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Número suelto € 1,00. Número atrasado € 2,00 L’O S S E RVATORE ROMANO EDICIÓN SEMANAL Unicuique suum EN LENGUA ESPAÑOLA Non praevalebunt Año XLIII, número 41 (2.232) Ciudad del Vaticano 9 de octubre de 2011 Para ser luz del mundo Llamamiento de Benedicto XVI Ayuda concreta al Cuerno de África La consigna del Papa a los católicos por una fe renovada fue el sello conclusivo de su viaje apostólico a Alemania del 22 al 25 de septiem- bre bajo el lema «Donde está Dios, allí hay futuro». En esta edición de L’Osservatore Romano en lengua española —en continuación con las dos precedentes— ofrecemos íntegramente las intervenciones de Benedicto XVI (en la imagen, en un momento de la vigilia de oración con los jóvenes en la Feria de Friburgo) hasta su despedida en el ae- ropuerto de Lahr. PÁGINAS 3 A 9 Ángelus del 2 de octubre, fiesta de los ángeles custodios «Signo de la solicitud de Dios», recuerda el Papa El orgullo que impide ver el don más valioso de Dios SIGUE EN LA PÁGINA 2 Una tragedia inhumana Un niño con desnutrición en el hospital de Banadir, Mogadiscio, Somalia, 23 de septiembre (Reuters) Queridos hermanos y hermanas: El Evangelio de este domingo con- cluye con una amonestación de Jesús, particularmente severa, dirigida a los jefes de los sacerdotes y a los ancianos del pueblo: «Por eso os digo que se os quitará a vosotros el reino de Dios y se dará a un pueblo que produzca sus frutos» (Mt 21, 43). Son palabras que hacen pensar en la gran responsabili- dad de quien en cada época, está lla- mado a trabajar en la viña del Señor, especialmente con función de autori- dad, e impulsan a renovar la plena fi- delidad a Cristo. Él es «la piedra que desecharon los constructores», (cf. Mt 21, 42), porque lo consideraron enemi- go de la ley y peligroso para el orden público, pero él mismo, rechazado y crucificado, resucitó, convirtiéndose en la «piedra angular» en la que se pue- den apoyar con absoluta seguridad los fundamentos de toda existencia huma- na y del mundo entero. De esta verdad habla la parábola de los viñadores in- fieles, a los que un hombre confió su viña para que la cultivaran y recogie- ran los frutos. El propietario de la viña representa a Dios mismo, mientras que la viña simboliza a su pueblo, así co- mo la vida que él nos da para que, con su gracia y nuestro compromiso, haga- mos el bien. San Agustín comenta que «Dios nos cultiva como un campo pa- ra hacernos mejores» (Sermo 87, 1, 2: PL 38, 531). Dios tiene un proyecto pa- ra sus amigos, pero por desgracia la respuesta del hombre a menudo se orienta a la infidelidad, que se traduce en rechazo. El orgullo y el egoísmo impiden reconocer y acoger incluso el don más valioso de Dios: su Hijo uni- génito. En efecto, cuando «les mandó a su hijo —escribe el evangelista Ma- teo— … [los labradores] agarrándolo, lo sacaron fuera de la viña y lo mata- ron» (Mt 21, 37.39). Dios se pone en nuestras manos, acepta hacerse miste- rio insondable de debilidad y manifies- ta su omnipotencia en la fidelidad a un designio de amor, que al final pre- vé también el justo castigo para los malvados (cf. Mt 21, 41). Firmemente anclados en la fe en la piedra angular que es Cristo, perma- nezcamos en él como el sarmiento que no puede dar fruto por sí mismo si no permanece en la vid. Solamente en él, por él y con él se edifica la Iglesia, pueblo de la nueva Alianza. Al respec- to escribió el siervo de Dios Pablo VI: «El primer fruto de la conciencia pro- fundizada de la Iglesia sobre sí misma es el renovado descubrimiento de su relación vital con Cristo. Cosa conoci- dísima, pero fundamental, indispensa- Un llamamiento a la comunidad internacional para que continúe su compromiso en favor de las poblaciones del Cuerno de África: lo lanzó Benedicto XVI al final de la audiencia general del miércoles 5 de octubre, en la plaza de San Pedro. No dejan de llegar dramáticas noticias sobre la carestía que afecta a la región del Cuerno de África. Saludo al cardenal Robert Sarah, presi- dente del Consejo pontificio Cor Unum y a monseñor Giorgio Bertin, administrador apostó- lico de Mogadiscio, peresentes en esta audiencia general junto a algunos representantes de orga- nizaciones caritativas católicas, que se reunirán para verificar y dar ulterior impulso a las inicia- tivas encaminadas a afrontar esa emergencia hu- manitaria. En el encuentro participará también un representante del arzobispo de Canterbury, el cual también ha lanzado un llamamiento en fa- vor de las poblaciones afectadas. Renuevo mi apremiante llamamiento a la comunidad interna- cional para que mantenga su compromiso con esos pueblos e invito a todos a ofrecer oraciones y ayuda concreta para tantos hermanos y herma- nas tan duramente probados, en particular para los niños que cada día mueren en esa región por las enfermedades y por la falta de agua y de ali- mento. «Una tragedia inhumana se está consumando en el Cuerno de África». «Es preciso actuar y hacerlo rápidamente». «Cada día mueren ni- ños, ancianos y mujeres, mientras piden agua, pan y medicinas. No tienen nada». «El Papa está muy preocupado. Se mantiene constante- mente informado y nos impulsa a hacer todo lo posible para ayudarles». En los ojos del car- denal Robert Sarah, presidente del Consejo pontificio «Cor Unum», se refleja todo el dra- ma que están viviendo las poblaciones de esa extensa región. MARIO PONZI EN PÁGINA 11

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Número suelto € 1,00. Número atrasado € 2,00

L’O S S E RVATOR E ROMANOEDICIÓN SEMANAL

Unicuique suum

EN LENGUA ESPAÑOLANon praevalebunt

Año XLIII, número 41 (2.232) Ciudad del Vaticano 9 de octubre de 2011

Para ser luz del mundo

Llamamiento de Benedicto XVI

Ayuda concreta al Cuerno de África

La consigna del Papa a los católicos por una fe renovada fue el selloconclusivo de su viaje apostólico a Alemania del 22 al 25 de septiem-bre bajo el lema «Donde está Dios, allí hay futuro». En esta ediciónde L’Osservatore Romano en lengua española —en continuación conlas dos precedentes— ofrecemos íntegramente las intervenciones deBenedicto XVI (en la imagen, en un momento de la vigilia de oracióncon los jóvenes en la Feria de Friburgo) hasta su despedida en el ae-ropuerto de Lahr.

PÁGINAS 3 A 9

Ángelus del 2 de octubre, fiesta de los ángeles custodios«Signo de la solicitud de Dios», recuerda el Papa

El orgullo que impide verel don más valioso de Dios

SIGUE EN LA PÁGINA 2

Una tragedia inhumana

Un niño con desnutrición en el hospital de Banadir, Mogadiscio,Somalia, 23 de septiembre (Reuters)

Queridos hermanos y hermanas:El Evangelio de este domingo con-

cluye con una amonestación de Jesús,particularmente severa, dirigida a losjefes de los sacerdotes y a los ancianosdel pueblo: «Por eso os digo que se osquitará a vosotros el reino de Dios y sedará a un pueblo que produzca susfrutos» (Mt 21, 43). Son palabras quehacen pensar en la gran responsabili-dad de quien en cada época, está lla-mado a trabajar en la viña del Señor,especialmente con función de autori-dad, e impulsan a renovar la plena fi-delidad a Cristo. Él es «la piedra quedesecharon los constructores», (cf. Mt21, 42), porque lo consideraron enemi-go de la ley y peligroso para el ordenpúblico, pero él mismo, rechazado ycrucificado, resucitó, convirtiéndose enla «piedra angular» en la que se pue-den apoyar con absoluta seguridad losfundamentos de toda existencia huma-na y del mundo entero. De esta verdadhabla la parábola de los viñadores in-fieles, a los que un hombre confió suviña para que la cultivaran y recogie-ran los frutos. El propietario de la viñarepresenta a Dios mismo, mientras quela viña simboliza a su pueblo, así co-mo la vida que él nos da para que, consu gracia y nuestro compromiso, haga-mos el bien. San Agustín comenta que«Dios nos cultiva como un campo pa-

ra hacernos mejores» (Sermo 87, 1, 2:PL 38, 531). Dios tiene un proyecto pa-ra sus amigos, pero por desgracia larespuesta del hombre a menudo seorienta a la infidelidad, que se traduceen rechazo. El orgullo y el egoísmoimpiden reconocer y acoger incluso eldon más valioso de Dios: su Hijo uni-génito. En efecto, cuando «les mandóa su hijo —escribe el evangelista Ma-teo— … [los labradores] agarrándolo,lo sacaron fuera de la viña y lo mata-ron» (Mt 21, 37.39). Dios se pone ennuestras manos, acepta hacerse miste-rio insondable de debilidad y manifies-ta su omnipotencia en la fidelidad aun designio de amor, que al final pre-vé también el justo castigo para losmalvados (cf. Mt 21, 41).

Firmemente anclados en la fe en lapiedra angular que es Cristo, perma-nezcamos en él como el sarmiento queno puede dar fruto por sí mismo si nopermanece en la vid. Solamente en él,por él y con él se edifica la Iglesia,pueblo de la nueva Alianza. Al respec-to escribió el siervo de Dios Pablo VI:«El primer fruto de la conciencia pro-fundizada de la Iglesia sobre sí mismaes el renovado descubrimiento de surelación vital con Cristo. Cosa conoci-dísima, pero fundamental, indispensa-

Un llamamiento a la comunidad internacional paraque continúe su compromiso en favor de laspoblaciones del Cuerno de África: lo lanzóBenedicto XVI al final de la audiencia general delmiércoles 5 de octubre, en la plaza de San Pedro.No dejan de llegar dramáticas noticias sobre lacarestía que afecta a la región del Cuerno deÁfrica. Saludo al cardenal Robert Sarah, presi-dente del Consejo pontificio Cor Unum y amonseñor Giorgio Bertin, administrador apostó-lico de Mogadiscio, peresentes en esta audienciageneral junto a algunos representantes de orga-nizaciones caritativas católicas, que se reunirán

para verificar y dar ulterior impulso a las inicia-tivas encaminadas a afrontar esa emergencia hu-manitaria. En el encuentro participará tambiénun representante del arzobispo de Canterbury, elcual también ha lanzado un llamamiento en fa-vor de las poblaciones afectadas. Renuevo miapremiante llamamiento a la comunidad interna-cional para que mantenga su compromiso conesos pueblos e invito a todos a ofrecer oracionesy ayuda concreta para tantos hermanos y herma-nas tan duramente probados, en particular paralos niños que cada día mueren en esa región porlas enfermedades y por la falta de agua y de ali-mento.

«Una tragedia inhumana se está consumandoen el Cuerno de África». «Es preciso actuar yhacerlo rápidamente». «Cada día mueren ni-ños, ancianos y mujeres, mientras piden agua,pan y medicinas. No tienen nada». «El Papaestá muy preocupado. Se mantiene constante-mente informado y nos impulsa a hacer todo

lo posible para ayudarles». En los ojos del car-denal Robert Sarah, presidente del Consejopontificio «Cor Unum», se refleja todo el dra-ma que están viviendo las poblaciones de esaextensa región.

MARIO PONZI EN PÁGINA 11

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L’OSSERVATORE ROMANOEDICIÓN SEMANAL

Unicuique suumEN LENGUA ESPAÑOLANon praevalebunt

00120 Ciudad del Vaticanoe d . e s p a n o l a @ o s s ro m .v a

h t t p : / / w w w. o s s e r v a t o re ro m a n o .v aTIPO GRAFIA VAT I C A N A EDITRICE «L’OS S E R VAT O R E ROMANO»

GI O VA N N I MARIA VIANd i re c t o r

Carlo Di Ciccosub director

Arturo Gutiérrez L.C.encargado de la edición

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Redacciónvia del Pellegrino, 00120 Ciudad del Vaticano

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página 2 L’OSSERVATORE ROMANO domingo 9 de octubre de 2011, número 41

A la Rota romana nuevas competenciasen materia de matrimonio y ordenación

Ángelus del 2 de octubreVIENE DE LA PÁGINA 1

Giovannino de’ Grassi, «Desposorios de la Virgen» (siglo XIV)

Carta apostólica en forma deMotu proprio

«Quaerit semper»del Sumo Pontífice Benedicto XVI

con la que se modifica la Constitu-ción apostólica Pastor bonus y setrasladan algunas competencias de laCongregación para el culto divino yla disciplina de los sacramentos alnuevo Departamento para los proce-dimientos de dispensa del matrimo-nio rato y no consumado y las cau-sas de nulidad de la sagrada Orde-nación, constituido en el Tribunal dela Rota romana.

La Santa Sede ha procurado siem-pre adecuar su propia estructura degobierno a las necesidades pastoralesque en cada período histórico sur-gían en la vida de la Iglesia, modifi-cando por ello la organización y lacompetencia de los dicasterios de laCuria romana.

Además, el concilio Vaticano IIconfirmó dicho criterio subrayandola necesidad de adecuar los dicaste-rios a las necesidades de los tiempos,de las regiones y de los ritos, sobretodo en lo relativo a su número, de-nominación, competencia, modos deproceder y coordinación recíproca(cf. decr. Christus Dominus, 9).

Siguiendo dichos principios, mipredecesor, el beato Juan Pablo II,procedió a una reordenación globalde la Curia romana mediante laConstitución apostólica Pastor bonus,promulgada el 28 de junio de 1988

(AAS 80 [1988] 841-930), concretandolas competencias de los diversos di-casterios según el Código de dere-cho canónico promulgado cincoaños antes y las normas que ya sepreveían para las Iglesias orientales.Más adelante, con sucesivas medi-das, tanto mi predecesor como yomismo, hemos intervenido modifi-cando la estructura y la competenciade algunos dicasterios para respon-der mejor a la nuevas exigencias.

En las circunstancias actuales haparecido conveniente que la Congre-gación para el culto divino y la dis-ciplina de los sacramentos se dedi-que principalmente a dar nuevo im-pulso a la promoción de la SagradaLiturgia en la Iglesia, según la reno-vación querida por el concilio Vati-cano II a partir de la ConstituciónSacrosanctum Concilium.

Por lo tanto, he consideradooportuno transferir a un nuevo De-partamento constituido en el Tribu-nal de la Rota romana la competen-cia de tratar los procedimientos parala concesión de la dispensa del ma-trimonio rato y no consumado y lascausas de nulidad de la sagrada Or-denación.

En consecuencia, a propuesta deleminentísimo prefecto de la Congre-gación para el culto divino y la dis-ciplina de los sacramentos y con elparecer favorable del excelentísimodecano del Tribunal de la Rota ro-mana, oído el parecer del Tribunalsupremo de la Signatura apostólicay del Consejo pontificio para los

textos legislativos, esta-blezco y decreto lo si-guiente:

Art. 1.Quedan derogados

los artículos 67 y 68 dela citada Constituciónapostólica Pastor bonus.

Art. 2.El artículo 126 de la

Constitución apostólicaPastor bonus queda mo-dificado de acuerdocon el texto siguiente:

«Art. 126 § 1. EsteTribunal actúa ordina-riamente como instan-cia superior en gradode apelación ante laSede Apostólica con el

tud para obtener la dispensa y, si seda el caso, la somete al Sumo Pontí-fice.

§ 3. Dicho Departamento es com-petente también para tratar las cau-sas de nulidad de la sagrada Orde-nación, a tenor del derecho universaly proprio, congrua congruis referendo.

Art. 3.El Departamento para los proce-

dimientos de dispensa del matrimo-nio rato y no consumado y las cau-sas de nulidad de la sagrada Orde-nación está dirigido por el decanode la Rota romana, asistido por ofi-ciales, comisarios delegados y con-s u l t o re s .

Art. 4.El día de la entrada en vigor de

las presentes normas, los procedi-mientos de dispensa del matrimoniorato y no consumado y las causas denulidad de la sagrada Ordenaciónpendientes ante la Congregación pa-ra el culto divino y la disciplina delos sacramentos se trasladarán alnuevo Departamento en el Tribunalde la Rota romana, que las resolve-rá.

Cuanto he decidido en esta cartaapostólica en forma de Motu proprio,ordeno que se observe en todas suspartes, sin que obste nada en contra-rio, aunque sea digno de especialmención, y establezco que se pro-mulgue mediante la publicación enel diario «L'Osservatore Romano»,entrando en vigor el día 1 de octu-bre de 2011.

Dado en Castelgandolfo, el día 30de agosto del año 2011, séptimo denuestro pontificado.

BENEDICTUS P P. XVI

fin de tutelar los derechos en la Igle-sia, provee a la unidad de la juris-prudencia y, a través de sus senten-cias, sirve de ayuda a los Tribunalesde grado inferior.

§ 2. Se constituye en este Tribu-nal un Departamento al que compe-te examinar el hecho de la no consu-mación del matrimonio y la existen-cia de causa justa para conceder ladispensa. A tal fin, recibe todas lasactas junto con el parecer del obispoy las observaciones del defensor delvínculo, pondera atentamente, segúnun procedimiento especial, la solici-

ble y nunca bastante sabida, meditada y exaltada».(Enc. Ecclesiam suam, 6 de agosto de 1964: AAS 56[1964], 622).

Queridos amigos, el Señor está siempre cercano yactúa en la historia de la humanidad, y nos acompañatambién con la singular presencia de sus ángeles, quehoy la Iglesia venera como «custodios», es decir, mi-nistros de la divina solicitud por cada hombre. Desdeel inicio hasta la hora de la muerte, la vida humana es-tá rodeada de su incesante protección. Y los ángelesforman una corona en torno a la augusta Reina de lasVictorias, la santísima Virgen María del Rosario, queen el primer domingo de octubre, precisamente a estahora, desde el santuario de Pompeya y desde el mundoentero, acoge la súplica ferviente para que sea derrota-do el mal y se revele, en plenitud, la bondad de Dios.

Después de la plegaria mariana, el Santo Padre dijo:

Queridos hermanos y hermanas, esta tarde en Ivrea,sor Antonia María Verna, fundadora del Instituto delas Hermanas de la Caridad de la Inmaculada Concep-ción de Ivrea será proclamada beata. El rito será cele-brado por el cardenal Tarcisio Bertone, mi secretariode Estado. Demos gracias a Dios por la luminosa figu-

ra de la nueva beata, que vivió entre los siglos XVIII yXIX, modelo de mujer consagrada y de educadora.

A continuación se dirigió a los presentes en distintaslenguas. En francés dijo:

Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua fran-cesa, y particularmente a los marfileños residentes enItalia. En estos días del inicio del curso universitario,quiero invitar a los profesores a transmitir, a través dela enseñanza, el amor al saber y a la verdad. El conoci-miento es importante, pero aún más la formación de lapersona, para que pueda discernir dónde se encuentrala verdad y tomar así decisiones libres. Educad tam-bién a los jóvenes en los valores morales y espiritualesauténticos para que les ayuden a encontrar un sentidoa su vida. Que en este mes de octubre la Virgen María,Nuestra Señora del Rosario, acompañe a todas las per-sonas comprometidas en la formación y en la educa-ción. Los bendigo de corazón. ¡Feliz domingo a todos!

En inglés:

El Evangelio de la liturgia de hoy nos impulsa a re-zar por todos los que trabajan en la viña del Señor, es-pecialmente allí donde se enfrentan a la violencia y alas amenazas a causa de su fe. Que Dios les conceda aellos, y a todos nosotros, la fortaleza en nuestro servi-cio a él y al prójimo. ¡Que Dios os bendiga a todos!

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número 41, domingo 9 de octubre de 2011 L’OSSERVATORE ROMANO página 3

Encuentro del Papa con los seminaristas en Friburgo

Enviados de Jesúspara permanecer con él

En la capilla del seminario de Friburgo, dedicada asan Carlos Borromeo, Benedicto XVI se reunió, elsábado 24 de septiembre, por la tarde, con cerca desesenta seminaristas de la archidiócesis. El acto seinició con la adoración al Santísimo Sacramento. Ensus palabras de saludo y agradecimiento por lavisita, el arzobispo de Friburgo, Zollitsch, informó alPapa de que el año próximo se ordenarán nuevesacerdotes en la archidiócesis. El Pontífice, dejando aun lado los papeles, pronunció estas palabras.

SIGUE EN LA PÁGINA 4

que sea, se mueven siempre dentro deDios. Así ocurre también aquí: comosacerdotes, hemos de salir a los diver-sos caminos en que se encuentran loshombres, para invitarlos a su banquetenupcial. Pero sólo podemos hacerlopermaneciendo siempre junto a él. Yaprender esto, esta combinación entresalir afuera, ser enviados, y estar conél, permanecer junto a él, es precisa-mente —c re o — lo que hemos de apren-der en el seminario. El modo justo depermanecer con él, el echar raíces pro-fundas en él —estar cada vez más con

tiempo de estar con él, tiempo de oración, de es-cucharle. Escuchar, aprender a escucharlo verda-deramente —en la Palabra de la Sagrada Escritura,en la fe de la Iglesia, en la liturgia de la Iglesia—y aprender hoy en su Palabra. En la exégesisaprendemos tantas cosas sobre el pasado: todo lode entonces, qué fuentes tenemos, qué comunida-des había, y así sucesivamente. También esto esimportante. Pero más importante es el que en eseayer nosotros aprendamos el hoy; que, con estaspalabras, él habla ahora y que todas ellas llevanconsigo su hoy y que, más allá de su origen histó-rico, llevan en sí una plenitud que habla a todoslos tiempos. Y es importante aprender esta actua-lidad de su hablar —aprender a escuchar— y asípoder decírselo a los demás. Ciertamente, cuandose prepara la homilía para el domingo, este ha-blar... ¡Dios mío, suena a menudo tan lejano! Pe-ro si yo vivo con la Palabra, entonces veo que deninguna manera es lejana: es actualísima, estáahora presente, me concierne y concierne a losotros. Y entonces aprendo también a explicarla.Pero para esto se requiere caminar constantementecon la Palabra de Dios.

El estar personalmente con Cristo, con el Diosvivo, es una cosa; la otra es que siempre podemoscreer solamente en el «nosotros». A veces digoque san Pablo ha escrito: «La fe viene de la escu-cha», no del leer. También se necesita leer, pero lafe viene de la escucha, es decir, de la palabra vi-viente, de las palabras que los otros me dirigen yque puedo oír; de las palabras de la Iglesia a tra-vés de todos los tiempos, de la palabra actual queme dirige mediante los sacerdotes, los obispos ylos hermanos y hermanas. De la fe forma parte el«tú» del prójimo, y forma parte de ella el «noso-tros». El ejercitarse, el apoyarse mutuamente esalgo muy importante; aprender a acoger al otrocomo otro en su diferencia, y aprender que él tie-ne que soportarme a mí en mi diferencia, para lle-gar a ser un «nosotros», para que un día poda-mos formar una comunidad también en la parro-quia, llamar a las personas a entrar en la comuni-dad de la Palabra y ponerse juntos en camino ha-cia el Dios vivo. Forma parte de ello el «noso-

él, conocerlo cada vez más, mantenerse cada vezmás sin separarse de él— y al mismo tiempo salircada vez más, llevar el mensaje, transmitirlo, noquedárselo para sí, sino llevar la Palabra a los queestán lejos y que, sin embargo, en cuanto criatu-ras de Dios y amados por Cristo, llevan en el co-razón el deseo de él.

El seminario, pues, es un tiempo para e j e rc i t a r -se; ciertamente, también para discernir y aprender:¿Quiere él esto para mí? La vocación tiene queser verificada, y de esto forma parte la vida comu-nitaria y naturalmente el diálogo con los directo-res espirituales que tenéis, para aprender a discer-nir cuál es su voluntad. Y también aprender aconfiar: si él lo quiere verdaderamente, puedoconfiarme a él. En el mundo de hoy, que se trans-forma de manera increíble y en el que todo cam-bia continuamente, en el que los lazos humanosse rompen porque se producen nuevos encuen-tros, es cada vez más difícil creer: yo resistiré todala vida. Ya en nuestros tiempos, no era fácil paranosotros imaginar cuántos decenios habría queri-do concederme Dios, cuánto cambiaría el mundo.¿Perseveraré con él, tal como se lo he prometi-do?... Es una pregunta que exige verificar la voca-ción, pero luego —cuanto más reconozco: sí él meq u i e re — también la confianza: si me quiere, tam-

La fidelidad es posible porque Diossiempre está presente; porque existe, ayer,hoy y mañana; porque él no pertenecesolamente a este tiempo, sino quees futuro y puede sostenernos en cada momento

Queridos seminaristas, queridos hermanos y her-manas:

Es una gran alegría para mí poder encontrarmeaquí con los jóvenes que se encaminan para serviral Señor; que escuchan su llamada y quieren se-guirlo. Quisiera agradecer calurosamente, en par-ticular, la hermosa carta que me han escrito elrector del seminario y los seminaristas. Me ha lle-gado verdaderamente al corazón comprobar cómohabéis reflexionado sobre mi carta y habéis desa-rrollado vuestras preguntas y respuestas sobreella; con cuánta seriedad acogéis lo que he inten-tado proponeros, y sobre esa base procedéis envuestro propio camino.

Sería ciertamente más bello si pudiéramos tenerjuntos un diálogo, pero el horario del viaje al queestoy obligado y he de obedecer, por desgracia nolo permite. Puedo solamente por tanto tratar desubrayar una vez más algunas ideas a la luz de loque habéis escrito y de lo que yo escribí.

En el contexto de la pregunta: «¿A qué se debeel seminario; qué significa este período?», en elfondo me impresiona sobre todo cada vez más elmodo en que san Marcos, en el tercer capítulo desu Evangelio, describe la constitución de la comu-nidad de los Apóstoles: «El Señor instituyó do-ce». Él crea algo, él hace algo, se trata de un actocreativo. Y él los instituyó «para que estuvierancon él y para enviarlos» (Mc 3, 14): este es un de-seo doble que, en cierta medida, parece contradic-torio. «Para que estuvieran con él»: hande estar con él para llegar a conocerlo,escucharlo, para dejarse plasmar por él;deben ir con él, estar en camino con él,en torno a él y tras él. Pero, al mismotiempo, han de ser enviados que van,que llevan fuera lo que han aprendido,lo llevan a los otros que están en cami-no: a la periferia, en el vasto entorno, eincluso también a los que están muy le-jos de él. Sin embargo, estos aspectos paradójicosvan juntos: si están realmente con él, entonces es-tán siempre en camino hacia los otros, están enbusca de la oveja extraviada; entonces van allí,han de transmitir lo que han encontrado, darlo aconocer, convertirse en enviados. Y viceversa: siquieren ser verdaderos enviados, tienen que estarsiempre con él. San Buenaventura dijo una vezque los ángeles, vayan donde vayan, por más lejos

bién me sostendrá; en la hora de la tentación, enla hora del peligro, estará presente y me dará per-sonas, me enseñará caminos, me apoyará. Y la fi-delidad es posible porque él siempre está presen-te, y porque él existe, ayer, hoy y mañana; porqueél no pertenece solamente a este tiempo, sino quees futuro y puede sostenernos en cada momento.

Un tiempo de discernimiento, de aprendizaje,de llamada... Y luego, naturalmente, en cuanto

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página 4 L’OSSERVATORE ROMANO domingo 9 de octubre de 2011, número 41

En Friburgo, encuentro con el Comité central de los católicos alemanes

La verdadera crisis de la Iglesiaes una crisis de fe

El sábado 24 de septiembre, tras el encuentro con losseminaristas, el Papa se reunió con el comité centralde los católicos alemanes, formado por representantesde los consejos diocesanos y de las asociacionescatólicas, así como por representantes de institucionesde apostolado laico y personalidades de la Iglesia yde la sociedad. Al inicio, el presidente del Consejo,Alois Glück, dirigió palabras de saludo a SuSantidad, el cual pronunció el siguiente discurso.

Enviados de Jesús para permanecer con él

tros» muy concreto, como lo es elseminario, como lo será la parroquia,pero también el mirar siempre másallá del «nosotros» concreto y limi-tado hacia el gran «nosotros» de laIglesia de todo tiempo y lugar, parano hacer de nosotros mismos el cri-terio absoluto. Cuando decimos:«Nosotros somos Iglesia», sí, claro,es cierto, somos nosotros, no unapersona cualquiera. Pero el «noso-tros» es más amplio que el grupoque lo está diciendo. El «nosotros»es la comunidad entera de los fieles,de hoy, de todos los lugares y todoslos tiempos. Y digo siempre ademásque en la comunidad de los fieles, síexiste, por decirlo así, el juicio de lamayoría de hecho, pero nunca pue-de haber una mayoría contra losApóstoles y contra los santos: eso se-ría una falsa mayoría. Nosotros so-mos Iglesia: ¡Seámoslo! Seámoslo

precisamente en el abrirnos, en el irmás allá de nosotros mismos y enserlo junto a los otros.

Creo que según el horario quizásdebería concluir. Quisiera deciros to-davía una cosa. La preparación parael sacerdocio, el camino hacia él, re-quiere también el estudio. No se tra-ta de una casualidad académica quese ha desarrollado en la Iglesia occi-dental, sino que es algo esencial. To-dos sabemos que san Pedro ha di-cho: «Estad dispuestos siempre paradar explicación a todo el que os pi-da la razón, el logos de vuestra fe»(cf. 1 P 3, 15). Hoy nuestro mundoes un mundo racionalista y condicio-nado por la mentalidad científica,aunque muy frecuentemente se tratasólo de una cientificidad aparente.Pero el espíritu científico, el com-prender, el explicar, el poder saber,el rechazo de todo lo que no es ra-cional, es dominante en nuestrotiempo. Hay en esto también algo

grande, aunque a menudo se escon-de detrás mucha presunción e insen-satez. La fe no es un mundo parale-lo del sentimiento, que nos permiti-mos luego como un accesorio, sinoque abraza el todo, le da sentido, lointerpreta y le da también las directi-vas éticas interiores, para que seacomprendido y experimentado convistas a Dios y a partir de Dios. Poreso es importante estar informados,comprender, tener la mente abierta,aprender. Naturalmente, dentro deveinte años estarán de moda teoríasfilosóficas totalmente diferentes delas de hoy: si pienso en lo que entrenosotros era la más alta y modernamoda filosófica, y veo cómo todoeso ya se ha olvidado... Sin embar-go, no es inútil aprender estas cosas,porque en ellas hay también elemen-tos duraderos. Y, sobre todo, coneso aprendemos a juzgar, a seguirmentalmente un pensamiento —y ahacerlo de manera crítica— y apren-

demos a procurar que, en el pensar,la luz de Dios nos ilumine y no seapague. Estudiar es esencial: sola-mente así podemos afrontar nuestrotiempo y anunciarle el logos de nues-tra fe. Estudiar también de modocrítico —conscientes precisamente deque mañana algún otro dirá algo di-f e re n t e —, pero ser estudiantes aten-tos, abiertos y humildes, para estu-diar siempre con el Señor, ante elSeñor y para el Señor.

Sí, todavía podría decir muchascosas, y tal vez debería hacerlo... Pe-ro doy las gracias por la escucha. Yen la oración, todos los seminaristasdel mundo están presentes en mi co-razón; no tan bien, con sus nombres,como los he recibido aquí, pero síen un camino interior hacia el Se-ñor: que él bendiga a todos, les déluz y les indique el sendero justo, yque nos dé muchos buenos sacerdo-tes. Gracias de corazón.

VIENE DE LA PÁGINA 3

Ilustres señores y señoras; queridos hermanos yhermanas:

Me es grato tener la oportunidad de encontrar-me con ustedes aquí, en Friburgo, miembros delconsejo del comité central de los católicos alema-nes. Con gozo les manifiesto mi aprecio por sucompromiso en sostener públicamente los intere-ses de los católicos y en dar impulso a la obra

Vivimos en un tiempo caracterizado en gran partepor un relativismo subliminal que penetra todoslos ambientes de la vida. A veces, este relativismollega a ser batallador, arremetiendo contra quienesdicen saber dónde se encuentra la verdad o elsentido de la vida.

Y notamos cómo este relativismo ejerce cadavez más un influjo sobre las relaciones humanas ysobre la sociedad. Esto se manifiesta en la incons-tancia y discontinuidad de tantas personas y enun excesivo individualismo. Hay quien parece in-capaz de renunciar a nada en absoluto o a sacrifi-carse por los demás. También está disminuyendoel compromiso altruista por el bien común, en elcampo social y cultural, o en favor de los necesi-tados. Otros ya no son idóneos para unirse demanera incondicional a un p a r t n e r. Ya casi no seencuentra la valentía de prometer fidelidad paratoda la vida; el valor de optar y decir: «yo ahora

dental hay carencias. A muchos les falta la expe-riencia de la bondad de Dios. No encuentran unpunto de contacto con las Iglesias institucionalesy sus estructuras tradicionales. Pero, ¿por qué?Pienso que ésta es una pregunta sobre la que de-bemos reflexionar muy seriamente. Ocuparse deella es la tarea principal del Consejo pontificiopara la promoción de la nueva evangelización. Pe-ro, evidentemente, se dirige a todos nosotros. Per-mitidme afrontar aquí un aspecto de la específicasituación alemana. En Alemania la Iglesia está or-ganizada de manera óptima. Pero, detrás de lasestructuras, ¿hay una fuerza espiritual correspon-diente, la fuerza de la fe en el Dios vivo? Debe-mos decir sinceramente que hay un desfase entrelas estructuras y el Espíritu. Y añado: La verdade-ra crisis de la Iglesia en el mundo occidental esuna crisis de fe. Si no llegamos a una verdaderarenovación en la fe, toda reforma estructural será

apostólica de la Iglesia y de loscatólicos en la sociedad. Al mis-mo tiempo, quisiera agradecerle,querido señor presidente Glück,sus amables palabras, con las queha dicho muchas cosas importan-tes y dignas de reflexión.

Queridos amigos, desde haceaños existen los denominadosprogramas exposure para ayudar alos países en vías de desarrollo.Personas responsables del mundode la política, de la economía yde la Iglesia viven por un ciertotiempo con los pobres en África,Asia o América Latina, y com-parten con ellos su vida cotidia-na. Al ponerse en la situación enque viven estas personas ven elmundo con sus ojos y sacan de

ineficaz.Pero volvamos a estas personas

a quienes falta la experiencia dela bondad de Dios. Necesitan lu-gares donde poder hablar de sunostalgia interior. Y aquí estamosllamados a buscar nuevos cami-nos de evangelización. Uno deestos caminos podrían ser peque-ñas comunidades donde se vivela amistad, que se profundiza re-gularmente en la adoración co-munitaria de Dios. Aquí hay per-sonas que hablan de sus peque-ñas experiencias de fe en su lu-gar de trabajo y en el ámbito fa-miliar o entre sus conocidos, tes-timoniando de este modo unnuevo acercamiento de la Iglesiaa la sociedad. A estas personas

esa experiencia, una lección válida para la propiaacción solidaria.

Imaginémonos que este programa e x p o s u re tu-viese lugar en Alemania. Expertos llegados de unpaís lejano vendrían a vivir con una familia ale-mana media durante una semana. Aquí admira-rían muchas cosas, como el bienestar, el orden yla eficacia. Pero, con una mirada sin prejuicios,constatarían también mucha pobreza, pobreza enlas relaciones humanas y en el ámbito religioso.

te pertenezco totalmente», o de buscar con since-ridad la solución de los problemas comprometién-dose con decisión por la fidelidad y la veracidad.

Queridos amigos, en el programa e x p o s u re , alanálisis sigue la reflexión común. Esta elaboracióndebe considerar a la persona humana en su totali-dad, de la que forma parte —no sólo de forma im-plícita, sino también explícita— su relación con elC re a d o r.

Vemos que en nuestro opulento mundo occi-

les resulta claro que todos tienen necesidad de es-te alimento de amor, de la amistad concreta conlos otros y con Dios. Pero sigue siendo importan-te la relación con la savia vital de la Eucaristía,porque sin Cristo no podemos hacer nada (cf. Jn15, 5). Queridos hermanos y hermanas, que el Se-ñor nos indique siempre el camino para ser juntosluz del mundo y para mostrar a nuestro prójimoel camino hacia el manantial donde pueden satis-facer su más profundo deseo de vida. Muchasgracias.

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número 41, domingo 9 de octubre de 2011 L’OSSERVATORE ROMANO página 5

Vigilia de oración con los jóvenes en la Feria de Friburgo

De cristianos tibiosa luces de esperanza

La Vigilia de oración con los jóvenes,el sábado 24 de septiembre en la plazaante la Feria de Friburgo, cerró latercera y penúltima jornada del viajeapostólico del Papa a Alemania.Publicamos el discurso que les dirigióBenedicto XVI.

abundancia (cf. Jn 10, 10). Los ojosde los que creen en Cristo vislum-bran incluso en la noche más oscurauna luz, y ven ya la claridad de unnuevo día.

La luz no se queda aislada. En to-do su entorno se encienden otras lu-ces. Bajo sus rayos se perfilan loscontornos del ambiente, de formaque podemos orientarnos. No vivi-mos solos en el mundo. Precisamen-te en las cosas importantes de la vi-da tenemos necesidad de otras per-sonas. En particular, no estamos so-los en la fe, somos eslabones de lagran cadena de los creyentes. Ningu-no llega a creer si no está sostenidopor la fe de los demás y, por otraparte, con mi fe contribuyo a confir-mar a los demás en la suya. Nosayudamos recíprocamente a serejemplos los unos para los otros,compartimos con los demás lo quees nuestro, nuestros pensamientos,nuestras acciones y nuestro afecto. Ynos ayudamos mutuamente a orien-tarnos, a discernir nuestro lugar enla sociedad.

za extrema y represiónsin piedad. E inclusoaquellos que en la histo-ria se han creído «porta-dores de luz», pero sinhaber sido iluminadospor Cristo, única luzverdadera, no han crea-do ningún paraíso terre-nal, sino que, por elcontrario, han instaura-do dictaduras y sistemastotalitarios, en los que seha sofocado hasta lamás pequeña chispa de

santos y se los ha presentado de mo-do deformado, como si ser santossignificase estar fuera de la realidad,ser ingenuos y sin alegría. A menu-do se piensa que un santo es sóloaquel que hace obras ascéticas y mo-rales de altísimo nivel y que precisa-mente por ello se puede venerar, pe-ro nunca imitar en la propia vida.¡Qué equivocada y decepcionante esesta opinión! No existe ningún san-to, salvo la bienaventurada VirgenMaría, que no haya conocido el pe-cado y que nunca haya caído. Queri-dos amigos, Cristo no se interesatanto por las veces que flaqueamos ocaemos en la vida, sino por las vecesque nosotros, con su ayuda, nos le-vantamos. No exige acciones ex-traordinarias, pero quiere que su luzbrille en vosotros. No os llama por-que sois buenos y perfectos, sinoporque él es bueno y quiere hacerosamigos suyos. Sí, vosotros sois la luzdel mundo, porque Jesús es vuestraluz. Vosotros sois cristianos, no por-que hacéis cosas especiales y extraor-dinarias, sino porque él, Cristo, esvuestra vida, nuestra vida. Vosotrossois santos, nosotros somos santos, sidejamos que su gracia actúe en no-s o t ro s .

Queridos amigos, esta noche, enla que estamos reunidos en oraciónen torno al único Señor, vislumbra-mos la verdad de la Palabra de Cris-to, según la cual no se puede ocultaruna ciudad puesta en lo alto de unmonte. Esta asamblea brilla en losdiversos sentidos de la palabra: en laclaridad de innumerables luces, en elesplendor de tantos jóvenes quecreen en Cristo. Una vela puede darluz solamente si la llama la consu-me. Sería inservible si su cera no ali-mentase el fuego. Permitid que Cris-to arda en vosotros, aun cuando ellocomporte a veces sacrificio y renun-cia. No temáis perder algo y, por de-cirlo así, quedaros al final con lasmanos vacías. Tened la valentía deusar vuestros talentos y dones al ser-vicio del reino de Dios y de entrega-ros vosotros mismos, como la cerade la vela, para que el Señor iluminela oscuridad a través de vosotros.Tened la osadía de ser santos bri-llantes, en cuyos ojos y corazonesresplandezca el amor de Cristo, lle-vando así la luz al mundo. Confíoen que vosotros y tantos otros jóve-nes aquí en Alemania seáis llamas deesperanza que no queden ocultas.«Vosotros sois la luz del mundo».«Donde está Dios, allí hay futuro».Amén.

Queridos amigos, «Yo soy la luzdel mundo. Vosotros sois la luz delmundo», dice el Señor. Es algo mis-terioso y grandioso que Jesús diga lomismo de sí y de cada uno de noso-tros, es decir, «ser luz». Si creemosque él es el Hijo de Dios, que ha sa-nado a los enfermos y resucitado alos muertos; más aún, que él ha re-sucitado del sepulcro y vive verdade-ramente, entonces comprendemosque él es la luz, la fuente de todaslas luces de este mundo. Nosotros,en cambio, experimentamos una yotra vez el fracaso de nuestros es-fuerzos y el error personal a pesarde nuestras buenas intenciones. Porlo que se ve, no obstante los progre-sos técnicos, el mundo en que vivi-mos nunca llega en definitiva a sermejor. Sigue habiendo guerras, te-rror, hambre y enfermedades, pobre-

humanidad.Llegados a este punto, no debe-

mos silenciar el hecho de que el malexiste. Lo vemos en tantos lugaresdel mundo; pero lo vemos también,y esto nos asusta, en nuestra vida.Sí, en nuestro propio corazón existela inclinación al mal, el egoísmo, laenvidia, la agresividad. Quizás sepuede controlar esto de algún modocon una cierta autodisciplina. Peroes más difícil con formas de mal másbien oscuras, que pueden envolver-nos como una niebla difusa, como lapereza, la lentitud en querer y hacerel bien. En la historia, algunos finosobservadores han señalado frecuen-temente que el daño a la Iglesia nolo provocan sus adversarios, sino loscristianos mediocres. ¿Cómo puedeentonces decir Cristo que los cristia-nos —y tal vez también aquellos cris-tianos débiles— son la luz del mun-do? Quizás lo entenderíamos si élgritase: ¡Convertíos! ¡Sed la luz delmundo! ¡Cambiad vuestra vida!¡Hacedla clara y resplandeciente!¿No debemos quizás quedar sor-prendidos de que el Señor no nosdirija una llamada de atención, sinoque afirme que somos la luz delmundo, que somos luminosos y quebrillamos en la oscuridad?

Queridos amigos, el apóstol sanPablo se atreve a llamar «santos» enmuchas de sus cartas a sus contem-poráneos, los miembros de las co-munidades locales. Con ello se sub-raya que todo bautizado es santifica-do por Dios, incluso antes de poderhacer obras buenas. En el Bautismoel Señor enciende, por decirlo así,una luz en nuestra vida, una luz queel catecismo llama la gracia santifi-cante. Quien conserva dicha luz,quien vive en la gracia, es santo.

Queridos amigos, muchas veces seha caricaturizado la imagen de los

Queridos jóvenes amigos:Durante todo el día he pensado

con gozo en esta noche, en la queestaría aquí con vosotros, unido avosotros en la oración. Algunos talvez habéis participado en la Jornadamundial de la juventud, donde ex-perimentamos esa atmósfera especialde tranquilidad, de profunda comu-nión y de alegría interior que carac-teriza una vigilia nocturna de ora-ción. Espero que también todos no-sotros podamos tener esa misma ex-periencia en este momento en que elSeñor nos toca y nos hace testigosgozosos, que oran juntos y se hacenresponsables los unos de los otros,no solamente esta noche, sino tam-bién durante toda nuestra vida.

En todas las iglesias, en las cate-drales y conventos, en cualquier lu-gar donde los fieles se reúnen paracelebrar la Vigilia pascual, la mássanta de todas las noches se inaugu-ra encendiendo el cirio pascual, cuyaluz se transmite después a todos losparticipantes. Una pequeña llama seirradia en muchas luces e ilumina lacasa de Dios a oscuras. En este ma-ravilloso rito litúrgico, que hemosimitado en esta vigilia de oración, senos revela mediante signos más elo-cuentes que las palabras el misteriode nuestra fe cristiana. Él, Cristo,que dice de sí mismo: «Yo soy la luzdel mundo» (Jn 8, 12), hace brillarnuestra vida, para que se cumpla loque acabamos de escuchar en elEvangelio: «Vosotros sois la luz delmundo» (Mt 5, 14). No son nuestrosesfuerzos humanos o el progreso téc-nico de nuestro tiempo los queaportan luz al mundo. Una y otravez, experimentamos que nuestro es-fuerzo por un orden mejor y másjusto tiene sus límites. El sufrimientode los inocentes y, más aún, la muer-te de cualquier hombre, producenuna oscuridad impenetrable, quequizás se esclarece momentáneamen-te con nuevas experiencias, como unrayo en la noche. Pero, al final, que-da una oscuridad angustiosa.

Puede haber en nuestro entornotiniebla y oscuridad y, sin embargo,vemos una luz: una pequeña llama,minúscula, más fuerte que la oscuri-dad, en apariencia poderosa e insu-perable. Cristo, resucitado de entrelos muertos, brilla en el mundo, y lohace de la forma más clara, precisa-mente allí donde según el juicio hu-mano todo parece sombrío y sin es-peranza. Él ha vencido a la muerte—él vive— y la fe en él penetra comouna pequeña luz en todo lo que esoscuridad y amenaza. Ciertamente,quien cree en Jesús no siempre ve enla vida sólo el sol, casi como si pu-diera ahorrarse sufrimientos y difi-cultades; ahora bien, tiene siempreuna luz clara que le muestra una vía,el camino que conduce a la vida en

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número 41, domingo 9 de octubre de 2011 L’OSSERVATO

Viaje apostólico a Alemania: en la explanada del aeropuerto turístico de Friburgo, la misa con los fieles de todo el país

Dios respeta nuestra libertadMás de cien mil fieles, procedentes de las 27 diócesis de Alemania, participaron en lamisa celebrada por Benedicto XVI el domingo 25 de septiembre —por la mañana, en laexplanada del aeropuerto turístico de Friburgo— en la cuarta y última jornada delviaje apostólico a Alemania. Tras el saludo del arzobispo Robert Zollitsch y las lecturasdel domingo XXVI del tiempo ordinario, el Santo Padre pronunció la siguiente homilía.

Queridos hermanos y hermanas:Me emociona celebrar aquí la Euca-

ristía, la acción de gracias, con tantagente llegada de distintas partes deAlemania y de los países limítrofes. Di-rijamos nuestro agradecimiento sobretodo a Dios, en el cual vivimos, nosmovemos y existimos (cf. Hch 17, 28).

Pero quisiera también daros las graciasa todos vosotros por vuestra oraciónpor el Sucesor de Pedro, para que sigaejerciendo su ministerio con alegría yconfiada esperanza, confirmando a loshermanos en la fe.

«Oh Dios, que manifiestas especial-mente tu poder con el perdón y la mi-

El tercer hijo

sericordia...», hemos dicho en la ora-ción colecta del día. Hemos escuchadoen la primera lectura cómo Dios hamanifestado en la historia de Israel elpoder de su misericordia. La experien-cia del exilio en Babilonia había hechocaer al pueblo en una profunda crisisde fe: ¿Por qué sobrevino esta calami-dad? ¿Acaso Dios no era verdadera-mente poderoso?

Ante todas las cosas terribles que su-ceden hoy en el mundo, hay teólogosque dicen que Dios de ningún modopuede ser omnipotente. Frente a esto,nosotros profesamos nuestra fe en Diostodopoderoso, creador del cielo y de latierra. Y nos alegramos y agradecemosque él sea omnipotente. Pero, al mismotiempo, debemos darnos cuenta de queél ejerce su poder de manera distinta acomo nosotros, los hombres, solemoshacerlo. Él mismo ha puesto un límitea su poder al reconocer la libertad desus criaturas. Estamos alegres y agrade-cidos por el don de la libertad. Perocuando vemos las cosas tremendas quesuceden por su causa, nos asustamos.Fiémonos de Dios, cuyo poder se ma-nifiesta sobre todo en la misericordia yel perdón. Y, queridos fieles, no lo du-demos: Dios desea la salvación de supueblo. Desea nuestra salvación, misalvación, la salvación de cada uno.Siempre, y sobre todo en tiempos depeligro y de cambio radical, él nos escercano y su corazón se conmueve pornosotros, se inclina sobre nosotros. Para

que el poder de su misericordia puedatocar nuestros corazones, es necesarioque nos abramos a él, se necesita la li-bre disponibilidad para abandonar elmal, superar la indiferencia y a dar ca-bida a su Palabra. Dios respeta nuestralibertad. No nos coacciona. Él esperanuestro «sí» y, por decirlo así, lo men-diga.

Jesús retoma en el Evangelio este te-ma fundamental de la predicación pro-fética. Narra la parábola de los doshijos enviados por el padre a trabajaren la viña. El primer hijo responde:«“No quiero”. Pero después se arrepin-tió y fue» (Mt 21, 29). El otro, sin em-bargo, dijo al padre: «“Voy, señor”. Pe-ro no fue» (Mt 21, 30). A la preguntade Jesús sobre quién de los dos hizo lavoluntad del padre, los que le escucha-ban responden justamente: «El prime-ro» (Mt 21, 31). El mensaje de la pará-bola está claro: no cuentan las palabras,sino las obras, los hechos de conversióny de fe. Jesús —lo hemos oído— dirigeeste mensaje a los sumos sacerdotes y alos ancianos del pueblo de Israel, esdecir, a los expertos en religión de supueblo. En un primer momento, ellosdicen «sí» a la voluntad de Dios. Perosu religiosidad acaba siendo una rutinay Dios ya no los inquieta. Por esto per-ciben el mensaje de Juan el Bautista yel de Jesús como una molestia. Así, elSeñor concluye su parábola con pala-bras drásticas: «Los publicanos y lasprostitutas van por delante de vosotrosen el reino de Dios. Porque vino Juana vosotros enseñándoos el camino de lajusticia y no le creísteis; en cambio, lospublicanos y las prostitutas le creyeron.Y, aun después de ver esto, vosotros noos arrepentisteis ni le creísteis» (Mt 21,31-32). Traducida al lenguaje de nuestrotiempo, la afirmación podría sonar máso menos así: los agnósticos que no en-cuentran paz por la cuestión de Dios;las personas que sufren a causa de suspecados y tienen deseo de un corazónpuro, están más cerca del reino de Diosque los fieles rutinarios, que ya ven enla Iglesia solamente el sistema, sin quesu corazón quede tocado por esto: porla fe.

De este modo, la palabra nos debehacer reflexionar mucho, es más, nosdebe impactar a todos. Sin embargo,esto no significa en modo alguno quese deba considerar a todos los que vi-ven en la Iglesia y trabajan por ella co-mo alejados de Jesús y del reino deDios. Absolutamente no. No, este es elmomento de decir más bien una pala-bra de profundo agradecimiento a tan-tos colaboradores, empleados y volun-

A los periodistas en vuelo rumbo a Berlín el Papa habíaanunciado el objetivo de su tercer regreso a la patria desdeque fue elegido sucesor del apóstol Pedro: encontrar a lagente y hablar de Dios. Y ha sido así, en uno de los viajesmás intensos e importantes del pontificado, durante el cualBenedicto XVI, hablando precisamente de Dios, ha sabidohacerse entender y ha tocado el corazón de muchísimaspersonas, no sólo católicas. Desterrando estereotipos quedesde hace décadas le han adherido y confirmándose hom-

temporáneo y la petición, ciertamente no diplomática peroexigente, de un testimonio cristiano común en un mundoque se aleja cada vez más de Dios. Y a orientales y ortodo-xos el Papa de Roma ha reiterado su cercanía, alegrándosepor el diálogo en la ortodoxia, volviendo sobre la cuestióncrucial del primado del sucesor de Pedro, recalcando la es-peranza en una unión no lejana.

Y si Benedicto XVI en el discurso en el Bundestag —unacontribución al debate político dirigida al mundo occiden-

bre de fe transparente y profunda,intelectual de primer orden que tieneel don de gestos y palabras quecualquiera puede comprender.

Una visita exitosa, por lo tanto,gracias a una hospitalidad cordial ya la impecable organización asegura-da por las instituciones civiles y porla Iglesia en cada uno de sus mo-mentos. Ante todo en los encuentroscon muchas decenas de miles de ca-tólicos en las distintas etapas del iti-nerario, concluido litúrgicamente an-te más de cien mil fieles en la misade Friburgo, una celebración inun-dada de sol durante la cual suntuosamúsica del barroco alemán se alter-

tal en su conjunto— ha planteadouna vez más la cuestión de los fun-damentos de la política, hablando alos católicos el Papa ha encontradopalabras que piden un examen deconciencia colectivo, no sólo en Ale-mania. En un Occidente material-mente rico, pero cada vez más pobrey extraviado por la difusión de unrelativismo subliminal devastador—hasta en la Iglesia el exceso de es-tructuras amenaza con sofocar lafe—, precisamente mientras la deser-tificación espiritual avanza y no seaprovechan los efectos purificadoresde la secularización.

Entonces, ¿cómo cambiar? Comonó con felices composiciones contemporáneas. E importan-tes han sido las citas con exponentes de las Iglesias orienta-les y ortodoxas, con los evangélicos, los musulmanes, losjudíos.

Nada por descontado o previsible ha habido, de hecho,en los discursos papales, aunque luego, sobre todo en Ita-lia, algunos medios, si bien prestigiosos, no se hayan mos-trado a la altura del viaje, prefiriendo correr tras noticiasverdaderamente marginales (o incluso inexistentes) sin darcuenta de los hechos, aunque fuera críticamente. Y sin em-bargo Benedicto XVI ha propuesto a los evangélicos volverjuntos a la «causa de Cristo». Con un elogio tampoco pre-visible a Lutero, un análisis franco del protestantismo con-

los santos, en la conversión de cada día a Cristo, a pesar delas caídas y escándalos que amenazan con oscurecer el es-cándalo de la cruz. Por esto los cristianos tibios son másperjudiciales para la Iglesia que sus adversarios; por estolos agnósticos y cuantos sufren por sus pecados están máscerca del Reino de Dios que los fieles de rutina. Como enla parábola de los dos hijos a quienes el padre pide quetrabajen en la viña, los hechos cuentan más que las pala-bras. Son sólo los comportamientos los que pueden acercaral tercer hijo que de modo misterioso responde al Padre: suunigénito Jesús, el único Señor, venido al mundo para sal-varlo. (Giovanni Maria Vian, 26 de septiembre).

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ORE ROMANO páginas 6/7

Ángelus del Papa al final de la misa

Ese «sí» en el origende la salvación del hombre

objetiva y profesional. Pero en el espíri-tu de la enseñanza de Jesús se necesitaalgo más: un corazón abierto, que sedeja conmover por el amor de Cristo, yasí presta al prójimo que nos necesitamás que un servicio técnico: amor, conel que se muestra al otro el Dios queama, Cristo. Entonces, también a partirdel Evangelio de hoy, preguntémonos:¿Cómo es mi relación personal conDios en la oración, en la participaciónen la misa dominical, en la profundiza-ción de la fe mediante la meditación dela Sagrada Escritura y el estudio delCatecismo de la Iglesia católica? Queri-dos amigos, en último término, la reno-vación de la Iglesia puede llevarse a ca-bo solamente mediante la disponibili-dad a la conversión y una fe renovada.

En el Evangelio de este domingo —lohemos oído— se habla de dos hijos, pe-ro tras los cuales hay misteriosamenteun tercero. El primer hijo dice no, perodespués hace lo que se le ordena. El se-gundo dice sí, pero no cumple la vo-luntad del padre. El tercero dice «sí» yhace lo que se le ordena. Este tercer

tarios, sin los cuales sería impensable lavida en las parroquias y en toda laIglesia. La Iglesia en Alemania tienemuchas instituciones sociales y caritati-vas, en las cuales el amor al prójimo selleva a cabo de una forma también so-cialmente eficaz y que llega a los confi-nes de la tierra. Quisiera expresar eneste momento mi gratitud y aprecio atodos los que colaboran en Caritas ale-mana u otras organizaciones, o que po-nen generosamente a disposición sutiempo y sus fuerzas para las tareas devoluntariado en la Iglesia. Este serviciorequiere ante todo una competencia

hijo es el Hijo unigénito de Dios, Jesu-cristo, que nos ha reunido a todos aquí.Jesús, entrando en el mundo, dijo: «Heaquí que vengo... para hacer, ¡oh Dios!,tu voluntad» (Hb 10, 7). Este «sí», nosolamente lo pronunció, sino que tam-bién lo cumplió y lo sufrió hasta en lamuerte. En el himno cristológico de lasegunda lectura se dice: «El cual, sien-do de condición divina, no retuvo ávi-damente el ser igual a Dios; al contra-rio, se despojó de sí mismo tomando lacondición de esclavo, hecho semejantea los hombres. Y así, reconocido comohombre por su presencia, se humilló a

mildes tienen los pies en la tierra. Pero,sobre todo, escuchan a Cristo, la Pala-bra de Dios, que renueva sin cesar a laIglesia y a cada uno de sus miembros.

Pidamos a Dios el ánimo y la humil-dad de avanzar por el camino de la fe,de alcanzar la riqueza de su misericor-dia y de tener la mirada fija en Cristo,la Palabra que hace nuevas todas lascosas, que para nosotros es «el camino,la verdad y la vida» (Jn 14, 6), que esnuestro futuro. Amén.

sostienen y se enriquecen mutuamente;si los bautizados y confirmados, en co-munión con su obispo, tienen alta laantorcha de una fe inalterada y dejanque ella ilumine sus ricos conocimien-tos y capacidades. La Iglesia en Alema-nia seguirá siendo una bendición parala comunidad católica mundial si per-manece fielmente unida a los sucesoresde san Pedro y de los Apóstoles, si dediversos modos cuida la colaboracióncon los países de misión y se deja tam-bién «contagiar» en esto por la alegríaen la fe de las Iglesias jóvenes.

Pablo une la llamada a la humildadcon la exhortación a la unidad. Y dice:«No obréis por rivalidad ni por osten-tación, considerando por la humildad alos demás superiores a vosotros. No osencerréis en vuestros intereses, sinobuscad todos el interés de los demás»(Flp 2, 3-4). La vida cristiana es unapro-existencia: un ser para el otro, uncompromiso humilde para con el próji-mo y con el bien común. Queridos fie-les, la humildad es una virtud que en elmundo de hoy y, en general, de todoslos tiempos, no goza de gran estima,pero los discípulos del Señor saben queesta virtud es, por decirlo así, el aceiteque hace fecundos los procesos de diá-logo, posible la colaboración y cordialla unidad. Humilitas, la palabra latinapara «humildad», está relacionada conhumus, es decir con la adherencia a latierra, a la realidad. Las personas hu-

Queridos hermanos y hermanas:Concluimos ahora esta santa misa

solemne con el Ángelus. Esta plegarianos recuerda siempre de nuevo el co-mienzo histórico de nuestra salvación.El arcángel Gabriel presenta a la Vir-gen María el plan de la salvación deDios, según el cual ella se convertiríaen la Madre del Redentor. María seturbó ante estas palabras, pero el án-gel del Señor la consoló diciendo:«No temas, María, porque has encon-

trado gracia ante Dios». De esta for-ma, María pronuncia su gran «sí».Este «sí» a ser sierva del Señor es laafirmación confiada al designio deDios y a nuestra salvación. Y, final-mente, María nos dice este «sí» a to-dos nosotros, que bajo la cruz fuimosconfiados como hijos suyos (cf. Jn 19,27). Nunca pone en duda esta prome-sa. Por eso se le llama feliz, más aún,bienaventurada porque creyó en elcumplimiento de lo que le había di-cho el Señor (cf. Lc 1, 45). Recitandoahora este saludo del ángel, podemosunirnos a este «sí» de María y adhe-rirnos con confianza a la belleza delplan de Dios y de la providencia queél, en su gracia, nos ha preparado.Entonces, el amor de Dios se harácarne, por decirlo así, también ennuestra vida, tomará cada vez másforma. En medio de todas nuestraspreocupaciones, no debemos tenermiedo. Dios es bueno. Al mismotiempo, podemos sentirnos sostenidospor la compañía de tantos fieles detodo el mundo que a esta hora rezanel Ángelus con nosotros, a través de laradio y la televisión.

sí mismo, hecho obedientehasta la muerte y una muertede cruz» (Flp 2, 6-8). Jesúscumplió la voluntad del Padreen humildad y obediencia, mu-rió en la cruz por sus herma-nos y hermanas —por noso-t ro s — y nos redimió de nuestrasoberbia y obstinación. Dé-mosle gracias por su sacrificio,doblemos las rodillas ante suNombre y proclamemos juntocon los discípulos de la prime-ra generación: «Jesucristo esSeñor, para gloria de Dios Pa-dre» (Flp 2, 11).

La vida cristiana debe medirse conti-nuamente con Cristo: «Tened entre vo-sotros los sentimientos propios de Cris-to Jesús» (Flp 2, 5), escribe san Pabloen la introducción al himno cristológi-co. Y algunos versículos antes, él yanos exhorta: «Si queréis darme el con-suelo de Cristo y aliviarme con vuestroamor, si nos une el mismo Espíritu ytenéis entrañas compasivas, dadme estagran alegría: manteneos unánimes yconcordes con un mismo amor y unmismo sentir» (Flp 2, 1-2). Así comoCristo estaba totalmente unido al Padrey le obedecía, así sus discípulos debenobedecer a Dios y tener entre ellos unmismo sentir. Queridos amigos, con Pa-blo me atrevo a exhortaros: Dadme estagran alegría estando firmemente unidosa Cristo. La Iglesia en Alemania supe-rará los grandes desafíos del presente ydel futuro y seguirá siendo fermento enla sociedad, si los sacerdotes, las perso-nas consagradas y los laicos que creenen Cristo, fieles a su vocación específi-ca, colaboran juntos; si las parroquias,las comunidades y los movimientos se

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página 8 L’OSSERVATORE ROMANO domingo 9 de octubre de 2011, número 41

Discurso del Papa a los católicos comprometidos

Cómo debe cambiar la IglesiaEl domingo 25 de septiembre, por latarde, Benedicto XVI, después desaludar a un grupo de jueces delTribunal constitucional federal en elseminario de Friburgo, se dirigió alKonzerthaus para encontrarse con unarepresentación de católicos alemanescomprometidos en la Iglesia. Este es eldiscurso que pronunció el Pontífice.

Ilustre señor presidente federal, se-ñor presidente de ministros, señoralcalde, ilustres señores y señoras,queridos hermanos en el episcopadoy el sacerdocio:

Me alegra tener este encuentrocon ustedes, que están comprometi-dos de muchas maneras con la Igle-sia y la sociedad. Esto me ofrece unagrata ocasión para agradecerles per-sonalmente y de todo corazón suservicio y testimonio como «valero-sos pregoneros de la fe y de las co-sas que esperamos» (Lumen gentium,35), como el concilio Vaticano II de-fine a quienes, basándose en la fe, sepreocupan como ustedes del presen-te y del futuro. En sus ambientes detrabajo defienden con entusiasmo lacausa de la fe y de la Iglesia, algoque verdaderamente —como sabe-mos— no es siempre fácil en el tiem-po actual.

Desde hace decenios, asistimos auna disminución de la práctica reli-giosa, constatamos un creciente dis-tanciamiento de una notable partede los bautizados de la vida de laIglesia. Surge, pues, la pregunta:¿Acaso no debe cambiar la Iglesia?¿No debe, tal vez, adaptarse al tiem-po presente en sus funciones y es-tructuras, para llegar a las personasde hoy que se encuentran en bús-queda o en duda?

en la misión apostólica de los discí-pulos y de la Iglesia misma.

La Iglesia, en efecto, debe verifi-car constantemente su fidelidad a es-ta misión. Los tres Evangelios sinóp-ticos destacan distintos aspectos delenvío a la misión: la misión se basaante todo en una experiencia perso-nal: «Vosotros sois testigos» (Lc 24,48); se expresa en relaciones: «Ha-ced discípulos a todos los pueblos»(Mt 28, 19); trasmite un mensajeuniversal: «Proclamad el Evangelioa toda la creación» (Mc 16, 15). Sinembargo, a causa de las pretensionesy de los condicionamientos del mun-do, este testimonio viene repetida-mente ofuscado, alienadas las rela-ciones y relativizado el mensaje. Si

mismo lo es, es por su naturalezaamor. Y el amor de Dios no quierequedarse aislado en sí mismo, sinoque por su naturaleza quiere difun-dirse. En la Encarnación y en el sa-crificio del Hijo de Dios, este amorha alcanzado a la humanidad —estoes, a nosotros— de modo particular;y esto por el hecho de que Cristo, elHijo de Dios, ha salido, por decirloasí, de la esfera de su ser Dios, se hahecho carne y se ha hecho hombre;no sólo para ratificar al mundo ensu ser terrenal, y ser para él comoun mero acompañante que lo dejatal como es, sino para transformarlo.Del evento cristológico forma partealgo incomprensible, pues incluye—como dicen los Padres de la Igle-sia— un sacrum commercium, un inter-cambio entre Dios y los hombres.Los Padres lo explican del modo si-guiente: nosotros no tenemos nadaque podríamos dar a Dios; sólo po-demos poner ante él nuestro pecado.Y él lo acoge, lo asume como propioy nos da a cambio a sí mismo y sugloria. Se trata de un intercambioverdaderamente desigual, que se lle-va a cabo en la vida y la pasión deCristo. Él se hace pecador, toma so-bre sí el pecado, asume lo que esnuestro y nos da lo que es suyo. Pe-ro después, en el desarrollo del pen-samiento y de la vida a la luz de lafe, se ha ido aclarando que nosotrosno le damos sólo el pecado, sinoque él nos ha dado la capacidad;desde lo íntimo nos da la fuerza dedarle también algo positivo, nuestroamor, de entregarle la humanidad ensentido positivo. Naturalmente, estáclaro que sólo gracias a la generosi-dad de Dios el hombre, el mendi-cante que recibe la riqueza divina,puede no obstante dar también algo

siempre en movimiento, debe poner-se constantemente al servicio de lamisión que ha recibido del Señor.Por eso debe abrirse una y otra veza las preocupaciones del mundo, delcual ella precisamente forma parte,dedicarse sin reservas a estas preocu-paciones, para continuar y hacer pre-sente el intercambio sagrado que co-menzó con la Encarnación.

En el desarrollo histórico de laIglesia también se manifiesta, sinembargo, una tendencia contraria, esdecir, la de una Iglesia satisfecha desí misma, que se acomoda en estemundo, es autosuficiente y se adaptaa los criterios del mundo. Así, no esraro que dé mayor importancia a laorganización y a la institucionaliza-ción, que a su llamada de estarabierta a Dios y a abrir el mundohacia el prójimo.

Para corresponder a su verdaderatarea, la Iglesia debe hacer una yotra vez el esfuerzo de desprendersede esta secularización suya y volvera estar de nuevo abierta a Dios. Conesto sigue las palabras de Jesús: «Noson del mundo, como tampoco yosoy del mundo» (Jn 17, 16), y es pre-cisamente así como él se entrega almundo. En cierto sentido, la historiaviene en ayuda de la Iglesia a travésde distintas épocas de secularizaciónque han contribuido en modo esen-cial a su purificación y reforma inte-r i o r.

En efecto, las secularizaciones—sea que consistan en expropiacio-nes de bienes de la Iglesia o en su-presión de privilegios o cosas simila-re s — han significado siempre unaprofunda liberación de la Iglesia deformas mundanas: se despoja, pordecirlo así, de su riqueza terrena y

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A la beata Madre Teresale preguntaron una vez cuálsería, según ella, lo primeroque se debería cambiar en laIglesia. Su respuesta fue: us-ted y yo.

Este pequeño episodio po-ne de relieve dos cosas: porun lado, la religiosa quieredecir a su interlocutor que laIglesia no son sólo los de-más, no sólo la jerarquía, elPapa y los obispos; la Iglesiasomos todos nosotros, losbautizados. Por otro lado,parte del presupuesto de queefectivamente hay motivospara un cambio, de que exis-te esa necesidad. Cada cris-tiano y la comunidad de loscreyentes en su conjunto es-

vuelve a abrazar plenamentesu pobreza terrena. De estemodo, comparte el destinode la tribu de Leví que, se-gún la afirmación del Anti-guo Testamento, era la únicatribu de Israel que no poseíaun patrimonio terreno, sinoque, como parte de la heren-cia, le había tocado en suerteexclusivamente a Dios mis-mo, su palabra y sus signos.La Iglesia compartía enaquellos momentos históri-cos con esta tribu la exigen-cia de una pobreza que seabría hacia el mundo, parasepararse de sus lazos mate-riales, y de este modo tam-bién su obra misionera vol-vía a ser creíble.

tán llamados a una conversión conti-nua.

¿Cómo se debe configurar concre-tamente este cambio? ¿Se trata talvez de una renovación como la queemprende, por ejemplo, un propieta-rio de una casa mediante la reestruc-turación o pintura de su edificio?¿O acaso se trata de una corrección,para retomar el rumbo y recorrer demodo más directo y expeditivo uncamino? Ciertamente, estos y otrosaspectos tienen importancia, y aquíno podemos afrontarlos todos. Peropor lo que se refiere al motivo fun-damental del cambio, éste consiste

después la Iglesia, como dice el Pa-pa Pablo VI, «trata de adaptarse aaquel modelo que Cristo le propone,es necesario que ella se diferencieprofundamente del ambiente huma-no en el cual vive y al cual se apro-xima» (Carta encíclica Ecclesiamsuam, 24). Para cumplir su misión,deberá continuamente también to-mar distancias respecto a su entorno,deberá, por decirlo así, desligarsedel mundo.

En efecto, la misión de la Iglesiase deriva del misterio del Dios uno ytrino, del misterio de su amor crea-dor. Y el amor no está presente enDios sólo de un modo cualquiera: Él

a Dios; Dios hace que el don nossea soportable haciéndonos capacesde convertirnos en quienes puedendarle algo.

La Iglesia debe su ser a este inter-cambio desigual. No posee nada porsí misma ante Aquel que la ha fun-dado, de modo que se pudiera decir:¡La hemos hecho muy bien! Su sen-tido consiste en ser instrumento dela redención, en dejarse impregnarpor la Palabra de Dios y en introdu-cir al mundo en la unión de amorcon Dios. La Iglesia se sumerge enla atención condescendiente del Re-dentor para con los hombres. Cuan-do es realmente ella misma, está

Los ejemplos históricos muestranque el testimonio misionero de laIglesia desprendida del mundo re-sulta más claro. Liberada de fardos yprivilegios materiales y políticos, laIglesia puede dedicarse mejor y demanera verdaderamente cristiana almundo entero; puede verdaderamen-te estar abierta al mundo. Puede vi-vir nuevamente con más soltura sullamada al ministerio de la adora-ción de Dios y al servicio del próji-mo. La tarea misionera que va unidaa la adoración cristiana, y deberíadeterminar la estructura de la Igle-sia, se hace más claramente visible.

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número 41, domingo 9 de octubre de 2011 L’OSSERVATORE ROMANO página 9

Despedida en el aeropuerto de Lahr

Rayos de luzen la sociedad pluralista

El domingo 25 de septiembre, por la tarde, tuvolugar en el aeropuerto de Lahr, cerca de Friburgo,la ceremonia de despedida de Benedicto XVI, altérmino de su viaje apostólico a Alemania. Tras elsaludo del presidente federal, Christian Wulff, elPapa pronunció el siguiente discurso.

Cómo debe cambiarla Iglesia

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La Iglesia se abre al mundo, no para obtener la ad-hesión de los hombres a una institución con suspropias pretensiones de poder, sino más bien parahacerles entrar en sí mismos y conducirlos así haciaAquel del que toda persona puede decir con sanAgustín: Él es más íntimo a mí que yo mismo (cf.Conf. 3, 6, 11). Él, que está infinitamente por enci-ma de mí, está de tal manera en mí que es mi ver-dadera interioridad. Mediante este estilo de apertu-ra al mundo propio de la Iglesia, queda al mismotiempo diseñada la forma en que cada cristianopuede realizar esa misma apertura de modo eficaz yadecuado.

No se trata aquí de encontrar una nueva tácticapara relanzar la Iglesia. Se trata más bien de dejartodo lo que es mera táctica y buscar la plena since-ridad, que no descuida ni reprime nada de la ver-dad de nuestro hoy, sino que realiza la fe plena-mente en el hoy, viviéndola de forma íntegra preci-samente en la sobriedad del hoy, llevándola a suplena identidad, quitando lo que es fe sólo en apa-riencia, pero que en realidad no es más que con-vención y costumbre.

Digámoslo con otras palabras: para el hombre, lafe cristiana es siempre un escándalo, y no sólo ennuestro tiempo. Creer que el Dios eterno se preo-cupa de nosotros, los seres humanos, que nos cono-ce; que el Inasequible se ha convertido en un deter-minado momento y lugar en accesible; que el In-mortal ha sufrido y muerto en la cruz; que a noso-tros, seres mortales, se nos haya prometido la resu-rrección y la vida eterna; para los hombres creer to-do esto es sin duda una auténtica osadía.

Este escándalo, que no puede ser suprimido si nose quiere anular el cristianismo, ha sido desgracia-damente ensombrecido recientemente por los dolo-rosos escándalos de los anunciadores de la fe. Secrea una situación peligrosa cuando estos escánda-los ocupan el puesto del skandalon primario de lacruz, haciéndolo así inaccesible; esto es, cuando es-conden la verdadera exigencia cristiana detrás de laineptitud de sus mensajeros.

Hay una razón más para pensar que sea de nue-vo el momento de buscar el verdadero distancia-miento del mundo, de desprenderse con audacia delo que hay de mundano en la Iglesia. Naturalmen-te, esto no quiere decir retirarse del mundo, es másbien lo contrario. Una Iglesia aligerada de los ele-mentos mundanos es capaz de comunicar a loshombres —tanto a los que sufren como a quieneslos ayudan—, precisamente también en el ámbitosocial y caritativo, la particular fuerza vital de la fecristiana. «Para la Iglesia, la caridad no es una es-pecie de actividad de asistencia social que tambiénse podría dejar a otros, sino que pertenece a su na-turaleza y es manifestación irrenunciable de su pro-pia esencia» (Carta encíclica Deus caritas est, 25).Ciertamente, también las obras caritativas de laIglesia deben prestar una atención constante a laexigencia de un adecuado distanciamiento delmundo para evitar que, ante un creciente alejamien-to de la Iglesia, sus raíces se sequen. Sólo la pro-funda relación con Dios hace posible una plenaatención al hombre, del mismo modo que sin unaatención al prójimo se empobrece la relación conD ios.

Estar abiertos a las vicisitudes del mundo signifi-ca por tanto para la Iglesia desapegada del mundotestimoniar, según el Evangelio, con palabras yobras, aquí y ahora, la señoría del amor de Dios.Esta tarea, además, nos remite más allá del mundopresente: la vida presente, en efecto, incluye la rela-ción con la vida eterna. Vivamos como individuos ycomo comunidad de la Iglesia la sencillez de ungran amor que, en el mundo, es al mismo tiempolo más fácil y lo más difícil, porque exige nada másy nada menos que el darse a sí mismo.

Queridos amigos, me queda sólo implorar paratodos nosotros la bendición de Dios y la fuerza delEspíritu Santo, para que podamos, cada uno en supropio campo de acción, reconocer una y otra vez ytestimoniar el amor de Dios y su misericordia. Gra-cias por su atención.

decido por el intercambio fraterno y la oracióncomún. Ha sido muy especial también el en-cuentro con los cristianos ortodoxos y ortodo-xos orientales, así como con los judíos y losmusulmanes.

Obviamente, esta visita estaba dirigida enmanera especial a los católicos de Berlín, Er-furt, Eichsfeld y Friburgo. Recuerdo con agra-do las celebraciones litúrgicas comunes, la ale-gría, el escuchar juntos la Palabra de Dios, elrezar y cantar unidos, particularmente en laszonas del país donde por decenios se ha inten-tado eliminar la religión de la vida de las perso-nas. Esto me permite tener confianza en el fu-turo de la Iglesia en Alemania y del cristianis-mo en Alemania. Como en las visitas preceden-tes, aquí se ha podido experimentar que mu-chos dan testimonio de su fe y hacen visible sufuerza transformadora en el mundo de hoy.

Ilustre y querido señor presidente federal, dis-tinguidos representantes del Gobierno federal,del Land Baden Württemberg y de los ayunta-mientos, queridos hermanos en el episcopado,distinguidos señores y señoras:

Antes de dejar Alemania, quiero dar las gra-cias por los días pasados en nuestra patria, tanconmovedores y ricos de acontecimientos.

Le agradezco, señor presidente federal Wulff,su acogida en Berlín en nombre del pueblo ale-mán y que ahora, en el momento de la despedi-

Me ha alegrado mucho también, tras la im-presionante Jornada mundial de la juventud enMadrid, estar también en Friburgo, nuevamentecon tantos jóvenes, en la vigilia de la juventudde ayer. Deseo animar a la Iglesia en Alemaniaa seguir con fuerza y confianza el camino de lafe, que hace volver a las personas a las raíces, alnúcleo esencial de la Buena Noticia de Cristo.Surgirán pequeñas comunidades de creyentes, yya existen, que con el propio entusiasmo difun-dan rayos de luz en la sociedad pluralista, sus-citando en otros la inquietud de buscar la luzque da la vida en abundancia. «Nada hay másbello que conocerlo y comunicar a los otros laamistad con él» (Homilía en el inicio solemne delpontificado, 24 de abril de 2005). De esta expe-riencia crece al final la certeza: «Donde estáDios, allí hay futuro». Donde Dios está presen-te, allí hay esperanza y allí se abren nuevasprospectivas y con frecuencia insospechadas,que van más allá del hoy y de las cosas efíme-ras. En este sentido acompaño, con el pensa-miento y la oración, el camino de la Iglesia enAlemania.

Regreso ahora a Roma con muchas experien-cias y recuerdos profundamente grabados de es-tos días en mi patria. A la vez que aseguro mioración por todos ustedes y por un buen futuropara nuestro país en paz y libertad, me despidocon un cordial «Vergelt’s Gott» [Dios se lo pa-gue]. ¡Que Dios los bendiga a todos!

da, me haya honrado de nuevocon sus amables palabras. Doylas gracias a los representantesdel Gobierno federal y de losGobiernos de los Länder quehan venido a la ceremonia dedespedida. Un gracias de cora-zón al arzobispo de Friburgo,Mons. Zollitsch, que me haacompañado durante todo elviaje. Hago, naturalmente, ex-tensible también mi agradeci-miento al arzobispo de Berlín, Mons. Woelki, yal obispo de Erfurt, Mons. Wanke, que me hanmostrado igualmente su hospitalidad, sin olvi-dar a todo el episcopado alemán. Por último,dirijo un especial agradecimiento a todos losque han preparado entre bastidores estos cuatrodías, asegurando su desarrollo sin inconvenien-tes: a las instituciones municipales, a las fuerzasdel orden, a los servicios sanitarios, a los res-ponsables de los transportes públicos y tambiéna los numerosos voluntarios. Doy las gracias atodos por estos días espléndidos, por tantos en-cuentros personales y por las incontables mues-tras de atención y afecto con que me han col-mado.

En Berlín, la capital federal, tuve una oca-sión especial de hablar ante los parlamentariosdel Deutscher Bundestag y exponerles algunasreflexiones sobres los fundamentos intelectualesdel estado de derecho. Pienso también con go-zo en los fructuosos coloquios con el presidentefederal y la señora canciller sobre la situaciónactual del pueblo alemán y de la comunidad in-ternacional. Me ha emocionado particularmentela acogida cordial y el entusiasmo de tantaspersonas en Berlín.

En el país de la Reforma, el ecumenismo haconstituido naturalmente uno de los puntoscentrales del viaje. Quisiera resaltar aquí el en-cuentro con los representantes de la «IglesiaEvangélica en Alemania» en el exconventoagustino, en Erfurt. Estoy profundamente agra-

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Colegio episcopal Audiencias pontificias

Lutos en el episcopado

Nombramientop ontificio

El Papa ha nombrado presidentede la Academia romana pontifi-cia de arqueología al doctorMARCO BUONO CORE, archiverojefe de la Biblioteca apostólicavaticana.

Marco Buonocore nació enRoma el 17 de septiembre de1954. Se doctoró en lenguas clá-sicas en la Universidad de los es-tudios de Roma. Desde 1981 tra-baja en la Biblioteca apostólicavaticana, donde fue nombrado«scriptor latinus» en 1989 y ar-chivero jefe en 2003.

—Monseñor PAU L MARCHAND,S.M.M., obispo de Timmins (Cana-dá), falleció el 24 de julio. Habíanacido en Lafontaine, archidiócesisde Toronto, el 17 de abril de 1937.Era sacerdote desde el 17 de marzode 1962. Juan Pablo II lo nombróobispo titular de Tamata y auxiliarde Ottawa el 31 de mayo de 1993;recibió la ordenación episcopal el20 de agosto de dicho año. El Papalo nombró obispo residencial deTimmins el 8 de marzo de 1999.

—Monseñor ANGELO MARIA RI VA -T O, S.J., obispo emérito de Ponta dePedras (Brasil), falleció el 20 deagosto. Había nacido en San Gio-vanni Ilarione, diócesis de Vicenza(Italia), el 3 de diciembre de 1924.Era sacerdote desde el 29 de juniode 1951. Pablo VI lo nombró preladode la entonces prelatura territorialde Ponta de Pedras el 29 de abrilde 1965; lo elevó a la dignidad epis-copal, nombrándolo obispo titular

de Germania de Numidia el 13 dejunio de 1967; recibió la ordenaciónepiscopal el 6 de agosto del mismoaño. Renunció a la sede titular el 26de mayo de 1978. En 1979, Juan Pa-blo II elevó la prelatura apostólica ala categoría de diócesis y lo nombróprimer obispo de la citada circuns-cripción eclesiástica el 4 de diciem-bre de dicho año. El Santo Padreaceptó su renuncia al gobierno pas-toral de la diócesis el 16 de enero de2002.

—Monseñor MARCELINO PALENTINI,S.C.J., obispo de Jujuy (Argentina),falleció el 18 de septiembre, despuésde una larga enfermedad. Había na-cido en Caldogno, diócesis de Vi-cenza (Italia), el 17 de septiembrede 1943. Era sacerdote desde el 27de junio de 1970. Juan Pablo II lonombró obispo de Jujuy el 11 de ju-lio de 1995; recibió la ordenaciónepiscopal el 7 de octubre de dichoaño.

EL SANTO PADRE HA RECIBID O:

Viernes 16 de septiembre—A monseñor Thomas E. Gullic-

kson, arzobispo titular de Bomarzo,nuncio apostólico en Ucraina.

A los obispos de la India, en visita«ad limina Apostolorum»:

—Monseñor Albert D’Souza, ar-zobispo de Agra.

—Monseñor Vincent MichaelConcessao, arzobispo de Delhi, conel obispo auxiliar, monseñor FrancoMulakkal, obispo titular de Cullu.

—Monseñor Isidore Fernandes,obispo de Allahabad.

—Monseñor Anthony Fernandes,obispo de Bareilly.

—Monseñor Oswald Lewis, obis-po de Jaipur.

—Monseñor Frederick D’Souza,obispo de Jhansi.

—Monseñor Gerald John Mat-hias, obispo de Lucknow.

—Monseñor Francis Kalist, obis-po de Meerut.

—Monseñor Raphy Manjaly, obis-po de Varanasi.

—Monseñor Peter Celestine Elam-passery, O.F.M.C A P., obispo de Jam-m u - S r i n a g a r.

Sábado, día 17—Al cardenal Angelo Bagnasco,

arzobispo de Génova (Italia), presi-dente de la Conferencia episcopalitaliana.

A los obispos de la India, en visita«ad limina Apostolorum»:

—Monseñor Anil Joseph ThomasCouto, obispo de Jullundur.

—Monseñor Ignatius Lojola Mas-carenhas, obispo de Simla y Chan-digarh.

—Monseñor Joseph Kaithathara,obispo de Gwalior.

—Monseñor Chacko Thottumaric-kal, S.V.D., obispo de Indore.

—Monseñor Gerald Almeida,obispo de Jabalpur.

—Monseñor Devprasad John Ga-nawa, S.V.D., obispo de Jhabua.

—Monseñor Arockia S. Durairaj,S.V.D., obispo de Khandwa.

Lunes, día 19

A los obispos de la India, en visita«ad limina Apostolorum»:

—Monseñor Leo Cornelio, S.V.D.,arzobispo de Bhopal.

—Monseñor Anthony FrancisSharma, S.J., obispo titular de Gigti,vicario apostólico de Nepal.

Jueves, día 29—A Su Eminencia Hilarion, me-

tropolita de Volokolamsk, presiden-te del Departamento para las Rela-ciones eclesiásticas exteriores delPatriarcado de Moscú, con el séqui-to.

—A monseñor Martinus DogmaSitumorang, O.F.M.C A P., obispo dePadang (Indonesia); presidente de

la Conferencia episcopal de Indone-sia en visita «ad limina».

Viernes, día 30

A los obispos de Indonesia, en visi-ta «ad limina Apostolorum»:

—Monseñor Vincentius Sensi, ar-zobispo de Ende.

—Monseñor Silvester San, obispode Denpasar.

—Monseñor Franciscus KopongKung, obispo de Larantuka.

—Monseñor Gerulfus KherubimPareira, S.V.D., obispo de Maumere.

—Monseñor Hubertus Leteng,obispo de Ruteng.

—Monseñor Ignatius SuharyoHardjoatmodjo, arzobispo de Ya-karta, Ordinario militar.

—Monseñor Cosmas Michael An-gkur, O.F.M., obispo de Bogor.

—Monseñor Peter Turang, arzo-bispo de Kupang.

—Monseñor Dominikus Saku,obispo de Atambua.

—Monseñor Edmund Woga,C.S S.R., obispo de Weetebula.

Sábado 1 de octubre

A los obispos de Indonesia, en visi-ta «ad limina Apostolorum»:

—Monseñor Johannes Liku Ada’,arzobispo de Makassar.

—Monseñor Anicetus B. A. Sina-ga, O.F.M.C A P., arzobispo de Medan.

—Monseñor Nicolaus Adi Sepu-tra, M.S.C., arzobispo de Merauke.

—Monseñor Petrus Canisius Man-dagi, M.S.C., obispo de Amboina.

—Monseñor Joseph T. Suwatan,M.S.C., obispo de Manado.

—Monseñor Ludovikus Simanu-llang, O.F.M.C A P., obispo de Sibolga.

—Monseñor Aloysius Murwito,O.F.M., obispo de Agats.

—Monseñor Leo Laba Ladjar,O.F.M., obispo de Jayapura.

—Monseñor Datus Hilarion Lega,obispo de Manokwari-Sorong.

—Monseñor John Philip Saklil,obispo de Timika.

Lunes, día 3—Al cardenal Marc Ouellet, P.S.S.,

prefecto de la Congregación paralos obispos.

A los obispos de Indonesia, en visi-ta «ad limina Apostolorum»:

—Monseñor Aloysius Sudarso,S.C.I., arzobispo de Palembang.

—Monseñor Hilarius Moa Nurak,S.D.V., obispo de Pangkal-Pinang.

—Monseñor Andreas Henrisusan-ta, S.C.I., obispo de Tanjungkarang.

—Monseñor Hieronymus H. Bun-bun, O.F.M.C A P., arzobispo de Pon-tianak.

—Monseñor Blasius Pujaraharja,obispo de Ketapang.

—Monseñor Giulio Mencuccini,C.P., obispo de Sanggau.

—Monseñor Agustinus Agus,obispo de Sintang.

RENUNCIAS:

El Papa ha aceptado la renuncia algobierno pastoral de la diócesis deManchester (Estados Unidos) quemonseñor JOHN B. MCCORMACK lehabía presentado en conformidadcon el canon 401 § 1 del Código dederecho canónico.

John B. McCormack nació enWinthrop, archidiócesis de Boston,el 12 de agosto de 1935. Recibió laordenación sacerdotal el 2 de febre-ro de 1960. El Papa Juan Pablo II lonombró obispo titular de Cerbali yauxiliar de Boston el 21 de noviem-bre de 1995; recibió la ordenaciónepiscopal el 27 de diciembre delmismo año. El Santo Padre lo nom-bró obispo residencial de la diócesisde Manchester el 21 de julio de1998.

El Papa ha aceptado la renuncia ala función de auxiliar de la diócesisde Pelplin (Polonia) que monseñorPIOTR KR U PA , obispo titular de Ac-que Albe di Bizacena, le había pre-sentado en conformidad con los cá-nones 411 y 401 § 1 del Código dederecho canónico.

Piotr Krupa nació en Braciejowa,diócesis de Tarnów, el 19 de juniode 1936. Recibió la ordenación sa-cerdotal el 14 de mayo de 1961. JuanPablo II lo nombró obispo titularde Acque Albe di Bizacena y auxi-liar de Pelplin el 18 de febrero de1984; recibió la ordenación episco-pal el 15 de abril del mismo año.

EL PA PA HA NOMBRAD O:

—Obispo de Manchester (EstadosUnidos) a monseñor PETER A. LI-BASCI, hasta ahora obispo titular deSatafis y auxiliar de la diócesis deRockville Centre.

Peter A. Libasci nació en JacksonHeights, diócesis de Brooklyn, el 9

de noviembre de 1951. Recibió la or-denación sacerdotal el 1 de abril de1978. Benedicto XVI lo nombró obis-po titular de Satafis y auxiliar de ladiócesis de Rockville Centre el 3 deabril de 2007; recibió la ordenaciónepiscopal el 1 de junio del mismoaño.

—Arzobispo coadjutor de SantaCruz de la Sierra (Bolivia) a monse-ñor SERGIO ALFRED O GUA L B E R T ICALANDRINA, hasta ahora obispo ti-tular de Arsacal y auxiliar de SantaCruz de la Sierra.

Sergio Alfredo Gualberti Calan-drina nació en Clusone, diócesis deBérgamo (Italia), el 8 de noviembrede 1945. Recibió la ordenación sa-cerdotal el 26 de junio de 1971. En1979 marchó como sacerdote «fideidonum» a Bolivia. Juan Pablo II lonombró obispo titular de Arsacal yauxiliar de la arquidiócesis de SantaCruz de la Sierra el 6 de mayo de1999; recibió la ordenación episco-pal el 22 de julio sucesivo.

Monseñor Sergio Alfredo Gualberti Calandrinaarzobispo coadjutor de Santa Cruz de la Sierra (Bolivia)

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número 41, domingo 9 de octubre de 2011 L’OSSERVATORE ROMANO página 11

A la figura del pastor, evocada por el Salmo 23, el Papa dedica la catequesis del miércoles 5 de octubre

El Señor nos da seguridadQueridos hermanos y hermanas:

Dirigirse al Señor en la oraciónimplica un acto radical de confianza,con la conciencia de fiarse de Dios,que es bueno, «compasivo y miseri-cordioso, lento a la ira y rico en cle-mencia y lealtad» (Ex 34, 6-7; Sal86, 15; cf. Jl 2, 13; Gn 4, 2; Sal 103,8; 145, 8; Ne 9, 17). Por ello hoyquiero reflexionar con vosotros sobreun Salmo impregnado totalmente deconfianza, donde el salmista expresasu serena certeza de ser guiado yprotegido, puesto al seguro de todopeligro, porque el Señor es su pas-tor. Se trata del Salmo 23 —según ladatación grecolatina, 22—, un textofamiliar a todos y amado por todos.

«El Señor es mi pastor, nada mefalta»: así empieza esta bella ora-ción, evocando el ambiente nómadade los pastores y la experiencia deconocimiento recíproco que se esta-blece entre el pastor y las ovejas quecomponen su pequeño rebaño. Laimagen remite a un clima de con-fianza, intimidad y ternura: el pastorconoce una a una a sus ovejas, lasllama por su nombre y ellas lo si-guen porque lo reconocen y se fíande él (cf. Jn 10, 2-4). Él las cuida,las custodia como bienes preciosos,

dispuesto a defenderlas, a garanti-zarles bienestar, a permitirles viviren la tranquilidad. Nada puede fal-tar si el pastor está con ellas. A estaexperiencia hace referencia el salmis-ta, llamando a Dios su pastor, y de-

jándose guiar por él hacia praderasseguras: «En verdes praderas me ha-ce recostar; me conduce hacia fuen-tes tranquilas y repara mis fuerzas;me guía por el sendero justo, por elhonor de su nombre» (vv. 2-3).

La visión que se abre ante nues-tros ojos es la de praderas verdes yfuentes de agua límpida, oasis depaz hacia los cuales el pastor acom-paña al rebaño, símbolos de los lu-gares de vida hacia los cuales el Se-ñor conduce al salmista, quien sesiente como las ovejas recostadas so-bre la hierba junto a una fuente, enun momento de reposo, no en ten-sión o en estado de alarma, sinoconfiadas y tranquilas, porque el si-tio es seguro, el agua es fresca, y elpastor vigila sobre ellas. Y no olvi-demos que la escena evocada por elSalmo está ambientada en una tierraen gran parte desértica, azotada porel sol ardiente, donde el pastor semi-nómada de Oriente Medio vive consu rebaño en las estepas calcinadasque se extienden en torno a los po-blados. Pero el pastor sabe dóndeencontrar hierba y agua fresca, esen-ciales para la vida, sabe conducir aloasis donde el alma «repara susfuerzas» y es posible recuperar lasfuerzas y nuevas energías para volvera ponerse en camino.

Como dice el salmista, Dios loguía hacia «verdes praderas» y«fuentes tranquilas», donde todo es

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Una tragedia inhumanaMARIO PONZI

«Es una tragedia inhumana la que desde hacemeses se está consumando en el Cuerno de Áfri-ca. Las fuerzas para socorrer a esa pobre gente nofaltan. Lo que falta, por desgracia, es la voluntadde algunos». En los ojos del cardenal Robert Sa-rah, presidente de «Cor Unum», se refleja todo eldrama que están viviendo las poblaciones de esa

los hermanos de otras Iglesias cristianas y deotras comunidades religiosas. Será una ocasiónmás para mostrar el compromiso común de las re-ligiones con el horizonte del bien de la humani-dad». Sin olvidar que quienes tratan de escaparde la muerte se refugian en otros países de África«también donde los católicos constituyen una pe-queña minoría. Por eso, es muy importante quetodos los hombres sostenidos por una fe haganfrente común para intervenir en todos los lugaresdonde haya personas que sufren sed, hambre ocualquier otra necesidad».

El cardenal Sarah apela a la comunidad inter-nacional, «siempre dispuesta —dice— a explotar a

visible». Pero hay más. África representa el futurode la Iglesia. «Ya en 1969, Pablo VI —recuerda elpresidente de «Cor Unum»— había dicho queÁfrica era la nueva patria de Cristo. Sus sucesoreshan seguido subrayando que constituye una granriqueza, no sólo para la Iglesia sino también parala humanidad, a pesar de los sufrimientos que es-tá viviendo. Los Pontífices intuyen los grandesvalores que posee y conserva el pueblo africano:la vida, la familia, la espiritualidad. Estas son lasverdaderas riquezas de África y está dispuesta acompartirlas con el resto del mundo». Es una lás-tima que el resto del mundo no esté dispuesto acompartir sus riquezas con África.

El encuentro se convocó para el viernes 7 deoctubre, en la sede de «Cor Unum», con la parti-cipación de representantes de diversas organiza-ciones, entre ellas Cáritas Internationalis, CatholicRelief Services, Cáritas italiana, Deutscher Cari-tasverband, Orden de Malta y Manos Unidas, alas que se unió el obispo Giorgio Bertin, adminis-trador apostólico de la diócesis de Mogadiscio, enSomalia, y también un representante del arzobis-po de Canterbury.

En declaraciones a nuestro periódico en víspe-ras del encuentro, el purpurado explica que el«objetivo del encuentro es favorecer el intercam-bio de informaciones procedentes directamente de

quienes están comprometidos diariamente en sos-tener las necesidades primarias de la población ydeterminar un programa de intervenciones a cortoy a largo plazo». Asimismo, «dar a conocer elcompromiso de la Iglesia católica en esta regiónpara centrar nuevamente la atención de todo elmundo en este drama».

El presidente de «Cor Unum» insiste muchoen la necesidad de trabajar juntos «también con

África, pero nunca a ayudarla de verdad». Másaún, parece que existe un plan preciso «de dejaral continente en el caos político». Bastaría que«las grandes potencias —dice el purpurado— secomprometieran a asegurar estabilidad política enlos Estados donde reina el caos más completo,para evitar que a los dramas de la naturaleza seañadan los desastres producidos por el hombre».Y pone como ejemplo la situación de Somalia,

extensa tierra, donde reina de modo in-controlado la muerte por hambre y porsed. «Hay que actuar —dice— y hay quehacerlo rápidamente. Es una catástrofehumanitaria nunca vista hasta hoy. Cadadía niños, ancianos y mujeres muerenmientras piden agua, pan y medicinas.No tienen nada. No hay nada. El Papaestá muy preocupado. Se mantiene cons-tantemente informado y nos impulsa ahacer todo lo posible para ayudarles».Una ayuda que, ciertamente, «CorUnum» no ha dejado de prestar en esteperíodo. «Sin embargo, somos muy cons-cientes de que, aunque sea una ayudaconsistente, no puede bastar. Por eso —di-ce el cardenal a nuestro periódico— he-mos convocado en Roma a asociaciones yorganizaciones católicas de solidaridadpara tratar de ver qué más podemos ha-cer».

donde hace pocos días fueron asesinadassetenta personas y heridas ciento cincuen-ta a causa de un acto terrorista. «Es inad-misible que sobre las exhaustas poblacio-nes de Somalia —lamenta el presidente de«Cor Unum»—, entre las más afectadaspor la carestía actual en el Cuerno deÁfrica, se abata una violencia cada vezmás incontrolada. Es inaceptable matarinocentes para conquistar poder político.Allí puede intervenir la comunidad inter-nacional».

En este clima, Benedicto XVI se dispo-ne a volver una vez más a África. «Es unsigno —dice el cardenal— de que ese con-tinente está en el corazón del Papa. Sobretodo de los Papas recientes, Pablo VI yJuan Pablo II, y ahora Benedicto XVI. Elpueblo africano está sufriendo, y dondesufre el hombre Dios está presente. El Pa-pa lo hace presente también de una forma

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página 12 L’OSSERVATORE ROMANO domingo 9 de octubre de 2011, número 41

El Señor nos da seguridadVIENE DE LA PÁGINA 11

sobreabundante, todo es donado en abun-dancia. Si el Señor es el pastor, incluso en eldesierto, lugar de ausencia y de muerte, nodisminuye la certeza de una presencia radicalde vida, hasta llegar a decir: «nada me fal-ta». El pastor, en efecto, se preocupa por elbienestar de su rebaño, acomoda sus propiosritmos y sus propias exigencias a las de susovejas, camina y vive con ellas, guiándolaspor senderos «justos», es decir aptos paraellas, atendiendo a sus necesidades y no a laspropias. Su prioridad es la seguridad de surebaño, y es lo que busca al guiarlo.

Queridos hermanos y hermanas, tambiénnosotros, como el salmista, si caminamos de-trás del «Pastor bueno», aunque los caminosde nuestra vida resulten difíciles, tortuosos olargos, con frecuencia incluso por zonas espi-ritualmente desérticas, sin agua y con un solde racionalismo ardiente, bajo la guía delpastor bueno, Cristo, debemos estar segurosde ir por los senderos «justos», y que el Se-ñor nos guía, está siempre cerca de nosotrosy no nos faltará nada.

«Tu bondad y tu misericordia me acompa-ñan todos los días de mi vida, y habitaré enla casa del Señor por años sin término» (v.6).

La bondad y la fidelidad de Dios son laescolta que acompaña al salmista que sale dela tienda y se pone nuevamente en camino.Pero es un camino que adquiere un nuevosentido, y se convierte en peregrinación haciael templo del Señor, el lugar santo donde elorante quiere «habitar» para siempre y alcual quiere «regresar». El verbo hebreo utili-zado aquí tiene el sentido de «volver», pero,con una pequeña modificación vocálica, sepuede entender como «habitar», y así lo re-cogen las antiguas versiones y la mayor partede las traducciones modernas. Se puedenmantener los dos sentidos: volver al templo yhabitar en él es el deseo de todo israelita, yhabitar cerca de Dios, en su cercanía y bon-dad, es el anhelo y la nostalgia de todo cre-yente: poder habitar realmente donde estáDios, cerca de Dios. El seguimiento del Pas-tor conduce a su casa, es la meta de todo ca-mino, oasis deseado en el desierto, tienda derefugio al huir de los enemigos, lugar de pazdonde se experimenta la bondad y el amor

del Salmo, y da paso auna escena diversa. Esta-mos todavía en el desier-to, donde el pastor vivecon su rebaño, pero aho-ra somos transportadosbajo su tienda, que seabre para dar hospitali-dad:

«Preparas una mesaante mí, enfrente de misenemigos; me unges lacabeza con perfume, ymi copa rebosa» (v. 5).

Ahora se presenta alSeñor como Aquel queacoge al orante, con lossignos de una hospitali-dad generosa y llena deatenciones. El huéspeddivino prepara la comidasobre la «mesa», un tér-mino que en hebreo indi-

Queridos hermanos yhermanas, el Salmo 23nos invita a renovarnuestra confianza enDios, abandonándonostotalmente en sus manos.Por lo tanto, pidamoscon fe que el Señor nosconceda, incluso en loscaminos difíciles de nues-tro tiempo, caminarsiempre por sus senderoscomo rebaño dócil yobediente, nos acoja ensu casa, a su mesa, y nosconduzca hacia «fuentestranquilas», para que, enla acogida del don de suEspíritu, podamos beberen sus manantiales, fuen-tes de aquella agua viva«que salta hasta la vidaeterna» (Jn 4, 14; cf. 7,37-39). Gracias.

Por ello el salmista puede declarar una tranqui-lidad y una seguridad sin incertidumbres ni temo-re s :

«Aunque camine por cañadas oscuras, nada te-mo, porque tu vas conmigo: tu vara y tu cayadome sosiegan» (v. 4).

Quien va con el Señor, incluso en los valles os-curos del sufrimiento, de la incertidumbre y detodos los problemas humanos, se siente seguro.Tú estás conmigo: esta es nuestra certeza, la certe-za que nos sostiene. La oscuridad de la noche damiedo, con sus sombras cambiantes, la dificultadpara distinguir los peligros, su silencio lleno deruidos indescifrables. Si el rebaño se mueve des-pués de la caída del sol, cuando la visibilidad sehace incierta, es normal que las ovejas se inquie-ten, existe el riesgo de tropezar, de alejarse o deperderse, y existe también el temor de que posi-bles agresores se escondan en la oscuridad. Parahablar del valle «oscuro», el salmista usa una ex-presión hebrea que evoca las tinieblas de la muer-te, por lo cual el valle que hay que atravesar esun lugar de angustia, de amenazas terribles, depeligro de muerte. Sin embargo, el orante avanzaseguro, sin miedo, porque sabe que el Señor estácon él. Aquel «tu vas conmigo» es una proclama-ción de confianza inquebrantable, y sintetiza unaexperiencia de fe radical; la cercanía de Diostransforma la realidad, el valle oscuro pierde todapeligrosidad, se vacía de toda amenaza. El rebañopuede ahora caminar tranquilo, acompañado porel sonido familiar del bastón que golpea sobre elterreno e indica la presencia tranquilizadora delp a s t o r.

Esta imagen confortante cierra la primera parte

ca, en su sentido primitivo, la piel del animal quese extendía en la tierra y sobre la cual se poníanlas viandas para la comida en común. Se trata deun gesto de compartir no sólo el alimento sinotambién la vida, en un ofrecimiento de comunióny de amistad que crea vínculos y expresa solidari-dad. Luego viene el don generoso del aceite per-fumado sobre la cabeza, que mitiga de la canículadel sol del desierto, refresca y alivia la piel, y ale-gra el espíritu con su fragrancia. Por último, elcáliz rebosante añade una nota de fiesta, con suvino exquisito, compartido con generosidad so-breabundante. Alimento, aceite, vino: son los do-nes que dan vida y alegría porque van más allá delo que es estrictamente necesario y expresan lagratuidad y la abundancia del amor. El Salmo 104,celebrando la bondad providente del Señor, pro-clama: «Haces brotar hierba para los ganados, yforraje para los que sirven al hombre. Él saca pande los campos, y vino que alegra el corazón; acei-te que da brillo a su rostro y el pan que le dafuerzas» (vv. 14-15). El salmista se convierte enobjeto de numerosas atenciones, por ello se ve co-mo un viandante que encuentra refugio en unatienda acogedora, mientras que sus enemigos de-ben detenerse a observar, sin poder intervenir,porque aquel que consideraban su presa se en-cuentra en un lugar seguro, se ha convertido enun huésped sagrado, intocable. Y el salmista so-mos nosotros si somos realmente creyentes en co-munión con Cristo. Cuando Dios abre su tiendapara acogernos, nada puede hacernos mal.

Luego, cuando el viandante parte nuevamente,la protección divina se prolonga y lo acompañaen su viaje:

fiel de Dios, día tras día, en la alegría serena deun tiempo sin fin.

Las imágenes de este Salmo, con su riqueza yprofundidad, acompañaron toda la historia y laexperiencia religiosa del pueblo de Israel, y acom-pañan a los cristianos. La figura del pastor, en es-pecial, evoca el tiempo originario del Éxodo, ellargo camino en el desierto, como un rebaño bajola guía del Pastor divino (cf. Is 63, 11-14; Sal 77,20-21; 78, 52-54). Y en la Tierra Prometida era elrey quien tenía la tarea de apacentar el rebaño delSeñor, como David, pastor elegido por Dios y fi-gura del Mesías (cf. 2 Sam 5, 1-2; 7, 8; Sal 78, 70-72). Luego, después del exilio de Babilonia, casien un nuovo Éxodo (cf. Is 40, 3-5.9-11; 43, 16-21),Israel es conducido a la patria como oveja perdi-da y reencontrada, reconducida por Dios a verdespraderas y lugares de reposo (cf. Ez 34, 11-16.23-31). Pero es en el Señor Jesús en quien toda lafuerza evocadora de nuestro Salmo alcanza suplenitud, encuentra su significado pleno: Jesús esel «Buen Pastor» que va en busca de la oveja per-dida, que conoce a sus ovejas y da la vida porellas (cf. Mt 18, 12-14; Lc 15, 4-7; Jn 10, 2-4.11-18),él es el camino, el justo camino que nos conducea la vida (cf. Jn 14, 6), la luz que ilumina el valleoscuro y vence todos nuestros miedos (cf. Jn 1, 9;8, 12; 9, 5; 12, 46). Él es el huésped generoso quenos acoge y nos pone a salvo de los enemigospreparándonos la mesa de su cuerpo y de su san-gre (cf. Mt 26, 26-29; Mc 14, 22-25; Lc 22, 19-20) yla mesa definitiva del banquete mesiánico en elcielo (cf. Lc 14, 15 ss; Ap 3, 20; 19, 9). Él es el Pas-tor regio, rey en la mansedumbre y en el perdón,entronizado sobre el madero glorioso de la cruz(cf. Jn 3, 13-15; 12, 32; 17, 4-5).