posee el hom-bre con la tierra, pero dentro el marco de la mís-tica del mundo subterráneo de la ciudad.

El pintor emplea óleo puro en sus trabajos, lo que genera mucha intensidad y contraste en las creaciones, transmitiendo con éxito la energía que cargan las imágenes empleadas.

La exhibición de este material se realizó en el Bocaisapo durante la pasada Noche de Mu-seos, pero este proyecto apunta a ser una nue-va constante en el trabajo de Ramírez, pues tiene planeado realizar proyectos pictóricos de mayor dimensión hasta diciembre de este año, abriendo su temática a una serie completa-mente dedicada a los andes, de donde también Ramírez obtiene mucha de su inspiración.

¿Por qué dejó el metal y lo cambió por el pincel? Es quizás la primera pregunta que podría surgir, a lo que él explica que no es que dejó el metal, sino que se abrió a las mu-chas posibilidades que ofrece el óleo, pero principalmente al momento que atraviesa y esa urgencia de expresión canalizada me-diante la pintura.

Y no podría ser mejor el momento que ju-lio para mostrar el trabajo de Ramírez, quien tiene en La Paz no sólo a su hogar, sino al nu-triente de su arte y la musa de su creatividad.

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1. Ramírez representa el Gran Poder con esta histórica imagen.2. Viscarra es un símbolo del mundo subterráneo de La Paz.3.- El creador y su obra.

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