milena o el femur
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La joven que busca en su vida respuestas a las interrogantes sobre su origen y lo sucedido con su hermano durante la guerra. Es una joven a la cual la belleza es más una maldición que un don.TRANSCRIPT
MILENA O EL FMUR MS BELLO DEL MUNDOJORGE ZEPEDA PATTERSON
Jorge Zepeda Patterson, economista y socilogo, hizo maestra en la Flacso (Facultad
Latinoamericana de Ciencias Sociales) y estu-
dios de doctorado en Ciencia Poltica en la
Sorbona de Pars. Fund y dirigi la revista
Da Siete y es analista en radio, televisin y
prensa escrita. Su columna dominical aparece
en veinte diarios de Mxico, y todos los jueves
El Pas publica en la edicin para Amrica su
columna Pensndolo bien. Fue director funda-
dor de los diarios Siglo 21 y Pblico en Guada-
lajara y director de El Universal. En 1999 ob-
tuvo el Premio Maria Moors Cabot, de la
Universidad de Columbia. Dirige el diario
digital . Autor y coautor de
media docena de libros de anlisis, entre otros:
Los amos de Mxico (Planeta, 2007) y Los suspi-
rantes (Planeta, 2012). Su ltima novela pu-
blicada fue Los corruptores (Destino, 2013), con
la que alcanz el xito en nuestro pas y re-
sult fi nalista del Premio Dashiell Hammett.
@jorgezepedap
No era el primer hombre que mora en bra-
zos de Milena, pero s el primero que lo haca
por causas naturales. Aquellos a los que haba
asesinado no dejaron rastro ni remordimien-
to en su nimo. Ahora, en cambio, la muerte
de su amante la suma en la desolacin.
En asuntos del corazn, el sexo siempre haba
terminado por imponerse en la vida de Rosen-
do Franco. El da en que falleci no fue dis-
tinto. Bajo la exigencia del Viagra que lo
inundaba, sus coronarias se vieron en la difcil
disyuntiva de bombear la sangre exigida para
sostener el violento ritmo con que penetraba
a Milena o atender a otros rganos. Fieles a la
historia de Rosendo, sus entraas optaron por
el sexo. El corazn se desgarr en bocanadas
desatendidas aunque concedi al cerebro del
viejo unos instantes adicionales para adivinar
lo que suceda.
Diagonal, 662, 08034 Barcelonawww.editorial.planeta.eswww.planetadelibros.com
Autores Espaoles e Iberoamericanos
Diseo de la cubierta: Departamento de Arte y Diseo. rea Editorial Grupo PlanetaFotografa de la cubierta: A Feigned Retreat by Mary Jane Ansell Fotografa del autor: Blanca Charolet
10099125PVP 21,50
SELLO
FORMATO
SERVICIO
PLANETA
15 x 23
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COLECCIN AE&I
TD
CARACTERSTICAS
5/0 cmyk
+ pantone 1805
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FORRO TAPA
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PLASTIFCADO
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DISEO
EDICIN
16/10
La belleza de Milena tambin fue su perdicin. Convertida en esclava sexual desde la adolescencia, intenta huir cuando muere su protector, un magnate de la comunicacin que sufre un fallo cardiaco mientras hace el amor con ella. En su an-gustiosa fuga, se cruza con los Azules, un tro de justicieros formado por el periodista Toms Arizmendi, la poltica Ame-lia Navarro y el especialista en alta seguridad Jaime Lemus. Ellos desean liberarla, pero Milena guarda con recelo un es-pinoso misterio que atesora en su libreta negra y que supone su salvacin y, sobre todo, su venganza.
Una vigorosa novela de accin y amor que denuncia los abusos de poder y la corrupcin, pero que sobre todo nos muestra el alma abierta de una mujer vejada, como tantas otras, en un mundo cada vez ms globalizado.
34 mm
PR E M I O PL A N E TA 2 014 P R E M I O
P L A N E TA 2 014
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Jorge Zepeda Patterson
Milena o el fmurms bello del mundo
Premio Planeta2014
No se permite la reproduccin total o parcial de este libro, ni su incorporacin aun sistema informtico, ni su transmisin en cualquier forma o por cualquiermedio, sea ste electrnico, mecnico, por fotocopia, por grabacin u otrosmtodos, sin el permiso previo y por escrito del editor. La infraccin de losderechos mencionados puede ser constitutiva de delito contra la propiedadintelectual (Art. 270 y siguientes del Cdigo Penal)
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Jorge Zepeda Patterson, 2014 Editorial Planeta, S. A., 2014
Diagonal, 662-664, 08034 Barcelona (Espaa)www.editorial.planeta.eswww.planetadelibros.com
Primera edicin: noviembre de 2014Depsito legal: B. 23.525-2014ISBN 978-84-08-13405-3Composicin: Vctor Igual, S. L.Impresin y encuadernacin: Cayfosa (Impresia Ibrica)Printed in Spain - Impreso en Espaa
El papel utilizado para la impresin de este libro es cien por cien libre de cloro yest calificado como papel ecolgico
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MilenaJueves 6 de noviembre de 2014, 9.30 p. m.
No era el primer hombre quemora en brazos deMilena, peros el primero que lo haca por causas naturales. Aquellos a losque haba asesinado no dejaron rastro ni remordimiento ensu nimo. Ahora, en cambio, la muerte de su amante la sumaen la desolacin.
En asuntos del corazn, el sexo siempre haba terminadopor imponerse en la vida de Rosendo Franco. El da en quefalleci no fue distinto. Bajo la exigencia del Viagra que loinundaba, sus coronarias se vieron en la difcil disyuntiva debombear la sangre exigida para sostener el violento ritmo conque penetraba a Milena o atender a otros rganos. Fieles a lahistoria de Rosendo, sus entraas optaron por el sexo. El co-razn se desgarr en bocanadas desatendidas aunque concedial cerebro del viejo unos instantes adicionales para adivinar loque suceda.
Una imagen acudi a la mente del dueo del peridico ElMundo. La contraccin del pecho proyect la cadera haciadelante, profundizando la penetracin. Se dijo que por fin ibaa correrse, que iba a lograr eso que llevaba esquivndole losdiez minutos de cabalgata febril sobre las blancas caderas desu amante. Rosendo siempre crey que su ltimo pensamien-to sera para el diario al que haba dedicado sueos y desvelos;
8en aos recientes, cada vez que pensaba en la muerte experi-mentaba un ramalazo de rabia y frustracin al imaginarse laorfandad en que dejara la gran obra de su vida. Y pese a ello,destin los breves instantes de su agona a exigirse una gotade semen para despedirse de su ltimo amor.
Milena tard unos segundos en percatarse de que los ruidosque emita el hombre no eran de placer. No pudo hacermayorcosa. Su amante la sujetaba por la cintura, envolvindola conlos brazosmientras estrellaba sus estertores agnicos contra suespalda enrojecida, como olas menguantes sobre una playaextensa. El viejo encaj la frente en la nuca de la mujer y lanariz en su cuello. Su respiracin violenta agit un rizo indis-ciplinado. Milena percibi de reojo el tenue vuelo de su cabe-llo impulsado por el lnguido aliento del moribundo, luegoel rizo qued esttico y la quietud rein en el cuarto.
Se mantuvo inmvil largo rato, salvo por las gruesas lgri-mas que resbalaban por su rostro y moran en la almohada.Lloraba por l, pero sobre todo por ella misma. Se dijo queprefera suicidarse antes que regresar al infierno del que Ro-sendo la haba rescatado. Peor an, saba que en esta ocasinla represalia sera despiadada. Se vio a s misma tres aosantes, desnuda frente a dos grandes perros dispuestos a des-tazarla.
No entenda por qu haban comenzado a amenazarla enlas ltimas semanas despus de dejarla tranquila durante variosmeses. Ahora, sin la proteccin del anciano, se convertira enun saco de carne y huesos destinado a pudrirse en algn ba-rranco, sin que importara el hecho de que los hombres paga-ban mil doscientos dlares por el privilegio de macerar suscarnes. Imagin el hallazgo de su cuerpo meses ms tarde y eldesconcierto de los forenses ante el fmur anormalmente lar-go de sus piernas kilomtricas. La imagen la sac del tranceen que haba cado y al fin la puso en movimiento. Se incor-por a medias para ver el rostro del muerto, limpi un rastrode saliva en su barbilla y lo cubri con la sbana. Observ el
9blster de Viagra sobre la mesita de noche y decidi ocultarloen un ltimo acto de lealtad para con el orgulloso viejo.
Camin al bao impulsada por los sentidos alertados, conla lucidez febril del sobreviviente. Su mente ocupada en elcontenido de la maleta que tendra que llenar antes de tomarun avin, aunque solo le importara la libreta negra que escon-da en el armario de la habitacin. No solo era su venganzaltima en contra de aquellos que la haban explotado, tambinuna garanta de supervivencia por los secretos que guardaba.
Nunca lleg al aeropuerto, no se llamaba Milena ni erarusa como todos crean. Tampoco se percat de la gota desemen que cay sobre la baldosa.
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Los AzulesViernes 7 de noviembre, 7 p. m.
Si hubiera podido incorporarse desde el fondo de su atad,Rosendo Franco habra estado ms que satisfecho de su capa-cidad de convocatoria. La funeraria transfiri a otras sucursa-les los difuntos menos connotados para dedicar todas las salasde vela a albergar a las dos mil personas que acudieron al ve-latorio del dueo de El Mundo. Incluso el presidente del pas,Alonso Prida, haba permanecido veinteminutos en el recintomortuorio y con l buena parte de su gabinete. Prida ya notena el portemajestuoso e imperial que ostentaba en su primerao de gobierno; demasiadas abolladuras inespe