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CRESPO GASTELÚ: SERENO Y SOLEMNE LA PROFUNDA OBSERVACIÓN PSICOLÓGICA Y PLÁSTICA PERFECCIONADA DEL ARTISTA NACIDO EN COROCORO, SON RECOGIDAS EN UNA GRAN MUESTRA QUE ABARCA SUS FACETAS DE PINTOR Y CARICATURISTA CON OJOS DE CÓNDOR EN MALLKO, GASTÓN SUÁREZ OFRECE UN FIEL Y ATRAYENTE RETRATO DE LOS ANDES Y DE LAS TRADICIONES DE SUS POBLADORES, SIN DEJAR DE LADO UNA REFLEXIÓN SOBRE LOS PELIGROS A LOS QUE ESTÁ EXPUESTO EL CÓNDOR. EL MANEJO DE ESTAS TEMÁTICAS HICIERON DE ESTE LIBRO UN TEXTO OFICIAL BOLIVIANO DE LECTURA IMPRESCINDIBLE. 4 Y 5 7 DOMINGO | 19 de julio de 2015 | año 6 | N° 294 Espacio Simón I. Patiño

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CRESPO GASTELÚ: SERENO Y SOLEMNELA PROFUNDA OBSERVACIÓN PSICOLÓGICA Y PLÁSTICA PERFECCIONADA DEL ARTISTA NACIDO EN COROCORO, SON RECOGIDAS EN UNA GRAN MUESTRA QUE ABARCA SUS FACETAS DE PINTOR Y CARICATURISTA

CON OJOS DE CÓNDOR

EN MALLKO, GASTÓN SUÁREZ OFRECE UN FIEL Y ATRAYENTE RETRATO DE LOS ANDES Y DE LAS TRADICIONES DE SUS POBLADORES, SIN DEJAR DE LADO UNA REFLEXIÓN SOBRE LOS PELIGROS A LOS QUE ESTÁ EXPUESTO EL CÓNDOR. EL MANEJO DE ESTAS TEMÁTICAS HICIERON DE ESTE LIBRO UN TEXTO OFICIAL BOLIVIANO DE LECTURA IMPRESCINDIBLE.

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DOMINGO | 19 de julio de 2015 | año 6 | N° 294

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2 Domingo 19de julio de 2015

ace poco más de una semana, el artista Pablo Lliulli falleció en un trágico accidente, dejando tras de sí una importante y significativa cantidad de obras de arte, además de agradables recuerdos para los que tu-vimos la oportunidad de conocerlo.

Más allá de su notable arte (dentro del cual destaca de sobremanera su destreza en el manejo del bolígrafo para crear complejas texturas y detalles), había algo que llamaba más la aten-ción de Pablo, y era su forma de ser.

Lo caracterizaba una gran sencillez y humildad. Al hablar de su arte lo hacía en términos de su función y significado, resaltando que su labor como artista era la de mostrar las culturas bolivianas como el móvil que lo impulsaba a crear.

Antes de hablar de sus premios o lugares donde se encontraban sus obras, primero mencionaba, con mucho orgullo, que había na-cido en San Pedro de Tiquina, donde los serenos paisajes del lago Titicaca fueron las primeras imágenes que plasmó con sus manos.

Fue autodidacta. En medio de sus labores y trabajos, cul-tivaba su creatividad, dominando primero la acuarela y el

óleo, para luego encontrar su veta en el bolígrafo y en los lá-pices de colores.

Su trabajo no era para él, era para los otros. Ese pensamiento lo materializaba no sólo en los retratos y paisajes que creaba, sino en su inclinación por la enseñanza.

A menudo participaba de actividades o ferias en las que realizaba intervenciones en vivo, y brindaba a niños y jóvenes la oportunidad de aprender las técnicas básicas en le manejo del bolígrafo. Con una sonrisa y mucha dedicación, ofrecía los secretos de su técnica, no pedía nada a cambio, sólo que el alumno practique mucho.

Se fue joven. Tenía 42 años y muchos proyectos por delante, to-dos ellos con el arte como estandarte.

Aunque es indudable la calidad de obra, más innegable aún es la calidad de persona que fue Pablo, y el ejemplo de rol de artista que dio a sus colegas, y por qué no, a todos nosotros.

Con su silencioso trabajo y honesta humildad y Pablo dejó en alto no sólo su nombre en el ámbito artístico nacional y latinoamerica-no, sino el nombre del país, al que no se cansó de retratar a través de sus caras y lugares.

Luis Ramiro Beltrán: guionista de cine

Pablo Lliulli: un ejemplo de vida

‘VUELVE SEBASTIANA’ (Y POR ENDE EL CINE NACIO-NAL) TAMBIÉN SE BENEFICIARON CON UN NOTABLE APORTE DEL COMUNICÓLOGO

Claudio Sánchez Crítico de cine

DIRECTORAdalid Cabrera Lemuz

EDITOR GENERALJavier Mancilla Luna

EDITOR DE LA ESQUINAMiguel A. Rivera [email protected]

Colaboradores: Marcelo Arduz Víctor Montoya Claudio Sánchez Juan Cori Ch.

Escriben en este número:Michela PentimalliMarcelo ArduzLiliana De la Quintana Víctor Montoya Claudio Sánchez

Diseño: Eusebio Lazo Sumi

Diagramación: Horacio Copa Vargas

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El pasado 11 de julio dejó de existir en La Paz el comunicólogo Luis Ramiro Beltrán. Además de su significativo aporte al estudio y la teoría de la comu-nicación, su polifacética acción lo llevó

a escribir su nombre en la historia del cine nacional al haber realizado el guión de Vuelve Sebastiana (1953) obra cumbre de la filmografía de Jorge Ruíz.

En 2008 pude conversar con Beltrán en una entre-vista que fue emitida por Radio Cristal en el programa Cine con Cristal que producíamos junto a Mary Carmen Molina. Como un homenaje póstumo recupero de las cintas de aquellos archivos las palabras del guionista.

Así empezaba Beltrán la entrevista: “El año 1953 Jor-ge Ruíz conoció al antropólogo francés Jean Vellard, quien le habló de los Chipayas y le recomendó leer un libro de otro antropólogo belga que había hecho un es-tudio muy completo sobre la cultura Chipaya en Oru-ro, que están en el suroeste del departamento, relati-vamente cerca a Chile. Entonces Jorge se entusiasmó, pero no podía conseguir – como de costumbre – fon-dos para hacer la película de modo que fue pensan-do en la posibilidad de realizarla mientras seguía avanzando con el guión. Entonces mientras avan-

zaba en el texto buscaba el dinero para poder hacer la película. A él le parecía importantísimo recuperar esa cultura, entonces consiguió el libro donde leyó que esta era una de las culturas más antiguas de América y que había sobrevivido a través de los siglos al ataque por parte de: primero los aymaras, luego los incas y finalmente los españoles”.

Algunas de las dificultades que recordaba el guionista sobre el proceso de rodaje: “Para comenzar no había en el pueblo nada más que tres personas, de las cuales una habla-ba español, dos aymara y todos los demás chipaya. Entonces imagínate si es difícil dirigir una película y hacerte entender con los actores para que ellos sepan que es lo que tú quieres para hacer una toma y otra toma, con gente que no habla tu idioma y por otro lado con una niña pequeña de escuela”.

Mucho se ha dicho sobre el humor y la picardía de Bel-trán, en esta breve conversación él no desaprovecha la opor-tunidad de contar una anécdota para rematar este diálogo: “Cuando ellos están volviendo y el abuelito muere en el ca-mino – esa es la historia que inventé y que gracias a Dios funcionó –y ahí se escucha ̀ Vuelve Sebastiana….́Y termina la película. Entonces el abuelito durante la filmación hizo todo excepto la escena en la que está muerto, ahí tuvieron que in-ventar un extra porque el viejito dijo hasta aquí llegamos…”.

Queda esta breve nota sobre la experiencia del trabajo para cine que realizó Luis Ramiro Beltrán como un home-naje a los pioneros de la cinematografía en el país y como un adiós necesario a un hombre imprescindible.

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E n abril de 2001 comencé a armar una antología sobre nuevos peca-dos capitales para Editorial Nor-ma. La idea era invitar a algunos escritores latinoamericanos para

que participaran junto a los autores argen-tinos. Yo propuse a Roberto Bolaño. En la editorial estuvieron de acuerdo pero dudá-bamos si, al estar en la cresta de la ola de la fama, Bolaño podía llegar a aceptar la pro-puesta de escribir un cuento por encargo.

Sin muchas esperanzas, le escribí un mail y para mi sorpresa me contestó a los pocos días: “En principio la idea me pare-ce muy buena y acepto. Dime cuántas pági-nas es el máximo y cuántas el mínimo. Mi pecado sería el plagio, espero que nadie lo haya elegido ya”.

A partir de ahí empezamos un intercam-bio de mails. Al comienzo eran puramente referidos al cuento que iba a escribir. Para mi sorpresa otra vez, en uno de sus mails me comentó que había leído mi antología La selección argentina, que incluía escritores argentinos nacidos después de 1960. “Leí tu libro y me gustó. Lástima lo de la edad, que más bien empobrece la selección. Para mí el portero ideal de la albiceleste es Fogwill, y el zaguero izquierdo, que se marcha al ata-que a la más mínima ocasión (aunque deje el carril abierto y desguarnecido en caso de un contraataque rival) es Aira. O Alan Pauls de 6. En fin, ya se sabe que una alineación nunca deja satisfechos a todos. Pero diga-mos que como sub-21 tu selección es impe-cable. Un abrazo. Roberto”.

Enseguida le contesté sobre mi desacuer-do con respecto a Pauls y Aira. Le armé mi propia selección (que definía como “bilar-dista”) y para provocarlo le dije que yo ar-maría la selección chilena con un escritor que seguramente a él no le gustaba: Enri-que Lafourcade, y hacía algún chiste sobre otro, Alberto Fuguet. También le pregunta-ba de qué cuadro chileno era: “Mientras me pienso una selección menottista o, mejor, valdanista, te mando este breve comunica-do aclaratorio:

1. El único equipo chileno que me gustaba desapareció hace siglos. Se llamaba Ferrobad-minton, llegó a jugar en primera, y su camise-ta, sin duda, era la más bonita que ha habido jamás en el fútbol patrio.

2. A Lafourcade no lo metería ni de agüa-tero, que era como se le decía en mis tiempos al que iba a buscar el agua para que bebieran los jugadores.

3. A Fuguet sí lo metería, pero de animado-ra, o de agüatero, porque tampoco se trata de matar a los muchachos de sed.

4. Discrepo, como te habrás imaginado, so-bre la inclusión de Gelman en la delantera. Pero no porque no me guste (al contrario, me gusta mucho), sino porque los poetas no jue-gan al fútbol. Los poetas juegan al hockey so-bre hielo en una pista gigantesca y en brumas en donde muy de tarde en tarde divisan a otro compañero de equipo.

5. Contra lo que ocurre con la selección chilena, en donde probablemente jugaríamos muy pocos, la argentina tiene una sobreabun-dancia de cracks. Reconozco que ser seleccio-nador argentino teóricamente es más difícil que serlo de la selección de Costa Rica, Perú o Colombia.

Recibe un fuerte abrazo.Roberto. Ahí descubrí que hablar de fútbol le divertía

tanto como hablar (mal y a veces bien) de escri-tores latinoamericanos. Le apasionaba el Bar-celona. Pero eran tiempos “pre Messi” y Bola-ño se mostraba esperanzado por la llegada del “Conejito” Javier Saviola. Yo prefería jactarme del presente que pasaba Boca de la mano de Juan Román Riquelme y de Carlos Bianchi.

Por algunas cuestiones burocráticas de las editoriales, Bolaño estuvo a punto de no dar-nos su cuento pero al final lo hizo: “Te mando el cuento, total, ya está acabado y lo hice para ti”, me escribió y ese “lo hice para ti” es uno de los halagos más maravillosos que me han hecho. Su relato salió publicado en El libro de los nuevos pecados capitales y su protagonista se llamaba (no pude menos que considerarlo como un regalo) Riquelme.

Bolaño: fútbol y literaturaUNA SERIE DE CORREOS CRUZA-DOS REVELA LA PASIÓN DEL ESCRI-TOR CHILENO POR ESTE DEPORTE

Sergio Santiago Olguín El Malpensante

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David Crespo Gastelú: el espíritu del motivo

ARTE INDIGENISTA, CARICATURAS E ILUSTRACIÓN SON EL LEGADO QUE DEJÓ EL ARTISTA QUE VIVIÓ SÓLO 46 AÑOS

Michela Pentimalli Directora del Espacio Simón I. Patiño

ARTE

La Casa Rosenda Caballero –una de las deliciosas casitas alineadas de sabor retro que nos sorprenden cuando, dejado a nuestra espal-da el Parque Urbano Central, nos

encaminamos hacia Miraflores– abriga las obras de David Crespo Gastelú, amorosa-mente conservadas, junto a un rico y varia-do material documental, por su nieta Ligia Siles, también artista.

Gracias a un acucioso trabajo de clasi-ficación, basado principalmente en el cri-terio geográfico de los lugares representa-dos en las obras (La Paz, el lago Titicaca, haciendas en el altiplano o los valles, Cus-co, etc.), y de catalogación archivística, se despliega ante nuestros ojos el universo artístico de Crespo Gastelú, pintor, dibu-

1. Autorretrato de Crespo de 1924.2. La obra Atardecer en el lago.3. Caricatura en la que se representa a Zacarías Benavides Viscarra. 4. Día de la Madre: ilustración para La Linterna.5. En 1937, Crespo pintó Amanecer en el lago.6. Inda de Yura (1939).

jante, ilustrador, caricaturista, tipógrafo aficionado…

Los óleos, las gouaches, las acuarelas, los dibujos a lápiz, al carboncillo, a la sangui-na, al pastel, aquellos realizados en tinta china o con técnica mixta, testimonian la versatilidad técnica de este artista de for-mación autodidacta –siempre al día en sus conocimientos artísticos y en contacto per-manente con artistas nacionales y de otros países– que pintaba y dibujaba en estudio y al aire libre y que tomaba incesantemen-te apuntes sobre cualquier pedazo de papel que estuviera al alcance de su mano.

El paisaje rural, el escorzo aldeano y la vista urbana, momentos de la vida coti-diana y ritual indígena, así como el retra-to, fueron sus motivos predilectos. En los rasgos formales de su pintura reconocemos diferentes vertientes: desde sus primeras pinceladas de factura impresionista, hasta la adopción de la línea curva, base de sus características distorsiones.

Creó atmósferas serenas, melancólicas a rato, y a las figuras de indígenas infundió un carácter hierático, acorde con los postu-lados del arte “indigenista” de la época.

El escritor y crítico de arte, Rigoberto Vi-llarroel Claure, identifica con precisión los rasgos artísticos distintivos de su obra: “Cres-po Gastelú, de vena fácil, con profunda ob-servación psicológica y una plástica perfec-cionada; sus témperas aplicadas a un género ligero, si no ofrecen una luminosidad festiva, captan con precisión las actitudes del conjun-to. Gastelú resume a veces en una mirada o un ademán todo el espíritu del motivo; otras, ejercita cuadros de costumbre, adquiriendo carácter de crítica social. Pero, sobre todo, po-see un dibujo de trazo sintético, lineal y ex-presivo por su movilidad; y cuando estudia una figura individual, su factura resulta de un modelado concluso y verídico”.

La alianza entre la Fundación Simón I. Patiño, a través del Espacio Patiño de La Paz, y la Fundación Crespo Gastelú, repre-sentada por Ligia Siles, ha hecho posible la realización de la exposición David Crespo Gastelú: El espíritu del motivo, que reúne una selección ejemplar de la obra pictóri-ca y gráfica del reconocido artista, así como algunos documentos fotográficos e impre-sos. La muestra se inaugurará este martes, a las 19.30 y estará distribuida en dos espa-cios: en la Sala de Exposiciones del Espacio Patiño y en Sala Multifuncional del Anexo, el primero ubicado en la avenida Ecuador 2503 esquina Belisario Salinas, en el edifi-cio Guayaquil, mientras que el Anexo está en la avenida Ecuador 2475.

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David Crespo Gastelú: el espíritu del motivo

UNA FUGAZ VIDACrespo Gastelú nació en 1901. Vivió sólo 46 años. Era de tipo magro y de una personalidad sobria y silenciosa, pero muy afable e, incluso, de una chis-pa inesperada –para algunos resultaba parco, para otros incluso podía ser gracioso–. Fue autodidacta. Se inició en el impresionismo y luego de-rivó hacia lo que en su tiempo se definió como indigenismo. Cultivó la pintura en sus dife-rentes modalidades: acuarela, pastel, témpera, gouache y óleo. Pero, además, cultivó el dibujo, siendo ilustrador (una portada suya data de 1925) y un notable caricaturista (ex-poniendo a partir del año 22, para luego acompañar desde el comentario gráfico la Gue-rra del Chaco, a la que no fue movilizado, y además orga-nizó el Primer Salón de Hu-moristas Bolivianos en 1936)”. (Horacio Cruz - Catálogo de la exposición)

jante, ilustrador, caricaturista, tipógrafo aficionado…

Los óleos, las gouaches, las acuarelas, los dibujos a lápiz, al carboncillo, a la sangui-na, al pastel, aquellos realizados en tinta china o con técnica mixta, testimonian la versatilidad técnica de este artista de for-mación autodidacta –siempre al día en sus conocimientos artísticos y en contacto per-manente con artistas nacionales y de otros países– que pintaba y dibujaba en estudio y al aire libre y que tomaba incesantemen-te apuntes sobre cualquier pedazo de papel que estuviera al alcance de su mano.

El paisaje rural, el escorzo aldeano y la vista urbana, momentos de la vida coti-diana y ritual indígena, así como el retra-to, fueron sus motivos predilectos. En los rasgos formales de su pintura reconocemos diferentes vertientes: desde sus primeras pinceladas de factura impresionista, hasta la adopción de la línea curva, base de sus características distorsiones.

Creó atmósferas serenas, melancólicas a rato, y a las figuras de indígenas infundió un carácter hierático, acorde con los postu-lados del arte “indigenista” de la época.

El escritor y crítico de arte, Rigoberto Vi-llarroel Claure, identifica con precisión los rasgos artísticos distintivos de su obra: “Cres-po Gastelú, de vena fácil, con profunda ob-servación psicológica y una plástica perfec-cionada; sus témperas aplicadas a un género ligero, si no ofrecen una luminosidad festiva, captan con precisión las actitudes del conjun-to. Gastelú resume a veces en una mirada o un ademán todo el espíritu del motivo; otras, ejercita cuadros de costumbre, adquiriendo carácter de crítica social. Pero, sobre todo, po-see un dibujo de trazo sintético, lineal y ex-presivo por su movilidad; y cuando estudia una figura individual, su factura resulta de un modelado concluso y verídico”.

La alianza entre la Fundación Simón I. Patiño, a través del Espacio Patiño de La Paz, y la Fundación Crespo Gastelú, repre-sentada por Ligia Siles, ha hecho posible la realización de la exposición David Crespo Gastelú: El espíritu del motivo, que reúne una selección ejemplar de la obra pictóri-ca y gráfica del reconocido artista, así como algunos documentos fotográficos e impre-sos. La muestra se inaugurará este martes, a las 19.30 y estará distribuida en dos espa-cios: en la Sala de Exposiciones del Espacio Patiño y en Sala Multifuncional del Anexo, el primero ubicado en la avenida Ecuador 2503 esquina Belisario Salinas, en el edifi-cio Guayaquil, mientras que el Anexo está en la avenida Ecuador 2475.

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Por todos es sabido que las poesías didácticas, de un modo general, tienen el propósito de enseñar, a través de los poemas aplicados en el sistema educativo, aspectos re-

lacionados con la buena conducta de los ni-ños, el aseo personal o los emblemas patrios. Muchas de las poesías dedicadas al ‘día de la madre’, ‘al profesor’ y ‘la bandera’ pueden re-sultarles tan engorrosos como los libros de texto o tan abstractos como los versos del Himno Nacional, cuyo lenguaje rebuscado, en el peor de los casos, es incomprensible para los niños en edad escolar.

El objetivo de la poesía infantil debe tras-cender más allá de la simple didáctica, del afán de impartir conocimientos a través de los versos. La poesía, como toda literatura fan-tástica, es una fuente donde los niños beben historias de encantos capaces de estimular su hábito de la lectura; un hábito que les abrirá muchas otras puertas hacia la adquisición de conocimientos que más tarde les serán útiles en su vida social, familiar y profesional.

Las poesías enteramente didácticas no siempre cumplen con la función de estimu-lar la fantasía de los niños y menos aún con la intención de crear en ellos un hábito de la lectura; por el contrario, les dejan una sensa-ción de que la poesía es aburrida y acaban por alejarlos del mundo de la literatura por el res-to de su vida. Para evitar este desencanto, los poemas para los alumnos del ciclo básico de-ben tener, más que un mensaje moralista y didáctico, un sentido lúdico y un ritmo que retengan y atesoren de inmediato. Los versos, en el mejor de los casos, deben adaptarse a su imaginación, desarrollo intelectual y lingüís-tico. Sólo así se logrará que la poesía sea una experiencia placentera y logre incitar a los ni-ños y niñas a leer y escribir versos de su pro-pia inspiración, pero no como una aburrida tarea escolar, sino como una inquietud que les impulse a penetrar en el mundo mágico de las ideas y palabras.

A pesar de estas consideraciones, valga acla-rar que no se trata de desterrar la poesía de la escuela, sino de aplicarla al nivel de los niños. Nadie desconoce el poder educativo de la poe-sía, pero tiene que adaptarse al niño, quien, por su propia naturaleza, es esencialmente creador y explaya una fantasía a raudales; más todavía, la poesía debe ocupar siempre un lu-gar de preferencia en el sistema educativo, ya que su aprendizaje y ejecución despierta la sen-sibilidad y creatividad de los pequeños lecto-res, quienes, al margen de todo precepto didác-tico, tienen alma de poetas. No en vano Hugo Molina Viaña sostenía: “La poesía formará el alma del niño en su educación ética y estética, contribuyendo al desarrollo de una personali-dad. La poesía nutre su vida espiritual y de re-lación. La creación en el niño está a flor de piel. Crea en sus sueños. Crea en sus juegos. Crea en su propio lenguaje, maneja la sílaba y la pala-bra con su interés lúdico”.

Los pensamientos transmitidos con un len-guaje rítmico, coadyuvado por la rima, son más fáciles de asimilar, y el niño, mediante el verso, experimenta el placer de aprender un conocimiento mejor que en las lecciones im-partidas por el libro de texto que, en la mayo-ría de los casos, están escritos en un lenguaje técnico pero casi nunca en un lenguaje lúdi-co. Ésta es una de las razones del porqué los alumnos rechazan más los libros de texto que los libros en los cuales recrean sus fantasías,

el arco iris de su voz para que todos los niños del mundo se acerquen hasta el fondo de su aliento a beber música”. Esta afirmación implica que los niños, como los músicos y poetas, juegan con las palabras, cambian algún verso de un poema conocido y reconstruyen la poesía, intentando encontrar una cadencia o armonía que les per-mita familiarizarse con las rimas.

Sin embargo, cualquier esfuerzo por en-cajar, donde no corresponde, un diminutivo o una repetición exagerada de superlativos, resultará artificioso y hasta sonara fuera de contexto, como un falsete en un coro musical, sobre todo, si se considera que el ritmo en la poesía nace de la misma elección de las pa-labras que engranan melódicamente en una composición poética; un recurso literario que aprecian mucho los infantes que se sienten atraídos por la musicalidad de la poesía.

Por último, y a modo de modesta recomen-dación, sugiero que en las escuelas se lea mucha más poesía, pero una poesía que de veras des-pierte el interés de los pequeños lectores y los acerque, sin intenciones didácticas ni moralizan-tes, a la magia de la palabra escrita, capaz de es-timular su fantasía, mejorar su destreza lingüís-tica y sentar las bases de su hábito de la lectura.

La poesía como instrumento didácticoLOS VERSOS PUEDEN ESTIMULAR LA IMAGINACIÓN INFANTIL Y AMPLIAR EL VOCABULARIO.

Víctor Montoya Escritor y pedagogo

como en los cuentos, fábulas y poemas que es-timulan su imaginación y rescatan las expre-siones propias de su vocabulario.

El poeta César Atahuallpa Rodríguez dice: “Los niños son como pájaros. Por eso el mejor maestro para el niño es el poeta, porque el poe-ta también es un niño que se pasa jugando con

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1. La lectura de poemas mejora la destreza idiomática de los niños.2. La escuela debería ser un espacio donde la lectura de poemas siempre esté presente.

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Mallko es probablemente el poema más hermoso sobre los Andes y sobre el cóndor.

Elegido como texto oficial en Bolivia, también ha me-

recido la distinción de ejemplo de literatura con importancia mundial por el Internacional Board on Books for Young People (IBBY).

Mallko tiene un inicio estremecedor, una cría de cóndor se queda sin su madre en el momento clave de su supervivencia. El cón-dor huérfano se desarrolla en una infancia dramática, que nos recuerda a tantos niños y niñas que quedan en la vereda de la vida sin la protección y calor de una familia. Pero al mismo tiempo nos muestra el gran instinto de sobrevivencia que existe en los seres vivos.

Luego viene un tiempo largo de soledad cuando el cóndor va explorando sus capaci-dades, así como el exterior que le rodea. Va midiendo sus fuerzas, sus destrezas y tam-bién sus miedos.

Luego llega la alegría de convivir en comu-nidad, la manera en cómo se alivian los pro-blemas cuando tienes un grupo y encuentras un amigo. No existen palabras, solo una mi-rada para entenderse. Pero al mismo tiempo se encuentra con el ser poco amigable, el que pone las dificultades.

El encuentro con la pareja es de una descrip-ción adecuada y con un soporte de una investi-gación sobre la vida de los cóndores. Se resalta la vida monógama de estas aves, que escogen a su pareja para toda la vida y la corresponsabili-dad en la crianza de su descendencia.

En Mallko podemos conocer y entender muy bien los hábitos y costumbres de estas aves rapaces de gran tamaño, que pueden vo-lar en un día hasta 300 kilómetros. A lo largo de la lectura encontramos relatos maravillo-sos de sus vuelos, en los que usa corrientes de aire para planear y al mismo tiempo las des-cripciones de los Andes y los nevados en toda su magnitud.

Llama la atención cuando el autor enfatiza en los momentos que Mallko tiene contacto con los seres humanos, siempre es de forma negati-va. Aún tratándose de los habitantes del Altipla-no, para quienes sabemos el cóndor tiene una significado especial y una relación diferente.

El momento de mayor incomprensión de parte del autor se da respecto a la Yawar Fies-ta. Es una mirada desde la ciudad y sus con-ceptos y la captura del cóndor se la describe como un acto casi salvaje. Pero es importan-

te aclarar que Yawar fiesta es una vieja tradi-ción cultural que se celebra desde tiempos co-loniales en varias comunidades de los andes centrales del Perú.

La captura del cóndor, constituye un rito especial de gran significación, en el cual par-ticipan las comunidades que habrán de com-petir en la fiesta. Es una condición de que el cóndor no sea herido ni lesionado porque es un animal venerado. Esta lucha entre el cón-dor y el toro es un acto simbólico de un arre-glo de cuentas entre el mundo andino y el mundo del español, que hoy puede conside-rarse entre el mundo rural y el urbano.

El cóndor debe triunfar sobre el toro, de lo contrario sería señal de desgracia para el pueblo y luego es puesto en libertad des-pués de ser paseado por el pueblo y de recibir muestras de veneración y estima por parte de las comunidades.

Y luego llegamos al final abierto, en el que cada lector queda también en libertad de pro-poner un cierre para esta historia.

Considerando que es un libro muy impor-tante en la literatura boliviana, también es ne-cesario definir el público al que está dirigido y claramente no es un libro para niños. Su lectu-ra es más bien desde los 12 años hacia delante.

La sexta versión de Mallko de la editorial Khana, es una de corte popular en papel sába-

na, viene con las ilustraciones de René Rojas, en blanco y negro. Ambas no contribuyen positivamente al libro.

El autor utiliza en varios momentos y situa-ciones un vocabulario rebuscado, que ayuda de alguna manera a conocer y manejar mejor el lenguaje y es un verdadero estímulo para el uso del diccionario. Pero por otra parte es un factor para no concluir su lectura.

Mallko nos deja con importantes lecciones y sobre todo nos sensibiliza frente a los peli-gros a los que está sometido el cóndor, que es una especie en vías de extinción en varios países andinos. También nos reconfirma que es uno de los mejores símbolos de la libertad y de la búsqueda del significado de la vida.

A propósito de MallkoUN MENSAJE ECOLÓGICO Y UNA RE-FLEXIÓN CULTURAL SE DESPRENDEN DEL POEMA DE GASTÓN SUÁREZ

Liliana De la Quintana Comunicadora - Academia Boliviana de Literatura Infantil

Gastón Suarez y una popular edición de Mallko.

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Derivación de la voz latina Pax, representada por un ave blanca que transporta una rama símbolo de triunfo. Nom-bre de la ciudad que en tiempos de colonia se estableció sobre las márgenes del rio Chuqui-Apu, asiento precolom-bino de lavadores de oro, en conmemoración del final de

las guerras civiles en el antiguo Virreinato del Perú. Almagro, decepcionado por no hallar en tierra chilena la riqueza

que buscaba, pide a Pizarro que lo nombre Gobernador del Cusco, pero su principal socio en la conquista prefiere nombrar al hermano que acababa de llegar de España, desatando la división entre los españoles en dos bandos (uno a favor de Almagro y otro junto a los hermanos de Pizarro), que se enfrentan en cruenta guerra civil.

Ocupada la antigua sede imperial de los incas, los almagristas victi-man a uno de los hermanos y toman por rehenes a los otros. Gonzalo huye de la prisión para reorganizar las huestes, pero mientras Alma-gro desiste matar a Hernando, éste, al asumir el mando de la Gober-nación y vencer en la batalla de las Salinas, lo hace degollar en plena plaza pública (28 de abril de 1538). En represalia, su hijo Almagro “el Mozo” asesina a Francisco Pizarro en su propio palacio de Lima (6 de junio de 1541), auto proclamándose Gobernador del Perú.

Al año siguiente, la Corona envía al nuevo Gobernador Cristóbal Vaca de Castro, quien derrota y ejecuta al hijo de Almagro, pero Gonzalo procuran-do suceder al hermano se subleva y enfrenta a los ejércitos de la Corona en tierra alto peruana el 20 de octubre de 1547, en la sangrienta batalla de Gua-rina descrita por Garcilaso de la Vega, Agustín de Zarate, Francisco López de Gomara, el Palentino y otros, donde mueren millares de ambos bandos.

Visitando el campo de batalla, Antonio de la Calancha afirma que “en-tre españoles contra españoles, hizo la ambición y la codicia oficios de gentilidad, pues llegó a tanto la crueldad del maese de campo Carvajal (el ‘demonio de los Andes’), que mandó cañoneasen a una tropa de los suyos que andaba a vueltas con otra de leales, y que a unos y otros matasen a balazos, quedando en aquel campo la memoria de la traición como ejem-plo de desdicha en las comedias ridículas de este mundo”; acuñándose a partir de entonces la frase: “guerra gentil que 300 vencen a más de mil”…

El telón de este episodio cae con la muerte de Vaca de Castro a manos de Gonzalo Pizarro, y la de éste -en Cotabamba- a manos del nuevo Go-bernador Pedro de la Gasca (9 de abril de 1543), ordenando Carlos V que en recordación de la pacificación, se funde en el lugar más conveniente de las proximidades de Huarina la ciudad de Ntra. Sra. de La Paz, tarea que el 20 de octubre de 1549 la cumple el capitán Alonso de Mendoza.

Sin embargo, la alianza de bandos hispanos antagónicos se tradujo en un recrudecimiento de la opresión contra indígenas y criollos, em-prendiendo esta heroica ciudad la revolución emancipadora que logra instalar el primer gobierno libre en suelo americano, aunque fuera por corto tiempo, pues los refuerzos que llegaron de otros puntos del país y del sur peruano, hacen prisionero a don Pedro Domingo Murillo y lo condenan a morir en la horca, siendo celebres sus últimas palabras al subir al cadalso: “La tea que dejo encendida nadie la apagará”…

Y en efecto, al año siguiente cunde la chispa libertaria por todo el continente y tras 15 años de dantesca refriega, se expulsa al último re-ducto español en los campos de Ayacucho, pasando por instrucciones de Bolívar y Sucre a nombrarse a la ínclita y heroica ciudad: La Paz de Ayacucho, título que mantuvo hasta 1898 cuando al constituirse en sede de Gobierno y capital administrativa de la república, asume el nombre simplificado de La Paz.

La ciudad, calificada como una de las expresiones más bellas de la geografía americana, entre las tres culturas que la definen: la indígena, colonial y republicana, ha recibido la nominación de una de las siete ciu-dades maravilla del mundo. En este nuevo aniversario: …Hallalla La Paz!

UN PASADO DE LUCHAS PRECEDE A UN PRESENTE RADIANTEMarcelo Arduz RuizEscritor

Algo más que etimologías: La Paz

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