Una obra de arte y un buen libroColección de Arte Afundación

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Una obra de arte y un buen libro

Hoy, 23 de abril, se celebra el día mundial del libro, y queremos felicitar a todos los lectores con una recomendación literaria basada en una de las obras de arte de la Colección Afundación. Siempre es buen momento para retomar un clásico.

La obra literaria es La Quimera, de Emilia Pardo Bazán y la obra de arte que la acompaña se titula Dos hermanas, obra del pintor gallego Benigno Pereira Borrajo.

Benigno PereiraDos hermanas, 1904Colección de Arte Afundación

Emilia Pardo BazánLa Quimera, 1905Biblioteca Nacional de España

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Sobre La Quimera

La Quimera es, en realidad, un relato autobiográfico de Emilia Pardo Bazán y de un pintor gallego al que la Condesa protegía: Silvio Lago en el relato, Joaquín Vaamonde en la realidad. Hay un claro paralelismo entre la obra de la escritora gallega y La Obra de Émile Zola, así como referentes continuos a la literatura francesa, tan del gusto de la escritora.

A lo largo de la narración, Emilia Pardo Bazán —Minnia en la novela— relata la atribulada vida de este artista, al que su protección acaba convirtiendo en el retratista de moda de la alta sociedad. No obstante, Silvio no se conforma con ser un pintor de encargos; su objetivo, a pesar de no tener formación académica, es obtener el dominio absoluto de la pintura y crear la obra de arte total. Esta máxima se convierte en la quimera de nuestro protagonista.

Emilia Pardo Bazán realiza en este obra un perfecto estudio psicológico del temperamento artístico, un análisis de la fantasía de alcanzar a través del arte la soñada eternidad. Con precisión científica, la escritora gallega reflexiona acerca del ideal romántico del artista bohemio en busca de la inmortalidad, frente a la imagen del artista comercial que ha de renunciar a su arte en favor del éxito monetario.

A pesar de ser calificada como una autora naturalista, Emilia Pardo Bazán recurre al simbolismo para tejer esta narrativa que alcanza en las relaciones amorosas del pintor su máxima, no sin olvidar los tintes románticos que tanto peso poseen en la narrativa de la escritora. Dos mujeres acceden al universo creativo de Silvio, dos mujeres que se mueven entre lo real y lo imaginado, entre lo ideal y lo aventurado. Finalmente, Silvio Lago fallece antes de cumplir los 30 años, atormentado por no haber alcanzado sus sueños, en el pazo de su protectora Minnia, Emilia Pardo Bazán.

Fotografía de Emilia Pardo Bazán por Luis Sellier, 1876-1880Archivo de la Real Academia Galega

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Sobre Dos hermanas

Dos hermanas, de Benigno Pereira Borrajo, fue presentada a la Exposición Nacional de 1904 junto con otras dos obras del artista, recibiendo una mención honorífica. Seguramente, la relación entre la obra y la novela de la escritora gallega tuvieron mucho que ver con esa mención. Emilia Pardo Bazán era considerada un referente en los círculos culturales del Madrid de principios de siglo y, aunque La Quimera no fue editada hasta el año 1905, ya había visto la luz publicada por entregas en la revista La Lectura en el año 1903.

Benigno Pereira centra su relato en los amoríos de Silvio Lago, el pintor. Los amoríos entre el artista y dos mujeres de personalidades y comportamientos opuestos son el tejido ideal para la representación simbólica. Por un lado, Clara Ayamonte, representación de la mujer culta y formada, de procederes y educación exquisitas, que tras la decepción amorosa con el pintor se encierra en un convento; y, por otro lado, Maria de la Espina Porcel, una mujer cosmopolita, liberada y adicta a la morfina, con la que viaja a París, y que fascina al pintor por su comportamiento y visión de la vida.

Benigno Pereira Borrajo, de origen gallego, estudió en Madrid con el maestro Sorolla. Enamorado de la luz y el color, Benigno Pereira gozó de una importante fama en su tiempo. Su obra se mueve entre el simbolismo y el realismo naturalista de su tiempo, destacando por el uso de la luz.

Vemos la obra en detalle en la página siguienteCatálogo de la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1904

Madrid: Mateu, 1904. Universitat Autònoma de Barcelona

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Dos hermanas muy diferentesMaría de la EspinaEn las sombras. Es la representación del amor aventurero. Se trata de la repre-sentación del peso de lo intangible y las ansias de la búsqueda insatisfecha de La Quimera, el ideal romántico del artista bohemio e insatisfecho.

Clara AyamonteIluminada, a contraluz. Es la representación del amor entre-gado. Mujer refinada y recta, repre-senta la vida racional, el peso de la sensatez.

Las posturas de ambas mujeres son también opuestas, Clara Ayamonte, equilibrada e instruida, frente a Ma-ría de la Espina que se inclina hacia delante, y apoya su brazo con cierto descaro.

Ambas mujeres simbolizan la duali-dad a la que han de enfrentarse los artistas. Por un lado el arte libre frente a la encorsetada visión burguesa de la pintura, comercial, exitosa y dentro de los cánones que exige el mercado.

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Sobre el protagonista de La Quimera

Por último, compartimos con vosotros un retrato de Joaquín Vaamonde, protagonista de la novela. Es una obra que se conserva en la Colección de Arte Afundación. Por representaciones como esta, Vaamonde alcanzó una importante fama en su época.

…retratar duquesas, al pastel, comiendo y durmiendo, sin ocuparme absolutamente nada del arte. Estoy dedicado al retrato completamente y no hago más que rubias y morenas, jóvenes y viejas todas con dos ojos, dos orejas, una nariz y una boca, descotadas, con traje blanco, verde o colorado… creo que voy a acabar por poner una fábrica de pasteles pues esto más que arte es industria. Tengo empezados doce retratos, acabados los cuales salgo para París y Londres, donde me esperan muchos encargos que espero cobrar bien a ver si junto unos cuartos para tratar de hacer algo serio… He pintado desde enero del año pasado ¡Sesenta y nueve retratos!

Correspondencia de Joaquín Vaamonde con su maestro Isidoro Brocos, 17 de marzo de 1896.

Joaquín Vaamonde nació en A Coruña en 1871. Es miembro de la Generación Doliente de la pintura gallega. Fue su relación con Emilia Pardo Bazán la que lo consagró como el pintor de la alta sociedad del momento, por algo se le denominaba «el retratista de las elegancias». El estatus económico que alcanzó gracias a los encargos, le permitió viajar por Europa en busca de conocimientos artísticos. Su trayectoria se vio truncada en 1900, año en que contrae la tuberculosis y fallece.

Joaquín VaamondeRetrato de la Marquesa de Valdeterrazo, 1896Colección de Arte Afundación

Joaquín VaamondeRetrato de Doña Emilia Pardo Bazán, 1896

Museo de Belas Artes da Coruña

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¿Ganas de saber más?

• Benigno Pereira Borrajo en la Colección de Arte Afundación

• Joaquín Vaamonde en la Colección de Arte Afundación

• La Quimera de Emilia Pardo Bazán, texto íntegro

- Texto plano (Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes)

- PDF (Real Academia Galega)

• Aznar Almazán, S: «La Quimera». Espacio, tiempo y forma, Serie VII, Historia del arte, t. 7, 1994. pp.303-312. [Texto completo]

• García Iglesias, J. M.: De la fantasía a la realidad [catálogo de exposición]. A Coruña: Fundación Novacaixagalicia, 2011.

• Sotelo Vázquez, M. L.: «La obra de Émile Zola, modelo literario de La Quimera de Emilia Pardo Bazán». En Actas del X Congreso de la Asociación Internacional de Hispanistas: Barcelona, 21-26 de agosto de 1989, vol. 2, pp. 1499-1514. [Texto completo]

• «Documentación» en Joaquín Vaamonde: 1871-1900 [catálogo de exposición]. A Coruña: Fundación Pedro Barrié de la Maza, 2000.