comprensión de textos e instrucción

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Comprensión de textos e instrucción JosØ A. León Cascón / Juan A. García Madruga Miembros de la UAM y UNED, respectivamente. Estudio de la comprensión de textos. La comprensión lectora es el resultado de la interacción de varios factores: los conocimientos y habilidades que aporta el sujeto, y las característi- cas del propio texto (texto descriptivo, narrativo, expositivo). En la adquisición del apren- dizaje los teóricos han identificado dos procesos clave: el proceso organizacional, y la aso- ciación por repetición. También se presentan las concepciones teóricas de David P. Ausubel dentro de la concepción de aprendizaje significativo, modelo de enseñanza desarrollado por A.S. Palincsar y A.L. Brown y el programa de D.F. Dansereau. aprendizaje significativo, David P. Ausubel, A. S. Palincsar y A. L. Brown, Psicología y educación, F. Dansereau Como muestran numerosos trabajos sobre el pensamiento formal, es en la adolescencia donde se alcanza la plena capacidad de comprender y asimilar conocimientos complejos expresados lingüísticamente. Precisamente, uno de los rasgos funcionales característicos de este pensamiento es su carácter proposicional. Esta nueva habili- dad permite al adolescente no sólo trabajar intelectualmente la realidad inmediata, sino representarla proposicionalmente, substrayéndola en conceptos y razonamientos por medio del lenguaje como forma de expre- sión, cuyo papel será creciente en este pensamiento. Esta capacidad de comunicación significa, que se había iniciado ya con la aparición del lenguaje, se profundiza con la progresiva automatización de las estrategias que se basan en la codificación de la información y con el desarrollo de estrategias semánticas que van a incidir directa- mente en el significado del mensaje. De forma paralela, el proceso de adquisición de conocimientos mediante la lectura cobra importancia duran- te la adolescencia en el ciclo medio de la EGB. Es en este período donde tiene lugar el cambio de lo que se ha denominado «aprender a leer» por «leer para aprender». Este progresivo dominio y desarrollo de las estrategias semánticas en la comprensión del lenguaje no es algo que se adquiera espontáneamente, sino que se asienta con la práctica, ya que ésta permite la automatización de los procesos superficiales y la dedicación de los recursos cognoscitivos a la tarea de la comprensión lectora. De hecho, este aprendizaje a través de materiales escritos, lejos de ser un proceso cerrado, continúa desarrollándose en la edad adulta con la adquisición progresiva de nuevos conocimientos. Dentro del ámbito educativo puede observarse que la mayor parte de los contenidos que cursan los adoles- centes revelan una clara predominancia de los textos escritos y que, a diferencia de en edades anteriores, el material escrito cobra mayor relevancia a medida que se va ascendiendo de nivel académico. Ello obedece, en parte, a la complejidad de las nociones que es preciso introducir en el tercer ciclo de EGB y BUP y, también, a que el medio escrito constituye actualmente el principal sistema de transmisión de conocimientos organizados. Con independencia de los métodos didácticos más o menos activos que se propugnan en estas edades, no debe entender que la lectura y la posterior comprensión de un texto sean algo que pueda hacerse de forma pasiva. Por el contra- rio, exige del alumno la activación de sus recursos cognoscitivos y la utilización de sus conocimientos y habilida- des. Buena prueba de ello son las quejas bastante frecuentes entre docentes sobre la incapacidad de algunos alumnos para comprender y asimilar los conocimientos expuestos en un texto, referidas a un importante sector de la población estudiantil en el que persisten dificultades que les impiden acceder con eficacia a la capacidad de aprendizaje a través de la lectura. Hechos como éstos muestran la necesidad de poseer las habilidades lectoras adecuadas y de considerarlas un objetivo de vital importancia e indispensable, no sólo en lo educativo, sino también en el acceso al mundo laboral,

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Comprensión de textos e instrucción

José A. León Cascón / Juan A. García Madruga

Miembros de la UAM y UNED, respectivamente.

Estudio de la comprensión de textos. La comprensión lectora es el resultado de la interacciónde varios factores: los conocimientos y habilidades que aporta el sujeto, y las característi-cas del propio texto (texto descriptivo, narrativo, expositivo). En la adquisición del apren-dizaje los teóricos han identificado dos procesos clave: el proceso organizacional, y la aso-ciación por repetición. También se presentan las concepciones teóricas de David P. Ausubeldentro de la concepción de aprendizaje significativo, modelo de enseñanza desarrolladopor A.S. Palincsar y A.L. Brown y el programa de D.F. Dansereau.

aprendizaje significativo, David P. Ausubel, A. S. Palincsar y A. L. Brown, Psicología y educación, F.Dansereau

Como muestran numerosos trabajos sobre el pensamiento formal, es en la adolescencia donde se alcanza laplena capacidad de comprender y asimilar conocimientos complejos expresados lingüísticamente. Precisamente,uno de los rasgos funcionales característicos de este pensamiento es su carácter proposicional. Esta nueva habili-dad permite al adolescente no sólo trabajar intelectualmente la realidad inmediata, sino representarlaproposicionalmente, substrayéndola en conceptos y razonamientos por medio del lenguaje como forma de expre-sión, cuyo papel será creciente en este pensamiento. Esta capacidad de comunicación significa, que se habíainiciado ya con la aparición del lenguaje, se profundiza con la progresiva automatización de las estrategias que sebasan en la codificación de la información y con el desarrollo de estrategias semánticas que van a incidir directa-mente en el significado del mensaje.

De forma paralela, el proceso de adquisición de conocimientos mediante la lectura cobra importancia duran-te la adolescencia en el ciclo medio de la EGB. Es en este período donde tiene lugar el cambio de lo que se hadenominado «aprender a leer» por «leer para aprender». Este progresivo dominio y desarrollo de las estrategiassemánticas en la comprensión del lenguaje no es algo que se adquiera espontáneamente, sino que se asienta con lapráctica, ya que ésta permite la automatización de los procesos superficiales y la dedicación de los recursoscognoscitivos a la tarea de la comprensión lectora. De hecho, este aprendizaje a través de materiales escritos, lejosde ser un proceso cerrado, continúa desarrollándose en la edad adulta con la adquisición progresiva de nuevosconocimientos.

Dentro del ámbito educativo puede observarse que la mayor parte de los contenidos que cursan los adoles-centes revelan una clara predominancia de los textos escritos y que, a diferencia de en edades anteriores, elmaterial escrito cobra mayor relevancia a medida que se va ascendiendo de nivel académico. Ello obedece, enparte, a la complejidad de las nociones que es preciso introducir en el tercer ciclo de EGB y BUP y, también, a queel medio escrito constituye actualmente el principal sistema de transmisión de conocimientos organizados. Conindependencia de los métodos didácticos más o menos activos que se propugnan en estas edades, no debe entenderque la lectura y la posterior comprensión de un texto sean algo que pueda hacerse de forma pasiva. Por el contra-rio, exige del alumno la activación de sus recursos cognoscitivos y la utilización de sus conocimientos y habilida-des. Buena prueba de ello son las quejas bastante frecuentes entre docentes sobre la incapacidad de algunosalumnos para comprender y asimilar los conocimientos expuestos en un texto, referidas a un importante sector dela población estudiantil en el que persisten dificultades que les impiden acceder con eficacia a la capacidad deaprendizaje a través de la lectura.

Hechos como éstos muestran la necesidad de poseer las habilidades lectoras adecuadas y de considerarlas unobjetivo de vital importancia e indispensable, no sólo en lo educativo, sino también en el acceso al mundo laboral,

social o cultural. También plantean la urgencia de elaborar procedimientos específicos para instruir al adolescenteen la comprensión de textos, tratando de lograr mediante la intervención una mejora de esas habilidades.

LA INTERACCIÓN ENTRE EL TEXTO Y EL SUJETO

Una vez evidenciada la importancia de la comprensión lectora, cabe preguntarse: ¿cómo se produce la com-prensión de un texto?, ¿qué procesos y estrategias intervienen en su proceso?, ¿se comprenden con la mismadificultad los distintos tipos de textos?, las habilidades lectoras, ¿pueden modificarse y mejorarse? Este tema fuetratado ya en un trabajo publicado en esta misma revista, García Madruga (1986a), del que adoptaremos, noobstante, algunas conclusiones.

Numerosos estudios sobre memoria de prosa, ya desde las investigaciones de Bartlett, señalan que el recuer-do, lejos de ser un proceso pasivo, implica una elaboración constructiva por parte del lector en la que la informa-ción se reduce a una especie de resumen donde la mayor parte de los detalles se olvidan. Consecuentemente, larepresentación en nuestra mente de la información extraída de un texto no es un producto literal. Los aspectosmorfosintácticos del texto se pierden fácilmente, cristalizando la idea o ideas fundamentales de su contenido. Laesencia de la información obtenida se relaciona con la ya almacenada de experiencias pasadas similares, que ellector ya ha vivido, resaltando entonces algunos datos sobre otros. Esta representación suele tener, además, en ellector competente, una estructura general de carácter jerárquico, en la que domina la idea principal sobre otrasmás secundarias. Son varios, por consiguiente, los elementos que están en juego. La comprensión del texto por ellector es el resultado de la interacción de varios factores: los conocimientos y habilidades que aporta el sujeto y lascaracterísticas del propio texto, especialmente su estructura. Veremos resumidamente cada uno de ellos.

CONOCIMIENTOS Y HABILIDADES QUE APORTA EL LECTOR

El conocimiento que posee el sujeto puede ser de diferentes tipos: conocimiento general del mundo; deltema o tópico del que trate el texto; y cómo está organizado éste o, en otras palabras, de su superestructuraesquemática. Cada tipo se organiza en estructuras esquemáticas o «esquemas», que son activados por el propiotexto y proporcionan su contexto de comprensión. Dos son los modos básicos en que puede procesarse la nuevainformación: el procesamiento abajo arriba, guiado por los datos sensoriales, y el procesamiento arriba-abajo,dirigido por los conceptos mediante los que el sujeto busca la información que se ajusta a sus expectativas a travésde los esquemas de nivel superior activados. Estos modos implican un proceso bidireccional que conduce a unainterpretación más coherente del texto. En algunos experimentos, la utilización de títulos adecuados produce unamejora considerable de la comprensión de la información, lo que parece producirse porque el título activa elesquema superior que orienta el procesamiento del texto, eliminando su ambigüedad. De esta manera, la teoría delesquema concibe la comprensión de textos como un proceso de comprobación de hipótesis. A medida que inicia sulectura, el lector va extrayendo datos e indicios del contenido del texto que le permiten generar determinadosesquemas o hipótesis, que se van confirmando a medida que van coincidiendo en la información de las oracionessiguientes del texto. Tras esta confirmación, el lector consigue una interpretación consistente de dicho contenido(véase para un análisis más detallado García Madruga y León, en prensa). Esta perspectiva nos permite tambiénrealizar algunas conjeturas respecto a cómo se produce una interpretación errónea de un texto, como en los casosen los que el lector no posee los esquemas necesarios, dado que el escritor no le proporciona los indicios suficien-tes para obtener una interpretación consistente, o bien si la interpretación, aunque coherente, no coincide con lapropuesta del escritor, resultado de otro punto de vista.

Los diferentes propósitos que mueven a los lectores, como leer por entretenimiento o estudiar, han plantea-do cierta polémica sobre su efecto en el rendimiento. Un gran número de personas considera de manera intuitivaque la diferencia estriba en la intención de aprender. Así, mientras el estudio implica la intención de aprender, lalectura (leer por leer) no considera tal aspecto. Sin embargo, los estudios sobre la memoria han descubierto que laintención de aprender no constituye necesariamente que el sujeto aprenda. Bower (1972), por ejemplo, ha encon-trado que estudiantes que no manifestaban interés por aprender adquirían tanta información como los que lodeseaban, dándose en ambos casos los mismos procesos de información. Tanto el estudio como la lectura de un

texto incluyen estrategias para extraer la información del material escrito. La diferencia estriba, quizás, en que elestudio, lejos de ser un modelo mediante el cual introduzcamos la información dentro de nuestro cerebro, suponela habilidad para elaborar un plan sobre cómo lograr que la información sea retenida por el subjeto durante elmayor tiempo posible.

Dos procesos

Además de los conocimientos que posee el lector y de los diferentes propósitos que le llevan a realizar unalectura, ¿ qué procesos y estrategias utiliza cuando trata de aprender a partir de un material escrito? Aunqueexisten claras diferencias entre los lectores competentes de los que no lo son (véase Sánchez, 1988), los teóricosdel aprendizaje han identificado, de forma general, dos procesos clave en la adquisición del aprendizaje. El prime-ro de ellos, denominado proceso organizacional, se produce cuando el lector aporta una organización a la informa-ción que va a ser adquirida, resultando más fácil su aprendizaje. Así, por ejemplo, cuando el alumno tiene presenteuna larga lista de animales que debe aprender, la recordará mejor si la organiza dentro de categorías tales comocarnívoros, herbívoros o depredadores y no depredadores, etc. Incluso cuando se pide a adolescentes y adultosque aprendan un material poco organizado, con frecuencia los sujetos organizan por sí mismos el material cuandose disponen a asimilarlo (Bower, 1972).

El principal mecanismo de tal proceso se basa en la relación que se establece entre los ítems que han a seraprendidos en un marco organizacional. En otras palabras, el aprendizaje consiste en insertar la nueva informacióndentro de los huecos de un esquema apropiado. La naturaleza del recuerdo depende entonces de la correctaadecuación entre el texto y el esquema existente. La información recordada probablemente estará bien situada enlos huecos o variables del esquema de la memoria y la que se omite será aquella que probablemente no esté dentrodel esquema. El recuerdo es, por tanto, el resultado de un proceso constructivo, en el que el lector utiliza elesquema para construir un informe adecuado de lo que ha leído.

Un segundo proceso implicado es el llamado de asociación por repetición. El mecanismo subyacente es lasimple repetición. Por ejemplo, supongamos que el lector intenta aprende que la palabra manzana es, en unaconocida lengua foránea, apple. Para ello, bastaría con asociar de manera repetida las dos palabras. De esta mane-ra, el aprendizaje asociativo suele utilizarse en aquellos casos en que la nueva información que se intenta adquirirno posee una clara estructura organizacional.

Sin embargo, la distinción entre ambos procesos no es tan marcada como parece: los organizacionales pue-den dirigir la actuación de este proceso, mientras que la información que se adquiere mediante el de asociaciónpuede, en algunos casos, ser organizada. Así, en el ejemplo anterior, el lector puede observar que apple se identi-fica con la multinacional Apple, un tipo particular de manzana, información que puede resultar útil para organizarlos componentes de la nueva palabra.

Otras estrategias de aprendizaje

Otro factor esencial para la obtención de un aprendizaje eficaz sobre un sistema escrito es el desarrollo de lashabilidades necesarias para que el lector pueda elaborar un esquema organizacional que le permita relacionar lanueva información con la que ya posee. Como señalan algunos autores, este esquema puede ser el resultado deestrategias que, en muchos casos, han sido adquiridas espontáneamente por los alumnos (por ejemplo, el tomarnotas, subrayar los puntos importantes del texto, elaborar resúmenes, generar cuestiones sobre el material, revisaro recordar los contenidos relevantes o releer varias veces el texto). El lector experto realiza una comprensiónactiva del texto, estableciendo relaciones entre los diferentes contenidos del mismo y realizando resúmenes duran-te la lectura, es decir, construyendo la macroestructura del texto. Asimismo, el lector experto interactúa con eltexto formulando preguntas y problemas y buscando su posible respuesta en el texto.

De todas estas estrategias organizacionales, la relectura y el resumen suelen ser las más utilizadas. La prime-ra, por ejemplo, ofrece al estudiante la oportunidad de construir los principales puntos durante o después de laprimera lectura, permitiendo en una segunda organizar la información añadiendo más detalles o atendiendoselectivamente a las partes más complejas del texto. En este sentido, y como decíamos al principio, la práctica

lectora también juega un papel relevante en la mejora y comprensión de los contenidos del texto. Con la práctica,el lector incrementa progresivamente sus habilidades cognitivas, que le permiten extraer más información al rela-cionar con mayor facilidad sus conocimientos previos con lo que recibe del material escrito. Los adolescentes sonmás eficientes que los niños en parte porque son más hábiles al identificar las partes importantes del texto (Brown,1980).

Otro tipo de estrategias utilizadas por los estudiantes cuando necesitan aprender nombres, datos, lugares uotros términos diversos del material escrito, consiste en recurrir a métodos repetitivos como las técnicas de memo-rización verbal o de imágenes mentales. Estas estrategias no conllevan elaboraciones de contenido ni profundizanen la comprensión de la información por parte del lector y, por tanto, son mayormente de tipo asociativo.

TRES TIPOS DE TEXTO

Como acabamos de señalar, existe un tipo de conocimiento por parte del lector que se relaciona directamen-te con el texto, bien por el tópico o el tema que trate y que pueda resultarle familiar, bien por la forma en la que esainformación esté organizada, por su estructura. Sin embargo, hay que tener presente que no todos los textos poseenla misma estructura de contenido, ni se dirigen hacia el mismo fin. Muy al contrario, la oferta de material escrito esextraordinariamente amplia y abarca una infinidad de materias, estructuras y propósitos para los que fueron crea-dos que repercuten de diversas maneras en el lector. Generalmente, y siguiendo a Brewer (1980), podemos distin-guir tres tipos de textos: descriptivos, narrativos y expositivos.

· Los descriptivos se refieren a las descripciones de situaciones estáticas en términos de sus característicasfísicas y perceptibles. Tal es el caso de los catálogos de arte, las guías de turismo o la descripción característicascon las que la mayor parte de los anuncios publicitarios presentan sus novedades.

· Los textos narrativos, en cambio, están caracterizados por la existencia de unos pasajes y unas acciones, ysuelen describir la concurrencia de un número de sucesos que se distribuyen en un período de tiempo y que estánrelacionados casualmente. Las narraciones han sido estudiadas ampliamente desde los primeros estudios de Proppy, más recientemente, a partir de los de Rumelhart se ha comprobado que el lector de una narración posee unconocimiento sobre la forma convencional de su organización. Este esquema narrativo previo es utilizado por ellector, como vimos en anteriores apartados, para el procesamiento del texto, sirviéndole como una especie demolde para formar la macroestructura del mismo. Dentro de este grupo de textos cuyo propósito principal es elentretenimiento o las finalidades estéticas podemos incluir los diferentes tipos de novelas, los cuentos, las fábulas(véase al respecto León, 1986).

· Por último, el texto expositivo describe las relaciones lógicas, abstractas, entre acontecimientos y objetoscon el fin de informar, explicar o persuadir. Dentro de este tipo de textos, en los que no hay necesariamente unareferencia espacio temporal ni unos personajes o actores, se incluyen los artículos científicos, los libros de texto ylos ensayos literarios o filosóficos, así como las distintas variedades de documentos escritos que se producen confines comunicativos en el mundo laboral. Si bien la investigación se ha centrado en su mayor parte en el estudio delos textos narrativos, se está desarrollando un esfuerzo en el estudio de la comprensión del material expositivo,debido, entre otras razones, a la gran importancia práctica de este tipo de texto en el ámbito educativo.

Existen algunas diferencias importantes entre los textos narrativos y los expositivos. En general, la prosanarrativa resulta mucho más fácil de comprender y retener que la expositiva y esta diferencia parece tener suorigen en la propia naturaleza del texto. Un ensayo positivo suele comunicar al lector información nueva y, enconsecuencia, le obliga a utilizar todos sus recursos cognitivos convirtiendo su procesamiento en una tarea arduay difícil. Por el contrario, la prosa narrativa aporta una menor cantidad de información nueva al lector, ya que setrata sobre situaciones y personajes sobre los cuales el autor ya posee numerosos conocimientos, lo que le permiterealizar más inferencias a la vez que activa en el sujeto otro tipo de variables de naturaleza afectiva o emotiva,tales como la empatía con el protagonista, el final feliz o infeliz, etc., que complementa la información leída (véasepara un análisis más amplio León y Marchesi, 1987). Las funciones comunicativas en ambos textos son tambiéndiferentes. Así, mientras que la función comunicativa de una narración es fundamentalmente la de entretener, laexposición se dirige a informar.

Los procesos psicológicos que intervienen en la forma de organizar la información del texto son también

diferentes. Así, en la prosa narrativa estos procesos se orientan a completar los «huecos» vacíos en el encadena-miento de los sucesos descritos en el texto, induciendo al sujeto a producir inferencias causales que le permitanconstruir una representación coherente del texto narrativo. En cambio, los procesos psicológicos que intervienenen el texto expositivo están dirigidos a extraer las relaciones entre los elementos descritos en el contenido deltexto, formando una representación de la estructura lógica del mismo. En otras palabras, la construcción delsignificado que realizamos parece estar orientada, fundamentalmente en el caso de la narración, por el «conoci-miento» del lector y, por tanto, su comprensión depende en mayor medida de los procesos de arriba-abajo. Por elcontrario, en el caso de la exposición la construcción del significado se dirige por la «estructura proposicional ysuperficial del texto» y, por tanto, la comprensión se realiza a través del procedimiento abajo-arriba.

LA INSTRUCCIÓN COMO MEJORA EN EL PROCESO DE COMPRENSIÓN

Tal y como hemos visto en el apartado anterior, la comprensión es resultado de un proceso que depende nosólo de las características y estructura del propio texto, sino también de los conocimientos y estrategias necesariasa los que recurre el lector para comprender, retener y aplicar la información que extrae del material escrito.Aunque ambas inciden en la actividad escolar en su conjunto, su tratamiento ha sido desigual. Si bien la adquisi-ción de ese conocimiento previo forma parte de los objetivos educativos y se sigue tradicionalmente en el aula, nose ha prestado excesivo interés en adiestrar al alumno en estrategias o actividades que puedan facilitarle la com-prensión de un texto escrito. Ello afecta de manera importante a un sector no menos importante de la poblaciónestudiantil en el que los sujetos no logran por si mismos descubrir las reglas que les permitan comprender ellenguaje escrito y viven bajo al sombra de su fracaso académico. Este tipo de situaciones plantea la necesidad deintervenir con procedimientos específicos que permitan instruir al adolescente en la comprensión de textos.

Esta doble perspectiva nos permite agrupar las diversas aproximaciones sobre la intervención en la mejorade este proceso en dos bloques: bien realizando modificaciones sobre el propio texto, bien realizando modificacio-nes en las estrategias utilizadas por los sujetos. Conviene señalar que ambas aproximaciones no deben ser evalua-das como una dicotomía, sino más bien como relacionadas y complementarias. Así, la optimización de una, facilitala tarea de la otra.

Las modificaciones que pueden realizarse sobre el texto están orientadas a potenciar uno de los objetivosbásicos de la lectura: comprender de la forma más exacta posible el mensaje del autor. Para cumplir este objetivo,el lector debe identificar la información relevante del contenido del texto. Para ello, el autor puede facilitar la tareadel lector utilizando una variedad de recursos que «señalen» u orienten en la búsqueda del mensaje relevante. Enestas ayudas se incluye todo lo que el autor puede aportar al texto para favorecer la comunicación. Así, se introdu-cen modificaciones tanto internas como externas que resulten útiles para resaltar la estructura del texto, simplifi-carlo sintáctica o léxicamente, mejorar su organización, activar los conocimientos previos o facilitar la construc-ción de la macroestructura del mismo (para un análisis más detallado de este tipo de procedimientos, véase GarcíaMadruga y Martín Cordero, 1987).

Si bien todas son importantes, la organización o secuencia general de los contenidos del texto tiene unarelevancia particular en el caso de los textos educativos que normalmente suelen ser expositivos. Como ya vimos,este tipo de texto, a diferencia del narrativo, no cuenta con un modelo de organización claramente estructuradoque el alumno pueda reconocer siempre con facilidad, lo que produce como consecuencia una peor comprensióny un menor recuerdo. Esta diferencia subraya la importancia que la estructura y la organización tienen en lacomprensión del texto expositivo.

Las «señalizaciones» también se consideran una buena ayuda para el alumno no experto. Consisten encolocar ciertas palabras u oraciones dentro del párrafo que, aunque no añaden nuevos contenidos semánticosrelativos a la temática del texto, sirven al lector de guía al enfatizar o destacar aspectos estructurales o ciertosaspectos del contenido semántico, permitiéndole ver con mayor claridad las relaciones establecidas en el pasaje.

Su eficacia ha sido comprobada por diferentes investigadores. En un estudio reciente, Mayer, Dyck y Cook(1984) confirmaron que el uso de estas técnicas facilitan a los lectores la elaboración de modelos mentales sobre elcontenido del texto. Más concretamente, los resultados de este estudio indican que cuando a los sujetos se lespresenta un pasaje científico en el que se describe un sistema de causas y efectos se les ayuda con técnicas deseñalización, tienden a recordar mejor la información directamente relacionada con el sistemacausa-efecto, au-

mentando además su creatividad en la solución de problemas. De esta manera, en contraste con los sujetos que noreciben tales ayudas, los lectores construyen un modelo mental en el que representan coherentemente el sistema.El estudio en cuestión pone de manifiesto que las señalizaciones podrían haber facilitado la construcción de larepresentación referencial del texto, actuando sobre el recuerdo a través de la misma.

Los OP

Los organizadores previos (OP) forman parte importante de la concepción teórica de Ausubel (1968) y seconsideran un tipo de ayuda previa caracterizada por el hecho de que su nivel de abstracción y generalidad essuperior al del nuevo material que se va a aprender, en este caso el propio texto. Dentro de la concepción delaprendizaje significativo de Ausubel (García Madruga, 1986), la función de los OP es servir de puente entre losconocimientos previos del sujeto y los que necesita para asimilar los nuevos; es decir, proporcionar o activar losconocimientos previos o «inclusores» en los que se van a integrar significativamente los conceptos a aprender. Entérminos de la teoría del esquema su función sería la de activar los esquemas de nivel superior adecuados quepermitirían comenzar el procesamiento arriba-abajo. No se deben considerar los OP como instrumentos de aplica-ción universal y válidos para cualquier tipo de estudiante, independientemente de su condición o del material deaprendizaje de que se trate. Su principal aplicación está en las situaciones siguientes:

— Tienen un especial interés para el aprendizaje los textos poco organizados o referentes a materias pocofamiliares para el lector.

· Parecen particularmente indicados para alumnos de baja capacidad o con hábitos de estudio defectuoso yen situaciones en las que lo esencial sea el aprendizaje integrado de una jerarquía de conceptos.

Los organizadores previos tienen, como vemos, una amplia aplicación en el mundo escolar caracterizadoprecisamente por el hecho de que el alumno, con unas habilidades de estudio en desarrollo, tiene que enfrentarsecon la adquisición de conocimientos que son nuevos y difíciles para él.

Otro aspecto al que hemos hecho mención y que se considera fundamental para un aprendizaje eficaz es eluso por parte del alumno de estrategias de organización de la información nueva extraída del texto y de relacióncon la que ya se posee. Pero, como comentábamos anteriormente, estas estrategias son adquiridas por los alumnosde manera espontánea y en muchos casos resultan inadecuadas para poder construir un esquema organizacionaldonde se pueda representar eficazmente la estructura y el contenido del material leído. Por ello, resulta necesarioanalizar la capacidad de los sujetos para adquirir y usar la información y saber si esta capacidad es susceptible demejorarse con el entrenamiento en estrategias que permitan procesar la información de una manera adecuada.Más específicamente, nos referimos a la instrucción de estrategias que ayuden en el aprendizaje y aplicación de loscontenidos de los textos científicos que utilizan los adolescentes. A través de ellas se les induce a modificar suspropias estrategias o a crear otras nuevas de tal manera que adquieran la habilidad necesaria para plantearse loscriterios de comprensión, captar las relaciones lógicas entre los conceptos u organizar la información atendiendoselectivamente a las partes más importantes o más complejas del texto. Todas ellas tienen un objetivo común: quelos alumnos progresen paulatinamente, convirtiendo sus estrategias y habilidades en procesos automáticos que setransformen en hábitos de trabajo intelectual.

Una línea de trabajos que ha sido acogida con gran interés por parte de los investigadores en estos últimosaños ha sido la de instruir a los sujetos en habilidades y estrategias dentro de un contexto de interacción social,orientado y dirigido por el adulto o experto. Uno de estos modelos de enseñanza ha sido el desarrollado porPalincsar y Brown (1984), quienes se han referido a la necesidad de enseñar estrategias en el contexto natural deaplicación. Basan su modelo instruccional en la teoría sobre la zona del desarrollo próximo de Vygostki, según lacual el alumno aprende primero con la ayuda del profesor, hasta que una vez que internaliza las estrategias elalumno actúa sin la presencia del profesor. Este modelo sigue básicamente los siguientes pasos: primero, el profe-sor sirve de modelo desarrollando correctamente la actividad. Posteriormente, él y el alumno realizan conjunta-mente la actividad, en la que éste va responsabilizándose progresivamente de la tarea hasta que, al final, es capazde realizarla sin la presencia del profesor. Esta relación es denominada «enseñanza recíproca», en la que el diálogoes supuestamente internalizado por el alumno.

El programa de Dansereau

Otro tipo de técnicas han tratado de agrupar y organizar varias estrategias, procesos o pasos que puedenfacilitar la adquisición, almacenamiento y/o utilización de la información dentro de amplios programas instruccionalesque tienen como misión adecuarse a los objetivos educativos para los que fueron elaborados. Uno de estos progra-mas ha sido el diseñado por Dansereau (1985). Este programa, considerado por muchos como el más completo delos programas generales, corresponde a una nueva generación de programas, surgido durante la década de los 70,en el que se introducen algunos avances de la psicología cognitiva. Este programa, al igual que otros, ha sidodiseñado con el objetivo de asistir a los alumnos que inician su andadura en carreras universitarias durante elaprendizaje y aplicación de la información de los textos expositivos.

Las estrategias que se enseñan a través de este programa pueden ser clasificadas en dos grupos: estrategiasprimarias de primer y segundo grado y estrategias de apoyo. Las primeras operan directamente sobre el materialescrito con el propósito de mejorar tanto la comprensión inicial, el uso y recuerdo de esa información, como laaplicación de lo aprendido en situaciones apropiadas (realización de exámenes). Las estrategias de apoyo tienencomo objetivo dirigir los estados cognitivos y afectivos de los sujetos durante el estudio y la realización de laspruebas o exámenes. En ellas se instruye al sujeto para que evalúe sus progresos tanto en las metas y horarios deestudio, que previamente ha anotado, como en la modificación del horario de trabajo en relación a la eficaciaobtenida. Para mantener la concentración lejos de factores que puedan perturbarla (distractores, aversión al estu-dio, etc.), en este programa se cuenta con una combinación de técnicas terapéuticas tales como la de sensibiliza-ción sistemática, la terapia racional emotiva y terapias basadas en la autoinstrucción positiva. Como estrategia decontrol, el alumno se somete a sí mismo a una evaluación global de sus progresos de manera intermitente, siendocapaz de realizar las correcciones necesarias (véase para un análisis más detallado García Madruga y León, enprensa).

Existen algunos trabajos experimentados que confirman la validez del programa. Los resultados obtenidosindican que este programa instruccional es efectivo cuando los alumnos realizan las pruebas o exámenes inmedia-tamente después a la aplicación del tratamiento, considerado potencialmente aplicable a una gran variedad deambientes instruccionales. Otras evaluaciones se han realizado sobre componentes aislados del programainstruccional y señalan que estos componentes pueden instruirse aisladamente siempre y cuando se apliquen adeficiencias específicas de aprendizaje. Más concretamente, las estrategias primarias y de apoyo consiguen entreun 30-40% de mejora en comparación con una tarea. A pesar de estos resultados esperanzadores, aún restanbastantes aspectos por superar, como el efecto de generalización de los distintos tipos de textos o sobre estrategiasdependientes del contenido que permitan instruir al lector poco iniciado en la comprensión y retención de textos.

La comprensión de un texto, como hemos visto, es un proceso interactivo entre el propio texto y el sujeto.Éste debe aportar sus conocimientos y estrategias y el resultado del proceso es la construcción de una representa-ción de su significado. Este proceso de comprensión lingüística subyace al aprendizaje a partir de textos y se ponede manifiesto en el recuerdo y, por tanto, en el rendimiento académico de los alumnos. La mejora de este rendi-miento se puede lograr bien interviniendo sobre el texto de forma que resulte más fácil su procesamiento, biensobre el sujeto, ayudándole a adquirir unas estrategias de estudio adecuadas y a controlar y regular su propiaconducta.

Hemos tratado de presentar, hasta aquí, en forma resumida, pero sin obviar su complejidad, los principalesproblemas teoricoprácticos que plantea la comprensión de textos, presentando al mismo tiempo las posibilidadesde intervención y mejora existentes y que, en nuestra opinión, abren una perspectiva de gran interés para eldocente.

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