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GRAN PODER: LA TRINIDAD EN LA PAZ MÁS ALLÁ DEL VALOR FOLKLÓRICO DE LA ENTRADA, EXISTE UNA RELEVANCIA HISTÓRICA DADA POR LA FIGURA DEL CRISTO DE TRES ROSTROS. ¿LA ESCRITURA SE NOS MUERE? UNA SERIE DE EJEMPLOS Y REFLEXIONES MUESTRAN CÓMO EL PERIODISMO PARECE ENTRAR EN UNA DEBACLE A RAÍZ DE LA PÉRDIDA DE UNA MOTIVACIÓN QUE UNA AL PROCESO CREATIVO CON EL EJERCICIO PROFESIONAL DENTRO DE UN MEDIO DE COMUNICACIÓN, INCLUSO PESE A LA REVELADA VENTAJA DE LA ESCRITURA SOBRE LOS MEDIOS ELECTRÓNICOS. DOMINGO | 24 de mayo de 2015 | año 6 | N° 286 7 Museo Nacional de Arte

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GRAN PODER: LA TRINIDAD EN LA PAZMÁS ALLÁ DEL VALOR FOLKLÓRICO DE LA ENTRADA, EXISTE UNA RELEVANCIA HISTÓRICA DADA POR LA FIGURA DEL CRISTO DE TRES ROSTROS.

¿LA ESCRITURA SE NOS MUERE?

UNA SERIE DE EJEMPLOS Y REFLEXIONES MUESTRAN CÓMO EL PERIODISMO PARECE ENTRAR EN UNA DEBACLE A RAÍZ DE LA PÉRDIDA DE UNA MOTIVACIÓN QUE UNA AL PROCESO CREATIVO CON EL EJERCICIO PROFESIONAL DENTRO DE UN MEDIO DE COMUNICACIÓN, INCLUSO PESE A LA REVELADA VENTAJA DE LA ESCRITURA SOBRE LOS MEDIOS ELECTRÓNICOS.

DOMINGO | 24 de mayo de 2015 | año 6 | N° 286

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2 Domingo 24 de mayo de 2015

Juana Azurduy

Juana Azurduy flor del Alto Perú

No hay otro capitán más valiente que tú.

Oigo tu voz más allá de Jujuy

Y tu galope audaz doña Juana Azurduy

Me enamora la patria en agraz

Desvelada recorro su faz

El español, no pasará

Con mujeres tendrá que pelear.

Juana Azurduy flor del Alto Perú

No hay otro capitán más valiente que tú.

Juana Azurduy de Padilla

Cruza a caballo la historia

Sembrando el alto sendero

De armaduras españolas.

Con los cabellos al viento

Ariel Ramírez y Feliz Luna - Oscar Alfaro y Luis RicoUna muestra de la obra musical basada en la figura de Juana Azurduy, que se presentará mañana, en Sucre, resaltando la vida y proezas de Azurduy y recordando un nuevo aniversario de Chuquisaca, con la voz y guitarra de Luis Rico.

Cuando mueren las madres

se llevan

el corazón de la rosa.

La sonrisa

De la luz

que habita

en el alma del lucero.

El poema

que pende

de la última gota

del cántaro.

Las caricias del arroyo,

la música del violín.

Cuando ellas mueren

sólo queda

la soledad

arrojada

Cuando mueren las madresMarcelino GuibarraFábula, poesía, teatro y literatura infantil son algunos de los campos en los que Marcelino Guibarra ha incursionado, dejando remarcables obras, como Esta semilla de paz (1963), Rocío de ilusiones (1968), Vertiente de sueños (1969), Alba sonriente (1977), Arroyo de ritmos (1982) y Nuevo teatro escolar (1963).

DIRECTORAdalid Cabrera Lemuz

EDITOR GENERALJavier Mancilla Luna

EDITOR DE LA ESQUINAMiguel A. Rivera G.

Colaboradores: Marcelo Arduz Víctor Montoya Luis Rico Juan Cori Ch. María Elena ChambiMarcelino Guibarra

Diseño: Eusebio Lazo Sumi

Diagramación: Horacio Copa Vargas

Como bandera de Patria

Rompe horizontes de espadas

Juana la libertadora.

Truena el cañón, préstame tu fusil

Que la revolución viene oliendo a

jazmín.

Tierra del sol en el Ato Perú

El eco nombra aún a Tupac Amaru.

Tierra en armas que se hizo mujer

Amazona de la libertad

Quiero formar en tu escuadrón

Y al clarín de tu voz atacar.

Truena el cañón, préstame tu fusil

Que la revolución viene oliendo a

Jazmín

Ay soldaditos de plomo

Mandados por la Corona

Todos cayeron rodando

Al paso de la Amazona.

Y en la cumbre del coraje

Donde destella la gloria

Juana de Arco se inclina

Y abraza a su hermana criolla.

en los brazos del tiempo.

La brisa

arrodillada

sobre una piedra.

Sólo queda

la tristeza

que lame

la melancolía del pino.

El agua

hecha lluvia de dolor.

Sólo

el cadáver del río

que murió de pena.

Sólo queda

el clavel

con el alma enferma

de tanto llorar.

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3Domingo 24 de mayo de 2015

Estos versos, escritos con la mano en el pecho y la mente lúcida, son en parte el reflejo de la etapa más sombría de la historia contempo-ránea de un país, cuyas dictaduras

militares, a tiempo de sembrar el pánico y la violencia bajo el lema de “lucha contra el te-rrorismo de izquierda”, desencadenaron una represión insensata contra sus opositores, motivados por la clara convicción de liquidar-los físicamente, flagelarlos en las cámaras de tortura y lanzarlos a la diáspora del exilio sin más consuelo que la esperanza.

Así, los primeros bolivianos llegados a Sue-cia en calidad de refugiados políticos, a partir de los años 70 y 80, trajeron consigo un rico bagaje cultural y una experiencia que pronto se plasmó en obras literarias tanto en verso como en prosa. De este modo, la literatura bo-liviana, parte integrante de la robusta colum-na vertebral de la vida cultural del país, ha trascendido las fronteras nacionales y se ha difundido allí donde sus promotores sentaron sus bases de residencia.

La elaboración de un compendio general, aparte de mostrar los avances de la poesía es-crita por bolivianos (as) residentes en Suecia, sirve no sólo como un documento de época, sino también como un punto de referencia para quienes están interesados en conocer algo más de la literatura boliviana creada fuera de las fronteras.

No es casual que el discurso de estos poemas trascienda el espíritu boliviano en el exilio. Los versos ha-blan del desarraigo, la nostalgia y las hostilidades de un mundo cada vez menos ancho y más ajeno. Aquí es donde la poesía, con mayor o menor destreza técnica y lingüística, cons-tituye un testimonio tanto personal como colectivo.

La poesía, leída desde esta perspec-tiva, es una herida abierta en la vida nacional, un grito de protesta de quie-nes no se resignan al silencio ni a ser los sempiternos desplazados en la cola de la historia. Y, lo que es más importante, al-gunos de estos poetas, acaso sin saberlo, son los encargados de representar a Boli-via en el mapa de la literatura latinoame-ricana en Suecia.

Por otro lado, es interesante observar que estas composiciones, aparte de estar salpicadas de metáforas y figuras de dic-ción, se caracterizan por el uso de voces y giros idiomáticos propios de un país multi-lingüe y multicultural. De ahí que los “boli-vianismos” insertados en varios de los poe-mas, como interferencias naturales y hasta necesarias, son elementos complementa-rios del proceso de versificación que culmi-na en el instante de la revelación.

Si bien es cierto que hay versos referidos a la cosmogonía andina, a los dioses tutela-res del cielo, la tierra y el subsuelo, es tam-bién cierto que hay otros referidos al paisa-je y la topografía, donde el macizo andino es tan deslumbrante como los valles, las selvas y los llanos; no en vano Bolivia es un país mul-tifacético, una suerte de caleidoscopio en el corazón de América Latina.

A los versos intimistas, que afloran desde lo más hondo del alma, se suman los versos escri-tos con explosión expresiva, donde los mine-ros son la fuerza combativa y los campesinos “los herederos del hambre” desde que los con-

quistadores irrumpieron en sus tierras llevan-do armas en el cuerpo y mentiras en la lengua.

Asimismo, están presentes los temas ins-pirados, así sea en menor grado, por las ex-periencias adquiridas en el país que los aco-gió de manera transitoria o permanente, pues a través de la escritura nos dan cuen-ta de su modus vivendi; de sus silencios y protestas, de sus sueños, amores y espe-

ranzas, de su apego a la vida y su odio contra los atropellos de lesa humanidad; ellos son quienes le ponen la palabra al sentido común y en ellos se sintetiza el sentir popular.

En este libro, sin más pretensiones que las inherentes a un trabajo honesto, está com-pendiada la poesía boliviana publicada en las tres últimas décadas en Suecia. Es una selección sencilla pero significativa, sobre todo, si se trata de difundir la literatura de un país que, por los avatares del destino y la desinformación, es mucho más conocido por los golpes de Estado, el narcotráfico y la ines-tabilidad política; una imagen nacional que, a despecho de su grandeza, no siempre co-rresponde al valor de sus recursos naturales y su riqueza cultural.

Debo aclarar que, en el proceso de elabo-ración de este volumen, no he manejado los parámetros propios de una obra antológica, que en principio considera el oficio escritu-ral del autor y el valor estético de la obra seleccionada, sino el criterio de mostrar un panorama general de la poesía boliviana en Suecia, incluyendo a los autores que tienen uno o más poemarios publicados. Lo contra-rio hubiera implicado registrar sólo a quie-nes, con legítimo derecho, destacan en el contexto de la poesía boliviana contempo-ránea y cuyas obras son dignas de ser toma-das en cuenta en las antologías de la poesía latinoamericana.

El libro, que contó con el respaldo de José Vargas, secretario de Cultura de la Fe-deración Nacional de Asociaciones Bolivia-nas en Suecia, reúne a los siguientes au-tores: Efraín Arizcurinaga (La Paz, 1925), Héctor Borda Leaño (Oruro, 1927), Javier Claure Covarrubias (Oruro, 1961), Édgar Costa (L a Paz, 1943), Iván Decker Moli-na (Cochabamba, 1946), María Joaniqui-na (Oruro, 1957), María Miranda (La Paz, 1957), YarkoRhea Salazar (La Paz, 1956), Edwin Salas Russo (Casarabe, 1954), Ro-dolfo Siñani Paz (La Paz, 1939), María Luisa Umboni (Cochabamba, 1947), Olga Vásquez de Arizcurinaga (La Paz, 1927) y Galia Yaksic (Oruro, 1971).

Ahora sólo queda aguardar que se sumen nuevas voces al quehacer poéti-co boliviano en Suecia, donde ya se fijó la primera piedra de toque, a partir de la cual pueden proyectarse otras ini-ciativas tendientes a rescatar lo más significativo de la literatura boliviana escrita en la diáspora de la emigración

y el exilio.

Poesía boliviana fuera de fronterasVERSOS QUE TRASCIENDEN LA ESTÉTICA, HACIÉNDOSE GRI-TOS DE PROTESTA DE QUIENES NO SE RESIGNAN AL SILENCIO.

Víctor Montoya Escritor y pedagogo

Portada del libro editado el año 2005.

Rescatando la historia de las provincias del sur de Potosí

EXTRACTO DEL LIBRO LOS CHICHAS EN LA COLONIA, DE MARÍA ELENA CHAMBI, QUE SERÁ PRESENTADO EL 25 DE MAYO, EN EL MINISTERIO DE CULTURAS Y TURISMO.

María Elena Chambi Cáceres Comunicadora Social [email protected]

HISTORIA

A mediados del siglo XVI, los indígenas chicheños se ha-llaban asentados en los már-genes de los ríos de lo que ahora son las provincias

Nor y Sur Chichas hasta Modesto Omis-te, frontera sur boliviana colindante con Argentina.

El territorio de los Chichas, que aún con-serva ese denominativo en parte de la re-gión, fue llamado por los españoles región de los “yndios chichas”, ya que éstos habi-taban dispersos por las poblaciones de Cal-cha, Cotagaita, Tupiza, Talina, Suipacha, Mojo, Lonte, Moraya, Calahoyo y Tari-ja, además de lo que ahora son pobla-ciones argentinas como: Moreta, Ca-sabindo y Cochinocas; y en Lípez convivían junto a los Atacamas y

Apatamas, en la zona de San Pedro de Ata-cama - ahora Chile.

En vista de la formación de reducciones, llevada a cabo por los españoles, en Chichas los ayllus reducidos fueron concentrados en

Calcha, Talina y Cotagaita.Los ayllus chichas reco-nocidos en 1645, median-te un padrón de visita

realizado por el Marqués de Mansera a Talina (Sur

Chichas) eran: Yoscaba, Iscaya, Sinsima, ubi-cados en tierras que

abarcaban desde La Quiaca (ahora Ar-

gentina) incluía Nazareno (aho-ra Bolivia) y se sumaban los ayllus de Yurcuma, Espicaya y Esmoraca,

en territorio nacional.Los ayllus de la parcialidad de Cotagai-

ta (Nor Chichas) eran Tulla, Pancori, Mana-saia, Quillaca, Zora y Arasaia. Mientras que los establecidos en Calcha eran los ayllus de: Ara, Espasla, Tambalis, Mitmiri, Chon-tola, Sitomacha, Churumata y Pacaxis, te-niendo como indios principales a los indios

de apellidos Chilaca, Yelma, Aco, Condori, Choque y Berquis.

El valle de Sococha, actualmente parte de la provincia Modesto Omiste, contaba con menos población y tenía como Gober-nador a un indio chicha de apellido Chur-quina, mientras que los indios principales apellidaban Socpassa, Acalla, Madrigal, Chirica y Surubay.

CURATOSLa región de los Chichas tenía nueve cura-

tos, cinco en la puna y cuatro en los valles de Tarija. Un curato era una especie de

parroquia con jurisdicción espiritual, a cargo de un cura español, quien

extraía rentas a los lugareños para beneficio eclesiástico y cuya misión era evange-lizar bajo los principios ca-

tólicos a los indios, enseñan-do el idioma y aprendiendo el originario, además de im-partir la enseñanza de some-timiento a las nuevas leyes y autoridades.

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4-5Domingo 24 de mayo de 2015

Rescatando la historia de las provincias del sur de Potosí

EXTRACTO DEL LIBRO LOS CHICHAS EN LA COLONIA, DE MARÍA ELENA CHAMBI, QUE SERÁ PRESENTADO EL 25 DE MAYO, EN EL MINISTERIO DE CULTURAS Y TURISMO.

de apellidos Chilaca, Yelma, Aco, Condori, Choque y Berquis.

El valle de Sococha, actualmente parte de la provincia Modesto Omiste, contaba con menos población y tenía como Gober-nador a un indio chicha de apellido Chur-quina, mientras que los indios principales apellidaban Socpassa, Acalla, Madrigal, Chirica y Surubay.

CURATOSLa región de los Chichas tenía nueve cura-

tos, cinco en la puna y cuatro en los valles de Tarija. Un curato era una especie de

parroquia con jurisdicción espiritual, a cargo de un cura español, quien

extraía rentas a los lugareños para beneficio eclesiástico y cuya misión era evange-lizar bajo los principios ca-

tólicos a los indios, enseñan-do el idioma y aprendiendo el originario, además de im-partir la enseñanza de some-timiento a las nuevas leyes y autoridades.

Los cuatro curatos del valle de Tarija se encontraban ubicados en Tarija, Patcaya, Yavi y Omaguaca, de éste último dependían las comunidades de San Andrés de Iruya y Bacoya; mientas que del curato de Yavi sus anexos eran Puscaya y Acoiti. Los últimos dos curatos. Yavi y Omaguaca, en la actuali-dad son parte del territorio argentino, ubi-cado al norte de este país.

Estos curatos llevaban a los de la puna, madera para intercambiar con maíz, trigo, carne y charque, mientras que los poblado-res de Lípez proveían de sal. Los cinco cura-tos de la puna eran Talina, Tupiza, la Gran Chocaya, Santiago de Cotagaita y Calcha.

El primer curato de la puna, Talina, te-nía habitantes indios y mestizos, que pro-ducían maíz y trigo, se dedicaban a la arrie-ría y contaban con minas de oro.

El segundo, con sede en Tupiza e identifi-cado por los españoles como “la cabeza de las provincias de los Chichas” tenía más de 400 almas y en el poblado residían unos cuan-tos españoles, más que en los otros, quienes

se sustentaban con la explotación de

las minas de oro y plata en Choroma, Estar-ca, Nazareno y Portugalete, además del co-mercio de géneros de Castilla. Dependían de esta jurisdicción Oploca, Salo y Mocha-rá, cuya característica era la producción de trigo, cebada, maíz, papa, alfalfa y ga-nado caprino, siendo la arriería el prin-cipal oficio de los indios.

La Gran Chocaya cobijaba al ter-cer curato, descrito como un lugar frígido pero con minas nutridas de profuso mineral y bastante producción de carneros de la tierra y guanacos.

Por su parte, el cuarto cu-rato tenía su asiento en San-tiago de Cotagaita, con cli-ma regular y benigno. En él habitaban pocos espa-ñoles, muchos mestizos y algunos indígenas, que como ya era común, vivían de la arriería y de la siembra de maíz, trigo, cebada, fru-tas como higos, duraznos y la única viña en toda la jurisdicción de Chichas, pese a que estaba prohibida su producción.

Calcha era el último curato de la puna, sus pobladores cultivaban, igual que en los anteriores, maíz, trigo, cebada y frutas pro-pias del valle, uva, durazno, higo, aunque en menor cantidad, ya que al ser tierras “repartidas” a los españoles, la cosecha de los nativos era únicamente para su abaste-cimiento. Vitichi dependía de este curato y sus pobladores se dedicaban con mayor intensidad a la crianza de cabras, curtían los cueros para cinchar a los animales, fa-bricaban cinturones, zapatos y ojotas, que les servía para hacer trueque con ganado, maíz y madera que llegaba de Tarija.

El pueblo de Esmoraca estaba anexado al curato de San Pablo, mientras que la pobla-ción de Cerrillos era parte de Santa Isabel,

ambos pertenecían al

partido de Lípez, pero dependían en lo civil de la provincia de Chichas. Era de particular interés de los españoles, debido a que exis-tían minas que generaban abundante oro, plata, además de sal que era imprescindible para el refinamiento del mineral explotado.

Son fragmentos del libro Los Chichas en la Colonia, que será presentado el próximo 25 de mayo, por el Ministerio de Culturas y Turismo, en el patio de esa dependencia es-tatal, a horas 19.00.

Esta investigación tiene como fuente, documentos del Archivo Histórico de Bo-livia, Casa de Moneda, archivos de la Re-pública Argentina y Archivos de la Nación Argentina, de Salta y de Jujuy, además de colecciones de publicaciones históricas de la Biblioteca del Congreso Argentino y la Recopilación de las Leyes de Indias del Con-greso peruano.

1. Iglesia y hacienda de Mojo, a 25 kilómetros de Villazón. Ahí vivían los chichas durante la Colonia y fue el lugar donde acamparon los españoles para sofocar la rebelión de 1781.

2. Claudia Sosa, en Lonte (chicheña), en la provincia Modesto Omiste, a punto de extraer leche para la elaboración de quesos de exportación.

3. Paisaje valluno que es parte de la provincia Modesto Omiste.4. Plaza e Iglesia de Vitichi, donde se hacían cordobanes en el siglo XVII. En la actualidad perdura la

producción de chicha y ratafía.5. Máximo Mamani Girón, nativo chicheño de Talina, es el catequista y lleva la ropa típica.

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6 Domingo 24 de mayo de 2015

A Mabel Rivera le tocó enfrentar una época complicada para las artes bolivianas: su inicio.

Sin embargo, encaró el reto con arduo trabajo y crea-

tividad, a tal punto que el denominativo de pionera no le queda grande, y resume la trascendencia de su actividad en el tea-tro y la televisión.

Nació en 1934, y desde pequeña mostró su inclinación por las artes, como cuenta la periodista Mabel Franco en una entrevista que le realizó en 2012.

El salto cualitativo sucedió en la déca-da de los 70, cuando la televisión nacio-nal apenas quería empezar a gatear. La producción propia tuvo en Rivera a uno

Yo conocía a Rubén Vargas a través de las letras. Des-pués de leer

un buen puñado de notas culturales, no era ninguna sorpresa el identificar que las más atrayentes, reflexi-vas y pulcras, eran las que llevaban su firma.

El ejercicio se repetía semana tras semana, mes tras mes... Además, críti-cas y reseñas suyas tras-pasaban las fronteras del país constantemente, ya sea para dar cuenta de las letras nacionales o versar sobre las del mundo.

Desde el suplemento Tendencias, de La Razón, configuró en los pasados cinco años un corpus temático fresco y actual, ofreciendo una visión espe-cial y única no sólo del mundo de las letras, sino de las artes en general. An-tes, la revista literaria Alejandría (de la que fue director) ya daba cuenta de la claridad y visión del que ahora es ratificado como personaje trascenden-tal del periodismo cultural y paladín de la poesía. Las amarillentas hojas de estas publicaciones (y otras tantas de las que fue partícipe) pasan a engrosar un importante espacio en el estante de la cultura boliviana.

Pero cualquier acercamiento sobre su nombre o su trabajo no ha-cían justicia a la agradable impresión que tuve después de conocerlo.

Ese nombre y apellido cobró un nuevo sentido ya en carne y hueso. La firma adquiría un aire más fresco aún, cargada de un humor muy particular y de varias aficiones. Después, ya en el ámbito profesional, fugaces encuentros de índole periodística siempre dejaban una sonri-sa, un intercambio de opiniones sobre tal o cual libro, autor, exposi-ción o música. Lastimosamente, esta interacción no fue tan fructífera como la que desarrollé con el papel que aloja sus escritos.

Algo que siempre me llamó la atención de su trabajo fue la profun-didad y cuidado con la que abordaba cada tema, tanto de sus escritos como en las varias conferencias en las que tuve el placer de escucharlo; su capacidad de síntesis y análisis, su cuidada expresión, la amabilidad que demostraba con los interlocutores es una imagen que siempre que-dará grabada en mi mente. No tuve el gusto de pasar clases con él, pero me imagino que mis sensaciones son similares a las de sus alumnos.

Un repaso a las muchas notas, semblanzas, homenajes y expresiones de pesar que se escribieron en los pasados días motiva una reflexión so-bre la urgencia de repensar y exigir un trabajo de profundidad en el campo del periodismo, y particularmente, en el ámbito cultural. La la-bor que Rubén desarrolló en su fructífera vida es testimonio de que un periodismo serio y comprometido es posible, más allá de impedimentos de cualquier tipo, ya que lo que motiva este trabajo va más allá de un móvil laboral, se trata de una condición personal y un deseo individual.

Desde los medios queda el seguir con la huella que dejó Rubén, y desde los lectores el exigir el profesionalismo y calidad que él entregó en todo trabajo que desarrolló.

Ultimamente lo vimos trabajando en el equipo editorial para la con-fección de la Biblioteca del Bicentenario de Bolivia, el proyecto edito-rial más grande que el país encaró en su historia, magnitud que es acorde a todo lo que dejó y deja el siempre querido Rubén, un vate de la poesía y las letras.

Rivera: Indiscutible pionera nacional

Rubén Vargas: Más allá de versos y páginas

LA TELEVISIÓN Y EL TEATRO FUERON LOS CAMPOS EN LOS QUE INCURSIONÓ Y DEJÓ HUELLA. MURIÓ EL JUEVES PASADO.La Esquina

Miguel Rivera La Esquina

SU REPENTINA DESAPARICIÓN PONE EN EVIDENCIA UN VACÍO EN EL PE-RIODISMO CULTURAL BOLIVIANO.

Rubén Vargas, poeta y periodista.

Mabel Rivera

de sus grandes hitos, pues se empezó a di-fundir un programa infantil en el que se presentaban cuentos infantiles clásicos, como Blanca Nieves, Caperucita Roja y otros a cargo de la dramaturga, quien por ese entonces era directora del teatro El Arle-quín. La tarea era más exigente de lo que sería ahora, pues la joven televisión de aquel entonces demandaba un proceso de producción mayor, el que encaró Rivera con el fin de lograr el objetivo de llevar a la pantalla chica sus adaptaciones y pues-tas en escena.

Franco también cuenta la aparición de Las aventuras de Till Eulenspiegel, la prime-ra miniserie infantil de producción boli-viana que se vendió para ser difundida en Paraguay. Rivera fue la productora de los 12 capítulos.

Posteriormente, se dio a la tarea de mon-tar obras de corte clásico y muchas otras producciones, enriqueciendo su canon tea-tral y que se transmitieron a través del ca-nal estatal.

Después Rivera fue parte del Institu-to Boliviano de Cultura, en una fase abocada totalmente a la formación de nuevas generaciones en el teatro.

Rivera respiró y vivió arte du-rante toda su vida, y su compañero en ésta fue el periodista y radialis-ta Mario Castro, otro ícono nacional

de la cultura. Recibió una Medalla al Mérito Cultural otorgada por el Go-

bierno en 2006.El legado que deja se aprecia en sus en-

señanzas a través de las generaciones que aprendieron de ella el arte de la ac-

tuación, y como una de las primeras figu-

ras de la televi-sión boliviana.

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7Domingo 24 de mayo de 2015

En una conversación con un perio-dista, en un café de la ciudad, aca-riciado por el frío y el sol de La Paz, se asomó a la reflexión los escritos (palabras) del Premio Nobel de Lite-

ratura de 1982 Gabriel García Márquez (†).El autor de Cien años de soledad, durante su

participación en la séptima edición de los premios que otorgan Cemex y la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano en Monte-rrey, México, en septiembre de 2008, realizó un diagnóstico del periodismo que hoy cobra una gran actualidad.

Sin ocultar su molestia, el escritor colom-biano declaró “sufrir cada mañana como un perro” debido a la mala calidad del periodis-mo escrito y porque es difícil hallar “auténti-cas joyas” en las páginas de algún medio.

Acusó a los medios de no dar el tiempo su-ficiente a sus periodistas y admitió que ahora los periódicos deben competir con la radio y la televisión; sin embargo, defendió que la es-critura tiene una gran ventaja sobre los me-dios electrónicos.

“Escribir sale del alma, los otros medios son aparatos, son máquinas”, argumentó el li-terato colombiano.

Así García Márquez recordó sus inicios en el periodismo, con sus columnas en El Universal de Cartagena y en El Heraldo de Barranquilla, donde escribía con el seudónimo de Séptimus, en homenaje al personaje de La señora Da-lloway de la novelista británica Virginia Woolf.

“Siempre ha sucedido así, pero antes había la ventaja de que el periódico era más difícil de hacer y las máquinas nunca funcionaban bien y daba tiempo para pensar un poquito.

Esa era la vida de los periodistas de antes, en-tonces sufríamos tanto que nos teníamos que emborrachar todas las noches”, comentó.

Con todo, ‘Gabo’ cerró su reflexión con un dictamen que hoy se hace preciso enfatizar: “El periodismo es una vaina que uno lleva por dentro”.

En efecto, el periodismo es la creación dia-ria, el alimento del alma. No se construye sólo de monólogos, de transcripciones exten-sas sin una estructura. De ‘teclear’ por horas sobre un dicho, una denuncia o una amenaza, cometiendo errores que debieron ser corregi-dos en la universidad.

Siento una gran molestia por aquellos que con el título que se arrogan de “periodistas” es-criben de la peor manera y terminan la jornada como si ganaran un premio para periodismo.

¿Se ha perdido la pasión por la construc-ción de historias? ¿De relatar con precisión la realidad? No sugiero mentir con relatos ex-traordinarios para ganar un premio, sino de

recuperar el amor por la escritura, de dejar un poco de tu alma en cada párrafo.

El escritor y periodista Ryszard Kapuscins-ki relató al País de España en una ocasión lo siguiente y que lo dejo para la reflexión: “He-ródoto era un hombre curioso que se hacía muchas preguntas, y por eso viajó por el mun-do de su época en busca de respuestas. Siem-pre creí que los reporteros éramos los busca-dores de contextos, de las causas que explican lo que sucede. Quizá por eso los periódicos son ahora más aburridos y están perdiendo ventas en todo el mundo. Ninguno de los 20 finalistas de la última edición del Lettre-Ulys-ses del arte del reportaje [premio que se otor-ga en Berlín], y del que soy miembro del jura-do, trabaja en medios de comunicación. Todos tuvieron que dejar sus empleos para dedicar-se al gran reportaje. Este género se está tras-ladando a los libros porque ya no cabe en los periódicos, tan interesados en las pequeñas noticias sin contexto”.

Escribir sale del almaREFLEXIÓN SOBRE EL PERIODISMO Y EL NECESARIO AMOR POR LA ESCRITURA Y EL ARTE DE CONTAR HISTORIAS.

Juan Cori Ch.Periodista

NO HAY MEJOR OFICIO EN EL MUNDO QUE ÉSTE, PERO YA A MI EDAD ME

ABURRE MUCHO”.

(Gabriel García Márquez(1927-2014)

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8 Domingo 24 de mayo de 2015

Se denomina así, en cuanto a icono-grafía, al Cristo de tres rostros por concentrar los tres poderes divinos en uno solo, de acuerdo con el pre-cepto latino “Pater est Deus, Filius est

Deus, Spus Sctus est Deus” (el Padre es Dios – el Hijo es Dios – el Espíritu Santo es Dios), que da-ría origen en la ciudad recostada a los pies del majestuoso Illimani —símbolo de la Trinidad en sus tres resplandecientes cumbres— a la lla-mada Fiesta Mayor de los Andes que el presente año se postula ante la Unesco como Patrimonio Intangible de la Humanidad.

El origen de la multitudinaria y fastuosa fiesta del Gran Poder en La Paz tuvo su origen en 1940 en una pequeña aldea aledaña a la metrópoli, co-nocida como Chijini (pastos verdes, en aymara), con motivo de la inauguración de su templo, or-ganizándose el primer desfile folklórico de músi-ca y danzas que recorrió junto con la procesión sus todavía incipientes calles ante la prohibición que tenían los indígenas de ingresar bailando al son de zampoñas y bombos al radio urbano.

Desde aquellos primitivos tiempos, la festi-vidad sufrió modificaciones extraordinarias, diversificándose al lento paso de los años hasta alcanzar la magnificencia actual. La fiesta mo-vible y los oficios religiosos se establecieron en el día central de la Trinidad (que cae siempre en domingo) y en vísperas de la fecha la máxima atracción de la fiesta la constituye la famosa en-trada folklórica que copa las principales arterias de la urbe paceña.

Teniendo en cuenta estos parámetros, cada año su esplendor y espectacularidad fue en cre-ciente aumento. Desde su origen entre los devotos promesantes del santo se ha convertido en uno de los acontecimientos más genuinos del folklo-re nacional, colmando las arterias de la ciudad en un espectáculo de música, colorido y danza que cautiva la atención de los estantes y habitantes de la ciudad, así como la nutrida concurrencia de turistas principalmente extranjeros.

Partiendo desde el populoso Barrio del Gran Poder, más de 60 fraternidades con cerca de 30.000 promesantes, entre danzantes y músicos, participan en un recorrido de varios kilómetros

que baja por la avenida Montes y acaba en pleno centro de la ciudad. Desde tempranas horas, los espectadores se instalan a lo largo del trayecto a fin de disfrutar del espectáculo que se prolonga a lo largo de más de 12 horas continuas, pasan-do inclusive la medianoche.

Cabe destacar que la entrada del Gran Poder ha motivado a muchas otras festividades en la sede de gobierno, como la Universitaria y más de mil que se registran en la ciudad y alrede-dores durante todo el año, convirtiéndose en impulsora del folklore nacional al surgir en su seno bailes como caporales o la saya, que se in-corporaron enriqueciendo el carnaval de Oru-ro, la fiesta de Urkupiña o el Corso de Corsos en la ciudad de Cochabamba, y en reciprocidad recibió el aporte de los Tobas y el Tinku que por su vistoso despliegue se convierten en grandes atractivos de la festividad.

Finalmente, ateniéndonos al carácter religio-so que reviste la festividad, sería conveniente promover la declaratoria de la sacra imagen del Gran Poder como Patrono de la ciudad de Nues-tra Señora de La Paz, de la misma manera que en la otra orilla del océano es Patrono de Sevi-lla, la metrópoli que antaño fuera la esplendoro-sa capital indiana del Viejo mundo…

Algo más que etimologías: Gran PoderLO RELIGIOSO Y FOLKLÓRICO SE FUNDEN EN ESTA GENUINA Y GRANDIOSA MANIFESTACIÓN CULTURAL.

Marcelo Arduz RuizEscritor

1. El arte boliviano también refleja la presencia del Cristo de tres rostros en el imaginario colectivo.2. Una de las imágenes más tradicionales del Jesús del Gran Poder.

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