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SEPTIEMBRE 2014

CON REFLEXIONES DEL PAPA FRANCISCO

¡VTR! Evangelios septiembre 2014

1 de septiembre Oración preparatoria Misericordia, Señor, he pecado y me pesa. Necesito un corazón puro para poder reconocerte y realmente darte el lugar que te mereces en mi vida. Sin Ti pierdo muy fácil el rumbo, y no sé discernir lo que es recto. Quiero corresponder a tu gracia con todas mis fuerzas. Petición (gracia/fruto que se busca) Dios mío, ilumina mi oración y dame la gracia de amarte más para así hablar siempre bien de los demás. Texto base para entablar el diálogo con Dios Del santo Evangelio según san Lucas 4, 16-30 En aquel tiempo, Jesús fue a Nazaret, donde se había criado. Entró en la sinagoga, como era su costumbre hacerlo los sábados, y se levantó para hacer la lectura. Se le dio el volumen del profeta Isaías, lo desenrolló y encontró el pasaje en que estaba escrito: “El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha ungido para llevar a los pobres la buena nueva, para anunciar la liberación a los cautivos y la curación a los ciegos, para dar libertad a los oprimidos y proclamar el año de gracia del Señor.”

Enrolló el volumen, lo devolvió al encargado y se sentó. Los ojos de todos los asistentes a la sinagoga estaban fijos en Él. Entonces comenzó a hablar, diciendo: «Hoy mismo se ha cumplido este pasaje de la Escritura, que ustedes acaban de oír».

Todos le daban su aprobación y admiraban la sabiduría de las palabras que salían de sus labios, y se preguntaban: «¿No es éste el hijo de José?»

Jesús les dijo: «Seguramente me dirán aquel refrán: «Médico, cúrate a ti mismo, y haz aquí, en tu propia tierra, todos esos prodigios que hemos oído que has hecho en Cafarnaúm»».

Y añadió: «Yo les aseguro que nadie es profeta en su tierra. Había ciertamente en Israel muchas viudas en los tiempos de Elías, cuando faltó la lluvia durante tres años y medio, y hubo un hambre terrible en todo el país; sin embargo, a ninguna de ellas fue enviado Elías, sino a una viuda que vivía en Sarepta, ciudad de Sidón. Había muchos leprosos en Israel, en tiempos del profeta Eliseo; sin embargo, ninguno de ellos fue curado sino Naamán, que era de Siria».

Al oír esto, todos los que estaban en la sinagoga se llenaron de ira, y levantándose, lo sacaron de la ciudad y lo llevaron hasta una barranca del monte, sobre el que estaba construida la ciudad, para despeñarlo. Pero Él, pasando por en medio de ellos, se alejó de allí. Palabra del Señor. Reflexión (profundización propuesta, si bien se sugiere sea algo personal) No asesinemos al prójimo con chismes y habladurías. Entonces comenzaron a empujarlo para tirarlo por un barranco por celos, por envidia. Pero no se trató de un evento de hace dos mil años atrás, esto sucede cada día, cada vez que se acoge a alguien hablando bien el primer día y después siempre menos hasta llegar a la habladuría, casi

hasta “desollarlo”. Quien en una comunidad habla contra un hermano acaba por “querer asesinarlo”.

El apóstol Juan nos dice esto: quien en su corazón odia a su hermano es un homicida. Nosotros estamos acostumbrados a los chismes, a las habladurías y muchas veces transformamos a nuestras comunidades y también a nuestra familia en un “infierno” en donde se manifiesta esta forma de criminalidad que lleva a asesinar al hermano y a la hermana con la lengua.

Para que haya paz en una comunidad, en una familia o en un país, en el mundo, tenemos que empezar a estar con el Señor. Porque donde está el Señor no hay envidia, no hay criminalidad, no hay celos, hay hermandad. Pidamos esto al Señor: nunca asesinar al prójimo con nuestra lengua y estar con el Señor, como estaremos todos nosotros en el cielo. (Cf. S.S. Francisco, 2 de septiembre de 2013, homilía en Santa Marta) Diálogo con Cristo Dedica unos minutos a tener un diálogo espontáneo con Cristo, de corazón a Corazón, a partir de lo que haya llegado al propio interior, de lo que te haya dicho Dios. Propósito (es mejor que surja del diálogo íntimo que se ha tenido con Cristo) Si voy a comentar algo de una persona, pensar primero si va a ayudar a su buena fama, y si no, mejor no decir nada. « El cuidado de la lengua ha de ser un compromiso espiritual muy serio en la agenda diaria. .»

(Cristo al centro, n. 225)

2 de septiembre Oración preparatoria Jesús, quiero tener en esta oración esa experiencia de liberación del mal que tuvo el hombre del Evangelio, para ofrecerte un corazón recto, humilde y sincero. Que todas mis malas pasiones y malos hábitos vayan desapareciendo con la fuerza de tu gracia. Petición (gracia/fruto que se busca) Jesús, ilumíname y dame la fuerza de voluntad para desprenderme de todo aquello que no sea acorde con tu santa voluntad. Texto base para entablar el diálogo con Dios Del santo Evangelio según san Lucas 4, 31-37 En aquel tiempo, Jesús fue a Cafarnaúm, ciudad de Galilea, y los sábados enseñaba a la gente. Todos estaban asombrados de sus enseñanzas, porque hablaba con autoridad.

Había en la sinagoga un hombre que tenía un demonio inmundo y se puso a gritar muy fuerte: «¡Déjanos! ¿Por qué te metes con nosotros, Jesús nazareno? ¿Has venido a destruirnos? Sé que tú eres el Santo de Dios».

Pero Jesús le ordenó: «Cállate y sal de ese hombre». Entonces el demonio tiró al hombre por tierra, en medio de la gente, y salió de él sin hacerle daño. Todos se espantaron y se decían unos a otros: «¿Qué tendrá su palabra? Porque da órdenes con autoridad y fuerza a los espíritus inmundos y éstos se salen». Y su fama se extendió por todos los lugares de la región. Palabra del Señor. Reflexión (profundización propuesta, si bien se sugiere sea algo personal) Vigilar contra el engaño. La presencia del demonio está en la primera página de la Biblia y la Biblia termina con la presencia del diablo, con la victoria de Dios sobre el demonio.

No hay que ser ingenuos. El Señor nos da algunos criterios para “discernir” la presencia del mal y seguir en el camino cristiano cuando hay tentaciones. Uno de los criterios es no seguir la victoria de Jesús sobre el mal sino solo a medias. O estás conmigo --dice el Señor-- o estás contra mí.

Jesús vino a destruir al diablo, a darnos la liberación de la esclavitud del diablo sobre nosotros. Y, en este punto, no hay matices. Hay una lucha, y una lucha en la que se juega la salud, la salud eterna, la salvación eterna. Siempre debemos vigilar, vigilar contra el engaño, contra la seducción del mal.

Y podemos hacernos la pregunta: ¿Vigilo sobre mí, sobre mi corazón, sobre mis sentimientos y mis pensamientos? ¿Guardo el tesoro de la gracia? ¿Protejo la presencia del Espíritu Santo en mí? ¿O dejo todo así nomás y creo que está bien? Pero si no lo cuidas, viene uno que es más fuerte que tú. Pero cuando viene otro más fuerte y lo vence, le quita las armas en que confiaba, y reparte los despojos. ¡Hay que vigilar! (Cf. S.S. Francisco, 11 de octubre de 2013, homilía en la capilla de Santa Marta)

Diálogo con Cristo Dedica unos minutos a tener un diálogo espontáneo con Cristo, de corazón a Corazón, a partir de lo que haya llegado al propio interior, de lo que te haya dicho Dios. Propósito (es mejor que surja del diálogo íntimo que se ha tenido con Cristo) Hacer hoy, al final del día, una revisión de mis actitudes hacia Dios y hacia los demás, proponiéndome medios concretos para luchar contra el mal por el cumplimiento detallado de la voluntad de Dios, sobre todo en lo que más me cuesta, para verlo todo luego con el director espiritual. «Los medios humanos por sí solos no bastan. Es indispensable la ayuda de la gracia, pues sólo

Dios mueve los corazones.» (Cristo al centro, n. 166)

3 de septiembre Oración preparatoria Dios mío, estoy enfermo. El egoísmo y la soberbia no dejan que crezca en mi vida la fe necesaria para abandonarme confiadamente bajo tu protección. No quiero buscar en mi oración explicaciones o respuestas a mis razonamientos humanos, ¡tengo la certeza que sabrás curarme! Petición (gracia/fruto que se busca) Señor, ayúdame a creer en Ti con una fe fuerte y paciente para aún en la enfermedad o en los problemas, confiar en tu misericordia. Texto base para entablar el diálogo con Dios Del santo Evangelio según san Lucas 4, 38-44 En aquel tiempo, Jesús salió de la sinagoga y entró en la casa de Simón. La suegra de Simón estaba con fiebre muy alta y le pidieron a Jesús que hiciera algo por ella. Jesús, de pie junto a ella, mandó con energía a la fiebre, y la fiebre desapareció. Ella se levantó enseguida y se puso a servirles.

Al meterse el sol, todos los que tenían enfermos se los llevaron a Jesús y Él, imponiendo las manos sobre cada uno, los fue curando de sus enfermedades. De muchos de ellos salían también demonios que gritaban: «¡Tú eres el Hijo de Dios!». Pero Él les ordenaba enérgicamente que se callaran, porque sabían que Él era el Mesías.

Al día siguiente se fue a un lugar solitario y la gente lo andaba buscando. Cuando lo encontraron, quisieron retenerlo, para que no se alejara de ellos; pero Él les dijo: «También tengo que anunciarles el Reino de Dios a las otras ciudades, pues para eso he sido enviado». Y se fue a predicar en las sinagogas de Judea. Palabra del Señor. Reflexión (profundización propuesta, si bien se sugiere sea algo personal) En la enfermedad puedes sentir la cercanía de Dios «El Evangelio nos presenta a Jesús que cura a los enfermos: primero a la suegra de Simón Pedro, que estaba en cama con fiebre, y Él, tomándola de la mano, la sanó y la levantó; y luego a todos los enfermos en Cafarnaúm, probados en el cuerpo, en la mente y en el espíritu; Él "curó a muchos... y expulsó muchos demonios".

Los cuatro evangelistas coinciden en testimoniar que la liberación de enfermedades y padecimientos de cualquier tipo, constituían, junto con la predicación, la principal actividad de Jesús en su vida pública. De hecho, las enfermedades son un signo de la acción del mal en el mundo y en el hombre, mientras que las curaciones demuestran que el Reino de Dios -y Dios mismo- está cerca. Jesucristo vino para vencer el mal desde la raíz, y las curaciones son un anticipo de su victoria, obtenida con su muerte y resurrección.» (S.S. Benedicto XVI, 5 de febrero de 2012) Diálogo con Cristo Dedica unos minutos a tener un diálogo espontáneo con Cristo, de corazón a Corazón, a partir de lo que haya llegado al propio interior, de lo que te haya dicho Dios.

Propósito (es mejor que surja del diálogo íntimo que se ha tenido con Cristo) Al terminar mis actividades, reflexionaré sobre ellas y le agradeceré a Dios la fe que hizo posible que el día de hoy sucedieran cosas buenas. «Búscalo a Él con sencillez y con un corazón lleno de amor y gratitud. Acude a Él como un hijo ante su padre, como un beneficiado ante su bienhechor, como un necesitado ante quien puede

ayudarle, como un enfermo ante el médico.» (Cristo al centro, n. 1755)

4 de septiembre Oración preparatoria Señor, al iniciar mi oración quisiera decirte, como Simón Pedro, «¡Apártate de mí, Señor, porque soy un pecador!». No soy digno de tu amor y de tu misericordia, sin embargo, confío en que Tú te acercas a mí, me perdonarás y me animarás a no temer a tu llamado, a lo que hoy me quieres pedir. Petición (gracia/fruto que se busca) Jesús, dame la fuerza para desprenderme de la barca de mis seguridades, de mis proyectos, de mi yo… para dejarlo todo y responder hoy a tu llamado a participar en la evangelización. Texto base para entablar el diálogo con Dios Del santo Evangelio según san Lucas 5, 1-11 En aquel tiempo, Jesús estaba a orillas del lago de Genesaret y la gente se agolpaba en torno suyo para oír la Palabra de Dios. Jesús vio dos barcas que estaban junto a la orilla. Los pescadores habían desembarcado y estaban lavando las redes. Subió Jesús a una de las barcas, la de Simón, le pidió que la alejara un poco de tierra, y sentado en la barca, enseñaba a la multitud.

Cuando acabó de hablar, dijo a Simón: «Lleva la barca mar adentro y echen sus redes para pescar». Simón replicó: «Maestro, hemos trabajado toda la noche y no hemos pescado nada; pero, confiado en tu Palabra echaré las redes». Así lo hizo y cogieron tal cantidad de pescados, que las redes se rompían. Entonces hicieron señas a sus compañeros, que estaban en la otra barca, para que vinieran a ayudarlos. Vinieron ellos y llenaron tanto las dos barcas, que casi se hundían.

Al ver esto, Simón Pedro se arrojó a los pies de Jesús y le dijo: «¡Apártate de mí, Señor, porque soy un pecador!». Porque tanto él como sus compañeros estaban llenos de asombro, al ver la pesca que habían conseguido. Lo mismo les pasaba a Santiago y a Juan, hijos de Zebedeo, que eran compañeros de Simón.

Entonces Jesús le dijo a Simón: «No temas; desde ahora serás pescador de hombres». Luego llevaron las barcas a tierra, y dejándolo todo, lo siguieron. Palabra del Señor. Reflexión (profundización propuesta, si bien se sugiere sea algo personal) Confiar cuando Cristo llama. «Para elegir a sus primeros discípulos y futuros apóstoles, no se dirige a las escuelas de los escribas o de los doctores de la Ley, sino a las personas humildes y a las personas sencillas, que se preparan con empeño a la llegada del Reino de Dios. Jesús va a llamarles allí donde trabajan, sobre la orilla del lago: son pescadores. Les llama, y ellos le siguen, enseguida. Dejan las redes y van con Él: su vida se convertirá en una aventura extraordinaria y fascinante.

Queridos amigos y amigas, ¡el Señor llama también hoy! El Señor pasa por los caminos de nuestra vida cotidiana; también hoy, en este momento, aquí, el Señor, pasa por la plaza. Nos llama a ir con Él, a trabajar con Él por el Reino de Dios, en las “Galileas” de nuestros tiempos. Cada uno de vosotros que piense: el Señor pasa hoy, el Señor me mira, ¡me está mirando! ¿Qué me dice el Señor? Y si alguno de vosotros oye que el Señor le dice: “sígueme”, sea valiente, vaya con Él; Él no decepciona jamás.» (S.S. Francisco, 26 de enero de 2014)

Diálogo con Cristo Dedica unos minutos a tener un diálogo espontáneo con Cristo, de corazón a Corazón, a partir de lo que haya llegado al propio interior, de lo que te haya dicho Dios. Propósito (es mejor que surja del diálogo íntimo que se ha tenido con Cristo) Participar en una hora eucarística, pidiendo a Dios perdón por las veces que no he escuchado su llamado a hacer el bien.

«En los coloquios y diálogos que de día y de noche se sostienen con Él es donde se va aprendiendo el verdadero sentido del tiempo y la eternidad, de la fidelidad en el amor, de la

vanidad de todas las cosas que no sean Dios y de la relatividad de cuanto nos ocurre en el trato con las creaturas.»

(Cristo al centro, n. 812)

5 de septiembre Oración preparatoria Señor, qué gozo tan grande el poder tener este momento de intimidad contigo en mi oración. No soy digno, pero te amo mucho y confío en tu gran misericordia. Dios mío, dame la gracia de orar con un corazón nuevo y generoso. Petición (gracia/fruto que se busca) Jesús permite que mi corazón sea dócil a tus inspiraciones. Texto base para entablar el diálogo con Dios Del santo Evangelio según san Lucas 5, 33-39 En aquel tiempo, los fariseos y los escribas le preguntaron a Jesús: “¿Por qué los discípulos de Juan ayunan con frecuencia y hacen oración, igual que los discípulos de los fariseos, y los tuyos, en cambio, comen y beben?”.

Jesús les contestó: “¿A caso pueden ustedes obligar a los invitados a una boda a que ayunen, mientras el esposo está con ellos? Vendrá un día en que les quiten al esposo, y entonces sí ayunarán”.

Les dijo también una parábola: “Nadie rompe un vestido nuevo para remendar uno viejo, porque echa a perder el nuevo, y al vestido viejo no le queda el remiendo del nuevo. Nadie echa vino nuevo en odres viejos, porque el vino nuevo revienta los odres y entonces el vino se tira y los odres se echan a perder. El vino nuevo hay que echar lo en odres nuevos y así se conservan el vino y los odres. Y nadie, acabando de beber un vino añejo, acepta uno nuevo, pues dice: ‘El añejo es mejor’”. Palabra del Señor. Reflexión (profundización propuesta, si bien se sugiere sea algo personal) Acojamos las sorpresas de Dios. La Palabra de Dios es viva y por eso viene y dice lo que quiere decir: no lo que yo espero que diga o lo que me gustaría que dijera. Nuestro Dios es un Dios de las sorpresas.

El Evangelio es novedad. La Revelación es novedad. Nuestro Dios es un Dios que siempre hace las cosas nuevas y nos pide esta docilidad a su novedad. En el Evangelio Jesús es claro en esto, es muy claro: vino nuevo en odres nuevos. El vino lo lleva Dios, pero debe ser recibido con esta apertura a la novedad. Y esto se llama docilidad. Nosotros podemos preguntarnos: ¿yo soy una persona dócil a la Palabra de Dios? ¿Hago pasar la Palabra de Dios por un alambique y al final es otra cosa respecto a lo que Dios quiere hacer". Si hago esto, termino como el trozo de tela nuevo en un vestido viejo, y deja el roto peor.

Cuando yo quiero coger electricidad de la fuente eléctrica, si el aparato que tengo no funciona, busco un adaptador. Nosotros debemos buscar siempre adaptarnos, adecuarnos a esta novedad de la Palabra de Dios, estar abiertos a la novedad. (Cf. S.S. Francisco, de julio de 2013, en Santa Marta) Diálogo con Cristo Dedica unos minutos a tener un diálogo espontáneo con Cristo, de corazón a Corazón, a partir de lo que haya llegado al propio interior, de lo que te haya dicho Dios.

Propósito (es mejor que surja del diálogo íntimo que se ha tenido con Cristo) Hoy voy a renunciar a «eso» que me impide crecer en el amor para ser dócil a la voluntad de Dios. «El día que ames a Jesús con locura, todas las cosas adquirirán un nuevo sentido en tu vida, las relaciones con Dios y con los hombres, el contacto con la naturaleza entera, lo verás bajo ese solo prisma del amor; todo será bello, suave, aún lo más duro te parecerá llevadero y dulce»

(Cristo al centro, n. 275).

6 de septiembre Oración preparatoria Señor, en la belleza de la creación, en la perfección de los seres, descubro la huella de tus manos. Te alabo y te bendigo por todo lo que has hecho y por los dones con los que has enriquecido mi vida. Especialmente te agradezco este momento de oración. Petición (gracia/fruto que se busca) Dios mío, dame la prudencia y la comprensión para convertirme en un auténtico misionero de tu amor. Texto base para entablar el diálogo con Dios Del santo Evangelio según san Lucas 6, 1-5 Un sábado, Jesús iba atravesando unos sembrados y sus discípulos arrancaban espigas al pasar, las restregaban entre las manos y se comían los granos. Entonces unos fariseos les dijeron: «¿Por qué hacen lo que está prohibido hacer en sábado?».

Jesús les respondió: «¿Acaso no han leído lo que hizo David una vez que tenían hambre él y sus hombres? Entró en el templo y tomando los panes sagrados, que sólo los sacerdotes podían comer, comió de ellos y les dio también a sus hombres».

Y añadió: «El Hijo del hombre también es dueño del sábado». Palabra del Señor. Reflexión (profundización propuesta, si bien se sugiere sea algo personal) Facilitar la fe, no controlarla. «Cuando hablo de prudencia no pienso en una actitud paralizadora, sino en una virtud de quien gobierna. La prudencia es una virtud de gobierno. También lo es la audacia. Hay que gobernar con audacia y con prudencia.

Hablé del bautismo y de la comunión como alimento espiritual para seguir adelante, y que se debe considerar como un remedio y no como un premio. Algunos pensaron inmediatamente en los sacramentos para los divorciados que se han vuelto a casar, pero yo nunca hablo de casos particulares: solo quería indicar un principio. Debemos tratar de facilitar la fe de las personas más que controlarla. El año pasado en Argentina denuncié la actitud de algunos sacerdotes que no bautizaban a los hijos de madres solteras. Es una mentalidad enferma» (S.S. Francisco, entrevista 10 de diciembre de 2013). Diálogo con Cristo Dedica unos minutos a tener un diálogo espontáneo con Cristo, de corazón a Corazón, a partir de lo que haya llegado al propio interior, de lo que te haya dicho Dios. Propósito (es mejor que surja del diálogo íntimo que se ha tenido con Cristo) Voy a orar hoy por los evangelizadores, para que sean imagen viva de Cristo. «“Te basta mi gracia, porque mi fuerza se realiza en la flaqueza”. No tienes por qué temer. Te

sostiene también a ti esta seguridad que llenó la confianza de san Pablo» (Cristo al centro, n. 1185).

7 de septiembre Oración preparatoria Señor, soy un pecador, débil y muchas veces indiferente a tu amor, por eso mi vida se torna oscura y llena de confusión, porque me alejo de la luz y del fuego de tu amor. Por eso inicio mi oración agradeciéndote tu misericordia. ¡Gracias por ser tan bueno! Petición (gracia/fruto que se busca) Concédeme la gracia de tu perdón, para saber cómo reconciliarme con los demás. Texto base para entablar el diálogo con Dios Del santo Evangelio según san Mateo 18, 15-20 En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Si tu hermano comete un pecado, ve y amonéstalo a solas. Si te escucha, habrás salvado a tu hermano. Si no te hace caso, hazte acompañar de una o dos personas, para que todo lo que se diga conste por boca de dos o tres testigos. Pero si ni así te hace caso, díselo a la comunidad; y si ni a la comunidad le hace caso, apártate de él como de un pagano o de un publicano.

Yo les aseguro que todo lo que aten en la tierra quedará atado en el cielo, y todo lo que desaten en la tierra quedará desatado en el cielo.

Yo les aseguro también que si dos de ustedes se ponen de acuerdo para pedir algo, sea lo que fuera, mi Padre celestial se lo concederá; pues donde dos o tres se reúnen en mi nombre, ahí estoy yo en medio de ellos”. Palabra del señor. Reflexión (profundización propuesta, si bien se sugiere sea algo personal) Confiar en la misericordia de Dios. «En el capítulo 18 del Evangelio según Mateo, dedicado a la vida de la comunidad eclesial, encontramos otras palabras de Jesús dirigidas a los discípulos: “En verdad os digo que todo lo que atéis en la tierra quedará atado en los cielos, y todo lo que desatéis en la tierra quedará desatado en los cielos”.

Y san Juan, en el relato de las apariciones de Cristo resucitado a los apóstoles, en la tarde de Pascua, refiere estas palabras del Señor: “Recibid el Espíritu Santo; a quienes les perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos”. A la luz de estos paralelismos, aparece claramente que la autoridad de atar y desatar consiste en el poder de perdonar los pecados. Y esta gracia, que debilita la fuerza del caos y del mal, está en el corazón del misterio y del ministerio de la Iglesia. La Iglesia no es una comunidad de perfectos, sino de pecadores que se deben reconocer necesitados del amor de Dios, necesitados de ser purificados por medio de la Cruz de Jesucristo.» (S.S. Benedicto XVI, 29 de junio de 2012) Diálogo con Cristo Dedica unos minutos a tener un diálogo espontáneo con Cristo, de corazón a Corazón, a partir de lo que haya llegado al propio interior, de lo que te haya dicho Dios.

Propósito (es mejor que surja del diálogo íntimo que se ha tenido con Cristo) Leer los nn. 1468 al 1470 del Catecismo de la Iglesia sobre el sacramento de la penitencia o reconciliación. «También Jesús, nuestro Redentor, en los últimos instantes de su vida, desde el tormento de la cruz disculpó en su corazón a sus verdugos y a todos nosotros, por quienes se ofrecía: “Padre,

perdónales, porque no saben lo que hacen» (Cristo al centro, n. 250).

8 de septiembre Oración preparatoria Creer, sin temor, sin regateos, sin exigir explicaciones. Qué gran ejemplo de esa fe me da san José en el Evangelio de hoy. Jesucristo, con tu gracia, que necesito para poder experimentar tu cercanía en mi oración, quiero creer, confiar y amarte como san José. Petición (gracia/fruto que se busca) Dios mío, dame un corazón generoso para imitar a san José en su fe y fidelidad. Texto base para entablar el diálogo con Dios Del santo Evangelio según san Mateo 1, 1-16. 18-23 Genealogía de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abraham: Abraham engendró a Isaac, Isaac a Jacob, Jacob a Judá y a sus hermanos; Judá engendró de Tamar a Fares y a Zará; Fares a Esrom, Esrom a Aram, Aram a Aminadab, Aminadab a Naasón, Naasón a Salmón, Salmón engendró de Rajab a Booz, Booz engendró de Rut a Obed, Obed a Jesé, y Jesé al rey David.

David engendró de la mujer de Urías a Salomón, Salomón a Roboam, Roboam a Abiá, Abiá a Asaf, Asaf a Josafat, Josafat a Joram, Joram a Ozías, Ozías a Joatam, Joatam a Acaz, Acaz a Ezequías, Ezequías a Manasés, Manasés a Amón, Amón a Josías, Josías engendró a Jeconías y a sus hermanos durante el destierro en Babilonia.

Después del destierro en Babilonia, Jeconías engendró a Salatiel, Salatiel a Zorobabel, Zorobabel a Abiud, Abiud a Eliaquim, Eliaquim a Azor, Azor a Sadoc, Sadoc a Aquim, Aquim a Eliud, Eliud a Eleazar, Eleazar a Matán, Matán a Jacob, y Jacob engendró a José, el esposo de María, de la cual nació Jesús, llamado Cristo.

Cristo vino al mundo de la siguiente manera: estando María, su madre, desposada con José, y antes de que vivieran juntos, sucedió que ella, por obra del Espíritu Santo, estaba esperando un hijo. José, su esposo, que era hombre justo, no queriendo ponerla en evidencia, pensó dejarla en secreto.

Mientras pensaba en estas cosas, un ángel del Señor le dijo en sueños: “José, hijo de David, no dudes en recibir en tu casa a María, tu esposa, porque ella ha concebido por obra del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo y tú le pondrás el nombre de Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados”.

Todo esto sucedió para que se cumpliera lo que había dicho el Señor por boca del profeta Isaías: He aquí que la virgen concebirá y dará a luz un hijo, a quien pondrán el nombre de Emmanuel, que quiere decir Dios-con-nosotros. Palabra del Señor. Reflexión (profundización propuesta, si bien se sugiere sea algo personal) Superar las pruebas con fe y confianza. «El Señor interviene: ha encontrado la fe que buscaba y abre un camino diverso, un camino de amor y felicidad: 'José -le dice- no temas de tomar contigo a María, tu esposa. De hecho el niño que ha sido generado en ella proviene del Espíritu Santo'.

Este evangelio nos muestra toda la grandeza de ánimo de José. Él estaba siguiendo un buen proyecto de vida pero Dios reservaba para él otro plan, una misión más grande.

José era un hombre que siempre sabía escuchar la voz de Dios, era profundamente sensible a su secreta voluntad, un hombre atento a los mensajes que le llegaban desde lo más profundo del corazón y desde lo alto.

No se había obstinado a seguir su proyecto de vida, no permitió que el rencor le envenenara el ánimo, sino que estuvo listo a ponerse a disposición de la novedad que, de manera desconcertante, le era propuesta» (S.S. Francisco, 22 de diciembre de 2013). Diálogo con Cristo Dedica unos minutos a tener un diálogo espontáneo con Cristo, de corazón a Corazón, a partir de lo que haya llegado al propio interior, de lo que te haya dicho Dios. Propósito (es mejor que surja del diálogo íntimo que se ha tenido con Cristo) Hoy, antes de llevar a cabo una actividad, voy hacer una pausa para examinar si van con la voluntad de Dios y qué me motiva hacerla: ¿es para mí o para Dios? Si es sólo para mí, voy a rectificar mis intenciones, sobre todo si tengo la oportunidad de hacer algo más para Dios o para servirlo en mi prójimo. «Fomenten en sus almas la vivencia de una esperanza gozosa e inquebrantable, que les lleve a confiar en Dios nuestro Señor en todas las circunstancias, agradables o adversas, de su vida; a soportar con valor y alegría las pruebas que Él, en su divina providencia, permita; y a trabajar

con ilusión por el Reino, con la mirada puesta en la patria celestial» (Cristo al centro, n. 744).

9 de septiembre Oración preparatoria Señor, así como Tú te retiraste al monte a orar y pasaste la noche en oración, quiero yo también retirarme al monte de mi corazón para escuchar tu voz que sé que me llama. Quiero pasar estos minutos de oración en un diálogo de amor contigo. En el silencio de mi corazón quiero escuchar tu voz que me llama por mi nombre y me escoge para trabajar por tu Reino. Y al salir de esta oración, quiero dedicarme a la entrega a los demás. Petición (gracia/fruto que se busca) Jesús, dame la gracia para guardar el silencio interior para poder realmente escucharte en mi oración. Texto base para entablar el diálogo con Dios Del santo Evangelio según san Lucas 6, 12-19 Por aquellos días, Jesús se retiró al monte a orar y se pasó la noche en oración con Dios. Cuando se hizo de día, llamó a sus discípulos, eligió a doce de entre ellos y les dio el nombre de apóstoles. Eran Simón, a quien llamó Pedro, y su hermano Andrés; Santiago y Juan; Felipe y Bartolomé; Mateo y Tomás; Santiago, el hijo de Alfeo, y Simón, llamado el Fanático; Judas, el hijo de Santiago, y Judas Iscariote, que fue el traidor.

Al bajar del monte con sus discípulos y sus apóstoles, se detuvo en un llano. Allí se encontraba mucha gente, que había venido tanto de Judea y Jerusalén, como de la costa, de Tiro y de Sidón. Habían venido a oírlo y a que los curara de sus enfermedades; y los que eran atormentados por espíritus inmundos quedaban curados. Toda la gente procuraba tocarlo, porque salía de él una fuerza que sanaba a todos. Palabra del Señor. Reflexión (profundización propuesta, si bien se sugiere sea algo personal) Oración antes de las grandes decisiones. «¡Sean siempre hombres y mujeres de oración! Sin la relación constante con Dios la misión se convierte en función. Pero, ¿en qué trabajas tú? ¿Eres sastre, cocinera, sacerdote, trabajas como sacerdote, trabajas como religiosa? No. No es un oficio, es otra cosa. El riesgo del activismo, de confiar demasiado en las estructuras, está siempre al acecho. Si miramos a Jesús, vemos que la víspera de cada decisión y acontecimiento importante, se recogía en oración intensa y prolongada. Cultivemos la dimensión contemplativa, incluso en la vorágine de los compromisos más urgentes y duros. Cuanto más les llame la misión a ir a las periferias existenciales, más unido ha de estar su corazón a Cristo, lleno de misericordia y de amor. ¡Aquí reside el secreto de la fecundidad pastoral, de la fecundidad de un discípulo del Señor!» (S.S. Francisco, 7 de julio de 2013) Diálogo con Cristo Dedica unos minutos a tener un diálogo espontáneo con Cristo, de corazón a Corazón, a partir de lo que haya llegado al propio interior, de lo que te haya dicho Dios.

Propósito (es mejor que surja del diálogo íntimo que se ha tenido con Cristo) Hoy voy hacer una visita a Cristo en la Eucaristía, preferentemente en familia, pidiendo que nos ayude a orar como Él lo hacía. «La oración en familia llena de luz y esperanza la vida cotidiana, pues se teje espontáneamente

en torno a las vivencias de cada día» (Cristo al centro, n. 923).

10 de septiembre Oración preparatoria Señor, las bienaventuranzas más que hacer cosas me invitan a ser auténticos discípulos de tu amor. Ser pobre de espíritu, humilde, hambriento de justicia, misericordioso, puro de corazón y trabajador por la paz no es cosa fácil, imposible sin tu gracia. Por eso me postro ante Ti en esta oración para pedirte tu ayuda. Petición (gracia/fruto que se busca) Señor, que las bienaventuranzas sean mi programa de vida que transformen todo en clave del amor. Texto base para entablar el diálogo con Dios Del santo Evangelio según san Lucas 6, 20-26 En aquel tiempo, mirando Jesús a sus discípulos, les dijo: «Dichosos ustedes los pobres, porque de ustedes es el Reino de Dios. Dichosos ustedes los que ahora tienen hambre, porque serán saciados. Dichosos ustedes los que lloran ahora, porque al fin reirán.

Dichosos serán ustedes cuando los hombres los aborrezcan y los expulsen de entre ellos, y cuando los insulten y maldigan por causa del Hijo del hombre. Alégrense ese día y salten de gozo, porque su recompensa será grande en el cielo. Pues así trataron sus padres a los profetas. Pero, ¡ay de ustedes, los ricos, porque ya tienen ahora su consuelo! ¡Ay de ustedes, los que se hartan ahora, porque después tendrán hambre! ¡Ay de ustedes, los que ríen ahora, porque llorarán de pena! ¡Ay de ustedes, cuando todo el mundo los alabe, porque de ese modo trataron sus padres a los falsos profetas!». Palabra del Señor. Reflexión (profundización propuesta, si bien se sugiere sea algo personal) El lugar privilegiado de los pobres en el Pueblo de Dios. «El corazón de Dios tiene un sitio preferencial para los pobres, tanto que hasta Él mismo “se hizo pobre”. Todo el camino de nuestra redención está signado por los pobres. Esta salvación vino a nosotros a través del “sí” de una humilde muchacha de un pequeño pueblo perdido en la periferia de un gran imperio. El Salvador nació en un pesebre, entre animales, como lo hacían los hijos de los más pobres; fue presentado en el Templo junto con dos pichones, la ofrenda de quienes no podían permitirse pagar un cordero; creció en un hogar de sencillos trabajadores y trabajó con sus manos para ganarse el pan. Cuando comenzó a anunciar el Reino, lo seguían multitudes de desposeídos, y así manifestó lo que Él mismo dijo: “El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha ungido. Me ha enviado para anunciar el Evangelio a los pobres”. A los que estaban cargados de dolor, agobiados de pobreza, les aseguró que Dios los tenía en el centro de su corazón: “¡Felices vosotros, los pobres, porque el Reino de Dios os pertenece!”; con ellos se identificó: “Tuve hambre y me disteis de comer”, y enseñó que la misericordia hacia ellos es la llave del cielo» (S.S. Francisco, exhortación apostólica Evangelii gaudium n. 197).

Diálogo con Cristo Dedica unos minutos a tener un diálogo espontáneo con Cristo, de corazón a Corazón, a partir de lo que haya llegado al propio interior, de lo que te haya dicho Dios. Propósito (es mejor que surja del diálogo íntimo que se ha tenido con Cristo) Hoy no me voy a quejar, mejor estaré atento a realizar lo que pueda aliviar las cargas y los sufrimientos de los demás.

« María nació pobre, por designio de Dios. María eligió vivir pobre, por virtud. Y María abandonó este mundo siendo pobre, por fidelidad. »

(Cristo al centro, n. 1506)

11 de septiembre Oración preparatoria Gracias, Señor, por tu misericordia, por tu perdón, por tu paciencia y por tu compasión para conmigo. Te agradezco la oportunidad que me das hoy de poder tener este rato de oración. A pesar de mis infidelidades y fallos, sé que con tu gracia podré crecer en el amor a Ti y a todos mis hermanos. No quiero defraudarte, quiero corresponderte hoy más que ayer. Petición (gracia/fruto que se busca) Señor, te pido me concedas en esta oración el experimentar íntimamente tu misericordia de Padre, Amigo y Redentor. Texto base para entablar el diálogo con Dios Del santo Evangelio según san Lucas 6, 27-38 En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Amen a sus enemigos, hagan el bien a los que los aborrecen, bendigan a quienes los maldicen y oren por quienes los difaman. Al que te golpee en una mejilla, preséntale la otra; al que te quite el manto, déjalo llevarse también la túnica. Al que te pida, dale; y al que se lleve lo tuyo, no se lo reclames.

Traten a los demás como quieran que los traten a ustedes; porque si aman sólo a los que los aman, ¿qué hacen de extraordinario? También los pecadores aman a quienes los aman. Si hacen el bien sólo a los que les hacen el bien, ¿qué tiene de extraordinario? Lo mismo hacen los pecadores. Si prestan solamente cuando esperan cobrar, ¿qué hacen de extraordinario? También los pecadores prestan a otros pecadores, con la intención de cobrárselo después.

Ustedes, en cambio, amen a sus enemigos, hagan el bien y presten sin esperar recompensa. Así tendrán un gran premio y serán hijos del Altísimo, porque él es bueno hasta con los malos y los ingratos. Sean misericordiosos, como su Padre es misericordioso.

No juzguen y no serán juzgados; no condenen y no serán condenados; perdonen y serán perdonados; den y se les dará: recibirán una medida buena, bien sacudida, apretada y rebosante en los pliegues de su túnica. Porque con la misma medida con que midan, serán medidos”. Palabra del Señor. Reflexión (profundización propuesta, si bien se sugiere sea algo personal) El sacrificio que más agrada a Dios. «Santo Tomás de Aquino enseñaba que en el mensaje moral de la Iglesia también hay una jerarquía, en las virtudes y en los actos que de ellas proceden. Allí lo que cuenta es ante todo “la fe que se hace activa por la caridad”. Las obras de amor al prójimo son la manifestación externa más perfecta de la gracia interior del Espíritu: “La principalidad de la ley nueva está en la gracia del Espíritu Santo, que se manifiesta en la fe que obra por el amor”. Por ello explica que, en cuanto al obrar exterior, la misericordia es la mayor de todas las virtudes: “En sí misma la misericordia es la más grande de las virtudes, ya que a ella pertenece volcarse en otros y, más aún, socorrer sus deficiencias. Esto es peculiar del superior, y por eso se tiene como propio de Dios tener misericordia, en la cual resplandece su omnipotencia de modo máximo”.» (S.S. Francisco, exhortación apostólica Evangelii gaudium n. 37)

Diálogo con Cristo Dedica unos minutos a tener un diálogo espontáneo con Cristo, de corazón a Corazón, a partir de lo que haya llegado al propio interior, de lo que te haya dicho Dios. Propósito (es mejor que surja del diálogo íntimo que se ha tenido con Cristo) Hoy voy ofrecer mis oraciones y alguna renuncia del día por aquella persona cercana, que sé que necesita de la gracia de Dios.

«Los caprichos se lloran amargamente en esta vida y en algunos casos también en la otra… si no fuera por la misericordia de Dios.»

(Cristo al centro, n.880)

12 de septiembre Oración preparatoria Señor, soy un ciego en la vida espiritual, con una fe débil incapaz de iluminar las realidades cotidianas de mi vida. Necesito una fe fuerte, segura, formada, en una palabra, una fe luminosa para poder salir al encuentro de los demás. Creo, espero y confío en tu misericordia. ¡Te amo! Petición (gracia/fruto que se busca) Jesús, dame unos ojos nuevos que me permitan ver todo, y a todos, con amor. Ayúdame a descubrir en esta oración qué te tengo que hacer hoy para crecer en el amor. Texto base para entablar el diálogo con Dios Del santo Evangelio según san Lucas 6, 39-42 En aquel tiempo, Jesús propuso a sus discípulos este ejemplo: «¿Puede acaso un ciego guiar a otro ciego? ¿No caerán los dos en un hoyo? El discípulo no es superior a su maestro; pero cuando termine su aprendizaje, será como su maestro. ¿Por qué ves la paja en el ojo de tu hermano y no la viga que llevas en el tuyo? ¿Cómo te atreves a decirle a tu hermano: “Déjame quitarte la paja que llevas en el ojo”, si no adviertes la viga que llevas en el tuyo? ¡Hipócrita! Saca primero la viga que llevas en tu ojo y entonces podrás ver, para sacar la paja del ojo de tu hermano». Palabra del Señor. Reflexión (profundización propuesta, si bien se sugiere sea algo personal) Juicios sobre la responsabilidad o culpabilidad del otro. «El acompañante sabe reconocer que la situación de cada sujeto ante Dios y su vida en gracia es un misterio que nadie puede conocer plenamente desde afuera. El Evangelio nos propone corregir y ayudar a crecer a una persona a partir del reconocimiento de la maldad objetiva de sus acciones, pero sin emitir juicios sobre su responsabilidad y su culpabilidad. De todos modos, un buen acompañante no consiente los fatalismos o la pusilanimidad. Siempre invita a querer curarse, a cargar la camilla, a abrazar la cruz, a dejarlo todo, a salir siempre de nuevo a anunciar el Evangelio. La propia experiencia de dejarnos acompañar y curar, capaces de expresar con total sinceridad nuestra vida ante quien nos acompaña, nos enseña a ser pacientes y compasivos con los demás y nos capacita para encontrar las maneras de despertar su confianza, su apertura y su disposición para crecer.» (S.S. Francisco, exhortación apostólica Evangelii gaudium n. 172) Diálogo con Cristo Dedica unos minutos a tener un diálogo espontáneo con Cristo, de corazón a Corazón, a partir de lo que haya llegado al propio interior, de lo que te haya dicho Dios. Propósito (es mejor que surja del diálogo íntimo que se ha tenido con Cristo) Voy a pensar en esa persona que me disgusta su modo de ser, y por eso la evito y soy indiferente a sus comentarios, para tener con ella un gesto de delicadeza.

«No se trata de vivir la benedicencia a la defensiva, simplemente preocupándonos por no fallar, por «no criticar»; se trata más bien, de cultivar una actitud interna, decididamente positiva, una

buena disposición habitual que nos impulse a ejercitar esta virtud.» (Cristo al centro, n. 239)

13 de septiembre Oración preparatoria Jesús, quiero apoyar mi vida en la roca firme de la oración. Deseo dejar a un lado mis peticiones, mis preocupaciones, para dejar mi mente y mi corazón abiertos para acoger las enseñanzas de tu Evangelio y así, cimentar mi fe sobre terreno sólido. Petición (gracia/fruto que se busca) Señor, quiero construir mi vida sobre el cimiento sólido que eres Tú, dame tu gracia para lograrlo. Texto base para entablar el diálogo con Dios Del santo Evangelio según san Lucas 6, 43-49 En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «No hay árbol bueno que produzca frutos malos, ni árbol malo que produzca frutos buenos. Cada árbol se conoce por sus frutos. No se recogen higos de las zarzas, ni se cortan uvas de los espinos.

El hombre bueno dice cosas buenas, porque el bien está en su corazón; y el hombre malo dice cosas malas, porque el mal está en su corazón, pues la boca habla de lo que está lleno el corazón.

¿Por qué me dicen “Señor, Señor”, y no hacen lo que yo les digo? Les voy a decir a quién se parece el que viene a mí y escucha mis Palabras y las pone en práctica. Se parece a un hombre, que al construir su casa, hizo una excavación profunda, para echar los cimientos sobre la roca. Vino la creciente y chocó el río contra aquella casa, pero no la pudo derribar, porque estaba sólidamente construida.

Pero el que no pone en práctica lo que escucha, se parece a un hombre que construyó su casa a flor de tierra, sin cimientos. Chocó el río contra ella e inmediatamente la derribó y quedó completamente destruida». Palabra del Señor. Reflexión (profundización propuesta, si bien se sugiere sea algo personal) Poner en práctica la palabra de Dios. Son palabras buenas, pero si no se ponen en práctica no sólo no sirven, sino que hacen mal: nos engañan, nos hacen creer que tenemos una casa bonita, pero sin base. Una casa que no está construida sobre la roca.

Esta figura de la roca se refiere al Señor. Isaías lo dice: 'Confiad siempre en el Señor, porque el Señor es la roca perpetua'. ¡La roca es Jesucristo! ¡La roca es el Señor! Una palabra es fuerte, da vida, puede ir adelante, puede tolerar todos los ataques, si esta palabra tiene sus raíces en Jesucristo. Una palabra cristiana que no tiene sus raíces vitales en la vida de una persona, en Jesucristo, ¡es una palabra cristiana sin Cristo! ¡Y las palabras cristianas sin Cristo engañan, hacen mal! Un escritor inglés, una vez, hablando de las herejías decía que una herejía es una verdad, una palabra, una verdad, que se ha vuelto loca. Cuando las palabras cristianas están sin Cristo comienzan a andar por su camino de la locura. (Cf. S.S. Francisco, 5 de diciembre de 2013, homilía en Santa Marta)

Diálogo con Cristo Dedica unos minutos a tener un diálogo espontáneo con Cristo, de corazón a Corazón, a partir de lo que haya llegado al propio interior, de lo que te haya dicho Dios. Propósito (es mejor que surja del diálogo íntimo que se ha tenido con Cristo) Si hoy tengo un pensamiento o una acción, contrarios al amor a los demás, voy a hacer dos actos de caridad para reparar mi falta.

«Dios nos hace ver que la única roca inconmovible es la de su gracia, la del don sobreabundante de su amor, convertido en salvación y fuerza para los que creen en Él.»

(Cristo al centro, n. 478)

14 de septiembre Oración preparatoria Dios mío, necesito de tu paz, del abandono en tu Providencia, de la serenidad de alma que proviene de dejar todas las cosas en tus manos. Te ofrezco mi oración. Deseo que me transforme para que pueda así abrir mi corazón al perdón, experimente los efectos de tu misericordia y pueda también yo practicarla. Tú eres mi Dueño y mi Señor. Confío en Ti. Petición (gracia/fruto que se busca) Sagrado Corazón de Jesús, dame un corazón misericordioso que sepa acoger y tratar a los demás con misericordia. Texto base para entablar el diálogo con Dios Del santo Evangelio según san Mateo 18, 21-35 En aquel tiempo, Pedro se acercó a Jesús y le preguntó: «Si mi hermano me ofende, ¿cuántas veces tengo que perdonarlo? ¿Hasta siete veces?» Jesús le contestó: «No sólo hasta siete, sino hasta setenta veces siete».

Entonces Jesús les dijo: «El Reino de los cielos es semejante a un rey que quiso ajustar cuentas con sus servidores. El primero que le presentaron le debía muchos millones. Como no tenía con qué pagar, el señor mandó que lo vendieran a él, a su mujer, a sus hijos y todas sus posesiones, para saldar la deuda. El servidor, arrojándose a sus pies, le suplicaba, diciendo: “Ten paciencia conmigo y te lo pagaré todo”. El rey tuvo lástima de aquel servidor, lo soltó y hasta le perdonó la deuda.

Pero, apenas había salido aquel servidor, se encontró con uno de sus compañeros, que le debía poco dinero. Entonces lo agarró por el cuello y casi lo estrangulaba, mientras le decía: “Págame lo que me debes”. El compañero se le arrodilló y le rogaba: “Ten paciencia conmigo y te lo pagaré todo”. Pero el otro no quiso escucharlo, sino que fue y lo metió en la cárcel hasta que le pagara la deuda.

Al ver lo ocurrido, sus compañeros se llenaron de indignación y fueron a contarle al rey lo sucedido. Entonces el señor lo llamó y le dijo: “Siervo malvado. Te perdoné toda aquella deuda porque me lo suplicaste. ¿No debías tú también haber tenido compasión de tu compañero, como yo tuve compasión de ti?” Y el señor encolerizado, lo entregó a los verdugos para que no lo soltaran hasta que pagara lo que debía.

Pues lo mismo hará mi Padre celestial con ustedes si cada cual no perdona de corazón a su hermano».

Cuando Jesús terminó de hablar, salió de Galilea y fue a la región de Judea que queda al otro lado del Jordán. Palabra del Señor. Reflexión (profundización propuesta, si bien se sugiere sea algo personal) Perdonar de corazón. «Éste es el momento para decirle a Jesucristo: “Señor, me he dejado engañar, de mil maneras escapé de tu amor, pero aquí estoy otra vez para renovar mi alianza contigo. Te necesito. Rescátame de nuevo, Señor, acéptame una vez más entre tus brazos redentores”. ¡Nos hace tanto bien volver a Él cuando nos hemos perdido! Insisto una vez más: Dios no se cansa nunca de perdonar, somos nosotros los que nos cansamos de acudir a su misericordia. Aquel que nos

invitó a perdonar “setenta veces siete” nos da ejemplo: Él perdona setenta veces siete. Nos vuelve a cargar sobre sus hombros una y otra vez. Nadie podrá quitarnos la dignidad que nos otorga este amor infinito e inquebrantable. Él nos permite levantar la cabeza y volver a empezar, con una ternura que nunca nos desilusiona y que siempre puede devolvernos la alegría. No huyamos de la resurrección de Jesús, nunca nos declaremos muertos, pase lo que pase. ¡Que nada pueda más que su vida que nos lanza hacia adelante!» (S.S. Francisco, exhortación apostólica Evangelii gaudium n. 3) Diálogo con Cristo Dedica unos minutos a tener un diálogo espontáneo con Cristo, de corazón a Corazón, a partir de lo que haya llegado al propio interior, de lo que te haya dicho Dios. Propósito (es mejor que surja del diálogo íntimo que se ha tenido con Cristo) Pondré en agenda mi próxima confesión y me prepararé con un buen examen de conciencia.

«Él quiere ser “perdón” para consolaros en vuestras caídas y debilidades.» (Cristo al centro, n. 2068)

15 de septiembre Oración preparatoria Dios mío, ¡qué gran misterio de amor nos propones hoy para nuestra meditación! Quisiste que junto a tu Hijo en la cruz estuviera de pie su madre, compartiendo su dolor… para luego dejárnosla como nuestra madre. María, hoy te invoco y pido tu ayuda para hacer una buena oración. Petición (gracia/fruto que se busca) María, refugio de los que sufren, ruega a tu Hijo por mí para que sepa encontrarme con Él en esta oración. Texto base para entablar el diálogo con Dios Del santo Evangelio según san Juan 19, 25-27 En aquel tiempo, estaban junto a la cruz de Jesús, su madre, la hermana de su madre, María la de Cleofás, y María Magdalena.

Al ver a su madre y junto a ella al discípulo que tanto quería, Jesús dijo a su madre: “Mujer, ahí está tu hijo”. Luego dijo al discípulo: “Ahí está tu madre”. Y desde entonces el discípulo se la llevó a vivir con él. Palabra del Señor. O bien: Del santo Evangelio según san Lucas 2, 33-35 En aquel tiempo, el padre y la madre del niño estaban admirados de las palabras que les decía Simeón. El los bendijo, y a María, la madre de Jesús, le anunció: “Este niño ha sido puesto para ruina y resurgimiento de muchos en Israel, como signo que provocará contradicción, para que queden al descubierto los pensamientos de todos los corazones. Y a ti, una espada te atravesará el alma”. Palabra del Señor. Reflexión (profundización propuesta, si bien se sugiere sea algo personal) El estilo mariano en la actividad evangelizadora. «Porque cada vez que miramos a María volvemos a creer en lo revolucionario de la ternura y del cariño. En ella vemos que la humildad y la ternura no son virtudes de los débiles sino de los fuertes, que no necesitan maltratar a otros para sentirse importantes. Mirándola descubrimos que la misma que alababa a Dios porque “derribó de su trono a los poderosos” y “despidió vacíos a los ricos” es la que pone calidez de hogar en nuestra búsqueda de justicia. Es también la que conserva cuidadosamente “todas las cosas meditándolas en su corazón”.

María sabe reconocer las huellas del Espíritu de Dios en los grandes acontecimientos y también en aquellos que parecen imperceptibles. Es contemplativa del misterio de Dios en el mundo, en la historia y en la vida cotidiana de cada uno y de todos. Es la mujer orante y trabajadora en Nazaret, y también es nuestra Señora de la prontitud, la que sale de su pueblo para auxiliar a los demás “sin demora”.

Esta dinámica de justicia y ternura, de contemplar y caminar hacia los demás, es lo que hace de ella un modelo eclesial para la evangelización. Le rogamos que con su oración maternal nos ayude para que la Iglesia llegue a ser una casa para muchos, una madre para

todos los pueblos, y haga posible el nacimiento de un mundo nuevo.» (S.S. Francisco, exhortación apostólica Evangelii gaudium n. 288) Diálogo con Cristo Dedica unos minutos a tener un diálogo espontáneo con Cristo, de corazón a Corazón, a partir de lo que haya llegado al propio interior, de lo que te haya dicho Dios. Propósito (es mejor que surja del diálogo íntimo que se ha tenido con Cristo) Invocando a nuestra Señora de los Dolores, rezar hoy el rosario.

«El asentimiento amoroso e incondicional de María a la gracia de Dios es el faro que guía la vida del cristiano en su caminar cotidiano hacia la meta eterna.»

(Cristo al centro, n. 1500)

16 de septiembre Oración preparatoria Señor, acércate a mi oración, como te acercaste a la viuda de Naím. Nada ni nadie puede consolar mis penas, darme esperanza y gozo y un sentido profundo y eterno a mi oración como Tú. Ven, Señor, te ofrezco mi corazón, mi mente, mi libertad, ¡no tardes! Petición (gracia/fruto que se busca) Jesús, sé que me amas, dame la gracia de tener un corazón compasivo. Texto base para entablar el diálogo con Dios Del santo Evangelio según san Lucas 7, 11-17 En aquel tiempo, se dirigía Jesús a una población llamada Naím, acompañado de sus discípulos y de mucha gente. Al llegar a la entrada de la población, se encontró con que sacaban a enterrar a un muerto, hijo único de una viuda, a la que acompañaba una gran muchedumbre.

Cuando el Señor la vio, se compadeció de ella y le dijo: «No llores». Acercándose al ataúd, lo tocó y los que lo llevaban se detuvieron. Entonces Jesús dijo: «Joven, Yo te lo mando: levántate». Inmediatamente el que había muerto se levantó y comenzó a hablar. Jesús se lo entregó a su madre. Al ver esto, todos se llenaron de temor y comenzaron a glorificar a Dios, diciendo: «Un gran profeta ha surgido entre nosotros. Dios ha visitado a su pueblo».

La noticia de este hecho se divulgó por toda Judea y por las regiones circunvecinas. Palabra del Señor. Reflexión (profundización propuesta, si bien se sugiere sea algo personal) La «viudez» de la Iglesia: camina buscando el encuentro con el Señor. Jesús tiene la capacidad de sufrir con nosotros, de estar cerca de nuestros sufrimientos y hacerlos suyos. Jesús se compadeció de esta viuda que había perdido a su hijo. Sabía lo que significaba una mujer viuda en ese tiempo.

El Señor tiene un amor especial por las viudas, y las cuida. Pienso también que esta viuda es un icono de la Iglesia, porque también la Iglesia es en cierto sentido una viuda: El Esposo se ha ido y Ella camina en la historia con la esperanza de hallarlo, de encontrarse con Él. Y Ella será la esposa definitiva. Pero mientras tanto Ella, la Iglesia, ¡está sola! El Señor no está visible. Tiene una cierta dimensión de viudez... Esta Iglesia valiente, que defiende a sus hijos, como la viuda que iba donde el juez corrupto para defender, defender y finalmente ganó. ¡Nuestra Madre Iglesia es valiente! Tiene el coraje de una mujer que sabe que sus hijos son suyos, y debe defenderlos y llevarlos al encuentro con su Esposo. (Cf. S.S. Francisco, 17 de septiembre de 2013, homilía en Santa Marta) Diálogo con Cristo Dedica unos minutos a tener un diálogo espontáneo con Cristo, de corazón a Corazón, a partir de lo que haya llegado al propio interior, de lo que te haya dicho Dios. Propósito (es mejor que surja del diálogo íntimo que se ha tenido con Cristo) Llamar, visitar o mandar un mensaje para saludar y animar a esa persona que sé que está sola.

«Una oración y una vida, entreveradas indisolublemente, equivalen a una fidelidad cierta.» (Cristo al centro, n. 2200)

17 de septiembre Oración preparatoria Señor, envía a tu Espíritu Santo para iluminar mi oración. No quiero que nunca te vayas de mi corazón, porque sin Ti mi vida sería oscura y llena de confusión. Contigo todo es luz; mi mente y mi voluntad encuentran el rumbo que hoy debe tomar mi vida: ¡el que Tú quieras! Petición (gracia/fruto que se busca) Señor, ayúdame a tener un encuentro personal contigo para descubrir lo que hoy me quieres decir. Texto base para entablar el diálogo con Dios Del santo Evangelio según san Lucas 7, 31-35 En aquel tiempo, Jesús dijo: «¿Con quién compararé a los hombres de esta generación? ¿A quién se parecen? Se parecen a esos niños que se sientan a jugar en la plaza y se gritan los unos a los otros:

“Tocamos la flauta y no han bailado, cantamos canciones tristes y no han llorado”. Porque vino Juan el Bautista, que ni comía pan ni bebía vino, y ustedes dijeron: “Ése está

endemoniado”. Y viene el Hijo del hombre, que come y bebe, y dicen: “Este hombre es un glotón y un bebedor, amigo de publicanos y pecadores”. Pero sólo aquellos que tienen la sabiduría de Dios, son quienes lo reconocen». Palabra del Señor. Reflexión (profundización propuesta, si bien se sugiere sea algo personal) Tristes, por tener miedo de abrir la puerta al Espíritu Santo. Jesús compara la generación de su tiempo a esos niños siempre descontentos que no saben jugar con felicidad, que siempre rechazan la invitación de los otros: si tocan música, no bailan; si cantan un canto de lamento, no lloran... nada les va bien. Esa gente no estaba abierta a la Palabra de Dios. Su rechazo no es al mensaje, es al mensajero. Rechazaban a Juan Bautista, que no comía y no bebía pero decían que era un endemoniado, así como también rechazaban a Jesús, porque era de buen comer y un bebedor, amigo de publicanos y pecadores. Tienen siempre un motivo para criticar al predicador.

Y ellos, la gente de aquel tiempo, preferían refugiarse en una religión más elaborada: en los preceptos morales, como el grupo de fariseos; en el compromiso político, como los saduceos; en la revolución social, como los celotes; en la espiritualidad gnóstica, como los esenios. Estaban con su sistema bien limpio, bien hecho. Pero el predicador no. (Cf. S.S. Francisco, 13 de diciembre de 2013, homilía en Santa Marta) Diálogo con Cristo Dedica unos minutos a tener un diálogo espontáneo con Cristo, de corazón a Corazón, a partir de lo que haya llegado al propio interior, de lo que te haya dicho Dios. Propósito (es mejor que surja del diálogo íntimo que se ha tenido con Cristo) Voy a reparar un arrebato de ira, un chisme o calumnia, alguna deshonestidad, etc., dedicando a quien agravié, un tiempo de calidad para reconstruir la confianza entre ambos.

«Sinceridad en la oración es dialogar con el corazón en la mano ante el Señor.» (Cristo al centro, n. 184)

18 de septiembre Oración preparatoria Dios mío, antes de comenzar esta oración, quiero pedirte perdón por mis pecados e infidelidades. Toma esta oración en reparación por mis caídas. Envía tu Espíritu para que me ilumine y guíe y así pueda encontrar los medios que me ayudarán a imitar el espíritu de acogida que siempre tuvo Jesús. Petición (gracia/fruto que se busca) Señor, dame la gracia de ser dócil a las inspiraciones del Espíritu Santo. Texto base para entablar el diálogo con Dios Del santo Evangelio según san Lucas 7, 36-50 En aquel tiempo, un fariseo invitó a Jesús a comer con él. Jesús fue a la casa del fariseo y se sentó a la mesa. Una mujer de mala vida en aquella ciudad, cuando supo que Jesús iba a comer ese día en casa del fariseo, tomó consigo un frasco de alabastro con perfume, fue y se puso detrás de Jesús, y comenzó a llorar, y con sus lágrimas bañaba sus pies; los enjugó con su cabellera, los besó y los ungió con el perfume.

Viendo esto, el fariseo que lo había invitado comenzó a pensar: «Si este hombre fuera profeta, sabría qué clase de mujer es la que lo está tocando; sabría que es una pecadora».

Entonces Jesús le dijo: «Simón, tengo algo que decirte». El fariseo contestó: «Dímelo, Maestro». Él le dijo: «Dos hombres le debían dinero a un prestamista. Uno le debía quinientos denarios, y el otro, cincuenta. Como no tenían con qué pagarle, les perdonó la deuda a los dos. ¿Cuál de ellos lo amará más?». Simón le respondió: «Supongo que aquel a quien le perdonó más».

Entonces Jesús le dijo: «Has juzgado bien». Luego, señalando a la mujer, dijo a Simón: «¿Ves a esta mujer? Entré en tu casa y tú no me ofreciste agua para los pies, mientras que ella me los ha bañado con sus lágrimas y me los ha enjugado con sus cabellos. Tú no me diste el beso de saludo; ella, en cambio, desde que entró, no ha dejado de besar mis pies. Tú no ungiste con aceite mi cabeza; ella, en cambio, me ha ungido los pies con perfume. Por lo cual, Yo te digo: sus pecados, que son muchos, le han quedado perdonados, porque ha amado mucho. En cambio, al que poco se le perdona, poco ama». Luego le dijo a la mujer: «Tus pecados te han quedado perdonados».

Los invitados empezaron a preguntarse a sí mismos: «¿Quién es éste que hasta los pecados perdona?». Jesús le dijo a la mujer: «Tu fe te ha salvado; vete en paz». Palabra del Señor. Reflexión (profundización propuesta, si bien se sugiere sea algo personal) Mirar e imitar la actitud de Jesús: cercano a todos. «[Jesús] Si hablaba con alguien, miraba sus ojos con una profunda atención amorosa: “Jesús lo miró con cariño”. Lo vemos accesible cuando se acerca al ciego del camino, y cuando come y bebe con los pecadores, sin importarle que lo traten de comilón y borracho. Lo vemos disponible cuando deja que una mujer prostituta unja sus pies o cuando recibe de noche a Nicodemo. La entrega de Jesús en la cruz no es más que la culminación de ese estilo que marcó toda su existencia.

Cautivados por ese modelo, deseamos integrarnos a fondo en la sociedad, compartimos la vida con todos, escuchamos sus inquietudes, colaboramos material y espiritualmente con ellos en sus necesidades, nos alegramos con los que están alegres, lloramos con los que lloran y nos comprometemos en la construcción de un mundo nuevo, codo a codo con los demás. Pero no por obligación, no como un peso que nos desgasta, sino como una opción personal que nos llena de alegría y nos otorga identidad.» (S.S. Francisco, exhortación apostólica Evangelii gaudium n. 269) Diálogo con Cristo Dedica unos minutos a tener un diálogo espontáneo con Cristo, de corazón a Corazón, a partir de lo que haya llegado al propio interior, de lo que te haya dicho Dios. Propósito (es mejor que surja del diálogo íntimo que se ha tenido con Cristo) Voy hacer media hora de adoración, preferentemente ante el Santísimo, para reflexionar sobre los dones de mi vida, pidiendo a Cristo su luz para saberlos multiplicar en el servicio y amor por los demás.

«Acércate al Sagrario con sencillez y humildad, preséntate a Cristo como eres, hombre con problemas y dificultades, para que Cristo te vaya educando, te vaya modelando.»

(Cristo al centro, n.841)

19 de septiembre Oración preparatoria Jesús, el Evangelio habla de algunas mujeres que se dejaron tocar por tu gracia y por tu amor redentor y por eso se transformaron en auténticas discípulas y misioneras de tu amor. En esta oración necesito encontrar la luz y la fuerza para permanecer siempre fiel a tu gracia, aun cuando se presente la sombra de la Cruz. Petición (gracia/fruto que se busca) Jesucristo, concédeme dejar atrás todo lo que pueda distraer este momento de intimidad contigo. Permite que me llene tanto de Ti que pueda llevarte a todas las personas con las que hoy me encuentre. Texto base para entablar el diálogo con Dios Del santo Evangelio según san Lucas 8, 1-3 En aquel tiempo, Jesús comenzó a recorrer ciudades y poblados predicando la buena nueva del Reino de Dios. Lo acompañaban los Doce y algunas mujeres que habían sido libradas de espíritus malignos y curadas de varias enfermedades. Entre ellas iban María, llamada Magdalena, de la que habían salido siete demonios; Juana, mujer de Cusa, el administrador de Herodes; Susana y otras muchas, que los ayudaban con sus propios bienes. Palabra del Señor. Reflexión (profundización propuesta, si bien se sugiere sea algo personal) El indispensable aporte de la mujer. «La Iglesia reconoce el indispensable aporte de la mujer en la sociedad, con una sensibilidad, una intuición y unas capacidades peculiares que suelen ser más propias de las mujeres que de los varones. Por ejemplo, la especial atención femenina hacia los otros, que se expresa de un modo particular, aunque no exclusivo, en la maternidad. Reconozco con gusto cómo muchas mujeres comparten responsabilidades pastorales junto con los sacerdotes, contribuyen al acompañamiento de personas, de familias o de grupos y brindan nuevos aportes a la reflexión teológica. Pero todavía es necesario ampliar los espacios para una presencia femenina más incisiva en la Iglesia. Porque “el genio femenino es necesario en todas las expresiones de la vida social; por ello, se ha de garantizar la presencia de las mujeres también en el ámbito laboral” y en los diversos lugares donde se toman las decisiones importantes, tanto en la Iglesia como en las estructuras sociales.» (S.S. Francisco, exhortación apostólica Evangelii gaudium n. 103) Diálogo con Cristo Dedica unos minutos a tener un diálogo espontáneo con Cristo, de corazón a Corazón, a partir de lo que haya llegado al propio interior, de lo que te haya dicho Dios.

Propósito (es mejor que surja del diálogo íntimo que se ha tenido con Cristo) Hacer una oración por las personas que critican a la Iglesia y a sus pastores para que encuentren el camino a su conversión. «Creer es sobrellevar con alegría las confusiones, las sorpresas, las fatigas y los sobresaltos de la

fidelidad. Creer es fiarse de Dios y confiar en Él.» (Cristo al centro, n. 983)

20 de septiembre Oración preparatoria Señor, hay tantas cosas que pueden ahogar la semilla de mi fe, hasta sofocar mi vida espiritual. Necesito tu gracia para aprender a orar de tal forma que pueda ver con claridad cuáles son esas piedras, esos espinos que secan la tierra de mi alma y me impiden dar los frutos de amor que tu gracia puede producir en mí. Petición (gracia/fruto que se busca) Jesús, concédeme saber escucharte y ser dócil al camino que hoy quieres que siga, muy unido a Ti para poder dar muchos frutos. Texto base para entablar el diálogo con Dios Del santo Evangelio según san Lucas 8, 4-15 En aquel tiempo, mucha gente se había reunido alrededor de Jesús, y al ir pasando por los pueblos, otros más se le unían. Entonces les dijo esta parábola:

«Salió un sembrador a sembrar su semilla. Al ir sembrando, unos granos cayeron en el camino, la gente los pisó y los pájaros se los comieron. Otros cayeron en terreno pedregoso, y al brotar, se secaron por falta de humedad. Otros cayeron entre espinos, y al crecer éstos, los ahogaron. Los demás cayeron en tierra buena, crecieron y produjeron el ciento por uno». Dicho esto, exclamó: «El que tenga oídos para oír, que oiga».

Entonces le preguntaron los discípulos: «¿Qué significa esta parábola?». Y Él les respondió: «A ustedes se les ha concedido conocer claramente los secretos del Reino de Dios; en cambio, a los demás, sólo en parábolas ‘para que viendo no vean y oyendo no entiendan.

La parábola significa esto: la semilla es la Palabra de Dios. Lo que cayó en el camino representa a los que escuchan la Palabra, pero luego viene el diablo y se la lleva de sus corazones, para que no crean ni se salven. Lo que cayó en terreno pedregoso representa a los que, al escuchar la Palabra, la reciben con alegría, pero no tienen raíz; son los que por algún tiempo creen, pero en el momento de la prueba, fallan. Lo que cayó entre espinos representa a los que escuchan la Palabra, pero con los afanes, riquezas y placeres de la vida, se van ahogando y no dan fruto. Lo que cayó en tierra buena representa a los que escuchan la Palabra, la conservan en un corazón bueno y bien dispuesto, y dan fruto por su constancia». Palabra del Señor. Reflexión (profundización propuesta, si bien se sugiere sea algo personal) Disponer el corazón para ser terreno bueno. «A vosotros obispos, sacerdotes, religiosos, comunidades y familias cristianas os pido que orientéis la pastoral vocacional en esta dirección, acompañando a los jóvenes por itinerarios de santidad que, al ser personales, “exigen una auténtica pedagogía de la santidad, capaz de adaptarse a los ritmos de cada persona. Esta pedagogía debe integrar las riquezas de la propuesta dirigida a todos con las formas tradicionales de ayuda personal y de grupo, y con las formas más recientes ofrecidas en las asociaciones y en los movimientos reconocidos por la Iglesia”.

Dispongamos por tanto nuestro corazón a ser “terreno bueno” para escuchar, acoger y vivir la Palabra y dar así fruto. Cuanto más nos unamos a Jesús con la oración, la Sagrada Escritura, la Eucaristía, los Sacramentos celebrados y vividos en la Iglesia, con la fraternidad

vivida, tanto más crecerá en nosotros la alegría de colaborar con Dios al servicio del Reino de misericordia y de verdad, de justicia y de paz. Y la cosecha será abundante y en la medida de la gracia que sabremos acoger con docilidad en nosotros. Con este deseo, y pidiéndoos que recéis por mí, imparto de corazón a todos la Bendición Apostólica.» (Mensaje del Papa Francisco para la Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones, enero 2014) Diálogo con Cristo Dedica unos minutos a tener un diálogo espontáneo con Cristo, de corazón a Corazón, a partir de lo que haya llegado al propio interior, de lo que te haya dicho Dios. Propósito (es mejor que surja del diálogo íntimo que se ha tenido con Cristo) Me detendré, en algún momento a la mitad del día, para colocar espiritualmente lo que estoy haciendo en las manos de Cristo.

«También caminando por las calles y las plazas, comiendo y sin comer, atendido y despreciado, con un deseo inmenso de soledad y de retiro, puedes saborear y sentir muy de

cerca a Jesucristo.» (Cristo al centro, n. 2039)

21 de septiembre Oración preparatoria Señor Jesús, en esta oración quiero ponerme completamente a tu disposición. Quiero escucharte, dialogar contigo para poder trabajar por Ti en tu viña. Desgastarme y poner todo lo que soy a tu servicio es mi gran anhelo. Habla Señor, estoy a la escucha. Petición (gracia/fruto que se busca) Señor, ilumíname para saber cómo y dónde servirte. Esto es lo único que quiero, Jesús. Texto base para entablar el diálogo con Dios Del santo Evangelio según san Mateo 20, 1-16 En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos esta parábola: “El Reino de los cielos es semejante a un propietario que, al amanecer, salió a contratar trabajadores para su viña. Después de quedar con ellos en pagarles un denario por día, los mandó a su viña. Salió otra vez a media mañana, vio a unos que estaban ociosos en la plaza y les dijo: ‘Vayan también ustedes a mi viña y les pagaré lo que sea justo’. Salió de nuevo a medio día y a media tarde e hizo lo mismo.

Por último, salió también al caer la tarde y encontró todavía otros que estaban en la plaza y les dijo: ‘¿Por qué han estado aquí todo el día sin trabajar?’ Ellos le respondieron: ‘Porque nadie nos ha contratado’. El les dijo: ‘Vayan también ustedes a mi viña’.

Al atardecer, el dueño de la viña le dijo a su administrador: ‘Llama a los trabajadores y págales su jornal, comenzando por los últimos hasta que llegues a los primeros’. Se acercaron, pues, los que habían llegado al caer la tarde y recibieron un denario cada uno.

Cuando les llegó su turno a los primeros, creyeron que recibirían más; pero también ellos recibieron un denario cada uno. Al recibirlo, comenzaron a reclamarle al propietario, diciéndole: ‘Esos que llegaron a último sólo trabajaron un hora, y sin embargo, les pagas lo mismo que a nosotros, que soportamos el peso del día y del calor’.

Pero él respondió a uno de ellos: ‘Amigo, yo no te hago ninguna injusticia. ¿Acaso no quedamos en que te pagaría un denario? Toma, pues, lo tuyo y vete. Yo quiero darle al que llegó al último lo mismo que a ti. ¿Qué no puedo hacer con lo mío lo que yo quiero? ¿O vas a tenerme rencor porque yo soy bueno?’ De igual manera, los últimos serán los primeros, y los primeros, los últimos”. Palabra del Señor. Reflexión (profundización propuesta, si bien se sugiere sea algo personal) Amar a Dios y su Reino. «Jesús cuenta precisamente la parábola del propietario de la viña que, en diversas horas del día, llama a jornaleros a trabajar en su viña. Y al atardecer da a todos el mismo jornal, un denario, suscitando la protesta de los de la primera hora. Es evidente que este denario representa la vida eterna, don que Dios reserva a todos. Más aún, precisamente aquellos a los que se considera "últimos", si lo aceptan, se convierten en los "primeros", mientras que los "primeros" pueden correr el riesgo de acabar "últimos".

Un primer mensaje de esta parábola es que el propietario no tolera, por decirlo así, el desempleo: quiere que todos trabajen en su viña. Y, en realidad, ser llamados ya es la primera recompensa: poder trabajar en la viña del Señor, ponerse a su servicio, colaborar en su obra, constituye de por sí un premio inestimable, que compensa por toda fatiga. Pero eso sólo lo

comprende quien ama al Señor y su reino; por el contrario, quien trabaja únicamente por el jornal nunca se dará cuenta del valor de este inestimable tesoro.» (S.S. Benedicto XVI, 21 de septiembre de 2008) Diálogo con Cristo Dedica unos minutos a tener un diálogo espontáneo con Cristo, de corazón a Corazón, a partir de lo que haya llegado al propio interior, de lo que te haya dicho Dios. Propósito (es mejor que surja del diálogo íntimo que se ha tenido con Cristo) Voy a luchar contra la maledicencia. Ante todo pensamiento contrario a la caridad, voy a decir algo bueno sobre alguien o sobre algo que sucedió.

«Ya es tiempo de la decisión definitiva, tienes que trabajar sin descansar un solo momento; la vida es muy corta y nos queda la eternidad para descansar.»

(Cristo al centro, n. 2094)

22 de septiembre Oración preparatoria Señor, yo creo, yo confío, yo te amo. Dame una fe luminosa. Una esperanza inquebrantable y un amor apasionado a tu Reino. Ayúdame a creer, a confiar y amar por todos aquellos que no creen en Ti, no esperan en Ti y no te aman. Petición (gracia/fruto que se busca) Padre santo, dame la serenidad y el silencio necesario para encontrarme contigo en esta oración para luego responderte con generosidad al esforzarme por ser luz para los demás. Texto base para entablar el diálogo con Dios Del santo Evangelio según san Lucas 8, 16-18 En aquel tiempo, Jesús dijo a la multitud: «Nadie enciende una vela y la tapa con alguna vasija o la esconde debajo de la cama, sino que la pone en un candelero, para que los que entren puedan ver la luz. Porque nada hay oculto que no llegue a descubrirse, nada secreto que no llegue a saberse o a hacerse público. Fíjense, pues, si están entendiendo bien, porque al que tiene se le dará más; pero al que no tiene se le quitará aun aquello que cree tener». Palabra del Señor. Meditación (profundización propuesta, si bien se sugiere sea algo personal) ¿Eres un hombre o una mujer de luz? «Iluminación porque, a través del Bautismo, la persona humana se colma de la gracia de Cristo, “luz verdadera que ilumina a todo hombre” y destruye las tinieblas del pecado. Por esto en la ceremonia del Bautismo a los padres se les entrega un cirio encendido para simbolizar esta iluminación. El Bautismo nos ilumina desde dentro con la luz de Jesús. Por este don, el bautizado está llamado a convertirse él mismo en “luz” para los hermanos, especialmente para los que están en las tinieblas y no ven la luz en el horizonte de sus vidas.

Probemos a preguntarnos: el Bautismo, para mí, ¿es un hecho del pasado, de ese día que ustedes hoy buscan en casa para saber cuál es, o una realidad viva, que tiene que ver con mi presente, en todo momento? ¿Te sientes fuerte, con la fuerza que te da Cristo, con su Sangre, con su Resurrección? ¿Tú te sientes fuerte? O ¿te sientes débil? ¿Sin fuerzas? El Bautismo da fuerzas. Con el Bautismo, ¿te sientes un poco iluminado, iluminada con la luz que viene de Cristo? ¿Eres un hombre o una mujer de luz? O ¿eres un hombre, una mujer oscuros, sin la luz de Jesús? Piensen en esto. Tomen la gracia del Bautismo, que es un regalo, es convertirse en luz, luz para todos.» (S.S. Francisco, 13 de noviembre de 2013) Diálogo con Cristo Dedica unos minutos a tener un diálogo espontáneo con Cristo, de corazón a Corazón, a partir de lo que haya llegado al propio interior, de lo que te haya dicho Dios. Propósito (es mejor que surja del diálogo íntimo que se ha tenido con Cristo) Voy a hacer un pequeño sacrificio para crecer en la virtud y ser, con la gracia de Dios, luz que ilumine la vida de los demás.

«Son por misión divina luz que ilumina el mundo, y todo en ustedes reviste un carácter casi sagrado, de Evangelio, de palabra divina, de mensaje de Dios al mundo.»

(Cristo al centro, n. 122)

23 de septiembre Oración preparatoria Cristo, al igual que María, yo te busco en mi oración. Quiero vivir siempre de acuerdo a tu voluntad pero soy débil y me distraigo fácilmente con lo que ofrece el mundo. Gracias por darme en María a una Madre que me acompaña en mi camino. Petición (gracia/fruto que se busca) María, intercede ante Dios por mí. Alcánzame la gracia de amar y alabar a Jesús en mi oración, con tanto amor como lo hiciste tú. Texto base para entablar el diálogo con Dios Del santo Evangelio según san Lucas 8, 19-21 En aquel tiempo, fueron a ver a Jesús su madre y sus parientes, pero no podían llegar hasta donde Él estaba porque había mucha gente. Entonces alguien le fue a decir: “Tu madre y tus hermanos están allá afuera y quieren verte”. Pero Él respondió: “Mi madre y mis hermanos son aquellos que escuchan la palabra de Dios y la ponen en práctica”. Palabra del Señor. Reflexión (profundización propuesta, si bien se sugiere sea algo personal) La ley suprema de Jesús. «Contemplamos a aquella que conoció y amó a Jesús como a ninguna otra criatura. El Evangelio muestra la actitud fundamental con la que María expresó su amor a Jesús: hacer la voluntad e Dios. “El que haga la voluntad de mi Padre que está en los cielos, ése es mi hermano y mi hermana y mi madre”. Con estas Palabras Jesús deja un mensaje importante: la voluntad de Dios es la ley suprema que establece la verdadera pertenencia a Él. Por ello María instaura un vínculo de parentesco con Jesús antes aún de darle a luz: se convierte en discípula y madre de su Hijo en el momento en que acoge las palabras del Ángel y dice: “He aquí la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra”. Este “hágase” no es sólo aceptación, sino también apertura confiada al futuro. ¡Este “hágase” es esperanza!» (S.S. Francisco, 21 de noviembre de 2013) Diálogo con Cristo Dedica unos minutos a tener un diálogo espontáneo con Cristo, de corazón a Corazón, a partir de lo que haya llegado al propio interior, de lo que te haya dicho Dios. Propósito (es mejor que surja del diálogo íntimo que se ha tenido con Cristo) Hoy voy a rechazar todas las preocupaciones donde yo no puedo hacer nada, para actuar sobre esas otras en que sí debo actuar.

«La voluntad de Dios debe constituir para nosotros el camino más seguro y más real de intimidad con Cristo, si hacemos caso a sus palabras: “El que hiciere la voluntad de mi Padre,

éste es mi hermano, mi hermana y mi madre”.» (Cristo al centro, n. 2343)

24 de septiembre Oración preparatoria Señor Jesucristo, un corazón encendido por el amor a Dios y la alegría de ser cristiano convence a los demás. Quiero encontrarte en mi oración para seguirte y amarte más. No necesito más que el fuego de tu Santo Espíritu para iluminar mi mente y fortalecer mi voluntad. Petición (gracia/fruto que se busca) Señor, despierta en mí la conciencia de que estoy llamado a ser un discípulo y misionero de tu amor, quiero responder con generosidad a mi misión. Texto base para entablar el diálogo con Dios Del santo Evangelio según san Lucas 9, 1-6 En aquel tiempo, Jesús reunió a los Doce y les dio poder y autoridad para expulsar toda clase de demonios y para curar enfermedades. Luego los envió a predicar el Reino de Dios y a curar a los enfermos.

Y les dijo: “No lleven nada para el camino: ni bastón, ni morral, ni comida, ni dinero, ni dos túnicas. Quédense en la casa donde se alojen, hasta que se vayan de aquel sitio. Y si en algún pueblo no los reciben, salgan de ahí y sacúdanse el polvo de los pies en señal de acusación”.

Ellos se pusieron en camino y fueron de pueblo en pueblo, predicando el Evangelio y curando en todas partes. Palabra del Señor. Reflexión (profundización propuesta, si bien se sugiere sea algo personal) Hacia una Iglesia pobre. El Reino de Dios es un regalo. Desde el inicio de la comunidad cristiana, esta actitud ha sido sometida a la tentación de buscar la fuerza en otro lugar que no fuera en la gratuidad, mientras que nuestra fuerza es la gratuidad del evangelio. Siempre, en la Iglesia, ha habido esta tentación. Y esto crea un poco de confusión, pues el anuncio parece ser proselitismo, y de esa manera no va. El Señor nos ha invitado a predicar, no a hacer proselitismo. La Iglesia crece no por proselitismo, sino por atracción. Y esta atracción viene del testimonio de aquellos que desde la gratuidad anuncian la gratuidad de la salvación.

Todo es gracia. Todo. ¿Y cuáles son las señales de cuando un apóstol vive esta gratuidad? Hay muchos, en primer lugar, la pobreza. El anuncio del evangelio debe ir por el camino de la pobreza. El testimonio de esta pobreza: no tengo riquezas, mi riqueza es solamente el don que he recibido, Dios. Esta gratuidad: ¡esta es nuestra riqueza! Y esta pobreza nos salva de convertirnos en organizadores, empresarios... Se deben llevar a cabo las obras de la Iglesia, y algunas son un poco complicadas; pero con corazón de pobreza, no con corazón de inversionista o de un empresario, ¿no? (Cf. S.S. Francisco, 11 de junio de 2013, homilía en Santa Marta) Diálogo con Cristo Dedica unos minutos a tener un diálogo espontáneo con Cristo, de corazón a Corazón, a partir de lo que haya llegado al propio interior, de lo que te haya dicho Dios.

Propósito (es mejor que surja del diálogo íntimo que se ha tenido con Cristo) Hoy voy a hablar con alguien - ya sea un familiar, un amigo, un compañero de trabajo, conocido o desconocido - de la gratuidad de la Buena Nueva de Jesucristo.

«En los momentos presentes cada uno de ustedes debe ser Apóstol y Misionero.» (Cristo al centro, n. 103)

25 de septiembre Oración preparatoria Señor, mi prioridad eres Tú, porque te amo, creo y confío en Ti. Te he fallado y no soy merecedor de tu gracia, pero sé que tu misericordia es infinita, por eso te busco en mi oración, deseo vivir este momento de diálogo contigo con mucha intensidad. Petición (gracia/fruto que se busca) Jesús, dame la luz y la fuerza que necesito para convertirme en un verdadero hombre de oración. Texto base para entablar el diálogo con Dios Del santo Evangelio según san Lucas 9, 7-9 En aquel tiempo, el rey Herodes se enteró de todos los prodigios que Jesús hacía y no sabía a qué atenerse, porque unos decían que Juan había resucitado; otros, que había regresado Elías, y otros, que había vuelto a la vida uno de los antiguos profetas.

Pero Herodes decía: «A Juan yo lo mandé decapitar. ¿Quién será, pues, éste del que oigo semejantes cosas?». Y tenía curiosidad de ver a Jesús. Palabra del Señor. Reflexión (profundización propuesta, si bien se sugiere sea algo personal) La curiosidad nos aleja de la sabiduría. El estado de ánimo del hombre y de la mujer espiritual vive en la sabiduría del Espíritu Santo. Y esta sabiduría le lleva adelante con este espíritu inteligente, santo, único y múltiple, sutil, ágil.

Esto es caminar en la vida con este espíritu: el Espíritu de Dios, que nos ayuda a juzgar, a tomar decisiones según el corazón de Dios. Y este espíritu nos da paz, ¡siempre! Es el espíritu de paz, el espíritu de amor, es espíritu de fraternidad. Y la santidad es precisamente esto.

En el Evangelio nos encontramos delante de otro espíritu, contrario a este de la sabiduría de Dios: el espíritu de curiosidad. Es cuando queremos apropiarnos de los proyectos de Dios, del futuro, de las cosas; conocer todo, tener todo en la mano... El espíritu de curiosidad nos aleja de la sabiduría, porque solamente interesan los detalles, las noticias, las pequeñas noticias de cada día. ¿Y cómo se hará esto? Y el cómo: ¡es el espíritu del cómo! Y el espíritu de la curiosidad no es un buen espíritu: es el espíritu de la dispersión, de alejarse de Dios, el espíritu de hablar demasiado. Y Jesús también va a decirnos una cosa interesante: este espíritu de curiosidad, que es mundano, nos lleva a la confusión. (Cf. S.S. Francisco, 14 de noviembre de 2013, homilía en Santa Marta) Diálogo con Cristo Dedica unos minutos a tener un diálogo espontáneo con Cristo, de corazón a Corazón, a partir de lo que haya llegado al propio interior, de lo que te haya dicho Dios. Propósito (es mejor que surja del diálogo íntimo que se ha tenido con Cristo) Reflexionar con mi familia sobre la vida de un santo, para descubrir y gustar de la forma en que su vida reflejó el espíritu de Dios.

«Deben hacer que triunfe, en su propia vida y en la de las almas que tienen encomendadas, la gracia sobre el pecado, la luz sobre las tinieblas, el amor a Dios sobre el amor a sí mismos.»

(Cristo al centro, n. 129)

26 de septiembre Oración preparatoria ¿Quién eres realmente, Señor, en mi vida? Eres todo. Sin Ti mi vida no tendría sentido. Por eso necesito la luz de tu Espíritu Santo para que esta oración encienda en mi alma el fuego de tu amor. Quiero ser dócil a tus inspiraciones y corresponder a ellas con generosidad. Petición (gracia/fruto que se busca) Jesús, ayúdame a tener ese conocimiento interno de Ti, que es un don del Espíritu Santo, para que mueva mi voluntad a crecer en el amor. Texto base para entablar el diálogo con Dios Del santo Evangelio según san Lucas 9, 18-22 Un día en que Jesús, acompañado de sus discípulos, había ido a un lugar solitario para orar, les preguntó: «¿Quién dice la gente que soy Yo?». Ellos contestaron: «Unos dicen que eres Juan el Bautista; otros, que Elías; y otros, que alguno de los antiguos profetas, que ha resucitado».

Él les dijo: «Y ustedes, ¿quién dicen que soy Yo?». Respondió Pedro: «El Mesías de Dios». Entonces Jesús les ordenó severamente que no lo dijeran a nadie.

Después les dijo: «Es necesario que el Hijo del hombre sufra mucho, que sea rechazado por los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas, que sea entregado a la muerte y que resucite al tercer día». Palabra del Señor. Reflexión (profundización propuesta, si bien se sugiere sea algo personal) Para conocer a Jesús no hay que estudiarlo, hay que seguirlo. Jesús se dirige a nosotros y nos pregunta: 'Pero para ti ¿quién soy yo?', obteniendo la misma respuesta de Pedro, la que hemos aprendido en el catecismo. Pero no es suficiente. Parece que para responder a esa pregunta que todos nosotros sentimos en el corazón - '¿quién es Jesús para nosotros?' - no es suficiente lo que nosotros hemos aprendido, estudiado en el catecismo, que es importante estudiarlo y conocerlo, pero no es suficiente.

Para conocer a Jesús es necesario hacer el camino que ha hecho Pedro: después de esta humillación, Pedro ha ido con Jesús adelante, ha visto los milagros que Jesús hacía, ha visto su poder, después ha pagado los impuestos, como le había dicho Jesús, ha pescado un pez, quitado una moneda, ha visto muchos milagros como esos. Pero, a un cierto punto, Pedro ha renegado de Jesús, ha traicionado a Jesús, y ha aprendido esa ciencia tan difícil - más que ciencia, sabiduría - de las lágrimas, del llanto. (Cf. S.S. Francisco, 20 de febrero de 2014, homilía en Santa Marta) Diálogo con Cristo Dedica unos minutos a tener un diálogo espontáneo con Cristo, de corazón a Corazón, a partir de lo que haya llegado al propio interior, de lo que te haya dicho Dios.

Propósito (es mejor que surja del diálogo íntimo que se ha tenido con Cristo) Hoy, voy a visitar al Señor en la Eucaristía para honrarlo por su grandeza y agradecerle su presencia activa en mi vida.

«Lo que Dios hace a través de su Espíritu santificador, secretamente, ¿no ha de ser motivo de luz y de esperanza?»

(Cristo al centro, n. 733)

27 de septiembre Oración preparatoria Espíritu Santo, cuantos distractores, cuantas prisas y pendientes que en vez de ayudarme a crecer en el amor me alejan de Ti y de los demás. Por eso inicio mi oración suplicando que ilumines mi mente y fortalezcas mi corazón, orienta el camino de mi vida hacia Jesús, hazme dócil a sus enseñanzas. Petición (gracia/fruto que se busca) Señor, guíame en esta oración. Ayúdame a saber escucharte para no tener miedo de recorrer y crecer, aunque implique sacrificio, el camino del amor. Texto base para entablar el diálogo con Dios Del santo Evangelio según san Lucas 9. 43-45 En aquel tiempo, como todos comentaban, admirados, los prodigios que Jesús hacía, éste dijo a sus discípulos: “Presten mucha atención a lo que les voy a decir: El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres”.

Pero ellos no entendieron estas palabras, pues un velo les ocultaba su sentido y se las volvía incomprensibles Y tenían miedo de preguntarle acerca de este asunto. Palabra del Señor. Reflexión (profundización propuesta, si bien se sugiere sea algo personal) Miedo de la cruz. «El Hijo del hombre va a ser entregado a las manos de los hombres», estas palabras de Jesús congelan a los discípulos que pensaban en un camino triunfal. Palabras que se mantenían misteriosas para ellos porque no entendían el sentido y tenían miedo de interrogarlo sobre este argumento.

Tenían miedo de la Cruz, tenían miedo de la Cruz. El mismo Pedro, después de esa confesión solemne en la región de la Cesarea de Felipe, cuando Jesús dice esto otra vez, reprendía al Señor: '¡No, nunca, Señor! ¡Esto no!' Tenía miedo de la Cruz, pero no solo los discípulos, no solo Pedro, ¡el mismo Jesús tenía miedo de la Cruz! Él no podía engañarse, Él sabía. Tanto era el miedo de Jesús que esa tarde del jueves sudó sangre; tanto era el miedo de Jesús que casi dijo lo mismo que Pedro, casi... 'Padre, aparta de mí este cáliz. ¡Se haga tu voluntad!' ¡Esta era la diferencia! (Cf. S.S. Francisco, 28 de septiembre de 2013, homilía en Santa Marta) Diálogo con Cristo Dedica unos minutos a tener un diálogo espontáneo con Cristo, de corazón a Corazón, a partir de lo que haya llegado al propio interior, de lo que te haya dicho Dios. Propósito (es mejor que surja del diálogo íntimo que se ha tenido con Cristo) Hoy voy a renovar mi compromiso de leer asiduamente el Catecismo de la Iglesia, como un medio para conocer, comprender y no tener miedo de la voluntad de Dios en mi vida.

«No hay peor cosa en la lucha que el enemigo nos conozca el miedo. No tengas miedo, confía, ora y forma tu voluntad y tu carácter. La victoria segurísimamente será tuya..»

(Cristo al centro, n. 494)

28 de septiembre Oración preparatoria Señor, soy débil, me dejo atrapar por lo pasajero del mundo en vez de ser fiel a lo que me pides. Te ofrezco mi corazón como morada, para que tu gracia sea mi fortaleza. Sé, Señor, que nada puedo sin Ti, pero sé, también, que contigo todo lo puedo. Petición (gracia/fruto que se busca) Señor, que sepa responder con eficacia y prontitud a lo que hoy me quieras pedir. Texto base para entablar el diálogo con Dios Del santo Evangelio según san Mateo 21, 28-32 En aquel tiempo, Jesús dijo a los sumos sacerdotes y los ancianos del pueblo: “¿Qué opinan de esto? Un hombre que tenía dos hijos fue a ver al primero y le ordenó: ‘Hijo, ve a trabajar hoy en la viña’. Él le contestó: ‘Ya voy, señor’, pero no fue. El padre se dirigió al segundo y le dijo lo mismo. Este le respondió: ‘No quiero ir’, pero se arrepintió y fue. ¡Cuál de los dos hizo la voluntad del padre?” Ellos le respondieron “el segundo”.

Entonces Jesús les dijo: “Yo les aseguro que los publicanos y las prostitutas se les han adelantado en el camino del Reino de Dios. Porque vino a ustedes Juan, predicó el camino de la justicia y no le creyeron; en cambio, los publicanos y las prostitutas, sí le creyeron; ustedes, ni siquiera después de haber visto, se han arrepentido ni han creído en él. Palabra del señor. Reflexión (profundización propuesta, si bien se sugiere sea algo personal) Disponibilidad a la conversión y a una fe renovada. «A la pregunta de Jesús, sobre quién de los dos ha hecho la voluntad del padre, los que le escuchaban responden: "El primero". El mensaje de la parábola es claro: no cuentan las palabras, sino las obras, los hechos de conversión y de fe. Jesús dirige este mensaje a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo, es decir, a los que entienden de religión en el pueblo de Israel. En un primer momento, ellos dicen "sí" a la voluntad de Dios, pero su religiosidad acaba siendo una rutina, y Dios ya no les inquieta. Por esto perciben el mensaje de Juan el Bautista y de Jesús como una molestia. Así, el Señor concluye su parábola con palabras drásticas: "Los publicanos y las prostitutas van por delante de vosotros en el Reino de Dios. […].

Traducida al lenguaje de nuestro tiempo, la afirmación podría sonar más o menos así: los agnósticos que no encuentran paz por la cuestión de Dios; las personas que sufren a causa de nuestros pecados y tienen deseo de un corazón puro, están más cercanos al Reino de Dios que los fieles rutinarios, que ya solamente ven en la Iglesia el boato, sin que su corazón quede tocado por la fe.» (S.S. Benedicto XVI, 25 de septiembre de 2011) Diálogo con Cristo Dedica unos minutos a tener un diálogo espontáneo con Cristo, de corazón a Corazón, a partir de lo que haya llegado al propio interior, de lo que te haya dicho Dios.

Propósito (es mejor que surja del diálogo íntimo que se ha tenido con Cristo) Voy a ser más valiente para compartir mi fe con los demás, y así, conseguir que se involucren de manera que puedan tener un encuentro personal con Cristo y cambie su vida.

«No te preocupes tanto de lo que haces o de lo que no haces, sino presta atención al espíritu con que lo haces.»

(Cristo al centro, n. 1780)

29 de septiembre Oración preparatoria Señor, Tú eres mi Redentor, me creaste por amor y deseas dar plenitud a mi vida con las innumerables gracias que continuamente me das. Hoy te busco en mi oración. Te necesito para fortalecer mi fe, mi esperanza y mi caridad para poder vivir permanentemente en relación contigo. Petición (gracia/fruto que se busca) Jesús, no soy digno de experimentar tu presencia en mi oración, pero humildemente te suplico que me des esa fe que me lleve dar un auténtico testimonio de vida cristiana. Texto base para entablar el diálogo con Dios Del santo Evangelio según san Juan 1, 47-51 En aquel tiempo, cuando Jesús vio que Natanael se acercaba, dijo: “Este es un verdadero israelita en el que no hay doblez”. Natanael le preguntó: “¿De dónde me conoces?” Jesús le respondió: “Antes de que Felipe te llamara, te vi cuando estabas debajo de la higuera”. Respondió Natanael: “Maestro, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el rey de Israel”. Jesús le contestó: “Tú crees, porque te he dicho que te vi debajo de la higuera. Mayores cosas has de ver”. Después añadió: “Yo les aseguro que verán el cielo abierto y a los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del hombre”. Palabra del Señor. Reflexión (profundización propuesta, si bien se sugiere sea algo personal) Confesar nuestra fe. «Se trata de un elogio que recuerda al texto de un Salmo: “Dichoso el hombre […] en cuyo espíritu no hay fraude”, pero que suscita la curiosidad de Natanael, quien replica sorprendido: “¿De qué me conoces?”. La respuesta de Jesús no se entiende en un primer momento. Le dice: “Antes de que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera, te vi”.

Hoy es difícil darse cuenta con precisión del sentido de estas últimas palabras. Según dicen los especialistas, es posible que, dado que a veces se menciona a la higuera como el árbol bajo el que se sentaban los doctores de la ley para leer la Biblia y enseñarla, está aludiendo a este tipo de ocupación desempeñada por Natanael en el momento de su llamada.

De todos modos, lo que más cuenta en la narración de Juan es la confesión de fe que al final profesa Natanael de manera límpida: “Rabí, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel”.» (S.S. Benedicto XVI, 4 de octubre de 2006) Diálogo con Cristo Dedica unos minutos a tener un diálogo espontáneo con Cristo, de corazón a Corazón, a partir de lo que haya llegado al propio interior, de lo que te haya dicho Dios. Propósito (es mejor que surja del diálogo íntimo que se ha tenido con Cristo) Pedir, en mi oración de hoy, el don de que mi testimonio de vida conmueva el corazón duro de los demás.

«Gracias a Él, encarnado y hecho hombre, amigo inseparable, Señor del mundo y de la historia, hemos podido poseer la certeza de que Él existe más allá de cuanto alcanza a ver nuestra mente

y nuestros sentidos como un abismo de ternura y perdón. ¡Gracias, Señor, por el don de tu fe…!»

(Cristo al centro, n. 956)

30 de septiembre Oración preparatoria Espíritu Santo, dulce huésped de mi alma, necesito vivir este momento de oración con una fe cierta, con la esperanza que no defrauda y con la caridad que no espera recompensa, porque quiero crecer en el amor a Ti y a los demás. Petición (gracia/fruto que se busca) Padre bueno, dame la fuerza para cortar con las actitudes que me puedan separar de tu ley de amor. Texto base para entablar el diálogo con Dios Del santo Evangelio según san Lucas 9, 51-56 Cuando ya se acercaba el tiempo en que tenía que salir de este mundo, Jesús tomó la firme determinación de emprender el viaje a Jerusalén. Envió mensajeros por delante y ellos fueron a una aldea de Samaria para conseguirle alojamiento; pero los samaritanos no quisieron recibirlo, porque supieron que iba a Jerusalén. Ante esta negativa, sus discípulos Santiago y Juan le dijeron: «Señor, ¿quieres que hagamos bajar fuego del cielo para que acabe con ellos?».

Pero Jesús se volvió hacia ellos y los reprendió. Después se fueron a otra aldea. Palabra del Señor. Reflexión (profundización propuesta, si bien se sugiere sea algo personal) El poder del amor. Jesús reprende a los dos apóstoles que querían hacer bajar fuego del cielo sobre aquellos que no le habían acogido y ha advertido que le camino del cristiano no es una vía de venganza. El camino del cristiano es el de la humildad, de la mansedumbre.

Nos hará bien pensar en este espíritu de humildad, de ternura, de bondad. Un espíritu humilde que el Señor quiere de todos nosotros. ¿Dónde está pues el poder que nos lleva a este espíritu? Justamente en el amor, en la conciencia de que estamos en las manos del Padre. Cuando uno escucha esto, no es para hacer descender fuego del cielo. Porque viene el otro espíritu, el de la caridad que todo lo sufre, todo lo perdona, que no es jactancioso, que es humilde, que no se busca a sí mismo. Alguno puede decir, y existieron algunos filósofos que la pensaban así, que se trata de una humillación de la majestad del hombre, de la grandeza del hombre. Esto es estéril. (Cf. S.S. Francisco, 1 de octubre de 2013, homilía en Santa Marta) Diálogo con Cristo Dedica unos minutos a tener un diálogo espontáneo con Cristo, de corazón a Corazón, a partir de lo que haya llegado al propio interior, de lo que te haya dicho Dios. Propósito (es mejor que surja del diálogo íntimo que se ha tenido con Cristo) Voy a rezar tres avemarías para pedir a Dios el don de saber descubrir y vivir de acuerdo a su voluntad.

«Que sus corazones sean un reflejo del Verbo Divino; llenos de mansedumbre, bondad, y dulzura; como un pedazo de pan al que se pueden acercar todos los hombres que tengan necesidad de Él.»

(Cristo al centro, n. 1445)