número suelto € 1,00. número atrasado € 2,00 ol’ s s e ... · romanos y peregrinos de...

19
Número suelto € 1,00. Número atrasado € 2,00 L’O S S E RVATORE ROMANO EDICIÓN SEMANAL Unicuique suum EN LENGUA ESPAÑOLA Non praevalebunt Año LII, número 40 (2.686) Ciudad del Vaticano 2 de octubre de 2020 DE UNA CRISIS NO SE SALE IGUAL , O SALIMOS MEJORES O SALIMOS PEORES

Upload: others

Post on 04-Oct-2020

1 views

Category:

Documents


0 download

TRANSCRIPT

Page 1: Número suelto € 1,00. Número atrasado € 2,00 OL’ S S E ... · romanos y peregrinos de distintas partes de Italia y del mundo. ¡Hay muchas banderas diferentes! Un pensamiento

Número suelto € 1,00. Número atrasado € 2,00

L’O S S E RVATOR E ROMANOEDICIÓN SEMANAL

Unicuique suum

EN LENGUA ESPAÑOLANon praevalebunt

Año LII, número 40 (2.686) Ciudad del Vaticano 2 de octubre de 2020

DE UNA CRISIS NOSE SALE I G UA L ,

O SALIMOS MEJORESO SALIMOS PEORES

Page 2: Número suelto € 1,00. Número atrasado € 2,00 OL’ S S E ... · romanos y peregrinos de distintas partes de Italia y del mundo. ¡Hay muchas banderas diferentes! Un pensamiento

L’OSSERVATORE ROMANOEDICIÓN SEMANAL

Unicuique suum

EN LENGUA ESPAÑOLANon praevalebunt

Ciudad del Vaticanoredazione.spagnola.or@sp c.va

w w w. o s s e r v a t o re ro m a n o .v a

ANDREA MONDAd i re c t o r

Giuseppe Fiorentinosub director

Silvina Pérezjefe de la edición

Redacciónvia del Pellegrino, 00120 Ciudad del Vaticano

teléfono 39 06 698 99410

TIPO GRAFIA VAT I C A N A EDITRICEL’OS S E R VAT O R E ROMANO

Servicio fotográficop h o t o @ o s s ro m .v a

Publicidad: Il Sole 24 Ore S.p.A.System Comunicazione Pubblicitaria

Via Monte Rosa 91, 20149 Milanos e g re t e r i a d i re z i o n e s y s t e m @ i l s o l e 2 4 o re . c o m

Tarifas de suscripción: Italia - Vaticano: € 58.00; Europa (España + I VA ): € 100.00 - $ 148.00; AméricaLatina, África, Asia: € 110.00 - $ 160.00; América del Norte, Oceanía: € 162.00 - $ 240.00.Administración: 00120 Ciudad del Vaticano, teléfono + 39 06 698 99 480, fax + 39 06 698 85 164,e-mail: [email protected] México: Arquidiócesis primada de México. Dirección de Comunicación Social. San Juan de Dios,222-C. Col. Villa Lázaro Cárdenas. CP 14370. Del. Tlalpan. México, D.F.; teléfono + 52 55 2652 99 55,fax + 52 55 5518 75 32; e-mail: [email protected] Perú: Editorial salesiana, Avenida Brasil 220, Lima 5, Perú; teléfono + 51 42 357 82; fax + 51 431 67 82;e-mail: [email protected].

página 2 L’OSSERVATORE ROMANO viernes 2 de octubre de 2020, número 40

Nuevo llamamiento de Francisco

El camino del diálogo y de la negociaciónpara la paz en el Cáucaso

En la Jornada mundial del migrante y del refugiado el pensamiento a los desplazados internos obligados a huir

Ángelus

Queridos hermanos y hermanas, en mi tierra sedice: “Al mal tiempo buena cara”. Con esta “bue-na cara” os digo: ¡buenos días!

Con su predicación sobre el Reino deDios, Jesús se opone a una religiosidadque no involucra la vida humana, queno interpela la conciencia y su responsa-

bilidad frente al bien y al mal. Lo demuestra tam-bién con la parábola de los dos hijos, que es pro-puesta en el Evangelio de Mateo (cfr. 21, 28-32).A la invitación del padre de ir a trabajar a la viña,el primer hijo responde impulsivamente “no, novoy”, pero después se arrepiente y va; sin embar-go el segundo hijo, que enseguida responde “sí, sípapá”, en realidad no lo hace, no va. La obedien-cia no consiste en decir “sí” o “no”, sino siempreen actuar, en cultivar la viña, en realizar el Reinode Dios, en hacer el bien. Con este sencillo ejem-plo, Jesús quiere superar una religión entendidasolo como práctica exterior y rutinaria, que no in-cide en la vida y en las actitudes de las personas,una religiosidad superficial, solamente “ritual”, enel mal sentido de la palabra.

Los exponentes de esta religiosidad “de facha-da”, que Jesús desaprueba, eran en aquella época«los sumos sacerdotes y los ancianos del pueblo»(Mt 21, 23), los cuales, según la admonición delSeñor, en el Reino de Dios serán superados porlos publicanos y las rameras (cfr. v. 31). Jesús lesdice: “Los publicanos, es decir los pecadores, ylas rameras llegan antes que vosotros al Reino deD ios”. Esta afirmación no debe inducir a pensarque hacen bien los que no siguen los mandamien-tos de Dios, los que no siguen la moral, y dicen:“Al fin y al cabo, ¡los que van a la Iglesia sonpeor que nosotros!”. No, esta no es la enseñanzade Jesús. Jesús no señala a los publicanos y lasprostitutas como modelos de vida, sino como“privilegiados de la Gracia”. Y quisiera subrayaresta palabra “gracia”, la gracia, porque la conver-sión siempre es una gracia. Una gracia que Diosofrece a todo aquel que se abre y se convierte aÉl. De hecho, estas personas, escuchando su pre-dicación, se arrepintieron y cambiaron de vida.Pensemos en Mateo, por ejemplo, San Mateo,que era un publicano, un traidor a su patria.

En el Evangelio de hoy, quien queda mejor esel primer hermano, no porque ha dicho “no” a su

padre, sino porque después el “no” se ha conver-tido en un “sí”, se ha arrepentido. Dios es pacien-te con cada uno de nosotros: no se cansa, no de-siste después de nuestro “no”; nos deja libres tam-bién de alejarnos de Él y de equivocarnos. ¡Pen-sar en la paciencia de Dios es maravilloso! Cómoel Señor nos espera siempre; siempre junto a no-sotros para ayudarnos; pero respeta nuestra liber-tad. Y espera ansiosamente nuestro “sí”, para aco-gernos nuevamente entre sus brazos paternos ycolmarnos de su misericordia sin límites. La fe enDios pide renovar cada día la elección del bienrespecto al mal, la elección de la verdad respectoa la mentira, la elección del amor del prójimo res-pecto al egoísmo. Quien se convierte a esta elec-ción, después de haber experimentado el pecado,encontrará los primeros lugares en el Reino de loscielos, donde hay más alegría por un solo pecadorque se convierte que por noventa y nueve justos(cfr. Lc 15, 7).

Pero la conversión, cambiar el corazón, es unproceso, un proceso que nos purifica de las in-crustaciones morales. Y a veces es un proceso do-loroso, porque no existe el camino de la santidadsin alguna renuncia y sin el combate espiritual.Combatir por el bien, combatir para no caer en latentación, hacer por nuestra parte lo que pode-mos, para llegar a vivir en la paz y en la alegríade las Bienaventuranzas. El Evangelio de hoycuestiona la forma de vivir la vida cristiana, queno está hecha de sueños y bonitas aspiraciones,sino de compromisos concretos, para abrirnossiempre a la voluntad de Dios y al amor hacia loshermanos. Pero esto, también el compromiso con-creto más pequeño, no se puede hacer sin la gra-cia. La conversión es una gracia que debemos pe-dir siempre: “Señor dame la gracia de mejorar.Dame la gracia de ser un buen cristiano”.

Que María Santísima nos ayude a ser dócilesen la acción del Espíritu Santo. Él es quien derri-te la dureza de los corazones y los dispone alarrepentimiento, para obtener la vida y la salva-ción prometidas por Jesús.

Al finalizar la oración mariana, el Papa dirigió unaspalabras a los desplazados internos, a quienes estabadedicada la celebración de la Jornada mundial delmigrante y del refugiado.

¡Queridos hermanos y hermanas!

Llegan noticias preocupantes de enfrenta-mientos en la zona del Cáucaso. Rezo porla paz en el Cáucaso y pido a las partes en

conflicto cumplir gestos concretos de buena vo-luntad y de hermandad, que puedan llevar a re-solver los problemas no con el uso de la fuerza yde las armas, sino por medio del diálogo y de lanegociación. Rezamos juntos, en silencio, por lapaz en el Cáucaso.

Ayer, en Nápoles, fue proclamada beata MaríaLuisa del Santísimo Sacramento, en el siglo Ma-ría Velotti, fundadora de la Congregación de lasHermanas Franciscanas Adoradoras de la SantaCruz. Damos gracias a Dios por esta nueva beata,ejemplo de contemplación del misterio del Calva-rio e incansable en el ejercicio de la caridad.

Hoy la Iglesia celebra la Jornada Mundial delMigrante y del Refugiado. Saludo a los refugia-dos y a los migrantes presentes en la plaza en tor-no al monumento titulado: “Ángeles sin saberlo”(cfr. Hb 13, 2), que bendije hace un año. Este añohe querido dedicar mi mensaje a los desplazadosinternos, los cuales están obligados a huir, comoles sucedió también a Jesús y a su familia. «ComoJesús obligados a huir», así los desplazados, losmigrantes. A ellos, de forma particular, y a quienles asiste va nuestro recuerdo y nuestra oración.

Hoy se celebra también la Jornada Mundial delTurismo. La pandemia ha golpeado durante estesector, tan importante para tantos países. Dirijomi aliento a quienes trabajan en el turismo, enparticular a las pequeñas empresas familiares y alos jóvenes. Deseo que todos puedan pronto recu-perarse de las dificultades actuales.

Y saludo ahora a todos vosotros, queridos fielesromanos y peregrinos de distintas partes de Italiay del mundo. ¡Hay muchas banderas diferentes!Un pensamiento especial a las mujeres y a todaslas personas comprometidas en la lucha contra lostumores de seno. ¡El Señor sostenga vuestro com-promiso! Y saludo a los peregrinos de Siena quehan venido a pie hasta Roma.

Y a todos os deseo un buen domingo, un do-mingo en paz. Por favor, no os olvidéis de rezarpor mí. ¡Buen almuerzo y hasta pronto!

Un nuevo llamamiento por la paz en elCáucaso fue lanzado por el Papa al

finalizar el Ángelus del 27 deseptiembre. Asomándose a la ventana

del estudio privado del Palacioapostólico vaticano, antes de la oración

mariana de medio día con los fielespresentes en la plaza de San Pedro, el

Pontífice comentó la parábola de los doshijos, propuesta en el Evangelio delXXVI domingo del tiempo ordinario

(Mt 21, 28-32)

Page 3: Número suelto € 1,00. Número atrasado € 2,00 OL’ S S E ... · romanos y peregrinos de distintas partes de Italia y del mundo. ¡Hay muchas banderas diferentes! Un pensamiento

número 40, viernes 2 de octubre de 2020 L’OSSERVATORE ROMANO página 3

En escucha de los niños y de los jóvenesdescartados por la sociedad

Mensaje del Papa por el centenario de la aprobación canónica de la congregación de San Miguel arcángel

cielo (cfr Lc 13, 18-19), así la obra de este celantesacerdote de la diócesis de Przemyśl, sembradaen primer lugar en la tierra de Polonia, conti-núa generando frutos, a través de vuestro servi-cio, en numerosos países repartidos por los dife-rentes continentes.

La Providencia Divina ha plantado esta semi-lla en la vida de Don Markiewicz, quien prime-ro la ha cultivado mediante la experiencia de vi-da religiosa en la Congregación Salesiana y enla amable relación directa con San Juan Bosco.Al regresar de Italia a Polonia como primer sa-lesiano, siguió la siembra a través de las obras afavor de los niños pobres y abandonados, reu-niendo en torno a ellos hombres y mujeres, co-laboradores del primer núcleo de la rama mas-culina y femenina de las futuras Congregacionesde San Miguel Arcángel.

Él murió en 1912, algunos años antes que elInstituto religioso, tan deseado por él, fueraaprobado oficialmente el 29 de septiembre de1921 por el entonces arzobispo de CracoviaAdam Stefan Sapieha. Sin embargo, la herenciaespiritual del Fundador ha sido vivida con ar-dor apostólico por sus hijos en el arco de estoscien años, adecuándola con sabiduría a la reali-dad y a las nuevas urgencias pastorales, tambiéna costa del don supremo de la vida como testi-monia el martirio de vuestros beatos LadislaoBłądziński ed Adalberto Nierychlewski.

Vuestro carisma, más actual que nunca, se ca-racteriza por su preocupación por los niños po-bres, huérfanos y abandonados, no queridos pornadie y muchas veces considerados descartadosde la sociedad. Mientras me complazco por to-do lo que habéis hecho en estas décadas a favor

de la infancia abandonada, os invito a continuarcon renovado entusiasmo en el compromisoeducativo por aquellos que muchas veces nadiequiere acoger y defender, a través de escuelas,oratorios, las casas de acogida, albergues, yotras realidades asistenciales y formativas. Laeducación humana y cristiana, especialmentehacia los pobres y en lugares donde, por diver-sas razones, es carente y no garantizada de for-ma adecuada por la sociedad, es el mayor rega-lo que también hoy estáis llamados a ofrecer alos niños y jóvenes descuidados. Necesitan con-tinuamente formadores que los guíen con amorpaterno y bondad evangélica en el crecimientohumano y religioso. En este sentido, me gusta-ría recordar las palabras con las que vuestrofundador resumía su misión. «Quisiera recogermillones de niños huérfanos de todas las nacio-nes y de todas las razas para conducirlos aDios» (Carta a Madre Isabella, 11 de abril de1910, en: Epistulae, V, p.91).

Los más necesitados asumen hoy el rostro nosolo de aquellos que viven en la carencia mate-rial, sino que a menudo son esclavos del condi-cionamiento y las adicciones modernas. Por lotanto, vuestro Instituto está llamado a dedicartodo cuidado y atención a las realidades juveni-les y sociales expuestas al peligro del mal y delalejamiento de Dios. Otro campo importante deapostolado que habéis cultivado y que os animoa continuar es la pastoral a través de la palabraimpresa. La Editorial Michalineum y las dos pu-blicaciones periódicas: Templanza y trabajo yQuién como Dios, no solo son el legado delfundador, sino que constituyen valiosos mediosde comunicación social que, adaptados a las ne-

pirada en estos valores hará que vuestra obraapostólica sea creíble y atractiva, y suscitarátambién nuevas vocaciones. En esta perspectiva,espero que vuestra Familia religiosa siga difun-diendo el apostolado de San Miguel Arcángel,poderoso vencedor de las potencias del mal,viendo en ello una gran obra de misericordiapara el alma y el cuerpo.

Que en los diversos campos de vuestro servi-cio eclesial refulja la fiel adhesión a Cristo y asu Evangelio. La Virgen Santa y el arcángel Mi-guel os protejan y sean la guía segura del cami-no de vuestra Congregación, para que puedallevar a cabo todos sus proyectos de bien. Conestos deseos, a la vez que aseguro mi recuerdoen la oración por cada uno de vosotros y porlas iniciativas de vuestro Año Jubilar, os impar-to de corazón mi bendición, que de buen gradohago extensiva a todos los que encontráis envuestro apostolado diario.

Que en los diversos campos de vuestro servi-cio eclesial refulja la fiel adhesión a Cristo y asu Evangelio. La Virgen Santa y el arcángel Mi-guel os protejan y sean la guía segura del cami-no de vuestra Congregación, para que puedallevar a cabo todos sus proyectos de bien. Conestos deseos, a la vez que aseguro mi recuerdoen la oración por cada uno de vosotros y porlas iniciativas de vuestro Año Jubilar, os impar-to de corazón mi bendición, que de buen gradohago extensiva a todos los que encontráis envuestro apostolado diario.

Roma, San Juan de Letrán, 29 de julio 2020Fr a n c i s c o

Una exhortación a seguir «obras a favor delos niños» y de los jóvenes «pobres yabandonados» fue dirigida por el Papa a lacongregación de San Miguel arcángel, quecelebra el centenario de la aprobacióncanónica. Publicamos el texto del mensajeenviado para la ocasión al superior general ypublicado el domingo 27 de septiembre, en elque Francisco recuerda la unión entre elfundador —el beato polaco BronislaoMarkiewcz — y don Bosco.

Al Reverendo Padre Dariusz Wilk, C.S.M.A.Superior General

de la Congregación de San MiguelA rc á n g e l

Deseo unirme espiritualmente austed y a sus hermanos, en vistadel Centenario de la aprobaciónde esta Congregación que están

preparando para celebrar con un Año Jubi-lar. Esta circunstancia significativa me ofre-ce la posibilidad de unirme a vuestra ac-ción de gracias al Señor por las maravillasrealizadas por Él por medio de la obra devuestro Instituto. A la vez, deseo animar-nos a seguir con convicción, alegría y reno-vada fidelidad el camino trazado por elfundador, el beato Bronislao Markiewicz.Como el evangélico grano de mostaza, quelanzado a la tierra, crece y se convierte enun árbol grande y casa para los pájaros del

cesidades actuales y enriquecidos por lastecnologías modernas, pueden llegar a mu-chos, generando frutos de bien en la men-tes y la conciencia de la gente.

En este vuestro Año Jubilar, que cadauno de vosotros pueda ponerse en dulceescucha del Espíritu Santo y se dejarsemoldear por Él para renovar la necesariacomunión fraterna, de cara a una misióncada vez más fecunda. No os canséis deponeros a la escucha del «grito» que losniños y jóvenes indefensos llevan grabadoen sus ojos, convirtiéndoos para ellos enportadores de esperanza y futuro. No olvi-déis que «Jesús quiere que toquemos lamiseria humana, que toquemos la carne su-friente de los demás. Espera que renuncie-mos a buscar esos cobertizos personales ocomunitarios que nos permiten mantener-nos a distancia del nudo de la tormentahumana, para que aceptemos de verdadentrar en contacto con la existencia concre-ta de los otros y conozcamos la fuerza dela ternura» (Exhort. Ap. Evangelium gau-dium, 270). Viviendo así seréis verdaderostestigos de Cristo y defensores de los hom-bres. Los tiempos actuales necesitan perso-nas consagradas que sepan mirar cada vezmás a las necesidades de los últimos, queno temen realizar el carisma de su Institutoen los modernos hospitales de campaña.

Para alcanzar este objetivo apostólico esnecesario ser hombres de comunión, supe-rar las fronteras, construir puentes y derri-bar los muros de la indiferencia. En el iti-nerario de una renovada fidelidad al caris-ma, no dejéis de hacer referencia a las pa-labras que han iluminado el camino devuestra benemérita Congregación en estoscien años: el grito victorioso de San Mi-guel Arcángel, «¡Quién como Dios!», quedefiende al hombre del egoísmo, y el prin-cipio de «Templanza y trabajo», que indicalos caminos a seguir en la realización devuestro carisma. La coherencia de vida ins-

Page 4: Número suelto € 1,00. Número atrasado € 2,00 OL’ S S E ... · romanos y peregrinos de distintas partes de Italia y del mundo. ¡Hay muchas banderas diferentes! Un pensamiento

página 4 L’OSSERVATORE ROMANO viernes 2 de octubre de 2020, número 40

En un videomensaje a la Asamblea General de la ONU

Una nueva corresponsabilidad mundial para derrotarel individualismo autodestructivo

Francisco invoca un cambio de ruta para salir de la crisis y promueve el multilateralismo

La pandemia ha puesto de relievela urgente necesidad de promover lasalud pública y de realizar el dere-cho de toda persona a la atenciónmédica básica[3]. Por tanto, renuevoel llamado a los responsables políti-cos y al sector privado a que tomenlas medidas adecuadas para garanti-zar el acceso a las vacunas contra elCovid-19 y a las tecnologías esencia-les necesarias para atender a los en-fermos. Y si hay que privilegiar a al-guien, que ése sea el más pobre, elmás vulnerable, aquel que normal-mente queda discriminado por notener poder ni recursos económicos.

La crisis actual también nos hademostrado que la solidaridad nopuede ser una palabra o una prome-sa vacía. Además, nos muestra la im-portancia de evitar la tentación desuperar nuestros límites naturales.«La libertad humana es capaz de li-mitar la técnica, orientarla y colocar-la al servicio de otro tipo de progre-so más sano, más humano, más so-cial, más integral»[4]. También debe-ríamos tener en cuenta todos estosaspectos en los debates sobre elcomplejo tema de la inteligencia ar-tificial (IA).

les objetivos de cada empresario,uno de los criterios de éxito de laactividad productiva. El progresotecnológico es útil y necesario siem-pre que sirva para hacer que el tra-bajo de las personas sea más digno,más seguro, menos pesado y ago-biante.

Y todo esto requiere un cambiode dirección, y para esto ya tenemoslos recursos y tenemos los mediosculturales, tecnológicos y tenemos laconciencia social. Sin embargo, estecambio necesita un marco ético másfuerte, capaz de superar la «tan di-fundida e inconscientemente consoli-dada “cultura del descarte”»[5].

En el origen de esta cultura deldescarte existe una gran falta de res-peto por la dignidad humana, unapromoción ideológica con visionesreduccionistas de la persona, una ne-gación de la universalidad de sus de-rechos fundamentales, y un deseo depoder y de control absolutos quedomina la sociedad moderna de hoy.Digámoslo por su nombre: esto tam-bién es un atentado contra la huma-nidad.

De hecho, es doloroso ver cuántosderechos fundamentales continúan

También debemos admitir que lascrisis humanitarias se han convertidoen el statu quo, donde los derechosa la vida, a la libertad y a la seguri-dad personales no están garantiza-dos. De hecho, los conflictos en to-do el mundo muestran que el uso dearmas explosivas, sobretodo en áreaspobladas, tiene un impacto humani-tario dramático a largo plazo. En es-te sentido, las armas convencionalesse están volviendo cada vez menos“convencionales” y cada vez más “ar-mas de destrucción masiva”, arrui-nando ciudades, escuelas, hospitales,sitios religiosos, e infraestructuras yservicios básicos para la población.

Además, muchos se ven obligadosa abandonar sus hogares. Con fre-cuencia, los refugiados, los migran-tes y los desplazados internos en lospaíses de origen, tránsito y destino,sufren abandonados, sin oportuni-dad de mejorar su situación en la vi-da o en la de su familia. Peor aún,miles son interceptados en el mar ydevueltos a la fuerza a campos dedetención donde enfrentan torturasy abusos. Muchos son víctimas de latrata, la esclavitud sexual o el traba-jo forzado, explotados en laboresdegradantes, sin un salario justo.¡Esto que es intolerable, sin embar-go, es hoy una realidad que muchosignoran intencionalmente!

Los tantos esfuerzos internaciona-les importantes para responder a es-tas crisis comienzan con una granpromesa, entre ellos los dos PactosMundiales sobre Refugiados y parala Migración, pero muchos carecendel apoyo político necesario para te-ner éxito. Otros fracasan porque losEstados individuales eluden sus res-ponsabilidades y compromisos. Sinembargo, la crisis actual es unaoportunidad: es una oportunidadpara la O N U, es una oportunidad degenerar una sociedad más fraterna ycompasiva.

Esto incluye reconsiderar el papelde las instituciones económicas y fi-nancieras, como las de Bretton-Woods, que deben responder al rá-pido aumento de la desigualdad en-tre los súper ricos y los permanente-mente pobres. Un modelo económi-co que promueva la subsidiariedad,respalde el desarrollo económico anivel local e invierta en educación einfraestructura que beneficie a lascomunidades locales, proporcionarálas bases para el mismo éxito econó-mico y a la vez, para renovación dela comunidad y la nación en general.Y aquí renuevo mi llamado para que«considerando las circunstancias[…] se afronten —por parte de todoslos Países— las grandes necesidadesdel momento, reduciendo, o inclusocondonando, la deuda que pesa enlos presupuestos de aquellos másp obres»[6].

La comunidad internacional tieneque esforzarse para terminar con lasinjusticias económicas. «Cuando losorganismos multilaterales de créditoasesoren a las diferentes naciones,resulta importante tener en cuentalos conceptos elevados de la justicia

Teniendo esto presente, piensotambién en los efectos sobre el tra-bajo, sector desestabilizado por unmercado laboral cada vez más im-pulsado por la incertidumbre y la“rob otización” generalizada. Es par-ticularmente necesario encontrarnuevas formas de trabajo que seanrealmente capaces de satisfacer elpotencial humano y que afirmen a lavez nuestra dignidad. Para garanti-zar un trabajo digno hay que cam-biar el paradigma económico domi-nante que sólo busca ampliar las ga-nancias de las empresas. El ofreci-miento de trabajo a más personastendría que ser uno de los principa-

siendo violados con impunidad. Lalista de estas violaciones es muy lar-ga y nos hace llegar la terrible ima-gen de una humanidad violada, heri-da, privada de dignidad, de libertady de la posibilidad de desarrollo. Enesta imagen, también los creyentesreligiosos continúan sufriendo todotipo de persecuciones, incluyendo elgenocidio debido a sus creencias.También, entre los creyentes religio-sos, somos víctimas los cristianos:cuántos sufren alrededor del mundo,a veces obligados a huir de sus tie-rras ancestrales, aislados de su ricahistoria y de su cultura.

Para salir de la crisis se debe superarla tentación de recurrir a actitudesautodestructivas —como el nacionalismoy el individualismo— y emprender elcamino del multilateralismo queconduce a «una renovadacorresponsabilidad mundial». Así loafirmó el Papa Francisco en unvideomensaje el viernes 25 deseptiembre dirigido a los participantesde la 75ª Asamblea General de lasNaciones Unidas que se celebra enNueva York.

Señor presidente:¡La paz esté con Ustedes!

Saludo cordialmente a Usted,Señor presidente, y a todaslas Delegaciones que partici-pan en esta significativa sep-

tuagésima quinta Asamblea Generalde las Naciones Unidas. En particu-lar, extiendo mis saludos al Secreta-rio General, Sr. António Guterres, alos Jefes de Estado y de Gobiernoparticipantes, y a todos aquellos queestán siguiendo el Debate General.

El Septuagésimo quinto aniversa-rio de la ONU es una oportunidadpara reiterar el deseo de la Santa Se-de de que esta Organización sea unverdadero signo e instrumento deunidad entre los Estados y de servi-cio a la entera familia humana[1].

Actualmente, nuestro mundo se veafectado por la pandemia del Covid-19, que ha llevado a la pérdida demuchas vidas. Esta crisis está cam-biando nuestra forma de vida, cues-tionando nuestros sistemas económi-cos, sanitarios y sociales, y expo-niendo nuestra fragilidad como cria-turas.

La pandemia nos llama, de hecho,«a tomar este tiempo de prueba co-mo un momento de elección […]: eltiempo para elegir entre lo quecuenta verdaderamente y lo que pa-sa, para separar lo que es necesariode lo que no lo es»[2]. Puede repre-sentar una oportunidad real para laconversión, la transformación, pararepensar nuestra forma de vida ynuestros sistemas económicos y so-ciales, que están ampliando las dis-tancias entre pobres y ricos, a raízde una injusta repartición de los re-cursos. Pero también puede ser unaposibilidad para una “retirada defen-siva” con características individualis-tas y elitistas.

Nos enfrentamos, pues, a la elec-ción entre uno de los dos caminosposibles: uno conduce al fortaleci-miento del multilateralismo, expre-sión de una renovada corresponsabi-lidad mundial, de una solidaridadfundamentada en la justicia y en elcumplimiento de la paz y de la uni-dad de la familia humana, proyectode Dios sobre el mundo; el otro, dapreferencia a las actitudes de autosu-ficiencia, nacionalismo, proteccionis-mo, individualismo y aislamiento,dejando afuera los más pobres, losmás vulnerables, los habitantes delas periferias existenciales. Y cierta-mente será perjudicial para la enteracomunidad, causando autolesiones atodos. Y esto no debe prevalecer.

Page 5: Número suelto € 1,00. Número atrasado € 2,00 OL’ S S E ... · romanos y peregrinos de distintas partes de Italia y del mundo. ¡Hay muchas banderas diferentes! Un pensamiento

número 40, viernes 2 de octubre de 2020 L’OSSERVATORE ROMANO página 5

fiscal, los presupuestos públicos res-ponsables en su endeudamiento y,sobre todo, la promoción efectiva yprotagónica de los más pobres en elentramado social»[7]. Tenemos la res-ponsabilidad de proporcionar asis-tencia para el desarrollo a las nacio-nes empobrecidas y alivio de la deu-da para las naciones muy endeuda-das[8].

«Una nueva ética supone serconscientes de la necesidad de quetodos se comprometan a trabajarjuntos para cerrar las guaridas fisca-les, evitar las evasiones y el lavadode dinero que le roban a la socie-dad, como también para decir a lasnaciones la importancia de defenderla justicia y el bien común sobre losintereses de las empresas y multina-cionales más poderosas»[9]. Este esel tiempo propicio para renovar laarquitectura financiera internacio-nal[10].

Señor presidente:Recuerdo la ocasión que tuve ha-

ce cinco años de dirigirme a laAsamblea General en su septuagési-mo aniversario. Mi visita tuvo lugaren un período de un multilateralis-mo verdaderamente dinámico, unmomento prometedor y de gran es-peranza, inmediatamente anterior ala adopción de la Agenda 2030. Al-gunos meses después, también seadoptó el Acuerdo de París sobre elCambio Climático.

Sin embargo, debemos admitirhonestamente que, si bien se han lo-grado algunos progresos, la poca ca-pacidad de la comunidad internacio-nal para cumplir sus promesas dehace cinco años me lleva a reiterarque «hemos de evitar toda tentaciónde caer en un nominalismo declara-cionista con efecto tranquilizador enlas conciencias. Debemos cuidar quenuestras instituciones sean realmenteefectivas en la lucha contra todos es-tos flagelos»[11].

Pienso también en la peligrosa si-tuación en la Amazonía y sus pobla-ciones indígenas. Ello nos recuerdaque la crisis ambiental está indisolu-blemente ligada a una crisis social yque el cuidado del medio ambienteexige una aproximación integral pa-ra combatir la pobreza y combatir laexclusión[12].

Ciertamente es un paso positivoque la sensibilidad ecológica integraly el deseo de acción hayan crecido.«No debemos cargar a las próximasgeneraciones con los problemas cau-sados por las anteriores. […] Debe-mos preguntarnos seriamente si exis-te —entre nosotros— la voluntad po-lítica […] para mitigar los efectosnegativos del cambio climático, asícomo para ayudar a las poblacionesmás pobres y vulnerables que son lasmás afectadas»[13].

La Santa Sede seguirá desempe-ñando su papel. Como una señalconcreta de cuidar nuestra casa co-mún, recientemente ratifiqué la En-mienda de Kigali al Protocolo deM o n t re a l [14].

Señor presidente:No podemos dejar de notar las

devastadoras consecuencias de la cri-sis del Covid-19 en los niños, com-prendiendo los menores migrantes yrefugiados no acompañados. La vio-lencia contra los niños, incluido elhorrible flagelo del abuso infantil yde la pornografía, también ha au-mentado dramáticamente.

Además, millones de niños nopueden regresar a la escuela. En mu-chas partes del mundo esta situación

amenaza un aumento del trabajo in-fantil, la explotación, el maltratado yla desnutrición. Desafortunadamen-te, los países y las instituciones inter-nacionales también están promovien-do el aborto como uno de los deno-minados “servicios esenciales” en larespuesta humanitaria. Es triste vercuán simple y conveniente se havuelto, para algunos, negar la exis-tencia de vida como solución a pro-blemas que pueden y deben ser re-sueltos tanto para la madre comopara el niño no nacido.

Imploro, pues, a las autoridadesciviles que presten especial atencióna los niños a quienes se les niegansus derechos y dignidad fundamen-tales, en particular, su derecho a lavida y a la educación. No puedo evi-tar recordar el apelo de la joven va-liente Malala Yousafzai, quien hacecinco años en la Asamblea Generalnos recordó que “un niño, un maes-tro, un libro y un bolígrafo puedencambiar el mundo”.

Los primeros educadores del niñoson su mamá y su papá, la familiaque la Declaración Universal de losDerechos Humanos describe como«el elemento natural y fundamentalde la sociedad».[15] Con demasiadafrecuencia, la familia es víctima decolonialismos ideológicos que la ha-cen vulnerable y terminan por pro-vocar en muchos de sus miembros,especialmente en los más indefensos—niños y ancianos—un sentido dedesarraigo y orfandad. La desinte-gración de la familia se hace eco enla fragmentación social que impideel compromiso para enfrentar enemi-gos comunes. Es hora de reevaluar yvolver a comprometernos con nues-tros objetivos.

Y uno de esos objetivos es la pro-moción de la mujer. Este año secumple el vigésimo quinto aniversa-rio de la Conferencia de Beijing so-bre la Mujer. En todos los niveles dela sociedad las mujeres están jugan-do un papel importante, con su con-tribución única, tomando las riendascon gran coraje en servicio del biencomún. Sin embargo, muchas muje-res quedan rezagadas: víctimas de laesclavitud, la trata, la violencia, laexplotación y los tratos degradantes.A ellas y a aquellas que viven sepa-radas de sus familias, les expreso mifraternal cercanía a la vez que reiterouna mayor decisión y compromisoen la lucha contra estas prácticasperversas que denigran no sólo a lasmujeres sino a toda la humanidadque, con su silencio y no actuaciónefectiva, se hace cómplice.

Señor Presidente:Debemos preguntarnos si las prin-

cipales amenazas a la paz y a la se-guridad como, la pobreza, las epide-mias y el terrorismo, entre otras,pueden ser enfrentadas efectivamen-te cuando la carrera armamentista,incluyendo las armas nucleares, con-tinúa desperdiciando recursos pre-ciosos que sería mejor utilizar en be-neficio del desarrollo integral de lospueblos y para proteger el medioambiente natural.

Es necesario romper el clima dedesconfianza existente. Estamos pre-senciando una erosión del multilate-ralismo que resulta todavía más gra-ve a la luz de nuevas formas de tec-nología militar,[16], como son los sis-temas letales de armas autónomas(L AW S ), que están alterando irreversi-blemente la naturaleza de la guerra,separándola aún más de la acciónhumana.

Hay que desmantelar las lógicasperversas que atribuyen a la pose-sión de armas la seguridad personaly social. Tales lógicas sólo sirven pa-ra incrementar las ganancias de laindustria bélica, alimentando un cli-ma de desconfianza y de temor entrelas personas y los pueblos.

Y en particular, “la disuasión nu-clear” fomenta un espíritu de miedobasado en la amenaza de la aniquila-ción mutua, que termina envenenan-do las relaciones entre los pueblos yobstruyendo el diálogo[17]. Por eso,es tan importante apoyar los princi-pales instrumentos legales interna-cionales de desarme nuclear, no pro-liferación y prohibición. La SantaSede espera que la próxima Confe-rencia de Revisión del Tratado sobrela No Proliferación de las ArmasNucleares (TNP) resulte en accionesconcretas conformes con nuestra in-tención conjunta «de lograr lo antesposible la cesación de la carrera dearmamentos nucleares y de empren-der medidas eficaces encaminadas aldesarme nuclear»[18].

Además, nuestro mundo en con-flicto necesita que la ONU se convier-ta en un taller para la paz cada vezmás eficaz, lo cual requiere que losmiembros del Consejo de Seguridad,especialmente los Permanentes, ac-túen con mayor unidad y determina-ción. En este sentido, la recienteadopción del alto al fuego globaldurante la presente crisis, es una me-dida muy noble, que exige la buenavoluntad de todos para su imple-mentación continuada. Y tambiénreitero la importancia de disminuirlas sanciones internacionales que di-ficultan que los Estados brinden elapoyo adecuado a sus poblaciones.

Señor presidente:De una crisis no se sale igual: o

salimos mejores o salimos peores.Por ello, en esta coyuntura crítica,

nuestro deber es repensar el futurode nuestra casa común y proyectocomún. Es una tarea compleja, querequiere honestidad y coherencia enel diálogo, a fin de mejorar el multi-lateralismo y la cooperación entrelos Estados. Esta crisis subraya aúnmás los límites de nuestra autosufi-ciencia y común fragilidad y nosplantea explicitarnos claramente có-mo queremos salir: mejores o peores.Porque repito, de una crisis no se sa-le igual: o salimos mejores o salimosp eores.

La pandemia nos ha mostradoque no podemos vivir sin el otro, opeor aún, uno contra el otro. LasNaciones Unidas fueron creadas pa-ra unir a las naciones, para acercar-las, como un puente entre los pue-blos;usémoslo para transformar eldesafío que enfrentamos en unaoportunidad para construir juntos,una vez más, el futuro que quere-mos.

¡Y que Dios nos bendiga a todos!Gracias Señor Presidente.[1] Discurso a la Asamblea General

de la O N U, 25 de septiembre de 2015;Benedicto XVI, Discurso a la Asam-blea General de la O N U, 18 de abrilde 2008.

[2] Meditación durante el momentoextraordinario de oración en tiempo deepidemia, 27 de marzo de 2020.

[3] Cfr Declaración Universal de losDerechos Humanos, Artículo 25.1.

[4] Carta Encíclica Laudato si’, 112.[5] Discurso a la Asamblea General

de la ONU, 25 de septiembre de 2015.[6] Mensaje Urbi et Orbi, 12 de

abril de 2020.[7] Discurso a los Participantes en el

Seminario “Nuevas formas de solidari-dad”, 5 de febrero de 2020.

SIGUE EN LA PÁGINA 8

Page 6: Número suelto € 1,00. Número atrasado € 2,00 OL’ S S E ... · romanos y peregrinos de distintas partes de Italia y del mundo. ¡Hay muchas banderas diferentes! Un pensamiento

página 6 L’OSSERVATORE ROMANO viernes 2 de octubre de 2020, número 40

Una nuevacorresp onsabilidad

mundialVIENE DE LA PÁGINA 5

[8] Cfr ibíd.[9] Ibíd.[10] Cfr ibíd.[11] Discurso a la Asamblea General de la

O N U, 25 de septiembre de 2015[12] Cfr Carta Encíclica Laudato si’, 139.[13] Mensaje a los participantes en el XXV

período de sesiones de la Conferencia de losEstados Parte en la Convención Marco delas Naciones Unidas sobre el Cambio Climá-tico, 1 de diciembre de 2019.

[14] Cfr Mensaje a la XXXI Reunión delas Partes del Protocolo de Montreal, 7 denoviembre de 2019.

[15] Declaración Universal de los DerechosHumanos, Artículo 16.3.

[16] Cfr Discurso sobre las Armas Nuclea-re s , Parque del epicentro de la bomba ató-mica, Nagasaki, 24 de noviembre de 2019.

[17] Cfr ibíd.[18] Tratado sobre la No Proliferación de

las Armas Nucleares, Preámbulo

El cardenal Parolin por el 75° aniversario de la ONU

Revivir el espíritude los orígenes

El Secretario de Estado, el cardenal Pietro Parolin, intervinoel día 21 de septiembre en la reunión virtual de Alto nivel dela Asamblea General de la ONU para conmemorar el 75ºaniversario de las Naciones Unidas. Publicamos unatraducción en español de su discurso.

Señor Presidente:

Me complace participar en esta reunión virtualde Alto nivel para conmemorar el 75º aniver-sario de las Naciones Unidas y reafirmar elapoyo de la Santa Sede a esta prestigiosa

institución. En los últimos 75 años los pueblos del mun-do han recurrido a las Naciones Unidas como fuente deesperanza para la paz mundial y la armonía entre los Es-tados. A esta Organización han aportado el deseo de po-ner fin a las luchas y los conflictos, de un mayor respetode la dignidad de la persona humana, de aliviar el sufri-miento y la pobreza y de promover la justicia: una expre-sión de la expectativa fundamental de las Naciones Uni-das de que la Organización no sólo afirme los ideales so-bre los que se fundó, sino que se comprometa con unadeterminación cada vez mayor a hacerlos realidad en lavida de cada mujer y de cada hombre (Cf. Papa PabloVI, Discurso ante las Naciones Unidas, 4 de octubre de1965; Papa Francisco, Discurso a los miembros del CuerpoDiplomático acreditado ante la Santa Sede para la presenta-ción de sus saludos de Año Nuevo, 9 de enero de 2020).

Desde su reconocimiento como Estado observador en1964, la Santa Sede ha apoyado a las Naciones Unidasdesempeñando un papel activo en ellas. Los Papas quese han sucedido ante esta Asamblea General han instadoa esta noble institución a ser un “centro moral” dondecada país se sienta en casa, donde se reúna la familia delas naciones (Papa Juan Pablo II, Mensaje a la AsambleaGeneral de las Naciones Unidas para la celebración desu 50º aniversario, 5 de octubre de 1995) y donde la co-munidad internacional -en un espíritu de fraternidad ysolidaridad humana- proceda conjuntamente con solucio-nes multilaterales a los desafíos globales. Como ha de-mostrado abundantemente la pandemia de covid-19, nopodemos seguir adelante pensando sólo en nosotros mis-mos o fomentando las divisiones; más bien, debemos tra-bajar juntos para superar las peores plagas del mundo,recordando que la carga que algunos llevan necesaria-mente concierne a la humanidad y a toda la familia delas naciones (cf. Papa Francisco, Momento extraordinariode oración, Plaza de la Basílica de San Pedro, 27 de mar-zo de 2020).

En estos 75 años las Naciones Unidas han protegido yservido al derecho internacional, promoviendo un mundobasado en el imperio de la ley y la justicia en lugar de lasarmas y el poder. Las Naciones Unidas han llevado ali-mentos a los que tenían hambre, han construido casaspara los que no la tenían, han prometido proteger nues-tra casa común y han propuesto un mundo de desarrollohumano integral. Las Naciones Unidas han tratado dedefender los derechos humanos universales, que tambiénincluyen el derecho a la vida y a la libertad de religión,porque son esenciales para la tan necesaria promoción deun mundo en el que se respete y mantenga la dignidadde toda persona humana. La Organización ha trabajadopara poner fin a las guerras y los conflictos, para repararlo que la lucha y la violencia han destruido y para reunira las partes enfrentadas en una mesa, para que, juntas, ladiplomacia y la negociación puedan triunfar.

Ha habido desafíos y reveses, incluso contradicciones yfracasos. Las Naciones Unidas no son perfectas y nosiempre han estado a la altura de su nombre e ideales, yse han perjudicado a sí mismas cada vez que los interesesparticulares han prevalecido sobre el bien común. LasNaciones Unidas siempre necesitarán revivir el espíritude sus orígenes para abrazar los principios y objetivos dela Carta en el contexto de un mundo cambiante. Tam-bién es necesario que los diplomáticos aquí presentes, ylos países que representan, se comprometan una y otravez en la ardua tarea de buscar el bien común de buenafe, mediante un consenso y un compromiso sinceros.

La Organización de las Naciones Unidas, donde lospueblos del mundo se unen en el diálogo y en la accióncomún, es necesaria hoy como nunca para responder alas esperanzas inalteradas de los pueblos del mundo.Gracias por la cortés atención.

En el servicio hacia los nuevos probres golpeados por la pandemia

Corazón que ve, manos que hacen

Son necesarios un «corazón que vea y unasmanos que hagan» para contrastar«repercusiones de la pandemia» que «seránterribles»: es lo que dijo el Papa Francisco alos socios del Círculo de San Pedro recibidos enaudiencia en la mañana del viernes 25 deseptiembre, en la Sala Clementina, con ocasiónde la entrega anual del óbolo recogido en lasiglesias de Roma para la caridad del Papa.

Queridos miembros del Círculo de San Pie-tro, ¡bienvenidos!

Agradezco al nuevo presidente de laAsociación, el marqués NiccolòSacchetti, las amables palabras queme ha dirigido, y le deseo todo lo

mejor para esta nueva tarea. Vuestro lema es:“Oración - Acción - Sacrificio”. Estas pala-bras representan los tres principios cardinalesen los que se basa la vida de la Asociación.En nuestro encuentro del año pasado centrémi reflexión en el primero: la oración (cf.Discurso a los miembros del Círculo de San Pe-d ro , 19 de febrero de 2019). Este año, encambio, me gustaría centrarme en la acción.La pandemia, con la necesidad de un distan-ciamiento interpersonal, os ha llamado a re-pensar las modalidades concretas de lasobras de caridad que habitualmente realizáisen favor de los pobres de Roma. A las nece-sidades de las personas a las que servís habi-tualmente se ha añadido la necesidad de res-ponder a las necesidades urgentes de tantasfamilias, que se han encontrado de la nochea la mañana en apuros económicos. Y nohay que asustarse: habrá cada vez más por-que las repercusiones de la pandemia seránterribles.

A una situación excepcional no se puededar una respuesta habitual, sino que se re-quiere una respuesta nueva y diferente. Paraello es necesario tener un corazón que sepa“ver” las heridas de la sociedad y manoscreativas en la caridad activa. Un corazónque vea y unas manos que hagan. Estos doselementos son importantes para que una ac-ción caritativa siempre sea fecunda.

En primer lugar, es urgente identificar, enla ciudad que se está transformando rápida-mente, las nuevas formas de pobreza. La po-breza, habitualmente, es pudorosa, tiene pu-dor: hace falta ir a descubrir donde está…Las nuevas formas de pobreza, vosotros bienlo sabéis, son tantas: pobreza material, po-breza humana, pobreza social. Está en noso-tros verlas con los ojos del corazón. Hay quesaber mirar las heridas humanas con el cora-zón para “preocuparse de todo corazón” p orla vida del otro. Así ya no es sólo un extrañonecesitado de ayuda, sino, antes que nada,un hermano, un hermano que pide amor. Ysólo cuando nos preocupamos de todo cora-

zón por alguien podemos responder a estaexpectativa. Es la experiencia de la miseri-cordia: miseri-cor-dare, dar el corazón a losm í s e ro s .

Nuestro mundo, como observó San JuanPablo II hace cuarenta años, «parece no de-jar espacio a la misericordia» (Enc. Dives inM i s e r i c o rd i a , 2). Cada uno de nosotros estállamado a cambiar el curso. Y es posible sinos dejamos tocar en primera persona por elpoder de la misericordia de Dios. Un lugarprivilegiado para experimentarlo es el sacra-mento de la Reconciliación. Cuando presen-tamos nuestras miserias al Señor, nos envuel-ve la misericordia del Padre. Y es esta mise-ricordia la que estamos llamados a vivir y adar. Siempre Dios, nosotros y los demás.

Después de ver las heridas de la ciudad enla que vivimos, la misericordia nos invita atener “imaginación” en nuestras manos. Y loque habéis hecho en esta época de pandemiaes mucho: una vez aceptado el reto de res-ponder a una situación concreta, habéis sabi-do adaptar vuestro servicio a las nuevas ne-cesidades impuestas por el virus. Tambiénme gusta recordar un pequeño gran gestoque el grupo de jóvenes del Círculo tuvocon los miembros mayores: una ronda de lla-madas telefónicas para ver si todo iba bien yhacerles compañía. Esta es la imaginación dela misericordia. Os animo a continuar conempeño y alegría vuestras obras de caridad,siempre atentos y dispuestos a responder convalentía a las necesidades de los pobres. Noos canséis de pedir esta gracia al EspírituSanto en la oración personal y comunitaria.

Os doy las gracias porque sois una expre-sión concreta de la caridad del Papa que sepreocupa por la pobreza de Roma. De lospobres y de las pobrezas. Y os agradezco elÓbolo de San Pedro que recogéis todos losaños en las iglesias de la ciudad y que hoyme ofrecéis.

Os encomiendo, así como a los miembrosde vuestras familias y a todas las personasque atendéis diariamente, a María, Salus Po-puli Romani, y a la intercesión de los santospatrones de Roma, Pedro y Pablo. Y os pidoque sigáis rezando por mí. Gracias.

Page 7: Número suelto € 1,00. Número atrasado € 2,00 OL’ S S E ... · romanos y peregrinos de distintas partes de Italia y del mundo. ¡Hay muchas banderas diferentes! Un pensamiento

número 40, viernes 2 de octubre de 2020 L’OSSERVATORE ROMANO página 7

Misa del Papa para la Gendarmería

Vuestra autoridad está en el servicioEl Papa Francisco celebró la misa,en la tarde del sábado 26 deseptiembre, en el altar de laCátedra de la basílica vaticana, conel cuerpo de la gendarmería, conocasión de la fiesta del patrón sanMiguel arcángel. Publicamos acontinuación la homilía delPontífice.

Las lecturas de este domin-go nos hablan de la con-versión. La conversióndel corazón; conversión

que significa "cambiar de vida", esdecir, que el corazón que no vapor buen camino encuentre unobueno.

Pero no es sólo nuestra conver-sión: es también la conversión deDios. "Y si el malvado se apartadel mal que ha cometido —hemosescuchado en la primera lectura—"para practicar el derecho y la jus-ticia, conservará su vida. Haabierto los ojos y se ha apartadode todos los crímenes que habíacometido; vivirá sin duda, no mo-rirá." (Ez 18, 27-28).El malvado seconvierte. Digámoslo más fácil-mente: el pecador se convierte yDios también se convierte al pe-cador. El encuentro con Dios, laconversión, es de ambas partes;ambos buscan el encuentro. Elperdón no es sólo ir allí, llamar ala puerta y decir: "Perdóname", ydesde el interfono te contestan:"Te perdono". Vete." El perdón essiempre un abrazo de Dios. PeroDios camina, como caminamosnosotros, para encontrarnos.

Este es el perdón de Dios, elmodo de convertirse. "¿Pero cómoiré a Dios? ¡Soy tan pecador!"Eso es lo que Dios quiere: quevayas, que vayas a Él. ¿Qué hizoel papá del hijo pródigo? —aquelque se fue con el dinero y se gas-tó la fortuna en vicios... ¿Qué hi-zo el papá? Cuando vio venir alhijo —porque el hijo había senti-do que tenía que volver con supadre; tenía que volver por nece-sidad, pero de todos modos elhijo dio el paso—, el papá, que es-taba en la terraza, bajó inmediata-mente y salió al encuentro de suhijo. No lo esperó en la puertaseñalándolo con el dedo, ¡lo abra-zó! Y cuando el hijo hablaba pi-diendo perdón, el abrazo le cerróla boca. Esa es la conversión. Esees el amor de Dios. Es un caminode encuentro mutuo.

Y aquí me gustaría subrayar:un corazón que está siempreabierto al encuentro con Dios—esa es la conversión, estar abier-to al encuentro con Dios—, ¿cuáles el modelo? El modelo es el delEvangelio, del rico, del pobre, elmodelo es Jesucristo. Él salió anuestro encuentro. Hemos escu-chado la segunda lectura: «Tenedentre vosotros los mismos senti-mientos que Cristo, el cual, sien-do de condición divina, —Jesúsera Dios— no retuvo ávidamenteel ser igual a Dios —es decirsequedarse allí— sino que se despo-jó de sí mismo tomando condi-ción de siervo haciéndose seme-jante a los hombres […] y se hu-

milló a sí mismo, obedeciendohasta la muerte y muerte de cruz»(Fil 2, 5-8).

El camino de la conversión esacercarse, es la cercanía, pero unacercanía que es servicio. Y estapalabra me hace dirigirme a voso-tros, queridos hermanos gendar-mes. Cada vez que os acerquéispara servir, imitad a Jesucristo.Cada vez que deis un paso paraponer orden, pensad que estáishaciendo un servicio, estáis ha-ciendo una conversión que es ser-vicio. Y del modo en que lo ha-gáis, haréis el bien a los demás. Ypor eso, os quiero dar las gracias.Vuestro servicio es una doble con-versión: una conversión propia,como la de Jesucristo, dejar lascomodidades, dejar... "Voy a ser-vir"; y la otra conversión, la delotro, que no se siente castigado ala primera sino escuchado, puestoen su sitio con la humildad de Je-sús. Así, Jesús os pide que seáiscomo él: fuertes, disciplinados,pero humildes y servidores.

Una vez escuché a un ancianoque, hablando de su hijo que gri-taba a los suyos, decía: "Mi hijono ha entendido que cada vezque les grita a sus hijos pierdeautoridad". Vuestra autoridad estáen el servicio: poner límites, hacerque las cosas funcionen, pero enel servicio, en la caridad, en labondad. Y esta es vuestra granvocación. Para mí sería muy tristeque alguien me dijera: "No, vues-tro Cuerpo de gendarmería..., sonempleados, funcionarios, quecumplen con su horario y luegose despreocupan...". No, no. Eseno es el camino para convertirse yhacer que otros se conviertan.Vuestro camino es el del servicio,como el papá que va a ver a suhijo, como el hermano que ve al-go y dice: "No, esto no se puedehacer, esto no está bien". El cami-no es este, pero dicho con el co-razón, dicho con humildad, dichocon cercanía

Dice la Biblia en el Evangelioque Jesús estaba siempre con lospecadores, incluso con los malhe-chores, pero ellos se sentían cercade Jesús, no se sentían juzgados.Y Jesús nunca dijo una patraña,una mentira. No: "La verdad esesta, el camino es este". Pero lodecía con amabilidad, lo decíacon el corazón, lo decía como unhermano.

Gracias por vuestro servicio.Gracias, porque veo que vuestroservicio va por este camino. A ve-ces alguno puede rdar un resba-lón, pero en la vida ¿quién noresbala? ¡Todos ! Pero nos levan-tamos: "No he hecho bien, peroahora..." Reanudar siempre estecamino para la conversión de lagente y también para la propiaconversión. En el servicio nuncahay equivocación, porque el servi-cio es amor, es caridad, es cerca-nía. El servicio es el camino queDios eligió en Jesucristo para per-donarnos, para convertirnos.

Gracias por vuestro servicio yseguid adelante, siempre con estacercanía humilde pero fuerte quenos enseñó Jesucristo. Gracias.

Page 8: Número suelto € 1,00. Número atrasado € 2,00 OL’ S S E ... · romanos y peregrinos de distintas partes de Italia y del mundo. ¡Hay muchas banderas diferentes! Un pensamiento

página 8 L’OSSERVATORE ROMANO viernes 2 de octubre de 2020, número 40

El discurso de Francisco a la Inspección de Seguridad Pública Vaticano

Signo de la fructíferacolaboración entre Italia

y la Santa Sede«Un camino bajo el signo de la fructífera colaboración entre Italia yla Santa Sede»: así definió el Papa los 75 años de actividad de laInspección de Seguridad Pública Vaticano, recibiendo —el lunes porla mañana, 28 de septiembre en el Aula Pablo VI— dirigentes,funcionarios y agentes, con sus familiares.

¡Queridos hermanos y hermanas!

Me alegra encontrarme con la gran familia de la Ins-pección de Seguridad Pública “Va t i c a n o ”, que con-memora el 75º aniversario de su institución. Os sa-ludo a todos con afecto: dirigentes, funcionarios,

agentes, con vuestros familiares. Dirijo un pensamiento deferen-te a la Señora Ministra del Interior, a quien agradezco sus pala-bras, así como al Jefe de Policía. Y también quiero daros lasgracias a vosotros, porque ha sido lindo para mí entrar en la sa-la con la nostalgia del otoño de Buenos Aires (se refiere a unapieza musical tocada por la banda de la Policía). Gracias.

Al conmemorar la fundación de esta Inspección es naturaldar gracias al Señor por los setenta y cinco años de historia ypor el trabajo de tantos hombres y mujeres de la Policía EstatalItaliana. En la estela del profundo vínculo que existe entre laSanta Sede e Italia, han llevado a cabo, con competencia y pa-sión, una misión que tiene su origen en los Pactos Lateranensesde 1929. En efecto, esos acuerdos, al sancionar el nacimientodel Estado de la Ciudad del Vaticano, preveían un régimen pe-culiar para la Plaza de San Pedro, con libre acceso para los pe-regrinos y turistas y bajo la supervisión de las autoridades ita-lianas.

Mirando hacia atrás, se puede ver cómo el origen de la Ins-pección de Seguridad Pública “Va t i c a n o ” se sitúa en un contex-to de precariedad y emergencia nacional, cuando las fuerzas po-líticas y sociales estaban comprometidas en el restablecimientode la democracia. En marzo de 1945 se concretó el proyecto dedar autonomía y configuración jurídica a este servicio de poli-cía. El Ministerio del Interior, dirigido por el propio presidentedel Consejo de Ministros, Ivanoe Bonomi, instituyó la OficinaEspecial de Seguridad Pública “San Pedro”.

De esta manera, el servicio que las fuerzas policiales llevabana cabo desde hacía tiempo en la Plaza de San Pedro y en las

zonas limítrofes del Vaticano se fortaleció y se hizo más efecti-vo. La ocupación de Roma por las tropas alemanas en 1943 ha-bía creado no pocas dificultades y preocupaciones: se habíaplanteado el problema del respeto por parte de los soldadosalemanes de la neutralidad y la soberanía de la Ciudad del Va-ticano, así como de la persona del Papa. Durante nueve meses,la frontera entre el Estado Italiano y la Ciudad del Vaticano,trazada en el suelo de la Plaza de San Pedro, había sido un lu-gar de tensión y miedo. Los fieles no podían acceder fácilmentea la basílica para rezar, de ahí que muchos desistieran.

Finalmente, el 4 de junio de 1944 Roma fue liberada, pero laguerra dejó profundas heridas en las conciencias, escombros enlas calles, pobreza y sufrimiento en las familias. El fruto de laguerra es este. Los romanos, y los peregrinos que podían llegara la capital, acudían cada vez más numerosos a San Pedro, tam-bién para expresar su gratitud al Papa Pío XII, proclamado “de-fensor Civitatis”. La nueva Oficina de la Policía del Estado enel Vaticano pudo así responder adecuadamente a las nuevas ne-cesidades y prestar un importante servicio tanto a Italia como ala Santa Sede.

Desde el día de la institución de esa Oficina, que poco a po-co fue tomando otros nombres hasta el actual, se desplegó uncamino bajo el signo de la fructífera colaboración entre Italia yla Santa Sede, y entre la Inspección y los organismos vaticanosresponsables del orden público y la seguridad del Papa. Aun-que hayan cambiado los escenarios nacionales e internacionalesy los requisitos de seguridad, no ha cambiado el espíritu con elque los hombres y mujeres de la Inspección han llevado a cabosu apreciada tarea.

Queridos funcionarios y agentes, muchas gracias por vuestrovalioso servicio, caracterizado por la diligencia, el profesionalis-mo y el espíritu de sacrificio. Admiro, sobre todo, vuestra pa-ciencia para tratar con gente de diferentes orígenes y culturas y—me atrevo a decir— para tratar con los sacerdotes. Mi gratitudtambién se extiende a vuestro compromiso de acompañarmecuando me desplazo por Roma y cuando visito diócesis o co-munidades en Italia. Una tarea difícil, que requiere discreción yequilibrio, para que los itinerarios del Papa no pierdan su ca-rácter específico de encuentro con el Pueblo de Dios. Por todoesto, una vez más os estoy agradecido.

Que la Inspección de Seguridad Pública “Va t i c a n o ” continúeoperando de acuerdo a su luminosa historia, sabiendo sacarnuevos y abundantes frutos de ella. Estoy seguro de que traba-jar en este lugar sea para vosotros un recordatorio constante delos más altos valores: los valores humanos y espirituales que re-quieren ser acogidos y atestiguados cada día. Espero que vues-tro trabajo, cumplido no pocas veces con sacrificio y riesgo, es-té animado por una viva fe cristiana: es el tesoro espiritual másprecioso que vuestras familias os han confiado y que estáis lla-mados a transmitir a vuestros hijos.

Que el Señor os recompense como sólo Él sabe hacer. Quevuestro patrón San Miguel Arcángel os proteja y que la VirgenSanta vele por vosotros y vuestras familias. Y que también osacompañe mi bendición. Y por favor no os olvidéis de rezarpor mí. Gracias.

Page 9: Número suelto € 1,00. Número atrasado € 2,00 OL’ S S E ... · romanos y peregrinos de distintas partes de Italia y del mundo. ¡Hay muchas banderas diferentes! Un pensamiento

número 40, viernes 2 de octubre de 2020 L’OSSERVATORE ROMANO página 9

Jesús, el médico del amor divino integralen tiempos de pandemia

MARCELO FIGUEROA

El COVID-19 no hizo ni hace acepción de personas. De algunamanera su ADN virulento no discriminó razas, nacionalidades niestatus social o económico en sus víctimas. Sin embargo, esa ho-rizontalidad igualitaria del coronavirus se encontró a su paso por

el planeta con desigualdades y discriminaciones prexistentes. Es curioso ytriste a la vez que muchos hayan necesitado del ataque de un enemigo in-visble para que se visibilicen pandemias subyacentes en el seno de unahumanidad enferma. Enferma con los virus de las injusticias sociales, ladesigualdad de oportunidades, la marginalidad selectiva de clases, la des-protección de los descartados y el egoísmo de quien acumula egoistamen-te para sí recursos sanitarios limitados. En el relato del evangelio juanino,y en ocasión del tercer signo milagroso de Jesús, se presenta una escenaque nos puede ayudar a comprender situaciones como las que estamos vi-viendo. Pero lo que es más importante, nos inspirará para reflexionar enel modelo del Maestro para sanar con su Amor. El Papa Francisco, en sutercera catequesis sobre “Sanar el mundo” de 19 de agosto pasado, citóeste texto bíblico con estas plabras: “Con el ejemplo de Jesús, el médicodel amor divino integral, es decir de la sanación física, social y espiritual(cfr. Jn 5, 6-9) —como era la sanación que hacía Jesús—, tenemos que ac-tuar ahora, para sanar las epidemias provocadas por pequeños virus invi-

como es la salud. En este universo mundial o local de enfermedad viral,fueron los que perdieron la carrera de la meritocracia social, del querer yno poder, de la injusticia sanitaria, de la escacez de recursos, del egoísmode los derehos sanitarios de clase y de sus agravantes prexistentes. En es-te sector que genéricamente podemos llamar “los pobres frente a la pan-demia” econtramos a los ancianos, que por su edad, enfermedades prexis-tentes, asinamiento en asilos invibilbles o descartados de hecho frente aotra persona en el uso de un solo respirador diponible llevaron todas lasde perder. Luego, los pobres en términos económicos. Desde luego quedebemos considerar a los habitantes de la villas, las fabelas o los barriosde las periferias humanas y exitenciales. Su vulnerabilidad dada por suspocas defensas originadas por su mala alimentacion desde niños o su es-casa o nula detección de enfermedades agravantes como la diabetes, loshizo quedar a mitad de camino o a las puertas del corredor sanitario. Fi-nalmente, los pueblos originarios, especialmente en los hermanos y her-manas de la Amazonía. Sin anticuerpos ancestrales ante enfermedades vi-rales y con escaso acceso a recursos de protección sanitarias fueron losque tuvieron que ver enfermar y morir a sus hermanos con la tristeza deno poder levantar los brazos y los pies para cambiar un ápice su situa-ción.

Pero Jesús, nuevamente nos marca el camino con su amor. En en textoseleccionado, él elige a una persona gravemente enferma, imposibilitada

sibles, y para sanar esas provocadas por las grandes y visibles injusticiasso ciales”.

El texo relata el espacio y la situación con la que se encuentra Jesús deesta manera: “Junto a la puerta de las Ovejas, en Jerusalén, hay una pis-cina llamda en hebreo Betsata, que tiene cinco pórticos. Bajo esos pórti-cos yacía una multitud de enfermos, ciegos, paralíticos y lisiados, que es-peraban la agitación del agua” (Jn 5, 2-3).

Jesús se encuentra allí con un “mundo” integralmente enfermo. Unaenfermedad evidente en el universo de personas con todo tipo de dolen-cias que anhelaban ser sanadas. Una segunda enfermedad provocada porel sistema sanitario que en la práctica era una “oferta milagregra merito-crática”. Esto era así, porque la creencia popular de que quien llegara pri-mero al estanque luego de la infrecuente agitación del agua quedaría sa-no, generaba una evidente injusticia. Los más débiles y los que estabanen las periferias de ese hospital místico no tenían chance de llegar. Unatercera enfermedad marcada por diferencias de clase económica. Quienestenían “un plan preferencial de clase” de los recursos de acceso estabanmejor posicionados para salvarse. Aquel que tenía una “ambulancia pro-pia” con criados que lo llevasen a la zona de la terapia intensiva del aguaremovida tendría más “oxígeno” de chances de supervivencia. Una cuartaenfermedad, la del egoísmo. Si tuviéramos que darle nombre a ese hospi-tal, lo podríamos llamar “Sálvese quien pueda”. Como solo había lugarpara uno solo en el momento de la agitación de aguas, la competenciaera brutal. Solo los más fuertes, los mejor ubicados y paradógicamentelos menos graves podían sanarse, y al hacerlo les ganaban a los débiles,los alejados y los graves.

En esta pandemia, como dijimos al comienzo los más vulnerables y lospobres tuvieron que sufrir las asimetrías de un derecho humano escencial

de caminar, tirada en los márgenes del estanque-hospital, habiendo espe-rado 38 años (más de una generación) su sanidad, pero con la esperanzasencilla y noble de los pobres y vulnerables. El diálogo entre Jesús y estapersona es aleccionador. “Jesús le preguntó ¿Quieres curarte? Él respon-dió: Señor, no tengo a nadie que me sumerja en la piscina cuando elagua comienza a agitarse; mientras que yo voy, otro desciende antes. Je-sús le dijo: ¡Levántate, toma tu camilla y camina! Enseguida el hombre securó, tomó su camilla y empezó a caminar!” (Jn 5,6-9). Jesús rompe consu amor activo el sistema sanitario basado en la meritocracia existencial,en la opción preferencial por lo ricos, la exclusión a favor de los podero-sos y en la injusticia del egoísmo y el individualismo como recursos salví-ficos.

Si el COVID-19 no discrimina pero se recrudece en un mundo prexis-tente en proporciones tan injustas como negativas en los pobres y vulne-rables, debemos cambiar ese mundo. Con el ejemplo de Jesús, el médicodel amor divino integral debemos actuar ahora para construir un mundopost pandemia más justo, inclusivo y miserordioso. Y para ello debemosrevertir en forma decisiva las desigualdades a la manera del Hijo de Dios.Esta vez, la reconstrucción se hace desde el amor de Dios. El amor deponer las periferias en el centro. El amor de que ahora los últimos seránlos primeros. El amor de que los pobres serán por fin bienaventurados.El amor de que el signo de nuestra nueva humanidad sea formada por elDios Trino y su Reino de justicia. La reconstrucción es urgente, impres-cindible y cristiana. El amor, anclado en la esperanza y fundado en la fe,harán que un nuevo mundo sea posible.

1 h t t p : / / w w w. v a t i c a n . v a / c o n t e n t / f ra n c e s c o / e s / a u d i e n c e s / 2 0 2 0 / d o c u m e nts/pa-p a - f ra n c e s c o _ 2 0 2 0 0 8 1 9 _ u d i e n z a - g e n e ra l e . h t m l

Page 10: Número suelto € 1,00. Número atrasado € 2,00 OL’ S S E ... · romanos y peregrinos de distintas partes de Italia y del mundo. ¡Hay muchas banderas diferentes! Un pensamiento

número 40, viernes 2 de octubre de 2020 L’OSSERVATORE ROMANO páginas 10/11

«Scripturae Sacrae affectus»Carta apostólica del santo padre Francisco en el XVI centenario de la muerte de san Jerónimo

Una estima por la Sagrada Es-critura, un amor vivo y sua-ve por la Palabra de Diosescrita es la herencia que san

Jerónimo ha dejado a la Iglesia a travésde su vida y sus obras. Las expresiones,tomadas de la memoria litúrgica delsanto , nos ofrecen una clave de lecturaindispensable para conocer, en el XVIcentenario de su muerte, su admirablefigura en la historia de la Iglesia y sugran amor por Cristo. Este amor se ex-tiende, como un río en muchos cauces,a través de su obra de incansable estu-dioso, traductor, exegeta, profundo co-nocedor y apasionado divulgador de laSagrada Escritura; fino intérprete delos textos bíblicos; ardiente y en ocasio-nes impetuoso defensor de la verdadcristiana; ascético y eremita intransigen-te, además de experto guía espiritual,en su generosidad y ternura. Hoy, milseiscientos años después, su figura si-gue siendo de gran actualidad para no-sotros, cristianos del siglo XXI.

Intro ducciónEl 30 de septiembre del año 420, Je-

rónimo concluía su vida terrena en Be-lén, en la comunidad que fundó juntoa la gruta de la Natividad. De este mo-do se confiaba a ese Señor que siemprehabía buscado y conocido en la Escri-tura, el mismo que como Juez ya habíaencontrado en una visión, cuando pa-decía fiebre, quizá en la Cuaresma delaño 375. En ese acontecimiento, quemarcó un viraje decisivo en su vida, unmomento de conversión y cambio deperspectiva, se sintió arrastrado a lapresencia del Juez: «Interrogado acercade mi condición, respondí que era cris-tiano. Pero el que estaba sentado medijo: “Mientes; tú eres ciceroniano, túno eres cristiano”». San Jerónimo, enefecto, había amado desde joven la be-lleza límpida de los textos clásicos lati-nos y, en comparación, los escritos dela Biblia le parecían, inicialmente, tos-cos e imprecisos, demasiado ásperospara su refinado gusto literario.

Ese episodio de su vida favoreció ladecisión de consagrarse totalmente aCristo y a su Palabra, dedicando suexistencia a hacer que las palabras divi-nas, a través de su infatigable trabajode traductor y comentarista, fueran ca-da vez más accesibles a los demás. Eseacontecimiento dio a su vida una orien-tación nueva y más decidida: convertir-se en servidor de la Palabra de Dios,como enamorado de la “carne de la Es-critura”. Así, en la búsqueda continuaque caracterizó su vida, revalorizó susestudios juveniles y la formación recibi-da en Roma, reordenando su saber enun servicio más maduro a Dios y a lacomunidad eclesial.

Por eso, san Jerónimo entra con ple-no derecho entre las grandes figuras dela Iglesia de la época antigua, en el pe-riodo llamado el siglo de oro de la pa-trística, verdadero puente entre Orientey Occidente: fue amigo de juventud deRufino de Aquilea, visitó a Ambrosio ymantuvo una intensa correspondenciacon Agustín. En Oriente conoció aGregorio Nacianceno, Dídimo el Cie-

go, Epifanio de Salamina. La tradicióniconográfica cristiana lo consagró repre-sentándolo, junto con Agustín, Ambro-sio y Gregorio Magno, entre los cuatrograndes doctores de la Iglesia de Occi-dente.

Mis predecesores también quisieronrecordar su figura en diversas circuns-

do en edad adulta, en los años en queestudió retórica en Roma, entre el 358 yel 364. Precisamente en este periodo ro-mano se convirtió en un lector insacia-ble de los clásicos latinos, que estudia-ba bajo la guía de los maestros de retó-rica más ilustres de su tiempo.

damentales, de intimidad y encuentrocon Dios, donde a través de la contem-plación, las pruebas interiores y el com-bate espiritual llegó al conocimiento dela fragilidad, con una mayor concienciade los límites propios y ajenos, recono-ciendo la importancia de las lágrimas.Así, en el desierto, experimentó concre-tamente la presencia de Dios, la necesa-

una actividad incesante, sin olvidar ladimensión espiritual. En el Aventino,gracias al apoyo de mujeres aristocráti-cas romanas, deseosas de eleccionesevangélicas radicales, como Marcela,Paula y su hija Eustoquio, creó un ce-náculo fundado en la lectura y el estu-dio riguroso de la Escritura. Jerónimofue exegeta, docente, guía espiritual.En ese tiempo comenzó una revisión delas anteriores traducciones latinas delos Evangelios, y quizá también deotras partes del Nuevo Testamento;continuó su trabajo como traductor dehomilías y comentarios escriturísticosde Orígenes, desplegó una intensa acti-vidad epistolar, se confrontó pública-mente con autores heréticos, a vecescon excesos e intransigencias, perosiempre movido sinceramente por eldeseo de defender la verdadera fe y eldepósito de las Escrituras.

Este periodo intenso y prolífico seinterrumpió con la muerte del papaDámaso. Se vio obligado a dejar Romay, seguido por algunos amigos y muje-res deseosas de continuar la experienciaespiritual y el estudio bíblico que ha-bían comenzado, partió hacia Egipto—donde conoció al gran teólogo Dídi-mo el Ciego— y Palestina, para estable-cerse definitivamente en Belén en elaño 386. Retomó sus estudios filológi-cos, arraigados en los lugares físicosque habían sido escenario de esas na-rraciones.

La importancia que daba a los luga-res santos se evidencia no sólo por laelección de vivir en Palestina, desde elaño 386 hasta su muerte, sino tambiénpor el servicio a las peregrinaciones.Precisamente en Belén, lugar privilegia-do para él, cerca de la gruta de la Nati-vidad fundó dos monasterios “geme-los”, masculino y femenino, con alber-gues para acoger a los peregrinos veni-

dos ad loca sancta, manifestando así sugenerosidad para alojar a cuantos llega-ban a aquella tierra para ver y tocar loslugares de la historia de la salvación,uniendo de este modo la búsqueda cul-tural a la espiritual.

Poniéndose a la escucha, Jerónimo seencontró a sí mismo en la Sagrada Es-

verdad no le gustan los rincones ni lehacen falta los chismosos». Además,confiesa que comenzó a «sentir […]nostalgia de las celdas del monasterio ya echar de menos la similitud de aque-llas hormigas con los monjes, entre loscuales se trabaja en común y, aunquenada sea propiedad de cada cual, todoslo tienen todo».

algo inaudito para ese tiempo, permitir-les que pudieran leer y cantar los Sal-mos en la lengua original.

Una cultura, la suya, puesta al servi-cio y confirmada como necesaria paratodo evangelizador. Así le recordaba alamigo Nepociano: «La palabra delpresbítero está inspirada por la lecturade las Escrituras. No te quiero ni decla-mador, ni deslenguado, ni charlatán, si-no conocedor del misterio e instruidoen los designios de tu Dios. Hablarcon engolamiento o precipitadamentepara suscitar admiración ante el vulgoignorante es propio de hombres incul-tos. El hombre de frente altanera selanza con frecuencia a interpretar loque ignora, y si logra convencer a losdemás, se arroga para sí mismo el sa-b er».

Hasta su muerte en el año 420, Jeró-nimo transcurrió en Belén el periodomás fecundo e intenso de su vida, com-pletamente dedicado al estudio de laEscritura, comprometido en la monu-mental obra de traducción de todo elAntiguo Testamento a partir del origi-nal hebreo. Al mismo tiempo, comenta-ba los libros proféticos, los salmos, lasobras paulinas, escribía subsidios parael estudio de la Biblia. El trabajo valio-so que se encuentra en sus obras es fru-to del diálogo y la colaboración, desdela copia y el análisis de los manuscritoshasta su reflexión y discusión: Para es-tudiar «los libros divinos yo nunca heconfiado en mis propias fuerzas ni hetenido como maestra mi propia opi-nión, sino que he solido preguntar in-cluso sobre aquellas cosas que yo creíasaber, ¡cuánto más sobre aquellas de lasque yo estaba dudoso!». Por eso, cons-ciente de sus propios límites, pedía au-xilio continuamente en la oración deintercesión, para que la traducción delos textos sagrados estuviera hecha«con el mismo espíritu con que fueronescritos los libros» , sin olvidar traducirtambién otras obras de autores comoOrígenes, indispensables para el traba-jo exegético, para «procurar materialesa quienes quieran adelantar en el cono-cimiento de las cosas».

El estudio de Jerónimo se reveló co-mo un esfuerzo realizado en la comuni-dad y al servicio de la comunidad, mo-delo de sinodalidad también para noso-tros, para nuestro tiempo y para las di-versas instituciones culturales de laIglesia, con vistas a que sean siempre«lugar donde el saber se vuelve servi-cio, porque sin el saber nacido de lacolaboración y que se traduce en la

ria relación del ser humanocon Él, su consolación mise-ricordiosa. A este respecto,me gusta recordar una anéc-dota, de tradición apócrifa.Jerónimo le dijo al Señor:“¿Qué quieres de mí?” Y Élle respondió: “Todavía nome has dado todo”. “Pe ro ,Señor, yo te di esto, esto yesto…” —“Falta una cosa”—“¿Qué cosa?” —“Dame tus

Al finalizar los estudios emprendióun largo viaje a la Galia, que lo llevó ala ciudad imperial de Tréveris, hoy Ale-mania. Allí entró en contacto, por pri-mera vez, con la experiencia monásticaoriental difundida por san Atanasio.De este modo maduró un deseo pro-fundo que lo acompañó a Aquilea don-de inició con algunos de sus amigos«un coro de bienaventurados» , un pe-riodo de vida en común.

Hacia el año 374, pasando por Antio-quía, decidió retirarse al desierto deCalcis, para realizar, de forma cada vezmás radical, una vida ascética, en laque estaba reservado un amplio espacioal estudio de las lenguas bíblicas, pri-mero del griego y después del hebreo.Se confió a un hermano judío, conver-tido al cristianismo, que lo introdujo enel conocimiento de la nueva lengua he-brea y de los sonidos, que definió «pa-labras fricativas y aspiradas».

Jerónimo eligió y vivió el desierto,con la consiguiente vida eremítica, ensu significado más profundo: como lu-gar de las elecciones existenciales fun-

pecados, para que pueda tener la ale-gría de perdonarlos otra vez”.

Volvemos a encontrarlo en Antio-quía, donde fue ordenado sacerdotepor el obispo Paulino, después enConstantinopla, hacia el año 379, don-de conoció a Gregorio Nacianceno yprosiguió sus estudios; se dedicó a tra-ducir del griego al latín importantesobras (las homilías de Orígenes y la cró-nica de Eusebio), respiró el clima delConcilio celebrado en esa ciudad en elaño 381. En esos años, su pasión y sugenerosidad se revelaron en el estudio.Una bendita inquietud lo guiaba y lovolvía incansable y apasionado en labúsqueda: «Cuántas veces me desani-mé, cuántas desistí para empezar denuevo en mi empeño de aprender»,conducido por la “amarga semilla” desemejantes estudios para poder recoger“dulces frutos”.

En el año 382 Jerónimo volvió a Ro-ma y se puso a disposición del papaDámaso quien, valorando sus grandescualidades, lo nombró su estrecho cola-borador. Aquí Jerónimo se dedicó a

critura, como tambiénel rostro de Dios y delos hermanos, y afinósu predilección por lavida comunitaria. Deahí su deseo de vivircon los amigos, comoen los tiempos deAquilea, y de fundarcomunidades monásti-cas, persiguiendo el ideal cenobítico devida religiosa que ve al monasterio co-mo “lugar de entrenamiento” dondeformar personas «que se hayan hecholos más insignificantes de todos paramerecer ser los primeros», felices en lapobreza y capaces de enseñar con elpropio estilo de vida. De hecho, consi-deraba formativo vivir «bajo la discipli-na de un solo padre y en compañía demuchos hermanos» para aprender lahumildad, la paciencia, el silencio y lamansedumbre, consciente de que «a la

Jerónimo no encontró en el estudioun deleite efímero centrado en sí mis-mo, sino un ejercicio de vida espiritual,un medio para llegar a Dios y, de estemodo, su formación clásica se reordenótambién en un servicio más maduro ala comunidad eclesial. Pensemos en laayuda que dio al papa Dámaso, en laenseñanza que dedicó a las mujeres, es-pecialmente para el hebreo, desde elprimer cenáculo en el Aventino, hastahacer entrar a Paula y Eustoquio en«las discrepancias de los traductores» y,

La importancia que daba a los lugares santos seJerónimo no encontró en el estudio un deleiteefímero centrado en sí mismo, sino un ejercicio devida espiritual, un medio para llegar a Dios y, deeste modo, su formación clásica se reordenó tambiénen un servicio más maduro a la comunidad eclesial

Poniéndose a la escucha, Jerónimo seencontró a sí mismo en la SagradaEscritura, como también el rostro de Dios yde los hermanos, y afinó su predilección porla vida comunitaria

SIGUE EN LA PÁGINA 12

tancias. Hace un siglo, conocasión del decimoquintocentenario de su muerte, Be-nedicto XV le dedicó laCarta encíclica Spiritus Pa-ra c l i t u s (15 septiembre 1920),presentándolo al mundo co-mo «doctor maximus expla-nandis Scripturis». En tiem-pos más recientes, BenedictoXVI expuso su personalidady sus obras en dos cateque-sis sucesivas. Ahora, en el decimosextocentenario de su muerte, también yodeseo recordar a san Jerónimo y volvera proponer la actualidad de su mensajey de sus enseñanzas, a partir de su granestima por las Escrituras.

En este sentido, puede conectarseperfectamente, como guía segura y tes-tigo privilegiado, con la XII Asambleadel Sínodo de los Obispos, dedicada ala Palabra de Dios, y con la Exhorta-ción apostólica Verbum Domini (VD) demi predecesor Benedicto XVI, publica-da precisamente en la fiesta del santo,el 30 de septiembre de 2010.

De Roma a BelénLa vida y el itinerario personal de

san Jerónimo se consumaron por lasvías del imperio romano, entre Europay Oriente. Nació alrededor del año 345en Estridón, frontera entre Dalmacia yPanonia, en el territorio de la actualCroacia y Eslovenia, y recibió una sóli-da educación en una familia cristiana.Según el uso de la época, fue bautiza-

Page 11: Número suelto € 1,00. Número atrasado € 2,00 OL’ S S E ... · romanos y peregrinos de distintas partes de Italia y del mundo. ¡Hay muchas banderas diferentes! Un pensamiento

página 12 L’OSSERVATORE ROMANO viernes 2 de octubre de 2020, número 40

«Scripturae Sacrae affectus»cooperación no hay desarrollo humano genuinoe integral» . El fundamento de esa comunión esla Escritura, que no podemos leer por nuestracuenta: «La Biblia ha sido escrita por el Pueblode Dios y para el Pueblo de Dios, bajo la inspi-ración del Espíritu Santo. Sólo en esta comunióncon el Pueblo de Dios podemos entrar realmen-te, con el “n o s o t ro s ”, en el núcleo de la verdadque Dios mismo quiere comunicarnos».

La vigorosa experiencia de vida de Jerónimo,alimentada por la Palabra de Dios, hizo que seconvirtiera en guía espiritual, a través de una in-tensa correspondencia epistolar. Se hizo compa-ñero de viaje, convencido de que «ningún arte seaprende sin maestro», como escribe a Rústico:«Todo lo que pretendo insinuarte, tomándote dela mano, todo lo que pretendo inculcarte, comoel experto marino que ha pasado por muchosnaufragios lo haría con un remero bisoño». Des-de aquel rincón tranquilo del mundo acompaña-ba a la humanidad en una época de grandescambios, marcada por acontecimientos como el

satisfacción humana, por amor a Cristo crucifica-do (cf. 1 Co 2, 2; Flp 3, 8.10); por otro lado, elesfuerzo de estudio asiduo, dirigido exclusiva-mente a una comprensión del misterio del Señorcada vez más profunda. Es precisamente este do-ble testimonio ofrecido de modo admirable porsan Jerónimo, el que se propone como modelo,sobre todo, para los monjes, quienes viven de as-cesis y oración, con vistas a que se dediquen altrabajo asiduo de la investigación y del pensa-miento; después, para los estudiosos, que debenrecordar que el saber sólo es válido religiosamen-te si está fundado en el amor exclusivo a Dios, yexpoliado de toda ambición humana y aspira-ción mundana.

Tales dimensiones fueron incorporadas en elcampo de la historia del arte, donde la presenciade san Jerónimo es frecuente: grandes maestrosde la pintura occidental nos han dejado sus re-presentaciones. Podríamos organizar las diversastipologías iconográficas en dos líneas distintas.Una lo define sobre todo como monje y peniten-te, con un cuerpo marcado por el ayuno, retira-do en zonas desérticas, de rodillas o postrado entierra, en muchos casos apretando una piedra en

figura son, en realidad, elementos con los que elEspíritu Santo le permitió madurar su unidad in-t e r i o r.

Amor por la Sagrada EscrituraEl rasgo peculiar de la figura espiritual de san

Jerónimo sigue siendo, sin duda, su amor apasio-nado por la Palabra de Dios, transmitida a laIglesia en la Sagrada Escritura. Si todos losDoctores de la Iglesia —y en particular los de laépoca cristiana primitiva— obtuvieron explícita-mente de la Biblia el contenido de sus enseñan-zas, Jerónimo lo hizo de una manera más siste-mática y en algunos aspectos única.

En los últimos tiempos los exegetas han des-cubierto el genio narrativo y poético de la Biblia,exaltado precisamente por su calidad expresiva.Jerónimo, en cambio, lo que enfatizaba de lasEscrituras era más bien el carácter humilde conel que Dios se reveló, expresándose en la natura-leza áspera y casi primitiva de la lengua hebrea,comparada con el refinamiento del latín cicero-niano. Por tanto, no se dedicaba a la SagradaEscritura por un gusto estético, sino —como esbien conocido— sólo porque lo llevaba a conocera Cristo, porque ignorar las Escrituras es ignorara Cristo.

Jerónimo nos enseña que no sólo se deben es-tudiar los Evangelios, y que no es solamente latradición apostólica, presente en los Hechos delos Apóstoles y en las Cartas, la que hay que co-mentar, sino que todo el Antiguo Testamento esindispensable para penetrar en la verdad y la ri-queza de Cristo. Las mismas páginas del Evan-gelio lo atestiguan: nos hablan de Jesús comoMaestro que, para explicar su misterio, recurre aMoisés, a los profetas y a los Salmos (cf. Lc 4,16-21; 24, 27.44-47). Incluso la predicación de Pe-dro y Pablo, en los Hechos, se fundamenta em-blemáticamente en las antiguas Escrituras; sinellas, no puede entenderse plenamente la figuradel Hijo de Dios, el Mesías Salvador. El AntiguoTestamento no debe considerarse como un vastorepertorio de citas que demuestran el cumpli-miento de las profecías en la persona de Jesús deNazaret. En cambio, más radicalmente, sólo a laluz de las “figuras” veterotestamentarias es posi-ble comprender plenamente el significado delacontecimiento de Cristo, cumplido en su muertey resurrección. De ahí la necesidad de redescu-brir, en la práctica catequética y en la predica-ción, así como en las discusiones teológicas, elaporte indispensable del Antiguo Testamento,que debe ser leído y asimilado como alimentoprecioso (cf. Ez 3, 1-11; Ap 10, 8-11).

La dedicación total de Jerónimo a las Escritu-ras se manifestó en una forma de expresión apa-sionada, semejante a la de los antiguos profetas.De ellos sacaba nuestro Doctor su fuego interior,que se convertía en palabra impetuosa y explosi-va (cf. Jr 5, 14; 20, 9; 23, 29; Ml 3, 2; Si 48, 1;Mt 3, 11; Lc 12, 49), necesaria para expresar el ce-lo ardiente del servidor de la causa de Dios. Si-guiendo los pasos de Elías, Juan el Bautista e in-cluso el apóstol Pablo, el desdén ante la mentira,la hipocresía y las falsas doctrinas enciende eldiscurso de Jerónimo haciéndolo provocativo yaparentemente duro. La dimensión polémica desus escritos se comprende mejor si se lee comouna especie de calco y actualización de la tradi-ción profética más auténtica. Jerónimo, por tan-to, es un modelo de testimonio inflexible de laverdad, que asume la severidad del reproche pa-ra inducir a la conversión. En la intensidad delas locuciones e imágenes se manifiesta la valen-tía del siervo que no quiere agradar a los hom-bres sino sólo a su Señor (Ga 1, 10), por quienha consumido toda la energía espiritual.

El estudio de la Sagrada EscrituraEl amor apasionado de san Jerónimo por las

divinas Escrituras está impregnado de obedien-cia. En primer lugar respecto a Dios, que se ha

VIENE DE LA PÁGINA 10

saqueo de Roma del año 410, que lo afectó pro-fundamente.

Confiaba en sus cartas las polémicas doctrina-les, siempre en defensa de la recta fe, revelándo-se como hombre de relaciones vividas con fuerzay con dulzura, involucrado totalmente, sin for-mas edulcoradas, experimentando que «el amorno tiene precio». Así vivía sus afectos, con ímpe-tu y sinceridad. Esta implicación en las situacio-nes en las que vivía y actuaba se constata tam-bién con el hecho de que ofrecía su trabajo detraducción y crítica como munus amicitiae. Eraun don ante todo para los amigos, a quienes des-tinaba y dedicaba sus obras, y a quienes les pe-día que las leyeran con ojos amigables más quecríticos, y luego para los lectores, sus contempo-ráneos y los de todos los tiempos.

Dedicó los últimos años de su vida a la lecturaorante personal y comunitaria de la Escritura, ala contemplación, al servicio a los hermanos através de sus obras. Todo esto en Belén, junto ala gruta donde la Virgen dio a luz al Verbo,consciente de que es «dichoso aquel que portaen su pecho la cruz, la resurrección y el lugar delnacimiento de Cristo y el de la ascensión. Dicho-so aquel que tiene a Belén en su corazón, y encuyo corazón Cristo nace a diario».

La clave sapiencial de su retratoPara una plena comprensión de la personali-

dad de san Jerónimo es necesario conjugar dosdimensiones características de su existencia comocreyente. Por un lado, su absoluta y rigurosaconsagración a Dios, con la renuncia a cualquier

la mano derecha para golpearse el pecho, y conlos ojos vueltos al Crucificado. En esta línea sesitúa la conmovedora obra maestra de Leonardoda Vinci conservada en la Pinacoteca Vaticana.Otro modo de representar a Jerónimo es el quelo muestra vestido como un estudioso, sentadoen su escritorio, dedicado a la traducción y al co-mentario de la Sagrada Escritura, rodeado de li-bros y pergaminos, consagrado a la misión dedefender la fe a través del pensamiento y la es-critura. Albrecht Dürer, por citar otro ejemploilustre, lo representó más de una vez en esta acti-tud.

Los dos aspectos evocados anteriormente seencuentran unidos en el lienzo de Caravaggio,en la Galería Borghese de Roma. En una únicaescena se representa al anciano asceta, vestido li-geramente con un manto rojo, que tiene un crá-neo sobre la mesa, símbolo de la vanidad de lasrealidades terrenas; pero al mismo tiempo tam-bién se manifiesta con vehemencia su cualidadde estudioso, que tiene los ojos fijos en el libro,mientras su mano mete la pluma en el tintero,como acto que caracteriza al escritor.

De manera análoga —que llamaría sapiencial—debemos comprender el doble perfil del itinera-rio biográfico de Jerónimo. Cuando, como unverdadero «León de Belén», exageraba en los to-nos, lo hacía por la búsqueda de una verdad queestaba dispuesto a servir incondicionalmente. Ycomo él mismo explica en el primero de sus es-critos, Vida de san Pablo, ermitaño de Tebas, losleones son capaces de «desaforados rugidos»,pero también de lágrimas. Por este motivo, lasdos fisonomías contrapuestas que aparecen en su

Page 12: Número suelto € 1,00. Número atrasado € 2,00 OL’ S S E ... · romanos y peregrinos de distintas partes de Italia y del mundo. ¡Hay muchas banderas diferentes! Un pensamiento

número 40, viernes 2 de octubre de 2020 L’OSSERVATORE ROMANO página 13

comunicado con palabras que exigen una escu-cha reverente y, en consecuencia, también la obe-diencia a quienes en la Iglesia representan la tra-dición interpretativa viva del mensaje revelado.Sin embargo, la «obediencia de la fe» (Rm 1, 5;16, 26) no es una mera recepción pasiva de loque es conocido; al contrario, requiere el com-promiso activo de la investigación personal. Po-demos considerar a san Jerónimo como un “ser-vidor” de la Palabra, fiel y trabajador, completa-mente consagrado a favorecer en sus hermanosde fe una comprensión más adecuada del «depó-sito» sagrado que les ha sido confiado (cf. 1 Tm6, 20; 2 Tm 1,14). Si no se entiende lo escrito porlos autores inspirados, la misma Palabra de Dioscarece de eficacia (cf. Mt 13, 19) y el amor a Diosno puede surgir.

Ahora bien, las páginas bíblicas no siempreson accesibles de inmediato. Como se dice enIsaías (29, 11), incluso para aquellos que saben“leer” —es decir, que han tenido una formaciónintelectual suficiente— el libro sagrado aparece“sellado”, cerrado herméticamente a la interpre-tación. Por tanto, es necesario que intervenga untestigo competente para proporcionar la llave li-beradora, la de Cristo Señor, único capaz de de-satar los sellos y abrir el libro (cf. Ap 5, 1-10), pa-ra revelar la prodigiosa efusión de la gracia (cf.Lc 4, 17-21). Muchos entonces, incluso entre loscristianos practicantes, declaran abiertamente queno saben leer (cf. Is 29, 12), no por analfabetis-mo, sino porque no están preparados para el len-guaje bíblico, sus modos expresivos y las tradi-ciones culturales antiguas, por lo que el texto bí-blico resulta indescifrable, como si estuviera es-crito en un alfabeto desconocido y en una len-gua poco comprensible.

Se vuelve necesario, por tanto, la mediacióndel intérprete, ejerciendo su función “diaconal”,al ponerse al servicio de quienes no pueden com-prender el sentido de lo escrito proféticamente.La imagen que se puede evocar, a este respecto,es la del diácono Felipe, impulsado por el Señorpara ir en ayuda del eunuco que está leyendo unpasaje de Isaías en su carroza (53, 7-8), pero sinpoder comprender su significado: «¿Crees enten-der lo que estás leyendo?», pregunta Felipe; y eleunuco responde: «¿Cómo voy a entender si na-die me lo explica?» (Hch 8, 30-31).

Jerónimo es nuestro guía sea porque, como lohizo Felipe (cf. Hch 8, 35), lleva a quien lee almisterio de Jesús, sea también porque asume res-ponsable y sistemáticamente las mediaciones exe-géticas y culturales necesarias para una lecturacorrecta y fecunda de la Sagrada Escritura . Lacompetencia en las lenguas en las que se trans-mitió la Palabra de Dios, el cuidadoso análisis yevaluación de los manuscritos, la investigaciónarqueológica precisa, además del conocimientode la historia de la interpretación, en definitiva,todos los recursos metodológicos que estabandisponibles en su época histórica los supo utili-zar armónica y sabiamente, para orientar haciauna comprensión correcta de la Escritura inspira-da.

Una dimensión tan ejemplar de la actividadde san Jerónimo es muy importante incluso en laIglesia de hoy. Como nos enseña la Dei Verbum,si la Biblia es «como el alma de la sagrada teolo-gía» y la columna vertebral espiritual de la prác-tica religiosa cristiana , es indispensable que elacto interpretativo de la misma esté sostenidopor competencias específicas.

A este propósito sirven ciertamente los centrosespecializados para la investigación bíblica —co-mo el Pontificio Instituto Bíblico en Roma yL’École Biblique y el Studium Biblicum Francis-canum en Jerusalén— y patrística —como el Au-gustinianum en Roma—, pero también las Facul-tades de Teología deben esforzarse para que laenseñanza de la Sagrada Escritura esté progra-mada de tal manera que se asegure a los estu-diantes una capacidad interpretativa competente,tanto en la exégesis de los textos como en la sín-tesis de la teología bíblica. La riqueza de las Es-crituras es desafortunadamente ignorada o mini-mizada por muchos, porque no se les han pro-porcionado las bases esenciales del conocimien-to. Por tanto, junto a un incremento de los estu-

dios eclesiásticos dirigidos a sacerdotes y cate-quistas, que valoricen de manera más adecuadala competencia en la Sagrada Escritura, se debepromover una formación extendida a todos loscristianos, para que cada uno sea capaz de abrirel libro sagrado y extraer los frutos inestimablesde sabiduría, esperanza y vida.

Aquí quisiera recordar lo que expresó mi pre-decesor en la Exhortación apostólica Verbum Do-mini: «La sacramentalidad de la Palabra se pue-de entender en analogía con la presencia real deCristo bajo las especies del pan y del vino consa-grados. […] Sobre la actitud que se ha de tenercon respecto a la Eucaristía y la Palabra de Dios,dice san Jerónimo: “Nosotros leemos las Sagra-das Escrituras. Yo pienso que el Evangelio es elCuerpo de Cristo; yo pienso que las SagradasEscrituras son su enseñanza. Y cuando él dice:Quien no come mi carne y bebe mi sangre’ (Jn

6, 53), aunque estas palabras puedan entendersecomo referidas también al Misterio [eucarístico],sin embargo, el cuerpo de Cristo y su sangre esrealmente la palabra de la Escritura, es la ense-ñanza de Dios”».

Lamentablemente, en muchas familias cristia-nas nadie se siente capaz —como en cambio estáprescrito en la Torá (cf. Dt 6, 6)— de dar a cono-cer a sus hijos la Palabra del Señor, con toda subelleza, con toda su fuerza espiritual. Por esoquise establecer el Domingo de la Palabra deDios, animando a la lectura orante de la Biblia ya la familiaridad con la Palabra de Dios. Todaslas demás manifestaciones de la religiosidad seenriquecerán así de sentido, estarán orientadaspor una jerarquía de valores y se dirigirán a loque constituye la cumbre de la fe: la adhesiónplena al misterio de Cristo.

La Vu l g a t a

El “fruto más dulce de la ardua siembra” delestudio del griego y el hebreo, realizado por Je-rónimo, es la traducción del Antiguo Testamentodel hebreo original al latín. Hasta ese momento,los cristianos del imperio romano sólo podíanleer la Biblia en griego en su totalidad. Mientrasque los libros del Nuevo Testamento se habíanescrito en griego, para los del Antiguo existíauna traducción completa, la llamada Septuaginta(es decir, la versión de los Setenta) realizada porla comunidad judía de Alejandría alrededor delsiglo II a.C. Para los lectores de lengua latina,sin embargo, no había una versión completa dela Biblia en su propio idioma, sino sólo algunastraducciones, parciales e incompletas, que proce-dían del griego. Jerónimo, y después de él susseguidores, tuvieron el mérito de haber empren-dido una revisión y una nueva traducción de to-da la Escritura. Con el estímulo del papa Dáma-so, Jerónimo comenzó en Roma la revisión delos Evangelios y los Salmos, y luego, en su retiroen Belén, empezó la traducción de todos los li-bros veterotestamentarios, directamente del he-breo; una obra que duró años.

Para completar este trabajo de traducción, Je-rónimo hizo un buen uso de sus conocimientosde griego y hebreo, así como de su sólida forma-ción latina, y utilizó las herramientas filológicasque tenía a su disposición, en particular las He-xaplas de Orígenes. El texto final combinó lacontinuidad en las fórmulas, ahora de uso co-mún, con una mayor adherencia al estilo hebreo,sin sacrificar la elegancia de la lengua latina. Elresultado es un verdadero monumento que hamarcado la historia cultural de Occidente, dandoforma al lenguaje teológico. Superados algunosrechazos iniciales, la traducción de Jerónimo seconvirtió inmediatamente en patrimonio comúntanto de los eruditos como del pueblo cristiano,de ahí el nombre de Vu l g a t a . La Europa medie-val aprendió a leer, orar y razonar en las páginasde la Biblia traducidas por Jerónimo. «La Sagra-da Escritura se ha convertido así en una especiede “inmenso vocabulario” (P. Claudel) y de“Atlas iconográfico” (M. Chagall) del que se hannutrido la cultura y el arte cristianos». La litera-tura, las artes e incluso el lenguaje popular sehan inspirado constantemente en la versión jero-

nimiana de la Biblia, dejándonos tesoros de be-lleza y devoción.

En relación a este hecho indiscutible, el Con-cilio de Trento estableció el carácter «auténtico»de la Vulgata en el decreto I n s u p e r, rindiendohomenaje al uso secular que la Iglesia había he-cho de ella y certificando su valor como instru-mento de estudio, predicación y discusión públi-ca. Sin embargo, no pretendía minimizar la im-portancia de las lenguas originales, como no de-jaba de recordar Jerónimo, ni mucho menos pro-hibir nuevos trabajos de traducción integral en elfuturo. San Pablo VI, asumiendo el mandato delos Padres del Concilio Vaticano II, quiso que larevisión de la traducción de la Vu l g a t a se com-pletara y se pusiera a disposición de toda la Igle-sia. Así es como san Juan Pablo II, en la Consti-tución apostólica Scripturarum thesaurus, promul-gó en 1979 la edición típica llamada Neovulgata.

La traducción como inculturaciónCon su traducción, Jerónimo logró “incultu-

rar” la Biblia en la lengua y la cultura latina, yesta obra se convirtió en un paradigma perma-nente para la acción misionera de la Iglesia. Enefecto, «cuando una comunidad acoge el anun-cio de la salvación, el Espíritu Santo fecunda sucultura con la fuerza transformadora del Evange-lio» , y de este modo se establece una especie decircularidad: así como la traducción de Jerónimoestá en deuda con la lengua y la cultura de losclásicos latinos, cuyas huellas son claramente vi-sibles, así ella, con su lengua y su contenido sim-bólico y de imágenes, se ha convertido a su vezen un elemento creador de cultura.

El trabajo de traducción de Jerónimo nos en-seña que los valores y las formas positivas de ca-da cultura representan un enriquecimiento paratoda la Iglesia. Los diferentes modos en que laPalabra de Dios se anuncia, se comprende y sevive con cada nueva traducción enriquecen la Es-critura misma, puesto que —según la conocidaexpresión de Gregorio Magno— crece con el lec-

SIGUE EN LA PÁGINA 14

Page 13: Número suelto € 1,00. Número atrasado € 2,00 OL’ S S E ... · romanos y peregrinos de distintas partes de Italia y del mundo. ¡Hay muchas banderas diferentes! Un pensamiento

página 14 L’OSSERVATORE ROMANO viernes 2 de octubre de 2020, número 40

«Scripturae Sacrae affectus»tor, recibiendo a lo largo de los siglos nuevosacentos y nueva sonoridad. La inserción de la Bi-blia y del Evangelio en las diferentes culturas ha-ce que la Iglesia se manifieste cada vez más co-mo «sponsa ornata monilibus suis» (Is 61, 10). Yatestigua, al mismo tiempo, que la Biblia necesi-ta ser traducida constantemente a las categoríaslingüísticas y mentales de cada cultura y de cadageneración, incluso en la secularizada culturaglobal de nuestro tiempo.

Ha sido recordado, con razón, que es posibleestablecer una analogía entre la traducción, comoacto de hospitalidad lingüística, y otras formasde hospitalidad. Por eso, la traducción no es untrabajo que concierne únicamente al lenguaje, si-no que corresponde, de hecho, a una decisiónética más amplia, que está relacionada con todala visión de la vida. Sin traducción, las diferentescomunidades lingüísticas no podrían comunicar-se entre sí; nosotros cerraríamos las puertas de lahistoria y negaríamos la posibilidad de construiruna cultura del encuentro. En efecto, sin traduc-ción no hay hospitalidad y se fortalecen las ac-ciones de hostilidad. El traductor es un construc-tor de puentes. ¡Cuántos juicios temerarios,cuántas condenas y conflictos surgen del hechode ignorar el idioma de los demás y de no esfor-zarnos, con tenaz esperanza, en esta prueba infi-nita de amor que es la traducción!

Jerónimo también tuvo que oponerse al pensa-miento dominante de su época. Si en los alboresdel imperio romano, el saber griego era relativa-mente común, en ese momento ya era una rare-za. Sin embargo, llegó a ser uno de los mejoresconocedores de la lengua y literatura griega cris-tiana y se embarcó solo en un viaje aún más ar-duo cuando se dedicó al estudio del hebreo. Co-mo fue escrito, si «los límites de mi lenguaje sonlos límites de mi mundo», podemos decir que ledebemos al poliglotismo de san Jerónimo unacomprensión más universal del cristianismo y, almismo tiempo, más acorde con sus fuentes.

Con la celebración del centenario de la muertede san Jerónimo, nuestra mirada se vuelve haciala extraordinaria vitalidad misionera expresadapor la traducción de la Palabra de Dios a más detres mil idiomas.

Muchos son los misioneros a quienes debemosla preciosa labor de publicar gramáticas, diccio-narios y otras herramientas lingüísticas que ofre-cen las bases de la comunicación humana y sonun vehículo del «sueño misionero de llegar a to-dos». Es necesario valorar todo este trabajo e in-vertir en él, contribuyendo a superar las fronterasde la incomunicabilidad y de la falta de encuen-tro. Todavía queda mucho por hacer. Como hasido afirmado, no existe comprensión sin traduc-ción; no nos comprenderemos a nosotros mis-mos, ni a los demás.

Jerónimo y la cátedra de PedroJerónimo siempre tuvo una relación especial

con la ciudad de Roma: Roma es el puerto espi-ritual al que regresó continuamente; en Roma seformó el humanista y se forjó el cristiano; él erahomo romanus. Este vínculo se daba, de maneramuy peculiar, en la lengua de la Urbe, el latín,del que fue maestro y conocedor, pero estuvo so-bre todo vinculado a la Iglesia de Roma y, en es-pecial, a la cátedra de Pedro. La tradición icono-gráfica, de manera anacrónica, lo representabacon la púrpura cardenalicia, para señalar su per-tenencia al presbiterio de Roma junto al papaDámaso. Fue en Roma donde comenzó la revi-sión de la traducción; e incluso cuando la envi-dia y la incomprensión lo obligaron a abandonarla ciudad, siempre permaneció fuertemente vin-culado a la cátedra de Pedro.

Para Jerónimo, la Iglesia de Roma era el terre-no fértil donde la semilla de Cristo da frutoabundante. En una época agitada, en la que latúnica inconsútil de la Iglesia se veía a menudodesgarrada por las divisiones entre los cristianos,Jerónimo consideraba la cátedra de Pedro comoun punto de referencia seguro: «Yo, que no sigomás primacía que la de Cristo, me uno por la co-munión a tu beatitud, es decir, a la cátedra dePedro. Sé que la Iglesia está edificada sobre esaroca». En medio de las disputas contra los arria-nos, escribió a Dámaso: «Quien no recoge conti-go, desparrama; es decir, el que no es de Cristoes del anticristo». Por eso podía afirmar tam-bién: «El que se adhiera a la cátedra de Pedro esmío».

Jerónimo a menudo se vio involucrado en dis-cusiones ásperas a causa de la fe. Su amor por laverdad y la ardiente defensa de Cristo quizá lollevaron a exagerar la violencia verbal en sus car-tas y escritos. Sin embargo, vivía orientado a lapaz: «También nosotros queremos la paz, y nosólo la queremos, sino que la pedimos suplican-tes. Pero la paz de Cristo, la paz verdadera, unapaz sin enemistades, una paz que no lleve escon-dida la guerra, una paz que no esclavice a losadversarios, sino que los una como amigos».

Nuestro mundo necesita más que nunca la me-dicina de la misericordia y la comunión. Permí-tanme repetir una vez más: Demos un testimoniode comunión fraterna que sea atractivo y lumino-so. «En esto conocerán todos que sois discípulosmíos: si os amáis unos a otros» (Jn 13, 35). Es loque pidió intensamente Jesús con su oración alPadre: «Para que todos sean uno […] en noso-tros, para que el mundo crea» (Jn 17, 21).

Amar lo que Jerónimo amóComo conclusión de esta Carta, quisiera hacer

un nuevo llamamiento a todos. Entre los muchoselogios que la posteridad le rinde a san Jerónimoestá el de no ser considerado solamente uno de

los más grandes estudiosos de la “biblioteca” dela que el cristianismo se nutre a lo largo deltiempo, comenzando por el tesoro de las Sagra-das Escrituras; sino que también se le puedeaplicar lo que él mismo escribió sobre Nepocia-no: «Por la asidua lectura y la meditación pro-longada, había hecho de su corazón una biblio-teca de Cristo». Jerónimo no escatimó esfuerzospara enriquecer su biblioteca, en la que siemprevio un laboratorio indispensable para la com-prensión de la fe y la vida espiritual; y en estoconstituye un maravilloso ejemplo también parael presente. Pero, además, fue más lejos. Para él,el estudio no se limitaba a sus primeros años ju-veniles de formación, sino que era un compromi-so constante, una prioridad de todos los días desu vida. En definitiva, podemos decir que asimi-ló toda una biblioteca y se convirtió en dispensa-dor de conocimiento para muchos otros. Postu-miano, que en el siglo IV viajó a Oriente paradescubrir los movimientos monásticos, fue testi-go ocular del estilo de vida de Jerónimo, conquien permaneció unos meses, y lo describió dela siguiente manera: «Él es todo en la lectura,todo en los libros; no descansa ni de día ni denoche; siempre lee o escribe algo».

En este sentido, a menudo pienso en la expe-riencia que puede tener un joven hoy al entraren una librería de su ciudad, o en una página deinternet, y buscar el sector de libros religiosos.Es un espacio que, cuando existe, en la mayoríade los casos no sólo es marginal, sino carente deobras sustanciales. Al examinar esos estantes, oesas páginas en la red, es difícil para un jovencomprender cómo la investigación religiosa pue-da ser una aventura emocionante que une pensa-miento y corazón; cómo la sed de Dios haya en-cendido grandes mentes a lo largo de los sigloshasta hoy; cómo la maduración de la vida espiri-tual haya contagiado a teólogos y filósofos, artis-tas y poetas, historiadores y científicos. Uno delos problemas actuales, no sólo de religión, es elanalfabetismo: escasean las competencias herme-néuticas que nos hagan intérpretes y traductorescreíbles de nuestra propia tradición cultural. De-seo lanzar un desafío, de modo particular, a losjóvenes: Vayan en busca de su herencia. El cris-tianismo los convierte en herederos de un patri-monio cultural insuperable del que deben tomarposesión. Apasiónense de esta historia, que es deustedes. Atrévanse a fijar la mirada en Jerónimo,ese joven inquieto que, como el personaje de laparábola de Jesús, vendió todo lo que tenía paracomprar «la perla de gran valor» (Mt 13, 46).

Verdaderamente, Jerónimo es la «biblioteca deCristo», una biblioteca perenne que dieciséis si-glos después sigue enseñándonos lo que significael amor de Cristo, un amor que no se puede se-parar del encuentro con su Palabra. Por esta ra-zón, el centenario actual representa una llamadaa amar lo que Jerónimo amó, redescubriendo susescritos y dejándonos tocar por el impacto deuna espiritualidad que puede describirse, en sunúcleo más vital, como el deseo inquieto y apa-sionado de un conocimiento más profundo delDios de la Revelación. ¿Cómo no escuchar, ennuestros días, lo que Jerónimo exhortaba ince-santemente a sus contemporáneos: «Lee muy amenudo las Divinas Escrituras, o mejor, nunca eltexto sagrado se te caiga de las manos»?

Un ejemplo luminoso es la Virgen María, evo-cada por Jerónimo sobre todo como madre virgi-nal, pero también en su actitud de lectora orantede la Escritura. María meditaba en su corazón(cf. Lc 2, 19.51) porque «era santa y había leídolas Sagradas Escrituras, conocía a los profetas yrecordaba lo que el ángel Gabriel le había anun-ciado y lo que se le había augurado por boca delos profetas. […] Veía a Aquel recién nacido, queera su Hijo, su único Hijo, acostado y dando va-gidos, en ese pesebre, pero a quien en realidadestaba viendo allí acostado era al Hijo de Dios; ylo que ella estaba viendo andaba comparándolocon cuanto había oído y leído». Encomendémo-nos a ella, que mejor que nadie puede enseñar-

VIENE DE LA PÁGINA 13

Page 14: Número suelto € 1,00. Número atrasado € 2,00 OL’ S S E ... · romanos y peregrinos de distintas partes de Italia y del mundo. ¡Hay muchas banderas diferentes! Un pensamiento

número 40, viernes 2 de octubre de 2020 L’OSSERVATORE ROMANO página 15

nos a leer, meditar, rezar y contemplar a Dios,que se hace presente en nuestra vida sin cansarsejamás.

Roma, San Juan de Letrán, 30 de septiembre,memoria de san Jerónimo, del año 2020, octavo

de mi pontificado.

Notas1 «Deus qui beato Hieronymo presbitero sua-

vem et vivum Scripturae Sacrae affectum tribuis-ti, da, ut populus tuus verbo tuo uberius alaturet in eo fontem vitae inveniet» (Collecta MissaeSancti Hieronymi, Missale Romanum, editio typi-ca tertia, Civitas Vaticana 2002). Traducción enlengua española: «Oh, Dios, que concediste alpresbítero san Jerónimo un amor suave y vivo ala Sagrada Escritura, haz que tu pueblo se ali-mente de tu palabra con mayor abundancia y en-cuentre en ella la fuente de la vida» (Oracióncolecta Memoria litúrgica de san Jerónimo, MisalRomano, Madrid 2017).

2 Epistula (en adelante: Ep.) 22, 30: CSEL 54,190.

3 AAS 12 (1920), 385-423.4Cf. Audiencias Generales 7 y 14 noviembre

2007: L’Osservatore Romano, ed. semanal en lenguaespañola (9 noviembre 2007), p. 12; ibíd. (16 no-viembre 2007), p. 16.

5 SÍNODO DE LOS OBISPOS, Mensaje alPueblo de Dios de la XII Asamblea general ordina-ria (24 octubre 2008).

6 Cf. AAS 102 (2010), 681-787.7 Chronicum 374: PL 27, 697-698.8 Ep. 125, 12: CSEL 56, 131.9 Cf. Ep. 122, 3: CSEL 56, 63.10 Cf. Homilía en la Santa Misa, Domus San-

ctae Marthae (10 diciembre 2015): L’O s s e r v a t o reRomano, ed. semanal en lengua española (18 di-ciembre 2015), p. 13. La anécdota se encuentra enA. LOUF, Sotto la guida dello Spirito, Qiqaion,Magnano (BI) 1990, 154-155.

11 Cf. Ep. 125, 12: CSEL 56, 131.12 Cf. VD, 89: AAS 102 (2010), 761-762.

13 Cf. Ep. 125, 9.15.19: CSEL 56, 128.133-134.139.

14 Vita Malchi monachi captivi 7, 3: PL 23, 59-60; S. JERÓNIMO, Vidas de tres monjes: Obrascompletas, edición bilingüe, vol. II, ed. BAC,Madrid 2002, 631.

15 Praef. Esther 2: PL 28, 1505.16 Cf. Ep. 108, 26: CSEL 55, 344-345.17 Ep. 52, 8: CSEL 54, 428-429; cf. VD, 60:

AAS 102 (2010), 739.18 Praef. Paralipomenon LXX 1.10-15: SCh 592,

340.19 Praef. in Pentateuchum: PL 28, 184.20 Ep. 80, 3: CSEL 55, 105.21 Mensaje con motivo de la XXIV solemne Se-

sión pública de las Academias Pontificias (4 diciem-bre 2019): L’Osservatore Romano (6 diciembre2019), p. 8.

22 VD, 30: AAS 102 (2010), 709.23 Ep. 125, 15.2: CSEL 56, 133.120.24 Ep. 3, 6: CSEL 54, 18.25 Cf. Praef. Josue 1, 9-12: SCh 592, 316.26 Homilia in Psalmum 95: PL 26, 1181; cf. S.

JERÓNIMO, Obras homiléticas. Comentario a losSalmos: Obras completas, edición bilingüe, vol. I,ed. BAC, Madrid 1999, 359.

27 Cf. Vita S. Pauli primi eremitae, 16, 2: PL23, 28; S. JERÓNIMO, Vida de tres monjes:Obras completas, edición bilingüe, vol. II, ed.BAC, Madrid 2002, 615.

28 Cf. In Isaiam Prol.: PL 24, 17. S. JERÓNI-MO, Comentario a Isaías (Libros I-XII): O b ra scompletas, edición bilingüe, vol. VIa, ed. BAC,Madrid 2007, 5.

29 Cf. CONC. ECUM. VAT. II, Const.dogm. Dei Verbum, sobre la divina revelación, 14.

30 Cf. ibíd.31 Cf. ibíd., 7.32 Cf. Ep. 53, 5: CSEL 54, 451; S. JERÓNI-

MO, Epistolario I (Cartas 1-85): Obras completas,edición bilingüe, vol. Xa, ed. BAC, Madrid 2013,505.

33 Cf. CONC. ECUM. VAT. II, Const. dogm.Dei Verbum, sobre la divina revelación, 12.

34 Ibíd., 24.35 Cf. ibíd., 25.36 Cf. ibíd., 21.

37 N. 56; cf. In Psalmum 147: CCL 78, 337-338;S. JERÓNIMO, Obras homiléticas. Comentario alos Salmos: Obras completas, edición bilingüe, vol.I, ed. BAC, Madrid 1999, 635-636.

38 Cf. Carta. ap. en forma de Motu ProprioAperuit illis (30 septiembre 2019).

39 Cf. Exhort. ap. Evangelii gaudium, 152.175:AAS 105 (2013), 1083-1084.1093.

40 Cf. Ep. 52,3: CSEL 54, 417.41 Cf. VD, 72: AAS 102 (2010), 746-747.42 S. JUAN PABLO II, Carta a los artistas (4

abril 1999), 5: AAS 91 (1999), 1159-1160.43 Cf. DENZINGER-SCHÖNMETZER, En-

chiridion Symbolorum, 1506.44 (25 abril 1979): AAS 71 (1979), 557-559.45 Exhort. ap. Evangelii gaudium, 116: AAS 105

(2013), 1068.46 Homilia in Ezech. I, 7: PL 76, 843D.47 Cf. Exhort. ap. Evangelii gaudium, 116:

AAS 105 (2013), 1068.48 Cf. P. RICŒUR, Sur la traduction, Bayard,

París 2004.49 Cf. Exhort. ap. Evangelii gaudium, 24: AAS

105 (2013), 1029-1030.50 L. WITTGENSTEIN, Tractatus logico-philo-

sophicus, 5.6.51 Exhort. ap. Evangelii gaudium, 31: AAS 105

(2013), 1033.52 Cf. G. STEINER, After Babel. Aspects of

language and translation, Oxford UniversityPress, Nueva York 1975.

53 Cf. Ep. 15, 1: CSEL 54, 63.54 Ibíd., 15, 2: CSEL 54, 62-64.55 Ibíd., 16, 2: CSEL 54, 69.56 Ibíd., 82, 2: CSEL 55, 109.57 Cf. Exhort. ap. Evangelii gaudium, 99: AAS

105 (2013), 1061.58 Ep. 60, 10: CSEL 54, 561.59 SULPICIUS SEVERUS, Dialogus I, 9, 5:

SCh 510, 136-138.60 Ep. 52, 7: CSEL 54, 426.61 Homilia de nativitate Domini IV: PLSuppl.

2, 191; S. JERÓNIMO, Obras homiléticas. Comen-tario a los Salmos: Obras completas, edición bilin-güe, vol. I, ed. BAC, Madrid 1999, 961

Page 15: Número suelto € 1,00. Número atrasado € 2,00 OL’ S S E ... · romanos y peregrinos de distintas partes de Italia y del mundo. ¡Hay muchas banderas diferentes! Un pensamiento

página 16 L’OSSERVATORE ROMANO viernes 2 de octubre de 2020, número 40

La introducción al documento

Como una «biblioteca de Cristo»GIANFRANCO RAVA S I

Era el 30 de septiembre delaño 420 y en Belén, cercade la gruta de la Natividadde Cristo, el dálmata Jeróni-

mo concluyó a su existencia terrena,cuya trama había sido particular-mente variada e incluso atormenta-da. Exactamente mil seiscientos añosdespués de aquel día de otoño, elPapa Francisco ha querido dedicarleuna extensa e intensa Carta Apostó-lica que constituye la sustancia deeste volumen. El título, S c r i p t u ra eSacrae affectus, tomado de la liturgiade la memoria del santo, constituyeuna síntesis extraordinaria de su ex-periencia personal y de su obra, dehecho, casi un estandarte emblemáti-co de quien está en la memoria detodos como el traductor por excelen-cia de la Biblia a través de esa Vu l -gata que ha recorrido los siglos.

Precisamente por esto, su figurafue un referente capital para la histo-ria de la cultura occidental e inclusopara el arte, y es verdaderamentesorprendente que el propio Papa ha-ya querido evocar algunos retratosartísticos «sapienciales», empezandopor la «conmovedora obra maestra»de la tabla de Jerónimo penitente enel desierto que pintó Leonardo daVinci en torno a 1482 y que tuvouna historia de trazo novelesco.También las últimas horas vividaspor el santo estuvieron representadaspor el imponente retablo en el queDomenichino, entre 1611 y 1614, fijóla extrema Comunión de san Jeróni-mo, obra conservada como la otraen la Pinacoteca Vaticana. En unambiente hierático, el famoso «Leónde Belén», ya debilitado, recibe laEucaristía rodeado de sus discípulosy la fiel Paola, testigos de las comu-nidades monásticas que fundó.

La Carta Apostólica es un verda-dero retrato histórico-teológico deeste apasionado amante de la Pala-bra de Dios, es una guía para reco-rrer su vasta actividad exegética y es-piritual, es un llamado a seguir suspasos «amando lo que él amó». Laclaridad del dictado y de la estructu-ra del texto papal es tal que no re-quiere comentario, sino solo una lec-tura atenta: cada página está llenade citas muy sugerentes tomadas delos escritos jeronimianos. Por eso esrealmente posible escuchar casi suvoz, con la multiplicidad de tonos,acentos, los mismos sentimientos deuna personalidad tan fuerte y conlos rasgos típicos de los profetas bí-blicos con su vehemencia y pasión.

La compleja secuencia de loseventos biográficos distribuidos so-bre todo entre Roma y Tierra Santase reconstruye de forma precisa perovivaz, a partir del famoso punto deinflexión de la Cuaresma del 375 quenosotros también queremos recordar.Somnoliento por la fiebre, una espe-cie de visión se había abierto en sumente. De pie ante el Juez divino,«fui interrogado sobre mi condición;le respondí que era cristiano. Peroquien presidía ese encuentro me gol-peó: ¡Mientes! ¡Eres ciceroniano, nocristiano!». «Señor —resp ondí— sitodavía tengo libros mundanos en la

mano, si los leo, ¡será como si te hu-biera negado!». Así relata el santo elgran viraje de su vida en una carta,la 22 del catálogo tradicional, dirigi-da al fiel discípulo Eustoquio.

«Me convertí entonces —narraráen otro escrito epistolar— en discípu-lo de un hermano judío convertidopara aprender, después de las sutile-zas de Quintiliano, los ríos de elo-cuencia de Cicerón, la gravedad delFrontón y la simpatía de Plinio, unnuevo alfabeto y para practicar parapronunciar sonidos agudos y aspira-dos. Qué cansancio fue para mí, quédificultades encontré, cuántas vecesparé y luego, por el deseo de apren-der, comencé de nuevo, solo mi con-ciencia puede dar testimonio, que hasoportado todo esto, pero tambiénla de aquellos quienes fueron miscompañeros de vida». Así comenzóla gran aventura que se hizo famosacon el nombre de Vulgata, es decir,la elaboración de una traducción la-tina «popular» de la Biblia.

El Papa sigue desde ese momentotodo el itinerario, en cierto modofascinante y accidentado, de la expe-riencia cristiana de Jerónimo, quetiene su corazón en el amor por laSagrada Escritura afrontada en sudoble dimensión de «letra» y «espí-ritu». El eje fundamental de su his-toria humana y espiritual está en sutrabajo de traductor, encarnado pre-cisamente en la Vu l g a t a , «el frutomás dulce de la ardua siembra» desus estudios literarios e histórico-crí-ticos. En este sentido, el Papa Fran-cisco ofrece no solo una serie de va-liosas anotaciones sobre la importan-cia de esta operación en sus caracte-rísticas básicas, sino también en laimportancia eclesial que registró. So-bre todo, captura el alma muy origi-nal que también está en la raíz decada traducción calificada que conti-núa revelándose hoy a través de lasincesantes versiones de la Biblia enlos más diversos idiomas.

Traducir, de hecho, es un acto deinculturación y, en este sentido, alrecuperar explícitamente una refle-xión significativa desarrollada por elpensamiento contemporáneo (P. Ri-coeur, L. Wittgenstein, G. Steiner),el Papa establece «una analogía en-tre la traducción, en cuanto acto dehospitalidad lingüística y otras for-mas de acogida. Por eso, la traduc-ción no es un trabajo que conciernaúnicamente al lenguaje, sino que co-rresponde, en realidad, a una deci-sión ética más amplia, que está rela-cionada con toda la visión de la vi-da. Sin traducción, las diferentes co-munidades lingüísticas no podríancomunicarse entre sí; nos cerraría-mos los unos a los otros las puertasde la historia y negaríamos la posibi-lidad de construir una cultura delencuentro. Sin traducción, de hecho,no hay hospitalidad y se refuerzanlas prácticas de hostilidad. El tra-ductor es un constructor de puentes.¡Cuántos juicios precipitados, cuán-tas condenas y conflictos surgen delhecho de que ignoramos el lenguajede los otros y que no nos aplicamos,con tenaz esperanza, a esta pruebainfinita de amor que es la traduc-ción!».

Page 16: Número suelto € 1,00. Número atrasado € 2,00 OL’ S S E ... · romanos y peregrinos de distintas partes de Italia y del mundo. ¡Hay muchas banderas diferentes! Un pensamiento

número 40, viernes 2 de octubre de 2020 L’OSSERVATORE ROMANO página 17

Con todas las reservas críticas, amenudo comprensibles consideradaslas diferentes coordenadas cronológi-cas y culturales y nuestra diferentesensibilidad filológica, la Vulgata nosolo ha constituido un monumentoliterario del latín tardío, sino que haplasmado la lengua teológica delOccidente cristiano. En realidad, eléxito llegó al trabajo de Girolamosolo un par de siglos después. FueSan Gregorio Magno, Papa desde590 hasta 605, quien utilizó la tra-ducción de Jerónimo para sus escri-tos exegéticos y espirituales. Le si-guieron el casi contemporáneo Isi-doro de Sevilla y Beda el Venerable,fallecido en 735. El río de copias cre-ció espectacularmente, arrastrandoconsigo escombros de todo tipo, esdecir, errores de escribas, cambiosintencionales, variaciones margina-les, contaminación con otras versio-nes latinas antiguas. Entonces fuenecesario realizar revisiones y codifi-caciones que dieron lugar a auténti-cas tipologías textuales representa-das por familias de códigos, agrupa-dos convencionalmente según áreasgeográficas.

Así nació el llamado modelo «ita-liano», denominado por el ámbitoprimario de difusión de la Vu l g a t a :no hay que olvidar que el historia-dor y teólogo Casiodoro del siglo VIfue con san Gregorio un artífice dela adopción de la versión jeronimia-na para la lectura y el estudio de laBiblia en su Vivarium, la «universi-dad» que fundó en sus tierras deSquillace en Calabria. Hubo una ti-pología «gala» ligada a Alcuino, en-cargado para esta operación porCarlomagno (siglos VIII-IX); otrosmodelos aparecieron en España e Ir-landa. No es necesario para nuestrospropósitos delinear el perfil de estedelta ramificado en el que desembar-có el río de la Vu l g a t a ni describirlas revisiones realizadas por diversasfiguras, como por ejemplo san PierDamiani y Lanfranco di Pavia en elsiglo XI. El texto más difundido quecontinuó su camino en los siglos si-guientes hasta el Renacimiento fuela llamada Biblia Parisiensis, en usoen la Universidad de París, pero una

de las formas menos perfectas de lalarga vida de la Vu l g a t a .

Pero no fue hasta el Concilio deTrento, después de que fuera afirma-da la «autenticidad» de la Vulgatacomo texto bíblico oficial de la Igle-sia católica (8 de abril de 1546) –so-bre cuyo valor específico la CartaApostólica ofrece una indicaciónesencial y precisa – se expresó el vo-to por una «edición típica» más ri-gurosa. El deseo de los Padres con-ciliares se realizó solo el 9 de no-viembre de 1592, después de eventosatormentados que implicaron a cincoPapas (Pío I V, Pío V, Sixto V, Grego-rio X I V, Clemente VIII). Fue publica-da entonces la edición definitiva con

mas lingüísticos y culturales. Él se-guía la estela del gran Cervantes, au-tor de Don Quijote, convencido deque cada versión era como el reversosiempre empañado de un hermosotapiz. Los problemas que plantea latraducción de un texto son, de he-cho, no solo lingüístico-literarios si-no hermenéuticos, especialmentecuando se trata de una Escritura«sagrada». Sin embargo, Jerónimosigue siendo, aún hoy, precisamenteen este sentido, un emblema de mé-rito y método, con su rigor y su li-bertad, con su conocimiento y lac re a t i v i d a d .

Pero más allá de las cuestiones es-trictamente críticas, el Papa casi en

Otros rasgos surgen en las pági-nas de la Carta Apostólica. En parti-cular, su compromiso teórico y prác-tico con la vida monástica, así comosu amor vivo por la Virgen Madreque «meditaba en su corazón» (Lc2, 19.51) «porque era santa y habíaleído las Sagradas Escrituras, cono-cía a los profetas y recordaba lo queel ángel Gabriel le había anunciadoy que había sido predicho por losprofetas». Un rasgo, generalmentemenos subrayado que sin embargo elPapa Francisco desarrolla, es el delvínculo del santo con la Cátedra dePedro. Además, en el Padre de laIglesia domina el eje cristológicoque guiará no solo su fe sino tam-bién su exégesis. De hecho, lo queél mismo escribió sobre su amigoNepociano se aplica a su figura:«Con lectura asidua y meditaciónconstante había hecho de su corazónuna biblioteca de Cristo».

Esta premisa nuestra —dedicada aun texto verdaderamente luminosocomo son estas páginas consagradaspor el Papa Francisco a un Padre dela Iglesia con un temperamento ar-diente y hasta provocador, pero tam-bién con una fe límpida y cálida co-mo la de san Jerónimo— podría fá-cilmente tener un sigilo en el mismodocumento pontificio. La síntesis fi-nal, de hecho, se encuentra en laapelación final de la Carta.

Retomando la imagen reciente-mente propuesta de la «biblioteca deCristo», el Papa nos recuerda que lade Jerónimo es una biblioteca vivaque «continúa enseñándonos lo quesignifica el amor de Cristo, un amorindisociable del encuentro con suPalabra. Por eso el actual centenariorepresenta una llamada a amar loque Jerónimo amó, redescubriendosus escritos y dejándonos tocar porel impacto de una espiritualidad quepuede describirse, en su núcleo másvital, como el deseo inquieto y apa-sionado de un conocimiento másgrande del Dios de la Revelación.¿Cómo no escuchar, en nuestrosdías, lo que Jerónimo exhortaba in-cesantemente a sus contemporáneos:“Lee con frecuencia las Divinas Es-crituras; es más, que tus manos nodepongan nunca el libro sagrado”?».

La Carta Apostólica es un verdadero retrato histórico-teológico de este apasionado amante de la Palabra de Dios,es una guía para recorrer su vasta actividad exegética yespiritual, es un llamado a seguir sus pasos «amandolo que él amó»

el título Biblia Sacra Vulgatae edi-tionis Sixti Quinti Pont. iussu recog-nita atque edita. En la edición deLyon de 1604 se añadió también elnombre de Clemente VIII y desdeentonces se habló de «Biblia sixto-clementina». Las revisiones fueronincesantes en los siglos siguienteshasta la propuesta particular de laNeovulgata promulgada por sanJuan Pablo II en 1979 y citada explí-citamente en la Carta.

El caso es que, a pesar de la dife-rencia de las épocas, la Vu l g a t a sigueejerciendo hoy una indudable fasci-nación literaria, también por su usoen la historia del arte y la música.Además, como dijimos, de algunamanera ha condicionado el pensa-miento y el vocabulario teológicos.Ahora bien, el estudioso francésGeorges Mounin ironizaba definien-do toda buena traducción como unabelle infidèle, bella, sí, pero concierto grado de infidelidad respectoa la matriz original, sobre todocuando se trata de diferentes siste-

el trasfondo de todo el texto, orientaa la comunidad eclesial en esta cele-bración del centenario a recoger laherencia sustancial de san Jerónimo,es decir, el amor hecho del estudio yla adhesión vital a la Palabra deDios. Este es un tema constantemen-te exaltado por el Magisterio ecle-sial. En particular, emergen las ates-taciones del Concilio Vaticano II conla Dei Verbum, la Exhortación apos-tólica Verbum Domini que BenedictoXVI emitió precisamente en memoriadel santo, el 30 de septiembre de2010, la Evangelii Gaudium y el Ap e -ruit illis del propio Papa Francisco,ni se puede olvidar que en el parale-lo XV centenario de la muerte de Je-rónimo en 1920, Benedicto XV p ro -mulgó la encíclica Spiritus Paracli-tus. En efecto, «el rasgo peculiar dela figura espiritual de san Jerónimosigue siendo sin duda su amor apa-sionado por la Palabra de Dios,transmitida a la Iglesia en la Sagra-da Escritura».

Page 17: Número suelto € 1,00. Número atrasado € 2,00 OL’ S S E ... · romanos y peregrinos de distintas partes de Italia y del mundo. ¡Hay muchas banderas diferentes! Un pensamiento

página 18 L’OSSERVATORE ROMANO viernes 2 de octubre de 2020, número 40

El Papa a los periodistas del semanario belga «Tertio»

En la pandemia actual los medios de comunicaciónayuden a las personas a no enfermar de soledad

«Alimentar la esperanza en la situación depandemia que está atravesando el mundo» ycontribuir «a que las personas no enfermen desoledad »: esta es la doble misión que el Papaha encomendado a los medios de comunicaciónde inspiración cristiana, recibidos en audienciaen la mañana del viernes 18 de septiembre, enla Sala Clementina, a los periodistas de«Tertio», semanario belga que celebra los veinteaños de

Queridos hermanos y hermanas,¡bienvenidos!

Me alegra encontraros, colabora-dores de la revista semanal cris-tiana Tertio, que celebra su vigé-simo aniversario. Os deseo un

provechoso peregrinaje a Roma y os felicitopor todo lo que hacéis en el campo de la in-formación y la comunicación. Agradezco aMonseñor Smet y al Sr. Van Lierde sus pala-bras de presentación.

tuales cristianos en un escenario mediáticocada vez más secularizado, con el fin de enri-quecerlo con reflexiones constructivas. Bus-cando una visión positiva de las personas ylos hechos, rechazando los prejuicios; se tratade fomentar una cultura del encuentro a tra-vés de la cual es posible conocer la realidadcon una mirada confiada.

También es notable la contribución de losmedios de comunicación cristianos al creci-miento de un nuevo estilo de vida en las co-munidades cristianas, libre de toda forma depreconceptos y exclusión. De hecho —sab e-mos— «los chismes cierran el corazón de lacomunidad, cierran la unidad de la Iglesia.El gran chismoso es el diablo, que siempreestá diciendo cosas feas de los demás, porqueél es el mentiroso que busca dividir a la Igle-sia, alejar a los hermanos y no hacer comuni-dad» (Ángelus, 6 de septiembre de 2020).

La comunicación es una misión importantepara la Iglesia. Los cristianos comprometidos

El profesional cristiano de la informacióndebe ser, por lo tanto, un portavoz de espe-ranza, un portador de confianza en el futuro.Porque sólo cuando se concibe el futuro co-mo una realidad positiva y posible, el presen-te también se vuelve vivible. Estas reflexionestambién pueden ayudarnos, especialmentehoy, a alimentar la esperanza en la situaciónde pandemia que está atravesando el mundo.Sois sembradores de esta esperanza en unmañana mejor. En el contexto de esta crisis,es importante que los medios de comunica-ción contribuyan a que las personas no en-fermen de soledad y puedan recibir una pala-bra de consuelo.

Queridos amigos, vuelvo a animaros porvuestros esfuerzo y doy gracias a Dios porvuestro testimonio durante estos veinte años,que ha llevado a la buena reputación que tie-ne vuestro semanario. Como subrayaba SanJuan Pablo II, «a vosotros, que trabajáis en elcampo de la cultura y de la comunicación, la

En la sociedad en la que vivimos, la infor-mación es una parte integral de nuestra vidacotidiana. Cuando es de calidad, nos permitecomprender mejor los problemas y desafíosque el mundo está llamado a enfrentar e ins-pira el comportamiento individual, familiar ysocial. En particular, es muy importante lapresencia de medios de comunicación cristia-nos especializados en información de calidadsobre la vida de la Iglesia en el mundo, ca-paces de contribuir a la formación de lasconciencias.

Además, el nombre mismo de vuestro se-manario, Tertio, hace referencia a la CartaApostólica de San Juan Pablo II Tertio millen-nio adveniente, en vista del Gran Jubileo delAño 2000, para preparar los corazones a aco-ger a Cristo y su mensaje liberador. Esta re-ferencia, pues, no es sólo una llamada a laesperanza, sino que aspira también a que seescuche la voz de la Iglesia y de los intelec-

en este campo están llamados a poner enpráctica de manera muy concreta la invita-ción del Señor a ir por el mundo y procla-mar el Evangelio (cf. Mc 16,15). Por motivode su alta conciencia profesional, el periodis-ta cristiano debe ofrecer un testimonio nuevoen el mundo de la comunicación sin ocultarla verdad o manipular la información. Efecti-vamente, «en medio de la confusión de lasvoces y de los mensajes que nos rodean, ne-cesitamos una narración humana, que noshable de nosotros y de la belleza que posee-mos. Una narración que sepa mirar al mun-do y a los acontecimientos con ternura; quecuente que somos parte de un tejido vivo;que revele el entretejido de los hilos con losque estamos unidos unos con otros» (Me n s a -je para la 54ª Jornada de las ComunicacionesSociales, 24 de enero de 2020). Vosotros soislos protagonistas de esta "narración".

Iglesia os mira con confianza y esperanzaporque [...] estáis llamados a leer e interpre-tar el tiempo presente y a descubrir los cami-nos para una comunicación del Evangelio se-gún los lenguajes y la sensibilidad del hom-bre contemporáneo» (Discurso a los partici-pantes en el Congreso nacional italiano para losagentes de la cultura y de la comunicación, or-ganizado por la C.E.I., 9 de noviembre de2002).

Confío a la protección de la Santísima Vir-gen vuestro trabajo al servicio del encuentroentre el hombre y la sociedad. Que ella vuel-va su mirada hacia todos y cada uno de vo-sotros y os ayude a ser fieles discípulos de suHijo en vuestra profesión. Bendigo a todoslos colaboradores de Tertio, a sus familiares,así como a los lectores de la revista. Y os pi-do, por favor, que no os olvidéis de rezar pormí. Gracias.

Page 18: Número suelto € 1,00. Número atrasado € 2,00 OL’ S S E ... · romanos y peregrinos de distintas partes de Italia y del mundo. ¡Hay muchas banderas diferentes! Un pensamiento

número 40, viernes 2 de octubre de 2020 L’OSSERVATORE ROMANO página 19

El clamor en el desierto del Papa Francisco

PEDRO RA FA E L ORTIZ S. *

En las familias, las naciones y el mundo entero, deabajo a arriba y de arriba abajo, la idea de mantenerel orden de las cosas choca demasiadas veces conlos reclamos de los que no sienten que les favorece

lo que está pasando. En algunas ocasiones, esas quejas vie-nen de quienes no se sienten que dominan suficientemente alos demás, que no extraen todas las riquezas que se les anto-ja, que no les reconocen su superioridad. Pero en la mayoríade las veces, las quejas provienen de los abusados, los despo-seídos, los tenidos por inferiores.

Esa diferencia, entre los que están arriba y los de abajo,afecta inclusive la igualdad ante la ley. El abogado puertorri-queño Luis Russi, un verdadero campeón de la justicia, de-cía que prohibir que se viva debajo de los puentes podrá cu-brir legalmente a todos, pero sólo los pobres sin hogar sonlos que buscan refugio en escondrijos. Por eso, muchas veceslos reclamos de los que están bajo una situación de injusti-cia, se viste de faltas de respeto, de desprecio al orden.

Lo peor para los que viven situaciones de marginación–ahora se ha puesto de moda decir exclusión- es que sus vo-ces muchas veces no logran fuerza suficiente para hacerseoír. Es así para los marginados por su género, por la formaen que se da su relación matrimonial, porque están todavía

Ese ha sido el caso en estos días con el mensaje del PapaFrancisco a la Asamblea General de la Organización de Na-ciones Unidas, en ocasión del 75 aniversario del foro mun-dial. En su estilo de hablar pausado, pero claro y firme, elPapa advirtió a los Estados del mundo la ineludible realidadde que esta pandemia del COVID-19 hace imposible que sal-gamos igual a lo que éramos antes de ella. Según dijo el Pa-pa, no hay manera de salir iguales, sino que de esta salimospeor de lo que éramos o mejor de lo que éramos. Por lo tan-to, lo que hace falta es que aprovechemos la crisis para cons-truir una mejor casa común en beneficio de toda la humani-dad.

Ante tanto sordo, sin embargo, la voz del Papa puede pa-recerse a una voz que clama en el desierto. Es fácil apostar aque los llamados del Papa caigan en oídos ensordecidos porlas ambiciones.

Apuesto a lo contrario. Apuesto a que igual que el JuanBautista del Evangelio, el Papa Francisco está abriendo ca-minos, allanando montes, para la llegada de algo maravillo-so. No son ilusiones. La esperanza no es una ilusión, es unc o m p ro m i s o .

Y nuestro querido hermano Francisco es voz de esperanza;es compromiso.

*Puerto Rico / Sacerdote diocesanoen su infancia o ya en su vejez,porque son de países bajo el yugode un imperio o porque son po-bres, como lo es la inmensa mayo-ría de la raza humana. En fin, to-dos bajo una “cultura del descar-te”.

“En el origen de ésta cultura deldescarte existe una gran falta derespeto por la dignidad humana;una promoción ideológica con vi-sión reduccionista de la persona,una negación de la universalidadde sus derechos fundamentales, ydeseos de poder y de control ab-soluto que dominan la sociedadmoderna de hoy. Digámoslo porsu nombre: esto también es unatentado contra la humanidad”, hadicho el Papa Francisco.

Ante esa carencia de recursospara hacer escuchar su voz, losmarginados; todos los “descarta-dos” de la tierra algunas veces sebenefician de voces potentes a ni-vel mundial, que hacen que el gri-to silencioso de los más sufridos sepueda escuchar claramente.

Page 19: Número suelto € 1,00. Número atrasado € 2,00 OL’ S S E ... · romanos y peregrinos de distintas partes de Italia y del mundo. ¡Hay muchas banderas diferentes! Un pensamiento

página 20 L’OSSERVATORE ROMANO viernes 2 de octubre de 2020, número 40

El Papa prosigue con las catequesis sobre la necesidad de sanar el mundo en tiempo de pandemia

Una sociedad solidaria es mucho másresistente a cualquier virus

belleza de cada ser humano y de ca-da criatura. Hemos sido concebidosen el corazón de Dios (cfr. Ef 1, 3-5).«Cada uno de nosotros es el frutode un pensamiento de Dios. Cadauno de nosotros es querido, cadauno de nosotros es amado, cada unoes necesario»[1]. Además, cada criatu-ra tiene algo que decirnos de Dioscreador (cfr. Enc. Laudato si’, 69.239). Reconocer tal verdad y dar lasgracias por los vínculos íntimos denuestra comunión universal con to-das las personas y con todas las cria-turas, activa «un cuidado generoso ylleno de ternura» (ibid., 220). Y nosayuda también a reconocer a Cristopresente en nuestros hermanos yhermanas pobres y sufrientes, a en-contrarles y escuchar su clamor y elclamor de la tierra que se hace eco(cfr. ibid., 49).

Interiormente movilizados por es-tos gritos que nos reclaman otra ruta(cfr. ibid., 53), reclaman cambiar, po-dremos contribuir a la nueva sana-ción de las relaciones con nuestrosdones y nuestras capacidades (cfr.ibid., 19). Podremos regenerar la so-ciedad y no volver a la llamada“normalidad”, que es una normali-dad enferma, en realidad enfermaantes de la pandemia: ¡la pandemialo ha evidenciado! “Ahora volvemosa la normalidad”: no, esto no vaporque esta normalidad estaba en-ferma de injusticias, desigualdades ydegrado ambiental. La normalidad ala cual estamos llamados es la delReino de Dios, donde «los ciegosven y los cojos andan, los leprososquedan limpios y los sordos oyen,los muertos resucitan y se anunciana los pobres la Buena Nueva» (Mt11, 5). Y nadie se hace pasar por ton-to mirando a otro lado. Esto es loque debemos hacer, para cambiar.En la normalidad del Reino de Diosel pan llega a todos y sobra, la orga-nización social se basa en el contri-buir, compartir y distribuir, no en elposeer, excluir y acumular (cfr. Mt14, 13-21). El gesto que hace ir ade-lante a una sociedad, una familia, unbarrio, una ciudad, todos, es el dedarse, dar, que no es dar una limos-na, sino que es un darse que vienedel corazón. Un gesto que aleja el

egoísmo y el ansia de poseer. Pero laforma cristiana de hacer esto no esuna forma mecánica: es una formahumana. Nosotros no podremos sa-lir nunca de la crisis que se ha evi-denciado por la pandemia, mecáni-camente, con nuevos instrumentos—que son importantísimos, nos ha-cen ir adelante y de los cuales nohay que tener miedo—, sino sabiendoque los medios más sofisticados po-drán hacer muchas cosas pero unacosa no la podrán hacer: la ternura.Y la ternura es la señal propia de lapresencia de Jesús. Ese acercarse alprójimo para caminar, para sanar,para ayudar, para sacrificarse por elo t ro .

Así es importante esa normalidaddel Reino de Dios: que el pan lleguea todos, que la organización socialse base en el contribuir, compartir ydistribuir, con ternura, no en el po-seer, excluir y acumular. ¡Porque alfinal de la vida no llevaremos nada ala otra vida!

Un pequeño virus sigue causandoheridas profundas y desenmascaranuestras vulnerabilidades físicas, so-ciales y espirituales. Ha expuesto lagran desigualdad que reina en elmundo: desigualdad de oportunida-des, de bienes, de acceso a la sani-dad, a la tecnología, a la educación:millones de niños no pueden ir alcolegio, y así sucesivamente la lista.Estas injusticias no son naturales niinevitables. Son obras del hombre,provienen de un modelo de creci-miento desprendido de los valoresmás profundos. El derroche de lacomida que sobra: con ese derrochese puede dar de comer a todos. Yesto ha hecho perder la esperanza enmuchos y ha aumentado la incerti-dumbre y la angustia. Por esto, parasalir de la pandemia, tenemos queencontrar la cura no solamente parael coronavirus —¡que es importan-te!—, sino también para los grandesvirus humanos y socioeconómicos.No hay que esconderlos, haciendouna capa de pintura para que no sevean. Y ciertamente no podemos es-perar que el modelo económico queestá en la base de un desarrollo in-justo e insostenible resuelva nuestrosproblemas. No lo ha hecho y no lohará, porque no puede hacerlo, in-cluso si ciertos falsos profetas siguenprometiendo “el efecto cascada” queno llega nunca[2]. Habéis escuchadovosotros, el teorema del vaso: lo im-portante es que el vaso se llene y asídespués cae sobre los pobres y sobrelos otros, y reciben riquezas. Pero es-to es un fenómeno: el vaso empiezaa llenarse y cuando está casi lleno

crece, crece y crece y no sucede nun-ca la cascada. Es necesario estaratentos.

Tenemos que ponernos a trabajarcon urgencia para generar buenaspolíticas, diseñar sistemas de organi-zación social en la que se premie laparticipación, el cuidado y la gene-rosidad, en vez de la indiferencia, laexplotación y los intereses particula-res. Tenemos que ir adelante con laternura. Una sociedad solidaria yjusta es una sociedad más sana. Unasociedad participativa —donde a los“últimos” se les tiene en considera-ción igual que a los “p r i m e ro s ”— re -fuerza la comunión. Una sociedaddonde se respeta la diversidad esmucho más resistente a cualquier ti-po de virus.

Ponemos este camino de sanaciónbajo la protección de la Virgen Ma-ría, Virgen de la Salud. Ella, que lle-vó en el vientre a Jesús, nos ayude aser confiados. Animados por el Espí-ritu Santo, podremos trabajar juntospor el Reino de Dios que Cristo hainaugurado en este mundo, viniendoentre nosotros. Es un Reino de luzen medio de la oscuridad, de justiciaen medio de tantos ultrajes, de ale-gría en medio de tantos dolores, desanación y de salvación en medio delas enfermedades y la muerte, de ter-nura en medio del odio. Dios nosconceda “viralizar” el amor y globa-lizar la esperanza a la luz de la fe.

[1] Benedicto XVI, Homilía por elinicio del ministerio petrino (24 deabril de 2005); cfr. Enc. Laudato si’,65.

[2] “Trickle-down effect” en inglés,“d e r ra m e ” en español (cfr. Exhort.ap. Evangelii gaudium, 54).

Antes de la oración del Padre Nuestroe impartir la bendición, el Obispo deRoma también saludó como decostumbre a los diversos grupos defieles presentes.

Saludo cordialmente a los fielesde lengua española. De modoparticular, saludo al grupo de

sacerdotes del Pontificio ColegioMexicano, que siguen aquí en Romasu formación integral, para confor-marse cada día más a Cristo BuenPastor. Hoy hacemos memoria desan Jerónimo, un estudioso apasio-nado de la Sagrada Escritura, quehizo de ella el motor y el alimentode su vida. Que su ejemplo nos ayu-de también a nosotros a leer y cono-cer la Palabra de Dios, «porque ig-norar las Escrituras —decía él— es ig-norar a Cristo». Que el Señor losb endiga.

Que el ejemplo de san Jerónimo «quepuso la Biblia en el centro de su vidasuscite en todos un amor renovado porla Sagrada Escritura»: así lo deseó elPapa, anunciando al final de laaudiencia general la firma de la CartaApostólica «Sacrae Scripturae affectus»con motivo del decimosexto centenariode la muerte del gran doctor y padrede la Iglesia.

Hoy he firmado la Carta apos-tólica «Sacrae Scripturae af-fectus», en el 16° centenario

de la muerte de San Jerónimo. Elejemplo de este gran doctor y padrede la Iglesia, que puso la Biblia enel centro de su vida, suscite en todosun amor renovado por la SagradaEscritura y el deseo de vivir en diá-logo personal con la Palabra deD ios.

Queridos hermanos y hermanas,¡buenos días!

En las semanas pasadas, he-mos reflexionado juntos, ala luz del Evangelio, sobrecómo sanar al mundo que

sufre por un malestar que la pande-mia ha evidenciado y acentuado. Elmalestar estaba: la pandemia lo haevidenciado más, lo ha acentuado.Hemos recorrido los caminos de ladignidad, de la solidaridad y de lasubsidiariedad, caminos indispensa-bles para promover la dignidad hu-mana y el bien común. Y como dis-cípulos de Jesús, nos hemos pro-puesto seguir sus pasos optando porlos pobres, repensando el uso de losbienes y cuidando la casa común.En medio de la pandemia que nosaflige, nos hemos anclado en losprincipios de la doctrina social de laIglesia, dejándonos guiar por la fe,la esperanza y la caridad. Aquí he-mos encontrado una ayuda sólidapara ser trabajadores de transforma-ciones que sueñan en grande, no sedetienen en las mezquindades quedividen y hieren, sino que animan agenerar un mundo nuevo y mejor.

Quisiera que este camino no ter-mine con estas catequesis mías, sinoque se pueda continuar caminandojuntos, teniendo «fijos los ojos enJesús» (Hb 12, 2), como hemos escu-chado al principio; la mirada en Je-sús que salva y sana al mundo. Co-mo nos muestra el Evangelio, Jesúsha sanado a enfermos de todo tipo(cfr. Mt 9, 35), ha dado la vista a losciegos, la palabra a los mudos, el oí-do a los sordos. Y cuando sanabalas enfermedades y las dolencias físi-cas, sanaba también el espíritu per-donando los pecados, porque Jesússiempre perdona, así como los “do-lores sociales” incluyendo a los mar-ginados (cfr. Catecismo de la IglesiaCatólica, 1421). Jesús, que renueva yreconcilia a cada criatura (cfr. 2 Cor5, 17; Col 1, 19-20), nos regala los do-nes necesarios para amar y sanar co-mo Él sabía hacerlo (cfr. Lc 10, 1-9;Jn 15, 9-17), para cuidar de todos sindistinción de raza, lengua o nación.

Para que esto suceda realmente,necesitamos contemplar y apreciar la

«Una sociedad solidaria y justa es una sociedad más sana. Una sociedadparticipativa refuerza la comunión» y «es mucho más resistente a cualquier tipode virus». Lo subrayó el Papa en la audiencia general que tuvo lugar elmiércoles por la mañana, 30 de septiembre, en el Patio de San Dámaso delPalacio apostólico vaticano. Prosiguiendo el ciclo de catequesis sobre la necesidadde «sanar el mundo» en este tiempo de pandemia, el Pontífice —i n s p i rá n d o s epara la reflexión en un pasaje de la Carta a los Hebreos (12, 1-2)— p ro f u n d i z ósobre el tema «Preparar el futuro junto a Jesús que salva y sana».