reincidente 90

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* Reincidente no incluye sección de Sociales E l agua bendita nace del agua simple, es la misma que llevan las pipas a los restauran- tes, casas y templos católicos, que se transfi- gura en agua sagrada por una operación de transmutación simbólica. Emergepor la eficacia de un rito que realiza un actor social legitimado (sacerdote), esgrimiendo un discurso que no cambia la naturale- za física del agua sino su naturaleza social (Bourdieu, 1990; 222). Transmutarse el agua en bendita no es posible solo por los rasgos mágico-religiosas del sacerdote o por las cualidades mágico-religiosas de las operaciones del rito sino, fundamentalmente, por los distintivos de las creencias mágico-religiosas, tal como lo apuntó Mar- cel Mauss para la magia y el mago (Bourdieu, 1990; 222). Para Bourdieu, el poder de dotar un valor sim- bólico a una cosa, radica en el campo cultural, en el sis- tema de relaciones en conjunto (Bourdieu, 1990; 223). Lo que un sacerdote moviliza al bendecir el agua y transmutarla en bendita es todo el poder de campo de la religión católica, es un saber que reposa sobre la creencia en el agua que es el mismo Dios, el Espíritu Santo capaz de purificar, eliminar culpas y sanar heri- das. El agua simple se transforma con fuerza cultural que será utilizada por la institución (iglesia) en la cele- bración de los sacramentos (eucaristía, bautismo, un- ción de los enfermos, etc.) y empleada por los creyen- tes para distintos fines como santiguarse, rociar la casa y, entre otras tantas acciones, beberla. La bendición es un hecho social que hace que algo se torne sacro. En la calle Palafox y Mendoza de la ciudad de Puebla, en su tramo del zócalo al Boulevard Cinco de Mayo, se encuentran los templos del Justo Juez y el de la Compañía de Jesús. En ambos se observa la recolección de agua bendita del Espíritu Santo y de San Ignacio de Loyola. Desde hace bastantes años, en el lugar, a diario y a distintas horas, hay personas que quieren el líquido sagrado. Los solicitantes son de di- versos estratos socioeconómicos, llevan sus recipientes –galones- para llenarlos con el agua milagrosa; se en- cuentran hasta mujeres indígenas que vienen, algunas de la región de Oriental, para llevar agua a sus curan- deros para las limpias o procesos de sanación mágico- religiosa, por lo que la influencia del agua bendita del Espíritu Santo y la de San Ignacio de Loyola son de carácter metropolitano y regional. El agua benditase irriga o ingiere con diferentes fines mágico-religiosos. En relación a la primera, se esparce principalmente en casas, negocios y en el lugar de trabajo. Al agua benditaque se propaga se le atribu- yen varias funciones: alejar el mal, proteger, proporcio- nar vida exitosa y resolver problemas, tanto en la casa, la familia y el trabajo. Al parecer el agua benditadel Espíritu Santo se usa para beberla y la de San Ignacio para esparcirla; sin embargo, en los testimonios reco- pilados, las personas la utilizan indistintamente. En las casas se riega para: “espantar los malos es- píritus”, “ahuyentar al demonio”, “alejar al maligno” y para “ahuyentar a las malas personas que nos quieren hacer daño”. En relación a los sentidos protectores, los consultados dijeron: “para cuando nos ataque el otro”, para que no pase nada”, “para que Dios esté con no- sotros”, “para proteger a la familia”, “para ahuyentar broncas y chismes” y “para evitar las envidias”. Se pien- sa que el agua benditasirve para “alejar la mala suer- te” y para que le vaya mejor a la familia; “para que nos de buena suerte”, dicen otros testimonios. También es interesante resaltar que el agua benditase utiliza para resolver problemas cotidianos: “para evitar pleitos”, “cuando hay problemas se riega y se tranquilizan las cosas” y “para que los problemas ya no sigan”. La seño- ra Luz María narra cómo se enseñó a “limpiar” su casa para alejar los malos espíritus y las envidias: “Un día, mi vecina me llevó al mercado Hidalgo con las yerberas a conseguir todo lo necesario para “limpiar la casa”; compramos un anafre, ramos de lim- pia, que tienen ramas de pirul, ruda, romero y ya no re- cuerdo que más; carbón para el anafre, copal y el agua bendita. Claro, esa no podía faltar para una buena lim- pia. Llegamos a la casa como a las diez de la mañana, ya todos se habían ido a la escuela y mi esposo a tra- bajar; primero trapeamos toda la casa con agua ben- dita, sobre todo las esquinas y los rincones; después rezamos y prendimos el carbón en el anafre, el copal en el sahumerio y paseamos por toda la casa, rezando aves marías e invitando a los espíritus a irse de la casa a descansar; con los ramos de limpia sacudimos los muebles, las paredes, la entrada de la casa, el jardín y el torreón; cuando terminamos los ramos de limpia se quemaron en el carbón y al final todas las cenizas se guardaron en una bolsa que tiré a la basura pero lejos de la casa. En estas limpias me ayudó mi vecina du- rante un mes todos los martes y durante todo el mes tuve una veladora encendida junto a un vaso grande de agua bendita de San Ignacio”. La función mágico religiosa del agua benditaque se ingiere y que principalmente es la del Espíritu Santo es la de sanar, proteger, propiciar un estado del ser y resolver problemas cotidianos. En relación al sentido curativo, los informantes dijeron que el agua benditaes para “tener salud”, “para una señora enfer- ma”, “para estar saludable”; asimismo la utilizan para “curar de espanto a mis niños” y “para que se les sal- ga el diablo a los niños”. Es decir, se usa para tratar tanto las enfermedades físicas como las mágicas. En su acepción protectora, se bebe el agua bendita para: “que nos protejan de las personas de otras sectas que son adoradoras del Diablo”, “para que San Ignacio nos libre de tentaciones” y “nos rociamos para salir a trabajar, para que nos vaya bien”. También propicia una nueva condición del ser: se toma el agua bendita para “purificarse”, afirma un testimonio. Finalmente, se ingiere el agua hasta para resolver la indisciplina del adolescente; al respecto, afirma una señora: “hasta un hijo que está rebelde, se le da en té, en café o en su sopa, y se normaliza”. El capellán comenta: “el agua del Espíritu Santo es menos buscada, no entiendo por qué ya que el Espíritu Santo es Dios mismo, por eso les digo a los fieles: sí, el agua bendita ayuda, pero ayudará más si vienen a la casa del señor y se acercan a él”. Afirmamos, al menos hipotéticamente, que el agua benditaesparcida tiene la función de proteger. Protec- ción en relación a cuatro formas de creencias: creen- cias en el mal, condensado principalmente en el de- monio y espíritus de actuar maligno; creencias en el proceder malintencionado de otras personas; creencias en el surgimiento de contrariedades en la vida diaria y creencias aspiracionales para lograr vivir mejor. De igual manera, el agua benditaque se ingiere, tiene, ade- más, la función de sanar, ya que tiene la virtud de tra- tar tanto las enfermedades físicas como las mágicas y, finalmente, la de purificar, lo cual genera simbólica- mente un renacimiento de las personas. Se trata de un sistema de creencias que es eficaz simbólicamente ya que actúa sobre las prácticas de las personas: santiguarse, trapear con agua bendita, barrer la banqueta con ella, mezclarla con té, rociar la recá- mara o rincón de la casa, beberla, limpiar personas, etc., prácticas que son ritos que fortifican un régimen de amparo, defensa y resguardo para las personas o co- sas de posibles daños o peligros de todo tipo. De esta manera el agua bendita, sus sentidos y las prácticas que funda, son parte integrante del modo de vida urba- no. La vida urbana también se define por la mixtura de creencias de todo tipo. La ciudad también es sus creencias. * Doctor en Antropología, coordinador de la Maestría de Antropología Social de la BUAP. **Estudiante de la Maestría de Antropología Social de la BUAP. * Reincidente no incluye sección de Sociales Ernesto Licona Valencia* y Laura Penelope Urizar Pastor** Año V, Número 87, 2da. quincena de noviembre de 2014 Los usos y significados del agua en la ciudad son diversos, así como sus formas de domesticación a través de fuentes, drenaje, plantas de tratamiento, lavaderos, pozos, cisternas, tinacos o pilas bautismales. Se usa para la agricultura, la industria, la diversión, el erotismo, la sanación, la limpieza y, también, para expiar almas. E l agua bendita nace del agua simple, es la misma que llevan las pipas a los restauran- tes, casas y templos católicos, que se transfi- gura en agua sagrada por una operación de transmutación simbólica. Emerge por la eficacia de un rito que realiza un actor social legitimado (sacerdote), esgrimiendo un discurso que no cambia la naturale- za física del agua sino su naturaleza social (Bourdieu, 1990; 222). Transmutarse el agua en bendita no es posible solo por los rasgos mágico-religiosas del sacerdote o por las cualidades mágico-religiosas de las operaciones del rito sino, fundamentalmente, por los distintivos de las creencias mágico-religiosas, tal como lo apuntó Mar- cel Mauss para la magia y el mago (Bourdieu, 1990; 222). Para Bourdieu, el poder de dotar un valor sim- bólico a una cosa, radica en el campo cultural, en el sis- tema de relaciones en conjunto (Bourdieu, 1990; 223). Lo que un sacerdote moviliza al bendecir el agua y transmutarla en bendita es todo el poder de campo de la religión católica, es un saber que reposa sobre la creencia en el agua que es el mismo Dios, el Espíritu Santo capaz de purificar, eliminar culpas y sanar heri- das. El agua simple se transforma con fuerza cultural que será utilizada por la institución (iglesia) en la cele- bración de los sacramentos (eucaristía, bautismo, un- ción de los enfermos, etc.) y empleada por los creyen- tes para distintos fines como santiguarse, rociar la casa y, entre otras tantas acciones, beberla. La bendición es un hecho social que hace que algo se torne sacro. En la calle Palafox y Mendoza de la ciudad de Puebla, en su tramo del zócalo al Boulevard Cinco de Mayo, se encuentran los templos del Justo Juez y el de la Compañía de Jesús. En ambos se observa la recolección de agua bendita del Espíritu Santo y de San Ignacio de Loyola. Desde hace bastantes años, en el lugar, a diario y a distintas horas, hay personas que quieren el líquido sagrado. Los solicitantes son de di- versos estratos socioeconómicos, llevan sus recipientes –galones- para llenarlos con el agua milagrosa; se en- cuentran hasta mujeres indígenas que vienen, algunas de la región de Oriental, para llevar agua a sus curan- deros para las limpias o procesos de sanación mágico- religiosa, por lo que la influencia del agua bendita del Espíritu Santo y la de San Ignacio de Loyola son de carácter metropolitano y regional. El agua bendita se irriga o ingiere con diferentes fines mágico-religiosos. En relación a la primera, se esparce principalmente en casas, negocios y en el lugar de trabajo. Al agua bendita que se propaga se le atribu- yen varias funciones: alejar el mal, proteger, proporcio- nar vida exitosa y resolver problemas, tanto en la casa, la familia y el trabajo. Al parecer el agua bendita del Espíritu Santo se usa para beberla y la de San Ignacio para esparcirla; sin embargo, en los testimonios reco- pilados, las personas la utilizan indistintamente. En las casas se riega para: “espantar los malos es- píritus”, “ahuyentar al demonio”, “alejar al maligno” y para “ahuyentar a las malas personas que nos quieren hacer daño”. En relación a los sentidos protectores, los consultados dijeron: “para cuando nos ataque el otro”, para que no pase nada”, “para que Dios esté con no- sotros”, “para proteger a la familia”, “para ahuyentar broncas y chismes” y “para evitar las envidias”. Se pien- sa que el agua bendita sirve para “alejar la mala suer- te” y para que le vaya mejor a la familia; “para que nos de buena suerte”, dicen otros testimonios. También es interesante resaltar que el agua bendita se utiliza para resolver problemas cotidianos: “para evitar pleitos”, “cuando hay problemas se riega y se tranquilizan las cosas” y “para que los problemas ya no sigan”. La seño- ra Luz María narra cómo se enseñó a “limpiar” su casa para alejar los malos espíritus y las envidias: “Un día, mi vecina me llevó al mercado Hidalgo con las yerberas a conseguir todo lo necesario para “limpiar la casa”; compramos un anafre, ramos de lim- pia, que tienen ramas de pirul, ruda, romero y ya no re- cuerdo que más; carbón para el anafre, copal y el agua bendita. Claro, esa no podía faltar para una buena lim- pia. Llegamos a la casa como a las diez de la mañana, ya todos se habían ido a la escuela y mi esposo a tra- bajar; primero trapeamos toda la casa con agua ben- dita, sobre todo las esquinas y los rincones; después rezamos y prendimos el carbón en el anafre, el copal en el sahumerio y paseamos por toda la casa, rezando aves marías e invitando a los espíritus a irse de la casa a descansar; con los ramos de limpia sacudimos los muebles, las paredes, la entrada de la casa, el jardín y el torreón; cuando terminamos los ramos de limpia se quemaron en el carbón y al final todas las cenizas se guardaron en una bolsa que tiré a la basura pero lejos de la casa. En estas limpias me ayudó mi vecina du- rante un mes todos los martes y durante todo el mes tuve una veladora encendida junto a un vaso grande de agua bendita de San Ignacio”. La función mágico religiosa del agua bendita que se ingiere y que principalmente es la del Espíritu Santo es la de sanar, proteger, propiciar un estado del ser y resolver problemas cotidianos. En relación al sentido curativo, los informantes dijeron que el agua bendita es para “tener salud”, “para una señora enfer- ma”, “para estar saludable”; asimismo la utilizan para “curar de espanto a mis niños” y “para que se les sal- ga el diablo a los niños”. Es decir, se usa para tratar tanto las enfermedades físicas como las mágicas. En su acepción protectora, se bebe el agua bendita para: “que nos protejan de las personas de otras sectas que son adoradoras del Diablo”, “para que San Ignacio nos libre de tentaciones” y “nos rociamos para salir a trabajar, para que nos vaya bien”. También propicia una nueva condición del ser: se toma el agua bendita para “purificarse”, afirma un testimonio. Finalmente, se ingiere el agua hasta para resolver la indisciplina del adolescente; al respecto, afirma una señora: “hasta un hijo que está rebelde, se le da en té, en café o en su sopa, y se normaliza”. El capellán comenta: “el agua del Espíritu Santo es menos buscada, no entiendo por qué ya que el Espíritu Santo es Dios mismo, por eso les digo a los fieles: sí, el agua bendita ayuda, pero ayudará más si vienen a la casa del señor y se acercan a él”. Afirmamos, al menos hipotéticamente, que el agua bendita esparcida tiene la función de proteger. Protec- ción en relación a cuatro formas de creencias: creen- cias en el mal, condensado principalmente en el de- monio y espíritus de actuar maligno; creencias en el proceder malintencionado de otras personas; creencias en el surgimiento de contrariedades en la vida diaria y creencias aspiracionales para lograr vivir mejor. De igual manera, el agua bendita que se ingiere, tiene, ade- más, la función de sanar, ya que tiene la virtud de tra- tar tanto las enfermedades físicas como las mágicas y, finalmente, la de purificar, lo cual genera simbólica- mente un renacimiento de las personas. Se trata de un sistema de creencias que es eficaz simbólicamente ya que actúa sobre las prácticas de las personas: santiguarse, trapear con agua bendita, barrer la banqueta con ella, mezclarla con té, rociar la recá- mara o rincón de la casa, beberla, limpiar personas, etc., prácticas que son ritos que fortifican un régimen de amparo, defensa y resguardo para las personas o co- sas de posibles daños o peligros de todo tipo. De esta manera el agua bendita, sus sentidos y las prácticas que funda, son parte integrante del modo de vida urba- no. La vida urbana también se define por la mixtura de creencias de todo tipo. La ciudad también es sus creencias. Bibliografía. Pierre Bourdieu: Sociología y Cultura. CNCA/ Grijalbo, México, 1990. José Enrique Finol y Aurora M. Montilla: Rito y símbolo: antro- po-semiótica del velorio en Maracaibo, en Opción, año 20, no. 45, Venezuela, 2004. Leticia Villalobos Sampayo: Ritual de fertilidad en un baño de vapor urbano de Puebla, en Mirada Antropológica, revista del Cuerpo Académico de Antropología, FFyL de la BUAP, nueva época, número 2, México, 2004. * Doctor en Antropología, coordinador de la Maestría de Antropología Social de la BUAP. **Estudiante de la Maestría de Antropología Social de la BUAP. * Reincidente no incluye sección de Sociales Ernesto Licona Valencia* y Laura Penelope Urizar Pastor** Año V, Número 90, 2da. quincena de noviembre de 2014 Los usos y significados del agua en la ciudad son diversos, así como sus formas de domesticación a través de fuentes, drenaje, plantas de tratamiento, lavaderos, pozos, cisternas, tinacos o pilas bautismales. Se usa para la agricultura, la industria, la diversión, el erotismo, la sanación, la limpieza y, también, para expiar almas. EL AGUA BENDITA: PRÁCTICAS Y CREENCIAS Ernesto Licona Valencia Laura Penélope Urizar Pastor AÚN QUIERO SOÑAR Octavio Spíndola Zago DESDE LA FACULTAD Mariano Torres Bautista DIA DE MUERTOS EN TLACOTEPEC, PUEBLA Sebastián Licona Gámez MUCHO LE DEBE EL DEPORTE UNIVERSITARIO Jesús Agustín Pacheco Gonzaga ENGAÑO Enrique Condés Lara DE PLANTAS Y ANIMALES Cecilia Vázquez Ahumada REINCIGRAMA Fernando Contreras AQUÍ, PUROS CUENTOS Paco Rubín FRANTASÍAS José Fragoso Cervón ARITMOMANÍA

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Page 1: Reincidente 90

* Reincidente no incluye sección de Sociales

* Reincidente no incluye sección de Sociales

* Reincidente no incluye sección de Sociales

* Reincidente no incluye sección de Sociales

S

Hoy al cuerpo se le atiende para presentarlo.

El cuerpo es investido por variados discur-

sos estéticos, de salud, higiénicos y depor-

tivos. El cuerpo moderno, más que nunca

y según la clase social y el género, lo construyen sabe-

res procedentes de todos lados; el cuerpo moderno es

receptor de todos ellos. La construcción de la belleza

del cuerpo es producto tanto de concepciones e inter-

venciones técnicas y simbólicas. A juicio de Jean Bau-

drillard, existen dos modelos de atención al cuerpo en

la sociedad contemporánea: el frineísmo y el atletismo.

El primero concentrado en la belleza y la seducción, y

el segundo en la forma física y el éxito social. Modelos

opuestos pero complementarios que hacen referencia

tanto al polo femenino como al polo masculino (Bau-

drillard, 2009, 159). Existen saberes para sanar el cuerpo, para formarlo

físicamente y para embellecerlo. “Para la mujer, la be-

lleza ha llegado a ser un imperativo absoluto religioso”

(Baudrillard, 2009, 160). La consecución del cuerpo

bello implica invertir en él (“No hay mujeres feas, hay

mujeres pobres”, dice un conocido dicho) y cuidarlo

permanentemente, lo que involucra también concep-

ciones sobre cada una de sus partes. Llama la atención

que el discurso de la belleza femenina se cimenta, en

uno de sus argumentos, alrededor de las imperfeccio-

nes del cuerpo, deterioros que hay que corregir: ve-

llo indeseado, estrías, celulitis, axilas manchadas, senos

flácidos, venas varicosas, arrugas, acné, ojeras, puntos

negros, bolsas, patas de gallo, callos, caspa, cabello seco,

piel grasosa, piel seca, hongos en las uñas, verrugas,

etc. Por ello se requieren productos, técnicas, acceso-

rios y concepciones que tienen un fin: la conquista de

la belleza femenina, la del cuerpo. Desde cremas acla-

radoras, liposucciones, tubos labiales, cirugías de nariz,

inyecciones rejuvenecedoras, baños de barro, corte de

pelo y su coloración, masaje corporal, píldoras contra

la obesidad, alargamiento de pestañas, tatuajes de la-

bios, reducción de costillas, aumento de busto, limpia-

dores faciales, trucos para poseer un cabello lustroso,

baños para pies maltratados hasta terapias alternativas

de belleza natural como aromaterapía, chocolaterapía,

etc. Complejo técnico, objetual y discursivo que con-

tribuye sustantivamente a la construcción estética del

cuerpo femenino. Todo puede ser embellecido por téc-

nicas médicas, saberes y productos.

No hay parte del cuerpo femenino olvidada y sin

significaciones. Por ejemplo, una revista mexicana dice

lo siguiente: “Las trenzas conquistan, los labios sedu-

cen” e incluso recomiendan algunos truquillos para si-

mular labios carnosos y sexis. Se lee: “Los ojos y los

labios son las partes glamorosas del rostro por lo que

hay que resaltarlos con belleza natural. Hay que reju-

venecer los labios y ganar volumen”. Las pestañas pos-

tizas, se afirma, son una “herramienta maravillosa para

resaltar la belleza de toda mujer”. Concluyen: “La be-

lleza femenina es armonía y autenticidad, porque lo

auténtico, lo verdadero, es siempre bello”.

Contrastando con estas simbolizaciones hegemó-

nicas citamos significaciones de mujeres y hombres

adolescentes sobre las partes del cuerpo1 . Dicen las

mujeres mozas: “La nariz debe ser fina, delgada, muy

modosita”; “los labios deben ser besables”; “la cara tie-

ne que ser alargada, si la tienes redonda eso provoca

que te veas más gordita”; “piernas torneadas, de arriba

más anchas y abajo más delgadas, no tanto como pa-

tas de pollo”; “la piel debe ser suave y tersa”; “ las cejas

depiladas y curvas”; “los labios delgados”; “las orejas

deben ser pegadas a la cara”; “la piel blanca”; “la nariz

ni respingona ni chata”; “la piel blanca, suave y estirada

como la de las señoritas”. Los hombres adolescentes afirman: “Los traseros

deben estar bien formaditos, no muy caderonas”, “la

cara delgada, no muy cachetona”, “las manos chiquitas,

delgadas, lisitas y suaves”, “las piernas marcadas”, “los

senos marcados y duritos”, “los pies de una mujer de-

ben ser pequeños y delicados, sin callos”, “el pelo lacio,

castaño con flequito”, “los ojos con pestañas rizadas,

largas y grandes”, “la boca debe ser sonriente, aunque

no tenga bonitos dientes”, “las manos no maltratadas,

que no tengan cicatrices”, “la espalda no tan ancha”,

“los glúteos firmes, ni tan aguados ni tan grandes”, “la-

bios suaves”, “senos suaves, redondos, ni tan grandes

ni tan chicos”, “piernas bien formadas, ni tan guangas

que lleguen a tener celulitis ni tan flacas que lleguen

a parecer anoréxicas”, “los ojos negros, grandes bien

proporcionados, no bizca”, “las manos deben ser con

dedos largos, delgados y todas blancas”, etc.

Todas estas significaciones indican la interioriza-

ción de las representaciones dominantes sobre el mo-

delo de cuerpo femenino imperante y se complemen-

tan con las siguientes metaforizaciones: “los pies deben

ser chiquitos, que saben por donde caminar, siempre lo

saben”; “los pies que no sean de tamal oaxaqueño”; “ca-

minar, pero no como pollo espinado”; “las piernas muy

largas, sirven para guiar, se arriesgan para ir a lugares

peligrosos”; “los ojos son la ventana del alma, siempre

expresan algo”; “la cintura de avispa”; “los labios con

inocencia”; “el cuerpo femenino es la octava maravi-

lla”; “el cuerpo femenino es un templo, hay que llevarle

de vez en cuando flores”. Entonces, la construcción de la belleza del cuerpo

femenino es un complejo de saberes, productos, ob-

jetos y significaciones que adquieren sentido cuando

se espacializan en el gimnasio, el hogar, la estéticas, el

spa, los consultorios de reconstrucción facial y entre

otros los salones de belleza. El salón de belleza es un

lugar de prácticas, objetos y significaciones que actúan

sobre el cuerpo femenino, y en donde las mujeres pa-

gan grandes cantidades de dinero para gozar de los be-

neficios, tanto físicos como simbólicos, de las prácticas

estéticas, de esas habilidades que definen el culto al

cuerpo en la modernidad tardía. El salón de belleza es

un lugar femenino. Es un espacio donde se construye y

se reproduce el ideal de feminidad, tanto en su dimen-

sión estética como en el papel que debe desempeñar la

mujer en la sociedad. En el salón de belleza se habla y

se actúa sobre el arreglo personal, la postura que debe

tener una mujer, la ropa, el maquillaje, el comporta-

miento, los accesorios a usar adecuadamente, lo deli-

cado que debe ser la mujer y su autosuficiencia. Todo

ello va definiendo lo femenino, el absoluto de belleza

femenina que se debe reflejar en el cuerpo de la mujer.

En el salón de belleza las distintas partes del cuer-

po son dotadas de importancia, ya que dentro del ima-

ginario social simbolizan lo femenino, como el cabe-

llo, el rostro, la cintura, las manos, la boca, las piernas

y los senos; el cuerpo se convierte en objeto de culto.

El salón de belleza es un lugar donde las mujeres pue-

den cuidar, embellecer y construir la feminidad con su

cuerpo. Entonces, la arquitectura de la feminidad, en su

dimensión estética, ya lo decíamos anteriormente, es

un sistema complejo de prácticas, objetos y significa-

ciones que van y vienen en el cuerpo de la mujer, que

simultáneamente representan y expresan las creencias

colectivas dominantes de belleza femenina y se arrai-

gan e interiorizan en cada mujer, por lo que permiten

que su cuerpo sea tratado, modificado, esculpido y per-

forado en un lugar de la modernidad donde el culto al

cuerpo se pronuncia: salón de belleza.

Notas1 Las siguientes expresiones fueron recopiladas por Gabriela

Aragón Paredes y forman parte de su tesis de licenciatu-

ra sobre lo femenino, Colegio de Antropología Social de la

BUAP.Bibliografía.Jean Baudrillard: La sociedad de consumo. Sus mitos, sus estructu-

ras. Madrid, Siglo XXI, 2009.

Pierre Guiraud: El lenguaje del cuerpo. México, FCE, 1994.

Ernesto Licona: “La peluquería como lugar masculino”, en Agui-

lar, Miguel Ángel, Sevilla, Amparo y Vergara, Abilio, coordi-

nadores, La ciudad desde sus lugares. Trece ventanas etnográficas para

una metrópoli. México, Conaculta/UAM, 2001

* Doctor en Antropología, profesor investigador del

Colegio de Antropología Social de la BUAP.

** Estudiante de la Maestría en Antropología Social,

BUAP.

* Reincidente no incluye sección de Sociales

Ernesto Licona Valencia* y Gabriela Velázquez Ruíz**

Año V, Número 84, 2da. quincena de agosto de 2014

El culto al cuerpo es una práctica social distintiva de las sociedades en la modernidad

tardía. En la actualidad, el cuerpo experimenta un nuevo proceso de sacralización y

corporeidad, es objeto de culto fatuo, ritos y los más variados cuidados. En la modernidad

tardía se observa una nueva relación social con el cuerpo, nuevos sentidos emergieron y se

constituyó una novedosa “divinización”.

EL CUERPO Y LA CONSTRUCCIÓN DE LA BELLEZA FEMENINA Ernesto Licona Valencia Gabriela Velázquez Ruiz Y AHORA, EL ÉBOLA Octavio Spíndola ZagoDESDE LA FACULTAD Mariano Torres BautistaENGAÑO Enrique Condés LaraZOOCIEDAD La Cigarra IlustradaDE PLANTAS Y ANIMALES Cecilia Vázquez AhumadaREINCIGRAMA Fernando ContrerasFRANTASÍAS José Fragoso CervónARITMOMANÍA Gabriela BreñaUN MONERO QUE HACE PENSAR

Desde principios del mes de septiembre se

puede observar que las ciudades, en especial

los centros históricos, se “visten” de figu-

ras, luces, banderas y adornos; de un sinfín

de imágenes que hacen alusión a los símbolos patrios

que han surgido con el paso de los años y que se han

posicionado como hegemónicos, como representación

de la nación y elemento de identidad de los mexicanos,

y que en esta fecha son explotados por los medios de

comunicación para recordar la historia en la que el país

se independizó de España y comenzó a forjar su propio

rumbo (por supuesto, historia que se ha ido construyen-

do en el imaginario colectivo de las personas, y que sólo

exalta ciertos elementos y momentos).

Pero la organización de los festejos se da tanto en

espacios públicos como semipúblicos y privados. En la

ciudad de Puebla, la organización de los eventos pú-

blicos empieza desde semanas atrás; este año, a partir

del 12 de septiembre y hasta el 16 del mismo mes se

llevaron a cabo espectáculos que estuvieron a cargo de

artistas de fama internacional en lugares que el gobier-

no eligió como configuradores de la identidad pobla-

na. Por ejemplo, el centro expositor poblano y otros

espacios como el zócalo de la ciudad que con el paso

del tiempo sigue teniendo un alto valor simbólico en-

tre los habitantes.

Los restaurantes, que son ejemplo de espacios se-

mipúblicos, ofrecen paquetes especiales de “noche

mexicana” para el 15 de septiembre que generalmen-

te incluyen una cena con platillos mexicanos, bebidas

alcohólicas y música en vivo; el costo de los paquetes

depende del lugar y los clientes asisten en pareja, con

amigos o en familia.

Las casas son espacios privados donde el festejo se

lleva a cabo a partir de prácticas extraordinarias y de

una particular reconfiguración material.

Los tres espacios mencionados anteriormente, pú-

blicos, semipúblicos y privados son apropiados tanto

física como simbólicamente por las personas que ahí

se encuentran, quienes realizan distintas prácticas so-

ciales que hacen alusión a las denominadas fiestas pa-

trias. A partir de lo anterior, se puede decir que exis-

ten al menos tres elementos comunes en los espacios

señalados: el primero son las relaciones sociales que se

dan, que pueden ser permanentes o fugaces, de tal for-

ma que familiares, amigos, extraños, parejas o conoci-

dos, por circunstancias similares están ahí. El segundo

es el discurso político que se observa tanto de manera

implícita, como es la interiorización de la historia con-

tada de la Independencia, como de manera explícita,

por ejemplo, en el llamado tradicional grito del Presi-

dente del país, que está inmerso en una serie de ritua-

les de legitimidad como la marcha de la escolta para

la entrega de la bandera mexicana al mandatario o la

entonación del himno nacional; todo este proceso es

seguido por los medios de comunicación para ser visto,

leído o escuchado por millones de personas en tiempo

presente. El tercer elemento es la comida, ya sea en los

puestos de la calle, en los platillos de los restaurantes o

en la mesa de la casa.

La celebración en el espacio privado, en las casas,

tiene cierta intimidad en contraste con los otros dos

espacios, ya que se realiza en un lugar cerrado y con

personas que se conocen y comparten lazos sociales de

tiempo atrás. Sin embargo, ello no impide que nuevas

personas formen parte del festejo, ya que la invitación

se puede extender a amigos o a parejas. La reunión se

planea con días o tal vez semanas de anticipación, y la

casa en la cual se lleva a cabo puede o no variar con

el paso de los años. Un ejemplo puede ser el de la casa

de los abuelos en la que tradicionalmente se realizan

distintos festejos a lo largo del año pero que, cuando

éstos faltan, los hijos, nietos o amigos cercanos ofrecen

la casa suya para llevarlos a cabo. A pesar del adveni-

miento de nuevas prácticas, nuevos lugares y nuevos

intereses, la casa como espacio de festejo sigue tenien-

do un fuerte valor simbólico.

El espacio físico y simbólico de la casa adquie-

re una configuración distinta a los días cotidianos, al

igual que el tiempo. El 15 de septiembre, o quizá unos

días antes, se comienzan a colocar muebles y objetos

para crear un ambiente cómodo y funcional para las

personas que van a asistir; se colocan adornos alusivos

a la fecha que se va a conmemorar, de tal forma que

se pueden observar manteles, servilletas, platos, vasos

o serpentinas con los llamados colores patrios: verde,

blanco y rojo, además de imágenes, trompetas, confeti,

sombreros, paliacates, pulseras y collares; los adornos

pueden ser abundantes o escasos, pero con el simple

hecho de colocar una bandera se denota una tempora-

lidad distinta a las demás. Las prácticas que se realizan

también conforman una apropiación del espacio, el

uso de la cocina para preparar los alimentos que salen

de lo cotidiano, la sala y el comedor como bar o pis-

ta de baile, o los rincones como lugares de conversa-

ciones personales. Así, la casa y sus espacios interiores

se reconfiguran para la celebración que generalmente

inicia en la noche del 15 de septiembre y se alarga has-

ta las primeras horas del 16.

En muchas casas, el mencionado grito del Pre-

sidente de la República marca la temporalidad de las

actividades, sobre todo de la cena; es decir, se come

antes o después del grito. La comida está basada prin-

cipalmente en antojitos o platillos mexicanos, y en el

caso de algunas casas en la ciudad de Puebla se pre-

paran chalupas, chanclas, mole poblano, pozoles, mole

de panza, pambazos, tostadas, molotes, cemitas, chi-

leatole, elotes, esquites y tacos, entre muchos otros; de

bebidas, se consume tequila, mezcal o pulque, aunque

también ron, whisky o brandy, por mencionar algunas.

Las mujeres son las que generalmente preparan los

alimentos y los sirven; durante la cena distintas plá-

ticas surgen y en relación a temas diversos: persona-

les, familiares, religiosos, políticos, sociales, económi-

cos, culturales, alimenticios y algunos más; el consumo

tanto de alimentos como de bebidas (en ciertas per-

sonas) excede lo que en un día común se consumiría

debido a que los días considerados festivos permiten

que algunas reglas pasen desapercibidas (para ser re-

tomadas unas horas después), de tal forma que no im-

porta que la cena sea entre semana, ya que al otro día se

suspenden labores, incluso si al día siguiente hay que

trabajar, llegar desvelados o crudos, en ciertos ambientes

laborales está socialmente justificado.

El tema del discurso político está presente duran-

te el transcurso de la noche y se retoma cuando, por

ejemplo, se enciende la televisión para ver el ritual pre-

sidencial; se esté o no de acuerdo con esta acción, las

personas forman parte de ella, aún si no lo observan

directamente. En ciertas casas se conserva la práctica

de verlo completo, de guardar silencio, de saludar a la

bandera y de cantar el himno nacional, incluso decir el

clásico ¡viva! en respuesta al presidente de la república.

Con ello se muestra que a pesar de críticas y del des-

acuerdo con el gobierno en turno, sigue pesando en el

imaginario social la unidad e identidad nacionales, el

reconocimiento a personajes y hechos históricos que,

a pesar de estar construidos y reconstruidos dentro de

un discurso político hegemónico, son parte de la diná-

mica cotidiana y extraordinaria de muchos de los ha-

bitantes de la ciudad de Puebla, y del país.

Finalmente, cabe señalar que en las casas no pue-

de faltar el recalentado, es decir, volver a consumir los

alimentos que no se acabaron la noche anterior. Así,

la mayoría de los invitados van llegando durante el si-

guiente día para desayunar, comer o cenar e, incluso,

para llevarse un itacate para el resto de la semana. Con

esto termina una temporalidad de celebración y fiesta.

Los muebles regresan a sus posiciones cotidianas, los

adornos se guardan o se tiran, la comida se reparte, y

los espacios vuelven a ser apropiados física y simbó-

licamente por los habitantes de la casa. En las calles

de la ciudad, los adornos se quedan hasta fin de mes,

aunque para muchos las festividades han terminado y

los días ordinarios siguen su curso. Quienes celebran

en las casas, esperan repetir la reunión el año siguiente.

* La autora es estudiante de la Maestría de Antropo-

logía Social de la BUAP..

* Reincidente no incluye sección de Sociales

Gabriela Ruiz Velázquez

Año V, Número 87, 1ra. quincena de octubre de 2014

Las fiestas patrias se celebran con motivo de la conmemoración del

aniversario de la Independencia de México, siendo el 16 de septiembre el

día marcado como el oficial. De hecho, los festejos comienzan unos días

antes, aunque es la noche del 15 cuando se siente la fiesta.

15 DE SEPTIEMBRE

Gabriela Ruiz Velázquez

Alejandro García Sotelo

Mariana Figueroa Castelán

Martha Ivett Pérez Pérez

Laura Penélope Urizar Pastor

DESDE LA FACULTAD

Mariano Torres Bautista

ENGAÑO

Enrique Condés Lara

DE PLANTAS Y ANIMALES

Cecilia Vázquez Ahumada

REINCIGRAMA

Fernando Contreras

FRANTASIAS

José Fragoso Cervón

ZOOCIEDAD

La Cigarra Ilustrada

AQUÍ, PUROS CUENTOS

Paco Rubín

ARITMOMANÍA

Gabriela Breña

DIPUTADO A LA BASURA

El agua bendita nace del agua simple, es la

misma que llevan las pipas a los restauran-

tes, casas y templos católicos, que se transfi-

gura en agua sagrada por una operación de

transmutación simbólica. Emerge por la eficacia de un

rito que realiza un actor social legitimado (sacerdote),

esgrimiendo un discurso que no cambia la naturale-

za física del agua sino su naturaleza social (Bourdieu,

1990; 222). Transmutarse el agua en bendita no es posible solo

por los rasgos mágico-religiosas del sacerdote o por

las cualidades mágico-religiosas de las operaciones del

rito sino, fundamentalmente, por los distintivos de las

creencias mágico-religiosas, tal como lo apuntó Mar-

cel Mauss para la magia y el mago (Bourdieu, 1990;

222). Para Bourdieu, el poder de dotar un valor sim-

bólico a una cosa, radica en el campo cultural, en el sis-

tema de relaciones en conjunto (Bourdieu, 1990; 223).

Lo que un sacerdote moviliza al bendecir el agua y

transmutarla en bendita es todo el poder de campo

de la religión católica, es un saber que reposa sobre la

creencia en el agua que es el mismo Dios, el Espíritu

Santo capaz de purificar, eliminar culpas y sanar heri-

das. El agua simple se transforma con fuerza cultural

que será utilizada por la institución (iglesia) en la cele-

bración de los sacramentos (eucaristía, bautismo, un-

ción de los enfermos, etc.) y empleada por los creyen-

tes para distintos fines como santiguarse, rociar la casa

y, entre otras tantas acciones, beberla. La bendición es

un hecho social que hace que algo se torne sacro.

En la calle Palafox y Mendoza de la ciudad de

Puebla, en su tramo del zócalo al Boulevard Cinco

de Mayo, se encuentran los templos del Justo Juez y

el de la Compañía de Jesús. En ambos se observa la

recolección de agua bendita del Espíritu Santo y de

San Ignacio de Loyola. Desde hace bastantes años, en

el lugar, a diario y a distintas horas, hay personas que

quieren el líquido sagrado. Los solicitantes son de di-

versos estratos socioeconómicos, llevan sus recipientes

–galones- para llenarlos con el agua milagrosa; se en-

cuentran hasta mujeres indígenas que vienen, algunas

de la región de Oriental, para llevar agua a sus curan-

deros para las limpias o procesos de sanación mágico-

religiosa, por lo que la influencia del agua bendita del

Espíritu Santo y la de San Ignacio de Loyola son de

carácter metropolitano y regional.

El agua bendita se irriga o ingiere con diferentes

fines mágico-religiosos. En relación a la primera, se

esparce principalmente en casas, negocios y en el lugar

de trabajo. Al agua bendita que se propaga se le atribu-

yen varias funciones: alejar el mal, proteger, proporcio-

nar vida exitosa y resolver problemas, tanto en la casa,

la familia y el trabajo. Al parecer el agua bendita del

Espíritu Santo se usa para beberla y la de San Ignacio

para esparcirla; sin embargo, en los testimonios reco-

pilados, las personas la utilizan indistintamente.

En las casas se riega para: “espantar los malos es-

píritus”, “ahuyentar al demonio”, “alejar al maligno” y

para “ahuyentar a las malas personas que nos quieren

hacer daño”. En relación a los sentidos protectores, los

consultados dijeron: “para cuando nos ataque el otro”,

“para que no pase nada”, “para que Dios esté con no-

sotros”, “para proteger a la familia”, “para ahuyentar

broncas y chismes” y “para evitar las envidias”. Se pien-

sa que el agua bendita sirve para “alejar la mala suer-

te” y para que le vaya mejor a la familia; “para que nos

de buena suerte”, dicen otros testimonios. También es

interesante resaltar que el agua bendita se utiliza para

resolver problemas cotidianos: “para evitar pleitos”,

“cuando hay problemas se riega y se tranquilizan las

cosas” y “para que los problemas ya no sigan”. La seño-

ra Luz María narra cómo se enseñó a “limpiar” su casa

para alejar los malos espíritus y las envidias:

“Un día, mi vecina me llevó al mercado Hidalgo

con las yerberas a conseguir todo lo necesario para

“limpiar la casa”; compramos un anafre, ramos de lim-

pia, que tienen ramas de pirul, ruda, romero y ya no re-

cuerdo que más; carbón para el anafre, copal y el agua

bendita. Claro, esa no podía faltar para una buena lim-

pia. Llegamos a la casa como a las diez de la mañana,

ya todos se habían ido a la escuela y mi esposo a tra-

bajar; primero trapeamos toda la casa con agua ben-

dita, sobre todo las esquinas y los rincones; después

rezamos y prendimos el carbón en el anafre, el copal

en el sahumerio y paseamos por toda la casa, rezando

aves marías e invitando a los espíritus a irse de la casa

a descansar; con los ramos de limpia sacudimos los

muebles, las paredes, la entrada de la casa, el jardín y

el torreón; cuando terminamos los ramos de limpia se

quemaron en el carbón y al final todas las cenizas se

guardaron en una bolsa que tiré a la basura pero lejos

de la casa. En estas limpias me ayudó mi vecina du-

rante un mes todos los martes y durante todo el mes

tuve una veladora encendida junto a un vaso grande de

agua bendita de San Ignacio”.

La función mágico religiosa del agua bendita que

se ingiere y que principalmente es la del Espíritu

Santo es la de sanar, proteger, propiciar un estado del

ser y resolver problemas cotidianos. En relación al

sentido curativo, los informantes dijeron que el agua

bendita es para “tener salud”, “para una señora enfer-

ma”, “para estar saludable”; asimismo la utilizan para

“curar de espanto a mis niños” y “para que se les sal-

ga el diablo a los niños”. Es decir, se usa para tratar

tanto las enfermedades físicas como las mágicas. En

su acepción protectora, se bebe el agua bendita para:

“que nos protejan de las personas de otras sectas que

son adoradoras del Diablo”, “para que San Ignacio

nos libre de tentaciones” y “nos rociamos para salir a

trabajar, para que nos vaya bien”. También propicia

una nueva condición del ser: se toma el agua bendita

para “purificarse”, afirma un testimonio. Finalmente,

se ingiere el agua hasta para resolver la indisciplina

del adolescente; al respecto, afirma una señora: “hasta

un hijo que está rebelde, se le da en té, en café o en su

sopa, y se normaliza”.

El capellán comenta: “el agua del Espíritu Santo es

menos buscada, no entiendo por qué ya que el Espíritu

Santo es Dios mismo, por eso les digo a los fieles: sí,

el agua bendita ayuda, pero ayudará más si vienen a la

casa del señor y se acercan a él”.

Afirmamos, al menos hipotéticamente, que el agua

bendita esparcida tiene la función de proteger. Protec-

ción en relación a cuatro formas de creencias: creen-

cias en el mal, condensado principalmente en el de-

monio y espíritus de actuar maligno; creencias en el

proceder malintencionado de otras personas; creencias

en el surgimiento de contrariedades en la vida diaria

y creencias aspiracionales para lograr vivir mejor. De

igual manera, el agua bendita que se ingiere, tiene, ade-

más, la función de sanar, ya que tiene la virtud de tra-

tar tanto las enfermedades físicas como las mágicas y,

finalmente, la de purificar, lo cual genera simbólica-

mente un renacimiento de las personas.

Se trata de un sistema de creencias que es eficaz

simbólicamente ya que actúa sobre las prácticas de las

personas: santiguarse, trapear con agua bendita, barrer

la banqueta con ella, mezclarla con té, rociar la recá-

mara o rincón de la casa, beberla, limpiar personas,

etc., prácticas que son ritos que fortifican un régimen

de amparo, defensa y resguardo para las personas o co-

sas de posibles daños o peligros de todo tipo. De esta

manera el agua bendita, sus sentidos y las prácticas que

funda, son parte integrante del modo de vida urba-

no. La vida urbana también se define por la mixtura

de creencias de todo tipo. La ciudad también es sus

creencias.

Bibliografía.

Pierre Bourdieu: Sociología y Cultura. CNCA/ Grijalbo, México,

1990.José Enrique Finol y Aurora M. Montilla: Rito y símbolo: antro-

po-semiótica del velorio en Maracaibo, en Opción, año 20, no.

45, Venezuela, 2004.

Leticia Villalobos Sampayo: Ritual de fertilidad en un baño de

vapor urbano de Puebla, en Mirada Antropológica, revista del

Cuerpo Académico de Antropología, FFyL de la BUAP,

nueva época, número 2, México, 2004.

* Doctor en Antropología, coordinador de la Maestría

de Antropología Social de la BUAP.

**Estudiante de la Maestría de Antropología Social de

la BUAP.

* Reincidente no incluye sección de Sociales

Ernesto Licona Valencia* y Laura Penelope Urizar Pastor**

Año V, Número 87, 2da. quincena de noviembre de 2014

Los usos y significados del agua en la ciudad son diversos, así como

sus formas de domesticación a través de fuentes, drenaje, plantas de

tratamiento, lavaderos, pozos, cisternas, tinacos o pilas bautismales. Se usa

para la agricultura, la industria, la diversión, el erotismo, la sanación, la

limpieza y, también, para expiar almas.

15 DE SEPTIEMBRE

Gabriela Ruiz Velázquez

Alejandro García Sotelo

Mariana Figueroa Castelán

Martha Ivett Pérez Pérez

Laura Penélope Urizar Pastor

DESDE LA FACULTAD

Mariano Torres Bautista

ENGAÑO

Enrique Condés Lara

DE PLANTAS Y ANIMALES

Cecilia Vázquez Ahumada

REINCIGRAMA

Fernando Contreras

FRANTASIAS

José Fragoso Cervón

ZOOCIEDAD

La Cigarra Ilustrada

AQUÍ, PUROS CUENTOS

Paco Rubín

ARITMOMANÍA

Gabriela Breña

DIPUTADO A LA BASURA

reincidente 90.indd 1

15/11/14 12:33

El agua bendita nace del agua simple, es la misma que llevan las pipas a los restauran-tes, casas y templos católicos, que se transfi-gura en agua sagrada por una operación de

transmutación simbólica. Emerge por la eficacia de un rito que realiza un actor social legitimado (sacerdote), esgrimiendo un discurso que no cambia la naturale-za física del agua sino su naturaleza social (Bourdieu, 1990; 222).

Transmutarse el agua en bendita no es posible solo por los rasgos mágico-religiosas del sacerdote o por las cualidades mágico-religiosas de las operaciones del rito sino, fundamentalmente, por los distintivos de las creencias mágico-religiosas, tal como lo apuntó Mar-cel Mauss para la magia y el mago (Bourdieu, 1990; 222). Para Bourdieu, el poder de dotar un valor sim-bólico a una cosa, radica en el campo cultural, en el sis-tema de relaciones en conjunto (Bourdieu, 1990; 223). Lo que un sacerdote moviliza al bendecir el agua y transmutarla en bendita es todo el poder de campo de la religión católica, es un saber que reposa sobre la creencia en el agua que es el mismo Dios, el Espíritu Santo capaz de purificar, eliminar culpas y sanar heri-das. El agua simple se transforma con fuerza cultural que será utilizada por la institución (iglesia) en la cele-bración de los sacramentos (eucaristía, bautismo, un-ción de los enfermos, etc.) y empleada por los creyen-tes para distintos fines como santiguarse, rociar la casa y, entre otras tantas acciones, beberla. La bendición es un hecho social que hace que algo se torne sacro.

En la calle Palafox y Mendoza de la ciudad de Puebla, en su tramo del zócalo al Boulevard Cinco de Mayo, se encuentran los templos del Justo Juez y el de la Compañía de Jesús. En ambos se observa la recolección de agua bendita del Espíritu Santo y de San Ignacio de Loyola. Desde hace bastantes años, en el lugar, a diario y a distintas horas, hay personas que quieren el líquido sagrado. Los solicitantes son de di-versos estratos socioeconómicos, llevan sus recipientes –galones- para llenarlos con el agua milagrosa; se en-cuentran hasta mujeres indígenas que vienen, algunas de la región de Oriental, para llevar agua a sus curan-deros para las limpias o procesos de sanación mágico-religiosa, por lo que la influencia del agua bendita del Espíritu Santo y la de San Ignacio de Loyola son de carácter metropolitano y regional.

El agua bendita se irriga o ingiere con diferentes fines mágico-religiosos. En relación a la primera, se esparce principalmente en casas, negocios y en el lugar de trabajo. Al agua bendita que se propaga se le atribu-yen varias funciones: alejar el mal, proteger, proporcio-nar vida exitosa y resolver problemas, tanto en la casa, la familia y el trabajo. Al parecer el agua bendita del Espíritu Santo se usa para beberla y la de San Ignacio para esparcirla; sin embargo, en los testimonios reco-pilados, las personas la utilizan indistintamente.

En las casas se riega para: “espantar los malos es-píritus”, “ahuyentar al demonio”, “alejar al maligno” y

para “ahuyentar a las malas personas que nos quieren hacer daño”. En relación a los sentidos protectores, los consultados dijeron: “para cuando nos ataque el otro”, “para que no pase nada”, “para que Dios esté con no-sotros”, “para proteger a la familia”, “para ahuyentar broncas y chismes” y “para evitar las envidias”. Se pien-sa que el agua bendita sirve para “alejar la mala suer-te” y para que le vaya mejor a la familia; “para que nos de buena suerte”, dicen otros testimonios. También es interesante resaltar que el agua bendita se utiliza para resolver problemas cotidianos: “para evitar pleitos”, “cuando hay problemas se riega y se tranquilizan las cosas” y “para que los problemas ya no sigan”. La seño-ra Luz María narra cómo se enseñó a “limpiar” su casa para alejar los malos espíritus y las envidias:

“Un día, mi vecina me llevó al mercado Hidalgo con las yerberas a conseguir todo lo necesario para “limpiar la casa”; compramos un anafre, ramos de lim-pia, que tienen ramas de pirul, ruda, romero y ya no re-cuerdo que más; carbón para el anafre, copal y el agua bendita. Claro, esa no podía faltar para una buena lim-pia. Llegamos a la casa como a las diez de la mañana, ya todos se habían ido a la escuela y mi esposo a tra-bajar; primero trapeamos toda la casa con agua ben-dita, sobre todo las esquinas y los rincones; después rezamos y prendimos el carbón en el anafre, el copal en el sahumerio y paseamos por toda la casa, rezando aves marías e invitando a los espíritus a irse de la casa a descansar; con los ramos de limpia sacudimos los muebles, las paredes, la entrada de la casa, el jardín y el torreón; cuando terminamos los ramos de limpia se quemaron en el carbón y al final todas las cenizas se guardaron en una bolsa que tiré a la basura pero lejos de la casa. En estas limpias me ayudó mi vecina du-rante un mes todos los martes y durante todo el mes tuve una veladora encendida junto a un vaso grande de agua bendita de San Ignacio”.

La función mágico religiosa del agua bendita que se ingiere y que principalmente es la del Espíritu Santo es la de sanar, proteger, propiciar un estado del ser y resolver problemas cotidianos. En relación al sentido curativo, los informantes dijeron que el agua bendita es para “tener salud”, “para una señora enfer-ma”, “para estar saludable”; asimismo la utilizan para “curar de espanto a mis niños” y “para que se les sal-ga el diablo a los niños”. Es decir, se usa para tratar tanto las enfermedades físicas como las mágicas. En su acepción protectora, se bebe el agua bendita para: “que nos protejan de las personas de otras sectas que son adoradoras del Diablo”, “para que San Ignacio nos libre de tentaciones” y “nos rociamos para salir a trabajar, para que nos vaya bien”. También propicia una nueva condición del ser: se toma el agua bendita para “purificarse”, afirma un testimonio. Finalmente, se ingiere el agua hasta para resolver la indisciplina del adolescente; al respecto, afirma una señora: “hasta un hijo que está rebelde, se le da en té, en café o en su sopa, y se normaliza”.

El capellán comenta: “el agua del Espíritu Santo es menos buscada, no entiendo por qué ya que el Espíritu Santo es Dios mismo, por eso les digo a los fieles: sí, el agua bendita ayuda, pero ayudará más si vienen a la casa del señor y se acercan a él”.

Afirmamos, al menos hipotéticamente, que el agua bendita esparcida tiene la función de proteger. Protec-ción en relación a cuatro formas de creencias: creen-cias en el mal, condensado principalmente en el de-monio y espíritus de actuar maligno; creencias en el proceder malintencionado de otras personas; creencias en el surgimiento de contrariedades en la vida diaria y creencias aspiracionales para lograr vivir mejor. De igual manera, el agua bendita que se ingiere, tiene, ade-más, la función de sanar, ya que tiene la virtud de tra-tar tanto las enfermedades físicas como las mágicas y, finalmente, la de purificar, lo cual genera simbólica-mente un renacimiento de las personas.

Se trata de un sistema de creencias que es eficaz simbólicamente ya que actúa sobre las prácticas de las personas: santiguarse, trapear con agua bendita, barrer la banqueta con ella, mezclarla con té, rociar la recá-mara o rincón de la casa, beberla, limpiar personas, etc., prácticas que son ritos que fortifican un régimen de amparo, defensa y resguardo para las personas o co-sas de posibles daños o peligros de todo tipo. De esta manera el agua bendita, sus sentidos y las prácticas que funda, son parte integrante del modo de vida urba-no. La vida urbana también se define por la mixtura de creencias de todo tipo. La ciudad también es sus creencias.

Bibliografía.Pierre Bourdieu: Sociología y Cultura. CNCA/ Grijalbo, México,

1990.José Enrique Finol y Aurora M. Montilla: Rito y símbolo: antro-

po-semiótica del velorio en Maracaibo, en Opción, año 20, no. 45, Venezuela, 2004.

Leticia Villalobos Sampayo: Ritual de fertilidad en un baño de vapor urbano de Puebla, en Mirada Antropológica, revista del Cuerpo Académico de Antropología, FFyL de la BUAP, nueva época, número 2, México, 2004.

* Doctor en Antropología, coordinador de la Maestría de Antropología Social de la BUAP.**Estudiante de la Maestría de Antropología Social de la BUAP.

* Reincidente no incluye sección de Sociales

Ernesto Licona Valencia* y Laura Penelope Urizar Pastor**

Año V, Número 90, 2da. quincena de noviembre de 2014

Los usos y significados del agua en la ciudad son diversos, así como sus formas de domesticación a través de fuentes, drenaje, plantas de

tratamiento, lavaderos, pozos, cisternas, tinacos o pilas bautismales. Se usa para la agricultura, la industria, la diversión, el erotismo, la sanación, la

limpieza y, también, para expiar almas.

EL AGUA BENDITA: PRÁCTICAS Y CREENCIAS

Ernesto Licona Valencia Laura Penélope Urizar Pastor

AÚN QUIERO SOÑAR Octavio Spíndola Zago

DESDE LA FACULTAD Mariano Torres Bautista

DIA DE MUERTOS EN TLACOTEPEC, PUEBLA

Sebastián Licona GámezMUCHO LE DEBE EL DEPORTE

UNIVERSITARIO Jesús Agustín Pacheco Gonzaga

ENGAÑO Enrique Condés Lara

DE PLANTAS Y ANIMALES Cecilia Vázquez Ahumada

REINCIGRAMA Fernando Contreras

AQUÍ, PUROS CUENTOS Paco Rubín

FRANTASÍAS José Fragoso CervónARITMOMANÍA

Page 2: Reincidente 90

222

Mariano Torres Bautista*

El 19 de enero, en la Reunión General de la Academia Mexicana de las Ciencias 2012, el exrector de la UNAM, Juan Ramón de la Fuente, mencionó que es

imperativo dejar atrás la división que existe entre la cultura científica y la humanística. Basado en la tesis de C. Show, el Dr. De la Fuente argumentó que la división existente entre científicos y huma-nistas no ayuda a resolver las problemáticas que aquejan a nuestra sociedad y que, por el contrario, solo crea una ruptura en la educación científica y humanística. También se dijo que es necesario incorporar todas las formas de expresión de nues-tra cultura, que necesitamos de todos los actores y profesionales de nuestra sociedad para hacer frente al problema de la innovación y de nuestro desarrollo como país.

¡OH! Es bueno saber que hay conciencia sobre esto, que es el primer paso mediante el cual un al-cohólico puede superar su problema de adicción. El problema está, y eso tal vez se ha expresado ya sin lograr ningún eco, en la necesidad de contar con ¡una política de desarrollo soberana! ¿Para qué sirve incrementar lo que gasta actualmente CO-NACYT en apoyos a la investigación, si ésta se encuentra desconectada del sistema productivo? ¿De qué sirve respaldar algunos proyectos y pro-cedimientos en concurso con algunas empresas, como se viene haciendo desde los centros de in-vestigación en ingeniería de la UNAM, el IPN (si es que a este último lo dejan seguir siendo el Insti-tuto de inspiración napoleónica que fundó el Pre-sidente Lázaro Cárdenas para convertirlo en un mega-CONALEP) y otras instituciones como el Instituto de Investigaciones Eléctricas y el Institu-to Mexicano del Petróleo? ¿Por qué las prioridades de inversión en investigación las dicta muchas ve-

ces el Banco Mundial más que los resultados mis-mos de la investigación científica?

Pero nuestro llamado de atención no es sola-mente en lo que respecta a la también obvia ne-cesidad de hacer frente al problema de la inno-vación y de nuestro desarrollo como país, que es un expediente del que existen antecedentes desde antes de la ruptura con la monarquía española. ¡De hecho, es un discurso del siglo de las luces! También hay que decir que las bondades del tra-bajo interdisciplinar no son nuevas. Desde 1930 existe el Institute of Advanced Studies en Prin-ceton, Nueva Jersey, cuya principal característica es el trabajo interdisciplinario de alto nivel. En el mismo tenor, funcionan la red de 16 Institu-tos de Estudios Avanzados, agrupados en el con-sorcio Eurias desde 2004. El lector se preguntará ahora; ¿a propósito de qué vienen estas cuestio-nes? Considérese este largo preámbulo como un amplio contexto que permite el ejercicio del viejo método de razonamiento filosófico llamado “mé-todo de reducción al absurdo” para un problema de la vida universitaria mexicana. Nos referimos a la existencia del sistema de feudos en la estruc-tura organizativa académica.

Ante la evidente, diríamos urgente, necesidad de pasar a otro nivel de desarrollo para México, es más que obsoleto el trabajo aislado de cada Fa-cultad e Instituto. Con esto no queremos decir que las Facultades e institutos deban convertirse en un popurrí disciplinar. Cada ciencia necesita mantener sus bases, la esencia de su práctica epis-temológica. Pero esto debe reforzarse con la coo-peración interdisciplinaria. Se nos dirá: “eso ya se sabe”. Por supuesto, pero la realidad es que es muy poco lo que se hace como trabajo interdisci-plinar, agregaríamos incluso, es muy poco lo que

se puede hacer de manera interdisciplinar mien-tras existan estructuras de poder verticales, donde los intereses políticos y sus prácticas clientelares prevalecen por encima de los criterios científicos y las necesidades académicas; donde las direc-ciones de institutos y facultades actúan de ma-nera absolutista (diríamos incluso caciquil), sin estructuras intermedias orgánicas como son las academias y consejos técnicos; mecanismos que, igualmente, no son ninguna novedad en el mun-do universitario.

* El autor es Doctor en Historia por la Universi-dad de París I, Phantéon- Sorbonne. Actualmen-te, se desempeña como profesor-investigador del programa de Maestría del Colegio de Antropo-logía Social de la BUAP.

ESCRÍBENOS •Paracualquieraclaración •Paraalgúncomentario •Parahaceralgunacontribución •Paraexternarunacrítica •Paraprotestarporalgo •Paraalgunamentada(peroleve) •Paradiscutirelfuturodelahumanidad •Paradudas(quenoseanexistenciales) •Parapreguntas(nocapciosas)

Si quieres recibir Reincidente, nuestro correo electrónico es:[email protected]

El trabajo interdisciplinar no solo está en boga actualmente sino que, más que nunca, se ve como una necesidad dentro de la

comunidad científica que trabaja seriamente.

Page 3: Reincidente 90

3

Enrique Condés Lara*

En su controversia con los grupos más conser-vadores de la sociedad y con la Iglesia Católica por la implantación de la educación laica y la

educación sexual en las escuelas, Narciso Bassols, Se-cretario de Educación Pública, contó con el aval del presidente de la República, general Abelardo Rodrí-guez, y con el de Calles, que era el hombre fuerte. “Me ha llamado profundamente la atención –dijo abierta-mente el presidente de la República a principios de 1934— que prensa que se considera seria, de acogida a versiones interesadas y publique dolosamente hechos o propósitos que pudieran dañar la reputación del Se-cretario de Educación Pública, con cuya labor se en-cuentra altamente satisfecho el Ejecutivo a mi cargo, y por tanto, lo respaldo en todos sentidos”1.

No obstante, Bassols consideró conveniente re-nunciar al cargo. “Toda la animosidad de la Iglesia –le dijo al titular del Ejecutivo Federal– me hace pen-sar en la conveniencia de provocar con mi salida que el clero y sus secuaces desenmascaren de una vez por todas sus propósitos y luchen abiertamente contra el Gobierno de la Revolución… Parece indispensable obligarlos a que levanten la puntería y disparen con-tra usted, contra nuestros principios, contra las leyes y tendencias que han nacido de la Revolución.”2 La ve-racidad de sus afirmaciones se confirmó al ser desig-nado de inmediato secretario de Gobernación.

El cambio en la SEP no modificó las orientacio-nes educativas gubernamentales. Los grupos que se abrían paso en el poder concebían a la educación y a la escuela pública como catalizadores del cambio so-cial, y las teorías socialistas, de las que Bassols como marxista era portavoz, les parecían apropiadas para darle sentido y proyección a sus propósitos. Así, del 3 al 6 de diciembre de 1933, cuando se realizó la Con-vención Nacional del PNR en Querétaro, con la fi-nalidad de elaborar un plan de trabajo de seis años –Plan Sexenal– a realizar por el presidente que se ele-giría en los siguientes comicios (4 de julio de 1934), al llegar al punto del orden del día reservado a la edu-cación, la comisión designada presentó un proyecto defendiendo el laicismo anticlerical en marcha. “La escuela primaria –señaló–, además de excluir toda enseñanza religiosa, proporcionará respuesta verda-dera, científica y racional a todas y cada una de las cuestiones que deben ser resueltas en el espíritu de los educandos, para formarles un concepto exacto y positivo del mundo que los rodea y de la sociedad en que viven, ya que de otra suerte la escuela dejaría in-cumplida su misión social.”3

Sin embargo, en la discusión dicha tesis fue criti-cada por insuficiente: “El laicismo –dijeron– es una enorme muralla contra la cual se estrellan los impul-sos libertarios de la Revolución… es una de las tantas formas de los liberalismos ancestrales, uno de los as-pectos anacrónicos del individualismo, ha sido la trin-chera donde se fortifican los curas, los retardatarios y todos los enemigos de la emancipación popular.”4 Y luego de la intervención de varios oradores identifica-dos con el ala radical del PNR, la plenaria decidió pro-mover la educación socialista. Por unanimidad y entre ovaciones y aplausos, resolvió agregar al texto inicial:

... el Partido Nacional Revolucionario propugnará por que se lleve a cabo la reforma del artículo 3° de la Constitución Política Federal, a fin de que se establezca en términos precisos el principio de que la Educación Primaria y la Secundaria se impar-tirán directamente por el Estado o bajo su inme-diato control y dirección, y de que, en todo caso, la Educación en esos dos grados deberá basarse en las orientaciones y postulados de la Doctrina Socialis-ta, que sustenta la Revolución Mexicana.5

Algunos protagonistas y autores han dicho que tal acuerdo fue resultado de la oratoria impulsiva y demagógica de los delegados que intervinieron en el debate. La verdad es que fue expresión del inten-so reacomodo de fuerzas e ideas que se desarrollaba en el PNR. El general Abelardo Rodríguez estuvo entre los que no compartieron la decisión. El 21 de diciembre de ese año, envió una misiva al coronel y senador Carlos Riva Palacio, presidente del PNR, ex-poniéndole sus objeciones para reformar el artículo tercero en el sentido aprobado por la Convención del PNR. “Es mi opinión sincera –aseguró– que la mo-dificación que se introdujo en Querétaro al proyecto de Plan Sexenal, pretendiendo establecer imperati-vamente en nuestra Carta Magna el principio de la enseñanza socialista, es uno de los errores cometidos quizá de buena fe y con el propósito de establecer un principio avanzado, pero que resulta inadaptable a nuestras realidades e impracticable en la vida de la colectividad mexicana.”6

Sin embargo, en los estados de Veracruz, Yucatán, Michoacán y Tabasco, estaba ya inscrita la educación socialista en sus constituciones locales, y tanto Calles, “jefe máximo”, como Cárdenas, candidato presidencial del PNR, apoyaron la nueva orientación educativa. El 20 de julio de 1934, en la ciudad de Guadalajara, Plu-tarco Elías Calles habló de un nuevo período de la Revolución y la necesidad de conquistar la conciencia de la niñez y de la juventud (“apoderarnos”, fue el tér-mino que uso) y subrayó:

Es absolutamente necesario sacar al enemigo de esa trinchera donde está la clerecía, donde están los conservadores; me refiero a la educación, me refiero a la escuela.

Sería una torpeza muy grave, sería delictuoso para los hombres de la Revolución, que no arrancáramos a la juventud de las garras de la clerecía y de las garras de los conservadores; y desgraciadamente la escuela en muchos estados de la República y en la misma capital, está dirigida por elementos clericales y reaccionarios.7

Por su parte, Lázaro Cárdenas expresó, en una con-centración obrera, a favor de la educación socialista:

…la escuela socialista caminará en una escala so-cial sin interrupción que parte del jardín de niños, pasa por la escuela rural hasta la escuela técnica y universitaria, creando y manteniendo un estrecho vínculo de solidaridad entre las nuevas generacio-nes y la clase misma de los trabajadores. Uniendo

al niño y al joven con los centros de trabajo, con el campo y con el taller.8

Arrolladoramente (a pesar de las objeciones del presidente Abelardo Rodríguez), el 10 de octubre de 1934, el Congreso de la Unión aprobó la educación socialista. El texto constitucional, que se mantendrá hasta diciembre de 1946, decía:

La educación que imparta el Estado será socia-lista, y además de excluir toda doctrina religiosa combatirá el fanatismo y los prejuicios, para lo cual la escuela organizará sus enseñanzas y activi-dades en forma que permita crear en la juventud un concepto racional y exacto del universo y de la vida social.

Se reformaron planes y programas de estudio para dotarlos con una visión de la historia y la sociedad ba-sada en la idea marxista de la lucha de clases que, en el caso de este país, rescataba la originalidad de la na-cionalidad mexicana, subrayaba su valor frente a múl-tiples acechanzas extranjeras, colocaba en el centro del progreso al pueblo y anticipaba su redención, vía reali-zación de las metas de la Revolución Mexicana, en un estadio de civilización llamado socialismo.

Paradójica situación. Mientras que por un lado el Partido Comunista de México, expresión política or-ganizada del marxismo leninismo, era una corriente marginal en el concierto político nacional que daba re-iteradas muestras de incapacidad para descifrar la rea-lidad del país desde su específicos códigos ideológi-co-culturales y se encontraba ilegalizado y perseguido, por otro lado, simultáneamente, el marxismo, en tanto visión de la historia y modelo de reestructuración so-cial se abría camino en los terrenos de la cultura y la educación y, con el aval de fuerzas emergentes en el bloque gobernante, modelaba pensamientos y dejaba su impronta en instituciones nuevas.

1 Respalda a Bassols el Presidente. Excélsior, México, 10 de enero de 1934. p. 1.

2 Narciso Bassols: Renuncia al cargo de secretario de Educación. Obras. FCE. México, 1964. pp. 304-308.

3 II Convención Nacional Ordinaria del PNR: Lectura de las modificaciones propuestas por la comisión al proyecto de Plan Sexenal. Historia Documental del PNR/PRM/PRI, T. 2. Instituto de Capacitación Política, México, 1981. p. 90.

4 II Convención Nacional Ordinaria del PNR: Discusión del capítulo de educación. Historia Documental del PNR/PRM/PRI, T. 2. Instituto de Capacitación Política, México, 1981. p. 121.

5 II Convención Nacional Ordinaria del PNR: Discusión del capítulo… p. 125.

6 La carta completa se encuentra en, Francisco Javier Gaxio-la: El presidente Rodríguez (1932-1934). Editorial Cultura, México, 1938. pp. 305-311.

7 Citado por Alfonso Taracena: La verdadera revolución mexi-cana (1932-1934). Porrúa, México, 1992. p. 403.

8 Lázaro Cárdenas del Río: Mensaje del presidente electo de la República sobre la escuela socialista (28 de octubre de 1934). Palabras y documentos públicos (1928-1940). T. 1. Siglo XXI editores, México, 1978. p. 137.

* El autor, Doctor en Sociología Política por la Uni-versidad de Granada, España, es director del Museo de la Memoria Histórica Universitaria de la BUAP.

Existe la falsa creencia de que la lucha por el contenido y orientación de la educación es reciente.

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El Estado mexicano se ha caracterizado por ser un instrumento de opresión y represión siste-mática de toda movilización social, siempre protegiendo los intereses cupulares que han

penetrado las estructuras institucionales y han perver-tido los ideales democráticos; pero ha sido incapaz de suprimir las voces disidentes, porque los ideales no se han apagado, de la misma manera como las heridas si-guen abiertas. El Estado mexicano es, en palabras de José Revueltas, ese lugar maldito donde reina la tristeza, no se castiga el delito, se castiga la pobreza.

Inundan las redes sociales los hastags y trending to-pics demandando la renuncia de Enrique Peña Nieto, que caiga el peso de la justicia sobre los responsables por los grotescos crímenes en Ayotzinapa, la disolución de po-deres y el juicio político contra Rafael Moreno Valle por el caso Cholula y Chalchiuhapan. ¿Qué se puede esperar de un Estado que siembra cuerpos en fosas, los riega con sangre y los llora-oculta con festivales mediáticos, crisis casuales y opio de masas? #AyotzinapaSomosTodos por-que podemos ser cualquiera en cualquier momento, por-que en este país #PiensoLuegoMeDesaparecen, porque en este país soñar ya es un delito.

Este narcoestado kakistocrático y telecrático está manchado por un largo historial de crímenes de lesa humanidad que fácil pero dolorosamente podemos en-listar: Tlatelolco 1968, Halconazo 1971, Ciudad Juárez 1993-2012, Aguas Blancas 1995, Acteal 1997, Aten-co 2006, Guardería ABC 2009, San Fernando 2011, Tlatlaya 2014, Ayotzinapa 2014. Feminicidios, infan-ticidios, etnocidios, ecocidios, desapariciones forzadas, coerciones contra periodistas y estudiantes, criminali-zación de la protesta y el activismo social… ciertamente es una historia de terror.

El común denominador de todos esos casos es el em-biste frontal todo ápice de restitución comunitaria con-traria al individualismo capitalista. ¿Por qué Ayotzina-pa? Porque las Escuelas Normales Rurales son una tra-dición de lucha en un contexto de extrema pobreza; son la herencia del espíritu de la Revolución Mexicana de la educación como medio de liberación y no de ennobleci-miento. ¿Por qué 43 jóvenes? Por su espíritu apasionado, por su convicción de compromiso social, por no tener miedo a perder nada, porque sencillamente el sistema les ha arrebatado violentamente todo.

“I have a dream”, con estas palabras, Martin Luther King inició su discurso, el 28 de agosto de 1963, exi-giendo el reconocimiento legal de los derechos civiles para la comunidad afroamericana. “La palabra que trae ésta nuestra voz es un clamor”, así se dirigió la coman-danta Esther del EZLN al Congreso de la Unión, aquél 28 de marzo de 2001. “Todos nosotros mediante nues-tra presencia conferimos esplendor y esperanza a la li-

bertad recién nacida. De la experiencia de una desme-surada catástrofe humana debe nacer una sociedad de la que toda la humanidad se sienta orgullosa”, fue el discurso introductorio de Nelson Mandela, en su in-vestidura como presidente, el 10 de mayo de 1994. Hoy, sin embargo, se observa un panorama donde estamos perdiendo toda ilusión por soñar, donde nuestra palabra sencillamente ya no vale nada, donde la esperanza y la libertad se difuminan entre tanta violencia.

Vivimos en un contexto de violencia cotidiana, bombardeados por la televisión, el cine, la música y los videojuegos; violencia en las casas, calles y escuelas. Violencia física, psicológica, de género, simbólica, eco-nómica y cultural se conjugan en un entorno de con-trastes fuertemente marcados por la exclusión y la dis-criminación. Es inaudito lo fácil que hoy accedemos a la violencia como un producto mercantil, lo rápido que los niños se tornan violentos como respuesta a su ambiente.

La violencia se ha cotidianizado y naturalizado al grado de la microfísica foucaultiana; nuestro cuerpo ya no es más una situación de nuestra comprensión del mundo y el boceto de nuestro proyecto –como dijo Si-mone de Beauvoir-, sino una cosa más que puede ser vendida y modificada y debe seguir los esquemas de es-tética del mercado que nos permitan negociarlo. Nues-tro potencial, nuestra pasión y nuestras habilidades son mercancías que debemos fortalecer para ser competentes y ofrecerlas al mejor postor. Nosotros mismos estamos siendo reducidos a series numéricas con un signo mone-tario que es prescindible si el sistema así lo dispone, que es una pieza más en el tablero de los intereses de la elite banquera y armamentista.

El grito es unísono: #YaMeCanséDelMiedo #Ya-MeCanséDeLaCorrupción #YaMeCanséDeLaImpu-nidad. Despertamos cada mañana y nos hemos vuelto insensibles a la muerte –ha surtido efecto el bombardeo mediático de violencia que ha penetrado la subjetividad de los individuos decodificándola y reconfigurándola para poder seguir de largo su vida, sin el menor estreme-cimiento o dolor. Sin embargo, quizá debamos hacernos la pregunta incómoda ¿qué hago yo en el día a día que me diferencie de aquellos que señalamos como respon-sables?

¿Qué nos queda, si ya nos han quitado todo? Nues-tra alma, nuestro espíritu humano, nuestra sensibilidad y solidaridad, nuestra capacidad para despertar del le-targo y escuchar el llamado a luchar. A luchar contra el poder, a luchar contra el olvido, a luchar contra el eter-no presentismo, a enfrentar nuestros miedos y borrar toda diferencia, adoptar actitudes conciliadoras y verda-deramente críticas, a asumir nuestras responsabilidades como ciudadanos y como seres humanos, reintegrarnos a la naturaleza y a la comunidad.

“Dios ha muerto” sentenció Nietzsche. Lo hemos matado nosotros y seguimos asesinándolo día a día con nuestras contradicciones moralinas. “El hombre ha muerto” decretó Foucault. Ese ser pensante y sensible-mente racional que ocurre una vez por siglo, hoy parece desaparecido. Sin un ideal metafísico que guíe al espíri-tu humano y sin una conciencia crítica que construya su camino, parece ser que el colapso es inevitable. Sin em-bargo, Enrique Dussel aún nos ofrece un ápice de espe-ranza: “en Occidente la idea del sujeto se construye a par-tir de negaciones que mantienen la ficción de lo normal. Cuando esa ficción presenta anomalías fundamentales, es entonces cuando brota un paradigma revolucionario”. Y el sistema mexicano está por de más agotado.

La nuestra es una sociedad conmemoracionista, cons-truye su identidad, su memoria colectiva y su sentido nacional con base en discursos y fiestas, rituales cívicos y sacralizaciones del espacio. Es una sociedad que bus-ca imponer una versión dorada, dicotómica y teleológi-ca de la historia –a la más clara usanza decimonónica-, sometiendo a todos los grupos subalternos y locales al papel de “populacho”, cuando no al mero olvido. Pero descuidamos que “la memoria colectiva no puede tan fácilmente llevar a cabo esta sesgada selección de las ex-periencias que elimina y conserva. Porque las victorias de una clase social son también las derrotas de su clase oponente” (Aguirre Rojas, 2004: 8), e incluso el silencio es fuente de información, de traumas, de sentires. Pero México vive un tiempo de palabras, discursos en todos los sentidos que llegan a ensordecer por su vaguedad, que llegan a doler por su cruda verdad.

A propósito de esperanza –concepto fundamental en la filosofía de Ernst Bloch-, memoria –tan trabajada por autores como Enzo Traverso-, revolución –siguien-do más la línea marxista de Althuser y Mariátegui- y celebracionismo –baste una lectura a Mary J. Carruthers para comprender el fetichismo occidental por este me-taconcepto. Recientemente Alemania conmemoró 25 años de la caída del Muro de Berlín. Físicamente cayó un muro, pero miles más se han levantado, cayeron pie-dras pero con ellas ilusiones y sueños, se unió una na-ción mientras el concepto mismo de “nación” muestra sus contradicciones y coyunturas.

Pero al final, aún queremos soñar y, citando a Ariel Guzik, aún buscamos “recobrar el asombro de las cosas, redescubrir sus simplezas. La contemplación y el reen-cantamiento son muy importantes en estos tiempos de horror que vivimos”. Que la solidaridad que está gene-rándose no sea pasajera.

* El autor es estudiante de la licenciatura de Historia en la FF y L de la BUAP.

Después del 2010, nos quedó claro el poder material de las redes sociales, cuando los jóvenes de la región norte del continente africano las utilizaron para encender la Primavera Árabe que haría arder dictaduras faraónicas –sospechosamente, con apoyo estadounidense. A cuatro años y varios miles de kilómetros de distancia, al otro lado del Atlántico, nuevamente los jóvenes son quienes están en el protagonismo de la convulsión social que estremece a México. La pregunta es ¿será esta una coyuntura histórica o una efervescencia pasajera?

Octavio Spíndola Zago*

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HORIZONTALES1. Uno de los principales promo-

tores del golpe de Estado en contra del gobierno de Madero.

6. Acordó con Victoriano Huerta la conformación de gobierno provisional.

11. Secretario de Educación Públi-ca, designado por Álvaro Obre-gón.

12. Limpieza.14. Artículo neutro (inv.).16. Bebida alcohólica (inv.).17. Preso, culpable de un delito.18. Voz usada para detener a las ca-

ballerías.19. Ave paseriforme de Chile.21. Animal cuadrúpedo.23. (Standard), una de las empresas

que empezaron a explotar pe-tróleo mexicano a principio del siglo XX.

24. Altar.25. (De León), asesino de Álvaro

Obregón.27. Cincuenta y seis en números

romanos.28. (Mariano José de), escritor ro-

mántico español.30. Fundó el Partido Nacional Re-

volucionario en 1929.32. Forma de pronombre.33. Mira, observa.34. Uno de los firmantes del Pacto

de Xochimilco.37. Bajo el gobierno de éste presi-

dente se considera que concluyó la Revolución Mexicana.

41. Actriz y política argentina, es-posa de Juan Domingo Perón.

42. (Contreras), miembro de la guardia personal de Villa, fue el único que sobrevivió al atentado en el que murió el caudillo.

46. Óxido de calcio.47. Regales, obsequies.48. Ofidio de gran tamaño (inv.).49. Dueño de una cosa.50. Carta de la baraja.51. Seguro del Ahorro para el Reti-

ro.53. Anillo.56. Moneda de cobre usada en la

antigua Roma.57. Fue asesinado junto con Fran-

cisco I. Madero.

58. Cereal que importó México a causa de la sequía de 1908 y 1909.

60. (Flores), hermanos anarquistas, precursores del movimiento re-volucionario.

61. Plan promulgado por Zapata.

VERTICALES2. Símbolos del electrón y julio.3. (Sosa), guerrillero guatemalteco

en la década de los 60 del siglo XX.

4. Pronombre demostrativo.5. Del verbo serrar.6. Obra de teatro breve, de carác-

ter cómico o satírico.7. Nombre de una consonante.8. Un signo del zodiaco.9. Diosa griega de la luna nueva.10. (Dutch Shell), de las primeras

empresas petroleras que opera-ron en México.

13. ( Javier), cantante de bolero ran-chero.

15. Un estado de Venezuela.18. Deidad hinduista, uno de los

tres miembros de la Trinidad.20. Hogar.22. Terminación verbal.23. Percibí por medio del olfato.25. Poner precio o valor a una cosa.26. Recogen el ancla.29. Lista, catálogo.31. Unidad monetaria de Bulgaria.34. Prohibir por ley o mandato.35. (Limantour), ministro porfirista

de Hacienda y Crédito Público.36. Artículo determinado.38. Departamento de Perú.39. Monje del Tíbet.40. Sábalo, pez teleósteo.43. Hermano de Moisés, primer

Sumo Sacerdote del pueblo de Israel (Biblia).

44. Símbolo del molibdeno.45. Presidente de EU.51. Tiza, clarión (inv.).52. Orificio del recto.54. (Charles), cantante, saxofonista

y pianista de jazz.55. Escuchaba.57. Apócope de papá.58. Símbolos de la impedancia y

abreviatura de litro.

Ningún huerto sería lo mismo sin una pequeña parte de coles (brassica olera-cea). Esta hortaliza introducida por los celtas hace 2500 años, ha pasado por

las manos de muchas generaciones de aficionados a la horticultura: desde el emperador Dioclecia-no (284-305), hasta Eleanor Roosevelt y Michelle Obama. Además, en Occidente, fue el origen de la conservación de alimentos por congelación.

Al respecto, se dice que, a principios del si-glo XX, en la península de Labrador (Canadá), un trampero que comerciaba con pieles, rompía el hielo de toneles con salmuera para sacar una col congelada y satisfacer la necesidad de su esposa de consumir verduras frescas. El nombre de este ca-zador fue Clarence Birdseye.

Las coles tienen su origen en la Europa Cen-tral y el Mediterráneo. Los griegos las conocían como karambai y los romanos las llamaban caulis y brassica. Se cuenta que Diocleciano se retiró a cul-tivar coles en su palacio de Spalato (el actual Split, Croacia). Con este entusiasmo se dirigía a un ami-go mientras el Imperio se sumía en una guerra ci-vil: “¡Tendrías que ver cómo está el huerto!”.

Las plantas polimorfas, como la col, tienen una gran capacidad de adaptación. Así, la col silvestre ha evolucionado a col rizada, repollo, col de Bru-selas (1750), colza, coliflor y brócoli (Italia 1724). La diversidad es grande, el sabor varía y la salud acompaña a las coles.

El término vegetal viene del latín vegere que significa cultivar, animar o alentar. La col es tan apreciada porque sus semillas diminutas dan hor-talizas comestibles que pueden llegar a ser de ta-maño descomunal. En 1989, el Sr. Bernard La-very, en Gales del Sur, obtuvo una col de 56.24 kg. y en el 2000, la Sra. Barb Everingham, en Alaska, cultivó una col de 47.9 kg.

Durante la Primera Guerra Mundial (1914-1918), el rey de Inglaterra, Jorge V, mandó des-enterrar los arriates de flores del palacio de Buc-kingham, en Londres, para plantar coles y papas. “Ponga un huerto en su vida”, fue la consigna del gobierno inglés para solventar las necesidades ali-mentarias durante el conflicto. De 600,000 huer-

tos se pasó a 1,5 millones. Es más, la Iglesia An-glicana autorizó el trabajo “en el día del Señor”, para el cuidado de los huertos.

Durante la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), los Estados Unidos de Norteamérica siguió la misma política de fomentar el cultivo de huer-tos. Así fue como se cultivaron parques y jardines. Eleanor Roosevelt, en 1943, cultivó en la Casa Blanca, zanahorias, frijoles, ejotes tomates y coles. Michel Obama baila con nabos y ha resucitado el huerto en la Casa Blanca.

En Inglaterra, durante la Segunda Guerra, también se alentó el cultivo de huertas familiares. “Un huerto para la victoria”, fue la consigna. Esta sana costumbre entre los ingleses permaneció des-pués de la guerra. Y la col fue una estrella en los platillos de todos los aliados. George Orwell llegó a decir: “Mucha gente está mejor alimentada que antaño. Hay menos obesos”.

Pero, regresando al asunto de la congelación de alimentos, se sabe que a principios del siglo pa-sado, Clarence Birdseye convenció a su esposa de que era posible conseguir la manutención siendo trampero (cazador que, para atrapar a sus presas, emplea trampas). Observando a los nativos del norte de Canadá, descubrió que la carne sabía me-jor si se congelaba al instante de ser cazada, acción que resultaba a la intemperie de la región (-50° C). Así fue que Birdseye experimentó congelar coles “frescas”, depositadas en salmuera. Este método lo usaban los inuit.

En 1917, la familia de Birdseye regresó a los Estados Unidos. En Nueva Jersey, intentaron po-ner una congeladora en una antigua fábrica de he-lados, fracasaron y se mudaron a Massachusetts donde instalaron un congelador móvil dentro de un camión, con el que congelaban hortalizas re-cién cortadas en los campos de cultivo. Entonces, Marjorie Merriweather Post probó el invento de Birdseye de su congelador ambulante y le compró la idea, convirtiéndose en una exitosa empresaria de la industria alimentaria.

La autora es licenciada en Antropología Social por la BUAP, actualmente adscrita al INAH-Puebla.

Ventana DesvestidaConocía perfectamente ese edificio con departamentos.  Casi como la palma de mi mano. 

Sabía de memoria cuáles ventanas se abrían a las diez de la mañana y cuántas personas saldrían al igual que el sol.

Conocía perfectamente ese edificio con departa-mentos y sabía de memoria sus parpadeos de ventanas.  Pero de sus inquilinos, no conocía a nadie.

Fumaba entonces un cigarro tras otro, y mi mirada se concentraba en el punto de fuga donde aparecía  una ventana entreabierta.

Detrás de ella, en el interior de un penúltimo piso, dos siluetas.

Un hombre y una mujer, quizá enfermos, quizá ena-morados.

Él, de nombre Él y ella de nombre María Ella.Él la miraba al oído y María Ella escuchaba sus ojos.Después vino un abrazo y sus cuerpos parecían uno

con cuatro brazos, y después del abrazo Él otra vez en él y María Ella en el penúltimo piso comenzaba a hablarle.

Le decía justo lo que salía de su boca y Él escuchaba únicamente lo que percibían sus oídos.

El de nombre masculino hacía movimientos con los brazos, como explicando las dimensiones de un objeto grande. Tan grande como la majestuosidad de ella, de María Ella.

Diciendo no con la cabeza –ésa con gestos hermosos que yo desde la distancia no percibía–, María Ella confesaba que jamás lo olvidaría y entonces Él des-apareció de la escena, porque seguramente fue a guardar al armario esa promesa.

Le di “palmadas en la espalda” al cigarro entre mis dedos que poco a poco moría y aterricé mi mirada nue-vamente en esa historia que es de las que el periódico no redacta.

Busqué de nuevo a esa pareja, Él y María Ella gri-tándose amor y callando odio.

María Ella decía que había que cambiar los muebles y Él contestó que la amaba.

Entonces, Él le preguntó si el color naranja era buen tono para pintar las paredes del departamento y María Ella respondió que el mundo es tan azul como una na-ranja. Y en el color coincidieron.

Yo que no sé de colores, sé que no descubrí el hilo negro.

Tampoco la madeja de hilos que cubren el cuerpo de María Ella, porque cuando estaba a punto de descu-brirlo, Él le quito de manera exquisita el vestido, pero antes, dejó vestida la ventana nublando mi vista con un cierre de persianas.

Cecilia Vázquez Ahumada*

La col silvestre de flores amarillas ha colonizado buena parte del planeta. Al igual que las flores (la rosa roja simboliza el amor y, la amapola, el recuerdo), las hortalizas también tienen su propio len-

guaje. El chícharo “es el precursor del verano” y simboliza el respeto, según el experto en horticultura victoriano John Loudon; la papa la benevolencia, y la col, como no podía ser menos, la prosperidad

económica.Laws Bill

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José Luis Moreno Campos fue un joven estudioso e inquieto, amante del deporte, en especial del básquetbol, ya que fue seleccionado na-cional, aunque en la disciplina de natación obtuvo un tercer lugar nacional en nado de mariposa. No obstante, se tituló como ingeniero

en Biomédica y también realizó estudios de Administración Deportiva. Contaba con virtudes excepcionales que le permitieron levantarse como dirigente del deporte y de los deportistas de la Universidad Autónoma de Puebla, en la décadas de los setenta y ochenta del pasado siglo. Le ayudó, además, una reconocida actitud franca, generosa e incondicional hacia la comunidad universitaria y sus causas.

De esa forma, en tiempos en que nuestra universidad requería de pro-greso y cambios académicos, administrativos y culturales, cobró relevan-cia la figura de José Luis Moreno Campos. En tanto Director del De-partamento de Educación Física, con nuevas ideas y una extraordinaria perseverancia, impulsó en la UAP disciplinas como el básquetbol, el béis-bol, el voleibol, la natación, el ciclismo, el karate, el atletismo, el box, el hockey, el tenis y el montañismo. Incansable, perseverante y creativo, con el respaldo de los rectores Sergio Flores Suárez, Luis Rivera Terrazas y Alfonso Vélez Pliego, hizo de esta Universidad una verdadera catedral del deporte, orgullosa de sus atletas y deportistas, y de sus instalaciones, particularmente, del polideportivo Ignacio Manuel Altamirano, ubicado en Ciudad Universitaria.

Moreno Campos fue también un destacado organizador y creador de agrupaciones y asociaciones deportivas como la Organización Deportiva Estudiantil de México (ODEM), de la que fue presidente y fundador; la Organización Deportiva Universitaria del Caribe (ODUCC); la Fe-deración Internacional Deportiva Universitaria con sede en Italia, que también encabezó. En 1968, fue director del área médica del Comité Olímpico en México y, más tarde, integrante del Instituto Nacional del Deporte Estudiantil. En 1970, pasó a ser integrante del Comité de Fút-bol Mundial. A pesar de todo lo anterior, en 1987, una nueva administra-ción universitaria lo separó de la dirección del Departamento de Educa-ción Física, en el que sirvió, por cerca de veinte años, en la formación de jóvenes deportistas.

Con Moreno Campos al frente, la UAP ocupó primeros sitios en di-ferentes ramas del deporte universitario. Para lograrlo, organizó una serie de campeonatos internos en las ramas femenil y varonil de las diversas disciplinas, e impulsó eventos como la Conferencia Nacional Estudiantil de Básquetbol, el Segundo Campeonato Interior de Esgrima, diversos campeonatos de béisbol; conferencias, clínicas, pláticas, el Campeonato Olímpico de Levantamiento de Pesas, la enseñanza del karate, el Cam-peonato de Baloncesto Universitario, el Torneo Interno de Ciclismo; alentó la participación en campeonatos y torneos de Cuba, Venezuela, Colombia y, con 116 deportistas distribuidos en ocho deportes con diez disciplinas, en la Universiada de Bucarest, Rumania. Para 1983, los estu-diantes deportistas poblanos habían estado en más de 130 campeonatos municipales, 18 estatales y 28 nacionales. Y, en 1984, se realizó en Pue-bla el Primer Campeonato Universitario Centroamericano y del Caribe. Cabe destacar el respaldo que dio al montañismo universitario con salidas a Ecuador, Bolivia, Perú, Argentina, Guatemala y la antigua URSS, ade-más de los sitios nacionales de interés en la materia.

Mucho debe el deporte universitario a Moreno Campos. Sean estas líneas un modesto tributo a su memoria.

* El autor es docente en la escuela preparatoria regional Enrique Cabrera Barroso de la BUAP.

Con 78 años de edad, el pasado 2 de agosto, murió José Luis Moreno Campos, figura central del

deporte universitario poblano durante dos décadas.Sebastián Licona Gámez*

Pensar y ritualizar la muerte del ser humano es universal, más no su forma que es histórica y cultural. Toda sociedad, comunidad y grupo social crea expresiones simbólicas frente al suceso de la muerte. La cultura es la respuesta más elaborada, porque en ella se plasman prácticas cotidianas, instituciones y cosmovisiones que definen un modo peculiar de significar la muerte. Así lo observe en

Tlacotepec, Puebla en días pasados.

En México, el ritual de Día de Muertos se sustenta en la creencia que los muertos re-gresan en noviembre, ya que nunca han muerto, siguen viviendo y trabajando; creencia muy antigua de aproximadamente cuarenta siglos según datos arqueológicos y que hoy

observamos su continuidad en diferentes grupos sociales que habitan el país. El ritual es la “respuesta” ante el fenómeno de la muerte. Sin embargo podría pensarse que

a pesar de sus orígenes en el México prehispánico y en sus concepciones católicas coloniales, posee en su práctica y expresión un carácter homogéneo en todas las regiones del país, pero esto no es así, porque la cultura se crea a partir de la vida cotidiana de sujetos históricos. No es lo mismo un “día de muertos” en una ciudad que en una zona rural. Por ejemplo, en la ciudad de Puebla es un espectáculo con actividades artísticas, concursos de ofrendas y eventos diversos para el turismo. Muchos de sus habitantes sólo asisten al cementario por corto tiempo, arreglan la tumba del difunto, le ponen flores y se retiran. Mientras que, en Tlacotepec, las personas se trasladan al panteón y conviven durante toda la noche con sus muertos, trasladando la ofrenda que levantaron en el hogar al cementerio. Se objetiva así, en este lugar, la creencia: la idea del “regreso de los muertos” se sintetiza en la velada (como sus habitantes la definen), que es la ac-ción de velar festivamente durante toda la noche a los muertos de la familia; la velada es la ma-terialización simbólica de la creencia en un lugar. Es un re-encuentro con los difuntos y con la familia, afirman sus habitantes: “los difuntos regresan del mundo de los espíritus para reunirse con sus familias con el permiso de Dios”.

En Tlacotepec existen diferentes significados sobre la reunión de los muertos con los vivos, dependendiendo del tipo de muerte y persona. Por ejemplo, los limbos son niños muertos que llegan el 30 de octubre, que murieron sin bautizo, por aborto o porque nunca “comieron de la tierra”, a ellos se les ofrenda una luz en las puertas de las casas porque los niños “nacieron sin luz” y con la ofrenda se les nutre de ella.

Del 1 al 2 de noviembre arriban los adultos. A estos difuntos se les monta una ofrenda en el hogar, con la cual se nutren y satisfacen sus necesidades –dicen sus habitantes que por la ca-rencia de un cuerpo material, los difuntos solo necesitan “comer” un par de días al año. Llegan con el propósito de reunirse con sus seres queridos; estos difuntos, afirman los habitantes, no tienen un “rumbo”. Se tiene además la creencia de que los difuntos, a su llegada, toman formas de entes materiales como perros oliendo la ofrenda de una manera peculiar, mariposas posán-dose en los familiares, pájaros extravagantes volando de forma inusual en la tumba, etc., todo basado a la experiencia de su vida cotidiana. Por ejemplo, una señora comentó que vio unas mariposas cuando velaba a su difunto, llegaron y se posaron sobre ella, y en ese momento, dice ella, sintió la energía de su difunto y un sentimiento de paz que le envolvió todo el cuerpo. También se tiene la idea de que aquellas personas que no creen o no “guardan”, los difuntos te “atrapan” y te “llevan”.

Dado que el Día de Muertos posee orígenes mesoamericanos pero que, con la llegada de los españoles, se resignificó y se incorporó con el catolicismo, la ofrenda es una de muchas materializaciones de esta concepción fusionada pues combina diferentes elementos materiales tales como cerámica, dulces, flores, veladoras, imágenes religiosas entre otras, que dan cuenta de la riqueza cultural. Ofrendar en Día de Muertos, es compartir con los difuntos el pan, la sal, las frutas, los manjares culinarios, el agua y la bebida. Levantar la ofrenda es estar cerca de los muertos, es un diálogo con su recuerdo, con su vida; la ofrenda es la continuidad del ritual que convoca a la memoria.

** El autor es estudiante de licenciatura de la Facultad de Filosofía y Letras de la BUAP.

JOSÉ LUIS MORENO CAMPOS

MUCHO LE DEBE EL DEPORTE

UNIVERSITARIO Jesús Agustín Pacheco Gonzaga*

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RE~INCIDENTE. Año 5. No. 90 . Segunda quincena de noviembre de 2014. Es una publicación quincenal editada por el C. Enrique Condés Lara, domicilio Costado del Atrio de San Francisco 22 bis. Cuadrante de san Francisco, Delegación Coyoacán, CP. 04320, tel. (55) 55-17-76-63. Correo electrónico: [email protected]. Editor responsable: Enrique Condés Lara. Reserva de Derechos al Uso Exclusivo 04-2011-032210460200-101. ISSN: 2007-476X. Otorgados por el Instituto Nacional del Derecho de Autor. Certificado de Licitud y Contenido No. 15198 otorgado por la Comisión Calificadora de Publicaciones y Revistas de la Secretaría de Gobernación. Impresa en los talleres de El Errante, Editor. Privada Emiliano Zapata No. 5947, San Baltasar Campeche, Puebla Pue. C.P. 72550. Este número se terminó de imprimir en septiembre de 2014 con un tiraje de 5000 ejemplares. Las opiniones expresadas por los autores no necesariamente reflejan la postura del editor de la publicación. Que-da estrictamente prohibida la reproducción total o parcial de los contenidos e imágenes de la publicación sin previa autorización de RE-INCIDENTE.

Solución alReincigRama de eSte númeRo

Era uno de esos días de alucine en que me había deshecho de todos los compromisos familiares y como, afortunadamente, estoy en la condición de “jubilado”, vagaba sin

rumbo fijo por los portales de la “diabólica, perdón “angelical” metrópoli, cuando, sin quererlo ni desear-lo, me encontré (chin) con el mismísimo y único Ru-covich. (Y la verdad, si hubiera otro sujeto como ese, la sociedad sería más mejor).

Por más que me le había escondido una semana, algo en mí me dijo que mi peda tendría su compañía y un largo reclamo porque lo dejé colgado el otro día en compañía de el fresa.

—No te hagas güey, pinche José, que no me tie-nes tan contento, ¡cabrón!–, me dijo. Y agregó: “Huis-te como cobarde con el socorrido pretexto de ahorita vengo voy al baño, y ya no regresaste, no manches, te pareces al hongo cuando se piden la cuenta y las pro-pinas. Se puso tan briago el fresa –continuó el relato– que se quedó en mi cantón esa noche y se fue hasta el otro día... y eso porque regresaba su familia. Llegaban su mami-mami y su esposa y tenía que arreglar todo su tiradero: tender la cama, lavar los trastes, trapear y...”.

Nada tonto, después de que me disculpé, apro-vechó para decirme que “le debía una” y que si le in-vitaba unas chelas en ese instante, “no habría dope”. Así que, no habiendo más remedio, nos sentamos en la mesa de la cantina que parece restaurante, ahí mis-mo en los portales, para pagar mi deuda y saciar mi curiosidad sobre lo que había pasado ese día con él y con el fresa, cuando mami-mami y esposa estaban todavía de viaje.

Ya instalados y con unas elodias enfrente, le solté la pregunta: “¿cuéntame que pasó, dónde pararon tú y él fresa ese día?”

Se echó un trago de media botella de cerveza y después de un largo silencio gozando de mi duda, contestó: “cuando nos dimos cuenta de tu graciosa

huida, seguimos libando dos que tres fuertecitos y ya sabrás, como aquí los tragos son caros y yo tenía ga-nas de un “cualquier-cualquier”, lo invité a mi nave y ahí nos pusimos bien, combinando una achicalada y otros tragos más. Ya de noche y medios persas –pro-siguió–, me dijo que fuéramos a uno de esos lugares del quinto regimiento de infantería Salvadores de la Patria que yo conocía. Y cuando dijo: por la cuenta no te preocupes, venció cualquier resistencia que hu-biera en mí”.

“Y nos fuimos de farra”, sentenció el Rucovich, en-tusiasmado. “Con el fresa me sentía como en esos tiempos juveniles en que llevabas a alguien a un lugar prohibido para que se estrenara”.

Al oír eso, medio arrepentido por haber huido, le pregunté: ¿Y a dónde fueron?

—Como en los viejos tiempos, nos enfilamos por el rumbo de Canoa. Encontramos un tugurio de esos de solo sácame mis centavos, vimos la variedad: vie-jas desganadas tratando de bajarte la lana. ¡Mala vi-bra! Luego de echarse un pésimo raspadito con una damisela, el fresa, encabronado, me dijo: “pinche Ru-covich, vámonos a otro lado, donde haya a-m-b-i-e-n-t-e”. Así que seguimos adelante para encontrar un verdadero lupanar de quinto regimiento del Ejército de Salvación, donde te enamoras de las chicas buenas al ritmo de la música, y haces la fiesta como en los viejos tiempos. Y no tuvimos que caminar mucho. Al poco tiempo teníamos un pomo de ron en una mesa, dos bellas mujeres dispuestas a divertirse hasta lo que el cuerpo aguante, la orquesta de tres (batería, guitarra eléctrica y saxofón) tocando viejas melodías de puritito agasajo: danzones, boleros, tropical, baladas de rock; besos, romance, mota, faje y etc. ¡De lo que te perdiste por hojaldra!

* El autor es Doctor en Sociología Jurídica por la BUAP, y cuatachín.

José Fragoso Cervón*

En México, durante el año 2013, los políticos mexicanos re-cibieron buenos salarios, muy buenos. Para muestra los 185 mil 569 pesos que mensualmente percibió Gustavo Madero

cuando era presidente del PAN. Eso sin considerar prestaciones. Esa misma ardua labor fue retribuida, al presidente nacional del PRI César Camacho, con un sueldo mensual de 47 mil 396 pesos y con 37 mil 113 pesos mensuales a Jesús Zambrano del PRD, que mirándolo bien se ven modestos junto a los 185 mil del panista.

Para los 80 integrantes del Comité Ejecutivo Nacional del PRD hubo, en 2013, 40 millones 431 mil 756 pesos en sueldos y prestaciones. Para los 25 del PAN, 23 millones 135 mil 996 pesos y 13 millones 82 mil pesos para los 57 agraciados del PRI.

Madero ingresó a su bolsillo un total de 2 millones 738 mil 693 pesos que, sumados a los viáticos y gastos de representación, le die-ron un total de 3 millones 68 mil pesos.

La entonces secretaria general del PAN, Cecilia Romero, ganó 176 mil 726 pesos mensuales con prestaciones, más viáticos por 67 mil 229 pesos, y el tesorero nacional del PAN, Carlos Alfredo Ol-son San Vicente, ganó lo mismo que Cecilia Romero, pero con un adicional de 110 mil pesos para viáticos y gastos de representación.

El presidente nacional del PRI, César Camacho Quiroz, tuvo ingresos por 916 mil 743 pesos en 2013, incluyendo ayuda de des-pensa y “de habitación”, alimentación, premio de asistencia, pun-tualidad y aguinaldo.

Ivonne Ortega, secretaria general priísta, recibió por sueldo y compensación 32 mil 814 pesos mensuales, más prestaciones arroja un ingreso oficial al mes de 68 mil 965 pesos.

Jesús Zambrano recibió, en 2013, un total de 597 mil 913 pesos como dirigente del PRD por “apoyo 260”, más un “Bono 261” de 8 mil 719 pesos; “Bono de fin de año” por 66 mil 434 pesos; me-nos 137 mil 840 pesos por “Impuesto Sobre el Trabajo”, así como 23 mil 439 pesos descontados por “cuotas partidistas”. Esto arroja 37 mil 113 pesos mensuales, y en adición recibió gastos en viáticos 727 mil 269 pesos.

El entonces secretario general perredista, Alejandro Sánchez Camacho, recibió 37 mil pesos mensuales, más 516 mil 158 pesos en viáticos. Por último, Xavier Garza, como encargado de las finan-zas de ese partido, obtuvo un salario mensual de 36 mil 955 pesos, más gastos de 613 mil 433 pesos en viáticos.

En contraste, muy alto contraste, el ingreso corriente total, es decir, el monetario más el no monetario que incluye el autocon-sumo, pagos en especie y la estimación del alquiler de la vivienda en el país, fue de 38 mil 125 pesos anuales para los hogares mexi-canos durante el año 2012 (Encuesta Nacional de Ingresos y Gas-tos de los Hogares 2012, elaborada por el INEGI).

A nivel nacional, el número de personas en situación de pobre-za era de 53.3 millones en 2012, mientras que en 2010 era de 52.8 millones, según el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval).

La población total del país pasó de 114.5 a 117.3 millones de personas entre 2010 y 2012.

Fuente: reportes de ingresos y gastos que los partidos entregaron al Instituto Nacio-nal Electoral (INE).http://www3.inegi.org.mx/sistemas/microdatos/Microdatos_archivos/enigh/Doc/Resultados_enigh12.pdf

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AHORA QUE EL ASUNTO ESTÁ DE MODA. En 1879, en Estados Unidos, se dio a conocer la noticia de que para tratar la adición a la morfina, en adelante, se emplearía una sustancia llama-da cocaína.

¡VAYA!, CON ESTO YA SE ENTIENDE TODO. Sigmund Freud curaba su adición a la morfina con cocaína.

¿VISIÓN DE FUTURO? En 1938, Adolfo Hitler fue elegido El Hombre del Año por la revista TIME.

NO SIEMPRE HAY QUE CREER TODO LO QUE DI-CEN LOS MÉDICOS. En marzo de 1996, en Melbourne, Aus-tralia, fue detenido Peter Archer, de 47 años, por correr desnudo por la calle. Sin embargo, la policía lo dejó en libertad poco después cuando supo que estaba huyendo de una funeraria donde un doctor lo había declarado oficialmente muerto.

¿Y SI HUBIERA SIDO CARLOS SLIM? El 1876, luego de que Alexander Graham Bell ofreciera venderle los derechos del teléfo-no, la Western Union dictaminó: “…tiene tantas cosas en su contra que no puede ser considerado seriamente un medio de comunica-ción. El aparato no tiene ningún valor para nosotros”.

EN EL MISMO TENOR. En 1943, Thomas Watson, director de IBM, aseguró: “Creo que hay mercado mundial quizás para cin-co computadoras”.

EN POLÍTICA TODO ES POSIBLE. En 1964, el actor Ro-nald Reagan perdió el papel principal de la película The Best Man porque, explicaron, “no tenía apariencia de Presidente.”

¿ALGUNA SIMILITUD CON LA IMPORTACIÓN DE EUCALIPTOS QUE HIZO MIGUEL ÁNGEL DE QUE-VEDO? Las marmotas, pequeños mamíferos famosos por matar cobras, fueron llevadas desde Asia a Hawai para tratar de controlar la población de ratas, pero sin tomar en cuenta un pequeño detalle: son animales diurnos y las ratas son animales nocturnos. Hoy en día, las marmotas son consideradas en Hawai una plaga, casi tanto como las ratas.

AFORTUNADAMENTE, TAMBIÉN HAY DÉSPOTAS TORPES. En agosto de 1890, tras la primera ejecución en la his-toria en la silla eléctrica, el emperador Menelik II de Abisinia, hoy Etiopía, impresionado, encargó tres sillas eléctricas. Sin embargo, no pudo usar ese adelanto porque en su país no existía electricidad. Pero, inspirado, empleó una de ellas como su propio trono imperial.

“POBRES DE LOS VIEJOS, NO NOS PUEDEN ENTEN-DER”, DECÍA UNA CANCIÓN DE LOS ÚLTIMOS AÑOS SESENTA. En 1962, los administradores de Decca Recording Company le dijeron a los Beatles: “No nos gusta como suenan y la música de guitarra está pasando de moda”.

La Historia es una película en la que no sabemos el final pero que, conforme avanza, nos proporciona pistas sobre tonterías ocurridas que, en el pasado, veíamos de otra manera. Nos deja ver la frecuencia

con que fácilmente se mete la pata y, aún cuando nos sugiere a cada rato que nunca hay que jurar que las cosas terminarán i-n-e-v-i-t-a-b-l-e-m-e-n-t-e de cierta manera, pocas veces le hacemos caso,

dándole pie para que se ría constantemente de nosotros. Van unos cuantos ejemplos