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ENERO 2014

CON REFLEXIONES DEL PAPA FRANCISO

¡VTR!

1 enero Oración preparatoria Santa María, madre de Dios, inicio el año y esta oración suplicando humildemente tu intercesión ante tu amado Hijo, Jesús, para que sepa darle siempre el lugar más importante, en mi vida. Petición (gracia/fruto que se busca) Madre santísima, que por la gracia de Dios sepa imitar tus virtudes, tus reacciones, tu estilo de vida, para alabar, como los pastores, a tu amado Hijo. Texto base para entablar el diálogo con Dios Del santo Evangelio según san Lucas 2, 16-21 En aquel tiempo, los pastores fueron a toda prisa hacia Belén encontraron a María, a José y al niño, recostado en el pesebre. Después de verlo, contaron lo que se les había dicho de aquel niño y cuantos los oían, quedaban maravillados. María, por su parte, guardaba todas estas cosas y las meditaba en su corazón.

Los pastores se volvieron a sus campos, alabando y glorificando a Dios por todo cuanto habían visto y oído, según lo que se les había anunciado.

Cumplidos los ocho días, circuncidaron al niño y le pusieron el nombre de Jesús, aquel mismo que había dicho el ángel, antes de que el niño fuera concebido. Palabra del Señor. Meditación (profundización propuesta, si bien se sugiere sea algo personal)

La alegría de alabar a Dios. «Es precisamente el Espíritu quien nos guía. Él es el autor de la alegría, el creador de la alegría. Y esta alegría en el Espíritu nos da la verdadera libertad cristiana. Sin alegría, nosotros, cristianos, no podemos llegar a ser libres. Nos convertimos en esclavos de nuestras tristezas, en cambio, la alegría cristiana deriva precisamente de la alabanza a Dios.

¿Qué es este alabar a Dios? Alabarle a Él gratuitamente, como es gratuita la gracia que Él nos da. Y la eternidad será esto: alabar a Dios. Pero esto no será aburrido, será bellísimo. Esta alegría nos hace libres.

¡Es precisamente la Virgen quien trae las alegrías. La Iglesia la llama causa de nuestra alegría, causa nostrae letitiae. ¿Por qué? Porque trae nuestra alegría más grande, trae a Jesús» (S.S. Francisco, 31 de mayo de 2013, Misa matutina en la capilla de Santa Marta).

Diálogo con Cristo Dedica unos minutos a tener un diálogo espontáneo con Cristo, de corazón a Corazón, a partir de lo que haya llegado al propio interior, de lo que te haya dicho Dios. Propósito (es mejor que surja del diálogo íntimo que se ha tenido con Cristo) Recitar y reflexionar el salmo 144, Bendeciré tu nombre por siempre, preferentemente con la familia, antes o después de participar en la Eucaristía.

«Tratemos de profundizar en el misterio de la encarnación, en el misterio del nacimiento de Cristo, por amor, y por amor ¡a mí!, para que de esa manera,

nosotros sí tengamos una certeza por la cual ser felices: la certeza de ser hijos de Dios, la certeza de ser redimidos por Dios, la certeza de ser cristianos»

(Cristo al centro, n. 564).

2 enero Oración preparatoria Gracias, Señor, por este tiempo de oración. Ayúdame a poner a un lado todo aquello que me separe de ti, todas las distracciones, mis preocupaciones. Necesito de tu fortaleza y de tu guía. Háblame, Señor, te escucho. Petición (gracia/fruto que se busca) Ayúdame, Jesús, a darme cuenta de la necesidad de vivir la humildad de Juan Bautista, para poder cumplir siempre tu voluntad. Texto base para entablar el diálogo con Dios Del santo Evangelio según san Juan 1, 19-28 Éste es el testimonio que dio Juan el Bautista, cuando los judíos enviaron desde Jerusalén a unos sacerdotes y levitas para preguntarle: «¿eres tú?».

Él reconoció y no negó quién era. Él afirmó: «Yo no soy el Mesías». De nuevo le preguntaron: «¿Eres, pues? ¿Eres Elías?». Él les respondió: «No lo soy». «¿Eres el profeta?». Respondió: «No». Le dijeron: «Entonces dinos quién eres, para poder llevar una respuesta a los que nos enviaron. ¿Qué dices de ti mismo?». Juan les contestó: «Yo soy la voz que grita en el desierto: «Enderecen el camino del Señor», como anunció el profeta Isaías».

Los enviados, que pertenecían a la secta de los fariseos, le preguntaron: «Entonces ¿por qué bautizas, si no eres el Mesías, ni Elías, ni el profeta?». Juan les respondió: «Yo bautizo con agua, pero en medio de ustedes hay uno, al que ustedes no conocen, alguien que viene detrás de mí, a quien yo no soy digno de desatarle las correas de sus sandalias».

Esto sucedió en Betania, en la otra orilla del Jordán, donde Juan bautizaba. Palabra del Señor. Meditación (profundización propuesta, si bien se sugiere sea algo personal)

No apropiarse de la verdad. «¿Quién es por lo tanto Juan? Él mismo lo explica: "Yo soy una voz, una voz en el desierto", pero es una voz sin la Palabra, porque la Palabra no es Él, es Otro.

He aquí, pues lo que es el misterio de Juan: Nunca se apodera de la Palabra. Juan es el que significa, el que señala. El sentido de la vida de Juan es indicar a otro. […]

Y realmente Juan era el hombre de la luz, llevaba la luz, pero no era su propia luz, era una luz reflejada. Juan es como una luna, y cuando Jesús comenzó a predicar, la luz de Juan comenzó a declinar. Voz, no Palabra, luz, pero no propia.

Juan parece ser nada. Esa es la vocación de Juan: desaparecer. Y cuando contemplamos la vida de este hombre, tan grande, tan poderoso -todos creían que él era el Mesías-, cuando contemplamos esta vida, cómo desaparecía hasta llegar a

la oscuridad de una prisión, contemplamos un gran misterio» (S.S. Francisco, 24 de junio de 2013, Misa matutina en la capilla de Santa Marta). Diálogo con Cristo Dedica unos minutos a tener un diálogo espontáneo con Cristo, de corazón a Corazón, a partir de lo que haya llegado al propio interior, de lo que te haya dicho Dios. Propósito (es mejor que surja del diálogo íntimo que se ha tenido con Cristo) Participar en una hora eucarística para pedir a Dios que todos los sacerdotes sean voz y luz de Cristo.

«Predicar y transmitir a Cristo significa pasar, como Él, haciendo el bien. Este sentido de la misión es fruto del compromiso bautismal, así como del encargo de

evangelizar que Jesús hace a cada uno de nosotros, sus apóstoles; misión que habrá de realizarse en el tiempo camino a la eternidad»

(Cristo al centro, prólogo).

3 enero Oración preparatoria Gracias, Señor, por este tiempo de oración. Confío en tu gran misericordia. Te amo y quiero agradecerte el don de tu amistad, especialmente el don de Ti mismo. Ayúdame a amarte como Tú me amas. Petición (gracia/fruto que se busca) ¡Ven, Espíritu Santo! Necesito de tu luz, de tu sabiduría, para reconocer y escuchar a Cristo en esta oración. Texto base para entablar el diálogo con Dios Del santo Evangelio según san Juan 1, 29-34 En aquel tiempo, vio Juan el Bautista a Jesús, que venía hacia él, y exclamó: «Este es el Cordero de Dios, el que quita el pecado del mundo. Este es aquel de quien yo he dicho: “El que viene después de mí, tiene precedencia sobre mí, porque ya existía antes que yo”. Yo no lo conocía, pero he venido a bautizar con agua, para que él sea dado a conocer a Israel»

Entonces Juan dio este testimonio: «Vi al Espíritu descender del cielo en forma de paloma y posarse sobre él. Yo no lo conocía, pero el que me envió a bautizar con agua me dijo: “Aquel sobre quien veas que baja y se posa el Espíritu Santo, ése es el que ha de bautizar con el Espíritu Santo”. Pues bien, yo lo vi y doy testimonio de que éste es el Hijo de Dios». Palabra del Señor. Meditación (profundización propuesta, si bien se sugiere sea algo personal)

Preparar el camino para encontrar a Jesús. «El servicio que han prestado en estos días me ha recordado la misión de san Juan Bautista, que preparó el camino a Jesús. Cada uno de ustedes, a su manera, ha sido un medio que ha facilitado a miles jóvenes tener “preparado el camino” para encontrar a Jesús. Y éste es el servicio más bonito que podemos realizar como discípulos misioneros: Preparar el camino para que todos puedan conocer, encontrar y amar al Señor.

A ustedes, que en este período han respondido con tanta diligencia y solicitud a la llamada para ser voluntarios de la Jornada Mundial de la Juventud, les quisiera decir: Sean siempre generosos con Dios y con los otros. No se pierde nada, y en cambio, es grande la riqueza de vida que se recibe.

Dios llama a opciones definitivas, tiene un proyecto para cada uno: descubrirlo, responder a la propia vocación, es caminar hacia la realización feliz de uno mismo. Dios nos llama a todos a la santidad, a vivir su vida, pero tiene un camino para cada uno» (S.S. Francisco, 28 de julio de 2013).

Diálogo con Cristo Dedica unos minutos a tener un diálogo espontáneo con Cristo, de corazón a Corazón, a partir de lo que haya llegado al propio interior, de lo que te haya dicho Dios. Propósito (es mejor que surja del diálogo íntimo que se ha tenido con Cristo) Hoy, viernes primero de mes, comentaré a otra persona las promesas del Sagrado Corazón a santa Margarita Alacoque. Si no las conozco, buscaré cuáles son. «Es muy extraño saber ser humildes, es muy extraño saber dar el sitio preferencial a la fe sobre la razón; pero cuando lo logramos, comenzamos a recorrer como nadie

los caminos de la paz y de la íntima felicidad» (Cristo al centro, n. 1366).

4 enero Oración preparatoria Jesús, gracias por darme la oportunidad de tener este encuentro contigo en mi oración. Creo en Ti, creo que estás aquí ahora conmigo, que nunca estoy solo. Aumenta mi fe y mi amor para que sepa seguir siempre tu camino. Petición (gracia/fruto que se busca) Que como san Juan, que recuerda la hora en que te encontró, sepa recordar la experiencia de tu amor para poder seguirte más de cerca, más generosamente. Texto base para entablar el diálogo con Dios Del santo Evangelio según san Juan 1, 35-42 En aquel tiempo, estaba Juan el Bautista con dos de sus discípulos, y fijando los ojos en Jesús, que pasaba, dijo: «Este es el Cordero de Dios». Los dos discípulos, al oír estas palabras, siguieron a Jesús. Él se volvió hacia ellos, y viendo que lo seguían, les preguntó: «¿Qué buscan?» Ellos le contestaron: «¿Dónde vives, Rabí?» (Rabí significa “maestro”). Él les dijo: «Vengan a ver».

Fueron, pues, vieron dónde vivía y se quedaron con él ese día. Eran como las cuatro de la tarde. Andrés, hermano de Simón Pedro, era uno de los dos que oyeron lo que Juan el Bautista decía y siguieron a Jesús. El primero a quien encontró Andrés, fue a su hermano Simón, y le dijo: «Hemos encontrado al Mesías» (que quiere decir “el ungido”). Lo llevó a donde estaba Jesús y éste, fijando en él la mirada, le dijo: «Tú eres Simón, hijo de Juan. Tú te llamarás Kefás» (que significa Pedro, es decir, “roca”). Palabra del Señor. Meditación (profundización propuesta, si bien se sugiere sea algo personal)

Compartir la experiencia de la fe. «He aquí la experiencia de la misericordia, del perdón de Dios en Jesucristo: ésta es la Buena Noticia, el Evangelio que Pedro y Pablo experimentaron en ellos mismos y por el cual dieron la vida. ¡Misericordia, perdón! El Señor siempre nos perdona, el Señor tiene misericordia, es misericordioso, tiene un corazón misericordioso y nos espera siempre.

Queridos hermanos, ¡qué alegría creer en un Dios que es todo amor, todo gracia! Esta es la fe que Pedro y Pablo recibieron de Cristo y transmitieron a la Iglesia. Alabemos al Señor por estos dos gloriosos testimonios, y como ellos dejémonos conquistar por Cristo, por la misericordia de Cristo.

Recordemos también que Simón Pedro tenía un hermano, Andrés, quien compartió con él la experiencia de la fe en Jesús. Es más, Andrés encontró a Jesús antes que Simón e inmediatamente habló de ello a su hermano y le llevó donde Jesús» (S.S. Francisco, 29 de junio de 2013).

Diálogo con Cristo Dedica unos minutos a tener un diálogo espontáneo con Cristo, de corazón a Corazón, a partir de lo que haya llegado al propio interior, de lo que te haya dicho Dios. Propósito (es mejor que surja del diálogo íntimo que se ha tenido con Cristo) Voy a hacer un buen examen de conciencia para ver qué más puedo hacer para mantener a Cristo y sus intereses como mi prioridad, en este nuevo año que inicia. «Que hermosas son las almas que se entregan con amor a Cristo y son humildes y

sencillas! Estas sin duda serán fieles a Jesucristo como san Juan Evangelista, el apóstol de la caridad, el apóstol fiel, el apóstol virgen»

(Cristo al centro, n. 1338).

5 enero Oración preparatoria Jesús, hoy que celebramos tu epifanía, vengo a esta oración como aquellos magos de Oriente, deseoso de adorarte. Ayúdame a encontrarte, como ellos lo hicieron, en los brazos de María. Petición (gracia/fruto que se busca) Jesús, dame la gracia de buscarte siempre. Que seas Tú la causa de todas mis alegrías. Texto base para entablar el diálogo con Dios Del santo Evangelio según san Mateo 2, 1-12 Jesús nació en Belén de Judá, en tiempos del rey Herodes. Unos magos de Oriente llegaron entonces a Jerusalén y preguntaron: «¿Dónde está el rey de los judíos que acaba de nacer? Porque vimos surgir su estrella y hemos venido a adorarlo».

Al enterarse de esto, el rey Herodes se sobresaltó y toda Jerusalén con él. Convocó entonces a los sumos sacerdotes y a los escribas del pueblo y les preguntó dónde tenía que nacer el Mesías. Ellos le contestaron: «En Belén de Judá, porque así lo ha escrito el profeta: Y tú, Belén, tierra de Judá, no eres en manera alguna la menor entre las ciudades ilustres de Judá, pues de ti saldrá un jefe, que será el pastor de mi pueblo, Israel».

Entonces Herodes llamó en secreto a los magos, para que le precisaran el tiempo en que se les había aparecido la estrella y los mandó a Belén, diciéndoles: «Vayan a averiguar cuidadosamente qué hay de ese niño, y cuando lo encuentren, avísenme para que yo también vaya a adorarlo». Después de oír al rey, los magos se pusieron en camino, y de pronto la estrella que habían visto surgir, comenzó a guiarlos, hasta que se detuvo encima de donde estaba el niño. Al ver de nuevo la estrella, se llenaron de inmensa alegría. Entraron en la casa y vieron al niño con María, su madre, y postrándose, lo adoraron. Después, abriendo sus cofres, le ofrecieron regalos: oro, incienso y mirra. Advertidos durante el sueño de que no volvieran a Herodes, regresaron a su tierra por otro camino. Palabra del Señor. Meditación (profundización propuesta, si bien se sugiere sea algo personal)

En la búsqueda de Dios. «El hombre religioso intenta reconocer los signos de Dios en las experiencias cotidianas de su vida, en el ciclo de las estaciones, en la fecundidad de la tierra y en todo el movimiento del cosmos. Dios es luminoso, y se deja encontrar por aquellos que lo buscan con sincero corazón.

Imagen de esta búsqueda son los Magos, guiados por la estrella hasta Belén. Para ellos, la luz de Dios se ha hecho camino, como estrella que guía por una senda de descubrimientos. La estrella habla así de la paciencia de Dios con nuestros ojos, que deben habituarse a su esplendor. El hombre religioso está en

camino y ha de estar dispuesto a dejarse guiar, a salir de sí, para encontrar al Dios que sorprende siempre. Este respeto de Dios por los ojos de los hombres nos muestra que, cuando el hombre se acerca a él, la luz humana no se disuelve en la inmensidad luminosa de Dios, como una estrella que desaparece al alba, sino que se hace más brillante cuanto más próxima está del fuego originario, como espejo que refleja su esplendor. La confesión cristiana de Jesús como único salvador, sostiene que toda la luz de Dios se ha concentrado en él, en su “vida luminosa”, en la que se desvela el origen y la consumación de la historia» (S.S. Francisco, encíclica Lumen fidei, n. 35). Diálogo con Cristo Dedica unos minutos a tener un diálogo espontáneo con Cristo, de corazón a Corazón, a partir de lo que haya llegado al propio interior, de lo que te haya dicho Dios. Propósito (es mejor que surja del diálogo íntimo que se ha tenido con Cristo) Hoy voy hacer una oración especial para pedir el don de la fe para los que no creen ni buscan a Dios. «Si poseer a Dios es el fin, buscarlo es el quehacer de la vida. Pero a Dios sólo le encuentra el que le ama. Y la experiencia del amor puro a Dios es la experiencia

del puro olvido de uno mismo» (Cristo al centro, n. 670).

6 enero Oración preparatoria Jesús, qué alegría y qué don tan especial el poder tener este tiempo contigo, a solas. Quiero convertirme al conocerte de modo más profundo. Quiero esperar en Ti más firmemente. Quiero amarte con más constancia. Sólo Tú puedes darme estos dones. Sólo Tú puedes hacerme un discípulo y misionero de tu Reino. Petición (gracia/fruto que se busca) Jesús, dame el gran don de permanecer siempre en estado de gracia. Texto base para entablar el diálogo con Dios Del santo Evangelio según san Mateo 4, 12-17. 23-25 Al enterarse Jesús de que Juan había sido arrestado, se retiró a Galilea, y dejando el pueblo de Nazaret, se fue a vivir a Cafarnaúm, junto al lago, en territorio de Zabulón y Neftalí, para que así se cumpliera lo que había anunciado el profeta Isaías: Tierra de Zabulón y Neftalí, camino del mar, al otro lado del Jordán, Galilea de los paganos; el pueblo que caminaba en tinieblas vio una gran luz sobre los que vivían en tierra de sombras una luz resplandeció.

Desde entonces comenzó Jesús a predicar, diciendo: «Conviértanse, porque ya está cerca el Reino de los cielos». Y andaba por toda Galilea, enseñando en las sinagogas y proclamando la buena nueva del Reino de Dios y curando a la gente de toda enfermedad y dolencia.

Su fama se extendió por toda Siria y le llevaban a todos los aquejados por diversas enfermedades y dolencias, a los poseídos, epilépticos y paralíticos, y él los curaba. Lo seguían grandes muchedumbres venidas de Galilea, Decápolis, Jerusalén, Judea y Transjordania. Palabra del Señor. Meditación (profundización propuesta, si bien se sugiere sea algo personal)

Vivir para hacer el bien. «Jesús no quiere obrar solo, vino a traer al mundo el amor de Dios y quiere difundirlo con el estilo de la comunión, con el estilo de la fraternidad. Por ello forma inmediatamente una comunidad de discípulos, que es una comunidad misionera. Inmediatamente los entrena para la misión, para ir.

Pero atención: el fin no es socializar, pasar el tiempo juntos, no, la finalidad es anunciar el Reino de Dios, ¡y esto es urgente! También hoy es urgente. No hay tiempo que perder en habladurías, no es necesario esperar el consenso de todos, hay que ir y anunciar.

La paz de Cristo se lleva a todos, y si no la acogen, se sigue igualmente adelante. A los enfermos se lleva la curación, porque Dios quiere curar al hombre de todo mal. ¡Cuántos misioneros hacen esto! Siembran vida, salud, consuelo en las periferias del mundo. ¡Qué bello es esto! No vivir para sí mismo, no vivir para sí misma, sino vivir para ir a hacer el bien.

Hay tantos jóvenes hoy en la Plaza: pensad en esto, preguntaos: ¿Jesús me llama a ir, a salir de mí para hacer el bien? A vosotros, jóvenes, a vosotros muchachos y muchachas os pregunto: vosotros, ¿sois valientes para esto, tenéis la valentía de escuchar la voz de Jesús? ¡Es hermoso ser misioneros!» (S.S. Francisco, 7 de julio de 2013). Diálogo con Cristo Dedica unos minutos a tener un diálogo espontáneo con Cristo, de corazón a Corazón, a partir de lo que haya llegado al propio interior, de lo que te haya dicho Dios. Propósito (es mejor que surja del diálogo íntimo que se ha tenido con Cristo) Voy a agradecer a alguien su esfuerzo y dedicación por extender el Reino de Cristo. «Deja que el Movimiento pase de tu mente a tu corazón, para que te queme, para que te empuje, para que te haga sentir la urgencia de dar a conocer a Cristo y de

extender su Reino entre los hombres» (Cristo al centro, n. 1865).

7 enero Oración preparatoria Señor, ando perdido; necesito que multipliques tu gracia en mí, porque creo y espero en Ti, Señor, y te amo, pero requiero que me ayudes a amarte sobre todas las cosas. Petición (gracia/fruto que se busca) Concédeme, Jesús, saber darte todo lo que tengo, sin medidas ni cálculos egoístas. Texto base para entablar el diálogo con Dios Del santo Evangelio según san Marcos 6, 34-44 En aquel tiempo, al desembarcar Jesús, vio una numerosa multitud que lo estaba esperando, y se compadeció de ellos, porque andaban como ovejas sin pastor, y se puso a enseñarles muchas cosas.

Cuando ya atardecía, se acercaron sus discípulos y le dijeron: «Estamos en despoblado y ya es muy tarde. Despide a la gente para que vayan por los caseríos y poblados del contorno y compren algo de comer». Él les replicó: «Denles ustedes de comer». Ellos le dijeron:

«¿Acaso vamos a ir a comprar doscientos denarios de pan para dar les de comer?». Él les preguntó: « ¿Cuántos panes tienen? Vayan a ver». Cuando lo averiguaron, le dijeron: «Cinco panes y dos pescados».

Entonces ordenó Jesús que la gente se sentara en grupos sobre la hierba verde y se acomodaron en grupos de cien y de cincuenta. Tomando los cinco panes y los dos pescados, Jesús alzó los ojos al cielo, bendijo a Dios, partió los panes y se los dio a los discípulos para que los distribuyeran; lo mismo hizo con los dos pescados.

Comieron todos hasta saciarse, y con las sobras de pan y de pescado que recogieron llenaron doce canastos. Los que comieron fueron cinco mil hombres. Palabra del Señor. Meditación (profundización propuesta, si bien se sugiere sea algo personal)

Saber compartir lo poco que somos y tenemos. «La actitud de Jesús es totalmente distinta, y es consecuencia de su unión con el Padre y de la compasión por la gente, esa piedad de Jesús hacia todos nosotros: Jesús percibe nuestros problemas, nuestras debilidades, nuestras necesidades.

Ante esos cinco panes, Jesús piensa: ¡he aquí la providencia! De este poco, Dios puede sacar lo necesario para todos. Jesús se fía totalmente del Padre celestial, sabe que para Él todo es posible. Por ello dice a los discípulos que hagan sentar a la gente en grupos de cincuenta —esto no es casual, porque significa que ya no son una multitud, sino que se convierten en comunidad, nutrida por el pan de Dios.

Luego toma los panes y los peces, eleva los ojos al cielo, pronuncia la bendición —es clara la referencia a la Eucaristía—, los parte y comienza a pasar a

los discípulos, y los discípulos los distribuyen... los panes y los peces no se acaban, ¡no se acaban!

He aquí el milagro: más que una multiplicación es un compartir, animado por la fe y la oración. Comieron todos y sobró: es el signo de Jesús, pan de Dios para la humanidad» (S.S. Francisco, 2 de junio de 2013). Diálogo con Cristo Dedica unos minutos a tener un diálogo espontáneo con Cristo, de corazón a Corazón, a partir de lo que haya llegado al propio interior, de lo que te haya dicho Dios. Propósito (es mejor que surja del diálogo íntimo que se ha tenido con Cristo) Practicar, hoy, una obra de misericordia. (Dar de comer, vestir, visitar, consolar, etc.)

«El sacrificio por sí mismo no tiene valor; es preciso dulcificarlo con un amor generoso, personal, entusiasta a Dios nuestro Señor»

(Cristo al centro, n. 627).

8 enero Oración preparatoria Jesucristo, quiero retirarme de mis preocupaciones, de mis pendientes, para poder tener un encuentro contigo en mi oración. Necesito de la gracia del Espíritu Santo para poder tener la fuerza de voluntad de saber guardar el silencio, interior y exterior, que me permita reconocerte, aun en medio de las dificultades. Petición (gracia/fruto que se busca) Señor, que sepa reconocer tu presencia en mi vida para que seas mi fuerza y mi alegría. Texto base para entablar el diálogo con Dios Del santo Evangelio según san Marcos 6, 45-52 En aquel tiempo, después de la multiplicación de los panes, Jesús apremió a sus discípulos a que subieran a la barca y se dirigieran a Betsaida, mientras él despedía a la gente. Después de despedirlos, se retiró al monte a orar.

Entrada la noche, la barca estaba en medio del lago y Jesús, solo, en tierra. Viendo los trabajos con que avanzaban, pues el viento les era contrario, se dirigió a ellos caminando sobre el agua, poco antes del amanecer, y parecía que iba a pasar de largo.

Al verlo andar sobre el agua, ellos creyeron que era un fantasma y se pusieron a gritar, porque todos lo habían visto y estaban espanta dos. Pero él les habló enseguida y les dijo: «Soy yo; no teman». Subió a la barca con ellos y se calmó el viento. Todos estaban llenos de espanto y es que no habían entendido el episodio de los panes, pues tenían la mente embotada. Palabra del Señor. Meditación (profundización propuesta, si bien se sugiere sea algo personal)

La fe en la Providencia. «Jesús sabe bien qué hacer, pero quiere involucrar a sus discípulos, quiere educarles. La actitud de los discípulos es la actitud humana, que busca la solución más realista sin crear demasiados problemas: Despide a la gente —dicen—, que cada uno se las arregle como pueda; por lo demás, ya has hecho demasiado por ellos: has predicado, has curado a los enfermos... ¡Despide a la gente! […]

Los discípulos vieron, pero no captaron bien el mensaje. Se dejaron llevar, como la gente, por el entusiasmo del éxito. Una vez más siguieron la lógica humana y no la de Dios, que es la del servicio, del amor, de la fe.

La fiesta de Corpus Christi nos pide convertirnos a la fe en la Providencia, saber compartir lo poco que somos y tenemos y no cerrarnos nunca en nosotros mismos.

Pidamos a nuestra Madre María que nos ayude en esta conversión para seguir verdaderamente más a Jesús, a quien adoramos en la Eucaristía» (S.S. Francisco, 2 de junio de 2013).

Diálogo con Cristo Dedica unos minutos a tener un diálogo espontáneo con Cristo, de corazón a Corazón, a partir de lo que haya llegado al propio interior, de lo que te haya dicho Dios. Propósito (es mejor que surja del diálogo íntimo que se ha tenido con Cristo) Hoy voy a esforzarme por ser un mejor discípulo y misionero de Cristo, buscando un libro espiritual que me ayude a estar más cerca de Dios, participando en un apostolado, o inscribiéndome en una actividad formativa. «Cristo no te pide no tener tentaciones sino saber vencerlas a través de la oración,

la vigilancia y el espíritu de sacrificio» (Cristo al centro, n. 871).

9 enero Oración preparatoria Gracias, Señor, por este tiempo de oración. Ayúdame a aprovecharlo bien. Incrementa mi fe para que pueda descubrirte en los acontecimientos cotidianos. Aumenta mi esperanza para que pueda confiar en Ti siempre. Engrandece mi amor para que pueda serte fiel en los detalles más pequeños de este día. Petición (gracia/fruto que se busca) Señor, no dejes nunca que desconfíe de Ti. Sé Tú mi fortaleza y mi gran seguridad. Texto base para entablar el diálogo con Dios Del santo Evangelio según san Lucas 4, 14-22 En aquel tiempo, con la fuerza del Espíritu, Jesús volvió a Galilea. Iba enseñando en las sinagogas; todos lo alababan y su fama se extendió por toda la región.

Fue también a Nazaret, donde se había criado. Entró en la sinagoga, como era su costumbre hacerlo los sábados, y se levantó para hacer la lectura. Se le dio el volumen del profeta Isaías, lo desenrolló y encontró el pasaje en que estaba escrito: El espíritu del Señor está sobre mí porque me ha ungido para llevar a los pobres la buena nueva, para anunciar la liberación a los cautivos y la curación a los ciegos, para dar libertad a los oprimidos y proclamar el año de gracia del Señor.

Enrolló el volumen, lo devolvió al encargado y se sentó. Los ojos de todos los asistentes a la sinagoga estaban fijos en él. Entonces comenzó a hablar, diciendo: «Hoy mismo se ha cumplido este pasaje de la Escritura que acaban de oír».

Todos le daban su aprobación y admiraban la sabiduría de las palabras que salían de sus labios. Palabra del Señor. Meditación (profundización propuesta, si bien se sugiere sea algo personal)

¿Cómo es mi fe? «En Nazaret todos esperaban a Jesús. Querían encontrarlo porque habían escuchado lo que Jesús había hecho en Cafarnaún y los milagros. Y cuando inicia la ceremonia le piden al huésped que lea el libro. Jesús lo hace y lee el libro del profeta Isaías que era un poco la profecía sobre Él y por ello concluye la lectura diciendo: Hoy se cumple esta escritura que ustedes han escuchado.

Después de una primera reacción positiva alguno movido por la polilla de la envidia comenzó a decir: “¿Dónde estudió éste? ¿No es el hijo de José? Y nosotros conocemos a toda su familia, ¿y en qué universidad estudió?”.

Entonces pretendían que le hiciera un milagro: solamente después habrían creído. Ellos querían el espectáculo, pero Jesús no era un artista. Jesús no hizo milagros en Nazaret y subrayó la poca fe de quien pedía el “espectáculo”» (S.S. Francisco, 2 de septiembre de 2013, Misa matutina en la capilla de Santa Marta).

Diálogo con Cristo Dedica unos minutos a tener un diálogo espontáneo con Cristo, de corazón a Corazón, a partir de lo que haya llegado al propio interior, de lo que te haya dicho Dios. Propósito (es mejor que surja del diálogo íntimo que se ha tenido con Cristo) Examinar el tipo de relación que tengo con Cristo. Si es necesario, hacer un propósito de enmienda.

«La tibieza no está en esas almas que, por sorpresa, cometen algunas faltas e imperfecciones y enseguida se humillan y reaccionan; esto es miseria humana.

Sino más bien estriba en los estados de indiferencia ante el bien» (Cristo al centro, n. 873).

10 enero Oración preparatoria Señor, al igual que el leproso, inicio mi oración diciendo: «Si quieres» puedes darme la gracia para que esta meditación se convierta en un auténtico encuentro contigo. Humilde e inmerecidamente confío en tu misericordia. Petición (gracia/fruto que se busca) ¡Ven, Señor! Quiero encontrarte en mi oración para quedar curado de mi pecado. Texto base para entablar el diálogo con Dios Del santo Evangelio según san Lucas 5, 12-16 En aquel tiempo, estando Jesús en un poblado, llegó un leproso, y al ver a Jesús, se postró rostro en tierra, diciendo: «Señor, si quieres, puedes curarme». Jesús extendió la mano y lo tocó, diciendo: «Quiero. Queda limpio». Y al momento desapareció la lepra. Entonces Jesús le ordenó que no lo dijera a nadie y añadió: «Ve, preséntate al sacerdote y ofrece por tu purificación lo que Moisés prescribió. Eso les servirá de testimonio».

Y su fama se extendía más y más. Las muchedumbres acudían a oírlo y a ser curados de sus enfermedades. Pero Jesús se retiraba a lugares solitarios para orar. Palabra del Señor. Meditación (profundización propuesta, si bien se sugiere sea algo personal)

Los tiempos de Dios. «Abraham, tiene 99 años cuando el Señor le promete un hijo. En cambio, entra inmediatamente en la vida del leproso: Jesús escucha su oración, lo toca y aquí está el milagro.

El Señor decide involucrarse en nuestras vidas, en la vida de su pueblo. Abraham y el leproso. Cuando venga el Señor –dijo, no siempre lo hace de la misma manera. No existe un protocolo de la actuación de Dios en nuestra vida, no existe.

Una vez lo hace de una manera, otra vez lo hace de otra, pero siempre lo hace, siempre se da este encuentro entre nosotros y el Señor: "l Señor siempre escoge el modo de entrar en nuestra vida. Muchas veces lo hace tan lentamente, que estamos en peligro de perder un poco de paciencia: ‘Pero, Señor, ¿cuándo?’ Y oramos, oramos... Y no llega su intervención en nuestras vidas.

Otras veces, cuando pensamos en lo que el Señor nos ha prometido, es tan grande que somos un poco incrédulos, un poco escépticos» (S.S. Francisco, 28 de junio de 2013, Misa matutina en la capilla de Santa Marta). Diálogo con Cristo Dedica unos minutos a tener un diálogo espontáneo con Cristo, de corazón a Corazón, a partir de lo que haya llegado al propio interior, de lo que te haya dicho Dios.

Propósito (es mejor que surja del diálogo íntimo que se ha tenido con Cristo) Hacer una visita a Cristo Eucaristía para pedir una esperanza inquebrantable que me lleve a confiar, siempre, en el poder de la gracia de Dios que actúa en mí.

«¿Cómo quieres que la gracia de Dios resulte eficaz si los estados anímicos y los sentimientos son los que tienen el poder en ti? Ellos son ciegos, instintivos,

primarios, y ahí la gracia no va» (Cristo al centro, n. 879).

11 enero Oración preparatoria Jesús, permite que esta oración me haga ver que me toca a mí, y de mí depende, el que tus palabras no se pierdan; que me toca a mí el que tu mensaje de salvación llegue a todos los hombres. Dame la gracia de orar convencido de esa urgencia de saber que depende de mí que Tú seas más conocido y más amado. Petición (gracia/fruto que se busca) Señor, que en mi vida no tenga otro objetivo, otra ocupación, otra ilusión, que la de llevar tu Palabra, tu mensaje de amor a los demás. Texto base para entablar el diálogo con Dios Del santo Evangelio según san Juan 3, 22-30 En aquel tiempo, fue Jesús con sus discípulos a Judea y permaneció allí con ellos, bautizando. También Juan estaba bautizando en Enón, cerca de Salim, porque ahí había agua abundante. La gente acudía y se bautizaba, pues Juan no había sido encarcelado todavía.

Surgió entonces una disputa entre algunos de los discípulos de Juan y unos judíos, acerca de la purificación. Los discípulos fueron a decirle a Juan: «Mira, maestro, aquel que estaba contigo en la otra orilla del Jordán y del que tú diste testimonio, está ahora bautizando y todos acuden a él».

Contestó Juan: «Nadie puede apropiarse nada, si no le ha sido dado del cielo. Ustedes mismos son testigos de que yo dije: “Yo no soy el Mesías, sino el que ha sido enviado delante de él”. En una boda, el que tiene a la novia es el novio; en cambio, el amigo del novio, que lo acompaña y lo oye hablar, se alegra mucho de oír su voz. Así también yo me lleno ahora de alegría. Es necesario que él crezca y que yo venga a menos». Palabra del Señor. Meditación (profundización propuesta, si bien se sugiere sea algo personal)

Que resplandezca Cristo, ése es el auténtico servicio. «En definitiva, el Bautista podía presumir, sentirse importante, pero no lo hizo: él sólo indicaba, se sentía voz y no palabra. Este es el secreto de Juan. Él “no quiso ser un ideólogo. Fue un hombre que se negó a sí mismo, para que la Palabra creciera.

He aquí la actualidad de su enseñanza: Nosotros como Iglesia podemos pedir hoy la gracia de no llegar a ser una Iglesia ideologizada, para ser en cambio una Iglesia que escucha religiosamente la palabra de Jesús y la proclama con valentía; una Iglesia sin ideologías, sin vida propia; una Iglesia que es mysterium lunae, que tiene luz procedente de su esposo y que debe disminuir la propia luz para que resplandezca la luz de Cristo.

El modelo que nos ofrece hoy Juan es el de una Iglesia siempre al servicio de la palabra, una Iglesia-voz que indica la palabra, hasta el martirio» (S.S. Francisco, 24 de junio de 2013, Misa matutina en la capilla de Santa Marta). Diálogo con Cristo Dedica unos minutos a tener un diálogo espontáneo con Cristo, de corazón a Corazón, a partir de lo que haya llegado al propio interior, de lo que te haya dicho Dios. Propósito (es mejor que surja del diálogo íntimo que se ha tenido con Cristo) Encontrar, hoy, una manera de dar testimonio de Cristo en medio de mis ocupaciones diarias, manifestando mi fe pública y humildemente. «¿Renovar el mensaje? ¿Modificar el mensaje? ¡Jamás! Practicarlo y predicarlo en los multiformes medios que vayan pidiendo las circunstancias de la historia y los

modos siempre cambiantes del progreso humano y de los tiempos» (Cristo al centro, n. 158).

12 enero Oración preparatoria Señor, yo soy un pecador, no he sabido corresponder a tu amor. Sin embargo, me has llenado de tu gracia y de tus dones. Humildemente te agradezco todo, particularmente, este momento de oración que me concedes para encontrarme contigo. Petición (gracia/fruto que se busca) ¡Ven, Espíritu Santo! Que hoy que celebramos el bautismo de Jesús sepa corresponder a las gracias espirituales que he recibido. Texto base para entablar el diálogo con Dios Del santo Evangelio según san Mateo 3, 13-17 En aquel tiempo, Jesús llegó de Galilea al río Jordán y le pidió a Juan que lo bautizara. Pero Juan se resistía, diciendo: «Yo soy quien debe ser bautizado por ti, ¿y tú vienes a que yo te bautice?». Jesús le respondió: «Haz ahora lo que te digo, porque es necesario que así cumplamos todo lo que Dios quiere». Entonces Juan accedió a bautizarlo.

Al salir Jesús del agua, una vez bautizado, se le abrieron los cielos y vio al Espíritu de Dios, que descendía sobre él en forma de paloma y oyó una voz que decía, desde el cielo: «Este es mi Hijo muy amado, en quien tengo mis complacencias». Palabra del Señor. Meditación (profundización propuesta, si bien se sugiere sea algo personal)

Con Cristo tendrás una vida llena de amor. «¿Quién puede darnos esto? En el Evangelio escuchamos la respuesta: Cristo. “Éste es mi Hijo, el escogido, escúchenlo”. Jesús nos trae a Dios y nos lleva a Dios, con él toda nuestra vida se transforma, se renueva y nosotros podemos ver la realidad con ojos nuevos, desde el punto de vista de Jesús, con sus mismos ojos.

Por eso hoy les digo a cada uno de ustedes: “Pon a Cristo” en tu vida y encontrarás un amigo del que fiarte siempre; “pon a Cristo” y vas a ver crecer las alas de la esperanza para recorrer con alegría el camino del futuro; “pon a Cristo” y tu vida estará llena de su amor, será una vida fecunda. Porque todos nosotros queremos tener una vida fecunda. Una vida que dé vida a otros.

Hoy nos hará bien a todos que nos preguntásemos sinceramente, que cada uno piense en su corazón: ¿En quién ponemos nuestra fe? ¿En nosotros mismos, en las cosas, o en Jesús? Todos tenemos muchas veces la tentación de ponernos en el centro, de creernos que somos el eje del universo, de creer que nosotros solos construimos nuestra vida, o pensar que el tener, el dinero, el poder es lo que da la felicidad. Pero todos sabemos que no es así» (S.S. Francisco, 25 de julio de 2013).

Diálogo con Cristo Dedica unos minutos a tener un diálogo espontáneo con Cristo, de corazón a Corazón, a partir de lo que haya llegado al propio interior, de lo que te haya dicho Dios. Propósito (es mejor que surja del diálogo íntimo que se ha tenido con Cristo) Voy a dar gracias al Señor por el don de mi bautismo, en varias ocasiones, durante todo el día. «La santidad a la que Dios llama por el bautismo no es otra cosa que el reproducir

la fisonomía espiritual y moral de Cristo, camino, verdad y vida» (Cristo al centro, n. 1967).

13 enero Oración preparatoria Jesús, en esta oración quiero contemplar tu rostro. Quiero enamorarme más de Ti para ser un discípulo y misionero de tu amor entre todos los hombres. Con tu gracia puedo lograrlo. Petición (gracia/fruto que se busca) Señor, ayúdame a dialogar con tu Padre como Tú lo hacías, para poder responder con amor y generosidad al llamado que hoy quiera hacerme durante mi oración. Texto base para entablar el diálogo con Dios Del santo Evangelio según san Marcos 1, 14-20 Después de que arrestaron a Juan el Bautista, Jesús se fue a Galilea para predicar el Evangelio de Dios y decía: «Se ha cumplido el tiempo y el Reino de Dios ya está cerca. Arrepiéntanse y crean en el Evangelio». Caminaba Jesús por la orilla del lago de Galilea, cuando vio a Simón y a su hermano, Andrés, echando las redes en el lago, pues eran pescadores. Jesús les dijo: «Síganme y haré de ustedes pescadores de hombres». Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron. Un poco más adelante, vio a Santiago y a Juan, hijos de Zebedeo, que estaban en una barca, remendando sus redes. Los llamó, y ellos, dejando en la barca a su padre con los trabajadores, se fueron con Jesús. Palabra del Señor. Meditación (profundización propuesta, si bien se sugiere sea algo personal)

Dejar todo por una promesa y una misión. «Jesús le lanzó su promesa: hacerle pescador de hombres. Después le invitó a dejarlo todo para seguirle: una misión.

Jesús siempre se hace sentir. En el caso de los Apóstoles, el Señor ha pasado en sus vidas con un milagro. No siempre pasa ante nosotros o en nuestro interior con un milagro, pero siempre se hace sentir. Siempre, cuando el Señor llega a nuestra vida, cuando pasa por nuestro corazón, te da una palabra y también esta promesa: ‘Ve hacia delante... ánimo, no temas, ¡porque tú harás esto!´.

Es una invitación a la misión, una invitación a seguirle. Y cuando llega este segundo momento, vemos que hay cosas en nuestra vida que no funcionan, que debemos corregir y las dejamos con generosidad.

O también hay algo en nuestra vida de bueno, pero el Señor nos inspira a dejarlo, para seguirle más de cerca, como sucedió aquí: estos dejaron todo, dice el Evangelio. ‘Sacaron a tierra las barcas, dejaron todo, barcas, redes, ¡todo! Y lo siguieron´» (S.S. Francisco, 5 de septiembre de 2013, Misa matutina en la capilla de Santa Marta).

Diálogo con Cristo Dedica unos minutos a tener un diálogo espontáneo con Cristo, de corazón a Corazón, a partir de lo que haya llegado al propio interior, de lo que te haya dicho Dios. Propósito (es mejor que surja del diálogo íntimo que se ha tenido con Cristo) Voy a tomar la decisión generosa de renunciar a «eso» que me impide salir de mi zona de confort, evadiendo así mi responsabilidad en la evangelización.

«La mayoría de las veces no seguimos los caminos de Dios, no porque no los conozcamos, sino porque nos falta entereza y valor, virtud, para seguirlos»

(Cristo al centro, n. 2208).

14 enero Oración preparatoria Señor, los espejismos que ofrece el mundo me dominan. Estoy necesitado de tu gracia. Tócame y sáname de todas mis lepras, de mi egoísmo, de mi soberbia, de mi vanidad. Que esta oración me dé la fuerza para serte siempre fiel. Petición (gracia/fruto que se busca) Ayúdame, Jesús, a estar atento a tus inspiraciones y a sentir el apremio de ser fiel a tu gracia. Texto base para entablar el diálogo con Dios Del santo Evangelio según san Marcos 1, 21-28 En aquel tiempo, se hallaba Jesús en Cafarnaúm y el sábado fue a la sinagoga y se puso a enseñar. Los oyentes quedaron asombrados de sus palabras, pues enseñaba como quien tiene autoridad y no como los escribas.

Había en la sinagoga un hombre poseído por un espíritu inmundo, que se puso a gritar: «¿Qué quieres tú con nosotros, Jesús de Nazaret? ¿Has venido a acabar con nosotros? Ya sé quién eres: el Santo de Dios». Jesús le ordenó: «¿Cállate y sal de él!». El espíritu inmundo, sacudiendo al hombre con violencia y dando un alarido, salió de él. Todos quedaron estupefactos y se preguntaban: «¿Qué es esto? ¿Qué nueva doctrina es ésta? Este hombre tiene autoridad para mandar hasta a los espíritus inmundos y lo obedecen». Y muy pronto se extendió su fama por toda Galilea. Palabra del Señor. Meditación (profundización propuesta, si bien se sugiere sea algo personal)

Autoridad para servir y dar plenitud a la vida. «Observamos entonces que el “escándalo” que la palabra y la práctica de Jesús causan alrededor de él, derivan de su extraordinaria “autoridad”: una palabra, esta, atestiguada desde el Evangelio de Marcos, pero que no es fácil reportar bien en italiano. La palabra griega es “exousia”, que literalmente se refiere a lo que “viene del ser”, de lo que es. No se trata de algo externo o forzado, sino de algo que emana de su interior y que se impone por sí mismo. Jesús realmente golpea, confunde, innova -como él mismo dice- a partir de su relación con Dios, llamado familiarmente Abbà, lo que le da esta “autoridad” para que él la emplee a favor de los hombres.

Así, Jesús predica “como quien tiene autoridad”, cura, llama a sus discípulos a seguirle, perdona... cosas todas que en el Antiguo Testamento, son de Dios y solo de Dios. La pregunta que más retorna en el Evangelio de Marcos es: “¿Quién es este que ...?” , y que tiene que ver con la identidad de Jesús, nace de la constatación de una autoridad diferente a la del mundo, una autoridad que no tiene la intención de ejercer el poder sobre los demás, sino para servir , para darles

la libertad y la plenitud de la vida» (S.S. Francisco, carta del papa al director del diario 'La Repubblica', 11 de septiembre de 2013). Diálogo con Cristo Dedica unos minutos a tener un diálogo espontáneo con Cristo, de corazón a Corazón, a partir de lo que haya llegado al propio interior, de lo que te haya dicho Dios. Propósito (es mejor que surja del diálogo íntimo que se ha tenido con Cristo) Voy a hablar de la alegría que siento al recibir el sacramento de la reconciliación con alguien que me encuentre hoy, para sembrar en su corazón el deseo de recibir este sacramento. «Practiquen y comuniquen la virtud de la alegría cristiana, que nace de la paz del

alma con Dios, consigo misma y con los demás» (Cristo al centro, n. 2211).

15 enero Oración preparatoria Señor, quiero encontrar ese lugar solitario en mi interior en el que pueda orar. Ayúdame a acallar mis preocupaciones, mis temores, mis deseos banales para poder encontrarme contigo en este momento de oración. Petición (gracia/fruto que se busca) Ayúdame, Jesús, a orar, a saber escucharte para sentir el apremio de cumplir con tu voluntad. Texto base para entablar el diálogo con Dios Del santo Evangelio según san Marcos 1, 29-39 En aquel tiempo, al salir Jesús de la sinagoga, fue con Santiago y Juan a casa de Simón y Andrés. La suegra de Simón estaba en cama, con fiebre, enseguida le avisaron a Jesús. Él se le acercó, y tomándola de la mano, la levantó. En ese momento se le quitó la fiebre y se puso a servirles. Al atardecer, cuando el sol se ponía, le llevaron a todos los enfermos y poseídos del demonio, y todo el pueblo se apiñó junto a la puerta. Curó a muchos enfermos de diversos males y expulsó a muchos demonios, pero no dejó que los demonios hablaran, porque sabían quién era él. De madrugada, cuando todavía estaba muy oscuro, Jesús se levantó, salió y se fue a un lugar solitario, donde se puso a orar. Simón y sus compañeros lo fueron a buscar, y al encontrarlo, le dijeron: «Todos te andan buscando». Él les dijo: «Vamos a los pueblos cercanos para predicar también allá el Evangelio, pues para eso he venido». Y recorrió toda Galilea, predicando en las sinagogas y expulsando a los demonios. Palabra del Señor. Meditación (profundización propuesta, si bien se sugiere sea algo personal)

¿A qué ha venido Cristo? «Siempre debemos tener el valor y la alegría de proponer, con respeto, el encuentro con Cristo, de hacernos heraldos de su Evangelio. Jesús ha venido entre nosotros para mostrarnos el camino de la salvación, y nos ha confiado la misión de darlo a conocer a todos, hasta los confines de la tierra.

Con frecuencia, vemos que lo que se destaca y se propone es la violencia, la mentira, el error. Es urgente hacer que resplandezca en nuestro tiempo la vida buena del Evangelio con el anuncio y el testimonio, y esto desde el interior mismo de la Iglesia. Porque, en esta perspectiva, es importante no olvidar un principio fundamental de todo evangelizador: no se puede anunciar a Cristo sin la Iglesia.

Evangelizar nunca es un acto aislado, individual, privado, sino que es siempre eclesial. Pablo VI escribía que “cuando el más humilde predicador, catequista o Pastor, en el lugar más apartado, predica el Evangelio, reúne su pequeña comunidad o administra un sacramento, aun cuando se encuentra solo,

ejerce un acto de Iglesia”; no actúa “por una misión que él se atribuye o por inspiración personal, sino en unión con la misión de la Iglesia y en su nombre”. Y esto da fuerza a la misión y hace sentir a cada misionero y evangelizador que nunca está solo, que forma parte de un solo Cuerpo animado por el Espíritu Santo» (S.S. Francisco, 6 de agosto de 2013, mensaje por la 87ª Jornada Mundial de las Misiones). Diálogo con Cristo Dedica unos minutos a tener un diálogo espontáneo con Cristo, de corazón a Corazón, a partir de lo que haya llegado al propio interior, de lo que te haya dicho Dios. Propósito (es mejor que surja del diálogo íntimo que se ha tenido con Cristo) Voy a hacer, hoy, un pequeño sacrificio por esa persona que evangeliza y se siente sola y abandonada en su misión, para que la experiencia del amor de Dios la consuele.

«Todos los cristianos somos apóstoles, responsables de la evangelización del mundo. Pero, naturalmente, somos responsables, ante todo, de la transmisión de la

fe entre aquellos que nos son más cercanos» (Cristo al centro, n. 148).

16 enero Oración preparatoria Necesito de tu compasión, Padre bueno. La lepra de lo mundano me domina, me hace aligerar el paso para buscar lo fácil y placentero en vez de lo que realmente me puede dar la verdadera felicidad: cumplir tu voluntad. Petición (gracia/fruto que se busca) Espíritu Santo, abre mi mente y mi corazón para saber descubrir en esta oración la voluntad de Dios, para mí, en este día. Texto base para entablar el diálogo con Dios Del santo Evangelio según san Marcos 1, 40-45 En aquel tiempo, se le acercó a Jesús un leproso para suplicarle de rodillas: «¡Si tú quieres, puedes curarme». Jesús se compadeció de él, y extendiendo la mano, lo tocó y le dijo: «¡Sí quiero: sana!» Inmediatamente se le quitó la lepra y quedó limpio. Al despedirlo, Jesús le mandó con severidad: «No se lo cuentes a nadie; pero para que conste, ve a presentarte al sacerdote y ofrece por tu purificación lo prescrito por Moisés».

Pero aquel hombre comenzó a divulgar tanto el hecho, que Jesús no podía ya entrar abiertamente en la ciudad, sino que se quedaba fuera, en lugares solitarios, a donde acudían a él de todas partes. Palabra del Señor. Meditación (profundización propuesta, si bien se sugiere sea algo personal)

Un corazón compasivo y misericordioso. «La piedad popular valora mucho los símbolos, y el Corazón de Jesús es el símbolo por excelencia de la misericordia de Dios; pero no es un símbolo imaginario, es un símbolo real, que representa el centro, la fuente de la que brotó la salvación para toda la humanidad.[…]

Pensemos esto, es hermoso: la misericordia de Dios da vida al hombre, le resucita de la muerte. El Señor nos mira siempre con misericordia; no lo olvidemos, nos mira siempre con misericordia, nos espera con misericordia. No tengamos miedo de acercarnos a Él. Tiene un corazón misericordioso. Si le mostramos nuestras heridas interiores, nuestros pecados, Él siempre nos perdona. ¡Es todo misericordia!

Vayamos a Jesús. Dirijámonos a la Virgen María: su corazón inmaculado, corazón de madre, compartió al máximo la compasión de Dios, especialmente en la hora de la pasión y de la muerte de Jesús. Que María nos ayude a ser mansos, humildes y misericordiosos con nuestros hermanos» (S.S. Francisco, Angelus, 9 de junio de 2013).

Diálogo con Cristo Dedica unos minutos a tener un diálogo espontáneo con Cristo, de corazón a Corazón, a partir de lo que haya llegado al propio interior, de lo que te haya dicho Dios. Propósito (es mejor que surja del diálogo íntimo que se ha tenido con Cristo) Voy a invitar a alguien, que esté alejado de los sacramentos, a que me acompañe este próximo domingo a misa. «Siempre contarás con la complicidad del Espíritu Santo; de ese Espíritu que no te

necesita pero que sabes que te tiene como instrumento» (Cristo al centro, n. 802).

17 enero Oración preparatoria Jesús, yo creo firmemente que Tú eres mi Redentor. Tu Encarnación y tu Evangelio me llenan de esperanza, sé que me buscas en esta oración. Con el ánimo de los amigos del paralítico, yo también te busco, te ofrezco mi amor. Ayúdame a saber escucharte y a ser dócil a tu gracia. Petición (gracia/fruto que se busca) Señor, dame la gracia de unirme a Ti de tal manera que te tenga como centro de todas mis actividades del día de hoy. Texto base para entablar el diálogo con Dios Del santo Evangelio según san Marcos 2, 1-12 Cuando Jesús volvió a Cafarnaúm, corrió la voz de que estaba en casa, y muy pronto se aglomeró tanta gente, que ya no había sitio frente a la puerta. Mientras él enseñaba su doctrina, le quisieron presentar a un paralítico, que iban cargando entre cuatro. Pero como no podían acercarse a Jesús por la cantidad de gente, quitaron parte del techo, encima de donde estaba Jesús, y por el agujero bajaron al enfermo en una camilla. Viendo Jesús la fe de aquellos hombres, le dijo al paralítico: «Hijo, tus pecados te quedan perdonados». Algunos escribas que estaban allí sentados comenzaron a pensar: «¿Por qué habla éste así? Eso es una blasfemia. ¿Quién puede perdonar los pecados sino sólo Dios?» Conociendo Jesús lo que estaban pensando, les dijo: «¿Por qué piensan así? ¿Qué es más fácil, decirle al paralítico: “Tus pecados te son perdonados” o decirle: “Levántate, recoge tu camilla y vete a tu casa”? Pues para que sepan que el Hijo del hombre tiene poder en la tierra para perdonar los pecados —le dijo al paralítico—: yo te lo mando: levántate, recoge tu camilla y vete a tu casa».

El hombre se levantó inmediatamente, recogió su camilla y salió de allí a la vista de todos, que se quedaron atónitos y daban gloria a Dios, diciendo: «¡Nunca habíamos visto cosa igual!». Palabra del Señor. Meditación (profundización propuesta, si bien se sugiere sea algo personal)

El auténtico milagro. «Jesús al comienzo le dice: "¡Ánimo, hijo, tus pecados te son perdonados". Tal vez, dijo, esta persona quedó un poco "sorprendida" porque quería sanarse físicamente. Luego, frente a las críticas de los escribas, que entre sí lo acusaban de blasfemia, "porque solo Dios puede perdonar los pecados", Jesús lo cura también en el cuerpo.

De hecho las curaciones, la enseñanza, las palabras fuertes contra la hipocresía, eran solo un signo, un signo de algo más que Jesús estaba haciendo, es decir, el perdón de los pecados, porque es en Jesús en quien el mundo viene

reconciliado con Dios, este es el "milagro más profundo": Esta reconciliación es la recreación del mundo: se trata de la misión más profunda de Jesús. La redención de todos nosotros los pecadores; y Jesús hace esto no con palabras, no con gestos, no andando por el camino, ¡no! ¡Lo hace con su carne! Es el mismo Dios, quien se convierte en uno de nosotros, hombre, para sanarnos desde el interior, a nosotros los pecadores"» (S.S. Francisco, 4 de julio de 2013, Misa matutina en la capilla de Santa Marta). Diálogo con Cristo Dedica unos minutos a tener un diálogo espontáneo con Cristo, de corazón a Corazón, a partir de lo que haya llegado al propio interior, de lo que te haya dicho Dios. Propósito (es mejor que surja del diálogo íntimo que se ha tenido con Cristo) Hoy, voy a leer los números 150-152 del Catecismo de la Iglesia Católica, pidiendo a Dios que aumente mi fe.

«Pide la fe, aumenta tu fe en Dios y en Jesús. A mayor fe, más felicidad» (Cristo al centro, n. 944).

18 enero Oración preparatoria Padre Santo, te doy gracias por el amor que me tienes. Tú conoces mi miseria y sabes cuánto necesito de tu gracia para poder responder a tu llamado. Que esta oración me dé la gracia en la medida de mis necesidades. Petición (gracia/fruto que se busca) Señor, dame la gracia de la conversión de tal manera, que me entregue a tu amor y al seguimiento fiel a mi vocación. Texto base para entablar el diálogo con Dios Del santo Evangelio según san Marcos 2, 13-17 En aquel tiempo, Jesús salió de nuevo a caminar por la orilla del lago; toda la muchedumbre lo seguía y él les hablaba. Al pasar, vio a Leví (Mateo), el hijo de Alfeo, sentado en el banco de los impuestos, y le dijo: «Sígueme». Él se levantó y lo siguió. Mientras Jesús estaba a la mesa en casa de Leví, muchos publicanos y pecadores se sentaron a la mesa junto con Jesús y sus discípulos, porque eran muchos los que lo seguían. Entonces unos escribas de la secta de los fariseos, viéndolo comer con los pecadores y publicanos, preguntaron a sus discípulos: «¿Por qué su maestro come y bebe en compañía de publicanos pecadores?».

Habiendo oído esto, Jesús les dijo: «No son los sanos los que tienen necesidad del médico, sino los enfermos. Yo no he venido para llamar a los justos, sino a los pecadores». Palabra del Señor. Meditación (profundización propuesta, si bien se sugiere sea algo personal)

Una mirada, una llamada. «Los fariseos critican al Señor porque come con los pecadores. Y los publicanos eran doblemente pecaminosos, porque estaban apegados al dinero e incluso eran traidores a la patria, al ser quienes recogían los impuestos de su pueblo para los romanos.

Jesús, por lo tanto, ve a Mateo, el recaudador de impuestos, y le mira con misericordia: Y a aquel hombre, sentado en el banco de impuestos, en un primer momento Jesús lo mira y este hombre siente algo diferente, algo que no sabía -la mirada de Jesús sobre él-, siente un estupor por dentro, escucha la invitación de Jesús: ‘¡Sígueme! ¡Sígueme!'. Y en ese momento, se vuelve un hombre lleno de alegría, pero también un poco dubitativo, por que está muy apegado al dinero.

Y bastó solo un momento a solas -que sabemos cómo logró expresarlo el Caravaggio: aquel hombre que miraba, pero que también, con sus manos, tomaba el dinero-, para que Mateo diga sí, deje todo y se vaya con el Señor. Es el momento de la misericordia recibida y aceptada: ‘¡Sí, voy contigo!’. Es el primer momento

del encuentro, una experiencia espiritual profunda"» (S.S. Francisco, 5 de julio de 2013, Misa matutina en la capilla de Santa Marta). Diálogo con Cristo Dedica unos minutos a tener un diálogo espontáneo con Cristo, de corazón a Corazón, a partir de lo que haya llegado al propio interior, de lo que te haya dicho Dios. Propósito (es mejor que surja del diálogo íntimo que se ha tenido con Cristo) Organizaré lo que sea necesario para que mañana, la celebración de la Eucaristía en familia sea el evento más importante del día. «No estriben la santidad en bellas palabras sino en hechos prácticos, aunque para ello sea preciso una renunciación heroica hasta la muerte; el cumplimiento de sus

deberes ordinarios será la prueba de su santidad y de su heroísmo» (Cristo al centro, n. 1989).

19 enero Oración preparatoria Ayúdame, Señor, a crecer hoy en el amor y en la fe en Ti. Te ofrezco esta oración con la absoluta confianza en que tu providencia infinita la hará agradable a tus ojos. Petición (gracia/fruto que se busca) Jesús, no dejes que nada me distraiga y ayúdame a no convertir mi oración en un monólogo egoísta. Texto base para entablar el diálogo con Dios Del santo Evangelio según san Juan 1, 29-34 En aquel tiempo, vio Juan el Bautista a Jesús, que venía hacia él, y exclamó: «Éste es el Cordero de Dios, el que quita el pecado del mundo. Éste es aquel de quien yo he dicho: «El que viene después de mí, tiene precedencia sobre mí, porque ya existía antes que yo». Yo no lo conocía, pero he venido a bautizar con agua, para que él sea dado a conocer a Israel».

Entonces Juan dio este testimonio: «Vi al Espíritu descender del cielo en forma de paloma y posarse sobre él. Yo no lo conocía, pero el que me envió a bautizar con agua me dijo: «Aquel sobre quien veas que baja y se posa el Espíritu Santo, ése es el que ha de bautizar con el Espíritu Santo». Pues bien, yo lo vi y doy testimonio de que éste es el Hijo de Dios». Palabra del Señor. Meditación (profundización propuesta, si bien se sugiere sea algo personal)

Testimoniar nuestra fe en Cristo, Hijo de Dios. «El amor de Dios es más fuerte que la muerte, que el perdón de Dios es más fuerte que todo pecado, y que vale la pena emplear la propia vida, hasta el final, para dar testimonio de este gran regalo.

La fe cristiana cree esto: que Jesús es el Hijo de Dios que vino a dar su vida para abrir a todos el camino del amor. Por lo tanto tiene razón, querido doctor Scalfari , cuando ve en la encarnación del Hijo de Dios la piedra angular de la fe cristiana. Tertuliano escribía: “caro cardo salutis”, la carne (de Cristo) es la base de la salvación. Porque la encarnación, es decir, el hecho de que el Hijo de Dios haya venido en nuestra carne y haya compartido alegrías y tristezas, triunfos y derrotas de nuestra existencia, hasta el grito de la cruz, experimentando todo en el amor y en la fidelidad al Abbà, testimonia el increíble amor que Dios tiene respecto a cada hombre, el valor inestimable que le reconoce.

Cada uno de nosotros, por lo tanto, está llamado a hacer suya la mirada y la elección del amor de Jesús, para entrar en su manera de ser, de pensar y de actuar» (S.S. Francisco, carta del papa al director del diario 'La Repubblica', 11 de septiembre de 2013).

Diálogo con Cristo Dedica unos minutos a tener un diálogo espontáneo con Cristo, de corazón a Corazón, a partir de lo que haya llegado al propio interior, de lo que te haya dicho Dios. Propósito (es mejor que surja del diálogo íntimo que se ha tenido con Cristo) Hoy, voy a hablar con alguien acerca del amor de Dios, y de cómo el hecho de experimentarlo me anima a vivir mi vida cristiana con ilusión y compromiso.

«La santidad no es un estado, sino una vida; algo dinámico, que crece y se desarrolla»

(Cristo al centro, n. 1991).

20 enero Oración preparatoria Jesucristo, dame el don de encontrarme contigo en esta oración con un corazón arrepentido por no haber sido fiel a tu amor, pero con la certeza que tu misericordia es infinita y que me esperas para renovar mi fe y acrecentar mi esperanza para poder amarte más. Petición (gracia/fruto que se busca) Jesús, ayúdame a ser un fiel seguidor tuyo. Que no traicione nunca mis principios como cristiano, no por temor o por el qué dirán, sino por el amor que te tengo. Texto base para entablar el diálogo con Dios Del santo Evangelio según san Marcos 2, 18-22 En una ocasión en que los discípulos de Juan el Bautista y los fariseos ayunaban, algunos de ellos se acercaron a Jesús y le preguntaron: «¿Por qué los discípulos de Juan y los discípulos de los fariseos ayunan, y los tuyos no?». Jesús les contestó: «¿Cómo van a ayunar los invitados a una boda, mientras el novio está con ellos? Mientras está con ellos el novio, no pueden ayunar. Pero llegará el día en que el novio les será quitado y entonces sí ayunarán.

Nadie le pone un parche de tela nueva a un vestido viejo, porque el remiendo encoge y rompe la tela vieja y se hace peor la rotura. Nadie echa vino nuevo en odres viejos, porque el vino rompe los odres, se perdería el vino y se echarían a perder los odres. A vino nuevo, odres nuevos». Palabra del Señor. Meditación (profundización propuesta, si bien se sugiere sea algo personal)

La vida cristiana es alegre. «"Cuando está el esposo no se puede ayunar, no se puede estar triste", el Señor vuelve a menudo sobre esta imagen del esposo. Jesús porque nos hace ver la relación entre Él y la Iglesia como una boda.

Pienso que este es precisamente el motivo más profundo por el que la Iglesia custodia tanto el sacramento del matrimonio y lo llama Sacramento grande, porque es precisamente la imagen de la unión de Cristo con la Iglesia.

El cristiano debería tener siempre una actitud de alegría, porque su fe es una gran fiesta. El cristianismo es fundamentalmente alegre. Y por esto al final del Evangelio, cuando llevan el vino, me hace pensar en las bodas de Caná: y por esto Jesús ha hecho ese milagro, por eso la Virgen, cuando se ha dado cuenta que no había más vino, porque si no hay vino no hay fiesta... Imaginaba terminar las bodas, bebiendo el té o el zumo: no funciona.... es fiesta y la Virgen pide el milagro. Y así es la vida cristiana. La vida cristiana tiene esta actitud alegre, alegre de corazón.

Del mismo modo, hay momentos de cruz, momentos de dolor, pero siempre hay esa paz profunda de la alegría, porque la vida cristiana se vive como

fiesta, como las bodas de Jesús con la Iglesia» (S.S. Francisco, 6 de septiembre de 2013, homilía en Misa matutina en Santa Marta). Diálogo con Cristo Dedica unos minutos a tener un diálogo espontáneo con Cristo, de corazón a Corazón, a partir de lo que haya llegado al propio interior, de lo que te haya dicho Dios. Propósito (es mejor que surja del diálogo íntimo que se ha tenido con Cristo) Voy a retomar el camino hacia la verdadera felicidad al acercarme al sacramento de la Eucaristía esta semana.

«Para construir un matrimonio santo, que refleje el amor oblativo de Cristo a su Esposa la Iglesia, necesitan una fuerza que sea más poderosa que la humana,

necesitan la ayuda de la gracia. Y la gracia divina vendrá a raudales al matrimonio y a la familia que ora, que hace del hogar un templo»

(Cristo al centro, n. 1587).

21 enero Oración preparatoria Padre bueno, en esta oración quiero que Cristo sea el centro. Que mis preocupaciones, mis peticiones, mis ilusiones, queden a un lado para realmente poder tener un encuentro, una escucha de lo que hoy me quieres decir. Petición (gracia/fruto que se busca) ¡Ven, Espíritu Santo! Inflama mi corazón de amor a Dios para que sepa escuchar y seguir su santa voluntad. Texto base para entablar el diálogo con Dios Del santo Evangelio según san Marcos 2, 23-28 Un sábado Jesús iba caminando entre los sembrados, y sus discípulos comenzaron a arrancar espigas al pasar. Entonces los fariseos le preguntaron: «¿Por qué hacen tus discípulos algo que no está permitido hacer en sábado?». Él les respondió: «¿No han leído acaso lo que hizo David una vez que tuvo necesidad y padecían hambre él y sus compañeros? Entró en la casa de Dios, en tiempos del sumo sacerdote Abiatar, comió de los panes sagrados, que sólo podían comer los sacerdotes, y les dio también a sus compañeros».

Luego añadió Jesús: «El sábado se hizo para el hombre y no el hombre para el sábado. Y el Hijo del hombre también es dueño del sábado». Palabra del Señor. Meditación (profundización propuesta, si bien se sugiere sea algo personal)

La centralidad de Jesús en nuestra vida. «"Jesús es el centro. Jesús es el Señor". Esta palabra no siempre la entendemos bien, Jesús no es un señor tal o cual sino el Señor, el único Señor.

Los fariseos del Evangelio de hoy que ponían el centro de su religiosidad en tantos mandamientos. También hoy, si no está Jesús al centro, estarán otras cosas. A este respecto hay que recordar que un mandamiento es válido si viene de Jesús: yo hago esto porque el Señor quiere que yo haga esto. Pero si como soy un cristiano sin Cristo, hago esto y no sé por qué lo debo hacer. Otros son los cristianos sin Cristo, los que solamente buscan devociones. Si tus devociones te llevan a Jesús, está bien. Pero si tú permaneces ahí, algo no va bien.

También hay cristianos sin Cristo que buscan cosas un poco raras, un poco especiales, que van detrás de las revelaciones privadas, mientras que la Revelación ha concluido con el Nuevo Testamento» (S.S. Francisco, 7 de septiembre de 2013, homilía en Misa matutina en Santa Marta). Diálogo con Cristo Dedica unos minutos a tener un diálogo espontáneo con Cristo, de corazón a Corazón, a partir de lo que haya llegado al propio interior, de lo que te haya dicho Dios.

Propósito (es mejor que surja del diálogo íntimo que se ha tenido con Cristo) Hoy voy a tratar de mejorar mi comunicación con mi cónyuge u otro miembro de mi familia que haya sido afectado por una injustificada exigencia de mi parte. «El cristianismo, por su ser particularmente anti-egoísmo, tiene la fuerza y la virtud de poder cambiar a los hombres y a las sociedades, cuando se le acepta con fe y

amor y se le practica sin fariseísmo» (Cristo al centro, n. 2161).

22 enero Oración preparatoria Señor, me identifico con el personaje que habla el Evangelio. Soy un lisiado en el campo del espíritu. Sin tu gracia no puedo obrar el bien. Aumenta mi docilidad para escuchar tu voz y dejarme curar por ti. Petición (gracia/fruto que se busca) Señor, ayúdame a verte detrás del rostro de cada persona, y a amarte de manera concreta y real mediante la virtud de la caridad, que es la reina de nuestra espiritualidad. Texto base para entablar el diálogo con Dios Del santo Evangelio según san Marcos 3, 1-6 En aquel tiempo, Jesús entró en la sinagoga, donde había un hombre que tenía tullida una mano. Los fariseos estaban espiando a Jesús para ver si curaba en sábado y poderlo acusar. Jesús le dijo al tullido: «Levántate y ponte allí en medio» Después les preguntó: «¿Qué es lo que está permitido hacer en sábado, el bien o el mal? ¿Se le puede salvar la vida a un hombre en sábado o hay que dejarlo morir?». Ellos se quedaron callados. Entonces, mirándolos con ira y con tristeza, porque no querían entender, le dijo al hombre: «Extiende tu mano». La extendió, y su mano quedó sana.

Entonces se fueron los fariseos y comenzaron a hacer planes con los del partido de Herodes para matar a Jesús. Palabra del Señor. Meditación (profundización propuesta, si bien se sugiere sea algo personal)

Ser cristiano no es hacer cosas… «La renovación antes de todo es en nuestro corazón, porque a veces pensamos que ser cristianos significa hacer esto o aquello. Pero no es así.

Ser cristianos significa dejarse renovar por Jesús con esta vida nueva. Yo soy un buen cristiano, todos los domingos voy a misa de 11, hago esto y aquello... como si fuera una colección. Pero la vida cristiana no es un collage de cosas. Es una totalidad armónica, armoniosa, y la hace el Espíritu Santo. Renueva nuestro corazón, nuestra vida y nos hace vivir de una manera diversa, pero en un estilo que incluye la totalidad de la vida.

No se puede ser cristiano a pedazos, part-time. ¡El cristiano part-time no funciona! Todo, todo el tiempo a tiempo pleno. Esta renovación la hace el Espíritu Santo. Ser cristiano al final no significa hacer cosas pero dejarse renovar por el Espíritu Santo» (S.S. Francisco, 6 de julio de 2013, homilía en Misa matutina en Santa Marta).

Diálogo con Cristo Dedica unos minutos a tener un diálogo espontáneo con Cristo, de corazón a Corazón, a partir de lo que haya llegado al propio interior, de lo que te haya dicho Dios. Propósito (es mejor que surja del diálogo íntimo que se ha tenido con Cristo) Incluiré, hoy, en mi oración, un acto de ofrecimiento a Cristo de toda mi persona: inteligencia, voluntad y sentimientos, para que sea renovada por su Espíritu Santo.

«Cada día sé de nuevo; comprométete de nuevo; ejerce la acción de tu libertad, subyugada por el amor, en la más absoluta entrega de ti mismo»

(Cristo al centro, n. 1467).

23 enero Oración preparatoria Jesús, vengo a tener un diálogo de amor contigo. Quiero dejarme conquistar por Ti, quiero dejarme penetrar por tu amor, porque sé que el día que verdaderamente Tú te posesiones de mi corazón, será el más feliz de mi vida. Petición (gracia/fruto que se busca) Te ofrezco, Señor, mi vida. Conquístame y gáname la batalla de mi entrega, quiero seguirte siempre. Texto base para entablar el diálogo con Dios Del santo Evangelio según san Marcos 3, 7-12 En aquel tiempo, Jesús se retiró con sus discípulos a la orilla del mar, seguido por una muchedumbre de galileos. Una gran multitud, procedente de Judea y Jerusalén, de Idumea y Transjordania y de la parte de Tiro y Sidón, habiendo tenido noticias de lo que Jesús hacía, se trasladó a donde él estaba. Entonces rogó Jesús a sus discípulos que le consiguieran una barca para subir en ella, porque era tanta la multitud, que estaba a punto de aplastarlo.

En efecto, Jesús había curado a muchos, de manera que todos los que padecían algún mal, se le echaban encima para tocarlo. Cuando los poseídos por espíritus inmundos lo veían, se echaban a sus pies y gritaban: «Tú eres el Hijo de Dios». Pero Jesús les prohibía que lo manifestaran. Palabra del Señor. Meditación (profundización propuesta, si bien se sugiere sea algo personal)

¿Busco realmente a Jesús? «Es la multitud. Jesús está en medio de la gente, la acoge, le habla, la cura, le muestra la misericordia de Dios; en medio de ella elige a los Doce Apóstoles para estar con Él y sumirse como Él en las situaciones concretas del mundo.

Y la gente le sigue, le escucha, porque Jesús habla y actúa de modo nuevo, con la autoridad de quien es auténtico y coherente, de quien habla y actúa con verdad, de quien da la esperanza que viene de Dios, de quien es revelación del Rostro de un Dios que es amor.

Y la gente, con alegría, bendice a Dios. Esta tarde nosotros somos la multitud del Evangelio, también nosotros tratamos de seguir a Jesús para escucharle, para entrar en comunión con Él en la Eucaristía, para acompañarle y para que nos acompañe. Preguntémonos: ¿cómo sigo a Jesús? Jesús habla en silencio en el Misterio de la Eucaristía y cada vez nos recuerda que seguirlo quiere decir salir de nosotros mismos y hacer de nuestra vida no una posesión nuestra, sino un don de Él y a los otros» (S.S. Francisco, 30 de mayo de 2013).

Diálogo con Cristo Dedica unos minutos a tener un diálogo espontáneo con Cristo, de corazón a Corazón, a partir de lo que haya llegado al propio interior, de lo que te haya dicho Dios. Propósito (es mejor que surja del diálogo íntimo que se ha tenido con Cristo) Renunciar a ver hoy la televisión, o limitar mis actividades sociales, para tener el tiempo de hacer una visita a Cristo Eucaristía.

«¿Cómo se puede conseguir el conocimiento experimental de Cristo y de Dios? Amando y pidiéndole a Él que se digne ser nuestro buen amigo y darnos ese

conocimiento experimental de Él» (Cristo al centro, n. 543).

24 enero Oración preparatoria Jesús, cuando subiste al monte a orar para escoger a tus discípulos pensaste también en mí, me escogiste como uno de tus apóstoles, como un fiel seguidor tuyo, no dejes que te defraude, dame tu gracia para que sea fiel a tu llamado. Petición (gracia/fruto que se busca) Siguiendo el ejemplo de san Francisco de Sales, ayúdame, Señor, a ser fiel a mi vida de gracia, a desarrollarla para dar frutos de vida cristiana y a defenderla como el tesoro más preciado. Texto base para entablar el diálogo con Dios Del santo Evangelio según san Marcos 3, 13-19 En aquel tiempo, Jesús subió al monte, llamó a los que él quiso, y ellos lo siguieron. Constituyó a doce para que se quedaran con él, para mandarlos a predicar y para que tuvieran el poder de expulsar a los demonios.

Constituyó entonces a los doce: a Simón, al cual le impuso el nombre de Pedro; después, a Santiago y a Juan, hijos de Zebedeo, a quienes dio el nombre de Boanergues, es decir «hijos del trueno»; a Andrés, Felipe, Bartolomé, Mateo, Tomás, Santiago el de Alfeo, Tadeo, Simón el Cananeo y a Judas Iscariote, que después lo traicionó. Palabra del Señor. Meditación (profundización propuesta, si bien se sugiere sea algo personal)

Todos hemos sido llamados. «La misionariedad no es sólo una cuestión de territorios geográficos, sino de pueblos, de culturas e individuos independientes, precisamente porque los ‘confines’ de la fe no sólo atraviesan lugares y tradiciones humanas, sino el corazón de cada hombre y cada mujer.

El Concilio Vaticano II recuerda que la tarea misionera, la tarea de ampliar los confines de la fe es un compromiso de todo bautizado y de todas las comunidades cristianas. Este mandato confiado por Jesús a los apóstoles no es un aspecto secundario de la vida cristiana sino un "aspecto esencial".

A este punto, invito a los obispos, a los sacerdotes, a los consejos presbiterales y pastorales, a cada persona y grupo responsable en la Iglesia a dar relieve a la dimensión misionera en los programas pastorales y formativos» (S.S. Francisco, 6 de agosto de 2013, carta del papa Francisco por la Jornada Mundial de las Misiones). Diálogo con Cristo Dedica unos minutos a tener un diálogo espontáneo con Cristo, de corazón a Corazón, a partir de lo que haya llegado al propio interior, de lo que te haya dicho Dios.

Propósito (es mejor que surja del diálogo íntimo que se ha tenido con Cristo) No permitir que mis preocupaciones, ni las atracciones del mundo, me distraigan del bien que puedo hacer hoy.

«Recuerden que el mundo contiene millones de seres que sufren la despiadada actitud de sus semejantes y que ustedes, enviados de ese Cristo manso y

bondadoso, están llamados a consolar y suavizar heridas y no a causarlas» (Cristo al centro, n. 378).

25 enero Conversión de san Pablo, apóstol

Oración preparatoria Señor Jesús, como san Pablo, quiero enamorarme de Ti, quiero amarte con un amor real, personal, apasionado y fiel. Dame en esta oración el don de convertirme para vivir solamente para Ti. Petición (gracia/fruto que se busca) Jesucristo, Tú sabes que te amo, pero acrecienta mi amor. Dame la gracia de salir de mí mismo para encontrarte y tenerte como mi Señor, mi gran amigo, mi compañero, mi grande y único amor. Texto base para entablar el diálogo con Dios Lectura del santo Evangelio según san Marcos 16, 15-18 En aquel tiempo, se apareció Jesús a los once y les dijo: «Vayan por todo el mundo y prediquen el Evangelio a toda creatura. El que crea y se bautice, se salvará; el que se resista a creer, será condenado.

Estos son los milagros que acompañarán a los que hayan creído: arrojarán demonios en mi nombre, hablarán lenguas nuevas, cogerán serpientes en sus manos, y si beben un veneno mortal, no les hará daño; impondrán las manos a los enfermos y éstos quedarán sanos». Palabra del Señor. Meditación (profundización propuesta, si bien se sugiere sea algo personal)

Ir al encuentro de los demás. «Una Iglesia cerrada es lo mismo: es una Iglesia enferma. La Iglesia debe salir de sí misma. ¿Adónde? Hacia las periferias existenciales, cualesquiera que sean. Pero salir. Jesús nos dice: “Id por todo el mundo. Id. Predicad. Dad testimonio del Evangelio”. Pero ¿qué ocurre si uno sale de sí mismo? Puede suceder lo que le puede pasar a cualquiera que salga de casa y vaya por la calle: un accidente. Pero yo os digo: prefiero mil veces una Iglesia accidentada, que haya tenido un accidente, que una Iglesia enferma por encerrarse.

Salid fuera, ¡salid! Pensad en lo que dice el Apocalipsis. Dice algo bello: que Jesús está a la puerta y llama, llama para entrar a nuestro corazón. Este es el sentido del Apocalipsis. Pero haceos esta pregunta: ¿cuántas veces Jesús está dentro y llama a la puerta para salir, para salir fuera, y no le dejamos salir sólo por nuestras seguridades, porque muchas veces estamos encerrados en estructuras caducas, que sirven sólo para hacernos esclavos y no hijos de Dios libres? En esta “salida” es importante ir al encuentro; esta palabra para mí es muy importante: el encuentro con los demás» (S.S. Francisco, 18 de mayo de 2013).

Diálogo con Cristo Dedica unos minutos a tener un diálogo espontáneo con Cristo, de corazón a Corazón, a partir de lo que haya llegado al propio interior, de lo que te haya dicho Dios. Propósito (es mejor que surja del diálogo íntimo que se ha tenido con Cristo) Renovar mi actitud: no preocuparme sólo por mí, ni encerrarme en la soledad, en el desaliento, en el sentimiento de impotencia ante los problemas; por el contrario, hacer hoy una buena obra por los demás. «En la experiencia interior de Jesucristo encontramos, como los primeros cristianos,

la fuerza, la ilusión, el motor de todo nuestro obrar. Se trata de un encuentro personal, profundo y real con el amor de Cristo: el acontecimiento más grande que puede ocurrir en la vida de un cristiano; una gracia que, transformada en certeza,

cambia totalmente la vida» (Cristo al centro, prólogo).

26 enero Oración preparatoria Cristo, hoy vuelve a resonar en mi corazón tu invitación: «Sígueme». Conoces mi debilidad para perseverar en la fidelidad a tu llamado, por eso te ofrezco esta oración, que pido ilumines con tu gracia, para que sea el medio para fortalecer mi voluntad para ser fiel y corresponder a tanto amor que me has dado. Petición (gracia/fruto que se busca) Espíritu Santo, ilumina mi entendimiento para conocer tu voluntad divina sobre mí, inflama mi corazón para amarla con pasión, y da fuerza a mi voluntad para cumplirla con alegría y generosidad. Texto base para entablar el diálogo con Dios Del santo Evangelio según san Mateo 4, 12-23 Al enterarse Jesús de que Juan había sido arrestado, se retiró a Galilea, y dejando el pueblo de Nazaret, se fue a vivir a Cafarnaúm, junto al lago, en territorio de Zabulón y Neftalí, para que así se cumpliera lo que había anunciado el profeta Isaías: Tierra de Zabulón y Neftalí, camino del mar, al otro lado del Jordán, Galilea de los paganos. El pueblo que caminaba en tinieblas vio una gran luz. Sobre los que vivían en tierra de sombras una luz resplandeció.

Desde entonces comenzó Jesús a predicar, diciendo: «Conviértanse, porque ya está cerca el Reino de los cielos».

Una vez que Jesús caminaba por la ribera del mar de Galilea, vio a dos hermanos, Simón, llamado después Pedro, y Andrés, los cuales estaban echando las redes al mar, porque eran pescadores. Jesús les dijo: «Síganme y los haré pescadores de hombres». Ellos inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron. Pasando más adelante, vio a otros dos hermanos, Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, que estaban con su padre en la barca, remendando las redes, y los llamó también. Ellos, dejando enseguida la barca y a su padre, lo siguieron.

Andaba por toda Galilea, enseñando en las sinagogas y proclamando la Buena Nueva del Reino de Dios y curando a la gente de toda enfermedad y dolencia. Palabra del Señor. Meditación (profundización propuesta, si bien se sugiere sea algo personal)

Dios sigue llamando. «Hay mucho que aprender de esta actitud de los pescadores. Una iglesia que da espacio al misterio de Dios; una iglesia que alberga en sí misma este misterio, de manera que pueda maravillar a la gente, atraerla. Sólo la belleza de Dios puede atraer. El camino de Dios es el de la atracción.

A Dios, uno se lo lleva a casa. Él despierta en el hombre el deseo de tenerlo en su propia vida, en su propio hogar, en el propio corazón. Él despierta en nosotros el deseo de llamar a los vecinos para dar a conocer su belleza. La misión

nace precisamente de este hechizo divino, de este estupor del encuentro. Hablamos de la misión, de Iglesia misionera. […]

Las redes de la Iglesia son frágiles, quizás remendadas; la barca de la Iglesia no tiene la potencia de los grandes transatlánticos que surcan los océanos. Y, sin embargo, Dios quiere manifestarse precisamente a través de nuestros medios, medios pobres, porque siempre es él quien actúa» (S.S. Francisco, 27 de julio de 2013). Propósito No evadir ni ser indiferente a lo que Dios quiera pedirme hoy.

«Cuando hay un verdadero amor, los corazones, las almas, las mentes, las voluntades se unen y se hacen una sola entre la persona que ama y la que es

amada» (Cristo al centro, n. 19).

27 enero Oración preparatoria Padre mío, Tú conoces mis limitaciones y mis miserias, sabes que necesito de tu gracia para cumplir tu voluntad. Concédeme que esta oración acreciente en mí la caridad para que siempre busque la unión contigo y con mis hermanos. Petición (gracia/fruto que se busca) Jesús, ayúdame a conocer, vivir y transmitir tu amor. Texto base para entablar el diálogo con Dios Del santo Evangelio según san Marcos 3, 22-30 En aquel tiempo, los escribas que habían venido de Jerusalén, decían acerca de Jesús: «Este hombre está poseído por Satanás, príncipe de los demonios, y por eso los echa fuera». Jesús llamó entonces a los escribas y les dijo en parábolas: «¿Cómo puede Satanás expulsar a Satanás? Porque si un reino está dividido en bandos opuestos no puede subsistir. Una familia dividida tampoco puede subsistir. De la misma manera, si Satanás se rebela contra sí mismo y se divide, no podrá subsistir, pues ha llegado su fin. Nadie puede entrar en la casa de un hombre fuerte y llevarse sus cosas, si primero no lo ata. Sólo así podrá saquear la casa.

Yo les aseguro que a los hombres se les perdonarán todos sus pecados y todas sus blasfemias. Pero el que blasfeme contra el Espíritu Santo nunca tendrá perdón; será reo de un pecado eterno». Jesús dijo esto, porque lo acusaban de estar poseído por un espíritu inmundo. Palabra del Señor. Meditación (profundización propuesta, si bien se sugiere sea algo personal)

Dios nos perdona siempre. «El amor de Dios se manifiesta en Jesús. Porque nosotros no podemos amar el aire. Pero amamos el aire, amamos el todo, no, no se puede. Amamos personas y la persona a la que amamos es Jesús, el don del Padre entre nosotros. Y es un amor que da valor y belleza a todo lo demás. Un amor que da fuerza a la familia, al trabajo, al estudio, a la amistad, al arte, a toda actividad humana.

Y da sentido también a las experiencias negativas, porque nos permite este amor de ir más allá de estas experiencias, de ir más allá, de no permanecer prisioneros del mal, sino que nos hace ir más allá, nos abre siempre a la esperanza. Así es, el amor de Dios y Jesús siempre se abre a la esperanza, ese horizonte de esperanza, al horizonte final de nuestro peregrinaje.

Así también las fatigas y las caídas encuentran un sentido. También nuestros pecados encuentran un sentido en el amor de Dios, porque este amor de Dios en Jesucristo nos perdona siempre, nos ama tanto que nos perdona siempre» (S.S. Francisco, 11 de agosto de 2013).

Diálogo con Cristo Dedica unos minutos a tener un diálogo espontáneo con Cristo, de corazón a Corazón, a partir de lo que haya llegado al propio interior, de lo que te haya dicho Dios. Propósito (es mejor que surja del diálogo íntimo que se ha tenido con Cristo) Me daré el tiempo necesario para preparar mi próxima confesión, reconociendo, con auténtico arrepentimiento, mis fallas y confiando en la misericordia de Dios.

«Recuerda que después de conocerte debes aceptarte y superarte. La aceptación supone humildad, reconocer la falta, caer ante el Padre de las misericordias y

confesarle los capítulos más amargos de nuestra vida. La superación se consigue desplazando el obstáculo que nos hizo tropezar»

(Cristo al centro, n. 1126).

28 enero Oración preparatoria Señor, creo en Ti, espero en Ti y te amo. Tu voluntad debe ser mi norma suprema, por encima del ambiente, de mis caprichos… Permite que esta oración sea el medio para ser coherente con mis convicciones y nunca más traicione tu amor. Petición (gracia/fruto que se busca) Señor, dame la gracia de convencerme de que no hay vida más fecunda y hermosa que la que se gasta cumpliendo tu voluntad santísima. Texto base para entablar el diálogo con Dios Del santo Evangelio según san Marcos 3, 31-35 En aquel tiempo, llegaron a donde estaba Jesús, su madre y sus parientes; se quedaron fuera y lo mandaron llamar. En torno a él estaba sentada una multitud, cuando le dijeron: «Ahí fuera están tu madre y tus hermanos, que te buscan».

Él les respondió: «¿Quién es mi madre y quiénes son mis hermanos?». Luego, mirando a los que estaban sentados a su alrededor, dijo: «Estos son mi madre y mis hermanos. Porque el que cumple la voluntad de Dios, ése es mi hermano, mi hermana y mi madre». Palabra del Señor. Meditación (profundización propuesta, si bien se sugiere sea algo personal)

Seguir siempre a Jesús. «La verdadera fuerza del cristiano es la fuerza de la verdad y del amor, que comporta renunciar a toda violencia. ¡Fe y violencia son incompatibles! ¡Fe y violencia son incompatibles! En cambio, fe y fortaleza van juntas. El cristiano no es violento, pero es fuerte. ¿Con qué fortaleza? La de la mansedumbre, la fuerza de la mansedumbre, la fuerza del amor.

Queridos amigos, también entre los parientes de Jesús hubo algunos que a un cierto punto no compartieron su modo de vivir y de predicar, nos lo dice el Evangelio. Pero su Madre lo siguió siempre fielmente, manteniendo fija la mirada de su corazón en Jesús, el Hijo del Altísimo, y en su misterio. Y al final, gracias a la fe de María, los familiares de Jesús entraron a formar parte de la primera comunidad cristiana.

Pidamos a María que nos ayude también a nosotros a mantener la mirada bien fija en Jesús y a seguirle siempre, incluso cuando cuesta» (S.S. Francisco, 18 de agosto de 2013). Diálogo con Cristo Dedica unos minutos a tener un diálogo espontáneo con Cristo, de corazón a Corazón, a partir de lo que haya llegado al propio interior, de lo que te haya dicho Dios.

Propósito (es mejor que surja del diálogo íntimo que se ha tenido con Cristo) Rezar un rosario pidiendo a María santísima su intercesión para ser siempre fiel a la voluntad de Dios.

«La Santísima Virgen es el modelo más acabado de amor a Jesucristo, de dedicación a su servicio, de colaboración con su obra redentora»

(Cristo al centro, n. 1501).

29 enero Oración preparatoria Señor, no dejes que tu Palabra caiga en la dureza de mi corazón, de modo que me sea arrebatada fácilmente por las tentaciones. No permitas que mi corazón sea como ese terreno pedregoso, sin raíces. No dejes que la inconstancia, o las preocupaciones de esta vida ahoguen tu mensaje. Quiero ser tierra buena que dé fruto por la gracia que hoy me quieras dar en mi oración. Petición (gracia/fruto que se busca) Dame tu gracia, Jesús, para saber acoger y hacer fructificar tu Palabra. Texto base para entablar el diálogo con Dios Del santo Evangelio según san Marcos 4, 1-20 En aquel tiempo, Jesús se puso a enseñar otra vez junto al lago, y se reunió una muchedumbre tan grande, que Jesús tuvo que subir en una barca; ahí se sentó, mientras la gente estaba en tierra, junto a la orilla. Les estuvo enseñando muchas cosas con parábolas y les decía: «Escuchen. Salió el sembrador a sembrar. Cuando iba sembrando, unos granos cayeron en la vereda; vinieron los pájaros y se los comieron. Otros cayeron en terreno pedregoso, donde apenas había tierra; como la tierra no era profunda, las plantas brotaron enseguida; pero cuando salió el sol, se quemaron, y por falta de raíz, se secaron. Otros granos cayeron entre espinas; las espinas crecieron, ahogaron las plantas y no las dejaron madurar. Finalmente, los otros granos cayeron en tierra buena; las plantas fueron brotando y creciendo y produjeron el treinta, el sesenta o el ciento por uno». Y añadió Jesús: «El que tenga oídos para oír, que oiga». Cuando se quedaron solos, sus acompañantes y los doce le preguntaron qué quería decir la parábola. Entonces Jesús les dijo: «A ustedes se les ha confiado el secreto del Reino de Dios; en cambio, a los que están fuera, todo les queda oscuro; así, por más que miren, no verán; por más que oigan, no entenderán; a menos que se arrepientan y sean perdonados». Y les dijo a continuación: «Si no entienden esta parábola, ¿cómo van a comprender todas las demás? “El sembrador” siembra la palabra. “Los granos de la vereda” son aquellos en quienes se siembra la palabra, pero cuando la acaban de escuchar, viene Satanás y se lleva la palabra sembrada en ellos. “Los que reciben la semilla en terreno pedregoso”, son los que, al escuchar la palabra, de momento la reciben con alegría; pero no tienen raíces, son inconstantes, y en cuanto surge un problema o una contrariedad por causa de la palabra, se dan por vencidos. “Los que reciben la semilla entre espinas” son los que escuchan la palabra; pero por las preocupaciones de esta vida, la seducción de las riquezas y el deseo de todo lo demás, que los invade, ahogan la palabra y la hacen estéril.

Por fin, “los que reciben la semilla en tierra buena” son aquellos que escuchan la palabra, la aceptan y dan una cosecha: unos, de treinta; otros, de sesenta; y otros, de ciento por uno». Palabra del Señor. Meditación (profundización propuesta, si bien se sugiere sea algo personal)

Custodiar la Palabra de Dios. «Custodiar la Palabra de Dios quiere decir abrir nuestro corazón a ella, como la tierra se abre para recibir la semilla. La Palabra de Dios es semilla y se siembra. Y Jesús nos dijo lo que sucede con la semilla.

Algunas caen a lo largo del camino, vienen los pájaros y las comen. Esto sucede cuando no se custodia la Palabra. Significa que ciertos corazones no saben recibirla.

Sucede también que otras semillas caen en una tierra con muchas piedras y la semilla no logra echar raíces y muere, es decir, cuando no somos capaces de custodiarla porque no somos constantes; y cuando llega una tribulación nos olvidamos de ella.

La Palabra cae también en tierra no preparada, donde hay espinas, y al final muere porque no se le custodia. Pero, ¿qué son las espinas? Lo dice Jesús mismo: “El apego a las riquezas, los vicios, todas estas cosas”.

Custodiar la Palabra de Dios es recibirla en nuestro corazón. Pero es necesario preparar nuestro corazón para recibirla. Meditar siempre sobre lo que nos dice esta Palabra hoy, mirando lo que sucede en la vida» (S.S. Francisco, 8 de junio de 2013, homilía matutina en Santa Marta). Diálogo con Cristo Dedica unos minutos a tener un diálogo espontáneo con Cristo, de corazón a Corazón, a partir de lo que haya llegado al propio interior, de lo que te haya dicho Dios. Propósito (es mejor que surja del diálogo íntimo que se ha tenido con Cristo) Invocar al Espíritu Santo antes de leer y meditar diariamente un pasaje del Evangelio.

«Seguramente tendrán frecuentes ocasiones para sembrar, de palabra o con su comportamiento luminoso, buenas semillas de vida cristiana entre sus hermanos y

cuñados, sus sobrinos, etcétera» (Cristo al centro, n. 937).

30 enero Oración preparatoria Señor, no permitas que por mi egoísmo, mi indiferencia o mi pereza, esconda la vela de mi fe. Que esta oración me dé la gracia para poner mi fe y mi amor a Ti, por encima de todo, de tal manera que mis obras te glorifiquen y pueda amar a los demás como Tú los amas. Petición (gracia/fruto que se busca) Señor, concédeme la gracia de amarte hoy más, para que sepa consolar y acompañar a los demás. Texto base para entablar el diálogo con Dios Del santo Evangelio según san Marcos 4, 21-25 En aquel tiempo, Jesús dijo a la multitud: «¿Acaso se enciende una vela para meterla debajo de una olla o debajo de la cama? ¿No es para ponerla en el candelero? Porque si algo está escondido, es para que se descubra; y si algo se ha ocultado, es para que salga a la luz. El que tenga oídos para oír, que oiga».

Siguió hablándoles y les dijo: «Pongan atención a lo que están oyendo. La misma medida que utilicen para tratar a los demás, esa misma se usará para tratarlos a ustedes, y con creces. Al que tiene, se le dará; pero al que tiene poco, aun eso poco se le quitará». Palabra del Señor. Meditación (profundización propuesta, si bien se sugiere sea algo personal)

Sentir la consolación de Dios y trasmitirla. « A veces me he encontrado con personas consagradas que tienen miedo a la consolación de Dios, y… pobres, se atormentan, porque tienen miedo a esta ternura de Dios. Pero no tengan miedo. No tengan miedo, el Señor es el Señor de la consolación, el Señor de la ternura.

El Señor es padre y Él dice que nos tratará como una mamá a su niño, con su ternura. No tengan miedo de la consolación del Señor. La invitación de Isaías ha de resonar en nuestro corazón: “Consolad, consolad a mi pueblo”, y esto convertirse en misión. Encontrar al Señor que nos consuela e ir a consolar al pueblo de Dios, ésta es la misión.

La gente de hoy tiene necesidad ciertamente de palabras, pero sobre todo tiene necesidad de que demos testimonio de la misericordia, la ternura del Señor, que enardece el corazón, despierta la esperanza, atrae hacia el bien. ¡La alegría de llevar la consolación de Dios!» (S.S. Francisco, 7 de julio de 2013). Diálogo con Cristo Dedica unos minutos a tener un diálogo espontáneo con Cristo, de corazón a Corazón, a partir de lo que haya llegado al propio interior, de lo que te haya dicho Dios.

Propósito (es mejor que surja del diálogo íntimo que se ha tenido con Cristo) Examinaré mi actitud de servicio a los demás en la práctica, en las actividades de mi vida diaria, buscando medios concretos para crecer en mi generosidad.

«Jesús siempre iluminará tus pasos si tú lo invocas. Jesús siempre consolará tu corazón si tu corazón está apegado a su Sacratísimo Corazón»

(Cristo al centro, n. 588).

31 enero Oración preparatoria Padre bueno, no quiero que mi comodidad o mi falta de celo apostólico me conviertan en una rama seca, carente de frutos. Quiero corresponder a las innumerables gracias y dones con los que has enriquecido mi vida. Permite que sepa escucharte en esta oración. Petición (gracia/fruto que se busca) ¡Que venga tu Reino, Señor!, que sepa colaborar con la Iglesia en el establecimiento y la realización del Reino de Cristo en el mundo. Texto base para entablar el diálogo con Dios Lectura del santo Evangelio según san Marcos 4, 26-34 En aquel tiempo, Jesús dijo a la multitud: «El Reino de Dios se parece a lo que sucede cuando un hombre siembra la semilla en la tierra: que pasan las noches y los días, y sin que él sepa cómo, la semilla germina y crece; y la tierra, por sí sola, va produciendo el fruto: primero los tallos, luego las espigas y después los granos en las espigas. Y cuando ya están maduros los granos, el hombre echa mano de la hoz, pues ha llegado el tiempo de la cosecha». Les dijo también: «¿Con qué compararemos el Reino de Dios? ¿Con qué parábola lo podremos representar? Es como una semilla de mostaza que, cuando se siembra, es la más pequeña de las semillas; pero una vez sembrada, crece y se convierte en el mayor de los arbustos y echa ramas tan grandes, que los pájaros pueden anidar a su sombra».

Y con otras muchas parábolas semejantes les estuvo exponiendo su mensaje, de acuerdo con lo que ellos podían entender. Y no les hablaba sino en parábolas; pero a sus discípulos les explicaba todo en privado. Palabra del Señor. Meditación (profundización propuesta, si bien se sugiere sea algo personal)

Elección, alianza y promesa. «También la Parábola del Sembrador es construida en el tiempo: siembra, después viene la lluvia y crece. ¿Qué hace en nosotros, qué hacen las riquezas y qué cosa hacen las preocupaciones? Simplemente te quitan el tiempo.

Toda nuestra vida está basada en tres pilares: uno en el pasado, uno en el presente y otro en el futuro. El pilar del pasado es el de la elección del Señor. Cada uno de nosotros puede decir, efectivamente, que el Señor me ha elegido, me ha amado, me ha dicho 'ven' y con el Bautismo me eligió para ir por un camino, el camino cristiano.

El futuro, por el contrario, significa caminar hacia una promesa, el Señor nos ha hecho una promesa.

El presente entonces, es nuestra respuesta a este Dios tan bueno que me eligió. Hace promesa, me propone una alianza y yo hago una alianza con Él. Por

lo tanto, estos son los tres pilares: "elección, alianza y promesa"» (S.S. Francisco, 22 de junio de 2013, misa matutina en santa Marta). Diálogo con Cristo Dedica unos minutos a tener un diálogo espontáneo con Cristo, de corazón a Corazón, a partir de lo que haya llegado al propio interior, de lo que te haya dicho Dios. Propósito (es mejor que surja del diálogo íntimo que se ha tenido con Cristo) Revisaré mi horario de actividades, diario y semanal y, si es necesario, buscaré dedicar más tiempo de calidad a mi oración. «Sólo el apóstol virtuoso es un apóstol auténtico, que está en el campo de batalla

por el Reino de Cristo no como quien hace un papel, sino como quien se identifica plenamente con la obra que realiza»

(Cristo al centro, n. 136).