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LUCHO: ÍCONO DE CRÍTICA Y LUCHA LUIS ESPINAL ES PARADIGMA A PARTIR DE DOS VISIONES COMO LEGADOS: A LA SOCIEDAD, EN LO QUE FUE LA LUCHA POR LA DEMOCRACIA Y EL IMPULSO POR MAYOR JUSTICIA SOCIAL; Y AL CINE, DESDE LA CONSTRUCCIÓN DE UNA MIRADA BASADA EN UN CAMBIO DEL ESPECTADOR Y NO DEL CINE. HOMERO, SOBRE LO BREVE LA MICROFICCIÓN ES UN GÉNERO DE POR SÍ, ASÍ LO ENTIENDE Y TRANSMITE HOMERO CARVALHO EN SU LABOR DE CULTIVADOR DE ESTA MANÍA QUE RETA, TANTO AL CREADOR COMO AL LECTOR, A CONSTRUIR UN MUNDO CON POCAS PALABRAS Y MUCHAS IDEAS, UN MUNDO DONDE LOS TÁCITO COBRA UNA IMPORTANCIA INESPERADA, SUPERLATIVA Y VITAL. 2 Y 3 4 Y 5 DOMINGO | 22 de marzo de 2015 | año 6 | N° 277 Richard Sánchez - obra de Gaston Ugalde

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Page 1: La Esquina 22-03-15

LUCHO: ÍCONO DE CRÍTICA Y LUCHALUIS ESPINAL ES PARADIGMA A PARTIR DE DOS VISIONES COMO LEGADOS: A LA SOCIEDAD, EN LO QUE FUE LA LUCHA POR LA DEMOCRACIA Y EL IMPULSO POR MAYOR JUSTICIA SOCIAL; Y AL CINE, DESDE LA CONSTRUCCIÓN DE UNA MIRADA BASADA EN UN CAMBIO DEL ESPECTADOR Y NO DEL CINE.

HOMERO, SOBRE LO BREVE

LA MICROFICCIÓN ES UN GÉNERO DE POR SÍ, ASÍ LO ENTIENDE Y TRANSMITE HOMERO CARVALHO EN SU LABOR DE CULTIVADOR DE ESTA MANÍA QUE RETA, TANTO AL CREADOR COMO AL LECTOR, A CONSTRUIR UN MUNDO CON POCAS PALABRAS Y MUCHAS IDEAS, UN MUNDO DONDE LOS TÁCITO COBRA UNA IMPORTANCIA INESPERADA, SUPERLATIVA Y VITAL.

2 Y 3

4 Y 5

DOMINGO | 22 de marzo de 2015 | año 6 | N° 277

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2 Domingo 22 de marzo de 2015

Recordando a Espinal

LUCHO ESPINAL(LETRA Y MÚSICA: LUIS RICO)

Lucho nació feliz allá en España Llegó por mar y tierra a Achachicala Mirando desde abajo la montañaSubió por su calvario a Chacaltaya. Las calles del terror en Barcelona Marcó su ruta clara en negro y blancoEchándose a volar como paloma Huyo del dictador Francisco Franco. Llegó aquí a Bolivia un seis de agosto Después del mayo aquel sesenta y ochoSe hizo de esta Patria con el gozo De encontrar a Dios con otro rostro. Nos dio a los bolivianos sus espejosAquellos que están abajo de sus cejasA cambio a él le dimos plata y oro Metidos en un plato de lentejas.

El periodista, cineasta y religioso español murió un día como hoy hace 35 años. Dejó un importante legado y testimonio de vida, el que hoy en día se traduce en algo más que homenajes y revisiones de su arte y textos, ya que Espinal se convirtió en mártir y referente de denuncia y consecuencia con la verdad y la justicia.

Entró a este laberinto por sus venasCallejas de los barrios marginales Casuchas a la luz de cuatro velasDonde iba a curar todos sus males. Todo esto acumuló en su petacaTodo esto, confesó, fue su fortunaSon cosas muy pequeñas, cosas gratasLas cosas con vivencias muy profundas. Nos dejó sus recortes de PRESENCIA Cartelera de cine de ÚLTIMA HORASemanario AQUÍ, cultura, ciencia Y en Fides Oraciones a quemarropa. Le dejó al P’hajla su yunta de maderaPañuelo para llorar a DomitilaUna bandera blanca a Ana MaríaChuquiago a UKAMAU así es la vida. Nos dejó todo, que es poco y que es nuestroAbrazos fraternales, CompañerosNos dejó su brazo en alto, con pañueloSubiendo la Tumusla al Cementerio.

Tener a Luis Espinal entre nosotros, en el mundo del cine, es un privi-legio. Son pocas las personas que como él se entregaron de forma tan pasional y generosa a las labo-

res del cine y la formación. Un activista y re-volucionario del cine.

Espinal fue y es, para nosotros, un doble re-presentante, tanto del cine boliviano como del cine mundial en Bolivia. Gracias a sus constan-tes (diarias) críticas y reseñas cinematográficas que de forma consecuente ofrecía y difundía en las aulas de la UMSA como por medios radiales y escritos de la época. Muchos dicen que bastaba con asomarse a sus conversaciones o atender al radio para que “Lucho” te cautivara y convencie-ra, pero sobre todo motivara a participar y ser parte de un oficio hermoso: el cine.

Le toco una época difícil, sin duda. Un pe-ríodo nublado por la soberbia y la ignorancia que nos arrastro a intolerancias y penosas perdidas, entre ellas la suya.

Son ya 35 años de su asesinato, del que se esclareció poco y se ventiló mucho.

Espinal escribió hasta el ultimo día de su vida, hasta el último minuto, nunca espero morir. Nos dejó incontables folios llenos de su

No se puede pensar el cine boliviano sin Luis Espinal

metralla, disparos de esa su máquina de escri-bir que cada noche le ayudaba a destilar críti-ca, política y activismo.

No hay duda que la cultura en general y el cine en particular deben mucho a Luis Espinal.

Recordarlo es un acto noble y justo. Tomar su ejemplo es un acto de responsabilidad y consecuencia.

Gracias Espinal.

Diego Mondaca Cineasta

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DIRECTORAdalid Cabrera Lemuz

EDITOR GENERALJavier Mancilla Luna

EDITOR DE LA ESQUINAMiguel A. Rivera G.

Colaboradores: Homero Carvalho Oliva Marcelo Arduz Ruiz Luis Rico Claudio Sánchez Víctor Montoya Edgar Espejo Tuco

Diseño: Eusebio Lazo Sumi

Diagramación: Horacio Copa Vargas

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3Domingo 22 de marzo

de 2015

La urgencia de hacer memoria, de re-cuperar del pasado las historias que nos hicieron ser lo que somos, permi-ten que volvamos a pensar nuestro presente intentando perfilar el futu-

ro. Hace 35 años, la noche del 21 de marzo, Luis Espinal fue secuestrado luego de haber visto una película en el cine 6 de Agosto en la ciudad de La Paz. Espinal no llegó la mañana del sába-do 22 a Radio Fides donde realizaba un progra-ma dedicado al séptimo arte: Revista de cine.

El secuestro del sacerdote jesuita fue el principio de la larga sesión de tortura y marti-rio que sufriría antes de su asesinato, brutal y siniestro, el acto era una señal más de la vio-lencia que se instalaría en Bolivia el 17 de ju-lio de 1980 con el golpe militar de Luis García

Meza. A Espinal lo liquidó el aparato represor que ya se había instalando en el país para sos-tener una de las dictaduras más brutales de nuestra historia contemporánea.

A Espinal – también – lo mataron por ser un personaje incómodo dentro de la sociedad boliviana de ese entonces, su participación activa en los medios de comunicación, desde la televisión a la radio y en el último tiempo como Director del Semanario Aquí lo hacían un líder de opinión importante para la época. Además de su condición de sacerdote, y su ab-soluta dedicación a la defensa de los derechos humanos en tiempos en que estos eran atro-pellados y violados constantemente.

Para Bolivia, Espinal es uno de los mayo-res impulsores de la crítica cinematográfica, su trabajo constante, su dedicación a la for-mación de públicos y su vocación educativa lo hacen ser un símbolo de los años setenta en el qué hacer cinematográfico nacional. Sus co-lumnas en Presencia, sus programas en Fides, la Televisión Boliviana, y por supuesto Aquí. El conjunto de su obra permite reconocer a un hombre que tenía un agudo sentido críti-co, pero además un gran conocimiento sobre lenguaje cinematográfico, aunque claro él no hacía alarde de esto, y su escritura más bien sencilla, era austera en recursos pero muy profunda en contenido.

Luego del cobarde asesinato, la crítica su-fre un quiebre histórico, sin la figura de Es-pinal y su presencia en los medios, el vacío se hace presente. La democracia conquistada en 1982 no resolvió el problema.

Es recién a mediados de la primera década de 2000, cuando la generación nacida en de-mocracia toma la posta de la actividad crítica. Son los años del cambio de paradigma socio-político y económico en Bolivia. El ocaso del neoliberalismo, el fin de una era y el nacimien-to de un nuevo país. En este contexto es que se desarrollan las experiencias de crítica y prensa cinematográfica especializada más significati-vas de toda nuestra vida democrática.

En esta libre ecuación cine y democracia, la presencia de Espinal puede ser importante para la generación que trabaja hoy la crítica de cine. De acuerdo con Espinal podemos de-terminar dos condiciones importantes en este oficio: leer la crítica después de ver la película y cambiar al espectador y no al cine.

Bajo estas dos premisas se podría estruc-turar todo el discurso de los críticos aho-

ra en actividad. Una apuesta por pensar en el lector de la crítica como un es-

pectador que ya ha visto la pelícu-la, y un sujeto que puede cambiar su forma de ver el cine – también

la realidad más próxima –con ma-yores herramientas para su acercamien-to crítico a lo que ve, a lo que vive. No

existe una imposición en ningún caso de cierto discurso sino un diálogo que respe-

ta las bases democráticas, y en este sen-tido la libertad de acceso que brinda el internet también comulga con los principios de una re-lectura de la po-sición de Espinal frente al especta-dor. Es necesario hacer accesibles los contenidos producidos, la web entonces permite esta experien-cia sin restricciones.

La generación nacida en democracia ha sido alimen-

tada por la trágica historia boliviana, no hay nadie

que haya estado al margen de la vigente tra-dición oral que permite narrar el pasado. La dictadura ha marcado a fuego el país, y aun-que tal vez no exista el divorcio social que por ejemplo vive Chile luego de la atrocidad pino-chetista, en Bolivia sí hay una identificación con alguno de los dos bandos subdivididos en múltiples fracciones, ahí están los oprimidos y los opresores, por esto resulta ser sintomá-tica la atención que la crítica le presta a pelí-culas bolivianas que “cuenten la historia”. Los casos más importantes son Insurgentes de Jor-ge Sanjinés y Olvidados de Carlos Bolado. Am-bas películas han merecido mayor atención de los críticos, quienes han puesto especial in-terés en ambas obras también por su posición política, y ahí se encuentra la línea trazada por Espinal hace más de cuarenta años: tomar posición ante el cine.

Ninguno de los casos que sirven como ejemplo, y que han dado como resultado la pu-blicación de dos libros editados en pdf de des-carga gratuita (Insurgencias y Extravío: Acer-camientos críticos a Olvidados) que recopilan las críticas escritas sobre estos filmes presen-ta una posición propagandística y panfletaria, sino que demuestran una posición de sus au-tores ante la historia. Esta es también una for-ma válida de recordar a Espinal, hay una vo-cación de acercamiento crítico a la obra desde una determinada postura ideológica, que no necesariamente se alinea con un discurso po-lítico partidario sino que proviene de la expe-riencia de la crisis del modelo y de las ideo-logías, no se trata de un compromiso con la izquierda o la derecha, sino con la ética.

La vigencia de Espinal hoy es cada vez ma-yor, como hombre símbolo de una generación que luchó por la democracia, como un defen-sor de una sociedad más justa y también como constructor de la mirada crítica. Su presencia se hace más notoria cuando volvemos a leerlo, y es también una necesidad la re-edición de al-gunos de sus textos. La generación nacida en democracia, aquella que llegó al mundo entre el 82 y el 89, es una generación que también necesita ser oxigenada por nuevas miradas que tengan como referencia la insurgencia popular de 2003, sólo entonces podremos comprender el cine del proceso de cambio, y si es que esta condición existe dentro de la producción au-diovisual boliviana. Hasta aquí Espinal nos ha acompañado, la pregunta es si los más jóvenes tendrán también ejemplo en él.

Espinal: cine y democraciaSU VIGENCIA ES CADA VEZ MAYOR, COMO SÍMBOLO DE LUCHA Y CONS-TRUCTOR DE UNA MIRADA CRÍTICA.

Claudio Sánchez Crítico de cine

1. Enseñanza, una de las destacadas facetas del sacerdote jesuita.2. Monumento dedicado al mártir, siempre cuidado y arreglado con flores.

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4-5Domingo 22 de marzo

de 2015

El último dinosaurioHomero Carvalho OlivaEscritor

LITERATURA

E n el año 1991, Pedro Shimose me trajo de regalo el libro Via-je al centro de la fábula de Au-gusto Monterroso, escritor que tuve el gusto de conocer en

México en 1981. El libro venía con una dedicatoria apropiada al intercambio que había realizado Pedro, quien le había en-tregado mi libro Seres de palabras al au-tor de La oveja negra. Esto viene a cuento de la presentación de mi libro de micro-cuentos La última cena, porque Monte-rroso es conocido por su famoso El dino-saurio que, a veces, nos hace olvidar que escribió otras microficciones geniales, en las que abunda el humor y la ironía.

Desde hace muchos años que escri-bo cuentos, especialmente súbitos, que, a veces, no pasan de una línea. El mini-cuento contemporáneo echa mano de todo lo que puede. Aprovecha las leyen-das, los mitos, los clásicos de la litera-tura, del teatro, del cine, de la religión; todo le sirve para comprometer al lec-tor en una lectura intertextual. Incluso el título es parte substancial del texto, llegando a redondear la historia conta-da. En el minicuento no interesa tanto lo que se escribe como lo que no se escribe, importa mucho más lo que se deja de de-cir, lo que se sugiere, porque allí está el verdadero universo narrativo. Para refor-zar la anterior aseveración cito a Lauro Zavala: “La fuerza de evocación que tie-nen los minitextos está ligada a su na-turaleza propiamente artística, apoyada a su vez en dos elementos esenciales: la ambigüedad semántica y la intertextua-lidad literaria o extraliteraria.”

Es necesario aclarar que si bien el cuento mínimo juega magistralmente con el humor, con la ironía y el sarcas-mo, existe una marcada diferencia con el chiste corriente y la distinción estriba en la factura del trabajo, cercano a un epigrama, a una epifanía, a un haiku, no hay como equivocarse cuando estamos ante la presencia de una pequeña histo-ria, de un cuento liliputiense.

Una de las definiciones más precisas es la de Jorge Luis Borges (Magíster dixit) que nunca escribió una novela, pero que a cambio, y para deleite nuestro, nos dejó inolvidables ejemplos de cuentos. El au-tor de El Aleph dice: “El cuento debe ser escrito de un modo que el lector espere algo continuamente, que haya expectati-va, que se resuelva luego de un modo que

LA IMPORTANCIA DEL MICROCUENTO, A TIEMPO DE LA APARICIÓN DE UN NUEVO LIBRO DE ESTE BREVE PERO SIEMPRE SORPRENDENTE GÉNERO.

pueda ser asombroso, en todo caso, que pueda parecer extraño y nunca capricho del autor, sino algo inevitable. Si puede ser asombroso e inevitable mejor”. A esto le agregamos que un buen cuento, si bre-ve dos veces bueno, es un poema.

Quizá por eso es que William Shakes-peare afirmaba que “la brevedad es el alma del ingenio”, eso intento atrapar en mis microcuentos y en este libro es-

La última cena y otros cuentos, es una apuesta literaria de su autor por la dosificación de una buena historia. Cuentos pequeños, pequeñas historias, o mejor, historias que pueden ser escritas de un solo plumazo y sin embargo nos permite el alto vuelo de la extraordinaria literatura breve en su prosa bajo la adjudicación de los más extraordinarios hacedores de la misma, desde Kafka, Gómez de La Serna, Monterroso, Cortázar, Ribeyro, en fin. El estilo peculiar de Homero Carvalho le permite transitar entre las sugerencias y las evidencias de aquello que pretende contar, y sin embargo todas sus narraciones conservan la materia creativa de una buena historia con la generosidad de la más poderosa invención: enseñar que el mundo, así como se escribe, puede ser breve, pero con una legión de historias im-pactantes que lo definen.

Ronald Arquiñigo Vidal, Perú

La última cena y otros cuentos es un libro de imaginación extraordinaria y precisión dis-cursiva: sus breves historias son tajos abiertos en lo mejor de la narrativa contemporánea y bucean entre la frase perfecta y las contradicciones de la condición humana. Un libro compuesto de dos libros: Cuento súbito (2004) y La historia oficial y otros cuentos (2013), que ahora presentamos con satisfacción al público peruano.

Ricardo Vírhuez Villafane, Perú

Homero Carvalho es probablemente el más grande orfebre del cuento breve en Bolivia. Tiene una influencia evidente, pero muy bien asimilada, de escritores como Augusto Monterroso o Juan José Arreola, pero a ello añade la gracia y la picardía del Beni, su tierra de origen.

Ramón Rocha Monroy, Bolivia

Algunos comentarios sobre el libro

pecialmente he tratado de hacerlo con la historia, con la religión, con la con-dición humana y con todos los temas importantes para la humanidad como el amor, el odio, la guerra, la soledad y la traición. Me divertí escribiendo cada uno de los microcuentos y espero que los lectores también lo hagan y me sen-tía como el último de los dinosaurios de Augusto Monterroso.

Pese a las magníficas y carísimas cirugías que el Príncipe recibió, no pudo dejar de ser un sapo gordo y feo.

Mientras Adán dormía, plácidamente, soñando, como el hombre inocente que era, alguien se acercó, sigilosamente, y le arrebató una costilla.

Le dije a Andrés que La Muerte era lo más pode-roso que había existido jamás, pues todos esta-mos sometidos a su destino y él me respondió que más poderoso era Dios, cuya misericordia es infinita como su existencia y que todo está en manos de su divinidad. Entonces ¿La Muerte es otro de los nombres de Dios?, repliqué y Andrés se quedó callado, como mirando a un hereje.

Antes de ser ajusticiado el asesino en serie reve-ló que aún le quedaba una víctima. Las autori-dades presentes en la ejecución pensaron que estaba alardeando y no le prestaron atención. Muchos años después, un hombre descubre que el brutal asesino, el monstruo de la ciudad como le decían, era su padre y se suicida.

Jesús, el Cristo, con voz fuerte, le dijo a Lázaro, que ya llevaba cuatro días de muerto, que se levantara y saliera de la cueva y Lázaro salió ca-minando de su tumba para gloria de George A. Romero y Milla Jovovich.

Nací, crecí, enloquecí, ¿estaré muerto o, acaso, en un manicomio?

Culpable, sentenció y tiró la primera piedra. El espejo se rompió en mil pedazos.

Creyó que nadie lo había visto hasta que recor-dó a su ángel de la guarda.

Doña Justina Cusicanqui, tier-na y sabia anciana, cuenta que escuchó a su abuela re-latar la historia de un aymara que, ante los porfiados sacer-dotes católicos que preten-dían obligarlo a bautizarse cristianamente, para que el pobre hombre salve su alma salvaje y pecadora, respondió muy sereno:-Yo nada espero del Cielo, todo me lo dio la Tierra.

Hay hombres que tienen, bien merecidos, sus monumentos. Las palomas, esos tiernos símbo-los de la paz, nos vengan de todos sus agravios.

Desencantamiento

Cuento Bíblico

Herejía La última víctima

Otra versión de Lázaro

Autobiografía

Sentencia lapidariaCrimen perfectoPachamama

Estatuas desveladas

Hom

ero

Carv

alho

Un arte realizado con varias fotos del escritor (izquierda); la portada del libro producido por la Editorial 3.600 (derecha).

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4-5Domingo 22 de marzo

de 2015

El último dinosaurioHomero Carvalho OlivaEscritor

LITERATURA

E n el año 1991, Pedro Shimose me trajo de regalo el libro Via-je al centro de la fábula de Au-gusto Monterroso, escritor que tuve el gusto de conocer en

México en 1981. El libro venía con una dedicatoria apropiada al intercambio que había realizado Pedro, quien le había en-tregado mi libro Seres de palabras al au-tor de La oveja negra. Esto viene a cuento de la presentación de mi libro de micro-cuentos La última cena, porque Monte-rroso es conocido por su famoso El dino-saurio que, a veces, nos hace olvidar que escribió otras microficciones geniales, en las que abunda el humor y la ironía.

Desde hace muchos años que escri-bo cuentos, especialmente súbitos, que, a veces, no pasan de una línea. El mini-cuento contemporáneo echa mano de todo lo que puede. Aprovecha las leyen-das, los mitos, los clásicos de la litera-tura, del teatro, del cine, de la religión; todo le sirve para comprometer al lec-tor en una lectura intertextual. Incluso el título es parte substancial del texto, llegando a redondear la historia conta-da. En el minicuento no interesa tanto lo que se escribe como lo que no se escribe, importa mucho más lo que se deja de de-cir, lo que se sugiere, porque allí está el verdadero universo narrativo. Para refor-zar la anterior aseveración cito a Lauro Zavala: “La fuerza de evocación que tie-nen los minitextos está ligada a su na-turaleza propiamente artística, apoyada a su vez en dos elementos esenciales: la ambigüedad semántica y la intertextua-lidad literaria o extraliteraria.”

Es necesario aclarar que si bien el cuento mínimo juega magistralmente con el humor, con la ironía y el sarcas-mo, existe una marcada diferencia con el chiste corriente y la distinción estriba en la factura del trabajo, cercano a un epigrama, a una epifanía, a un haiku, no hay como equivocarse cuando estamos ante la presencia de una pequeña histo-ria, de un cuento liliputiense.

Una de las definiciones más precisas es la de Jorge Luis Borges (Magíster dixit) que nunca escribió una novela, pero que a cambio, y para deleite nuestro, nos dejó inolvidables ejemplos de cuentos. El au-tor de El Aleph dice: “El cuento debe ser escrito de un modo que el lector espere algo continuamente, que haya expectati-va, que se resuelva luego de un modo que

LA IMPORTANCIA DEL MICROCUENTO, A TIEMPO DE LA APARICIÓN DE UN NUEVO LIBRO DE ESTE BREVE PERO SIEMPRE SORPRENDENTE GÉNERO.

pueda ser asombroso, en todo caso, que pueda parecer extraño y nunca capricho del autor, sino algo inevitable. Si puede ser asombroso e inevitable mejor”. A esto le agregamos que un buen cuento, si bre-ve dos veces bueno, es un poema.

Quizá por eso es que William Shakes-peare afirmaba que “la brevedad es el alma del ingenio”, eso intento atrapar en mis microcuentos y en este libro es-

La última cena y otros cuentos, es una apuesta literaria de su autor por la dosificación de una buena historia. Cuentos pequeños, pequeñas historias, o mejor, historias que pueden ser escritas de un solo plumazo y sin embargo nos permite el alto vuelo de la extraordinaria literatura breve en su prosa bajo la adjudicación de los más extraordinarios hacedores de la misma, desde Kafka, Gómez de La Serna, Monterroso, Cortázar, Ribeyro, en fin. El estilo peculiar de Homero Carvalho le permite transitar entre las sugerencias y las evidencias de aquello que pretende contar, y sin embargo todas sus narraciones conservan la materia creativa de una buena historia con la generosidad de la más poderosa invención: enseñar que el mundo, así como se escribe, puede ser breve, pero con una legión de historias im-pactantes que lo definen.

Ronald Arquiñigo Vidal, Perú

La última cena y otros cuentos es un libro de imaginación extraordinaria y precisión dis-cursiva: sus breves historias son tajos abiertos en lo mejor de la narrativa contemporánea y bucean entre la frase perfecta y las contradicciones de la condición humana. Un libro compuesto de dos libros: Cuento súbito (2004) y La historia oficial y otros cuentos (2013), que ahora presentamos con satisfacción al público peruano.

Ricardo Vírhuez Villafane, Perú

Homero Carvalho es probablemente el más grande orfebre del cuento breve en Bolivia. Tiene una influencia evidente, pero muy bien asimilada, de escritores como Augusto Monterroso o Juan José Arreola, pero a ello añade la gracia y la picardía del Beni, su tierra de origen.

Ramón Rocha Monroy, Bolivia

Algunos comentarios sobre el libro

pecialmente he tratado de hacerlo con la historia, con la religión, con la con-dición humana y con todos los temas importantes para la humanidad como el amor, el odio, la guerra, la soledad y la traición. Me divertí escribiendo cada uno de los microcuentos y espero que los lectores también lo hagan y me sen-tía como el último de los dinosaurios de Augusto Monterroso.

Pese a las magníficas y carísimas cirugías que el Príncipe recibió, no pudo dejar de ser un sapo gordo y feo.

Mientras Adán dormía, plácidamente, soñando, como el hombre inocente que era, alguien se acercó, sigilosamente, y le arrebató una costilla.

Le dije a Andrés que La Muerte era lo más pode-roso que había existido jamás, pues todos esta-mos sometidos a su destino y él me respondió que más poderoso era Dios, cuya misericordia es infinita como su existencia y que todo está en manos de su divinidad. Entonces ¿La Muerte es otro de los nombres de Dios?, repliqué y Andrés se quedó callado, como mirando a un hereje.

Antes de ser ajusticiado el asesino en serie reve-ló que aún le quedaba una víctima. Las autori-dades presentes en la ejecución pensaron que estaba alardeando y no le prestaron atención. Muchos años después, un hombre descubre que el brutal asesino, el monstruo de la ciudad como le decían, era su padre y se suicida.

Jesús, el Cristo, con voz fuerte, le dijo a Lázaro, que ya llevaba cuatro días de muerto, que se levantara y saliera de la cueva y Lázaro salió ca-minando de su tumba para gloria de George A. Romero y Milla Jovovich.

Nací, crecí, enloquecí, ¿estaré muerto o, acaso, en un manicomio?

Culpable, sentenció y tiró la primera piedra. El espejo se rompió en mil pedazos.

Creyó que nadie lo había visto hasta que recor-dó a su ángel de la guarda.

Doña Justina Cusicanqui, tier-na y sabia anciana, cuenta que escuchó a su abuela re-latar la historia de un aymara que, ante los porfiados sacer-dotes católicos que preten-dían obligarlo a bautizarse cristianamente, para que el pobre hombre salve su alma salvaje y pecadora, respondió muy sereno:-Yo nada espero del Cielo, todo me lo dio la Tierra.

Hay hombres que tienen, bien merecidos, sus monumentos. Las palomas, esos tiernos símbo-los de la paz, nos vengan de todos sus agravios.

Desencantamiento

Cuento Bíblico

Herejía La última víctima

Otra versión de Lázaro

Autobiografía

Sentencia lapidariaCrimen perfectoPachamama

Estatuas desveladas

Hom

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Un arte realizado con varias fotos del escritor (izquierda); la portada del libro producido por la Editorial 3.600 (derecha).

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6 Domingo 22 de marzo de 2015

Si bien la palabra ch’iqa es un término aymara que traducido al castellano quiere decir izquierdo, la ch’iqarada tiene que ver con un recorrido reali-zado de derecha a izquierda.

Más precisamente, la ch’iqarada es una costumbre ancestral para cerrar las puer-tas a la maldad y ahuyentar a los espíritus malos, para que durante cierto período todo marche sin ningún problema. Es así que esta práctica es una ritualidad típica de la región altiplánica.

En la provincia José Manuel Pando (La Paz), ésta y otras ritualidades son parte impres-cindible de la cosmovisión de cada pueblo, marka y región, por lo que no son realizadas por mero placer, sino porque poseen un pro-fundo significado para la persona que las rea-liza. Es por esto que esta particular tradición se aplica a un aspecto importante de la coti-dianidad social, como ser el inicio del año es-colar, y en este caso, se explica su desarrollo en la localidad Santiago de Machaca.

Este año, para empezar la gestión educati-va de la promoción 2015, en primer lugar se eligió a la Directiva, que planificó las activi-dades que se realizarán durante el año. Para ellos, esta gestión tiene un carácter especial, pues al final del año sus hijos serán bachille-res y no debe haber ningún obstáculo para que esto llegue a buen término. Es por esto que los ritos deben ser cumplidos al pie de la letra y de acuerdo con las costumbres.

Lo primero es visitar la comunidad Collpa, donde vive Cecilia Usnayo, una tantiyiri (per-sona que puede predecir el futuro) o que en otros partes se denomina amuyiri (persona que reflexiona y piensa para que otros pue-dan “darse cuenta”). La tantiyiri ve en coca cómo será el desarrollo de las actividades de la gestión e indica quién será la persona que celebre la ceremonia de la phuqancha (cum-plir lo que debemos a la Madre Tierra).

La ritualidad debe ser un día martes, ya que es el día adecuado para ahuyentar los malos espíritus. La persona elegida prepara hilos de colores rosado, blanco y negro, jun-tándolos y convirtiéndolos en un solo cor-dón, en algunos casos hila las fibras de llama y oveja que encuentre en las pampas y que ya no sirven para el uso de las personas. El cor-dón debe ser hilado al lado izquierdo, o sea al lado contrario del que se hila normalmente. Una vez obtenido el hilo, el ritualista orde-na que los participantes hagan un círcu-lo, y va extendiendo el hilo por la nuca de cada persona y va for-mando en forma de cruz, al centro, con el hilo y empieza a rezar al-gunas oraciones para que todo lo malo sea destrui-do. Mientras, las personas

nera que cada uno obtiene un pedazo, y las personas deben romper ese pequeño hilo en símbolo de estar destruyendo todas los malos augurios que podrían presentarse, una vez destruidos, los hilos se depositan en la ofren-da ya preparada.

Después, el maestro de la ceremonia muestra un chicote y va azotando a cada uno de los presentes, pero antes de que el encar-gado se retire, una de las personas saca tam-bién su chicote y lo aplica a la persona que desarrolló la ceremonia, en símbolo de que todos los males se vayan con él. Finalmen-te, todas las personas se quedan en el lugar por aproximadamente una hora, pensando en que los malos augurios se alejen lo más lejos posible. Después las personas pueden abandonar la ceremonia de la ch’iqarada. Posteriormente, otro ritualista entra y hace

una oración invocando que todo lo que se hizo tenga efecto.

Con esta ritualidad la gestión educativa transcurre sin inconve-nientes, fortaleciendo espiritual-

mente a las personas que participaron

del rito y retri-buyendo su fe.

¿Qué es la ch’iqarada?EN SANTIAGO DE MACHACA, UNA RITUALIDAD ANDINA AYUDA A QUE EL AÑO ESCOLAR LLEGUE A FELIZ TÉRMINO.

Edgar Espejo Tuco

que presencian la ceremonia van fuman-do cigarrillos de tabaco negro y pijchan-do coca. Todos los desechos deben ser depositados en una bolsa para luego ser entregados a la persona que realiza la ceremonia, quien preparará una ofren-da con contenido desconocido y que va pasando por cada una de las personas para ser limpiada de todo mal.

Cuando el ritualista termina los re-zos ordena que rompan el hilo, de ma-

1. La selección de la persona que se hará cargo de la ritualidad.2. Los preprativos para la ch’iqarada en la escuela local.

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7Domingo 22 de marzo

de 2015

El libro De esto contaréis a vuestros hijos..., basado en una serie de fotografías y documentos de primera mano, cons-tituye un serio intento por mantener vigentes los desastres y testimonios

personales del holocausto nazi, con el propósi-to de que esta historia sombría no vuelva a re-petirse en la Europa contemporánea, ahora que resurgen los nacionalismos de todo pelaje y los neonazis vuelven a ganar las calles enarbolan-do las banderas de la ideología racial.

Para el nazismo no fue ningún secreto el fundamento racista de su ideología ni el des-precio abierto contra todos los principios de-mocráticos de una sociedad multicultural, desde el instante en que sus concepciones so-bre la “pureza racial” se llevaron a la prácti-ca desde enero de 1933, año en que Hitler as-cendió al cargo de canciller y, tras la muerte de Hindenburg (1934), a la presidencia, que le permitió asumir todos los poderes (Reichs-führer) y crear una temible policía de Estado (Gestapo) y una serie de grupos destinados a sembrar el pánico y el terror entre los judíos.

Para el nazismo, la “raza aria” lo era todo, una suerte de identidad ideológica, aparte de que el individuo no tenía ningún otro valor que el de servir como instrumento al Estado omnipotente, una política antidemocrática que fue aplicada también por otros regímenes fascistas en Europa, como en España e Italia, donde Benito Mussolini, además de explicar que el individuo debe disolverse en el seno de un poder superior, aniquilar su propio yo y lue-go sentirse orgulloso de participar de la gloria y la fuerza abrumadora de tal poder, afirmó que el sistema fascista consistía en que todos los valores humanos o espirituales existen sólo en función del poder absoluto del Estado.

El nazismo, ajeno a los principios de la de-mocracia y los derechos humanos, imponía a sus adeptos y creyentes apasionados la ciega obediencia al ‘Führer’ y el rechazo a toda som-bra de oposición que amenazara el poder abso-luto de Hitler, cuya ideología debía prevalecer sobre el resto de las ideologías y movimientos políticos, ya que el individuo, según el pensa-miento totalitario del nazismo, debía aceptar su insignificancia personal y someterse a la fuerza abrumadora del III Reich, donde los in-dividuos eran admitidos sólo en la medida en que actuaban de acuerdo con los intereses del Estado, que quiso legitimar, por medio de una guerra que costó millones de vidas, “la ley del más fuerte” y la conservación de la “raza aria”.

El libro De esto contaréis a vuestros hijos…, aparte de su valor documental, proporciona datos valiosos sobre lo sucedido en los guetos y campos de exterminio, y confirma la idea de que “el holocausto es un hoyo negro en la his-toria del mundo moderno y de la historia euro-pea”, así como el nazismo es una prueba de que personas normales fueron capaces de ejecutar asesinatos en masa y durante varios años.

El nazismo, contrariamente a lo que mu-chos se imaginan, estaba compuesto por hom-bres de carne y hueso. No fueron monstruos perversos, sino esposos y padres de familia como Adolf Eichmann (responsable de la “so-lución final”), o como Iván Demianchuk, ese hombre calvo y robusto llamado ‘Iván el Terri-ble’, quien fue acusado en Israel de ser el sádi-co operador de las cámaras de gas en el campo de concentración de Treblinka, donde miles de judíos fueron exterminados entre 1942 y 1943.

Según los autores de De esto contaréis a vues-tros hijos…, Stéphane Bruchfeld y Paul A. Le-

vine, la destrucción ocurrida durante la Se-gunda Guerra Mundial supera aún nuestra capacidad de comprensión. La guerra tuvo dos aspectos. Por una parte fue una guerra políti-ca convencional. Decenas de millones de in-dividuos perdieron la vida en ella. El otro as-pecto fue diferente, y esto es nuevo. Fue una guerra ideológica sobre todo dirigida contra

los judíos, con el fin de eliminar su existen-cia biológica en Europa. Si los judíos tienen un futuro en Europa es una cuestión abierta, pero podemos estar seguros de que la historia y el desarrollo de Europa se han visto influi-dos para siempre y de manera negativa.

Los nazis construyeron los campos de exter-minio, instalaron las cámaras de gas y los hor-nos crematorios para dar fin con los judíos y sus semejantes. Las víctimas de esta carnicería humana se cuentan por millones, pero jamás se llegará a saber con exactitud cuántos sufrie-ron las consecuencias de quienes quisieron for-jar una gran Alemania de “raza pura”.

Durante la “Noche de los Cristales”, que respondió a un programa antisemita, se de-molieron varias sinagogas y se quemaron los comercios de los judíos. Se los expulsó de sus fuentes de trabajo y se quemaron las obras li-terarias y pictóricas consideradas ajenas a los principios ético-morales del nazismo.

Los socialistas y comunistas, deportados a los campos de concentración, sufrieron torturas psicológicas y un trato denigrante. Los homosexuales corrieron la misma suer-te que las prostitutas, aunque en los burde-les nazis no todas eran profesionales. Mu-chas de ellas eran madres de familia que recibían vanas promesas de libertad a cam-bio de ejercer el viejo oficio, luego eran ex-terminadas como los demás, después de su-frir el estigma y el desprecio.

No es exagerado aseverar que entre las principales víctimas del nazismo se encon-traban también gitanos, discapacitados, defi-cientes mentales, “asociales”, polacos civiles y prisioneros de guerra soviéticos que, con las ropas marcadas con un triángulo rosa, se en-frentaron al patíbulo y dejaron sus huesos en los campos de exterminio.

Con todo, ¿qué importancia pueden tener estas referencias?, si lo más importante del ho-locausto radica en esa ideología perniciosa que no respetó los derechos humanos y proclamó la supremacía de la raza aria que, según los teóricos del nazismo, estaba destinada a domi-nar el mundo, ya sea por la fuerza de la razón o por el poder de las armas de guerra.

Un libro sobre el holocaustoUN TESTIMONIO QUE A TRAVÉS DE LA MEMORIA PREVIENE Y LLAMA A PROTEGER LA DEMOCRACIA.

Víctor Montoya Escritor y pedagogo

El nazismo en su apogeo, ocurrió hace 80 años.

la portada del libro.

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8 Domingo 22 de marzo de 2015

Del griego Akadéemeia, terrenos situados en las inmediaciones de Atenas que pertenecieron al le-gendario héroe Academo. En la so-lariega casa, rodeada de jardines

y un bosque sagrado de olivas que cobijaba su tumba, Platón (429-347 a. de C.) fundó la célebre escuela en cuyo frontispicio hizo estampar la inscripción “Gnothi seatón” (Conócete a ti mis-mo). Por variaciones que tuvo su doctrina entre sus discípulos, a la liderada por Aristóteles se la conoció como Peripatética, por la costumbre que tenía el maestro de enseñar caminando en-tre los umbrosos corredores; a la de Pitágoras se la bautizó de Metempsicosis, por la vida austera que inculcara a todos sus seguidores; y a la de Antístenes el Cinozargo o casa de perros, por la costumbre que tenían sus discípulos de agredir a la gente con el desprecio a las convenciones sociales, cual si fueran canes sueltos en la calle, por lo cual la palabra que identificaba a sus par-tidarios (“cínico”) asumió un tono despectivo en el vocabulario popular. También, cronológi-camente, se suele distinguir: la Antigua, repre-sentada por Espeusipo y Xenócrates; la Media de Arcesilao; y la Nueva de Carnéades.

La voz se asimiló primero para nominar a las sociedades literarias, artísticas y científicas del más alto nivel “académico” (valga la redun-dancia); y más adelante, para entidades de los más diversos y hasta opuestos objetivos: así, se cuentan con Academias de filosofía, literatura, historia, música o pintura para inmortalizar a los hombres en el campo de las artes y las ciencias; Academias de medicina, cirugía o de deportes, ya sea para curarlos o encaminarlos hacia el cultivo de la “mente sana en cuerpo sano” (en cuestiones de Fútbol, por ejemplo, es moneda de curso legal hablar de La Academia en vez de Club Bolívar); hay también Acade-mias de armas, para policías o militares, que les enseñan a perfeccionar las técnicas no sólo para defenderlos, sino también para matarlos como a moscas en casos de guerra. Se afirma que antaño este rimbombante título también se lo otorgaba en Francia a una Academia para niñas o damas de compañía.

Más recientemente, su uso se ha populariza-do de tal manera que el rótulo se lo brinda para

designar a ciertos establecimientos que ofrecen alguna instrucción especializada, por nimia o intrascendente que pueda parecer, como en el gremio de cocina, dactilografía, conducción de vehículos, buenos modales, etc., etc…

En el país, entre las más doctas instituciones se cuenta a la Academia Boliviana de la Lengua correspondiente de la Real Española, a la Acade-mia Nacional de Ciencias, a la Academia Nacio-nal de Historia, a la Academia de Genealogía y Heráldica y muchas otras, siendo la primera de las nombradas la Decana de todas. Fundada en la ciudad de La Paz el 25 de agosto de 1927, por instrucciones del entonces presidente de la Re-pública, Hernando Siles, y patrocinio del Minis-terio de Instrucción Pública, entre otros fines para “fomentar el cultivo, estudio y difusión de las letras; avalar la legitimidad y denominación de origen de los “bolivianismos” y, de manera general, mantener la pureza del idioma sin per-juicio de su normal desenvolvimiento.

Aquí habría que recordar que la matriz espa-ñola se fundó en Madrid el 3 de agosto de 1713, aprobada oficialmente por Felipe V bajo nomi-nación de Real Academia de la Lengua Castella-na (hoy universalmente reconocida como Real Academia Española, pues con el advenimiento de la República, en reconocimiento a sus oríge-nes se mantuvo el título de “Real”, mediante de-

creto de 1939), encargada de velar por la pureza del idioma, “Cultivar y fijar las voces y vocablos de la lengua castellana en su mayor propiedad, elegancia y pureza”, adoptando la divisa “Lim-pia, fija y da esplendor” sobre un crisol puesto al fuego. Como la norma más segura del idioma, de 1726 a 1739 se publicó el Diccionario de Au-toridades, en seis tomos, dando origen a partir de 1925 a la edición del famoso Diccionario de la RAE, cuya última edición se lanzó a fines del pasado año en su versión Vigésima Tercera, re-lanzada en los más diversos puntos del planeta.

Entre numerosos reconocimientos que se ha otorgado a la labor de la Academia Boliviana de la Lengua, destacamos la máxima condecora-ción nacional del Cóndor de los Andes y a ni-vel internacional, junto a las demás Academias Iberoamericanas, de manera mancomunada, recibió en 2002 el codiciado Premio Príncipe de Asturias otorgado por España, en mérito a los relevantes servicios que prestan a toda la co-munidad hispano parlante. Además cabe men-cionar que al cumplir la docta corporación de las letras sus Bodas de Brillante (1927-2002), la Empresa Nacional de Correos emitió un sello postal con los retratos de sus tres más ilustres directores: Rosendo Villalobos (el primero), Por-firio Díaz Machicao y monseñor Juan Quirós de dilecta recordación...

Algo más que etimologías: AcademiaEL TÉRMINO SE RELACIONA DIRECTAMENTE CON LA FORMACIÓN, APLICADA A TODO NIVEL Y ÁREA.

Marcelo Arduz RuizEscritor

Flic

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