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Número suelto € 1,00. Número atrasado € 2,00 L’O S S E RVATORE ROMANO EDICIÓN SEMANAL Unicuique suum EN LENGUA ESPAÑOLA Non praevalebunt Año LII, número 50 (2.696) Ciudad del Vaticano 11 de diciembre de 2020 En la mañana del martes 8 de diciembre, fiesta de la Inmaculada, Francisco encomienda toda la humanidad ante la columna de la Inmaculada en la plaza de España en Roma EL P APA PONE EN MANOS DE LA VIRGEN EL MUNDO ENTERO

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Número suelto € 1,00. Número atrasado € 2,00

L’O S S E RVATOR E ROMANOEDICIÓN SEMANAL

Unicuique suum

EN LENGUA ESPAÑOLANon praevalebunt

Año LII, número 50 (2.696) Ciudad del Vaticano 11 de diciembre de 2020

En la mañana del martes 8 de diciembre, fiesta de la Inmaculada, Francisco encomienda toda la humanidad ante la columna de la Inmaculada en la plaza de España en Roma

EL PA PAPONE EN

MANOS DELA VIRGENEL MUND O

ENTERO

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L’OSSERVATORE ROMANOEDICIÓN SEMANAL

Unicuique suum

EN LENGUA ESPAÑOLANon praevalebunt

Ciudad del Vaticanoredazione.spagnola.or@sp c.va

w w w. o s s e r v a t o re ro m a n o .v a

ANDREA MONDAd i re c t o r

Silvina Pérezjefe de la edición

Redacciónvia del Pellegrino, 00120 Ciudad del Vaticano

teléfono 39 06 698 99410

TIPO GRAFIA VAT I C A N A EDITRICEL’OS S E R VAT O R E ROMANO

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página 2 L’OSSERVATORE ROMANO viernes 11 de diciembre de 2020, número 50

En el Ángelus el Pontífice habla del pesebre y del árbol como signos de esperanza

No hay pandemia que pueda apagar la luz de la Navidad

Ángelus

Inspirado por el árbol colocado enla plaza de San Pedro y por el

pesebre que se está preparando, alfinalizar el Ángelus del 6 dediciembre, el Papa Francisco

subrayó la importancia de estosdos símbolos «de esperanza,

especialmente en este momentodifícil», exhortando a «no

quedarnos en el signo, sino quevayamos al significado, es decir, a

Jesús». Porque, aseguró — «nohay pandemia, no hay crisis que

pueda apagar» la luz de laNavidad. Antes de la oración

mariana, asomándose a laventana del Estudio privado del

Palacio apostólico vaticano, elPontífice había comentado, como

es habitual, el Evangelio deldomingo, deteniéndose en el tema

de la conversión.

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenosdías!

El Evangelio de este domingo (Mc1,1-8) presenta la figura y la obra deJuan el Bautista, que señaló a suscontemporáneos un itinerario de fe

similar al que el Adviento nos propone anosotros, que nos preparamos para recibir alSeñor en Navidad. Este itinerario de fe esun itinerario de conversión. ¿Qué significala palabra “conversión”? En la Biblia quieredecir, ante todo, cambiar de dirección yorientación; y, por tanto, cambiar nuestramanera de pensar. En la vida moral y espiri-tual, convertirse significa pasar del mal albien, del pecado al amor de Dios. Esto es loque enseñaba el Bautista, que en el desiertode Judea proclamaba «un bautismo de con-versión para perdón de los pecados» (v. 4).Recibir el bautismo era un signo externo yvisible de la conversión de quienes escucha-ban su predicación y decidían hacer peni-tencia. Ese bautismo tenía lugar con la in-mersión en el Jordán, en el agua, pero resul-taba inútil, era solamente un signo y resulta-ba inútil sin la voluntad de arrepentirse ycambiar de vida.

La conversión implica el dolor de los pe-cados cometidos, el deseo de liberarse deellos, el propósito de excluirlos para siemprede la propia vida. Para excluir el pecado,hay que rechazar también todo lo que estárelacionado con él, las cosas que están liga-das al pecado y, esto es, hay que rechazar lamentalidad mundana, el apego excesivo alas comodidades, el apego excesivo al pla-cer, al bienestar, a las riquezas. El ejemplode este desapego nos lo ofrece una vez másel Evangelio de hoy en la figura de Juan elBautista: un hombre austero, que renuncia alo superfluo y busca lo esencial. Este es elprimer aspecto de la conversión: desapegodel pecado y de la mundanidad. Comenzarun camino de desapego hacia estas cosas.

El otro aspecto de la conversión es el findel camino, es decir, la búsqueda de Dios y

de su reino. Desapego de las cosas munda-nas y búsqueda de Dios y de su reino. Elabandono de las comodidades y la mentali-dad mundana no es un fin en sí mismo, noes una ascesis solo para hacer penitencia; elcristiano no hace “el faquir”. Es otra cosa.El desapego no es un fin en sí mismo, sinoque tiene como objetivo lograr algo másgrande, es decir, el reino de Dios, la comu-nión con Dios, la amistad con Dios. Peroesto no es fácil, porque son muchas las ata-duras que nos mantienen cerca del pecado,y no es fácil… La tentación siempre te tirahacia abajo, te abate, y así las ataduras quenos mantienen cercanos al pecado: incons-tancia, desánimo, malicia, mal ambiente ymalos ejemplos. A veces el impulso que sen-timos hacia el Señor es demasiado débil yparece casi como si Dios callara; nos pare-cen lejanas e irreales sus promesas de conso-lación, como la imagen del pastor diligentey solícito, que resuena hoy en la lectura deIsaías (cf. Is 40,1.11). Y entonces sentimos latentación de decir que es imposible conver-tirse de verdad.¿Cuántas veces hemos senti-do este desánimo? “¡No, no puedo hacerlo!Lo empiezo un poco y luego vuelvo atrás”.Y esto es malo. Pero es posible, es posible.Cuando tengas esa idea de desanimarte, note quedes ahí, porque son arenas movedizas:son arenas movedizas: las arenas movedizasde una existencia mediocre. La mediocridades esto. ¿Qué se puede hacer en estos casos,cuando quisieras seguir pero sientes que nopuedes? En primer lugar, recordar que laconversión es una gracia: nadie puede con-vertirse con sus propias fuerzas. Es una gra-cia que te da el Señor, y que, por tanto, hayque pedir a Dios con fuerza, pedirle a Diosque nos convierta Él, que verdaderamentepodamos convertirnos, en la medida en quenos abrimos a la belleza, la bondad, la ter-nura de Dios. Pensad en la ternura de Dios.Dios no es un padre terrible, un padre ma-lo, no. Es tierno, nos ama tanto, como elBuen Pastor, que busca la última de su re-baño. Es amor, y la conversión es esto: una

gracia de Dios. Tú empieza a caminar, por-que es Él quien te mueve a caminar, y veráscómo llega. Reza, camina y siempre darásun paso adelante.

Que María Santísima, a quien pasadomañana celebraremos como la InmaculadaConcepción, nos ayude a desprendernos ca-da vez más del pecado y de la mundanidad,para abrirnos a Dios, a su palabra, a suamor que regenera y salva.

Después del Ángelus, el Papa saludó a losfieles presentes a pesar del mal tiempo y a losque estaban conectados a través de la radio, latelevisión y los nuevos medios de comunicación,y habló de los símbolos de la Navidad.

ºQueridos hermanos y hermanas:

Saludo cordialmente a todos los presen-tes —con este mal tiempo, ¡que valien-tes!—, romanos y peregrinos, y todos

los que están conectados a través de los me-dios de comunicación. Como se puede ver,el árbol de Navidad se ha colocado en laplaza y el belén está en construcción. En es-tos días, estos dos símbolos navideños tam-bién se están preparando en muchos hoga-res, para el deleite de los niños... ¡y tambiénde los adultos! Son signos de esperanza, es-pecialmente en este momento difícil. Trate-mos de no quedarnos en el signo, sino quevayamos al significado, es decir, a Jesús, alamor de Dios que Él nos ha revelado, vaya-mos a la bondad infinita que hizo brillar so-bre el mundo. No hay pandemia, no haycrisis que pueda apagar esta luz. Dejemosque entre en nuestros corazones y tendamosla mano a los más necesitados. Así Dios na-cerá de nuevo en nosotros y entre nosotros.

Os deseo a todos un buen domingo. Ypor favor no os olvidéis de rezar por mí.¡Buen almuerzo y hasta pronto!

[Respondiendo a las aclamaciones de laPlaza] ¡Son muy buenos los de la Inmacula-da!

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número 50, viernes 11 de diciembre de 2020 L’OSSERVATORE ROMANO página 3

El deseo del Papa en el discurso a los diplomáticos

Una aspiración mundial a la fraternidad

En este tiempo de crisis, que agrava las desigualdades sociales alimentadosobre todo el hambre, las migraciones masivas y la emergencia climática,es necesario «hacer renacer entre todos un deseo mundial de hermandad».Es el deseo formulado por el Papa Francisco en el discurso dirigido a losdiez nuevos embajadores ante la Santa Sede, recibidos en la mañana delviernes 4 de diciembre, en la Sala Clementina, para la presentación de lasc re d e n c i a l e s .

¡Excelencias!

Me complace recibiros con motivo de la presentación delas cartas que os acreditan como embajadores extraordi-narios y plenipotenciarios de vuestros países ante la San-ta Sede: de Jordania, Kazajstán, Zambia, Mauritania,

Uzbekistán, Madagascar, Estonia, Ruanda, Dinamarca e India. Ospido que transmitáis mis sentimientos de estima a vuestros respecti-vos Jefes de Estado, junto con la seguridad de mis oraciones porellos y por vuestros compatriotas.

Vuestra misión comienza en un período de grandes desafíos paratoda la familia humana. Incluso antes de la pandemia de Covid-19,estaba claro que 2020 sería un año caracterizado por urgentes necesi-dades humanitarias debidas a los conflictos, la violencia y el terroris-mo en diferentes partes del mundo. Las crisis económicas están cau-sando hambre y migraciones masivas, mientras que el cambio climáti-co aumenta el riesgo de desastres naturales, hambrunas y sequías. Yahora la pandemia está agravando las desigualdades ya presentes ennuestras sociedades; de hecho, los pobres y los más vulnerables denuestros hermanos y hermanas corren el riesgo de ser descuidados,excluidos y olvidados. La crisis nos ha hecho comprender que esta-mos «en la misma barca, todos frágiles y desorientados; pero, al mis-mo tiempo, importantes y necesarios, todos llamados a remar juntos,

todos necesitados de confortarnos mutuamente» (Momento extraordi-nario de oración, 27 de marzo de 2020).

Hoy, quizás más que nunca, nuestro mundo cada vez más globali-zado requiere urgentemente un diálogo y una colaboración sinceros yrespetuosos, capaces de unirnos para hacer frente a las graves amena-zas que se ciernen sobre nuestro planeta e hipotecan el futuro de lasgeneraciones más jóvenes. En mi reciente encíclica, Fratelli tutti ex-presaba el deseo de que «en esta época que nos toca vivir, recono-ciendo la dignidad de cada persona humana, podamos hacer renacerentre todos un deseo mundial de hermandad» (n. 8). La presencia dela Santa Sede en la comunidad internacional está al servicio del biencomún mundial, llamando la atención sobre los aspectos antropológi-cos, éticos y religiosos de las diversas cuestiones que afectan a la vidade las personas, los pueblos y las naciones enteras.

Espero que vuestra actividad diplomática como representantes devuestras naciones ante la Santa Sede favorezca la «cultura del en-cuentro» (Fratelli tutti, 215), tan necesaria para superar las diferenciasy divisiones que tan a menudo obstaculizan la realización de los altosideales y objetivos propuestos por la comunidad internacional. Cadauno de nosotros está invitado, en efecto, a trabajar diariamente parala construcción de un mundo cada vez más justo, fraternal y unido.

Queridos embajadores, al comenzar vuestra misión ante la SantaSede, os brindo mis mejores deseos y os aseguro la constante dispo-nibilidad de las diversas oficinas de la Curia Romana para ayudarosen el cumplimiento de vuestras responsabilidades. Sobre vosotros ysobre vuestras familias, sobre vuestros colaboradores y sobre todosvuestros compatriotas, invoco de corazón las bendiciones divinas.

¡Gracias!

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página 4 L’OSSERVATORE ROMANO viernes 11 de diciembre de 2020, número 50

Quirógrafo de Franciscopara la erección en persona jurídica canónica y vaticana

La Fundación «Red mundial deoración del Papa»

Publicamos a continuación el texto del Quirógrafo del Papa para la erección enpersona jurídica canónica y vaticana de la Fundación «Red Mundial deO ra c i ó n » .

La Red Mundial de Oración del Papa, anteriormente Apostolado dela Oración, iniciado en Francia por el Rev. P. François-Xavier Gau-trelet, S.J., se funda en la espiritualidad del Sagrado Corazón de Je-sús y acoge las intenciones de oración mensuales propuestas por el

Santo Padre a la Iglesia. Hace unos años instituí la Red Mundial de Ora-ción del Papa como Obra Pontificia para subrayar el carácter universal dedicho apostolado y la necesidad que todos tenemos de rezar cada vez más ycon sinceridad de corazón. Con el fin de coordinar y animar este movimien-to espiritual que me es tan querido, dotándolo de una estructura adecuada alos tiempos que vivimos, en virtud de la potestad apostólica en la Iglesia yde la soberanía en el Estado de la Ciudad del Vaticano, teniendo en cuentalos cánones 331, 114 y 115 §3, 116 §1 y 1303 §1, n. 1 del Código de DerechoCanónico, y el art. 1 n. 1 de la Ley Fundamental de la Ciudad del Vaticanodesde el 26 de noviembre de 2000, aceptando la instancia presentada por laRed Mundial de Oración del Papa,

ERIJO

en persona jurídica canónica y vaticana la Fundación «Red Mundial deOración del Papa», con sede en el Estado de la Ciudad del Vaticano, regidapor los Estatutos anexos a este Quirógrafo, aprobados hoy por mí, que en-trarán en vigor a partir del 17 de diciembre de 2020.

Ciudad del Vaticano, 17 de noviembre de 2020.

FRANCISCO

El quirógrafo pontificio

Prevenir y combatir actividades ilegalesen el campo financiero

Con el fin de prevenir y combatir las actividades ilegales en elcampo financiero y monetario, con la Carta Apostólica en formade Motu Proprio del 30 de diciembre de 2010, mi venerado pre-decesor Benedicto XVI, adhiriéndose a los esfuerzos desplegados

en este sentido por la comunidad internacional, quiso crear la «Autoridadde Información Financiera», institución vinculada a la Santa Sede, comopersona jurídica pública canónica y civil vaticana, aprobando el Estatutode la misma. Sucesivamente, a fin de reforzar la Autoridad en su manda-to y contrarrestar la financiación del terrorismo y la proliferación de ar-mas de destrucción en masa, con el Motu Proprio, de 8 de agosto de 2013,atribuí a la Autoridad de Inteligencia Financiera la función de supervi-sión prudencial de las instituciones que realizan profesionalmente una ac-tividad de carácter financiero e instituí el Comité de Seguridad Financie-ra. Con los mismos fines, aprobé la Ley deliberada por la Comisión Pon-tificia para el Estado de la Ciudad del Vaticano que contiene normas so-bre transparencia, vigilancia e información financiera, nº XVIII del 8 deoctubre de 2013, modificada posteriormente por la Ley nº C C X LV I I del 19de junio de 2018 y, más recientemente, por el Decreto nº CCCLXXII delPresidente de la Gobernación, del 9 de octubre de 2020.

Para que pudiera cumplir mejor las funciones que le fueron encomen-dadas, con Carta Apostólica en forma de Motu Proprio del 15 de noviem-bre de 2013, di a la Autoridad un nuevo Estatuto en sustitución del ante-rior. Con el Motu Proprio del 24 de febrero de 2014 procedí a la reorgani-zación de los organismos económicos de la Santa Sede, instituyendo elConsejo para la Economía, la Secretaría para la Economía y la Oficinadel Revisor General, de los cuales, el 22 de febrero de 2015, aprobé losEstatutos.

A raíz de la participación de la Santa Sede en el grupo «Moneyval»del Consejo de Europa y la aplicación progresiva de las disposiciones desalvaguardia en materia de lucha contra el blanqueo de dinero, el antite-rrorismo y la proliferación de armas de destrucción masiva, en virtud delpoder apostólico en la Iglesia y de la soberanía en el Estado de la Ciu-dad del Vaticano, vistos los can. 114, 115, 116, 331 CIC y la normativa canó-nicas y vaticana antes mencionada, establezco que a partir de la fecha dehoy el nombre de «Autoridad de Inteligencia Financiera» cambie a «Au-toridad de Supervisión e Información Financiera», cuyo nuevo Estatutoapruebo simultáneamente.

Ciudad del Vaticano, 5 de diciembre de 2020.

FRANCISCO

Con el motu proprio «Ab initio» el Papa dispone una modificación a las normas del Código de los Cánones de las Iglesias Orientales

La riqueza de los dones del EspírituPublicamos el texto de la cartaapostólica en forma de motu proprio«Ab initio» — publicada el lunes 7 dediciembre — con la cual el PapaFrancisco dispone la modificación delos cánones 435 y 506 del Código delos Cánones de las Iglesias Orientales.

Litterae Apostolicae MotuProprio Datae

AB INITIO

Quibus can. 435 § 1et can. 506 § 1Codicis CanonumEcclesiarum

O rientaliummutantur

Desde los primeros días dela Iglesia, algunos fieles sesintieron llamados a con-sagrar sus vidas de manera

especial al servicio de Dios y de sushermanos, dando testimonio ante lacomunidad de su desprendimientodel mundo a través de lo que mástarde se convertiría en la profesiónde los consejos evangélicos de casti-dad, pobreza y obediencia.

A las experiencias individuales si-guieron, primero en Oriente y luegoen Occidente, las de la vida fraternacomún, marcada por las prescripcio-

nes de una Regla y la sumisión alSup erior.

«Esta es la causa —dice el Conci-lio Vaticano— de que, como en árbolque se ramifica espléndido y pujanteen el campo del Señor partiendo deuna semilla puesta por Dios, se ha-yan desarrollado formas diversas de

vida solitaria o comunitaria y varie-dad de familias que acrecientan losrecursos ya para provecho de lospropios miembros, ya para bien detodo el Cuerpo de Cristo» (Constitu-ción Dogmática Lumen Gentium, 43).

La Iglesia acoge las diversas for-mas de vida consagrada como mani-festación de la riqueza de los donesdel Espíritu Santo; la autoridad ecle-siástica, especialmente los Pastoresde las Iglesias particulares, interpretalos consejos, regula su práctica y, apartir de ellos, constituye formas devida estables, a fin de que «no sur-jan imprudentemente Institutos inú-tiles o no dotados del suficiente vi-gor» (Decreto Perfectae caritatis, 19).

Es responsabilidad de la SedeApostólica sea acompañar a los Pas-

tores en el proceso de discernimien-to que conduce al reconocimientoeclesial de un nuevo Instituto o deuna nueva Sociedad de derechoeparquial, sea el juicio definitivo pa-ra comprobar la autenticidad del fini n s p i r a d o r.

Después de haber procedido a lasmodificaciones del Código de Dere-cho Canónico, en esta perspectivadispongo también la modificaciónde los cánones 435 §1 y 506 §1 delC C E O, que son sustituidos respectiva-mente por los siguientes textos:

Can. 435 §1 — Episcopi eparchialisest erigere monasterium sui iuris prae-via licentia scripto data intra fines te-rritorii Ecclesiae patriarchalis Patriar-chae aut in ceteris casibus Sedis Apos-tolicae.

Can. 506 §1 — Episcopus eparchialiserigere potest tantum congregationes;sed eas ne erigat nisi praevia licentiascripto data Sedis Apostolicae et insu-per intra fines territorii Ecclesiae pa-triarchalis nisi consulto Patriarcha.

Lo que ha sido deliberado por es-ta Carta Apostólica en forma de Mo -tu proprio, ordeno que tenga vigenciafirme y estable, no obstante cual-quier cosa contraria, aunque sea dig-na de mención especial, y que seapromulgado por publicación enL'Osservatore Romano, entrando envigor el 8 de diciembre de 2020 yluego publicado en el comentariooficial de las Acta Apostolicae Sedis.

Dado en el Laterano, el 21 denoviembre del año 2020, Memoriade la Presentación de la Santísima

Virgen María, el octavo de mip ontificado.

FRANCISCO

Francisco con Su Santidad Bartolomeo I , Patriarca Ecumenico di Costantinopla (17/09/2019)

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número 50, viernes 11 de diciembre de 2020 L’OSSERVATORE ROMANO página 5

Una historia de tres décadasdetrás del Vademecun ecuménico

MARCELO FIGUEROA

En el recientemente documento pu-blicado por el Ponficio Consejo pa-ra la Promoción de la Unidad delos Cristianos: «El obispo y la uni-

dad de los cristianos: Vademécum ecuméni-co», se incluye un apartado referido a lasSagradas Escrituras, dentro del capítulo de-nominado «El ecumenismo espiritual».

En el mismo, se hace mención a ellas co-mo «un patrimonio bíblico común que ofre-ce oportuniades de reunirse para la oracióny el diálogo basados en las Escrituras, parala lectio divina, para la publicaciones y tra-ducciones conjuntas…». Aquí se referenciaexplícita al documento «Normas de coope-ración interconfesional para la traducciónde la Biblia» realizado con las SociedadesBiblicas Unidas.

Si se me permite una nota de tipo perso-nal, el año 1987 en que se firmó ese docu-mento, coincidió con mi ingreso a las Socie-dades Bíblicas en Argentina. Por ello, pudeser testigo de la relevancia y desarrollo deese histórico acuerdo durante los ventitresaños que serví en esa entidad dedicada a latraducción y la difusión de las Sagradas Es-crituras. Pude también ser caminante y par-tícipe, junto a mis hermanos católicos decómo en y a través de ellas, se pudo transi-tar avenidas amplias de un ecumenismo es-piritual profundo y enriquecedor.

Aquel documento citaba en su introduc-ción que hacía mención a un acuerdo fun-damental al que calificaba como inalterable,en donde «la preparación y la revisión delas traducciones se llevarán acabo en estre-cha colaboración, con el objeto de que elnuevo texto sea bien recibido y usado portodos los cristianos y las comunidades cris-tianas que hablan la lengua en la cual se hahecho la traducción. La meta obvia de esteesfuerzo interconfesional es producir edicio-nes de las Sagradas Escrituras que ofrezcanun mismo texto a todos los que hablan unamisma lengua. Esto hará posible, además, ycon frecuencia por primera vez, ofrecer untestimonio común respecto de la Palabra deDios en el mundo de hoy» .

En relación con los aspectos técnicos deltexto bíblico, fue muy importante el acuer-do de uso de las bases textuales tanto delNuevo como del Antiguo Testamento. Des-de luego que con relación al primero deellos, no hubo demasiada controversia.

La utilización de la edición crítica engriego que representó en sí un esfuerzo con-junto de eruditos que representan a la Igle-sia Católica Romana y a las comunidadesprotestantes fue un primer punto de en-cuentro. Este acuerdo en relación con lostextos del Nuevo Testamento tuvo un corre-lato directo en la edición y las primeras im-presiones de las futuras versiones intercon-fesionales. Si bien el acuerdo mencionadono lo menciona, en la práctica siempre seeditaron y distribuyeron primero este volu-men, no solo por un procedimiento deprueba de la traducción, sino como una ma-nera de dar un aporte tangible cercano acada trabajo de traducción bíblica ecuméni-co. No pocas veces, solo se logró dejar tes-timonio impreso de algunas traduccionesinterconfesionales con la publicación delNuevo Testamento de la cuales, por una va-riedad de motivos, nunca se pudo llegar aeditar la Biblia completa.

En relación con el Antiguo Testamento,el acuerdo recomendó que los equipos in-

terconfesionales utilicen la Biblia HebraicaStuttgartensia publicada por la Sociedad Bí-blica Alemana. El documento dice al res-pecto textualmente que: «como norma ge-neral, deberá usarse el texto masorético co-mo base de la traducción. Sin embargo,cuando haya problemas especiales en la for-ma tradicional del texto, los eruditos debe-rán usar los resultados de las investigacio-nes textuales recientes así como las versio-nes antiguas respecto a otras formas deltexto hebreo.

Deberá prestarse debida atención a losnuevos conocimientos que proporciona elestudio de las lenguas semíticas relaciona-das con los idiomas bíblicos, aunque es po-sible que ello dé lugar a conflictos con lastraducciones ampliamente aceptadas. Elacuerdo explícito de este documento de ha-ce treinta y tres años que rezaba que «el ob-jetivo de las Sociedades Bíblicas es propor-cionar las Escrituras de acuerdo con el ca-non que deseen las iglesias», tardó demasia-dos años en materializarse.

Recuerdo en el caso de Argentina, queesto se pudo realizar recién en el año 2006,en coincidencia cuando el entonces cardenalBergoglio, siendo arzobispo de Buenos Ai-res, recomendó de una manera generosauna edición interconfesional de la SociedadBíblica en nuestro país.

El cardenal Bergoglio envió una cartaque se incluyó en la portada de aquella edi-ción donde, entre otras consideraciones, ex-presó que esta versión fue «realizada por lasSociedades Bíblicas Unidas en conjuntocon biblistas católicos, dedicada a todosaquellos que con su corazón sencillo quie-ran abrirse al Señor que nos habla directocomo a sus hijos (cf. Dei Verbum 1), y sabe-mos que un padre siempre habla en la for-ma sencilla para que lo entiendan. De ahíque esta traducción ha sido preparada demanera tal que todos podamos entender elplan de Dios para nuestras vidas, y apren-der a ser sus discípulos».

El acuerdo citado en el Vademécum ecu-ménico también incluye un apartado con

aportes ecuménicos significativos en rela-ción aspectos exegéticos.

El mismo reconoce que: «a la luz de lacreciente colaboración y acuerdos entre eru-ditos de diferentes confesiones cristianas,deberá establecerse una base exegética co-mún mediante la adopción de comentariosy obras especializadas que sean mutuamen-te aceptables».

De allí que se realizaron recomendacionesespecíficas sobre variantes textuales, otrastraducciones con interpretaciones diferentesde lenguas originales a idiomas receptores,explicación de nombre propios poniendoénfasis en las etimologías populares, infor-mación histórica, diferencias culturales, etc.

Otro aspecto destacado del documentoacordado fue el relacionado a la lingüística.En este tópico se explicitó la necesidad deaplicar principios científicos cuando se pre-senten dificultades ante diferentes sistemasortográficos, la necesidad de un acuerdo enla adopción de nombres propios en base asu uso tradicional, el apego confesional y suentidad simbólica religiosa diferente.

Finalmente, y antes de ingresar en aspec-tos más relacionados a procedimientos deedición el acuerdo abordó el importante as-pecto del estilo. En este particular, el docu-mento mencionó que: «Cualquier traduc-ción interconfesional deberá esforzarse porlograr un estilo que tenga sentido y sea, a lavez, de agradable lectura en público».

Quisiera culminar con las palabras conlas que los firmantes — Johannes CardenalWill Ebrands, Presidente Secretariado parala Unión de los Cristianos, Lord DonaldCoggan, Presidente Honorario SociedadesBíblicas Unidas, Ulrich Fick, Secretario Ge-neral— finalizaron su introducción al acuer-do: «Esta es nuestra oración. Que Diosbendiga a los que trabajan para hacer quesu Palabra sea más ampliamente conocida yvivida; y que por medio de ellos bendigatambién a todos los que recibirán y leeránestas nuevas traducciones interconfesionales.(Ciudad del Vaticano, 16 de noviembre de1987)».

El ecumenismoespiritual bíblico

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página 6 L’OSSERVATORE ROMANO viernes 11 de diciembre de 2020, número 50

El Papa Francisco viaja aIrak en marzo de 2021

Aceptando la invitación de la Repúbli-ca de Irak y de la Iglesia Católica lo-cal, el Papa Francisco hará un viajeapostólico a dicho país del 5 al 8 de

marzo de 2021. Visitará Bagdad, la llanura deUr, ligada a la memoria de Abraham, la ciudadde Erbil, así como Mosul y Qaraqosh en la lla-nura de Nínive. Lo anunció el día 7 de diciem-bre, el director de la sala de prensa de la SantaSede, Matteo Bruni, explicando que se dará aconocer a su debido tiempo el programa delviaje, que tendrá en cuenta la evolución de laemergencia sanitaria mundial.

Entrevista a Costanza Rizzacasa d’Orsogna sobre el bullying

Combatámoslo realmente juntosENRICA RIERA

Con Milo y Matilde, protagonistas de sus libros,la periodista y escritora ha participado en «Li-briamoci a scuola» (liberémonos en la escuela),un proyecto nacional sobre la lectura en los insti-tutos escolares de toda clase y grado.

El primero es una fábula sobre un gato negroque tiene problemas motores y camina en zig-zag.La otra es una novela sobre la vida de Matilde,contada a través de los desórdenes alimentarios.Se ocupa de unir las dos narraciones, en aparien-cia lejanas, el hilo conductor de la aceptación deuno mismo y de los demás. Historia de Milo, elgato que no sabía saltar (Guanda, 2018) y No su-perar las dosis recomendadas (Guanda, 2020) sonlos libros —valientes y de denuncia— que Costan-za Rizzacasa d’Orsogna ha escrito y que, con en-tusiasmo, ha ilustrado a los estudiantes de «Li-briamoci a scuola», el proyecto nacional sobre lalectura, promovido en los institutos escolares detoda clase y grado, por el Centro para el libro,por el ministerio de Cultura y por el de Educa-ción. Del pasado 16 al 21 de noviembre —a travésde encuentros a distancia, a causa de la emergen-cia sanitaria—, las palabras de la periodista y es-critora han captado la mirada de numerososalumnos: los niños de las escuelas elementares ydel primer grado por el relato sobre Milo, ya devuelta de una gira de quince meses en las escue-las; los chicos de las escuelas superiores por lahistoria de Matilde, que, al contrario, ha llegadopor primera vez a los escolares.

«En las presentaciones sobre el minino negro ydiscapacitado y sobre la jovencita gordita, des-pués mujer obesa, ha surgido principalmente eltema del bullying», explica Rizzacasa d’O rsogna,de vuelta a la librería, con la secuela de Historiade Milo, en septiembre de 2021. La autora —des-pués de Libriamoci, a la que se ha adherido portercer año— continuó por su cuenta su viaje vir-tual en las escuelas de Italia, con una profundasensibilidad, la misma que, en 2013, usó para rela-tar, en exclusiva en “Pa n o r a m a ”, la historia-entre-vista de Vinicio Riva, el hombre con una rara for-ma de neurofibromatosis, a quien el Papa Francis-co se unió en un largo abrazo de amor en la Pla-za de San Pedro. «¿Por qué quiero hablar de ladiversidad y la aceptación? Porque deseo comba-tir realmente el bullying: hay necesidad de hacer-lo y quien quien ha entendido primero la impor-tancia de esto ha sido el Pontífice, que con la pla-taforma digital de Scholas Occurrentes, ha invo-lucrado a los jóvenes de todo el mundo, sabe leerlos problemas y demuestra gran cercanía a lo queles afecta».

¿Cómo se aproxima a los estudiantes?

Ante todo, he modulado el lenguaje en funciónde los interlocutores. Mis libros están dirigidos aun público diverso. Si Storia di Milo es adecuadatanto para niños como para adultos, No superarlas dosis recomendadas —aunque toque, como la fá-bula, temas que preocupan a todos— habla a losmayores. Por lo tanto, es el lenguaje que debecambiar durante los encuentros, la forma de co-municarse. Para la novela, por ejemplo, usé pala-bras más prudentes delante de los estudiantes desecundaria ; en cambio, fui más libre con los estu-diantes de los ciclos superiores. En cualquier ca-so, lo que hago es sobre todo informar.

¿Informar de qué modo?

A través de los datos. Tomemos No superar lasdosis recomendadas, que habla de la adicción a lacomida. Hay que saber que en Italia hay más de3 millones de personas que sufren trastornos ali-mentarios y que, de ellos, 2,3 millones son adoles-centes y preadolescentes: el porcentaje de niños yniñas, de ocho o nueve años, con problemas deeste tipo aumenta constantemente. Por lo tanto,también deberíamos abrir los ojos a la discrimina-ción resultante. A este respecto, la Universidad deHarvard ha realizado un estudio sobre el prejuicioimplícito, el que creemos que no tenemos y que

en cambio sí tenemos. En 2017, los expertos ob-servaron un aumento del 15% en los prejuicios so-bre la gordura, a diferencia de los prejuicios, queestán disminuyendo, sobre la orientación sexual,la edad, etc. El estudio se actualizó en 2019: unavez más, ha surgido el aumento del 40% de losprejuicios contra las personas gordas en treceaños y la disminución o la estabilidad de los de-más indicadores. Si lo sumamos todo, en un cortoespacio de tiempo, ha habido un aumento del25%. Si esta es la imagen de lo que está sucedien-do en los Estados Unidos, por no hablar de Ita-lia, que se está quedando atrás incluso en el estu-dio de estas cuestiones.

Datos alarmantes.

Sí, no deben ser subestimados, porque las con-secuencias de la discriminación son terribles. Hayalgunos casos que no están lejos de nosotros yque conciernen a los niños que son intimidados,acosados y luego inducidos a suicidarse. Junto aestos episodios extremos, existe otro tipo de mor-tificación contra las personas gordas, casi a diario,que consiste en hacer que se avergüencen de supeso, pensando que de esta manera se ponen adieta. La humillación no hace que pierdas peso yuna persona discriminada tiene dos veces y mediamás riesgo de ganar peso que alguien que no loestá.

Después está el ciberacoso, además de una casi totalausencia de modelos positivos para los jóvenes.

Cierto. Ahora que estamos confinados en casapor el coronavirus, el ciberacoso está explotandocon más fuerza entre los jóvenes. Los niños estánviendo como el acoso escolar se derrumba y elacoso en las redes sociales aumenta. Redes socia-les que se están volviendo violentas y cuyo uso sedispara, mientras que —es verdad— no hay mu-chos modelos positivos a los que referirse. En lasseries de televisión y los productos cinematográfi-cos, se habla poco de estos temas y, en los raroscasos en que se mencionan, se cometen errores.This Is Us, por nombrar uno, tiene el mérito dellevar a una persona obesa a la pantalla, pero lue-go, al menos en la primera temporada, se aplanaen su bidimensionalidad: quien es gordo, no pue-de tener otro pensamiento que el peso. Friends,de nuevo, es quizás la serie más fóbica a la grasaen la historia de la televisión, con Mónica siendomotivo de burla por su apariencia física. Otro es-tudio de Harvard dice que la discriminación con-tra las personas gordas es tan tóxica como la con-taminación: cuando estás cerca de una zona noci-va, cambias de ruta y, de la misma manera, cuan-do estás gordo, en lugar de cruzar el callejón conlos matones, rodeas un kilómetro. Por lo tanto, lapalabra “g o rd o ” debe ser despojada de su toxici-dad, convertirse en un adjetivo como los otros.“Estoy gordo y reclamo esta palabra”, escribe, en2015, Sarai Walker en la novela Dietland, que lue-

ras al niño y todo está bajo control. No digo quetoda la culpa sea de la familia, pero los padrespueden dar a sus hijos respeto por su propiocuerpo y el de los demás.

Hablemos de «Historia de Milo». Ha sido un regre-so esperadísimo en las escuelas.

Un hermoso regreso. Se crean relaciones ex-traordinarias con los niños. Parece que formasparte de una familia, gracias, sobre todo, a los di-bujos y cartas enviados por los pequeños para elcumpleaños del gatito, que, sí, existe realmente y,durante las videolecciones, suele participar conmi-go. Comprendí que Historia de Milo logra trans-formar simples reuniones en auténticos intercam-bios de historias sobre el acoso, el racismo, la dis-capacidad, las migraciones. He recibido profun-dos mensajes de los niños, que en los personajesdel cuento se han vuelto a ver a sí mismos o apersonas cercanas a ellos: Ariel, en Milo, pensóen su abuelo, golpeado, como escolar, por las le-yes raciales de 1938; Eugenio le escribió al gatitopara que no se rindiera y no se deprimiera porsus problemas motores, porque él también, alprincipio, no podía andar en bicicleta, pero lue-go, con empeño y tenacidad, lo logró. Y, comoellos, muchos otros han contado una experiencia,más allá de la lectura, entendiendo la metáforaaunque no supieran lo que significa una metáfo-ra.

Los niños han aprendido mucho, ¿y usted?

En mi vida nunca he tenido tanta relación conlos niños, ahora he descubierto que existe unaparte de mí capaz de saber hablarles. Además,con los niños hemos ampliado nuestra definiciónde belleza: respeto es belleza, aceptación es belle-za, así como la fraternidad. Juntos lo hemos en-tendido.

go se convirtió en una serie de te-levisión. Y Annie, la joven con so-brepeso de otra serie, Shrill, delensayo de Lindy West de 2016 delmismo nombre, lo hace bien: laprotagonista tiene un problema depeso, pero no lo convierte en unaobsesión porque, además de estargorda, es mucho más que eso. Notienes que pensar que si eres gor-do, eres necesariamente infeliz,mientras que si eres delgado, tie-nes amor y un trabajo importante.

Sería oportuno organizar presentacio-nes también con los padres de loschicos.

Seguramente. Mis libros sonuna advertencia para ellos tam-bién: el fat shaming, la discrimina-ción del cuerpo de las personasgordas, antes de la escuela, sucedeen la familia. “Mi hijo está engor-dando”, dice la madre; luego mi-

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número 50, viernes 11 de diciembre de 2020 L’OSSERVATORE ROMANO página 7

El homenaje en plaza de España y la misa en Santa María la Mayor en el día en el que se publicó la carta apostólica «Patris corde»

En la solemnidad de la Inmaculada el Papa estableceun año especial dedicado a san José

El Papa Franciscohizo una pere-grinación maria-na privada en el

corazón de Roma en lamadrugada del martes 8de diciembre, solemnidadde la Inmaculada Con-cepción, entre la Plazade España y la Basílicade Santa María la Ma-yor, para encomendar ala Madre de Dios a to-dos aquellos que en laciudad y en el mundoentero están afligidos porla enfermedad y el desá-nimo.

En la Plaza de Espa-ña — La primera etapadel itinerario fue una pa-rada de oración frente ala columna mariana en laPlaza Mignanelli, junto ala Plaza de España.

A las 7.10 a.m., bajouna lluvia torrencial, elPapa llevó como regalode una canasta de rosasblancas, luego agradecióa los bomberos que esta-ban prestando serviciog e n e ro s a m e n t e .

En Santa maría laMayor — El segundomomento fue la visita ala basílica Liberiana conuna oración frente al ico-no de la Salus populiRomani —y el regalo deotra cesta de rosas blan-cas— y, a las 7.30, la cele-bración de la misa en laCapilla Sixtina.

El Papa llevó consigoel recuerdo de San Igna-cio de Loyola que cele-bró su primera misa allíen Navidad de 1538.

Al finalizar, Franciscorecitó una oración a SanJosé con motivo de lapublicación de la cartaapostólica Con corazónde padre.

«Patris Corde» — Esemismo día, de hecho, sedio a conocer el texto deldocumento escrito por elPontífice para conmemo-rar el 150 aniversario deldecreto por el que Pío IXdeclaró a San José pa-trón de la Iglesia univer-sal.

Indulgencias — Pa r aconmemorar la ocasión,el Papa ha convocado unaño especial —del 8 dediciembre de 2020 al 8de diciembre de 2021—durante el cual se conce-derá la indulgencia ple-naria a quienes realicencinco actos particularesde piedad u obras de ca-ridad relacionadas con elmodelo representado porel padre putativo de Je-sús.

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número 50, viernes 11 de diciembre de 2020 L’OSSERVATORE ROMANO páginas 8/9

El mensaje del Papa con ocasión de la Jornada internacional de las personas con discapacidad

La fragilidad pertenece a todosLa inclusión debería ser «la “ro c a ” s o b rela que las instituciones civiles construyanprogramas e iniciativas», sobre todo eneste tiempo de pandemia que «ha puestoen evidencia aún más las disparidades ylas diferencias» de la sociedad. Lo afirmael Papa Francisco en el mensaje difundidocon ocasión de la Jornada internacionalde las personas con discapacidad, que secelebra el 3 de diciembre.

Queridos hermanos y hermanas:

La celebración del Día Interna-cional de las Personas con Dis-capacidad me permite este añoexpresar mi cercanía a quienes

están viviendo situaciones de particulardificultad en esta crisis causada por lapandemia. Todos estamos en la mismabarca en medio de un mar agitado quepuede asustarnos; pero en esta barca aalgunos les resulta más difícil, entreellos a las personas con discapacidadesgraves. El tema de este año es «Re-construir mejor: hacia un mundo postCovid-19 que incluya la discapacidad,accesible y sostenible». Me llama laatención la expresión “reconstruir me-jor”; evoca la parábola evangélica de lacasa construida sobre roca o sobre are-na (cf. Mt 7,24-27; Lc 6,47-49). Por ello,aprovecho esta preciosa ocasión paracompartir algunas reflexiones, siguien-do precisamente esa parábola.

1. La amenaza de la cultura deldescarte

En primer lugar, la «lluvia», los«ríos» y los «vientos» que amenazan lacasa pueden ser identificados con lacultura del descarte, difundida en nues-tro tiempo (cf. Exhort. ap. Evangeliigaudium [EG], 53). Para dicha cultura,«partes de la humanidad parecen sacri-ficables en beneficio de una selecciónque favorece a un sector humano dignode vivir sin límites. En el fondo no seconsidera ya a las personas como unvalor primario que hay que respetar yamparar, especialmente si son pobres odiscapacitadas» (Carta enc. Fratelli tutti[FT], 18). Esa cultura afecta principal-mente a los sectores más frágiles, entrelos que se encuentran las personas condiscapacidad. En los últimos cincuentaaños se han dado pasos importantes,tanto en el ámbito de las institucionesciviles como de las realidades eclesiales.La conciencia de la dignidad de cadapersona ha aumentado, lo que ha lleva-do a tomar decisiones valientes para lainclusión de cuantos padecen una limi-tación física y/o psíquica. Sin embargo,todavía subsisten en el sustrato culturaldemasiadas expresiones que contradi-cen de hecho este enfoque. Debidotambién a una mentalidad narcisista yutilitarista, se constatan actitudes de re-chazo que conducen a la marginación,sin considerar que, inevitablemente, lafragilidad pertenece a todos. En reali-dad, hay personas con discapacidadesincluso graves que, aun con gran es-fuerzo, han encontrado el camino haciauna vida buena y rica de significado,como hay muchas otras “normalmentedotadas” que sin embargo están insatis-fechas, o a veces desesperadas. “La vul-nerabilidad pertenece a la esencia delser humano” (cf. Discurso a los partici-pantes del Congreso “La catequesis y laspersonas con discapacidad”, 21 octubre

2017). Por lo tanto, es importante, es-pecialmente en este Día, promover unacultura de la vida, que afirme continua-mente la dignidad de cada persona, enparticular en defensa de los hombres ymujeres con discapacidad, de cualquieredad y condición social.

2. La «roca» de la inclusiónLa pandemia que estamos viviendo

ha puesto en evidencia aún más las dis-paridades y las diferencias que caracte-rizan nuestro tiempo, sobre todo en de-trimento de los más débiles. «El virus,si bien no hace excepciones entre laspersonas, ha encontrado, en su caminodevastador, grandes desigualdades ydiscriminación. ¡Y las ha incrementa-do!» (Catequesis en la Audiencia general,19 agosto 2020). Por esta razón, unaprimera «roca» sobre la que se debaedificar nuestra casa es la inclusión.Aunque a veces se abusa de este térmi-no, sigue siendo actual la parábolaevangélica del Buen Samaritano (cf. Lc10,25-37). De hecho, a menudo nos en-contramos en el camino de la vida conpersonas heridas, que en ocasiones lle-van precisamente los rasgos de la disca-pacidad y la fragilidad. «La inclusión ola exclusión de la persona que sufre alcostado del camino define todos losproyectos económicos, políticos, socia-les y religiosos. Enfrentamos cada díala opción de ser buenos samaritanos oindiferentes viajantes que pasan de lar-go» (F T, 69). La inclusión debería serla «roca» sobre la que las institucionesciviles construyan programas e iniciati-vas, para que nadie quede excluido, es-pecialmente quienes se encuentran enmayor dificultad. La fuerza de una ca-dena depende del cuidado que se dé alos eslabones más débiles.

Respecto a las instituciones eclesia-les, reitero la exigencia de disponer deinstrumentos adecuados y accesiblespara la transmisión de la fe. Además,deseo que se pongan a disposición dequienes los necesitan, en cuanto sea po-sible gratuitamente, incluso a través delas nuevas tecnologías, que han demos-trado ser tan importantes para todos eneste período de pandemia. Asimismo,aliento a que exista una formación or-dinaria para sacerdotes, seminaristas,religiosos, catequistas y agentes de pas-toral, sobre la relación entre la discapa-cidad y el uso de instrumentos pastora-les inclusivos. Que las comunidades pa-rroquiales se comprometan a que se de-sarrolle en los fieles el estilo de acogidahacia las personas con discapacidad.Crear una parroquia plenamente accesi-ble requiere no sólo que se eliminen lasbarreras arquitectónicas, sino que losparroquianos asuman sobre todo actitu-des y acciones de solidaridad y serviciohacia las personas con discapacidad yhacia sus familias. El objetivo está enque lleguemos a dejar de hablar de“ellos” y lo hagamos sólo de “noso-t ro s ”.

3. La «roca» de la participaciónactiva

Para “reconstruir mejor” nuestra so-ciedad es necesario que la inclusión dequienes son más frágiles comprendatambién la promoción de su participa-ción activa. Ante todo, reitero con fuer-

za el derecho de las personas con disca-pacidad a recibir los sacramentos comolos demás miembros de la Iglesia. To-das las celebraciones litúrgicas de la pa-rroquia deberían ser accesibles, paraque cada uno —junto a los hermanos yhermanas— pueda profundizar, celebrary vivir la propia fe. Se debe prestar es-pecial atención a las personas con dis-capacidad que aún no han recibido lossacramentos de la iniciación cristiana:estas podrían ser acogidas e incluidasen el itinerario de catequesis para lapreparación a estos sacramentos. Lagracia de la que son portadores nopuede ser negada a nadie.

«En virtud del Bautismo recibido,cada miembro del Pueblo de Dios seha convertido en discípulo misionero.Cada uno de los bautizados, cualquieraque sea su función en la Iglesia y elgrado de ilustración de su fe, es unagente evangelizador» (EG, 120). Poreso, también las personas con discapa-cidad, tanto en la sociedad como en laIglesia, piden convertirse en sujetos ac-tivos de la pastoral y no sólo en desti-natarios. «Muchas personas con disca-pacidad sienten que existen sin perte-necer y sin participar. Hay todavía mu-cho que les impide tener una ciudada-nía plena. El objetivo no es sólo cui-darlos, sino que participen activamenteen la comunidad civil y eclesial. Es uncamino exigente y también fatigoso,que contribuirá cada vez más a la for-mación de conciencias capaces de reco-nocer a cada individuo como una per-sona única e irrepetible» (F T, 98). Enefecto, la participación activa de laspersonas con discapacidad en la cate-quesis constituye una gran riqueza parala vida de toda la parroquia. Estas, enefecto, injertadas en Cristo en el Bau-tismo, comparten con Él, en su particu-lar condición, el ministerio sacerdotal,profético y real, evangelizando a través,con y en la Iglesia. Por consiguiente,también la presencia de personas condiscapacidad entre los catequistas, se-gún sus propias capacidades, representaun recurso para la comunidad. En estesentido, es preciso favorecer su forma-ción, para que puedan adquirir ademásuna preparación más avanzada en elcampo teológico y catequético. Esperoque en las comunidades parroquialessean cada vez más, las personas condiscapacidad que puedan convertirse encatequistas, para transmitir la fe de ma-nera eficaz, también con su propio tes-timonio (cf. Discurso a los participantesdel Congreso “La catequesis y las personascon discapacidad”, 21 octubre 2017).

«Peor que esta crisis, es solamente eldrama de desaprovecharla» (Homilía enla Solemnidad de Pentecostés, 31 mayo2020). Por eso, animo a cuantos, cadadía y a menudo en el silencio, se sacri-fican en favor de las situaciones de fra-gilidad y discapacidad. Que la volun-tad común de «reconstruir mejor» pue-da desencadenar sinergias entre las or-ganizaciones tanto civiles como eclesia-les, para edificar, contra toda intempe-rie, una “casa” sólida, capaz de acogertambién a las personas con discapaci-dad, porque está construida sobre la ro-ca de la inclusión y de la participaciónactiva.

Roma, San Juan de Letrán, 3 dediciembre de 2020

FRANCISCO

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página 10 L’OSSERVATORE ROMANO viernes 11 de diciembre de 2020, número 50

Con motivo del 150º aniversario de la declaración de San José como patrono de la Iglesia universal

Los dos evangelistas que evidencia-ron su figura, Mateo y Lucas, refie-ren poco, pero lo suficiente para en-tender qué tipo de padre fuese y lamisión que la Providencia le confió.

Sabemos que fue un humilde car-pintero (cf. Mt 13,55), desposado conMaría (cf. Mt 1,18; Lc 1,27); un«hombre justo» (Mt 1,19), siempredispuesto a hacer la voluntad deDios manifestada en su ley (cf. Lc2,22.27.39) y a través de los cuatrosueños que tuvo (cf. Mt 1,20;2,13.19.22). Después de un largo yduro viaje de Nazaret a Belén, vionacer al Mesías en un pesebre, por-que en otro sitio «no había lugar pa-ra ellos» (Lc 2,7). Fue testigo de laadoración de los pastores (cf. Lc 2,8-20) y de los Magos (cf. Mt 2,1-12),que representaban respectivamenteel pueblo de Israel y los pueblos pa-ganos.

Tuvo la valentía de asumir la pa-ternidad legal de Jesús, a quien dioel nombre que le reveló el ángel:«Tú le pondrás por nombre Jesús,porque él salvará a su pueblo de suspecados» (Mt 1,21). Como se sabe,en los pueblos antiguos poner unnombre a una persona o a una cosasignificaba adquirir la pertenencia,como hizo Adán en el relato del Gé-nesis (cf. 2,19-20)

En el templo, cuarenta días des-pués del nacimiento, José, junto a lamadre, presentó el Niño al Señor yescuchó sorprendido la profecía queSimeón pronunció sobre Jesús y Ma-ría (cf. Lc 2,22-35). Para proteger aJesús de Herodes, permaneció enEgipto como extranjero (cf. Mt 2,13-18). De regreso en su tierra, vivió demanera oculta en el pequeño y des-conocido pueblo de Nazaret, en Ga-lilea —de donde, se decía: “No saleningún profeta” y “no puede salirnada bueno” (cf. Jn 7,52; 1,46)—, le-jos de Belén, su ciudad de origen, yde Jerusalén, donde estaba el tem-plo. Cuando, durante una peregrina-ción a Jerusalén, perdieron a Jesús,que tenía doce años, él y María lobuscaron angustiados y lo encontra-ron en el templo mientras discutíacon los doctores de la ley (cf. Lc2,41-50).

Después de María, Madre deDios, ningún santo ocupa tanto es-pacio en el Magisterio pontificio co-mo José, su esposo. Mis predeceso-res han profundizado en el mensajecontenido en los pocos datos trans-mitidos por los Evangelios para des-tacar su papel central en la historiade la salvación: el beato Pío IX lodeclaró «Patrono de la Iglesia Cató-lica»[2], el venerable Pío XII lo pre-sentó como “Patrono de los trabaja-d o re s ”[3] y san Juan Pablo II como«Custodio del Redentor»[4]. El pue-blo lo invoca como «Patrono de labuena muerte»[5].

Por eso, al cumplirse ciento cin-cuenta años de que el beato Pío IX,el 8 de diciembre de 1870, lo decla-rara como Patrono de la Iglesia Ca-

tólica, quisiera —como dice Jesús—que “la boca hable de aquello de loque está lleno el corazón” (cf. Mt12,34), para compartir con ustedesalgunas reflexiones personales sobreesta figura extraordinaria, tan cerca-na a nuestra condición humana. Estedeseo ha crecido durante estos mesesde pandemia, en los que podemosexperimentar, en medio de la crisisque nos está golpeando, que «nues-tras vidas están tejidas y sostenidaspor personas comunes —corriente-mente olvidadas— que no aparecenen portadas de diarios y de revistas,ni en las grandes pasarelas del últi-mo show pero, sin lugar a dudas, es-tán escribiendo hoy los aconteci-mientos decisivos de nuestra histo-ria: médicos, enfermeros y enferme-ras, encargados de reponer los pro-ductos en los supermercados, limpia-doras, cuidadoras, transportistas,fuerzas de seguridad, voluntarios, sa-cerdotes, religiosas y tantos perotantos otros que comprendieron quenadie se salva solo. […] Cuánta gen-te cada día demuestra paciencia e in-funde esperanza, cuidándose de nosembrar pánico sino corresponsabili-dad. Cuántos padres, madres, abue-los y abuelas, docentes muestran anuestros niños, con gestos pequeñosy cotidianos, cómo enfrentar y tran-sitar una crisis readaptando rutinas,levantando miradas e impulsando laoración. Cuántas personas rezan,ofrecen e interceden por el bien deto dos»[6]. Todos pueden encontraren san José —el hombre que pasa de-sapercibido, el hombre de la presen-cia diaria, discreta y oculta— un in-tercesor, un apoyo y una guía entiempos de dificultad. San José nosrecuerda que todos los que estánaparentemente ocultos o en “segun-da línea” tienen un protagonismo sinigual en la historia de la salvación.A todos ellos va dirigida una pala-bra de reconocimiento y de gratitud.

1. Padre amadoLa grandeza de san José consiste

en el hecho de que fue el esposo deMaría y el padre de Jesús. En cuan-to tal, «entró en el servicio de todala economía de la encarnación», co-mo dice san Juan Crisóstomo[7].

San Pablo VI observa que su pa-ternidad se manifestó concretamente«al haber hecho de su vida un servi-cio, un sacrificio al misterio de laEncarnación y a la misión redentoraque le está unida; al haber utilizadola autoridad legal, que le correspon-día en la Sagrada Familia, para ha-cer de ella un don total de sí mismo,de su vida, de su trabajo; al haberconvertido su vocación humana deamor doméstico en la oblación so-brehumana de sí mismo, de su cora-zón y de toda capacidad en el amorpuesto al servicio del Mesías nacidoen su casa»[8].

Por su papel en la historia de lasalvación, san José es un padre quesiempre ha sido amado por el pue-blo cristiano, como lo demuestra el

hecho de que se le han dedicado nu-merosas iglesias en todo el mundo;que muchos institutos religiosos,hermandades y grupos eclesiales seinspiran en su espiritualidad y llevansu nombre; y que desde hace siglosse celebran en su honor diversas re-presentaciones sagradas. Muchossantos y santas le tuvieron una grandevoción, entre ellos Teresa de Ávi-la, quien lo tomó como abogado eintercesor, encomendándose muchoa él y recibiendo todas las graciasque le pedía. Alentada por su expe-riencia, la santa persuadía a otrospara que le fueran devotos[9].

En todos los libros de oracionesse encuentra alguna oración a sanJosé. Invocaciones particulares quele son dirigidas todos los miércoles yespecialmente durante todo el mesde marzo, tradicionalmente dedicadoa él[10].

La confianza del pueblo en sanJosé se resume en la expresión “Itead Ioseph”, que hace referencia altiempo de hambruna en Egipto,cuando la gente le pedía pan al fa-raón y él les respondía: «Vayan don-de José y hagan lo que él les diga»(Gn 41,55). Se trataba de José el hijode Jacob, a quien sus hermanos ven-dieron por envidia (cf. Gn 37,11-28) yque —siguiendo el relato bíblico— seconvirtió posteriormente en virrey deEgipto (cf. Gn 41,41-44).

Como descendiente de David (cf.Mt 1,16.20), de cuya raíz debía bro-tar Jesús según la promesa hecha aDavid por el profeta Natán (cf. 2Sam 7), y como esposo de María deNazaret, san José es la pieza queune el Antiguo y el Nuevo Testa-mento.

2. Padre en la ternura

José vio a Jesús progresar día trasdía «en sabiduría, en estatura y engracia ante Dios y los hombres» (Lc2,52). Como hizo el Señor conIsrael, así él “le enseñó a caminar, ylo tomaba en sus brazos: era para élcomo el padre que alza a un niñohasta sus mejillas, y se inclina haciaél para darle de comer” (cf. Os 11,3-4).

Jesús vio la ternura de Dios en Jo-sé: «Como un padre siente ternurapor sus hijos, así el Señor siente ter-nura por quienes lo temen» (Sal103,13).

En la sinagoga, durante la oraciónde los Salmos, José ciertamente ha-brá oído el eco de que el Dios deIsrael es un Dios de ternura[11], quees bueno para todos y «su ternuraalcanza a todas las criaturas» (Sal145,9).

La historia de la salvación se cum-ple creyendo «contra toda esperan-za» (Rm 4,18) a través de nuestrasdebilidades. Muchas veces pensamosque Dios se basa sólo en la partebuena y vencedora de nosotros,cuando en realidad la mayoría desus designios se realizan a través y apesar de nuestra debilidad. Esto eslo que hace que san Pablo diga:«Para que no me engría tengo unaespina clavada en el cuerpo, un emi-sario de Satanás que me golpea paraque no me engría. Tres veces le hepedido al Señor que la aparte de mí,y él me ha dicho: “¡Te basta mi gra-cia!, porque mi poder se manifiestaplenamente en la debilidad”» (2 Co12,7-9).

Si esta es la perspectiva de la eco-nomía de la salvación, debemosaprender a aceptar nuestra debilidadcon intensa ternura[12].

Con corazón de padre: así José amó a Jesús, llamado en los cuatroEvangelios «el hijo de José»[1].

Carta apostólica Patris corde

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número 50, viernes 11 de diciembre de 2020 L’OSSERVATORE ROMANO página 11

El Maligno nos hace mirar nues-tra fragilidad con un juicio negativo,mientras que el Espíritu la saca a laluz con ternura. La ternura es el me-jor modo para tocar lo que es frágilen nosotros. El dedo que señala y eljuicio que hacemos de los demás sona menudo un signo de nuestra inca-pacidad para aceptar nuestra propiadebilidad, nuestra propia fragilidad.Sólo la ternura nos salvará de laobra del Acusador (cf. Ap 12,10). Poresta razón es importante encontrar-nos con la Misericordia de Dios, es-pecialmente en el sacramento de laReconciliación, teniendo una expe-riencia de verdad y ternura. Paradó-jicamente, incluso el Maligno puededecirnos la verdad, pero, si lo hace,es para condenarnos. Sabemos, sinembargo, que la Verdad que vienede Dios no nos condena, sino quenos acoge, nos abraza, nos sostiene,nos perdona. La Verdad siempre senos presenta como el Padre miseri-cordioso de la parábola (cf. Lc 15,11-32): viene a nuestro encuentro, nosdevuelve la dignidad, nos pone nue-vamente de pie, celebra con noso-tros, porque «mi hijo estaba muertoy ha vuelto a la vida, estaba perdidoy ha sido encontrado» (v. 24).

También a través de la angustiade José pasa la voluntad de Dios, suhistoria, su proyecto. Así, José nosenseña que tener fe en Dios incluyeademás creer que Él puede actuarincluso a través de nuestros miedos,de nuestras fragilidades, de nuestradebilidad. Y nos enseña que, en me-dio de las tormentas de la vida, nodebemos tener miedo de ceder aDios el timón de nuestra barca. Aveces, nosotros quisiéramos tener to-do bajo control, pero Él tiene siem-pre una mirada más amplia.

3. Padre en la obedienciaAsí como Dios hizo con María

cuando le manifestó su plan de sal-vación, también a José le reveló susdesignios y lo hizo a través de sue-ños que, en la Biblia, como en todoslos pueblos antiguos, eran considera-dos uno de los medios por los queDios manifestaba su voluntad[13].

José estaba muy angustiado por elembarazo incomprensible de María;no quería «denunciarla públicamen-te»[14], pero decidió «romper sucompromiso en secreto» (Mt 1,19).En el primer sueño el ángel lo ayu-dó a resolver su grave dilema: «Notemas aceptar a María, tu mujer,porque lo engendrado en ella pro-viene del Espíritu Santo. Dará a luzun hijo, y tú le pondrás por nombreJesús, porque él salvará a su pueblode sus pecados» (Mt 1,20-21). Surespuesta fue inmediata: «CuandoJosé despertó del sueño, hizo lo queel ángel del Señor le había manda-do» (Mt 1,24). Con la obedienciasuperó su drama y salvó a María.

En el segundo sueño el ángel or-denó a José: «Levántate, toma conti-go al niño y a su madre, y huye aEgipto; quédate allí hasta que te di-ga, porque Herodes va a buscar alniño para matarlo» (Mt 2,13). Joséno dudó en obedecer, sin cuestionar-se acerca de las dificultades que po-día encontrar: «Se levantó, tomó denoche al niño y a su madre, y se fuea Egipto, donde estuvo hasta lamuerte de Herodes» (Mt 2,14-15).

En Egipto, José esperó con con-fianza y paciencia el aviso prometidopor el ángel para regresar a su país.Y cuando en un tercer sueño elmensajero divino, después de haber-le informado que los que intentabanmatar al niño habían muerto, le or-denó que se levantara, que tomaseconsigo al niño y a su madre y quevolviera a la tierra de Israel (cf. Mt2,19-20), él una vez más obedeciósin vacilar: «Se levantó, tomó al ni-ño y a su madre y entró en la tierrade Israel» (Mt 2,21).

Pero durante el viaje de regreso,«al enterarse de que Arquelao reina-ba en Judea en lugar de su padreHerodes, tuvo miedo de ir allí y, avi-sado en sueños —y es la cuarta vezque sucedió—, se retiró a la regiónde Galilea y se fue a vivir a un pue-blo llamado Nazaret» (Mt 2,22-23).

El evangelista Lucas, por su parte,relató que José afrontó el largo e in-cómodo viaje de Nazaret a Belén,según la ley del censo del empera-dor César Augusto, para empadro-narse en su ciudad de origen. Y fueprecisamente en esta circunstanciaque Jesús nació y fue asentado en elcenso del Imperio, como todos losdemás niños (cf. Lc 2,1-7).

San Lucas, en particular, se preo-cupó de resaltar que los padres deJesús observaban todas las prescrip-ciones de la ley: los ritos de la cir-cuncisión de Jesús, de la purifica-ción de María después del parto, dela presentación del primogénito aDios (cf. 2,21-24)[15].

En cada circunstancia de su vida,José supo pronunciar su “fiat”, como

María en la Anunciación y Jesús enGetsemaní.

José, en su papel de cabeza de fa-milia, enseñó a Jesús a ser sumiso asus padres, según el mandamientode Dios (cf. Ex 20,12).

En la vida oculta de Nazaret, bajola guía de José, Jesús aprendió a ha-cer la voluntad del Padre. Dicha vo-luntad se transformó en su alimentodiario (cf. Jn 4,34). Incluso en elmomento más difícil de su vida, quefue en Getsemaní, prefirió hacer lavoluntad del Padre y no la suya pro-pia[16] y se hizo «obediente hasta lamuerte […] de cruz» (Flp 2,8). Porello, el autor de la Carta a los He-breos concluye que Jesús «aprendiósufriendo a obedecer» (5,8).

Todos estos acontecimientosmuestran que José «ha sido llamadopor Dios para servir directamente ala persona y a la misión de Jesúsmediante el ejercicio de su paterni-dad; de este modo él coopera en laplenitud de los tiempos en el granmisterio de la redención y es verda-deramente “ministro de la salva-ción”»[17].

4. Padre en la acogidaJosé acogió a María sin poner

condiciones previas. Confió en laspalabras del ángel. «La nobleza desu corazón le hace supeditar a la ca-ridad lo aprendido por ley; y hoy, eneste mundo donde la violencia psi-cológica, verbal y física sobre la mu-jer es patente, José se presenta comofigura de varón respetuoso, delicadoque, aun no teniendo toda la infor-mación, se decide por la fama, dig-nidad y vida de María. Y, en su du-da de cómo hacer lo mejor, Dios lo

ayudó a optar iluminando su jui-cio»[18].

Muchas veces ocurren hechos ennuestra vida cuyo significado no en-tendemos. Nuestra primera reacciónes a menudo de decepción y rebe-lión. José deja de lado sus razona-mientos para dar paso a lo queacontece y, por más misterioso quele parezca, lo acoge, asume la res-ponsabilidad y se reconcilia con supropia historia. Si no nos reconcilia-mos con nuestra historia, ni siquierapodremos dar el paso siguiente, por-que siempre seremos prisioneros denuestras expectativas y de las consi-guientes decepciones.

La vida espiritual de José no nosmuestra una vía que explica, sinouna vía que acoge. Sólo a partir deesta acogida, de esta reconciliación,podemos también intuir una historiamás grande, un significado más pro-fundo. Parecen hacerse eco las ar-dientes palabras de Job que, ante lainvitación de su esposa a rebelarsecontra todo el mal que le sucedía,respondió: «Si aceptamos de Dioslos bienes, ¿no vamos a aceptar losmales?» (Jb 2,10).

José no es un hombre que se re-signa pasivamente. Es un protago-nista valiente y fuerte. La acogida esun modo por el que se manifiesta ennuestra vida el don de la fortalezaque nos viene del Espíritu Santo.Sólo el Señor puede darnos la fuer-za para acoger la vida tal como es,para hacer sitio incluso a esa partecontradictoria, inesperada y decep-cionante de la existencia.

La venida de Jesús en medio denosotros es un regalo del Padre, pa-ra que cada uno pueda reconciliarsecon la carne de su propia historia,aunque no la comprenda del todo.

Como Dios dijo a nuestro santo:«José, hijo de David, no temas» (Mt1,20), parece repetirnos también anosotros: “¡No tengan miedo!”. Te-nemos que dejar de lado nuestra iray decepción, y hacer espacio —sinninguna resignación mundana y conuna fortaleza llena de esperanza— alo que no hemos elegido, pero estáallí. Acoger la vida de esta maneranos introduce en un significadooculto. La vida de cada uno de no-sotros puede comenzar de nuevo mi-lagrosamente, si encontramos la va-lentía para vivirla según lo que nosdice el Evangelio. Y no importa siahora todo parece haber tomado unrumbo equivocado y si algunas cues-tiones son irreversibles. Dios puedehacer que las flores broten entre lasrocas. Aun cuando nuestra concien-cia nos reprocha algo, Él «es másgrande que nuestra conciencia y losabe todo» (1 Jn 3,20).

El realismo cristiano, que no re-chaza nada de lo que existe, vuelveuna vez más. La realidad, en su mis-teriosa irreductibilidad y compleji-dad, es portadora de un sentido dela existencia con sus luces y som-bras. Esto hace que el apóstol Pabloafirme: «Sabemos que todo contri-buye al bien de quienes aman aDios» (Rm 8,28). Y san Agustínañade: «Aun lo que llamamos mal(etiam illud quod malum dici-tur)»[19]. En esta perspectiva general,

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página 12 L’OSSERVATORE ROMANO viernes 11 de diciembre de 2020, número 50

Carta apostólica Patris cordela fe da sentido a cada acontecimien-to feliz o triste.

Entonces, lejos de nosotros elpensar que creer significa encontrarsoluciones fáciles que consuelan. Lafe que Cristo nos enseñó es, en cam-bio, la que vemos en san José, queno buscó atajos, sino que afrontó“con los ojos abiertos” lo que leacontecía, asumiendo la responsabi-lidad en primera persona.

La acogida de José nos invita aacoger a los demás, sin exclusiones,tal como son, con preferencia porlos débiles, porque Dios elige lo quees débil (cf. 1 Co 1,27), es «padre delos huérfanos y defensor de las viu-das» (Sal 68,6) y nos ordena amar alextranjero[20]. Deseo imaginar queJesús tomó de las actitudes de Joséel ejemplo para la parábola del hijopródigo y el padre misericordioso(cf. Lc 15,11-32).

5. Padre de la valentía creativaSi la primera etapa de toda verda-

dera curación interior es acoger lapropia historia, es decir, hacer espa-cio dentro de nosotros mismos inclu-so para lo que no hemos elegido ennuestra vida, necesitamos añadir otracaracterística importante: la valentíacreativa. Esta surge especialmentecuando encontramos dificultades.De hecho, cuando nos enfrentamosa un problema podemos detenernosy bajar los brazos, o podemos inge-niárnoslas de alguna manera. A ve-ces las dificultades son precisamentelas que sacan a relucir recursos encada uno de nosotros que ni siquierapensábamos tener.

Muchas veces, leyendo los “Evan-gelios de la infancia”, nos pregunta-mos por qué Dios no intervino di-recta y claramente. Pero Dios actúaa través de eventos y personas. Joséera el hombre por medio del cualDios se ocupó de los comienzos dela historia de la redención. Él era elverdadero “m i l a g ro ” con el que Diossalvó al Niño y a su madre. El cielointervino confiando en la valentíacreadora de este hombre, que cuan-do llegó a Belén y no encontró unlugar donde María pudiera dar aluz, se instaló en un establo y loarregló hasta convertirlo en un lugarlo más acogedor posible para el Hijode Dios que venía al mundo (cf. Lc2,6-7). Ante el peligro inminente deHerodes, que quería matar al Niño,José fue alertado una vez más en unsueño para protegerlo, y en mediode la noche organizó la huida aEgipto (cf. Mt 2,13-14).

De una lectura superficial de estosrelatos se tiene siempre la impresiónde que el mundo esté a merced delos fuertes y de los poderosos, perola “buena noticia” del Evangelioconsiste en mostrar cómo, a pesar dela arrogancia y la violencia de losgobernantes terrenales, Dios siempreencuentra un camino para cumplirsu plan de salvación. Incluso nuestravida parece a veces que está en ma-nos de fuerzas superiores, pero elEvangelio nos dice que Dios siemprelogra salvar lo que es importante,con la condición de que tengamos lamisma valentía creativa del carpinte-ro de Nazaret, que sabía transformarun problema en una oportunidad,

anteponiendo siempre la confianzaen la Providencia.

Si a veces pareciera que Dios nonos ayuda, no significa que nos hayaabandonado, sino que confía en no-sotros, en lo que podemos planear,inventar, encontrar.

Es la misma valentía creativa quemostraron los amigos del paralíticoque, para presentarlo a Jesús, lo ba-jaron del techo (cf. Lc 5,17-26). Ladificultad no detuvo la audacia y laobstinación de esos amigos. Ellos es-taban convencidos de que Jesús po-día curar al enfermo y «como nopudieron introducirlo por causa dela multitud, subieron a lo alto de lacasa y lo hicieron bajar en la camillaa través de las tejas, y lo colocaronen medio de la gente frente a Jesús.Jesús, al ver la fe de ellos, le dijo alparalítico: “¡Hombre, tus pecadosquedan perdonados!”» (vv. 19-20).

madre, son el tesoro más preciadode nuestra fe[21].

En el plan de salvación no se pue-de separar al Hijo de la Madre, deaquella que «avanzó en la peregrina-ción de la fe y mantuvo fielmente suunión con su Hijo hasta la cruz»[22].

Debemos preguntarnos siempre siestamos protegiendo con todas nues-tras fuerzas a Jesús y María, que es-tán misteriosamente confiados anuestra responsabilidad, a nuestrocuidado, a nuestra custodia. El Hijodel Todopoderoso viene al mundoasumiendo una condición de grandebilidad. Necesita de José para serdefendido, protegido, cuidado, cria-do. Dios confía en este hombre, delmismo modo que lo hace María, queencuentra en José no sólo al quequiere salvar su vida, sino al quesiempre velará por ella y por el Ni-ño. En este sentido, san José no

Niño y a su madre; amar los sacra-mentos y la caridad; amar a la Igle-sia y a los pobres. En cada una deestas realidades está siempre el Niñoy su madre.

6. Padre trabajadorUn aspecto que caracteriza a san

José y que se ha destacado desde laépoca de la primera Encíclica social,la Rerum novarum de León XIII, essu relación con el trabajo. San Joséera un carpintero que trabajaba ho-nestamente para asegurar el sustentode su familia. De él, Jesús aprendióel valor, la dignidad y la alegría delo que significa comer el pan que esfruto del propio trabajo.

En nuestra época actual, en la queel trabajo parece haber vuelto a re-presentar una urgente cuestión socialy el desempleo alcanza a veces nive-les impresionantes, aun en aquellasnaciones en las que durante décadasse ha experimentado un cierto bie-nestar, es necesario, con una con-ciencia renovada, comprender el sig-nificado del trabajo que da dignidady del que nuestro santo es un patro-no ejemplar.

El trabajo se convierte en partici-pación en la obra misma de la salva-ción, en oportunidad para acelerar eladvenimiento del Reino, para desa-rrollar las propias potencialidades ycualidades, poniéndolas al serviciode la sociedad y de la comunión. Eltrabajo se convierte en ocasión derealización no sólo para uno mismo,sino sobre todo para ese núcleo ori-ginal de la sociedad que es la fami-lia. Una familia que carece de traba-jo está más expuesta a dificultades,tensiones, fracturas e incluso a la de-sesperada y desesperante tentaciónde la disolución. ¿Cómo podríamoshablar de dignidad humana sin com-prometernos para que todos y cadauno tengan la posibilidad de un sus-tento digno?

La persona que trabaja, cualquieraque sea su tarea, colabora con Diosmismo, se convierte un poco encreador del mundo que nos rodea.La crisis de nuestro tiempo, que esuna crisis económica, social, culturaly espiritual, puede representar paratodos un llamado a redescubrir elsignificado, la importancia y la nece-sidad del trabajo para dar lugar auna nueva “normalidad” en la quenadie quede excluido. La obra desan José nos recuerda que el mismoDios hecho hombre no desdeñó eltrabajo. La pérdida de trabajo queafecta a tantos hermanos y herma-nas, y que ha aumentado en los últi-mos tiempos debido a la pandemiade Covid-19, debe ser un llamado arevisar nuestras prioridades. Implo-remos a san José obrero para queencontremos caminos que nos llevena decir: ¡Ningún joven, ninguna per-sona, ninguna familia sin trabajo!

7. Padre en la sombraEl escritor polaco Jan Dobrac-

zyński, en su libro La sombra delPa d re [24], noveló la vida de san José.Con la imagen evocadora de la som-bra define la figura de José, que pa-ra Jesús es la sombra del Padre ce-lestial en la tierra: lo auxilia, lo pro-tege, no se aparta jamás de su ladopara seguir sus pasos. Pensemos enaquello que Moisés recuerda aIsrael: «En el desierto, donde viste

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Jesús reconoció la fe creativa con laque esos hombres trataron de traerlea su amigo enfermo.

El Evangelio no da ninguna infor-mación sobre el tiempo en que Ma-ría, José y el Niño permanecieron enEgipto. Sin embargo, lo que es cier-to es que habrán tenido necesidadde comer, de encontrar una casa, untrabajo. No hace falta mucha imagi-nación para llenar el silencio delEvangelio a este respecto. La Sagra-da Familia tuvo que afrontar proble-mas concretos como todas las demásfamilias, como muchos de nuestroshermanos y hermanas migrantes queincluso hoy arriesgan sus vidas for-zados por las adversidades y el ham-bre. A este respecto, creo que sanJosé sea realmente un santo patronoespecial para todos aquellos que tie-nen que dejar su tierra a causa de laguerra, el odio, la persecución y lamiseria.

Al final de cada relato en el queJosé es el protagonista, el Evangelioseñala que él se levantó, tomó al Ni-ño y a su madre e hizo lo que Diosle había mandado (cf. Mt 1,24;2,14.21). De hecho, Jesús y María, su

puede dejar de ser el Custodio de laIglesia, porque la Iglesia es la exten-sión del Cuerpo de Cristo en la his-toria, y al mismo tiempo en la ma-ternidad de la Iglesia se manifiestala maternidad de María[23]. José, a lavez que continúa protegiendo a laIglesia, sigue amparando al Niño y asu madre, y nosotros también, aman-do a la Iglesia, continuamos amandoal Niño y a su madre.

Este Niño es el que dirá: «Lesaseguro que siempre que ustedes lohicieron con uno de estos mis her-manos más pequeños, conmigo lohicieron» (Mt 25,40). Así, cada per-sona necesitada, cada pobre, cadapersona que sufre, cada moribundo,cada extranjero, cada prisionero, ca-da enfermo son “el Niño” que Josésigue custodiando. Por eso se invocaa san José como protector de los in-digentes, los necesitados, los exilia-dos, los afligidos, los pobres, losmoribundos. Y es por lo mismo quela Iglesia no puede dejar de amar alos más pequeños, porque Jesús hapuesto en ellos su preferencia, seidentifica personalmente con ellos.De José debemos aprender el mismocuidado y responsabilidad: amar al

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cómo el Señor, tu Dios, te cuidabacomo un padre cuida a su hijo du-rante todo el camino» (Dt 1,31). AsíJosé ejercitó la paternidad durantetoda su vida[25]. Nadie nace padre,sino que se hace. Y no se hace sólopor traer un hijo al mundo, sino porhacerse cargo de él responsablemen-te. Todas las veces que alguien asu-me la responsabilidad de la vida deotro, en cierto sentido ejercita la pa-ternidad respecto a él.

En la sociedad de nuestro tiempo,los niños a menudo parecen no tenerpadre. También la Iglesia de hoy endía necesita padres. La amonestacióndirigida por san Pablo a los Corin-tios es siempre oportuna: «Podrántener diez mil instructores, pero pa-dres no tienen muchos» (1 Co 4,15);y cada sacerdote u obispo deberíapoder decir como el Apóstol: «Fuiyo quien los engendré para Cristo alanunciarles el Evangelio» (ibíd.). Ya los Gálatas les dice: «Hijos míos,por quienes de nuevo sufro doloresde parto hasta que Cristo sea forma-do en ustedes» (4,19).

Ser padre significa introducir alniño en la experiencia de la vida, enla realidad. No para retenerlo, nopara encarcelarlo, no para poseerlo,sino para hacerlo capaz de elegir, deser libre, de salir. Quizás por esta ra-zón la tradición también le ha pues-to a José, junto al apelativo de pa-dre, el de “castísimo”. No es una in-dicación meramente afectiva, sino lasíntesis de una actitud que expresalo contrario a poseer. La castidad es-tá en ser libres del afán de poseer entodos los ámbitos de la vida. Sólocuando un amor es casto es un ver-dadero amor. El amor que quiereposeer, al final, siempre se vuelvepeligroso, aprisiona, sofoca, hace in-feliz. Dios mismo amó al hombrecon amor casto, dejándolo libre in-cluso para equivocarse y ponerse encontra suya. La lógica del amor essiempre una lógica de libertad, y Jo-sé fue capaz de amar de una maneraextraordinariamente libre. Nunca sepuso en el centro. Supo cómo des-centrarse, para poner a María y a Je-sús en el centro de su vida.

La felicidad de José no está en lalógica del auto-sacrificio, sino en eldon de sí mismo. Nunca se percibeen este hombre la frustración, sinosólo la confianza. Su silencio persis-tente no contempla quejas, sino ges-tos concretos de confianza. El mun-

do necesita padres, rechaza a losamos, es decir: rechaza a los quequieren usar la posesión del otro pa-ra llenar su propio vacío; rehúsa alos que confunden autoridad con au-toritarismo, servicio con servilismo,confrontación con opresión, caridadcon asistencialismo, fuerza con des-trucción. Toda vocación verdaderanace del don de sí mismo, que es lamaduración del simple sacrificio.También en el sacerdocio y la vidaconsagrada se requiere este tipo demadurez. Cuando una vocación, yasea en la vida matrimonial, célibe ovirginal, no alcanza la madurez de laentrega de sí misma deteniéndosesólo en la lógica del sacrificio, en-tonces en lugar de convertirse ensigno de la belleza y la alegría delamor corre el riesgo de expresar in-felicidad, tristeza y frustración.

La paternidad que rehúsa la tenta-ción de vivir la vida de los hijos estásiempre abierta a nuevos espacios.Cada niño lleva siempre consigo unmisterio, algo inédito que sólo pue-de ser revelado con la ayuda de unpadre que respete su libertad. Unpadre que es consciente de que com-pleta su acción educativa y de quevive plenamente su paternidad sólocuando se ha hecho “inútil”, cuandove que el hijo ha logrado ser autóno-mo y camina solo por los senderosde la vida, cuando se pone en la si-tuación de José, que siempre supoque el Niño no era suyo, sino quesimplemente había sido confiado asu cuidado. Después de todo, eso eslo que Jesús sugiere cuando dice:«No llamen “p a d re ” a ninguno deustedes en la tierra, pues uno solo essu Padre, el del cielo» (Mt 23,9).

Siempre que nos encontremos enla condición de ejercer la paterni-dad, debemos recordar que nunca esun ejercicio de posesión, sino un“signo” que nos evoca una paterni-dad superior. En cierto sentido, to-dos nos encontramos en la condi-ción de José: sombra del único Pa-dre celestial, que «hace salir el solsobre malos y buenos y manda lalluvia sobre justos e injustos» (Mt5,45); y sombra que sigue al Hijo.

* * *«Levántate, toma contigo al niño

y a su madre» (Mt 2,13), dijo Dios asan José.

El objetivo de esta Carta apostóli-ca es que crezca el amor a este gransanto, para ser impulsados a implo-

rar su intercesión e imitar sus virtu-des, como también su resolución. Enefecto, la misión específica de lossantos no es sólo la de conceder mi-lagros y gracias, sino la de intercederpor nosotros ante Dios, como hicie-ron Abrahán[26] y Moisés[27], comohace Jesús, «único mediador» (1 Tm2,5), que es nuestro «abogado» anteDios Padre (1 Jn 2,1), «ya que viveeternamente para interceder por no-sotros» (Hb 7,25; cf. Rm 8,34).

Los santos ayudan a todos los fie-les «a la plenitud de la vida cristianay a la perfección de la caridad»[28].Su vida es una prueba concreta deque es posible vivir el Evangelio.

Jesús dijo: «Aprendan de mí, quesoy manso y humilde de corazón»(Mt 11,29), y ellos a su vez son ejem-plos de vida a imitar. San Pablo ex-hortó explícitamente: «Vivan comoimitadores míos» (1 Co 4,16)[29]. SanJosé lo dijo a través de su elocuentesilencio.

Ante el ejemplo de tantos santos ysantas, san Agustín se preguntó:«¿No podrás tú lo que éstos y és-tas?». Y así llegó a la conversión de-finitiva exclamando: «¡Tarde te amé,belleza tan antigua y tan nueva!»[30].

No queda más que implorar a sanJosé la gracia de las gracias: nuestraconversión.

A él dirijamos nuestra oración:Salve, custodio del Redentory esposo de la Virgen María.A ti Dios confió a su Hijo,en ti María depositó su confianza,contigo Cristo se forjó como hom-

b re .Oh, bienaventurado José,muéstrate padre también a noso-

t ro sy guíanos en el camino de la vida.Concédenos gracia, misericordia y

valentía,y defiéndenos de todo mal.

Amén.Roma, en San Juan de Letrán, 8

de diciembre, Solemnidad de la In-maculada Concepción de la Biena-venturada Virgen María, del año2020, octavo de mi pontificado.

Fr a n c i s c o[1] Lc 4,22; Jn 6,42; cf. Mt 13,55;

Mc 6,3.[2] S. Rituum Congreg., Quemadmo-

dum Deus (8 diciembre 1870): ASS 6(1870-71), 194.

[3] Cf. Discurso a las Asociacionescristianas de Trabajadores italianos conmotivo de la Solemnidad de san Joséo b re ro (1 mayo 1955): AAS 47 (1955),406.

[4] Exhort. ap. Redemptoris custos(15 agosto 1989): AAS 82 (1990), 5-34.

[5] Catecismo de la Iglesia Católica,1014.

[6] Meditación en tiempos de pande-mia (27 marzo 2020): L’O sservatoreRomano, ed. semanal en lengua es-pañola (3 abril 2020), p. 3.

[7] In Matth. Hom, V, 3: PG 57, 58.[8] Homilía (19 marzo 1966): Inseg-

namenti di Paolo VI, IV (1966), 110.[9] Cf. Libro de la vida, 6, 6-8.[10] Todos los días, durante más de

cuarenta años, después de Laudes,recito una oración a san José tomadade un libro de devociones francésdel siglo XIX, de la Congregación delas Religiosas de Jesús y María, queexpresa devoción, confianza y uncierto reto a san José: «Glorioso pa-triarca san José, cuyo poder sabe ha-cer posibles las cosas imposibles, venen mi ayuda en estos momentos deangustia y dificultad. Toma bajo tuprotección las situaciones tan gravesy difíciles que te confío, para quetengan una buena solución. Mi ama-do Padre, toda mi confianza estápuesta en ti. Que no se diga que tehaya invocado en vano y, como pue-des hacer todo con Jesús y María,muéstrame que tu bondad es tangrande como tu poder. Amén».

[11] Cf. Dt 4,31; Sal 69,17; 78,38;86,5; 111,4; 116,5; Jr 31,20.

[12] Cf. Exhort. ap. Evangelii gau-dium (24 noviembre 2013), 88, 288:AAS 105 (2013), 1057, 1136-1137

[13] Cf. Gn 20,3; 28,12; 31,11.24;40,8; 41,1-32; Nm 12,6; 1 Sam 3,3-10;Dn 2; 4; Jb 33,15.

[14] En estos casos estaba previstala lapidación (cf. Dt 22,20-21).

[15] Cf. Lv 12,1-8; Ex 13,2.[16] Cf. Mt 26,39; Mc 14,36; Lc

22,42.[17] S. Juan Pablo II, Exhort. ap.

Redemptoris custos (15 agosto 1989),8: AAS 82 (1990), 14.

[18] Homilía en la Santa Misa conbeatificaciones, Villavicencio – Colom-bia (8 septiembre 2017): AAS 109(2017), 1061.

[19] Enchiridion de fide, spe et carita-te, 3.11: PL 40, 236.

[20] Cf. Dt 10,19; Ex 22,20-22; Lc1 0 , 2 9 - 3 7.

[21] Cf. S. Rituum Congreg., Que-madmodum Deus (8 diciembre 1870):ASS 6 (1870-71), 193; B. Pío IX, Cartaap. Inclytum Patriarcham (7 julio1871): l.c., 324-327.

[22] Conc. Ecum. Vat. II, Const.dogm. Lumen gentium, 58.

[23] Cf. Catecismo de la Iglesia Ca-tólica, 963-970.

[24] Edición original: Cień Ojca,Va rs o v i a 1 9 7 7.

[25] Cf. S. Juan Pablo II, Exhort.ap. Redemptoris custos, 7-8: AAS 82(1990), 12-16.

[26] Cf. Gn 18,23-32.[27] Cf. Ex 17,8-13; 32,30-35.[28] Conc. Ecum. Vat. II, Const.

dogm. Lumen gentium, 42.[29] Cf. 1 Co 11,1; Flp 3,17; 1 Ts 1,6.[30] Confesiones, 8, 11, 27: PL 32, 761;

10, 27, 38: PL 32, 795.

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página 14 L’OSSERVATORE ROMANO viernes 11 de diciembre de 2020, número 50

Mensaje para la Jornada mundial de la pesca

Plena tutela de los derechos humanosy del trabajo de los pescadores

Llamamiento por los 18 marineros retenidos en Libia desde el 2 de septiembre

Un llamamiento para solucionar lasituación de los 18 trabajadores delmar retenidos en Libia desde el pasado2 de septiembre fue lanzado por elcardenal Peter Kodwo Appiah Turkson,prefecto del Dicasterio para el serviciodel desarrollo humano integral, en elmensaje difundido el 20 de noviembre,en la vigilia de la celebración de laJornada mundial de la pesca.

El Día Mundial de la Pesca se cele-bra cada año para destacar la impor-tancia de este sector laboral maríti-mo, que supone una fuente sustan-cial de empleo para unos 59.5 millo-nes de personas. Sorprendentemen-te, uno de cada dos trabajadores esuna mujer. Asia cuenta con el mayornúmero de trabajadores en este ám-bito, con aproximadamente el 85 porciento de la fuerza laboral mundial ydispone de 3.1 millones de buques,que representan el 68 por ciento dela flota pesquera mundial.La celebración de este año coincidecon un momento particularmenteexcepcional, dado que los efectos dela pandemia del Covid-19 se hanpropagado rápidamente por todo elmundo, con consecuencias dramáti-cas para las economías de muchospaíses y un grave impacto en secto-res tan vulnerables como el de lap esca.

La industria pesquera y el Covid-19El impacto del Covid-19 en la in-

dustria pesquera atañe principalmen-te al ámbito de las respuestas estra-tégicas que han adoptado los gobier-nos frente a la pandemia, como eldistanciamiento social, el cierre demercados de pescado, la escasaafluencia de clientes a hoteles y res-taurantes. Esto supone un grave pro-blema para la venta de pescado fres-co y otros productos pesqueros, so-bre todo en lo que se refiere a la dis-minución de la demanda y a la caídadel precio del pescado, razón por lacual, en la situación actual, la pesca,el procesamiento de pescado, el con-sumo y el comercio han disminuidode manera constante.

Los retos de la industria pesqueraAdemás de los efectos de la pan-

demia, el sector de la pesca tieneque afrontar problemas crónicos quela atormentan y ante los cuales, losretos planteados por el Covid-19 pa-lidecen. Estos problemas crónicos,que representan el “crimen pesque-ro ”, son la sobrepesca y la pesca ile-gal, no declarada y no reglamentada(INDNR), prácticas que todavía se lle-van a cabo en distintos lugares delmundo, bajo cualquier pabellón, yque son perpetradas, con frecuencia,por grupos que cuentan con podero-sas flotas y mejores recursos. Violanlas leyes y las normativas internacio-nales y nacionales. Esto penaliza alos verdaderos pescadores y a las co-munidades pesqueras, que tienenque hacer frente a una competenciadesleal y ver como se agotan las po-

blaciones de peces a un ritmo queprovoca que éstas no tengan tiempode regenerarse. Se trata de una prác-tica que no es sostenible y que im-plica una disminución de las reser-vas pesqueras y una reducción de lacapacidad de producción en el futu-ro. El daño ocasionado por la INDNRy por la sobrepesca no afecta sola-mente a la población costera, porquepara miles de millones de personasel pescado constituye su principalfuente de proteína y la pesca repre-senta el principal medio de vida pa-ra millones de personas en todo elmundo.

Las condiciones de los pescadores yel Covid-19

Las condiciones de trabajo y deseguridad de los pescadores embar-cados se han visto afectadas por elcierre de los puertos pesqueros debi-do a la pandemia y a la imposibili-dad de realizar cambios en las tripu-laciones. Además, la falta de equiposde protección personal ha aumenta-do el riesgo de transmisión del virus,puesto que los pescadores trabajanen espacios reducidos y ambientescerrados.

Como consecuencia directa, variosmiembros de tripulaciones pesquerascontrajeron el virus a bordo de uncierto número de pesqueros y, al nopoder recibir asistencia médica in-mediata, fallecieron y fueron rápida-mente sepultados en el mar por suscompañeros preocupados. A menu-do, sin que las familias conocieran eldestino de sus seres queridos.

Otros pescadores migrantes se venprivados de la oportunidad de traba-jar. Sin la posibilidad de generar in-gresos para mantener a sus familiasy pagar sus deudas, están cada vezmás expuestos al riesgo de convertir-se en víctimas de la trata de perso-nas o del trabajo forzoso. Además,

pueden también permanecer largosperíodos de tiempo varados en unpaís extranjero y obligados a vivir encampamentos de refugiados/migran-tes, en una situación de hacinamien-to y en condiciones higiénicas deplo-rables. Por añadidura, la gran mayo-ría de los pescadores del mundo sevieron excluidos, por diferentes ra-zones, de la “protección social” bási-ca que algunos gobiernos nacionaleshabían proporcionado, y para sobre-vivir se vieron obligados a dependerde la generosidad de las organizacio-nes caritativas o de la ayuda de lacomunidad local.

Los problemas del trabajo forzosoy de la trata de personas han ator-mentado desde siempre al sectorpesquero y siguen siendo particular-mente graves. En algunos países, es-tos problemas han empeorado debi-do a las condiciones de extrema po-breza originadas por la pandemiadel Covid-19 y que desencadenannuevas oleadas de personas desespe-radas que han perdido sus trabajos,como los pescadores, procedentes dezonas rurales. Estos desplazadostienden a ser engañados y son obli-gados por intermediarios y agenciasde contratación a trabajar a bordode buques, bajo la amenaza del usode la fuerza o mediante la servidum-bre por deudas.

La voz de la IglesiaEn este tiempo de pandemia, qui-

siera hacer un llamamiento a unamayor solidaridad con las personasmás marginadas, como se explica enFratelli Tutti del Papa Francisco: “Lasolidaridad se expresa concretamenteen el servicio, que puede asumir for-mas muy diversas de hacerse cargode los demás. El servicio es «en granparte, cuidar la fragilidad. Servir sig-nifica cuidar a los frágiles de nues-tras familias, de nuestra sociedad, denuestro pueblo»” (#115). El camino

hacia la plena protección de los de-rechos humanos y laborales de todaslas categorías de pescadores siguesiendo un camino largo y sinuoso.Una vez más, alzamos nuestra vozpara pedir que las organizaciones in-ternacionales y los gobiernos redo-blen sus esfuerzos por aplicar la le-gislación, para mejorar las condicio-nes de vida y de trabajo de los pes-cadores y de sus familias y endurez-can su lucha contra el trabajo forzo-so y la trata de personas.

Ya pasó el momento de hablar.¡Ha llegado el de actuar! “Cuandose respeta la dignidad del hombre, ysus derechos son reconocidos y tute-lados, florece también la creatividady el ingenio, y la personalidad hu-mana puede desplegar sus múltiplesiniciativas en favor del bien común”(Papa Francisco, Discurso a las auto-ridades civiles, Tirana, Albania, 21 deseptiembre de 2014).

Por último, en este Día Mundialde la Pesca, mis pensamientos estáncon todos los pescadores del mundoque sufren y atraviesan una situacióndifícil. En particular, me gustaríamencionar a los dieciocho pescado-res de diferentes nacionalidades, pro-cedentes de Mazara del Vallo, Sici-lia, que permanecen retenidos en Li-bia, desde el pasado 2 de septiem-bre. Sus familias aguardan con ansiarecibir información sobre su parade-ro y la oportunidad de hablar consus seres queridos. Sobre todo, an-helan reunirse con ellos.

Por esta sencilla razón humanita-ria, apelo a los gobiernos y a las co-rrespondientes autoridades naciona-les, para que resuelvan esta grave si-tuación y encuentren una soluciónpositiva a través de un diálogoabierto y sincero.

CARDENAL PETER K.A. TU R KS O NPREFECTO

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número 50, viernes 11 de diciembre de 2020 L’OSSERVATORE ROMANO página 15

En un videomensaje a los jueces de África y América

La función social del derecho a la propiedadLa construcción de «nueva justicia»que subraye «función social decualquiera de sus formas» del «derechoa la propiedad privada» fue deseadapor el Papa Francisco a través delvideomensaje con el que se dirigió a losparticipantes de la primera conferenciavirtual de los jueces miembros del losComités para los derechos sociales deÁfrica y América, que tuvo lugar del 30de noviembre al 1 de diciembre en Perú,sobre el tema «La construcción de lajusticia social. Hacia la plenaaplicación de los derechos fundamentalesde las personas en condiciones dev u l n e ra b i l i d a d » .

Queridos jueces y juezas de los conti-nentes africano y americano:Para mí es una alegría compartir conustedes este encuentro virtual de jue-zas y jueces integrantes de los Comi-tés por los Derechos Sociales.

En un momento tan crítico paratoda la humanidad, el hecho de quelas mujeres y los hombres que traba-jan para impartir justicia se reúnanpara pensar su labor y construir lanueva justicia social es, sin dudarlo,una excelente noticia.

Creo que para construir, para ana-lizar desde una íntegra revisión con-ceptual la idea de justicia social, esfundamental recurrir a otro conjuntode ideas y situaciones que constitu-yen, a mi entender, las bases sobrelas que esta debería sostenerse.

La primera tiene que ver con la di-mensión de la realidad. Las ideas so-bre las que seguramente ustedes tra-bajarán, no debieran perder de vistael angustiante cuadro en el que unapequeña parte de la humanidad viveen la opulencia, mientras que a unacantidad cada vez más numerosa lees desconocida dignidad y son igno-rados o violados sus derechos máselementales. No podemos pensardesconectados de la realidad. Y estaes una realidad que deben tener pre-sente.

La segunda nos remite a las formasen que se gesta la justicia. Pienso enuna obra colectiva, en una obra deconjunto, en donde todos y todas laspersonas bienintencionadas desafíanla utopía y asumen que, así como elbien y el amor, lo justo es una tareaque ha de conquistarse todos losdías, porque el desbalance es unatentación de cada minuto. Por esocada día es una conquista.

Pero no sólo se trata de unirse pa-ra moldear esa nueva justicia social.Es necesario hacerlo con una actitudde compromiso, siguiendo la sendadel buen Samaritano. Y ese es el ter-cer paradigma a tener presente, reco-nociendo la tentación tan frecuentede desentenderse de los demás, espe-cialmente de los más débiles. Tene-mos que asumir que nos hemos acos-tumbrado a pasar de lado, a ignorarlas situaciones hasta que estas nosgolpean directamente. El compromi-so incondicional es hacernos cargodel dolor del otro y no resbalar haciauna cultura de la indiferencia. Esetan cotidiano de mirar para otra par-te.

No puedo dejar de mencionar, co-mo parte fundamental de esta cons-trucción de la justicia social, la ideade la historia como eje conductor. Y

esta es la cuarta y obligada reflexiónpara los que pretendan erigir unanueva justicia social para nuestro pla-neta, sediento de dignidad: sumar alplanteo la perspectiva del pasado, esdecir, histórica, una reflexión históri-ca. Ahí están las luchas, los triunfosy las derrotas. Allí se encuentra lasangre de quienes dieron su vida poruna humanidad plena e integrada.En el pasado están todas las raíces delas experiencias, también las de aque-lla justicia social que hoy queremosrepensar, hacer crecer y potenciar.

Y es muy difícil poder construir lajusticia social sin basarnos en el pue-blo. O sea, la historia nos lleva alpueblo, los pueblos. Será una tareamucho más fácil si incorporamos eldeseo gratuito, puro y simple de que-rer ser pueblo, sin pretender ser eliteilustrada, sino pueblo, siendo cons-tantes e incansables en la labor de in-cluir, integrar y levantar al caído. Elpueblo es la quinta base para cons-truir la justicia social. Y, desde elEvangelio, lo que a nosotros creyen-tes Dios nos pide es ser pueblo deDios, no elite de Dios. Porque losque van por el camino de la “elite deD ios”, terminan en los tan consabi-dos clericalismos elitistas que, porahí, trabajan para el pueblo, pero na-da con el pueblo, sin sentirse pueblo.

Y, por último, les sugiero que, almomento de repensar la idea de lajusticia social, lo hagan siendo soli-darios y justos. Solidarios al lucharcontra las causas estructurales de lapobreza, la desigualdad, la falta detrabajo, de tierra y de vivienda. Te-cho, tierra y trabajo, las tres “T” quenos ungen dignos. Luchando, en su-ma, contra quienes niegan los dere-chos sociales y laborales. Luchandocontra esa cultura que lleva a usar alos demás, a esclavizar a los demás, ytermina en quitar la dignidad de losdemás. No olviden que la solidari-dad, entendida en su sentido máshondo, es un modo de hacer historia.

Justos los que hacen justicia. Jus-tos sabiendo que, cuando resolviendoen el derecho, damos a los pobres lascosas indispensables no les damosnuestras cosas, ni la de terceros, sinoque les devolvemos lo que es suyo.Hemos perdido muchas veces estaidea de devolver lo que les pertenece.

Construyamos la nueva justicia so-cial asumiendo que la tradición cris-tiana nunca reconoció como absolutoe intocable el derecho a la propiedadprivada y subrayó siempre la funciónsocial de cualquiera de sus formas.

El derecho de propiedad es un de-recho natural secundario derivado delderecho que tienen todos, nacido deldestino universal de los bienes crea-dos. No hay justicia social que puedacimentarse en la inequidad, que su-pone la concentración de la riqueza.

Queridas juezas y queridos jueces:Les deseo una excelente jornada dereflexión. Deseo también que todo loque construyan sobre la justicia socialsea más que una mera teoría, sinomás bien una nueva y urgente prácti-ca judicial, que coadyuve a que lahumanidad pueda, en un futuro biencercano, integrarse en la plenitud y lapaz.

Les deseo lo mejor. Que Dios losb endiga.

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página 16 L’OSSERVATORE ROMANO viernes 11 de diciembre de 2020, número 50

La catequesis sobre la oración de súplica

Un grito que no queda sin ser escuchado

también por los dones más sencillos, por los do-nes más cotidianos, como el “pan de cada día”—que quiere decir también la salud, la casa, el tra-bajo, las cosas de todos los días; y también quieredecir por la Eucaristía, necesaria para la vida enCristo—; así como rezamos por el perdón de lospecados —que es algo cotidiano; siempre necesita-mos perdón—, y por tanto la paz en nuestras rela-ciones; y finalmente que nos ayude en las tenta-ciones y nos libre del mal.

Pedir, suplicar. Esto es muy humano. Escucha-mos una vez más el Catecismo: «Mediante la ora-ción de petición mostramos la conciencia de nues-tra relación con Dios: por ser criaturas, no somosni nuestro propio origen, ni dueños de nuestrasadversidades, ni nuestro fin último; pero también,por ser pecadores, sabemos, como cristianos, quenos apartamos de nuestro Padre. La petición ya esun retorno hacia Él» (n. 2629).

Si uno se siente mal porque ha hecho cosasmalas —es un pecador— cuando reza el Padre-nuestro ya se está acercando al Señor. A veces po-demos creer que no necesitamos nada, que nosbastamos nosotros mismos y vivimos en la autosu-ficiencia más completa. ¡A veces sucede esto! Peroantes o después esta ilusión se desvanece. El serhumano es una invocación, que a veces se con-vierte en grito, a menudo contenido. El alma separece a una tierra árida, sedienta, como dice elSalmo (cf. Sal 63,2). Todos experimentamos, enun momento u otro de nuestra existencia, el tiem-po de la melancolía o de la soledad. La Biblia nose avergüenza de mostrar la condición humanamarcada por la enfermedad, por las injusticias, latraición de los amigos, o la amenaza de los ene-migos. A veces parece que todo se derrumba, quela vida vivida hasta ahora ha sido vana. Y en es-tas situaciones aparentemente sin escapatoria hayuna única salida: el grito, la oración: «¡Señor,ayúdame!». La oración abre destellos de luz en lamás densa oscuridad. «¡Señor, ayúdame!». Estoabre el camino, abre la senda.

Nosotros los seres humanos compartimos estainvocación de ayuda con toda la creación. No so-

que debe hacer cuentas con su patrón, dice esto:“Pedir, me avergüenzo”. Y muchos de nosotrostenemos este sentimiento: tenemos vergüenza depedir; de pedir ayuda, de pedir a alguien que nosayude a hacer algo, a llegar a esa meta, y tambiénvergüenza de pedir a Dios. No hay que tener ver-güenza de rezar y de decir: “Señor, necesito esto”,“Señor, estoy en esta dificultad”, “¡Ayúdame!”. Esel grito del corazón hacia Dios que es Padre. Ytenemos que aprender a hacerlo también en lostiempos felices; dar gracias a Dios por cada cosaque se nos da, y no dar nada por descontado odebido: todo es gracia. El Señor siempre nos da,siempre, y todo es gracia, todo. La gracia deDios. Sin embargo, no reprimamos la súplica quesurge espontánea en nosotros. La oración de peti-ción va a la par que la aceptación de nuestro lími-te y de nuestra creaturalidad. Se puede inclusollegar a no creer en Dios, pero es difícil no creeren la oración: esta sencillamente existe; se presen-ta a nosotros como un grito; y todos tenemos quelidiar con esta voz interior que quizá puede callardurante mucho tiempo, pero un día se despierta ygrita.

Hermanos y hermanas, sabemos que Dios res-ponderá. No hay orante en el Libro de los Sal-mos que levante su lamento y no sea escuchado.Dios responde siempre: hoy, mañana, pero siem-pre responde, de una manera u otra. Siempre res-ponde. La Biblia lo repite infinidad de veces:Dios escucha el grito de quien lo invoca. Tambiénnuestras peticiones tartamudeadas, las que que-dan en el fondo del corazón, que tenemos tam-bién vergüenza de expresar, el Padre las escucha yquiere donarnos el Espíritu Santo, que anima to-da oración y lo transforma todo. Es cuestión depaciencia, siempre, de soportar la espera. Ahoraestamos en tiempo de Adviento, un tiempo típica-mente de espera para la Navidad. Nosotros esta-mos en espera. Esto se ve bien. Pero también to-da nuestra vida está en espera. Y la oración estáen espera siempre, porque sabemos que el Señorresponderá. Incluso la muerte tiembla cuando uncristiano reza, porque sabe que todo orante tiene

tengo miedo de que pase y yo no me dé cuenta”,decía san Agustín. Y el Señor pasa, el Señor vie-ne, el Señor llama. Pero si tú tienes los oídos lle-nos de otros ruidos, no escucharás la llamada delS e ñ o r.

Hermanos y hermanas, estar en espera: ¡esta esla oración!

En el día de la fiesta litúrigica de san Juan Diego,el Papa encomendó a la protección de la Virgen deGuadalupe a los pueblos de América Latinagolpeados fuertemente por la pandemia y porcalamidades naturales. Lo hizo saludando a losgrupos de lengua espal¡ñola que seguían la audienciaa través de los medios de comunicación. Después dedirigirse a los fieles de otras lenguas, el Pontífice rezóel Padre Nuestro e impartió la bendición.

Saludo cordialmente a los fieles de lengua es-pañola. Hoy conmemoramos a san JuanDiego, a quien Nuestra Señora de Guadalu-

pe escogió como su enviado. Que a través de suintercesión presente a la Virgen los países deAmérica Latina, damnificados por la pandemia ylos desastres naturales, para que ella, como Ma-dre, salga al encuentro de sus hijos y los cubracon su manto. Pidamos además al Señor que in-funda en nosotros su Espíritu Santo para que vi-vifique nuestra oración y transforme nuestro cora-zón, abriéndolo al servicio de la caridad. Que elSeñor los bendiga a todos.

“ Aprendamos a estar en la espera del Señor. El Señor viene a visitarnos,no solo en estas fiestas grandes sino que el Señor nos visita cada día en

la intimidad de nuestro corazón si nosotros estamos a la espera

«Dios responde siempre: hoy, mañana, pero siempreresponde, de una manera u otra... La Biblia lo repiteinfinidad de veces», el grito de quien reza no quedanunca sin ser escuchado. Lo subrayó el miércoles porla mañana, 9 de diciembre, el Papa Francisco en laaudiencia general que tuvo lugar una vez más en laBiblioteca privada del Palacio apostólico vaticano,sin la presencia de fieles, para evitar la difusión delcoronavirus. Prosiguiendo las catequesis sobre laoración, el Pontífice se detuvo en el tema de lasúplica o la oración de petición.

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

Continuamos con nuestras reflexiones so-bre la oración. La oración cristiana esplenamente humana —nosotros rezamoscomo personas humanas, como lo que

somos—, incluye la alabanza y la súplica. De he-cho, cuando Jesús enseñó a sus discípulos a rezar,lo hizo con el “Pa d re n u e s t ro ”, para que nos pon-gamos con Dios en la relación de confianza filialy le dirijamos todas nuestras necesidades. Suplica-mos a Dios por los dones más sublimes: la santi-ficación de su nombre entre los hombres, el adve-nimiento de su señoría, la realización de su volun-tad de bien en relación con el mundo. El Catecis-mo recuerda: «Hay una jerarquía en las peticio-nes: primero el Reino, a continuación lo que esnecesario para acogerlo y para cooperar a su veni-da» (n. 2632). Pero en el “Pa d re n u e s t ro ” re z a m o s

mos los únicos que “re z a m o s ” en este universo ex-terminado: cada fragmento de la creación llevainscrito el deseo de Dios. Y San Pablo lo expresóde esta manera. Dice así: «Pues sabemos que lacreación entera gime hasta el presente y sufre do-lores de parto. Y no solo ella, también nosotros,que poseemos las primicias del Espíritu, nosotrosmismos gemimos en nuestro interior anhelando elrescate de nuestro cuerpo» (Rm 8,22-24). En no-sotros resuena el gemido multiforme de las crea-turas: de los árboles, de las rocas, de los anima-les… Todo anhela la realización. Escribió Tertu-liano: «Ora toda la creación, oran los animalesdomésticos y los salvajes, y doblan las rodillas y,cuando salen de sus establos o guaridas, levantanla vista hacia el cielo y con la boca, a su manera,hacen vibrar el aire.También las aves, cuando des-piertan, alzan el vuelo hacia el cielo y extiendenlas alas, en lugar de las manos, en forma de cruzy dicen algo que asemeja una oración» (De oratio-ne, XXIX). Esta es una expresión poética para ha-cer un comentario a lo que San Pablo dice “quetoda la creación gime, reza”. Pero nosotros, somoslos únicos que rezamos conscientemente, que sa-bemos que nos dirigimos al Padre, y que entra-mos en diálogo con el Padre.

Por tanto, no tenemos que escandalizarnos sisentimos la necesidad de rezar, no tener vergüen-za. Y sobre todo cuando estamos en la necesidad,pedir. Jesús hablando de un hombre deshonesto,

un aliado más fuerte que ella: el Señor Resucita-do. La muerte ya ha sido derrotada en Cristo, yvendrá el día en el que todo será definitivo, y ellaya no se burlará más de nuestra vida y de nuestrafelicidad.

Aprendamos a estar en la espera del Señor. ElSeñor viene a visitarnos, no solo en estas fiestasgrandes —la Navidad, la Pascua—, sino que el Se-ñor nos visita cada día en la intimidad de nuestrocorazón si nosotros estamos a la espera. Y mu-chas veces no nos damos cuenta de que el Señorestá cerca, que llama a nuestra puerta y lo deja-mos pasar. “Tengo miedo de Dios cuando pasa;