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BRIGADA 21 Publicación trimestral DICIEMBRE 2012 TOMO 2 NÚMERO 3 DEPÓSITO LEGAL CO-1629-2006 ISSN 1888 - 329X EDITA: Asociación Cultural Audiovisual y Cine-Forum FORAJIDOS interesaban, o ambas cosas a la vez). Sin embargo, es una película española (“El cebo” de Ladislao Vajda), la que me- jor recuerdo de mi infancia. En el Cine-Fórum de nuestra Asociación, y gracias a la sabiduría de José Pérez Merino, hemos podido disfrutar de otra joya del cine español, “El clavo”, de Ra- fael Gil. Fue a partir de esta película, donde empecé a comprender que el ci- ne español, no está reñido con la cali- dad, y que contraria- mente a lo que siem- pre he pensado, se ha hecho mucho cine de género, tocando te- mas que van del poli- ciaco, al fantástico, pasando por el cine de aventuras o el históri- co. Con todas las premi- sas anteriores, mis dos últimos descubri- mientos, que reco- miendo encarecida- mente a cualquier per- sona que lea este artí- culo, son “La torre de los siete jorobados” de Edgar Neville (una maravilla donde humor, fantasía y mis- terio se mezclan a partes iguales), y “Eloísa está bajo un almendro” de Rafael Gil, la adaptación de la obra teatral de Jardiel Poncela, donde la comedia sofisticada (al estilo de lo que se hacía en Hollywood), homenajea al cine de terror de la Uni- versal. Los ejemplos anteriores, son una mues- tra de que nuestro cine, es un gran des- conocido, y que una de nuestras asigna- turas pendientes, es conocerlo mejor, aunque grandes directores como Ber- langa, Saura o Fernán Gómez (por citar algunos), ya lo descubrieron hace tiem- po, para todos nosotros. JMRC Dice mi mujer, medio en broma medio en serio, que se empieza por no poder ir al cine, y se termina viendo películas de CIFESA. Con estas palabras, ella hace re- ferencia a la dificultad que tienen los ma- trimonios con hijos pequeños, de conti- nuar con aquellas actividades que reali- zaban de solteros, y de cómo las cos- tumbres se van acomodando a las cir- cunstancias particulares de cada uno. En mi caso, aprovecho el tiempo libre para conectar el ordenador portátil, y ver alguna película, aunque sea a “trozos”. Puesto que una de las dudas que más me planteo es qué pelícu- las ver, suelo consultar frecuentemente las páginas web donde abundan la selección de películas, por géne- ros, u opinión de los “visitantes”. Estos lista- dos, que suelen ir en- cabezados con el título de “las mejores 100 películas del …”, han propiciado que descu- bra, o redescubra, mu- chas películas, y en particular, que disfrute de algunas de las pro- ducciones de CIFESA. Durante mucho tiempo (los años ochen- ta, y parte de los noventa) Televisión Es- pañola fue el medio a través de cual las generaciones adolescentes descubríamos el cine, y en particular, aquellas películas que por nuestra edad no habíamos podi- do ver en pantalla grande. En mi caso, lo confieso, siempre me he sentido poco atraído por el cine español, y salvo algu- nas de las películas que comenzaron a realizarse a partir de los años ochenta y noventa, no me han interesado. Es más, con carácter general las denominaba co- mo “españoladas” (término que a mí me servía para definir a, todas las películas españolas que no me gustaban, no me DESCUBRIENDO EL CINE ESPAÑOL

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Publicación relacionada con el cine.

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Page 1: Brigada 21 Tomo 2 Nº 3

BRIGADA 21 Publicación trimestral

DICIEMBRE 2012 TOMO 2 NÚMERO 3

DEPÓSITO LEGAL CO-1629-2006 ISSN 1888 - 329X

EDITA: Asociación Cultural Audiovisual

y Cine-Forum FORAJIDOS

interesaban, o ambas cosas a la vez). Sin embargo, es una película española (“El cebo” de Ladislao Vajda), la que me-jor recuerdo de mi infancia. En el Cine-Fórum de nuestra Asociación, y gracias a la sabiduría de José Pérez Merino, hemos podido disfrutar de otra joya del cine español, “El clavo”, de Ra-fael Gil. Fue a partir de esta película, donde empecé a comprender que el ci-ne español, no está reñido con la cali-

dad, y que contraria-mente a lo que siem-pre he pensado, se ha hecho mucho cine de género, tocando te-mas que van del poli-ciaco, al fantástico, pasando por el cine de aventuras o el históri-co. Con todas las premi-sas anteriores, mis dos últimos descubri-mientos, que reco-miendo encarecida-mente a cualquier per-sona que lea este artí-culo, son “La torre de los siete jorobados” de Edgar Neville (una marav i l la donde humor, fantasía y mis-terio se mezclan a

partes iguales), y “Eloísa está bajo un almendro” de Rafael Gil, la adaptación de la obra teatral de Jardiel Poncela, donde la comedia sofisticada (al estilo de lo que se hacía en Hollywood), homenajea al cine de terror de la Uni-versal. Los ejemplos anteriores, son una mues-tra de que nuestro cine, es un gran des-conocido, y que una de nuestras asigna-turas pendientes, es conocerlo mejor, aunque grandes directores como Ber-langa, Saura o Fernán Gómez (por citar algunos), ya lo descubrieron hace tiem-po, para todos nosotros.

JMRC

Dice mi mujer, medio en broma medio en serio, que se empieza por no poder ir al cine, y se termina viendo películas de CIFESA. Con estas palabras, ella hace re-ferencia a la dificultad que tienen los ma-trimonios con hijos pequeños, de conti-nuar con aquellas actividades que reali-zaban de solteros, y de cómo las cos-tumbres se van acomodando a las cir-cunstancias particulares de cada uno. En mi caso, aprovecho el tiempo libre para conectar el ordenador portátil, y ver alguna película, aunque sea a “trozos”. Puesto que una de las dudas que más me planteo es qué pelícu-las ver, suelo consultar frecuentemente las páginas web donde abundan la selección de películas, por géne-ros, u opinión de los “visitantes”. Estos lista-dos, que suelen ir en-cabezados con el título de “las mejores 100 películas del …”, han propiciado que descu-bra, o redescubra, mu-chas películas, y en particular, que disfrute de algunas de las pro-ducciones de CIFESA. Durante mucho tiempo (los años ochen-ta, y parte de los noventa) Televisión Es-pañola fue el medio a través de cual las generaciones adolescentes descubríamos el cine, y en particular, aquellas películas que por nuestra edad no habíamos podi-do ver en pantalla grande. En mi caso, lo confieso, siempre me he sentido poco atraído por el cine español, y salvo algu-nas de las películas que comenzaron a realizarse a partir de los años ochenta y noventa, no me han interesado. Es más, con carácter general las denominaba co-mo “españoladas” (término que a mí me servía para definir a, todas las películas españolas que no me gustaban, no me

DESCUBRIENDO EL CINE ESPAÑOL

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Me apasiona el cartelismo en el cine. Tenemos en la memoria los trabajos del valenciano Re-nau, quien tuvo que huir de Es-paña tras la guerra incivil. Los talleres de estos carteles, ubica-dos en Madrid o Barcelona, tales como Mcp, Montalbán, etc., die-ron frutos artísticos como los del genial Macario Gómez, Jano o Soligó. No obstante, queremos

reseñar el trabajo de los carte-listas mexicanos que diseña-ban sus trabajos, parte dibu-jando, o parte con fotografías de escenas de las películas. Es-to se llamaba “lobby card”. Pe-ro si originales eran los mexi-canos, geniales eran los argen-tinos y sus ilustradores. Posee-mos sus dibujos, pero no sus nombres y es una lástima. Y sobre todo, tenemos que hacer una mención especial a los franceses y belgas, de una belleza extraordinaria. Las pin-

turas de esos cartelistas eran de unos colores dulces, que buscaban el objetivo de entrar al espectador, y dejarlo engan-chado a las primeras de cam-bio. Voy a reducir este artículo, para colocar algunos de estos carteles, y lástima que no los podamos editar en color. De todas maneras, quiero agrade-cer a Luis Cabanillas Cabani-llas, que con una gran genero-sidad, nos puso en órbita de estos dibujantes regalándonos muchas de sus obras de arte.

ARTE EN EL CARTELISMO DE CINE JOSÉ PÉREZ MERINO

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tendría nada que ver con las que se podrían ver en los loca-les de la Juventud Agraria en los meses de más calor. Si hacemos caso al archivo municipal, el paseo de Cervan-tes era una especie de multici-nes de verano en los años de la dictadura de Primo de Rivera. Además de Zafra, los solicita-ron Alejandro Guerrero Guerre-ro y Miguel Gálvez Florido, que lo quería poner al lado del Mo-rabito. Se les concede a los tres. Tenemos los datos del Salón Moderno de Zafra: 30 x 15 m, que debía dejar tal como los encontró al final de la tem-porada, y que ocupaban los te-rrenos de detrás de la caseta del Casino Montillano. Un ta-maño aceptable para una sala mediana. El Salón Garnelo también sa-caba la pantalla a la plaza en el verano, aunque no todos los años. Hay que esperar a que pase la guerra para que se es-tabilicen los cines al aire libre. El Cinema Palacio cuenta con un patio tan amplio como el salón, que se utiliza en los me-ses calurosos. El Ideal Cinema, o Cine Ideal, en la calle Herra-dores, ha estado en marcha hasta los años 80. Además de no pocas películas, están en la memoria de mi generación las actuaciones de la primera Se-mana Cultural de la democra-cia. El discurso final de Chaplin en El Gran Dictador puso de pie a todo el aforo y Aute hizo bromas con algunas de sus canciones más conocidas. En el Cine Cervantes, Los Diez Man-damientos se convirtieron en al menos quince: una larguísima película que se vio en sillas de anea llenísimas de chinches. Estaba en la calle Ortega, en un lugar donde ahora hay unas cocheras.

(sigue en la página siguiente)

llevó a Juan, el último empresa-rio que los montaba en el Coto. Desde siempre se encuen-tran solicitudes para abrir cines de verano en el paseo de Cer-vantes. Uno de estos empresa-rios fue Francisco Zafra Contre-ras, en los años 20. Su cine se llamaba Salón Moderno, y lo instalaba cada vez en un lugar, donde se le autorizaba por par-te de la autoridad competente.

En estos años se podían insta-lar en cualquier sitio. Antonio Torres Avilés lo hace en la te-rraza del bar que tiene en los alrededores de la plaza de abastos, con la condición de que no estorbe el tráfico nor-mal de personas y vehículos. Corre el verano de 1925, y la prensa católica agraria se hace eco de una noticia, vaya usted a saber si cierta, de que en Esta-dos Unidos se ha detenido a los ochocientos –han leído bien- espectadores de un cine que estaban viendo una película in-moral. No dicen qué película ni qué calabozo puede albergar a semejante población reclusa aunque sea mientras le hacen la ficha. Por supuesto que no

Cantaba Amancio Prada que sólo por lo perdido canta el hombre. La mujer, en este ca-so, se acuerda de los cines de verano en los días más fríos del otoño. No podría decir con se-guridad si precisamente porque no es posible aguantar en la ca-lle sentados viendo una pelícu-la, o porque no hay manera de ver una en el pueblo desde hace años. La otra noche pasaba por el paseo de Cervantes cuando vi el hueco de la antigua caseta municipal, pegada al convento de Santa Clara, y percibí el fan-tasma de los cines que han ani-mado las noches montillanas en muchos años del pasado si-glo. Por cierto, qué raro se hace eso de “pasado siglo” para el que ha conformado la mayor parte de tu historia. El ambientillo de los cines de verano era –es- muy diferente del que hay en las salas del resto del año, esas que ahora tienen aire acondicionado para el calor y calefacción para el in-vierno, y los dos están pasados de grados. Los cines de verano son uno de los pocos lugares donde se puede respirar en las calurosas noches de julio y agosto. Hue-len a jazmín y dama de noche en vez de a ambientador o a palomitas, y aunque las sillas no son tan cómodas como las butacas de las salas, permiten una cierta movilidad que bene-ficia los grupos familiares o las pandillas de amigos. Son lugares a los que se va a ver una película que se nos ha quedado atrasada de los circui-tos del invierno al mismo tiem-po que se toma una cerveza y un bocadillo, o nos rendimos al vicio de las pipas sin demasia-do remordimiento. Pero en Montilla no los hay desde que un desgraciado accidente se

PEDIR SARDINAS FUERA DE TEMPORADA PEPA POLONIO ARMADA

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Si te gusta el cine y quieres dar tu opinión, envía un correo a nuestro e-mail [email protected]

o síguenos a través de nuestra página web http://forajidos-brigada21.blogspot.com

BRIGADA 21 es una publicación plural, y abierta a la participación, cuyo único obje-tivo es la divulgación de la cultura audio-visual, que no hace necesariamente su-yas las opiniones de sus colaboradores. La Asociación “FORAJIDOS” carece de animo de lucro, y distribuye BRIGADA 21 de manera gratuita.

BRIGADA 21 EDITA:

Asociación Cultural Audiovisual y Cine-Forum FORAJIDOS

DIRECCIÓN SOCIAL: Beato Juan de Ávila, 4-2º

14550 Montilla Imprime

IMPRENTA GRÁFICA MC

CONTENIDO BRIGADA 21

Descubriendo el cine español

1

Arte en el cartelismo

de cine

2

Homenaje a Borau

4

Frase de cine 4

Pedir sardinas fuera de temporada

3

Los artículos publicados en BRIGADA 21 son propiedad de sus autores, que han autorizado a la Asociación “FORAJIDOS” para que los publique. Se prohíbe la utilización, y repro-ducción, total o parcial, de la publi-cación BRIGADA 21, sin autoriza-ción expresa de la Asociación “FORAJIDOS”.

Se nos ha ido la cuarta B grande de nuestro cine. A Buñuel, Bar-dem y Berlanga, les ha seguido este fenómeno de la dirección que era José Luis Borau, escritor, guionista y Académico de la Len-gua (letra b, curiosamente) entre otras cosas. Recordamos como cogíamos el “ferrobús” para ir a Córdoba a ver su “Furtivos”, pelí-cula que revolucionó el cine de aquella época con una crítica fe-roz al franquismo. El cine Alcá-zar era nuestro destino. Pero a pesar de su fama por películas como “La Sabina”, “Tata Mía”, o “Hay que matar a B”, con el fa-moso Darren McGavin (aquel as-tuto Mike Hammer de la serie de tv), nos vamos a quedar con una peliculita del Oeste, porque ya saben nuestros lectores que aquí reivindicamos las cosas más ra-ras de las que nadie habla. Se trata de BRANDY, film correctísi-mo en la dirección y en la foto-grafía, en la que destaca la inter-pretación del actor italiano Ro-bert Hundar. José Luis Borau fue presidente de la Academia del Cine Español. Tenía un montón de premios, pero como eso lo dirán todos los periódicos, no los vamos a citar. Si escribiremos del actor Pablo Sanz, y su esposa

Asunción Villamil, fallecidos este verano. A Manolo Bellido no le dio tiempo a mencionarlos en su artículo de la anterior Brigada 21. Estuvieron en Montilla, en el Teatro Garnelo, representando LA VENGANZA DE LA PETRA, jun-

to, por ejemplo, a Manuel Torre-mocha. Fue en la Feria de El San-to, de hace más de cuarenta años, y patrocinado por el Ayun-tamiento, siendo alcalde Don Mónico Pérez. Al Cesar lo que es del Cesar.

UNA FRASE DE CINE: Meryl Streep en “MEMORIAS DE ÁFRICA” (1985) “Cuando los dioses quieren castigarnos atienden nuestras plegarias”.

Recordando a Sydney Pollack (1934-2008)

HOMENAJE A BORAU JOSÉ PÉREZ MERINO

estaban cometiendo actos des-honestos y los expulsó. Por más que insistía en que había pasado la jornada en una laga-reta, que estaba agarrado al respaldo de la silla y no a la muchacha y que se había dor-mido por cansancio y no por lascivia, no le sirvió de nada. Tuvo que pagar una multa de una semana de trabajo. Después, Juan Muñoz nos

trajo de todo un poco durante varios años. Se echa de menos un lugar al que ir a tomarse una cerveza mientras se ve una película y se toma el fresco, todo a la vez. Y todo ello, mientras ahí afuera cae el relente y pensar en sen-tarse en una silla de lata impul-sa a meterse las manos en los bolsillos y da escalofríos.

(viene de la página anterior)

En el paseo de Cervantes se siguió poniendo películas hasta cerca del fin de siglo. El Jardín Cinema aparece en la prensa como escenario de una de las múltiples situaciones chuscas que protagonizaba la estricta moral franquista. Un hombre se durmió durante una película sobre el hombro de su novia. Al acomodador le pareció que

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