observador semanal del 31/05/2012

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PALABRAS DE CERTEZA Y ESPERANZA RESPONSABLES: GUILLERMO LESMES - NATHALIA LEMIR - www.sanrafael.org.py - MAIL: [email protected] - AÑO VII - Nº 360 - JUEVES 31 DE MAYO DE 2012 El dolor del Papa La familia: el trabajo y la diversión Las listas sábanas no son el problema “También un delincuente puede cambiar si descubre el corazón que lleva dentro” BSERVADOR SEMANAL PAG. 7 PAG. 6 PAG. 3 PAGS. 4 Y 5 O M onseñor Mariano Fa- zio dijo en su recien- te visita al Paraguay, hablando de la dictadura del relativismo –palabras más pala- bras menos- que hasta el siglo XIX los Papas se preocupaban de contrarrestar con sus escritos la creciente inluencia del racio- nalismo en la sociedad ya que el mismo iba en detrimento de la búsqueda de las verdades últimas de la existencia y de la apertura a la trascendencia, mientras que desde el siglo XX los Papas son de los únicos líderes que quedan en el mundo que deienden a la razón frente a las corrientes seu- doreligiosas, paganas, esotéricas y ideístas que se difunden en nuestro días. Esto es lo que consideramos cuando nos comentaban unos jó- venes que en sus colegios se pro- mueve el programa denominado “Cirugía de la Mente” con el no- ble deseo de acercar a los chicos a la lectura y a la vivencia de va- lores humanos mediante textos motivacionales y de autoayuda. Los estudiantes que participan de este programa explican, por ejemplo, que “hay que honrar la palabra porque de esa forma se honra a sí mismo y si ello ocu- rre es porque hay autoestima”, o que “leer libros de autoestima ayudan a tener paciencia”, o que “leyendo varios libros se puede tener un mundo mejor porque abre la mente”, etcétera. Este mismo tenor de pensa- miento se ha apoderado de mu- chas charlas, seminarios, retiros y ni qué decir de la literatura seudocatólica que insiste en la necesidad de enseñar valores a los niños como programa cristia- no de acción para “salvarlos” de la infelicidad. Ciertamente, en este contexto, positivista y buenista, moralista, la impresionante y misteriosa interrupción de Dios en la his- toria humana mediante la Encar- nación de Cristo para salvación del mundo, queda reducida a casi nada o, lo que es peor, a un espectáculo lindo pero innecesa- rio, como una especie de exage- ración divina ya que el “Poder reside en uno mismo”; sería la autovaloración positiva de la persona, la que la salva del mal, salva la empresa, salva la socie- dad… Para ser felices y hacer el bien, solo haría falta encontrar esa veta interior de valores y hacerlos presentes en nuestras actitudes positivas en la socie- dad. ¿Y el signiicado de la pa- sión de Cristo?... ¡Inentendible! Por supuesto, verdades trági- cas como el pecado original y la tendencia de nuestro ser caí- do a realizar “el mal que abo- rrecemos sin hacer el bien que deseamos” no iguran para nada en este itinerario de autorreali- zación. Libros criticados por su pan- teísmo y su mirada poco realis- ta de la condición humana tales como “Autoliberación interior” de Antony de Mello, se vuelven grandes inspiraciones motivacio- nales de los niños y adolescentes que encuentran en esta corrien- te de pensamiento débil (léase relativista) una excusa para no buscar racional y corajudamente la verdad última de la vida, des- preciando la gracia como ayuda imprescindible para la salvación humana. Paulo Coello, Jorge Bucay y otros “expertos” de la autocon- ciencia occidental penetran con delicada aprobación en ambien- tes cristianos por su discurso aperturista a los “valores” uni- versales. Claro en este mundo rosa todo se vuelve relativo, no hay clara diferencia entre el bien y el mal, o la verdad y el error. Lo que vale es la autonomía indi- vidual para marcar nuestras pro- pias verdades, el consenso sobre lo que es bueno y la tolerancia como valor absoluto entendida como la aceptación total de toda conducta y opción de vida. Lo que debemos hacer jóvenes y adultos para lograr la felicidad tan deseada, según esta ideolo- gía, es marcarnos metas positi- vas, tener una visión de futuro clara y luchar con toda nuestra voluntad por conseguir alcan- zarlas. Un pasito más y no hay diferencia entre este sentir que se puede hacer el bien sin ayuda de la gracia, con la más diabóli- ca de las pretensiones humanas (orgullosa y soberbia) que con- siste en negar a Cristo su lugar de único salvador de la historia y del hombre, ridiculizando su sacriicio amoroso en la cruz a favor nuestro. Es llamativo cómo al descri- bir hoy al demonio, no como un ser oscuro y repulsivo, sino como un espíritu bello, cultivado y asqueado de las imperfeccio- nes humanas, siempre dispuesto a adular al hombre para luego demostrarle su initud absoluta, acusándole de sus caídas, mu- chos teólogos parecerían descri- bir al autor de este estilo educa- tivo blando y supericial, a este “cirujano de la mente” que per- fectamente puede llevar al alma humana a ese estado terrible que llamamos inierno (en completa lejanía del calor y de la luz de Dios) por el camino de los “va- lores” y de la “autoestima”. No nos engañemos, la libera- ción personal no pasa por una cirugía de la mente mediante la educación en valores (por muy buenos y deseables que estos sean). Es un proceso que cier- tamente pasa por la vivencia de virtudes pero como simple con- secuencia de ese impresionante encuentro en el que ponemos en riesgo toda nuestra libertad al aceptar a Cristo como la verdad. No hay poder interior que pueda igualarse a la acción de la Santí- sima Trinidad en el hombre me- diante el bautismo. ¡Sin Dios no podemos hacer nada bueno!, por mucho esfuerzo que hagamos. La verdad, la belleza, el bien, la justicia, el amor por los que clama nuestro corazón herido, contrito, expectante desde la caí- da, sólo llegan a nosotros con la experiencia de la gratuidad del amor de Dios manifestado en Cristo Jesús. El resto es solo un ilusorio cuento chino. Observador Semanal

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Observador semanal del 31/05/2012

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Page 1: Observador semanal del 31/05/2012

P A L A B R A S D E C E R T E Z A Y E S P E R A N Z A

RESPONSABLES: GUILLERMO LESMES - NATHALIA LEMIR - www.sanrafael.org.py - MAIL: [email protected] - AÑO VII - Nº 360 - JUEVES 31 DE MAYO DE 2012

El dolor del PapaLa familia: el trabajo y la diversión

Las listas sábanas no son el problema

“También un delincuente puede cambiar si descubre el corazón que lleva dentro”

BSERVADORSEMANAL

PAG. 7PAG. 6PAG. 3 PAGS. 4 Y 5

OM

onseñor Mariano Fa-zio dijo en su recien-te visita al Paraguay,

hablando de la dictadura del relativismo –palabras más pala-bras menos- que hasta el siglo XIX los Papas se preocupaban de contrarrestar con sus escritos la creciente inluencia del racio-nalismo en la sociedad ya que el mismo iba en detrimento de la búsqueda de las verdades últimas de la existencia y de la apertura a la trascendencia, mientras que desde el siglo XX los Papas son de los únicos líderes que quedan en el mundo que deienden a la razón frente a las corrientes seu-doreligiosas, paganas, esotéricas y ideístas que se difunden en nuestro días.

Esto es lo que consideramos cuando nos comentaban unos jó-venes que en sus colegios se pro-mueve el programa denominado “Cirugía de la Mente” con el no-ble deseo de acercar a los chicos a la lectura y a la vivencia de va-lores humanos mediante textos motivacionales y de autoayuda. Los estudiantes que participan de este programa explican, por ejemplo, que “hay que honrar la palabra porque de esa forma se honra a sí mismo y si ello ocu-rre es porque hay autoestima”, o que “leer libros de autoestima ayudan a tener paciencia”, o que “leyendo varios libros se puede tener un mundo mejor porque abre la mente”, etcétera.

Este mismo tenor de pensa-miento se ha apoderado de mu-chas charlas, seminarios, retiros y ni qué decir de la literatura seudocatólica que insiste en la necesidad de enseñar valores a los niños como programa cristia-no de acción para “salvarlos” de la infelicidad.

Ciertamente, en este contexto, positivista y buenista, moralista, la impresionante y misteriosa interrupción de Dios en la his-toria humana mediante la Encar-nación de Cristo para salvación del mundo, queda reducida a casi nada o, lo que es peor, a un espectáculo lindo pero innecesa-rio, como una especie de exage-

Cirugía de lamente o apertura

a la razónración divina ya que el “Poder reside en uno mismo”; sería la autovaloración positiva de la persona, la que la salva del mal, salva la empresa, salva la socie-dad… Para ser felices y hacer el bien, solo haría falta encontrar esa veta interior de valores y hacerlos presentes en nuestras actitudes positivas en la socie-dad. ¿Y el signiicado de la pa-sión de Cristo?... ¡Inentendible!

Por supuesto, verdades trági-cas como el pecado original y la tendencia de nuestro ser caí-do a realizar “el mal que abo-rrecemos sin hacer el bien que deseamos” no iguran para nada en este itinerario de autorreali-zación.

Libros criticados por su pan-teísmo y su mirada poco realis-ta de la condición humana tales como “Autoliberación interior” de Antony de Mello, se vuelven grandes inspiraciones motivacio-nales de los niños y adolescentes que encuentran en esta corrien-te de pensamiento débil (léase relativista) una excusa para no buscar racional y corajudamente la verdad última de la vida, des-preciando la gracia como ayuda imprescindible para la salvación humana.

Paulo Coello, Jorge Bucay y otros “expertos” de la autocon-ciencia occidental penetran con delicada aprobación en ambien-tes cristianos por su discurso

aperturista a los “valores” uni-versales. Claro en este mundo rosa todo se vuelve relativo, no hay clara diferencia entre el bien y el mal, o la verdad y el error. Lo que vale es la autonomía indi-vidual para marcar nuestras pro-pias verdades, el consenso sobre lo que es bueno y la tolerancia como valor absoluto entendida como la aceptación total de toda conducta y opción de vida.

Lo que debemos hacer jóvenes y adultos para lograr la felicidad tan deseada, según esta ideolo-gía, es marcarnos metas positi-vas, tener una visión de futuro clara y luchar con toda nuestra voluntad por conseguir alcan-zarlas. Un pasito más y no hay

diferencia entre este sentir que se puede hacer el bien sin ayuda de la gracia, con la más diabóli-ca de las pretensiones humanas (orgullosa y soberbia) que con-siste en negar a Cristo su lugar de único salvador de la historia y del hombre, ridiculizando su sacriicio amoroso en la cruz a favor nuestro.

Es llamativo cómo al descri-bir hoy al demonio, no como un ser oscuro y repulsivo, sino como un espíritu bello, cultivado y asqueado de las imperfeccio-nes humanas, siempre dispuesto a adular al hombre para luego demostrarle su initud absoluta, acusándole de sus caídas, mu-chos teólogos parecerían descri-bir al autor de este estilo educa-tivo blando y supericial, a este “cirujano de la mente” que per-fectamente puede llevar al alma humana a ese estado terrible que llamamos inierno (en completa lejanía del calor y de la luz de Dios) por el camino de los “va-lores” y de la “autoestima”.

No nos engañemos, la libera-ción personal no pasa por una cirugía de la mente mediante la educación en valores (por muy buenos y deseables que estos sean). Es un proceso que cier-tamente pasa por la vivencia de virtudes pero como simple con-secuencia de ese impresionante encuentro en el que ponemos en riesgo toda nuestra libertad al aceptar a Cristo como la verdad. No hay poder interior que pueda igualarse a la acción de la Santí-sima Trinidad en el hombre me-diante el bautismo. ¡Sin Dios no podemos hacer nada bueno!, por mucho esfuerzo que hagamos.

La verdad, la belleza, el bien, la justicia, el amor por los que clama nuestro corazón herido, contrito, expectante desde la caí-da, sólo llegan a nosotros con la experiencia de la gratuidad del amor de Dios manifestado en Cristo Jesús. El resto es solo un ilusorio cuento chino.

Observador Semanal

Page 2: Observador semanal del 31/05/2012

Jueves 31 de mayo de 20122 OBSERVADORSEMANAL

Tengo 35 años, trabajaba ven-diendo objetos de alfarería y en la calle, en medio de tantos

peligros, el Señor nunca me abando-nó. Hace dos años que vengo sobre-llevando esta enfermedad. Seguí el tratamiento hasta que en enero de este año comenzé todo de nuevo, los dolo-res eran fuertísimos, ya no tenía dine-ro, mi vida era una tormenta, sin em-bargo no me olvidaba del Señor y de la Virgen. Rezé el rosario pidiéndo la fuerza para continuar. A mi Marido los médicos le decían: “Tenés que inter-narle en un hospital porque no le que-da mucho tiempo de vida”. Yo no co-mía, siniquiera podía pararme, esta-ba en la cama postrada, me bañaban, me daban de comer, me sentía soste-nida por un hilo, pero seguía pidiendo: “Señor, no me abandones, necesito Tu mano para salir de este pozo”.

Alguien me dijo que podían trasla-darme a la Clinica Divina Providen-cia, no dudé un instante y cuando lle-gué aquí una enfermera me acercó al lugar donde se encuentra expuesto el Santísimo Sacramento con el cuadro de Jesús Misericordioso y me dijo: “Postrate delante de Jesús Misericor-dioso”. Yo con el corazón me postré y dos personas me tomaron de los bra-zos y me llevaron a la sala. Al día si-guiente me levanté sola de la cama pa-ra desayunar, para mí, un milagro. El Señor tanta misericordia me tenía pre-

parada que después de cuatro a cin-co días de haber llegado ya podía ba-ñarme y comer sin la ayuda de nadie. Durante tres meses recorrí un largo ca-mino sin encontrar quien pudiera ayu-darme y en poco tiempo aquí, todo se solucionó.

Dado que me siento mejor, pue-do ayudar a mis compañeros enfer-mos, les paso un vaso de agua, les doy el desayuno, el almuerzo, la merien-da o la cena, sonriendo a la vida, por-

que Dios me da la fuerza para no de-jarme vencer por el cáncer. Todos mis familiares no pueden creer tanta mise-ricordia.

Aquí siento mucha paz. En este lu-gar hay mucho amor, pareciera que Dios está muy cerca. De verdad, soy tan feliz que todo lo que pueda decir o contar es muy poco para expresar lo que vivo dentro y esta felicidad au-menta en la medida que me doy a los demás. Mi compañera de sala me sue-

le pedir: “Enseñame a rezar, reza con-migo” y así nos apoyamos mutua-mente. También la gente que viene a visitarnos hablan con nosotros como si nos hubieramos tratado desde siem-pre. Todos los que vivimos aquí so-mos una familia.

Agradezco al Padre Aldo por haber-me recibido aquí y a todos los que lo acompañan. Él es un padre excepcio-nal que entregado a Dios recoge a los más necesitados y desprotegidos. Que

Dios le de salud, que junto con la Vir-gen lo colme de bendiciones y viva mucho tiempo. Tengo la seguridad de que por no habernos cerrado las puer-tas, al padre nunca se le va a cerrar al-guna. Muchísimas gracias Padre Al-do, que la misericordia de Dios se de-rrame siempre sobre ti y puedas se-guir mostrandonos que estamos bajo la protección de Dios.

Lidia.

T E S T I M O N I O D E L H O G A R D E A N C I A N O S P . G I U S S A N I

Llegue al Hogar P. Giussani gra-cias a unas personas que se me acercaron a preguntarme si de-

seaba venir a un Hogar de Ancianos, les dije que si, me quedé esperando que aparecieran para traerme, ya que me sentía muy mal por todas las nece-sidades que pasaba en la calle, y fueron a buscarme con una camioneta.

Yo estuve casado y tengo dos hijos que viven en la Argentina, yo empe-cé a pelearme con mi esposa y nos se-paramos. Cuando me avisaron que mi mamá estaba muy enferma prepare mi maletita y me vine deinitivamente a Paraguay. Empecé a trabajar y a ayu-darles a mis hermanos, yo era el reme-dio y el veneno para todos, porque me portaba mal, tomaba mucho; hasta que un día en un semáforo me atropelló un auto y me llevaron al Hospital Nacio-nal, yo quedé inconsciente y desper-té allí, preguntando dónde me encon-traba. Estuve dos meses internado, me dieron de alta y me llevaron a la casa de mis padres. Quedé con la pierda de-recha impedida y me movilizaba arras-trado. En ese tiempo pedía ayuda a que me subieran en el colectivo y venia al mercado de Abasto a pedir y a tomar, pero regresaba a mi casa, hasta que de a poco ya me quede deinitivamente a vivir en la calle.

Viví en el mercado de Abasto como dos años, luego me trasladé al merca-

do cuatro, luego en la escalinata y por ultimo en Sajonia en la Plaza Rodrí-guez de Francia. Así estuve 5 años. De día estaba en la calle arrastrado, reco-rría casa por casa a pedir, a veces me echaban como un perro, otros me ayu-daban, de noche buscaba siempre re-fugio del frio o de los patoteros o dro-gadictos.

Tomaba mucha bebida alcohólica para pasar el dolor físico y moral, por-que me sentía muy solo y abandonado, llevaba una vida no como ser huma-no sino como un animal, estaba sucio y hambriento, a veces me pasaban que comer, otros se burlaban de mi, mu-chas personas me demostraban despre-cio, escupían a mi lado o se tapaban la nariz, y esto me dolía muchísimo y me decía por dentro que lo hacen por ig-norante, porque no saben lo que les es-pera. Pasé muchas humillaciones, mu-chas veces me ponía a llorar.

Yo me sentía una basura, hasta que-ría suicidarme porque ya no soporta-ba mas, un día se me acerco otra per-sona de la calle y le conté mi historia, el tenia un arma de fuego y él me di-jo, te dejo mi pistola para que hagas,

pero cuando me pasó sentí algo en mi interior que me decía, no aceptes, era la mano de Dios que me libró. Siem-pre me encomendaba a Dios pidién-dole que su Ángel guerrero me cuida-ra y me protegiera. En muchas ocasio-nes, aunque buscaba refugiarme de los peligros de la calle, un día me vinie-ron unos patoteros que querían matar-me, me amenazaron, pero el Señor me protegió; en la calle se pasan muchos peligros y sufrimientos terribles, cuan-do llovía me tapaba con bolsa de hule para dormir, pero el agua me venia por abajo. Siempre pedía a Dios que yo pudiera encontrar un lugar donde vivir.

Recuerdo que un tiempo vivía en una plaza cerca del mercado cuatro, con un grupo de 21 personas, también de la calle, de noche nos juntábamos y de día salíamos de a dos a pedir, co-cinábamos para todos, pero como nos emborrachábamos, muchos se pelea-ban, se acuchillaban, o salían a moles-tar a las esposas ajenas o a criaturas, hasta que los llevaban la policía, des-pués le soltaban y volvían a la plaza, entonces decidí separarme del grupo e irme a otro lugar.

En la calle encontraba también per-sonas buenas que me daban comida, ropa y dinero, pero la ropa enseguida se me rompía todo, porque me arras-traba por la vereda ilosa, la media tuve muchos meses que se me metió por la piel. Últimamente ya me sentía morir, porque solo podía tomar agua y bebi-da alcohólica, aunque me pasaban co-mida ya no podía comer, hasta vomi-taba sangre.

Ahora siento que es muy diferen-te vivir en una casa, tengo comida, me asean todos los días, tengo me-dicamentos, y personas que me cui-dan. Tengo el deseo de ver a mi fami-lia, aunque nunca me pasaron la ma-no, cuando me vieron necesitado me dejaron solo, desde que murieron mis padres terminó todo, ahora estoy muy

bien , quiero que me vean dónde y có-mo estoy, no para pedirles nada sino solo quiero verlos. Siempre me pre-guntaba, porqué cuando uno esta mal pasando mal, los familiares desapare-cen y te abandonan? En este lugar sien-to que es un abrazo que me estaba es-perando, cuando uno no se acerca a Dios, el viene a buscarnos.

El día que fueron a preguntarme si quería venir a un Hogar de Ancianos, me puse muy feliz y quede esperan-do. Les agradezco tanto, todos los días pido a Dios por ustedes para que ten-gan salud y pido por tantas personas que aun están en las calles sufriendo el abandono y las necesidades para que encuentres personas que les ayuden a vivir como la gente.

Saturnino Paredes

T E S T I M O N I O D E L A C L I N I C A

Un abrazo me estaba esperando

En la Casa del Señor

Page 3: Observador semanal del 31/05/2012

Jueves 31 de mayo de 2012 3OBSERVADORSEMANAL

“¿Qué puede decir-nos la tercera caí-da de Jesús bajo

la cruz? Quizás nos hace pensar en la caída de los hombres, en que mu-chos se alejan de Cristo, en la tenden-cia a un secularismo sin Dios. Pero, ¿no deberíamos pensar también en lo que debe sufrir Cristo en su pro-pia Iglesia? En cuantas veces se abu-sa del sacramento de su presencia, y en el vacío y maldad de corazón don-de entra a menudo. ¡Cuántas veces celebramos sólo a nosotros sin dar-nos cuenta de Él! ¡Cuántas veces se deforma y se abusa de su Palabra! ¡Qué poca fe hay en muchas teorías, cuántas palabras vacías! ¡Cuánta suciedad hay en la Iglesia y entre los que, por su sacerdocio, deberían es-tar completamente entregados a Él! ¡Cuánta soberbia, cuánta autosui-ciencia! ¡Qué poco respetamos el sa-cramente de la Reconciliación, en el cual Él nos espera para levantarnos de nuestras caídas! También esto está presente en su pasión. La traición de los discípulos, la recepción indigna de su cuerpo y de su sangre, es cier-tamente el mayor dolor del Redentor, el que le traspasa el corazón. No nos queda más que gritarle desde lo pro-fundo del alma: Señor, sálvanos”.

Estas palabras pronunciadas por

el entonces Cardenal Joseph Ratzin-ger en el Vía Crucis del 25 de mar-zo del 2005 son de una actualidad im-

presionante y pueden ayudarnos a en-focar lo que está pasando en el Esta-do del Vaticano afectado por unos es-cándalos, que revelan que también en la ciudad del Papa hay hombres y clé-rigos que no mirando a Cristo se ven afectados por la tentación del poder.

Esto es el dolor que alige a Bene-dicto XVI: ¡Qué en el Vaticano mu-chos eclesiásticos no aman a Cristo; y por eso de como Cristo tiene que su-

frir en su misma Iglesia. Ahora pode-mos entender porque el Papa conti-nuamente invita a toda la Iglesia a la conversión. A menudo subraya la po-ca fe de los clérigos que en lugar de buscar la santidad siguen la tentación de la carrera eclesiástica y el poder en los sagrados palacios del Vaticano.

Pero el Papa sigue irme. Él sabe que el demonio, usando los cristianos tibios, puede hacer sufrir a la Iglesia,

pero tiene la certeza que Cristo vence y que el demonio no puede destruir el Cuerpo de Cristo.

El Papa suele airmar que los ca-minos de Dios son distintos. El éxi-to de Dios es La Cruz, y no la Iglesia que tiene éxitos mundanos, o busca los aplausos de este mundo. El teso-ro de Dios es la Iglesia de los que su-fren. Es ella que nos lleva a creer, que permanece en el tiempo, que nos da

esperanza. La Iglesia sufriente es to-davía hoy signo del hecho que Dios existe y que la vida del hombre no es un fracaso, sino puede ser salvada.

El Estado del Vaticano es una ins-titución humana, que mañana podría no existir más. En los primeros si-glos de la cristiandad no existía. Pe-ro, la Iglesia, detrás de Pedro, no de-rrumba porque está construida sobre la roca que es Cristo y permanecerá hasta los inales de los tiempos. Na-ce del don del Espíritu Santo, de los Sacramentos y lorece en la vida y en los corazones, en la mística unidad de los cristianos. La Iglesia es el lugar de la misericordia y de la salvación, pa-ra todos. Es el lugar de los milagros.

Para el Papa es clarísimo que la victoria de la Iglesia no es una vic-toria mundana, no es un éxito ligado a los criterios terrenales o a las insti-tuciones vaticanas, sino la evidencia que la compañía de Jesús vence el mal, el dolor y la muerte.

El Papa nos pide sólo de testimo-niar la alegría del atractivo que nace de Jesucristo y su amistad.

Nosotros, del Observador Sema-nal, renovamos nuestro compromiso de idelidad al Santo Padre pidiendo la Gracia para que nuestra pobre vi-da se vuelva instrumento para testi-moniar la novedad que Cristo, a tra-vés de la Iglesia, con Su resurrección, ha introducido en el Mundo.

M.F.

En la ilosofía griega el objeto del amor tiene que ser digno: Dios merece nuestro amor, y

también de otra manera lo son los hé-roes y los grandes hombres lindos y buenos, los sanos lo que no tienen de-fecto, pero no son digno de amor los humildes, los feos, los ignorantes, los enfermos, los pobres, los apestados, es decir la basura del mundo.

Dios, contemplado en el mundo griego, es autosuiciente, piensa solo a si mismo, no ama, porque amar sería doblegarse a seres inferiores, no tiene ningún interés para con los hombres. Pero el Dios cristiano se hace hombre, escoge un pueblo y lo ama, hasta su-frir como cualquier hombre, conoció el dolor y la muerte en la cruz.

Los primeros cristianos contem-plando a Dios sufriente en la cruz reto-maron y llevaron por adelante la cien-cia antigua del mundo griego y al mis-mo tiempo supieron también crear lu-gares físicos, los hospitales, donde to-dos, ricos y pobres, guapos y feos, blancos y negros, enfermos o apesta-dos, eran atendidos.

El hospital nació como lugar de hospitalidad y también como lugar pa-ra atender a las epidemias que a menu-do afectaban la cristiandad.

Los paganos frente a las pestilen-cias huían, o abandonaban a sus se-

res queridos, maldiciendo a los dio-ses por sus impotencias. A lo contra-rio los cristianos los asistían, se orga-nizaban y practicaban la caridad cris-tiana que habían aprendido miran-do a Cristo. La practicaban sin miedo del contagio, arriesgando la vida, bus-

cando primariamente el bien del en-fermo. Ellos, los cristianos, no malde-cían, no huían, no se preocupaban de lo que podía pasarles, sino amaban la carne podrida de los enfermos afecta-dos por las grandes pestilencias con la conciencia que era la carne de Cristo

sufriente.Y Dios veía que lo que hacían estos

primeros enfermeros, médicos, san-tos cristianos era muy bueno; y Él cui-daba a sus hijos. He aquí un episodio en la vida de San Juan Bosco que nos ayudará a mirar a los enfermos, aun

apestados, como los miraría Cristo.“En el verano del 1854, en Turín,

estalló una epidemia de cólera. En Turín en un solo mes había 800 con-tagiados y 500 muertos. El alcalde di-rigió un llamamiento a la ciudad, pe-ro no se encontraron voluntarios pa-ra asistir a los enfermos ni para trans-portarlos al lazareto. Todos estaban presos del pánico. Don Bosco el 5 de agosto, reunió a sus muchachos y les prometió: Si estáis todos en la gracia de Dios y no cometéis ningún pecado mortal, os aseguro que ninguno de vo-sotros será atacado por la peste.

Y les pidió que se dedicaran a asis-tir a los apestados. Organizó tres equi-pos: los mayores para que prestaran sus servicios en el lazareto y en las ca-sas; los medianos para que recogie-ran a los moribundos que se encon-traran por las calles y a los enfermos abandonados en las casas; a los pe-queños para que se quedaran en casa, preparados para las llamadas urgen-tes. Cada uno llevaba un botellín de vinagre para lavarse las manos.

El estado de emergencia inalizó el 21 de noviembre. Entre agosto y no-viembre hubo en Turín 2.500 apesta-dos y 1.400 muertos. Ninguno de los muchachos de don Bosco cayó enfer-mo”.

M.F.

A C T U A L I D A D

La pestilencia y los cristianos

A C T U A L I D A D

El dolor del Papa

Page 4: Observador semanal del 31/05/2012

Jueves 31 de mayo de 2012 Jueves 31 de mayo de 20124 5OBSERVADORSEMANAL OBSERVADORSEMANAL

Ofrecemos a continuación la Carta de Benedicto XVI al presidente del Conse-jo Pontiicio para la Fami-lia, el cardenal Ennio An-tonelli, en preparación al VII Encuentro Mundial de las Familias, que se cele-bra en Milán desde ayer 30 de mayo hasta el sábado próximo, 3 de junio, sobre el tema La familia: el traba-jo y la iesta.

Venerable Hermano

Cardenal ENNIO ANTO-

NELLI

Presidente del Consejo Pon-

tif icio para la Familia

Al f inal del VI Encuen-

tro Mundial de las Fa-

milias, celebrado en

Ciudad de México en enero de

2009, anuncié que la siguien-

te cita de las familias católi-

cas de todo el mundo con el

Sucesor de Pedro tendría lu-

gar en Milán, en 2012, sobre

el tema La familia: el traba-

jo y la f iesta. Deseando aho-

ra comenzar la preparación de

tan importante acontecimien-

to, me alegra precisar que, si

Dios quiere, se celebrará del

30 de mayo al 3 de junio y, al

mismo tiempo, dar algunas

indicaciones más detalladas

respecto a la temática y a las

modalidades de realización.

El trabajo y la f iesta están

íntimamente relacionados con

la vida de las familias: condi-

cionan sus elecciones, inf lu-

yen en las relaciones entre los

cónyuges y entre padres e hi-

jos, inciden en la relación de

la familia con la sociedad y

con la Iglesia. La Sagrada Es-

critura (cf. Gn 1- 2) nos dice

que familia, trabajo y día fes-

tivo son dones y bendiciones

de Dios para ayudarnos a vi-

vir una existencia plenamen-

te humana. La experiencia co-

tidiana demuestra que el de-

sarrollo auténtico de la perso-

na comprende tanto la dimen-

sión individual, familiar y co-

munitaria, como las activida-

des y las relaciones funciona-

les, al igual que la apertura a

la esperanza y al Bien sin lí-

mites.

En nuestros días, lamen-

tablemente, la organización

del trabajo, pensada y reali-

zada en función de la compe-

tencia de mercado y del máxi-

mo beneficio, y la concepción

de la f iesta como ocasión de

evasión y de consumo, con-

tribuyen a disgregar la fami-

lia y la comunidad, y a di-

fundir un estilo de vida indi-

vidualista. Por tanto, es pre-

ciso promover una ref lexión

y un compromiso encamina-

dos a conciliar las exigencias

y los tiempos del trabajo con

los de la familia y a recupe-

rar el verdadero sentido de la

f iesta, especialmente del do-

mingo, pascua semanal, día

del Señor y día del hombre,

día de la familia, de la comu-

nidad y de la solidaridad.

El próximo Encuentro mun-

dial de las familias constituye

una ocasión privilegiada para

repensar el trabajo y la f ies-

ta en la perspectiva de una fa-

milia unida y abierta a la vi-

da, bien insertada en la so-

ciedad y en la Iglesia, aten-

ta a la calidad de las relacio-

nes además que a la economía

del núcleo familiar. El acon-

tecimiento, para que sea real-

mente provechoso, no debería

quedar aislado, sino colocar-

se dentro de un itinerario ade-

cuado de preparación eclesial

y cultural.

Por tanto, deseo que se pue-

da emprender un itinerario

eficaz con iniciativas de ám-

bito parroquial, diocesano y

nacional, que pongan de ma-

nifiesto experiencias de tra-

bajo y de f iesta en sus aspec-

tos más verdaderos y positi-

vos, considerando especial-

mente la incidencia sobre la

vida concreta de las familias.

Por esto, que las familias cris-

tianas y comunidades eclesia-

les de todo el mundo se sien-

tan interpeladas y partícipes,

y se pongan solícitamente en

camino hacia «Milán 2012».

Esta invitación, la mencio-

nó Benedicto XVI, en el año

2011, para XXX aniversario

de la exhortación apostólica

Familiaris Consortio, «car-

ta magna» de la pastoral fa-

miliar,

El VII Encuentro mundial

tendrá, como los anteriores,

una duración de cinco días y

culminará el sábado por la no-

che con la «Fiesta de los tes-

timonios» y el domingo por la

mañana con la misa solemne.

Estas dos celebraciones, que

yo mismo presidiré, nos verán

a todos reunidos como «fami-

lia de familias». Se cuidará el

desarrollo de todo el aconte-

cimiento a f in de armonizar

La familia: el trabajo y la iesta

perfectamente las distintas

dimensiones: oración comu-

nitaria, ref lexión teológica y

pastoral, momentos de frater-

nidad y de intercambio entre

las familias invitadas con las

del territorio, resonancia me-

diática.

Que el Señor recompense

desde ahora, con abundantes

favores celestiales, a la archi-

diócesis ambrosiana por la ge-

nerosa disponibilidad y el em-

peño organizativo puesto al

servicio de la Iglesia univer-

sal y de las familias pertene-

cientes a numerosas naciones.

Mientras invoco la interce-

sión de la Sagrada Familia de

Nazaret, aplicada en el traba-

jo cotidiano y asidua de las

celebraciones festivas de su

pueblo, le imparto de corazón

a usted, venerado hermano, y

a sus colaboradores, la bendi-

ción apostólica, que, con afec-

to especial, extiendo de buen

grado a todas las familias que

participan en la preparación

del gran Encuentro de Milán.

(Fuente Vaticano)

Benedictus PP XVI

V I I E N C U E N T R O D E F A M I L I A S M U N D I A L M I L Á N 2 0 1 2

Oh, Dios, que en la Sagrada Familia nos dejaste un modelo perfecto de vida familiar vivida en la fe y la obediencia a tu voluntad.Ayúdanos a ser ejemplo de fe y amor a tus mandamientos.Socórrenos en nuestra misión de transmitir la fe a nuestros hijos.Abre su corazón para que crezca en ellos la semilla de la fe que recibieron en el bautismo.Fortalece la fe de nuestros jóvenes,para que crezcan en el conocimiento de Jesús.Aumenta el amor y la idelidad en todos los matrimonios, especialmente aquellos que pasan por momentos de sufrimiento o diicultad.(. . .) Unidos a José y María, te lo pedimos por Jesucristo tu Hijo, nuestro Señor.

Amén.

Son las tres palabras del tema para el VII Encuentro mundial de las Familias. Forman un trinomio que parte

de la familia para abrirla al mundo: el trabajo y la iesta son modalidades a través de las cuales la familia habita el «espacio» social y vive el «tiempo» humano. El tema relaciona la pareja de hombre y mujer con sus estilos de

vida: el modo de vivir las relaciones (la familia), de habitar el mundo (trabajo) y de humanizar el tiempo (iesta).“El trabajo y la iesta -escribe el Papa en la carta, que publicamos en su totalidad- están íntimamente relacio-

nados con la vida de las familias: afectan las decisiones, tienen inluencia en las relaciones entre los cónyuges y entre padres e hijos, inciden en la relación entre la familia y la sociedad y la Iglesia”.

En todo lo que se reiere al trabajo humano y familia será necesario apelar a una ética que deduzca de la misma naturaleza de la persona y de la sociedad las pautas éticas necesarias para el desarrollo integral de “todo el hom-

bre y de todos los hombres”. En su exhortación apostólica Familiaris consortio (n. 46) Papa Juan Pablo II instó

a la Santa Sede para que preparara una Carta de los Derechos de la Familia. Ese documento fue efectivamente

presentado el día 22 de octubre de 1983 a todas las personas, instituciones y autoridades interesadas en la misión

de la familia en el mundo contemporáneo.

Entre los derechos humanos recogidos en la Carta igura el derecho al trabajo. Dice en su artículo 10: “Las familias tienen derecho a un orden social y económico en el que la organización del trabajo permita a sus miem-

bros vivir juntos, y que no sea obstáculo para la unidad, bienestar, salud y estabilidad de la familia, ofreciendo también la posibilidad de un sano esparcimiento”.

En este contexto, el trabajo designa todo tipo de acción realizada por el ser humano. Por eso se puede airmar con Juan Pablo II que “el trabajo es una de las características que distinguen al hombre del resto de las criatu-

ras”.

Ahora bien, todo esto puede decirse también de la familia. Al convocar este VII Encuentro mundial, en agosto

del 2010, el papa Benedicto XVI nos recordaba que el trabajo y la iesta están íntimamente relacionados con la vida de las familias. De aquel mensaje se pueden subrayar al menos estos siete puntos:

• En nuestros días, la organización del trabajo está pensada y realizada en función del mercado y del beneicio. • La iesta es considerada con demasiada frecuencia sólo como ocasión de evasión y de consumo. • Esas comprensiones del trabajo y de la iesta contribuyen a disgregar la familia y la comunidad y a difundir

un estilo individualista de la vida.

• Hay que relexionar sobre estos dilemas y procurar conciliar las exigencias y los tiempos de trabajo con los de la familia.

• Hay que recuperar el verdadero sentido de la iesta, especialmente del domingo, pascua semanal. • Hay que recordar que el domingo es el día del Señor y el día del hombre, por tanto es día de la familia, de la

comunidad y de la solidaridad.

• Hay que repensar el trabajo y la iesta en la perspectiva de una familia unida y abierta a la vida, inserta en la sociedad y en la Iglesia, atenta a la calidad de las relaciones humanas y a la economía del núcleo familiar.

Es de desear que este VII encuentro nos ayude a repensar el sentido cristiano del trabajo y de la iesta y sus implicaciones para la vida de la familia en esta sociedad.

FAMILIA, TRABAJO, FIESTA

¿Qué es el Encuentro Mundial de las Familias?

El Encuentro Mundial de las

Familias se creó en 1994 de la

mano del Papa Juan Pablo II y se

realiza cada tres años. Se ha ce-

lebrado en diferentes lugares: la

primera edición se llevó a cabo

en Roma; después en Río de

Janeiro, Brasil, en 1997; poste-

riormente volvió a celebrarse en

Roma, Italia, en 2000; en Manila,

Filipinas, en 2003; en Valencia,

España, en 2006, la primera que

se celebró con el Papa Benedicto

XVI y, por último, se llevó a cabo

en Ciudad de México en 2009. La

séptima edición se celebrá en Mi-

lán, Italia, y está organizada por

la Diócesis de Milán y el Pontii-

cio Consejo para la Familia.

Los Encuentros Mundiales de

las Familias se caracterizan tradi-

cionalmente por dos momentos:

un congreso y un encuentro más

popular. El primero, que se cele-

bra durante varios días, prevé en-

cuentros, reuniones y congresos

sobre un tema seleccionado por

el Santo Padre, que para el año

2012 será “La Familia: el traba-

jo y la iesta”. En particular se in-

vitan a los operadores pastorales

a dichas citas.

El segundo momento está más

dedicado a los ieles e involucra a todas las familias de la Diócesis

anitriona y del mundo. Comen-

zará el sábado con una vigilia de

oración en presencia del Santo

Padre, caracterizada por testimo-

nios de vida y fe de las familias

provenientes de diferentes paí-

ses. El domingo por la mañana

inalizará el Encuentro con la Santa Misa que celebrará el Papa

Benedicto XVI, frente a los cien-

tos de miles de ieles que acudi-rán al evento.

«¡Queridas Familias aquí reu-

nidas! – exhortaba el Papa Juan

Pablo II en la homilía de la pri-

mera edición del Encuentro-.

¡Familias de todo el mundo! Espero que durante la Eucaris-

tía de hoy, a través de nuestra oración en común, sepáis reco-

nocer vuestra vocación: vuestra gran vocación en la Iglesia y en el mundo. Esta vocación os la ha entregado Cristo que “nos san-

tiica” y que “no se avergüenza de llamarnos hermanos y her-manas”, como hemos leído en el texto de la Carta a los Hebreos. Cristo os dice a todos vosotros hoy: “Id por todo el mundo e ins-

truid a todas las familias”. Anun-

ciadles el Evangelio de la salva-

ción eterna, que es el “Evangelio de las familias”. El Evangelio, la Buena Nueva, es Cristo. “No hay

otro nombre bajo el cielo dado a los hombre en el que esté estable-

cido que podamos ser salvos”. Cristo siempre está con nosotros. Cristo es “¡el mismo de ayer, de hoy y de siempre!”».

Preparados por GL

Page 5: Observador semanal del 31/05/2012

Jueves 31 de mayo de 20126 OBSERVADORSEMANAL

El furor de la ciudadanía ha sido lógico pues la corrupción legis-lativa no da para otra cosa. La

aprobación de un presupuesto millo-nario para manipuladores políticos no hace sino mostramos lo que la polí-tica no es: una forma de vida huma-na que busca la plenitud de los ciuda-danos, la posibilidad de que cada uno logre por propio esfuerzo el bienestar. Por el contrario, el hecho es el ejem-plo más extremo y luciente del clien-telismo y política prebendaría de las listas sabanas, de candidatos agrupa-dos conformes a intereses fraudulen-tos.

Pero la corruptela no es nueva. Tampoco se espere, que va a desapa-recer en el futuro. Lo que no supone ser pesimistas sino solo realistas, trá-gicamente realistas. Por eso es buena la reacción: una comunidad política, y sobre todo una república, se cons-truye de manera fatigosa y solo el po-der de los ciudadanos puede contener del poder de los que invocan y ejer-cen el poder conferidos por esos ciu-dadanos. Sólo así, las instituciones, democráticas y republicanas –o cual-quier otra institución– mejoran, se ha-ce responsable frente a los que la sos-tienen. Esa es una condición necesa-ria: la legitimidad de elección de le-gisladores no garantiza una conduc-ta desprendida y generosa. Es el dra-ma humano, el drama de la democra-cia, apenas un medio de gobierno pe-ro difícilmente la meta y el “paraíso” ciudadano.

Ese es el punto y de ahí el título de este articulo: ni las listas sábanas ni los operadores políticos son el pro-blema. Ciertamente, y para que no se enojen demasiado algunos, los opera-dores y las listas sábanas son un pro-blema pero no el problema, con ma-yúscula. Es que todos somos, en una palabra, el “problema”. Soy yo, vos –querido y sufrido lector– todos somos –permitan que insista–, el problema.

El problema no consiste en conferir-le capacidad de inmoralidad a una es-tructura política o a una práctica polí-tica partidaria. Estas pueden y de he-cho devienen, muchas veces, defec-tuosas. Pero el foco del drama huma-no, el de la corrupción, el de la demo-cracia y la política, no radica allí. Pre-tender de otra manera es tener una vi-sión falsa del ser humano, y por ende, de nosotros mismos y de la política y también, debemos darnos cuenta, de la experiencia de vida cristiana.

El problema de la política, de to-da política –la del parlamento para-guayo– es la del yo. Si un ciudada-no, cualquiera de nosotros, desea una política justa exenta de corrupción no le queda más remedio que relejar en nosotros esa conducta o modo de vi-da. El objeto de la actividad política está conectado con el sujeto, el indi-viduo, el ciudadano. Como si nuestra “picardía” o corrupción solo afectara a los demás o las “estructuras preben-darías” y no a nosotros mismos. Lo que hacemos o dejamos de hacer re-

leja lo que somos. Es que una activi-dad moral, de costumbres y hábitos –en eso consiste la política–, está em-bebida de nuestro yo. Por eso la queja de corrupción de la sociedad, de cual-quier sociedad, debe ser también una queja hacia nosotros mismos.

¿Qué hacer? Darnos cuenta de la es-cisión en nuestro corazón; no son las listas sabanas sino el corazón lo que necesita ser “curado”. No son los li-berales o colorados o las ideologías el problema en sí, sino el ser huma-

no que no reconoce, no reconocemos la “falla” de origen. Y esta falla solo se cura, o perfecciona, con la Gracia de Dios. O se mejora nuestra humani-dad, perfecciona como dicen los que saben. No se puede aspirar a una so-ciedad justa cuando los que la recla-man son ellos mismos, en su vida pri-vada y comunitaria, tan injustos como los demás. Esa esquizofrenia–estricta separación entre los “modelos” y los ciudadanos protagonistas o compro-metidos– es la tragedia que nos pa-sa. Tragedia que se pone más llama-tiva cuando, muchos soñaron que la democracia traería en si la felicidad. O como también se nota en algunas reacciones; como la de que todo se solucionaría eliminando “listas saba-nas”.

“Operatur sequitur esse”, nos dice un venerado principio pastoral cató-lico. Las obras de nuestra experien-cia de vida cristiana, esa relación di-recta con la experiencia de vida, con lo que somos. No se puede uno que-jar de la baja calidad social de nues-

tro sistema democrático o incluso de la de nuestra Iglesia pues la misma re-leja la calidad del que se queja. To-do sujeto político o social se constru-ye con el reconocimiento de las pro-pias limitaciones. En última instancia, la expresión latina no es sino una for-ma de llamar la atención sobre las ac-tividades humanas, en donde lo que primero cuenta es el sentido que da-mos a las mismas y que este sentido está en relación con nuestra vida.

Política y democracia dependen, así, del sentido de nuestro yo, de nuestras vidas. Es un arte, si, y un ar-te moral pero todo eso solo cobra sen-tido y nos m ueve si los mismos dan sentido a lo que motiva el sentido úl-timo de nuestro destino. Esa es la tra-gedia, mas tragedia que drama, de nuestra democracia y de otras demo-cracias en el mundo actual; la de con-vertirse –mediante la proyección de creencia ciudadana– en ese destino, lugar de “llegada”, sistemas perfectos y que ello es posible y que para peor, que esa “perfección” ya fue alcanza-da por países “desarrollados”. Nada tan inhumano, al decir del poeta T.S. Eliot, que el imaginar sistemas tan perfectos que no necesitan que los se-res humanos sean buenos. Es que si lo dejamos a Dios afuera de nuestras vi-das, ¿qué se pretende? ¿Que venga y entre forzando la puerta? – ironizaba el ilosofo argentino Leonardo Caste-llani–. De ninguna manera; Dios se queda donde está, y nosotros nos en-gañamos chamigo. Así, incapaces de mirarnos a nosotros mismos, inventa-mos cielos ideológicos posibles, só-lo para darnos cuenta, tarde o tempra-no, que refugiarnos en excusas inclu-so como católicos “comprometidos” por más valederas que fueran, como la del “problema son las listas saba-nas”, sin un previo sentido a nuestras vidas es como tejer sin hilo.

* Mario Ramos-Reyes, Catedrá-tico y Filósofo; Director del Centro de Cultura, Ética y Desarrollo. Para comentarios o preguntas, dirigirse a [email protected]

Cuando alguien se aleja de Dios, se hace a sí mismo un gran mal. Y el castigo que Dios le da es este: Dios se queda donde esta…[...] como la pará-bola del Hijo prodigo. El hijo se va y el Padre no lo ataja...

Dios en la Universidad, Padre Leonardo Caste-llani

R E F L E X I O N E S

Las listas sábanas no son el problema

Page 6: Observador semanal del 31/05/2012

Jueves 31 de mayo de 2012 7OBSERVADORSEMANAL

¿Cómo se dio su venida al Para-

guay?

Hacía mucho tiempo que deseaba ve-nir al Paraguay para encontrar al padre Aldo Trento, a Giovanna Tagliabue y Pedro Samaniego, que son tres grandes amigos que tengo en este país; en parti-cular el padre Aldo, con quien compar-tí la experiencia del Movimiento Co-munión y Liberación (CL) en el Véne-to, a partir de 1974 cuando lo encontra-mos. Con él hemos vivido años maravi-llosos, sobre todo, compartiendo la res-ponsabilidad con otros amigos de guiar a los chicos de la secundaria como parte de nuestro movimiento que en esa épo-ca se denominaba Juventud Estudiantil. Después seguimos de cerca su venida a Asunción de misión y toda la inmensa y conmovedora obra de caridad que han dado origen a la Clínica, la Casita de Be-lén y la Escuela, en torno a la parroquia San Rafael. Entonces, ya era tiempo que viniera aquí a encontrarlo y además ver a Giovanna y Pedro, a quienes conocí en encuentros internacionales. Con Pedro en particular hemos compartido su ex-periencia en la Casa Virgen de Caacu-pé para jóvenes adolescentes. Es una ex-periencia similar a la que vivo en Pádo-va, de hecho Pedro ya fue dos veces a Ca’Edimar conmigo.

¿Y qué le pareció la experiencia en

nuestro país?

He visto cosas grandes y excepcio-nales, pero lo más impresionante es el corazón de quienes lo hacen. Después, Dios permite que algunas cosas pue-dan crecer y volverse grandes como es grande la obra del padre Aldo, la escue-la Santa Caterina da Siena y todo lo que hay en torno a la Casa de Pedro. Pero lo que a mí me interesa rescatar es el cora-zón de la gente porque el mismo corazón a lo mejor puede hacer algo que no sea muy visible, que no tiene una gran rele-vancia, pero es un corazón que testimo-nia, para qué Cristo ha venido al mundo.

¿Cuándo conoció usted a monseñor

Luigi Giussani?

Conocí a Don Giussani en 1971, con un grupo de universitarios. Eran los años en que imperaba el marxismo y pa-recía que para ser un hombre verdade-ro era necesario ser marxista y compro-

meterse con la lucha social y la igualdad social. Pero a mí nunca se me cruzó por la mente dejar el cristianismo, cosa que muchos amigos míos lo han hecho. Yo sentía que el cristianismo tenía un valor también si no hacía una experiencia que incluya la lucha de clases. Me impresio-naba leer a San Pablo que decía “Aun-que repartiera todos mis bienes, y en-tregara mi cuerpo a las llamas, si no tengo caridad, de nada me sirve” (1 Cor 13:1). Percibía que había una gran cosa ahí dentro del cristianismo, pero sin ha-cer ninguna experiencia.

¿Y qué fue lo que le fascinó de la

propuesta de Don Giussani?

Encontrando a Don Giussani, percibí de inmediato que era posible vivir una experiencia de cristianismo plena, hu-mana, carnal que no censuraba nada, porque todo el deseo de justicia, de be-lleza, de humanidad, estaba dentro de un encuentro verdadero con Cristo. Y Don Giussani me introdujo con su vida en el encuentro con Cristo.

¿Usted llegó a ser responsable del

movimiento?

Si. En los años que había empezado el movimiento de CL en Italia, después de la crisis del ‘68, en particular en el Vé-neto donde no había comunidades del movimiento, yo era uno de los prime-ros que vivía la experiencia no sólo en mi ciudad, que era Chioggia, que es co-nocida en Asunción porque de la Dió-cesis de Chioggia, vino hace unos años el padre Lino Mazzocco (NdR. ex pá-rroco de San Rafael), me acuerdo muy bien. Después fui a Padova para ingre-sar a la universidad y me quedé allá. En-tonces, el movimiento se difundió por toda la región y yo era protagonista en aquellos años. En 1976 Don Giussani me hizo responsable de la región Vene-to. Esa responsabilidad la tuve hasta los años ‘80, cuando nació mi segunda hija Anna que tuvo una grave malformación de nacimiento. Entonces, era una situa-ción familiar muy difícil, pesada y gra-ve, por lo que Don Giussani me quitó to-da la responsabilidad.

¿En este punto comienza una nue-

va historia en su vida?

Así es. Empieza con Anna, porque lo que habíamos intuido con ella es que no comenzaba sólo un periodo difícil para la vida de nuestra familia, porque cuan-do llega una niña con problemas y ne-cesita de toda la atención, pasar algunas noches en el hospital, existe una situa-ción familiar difícil, pesada, pero tam-bién era el inicio de un desafío. Era ver cómo vence Cristo, cómo se demues-tra o se documenta la victoria de Cristo que es la respuesta al deseo de felicidad, de belleza, también dentro de una expe-riencia de dolor, de mortiicación, de hu-millación humana casi de ofensa de lo humano, porque una niña así (postra-da y discapacitada) era casi una ofensa a lo humano. En ese tiempo difícil, Don Giussani me hizo compañía y me ayu-dó junto a otros amigos a caminar den-tro de esta fatiga y este dolor, a no que-darme en esto sino a descubrir lo positi-vo, lo bello, lo verdadero que había den-tro de esa experiencia. Y esta experien-cia duró 15 años, hasta 1995, cuando Anna murió.

¿Cómo pudieron sobrellevar este

momento?

Comprendimos que nuestra vida ha-bía cambiado en el modo de mirar las personas y la realidad. En aquellos años no habíamos sólo aprendido a tratar bien a un incapacitado, hemos aprendido también que la realidad no consiste en lo que aparenta. Una persona no está de-inida por lo que parece, sino por su co-razón, el deseo que lleva dentro. Y aun-que parezca una persona mala, un delin-cuente que se comporta mal o una dis-capacitada, sin embargo, tiene un cora-zón y necesita hacer un encuentro en el cual este corazón pueda salir a lote y, eventualmente, cambiar su vida. Puede ser que no la cambie, pero el corazón es-tá ahí. Así nosotros, tras haber encontra-do situaciones difíciles de adolescentes que para la sociedad, la familia, la es-cuela, eran un problema, hemos dicho que queríamos hacer compañía a estos chicos para que ellos puedan descubrir con nosotros su corazón y descubriendo su corazón puedan comenzar a cambiar su vida. Así nació en 1996 la asociación Edimar, que en 2001 se transformó en una casa donde mi familia se fue a vivir

para compartir esta experiencia.

¿De dónde surge el nombre y cuál

es el objetivo de la obra?

Edimar es el nombre de un chico bra-sileño de la calle, de quien Don Giussa-ni nos hizo conocer su historia. Vivía en una ciudad satélite de Brasilia, una fa-vela. Era un chico perdido que a los 12 años ya había robado, consumido dro-gas y asesinado a otros. Había hecho to-do lo malo que un chico puede hacer, pe-ro adentro tenía este corazón, hasta que encontró un profesor con quien comen-zó a descubrir que tenía este deseo gran-de. En la entrada de nuestra casa he-mos escrito la frase más signiicativa de la historia de Edimar, cuando luego de escuchar una poesía, dice a su profeso-ra: “también mis ojos que son negros se volverán azules como el cielo”. Esta fra-se representa a un chico que se da cuen-ta que tiene una vida oscura, pero deci-de que sus ojos se vuelvan azules, que su vida se vuelva bella, limpia. Este es el deseo. Edimar ha seguido este deseo y no lo dejó ir, hasta que dejó de obe-decer al jefe de la banda quien le orde-nó que vaya a matar a uno. Como no lo hizo, para demostrar que el jefe tenía el poder decidió asesinar a Edimar. Así, hemos tomado como ejemplo esta histo-ria para decir que no existe ninguna si-tuación, difícil, pesada, mala de la cual no se pueda recomenzar.

¿Cómo llegan los chicos al hogar?

Vienen a la casa los jóvenes que tie-nen la necesidad de dejar su familia o porque a veces el ámbito familiar no es el adecuado o porque directamente no lo tienen, porque se ha disuelto o porque sus padres están en la cárcel o corren el riesgo de estar en compañías negativas. A veces son enviados por el Servicio Social y están con nosotros en diferen-tes periodos hasta que cumplan 18 años. Tenemos dos casas dentro Ca’ Edimar; una que se llama Casa Fraternidad pa-ra indicar el origen de nuestra experien-cia, es decir, el encuentro con el Movi-miento de CL y con Don Giussani; y la otra, que se llama Casa Anna para in-dicar que en el inicio de esta obra esta-ba para nosotros el encuentro con nues-tra hija. En estas casas tenemos educa-

dores que nos ayudan y compartimos la vida con estos chicos. Después durante el día, vienen unos 120 que se caracteri-zan por haber sido expulsados del siste-ma escolar o han tenido una experiencia muy negativa dentro de la escuela me-dia o superior. Entonces, vienen envia-dos por la escuela misma o los padres que conocen a través de otros padres y les proponen Ca‘Edimar como un punto donde aprender un trabajo y también su-perar la diicultad.

¿Qué tipo de actividades desarro-

llan?

Tenemos una escuela de cocina y pa-nadería. Desde el 2005 preparamos ca-da año a 12 o 15 muchachos que calii-can para trabajar como ayudantes de co-cina y una cantidad similar para trabajar en panadería. La cosa que comprendí en todos estos años es que nosotros y estos muchachos, tenemos dentro un gran de-seo de verdad, de felicidad.

Volviendo a lo que representa la ex-

periencia del Movimiento CL, siendo

usted uno de los primeros, ¿cree usted

que hay necesidad de retomar el ori-

gen del carisma?

El carisma de CL que fue dado a Don Giussani a través del Espíritu Santo, es un carisma que yo entiendo de esta ma-nera: el cristianismo es un aconteci-miento humano. Dios que se hace hom-bre para que el hombre pueda ser más humano. Uno no se vuelve más huma-no en base a sus propios esfuerzos, a las propias energías, aunque se requieren energía y libertad. Yo lo veo con los chi-cos, sin energía y libertad no hay cam-bio. Pero para comenzar a cambiar no se necesita ni energía, ni libertad, se nece-sita hacer un encuentro con alguno que conoce cómo fuimos hechos y que mi-re cómo fuimos hechos. Entonces, mi-rando comprendemos cómo fuimos he-chos porque hace 2000 años acontece lo mismo, con las personas más sencillas como los apóstoles Juan y Andrés, hasta las prostitutas y los ladrones, que pudie-ron ser mirados de modo tal que com-prendieron lo que llevan dentro. Ellos no eran eso que aparentaban. Esta es la esencia y don Giussani ha redescubierto de un modo así vivo y grande en su vi-da, que Dios que se hace carne, es la be-lleza, la verdad y el ininito que se ha-cen carne. Toda nuestra vida está soste-nida por este acontecimiento y el Espí-ritu Santo le dio un método a través del cual es posible vivir esto. Lo que nos ha legado don Giussani es un método, por-que él no inventó nada, tampoco tuvo la característica de subrayar un particular del cristianismo, sea la oración o la ca-ridad o la eucaristía, sino el carisma de don Giussani es permitir que todo esto que es el cristianismo, se convierta en una experiencia humana fascinante y razonable. Hoy vivir este carisma, para nosotros -y (Julián) Carrón nos lo indicó recientemente- coincide con el pedido a la Iglesia de abrir el proceso de canoni-zación para Don Giussani.

Cantervill

“No existe ninguna situación por más difícil y mala que parezca, de la cual no se pueda recomen-zar”. Esta es la certeza que mue-ve hoy a Mario Dupuis, luego de más 40 años de haber conocido a Don Giussani y de vivir una ex-periencia cristiana que abraza to-da la realidad sin censurar nada. Su historia quedó marcada pa-ra siempre cuando una de sus hi-jas, Anna, nació con problemas y vivió 15 años de su vida postrada, lo que le permitió ampliar la mi-rada y ver que la dignidad y el va-lor de una persona no consiste en la apariencia sino en el deseo más profundo que lleva en el corazón. Así también nació la Casa Edimar (Ca’Edimar), un lugar de acogida a los jóvenes con diicultad.

“También un delincuente puede cambiar si descubre el corazón que lleva dentro”

Mario Dupuis y padre Aldo Trento. La amistad se inició en

los años 70 en la ciudad de Pádua.

E N T R E V I S T A A M A R I O D U P U I S , R E S P O N S A B L E D E L A O B R A C A ’ E D I M A R

Page 7: Observador semanal del 31/05/2012

Jueves 31 de mayo de 20128 OBSERVADORSEMANAL

Visitación de la Virgen María a Isabel

Los cristianos de la Iglesia de la anti-güedad en Grecia,

Egipto, AntiCelebramos hoy la iesta de la visita de la Virgen María a su prima Isabel, que se ce-lebraba anteriormente el 2 de julio. De la narra-ción evangélica del he-cho, emana un perfu-me de suavidad y santi-dad admirables. Cede-mos la palabra al propio Evangelio: “En aquellos días, se levantó María y se fue con prontitud a la región montañosa, a una ciudad de Judá; entró en la casa de Zacarías y sa-ludó a Isabel. Y sucedió que, en cuanto oyó Isa-bel el saludo de saltó de gozo el niño en su seno, e Isabel quedó llena de Es-píritu Santo; y exclamando con gran voz, dijo: ‘Bendita tú entre las mujeres y bendito el hijo de tu seno; y ¿cómo es posible que la ma-dre de mi Señor venga a mí? Porque apenas llegó a mis oídos la voz de tu saludo, saltó de gozo el niño en ni seno. ¡Feliz la que ha creí-do que se cumplirían las cosas que le fueron dichas de parte del Se-ñor!’ Y dijo María: ‘Engrandece mi alma al Señor y mi espíritu se alegra en Dios, mi salvador, porque ha puesto los ojos en la humil-dad de su esclava, por eso desde ahora todas las generaciones me llamarán bienaventurada, porque ha hecho en mi favor maravillas el Poderoso, Santo es su nombre y su misericordia alcanza de gene-ración en generación a los que le temen. Desplegó la fuerza de su brazo, dispersó a los que son soberbios en su propio corazón. Derri-bó a los poderosos de sus tronos y exaltó a los humildes. A los ham-brientos colmó de bienes y despidió a los ricos sin nada. Acogió a Is-rael, su siervo, acordándose de la misericordia -como había anun-ciado a nuestros padres- en favor de Abraham y de su linaje por los siglos.’ María permaneció con ella unos tres meses y luego volvió a su casa”.

Este es el misterio que ha merecido de parte de la Iglesia una ce-lebración especial, por la riqueza de las enseñanzas que encierra. La ciudad de Judá, en la que vivía Isabel, fue históricamente identiica-da como Ain-Karin, a unos 15 kilómetros de Jerusalén y aproxima-damente a 100 kilómetros de Nazaret, de donde partió María en su viaje, a través de la región montañosa del centro de Palestina. En el lugar donde estaba la casa de Isabel se erigió en los primeros siglos de la era cristiana una bellísima iglesia que nos recuerda este hecho histórico.

Monseñor Helder Cámara compuso una oración a la Santísima Vir-gen de la Visitación. He aquí: “María, Madre de Cristo y de la Igle-sia, al prepararnos para la misión evangelizadora que nos toca con-tinuar, desarrollar y perfeccionar, pensamos en ti. Pero de manera especial, pensamos en ti por el modelo perfecto de acción de gra-cias, que es el himno que cantaste cuando tu prima Santa Isabel, ma-dre de Juan el Bautista, te proclamó la más feliz entre todas las mu-jeres. No te encerraste en tu felicidad, pensaste en la humanidad en-tera. Pensaste en todos. Pero asumiste una clara opción por los po-bres, como tu Hijo lo hiciera después. ¿Qué hay en ti, en tus pala-bras, en tu voz, que anuncias en el Magníicat la caída de los pode-rosos y la exaltación de los humildes, la saciedad de los que tienen hambre y el despojamiento de los ricos y nadie se atreve a juzgarte como subversiva o a mirarte como sospechosa?... ¡Préstanos tu voz, canta con nosotros! ¡Pide a tu Hijo que en todos nosotros se realicen plenamente los planes del Padre! ¡Así sea!”.

Preparado por GL

L A AV E N T U R A H U M A N A D E LO S S A N T O S

Empieza el cantar con un Cid al que nadie ayuda, un héroe pobre, solo, desterrado, con

pocos ieles, separado de la familia. Toda la obra analiza de qué forma ese hombre, solo, pobre y abando-nado, va alcanzando nuevo pres-tigio, nueva honra, hasta superar, con creces, la que antes tenía. Es el hombre que se hace fuerte ante la desgracia y la adversidad.

El protagonista es el Cid Cam-peador que aparece como un héroe dotado de un conjunto de cualidades humanas que lo hacen excepcio-nal, pero no rebasa lo límite de lo humano; es decir, no es un superhé-roe, sino una persona excepcional. El juglar, por su parte, no descuida otros aspectos que nos acercan más al personaje.

Habla de un Cid amante de la familia, de un Cid iel, generoso y honrado. No nos lo presenta única-mente como un guerrero, sino como un hombre dotado de sentimientos, capaz de manifestar piedad, compa-sión, amor y idelidad.

El Cid no se olvida del botín, pla-

C U L T U R A / L I T E R A T U R A

Nadie rebaje a lágrima o reproche

Esta declaración de la maestría

De Dios, que con magníica ironía

Me dio a la vez los libros y la noche.

De esta ciudad de libros hizo dueños

A unos ojos sin luz, que sólo pueden

Leer en las bibliotecas de los sueños

Los insensatos párrafos que ceden

Las albas a su afán. En vano el día

Les prodiga sus libros ininitos,

Arduos como los arduos manuscritos

Que perecieron en Alejandría.

De hambre y de sed (narra una historia griega)

Muere un rey entre fuentes y jardines;

Yo fatigo sin rumbo los conines

De esa alta y honda biblioteca ciega.

Enciclopedias, atlas, el Oriente

Y el Occidente, siglos, dinastías,

Símbolos, cosmos y cosmogonías

Brindan los muros, pero inútilmente.

Lento en mi sombra, la penumbra hueca

Exploro con el báculo indeciso,

Yo, que me iguraba el Paraíso

Bajo la especie de una biblioteca.

Algo, que ciertamente no se nombra

Con la palabra azar, rige estas cosas;

Otro ya recibió en otras borrosas

Tardes los muchos libros y la sombra.

Al errar por las lentas galerías

Suelo sentir con vago horror sagrado

Que soy el otro, el muerto, que habrá dado

Los mismos pasos en los mismos días.

¿Cuál de los dos escribe este poema

De un yo plural y de una sola sombra?

¿Qué importa la palabra que me nombra

si es indiviso y uno el anatema?

Groussac o Borges, miro este querido

Mundo que se deforma y que se apaga

En una pálida ceniza vaga

Que se parece al sueño y al olvido.

(Jorge Luis Borges, argentino)

Publicamos algunas consideraciones en torno a la igura de Rodrigo Díaz de Vivar, El Cid

nea con astucia la batalla, disfruta de descanso, le gusta comer, está ufano cuando llega su mujer y le enseña sus conquistas y se preocu-pa por su familia. El Cantar, por otra parte, es una muestra del am-biente político, militar y judicial de la época.

La acción es rápida, con escenas vivas y sin demasiadas descripcio-nes. Al juglar le gusta más centrar-se en las victorias, en las batallas, aunque se muestra magnánimo con los vencidos, pero no perdona la co-bardía de los de Carrión.

El Cid es un vasallo de Alfonso VI que es desterrado por parte de éste de forma injusta. Eso, al me-nos, es lo que cuenta el Cantar, que omite otros detalles acerca de la vida del Cid, ya que pretende exal-tarlo, no escribir su biografía.

En la actualidad, hay varios li-bros que ofrecen una visión poco romántica del Cid; es más, lo des-criben como una especie de mer-cenario, aunque no vamos a entrar en estos aspectos, puesto que lo que pretendemos es dar unas pinceladas

muy divulgativas acerca del “Can-tar”.

Anabel Sáiz Ripoll

Continuara

El Cid Campeador

POEMA DELOS DONES

P O E M A S U N I V E R S A L E S