Historia de la Filosofía 7

Estefanía López Mendoza

Vida de Jesús

En este texto, en el cual Hegel reinventa la historia del hijo de Dios, se nos

muestra a un Jesús que tiene como propósito perfeccionar las costumbres de los

hombres a través de una ética de corte kantiano.

Este Jesús (puede decirse) es un tanto revolucionario en la medida en que

pretende romper con los dogmas y preceptos absurdos, falsos y arbitrarios que

impone la institución eclesiástica judía. Los judíos y fariseos alteran el mandato

divino y lo corrompen en un mandato meramente arbitrario con vistas a intereses

particulares.

El verdadero mandato divino dirá Jesús es la obediencia a la ley de la moralidad,

la obediencia a la razón. Como en Kant, la ley moral es dictada a la voluntad por

la razón. Puede rastrearse el imperativo categórico (la ley moral de Dios) en la

siguiente cita: “Actuad de acuerdo con una máxima tal que podáis querer que,

como ley universal entre los hombres, valga también para vosotros: esta es la ley

fundamental de la moralidad […]”1Dios se expresa mediante esta ley moral, es por

ello que quien obre por obediencia a la ley moral adora a Dios.

Jesús busca que los hombres sean autónomos moralmente frente a lo dogmatico

que resulta la imposición de los mandatos judíos. Por ejemplo, quien obre de

acuerdo a los diez mandamientos de Moisés (a pesar de que estos coincidieran

con la ley moral) no obra exactamente por respeto a la ley moral ya que no la ha

seguido porque se lo dicte la razón.

De fondo hay una gran crítica a la iglesia, pues para a adorar a Dios y profesar la

fe no se necesita entrar a una y cumplir con las reglas impuestas como pagar el

diezmo, descansar los sábados, etc., sino únicamente obrar por deber. Dios se

expresa en todos los hombres mediante la luz de la razón, y todos los hombres

son iguales; los papas, sacerdotes etc., no son superiores a los hombres.

1 Hegel, Historia de Jesús, p. 40