4 - parte 1–tú - capitulo 4 - un camino recto

10

Upload: jamescenrs

Post on 28-Sep-2015

225 views

Category:

Documents


1 download

DESCRIPTION

ay esta capitulo 4

TRANSCRIPT

  • Captulo 4

    Como antes, sigues caminando.

    Bajo la lluvia, debes de parecer una nia cuyos padres fueron a recoger despus de

    la escuela en un da de invierno, felizmente saltando por la acera tomndolos de las manos

    en el medio de ellos.

    Tal vez la lluvia no es algo tan desagradable para ti.

    Pero, en el lugar donde tus padres tendran que estar caminando a tu lado, no hay

    nadie. Completamente sola, sigues caminando en la vaca oscuridad, como si trataras de

    hacer a un lado la continua lluvia que cae.

    Los charcos crecen alimentados por la lluvia, la peleadora pareja casi se ah disuelto,

    pero a pesar de que estn perdiendo su forma y se funden en el barro, siguen luchando y

    odindose entre s. Est bien, sin embargo; el sonido crea salpicaduras de las gotas de lluvia

    en el paraguas que te protege. La pelea de la pareja nunca te alcanzo en primer lugar.

    Adems de la lluvia que cae, est muy callado lo que te rodea.

    Continas caminando, hasta que llegas al final de lo que parece ser una escalera.

    La entrada grande y estrecha sobresale anormalmente del suelo. A partir de ah, la

    escalera baja, conectndose a un lugar que no conoces. Aburrida de deambular sin rumbo,

    te diriges directamente haca ella, probablemente esperando algo.

  • A pesar de que cierras el paraguas, se puede or a la lluvia continuar cayendo detrs

    de ti con un suave golpeteo. Comienzas a bajar por las escaleras, como si fueras atrada a su

    interior por una fuerza invisible.

    Sacudes el agua de tus trenzas mojadas, y continas tu descenso por las escaleras

    que estn mojadas y resbaladizas. Es de noche, y no puedes ver nada. No sabes que es lo

    que te espera al final de las escaleras.

    Bajas, bajas y bajas. A la distancia, prcticamente se distingue una muy pequea

    luz. Te diriges haca ella, y la luz crece y crece, hasta que llegas a la salida.

    Te da la bienvenida un bosque, tan denso que parece un mar de rboles.

    A pesar de que bajaste por las escaleras, ests claramente en el exterior. Esto no

    tiene ningn sentido, pero no pareces afectada por lo bizarro del hecho. Echas un vistazo a

    tus alrededores con curiosidad.

    El verde que te rodea, sin fin, oculta lo que est ms all. Lo rboles bloquean la

    vista, pero se ven como si no tuvieran vida. No hay caminos claros entre el laberinto de

    rboles, pero de repente, se te cae el paraguas al ver algo que, incluso a ti, te parece que

    esta fuera de lugar.

    Delante de ti se encuentra una mquina expendedora.

    Al igual que un insecto atrado por la luz, te acercas a ella. Parece ser una nueva

    marca, pero por lo dems se puede decir perfectamente que es una mundana mquina

    expendedora. Hay caf, t y zumo en filas, pero nada en particular capta tu atencin.

    Presionas tu rostro contra el cristal, como un nio delante de una tienda de dulces, para

    lograr una mejor visin de la seleccin.

    Buscan cambio en tu bolsillo, y cuando la bsqueda termina obtienes nada ms y

    nada menos que pelusa, sacudes tu cabeza con un suspiro de decepcin.

  • Tal vez esto pretende ser el equivalente del hroe de un juego que recoge una

    pocin para revitalizar sus sentidos y saciar su sed. Pero ya que esa opcin se te est

    bloqueada, slo puedes levantar tu mano haca tu seca garganta y esperanzarte para

    humedecerla tragando saliva.

    Aunque lamentablemente, en esta ltima instancia no tienes ms remedio que

    renunciar y dar un paso hacia atrs de la maquina. El suelo bajo tus pies es spero y

    desigual, pero de alguna manera no resulta en ningn problema a medida que continas tu

    caminata.

    Una vez que vas lo suficientemente profundo, el mar de rboles se divide, dejando al

    descubierto un camino.

    Es una carretera de asfalto, pero no es transitada. Hay grietas que se crean a travs

    del asfalto, y las plantas brotan entre ellas. Sin ningn tipo de coche pasando a travs,

    parece el enorme cadver en descomposicin de una bestia.

    Pisas el asfalto y miras a tu alrededor.

    Estos rectos cortes de carretera atraviesa el ocano de rboles, el cual parece

    interminable. Como siempre, no hay forma alguna de saber hacia dnde conduce, o donde

    empieza. Pero slo se siente natural pasar a travs de ese camino, por lo que precisamente

    haces eso.

    Y continas, caminando y caminando. El asfalto se extiende infinitamente por

    debajo de tus pies, el cual no cambia, y te enfermas y cansas por tanto caminar. Te

    empiezas a dar cuenta que no llegaras a ninguna parte. Esta carretera es un espacio cerrado.

    Y entonces te das cuenta

    En un borde de la carretera, justo en la esquina de tu visin, hay algo raro.

  • All se encuentra, casi como si estuviera flotando, sin llamar la atencin y

    mezclndose fcilmente con los alrededores. No es de extraar que no lo vieras en un

    principio. En realidad, Cunto tiempo han estado all?

    Las blancas lneas que cruzan la carretera tienen un efecto hipntico que cuando te

    fijas en ellas. Incluso, se sabe que son la causa detrs de algunos casos de conductores que

    se quedan dormidos al volante. Y al andar por tanto tiempo y mantener sus ojos fijos en el

    suelo, pierden su conciencia de esa manera.

    Pero ahora que te has dado cuenta de esa cosa, no puedes ignorarla. Algo de eso te

    llena de una sensacin de incomodidad.

    No importa como lo mires, no puedes encontrarle el sentido. Es un ser

    desconcertante. Al principio pensaste que pareca humano, pero esa impresin slo dur

    una fraccin de segundo. Es casi tan alto como t, y podra ser confundido por alguien que

    cubre su cuerpo con un impermeable. Despus de todo con la dbil esperanza de encontrar

    a alguien ms, empiezas a acercarte a l, hasta que ests lo suficientemente cerca como para

    distinguir lo que es.

    No es humano. En todo caso, parece una medusa.

    Una medusa del tamao de un ser humano.

    A travs de su piel traslcida la cual es como una bolsa de plstico, se puede ver

    claramente la sangre circular por el interior de sus rganos internos, con su forma casi-

    humana. Es casi suficiente para hacerte enfermar. El intestino grueso, el intestino delgado,

    y todos los dems rganos cuelgan frente a ti, flotando en la sangre. Y esa cosa solo est

    all, ni siquiera reconoce tu presencia, si es que puede hacerlo.

    Asustada y ms que solo con un poco de mareos, te alejas de eso y, a continuacin

    te das la vuelta, corriendo en la direccin por la que viniste.

    Aunque el camino pareca extenderse infinitamente antes, ya que ests corriendo,

    pronto te encuentras en el extremo. Y al final de este camino, como si lo sugiriera tu propio

    destino, encuentras un cadver en descomposicin en un charco de su propia sangre.

  • En algn lugar, suena una campana, como si fuera el servicio conmemorativo de un

    funeral. Suena una sola vez. Por simpata.

    Y como si funcionaras nuevamente, con las manos cubres tus orejas.

  • -DeadlySmile-