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1 En torno a la Ciudadanía y la Cultura Política en las Organizaciones de la Sociedad Civil en Argentina (2001-2007) Autora: Dra. Zenaida M. Garay Reyna (Centro de Estudios Avanzados – Universidad Nacional de Córdoba- Argentina) Esta presentación aborda algunos de los resultados de una investigación 1 sobre la Cultura Política en las Organizaciones de la Sociedad Civil, en la Ciudad de Córdoba, entre 2001-2007. Se expondrá en este caso, las diferentes perspectivas del concepto de ciudadanía, construidas por estos actores sociales y políticos de diversa forma a la clásica formulación y reformulación estructural funcionalista de Almomd y Verba (1963/1991) sobre del conjunto de normas, valores y creencias que los individuos poseen en relación a los objetos políticos. Esa perspectiva muestra una sola manera de entender el significado de cultura política, dentro del esquema democrático moderno y occidental, con la preocupación por la estabilidad política y el equilibrio social. Es más, se podría afirmar que para esta teoría de democracia, liberal representativa, se requiere un tipo de cultura, donde los ciudadanos participen racionalmente, porque poseen interés e información política y cierto sentido de la eficacia política de su participación. Es otras palabras, esta teoría aporta una visión más bien normativa de la política, sustentada en una explicación empírica de la estructura política desde la racionalidad individual. Al mismo tiempo se priva a la política de su sentido público, concentrándose en los ámbitos no políticos de la Sociedad Civil y asimilando lo público al Estado. En este marco, la ciudadanía, teóricamente comprendida bajo la forma de un tipo subjetivo, identificado como un sujeto jurídico que reclama en el marco del Estado-nación, y del estado de derecho, hoy es cuestionada, y reconfigurada por fragmentadamente desde la participación ciudadana. La transformación de esta categoría central del pensamiento político, cobra preponderancia durante los últimos veinte años en Argentina y en la región, en los procesos políticos y sociales que incluyen la presencia de los diversos actores de la Sociedad Civil. Más allá de las singularidades propias del caso argentino, la configuración de una agenda global que incluye a la participación y a la ciudadanía, forma parte de los cambios en el campo teórico de la cultura política contemporánea. Pero esto, así mismo, se relaciona íntimamente con el clásico planteamiento de que el régimen político democrático, para su buen funcionamiento y consolidación requiere de una cultura congruente. En estos términos, si la mediación integradora del régimen político, operante como matriz 2 socio- política, entre el Estado, el sistema de representación o estructura política partidaria, y la base socioeconómica y cultural, se encuentra en crisis en Argentina y América Latina, es posible por ende, comenzar a comprender en parte la fragmentación producida con respecto a la noción de ciudadanía. Este proceso se enmarca en las variaciones de las “imágenes y sentidos sobre la acción colectiva que hay en una sociedad, y [en] las imágenes, estilos y lenguaje de la acción política”. (Garretón, 2000/1991: 2002-203 y 2006:50), y en el deterioro de los partidos políticos, el poder legislativo y otras instituciones como los sindicatos, perdiendo eficacia para formar consensos, liderazgos y administrar el poder político. Estos son signos de lo señalado por Novaro (1998) como crisis de representación, mostrando los límites de la acción política dentro de los regímenes políticos democráticos y del modelo estado-céntrico que da cuenta del poder político. Esta última afirmación es consecuente con la necesidad de analizar la influencia de otros actores que forman parte de la matriz socio-política, es decir su base socioeconómica y cultural, más precisamente las organizaciones de la Sociedad Civil y del mercado. 1 Tesis doctoral “La Cultura Política en las Organizaciones de la Sociedad Civil, Ciudad de Córdoba, 2001-2007 (CEA-UNC), beneficiada por una Beca PG Tipo II 06, período 2007-2009, del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET), de Argentina. 2 “Conjunto de variables y restricciones que fijan los límites y probabilidades diferenciales para la realización de los intereses o metas de los diversos grupos que interactúan en un entorno social” (Abal Medina y Nejamkis, 2004:110).

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En torno a la Ciudadanía y la Cultura Política en las Organizaciones de la Sociedad Civil en Argentina (2001-2007) Autora: Dra. Zenaida M. Garay Reyna (Centro de Estudios Avanzados – Universidad Nacional de Córdoba- Argentina) Esta presentación aborda algunos de los resultados de una investigación1 sobre la Cultura Política en las Organizaciones de la Sociedad Civil, en la Ciudad de Córdoba, entre 2001-2007. Se expondrá en este caso, las diferentes perspectivas del concepto de ciudadanía, construidas por estos actores sociales y políticos de diversa forma a la clásica formulación y reformulación estructural funcionalista de Almomd y Verba (1963/1991) sobre del conjunto de normas, valores y creencias que los individuos poseen en relación a los objetos políticos. Esa perspectiva muestra una sola manera de entender el significado de cultura política, dentro del esquema democrático moderno y occidental, con la preocupación por la estabilidad política y el equilibrio social. Es más, se podría afirmar que para esta teoría de democracia, liberal representativa, se requiere un tipo de cultura, donde los ciudadanos participen racionalmente, porque poseen interés e información política y cierto sentido de la eficacia política de su participación. Es otras palabras, esta teoría aporta una visión más bien normativa de la política, sustentada en una explicación empírica de la estructura política desde la racionalidad individual. Al mismo tiempo se priva a la política de su sentido público, concentrándose en los ámbitos no políticos de la Sociedad Civil y asimilando lo público al Estado.

En este marco, la ciudadanía, teóricamente comprendida bajo la forma de un tipo subjetivo, identificado como un sujeto jurídico que reclama en el marco del Estado-nación, y del estado de derecho, hoy es cuestionada, y reconfigurada por fragmentadamente desde la participación ciudadana. La transformación de esta categoría central del pensamiento político, cobra preponderancia durante los últimos veinte años en Argentina y en la región, en los procesos políticos y sociales que incluyen la presencia de los diversos actores de la Sociedad Civil. Más allá de las singularidades propias del caso argentino, la configuración de una agenda global que incluye a la participación y a la ciudadanía, forma parte de los cambios en el campo teórico de la cultura política contemporánea. Pero esto, así mismo, se relaciona íntimamente con el clásico planteamiento de que el régimen político democrático, para su buen funcionamiento y consolidación requiere de una cultura congruente. En estos términos, si la mediación integradora del régimen político, operante como matriz2 socio-política, entre el Estado, el sistema de representación o estructura política partidaria, y la base socioeconómica y cultural, se encuentra en crisis en Argentina y América Latina, es posible por ende, comenzar a comprender en parte la fragmentación producida con respecto a la noción de ciudadanía. Este proceso se enmarca en las variaciones de las “imágenes y sentidos sobre la acción colectiva que hay en una sociedad, y [en] las imágenes, estilos y lenguaje de la acción política”. (Garretón, 2000/1991: 2002-203 y 2006:50), y en el deterioro de los partidos políticos, el poder legislativo y otras instituciones como los sindicatos, perdiendo eficacia para formar consensos, liderazgos y administrar el poder político. Estos son signos de lo señalado por Novaro (1998) como crisis de representación, mostrando los límites de la acción política dentro de los regímenes políticos democráticos y del modelo estado-céntrico que da cuenta del poder político. Esta última afirmación es consecuente con la necesidad de analizar la influencia de otros actores que forman parte de la matriz socio-política, es decir su base socioeconómica y cultural, más precisamente las organizaciones de la Sociedad Civil y del mercado.

1 Tesis doctoral “La Cultura Política en las Organizaciones de la Sociedad Civil, Ciudad de Córdoba, 2001-2007 (CEA-UNC), beneficiada por una Beca PG Tipo II 06, período 2007-2009, del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET), de Argentina. 2“Conjunto de variables y restricciones que fijan los límites y probabilidades diferenciales para la realización de los intereses o metas de los diversos grupos que interactúan en un entorno social” (Abal Medina y Nejamkis, 2004:110).

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Del mismo modo, estas afirmaciones pueden ser entramadas en las experiencias de los años noventa, que tuvieron a tres países como laboratorios directos de las políticas neoliberales: Fuyimori en Perú, Salinas de Gortari en México y Menen en Argentina. A ello debe sumarse el anticipado caso de Chile con Pinochet. En consecuencia, durante dicha década el Estado implementó los programas de reforma neoliberales y desplazó su responsabilidad de conducción del desarrollo hacia los organismos internacionales con los cuales los países latinoamericanos se acostumbraron a “hacer política”. Esta reconfiguración técnica del gobierno del Estado, implicó su descalificación, el repliegue de las formas tradicionales de la política, en términos de la crisis de representación antes aludida.

En dicho contexto irrumpieron nuevos actores, propios de una Sociedad Civil fragmentada por las nuevas obligaciones asumidas ante condicionamientos sociales tales como, la flexibilización laboral, corolario del desempleo creciente y el consecuente aumento extremo de las desigualdades sociales en el acceso al trabajo, la educación, la salud, las viviendas y los diversos servicios tales como el agua, y se conjugaron como factores detonantes de la crisis argentina del 2001.

Complementariamente, la concurrencia de discursos resaltando la importancia del fortalecimiento de los actores de la Sociedad Civil -un mundo heterogéneo de individuos, organizaciones, redes y movimientos sociales-, es la contracara de las mutaciones del Estado, de sus estrategias delimitantes redefiniendo de modo continuo su esfera de competencia, las fronteras entre lo público-privado, mediante la combinación de modalidades de conocimiento, estrategias de poder y de subjetividad.

La importancia de la Sociedad Civil, ha sido acompañada por la connotación espacial del concepto unida a sus apariciones o redescubrimientos temporales: la dimensión del territorio como sede determinaciones socio-históricas está presente modelando relaciones que marcan la relevancia de la Sociedad Civil no sólo en términos teóricos, sino empíricos. Como ámbito de prácticas se han producido modificaciones en los últimos años, trascendiendo en el incremento de la cantidad de organizaciones, asociado a coyunturas favorables para su proliferación, y demarcado diferentes relaciones estratégicas entre sí, con el Estado, con otras organizaciones trasnacionales y organismos internacionales, para configurar una imagen heterogénea y jerarquizada.

Concretamente en Argentina, el crecimiento de la cantidad de las Organizaciones de la Sociedad Civil en Argentina, es relevante en le período de análisis propuesto, ya que en el 2003, el número de organizaciones ascendería a 104.642 (PNUD, BID y GADIS, 2004:63), concentrándose el 64.1 % en la Región Centro (Capital Federal, Buenos Aires, Santa Fe y Córdoba), mostrando una evolución frente a las aproximadamente 80.000 estimadas en el año 2000, por la Universidad John Hopkins y el Centro de Estudios de Estado y Sociedad (CEDES). En el caso de la provincia de Córdoba, en el 2001, el Banco Interamericano de Desarrollo, para la elaboración del Índice de Desarrollo de la Sociedad Civil, había identificado 6127 organizaciones (PNUD y BID, 2001), de las cuales, el 13.01% eran organizaciones de apoyo3, 6.74 % organizaciones de base4, 1.03% redes y 79.06 %, asociaciones por afinidad5. Para el año 2005 ese número se incrementa a 12249 organizaciones (PNUD, BID y GADIS, 2004:63). De este conjunto el 13.3% son organizaciones de apoyo, 22.6% organizaciones de base, 0.9% redes y 63.2 % 7asociaciones de afinidad, pero sólo el 20 % del total se localiza en la capital, a diferencia de la situación del 2001, del 41%. Estos porcentajes y sus variaciones, muestran como los efectos de crisis del 2001 en Argentina, afectaron el nivel de asociacionismo, y la redistribución de la relación entre la capital y el interior de la provincia de Córdoba.

3 Las organizaciones de apoyo, presentan en general un alto nivel de profesionalización bajo las formas legales de asociaciones civiles y fundaciones; tienen por objetivo transferir capacidades, bienes y servicios a otras organizaciones, sustentando particularmente a las de base. como cooperativas, clubes, comedores comunitarios, centros vecinales, comisiones, entre otras. 4 Estas organizaciones destinan sus actividades y servicios a sus propios miembros, siendo su principal característica, el estar constituidas por personas de la misma comunidad geográfica, respondiendo a necesidades concretas y locales. Usualmente adoptan formas diversas sociedades de fomento, asociaciones vecinales, clubes barriales, comedores comunitarios, clubes de madres (PNUD/BID/GADIS (2004: 12). 5 Mutuales, Cooperadoras escolares, Asociaciones de padres, Cooperadoras hospitalarias, Cooperadoras, Asociaciones de amigos, Clubes sociales, deportivos y culturales, Grupos de autoayuda, Centros de jubilados, Gremios y sindicatos, Círculos; Asociaciones profesionales, Asociaciones de colectividades/tradicionalistas, Entidades y cámaras patronales. Estas organizaciones defienden los intereses de sus asociados, de los que obtienen los recursos económicos para financiar sus actividades. (PNUD/BID/GADIS (2004: 12).

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Entonces, la referencia a las transformaciones en el Estado, responsabilizando y convirtiendo en agentes efectores de políticas públicas a muchas de estas organizaciones, como así mismo, el incremento de la pobreza y de la organización de los ciudadanos en torno a sus necesidades socio-económicas, en particular desde el 2001, ha dado lugar a interrogantes sobre la capacidad representativa de estos actores sociales, como mediadores políticos y canales de participación. A esto se suma la presencia de organismos de crédito internacional -Banco Mundial, el Banco interamericano de Desarrollo y el Fondo Monetario Internacional-, organizaciones no gubernamentales internacionales -Amnistía Internacional-, diversas fundaciones internacionales -Ford, Kellog, Konrad Adenauer, Avina- y/o aquellas de carácter nacional como las fundaciones Arcor y Minetti6 entre otras, que abren inquietudes sobre los vínculos entre la financiación de programas y proyectos sociales con la promoción de agendas globales. Entonces, el crecimiento de la cantidad de organizaciones sociales puede ser asociado con los intentos de gubernamentalización o control sobre lo comunitario, que como estrategia de poder sea desde el Estado, organismos internacionales u organizaciones trasnacionales (a través de cooptación, y el financiamiento), se enfrenta con la emergencia de lo comunitario definido como potencial fuente de resistencias locales, residuales y marginales del Estado-Nación moderno y capitalista.

La cultura política desde la discursividad de las organizaciones sociales.

Ahora bien, encontrar una definición apropiada para comprender estas inquietudes desde la cultura política, supone un desafío porque la noción misma puede abordar una pluralidad de fenómenos, posibilitando diversas aproximaciones, confluencias interdisciplinarias. La cultura política es un concepto que se vinculó a la reproducción de las condiciones de democratización occidental, primero en los años cincuenta y sesenta, y posteriormente en los años ochenta y noventa en las transiciones en Latinoamérica y de Europa Oriental, rescatando el papel de las creencias y los valores en la conformación del orden político. El texto clásico de Almond y Verba, La Cultura Cívica (1963) 7 refleja los intereses políticos de su época. Mediante la identificación de un conjunto de conocimientos, valores creencias, sentimientos predisposiciones y actitudes de los individuos y los grupos hacia la política y los asuntos ligados a ella, el foco central de atención será el conocimiento de las actitudes políticas y prácticas electorales, relacionando las bases sociales estructurales de la política con un resultado institucional determinado: la democracia asociada a una sociedad modernizada, frente al peligro del comunismo y sociedades tradicionales o no modernas. Desde esa perspectiva, el presupuesto democrático será incorporado a la noción de cultura política, como una racionalización –sino naturalización- de la estructura social y política que configuró el capitalismo burgués en el siglo XX en Occidente (Somers, 1996:38-39). En este sentido la interfase Estado y Sociedad Civil será reproducida y se asociará al mantenimiento de la democracia8 buscando alcanzar un sistema de estabilidad política, bajo un gobierno representativo. Durante la segunda mitad de la década de los ochenta, el interés por los asuntos políticos y culturales se relacionó con el ciclo de reaperturas democráticas, luego de los procesos de dictadura vividos por varios países latinoamericanos. La atención se concentraba en aquellas dimensiones

6 Fundación ARCOR, es una entidad sin fines de lucro creada en 1991 por el Grupo ARCOR (Córdoba, Argentina), para contribuir de corporativa al tratamiento y solución de necesidades de los sectores más vulnerados de la población, específicamente siendo la infancia su área de interés, considerando a la educación como herramienta para la generación de igualdad de oportunidades. Se busca fortalecer el protagonismo, la autonomía, la capacidad asociativa y la co-responsabilidad de las propias comunidades. Cf: https://www.fundacionarcor.org/esp_quienes.html. La Fundación Minetti nace en 1987 con el objetivo de sistematizar y potenciar la labor de extensión a la comunidad que venía realizando la empresa Cementos Minetti (Córdoba, Argentina).Actúa en las regiones en las cuales la empresa lleva a cabo su actividad industrial, como forma de fortalecer el compromiso empresarial con su entorno físico, social e institucional, y fomentar el desarrollo social sustentable , a través de las áreas de Educación, Desarrollo Social y Fortalecimiento de la Sociedad Civil. Cf.: http://www.fundacionminetti.org.ar/spanish/Fundacion_Historia.html 7Cf en Almond y Verba (1991). “La Cultura Política”, en Diez textos Básicos de Ciencia Política. Barcelona: Ariel. 8 “En una cultura política democrática, o en una “cultura cívica” los ciudadanos contribuyen al mantenimiento del sistema democrático a través de tres tipos de aspectos internalizados u orientaciones hacia los símbolos legítimos- cognitivo, afectivos y evaluativos” (Somers, 1996:44).

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vinculadas con la subjetividad de los actores políticos y sociales, el rol de las creencias y los valores que afirmaran al régimen democrático. En otras palabras, se plantearon aspectos vinculados con las condiciones de posibilidad de la democracia. Durante los años noventa, en cambio, la preocupación se articula en relación a la crisis de los partidos políticos tradicionales y de las ideologías político-partidarias, que marcaron el progresivo descubrimiento de nuevas identidades socio-culturales, expresiones o intentos de flexibilización de las dicotomías ideológicas partidarias tradicionales.

Otra posibilidad de comprensión de la cultura política es concebirla como “aquellos conjuntos de

relaciones de sentidos que conforman un marco teórico hegemónico, occidental, moderno y capitalista” en torno a determinadas representaciones sociales sobre la ciudadanía, los derechos humanos, el Estado y la Sociedad Civil (Santos, 2006:54). Estas representaciones sumadas a las dicotómicas tradiciones modernas de esfera pública y privada, pueden comprenderse en un contexto de sistema mundial que las rearticula globalmente, mientras los movimientos sociales apelan a luchas singulares y específicas de sus contextos particulares.

Actualmente el concepto de cultura política, ha sino renovado ante la irrupción desde fines del

siglo XX de patrones de socialización diferentes a los planteados por el estructural-funcionalismo. Los cambios socio-económicos articulados por la globalización, los nuevos patrones culturales que se vinculan con la cuestión del género, el medio ambiente, las minorías, han impactado en los diseños institucionales de los sistemas políticos, haciendo necesaria la revisión de las reglas de juego sobre la relación entre Estado y sociedad, evidenciada por una mutación de los sistemas de valores, creencias y actitudes que cuestionan los ámbitos de intervención y regulación estatal (Díaz V. de Landa, 2007:335-345). Esto supondría una suerte de sociologización de la cultura política, introduciéndola a la teoría social, con la incorporación de nuevas estrategias de análisis y formas de comprensión de las relaciones entre estructuras sociales, sistemas políticos y marcos culturales, dando elementos a los individuos para interpretar su realidad, a partir de la antropología social, la lingüística y la semiología y los estudios culturales (Morán, 116/1997:3).

Se abre de este modo la posibilidad de interpretar los significados culturales propios de una comunidad, grupo o colectividad. En este sentido, por ejemplo Morán (1996:12), señala de Schutz la justificación de esta metodología desde las propias prácticas interpretativas de los participantes que se encuentran vinculadas con sus propias prácticas sociales. En otras palabras se intenta conocer los significados, símbolos y códigos de la acción social, incluyendo la acción política, dado el carácter simbólicamente construido de la realidad subjetiva y objetiva, pudiendo desentrañar los mapas cognitivos desde donde los actores pueden interpretar el mundo.

Dadas estas posibilidades interpretativas, uno de los ejes centrales que articulan los vínculos teóricos entre Sociedad Civil y cultura política es la noción de participación, la cual como mecanismo para extender la ciudadanía ha sido un fenómeno difundido en América Latina desde los años noventa, bajo la forma de participación ciudadana. No obstante, se pueden considerar como antecedentes en Argentina, las organizaciones sociales constituidas durante la dictadura militar en defensa de los Derechos Humanos -Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, Fundación Servicio Paz y Justicia (SERPAJ) y el Centro de Estudio Legales y Sociales (CELS)-, y otras vinculadas a la problemática del desarrollo y con apoyo de la Iglesia Católica -Red Encuentro de ONG, Servicio Habitacional y de Acción Social (SEHAS)-, canalizando prácticas de participación ciudadana alternas al modelo estatal desde los años setenta. Con la reapertura democrática de 1983 se crean organizaciones tales como Conciencia y Poder Ciudadano cuyos objetivos se enmarcan en la ampliación de los márgenes de acción de participación ciudadana. En los últimos años, este concepto ha sido apropiado y estimulado desde el propio Estado como mecanismo de control sobre la sociedad misma y como reaseguro de la implementación de sus políticas. Desde el Estado, se han creado y fomentado formatos institucionales que intentan garantizar la participación de los diferentes grupos organizados, en función de demandas generales y específicas. Se extienden los límites de lo “no-gubernamental” al instituirse lugares para la materialización la esfera pública9 de un complejo de organizaciones, con un potencial moderador de conflictos sociales y políticos. 9 Según Somers, haciendo una genealogía sobre la noción de ciudadanía y su relación con la noción habermasiana de esfera pública, es posible distinguir entre espacio público y esfera pública. El primero, se refiere a instancias de debate público no institucionalizado, mientras que la segunda denota el espacio social y el

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De este modo se van conformando procesos de participación desde las organizaciones sociales

de diversa índole: reivindicación política, luchas por cambios sociales incluyentes, intervención técnica en el campo social, intermediación entre la sociedad y políticas públicas focalizadas y aplicación de programas financiados internacionalmente. Se ingresa así en un juego donde confluyen proyectos participativos construidos a propósito de la profundización y expansión de la democracia, el avance de la lógica neoliberal y la reconfiguración del poder estatal por medio de la Sociedad Civil. Desde este contexto cobra importancia la constitución de una imagen de Sociedad Civil proactiva, que cuando está ausente o debilitada se pretende fortalecer a través de las diferentes organizaciones internacionales. Se configuraría un control sobre el dominio de lo social, el cual es percibido con potencial de generar un proyecto alternativo –o contra hegemónico- al planteado desde la lógica neoliberal. En consecuencia, nuevas instancias estatales de representación social (foros, mesas de diálogo, juntas, comisiones) imponen a las mismas organizaciones de la Sociedad Civil exigencias técnicas y burocráticas propias de la lógica estatal y de otro nivel que intentan sobredeterminar las prácticas y homogeneizarlas internacionalmente, como es el caso de los organismos u organizaciones internacionales al prestar apoyo financiero y técnico, generándose situaciones de alejamiento de las propias bases sociales. Tal como lo ha indicado Dagnino (2006:407), esta forma de control social permite en síntesis asimilar como Sociedad Civil, sólo a aquellas organizaciones que sepan amoldarse a estas lógicas y exigencias técnicas, mostrando una “conducta aceptable”, minimizando y silenciando el conflicto. Frente a estos procesos de implicación mutua entre Estado y Sociedad Civil, se hace difícil poder definir a priori cuales serán los posicionamientos de los actores sociales y políticos, ya que la estabilidad no está configurada de antemano, siendo los agentes sociales procesualmente constituidos y atravesados por una diversidad de discursos. En síntesis existen posiciones de sujeto, contingentes e inestables que corresponden a una multiplicidad de relaciones sociales construidas dentro de discursos específicos (Mouffe, 1999:109-111).

En este caso se consideró pertinente abordar esta problemática desde una perspectiva de interpretación post-estructuralista, reconociendo la existencia de vínculos y disputas entre los discursos de las organizaciones sociales, conducentes a planteamientos epistemológicos sobre el tipo de conocimiento y comprensión de lo político y la política. Esto responde a una noción de la política como un espacio en el que convergen contradictoriamente las relaciones sociales y diferentes fuentes de poder social (el económico, el político, el militar y el ideológico) (Abal Medina y Nejamkis, 2004:111-114) . Así, las relaciones entre Estado, Sociedad Civil y mercado, no quedan exentas de las tensiones y disputas generadas por las diferentes ideologías propias del capitalismo tardío, que como esquemas de interpretación sobre las diferentes percepciones y concepciones del mundo para la distribución del poder en la sociedad, pueden ser dilucidadas a través de diversas formaciones discursivas que operan de forma conjunta. Esta es una oportunidad por cierto, de aportar una perspectiva sobre la noción de cultura política, que asocia las posibilidades de construcción de la realidad desde lo discursivo, con sus funciones pragmáticas, a través de una trama de significantes que se articulan, compiten, asocian y yuxtaponen al intentar fijar el sentido del orden social y político (Landi, 2004:147). En síntesis el objetivo de esta investigación se orientó en la comprensión del sentido de la política, que desde las representaciones sociales construidas por las Organizaciones de Apoyo, expresan valores, lógicas clasificatorias y principios orientadores sobre el Estado, la participación ciudadana, como emergentes de una cultura política homogeneizadora que aspira a representar a la Sociedad Civil desplazando las prácticas militantes. discurso racional constituyente de una opinión pública democrática, libre y abierta, dentro de un escenario estructural apoyado por instituciones y redes discursivas, en una especia de tercer lugar entre lo público y privado (Somers, 1995: 123-124).

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De este modo fue posible enunciar una serie de líneas de análisis referidas a:

• La existencia de una mayor articulación de las organizaciones en los planos local y global, que impide al plano nacional una proyección temporal y una identificación espacial con el Estado.

• Algunas organizaciones de apoyo accionan en el territorio, limitando la inserción de nuevas organizaciones que disputan su influencia.

• La emergencia de nuevas formas de participación individual y/o colectiva activa (por ejemplo como individuos voluntarios, expertos, profesionales), para promover cambios en el espacio público, trata de desplazar a la militancia social y política partidaria.

• El concepto de ciudadanía desarrollado en el seno de las organizaciones sociales se relaciona a las nociones de derechos y de participación, desvinculándose del concepto de identidad nacional.

• El financiamiento para las organizaciones de apoyo opera como mecanismo de doble control internacional de la agenda pública de problemáticas sociales por medio de la acción directa las organizaciones no gubernamentales y organismos internacionales- BM, BID, FMI.

Algunas apreciaciones metodológicas La existencia de una relación interactiva entre investigador y problema de investigación para la construcción del dato, rebela la pertinencia de un abordaje hermenéutico, con la utilización del análisis de discurso como estrategia metodológica10, para dar cuenta del estado de los discursos sobre las representaciones de ciudadanía y participación, configuradoras de las diversas culturas políticas en las organizaciones de la Sociedad Civil. Se ha pretendido visualizar como los discursos de las diferentes organizaciones consideradas, se relacionan en una serie de tópicos que constituyen una suerte de agenda política en el universo heterogéneo de la Sociedad Civil; contextualizados en tiempo y espacio, redefiniéndose, atravesando e interpelando a los sujetos que las conforman El sentido de lo político, asociado a una noción de poder en cuanto relación social, permitió explorar y comprender los contenidos subyacentes de las culturas políticas de estas organizaciones, como así también sobre las subjetividades colectivas emergentes y residuales (como por ejemplo, militante, activista, teórico, práctico, experto, trabajador, voluntario, argentino), y cómo comprenden dichos sujetos y actores las nociones ciudadanía, participación, presentes en las diferentes lógicas sociales que gobiernan las relaciones entre Estado, Sociedad Civil y mercado. El análisis del discurso desnuda ilusiones disimuladas por las formaciones discursivas, concepto elaborado por Foucault (2004:62-63), al percibirlo como un sistema en el que se puede definir una regularidad, determinar un orden, correlaciones, posiciones de funcionamientos y transformaciones de un conjunto de objetos, modalidades de enunciación, conceptos y elecciones temáticas. Estos conjuntos de enunciados, poseen reglas de formación, coexistencia, conservación, modificación y extinción, que les dan una imagen de constante transformación y dispersión ante la coexistencia con otros discursos (Foucault: 2004:122-123). Desde esta perspectiva, la enunciación de los sujetos representantes de intereses de las organizaciones, son correlato de ciertas posiciones socio-históricas. Los discursos entran en “relación con sus condiciones de producción (marco institucional, aparato ideológico en el cual se inscribe, coyuntura política especifica, relación de fuerzas)”, en términos de circunstancias “que caracterizan el discurso, que lo constituyen”, y captables por el análisis lingüístico (Goldman, 1989:35). A través de esta dimensión procesual del discurso, se abre su compresión como práctica, cuyas reglas envuelven e interpelan al sujeto desde que toma parte en el discurso (Foucault: 2004:119-120). Lo anterior conduce a afirmar que los discursos casi nunca son homogéneos: se está ante la presencia de otros discursos en el

10Se diferencia de la Teoría del Discurso, la cual es definida como “un paradigma o programa de investigación”, con presupuestos ontológicos, conceptos teóricos y metodológicos propios; y sostiene que “todos los sistemas de prácticas con sentido –o discursos- dependen de exteriores discursivos que parcialmente constituyen dichos órdenes, mientras que potencialmente los subvierten” (Howarth, 2005:39).

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discurso propio, y ante el dominio del interdiscurso, ya que todo discurso se encuentra en relación multiforme con otros. (Goldman, 1989:67). La heterogeneidad constitutiva de los discursos, es el soporte argumentativo y discursivo de la heterogeneidad sobre las representaciones referidas desde las diferentes culturas políticas, siendo estos discursos los que interpelan a las subjetividades colectivas emergentes y residuales. Se identificaron discursos que integran un campo semántico compartido por las construcciones discursivas de los sujetos que representan a las organizaciones sociales involucradas en esta investigación, para interpretar temas y problemas, condicionamientos, situaciones que superan los planos individuales y permitan arribar a los organizaciones. De esta forma es posible reconstruir relatos, productos de una práctica discursiva, que responden a una estrategia argumentativa intencionada dentro de una formación discursiva, para dar cuenta de una historia y una forma de presentar y configurar hechos, conceptos, sujetos, sus relaciones, sus efectos y de incidir sobre las prácticas sociales. La importancia de esta estrategia, se vincula directamente con la fijación de sentido y la capacidad de los discursos sociales para estructurar y constituir relaciones de poder y procesos sociales. Para el tratamiento de los discursos que componen el archivo documental, compuesto por datos lingüísticos reactivos (entrevistas en profundidad a miembros de las organizaciones) y no reactivos (ochenta documentos institucionales de las organizaciones entrevistas y de terceras vinculadas) se decidió la utilización como herramienta auxiliar el programa informático Atlas–ti11, software que facilita el análisis cualitativo de grandes volúmenes de datos textuales. Se realizaron veinticuatro entrevistas12 en profundidad a miembros de un total de veintidós organizaciones (SEAP (Servicio a la Acción Popular), SEHAS (Servicio Habitacional y de Acción Social), SERVIPROH (Servicio de Promoción Humana),CEDHA (Centro de Derechos Humanos y Medio Ambiente), AVE (Asociación de Vivienda Económica), CECOPAL (Centro de Comunicación Popular y Asesoramiento Legal), Fundación AVINA, Banco Mundial de la Mujer, HELP Argentina, Consejo Consultivo Municipal, Fundación Arcor, Fundación Minetti, Red Principio de Principio, Consultora Estrategias Sociales, Fundación IDEAS, Asociación Civil El Ágora, Jóvenes Ciudadanos, FES (Fundación Friedrich Ebert), CTA (Central de los Trabajadores Argentinos) , Fundación y Biblioteca Popular Bella Vista, Asociación Cóndor, A B Comunicaciones.), durante julio- agosto de 2006, agosto-diciembre de 2007 y julio-setiembre de 2008. Se seleccionaron para esta investigación dos subgrupos de organizaciones sociales tomando como criterios clasificatorios el área temática de intervención principal y los destinatarios de los servicios de dichas organizaciones.En primer lugar se consideraron las organizaciones cuya orientación temática o área principal de trabajo declarada, sea la política y/o el desarrollo, y que sin importar el formato institucional (fundación, asociación civil, red, asociación de hecho, fundación empresaria) prestasen servicios o apoyo a otras organizaciones, consideradas de base o comunitaria. Con relación a las organizaciones por área temática, la diferencia entre política y desarrollo, no implica una discimilitud de estrategias para lograr sus objetivos; en tanto la reivindicación de derechos, ampliación de ciudadanía se entrecruzan con acciones de índole asistencial o de promoción del desarrollo, pudiéndose distinguir entre sus modalidades de intervención, la construcción de agenda pública, así como la “incidencia” en las políticas públicas, cabildeo o “lobby”, movilización y participación en consultas públicas. Se ha considerado como definición de organizacións políticas de la Sociedad Civil, la propuesta por Lieras como aquellas

“organizaciones que desarrollan estrategias respaldadas en argumentos de interés público para promover o resistir cambios sociales que, si se implementaran, entrarían en conflicto con los

11 Los fragmentos seleccionados en este trabajo se identifican de la siguiente manera, P14: E16 FES.rtf - 14:13 (67:69): P14: E16 FES.rtf (documento primario de la UH, ya sea entrevista “E” o documento institucional “D”, en este caso “documento 14 de la UH, entrevista número 16 a la organización FES” ) - 14:13 (identificación de la cita en la UH y en el documento primario, es decir “cita 13 del documento 14” ) (67:69) (ubicación de la cita dentro del documento primario “14”, señalando el párrafo de inicio “67”y el de finalización “69”). 12 Se ha entrevistado a referentes de organizaciones de base (Biblioteca Popular Bella Vista y Consejo Consultivo Municipal), y organizaciones empresarias (Fundación Arcor y Fundación Minetti) para poder apreciar las relaciones entre estos dos grupos de organizaciones. Con respecto al criterio territorial de selección, se han privilegiado a las que operan en Córdoba y en algunos casos organizaciones internacionales y nacionales, que poseen articulaciones y referentes en esta ciudad (por ejemplo. Help Argentina, Avina, FES). Ver tabla I

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intereses o valores sociales, culturales, políticos o económicos de otros grupos u organizaciones” (Lieras 2007:22).

Las organizaciones de desarrollo se caracterizan por implementar proyectos por medio de estrategias de intervención, promoción y/o asistencia social. El carácter de asistencial se relaciona con la satisfacción de necesidades básicas de la población objetivo. La estrategia de promoción implica acciones de largo y mediano plazo que lleven a formas autónomas de cobertura de necesidades por parte de los beneficiarios.Se caracterizan por ser organizaciones, o centros sin fines de lucro, desarrollando actividades tendientes a superar situaciones de exclusión social y pobreza a través de la participación, la capacitación y la organización para la resolución de necesidades básicas de organizaciones populares y movimientos sociales. Se articulan, no siempre de forma conflictiva con el Estado, en especial municipios pequeños y medianos, con las universidades, otras organizaciones sociales y las entidades de cooperación internacional. En segundo lugar se encuentran aquellas organizaciones según beneficiarios de las acciones emprendidas, generalmente siguiendo los criterios del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD, BID y GADIS, 2004:12). Esta clasificación data de la década de los noventa, sigue siendo utilizada en los análisis de las organizaciones sociales, y puede presentar falencias, si se analizan con mayor profundidad los objetivos y misiones de las organizaciones objeto de estudio. Por esta causa, se la consideró como un primer intento de sistematizar las unidades de análisis, pudiéndose encontrar inconsistencias en la clasificación. Hecha esta aclaración se distinguió provisoriamente entre organizaciones de apoyo, organizaciones de base y empresarias13, siendo las primeras foco principal de atención. Construcciones sobre la Sociedad Civil Un primer problema a interpretar ha sido la construcción conceptual de la Sociedad Civil desde la teoría política y desde las prácticas discursivas de los diversos de organizaciones estudiadas: las organizaciones sociales de apoyo en su relación con las organizaciones de base, el Estado, las organizaciones de cooperación y los organismos de crédito internacionales. Los norteamericanos Cohen y Arato (2000:7) tributarios de las ideas de Habermas, desarrollaron extensamente el concepto en un intento por delimitar parcialmente su sentido, al afirmar que las teorías democráticas no han explorado de manera eficiente los modelos adecuados y las correspondencias entre Sociedad Civil y democracia. Es más, la concepción de Sociedad Civil, dentro de los modelos liberales de democracia posee una consideración ambigua, que va desde posiciones que la muestran como un espacio idílico, sin poder de crítica frente a las “disfunciones” de la sociedad. Además aportan la tesis de que en occidente la Sociedad Civil, puede ser un espacio de gran potencialidad para la expansión de las democracias realmente existentes, pero que se encuentra intimidada por las lógicas de la economía y la administración, restándole autonomía conceptual y práctica.

Para poder sostener esta tesis, estos autores consideran necesario un concepto de Sociedad Civil que permita diferenciarla de la economía, y poder ser clivaje de una teoría crítica en sociedades que han sido colonizadas por la lógica del mercado. Formas de percibir la falta de autonomía de la Sociedad Civil son las conceptualizaciones que la identifican con nociones del Tercer Sector y capital social. Así mismo, se busca romper la dicotomía entre Sociedad- Estado, y mostrar consecuentemente un modelo tripartito cuyos pilares sean tanto el Estado, como el mercado y la Sociedad Civil, rescatando como se ha dicho tanto de la Sociedad Civil su potencial critico en las democracias liberales, como también su rol opositor de los regímenes autoritarios. Esto implica la separación entre el espacio cívico (Sociedad Civil) y el espacio político (sociedad política). De esta forma el espacio cívico en última instancia no deja de ser político, sino que adquiere la forma de espacio político de oposición frente a las formas tradicionales de representación política que no cumplan tal función.

Cohen y Arato proponen una definición operativa de lo que entienden por Sociedad Civil: 13 Las organizaciones empresarias, en cambio han sido creadas y financiadas por empresas para realizar donaciones y desempeñar actividades filantrópicas, legalmente separadas de las empresas que les dan origen. Responden a la lógica del “Marketing Filantrópico”, como estrategia de obtención de publicidad por mecanismos no tradicionales como es el apoyo económico a sectores y grupos de menores recursos de la comunidad, pudiendo obtener además beneficios impositivos.

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“esfera de interacción social entre la economía y el Estado, compuesta ante todo de la esfera íntima (en especial la familia), la esfera de las asociaciones (en especial las asociaciones voluntarias), los movimientos sociales y las formas de comunicación pública [esfera pública]” (Cohen y Arato, 2000:8);

pudiéndose diferenciar porque no se rige ni por la lógica del poder -la lógica correspondiente a la política y a lo referido al Estado -, ni por la lógica del rendimiento- la lógica del mercado, sino por ser autolimitada, en aras de las extensión y protección de la libertad, para recrear “formas igualitarias de solidaridad sin obstaculizar la autorregulación económica”. Este modelo de Sociedad Civil presupone la participación activa de los ciudadanos en “instituciones igualitarias”, “asociaciones civiles” y en “organizaciones políticas relevantes”, para poder lograr una cultura política democrática (Cohen y Arato, 2000:36-38).

Sin embargo, el concepto de Sociedad Civil, es una construcción social ligada a diferentes momentos socio-históricos que posibilitan su emergencia, transformación y hasta su invisibilidad. Consecuentemente, se puede distinguir en la Sociedad Civil tres niveles de análisis:1) Institucional: definido por su estructura, compuesta por las organizaciones, sustentadas por la libre asociación y que de alguna forma, define su identidad en la defensa de derechos, ya sean individuales políticos o sociales. Representaría más bien una dimensión estática. 2) Dinámico: referido a la movilización transformadora de los movimientos sociales y las organizaciones al instalar nuevas cuestiones al debate público, en su relación con el Estado y el mercado. Los movimientos sociales son un tipo particular de acción colectiva de las organizaciones que los componen, es decir que pueden poseer como base un conjunto de organizaciones o bien dar origen a otras organizaciones mientras trascurre sus acción, que siempre es de carácter excepcional, distinguiéndose de la labor cotidiana que se desarrolla a nivel institucional. 3) Combinando los anteriores niveles, la cultura política muestra el sustrato valórico relativo a la democracia u autoritarismo, o a mixturas más grises entre ambos extremos.

Siguiendo esta línea de análisis, la referencia de la Sociedad Civil en su faz estática, meramente

descriptiva ha permitido mostrarla como un sujeto desde el discurso neoliberal de las organizaciones y organismos internacionales de crédito; discurso caracterizable por una visión del mundo que reproduce la dicotomía centro/periferia, desarrollado-civilizado/no desarrollado, además de presentarse en algunos casos como equivalente al Tercer Sector14. En cambio la dimensión dinámica la descubre como un espacio donde confluyen fuerzas en pugna para fijar diferentes sentidos y alternativas al discurso hegemónico neoliberal. La primera construcción, la torna en un sujeto colectivo al que se le atribuyen funciones, acciones. Por una parte desdibuja a los sujetos individuales a su interior homogeneizándolos, y por otra se ocultan los intereses de los mismos y las diferencias de poder. Descansa en un paradigma que privilegia el consenso. Esta forma es empleada por las organizaciones de apoyo, que responden a programas de financiamiento de organizaciones internacionales. Por ejemplo, la misión de una organización de apoyo se refiere a:

Promover, fortalecer y monitorear la buena gobernabilidad en las instituciones locales e internacionales en el marco del respeto a los Derechos Humanos y la Protección Ambiental. Trabajando con especial énfasis en la creación y el uso innovativo de políticas, recursos y mecanismos de acceso a la justicia. (…) El Programa de

14 Sociedad Civil y Tercer Sector, asimilados como sinónimos, aunque posean raíces ideológicas diferentes: liberal para Sociedad Civil y neoliberal o economicista para Tercer Sector. El Tercer Sector, puede identificarse con la noción de economía social, surgida durante la segunda mitad del siglo XIX en Francia como alternativa popular y obrera al capitalismo, que operó a su vez como articuladora de heterogéneas raíces ideológicas (socialismo, cristianismo social y liberalismo). Fue un intento de lograr nuevas formas de producción y de consumo durante la Revolución Industrial (Barañano, 2007:543). En el Siglo XX, a fines de los setenta se produce un resurgimiento en Europa del concepto, en el marco de la Nueva Cuestión Social dando cuenta de una economía solidaria preocupada por el bienestar colectivo. Finalmente, opera una resemantización del concepto en los noventa, proveniente de las investigaciones de la Universidad de Johns Hopkins.

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Gobernabilidad Global trabaja para fortalecer y garantizar los derechos humanos y la protección del ambiente a través de la promoción de una mayor y más efectiva participación, acceso a la información e intervención estratégica de la Sociedad Civil y las comunidades afectadas en los procesos de desarrollo y toma de decisiones de políticas públicas a nivel local e internacional. Nuestra labor incluye la incidencia sobre gobiernos, instituciones intergubernamentales, instituciones financieras internacionales, foros locales e iniciativas de la Sociedad Civil. Trabajamos para fortalecer, modificar, crear y promover políticas públicas en pos de la transparencia institucional y el desarrollo sustentable. P43: D62 CEDHA Presentación institucional.rtf - 43:49 (359:364).

Esta intermediación estructura y agrega jerárquicamente los intereses de diversos actores fragmentados en el espacio social, originariamente involucrados con lo público no estatal15, pero disconformes con las formas de representación políticas tradicionales (partidos políticos y sindicatos), los contextos de desigualdad estructural y exclusión social, tensionando el espacio de la política con relación al lugar y rol de la gubernamentalidad estatal:

SEHAS como organismo de la Sociedad Civil, realiza una acción política pública (de carácter no partidario) mediante la sensibilización, la difusión, la capacitación de recursos humanos y la acción coordinada en redes de ONGs con capacidad de influencia ante la Sociedad Civil y el Estado. P34: D42 FORO Cba DE INST DE PROMOCION Y DES Present institucional.rtf - 34:13 (194:199). O sea, para el Estado no existimos hasta mediados de los 90, eh, si existíamos éramos competidores no deseados. Con el neoliberalismo fuimos, digamos, considerados, porque podíamos ser una excusa, para justificar, digamos, hasta el liberalismo social16. Pero al mismo tiempo, éramos un enemigo porque atentábamos contra el modelo concentrador. Entonces, la relación era siempre en la medida de lo posible de tipo clientelar. (…) En este momento, suponete cuando se vuelve a jerarquizar el rol del Estado. Entonces, en realidad, esta lógica, que te estoy trasmitiendo, es absolutamente (…) atentatoria contra el proyecto, por lo tanto es combatido. Ahora, la Sociedad Civil, existe y es necesario, salvo que podamos reconstruir un Estado Benefactor. P 1: E1 Ideas.rtf - 1:117 (121:125).

Además se encuentran lineamientos en similares términos a los planteados por los organismos internacionales de crédito -fortalecimiento, capital social, participación ciudadana, gobernabilidad democrática- sustentados en diagnósticos sobre el Estado y las capacidades de la Sociedad Civil.

Formas y mecanismos concretos de participación son por ejemplo: Monitoreo de las políticas del Estado por parte de la Sociedad Civil (vigilancia). Incidencia en políticas públicas y cogestión en la configuración de sectores sociales. Movilización de recursos públicos. Buen gobierno. Descentralización. Evaluaciones Participativas de la Pobreza (Participatory Poverty Assessment). Elaboración de presupuestos y planes de desarrollo participativos. Intervención en proyectos de gran dimensión política. P27: D39 MISEREOR Presentación institucional.rtf - 27:80 (233:241) [Agencia alemana de cooperación internacional]. El Banco Mundial ha detectado diversas razones de peso que señalan la importancia tanto de incluir la participación directa de la sociedad civil como de facilitar una mayor sinergia entre los gobiernos miembros y la sociedad civil en las distintas etapas del proceso de desarrollo, desde el diálogo sobre políticas hasta la ejecución de los

15 Por ejemplo como han señalado Bresser-Pereira y Cunill Grau (1998: 31) “Lo público, entendido como lo que es de todos y para todos, se opone tanto a lo privado, que está volcado para el lucro o para el consumo, como a lo corporativo, que está orientado a la defensa política de intereses sectoriales o grupales (sindicatos o asociaciones de clase o de región) o para el consumo colectivo (clubes). A su vez, dentro de lo público puede distinguirse entre lo estatal y lo público no estatal”. 16 El entrevistado hace referencia a los gobiernos de Carlos Saúl Menen

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proyectos. (…) Esta experiencia ha puesto de manifiesto una serie de beneficios que la sociedad civil puede aportar a los esfuerzos en pos del desarrollo. Entre ellos se incluyen: Involucrar a las partes interesadas (…) Propiciar la transparencia y la responsabilidad del sector público, así como contribuir a generar un clima de buena gobernabilidad (...) Fortalecer y multiplicar el efecto de los programas de desarrollo a través de conocimiento local, orientar la asistencia hacia destinatarios específicos y generar capital social a nivel comunitario. Proporcionar conocimientos especializados y mayores capacidades que faciliten la prestación eficaz de servicios. P53: D75 BANCO MUNDIAL Y SOCIEDAD CIVIL.rtf - 53:6 (24:30). Sus líneas de acción se concentran en: Formación en valores - Promoción de compromiso y participación ciudadana. Alianzas y modelos de organización asociativos solidarios. Acumulación de capital social y desarrollo sustentable. Fortalecimiento de Organizaciones de la Sociedad Civil. P 1: E1 Ideas.rtf - 1:3 (7:7).

La conversión de los sujetos en colectivos, al homogeneizarlos bajo la denominación de organizaciones de la Sociedad Civil, implica un modelo de Sociedad Civil, que “no sabe”, que se encuentra debilitada presentándose como imperativo, potenciarla, para asumir un nuevo rol: la contención social de la conflictividad y el doble juego de contralor y efector de las políticas públicas del Estado, para garantizar su gobernabilidad. En este mismo plano, la Sociedad Civil se torna en un sujeto social contenedor, un actor confiable que ocupa el lugar dejado por el Estado, y que cumple la función de articulador en la satisfacción de las necesidades básicas de la población. Emerge como un compensador social focalizador ante el contexto de cambio imperante: desde el diagnóstico de crisis fiscal del Estado traducido en el recorte de las políticas públicas, la terciarización y/o privatización de los servicios públicos y la implementación de otro tipo de políticas.

Es como que nosotros nos hemos terminado haciéndonos cargo de hasta funciones asistenciales del Estado. Por ejemplo esto lo notamos en los comedores comunitarios. O sea nosotros en un sentido de solidaridad, por la situación del hambre y la crisis, fundamentalmente a partir del año noventa y seis, aceptamos administrar, eh digamos, programas relacionados a la alimentación P 3: E3 SERVIPROH.rtf - 3:22 (33:33). [Somos una organización] de apoyo y promoción. Después cuando esto empezó a desaparecer, a desintegrar, este entramado social que en Córdoba fue importante en un tiempo, y como nosotros trabajamos el tema de la vivienda, cuando estas asociaciones o cooperativas lograban esta finalidad, les costaba seguir funcionando como tal, una vez logrado el objetivo de la vivienda, eso por un lado. Y por otro lado la realidad cambió mucho, y las demandas se diversificaron terriblemente (…) En la década del noventa. Fue como una transición, ¿no? Donde, sin tomar una decisión, después sí la tomamos, pero digo, el cambio en el trabajo no fue a partir de una decisión, sino más bien movido por la diversificación de las demandas. Es decir, empezamos a ver que este, el tema de los derechos humanos (…) empezaba a entrar la cuestión de género. (…) nosotros siempre entendimos el tema de la casa, de la vivienda como hábitat, y la construcción social. Nosotros no somos una ONG constructiva, no hacemos casas (…) Pero, bueno, la demanda se diversificó y el trabajo también empezó a ser distinto, y ya, digo el paraguas que debajo del cual estábamos ya no era tanto el derecho a la vivienda, el derecho al hábitat, sino más bien los derechos económicos, sociales y culturales, los antiguos derechos humanos P 6: E6 CECOPAL.rtf - 6:48 (50:59)

Esta construcción neoliberal, es fomentada desde los organismos financieros (PNUD, BM, FMI), y organizaciones no gubernamentales internacionales (MISEREOR, Avina), y se reproduce en la mayoría de las organizaciones de apoyo (salvo por ejemplo Red Ciudadana Principio de Principio y Asociación Cóndor, organizaciones que no poseen un alto nivel de institucionalización y apoyo financiero internacional).

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La segunda construcción sobre la Sociedad Civil, se asocia a la dinámica social, como “motor de cambio”, de movilización, lucha, confrontación y separación concreta con el Estado. Es decir, se conforma en un espacio de tensión que debe escapar al control del mercado y el Estado, y debe alcanzar la expresión de grupos no representados políticamente.

Tenemos una clara postura de... eso es institucional y es claro de la Sociedad Civil. (…) no tenemos vínculo con el Estado y nuestra idea de acumulación de poder, en los sectores populares o como institución no tiene nada que ver con el manejo de la cosa pública, desde los lugares de poder. (…) asumimos objetivos de Sociedad Civil, en ese sentido público, no político - publico de lugares de corrupción de poder político, (…) nos parecen más que la lucha popular y la lucha social pasa más, casualmente por estar en un lugar distinto al del Estado, es decir donde uno pueda ser interlocutor del Estado. P 6: E6 CECOPAL.rtf - 6:69 (110:112). Digamos está la vertiente del cambio social, que digamos que todos los que de alguna manera participaron de los años 60…. estamos en la vertiente de la Sociedad Civil como motor del cambio social,…., lo más lógico, lo más profundo, es volver a la lógica de los años 60, de movilicemos las contradicciones y reventar todo. P 4: E4 Red Ciudadana Principio del Principio y Estrategias Sociales. rtf - 4:6 (62:62).

Estas diferenciaciones se articulan con las discusiones teóricas sobre el concepto mismo que trasciende hacia formas de construcción de la realidad misma, en un juego de doble inscripción porque la discursividad como práctica social posee la capacidad de “instituir” el campo de lo social y lo político (Butler y Spivak, 2009:62), y que se reproduce en las formas de concebir la ciudadanía y la participación. Heterogeneidad y control en la Sociedad Civil De acuerdo a estas apreciaciones, es posible diferenciar niveles organizativos, asociados a un determinado tipo de formalización, adaptado a los requerimientos de flujos de financiamiento internacional y de los circuitos del conocimiento especializado, que demuestran una composición jerarquizada de los vínculos entre las organizaciones. Desde un nivel general es apreciable una triple relación entre Estado, Sociedad Civil y mercado, que resalta al mercado como regulador de la economía mundial, a los Estados como actores protagónicos y mediadores entre los diseños globales y las historias e intereses locales, y la conformación de una Sociedad Civil transnacional heterogénea, porque existen organizaciones y fundaciones internacionales promotoras de la lógica neoliberal y sus diseños globales, reguladores de lo local y comunitario (al igual que el Estado), y por otro, la presencia de movimientos sociales y organizaciones que cuestionan y producen tensiones entre los diseños globales y los intereses locales. Desde estas disquisiciones es posible recalificar a las organizaciones que constituyen a la Sociedad Civil de la siguiente forma: 1-Las organizaciones internacionales, las cuales donan, financian proyectos en áreas y sectores geográficos sensibles a sus intereses geopolíticos. En este nivel se planifican las pautas de control y los mecanismos de orientación de la actividad de las otras organizaciones de menor nivel, que podrían identificarse como condicionamientos. Establecen reglas propias reglas de juego, y poseen objetivos propios a desarrollar y una determinada visión de los que es y deber ser el mundo. Forman parte de este grupo el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional, Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo, organizaciones vinculadas la Iglesia Católica (Cardenal Léger, MISEREOR), Fundaciones Kellog, Ford, Avina. 2- Las organizaciones nacionales, con proyección internacional, cumplen el rol de intermediarias. Se pueden convertir en contralores para las primeras, siendo un ejemplo Help Argentina (más próxima a la noción y operación en un mercado filantrópico). En algún momento este rol lo cumplió Fundación Ideas

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con el Fondo Huellas del año 2004, financiado por el Banco Mundial, en alianza (vocablo técnico del argot de este tipo de organizaciones) con Minetti, Avina y el Banco Mundial. 3- Las receptoras primarias, son las que aplican (concursan para ganar fondos) a los programas de las organizaciones internacionales y nacionales de los niveles anteriores. Suponen ser organizaciones formalmente institucionalizadas, con trabajo profesional, y reciben fondos de diferentes programas. Ejecutan los programas y eventualmente dan apoyo a las organizaciones de base: CECOPAL, SERVIPROH, SEHAS, CEVE, El Ágora, entre otras. 4- Las receptoras secundarias, son organizaciones de base, como son la Biblioteca Popular Bella Vista y las organizaciones nucleadas en el Consejo Consultivo Municipal. Generalmente reciben otras denominaciones, como organizaciones comunitarias, organizaciones barriales, organizaciones populares. Se las relaciona con una lógica de asistencia a la pobreza, ya sea desde lo la filantropía, o desde la perspectiva del empoderamiento o fortalecimiento. En el caso de las comunitarias, otro componente está presente, un espacio circunscrito y delimitado (el barrio, la comunidad próxima). Aquí opera un principio de hiper-localismo. Una clave que permitiría referenciar esta diferenciación y jerarquización entre las organizaciones, son de ciertas construcciones discursivas, donde el financiamiento se torna en una tecnología, que como conjunto de prácticas procuran normalizar, reglar e instrumentalizar las acciones de las organizaciones beneficiarias, y que limitan la su autonomía. Con esos tópicos se elude el criterio de cómo abrogar representatividad a las organizaciones que fijan las reglas de estructuración (con acuerdos entre determinados actores clave), y cómo se presentan bajo la forma de “construcciones colectivas” para la Sociedad Civil, creando la ilusión de un consenso inexistente o posiblemente forzado argumentativa y fácticamente con recomendaciones o condicionalidades financieras. Se pueden distinguir dos formas de control internacional sobre las organizaciones de la Sociedad Civil, particularmente en Córdoba y en Argentina. Un control directo, bajo declaraciones de una agenda pública en temas sociales globales (educación, medio ambiente, participación cívica, fortalecimiento organizacional, relevamiento de prácticas innovadoras), pasivisando a las organizaciones sociales que reciben estas condiciones de apoyo y financiamiento (en este caso las receptoras primarias), y activándolas como difusoras esa agenda. El segundo mecanismo de control, es indirecto, por medio del Estado, que conforme condicionamientos, del BM, y el FMI; al otorgar préstamos y donaciones para Argentina, requieren que se subcontraten organizaciones de apoyo para la ejecución de políticas públicas (por ejemplo SEAP). Otro dispositivo de control lo constituye la forma en que algunos organismos internacionales de crédito, como el Banco Mundial, dialoga, consulta o asocia a través de contratos y financiamientos, a algunas organizaciones como representantes de la Sociedad Civil, ante otros actores para conseguir una fuente de legitimidad social y llevar a cabo sus políticas, programas y proyectos. Esta estrategia en los noventa, transformó a muchas organizaciones de apoyo en compensadores de las políticas sociales focalizadas, gestadas por las reformas estructurales neoliberales, naturalizándose en la doxa de la época en Argentina. En otras palabras, estas transformaciones de la relación Estado y Sociedad Civil se enmarcan en un régimen de desarrollo, marcadamente occidental y universalista, a través del poder disciplinador de las estrategias modernizantes, entramadas en redes de acciones que privilegian relaciones jerárquicas.

En este contexto la emergencia de proyectos alternativos al hegemónico neoliberal, articulados desde las comunidades, a partir de lo excluido del proyecto de Estado-Nación moderno, occidental y de su sistema económico, representa una amenaza para el capitalismo. Por tanto, éste operará, por intermedio de las organizaciones y organismos internacionales de crédito controlando y colonizando lo comunitario fijando de una agenda global pertinente a sus intereses.

Contextualizando estas afirmaciones, la importancia de lo comunitario en Argentina, se hizo visible recientemente con la crisis desencadenada a fines de 2001, con un ciclo de protestas y movilizaciones gestadas a partir de la segunda mitad de los años noventa. Las formas de protesta social se extendieron por medio de los movimientos de trabajadores desocupados/piqueteros.

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Además cabe señalar la incorporación de otros actores sociales e instancias de organización, como las relacionadas con la satisfacción de necesidades de los sectores más empobrecidos a través de lo comunitario, de asociaciones solidarias, y la acción de trabajo social profesionalizado por medio de las organizaciones sociales de apoyo. Estas últimas, durante la década de los noventa, se convirtieron en agentes de las políticas sociales focalizadas de un Estado, en franco retroceso en el área social, y cobraron presencia como receptoras de financiación internacional, acompañando la desgubernamentalización del Estado. Se aplicó un criterio que mercantiliza las relaciones sociales, dando cuenta de un tercer espacio elidido entre el Estado y la sociedad, es decir el mercado. La omnipresencia del mercado desmantela la presencia del Estado como promotor de la protección social, la justicia social, los derechos sociales y la solidaridad social (Rose, 2007:117). Es signifícable la existencia de una vinculación con la pérdida del rol central de la categoría del trabajo como elemento de inclusión social, permitiendo a lo comunitario, con independencia de los intentos de subalternización globales, cobrar fuerza en Argentina; por medio de las organizaciones comunitarias y organizaciones de base, que sin poseer niveles de formalización e institucionalización importantes, crean lazos de integración social solidaria no signados ni regulados desde lo económico. En síntesis, el fortalecimiento de la Sociedad Civil fue el complemento estratégico de las reformas del Estado de los años noventa en Argentina, y el resto de Latinoamérica. Esta semiosis social neoliberal fue acompañada semánticamente por una red conceptual que se desarrolla alrededor de la participación ciudadana para deslizarse en el Estado y las organizaciones sociales con las nociones de gobernabilidad, capital social, empoderamiento y accountability. Este hacer “fuerte” a la Sociedad Civil, refuerza la dicotomía entre lo desarrollado/no desarrollado, porque la acción de las organizaciones de apoyo que fueron colonizadas por este discurso, enfocaron trabajo hacia los sectores de la pobreza, operando un identificación de la misma con lo “comunitario” y por esa vía empezar a subsumir, no cuestionando las causas estructurales de las desigualdades sociales y buscando convertir a los pobres en sujetos autónomos y responsables su destino, en una reconfiguración de lo “privado” que intenta vaciar y dominar la esfera pública (Butler y Spivak, 2009:56). Representaciones sobre la ciudadanía y su construcción segmentada: Las construcciones sobre la ciudadanía y la participación descansan sobre esta jerarquización de las organizaciones y en las dos formas opuestas de concebir a la Sociedad Civil. Estas formas generan interrogantes sobre si el concepto de ciudadanía no es más que un marco que cada discurso intenta llenar con sus propios sentidos y moldeándolo de este modo según diferentes preferencias, reflejando las luchas sobre quien decide cuales son los problemas comunes y como abordarlos. Entonces, es posible afirmar que la ciudadanía es una construcción social17, y que no existe algún principio universal que dicte sus contenidos, sino que serán atribuidos según cuales sean la visiones de lo político que estén en juego. Se ha percibido en la discursividad de la mayoría de las organizaciones sociales consideradas, la casi ausencia de lo nacional, categoría históricamente ligada a la dimensión del espacio, es decir una condición territorial para imputar la ciudadanía desde un Estado particular. La imaginación geopolítica moderna, supuso una matriz estadocéntrica de la espacialidad del poder, y contemporáneamente se debilita e invisibiliza este imaginario de lo nacional. El sentido de identidad nacional de los sujetos no es ya articulado por el Estado, sino que se encuentra fragmentado y delimitado en las comunidades locales, bajo otros criterios muy heterogéneos, como son valores –solidaridad, compromiso, responsabilidad-, pautas de consumo, y actitudes individualistas. En todo caso, el territorio considerado en su dimensión identitaria, bajo el supuesto de ser posesión y posición del Estado-Nación moderno, deja de ser un significante de identidad “nacional” para la mayoría de las organizaciones de la Sociedad Civil estudiadas. Es reconfigurado a nivel local y regional, focalizándose en las diversas formas de ser pobre, mujer, joven, niño, en calidad de miembro 17 “La ciudadanía (…) es una construcción social, que se funda, por un lado, en un conjunto de condiciones materiales e institucionales y, por el otro lado, en una cierta imagen del bien común y de la forma de alcanzarlo es siempre un objeto de lucha, por más que en determinados lugares ésta pueda haberse resuelto desde hace mucho y haya tendido a naturalizarse así una forma particular deconstrucción de la ciudadanía” (Num, 2000:67).

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de una comunidad. La familia, el barrio, la escuela conforman un locus vivido o experimentado como espacio tradicionalmente no-político, pero transformado en micro ambiente de alcance global cuyas potencialidades son objeto de estrategias de control sobre lo social desde el Estado, y los organismos y organizaciones internacionales vía organizaciones de apoyo. La ciudad se transforma, de este modo, en un lugar donde sujetos políticos no formales construyen la escena política que permite una amplia gama de intervenciones (ocupación de espacios autogestionados, asambleas barriales, luchas por derechos) y hace posible la formación de nuevas subjetividades y terrenos de experimentación, al margen del sistema político formal. Por ejemplo una fundación empresaria con respecto a una de sus líneas de trabajo se expresa en los siguientes términos:

Apoyo a la consolidación de espacios de articulación por la inclusión socio-educativa: Promueve modalidades de trabajo articulado a nivel territorial, apoyando el desarrollo de planes de trabajo conjuntos entre escuelas de nivel primario, organizaciones de la sociedad civil e instituciones públicas. Mediante asistencia técnica, apoyo financiero y capacitación, fortalece acciones que atiendan problemáticas socio-educativas de niños en situación de pobreza, consolidando propuestas de alianza, sustentables en el tiempo, y estimulando espacios de intercambio entre las zonas de trabajo P48: D72 FUNDACIÓN MINETTI Presentación Institucional.rtf - 48:11 (108:108).

Las potencialidades del ejercicio efectivo de la ciudadanía y el reconocimiento mutuo de los distintos sujetos ubicados y, por lo tanto, conectados en múltiples circuitos implican asumir una capacidad de actuación que se ejerce más allá y/o contra las constricciones de la ciudadanía estatal y económica. La pertinencia y redefinición de la ciudadanía global y local encuentran hoy un espacio privilegiado en lo urbano, en las redes internacionales y en la conectividad de las redes políticas virtuales habilitadas por las nuevas tecnologías.

Desde Buenos Aires, hoy por hoy, somos una organización que se apoya desde el trabajo muy en lo que es la tecnología, y hoy por hoy con Internet, con Skype, con fax, con mail, no necesitas estar al lado, si bien, este hay momentos en los que se hizo viajes al NOA, más que nada al NOA, o al interior, al sur todavía no hemos ido,…bueno y aprovechas a verlo, porque también es cierto, más allá de la tecnología y la webcam, nada mejor que, que el trato. estoy diciendo que es lo ideal, ni que suplante, pero bueno, no, hasta que iene que ver con recursos(…)costos no más, de una persona para trasladarse dentro de la Argentina, que es así de grande y son grandes P 7: E8 HELP ARGENTINA.rtf - 7:72 (117:117).

Las conocidas políticas de desarrollo local, articuladas en algunos casos desde las organizaciones de apoyo, ya sea con financiamiento internacional o estatal, responden a diseños de representación del espacio que distorsionan las relaciones y el patrón de socialización de los procesos de participación y compromiso de pequeña escala propios de lo comunitario. Se asocia esta construcción segmentada de la ciudadanía con la segmentación y disputa por el territorio de acción y trabajo para las organizaciones, particularmente las de apoyo y desarrollo, según lo manifiestan expresiones como “elegimos dos zonas”, “nos concentramos”:

Vos estás trabajando en un barrio y ves que cierta problemática en donde vos estás... nosotros trabajamos con el tema de tierras por ejemplo, estás en contacto con la gente y ves que están surgiendo ciertas problemáticas relacionadas con el problema de género, (…) donde la institución también podría intervenir porque tenemos área de genero, pero no… ahí vienen trabajando históricamente con las mujeres tal ONG, entonces no podes avanzar demasiado porque podes llegar a tener problemas (...) y yo se que los ha habido (...) había ONGs que venían asesorando tradicionalmente a organizaciones de base, que viene a buscar asesoramiento acá P 6: E6 CECOPAL.rtf - 6:120 (228:232).

Son decisiones que tomamos como colectivo institucional en ese momento de, así como en un momento teníamos un trabajo disperso por distintas comunidades de la ciudad, después elegimos dos zonas, trabajar esas zonas, después como que

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decidimos concentrarnos en una zona, que es la zona de la 14 (…) Este trabajo en las comunidades, es como que bueno, eso ha sido redefiniciones que han ido, trabajamos en distintas, después en dos zonas, que era esa zona y la zona de Villa Inés, San José, la bajada de San José P13: E15 SEAP.rtf - 13:60 (16:16).

En otras palabras se puede valuar un quiebre de la identidad entre Estado y Nación, expresada en

los problemas de las construcciones sobre lo nacional, quedando reducida a estatus jurídico de posesión de derechos, sin ser necesariamente referenciados a lo nacional.

El concepto de ciudadanía esta asociado al concepto de espacio público, para nosotros digamos, eh. En el sentido eh digamos, la perspectiva de ciudadanía que más hegemoniza es aquella perspectiva que busca adquirir un status que los posicione como iguales y la ciudadanía en tanto práctica para reconquistar derechos, eh vía la acción colectiva y la presencia en los espacios públicos. Y se da fuerte aquí el planteo de luchas distributivas y luchas por el reconocimiento, donde se liga fuertemente el tema de la identidad vapuleada, golpeada, P 3: E3 SERVIPROH.rtf - 3:65 (67:67). Los DESCs [Derechos Económicos, Sociales y Culturales] son un referente y dan fundamento constitucional a las reivindicaciones de los sectores populares en tanto exigencia de un nuevo orden económico, social y político basado en criterios de justicia. Por otra parte, el reconocimiento, y sobre todo el ejercicio de estos derechos, implican mayores niveles de ciudadanía. El ejercicio de la ciudadanía en una sociedad fragmentada y polarizada requiere la creación de espacios públicos democráticos, que provean una dinámica igualitaria, que reconfigure el modo de relación, que explicite los conflictos y los disensos, permita su evaluación ética, en función de principios de justicia e igualdad. P34: D42 FORO Cba DE INST DE PROMOCION Y DES Present institucional.rtf - 34:6 (107:112).

Esto es correlato de lo reflexionado por Butler y Spivak (2009:44-59), sobre las dificultades que el Estado-Nación presenta en la actualidad de seguir siendo el centro de una matriz para asignación de los derechos y obligaciones de los ciudadanos, y el consecuente surgimiento de los conceptos de esfera pública y comunidad política como alternativos.

Como efecto de la globalización, la mundialización del capitalismo, las relaciones entre Estado y sociedad han cambiado, y los presupuestos modernos que dieron origen a esa relación. Los procesos de identificación de la ciudadanía con el Estado-Nación, actualmente no poseen correlato con la exigencia a una imagen de ciudadanía unificada en una identidad nacional. Sucede que en “sociedades modernas” atravesadas por grandes crisis económicas como la argentina, se convierte en una ilusión esa unidad, ficción representada en las relaciones centro y periferia. Existe por tanto, una sociedad fragmentada en pequeños grupos locales, comunitarios, y por ende se hace necesaria la interpelación a esas identidades segmentadas para formar subjetividades autónomas y responsables de sus propios destinos, ya no con la aspiración de dotar de unidad y soporte a la nacionalidad, sino de gobernar lo social, desde una instancia más global. La disputa que actualmente da sustento a las transformaciones arriba mencionadas, no se referencia en la dicotomía Estado y Sociedad Civil, sino que es signada por el mercado y las comunidades locales.

Esta desnacionalización de la ciudadanía, puede ser expresada como complementaria de la

dinámica de “desciudadanización”, en referencia a la desafección afectiva y racional de los individuos con respecto a las instituciones representativas (los partidos políticos y sindicatos) de los derechos de ciudadanía. Paralelamente la consecuente pérdida de legitimidad y de lealtad con respecto al Estado, porque éste no garantiza los derechos de los ciudadanos ni supera las desigualdades, se potencia desde los organismos internacionales una virtual ciudadanía global desterritorializada; la cual, es un imposible por los desequilibrios geopolíticos internacionales, como se observa en la siguiente presentación institucional.

Red Inter-Americana para la Democracia: Esta red obra por ver una América integrada solidariamente, con sistemas democráticos bien estructurados en la que

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exista un espacio social, cultural y político sin exclusiones y en la que actúe una sociedad civil protagónica, participativa y responsable. La red reúne a organizaciones de la sociedad civil que se articulan en el espacio público para fortalecer la democracia participativa y la construcción de la ciudadanía. Para ello difunde los derechos y responsabilidades democráticas de los ciudadanos para fomentar su mejor ejercicio en las comunidades, promueve el fortalecimiento de la democracia alentando una participación responsable y solidaria, desarrolla acciones de colaboración entre las organizaciones de la sociedad civil y los líderes de la región y fortalece las capacidades técnicas e institucionales de nuestros miembros. P43: D62 CEDHA Presentación institucional. rtf (284:285).

Se recurre a la construcción de lo comunitario y se performa a sus integrantes, desde su condición de pobres, excluidos, marginalizados, no desarrollados, para ser transformados en sujetos proactivos, depositarios de virtudes cívicas y por tanto responsables del cambio de su situación material de vida. Esto es una muestra de cómo opera la interpelación fragmentada hacia lo comunitario como un proceso de reciudadanización desde arriba (Grüner, 1991:102), es decir desde la retórica neoliberal de la vida buena y desde las concepciones de los sujetos que son objeto de fortalecimiento, empoderamiento18 y asistencia. Esta lógica ha sido evidenciada en la totalidad de las organizaciones de apoyo que trabajan desde la temática del desarrollo (CEDHA, AVE, AVINA; SERVIPROH, SEAP, CECOPAL; SEHAS, Banco Mundial de la Mujer, HELP Argentina), y parcialmente en las políticas (Fundación Ideas, El Ágora). Esta forma de ciudadanización fragmentada, no implica su relación con el Estado-Nación, sino una articulación entre lo local y lo global. La lógica del empoderamiento y de la participación enunciadas por las organizaciones internacionales (FMI, BM y PNUD principalmente) no ha significado que los sujetos “ciudadanos” hayan conquistado el poder y posean mayor capacidad para luchar y reclamar el cumplimiento sus derechos, ante los espacios y funciones abandonados por el Estado; en otras palabras, el poder es “autogestionado” individualmente, y no se cuestiona su distribución social. Entonces, es posible afirmar que estas lógicas, conservadoras del statu quo, han operado argumentativamente para extender el control sobre la sociedad, desde otras instancias, es decir organizaciones y organismos internacionales, reforzando la relación centro/periferia.

En cambio, si la ciudadanía es ligada a diferentes formas de descubrimiento de los derechos, a través un acontecimientos políticos disruptores de la hegemonía del discurso neoliberal de los últimos veinticinco años, es posible asimilar la emergencia de los movimientos de derechos humanos durante la década de los setenta, y también del movimiento piquetero en los noventa, y las formas de asambleismo generadas durante la crisis argentina del 2001/2002. Todos estos actores se organizaron autónomamente, sin promoción, ni fortalecimiento desde instancias ajenas a ellos, siendo en este caso, ejemplo de las posibilidades de que afloren procesos de reciudadanización desde abajo, alternos a los proyectos de hegemonía neoliberal. Estos procesos son paralelos a los que podrían promover el Estado o la gestión de lo social desde las organizaciones de apoyo. Esta integración segmentada desde lo comunitario es parte de la crisis en la construcción de un modelo de ciudadanía unificado o universalista. Puede coincidir con la imagen de la Sociedad Civil como un espacio de tensión.

18 El empoderamiento (traducido del inglés empowerment), es un concepto presente en la red discursiva de la temática del desarrollo desde los noventa, impulsada desde los organismos internacionales de crédito. El Banco Mundial (2004) por ejemplo lo define en términos de “la expansión en la libertad de escoger y de actuar, significa aumentar la autoridad y el poder del individuo sobre los recursos y las decisiones que afectan a su vida” Involucra diferentes dimensiones que implican que los sujetos, ya sean individuos u organizaciones, puedan lograr alcanzar nuevas capacidades y niveles de autonomía como autorresponsabilización de superar las propias condiciones de exclusión y pobreza, sin tener que depender de otras instancias o sujetos sociales. Así, se potencian los procesos que conduzcan al bienestar material identificado como la cobertura de necesidades básicas, el acceso en términos de igualdad de oportunidades, la concientización de los derechos, la participación en la toma de decisiones y el control sobre las propias vidas y procesos. Desde esta perspectiva se rescata el poder en términos de procesos autogestionados, pero no se cuestiona la distribución del mismo en la sociedad. Cf en. “La definición de empoderamiento”. [En línea]. En Boletín Electrónico del Fondo Nacional de Compensación y Desarrollo Nacional Nº 16. http://www.foncodes.gob.pe/boletin/ediciones_anteriores/anho2_nro16/articulos/art1.asp [Consulta: 15/12/08 ]

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Sucede que la construcción de la Sociedad Civil como sujeto, implica una descripción meramente asistencial que deja en un segundo plano lo vinculado con la ciudadanía. No obstante, no debe perderse de vista que el relato sobre las condiciones de emergencia de la ciudadanía movilizada, es una consecuencia del ahondamiento de la crisis económico-social que, desde 1996-1997 aglutinó bajo los conceptos de desocupación, marginalización, y exclusión a formas de participación ciudadana no tradicionales, críticas al modelo neoliberal. Los Movimientos de trabajadores desocupados/ piqueteros, como formas de movilización social fueron un intento alternativo para resolver el proceso de “desciudanización”.

Entonces, vos tenés que, a la hora de articular a las organizaciones de Sociedad Civil por la revocatoria, tuviste actores con absoluta independencia, pero que jugaban en el mismo escenario, el mismo, la misma obra, para el mismo fin. Pero terminada, la, la acción, la revocatoria19, se disolvían las articulaciones y se volvían a dar en los espacios de las prácticas habituales. Que en el caso de las organizaciones tiene que ver fundamentalmente, con la atención de necesidades básicas. Por primera vez, aparece, tiene sentido las organizaciones con, digamos, causas de ciudadanía y empiezan a persistir…. esto tiene que ver con la vocación que adquieren en torno a causas vinculadas a la atención de necesidades concretas. P 1: E1 Ideas.rtf - 1:115 (74:74).

Ahora bien, esta situación vinculada con las autonomización de los sujetos, y la construcción

fragmentada de la ciudadanía, se cruza con el rol de diversos actores económicos dominantes que delinean nuevas formas de ciudadanía, más próximas a la de consumidor. Quizás, como parte de estas transformaciones, sea indicado afirmar tal como lo ha hecho Lewkowicz (2004), que el Estado ha dejado de ser aquel gran referente para la imputación de subjetividad, estando los sujetos ciudadanos, más próximos a ser considerados “consumidores”. En la reforma constitucional de 1994, en Argentina, se incorporó el Art. 42, bajo la sección de nuevos derechos y garantías, la figura del consumidor y usuario de bienes y servicios como sujeto de derechos, en relación al consumo, a la salud, seguridad, bienes económicos. Se configura un nuevo tipo de contrato social, en el que no sólo están representados los ciudadanos, sino también los consumidores. Un caso para referir esta situación, es la influencia que ha tenido el Banco Mundial al respecto, al definir dentro de una categoría de las organizaciones que conforman la Sociedad Civil a cooperativas de consumidores como una organización no gubernamental benéfica.

Organizaciones no gubernamentales benéficas: organizaciones que tienen por objeto servir al público o al mundo en general mediante la prestación de servicios específicos o la defensa de sus intereses. (…) se suelen considerar organizaciones filantrópicas o de servicio público, toda vez que la comunidad beneficiaria de sus programas supera con creces los límites de sus miembros. Entre otros ejemplos, cabe citar las organizaciones que se ocupan del medio ambiente, el desarrollo, los derechos humanos, los derechos reproductivos, el desarme, la lucha contra la corrupción, las organizaciones no gubernamentales de voluntarios, las asociaciones y cooperativas de consumidores. P56: D81 ONU y SOCIEDAD CIVIL.rtf 56:22 (39:39).

Esta apreciación se refuerza con la labor ejercida por el G-TONG, que en 1999, había organizado un seminario sobre “Privatización de los servicios básicos y su impacto en los sectores populares en Argentina”, donde se destacaba que el Estado había incurrido en:

Incumplimiento de la norma constitucional que establece claramente la protección de los derechos de los consumidores y usuarios y el control de los monopolios naturales y legales y a la participación de las asociaciones de consumidores y usuarios en los organismos de control. P51: D74 GTONG BM RESEÑA2003.rtf - 51:13 (75:75).

Otra cuestión implicada será la discusión de la gradualidad o no de la ciudadanía y la generación

de jerarquías. Esto posee, así mismo como correlato, la posibilidad de percibir a la ciudadanía como una 19 El entrevistado hace referencia al pedido de revocatoria de mandato en el año 2002 al Intendente Kammerath, por su mal desempeño en la función pública. Este procedimiento contemplado en Carta Orgánica Municipal, de Córdoba, no prosperó.

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condición independiente de constitución de actores políticos, quienes con diferentes posiciones de poder en las relaciones de transacción entablan, buscan reconocimiento y legitimidad a través de luchas y militancia en el espacio público.

La participación política, revestida de ciudadanía A la Sociedad Civil convertida en un sujeto identificado como Tercer Sector, se le reconoce transitivamente las capacidades de asociatividad, autonomía, agregación de intereses en función de los intereses colectivos, y una fuerte carga valorativa de solidaridad y voluntarismo. La ausencia de estas capacidades ha sido en todo caso, la excusa para el control desde las organizaciones internacionales, a través de una serie de dispositivos que apelan al fortalecimiento de la participación ciudadana, la responsabilidad, las buenas prácticas, el capital social, la gobernabilidad y el empoderamiento de las organizaciones sociales.

Está bien…no, no, la verdad que a nosotros no nos ofende que nos digan que trabajamos en el tercer sector, o que somos el tercer sector, ni que somos de la Sociedad Civil. P 7: E8 HELP ARGENTINA.rtf - 7:13 (100:100). El tercer elemento es el fortalecimiento del tercer sector en Argentina. Help Argentina trabaja con una red de más de 50 organizaciones sociales seleccionadas de acuerdo a criterios de impacto social, responsabilidad (o accountability) y buenas prácticas. (…) se colabora con ellas para promover la utilización de las herramientas que brinda Help Argentina para fortalecerlas institucionalmente. Además, se trabaja en la elaboración y promoción de criterios consensuados de buenas prácticas para las organizaciones argentinas de la Sociedad Civil. P29: D49 HELP ARGENTINA Presentación Institucional.rtf - 29:21 (29:30).

De este modo se puede tornar a la participación ciudadana en un dispositivo de gubernamentalidad, que desnacionaliza a la ciudadanía y la conduce a ser un complemento de la participación. Ésta, por su parte se constituye en una estrategia de legitimación de un orden social y político que minimiza el conflicto, y potencia el consenso. Pero también es posible enunciar que los cambios en las lógicas de acción política, pueden superar la mera demanda de derechos, y que refieren formas diversas de participación en el espacio público. Es aquí, donde se producen las disputas por el sentido atribuido a la participación y cómo debe ser encauzada institucionalmente desde el Estado y desde algunas organizaciones de la Sociedad Civil. Esto se enmarca en la configuración de una geopolítica del saber, como delimitante de los valores políticos a transmitir: En consecuencia, la sinonimia con el Tercer Sector, no siempre ha sido valorada positivamente en todas la organizaciones de apoyo, por considerarla por ejemplo vinculada a formas de asistencialismo y beneficencia o ser impuesta desde la teoría como una construcción residual de la economía y el Estado.

El concepto está sumamente cargado, (…) sobretodo, cosas en que quedamos envueltos y no pudimos nosotros despegarnos, como por ejemplo, la odiosa categoría tercer sector, (…), nos la pusieron los académicos desde afuera, y que nosotros como militantes de las organizaciones no gubernamentales (…) si algo nos ha caracterizado institucionalmente ha sido promover la organización social, de los sectores en pobreza y reclamar la presencia del Estado, y trasladar demandas organizadas al Estado. No aceptamos generar un enfrentamiento entre Sociedad Civil y Estado, (…) esta relación Estado como lo público, lo que no sirve, lo que es ineficiente, lo corrupto, y Sociedad Civil lo que es eficiente, lo que es transparente. Nosotros no aceptamos esa divisoria y esa dicotomía digamos (…) lo mismo que no aceptamos estar englobados en la categoría tercer sector donde va la beneficencia, la filantropía y todas esas formas que ha tenido la ayuda social (…)P 3: E3 SERVIPROH.rtf - 3:88 (90:93).

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De forma relacionada a los procesos que involucran a la ciudadanía, es posible dilucidar dos formas de participación política. La primera, identificada como “participación ciudadana”, responde a la discusiva neoliberal, a las formas que convierten a la Sociedad Civil como sujeto colectivo focalizador y contenedor de los problemas sociales y aun configuración de un Estado administrador, y puede ser calificada como una participación instrumentalizada, conducida por las mismas organizaciones de apoyo, especialmente las organizaciones nacionales y políticas con proyección internacional (por ejemplo El Ágora, Fundación Ideas, que puede articularse con organizaciones como Poder Ciudadano, CELS y AVINA). Estas formas de participación se identifican con agendas temáticas que incluyen formas de incidencia en políticas públicas, control ciudadano, fomento de buenas prácticas, transparencia, seguridad ciudadana, responsabilidad política, términos asociados al “buen gobierno”. La modalidad de participación que se promueve y cuyo referente es lo ciudadano, se amarra al propósito de construir legitimidad, por ello la recurrencia discursiva a la transparencia, la rendición de cuentas, la exposición permanente del gobierno a la ciudadanía. Se asocia a las figuras y subjetividades de líder y la incorporación del voluntariado social.

La globalización como eufemismo de la mundialización del capitalismo, ha reconfigurado la distribución de las relaciones de poder, mitigando los corolarios de la oposición entre orden y conflicto, nacional y internacional a través de metáforas espaciales. Por ejemplo “arena” ya no es presentada argumentativamente como espacio de lucha, se constituye en un lugar para el diálogo y el consenso; otro caso es la pérdida del poder del “territorio” como significante de identidad nacional, para transformarse en el asiento de actividades localizadas en la comunidad, desvinculándose del Estado. En otras palabras la apelación y uso de estas metáforas como arena y territorio para representar socialmente al espacio, descubre las operaciones retóricas tejidas por neoliberalismo. A la par de estas mutaciones discursivas, se articulan interpelaciones de subjetividades en el campo de las organizaciones sociales: se intenta asignar la figura del líder-emprendedor como modelo “correcto” a seguir socialmente (por ejemplo en AVINA, Help Argentina), en oposición a la del militante político y el dirigente social (Biblioteca Popular Bella Vista y Consejo Consultivo Municipal), los cuales por su doble origen, dado por la participación o identificación con las teorías críticas y/o con las formaciones cristinas derivadas de Teología de la Liberación, suponen una amenaza al orden a instituir.

Se constituye de este modo una retórica sobre la participación, que presenta a la Sociedad Civil

común actor independiente del Estado y del mercado, pero que debe ser fortalecido a través de aquellas organizaciones sociales de apoyo intermediarias que poseen un saber como técnico y especializado y profesionalizado. De este modo la participación, resaltada como un valor es convertida en un método operativo de trabajo para alcanzar determinados objetivos de la agenda global instituida de antemano.

La apelación a la participación en la Sociedad Civil, es delimitada por el Estado, cayendo en

última instancia en la contradicción de un equilibrio ficticio de poder entre Estado, Sociedad Civil y mercado. Ahora bien, se resalta la idea de Sociedad Civil organizada, y la fuerza legitimante para las políticas públicas que tiene la participación, la cual ya no es un valor en sí, sino una herramienta política para generar consenso. Esta instrumentalización de la participación coincide con las perspectivas asumidas desde los organismos internacionales.

En ese sentido nosotros favorecemos ampliamente los procesos participativos en la toma de decisiones, creemos que la participación de los beneficiarios de la política pública, tanto en la etapa de los diagnósticos como en las etapas de la ejecución de las políticas públicas, son fundamentales (…) cada proceso participativo debe definir los alcances de esa participación al área que apunta y debe definirlo en la medida de la posibilidad de esa participación (…) En esa acepción me parece muy importante, que participe la Sociedad Civil, la Sociedad Civil organizada, incluso vecinos no organizados. Que son: primero desde los actores estatales o desde las agencias políticas, desde el actor estatal, determinar exactamente cual es el alcance de la participación que se quiere. Porque crear expectativas de participación y después no darlas es la peor herramienta política, de deslegitimidad política que puedes crear. P14: E16 FES.rtf - 14:5 (41:41). Nosotros en cada una de las iniciativas que hacemos, tratamos de establecer relaciones y vinculación con el Estado en sus distintos niveles (…), para nosotros por lo menos, que el

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actor estatal no es un estado más, reconocemos claramente el rol de garante de los derechos del estado y a la vez reconocemos el rol de corresponsable del resto de los actores sociales, para nosotros esto es una premisa básica. El estado es garante y el resto somos corresponsables (…), como premisa me parece, más allá de lo fenoménico que pueda manifestarse de diferentes formas, como premisa, como principio de trabajo, está esto de la idea del estado como garante y de que ninguna de nuestras iniciativas deben ser o deberían ser sin la participación del Estado, porque en definitiva es quien, es quien tiene que garantizar los derechos. P21: E23 ARCOR.rtf - 21:42 (38:38). Formas y mecanismos concretos de participación son por ejemplo: Monitoreo de las políticas del Estado por parte de la Sociedad Civil (vigilancia). Incidencia en políticas públicas y cogestión en la configuración de sectores sociales. Movilización de recursos públicos. Buen gobierno. Descentralización. Evaluaciones Participativas de la Pobreza (Participatory Poverty Assessment). Elaboración de presupuestos y planes de desarrollo participativos. Intervención en proyectos de gran dimensión política. P27: D39 MISEREOR Presentación institucional.rtf - 27:80 (233:241).

Por tanto, la asunción de intereses públicos por parte de la población, como forma de acción permitida y estructurada desde el Estado, es percibida por algunos discursos como “participación de la Sociedad Civil” marcando de modo significativo su diferenciación con la militancia como forma de reivindicación política, de lucha y cambio social.

Entonces hay señores mayores, señoras y señores mayores, muchas mujeres participan de los procesos estos, por ejemplo en todas las cuestiones de organizaciones barriales siempre participan muchas mujeres. (…) Pero son distintos los ámbitos de participación. Militancia partidaria, la militancia en la organización, el joven por ejemplo tiene una participación mucho más militante, eso si (…). Por eso depende del ámbito en el que estás hablando. En el ámbito político o en el ámbito sindical, vos militas, no participas. En el ámbito de organización de la Sociedad Civil, de presupuesto participativo vos tenés una participación distinta. P14: E16 FES.rtf - 14:14 (81:85). Desde una organización, desde el Estado (...) digamos desde un contexto socio-político uno tiene que fomentar la participación, establecer los canales de participación y abrir la cuestión a la participación. Allí esta después en lo individual si participo o no. Los procesos de presupuesto participativo por ejemplo en Brasil, en Puerto Alegre son procesos donde participa muy poca gente, lo que pasa que tiene un fuerte nivel de legitimación el proceso en sí, y las personas que participan por parte del resto de las personas que no participan pero que legitiman aun no participando. Creo que, por eso te digo, hay que hablar de participación numérica cualitativa y cuantitativa. P14: E16 FES.rtf - 14:35 (75:75).

La diferenciación entre militancia y participación, no sólo estriba en el ámbito donde debería circunscribirse cada una. Hay una construcción ideológica de la racionalidad neoliberal, que reduce la participación a la práctica ciudadana, bajo la forma de una reconfiguración de las estrategias de gobierno sobre la sociedad. El ciudadano es concebido como un sujeto autónomo que debe responsabilizarse y asumir el control sobre su propia vida y la de su comunidad (Rose, 2007). Se entiende de este modo la Sociedad Civil como un colectivo, el cual debe caracterizarse por ser organizado y estructurado, y no un espacio donde diferentes fuerzas disputan sentidos o racionalidades dominantes. Así, la participación se transforma previsible y prudente dentro de las reglas del juego democrático. No es contradictorio imaginar, por ende, que los efectos de estas prácticas discursivas en la constitución de los sujetos sea la desmovilización y la reducción de la militancia como proyecto político alternativo, a una militancia que podríamos denominar técnica, especializada y cimentada sobre la experiencia y posesión de un saber experto en la resolución de cuestiones sociales urgentes y en la capacidad de “incidir” en las políticas estatales a través de la “participación” en las organizaciones sociales “representantes” de la Sociedad Civil.

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Si pero acá en distintos grados, pero yo creo que todo el mundo tiene cierta cuota de militancia, es decir no hay técnicos puros, es decir el trabajo se hace por el trabajo pero hay, está la idea de militancia y está idea, si bien a lo mejor institucionalmente no se expresa tan claramente así, pero hay una postura crítica en el .95 por ciento de los técnicos (...) Si pero hay otros que tenemos esa misma actitud no por la experiencia en si. (…) No se pierde, pero obviamente que cada vez se va atenuando, porque esa gente o se va yendo, o fallece, y los que vienen detrás… seguimos compartiendo de alguna manera esa perspectiva crítica y de militancia, detrás del trabajo técnico...P 6: E6 CECOPAL.rtf - 6:2 (154:160).

A los fines interpretativos, el militar como acción, como práctica social, se asume como una forma de ser parte de un grupo, ya sea partido político, sindicato u organización social. Su nota característica es la concurrencia con alguna razón o circunstancia particular de ayuda y defensa de alguna reivindicación o determinado proyecto de índole político.

Muchas mujeres participan de los procesos estos, por ejemplo en todas las cuestiones de organizaciones barriales siempre participan muchas mujeres (…) Pero son distintos los ámbitos de participación. Militancia partidaria, la militancia en la organización…, el joven por ejemplo tiene una participación mucho más militante, eso si (…) Por eso depende del ámbito en el que estas hablando. En el ámbito político o en el ámbito sindical, vos militas, no participas. En el ámbito de organización de la sociedad civil, de presupuesto participativo vos tenés una participación distinta. P14: E16 FES.rtf -14:14 (81:85).

Una variante de las formas contemporáneas de militancia, es la diferenciación entre teoría y práctica, desde el saber como, vinculada con una suerte de con activismo para incidir en políticas públicas, o colocar algunos temas en agenda. Puede estar atravesada por el neoliberalismo, que ha logrado producir lealtades y compromisos, aún en aquellos campos originariamente adversos.

Bueno por ejemplo ahora, este año que hicimos…, después de la presentación del monitoreo entramos también…, porque después de mucho activismo, porque mucha tarea de militancia y a veces que a uno le cuesta ver los avances (…) por ahí presentamos de nuevo el informe, tuvimos una jornada con los sectores y le presentamos a todos los resultados, trabajamos el tema de la calidad de atención y el buen trato en los hospitales públicos así en una jornada.P13: E15 SEAP.rtf - 13:11(48:48). Otro grupo que es liderado por otro grupo de personas que adoptó en un principio la idea de, eh militar por la implantación del presupuesto participativo en Córdoba. P 1: E1 Ideas.rtf - 1:62 (93:93). yo me veo acá, sino acá, en cualquier otro lugar, donde seguir militando un compromiso de participación ciudadana. P 1: E1 Ideas.rtf - 1:71 (107:107)

Entonces, la segunda forma de participación señalada en la discursividad de las organizaciones

analizadas, es no tradicional, calificada como participación no autoimpuesta. Se asocia a la noción de militancia, en términos de reinvidicación política, lucha y cambio social. Se asocia a formas de ciudadanización desde abajo, y a una representación de la Sociedad Civil conceptualizada como un campo de tensión entre el Estado y el mercado, y motor de cambio social.

Esta participación deja huellas semánticas en algunas organizaciones de base o comunitarias (por

ejemplo en el Consejo Consultivo Municipal): los individuos se convierten en actores políticos ante los roles que asumen frente a la supervivencia y bienestar familiar, en espacios no tradicionalmente politizados. Por ejemplo los procesos de participación y compromiso de pequeña escala, se generan informalmente, rescatando la cotidianeidad en los grupos pequeños de comunidades locales, identificadas con poblaciones pobres, vulnerables o símiles. Así se diferencian con las políticas públicas diseñadas a gran escala y destinadas a estos sectores, que siendo elaboradas, aplicadas, monitoreadas y evaluadas desde el nivel nacional, por el Estado y organizaciones de apoyo, suponen un alto grado

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formalización institucional, reglas y requisitos para su aplicación, produciendo además formas diversas de burocratización tanto pública como privada.

De este modo es posible distinguir la participación como un instrumento de autorregulación social

y un mecanismo a través del cual operara la desresponsabilización social del Estado, de la participación como crítica del orden vigente, propia de la militancia social o territorial gestada desde los años noventa (Svampa; 2008), y con un potencial de discutir la distribución de la riqueza, el poder o de los bienes sociales.

Reflexiones para futuros debates Las implicaciones entre ciudadanía y participación anteriormente señaladas, forman parte de un proceso abierto durante la década de los noventa, cuando se “desciudadanizo´” la sociedad, o como ha rescatado Svampa (2005: 47) de Castel, se produjo un proceso de “descolectiviación”, entendido como la pérdida de los soportes colectivos que configuraban la identidad del sujeto (el mundo del trabajo y la política), y por consiguiente el inicio de una etapa de “individualización” de lo social. Esto responde así mismo a una suerte de discurso pospolítico, que niega “la existencia misma del antagonismo en el fundamento de lo social; la sociedad es imaginada no como un objeto imposible (…), sino como un mundo sin conflictos donde el consenso ya se ha establecido (…) o se va a establecer, aunque sólo contrafácticamente, en el largo plazo “; en otras palabras, se reduce lo político en la política (Marchart, 2009:212), en un sistema social particular. La filosofía política contemporánea pretende abandonar expresiones sustantivas que evocan la representación de un sujeto unitario de lo político: se presta atención ahora a otro tipo de categorías más abiertas, dinámicas, múltiples y fluidas, que se despliegan en la sociedad civil, o mejor dicho, que despliegan los espacios públicos constitutivos de la sociedad. De ese modo se concibe en parte la fragmentación de la ciudadanía Ya no será la ciudadanía universal (la referida al Estado-nación) la principal estrategia reparadora de las desigualdades y las faltas de libertades dentro del régimen democrático, sino la participación fragmentada desde lo comunitario, de allí la centralidad de la participación, como principio político predilecto del ejercicio del poder, en el marco de la reconfiguración de la matriz de relación socio política en Argentina y Latinoamérica. La apelación a lo nacional deja de ser fuente de legitimidad colectiva, desvinculándose del sentido político de las luchas, negociaciones y disputas llevadas a cabo por diversas organizaciones de la Sociedad Civil, ya que la nación deja de ser parte de las condiciones históricas, sociales y políticas de existencia de esos actores sociales, ocupando su lugar lo local/comunitario articulado con lo global. Así la nación deja de ser soporte para una identificación política asociada a ciertas nociones de derechos ciudadanos. Referencias Bibliográficas • Abal Medina (h), Juan Manuel y Nejamkis, Facundo (2004): “Modelos de Política: una mirada desde

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CLACSO/ Siglo Veintiuno Editores.

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Gráficos y tablas.