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Habiendo analizado sus evaluaciones de acuerdo al objetivo.

¿Quedaron aspectos del aprendizaje fuera de su evaluación? ¿Se

complementaron en algún momento? ¿Qué sugerencias del foro le

hicieron más sentido? Después de este análisis y teniendo en cuenta

las sugerencias hechas por sus compañeros, revisaremos qué tan

acertados has sido sus reflexiones con respecto a la construcción de

una evaluación de calidad.

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Comenzaremos entonces retomando las preguntas directrices ya mencionadas:

• ¿Qué es evaluación?

• ¿A quién se evalúa?

• ¿Por qué?

• ¿Cuándo se evalúa?

• ¿Cómo afecta la evaluación?

• ¿Cómo mejoramos los resultados?

Interrogantes que como mencionamos al comienzo, obtendrán

respuesta a lo largo de esta unidad.

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Comencemos con la primera interrogante. Según lo que ya hemos visto, para que la evaluación sea más eficiente y eficaz esta es parte de un proceso constante que retroalimenta de manera permanente y cíclica el desarrollo del aprendizaje. Todo este proceso permite que construyamos el aprendizaje significativo en base a los conocimientos y habilidades previas que posee el estudiante (Coll, 1988). Tal como lo representa este espiral de manera simbólica.

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Considerando lo anterior y volviendo a rescatar la importancia de entender a la evaluación como un PROCESO, presentamos una definición reflexiva, práctica y auténtica planteada por Eisner quien dice: “La evaluación educativa es un proceso que, en parte, nos ayuda a determinar si lo que hacemos en las escuelas contribuye a conseguir fines valiosos o auténticos…” (Eisner, 1985 citado en Santos Guerra, 1993) Se destaca la importancia de obtener fines valiosos (como la información que será la base para planificar nuestro actuar educativo) y auténticos (sin ninguna carga emocional ni valórica, si no que lo más neutra posible). Ambos como objetivos de la evaluación, en otras palabras, que contribuyan de manera clara (que se inserte dentro de la planificación de manera constructiva y objetiva) y consistente (que sea de acuerdo a los objetivos que planteamos dentro de nuestra planificación) con el desarrollo del aprendizaje.

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Teniendo esto en mente, cabe recordar, que la evaluación es un proceso complejo y constante, involucrando a varios protagonistas (entorno físico y social, educador, estudiante, material , etc.), principalmente y en este caso, hablaremos del profesores y el estudiante. En muchas ocasiones, y la visión antigua escolástica, sugiere que en esta relación el profesor esta por sobre el estudiante, lo que se refleja en una evaluación determinista y llena de juicios de valor.

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En la actualidad esta visión escolástica se ha modernizado, teniendo en cuenta los nuevos descubrimientos de cómo se produce el proceso de aprendizaje, ya que la construcción de este, no se hace a través del miedo, sino de la confianza y humildad entre las dos partes. Si bien, no se sugiere que sean pares o amigos, sí por el contrario, un instructor que conduzca al estudiante por el camino del aprendizaje guiándolo en cada paso, en éste caso, a través de la evaluación. Hagan el ejercicio de recordar al mejor profesor que hayan tenido ustedes…¿Le tenían miedo?...Probablemente la respuesta sea no, y por el contrario, ese profesor inspiraba pasión, confianza y cercanía. Esto probablemente era porque ese profesor estaba consciente de lo importante de su labor y para mantener este estado es necesario que ambas partes sean evaluadas, ya que ambas son parte fundamental del proceso de aprendizaje. Existen diversas formas en que podemos evaluar estos procesos, por eso es necesario tener en cuenta la autoevaluación y la co-evaluación como herramientas fundamentales, independiente de cómo se evalúe o por quién sea evaluado, tanto por pares como por superiores. Ya que desafortunadamente este proceso no es como cocinar, donde uno realiza una receta, prueba y si cambia algo y queda malo, sólo los seres queridos sufren. En la educación todo lo que ustedes hagan se vera reflejado en los estudiantes, ya sea a corto o largo plazo, por lo que debemos estar constantemente verificando que nosotros, como parte fundamental de este proceso, realicemos prácticas que se basen en un lineamiento de calidad, mejorando, tal como lo hacen ahora a través del curso, de manera constante.

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Entonces, si nos preguntamos por qué es necesario evaluar, la respuesta es sencilla. Simplemente porque es la única manera que tenemos de saber cómo estamos en el proceso educativo, ya sea el profesor en su labor educativa o el estudiante en su labor de aprendiz.

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Otro aspecto importante, de las razones por cuales evaluamos, es porque los resultados y la información que se recoge de estas evaluaciones es vital para el proceso de aprendizaje. Estos resultados de las evaluaciones y cómo se devuelven a quien fue evaluado son llamados feedback o retroalimentación. En pocas palabras, es entregar los resultados de las evaluaciones a quien fue evaluado.

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Estos resultados que damos a los estudiantes pueden influenciar su desempeño posterior. ¿Sabemos realmente cuanto poder tiene la evaluación? Hattie y Timperley (2007) realizan una revisión de distintas investigaciones que señalan, que las personas se esfuerzan más cuando el objetivo es claro y cuando este es alcanzable. También señalan que al entregar buen feedback los estudiantes pueden llegar a desarrollar habilidades de autocorrección, mejorando su desempeño, entre otros. Entonces, si realizamos una evaluación de calidad, que revisaremos más adelante como construir, debemos preocuparnos de cómo daremos los resultados.

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Pues bien, veamos cuál es el poder de la evaluación, revisando algunos

aspectos en los cuales usted puede influenciar al estudiante, sólo a través de

cómo presente los resultados de sus evaluaciones. Nos pondremos en el mejor

de los casos, asumiendo que siempre el feedback será de manera constructiva,

sin mal entender que siempre será bueno el resultado de los estudiantes, por el

contrario, por muy malo que sea, siempre existe una manera constructiva y

provechosa de entregarlos.

Entonces, si tenemos un buen feedback podremos generar en el estudiante:

• habilidades de detección de error Kluger y DeNisi (1996): el

estudiante puede autocorregir sus trabajos antes de entregarlos, desarrollando una

habilidad fundamental para su desempeño y el de sus compañeros, por ejemplo,

aplicado en actividades colaborativas.

• motivación intrínseca por aprender (Bargh, et al, 2001): esto facilita

las posteriores evaluaciones y el proceso las interacciones que se producen a

lo largo de la clase

• poder crítico: que genera la posibilidad de realizar actividades de

mayor reto cognitivo para el estudiante y el mismo profesor

• autorregulación, control y autoconfianza (Zimmerman, 2000): esto

también facilita las interacciones y posteriores evaluaciones realizadas por el

profesor.

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Ahora, cómo lo hacemos:

• Entregando objetivos claros desde un comienzo (Kluger & DeNisi,

1996): si tenemos los objetivos de las evaluaciones claros, los estudiantes

saben a qué atenerse y cómo enfrentar el reto.

• Entregando un feedback (resultados) de manera constructiva (Clarke,

Timperley, & Hattie, 2003; Timperley & Parr, 2005): tal como lo mencionamos

anteriormente, al entregar un feedback constructivo, le entregamos al estudiante

información valida, útil y concreta para que pueda seguir construyendo a partir de lo

que sabe. Por ejemplo, no decirle sólo felicitaciones, si no que hablar de cómo el

construyó el aprendizaje de acuerdo a sus habilidades y capacidades, “relacionaste

muy bien los eventos del cuento con lo que vimos en clases, ¿cómo se te ocurrió la

relación?” De esta manera, estamos motivando al estudiante, potenciando y

destacando lo que sabe, y creando un puente para que pueda llegar al objetivo que

queremos lograr con él. Si bien se ha visto que las notas disminuyen el entusiasmo

por el aprendizaje y el desarrollo de la motivación intrínseca (Butler, 1988) y por el

contrario, entregar sólo comentarios escritos, la aumenta, podríamos sugerir no

centrar las evaluaciones en las notas. Desafortunadamente, sabemos que por muy

buenas intenciones que usted tenga al sugerir esto en su colegio, lo más probable es

que no acepten su sugerencia. Entonces lo que planteamos nosotros, por

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ejemplo, es que no se entreguen las notas de inmediato, devolver las pruebas

o trabajos con comentarios, o discutir los objetivos de la prueba, de cómo

fueron abordados. Éstas son estrategias simples que pueden llegar a dar motivación y

generar habilidades críticas en el estudiante. También podemos dar posibilidades de construir

el aprendizaje de otras maneras, como trabajos en equipo, donde ellos deban elaborar una

prueba, por ejemplo, para así crear las competencias necesarias y los conocimientos

correctos, cerrando con una evaluación escrita, por ejemplo.

• Otra herramienta con la que usted cuenta para entregar los resultados de

manera constructiva con miras hacia el aprendizaje es entregando resultados que apunten

directamente al objetivo propuesto: si la evaluación esta hecha de manera correcta y los

estudiantes conocen los objetivos, al entregar los resultados apuntando a esos objetivo

propuestos (sin juicio de valor ni potenciando la competitividad, por ejemplo, comparando) los

estudiantes perciben la imparcialidad de la respuesta y están mas dispuestos a escuchar y

poner atención a lo que el profesor les esta informado, para así contar con nueva información

que les permita desenvolverse mejor en una futura evaluación.

• También usted puede entregarles retos que puedan resolver: si se conoce a

los estudiantes, estos retos estarán de acuerdo a sus capacidades cognitivas, lo que atrae

más a los estudiantes, ya que pueden ver que los retos son alcanzables, y eso los motiva.

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Con estas herramientas, más las que daremos con respecto a la construcción de la evaluación, usted podrá desenvolverse de manera más eficaz y eficiente en su espacio educativo.

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Comencemos recordando algunos tipos de evaluación que se definen según su intencionalidad, ya sea diagnóstica, formativa o sumativa. Estas categorías pueden ser abordadas desde distintas perspectivas, sin casarse con ningún tipo especifico de evaluación, ya que eso dependerá de lo que queramos evaluar, no de cómo lo vayamos a evaluar. En general, como lo habíamos mencionado antes, la palabra “evaluación” se subentiende como una prueba escrita de respuesta cerrada o abierta, como la gran variación dependiendo del contenido. Sin embargo, tal como se señaló antes, esa evaluación no necesariamente responde a todo tipo de objetivo y competencia que queremos alcanzar. Podemos tener evaluaciones compartidas, de grupo, autoevaluación, co-evaluación, observación, etc. Todos estos métodos de evaluación se complementan para entregarnos una “película” de lo que realmente está pasando (con movimiento y dentro de un contexto), y no sólo una “fotografía” de la realidad (estática y fuera de contexto) que representa sólo un mínima muestra de lo que realmente pasa (Brower, 2003).

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Hasta el momento hemos contestado parte de las interrogantes directrices y, aunque nos falten algunas, detengámonos a reflexionar sobre lo que hemos visto con la actividad nº 2.

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