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IMANÁ, UN CABALLERO DEL ARTE A LA LARGA LISTA DE DISTINCIONES DE GIL IMANÁ, SE SUMÓ EL CÓNDOR DE LOS ANDES, LO QUE NOS LLEVA A REALIZAR NO SÓLO UNA VALORACIÓN DE SU OBRA, SINO DEL LADO HUMANO DEL PINTOR. LA HISTORIA NO ACLARADA SOBRE LAS RELIQUIAS DEL CHE GUEVARA MUCHOS TESTIMONIOS Y DOCUMENTOS HAN TRATADO DE ACLARAR EL VIAJE Y CIRCUNSTANCIAS QUE ENVOLVIERON A LAS MANOS Y EL DIARIO DEL CHE HASTA CUBA, TRAS HABER SIDO ASESINADO EN BOLIVIA. ÉSTE ES EL FRUTO DE UNA INVESTIGACIÓN QUE INTENTA APORTAR A UNA HISTORIA INCOMPLETA Y AÚN NO DEFINIDA. 3 4 - 5 DOMINGO | 26 de octubre de 2014 | año 5 | N° 256 pinterest

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Page 1: La Esquina 26-10-14

IMANÁ, UN CABALLERO DEL ARTEA LA LARGA LISTA DE DISTINCIONES DE GIL IMANÁ, SE SUMÓ EL CÓNDOR DE LOS ANDES, LO QUE NOS LLEVA A REALIZAR NO SÓLO UNA VALORACIÓN DE SU OBRA, SINO DEL LADO HUMANO DEL PINTOR.

LA HISTORIA NO ACLARADA SOBRE LAS RELIQUIAS DEL CHE GUEVARA

MUCHOS TESTIMONIOS Y DOCUMENTOS HAN TRATADO DE ACLARAR EL VIAJE Y CIRCUNSTANCIAS QUE ENVOLVIERON A LAS MANOS Y EL DIARIO DEL CHE HASTA CUBA, TRAS HABER SIDO ASESINADO EN BOLIVIA. ÉSTE ES EL FRUTO DE UNA INVESTIGACIÓN QUE INTENTA APORTAR A UNA HISTORIA INCOMPLETA Y AÚN NO DEFINIDA.

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DOMINGO | 26 de octubre de 2014 | año 5 | N° 256pi

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2 Domingo 26 de octubre de 2014

Aunque incorpórea, la literatura se manifiesta en las geografías de la carne, por lo menos para los que gustan de la glosa y el comentario. “Alto intelecto”,

“gigante de las letras”, “un novelista enor-me”: eso que no puede atraparse porque es evanescente se presenta, de boca en boca, como el cuerpo del delito. Dichosa ironía cuando el maestro ocupa poco espacio: a sa-ber, cuando su estatura lo traiciona, como al regiomontano Reyes (el único de la litera-tura, ya se conoce: Alfonso). A estos califica-tivos se puede añadir luego: “un proyecto de proporciones inauditas”; hecho, claro, por un ratón. “Levantarse en hombros de gigan-tes”, acaso porque ser pequeño es no ser. Lo mínimo convida en sentido con lo insignifi-cante. Pero a veces una gota de veneno sirve para matar a un hombre.

Si, como dijera Borges que el griego afirma: “el nombre es el arquetipo de la cosa”, el libro, la suma de sus letras, es el arquetipo del escri-

tor. La literatura breve es cosa de enanos. Sólo aquel que vive entre miniaturas comprende que existe esa región de invisibles. Acaso los liliputienses únicamente ocuparon su lengua-je en minificciones; y los japoneses, que viven en departamentos de 50 m2, escondiendo la cama en el ropero para convertir el cuarto en un estudio o en una sala, ellos, y no otros, lo-graron dominar el haikú, poesía que se replie-ga como un tatami.

Por mucho tiempo estas expresiones habi-taron el margen de lo escrito. Cuando el mun-do era vasto y misterioso (el hombre hacía cas-tillos, construcciones monumentales: aire le sobraba), la creación tenía espacio suficiente para ser descomunal: faltaban tomos en las bi-bliotecas, en la historia. Pero el mundo llegó luego a convertirse en un tiradero. Hasta el viento fue habitado de poesía. Al oscuro bos-que le siguió la ciudad atiborrada de concre-to. Y como no se llenara sólo la tierra sino el tiempo, regresó, más significativa, la breve-dad. Porque para vivir ya no había horas (esta-ban para la lectura Joyce y todas esas páginas de Tolstoi), piadosos los enanos pensaron en alfileres. En su casa de muñecas los pigmeos trabajan la escritura.

Literatura para enanosPOR SIGLOS, LAS LETRAS REFLEJARON UN MUNDO VASTO Y MISTERIOSO, HASTA QUE ÉSTE SE VOLVIÓ UN TIRADERO

Alberto Puebla Escritor Revista Marabunta

Tres voces cuentan la historia. La dramaturgia de la obra consiste en el monólogo incesante de la viuda de Antonio José de Sucre, las palabras del asistente y el silencio de esa alma que quizá está con-jeturando de acuerdo a las noticias que recibe sobre cómo la enviaron a la otra vida. La historia se remonta y remonta, entonces, hasta llegar a los síntomas más remotos de la caída, en especial el motín del 18 de abril de 1828 en Chuquisaca, donde lo hirieron a Sucre en el brazo. A partir de allí, Sucre inicia una cabalga-ta final hacia la muerte que culminará en Berruecos. Pero paralelamente los tres involucrados, la viuda, el asistente y Antonio José, se encuentran finalmente cuando los tres ya son almas, y entonces vuelven a la Casa Azul y hurgan los archivos de Sucre.

Después de una guerra global que ha empleado impunes agentes virales para eliminar a las fuerzas enemigas, ha ocurrido una última extinción masiva sobre la tierra, todo portador del cromosoma sexual (Y), ha muerto en menos de un año. No quedan más hombres vivos en el planeta. Las naciones se derrum-ban con rapidez y otras nuevas nacen al cabo de los si-glos en transcurso. Sólo quedan en el mundo valientes mujeres que crean una mitología propia, acorde a la sociedad libre de axiomas propios de una Era Oscura, dichosas ignorantes del pasado. Nace la feminidad, y como tal, un nuevo mundo donde el progreso se ve li-bre de mezquindad y el amor es para todas ellas. Venus Reluciente brilla más que ninguna en una nueva cons-telación de estrellas a los ojos de las mujeres.

Historia de un joven, muy bueno en su trato con la gente y muy hu-mano, en síntesis, una buena persona. Sin em-bargo, su historia se tor-na en extremo lamentable, pues pese a tener un futuro de grandes horizontes, el protagonista cae en las redes de la droga, en una espiral que al prin-cipio parece no ser peligrosa, pero una vez que la adicción se reafirma, se transforma en su forma de vida y algo que se apodera de él.

AUTOR: Ramón Rocha MonroyAÑO: 2013EDITORIAL: Kipus

AUTOR: Dennis Morales IriarteAÑO: 2012EDITORIAL: Kipus

AUTOR: César Verduguez Gómez AÑO: 2009EDITORIAL: Kipus

¡Qué solos se quedan los muertos!

Venus reluciente

Vivo la misma soledad de tu sepulcro

BIBLIOFAGIA

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DIRECTORAdalid Cabrera Lemuz

EDITOR GENERALJavier Mancilla Luna

EDITOR DE LA ESQUINAMiguel A. Rivera G.

Colaboradores: Luis Mérida CoimbraVíctor Montoya

Diseño: Eusebio Lazo Sumi

Diagramación: Horacio Copa Vargas

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3Domingo 26 de octubre

de 2014

Mencionar a Gil Imaná es resu-mir en dos palabras una im-portante parte de la historia del arte boliviano. Un pedazo que ahora se reviste de mayor

importancia con la distinción que el pintor re-cibió esta semana.

El Cóndor de los Andes, máximo reconoci-miento del Estado, recayó en manos del artis-ta por su contribución al desarrollo de la pin-tura, el mural, el dibujo y otras especialidades de la plástica boliviana.

Sin embargo, no fue sólo su calidad artísti-ca lo que resalta de este reconocido persona-je. Elías Blanco Mamani, en 2012 recordaba: “sus convicciones fueron y son poderosamen-te arrolladoras: ‘Debo confesar que desde el año 1966 deseché ismos europeos o america-nos, volqué los ojos a nuestra realidad y co-mencé con una visión del hombre desde aden-tro, pensando que como hombres con origen, tradición y cultura diferentes, debíamos tener también un arte propio’. Frase que ha soste-nido y demostrado en estos años, pese a las críticas que simplemente han enriquecido su horizonte”, explicó.

Asimismo, Blanco invoca otra frase del pin-tor para describirlo: “La pintura para mi es todo, en principio satisface la inquietud esté-tica personal, para luego ser un medio de ex-presión que sensibilice a la gente con un men-saje y humanidad”.

En una entrevista otorgada a Rosa Castro Cavero en febrero recién pasado, y publicada en El Deber, la faceta sensible y humana de Imaná se pone más de manifiesto al referirse al dolor y la belleza: “’¿Cómo no nos va a doler ver una madre que no tiene que dar de comer a sus hijos? Esto nos parte el alma. Pero en ese dolor, también hay belleza, como esos niños que con una maderita juegan, a que vuele, a que sea auto. Al verlos, te emocionas, porque son capaces de ir más allá’. Su fuente de inspi-ración es el amor, ‘que está en todas partes, en todas las personas y cosas’”.

Castro Cavero no olvidó mencionar a la artista Inés Córdova, con quien Imaná com-partió casi 50 años de su vida, quien “le ins-piró su última exposición de dibujos denomi-nada la línea del amor, en 2013. Su muerte le hizo experimentar un ‘intenso dolor’ que le llevó a ‘descubrir su belleza interna’”.

Cualquiera que pase un minuto con él, se contagia automáticamente de un aura de paz y sosiego, sensaciones que también él puede suscitar a través de su arte, el que ha recorri-do multitud de países y salas, cosechando nu-merosas distinciones y la admiración de pro-pios y extraños.

Con ocho décadas de vida encima y una visión que apenas le permite pintar, conti-núa con su actividad y todavía piensa sue-ña con ver materializado su más grande sueño: un museo que albergue su trabajo. El pintor de Sucre confesó a Castro Cave-ro que desea que el repositorio albergue la vasta obra del amor de su vida, Inés Córdo-va, y del suyo, así como la de otros colec-cionistas particulares: pintores amigos que forman parte de su propiedad privada, al-canzando un total aproximado de seis mil piezas. Imaná expresó que desea que este centro esté en La Paz, en lo que fue la casa y el taller que compartió con Inés.

Imaná construye, con su vida y obra, un capítulo fundamental de la plástica bolivia-na, pero además, como el poeta chileno Pablo Neruda manifestó en 1962: “Gil Imaná refleja en sus rostros el alma boliviana”, una acción no sólo más compleja, sino más loable.

“Arte es traducir el alma de un pueblo en colores y formas con identidad plásti-ca”, indicaba Blanco Mamani, y para esto, citaba a Imaná, como el catalizador de la estética contemporánea de una Bolivia tra-dicional, y referente mundial en la imagen de un país.

El amor de Gil ImanáLA FACETA HUMANA DEL RECO-NOCIDO PINTOR ES EQUIPARA-BLE CON SU MAGNÍFICO ARTE.

La Esquina

1. Imaná, durante la entrega del Cóndor de los Andes.2. Una de as muchas facetas artísticas del pintor.3. La obra La ventana abierta.

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La memoria de los olvidadosNUEVOS APORTES A LA HISTORIA DEL VIAJE DE LAS MANOS CERCENADAS DEL CHE GUEVARA Y SU DIARIO A CUBA.

Luís Mérida Coímbra Poeta y cineasta [email protected]

HISTORIA

Todos somos prisioneros de la condición humana, donde nues-tra única certeza es la muerte. Somos compañeros de la liber-tad y el deseo, paisanos de este

pueblo humilde y luchador, de la Bolivia mediterránea con su crónica de libertad, sus escritos de valerosos ciudadanos, testi-monios luctuosos y adjetivales aventuras de épocas románticas y libertarias en los años 60s y 70s del siglo XX.

Las combatientes, los militantes clan-destinos, el proletariado minero y solida-rios campesinos decidieron ir al combate, al monte, específicamente a la guerrilla. Eran buscadores de la justicia en la tierra, feroces amantes de la paz, universales a raja tabla, elegíacos, librepensadores, án-geles armados, forjadores de nuestra iden-tidad, tercos obreros de la condición hu-mana internacional.

Fue una explosiva generación en el mundo contemporáneo, excesiva, pasio-nal, llamada por los dioses; una juventud diáfana, buscando el camino al socialis-mo, al paraíso en la tierra. Generación he-roica cuya misión era armonizar la vida; su visión: ser realistas, pedir lo imposible. Rojinegra era su bandera, patria o muerte fue su destino.

Ícono y paradigma de esos tiempos fue el comandante Ernesto Che Guevara, que mostró su estirpe y dejó mito y leyenda por los siglos venideros. De su legado revolucio-nario nació el hombre nuevo, el trabajo vo-luntario, la moral revolucionaria, la solida-ridad internacionalista; de esa experiencia guerrillera salió un símbolo indiscutible y legible: su Diario de combate.

Luego de la muerte del guerrillero he-roico, sus restos, como toda la documen-tación capturada desaparecieron, se per-dieron, se convirtieron en secreto militar, hasta que el ministro del interior del en-tonces presidente René Barrientos, Anto-nio Arguedas, “decidió” entregar los docu-

mentos inéditos del diario del guerrillero, la mascarilla mortuoria y las manos cerce-nadas a la revolución cubana. Las conser-vaba bajo secreto familiar.

¿Quién trasladó el Diario, la mascarilla mortuoria y las manos cercenadas? ¿Quié-nes acompañaron al ave mensajera con ese material explosivo los años 60s, 70s? ¿Quién se aventuró a viajar con el maletín de cuero negro llevando estos símbolos?

Podemos encontrar una de las versiones de este correo clandestino en el libro Opera-ción tía Victoria, de Hernán Uribe, quien na-rra los acontecimientos del traslado, pero los enmarca y enmascara desde su propia perspectiva, contradiciendo de alguna ma-nera el testimonio del participante central y de los documentos existentes.

Ésta fue una guerra no declarada, llena de sangre generosa, intelectuales, mineros, combatientes femeninos, una generación heroica y valiente. Preciso es saber quiénes son estos héroes, legítimos, hoy anónimos, qué memorial han dejado estos olvidados, estos desterrados al olvido, estos condena-dos de la tierra que quisieron transformar el mundo, cambiar la vida.

HISTORIA NO ACLARADA En julio de 1970 se publica en todo el

mundo El diario del Che en Bolivia. Un acon-tecimiento que cambió la rotación de la

tierra. No hubo un solo periódico en los cinco continentes que no lo transcribie-ra en su idioma y lo publicará en simulta-neo. El comandante Fidel Castro escribió la Introducción Necesaria, señalando: “La forma en que llegó a nuestras manos este Diario no puede ser ahora divulgada; bas-te decir que fue sin mediar remuneración económica alguna…”.

Varios biógrafos y periodistas se han interesado en este tema, sin que hasta el momento exista una versión única, veraz, solida, que lo esclarezca; muchas son las interpretaciones y muchos los héroes de esta historia. También existe la aversión en muchos biógrafos o escritores al tema Zannier, quien era amigo de los altos mandos dictatoriales, ¿o era Zannier un quintacolumnista de la revolución conti-nental? Tuvo contactos clandestinos con la guerrillera Tania.

“Pero El diario del Che en Bolivia salió al combate. Ese documento hizo frente con fuerza y claridad a la campaña que pretendía deformar el verdadero signifi-cado de la conducta ejemplar del Che”. Estos fragmentos también corresponden al libro Operación tía Victoria, que narra el traslado del Diario desde Chile has-ta La Habana. Casa de las Américas, en ocasión del aniversario del día del Gue-rrillero Heroico 2014, publicó una nue-va edición del mencionado libro sobre el cual comentaremos y aportaremos infor-mación para el esclarecimiento final de esta historia del Diario.

Uno de los biógrafos más importantes es el norteamericano Pierre Kalfon, quien escribió una de las biografías más exhaus-tiva del Che: Una leyenda de nuestro siglo (1997). Él dice: “Interviene entonces Ar-guedas, ministro del Interior. El personaje es extraño e inconstante. En su juventud militó en el Partido de la Izquierda Revo-lucionaria (PIR), de donde salieron mu-chos de los fundadores del PCB, y algo le ha quedado. Este hombre de confianza de Barrientos es pagado, controlado, vigilado y teledirigido por la CIA, como reconocerá abiertamente más tarde. Pero cuando ad-vierte las maniobras de la CIA para falsear el diario e intentar, con la ayuda de grafó-logos, pergeñar una versión deformada y censurada, reescrita ad hoc, manda a San-tiago de Chile a uno de sus antiguos ami-gos del PIR, Víctor Zannier, con la misión de confiar el Diario del Che a Punto Final para que lo envíen a La Habana. La revista de extrema izquierda, vinculada a Cuba, hace que el agente cubano Luis Fernández Oña (futuro yerno de Salvador Allende) examine el texto, y encarga al periodista Mario Días que vaya personalmente a en-tregar el documento a Piñeiro”.

Los periodistas bolivianos Rafael Ar-chondo y Marcelo Quezada han esclarecido los hechos lo mas verazmente, y escriben: “Ni Antonio Arguedas ni Víctor Zannier figuran aún en los anales de heroísmo in-surrecto. Eran amigos y colaboradores del general Barrientos, en cuyo mando fue ven-cida la guerrilla de Ñancahuazú. Su partici-

1. Las manos del Che, antes de tomar sus huellas digitales.2. Facsimil del diario original del guerrillero. 3. Las huellas dactilares.

pación fue clave para que el Diario del Che, las manos y la mascarilla mortuoria cam-biaran de dueño”.

Zannier, en la versión de su videogra-fía, narra que primero compró una ma-leta de la casa de materiales de cuero Froidental, por la noche, en la casa de Ar-guedas, frente al club tenis de La Florida, guardaron los microfilms del Diario, los mimetizaron en tapas de discos de músi-ca boliviana. Al día siguiente se embarcó a Santiago de Chile.

En la capital chilena se topó con los pe-riodistas Uribe - Cabieses, quienes trabaja-ban para la revista de izquierda Punto Fi-nal, cercana a la Embajada cubana, quienes se comprometieron en el apoyo y logística. De ahí para adelante el viaje, los vericuetos aéreos, las estadías en Europa, la tensión y la paciencia en la URSS, y finalmente Zan-nier entrega el Diario personalmente al Co-mandante Fidel Castro en La Habana.

La entrega del diario se la hizo como narran los periodistas Archondo y Que-zada: “Después de dos días de espera en una residencia de protocolo, Zannier fue presentado al mismísimo Fidel Castro. El jefe del Estado cubano apareció con-duciendo un jeep blanco, de fabricación rusa, en el que también viajaban Ramiro Valdez, quien años después vino a Bolivia a llevarse los restos del Che, y Manuel Pi-ñeiro, más conocido como Barbarroja, el responsable del ya célebre ‘Departamento América’, la oficina encargada del apoyo logístico y financiero a las guerrillas en América Latina”.

El comandante Manuel Piñeiro tuvo con-tacto con todo el exilio latinoamericano hasta los años 90, apoyó, colaboró con la insurrección de la Patria Grande y ayudó a consolidar la resistencia en América y gene-rar posteriores cambios. El apoyo incondi-cional de la revolución cubana fue bastión y socorro para las luchas contra las dictadu-ras militares. Barbarroja fue verdadero to-cayo, amigo, combatiente guevarista.

Luego de la mundial edición del Diario, (VII/70) Arguedas denunció a la CIA, y esca-pó por el mundo, fue apresado y posterior-mente ametrallado saliendo del hotel Tori-no de la ciudad de La Paz.

Antonio Arguedas, herido en el hospital y temeroso de que lo asesinen, pidió nue-vamente a su amigo personal, Víctor Zan-nier, que llevara la mascarilla y las manos a Cuba, le pidió que vaya a su casa, que con su esposa e hijo saquen el parqué de la sala del domicilio de la familia Arguedas, si-tuada en Sopocachi. Luego cavaron como un metro, encontrando una urna de ma-dera de unos 45 por 30 centímetros, que estaba tapada con las banderas de Bolivia y Cuba; la abrieron, se encontraba el frasco con formol, dentro las manos, en un ter-ciopelo rojo la mascarilla mortuoria con la risa sardónica del Che. Tenía que llevar nuevamente estos símbolos, tenía que lle-var la urna hasta Cuba.

Ramón Rocha Monroy, en su biografía de Zannier, escribe: “El testimonio de Víc-tor Zannier es coincidente: con el hijo de Arguedas, Carlitos, que tenía entonces ca-

torce años, ‘cavé un poco en el suelo de cemento debajo de la cama y encontré una bandera cubana y una boliviana que envolvían una urna tallada en madera, donde figuraban las fechas de nacimiento y asesinato del Che. Dentro había un bote con las dos manos en perfecto estado. Ha-bía también una mascarilla de yeso, no muy bien hecha, con restos de barba, bi-gote, cejas y pelo. Probablemente, el que la hizo no tenía práctica o medios. Era la cara del Che volcada’”.

La difícil misión comenzó junto a Jorge Satori —contacto personal de Zannier y miembro del Partido Comunista de Boli-via—, quienes elaboraron la acción clan-destina del traslado del material históri-co. El otro colaborador del operativo, el c. Juan Mariscal, vivía en la misma casa de Satori y era miembro del partido, cum-pliendo la misión de acompañante del partido en el viaje.

Varias versiones circulan sobre quién y cómo llevaron este material; narra Zannier qué: “A través de la esposa de Satori, quien trabajaba de secretaria en la Embajada de Hungría, se pudo hacer contacto con el Em-bajador y éste lo envió vía valija diplomá-tica, primero Montevideo, luego Europa, para terminar en Moscú”.

Este dato lo confirma el periodista húngaro Gyula Ortutay a través de los documentos desclasificados en Hungría. “El paquete viajó de La Paz a Santiago de Chile y Montevideo, ahí las manos del Che pasaron la noche en la caja fuerte de la Embajada húngara, luego Buenos Aires, París y Budapest, siempre bajo la custodia de los correos con inmunidad diplomática”. El singular bulto prosiguió a Moscú, de donde llegó a destino”. Juan Mariscal regresó a Bolivia, ya que se le negó la visa en la Embajada cubana por ser del partido traidor a la guerrilla del Che, (sic) y Zannier entregó la urna a la revolución cubana.

“¡El Che no pertenece a nuestro país! ¡El Che pertenece a América! Y un día esas ma-nos estarán donde los pueblos de América quieren, o quieran. Mientras tanto, nuestro pueblo las conservará y nuestro pueblo ve-lará por ellas”, concluyó el comandante Fi-del Castro cuando llegó la mascarilla y las manos cercenadas con uno de los héroes in-surrectos de América Latina.

No nos olvidemos que el Ejercito de Libe-ración Nacional que fundó el Che en Ñan-cahuazú tenía un lema: “Sólo la verdad es revolucionaria”. Esta historia aún no está escrita ni aclarada.

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La memoria de los olvidadosNUEVOS APORTES A LA HISTORIA DEL VIAJE DE LAS MANOS CERCENADAS DEL CHE GUEVARA Y SU DIARIO A CUBA.

Luís Mérida Coímbra Poeta y cineasta [email protected]

HISTORIA

Todos somos prisioneros de la condición humana, donde nues-tra única certeza es la muerte. Somos compañeros de la liber-tad y el deseo, paisanos de este

pueblo humilde y luchador, de la Bolivia mediterránea con su crónica de libertad, sus escritos de valerosos ciudadanos, testi-monios luctuosos y adjetivales aventuras de épocas románticas y libertarias en los años 60s y 70s del siglo XX.

Las combatientes, los militantes clan-destinos, el proletariado minero y solida-rios campesinos decidieron ir al combate, al monte, específicamente a la guerrilla. Eran buscadores de la justicia en la tierra, feroces amantes de la paz, universales a raja tabla, elegíacos, librepensadores, án-geles armados, forjadores de nuestra iden-tidad, tercos obreros de la condición hu-mana internacional.

Fue una explosiva generación en el mundo contemporáneo, excesiva, pasio-nal, llamada por los dioses; una juventud diáfana, buscando el camino al socialis-mo, al paraíso en la tierra. Generación he-roica cuya misión era armonizar la vida; su visión: ser realistas, pedir lo imposible. Rojinegra era su bandera, patria o muerte fue su destino.

Ícono y paradigma de esos tiempos fue el comandante Ernesto Che Guevara, que mostró su estirpe y dejó mito y leyenda por los siglos venideros. De su legado revolucio-nario nació el hombre nuevo, el trabajo vo-luntario, la moral revolucionaria, la solida-ridad internacionalista; de esa experiencia guerrillera salió un símbolo indiscutible y legible: su Diario de combate.

Luego de la muerte del guerrillero he-roico, sus restos, como toda la documen-tación capturada desaparecieron, se per-dieron, se convirtieron en secreto militar, hasta que el ministro del interior del en-tonces presidente René Barrientos, Anto-nio Arguedas, “decidió” entregar los docu-

mentos inéditos del diario del guerrillero, la mascarilla mortuoria y las manos cerce-nadas a la revolución cubana. Las conser-vaba bajo secreto familiar.

¿Quién trasladó el Diario, la mascarilla mortuoria y las manos cercenadas? ¿Quié-nes acompañaron al ave mensajera con ese material explosivo los años 60s, 70s? ¿Quién se aventuró a viajar con el maletín de cuero negro llevando estos símbolos?

Podemos encontrar una de las versiones de este correo clandestino en el libro Opera-ción tía Victoria, de Hernán Uribe, quien na-rra los acontecimientos del traslado, pero los enmarca y enmascara desde su propia perspectiva, contradiciendo de alguna ma-nera el testimonio del participante central y de los documentos existentes.

Ésta fue una guerra no declarada, llena de sangre generosa, intelectuales, mineros, combatientes femeninos, una generación heroica y valiente. Preciso es saber quiénes son estos héroes, legítimos, hoy anónimos, qué memorial han dejado estos olvidados, estos desterrados al olvido, estos condena-dos de la tierra que quisieron transformar el mundo, cambiar la vida.

HISTORIA NO ACLARADA En julio de 1970 se publica en todo el

mundo El diario del Che en Bolivia. Un acon-tecimiento que cambió la rotación de la

tierra. No hubo un solo periódico en los cinco continentes que no lo transcribie-ra en su idioma y lo publicará en simulta-neo. El comandante Fidel Castro escribió la Introducción Necesaria, señalando: “La forma en que llegó a nuestras manos este Diario no puede ser ahora divulgada; bas-te decir que fue sin mediar remuneración económica alguna…”.

Varios biógrafos y periodistas se han interesado en este tema, sin que hasta el momento exista una versión única, veraz, solida, que lo esclarezca; muchas son las interpretaciones y muchos los héroes de esta historia. También existe la aversión en muchos biógrafos o escritores al tema Zannier, quien era amigo de los altos mandos dictatoriales, ¿o era Zannier un quintacolumnista de la revolución conti-nental? Tuvo contactos clandestinos con la guerrillera Tania.

“Pero El diario del Che en Bolivia salió al combate. Ese documento hizo frente con fuerza y claridad a la campaña que pretendía deformar el verdadero signifi-cado de la conducta ejemplar del Che”. Estos fragmentos también corresponden al libro Operación tía Victoria, que narra el traslado del Diario desde Chile has-ta La Habana. Casa de las Américas, en ocasión del aniversario del día del Gue-rrillero Heroico 2014, publicó una nue-va edición del mencionado libro sobre el cual comentaremos y aportaremos infor-mación para el esclarecimiento final de esta historia del Diario.

Uno de los biógrafos más importantes es el norteamericano Pierre Kalfon, quien escribió una de las biografías más exhaus-tiva del Che: Una leyenda de nuestro siglo (1997). Él dice: “Interviene entonces Ar-guedas, ministro del Interior. El personaje es extraño e inconstante. En su juventud militó en el Partido de la Izquierda Revo-lucionaria (PIR), de donde salieron mu-chos de los fundadores del PCB, y algo le ha quedado. Este hombre de confianza de Barrientos es pagado, controlado, vigilado y teledirigido por la CIA, como reconocerá abiertamente más tarde. Pero cuando ad-vierte las maniobras de la CIA para falsear el diario e intentar, con la ayuda de grafó-logos, pergeñar una versión deformada y censurada, reescrita ad hoc, manda a San-tiago de Chile a uno de sus antiguos ami-gos del PIR, Víctor Zannier, con la misión de confiar el Diario del Che a Punto Final para que lo envíen a La Habana. La revista de extrema izquierda, vinculada a Cuba, hace que el agente cubano Luis Fernández Oña (futuro yerno de Salvador Allende) examine el texto, y encarga al periodista Mario Días que vaya personalmente a en-tregar el documento a Piñeiro”.

Los periodistas bolivianos Rafael Ar-chondo y Marcelo Quezada han esclarecido los hechos lo mas verazmente, y escriben: “Ni Antonio Arguedas ni Víctor Zannier figuran aún en los anales de heroísmo in-surrecto. Eran amigos y colaboradores del general Barrientos, en cuyo mando fue ven-cida la guerrilla de Ñancahuazú. Su partici-

1. Las manos del Che, antes de tomar sus huellas digitales.2. Facsimil del diario original del guerrillero. 3. Las huellas dactilares.

pación fue clave para que el Diario del Che, las manos y la mascarilla mortuoria cam-biaran de dueño”.

Zannier, en la versión de su videogra-fía, narra que primero compró una ma-leta de la casa de materiales de cuero Froidental, por la noche, en la casa de Ar-guedas, frente al club tenis de La Florida, guardaron los microfilms del Diario, los mimetizaron en tapas de discos de músi-ca boliviana. Al día siguiente se embarcó a Santiago de Chile.

En la capital chilena se topó con los pe-riodistas Uribe - Cabieses, quienes trabaja-ban para la revista de izquierda Punto Fi-nal, cercana a la Embajada cubana, quienes se comprometieron en el apoyo y logística. De ahí para adelante el viaje, los vericuetos aéreos, las estadías en Europa, la tensión y la paciencia en la URSS, y finalmente Zan-nier entrega el Diario personalmente al Co-mandante Fidel Castro en La Habana.

La entrega del diario se la hizo como narran los periodistas Archondo y Que-zada: “Después de dos días de espera en una residencia de protocolo, Zannier fue presentado al mismísimo Fidel Castro. El jefe del Estado cubano apareció con-duciendo un jeep blanco, de fabricación rusa, en el que también viajaban Ramiro Valdez, quien años después vino a Bolivia a llevarse los restos del Che, y Manuel Pi-ñeiro, más conocido como Barbarroja, el responsable del ya célebre ‘Departamento América’, la oficina encargada del apoyo logístico y financiero a las guerrillas en América Latina”.

El comandante Manuel Piñeiro tuvo con-tacto con todo el exilio latinoamericano hasta los años 90, apoyó, colaboró con la insurrección de la Patria Grande y ayudó a consolidar la resistencia en América y gene-rar posteriores cambios. El apoyo incondi-cional de la revolución cubana fue bastión y socorro para las luchas contra las dictadu-ras militares. Barbarroja fue verdadero to-cayo, amigo, combatiente guevarista.

Luego de la mundial edición del Diario, (VII/70) Arguedas denunció a la CIA, y esca-pó por el mundo, fue apresado y posterior-mente ametrallado saliendo del hotel Tori-no de la ciudad de La Paz.

Antonio Arguedas, herido en el hospital y temeroso de que lo asesinen, pidió nue-vamente a su amigo personal, Víctor Zan-nier, que llevara la mascarilla y las manos a Cuba, le pidió que vaya a su casa, que con su esposa e hijo saquen el parqué de la sala del domicilio de la familia Arguedas, si-tuada en Sopocachi. Luego cavaron como un metro, encontrando una urna de ma-dera de unos 45 por 30 centímetros, que estaba tapada con las banderas de Bolivia y Cuba; la abrieron, se encontraba el frasco con formol, dentro las manos, en un ter-ciopelo rojo la mascarilla mortuoria con la risa sardónica del Che. Tenía que llevar nuevamente estos símbolos, tenía que lle-var la urna hasta Cuba.

Ramón Rocha Monroy, en su biografía de Zannier, escribe: “El testimonio de Víc-tor Zannier es coincidente: con el hijo de Arguedas, Carlitos, que tenía entonces ca-

torce años, ‘cavé un poco en el suelo de cemento debajo de la cama y encontré una bandera cubana y una boliviana que envolvían una urna tallada en madera, donde figuraban las fechas de nacimiento y asesinato del Che. Dentro había un bote con las dos manos en perfecto estado. Ha-bía también una mascarilla de yeso, no muy bien hecha, con restos de barba, bi-gote, cejas y pelo. Probablemente, el que la hizo no tenía práctica o medios. Era la cara del Che volcada’”.

La difícil misión comenzó junto a Jorge Satori —contacto personal de Zannier y miembro del Partido Comunista de Boli-via—, quienes elaboraron la acción clan-destina del traslado del material históri-co. El otro colaborador del operativo, el c. Juan Mariscal, vivía en la misma casa de Satori y era miembro del partido, cum-pliendo la misión de acompañante del partido en el viaje.

Varias versiones circulan sobre quién y cómo llevaron este material; narra Zannier qué: “A través de la esposa de Satori, quien trabajaba de secretaria en la Embajada de Hungría, se pudo hacer contacto con el Em-bajador y éste lo envió vía valija diplomá-tica, primero Montevideo, luego Europa, para terminar en Moscú”.

Este dato lo confirma el periodista húngaro Gyula Ortutay a través de los documentos desclasificados en Hungría. “El paquete viajó de La Paz a Santiago de Chile y Montevideo, ahí las manos del Che pasaron la noche en la caja fuerte de la Embajada húngara, luego Buenos Aires, París y Budapest, siempre bajo la custodia de los correos con inmunidad diplomática”. El singular bulto prosiguió a Moscú, de donde llegó a destino”. Juan Mariscal regresó a Bolivia, ya que se le negó la visa en la Embajada cubana por ser del partido traidor a la guerrilla del Che, (sic) y Zannier entregó la urna a la revolución cubana.

“¡El Che no pertenece a nuestro país! ¡El Che pertenece a América! Y un día esas ma-nos estarán donde los pueblos de América quieren, o quieran. Mientras tanto, nuestro pueblo las conservará y nuestro pueblo ve-lará por ellas”, concluyó el comandante Fi-del Castro cuando llegó la mascarilla y las manos cercenadas con uno de los héroes in-surrectos de América Latina.

No nos olvidemos que el Ejercito de Libe-ración Nacional que fundó el Che en Ñan-cahuazú tenía un lema: “Sólo la verdad es revolucionaria”. Esta historia aún no está escrita ni aclarada.

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6 Domingo 26 de octubre de 2014

Estaba extendiendo unas medias en el alambre y de repente se me enredó la vida. Había llegado a la terraza lleno de alegría y optimismo, dispuesto a dar el paso final de ese complejo y en-

gorroso proceso que es lavar la ropa sucia. Allí, entre el ondear de sábanas, camisas y calzonci-llos, sostenía en mis brazos un colorido y disí-mil ramillete de calcetines empapados y limpi-tos, prestos a recibir el sol. Tomé un gancho de madera y pellizqué la tela de la primera media (una de lana con colores vivos) aprisionándola sobre el alambre. Acto seguido busqué entre el ramillete la pareja de la que acababa de colgar, para acomodarlas juntas, pero no la encontré. Revolví el zurullo mojado que mi brazo derecho aprisionaba contra el abdomen y no vislumbré ningún color vivo hecho de lana entre la húme-da confusión. Rebujé con ahínco, convencido de que no había podido cometer el acto inicuo de lavar una media sin su par.

Estuve un buen rato buscando, encorvado junto al alambre, con la punta de una camisa rozando mi rostro y agarrando incómodamen-te el fardo de calcetines. Pasé del tanteo super-ficial al escrutinio riguroso y luego al manoteo desesperado, hasta que en medio de la agita-ción un inmaculado calcetín blanco se des-prendió del ramillete y descendió indiferente sobre un charco de color café. Miré hacia el piso y vi la grave situación: una serie de peque-ñas ciénagas pantanosas se distribuían asimé-tricamente por toda la superficie de la terraza y sobre ellas caían los calcetines del ramillete que se empezaba a deshojar sin que mis ma-nos ocupadas pudieran evitarlo y sin que nada ni nadie en el mundo pudiera hacer algo al respecto. El cerebro empezó a enviar señales contradictorias y urgentes al cuerpo pidiéndo-le simultáneamente conservar las medias que tenía aprisionadas en el brazo, detener las que caían y recoger las que estaban en el suelo.

Mi cuerpo se contorsionó tratando de sal-var del pantano la mayor cantidad posible de calcetines, librando una batalla de poses inve-rosímiles que duró cerca de media hora. Pero tuvo sentido: al final solo tres pares (unas me-dias de futbolista, otras negras de fondo en-tero como de señor, unas blancas llenas de motas) y dos nonas (una tobillera un poco des-jarretada y otra de rombitos rojos y blancos) exigieron un nuevo lavado. Las demás aún penden del alambre, tremolando al capricho del viento, frustradas sus expectativas de re-cibir calor verdadero, insatisfechas con el sol despersonalizado de este invierno.

Cuando por fin las dejé juntas y organizadas sobre el alambre quedé tan extenuado que no pude realizar esfuerzo alguno durante el resto del día. Una vez más pospuse los asuntos pen-dientes y me di a la tarea inaplazable de averi-guar por qué razón una labor simple como po-ner las medias a secar llega a requerir la misma fortaleza mental y preparación física que una batalla campal. Según mis cavilaciones todo ha-bía ocurrido por una sola razón: el empecina-miento por hallar la pareja. ¿Acaso las medias no son susceptibles de ser colgadas individual-mente?, me pregunté. Sí, respondí: las medias se pueden extender nonas, no necesitan su par al momento de colgarse en el alambre. ¿De dón-de y cuándo surgió esa idea de que las cosas y las personas tienen que andar a toda hora de dos en dos por el mundo?, me volví a preguntar. ¿Quién nos implantó esa obsesión por el “par” que nos enreda la vida, nos altera los nervios y envía señales contradictorias desde el cere-

a la humanidad a liberarse del absurdo yugo de la pareja. Hombres y mujeres del mundo: ¡las medias se pueden colgar nonas! Basta recupe-rar el sentido común.

Me dirigí en primer lugar a la terraza para deshacer los pares que había alcanzado a colgar, pero consideré el acto como una medida exce-siva e innecesaria. Decidí entonces empezar a aplicar mi descubrimiento a partir de la próxi-ma jornada de lavado. Ese día llegaré al tende-dero con mi ramillete desordenado y tomaré de él, al azar, sin orden ni concierto, con indolen-cia, las medias que vaya encontrando mi mano ciega y las apretaré sobre el alambre con el gan-chito, indiferente a la tristeza del calcetín de rayas negras que resultará atado a una media de bolas amarillas, o a la desazón de la tobillera que pasará las horas de secado junto a una me-dia larga y gruesa. Mucho menos me importará aquel calcetín de colores vivos que mirará con nostalgia hacia el alambre de enfrente, donde su pareja se bambolea solitaria en medio de un montón de calcetines extraños. No miraré a los ojos a esa media que sueña con que mi mano la retire del alambre y la acople con su pareja, envolviéndolas en un rollito que se meterá por la boca de una de ellas, como si se tragaran a sí mismas, creando un nuevo y único ser en forma de pelota mullida que irá a parar al cajón de la ropa interior, donde indefectiblemente ligadas, juntas, arrunchadas, calentitas, permanecerán felices, sin que nada les falte en la vida, hasta el momento en que el azar o la necesidad las sepa-re para ser usadas otra vez.

Una historia sin parUNA MEDIA PERDIDA EN LA LA-VADORA LLEVA AL AUTOR A HACER UNA REFLEXIÓN SOBRE LAS PAREJAS.

Luis Miguel Rivas Escritor

bro al cuerpo? Salí a la calle para ahondar en mis reflexiones y vi a la gente caminando en dúos, temerosos de ser solo “uno”, tomados de la mano de otra persona que hasta hace pocos días, meses o años era una completa desconoci-da. Atados a un forastero sin el que se vivió la mayor parte de la existencia y sin el que ahora, ilógicamente, se considera imposible seguir vi-viendo. En ese momento de epifanía descubrí el sinsentido de todo el asunto y decidí ayudar

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7Domingo 26 de octubre

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Los ‘poetas malditos’, por antonomasia y legítimo derecho, son raras avis, controver-tidos y periféricos. Están en contra de la ló-gica formal, la disciplina y el refinamiento burgués. No en vano son retratados como desiguales respecto a la sociedad, con vidas trágicas y entregados con frecuencia a ten-dencias autodestructivas; todo esto a despe-cho de sus dones literarios, cuyo lenguaje poético transgrede las fronteras de lo con-vencional. Escriben a espaldas de la cultura oficial y hasta atentan contra la moral pú-blica. Se mueven en los márgenes de la lite-ratura, en los extramuros de la convención social, alejados siempre de la ortodoxia de escribas dóciles y escribanos de medio pelo.

Los ‘poetas malditos’, que se tornan en los personajes de sus propias obras, son tripu-lantes de una ‘nave de locos’, donde todos o

casi todos viven a la deriva entre nubes de cigarrillos y oleajes de alcohol, lejos del cuer-do razonamiento y apartados de los códigos moralizantes de una sociedad hecha a golpes de normas y leyes preestablecidas por los po-deres de dominación. Algunos de ellos, que allanan los caminos por los que luego tran-sitan los sabios y eruditos de las ciencias hu-manas, atracan en los puertos del pecado y pronuncian discursos desafiantes contra las leyes divinas.

Estos poetas de pensamientos incendia-rios, que escriben entre la locura y la luci-dez, son los apóstoles que empujan los carros de la historia de la literatura, no sólo porque son hábiles en el manejo del lenguaje, sino también porque están liberados de los cha-lecos de fuerza impuestos por una sociedad conservadora y retrógrada que escucha más a los prelados del ámbito religioso que a los filósofos que convierten el libre albedrío en una admirable virtud.

Los ‘poetas malditos’ saben que su oficio consiste en captar el instante poético, don-de el principio y el final no sólo se unen sino que se funden. Las palabras que casa el poe-ta no las separe el lector, salvo la misma res-piración del poeta, quien hace un alto en-tre verso y verso, para echarse otro trago y aliviar la resaca. No cabe duda de que son rebeldes en la actitud y el verbo, escriben poemas exentos de métrica, rima y alitera-ción; en ellos, los versos breves, lacónicos, cargados de ironía, humor y reflexión son como relámpagos que iluminan las penum-bras del alma y aguijones que penetran en la mente del lector.

Ellos aprenden a sintetizar en pocas pa-labras las situaciones más difíciles, a eco-nomizar el lenguaje para simplificar las expresiones complejas, explayando siem-pre un lenguaje lúdico que, una vez con-vertido en metáforas de hondo sentimien-to, calan como sables en la conciencia y los instintos naturales del individuo, que bus-ca avivar su sed de amor o mitigar la pena de un amor perdido.

Valga señalar que la mayoría de los ‘poetas malditos’ son autores de una obra proteica, olvidada y, no pocas veces, menospreciada y vilipendiada, pues no sólo se enfrentan a un entorno hostil, sino también a las críticas de los doctores de la literatura. No obstante, por muy tarde que lleguen a la cita con la histo-ria, sus obras, en algunos casos dispersas y escasas, tienen la fuerza de salir de los sóta-nos oscuros de la indiferencia y emerger a la luz de la superficie, como una prueba con-tundente de que todo lo que es bueno y au-téntico, más que acabar soterrado, está desti-nado a sobreponerse a los polvos del olvido y al paso del tiempo.

Los poetas malditosSON BOHEMIOS, GENIOS, LOCOS, INVOCADORES DE LA MUER-TE Y PERIFÉRICOS, PERO POR SOBRE TODO, AUTÉNTICOS.

Víctor MontoyaEscritor y pedagogo

L os ‘poetas malditos’, en honor a su consagrado apelativo, son bo-hemios empedernidos que decla-man sus versos con el corazón en la boca mientras el tufo del al-

cohol y el humo del cigarrillo rompen en pedazos la tertulia de amigos, donde todos comparten la ley de beber noche y día has-ta quedar hechos lona, agotados de empi-nar el codo y besar el gollete de la botella; al fin y al cabo, comparten más o menos una misma historia personal: no tienen familia, trabajo ni bienes inmuebles, por asumir la pose de antihéroes, hasta termi-nar, en algunos casos, tirados en la misera-ble intemperie.

Los ‘poetas malditos’ son dueños de todo y de nada. Sus versos son el cante jondo de su alma herida y un grito de pavor bajo el manto estre-llado de la noche. Su poesía es tiempo compri-mido como sus vidas, más comprimido todavía si en lugar de dedicarle más tiempo a la escritu-ra optan por el camino del suicidio tras un sín-drome de abstinencia que los sumerge en una profunda depresión y melancolía.

Los ‘poetas malditos’ tienen una geniali-dad al borde de la locura, una lucidez verbal que logra desnudar el lenguaje y una honesti-dad a prueba de balas que les permite revelar los secretos de la vida, el amor y la muerte; a veces, recluidos en la soledad, dándole duro a la máquina de escribir y combinando sus lar-gos períodos de aislamiento con botellas de aguardiente, soportan los flagelos de su co-tidianeidad, invocando a la muerte como si se tratara de una encumbrada dama, a quien ruegan concederles la paz en el territorio de los difuntos.

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8 Domingo 26 de octubre de 2014

T odos somos estudiantes, algunos por más tiempo que los que tie-nen más experiencia. Cuando de-jen de serlo, al menos en lo que a su trabajo respecta, bien pue-

den decir que se cansaron de estar vivos. Por eso les hablo como estudiante. Antes de que se dediquen a la fotografía (lo cual ocupa-rá buena parte de su tiempo), es importante que piensen en ese punto.

Si en realidad quieren pintar o hacer otra cosa, no tomen fotografías, a menos que sólo lo hagan por diversión. En cambio, si se sienten fascinados por la cámara y los mate-riales, y sienten que son para ustedes fuente de energía y motivo de respeto, aprendan a tomar fotos. Descubran primero lo que estos pueden lograr sin ninguna interferencia, únicamente con su propia visión. Tomen fo-tos de un árbol, una máquina, una mesa, al-guna cosa vieja; háganlo una y otra vez cam-biando solo la luz. Miren lo que se graba en la película y descubrirán los resultados que se obtienen al usar papeles con diferentes grados de contraste. Es posible conseguir cambios en el color usando uno u otro re-velador, y estas diferencias pueden alterar enormemente la expresividad de la imagen. Sin salir de los límites naturales de los me-dios, el campo es ilimitado, inagotable. En pocas palabras, experimenten y olvídense del arte del pictorialismo y otras palabras por el estilo, que son en mayor o menor me-dida insignificantes.

Échenles un vistazo a los libros de autor, a las exposiciones, conozcan al menos lo que han hecho los fotógrafos. Vean con ojos crí-ticos lo que se está haciendo en general y lo que está haciendo cada uno de ustedes en este momento. Algunos han dicho que Stie-glitz tenía fuerza porque hipnotizaba a sus modelos. Vayan y observen lo que ha hecho con las nubes y pregúntense si sus poderes hipnóticos no actúan también sobre los ele-mentos. Miren todas estas cosas. Piensen qué significan para ustedes, piensen de qué pueden apropiarse y olviden todo lo demás. Sobre todo, miren a su alrededor, estudien su entorno inmediato. Si estar vivo significa algo para ustedes, y además tienen suficien-te interés por la fotografía y saben cómo uti-lizarla, querrán fotografiar ese significado.

Si permiten que la visión de los demás se interponga entre el mundo y su propia vi-sión, tendrán resultados ordinarios e insig-

Carta a los estudiantes de fotografíaAUTOCRÍTICA Y EXPERIMENTACIÓN SON LOS CONSEJOS DE STRAND PARA LOS ARTISTAS DE LA IMAGEN FIJA.

Paul Strand Traducción de Andrea GarcéEl Malpensante

nificantes: fotografía pictórica. Pero si se aferran a esa visión clara, obtendrán al me-nos una fotografía con vida propia, como la de un árbol o una caja de fósforos, si creen que esas cosas están vivas. Para lograrlo no hay atajos, no hay fórmulas, no hay reglas,

solo las que gobiernen la vida de cada uno de ustedes. Sin embargo, es necesario te-ner una autocrítica muy rigurosa y trabajar constantemente. Pero primero aprendan a disparar la cámara. Para mí, ese ya es un problema infinito.

1. Un expresivo retrato femenino de Strand.2. Foto conjunto que captura la expresividad de los protagonsitas.3. La foto Cristo.4. Strand buscó distintas maneras de capturar edificios y estructuras varias.

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