observador semanal del 23/02/2012

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T odo el mundo habla hoy de la necesidad de acu- dir en ayuda de los necesitados. Muchos teóricos comunistas, masones, líderes empresariales y lántropos no cristianos hablan de la necesidad, si no de la car- idad, por lo menos de la soli- daridad humana con el que suf- re. También los carperos del Ña- cunday y los integrantes del EPP enarbolan la solidaridad como fundamento de su lucha. ¿Pe- ro de dónde partimos los cristia- nos? Es interesante dejarse pro- vocar por el mensaje cuaresmal del Papa en este sentido. Tam- bién él nos recuerda, citando la carta a los hebreos: «Fijémonos los unos en los otros para estímu- lo de la caridad y las buenas ob- ras». Pero su mensaje va mucho más allá del reconocimiento de la necesidad de la solidaridad humana. Lo primero que hay que de- jar en claro es algo que contra- dice totalmente a la mentalidad común, como ya decía el Siervo de Dios Pablo VI cuando arm- aba que «El mundo está enfer- mo”. Pero “su mal está menos en la dilapidación de los recursos y en el acaparamiento por parte de algunos que en la falta de frater- nidad entre los hombres y entre los pueblos». Partiendo del verbo jarse, co- mo un prestar atención (saliendo de la distracción en que vivimos) y darse cuenta de la realidad en la que el otro existe, el Papa nos invita a salir de la indiferencia y el desinterés, “que nacen del egoísmo, encubierto bajo la apa- riencia del respeto por la «esfera privada»”. Pero esta atención al otro no se reduce solo a los aspectos físicos y emocionales, tan de moda has- ta en el mundo más egocentris- ta de los artistas de Hollywood, sino jarnos también en los as- pectos morales y espirituales. Es más exigente que el desear y hacer el bien del otro, porque implica luchar para que él tam- bién “se abra a la lógica del bi- en”; por eso, es necesario reco- brar, arma el Papa, “un aspecto de la vida cristiana que ha caído en el olvido: la corrección frater- na”, y “el interés por su destino último”… “Pienso aquí en la ac- titud de aquellos cristianos que, por respeto humano o por simple comodidad, se adecúan a la men- talidad común, en lugar de poner en guardia a sus hermanos acer- ca de los modos de pensar y de actuar que contradicen la verdad y no siguen el camino del bien”, denuncia el Papa. ¿Quién es capaz de ir más allá de su seudocaridad voluntarista y superua? El que reconoce hu- mildemente que existen el bien y el mal y que no es capaz de vivir por sí solo la realidad del bien; el que no se conforma con migajas de verdades, con recetitas bara- tas y parches; el que es suci- entemente valiente para recon- ocer su insuciencia estructural para vivir lo que desea (salien- do de la mentira de la autosu- ciencia del “tú puedes porque el poder está en ti” que tanto reina en cuanta charla de guruses de liderazgo y de autoayuda que pu- lulan dentro y fuera de la Iglesia hoy) y aún así desear el innito. No nos engañemos, también los cristianos somos presa fácil del autoengaño acerca de la po- sibilidad de inventarse una felic- idad sin Dios, sin aspectos dolo- rosos, sin cruz, viviendo un ex- periencia light y hueca aún en el seno de la Iglesia. ¿Quién es capaz de jarse real- mente en el otro y pasarle la ma- no? El que antes ha tenido el co- raje de jarse en sí mismo y con la ayuda de Cristo reconoce que es sujeto, en primera persona, necesitado del amor y de la mi- sericordia de Dios. Del sentirse amados gratuitamente por Di- os, nace el verdadero interés en el otro, en su destino y en su fe- licidad. Este acercamiento a los demás es ciertamente un proceso, un camino, un itinerario “marcado por la oración, el silencio, el ayu- no” de la cuaresma, y también por el sentido de pertenencia que podemos experimentar en la co- munidad cristiana, es decir, en la Iglesia. Se equivoca quien pre- tende vivir la caridad alejado de las verdades de fe y de la comu- nidad. Tarde o temprano degen- erará su buena intención, co- mo les ha pasado a muchos que se han alejado denitivamente de la fe y de la auténtica cari- dad para caer en las trampas del populismo político o de la ide- ología, por no estar dispuestos a aceptar el misterio de la Igle- sia (santa y pecadora) portadora de la verdad que nos constituye y nos restituye la posibilidad de hacer el bien. Ojalá podamos tomar ense- rio nuestra humanidad y apr- ovechar las prácticas cuaresmales para salirnos de las las de la ma- sa que vive distraída y anestesiada. Y empecemos también nosotros a despertar y tomar nota de lo que ocurre a nuestro alrededor. Es en la realidad que nos toca vivir donde encontraremos, con la gracia de Cristo, los mejores argumentos pa- ra ser santos, es decir, muy feli- ces. Observador Semanal PALABRAS DE CERTEZA Y ESPERANZA RESPONSABLES: GUILLERMO LESMES - NATHALIA LEMIR - www.sanrafael.org.py - MAIL: [email protected] - AÑO VIII - Nº 346 - JUEVES 23 DE FEBRERO DE 2012 El programa de gobierno del Papa (I) “La aventura más fascinante y difícil de la vida” El “bien” de la tiranía “blanda” actual Ratzinger y el ecumenismo: un análisis profundo y brillante en pos de la unidad (VI) O BSERVADOR SEMANAL PAG. 7 PAG. 4 PAG. 3 PAG. 6 El problema no es el despilfarro de los recursos, el problema es la distracción en que vivimos

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Observador Semanal del 23/02/2012

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Page 1: Observador Semanal del 23/02/2012

T odo el mundo habla hoy de la necesidad de acu-dir en ayuda de los necesitados.

Muchos teóricos comunistas, masones, líderes empresariales y fi lántropos no cristianos hablan de la necesidad, si no de la car-idad, por lo menos de la soli-daridad humana con el que suf-re. También los carperos del Ña-cunday y los integrantes del EPP enarbolan la solidaridad como fundamento de su lucha. ¿Pe-ro de dónde partimos los cristia-nos? Es interesante dejarse pro-vocar por el mensaje cuaresmal del Papa en este sentido. Tam-bién él nos recuerda, citando la carta a los hebreos: «Fijémonos los unos en los otros para estímu-lo de la caridad y las buenas ob-ras». Pero su mensaje va mucho más allá del reconocimiento de la necesidad de la solidaridad humana.

Lo primero que hay que de-jar en claro es algo que contra-dice totalmente a la mentalidad común, como ya decía el Siervo de Dios Pablo VI cuando afi rm-aba que «El mundo está enfer-mo”. Pero “su mal está menos en la dilapidación de los recursos y en el acaparamiento por parte de algunos que en la falta de frater-nidad entre los hombres y entre los pueblos».

Partiendo del verbo fi jarse, co-mo un prestar atención (saliendo de la distracción en que vivimos) y darse cuenta de la realidad en la que el otro existe, el Papa nos invita a salir de la indiferencia y el desinterés, “que nacen del egoísmo, encubierto bajo la apa-riencia del respeto por la «esfera privada»”.

Pero esta atención al otro no se reduce solo a los aspectos físicos y emocionales, tan de moda has-ta en el mundo más egocentris-ta de los artistas de Hollywood, sino fi jarnos también en los as-pectos morales y espirituales. Es más exigente que el desear y hacer el bien del otro, porque implica luchar para que él tam-bién “se abra a la lógica del bi-

en”; por eso, es necesario reco-brar, afi rma el Papa, “un aspecto de la vida cristiana que ha caído en el olvido: la corrección frater-na”, y “el interés por su destino último”… “Pienso aquí en la ac-titud de aquellos cristianos que, por respeto humano o por simple comodidad, se adecúan a la men-talidad común, en lugar de poner en guardia a sus hermanos acer-

ca de los modos de pensar y de actuar que contradicen la verdad y no siguen el camino del bien”, denuncia el Papa.

¿Quién es capaz de ir más allá de su seudocaridad voluntarista y superfl ua? El que reconoce hu-mildemente que existen el bien y el mal y que no es capaz de vivir por sí solo la realidad del bien; el que no se conforma con migajas

de verdades, con recetitas bara-tas y parches; el que es sufi ci-entemente valiente para recon-ocer su insufi ciencia estructural para vivir lo que desea (salien-do de la mentira de la autosufi -ciencia del “tú puedes porque el poder está en ti” que tanto reina en cuanta charla de guruses de liderazgo y de autoayuda que pu-lulan dentro y fuera de la Iglesia

hoy) y aún así desear el infi nito. No nos engañemos, también

los cristianos somos presa fácil del autoengaño acerca de la po-sibilidad de inventarse una felic-idad sin Dios, sin aspectos dolo-rosos, sin cruz, viviendo un ex-periencia light y hueca aún en el seno de la Iglesia.

¿Quién es capaz de fi jarse real-mente en el otro y pasarle la ma-no? El que antes ha tenido el co-raje de fi jarse en sí mismo y con la ayuda de Cristo reconoce que es sujeto, en primera persona, necesitado del amor y de la mi-sericordia de Dios. Del sentirse amados gratuitamente por Di-os, nace el verdadero interés en el otro, en su destino y en su fe-licidad.

Este acercamiento a los demás es ciertamente un proceso, un camino, un itinerario “marcado por la oración, el silencio, el ayu-no” de la cuaresma, y también por el sentido de pertenencia que podemos experimentar en la co-munidad cristiana, es decir, en la Iglesia. Se equivoca quien pre-tende vivir la caridad alejado de las verdades de fe y de la comu-nidad. Tarde o temprano degen-erará su buena intención, co-mo les ha pasado a muchos que se han alejado defi nitivamente de la fe y de la auténtica cari-dad para caer en las trampas del populismo político o de la ide-ología, por no estar dispuestos a aceptar el misterio de la Igle-sia (santa y pecadora) portadora de la verdad que nos constituye y nos restituye la posibilidad de hacer el bien.

Ojalá podamos tomar ense-rio nuestra humanidad y apr-ovechar las prácticas cuaresmales para salirnos de las fi las de la ma-sa que vive distraída y anestesiada. Y empecemos también nosotros a despertar y tomar nota de lo que ocurre a nuestro alrededor. Es en la realidad que nos toca vivir donde encontraremos, con la gracia de Cristo, los mejores argumentos pa-ra ser santos, es decir, muy feli-ces.

Observador Semanal

P A L A B R A S D E C E R T E Z A Y E S P E R A N Z A

RESPONSABLES: GUILLERMO LESMES - NATHALIA LEMIR - www.sanrafael.org.py - MAIL: [email protected] - AÑO VIII - Nº 346 - JUEVES 23 DE FEBRERO DE 2012

El programa de gobiernodel Papa (I)

“La aventura más fascinante y difícil de la vida”

El “bien” de la tiranía “blanda” actual

Ratzinger y el ecumenismo:un análisis profundo y brillanteen pos de la unidad (VI)

OBSERVADORSEMANAL

PAG. 7PAG. 4PAG. 3 PAG. 6

El problema no es el despilfarro de los recursos,

el problema es la

distracción en que vivimos

Page 2: Observador Semanal del 23/02/2012

Jueves 23 de febrero de 2012 Jueves 23 de febrero de 20122 3OBSERVADORSEMANAL OBSERVADORSEMANAL

Querido Observador Semanal:

Escribo con mucha angustia en el corazón porque hace poco descubrí que una

amiga mía se está haciendo daño a través de un desorden alimenti-cio llamado Bulimia. Grande es mi dolor porque yo comprendo muy bien lo que le está pasando, ya que yo misma sufrí este mal, cuando era adolescente.

Recuerdo como, triste y vacía, hacía lo que sea para ser “linda”, para sentirme querida por alguien.

Yo creía que, verme como yo quería y mi entorno me indicaba que tenía que ser, me iba a hacer fe-liz y llenarme. Pero mis vacíos, la obsesión por la delgadez y mi nece-sidad de sentirme amada me lleva-ron a rechazar la comida y entrar en ese mundo retorcido de la bulimia.

El tiempo pasaba, yo bajaba de peso, pero me sentía cada vez más sola, me volví paranoica y men-tía mucho para que nadie se diera cuenta. Cada vez más mi dolor au-mentaba y empecé a aislarme ca-da vez más del mundo, yendo en dirección totalmente contraria a lo que mi corazón realmente deseaba y quería.

Gracias a Dios, un día mis pa-dres pudieron darse cuenta de las cosas que yo estaba hacien-

do y con mucho esfuerzo pudier-on ayudarme a salir de eso. Has-ta hora muchas veces mi cuerpo y mi apariencia física me siguen crean-do confl ictos, pero muchas cosas se me han aclarado para mí: la sociedad en la que vivimos es un sub.-mundo que tergiversa la realidad haciendo que nuestra visión sea borrosa, ha-

ciendo que no podemos entender lo que el corazón realmente nos pide y hacernos cada vez más egoístas (la bulimia también tiene su lado egoís-ta), olvidándonos de los demás haci-endo que solo vayamos por nuestros intereses. Pero al fi nal uno termi-na gastado, cansado y vacío. En los peores casos uno termina insensible

hasta al grito de su corazón que le pide Algo más grande, que toda esa basura de ser delgada para encajar entre las personas.

Uno ya no escucha el grito que llevamos todos adentro que solo pide ser amado y que alguien nos mire, diferente de las demás mira-das prejuiciosas y burlonas que ríen

de cada rasgo de cuerpo que no en-caja con los estándares de la moda.

Pude salir de todo eso solo cuan-do encontré la comunidad cristiana que me hizo descubrir que soy ama-da así como soy, que hay Alguien que me ama más allá de mis apari-encias. Fue solo cuando alguien me miró con la misma mirada que me habría mirado Cristo que, por gra-cia, empecé también yo a mirarme de otra manera.

Ojalá que mi testimonio, queri-do Observador, pueda dar esperan-za y ayuda a muchas chicas que es-tán pasando por esta etapa de la vi-da muy dolorosa. Ojalá que ellas puedan encontrar un lugar tan hu-mano donde pueden descubrir que la vida tiene un signifi cado porque uno es amado así como es, y así ser ayudado a amar toda la vida, inclui-do el propio cuerpo, en lugar de re-chazarla.

Queridas jóvenes, vosotros soy un don precioso para Cristo. No os dejéis vencer por el desánimo an-te las difi cultades y no entreguéis vuestra vida a los falsos ídolos de la moda. No tengáis miedo de vivir a la altura de vuestros deseos más profundos de amor, felicidad, belle-za, es decir, de escuchar vuestro corazón que grita Cristo.

M.F.

Quizás más de uno en la multitud de católicos que asistió aquel domingo de abril de 2005 a la

misa del inicio ofi cial de su pontifi ca-do, se preguntaba en la Plaza de San Pedro: “¿Y ahora qué?” Había muer-to el hombre más ilustre del siglo XX, el padre más llorado, el querido Juan Pablo II ya no estaba para indicarnos el camino y dejaba un vacío grande. Entonces, aparece en escena el Pa-pa teólogo y abre las ventanas de su mundo interior, casi desconocido para la mayoría de los católicos. Estaba ini-ciando una nueva etapa en la vida de la Iglesia… ¿Pero con qué argumen-tos?... Ahora que también nosotros iniciamos la cuaresma creo que vale la pena recordar, es decir, hacer pre-sente, algunas de las profundísimas y luminosas expresiones que compartió desde su corazón el entonces recién electo Papa Benedicto XVI. Quizás nos ayude meditarlas en este tiempo, trasladándolas a nuestra realidad per-sonal.

NO ESTAMOS SOLOS. “Una vez más, lo sabíamos; sabíamos que no estamos solos”, _decía Benedicto XVI, recordando el desafío que en-

frentó el cónclave de cardenales que debía elegir a un nuevo Papa luego de 26 años de gobierno del fi nado Juan Pablo II. “Estamos ro-deados, guiados y conducidos por los amigos de Dios”, _afi rmaba.

“Y ahora, en este momento, yo, débil siervo de Dios, he de asum-ir este cometido inaudito, que su-pera realmente toda capacidad hu-mana. ¿Cómo puedo hacerlo? ¿Có-mo seré capaz de llevarlo a cabo?”, _se preguntaba. ¿Y no es la misma pregunta que todos sentimos cuan-do debemos comenzar algo nuevo, cuando debemos asumir una re-sponsabilidad? Y se respondía:

“De este modo, también en mí se reaviva esta conciencia: no es-toy solo. No tengo que llevar yo so-lo lo que, en realidad, nunca podría soportar yo solo. La muchedumbre de los santos de Dios me protege, me sostiene y me conduce”.

LA IGLESIA ESTÁ VIVA. “Y me acompañan, queridos amigos, vues-tra indulgencia, vuestro amor, vuestra fe y vuestra esperanza. En efecto, a la comunidad de los santos no pertene-cen sólo las grandes fi guras que nos

han precedido y cuyos nombres con-ocemos. Todo nosotros somos la co-munidad de los santos… Sí, la Iglesia está viva; está viva porque Cristo está vivo, porque él ha resucitado verdad-eramente”.

PASIÓN Y RESURRECCIÓN PER-

SONAL. “En el dolor que apa-recía en el rostro del Santo Padre en los días de Pascua, hemos con-templado el misterio de la pasión de Cristo y tocado al mismo tiem-po sus heridas. Pero en todos es-tos días también hemos podido to-car, en un sentido profundo, al Re-sucitado. Hemos podido experi-mentar la alegría que él ha prometi-do, después de un breve tiempo de oscuridad, como fruto de su resur-rección”.

EL VERDADERO PROGRAMA DE

GOBIERNO. “¡Queridos amigos! En este momento no necesito pre-sentar un programa de gobierno… Mi verdadero programa de gobier-no es no hacer mi voluntad, no se-guir mis propias ideas, sino de pon-erme, junto con toda la Iglesia, a la escucha de la palabra y de la vol-

untad del Señor y dejarme conducir por Él, de tal modo que sea él mismo quien conduzca a la Iglesia en esta ho-ra de nuestra historia”.

EL YUGO DE DIOS. “El palio, teji-do de lana pura, que se me pone sobre los hombros. Este signo antiquísimo

puede ser considerado como una im-agen del yugo de Cristo… El yugo de Dios es la voluntad de Dios que no-sotros acogemos. Y esta voluntad no es un peso exterior, que nos oprime y nos priva de la libertad. Conocer lo que Dios quiere, conocer cuál es la vía de la vida, era la alegría de Isra-el, su gran privilegio. Ésta es también nuestra alegría: la voluntad de Dios, en vez de alejarnos de nuestra propia identidad, nos purifi ca quizás a veces de manera dolorosa y nos hace volv-er de este modo a nosotros mismos… la lana de cordero representa la oveja perdida, enferma o débil, que el pas-tor lleva a cuestas para conducirla a las aguas de la vida… La humanidad todos nosotros es la oveja descarriada en el desierto que ya no puede encon-trar la senda. El Hijo de Dios no con-siente que ocurra esto; no puede aban-donar la humanidad a una situación tan miserable. Se alza en pie, abando-na la gloria del cielo, para ir en busca de la oveja e ir tras ella, incluso hasta la cruz. La pone sobre sus hombros, carga con nuestra humanidad, nos lle-va a nosotros mismos”.

CCL

Durante los primeros siglos del cristianismo los Padres de la Iglesia vieron en la música,

y sobre todo en el canto, un eslabón entre el mundo de los sentidos y el del espíritu que podría ayudar al hombre en el proceso de la transcen-dencia espiritual.

A este respecto, las palabras de San Juan Crisóstomo son signifi cati-vas: “No hay nada que despierte tan-to en el alma, dándole alas, dejándo-la libre de la Tierra, liberándola de la prisión del cuerpo, enseñándole a amar la sabiduría y rechazar todas las cosas de esta vida, como la melodía concordante y el cántico sacro”.11

No obstante, resultaba misterio-so que la palabra cantada obtuviera mayor entrada en el alma que la pa-labra hablada. Observa San Agustín: “juzgo que aquellas palabras de la Sagrada Escritura más religiosa y fervorosamente excitan nuestras al-mas a piedad y devoción cantándose con aquella destreza y suavidad, que si se cantaran de otro modo”; y re-fl exionando más sobre este misterio no es capaz de explicarlo completa-mente: “todos los afectos de nues-tra alma tienen respectivamente sus correspondencias con el tono de la voz y canto, con cuya oculta especie de familiaridad se excitan y despier-tan”.12

La perspectiva medieval de la

música también es demostrada por Boecio: “de tal manera la música for-ma parte de nuestra naturaleza que no podemos estar sin ella, aunque lo queramos”. 13 Para él, los oídos son como una vereda directa para el al-ma, que es altamente susceptible a las infl uencias de la música.14

Parte de la efi cacia de la música en la conquista del acceso al alma fue atribuida a su innata cualidad de agradar. Eleva la expresividad de las palabras en el cántico, haciéndolas que el oyente las recuerde con más facilidad. San Niceto llamaba a la música sacra “medicina, sufi ciente-mente poderosa en la curación de las heridas del pecado, y sufi ciente-mente dulce al paladar, por su virtud. Por eso, cuando se canta un salmo es dulce al oído. Penetra en el alma porque es agradable. Se retiene fácil-mente si se repite con frecuencia”. 15

También San Agustín da testi-monio de haber sentido en sí mis-mo tales benefi cios, al referirse a la

música de la Iglesia como una de las infl uencias más poderosas pa-ra su conversión. Sus palabras sub-rayan una vez más cómo el alma es iluminada por lo que los oídos cap-tan: “¡Cuánto lloré también oyendo los himnos y cánticos que para ala-banza vuestra se cantaban en la igle-sia, cuyo suave acento me conmovía

fuertemente, y me ex-citaba a devoción y ternura! Aquel-las voces se insinuaban por mis oí-dos, y llevaban hasta mi corazón vuestras verdades”.16

Antes de que los libros empezaran a difundirse, cuando la fe, literal-mente, se transmitía a través del oí-do (cf. Rm 10, 17), los cánticos tam-

bién eran importantes instrumentos didácticos de doctrina. San Atanasio, en Oriente, por ejemplo, y San Hi-lario de Poitiers, en Occidente, for-talecieron a las poblaciones contra los males del arrianismo escribien-do himnos que refutaban sus errores.

De esta forma, las verdades de la fe se asimilaban fácil y afectuosamente, alcanzando a un público mucho más grande que el de las palabras escritas, porque, como destaca la historiadora Régine Pernoud, “en aquella época, si no todo el mundo aprendía a leer, todo el mundo aprendía a cantar”.17

Defensor del valor pedagógico del arte sacro, San Gregorio Magno, pa-ra disuadir las actividades iconoclas-tas de uno de sus obispos, así escribía: “Lo que la Escritura es para los letra-dos, las imágenes son para los igno-rantes; [...] son para el pueblo su lec-tura”.18 Sin embargo, el esplendor de los vitrales y otras artes visuales tardarían en aparecer en los lugares donde apenas comenzaban a experi-mentar la civilización cristiana.

Entonces, discernió que las melo-días del canto gregoriano estaban preparadas para fl uir sobre las almas de sus oyentes con toda su grande-za, ejerciendo el mismo tipo de infl u-encia educativa que las demás artes.

Preparado por GL Continuará...

Soy de Puerto Casado. A los quince años de edad, es-condida de mis padres fui

a vivir con mi novio en Puerto Bo-querón, donde estuvimos veinticin-co años, mucho más tarde le mataron a nuestro hijo y decidimos mudar-nos a Fuerte Olimpo. Hace 34 años que convivo con mi compañero con el que tuve doce hijos y quien me acompaña hasta hoy con fi delidad. Nuestra familia es muy sencilla y de escasísimos recursos. Hace un año que me enfermé. Recuerdo que un día amanecí con mucho dolor de estómago, este dolor no me permitía dormir durante muchos días, tampoco podía ir a consul-tar porque no tenía dinero pa-ra hacerlo. En medio de todo es-to Dios y la Virgen estaban con-migo, ya que mucha gente veci-na empezó a ayudarme económi-camente. Pude consultar en un hospital donde después de som-eterme a algunos análisis, me de-spidieron sin ninguna respuesta, mientras tanto, el dolor aument-aba y no cesaba. Fui a otro hos-pital, y el dolor seguía insoport-able, me volvieron a realizar al-gunos estudios y me diagnostic-aron cáncer de útero. Desde ese momento lo único que hacía to-

do el día era llorar, poco a po-co fui tranquilizándome ya que las lágrimas no solucionarían mi dolor. Cuando me interné en el Instituto de Areguá, la docto-ra que me atendía, me aconsejó trasladarme a la Clínica “Divina Providencia” de la Parroquia San Rafael.

La tarde que llegué a la Clínica pensé que estaba en el Cielo, di-je que Dios me había abierto las puertas del Cielo, porque de ver-dad, en esta casa me siento en el Paraíso, en la Casa del Señor.

Además el padre de mis hi-jos y yo pudimos casarnos en la Clínica dónde pedí al Padre Al-do, quien es muy bueno con no-sotros, fuera nuestro padrino. Ese domingo fue muy hermoso, es-tuve muy feliz aunque no hayan podido estar ninguno de nuestros

hijos, porque todos estaban pen-dientes de nosotros, de mi ma-quillaje, del ramo de novia, de nuestras ropas. Nos trajeron una rica torta y escuchamos una ser-enata bellísima. Nos alegramos tanto que aunque no podía levan-tarme de la cama, mi marido y yo pasamos un hermoso día, muy contentos y llenos de paz.

Doy muchas gracias a todos por la paciencia que me tienen, a Dios y a la Virgen de Caacupé por protegerme siempre.

Ernesta

T E S T I M O N I O D E L A C L I N I C A

E D U C A C I Ó N

E L C A N T O G R E G O R I A N O ( I I I )

C A R T A A L D I R E C T O R

El programa de gobierno del Papa (I)

Un eslabón entre el mundode los sentidos y el del espíritu

Por Hna. Kyla Mary Anne MacDonald, EP.Tomado de: Heraldos del Evangelio, enero/2012

El Palio: Imagen del yugo de Cristo

¡Quiero ser

amada!

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música de la Iglesia como una de fuertemente y me ex-

“Aquí me siento como en la casa del Señor”

Page 3: Observador Semanal del 23/02/2012

Jueves 23 de febrero de 2012 Jueves 23 de febrero de 20124 5OBSERVADORSEMANAL OBSERVADORSEMANAL

La parte administrativa de la institución edu-cativa está a cargo de Julia Colmán, aunque co-mo ella misma reconoce, “todos hacemos de todo”. Esa es precisamente la característica de este lugar donde no existen roles, sino perso-nas que viven apasionadas por la vida y afecci-onadas a Cristo.

¿Cómo empezó tu camino aquí en la escuela?Todas tenemos una historia, un camino recor-rido antes de llegar a la escuela. Yo desde muy pequeña pertenezco a la parroquia. Hice to-dos los sacramentos en la Capilla San Blas, lu-ego vine como catequista y también se me dio la oportunidad de ejercer como docente cuan-do terminé la facultad. Después de dos años de ejercer como docente, me hicieron la propue-sta de ser la secretaria de la institución donde estoy hace tres años.

¿En qué consiste tu trabajo aquí?En verdad que tengo el título de secretaria pe-ro al igual que todos, tengo multifunciones, desde la atención a los padres de familia, co-

brar las cuotas, cuidar la parte administrativa, ver que no falte nada, etc. además mantener el contacto con la gente de AVSI (Asociación de Voluntarios para el Servicio Internacional) que es la ONG que nos ayuda.

¿Es difícil cobrar la cuota siendo que es una escuela para pobres?En realidad, la cuota establecida es míni-

ma y siempre de acuerdo a la posibilidad de cada familia. Tratamos de educar a la gente para que se-an constantes. Precisamente nosotros por eso la denominamos una cuota educati-va, porque al ser mínima no cubre ni el 30 por ciento de los gastos reales que tene-mos en la escuela. Acá todo lo que tene-mos es educativo.

“Lo primero que aprendimos fue la gratuidad”La profesora Lourdes Miranda de Penayo, es coordinadora del Nivel Inicial;

pero ante todo, es madre de tres niñas. Este año se cumplen diez años de su

llegada a la Escuela Pa'i Alberto.

¿Qué representa para vos este lugar?

Significa mucho. Lo primero que es que cuando llegué a este lugar y comen-

zó la escuela, nadie nos habló de sueldo ni de horarios, solamente era venir

a trabajar y dedicarnos a los niños más necesitados. Entonces lo primero que

aprendimos fue la gratuidad y luego empezamos a caminar juntos.

¿A qué te dedicabas antes de venir a la parroquia?

Yo ya tenía varios años de enseñar pero para mí, fue volver a empezar y en-

tender bien qué significa ser maestra, comprender mi vocación, y aprender a

vivir la vida.

¿Cómo te sentís al ver crecer a tus alumnos contigo?

Para mí, mis alumnos forman parte de mi vida ya que también estoy cami-

nando con ellos y sobre todo, en esta escuela donde nos sentimos apoyados y

acompañados por los padres. Los niños que comenzaron conmigo están aho-

ra ya terminando la escuela, están en el noveno grado y todavía recuerdo a

cada uno de ellos.

“Aquí mi vida cambió por completo”

“Esta es una hermosa aventura”

“En el país, la educación está en deuda”Griselda Molas es docente del 6° Grado. Ella es del barrio y siempre estuvo

participando y acompañando las actividades de la parroquia, tanto escola-

res como parroquiales. Está orgullosa de formar parte de esta gran familia.

¿Cómo se dio tu incorporación a la Escuela Pa'i Alberto?

Lo mío fue un recorrido un poco más largo para llegar hasta aquí ya que esta-

ba trabajando en otra institución hasta que se me abrieron las puertas de la

Escuela Pa'i Alberto. Mi hijo era alumno de esta escuela y se me dio la opor-

tunidad de llegar a la institución no ya como mamá sino como docente. Hace

cuatro años estoy y este año estoy llevando el sexto grado.

¿Notaste alguna diferencia con las demás instituciones?

Si. Para mí fue un cambio total, porque en el país, lastimosamente el nivel

educativo está en deuda todavía con los niños. Nosotros aquí en la escuela

tratamos de hacer la tarea que nos corresponde lo mejor posible, en un ca-

mino muy distinto al que estábamos acostumbrados y por eso, es un cam-

bio total.

¿Qué representa este nuevo año?

Estamos muy contentos de iniciar este nuevo año educativo ya que nuestras

aulas, nuestros pasillos, gracias a los niños, cobran vida con cada nuevo año

escolar.

“Todo lo que tenemos acá es educativo”

“La aventura más fascinante y

difícil de la vida” “La educación es la aventura más fascinante y difícil de la vida”… En estas palabras del Papa Benedicto XVI pronunciadas al comienzo de este año en la Jornada Mundial de la Paz, se define el horizonte con el cual, la comunidad educativa conformada por la Escuela Pa’i

Alberto y el Colegio Pa’i Lino, iniciaron el pasado 15 de febrero un nuevo periodo lectivo. Resulta interesante comprobar que, en los de-talles se encuentra la verdad de las cosas, puesto que uno al ingresar a cualquiera de las obras de la Parroquia San Rafael, entiende que

estas son ante todo una propuesta educativa, desde el orden y la limpieza, hasta las propias paredes de este lugar que nos enseñan a amar la belleza y desearla siempre. Es lo que también nos testimonian los miembros de la comunidad educativa en este artículo.

Los ojos de Lucía Britos, encargada del mantenimiento, brillan de emoción cu-ando recuerda su historia. Admite que sufrió mucho siendo niña por lo que quiso siempre brindarles lo mejor a sus dos hijos. Ella vive en Capiatá tiene dos hijos (de 7 y 3 años), y todos los días se levantan a las 5 de la mañana para venir a la Escuela Pa'i Alberto; ella para tra-bajar en la parte de limpieza y mante-nimiento de la parroquia, y ellos para estudiar.

¿Cómo llegaste a este lugar? Fue cuando estaba pasando por un mal momento. Mi hijo mayor estaba en el

segundo grado en otra escuela mientras yo trabajaba como limpiadora en una casa de familia. Pero después tuve que dejar ese traba-jo porque me di cuenta que se le cuida-ba mal a mi niño más chico. En ese mo-mento una persona me dijo que había un colegio donde yo podía dejar a mi hijo mientras iba a trabajar. Fue en ese momento que empezó a venir mi hijo, hasta que yo ya no conseguía trabajar y tampoco podía sostener la cuota. Así que vine un día decidida a retirar a mi hijo de la escuela, porque ya era muy caro para mí, no me sobraba más. Yo tenía que pagar a otra persona para que

cuide a mi hijo más pequeño, además de la cuota. Entonces, vine a pedir au-diencia con la directora y el padre, y de-spués me llamaron y me ofrecieron ve-nir a trabajar acá en vez de ir a varios lu-gares. Fue así que empecé en el colegio y estoy muy contenta, porque nos ayu-damos siempre. Gracias a Dios mis hijos están acá conmigo ahora.

¿Y cómo te sentís ahora?Mi vida cambió por completo cuan-do pude tener a mis hijos cerca de mí, porque yo sufrí mucho también duran-te mi niñez. Acá cambió totalmente y estoy muy feliz por eso.

La directora de la Escuela Pa'i Alber-to, Lic. Haydee Pérez de Acosta, no du-da en hacer suyas las palabras del Papa. Ella es una de las educadoras más anti-gua y desde hace años dedica su vida a este lugar.

¿Cómo les encuentra este nuevo ini-cio de año?Como decía el Papa, la educación es si-empre una aventura, difícil pero mara-villosa. Así nos lanzamos nosotros a esta hermosa aventura, con la fe puesta en el

Señor, confiados en que Él nos va a ayu-dar. No es una tarea fácil, sabemos que trabajamos con seres humanos, niños de distintas procedencias, distintos ni-veles de educación, pero, lo principal es que estamos juntos y nos ayudamos, no importa que estemos como profesora, como directora o encargada del mante-nimiento, sino que nos ayudamos y ha-cemos todas las cosas para mejorar ca-da día.

I N I C I O D E L A Ñ O L E C T I V O E N L A “ E S C U E L A P A ’ I A L B E R T O ” Y E L “ C O L E G I O P A ’ I L I N O ”

Desde este año, el Colegio Pa'i Lino se in-corpora a las propuestas educativas de la parroquia. La Lic. Gloria González, es la vicedirectora y está orgullosa de formar parte de esta nueva historia.

¿Cómo surge la idea del colegio?El colegio nació como una propuesta de continuar con los chicos que se iniciaron en la escuela, con el mismo carisma, dán-doles la oportunidad de seguir sus estu-

dios secundarios pero acompañados de una especialidad técnica de modo que ellos al terminar el nivel medio, tengan un medio para poder desenvolverse.

¿Ya empezaron las clases?Las clases comenzaron también el miér-coles 15 de febrero luego de un periodo de preparación con los postulantes que se inició en octubre del año pasado. Hicieron un refu-erzo en matemáticas, castellano y un test si-

cotécnico. Ingresaron los que reunieron los porcentajes requeridos para las disciplinas de Informática y de Hotelería y Turismo. En total son 27 chicos que iniciaron las clases este año, 18 en Hotelería y Turismo y 9 en In-formática. De estos 27, 13 estudiantes fue-ron alumnos de la Escuela Pa'i Alberto, con lo que se cumple de alguna manera la inten-ción de darles continuidad a su formación aquí en la parroquia.

¿El colegio tiene otras especialida-des?El proyecto es que con el tiempo se pu-edan habilitar otras tres especialidades: Confecciones Industriales, Electrónica y Electricidad. En el Colegio Pa'i Lino, la matrícula es abierta para todos los jóve-nes que estén interesados, pero como si-empre el requisito es que sean de esca-sos recursos.

“El colegio nace del mismo carisma”

Alumnos de la Escuela Pa’i Alberto-

Inicio de las actividades escolares

La directora de la Escuela Pa’i Alberto, Lic. Haydee Pérez de Acosta,

la vice- directora, profesores y admisistrativos de la escuela

Alumnos de la Escuela Pa’i Alberto

Page 4: Observador Semanal del 23/02/2012

Jueves 23 de febrero de 2012 Jueves 23 de febrero de 20126 7OBSERVADORSEMANAL OBSERVADORSEMANAL

R E F L E X I O N E S A C T U A L I D A D

Para muchos lectores, la afi r-mación de que varias democ-racias liberales se encuentran

en un proceso de endurecimiento de sus políticas secularistas, imponien-do un vacío moral donde todo da lo mismo, parecería una exageración. Y mucho más, para algunos esa evalu-ación solo sería mera propaganda de católicos fanáticos o de grupos reli-giosos extremistas. Pero si se pien-sa con cuidado y se examinan cier-tos hechos, ese juicio tan severo deja de ser tal, pues, la propia democracia liberal actual, sigue precisamente ese proceso que se ha dado en llamar el de un totalitarismo “blando”, que tar-de o temprano, paradójicamente, se socavará a sí mismo.

Dos aspectos fundamentales car-acterizan a este modelo de democra-cia. El primero de ellos es la creencia de que el ser humano, el ciudadano, no posee capacidad para saber lo que es el bien para todos. Seria demasiado pretensioso. La misma palabra “bi-en” o los términos “bueno” o “mor-al”, se afi rma, escaparían a las posi-bilidades de defi nición de cualquiera. No se puede saber, entonces, lo que es lo bueno para distinguirlo de lo ma-lo. Es por eso por lo que, siguen ar-gumentado los secularistas del total-itarismo “blando”, la misma idea de creer que se sabe lo que es el “bien” es autoritaria pues, automáticamente, el que cree saber, trata de imponerlo a los otros.

De esta idea, se extrae una con-secuencia dramática y es esta: es-te modelo de democracia no cree en el bien común. Y no lo cree pues no hay, dicen, nada “en común”. El “bi-en” es algo relativo al sujeto y por lo tanto, hay tantos “bienes” como suje-tos o ciudadanos. Para unos, el feto no es ser humano, para otros, lo es. Pa-ra aquellos, el matrimonio se da en-tre dos hombres, para estos no. Así es como, el pretender hablar de bien común como se hacía en la tradición

de una democracia de contenido hu-manista y cristiano, ya ha dejado de tener sentido. No sólo no existen ideas comunes en el campo de la con-ducta ética pero lo más trágico es que ya no se tiene una idea común de lo que es un humano. O peor, se defi ne al ser humano por la utilidad que el mismo presta y, por lo mismo, esa su-puesta defi nición “fl uctúa” pues no todos “valemos” igual: no es lo mis-mo un enfermo terminal que un atleta o político con poder.

Una cuestión aparece clara para es-ta democracia: la idea del bien y la misma noción de moralidad y ética se ha fragmentado de tal manera que no existe esa “tela común” que una a to-das las partes. Hablamos un lenguaje

tan diferente y aunque podremos lla-mar a las cosas con el mismo nom-bre, nos referimos a objetos tan dis-ímiles que todo se torna en una anar-quía de signifi caciones. De ahí el rel-ativismo moral que nos agobia: to-do parece que da igual. Estamos ya no en Babel, como decía un fi lósofo, sino más allá de Babel. Todos habla-mos un lenguaje diferente para llamar a las mismas cosas. No debe extrañar entonces, que la democracia totalitar-ia “blanda” se aferre de esa forma ge-latinosa que sostiene que lo único que un ciudadano puede obtener son “bi-enes” en plural.

El segundo aspecto es otra creen-cia que se deriva de la primera. Y es la siguiente: como no existe una idea

del “Bien” con mayúscula, pues todo es relativo, entonces al Estado le toca el turno de defi nir lo que es lo más útil para todos. Y así, esa democracia lib-eral, de contenido tiránico “blanda” va implementando una visión ambig-ua, resbaladiza de los valores de las cosas y las acciones ciudadanas. Por ejemplo, como no existe un concep-to universal de la persona, entonces, el Estado deja de defi nir a la misma y se aferra a una noción de “utilidad”. Es útil que se defi na persona a alguien que usa la razón pero ¿como aplicar eso a un embrión? En todo caso, un embrión “humano” seria “útil” para ayudar a una persona con “razón” pa-ra curar una enfermedad.

Como consecuencia, algunas legis-

laciones ponen la “salvedad” sobre la humanidad de algunos estados de la vida. Como nuestra Constitución: en “principio” a favor de la vida. Pero ¿y después…?

Y así siguiendo, el lector encon-trará ejemplo tras ejemplo. A institu-ciones sociales que han estado vigen-tes por más de dos mil años o prácti-cas por el mismo tiempo, se las cues-tiona como pretenciosas de un Bien autoritario. Hoy ya no valen pues to-do es relativo. Un caso concreto sería el juramento hipocrático. ¿Podría continuar siendo parte de la tradición de la profesión médica? Aquello de que por mucho que me soliciten no administraré venenos que terminen la vida o abortivos a las mujeres ya no tendría valor. Y ni qué decir, lo que los cristianos y católicos han creído por dos mil años sobre anticoncepti-vos y que fue consignado en Didache o el catecismo de los Doce Apóstoles desde el siglo I del Cristianismo: “No practicarás control de la natalidad ni matarás al niño engendrado por me-dio del aborto”.

Pero para la democracia liberal de meros procedimientos y sin conteni-do de “bien” que cree que nada es común, y todo es relativo, entonces, el Estado impondrá, legalmente y con manos “suaves” esa creencia, dejando de lado siglos de experiencia huma-na sobre valores vitales de la humani-dad. No importa si, haciéndolo, se vi-ole la libertad religiosa de las comun-idades, como la Católica, que todavía cree en esas enseñanzas. Es que cada uno puede creer lo que quiera “priv-adamente” pero hasta ahí nomás. Esa es la propuesta matices más, matices menos-, desde Lugo a Zapatero, des-de Obama a Cristina Kirchner: como ya nadie cree en nada, entonces la al-mohada blanda del relativismo va a cobijar a todos.

*Profesor y Filósofo; Director del Centro de Educación,

Ética. [email protected]

Mario Ramos-Reyes*

Ratzinger y el ecumenismo:un análisis profundo y brillante en pos de la unidad (VI)Seguimos publicando la entrevista al entonces Cardenal Ratzinger, hoy Benedicto XVI, en la que explica con lucidez la forma que tiene la iglesia católica de asumir el ecumenismo. Entrevista que el entonces Cardenal Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe concedió, en septiembre del 2000, al periódi-co alemán Frankfurter Allgemeine Zeitung, luego de las fuertes polémicas surgidas con ocasión de la publicación de la Declaración Dominus Iesus.

-E n el debate sobre el Do-

cumento de su Congre-

gación, se ha plantea-

do nuevamente la cuestión

de las posibilidades y los lími-

tes del ecumenismo. Los pro-

blemas vinculados al proyecto

ecuménico no conciernen sólo

a la existencia de una tenden-

cia a difuminar lo que divide y

a no tomar en serio las exigen-

cias irrenunciables de ambas

partes. Ya quince años atrás,

en una contribución conteni-

da en la “Theologische Quar-

talschrift”, usted había adverti-

do contra el considerar “el ecu-

menismo como una tarea di-

plomático de naturaleza po-

lítica” y, en este sentido, ha-

bía criticado “el ecumenismo

de negociación” del primer pe-

ríodo post-conciliar. ¿Qué que-

ría decir?

-En primer lugar, distinguiría el diálogo teológico de la negocia-ción de tipo político o económi-co. En el diálogo teológico no se trata de encontrar lo aceptable y fi nalmente lo conveniente pa-ra ambas partes, sino de descu-brir profundas convergencias de-trás de formas lingüísticas distin-tas y de aprender a distinguir en-tre lo que está vinculado a un de-

terminado período histórico y lo que, en cambio, es fundamental. Esto es posible, sobre todo, cuan-do el contexto de la experiencia de Dios y de sí mismo ha cambia-do y, por lo tanto, la lengua puede ser afrontada con cierta distancia y pueden surgir intuiciones fun-damentales detrás de las pasiones que dividen.

- ¿Puede dar un ejemplo?

- En la doctrina de la justifi ca-ción esto es evidente: la expe-riencia religiosa de Lutero esta-ba esencialmente condicionada por el difícil aspecto de la cólera de Dios y del deseo de la certeza del perdón y de la salvación. Sin embargo, la experiencia de la có-lera de Dios se ha perdido total-mente en nuestra época y la idea de que Dios no puede condenar a nadie se ha hecho general entre los cristianos.

En un contexto tan diferente se podían buscar los puntos comu-nes a las dos partes partiendo de la Biblia, que es nuestro funda-mento común. Por eso, no puedo encontrar ninguna contradicción entre la “Dominus Iesus”, que sólo repite las ideas centrales del Concilio, y el acuerdo sobre la justifi cación. Es importante que el diálogo se desarrolle con mu-

cha paciencia, con mucho respe-to y, sobre todo, con honestidad total. El desafío agnóstico, diri-gido a todos nosotros, debe lle-varnos a abandonar los prejuicios de tipo histórico y llegar a lo cen-tral.

Por ejemplo, volviendo a un momento precedente de nuestro diálogo, ser honestos es no pre-tender aplicar el mismo concep-to de Iglesia a la Iglesia católica y a una de las Iglesias formadas se-gún los confi nes de los principa-dos del pasado.

- Entonces, después de la publi-

cación de su Documento, ¿es to-

davía válida la fórmula ecumé-

nica de la “diversidad reconcilia-

da”?

- Acepto el concepto de “diversi-dad reconciliada” si con esto no se entiende igualdad de conteni-dos y eliminación de la cuestión de la verdad con el fi n de conside-rarnos una sola cosa, aún si cree-mos y enseñamos cosas diversas. En mi opinión, este concepto es-tá bien utilizado si afi rma que no-sotros, a pesar de los contrastes que no nos permiten considerar-nos del mismo modo fragmentos de una Iglesia de Jesucristo, que en realidad no existiría, nos en-contramos en la paz de Cristo re-

conciliados unos con otros, es de-cir, cuando reconocemos nues-tra división como contradicción a la voluntad del Señor y el do-lor nos impulsa a buscar la uni-dad y a implorar al Señor, sabien-do que todos tenemos necesidad de su amor.

Preparado por CCL

“Es importante que el

diálogo se desarrolle

con mucha paciencia,

con mucho respeto y,

sobre todo, con ho-

nestidad total. El desa-

fío agnóstico, dirigido

a todos nosotros, debe

llevarnos a abandonar

los prejuicios de tipo

histórico y llegar a lo

central”.

“Distinguiría el diá-

logo teológico de la

negociación de tipo

político o económico.

En el diálogo teoló-

gico no se trata de

encontrar lo acep-

table y fi nalmente

lo conveniente para

ambas partes, sino de

descubrir profundas

convergencias detrás

de formas lingüísticas

distintas y de apren-

der a distinguir entre

lo que está vinculado

a un determinado

período histórico y

lo que, en cambio, es

fundamental”.

El “bien” de la tiranía “blanda” actual

Page 5: Observador Semanal del 23/02/2012

Jueves 23 de febrero de 20128 OBSERVADORSEMANAL

Uno de los grandes amantes de

los refranes de El Quijote y el

autor del Refranero General Espa-

ñol, José Maria Sbarbi, afi rma que

“la totalidad de este linaje de lo-

cuciones usadas en la obra-prínci-

pe del Manco de Lepanto asciende,

en mi concepto, a cerca de mil, sin

contar las variantes ni repeticiones”.

Otros investigadores son más rigu-

rosos en su criterio y reducen sus-

tancialmente este número. Investi-

gando en Internet, se encuentran

listas de unas 200 unidades pare-

miológicas procedentes de El Qui-

jote, aunque con alusiones y refer-

encias el total es más grande. Entre

las paremias populares que apare-

cen en El Quijote, por lo menos cin-

cuenta y una superviven en el acer-

vo de refranes que necesariamente

conoce un joven hablante en Espa-

ña y la mayoría de ellas pertene-

cen al aproximado “mínimo paremi-

ológico español”.

A pesar de que los refranes se us-

an cada vez menos, puede haber

aproximadamente 250 unidades

muy populares y conocidas gener-

almente. El conjunto de esas uni-

dades recibe el nombre de mínimo

paremiológico español.

Unos pocos refranes empleados

en El Quijote, que tienen una repre-

sentación bastante numerosa en In-

ternet, se pueden incluir en la lista

del mínimo paremiológico. Son las

unidades siguientes: El diablo nun-

ca duerme; Pagan justos por peca-

dores; Nunca segundas partes fuer-

on buenas; No siempre hay toci-

nos donde hay estacas; Más sabe el

necio en su casa que el cuerdo en la

ajena.

L A AV E N T U R A H U M A N A D E LO S S A N T O S

San Sergio

De los santos citados, (24 de Febrero) en el Martirologio

Romano, del único que se poseen algunos datos históricos es de San Sergio, monje y mártir del siglo IV.

Era juez de profesión y se hizo monje por vocación cristiana. Su martirio ocurrió por una de aquel-las circunstancias que parecen ca-suales, pero que están escritas en los designios de la Providencia Divina.

En el año 304 de la era cristia-na, Diocleciano decretaba la últi-ma y más feroz de las persecu-ciones contra el cristianismo. Sapricio era gobernador de Cesárea de Armenia, actual Turquía, y estaba encargado de ejecutar las órdenes imperiales relativas a la persecución. Mandó apresar a todos los cristianos. No consiguió apresar a muchos, porque hubo algunos que huyeron. Los que fuer-on tomados presos no se dejaron intimidar por las amena-zas de los tormentos o de la propia muerte y ninguno de el-los renegó de la fe.

Sergio, que era juez y había abandonado la lucrativa profe-sión, se había retirado a un lugar desierto para entregarse a la vida monástica.

Pocos se acordaban de él y nadie lo denunció como cristia-no. Podía continuar viviendo tranquilamente su vida de con-sagración, rezando por él y por los hermanos que sufrían per-secución, pero una voz interior, casi irresistible, lo invitó a ir a la ciudad de Cesárea.

Sergio siguió el llamado interior y cuando llegó al centro de aquella ciudad comprendió el porqué de aquella inspi-ración. Se celebraban los sacrifi cios anuales en honor a Júpi-ter y delante del templo pagano, un sacerdote invocaba la presencia de los númenes protectores de la ciudad. El sacer-dote pagano explicaba a la población que las divinidades no aparecían porque los sacrifi cios no les eran agradables. Y el motivo era sencillo: todavía había cristianos en la ciudad y el-los se negaban a sacrifi car para los ídolos. La única solución era castigarlos con la muerte.

Este espectáculo de superstición y principalmente de falsedad del sacerdote de los ídolos en su predicación, mo-tivó que Sergio sintiera la necesidad de denunciar la menti-ra. Se presentó en medio del pueblo y denunció la falsedad de los sacerdotes paganos, la inexistencia de los falsos dioses y la inutilidad de aquellos sacrifi cios. Desenmascaró el enga-ño de la idolatría y estaba predicando el Evangelio, el anun-cio de la Buena Noticia, cuando fue apresado por los solda-dos, arrastrado al lugar de los sacrifi cios y degollado bárbara-mente.

Su voz fue sofocada por las blasfemias del pueblo enfu-recido. Su cabeza rodó a los pies de la efi gie del padre de los dioses, Júpiter, pero la verdad proclamada se hizo más elocuente, viva y fecunda, porque regada con la sangre del mártir, produciría nuevos cristianos.

M.I.

P O E M A S U N I V E R S A L E S

C U L T U R A / L I T E R A T U R A

El viaje definitivo

Sobre los refranes de “El Quijote” (IV)

… Y yo me iré. Y se quedarán los pájaros

cantando;

y se quedará mi huerto, con su verde árbol,

y con su pozo blanco.

Todas las tardes, el cielo será azul y plácido;

y tocarán, como esta tarde están tocando,

las campanas del campanario.

Se morirán aquellos que me amaron;

y el pueblo se hará nuevo cada año;

y en el rincón aquel de mi huerto fl orido y

encalado.

mi espíritu errará, nostálgico…

Y yo me iré; y estaré solo, sin hogar, sin árbol

verde, sin pozo blanco,

sin cielo azul y plácido…

Y se quedarán los pájaros cantando.

Juan Ramón Jiménez(escritor español, premio Nobel 1956)

En el presente artículo se de-stacan varios puntos de in-terés sobre el refranero de El Quijote, en particular su ac-tualidad, su importancia y su carácter representativo para la lengua española de hoy, datos que tienen sin duda una impor-tante aplicación al ámbito de la enseñanza.

Olga Tarnovska