brigada 21 nº62

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BRIGADA 21 Publicación trimestral SEPTIEMBRE 2012 TOMO 2 NÚMERO 2 DEPÓSITO LEGAL CO-1629-2006 ISSN 1888 - 329X EDITA: Asociación Cultural Audiovisual y Cine-Forum FORAJIDOS como mi amigo Arenas, por cierto lo con- trario de Manolo Pimentel que si es claro y diáfano". Durante el acto de la Casa del Inca, tuve el honor de regalarle una guía publicitaria de la película MARCO ANTONIO Y CLEO- PATRA, en la que él actuaba, "coño -me dijo- me ha encantado, como me dijiste, aun quedaban románticos en el cine, por cierto que me querían poner en el reparto JEAN LOUIS GALLART, PERO DIJE QUE NO- NES, QUE YO NO ME LLAMABA ASÍ”. También le pregunté quién era para él, el mejor actor que había dado el teatro. "Hombre ha habido muchos, pero yo me quedo con mi amigo Juanito (es decir Juan Diego) que me conoce el tío como la madre que me pario". Se enfado mu- cho, por la poca asistencia al Tea- tro, cuando le dábamos el Pre- mio, "esto en es- te pueblo es nor- mal -le dije-, aquí todo se mueve por sectarismo, incluso el cine y el tea- tro". Nos prometió que vendría con la obra de teatro del montillano Juan Carlos Rubio, y así lo hizo. Los FORAJIDOS de cine quedamos impre- sionados por su muerte, ya que no había trascendido nada de sus enfermedad. Solo un último detalle de este guapo raro, como él se definía. En su segunda visita a Montilla, a altas horas de la noche, me despedí de él, ya que tenía que trabajar, "aunque mañana sea sábado -dije- tengo que currar, ya que los sábados también se muere la gente". En ese momento y mi- rando a María Elías, su compañera enton- ces, y esposa después, le entró una risa irrefrenable, "María, fíjate lo que dice, que los sábados también se muere la gente". Y las carcajadas arreciaron en aquella gran noche. JOSÉ PÉREZ MERINO "Yo era un guapo raro". Esta aseveración la hizo Juan Luis Galiardo durante su preciosa charla coloquio pronunciada en la Casa del Inca cuando los FORAJIDOS de cine le pre- miamos con el Fernández y Canivell. En es- te artículo, no voy a hablar de sus pelícu- las, obras de teatro, ni premios consegui- dos, si no de algunas de las anécdotas que aquel día acontecieron en unos apartados en los que tuve ocasión de charlar con él, aquel día que venía hecho un Cristo por la caída del caballo mientras interpretaba a Don Quijote. Le pregunté por qué, determinado actor seguía incluso haciendo anuncios pese a la grave enfermedad que le aquejaba, a lo que me con- testó, "con los parásitos que tie- ne colgados a sus espaldas qué quieres que haga, lo que puede el hombre, por cier- to que yo le he di- cho a mis hijos que trabajen, que no les voy a dejar ni un duro, que se lo ganen ellos". En otro momento le recordé que había vis- to una de sus películas, de Antonio del Amo, por cierto, de las peores de la histo- ria. ¿No te estarás refiriendo a Madres Sol- teras? Pues sí, contesté. "Estás equivocado -continuó- esa no era de las más malas de la historia del cine español, esa es LA PEOR" -contestó con énfasis-, "lo que pasa que los garbanzos hay que comerlos, y por tanto comprarlos, así que este mundillo es como aquello de los curas, los culos, y el respeto". Volví a preguntarle si tan mal estaba el ci- ne y el teatro en España. "Como ya he ex- presado en mi conferencia en la Casa del Inca, esta muy mal por culpa de los políti- cos, ahora que conmigo no van a poder, yo tengo una carpa nuevecita que he compra- do, y si hace falta volver a la legua (se re- fería a los cómicos de la legua, haciendo teatro por los pueblos) se vuelve, menos fiarme de gente que no te mira a la cara UN GUAPO RARO

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CINEMA MAGAZINE

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Page 1: BRIGADA 21 Nº62

BRIGADA 21 Publicación trimestral

SEPTIEMBRE 2012 TOMO 2 NÚMERO 2

DEPÓSITO LEGAL CO-1629-2006 ISSN 1888 - 329X

EDITA: Asociación Cultural Audiovisual

y Cine-Forum FORAJIDOS

como mi amigo Arenas, por cierto lo con-trario de Manolo Pimentel que si es claro y diáfano". Durante el acto de la Casa del Inca, tuve el honor de regalarle una guía publicitaria de la película MARCO ANTONIO Y CLEO-PATRA, en la que él actuaba, "coño -me dijo- me ha encantado, como me dijiste, aun quedaban románticos en el cine, por cierto que me querían poner en el reparto JEAN LOUIS GALLART, PERO DIJE QUE NO-NES, QUE YO NO ME LLAMABA ASÍ”. También le pregunté quién era para él, el mejor actor que había dado el teatro. "Hombre ha habido muchos, pero yo me

quedo con mi amigo Juanito (es decir Juan Diego) que me conoce el tío como la madre que me pario". Se enfado mu-cho, por la poca asistencia al Tea-tro, cuando le dábamos el Pre-mio, "esto en es-te pueblo es nor-mal -le dije-, aquí todo se mueve

por sectarismo, incluso el cine y el tea-tro". Nos prometió que vendría con la obra de teatro del montillano Juan Carlos Rubio, y así lo hizo. Los FORAJIDOS de cine quedamos impre-sionados por su muerte, ya que no había trascendido nada de sus enfermedad. Solo un último detalle de este guapo raro, como él se definía. En su segunda visita a Montilla, a altas horas de la noche, me despedí de él, ya que tenía que trabajar, "aunque mañana sea sábado -dije- tengo que currar, ya que los sábados también se muere la gente". En ese momento y mi-rando a María Elías, su compañera enton-ces, y esposa después, le entró una risa irrefrenable, "María, fíjate lo que dice, que los sábados también se muere la gente". Y las carcajadas arreciaron en aquella gran noche.

JOSÉ PÉREZ MERINO

"Yo era un guapo raro". Esta aseveración la hizo Juan Luis Galiardo durante su preciosa charla coloquio pronunciada en la Casa del Inca cuando los FORAJIDOS de cine le pre-miamos con el Fernández y Canivell. En es-te artículo, no voy a hablar de sus pelícu-las, obras de teatro, ni premios consegui-dos, si no de algunas de las anécdotas que aquel día acontecieron en unos apartados en los que tuve ocasión de charlar con él, aquel día que venía hecho un Cristo por la caída del caballo mientras interpretaba a Don Quijote. Le pregunté por qué, determinado actor seguía incluso haciendo anuncios pese a la grave enfermedad que le aquejaba, a lo que me con-testó, "con los parásitos que tie-ne colgados a sus espaldas qué quieres que haga, lo que puede el hombre, por cier-to que yo le he di-cho a mis hijos que trabajen, que no les voy a dejar ni un duro, que se lo ganen ellos". En otro momento le recordé que había vis-to una de sus películas, de Antonio del Amo, por cierto, de las peores de la histo-ria. ¿No te estarás refiriendo a Madres Sol-teras? Pues sí, contesté. "Estás equivocado -continuó- esa no era de las más malas de la historia del cine español, esa es LA PEOR" -contestó con énfasis-, "lo que pasa que los garbanzos hay que comerlos, y por tanto comprarlos, así que este mundillo es como aquello de los curas, los culos, y el respeto". Volví a preguntarle si tan mal estaba el ci-ne y el teatro en España. "Como ya he ex-presado en mi conferencia en la Casa del Inca, esta muy mal por culpa de los políti-cos, ahora que conmigo no van a poder, yo tengo una carpa nuevecita que he compra-do, y si hace falta volver a la legua (se re-fería a los cómicos de la legua, haciendo teatro por los pueblos) se vuelve, menos fiarme de gente que no te mira a la cara

UN GUAPO RARO

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EL VERANO QUE MURIÓ JUAN LUIS GALIARDO

"Los cómicos mueren en verano. En el verano de 2012 exactamen-te. Le han hecho un corte de man-gas a la crisis y se han tomado sus vacaciones definitivas. ¡Ahí os quedáis! ¡Qué se joda el capital! El calor nos ha traído el escalofrío de su repentina ausencia. Son tan-tos los que se han ido de pronto que nos han dejado el ánimo seco, vacío como un teatro cerrado. Con todos los que ahora echamos de menos se habría hecho una función memorable, porque cons-tituyen un reparto irrepetible: Juan Luis Galiardo, Aurora Bautista, Carlos Larrañaga, Sancho Gracia, Lina Canalejas, Paco Morán y Ber-nardo Bonezzi, que les puso músi-ca. ¡Pedazo de casting! Lo mismo que un niño es capaz de recitar la alineación de la selec-ción española de fútbol sin equi-vocarse ni titubear, igual se puede enunciar el nombre de estas auténticas estrellas del espectácu-lo. Del tirón. Alfonso Sánchez, aquel crítico de cine socarrón y carraspeante, de-cía que él no cumplía años sino películas. A los artistas les pasa algo parecido. Por eso, cuando les llega la hora del adiós, en vez de la edad lo que se resalta es el número de sus obras, la retahíla de éxitos y fracasos. Una cosa así ocurre también con los periodistas, al menos a los que tienen la suerte de tener trabajo todavía. Acostumbran a medir su tiempo por lo que han escrito, por las entrevistas que han hecho. Si esto se da por válido ya merodeo la ancianidad, aunque no la repre-sente. Es lo que me temía: de tan-to hilar palabras empiezo a tener la letra cansada. No es por presumir pero he trata-do personalmente a muchas de estas glorias nacionales que han hecho mutis por el foro. A Aurora Bautista, ya alejada de las candile-jas, la recuerdo en Marbella. Junto a su amiga Fina de Calderón le pu-so voz a los versos de Lorca una noche de estío. Tan dada al his-trionismo y la exaltación esa vez

sin embargo fue más la tía Tula que Agustina de Aragón. Se ve que con el correr de los días se le había serenado su tendencia a la exageración. De Carlos Larrañaga se ha ex-plotado más su imagen de oto-ñal galán que sus muchos méri-tos como actor. A él, que se amoldaba sin esfuerzo tanto al drama como a la comedia, pa-recía darle igual. Murió en Be-nalmádena con los titulares puestos, y un hijo pequeño, postrero resultado de su infati-gable apego a las faldas.

Paco Morán nos regalaba visitas cada mes de mayo. Era fijo en la programación ferial del Gran Teatro de Córdoba, donde inva-riablemente siempre se mostra-ba orgulloso de su pueblo, Al-modóvar del Río. Fue un maes-tro del teatro de variedades, de la revista y el cabaret, géneros menospreciados que él engran-deció e hizo respetar. De eso estaba más que satisfecho, te lo repetía una y otra vez cuando tenía delante un micrófono. Una vez estuvo en Montilla. Pero en-tonces no actuaba, vino a una boda y se montó un cierto re-vuelo ante la puerta de la parro-

quia de La Asunción: el que co-rresponde a una celebridad. A Sancho Gracia lo he tratado en bastantes ocasiones. La primera vez fue en Córdoba, a mediados de los años ochenta. Pasó allí unos cuantos días con motivo del rodaje de Montoyas y Taran-tos, una película de Vicente Es-crivá en la que volvió a trabajar con José Sancho, su inseparable compañero en Curro Jiménez. Ambos ya arrastraban fama de divertidos y juerguistas, que nunca negaron. Tampoco fue necesario. Me dejaron una entrevista sabro-sa, muy entretenida y sorpren-dente en la que Sancho Gracia (Felix para los colegas) nos des-veló su deseo de ser Ministro de Hacienda. Adolfo Suarez y Felipe González, con los que tenía una gran amistad, no le echaron cuentas. Tal vez pareciera una boutade, una broma para llamar la atención, pero lo cierto es que Sancho sabía manejar el dinero y como productor lo hizo con mu-cho atino, consiguiendo que sus películas y teleseries, entre ellas Curro Jiménez, alcanzaran una gran acogida del público. Visto lo que ha venido después segu-ro que hubiera sido un buen ad-ministrador del erario público. Después del primer encuentro de Córdoba nos vimos otras mu-chas veces, casi siempre en el Festival de Huelva, donde era uno de los invitados fijos, siem-pre afable y cariñoso con esa voz optimista y grande como él, siempre con proyectos en men-te. Hace unos meses estuvo en Marbella. Vino con la enferme-dad arañándole el ánimo y las entrañas para recibir un premio, el último. En sus palabras de agradecimiento, algo cansadas, se dejó ver que lo intuía. Con Juan Luis Galiardo guarda alguna similitud. Los dos eran corpulentos y confiados, y se ju-gaban los cuartos en sus nego-cios.

MANUEL BELLIDO MORA

Galiardo, en Montilla, recibiendo el Premio Fernández y Canivell.

(Sigue en la página siguiente)

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ha llenado los cines. Los curas despotricando contra lo que ellos llamaban desnudo, sexo y aberraciones nos han llevado a ver en estado de éxtasis pelícu-las que, tiempo después, las hemos revisitado con una sonri-sa de nostalgia, tanto por el tiempo pasado como por la ino-cencia perdida.

Desde un tiempo a esta par-te, las cosas se hacen de otra manera. Ya no hay dictadu-ras, y nadie las echa de me-nos, afortunadamente. Los curas no despotrican desde los púlpitos, o sus críticas de cine tienen menos audiencia, en cualquier caso. En la tele-visión se ve cada cosa en cualquier horario, que la ino-cencia difícilmente se co-

rrompe en la pantalla grande. Pero ahora sí que se están lle-vando a cabo medidas efectivas para librarnos de la funesta ma-gia de las salidas hacia esos an-tros de perdición que son los ci-nes. El nuevo dios se llama Mer-cado, y su doctrina, Neoliberalis-mo.

sea en las dos horas que dura una película. No gustan las histo-rias que nos ponen frente a una realidad, pero tampoco las que inventan otra realidad en la que las cosas funcionan de manera diferente. Ni la magia de las sa-las de cine, tan distinta de lo co-tidiano del saloncito de nuestra casa.

Claro que las dictaduras lo hac-ían de otra manera, y en cierta forma, potenciaban el amor al ci-ne y su importancia. La prohibi-ción de una película ha hecho que se organicen excursiones pa-ra ir a verla al otro lado de las fronteras. El morbo de lo oscuro

En estos días de comienzo de septiembre nos encontramos con otra mala noticia. Cada vez más, ir a ver una película es como pruebas para ganar puntos, no sabemos bien para qué. Ahora, en un país en crisis profunda, nos quitan otra posibilidad de encarar la realidad con algo más de ilusión. Nos suben el IVA, y surge el chiste fácil de humor negro, tan nuestro: “Yo antes IVA al cine”. Es algo que sumar a la pérdida de salas, a las películas que se hacen como churros, en todos los sentidos del término, a la inercia que nos empuja a no salir de casa y a todos los im-pedimentos, obstáculos y ba-rreras que nos han ido apare-ciendo en estos años. Echándole un vistazo a lo que ya había hecho sobre el cine en Montilla, para retomar el hilo de algo que dejé atrás hace ya unos años, he visto que “decíamos ayer” que a los dictadores de to-dos los tiempos y signos les mo-lesta que la gente sueñe. A todos les molesta la imaginación, que se resuelvan problemas aunque

Cine que cerró en Córdoba en 2007

Pero en Juan Luis, pese a su apa-riencia arrolladora, sobresalía algo trágico. Tuvo una vida fami-liar más turbulenta que le dejó algunas cicatrices: la pérdida de su hijo, apresado por el sida, y la prematura marcha de su ma-dre le puso la vida cuesta arriba muy pronto. A esos y otros golpes supo so-breponerse con un sentido posi-tivo, machacón y entusiasta por todo lo que acometía, ya fuera trabajo, amores e incluso su ino-cultable propensión a los casi-nos. Escondía su dolor detrás de una personalidad, digamos, expansi-va. Era torrencial al hablar, de verborrea incontenible en la que, en su apasionamiento, re-sultaba sentencioso, reflexivo y dado filosofar, todo a la vez. Co-mo consecuencia de tropiezos,

profesionales y personales, de-cía que se había vuelto humilde y espiritual. Se había sentido desamparado y desvalido. Y te lo confesaba abiertamente como si te conociera de toda la vida, eso primero te abrumaba y un segundo después conseguía que te sintieras cómodo y privilegia-do por ser su confidente. Así era Juan Luis Galiardo, vi-brante y necesario. Cuando la Asociación Forajidos le propuso acudir a Montilla se mostró com-placido y entregado, y sin pedir nada a cambio. Bueno tan sólo una cosa, que le acompañara Juan Carlos Rubio, su autor pre-dilecto de quién hablaba maravi-llas. Con nuestro paisano hizo Humo y 10, dos textos con lo que recorrió escenarios de toda España. Hizo un hueco en el rodaje de

“El Caballero Don Quijote”, bajo la dirección de Manuel Gutié-rrez Aragón, para recibir el pre-mio “Fernández Canivell” en la Casa del Inca. Traía ese aspec-to, el del noble e ingenioso ca-ballero andante. También tenía ese porte. Ser actor le había proporciona-do sabiduría, recias amistades y una forma de conocerse mejor a sí mismo. Ser actor lo había cu-rado del envanecimiento con el que atravesó su juventud, cuan-do era alto, guapo y atlético. Metido en sus personajes se comprendió mejor como indivi-duo, y supo sacar a relucir su enorme humanidad. Entonces dejo de sentirse culpable y em-pezó a disfrutar de cada mo-mento. Le echamos de menos.

¿REQUIEM AETERNAM POR LOS CINES? PEPA POLONIO ARMADA

(Sigue en la página siguiente)

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BRIGADA 21 es una publicación plural, y abierta a la participación, cuyo único obje-tivo es la divulgación de la cultura audio-visual, que no hace necesariamente su-yas las opiniones de sus colaboradores. La Asociación “FORAJIDOS” carece de animo de lucro, y distribuye BRIGADA 21 de manera gratuita.

BRIGADA 21 EDITA:

Asociación Cultural Audiovisual y Cine-Forum FORAJIDOS

DIRECCIÓN SOCIAL: Beato Juan de Ávila, 4-2º

14550 Montilla Imprime

IMPRENTA GRÁFICA MC

CONTENIDO BRIGADA 21

Un guapo raro

1

El verano que murió Juan Luis Galiardo

2,3

¿Requiem aeternam por los cines?

3,4

Frase de cine 4

Los artículos publicados en BRIGADA 21 son propiedad de sus autores, que han autorizado a la Asociación “FORAJIDOS” para que los publique. Se prohíbe la utilización, y repro-ducción, total o parcial, de la publi-cación BRIGADA 21, sin autoriza-ción expresa de la Asociación “FORAJIDOS”.

(Viene de la página anterior)

Primero fueron las medidas de protección necesarias que cerraron salas inmensas que no contaban con salidas de emergencia. Cierto que eran una especie de ratonera en la que no caíamos porque pro-bablemente a ese Dios venga-dor de los curas más rancios también le gustaban las pelí-culas. Luego llegó el video, que alguien pensó que podría sustituir a la enorme pantalla.

Los videoclubs se convirtieron en unos pobres sustitutos de las co-las del cine. Era más barato y más cómodo, aunque también menos mágico y menos ritual. Las salas grandes cerraron, y se sustituye-ron por multicines a los que pen-samos que podría llegar más varie-dad. El problema es que los multicines requerían algo más que darse un paseo hasta la Corredera. Había que ir a Córdoba, a Lucena o, du-rante un tiempo, a Puente Genil. Y aunque pareciera que había mu-cha más variedad, en todos echa-ban las mismas películas y a las mismas horas. Al precio de la en-trada había que añadir el del com-bustible, y al tiempo de la película, el del desplazamiento. Los aficio-nados de los pueblos teníamos ahí un obstáculo más. Aún así, el ritual de organizar una salida al cine se siguió haciendo. Quedar con los amigos para elegir película –en algunos casos muy fácil, porque te gastas el dinero en algo que te parece que pueda me-recer la pena, y no pruebas suerte- y multicine. Ahí también suele ser fácil la elección: el que tenga más facilidad de aparcamiento. Si aca-so, miramos en qué sitio se puede cenar y tomar una copa después. Más que nada, por la cuestión del aparcamiento y qué hacer con el coche. Para ver algo más rompe-dor, o menos comercial, hay que esperar a los circuitos de cine pro-tegidos por diferentes organismos culturales, que suelen programar las películas en días entre semana. Ahora añadimos otra cuestión más. La subida del IVA convierte la entrada en un artículo de lujo. Además, ha subido el combustible y los extras que acompañan a la salida al cine, y lo ha hecho en la misma medida en que se precariza el nivel de vida de los aficionados a la más popular de las manifesta-ciones culturales. Tendremos que pensarnos más a qué película va-mos, y eso jugará en contra de las

pequeñas producciones que no se pueden gastar un pastón en publi-cidad. Como los gobiernos no con-sideran la cultura como un ele-mento prioritario, ni el cine como un artículo de primera necesidad, habrá que esperar a ver qué pasa con los circuitos de cine, filmote-cas y demás refugios de aficiona-dos. En los institutos y colegios los docentes viven en un estado de mosqueo que los está empu-jando a volver a la tiza y pizarra y a olvidarse de todo lo que no sea cumplir los mínimos.

Sí, el dios Mercado está consi-guiendo imponer a través de sus profetas neoliberales todo lo que no consiguió el dios vengador del nacionalcatolicismo a través de sus ejercicios espirituales. Quieren dejarnos sin sueños, sin oscuri-dad, sin la magia de las salidas hacia otros mundos, más o menos posibles por tiempo limitado. Ten-dremos que agudizar el ingenio para sortear esta última –por el momento- barrera que nos han im-puesto, pero lo conseguiremos… El cine es nuestro, y no podemos dejar que nos lo quiten.

Cine Góngora, recuperado en Córdoba para actividades culturales

UNA FRASE DE CINE: “TOP GUN” (1986) “Maverick, su ego extiende cheques, que su bolsillo no puede pagar”.

Recordando a Tony Scott (1944-2012)