hoja parroquial 306
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Preparación Semana SantaTRANSCRIPT
A Jesús le presentan un hecho de difícil resolución. Los fariseos le han
tendido, en principio, una trampa bien pensada. Pero Jesús deshace esa
patraña inaugurando un nuevo modo de actuar que pone en el centro
el amor. Nos podemos preguntar como lo hace y la respuesta está en
que sus palabras invitan al perdón. Los acusadores se presentan hacién-
dose pasar o dando la imagen de ser buenos y justos, Jesús les hace ver
que ellos están llenos de lo mismo que acusan o parecido. !Qué fácil es
condenar¡ Peto no olvidemos que los que condenan también podrían
ser condenados. No están libres de pecado. Creerse sin pecado es ya
pecar de orgullo. El verdadero camino es reconocerse todos pecadores.
El que esté libre de pecado que tire la primera piedra. Solo desde esta
actitud. Puede llenarnos la Misericordia de Dios.
Santa Aurea, 7 - 28011 Madrid · Tels. 91 463 99 60 y 640 631 217 · www. justayrufina.org
Nº 306
13 de marzo 2016
Santa Justa y Santa Rufina
hoja parroquial
Noticias
Horario de Misa:
Días laborables: 10:00 y 19:30 h.
Domingos y días de precepto: 9:30, 11:00, 12:30 y 19:30 h.
·Celebración penitencial, martes 15 de marzo a las 19:00 h.
·Charla cuaresmal, miércoles 16 de marzo a las 19:00 h.
(La impartirá un misionero de la Misericordia, mandado por el
Sr. Arzobispo.)
· El sábado 19 de marzo Solemnidad de San José, es día
de precepto. Habrá misa a las 9:30 y 12:30 h.
(La Misa de la tarde es de domingo de ramos).
·La colecta del domingo de ramos será para el monu-
mento del Santísimo del Jueves Santo.
CONCIERTO “IN TERRA PAX”
DOMINGO DE RAMOS,
20 DE MARZO A LAS 20:00 HORAS
Carta del apóstol san Pablo a los Filipenses. 3, 8-14
Hermanos:
Todo lo estimo pérdida comparado con la excelen-
cia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor.
Por él lo perdí todo, y todo lo estimo basura con tal
de ganar a Cristo y existir en él, no con una justicia
mía, la de la Ley, sino con la que viene de la fe de Cris-
to, la justicia7 que viene de Dios y se apoya en la fe.
Para conocerlo a él, y la fuerza de su resurrección, y
la comunión con sus padecimientos, muriendo su
misma muerte, para llegar un día a la resurrección de
entre los muertos.
No es que ya haya conseguido el premio, o que
ya esté en la meta: yo sigo corriendo a ver si lo ob-
tengo, pues Cristo Jesús lo obtuvo para mí.
Hermanos, yo no pienso haber conseguido el pre-
mio. Sólo busco una cosa: olvidándome de lo que
queda atrás y lanzándome hacia lo que está por de-
lante, corro hacia la meta, para ganar el premio, al
que Dios desde arriba llama en Cristo Jesús.
Segunda lectura Primera lectura
Libro de Isaías. 43, 16-21
Así dice el Señor, que abrió camino en el mar
y senda en las aguas impetuosas;
que sacó a batalla carros y caballos,
tropa con sus valientes;
caían para no levantarse,
se apagaron como mecha que se extingue.
«No recordéis lo de antaño,
no penséis en lo antiguo;
mirad que realizo algo nuevo;
ya está brotando, ¿no lo notáis?
Abriré un camino por el desierto,
ríos en el yermo.
Me glorificarán las bestias del campo,
chacales y avestruces,
porque ofreceré agua en el desierto,
ríos en el yermo,
para apagar la sed de mi pueblo, de mi escogido,
el pueblo que yo formé,
para que proclamara mi alabanza.»
1-2ab. 2cd-3. 4-5. 6
Cuando el Señor cambió la suerte de Sión,
nos parecía soñar:
la boca se nos llenaba de risas,
la lengua de cantares.
Hasta los gentiles decían:
«El Señor ha estado grande con ellos.»
El Señor ha estado grande con nosotros,
y estamos alegres.
Que el Señor cambie nuestra suerte,
como los torrentes del Negueb.
Los que sembraban con lágrimas
cosechan entre cantares.
Al ir, iba llorando, llevando la semilla;
al volver, vuelve cantando,
trayendo sus gavillas.
Salmo
Quinta semana de Cuaresma · ciclo C
Palabra de Dios
Evangelio
Evangelio de San Juan. 8, 1-11
En aquel tiempo, Jesús se retiró al monte de los
Olivos. Al amanecer se presentó de nuevo en el
templo, y todo el pueblo acudía a él, y, sentándose,
les enseñaba.
Los escribas y los fariseos le traen una mujer sor-
prendida en adulterio, y, colocándola en medio, le
dijeron: «Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en
flagrante adulterio. La ley de Moisés nos manda
apedrear a las adúlteras; tú, ¿qué dices?» Le pregun-
taban esto para comprometerlo y poder acusarlo.
Pero Jesús, inclinándose, escribía con el dedo en
el suelo. Como insistían en preguntarle, se incorporó
y les dijo: «El que esté sin pecado, que le tire la pri-
mera piedra.» E inclinándose otra vez, siguió escri-
biendo. Ellos, al oírlo, se fueron escabullendo uno a
uno, empezando por los más viejos.
Y quedó solo Jesús, con la mujer, en medio, que
seguía allí delante. Jesús se incorporó y le preguntó:
«Mujer, ¿dónde están tus acusadores?; ¿ninguno te
ha condenado?» Ella contestó: «Ninguno, Señor.»
Jesús dijo: «Tampoco yo te condeno. Anda, y en
adelante no peques más.»
Reflexión
Quinta semana de Cuaresma · ciclo C
DÍA 13 DE MARZO CELEBRAMOS EL DÍA DEL SEMINARIO
“ENVIADOS A RECONCILIAR”
“Con la fe de San José, la vida de Jesús y la audacia de María” “Señor, ¿qué man-
dáis hacer de mí?” son las palabras con las que iniciamos la reflexión de este domingo
en el que celebramos el Día del seminario. Es un día para acercarnos a la verdad del
ministerio sacerdotal y su actualidad para la vida del mundo. Las palabras: “Señor, ¿qué
mandáis hacer de mí?”. de Santa Teresa de Jesús nos traen unas sugerencias para vivir
el ministerio sacerdotal de Hombres elegidos por el Señor de entre los hombres a quie-
nes un día, valiéndose de muchas situaciones, les llama para que le presten la vida a Él.
Es bueno e higiénico pararnos y preguntarnos “Señor, ¿qué mandáis hacer de
mí?”. Sin tacañería, padres cristianos, familias cristianas, jóvenes, pequeños…..para la
hermosa tarea de hacer realidad las palabras de Cristo en la última Cena: “id por el
mundo y anunciad el Evangelio”. Es imperioso que todos nos sintamos comprometidos
en esta aventura de amor. El Señor llama y el hombre responde. La fuerza de la vida
espiritual de la comunidad eclesial, parroquial, religiosa se barema según las respuestas
que da a las llamadas que Dios hace en su seno. La comunidad parroquial, diocesana y
la iglesia universal necesitan sacerdotes.
El sacerdocio ministerial es indispensable para la existencia de una comunidad ecle-
sial. Los fieles cristianos esperan de los sacerdotes que sean fundamentalmente especia-
listas en promover el encuentro del hombre con Dios, expertos en la vida espiritual, tes-
tigos de la sabiduría de Dios. Son impresionantes las palabras del santo cura de Ars, San
Juan María Vianney: “¡Oh, qué grande es el sacerdote! Si se diese cuenta, moriría…
Dios le obedece: pronuncia dos palabras y Jesucristo Nuestro Señor baja del cielo al oír
su voz y se encierra en una pequeña hostia”
Mirando a San José apreciamos su disponibilidad, su abandono incondicional en las ma-
nos de Dios. Llama la atención la audacia de María, su sí es nuestro sí. La audacia de
María está en su abandono y en la confianza absoluta en Dios. Con la audacia de su sí
abrió el cielo en la tierra y se abrió la tierra al cielo. La raíz de la audacia, esa que tene-
mos que imitar de María nuestra Madre, está en darnos cuenta de que Dios ha puesto
los ojos en cada uno de los que han sido llamados al ministerio sacerdotal. Por último,
Jesucristo, en Él Dios no sólo es apariencia de hombre, sino que se hace hombre. se su-
merge personalmente en la historia humana. Se hace carne, es decir, realidad frágil, con-
dicionada por el tiempo y el espacio. Dios, en Jesucristo nos revela el gran sí que Dios
dijo al hombre y a su vida, a nuestra libertad, a nuestra inteligencia..
María, José y Jesucristo, nos animan a responder con generosidad a la llamada de Dios.