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Número suelto € 1,00. Número atrasado € 2,00 L’O S S E RVATORE ROMANO EDICIÓN SEMANAL Unicuique suum EN LENGUA ESPAÑOLA Non praevalebunt Año L, número 28 (2.575) Ciudad del Vaticano 13 de julio de 2018 Los cristianos son la luz del mundo Las raíces de nuestras almas N unca quizás se había levantado con tanta fuerza la voz del Pontífice para implorar la paz en el Oriente Próximo y Medio y denunciar la dramática situación de las minorías cristianas que corren el riesgo de ser supri- midas. Y nunca quizá habían sido tan numerosos y autorizados los representantes del resto de Iglesias que se han unido al Papa de Roma durante el en- cuentro ecuménico, de sabor casi sinodal, que tuvo lugar en una ciudad puerta de oriente como Bari, donde se conservan las reliquias del santo obispo Nicolás, desde hace muchos siglos querido por las diferentes confesiones cristianas. Bajo la protección de la Odigitria, la Madre de Dios «que muestra el camino», es decir a Cristo. Desde los primeros siglos la importancia de la re- gión, «encrucijada de civilizaciones y cuna de las grandes religiones monoteístas», es fundamental para la tradición cristiana, y Francisco lo dijo de nuevo abriendo la oración ecuménica. «Allí nos vi- sitó el Señor, “sol que nace de lo alto”. Desde allí, la luz de la fe se propagó por el mundo entero. Allí han surgido los frescos manantiales de la espiritua- lidad y del monacato. Allí se conservan ritos anti- guos únicos e inestimables riquezas del arte sacro y de la teología; allí pervive la herencia de los gran- des Padres en la fe» recalcó. Un tesoro que debe ser custodiado «con todas nuestras fuerzas, porque en Oriente Medio están las raíces de nuestras mis- mas almas». Pero en estas tierras atormentadas se ha concen- trado «una densa nube de tinieblas: guerra, violen- cia y destrucción, ocupaciones y diversas formas de fundamentalismo, migraciones forzosas y abando- no, y todo esto en medio del silencio de tantos y la complicidad de muchos» constató con amargura Bergoglio. Oriente Medio, así, «se ha vuelto una tierra de gente que deja la propia tierra. Y existe el riesgo de que se extinga la presencia de nuestros hermanos y hermanas en la fe, desfigurando el mis- mo rostro de la región, porque un Oriente Medio sin cristianos no sería Oriente Medio» denunció el Pontífice, subrayando así la realidad, históricamen- te innegable, de que el cristianismo es intrínseco en esta parte del mundo. Sobre ella el Papa invocó la paz repitiendo que «la indiferencia mata, y nosotros queremos ser una voz que combate el homicidio de la indiferencia», voz también de cuantos pueden «solo tragarse las lágrimas» mientras otros pisotean la región «en busca de poder y riquezas». La denuncia de Bergo- glio se hizo más fuerte después del largo diálogo con los representantes de otras Iglesias cristianas en la basílica de San Nicolás. «¡Basta del beneficio de unos pocos a costa de la piel de muchos! ¡Basta de las ocupaciones de las tierras que desgarran a los pueblos! ¡Basta con el prevalecer de las verdades parciales a costa de las esperanzas de la gente! ¡Basta de usar a Oriente Medio para obtener bene- ficios ajenos a Oriente Medio!» exclamó, volviendo a condenar el fundamentalismo y el fanatismo que con «pretextos religiosos, han blasfemado en reali- dad el nombre de Dios», la carrera de rearme, la sed de ganancia y el super poder del mercado de la energía. Las minorías deben ser tuteladas, pidió el Papa. Y hay que preservar de disputas y tensiones la ciudad santa por excelencia, Jerusalén «cuyo sta- tus quo exige que sea respetado» según las delibera- ciones internacionales y las peticiones de las comu- nidades cristianas, mientras que la humanidad debe escuchar «el grito de los niños». Para que, como después del diluvio, pueda volver la esperanza y Oriente Medio se transforme en «un arca de paz». g.m.v. Viaje apostólico a Bari

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Número suelto € 1,00. Número atrasado € 2,00

L’O S S E RVATOR E ROMANOEDICIÓN SEMANAL

Unicuique suum

EN LENGUA ESPAÑOLANon praevalebunt

Año L, número 28 (2.575) Ciudad del Vaticano 13 de julio de 2018

Loscristianos

sonla luz

delmundo

Las raícesde nuestras almas

Nunca quizás se había levantado con tantafuerza la voz del Pontífice para implorarla paz en el Oriente Próximo y Medio ydenunciar la dramática situación de las

minorías cristianas que corren el riesgo de ser supri-midas. Y nunca quizá habían sido tan numerosos yautorizados los representantes del resto de Iglesiasque se han unido al Papa de Roma durante el en-cuentro ecuménico, de sabor casi sinodal, que tuvolugar en una ciudad puerta de oriente como Bari,donde se conservan las reliquias del santo obispoNicolás, desde hace muchos siglos querido por lasdiferentes confesiones cristianas. Bajo la protecciónde la Odigitria, la Madre de Dios «que muestra elcamino», es decir a Cristo.

Desde los primeros siglos la importancia de la re-gión, «encrucijada de civilizaciones y cuna de lasgrandes religiones monoteístas», es fundamentalpara la tradición cristiana, y Francisco lo dijo denuevo abriendo la oración ecuménica. «Allí nos vi-sitó el Señor, “sol que nace de lo alto”. Desde allí,la luz de la fe se propagó por el mundo entero. Allíhan surgido los frescos manantiales de la espiritua-lidad y del monacato. Allí se conservan ritos anti-guos únicos e inestimables riquezas del arte sacro yde la teología; allí pervive la herencia de los gran-des Padres en la fe» recalcó. Un tesoro que debeser custodiado «con todas nuestras fuerzas, porqueen Oriente Medio están las raíces de nuestras mis-mas almas».

Pero en estas tierras atormentadas se ha concen-trado «una densa nube de tinieblas: guerra, violen-cia y destrucción, ocupaciones y diversas formas defundamentalismo, migraciones forzosas y abando-no, y todo esto en medio del silencio de tantos y lacomplicidad de muchos» constató con amarguraBergoglio. Oriente Medio, así, «se ha vuelto unatierra de gente que deja la propia tierra. Y existe elriesgo de que se extinga la presencia de nuestroshermanos y hermanas en la fe, desfigurando el mis-mo rostro de la región, porque un Oriente Mediosin cristianos no sería Oriente Medio» denunció elPontífice, subrayando así la realidad, históricamen-te innegable, de que el cristianismo es intrínseco enesta parte del mundo.

Sobre ella el Papa invocó la paz repitiendo que«la indiferencia mata, y nosotros queremos ser unavoz que combate el homicidio de la indiferencia»,voz también de cuantos pueden «solo tragarse laslágrimas» mientras otros pisotean la región «enbusca de poder y riquezas». La denuncia de Bergo-glio se hizo más fuerte después del largo diálogocon los representantes de otras Iglesias cristianas enla basílica de San Nicolás. «¡Basta del beneficio deunos pocos a costa de la piel de muchos! ¡Basta delas ocupaciones de las tierras que desgarran a lospueblos! ¡Basta con el prevalecer de las verdadesparciales a costa de las esperanzas de la gente!¡Basta de usar a Oriente Medio para obtener bene-ficios ajenos a Oriente Medio!» exclamó, volviendoa condenar el fundamentalismo y el fanatismo quecon «pretextos religiosos, han blasfemado en reali-dad el nombre de Dios», la carrera de rearme, lased de ganancia y el super poder del mercado de laenergía. Las minorías deben ser tuteladas, pidió elPapa. Y hay que preservar de disputas y tensionesla ciudad santa por excelencia, Jerusalén «cuyo sta-tus quo exige que sea respetado» según las delibera-ciones internacionales y las peticiones de las comu-nidades cristianas, mientras que la humanidad debeescuchar «el grito de los niños». Para que, comodespués del diluvio, pueda volver la esperanza yOriente Medio se transforme en «un arca de paz».

g. m .v.

Viaje apostólico a Bari

L’OSSERVATORE ROMANOEDICIÓN SEMANAL

Unicuique suum

EN LENGUA ESPAÑOLANon praevalebunt

Ciudad del Vaticanoe d . e s p a n o l a @ o s s ro m .v a

w w w. o s s e r v a t o re ro m a n o .v a

GI O VA N N I MARIA VIANd i re c t o r

Giuseppe Fiorentinosub director

Silvina Pérezjefe de la edición

Redacciónvia del Pellegrino, 00120 Ciudad del Vaticano

teléfono 39 06 698 99410

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página 2 L’OSSERVATORE ROMANO viernes 13 de julio de 2018, número 28

El buensamaritano

también sos vos cuando sabésdescubrir el rostro de Cristoen aquel que está a tu lado(@pontifex_es, 10 de julio, 09:30)

¿Sabemos hacersilencio en el

corazón para escuchar la vozde Dios?(@pontifex_es, 5 de julio, 09:30)

Que el Dios detodo consuelo, que

sana los corazonesdestrozados y venda lasheridas, escuche nuestraoración: ¡Paz en OrienteMe d i o !(@pontifex_es, 7 de julio, 09:30)

Los sufrimientos detantos hermanos yhermanas

perseguidos a causa delEvangelio son un llamadourgente para que loscristianos estemos más unidos(@pontifex_es, 6 de julio, 09:30)

Prójimos

Voz de Dios

Pa z

Unidad

La semana del Papacio diplomático de la SantaSede ejerció con competencia,entre otras la función de Se-cretario para las Relacionescon los Estados. Nombradopor el Papa Benedicto XVI aencabezar el Pontificio Con-sejo para el Diálogo Interreli-gioso, fue un consejero escu-chado y apreciado en particu-lar gracias a las relaciones deconfianza y de estima que su-po construir con el mundomusulmán. En razón de susentido de servicio y de suamor por la Iglesia, lo nom-bré camarlengo de la SantaIglesia Romana. Guardo unrecuerdo conmovedor de estehombre de fe profunda queha servido valerosamente has-ta el final a la Iglesia de Cris-to, a pesar del peso de su en-fermedad. ¡Que el Señor aco-ja a su siervo en su paz y enla alegría que nunca termina!En prenda de consuelo, le en-vío, señora, la bendiciónapostólica, así como a toda sufamilia, al Colegio de carde-nales, y a todos los parientesdel difunto cardenal, a lospastores y fieles de la archi-diócesis de Burdeos al igualque a todas las personas quetomen parte en la celebraciónde sus exequias». El funeraltuvo lugar el jueves 12 de ju-lio, en la basílica vaticana,con la presencia del Pontífice.

Por las víctimasde las inundacionesen Japón

El 9 de junio el Papaenvió un telegramade pésame por lasvíctimas de las inun-

daciones que han golpeadoJapón esta semana. En untexto enviado a las autorida-des eclesiásticas locales por elcardenal secretario de Estado,Pietro Parolin en nombre delPapa, el Pontífice se declara«profundamente entristecidoal enterarse de la pérdida devidas humanas y los gravesdaños causados por las inun-daciones y fuertes lluvias». ElPapa expresa «su más sincerasolidaridad con todos losafectados por esta tragedia» yreza «especialmente por el re-poso de los fallecidos, la re-cuperación de los heridos y elconsuelo de todos los que su-fren». También alienta a lasautoridades civiles y a todaslas personas involucradas enlas actividades de búsqueda yrescate que ayudan a las vícti-mas. E invoca sobre todosellos «abundantes bendicio-nes».

tonias en el Palacio Presiden-cial; una reunión ecuménicacon los jóvenes en la iglesialuterana de San Carlo y el al-muerzo en el convento de lasmonjas brigitinas en Pirita.Finalmente, el Papa saludaráa los asistentes de las obrasde caridad de la Iglesia en lacatedral católica de los SantosPedro y Pablo y celebrará lamisa en la plaza de la Liber-tad.

Dos siglos de fe

El pasado 19 de mayoel Papa nombró alcardenal Gérald Cy-prien Lacroix, arzo-

bispo de Québec, enviado es-pecial suyo a la celebraciónque se llevará a cabo el 15 dejulio, del segundo centenariode la evangelización del oestey el norte de Canadá, a partirde la llegada del padre Nor-bert Provencher y sus compa-ñeros misioneros a la actualdiócesis de Saint-Boniface. Lamisión pontificia que guiaráel purpurado estará compues-ta por monseñor Albert Fré-chette, miembro del colegiode consultores y rector de lacatedral de Saint-Boniface ypor Carl Tarnopolski, vicariogeneral de la misma arquidió-cesis. El sábado 7 de julio sepublicó la carta papal delnombramiento.

Pésame por la muertedel cardenal Tauran

Francisco envió un te-legrama de pésame el6 de julio por lamuerte el día anterior

del cardenal Jean-Louis Tau-ran. Tenía 75 años y fallecióen Estados Unidos, donde seencontraba para recibir trata-miento médico. Era el presi-dente del Pontificio consejopara el diálogo interreligiosoy camarlengo de la SantaIglesia Romana. Cuando elPontífice recibió la noticia en-vió una nota a la hermana delfallecido, Geneviève Duberten el que le hacía llegar suscondolencias. «Al recibir contristeza la noticia de la muer-te de su hermano, Su Emi-nencia el cardenal Jean-LouisTauran, quiero expresar miscondolencias y mi unión en laoración a los miembros de sufamilia y a todos los afecta-dos por esta pérdida», escribeel Papa. Y continúa: «El car-denal Jean-Louis Tauran, queencomiendo a la misericordiade Dios, ha marcado profun-damente la vida de la Iglesiauniversal. Entrado en el servi-

Hacia los países bálticos

Cuatro días en lostres países bálticos,del 22 al 25 de sep-tiembre, durante los

cuales el Papa Francisco pro-nunciará una quincena dediscursos, homilías y saludos:el programa del viaje interna-cional a Lituania, Letonia yEstonia, vigésimo quinto delpontificado se dio a conocerel jueves 5 de julio. La prime-ra etapa en tierra lituana serála más larga: el Papa se que-dará allí el sábado 22 y el do-mingo 23, visitando las dosprincipales ciudades del país.El sábado 22 en el aeropuertointernacional de Vilna, tendrálugar una ceremonia de bien-venida, seguida de una visitade cortesía a la presidenta deLituania y el encuentro conlas autoridades, la sociedadcivil y el cuerpo diplomáticoen la plaza frente al PalacioPresidencial. Por la tarde,Francisco rezará en el santua-rio de Mater Misericordiae y seencontrará con los jóvenes enla catedral. El domingo 23desde la capital, el Papa lle-gará a Kaunas en coche, paracelebrar la misa en el parquede Santakos y, después delÁngelus, almorzará con losobispos lituanos en el Palaciode la Curia. Por la tarde, ha-blará al clero, a las consagra-das y a los seminaristas en lacatedral, y luego regresará aVilna para una oración en elmuseo de las ocupaciones ylas luchas por la libertad. Ellunes 24 se trasladará enavión a Riga, donde tendrálugar la ceremonia de bienve-nida en el patio del PalacioPresidencial: se realizará la vi-sita de cortesía al presidentede Letonia y el habitual dis-curso a las autoridades delpaís, que precederá al depósi-to de un tributo floral en elmonumento de la libertad, unencuentro ecuménico en Ri-gas Doms, la catedral protes-tante, y una visita a la católi-ca dedicada a Santiago. Des-pués del almuerzo con elepiscopado en la casa arqui-diocesana de la Sagrada Fa-milia, el Papa viajará en heli-cóptero al santuario de laMadre de Dios en Aglona pa-ra la celebración eucarística.Finalmente, el martes 25, estáen programa la despedida deLituania en el aeropuerto dela capital, la transferencia enavión a Tallín, con una cere-monia de bienvenida, una vi-sita al jefe de estado y un dis-curso ante las autoridades es-

número 28, viernes 13 de julio de 2018 L’OSSERVATORE ROMANO página 3

En el Ángelus el Pontífice recuerda la jornada ecuménica vivida en Bari con los patriarcas

Cristianos unidospor la paz en Oriente Medio

Queridos hermanos y hermanas,¡buenos días!

La página evangélica del día (cf.Ma rc o s 6, 1-6) presenta a Jesús cuan-do vuelve a Nazaret y un sábado co-mienza a enseñar en la sinagoga.Desde que había salido de Nazaret ycomenzó a predicar por las aldeas ylos pueblos vecinos, no había vueltoa poner un pie en su patria.

Ha vuelto. Por lo tanto, irá todoel vecindario a escuchar a aquel hijodel pueblo cuya fama de sabio maes-tro y de poder sanador se difundíapor toda la Galilea y más allá. Perolo que podría considerarse como unéxito, se transformó en un clamorosorechazo, hasta el punto que Jesús nopudo hacer ningún prodigio, tan so-lo algunas curaciones (cf. v. 5).

La dinámica de aquel día está re-construida al detalle por el evange-lista Marcos: la gente de Nazaretprimero escucha y se queda asom-brada; luego se pregunta perpleja:«¿de dónde vienen estas cosas?»,¿esta sabiduría?, y finalmente se es-candaliza, reconociendo en Él al car-pintero, el hijo de María, a quienvieron crecer (vv. 2-3).

Por eso, Jesús concluye con la ex-presión que se ha convertido en pro-verbial: «un profeta solo en su pa-tria, entre sus parientes y en su casacarece de prestigio» (v. 4). Nos pre-guntamos: ¿Por qué los compatrio-tas de Jesús pasan de la maravilla ala incredulidad? Hacen una compa-ración entre el origen humilde de Je-sús y sus capacidades actuales: escarpintero, no ha estudiado, sin em-bargo, predica mejor que los escribasy hace milagros.

Y en vez de abrirse a la realidad,se escandalizan: ¡Dios es demasiadogrande para rebajarse a hablar a tra-vés de un hombre tan simple! Es elescándalo de la encarnación: el even-to desconcertante de un Dios hechocarne, que piensa con una mente dehombre, trabaja y actúa con manosde hombre, ama con un corazón dehombre, un Dios que lucha, come yduerme como cada uno de nosotros.

El Hijo de Dios da la vuelta a ca-da esquema humano: nos son losdiscípulos quienes lavaron los pies alSeñor, sino que es el Señor quien la-vó los pies a los discípulos (cf. Juan13, 1-20). Este es un motivo de es-cándalo y de incredulidad no soloen aquella época, sino en cada épo-ca, también hoy. El cambio hechopor Jesús compromete a sus discípu-los de ayer y de hoy a una verifica-ción personal y comunitaria. Tam-bién en nuestros días, de hecho,puede pasar que se alimenten prejui-cios que nos impiden captar la reali-dad. Pero el Señor nos invita a asu-mir una actitud de escucha humildey de espera dócil, porque la graciade Dios a menudo se nos presentade maneras sorprendentes, que no secorresponden con nuestras expectati-vas. Pensemos juntos en la MadreTeresa di Calcuta, por ejemplo. Unahermana pequeña —nadie daba diezliras por ella— que iba por las calles

recogiendo moribundos para que tu-vieran una muerte digna. Esta pe-queña hermana, con la oración y consu obra hizo maravillas. La peque-ñez de una mujer revolucionó laobra de la caridad en la Iglesia. Esun ejemplo de nuestros días. Diosno se ajusta a los prejuicios. Debe-mos esforzarnos en abrir el corazóny la mente, para acoger la realidaddivina que viene a nuestro encuen-tro. Se trata de tener fe: la falta defe es un obstáculo para la gracia deD ios.

Muchos bautizados viven como siCristo no existiera: se repiten losgestos y signos de fe, pero no corres-ponden a una verdadera adhesión ala persona de Jesús y a su Evange-lio. Cada cristiano —todos nosotros,cada uno de nosotros— está llamadoa profundizar en esta pertenenciafundamental, tratando de testimo-niarla con una conducta coherentede vida, cuyo hilo conductor será lacaridad. Pidamos al Señor, que porintercesión de la Virgen María, des-haga la dureza de los corazones y laestrechez de las mentes, para que es-temos abiertos a su gracia, a su ver-dad y a su misión de bondad y mi-sericordia, dirigida a todos, sin ex-clusión.

Al finalizar la oración mariana,después de haber hablado de lajornada ecuménica en la capital deApulia, Francisco recordó el Domingodel Mar, dedicado a los marineros y alos pescadores y saludó a los diferentesgrupos de peregrinos.

Queridos hermanos y hermanas:Ayer en Bari, con los Patriarcas de

las Iglesias de Oriente Medio y susrepresentantes vivimos un día espe-cial de oración y reflexión por la paz

en esa región. Doy gracias a Diospor este encuentro que ha sido unsigno elocuente de unidad de loscristianos, y ha visto la participaciónentusiasta del pueblo de Dios. Agra-dezco una vez más a los hermanosJefes de las Iglesias y a quienes loshan representado; agradezco al arzo-bispo de Bari, a los colaboradores ya todos los fieles que nos acompaña-ron y sostuvieron con la oración ycon la alegre presencia.

Hoy es el «Domingo del Mar»,dedicado a los marineros y a los pes-cadores. Rezo por ellos y por sus fa-milias, como también por los cape-llanes y los voluntarios del Apostola-do del mar. Un recuerdo particularpara aquellos que en el mar viven si-tuaciones de trabajo indigno, comotambién para quienes se ocupan deliberar los mares de la contamina-ción. Os dirijo un saludo cordial atodos vosotros, romanos y peregri-nos. Saludo a los fieles llegados dePolonia, con un pensamiento espe-cial para los participantes a la granperegrinación anual de la familia deRadio María al Santuario de Często-chowa. Saludo a los chicos mona-guillos de Filipinas con sus familia-res; a los jóvenes de Padua, al grupode estudiantes y maestros de Bresciay a los scouts de Pont-Saint-Martin,en el Valle de Aosta. Y veo banderasbrasileñas... Saludo a los brasileñosy ¡ánimo! ¡otra vez será!

Os deseo a todos un buen domin-go. Por favor, no os olvidéis de rezarpor mí. Buen almuerzo y hastap ro n t o .

«Un signo elocuente de unidad de los cristianos»: Así el Papa recordó en elÁngelus del 8 de julio el encuentro de oración y de reflexión por la paz enOriente Medio que presidió el día anterior en Bari. Antes, comentando comohabitualmente el evangelio dominical (Ma rc o s 6, 1-6) para los fieles presentes enla plaza San Pedro, el Pontífice hizo referencia a santa Teresa de Calcuta parasubrayar cómo «la pequeñez de una mujer revolucionó la obra de la caridad enla Iglesia».

página 4 L’OSSERVATORE ROMANO viernes 13 de julio de 2018, número 28

Misa para los migrantes al cumplirse cinco años de la visita a Lampedusa

La solidaridades la única respuesta

«Escuchad esto, los que pisoteáis al pobrey elimináis a los humildes […]. Vienen díasen que enviaré hambre al país: [...] hambrede escuchar las palabras del Señor» (Am 8,4.11).

La advertencia del profeta Amós resultaaún hoy de candente actualidad. Cuántospobres hoy son pisoteados. Cuántos peque-ños son exterminados. Todos son víctimas deesa cultura del descarte que ha sido denun-ciada tantas veces. Y entre ellos, no puedodejar de mencionar a los emigrantes y refu-giados, que continúan llamando a las puertasde las naciones que gozan de mayor bienes-t a r.

Hace cinco años, durante mi visita a Lam-pedusa, recordando a las víctimas de losnaufragios, me hice eco de ese perenne lla-mamiento a la responsabilidad humana:«“¿Dónde está tu hermano?, la voz de susangre grita hasta mí”», dice Dios. Ésta noes una pregunta dirigida a otros, es una pre-gunta dirigida a mí, a ti, a cada uno de no-sotros» (Homilía, Visita a Lampedusa, 8 julio2013). Lamentablemente, las respuestas a estellamamiento —aun siendo generosas— no hansido suficientes, y hoy nos encontramos llo-rando a millares de muertos.

El Evangelio que hoy ha sido proclamadoincluye la invitación de Jesús: «Venid a mítodos los que estáis cansados y agobiados, yyo os aliviaré». El Señor promete alivio y li-beración a todos los oprimidos del mundo,pero tiene necesidad de nosotros para que supromesa sea eficaz. Necesita nuestros ojospara ver las necesidades de los hermanos ylas hermanas. Necesita nuestras manos paraprestar ayuda. Necesita nuestra voz para de-nunciar las injusticias cometidas en el silen-cio —a veces cómplice— de muchos. En efec-to, tendría que hablar de muchos silencios:el silencio del sentido común, el silencio del«siempre se ha hecho así», el silencio del«nosotros» contrapuesto al «vosotros». ElSeñor necesita sobre todo nuestro corazónpara manifestar el amor misericordioso deDios hacia los últimos, los rechazados, losabandonados, los marginados.

En el Evangelio de hoy, Mateo narra eldía más importante de su vida, en el que fuellamado por el Señor. El evangelista recuer-da claramente el reproche de Jesús a los fari-seos, que se dan con facilidad a retorcidasmurmuraciones: «Andad, aprended lo quesignifica “Misericordia quiero y no sacrifi-cio”» (9, 13). Es una acusación directa contrala hipocresía estéril de quien no quiere «en-suciarse las manos», como el sacerdote y ellevita de la parábola del Buen Samaritano.Se trata de una tentación muy frecuentetambién en nuestros días, que se traduce enuna cerrazón respecto a quienes tienen dere-cho, como nosotros, a la seguridad y a unacondición de vida digna, y que construyemuros —reales o imaginarios— en vez depuentes.

Frente a los desafíos migratorios de hoy, laúnica respuesta sensata es la de la solidari-dad y la misericordia; una respuesta que nohace demasiados cálculos, pero exige una di-visión equitativa de las responsabilidades, unanálisis honesto y sincero de las alternativasy una gestión sensata. Una política justa es

la que se pone al servicio de la persona, detodas las personas afectadas; que prevé solu-ciones adecuadas para garantizar la seguri-dad, el respeto de los derechos y de la digni-dad de todos; que sabe mirar al bien delpropio país teniendo en cuenta el de los de-más países, en un mundo cada vez más in-terconectado. Es este mundo al que miranlos jóvenes.

El salmista nos ha indicado cuál es la acti-tud apropiada que en conciencia se ha deasumir delante de Dios: «Escogí el caminoverdadero, deseé tus mandamientos» (v. 30).Un compromiso de fidelidad y de recto jui-cio que deseamos llevar adelante junto a losgobernantes de la tierra y a las personas debuena voluntad. Por eso seguimos con aten-ción el trabajo de la comunidad internacio-nal para responder a los desafíos que plan-tean las migraciones contemporáneas, armo-nizando con sabiduría la solidaridad y lasubsidiaridad e identificando responsabilida-des y recursos. Deseo concluir con algunas

palabras en español, dirigidas particularmen-te a los fieles que han venido de España.Quise celebrar el quinto aniversario de mi vi-sita a Lampedusa con ustedes, quienes repre-sentan a los socorristas y a los rescatados enel Mar Mediterráneo. A los primeros quieroexpresar mi agradecimiento por encarnar hoyla parábola del Buen Samaritano, quien sedetuvo a salvar la vida del pobre hombregolpeado por los bandidos, sin preguntarlecuál era su procedencia, sus razones de viajeo sus documentos…: simplemente decidióhacerse cargo y salvar su vida. A los rescata-dos quiero reiterar mi solidaridad y aliento,ya que conozco bien las tragedias de las quese están escapando. Les pido que sigan sien-do testigos de la esperanza en un mundo ca-da día más preocupado de su presente, conmuy poca visión de futuro y reacio a com-partir, y que con su respeto por la cultura ylas leyes del país que los acoge, elaborenconjuntamente el camino de la integración.

Pido al Espíritu Santo que ilumine nuestramente y encienda nuestro corazón para supe-rar todos los miedos y las inquietudes y nostransforme en instrumentos dóciles del amormisericordioso del Padre, dispuestos a dar lapropia vida por los hermanos y las herma-nas, como lo hizo Nuestro Señor Jesucristopor cada uno de nosotros.

«Frente a los desafíos migratorios de hoy, la única respuesta sensata es la de la solidaridad y lamisericordia; una respuesta que no hace demasiados cálculos, pero exige una división equitativa delas responsabilidades, un análisis honesto y sincero de las alternativas y una gestión sensata». Losubrayó el Pontífice en la homilía de la misa para los migrantes celebrada en la basílica vaticana elviernes por la mañana, 6 de julio, al cumplirse cinco años de la histórica visita a Lampedusa.

número 28, viernes 13 de julio de 2018 L’OSSERVATORE ROMANO página 5

Llamamiento del Pontífice en el tercer aniversario de la encíclica sobre el cuidado de la casa común

El grito angustiado de la tierra

base de la ecología integral. También enesta perspectiva podemos leer la llamadaque Francisco de Asís recibió del Señor enla iglesia de San Damián: «Ve, repara micasa, que, como ves, está en ruinas». Hoy,también la «casa común» que es nuestroplaneta necesita urgentemente ser reparaday asegurada para un futuro sostenible.

En las últimas décadas, la comunidadcientífica ha elaborado, en ese sentido, eva-luaciones cada vez más precisas. «El ritmode consumo, de desperdicio y de alteracióndel medio ambiente ha superado las posi-bilidades del planeta, de tal manera que elestilo de vida actual, por ser insostenible,sólo puede terminar en catástrofes, comode hecho ya está ocurriendo periódicamen-te en diversas regiones». (Enc. Laudato si’,161). Hay un peligro real de dejar a las ge-neraciones futuras escombros, desiertos ysuciedad. Por lo tanto, espero que estapreocupación por el estado de nuestra casacomún se traduzca en una acción orgánicay concertada de ecología integral. De he-cho, «la atenuación de los efectos del ac-tual desequilibrio depende de lo que haga-mos ahora» (ibíd.). La humanidad tiene elconocimiento y los medios para colaborar

Señores cardenales, eminencia, queridos hermanosy hermanas, ilustres señores y señoras:Os doy a todos mi bienvenida, con motivo de laConferencia Internacional convocada en el terceraniversario de la publicación de la encíclica Lau-dato si’ sobre el cuidado del casa común. Quisierasaludar de forma especial a Su Eminencia el arzo-bispo Zizoulas porque fue él, junto con el carde-nal Turkson, quien presentó la encíclica hace tresaños. Gracias por haberos reunido a «escucharcon el corazón» los gritos cada vez más angustio-sos de la tierra y de sus pobres en busca de ayuday responsabilidad, y para atestiguar la gran urgen-cia de acoger la llamada de la Encíclica a un cam-bio, a una conversión ecológica. El vuestro es eltestimonio del compromiso inaplazable de actuarconcretamente para salvar la Tierra y la vida enella, partiendo del presupuesto de que «todo estáconectado» concepto-guía de la Encíclica, en la

ponsabilidad no es compartida y responsable, sino damos prioridad a la solidaridad y al servi-cio». (Mensaje para la Jornada Mundial de Ora-ción por la Creación, 1 de septiembre de 2017).

Las instituciones financieras también juegan unpapel importante tanto como parte del problemacomo de su solución. Se necesita un cambio en elparadigma financiero para promover el desarrollohumano integral. Las organizaciones internaciona-les, como, por ejemplo, el Fondo Monetario In-ternacional y el Banco Mundial, pueden favorecerreformas efectivas para un desarrollo más inclusi-vo y sostenible. La esperanza es que «las finanzas[...] vuelvan a ser un instrumento encaminado aproducir mejor riqueza y desarrollo». (BenedictoXVI, Enc. Caritas in veritate, 65), así como el cui-dado del medio ambiente.

Todas estas acciones presuponen una transfor-mación a un nivel más profundo, es decir, un

blos indígenas expropiadas y sus culturas pisotea-das por una actitud depredadora, por nuevas for-mas de colonialismo, alimentadas por la culturadel derroche y el consumismo (cfr. Sínodo de losObispos, Amazonía: Nuevos caminos para la Iglesiay para una ecología integral, 8 de junio de 2018).«Para ellos, la tierra no es un bien económico, si-no que es don de Dios y de los antepasados quedescansan en ella, un espacio sagrado con el cualnecesitan interactuar para sostener su identidad ysus valores» (Laudato si’, 146). ¡Cuánto podemosaprender de ellos! La vida de los pueblos indíge-nas es «memoria viva de la misión que Dios nosha encomendado a todos: cuidar la Casa Común»(Discurso en el encuentro con los pueblos indígenas,Puerto Maldonado 19 de enero, 2018).

Queridos hermanos y hermanas, los desafíosabundan. Expreso mi más sincera gratitud porvuestro trabajo al servicio del cuidado de la crea-

con este propósito y, con responsabilidad, «culti-var y proteger» la Tierra de manera responsable.En este sentido, es significativo que vuestra discu-sión también se refiera a algunos eventos clavedel año en curso. La cumbre climática COP24,programada en Katowice (Polonia) en diciembrepróximo, puede ser un hito en el camino trazadopor el Acuerdo de París de 2015. Todos sabemosque hay mucho por hacer para implementar eseAcuerdo. Todos los gobiernos deberían esforzarsepor cumplir los compromisos asumidos en Paríspara evitar las peores consecuencias de la crisisclimática. «La reducción de gases de efecto inver-nadero requiere honestidad, valentía y responsabi-lidad, sobre todo de los países más poderosos ymás contaminantes» (ibíd. 169). No podemos per-mitirnos perder tiempo en este proceso. Ademásde los Estados, también están interpelados otrosactores: autoridades locales, grupos de la sociedadcivil, instituciones económicas y religiosas puedenfomentar la cultura y la práctica ecológica inte-gral. Espero que eventos como, por ejemplo, laCumbre Mundial de Acción Climática, programa-da para el 12 y 14 de septiembre en San Francisco,ofrezan respuestas adecuadas, con el apoyo de losgrupos de presión de los ciudadanos de todo elmundo. Como afirmamos junto con Su Santidadel Patriarca Ecuménico Bartolomé, «no puede ha-ber una solución sincera y duradera al desafío dela crisis ecológica y del cambio climático si no seda una respuesta concordada y colectiva, si la res-

cambio de los corazones, un cambio de las con-ciencias. Como decía san Juan Pablo II: «Es nece-sario [...] estimular y apoyar la conversión ecoló-gica» (Catequesis, 17 de enero de 2001). Y en estolas religiones, en particular las Iglesias cristianas,tienen un papel clave que desempeñar. La Jorna-da de Oración por la Creación y las iniciativas re-lacionadas con ella, comenzadas en el seno de laIglesia ortodoxa, se están difundiendo en las co-munidades cristianas de todo el mundo. Por últi-mo, la confrontación y el compromiso por nuestracasa común deben reservar un espacio especial ados grupos de personas que están en primera lí-nea en el desafío ecológico integral y que serán eltema central de los próximos dos Sínodos de laIglesia católica: los jóvenes y las poblaciones indí-genas, especialmente las de la Amazonía. Por unlado, «los jóvenes nos reclaman un cambio. Ellosse preguntan cómo es posible que se pretendaconstruir un futuro mejor sin pensar en la crisisdel ambiente y en los sufrimientos de los exclui-dos». (Laudato si’, 13). Son los jóvenes quienesdeberán enfrentar las consecuencias de la actualcrisis ambiental y climática. Por lo tanto, la soli-daridad intergeneracional no es «una actitud op-cional, sino de una cuestión básica de justicia, yaque la tierra que recibimos pertenece también alos que vendrán» (ibíd., 159). Por otro lado, «esindispensable prestar especial atención a las co-munidades aborígenes con sus tradiciones cultura-les» (ibíd., 146). Es triste ver las tierras de los pue-

ción y de un futuro mejor para nuestros hijos ynietos. A veces puede parecer una tarea difícil, yaque «hay demasiados intereses particulares y muyfácilmente el interés económico llega a prevalecersobre el bien común y a manipular la informaciónpara no ver afectados sus proyectos» (Laudato si’,54); pero «los seres humanos, capaces de degra-darse hasta el extremo, también pueden sobrepo-nerse, volver a optar por el bien y regenerarse,más allá de todos los condicionamientos mentalesy sociales que les impongan» (ibíd., 205). Por fa-vor, seguid trabajando por un «cambio radical ala altura de las circunstancias» (ibíd., 171). «La in-justicia no es invencible» (ibíd., 74).

Que san Francisco de Asís continúe inspirándo-nos y guiándonos en este camino y que «nuestrasluchas y nuestra preocupación por este planeta nonos quiten el gozo de la esperanza» (ibíd., 244).Después de todo, el fundamento de nuestra espe-ranza descansa en la fe en el poder de nuestro Pa-dre Celestial. Él, «que nos convoca a la entregagenerosa y a darlo todo, nos ofrece las fuerzas yla luz que necesitamos para salir adelante. En elcorazón de este mundo sigue presente el Señor dela vida que nos ama tanto. Él no nos abandona,no nos deja solos, porque se ha unido definitiva-mente a nuestra tierra, y su amor siempre nos lle-va a encontrar nuevos caminos. Alabado sea».(ibíd., 245).

Os bendigo. Y por favor no os olvidéis de re-zar por mí.

«Todos los gobiernos deberían esforzarse por cumplir los compromisos asumidos enParís» en 2015 «para evitar las peores consecuencias de la crisis climática». Esel llamamiento dirigido por el Papa —en la audiencia que tuvo lugar el viernespor la mañana, 6 de julio, en la Sala Clementina— a los participantes de la

conferencia convocada en el Vaticano en el tercer aniversario de la Laudato si’.En particular el Pontífice exhortó a reservar un espacio especial a dos grupos depersonas que están en primera línea en el desafío ecológico integral: «los jóvenes ylas poblaciones indígenas, especialmente las de la Amazonía».

número 28, viernes 13 de julio de 2018 L’OSSERVATORE ROMANO páginas 6/7

En las raícesde la consagración femenina

Audiencia a las hermanas Teatinas de la Inmaculada

JOSÉ RODRÍGUEZ CARBALLO

Llegados a la víspera de la celebración del 50 ani-versario de la restauración del antiguo Ordo virginumquerido por el beato Pablo VI en 1970, y consideran-do el gran desarrollo de esta forma de vida consa-grada en el mundo, la Congregación para los Insti-tutos de Vida Consagrada y las Sociedades de VidaApostólica ha querido ofrecer a todos los obispos,las vírgenes consagradas, las mujeres en formación ya los que están interesados en esta vocación peculiarun documento de orientación y promoción.

La Instrucción Ecclesia Sponsae Imago sobre el Or-do virginum es fruto de una amplia consulta, un tra-bajo sinodal en que han participado obispos, vírge-

sión análoga a las utilizadas para indicar los otrosO rd i n e s (Ordo Episcoporum, Ordo Presbyterorum. Ordodiaconorum, Ordo viduarum).

Refiriéndose a la enseñanza paulina, los Padrestambién daban a las vírgenes cristianas el título desponsa Christi, que es propio de la Iglesia: en ellas,de hecho, veían reflejada la imagen de la Iglesia,virgen porque conserva intacta la fe, esposa porqueestá indisolublemente unida a Cristo su Esposo, ma-dre porque el Crucificado Resucitado genera en ellala nueva vida según el Espíritu. Durante el períodode las persecuciones, numerosas vírgenes cristianashicieron frente al martirio; más tarde, su elecciónvirginal siguió estando rodeada de una estima y unaconsideración particulares. Desde el siglo IV el in-greso en este estado de vida tenía lugar mediante el

Se titula «Ecclesiae Sponsae Imago» la instrucción sobre el «Ordo virginum» de la Congregación para los institutosde vida consagrada y las sociedades de vida apostólica difundida el miércoles 4 de julio. Publicamos en esta página eltexto con el que el arzobispo secretario presentó el documento que el Papa Francisco aprobó el pasado 8 de junio, so-lemnidad del Sagrado corazón de Jesús. Está disponible en cuatro idiomas (italiano, inglés, francés y español). Lo pu-blica la Librería editora vaticana (Ciudad del Vaticano, 2018, 125 páginas, 8 euros).

ción del Ordo Consecrationis Virginum hay vírgenesconsagradas en los cinco continentes, en muchasdiócesis, en contextos eclesiales y sociales muy dife-rentes entre sí. Durante el Año de la Vida Consagra-da, una estadística, seguramente aproximada por de-fecto, estimó la presencia de más de cinco mil vírge-nes consagradas en el mundo. Numerosos obisposdiocesanos han promovido la reaparición de estaforma de vida consagrada, directamente encomenda-da a su cuidado pastoral.

La Congregación para la Vida Consagrada, quesegún la competencia que le es propia, les ha dirigi-do una atención constante, con la Instrucción Eccle-siae Sponsae Imago quiere responder a las solicitudesrecibidas de diversas partes, con las indicaciones queorienten la acción de los obispos diocesanos en elcuidado pastoral del Ordo virginum. La elaboracióndel documento ha atesorado la experiencia de estasdécadas, en las que resulta claramente que la identi-dad del Ordo virginum debe custodiarse respetandoy valorando la diversidad de contextos eclesiales,culturales y sociales en los que se expresa el caris-ma, y teniendo en cuenta las situaciones locales.

La Instrucción se desarrolla en tres partes: La vo-cación y el testimonio del Ordo virginum; La confi-guración del Ordo virginum en las Iglesias particula-res y en la Iglesia universal; El discernimiento voca-cional y la formación para el Ordo virginum.

Partiendo de la base bíblica y cristológica de lavirginidad consagrada, y teniendo como referenciaconstante el rito de consagración, la primera partepresenta el carisma, la fisonomía espiritual y la for-ma de vida asumida por las mujeres que constituyenel Ordo virginum. Se destaca la conexión inseparableentre la consagración bautismal, que inserta en latrama generativa y fraternal de las relaciones eclesia-les, y la consagración virginal, por la cual la mujeres constituida como signo escatológico de la Iglesiaesposa y en la condición virginal se abre al don dematernidad espiritual. La instrucción subraya la gra-tuidad absoluta y el perfil mariano de esta vocación,recordando que la Virgen Madre de Dios es la V i rg ov i rg i n u m , madre, hermana y maestra de las vírgenesconsagradas. Llamadas en la sequela Christi a abra-zar su estilo de vida casto, pobre y obediente, lasconsagradas se dedican a la oración, a la penitencia,a las obras de misericordia y al apostolado, cadauna según sus propios carismas, aceptando el Evan-gelio como regla fundamental de su vida. El ele-mento peculiar de la Ordo virginum, que lo distinguede los Institutos de vida consagrada, es que el caris-ma de la virginidad se armoniza con el carisma pro-pio de cada consagrada, lo que resulta en una am-plia variedad de respuestas a la vocación, en una li-bertad creativa que exige sentido de responsabilidady ejercicio de un serio discernimiento espiritual.Aunque pueda inspirarse en la riqueza de las dife-rentes espiritualidades de la Iglesia, el carisma virgi-nal está plasmado principalmente por la meditaciónorante de la Palabra de Dios, la celebración de lossacramentos y la Liturgia de las Horas: de este mo-do encuentran unidad y orientación no solamenteotras prácticas de oración y ascetismo, sino tambiénsu concreto «hacerse prójimo» de las mujeres y loshombres de su tiempo. De hecho, la consagraciónlas reserva a Dios sin desviarlas del entorno en elque viven. Pueden vivir solas, en familia, junto conotras personas consagradas o en otras situaciones fa-vorables a la expresión de su vocación y a la realiza-ción de su proyecto concreto de vida. Se sustentancon los frutos de su trabajo, que eligen libremente yen el que se ponen al servicio del progreso integralde la sociedad. Manteniendo una mirada contem-plativa sobre la realidad, participan de las alegrías yesperanzas, de la tristeza y las angustias de los hom-bres de su propio tiempo, especialmente de los más

pobres, y contribuyen a la renovación de la culturade acuerdo con el espíritu del Evangelio.

En la segunda parte, dedicada a la configuracióneclesial del Ordo virginum, la Instrucción se centraen las implicaciones prácticas del enraizamiento dio-cesanos. Este es un vínculo especial de amor y per-tenencia mutua: la consagrada se reconoce hija deuna Iglesia particular, comparte su historia de santi-dad, y con sus dones contribuye a su edificación yparticipa en su misión. En esta perspectiva, ademásde la responsabilidad pastoral del obispo diocesano,se destaca que la pertenencia al Ordo virginum, sibien habitualmente vivida en condiciones de sole-dad, instaura profundas relaciones de comunión. Yporque el enraizamiento diocesano no consiste enuna clausura particularista dentro de los confines dela diócesis, las consagradas se abren a los horizontesde la misión universal de la Iglesia y experimentanformas de comunión también en el campo supra-diocesano, tanto a nivel de las reagrupaciones deIglesias particulares, con el apoyo de las respectivasConferencias Episcopales, como a nivel de la Iglesiauniversal, en referencia a la Santa Sede y, en parti-cular, a nuestro Dicasterio.

A la luz del enraizamiento diocesano, la segundaparte de la Instrucción considera después la perma-nencia temporal y los traslados a otras diócesis; laconstitución eventual de fundaciones para el apoyoeconómico del Ordo virginum o de asociaciones y ex-periencias de vida en común; la posible participa-ción en otras agregaciones eclesiales, las diferentehipótesis de separación del Ordo virginum.

La tercera parte de la Instrucción identifica losprincipios y criterios fundamentales para el discerni-miento vocacional, la formación previa a la consa-gración y la formación permanente. Lo que se habíaexplicado anteriormente acerca del Ordo virginum sereplantea en clave pedagógica, evidenciando la pri-macía de la acción del Espíritu Santo, la responsabi-lidad de las mujeres llamadas a esta vocación, elsentido eclesial de los procesos de discernimiento yde formación. En particular, se delinea el papel delobispo diocesano, a quien incumbe la tarea de dis-cernir la vocación de las aspirantes y candidatas;asegurar que cada una pueda recibir una minuciosaformación inicial; llevar a su cumplimiento el discer-nimiento relativo a la admisión a la consagración;presidir la celebración y, posteriormente, acompañary sostener el camino de formación permanente delas consagradas. Para llevar a cabo estas tareas tanimportantes y exigentes, el obispo tendrá que valori-zar los recursos presentes en la diócesis, en primerlugar la experiencia y la competencia de las mismasvírgenes consagradas, y activar las colaboracionesoportunas para establecer con eficacia los itinerariosde discernimiento vocacional y de formación, a finde evitar la vaguedad, la incoherencia, la prisa, elriesgo de una excesiva uniformidad que no sería res-petuosa de la singularidad de cada vocación, y elriesgo opuesto del individualismo que socavaría nosólo la adquisición del sentido de pertenencia al Or-do virginum, sino más profundamente la compren-sión del valor eclesial de esta consagración.

Concluyo con dos breves consideraciones. El ha-ber vuelto a proponer esta forma de vida en la Igle-sia podría parecer un anacronismo, pero es un actode confianza en la acción del Espíritu, que está lle-vando a muchas mujeres a elegir e interpretar esavocación a la luz del camino recorrido por la Iglesiaa través de los siglos y según las necesidades delcontexto histórico actual: se trata de un verdaderocamino de santificación, fascinante y exigente.

Por último, la reaparición del Ordo virginum, vo-cación específicamente femenina, es un dato signifi-cativo no sólo para la comprensión y valorización dela presencia de las mujeres en el pueblo de Dios, si-no también, y más radicalmente, con el fin de pro-fundizar en la consciencia que la Iglesia tiene de símisma como Esposa de Cristo, Pueblo de Dios queen la historia camina hacia el cumplimiento escato-lógico.

Con confianza y esperanza encomendamos, pues,a la intercesión de la Virgen María, Madre de Diosy Madre de la Iglesia, todo el Ordo Virginum y lasmujeres que en el futuro le pertenecerán, junto conla acogida de esta Instrucción.

rito solemne de la consecratio virginum,presidido por el obispo diocesano. Lasvírgenes consagradas se quedaban ensu entorno familiar y social, y participa-ban activamente en la vida de la comu-nidad cristiana reunida en torno alobispo, manifestando el carácter escato-lógico de la Iglesia, la Esposa purifica-da y santificada por el amor del Espo-so, vigilante a la espera de su regresoglorioso y anticipadora del encuentrocon Él.

Durante la Edad Media, con la afir-mación del monaquismo y por razoneshistóricas y culturales complejas, lasvírgenes consagradas se reunieron pro-gresivamente en los monasterios y en elderecho canónico el estado de la vidaconsagrada femenina llegó a identificar-se con la vida contemplativa de clausu-ra. El rito de la consecratio virginum, uti-lizado sólo en algunos monasterios seenriquecía en la forma de su celebra-ción, pero la pertenencia a la comuni-dad monástica mermaba el enraiza-miento en la comunidad cristiana, ca-racterístico de la edad primitiva y pa-trística, con su referencia directa a laautoridad episcopal. Con muy pocasexcepciones, esta situación duró hastael Concilio Vaticano II.

El impulso de renovación eclesialque precedió al Concilio suscitó tam-

nes consagradas y expertos de todo el mundo quehan ofrecido su contribución para poner de relievelas especificidades y las riquezas de esta forma devida consagrada.

El contexto en el que se sitúa el documento, lasrazones de su publicación y sus objetivos se descri-ben en la Introducción, después de una extensa pre-misa de carácter histórico, encaminada a resaltar laspeculiaridades del Ordo Virginum y su original confi-guración eclesial.

Algunos pasajes en el Nuevo Testamento atesti-guan que ya en las comunidades apostólicas, habíamujeres que, eligiendo el carisma de la virginidad,lo abrazaron como una condición estable de vidapara ocuparse con un corazón no dividido de lascosas del Señor. Junto con otras formas de vida as-cética, la elección de la virginidad floreció de mane-ra espontánea en todas las regiones en las que elcristianismo se extendía adoptando las característi-cas de un estado de vida públicamente reconocidoen la Iglesia como el Ordo virginum, con una expre-

bién un nuevo interés por el rito de la c o n s e c ra t i ov i rg i n u m y sentó las bases para su revisión, dispues-ta, a continuación en la Sacrosanctum Concilium, n.80. Por mandato especial del beato Pablo, el 31 demayo de 1970, la Congregación para el Culto Divinopromulgó el nuevo Ordo Consecrationis Virginum,donde estaba prevista la posibilidad de consagrartambién a las mujeres que permanecían en su entor-no de vida habitual según la modalidad del antiguoOrdo virginum. El mismo texto litúrgico y las normasque contiene describen en los elementos esencialesla fisonomía y la disciplina de esta forma de vidaconsagrada, cuyo carácter institucional —propio ydistinto del de los Institutos de Vida Consagrada—fue confirmado sucesivamente por la Iglesia latinaen el Código de Derecho Canónico en el can. 604.

Reanudada después de muchos siglos y en uncontexto histórico, social y eclesial radicalmentecambiado, esta consagración ha revelado una sor-prendente fuerza de atracción. Hoy, cuando todavíano han pasado cincuenta años desde la promulga- Francisco durante un encuentro en su viaje apostólico a Colombia

página 8 L’OSSERVATORE ROMANO viernes 13 de julio de 2018, número 28

Introducción del Pontífice a la oración ecuménica

Contra laindiferencia homicida«Queremos ser una voz que combate el homicidio de laindiferencia. Queremos dar voz a quien no tiene voz, a quien solopuede tragarse las lágrimas, porque hoy Oriente Medio llora, hoysufre y calla, mientras otros lo pisotean en busca de poder yriquezas»: lo subrayó con fuerza el Papa durante la advertenciacon la que introdujo la oración ecuménica por la paz con lospatriarcas de la región de Oriente Medio, que se llevó a cabo elsábado por la mañana, 7 de julio, en el paseo marítimo de Bari.

Queridos hermanos:Hemos llegado como peregrinos a Bari, ventana abierta al

cercano Oriente, llevando en el corazón a nuestras Iglesias, alos pueblos y a tantas personas que viven en situación degran sufrimiento. A ellos les decimos: «Estamos cerca de vo-sotros». Queridos hermanos, os agradezco de corazón porhaber venido hasta aquí con generosidad y premura. Y estoymuy agradecido a todos vosotros, que nos hospedáis en estaciudad, ciudad del encuentro, ciudad de la acogida.

En nuestro camino común nos sostiene la Santa Madre deDios, venerada aquí como Odegitria: la que muestra el cami-no. Aquí descansan las reliquias de san Nicolás, obispo deOriente, cuya veneración surca los mares y atraviesa las fron-teras entre las Iglesias. Que el Santo milagroso interceda pa-ra curar las heridas que tantos llevan dentro. Aquí contem-plamos el horizonte y el mar y nos sentimos impulsados a vi-vir esta jornada con la mente y el corazón dirigidos a Orien-te Medio, encrucijada de civilizaciones y cuna de las grandesreligiones monoteístas.

Allí nos visitó el Señor, «sol que nace de lo alto» (Lc 1,78). Desde allí, la luz de la fe se propagó por el mundo en-tero. Allí han surgido los frescos manantiales de la espiritua-lidad y del monacato. Allí se conservan ritos antiguos únicose inestimables riquezas del arte sacro y de la teología; allípervive la herencia de los grandes Padres en la fe. Esta tradi-ción es un tesoro que hemos de custodiar con todas nuestrasfuerzas, porque en Oriente Medio están las raíces de nues-tras mismas almas.

Pero sobre esta espléndida región se ha ido concentrando,especialmente en los últimos años, una densa nube de tinie-blas: guerra, violencia y destrucción, ocupaciones y diversasformas de fundamentalismo, migraciones forzosas y abando-no, y todo esto en medio del silencio de tantos y la compli-cidad de muchos. Oriente Medio se ha vuelto una tierra degente que deja la propia tierra. Y existe el riesgo de que seextinga la presencia de nuestros hermanos y hermanas en lafe, desfigurando el mismo rostro de la región, porque unOriente Medio sin cristianos no sería Oriente Medio.

Esta jornada inicia con la oración, para que la luz divinadisipe las tinieblas del mundo. Ya hemos encendido, delantede san Nicolás, la «lámpara de una sola llama», símbolo dela unicidad de la Iglesia. Juntos deseamos encender hoy una

llama de esperanza. Que las lámparas que colocaremos seansigno de una luz que aun brilla en la noche. Los cristianos,de hecho, son luz del mundo (cf. Mt 5, 14), pero no solocuando todo a su alrededor es radiante, sino también cuan-do, en los momentos oscuros de la historia, no se resignan alas tinieblas que todo lo envuelven y alimentan la mecha dela esperanza con el aceite de la oración y del amor. Porque,cuando se tienden las manos hacia el cielo en oración y seda la mano al hermano sin buscar el propio interés, arde yresplandece el fuego del Espíritu, Espíritu de unidad, Espíri-tu de paz. Recemos unidos, para pedir al Señor del cielo esapaz que los poderosos de la tierra todavía no han consegui-do encontrar. Que desde el curso del Nilo hasta el Valle delJordán y más allá, pasando por el Orontes, el Tigris y el Éu-frates, resuene el grito del Salmo: «La paz contigo» (122, 8).Por los hermanos que sufren y por los amigos de cada pue-blo y religión, repitamos: La paz contigo. Con el salmista, loimploramos de modo particular para Jerusalén, la ciudadsanta amada por Dios y herida por los hombres, sobre lacual el Señor aún llora: La paz contigo.

La paz: es el grito de tantos Abeles de la actualidad quesube al trono de Dios. Pensando en ellos, no podemos yamás permitirnos decir, ni en Oriente Medio ni en cualquierotra parte del mundo: «¿Soy yo el guardián de mi herma-no?» (Gn 4, 9). La indiferencia mata, y nosotros queremosser una voz que combate el homicidio de la indiferencia.Queremos dar voz a quien no tiene voz, a quien solo puedetragarse las lágrimas, porque hoy Oriente Medio llora, hoysufre y calla, mientras otros lo pisotean en busca de poder yriquezas. Para los pequeños, los sencillos, los heridos, paraaquellos que tienen a Dios de su parte, nosotros imploramos:La paz contigo. Que el «Dios de todo consuelo» (2 Co 1, 3),que sana los corazones destrozados y venda las heridas (cf.Sal 147, 3), escuche hoy nuestra oración.

Viaje apostólico a BariEncuentro Ecuménico

número 28, viernes 13 de julio de 2018 L’OSSERVATORE ROMANO página 9

Desde Bari el llamamiento del Papa por la paz en Oriente Medio

Escuchar el grito de los niños

Queridos hermanos y hermanasEstoy muy agradecido por este encuentro que

hemos tenido la gracia de vivir. Nos hemos ayu-dado a redescubrir nuestra presencia como cris-tianos en Oriente Medio, como hermanos. Y serátanto más profética cuanto más manifieste a Je-sús, el Príncipe de la paz (cf. Is 9, 5). Él no em-puña la espada, sino que le pide a los suyos quela metan de nuevo en la vaina (cf. Jn 18, 11).También nuestro modo de ser iglesia se ve tenta-do por la lógica del mundo, lógica de poder y deganancia, lógica apresurada y de conveniencia. Yestá nuestro pecado, la incoherencia entre la fe yla vida, que oscurece el testimonio. Sentimos unavez más que debemos convertirnos al Evangelio,garantía de auténtica libertad, y hacerlo con ur-gencia ahora, en la noche del Oriente Medio enagonía. Como en la noche angustiosa de Getse-maní, no será la huida (cf. Mt 26, 56) o la espada(cf. Mt 26, 52) lo que anticipe el radiante amane-cer de la Pascua, sino el don de sí a imitación delSeñor. La buena noticia de Jesús, crucificado yresucitado por amor, que nos llegó desde las tie-rras de Oriente Medio, ha conquistado el cora-zón del hombre a lo largo de los siglos porqueno está ligada a los poderes del mundo, sino a lafuerza inerme de la Cruz. El Evangelio nos obli-ga a una conversión diaria a los planes de Dios,a que encontremos solo en él seguridad y consue-lo, para anunciarlo a todos y a pesar de todo. Lafe de las personas sencillas, tan profundamentearraigada en Oriente Medio, es la fuente en laque debemos saciarnos y purificarnos, como su-cede cuando volvemos a los orígenes, yendo co-mo peregrinos a Jerusalén, a Tierra Santa o a lossantuarios de Egipto, Jordania, Líbano, Siria,Turquía y de otros lugares sagrados de esa re-gión.

Alentándonos mutuamente, hemos dialogadofraternalmente. Ha sido un signo de que el en-cuentro y la unidad hay que buscarlos siempre,sin temer las diferencias. Así también la paz: hayque cultivarla también en las áridas tierras de lascontraposiciones, porque hoy, a pesar de todo,no hay alternativa posible a la paz. La paz novendrá gracias a las treguas sostenidas por murosy pruebas de fuerza, sino por la voluntad real deescuchar y dialogar. Nosotros nos compromete-mos a caminar, orar y trabajar, e imploramos queel arte del encuentro prevalezca sobre las estrate-gias de confrontación, que la ostentación de losamenazantes signos de poder deje paso al poderde los signos de esperanza: hombres de buenavoluntad y de diferentes credos que no tienen

miedo de hablarse, de aceptar las razones de losdemás y de cuidarse unos a otros. Solo así, cui-dando que a nadie le falte pan y trabajo, digni-dad y esperanza, los gritos de guerra se transfor-marán en cantos de paz. Para ello es esencial quequien tiene el poder se ponga decidida y sin másdilaciones al servicio verdadero de la paz y no alde los propios intereses. ¡Basta del beneficio deunos pocos a costa de la piel de muchos! ¡Bastade las ocupaciones de las tierras que desgarran alos pueblos! ¡Basta con el prevalecer de las ver-dades parciales a costa de las esperanzas de lagente! ¡Basta de usar a Oriente Medio para obte-ner beneficios ajenos a Oriente Medio! La guerra

Que para abrir caminos de paz, se vuelva lamirada en cambio hacia quien suplica poder vivirfraternalmente con los demás. Que se proteja lapresencia de todos no solo de los que son mayo-ría. Que se abra también de par en par en Orien-te Medio el camino del derecho a una comúnciudadanía, camino para un futuro renovado.También los cristianos son y ha de ser ciudada-nos a título pleno, con los mismos derechos.

Profundamente angustiados, pero nunca priva-dos de esperanza, volvemos la mirada a Jerusa-lén, ciudad para todos los pueblos, ciudad únicay sagrada para los cristianos, judíos y musulma-nes de todo el mundo, cuya identidad y vocaciónha de ser preservada más allá de las distintas dis-putas y tensiones, y cuyo status quo exige que searespetado de acuerdo con lo deliberado por laComunidad internacional y repetidamente for-mulado por las comunidades cristianas de TierraSanta. Solo una solución negociada entre israe-

líes y palestinos, firmemente deseada y favorecidapor la Comunidad de naciones, podrá conducir auna paz estable y duradera, y asegurar la coexis-tencia de dos Estados para dos pueblos. La espe-ranza tiene el rostro de los niños. En OrienteMedio, durante años, un número aterrador de ni-ños llora a causa de muertes violentas en sus fa-milias y ve amenazada su tierra natal, a menudocon la única posibilidad de tener que huir. Estaes la muerte de la esperanza. Son demasiados losniños que han pasado la mayor parte de sus vi-das viendo con sus ojos escombros en lugar deescuelas, oyendo el sordo estruendo de las bom-bas en lugar del bullicio festivo de los juegos.Que la humanidad —os ruego— escuche el gritode los niños, cuya boca proclama la gloria deDios (cf. Sal 8, 3). Solo secando sus lágrimas elmundo encontrará la dignidad.

Pensando en los niños —¡No nos olvidemos delos niños!—, dentro de poco lanzaremos al aire,junto con algunas palomas, nuestro deseo depaz. Que el anhelo de paz se eleve más alto quecualquier nube oscura. Que nuestros corazonesse mantengan unidos y vueltos al cielo, esperan-do que, como en los tiempos del diluvio, regreseel tierno brote de la esperanza (cf. Gn 8, 11). Yque Oriente Medio no sea más un arco de guerratensado entre los continentes, sino un arca depaz acogedora para los pueblos y los credos.Amado Oriente Medio, que desaparezcan de tilas tinieblas de la guerra, del poder, de la violen-cia, de los fanatismos, de los beneficios injustos,de la explotación, de la pobreza, de la desigual-dad y de la falta de reconocimiento de los dere-chos. «Que la paz descienda sobre ti» (Sal 122,8) —repitamos juntos: «Que la paz descienda so-bre ti»—, en ti la justicia, sobre ti descienda labendición de Dios. Amén.

En Oriente Medio «un número aterrador de niños llora a causa de muertes violentas en sus familias y veamenazada su tierra natal, a menudo con la única posibilidad de tener que huir. Que la humanidad –osruego– escuche el grito de los niños». Es el sentido llamamiento lanzado por el Papa Francisco en Bari,desde la basílica de San Nicolás, el sábado 7 de julio por la mañana.

guen desenfrenadas carreras de rearme. Es unagravísima responsabilidad que pesa sobre la con-ciencia de las naciones, especialmente de las máspoderosas. No olvidemos el siglo pasado, no de-jemos de lado las lecciones de Hiroshima y Na-gasaki, no convirtamos las tierras de Oriente,donde apareció el Verbo de paz, en oscuras ex-tensiones de silencio. Basta de contraposicionesobstinadas, basta de la sed de ganancia, que nose detiene ante nadie con tal de acaparar depósi-tos de gas y combustible, sin ningún cuidado porla casa común y sin ningún escrúpulo en que elmercado de la energía dicte la ley de la conviven-cia entre los pueblos.

es la plaga que trágicamenteasalta esta amada región. Quienlo sufre es sobre todo la gentepobre. Pensemos en la martiri-zada Siria, especialmente en laprovincia de Deraa, donde sehan reanudado intensos comba-tes que han provocado un grannúmero de personas desplaza-das, expuestas a terribles sufri-mientos. La guerra es hija delpoder y la pobreza. Se vencerenunciando a la lógica de lasupremacía y erradicando la mi-seria. Muchos conflictos han si-do fomentados también porformas de fundamentalismo yfanatismo que, disfrazados depretextos religiosos, han blasfe-mado en realidad el nombre deDios, que es paz, y han perse-guido al hermano que desdesiempre ha vivido al lado. Perola violencia se alimenta siemprede las armas. No se puede le-vantar la voz para hablar depaz mientras a escondidas se si-

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El ecumenismodel Evangelio de la paz

MARCELO FIGUEROA

San Nicolás, patrono de Turquía, Grecia yRusia descansa en la ciudad de Bari, perobien podría hacerlo en la ciudad turca deMyra donde fue obispo y murió a media-

dos del siglo I V. Sin embargo, la providencia quisoque su veneración santa alcanzara el este de Euro-pa sustentada por una serie de milagros atribuidosa su intermediación desde el traslado de sus reli-quias al sur de Italia. Es por ello que ese santua-rio en Bari se constituye inequívocamente en unlugar paradigmático para el encuentro y la santi-dad interconfesional entre Oriente y Occidente.Allí, la oración silenciosa con la que Papa Francis-co comenzó la jornada ecuménica en la mañanadel 7 de julio se transformó en un grito de pazprofundo, fuerte y extenso que atravesó territo-rios, tiempos, culturas y confesiones cristianas. Eltrueno silencioso de la oración del Papa fue acom-pañado por el rayo infinito de la luz del Evange-lio de la paz en el momento en que se encendió la«lámpara uniflama» con un claro simbolismo deunidad indisoluble en la diversidad cristiana. Eranecesario que a los tres adjetivos para el ecume-nismo que el cardenal Koch utilizara en el anun-cio de este histórico peregrinar de Francisco: el de«la vida», «la santidad» y la «la sangre» se leagregara otro que los contuviera. Un nuevo califi-cativo que se transforme en un hilo invisible peroirrompible que sirva para conjugar verbos quemuevan a la esperanza en medio de tantos sustan-tivos agotados en nombrar demasiados desconsue-los. Y ese adjetivo imprescindible lo acercó el can-to peregrino de David en su Salmo 122 «¡La pazsea contigo!». Sería entonces el «ecumenismo dela paz» el que una a cristianos de todo el mundopor Oriente Medio ese día. Ya en el encuentro deoración en donde participaron ministros de másde veinte iglesias de Oriente Medio, ortodoxos,católicos y luteranos, el Papa Francisco retomó lasimágenes recientes de la luz, fe y tradición en lasriquezas y herencia de los Padres de nuestra fe co-mún «porque en Oriente Medio están las raícesde nuestras mismas almas». Pero a aquellas con-mociones espirituales cósmicas y luminosas de losprimeros gestos era menester confrontarlas con lasfuerzas tenebrosas que oscurecieron esas tierrascon guerras, destrucción y silencios muy diferentesal del inicio de la jornada, sordos de dolor o ca-llados por la complicidad. Y a esa grotesca defor-mación de la belleza de los pueblos que abrazaronhace siglos el Evangelio, el Papa Francisco no du-dó en advertir que pueden hasta llegar a «desfigu-rar el mismo rostro de la región, porque unOriente Medio sin cristianos no sería Oriente Me-dio». Y es justamente a ese horrendo espejo de-formante del rosto del Cristo sufriente en el sem-blante de tantos hermanos que es menester con-traponer con la imagen luminosa del Jesús victo-

rioso y con ella hacer arder y resplandecer «el fue-go del Espíritu, Espíritu de unidad, Espíritu depaz». Esa esperanza luminosa debe seguir los pa-sos hermenéuticos de ese mismo Salmo davídicoque reza en el verso sexto: «Pidamos por la pazde Jerusalén». Por ello el Pontífice instó a repetire implorar «…de modo particular para Jerusalén,la ciudad santa amada por Dios y herida por loshombres, sobre la cual el Señor aún llora: La pazcontigo». Ese grito de esperanza, esa luz que en-frenta sin temores las tinieblas y ese llamado uni-do a la paz, tuvo una significativa invitación a laincondicionalidad ante todo pronombre posiblepor parte Teodoro II. El Papa de Alejandría re-zando en lengua árabe expresó: «Señor, te agra-decemos por cualquier condición, con cualquiercondición y en cualquier condición. Porque Túnos has protegido, nos has ayudado, nos has pre-servado, nos has acogido, nos has salvado y noshas sostenido». Promediando la jornada, el PapaFrancisco desde el atrio de la Basílica de San Ni-colás acompasó a las brisas marinas con vientossuaves pero firmes de una voz profética cristianaque enfrente la «lógica del mundo, lógica de po-der y de ganancia, lógica apresurada y de conve-niencia». Y la voz profética es la buena noticia deJesús, crucificado y resucitado y la paz que se de-be buscar como signo inequívoco y a la altura desemejante pertenencia en Cristo. Una paz que«hay que cultivarla también en las áridas tierrasde las contraposiciones, porque hoy, a pesar detodo, no hay alternativa posible a la paz. La pazno vendrá gracias a las treguas sostenidas por mu-ros y pruebas de fuerza, sino por la voluntad realde escuchar y dialogar». Solo de esa maneraaquellos «signos de poder» dejarán paso a los«signos de esperanza». Una naciente esperanzaque para decir «ahora», también debe saber decir«basta». «¡Basta del beneficio de unos pocos acosta de la piel de muchos! ¡Basta de las ocupa-ciones de las tierras que desgarran a los pueblos!¡Basta con el prevalecer de las verdades parcialesa costa de las esperanza de la gente! ¡Basta deusar a Oriente Medio para obtener beneficios aje-nos a Oriente Medio! Y así como la raíz de la pazy la fe se debe buscar en los santos de los prime-ros siglos, la esperanza según el Papa Franciscotendrá «el rostro de los niños». Y fue pensandoen ellos que se lanzó al aire junto con algunas pa-lomas el deseo ecuménico de paz con el anhelo deque se eleve más alto que cualquier nube oscura.Y al terminar el día de oración ecuménica se po-drá releer el Salmo 122 con una exégesis renovadaen esperanza y paz, comenzando por sus primerosversos: «Yo me alegro cuando me dicen: Vamos ala casa del Señor». Vayamos juntos, cristianosunidos en la diversidad reconciliada peregrinandocon los hermosos pies que anuncian el Evangeliode la paz (Romanos 10, 15).

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número 28, viernes 13 de julio de 2018 L’OSSERVATORE ROMANO página 11

Alimentaciónun frágil derechoFERNAND O CHICA ARELLANO

La Declaración Universal delos Derechos Humanos,promulgada por la ONU enel mes de diciembre de

1948, incluía por primera vez el quepodríamos denominar derecho a unaalimentación digna. En su artículo25 podemos leer que toda personatiene derecho a un nivel de vidaadecuado que le asegure, así como asu familia, la salud y el bienestar, yen especial la alimentación, el vesti-do, la vivienda, la asistencia médicay los servicios sociales necesarios.

El magisterio pontificio no dudóni tardó mucho en recoger la mismaidea, casi con las mismas palabras.Así, al tratar de los derechos huma-nos, la Pacem in terris de san JuanXXIII (1963) incluye el derecho a losmedios necesarios para un decorosonivel de vida, los cuales son, princi-palmente, el alimento, el vestido, lavivienda, el descanso, la asistenciamédica y, finalmente, los serviciosindispensables que a cada uno debeprestar el Estado (n.11). Con todo, ya pesar de ser una formulación satis-factoria, ya por esos años se aprecia-ba la necesidad de un desarrollo.Por una parte, la importancia delasunto requería que el derecho a laalimentación fuera tratado de formaespecífica, individualizado. Pero noera ésta la principal cuestión. La De-claración de la ONU estaba configu-rada como la enumeración de dere-chos que la persona puede esgrimirante el Estado, cada uno el suyo.Sin embargo, la malnutrición afecta-ba a países enteros, que, o bien care-cían de los necesarios recursos paracumplir con ese deber tan primario,o eran víctimas de conflictos o degraves catástrofes naturales. Se hacíapor tanto imprescindible un trata-miento global del problema. La pro-pia Declaración lo reconocía en suartículo 28, al señalar que toda per-sona tiene derecho a que se establez-ca un orden social e internacional enel que los derechos y libertades pro-clamados en esta Declaración se ha-gan plenamente efectivos. Puede serdiscutible la redacción en cuanto ala técnica jurídica —¿ante quién pue-de el individuo reclamar este dere-cho?—, pero lo que en realidad sequería decir es que quedaba pen-diente para el futuro la tarea de esta-blecer un orden solidario entre lospueblos, con la formulación de dere-chos y deberes. La Declaración de1948 no se consideró, ni siquiera porsus propios autores, como la etapafinal en materia de derechos huma-nos.

La Organización de las NacionesUnidas para la Alimentación y laAgricultura (FA O ) promovió ensegui-da campañas contra el hambre en elmundo, inmediatamente secundadaspor la Iglesia, tanto por Caritas In-ternationalis como por otras múlti-ples entidades. Sin embargo, estosesfuerzos, por aquellos años, con fre-cuencia estaban lastrados por unaideología malthusiana, que ponía elacento en el control de la poblaciónmás que en la lucha contra el ham-bre propiamente dicha, y que con elpaso de los años se ha revelado co-mo falsa.

La Iglesia católica, en cambio, pu-so siempre el énfasis en el deber desolidaridad internacional, formulado

en la Constitución Gaudium et spesdel Concilio Vaticano II (cf. n. 86).Su desarrollo, en lo que respecta a laalimentación, fue realizado por laEncíclica Populorum progressio, dePablo VI, en 1967. No hay espacioaquí para recoger todo lo que dice;bastará con indicar que, tras la de-claración del gravísimo deber de so-lidaridad entre los pueblos, el PapaMontini hace un llamamiento a laayuda y a la creación de un fondomundial contra el hambre, sin dejarde señalar que el objetivo final esque cada nación tenga los recursosnecesarios para ser protagonista de

tos que lo han hecho posible. Porsupuesto, eso no quiere decir que elproblema esté resuelto. Hay muchosmales que hacen resurgir el jineteapocalíptico del hambre, entre ellosguerras, catástrofes naturales y regí-menes tiránicos e ineficaces quearruinan una nación entera. Perotambién aquí todos estos años hansido testigos del esfuerzo de profe-sionalización de muchas institucio-nes que combaten el hambre en elmundo, entre ellas la FA O. Cierta-mente es una tarea que no llega alos titulares de la prensa —el trabajoconstante y bien hecho no suele ha-

en real. En la presente década, cuan-do ya parecía que avanzábamos enla solución del problema del 11% dela población mundial con malnutri-ción, lamentablemente han vuelto acrecer las cifras de los hambrientos.

Esta penosa realidad es la que es-tá abordando insistentemente el ac-tual Pontífice, el Papa Francisco. ElSanto Padre lleva muy clavado en sualma el drama del hambre en elmundo. Hay muchas referencias alrespecto, entre las que descuella unsignificativo discurso. En mi opiniónresume atinadamente todo su pensa-miento sobre el tema que nos ocupa.Me refiero al pronunciado en la sedede la FA O, con motivo del Día Mun-dial de la Alimentación, el pasado 16de octubre de 2017. Podemos situarla clave de su mensaje en el hechode que no habla del derecho a la ali-mentación, sino más bien del dere-cho a la seguridad alimentaria. Laprecariedad a este respecto pudo ha-ber sido inevitable en otras épocasde la humanidad, pero, con los re-cursos disponibles hoy, ya no lo es.Por eso, Francisco señala que la rea-lidad actual reclama una mayor res-ponsabilidad a todos los niveles, nosólo para garantizar la producciónnecesaria o la equitativa distribuciónde los frutos de la tierra, sino sobretodo para garantizar el derecho detodo ser humano a alimentarse se-gún sus propias necesidades.

Con todo, no será solamente unsentido de solidaridad lo que muevaesta actuación, sino sobre todo laconciencia de una fraternidad uni-versal. Esto incide en lo más genui-no del mensaje cristiano, que predi-ca el amor al prójimo como seña deidentidad.

El Papa, en consecuencia, invita adar lo mejor del ser humano en esteesfuerzo por erradicar toda insufi-ciencia alimentaria en el mundo, in-vita a no quedarse en la mera retóri-ca para pasar a acciones concretas ytangibles, a gestos e iniciativas efica-ces que levanten de la postración aquien carece del pan cotidiano. Ytodo ello radicados en el firme ci-miento del amor. Así pudo afirmarlosin ambages en la FA O : No podemosactuar solo si los demás lo hacen, nilimitarnos a tener piedad (en el sen-tido de un mero y saltuario senti-mentalismo), porque la piedad se li-mita a las ayudas de emergencia,mientras que el amor inspira la justi-cia y es esencial para llevar a caboun orden social justo entre realida-des distintas que aspiran al encuen-tro recíproco. Amar significa contri-buir a que cada país aumente la pro-ducción y llegue a una autosuficien-cia alimentaria.

Amar se traduce en pensar ennuevos modelos de desarrollo y deconsumo, y en adoptar políticas queno empeoren la situación de las po-blaciones menos avanzadas o su de-pendencia externa. Amar significano seguir dividiendo a la familia hu-mana entre los que gozan de lo su-perfluo y los que carecen de lo nece-sario.

Que estas palabras del Obispo deRoma se hagan realidad para benefi-cio de los menos favorecidos y sir-van de acicate a las conciencias paraterminar con la indiferencia hacia lospobres y postergados y eliminar deuna vez por todas el flagelo delhambre en el mundo.

su desarrollo y dar adecuadamentede comer a su propia población.

En las décadas posteriores, eseclamor, eclesiástico y civil, acerca dela deficiente alimentación y el ham-bre en el mundo ha disminuido bas-tante. El motivo no ha sido la faltade preocupación. Por el contrario, seha trabajado y se ha hecho mucho.Una cita de la Encíclica Centesimusannus, de san Juan Pablo II, nos per-mite conocer el nuevo enfoque quese le da al asunto: «No es lícito […]exigir o pretender su pago [de ladeuda contraída por créditos a unpaís] cuando éste vendría a imponerde hecho opciones políticas talesque llevaran al hambre y a la deses-peración a poblaciones enteras»(n.35). El desarrollo de muchos paí-ses —modesto, pero en principio su-ficiente para dar de comer digna-mente a la población— no debe po-nerse en peligro por la incapacidadde devolver íntegramente los crédi-

cerlo—, pero que ha resuelto y re-suelve multitud de problemas y desituaciones de emergencia. Además,poco a poco ha ido calando en per-sonas y naciones este deber de soli-daridad entre todos los hombres dela Tierra, y la humanidad ha vistorespuestas generosas hacia pueblosremotos y hasta ese momento casidesconocidos por numerosos donan-tes.

Muchos en Occidente no lograndel todo darse cuenta de que, si bienen bastantes sitios se ha combatidocon éxito el hambre, persiste sin em-bargo su amenaza. Es algo que eneconomías precarias ha sucedidosiempre. Este año podemos comerbien, sí, pero una mala cosecha, unacatástrofe natural o una guerra signi-fica que el próximo año no será así.Por desgracia, los nefastos efectosdel cambio climático y el aumentode conflictos —con millones de refu-giados— han convertido lo posible

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SI LV I A GUIDI

Nueve salas y más de 1650 metros cuadra-dos de exposición, en el espléndido yantiguo colegio de San Ildefonso en laCiudad de México, albergan ciento

ochenta obras de los Museos Vaticanos, la Fábricade San Pedro, la Biblioteca Apostólica Vaticana, laSacristía Papal y el Museo del tesoro de la Basílicade San Juan de Letrán, que conserva espléndidosmuebles litúrgicos, sin olvidar pinturas y testimo-nios de los museos locales más importantes, del ar-chivo histórico de la provincia mexicana de laCompañía de Jesús y de colecciones privadas.

La exposición Vaticano: De San Pedro a Francis-co. Dos mil años de arte e historia —inaugurada el 18de junio por el presidente Enrique Peña Nieto yaccesible al público desde el miércoles 20— se hallevado a cabo para celebrar el vigésimo quintoaniversario del restablecimiento de las relacionesdiplomáticas entre el gobierno mexicano y la SantaSede, que tuvo lugar el 21 de septiembre de 1992.Y quiere dar testimonio, a través del arte y la cul-tura, de un diálogo todavía en curso, reiniciadohace un cuarto de siglo, un resultado concreto—reiteró la ministra de Cultura, María CristinaGarcía Cepeda, durante la rueda de prensa— de losvínculos culturales que México ha establecido conel mundo.

Durante toda la duración de la exposición,abierta hasta el 28 de octubre con entrada gratuitay registro a través de w w w. d e s a n p e d ro a f ra n c i s c o . c o m ,el visitante podrá ver de cerca piezas que nuncahan salido de los Museos (como en el caso de LaAn u n c i a c i ó n de Marcello Venusti, restaurada para laocasión) y recorrer la historia de dos milenios de laIglesia católica a través de un itinerario que se de-sata a partir de la sección «Los fundamentos de laIglesia: la sangre de los mártires» para llegar hastanuestros días. Desde San Pedro al Papa Franciscodeteniéndose en temas particularmente significati-vos para los cristianos, como la construcción de labasílica vaticana, en profundidad, explicados eilustrados con infografías, vídeo y animaciones.

La pieza más antigua se remonta al primer siglode la era cristiana, mientras que la más reciente esde la elección del Papa Bergoglio; la muestra ha si-do comisariada por Barbara Jatta, directora de losMuseos Vaticanos; Alessandra Rodolfo, Adele Bre-da, Sandro Barbagallo y Pietro Zander y por losmiembros de la Comusión Museológica y Museo-gráfica Miguel Ángel Fernández y José EnriqueOrtiz Lanz, coordinados por Bertha Cea Echeni-que y Antonio Berumen.

Una ocasión valiosa, continuó la ministra MaríaCristina García Cepeda, «seguramente sorprenden-te para quien reserve una visita», ya que «el arte yla cultura representan el diálogo más franco, direc-to y efectivo entre los seres humanos. El arte co-munica, une, el arte trae paz y armonía». Para losmexicanos, también será una oportunidad para ver

de nuevo —pero enmarcado en un contexto dife-re n t e — obras maestras que ya conocen, pero comoel retrato de la hermana Juana Inés de la Cruz, deJuan Miranda, una espléndida pintura al óleo delsiglo XVIII, o san Dionisio Papa y confesor de Mi-guel Cabrera, también del siglo XVIII.

Vuelve a la mente la emotiva historia de Kariti-na, setenta y siete años de Querétaro, que en juniode hace un año, después de un tour «virtual» porla Capilla Sixtina en México (gracias a la simula-ción desarrollada por el director Gabriel Barumenen colaboración con los Museos Vaticanos) ganóun premio de un viaje a Roma.

«Entrar en la verdadera Sixtina es una emociónincreíble —dijo Karitina, en el dialecto nahuatl, elantiguo lenguaje uto-azteca— no sé cómo decirlo,se respira a Dios». El hermanamiento entre Méxi-co y la Santa Sede continúa, esta vez llevando unpoco del Vaticano a América Latina de una mane-ra no virtual.

Del Vaticano a MéxicoGran exposición en el antiguo colegio de San Ildefonso

Tiziano, «La Virgen con el niño y santos».El artista italiano del renacimiento pintó este granretablo entre 1533 y 1535. Es un lienzo al óleo queel Papa Clemente XIV adquirió en torno al 1770para el palacio pontificio del Quirinal de Roma,

aunque nunca se expuso allí, sino que pasó a SanPedro en Montorio. En 1820 entró a formar partede la Pinacoteca Vaticana de Pío VII. Representa a

la Virgen con el Niño y ángeles en las nubes y,abajo, a los santos Catalina, Nicolás, Pedro,

Antonio, Francisco y Sebastián en recogimiento