la gaceta nº 71
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La Gaceta N° 71 Ya salió La Gaceta 71. No te pierdas la editorial “La construcción de un frente ciudadano”, para reflexionar juntos sobre los desafíos que implica este objetivo estratégico. Además: entrevistas a Eduardo Jozami y Daniel “Tano” Catalano, la nota económica “De la restricción externa a la restricción interna”, más 3000 casos de dengue invisibilizados en la Villa 20, el proyecto Atalaya Sur, el funcionamiento de los Consejos Consultivos en Ciudad, y mucho más!!!!!!TRANSCRIPT
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l a g a c e t a 71Suscribite a la gaceta enviando un mail a lagaceta [email protected] l .comDiseo e impresin. Coop. Grfica del Pueblo1 9 . 0 4 . 1 6
editorial
la cons-truccin de un frente ciudadano El mircoles 13 de abril qued en claro que ningn dirigente poltico tiene mayor poder de convo-catoria y movilizacin en Argentina que Cristina Kirchner. Su peso especfico en el sistema poltico nacional debe ser cuidadosamente ponderado por aquellos que piensen que el kirchnerismo termin su ciclo histrico el 10 de diciembre ltimo. La reaparicin pblica de Cristina se da en un mo-mento en que la persecucin poltico-judicial del macrismo intenta, con la espectacularizacin de la corrupcin, esconder los efectos ya visibles de su poltica de hambre y miseria generalizada.
Frente a los tribunales de Comodo-ro Py, Cristina lanz la propuesta de construir un frente ciudadano orientado a canalizar a travs de los representantes parlamentarios las acciones e iniciativas opositoras. Esta propuesta, que tiene el acierto de apostar a la unidad de todos los sectores del campo popular, presenta algunos desafos sobre
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los que cabe hacer una mnima mencin.
En primer lugar, la lgica de construccin de un frente poltico supone priorizar por encima de la propia identidad poltica aquello en torno a lo cual pueden otras identidades converger en un espacio comn. De la capacidad del kirchnerismo de realizar esta apertura depender la extensin y representacin del frente. En segundo lugar, es claro que Cristina no se est refiriendo a la construccin de un frente electoral con otras fuerzas polticas sino, al menos en lo inmediato, a la coordinacin de acciones parlamentarias opositoras con fuerte respaldo popular. La proxi-midad del proceso electoral del ao prximo y la necesidad de establecer claras diferenciaciones entre las fuerzas polticas plantea, en este sen-tido, una dificultad adicional que habr que saber sortear. Por ltimo, est la cuestin del sujeto ciudadano. El trmino siempre hizo referencia, desde la antigedad griega hasta las democracias modernas, al aspecto pblico o poltico del indivi-duo. Su esencia es profundamente igualitaria. Un ciudadano tiene las mismas libertades, derechos y obligaciones que cualquier otro. En torno a su concepto se fueron moldeando los marcos consti-tucionales de las nacientes democracias liberales occidentales en las cuales el ciudadano aparece como punto focal de una arquitectura jurdica basada en los principios de la soberana popular y de la autolimitacin del Estado frente a la
esfera de libertad individual. Es el sujeto derecho-habiente de la democracia moderna, cuya frgil existencia depende del equilibrio entre polticas pblicas que favorezcan el despliegue de su lgica igualitaria y de las luchas sociales que garanticen la concretizacin de la universalidad encerrada en su concepto. Sin lo primero, las polticas pblicas construyen una ciudadana impotente, sin lo segundo, la ciudadana es un privilegio de clase. Si para lo primero hace falta un Estado dispuesto a empoderar a los ciudadanos, para lo segundo hace falta mediaciones polticas y sociales por las cuales y a travs de las cuales la igualdad y la libertad conceptual del ciudadano se hace efecti-va en la masa del pueblo.
Para que haya un frente ciuda-dano verdaderamente amplio y representativo deben incluirse a las organizaciones sociales, sindicales y cooperativas, que son las herra-mientas colectivas con las cuales los trabajadores y los humildes pueden alcanzar el efectivo cumplimiento de sus derechos y libertades indivi-duales.
Es bienvenido el llamado a la unidad. Estos son algunos de los desafos que el movimiento popular debe superar reflexionando sobre su propia accin. Avancemos decididos en este camino. Es lo que pide la hora.
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la lgica poltica lleva a la constitucin de un frente
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entrevista a Eduardo Jozami
Eduardo Jozami es periodista y escritor, abogado y profesor universitario. Referente de los De-rechos Humanos y la militancia poltica. En esta entrevista con La Gaceta cuenta su mirada del momento actual y qu se puede esperar en el devenir de tan vertiginosos acontecimientos.
L.G: Cmo describira en trminos polticos al gobierno de Mauricio Macri?
E.J: Es un gobierno de derecha, que representa en la Argentina a las tradiciones conservadora y neoliberal. Con la notable particularidad de que estas polticas desde 1955 en adelante fueron llevadas adelante por gobiernos militares, y en este caso Macri ha ganado las elecciones, y esto le otorga caractersticas diferenciadas.
Al mismo tiempo tambin es cierto que este gobierno tiene legitimidad democrtica de origen, pero ha mostrado procedimientos notable-mente autoritarios.
L.G: Cul es su balance de los pri-meros 100 das?
E.J: Habra que ser justos y decir que Cambiemos produjo un cambio muy grande, slo que es un cambio regresivo, un cambio que lamentamos. Son muchas las medidas, en un lapso muy corto: debe ser la primera vez que se devala y se quitan las retenciones al mismo tiempo. Una devaluacin como la que hicieron y adems sacar las reten-ciones, muestra claramente que la propuesta es una enorme transferencia desde los sectores
populares hacia los sectores ms concentrados. La anulacin de las retenciones a la minera no tiene otra explicacin que la de favorecer a los monopolios internacionales dedicados a esa actividad, porque lo que uno podra esperar es escuchar sobre los riesgos ambientales o sobre las exorbitantes ganancias del sector que deja nfimas regalas a las provincias. Y sin embargo, esto va en el sentido contrario. En general, el macrismo observa al Estado como algo que hay que recortar y achicar.
Macri dijo que sobran cientos de miles de trabajadores estatales. En los aos previos era algo impensa-ble, incluso los opositores no podan plantearlo en esos trminos.
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3En la poltica internacional hay un alineamiento sin fisuras con los EEUU. No se puede hacer sino un balance negativo. Y tal vez lo ms preocupante es que las respuestas que hemos podido dar frente a esta ofensiva han sido dbiles
L.G: En lo especficamente eco-nmico, qu variables son las ms sensibles o complicadas?
E.J: Creo que el gobierno ha comenzado por hacer los deberes, y esto no tiene que ver con sus compromisos con el pueblo o con ningn captulo de la teora econmica. Tiene que ver con la transferencia de ingresos a los grupos domi-nantes y la consecuente reduccin de ingresos a los sectores populares. Cuando uno tiene un ministro de Trabajo que dice que el salario real en la Argentina es ms alto que en Amrica Latina, cosa que nosotros celebramos, y agrega que es lo que van a tratar de corregir, entonces no hay que preguntarse mucho cules son los objetivos de este gobierno, porque es bastante claro todo. Por supuesto que el Gobierno quiere estabilizar esto, por eso est preocupado con la inflacin. Va a conceder algunos aumentos de salario, va a poner lmite a las paritarias pero no va a poder impedir que haya algn acercamiento al nivel de la inflacin. Son aspectos secundarios de la poltica, que son necesarios para estabilizar. Como tantas veces ocurri en la historia argentina, se utiliza el factor inflacin como si fuera el proble-ma central que nos lleva a que todos los argen-tinos coincidamos en que lo que hay que hacer es bajarla. Entonces ahora el gobierno, despus de haber hecho esta transferencia tan grande en contra de los trabajadores, dice vamos a bajar la inflacin como sea, y va a haber una recesin profunda, que ya se est notando. Con el programa de reducir el gasto pblico y la emisin monetaria, ser ms profunda todava. As va a pronunciar la cada del salario y a generar des-empleo. No es la primera vez que pasa, pero s de
esta forma tan desfachatada. El gobierno pro-voc la aceleracin de la inflacin de una manera descarada, el aumento de las tarifas a niveles desconocidos. Nunca antes pas una cosa as. No digo que cre el problema, porque ya exista, pero lo agrav. Y ahora viene con la solucin que es bajar el gasto, reducir la demanda agregada, que es peor que la enfermedad.
L.G: Cules son las expectativas para la configuracin de un frente popular que se oponga a este pro-yecto?
E.J: Lo primero es que eso es absolutamente necesario.
Hemos tenido un cambio tan nota-ble y una agresividad tan marcada para el conjunto de los sectores populares, que la respuesta tam-bin debera ser amplia y unificada.
Esto supone para los kirchneristas una res-ponsabilidad muy grande. Hay dos procesos simultneos. Primero una cuestin de la relacin entre el kirchnerismo y el conjunto del peronis-mo. Este proceso poltico transformador que vivimos durante 12 aos se apoy en una fuerte presencia electoral del Partido Justicialista y podemos decir que un ncleo del peronismo que encabezaron Nstor y Cristina pudo conducir al conjunto del movimiento, ms all de las notorias diferencias que antes se sospechaban y ahora se revelan. Esa es una lucha importante que no se debe abandonar. Los que estn colaborando con el gobierno no deben ser considerados compaeros, porque esto confunde a la gente. La divisin es poltica como siempre, los que estn en contra de Macri son compaeros nuestros. Ahora, en segundo lugar, esto es parte de una convocatoria ms general.
En los aos en los que estbamos en el gobierno, el clivaje se planteaba entre kirchneristas y antikirch-neristas. Eso es casi inevitable mientras uno est en el gobierno. Pero como ahora no estamos en el gobierno, sera realmente muy ton-to que nos prestramos a reeditar esa divisin en la sociedad.
Ahora est gobernando Macri y la cuestin se divide entre los que lo apoyan o son complacien-tes y los que quieren salir a enfrentarlo. La lgica poltica lleva a la constitucin de este frente.
L.G: Cmo cree que sera la mejor manera de encarar esta etapa estratgica y tcticamente?
E.J: Creo que en primer lugar que hay que rei-vindicar el kirchnerismo. Ha sido la identidad que se ha ido forjando en estos aos y que cuando la gente empiece a alejarse, los que lo votaron o los que estaban confundidos, inmediatamente lo van a comparar con lo que vivieron en estos ltimos 12 aos. Entonces me parece fundamental reivindicar los gobiernos de Nstor y Cristina como el mejor programa alternativo a esto que se est viviendo ahora. Me parece que lo tenemos que hacer con una visin ms convocante y amplia que la que hemos tenido hasta ahora. Decir que se es el programa implica agregar que hay una serie de cosas que no se pudieron hacer, o que no se entendi que haba que hacerlas, y eso pueda permitir el acercamiento de sectores ms amplios. Cuando digo que hay que reivindicar al kirchnerismo, no estoy diciendo que ese frente popular se tenga que hacer con las banderas del kirchnerismo. Se har con lo que resulte de este proceso.
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4Naci en Gonzlez Catn, y desde all trae su apodo, que no es muy original. Daniel El Tano Catalano comenz a ser trabajador del Estado en agosto de 1993 y a fines de ese ao ya era delegado de base. El camino que recorri hasta ser Secretario General de ATE Capital no fue fcil. Fueron aos de debate, en los que tambin hubo momentos hostiles y complicados. Pero hicieron una experiencia nueva: Se llega desde un colec-tivo. Por primera vez la lista se discuti en un plenario, relata Catalano. Contaron con el apoyo de otros gremios, que los guiaron y apoyaron. Se arm una estructura, donde nos iban abrazando distintos sectores del sindicalismo y nos fueron ayudando. Nos prestaron un lugar, una compu-tadora, fue todo muy manual, muy casero. Sali porque tenamos una base de militantes, explica. Hoy le toca nada menos que defender al sector ms golpeado por los despidos masivos.
L.G: Cul es tu balance de los primeros 100 das de gobierno de Macri?
D.C.: Fueron 100 das de gobierno antipopulares, con una impronta muy fuerte de consolidar los grupos hegemnicos de poder, perjudicando a la clase trabajadora. El balance es malo en base a lo que uno vot, pero creo que nadie esperaba ni siquiera los que lo votaron este nivel de violencia para que haya un abandono sobre los sectores populares. Lo ms difcil es que todava no se le
encuentra la vuelta para frenarlo. Vino Obama al pas y no marchamos a la embajada de EEUU. La verdad es que son reflejos chiquitos, que mues-tran que algo nos est pasando. Est bien que la marcha del 24 fue una de las ms grandes de la historia y uno podra pensar que eso fue una forma de rechazo. Pero en el fondo, nos queda una sensacin, que Macri avanza, te aplasta, te oprime, te persigue, te encarcela. Porque tene-mos a Milagro presa por ser mujer, por ser colla, por ser una lder poltica. Y nosotros seguimos con esta situacin de evaluar que Macri es malo. l es la cara visible de un proyecto de pas que alguien est delineando en otro lugar y que est generando ms pobres. Estos 100 das dejan un saldo de un milln y medio ms de pobres, altsi-ma inflacin, tarifazos, ajuste. De seguir as no debera tener 100 das ms.
L.G: Cules son las medidas que ms afectaron y golpearon a los trabajadores?
Los trabajadores se ven afectados en lo inmediato con el aumento de las tarifas y el precio de los pro-ductos. Lo que todava no se est viendo es lo que va a ocurrir con la apertura del mercado. No hay una claridad en el nivel de dao e impac-to de eso.
Lo que uno puede percibir ya es la prdida del poder adquisitivo, despus vas a tener millones de personas que directamente no van a poder consumir nada. La leche aument una bestialidad.
hay todo un pueblo que est su-friendo y hay que organizar esa situacin
entrevista a Daniel Tano Catalano
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5Los tiles escolares fueron incomprables. Las escuelas empezaron a tener la demanda de los pibes que comen. Hasta el ao pasado, el men de los colegios era algo opcional, ahora se estn armando listados de quines toman la merienda o no, porque cuando terminan, hay familias que van a buscar las viandas que sobraron.
L.G: Prat Gay dijo que no se pon-deraron correctamente todos los esfuerzos que se hicieron a favor de los ms vulnerables, Cres que es una burla?
D.C.: Es una burla porque ellos no generaron nada para mejorar. Igual yo estoy convencido de que no saben lo que es ser pobre, que no saben lo que es que te duela la panza por tener hambre, o tener vergenza por no tener laburo. No saben. Es una situacin que es muy difcil de transferr-sela a este gobierno porque viven en un country, en una burbuja, en la que el pobre es la persona que les va a limpiar la casa. Por eso es muy com-plicado que ellos puedan entender y evaluar cmo nos duele la pobreza. Porque es un lugar de donde nosotros vinimos, no es ajeno.
Ellos tienen un desprecio hacia el trabajador, hacia el obrero, hacia el pobre, pueden hablar tranquila-mente y decir que somos la grasa que sobramos, porque en realidad ellos piensan eso, que no tenemos ms lugar salvo que sea de rodillas y siendo serviciales a lo que ellos necesitan.
Nosotros deberamos poder generar en todos los sectores populares que haya cierto criterio para poder plantarse frente a estas situaciones. Qu hay que esperar? Que la burguesa se enoje porque le vino 3 lucas de luz? Hay que esperar
que el comerciante se fastidie porque vende menos? Que el universitario entienda que las cosas estn mal y que tiene que salir a pelear en nombre de los pobres? No hay tiempo para eso. Hay todo un pueblo que est sufriendo, y hay que organizar esa situacin para poder frenarla. El tema es cmo. Si seguimos demorando en generar un colectivo sindical que pueda estar a la altura, cuando lo armemos va a ser muy tarde. Pero igual es necesario que ese colectivo se pueda constituir. Yo siempre planteo que el movimiento obrero est mucho ms a la altura que las organizaciones sin-dicales. El 17 de octubre la gente estaba en la calle y la CGT hbaa lanzado un paro para el 18. Cuando los dirigentes discutan cmo pedir la libertad de Pern, por los beneficios que se haban logrado, el pueblo sali a la calle. Lo mismo pas el 19 y 20 de diciembre. Los gremios estaban discutiendo qu hacer y los trabajadores estbamos en la calle cascotendonos con la polica. Los laburantes siempre estamos en el momento justo de la historia, y en la institu-cin sindical nos cuesta un poquito ms, se evalan otras cosas. Ahora estamos a tiempo, con la posibilidad de no llegar tarde.
L.G: Existe tambin una campaa de desprestigio de los sindicatos que viene desde distintos lugares y por distintas razones, Cmo responde-ras a esto?
D.C.: Hay un abismo entre lo que le pasa al delegado de base con lo que es la institucin gremio. Porque los delegados de base s estn dando respuestas. Me parece que no hay que atacar el sindicalismo, sino que hay que ayudarlo a que se pueda reconstruir y hacer frente al neoliberalismo. Me parece que se le deposit mucha responsabilidad de golpe; se tena como cierta expectativa de que al ajuste lo frenaban
los gremios. Y quizs al ajuste no lo frenaban los gremios, sino desde la poltica con los gremios. La estigmatizacin de los gremios existi siempre, cada vez que avanz el neoliberalismo lo primero que se atac fue a los gremios. Venimos de una Argentina donde se planteaba que el sindicalismo era millonario, corrupto. Hay dirigentes sindicales que quizs tengan que explicar su patrimonio, pero no es la situacin de la mayora. Nosotros nos reamos cuando Barrionuevo dijo que l cobra 170 mil pesos por mes de sueldo, porque en ATE es algo que no existe, que no tiene sentido. Porque perdes la esencia. El da que dejas de vivir como estatal, dejas de pensar como estatal. El da que vos dejs de vivir como metalrgico, o cualquier rama que puedas representar, dejas de pensar como tal. Por eso no hay que alejarse de ah. Algunos se enamoran de la situacin de poder. Es importante el recambio.
Hay una necesidad de irrumpir en un sindicalismo que no responde a las bases sino a sus propios inte-reses. Pero hay otro sindicalismo, que no llega a la tele, a los medios de comunicacin, pero que est en la fbrica, que est codo a codo con sus compaeros, que ponen el cuerpo, que son esos delegados que son los primeros en llegar al laburo y los ltimos en irse.
Adems, el gremio ms grande es el de los no afiliados. Eso es un problema. Ese es el dato que los sindicalistas tenemos que anotar. Que el laburante entienda que la herramienta de trans-formacin es a travs de la sindicalizacin, pelear desde ah por sus derechos. Uno de los dficits de estos 12 aos es que se fortaleci muchsimo la poltica partidaria y la participacin social, pero no se dio el Frente para la Victoria una poltica hacia los sindicatos.
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6de la res-triccin externa a la restric-cin inter-na por Nicols Pertierra
En los ltimos aos del gobierno de Cristina Fernndez de Kirchner volvi a presentarse un escenario repetido para la Argentina: la restric-cin externa. La situacin del 2015 estaba carac-terizada por la escasez de dlares. La industria los requera en cantidad creciente para bienes de capital e insumos intermedios, el sector ex-portador retena gran parte de los commodities apostando a una devaluacin, el pblico dolarizaba o consuma en el exterior cada excedente de pesos que tena generando un desbalance an mayor en el sector externo. La tensin no estaba an resuelta, era una de las principales tareas del nuevo gobierno.
En la tecnocracia gobernante hay un convencimiento de que el origen de ese problema est en que Ar-gentina tena un nivel de produccin por encima de sus capacidades
ignorando que de esta forma se impulsaba e intentaba forzar un proceso de industrializacin.
En este marco, la ortodoxia sostena que para poder hacer ms equilibrado el sector externo se deban reducir algunas importaciones (ha-bamos crecido demasiado, la industria se haba convertido en una carga imposible de sostener que requera de dlares que el pas no generaba, era lo que el liberalismo en sus versiones ms o menos extremistas argumentaba). Justamente ese es el desafo, sostener sectores estratgicos que a futuro se conviertan en generadores de divisa. Ninguno de estos sectores comienza siendo competitivo con una empresa extranjera ya que no cuenta con el mismo conocimiento ni es tan eficiente de un da para el otro. La forma de reestablecer el equilibrio externo, nos decan, pasaba por levantar las protecciones que existen sobre estos sectores (licencias no automticas, retenciones, permisos de exportacin, etc.) y dejarlos librados al resultado que surja del libre mercado. La tarea que tenan en mente los eco-nomistas serios era muy similar a la realizada en 1976 y 1991. Si una industria todava no lleg a su etapa de madurez y no logra conseguir los dla-res para su equipamiento es porque no es viable productivamente y el pas debe especializarse en lo que es naturalmente competitivo para desa-rrollar su potencial. A ningn economista serio se le ocurre ir en contra de la naturaleza (en este punto el liberalismo tiene su versin ms religio-sa). Cmo se resolvi este desafo para el desa-rrollo nacional en las anteriores oportunidades es una historia conocida: una fuerte transferencia de ingresos del sector manufacturero al agro-pecuario, reduccin del salario real - que no viene acompaada de una mayor cantidad de trabajo sino de mayor pobreza y desigualdad -, mayor ex-posicin a la volatilidad de los mercados externos, mayor endeudamiento y un creciente porcentaje del presupuesto pblico destinado al pago de sus
intereses. En sntesis, el Estado renuncia a su capacidad de captar rentas extraordinarias y hacer transferencias entre sectores agrope-cuario/manufacturero, capital/trabajo.
Quien intent mostrar el sustento terico para las polticas del actual gobierno fue el Presidente del Banco Central, Federico Sturzenegger. En esta visin, lo que haba era una distorsin de precios relativos y era necesario sincerarlos. Lo inte-resante de esta ptica es que para que haya un precio relativo por debajo de su nivel de equilibrio en este caso, las tarifas de servicios pblicos- es necesario que haya alguno por encima de su nivel de equilibrio. As funcionara el hipottico equilibrio general en el cual existe un conjunto de precios ptimo en el cual se asegura la ma-yor eficiencia en la asignacin de recursos. Los desajustes se daran cuando el Estado interviene para lograr otra asignacin de recursos distinta a la que resultara del libre mercado. Siguiendo el razonamiento de Sturzenegger, lo que sucede es que el sistema balancea por s mismo, automti-camente, frente a la distorsin que introducira el Estado. Cuando se busca que rija un precio menor en algn producto (tener presente, este producto son las tarifas) la oferta y la demanda se canalizan hacia otro producto haciendo que su precio suba. El protagonista que falta nombrar, ese que termina por encima de su precio de equilibrio en este caso no es ni ms ni menos que el salario real. La correccin que se busca es poner al salario real a un nivel razonable con el resto de los precios. Todas palabras edulcoradas y traducidas al idioma de comunicacin poltica para referirse a la transferencia de ingresos, la baja del salario real y la prdida del poder adquisitivo. Es por esto que las alternativas que ofrece el gobierno nacional son dos: mantener el empleo aumentarlo ni por asomo o mantener el salario.
El camino para que el salario quede
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7rezagado respecto del resto de los precios es generar una presin de desocupados en busca de trabajo que aplaque las demandas salaria-les.
Las cuentas deben cerrar inmediatamente, cuntos trabajadores queden adentro o afuera no est resuelto.
El nuevo equilibrio de mercado
El impacto del aumento de tarifas para algunas empresas es estremecedor. Al frigorfico Recreo en Santa Fe el costo de la electricidad le pas de $298.000 a $944.000, para el fabricante de herramientas Bahco el salto fue de $228.000 a $612.000. Son slo algunos de los casos de su provincia que el gobernador Lifschitz le llev al ministro Aranguren. Una incgnita se est presentando con ms fuerza en el sector em-presario a medida que llegan las cuentas de luz A cuntos trabajadores equivale el aumento en las tarifas de luz? Los ingresos de las empresas ahora se lo disputan entre los dueos, los traba-jadores y las empresas de servicios. Por esto la UIA advirti sobre la posible prdida de 100 a 200 mil puestos de trabajo. En la construccin ya se perdieron ms de 60 mil. El propio Estado Nacional viene marcando la senda para el sector privado con una cifra cercana a los 30 mil puestos de trabajo segn la CTA.
La conclusin para el PRO es contun-dente: el salario real es demasiado alto y es imprescindible que los aumentos de los otros costos sean superiores al aumento del salario y que los trabajadores tengan una porcin menor de la torta.
Consideremos el escenario para un empresario frente al aumento de las tarifas. Si estaba
pensando en contratar a alguien porque el ingreso que tena se lo permita ahora una parte importante de ese ingreso se lo llevan las tarifas. Es bastante menos probable que termine incor-porando ese trabajador. Si su margen no era tan alto, que es el caso de la mayora de las PyMEs, el escenario puede cambiar a reconsiderar los puestos de trabajo existentes con mayor deteni-miento y cuando se da una baja no renovarla en lo inmediato. El fifty-fifty entre trabajadores y empresario se aleja, el desempleo de dos dgitos se acerca.
La economa regional de la pampa hmeda
Uno de los primeros paquetes de medidas del presidente Macri tuvo un importante significado para la estructura productiva nacional. La eli-minacin de las retenciones para el trigo, maz, carne y economas regionales acompaadas de la reduccin del 5% para la soja se vio potenciada por una devaluacin del 50%. La seal es clara, el Estado no estar evaluando en qu sector con-viene que se destinen ms recursos sino que eso se dar en funcin de los precios que brinde el mercado, la fuente de informacin ms sabia con la que podemos contar. La asignacin de recursos en funcin del mandato del libre mercado tiene una particularidad y es que puede resultar en una distribucin del ingreso mucho ms inequita-tiva que la que deseamos socialmente. El efecto de estas medidas hasta el momento poco ha tenido que ver con dinamizar economas regio-nales rezagadas. El propio INDEC en su informe sobre los primeros dos meses del ao respecto del comercio exterior da cuenta de un fuerte cambio en la estructura de las exportaciones. En su conjunto, las ventas al exterior aumentaron un 4% respecto del mismo perodo del ao anterior pero su composicin es bien distinta. Mientras los productos primarios y las manufacturas de origen agropecuario crecieron un 35 y 15%
respectivamente, las manufacturas de origen industrial se contrajeron un 18%. Dentro del complejo de productos primarios tampoco fueron homogneos los resultados en cada rubro. Los cereales picaron en punta creciendo el 55% com-parando con 2015 pero la miel se retrajo un 4%, el tabaco creci slo 10%, la lana 9% y los minerales 9%. La gran ganadora fue la zona ncleo y muy por detrs el resto de las economas regionales.
La crisis que el gobierno est indu-ciendo no tiene punto final todava. El lmite al crecimiento vino por brusca frenada que de ninguna manera era inevitable a la luz de todos los datos disponibles respec-to del ao pasado. Pasamos de un crecimiento del 2,1% a una contrac-cin del orden del 2%. Los puestos de trabajo perdidos hasta ahora tienen un efecto multiplicador porque al ver reducido su ingreso necesariamente van a reducir su gasto que iba a parar a comercios, indumentaria, servicios y todo tipo de consumo.
Esa cuenta no entra en ningn anlisis y es la tpica retroalimentacin de la recesin. Por eso el esperado rebote en el segundo semestre tiene ms dudas que certezas.
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atalaya sur o que la tecno-loga est al servicio del pueblopor Manuela Gonzlez Ursi
En el ao 2014, Proyecto Comunidad lanz Atalaya Sur. Un proyecto que en sus inicios pareca impo-sible: llevar conectividad a las villas y asentamien-tos de la zona sur de la Ciudad de Buenos Aires, y hacerlo a travs de una propuesta de contenidos y participacin desde una plataforma virtual que incluyera a todos los sectores con los que ya se vena trabajando nios, adolescentes, jvenes y adultos. Desde los distintos espacios se promo-vera una apropiacin popular de la tecnologa, donde los compaeros de esos barrios pudieran convertirse en productores de contenidos y discursos en la web.
La conviccin de la necesidad de atacar la brecha digital que cada da profundiza ms las desigual-dades sociales, pudo ms que las dificultades que se fueron presen-
tando en el camino.
En colaboracin con la Universidad Tecnolgica Nacional, la idea de llevar conectividad a los terri-torios ms pobres y marginados de Villa Lugano y Soldati comenz a cobrar forma. La primera experiencia se implement en la Villa 20, donde se logr desarrollar una solucin tcnica que permi-ti la llegada de Internet al Centro Comunitario que la Organizacin tiene en el barrio. A partir de all, a travs de un proceso de organizacin y de capacitacin, se desarroll la Red de Wifi Comuni-taria, Solidaria y Popular Atalaya Sur que permite una provisin gratuita y equitativa de Internet. El proyecto que se inici con la participacin de 10 familias, hoy sigue en va de expansin incorpo-rando a nuevas familias a los recursos y oportu-nidades que permite el acceso a Internet.
El paso siguiente fue incorporar la tecnologa en los espacios educativos que ya se venan desarro-llando, lo cual implic una transformacin de las propias prcticas y un proceso, que an contina, de formacin de los docentes.
Con chicos y chicas de 10 a 13 aos comenzaron a funcionar talleres de programacin y robtica que apuntan a generar un proceso de aprendizaje colaborativo en el que son protagonistas activos de los saberes que construyen.
Teniendo en cuenta que nadie puede interesarse ni entusiasmarse con algo que no conoce, estos espacios abrieron un nuevo mundo de vocaciones. Es as que muchos chicos y chicas a partir de la experiencia en los talleres eligieron cursar sus estudios secundarios en escuelas tcnicas.
En la Villa 20 tambin funciona un espacio de robtica aplicada. El taller rene a jvenes de entre 14 y 18 que a travs de distintos proyectos
construyen y ponen en juego saberes vinculados a la robtica, la programacin, la mecnica y la electrnica. Durante los encuentros se fue gestando tambin una reflexin pedaggica en torno al proceso de aprendizaje, del que tambin participan estudiantes y egresados de la Facultad de Ciencias Exactas de la UBA. Como resultado de la primera experiencia durante 2015, se logr la construccin desde cero de una impresora 3D. Hoy se trabaja en un nuevo proyecto que incluye la programacin y el diseo e impresin 3D de piezas para la fabricacin de un drone.
Los jvenes tambin participan de espacios destinados a la produccin de contenidos en la web. A travs de la apropiacin de tecnologas de registro, edicin y comunicacin audiovisual, crean y difunden propuestas que expresan sus identida-des, intereses y la realidad en la que viven.
Por otra parte, la creacin de la Plataforma Virtual Atalaya Sur permiti no slo el acceso a distintos contenidos elaborados por y para los nios, jvenes y adultos, sino tambin potenciar y difundir lo que se construye desde los talleres educativos, emprendimientos productivos y audiovisuales.
En ese marco, comenz a darse un intercambio entre los vecinos a travs del muro de la pla-taforma, lo cual contribuye a la creacin de un espacio pblico virtual, imprescindible para el fortalecimiento de las relaciones sociales y conciencia ciudadana dentro y fuera de estos barrios.
Todos los pasos dados hasta ahora han significado avances en el acceso a la tecnologa, la construccin de nuevos conocimientos, el fomento de nuevas vocaciones y el fortaleci-miento de procesos de organizacin popular.
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Pero los desafos siguen siendo muchos. Ms an cuando el contexto general da muestras de un cambio profundo en las formas de pensar el de-sarrollo, la soberana y la generacin de polticas inclusivas. Con ms fuerza, seguiremos adelante.
Para sumarse y/o colaborar con Atalaya Sur: [email protected] - Facebook/proyectoatalayasur
ahora quieren reflotar los conse-jos consul-tivosPablo Salcito es referente de la UB Vuelta de Obligado, situada en la Comuna 11 (integrada por los barrios de Villa General Mitre, Villa Devoto, Villa del Parque y Villa Santa Rita). En esta nota comenta la situacin irregular del Consejo Consul-tivo Comunal de su zona.
Justificaciones, promesas de mejoramiento y a empezar de nuevo, esa parece ser la frmula que los jefes comunales PRO estn aplicando para relanzar los Consejos Consultivos de la CABA, ninguneados y hostilizados durante la gestin de
Mauricio Macri en la Ciudad.
A los dirigentes que recin asumen su cargo, no les resulta difcil anunciar el cambio, alegan des-conocimiento y le echan la culpa a su antecesor aunque pertenezca a su propio partido. Otros, en cambio, deben apelar a su mejor cara posible para justificar su conducta anterior, como suce-de con Carlos Guzzini en la Comuna 11.
Los Consejos Consultivos son los rganos vecinales encargados de controlar la gestin de los jefes comunales y son la va, la mayora de las veces, de los reclamos vecinales que no son atendidos por el Gobierno Comunal. Su creacin fue dispuesta por la Constitucin de 1994 y su funcionamiento est regido por la ley 1777, norma que reglament la creacin de las Comunas porteas.
Mientras Mauricio Macri fue jefe de Gobierno de la Ciudad, quienes en la Comuna 11 participamos en estos nuevos rganos vecinales, fuimos sucesivamente hostilizados y ningu-neados por la autoridad comunal.
Hubo una etapa en la que los empleados comu-nales fueron enviados a hostigar a los vecinos que participaban. Estrategia que ms tarde fue reemplazada por el explcito no reconocimiento a la Mesa Directiva del Consejo Consultivo.
Ahora, en la Comuna 11 fuimos convocados nueva-mente para formar parte de este relanzamiento que prometen veloz. La comunera Graciela Valdz encabezar este proceso, como encargada del rea de Participacin Vecinal. La innovacin salien-te es que los vecinos sern representados por asociaciones que los nuclearn. Desde la comuna prometieron apoyo y facilidades para registrar a todas las agrupaciones vecinales, de cualquier naturaleza, que quieran formar parte de esta nueva etapa.
Queda esperar hasta qu punto se instrumenta-r este nuevo diseo.
Las comunas pueden ser un gran instrumento de democratizacin de la gestin en la Ciudad, pero las decisiones polticas hasta ahora lo nico que lograron fue el aleja-miento de los vecinos participativos, frustrados por la falta de respues-ta.
la epide-mia invisi-blepor Pablo Velzquez
Referentes y vecinos del barrio denuncian la existencia de ms de 3000 casos de dengue en la Villa 20 de Lugano.
Es la epidemia ms grave de los ltimos 25 aos, por la cantidad de personas afectadas y por la extensin territorial que abarca. La organizacin humanitaria Mdicos del Mundo calcula unos 70.000 casos en Misiones, Formosa, Salta, Crdo-ba, Santa Fe, Entre Ros, Chaco y el rea Metropo-litana de Buenos Aires, mientras que el Ministerio de Salud de la Nacin difunde una cifra que es menos de la mitad. Se informa muy poco sobre esto, y mucho menos sobre la castigada poblacin de los barrios ms humildes.
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La cantidad de afectados comenz a conocerse por el boca a boca. Los vecinos empezaron a contarse entre s: casi todas las familias tienen a alguien enfermo y en muchos casos son varios los integrantes infectados.
La fumigacin que hacen no alcan-za y lleg tarde. No hay una cam-paa, y si el mosquito vuelve a picar es muy riesgoso. La respuesta del gobierno es nula, una falta de inte-rs por la salud de la gente, dice Graciela Gonzlez Jara, referente del barrio.
Lo necesario es que se fumiguen casas, todas las calles y pasillos y no slo la calle principal. El den-gue se propaga por el estado de ciertas casas, la chatarrera, tapas de cloaca rotas, pasillos que se inundan y quedan con agua estancada, enfati-za Laura Arevalos, vecina militante de Villa 20.
Ser pobre y estar enfermo es una combinacin difcil de sobrellevar. As lo muestra el caso de Dora, que hoy se encuentra estabilizada gracias a sus hijos. Comenz con fiebre alta y sostenida. La llevamos al Piero, que ya estaba colapsado, la atendieron, le dijeron paracetamol y reposo, ex-plica su hija. Dora tiene otras enfermedades que podan complicar su cuadro, pero en el hospital no haba camas para que se quede internada. La solucin fue que vayamos todos los das; fuimos sbado, domingo y lunes, pagando un remis cada vez y recin el lunes le sacaron sangre para hacer el estudio, contina. Yendo y viniendo, pasaron 3 semanas. Hay madres con nios pequeos, y adultos mayores que no tienen la posibilidad de trasladarse.
Como Dora, la mayora de los casos se atienden en el Hospital Piero. El CESAC Nro. 18, que se encuentra dentro de la Villa, fue desbordado de consultas.
En este marco, vuelve a ponerse en primer plano el reclamo por el normal funcionamiento del Hospital de Lugano Cecilia Grierson, inaugu-rado como tal por Mauricio Macri en 2009 y construido por su amigo personal Nicols Caputo. El mismo funciona como un simple centro de salud que atiende con turnos previos, de lunes a viernes de 8 a 18 y cierra los fines de semana.
En la casa de Santiago estuvieron enfermos l, su hermano y su sobrino. No tengo el diagnstico de dengue porque no tuvimos atencin mdica. Primero me dio como un resfro comn, pero a la madrugada me senta muy mal. No poda descan-sar del dolor de cabeza, exagerado dolor de hue-sos, diarrea y vmitos, cuenta mientras relata que perdi 6 kilos, pero que su hermano qued mucho peor porque es menos robusto. Nunca voy al mdico si no es por una emergencia. Fui al CESAC, me dijeron que era un resfro, que volviera en 3 das, no me tomaron la temperatura y yo no aguantaba ms. Estuve 10 das muy mal. En medio de eso fui al Santojanni y tena que volver y pedir turno pero no poda ni caminar. Pasaron los das con ibuprofeno y paracetamol. Nos perjudic mucho en el trabajo, cont tambin Santiago. Cabe preguntarse cuntos casos sin diagnosticar transcurren sin ser contabilizados.
En los ltimos das, un camin sani-tario se apost en la Villa. Es uno de los pocos en funcionamiento, ya que forma parte de una poltica pblica recortada por el Ministerio de Sa-lud de la Nacin.
Entre los cientos de despedidos, fueron echados agentes de prevencin y atencin primaria que trabajaban en zonas crticas.
Dossier
la biblio-teca y el televisorpor Natalia Rom
La brutalidad con la que el gobierno de Mauricio Macri viene implementando una planificada destruccin de polticas pblicas, se encuentra a la vista. Los miles de despidos de empleados es-tatales y las amenazas oficiales de su inminente incremento, responden no slo a una estrategia de enfriamiento de la economa, sino al objetivo de una profunda reforma del estado, tanto en su concepcin, como en las funciones que se le atribuyen. No se trata de un mero achicamiento (como tampoco lo fue los aos noventa), se trata en cambio de un giro sustantivo en su rol y en el modo de concebir su interfaz con la vida social.
Para decirlo brevemente, lo que est bajo amenaza es el espacio pblico, su riqueza, sus memorias y su capacidad creativa.
La Dra. Laura Escalante, que trabaja en la zona, seala que la problemtica est sub-informada y que si bien existen campaas de prevencin y asistencia, las mismas son insuficientes. Esto responde a un problema crnico del sistema de salud, en el que muchas personas no llegan a atenderse. En un contexto de epidemia, esto se agrava y genera ms miedo.
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Para comprender la delicadeza de lo que se encuentra en juego, es imprescindible abandonar la perspectiva juridicista que distingue dominio pblico y dominio privado, recordando que esta dicotoma se asienta en una operacin bsica de homologacin entre lo social y el mercado. Frente a ella, cabe preguntarse si acaso no habr zonas, aspectos, dimensiones del lazo social que se resisten a modelarse conforme a las lgicas del clculo, de la productividad, de la acumulacin. Poner en discusin el esquema pblico/privado permite tambin dudar de otra homologacin que el pensamiento del siglo XX tendi a crista-lizar (incluso en el pensamiento de izquierda): la identificacin entre lo pblico y la dominacin. La igualacin lisa y llana entre estado y poder con-duce a una demasiado rpida asuncin del pro-blema de la dominacin que, apuntando todos los caones de la crtica hacia el estado, deja intacto al mercado y desestima su capacidad para dar forma al lazo social.
Si, al menos como conjetura provisoria, nos sumergimos en una interrogacin de lo pblico que no se identifique tan rpidamente con la voluntad de dominacin, tomamos perspectiva de una zona de la vida comn que no se ajusta ni directamente a los aparatos e instituciones del estado (incluso entendidos de modo amplio, es decir, incluyendo no solamente a los dispositivos jurdico-polticos sino a las diversas lgicas de ordenamiento y administracin de la vida), ni tampoco a una emanacin de lo privado en la que lo pblico aparecera como una pantalla en la que se proyectan intereses particulares.
Espacio pblico resulta ser, as, el nombre de un permanente e inevitable desajuste entre estado y sociedad; una zona cuya existencia, siempre conflictiva y heterognea, desborda todo esfuer-zo de normalizacin, toda lgica administrativa o jurdica de ordenamiento provenga de institutos estatales o de poderes fcticos-.
El espacio pblico es el mbito en el que las fuerzas sociales se componen en colectivos, se dan una configuracin ms que individual e imaginan lo que no existe. En ese espacio difuso se juega una din-mica tensa y productiva entre las formas polticas de la dominacin y la emancipacin, como lgicas en permanente pugna.
Pero esas tendencias nada tienen que ver con una dicotoma simplona entre autonoma y hetero-noma, no se trata de pensar que toda forma de organizacin colectiva es inmediatamente agencia de dominacin, ni que la creatividad habita natural y espontneamente en unos individuos incontaminados. Esa forma de ver la cuestin re-produce los esquemas ms clsicos de la ideologa neoliberal, aquella que identifica toda forma de aspiracin a lo comn como tendencia totalitaria y toda capacidad poitica al ejercicio individual de virtudes y talentos que no se presentan jams como resultado de una historia, ni muestran la desigualdad sobre la que se asientan. Librada la categora de espacio pblico de toda subsuncin precipitada y prejuiciosa en el universo semntico de la dominacin, o el disciplinamiento, se abre a la consideracin positiva de su funcin. La con-dicin de lo pblico apunta al modo que tiene la sociedad de pensarse a s misma, de experimen-tarse conforme a ciertas formas, de imaginarse e interpretarse. El espacio pblico es la dimensin reflexiva de la vida social, el espacio en el que toman forma y circulan nombres y demarcacio-nes, valores, representaciones e imgenes pero tambin afectos, anhelos y temores. Esa zona es necesariamente un lugar de encuentro en el disenso, un tejido heterogneo y sobreabundante que se nutre de la vida cultural, de sus tramas afectivas y memorias sedimentadas; es ella la que presta su materia a la configuracin de la
accin colectiva y por lo tanto, a la poltica. A nadie escapa que se trata de un campo constitu-tivamente atravesado por desigualdades, contra-dicciones y conflictos. Tampoco puede obviarse el complejo sistema de dispositivos tcnicos que modelan ese espacio, configurando los regmenes de visibilidad y las gramticas ms o menos laxas que organizan los reconocimientos sociales, las formas de nuestros decires, sus temas y estilos de enunciacin.
La Biblioteca Nacional y la Televisin Pblica
Entre las medidas ms violentas y absurdas tomadas por el actual gobierno nacional, dos resultan particularmente significativas: la vertiginosidad y magnitud del des-mantelamiento de la programacin de la TV Pblica y de los programas y actividades de la Biblioteca Nacio-nal (donde, a la fecha, se cuentan los desempleados en un 25% de su planta). Desde luego, no son los nicos mbitos en riesgo ni aquellos cuya urgencia parezca merecer prioridad. Cabe, sin embargo, pre-guntarse por qu habran de ser estos espacios objeto de una tan vertiginosa y fuerte intervencin.
Para pensar esta cuestin en perspectiva, no hace falta atender a las iniciativas o a los perfiles especficos desarrollados por estos organismos durante los ltimos aos. Lo verdaderamente significativo es su funcionamiento combinado, la mutua contaminacin de sus lgicas y lo que ello supone, en trminos de una concepcin del espa-cio pblico. No nos referimos tanto a una cierta poltica cultural, sino a una forja de lo pblico
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mismo como resultado de un proceso histrico y cultural de pensamiento colectivo; de exploracin de la cultura nacional, sus experiencias visibles e invisibles, las memorias ms perennes y las ms dbiles. Sus intelectuales y artistas consagrados, pero tambin sus otros rincones: las jergas, las narrativas populares, la tradicin oral y la imaginera popular, desde la gastronoma hasta la historieta. La creacin de un increble Archivo Histrico de material audiovisual de 200.000 re-gistros; la publicacin de una importante porcin del pensamiento nacional (Colecciones enteras de revistas como Tiempos modernos, Pasado y Presente; Contorno); obras agotadas o inditas (de Roberto Carri, Len Rozitchner, Horacio Sal-gn, Lugones, Yunque, etc), ciclos televisivos sobre Borges, Arlt, sobre la novela o pintura nacional; un Museo del Libro y de la Lengua. En sntesis, una pluralidad de producciones audiovisuales y literarias que trabajan nuestro tiempo: entre la conjugacin heterognea de las memorias y la invencin de mundos futuros o posibles.
Un singular espacio pblico tejido entre la bi-blioteca y el televisor, volcados a la escucha de sedimentos heterogneos (y contradictorios) de la experiencia de un pueblo, da cuenta de un modo muy singular de concebir y practicar la vida en comn. Un modo sensible a la riqueza y complejidad de la atmsfera cultural, pero tambin un modo que asume la politicidad inherente a ese territorio y no es, por lo tanto, indiferente a las desigualdades ni a las jerarquas que han cifrado los lugares, las trayectorias y la visibilidad de las voces, los temas, las estticas. Que no teme reconocer la violencia ejercida en la cristalizacin histrica de la cultura oficial, pero tampoco se desentiende de los efectos brutales de una homogeneizacin comercial, globalizada y concentrada. Pero, en este sentido, algo ms: la Biblioteca Nacional y la Televisin Pblica han sa-bido aprovechar sus caractersticas tcnicas de comunicacin masiva para producir una soberana
de bajo qu formas se presenta lo que se ve. En este sentido, el sondeo de opinin es hoy el arte-facto ms eficaz en la supresin de la dimensin poltica de la palabra pblica.
El sondeo produce una opinin pblica homoge-neizada, libre de ruido o disenso, procesada ma-temticamente. Nada ms lejos de la experiencia creativa que la respuesta a un formulario cerra-do, nada ms alejado de la palabra poltica que la repeticin de expresiones y pareceres previamen-te sondeados. La opinin pblica evita el conflicto y desagrega todas las formas de composicin colectiva de la palabra. Se recoge individualmente y se distribuye entre individuos.
El pluralismo neoliberal reduce al mnimo la capacidad de invencin social porque en nombre de la creatividad y los talentos individua-les produce la mera administracin de lo dado y de sus mundos consa-grados. El sujeto de este pluralismo de la opinin pblica es la gente. La gente es una identidad atomiza-da pero sin historia ni marcas que den cuenta de trnsitos culturales, de formas de inscribirse en la vida social.
Se trata de una identidad ampliada, expandida, que no encuentra adversario ni antagonista porque cubre todo el espacio. Es homognea porque no tiene exterior: la gente somos todos y ninguno. Es, por lo tanto, una identidad tota-lizante que no admite un otro. El pluralismo neoliberal de la gente carece de conflicto porque carece de identidades reales, histricas; vuelve imposible a la poltica en la misma medida en que anula el tiempo. La gente vive en el ms absoluto presente, no tiene memoria. Y sin espera o imagi-nacin de futuro, la poltica no existe. El pluralis-
cultural en un espacio tendencialmente cribado por la comunicacin punto a punto, personalizada y diseada para ser consumida como experiencia individual; pero cuya produccin de contenidos y administracin de flujos es innegablemente transnacional y altamente concentrada.
La biblioteca y el televisor, juntos, forman un cono de un modo de pensar el espacio pblico profunda-mente poltico y soberano, abierto a una diversidad de voces, atento contra las desigualdades y las lgicas de homogeneizacin o em-pobrecimiento de lo comn.
Un espacio de individuos libres en un pueblo libre. Es ese el objeto de violencia de la intervencin y es eso lo que est en juego.
Pluralismo neoliberal en la tierra arrasada
La ideologa neoliberal hace del pluralismo uno de sus principales dogmas. No hace falta entrar en la discusin filosfica acerca de cunto conserva el neoliberalismo de aquellos pensamientos libera-les como el de B. Constant, o republicanos como el de N. Maquiavelo que en modo alguno imaginaban un espacio pblico sin conflicto o disenso. Alcanza con advertir que es, por lo menos, ingenuo suponer que los dispositivos mediticos y tele-comunicacionales contemporneos no funcionan configurando y reconfigurando esa abstraccin inasible denominada opinin pblica.
El desafo, entonces, es pensar qu tipo de dispositivos u artefactos sostienen la ideologa neoliberal de un espacio pblico depurado de conflictividad, y en relacin con ello, el problema no es tanto el establecimiento de agenda (el problema de lo que se visibiliza y lo que se deja afuera de la visibilidad publica), sino el problema
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mo neoliberal es absolutamente estril. O peor, es una intervencin que apunta a reducir al mnimo posible el espacio pblico para que la creatividad sea apropiada, privatizada y filtrada por una lgica de la mercanca y el clculo; de la amnesia y la administracin. Ese pluralismo, que florece de opiniones y competencias individuales no puede explicar de dnde cree que ellas emergen. Su ideologa necesita imaginar un terreno virgen, pero en la historia real de una sociedad, esto slo es posible mediante la violenta produccin de una tierra arrasada. Ese pluralismo vive de la prohibi-cin de la poltica y de la memoria.
La biblioteca y el televisor testimonian que el espacio pblico puede ser otra cosa: el encuentro, en lo comn, de modos singulares de desear el porvenir.
Humberto Sabatini
Despedimos con profundo pesar al compaero Humberto Sabatini, expresando nuestro afecto y haciendo llegar nuestras condolencias a su familia
y compaeros.
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