observador semanal del 24/05/2012

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PALABRAS DE CERTEZA Y ESPERANZA RESPONSABLES: GUILLERMO LESMES - NATHALIA LEMIR - www.sanrafael.org.py - MAIL: [email protected] - AÑO VII - Nº 359 - JUEVES 24 DE MAYO DE 2012 El secreto de Fátima (III) “Una experiencia que cambia la vida” El apelar a la ética: la estrategia del proyecto liberal “No hay grito humano que no sea escuchado” BSERVADOR SEMANAL PAG. 7 PAG. 6 PAG. 3 PAGS. 4 E l debate actual sobre la familia como institución válida o no para este si- glo es general y muy fuerte. Se- guimos al Padre Julián Carrón y al Papa Benedicto XVI en sus impresionantes apreciaciones al respecto, en este mes y en este año tan especiales dedicados a la familia. Por una parte, el debate sobre la familia “ha puesto en eviden- cia, que toda la propaganda de una mentalidad contraria a la familia mediante los medios de comunicación no ha logrado im- pedir que muchas personas sigan teniendo una experiencia positiva de la misma”. Muchos seguimos considerando a la familia como un bien. “Sin embargo, por otra parte, constatamos que este bien experimentado no ha logrado frenar socialmente los intentos de transformar el matrimonio en otras formas distintas”. A lo que hay que añadir un dato no menos signiicativo: “¡este proceso comenzó cuando la ma- yor parte de la legislación sobre el matrimonio defendía la con- cepción tradicional derivada del cristianismo!” Es decir que: “toda esta legislación no ha impedido que se extendiera una mentalidad contraria al matrimonio, no ha sido capaz de detener el cambio”. Es que como dice el Papa: las buenas estructuras ayudan, pero por sí solas no bastan. El hombre nunca puede ser redimi- do solamente desde el exterior”. Entonces, es preciso entender que estamos viviendo un nuevo ini- cio porque “no se puede dar por descontado nada de lo que hasta hace poco tiempo resultaba claro para todos. Es preciso comenzar de nuevo”. El Papa explica que un progre- so acumulativo sólo es posible en lo material, en el ámbito de la conciencia ética y de la decisión moral, no existe una posibilidad similar de incremento… “La li- bertad presupone que en las decisiones fundamentales cada hombre, cada generación, tenga un nuevo inicio”. ¿Y cómo reiniciamos el ca- mino? ¿Cómo reconquistar la familia? ¡Sólo es posible recon- quistando el yo! Para recon- quistarlo hay que volver al ori- gen de la experiencia amorosa para redescubrir su verdadera naturaleza”, propone Carrón. Y bellamente explica el Papa: la cuestión de la justa relación entre el hombre y la mujer hun- de sus raíces en la esencia más profunda del ser humano y sólo puede encontrar su respuesta a partir de ésta”. ¿Y cómo se puede redescubrir la verdad sobre el hombre? ¡En la propia relación con la persona amada! En esta relación justa- mente se descubre la vocación humana, en la gran paradoja que consiste en que “el amor entre el hombre y la mujer dos ininitos se encuentran con dos límites. Dos ininitamente necesitados de ser amados se encuentran con dos frágiles y limitadas capacidades de amar”. Los esposos suscitan uno en el otro una sed, un deseo de amor y de plenitud que ningu- no de los dos está en condiciones de saciar, de llenar. Sólo en el horizonte de un amor más grande no se devoran en la pretensión, ni se resignan, sino que caminan juntos hacia una plenitud de la cual el otro es signo”. Es en este contexto cuando se hace necesario, indispensable re- conocer a Cristo Jesús como “el centro de la afectividad y de la libertad del hombre. Poniendo su persona en el corazón de los mismos sentimientos naturales se coloca con pleno derecho como su raíz verdadera”. No se trata de una injerencia de Jesús en los sentimientos más íntimos, sino de la mayor prome- sa que el hombre ha podido reci- bir nunca: sin amar a Cristo - la Belleza hecha carne - más que a la persona amada, esa relación se marchita, porque Él es la verdad de esa relación, la plenitud a la que ambos mutuamente se re- miten y en la que su relación se cumple. Sólo permitiéndole en- trar en ella es posible que la rela- ción más bella que puede suceder en la vida no se deteriore y con el tiempo muera”. Esta es la novedad cristiana que explica la verdadera natu- raleza humana, se llama Virgi- nidad: “la nueva relación, abso- lutamente gratuita, que Cristo ha introducido en la historia”. “La virginidad es vivir las cosas se- gún su verdad. Y ¿cómo ha en- trado en el mundo la virginidad? Ha entrado en el mundo como imitación de Cristo… la identii- cación con la modalidad median- te la cual Cristo poseía la reali- dad, es decir, según la voluntad del Padre”. Al que se encuentra con Cris- to sí le es posible relacionarse con la realidad (sexual, familiar y de todo tipo) en forma absolu- tamente gratuita. Por eso, “quien abraza la virginidad puede ser li- bre incluso de de no casarse”. Al aceptar la virginidad también en el matrimonio ponemos de relieve su verdadero signiicado su belle- za. ¡La virginidad es la auténti- ca esperanza para los casados!; es la raíz de la posibilidad de vivir el matrimonio sin pretensión y sin engaños. La virginidad mantiene viva en la Iglesia la conciencia del misterio del matrimonio y lo de- iende de toda reducción y empo- brecimiento” (Juan Pablo II, Fa- miliaris consortio) En efecto, “el momento cul- minante de la relación entre los esposos es cuando se sacriican, no cuando expresan su posesión; ya que por el pecado original, po- seer, de hecho, hace resbalar. Es como si uno deseara algo y co- rriera hacia allí y, cuando está cerca, corriera tanto que se rom- pe la nariz contra ello: resbala, tropieza”. Aquí apare en toda su impor- tancia la tarea de la comunidad cristiana: ¡favorecer una expe- riencia del cristianismo como plenitud de la vida de cada uno! “Sólo en el ámbito de esta relación más grande cada uno en- cuentra su cumplimiento humano, sorprendiendo en sí mismo una capacidad de abrazar al otro en su diferencia, de gratuidad sin lí- mites, de perdón siempre nuevo”. Sin comunidades cristianas capaces de acompañar y sostener a los esposos en su aventura será difícil, si no imposible, que la cul- minen con éxito”. Ahora que se acerca la iesta de Pentecostés, se hace más patente la conclusión de Carrón sobre esta reconstrucción que salva a la familia y al yo: “La superación de la soledad en la experiencia del Espíritu de Cristo no junta simplemente al hombre con los demás; lo abre de par en par a ellos desde la profundidad de su ser. [...] La comunidad se convierte en algo esencial para la vida misma de cada uno”. ¡Qué el Espíritu Santo nos ayu- de a vivir de esta manera! Observador Semanal O

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Observador semanal del 24/05/2012

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Page 1: Observador semanal del 24/05/2012

P A L A B R A S D E C E R T E Z A Y E S P E R A N Z A

RESPONSABLES: GUILLERMO LESMES - NATHALIA LEMIR - www.sanrafael.org.py - MAIL: [email protected] - AÑO VII - Nº 359 - JUEVES 24 DE MAYO DE 2012

El secretode Fátima (III)

“Una experiencia que cambia la vida”

El apelar a la ética: la estrategia del proyecto liberal

“No hay grito humanoque no sea escuchado”

BSERVADORSEMANAL

PAG. 7PAG. 6PAG. 3 PAGS. 4

El debate actual sobre la familia como institución válida o no para este si-

glo es general y muy fuerte. Se-guimos al Padre Julián Carrón y al Papa Benedicto XVI en sus impresionantes apreciaciones al respecto, en este mes y en este año tan especiales dedicados a la familia.

Por una parte, el debate sobre la familia “ha puesto en eviden-cia, que toda la propaganda de una mentalidad contraria a la familia mediante los medios de comunicación no ha logrado im-pedir que muchas personas sigan teniendo una experiencia positiva de la misma”. Muchos seguimos considerando a la familia como un bien. “Sin embargo, por otra parte, constatamos que este bien experimentado no ha logrado frenar socialmente los intentos de transformar el matrimonio en otras formas distintas”.

A lo que hay que añadir un dato no menos signiicativo: “¡este proceso comenzó cuando la ma-yor parte de la legislación sobre el matrimonio defendía la con-cepción tradicional derivada del cristianismo!” Es decir que: “toda esta legislación no ha impedido que se extendiera una mentalidad contraria al matrimonio, no ha sido capaz de detener el cambio”.

Es que como dice el Papa: “las buenas estructuras ayudan,

pero por sí solas no bastan. El hombre nunca puede ser redimi-do solamente desde el exterior”. Entonces, es preciso entender que estamos viviendo un nuevo ini-cio porque “no se puede dar por descontado nada de lo que hasta hace poco tiempo resultaba claro para todos. Es preciso comenzar de nuevo”.

El Papa explica que un progre-so acumulativo sólo es posible en lo material, en el ámbito de la conciencia ética y de la decisión moral, no existe una posibilidad similar de incremento… “La li-

bertad presupone que en las

decisiones fundamentales cada

hombre, cada generación, tenga

un nuevo inicio”.¿Y cómo reiniciamos el ca-

mino? ¿Cómo reconquistar la familia? ¡Sólo es posible recon-quistando el yo! “Para recon-

quistarlo hay que volver al ori-

gen de la experiencia amorosa

para redescubrir su verdadera

naturaleza”, propone Carrón.Y bellamente explica el Papa:

“la cuestión de la justa relación

entre el hombre y la mujer hun-

de sus raíces en la esencia más

profunda del ser humano y sólo

puede encontrar su respuesta a

partir de ésta”.¿Y cómo se puede redescubrir

la verdad sobre el hombre? ¡En la propia relación con la persona amada! En esta relación justa-mente se descubre la vocación humana, en la gran paradoja que consiste en que “el amor entre el

hombre y la mujer dos ininitos se encuentran con dos límites. Dos ininitamente necesitados de ser amados se encuentran con dos frágiles y limitadas capacidades de amar”. Los esposos suscitan

uno en el otro una sed, un deseo de amor y de plenitud que ningu-no de los dos está en condiciones de saciar, de llenar. “Sólo en el horizonte de un amor más grande no se devoran en la pretensión, ni se resignan, sino que caminan juntos hacia una plenitud de la cual el otro es signo”.

Es en este contexto cuando se hace necesario, indispensable re-conocer a Cristo Jesús como “el

centro de la afectividad y de la

libertad del hombre. Poniendo su persona en el corazón de los mismos sentimientos naturales se coloca con pleno derecho como su raíz verdadera”.

“No se trata de una injerencia de Jesús en los sentimientos más íntimos, sino de la mayor prome-sa que el hombre ha podido reci-bir nunca: sin amar a Cristo - la Belleza hecha carne - más que a la persona amada, esa relación se marchita, porque Él es la verdad de esa relación, la plenitud a la

que ambos mutuamente se re-miten y en la que su relación se cumple. Sólo permitiéndole en-trar en ella es posible que la rela-ción más bella que puede suceder en la vida no se deteriore y con el tiempo muera”.

Esta es la novedad cristiana

que explica la verdadera natu-

raleza humana, se llama Virgi-

nidad: “la nueva relación, abso-lutamente gratuita, que Cristo ha introducido en la historia”. “La

virginidad es vivir las cosas se-

gún su verdad. Y ¿cómo ha en-trado en el mundo la virginidad? Ha entrado en el mundo como imitación de Cristo… la identii-cación con la modalidad median-te la cual Cristo poseía la reali-dad, es decir, según la voluntad del Padre”.

Al que se encuentra con Cris-to sí le es posible relacionarse con la realidad (sexual, familiar y de todo tipo) en forma absolu-tamente gratuita. Por eso, “quien

abraza la virginidad puede ser li-bre incluso de de no casarse”. Al aceptar la virginidad también en el matrimonio ponemos de relieve su verdadero signiicado su belle-za. ¡La virginidad es la auténti-

ca esperanza para los casados!; es la raíz de la posibilidad de vivir el matrimonio sin pretensión y sin engaños.

“La virginidad mantiene viva en la Iglesia la conciencia del misterio del matrimonio y lo de-iende de toda reducción y empo-brecimiento” (Juan Pablo II, Fa-miliaris consortio)

En efecto, “el momento cul-

minante de la relación entre los

esposos es cuando se sacriican, no cuando expresan su posesión; ya que por el pecado original, po-seer, de hecho, hace resbalar. Es como si uno deseara algo y co-rriera hacia allí y, cuando está cerca, corriera tanto que se rom-pe la nariz contra ello: resbala, tropieza”.

Aquí apare en toda su impor-tancia la tarea de la comunidad

cristiana: ¡favorecer una expe-

riencia del cristianismo como

plenitud de la vida de cada

uno! “Sólo en el ámbito de esta relación más grande cada uno en-cuentra su cumplimiento humano, sorprendiendo en sí mismo una capacidad de abrazar al otro en su diferencia, de gratuidad sin lí-mites, de perdón siempre nuevo”.

“Sin comunidades cristianas capaces de acompañar y sostener a los esposos en su aventura será difícil, si no imposible, que la cul-minen con éxito”. Ahora que se acerca la iesta de Pentecostés, se hace más patente la conclusión de Carrón sobre esta reconstrucción que salva a la familia y al yo: “La superación de la soledad en la experiencia del Espíritu de Cristo no junta simplemente al hombre con los demás; lo abre de par en par a ellos desde la profundidad de su ser. [...] La comunidad se convierte en algo esencial para la vida misma de cada uno”.

¡Qué el Espíritu Santo nos ayu-de a vivir de esta manera!

Observador Semanal

Reconquistar

la familia,reconquistar el yo

O

Page 2: Observador semanal del 24/05/2012

Jueves 24 de mayo de 20122 OBSERVADORSEMANAL

Si uno estudia bien el nacimien-to de los hospitales no pue-de no reconocer que nacieron

de hombres enamorados de Cristo que tenían el corazón lleno de grati-tud y amor por el hecho que el Señor se había curvado sobre ellos, abrazan-do sus miserias. Además tenían total-mente puesta la conianza en la Divi-

na Providencia y como única ley para aquellos hogares para los pobres y en-fermos era la gratuidad.

No eran hombres preocupados, que planiicaban estrategias para po-der llevar por adelante la hospitalidad para con los más pobres y enfermos. Eran hombres y mujeres que habían encontrados, por gracia, a Cristo, ha-

bían sido abrazados por Él y eso ha-bía introducido en la vida de ellos una manera nueva y más humana de mirar al sufrimiento humano.

La presencia de Cristo había engre-dado en ellos un estilo de vida distin-to: antes de Cristo la mayoría de los enfermos y pobres eran abandona-dos a su destino de desdichados, aho-

ra eran abrazados y curado como Cris-to había hecho con el ciego de naci-miento, con los diez leprosos, con la mujer que tenía una hemorragia y que ningún médico lograba curar; como Cristo había hecho con la misma vi-da de ellos.

Existió una época, la Medieval y la de las Reducciones, donde lo prime-ro que hacían cuando un enfermo o pobre se acercaba a los hospitales era la de lavarles y besarles los pies, pa-ra aprender a servir a Cristo a través la carne sufriente. No existía este estran-gulamiento económico y profesional, hecho de reglas, mandamientos, poder económico y político, que te pide de entrar en los “buenos hospitales” y ser atendido como ser humano.

Qué tristeza cuando uno entra pa-ra curarse en un hospital que se dice cristiano, o que lleva nombre de san-tos y que lo primero que te piden es la de dejar un cheque con una suma im-portante.

Es ese cambio, “yo te atiendo a

partir del cheque me das y no porque

es Cristo sufriente que me necesita”, la gran tragedia que pone de maniies-to que la caridad cristiana y humana no tiene más como punto de partida la Resurrección de Cristo presente en la realidad.

Para muchos cristianos no es más la pasión por la gloria humana de Cris-to que mueve la vida de ellos, no es más su dulce presencia, sino criterios que vienen del mundo que han subs-

tituidos el dulce rostro de Cristo con reglas, ichas medicas, platas y poder.

La verdadera reforma de la salu-dad, y de la educación también, ven-drá solo de hombres que comprome-tidos seriamente con la propia huma-nidad se darán cuenta que solo miran-do a Cristo presente en la realidad de la Iglesia podrán también tomar en se-rio el drama y las exigencias de los de-más hombres y jóvenes que aún bus-can la “Tierra sin el mal”.

M.F.

T E S T I M O N I O D E L A C L I N I C A D I V I N A P R O V I D E N C I A

Marcial, fue un joven mu-chacho enfermo de cán-cer que estuvo poco tiem-

po en la clínica y en este cortito tiem-po nos dejó una línea de fe y conduc-ta cristiana.

Este muchacho de treinta y algo de años no quiso morir sin ver bau-tizado a su niño de casi cuatro añi-tos. El 16 de mayo, el Padre Aldo dio como todos los días su misa de las 18 horas en una de las habitaciones de los enfermos de la Clínica Divi-na Providencia. Pero esta vez era es-pecial porque la misa iba a darse en la sala donde estaba la cama de Mar-cial, quién ya estaba con oxigeno,

agonizante.La misa fue más que conmove-

dora y de enorme signiicado de lo que es fe, realidad y la alegría en me-dio del dolor. Donde se puede ver el acontecimiento del Cristo hoy, Cris-to presente en esa escena del padre moribundo y al lado la madre con el niño en brazos y delante la mesita para la celebración eucarística, más los elementos para el rito del bautis-mo, la sal, el agua, el aceite y el Ci-rio Pascual. Se podía sentir al mismo Cristo en esa cama con el padre casi dando el último respiro. La misma Madre María en esa joven mamá, el niño Jesús en ese niñito, y el mismo Espíritu Santo en esa Eucaristía que estábamos por recibir, diciéndonos a cada uno, “el cuerpo de Cristo me

lleve a la vida eterna, amén”.Justo al día siguiente de realizar-

se el deseo de Marcial de ver a su hijito cristiano, partió este papá fe-liz de ver cumplido su deseo. Era el 17 de mayo, el día de Pascual Bai-lón, el santo que en la tradición po-pular se dice que se debe bailar lue-go de que el Santo haya escuchado a uno de sus devotos. Probablemen-te Dios y nuestra Madre Inmaculada le están diciendo, ‘’ahora podés bai-lar de alegría por haber dejado un hijo cristiano en la tierra, un “hijo de Dios”.

Con la emoción de la Eucaristía de ésa misa, decimos, “el cuerpo de Cristo nos guarde para la vida eter-na, amén”.Jesus Christus ad vitam æternam. amen

A C T U A L I D A D

Continuamos con algu-

nas de las anotaciones

que una señora volun-

taria de la clínica Divina

Providencia San Riccar-

do Pampuri escribe en

su diario.

Dios le permitió cumplir su último

deseo

El valor bursátilde los hospitales

Fachada de la clínica “San Riccardo Pampuri”

Page 3: Observador semanal del 24/05/2012

Jueves 24 de mayo de 2012 3OBSERVADORSEMANAL

Llegamos así, inalmente, a la tercera parte del “secreto” de Fátima... Sor Lucia ha obser-

vado en primer lugar que a ella mis-ma se le dio la visión, no su interpre-tación. La interpretación, decía, no es competencia del vidente, sino de la Iglesia. Ella, sin embargo, después de la lectura del texto, ha dicho que esta interpretación correspondía a lo que ella había experimentado y que, por su parte, reconocía dicha inter-pretación como correcta.

Como palabra clave de la primera y de la segunda parte del “secreto” hemos descubierto la de “salvar las almas”, así como la palabra clave de este “secreto” es el triple grito: “¡Pe-nitencia, Penitencia, Penitencia!”.

Comprender los signos de los

tiempos signiica comprender la urgencia de la penitencia, de la

conversión y de la fe.

Esta es la respuesta adecuada al momento histórico, que se caracte-riza por grandes peligros y que se-rán descritos en las imágenes suce-sivas. Me permito insertar aquí un recuerdo personal: en una conversa-ción conmigo Sor Lucia me dijo que le resultaba cada vez más claro que el objetivo de todas las apariciones era el de hacer crecer siempre más

en la fe, en la esperanza y en la cari-dad. Todo el resto era sólo para con-ducir a esto.

Examinemos más de cerca ca-

da imagen

El ángel con la espada de fuego a la derecha de la Madre de Dios recuerda imágenes análogas en el Apocalipsis. Representa la amenaza del juicio que incumbe sobre el mun-do. La perspectiva de que el mundo podría ser reducido a cenizas en un mar de llamas, hoy no es conside-rada absolutamente pura fantasía: el hombre mismo ha preparado con sus inventos la espada de fuego. La visión muestra después la fuerza que se opone al poder de destrucción: el esplendor de la Madre de Dios, y proveniente siempre de él, la llama-da a la penitencia. De ese modo se subraya la importancia de la liber-tad del hombre: el futuro no está de-terminado de un modo inmutable, y la imagen que los niños vieron, no es una película anticipada del futu-ro, de la cual nada podría cambiarse.

Toda la visión tiene lugar en

realidad sólo para llamar la aten-

ción sobre la libertad y para diri-

girla en una dirección positiva. El sentido de la visión no es el de mos-trar una película sobre el futuro ya i-jado de forma irremediable. Su sen-tido es exactamente el contrario, el de movilizar las fuerzas del cambio

hacia el bien. Por eso están totalmen-te fuera de lugar las explicaciones fa-talistas del «secreto» que, por ejem-plo, dicen que el atentador del 13 de mayo de 1981 habría sido en deini-tiva un instrumento del plan divino guiado por la Providencia y que, por tanto, no habría actuado libremente, así como otras ideas semejantes que circulan. La visión habla más bien de los peligros y del camino para sal-varse de los mismos.

Las siguientes frases del texto muestran una vez más muy clara-mente el carácter simbólico de la vi-sión… El lugar de la acción aparece descrito con tres símbolos: una mon-taña escarpada, una grande ciudad medio en ruinas y, inalmente, una gran cruz de troncos rústicos.

Montaña y ciudad simbolizan el lugar de la historia humana: la histo-ria como costosa subida hacia lo al-to, la historia como lugar de la hu-mana creatividad y de la conviven-cia, pero al mismo tiempo como lu-gar de las destrucciones, en las cua-les el hombre destruye la obra de su propio trabajo. La ciudad puede ser el lugar de comunión y de progreso, pero también el lugar del peligro y de la amenaza más extrema.

Sobre la montaña está la cruz, meta y punto de orientación de la historia. En la cruz la destrucción se transforma en salvación; se levanta como signo de la miseria de la histo-

ria y como promesa para la misma. Aparecen después aquí perso-

nas humanas: el Obispo vestido de blanco («hemos tenido el presen-timiento de que fuera el Santo Pa-dre»), otros Obispos, sacerdotes, re-ligiosos y religiosas y, inalmente, hombres y mujeres de todas las cla-ses y estratos sociales. El Papa pare-ce que precede a los otros, temblan-do y sufriendo por todos los horrores que lo rodean. No sólo las casas de la ciudad están medio en ruinas, sino que su camino pasa en medio de los cuerpos de los muertos.

El camino de la Iglesia se des-

cribe así como un viacrucis, co-mo camino en un tiempo de violen-cia, de destrucciones y de persecu-ciones. Se puede ver representada en esta imagen la historia de todo un si-glo. Del mismo modo que los luga-res de la tierra están sintéticamente representados en las dos imágenes

de la montaña y de la ciudad y es-tán orientados hacia la cruz, también los tiempos son presentados de for-ma compacta.

En la visión podemos reconocer el siglo pasado como siglo de los már-tires, como siglo de los sufrimien-tos y de las persecuciones contra la Iglesia, como el siglo de las guerras mundiales y de muchas guerras lo-cales que han llenado toda su segun-da mitad y han hecho experimentar nuevas formas de crueldad.

En el «espejo» de esta visión ve-mos pasar a los testigos de la fe de decenios. A este respecto, parece oportuno mencionar una frase de la carta que Sor Lucia escribió al San-to Padre el 12 de mayo de 1982: « la tercera parte del “secreto” se reiere a las palabras de Nuestra Señora:

“Si no (Rusia) diseminará sus errores por el mundo, promoviendo guerras y persecuciones a la Igle-sia. Los buenos serán martirizados, el Santo Padre tendrá que sufrir mu-cho, varias naciones serán destrui-das”.

En el viacrucis de este siglo, la i-gura del Papa tiene un papel espe-cial. En su fatigoso subir a la monta-ña podemos encontrar indicados con seguridad juntos diversos Papas, que empezando por Pío X hasta el Pa-pa actual han compartido los sufri-mientos de este siglo y se han esfor-zado por avanzar entre ellas por el camino que lleva a la cruz. En la vi-sión también el Papa es matado en el camino de los mártires.

¿No podía el Santo Padre, cuando después del atentado del 13 de ma-yo de 1981 se hizo llevar el texto de la tercera parte del «secreto», reco-nocer en él su propio destino? Había estado muy cerca de las puertas de la muerte y él mismo explicó el ha-berse salvado, con las siguientes pa-labras: «...fue una mano materna a

guiar la trayectoria de la bala y el

Papa agonizante se paró en el um-

bral de la muerte» (13 de mayo de 1994). Que una «mano materna» ha-ya desviado la bala mortal muestra sólo una vez más que no existe un destino inmutable, que la fe y la ora-ción son poderosas, que pueden in-luir en la historia y, que al inal, la oración es más fuerte que las balas, la fe más potente que las divisiones.

Preparado por CCL

En el mes de María seguimos-

compartimos con nuestros

lectores uno de los docu-

mentos más importantes no

solo para entender el alcance

del “secreto” revelado por la

Virgen en Fátima, Portugal, a

los niños videntes en 1917,

sino, por sobre todo, “el

modo en que, según la doc-

trina de la Iglesia, deben ser

comprendidos dentro de la

vida de fe fenómenos como el

de Fátima”.

El secretode Fátima (III)

E D U C A C I Ó N

Page 4: Observador semanal del 24/05/2012

Jueves 24 de mayo de 2012 Jueves 24 de mayo de 20124 5OBSERVADORSEMANAL OBSERVADORSEMANAL

“Nadie podrá des-

truir nuestra

amistad”

A su turno, el padre Aldo

Trento, recordó una anécdo-

ta, cuando en un momento da-

do había dudas sobre la conti-

nuidad de algunas obras e in-

cluso, uno de los superiores de

su fraternidad les preguntó có-

mo podrían sostenerlas. Y la

respuesta fue que todo lo que

existe en este lugar, nació de

una amistad y precisamente,

“lo que nadie podrá destruir jamás es la amistad entre no-sotros”, sentenció el padre Al-

do. “Todo puede caer, yo puedo vivir sin todo esto; pero lo que nadie podrá es destruir nues-tra amistad”, insistió.

En otro momento invitó a

preguntarse por qué estamos en

este lugar. Recordó que la obe-

diencia pasa muchas veces por

entender las razones, compar-

tir y vivir en la pobreza, acep-

tando la circunstancia que nos

toca. “Lo importante es que uno obedezca a uno que está contigo. Es fácil compartir una cena, pero lo difícil es seguir a alguien que forme parte de tu yo y que tu relación con Cris-to tenga una carne. Si no parte de esta fuente no sirve de nada. Los amigos más importantes en la vida, son los que me fueron dados”, dijo.

“Gracias al sida volví a en-

contrar a Dios”

Tomás es uno de los pacien-

tes de la Clínica Divina Provi-

dencia “San Ricardo Pampu-

ri” que estuvo internado por un

tiempo debido a que es porta-

dor del VIH Sida. Antes de ha-

ber contraído la enfermedad,

llevaba una vida normal, tenía

una familia y trabajaba como

locutor en una radio de la loca-

lidad de El Dorado, Misiones.

Sin embargo, conoció el ros-

tro más temible de la enferme-

dad: el de la discriminación y

el prejuicio. Cuenta que cuan-

do tuvo que ser intervenido de

una apendicitis, ni siquiera los

médicos se animaban a tratar-

lo, por temor al contagio. Pe-

ro lo que hasta hace poco con-

sideraba como una desgracia,

ahora se convirtió en una ben-

dición para él, ya que “gracias a la enfermedad volví a encon-trar a Dios”. La parte más dura

de su vida fue cuando su pro-

pia familia lo rechazó debido a

la enfermedad y sufrió la sole-

dad.

“Me alejé de Dios y en la clínica, volví a confesarme y aprendí a convivir con mi en-fermedad, sin ningún tipo de prejuicio. El sida es como un estigma que uno lleva. El único lugar donde no me sentí discri-minado fue en el clínica”, afir-

ma.

“Nuestro alimento diario es

La visita de Mónica Poletto, pre-sidenta de las Obras Sociales de la Compañía de las Obras (CDO) en Italia, fue aprovecha-da para realizar un encuentro con los responsables de las di-ferentes obras de la Fundación “Centro San Rafael de Ayuda a la Vida”. La reunión que se lle-vó a cabo en la granja San Pio de Pietrelcina de la ciudad de Itá, fue una posibilidad para re-tomar la experiencia educati-va en cada una de las iniciati-vas que surgieron en torno a la parroquia en los últimos años. También estuvieron presentes los amigos Quinto y Rosalba Massari, asesores de la funda-ción y Mario Dupuis, responsa-ble de la obra Edimar de Pado-va; además de Marcos y Cleuza Zerbini quienes vinieron desde Sao Paulo, Brasil.Los testimonios fueron varios y bastante emotivos, sobre to-do porque son la evidencia del acontecimiento presente en cada una de las personas. Co-mo decía el padre Paolo Busca-roli, “cuando Cristo te quiere, no hace falta decirlo. Se ve”.Precisamente, lo que más nos cuesta es estar en la realidad, insistía en su intervención, el padre Paolo; pues ante una di-ficultad o un problema, que parecerían un impedimento para vivir, sin embargo, puede actuar la gracia. Por eso, afir-ma, “tenemos que pedir siem-pre al Señor que nos sostenga. No se trata de tener o no razón, sino de que pueda crecer tu conciencia de ser amado y ha-cer de esto una experiencia. Va-le la pena buscar a Cristo siem-pre dentro de la realidad que nos toca vivir”.

“Quien puede cono-cer a Cristo es quien tiene una

mirada tierna y apasionada por sí mismo y está atento a los signos”, afirmaba Marcos

Zerbini, uno de los fundado-

res de la Asociación Sin Tie-

rra de Sao Paulo, Brasil, du-

rante su intervención en la

asamblea de los responsables

de la Fundación “Centro San

Rafael de Ayuda a la Vida”

que tuvo lugar en la Granja

San Pío de Pietrelcina de Itá.

“Estuve pensando mucho en eso y me doy cuenta que expe-rimento un poco de esa mira-

da cada vez que busco una co-rrespondencia en aquello que responde a esa necesidad”,

agrega.

Marcos hizo referencia a

una reunión con universita-

rios donde había unas 3000

personas y no tenían más na-

da que ofrecerles. “Cada vez hay menos tierras en Sao Paulo y precisamos encontrar alternativas; hay un gran do-lor por eso. Sería más simple decirles que no hay alternati-va ni solución, pero, me doy cuenta que corresponde mu-cho más estar al lado de ellos buscando una solución”, indi-

có. “Lo importante en nues-tra vida es tener una compa-ñía que nos ayude a enfrentar el dolor”, añadió.

Precisamente, “lo que en-tendí aquí en Paraguay es que la primera compañía que me fue dada son los coordi-nadores de la Asociación que me ayudan a construir. Es la compañía de los que nos ayu-dan porque son los amigos preferenciales que el Señor nos dio. Los más importantes para Cristo no era la multi-tud a la que hablaba y sana-ba, sino sus apóstoles; per-sonas muy simples, personas

que tal vez yo no elegiría, pe-ro que me fueron dadas”, en-

fatizó.

“La pregunta cotidiana que nos hacemos es si estamos mirando de forma adecuada a las personas que me fueron dadas; porque, la amistad es el mayor regalo que Dios nos dio. Antes que los niños en la escuela, o los pacientes en la clínica, está la amistad que Dios nos dio, porque si no mi-ramos esto, no somos testimo-nios para ellos; como lo fue-ron los apóstoles, porque en-tre ellos vivían una amistad. No podemos ser absorbidos

por los problemas y dif icul-tades de la Asociación. Si no tenemos un lugar donde com-partir esto, no podría enten-der que Cristo es lo más im-portante para mí y esto pasa por volver a mirar con ternu-ra a estos amigos”, concluyó.

“Buscar un camino, no un

milagro”

Cuando el turno, Cleuza Ra-

mos, compañera de camino de

Marcos, dijo que a veces, la

gente comienza a “etiquetar”

y pegar el nombre de Cristo

a todo lo que hace. “Pero, lo que se precisa es estar con-vencido de eso (de la presen-cia de Cristo) y no que se con-vierta en un simple discurso. Es algo concreto y realmente es un testimonio de Cristo “y todo lo que viene de Él”. Es bueno que la gente entienda esto, es importante que pue-dan ver cómo vivimos nues-tros problemas y dramas así. Mirando a Silvia (NdR. Afec-

tada por un cáncer), me miro a mí misma. No se puede huir de algo así. Por eso me mo-lesta cuando la gente preten-de resolver la vida del otro, pero cuando se trata de uno mismo es diferente”.

También recordó que Jesús

le dijo a los apóstoles: “no es-tén contentos por los mila-gros que hago en los demás, sino porque sus nombres es-tán escritos en el cielo”; y f i-

nalmente, lo que Carrón nos

exhortó: “no busquen un mi-lagro, busquen un camino en la vida”.

Cantervill

la eucaristía”

Nilda tiene 6 hijos y desde

hace seis años, viene todos los

días a trabajar en la granja des-

de su casa ubicada en Itauguá.

Al igual que Tomás, ella consi-

dera una bendición de Dios el

lugar donde trabaja, pues ade-

más es ministra de la eucaris-

tía. Ella es la encargada de la

cocina y además es la “mamá

grande” de todos los que viven

en la granja; pues a veces de-

be dejar de lado sus quehaceres

para convertirse en sicóloga,

enfermera o simplemente ami-

ga de los que viven en la gran-

ja. Con palabras sencillas, ex-

presa la certeza de su fe: “Siem-pre digo que tengo dos familias que debo cuidar. Estoy muy agradecida con toda la gente que vive aquí porque me tratan muy bien, con mucho respe-to. Vivir acá es vivir de Cristo. Tratamos de cumplir todos los días con nuestro compromiso en este lugar. Nuestro alimen-to diario es la eucaristía. Aun-que a veces podemos caer, por-que tenemos debilidades, siem-pre es posible volver a levan-tarnos. Es difícil, pero no im-posible con la ayuda de Dios”.

Cantervill

Una experiencia que cambia la vida

“En Paraguay entendí que la compañía

más importante, es la que me fue dada”

I N T E R V E N C I Ó N D E M A R C O S Z E R B I N I Y C L E U Z A R A M O S E N

E L E N C U E N T R O D E R E S P O N S A B L E S D E L A F U N D A C I Ó N

E N C U E N T R O D E R E S P O N S A B L E S D E L A S O B R A S D E L A

F U N D A C I Ó N C E N T R O S A N R A F A E L D E A Y U D A A L A V I D A

Padre Aldo Trento Nilda, trabajadora de la Granja

Interior de la nueva ClÍnica

San Riccardo Pampuri

Patio interno de la nueva ClÍnica San

Riccardo Pampuri

Marcos Zerbini y Cleuza Ramos (de Brasil ) con Mónica Poletto (presidenta de las obras)

Page 5: Observador semanal del 24/05/2012

Jueves 24 de mayo de 20126 OBSERVADORSEMANAL

Ser bueno es ser tolerante, ciu-dadano respetuoso no sólo de todas la opiniones de los de-

más sino, y sobre todo, de los modos de vida de los otros. Este es un prin-cipio, tal vez el fundamental, del pro-yecto liberal de la democracia actual. Vivir y dejar vivir. Pero con la salve-dad que eso de “dejar vivir” sea asu-mido como verdad moral indiscuti-ble, categórica, dogmática. O dicho de manera contradictoria; no se de-be ser tolerante con el intolerante, con el que “no deja vivir como uno quie-re”. A este, y a todos los otros como él, se los debe marginar, eliminar, no física pues eso sería demasiado visi-ble y “fascista” sino político, pública-mente. La democracia liberal actual es, después de todo, un totalitarismo blando, no duro como los de antes.

La estrategia del proyecto liberal actual, aparece, clara, aunque mu-chos, no se den aún cuenta de ello. Es la pretensión de que las políticas pú-blicas propuestas defenderían la “dig-nidad” de los ciudadanos. Así; solo será “digna” una muerte si la decide el enfermo pues el sufrimiento lo en-cuentra “indigno”. O bien, será digna si el paciente le solicita al médico que le “ayude” en el proceso de acabar con su miseria. También es “digna” la autonomía del ciudadano en decidir con quién y para qué desea contraer matrimonio. Forzar a alguien, –conti-núa este argumento– a hacer y conde-nar a una forma de vida que no quie-re, deviene para el proyecto liberal del “yo quiero”, inmoral. Y para no olvi-dar, también es “digna” la actitud de una mujer con un embarazo no desea-do, de decidir a terminar el mismo. Es su libertad y, libertad supone la dig-nidad humana de poder ejercerla. Lo contrario seria, de nuevo, imposición, coacción, intolerancia de los demás. En resumen, sería inmoral.

La estrategia del proyecto liberal actual, entonces, se nos aparece clara,

aunque muchos, no se den aun cuenta de ello. Quiere ser una propuesta éti-ca. Es lo bueno expresado por el que-rer del individuo como norma de con-ducta aunque ese querer colisione contra la familia, contra la forma de vida de los otros, nos objetará el lec-tor y con razón, pero, para el libera-lismo actual, existen tantas morales como estrellas en el irmamento: to-do es relativo y por lo mismo; se debe tolerar todo. ¿No dijimos acaso al ini-cio que ser bueno es ser tolerante? Pe-ro la pregunta, legitima a mi parecer, es si esta propuesta liberal de preten-der poner a la ética como tal y la tole-rancia como principio –dentro del re-lativismo liberal por supuesto– es al-go humano. Ni esta ética de la “to-lerancia” a la vida de los amigos ni, me atrevería a decir, ninguna otra éti-ca dejada a su suerte genera una vida buena. Posiblemente aspira, pretende.

Pero nada más. Piénsese así en la ética que, en mu-

chos casos, no ha sido sino el motor de violencia. O acaso no ha habido una “moral marxista” o la del hom-bre nuevo. O bien la moral fascista o la de la raza superior. O el utilitaris-mo en nombre del placer y los bie-nes de consumo. ¿O acaso decenas de dictadores que a lo largo de la his-toria, los tiranos, los genocidas, aque-llos que cometieron sus violencias no

han invocado los más altos principios éticos como legitimación de sus con-ductas? Se ha recurrido a todo: a la justicia, la libertad, los derechos de las personas y de los pueblos, la dig-nidad de la patria. El liberalismo ac-tual, lamentablemente, no está solo: por donde se la mire, la ética dejada a sus solas fuerzas, termina devorándo-se a sí misma.

Pero el cristianismo no es una ex-cepción: cuando a la fe se la ha en-tendido como moral, los resultados han sido catastróicos. Esta confu-sión ha llevado a la experiencia cris-tiana a convertirse en un remedo in-gido y, para peor, reducida del senti-do del destino humano. La fe reduci-da a moral no ha hecho otra cosa que convertir la vida cristiana en una vi-da de reglas, pesada; ha convertido la felicidad en deber; ha mirado al gozo de la vida como sospecha de pecado y

de culpa. Repárese en la propuesta del viejo monje Pelagio para quien el ser humano era factible de ser perfecto por propio esfuerzo. Es que, si se me permite insistir en esto, poco importa si los efectos de un moralismo –redu-cir la marcha de la historia a moral– viene de una racionalización de la fe o de una moralización de la ideología. El resultado es el mismo: la moral co-mo único y exclusivo criterio hace la vida humana insoportable.

El liberalismo laicista actual está imponiendo una moral: es la de Oba-ma o Cristina o la que veremos en al-gunas semanas de Hollande, en Fran-cia: la moral rígida de que sólo la li-bertad del hacer lo que uno quiere, sin ataduras, conduce a la libertad. De ahí que se debe ser tolerante aún cuando no se esté de acuerdo con esta postu-ra: de lo contrario se corre el riesgo de la marginación, o el de ser etiqueta-do con todos los epítetos posibles de inmoralidad que se pueda imaginar: fundamentalista, intolerante, etc.

Pero la fe cristiana no se reduce a moral así como no es un sentimien-to, una realidad que una persona sien-ta como se siente la realidad sensible de las cosas. Éste es el gran déicit y el engaño del liberalismo actual: el ape-lar a la ética. Y para peor, rechazar el hecho religioso al suponer que la fe se reduce a una creencia meramente moral. Si esto fuera cierto, Abraham hubiera matado a Jacob. La fe es co-nocimiento de la realidad: el modo de contacto con el Misterio de la mis-ma. El Misterio que atajó el brazo de Abraham.

Proféticamente Juan Pablo II nos lo recordó hace veinte años: la Igle-sia no se reduce a templos, la fe no se arrincona en la conciencia individual. Y con ello, sólo queda el Estado y en consecuencia, la libertad autentica se desvanece.

* Mario Ramos-Reyes, Catedrá-tico y Filósofo; Director del Centro de Cultura, Ética y Desarrollo. Para comentarios o preguntas, dirigirse a [email protected]

Júpiter: ¿Sabes que esa liber-tad de la que te dices esclavo se asemeja mucho a una excusa?Orestes: no soy ni el amo ni el esclavo, Júpiter. ¡Soy mi libertad! ¡Apenas me creaste, deje de pertenecerte!

J.P. Sartre, Las Moscas

El apelar a la ética: la estrategia del proyecto liberal

R E F L E X I O N E S

Page 6: Observador semanal del 24/05/2012

Jueves 24 de mayo de 2012 7OBSERVADORSEMANAL

C A T E Q U E S I S D E B E N E D I C T O X V I

Ante los más de 11.000 ieles reunidos en la Plaza de San Pedro esa mañana, el Papa

explicó que la oración es fundamen-talmente la obra de Dios en cada uno, que permite el diálogo profundo e ín-timo con el Señor a través del Espí-ritu Santo. Cuando rezamos, senti-mos “nuestra debilidad (...) nuestro ser criaturas, porque nos encontra-mos ante la omnipotencia y la tras-cendencia de Dios (...) y percibimos nuestros límites (...) y la necesidad de coniar cada vez más en Él”. Es en-tonces cuando “el Espíritu Santo nos ayuda en nuestra incapacidad (...) y nos guía al dirigirnos a Dios”. Así, la oración es sobre todo “la acción del Espíritu Santo en nuestra huma-nidad, que se hace cargo de nuestra debilidad y nos transforma de perso-nas ligadas a la realidad material en personas espirituales”.

Subrayó luego que “cuanto más avanzamos en la escucha y en diá-logo con Dios, para que la oración se convierta en el aliento cotidiano de nuestra alma, tanto más se perci-be también el sentido de nuestras li-mitaciones, no sólo frente a las situa-ciones concretas de cada día, sino también en nuestra propia relación con el Señor”.

Entre las repercusiones de la ac-ción del Espíritu de Cristo como

principio interno de todas nuestras obras, el Pontíice observó, “En pri-mer lugar, con la oración animada por el Espíritu se nos da la posibili-dad de abandonar y de superar to-da forma de miedo o de esclavitud, viviendo la auténtica libertad de los hijos de Dios (…) Sin la oración que alimenta cada día nuestro estar en Cristo, en una intimidad que crece progresivamente, nos encontramos en la condición descrita por San Pa-blo, en la Carta a los Romanos: no

hacemos el bien que queremos, si-

no el mal que no queremos”. Benedicto XVI dijo luego que “la

libertad del Espíritu -añade san Pa-blo - nunca se identiica ni con el li-bertinaje, ni con la posibilidad de elegir el mal, sino con el fruto del Espíritu que es: amor, alegría y paz, magnanimidad, afabilidad, bondad y conianza, mansedumbre y tempe-rancia (…) La obra del Espíritu nos

libera de la esclavitud del pecado,

nos une radicalmente a Cristo, in-cluso en la cruz, pues los sufrimien-tos ya no pueden apartarnos de Él, y nuestros gemidos son un canto de

esperanza”.La segunda consecuencia es “que

la misma relación con Dios llega a

ser tan profunda, que nunca se ve

afectada por cualquier hecho o si-

tuación. Entonces comprendemos que con la oración no quedamos li-berados de pruebas o de sufrimien-tos, sino que podemos vivirlos en unión con Cristo, con sus sufrimien-tos, con la perspectiva de participar también en su gloria”. “Muchas ve-ces -dijo el Papa- pedimos a Dios que nos libre del mal físico y espiri-tual (...) y sin embargo, a menudo te-

nemos la impresión de que no nos es-cucha y corremos el riesgo de des-animarnos y no perseverar. En rea-

lidad, no hay ningún grito huma-

no que Dios no escuche. (...) La res-puesta de Dios Padre a su Hijo (...) no fue la liberación inmediata del su-frimiento, de la cruz, de la muerte: a través de la cruz y de la muerte, Dios

respondió (...) con la Resurrección”.Benedicto XVI resaltó que “la

oración no nos exime de la prue-ba y del sufrimiento, aún más -dice San Pablo- que ´gemimos interior-mente aguardando la adopción co-mo hijos y anhelando que se reali-ce la redención de nuestro cuerpo´”. “Por medio de la cruz y de la muer-te, Dios ha respondido con la resu-rrección del Hijo y con la vida nueva. La oración animada por el Espíritu

Santo nos lleva también a nosotros

a vivir cada día el camino de la vida,

con sus pruebas y sufrimientos, con plena esperanza y conianza en Dios, que nos responde como le respondió al Hijo”, aseguró.

La tercera consecuencia, dijo el Papa Benedicto, “es que la oración del creyente se abre también a las di-mensiones de la humanidad y de la creación entera, haciéndose cargo de que en efecto, toda la creación espera ansiosamente esta revelación de los hijos de Dios (…) Esto signiica que la oración, sostenida por el Es-

píritu de Cristo que habla en lo más

profundo de nosotros mismos, nun-

ca se queda encerrada en sí misma

-nunca es sólo rezar por mí- sino que se abre al compartir los sufrimientos de nuestro tiempo y de los demás”.

De esa forma, explicó el Pontíi-ce, la oración “se vuelve intercesión por los demás, y, por lo tanto, libera-ción de mí mismo, canal de esperan-za para toda la creación, expresión de ese amor de Dios que se derrama en nuestros corazones por medio del Espíritu Santo que nos ha sido da-do”. “Y precisamente ello es un sig-no de verdadera oración, que nun-ca se inaliza sobre mi mismo yo, si-

no que se abre a los demás. De for-ma que me libera y ayuda a redimir al mundo”.

Benedicto XVI dijo que San Pablo es un gran maestro para aprender a hacer oración y para comprender las diversas formas que existen de re-zar. “Pablo canta al Espíritu, mani-festando cómo en la oración nos da-mos cuenta de nuestra pequeñez y de la necesidad que tenemos de iarnos y encomendarnos a Él”. El apóstol, inalizó S.S. Benedicto XVI, nos en-seña que cuando rezamos “tenemos que abrirnos a la presencia y la ac-ción del Espíritu Santo (...) para que nos lleve a Dios con todo nuestro co-razón y todo nuestro ser. El Espíritu de Cristo se convierte en la fuerza de nuestra oración ‘débil’, en la luz de nuestra oración ‘apagada’, enseñán-donos a vivir, enfrentándonos a las pruebas de la existencia, de la certe-za de que no estamos solos, abrién-donos a los horizontes de la humani-dad y de la creación ‘que gime y su-fre con dolores de parto’”.

En su saludo en español, el Papa invitó a todos a “a pedir al Señor,

que su Espíritu” sea su fuerza “pa-

ra afrontar las pruebas con la espe-

ranza de estar radicados en Dios”. A los jóvenes el Papa les pidió que se empeñen con su entusiasmo al servi-cio del Evangelio. A los queridos en-fermos les recomendó que vivan sus sufrimientos unidos al Señor, para ofrecer una valiosa contribución al crecimiento del Reino de Dios. Y a los recién casados, Su Santidad los invitó a que testimonien el amor de Cristo con su amor conyugal.

(Preparado por GL)

... Sabemos que es verdad, cuando el apóstol [San Pa-blo] dice que no sabemos orar de modo conveniente. Queremos orar, pero Dios está lejos. No encontramos las palabras, el lenguaje para hablar con Dios, ni tan siquiera el pensamien-to. Sólo podemos abrirnos, poner nuestro tiempo a disposición de Dios, esperar que Él nos ayude a entrar en el verdadero diá-logo. Y el apóstol dice que esta falta de palabras, esta ausencia de palabras, pero también este deseo de po-nerse en contacto con Dios es oración que el Espíritu Santo no sólo entiende, sino que la lleva, e interpre-ta ante Dios. Precisamente esta debilidad se convierte, mediante el Espíritu Santo, en verdadera oración, en verdadero contacto con Dios. El Espíritu Santo es casi el intérprete que nos hace comprender a noso-tros mismos, a Dios, lo que queremos decir.

Al relexionar en la au-diencia general del 16 de mayo sobre la oración en las cartas de San Pablo, el Papa Benedicto XVI seña-ló que “no hay ningún gri-to humano que no sea es-cuchado por Dios”, espe-cialmente en la oración que libera a la persona de la esclavitud y permite so-brellevar el sufrimiento ya que con ella, el Espíritu Santo ayuda a superar las debilidades humanas e in-cluso a dar sentido a los sufrimientos que encon-tramos en la vida. El Santo Padre explicó que el Apóstol de las gen-tes quiere que entenda-mos que la oración “no es una obra buena hecha a Dios, una acción nuestra, sino ante todo un don, fruto de la presencia vi-va (..) y viviicante del Pa-dre y de Jesucristo en no-sotros”.ledad y asumir el dolor con dignidad y sentido.

“No hay gritohumanoque no seaescuchadopor Dios”

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Jueves 24 de mayo de 20128 OBSERVADORSEMANAL

María Auxiliadora En las iglesias de las naciones de Asia Menor la fiesta de María Auxi-

liadora se celebra el 1º de octubre, desde antes del año mil (En Europa y América se celebre el 24 de mayo). Se llama “Auxiliadora” porque nos trae un importante “auxilio” de Dios. El título de “María Auxilio de los Cris-tianos”, expresa la mediación de María respecto de la humanidad. Como Madre del Redentor, por fuerza y mérito de la corredención, Ella es la ayu-da de la humanidad necesitada de redención; lo es también de cada in-dividuo, porque es la Madre espiritual de todos.

Los cristianos de la Iglesia de la antigüedad en Grecia, Egipto, An-tioquía, Efeso, Alejandría y Atenas acostumbraban llamar a la Santí-sima Virgen con el nombre de Auxiliadora, que en su idioma, el grie-go, se dice con la palabra “Boetéia”, que signiica “La que trae auxi-lios venidos del cielo”. Ya San Juan Crisóstomo, arzobispo de Cons-tantinopla nacido en 345, la llama “Auxilio potentísimo” de los segui-dores de Cristo. Los dos títulos que más se leen en los antiguos mo-numentos de Oriente (Grecia, Turquía, Egipto) son: Madre de Dios y Auxiliadora. (Teotocos y Boetéia). En el año 476 el gran orador Pro-clo decía: “La Madre de Dios es nuestra Auxiliadora porque nos trae auxilios de lo alto”.

San Sofronio, Arzobispo de Jerusalén dijo en el año 560: “María es Auxiliadora de los que están en la tierra y la alegría de los que ya están en el cielo”. San Juan Damasceno, famoso predicador, año 749, es el primero en propagar esta jaculatoria: “María Auxiliadora ro-gad por nosotros”. El nombre de Auxiliadora se le daba ya en el año 1030 a la virgen María, en Ucrania (Rusia), por haber liberado aque-lla región de la invasión de las tribus paganas.

Se tiene constancia de que hacia el año 1558 ya iguraba en las le-tanías que se acostumbraban recitar en el santuario de Loreto Italia. En 1571 los turcos amenazaban con invadir Europa entera. El 7 de octubre, con auxilio de María, la lota naval de Juan de Austria ven-ció a las naves turcas en Lepanto. San Pío V consagra este día a San-ta María de la victoria y del rosario y la invocación. “María Auxilia-dora de los Cristianos” se difunde entre el pueblo.

En 1618 estallan las guerras de religión conocidas como “guerras de los 30 años”. Los príncipes católicos y el pueblo comenzaron a in-vocar a la virgen Sma. Con el titulo de “María Auxiliadora” y acu-dieron en peregrinación a una capilla que, con esta denominación se había levantado a la Virgen en la ciudad de Passau ( Alemania). En medio de las mil vicisitudes de la guerra, de la peste y del enfrenta-miento religioso, los católicos de Baviera y del Tirol se sintieron pro-tegidos por la Sma. Virgen y experimentaron una renovación espiri-tual. Este movimiento mariano estuvo alentado y guiado por los Pa-dres Capuchinos y por la Cofradía de María Auxiliadora, promoto-ra de la nueva devoción mariana. En ella muchos creyeron encontrar un medio seguro para salvar su Fe católica y la libertad de sus tierras.

En 1683 los turcos, capitaneados por el visir Kará Mustafá, ponen sitio a Viena, capital del impero. El Papa Inocencio XI vio entonces en serio peligro la existencia de una Europa cristiana; los creyentes acudieron a la protección de la Virgen María. “La invocación “Ma-ría, ayuda” (María hilf), airma un historiador, recorrió todas las re-giones de Alemania y Austria”. La victoria fue para las fuerzas cris-tianas, aunque las islámicas eran tres veces superiores. Viena quedó liberada. Una vez más los pueblos experimentaron la ayuda de la vir-gen María Auxiliadora.

Pío VII y Napoleón Bonaparte (1814)El poder había desubicado a Napoleón Bonaparte que quería im-

poner al Papa caprichos egoístas a los que el Papa se rechazo por lo que Napoleón invadió Italia y llevó al destierro al Papa Pío VII du-rante 5 años, el pontíice imploraba el auxilio de María, invitando al mismo tiempo a los cristianos a encomendarse a ella. El emperador francés fue derrotado, entonces Pío VII se vio libre y pudo encami-narse hacia la ciudad de Roma, donde, en medio de una alegría ge-neral entró el día 24 de mayo de 1814. El Papa atribuyo aquella li-beración propia y de la iglesia entera a la protección de la Virgen y, en consecuencia, instituyo la iesta litúrgica de María Auxiliadora.

Preparado por GL

L A AV E N T U R A H U M A N A D E LO S S A N T O S

Pero no todo son tinieblas y desgarramiento “La pa-

sión según San Juan”, de Juan Sebastián Bach. Al inal, re-iriéndose a Jesús en el sepulcro y su gloriosa resurrección por venir, con esperanza y júbilo, también el coro nos anima: Descansen bien, santos restos, / por los cuales yo no lloro más, / descansen bien y tráiganme también reposo. / La tumba que es suya, / y no contiene mas sufrimiento, / me abre el cielo / y evita mi caída al inierno.

Recordemos que el inierno no es un castigo deliberado de Dios contra nosotros, como con acierto nos lo ha recordado Juan Pablo II, sino ante todo un acontecer que comienza aquí y ahora, cuando nos cerramos a la praxis de la so-lidaridad y nos dejamos llevar por nuestras inclinaciones egoístas ¿Que más inierno que los 120 mi-llones de muertos que dejaron las confrontaciones armadas duran-te el siglo XX? ¿O más de 3.000 millones de personas que en este momento mueren de hambre en el mundo? ¿O los cientos de homici-dios que han sucedido en el Para-guay en los últimos años a causa del absurdo vórtice de violencia que se está desatando? ¿O los 2 millones de paraguayos que viven en condiciones infrahumanas, en particular los indígenas?

Que la pasión de Cristo no opaque el sentido último de ésta y eje central de su vida: ¡¡su ma-ravillosa Resurrección!! Frente a

la entrega incondicional y gran ternura por los humanos (en espe-cial por los excluidos), de Jesús, Gandhi, Martin Luther King o el grupo de monjas estadounidenses asesinado en El Salvador en 1978 o los miles de cristianos que día con día mueren asesinados en los países musulmanes ¿podemos de-cir que estas vidas se dieron en vano? ¿Qué su ejemplar cotidiano de amor se perdió? ¡De ninguna manera! Sin duda, toda su pasión solidaria ha impactado y conti-nua sacudiendo en profundidad el corazón de tantas y tantos, im-pulsándonos a continuar con su eximia divisa. Asimismo lo po-demos airmar del ininito amor de las madres (Dios también es Madre) que nos regala el don sin par de la vida, a pesar de la fre-cuente inidelidad de los hijos con ellas; al igual que tantas mujeres y hombres que se han desvivido y se desviven haciendo el bien.

La vigencia transformadora de todos estos testimonios de bondad constituye el hecho cristiano de la resurrección, el cual debe llenar-nos de jubilo y optimismo, ya que conirma que la ultima palabra en la historia humana no es el ab-surdo delirio de la arrogancia de poder, sino toda la magniicencia del amor de una madre fuente de la más extraordinaria realidad: la vida misma.

Se pregunta el apóstol Pablo, quien es Cristo, y su repuesta es clara: todos (mujeres y hombres)

formamos un solo cuerpo cuya cabeza es Cristo, todos somos el cuerpo de Cristo. Todo gozo y sufrimiento de las personas son gozos y dolores del Hijo del Hombre, y su resurrección es la nuestra: “Al ser bautizados uste-des fueron sepultados con Cristo, y fueron también resucitados con Él (… ) ahora Dios les ha dado vida juntamente con Cristo…”. “Si nos hemos unido a Cristo en una muerte como la suya, también nos uniremos a Él en su resurrec-ción”. Eufóricos entonces, porque grande y muy real es nuestra es-peranza de plenitud y gozo total, Bach concluye su obra maestra subrayando este gozo que toda la ferviente polifonía coral nos hace sentir con especial acento:

¡Oh Señor, envía tus pequeños ángeles / en mi última hora para llevar mi alma / hacia el seno de Abraham! / El cuerpo duerme en su lecho / placidamente, sin nin-guna tortura ni dolor / déjalo des-cansar hasta el ultimo día! / En-tonces, despiértame de la muerte, / que mis ojos te vean, / pletóri-cos de gozo, Oh Hijo de Dios, / mi Salvador y Trono de Gracia! / Señor Jesucristo, escúchame. / Yo te alabare eternamente!

Que la seductora poesía de Juan Sebastián Bach nos enamore a to-dos como a él, del fascinante ca-mino de la solidaridad que Jesús nos comunica.

(GL)

Una obrade fe cristiana (II)

C U L T U R A / M Ú S I C A D E B A C H