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PONTIFICIA UNIVERSIDAD DE LA SANTA CRUZ Facultad de Derecho Canónico V curso de actualización en derecho matrimonial y procesal canónico C A S O S P R A C T I C O S Roma, 16-20 septiembre 2013

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PONTIFICIA UNIVERSIDAD DE LA SANTA CRUZ

Facultad de Derecho Canónico

V curso de actualización en derecho matrimonial

y procesal canónico

C A S O S P R A C T I C O S

Roma, 16-20 septiembre 2013

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Índice

discusión  del  lunes,  16  de  septiembre  de  2013  

Caso  práctico  sobre  suplencia  de  facultad................................................................................ 5  

 

discusión  del  martes,  17  de  septiembre  2013  

Caso  práctico  sobre  la  relevancia  de  la  fe  en  el  consentimento  matrimonial .......................... 9  

 

discusión  de  el  miércoles  18  de  septiembre  2013  

Caso  práctico  sobre  la  mentalidad  divorcista  y  la  exclusión  de  la  indisolubilidad .................. 17  

 

discusión  del  jueves,  19  de  septiembre  2013  

Caso  práctico  sobre  el  canon  1095,  2  y  3 ................................................................................ 29  

 

discusión  del  viernes,  20  de  septiembre  2013  

Caso  práctico  sobre  el  defecto  de  libertad  interna................................................................. 39  

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V CURSO DE ACTUALIZACIÓN EN

DERECHO MATRIMONIAL Y PROCESAL CANÓNICO

discusión del lunes, 16 de septiembre de 2013

Caso práctico sobre suplencia de facultad Rev. Prof. Miguel Angel Ortiz

Caso I

De la Species Facti Piero Rossi y Chiara Ferrari se conocieron con ocasión de su trabajo como

periodistas. En 1985 decidieron casarse e iniciaron el curso de preparación al matrimonio, en la parroquia de Piero, el Sagrado Corazón, en la diócesis di Utopía. Allí los preparó don Abbondio Russo, que había sido nombrado párroco dos años antes. El curso tuvo lugar en los meses de febrero y marzo de 1985.

Piero es católico practicante, y frecuentaba el oratorio de la parroquia desde pequeño. Está muy ligado a don Francesco, vicepárroco del Sagrado Corazón y responsable del oratorio. A él le pide que celebre su boda, que quiere hacer en Santa Anna, una pequeña iglesia que se encuentra en el territorio de la parroquia de San Luigi, en la misma diócesis de Utopía.

Piero se dirige a don Edoardo, párroco de San Luigi, el cual le pregunta el nombre del sacerdote che celebraría la boda, y Piero da el nombre de don Francesco. Sucesivamente, Piero (y principalmente Chiara) se ocupan de los preparativos del casamiento.

Poco antes del día de la boda (que se celebró el 5 de julio de 1985) Piero y Chiara deciden ofrecer a don Abbondio la posibilidad de que sea él quien presida la ceremonia, tanto por deferencia hacia él, como porque Chiara (que pertenece a otra parroquia de la ciudad) se había encontrado muy bien con él. Don Francesco se mostró de acuerdo con que fuera don Abbondio quien presidiera la ceremonia, y él (don Francesco) concelebraría la Eucaristía con don Abbondio el día del matrimonio.

El día de la boda encontraron todo preparado gracias a la diligencia del sacristán, que tenía todos los formularios listos para ser completados. La ceremonia litúrgica fue presidida por don Abbondio, con don Francesco como concelebrante. En el momento del intercambio del consentimiento, ambos sacerdotes se aproximaron a los esposos pero fué don Abbondio quien los interrogó. Al final de la ceremonia, don Abbondio completó el formulario escribiendo su nombre en el lugar reservado al testigo cualificado.

Después de nueve años de convivencia, los esposos se separaron. Poco después de la separación se declaró la sentencia de divorcio y ambos se volvieron a casar civilmente. Piero introdujo la causa de nulidad del matrimonio por diversos capítulos relacionados con diversos vicios del consentimiento. Después de un difícil iter procesual (la demanda fue inicialmente rechazada, y en otro momento el patrono renunció a la defensa), Piero no obtuvo la doble sentencia afirmativa.

Algunos años después, aconsejado por un sacerdote competente en la materia, solicitó la nulidad por vicio de forma, en cuanto que el sacerdote que figura como testigo cualificado (don Abbondio) no había obtenido la necesaria delegación para recibir el consentimiento.

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Del acta de matrimonio El formulario correspondiente al matrimonio entre Piero Rossi y Chiara Ferrari fue

completado en todos los extremos (nombres y datos de los esposos y de los testigos, etc.) con la misma caligrafía, excepto el que se refiere al nombre del testigo cualificado (ABBONDIO RUSSO) que está escrito en caracteres completamente distintos del resto. Además, el formulario admite la posibilidad de señalar si el testigo es el párroco o un delegado suyo. Está subrayada la leyenda “(delegado del) Párroco de la Iglesia de...”.

De la declaración del actor

-”Tanto Chiara como yo, pedimos a nuestros respectivos párrocos el permiso para casarnos en una parroquia distinta a la que pertenecemos”;

-”Varios meses antes del matrimonio fui a ver al párroco de San Luigi (don Edoardo) para reservar la iglesia. Él me preguntó si teníamos un sacerdote que pudiera celebrar el rito. Yo di el nombre de don Francesco, a quien conocía hace hacía tantos años. Don Edoardo me dijo que a él le parecía bien el sacerdote que había elegido”;

-”Pocas semanas antes del matrimonio, Chiara y yo decidimos pedir a don Abbondio si quería presidir la celebración. Nos pareció que se lo debíamos pedir ya que él nos había dado el curso de preparación y era mi párroco. No recuerdo haber hablado de esto con el párroco de San Luigi”;

-”Yo pensé que mi párroco (don Abbondio) tenía la competencia para casarme. No pensaba mínimamente que hubiera necesidad de pedir algún permiso”;

-”Gran parte de los participantes en la celebración conocían don Abbondio, precisamente porque era nuestro párroco. Algunos sabían que iba a casarnos don Francesco y estaban algo sorprendidos, aunque don Francesco acompañaba don Abbondio en el altar”.

De la declaración de la demandada

-”No acompañé a Piero cuando fue a ver al párroco de San Luigi para pedirle el permiso de casarnos en su parroquia. Después fui algunas veces a la iglesia para ocuparme de los adornos florales, etc., pero nunca tuve la ocasión de encontrar al párroco. Como mucho, alguna vez me encontré al sacristán”;

-”Yo estaba convencida que el párroco de Piero era competente para casarnos. No sabía que fuera necesario pedir una delegación o autorización. Pienso que todos los presentes, sobre todo los fieles de la parroquia de Piero, pensaban que don Abbondio era competente”;

-”Don Francesco acompañó a don Abbondio durante la celebración, pero fue don Abbondio quien nos interrogó en el momento del intercambio del consentimiento”.

De la declaración de Ernesto, amigo del esposo y testigo del matrimonio

-”Piero me había dicho que celebraría el matrimonio don Francesco. Pero el día del matrimonio vi que estaba don Abbondio, al cual yo conocía bien porque frecuentaba la parroquia que él regía antes de transferirse al Sagrado Corazón. Fue una bella sorpresa. Pienso que Piero se lo habría pedido pocos días antes del matrimonio, y por ese motivo yo no estaba al tanto”.

De la declaración de don Abbondio

-“He seguido la preparación al matrimonio de Piero y Chiara en los meses de febrero-marzo. Algunas semanas antes de la celebración, me pidieron si quería presidir la liturgia nupcial. Sé que inicialmente habían pedido que lo hiciera el vicepárroco, don Francesco, a quien Piero conocía bien. Recuerdo que cuando vinieron a verme, ya habían elegido los textos de la celebración. No recuerdo si me dijeron que habían hablado con el párroco de San Luigi”;

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-”Nunca hablé con el párroco de San Luigi acerca de esta boda. El día del casamiento encontré todo listo, con una persona que ayudaba en la iglesia. El acta de matrimonio ya la habían rellenado, faltaba solamente el nombre del ministro asistente de la celebración. Recuerdo que yo escribí personalmente mi nombre. Además subrayé las palabras pre-impresas “delegado del”, porque pensé que era competente en cuanto párroco del esposo”;

-”En aquella época yo no tenía mucha experiencia en la celebración de matrimonios. Antes de ser nombrado párroco, fui vicepárroco y las pocas bodas que celebré, lo hice en el ámbito de la parroquia, y todas preparadas por mi párroco”.

De la declaración de don Edoardo, párroco de San Luigi

- ”En relación al casamento en cuestión, pienso que fue uno de los esposos quien me pidió el permiso para celebrarlo en la parroquia, pero no podría ser muy preciso, ya que han pasado algunos años. Pienso que me pidieron poder casarse en la iglesia de santa Anna (que se encuentra en el territorio de la parroquia de la cual fui párroco en aquella época), cuando todavía faltaban algunos meses para la celebración”;

- ”Cuando vinieron para hablar de esta boda, probablemente yo pregunté si tenían un sacerdote para celebrar. Es lo que hacía habitualmente cuando no podía celebrar yo mismo. Creo que me dieron el nombre de un sacerdote que yo conocía pero no recuerdo quién era. Yo les dije que para mí estaba bien el sacerdote que querían invitar”;

- “Después de aquel coloquio no tuve otro contacto en relación a la boda, porque no se celebraba en la iglesia parroquial, sino en otra iglesia del territorio de la parroquia, de la cual se ocupaba un sacristán que hacía también de secretario. El secretario se ponía de acuerdo con los esposos para los preparativos, tomaba los libros de registro de la parroquia (que devolvía después de la celebración) y llenaba el acta de matrimonio, dejando vacío el nombre del celebrante, que generalmente se escribía en el momento de la celebración”.

Se pregunta

a) Considera que don Edoardo había dado una delegación para asistir al matrimonio entre Piero y Chiara? Si en vez de decir “está bien el nombre que me dieron” hubiera dicho “está bien cualquier sacerdote que ustedes inviten” su respuesta sería la misma?

b) Si don Edoardo había dado la delegaciób a don Francesco, y él estaba presente en la celebración como concelebrante junto a don Abbondio, ¿considera que su presencia era suficiente para considerarlo como testigo cualificado?

c) Si don Abbondio no había recibido una delegación pero era considerado por todos competente (en cuanto párroco del esposo y de gran parte de los fieles), piensa que se pueda aplicar la suplencia de facultad del can. 144?

d) En el relato de los hechos, don Abbondio dice de no haber tenido alguna duda en relación a su competencia. Si, al contrario, la hubiera tenido, ¿piensa que se podría aplicar la suplencia de facultad?

Caso II

El 12 de septiembre de 2009 Usted participó en el casamiento de una pareja de amigos, Franco y Monica, en una bella capilla de campo, Casal Sereno. Esta capilla fue elegida por los esposos, tanto porque por el ambiente acogedor muy sugerente, como porque la capilla forma parte de un complejo hotelero donde stuveron lugar los festejos después de la celebración. De hecho, a los esposos les dijeron que eran muy frecuentes las celebraciones matrimoniales en aquel bello lugar. El celebrante de la

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boda, don Ernesto, era un párroco de la zona. Este sacerdote se dedicaba a tener en orden la capilla y proveer los libros, ornamentos, etc.

En el aniversario del matrimonio, los esposos ofrecieron una cena a la que le

invitaron. Durante la cena, usted se entera que otros amigos que habían querido celebrar el casamiento en la misma capilla, no pudieronacerlo. Concretamente le dicen que don Ernesto es párroco de Fonte Chiara, un pueblecito limítrofe con Casal Sereno. Según Franco y Monica, celebraba los casamientos en la capilla de campo sin informar al párroco de Casal Sereno. Al parecer, solía llevar los libros de registro de su parroquia.

¿A qué conclusión llega tras escuchar el relato de sus amigos? ¿Qué piensa que se debe hacer?

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V CURSO DE ACTUALIZACIÓN EN

DERECHO MATRIMONIAL Y PROCESAL CANÓNICO

discusión del martes, 17 de septiembre 2013

Caso práctico sobre la relevancia de la fe en el consentimento matrimonial

Prof.ssa Montserrat Gas Aixendri

FACTI SPECIES

Supuesto A

Antonio, Ingeniero industrial, conoció a Laura, técnico industrial, en la empresa en la que ambos trabajaban. Antonio se consideraba católico, aunque no practicaba la fe desde la adolescencia. Laura era de familia evangélica pero no había sido bautizada. Tras un año de noviazgo, decidieron contraer matrimonio. En vistas de la boda, la madre de Antonio insistió en que Laura recibiese el bautismo para facilitar los trámites. Laura, que carecía en absoluto de formación religiosa, accedió como mero trámite burocrático, y acudió al ministro evangélico para que le administrase el bautismo (ella pensaba bautizarse quizá más adelante, cuando bautizase a sus hijos).

Cuando se planteó la forma de contraer matrimonio, hubo desacuerdo. La madre de Antonio insistía en que la celebración del matrimonio fuese en la Iglesia católica. Antonio estaba de acuerdo pues, a pesar de su falta de práctica religiosa, se consideraba creyente. La madre de Laura deseaba, por su parte, que su hija se casase en la Iglesia evangélica. En este punto su hija Laura no estaba de acuerdo, ya que tenía planeado casarse sólo civilmente. Antonio y su madre pusieron la celebración en la Iglesia como condición para que la boda tuviese lugar.

Tras un período de dudas, ya que no quería contristar a su propia madre, Laura aceptó finalmente la propuesta de Antonio y de su futura suegra, aunque contrariada por no haber podido escoger ella personalmente el “rito” de la boda. Se realizaron los trámites oportunos, obteniéndose la licencia para la celebración del matrimonio mixto, de acuerdo a los cánones 1124 y ss. CIC. Laura por su parte, no pensaba educar a sus hijos en la fe católica, a pesar de haber sido informada de la promesa realizada por Antonio de acuerdo a los cánones citados. Es más, le pidió expresamente que, a cambio de que ella aceptaba casarse en la Iglesia, el consintiese en que los hijos fuesen bautizados y educados en la Iglesia evangélica, a lo que Antonio asintió.

Primero tuvo lugar el matrimonio civil, y a una semana de distancia, se celebró el matrimonio en forma canónica en la parroquia de Antonio. Laura, s pesar de no ser creyente, no tenía nada en contra de la Iglesia católica. Y consideró la celebración religiosa como un mero trámite para casarse con Antonio, a quien realmente amaba y con quien deseaba unirse para siempre.

La convivencia conyugal duró solamente un año. No hubo durante este tiempo discusiones sobre la cuestión religiosa. La causa inmediata de la ruptura se achaca a las frecuentes intromisiones de la madre de Laura en asuntos de la vida conyugal de ambos, lo que daba lugar a frecuentes discusiones entre Antonio y su suegra. También tuvieron un papel importante en la separación los celos de Antonio (considerados del todo infundados por Laura) ante las frecuentes salidas de su mujer –que era de carácter abierto y extrovertido- con un grupo de amigos.

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Tres años después de la obtención del divorcio, Laura contrajo matrimonio en la Iglesia evangélica con un católico, con el que no ha habido problemas ni discusiones en relación a la religión. Han tenido tres hijos a los que han bautizado en la Iglesia evangélica y asisten tanto a la Iglesia evangélica como a la católica.

Antonio presentó demanda de nulidad, alegando el capítulo de la simulación, al considerar que Laura, en el momento del consentimiento, había excluido la dignidad sacramental del matrimonio. Alegaba que su madre y él impusieron la celebración canónica como condición a Laura y que ésta rechazaba de modo radical la celebración en la Iglesia y el mismo sacramento. Se añadía también que Laura recibió el bautismo de manera forzada, sólo para casarse sin problemas en la Iglesia católica.

Supuesto B

Pedro y Gabriela se conocieron en la escuela del barrio en el que vivían sus respectivas familias. Con el paso del tiempo, empezaron a salir con otros amigos y a los 20 años formalizaron una relación de noviazgo. Pedro pertenecía a una familia católica pero desde los 16 años dejó la práctica religiosa y a los 18, cuando entró a estudiar Sociología en la Universidad, se convirtió en activista de varios movimientos “antisistema”, forjando una mentalidad fuertemente laicista y anticlerical. Participaba activamente en organizaciones que reivindicaban la desaparición de cualquier manifestación religiosa de la vida pública. A los 21 años, siguiendo una campaña promovida por una asociación atea de la que formaba parte, decidió apostatar de la Iglesia para no ser contado entre sus miembros, realizando el “acto formal de abandono de la Iglesia”, siguiendo las prescripciones canónicas. Gabriela era católica, aunque había abandonado la práctica religiosa en la adolescencia y vivía con total indiferencia hacia lo religioso. Sus padres, en cambio, eran fervientes católicos y no aceptaban de buen grado su relación con Pedro.

Durante el período de noviazgo, Gabriela se quedó embarazada y Pedro consideró que lo mejor era que abortase, ya que en ese momento no se habían planteado un proyecto de vida en común y tener un hijo les complicaría demasiado las cosas. Gabriela no estaba del todo convencida de hacerlo, pero temía la reacción de sus padres y finalmente accedió a acudir a una clínica privada que realizaba clandestinamente este tipo de prácticas, sin que nadie de su familia se enterase.

Cuando ambos finalizaron los estudios universitarios, y a pesar de no tener un trabajo estable, decidieron casarse. Pedro confiaba en la ayuda de los padres de Gabriela, que estaban muy bien situados desde el punto de vista social y económico. A Pedro, por sus fuertes convicciones ideológicas, le repugnaba la idea de contraer matrimonio en la Iglesia, y propuso a Gabriela casarse civilmente. Ella prefería casarse en una iglesia porque la ceremonia tenía más “glamour” y solemnidad, pero aceptaba la ceremonia civil por contentar a Pedro, de quien estaba profundamente enamorada. Los padres de Gabriela se opusieron terminantemente a la propuesta de matrimonio civil. El padre le dijo que “si no subía los escalones de una Iglesia para casarse, sería la última vez que subía los escalones de su casa”. Tras esta afirmación categórica, no tuvieron que pensar mucho entre las dos opciones, y aceptaron casarse en la Iglesia únicamente porque necesitaban dinero, además de la influencia del padre de Gabriela para conseguir un trabajo, y era la única manera de que les ayudasen.

Pedro insistió sin embargo en que la boda tuviese lugar fuera de la ciudad, en alguna ermita donde la celebración pasase lo más inadvertida posible. Fueron invitados a la ceremonia los familiares más allegados, evitando que el hecho trascendiera entre sus amistades (especialmente las de Pedro). Gabriela y Pedro se casaron canónicamente en abril de 2010.

La convivencia duró dos años escasos. La causa de la separación fueron las frecuentes desavenencias en la pareja. Pedro, desde la misma celebración del

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matrimonio pareció perder el interés por Gabriela. Se manifestaba distante, se le veía encerrado en sus asuntos y salía con frecuencia con su grupo de amigos. Cuando Gabriela le echaba en cara su actitud, él le respondía sistemáticamente: “si no te gusta, nos podemos separar cuando quieras”. Por otra parte, cuando Gabriela hablaba de tener algún hijo, Pedro sin negarse abiertamente, comentaba que no estaban las cosas como para traer hijos al mundo. En mayo de 2012 Gabriela decidió pedir la separación. En enero de 2013 presentó demanda de nulidad del matrimonio por error determinante sobre la dignidad sacramental del matrimonio por parte de Pedro y, subordinadamente, por exclusión de la dignidad sacramental del matrimonio por parte de ambos y por exclusión del bien de la prole por parte de Pedro.

Supuesto C

Juan José y Maria se conocieron en la Universidad, mientras ésta realizaba una estancia de investigación. Juan José había sido bautizado en la Iglesia católica aunque no había recibido apenas educación religiosa y no se consideraba creyente. Maria era de religión judía, pero en los últimos meses se sentía atraída por la religión católica a raíz de sus trabajos de investigación en Historia del Arte. Tras unos meses de trato, ella quedó embarazada y decidieron instaurar una vida en común. Fue Maria quien insistió en casarse unos meses más tarde. Además quería hacerlo en la catedral gótica de la ciudad en la que se habían conocido y vivían. Para Juan José la ceremonia religiosa no tenía ningún valor, como tampoco lo tenía el matrimonio civil. Para él casarse era un mero papeleo burocrático que encorsetaba las relaciones de pareja.

María pensaba ya en bautizarse como católica, pero el párroco le dijo que previamente tenía que seguir el catecumenado al menos durante dos años. Como no quería retrasar la boda, contrajeron matrimonio canónico con la dispensa de disparidad de culto. Dos años más tarde, María recibió el bautismo junto con su segundo hijo. La convivencia conyugal no fue pacífica y duró tres años. Ya desde el principio de la vida en común, María sospechó que Juan José no le era fiel. Al principio pensó que eran imaginaciones de ella. Pero con el tiempo, las sospechas resultaron fundadas. Cuando María se lo preguntó abiertamente, Juan José no sólo no negó los hechos, sino que le echó en cara que fue ella la que insistió en casarse, y que él ya le había advertido que no creía en el matrimonio. Un año más tarde, Juan José abandonó el hogar familiar sin más explicaciones.

María impugnó el matrimonio contraído con Juan José por simulación total del consentimiento por parte de Juan José.

IN IURE

Codex Iuris Canonici:

c. 1055

§ 1. La alianza matrimonial, por la que el varón y la mujer constituyen entre sí un consorcio de toda la vida, ordenado por su misma índole natural al bien de los cónyuges y a la generación y educación de la prole, fue elevada por Cristo Señor a la dignidad de sacramento entre bautizados.

§ 2. Por tanto, entre bautizados, no puede haber contrato matrimonial válido que no sea por eso mismo sacramento.

c. 1056

Las propiedades esenciales del matrimonio son la unidad y la indisolubilidad, que en el matrimonio cristiano alcanzan una particular firmeza por razón del sacramento.

c. 1057

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§ 1. El matrimonio lo produce el consentimiento de las partes legítimamente manifestado entre personas jurídicamente hábiles, consentimiento que ningún poder humano puede suplir.

§ 2. El consentimiento matrimonial es el acto de la voluntad, por el cual el varón y la mujer se entregan y aceptan mutuamente en alianza irrevocable para constituir el matrimonio.

c. 1099

El error acerca de la unidad, de la indisolubilidad o de la dignidad sacramental del matrimonio, con tal que no determine a la voluntad, no vicia el consentimiento matrimonial.

c. 1101

§ 1. El consentimiento interno de la voluntad se presume que está conforme con las palabras o signos empleados al celebrar el matrimonio.

§ 2. Pero si uno o ambos contrayentes excluyen con un acto positivo de la voluntad el matrimonio mismo, o un elemento esencial del matrimonio, o una propiedad esencial, contraen inválidamente.

Jurisprudencia de la Rota Romana:

- Elementos para probar la simulación:

Sentencia c. Funghini 9-3-1994: "La prueba de la simulación debe superar con argumentos válidos la presunción establecida por el c. 1101 § 1CIC. Se consigue cuando concurren tres elementos: la confesión judicial del simulante o mejor aún la confesión extrajudicial corroborada en juicio por testigos dignos de fe “in tempore insuspecto” una causa de simulación (causa simulandi) que sea grave y proporcionada y que debe distinguirse adecuadamente de la causa por la que se ha contraído matrimonio (causa contrehendi); finalmente, las circunstancias previas y posteriores al matrimonio, además de las concomitantes”.

- Sobre el error determinante de la voluntad:

Sentencia c. Stankiewicz, 19-V-1988: “Cualesquiera ideas erróneas acerca de las propiedades esenciales del matrimonio, es decir, de la unidad, de la indisolubilidad o de la dignidad sacramental, afectan a la formación de la decisión cuando el error especifica el objeto de modo que la voluntad lo elige de manera cierta y sin miedo a equivocarse viciando el consentimiento matrimonial”.

- Sobre la exclusión de la dignidad sacramental:

Sentencia c. Burke, 23-06-1987: “Es un error bastante frecuente estimar que la sacramentalidad está en la celebración de los ritos religiosos externos, lo cual algunos quizá rechacen. La sacramentalidad, sin embargo, en sí misma no depende del rito ni está directamente ligada al rito, sino que se refiere a la nueva dignidad, ampliada con dones sobrenaturales, que Cristo quiso conferir al matrimonio. De modo que la intención de excluir el rito religioso no se identifica necesariamente con la exclusión de la sacramentalidad. Sólo hace nulo el matrimonio aquella exclusión que, con acto positivo de voluntad, rechaza la índole sacramental del matrimonio tal como ha sido constituida por Cristo”.

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- Sobre la relevancia de la falta de fe personal:

Sentencia c. Stankiewicz, 19-V-1988, n. 4: “En la estimación de la validez del matrimonio celebrada por un no creyente, a juicio de la jurisprudencia consolidada de la Rota Romana, la prueba debe basarse prevalentemente en probar más la rectitud de intención que la falta de fe”.

Sent. c. Stankiewicz, 25-IV-91, n. 3: el Ponente afirma que la fe no es necesaria para contraer matrimonio válido, sino que lo que es necesario es la recta intención. Pero es difícil encontrar tal recta intención en quien se adhiere a ideologías ateas, no tanto porque rechace la sacramentalidad, sino porque no acepta el matrimonio natural: «At qui ob firmam adhaesionem atheismo systematico qualemcumque a Deo dependentiam respuit, difficulter potest rectam efformare intentionem, verum scilicet matrimonium ineundi cum implicita saltem intentione faciendi quod facit Ecclesia, quoniam, praeter repudiationem dignitatis sacramentalis, etiam contra vinculum indissolubile, libertatem personalem astringens, potissimum repugnabit».

Sentencia c. Deffilippi, 24-X-2003, n. 4: “Ausente la fe personal en el contrayente bautizado, puede surgir un sacramento válido si el contrayente quiere contraer verdadero matrimonio”. (...) “Debe mantenerse para el contrayente bautizado, hasta que se pruebe lo contrario, la presunción de la recta intención de celebrar el matrimonio según el designio divino, a pesar de que éste haya dejado la práctica religiosa o incluso haya abandonado la fe de modo notorio (cfr. c. 1071 § 1, n. 4)”.

c) Magisterio pontificio: Juan Pablo II, Alocución a la Rota Romana, 1-02-2001, n. 8: “Para identificar cuál es la realidad que desde el principio ya está unida a la economía de la salvación y que en la plenitud de los tiempos constituye uno de los siete sacramentos en sentido propio de la nueva Alianza, el único camino es remitirse a la realidad natural que nos presenta la Escritura en el Génesis (cf. Gn 1, 27; 2, 18-25). Es lo que hizo Jesús al hablar de la indisolubilidad del vínculo matrimonial (cf. Mt 19, 3-12; Mc 10, 1-2), y es lo que hizo también san Pablo, al ilustrar el carácter de "gran misterio" que tiene el matrimonio "con respecto a Cristo y a la Iglesia" (Ef 5, 32). (...) Por otra parte, introducir para el sacramento requisitos intencionales o de fe que fueran más allá del de casarse según el plan divino del "principio" -además de los graves riesgos que indiqué en laFamiliaris consortio (cf. n. 68: AAS 73 [1981] 164-165): juicios infundados y discriminatorios, y dudas sobre la validez de matrimonios ya celebrados, en particular por parte de bautizados no católicos-, llevaría inevitablemente a querer separar el matrimonio de los cristianos del de otras personas. Esto se opondría profundamente al verdadero sentido del designio divino, según el cual es precisamente la realidad creada lo que es un "gran misterio" con respecto a Cristo y a la Iglesia”.

Juan Pablo II, Alocución a la Rota Romana, 30-01-2003, n. 8: “La importancia de la sacramentalidad del matrimonio, y la necesidad de la fe para conocer y vivir plenamente esta dimensión, podrían también dar lugar a algunos equívocos, tanto en la admisión al matrimonio como en el juicio sobre su validez. La Iglesia no rechaza la celebración del matrimonio a quien está bien dispuesto, aunque esté imperfectamente preparado desde el punto de vista sobrenatural, con tal de que tenga la recta intención de casarse según la realidad natural del matrimonio. En efecto, no se puede configurar, junto al

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matrimonio natural, otro modelo de matrimonio cristiano con requisitos sobrenaturales específicos”. “No se debe olvidar esta verdad en el momento de delimitar la exclusión de la sacramentalidad (cf. canon 1101, 2) y el error determinante acerca de la dignidad sacramental (cf. canon 1099) como posibles motivos de nulidad. En ambos casos es decisivo tener presente que una actitud de los contrayentes que no tenga en cuenta la dimensión sobrenatural en el matrimonio puede anularlo sólo si niega su validez en el plano natural, en el que se sitúa el mismo signo sacramental. La Iglesia católica ha reconocido siempre los matrimonios entre no bautizados, que se convierten en sacramento cristiano mediante el bautismo de los esposos, y no tiene dudas sobre la validez del matrimonio de un católico con una persona no bautizada, si se celebra con la debida dispensa”.

Benedicto XVI, Alocución a la Rota Romana, 26-1-2013:

El pacto indisoluble entre hombre y mujer no requiere, para los fines de la sacramentalidad, la fe personal de los nubendi; lo que se requiere, como condición mínima necesaria, es la intención de hacer lo que hace la Iglesia. Pero si es importante no confundir el problema de la intención con el de la fe personal de los contrayentes, sin embargo no es posible separarlos totalmente (n. 1).

A nadie se le escapa cómo, en la elección del ser humano de ligarse con un vínculo que dure toda la vida, influye la perspectiva de base de cada uno, dependiendo de que esté anclada a un plano meramente humano o de que se entreabra a la luz de la fe en el Señor. Sólo abriéndose a la verdad de Dios, de hecho, es posible comprender, y realizar en la concreción de la vida también conyugal y familiar, la verdad del hombre como su hijo, regenerado por el Bautismo (...) cerrarse a Dios o rechazar la dimensión sagrada de la unión conyugal y de su valor en el orden de la gracia hace ardua la encarnación concreta del modelo altísimo de matrimonio concebido por la Iglesia según el plan de Dios, pudiendo llegar a minar la validez misma del pacto en caso de que, como asume la consolidada jurisprudencia de este Tribunal, se traduzca en un rechazo de principio de la propia obligación conyugal de fidelidad o de los otros elementos o propiedades esenciales del matrimonio. (n. 2).

“No se debe, por lo tanto, prescindir de la consideración de que puedan darse casos en los que, precisamente por la ausencia de fe, el bien de los cónyuges resulte comprometido y excluido del consentimiento mismo; por ejemplo, en la hipótesis de subversión por parte de uno de ellos, a causa de una errada concepción del vínculo nupcial, del principio de paridad, o bien en la hipótesis de rechazo de la unión dual que caracteriza el vínculo matrimonial, en relación con la posible exclusión coexistente de la fidelidad y del uso de la copula adempiuta humano modo”.

CUESTIONES

1. Realizar un análisis general de cada uno de los supuestos de hecho.

2. ¿Son todos los matrimonios canónicos matrimonios sacramentales?

3. Valorar las consecuencias del rechazo de la ceremonia religiosa en cada caso.

4. Dar un parecer sobre el nivel de fe de los contrayentes y sus posibles consecuencias en relación a la validez del matrimonio en cada caso.

5. Identificar posibles capítulos de nulidad que pueden derivar de la falta de fe.

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BIBLIOGRAFÍA

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C. BURKE, La sacramentalidad del matrimonio: reflexiones canónicas, en

«Ius Canonicum», XXXIV (1994), pp. 167-188.

M. GAS AIXENDRI, El error determinante sobre la dignidad sacramental del matrimonio y su relevancia jurídica: algunas reflexiones acerca de la jurisprudencia reciente, en «Ius Canonicum», XLIII, (2003), pp. 185-221.

M. GAS AIXENDRI, Sul rapporto tra realtà naturale e dimensione soprannaturale nel matrimonio: alcune conseguenze sul piano giuridico canonico, “Ius Ecclesiae” 15 (2003), pp. 279-293.

Z. GROCHOLEWSKI, Relatio inter errorem et positivam indissolubilitatis exclusionem in nuptiis contrahendis, en «Periodica», 69 (1980), pp. 569-601.

J. MIRAS, “Consentimiento y sacramentalidad. Reflejos de la sacramentalidad del matrimonio en la regulación jurídica del consentimiento en el CIC y en el CCEO”, en Fidelium Iura 14 (2004), 133-160.

M.A. ORTIZ, “L'esclusione della dignità sacramentale: la retta intenzione e la disposizione per credere, in “Ius Ecclesiae” 22(2010) 90-106

M.A. ORTIZ, “Volontà matrimoniale naturale e rifiuto della dignità sacramentale. Commento alla sent. Reg. Triveneti seu Veronen., 10 marzo 2006” en “Ius Ecclesiae” 20 (2008), 134-148.

T. RINCÓN-PÉREZ, “La exclusión de la sacramentalidad como capítulo autónomo de nulidad matrimonial”, en BAÑARES, J.I. (ed.), Simulación matrimonial en el derecho canónico, Pamplona 1994, pp. 261-295.

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V CURSO DE ACTUALIZACIÓN EN DERECHO MATRIMONIAL Y PROCESAL CANÓNICO

discusión de el miércoles 18 de septiembre 2013

Caso práctico sobre la mentalidad divorcista y la exclusión de la indisolubilidad

Prof. Mons. Massimo Mingardi

[Nota: se trata de un caso real, donde se han sustituido los nombres de las partes y los lugares de nacimiento y domicilio, y además las referencias a los Tribunales competentes de primer y segundo grado, y por lo tanto, aunque se utilizó el nombre de Tribunales Regionales Italianos efectivamente existentes, se trata de referencias ficticias y también el nombre del vicario judicial es inventado; en cambio todas las fechas indicadas en el caso son originales. Para las citaciones literales de todo lo producido por el demandado pareciera preferible mantener la forma original del texto, en un italiano no perfecto, pero seguramente comprensible, de tal modo que pueda permitir una valoración lo más directa posible de su posición.]

Supuesto de hecho

SIMONA FIORINI, nacida en Macerata el 16/05/1973, católica, y KARL HUBER, nacido en Salzgitter (Alemania) el 30/08/1969, protestante, se conocieron en el otoño mientras ella estaba en Alemania por un programa Erasmus. Entre ambos surgió una relación sentimental que los indujo después de nueve meses a acordar el casamiento; esta elección vino acelerada ya que el estado de casado habría consentido al joven de hacer su especialización en psicología, en un lugar más favorable, ya que como soltero habría arriesgado a ser asignado a sedes universitarias menos favorables. Por lo tanto, el martes llegaron a Italia, y después de tomar contacto con el párroco de ella, y un par de coloquios con el Vicario General (que después celebrará el casamiento) se unieron en matrimonio en Macerata el siguiente sábado, 12/07/1998. Transcurridos algunos días, ambos volvieron a Alemania, donde se quedaron por dos años sucesivos. La actriz trataba de hacer valer en aquel país sus títulos de estudio que en Italia le consentían trabajar de abogada. Después de haber tomado contacto con los estudios legales de la ciudad de origen, que le ofrecían la posibilidad laborativa, la pareja se transfirió a Italia. El marido no se adapta a la cultura del nuevo país, y a al final del 2002, inicios del 2003, volvió a Alemania, aludiendo también motivos profesionales. Desde entonces la convivencia conyugal no se volvió a reconstruir, y en el curso del tiempo los mismos contactos entre los cónyuges, sobre todo telefónicos, se fueron dilatando. De esta unión no nacieron hijos.

En marzo del 2009 la mujer, deseando aclarar la propia posición -por otra parte sin todavía algún desarrollo bajo el perfil civil en el sentido de separación legal o incluso el divorcio- introduce la causa de nulidad aduciendo como motivo la exclusión de la indisolubilidad de parte del marido por ser protestante.

* * *

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Pasajes preliminares de la causa

A los decretos de admisión del escrito de demanda y de formulación de la duda, enviados contextualmente, el demandado responde por escrito como sigue:

Al Tribunal Eclesiástico Regional Piseno

Al Presidente Mons. Dr. Giuseppe Rossi

Via Sisto V, 3

I-63023 FERMO (AP)

Italia

PER TELEFAX

Jueves, 12 de marzo de 2009

Objeto: Su carta del 03.03.09

Estimado Presidente Mons. Dr. Rossi,

Honorable Tribunal Eclesiástico,

Con bastante sorpresa he recibido su carta (8 páginas) por correo certificado, el día 10.03.2009 (martes de esta semana). Buscaré de responderle en la siguiente, en conformidad a las páginas que han mandado en el orden de éstas. Quisiera pedirles que sepan disculpar los errores que ciertamente hiciera, escribiendo esta carta. La lengua italiana non es mi lengua madre, y por esto pueden surgir mal entendidos y errores. Por eso, les ruego pedirme más detalles, si hubiera alguna duda en relación a mi respuesta.

En relación a vuestra primera página (iniciando con las palabras "la parte actriz") me gustaría notar que este proceso es realmente grave para mí, pero no me puedo permitir una asistencia legal en este momento. En Alemania tengo un abogado de mi confianza, en Salzgitter, pero él es alemán y no tiene la habilitación para Italia. Busco "defenderme" personalmente por medio de esta carta lo mejor posible. Después no sé cuánto me costaría un defensor, pero hago lo mejor que puedo en la búsqueda de la verdad.

En relación a vuestra segunda página, titulado ("DECRETO"), me permito, con cortesía, el hacerles notar que, teniendo en cuenta que vivo en Alemania, alrededor de 1.400 km de Macerata -no sería fácil para mí venir, para un interrogatorio personal, ya que no tengo vacaciones hasta agosto de 2009, y solamente el viaje me costaría alrededor de €600, lo que en el momento sería difícil para mí. Sin embargo, si mi presencia es esencial e imprescindible, estaría ciertamente dispuesto a hacer lo posible, a pesar de mi reciente difícil situación.

Además, les pido tener en cuenta otros aspectos importantes en este caso: Ustedes han escrito que esperan un escrito mío, en mérito dentro del términe perentorio de sólo 10 días desde el sello postal de la presente carta. Un vencimiento de este tipo es casi imposible de cumplir, sobretodo si el destinatario (en este caso, yo) no reside en Italia. Por este motivo sería también útil usar mi dirección en el modo correcto; esto permite reducir también el tiempo para la entrega del correo. La ortografía correcta de mi dirección es exactamene esta: [omisis]

En relación a vuestra tercera página (titulado "DECRETO DE CONSTITUCIÓN DEL TRIBUNAL COLEGIAL") tengo una pregunta: está escrito que el motivo para la anulación de mi matrimonio sería una "exclusión de la indisolubildad de parte del demandado" - ¿Qué significa? ¿Podría tener consecuencias negativas? ¿Cuáles son los "efectos civiles" en razón del valor del Acuerdo (página uno) en relación a esto, sobre todo si estuviera de acuerdo con el escrito de demanda de mi esposa? No conozco los

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detalles legales ni las consecuencias jurídicas de todo este proceso y no tengo posibilidad de que alguna persona me pudiera explicar estas cosas en este momento.

En relación a las tres páginas del abogado de mi mujer del 02.03.2009 debo notar que mi dirección es incompleta, inexacta e indicado en modo equivocado (ver arriba). Además, no se qué significa el capítulo de nulidad denunciada (Can. 1101 § 2 Cod. luris Can), esto es, el argumento específico de este abogado, que personalmente no me parece claro. A propósito de dicho "escrito de demanda de la actriz", quisiera, con gusto, tomar posición como sigue: visto en el conjunto, estoy en sustancia de acuerdo con aquello que escribe el abogado de mi mujer, aunque no con cada detalle.

El primer punto que no se puede condividir completamente sería aquél en relación a la razón para casarnos: hablando de mí mismo, puedo decir que mi decisión de casarme con Simona Fiorini fue motivada por el amor, verdadero y propio, y siempre he tenido la intención de mantener nuestro matrimonio hasta la muerte. Además de esto, puedo también notar que nunca he traicionado a mi mujer. No obstante, es verdad que hemos tomado la decisión de casarnos velozmente a causa de mi posibilidad de ser enviado a una Universidad alemana de Alemania Oriental.

Este punto quizás no hace tanta diferencia en relación al argumento del abogado de mi mujer. En aquel tiempo parecía la decisión justa para no agravar nuestra situación en general (viendo también que mi mujer siempre ha sido esclava de un trabajo interior entre Italia y Alemania en ese momento). Hemos tomado esta decisión juntos -con varias ventajas para ambos (sea para Simona que para mí) en la misma medida, creo- pero también fue un matrimonio por amor. Al menos yo lo he percibido así, hasta hoy.

El hecho en común es que nuestra decisión de casarnos fue acelerada: hubiera sido mejor darnos más tiempo antes, para cononcernos más profundamente. En aquel tiempo no he visto este punto como un error o una equivocación, pero hoy pienso distinto, porque el tiempo pasado desde entonces ha demostrado esto. En efecto, un grave error que cometimos juntos: casarnos antes de conocernos mucho mejor. El punto sucesivo ("...Huber, en aquel momento protestante, fue claro en su voluntad de no abandonar su fe") me parece demasiado cargado.

No recuerdo que este punto hubiera sido discutido, pero tal vez me equivoque. Al menos en mi memoria no recuerdo que hayamos hablado de este tema -pero tal vez no lo había entendido bien en aquel tiempo- en aquel momento no hablaba todavía el italiano. Diría que, desde punto de vista de hoy, sobretodo, las dos distintas lenguas madres han obstaculizado el conocernos mejor, y lamentablemente no hubo modo de impedir este grave y fatal punto: porque al tiempo de nuestro matrimonio no hemos tenido una idea suficiente de "quién es el otro" en realidad.

Este argumento me parece el punto crucial aquí: no es posible que dos personas -sobre todo provenientes de países muy distintos- logren conocerse suficientemente para casarse sólo después de seis meses (si yo recuerdo bien, iniciaba nuestra relación de amor sólo seis meses antes del matrimonio). Por eso podemos constatar que en el día de nuestro matrimonio no teníamos una idea suficiente ni de la persona, ni de la personalidad del otro - sobretodo no suficiente para casarnos.

En aquel tiempo erróneamente hemos pensado de conocer al otro suficientemente para tomar una decisión de semejante importancia. Nadie vino en aquel momento a ponernos en guardia, en relación a este punto. Desde el punto de vista de hoy hubiera querido o deseado que alguno hubiera estado disponible en aquel momento para explicarnos a nosotros dos el riesgo de casarnos con un "desconocido" (o no conocido suficientemente). Pero ni nosotros, ni otro ha notado esto, y nosotros mismos estábamos demasiado enamorados para verlo.

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Poco después de casarnos, inició el declive de nuestro amor por este motivo: estábamos sobrecargados y sólo nos teníamos mutuamente -sin ayuda de alguien externo. Mi mujer, por ejemplo, desarrollaba una fuerte neurosis de migración durante nuestros dos primeros años de matrimonio en Alemania. A causa de este trastorno suyo, ella iniciaba fuertemente a desvalorizarme verbalmente casi cada día, hasta el punto que mi amor por ella, estaba casi destruido. Sin embargo no quería dejarla, porque tomé el juramento de matrimonio muy en serio.

Recuerdo que ya en el año 1999 busqué ayuda profesional a causa de los graves problemas de nuestro matrimonio: me sentía realmente y siempre más humillado y mortificado mentalmente por mi mujer. Esto se lo he dicho siempre a ella. Quise también iniciar una terapia de pareja, pero mi mujer nunca quiso participar y ha continuado con su modo de desvalorización verbal. Sólo cuando estábamos en Italia, después de estos dos años, hubo una pequeña mejoría ya que no estaban su nostalgia y tristeza de la migración.

Iniciaba después un nuevo problema: cuando estábamos en Italia, inconcientemente he descargado mi propia ira sobre mi mujer, proveniente de las persistentes desvalorizaciones y menosprecios hacia mi persona en Alemania. Hoy me entristece mucho ver cómo hemos destruido juntos nuestro amor y nuestro matrimonio, y lamento tanto también todo este daño que le hice a mi mujer. No puedo decir quién y qué ha dañado más, sé solamente que fue involuntario y que realmente es para llorar.

No fue a causa de la fe, sino más bien a causa de las necesidades profesionales, etc. Que tenía que volver a Alemania en agosto del 2003 -como ya era previsto desde el año 2000. En efecto, este punto recuerdo que fue un acuerdo entre mi mujer y yo: habíamos querido volver juntos a Alemania después de mi participación al programa universitario Erasmus/Sokrates de la Universidad de Ancona (2000-2002). Pero mi mujer había cambiado de idea y no quería volver conmigo a Alemania. Esto hecho fue también comprensible viendo que la problemática de la migración era muy grave.

En los años 2003-2006 hemos tratado de encontrar trabajo respectivamente en el país del otro, sin éxito. Sucesivamente se manifestó el típico extrañamiento y lejanía entre una pareja que vive a gran distancia uno del otro. Aquello que no habíamos destruido en nuestra relación de pareja durante nuestro tiempo juntos, lo hemos destruido ciertamente a través del "teléfono" (comunicación disfuncional, etc), en estos "años de separación involuntaria y no deseada".

Siempre esperé que nos encontráramos de nuevo juntos, y puedo decir que he tratado de lograr una "reunificiación" de nosotros dos -sin éxito, también porque son siempre dos en la pareja, ya que si lo quiere solamente uno, no es suficiente. Puedo también admitir en total conciencia que amo todavía a mi mujer y que no he iniciado ninguna nueva relación con otra mujer hasta el día de hoy. Pero ella ya no me quiere como esposo y obviamente no es posible forzar una persona a esto, como así también no quiero bloquear su felicidad.

Quiero lo mejor para ella, aunque esto conlleve el matar lo que queda de mí dentro de ella y de nuestra relación, lo que lamento tanto. Yo siempre he pensado -tal vez demasiado "tradicional" - que el hombre sería seguido por la mujer, o que la mujer sigue al marido. He tenido que aprender que no es más así: hoy se necesita el total sometimiento del hombre a la mujer. Lamentablemente no estoy dispuesto a esta costumbre "moderna", y quizás también todavía soy demasiado "tradicional" en relación, por ejemplo, a esto que dice nuestro amado Señor Jesucristo:

Fue también dicho: "quien repudia su propia mujer, le de el acta de repudio" Pero Yo les digo: aquél que repudia su mujer, excepto el

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caso de unión ilegítima, la expone al adulterio, y quien se casa con una repudiada, comete adulterio".

También en este sentido, debo dejar ir a mi mujer, y si ella piensa que para ella misma el modo más adecuado es cancelar y eliminar, no sólo nuestro matrimonio, sino también cada huella del mismo, queda en su conciencia, no en la mía. También ella (como yo) tenía la posibilidad de vivir una buena vida junto a su marido - también conmigo. Pero entre ambos hemos ensuciado y arruinado esto, juntos con nuestro amor que fue una vez tan grande y tan prometedor, ahora es demasiado tarde para salvar algo tan dañado y destruido, pero no es sólo y principalmente mi culpa. En este sentido, ¿porqué en cambio, no se dice "esclusión de la indisolubilidad de parte de la mujer" o bien "de parte de ambos cónyuges" en este caso?

¿Podría realmente oponerme al exterminio y aniquilación completa, a la ruina de nuestro matrimonio? Se ve que todo esto es ya bastante complejo, ambivalente y difícil. Quizás se puede decir que cada uno de nosotros dos tiene un argumento distinto, pero la conclusión es casi la misma: el fin de nuestro matrimonio. Por eso podría decir que estoy técnicamente "favorable a la causa" -en un cierto sentido- si no hay consecuencias negativas para mí personalmente. Podría también decir que para mí sería también posible someterme a la justicia del Tribunal, en cuanto creo de hecho que se juzgará según la justicia, ya que creo de corazón que no tenemos más ningún futuro juntos -cosa que todavía me deprime mucho.

En espera de su respuesta y ciertamente disponible para cualquiera aclaración, en buena fe, los saludo atentamente.

Dr. Karl Huber

* * *

El Vicario Judicial responde con algunos puntos: 1. El interrogatorio del demandado se puede desarrollar por rogatoria; 2. Le será nombrado un abogado de oficio, sin costos; 3. Pide respuesta a la carta lo antes posible; 4. "Exclusión de la indisolubilidad de parte del demandado" significa que él se ha casado sin aceptar un vínculo conyugal para toda la vida, y reconocerlo no tiene consecuencias para él; 5. Al momento del interrogatorio podrá pedir al Juez todo aquello que considere oportuno.

El demandado responde así:

Al Tribunal Eclesiástico Regionale Piseno

Al presidente Mons. Dr. Giuseppe Rossi

Vía Sisto V, 3

I-63023 FERMO (AP)

Italia

PER TELEFAX

Miércoles, 01 de abril de 2009

Objeto: Su carta del 24 de marzo de 2009 (fecha de la firma)

Estimado Presidente Mons. Dr. Rossi,

Honorable Tribunal Eclesiástico,

Gracias tanto por su gentilísima respuesta, que me ha hecho bien y que puedo solamente apreciar. Con gusto responderé a sus reflexiones -que he recibido hoy- como sigue:

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1. Estoy muy agradecido de que no sea necesario ir a Fermo para el proceso. A causa de un funeral tengo que estar en Merano el próximo fin de semana. Por este triste motivo, puedo proponer un encuentro personal el 13 de abril, ya sea a Fermo, o a Merano (lo mejor para mí sería Merano). Podría, no obstante, ser más útil al Obispo Católico más cercano a la ciudad en que vivo ahora, porque puedo siempre ir allí sin ninún problema. Les dejo a ustedes la decisión. Viendo de todos modos, que trabajo también en la clínica psiquiátrica de la Universidad de Friburgo en Brisgovia, sería probablemente más fácil involucrar a la Arquidiócesis de Friburgo.

2. Gracias por su gentileza de nombrar gratuitamente un abogado de oficio para mí.

3. Lo haría así siempre con mucho gusto. El aprecio por Usted y por la Santa Iglesia me da esta motivación.

4. Esta parte de su carta para mí es también la más difícil: no puedo decir que no habría aceptado el vínculo conyugal que durara para toda la vida, y no se cómo es que alguno me puede acusar de esta mentalidad que yo de corazón aborrezco. Nunca he dicho una cosa de ese tipo, y no creo que mi comportamiento con mi mujer haya sido ese. Sí puede acusarme de haber sido demasiado ingenuo e iluso. Sí puede también acusarme de no haber entendido el grande compromiso de la decisión matrimonial. Pero, ¿no debemos todos nosotros, "llevar" mejor nuestras decisiones, después de haberlas tomado - como un traje cuando se haya crecido? Se puede también decir que se trataría de una cuestión solamente formal, nada más. Yo creo, al contrario, que no sólo se trata de una cuestión de honor, sino también de fe. Pero no quiero dañar a mi mujer todavía más. Al contrario, quiero terminar la enfermedad de este estado de su alma y de la mía que ya dura desde hace tanto. Cada paso razonable y ético en esta dirección, para mí, sería al final aceptable.

5. Gracias. Esto probablemente es el punto más importante de su carta gentilísima.

Con cordiales saludos y que Dios lo bendiga, quedo a su cortés disposición.

Dr. Karl Huber

* * *

Instrucción

Vienen entonces interrogados la actriz y dos testimonios indicados por ella (el padre y la pareja del padre, posterior a la separación de la madre de la actriz). La actriz sostiene que el demandado no aceptaba la indisolubilidad habiendo sido formado así desde su religión; los dos testigos no están en grado de indicar la intención del hombre en cuanto a la indisolubilidad.

Entre tanto, el demandado manda el siguiente escrito:

Al Tribunal Eclesiástico Regionale Piseno

Al presidente Mons. Dr. Giuseppe Rossi

Vía Sisto V, 3

I-63023 FERMO (AP)

Italia

PER TELEFAX

Sábado, 18 de abril del 2009

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Objeto: Su carta del 06.04.2009 (fecha de firma) y la llamada de mi mujer.

DECLARACIÓN

Estimado Presidente Mons. Dr. Rossi,

Honorable Tribunal Eclesiástico,

Gracias por su gentil decreto del 06.04.2009 que he recibido bien. Al mismo tiempo me ha llamado mi mujer que me ha contado del encuentro con el ilustrísimo Mons. y que también me ha explicado cómo es importante que yo me dirija a Ustedes con esta declaración. Hago esto por ella con mucho gusto, porque también para mí no es fácil todo este proceso y estaría muy agradecido por la posibilidad de un buen fin dentro de poco tiempo. Además, no es mi intención hacer este proceso más difícil, pero probablemente, aquello que he escrito antes haya llevado a ciertos equívocos (si he entendido bien).

Entendí, por ejemplo, que Ustedes me han dado un abogado y también que todo este proceso podría también concluirse sin que tenga un abogado. Entendí también que no tengo que defenderme porque me adhiero a la solicitud de nulidad, por el hecho que soy de una religión distinta a la de mi mujer, y nunca he cambiado mi religión hasta hoy. Por eso pienso que un abogado para mí no sería necesario, ya que estoy sustancialmente de acuerdo con aquello que quiere mi mujer. Con otras palabras: no es necesario un proceso legal en este caso porque ninguno de nosotros está contra el otro (mi mujer y yo).

Además no quiero hacer todo este proceso todavía más difícil, no quiero bloquear la vida de mi mujer, y no quiero prolongar este proceso ya tristísimo -ni para ella, ni para mi, ni para la Santa Iglesia. Creo o espero que, -declarando esto aquí- no sea necesario un abogado para mí, sea un encuentro a Friburgo. No obstante esto, estoy ciertamente siempre a su gentil disposición y haría todo aquello que Ustedes consideren o valoren necesario e importante. Al haber dicho esto, puedo todavía delinear aquello que ya escribí antes: que ciertametente sin ninguna duda me remito plenamente al juicio y a la justicia del santo Tribunal.

De todos modos mi mujer me ha dicho, por ejemplo, que para Ustedes es importante saber que soy de religión protestante. Es verdad que he recibido el bautismo y la comunión evangélica, y nunca fui católico, y ni siquiera con nuestro matrimonio esto cambió. Al menos yo no he cambiado de fe, ni de iglesia hasta hoy, y el matrimonio fue celebrado con rito católico en cierto modo de parte de mi mujer sola. Ella me ha hecho entender qué significa la "indisolubilidad". Creo que en este caso sería en orden a excluir la indisolubilidad a causa de todo aquello que ya les he escrito.

En este sentido, confirmo que estoy de acuerdo con mi mujer, que este matrimonio es formalmente nulo en relación a la religión de mi mujer porque es católica sólamente ella, yo no, y sus principios obviamente no son los míos, como se ve.

En espera de su gentil respuesta y ciertamente disponible para cada aclaración, quedo con cordiales saludos y en buena fe.

Dr. Karl Huber

* * *

Se presentó un ulterior testimonio de la actriz, en el interrogatorio ella dijo de haber sabido del demandado, después/antes? de la boda, que él no ha compartido los principios católicos y que su convicción es que la unión entre un hombre y una mujer "dura hasta que dura".

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Después de algunas dificultades en el ponerse de acuerdo, fue finalmente obtenida también la declaración judicial del demandado, recogidas por el sacerdote encargado de una Misión Católica Italiana ubicada en la cercanía del lugar del domicilio del demandado:

Deposizione di Karl Huber

Me llamo Karl Huber, nacido y bautizado de religión evangélica y juro decir la verdad. En familia he recibido una educación severa, pero bastante libre; del punto de vista religioso no solíamos ser practicantes; he recibido los sacramentos, pero no en una educación religiosa profunda, específica y directa.

Conocí a Simona Fiorini en Salzgitter, en un pequeño negocio, cerca de mi casa, en el 1997, cuando ella era estudiante en la Universidad de Ancona y, gracias al programa Erasmus, fue enviada a Alemania para realizar las prácticas. A fines del 1997 comenzamos a frecuentarnos. Anteriormente hubieron encuentros ocasionales por participar en alguna manifestación, en alguna muestra o alguna salida; nos frecuentábamos para conocernos.

Al inicio del 1998 habíamos comenzado una relación de amor, sin que estuviera la intención o no del matrimonio. Por los primeros tres meses, aproximadamente, cada uno vivía por cuenta propria, ella vivía en una habitación en alquiler en un apartamento, junto a una familia. Después de mi invitación, alrededor de cuatro meses antes de casarnos, se mudó a mi casa. Estábamos felices, contentos, festejábamos la vida, vivíamos como marido y mujer y no habíamos tenido problemas de vida cotidiana antes de casarnos. Después la incomprensión comenzó a acercarse cuando pusimos sobre la mesa las prospectivas de estudio para el futuro. Yo quería asisitir a la Universidad Alemana y ella a la Italiana. Mi intención de base no fue dejar mi país, y mi mujer no había tenido la intención de vivir en Alemania para siempre -quería volver a Italia y vivir allí. Yo quería estar en Salzgitter, tener la familia y los amigos cercanos y sobre todo quería completar mis estudios. Pero sobre esta problemática no nos entendimos bien: ella no hablaba tanto el alemán, yo no hablaba casi nada de italiano, y en aquel tiempo no conocíamos la melancolía de la emigración. Hablábamos con el presupuesto de que el otro entendiera, pero en realidad no entendía suficientemente y ninguno de los dos lo lograba. Sólo años después me di cuenta de que habíamos hablado en dos lenguajes distintos y que ninguno de los dos había entendido suficientemente al otro.

Tres o cuatro semanas antes del matrimonio nos vino por primera vez la idea teórica de casarnos y lo hablamos entre nosotros; pero no fue todavía una decisión definitiva, ni urgente. El estado de "casado" me daba la ventaja de tener un lugar de estudio en una Universidad cerca a la de mi familia. Después, en las vacaciones, fuimos a Italia. Antes de proceder a proyectar nuestra vida, queríamos contarles a nuestras respectivas familias. En Italia conocí a sus padres por primera vez y habíamos hablado con ellos de nuestra idea de casarnos. Extrañamente ellos estuvieron de acuerdo al instante; hicimos casi todo el viaje y poco después de una semana, estabamos ya casados. La decisión práctica de casarnos, entonces, fue decidida alrededor de una semana antes del casamiento. La iniciativa de hacerlo tuvo como protagonista más activa a mi mujer.

Yo tenía alguna duda, no sobre el matrimonio con Simona en general, sino sobre su rápida realización; duda que, en un primer momento, he atribuído a mi carácter de tener siempre alguna duda en las decisiones importantes, pero después me di cuenta que se estaba desarrollando una especie de autodinámica entre todos nosotros que no podía detener, que me involucraba siempre más, que no me dejaba "salir" - pensando también en su familia, tan gentiles, que estaban haciendo de todo para realizar un hermoso matrimonio. Por mi parte, era sincero y estaba profundamente enamorado

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de Simona, y me casé por amor y con la intención de casarme verdaderamente como persona –a pesar de que la gran importancia de esta decisión no fuera nada clara para mí en aquel momento y tenía miedo. Es verdad que yo, a nivel intelectual, también no entendía y no conocía los detalles de la realidad sentimental de la Iglesia Católica; no tenía plena conciencia de que cosa fuera el Sacramento del Matrimonio en la Religión Católica, sin embargo, a nivel práctico yo consideraba y considero todavía el matrimonio, por su naturaleza, honestidad y sinceridad. A nivel práctico yo quería que este matrimonio fuera serio, profundo y -si era posible- para toda la vida. Para mí el matrimonio significaba y significa dedicarse a donarse a la otra persona en comunión de vida y de ideales por largo tiempo posible, quizás para toda la vida. Para mí el matrimonio quiere decir realizar lo mejor posible para el otro, tomarse la corresponsabilidad de la vida de la otra persona, etc.

Puedo decir con toda sinceridad, que aquel día de julio de 1998, en la Iglesia Católica de Macerata, me casé con Simona por amor, aunque hayamos participado al cursillo pre matrimonial después del casamiento, en la Iglesia alemana de Hildesheim (Alemania). Es verdad, que durante la ceremonia en la Iglesia, no entendía del todo el italiano, de todo aquello que me preguntaban; yo leía y repetía aquello que me decían, pero sentía que amaba esa mujer y que nos casábamos por amor y con seriedad. Después de la ceremonia, y de una fiesta organizada en el restaurante, fuimos de luna de miel a España por tres semanas en auto. Fijamos nuestro domicilio en Salzgitter, Alemania, y la vida matrimonial se desarrollaba en Alemania, desde 1998 al 2000, siempre con más problemas cada vez.

El primer verdadero y gran conflicto matrimonial se verificó ya poco después del casamiento (diversas concepciones de la vida, sobretodo en relación al estudio, etc.) y después muchos otros en el 2000 cuando ella dijo que por fuerza tenía que volver a Italia.

Yo hice todo lo que pude en mi universidad para que me enviaran a la Universidad de Ancona: obtuve la posibilidad de inscribirme un año en la Universidad italiana y seguí a mi mujer a Italia. Al terminar el año del curso, mi mujer se negaba a volver a Alemania, y nació nuevamente el conflicto. Por segunda vez me inscribí con éxito en la Universidad alemana para obtener la prolongación de un segundo año en la Universidad de Ancona (esto nunca sucedió antes!). Al terminar este segundo año de permanencia universitaria en Ancona, tuve que volver necesariamente a Alemania para completar los estudios; pero mi mujer se negaba de nuevo a seguirme. Frente a esta decidida negación, tuve que transferir todos mis estudios a Ancona y realizar allí el examen de grado de la Licencia. Después de recibirme, volví a insistir a mi mujer que volviéramos a Alemania, para poder realizar el curso para el doctorado, y porque el domicilio conyugal estaba todavía declarado en Alemania. Ella se negaba, primero, porque no quería interrumpir su curriculum de estudios jurídicos, después, porque no quería dejar o perder un puesto de trabajo bien pagado como abogada. Pasamos tres años en Italia, cuando habíamos acordado seis meses al principio. Contra su voluntad, volví a Alemania sin mi esposa, en julio del 2003. Ésta fue una fecha crucial. Después del regreso a Alemania nuestra relación, prácticamente telefónica, fue además muy conflictiva: Ella pretendía que yo volviera a Italia y yo pretendía que ella volviera a Alemania. Este conflicto nos llevó lentamente también a distanciarnos y alejarnos psicológicamente cada vez más. En el verano del 2004, en el tentativo de salvar nuestro matrimonio, fuimos juntos de vacaciones a Malta. Después de este viaje, mi mujer, desde Italia, buscaba un trabajo en Alemania; para mí era una señal de que ella también quería salvar el matrimonio.

Después, su madre se enfermó y había tantos problemas que resolver. (trabajo de la madre, etc.). Desde el inicio del 2005, mi mujer tuvo que cuidar a su mamá y esto fue un duro golpe para nuestro matrimonio. Yo no podía establecer mi domicilio

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en Italia porque ya tenía un trabajo en Alemania y no podía encontrar un puesto de trabajo en Italia. Desde ese momento mi mujer me acusó de ser el responsable del fracaso de nuestro matrimonio, porque la había "dejado y abandonado" (mito personal de mi mujer). Nos encontramos en persona, tratándonos todavía como marido y mujer, en agosto del 2005. Pero en abril del 2006, cuando nos encontramos en Zurich, ya eramos como dos extraños. Por primera vez, mi mujer me dijo que no veía un futuro juntos, yo le respondí que no estaba de acuerdo con dejarnos, le dije que todavía la amaba, a pesar de que hubieran graves problemas. En la última fase de nuestra crisis de pareja le propuse hacer una terapia de pareja con un conocido psicoterapeuta de Zurich, a mitad de camino de ambos, pero ella no aceptó y me respondió que si quería hacer una terapia, la podía hacer solo! Probablemente fue una estrategia de mi mujer, no para terminar la relación, sino para hacerme volver a Italia. En el 2007-2008, mi mujer me repetía que no tenía ningún sentido nuestra vida matrimonial y que era mejor que nos dejáramos. Así fue que contactó a la Iglesia Católica, pero yo no estaba convencido. Ahora yo sigo viviendo solo. Para mí no es una buena idea iniciar una relación nueva de pareja sin que haya terminado el matrimonio. Yo todavía estoy casado y llevaba dentro de mí la esperanza, siempre tuve un lazo muy fuerte con mi mujer. Ella, al contrario, no sé con quién vive, sé que cambió de domicilio pero no sé exactamente dónde ni con quién está ahora.

No se si mis conceptos de amor y de matrimonio correspondan al concepto religioso de la Iglesia Católica, pero con certeza se fundan sobre valores bíblicos. Yo no he tenido nunca dudas sobre el hecho que el matrimonio tuviera que ser fundado sobre la lealtad y -en línea principal- sobre la indisolubilidad. Para mí siempre fue claro esto (aunque existan circunstancias por las cuales un matrimonio parece nulo, por ejemplo el adulterio). Hice todo lo posible para vivirlo así, fiel, devoto, en todos estos años. También escribí una larga carta al Tribunal Piseno para explicar mi posición en todo este proceso. He vivido en todos estos años con la esperanza de que el matrimonio no fracasase. Siempre pensé que quizás existía una posibilidad, que tal vez podíamos unirnos de nuevo, siempre escribí e-mails llenos de esperanza y amor. También durante este tiempo del anulamiento le he preguntado a ella: "¿Estás segura de que no hay otro camino, que no existe otra posibilidad? ¿Estás segura de que nosotros dos no podemos volver a vivir juntos?" Pero ahora estoy convencido que mi mujer no me quiere más, y que no existe ninguna posibilidad para salvar nuestra relación de pareja. Por eso también un anulamiento podría concluir esta vía tan dolorosa para mí. Gracias.

Confirmo la presente declaración, declaro de no tener nada que agregar, ni modificar y lo firmo en cada página.

25/04/10 Karl Huber

* * *

Ante un tentativo del abogado asignado de oficio, de contrastar el reconocimiento de nulidad después de la publicación de las actas, el demandado envía el siguiente escrito al tribunal:

Al Tribunal Eclesiástico Regional Piseno

Al presidente Mons. Dr. Giuseppe Rossi

Vía Sixto V, 3

I-63023 FERMO (AP)

Italia

PER TELEFAX

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Martes, 08 de junio de 2010

Objeto: El proceso de nulidad entre mi mujer, Simona Fiorini, y yo.

Su Decreto del 26/05/10

La carta del Abogado XY del 31/05/10

Estimado Presidente Mons. Dr. Rossi,

Honorable Tribunal Eclesiástico,

Gracias por haber nombrado como mi defensor de oficio al Abogado XY; he entendido de su carta que estaría en condiciones para intervenir como mi abogado. Seguramente este gesto fue realizado con buena intencionalidad, pero creo que no tengo necesidad de una ayuda legal en este proceso -porque estoy de acuerdo con el anulamiento (nunca he creído en mantener un matrimonio a cualquier precio "para siempre"- que me parece demasiado largo tiempo en general) y puedo desarrollar mis derechos y deberes en este proceso por mi mismo. Dejo en claro también que nunca he nombrado un abogado, por lo cual nadie podrá exhibir un poder firmado por mí. Nunca he dado un poder y escribo con la presente a Ustedes que no quería y no quiero un abogado, ya que según mi parecer, no hay necesidad. Por eso ni yo, ni mi mujer, podemos pagar los costos por el Abogado XY, lo lamento. Desconozco, por lo tanto, también cada instancia formulada en mi nombre por el Abogado XY, y les ruego de proceder directamente a la anulación.

Gracias por su gentil comprensión y consideración, mis cordiales saludos,

Dr. Karl Huber

* * *

Decisión en primer grado y segundo grado de juicio

En primer grado, y a pesar del parecer contrario del Defensor del Vínculo, viene dada una sentencia afirmativa. En el tribunal de segundo grado viene decidido proceder por vía ordinaria, limitándose a los eventuales pedidos instructorios de parte, y en esta perspectiva son escuchados de nuevo los tres testigos del primer grado, que no añaden nada nuevo a lo que ya han declarado en el primer grado. Antes de ser oídos estos testigos, el demandado manda al tribunal el siguiente escrito:

Al TRIBUNAL ECLESIÁSTICO REGIONAL ETRUSCO

Via del Corso, 8

I-50122 FIRENZE

Italia

Per Telefax

Lunes, 11 de julio de 2011

Objeto: Proceso de anulación entre Simona Fiorini y Karl Huber,

Nulidad de Matrimonio FIORINI/HUBER Fase. 56/A/11

Su decreto del 08/06/11

Estimado Presidente, estimado Canciller,

Honorable Tribunal Eclesiástico,

Gracias por su comunicación del 08/06/2011, que he recibido y leído.

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Con este propósito deseo comunicar que, como ya dije, no tengo la intención de participar en la causa.

Me remito a la justicia del tribunal, en el cual tengo plena confianza y considero que juzgará en modo correcto.

Deseo de todos modos confirmar todo lo que ya he declarado en mi interrogatorio y eso es que yo quería que este matrimonio durara el mayor tiempo posible, también para toda la vida, si era posible. Pero si eso no fuera posible, siempre pensé antes del matrimonio -y lo pienso todavía- como ya les he dicho- que se pueden dejar, separar, divorciar, etc.

Por este motivo, vuestra duda no corresponde con mi convicción, como lo he declarado exactamente en mi interrogatorio y declaración del 31/03/2010. Por eso espero tanto que no dure demasiado este procedimiento.

La cosa más humana, más cristiana, sería de proceder con la anulación en el sentido de la confirmación de la declaración del Tribunal Eclesiástico de Fermo, del 06/12/2010.

Gracias por vuestra comprensión y por vuestra gracia.

Cordiales saludos,

In fede,

Dr. Karl Huber

* * *

Preguntas para la discusión del caso

1. ¿La causa parece suficientemente istruída, al menos por lo que se refiere a la obtención de información sobre el consentimiento expresado por la parte demandada? ¿En qué modo y sobre qué puntos hubiera sido posible, eventualmente, profundizar la instrucción?

2. ¿Existe en el caso específico una mentalidad divorcista? ¿Cómo puede ser delineada, a partir de estos elementos? Cuál es su influencia en el consentimiento?

3. Si fuera Patrón de la actriz en esta causa, ¿sobre cuáles aspectos mayormente fundaría la solicitud del pronunciamiento afirmativo?

4. Si fuera Defensor del Vínculo en esta causa, ¿cuál tipo de solicitud haría? Sobre cuáles bases?

5. ¿Cómo habría juzgado la causa en el grado de apelación?

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V CURSO DE ACTUALIZACIÓN EN

DERECHO MATRIMONIAL Y PROCESUAL CANÓNICO

discusión del jueves, 19 de septiembre 2013

Caso práctico sobre el canon 1095, 2 y 3 Prof. Héctor Franceschi

1. Se presenta un extracto –omitiendo la parte in iure– de una sentencia de primera instancia relativa al c. 1095 en sus números 2 y 3. Aunque se presenta también como capítulo de nulidad, de manera subordinada, la exclusión de la indisolubilidad por parte de la mujer demandada, el caso se centrará en el c. 1095, omitiendo todo lo relacionado a la exclusión.

2. Los participantes en el curso, al preparar la discusión del caso, tendrán en cuenta los siguientes aspectos y cuestiones:

a) La relación entre el defecto grave de discreción de juicio y la incapacidad para asumir las obligaciones esenciales del matrimonio.

b) En la sentencia se habla varias veces de grave inmadurez. Teniendo en cuenta la jurisprudencia de la Rota Romana y los Discursos Pontificios a la Rota, ¿piensa que es suficiente la prueba de la inmadurez para declarar la nulidad? ¿Considera que la inmadurez sea un capítulo de nulidad del matrimonio? ¿Debería existir siempre una anomalía psíquica?

c) Dificultades para distinguir entre el 1095, 2 y el 1095, 3 en el caso concreto.

d) Valoración de las pericias y las razones por las cuales los jueces se distancian parcialmente de las conclusiones del perito.

e) ¿Cuales piensa que deberían ser los puntos principales a tratar en el in iure de la sentencia?

f) ¿Porqué motivos es conforme o disconforme a las decisiones de los jueces?

g) En la apelación, ¿Incluiría el canon 1095, 3º, por el cual los jueces de primera instancia han fallado negativamente?

h) En el caso de que los jueces de segunda instancia decidieran afirmativamente pero sólo por el c. 1095, 3º, ¿piensa que habría conformidad y en que condiciones de las sentencias?

Hechos

1. – Luca Rossi, parte actora, nacido en Roma el 3 de agosto de 1970, católico, de profesión obrero, conoció a Angela Bianco, parte demandada, nacida en Roma el 2 de julio de 1975, católica, de profesión contable, en el año 1988, él con 18 años y ella con 13. Pocos después se hicieron novios. El noviazgo se desarrolló con muchos altibajos. Él era muy celoso y no permitía que la muchacha tuviese otros amigos ni que saliera sin él, ni siquiera con su hermana, y la convenció para dejar los estudios. El matrimonio se celebró en la parroquia de San Juan, diócesis de Roma, el 27 de mayo de 1995. Escogieron el régimen de separación de bienes en su relación patrimonial (cfr. Acta del matrimonio).

El noviazgo duró 6 años. Él era muy celoso. Al poco de casarse empezaron los problemas. Al principio, ella no quiso partir para el viaje de bodas, pero él (con la

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ayuda de la hermana de ella) la convenció. El viaje fue mal y la relación se caracterizó por los constantes litigios entre los cónyuges. La mujer retomó los estudios y el marido seguía controlándola mucho. La mujer quedó embarazada y decidió abortar, a pesar de la insistencia de él para tener al niño. Después de un año de vida conyugal, se separaron definitivamente.

La separación consensual se materializó el 24 de junio de 1997, y fue homologada el 18 de julio de 1997. Actualmente ambos tienen una nueva relación.

2. – El marido, mediante la presentación de la demanda el 15 de noviembre de 2000, pidió la nulidad del matrimonio por los siguientes capítulos:

«–1. Según el can. 1095, nº 3 del CIC; o bien ob incapacitatem assumendi obligationes matrimonii essentiales ex parte viri y

–2. Según el can. 1095, nº 2 ob defectum discretionis iudicii ex parte mulieris y subodinadamente

–3. Según el can. 1101 § 2, ob exclusum bonum sacramenti ex parte mulieris»

La duda fue concordada el 8 de enero de 2001 con la siguiente fórmula: «Si consta la nulidad del matrimonio en este caso, por los capítulos de nulidad

– de incapacidad, por causas de naturaleza psíquica, para asumir las obligaciones esenciales del matrimonio por parte del esposo,

– y por defecto de discreción de juicio hacer de los derechos y deberes esenciales matrimoniales que mutuamente se han de dar y entregar por parte de la mujer;

– y, subordinadamente: por exclusión del bonum sacramenti por parte de la mujer»

Con fecha 10 de enero de 2003, durante la fase probatoria, el patrono estable de la parte actora pidió una modificación de la fórmula de las dudas. Después de escuchar sus razones y el parecer del defensor del vínculo, el juez decidió la fijación de una nueva fórmula de la duda: «Si consta la nulidad del matrimonio en este caso, por los capítulos de nulidad:

– de incapacidad por causas de naturaleza psíquica, para asumir las obligaciones esenciales del matrimonio, por ambas partes,

– y, por grave defecto de discreción de juicio acerca de los derechos y deberes esenciales matrimoniales que se han de entregar de aceptar mutuamente por ambas partes.

– Subordinadamente, por exclusión del bonum sacramenti, por parte de la mujer» (Addendum, p. 8)

Fundamentos de derecho

(Omissis)

Hechos

20. – En esta causa dos personas se acercan al matrimonio después de 6 años de noviazgo y no consiguen, desde el principio, construir una mínima comunidad de vida. La mujer entra en crisis poco después de la celebración del matrimonio y el actor no logra reconocer la necesidad de crecimiento personal de la demandada y es excesivamente celoso hacia cualquier relación distinta a la suya, excluyendo incluso la relación de la demandada con su hermana mayor.

Para valorar la existencia de una verdadera incapacidad consensual en una o ambas partes, valoraremos primero la personalidad del actor y las circunstancias precedentes

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y sucesivas al matrimonio y, después, estudiaremos la personalidad de la demandada, para identificar la posible causa psíquica de la incapacidad consensual por defecto grave de discreción de juicio y/o la incapacidad para asumir las obligaciones esenciales del matrimonio.

Sobre la incapacidad del actor

21.– El actor aparece como una persona prepotente, patológicamente celoso, que quiere dominar a la mujer y no admite opiniones distintas a la suya. El mismo admite: «Celoso como era, no le consentía comportarse como los jóvenes» (cfr. p. 30). Y admite que «al final de nuestra vida matrimonial, vivida como he contado, yo era muy celoso y me he comportado de modo violento» (p. 31). La demandada lo describe así: «es muy egocéntrico, muy posesivo, muy celoso, y desde mi experiencia una persona con poquísimo equilibrio» (p. 36). Más adelante, afirma: «siendo el muy celoso, no quería que yo usase faldas, o prendas que resaltaran las formas físicas femeninas, no quería que yo fuera con jóvenes, que me maquillara. Yo, por mi parte, consentía a lo que él decía, también, por ejemplo, cuando no quería que yo saliera al atardecer (...) para el bastaba con estar en casa y nada más» (p. 37).

El testigo Giampiero Astolfi dice de la familia del actor y del mismo actor: «He conocido a la familia de Luca y no sabría como definirla sino diciendo que son un poco particulares, incluido Luca. No puedo decir que sea malo, pero parecía un poco lunático. Puedo decir de haber asistido a algunas trifulcas cuando venía a recoger a Ángela al colegio vespertino al que ella acudía y donde yo daba clase. He visto escenas de celos que nunca hubiera esperado» (p. 57). Y además: «Tenía posibilidad de ver sus discusiones, que partían siempre de él. Los motivos eran siempre sus celos, su sentido posesivo» (p. 57).

El marido se demuestra como una persona prepotente, insincera: tomó 5 millones de liras de la cuenta de la demandada para dárselos a sus padres, obligó a la mujer a abandonar el trabajo diciendo que ella tiene que trabajar en casa y con su sueldo es suficiente; en una ocasión robaron su coche y él dijo que había ido al trabajo, pero después admitió, en cambio, que se le habían robado el coche en el estadio Olímpico, donde había ido con otra joven (cfr. p. 41).

Esta celotipia del marido se manifestó desde el principio de la vida matrimonial, y le llevó a impedir cualquier crecimiento humano de la mujer. Como cuenta la misma mujer, y confirman algunos testigos, ella había decidido inscribirse en la escuela y en un año consiguió finalizar los cuatro cursos. Le faltaba sólo el curso previo a la universidad pero el marido no quería que ella hiciera el último año (cfr. p. 42). La vida conyugal estaba en crisis. La demandada propuso que cada uno volviera a lo suyo, pero él se opuso. Ella quería continuar en el colegio, pero el marido no quería. Ella dice: «Yo proponía salir con mis compañeros de escuela y Luca lo rechazaba, diciéndome que no fuera por la escuela (...). Luca no quería ni siquiera darme dinero para inscribirme, me ayudó mi hermana dándome el dinero para inscribirme, y me inscribí el último día hábil» (p. 42). El testigo Gianpiero Astolfi confirma todo lo narrado por la demandada sobre la oposición del marido al hecho de que ella fuera por la escuela, y sobre las celotipias inmotivadas del marido. Así concluye: «la quería en una campana de cristal, segregada, a su disposición y nada más» (p. 59). Y la hermana Rosalva Bianco confirma que ella había pagado la escuela de su hermana porque el marido no quería que estudiase. Dice: «Luca reaccionó mal, iba a recoger a la escuela a mi hermana montando unas escenitas fuera de lugar, ridículas ante los demás, poniendo en serios aprietos a mi hermana (...). [Ángela] estaba contenta con esta nueva situación y hubiera querido implicar a Luca para salir junto con otras personas, cosa que Luca no hacía y por tanto tampoco ella» (p. 63).

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La misma testigo dice del actor: «Diría que Luca no tiene una personalidad muy firme, me parece que no está equilibrado y depende del estado de humor, y en el trato con Ángela, pasaba de un comportamiento bastante cariñoso, simpático, a un comportamiento agresivo. Es una persona que muestra diversas caras» (p. 61).

Sobre el noviazgo recuerda: «se veían sólo el sábado y el domingo, se hacían largas llamadas de teléfono por la tarde, frecuentemente con peleas porque él quería saber qué había hecho, manifestando su celotipia; Ángela no podía moverse sin él, ni siquiera conmigo, que tengo siete años más que ella» (p. 62). Y además: «Él, un día, dijo a Ángela: "Yo querría que tu fueses como una campana de cristal y no tuvieras otra cosa que pensar que yo, sin querer más ni siquiera a tu padre o a tu madre, querría que pensases sólo en mi". Luca era celoso de todo lo que mi hermana hacía, no podía usar vestidos sin su permiso. Ángela no daba ocasión a esta celotipia, siempre estaba en casa, no quedaba con nadie» (p. 62). Estas afirmaciones confirman la celotipia y la posesividad exageradas del actor y la dependencia absoluta de la demandada, que estaba subyugada por el novio.

La madre de la demandada destaca como el problema no era sólo la falta de entendimiento entre los cónyuges sino más bien la imposibilidad del marido para relacionarse en condiciones de igualdad con la mujer. Dice la madre de la demandada: «Luca, después de un año de matrimonio, por tres veces se fue por su cuenta de vacaciones, dejando a mi hija sola en casa sin un céntimo» (p. 70). Confirma también la historia del dinero sustraído por parte del actor (cfr. p. 70), cosa que confirma también el padre de la demandada (cfr. p. 73).

Durante la breve vida conyugal, de más o menos un año, el marido continuó manifestando su celotipia y reñía con frecuencia. El mismo afirma que convenció a la mujer para dejar su trabajo de dependienta y él tomó otro trabajo. Después, se reveló cuando vio que su mujer maduraba y cambiaba a causa de las relaciones con los muchachos de su misma edad con los cuales asistía a clase. Le obligó a dejar la escuela, cuando sólo le falta el último curso.

Ante el embarazo de la mujer y al rechazo de ella a tener el hijo, porque el matrimonio estaba en crisis, la reacción del marido fue violenta. No parecía que quisiese salvar simplemente la vida del niño, sino que, de las actas de la causa, lo que se deduce es una reacción de posesividad del actor hacia el niño: quería absolutamente que naciera y tomarlo bajo su cuidado, porque era su hijo, diciendo incluso que el niño no tendría que saber ni siquiera quien era su madre (cfr. Summ. p. 42-43). Con la negativa de la mujer, él mismo cuenta que: «empezó a volverse violento, verbal y físicamente, la siguió por la calle, la esperó fuera de la escuela insultándola y agrediéndola... Mi actitud persecutoria hacia Ángela terminó sólo cuando intervino el padre de ella y, con autoridad, me convenció para desistir» (Summ. p. 4).

22.– La pericia sobre las partes ha sido realizada por el doctor Franceschini, quien ha estudiado el sumario, ha realizado visitas a las partes, y ha realizado un examen piscodiagnóstico sobre las partes en la causa. La valoración de la pericia que hace el patrono de la actora es muy acertada (cfr. Restrictus, p. 10-12 y 14-15), no así la que hace el defensor de vínculo deputatus (Animadversiones, p. 23-24).

23.– Sobre el actor, dice el perito: «Durante el matrimonio, el periciando estaba afectado de un desorden de personalidad del grupo B, es decir trastorno limite de la personalidad o borderline. Se trata de una perturbación de la personalidad con un inicio ya en la adolescencia, caracterizado un patrón de inestabilidad en las relaciones interpersonales, la autoimagen y del humor, así como una notable impulsividad. El cuadro del periciando está además agravado por una significativa presencia de rasgos narcisistas, pertenecientes al mismo grupo B» (pericia, p. 17).

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Además, al indicar el porqué de este diagnóstico, indica los criterios presentes que han llevado ese diagnóstico:

«-esfuerzos desesperados para evitar un real o imaginado abandono;

-fantasías paranoides;

-dificultad para controlar la rabia;

-relaciones interpersonales inestables e intensas;

-inestabilidad afectiva debida a una marcada reactividad del humor» (pericia, p. 17 y pp. 18-19 en las cuales da diversos ejemplos de estos rasgos).

Respecto a los rasgos inarmónicos de personalidad puestos de manifiesto junto con el prevalente trastorno bordeline, indica los siguientes rasgos narcisistas:

«-está absorbido por fantasías de un amor ideal;

-necesita una excesiva admiración;

-falta de empatía e incapacidad para reconocer los sentimientos y las necesidades ajenas;

-abuso de las relaciones interpersonales» (pericia, p. 17 y p. 19 en la cual ejemplifica las manifestaciones de estos rasgos del autor durante el noviazgo y en el desarrollo de la vida matrimonial).

Concluye el perito declarando una grave inmadurez que lo hacía incapaz de valorar suficientemente el matrimonio: «el tipo de desorden de personalidad del periciando era tal que viciaba el consentimiento conyugal porque el Sr. Rossi no era capaz de realizar un adecuado examen de la realidad propia y una valoración adecuada de las posibilidades de realizar una buena unión con la demandada. Tal incapacidad de proporcionar un consentimiento suficientemente maduro está ligada a una emotividad gravemente lábil, sobre la base de la cual el periciando actuaba, hasta tal punto lábil que alteraba las reales capacidades de juicio: el polo optimista de esta labilidad emotiva hacía percibir y vivir al periciando fáciles entusiasmos sin la valoración adecuada de las dificultades ya encontradas en la relación con la demandada y sin una valoración adecuada de las responsabilidades que implicaba la elección del matrimonio cristiano. El estaba "seguro" y "feliz" de lo que había realizado, pero tal actitud interna estaba, en realidad, superficialmente fundada sobre una afectividad inestable e impulsiva, gravemente inmadura y sujeta, por tanto, a repentinos cambios de conducta proclives a la irritabilidad (hasta llegar a la violencia) y al comportamiento no coherente con las promesas sustentadas sobre el entusiasmo (abandono del domicilio conyugal para irse de vacaciones, infidelidad, aprovechamiento indebido de los recursos económicos de la demandada, etc.)» (pericia, p. 19-20).

24.– Habida cuenta de los datos analizados en la causa y de la valoración detallada hecha por el perito, nosotros jueces, pensamos que ha quedado probado el defecto grave de discreción de juicio en el autor en el momento del matrimonio.

Respecto a la incapacidad para asumir las obligaciones esenciales del matrimonio, en cambio, nos queda alguna que otra duda. Sobre este punto, no concordamos con la afirmación hecha por el patrono de la parte actora que parece indicar que la incapacidad para asumir está contenida en el defecto de discreción de juicio (cfr. add. summ. P. 7). Si así fuera, el coma 3º del can. 1095 no tendría razón de ser. Además de esto, es parecer de los jueces que el perito, en la respuesta n. 6, cuando habla de la capacidad para asumir y da su respuesta afirmativa a la incapacidad, de la lectura de cuanto dice, no parece que esté hablando de capacidad para celebrar un matrimonio válido sino una unión perfecta e integrada, y esto no pertenece a la capacidad (cfr. Pericia, p. 20, ad 6). Por esta razón, nosotros jueces pensamos que la

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verdadera razón de la incapacidad consensual en el momento de la celebración del matrimonio ha sido el defecto grave de discreción de juicio y no en cambio la incapacidad de asumir las obligaciones esenciales del matrimonio.

Sobre la incapacidad de la demandada

25.– La demandada, al describirse a sí misma y a su familia, dice ser abierta y sociable, pero también se reconoce tímida: «Yo adoro a mi hermana y amo tanto a mi familia, estamos muy unidos, quizá con mi hermana tengo un amor enfermizo» (p. 36).

La demandada, que se echó novio cuando tenía 14 años, aparece como una persona totalmente dependiente de los demás, sometida a la voluntad del novio, que no había tenido una adolescencia auténtica y que sólo después de la boda descubre que significaba ser una mujer, tener amigos, tener unos planes y proyectos propios. Una afirmación de la demandada arroja luz sobre su pasividad y dependencia: «En aquella época, por miedo a que me dejara, aceptaba aquello que el quería, por miedo a que me dejase, esto debido al hecho de que no tenía trato con otras personas y no tenía referencias con otras situaciones» (p. 37). «Luca tenía una especie de poder ante mi, él me tenía como sojuzgada. Mientras yo hacía en esta vida de reclusa, él iba de vacaciones solo, iba a la discoteca, salía con los amigos» (p. 37). Dice el padre del actor que su impresión era que ella era demasiado jovencita, y que más que enamorada iba arrastrada por el entusiasmo» (cfr. p. 48).

Giampiero Astolfi, amigo de la familia de la demandada, dice: «veía a Ángela a su edad, de dieciocho-diecinueve años, que se había dejado llevar, había perdido su frescura; Luca incidía mucho en la vida de Ángela; ella no vivió la adolescencia y la juventud» (p. 58). Veía a las partes demasiado inmaduras para el matrimonio y les había aconsejado esperar, pero estaban embelesados y Ángela era totalmente dependiente de Luca (cfr. p. 58). Y la hermana de la demandada afirma que ella no les veía preparados en absoluto para al matrimonio e insistió para que no se celebrase. Veía el deseo del matrimonio como un deseo infantil de su hermana, que no se daba cuenta de aquello que hacía (cfr. p. 63). La madre de la demandada, en cambio, con gran simplicidad, dijo que ella no pensaba que su hija fuera inmadura en el momento de contraer matrimonio, y lo mismo pensaba de Luca (cfr. p. 71). No es que estos razonamientos nieguen cuanto se ha dicho. Nos corresponde a nosotros jueces valorar la capacidad o la incapacidad de las partes a la luz de los hechos probados.

26.– Las circunstancias prenupciales ponen claramente a la luz la grave inmadurez de la demandada y su dependencia patológica del novio, por quien estaba completamente dominada. Esto viene confirmado por las declaraciones de las partes y de los testimonios.

Dice el actor, cuando explica la naturaleza de su relación: «Pasábamos mucho tiempo solos, estamos muy poco con otros jóvenes y Ángela lamentaba sentirse demasiado aislada. La verdad es que yo era celosísimo de ella y, mientras yo, en Roma, tenía una normal vida de relación y salía con amigos y amigas, Ángela, por culpa de mi celotipia, se había "anulado" completamente» (Summ., p. 2). Es más, se puede afirmar que ha sido el mismo autor, con su actitud profundamente errada, la que ha impedido la maduración mínima necesaria de la novia. La misma demandada dice: «siendo el muy celoso, no quería que yo usase faldas, o prendas que resaltaran las formas físicas femeninas, no quería que yo fuera con jóvenes, que me maquillara. Yo, por mi parte, consentía a lo que él decía, también, por ejemplo, cuando no quería que yo saliera al atardecer (...) para el bastaba con estar en casa y nada más» (p. 37).

Sobre el noviazgo recuerda la hermana de la demandada: «se veían sólo el sábado y el domingo, se hacían largas llamadas de teléfono por la tarde, frecuentemente con

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peleas porque él quería saber qué había hecho, manifestando su celotipia; Ángela no podía moverse sin él, ni siquiera conmigo, que tengo siete años más que ella» (p. 62). Y además: «Él, un día, dijo a Ángela: "Yo querría tu fueses como una campana de cristal y no tuvieras otra cosa que pensar que yo, sin querer más ni siquiera a tu padre o a tu madre, querría que pensases sólo en mi". Luca era celoso de todo aquello que mi hermana hacía, no podía usar vestidos sin su permiso. Ángela no daba ocasión a esta celotipia, siempre estaba en casa, no quedaba con nadie» (p. 62). Estas afirmaciones confirman la celotipia y la posesividad exageradas del actor y la dependencia absoluta de la demandada, que estaba subyugada por el novio. Y la madre de la demandada afirma que la hija, después de haber conocido a Luca, «dejó los estudios, porque él era tan celoso, que no quería que fuera al colegio» (p. 67). Y más adelante dice: «Puedo decir que el joven siempre se mofaba de mi hija, porque al fin y al cabo la quería como él, descuidada, mientras ella iba siempre bien arreglada, no provocadora, sino normal. A Luca, en cambio, no le gustaba porque era demasiado celoso, no quería siquiera que alguien la saludase; era también celoso de que mis dos hijas tuvieran una buena relación entre ellas» (p. 68). Y ella siempre se sometía y tenía miedo de contrariarlo.

27.– También las circunstancias de la celebración nupcial demuestran la grave inmadurez de la demandada en el momento del matrimonio y como no estaba nada preparada para eso.

La decisión de contraer matrimonio salió de la demandada, pero casi como una consecuencia del hecho de estar juntos seis años, como una necesidad (cfr. p. 38). Actualmente, así describe la demandada su relación: «Luca consiguió hacerme sentir una persona marchita. Al describir las sensaciones de aquel entonces, mi comportamiento era el de un títere en las manos de Luca. El decidía a quien visitar, como vestir, como hacer... Hoy puedo decir que me hacía violencia psicológica» (p. 38). Se hacía siempre aquello que quería el novio y ella terminaba por secundarlo, incluso pidiendo perdón si había propuesto alguna cosa que no complacía al novio (cfr. p. 39).

Se acercaron al matrimonio con entusiasmo y libres de preocupaciones. Pero todo se vino abajo la misma noche de bodas. Dice el actor: «Fue todo bien hasta la tarde, cuando nos encontramos solos, en nuestra casa. No sé como explicarlo, Ángela se puso a llorar y quería volver a casa, estaba más que desesperada, tuvo una crisis de pánico. No sé aún cómo explicarlo. El mismo comportamiento tuvo al día siguiente, había también decidido no partir para el viaje de bodas» (Summ., p. 28).

La hermana de la demandada la convenció de partir. El viaje debía ser de 20 días, pero desde el primer día fue un desastre. Ella veía todo oscuro y lloraba, telefoneaba a su casa bastantes veces a la semana. El marido, exagerando, dice que llamaba bastantes veces al día y dice que no tuvieron relaciones (cfr. Summ., pp. 28-29). Finalmente, tuvieron que anticipar el regreso a Italia. Durante el viaje de bodas tuvieron pocas relaciones conyugales (durante el noviazgo, casi desde el principio, habían tenido relaciones sexuales).

La visión del viaje de bodas que da la demandada no es tan oscura como la que describe el marido, que exagera un poco. La demandada confirma los pensamientos justo después de la boda: «la misma tarde del matrimonio volviendo a casa me dio un ataque de pánico, comencé a pensar en haber dado un paso muy importante (...). Me invadió el pánico al tener una vida nueva, ocuparme de una casa, de mi marido, no me veía preparada. Era como si me hubiera despertado y no me sintiera en condiciones para afrontar mi nueva vida» (p. 40). Dice que consumaron el matrimonio aquella tarde. Confirma que por la mañana empezó a hacer las maletas pero que no quería ir de viaje de bodas. Finalmente su hermana la convenció y se fueron hacia Austria (cfr. p. 40). Sobre los días pasados en Austria, confirma que estaba muy triste

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y que quería volverse a casa (dice que sentía ¡la falta de su perrito!), pero sostiene que hubieron momentos tranquilos, hubo alguna que otra relación conyugal, y las llamadas a los suyos no eran varias veces al día sino tres o cuatro veces a la semana porque costaban demasiado. Finalmente decidieron anticipar el regreso al Italia. Giampiero Astolfi, contrariamente a los padres del actor, recuerda que la llegada del viaje de bodas fue anticipada porque ella sentía demasiado la falta de su familia, sobre todo de su hermana (cfr. p. 59). También Francesco Bianco, padre de la demandada, confirma el regreso anticipado del viaje de bodas y el hecho de la tristeza de la hija porque estaba lejos de ellos (cfr. p. 74). Las exageraciones del marido al describir los problemas durante el viaje de bodas, a nuestro parecer, reflejan la personalidad del actor, que carga todas las culpas, quizá inconscientemente, sobre la mujer, como si él no tuviese ninguna culpa.

28.– Durante los primeros meses de la vida conyugal la parte demandada aparece completamente dependiente de la voluntad del marido. El marido convenció a la mujer para dejar el trabajo que tenía, tomándose él dos trabajos. El mismo marido admite que, cuando ella comenzó a ir a la escuela unos meses después de la boda, descubrió que significa ser adolescente: salir con los amigos, andar a tomarse una pizza, tener amigas. Ella no había tenido estas posibilidades, porque apenas con catorce años inició su relación con el novio que era muy celoso y absorbente (cfr. Sum., p. 29-30). Dice la demandada que desde el principio ha sido imposible establecer una mínima relación de pareja: la mujer estaba en casa y el marido "en el trabajo". Tenían relaciones sexuales pero siempre más distanciadas. El marido no cuidaba a la mujer, y rechazaba incluso llevarla a dar un paseo, porque estaba cansado (cfr. p. 42), y ella le dejaba hacer.

29.– El "despertar" de la demandada comienza cuando decide retomar los estudios que por querer del novio había interrumpido. Sólo entonces inicia un proceso de crecimiento personal de la demandada, pero en aquel momento, dada la personalidad del actor y de su rechazo de la decisión de la mujer, que ya se ha analizado, inicia el decaimiento final de su relación, que se concluye definitivamente con la decisión de la demandada de recurrir al aborto.

La demandada había decidido inscribirse en la escuela y en un año logró finalizar cuatro cursos. Faltaba sólo el examen previo a la universidad pero el marido no quería que ella hiciera este último paso (cfr. p. 42). La vida conyugal estaba ya en crisis. La demandada propuso que cada uno volviera a su casa, pero él se opuso. Ella quería continuar la escuela, pero el marido no quería. Ella dice: «Yo proponía salir con mis compañeros de escuela y Luca lo rechazaba, diciéndome que no fuera a la escuela (...). Luca no quería ni siquiera darme dinero para inscribirme, me ayudó mi hermana dándome el dinero para inscribirme, y me inscribí el último día hábil» (p. 42). Dice el marido: «Desde el inicio de la escuela hasta el final, el matrimonio se derrumbó. Ángela había tomado consciencia de su edad. Antes de que la escuela terminase el curso, puedo decir que el matrimonio ya había terminado» (p. 30). «Yo no quería que ella fuera a la escuela, visto como había cambiado» (p. 30). En el mes de agosto retomaron las relaciones y en septiembre ella se encontraba encinta, pero no quería al hijo. El marido había intentado convencerla, diciéndole que él sí tendría al hijo. Pero ella decidió el aborto y, al volver del hospital, la relación se cerró definitivamente y la demandada volvió a casa de los suyos (cfr. p. 30).

30.– En esta situación de crisis la demandada quedó encinta y decidió no tener el niño. Como ya se ha explicado antes, la reacción del marido fue muy violenta, pero ella no cedió y abortó. Esto fue el final del matrimonio. Dice la demandada: «fui presa del pánico porque nuestra situación era cada vez desequilibrada (...). El quería absolutamente el niño. Recuerdo a este respecto un episodio, en el que él me empujó contra la pared y dio un puñetazo a la puerta rompiéndola. Esto sucedió en la pelea

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justo porque yo no quería tener el niño y él lo quería a toda costa. Esto porque yo sentía por una parte una fuerza que decía de no abortar, pero de otra parte no me sentía capaz de afrontar un embarazo porque llevar adelante al niño era un peso demasiado grande para mi» (p. 42-43).

El marido propuso a la demandada tener al niño y que él se ocuparía del pequeño. Inmediatamente, dijo a la mujer que si hubiera tenido el niño para sí (estaban ya separados de hecho) le habría hecho la vida imposible (p. 43). Finalmente ella decidió abortar, y así explicó los últimos encuentros con el actor: «Debo decir que desde el día que aborté Luca me perseguía, me seguía hacia la escuela, y en una ocasión para quitarme el anillo me rompió los capilares de un dedo» (p. 43).

La madre de la demandada confirma el embarazo de la hija en un momento de gran crisis y como la hija había decidido abortar, diciendo que se si hubiera tenido el niño el marido se lo habría quedado. El actor amenazó a la mujer y también amenazó a la familia exigiendo que no abortara y le dejase a él el hijo (cfr. 70). Parece que más que un deseo de salvar la vida del hijo, fuera, simplemente, otra manifestación de la su personalidad posesiva que quería al hijo como suyo.

Estos hechos, sucesivos al matrimonio, según nosotros jueces, demuestran no tanto un verdadera y propia incapacidad de asumir de la demandada, en este caso hacia los derechos / deberes derivados del bonum prolis, sino un rechazo radical, causado por este despertarse hacia el significado del matrimonio, hacia cualquier hecho o evento que la unía definitivamente con el actor; rechazo que viene además agravado por la actitud del marido que quería a cualquier precio el hijo como exclusivamente suyo (vid. supra). Hay, en cambio, muchos elementos que llevan a la certeza sobre el grave defecto de discreción de juicio.

31.– También la pericia sobre la parte demandada fue realizada por el doctor Franceschini, quien ha estudiado el sumario, ha realizado visitas a las partes y ha realizado exámenes psicodiagnósticos sobre las partes en la causa.

El perito hace una detallado análisis de los hechos que emergen de los autos. También en este caso, hay visita médica y se hacen los test psicodiagnósticos.

A la luz de la entrevista médica, de los tests diagnósticos y del estudio de los autos, la conclusión del perito sobre la demandada es que en ella existía un «trastorno de personalidad del grupo C, con una manifestación prevalentemente dependiente. Tal trastorno estaba ya presente en la edad adolescente y constituye el fundamento, gravemente inmaduro, de la elección matrimonial» (pericia, p. 29). Indica también los criterios que lo han llevado a esta conclusión:

«-dificultad para expresar desacuerdo por el temor de perder apoyo;

- tolerancia y exagerada paciencia de situaciones desagradables para obtener protección;

- necesidad continua de consejos y consuelos;

- sentimientos de incomodidad cuando se siente sola ante el miedo de no ser capaz desenvolverse por si misma;

- búsqueda inmediata al final de una relación íntima de otra estrecha relación» (pericia, p. 28-29; cfr. también p. 29-30 en las cuales da claros ejemplos sobre la manifestación de esto criterio en la demandada)

Por estas razones, sostiene el perito, «no se puede hablar de "suficiente consentimiento" en una persona con un Trastorno de personalidad dependiente: la Sra. Bianco trasladaba y delegaba las propias responsabilidades, expresando un consentimiento viciado por actitudes conformistas, amenazado por el temor de ser abandonada por el actor o de perder la aprobación de los padres» (pericia, p. 30).

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32.– Teniendo en cuenta los hechos analizados en la y de la precisa valoración hecha por el doctor Franceschini, pensamos que ha sido probado el grave defecto de la discreción de juicio en la demandada cuando contraía matrimonio.

Sobre la incapacidad de asumir las obligaciones esenciales del matrimonio, en cambio, pensamos que no se ha probado con la necesaria certeza moral. Toda la pericia se ha enfocado sobre la grave inmadurez de la demandada en el momento de la boda. Aunque después se haga referencia a las dificultades de la demandada para hacer un don de si consciente, no queda claro que, en el momento de la boda, fuera incapaz de asumir las obligaciones esenciales. Más que una incapacidad de asumir, el suyo era un grave defecto de discreción de juicio, lo que después se ve con claridad en el miedo aparecido justo después de la celebración, al darse cuenta de la importancia del paso que había dado. Por estas razones, nosotros jueces, sostenemos que la verdadera causa de la incapacidad consensual en el momento de la celebración del matrimonio era el grave defecto de discreción de juicio y no, en cambio, la incapacidad para asumir las obligaciones esenciales del matrimonio.

Sobre la exclusión de la indisolubilidad de la parte demandada

(omitida)

Conclusiones

35.– A la luz de los hechos y de los resultados procesales, las conclusiones de nosotros jueves son las siguientes:

a) Ha sido probado en ambos contrayentes el grave defecto de discreción de juicio, por una grave inmadurez causada por un Trastorno de personalidad del grupo B, con manifestaciones prevalentemente Bordeline en el actor y por la grave inmadurez de la mujer causada por un trastorno de personalidad dependiente.

b) No se ha probado, en cambio, la incapacidad de asumir las obligaciones esenciales por parte del actor, ya que no aparece suficientemente clara la gravedad de la causa psíquica, de la que habla el perito, para la capacidad misma de asumir las obligaciones esenciales del matrimonio. Al respecto, se tiene en cuenta la distinción entre capacidad y dificultad incluso grave.

c) No ha sido probada la incapacidad para asumir las obligaciones esenciales del matrimonio en la mujer demandada. Era gravemente inmadura en el momento de la boda, pero no se percibe que fuera incapaz de asumir las obligaciones esenciales del matrimonio (no se trata de dos grados de incapacidad sino de dos dimensiones de la incapacidad consensual).

d) (omitida)

Decisión

36.– Por tanto, considerando atentamente cuanto se ha expuesto ya sea de derecho, ya de hecho, Nosotros, jueces del Tribunal de Primera Instancia del Vicario de Roma, abajo firmantes, reunidos legítimamente en la sede del Tribunal, después de haber invocado el nombre del Señor, declaramos y definitivamente sentenciamos que a la duda propuesta debe responderse, como efectivamente respondemos:

«AFIRMATIVAMENTE, es decir, consta la nulidad del matrimonio, en el presente caso, por el capítulo de grave defecto de discreción de juicio acerca de los derechos y deberes matrimoniales esenciales que mutuamente se han de dar y entregar por ambas partes; prohibido el paso a otras nupcias sin consultar al Ordinario.

NEGATIVAMENTE, en cuanto a la incapacidad de asumir las obligaciones por ambas partes y la exclusión del bonum sacramenti por parte de la mujer».

(Omitido)

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V CURSO DE ACTUALIZACIÓN EN

DERECHO MATRIMONIAL Y PROCESAL CANÓNICO

discusión del viernes, 20 de septiembre 2013

Caso práctico sobre el defecto de libertad interna Prof. Mons. Davide Salvatori

LIBELLUS ACTORIS

Parte Actriz: Mauro ROSSI, nacido en Roma el 19/02/1970, con domicilio en Roma, Vía … n. 1 (Parroquia de S. Domenico)

y

Parte demandada: BIANCHI Katiuscia, nacida en Roma el 12/30/1974, residente en Roma, Vía … n. 19, Cattolica (Parroquia de San Lorenzo).

Yo, abajo firmante ROSSI Mauro me dirijo a este tribunal a fin que sea declarada la nulidad de mi matrimonio contraído con la Sra. BIANCHI Katiuscia, en fecha 25.06.1994 en la Iglesia "Conversione di S. Paolo", diócesis de Roma, y para ello expongo lo siguiente:

Conocí a Katiuscia en octubre del 1991, tras la presentación por parte de amigos en común, en el grupo que frecuentaba. Surgió inmediatamente simpatía entre nosotros y un poco más tarde empezamos a vernos más a menudo. Katiuscia tenía 17 años, yo 21.

En la familia no había vivido serenamente, cuando tenía tres años quede huérfano de padre, cuando cumplí siete años, me obligaron, en contra de mi voluntad, a entrar en el Colegio de la “Sacra Famiglia” de Pescara, en cuanto mi madre, al borde de la desesperación, no lograba sacar adelante la familia que estaba compuesta de otros dos hermanos.

La permanencia en el colegio (1977-1984) desarrolló en mí una gran inseguridad y timidez, tanto que no podía tener amigos: sentía la falta de una familia real y el haber sido mandado al Colegio fue vivido por mí como una especie de rechazo por parte de mi familia. Tampoco lograba considerar como mi familia tanto a los niños que, como yo, estaban en el colegio, ni a las monjas y ni al personal que trabajaba en ese lugar. Eran buena gente, que buscaban llenar, sin éxito, aquel vacío que se había creado en mi interior.

Por lo tanto, desde la adolescencia temprana, deseaba tener en futuro una "familia" que representara un refugio seguro y el afecto que nunca había sentido en mi interior y que pondría fin a las ansias y a las angustia que sentía todos los días, y a mi timidez y mi inseguridad, que ni siquiera el servicio militar - desarrollado entre los paracaidistas – consiguió que superara.

Motivado por un fuerte deseo de una "familia", apena conocí a Katiuscia, todas mis aspiraciones parecían hacerse realidad.

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Katiuscia, de hecho, en los primeros meses de nuestra relación me hizo creer que tenia un gran deseo de formar una familia y tener hijos, favoreciendo así mis aspiraciones.

Desde ese momento no me preocupé ni siquiera en conocerla mejor, sólo tenía miedo a perderla, y cuando hubo desacuerdos entre nosotros, era yo el que siempre trataba de volver atrás, con miedo de que mis sueños se esfumarán.

Cuando Katiuscia se dio cuenta de que estaba embarazada, este embarazo me puso en una profunda crisis, y sentí una grande sensación de angustia considerando que no era absolutamente en grado de hacer frente a una situación que no era capaz de manejar. La situación había creado en mí un estado constante de tensión y, por lo tanto, termine por aceptarla en total sumisión, sin reaccionar de alguna manera, todo el acoso y las decisiones con respecto a mi / nuestro futuro venían tanto de parte suya como de parte de sus padres.

El embarazo, de hecho, ha sido el pretexto para actuar constantemente en mí contra, con una serie de reclamaciones, denuncias, demandas de diversa índole.

Sin previo aviso, me vi obligado a acoger en casa de mi madre, a mi novia y a la hija recién nacida, sintiéndome oprimido por una responsabilidad que no quería asumir.

Después de dieciocho meses, encontramos un pequeño apartamento alquilado y mi novia decidió que era oportuno casarnos. Yo, aunque no era de esa opinión, acepté con resignación, porque quería el bien de mi hija y me angustiaba abandonarla sin darle una familia en la cual crecer.

Frecuenté, solo, el curso para novios con una creciente ansiedad porque mis perplejidades aumentaban, así como aumentaba el temor de verme obligado, en un cierto modo, a un matrimonio reparador, no tenía la fuerza moral para no dar este paso.

El matrimonio se celebró el 25.06.1994 en la Iglesia "Conversione di S. Paolo", diócesis de Roma.

Después de la celebración del matrimonio, y la aparente serenidad de ese momento, la vida conyugal se desarrolló con momentos dramáticos que se hicieron cada vez más frecuentes.

Por un lado, mi esposa, no queriendo resignarse a la incumbencia de la atención materna, decidió realizar un trabajo en horario nocturno, dejando, por lo tanto, a mí hasta altas horas de la noche la tarea de cuidar a la niña y sus ausencias de casa se prolongaban cada vez más; por otro lado mi ansiedad iba en aumento y rechazaba esta situación de abandono moral y material, porque me sentía terriblemente inadecuado e incompetente.

Después de la intervención de consultores de la consejería a la que me había dirigido en un intento de salvar la situación y, por lo tanto, dar un ambiente sereno y mi hija, hubo un período de relativa tranquilidad. Nació una segunda hija, también concebida sin que me diera cuenta del contexto no pacifico que yo estaba viviendo con mi mujer y, por lo tanto, sin tener en cuenta las responsabilidades que esto podía acarrear. El aumento de los compromisos de la familia, en lugar de reforzar la unión, provocó en mi esposa un deseo extremo de ocio y diversión y en mí un sentimiento de frustración para las situaciones más grandes que yo.

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Tribunal Eclesiástico Regional

Causa n. m. 133.2004

DECRETO DE FORMULACION DE LA DUDA

El abajo firmante en el caso antes mencionado,

Visto el propio decreto del 7 de abril de 2004 y la normativa contemplada en el mismo;

considerando que el Defensor del Vínculo nada observó;

considerando que la parte demandada no ha manifestado su posición en causa;

decreta

1.- La formulación como sigue de la duda de causa, dado a los que tienen derecho a un período de diez días desde la notificación para eventuales excepciones, "si consta la nulidad de matrimonio ROSSI - BIANCHI por grave defecto de discreción de juicio por parte del hombre."

2 -. Que se inicie la instrucción.

Se notifica a los que tienen derecho.

Milán, 29 de abril de 2004

Primera sesión

Hoy, 20 de mayo de 2004 a las 09 a.m. presente los abajo firmantes el juez y el Notario, se procede al interrogatorio judicial del Señor Mauro Rossi, parte actora, que a las preguntas del juez responde de la siguiente manera:

1 -. Soy: ROSSI Mauro

Lugar y fecha de nacimiento:

Domicilio:

Estado civil: casado civilmente divorciado

Ocupación: libre ejercicio de la profesión

Religión: católico practicante

Reconocido con valido documento de identidad.

Juro decir la verdad.

El juez, teniendo en cuenta los preguntas del patrono del actor y la integración propuesta por la Defensa del Vínculo, decide proponer sus propias preguntas.

2 -. Al momento de mi boda mi familia de origen estaba compuesta por mamá y tres hermanos, los cuales ya se habían casado. Papá no estaba presente porque falleció cuando yo tenía tres años.

En cuanto a la educación religiosa recibida, tengo que decir que de alguna manera era impuesta, en el sentido de que a partir del segundo grado por seis años estuve en un grande instituto administrado por religiosos, en realidad era un orfanato; nos habían enviado a esa institución, porque después de la muerte de papá se encontró sola a crecer sus cuatro hijos. Incluso mis dos hermanos fueron puestos en el colegio, pero pasaron menos años que yo y en una época diferente. Dejé el instituto después del octavo grado. A pesar de ser libre para seguir los estudios, preferí trabajar de inmediato, porque sentía un malestar con mi familia, en el sentido de que el vacío creado por papá no había sido colmado por mamá. Con el trabajo quería

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ganar un poco de dinero, siendo capaz, en poco tiempo, de construir una familia que colmara aquella necesidad de familia que no había encontrado en casa. Concretamente, comencé a trabajar de albañil en una empresa de construcción. Realicé este trabajo hasta que entre en el servicio militar formando parte del cuerpo de paracaidistas. Fue una elección deliberada porque quería demostrar a mí mismo que era una persona fuerte. En realidad, me di cuenta una vez más de ser una persona insegura, que se deja llevar por los acontecimientos. Después del servicio militar, sentía la necesidad de construir algo propio como una familia ... porque de hecho me sentía bastante solo. No tenía muchos amigos, si no los chicos del club deportivo. Yo era muy tímido y no me gustaba salir de casa.

Después del servicio militar, trabajé para una tienda de frutas y verduras por un corto tiempo, después permanecí en el campo de la construcción. Desde 1999 trabajo como profesional en la restauración de monumentos.

La familia de Katiuscia estaba compuesta por los padres y un hermano que todavía no estaba casado. En el plano religioso, como yo, no era practicante. Para mí, la razón del abandono de la práctica religiosa se relaciona con la educación recibida, es decir, aquella religiosidad impuesta en el colegio.

A nivel de estudios también Katiuscia tenia sólo el octavo grado, y luego fue empleada en una empresa de electromecánica, como obrera. Cuando nos casamos era ama de casa. Las relaciones entre Katiuscia y sus familiares eran normales, al igual que con los míos, aun cuando no nos encontrábamos con frecuencia.

3 -. Más allá de las dificultades que ya he descrito, no he sufrido un trastorno mental en particular, en cuanto a recurrir al cuidado de un especialista. La misma cosa tengo que decir por Katiuscia.

4 -. Conocí a Katiuscia a través de los amigos del club de deportivo en octubre de 1991. Al principio nos encontramos en grupo, y luego, poco a poco, nos hicimos novios. Para los dos fue la primera historia sentimental. Con el paso del tiempo me di cuenta cada vez más de que Katiuscia representaba la figura de la persona que quería para mí, es decir, una mujer fuerte que fuera mi pareja y la madre de mis hijos.

En nuestra relación admitimos tener las relaciones íntimas. Tuvimos cuidado para evitar los embarazos no deseados. No utilizábamos anticonceptivos artificiales. En una de estas relaciones fue concebida Federica. Cuando Katiuscia vio que estaba embarazada entro en crisis, en el sentido de que, por un lado, estaba en mí el deseo de tener una familia, por otro lado, no sabia cómo enfrentar la situación, ya que tenía veintiún años y Katiuscia sólo diecisiete años. Entre los dos la persona más fuerte, sin duda, fue Katiuscia. Yo estaba muy turbado: escuché los consejos de todos, pero no tomé una decisión. Tras el descubrimiento del embarazo cada quien se quedo con su propia familia, y esto hasta después del nacimiento de Federica. En ese periodo sufrí vejaciones, especialmente por parte de familiares de Katiuscia, ellos querían que yo diera mi contribución económica. Hago presente que Katiuscia, siendo una empleada, tenia la maternidad pagada, mientras yo que estaba trabajando para mi cuñado, no tenia una entrada segura: Quiero aclarar que más allá de la cuestión económica, la presión de los familiares de Katiuscia me llevaba a tener una relación con ella que no era espontánea, sino, de alguna manera forzada por las circunstancias y eso se convirtió en una carga para mí. Después, en agosto de 1992, me encontré de repente a Katiuscia en casa con el bebé, porque había sido alejada por sus padres. Mi madre estaba dispuesta a aceptarlos, a pesar de que comenzó a hacer entender que había que regularizar la situación.

A petición expresa del juez debo decir que Federica al nacer fue reconocida por ambos. Lo hice por un sentido de protección de mi hija, para que inmediatamente no le faltara aquello que a mi me faltó. Esta actitud de la protección fue lo que me llevó a

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amortiguar las dificultades de relación que comencé a notar en la convivencia entre Katiuscia y yo. En este contexto, empecé a ver a Katiuscia como una persona menos fuerte, un poco replegada sobre sí misma. De una parte, no la veía más como la esposa ideal que yo había pensado previamente, por otro lado, no quería echarme para atrás, sobre todo por la presencia de Federica que despertó en mí una actitud de tutela y protección.

Quiero aclarar. En mi deseo de familia estaba contemplado el momento adecuado para conocernos recíprocamente y para una decisión ponderada y equilibrada. Me encontré en medio a una serie de eventos con el nacimiento de la hija, Katiuscia echada de la casa por sus padres, la convivencia en la casa de mi madre, que no era el tipo de familia que quería para mi.

5 -. Después de un año y medio en la casa de mi madre, se presento una oportunidad de alquilar un apartamento a un costo modesto. Con un poco de deuda logramos adquirir los muebles y así nos mudamos al nuevo hogar. Después de tres meses de vivir juntos, bastante positivos por la novedad de la cosa, bajo la presión de Katiuscia y ciertas circunstancias como el hecho de que Federica estaba creciendo, el pueblo era pequeño y puesto que había murmuraciones, todo esto me ha llevado a aceptar la idea de contraer matrimonio para regularizar nuestra familia en todos los aspectos. Recuerdo un episodio que puede ayudar a entender cómo llegué a aceptar la propuesta de matrimonio. Cuando nos mudamos al nuevo apartamento Katiuscia empezó a decir que no se encontraba bien quedándose en casa sola. Ella había llegado a hacer referencia a un psicológico que le había prescrito tranquilizantes. Ella también buscó una ocupación y la había concretamente encontrado en un bar donde trabajaba desde las siete y media de la noche, a las once. Comenzó entonces a regresar a casa cada vez más tarde, después de la medianoche y primeras horas de la mañana. Frente a este tipo de comportamiento, a un cierto punto, le dije basta y en respuesta ella se tomo la caja entera de tranquilizantes, tanto así que tuve que llevarla a la sala de emergencias. Después de este evento y asustado por este hecho, decidí que ya no volvería a imponerme, sino, que aceptaría todo lo que me pidiera Katiuscia. Esta actitud llevó a la paz en nuestra relación como pareja, en el sentido de que no había más conflictos. En este contexto, Katiuscia hizo la propuesta de matrimonio a la que yo consentí.

A petición expresa del juez debo decir que la propuesta de matrimonio hecha por Katiuscia hacia referencia al eclesiástico porque quería casarse con el vestido blanco. Además, se creía más oficial el matrimonio en la iglesia que en la alcaldía.

ADR. Propiamente nadie nos ha desaconsejado de contraer matrimonio. Implícitamente, mi hermana me hizo entender de que no estaba de acuerdo con mi decisión al no asistir a la boda. Según ella mi decisión no era libre, sino, condicionada por las circunstancias.

ARD 2. Mirando mi futuro matrimonial pensaba que habría habido algunas dificultades derivadas del hecho que Katiuscia tenia una actitud impositiva, pero luego me dejaba a mi la ejecución de las cosas. Tal vez con el “hilo de hierro”, pensaba, que nuestro matrimonio se habría mantenido. Para decir cómo fue la actitud de Katiuscia puedo referir la manera con la cual hemos participado en el curso prematrimonial. La primera vez que fuimos juntos, Katiuscia me dijo que fuera solo porque ella tenía que quedarse con la bebé. Tuve la impresión de hacer las cosas, ya que había que hacerlas, como para quedar bien, pero no me sentía involucrado personalmente. Fue un poco como en el colegio donde me decían lo que tenía que hacer, cuándo tenia que comer, jugar y rezar.

6. Con Katiuscia no he discutido acerca del matrimonio que íbamos a contraer, en el sentido de que no he pensado en el hecho de que es un vínculo indisoluble, que

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implica el compromiso de fidelidad y apertura a los hijos. Se me pide decir con cuáles intenciones fui al matrimonio, me siento de responder así: hacia una cosa que en ese momento había que hacer, producto de la secuencia de los acontecimientos, es decir, la concepción y el nacimiento de Federica, la expulsión del hogar de Katiuscia, la convivencia en casa de mi madre y después la convivencia en un entorno nuestro, a aquel punto el matrimonio era necesario. Como he dicho, desde que era muy joven tuve el deseo de formar una familia, pero nunca pensé en tener que hacerlo de esa manera, es decir, lleno de dudas sobre la bondad de mi matrimonio y no participar plenamente.

ADR. Sobre al matrimonio no habíamos abordado, entre nosotros, de manera explícita el discurso de los hijos, es decir, si además de Federica hubiéramos buscado otro. En el curso de la vida conyugal nació Chiara en estas circunstancias. Después del matrimonio nuestra vida íntima había conocido un declive. Hubo un momento de crisis entre nosotros, en el sentido de que me sentía incómodo en la familia. Precisamente porque estaba Federica, no quería terminar con mi matrimonio. En ese momento entre nosotros no había más intimidad. Pedí ayuda al consultorio católico de Bérgamo "il Conventino". Allí fuimos ayudados por el profesor … que logró mediar en la situación. Fuimos a verlo varias veces. En un momento dado, Katiuscia dijo basta y fue basta, aunque tampoco yo tenía ganas de seguir en los coloquios con el profesor. En ese momento la situación entre nosotros mejoró. Había un deseo de tener otro hijo, a pesar de que no lo habíamos planeado en realidad. En una relación completa, en un periodo que pensábamos estéril, fue concebida Chiara que nació el 15 de febrero de 1996.

7 -. Ya he señalado el hecho de que hicimos el curso de preparación para el matrimonio. Lo hicimos en nuestra parroquia de S. Paolo. El Juez me ilustra el llamado consentimiento: recuerdo haber hecho algo así con el párroco, don Antonio. Preciso que él no nos escuchaba por separado, sino juntos. A petición del Juez, debo decir que he experimentado esto como una pro-forma en el sentido de que en la situación creada, tuvimos que hacer la boda a pesar de que no me sentía involucrado en ella. Sin embargo, don Antonio no desaconsejo nuestra boda. Si el juez tiene la intención de convocarlo no pone ninguna dificultad.

No tengo nada especial que decir, excepto que firmamos los documentos antes de la celebración del matrimonio, porque ese día en la parroquia había tres bodas y el registro tenia que ser reportado en la iglesia parroquial.

8 -. La vida matrimonial duró hasta septiembre de 1997, al regresar de vacaciones Katiuscia tomo a sus hijas y regresó a casa de su madre. La decisión de la separación fue de los dos, aunque he vivido ese momento con la inseguridad y la incertidumbre que había marcado mi decisión matrimonial, en el sentido de que, por un lado, vi la oportunidad de la separación, por otro lado, me asustaba el futuro, sobre todo en referencia a las hijas. También me di cuenta de que la familia se vino abajo, o más bien aquel sueño y deseo, que había mantenido de alguna manera.

9.- Yo no creo que ninguno de nosotros dos haya fallado de una manera seria en los deberes conyugales. Nuestra vida de casados era desequilibrada en el sentido que quien dirigía la familia era Katiuscia, mientras yo estaba obligado a seguirla.

10.- Ya he dicho cómo se concibió y generó la segunda hija. En el curso de nuestra vida conyugal nunca utilizamos anticonceptivos artificiales. Para evitar un embarazo no deseado interrumpía la relación. Nuestras hijas han sido bien recibidas y queridas. Yo no creo que ninguno de nosotros dos haya faltado al deber de ser un buen padre. Quiero añadir, de forma espontánea, que después del nacimiento de la segunda hija, el coche de Katiuscia se averió, surgieron entre nosotros problemas de carácter económico. En ese contexto, me rendí a la solicitud de Katiuscia de comprar

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un coche por valor de sesenta millones que en ese momento no nos podíamos permitir. He hecho referencia a esto para decir cómo tomaba las decisiones. Veía que una cosa no se podía hacer y al final tenía que hacerla, respondiendo a la petición de ella.

11 -. Después de que nuestro matrimonio llego al final, Katiuscia se rehizo una familia, en el sentido de que vive con otro. También yo conocí a una chica, Silvia, con la cual convivo y que me ayudó a acercarme a la fe y a la práctica religiosa. De hecho, ahora tengo un confesor con el cual tengo confianza, el P. Tarcisio F., párroco de S. Alessandro della Croce en Bérgamo. He participado en la peregrinación del Jubileo a Roma. Le he contado mi vida personal y conyugal al Obispo de Parma. Mons. B., que era un asistente scuot, el movimiento católico en el que participa el padre de Silvia. Él me animó a la introducción de una causa de nulidad del matrimonio.

No tengo nada más que decir

Leído, confirmado y firmado.

Sesión Tercera

Causa n. m. Rossi – Bianchi

Hoy, 8 de septiembre de 2004, a las 9:00 am, presente los abajo firmantes, el Juez y el Notario, se procede al interrogatorio de la Señora Vanda F., testigo de la parte actora, que a las preguntas del juez responde de la siguiente manera.

1 - Soy : Vanda F.

Lugar y fecha de nacimiento:

Domicilio:

Estado civil:

Profesión:

Religión:

Reconocido con válido documento de identidad.

Juro decir la verdad:

Se siguen las preguntas preparadas por el Instructor Presidente

Al interrogatorio es presente el abogado Di Giacomo patrono de la parte actora.

2 -. Yo soy la madre de Mauro, que es el último de mis cuatro hijos. Katiuscia la conocía antes de que empezara con Mauro porque yo era la bedel de la escuela media que ella había frecuentado. Después de quedar huérfano de padre a la edad de tres años, para cubrir las necesidades económicas y de trabajo, tuve que poner tanto a Mauro como a los otros hijos en el colegio. Mauro desde el segundo al octavo grado estuvo en el colegio y vivió durante este tiempo una sensación muy fuerte de la separación de mí. A su regreso al pueblo no tenía amigos y, para no dejarme sola, estaba en casa conmigo. Sólo después del servicio militar comenzó a hacer amistades. En el grupo también estaba Katiuscia y él se enamoró de ella, tanto que siempre me hablaba positivamente de ella.

ADR. En la época de la relación de Mauro con Katiuscia, él desde luego iba a la iglesia. Fue en el oratorio que comenzó a hacer amigos. No recuerdo si Katiuscia frecuentaba la iglesia. Sin duda era una buena chica y Mauro estaba feliz de su noviazgo con ella.

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ADR2. Mauro al momento del noviazgo estaba trabajando como obrero en una empresa de frutas y verduras. Antes de quedar embarazada Katiuscia trabajaba como obrera.

ADR3. Por lo que sé, tanto Mauro como Katiuscia tenían buenas relaciones con las respectivas familias.

3 -. He dicho ya, que Mauro ha conocido Katiuscia después de su servicio militar.

Prácticamente ambos estaban en su primera relación romántica.

Al ver cómo Mauro estaba unido a Katiuscia, pensaba que su relación era una cosa seria. Ambos, entonces, frecuentaban las respectivas familias.

Antes de la concepción de Federica nunca oí hablar a los dos de una perspectiva matrimonial. Después del embarazo de Katiuscia, puedo decir que mi hijo estaba muy contento porque vio la oportunidad de formar una familia. Quien ha empezado a hablar más específicamente de esto era Katiuscia. Poco después del comienzo de la gestación los dos no han hablado de matrimonio. Unos meses después del nacimiento de Federica, Mauro me dijo que Katiuscia se transfería a nuestra casa, porque, después de haberse casado mi otro hijo, había más espacio para ellos. Se quedaron en mi casa durante dieciocho meses, y luego Katiuscia comenzó a presionar para encontrar un alojamiento autónomo y cuando encontraron una conserjería en el pueblo se trasladaron a su nuevo hogar. A partir de ese momento Katiuscia le propuso matrimonio. Quiero añadir, espontáneamente, que la persona que tomó la iniciativa fue siempre Katiuscia, que era quien siempre hablaba y Mauro la seguía.

ADR. No sé si alguno de los miembros de la familia de Katiuscia ha presionado para el matrimonio. Para mí que estaba ansiosa por casarse y Mauro aceptó porque tenía miedo de perder a su hija, es decir, de no poder eventualmente verla, si no hubiera aceptado casarse.

4 -. Ya he respondido a la primera parte de las preguntas.

En el período en el cual han vivido en mi casa, los dos se llevan bien porque mi hijo, como ya se ha mencionado, siempre era condescendiente hacia Katiuscia.

ADR. Cuando me enteré de que se casarían, no tenía miedo por su unión, porque a mí me parecía que se llevaban bien.

ADR2. No tengo conocimiento de que alguien haya desaconsejado el matrimonio. No me resulta, ni siquiera, que el párroco haya manifestado dificultad. Hago presente que los dos se dirigieron por cuenta propia al párroco para su boda.

5 -. Creo que Mauro fue a la boda con la mejor intención, ya que, como he dicho, estaba ansioso por formar una familia. A veces, si yo observaba algunos límites en Katiuscia se lo hacia entender y él, inmediatamente, la defendía. Se casó porque lo quería Katiuscia y porque no quería perderla. Sin embargo, no he oído discursos de Mauro que pudieran expresar su oposición a algunas de las obligaciones del matrimonio.

6 -. No tengo nada especial que decir acerca del matrimonio y la fiesta nupcial.

7-. La vida conyugal duró unos tres años.

La separación fue querida y actuada por Katiuscia. No sé qué pasó con ellos al final. Sé que en algún momento, después del nacimiento de su segunda hija, no sé si fue buscada o no, Katiuscia comenzó a mostrar impaciencia con Mauro y la vida familiar. De hecho, a menudo dejaba a Mauro solo con las niñas y salía hasta tarde. Fue en ese momento que Mauro ha comenzado a "despertar" y entender lo que estaba pasando.

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ADR. Estoy segura de que Mauro ha sido fiel a su esposa en el transcurso de la vida matrimonial. Tenía algunas sospechas de infidelidad de Katiuscia por algunos rumores que circulaban y sobre todo después del nacimiento de su segunda hija. A veces me encontré diciéndole a Mauro si estaba seguro de que su hija era de él. Él, que no le gustaba mi crítica, nunca ha aceptado mis sospechas y siempre me dijo creer que la segunda niña era suya.

ADR2. Mauro era un buen padre: era él, sobre todo, quien cuidaba de sus hijas.

8 -. No sé si para superar las dificultades conyugales se han dirigido a alguien. Quiero agregar que hasta el cambio de Katiuscia los dos se llevaban bien, también porque Mauro nunca se ha rebelado contra su esposa.

ADR. Mi hijo siempre ha sido un poco cerrado. Que yo sepa, nunca ha sufrido a nivel psíquico. Ha tenido, en cambio, repercusiones en la salud, la separación. Mauro ha vivido mal el hecho de que las hijas le han sido un poco apartadas.

ADR2. Tras la separación Katiuscia estableció una aventura con otro hombre de quien no se escuchan buenas voces. Mauro tiene una novia que es una buena chica.

No tengo nada más que decir.

Leído, confirmado y firmado.

Sesión Sexta

Hoy, 10 de septiembre de 2004, a las 9:00 am, presente los abajo firmantes, el Juez y el Notario, se procede al interrogatorio judicial de la Señora Piera, testigo de la parte actora, que a las preguntas del juez responde los siguiente.

1 -. Soy: Piera

Lugar y fecha de nacimiento:

Domicilio:

Estado civil:

Profesión:

Religión:

Reconocida con válido documento de identidad.

Juro decir la verdad.

A la deposición es presente el patrono de la parte actora,

Se siguen las preguntas preparadas por el Instructor Principal.

2 -. Conozco ambas partes en causa. El conocimiento de Mauro se remonta a nuestra infancia ya que nuestras familias se conocían y frecuentaban. Recuerdo que cuando salíamos parecía un niño solitario. Con el paso del tiempo he perdido un poco el contacto con él, que empecé a recuperar a finales de los años ochenta cuando, Katiuscia y después Mauro, llegaron a trabajar en la industria de ingeniería donde yo trabajaba como obrera. Desde entonces empezamos a frecuentarnos y salir juntos.

ADR. Por algunos comportamientos concluyo que Katiuscia no se encontraba muy bien en familia. De hecho, empujaba a ir a vivir con Mauro. Éste último no estaba muy convencido, pero una serie de circunstancias, como el embarazo y el nacimiento de su hija, favorecieron la convivencia con la madre de Mauro y luego el matrimonio después de que encontraron una vivienda unifamiliar. Debo decir que Mauro era un poco sometido por Katiuscia: hizo todo lo posible para acomodarse a ella y no perderla, aunque personalmente no estaba convencido de algunas decisiones.

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3 -. Por supuesto, al principio de la relación, los dos se amaban. El inconveniente era que Katiuscia guiaba a Mauro como quería.

ADR. Creo que la concepción de Federica fue al azar. No sé cómo fue aceptado el embarazo. Sin embargo, puedo informar que Mauro estaba ansioso de tener a una persona a su lado y ser padre. A Mauro le gustan los niños. No era de la misma posición Katiuscia.

ADR2. Que yo sepa, después del nacimiento de la niña, quien mayormente presionaba por el matrimonio era Katiuscia. Como ya se mencionó, Mauro no estaba convencido, pero ante la insistencia de ella dijo que sí.

4 -. Por lo que yo recuerdo, de vuelta de las vacaciones, después de que ya había nacido la niña, los padres de Katiuscia no la querían en la casa. Incluso la madre de Mauro no estaba convencida de acogerla, pero por el bien de su hijo y su nieta, al final, los aceptó. Allí permanecieron alrededor de un año y medio.

Preguntándome si en ese periodo los dos se llevaban bien, yo digo que los problemas siempre los han tenido por el carácter di ella. Katiuscia era una chica dura, que decidía por su cuenta y si algo tenía que ser de una determinada manera, no había nada que la hiciera cambiar.

ADR. No sé si alguien ha desaconsejado su matrimonio.

5.-Por cuanto los conocía, debo decir que eran conscientes de lo que implica el matrimonio y lo aceptaban. No creo que entonces imaginaran como terminaría su matrimonio.

6.- Asistí al matrimonio como padrino. Ese día todo ha ido bien, aunque Mauro no estaba convencido al cien por cien.

7.- La vida conyugal duró unos tres años. La separación fue deseada por ambos: al final cedió porque no aguantaba más. Habían surgido graves problemas en su matrimonio. Como ejemplo, puedo informar que Mauro llegaba a casa del trabajo cansado, su esposa le dejaba la hija y salía para su trabajo en un bar, a pesar de que sabía que esto no era del agrado del marido.

ADR. No sé decir si en los años de la vida conyugal alguno de los dos llegó a ser infiel.

ADR2: Es cierto que en el matrimonio nació otra hija. Que era, en cualquier modo, deseada al final de un período de crisis conyugal. Durante el período de embarazo, parecía que Katiuscia volvería a instaurar la armonía, pero después de unos pocos meses del nacimiento de la niña quería volver a la vida de antes, es decir, su trabajo en el bar, decía que aún era joven y tenía que divertirse.

ADR3. Como he dicho antes, Mauro siempre ha tenido ganas de formar una familia y tener hijos, y por eso siempre ha estado muy presente y muy atento a sus hijas. No puedo decir que Katiuscia no haya sido una buena madre, ciertamente que no estaba apegada a las hijas como lo estaba Mauro.

8 -. No recuerdo exactamente, pero sé que Mauro se dirigió a alguien o hizo algo para ver como salvar el matrimonio. Katiuscia a esto no estaba interesada.

ADR. Después de la separación Katiuscia ha "reorganizado" la vida suficientemente rápido, en el sentido que se reconstruyó una familia. Mauro en cambio, ha sufrido mucho por no ser capaz de salvar su matrimonio. Tiempo después de la separación también se hizo una familia.

ADR2. Que yo sepa, Mauro no ha sufrido de trastornos mentales verdaderos y con necesidades reales de atención. Pero debo decir que él ha sufrido en el plano psicológico, por el hecho de que él fuera huérfano cuando era muy pequeño, las

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necesidades de las familias y tener que pasar varios años en el colegio. Esto, obviamente, lo ha un poco marcado.

No tengo nada más que decir.

Leído, confirmado y firmado.

Sesión Octava

Hoy, 10 de septiembre de 2004, a las 11:00 am, presente los abajo firmantes, el Juez y el Notario, se procede al interrogatorio judicial del prof. Natalino, testigo de oficio, que responde a las preguntas del juez de la siguiente manera.

Soy: Natalino.

Lugar y fecha de nacimiento:

Domicilio:

Estado civil:

Profesión:

Religión:

Conocido por el Tribunal.

En la deposición esta presente el Patrono de la parte actora.

Juro decir la verdad.

ADR. Conozco ambas partes, ya que se han dirigido al consultorio católico en Bérgamo el 25 de enero 1995, como se evidencia en mi boleta. Quiero añadir que se han dirigido a mí, debido a que me conocieron durante el curso para novios. Cuando vinieron a mí, sus problemas de pareja consistían en el hecho de que a menudo discutían. Katiuscia se mostró "niña" (aún no tenía veintiún años), pretenciosa y agresiva hacia su marido, el cual también lo era hacia la mujer, pero, en menor grado, incluso trataba de hacer alarde de una tolerancia que no podía mantener. A petición expresa, debo decir que cuando hablo de la agresión, no me refiero a formas de violencias, ejemplo: excesos verbales.

A Mauro dije que no podía burlarse o herir irónicamente a su esposa, porque estaba frente a una mujer que se subestimaba.

Mauro era muy exigente en el plano de sexual en relación a su esposa y ella no siempre le correspondía.

ADR2. He tenido con ellos un total de seis encuentros: algunos juntos, otros separadamente. A mi juicio todavía necesitaban tener un seguimiento, dado que en mayo de 1995, cuando dejaron de venir a mí, no habían resuelto sus problemas, ya que la mujer estaba precipitando la situación con su comportamiento negativo hacia la vida conyugal. De hecho, ella salía en la noche, regresando los viernes, sábados y domingos, en las primeras horas de la madrugada.

ADR3. Sabía que los dos tuvieron una hija, nacida antes del matrimonio, cuando Katiuscia tenia poco más de diecisiete años de edad. Sé que no se trató de un embarazo deseado, pero no puedo decir qué importancia tenga sobre la decisión del matrimonio.

Recuerdo que Katiuscia había sido expulsada de la casa después del nacimiento de su hija y fue acogida por la futura suegra con la que vivió más de un año. A continuación los dos se trasladaron a vivir juntos en otro lugar y decidieron por el matrimonio. Cuando vinieron al curso pre-matrimonial ya vivían juntos.

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En el curso pre-matrimonial los dos no manifestaron problemas en su relación. Quiero señalar que el curso fue en fechas muy cercanas a la fecha de su matrimonio, porque cuando los vi en la clínica no había pasado tanto tiempo que yo había conocido. Durante las conversaciones, me contaban cuánto recordaban el curso para novios.

No me parece que los dos tuvieran algún problema psicológico. Recuerdo que Mauro decía a Katiuscia que aún tenía que crecer y, de acuerdo con el comportamiento de ella, creo que tenía alguna razón. Por ejemplo, Katiuscia me informó que Mauro le reprochó que ella ponía el afecto por el perro antes que por el marido. Ella respondió que no era cierto, pero que ponía a su hija antes que él.

ADR4. No sabía que de este matrimonio había nacido otra hija el 15 de febrero de 1996. Yo los encontré por última vez en mayo de 1995, después de que no se hicieron ver a las precedentes citas. Recuerdo que en una ocasión Katiuscia estaba decidida a terminar el matrimonio. Los invité a ser más cautelosos en esto, señalando que era necesario un mayor diálogo y comunicación. Hice palanca en el hecho de que, después de sus peleas, los dos tenían intimidad. Les señalé que ésta era su manera de expresar la necesidad que tenían de comunicar. Sólo que no era suficiente. Quiero añadir que su vida conyugal fue perturbada por la intrusión de sus respectivas familias.

Mirando mis notas noté que en el mes de febrero, cuando encontré a los dos juntos por segunda vez, ellos me hicieron referencia a un cierto mejoramiento. Mauro evidenciaba que lograba tener intimidad con su esposa al menos una vez a la semana. Katiuscia no sabía explicar por qué no tenía más ganas de él. En el precedente encuentro, el 04 de febrero, hablando de sus intimidades, Mauro reconoció no tener mucho cuidado a los gestos afectuosos hacia su esposa que no fuera solamente la relación íntima. En la misma línea se expresaba Katiuscia que quería una mejor compañía y ternura por parte Mauro. En una reunión con ellos, Mauro también se quejaba de una cierta intrusión de "Marco", él cual que lanzaba “flechas” a su esposa, a las cuales ella correspondía. No puedo decir quien era Marco, o al menos yo no lo recuerdo.

La vez que encontré a Katiuscia, el 27 de enero, ella me informó que los dos tenían una visión diferente del amor conyugal, en el sentido que Mauro tendía a hacerlo coincidir con la relación íntima, mientras para Katiuscia era algo más. En esa ocasión me habló de su deseo de tener otro hijo. Mauro no se oponía, pero no lo quería en ese momento.

ADR5. No sabía que los dos se habían separado. De todos modos, después de la separación ninguno de los dos se ha dirigido a mí.

A petición del abogado respondo:

Yo no sabía que Mauro fuera huérfano de padre. En mis notas yo no lo he escrito. Esto ha sido una falta por mi parte. De todos modos, este hecho no salió en las entrevistas con él, ni como un recuerdo ni como un problema.

Leído el verbal, quiero informar dos cosas que apunté en mis notas, que tomé entonces. Cuando a Katiuscia la sacaron de su casa, ella me dijo que había sido aceptada por la madre de Mauro y en ese año y medio viviendo en la casa Rossi dijo que había encontrado una verdadera familia. Hablando de la decisión del matrimonio celebrado en junio de 1994, Katiuscia me dijo: "El matrimonio es este año en junio por decisión nuestra." A petición expresa del juez, debo decir que Mauro no habló de su decisión de casarse, o por lo menos yo no he escrito nada al respecto.

No tengo nada más que decir.

Leído, confirmado y firmado.

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Sesión Novena

Causa N.M. Rossi – Bianchi

Hoy, 22 de septiembre de 2004, a las 10:30 am, presente los abajo firmantes, el Juez y el Notario, se procede al interrogatorio judicial de Don Antonio, testigo de oficio, que responde a las preguntas del juez de la siguiente manera.

Soy: Don Antonio

Lugar y fecha de nacimiento:

Reconocido con válido documento de identidad.

Juro decir la verdad.

ADR1 -. Antes del matrimonio conocía a las partes sólo de vista, en el sentido de que no eran asiduos frecuentadores de la parroquia. Yo sabía que tenía una hija fuera del matrimonio. No recuerdo si en ocasión del bautismo de la hija los haya invitado a regularizar su situación familiar. Recuerdo que se dirigieron a mí para el matrimonio y en la preparación me parecieron bastante comprometidos. Procedí a hacerles el examen del expediente matrimonial por separado. En esta ocasión no había elementos suficientes para impedir el matrimonio. Yo tenía serias dudas, sobre todo relacionadas con el hecho de que Katiuscia era muy joven. Recuerdo que la invité a reflexionar bien la decisión del matrimonio.

Luego estaba el hecho de que para la boda tenían su propio sacerdote, misionero, y por esta razón no pude seguir la preparación inmediata del matrimonio, en el sentido de la preparación de la celebración litúrgica y del ritual de la boda.

Después del matrimonio tuve la oportunidad de verlos en el jardín de infancia en el que yo era el director. Entonces, me parecían comprometidos y eso fue para mi motivo de satisfacción.

Posteriormente perdí el contacto, tanto así, de no haber sabido de la separación. Sólo el año pasado se presentó Katiuscia con sus dos hijas y me dijo que desde hacía tiempo se había separado. Así que no podía hacer otra cosa que darle algunos consejos para la educación de las niñas. En esa ocasión no me dijo nada de haber formado otra familia o de su convivencia con alguien. Estoy convencido de que fue enviada a mí por indicación de la madre o la abuela materna que conozco bien, porque a menudo vienen a la iglesia. Sé que estas dos mujeres estaban preocupadas por Katiuscia.

ARD2 -. Conozco nada más de vista a la familia de Mauro. Esto significa que no son asiduos frecuentadores de la iglesia. No estoy en grado de dar fe de la fiabilidad de ellos.

Me preguntan si conozco a Mauro R., indicado como testigo, lo conozco y conozco sobre todo su familia, que es una buena familia. Sé que su matrimonio está en crisis debido al comportamiento superficial de su esposa. Conozco Mauro como una persona sincera y lo que dice normalmente corresponde a la verdad.

ADR3 -. Es cierto que Katiuscia, después de recibir la citación del tribunal, se me presentó con todo el material recibido. Leí lo que me dio, pero traté de explicarle que debía interesarse de este procedimiento. El hecho de que ella no entendía bien lo que era, me convenció aún más de que es una muchacha inmadura.

ADR4 -. No puedo expresarme sobre la credibilidad de Katiuscia, aunque debo decir que cuando ella habló conmigo fue muy franca en referencia al matrimonio

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anterior. Lo que me sorprendió es que no era consciente de lo que había hecho, por ejemplo, separándose de su marido.

Quiero añadir espontáneamente que antes del matrimonio la abuela de Katiuscia me habló con preocupación de su nieta porque no lograba controlarla. Recuerdo que preguntaba dónde estaba la madre. Tuve la impresión que Katiuscia se encontrase mejor con los abuelos que con la madre.

ADR5. Cuando los preparaba al matrimonio estoy seguro de que ellos no tenían ninguna presión sobre sus espaldas para que se casaran: la boda eran una decisión propia.

No tengo nada más que decir.

Leído, confirmado y firmado.

Sesión X

Hoy, 4 de octubre de 2004, a las 9:15 am, en la sede de la Curia Episcopal de Bérgamo, están presente los abajo firmantes el juez y el Notario: se procede al interrogatorio de la Sra. Katiuscia, parte demandada, que a las preguntas del juez responde de la siguiente manera.

Soy: Katiuscia Bianchi

Lugar y fecha:

Ubicación:

Estado civil:

Profesión:

Religión:

Reconocido con válido documento de identidad.

Juro decir la verdad.

Se siguen las preguntas preparadas por el instructor principal.

1 -. Cuando nos casamos los dos ya estábamos fuera de nuestras familias. Yo tenia entonces mis padres, en la casa paterna, y un hermano dos años mayor que yo, que todavía estaba en la familia. He recibido una buena educación religiosa. Con respecto a la práctica religiosa voy a la iglesia cuando tengo ganas. Como título tengo la media (secundaria). De inmediato comencé a trabajar con regularidad hasta el nacimiento de las niñas. Debo decir, sin embargo, que siempre he utilizado mi tiempo en trabajos ocasionales. Recientemente estaba probando como vendedora.

Mauro, antes de que nos fuéramos a vivir a una casa independiente vivía con su madre. Tenía tres hermanos que ya habían salido de la familia, pero muy presentes y condicionantes. En el plano religioso Mauro nunca iba a la iglesia, por lo menos, nunca fue conmigo, incluso en los días de fiestas importantes. Él, también, como estudio tiene solamente la secundaria. Trabajaba como albañil. No sé actualmente que hace. Para evitar dar la parte que le corresponde en el mantenimiento de las hijas, no declara el trabajo que realiza.

A petición: No sé cuáles eran las relaciones de Mauro con su familia porque él estaba en el colegio desde la infancia, y luego trabajaba y después nos hicimos novios. Me dio la impresión de que no había en su casa una verdadera y propia familia. Con mis padres, en cambio, mis relaciones eran buenas hasta que me quedé embarazada y supieron que quería vivir con Mauro. Mi padre no estaba de acuerdo

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con mi decisión. Las relaciones con mi familia, por esta razón. han tenido sus altos y bajos, hasta que me echaron de la casa cuando Federica tenía 6-7 meses.

2 -. No tengo conocimiento de que Mauro haya sufrido trastornos psicológicos reales antes del matrimonio. Me llevó a ver los lugares donde creció, es decir, donde los Frailes de Martinengo. Me hizo conocer las familias que conoció cuando iban a visitar a sus hijos en el internado. Se quejaba de que la madre no fue casi nunca a visitarlo. Ella, cuando podía, iba una vez al mes.

A petición: antes del matrimonio Mauro tenía amigos y una vida social. De hecho, nos conocimos porque él no estaba en la casa. Antes de nuestro noviazgo tenía una chica de Ponte S. Pietro (Bg), la cual nos bombardeaba de llamadas telefónicas cuando iniciamos el noviazgo.

3 -. Nos conocimos en una compañía de_________ Paolo. Nuestro noviazgo inició propiamente cuando quedé embarazada de Federica el 05 de abril de 1991.

A petición: el embarazo no fue accidental. Ambos, tal vez un tanto inconscientes y pensando que nos amábamos, queríamos formar nuestra propia familia para salir de nuestras familias de origen. Después de quedar embarazada, esperé más de tres meses para notificarlo a la familia, porque de acuerdo con Mauro queríamos tener el bebé. Dado que al comienzo del embarazo tuve síntomas que no me fueron adecuadamente diagnosticados, y me sometí a algún tratamiento que podría haber afectado al feto. Por este motivo, la hermana de Mauro me aconsejó el aborto, pero ambos lo rechazamos Precisamente por esta razón Mauro peleó con su hermana. Estoy contenta con la decisión que en ese momento tomamos, porque Federica no ha tenido ningún problema.

A petición 2: Cuando comuniqué el embarazo, visto que todavía era menor de edad, mi padre considero conveniente que las dos familias se reunieran para decidir qué hacer. Cuando nos dirigimos a la casa de mi suegra, la encontramos a ella y a los hijos con sus respectivos cónyuges, los cuales asumieron un tono acusador hacia mí y hacia mi familia, porque yo no había sido capaz de evitar el embarazo. Mi padre comentó que ciertas cosas se hacen en dos y, desde luego era también responsabilidad de Mauro. Desde entonces se rompió la relación entre las dos familias. Precisamente porque estaba deseosa y convencida de que podía crear mi propia familia con Mauro, peleé con mi familia e interrumpí la relación con ellos, cuando más necesitaba el apoyo, al menos de mi madre.

5.- Cuando en agosto-septiembre 1992 rompí con mi familia fui a alojarme en la casa de los Rossi. Desde el principio expresé a Mauro el deseo de que encontráramos un alojamiento independiente, porque me parecía justo tener nuestra independencia. Debo decir que no me sentía bien recibida por su madre y luego estaba la interferencia de ella y de los otros miembros de la familia en nuestra vida de pareja. Como ejemplo, hubo quejas de la madre de Mauro, acerca de tomar una ducha todos los días o usar la lavadora. Menos de un año después de la estancia en casa Rossi encontramos una casa como custodios que comportaba pocos gastos, tanto de alquiler como de calefacción. Allí nos mudamos en 1993. En ese momento nos llevábamos bien. La decisión del matrimonio maduró entre nosotros cuando conseguimos nuestra independencia. La propuesta vino de Mauro, yo quería esperar un poco, al final yo estaba convencida de la bondad del matrimonio, también porque daba legalidad a nuestra familia y esto podría ser una buena cosa para nuestra hija. Habían interferencias de la familia Rossi, que no veía bien y no quería nuestro matrimonio, no tanto por el matrimonio en sí, sino porque temían que con la boda yo podría intervenir en su patrimonio y quitarles quién sabe qué. Dado que la propuesta de matrimonio y el deseo de formar una familia vinieron especialmente de Mauro sus hermanos hablaron conmigo, tratando de mantenerle la cosa oculta a él. Ellos querían

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convencerme de que siguiéramos conviviendo. En el caso del matrimonio me invitaron a elegir la separación de bienes, alegando como motivo mi propia protección, pero, en realidad querían protegerse ellos que eran los dueños de una casa.

A petición: tomada la decisión del matrimonio hablamos con nuestro párroco don Antonio, que parecía contento con la elección que habíamos tomado. Nos invitó a pensar cuidadosamente acerca de lo que pretendíamos hacer. Reconoció la bondad que tiene el curso para parejas de novios, que siguió más Mauro porque yo me quedaba en la casa con la bebé. Recuerdo que hice con don Antonio el expediente matrimonial. En esa ocasión le comuniqué a don Antonio algunos de mis miedos. Pero él me ayudó a entender la bondad de esa decisión. En ese momento, ambos llegamos a aceptar el matrimonio como una unión que dura para siempre, lo que implica un compromiso de fidelidad y la voluntad de tener hijos, tanto es así que hemos traído al mundo a Chiara en 1996.

6 -. Antes de la boda discutimos entre nosotros sobre lo que implica. Como dije, la persona que empujó más en esta dirección fue Mauro. Yo tenía algunas dudas debido a la edad. Creía el matrimonio como un compromiso serio y definitivo. Por eso quería esperar: intuía que no era un matrimonio que debía celebrarse.

7.- Ya he hablado de la preparación para el matrimonio. El día del matrimonio estaba preocupada por la ausencia de mis familiares que yo no había invitado para complacer a los Rossi. Con la excepción de mis padres, participaron otros parientes míos, aunque con un cierto malestar. El matrimonio no fue celebrado por don Antonio porque ese día estaba ocupado en otro lugar, sino, por un sacerdote que vino de fuera que nosotros no conocíamos. Recuerdo que este sacerdote en su homilía destacó el valor de la fidelidad y el hecho de no tener vergüenza de mostrar el anillo de bodas que indica la condición de casados. Estuvo genial, ya que también participó Federica.

8.- La vida conyugal duro hasta 1998. Sin embargo, ya estaba en crisis en 1996. A pesar de esto, y quizás con la intención de formar una vez más una familia de verdad, trajimos al mundo a Chiara. Es probable que un elemento de nuestra crisis era la relación entre Mauro y otras mujeres. Digo esto porque Mauro tuvo que trabajar ya en 1996 con la mujer con la que vive ahora. De hecho, mi hija Federica recordaba haber visto en la casa donde ahora vive Mauro, el papá con una mujer que entonces llamaba colega de trabajo. En 1997, ya había realizado la separación de hecho, transfiriéndome con las niñas a casa de mis padres, porque era intolerable la convivencia con Mauro, dado que entre nosotros había peleas y enfrentamientos. Con motivo de un intento de mi regreso al hogar conyugal, fui agredida por Mauro, me dio un golpe con una pistola, que me procuró una lesión en la cabeza. Él no quería que entrara en la casa porque con él había una chica, entonces menor de edad, Emanuela. Este hecho surgió durante el juicio interpuesto por Mauro en mi contra por calumnia, que finalmente se volvió en su contra, ya que se comprobó su violencia y la presencia de la menor en la casa.

A petición: como ya se ha mencionado, la decisión de la separación y la ejecución de la misma era mía.

A petición 2: para superar la crisis de nuestro matrimonio nos dirigimos al Dr. M. de la Consejería. Esto sucedió en 1995. A la luz de nuestras reuniones, estábamos convencidos de que podíamos superar nuestras dificultades y por eso llegamos a la decisión de tener una segunda hija. Por desgracia, entonces las cosas no funcionaron entre nosotros, y tuvo que llegarse a la separación definitiva. A petición expresa del juez quiero decir que he empezado a poner en práctica una separación, no definitiva, cuando mi hija Chiara tenía 8 meses y esto es porque a veces Mauro levantó sus manos sobre mí. Yo hice lo mismo con él, tal vez rompiendo objetos de su propiedad.

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9 -. Hasta que no ha degenerado nuestra vida conyugal, ambos habíamos observado nuestros deberes conyugales. De sospecha de infidelidad Mauro antes de 1996 no tenía ni idea. La vida conyugal estuvo perjudicada, más que por nosotros, por las intromisiones de la familia Rossi.

10 -. Mientras vivíamos juntos Mauro no se olvidó de los deberes de la paternidad, en el sentido de no haber amado sus hijas. Fue, sin embargo, un padre un poco ausente, delegando en mí el cuidado y la educación de las niñas. Después de la separación no han sido muy positivas las relaciones entre Mauro y sus hijas. De esto se hace mención en la sentencia de divorcio. De hecho, no puede recoger a sus hijas contra su voluntad. Esto fue especialmente querido por mi hija Federica.

11 -. Actualmente estoy viviendo con otro hombre Giorgio C., que se preocupa de mis hijas. De él no he tenido ningún hijo. Mauro vive con Silvia B., con quien contrajo matrimonio civil y con quien tuvo una hija, Beatrice, nacida, si no me equivoco, en febrero de hace dos años. Sé que a través de esta mujer, Mauro se ha acercado más a las práctica religiosa, no sé con qué convicción.

A petición: Antes de recibir el libelo y la convocatoria del Tribunal no había sido informada de la intención de Mauro de introducir la causa de nulidad. Me lo había mencionado en la petición de divorcio. Entonces yo estaba de acuerdo en divorciarnos, siempre y cuando él pagara todos las mensualidades atrasadas correspondiente a los alimentos que no había pagado. No veía, en cambio, en que cosa basaba su solicitud de nulidad. Pido al juez si puede explicarme la solicitud de nulidad presentada por Mauro. El Juez respondió explicando el contenido del Can. 1095 n. 2. Por mas que yo entienda, no veo en nuestra decisión de matrimonio la falta de discreción de juicio, porque no nos casamos bajo la presión del embarazo o los familiares de Mauro. La decisión fue nuestra, más bien, fue más suya, después de que llegamos a nuestra propia independencia y autonomía. Podría ser bueno para mí también la nulidad del matrimonio, pero, no basada en cosas falsas. Después de escuchar al juez que Mauro no ha notificado al tribunal, el hecho del nuevo matrimonio civil ni el nacimiento de una nueva hija, bautizada, quiero que se haga constar en el verbal mi admiración.

No tengo nada más que añadir.

Leído, confirmado y firmado.

Katiuscia Bianchi, parte demandada

Dr. Sac. Luigi B., juez instructor

Laura T., notario actuante

INFORME PSICODIAGNÓSTICO DEL SR. ROSSI MAURO

El Sr. Mauro Rossi, nacido el 19.2.1970, de 34 años, ha sido enviado por la firma de abogados ___________________________ para una profundización psicodiagnóstica en referencia a la causa de nulidad del vínculo matrimonial.

El Sr. ROSSI se ha presenta solo a la cita, parece ser bastante tranquilo, bien cuidado, de manera apropiada y muestra un comportamiento extremamente cooperativo.

Actualmente se ocupa de restauración, junto a Silvia, su actual esposa, con quien también pasa la mayor parte de su tiempo libre; participa activamente en la

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administración del hogar y refiere que tiene un papel intercambiable con su pareja, en cuanto a las funciones de crianza de los hijos.

Su familia de origen está compuesta por la madre y otros tres hermanos, de los cuales él es el más joven. Relata una infancia y una adolescencia extremadamente difícil y dolorosa, en cuanto que quedo huérfano a la edad de tres años. La madre, que quedó sola y con cuatro hijos, decidió poner a todos ellos, a turno, a excepción de la hija, en un internado masculino. El sujeto dice que él estaba allí desde los siete hasta los catorce años de edad y haber asistido a las escuela primaria y secundaria dentro del mismo Instituto. Refiere que no tiene muchos recuerdos de su padre y de haber tratado de reconstruir la imagen a través de los relatos de los familiares y de los que lo conocían, sin haber tenido el coraje de preguntar directamente a su madre.

Afirma que tuvo, durante la infancia, una relación casi simbiótica con la figura de la madre, aunque dice que siempre la vivió como emocionalmente distante y que creció con el temor de que la madre podría morir. Recuerda, de hecho, episodios en los que, durante la noche, controlaba el sueño y la respiración de la madre para asegurarse de que estuviera viva.

Durante las visitas a la casa, relata de haber vivido siempre con gran ansiedad el tener que volver al colegio y dice textualmente "me sentía aparcado", pero cuando llegaba a casa me sentí marginado, no ser parte de esa familia; pero de alguna manera sentía una sensación de alivio y de pertenencia que dentro del colegio no había podido probar, excepto en muy raras ocasiones.

A la edad de catorce años abandonó el colegio con grandes expectativas con respecto al hecho de que por fin pudo recuperar la posesión de la familia a la que siempre había querido pertenecer.

Él comenzó a trabajar casi de inmediato como obrero en una empresa constructora del compañero de su madre. Lo define como una figura importante, un profesor y dice literalmente "ver a un hombre y una mujer, o sea mi madre y el compañero, de alguna manera me daba una sensación de estabilidad y normalidad". Dice, sin embargo, que este hombre no ha de ninguna manera llenado el vacío dejado por su padre por su desaparición y no ha hecho frente a sus necesidades de familia, que sentía que cada vez eran más fuertes.

También dice que nunca tuvo muchos amigos y siempre ha sido una persona introvertida, que se deja fácilmente influenciar por las otras personas, incapaz de tomar decisiones por sí mismos por un sentido de inadecuación e inferioridad, además de una necesidad casi absoluta de sentirse aceptado.

Una vez de vuelta del colegio pasaba mucho tiempo en casa con su madre para tratar de reconstruir su relación y recuperar todos los años en que estuvieron separados, y esto lo hacia sentirse bien.

Define como la única decisión tomada independientemente, aquella de ser parte del cuerpo de los paracaidistas durante el servicio militar, experiencia que describe como positiva para su crecimiento. Se sentía de alguna manera, ser parte de una familia, porque compartían los mismos ideales con los demás, él dice que se sintió importante por primera vez, un poco más seguro de sí mismo.

A los 17 años conoció a Katiuscia Bianchi, y después de tres años comenzó su historia. Él lo define como la primera experiencia importante de su vida: que compartían los mismos objetivos, ella lo valorizaba, lo hacía sentirse importante, dice literalmente: "En ella veía la casa, el trabajo, su esposa, sus hijos, su familia y todo lo que siempre había soñado y que hasta ese momento me faltaba. Mis sueños de progreso estaban enfocados en ella, y yo me lancé de cabeza". Había encontrado a

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alguien con quien hablar, alguien que lo entendía, que de alguna manera llenaba su vacío y le hizo sentir acogido.

El noviazgo en la etapa idílica duró siete meses, después los agarró de sorpresa el embarazo y las cosas se precipitaron. Según el Sr. Rossi, Katiuscia había querido un niño, más por emular a una amiga, que por instinto maternal; en lo que se refiere a él, dice, que no busco aquel embarazo, dice que él se dejó llevar por los acontecimientos. Después de dos años desde el nacimiento de la niña (Federica) se casaron. El Sr. Rossi dice que dio este paso para dar a su hija la figura del padre, que él había echado de menos, y que también siguió esperando en aquel ideal de familia que siempre había deseado y perseguido a pesar de sentir que este matrimonio no era la decisión correcta. Posteriormente, la situación mejoró gracias a la mediación familiar, nació la segunda hija, Chiara, pero poco después el Sr. Rossi y su esposa se separaron debido a que la situación se había vuelto insostenible. Él sostiene que se sintió traicionado por su ex esposa, porque ella había hecho causa común con su familia de origen separándolo de cualquier decisión, de esta manera, disminuyó su ideal de familia, su sentido de pertenencia.

Después de la separación refiere un período caracterizado por el uso y abuso de drogas, terminó con la ayuda de una psicología del Ser T. y su segunda esposa, Silvia, de la que tanto deseaba tenía una niña (Beatrice), de 20 meses, que él describe hermosa, describe la actual esposa como una buena persona, una "clueca", con un fuerte sentido de la familia, capaz de calmarlo, siempre presente, a su lado se siente protegido y dice literalmente "me hace sentir lleno, me llena por completo”. Sigue diciendo que con ella se siente valorado, están en la misma longitud de onda. Dice que casi de inmediato se fue a vivir con Silvia, ya que ambos querían una casa, un trabajo, una familia.

Solicitó la anulación del vínculo, ya que no lo reconoce como propio y dice que textualmente: "ha habido ocasiones en las que he escogido las cosas y tomado algunas decisiones, pero esta no la siento como si la hubiera tomado yo".

A lo largo de la entrevista, el sujeto adopta un estilo comunicativo contradictorio: expresa su dolor narrando episodios extremamente dramáticos riendo. Esto puede indicar una actitud defensiva y la falta de tratamiento de los traumas de la infancia vivida como dolorosa. Además, se evidencia una fuerte idealización de la familia y la figura del padre.

Las pruebas que se suministraron al sujeto son: MMPI (Minnesota Multiphasic Personality Inventory) prueba de la figura humana, el test del árbol y la prueba de la familia.

MMPI

El Test, realizado con actitud de colaboración es probablemente válido.

La puntuación de la escala K (T = 52 puntos) indicaría una personalidad bastante integra, expresada sin ninguna resistencia particular, la baja puntuación de la escala L (T = 13 puntos) muestra una ausencia de preocupación por el juicio que se establecerá sobre la base de los resultados de la prueba, lo que indica una alta autocrítica dirigida a la exteriorización de sus propios defectos; y la puntuación de la escala F (T = 49 puntos) muestra la presencia de algunos problemas emocionales no graves, se limita a las situaciones o conflictos específicos.

Por lo que se refiere a las escalas clínicas, de especial interés son: la escala Pa (T = 72 puntos) índice de una personalidad que utiliza defensas de tipo descriptivo - interpretativo y que teme ser objeto de discriminación, se trata de un sujeto de particular sensibilidad y extremamente emotivo, y, finalmente, la escala Hs (T = 67 puntos), podría indicar una personalidad con rasgos de inmadurez, la falta de

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conciencia sobe la relación entre los procesos emocionales y somáticos básicos, visión egocéntrica de la realidad.

TEST DE LA FIGURA HUMANA

El dibujo de la figura humana es representado por dos personas, que el sujeto define como él y su actual esposa: Silvia, elaborada una al lado de la otra y colocada en la parte superior de la hoja, lo que indica la presencia de tramos de la idealización, optimismo a menudo injustificado, tendencias regresivas a la dependencia y la necesidad de apoyo y el trastorno en el proceso de separación/individuación.

El trazo aparece repasado, circular y en algunos lugares discontinuo, lo que indica inestabilidad, emociones fuertes, inseguridad y ansiedad. También los elementos importantes en la figura femenina son: la omisión de los senos y la presencia de botones, ambos índices de ambivalencia hacia la figura de la madre, vivida por el sujeto como frustrante, pero, al mismo tiempo, fuente de una fuerte dependencia emocional.

TEST DEL ÁRBOL

El sujeto diseña, de abajo hacia arriba, un árbol de manzana, con frutas rellenas de negro, hojas repasadas y ramas que parecen rotas; indicios que en conjunto confirman unas características de personalidad asociada a la idealización, sentimientos de insuficiencia, la inhibición en el pensamiento y la presencia de traumas no resueltos, no tratados. Inmadurez, infantilismo, ingenuidad.

TEST DE LA FAMILIA

Al momento de la entrega, el sujeto muestra dificultades en la ejecución del diseño. Se representa a la familia nuclear, añadiendo las dos hijas de su primer matrimonio, el perro y con un bebé recién nacido en un cochecito.

El trazo es discontinuo, repasado, y las líneas, a veces, rotas, elementos que indican inestabilidad emocional, ansiedad, incertidumbre, tendencia a la reconsideración.

El diseño es puesto en la parte delantera y se coloca básicamente en la parte izquierda y la parte inferior de la hoja. La familia está representada en el jardín, en frente de una casa, indicios que sugieren: infantilismo, orientación hacia el pasado, regresión, sentimientos de insuficiencia, necesidad de apoyo, la búsqueda de afecto y apego a la figura materna.

Además, el sujeto representa su propia familia real y no una imaginaria y, diseña a todos los personajes representándolos como "bastoncito". Estos elementos indican: fuertes defensas a nivel emocional, tendencia a evitar el contacto con el fantasma familiar interno, porque es fuente de angustia y cargado de elementos destructivos. De la prueba hay que señalar que el sujeto utiliza como mecanismos de defensa: el aislamiento, la idealización y la eliminación, finalmente, demuestra tener fuertes angustias de contacto con su mundo interior.

CONCLUSIONES

Emerge en la historia personal del sujeto examinado la no reelaboración del luto por la muerte repentina de su padre y, la ambivalencia con respecto a una figura

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materna emocionalmente distante, dando lugar a sentimientos de exclusión de la familia, a lo que se añade un aislamiento social.

Se describe una personalidad fuertemente dependiente con consecuente presencia de angustias abandónicas y de muerte en relación con la figura materna. Están presentes trazos regresivos, sentido de inferioridad e inadecuación con el uso predominante de los mecanismos de defensa como: represión, negación y la idealización en referencia con su mundo interior.

En el análisis final, podemos decir que el sujeto no ha superado la etapa de separación/individuación de las figuras de referencia interiorizadas, con la consecuente paralización del desarrollo psíquico. Tales índices indicios definen una personalidad con rasgos de inmadurez afectiva y con necesidades primarias que, no habiendo sido debidamente integradas y posteriormente reelaborada por el sujeto, se han convertido en preponderantes.

Adjunto los test realizado por el Sr. Mauro Rossi.

Roma, 9 de noviembre 2004