capÍtulo ii marco teÓricovirtual.urbe.edu/tesispub/0094488/cap02.pdf · "democracia",...
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CAPÍTULO II
MARCO TEÓRICO
El presente capítulo comprende los antecedentes de la investigación,
bases teóricas, y la matriz de categoría de análisis, con el objeto de
desarrollar el contenido doctrinal del significado de la categoría definida tanto
en el título como en el planteamiento del problema a fin de soportar
teóricamente la investigación a través de estudios anteriores.
1. ANTECEDENTES DE LA INVESTIGACIÓN
Tomando en cuenta que, esta investigación se orienta hacia el estudio
de la democracia: modelo de forma de gobierno en Venezuela (1998-2011)
bajo concepción liberal con enfoque social”, se hace necesario considerar
algunos aportes producidos, por autores, en trabajos de investigación, a
saber: Cardona, (1997), Jiménez (URBE, 1997) y Ruiz (URBE, 1997),
sobre la categoría de estudio que permita un mayor conocimiento sobre el
tema.
Cardona, (1997) realiza esta investigación, en la Universidad Rafael
Belloso Chacín URBE, para optar al grado en Doctorado en Ciencias
Políticas, titulada Origen Desarrollo y Decadencia de la Democracia
Venezolana (Segunda Mitad del Siglo XX). La investigación realizada se
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propuso esencialmente tener una idea completa del proceso democrático
venezolano con el fin de: 1) Obtener conocimiento claro y preciso del
acontecer político, desde 1958, hasta el presente. 2) Conocer los actores y
protagonistas de dicho proceso. 3) Analizar los diferentes hechos y
situaciones que han incidido en el deterioro y decadencia del sistema
político. 4) Presentar algún aporte que pueda contribuir al mejoramiento de
la democracia como sistema de vida.
La metodología que se utiliza en la misma, es de una investigación
puramente documental, el diseño es no experimental y bibliográfico. El
diseño aplicado a la investigación hace énfasis en el método cualitativo
basado en la consulta documental de fuentes fidedignas y confiables. Lo que
facilita el conocimiento y desarrollo de la investigación mediante el
acercamiento del sujeto de la investigación -investigador -al objeto de la
investigación y al problema de la investigación, a través de la compilación y
estudio del material bibliográfico respectivo.
El trabajo para su presentación y análisis es estructurado en tres
capítulos cuyo contenido es organizado de la siguiente forma: Capítulo I:
Marco Referencial, él cual comprende: aspectos conceptuales sobre
"democracia", "participación" y "consenso", las Bases Jurídicas que
sustentan el Proyecto Democrático de 1961 y los antecedentes del mismo.
El Estado Venezolano y la Sociedad Civil. Capítulo II: El Marco Histórico -
Praxiológico toma en cuenta los tres momentos del Proyecto Democrático
que abarcan los períodos gubernamentales. Capítulo III: Reflexiones Finales
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en relación con el consenso, la concertación y la participación política. El
Descontento social. Evaluación sobre la democracia venezolana: legitimidad
y efectividad. Decadencia y Crisis de la democracia, y finalmente,
sugerencias y alternativas conducentes al mejoramiento del sistema.
El estudio es fundamentado por varios autores expertos en la materia
sobre la democracia, entre ellos se puede citar: Bobbio (1992), Dahl (1961),
Fukuyama (1992) entre otos; Por otra parte, toda la información fue extraída
de textos y documentos escritos con anterioridad a la presente investigación.
Como técnicas de recolección de datos, se utiliza la observación
documental. En cuanto a los resultados, se aprecia un análisis de contenido
de los tres momentos del Proyecto Democrático que abarcan los períodos
gubernamentales; así se concluye en unas reflexiones finales en relación
con el consenso, la concertación y la participación política y el descontento
social. Por ende, se hizo sugerencias y alternativas conducentes al
mejoramiento del sistema democrático.
Como aporte para la presente investigación se toman su contribución
en cuanto a: una idea completa del proceso democrático venezolano, desde
1958; su origen, desarrollo; lo cual permite comprender la subcategoría:
faceta de la democracia, clarifica ideas sobre la categoría y unidades de
análisis a estudiar: principios, formas mínimas y máximas, la soberanía
popular, los derechos y las libertades. Asimismo, permite la explicación de
los significados del funcionamiento de la democracia en Venezuela a través
del diseño institucional representativo presidencialista y parlamentario
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Según la investigación realizada por Jiménez (URBE, 1997), en la
Universidad Rafael Belloso Chacín, además de optar por el título en el
Doctorado en Ciencias Políticas, cuyo propósito del estudio fue analizar los
Factores de Desarrollo Venezolano y la Integración de la Sociedad Civil y la
Sociedad Política, se toma como basamento teórico la información sobre el
crecimiento descontrolado del Estado que ha estado en relación directa con
el desarrollo de la riqueza petrolera en Venezuela .
También se analiza los aspectos referentes a un Estado cada vez
más rico se ha convertido en un Estado hipertrofiado e ineficiente, además
de corrupto, en un país cada vez más pobre y con más necesidades. La
existencia de un Estado con estas características ha tenido sus
consecuencias políticas, económicas y sociales donde se observa una
inflación galopante, índices de desempleo y subempleos crecientes, miseria,
analfabetismo, inseguridad personal, social y jurídica, graves deficiencias en
el sistema educativo, descrédito de los partidos políticos y de la legislación
electoral, una corrupción desatada sin sanciones ni castigos, y con una
sociedad civil, comprensiblemente apática, pero no justificada.
Estas consecuencias tienden a desvirtuar las instituciones y a crear
condiciones adversas para el mantenimiento de la democracia.
Adicionalmente a lo expuesto, o quizá como consecuencia de ello,
Venezuela y Latinoamérica en general, presenta una deuda externa
insostenible, situación en la que se percibe un cierto consenso en cuanto a
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una drástica reducción de la misma, tanto por parte de los deudores como
de los acreedores y con posibles beneficios para ambas partes.
Se presenta, a través de una investigación de diseño documental.
Entre de las técnicas para recolectar la información se utiliza la técnica del
fichaje, el fotocopiado y el almacenamiento de la información en diskettes y
en el computador, para luego realizar un análisis cualitativo de toda la
información proporcionada en los documentos, el cual se abordó de acuerdo
a los objetivos de la investigación y a los requerimientos presentados a lo
largo de su evolución.
Los resultados y conclusiones indican que a partir de un análisis de
las causas de esta realidad venezolana, realidad absurda, ilógica e injusta,
pero realidad al fin, pero conscientes de la capacidad de los venezolanos
para vencer y superar estos problemas, se trata de identificar los factores
básicos a ser considerados para el establecimiento de un proyecto de
desarrollo condicionado fundamentalmente en un cambio de actitud de
todos los actores, incluyendo, además de los partidos políticos, los
integrantes del poder judicial o los miembros del ejecutivo, a todos los
demás actores de la sociedad civil en su desempeño profesional y en su
papel como ciudadanos y como responsables del Estado.
Como aporte, para esta investigación, se considera su contribución en
cuanto a: incrementar el conocimiento sobre la fundamentación teórica sobre
los conceptos de los factores de desarrollo venezolano, la integración de la
sociedad civil y la sociedad política; clarifica ideas sobre la subcategoría: la
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participación de la sociedad en la política; permite explicar y describir las
unidades de análisis sobre el poder, los votantes y partidos. Asimismo, se
toma su contribución referencial, a las unidades de análisis participación
ciudadana, sociedad civil de la subcategoría condiciones que requiere la
democracia para su desarrollo y consolidadción en Venezuela
Por otra parte, Ruiz (URBE, 1997) en su trabajo de investigación, ,
para optar al grado en Doctorado en Ciencias Políticas, titulado Los Partidos
Políticos Condición Indispensable para la Existencia del Sistema
Democrático Venezolano 1936-1997, tuvo como objeto demostrar la
relación existente entre los Partidos Políticos y el Sistema Democrático
venezolano, evidenciándose el rol fundamental que estos han desempeñado
en el surgimiento, consolidación y preservación de este sistema político,
circunscribiéndose el análisis de este objeto social al período comprendido
entre los años 1936 y 1997 y a examinar cuales son sus proyecciones a
futuro.
El tipo de investigación desarrollada es analítica, descriptiva y
documental; con un diseño no experimental, bibliográfico.
Para presentar el resultado de esta investigación, el contenido ha sido
expuesto en cuatro capítulos, El Capítulo I cuyo contenido es: el
planteamiento del problema, la hipótesis de la investigación, justificación del
problema y los objetivos de investigación.
EL Capítulo II que expone el Marco Teórico Conceptual,
Antecedentes, Fundamentación Teórica, Bases Legales que sustentan la
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existencia de los Partidos Políticos en Venezuela, concepto, teorías que lo
definen como fenómeno social, su origen histórico, funciones, organización
interna, composición, tipología de los partidos políticos, características,
financiamiento, los sistemas de partidos; los elementos definitorios de la
cultura política en la democracia, factores convergentes entre el proceso de
democratización y los partidos políticos en su relación con la sociedad civil y
sus diferencia en cuanto al rol que desempeñan los diversos actores sociales
en el proceso de democratización.
En el Capítulo III: se explicita el proceso metodológico bajo el cual se
llevó a efecto la investigación, El Capítulo IV : incluye el análisis e
interpretación de los resultados, así como una recomendación que sustente
una proyección positiva para los partidos políticos desde la óptica personal
del investigador: la profundización y optimización del factor liderazgo.
Igualmente comprende el análisis, interpretaciones y conclusiones
realizadas sobre el objeto investigado, determinándose la indispensabilidad
de los partidos políticos como fundamento del sistema democrático
venezolano desde 1936 al presente.
Como contribución para la presente investigación se toman su aporte
en cuanto a: la relación existente entre los partidos políticos y el sistema
democrático venezolano sustentando conceptos sobre las sub categorías
de formas de participación de la sociedad en la política mediante los partidos
políticos en un contexto democrático, evidenciándose el rol fundamental que
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estos han desempeñado en el surgimiento, consolidación y preservación de
este sistema político, en Venezuela.
2. BASES TEÓRICAS
Las bases teóricas de la investigación, son la base fundamenta l para
dar respuesta al fenómeno de la democracia, observado en estudio. Es por
ello que se hace necesario ofrecer algunos conceptos y una primera
aproximación a los rasgos de la democracia: la soberanía reside en el
pueblo; una serie de derechos políticos y libertades públicas deben ser
respetados por las autoridades y los ciudadanos; promueve valores
fundamentales como la tolerancia y la justicia y, finalmente, mantiene una
tensión entre los ideales de libertad e igualdad; tensión que, en épocas
diversas y en Venezuela y distintos países, se ha manejado de diferentes
maneras.
2.1 La democracia.
De acuerdo al autor Sodaro (2006), la idea esencial de la democracia
es que los ciudadanos tienen el derecho de determinar quien los gobierna ,
imponiendo límites legales a la autoridad del gobierno, garantizando ciertos
derechos y libertades a sus ciudadanos. Pero al igual que muchas
definiciones, ésta simplifica un fenómeno muy complejo y multifacético. De
hecho, la democracia puede adoptar varias formas; puede adquirir diferentes
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significados para diferentes personas. Para algunos teóricos de la
democracia, la representación basada en elecciones competitivas, libres y
limpias es el principio clave que define el sistema democrático.
Muchos teóricos probablemente coincidirían en que un país con esos
rasgos cumple con los requisitos mínimos de una democracia electoral. Pero
si bien, los derechos electorales son necesarios, en absoluto son suficientes
para establecer una democracia que merezca tal nombre. Se aprecia que la
democracia requiere que ciertos derechos y libertades de la población estén
legalmente protegidos, tales como la libertad de expresión, la libertad de
reunión y otras libertades básicas que el gobierno no debe violar. Sin estos
aspectos las elecciones carecen de sentido.
2.1.2. Propósitos y paradoja de la democracia.
Sodaro (2006) se pregunta ¿Qué ventajas ofrece una democracia frente
a una dictadura? Se centra en cuatro (4) de sus propósitos más reconocidos.
1) Uno es mejorar la calidad de vida y la dignidad del individuo. La
democracia permite a todos los ciudadanos participar de forma significativa
en los asuntos de la comunidad, expresar sus opiniones y tener voz voto en
las decisiones de sus gobiernos. Proporciona espacio para la libertad
individual y promueve libertad política, así la democracia tiene una dimensión
moral de la que carecen las dictaduras, con su tendencia a ignorar o tratar de
forma violenta a la población.
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2) Otro de sus propósitos consiste en discernir y hacer cumplir los
deseos de la comunidad. En un intento de determinar lo que Rousseau llamó
“la voluntad general”, las democracias fomentan un debate abierto sobre los
programas y las políticas alternativas, realizan encuestas de opinión pública y
permiten a sus ciudadanos elegir entre candidatos que representen visiones
distintas en el momento de las elecciones. 3) Un tercer propósito de la
democracia es limitar el poder, imponiendo límites legales a la autoridad de
los cargos públicos, controlando el enorme poder coercitivo del Estado.
Promoviendo el valor del pluralismo, permitiendo a toda la población adulta la
participación en la vida política. Contrarresta la influencia de los grupos o
élites y las organizaciones sociales excepcionalmente privilegiadas.
4) Por último, la democracia intenta reducir los antagonismos sociales,
proporcionando a cada persona una oportunidad de obtener algo, cuando los
diversos grupos que componen la sociedad tienen la oportunidad de ser
oídos y de compartir poder mediante el voto. Se reconoce que si los
ciudadanos participan en el juego democrático ganan más que si se niegan a
cooperar, los grupos sociales enfrentados, dialogan, negocian y establecen
acuerdos. Así la democracia proporciona incentivos para sustituir la
confrontación por la cooperación.
Se percibe que estos objetivos ideales de la democracia podrían no
realizarse en la práctica, la paradoja central de la democracia es que sus
instituciones y prácticas pueden ser ignoradas, subvertidas o manipuladas de
forma que contradigan sus propósitos básicos, incluso aunque se sigan sus
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reglas y procedimientos. En algunos casos, la democracia puede
corromperse y producir resultados que vulneren totalmente sus objetivos.
Cada uno de los propósitos de la democracia que se acaba de enumerar
tiene su opuesto correspondiente.
La participación política, por ejemplo, se percibe puede quedar muy
lejos de su potencial, en primer lugar, debido a una serie de restricciones
legales sobre quién se considera que forma parte de la comunidad política
(los inmigrantes, en la mayor parte de los casos son considerados ajenos a
ella, ya que se restringe su derecho al voto; los menores de edad continúan
excluidos, mientras las mujeres han sido incluidas hace no tanto tiempo), en
segundo lugar, porque incluso teniendo el derecho legal a la participación
política, algunos ciudadanos deciden no ejercerlo. De hecho, la mayoría de la
gente no participa en la vida política, salvo quizás para votar cada pocos
años.
Además, a criterio de Sodaro (2006), se percibe que las democracias
modernas, suelen estar divididas por lo que respecta a cuestiones
importantes, tales como hacer cumplir la voluntad general de las personas,
sobre el papel adecuado del Estado. Hay divisiones fundamentales sobre el
papel apropiado del Estado. Algunos sectores de la población pueden querer
que el Estado maximice su libertad. Desde la perspectiva liberal o neoliberal,
un Estado con amplios poderes de intervención en los asuntos sociales y
económicos es poco democrático porque limita la capacidad de la población
para controlar su propio destino. Pero otros pueden creer que la democracia
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requiere que toda la población tenga ciertos derechos sociales y económicos
fundamentales, como el derecho a la educación, la asistencia médica y la
vivienda.
De acuerdo con ésta perspectiva socialdemócrata, toda sociedad
construida sobre desigualdades no es verdaderamente democrática. Así, se
comprende como sus defensores apoyan un Estado intervencionista, con el
poder y los ingresos fiscales (impuestos) suficientes para garantizar a todos
un nivel de vida “decente”. A veces, la población está tan dividida sobre un
asunto controvertido que no cabe alcanzar un consenso que englobe a la
mayoría.
Otras democracias tienen problemas a la hora de tomar decisiones: el
bloqueo o punto muerto de la democracia es un fenómeno frecuente ya que
en estas circunstancias, o no se puede tomar ninguna decisión eficaz, o la
decisión tomada ha de imponerse a la población (bien judicialmente bien
mediante un decreto del ejecutivo). En otros casos, la voluntad general
puede reflejar el deseo de la mayoría de discriminar a las minorías. Se
comprende que el principio democrático del gobierno de la mayoría comporta
así el riesgo de producir la tiranía de la mayoría.
La limitación del poder también puede resultar difícil, una vez elegidas,
las élites gobernantes y los cargos nombrados por ellas suelen disfrutar de
poder discrecional para tomar decisiones que podrían ser impopulares o
discriminatorias antes de enfrentarse con los votantes en las siguientes
elecciones. Instituciones como la burocracia administrativa o los tribunales
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pueden llegar a tener una autoridad escasamente sometida a control. La
financiación anónima de partidos y candidatos políticos podría hacer
aumentar la corrupción. En suma, el abuso del poder puede ser menos
flagrante en una democracia que en una dictadura, pero las democracias
tampoco están exentas de esta lacra.
Por último, la democracia puede intensificar y perpetuar los conflictos
sociales en lugar de atenuarlos. La libertad de expresión da a los diferentes
grupos la oportunidad de articular sus reivindicaciones y lanzarse críticas y
acusaciones, avivando así la discordia. El derecho de asociación con
propósitos políticos puede enquistar así las divisiones sociales y dificultando
el diálogo y los acuerdos y consenso.
Como se acaba de percibir, la gente tiene diferentes opiniones sobre lo
que supuestamente debe lograr la democracia, también difieren sobre que
comportamientos de los representantes públicos o grupos sociales pueden
considerarse verdaderamente democráticos. La democracia no es estática,
puede manifestarse de diferentes formas y en distintos grados.
2.2. Las facetas de la democracia.
Una forma de matizar la valoración de la democracia, de acuerdo a la
opinión de Sodaro (2006), es pensar en ella en función de sus aspectos o
facetas, entendidas como los principios, las formas, la soberanía popular, los
derechos y libertades, los sistemas de valores, la economía.
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1) La faceta I de la soberanía popular, implica que las personas tienen
el derecho de gobernarse a sí mismas (o bien establecen un control directo
sobre el gobernante, o bien articulan mecanismos como las elecciones
periódicas). 2) La faceta II consiste en ciertos derechos y libertades que la ley
debe garantizar a los ciudadanos, no puede suprimirlos ni el Estado, ni las
personas, ni el gobierno de la mayoría. La faceta III la constituyen los valores
democráticos: la tolerancia, la justicia y el compromiso. La faceta IV se centra
en el concepto de democracia económica, estableciendo criterios de justicia
e igualdad como componentes sociales y económicos de la democracia.
2.2.1. Principios fundamentales de la democracia.
A la vista de múltiples y, hasta cierto punto, contradictorias,
conceptualizaciones de la democracia, opina Sodaro (2006), existen varios
principios fundamentales que, todas las democracias comparten
universalmente, que para la mayoría de los teóricos y activistas políticos del
mundo, son absolutamente esenciales para calificar de democrático un
sistema de gobierno. Estros principios básicos de la democracia son: el
Estado de derecho, la inclusión y la igualdad.
El Estado de derecho es el principio según el cual el poder del Estado
debe estar limitado por las leyes, es decir, que los gobernantes (o la
autoridad) están sometidos al imperio de la ley. De lo que se comprende que
significa que los poderes del gobierno para formular y aplicar las leyes deben
estar limitados por constricciones legales en documentos oficiales. El
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principio de la inclusión implica que toda la población adulta debe tener
reconocido los derechos democráticos, esto es, ser considerada ciudadana.
La ciudadanía no se puede negar a sectores específicos de la población,
como a las mujeres o los grupos étnicos y/o culturales minoritarios. El
principio de la igualdad implica que los derechos y libertades democráticos,
sobre todo, con respecto a los derechos políticos básicos, como el voto, el
derecho a la libertad de expresión, de asociación y de reunión, han de
distribuirse entre todos por igual.
2.2.2. Formas de democracia mínimas y máximas
La concepción mínima parte de ciertos criterios básicos para definir y
poner en práctica las diversas facetas de la democracia. De acuerdo con
esta concepción de Sodaro (2006), se puede afirmar que las democracias
exigen ciertos niveles mínimos de soberanía popular, derechos y libertades
civiles, valores democráticos y democracia económica. La concepción
máxima amplía el grado o la medida de la democracia en cada faceta hasta
el nivel superior, se pueden considerar deseables, aunque no necesarias
para que se dé una democracia.
2.2.3. La democracia como soberanía popular
Sodaro (2006), recuerda que por soberanía popular se entiende que los
ciudadanos tienen el derecho a determinar cómo han de ser gobernados. En
otras palabras, los ciudadanos constituyen la fuente de la legitimidad del
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Estado; son soberanos en la medida en que eligen libremente sus
instituciones de gobierno y a sus representantes públicos; tienen el derecho a
determinar las acciones y las políticas que adopta el gobierno, así como
también a considerar a sus gobernantes responsables de sus acciones. La
palabra democracia significa “autoridad o gobierno del pueblo”.
La soberanía popular implica dos conceptos claves: participación y
rendición de cuentas. Las personas participan en la vida política mediante
una democracia representativa (mediante métodos indirectos, sobre todo,
mediante la elección de representantes políticos) y una democracia directa
que permite a todos los ciudadanos adultos participar directamente en la
toma de decisiones políticas de su comunidad; el pueblo es el gobierno.
En una democracia representativa , las elecciones son el mecanismo
principal por el que el pueblo ejerce sus derechos políticos soberanos de
participar en la política y hacer que sus representantes electos den cuenta de
sus acciones. Las elecciones, al posibilitar la remoción de los gobernantes,
constituyen la forma más importante de rendición de cuentas en una
democracia. Los procedimientos electorales deben cumplir ciertos criterios
básicos, deben ser significativos, competitivos, libres, secretos, justos y
transparentes, periódicos, inclusivos e igualitarios.
Además de votar en las elecciones, los ciudadanos pueden participar en
la política electoral asumiendo un papel activo en un partido político o
trabajando para un candidato en tiempo de elecciones. Pueden también
participar en el proceso político expresando públicamente sus opiniones
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sobre cuestiones que afectan a su comunidad. Las democracias modernas
proporcionan una serie de oportunidades para la expresión libre y abierta de
la opinión pública. La censura y la divulgación deliberada de información
confusa son técnicas de control típicas de las dictaduras.
La esencia de la democracia representativa consiste en la delegación
del poder y de la responsabilidad gubernamentales, por parte del conjunto de
la ciudadanía, en un pequeño número de personas que constituyen una elite .
También constituyen una minoría los empleados públicos de alto nivel con
importantes responsabilidades en la adopción de decisiones. En otras
palabras, las democracias representativas están gobernadas por elites
políticas que rinden cuenta al pueblo
2.2.4. La democracia como derechos y libertades
Señala Sodaro (2006), para los padres fundadores de Estados Unidos,
el propósito más importante del gobierno consistía en garantizar
determinados derechos (civiles) y libertades individuales, protegiendo así,
mediante el Estado de derechos, a los ciudadanos frente a la tiranía de
cualquier tipo. Apoyaron un sufragio limitado, reservando “el consentimiento
del gobernado” a los varones de cierta edad y con una renta determinada
(sufragio censitario).
En su opinión, una democracia de masas basada en el sufragio
universal – en todo caso, excluyente de las mujeres y de los negros-
representaba, en realidad, una amenaza para la supervivencia de la libertad
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política porque la mayoría no instruida podía hacer mal uso de sus derechos
de voto eligiendo un tirano. Esta es la razón por la que la palabra democracia
no aparece en la Constitución de Estados Unidos.
No sería hasta 1791 cuando los padres fundadores codificaron unos
derechos y libertades conocida como Carta de Derechos, estas garantías
legales frente al exceso de poder gubernamentales ratificaron a fi nales de
ese año en las primeras diez (10) enmiendas de la nueva Constitución de
Estados Unidos que, de hecho, había entrado en vigor hacía dos años.
Sodaro (2006), hace una lista de criterios mínimos, de derechos
(civiles) y libertades democráticos mínimos que permiten distinguir una
democracia de un régimen no democrático o dictatorial o totalitario:
1) el derecho a la vida y a la seguridad de la propia persona y la
propiedad frente a la interferencia del gobierno.
2) las libertades de pensamiento , de opinión y expresión.
3) las libertades de conciencia y de credo religioso.
4) el derecho a votar en elecciones significativas, justas, transparentes
y competitivas y poder pedir cuentas a los representantes del gobierno.
5) el derecho a reunirse y a organizarse de forma pacífica con fines
políticos.
6) la libertad de movimiento, el derecho de viajar.
7) el derecho a un trato igual bajo la ley.
8) el derecho a poseer, a comprar y a vender propiedad privada.
9) el derecho a una educación obligatoria financiada por el Estado.
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2.2.5. La democracia como sistemas de valores
Las primera dos facetas de la democracia tratan principalmente de los
derechos civiles y políticos de los ciudadanos frente al Estado. Pero no son
suficientes para establecer una verdadera democracia, ya que esta, también
requiere la observancia de ciertos valores centrales, tales como la justicia
(trato equitativo-cada cual recibe según sus méritos- e igual oportunidad), la
tolerancia (respeto a los que son diferentes), el consenso (esfuerzo por
reconciliar diferencias basada en la cooperación, la negociación), la fiabilidad
(que los políticos inspiren confianza) y el compromiso con la resolución
pacifica de las disputas internacionales.
2.2.6. La democracia económica
Una de las cuestiones más controvertidas, señala Sodaro (2006), en
torno a la definición de democracia estriba en la relación entre la ciudadanía
y la economía. Todas las sociedades se enfrentan al problema central de
cómo distribuir sus limitados recursos (como alimentos, energía, acceso a
médicos), y oportunidades entre la población (de distribución de puestos de
trabajos y oportunidades educativas). Esto se reduce a la cuestión política
fundamental de “quién obtiene qué, cuándo y cómo”. Dependiendo de la
naturaleza de las instituciones políticas de un país, determinados grupos
pueden acaparar más ventajas económicas que otros.
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Se enfrenta a un verdadero dilema por establecer una distribución
democrática de los recursos y las oportunidades. Uno de los aspectos más
polémicos en prácticamente todas las democracias modernas es la tensión
entre dos concepciones de la democracia económica. Algunas personas
tienden a definir la democracia económica fundamentalmente en función de
la igualdad. Otras prefieren definir la democracia económica prioritariamente
en función de las libertades del mercado privado. Muchas democracias se
esfuerzan por resolver el conflicto entre estas nociones opuestas de
denominación económica intentando lograr un equilibrio entre la igualdad y la
libertad.
Buscan armonizar la intervención del Estado en la economía con una
amplia libertad para la empresa privada. El Estado de bienestar democrático
es el producto de este equilibrio, representa la forma más ampliamente
adoptada de economía política entre las democracias económicamente
avanzadas del mundo. Existen, sin embargo, diferentes modelos de Estados
del bienestar. Determinados países (como Estados Unidos), ponen mayor
acento en la libertad económica; otros (como los países continentales
europeos) hacen hincapié en los elementos igualitarios y en el bienestar.
2.3. Funcionamiento de la democracia a través del diseño institucional representativo y sistemas electorales
Se aborda cómo funcionan los gobiernos democráticos, siguiendo la
criteriología de Sodaro (2006), centrándose en dos (2) aspectos clave del
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gobierno democrático: la forma de su diseño institucional y el sistema
electoral por el que se rige. Así en la primera parte, se percibe los sistemas
institucionales que han adoptados los regímenes democráticos- el
presidencialista, el parlamentario y el mixto-; o, lo que es lo mismo, las
peculiaridades institucionales que los singularizan y/o diferencian como
modelos de democracia representativa. En la segunda, el objeto del análisis
se concreta a los sistemas electorales - de representación, mayoritaria,
proporcional y mixta – a través de los cuales los ciudadanos en elecciones
libres, competitivas y periódicas determinan con sus votos quiénes ostentan
el poder legislativo y el ejecutivo.
2.3.1. Diseño institucional de las democracias representativas.
En el transcurso de la historia, opina el autor Sodaro (2006), han
surgido tres (3) modelos principales de democracias representativas. 1) el
sistema presidencialista, representado, por ejemplo, por Estados Unidos en
una de sus variantes, 2) el sistema parlamentario, que se desarrolló
inicialmente en Gran Bretaña, y 3) el sistema mixto presidencialista-
parlamentario, que rige actualmente en Francia, Portugal, Polonia y otros
muchos Países. Cada modelo establece una serie de métodos para
seleccionar los tres (3) poderes principales del Estado –ejecutivo, legislativo
y judicial- y estipula como debe distribuirse la autoridad legal entre esos tres
poderes.
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Los tres modelos de democracia representativa han experimentado
transformaciones en los países donde surgieron. Además en otros países
han aparecido modalidades que combinan rasgos de esos tres modelos a
medida que los líderes políticos han intentado copiarlos o ajustarlos al perfil
de su propia historia nacional y sus condiciones políticas específicas. Se
explican estas tres formas institucionales de democracias comparando sus
principales particularidades.
En el sistema presidencialista de democracia, conocido como
presidencialismo, el presidente es el jefe del Estado y del gobierno, es decir,
la única cabeza efectiva del gobierno y está provisto constitucionalmente de
poderes efectivos para tomar decisiones. El presidente comparte el poder
con una asamblea legislativa nacional electa (unicameral o bicameral) y,
asimismo debe respetar la autoridad de los tribunales de justicia. El sistema
o gobierno parlamentario de democracia, es la forma de organización
democrática más frecuente en el mundo actual. El término gobierno, se usa
en su sentido restrictivo: se refiere al jefe de gobierno (normalmente llamado
primer ministro o premier), que es el máximo responsable de la toma de
decisiones del país.
El sistema mixto parlamentario-presidencialista, es el tercer tipo de
democracia moderna que explica Sodaro (2006), también se conoce como
semi-presidencialismo. Esencialmente se caracteriza porque tanto el jefe del
Estado (el presidente), elegido por los votantes, como el jefe de gobierno (el
primer ministro), investido por el parlamento, disponen de considerables
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poderes de decisión. En otras palabras se trata de un sistema de ejecutivo
dual. El propósito de este tipo de régimen es facilitar y acelerar el proceso de
adopción de decisiones gubernamentales eficientes y la estabilidad de la
autoridad ejecutiva.
En cuanto a las comparaciones, cada diseño institucionales de
sistemas democráticos ofrece ventajas y desventajas diferentes. El
presidencialismo puede ser una forma de gobierno eficaz, eficiente y estable,
siempre que los poderes ejecutivo y legislativo trabajen en armonía . Pero
tiene el riesgo potencial de abuso de poder del presidente, que puede llegar
a proporciones dictatoriales si no lo controlan el poder legislativo y el poder
judicial. Otro problema potencial estriba en el bloqueo- la parálisis del
proceso de elaboración de leyes- en el caso de distanciamiento entre el
presidente y la asamblea.
En ocasiones, el gobierno parlamentario puede funcionar con mayor
eficiencia y flexibilidad que el sistema presidencialista, pero estas ventajas
suelen darse cuando un partido tiene la mayoría absoluta de los escaños.
Cuando no se da esta condición, el gobierno mayoritario de coalición y el
gobierno minoritario se pueden bloquear tanto o más que el sistema
presidencialista. Por último, el sistema mixto parlamentario-presidencialista
puede asegurar un gobierno estable y eficaz, pero también puede llegar a
ignorar y correr el riesgo de cruzar la delgada línea que separa la democracia
presidencialista del abuso del poder ejecutivo.
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Se percibe, todos estos sistemas de gobierno existen, en la realidad,
en el contexto único que crea la combinación de características históricas,
económicas, sociales, culturales y de otro tipo de cada país. Las situaciones
y las experiencias de los países de Europa, Latinoamérica y otras partes del
mundo son diferentes, y sus instituciones políticas surgen y se desarrollan de
acuerdo con sus propios rasgos distintivos
2.3.2. Sistemas electorales.
La celebración de elecciones periódicas, a criterio de Sodaro (2006),
constituye uno de los componentes indispensables para las democracias
contemporáneas. Sin embargo, estas elecciones pueden regirse por reglas y
normas diferentes, es decir, por diferentes sistemas electorales que
especifiquen cómo se traducen los votos en los escaños. El recuento de
votos es un aspecto de la ciencia política que ha suscitado mucho interés
durante siglos. Plantea problemas teóricos complejos, al mismo tiempo que
influye poderosamente en la manera en la que se distribuye el poder político.
Se analizan primero dos (2) métodos de elegir al presidente: el
sistema de elección directa que se utiliza en Francia y Rusia y otros
regímenes democráticos presidencialistas y semi-presidencialistas y el
sistema de colegio electoral que se aplica en Estados Unidos. En segundo
lugar se estudian dos (2) métodos de elegir la asamblea legislativa: el
sistema mayoritario y el sistema proporcional. Estos sistemas electorales no
representan, los únicos métodos de recuentos de votos empleados en el
56
presente o en el pasado. No obstante, con todas sus variantes, los sistemas
electorales que se describen aquí son los que con mayor frecuencia se
emplean en las democracias contemporáneas.
Elecciones presidenciales. En algunas democracias, el proceso de
elegir un presidente es directo : el pueblo vota directamente a candidatos
individuales. En Francia y Rusia, entre otros países, este proceso electoral
se puede decidir en una única vuelta o en dos vueltas de votaciones. En la
primera vuelta pueden presentarse todos los candidatos que cumplan
determinados requisitos. Si un candidato obtiene la mayoría absoluta de los
votos en la primera vuelta, es declarado ganador. Si nadie obtiene la mayoría
absoluta, se celebra una segunda vuelta una semana o dos más tarde entre
los dos finalista de la primera. El ganador de este desempate es elegido
presidente.
El sistema estadounidense es más complicado. Quienes redactaron la
Constitución no deseban que los electores votaran directamente al
presidente porque desconfiaban de la cultura política de la población;
preferían un sistema que diera la última palabra en la elección del jefe del
ejecutivo a una elite políticamente preparada. Así, introdujeron un
procedimiento por el que los ciudadanos de cada Estado federado eligen
electores presidenciales quines, a su vez, eligen al presidente
Elecciones legislativas. La asamblea legislativa nacional de un país
puede ser unicameral, de una sola cámara, o bicameral, de dos cámaras.
Existen diferentes métodos para elegir estas cámaras legislativas. Los dos
57
(2) métodos que se examinan aquí – el sistema mayoritario y el sistema de
representación proporcional – presentan, a su vez, algunas variantes.
1) El sistema mayoritario (o de mandato). Cuando se celebran
elecciones legislativas, el territorio del país en cuestión suele dividirse en
distritos electorales de diferente tamaño. Los distritos electorales son, pues
divisiones administrativas de un país cuya población con derecho a voto elige
uno (distrito uninominal) o varios (distrito plurinominal) representantes para la
cámara legislativa. En los sistemas de elecciones mayoritarios los distritos
suelen ser uninominales. Por ejemplo, Estados Unidos se divide en 435
distritos electorales uninominales para la Cámara de Representantes. Reino
Unido se divide en 659 distritos electorales uninominales para las elecciones
de las Cámaras de los Comunes.
Para ganar, es suficiente una mayoría simple, esto es, obtener el
mayor número de votos de los candidatos que compiten. Así pues, el
candidato que obtiene el mayor número de votos gana el escaño del distrito,
mientras que el resto de los candidatos pierde. Uno de los problemas
principales del sistema de elecciones mayoritario es que un resultado justo
a escala local puede ser injusto a escala nacional
2) Un Sistemas de representación proporcional, es aquel en que la
proporción (el porcentaje) de escaños de un partido en la asamblea es
exactamente o aproximadamente igual que su porcentaje de voto popular a
escala nacional. En pocas palabras, si un partido obtiene el 25 por ciento
(aproximado) del voto popular en las elecciones legislativas, obtendrá el 25
58
por ciento de los escaños de la asamblea. Israel ofrece un ejemplo de cómo
funciona el sistema electoral de representación proporcional. Una de las
críticas que puede hacerse al sistema proporcional es la de que tiende a ser
más impersonal que el sistema mayoritario.
En resumen, las principales ventajas del sistema proporcional son: 1)
su justicia al traducir el apoyo popular dado a los partidos políticos en
proporciones equivalentes de escaños legislativos, 2) su capacidad para
ayudar a los partidos pequeños- y quizás a las minorías- a ganar una porción
de escaños legislativos ajustada a su peso y 3) su tendencia a ampliar las
opciones de los votantes al proporcionar al electorado una variada serie de
partidos entre los que elegir.
2.4. Condiciones que requiere la democracia para su implementación y desarrollo. Se analiza una cuestión, según la opinión de Sodaro (2006), que ha
suscitado un intenso debate en la ciencia política durante la segunda mitad
del siglo XX: que condiciones políticas, sociales, económicas y culturales
requiere la democracia. Tras establecer la diferencia entre democratización y
consolidación de la democracia, pasa revista a diez (10) factores en relación
con estos dos procesos. De la evidencia disponible se desprende que la
democracia no es una fórmula mágica que se pueda imponer en toda
sociedad, ni tampoco un orden históricamente inevitable. Más bien se trata
59
se trata de un arreglo frágil que requiere, sobre todo, de muchas voluntades
para su emergencia y subsistencia.
El caso de la India, que analiza Sodaro (2006), pone de relieve la
crucial importancia que adquiere el arraigo de valores democráticos en la
sociedad, aun cuando existan precarias condiciones para el desarrollo
estable de la democracia. Con respecto a los procesos de
democratización y consolidación de la democracia: examina una serie
de factores que han contribuido a dar cuenta del éxito de algunas de las
democracias más antiguas del mundo, como Estados Unidos y Gran Bretaña.
Estos mismos factores pueden servir de orientación a los países actualmente
involucrados en el difícil, pero crucial proceso de democratización.
La democratización hace referencia al proceso de construcción de
una democracia, se trata de un proceso de transición, bien mediante la
reforma paulatina de las instituciones existente, bien mediante la ruptura
drásticas con ellas, desde un régimen de dictadura (en cualquiera de sus
modalidades: autoritaria, totalitaria, sultanista, etc.) a otro de democracia. El
objetivo último de todos estos esfuerzos democratizadores es la
consolidación (o asentamiento y estabilización) de la democracia. Los
países que inician un proceso de democratización necesitan completarlo
construyendo una democracia fuerte y duradera que resista la prueba del
tiempo.
Los Estados cruzan la línea divisoria entre la democratización y
consolidación cuando sus instituciones son tan ampliamente aceptadas y sus
60
prácticas democráticas están tan arraigadas, que ningún sector importante
de la ciudadanía está dispuesto a subvertir el orden democrático
sustituyéndolo por otro, esto es, cuando nadie se plantea que las reglas del
juego político sean otras que las democráticas. Sin embargo, suele ser difícil
precisar cuándo se ha cruzado el umbral que lleva a la consolidación.
Algunas democracias parecen haberse consolidado, pero, de pronto
se derrumban dando paso a una dictadura. La consolidación de la
democracia puede requerir décadas y mucha perseverancia. Los factores
que se enumeran pueden ayudar a los países a evolucionar de la dictadura a
la democratización y de la democratización a la consolidación de una
democracia estable y duradera. El resultado, no obstante, no siempre está
garantizado.
2.4.1. Instituciones del Estado
Una democracia estable requiere, primero y principal, un estado que
funcione correctamente, con una soberanía sobre un territorio claramente
definido y cuyas fronteras, élites gobernantes e instituciones básicas sean
consideradas legítimas por la mayor parte de su población. Como los
politólogos Linz y Stepan (1996) han señalado en sus investigaciones sobre
la democratización, este fenómeno de la estabilidad constituye un requisito
previo fundamental para el desarrollo democrático. “Sin un Estado” señalan,
“no puede haber ciudadanos y, sin ciudadanos, no puede haber democracia”.
61
En algunos regímenes no democráticos funcionan determinadas
instituciones del Estado que pueden representar el papel de incubadoras de
la democracia. Desde sus inicios en el siglo XIII, el parlamento británico sirvió
de baluarte institucional a los miembros de la nobleza inglesa que
demandaban la imposición de límites legales a los poderes de la monarquía,
que reclamaban la autoridad absoluta por derecho divino. Con el transcurso
del tiempo, el Parlamento fue ampliando gradualmente ese espacio para la
representación proto-democrática en los procesos de elaboración de
legislación y reafirmando su primacía cons titucional sobre la Corona.
Además, en los siglos XIX y XX se extendió el voto para la elección de los
miembros del Parlamento a toda la población adulta.
Si se examina las transiciones a la democracia que se han producido
en las últimas décadas en Latinoamérica, Europa y la antigua Unión
Soviética, se encuentra una amplia variedad de relaciones entre los
representantes del anterior régimen y los defensores del nuevo orden
democrático. En algunos casos, se produjo una transición pactada: el poder
del Estado se transfirió sobre la base de un acuerdo o pacto entre un
gobierno dictatorial debilitado y los líderes del movimiento democrático.
Un modelo bien diferente es aquel en el que los elementos de la elite
gobernante deciden imponer la democratización “desde arriba”. En
diciembre de 1991, se forzó el desalojo definitivo de los comunistas del poder
y la disolución de la Unión Soviética. La democracia depende, en gran
62
medida de las instituciones y los procedimientos del Estado que garanticen la
soberanía popular y los derechos y libertades básicas
2.4.2. Élites comprometidas
Como señala Sodaro (2006) en varias ocasiones, la democracia es el
gobierno de los ciudadanos. Pero las democracias modernas se prestan
mejor a ser descritas como el gobierno de élites responsables ante los
ciudadanos. El éxito y, de hecho, la verdadera existencia de la democracia
dependen, pues, en buena medida, de las actitudes y del comportamiento de
las élites políticas y sociales de cada país. Además de defender los
principios democráticos estas élites políticas han de adherirse a las leyes y
a las normas de la democracia, resistiendo a la tentación de incurrir en
prácticas corruptas.
Las tareas de la democratización y la consolidación precisan, en
particular, de las habilidades de un liderazgo sólido y capaz de llevar a cabo
los enormes cambios políticos, económicos, sociales y culturales
consustanciales a dichos procesos. Las élites políticas y sociales influyen de
forma decisiva en la implantación de la democracia, así como en el modo en
que se desarrollan.
2.4.3. Sociedad homogénea
Algunos politólogos afirman, según Sodaro (2006), que la democracia
tiene más probabilidades de asentarse en países socialmente homogéneos.
63
Desde esta perspectiva, las sociedades fragmentadas por profundas
divisiones étnicas, religiosas, de clase o de otro tipo son demasiado
inestables para lograr un gobierno democrático suficientemente sólido. Sin
embargo, hay países que han encontrado modos de hacer compatible la
democracia con unas profundas divisiones sociales. Estados Unidos, Suiza y
Holanda representan buenos ejemplos. Sucede, además, que en algunos
casos la heterogeneidad social puede aumentar la probabilidad de la
democracia.
2.4.4. La riqueza nacional
De acuerdo con el examen de Sodaro (2006), la correlación existente
entre la riqueza nacional y la democracia es mixta. Aunque la riqueza
nacional aparece fuertemente correlacionada con las democracias
consolidadas, y muchos países pobres no han logrado construir o mantener
la democracia, hay excepciones sorprendentes. Países relativamente
acomodados han fracasado en el intento, mientras que otros pobres se han
embarcado en el proceso democratizador e incluso, en casos como la India
y Botswana, han tenido éxito.
2.4.5. Empresa privada
De acuerdo con ciertos autores, siguiendo el criterio de Sodaro
(2006), la libertad económica promueve la libertad política. Desde esta
perspectiva, cabe explicar el surgimiento de la democracia en relación a la
64
aparición de mecanismos para proteger los derechos de propiedad. La otra
cara (complementaria) de esta hipótesis sostiene que la ausencia de
libertades económicas implica una restricción de las libertades políticas.
Cuando el gobierno controla la economía, reduce las oportunidades de los
ciudadanos para organizarse y ocuparse de sus necesidades económicas
con independencia del Estado, limitando, por tanto, el control que deben
ejercer sobre los poderes públicos.
Moore (1966) afirma que la democracia surgió en Gran Bretaña y
Estados Unidos, principalmente debido a la temprana aparición en estos
países de una élite capitalista pujante, la burguesía, que hizo de la industria y
la agricultura privadas los elementos dominantes de la economía. “Sin
burguesía no hay democracia “, concluye Moore (1966). En otras palabras,
según este autor, una clase capitalista próspera es esencial para la
instauración de instituciones democráticas, y ello porque la empresa privada
estimula el desarrollo de una clase media que, no sólo, no depende del
Estado para sobrevivir, sino que tiene un enorme interés en controlar
estrechamente las acciones del gobierno.
Aunque una amplia evidencia respalda esta hipótesis, también hay
muchos indicios de que la libertad de empresa no promueve necesariamente
la democracia. Por lo tanto, aquí también se encuentra una evidencia mixta.
En el caso de la Rusia poscomunista, algunos de los sectores más
desfavorecidos, entre ellos también grupos de pequeños empresarios, han
respondido al deterioro de su situación cuestionando la bondad de la
65
democracia y añorando el comunismo de la época soviética en la medida en
que, cuando menos, aseguraba un nivel mínimo de igualdad social.
2.4.6. La clase media
Hay considerable evidencia, según Sodaro (2006), tanto actual como
histórica, que vincula a la clase media (formada por pequeños propietarios de
tierras, negocios, viviendas y otros bienes) con actitudes favorables a la
democracia. Pero la actitud de millones de alemanes de clase media, que
padecieron sucesivas crisis económicas en los años 20 y 30, bajo la
República se Weimar, es decir, cuando Alemania tenía un sistema
democrático de gobierno, concluyeron que en la democracia residía la causa
de sus desgracias y votaron en las elecciones parlamentarias al partido nazi.
“Sin prosperidad no hay democracia”: éste ha sido el lema típico de las
clases medias en varios países democráticos.
2.4.7. El apoyo de los más desfavorecidos
De acuerdo con Sodaro (2006), aunque el compromiso de las elites y
la clase media de una sociedad puede aumentar las perspectivas de
democracia, si los segmentos más pobres (formados por millones de
personas) perciben que están siendo excluidos del proceso democrático o
que no obtiene de este ningún beneficio, pueden dificultar su desarrollo .
Otros grupos que también pueden verse desfavorecidos en términos
económicos y/o sociales son las mujeres y minorías. Si la democracia no
66
ofrece una esperanza real para salir de la pobreza o impedir la
discriminación sistemática de ciertos colectivos, evidentemente no representa
a todos.
La exclusión y la discriminación pueden producir indiferencia y, lo que
es peor, su descontento puede contribuir a la formación de movimientos
políticos antidemocráticos (partidos comunistas o fascistas, principales
adversarios de la democracia) e, incluso, provocar estallidos de violencia.
Pero el apoyo a la democracia de los grupos más desfavorecidos so se
produce de forma automática cuando se les da la oportunidad de participar
en el proceso democrático. Depende mucho del modo en que el gobierno
electo aborde sus problemas, en especial los que genera el mercado. La
empresa privada puede estimular el crecimiento económico y fomentar así
las tendencias democráticas entre los que se benefician de ella.
2.4.8. Participación ciudadana, sociedad civil y cultura política
democrática
Para dar vida a la democracia, dice Sodaro (2006), la gente tiene que
participar. Los partidos políticos representan un papel crítico en el proceso de
participación, proporcionando el principal vínculo organizativo entre los
políticos que se presentan a las elecciones y la sociedad. En la mayoría de
las democracias este vínculo es indirecto. Por lo general, los ciudadanos
tiene muy poca conexión con los partidos, salvo en tiempo de elecciones, y
67
los asuntos internos del partido suelen estar controlados por los políticos
profesionales.
Continúa Sodaro (2006), una considerable evidencia empírica
corrobora la relación existente entre sociedad civil y la democracia. Hay
también datos que avalan la existencia de un vínculo entre la cultura política
democrática y la democracia. Sin embargo, la prueba de que la preexistencia
de dicha cultura no representa una condición necesaria para que comience a
producirse la democratización de un país es que puede pasar mucho tiempo,
antes de que la población aprenda actitudes y comportamientos
democráticos e interiorice los valores democráticos (de participación ,
responsabilidad, institucionalidad) hasta convertirlos en algo incuestionable.
Parece que la democracia puede surgir sin que la mayoría de la
población tenga interiorizados los valores democráticos; sin embargo,
tampoco cabe duda de que las transiciones o procesos de democratización
resultan más sencillos allí donde sí ha prendido una cultura política
democrática. Respecto a la incidencia de la sociedad civil sobre el éxito de la
democracia una vez instaurada ésta, parece que, una sociedad civil fuerte -
compuesta por asociaciones que promuevan valores democráticos y se
organizan y operan de acuerdo con ellos- confiere estabilidad y fortalece la
democracia.
68
2.4.9. Educación y libertad de información
De acuerdo con Sodaro (2006) y con Lipset (1959), las perspectivas
de la democracia aumentan con el nivel educativo: cuanto mayor sea la
instrucción de la población, más apoyará los valores y procedimientos
democráticos. Y, a la inversa, las sociedades con niveles altos de
analfabetismo tienden a crear o sostener la democracia en menor medida. La
democracia requiere la libertad de expresión, la libre circulación de
información y la capacidad de los ciudadanos para procesar ésta. En un
régimen no democrático, al disponer sólo de información censurada y no
poder discutir abiertamente de política e intercambiar opiniones enfrentadas,
los defensores de las libertades tienen dificultades para conseguir el respaldo
de una masa crítica de ciudadanos contra la dictadura.
Por otra parte, las democracias consolidadas contemporáneas tienden
a tener niveles más altos de alfabetización y educación secundaria que los
sistemas no democráticos, con la excepción de las dictaduras comunistas.
Esta excepción sugiere que la educación, sin libertad de información, no
tiene por que estar relacionada con la democracia. Sin embargo, los
innegables logros educativos del régimen de Fidel Castro, en Cuba, no han
repercutido favorablemente en la democratización. Y, la discusión abierta de
las ideas políticas estaba prohibida, al igual que en la Unión Soviética.
Muchas otras dictaduras han exhibido pautas semejantes de
restricción de la discusión, manteniendo una férrea censura sobre todo lo que
69
se publica y dice por la televisión por satélite, por medio de Internet, el correo
electrónico, como es el caso de regímenes como el chino. Por regla
general, se observa una correlación estrecha entre las democracias estables,
los niveles educativos elevados y la pluralidad de fuentes de información
existentes, aunque también parece que ésta puede comenzar a surgir sin
ellas.
2.5.10. Un entorno Internacional favorable. Las condiciones para la democracia que se han examinado, hasta
ahora, se refieren al interior de cada país . Pero, en algunas ocasiones a
criterio de Sodaro (2006), el contexto internacional puede influir de forma
significativa en las perspectivas de surgimiento de la democracia, así como
en su posterior desarrollo y consolidación. Por ejemplo, no es accidental el
hecho de que países tan diversos como Estados Unidos, Canadá, Australia,
Nueva Zelanda y la India hayan sido colonias británicas (con conceptos de
las ideas y prácticas democráticas). Sin embargo, también es cierto que no
todas las antiguas colonias británicas se han convertido en democracias
estables, como ha ocurrido con Pakistán, Malasia, Singapur y otros países
africanos.
Las guerras y sus consecuencias pueden tener efectos positivos (traer
la democracia de mano de las potencias vencedoras, como en el caso de
Alemania y Japón, en 1945) o negativos (requiriendo liderazgo fuerte y
centralizado) en la democracia. Un contexto internacional poco propicio para
70
el surgimiento y la estabilidad de las democracias fue el de los años 30 (con
auge del fascismo, nazismo y comunismo) y la posterior etapa de Guerra
Fría.
En determinados contextos, las condiciones económicas globales
pueden ejercer una influencia profunda en las perspectivas de la
democracia. La crisis económica mundial a principios de los años 30 del siglo
XX, conocida como “Gran Depresión” influyó de forma significativa en la
caída de la democracia en Alemania y en el ascenso de la popularidad de los
nazis. En principio, la interdependencia tecnológica y económica global
puede tener consecuencias positivas y negativas para el desarrollo de los
países. Pero, difícilmente pueden los gobiernos extranjeros crear o propiciar
las instituciones (o reglas de juego) y los hábitos democráticos cuando las
condiciones internas para la democracia son desfavorables.
En suma, las condiciones que requiere la democracia para su
implementación y desarrollo, son tale como: instituciones de Estado , élites
comprometidas, sociedad homogénea, la riqueza nacional, empresa privada,
la clase media, el apoyo de los más desfavorecidos, participación ciudadana,
sociedad civil y cultura política, educación y libertad de información, y un
entorno Internacional favorable.
71
2.5. Las formas de participación de sociedad en la política en un contexto democrático y en dictadura
En esta parte, siguiendo el criterio de Sodaro (2006), se examina una
de las cuestiones que más interés han suscitado en la ciencia política del
siglo XX e inicio del siglo XXI: las diferentes formas a través de las cuales la
sociedad participa en la actividad política. En la primera sección se analiza la
diversidad de formas de participación política en las democracias, prestando
especial atención a la participación electoral como modalidad más importante
y extendida, y a los partidos políticos como principales organizaciones de
intermediación entre la sociedad y el Estado democrático. En la segunda
sección se exponen dos tipos de comportamiento político opositor en las
sociedades gobernadas por dictaduras: la disidencia y la revolución.
2.5.1. Formas de participación política de la sociedad en las democracias
De acuerdo con Sodaro (2006), una de las premisas centrales de la
teoría democrática, los ciudadanos deberían participar activamente en la vida
política, tratando de dar a conocer sus opiniones a los gobernantes y
haciéndolos responsables de sus actuaciones. Sin embargo, en contra estas
expectativas, la observación empírica muestra que buena parte de los
ciudadanos no participa activamente en las democracias. A pesar de ello,
por regla general, una cantidad elevada de ciudadanos, con frecuencia la
mayoría, votan en elecciones periódicamente convocadas. Votar representa
72
la principal forma de participación política en prácticamente todos los países
democráticos.
Según la teoría democrática tradicional, las personas que gozan de
libertad para participar en la actividad política aprovecharán esta oportunidad,
organizándose e intentando ejercer presión sobre quienas toman las
decisiones, con el fin de promover sus intereses o satisfacer sus demandas.
Olson (1965) sugirió que los individuos que forman grandes grupos no suelen
comportarse así. No es habitual que se impliquen en la acción colectiva junto
a ciudadanos que comparten sus ideas. Suelen preferir la inacción personal a
la acción colectiva.
Olson (1965) mantenía que esta inacción responde a una lógica de
elección racional del individuo, entendida como la conducta encaminada a
maximizar las ganancias esperadas y a minimizar los costes o riesgos
esperados. Olson (1965) argumentó que la mayoría de las personas optarán
por no participar y dejan que los demás hagan por ellos el trabajo “sucio” de
la actividad política. De ahí que la inacción sea más probable que la acción
colectiva. La paradoja, concluía Olson (1965), reside en que “grandes grupos
constituidos por individuos racionales no actuaran en interés de su grupo”.
Esta conclusión es contraintuitiva: contradice el supuesto de sentido
común según el cual los individuos racionales emprende acciones en su
propio interés, o en interés del grupo al que pertenecen, si se les da la
oportunidad de hacerlo. Aun cuando la lógica de la elección racional de
Olson (1965) explica por que muchas personas no participan en actividades
73
políticas, no descubre por que otras sí se involucran en tales actividades. De
hecho, decenas de millones de personas del mundo votan regularmente y
otras tantas se implican más activamente de una y otra forma en política.
Si bien el grado de participación política en las democracias puede
variar considerablemente, se examinan las principales formas de
participación democráticas, las cuales son generalmente las mismas: el voto
en las elecciones, así como la movilización organizada por partidos políticos
y grupos de interés
2.5.1.1. El poder
Se examina, según Sodaro (2006), la cuestión del poder. Las distintas
formas de definirlo, así como su distribución entre diversos grupos o
personas. También considera las diferentes fuentes de legitimidad o
legitimación del poder y al uso abusivo de éste. Al tratar de las definiciones
del poder y sus atributos, se aborda uno de los problemas conceptuales más
básicos de las ciencias políticas, así como una de las cuestiones más
controvertidas en la política del mundo real. En su sentido más general, el
poder es la capacidad (o potencial) de producir, causar u ocasionar
resultados, entendidos como acciones o productos.
Esta capacidad pueden tenerla grupos (por ejemplo, una clase
dominante) o instituciones (por ejemplo, el parlamento). El poder político es
la capacidad de producir resultados mediante el control del Estado o
ejerciendo influencia sobre él (sobre el Estado y sus instituciones). En
74
términos más precisos, significa la capacidad de condicionar o determinar las
decisiones, las acciones o el comportamiento de los gobernantes.
Sodaro (2006) se pregunta ¿Quién tiene poder y cuánto tiene?
Desde una perspectiva muy elemental, en todas las sociedades se puede
distinguir entre elites y ciudadanos. El término “elites” puede hacer regencia a
personas que destacan socialmente en general, pero habitualmente implica
la posesión de poder político. El término “ciudadanía” se refiere al resto de la
población en general, no es un grupo homogéneo (aunque a veces se
emplee el término “masas”, sus connotaciones anti-democráticas y elitistas
han hecho decaer su uso). El proceso político suele determinar quién tiene
poder para distribuir y demandar esos recursos escasos.
Para Lasswell H. (1936), quien capta con nitidez la centralidad del
poder y su distribución en la vida política, opina: en la práctica real, el poder
político implica, sobre todo, 1) competencia por los puestos con autoridad
gubernamental, 2) competencia por la influencia sobre lo que hacen los
funcionarios del gobierno y 3) relaciones entre las elites y la sociedad.
La tipología del poder clásica, según la formulación establecida por Bachrach
y Baratz (1962), abarca: coerción, influencia, autoridad, fuerza y
manipulación. En todos estos escenarios, el poder es relacional. Implica una
relación entre el que tiene el poder (A) y alguien más (B) sobre el que A
tiene algún tipo de ascendencia política.
Por tanto, estas relaciones del poder deben tener en cuenta los
diferentes grados de poder, distinguiendo entre poder como supremacía
75
(controla resultados de forma regular y continuada) y poder como influencia
(produce resultados indirecta o parcialmente). Sin embargo, la distinción
entre supremacía e influencia no siempre está clara. Sodaro (2006) se
cuestiona ¿Quién forma la elite política de un país? La lectura de las
biografías de los líderes pude aportar mucha información acerca de por que
eligieron la política como profesión y de cómo lograron ascender a la cima
del poder político.
Cuando se habla de líderes fuertes y carismáticos, se refiere no sólo a
sus poderes legales, sino también a su capacidad de inspirar credibilidad y
confianza, así como de conseguir el respeto de aquellos a los que lideran.
Se interesan más en cultivar el respeto y el temor de las personas bajo su
dirección, que en suscitar su afecto o confianza. Este es el tipo de liderazgo
que proponía Maquiavelo (1513).
Una fuente importante del poder de cualquier elite gobernante es su
legitimidad, entendida como derecho a mandar y, en consecuencia, la
obligación de obedecer por parte de los gobernados. Sin embargo, para los
gobernados representa, sobre todo, una creencia en la equidad, justicia y la
bondad de las acciones y leyes que emanan del gobierno. Pero, en un
sentido formal, la legitimidad se refiere a si un régimen político de un país -
una democracia o una dictadura- es considerado una forma de gobierno
apropiado o aceptable.
Weber (1981) distinguió tres (3) modos o tipos en que los líderes
políticos a lo largo de la historia han convencido a los ciudadanos de que
76
acepten su autoridad como legítima: legitimidad tradicional, legitimidad
racional-legal y legitimidad carismática. Por ello, Weber (1981) señaló el
gobierno basado en la legitimidad será probablemente más estable y
duradero que el basado en la pura coerción.
Por otro lado, Sodaro (2006) se pregunta ¿Cómo puede evitarse el
abuso de poder? Madison (1787) fundador de la Revolución Americana,
cuarto Presidente de los Estados Unidos (1809-1817), se interesó por crear
un sistema de gobierno (constitucional en el que los diversos poderes se
controlaran) que protegiera las libertades individuales de los posibles abusos
de un gobierno excesivamente poderoso, opinaba que hay que obligarlo a
que se controle a sí mismo, para proteger a la sociedad. Tocqueville (1935),
un astuto observador de este país durante ese mismo período subrayó la
tiranía de la mayoría como una amenaza grave para la joven democracia de
Estados Unidos.
La conocida frase del historiador británico Lord Acton (1834-1902): “el
poder corrompe; el poder absoluto corrompe absolutamente” parece tener
validez eterna. La corrupción es una de las manifestaciones más recurrente y
visibles del abuso del poder, entendida como el abuso ilegal o ilícito de una
posición de poder político con el fin de proporcional ventajas particulares
(enriquecimientos) a individuos o grupos. Explica la corrupción política: la
ausencia de un Estado de derecho, la carencia de constricciones legales a
los dirigentes, el permitir actividades que se deberían considerar ilegal
77
(financiación de campañas electorales, de partidos políticos), La falta de
alternativa en el poder o alternancia inadecuada.
Para los grupos con falta de poder, algunos expresan su descontento
mediante atentados terroristas y actos de insurgencia, actividades
clandestinas (de destrucción de pequeñas empresas), actos de insumisión,
lentitud en el trabajo, el sabotaje de cosechas o maquinaria, la ocupación de
inmuebles. A través de rumores, bromas, cuentos populares, se burlan y
vilipendian a los grupos dirigentes que les oprimen.
2.5.1.2. Los votantes
De acuerdo con la opinión de Sodaro (2006), a los politólogos les
interesa primordialmente hallar pautas de comportamiento electoral. Por
ejemplo, ¿qué características definen a los votantes? Al responder liga el
voto al estatus socioeconómico: los sectores más acomodados votan a los
partidos defensores de una escasa intervención del Estado en la economía
(como el Partido Republicano en Estados Unidos, el Partido Conservador en
Gran Bretaña, la Unión Cristiano-Demócrata en Alemania y el Partido
Popular en España), mientras que los menos acomodados votan a partidos
de izquierda o centro-izquierda, más favorable a que el Estado priorice la
protección social (como el Partido Demócrata en Estados Unidos, el Partido
Laborista en Gran Bretaña, el Partido Socialdemócrata en Alemania y el
Partido Socialista en España).
78
Como ocurre con todas las pautas, hay excepciones. De hecho, las
pautas de voto en la mayoría de las democracias se ven afectadas por
muchos factores, Si bien los niveles de renta influyen en el voto de los
ciudadanos, también lo hacen variables tales como la identificación partidista,
la etnia, la religión, el género, la edad o la ideología. Además de por factores
dependientes de los propios votantes, como la renta, el nivel educativo, el
interés en la campaña y la percepción de la eficacia política.
Las pautas de participación electoral se ven también afectadas por
factores tales como los requisitos exigidos para ejercer el derecho político al
voto, la eficacia de los partidos políticos para atraer a los electores, e incluso
el día de la semana en que se celebran las elecciones (los estadounidenses
votan los martes y la mayoría de los europeos, los domingos)
2.5.1.3. Los partidos políticos
Para Sodaro (2006), los partidos políticos son instituciones
indispensables para el funcionamiento de las democracias contemporáneas,
en la medida en que proveen a los votantes de una oferta de candidatos y
programas entre los que elegir. Pero los partidos también existen en los
regímenes no democráticos. La Alemania de Hitler, la unión Soviética, la
China comunista, cuba y corea del Norte y muchos otros países han estado
gobernados por partidos únicos que monopolizan el poder del Estado.
Los partidos políticos son organizaciones que procuran colocar a sus
líderes y cuadros en instituciones a través de las cuales pueden ejercer
79
poder político. Situados entre la sociedad y el Estado, concurren ante el
electorado con propuestas de acción política, al objeto de conseguir
suficiente respaldo electoral para dirigir la acción de gobierno o, el menos,
influir en ella. Una primera clasificación permite distinguir entre partidos
políticos competitivos (aceptan los principios democráticos9, anti-régimen (no
aceptas las reglas del sistema existente) y hegemónicos o únicos (que
monopolizan el poder en regímenes dictatoriales). Un elemento común de los
tres tipos de partidos es su intención de alcanzar el poder de gobierno, de
tomar decisiones vinculantes para la comunidad.
Los partidos competitivos, que son los que promueven la participación
popular en las democracias. Se presenta una sencilla clasificación basada en
dos (2) grandes categorías que se consideran de utilidad para identificar, en
una primera aproximación, las características de partidos políticos: partidos
distintivos (que representan a determinados grupos sociales, con votantes
homogéneos) y partidos “atrapatodos” (catch-all) que son interclasistas y
buscan ampliar el máximo posible su base de apoyo popular, fomentan más
la estabilidad de la democracia.
El término sistemas de partidos, para Sodaro (2006), hace
referencia al número de partidos de un país, a sus relaciones y posibles
alianzas (es decir, su tendencia a la competición), así como sus
orientaciones ideológicas. En algunas democracias ha gobernado durante un
largo período de tiempo un solo partido, configurando un sistemas de
partidos hegemónico (en Japón gobernó el Partido Democrático liberal
80
(PDL) desde 1955 hasta 1993; en México, el Partido Revolucionario
Institucional (PRI) gobernó desde 1929 hasta 2000. En aquellas democracias
en las que dos (2) partidos suelen alternarse en el gobierno se encuentra un
sistema bipartidista, como Estados Unidos y Gran Bretaña (el Partido
Conservador y el Partido Laborista).
Y hay otros países que tienen un sistema multipartidista: seis o más
partidos obtienen representación parlamentaria, pueden participar en
gobiernos de coalición o prestar apoyo a gobiernos minoritarios, tales como
los países escandinavos, España, Polonia, Israel e Italia.
La caracterización de unos sistemas de partidos también exige
conocer si los partidos integrantes tienden hacia la moderación o al
extremismo. Un sistema de partidos centrípeto es aquel que favorece la
constitución de partidos moderados y centristas en lugar de radicales,
posibilitando así el consenso como en Estados Unidos y Gran Bretaña. En
cambio, un sistemas de partidos centrífugo es aquel en el que los
partidos principales y grandes grupos de votantes tienden hacia los extremos
de la izquierda y la derecha, como la Alemania de la República de Weimar
(1919-1933) y la España de la segunda República (1931-1936) representan
ejemplos de esta polarización.
2.5.1.4. Los grupos de interés
Las organizaciones que representan, opina Sodaro (2006), y
expresan los intereses y las demandas de grupos particulares de personas, a
81
menudo con el fin de influir en el Estado para que actúe en su beneficio, se
denominan grupos de interés o grupos de presión. Proporcionan otro medio
de participación de la sociedad en los sistemas políticos democráticos,
promoviendo los objetivos de sectores sociales específicos, así como
presionando a los partidos políticos, a los altos funcionarios y los
gobernantes.
Tantos los partidos políticos como los grupos de interés son
organizaciones intermedias: se sitúan entre la sociedad y el Estado. Uno de
los objetivos de estas organizaciones, al menos en las democracias, consiste
en capacitar a los ciudadanos para influir en las actuaciones de los poderes
públicos.
Los grupos de presión asociativos son organizaciones que
representan a segmentos específicos de la población de un país que
comparten problemas y objetivos comunes. Suelen encontrarse en las
democracias, ya que estas reconocen la libertad de asociación. Algunos
articulan los interese económicos de sus miembros, como los sindicatos y las
asociaciones patronales.
Otros pueden representar grupos étnicos (como las asociaciones de
inmigrantes o de gitanos), grupos de género y preferencia sexual (como las
asociaciones de mujeres o de homosexuales), grupos generacionales (como
las asociaciones de jubilados o de jóvenes), grupos religiosos (como las
asociaciones de católicos o de protestantes), así como grupos centrados en
82
una cuestión determinada (por ejemplo, la protesta contra la construcción de
un embalse).
Los grupos de presión institucionales son principalmente
organizaciones no gubernamentales que representan a instituciones
consolidadas en la sociedad o en la economía y que, en principio, persiguen
propósitos diferentes de la acción política. En España, por ejemplo, integran
esta categoría instituciones tales como la Asociación Española de Banca y la
Conferencia Episcopal Española. Estas instituciones surgen de las iniciativas
de las elites, no de las bases.
Bajo el enfoque de investigación pluralista, que parte de que, en la
mayoría de las democracias, el poder político no lo monopoliza un grupo
particular, sino que se encuentra disperso entre una pluralidad de grupos de
intereses. Estados Unidos proporciona el mejor ejemplo de este modelo de
pluralismo de grupo de intereses
2.5.2. La participación política de los ciudadanos en las dictaduras.
Los regímenes dictatoriales, por definición dice Sodaro (2006),
impiden a limitan la participación política libre de los ciudadanos. Algunas
dictaduras se dotan formalmente de las instituciones que caracterizan a las
democracias, como elecciones, partidos y grupos de interés, pero la
capacidad de la población para usar esos mecanismos de forma efectiva es
muy limitada, ya que suelen estar sujetos al control de los dirigentes. Aunque
las dictaduras no excluyan la participación popular, la vigilan rigurosamente y
83
la canalizan desde arriba. De ahí que se les pueda calificar como
participación tutelada y restrictiva.
No obstante, en la medida en que los dictadores conocen el riesgo de
basar su gobierno únicamente el ejercicio de la violencia tratan de obtener
alguna aprobación de los gobernados celebrando elecciones no competitivas.
Piden a la población que dé su aprobación al líder máximo en unas
elecciones o un referendo organizado en el que no hay oposición. Estas
elecciones no competitivas y los órganos “electos” adquieren un carácter
simbólico: los símbolos de la democracia están presente, pero el régimen no
funciona como tal. Los dirigentes usan estos procedimientos para manipular
y controlar a los ciudadanos, dando a la población una impresión falsa de
participar en los asuntos públicos.
Otras formas de participación popular que utilizan, al menos, algunas
dictaduras es la movilización de masas. Adultos y niños pueden ser
obligados a participar en manifestaciones o desfiles de masas organizados
por el gobierno, a escuchar discursos propagandísticos o a involucrarse en
campañas extraordinarias en su escuela o lugar de trabajo. Muchas
dictaduras han cultivado abiertamente el apoyo popular aumentando el
bienestar social-económico de la población o ensalzando su orgullo e
identidad nacional a través de conquistas militares o propaganda
nacionalista. En muy posos casos, estos regímenes dictatoriales logran
realmente construir una base amplia de popularidad.
84
Este tipo de propuestas de las elites políticas a la población se
conocen como populismo. Este término tiene dos (2), el significados,
Cuando nace del pueblo, el populismo hace referencia al anti-elitismo de
determinados sectores de la sociedad. Expresa la hostilidad del pueblo hacia
el arrogante poder de las elites. Cuando la fuente de las ideas populistas se
encuentra en las elites políticas, el término alude a los esfuerzos de éstas por
ganarse el apoyo de los grupos desfavorecidos. Rasgos de este populismo
se encuentra, a menudo, en las democracias cuando los políticos intentan
conseguir votos entre los sectores que sufren más problemas prometiéndoles
solucionarlos.
Pero como en el caso de la Argentina peronista, también puede darse
en los regímenes no democráticos. El comunismo fracasó debido, en parte, a
que los dirigentes no lograron sacar a sus economías del estancamiento, y
en cierto modo, incumplieron su parte del trato. Si los líderes de una
dictadura son realmente impopulares y la población rechaza de forma
categórica el sistema político, cobra protagonismo la oposición. Este tipo de
comportamiento siempre entraña considerable riesgo para quienes lo
secundan y adopta dos (2) formas básicas: la disidencia y la revolución.
2.5.2.1. La disidencia
Por disidencia, según Sodaro (2006), se entiende el comportamiento
manifiesto en contra de un gobierno dictatorial. Puede adoptar muchas
formas: desde la distribución de panfletos y otras actividades pacíficas hasta
85
actos terroristas. Los disidentes suelen estar dispuestos a correr riesgos
extraordinarios, incluso cuando son concientes de que la sublevación masiva
no es probable a corto plazo. La vigilancia, el encarcelamiento y la tortura
son las respuestas que reciben habitualmente de los dirigentes de la
dictadura.
Pero la disidencia política no es exclusiva de los defensores de las
libertades y de los derechos democráticos en el contexto de la democracia,
como es el caso de Nelson Mandela, defensor sudafricano de la igualdad
racial. Algunos disidentes pueden querer reemplazar una forma de dictadura
por otra.
2.5.2.2. La revolución
El término revolución, opina Sodaro (2006), alude normalmente al
derrocamiento de un sistema de gobierno y su sustitución por otro diferente.
Estos cambios de régimen político suelen implicar el uso de la violencia e ir
acompañados de transformaciones profundas en las actitudes políticas de la
población y de las elites. Son raras las revoluciones que alcanzan el objetivo
que las pone en marcha. La Revolución americana (1776) y la Revolución
Francesa (1789), de finales del siglo XVIII, la Revolución Rusa de 1917, la
Revolución China que empezó en 1911 con la caída de la dinastía Manchú y
culminó en la toma del poder por parte de los comunistas en 1949, y la
Revolución Iraní que derribó al Sha en 1979, constituyen, tal vez, los
ejemplos más importantes de la historia moderna.
86
Todas las revoluciones subrayan la importancia de la oposición
popular al gobierno vigente y, como elemento central, el deseo vehemente y
generalizado de mejorar las condiciones de vida. Aunque son los activistas
políticos - las elites revolucionarias - quienes dirigen siempre las
revoluciones, su éxito depende crucialmente de que logren sintonizar con la
población. Entre las diferentes explicaciones, cabe destacar las que se
centran en las fuentes psicológicas de la violencia revolucionaria.
Algunas, por ejemplo, consideran la actividad revolucionaria como
una elección racional y ponen de relieve que la “lógica de la acción colectiva”,
que parte de la pasividad política de la mayoría de los ciudadanos, no
siempre explica los comportamientos de los gobernados. El descontento de
éstos puede ser tan grande que estén dispuestos a sacudirse la pasividad y
participar activamente contra el régimen, aunque corran el riesgo de ser
arrestados o heridos. Este comportamiento puede ser muy racional si se trata
de una oportunidad “única en la vida” de derrotar a un gobierno despreciado,
si los riesgos son tolerables y las `probabilidades de éxito altas.
Muchos de los mejores estudios psicológicos sobre la revolución se
basan en la teoría de la frustración-agresión, de acuerdo con la cual las
personas recurren a la violencia cuando ven frustrados repetidamente sus
intentos de alcanzar objetivos. Según Davis (2005), las revoluciones no
suelen ocurrir simplemente debido a la pobreza o la opresión, como el
sentido común sugiere, sino cuando muchas personas que han
experimentado una mejoría reciente de sus condiciones de vida ven, de
87
repente, empeorar su situación. En estas circunstancias, las expectativas de
estas personas se ven bruscamente frustradas y crece el temor a regresar a
las deplorables condiciones previas.
Esta frustración puede conducir a un aumento súbito del
comportamiento violento, que finalmente se dirige contra el propio régimen
político. En una línea de argumentación parecida Gurr (1971), identifica la
privación relativa como la fuente principal de la frustración que, al menos en
algunos casos, desencadena la violencia popular y conduce a la revolución.
La privación relativa se da cuando las personas perciben una gran diferencia
entre lo que creen que merecen y lo se siente capaces de conseguir en las
circunstancias vigentes. Otros estudios psicológicos se han centrado en la
personalidad de los líderes revolucionarios.
En síntesis, se examina la participación de la sociedad en la política:
en un contexto democrático sobre el poder, votantes, partidos políticos y
grupo de interés; y en las dictaduras sobre la disidencia y las revoluciones.
3. Conceptualización de la categoria
3.1. Categoría de análisis
El fenómeno democracia
3.1. Definición Nominal.
Democracia: modelo de forma de gobierno
88
3.2 Definición Conceptual.
Opina Bobbio (1992), se entiende la democracia como un conjunto
nominal de reglas cuya observancia es necesaria para la distribución del
poder político.
3.3 Definición Operacional.
La democracia, constituye poder del pueblo, es un sistema socio
político y económico de hombres libres e iguales. Es una forma de
organización de grupos de personas, la democracia es una forma de
gobierno, de organización del Estado, en la cual las decisiones colectivas son
adoptadas por el pueblo mediante mecanismos de participación directa o
indirecta.
La democracia es directa, cuando la decisión es adoptada
directamente por los miembros del pueblo. La democracia es indirecta o
representativa, cuando la decisión es adoptada por personas reconocidas por
el pueblo. La democracia es participativa cuando se aplica un modelo político
que facilita a los ciudadanos su capacidad de asociarse y organizarse de tal
modo que puedan ejercer una influencia directa en las decisiones públicas.
En esta indagación se representa a través de un modelo al sistema
político de la democracia en Venezuela (1998 -2011) no bajo una
concepción socialista sino liberal con enfoque social, apoyándose en la libre
competencia del mercado, incluyendo al Estado benefactor que garantice
89
libertades (de opinión), e igualdad de oportunidades (educación, vivienda,
salud) relacionadas con facetas, el funcionamiento representativo y
sistemas electorales; las condiciones que requiere para su implementación,
consolidación; y por último, las formas de participación de la sociedad en
la política (los votantes, los partidos y los grupos de interés) en un contexto
democrático.
CUADRO 1
MATRIZ DE ANALISIS DE LA CATEGORÍA
Objetivo General: Construir teoría sobre la democracia: modelo de forma de gobierno en Venezuela (1998-2011) bajo concepción liberal con enfoque social.
Objetivos Categoría Subcategorías Significados Comprender las facetas de la democracia, como forma de valoración, en Venezuela.
Democracia: modelo de forma de gobierno
Facetas
Los principios, Las formas, La soberanía popular, Los derechos y libertades, Los sistemas de valores, La economía.
Explicar el funcionamiento de la democracia a través del diseño institucional representativo y sistemas electorales venezolanos.
Funcionamiento
-Diseño institucional representativo: +Presidencialista, +Parlamentario y +Mixto -Sistemas electorales: + de representación +mayoritaria +proporcional y +mixta
Hallar las condiciones que requiere la democracia para su implementación y desarrollo político en Venezuela
Condiciones para la implementación y desarrollo
--Instituciones de Estado, -Élites comprometidas, -Sociedad homogénea, -Riqueza nacional, -Empresa privada, -La clase media, -El apoyo de los más desfavorecidos, -Participación ciudadana sociedad civil, -Cultura política, -Educación y -Libertad de información, -Entorno Internacional favorable.
Examinar la participación de la sociedad en la política en un contexto democrático en Venezuela
La participación de la sociedad en la política en un contexto
En la democracia -El poder -Votantes, -Partidos, -Grupo de interés
Fuente: Hernández (2012)
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