rimas dieciocheras versiÓn final

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Rimas dieciocheras. Comparación crítica entre la sociedad centenaria y bicentenaria chilena. * Francisco Meza Valenzuela. Decir la verdad significa amar a su pueblo y creer que aún puede levantarse y yo adoro a Chile, amo a mi patria desesperadamente, como se ama a una madre que agoniza. (Vicente Huidobro. Balance Patriótico). Cambia lo superficial, cambia también lo profundo, cambia el modo de pensar, cambia todo en este mundo. (Mercedes Sosa. Cambia todo cambia). Palabras clave: rima celebración crítica siglo XX- Centenario Bicentenario sociedad centenaria sociedad bicentenaria. * Mis agradecimientos especiales a Paul Bartlau, Joaquín Rojas-May, Felipe García, Andrés Sandoval, Julio Vargas y a los integrantes del Seminario Estudios de la República, en especial a la profesora Sofía Correa Sutil, por su colaboración en la revisión y perfeccionamiento del texto. Para María Solís Núñez. El presente trabajo aborda una comparación crítica entre la sociedad chilena contemporánea al Centenario (celebrado en 1910) y al Bicentenario de la República (2010), cuyo balance de similitudes y diferencias es atingente para vislumbrar la magnitud y profundidad de los cambios experimentados por la sociedad chilena a lo largo del siglo XX, que conjuntamente han constituido una importante ruptura entre el Chile del Centenario y el Chile actual, brindándole a éste una fisonomía singular y apartada de aquél. Sin perjuicio de sus numerosas semejanzas y continuidades que, no obstante producir rimaentre la lectura de una y otra, mayoritariamente se originan en causas y se explican por criterios diversos Fenómenos que el trabajo aborda en provecho de la potencialidad histórica de las celebraciones, que más allá de constituir despliegues humanos y colectivos de optimismo y entusiasmo, motivan nutridos diagnósticos reflexivos y críticos, atenuadores del generalizado júbilo y serios denunciantes de problemas políticos, económicos, sociales y culturales que la sociedad aún no ha resuelto.

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Page 1: Rimas Dieciocheras VERSIÓN FINAL

Rimas dieciocheras.

Comparación crítica entre la sociedad centenaria y bicentenaria chilena.*

Francisco Meza Valenzuela.

Decir la verdad significa amar a su pueblo y creer que aún puede levantarse y yo adoro a Chile, amo a mi patria

desesperadamente, como se ama a una madre que agoniza.

(Vicente Huidobro. Balance Patriótico).

Cambia lo superficial, cambia también lo profundo,

cambia el modo de pensar, cambia todo en este mundo.

(Mercedes Sosa. Cambia todo cambia).

Palabras clave: rima – celebración – crítica – siglo XX- Centenario – Bicentenario – sociedad

centenaria – sociedad bicentenaria.

* Mis agradecimientos especiales a Paul Bartlau, Joaquín Rojas-May, Felipe García, Andrés Sandoval, Julio Vargas y a los integrantes del Seminario Estudios de la República, en especial a la profesora Sofía Correa Sutil, por su colaboración en la revisión y perfeccionamiento del texto. Para María Solís Núñez.

El presente trabajo aborda una comparación crítica entre la sociedad

chilena contemporánea al Centenario (celebrado en 1910) y al

Bicentenario de la República (2010), cuyo balance de similitudes y

diferencias es atingente para vislumbrar la magnitud y profundidad de

los cambios experimentados por la sociedad chilena a lo largo del

siglo XX, que conjuntamente han constituido una importante ruptura

entre el Chile del Centenario y el Chile actual, brindándole a éste una

fisonomía singular y apartada de aquél. Sin perjuicio de sus

numerosas semejanzas y continuidades que, no obstante producir

“rima” entre la lectura de una y otra, mayoritariamente se originan en

causas y se explican por criterios diversos

Fenómenos que el trabajo aborda en provecho de la potencialidad

histórica de las celebraciones, que más allá de constituir despliegues

humanos y colectivos de optimismo y entusiasmo, motivan nutridos

diagnósticos reflexivos y críticos, atenuadores del generalizado júbilo

y serios denunciantes de problemas políticos, económicos, sociales y

culturales que la sociedad aún no ha resuelto.

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La celebración como actividad social, generalmente viene empujada por una motivación. La

consumación de un hito que motive y movilice suficientemente un despliegue humano y colectivo de

alegría y entusiasmo, sea éste el triunfo de una batalla, el fin de una faena -como era típico en las

antiguas localidades coloniales-, o bien un suceso o actividad fundacional esencial en la génesis o

desarrollo de la respectiva comunidad o nación.

En estos casos, la celebración lleva aparejado un espontáneo, sigiloso y solemne diagnóstico, del

devenir histórico comprendido entre el hecho celebrado y la celebración. Los gestores de dicha

actividad analítica, en principio intelectuales, conscientes de que celebrar por celebrar no tiene

sentido, suelen no sujetarse obligadamente a la sobriedad, el glamour y al generalizado regocijo. No

temen ser apuntados como aguafiestas o disidentes. Simplemente, no se dejan marginar.

Es más, nuestra experiencia histórica nos enseña que el diagnóstico de procesos tiene cabida y

produce un eco atenuador, y en el mejor de los casos, distorsionador del obvio y extendido júbilo.

En el caso chileno, la celebración del Centenario de la República (18 de septiembre de 1910)

constituye un buen ejemplo de cómo tanto fulgor, damajuana, baile y “tiqui tiqui ti” se amortiguan

con una pausa reflexiva. Una mirada hacia atrás que permita a la ciudadanía chilena plantearse

preguntas: ¿Qué hemos hecho en estos años? ¿Qué hicimos bien? ¿Qué hicimos mal? ¿Qué podemos

hacer para conservar nuestros logros? ¿Cómo combatiremos nuestros fracasos? ¿Hacia dónde

vamos? ¿Hacia dónde queremos ir?

Una lectura de semejante naturaleza será la que nos dará buenas razones para acoger el hito como

objeto de conmemoración, y no su percepción como un suceso aislado en el tiempo.

En efecto, la celebración del Centenario de la República estuvo mezclada con un diagnóstico de

semejante naturaleza, cuyos autores hicieron oídos sordos a los cantos y rasgueos de guitarrones

provenientes de las chinganas o del Parque Cousiño, los aplausos de las altas autoridades presentes

en el Club Hípico, el Museo de las Bellas Artes o el Parque Forestal, y al optimismo generalizado de

los discursos. Mismos pensadores que, a través de variadas disciplinas como la historia, la sociología,

la economía e incluso el arte, nos han permitido polemizar y observar críticamente la realidad

histórica, tan amable como brutal, del Chile de 1910.

Siendo suficiente este ejemplo para ilustrar la potencialidad histórica de las celebraciones, se

comprende el genuino sentido de la apertura de los más variados espacios públicos para balancear

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logros y amarguras comunes con la celebración del Bicentenario de la República (18 de septiembre

de 2010).

*****

Bien es sabido que la historia debe partir de un ordenamiento de las temporalidades, de manera

racional y coherente, abarcador de un pasado, un presente y un futuro, y que por tanto reconozca el

avance del tiempo, haciéndonos comprender cómo lo vivido tiene puntos de partida. En esta línea,

según el profesor Alfredo Jocelyn-Holt, historia no es sino “la tendencia a suponer que las

sociedades se mueven a través del tiempo sabiendo desde dónde provienen, y a dónde presumiblemente desean

llegar”1.

Premisa que, sin embargo, entra en confrontación con posturas concordantes con una suerte cíclica

del devenir nacional a lo largo del siglo XX, al acoger profundas semejanzas entre ambas épocas,

cuyas respectivas celebraciones, a simple vista coloridas por el glamour republicano, la felicidad y la

satisfacción oficial con los triunfos y progresos alcanzados por el país, no han podido ocultar un

putrefacto conjunto de debilidades y desgracias al descubierto gracias a la reflexión crítica. Las

continuidades parecen ser numerosas, y se torna indiscutible hablar de una incapacidad de la

sociedad para superar problemas viejos y aún pendientes: ¡Cien años de diferencia y todo sigue igual!

Atrapados en una inercia histórica en que la celebración es sólo motivo de indignación. Como el pie

de cueca bailado, cantado y guitarreado en presencia de un velorio.

Potente postura suscrita, entre otros, por el profesor Gabriel Salazar, quien califica a ambas fiestas

centenarias como “ritos del eterno retorno”, al primar coincidentemente en éstas el deleite de las

elites por sí mismas, y la vaga sensación de que el país se ha modernizado, pero que a la larga nuestra

historia ha girado en círculos, fagocitando en cada vuelta un siglo de vida inútil2.

Un estancamiento que lo atribuye a la acción fáctica de las oligarquías en contra de la ciudadanía:

Son el autoritarismo y la injusticia social los que tienen que repetir sus acciones abusivas, porque

ningún abuso se sostiene en el tiempo. Si los siglos, a la larga, son nada para la ciudadanía, es

1 JOCELYN-HOLT, Alfredo, Historia General de Chile, Tomo I: el retorno de los dioses (Santiago, 2000. Editorial Planeta), p. 19. 2 SALAZAR, Gabriel, “Fiestas Centenarias en Chile: ¿Ritos del Eterno Retorno?”, en Dolencias históricas de la memoria ciudadana (Chile, 1810-2010) (Santiago, 2011. Editorial Universitaria), pp. 13-16.

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porque todo ha sido para las minorías abusivas. Es porque éstas han repetido obsesivamente

su mismo sketch histórico. Sólo la injusticia retorna, maniáticamente, una y otra vez3.

De ser así, deberíamos concluir que nuestra historia actual no es más que una continuidad o

proyección de la sociedad de inicios del siglo XX.

Es así como nace la discrepancia: si cien años han pasado en vano, y las fiestas centenarias vendrían a

constituir meros ritos de un eterno retorno conformado por fenómenos históricos que se niegan a

desaparecer –como afirma Salazar-, el rumbo histórico de la sociedad chilena sería cíclico, y por lo

tanto constitutivo de una problemática denegación de la singularidad de los procesos que debería

caracterizar siempre a todo relato histórico. Disímiles percepciones cuya ponderación amerita una

comparación crítica de los discursos, balances, diagnósticos y testimonios contemporáneos y

atingentes a la sociedad del Centenario y del Bicentenario chileno, y en definitiva, una aproximación

al devenir histórico nacional en estos cien años. Determinando así si las semejanzas que pudieran

existir entre ambas son prueba de una continuidad invariable, o si éstas no son lo suficientemente

sustanciales para sobrepasar la peculiaridad y singularidad de cada una, constituyendo sólo lo que

podríamos denominar rimas, o repeticiones tónicas de dos versos –tiempos- distintos, siguiendo la

metáfora usada por Mark Twain, al sostener que la historia no se repite, pero sí rima4.

Objetivos que han motivado la elaboración del presente ensayo.

I. Calles iluminadas y carrozas enflorecidas. Paradojas rimadas.

Las mencionadas fuentes testimoniales, más la conocida información recopilada por los

historiadores, nos permiten vislumbrar abundantes similitudes entre el ayer y el hoy. Análisis que no

se agota en el presente de las celebraciones patrias, al abarcar fenómenos históricos que, pudiendo

haberse iniciado antes o incluso después, responden a la dinámica propia de las sociedades centenaria

y bicentenaria, pero detectados en el diagnóstico crítico que suelen motivar sus respectivas instancias

conmemorativas.

3 Ibíd., p. 19. 4 Véase referencia en JOCELYN-HOLT, Alfredo, “Simetría perfecta”, en Espejo retrovisor. Blog de Alfredo Jocelyn-Holt, de 27 de julio de 2013. Link disponible: [http://voces.latercera.com/2013/07/27/alfredo-jocelyn-holt/simetria-perfecta/]. Última visita: 13 de agosto de 2013.

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A) Prosperidad y crecimiento económico, material y social como primera semejanza.

En primer lugar ambas épocas poseen en común la existencia de importantes ciclos de crecimiento económico

y de transformaciones sociales.

a) Sociedad centenaria. En el primer caso, es el ciclo del salitre el que traerá consigo una sincera

prosperidad, que abrió el territorio nacional a un cúmulo de avances materiales sin precedentes. Esto,

al observar que “una cuantiosa proporción de la riqueza del salitre fue invertida por el Estado chileno

en obras de infraestructura urbana y portuaria, en comunicaciones, en educación, en las fuerzas

armadas, y en expandir la administración y los servicios públicos por todo el territorio nacional”5.

La anexión de las regiones de Tarapacá y Antofagasta tras la Guerra del Pacífico y la incorporación

de la Araucanía, constituyeron la apertura a zonas con importantes potencialidades económicas, tanto

por las inversiones que requirieron su inclusión al país (construcción de pueblos, instalación de

servicios públicos en estos y expansión de las líneas férreas), como por su aporte al erario fiscal

(explotación de recursos mineros y agrícolas, respectivamente). “La década del 70 fue por

consiguiente un periodo de colonización y apropiación de tierras nuevas y fértiles, que gradualmente

comenzaban a entrar en producción”6.

Además, el impuesto que el Estado percibió de las actividades de explotación y exportación del

salitre por parte de las compañías internacionales fue importante e inédito, en una época en que

reinaba el paradigma librecambista: de acuerdo a estudios recientes, “para el período 1880-1924 el

promedio de los derechos de exportación sobre el valor del salitre y yodo exportados, fue de 33 por

100 y se ha estimado que los dos tercios restantes se dividían en partes similares entre las ganancias

netas de los capitales y el valor de los costos de producción”7. En otras palabras, la mitad de los

excedentes del oro blanco quedaron en manos del Estado, lo cual desde un punto de vista político,

habla de una elite política “capaz de exigir a los capitales salitreros que pagasen hasta un 40% de

impuesto sobre el valor del salitre exportado”8. Situación que, como consta en los datos, no cambió

con el triunfo de la oligarquía liberal en 1891.

5 CORREA, Sofía, “El Congreso durante el parlamentarismo. Revisión crítica del centralismo presidencial”, en Hemiciclo, Revista de Estudios Parlamentarios. Academia Parlamentaria de la Cámara de Diputados, N° 4. Primer semestre de 2011, p. 165. 6 CARIOLA, Carmen y SUNKEL, Osvaldo, Un siglo de historia económica de Chile. 1830-1930. Dos ensayos y una bibliografía (Madrid, 1982. Ediciones ICI), p. 110. 7 Ibíd., p. 89. 8 CORREA, Sofía, “El Congreso durante el parlamentarismo”… op. cit., p. 165.

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Siguiendo en este cuadro, los excedentes cobrados directamente por el Estado llegaron a ser el

principal alimento para sus arcas fiscales, debido a la alta demanda del salitre en países

industrializados y consumidores de abonos agrícolas. Contribuciones que calaron hondo en el

progreso material del país, pues con ellas el Estado pudo contar con los recursos necesarios para

expandir la red pública y administrativa, mediante la extensión de las líneas férreas, la creación de

líneas de telégrafo, caminos, puentes, y la expansión de la educación pública. Gobernar es comunicar,

y si los gobernantes querían consolidar el dominio sobre los territorios recientemente adquiridos, se

veían forzados a extender los espacios públicos. También se contribuyó al desarrollo de las ciudades,

mejorando su pavimentación y dotándoseles de agua potable, alumbrado eléctrico y transportes

modernos, a lo que se complementó una “importante expansión urbana en el Norte Grande,

generando un flujo migratorio hacia esa región”9.

Se acrecienta el fenómeno de la migración campo-ciudad, pero no por ello los campos y cosechas

quedan a la intemperie, pues “el ciclo de expansión salitrera creó un mercado de productos

agropecuarios en el Norte Grande que fue un factor importante, al menos hasta la década de 1920,

en la expansión y transformación agraria del país”10. A medida que el flujo migratorio crece, se

requiere cada vez más de abrigo, alimentación y energía que la zona no puede brindar, por lo que se

genera una demanda de productos a la Zona Centro-Sur. Conclusión respaldada por cuantiosa

información documental que, por ejemplo, detalla cómo los establecimientos dedicados a la rama de

vestuario y confección aumentan notablemente durante los últimos años del siglo XIX 11 . Cosa

semejante ocurre con la necesidad de conectar distintas zonas del país para fines comerciales,

incentivándose notablemente la extensión de las líneas férreas de norte sur, y de numerosos ramales,

cuyas estaciones serán punto de origen e impulso para futuros pueblos (San Rafael, Licantén,

Hualañé, etcétera). Subsiguientemente, la industria metal-mecánica llegó a tener la mayor densidad y

volumen de capital invertido en medios mecánicos de producción:

Al contrario de la mayoría de sus vecinos, Chile fue uno de las pocas naciones latino-

americanas que fue capaz de realizar un progreso sustancial en el desarrollo de industrias, que

no fueran sólo productoras de bienes de consumo… Entre las industrias más altamente

desarrolladas durante el período 1800 hasta los primeros años del siglo XX, estaban los

9 CARIOLA, Carmen y SUNKEL, Osvaldo, Un siglo de historia económica de Chile… op. cit., p. 96. 10 Ibíd., p. 107. 11 Rama de vestuario y confección: Establecimientos principales (1900). Fuente: Boletín de la Sociedad de Fomento Fabril: 9:3 (1892). Véase SALAZAR, Gabriel, Mercaderes, Empresarios y Capitalistas (siglo XIX) (Santiago, 2009. Editorial Sudamericana), p. 626.

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establecimientos (estatales y privados) que producían locomotoras y materiales para ferrocarril,

para la minería y otros equipos pesados…12

Desde luego, el cambio económico va de la mano con el cambio social, pues el crecimiento de la

administración pública y las transformaciones materiales envueltas, produjeron un impresionante

aumento de las oportunidades de ocupación, semejante al generado por la oferta de trabajo en

ferrocarriles, transporte urbano, correos, escuelas, etc., con gran beneficio para los sectores medios.

“Entre 1880 y 1920 el crecimiento de estos sectores es efectivamente bastante espectacular: los

funcionarios habrían aumentado de 1165 personas en 1845 a 3048 en 1880, llegando a 27.469 en

1919 y a 47.193 en 1930, es decir, se habría multiplicado por 9 solamente entre 1880 y 1919”13. De un

modo tal que los referidos segmentos –siguiendo las investigaciones de Marianne González, en esos

momentos, ya existentes- adquirieron una configuración nueva y particular, basada en la escala social

a partir de la competencia, el mérito y el trabajo y, por supuesto, la educación. La red de escuelas y

liceos públicos y privados, rurales y urbanos, creció enormemente, inculcando a una cantidad de

niños cada vez mayor los valores de una sociedad en transición a la modernidad.

b) Sociedad bicentenaria. Asimismo, el Chile del 2010 adeuda similar situación de prosperidad

al fuerte impulso de las exportaciones del cobre, mineral de venta por excelencia, dada las grandes

reservas con que el territorio cuenta14 y su enorme demanda a nivel mundial, al que se añade una

serie variada de productos no tradicionales, propios de la agroindustria y la pesca industrial, como

consecuencia del proceso de diversificación de las exportaciones que formó parte del plan

económico empujado desde mediados de la década de los ochenta, con la llegada de Hernán Büchi a

la cartera de Hacienda. Todo un conjunto de entradas al país que se han traducido en

importantísimos avances materiales, la modernización de la infraestructura urbana, la interconexión y

la penetración masiva de tecnologías que ya no discriminan fronteras, distancias ni personas. El ritmo

de desenvolvimiento de las ciudades se acelera brutalmente, mientras que el mundo rural es

abandonado tras el permanente proceso de migración campo-ciudad, que ha afectado principalmente

a Santiago. Los medios de comunicación y la interconexión informática han podido traernos

12 PFEIFFER, Jack, “Notes on the Heavy Equipment Industry in Chile”, 1880-1910. Véase en SALAZAR, Gabriel, Mercaderes… op. Cit., p. 651. 13 GONZÁLEZ Le Saux, Marianne. De empresarios a empleados: clase media y Estado Docente en Chile (1810-1920). Santiago: LOM Ediciones, 2011, p. 331. 14 GOBIERNO DE CHILE, Ministerio de Minería, gráfico “Creciente participación de Chile en la producción mundial de cobre”, en Chile país minero: una oportunidad laboral (2011). Link disponible: [http://www.expomin.cl/marketing/pdf/2012/presentacion_ministro_solminihac.pdf]. Última visita: 01 de julio de 2013. En él se expone cómo el país ha triplicado la producción del mineral, aumentando su participación de un 18% en 1990 a un 32% en el 2011

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instantáneamente el acontecer de la comunidad global, y los esfuerzos por la unificación efectiva del

territorio no han pasado en vano: junto a la mejorada y modernizada unión interna del Valle Central

a través de la Carretera Panamericana, la Carretera Austral ha hecho de Aysén y la Patagonia chilena

una zona más integrada15. A niveles macros, en los últimos años el crecimiento económico ha sido

sostenidamente alto16, la inflación controlada17, las fuentes de empleo crecientes, y por tanto el

desempleo reducido a cifras mínimas18.

En la población nacional, el crecimiento y extensión de la red educacional preescolar, básica, media y

universitaria pública y privada, de los servicios administrativos, los recintos hospitalarios, y la

institucionalización del trabajo protegido a través de la legislación laboral y previsional, a lo largo de

todo el siglo, han contribuido conjuntamente a mejorar el bienestar general de la población,

reduciéndose impresionantemente los índices de analfabetismo, la mortalidad infantil –que descendió

de un 82,2 por mil en 1970 al 10 por mil en 2000-, y ascendiendo la esperanza de vida al nivel de los

países desarrollados –pasando de 54 años a inicios de la década de 1950 a 73 en la década de los

noventa- 19 . Instancias beneficiosas que también han podido nutrirse del flujo tecnológico,

posibilitando una mayor eficiencia de los servicios públicos, y el mejoramiento y especialización del

sistema judicial (creación del Tribunal de Defensa de la Libre Competencia, Reforma Procesal Penal,

nueva Justicia de Familia, nueva Justicia Laboral, etc.).

En lo social, el crecimiento y desarrollo de la clase media es quizás el fenómeno más destacable del

siglo XX, y que fundamentalmente se explica por el aumento de los establecimientos educacionales a

los que la sociedad pudo acceder, principalmente colegios, liceos fiscales y, a partir de la segunda

mitad del siglo XX, las universidades estatales, en especial la Universidad de Chile y la Universidad

Técnica del Estado (hoy Universidad de Santiago de Chile), al ser sus costos financiados por

subvenciones otorgadas por el Estado. Para muchos una oportunidad única para escapar de la

pobreza arraigada en sus círculos familiares durante décadas, pasando a tener un estatus material e

15 Sobre integración del país, véase SILVA, Fernando. “Un contrapunto de medio siglo: democracia estatal y estatismo burocrático”, en VILLALOBOS, Sergio, et. al., Historia de Chile (Santiago, 1972. Editorial Universitaria), p. 756. 16 Según las variaciones del Producto Interno Bruto nacional en la última década, del 3,1 en el 2001, Chile pasó a crecer el 5,9 en el año 2011, que equivalió a US$ 248.928 millones. Link disponible: [http://www.indexmundi.com/g/g.aspx?c=ci&v=66&l=es] [http://www.emol.com/noticias/economia/2012/03/19/531498/pib-de-chile-anota-una-expansion-de-45-en-el-cuarto-trimestre-del-2011.html]. ´Última visita: 26 de mayo de 2013 17

NAVIA, Patricio, Las grandes alamedas. El Chile post Pinochet (Santiago, 2004. Editorial La Tercera-Mondadori), p. 61-66. 18 Después del impacto de la crisis 2008-2009, el desempleo volvió a ser controlado, continuando con su constante caída. De esta forma, las tasas de desempleo se redujeron en un 1,5% en 2010 y en un 1,1% en 2011. Ver informe “Evolución del Empleo en Chile. 2008-2012”, de la Biblioteca del Congreso Nacional (2012), p. 7. 19 Sobre más información demográfica, véase NAVIA, Patricio, Las grandes alamedas. El Chile post Pinochet (Santiago, 2004. Editorial La Tercera-Mondadori), pp. 56-58.

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inclusive cultural más elevado, en el cual la docencia fue fundamental: “Disciplina, horarios, orden y

sumisión son justamente valores que la escuela inculca desde temprano, y que devienen esenciales

para una nueva forma de organización del trabajo, en la que el trabajador deja de ser su propio dueño

y debe depender de las instrucciones entregadas por sus superiores”20. Aumentan las familias que

cuentan con un primer profesional, quien ha podido desenvolverse con más facilidad en su ejercicio

laboral al estar respaldado por leyes que le brindan seguridad y, desde luego, la posibilidad de

planificar su vida futura más cómodamente. Instancia en que los valores burgueses ejercerán un rol

fundamental: hay más ahorro, proyección y pretensiones de prosperidad. Los nuevos matrimonios

tienen una cantidad promedio de hijos menor, y en consecuencia las tasas de natalidad se han

moderado-en especial desde la década de los sesenta en adelante, con la implementación de políticas

de control de natalidad-. Lo que, complementado con las tasas de morbilidad y de mortalidad infantil

sustancialmente disminuidas, más una elevada esperanza de vida a nivel nacional, grafica una

pirámide estable o en transición hacia un país adulto.

La modernización interna, asentada sobre el crecimiento económico permitido por el superávit del

mercado exterior, y éste a su vez flexibilizado con políticas propias del dejad hacer, dejad pasar

(liberalismo del 1910, neoliberalismo del 2010) está fuertemente presente en ambos períodos.

B) Fuerte dependencia económica del comercio exterior como segunda semejanza.

En segundo lugar, y no obstante la innegable existencia de los referidos ciclos de prosperidad general,

estos se ven igualmente afectos a la excesiva dependencia de unas pocas y conocidas fuentes de riqueza,

pese a la diversificación del mercado interno producto de la actividad salitrera (1910), y al

surgimiento de exportaciones no tradicionales como complemento a la actividad cuprífera (2010).

a) Sociedad centenaria. Tal y como consta en la investigación de Carmen Cariola y Osvaldo

Sunkel, el porcentaje de la participación del salitre en el valor total de las exportaciones inició con un

tímido 26% en 1880, llegando a un 79% en 1910; por otro lado, del 4,7% que constituía como

contribución a la renta en 1880, se alcanza la impresionante cifra de 60,16% en 191521. Lo que refleja

una economía sumamente dependiente de la entrada exportadora, cuyas ganancias pudieron superar

durante todo el ciclo a los gastos generados por las importaciones 22 , pero que nunca dejó de

20 GONZÁLEZ, Marianne, De empresarios a empleados… op. Cit., p. 331. 21 CARIOLA, Carmen y SUNKEL, Osvaldo, Un siglo de historia económica de Chile… op. cit., p. 139, 45. 22 PINTO, Aníbal, Chile, un caso de desarrollo frustrado. Cifras comercio exterior, 1880-1925 (Santiago, 1966. Editorial Universitaria).

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depender, naturalmente, de la disponibilidad y capacidad de compra de los importadores de salitre, y

por tanto de la utilidad de éste. Por otro lado, la penetración de productos extranjeros importados

fue masiva, como un sustituto de lo que la industria nacional aún no podía producir, pues la

manufactura desarrollada a propósito del auge del salitre sólo se limitó a bienes de consumo

destinado a los mercados internos; mientras que la industria de capital, como lo fue la industria

metal-mecánica, a cargo de capitalistas extranjeros, siempre careció de apoyo proteccionista23. El

crecimiento y diversificación de los mercados internos no logró suficientemente constituir un

contrapeso que lograse equilibrar la enormidad del aporte salitrero, y por ende los períodos de

estabilidad se vieron permanentemente atenuados por declives de su exportación, y finalmente, de la

economía en general. En definitiva, el período del salitre no pudo con las nuevas coyunturas del

mercado internacional, lo que al parecer no fue suficientemente previsto por el general Ibáñez en su

discurso de año nuevo de 1930, y en cambio celebró la aparente inmunidad que Chile gozó mientras

el mundo liberal se estaba cayendo a pedazos:

Es muy halagador para mí que las circunstancias ocasionales por las que atraviesa el mundo

entero, hayan sido atenuadas en Chile, merced de una severa política de economías24.

Al año siguiente, miles de almas marchaban por las calles de la capital cargando entre sus manos sus

ollitas de comida vacías, mientras Chile debía asumir el costo institucional (inestabilidad política) y

social de ser el país cuyo comercio exterior fue el más golpeado del planeta, debido a la abrupta baja

del valor de las exportaciones del salitre y del cobre, y por consiguiente, de su venta y producción.

b) Sociedad bicentenaria. Actualmente tenemos un sistema económico que, sucediendo a la

abortada experiencia del Estado Social Benefactor (durante la vigencia de la Constitución de 1925), y

en virtud de las políticas económicas impulsadas por los Chicago Boys en la década de los años

setenta, ha adoptado el rumbo de la reducción del rol interventor del Estado e impulsor de la

privatización, pero con la duras enseñanzas generadas a partir de los pretéritos errores del

librecambismo finisecular, debiendo diversificar el sector exportador, insertando la comercialización

de productos no tradicionales que sean una fuente de riqueza alternativa a un solo producto estrella,

en este caso el cobre, haciendo uso de los numerosos tratados de libre comercio firmados con

23 “Los aranceles aduaneros promediaban 20-25% cuando gravaban la internación de bienes de consumo o de materias primas, pero permanecían obstinadamente apegados al 0% cuando se trataba de la importación de locomotoras, máquinas, herramientas y otros bienes de capital”. SALAZAR, Gabriel, Mercaderes, empresarios y capitalistas… op. Cit., p. 669. 24 Fragmento del discurso del Presidente Carlos Ibáñez del Campo, reproducido en Documental Nuestro Siglo. Capítulo 3, 1929-1938 (Televisión Nacional, 1999). Link disponible: [http://www.youtube.com/watch?v=mbLZqfG4IY0]. Última visita: 26 de mayo de 2013.

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bloques o comunidades comerciales como el Mercosur, la Unión Europea, Nafta, y potencias como

Estados Unidos, China, Japón, Australia, etcétera. Sin embargo, es innegable que el rol de la actividad

minera para la economía nacional sigue siendo excesivamente importante: según cifras de la

Comisión Chilena del Cobre, en el período 2006‐2010 la minería ha representado en promedio el

20% del Producto Interno Bruto del país, y en el año 2010 el PIB Minero alcanzó los 39 mil millones

de dólares25. La misma información expone que entre el 2003 y el 2010 la minería ha representado

más del 60% del total de las exportaciones del país, aportando el 24% de los ingresos fiscales26.

No cabe duda de que la bonanza del cobre como producto atractivo en el mercado internacional ha

sido fundamental para explicar la reciente estabilización y crecimiento económico, la reducción de la

pobreza, y el aumento del empleo, y a su vez explicativa de las debilidades permanentes: al igual que

la mayoría de los países latinoamericanos, en los últimos años Chile ha enfrentado coyunturas críticas

íntimamente relacionadas con la situación económica de los importadores del cobre, y por lo tanto,

con el comercio exterior. Es lo que ilustró la crisis asiática (1998), en que las devaluaciones

monetarias que sufrieron naciones como Indonesia, Filipinas, Malasia y Corea del Sur repercutieron

negativamente en el comercio exterior y el ingreso nacional, al disminuir abruptamente la demanda

de los productos de exportación nacionales, deteniendo el crecimiento económico y aumentando el

desempleo27.

En síntesis, la modernización de ambas épocas se ve igualmente aminorada por la paradoja del

“desarrollo hacia afuera”, que fuertemente vinculada con el paradigma librecambista, constituye un

fenómeno de continuidad entre éstas. Pues no obstante los esfuerzos emprendidos por el Estado

desde la década de los treinta para industrializar al país y superar la dependencia económica de la

importación de bienes manufacturados a través de la CORFO, los agentes económicos nacionales

nunca pudieron desarrollar por sí mismos la producción de bienes de capital, viéndose enfrascados

en la importación de maquinaria al extranjero, dependiente a su vez de las divisas obtenidas de la

25 GOBIERNO DE CHILE, Ministerio de Minería, Impactos y tendencias del mercado del cobre (13 de septiembre del 2011). Link disponible: [http://www.cochilco.cl/archivos/presentaciones/20110913164148_IMPACTOS%20Y%20TENDENCIAS%20DEL%20MERCADO%20DEL%20COBRE.pdf]. Última visita: 26 de mayo de 2013. 26 Ibíd., p. 4-5. 27 Sobre efectos inmediatos de la crisis asiática en Chile, véase MASSAD, Carlos, “La Crisis de Asia y sus consecuencias sobre la Economía Chilena”. Presentación en el Seminario Asia dónde?, organizado por la Bolsa Electrónica de Chile. Santiago (1998).

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exportación de cobre, y de la oferta extranjera de bienes de capital28. Avances constantes, debilidades

permanentes.

C) Pesimismo circunstancial como tercera semejanza.

En tercer lugar, dejando de lado la dimensión económica, ambas épocas han visto germinar potentes

testimonios de profundo pesimismo circunstancial, tanto por el presente como por el incierto porvenir

del país, no obstante el júbilo intrínseco a los cortejos.

a) Sociedad centenaria. Por un lado, el Chile de 1910 aún no acababa de escapar de un

devenir de dramáticos sucesos, que conmovieron a la opinión pública y a la población en general. El

puerto de Valparaíso todavía convalecía del terremoto de agosto de 1906, seguido de un gigantesco

incendio, el motín de prisioneros de la cárcel y los consiguientes saqueos, despojos y asaltos,

fríamente reprimidos, y sus autores fusilados ipso facto. Un año después, la respuesta de la autoridad

local y militar a la masiva huelga de obreros asentados en la Escuela Santa María de Iquique, vino a

coronar una sangrienta seguidilla de represiones iniciadas a finales del siglo XIX, entre las que se

cuentan semejantes sucesos en Antofagasta, Valparaíso y Santiago (huelga de la carne). Entrando a

1910, el paso cercano del cometa Halley abre espacio a las más oscuras predicciones en las vísperas

de un cumpleaños especial29, que tuvieron lugar con la repentina muerte del Presidente Pedro Montt

en Alemania, a un mes de la celebración del Centenario, a cuyo regreso y funeral asistió una

entristecida multitud, incluyendo al mandatario sucesor, don Elías Fernández Albano, que durante el

entierro se contagia la pulmonía que diez días después le quitó la vida. Toda una multitud de fuerzas

fortuitas que pusieron en duda la procedencia de las preparadas celebraciones, sepultando confianzas

mutuas, y esperanzas:

28 En palabras de Gabriel Salazar: “En este sentido, [los políticos desarrollistas] siguieron siendo tan mercantilistas y librecambistas como habían sido los merchant-bankers del siglo XIX, los liberales parlamentaristas de comienzos del siglo XX y los extranjeros de todos los tiempos que gobernaron las casas comerciales importadoras de medios de producción”. SALAZAR, Gabriel, Historia de la acumulación capitalista en Chile (Apuntes de clase) (Santiago, 2003. LOM Ediciones), p. 142. 29 “… Cada vez venía más grande, la cola se engruesaba mucho. Y nosotros lo veíamos también, no necesitábamos anteojos ni los aparatos modernos que hay hoy día. Nosotros lo veíamos con nuestros ojos, tan nítido, tan cerca de la tierra, que era un susto muy grande. La prensa empezó a decir que el cometa venía con malas intenciones, que sería el fin del mundo”. Testimonio de Mara Márquez, reproducido en Documental Nuestro Siglo. Capítulo 1, 1900-1914 (Televisión Nacional, 1999). Link disponible: [http://www.youtube.com/watch?v=F7m0Xngyw3k]. Última visita: 26 de mayo de 2013.

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En 1905 éramos más felices que hoy; entonces creíamos en un hombre; ahora no creemos en

ninguno30 (las cursivas son mías).

b) Sociedad bicentenaria. Similares sentimientos colectivos se vivieron casi un siglo después,

tras el gran terremoto y posterior tsunami que el 27 de febrero del 2010 cobraron la vida de

centenares de chilenos, arrasaron con pueblos enteros, destruyeron parte importante del patrimonio

cultural, comprometieron la infraestructura del Valle Central, y desataron la indignación de muchos

chilenos testigos de la falta de preparación en los protocolos administrativos respectivos, la

vulnerabilidad de las redes de conexión, y una discutida diligencia de las autoridades. Razones

suficientes para hacer rimar esta especie de decepción y desconfianza, si bien surgida a partir de

hechos fortuitos, dirigida a otros:

Una pena que el terremoto pase a segundo plano frente a los saqueos, que han sido más

devastadores que el sismo grado 8.8 que vivimos. Falta absoluta de autoridades, los habitantes

de Concepción nos sentimos totalmente abandonados por nuestras autoridades. A mí se me cayó

parte de mi casa y como yo no soy ni delincuente ni saqueador, no he recibido nada de nada, ni

siquiera un grano de arroz31 (las cursivas son mías).

Similar también a la desesperanza vivida por quienes adhieren a los potentes relatos apocalípticos en

boga, y al temor por el imparable progreso material y tecnológico, causante de la degradación del

ecosistema, y potencial responsable de la desaparición de la humanidad. Teniendo a nuestro alcance,

como nunca antes, la posibilidad de vislumbrar la pequeñez del planeta en el universo, y la

inmensidad de catástrofes naturales a las que no opondríamos resistencia alguna, adicionalmente

nuestra sobrevivencia pareciera estar sujeta al manejo de peligrosas creaciones humanas, como las

armas y recintos nucleares, con potencialidad suficiente para eliminar a miles de personas en

segundos. En opinión de algunos, actualmente “ser optimistas es una irresponsabilidad. Hoy se juega

la supervivencia del planeta y no hay tiempo para ubicar otra locación vecina en la cual esconderse de

lo que se avizora”32.

30 Palabras de Alberto Edwards (1912). Citadas en GÓNGORA, Mario, Ensayo histórico sobre la noción de Estado en Chile en los siglos XIX y XX, (Santiago, 1986. Editorial Universitaria), p. 113. 31 Testimonio de Roxana Alarcón. Publicado en BBC Mundo. Una voz independiente. Link disponible: [http://www.bbc.co.uk/mundo/america_latina/2010/02/100227_chile_terremoto_testimonios.shtml]. Última visita: 26 de mayo de 2013. 32 CANDÍA, Ricardo, “Los poderosos exterminarán el planeta”, en Diario El Clarín. Firme junto al pueblo, de 24 de septiembre de 2010. Link disponible: [http://www.elclarin.cl/index.php?option=com_content&task=view&id=22459&Itemid=5143]. Última visita: 03 de junio de 2013.

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D) Pesimismo sustancial como cuarta semejanza.

En cuarto lugar, las desilusiones en ambas épocas no sólo estuvieron engendradas por sucesos

imprevistos e irresistibles, sino también por un pesimismo sustancial en relación al sistema institucional,

económico y social general imperante en cada una.

a) Sociedad centenaria. En el Chile del 1910, voces disidentes postularon que el país “se

hallaba sumido en una crisis imposible de ocultar tras la fachada de utilería del discurso oficial,

autocomplaciente que, ensoberbecido con los logros pasados y los oropeles de la leyenda patriótica,

desatendía las apremiantes y arduas realidades del presente, amén de resistirse a justipreciar las

amenazas que se cernían sobre el horizonte, con visos de debacle”33. Con distintas soluciones, una

conclusión común de toda esta seguidilla de intelectuales, que en sus escritos mezclaron los

conocimientos de sus respectivas disciplinas con sus experiencias personales, ilustrando la llamada

“crisis del Centenario”.

No es objetivo de este trabajo indagar en cada uno de estos autores, sino sólo agrupar a los más

destacados, a mi juicio, y estudiarlos en orden a los problemas a los que apuntaron, que

principalmente son: la ineficacia del sistema parlamentario, la entrega de nuestra economía nacional poco

desarrollada a intereses extranjeros privados, y las abismantes desigualdades sociales.

Ineficacia del sistema parlamentario. En cuanto al primer punto, esencialmente político, es

necesario recordar la existencia de un sistema proto parlamentario; es decir, constituido a partir de

costumbres efectuadas por los círculos elitistas, estando éstas respaldadas por constantes reformas

electorales y a la Constitución de 1833 durante todo el último tercio del siglo XIX, sin necesidad que

se consagrara expresamente en ella un régimen parlamentario, y que conformaron un proceso de

liberalización que se consolidó en 1891, año en que se vivió el triunfo armado de la oligarquía liberal

sobre Balmaceda, último gran bastión del autoritarismo presidencial 34 . Devenir que permite

comprender la importancia y las estimulaciones envueltas en aquellas modificaciones, tendientes a

33 CORREA, Sofía; FIGUEROA, Consuelo; JOCELYN-HOLT, Alfredo; ROLLE, Claudio; VICUÑA, Manuel, Historia del siglo XX chileno. Balance paradojal (Santiago, 2001. Editorial Sudamericana), p. 44. 34 Es importante puntualizar el triunfo liberal de 1891 como una consolidación, pues como sostiene Julio Heise, el proceso de las reformas constitucionales y de desmembramiento del autoritarismo presidencial comenzó desde mucho antes. Si bien personalidades como Federico Errázuriz Zañartu, Domingo Santa María y José Manuel Balmaceda insistieron en la mantención del antiguo autoritarismo portaliano, éste se desenvolvió respetando la importancia del Congreso, el prestigio de sus asambleas, y la estimación social del legislador. HEISE, Julio, Historia de Chile. El período Parlamentario, 1861-1925. Tomo I (Santiago, 1974), p. 272. Véase mismo argumento en RUIZ-TAGLE, Pablo, “El constitucionalismo chileno: entre el autoritarismo y la democracia”. En CRISTI, Renato y RUIZ-TAGLE, Pablo, La República en Chile. Teoría y práctica del constitucionalismo (Santiago, 2008. LOM Ediciones), p. 106.

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disminuir las prerrogativas constitucionales del Poder Ejecutivo en favor de su contrapeso, el

Congreso Nacional, y especialmente de su poder electoral, logrando su culminación con la dictación

de la Ley de Comuna Autónoma (1891). Cambios que vinieron a pluralizar los espacios políticos –

inclusión de nuevos partidos-, transparentar el debate –libertad de prensa-, incentivar la

competitividad electoral entre los partidos políticos, y por lo tanto, incitar a la satisfacción de lo que

las localidades de apoyo demandaban, además de lograr “el sometimiento al imperio del derecho del

Presidente de la República y de los titulares de la función ejecutiva, junto con limitar el poder de los

militares y la Iglesia Católica. Se desarrolla una concepción liberal de los derechos que da predominio

a la función legislativa en la organización del gobierno y se terminó con las facultades extraordinarias

del Ejecutivo”35. Además, siguiendo la investigación de Samuel Valenzuela, establecidas las aludidas

reformas (especialmente la de 1874), la competitividad entre los partidos creó expectación en un

espectro electoral cada vez más masificado, acrecentando las lealtades y la preponderancia de estos

en el acontecer político general36.

Sin embargo, una cierta nostalgia por el autoritarismo de antaño opacó una valoración positiva de

dicho proceso, tan demandado por los círculos liberales del siglo XIX, y cuyas prácticas pasaron a ser

interpretadas como muestras de inmoralidad y de un desorden interno inconcebible. En este paraje

vale la pena detenerse en la figura del Doctor Valdés Canje (Alejandro Venegas), cuya furia desatada

lo llevó a formular en su Sinceridad una crítica global al sistema político y a la generalidad de la

sociedad nacional. En uno de sus pasajes resume los vicios que sucedieron al orden portaliano:

Desde esa época en adelante no se vuelve a aquel fantasma horrendo de la intervención

gubernativa; ha muerto para siempre i sobre su tumba se han alzado como hienas cobardes i

traidoras la compra de votos, el cohecho de vocales, la suplantación de electores, el voto de los

muertos, la falsificación de las actas, los poderes duales i por último la decisión parcial e injusta

de las cámaras37.

Tras dar una breve reflexión sobre los males intrínsecos de la política, el profesor Venegas arremete

contra todas las agrupaciones políticas, que a su juicio, han caído en la relajación moral tras la exitosa

Guerra del Pacífico, sufriendo desmembramientos internos y el paulatino deterioro de sus genuinos

propósitos, permitiendo la entrada del caudillaje, la codicia y la antipatía. Fuerzas malignas que

35 RUIZ-TAGLE, Pablo, “El constitucionalismo chileno: entre el autoritarismo y la democracia”. En CRISTI, Renato y RUIZ-TAGLE, Pablo, La República en Chile… op. Cit.., p. 114. 36 VALENZUELA, Samuel, “Hacia la formación de las instituciones democráticas: prácticas electorales en Chile durante el siglo XIX”, en Estudios Públicos N° 66, 1997, pp. 254-255. 37 VALDÉS Canje, Julio, Sinceridad. Chile íntimo en 1910 (Santiago, 1998. CESOC), pp. 50-51.

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impulsaron las reformas constitucionales que destruyeron la estabilidad asegurada en el siglo XIX y

derrocaron a Balmaceda, con una amplificadora manipulación que impidió la formulación de

defensas apoyadas en la cordura:

(…) vinieron la lei de Organización i Atribuciones de las Municipalidades, más conocida como

la ley sobre comunas autónomas, en que el marqués Irarrázabal, el mas genuino representante

de la oligarquía opulenta y apergaminada, había traspasado de Suiza, sin traducirle el nombre si

quiera, i la nueva de elecciones que, poniendo en manos de las municipalidades el mecanismo

principal de la elección, entregó para siempre a los grandes agricultores la designación de la

mayoría de los representantes del pueblo38.

La lei de incompatibilidades parlamentarias había cerrado las puertas del Congreso a muchos

ciudadanos probos, inteligentes i bien preparados, pero que, por su escasa fortuna, tenían que

desempeñar un puesto público rentado; la lei de incompatibilidades y la electoral vinieron a

completar la obra, puesto que ya no fue posible ser diputado o senador mas que a los ricos, a

los magnates39.

Manifestaciones todas del predominio de los ricos en el orden político, la ruina moral de los partidos

políticos, y de la imposibilidad de procedencia de un gobierno con un presidente serio i patriota, que no

quiera hacerse instrumento vergonzoso de los oligarcas.40

Opiniones para nada aisladas, e inclusive compartidas por muchos individuos pertenecientes a la elite

política, que en forma de autocrítica reconocieron una especie de derrota sucesiva de la revolución

que ellos mismos promovieron. Como lo expresan sus escritos, la ausencia de hombres vigorosos41,

la corrupción interna42 y la privatización de los intereses políticos hacen del pesimismo un malestar

permanente. Es la crisis moral de la República, que más tarde dará paso a la leyenda negra del

Parlamentarismo chileno, a la cual adhiere gran parte de la historiografía nacional, según la cual la

38 Ibíd., p. 46. 39 Ibíd., p. 49. 40 Ibíd., p. 52. 41 Percepción también latente en la juventud de inicios de siglo: “En Chile necesitamos un alma, necesitamos un hombre en cuya garganta vengan a condensarse los clamores de tres millones y medio de hombres, en cuyo brazo vengan a condensarse las energías de todo un pueblo y cuyo corazón tome desde Tacna hasta el Cabo de Hornos el ritmo de todos los corazones del país. Y que ese hombre sepa defendernos del extranjero y de nosotros mismos. ”. HUIDOBRO, Vicente, “Balance Patriótico”, en GÓNGORA, Mario, Ensayo histórico… op. Cit., p. 317. 42 Manuel Rivas Vicuña, “habiendo sido recién designado Ministro de Hacienda, en tiempos de Barros Luco, y preparando el Presupuesto para el año 1913, llamó al Director de Contabilidad para pedirle los datos necesarios. El director, o sea, un alto funcionario, le dice: ´ ¿Cómo lo quiere Su Señoría, con déficit o sin déficit?´ Rivas Vicuña, estupefacto, pensó si pedirle en seguida la renuncia, o acudir al Senado para que se autorice su destitución…” Citado en GÓNGORA, Mario, Ensayo histórico… op. Cit., p. 110.

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política se llega a convertir en un juego43. En palabras de Sergio Villalobos, la política de tertulias que

tiene lugar en los salones del congreso, salones privados, palcos y en el vestíbulo del Teatro

Municipal. Anécdotas a simple vista entretenidas, como las siestas del Presidente Barros Luco

durante los Consejos de Gabinete, encierran una oscura realidad44.

Economía nacional poco desarrollada y entregada a intereses extranjeros privados. Sobre este segundo

punto, de índole económico, algo ya se ha expuesto, y los críticos contemporáneos tempranamente

lo detectaron: la economía nacional nunca pudo desarrollar una base sustentable que le permitiera

superar la dependencia de los flujos comerciales generados por el salitre. Pero hay también una

formulación más extremista que, como bien resumen Carmen Cariola y Osvaldo Sunkel, plantea que

la elevada participación extranjera en la actividad salitrera significó que gran parte de los recursos

generados en ella simplemente habrían salido y quedado fuera del país sin mayores efectos en la

economía nacional. La escasa parte que restaba en el país habría sido captada directa, o

indirectamente a través del Estado, por una pequeña capa oligárquica que malgastaba esos recursos45.

Es lo que resueltamente ilustra, entre otros aspectos, Sinceridad:

Hemos abandonado aquello [las riquezas salitreras] en manos de aventureros i solo nos hemos

preocupado de recoger las pingües entradas que producen las aduanas. No parece sino que

tuviéramos esas rejiones transitoriamente i, como un agricultor que toma en arriendo un

fundo, pensásemos solo en estraer sus riquezas sin importarnos un ardite su progreso ni su

conservacion.

(…) hemos colonizado las provincias conquistadas ni mas ni ménos que como España

colonizó sus tierras conquistadas en América, esto es, por un procedimiento de esplotacion

inmediata. La consecuencia de tal sistema fué para España la pérdida total de sus colonias; ¿que

podemos esperar nosotros? Si las lecciones de la historia tienen alguna utilidad, creo, señor,

que ha llegado el tiempo de aprovecharlas46

43 “Hasta el Perú hoy es ya igual a nosotros y en cinco años más, en manos del dictador Leguía, nos dejará también atrás, como nos dejará Colombia, que se está llenando de inmigrantes europeos ¿Y esto debido a qué? Debido a la inercia, a la poltronería, a la mediocridad de nuestros políticos, al desorden de nuestra administración, a la chuña de las migajas, y sobre todo, a la falta de un alma que se oriente y que dirija. Un Congreso que era la feria sin pudicia de la imbecilidad. Un Congreso para hacer onces buenas y discursos malos… ¿Hasta cuándo señores? ¿Hasta cuándo?”. HUIDOBRO, Vicente, “Balance Patriótico”, en GÓNGORA, Mario, Ensayo histórico… op. Cit., pp. 314-315. 44 VILLALOBOS, Sergio, “Antecedentes históricos”, en Visión de Chile, 1920-1970 (Santiago, 1980. Ediciones Chile), p. 20. 45 CARIOLA, Carmen y SUNKEL, Osvaldo, Un siglo de historia económica de Chile…op. cit., p 68. 46 VALDÉS CANJE, Julio, Sinceridad… op. Cit., pp. 177, 202.

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Críticas igualmente globales son las formuladas por Tancredo Pinochet Le Brun, que en La conquista

de Chile en el siglo XX (1909) denuncia la ruina que el Gobierno, las instituciones educativas y la clase

alta, han hecho de “los intereses nacionales i de los ideales nacionales para ser suplantados por

intereses e ideales extranjeros”47. Describiendo cómo durante las décadas del siglo XIX el Estado

chileno comienza a ceder sus derechos sobre territorios como la Patagonia y la Puna de Atacama,

Pinochet Le-Brun ve en estos y en otras permanentes concesiones actos carentes de todo

nacionalismo y civilismo, como también lo fue la distribución preferente para extranjeros de las

tierras fiscales (territorio de Magallanes, Isla de Pascua), en aquellos años aún numerosas y fuentes de

importante riqueza, y por tanto desaprovechadas imperdonablemente, además del establecimiento de

colonias a favor de alemanes, italianos, chinos y japoneses, que significó una verdadera constitución

de territorios foráneos dentro del país, cuyas fatales consecuencias “las vendremos a palpar cuando

sea ya demasiado tarde i no haya forma de encontrar una solución decorosa para el sentimiento

nacional”48. Misma entrega que se produjo en materia cultural, con la masiva integración al cuerpo

docente, de los establecimientos educacionales, de profesores europeos, causantes de la patente

decadencia del civismo nacional, y; en materia económica, dada la tendencia del Estado a comprar

bienes del exterior en vez de adquirirlos en el país para estimular el desarrollo industrial local,

privilegiar a los bancos, industrias y comercio extranjeros, y de preferir el trabajo de las empresas

industriales extranjeras, para la construcción de ferrocarriles, alcantarillado urbano, instalación de

agua potable, etcétera49.

Las riquezas salitreras, y la generalidad de las faenas mineras, también terminarán siendo cedidas.

Por su parte, Francisco Antonio Encina en Nuestra Inferioridad Económica (1911) explora someramente

otras causas que hacen de la economía nacional un sistema visiblemente débil y desaprovechado,

siendo la principal la antinomia existente entre los factores físicos de expansión y las aptitudes de la

población: las condiciones geológicas y climatológicas impidieron el pleno desarrollo agrícola, lo que

obligaba a nuestro país, para alcanzar su desarrollo, a tomar el rumbo de la actividad manufacturera,

comercial y navegante. El que no parece haber escogido la “raza” chilena, que no obstante su

audacia, perseverancia, moralidad inexhausta y fortaleza intelectual, mayoritariamente “desprecia la

manufactura y el comercio. Las considera tareas vitales, indignas de su actividad. Su ideal es ser

47 PINOCHET, Tancredo, La conquista de Chile en el siglo XX (Santiago, 1909. La Ilustración), p. 66. 48 Ibíd., p. 74. 49 Ibíd., pp. 113-115.

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abogado, médico, ingeniero o agricultor, y en su defecto de estas profesionales, empleado o

funcionario público”50.

Disparidad que, en opinión de Encina, se explica por el estado social y la educación, abiertamente

inclinada a las profesiones liberales, y por ende “monstruosamente absurda” para el chileno,

responsable de una incapacidad de vocación y de aptitudes tal que le impide aprovechar debidamente

la prosperidad generada por la actividad minera, otorgándosela al extranjero “por unos cuantos miles

de pesos, para derrocharlos en Europa en atavíos o menajes, o en el mejor de los eventos, para

vegetar a expensas de la renta en Santiago o invertirlos en fundos rústicos” 51 . Esta importante

discrepancia entre aptitudes y deseos, sumada a otros factores,52 sitúa a nuestra economía en un

evidente estado de inferioridad.

Abismantes desigualdades sociales. Respecto al tercer punto, de tipo social, si bien el Estado liberal

de 1910 promovió enérgicamente el crecimiento de la red educacional con la construcción de

escuelas a lo largo de todo el país, y consiguientemente contribuyendo al crecimiento de la clase

media, la crítica intelectual igualmente abordó las dramáticas circunstancias en que aún muchos

chilenos vivían, demostrativas de gravísimas diferenciaciones sociales inmunes durante siglos.

Problemática denominada Cuestión Social, que en términos específicos puede resumirse en las

precarias condiciones de vida a las que permanecían atados los sectores populares, especialmente

notorias en la población pampina que residía en las oficinas salitreras, y en aquella que migró

masivamente de los campos a las principales ciudades, cuyas infraestructuras y espacios no fueron

capaces de cumplir con las nuevas demandas habitacionales, dando paso a la marginación en los

arrabales, sea habitando ranchos, piezas redondas o piezas de conventillos, típicos lugares de destino

de la basura, excrementos y el agua servida, que emitían un olor insoportable, y que constituyeron un

excelente negocio para los arrendadores usureros 53 . Muy pronto, se visibilizan la violencia

intrafamiliar, las enfermedades, el alcoholismo y la prostitución callejera que, tarde o temprano,

terminarán degradando tanto la integridad personal como familiar del bajo pueblo. El varón ya no

50 ENCINA, Francisco Antonio, Nuestra inferioridad económica (Santiago, 1972. Editorial Universitaria), p. 103. 51 Ibíd., p. 105. 52 Encina también considera como factores subalternos al explicado: la desfavorecida situación competitiva del ganado chileno en relación al ganado argentino, cuya importación ha esterilizado la producción local, la posición nacional frente a los viejos países fabriles y manufactureros, cuya expansión obstruye el avance de economía de los débiles, y la penetración comercial e industrial europea, que además de producir una situación de estrechez, es también causa de la crisis del espíritu de nacionalidad y de la moralidad en general. Ibíd., pp. 107-119. 53 ROMERO, Luis Alberto, ¿Qué hacer con los pobres? Elites y sectores populares en Santiago de Chile, 1840-1895 (Santiago, 1998. Editorial Universitaria), p. 125.

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era el emprendedor campesino, o el robusto pirquinero que con destreza extraía, transportaba y

molía el mineral54. Ni la mujer una chinganera dueña de un rancho o una hermosa quinta de recreo55.

La lámpara de querosén y el brasero hacían irrespirable el aire cuando había que cerrar la única

puerta56, abundaban parásitos, no existían suficientes servicios higiénicos, hubo vulnerabilidad a los

incendios (particularmente en los ranchos de paja y madera), y los niños no dejaban de ensuciarse

con la basura de las calles, que eran “oscuras y peligrosas de noche, inundadas en invierno,

polvorientas en verano, con lodazales y montañas de basura por todas partes” 57 . Cunden la

prostitución de las mujeres y sus hijas para generar ingresos que las labores de proletarios no

brindaban, y un alcoholismo desenfrenado que solía consumir los jornales de los trabajadores, y

destruir la paz familiar, tornándose típica la violencia intrafamiliar y los abusos sexuales a los

menores58, también perseguidos por la fiebre tifoidea, viruela, tifus, cólera, diarrea estival y tisis59:

miles de niños morían anualmente, y Chile, según algunas cifras, alcanzó las cifras de mortalidad

infantil más altas del mundo60.

Tienen una rara costumbre aquí de traer bebés muertos al estudio para fotografiarlos. Tuve que

tomar una foto de uno el otro día. Se da más entre las clases pobres y los cargan en sus brazos,

bajo sus mantos, por las calles61.

(…) Según las estadísticas, las cifras de muertes en Valparaíso son las segundas más altas del

mundo en proporción a la población, la mayoría de fiebre tifoidea debido a las imperfectas

condiciones de sanidad y desagües de la ciudad. Muchos funerales se hacen de noche y

especialmente los de los bomberos que es una gran demostración62.

54 Antecedentes como los recogidos por el profesor Gabriel Salazar, demuestran la intervención de elementos de expoliación durante el siglo XIX, que contribuyeron al empobrecimiento popular en áreas rurales y faenas mineras, incentivando la migración a las ciudades. Sobre expoliación campesina y minera véase SALAZAR, Gabriel, Labradores, peones y proletarios. (Santiago, 2003. LOM Ediciones), capítulo II. 55 Hago referencia a la transición femenina, de la iniciativa individual (principalmente en chinganas) a la proletarización (trabajo urbano). Sobre la abundancia de las quintas de recreo durante el siglo XIX, véase GRAHAM, María, Diario de mi residencia en Chile en 1822, y respecto a la transición mencionada, SALAZAR, Gabriel, Labradores, peones y proletarios… op. Cit. Ibíd. 56 ROMERO, Luis Alberto, ¿Qué hacer con los pobres?... op. Cit., p. 133. 57 Ibíd., p. 128. 58 SALAZAR, Gabriel, Ser niño huacho en la historia de Chile… op. Cit., p. 45. 59 Ver enfermedades en: ROMERO, Luis Alberto, ¿Qué hacer con los pobres?... op. Cit., p. 140- 143. 60 Sobre la mortalidad infantil, véase SALAZAR, Gabriel, Ser niño huacho en la historia de Chile… op. Cit., pp. 81-83. 61 OLDS, Harry, Cartas durante estadía en Chile (carta a su padre, 1899). Link disponible: [http://www.nuestro.cl/biblioteca/textos/harry5.htm]. Última visita: 26 de mayo de 2013. 62 OLDS, Harry, Cartas durante estadía en Chile (carta a su tía, 1899). Link disponible: [http://www.nuestro.cl/biblioteca/textos/harry5.htm]. Última visita: 26 de mayo de 2013.

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Circunstancias suficientes para demostrar el fracaso del Estado liberal finisecular en el aseguramiento

de un mínimo de dignidad de vida a los amplios sectores populares. Fue éste el gran costo del dejar

hacer liberal, que al afianzar como intangibles la libertad e igualdad de los hombres, propugnó la no

intervención estatal en materias sociales, lo que ayuda a explicar la escasa legislación social dictada

hasta 1924. Y también el surgimiento de la literatura que logró hacer de la Cuestión Social un asunto

polémico en la opinión pública, sobresaliendo en ella los escritos de Augusto Orrego Luco,

Baldomero Lillo, Alberto Romero, Zorobabel Rodríguez, y Luis Emilio Recabarren. Este último,

esencial en el proceso de concientización del proletariado nortino, y que a diferencia de los

nostálgicos reivindicadores del autoritarismo (Valdés Canje, Alberto Edwards) y de los círculos

oligárquicos autocríticos (Enrique Mac Iver, Manuel Rivas Vicuña), extiende su crítica no a

circunstancias peculiares de la sociedad finisecular, sino que a todo el devenir republicano, siempre

favorable a las clases altas, como lo señala en Ricos y pobres a través de un siglo de vida republicana:

¡Celebrar la emancipación política del pueblo! Yo considero un sarcasmo esta expresión. Es

quizás una burla irónica. Es algo así como cuando nuestros burguesitos exclaman: ¡el soberano

pueblo!... cuando ven a hombres que visten andrajos, poncho y chupalla. Que se celebre la

emancipación política de la clase capitalista, que disfruta de las riquezas nacionales, todo eso

está muy puesto en razón63.

Una inmensa oleada crítica que sobrepasó con creces el fulgor de la fiesta del centenario, y que a

partir de los años veinte se convirtió en un elemento de unanimidad en la historiografía revisionista –

del liberalismo decimonónico-, que imputó a los albores del siglo XX el ser la época de la “paz

veneciana”, en que por hábito y espíritu de inercia, el más pequeño interés, la resuelta oposición de

insignificantes grupos bastaban a paralizarlo todo 64 ; en que el país presenció el interés por la

conquista del poder y la intervención del dinero como factor determinante de la vida cívica,

coincidente con un desvanecimiento de la conciencia nacional en el seno de la antigua aristocracia,

horadando la existencia sedentaria y labradora de sus hijos, e introduciendo en los mismos

acentuadas preocupaciones cosmopolitas65; en que la autocrítica radical abarcó a la aristocracia y a

todas las instituciones e incluso al ideal patriótico guerrero, principio inviolable durante el siglo XIX

chileno66; y en que se acentuó el desprestigio y debilitamiento de las viejas clases oligárquicas, la

63 RECABARREN, Luis Emilio, “Ricos y pobres a través de un siglo de vida republicana”, en JOBET, Julio, et. al., Obras selectas de Luis Emilio Recabarren (Santiago, 1971. Quimantú), p. 262. 64 EDWARDS, Alberto, la fronda aristocrática en Chile (Santiago, 2012. Editorial Universitaria)., pp. 205-206. 65 EYZAGUIRRE, Jaime, Fisonomía histórica de Chile (Santiago, 1973. Editorial Universitaria) pp. 156, 159-160. 66 GÓNGORA, Mario, Ensayo histórico sobre la noción de Estado en Chile… op. Cit., p. 160.

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masacre de los trabajadores y la acumulación de la riqueza privada, donde el rol de la Hacienda

Pública fue clave67. Relato común en la intelectualidad conservadora nacionalista -a partir de una

reivindicación del Estado Portaliano- y de izquierda –desde una crítica económica y social-68.

b) Sociedad bicentenaria. En el Chile del 2010, un similar pesimismo sustancial, latente hasta

el día de hoy, tendió a incomodar y opacar el fulgor propio de la celebración del Bicentenario, con la

diferencia de no estar reducido a una intelectualidad, como la crítica de 1910 que, no obstante la

heterogeneidad de sus orígenes y soluciones69, en su momento no se masificó, o al menos no es

posible comprobar su exitosa difusión a lo largo de la población nacional, en su mayoría analfabeta,

mayoritariamente concentrada en la lejanía del antiguo régimen rural, e indiferente ante los

problemas denunciados70.

En cambio, el malestar del Bicentenario, además de una raigambre propiamente académica -Tomás

Moulian, Gabriel Salazar, Alfredo Jocelyn-Holt, Armando Uribe, Luis Corvalán Márquez-, se nutre

de un importante conjunto de percepciones ciudadanas, ahora fácilmente perceptibles en las redes

sociales (Facebook, Twitter y sitios de noticias), grupos representativos (de minorías sexuales o

comunidades), gremios profesionales, Organizaciones No Gubernamentales, organismos locales

(asambleas territoriales o de base), y las recientes manifestaciones sociales dirigidas a exigir soluciones

en problemas como la educación, la salud o las injusticias sociales, que en una relación recíproca con

los círculos intelectuales –pues mientras estos pueden usar el testimonio del ciudadano como apoyo

material para sus investigaciones y reflexiones, los ciudadanos requieren de información observada

en la academia para emitir sus propios diagnósticos-, dan cuenta de un grave contraste a la

prosperidad y estabilidad consolidada en el país durante los últimos años, que principalmente

encierra como problemas: la falta de representatividad del régimen constitucional de 1980, la privatización de la

economía nacional, y las persistentes desigualdades sociales.

67 SALAZAR, Gabriel, Patriarcado Mercantil y liberación femenina (Chile, 1810-1930) (Santiago, 2010. SERNAM), pp. 48-49; SALAZAR, Gabriel, Historia Contemporánea de Chile. Volumen I: Estado, legitimidad, ciudadanía (Santiago, 1999. LOM Ediciones), p. 40. 68 Sobre relatos críticos del liberalismo decimonónico, véase CORREA, Sofía, “El pensamiento en Chile en el siglo XX bajo la sombra de Portales”, en TERÁN, Óscar (editor), Ideas del siglo. Intelectuales y cultura en el siglo XX latinoamericano (2004. Siglo veintiuno editores Argentina). 69 Así, mientras personalidades como Enrique Mac-Iver y Manuel Rivas Vicuña emitieron su crítica desde las cúpulas oligárquicas, el doctor Valdés Canje vino a representar el malestar de las clases medias, y Luis Emilio Recabarren al del oprimido proletariado y las clases populares. 70 Con la salvedad de la difusión y recepción de ideas revolucionarias por las oficinas nortinas y pujantes agrupaciones sociales horizontales como mancomunales, la FOCH y la FECH.

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Falta de representatividad del régimen constitucional de 1980. Para abordar el primer problema, es

necesario analizar el proceso de redacción, dictación y aprobación de la Constitución de 1980, punto

de partida de la institucionalización del régimen militar instalado de facto en 1973, y que a pesar de

las reformas impulsadas durante los gobiernos de la Concertación (1990-2010), aún sigue vigente. Se

trata de un cuerpo normativo que pretendió dar legitimidad suficiente a la dictadura, en cuya

gestación influyó principalmente la figura de Jaime Guzmán, responsable, a juicio de Renato Cristi,

de la inserción de la concepción democrática restringida en la Constitución, en virtud de la cual

existen ciertos valores superiores y permanentes que la soberanía popular no puede sobrepasar,

específicamente los derechos naturales de las personas que serían anteriores y superiores al Estado y,

por otra parte, la tradición histórica de la nación, a la cual se le debe fidelidad71. Tradición que, en

opinión de los miembros de la Comisión Ortúzar, concibe al autoritarismo como el régimen más afín

a nuestra idiosincrasia, y cuya supremacía debe ser objeto de protección por parte de la Constitución,

a través de instituciones como los senadores designados, el sistema electoral binominal, el Consejo de

Estado y el Tribunal Constitucional, y el rol de “garantes de la institucionalidad” de las Fuerzas

Armadas72. Además de las amplias facultades que recaen en el Presidente de la República, que a las

funciones generales de Jefe de Estado, Jefe de Gobierno y de Supremo Administrador, suma en sus

manos una amplia serie de facultades especiales, e inclusive legislativas.

Complementada con la estabilidad económica que brindaría el régimen neoliberal 73 , la Carta

Fundamental de 1980 se instaló en circunstancias que hasta el día de hoy hacen cuestionar su

legitimidad, tanto en la intelectualidad experta como en la ciudadanía, pues su autoritarismo ha

impedido el libre desenvolvimiento de la vida democrática74, además de la falta de equilibrio entre los

poderes públicos, la imperfección de la democracia representativa (sistema electoral binominal), la

mantención de la doctrina de la seguridad nacional, y de la visión restrictiva de los derechos

económicos, sociales y culturales 75 . Elementos presentes que no obstante los esfuerzos por ser

atenuados a través de numerosas reformas constitucionales durante la llamada “Transición a la

Democracia”, no han sido eliminados, haciendo de ésta, según el profesor Pablo Ruiz-Tagle, una

“Constitución Gatopardo”, pues “mientras más se reforma, acendradamente retiene sus rasgos

71 CRISTI, Renato, El pensamiento político de Jaime Guzmán: autoridad y libertad. Véase CORREA, Sofía, Con las riendas del poder. La derecha chilena en el siglo XX (Santiago, 2005. Debolsillo), p. 321. 72 CORREA, Sofía, Con las riendas del poder… op. cit., p. 322. 73 Como explica Sofía Correa, la tradición histórica de la nación es caracterizada por Guzmán como la conjunción de libertad con prosperidad, lo que permitió una sintonía con el pensamiento neoliberal. Ibíd., p. 321. 74 RUIZ-TAGLE, Pablo, “La trampa del neopresidencialismo: la Constitución Gatopardo”, en CRISTI, Renato y RUIZ-TAGLE, Pablo, La República en Chile… op. Cit. 75 CORREA, Sofía y RUIZ-TAGLE, Pablo, Ciudadanos en Democracia. Fundamentos del sistema político chileno (Santiago, 2010. Editorial Debate), p. 135.

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autocráticos” 76 , lo que resulta excesivamente paradójico, por tratarse de la carta que más

modificaciones ha experimentado en la historia de Chile.

Por estas razones, Ruiz-Tagle concluye que el gran efecto de la Constitución de 1980 en la historia

constitucional chilena es haber logrado el derrumbe de “la institucionalidad republicana que se forja

en Chile a partir de la Independencia” 77 . Conclusión enfáticamente compartida por el profesor

Alfredo Jocelyn-Holt, que a pocos años del Bicentenario, señaló:

La república murió y por lo tanto no hay nada que celebrar… Los gobiernos de la concertación

han sido, a mi juicio, una proyección cívico-militar de la dictadura militar, porque la

constitución no ha sido modificada, aún cuando los objetivos de los gobiernos de la

Concertación han sido cambiar la constitución y el modelo económico, no han hecho ninguna

de las dos cosas. El uso oficial y semi-oficial de la marca Bicentenario me parece sospechoso78.

Es así como el rol de los gobiernos de la Concertación, asentada su promesa de Transición hacia la

plena democracia, ha sido permanentemente cuestionado, e insistentemente se ha hablado de una

transición pactada entre militares y civiles, lo que además quedaría de manifiesto con el tibio

desempeño de estos gobiernos en materia de Derechos Humanos, la conservación del rol de garantes

de la institucionalidad de las Fuerzas Armadas, y la impunidad del general Pinochet79. Cúmulo de

cuestionamientos que, siguiendo el análisis de Carlos Huneeus, ayuda a comprender el bajo apoyo

que la democracia recibió a finales de la década de los noventa: según las cifras, el porcentaje de los

chilenos que consideraba como sistema preferible la democracia era, a finales del régimen militar, de

un 58%, disminuyendo hasta un 53% en 1998 y un 48% en 200080, con ciertas variaciones, sostiene

Huneeus, que demuestran que las opiniones ciudadanas, respecto al régimen democrático no son

impermeables a la influencia de factores coyunturales, en especial al desempeño de los gobiernos81.

Esta tendencia, sin embargo, no se redujo a los últimos años de la década del noventa, y a los

gobiernos de la Concertación: con el paso de los años, los riesgos propios de la concentración

electoral asegurada en la Constitución, sumados a un bajo interés por la política, y la percepción de

76 RUIZ-TAGLE, Pablo, “La trampa del neopresidencialismo: la Constitución Gatopardo”… op. Cit., p. 198. 77 RUIZ-TAGLE, Pablo, “El constitucionalismo chileno: entre el autoritarismo y la democracia”… op. cit., p. 129. 78 JOCELYN-HOLT, Alfredo, “La República murió” (entrevista realizada por Rosario Mena, en septiembre de 2003), en Nuestro.cl. Link disponible: [http://www.nuestro.cl/notas/rescate/jocelyn4.htm].Última visita: 08 de junio de 2013. 79 CORREA, Sofía; FIGUEROA, Consuelo; JOCELYN-HOLT, Alfredo: ROLLE, Claudio; VICUÑA, Manuel, Historia del siglo XX chileno…op. cit. pp. 339-351. 80 Gráfico “Apoyo a la democracia, según variables independientes”. HUNEEUS, Carlos, Chile un país dividido (Santiago, 2003. Catalonia), p. 104. 81 Ibíd., p. 115.

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que la democracia beneficia a unos pocos en desmedro de la justicia social, como lo han venido a

exteriorizar las recientes protestas callejeras 82 , se han concretado en una gradual, continua y

generalizada crisis de representatividad de la clase política, bastante palpable hacia el 2010, y

consolidada a lo largo del 2011. Transversal a las grandes coaliciones políticas, teniendo como

referencia que en octubre de ese año la aprobación del bloque de gobierno llegó sólo al 28%, y la de

la oposición (Concertación) un 17%, con un 71% de rechazo83.

Y también transversal a las grandes instituciones del Estado, pues como expone Arturo Valenzuela,

es incuestionable en ellas la incapacidad para “asegurar una mayor democratización interna, dar

oportunidades a liderazgos jóvenes y relacionarse mejor con una ciudadanía que encara nuevos

desafíos en un mundo globalizado” 84. Es así como el Poder Legislativo ha sido constantemente

desacreditado por una falta de sintonía entre su desempeño público y decisiones, y la voluntad de la

sociedad, desplazada por la satisfacción de los intereses personales de sus integrantes. La política, al

igual que hace un siglo atrás, nuevamente ha sido vista como un juego, desde dentro y desde fuera de

ella, a través del cual la privilegiada clase política, aparentando cumplir las demandas de sus

representados, logra atesorarse con privilegios auto concedidos (dieta parlamentaria cercana a los 7

millones para senadores, y un sueldo aproximado de 5 millones para diputados, más gastos en

transporte, alojamiento, cuenta telefónica y subsidios), tomando a la ligera sus deberes cívicos, no

concurriendo a las sesiones 85 y protagonizando enfrentamientos físicos o verbales en que la

argumentación y el respeto ceden paso al espectáculo86.

82 VALENZUELA, Arturo, “Crisis de Representación y Reforma Política en Chile”, en Estudios Públicos, 2011, pp. 3-4. 83 Noticia: “Adimark: Alianza y Concertación mantienen bajos niveles de apoyo pese a leve aumento oficialista”, de 05 de octubre de 2011. Link disponible: [http://www.latercera.com/noticia/politica/2011/10/674-397087-9-adimark-alianza-y-concertacion-mantienen-bajos-niveles-de-apoyo-pese-a-leve.shtml]. Última visita: 26 de mayo de 2013. 84 VALENZUELA, Arturo, “Crisis de Representación…”. Op. Cit., p. 3. 85 “Ayer fuimos citadas, la Directora Nacional del Trabajo y yo, a una sesión especial a tratar el tema de trabajadores de una cadena de supermercados… Del total de 120 diputados, en general no había más de 6 u 8 en la sala. Además, la mayoría de los 6 u 8 no estaba escuchando, sino que más bien se dedicaba a pasearse, a conversar entre ellos, y también a mirar internet… Los diputados después empiezan a llegar a la sala. Nadie sabía lo que se había hablado… y fíjense que nos piden que por favor hagamos un programa de fiscalización a la cadena de supermercados… La falta de respeto de la Cámara de Diputados es increíble… ¿Hasta cuándo?... Esto es una falta de respeto inaudita, y ahora uno entiende por qué está tan sumamente desprestigiada la Cámara de Diputados”. Declaraciones de la Ministra del Trabajo Evelyn Matthei respecto a la sesión de la Cámara Baja el martes 02 de octubre de 2012. Link disponible [http://www.youtube.com/watch?v=oUfTa2DoCfA]. Última visita: 04 de junio de 2013. 86 Unánime repudio recibió, por parte de numerosos cibernautas, una serie de altercados durante una sesión especial de la Cámara de Diputados, de mayo del 2010, en que el diputado RN Manuel García cuestionó la probidad y masculinidad del diputado PS Marcelo Díaz (“los sinvergüenzas siempre van a alegar así como eres tú, y eso tenlo clarito. Sinvergüenza y cola más encima”), con respuesta del diputado PS Fidel Espinoza, quien se burló del ministro Jaime Mañalich por el caso de la alcoholemia al hermano del Presidente, Miguel Piñera (“Presidenta, que el ministro que no le hizo la alcoholemia a Piñera se la haga a este señor”). Lo que motivó la respuesta del Ministro del Interior, Rodrigo Hinzpeter: “En Google acabo de encontrar una noticia que dice que el diputado Fidel Espinoza, a través de otras personas, explota a mujeres contratadas y les paga cuarenta mil pesos, yo no usaría ese argumento en mi exposición”. La indignación de la bancada

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Consecutivamente, la pérdida de apoyo al Poder Ejecutivo es un fenómeno más reciente y particular

de la Administración Piñera (2010-2014), cuya adhesión bajó de un 44% en noviembre-diciembre del

2010 a un 26% en julio del 201187, lo que, siguiendo a Eugenio Tironi, puede leerse como resultado

de una percepción instrumental que tiene la ciudadanía a su respecto. Comenzando con un vínculo

impersonal en que, por un lado, se presenta un programa de gobierno prometedor y reparador de las

falencias que veinte años de gobiernos de la Concertación negligentemente mantuvieron

(subdesarrollo, falencias en educación y delincuencia) e incluso acrecentaron (la desigualdad), y por

otro lado, una masa ciudadana, si bien desconfiada del afán de lucro etiquetado para el mundo

empresarial del que provenía Piñera, abierta a metas superiores al desempeño de una coalición ya

desgastada tras décadas de gobierno (elecciones 2009-2010). El incumplimiento de tan altas

expectativas, inevitablemente ha producido esta importante ruptura, al no haber sustento afectivo ni

química entre mandantes y el Primer Mandatario88.

El Poder Judicial y otras instituciones como la Iglesia Católica, también han caído en el desprestigio,

sentido y preocupado por los mismos agentes a los que apunta, de forma rimada a cómo cien años

antes lo reconocían tristemente importantes partícipes del devenir político parlamentario. En

palabras del Presidente Piñera:

… estamos frente a una paradoja: nuestros ciudadanos demuestran un alto aprecio por la

democracia, pero también expresan una creciente desafección por la política. Y ésta es una

paradoja peligrosa, porque digámoslo fuerte y claro: no hay democracia sana con política

enferma89.

Privatización de la economía nacional. El segundo tópico, a juicio de los críticos, es consecuencia

evidente de la consolidación del neoliberalismo, impulsado desde mediados de los setenta por los

concertacionista motivó la suspensión de la sesión, pero los roces no terminan ahí, pues la diputada UDI Marta Isasi acusó públicamente que su colega María José Hoffman fue ofendida por Espinoza con términos de grueso calibre. Link disponible: [http://radio.uchile.cl/noticias/67306/]. Última visita: 03 de junio de 2013. 87 Encuesta CEP. Link disponible: [http://aquevedo.wordpress.com/2011/08/04/encuesta-cep-julio-2011-pinera-cae-a-solo-26-de-apoyo-y-53-de-rechazo/]. Última visita: 03 de junio de 2013. 88 TIRONI, Eugenio, ¿Por qué no me quieren? Del Piñera way a la rebelión de los estudiantes. 3era edición (Santiago, 2011. Uqbar editores), pp. 85-87. 89 Palabras del Presidente Piñera en conmemoración del Bicentenario, 15 de septiembre de 2010. Link disponible: [http://www.gob.cl/especiales/presidente-en-homenaje-del-congreso-la-riqueza-de-nuestro-pais-esta-en-nuestros-heroes-los-de-ayer-l/]. Última visita: 06 de junio de 2013.

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Chicago Boys90 , consistente en la privatización y consecutiva desnacionalización de importantes

bienes nacionales y recursos comunes, con los indeseables efectos aparejados.

En términos concretos, el proceso comienza con lo que Mario Góngora calificó como una acción

antiestatal del Estado mismo91, iniciada con la Declaración de Principios del Régimen Militar (1974),

que en virtud del principio de subsidiariedad estableció que las “sociedades o grupos mayores” no

debían absorber las funciones que los individuos o grupos intermedios podían por sí solos ejercer

eficientemente 92 . Concepción complementada con la libertad económica y la inviolabilidad del

derecho de propiedad que estableció la Carta Fundamental de 1980, ayudando a justificar el actuar

permanente de los discípulos de Milton Friedman desde dentro del Gobierno, que lograron en los

primeros años privatizar parcialmente campos como la Previsión (creación de las AFP) y los correos,

introducir la competencia en las universidades tradicionales (Ley General de Universidades. 1980),

hacer desaparecer el rol mediador del Estado en conflictos laborales y de protector de los derechos

individuales de los trabajadores (Plan Laboral. 1979 en adelante) y, en suma, eliminar el dirigismo

estatal93. Disminuyó el gasto público, actividades como la industria y la agricultura fueron dejadas a la

suerte del mercado, la administración de los establecimientos estatales de educación básica y media

fue entregada a las municipalidades, y las universidades estatales tradicionales quedan atadas al

autofinanciamiento, altamente endeudadas.

Años más tarde, y tras el breve paréntesis crítico de 1982, el proceso privatizador continuó: entre

1985 y 1989, el Estado de Chile se deshizo de 30 empresas, lo que equivalió a una pérdida cercana a

los 570 millones de pesos de hoy 94 . Innovación económica hecha en nombre de una libertad

invocada de modo paradójico, si pensamos que se desenvolvió en un ambiente restringido y de poca

transparencia, que pudo haber ayudado a agilizar la entrega de empresas estatales a los privados,

como argumenta María Olivia Monckeberg95.

90 Véanse los textos críticos de Mario Góngora (Ensayo histórico sobre la noción de Estado en Chile en los siglos XIX y XX), María Olivia Monckeberg (El saqueo de los grupos económicos al Estado chileno), Raúl González y Mariluz Trautmann (Chile en manos extranjeras), Tomás Moulian (Chile Actual: anatomía de un mito), Paul Walder, Armando Uribe, Jorge Lavandero, etcétera. 91 GÓNGORA, Mario, Ensayo histórico sobre la noción de Estado en Chile… op. Cit., p. 296. 92 Ibíd., p. 296. 93 Ibíd., p. 297-298. 94 MÖNCKEBERG, María Olivia, “El saqueo de los grupos económicos al Estado chileno”, en CORVALÁN, Luis, Centenario y Bicentenario. Textos críticos (Santiago, 2012. Editorial Usach), p. 523. 95 Ibíd., p. 527

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Con el fin de la Dictadura, el discurso electoral de la Concertación incluyó la promesa de “más

Estado” 96 . Que no encontró asidero en los hechos: junto con conservar las “transformaciones

positivas” logradas en los años anteriores, el llamado Crecimiento con Equidad, más allá de intentar

atenuar uno que otro indeseable efecto humano causado por la generalización del libre mercado (por

ejemplo, en materia laboral, tributaria y de salud), no ha dejado de avanzar por un rumbo ya trazado,

incluso con más dureza, con acuerdo de los partidos de Derecha, en el marco de la denominada

Democracia de los Acuerdos97. Las privatizaciones aumentaron considerablemente, a un punto tal

que con toda propiedad podemos hablar de la privatización de la economía chilena. Se cedieron al sector

privado bienes y recursos tan sensibles para el vivir diario de los chilenos como el agua potable, el gas

y la electricidad 98 ; estratégicos como servicios, puertos, transportes y telecomunicaciones; e

importantes contribuidores del crecimiento y la estabilidad económica, como el cobre y otros

minerales. Entregas que explican la creciente inversión del capital extranjero, facilitada además por la

desregulación de la telefonía móvil y fija, y los programas de concesiones en la construcción y

usufructo de carreteras y aeropuertos 99 , por medio de fusiones y adquisiciones de empresas ya

existentes (caso de empresas eléctricas), y de reinversiones de utilidades100.

Lo que en 1909 Tancredo Pinochet denunciaba respecto a los bancos, establecimientos comerciales,

industrias y empresas constructoras extranjeras, hace rima con lo que hoy está pasando. Como

observan Raúl González y Mariluz Trautmann, nuestra legislación ha seguido el camino del

favorecimiento desmedido de las inversiones foráneas, a través del Decreto Ley 600 (1974), que

estableció la no discriminación respecto de la inversión extranjera, y de los numerosos Tratados de

Libre Comercio suscritos con varios países, que otorgan grandes facilidades a la inversión extranjera,

también protegida por la competencia de los tribunales internacionales101.

96 WALDER, Paul, “Del neoliberalismo encubierto al libre mercado desatado”, en El Clarín. Firme junto al pueblo, de 23 de enero de 2010. Link disponible: [http://www.elclarin.cl/index.php?option=com_content&task=view&id=19931&Itemid=47]. Última visita: 03 de junio de 2013. 97 “Había una concordancia sobre lo que se debía hacer: había que cuidar las transformaciones positivas que se habían hecho en los años anteriores”. Testimonio de Ignacio Pérez, senador Renovación Nacional, reproducido en Documental Nuestro Siglo. Capítulo 8, 1990-1999 (Televisión Nacional, 1999). Link disponible: [http://www.youtube.com/watch?v=F7m0Xngyw3k]. Última visita: 09 de junio de 2013. Misma conclusión es abordada en MOULIAN, Tomás, Chile actual. Anatomía de un mito (Santiago, 1997. LOM Ediciones), p. 91. 98 GONZÁLEZ, Raúl y TRAUTMANN, Mariluz, “Chile en manos extranjeras”, en CORVALÁN, Luis, Centenario y Bicentenario. Textos críticos (Santiago, 2012. Editorial Usach), p. 650. 99 Ibíd., p. 650. 100 Ibíd., p. 651. 101 Ibíd., p. 652.

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Análisis aparte merecen las permanentes críticas que apuntan a una suerte de vinculación entre

política y negocios privados, pertinente para ayudarnos a cruzar el telón del proceso privatizador, que

dada su insistencia, continuidad y consagración, demuestra aguardar en sus bambalinas a decididos

mentores y gestores que así lo han permitido. En este sentido, las denuncias del ex senador Jorge

Lavandero respecto a la desnacionalización del cobre pueden resultar bastante explicativas:

Como la Concertación estaba muy apurada por llegar al poder, no fueron lo suficientemente

cuidadosos por decir lo menos, y transaron las cosas fundamentales con Pinochet. Los

elementos fundantes de un Estado como es la energía –fundamental para el desarrollo- quedó

al servicio del lucro y los privados. Los recursos naturales, renovables y no renovables, la

pesca, la madera, la química, los metales como el cobre, oro y plata, todo quedó en manos de

privados, protegidos con herramientas para que puedan evadir y eludir los impuestos…

La desnacionalización del cobre se produjo en los gobiernos de la Concertación102.

Resumiendo su propia historia en la de un luchador contra las empresas multinacionales y la

politiquería chilena que las respalda, en nombre de la libertad, la democracia y la justicia social103, en

los últimos años Lavandero ha expuesto y acusado la evasión tributaria de las empresas del cobre, los

mecanismos legales por los cuales la “transición pactada” optó por abortar la nacionalización del

cobre impulsada por Allende, y cómo la población chilena se ha visto con ello perjudicada:

Cualquier persona puede advertir, más allá de mis palabras, que se hicieron una cantidad de

reformas constitucionales, pero reformas sin importancia. Lo fundamental era permitir que el

Estado recuperara su función directriz y pudiéramos levantar todo el aparato social…

Desgraciadamente eso no se hizo y el Estado hoy no cumple ninguna función social. Lo único

que existe hoy es la caridad. La caridad comienza cuando no existe justicia104

Sus críticas colocan también en el centro de la polémica el fenómeno del lobby, presente en los

círculos del poder político, y que como sostienen Andrés Zahler y Juan José Soto, no se encuentra

suficientemente regulado, debido a la imposibilidad de conocer quiénes financian las campañas

electorales de los parlamentarios, la falta de un registro transparente de reuniones que se realicen

102 LAVANDERO, Jorge, “Ésta es una democracia ficticia, una aristocracia del dinero”, entrevista en El Ciudadano, de 14 julio de 2009. Link disponible: [http://www.elciudadano.cl/2009/06/14/8641/lavandero-dispara-contra-clase-politica-corrompida-por-las-mineras-esta-es-una-democracia-ficticia/]. Última visita: 03 de junio de 2013. 103 LAVANDERO, Jorge, Desde la cárcel. De cómo fui víctima de un complot y montaje político, judicial y comunicacional para silenciarme (Santiago, 2010. Ediciones Radio Universidad de Chile), p. 24. 104 LAVANDERO, Jorge, “Ésta es una democracia ficticia”… op. Cit.

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entre ministros y parlamentarios con ejecutivos de empresas o lobbystas, y la inexistencia de

sanciones a la negación o mala fe en la obligación legal de las autoridades de declarar su patrimonio e

intereses económicos y los de sus parientes 105 . En casos extremos como Mop-Gate, Toldos,

Publicam, Chiledeportes y otros, las ligazones entre política y negocios se han materializado

directamente en corrupción, implicando malversaciones de fondos públicos, conflictos de intereses,

cohecho, y uso de información privilegiada.

Persistentes desigualdades sociales. Por último, las voces que alarman sobre las persistentes

desigualdades del Chile Bicentenario, irrumpen como fuerza de confrontación a las exitosas cifras de

los últimos gobiernos en materias sociales. Es innegable que las políticas públicas del Estado en el

siglo XX (cobertura de servicios educacionales y de salud, construcción de viviendas,

institucionalidad laboral) han tenido un importante efecto en la búsqueda de un mayor bienestar en la

población nacional. No han pasado en vano, y como se expresó anteriormente, se han concretado en

disminuciones sustanciales de las tasas de morbilidad, mortalidad infantil y de analfabetismo, un

aumento histórico de la natalidad y la esperanza de vida, el crecimiento y consolidación poblacional

de la clase media, y una marginación sorprendente de la pobreza y de la indigencia, según las

periódicas encuestas CASEN (Encuesta de Caracterización Socioeconómica Nacional).

La perspectiva creada por la Encuesta CASEN es una de las tantas configuradas para definir y medir

el fenómeno de la pobreza, lo que ha desembocado en discrepancias. Así, por ejemplo, el economista

Marcel Claude acusa una falta de correspondencia de las cifras oficiales con la verdadera pobreza

nacional, calificándolas de “aberrantes y desquiciadas”106, al no considerar los altos costos que los

chilenos deben desembolsar para comer, vestirse, educarse, transportarse, etcétera. Las mismas

circunstancias, afirma Claude, nos dictan que una persona en Chile no podría vivir con menos de 250

mil pesos mensuales107.

Pero también se han constituido posturas que no se detienen en consideraciones materiales,

agregando factores que miden las posibilidades de desarrollar un proyecto de vida, como el acceso a

la tecnología y la integración (postura de Amartya Sen)108; y el nivel de dependencia de la estabilidad

105 ZAHLER, Andrés y SOTO, Juan José, “Lobby y políticas públicas”, en La Tercera (sección Ideas y Debates), de 01 de diciembre de 2011. 106 CLAUDE, Marcel, “Reducción de la pobreza”, en El Rastro, de 21 de julio de 2012. Link disponible: [http://marcelclaude.blogspot.com/2012/07/reduccion-de-la-pobreza.html]. Última visita: 03 de junio de 2013. 107 “… ¿cómo es posible alegrarse de que 150 mil chilenos hoy dejen la línea de indigencia (36 mil pesos mensuales) y estén “felizmente” entre esa cifra y 72 mil pesos por mes para vivir… Solo en trasporte (2 viajes por día solo para ir a trabajar) le consumen el 33% de esos ingresos, un kilo de pan cada tres día es un 14%”. Ibíd. 108 Véase postura de Amartya Sen, en CORREA, Sofía y RUIZ-TAGLE, Pablo, Ciudadanos… op. Cit., p. 309.

Page 31: Rimas Dieciocheras VERSIÓN FINAL

31

de las personas en relación a otros, como el capital físico (cualidades personales) y el capital social109.

Miradas que, si bien guardan en común definir el concepto de pobreza como un estado de privación

involuntaria, han permitido ampliarlo, e insertar de lleno criterios inmateriales, llegando incluso a

desplazar a los materiales. Como lo ha hecho, entre otros, Gabriel Salazar, quien en su análisis del

Chile actual habla de pobreza ciudadana110. No de aquella que comúnmente cabe en las estadísticas

oficiales y que caracteriza al típico niño harapiento y sin zapatos que pedía pedacitos de pan, o a la

vieja del saco que cargaba lechugas. Sino de aquella vivida por miles de sujetos a puertas cerradas y

dentro de sí mismos, y manifestada en una tensa confrontación de estos con las instituciones del

mercado111.

Estas últimas, promovedoras del consumo (a través de pautas que profundizaremos en el capítulo

siguiente) y facilitadoras del crédito (contrato de mutuo), una institución actualmente de fácil alcance

para sectores medios y bajos 112 , y causante del acorralamiento supuesto por el endeudamiento

(véanse caso La Polar), llevado a cabo por las instituciones de vigilancia del consumidor, altamente

eficientes para perseguir el cumplimiento forzado de las obligaciones crediticias (embargo y

realización de bienes), con el adicional alejamiento del insolvente de la comunidad de los clientes,

transformándolo en un indigno de confianza113. Inseguridades a las que se exponen una cantidad

cada vez mayor de familias chilenas, debido a la masificación abrumadora de las tarjetas de créditos

emitidas por las poderosas empresas del retail114, y especialmente las de menores ingresos, cuyos bajos

salarios, escasa educación financiera y el impacto indiscriminado de la ideología del consumo en sus

hogares, las hacen presa fácil de la letra chica (asimetrías de información), cláusulas abusivas, y la

estipulación de tasas de interés consideradas, por muchos expertos, usureras115. Condiciones que

hacen del cumplimiento del mutuo y de otros gastos frutos de la privatización de bienes

imprescindibles para su diario vivir (agua, electricidad) una despiadada carrera, corrida en el amplio

campo del empleo precario, informal, fragmentado e indefinido, que según Andrés Figueroa, es

predominante en la organización del trabajo del país, particularmente en empresas que buscan

109 Postura de autores que asocian la pobreza con vulnerabilidad, en CORREA, Sofía y RUIZ-TAGLE, Pablo, Ciudadanos… op. Cit., p. 309. 110 SALAZAR, Gabriel, “La verdadera pobreza de hoy” (entrevista realizada por María José Cabezas, de 01 de agosto de 2010), en Dolencias históricas de la memoria ciudadana… op. Cit., p. 111. 111 SALAZAR, Gabriel, Ser niño huacho… op. Cit., p. 96. 112 Sobre la democratización de crédito, véase MOULIAN, Tómas, El consumo me consume (Santiago, 1998. LOM Ediciones). 113 Ibíd., p. 46. 114 CORNEJO, Cristóbal, “En la ruleta del crédito, el mercado pone las balas”, en El Ciudadano, nº 84. Link disponible: [http://www.elciudadano.cl/2010/08/16/25528/en-la-ruleta-rusa-del-credito-el-mercado-pone-las-balas/]. Última visita: 03 de junio de 2013. 115 Ver estas causas del círculo vicioso del endeudamiento en Ibídem.

Page 32: Rimas Dieciocheras VERSIÓN FINAL

32

minimizar sus gastos en el aseguramiento de condiciones mínimas de seguridad para sus trabajadores,

reduciendo el rol de los sindicatos116. Y mientras las deudas familiares se acumulan progresivamente,

el riesgo de adentrarse en un mundo peligroso es inminente, cundiendo en muchos casos la

desesperación, la violencia intrafamiliar, y el consumo de drogas, y la delincuencia117. La intimidad

familiar se torna catastrófica.

Los altos índices de trastornos afectivos y ansiosos que existen en Chile son expresión de una

sociedad donde lo importante es la competitividad, el individualismo, el consumismo. Aquí las

personas nacen amenazadas por los problemas familiares, laborales, el acoso en el trabajo, el

daño medioambiental, el sistema político. Algunos seres son más vulnerables que otros y una

de las formas de manifestar ese malestar agobiante es a través de patologías mentales118.

Desintegración rimada a la experimentada por las familias populares en los ranchos y conventillos

urbanos de los albores del siglo XX.

La terca inequidad llega a doler hasta el peso de la vergüenza: la diferencia en la distribución de la

riqueza entre los quintiles más altos y más bajos de la sociedad chilena permanece entre una de las

más altas a nivel mundial119.

Habiéndonos situado en las perspectivas críticas y disgustadas de la sociedad chilena centenaria y

bicentenaria, los subcapítulos siguientes tratarán separadamente los problemas a los que se han

dirigido, con el objeto de determinar si las semejanzas expuestas son prueba de una continuidad

invariable del devenir nacional (como sostiene Salazar). O, de lo contrario, si éstas no son lo

suficientemente sustanciales para sobrepasar la peculiaridad y singularidad de los períodos históricos.

E) Cuestionamientos y falta de representatividad del sistema político como quinta

semejanza.

En el aspecto político, en ambas épocas se ha evidenciado una notoria falta de representatividad del

sistema institucional, derivada de la concentración de poder. Mientras el sistema político de los albores del

116 FIGUEROA, Andrés, “¿En qué condiciones trabajan los chilenos?”, en La Haine, de 5 de septiembre de 2010. Link disponible: [http://www.lahaine.org/index.php?p=47741]. Última visita: 06 de junio de 2013. 117 SALAZAR, Gabriel, “El pobre de hoy es el flaite”… op. Cit., p. 132. 118 ZAMORA, Sergio, “Santiago es la ciudad más enferma del mundo”, en El portal del centro. Link disponible: [http://elcerro.com.uy/index.php?option=com_content&view=article&id=490:santiago-es-la-ciudad-mas-enferma-del-mundo&catid=110:la-otra-cara-de-las-noticias&Itemid=127]. Última visita: 17 de julio de 2013. 119 CORREA, Sofía y RUIZ-TAGLE, Pablo, Ciudadanos en Democracia… op. Cit., p. 312.

Page 33: Rimas Dieciocheras VERSIÓN FINAL

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siglo XX era criticado por ineficiente y concentrado en una imponente oligarquía perpetuada en el

poder gracias al control electoral que pudo despojarle al Poder Ejecutivo tras las reformas políticas y

la coyuntura de 1891, el actualmente vigente lo es por estar manipulado por un conglomerado

político-empresarial 120 , que consintiendo en el rol político (democracia protegida) y económico

(reformas neoliberales) de la Constitución, ha proyectado el rol de las transacciones cívico-militares

de fines del siglo pasado. Generando importantes cuotas de deslegitimación, patentes en el profundo

desprestigio de la política, los partidos y el conjunto del orden institucional, asociado a la corrupción

y al predominio de intereses particulares, como sostiene Luis Corvalán Márquez121.

Tomando en consideración las importantes diferencias entre los sistemas institucionales vigentes, y

las ideologías envueltas en las críticas emitidas, no es posible equiparar completamente el desprestigio

político actual con el existente en la sociedad centenaria y, por lo tanto, hablar de una continuidad del

mismo fenómeno.

a) Sociedad centenaria. Dentro de la variedad crítica del sistema político proto parlamentario,

sobresale con creces la escuela historiográfica conservadora, que de Alberto Edwards en adelante (la

Fronda Aristocrática), ha propagado la leyenda negra del parlamentarismo chileno, a la que ha adherido

buena parte de los historiadores chilenos. Pero que, como bien observa Pablo Ruiz-Tagle, tiene

como base un componente más ideológico que real: la reivindicación del régimen portaliano

autoritario122, palpable en quienes aún añoraban el autoritarismo de la época de Montt, Santa María y

Balmaceda, al ser coincidente con una perdurable estabilidad que distinguió a la institucionalidad

chilena en el contexto latinoamericano decimonónico. Y constatable en una minuciosa observación

de los postulados de la escuela conservadora, basados en una comparación con la realidad política

norteamericana123 y, en mi impresión, carentes de comparación crítica con otras épocas de la realidad

política chilena, encerrando excesivamente las falencias reprochadas en la época parlamentaria, como

lo fue la inestabilidad ministerial124, y la cuestión social125, entre otras.

120 En palabras de Luis Corvalán Márquez, una oligarquía “productivista, la que se estructura en grupos económicos de carácter oligopólico, mediante paquetes accionarios, lo controla todo: producción, servicios, medios de comunicación, etc”. CORVALÁN, Luis, Centenario y Bicentenario. Textos críticos… op. Cit., p. 907. 121 Ibíd., p. 911. 122 RUIZ-TAGLE, Pablo, “El constitucionalismo chileno: entre el autoritarismo y la democracia”… op. Cit., p. 110. 123 Ibíd., p. 110. 124 Así, por ejemplo, Julio Heise ha demostrado que la rotativa ministerial entre 1891 y 1925 no alcanzó mayor desarrollo ni gravedad que la observada antes de 1891, y que bajo el presidencialismo criollo (1925-1973) se agudizó de manera alarmante, siendo el sistema que rompió el equilibrio entre poderes públicos. HEISE, Julio, Historia de Chile. El período Parlamentario, 1861-1925. Tomo I (Santiago, 1974), p. 286, 297. 125 Véase Labradores, Peones y Proletarios. Obra en que Gabriel Salazar describe el desgarramiento y empobrecimiento de los sectores populares, a partir de una dura opresión social, cultural y moral, durante todo el siglo XIX. Permitiéndonos

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Sencillas pinceladas con las que queda claro que falta mucho por escribir y evaluar respecto al

período, y ponderar como un enorme mérito del sistema proto parlamentario la consagración de las

libertades públicas, el equilibrio de poderes y la apertura del debate pluripartidista, que durante el

período alcanzaron niveles inéditos, y de cuya efectividad derivó una mayor competitividad del

sistema político, que permitió la entrada de grupos sociales e ideológicos que, junto con llegar a

desafiar políticamente a la elite tradicional126, lograron canalizar sus demandas por la vía institucional.

b) Sociedad bicentenaria. Muy por el contrario, las principales críticas dirigidas al actual

modelo institucional, sin perjuicio de la heterogeneidad ideológica y de propuestas que las envuelven,

concuerdan en su falta de correspondencia con un régimen verdaderamente equilibrado y

representativo. Mismo modelo que debe su origen y discurso, precisamente, a la imagen negativa del

período parlamentario creada por la escuela historiográfica conservadora, como argumenta Sofía

Correa127, lo que da cuenta de una situación inversa a la acaecida durante los albores del siglo XX, en

que la restitución del autoritarismo portaliano se vislumbraba por buena parte de los críticos como

solución. Si en 1910 a muchos aquejaba la inoperancia, la inestabilidad ministerial y la falta de

hombres vigorosos, en el 2010 lo hace la debilidad de los existentes contrapesos al poder del

Gobierno 128 , y su incapacidad de sintonizar su discurso con las nuevas necesidades de la

ciudadanía129. Problemas que, no obstante su gravedad, no pueden opacar el inmenso avance que

significaron las reformas electorales que en el siglo XX otorgaron el derecho a sufragar a una

cantidad sustancialmente mayor de chilenos.

Profundizada la comparación entre ambos Chile en el aspecto político, es evidente que las respectivas

crisis de representatividad no resultan completamente análogas, al originarse en discursos, y dirigirse

a problemas y grupos dominantes sustancialmente distintos. Quedan, por tanto, reducidas a meras

rimas.

suponer que el problema social no resulta exclusivamente imputable a la falta de políticas públicas en los albores del siglo XX. 126 CORREA, Sofía, Con las riendas del poder… op. Cit., p. 30. 127 CORREA, Sofía, “El Congreso durante el parlamentarismo”… op. Cit., p. 155-156. 128 “El Poder Ejecutivo, fortalecido en nombre de la eficacia, se rodea de tecnoburocracias que buscan reemplazar el poder del Parlamento… no creemos que este congreso tenga todas las facultades que le correspondan en una democracia moderna, ni siquiera las que tenía en el pasado. Ciertos desequilibrios entre los poderes del Estado conspiran contra la expresión plena de lo que debe ser un Congreso”. Palabras de Gabriel Valdés, en Ibíd., p. 158. 129 VALENZUELA, Arturo, “Crisis de Representación y Reforma Política en Chile”… op. Cit.

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F) Fuerte influencia económica y cultural extranjera como sexta semejanza.

Tanto en la sociedad centenaria como la bicentenaria, el peso ejercido por el factor externo es

fundamental. Tanto por la importante presencia de entidades privadas extranjeras en lo económico,

como por apego y admiración por costumbres y modelos extranjeros en lo cultural. Aspectos que pasamos a

revisar conjuntamente.

a) Sociedad centenaria. Como exponía –a modo de denuncia- Tancredo Pinochet, en 1910 el

capital europeo (principalmente inglés y alemán) ejerció influjo en todos los importantes resortes de

la economía chilena, desde la explotación y comercialización mundial del salitre (Gibbs & Company)

hasta la industria, el comercio, el negocio bancario, y la construcción de servicios y obras públicas.

En lo cultural, la acogida de los cánones europeos fue notoria, especialmente en el mundo

aristocrático, abarcando métodos de enseñanza, costumbres cotidianas (modas de vestir, perfumería,

mueblería, bailes), conocimiento (lectura de intelectuales europeos), estilos arquitectónicos

(remodelación del centro de Santiago al estilo europeo hacia 1870, barrios residenciales de la década

de los 20), la modernización y disciplinamiento de las fuerzas armadas (principalmente atribuible a

los alemanes) y un frecuente anhelo por atravesar el Atlántico y llegar a París, Londres u otras

ciudades, etcétera.

Tendencias y apegos que, según Corvalán Márquez, ponen en evidencia la carencia de espíritu

nacional de la oligarquía chilena 130 , adhiriendo a los postulados de la intelectualidad crítica del

Centenario, ya expuestos. Y de cuya lectura se desprende una fuerte reivindicación nacionalista, que

pese a tener el mérito de recoger graves problemas producidos a propósito de la intervención

foránea, en mi opinión menosprecia los enormes avances materiales y culturales afianzados con

ayuda de ésta, al suponer exageradamente, en algunos parajes, que dicha intervención, en virtud de

los intereses privados que la motivan, es siempre perniciosa para la sociedad131 y la identidad cultural

nacional 132 . Como queda visible en el análisis crítico sobre el aprovechamiento de las riquezas

salitreras, de las que, supuestamente, sólo obteníamos “pingües entradas que producen las aduanas”,

130 CORVALÁN, Luis, Centenario y Bicentenario… op. Cit., p. 908. 131 “¡Pobre país; hermosa rapiña para los fuertes! Y así vienen, sí se dejan caer sobre nosotros; las inmensas riquezas de nuestro suelo son disputadas a pedazos por las casas extranjeras y ellos viendo la indolencia y la imbecilidad troglodita de los pobladores del país, se sienten amos y les tratan como a lacayos, cuando no como a bestias… Vengan los cuervos. Chile es un gran panizo. A la chuña, señores, corred todos, que todavía quedan migajas sobre la mesa ¡Es algo que da náuseas!”. HUIDOBRO, Vicente, “Balance Patriótico”… op. Cit., p. 311-312. 132 “Nuestro Gobierno, nuestras instituciones educativas i casi en jeneral nuestra clase alta parecen manifestar hondo empeño en el decaimiento de los intereses nacionales i de los ideales nacionales para ser suplantados por intereses e ideales estranjeros”. PINOCHET, Tancredo, La conquista de Chile… op. Cit., p. 74.

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36

en palabras de Valdés Canje133, menospreciando la enorme repercusión de éstas en el crecimiento

económico y las transformaciones sociales. El impuesto cobrado, como ya se mencionó, fue

importante e inédito para una época en que reinaba el paradigma liberal, y permitió el

enriquecimiento de las arcas fiscales, y el consiguiente crecimiento del espacio público, a través de

servicios públicos, correos, colegios y kilómetros de líneas telegráficas y férreas. Obras materiales en

que, más allá del aporte material emitido por las entidades privadas extranjeras, expandieron la

presencia del Estado.

Al mismo tiempo, la influencia cultural extranjera, a pesar de haber despojado a sus receptores cierta

singularidad y originalidad fue, durante todo el siglo XIX fundamental en la génesis de la república

chilena. Particularmente en el área educativa (rol de docentes extranjeros en la creación de la

Universidad de Chile, abundantes publicaciones e investigaciones), y política (doctrina republicana),

entre otras.

b) Sociedad bicentenaria. En el 2010 ha sido el capital financiero (predominantemente

norteamericano) el que, en virtud de los Tratados de Libre Comercio, las concesiones, y la

privatización y desnacionalización en general, ha logrado tener preponderancia incontrarrestable en el

sistema económico, manipulando bajo criterios mercantiles parte considerable de la venta del cobre y

otros minerales, la explotación y exportación de los productos marinos y la agricultura, y la

distribución de importantes bienes de consumo como agua, electricidad, gas, entre otros.

Paralelamente, la actual dimensión cultural se ve principalmente coloreada por costumbres y modelos

principalmente provenientes de la cultura norteamericana, gracias a la apertura material del país y a la

masificación de canales a través de los cuales puede ser observada y admirada por millones

(principalmente televisión, cine, publicidad y comercio)134. Una cultura común a distintas partes del

mundo, influencia de medios tecnológicos que permiten las nuevas formas de comunicación.

La interrogante relativa a la continuidad de estos fenómenos será respondida en el siguiente capítulo,

en que se analizarán, con mayor profundidad, los alcances de la Cultura Globalizada.

133 VALDÉS CANJE, Julio, Sinceridad… op. Cit., p. 177. 134 Véase argumento crítico en WALDER, Paul, “Relaciones económicas Chile-EEUU”, en Punto Final, edición Nª 729, de 18 de marzo de 2011. Link disponible: [http://www.puntofinal.cl/729/neoliberalismo.php]. Última visita: 03 de junio de 2013.

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G) Importante desigualdad social como séptima semejanza.

Por último, en ambos períodos han emergido voces de alarma sobre la preocupante y abismante

desigualdad social.

a) Sociedad centenaria. En 1910 se hablaba de Cuestión Social, para apuntar a las penosas

condiciones sociales en que vivían marginados los sectores sociales que habían migrado de los

campos a las principales ciudades y oficinas salitreras, encontrándose con la precariedad del trabajo,

las enfermedades, el alcoholismo, y la prostitución.

b) Sociedad bicentenaria. En tanto, en el 2010 se habla de una pobreza subjetivada, marcada

por la vulnerabilidad en lo familiar, laboral y delictivo, ocultada por la bonanza crediticia y el

hedonismo consumista, pero fuertemente expresada en la violencia psicológica, la inestabilidad

familiar y la precariedad laboral.

Pese a constituir fenómenos de continuidad indiscutible entre la sociedad centenaria y la sociedad

bicentenaria, la pobreza y la desigualdad no resultan completamente visibles bajo los mismos

factores, ni atribuibles a los mismos fenómenos del ayer y el hoy. Respecto a la pobreza, es

imprudente el desconocer que el nivel de bienestar de la población en estos cien años ha mejorado

profundamente en los últimos años135. Por lo que, tal y como quedó de manifiesto anteriormente,

para definir la pobreza como un grave problema social de fondo, sus criterios definitorios han sido

radicalmente cambiados, apuntando actualmente a aquellas dificultades que aún no han sido

reducidas –y hasta cierto punto, permitidas como costo del sistema socioeconómico imperante-, y

que se desarrollan, preferentemente, en la privacidad de las familias. Si en 1910 resultaba para

muchos indignante la inexistencia de la legislación social, en el 2010 lo es la incapacidad de la

actualmente existente para garantizar el bienestar de los trabajadores; si en 1910 se vislumbraba como

inadmisible la inexistencia de políticas de salubridad pública, en el 2010 exaspera la desigual

distribución de sus servicios.

En relación a la desigualdad, no obstante la referida disminución de la antigua pobreza material, las

cifras de desigualdad social nacional siguen abruptamente altas y sobresalientes a nivel mundial,

además de crecientes en las últimas décadas. Tendencia que, a mi juicio, en buena parte se explica por

la imposición del paradigma neoliberal, y la consiguiente irrupción de grandes organizaciones

135 “el Chile de hoy, más allá de sus falencias y falta de oportunidades, de la obstinada desigualdad que se perpetúa, es un país mucho mejor que el que existía hasta antes de 1973”. NAVIA, Patricio, Las grandes alamedas. El Chile post Pinochet… op. Cit., p. 43.

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38

empresariales, que en provecho de la desregulación estatal, logró concentrar incalculables ganancias

económicas, a partir de importantes recursos económicos como el cobre, y de numerosos bienes

destinados al consumo diario, lo que se ha concretado en importantes cuotas de abuso e inequidad.

En síntesis, la pobreza contemporánea no resulta completamente equiparable a la del Chile antiguo,

estando en presencia de pobrezas más bien rimadas. Y en cuanto a la desigualdad, no obstante ser un

continuum de todo el siglo XX, e incluso de toda la historia de Chile, su actual mantención en buena

parte se explica por la desproporcionada irrupción del dogma neoliberal, ausente durante el

Centenario.

*****

Semejanzas numerosas y potentes entre el Chile antiguo con el Chile actual. Deducibles con ayuda

del testimonio crítico y pesimista, en permanente observación de los problemas políticos,

económicos, sociales y culturales existentes, y causantes de la rima entre la lectura de una y otra.

Pero, a su vez, incapaces de escapar de la singularidad de cada época, al originarse mayoritariamente

en factores diversos –crecimiento económico, pesimismo circunstancial, crisis de representatividad

de la clase política, pobreza-, sin perjuicio de la pervivencia de ciertas continuidades –dependencia

económica y cultural del comercio exterior, desigualdad-. Primera parte de nuestro balance, con la

cual la postura cíclica, presentada inicialmente, comienza a ser puesta en duda.

II. Convulsiones globalizadas.

Expuestas y profundizadas las rimas entre la sociedad centenaria y la sociedad bicentenaria, y

efectuado el análisis sobre la eventual continuidad de éstas a lo largo del siglo XX caso a caso,

pasamos a revisar sus principales rasgos diferenciadores, midiendo su profundidad. Lo que nos

permitirá determinar, con toda propiedad, la preponderancia de la continuidad o de la singularidad

temporal de las épocas en estudio.

A modo introductorio, cabe mencionar las diferencias que pueden deducirse, a simple vista, del

apartado anterior: mientras que en 1910 regía en Chile un sistema proto parlamentario, en la

actualidad lo hace un sistema presidencial, instalado por un Régimen Militar que, en parte, recogió la

crítica dirigida a la institucionalidad liberal parlamentaria de inicios de siglo, y que por tanto buscó

reivindicar un régimen portaliano autoritario; así como en 1910 el crecimiento económico giraba en

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torno a la explotación y exportación del salitre, hoy lo hace en base a la explotación y exportación del

cobre y de otros productos no tradicionales, no obstante su creciente Terciarización interna

(comercio y servicios, principalmente); en el aspecto demográfico, el sociedad centenaria está

marcada por un predominio de la población rural, en transición a la migración a los polos urbanos y

la pampa salitrera del Norte Grande, hasta la abrupta irrupción de la Gran Depresión en Chile

(1931), con el resultante cierre de las oficinas, que obligó a la población pampina a trasladarse

masivamente a la Zona Central, principalmente a Santiago y otras urbes, todas enfrentadas a un serio

problema habitacional. La irrecuperable crisis del latifundio motivó la continuidad del fenómeno, y

en la década de los cuarenta la población urbana supera a la rural por primera vez en la historia de

Chile, hasta llegar al abismante contraste actual, con un 80% de la población urbana versus un 20%

de la rural, como consta en el Censo del 2002; por último, ambos Chile deben ser separados por los

sustanciales logros obtenidos en materia de salubridad a lo largo del siglo.

A) Nuevos tiempos, nuevos problemas.

El estudio del Chile del siglo XXI no puede prescindir del análisis de ciertos problemas y conflictos

que le son peculiares, inexistentes –a lo sumo, menores- hace cien años atrás –época que también

cuenta con conflictos propios, actualmente resueltos, como la cuestión religiosa, las demandas por la

creación de nuevas instituciones, etcétera-, entre los cuales merecen destacarse:

a) Educación y salud. No obstante constituir áreas indudablemente sensibles e infaltables para

el pleno desarrollo e integridad de las personas, en los hechos la inserción y consolidación de la

privatización y de las reglas del libre mercado en la educación y la salud han significado, por un lado,

un achicamiento del rol del Estado como garante de la calidad de los servicios públicos en que se

prestan (accesibles para la gran mayoría de la población), y por otro una priorización en su acceso,

tendiente a privilegiar a quienes puedan pagar por ellos, deviniendo en privilegios y no en derechos.

Educación. Las reformas estructurales de los años ochenta vinieron a introducir la noción

mercantil de “competencia” a las instituciones tradicionales de la educación 136 , incentivando la

formación de establecimientos de educación superior privados competidores; disminuyendo

sustancialmente el gasto público, obligando las universidades públicas a buscar financiamiento de sus

alumnos137; y entregando la administración de los establecimientos públicos de educación básica y

media a las municipalidades. El efecto, como asevera la crítica, ha sido el siguiente: el deterioro de la

136 GÓNGORA, Mario, Ensayo histórico… op. Cit., p. 297. 137 Ibíd., p. 300.

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calidad de la educación básica y media pública municipalizada (dados los frecuentes problemas

económicos de las municipalidades) ha impedido a sus alumnos competir frente a aquellos

provenientes de colegios particulares pagados y particulares subvencionados, mejor preparados y

evaluados en las pruebas de medición SIMCE y PSU, y por ende mejor posicionados para acceder a

establecimientos superiores de mayor calidad (universidades tradicionales, en especial la Universidad

de Chile y la Universidad Católica), mientras que aquellos que no logren resultados satisfactorios

quedarán a merced de las atractivas ofertas publicitarias de las universidades privadas, evidentemente

centradas en atraer demanda, exhibiendo campus o becas, y no información relativa a la

empleabilidad o remuneraciones de la carrera, haciendo de éste un mercado poco transparente, con

consumidores con poca certeza sobre la calidad de lo ofrecido. Los altos aranceles deben ser pagados

a través de créditos con tasas de interés altamente usureras, a cambio de un producto, muchas veces,

no concordante con su sacrificio económico.

Es así como la libertad de elegir se halla limitada, frente a una fuerte competencia en que una

educación de calidad resulta cara, y la insatisfacción termina castigándose con la frialdad y la falta de

criterio en la oferta publicitada de las universidades privadas, donde el lucro, tal y como se ha

denunciado, ha sobrepasado los límites legales (caso Universidad del Mar). La segregación generada

en todos los niveles es enorme: actualmente el sistema educativo chileno es, socialmente, uno de los

más segregados del mundo.

Salud. sin perjuicio de los gigantescos triunfos obtenidos por el sistema público de salud

nacido y crecido a lo largo de todo el siglo138, las políticas públicas del Régimen Militar marcaron una

radical involución de las bases del Estado de Bienestar en materia de seguridad social y salubridad

pública139, que se materializó en la reducción del intervencionismo estatal y el levantamiento el libre

mercado, quedando los mejores servicios disponibles sólo para aquellos que pudieran costearlos,

mientras la salud pública debió asumir el desafío de atender a la mayoría poblacional con recursos

estatales bastante reducidos.

Tendencia que en los últimos años no ha cambiado sustancialmente: según un informe de la OMS de

2009, la inversión en salud en Chile cayó a un 5,3% del PIB en 2006 respecto del 6,2 que registraba

138 Proceso que se explica por variados factores, entre los cuales sobresalen: los cambios de paradigmas en materia de higiene; el mejoramiento de las medidas sanitarias con ayuda del agua potable y el sistema de alcantarillado urbabo, el lavado de alimentos y la recolección de basura; las campañas de vacunaciones masivas, fuertemente impulsadas durante buena parte del siglo XX; la implementación de políticas de control de natalidad, más su seguimiento profesional, asegurado por el Estado; la alimentación asegurada, etcétera. 139 FIGUEROA, Andrés, “La crisis de la salud en Chile”, en Diario Uno, del 20 al 26 de junio de 2010. Link disponible: [http://www.g80.cl/noticias/columna_completa.php?varid=8735]. Última visita: 04 de junio de 2013.

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en 2000140. Lo que ha sido tremendamente perjudicial para los más vulnerables, que además de la

deficiencia de la salud primaria a la que pueden acceder, la falta de camas y de recursos humanos

(médicos y enfermeras), y las penosas listas de espera que pueden llegar a durar años, deben sortear

las limitaciones del sistema AUGE, la deficiencia del sistema FONASA en comparación a las

privadas ISAPRES, y las falencias de un mercado de medicamentos poco seguro, dada su escasa

cobertura, desequilibrada distribución de establecimientos de venta (mientras en Santiago se halla una

farmacia tras otra, hay comunas sin establecimiento alguno), y su concentración: un oligopolio

formado por tres cadenas de farmacias, que maneja el 95% del mercado141. El mismo que desde el

año 2008 se ha visto envuelto en acusaciones por abuso de posición dominante, acogidas por el

Tribunal de Defensa de la Libre Competencia y ratificadas por la Corte Suprema, frente a un público

consumidor empoderado e indignado (protestas en las farmacias), perplejo ante la intromisión de la

frialdad mercantil en la distribución de productos tan esenciales en el cuidado de su bienestar físico y

psíquico.

b) Problema medioambiental. También ha adquirido particular fisonomía el problema

medioambiental, universal y preocupante en toda la comunidad mundial, muy especialmente desde la

década de los setenta, cuando la ONU emitió las primeras alarmas sobre su alcance, gravedad e

incidencia en la integridad de todo el planeta, la biodiversidad y el bienestar humano, principalmente

causado por el imparable desarrollo material de las naciones, que ha incluido la creación y

crecimiento de establecimientos humanos en desmedro de amplios espacios virginales naturales, la

sobreexplotación ejecutada por Estados y grandes empresas, cuyos métodos no han discriminado

entre la diversidad de la flora (talado de bosques) y fauna (pesca industrializada, caza y crianza masiva

de especies avícolas, bovinas y porcinas), entre recursos renovables y no renovables, y el uso

indiscriminado y nocivo de técnicas y recursos para el impulso de las actividades económicas,

principalmente del área industrial, del que devienen graves externalidades como la degradación de

espacios aledaños, y el deterioro de la salud de las personas.

En Chile, si bien las denuncias a este tipo de problemas pueden apreciarse desde mucho antes -

pasando por las investigaciones de Ignacio Domeyko sobre la explotación abusiva de los bosques del

Norte Chico para el funcionamiento de las grandes faenas mineras argentíferas como Chañarcillo y

Tres Arcos durante el siglo XIX, y los testimonios que narran cómo la acción humana en la

Patagonia contribuyó a la destrucción de tres millones de hectáreas de espesas selvas, durante la

140 Ibíd. 141 Sobre problemas del mercado de medicamentos, véase SEPÚLVEDA, Cecilia, “Fármacos: mercado sin regulación”, en La Tercera, de 10 de septiembre de 2012.

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primera mitad del siglo XX142, entre otros sucesos-, el drama medioambiental se consolida como

problema nacional en la opinión pública durante las últimas décadas del siglo XX, cuando se

avizoran con más temor las enormes externalidades derivadas del crecimiento económico. Como lo

ha demostrado la contaminación urbana, producto del funcionamiento indiscriminado de las

industrias, el uso de chimeneas y la masificación de automóviles y otras tecnologías, movilizando la

dictación de decretos de emergencia ambiental (en Santiago, desde 1990 en adelante), la restricción

vehicular, y la planificación de los servicios públicos para la prevención y tratamiento de

enfermedades respiratorias.

El levantamiento de magnos proyectos industriales, como centrales hidroeléctricas, termoeléctricas y

refinerías en los últimos años, ha sido permanentemente denunciado por organizaciones

ambientalistas y por la ciudadanía, dados los devastadores daños naturales y humanos causados.

Destrucción del hábitat de la flora y fauna locales, contaminación del agua potable, emisión de gases

tóxicos, daños irreversibles de los suelos naturales y tala de bosques, han sido los principales costos

que la biodiversidad ha debido asumir como parte del desenfrenado progreso humano. Motivando

protestas callejeras desarrolladas a nivel nacional y en el extranjero en contra de semejantes

proyectos. Como ha ocurrido con Hidroaysen, iniciativa polémicamente aprobada por una Comisión

de Impacto Ambiental en mayo del 2011, y a propósito de la cual el profesor Manfred Max-Neef

manifestó una profunda inquietud, en carta dirigida al Presidente Sebastián Piñera:

¿Está usted dispuesto a cargar en su consciencia el que bajo su presidencia se haya aprobado el

más brutal Megaproyecto de la historia de Chile, en cuanto a sus devastadores impactos

ambientales, sociales y culturales?

¿Imagina usted el infierno de impacto social y cultural que significará para los asentamientos

humanos de la región vivir diez o doce años rodeados de megamaquinarias y de miles de

trabajadores no locales destruyendo y devastando su entorno, su cotidianeidad, sus costumbres

y su tranquilidad familiar? ¿Está usted dispuesto a cargar eso en su conciencia?...

142 “El valle es ancho y fértil; a lo mejor fue antes aún más hermoso, cuando tenía bosques que con su verdor le daban vida al paisaje. Pero el fuego y el hacha han destruido la belleza de los valles patagónicos y occidentales. Gigantescos troncos secos de coigüe alzan sus brazos acusadores al cielo”. GROSSE, Juan Augusto, Expediciones en la Patagonia Occidental: hacia la carretera austral (Santiago, 1990. Editorial Andrés Bello), p. 85

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De concretarse la construcción de dicha línea, Chile podrá sentirse “orgulloso” de haber

generado la cicatriz más grande del planeta. ¿Cabría tal “orgullo” en su conciencia?143

Problemas y conflictos adicionales como las protestas por reivindicaciones territoriales de las

comunidades mapuche en el sur del país –rodeadas por importantes hechos de violencia, como

atentados incendiarios a fundos y camiones, huelgas de hambre, y una contestación policial que ha

cobrado la vida de comuneros como Matías Catrileo, Jorge Suárez, Edmundo Lemun, Juan Collihuin,

entre otros-; serios cuestionamientos al funcionamiento de la justicia y de la actuación de fuerzas de

seguridad (véanse denuncias por la represión policial en las protestas); el debate jurídico-valórico

relativo al aborto, la igualdad de género y el consumo de marihuana; la excesiva centralización

política, económica, poblacional y cultural de Santiago en desmedro de las regiones –véase caso

Aysén. 2011-, y otros, tienden también a particularizar nuestros desafíos y nuestro tiempo, en

relación a otras épocas de la historia de Chile.

B) Una cultura para todos.

Dejo para el final el rasgo diferenciador que, en mi impresión, es el más esencial para comprender las

peculiaridades de nuestra era y de los problemas previamente abarcados, y por tanto el más crucial

para separarla de la sociedad centenaria: el predominio de una Cultura Globalizada, perteneciente a lo

que Mario Góngora denominó en la década de los años ochenta Civilización de Masas, a partir de la

lectura de intelectuales tan antiguos –visionarios- y diversos -coincidentes- como De Tocqueville,

Burckhardt, Nietzsche, Ortega y Gasset, Jaspers, Heidegger, Riesman, entre otros144. Afianzada en el

mundo occidental a lo largo del siglo XX145, y en el caso de Chile, siguiendo a Góngora, comenzando

con las planificaciones globales impulsadas de 1964 en adelante, que nos permiten hablar de un

continuum entre los gobiernos de la Democracia Cristiana (Eduardo Frei), la Izquierda (Salvador

Allende) y el Régimen Militar (Augusto Pinochet). Pues no obstante la heterogeneidad y el alto grado

de confrontación de estas fuerzas políticas que sobrepasaron los muros del Parlamento y del diálogo

143 MAX-NEEF, Manfred, Carta al presidente Piñera del Prof. Dr. h. c. Manfred Max-Neef. Por Campaña Patagonia Sin Represas, de 10 de Mayo del 2011. Link disponible: [http://www.patagoniasinrepresas.cl/final/carta-al-presidente-pinera-del-prof.-dr.-h.-c.-manfred-max-neef.php]. Última visita: 17 de julio de 2013. 144 GÓNGORA, Mario, “Civilización de Masas y Esperanza”, en Civilización de Masas y Esperanza y otros ensayos (Santiago, 1987. Editorial Vivaria), p. 97-99. 145 No obstante el diagnóstico prematuro de algunas de sus manifestaciones, como lo hizo De Tocqueville en La Democracia en América en relación a Estados Unidos durante el siglo XIX. Véase GARÍN, Renato, Después de la República. Para un republicanismo del siglo XXI (Santiago, 2010. Instituto Democracia y Mercado), p. 93-94.

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político racional en general146, las reformas que impulsaron, igualmente estructurales, tendieron a

cambiar para siempre la realidad nacional, para dar crisis, según Góngora, a la idea de Estado en

Chile147.

Ciertamente, la idea sobre la noción de Estado en Chile, no obstante las críticas, tiene el mérito de

diagnosticar continuidad entre estos drásticos cambios que apuntaron a un mismo objetivo: la

superación del Chile tradicional, que Jocelyn-Holt denomina Antiguo Régimen, para ir en camino a

una sociedad plenamente moderna 148 . De la concentración del poder en un grupo aristocrático

tradicional a su dispersión por las masas democráticas; del modelo patronal-rural al caudillismo

político; de la estabilidad, la racionalidad y el pragmatismo al descontrol. En palabras de Jocelyn-

Holt,

Durante la década de los 60 y 70, y de ahí en adelante, todo habría de cambiar. Entramos en el

período más convulsionado de nuestra no muy larga historia. Nada antes se compara con estos

últimos treinta años. Ni en densidad, dramatismo, sorpresivos desenlaces, para qué decir

euforia y desmadre, vértigo y desgarro, miedo y parálisis, ira y desesperanza149 (las cursivas son

mías).

Asimismo, la intervención militar puede entenderse como muestra del deseo por borrar y reiniciar

todo. Como sostiene Tomás Moulian, el bombardear el Palacio de Gobierno el 11 de septiembre, sin

necesidad de hacerlo, expresó la voluntad de la “dictadura revolucionaria capitalista” de hacer tabla

rasa, de crear un nuevo Estado sobre las ruinas del precedente150. Tradiciones versus utopías.

¿El resultado? El fin del latifundio como modo de orden social, el extremismo de las posturas en la

política chilena151, el paso de la violencia política popular al más puro terrorismo de Estado, cuyas

secuelas aún parecen inertes en la población 152 , y la instalación de un imparable deseo

modernizador153, por la vía de la constitución del libre mercado y, por tanto, de amplias vías arteriales

por las cuales, sin trabas ni resistencia corporal, podrá ingresar el flujo cultural del mundo occidental

146 Sobre la violencia política, véase SALAZAR, Gabriel, Violencia Política Popular en las Grandes Alamedas. Santiago, 1947-1987 (Santiago, 2006. LOM Ediciones). 147 GÓNGORA, Mario, Ensayo histórico sobre la noción de Estado en Chile… op. Cit., p. 305. 148 JOCELYN-HOLT, Alfredo, El Chile perplejo. Del avanzar sin transar al transar sin parar (Santiago, 1998. Planeta/Ariel), p. 249. 149 Ibíd., p. 255. 150 MOULIAN, Tomás, Chile actual. … op. Cit., p. 30. 151 SALAZAR, Gabriel, Violencia Política Popular… op. cit. 152 Véase argumento en HUNNEUS, Carlos, Chile… op. cit. 153 JOCELYN-HOLT, Alfredo, El Chile perplejo… op. cit., p. 225.

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moderno, sujeto a paradigmas cada vez más uniformes, y por lo tanto menos discriminadores de las

fronteras de las naciones.

Con repunte final de las políticas impulsadas por los Chicago Boys, había llegado a Chile la

Civilización de Masas en plenitud, con sus altas cuotas de desarrollismo, tecnocracia y

economicismo. Una verdadera sociedad de mercados desregulados, indiferencia política, y de

individuos movidos por el placer del consumo para competir154.

En una entrevista realizada el 9 de diciembre de 1984, Mario Góngora afirmó:

A mi juicio, el neoliberalismo ha socavado las esperanzas concebidas el 11 de septiembre, y las

bases políticas y tradicionales del régimen surgido de esa jornada. Gobernando conforme a una

receta teórica, haciendo tabla rasa de la idiosincrasia y del carácter nacional, suprimiendo el rol

mediador del Estado en los conflictos sociales, ha dejado a las clases frente a frente. Es

imposible negar que el equipo económico realizó un enorme bien al suprimir la hiperinflación

del régimen pasado. Pero, al convertirse en planificador de toda la vida social nacional, creo

que ha dañado enormemente a Chile155.

Estando contestes en la completa inercia de los principios neoliberales durante los gobiernos de la

Concertación, la Cultura Globalizada aún no ha sufrido desviaciones, y se exterioriza, siguiendo

genéricamente las ideas de Góngora: primeramente, en el predominio del Materialismo práctico,

consistente en la avidez del tener más, y en el desenfrenado impulso por dominar la Naturaleza, para

abastecer a las masas en su consumo y satisfacción156. Fenómeno relativamente nuevo, íntimamente

relacionado con la cultura consumista, ideada y ampliamente extendida por la inmensa maquinaria

productiva del sistema capitalista, eficiente en el funcionamiento del capital, pero carente de

conciencia sustentable y de respeto por los equilibrios naturales del planeta. Detrás de la eficiencia y

tecnología de los sistemas de producción y de masificación del ideal consumista se esconden un

impacto medioambiental sin precedentes, y una pobreza ciudadana que opera psicológicamente en

quienes, a cambio de una felicidad radicada en lo material, sacrifican su independencia y bienestar.

En palabras de Moulian,

154 MOULIAN, Tomás, Chile actual. … op. Cit., p. 18. 155 GÓNGORA, Mario, “Conversaciones con Mario Góngora”, en Civilización de Masas y Esperanza y otros ensayos… op. Cit., p. 38-39. 156 GÓNGORA, Mario, “Civilización de Masas y Esperanza”… op. Cit., p. 97.

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Esta pasión actual del consumismo, o sea, del consumo excedentario que se financia sobre una

sobreexplotación consentida, es placer-alienación. El placer existe, es el gozo del microondas

largamente deseado, pero a costa de una mayor mercantilización de sí mismo157.

Enseguida, esta civilización se halla manifiesta en la importancia de la Técnica, en que la Ciencia ha

pasado a ser la suprema instancia de la fe humana 158, lo que en parte ha dado lugar al amplio

reemplazo de fines por medios, de lo ontológico, filosófico y religioso por el raciocinio. Las

percepciones contemplativas y curiosas de los misterios de la vida han sido rotas, arrasándose,

adicionalmente, con los grandes paradigmas cognitivos trabajados desde las grandes perspectivas

estructuralistas, predominantes durante la segunda mitad del siglo XX. Las teorías del desarrollo, la

lucha de clases y todos aquellos ideales que supremamente se proyectaban hacia el poder del Estado,

han caído en la agonía159. Se generaliza así el ateísmo, el nihilismo, la resignación, y un silencioso

sentimiento de incapacidad para cambiar nuestro mundo en la juventud160.

En este desvanecimiento y desmoronamiento de concepciones ordenadoras desde lo religioso,

filosófico, histórico y político (desaparición de la confianza en el Estado), Góngora extrae como

tercera característica de la Civilización de Masas la existencia de una red o aparato regulador de

procesos colectivos, que gracias al poder de la Técnica adquiere una intensidad sin precedentes,

presente en la coacción propia de la propaganda y de otras formas de seducir a la opinión pública de

las sociedades democráticas 161 . Ideas a mi juicio perceptibles en la manipulación mental que

poderosas entidades ejercen sobre millones de personas: al paradigma consumista, que por sí dice

bastante para dar cuenta de un generalizado control de los modos de vida por parte de poderosas y

organizadas entidades multinacionales, añadimos una notoria centralización de importantes medios

masivos de comunicación, en que la información dirigida a las masas puede prestarse para

manipulaciones por parte de quienes la controlan. Invención que, surgida en los regímenes

totalitarios, ha sobrevivido y prosperado en democracia, produciendo cierto aprisionamiento de los

hombres en la persuasión propagandística, en sus metas competitivas, en su egoísmo y en sí mismos.

Y a su vez, en la necesidad de seguir a los demás.

157 MOULIAN, Tomás, Chile actual… op. Cit., p. 120. 158 GÓNGORA, Mario, “Civilización de Masas y Esperanza”… op. Cit., p. 98. 159 SALAZAR, Gabriel, “Holocausto y totalitarismo en el cono sur: dos siglos de daño transgeneracional”, en Dolencias históricas… op. Cit., p. 32. 160 GARÍN, Renato, Después de la República. Para un republicanismo del siglo XXI (Santiago, 2010. Instituto Democracia y Mercado), p. 92. 161 GÓNGORA, Mario, “Civilización de Masas y Esperanza”… op. Cit., p. 98-99.

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La despersonalización de los individuos ha sido masificada como ninguna fuerza histórica lo ha

hecho. Según Marcel Claude:

¡No existimos como ciudadanos! O sea, como ciudadanos no tenemos ninguna importancia.

Nosotros somos sólo un costo. Tú eres un costo para las AFP, entonces te están planteando

como solución, como eres un costo, subir la cotización y te van a alargar la edad de

jubilación… eres un costo para la salud, y como eres un costo para la salud te van a subir los

planes de la Isapres, o simplemente, en el caso de FONASA, no hacen las inversiones

necesarias, hay menos prestaciones… para la educación eres un costo… la centralidad de esta

sociedad chilena, el objetivo, la razón de ser, el fin último, es producir bienes y servicios…

No hay plazas, las calles no son espacios para la conversación y el encuentro, no son amigables.

El ruido, la contaminación, la aglomeración, los paseos tampoco son propicios para el

encuentro de la comunidad… los espacios para la comunidad son cada vez más precarios162.

a) Trasfondo económico y cultural. Remontándonos a la fuerte influencia extranjera como

un elemento común entre ambos Chile –punto pendiente del capítulo anterior-, vale la pena

referirnos a los testimonios del periodista norteamericano Theodore Child, que en la década de 1890

llegó a Chile para observar la realidad social acá desenvuelta. En uno de sus informes, señaló que en

calles, plazas y ciudades visitadas, logró observar a dos personajes típicos: los hombres y mujeres de

la clase alta, y los sujetos de las clases populares. Los primeros, carentes de un color cultural propio,

imitadores y emuladores de todo lo sabido de Europa, en todo lo relativo a estilos arquitectónicos,

muebles, costumbres, idiomas (especialmente inglés y francés), etcétera. Eran sujetos “pálidos”. Los

segundos, en cambio, henchidos de carácter y coloridos propios, vestidos con “ropa de tierra”,

confiados en lo que eran y demostraban ser, portadores de un idioma propio y creativo163.

Dicotomía que, indudablemente, está quedado atrás. A modo de irrupción histórica, la revolución

capitalista nos ha vuelto a “todos iguales”. Igualmente subsumidos al hedonismo consumista y a la

radical recepción de la Cultura Globalizada en general, irrespetuosa de las tradiciones locales,

sustituyéndolas por la uniformidad en determinados modos de vivir, desenvolverse, comportarse y

goce. Igualmente receptores de una cultura foránea. Igualmente “pálidos”.

162 Palabras de Marcel Claude en entrevista realizada por la periodista Rayen Araya en “Mesa de diálogo”. Link disponible: [http://www.youtube.com/watch?v=zWRVTBeztWE]. Última visita: 16 de julio de 2013. 163 Véase testimonio de Child en SALAZAR, Gabriel, “Cultura-objeto y Cultura-sujeto en la historia de Chile”, en Dolencias históricas de la memoria ciudadana… op. Cit., p. 121-122.

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Similar fenómeno presenciado en materia económica, pues como apunta Corvalán Márquez, la

desnacionalización del Bicentenario es mayor a la de cien años atrás, abarcando las inversiones

extranjeras la minería y los servicios, “pasando por las obras públicas concesionadas y las finanzas,

teniendo una creciente presencia en la televisión abierta, aparte de su control sobre algunas

Universidades privadas”164. Capital financiero internacional que, instalado gracias a la suscripción de

Tratados de Libre Comercio, y protegido por la jurisdicción de tribunales internacionales, es

manifestación del retroceso del Estado-Nación –como sostiene Góngora- en favor de la comunidad

globalizada165. Situación bastante distinta a la vivida en los albores del siglo XX, en que el comercio e

industrias extranjeros no obstruyeron –e incluso en muchos aspectos contribuyeron- al crecimiento

del Estado (líneas férreas y servicios) y a una concentración de la riqueza salitrera en las arcas fiscales.

b) Trasfondo social. La gravedad de los problemas de la sociedad bicentenaria no es

minúscula. Verificable en un extendido sufrimiento y malestar de los chilenos, primeramente detectado en

1998 por el PNUD166, mediante un diagnóstico suscrito por numerosos intelectuales críticos y, en los

últimos años, latente en toda la opinión pública. Siguiendo a Leonardo Boff, cuando el sistema

neoliberal es colocado en situación coyuntural de crisis, tiende a radicalizar su lógica y a explotar más

aún a su fuerza de trabajo, impulsando la competitividad hasta el extremo167. Los explotados se

cansan, se estresan, y se enferman, agotando sus ganas de vivir. Otros, incapaces de seguir

compitiendo, colapsan. Como ocurrió con Eduardo Miño, militante del Partido Comunista, que en

noviembre del 2001 se dirigió a la Plaza de la Constitución, infringiéndose una herida cortopunzante,

y terminando con su vida prendiéndose fuego, con ayuda de líquido inflamable, frente a la principal

cúpula del poder institucionalizado del país. Sellando las razones de su decisión en una carta:

… Esta inmolación digna y consecuente la hago extensiva también contra:

164 CORVALÁN, Luis, Centenario y Bicentenario… op. cit., p. 908. 165 Premisa que, no obstante resultar criticada por no considerar el fuerte crecimiento del Estado durante el siglo XX, a un punto tal de poder dirigir el rumbo de la sociedad chilena, en mi opinión es certera en el ámbito económico y cultural, áreas en que su rol se debilitó abruptamente. Véase argumento crítico en JOCELYN-HOLT, Alfredo, El peso de la noche. Nuestra frágil fortaleza histórica (Santiago, 1997. Editorial Planeta/Ariel), p. 53. 166 “A la luz de diversos antecedentes parece plausible interpretar el malestar como la expresión larvada de situaciones de inseguridad e incertidumbre. De este supuesto se desprenden las dos interrogantes que orientan el análisis: ¿Por qué las personas se sienten inseguras si la modernización de los sistemas e instituciones sociales muestra y augura un aumento de las oportunidades? ¿Qué consecuencias puede tener tal desajuste entre los logros de la modernización y la percepción de la gente para un desarrollo que pretende ser humano y sustentable?” “Informe del Desarrollo Humano, 1998”, en NAVIA, Patricio, Las grandes Alamedas… op. Cit., p. 44-45. 167 BOFF, Leonardo, “Crisis neoliberal y sufrimiento humano”, en El Clarín. Firme junto al pueblo, de 15 de enero de 2011. Link disponible: [http://www.elclarin.cl/web/index.php?option=com_content&view=article&id=77:crisis-neoliberal-y-sufrimiento-humano&catid=21:crisis-sistemica5&Itemid=17]. Última visita: 06 de junio de 2013.

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- Los grandes empresarios que son culpables del drama de la cesantía que se traduce en

impotencia, hambre y desesperación para miles de chilenos.

- Contra la guerra imperialista que masacra a miles de civiles pobres e inocentes para

incrementar las ganancias de la industria armamentista y crear la dictadura global.

- Contra la globalización imperialista hegemonizada por Estados Unidos.

- Contra el ataque prepotente, artero y cobarde contra la sede del Partido Comunista de Chile.

Mi alma, que desborda humanidad, ya no soporta tanta injusticia"168.

Entre muchos sobrevivientes, el sufrimiento ha dado paso a la indignación y, consiguientemente, a la

disidencia. Surgen quienes no creen lo que dicen las noticias, lo que cuentan en los diarios, lo que se

entiende por miseria, lo que dicen por justicia, y que vuelven la vista hacia las poblaciones, o a la calle

donde juegan niños a pedir monedas de hambre, aspirando pegamento, para calmar tanto tormento

que les da la economía169.

El pesimismo sustancial, derivado de los profundos problemas del Chile actual, se ha exteriorizado

fuertemente en la calle y la cotidianeidad, dando fuerza a la irrupción de los movimientos sociales

nacionales de la última década, originados en las reivindicaciones locales, y con potencialidad de

propagación a nivel nacional.

III. A modo de conclusión.

La sociedad finisecular del Centenario está marcada por un contexto que en lo político puede

resumirse en un incontrarrestable predominio del Parlamento y de los partidos políticos en el espacio

público, permitido por las constantes reformas que, a partir del último tercio del siglo XIX, vinieron

a contrarrestar las prerrogativas del Poder Ejecutivo en favor del Legislativo, en ese entonces

integrado mayoritariamente por una tradicional elite entremezclada con la plutocracia y empapada

con la cultura europea, y que en lo económico vio marchar frente a sus ojos al próspero ciclo del

salitre, que produjo considerables cambios materiales, culturales, institucionales e, indudablemente,

sociales, sin perjuicio de los notorios problemas medulares que penosamente perduraban y afectaban

168 Noticia: “Hombre se quemó a lo bonzo frente a La Moneda”, de 30 de noviembre de 2001 http://www.emol.com/noticias/nacional/2001/11/30/72625/hombre-se-quemo-a-lo-bonzo-frente-a-la-moneda.html. Última visita: 23 de junio de 2013. 169 SCHWENKE y NILO, “El viaje”. En Grandes trovadores. Schwenke y Nilo, 1996.

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a los sectores populares. Por el contrario, el Bicentenario debe contextualizarse en un período que

políticamente sobreviene al Régimen Militar/Dictadura, y que comúnmente se denomina Transición

a la Democracia (1990 en adelante), en que se han desplegado esfuerzos para pluralizar el sistema

político, perfeccionar los derechos y libertades ciudadanas, y atenuar el autoritarismo presidencial

propio de la Constitución de 1980, no obstante los permanentes cuestionamientos sobre el avance de

dichos propósitos; simultáneos a un crecimiento económico sostenido sobre la base de la

exportación del cobre y otros productos, y a la consagración de la inserción del país a la comunidad

globalizada y a las innovaciones materiales de última generación, que han transformado

abruptamente el ritmo y calidad de vida de los chilenos, pero que a su vez se ven afectados por los

costos de la nueva modernidad.

Completado el balance crítico formulado a lo largo de este trabajo, queda en evidencia que, sin

perjuicio de las numerosas semejanzas170 y continuidades 171 existentes entre la sociedad centenaria y la

sociedad bicentenaria, en definitiva las transformaciones sociales, la evolución demográfica, la

masificación e innovaciones tecnológicas desenvueltas a lo largo de todo el siglo XX y,

especialmente, el peso institucional, económico, social y cultural de los convulsionados procesos

revolucionarios desarrollados entre los años sesenta y ochenta, han constituido conjuntamente una

fuerte e insalvable ruptura entre ambas, brindándole a nuestra época una fisonomía singular,

apartada, y sustancialmente distinta de la vivida por nuestros antepasados hace un siglo atrás.

Primando las peculiaridades y singularidades por sobre las repeticiones y similitudes, que

mayoritariamente se originan en causas y explican por criterios diversos, por lo que no son

suficientes para sostener una continuidad invariable del curso histórico nacional durante los últimos

cien años. En términos concretos, la prosperidad económica a propósito del ciclo del salitre no

resulta equiparable a la desenvuelta hoy en día, la antigua pobreza material análoga a la

contemporánea pobreza subjetiva, ni la actual crisis de representatividad política plenamente

comparable a la existente durante el proto parlamentarismo.

Conclusión que, abordada con ayuda de la potencialidad histórica de las celebraciones, nos confirma

lo sugerido, como ya se expuso, por Twain: la historia no se repite, pero sí rima.

170 Prosperidad y crecimiento económico, pesimismo circunstancial, pesimismo sustancial, falta de representatividad del sistema político, fuerte dependencia económica y cultural extranjera, pobreza. 171 Dependencia económica del comercio exterior y desigualdad social.

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