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* Reincidente no incluye sección de Sociales Año VI, Número 103, 1ra. quincena de julio de 2015 E l anuncio e implementación del proyecto estatal Parque de las Siete Culturas. Rescate y Dignif icación del Entorno de la Zona Arqueoló- gica (Espacio Proyectado) generó una fuerte oposición entre los habitantes de San Andrés y San Pedro Cholula y otros sectores sociales de la ciudad de Puebla activando prácticas políticas, reelaboran- do formas simbólicas religiosas, revalorando formas de apropiación, re-significando lugares de memoria y erigiendo discursos diversos, como expresión de la tensión espacial objetivada en lugares específicos y en actores sociales involucrados que enuncian concepcio- nes diversas del espacio público histórico, siempre en construcción conflictiva. El sustento del proyecto estatal es un tipo de ur- banismo que concibe a todo espacio histórico, de identidad y de memoria como espacios que deben incorporarse a la actividad turística por lo que hay que “dignificarlos”; se sustenta, además, en una con- cepción privatizadora sobre el espacio urbano público. Es urbanismo globalizado que privilegia lo individual/ privado sobre lo colectivo/público y se expresa, entre otros procesos, en la privatización, segregación, fortifi- cación y gentrificación del espacio urbano. Tales procesos se advierten ya en las Cholulas, a través de innumerables áreas habitacionales cerradas, edificación de condominios, nocturnidad segregativa, presión inmobiliaria sobre el suelo agrícola, creación de nuevas avenidas y distribuidores viales, pequeños, medianos y grandes centros comerciales, expansión de tiendas y franquicias globales, universidades privadas, alquiler de cientos de cuartos y departamentos para estudiantes extranjeros y nacionales, campos de golf, bancos, colegios particulares, nuevas entidades dedica- das al cuidado del cuerpo, restaurantes de variadas co- cinas, recientes establecimientos que venden bienes de todo tipo para mascotas, hoteles, moteles, etcétera. Es- pacios urbanos y servicios que demandan sus nuevos residentes avecindados y otros sectores del área metro- politana de la ciudad de Puebla, por lo que las Cho- lulas ya no son simples municipios conurbados sino ciudades metropolitanas y cosmopolitas. Abiertas y trastocadas cultural y económicamente por el mundo urbano y globalizado. La estructura del espacio urbano en las Cholulas ha cambiado drásticamente, ahora orientadas econó- micamente a los servicios ya que ha desaparecido prác- ticamente el uso del suelo agrícola. Hoy conviene más alquilar un terreno por cinco o diez años como esta- cionamiento de un “antro”, que cultivar maíz. Muchos habitantes prefieren “engordarlo” un par de años para posteriormente venderlo a una inmobiliaria. Es un urbanismo que también requiere re-signifi- car los lugares históricos y de memoria para dotarlos de nuevos valores. De ahí el embate “modernizador” sobre el espacio simbólico central de Cholula (Pirámide-Santuario) y el afán por modificarlo y adaptarlo para introducirlo a la escala global despren- diéndolo de su dimensión simbólica local. Es un proceso que tiende a imponerse en determi- nadas zonas de los municipios cholultecas, pero que no significa la total eliminación de formas de habi- tar “tradicional”. El barrio y los pueblos siguen siendo figuras socio-espaciales significativas de adscripción territorial e identidad; la mayordomía continúa exis- tiendo como la figura de organización social principal y reproducción de un amplio territorio socio-religioso que coexiste con el espacio globalizado, articulado por santos, vírgenes y parentesco, pero sobre todo cons- truido por las “bajadas” de la Virgen de Los Reme- dios que cíclicamente visita barrios, pueblos, capillas, casas, etcétera, recorrido que principia en el centro simbólico más importante de las Cholulas y la región: el “cerrito” o Tlachihualtépetl o Santuario que es sig- nificado como espacio sagrado, porque es donde vive la Virgen de los Remedios, su madre. Son formas diferenciadas de habitar las Cholulas, las cuales coexisten y no necesariamente son contra- dictorias. Las Cholulas están cambiando sociocul- tural y espacialmente a pasos agigantados, proceso normal de toda sociedad pero, sin duda, precipita- do por la conurbación, mercantilización inmobiliaria del suelo, nuevos comercios, servicios y políticas pú- blicas de turistificación (Pueblos Mágicos) y “digni- ficación” de lugares simbólicos significativos (Parque de las Siete Culturas), expresiones de un urbanismo globalizado que se va imponiendo poco a poco sobre el “otro” urbanismo, el espacio vivido de los cholulte- cas y que no solo se expresa en los cientos de fiestas religiosas existentes(aproximadamente 1500), sino también en otras dimensiones sociales como la de los mercados que articulan a productores directos de la región y que los comercializan en días de tianguis, producción de pan, etc.; en la cambiante estructura laboral de las familias por la incorporación de mu- jeres al trabajo doméstico en casas de avecindados o departamentos de estudiantes extranjeros, que al mismo tiempo influyen trocando los gustos musica- les entre algunos jóvenes oriundos; migración cons- tante a la ciudad de México o a los E.U., etc.; es decir, las Cholulas se debaten entre dos tipos de urbanismo en tensión y conflicto que se advierte en sus formas de habitar. El peligro latente para las Cholulas es el urbanis- mo globalizado que se expresa en novedosas relaciones económicas, laborales, modas y expresiones culturales que penetran en el espacio local y en la re-significa- ción de lugares históricos con fines económicos y sim- bólicos que sirven solo a un sector social económico globalizado. Lo que requieren las Cholulas y una decenas de municipios colindantes es un megaproyecto de diag- nóstico sociocultural territorial etnográfico, es decir, un proyecto multidisciplinar que mire el complejo y am- plio panorama territorial y sociocultural de las Cho- lulas con el objetivo de diseñar planes y/o políticas de desarrollo social integral; proyecto que incluya su di- mensión histórica y arqueológica, porque nadie duda de la importancia de Cholula para la Mesoamérica de ayer y hoy, y centrarse únicamente en la defensa de los vestigios arqueológicos, que se están destruyendo – que denunciar es prioritario—, es mirar solo un aspec- to de una realidad más compleja de modificación drás- tica del régimen urbano que también impacta otras dimensiones de la vida cholulteca. ¿Por qué el diagnóstico? Para priorizar a los ha- bitantes actuales y sus condiciones de vida. Un diag- nóstico que bosqueje, por ejemplo, la importancia de seguir con el uso agrícola del terreno cholulteca, no solo como posibilidad viable para detener el avance del urbanismo globalizado, sino como esperanza de vida para los habitantes vivos; que resulte económica- mente más atractivo cultivar una parcela que alquilar o vender un terreno. No hay objeción alguna para que los patrimonialistas declaren a la milpa patrimonio cultural; al contrario, será un elemento de distinción y de re-significación que puede beneficiar a los habi- tantes cholultecas. En las Cholulas, existe gran variedad de activida- des económicas y expresiones culturales, tan impor- tantes e igualmente significativas como los vestigios arqueológicos, que solo en un diagnóstico sociocul- tural aparecen en primer orden para su caracteriza- ción territorial y diseño de planes y/o programas de beneficio social. Por ejemplo, todos conocen la im- portancia histórica, técnica, económica y cultural de la producción de ladrillos por familias vivas cholul- tecas en barrios cholultecas. ¿Por qué no incentivar económicamente esta actividad centenaria?, ¿acaso no es importante? Hasta puede ser otro atractivo tu- rístico, siempre y cuando beneficie a sus productores directos. La producción de bebida de cacao elabo- rada por mujeres cholultecas es otro caso interesan- te, al igual que la producción local de pan y otras muchas expresiones económicas, culturales, etc. in- visibles hasta ahora, por falta de una visión holística antropológica y el predominio de la mirada patrimo- nialista y mercantil del espacio urbano de Cholula. Diagnóstico sociocultural participativo donde incidan los cholultecas vivos sin olvidar a los cholulteca ex- tintos, y no al revés. * El autor es Doctor en Antropología Social por la Universidad Autónoma Metropolitana, plantel Izta- palapa. Actualmente, es coordinador de la Maestría en Antropología Social de la FF y L BUAP y miembro del SNI Nivel I. Ernesto Licona Valencia* La contradicción entre el espacio proyectado y el espacio vivido que hoy observamos en Cholula ha sobrevenido en conflicto político y discursivo que devela asimismo dos urbanismos en pugna y en coexistencia: uno encaminado a la mercantilización, patrimonialización y turistificación del espacio público, y otro expresión de covivencialidad local territorializada en barrios y pueblos. CHOLULA: SAGRADA Y COSMOPOLITA Ernesto Licona Valencia Laura Urizar Pastor Alejandra Gámez Espinosa Rosalba Ramírez Rodríguez UTOPÍA Y ELECCIONES Eduardo Garduño León DESDE LA FACULTAD Mariano Torres Bautista ENGAÑO Enrique Condés Lara DE PLANTAS Y ANIMALES Cecilia Vázquez Ahumada REINCIGRAMA Fernando Contreras AQUÍ, PUROS CUENTOS Paco Rubín FRANTASÍAS José Fragoso Cervón ARITMOMANÍA Gabriela Breña RATERITO, MACHÍN, QUERENDÓN Y LIDER QUERIDO

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Page 1: Reincidente 103

* Reincidente no incluye sección de Sociales* Reincidente no incluye sección de Sociales

Año VI, Número 103, 1ra. quincena de julio de 2015

El anuncio e implementación del proyecto estatal Parque de las Siete Culturas. Rescate y Dignificación del Entorno de la Zona Arqueoló-gica (Espacio Proyectado) generó una fuerte

oposición entre los habitantes de San Andrés y San Pedro Cholula y otros sectores sociales de la ciudad de Puebla activando prácticas políticas, reelaboran-do formas simbólicas religiosas, revalorando formas de apropiación, re-significando lugares de memoria y erigiendo discursos diversos, como expresión de la tensión espacial objetivada en lugares específicos y en actores sociales involucrados que enuncian concepcio-nes diversas del espacio público histórico, siempre en construcción conflictiva.

El sustento del proyecto estatal es un tipo de ur-banismo que concibe a todo espacio histórico, de identidad y de memoria como espacios que deben incorporarse a la actividad turística por lo que hay que “dignificarlos”; se sustenta, además, en una con-cepción privatizadora sobre el espacio urbano público. Es urbanismo globalizado que privilegia lo individual/privado sobre lo colectivo/público y se expresa, entre otros procesos, en la privatización, segregación, fortifi-cación y gentrificación del espacio urbano.

Tales procesos se advierten ya en las Cholulas, a través de innumerables áreas habitacionales cerradas, edificación de condominios, nocturnidad segregativa, presión inmobiliaria sobre el suelo agrícola, creación de nuevas avenidas y distribuidores viales, pequeños, medianos y grandes centros comerciales, expansión de tiendas y franquicias globales, universidades privadas, alquiler de cientos de cuartos y departamentos para estudiantes extranjeros y nacionales, campos de golf, bancos, colegios particulares, nuevas entidades dedica-das al cuidado del cuerpo, restaurantes de variadas co-cinas, recientes establecimientos que venden bienes de todo tipo para mascotas, hoteles, moteles, etcétera. Es-pacios urbanos y servicios que demandan sus nuevos residentes avecindados y otros sectores del área metro-politana de la ciudad de Puebla, por lo que las Cho-lulas ya no son simples municipios conurbados sino ciudades metropolitanas y cosmopolitas. Abiertas y trastocadas cultural y económicamente por el mundo urbano y globalizado.

La estructura del espacio urbano en las Cholulas ha cambiado drásticamente, ahora orientadas econó-micamente a los servicios ya que ha desaparecido prác-ticamente el uso del suelo agrícola. Hoy conviene más alquilar un terreno por cinco o diez años como esta-cionamiento de un “antro”, que cultivar maíz. Muchos habitantes prefieren “engordarlo” un par de años para posteriormente venderlo a una inmobiliaria.

Es un urbanismo que también requiere re-signifi-car los lugares históricos y de memoria para dotarlos de nuevos valores. De ahí el embate “modernizador” sobre el espacio simbólico central de Cholula

(Pirámide-Santuario) y el afán por modificarlo y adaptarlo para introducirlo a la escala global despren-diéndolo de su dimensión simbólica local.

Es un proceso que tiende a imponerse en determi-nadas zonas de los municipios cholultecas, pero que no significa la total eliminación de formas de habi-tar “tradicional”. El barrio y los pueblos siguen siendo figuras socio-espaciales significativas de adscripción territorial e identidad; la mayordomía continúa exis-tiendo como la figura de organización social principal y reproducción de un amplio territorio socio-religioso que coexiste con el espacio globalizado, articulado por santos, vírgenes y parentesco, pero sobre todo cons-truido por las “bajadas” de la Virgen de Los Reme-dios que cíclicamente visita barrios, pueblos, capillas, casas, etcétera, recorrido que principia en el centro simbólico más importante de las Cholulas y la región: el “cerrito” o Tlachihualtépetl o Santuario que es sig-nificado como espacio sagrado, porque es donde vive la Virgen de los Remedios, su madre.

Son formas diferenciadas de habitar las Cholulas, las cuales coexisten y no necesariamente son contra-dictorias. Las Cholulas están cambiando sociocul-tural y espacialmente a pasos agigantados, proceso normal de toda sociedad pero, sin duda, precipita-do por la conurbación, mercantilización inmobiliaria del suelo, nuevos comercios, servicios y políticas pú-blicas de turistificación (Pueblos Mágicos) y “digni-ficación” de lugares simbólicos significativos (Parque de las Siete Culturas), expresiones de un urbanismo globalizado que se va imponiendo poco a poco sobre el “otro” urbanismo, el espacio vivido de los cholulte-cas y que no solo se expresa en los cientos de fiestas religiosas existentes(aproximadamente 1500), sino también en otras dimensiones sociales como la de los mercados que articulan a productores directos de la región y que los comercializan en días de tianguis, producción de pan, etc.; en la cambiante estructura laboral de las familias por la incorporación de mu-jeres al trabajo doméstico en casas de avecindados o departamentos de estudiantes extranjeros, que al mismo tiempo influyen trocando los gustos musica-les entre algunos jóvenes oriundos; migración cons-tante a la ciudad de México o a los E.U., etc.; es decir, las Cholulas se debaten entre dos tipos de urbanismo en tensión y conflicto que se advierte en sus formas de habitar.

El peligro latente para las Cholulas es el urbanis-mo globalizado que se expresa en novedosas relaciones económicas, laborales, modas y expresiones culturales que penetran en el espacio local y en la re-significa-ción de lugares históricos con fines económicos y sim-bólicos que sirven solo a un sector social económico globalizado.

Lo que requieren las Cholulas y una decenas de municipios colindantes es un megaproyecto de diag-

nóstico sociocultural territorial etnográfico, es decir, un proyecto multidisciplinar que mire el complejo y am-plio panorama territorial y sociocultural de las Cho-lulas con el objetivo de diseñar planes y/o políticas de desarrollo social integral; proyecto que incluya su di-mensión histórica y arqueológica, porque nadie duda de la importancia de Cholula para la Mesoamérica de ayer y hoy, y centrarse únicamente en la defensa de los vestigios arqueológicos, que se están destruyendo –que denunciar es prioritario—, es mirar solo un aspec-to de una realidad más compleja de modificación drás-tica del régimen urbano que también impacta otras dimensiones de la vida cholulteca.

¿Por qué el diagnóstico? Para priorizar a los ha-bitantes actuales y sus condiciones de vida. Un diag-nóstico que bosqueje, por ejemplo, la importancia de seguir con el uso agrícola del terreno cholulteca, no solo como posibilidad viable para detener el avance del urbanismo globalizado, sino como esperanza de vida para los habitantes vivos; que resulte económica-mente más atractivo cultivar una parcela que alquilar o vender un terreno. No hay objeción alguna para que los patrimonialistas declaren a la milpa patrimonio cultural; al contrario, será un elemento de distinción y de re-significación que puede beneficiar a los habi-tantes cholultecas.

En las Cholulas, existe gran variedad de activida-des económicas y expresiones culturales, tan impor-tantes e igualmente significativas como los vestigios arqueológicos, que solo en un diagnóstico sociocul-tural aparecen en primer orden para su caracteriza-ción territorial y diseño de planes y/o programas de beneficio social. Por ejemplo, todos conocen la im-portancia histórica, técnica, económica y cultural de la producción de ladrillos por familias vivas cholul-tecas en barrios cholultecas. ¿Por qué no incentivar económicamente esta actividad centenaria?, ¿acaso no es importante? Hasta puede ser otro atractivo tu-rístico, siempre y cuando beneficie a sus productores directos. La producción de bebida de cacao elabo-rada por mujeres cholultecas es otro caso interesan-te, al igual que la producción local de pan y otras muchas expresiones económicas, culturales, etc. in-visibles hasta ahora, por falta de una visión holística antropológica y el predominio de la mirada patrimo-nialista y mercantil del espacio urbano de Cholula. Diagnóstico sociocultural participativo donde incidan los cholultecas vivos sin olvidar a los cholulteca ex-tintos, y no al revés.

* El autor es Doctor en Antropología Social por la Universidad Autónoma Metropolitana, plantel Izta-palapa. Actualmente, es coordinador de la Maestría en Antropología Social de la FF y L BUAP y miembro del SNI Nivel I.

Ernesto Licona Valencia*

La contradicción entre el espacio proyectado y el espacio vivido que hoy observamos en Cholula ha sobrevenido en conflicto político y discursivo

que devela asimismo dos urbanismos en pugna y en coexistencia: uno encaminado a la mercantilización, patrimonialización y turistificación

del espacio público, y otro expresión de covivencialidad local territorializada en barrios y pueblos.

CHOLULA: SAGRADA Y COSMOPOLITA Ernesto Licona Valencia

Laura Urizar Pastor Alejandra Gámez Espinosa

Rosalba Ramírez RodríguezUTOPÍA Y ELECCIONES

Eduardo Garduño LeónDESDE LA FACULTAD

Mariano Torres BautistaENGAÑO

Enrique Condés LaraDE PLANTAS Y ANIMALES

Cecilia Vázquez AhumadaREINCIGRAMA

Fernando ContrerasAQUÍ, PUROS CUENTOS

Paco RubínFRANTASÍAS

José Fragoso CervónARITMOMANÍA

Gabriela BreñaRATERITO, MACHÍN,

QUERENDÓN Y LIDER QUERIDO

Page 2: Reincidente 103

Mariano E. Torres Bautista*

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El concepto de turismo cultural comunitario está centrado en el tema de “el buen vivir y el buen viajar: representa un cambio de pa-radigma frente a los modelos de desarrollo

turístico. También es deseable como modelo de mo-dernización económico-social, ya que implica mucho más que la realización de los caprichos del príncipe y su corte de “iluminados visionarios” que, con el pretex-to de traer la modernidad y la “dignificación” tratan de esconder uno de los tentáculos del “crony-capitalism”, del capitalismo de cuates y compadres.

El concepto del buen vivir está inspirado en la cos-movisión ancestral andina de la vida Sumak Kawsay y contempla un cambio de paradigma frente a los mode-los de desarrollo existentes, planteando un turismo más responsable; enfocado en mejorar la calidad de vida de las personas que se dedican a esta actividad o que visi-tan los destinos turísticos. Este paradigma contempla en sus planteamientos una dimensión social, promueve la inclusión, la participación comunitaria, el trabajo dig-no, la igualdad de género y la protección y promoción de la diversidad de las expresiones culturales. Promueve la generación de cadenas de producción entre peque-ños, medianos y grandes empresarios que contribuyan a generar destinos turísticos sostenibles, fomentando la producción conjunta y las redes de negocios entre dife-

rentes prestadores de servicios. Es, en definitiva, lo que se ha denominado el buen viajar.

La dificultad de gestionar el turismo masivo o la gentrificación turística en algunos destinos ha com-portado la creación de movimientos que plantean la necesidad de una mayor participación ciudadana en la toma de decisiones mediante la configuración de organizaciones de gestión de destino que reflejen y re-presenten a los diferentes agentes sociales y sectores productivos en un marco de igualdad, de diálogo y, so-bre todo, de trabajo en red y de articulación y verte-bración de planes con objetivos, acciones y resultados previstos a corto, medio y largo plazo.

Con el concepto del turismo cultural comunitario se pretende generar un espacio de reflexión y de de-bate sobre iniciativas de turismo de base comunitaria, inspiradas en los nuevos paradigmas del buen vivir y el buen viajar que han conseguido consolidar barrios y territorios con identidad cultural como destinos sos-tenibles y responsables en Europa, América Latina y el Caribe.

* El autor es Doctor en Historia por la Universidad de París I, Panthéon-Sorbonne y actualmente se des-empeña como docente/investigador del programa de Maestría en Antropología Social de la BUAP.

Eduardo Garduño León*

Toda propuesta que parezca poco realista o difícil de realizar provoca escepticismo y re-chazo. La mayoría de los ciudadanos desea políticas públicas realistas, realizables, e in-

cluso sabe que muy probablemente estas no se cum-plirán debido a la brutal corrupción que envuelve a gran parte de la clase política mexicana, al extremo de parecer connatural tal corrupción al ejercicio de gobierno.

¿Entonces de qué puede servirnos imaginar una sociedad ideal, democrática, capaz de construir un país ecológicamente sustentable, con ciudades inteligentes plenamente inclusivas y un campo superproductivo que permita erradicar por siempre el hambre y la malnutrición que padecen actualmente millones de mexicanos? Quizá, podría servir como un horizon-te ante el cual valorar los programas electorales y de gobierno como propuestas de rutas que nos acercan o alejan de esa sociedad ideal, próspera, con justicia y democracia.

Por lo pronto, y una vez decantado el proceso electoral, puede ser conveniente volver a lo básico, a los principios que deben regir la actuación de un equipo de gobierno, válidos también para legislado-res: transparencia, rendición de cuentas y responsabi-lidad ante las decisiones que se adoptan y sobre sus consecuencias.

El gobierno, local o estatal o nacional, está obliga-do a atender las necesidades de toda la comunidad, de modo que los distintos sectores sean escuchados y sus intereses tomados en consideración. Todos los grupos, en particular los más vulnerables, deben tener la opor-tunidad de exponer sus razones. En resumen, debe ser equitativo e inclusivo.

Debe ser participativo, de modo que toda persona que pueda ser afectada o interesada en una decisión tenga la oportunidad de participar en el proceso de toma de esa decisión, asegurándose de que cuente con la información necesaria y con instrumentos para ex-poner sus recomendaciones o incluso para incorporar-se a la toma de decisiones.

El Gobierno tiene la obligación de informar, expli-car y responder por las consecuencias de las decisiones que toma en nombre de la comunidad que representa. Debe también dar seguimiento puntual a la aplicación de tales decisiones a fin de poder evaluar si se alcanzan los objetivos planteados o en qué grado se cumplen.

El o la gobernante tiene una importante respon-sabilidad en el establecimiento de las normas de con-ducta y ética de sus colaboradores y en la vigilancia del cumplimiento de dichas normas.

La mejor forma de asegurar la rectoría de estos principios radica en que los ciudadanos seamos capa-ces de seguir y entender el proceso de toma de deci-

siones, que seamos capaces de observar con claridad cómo y por qué se llega a ello, qué información, qué asesoramiento, qué consultas se efectuaron y qué re-quisitos legislativos hubo que cumplimentar. En esto consiste la democracia y no únicamente en asistir a las casillas cada tres o seis años a emitir el voto.

Sabemos muy poco sobre la organización y fun-cionamiento de los gobiernos, incluso información sobre recursos humanos, prácticas de gestión finan-ciera y controles internos. Esto propicia una escasa participación de la base social, carente de conoci-miento y comprensión de las obligaciones de carác-ter legal, roles y responsabilidades de los órganos de administración, control y vigilancia, por lo que es ne-cesario repetir cuantas veces se pueda aquellos con-ceptos que permiten recordar de qué se trata el juego de la democracia, su sentido o razón de ser, aque-llo que se suele olvidar en cuanto se profundiza en complejidades. Tal vez así se pueda evitar que estos principios básicos también se conviertan en aspectos del pensamiento utópico y que dejemos abiertas la puerta y las ventanas a las peores distopías, algunas de ellas ya anunciadas en los violentos conflictos que sacuden la vida diaria del país y en la impudicia de una clase política corrupta y corruptora.

* El autor es artista plástico y escritor.

La utopía social es una proyección ideal de la capacidad del ser humano de actuar sobre su entorno, imaginarlo y cambiarlo, aunque hoy hablar de utopía puede parecer una ingenua frivolidad, incluso

peligroso distractor de lo que realmente importa.

Page 3: Reincidente 103

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Unas horas después, el presidente nortea-mericano Harry S. Truman declaró públi-camente: “Ahora, estamos preparados para arrasar más rápida y completamente cual-

quier empresa que tengan los japoneses sobre el suelo en cualquier ciudad. Destruiremos sus puertos, sus fábricas y sus comunicaciones. Que no quede duda; destruiremos completamente la capacidad de Japón para hacer la guerra... Si ahora no aceptan nuestros términos, que esperen del cielo una lluvia de perdición, una como jamás se ha visto en esta tierra.”

Y tan solo tres días después, otro bombardero nor-teamericano repitió la operación sobre la ciudad de Nagasaki.

No tardó el gobierno japonés en rendirse. El 14 de agosto, a primera hora, hizo del conocimiento de los aliados tal determinación y, al día siguiente, el empe-rador Hirohito por radio dijo a su nación:

“... a pesar de que todos han dado lo mejor —la lucha valiente del ejército y de las fuerzas nava-les, la diligencia y dedicación de nuestros servi-dores del Estado y el servicio devoto de nues-tros cien millones de súbditos—, la situación de la guerra no se ha desarrollado necesariamente en provecho de Japón, mientras las tendencias generales del mundo se han vuelto contra su interés. “Además, el enemigo ha empezado a utilizar una bomba nueva y muy cruel, cuya capacidad de provocar daño es realmente incalculable, pro-vocando la muerte de muchas vidas inocentes. Si continuáramos luchando, no solo tendría como resultado el colapso y destrucción de la nación japonesa, sino que también conduciría a la com-pleta extinción de la civilización humana.”

Mucho se ha dicho y escrito desde entonces sobre las razones de fondo que llevaron a los dirigentes nor-teamericanos a emplear armamento atómico en con-tra de dos ciudades sin ningún valor estratégico de un Japón debilitado y a la defensiva, que sufría derrotas en muchos frentes y no tenía posibilidad alguna de ganar la guerra. El general George Marshall, jefe del Estado Mayor del Departamento de Guerra aseguró que de no haber actuado de esa manera se habrían perdido unas 500 mil vidas de norteamericanos más antes de lograr la rendición de Japón. “(Se) tomó la única decisión que podía”, comentó Eleanor Roose-velt en 1954, en favor de esa explicación.

Sin embargo, el general Dwight Eisenhower, en-tonces comandante supremo de todas las Fuerzas Aliadas en Europa, opinaba diferente y en noviembre de 1963, abiertamente reconoció: “Los japoneses esta-ban dispuestos a rendirse y no era necesario atacarlos con esa cosa horrible.”

Por otro lado, no pocos historiadores y analistas han asegurado que además de doblegar al Imperio del Sol Naciente, las bombas tenían un objetivo adicional:

hacer una demostración de la nueva arma de destruc-ción masiva a la Unión Soviética. Así, –aseguran— la intensión de impresionar a la URSS con las bombas atómicas sobre Japón se convirtió en el primer disparo de la Guerra Fría.

También se ha sostenido que tras la decisión es-tuvo, además, un ánimo revanchista. Castigar y hacer sufrir a los japoneses por la afrenta simbolizada en el ataque a Pearl Harbour, “el día de la infamia”, como le llamó el presidente Franklin D. Roosevelt.

Pero, hay algo inobjetable. A partir del 6 de agos-to de 1945, el mundo se adentró en una era de terror. El monopolio atómico norteamericano duró poco. En unos cuantos años la Unión Soviética, Inglaterra, Francia y China produjeron sus propias bombas. In-vestigación e innovaciones hicieron que los artefactos lanzados sobre Hiroshima y Nagasaki se redujeran al tamaño de artificios de feria comparados con las bombas de hidrógeno de 50 megatones (50 000 000 de toneladas de TNT). A la elevadísima mortandad y destrucción que puede lograr un artefacto nuclear, se acompañan los efectos producidos por las radiaciones en hombres, animales y medio ambiente, que son de larga duración. La capacidad de transportar armas nu-cleares a velocidades y distancias enormes a través de misiles balísticos intercontinentales portadores, cada uno de ellos, de racimos de bombas de 1.5 megato-nes, permite que cualquier ciudad de cualquier país del mundo esté al alcance de una ataque atómico.

¿Qué pasaría? Una muestra que ahora sería pe-queña la ofrece el drama vivido en Hiroshima. El es-critor y periodista norteamericano John Hersey viajó a Japón en mayo de 1946 y, desafiando las censuras y restricciones impuestas por el gobierno militar de ocupación encabezado por el general Douglas Mc Ar-thur, visitó Hiroshima y habló con sobrevivientes. Un pequeño fragmento de lo que escribió es el siguiente:

De ciento cincuenta doctores en la ciudad, se-sentas y cinco murieron, y los demás quedaron heridos. De 1780 enfermeras, 1645 murieron o estaban demasiado heridas para trabajar. En el semidestruido hospital de la Cruz Roja, que era el más grande de la ciudad y sus alrededo-res, el único médico que resultó ileso de la ex-plosión, el doctor Toshiko Sasaki, ante la magni-tud de la tragedia y con muchas dificultades para ver, dado que sus lentes quedaron destrozados, impotente para hacer más, se dedicó a vendar a los heridos, tras de rociarlos con mercurocromo.

“…trabajaba sin método, atendiendo primero a aquellos que tuviera más cerca, y pronto notó que el corredor parecía llenarse más y más. Mez-cladas con las excoriaciones y laceraciones que la mayoría de los pacientes había sufrido, el doc-tor empezó a encontrar quemaduras espantosas. Se percató entonces de que empezaban a llegar del exterior avalanchas de víctimas. Eran tantas que el doctor comenzó a postergar a los heridos

más leves; decidió que lo único que podía hacer era evitar que la gente muriera desangrada. Poco después había pacientes acuclillados sobre el suelo de la sala, en los laboratorios y en todas las habitaciones, y en los corredores, y en las esca-leras, y en el zaguán de entrada, y bajo la puerta cochera, y sobre las escaleras de piedra del fren-te, y en la entrada y en el patio, y sobre varias manzanas en ambas direcciones de la calle. Los heridos ayudaban a los mutilados; familias des-figuradas se apoyaban entre ellas. Muchos vomi-taban. Numerosas alumnas –algunas de aquellas que habían salido de sus clases para trabajar en la apertura de corredores cortafuegos— llegaban al hospital arrastrándose. En una ciudad de dos-cientos cuarenta y cinco mil, cerca de cien mil personas habían muerto o recibido heridas mor-tales de un solo golpe; cien mil más estaban he-ridas...En la multitud sofocante del hospital los heridos lloraban y gritaban, buscando ser escu-chados por el doctor Sasaki: “¡Sensei!¡Doctor!”. Los más leves se acercaban a él y tiraban de su manga para que fuera a atender a los más gra-ves. Arrastrado de aquí para allá sobre sus pies descalzos, apabullado por la cantidad de gente, pasmado ante tanta carne viva, el doctor Sasaki perdió por completo el sentido del oficio y dejó de comportarse como un cirujano habilidoso y un hombre comprensivo; se transformó en un autómata que mecánicamente limpiaba, unta-ba, vendaba, limpiaba, untaba, vendaba.” ( John Hersey: Hiroshima. Océano/Turner, México, 2002. p. 36).

* El autor, Doctor en Sociología Política por la Univer-sidad de Granada, España, es director del Museo de la Memoria Histórica Universitaria de la BUAP.

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Si quieres recibir Reincidente, nuestro correo electrónico es:[email protected]

Enrique Condés Lara*

Hace 70 años, a las 8:15 de la mañana del 6 de

junio de 1945, la humanidad entró salvaje y

sangrientamente en la era nuclear. Ese día, un

avión B-29, bautizado como “Enola-Gay”, dejó

caer sobre la ciudad japonesa de Hiroshima una

bomba atómica.

Page 4: Reincidente 103

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Laura Urizar Pastor*

Dicha irrupción se tradujo en el desconten-to e inconformidad de los habitantes del territorio cholulteca y las campanas de las iglesias comenzaron a repicar para llamar

a las personas a reunirse en la pirámide/santuario. La información corría en tiempo real en las redes sociales Facebook y Twitter.

Así surgen el Círculo de Defensa Cholula y Cholu-la Viva y Digna, colectivos que aglutinan el sentir de la población contra esa “dignificación” que había sido diseñada de manera vertical y sin el consenso de los cholultecas. De esta manera se inició la defensa del territorio, que se ha centrado en la pirámide/santuario, a partir de tácticas, entendidas a la manera de Michel De Certau, quién las define como “la acción calculada que determina la ausencia de un lugar propio... No tiene el medio de mantenerse a sí misma, a distancia en una po-sición de retirada, de previsión, de recogimiento de si: es movimiento en el campo de visión del enemigo.” (Michel De Certeau: La Invención de lo cotidiano. Universidad Iberoamericana/ITESO, 2000, México), las cuales se tradujeron en prácticas sociales como El Abrazo a la pirámide, Las Fotografías a la Familia Sagrada, que consistieron en instalar un sillón rojo en los campos que se intentan expropiar para que las familias asis-tieran a fotografiarse con la pirámide/santuario como fondo; se diseñaron esténciles para llevar a cabo pintas en muros y bardas con consignas como “Cholula Viva y Digna”, “Cholula no se vende, se ama y se defiende”,

“Nos mueve el amor no el miedo”.Octubre de 2014 se convierte en un hito en la de-

fensa territorial, pues el día 6 de dicho mes se llevó a cabo la toma pacífica de la presidencia municipal de San Andrés Cholula, en la que participaron miembros del Círculo de Defensa Cholula, así como familias origi-narias del territorio como las Xicale y Toxqui. En tor-no a este acontecimiento hubo dos versiones opuestas y construidas en medio del antagonismo social: por un lado el Círculo de Defensa Cholula afirmó que el proceso se realizó de forma pacífica, que se les pidió de manera educada y calmada a los empleados del ayuntamiento que abandonaran el lugar, que no se agredió ni insultó a nadie y que una vez desalojado el sitio, se cerró con cadenas que se soldaron y se colocó una manta en la en-trada del lugar. Sin embargo, medios oficiales afirmaron que el proceso se llevó a cabo con violencia, que hubo vandalismo, que el cierre de calles afecto la circulación de los poblanos, etc. El día transcurrió entre estas dos versiones opuestas. Por la noche los miembros de las familias Xicale y Toxqui se quedaron haciendo guardia junto con un grupo de habitantes del territorio. A eso de la una de la mañana se presentaron efectivos policía-cos a desalojar a los manifestantes, lo que llevo a las per-sonas que se encontraban ahí a subir al campanario de la iglesia de San Andrés Cholula para sonar las campa-nas y alertar a la población de lo que estaba sucediendo. El desalojo de la policía se llevó a cabo con violencia (al instante vecinos grabaron en sus celulares videos que pudieran dar cuenta fiel de lo que sucedía), las redes sociales sirvieron para transmitir la información casi de manera inmediata. Al final del enfrentamiento los her-manos Xicale y Toxqui fueron detenidos, lo cual llevó el conflicto a la arena política por el clima de represión que ha imperado en Puebla desde la llegada del more-novallismo.

Frente a estos sucesos emergió una visión patri-monialista intelectual y crítica que no ha coadyuvado a visibilizar la vida social de la comunidad, a través de la cual se reproduce la organización social ancla-da al sistema de cargos y las circulares de la virgen de los Remedios y de los santos de los barrios cholulte-cas que condensan la identidad social y territorial de las Cholulas. Dicha visión se ha centrado en esencia-lizar la importancia histórica, arqueológica y monu-mental de la pirámide. Se sucedieron así conferencias de prensa, ponencias magistrales y discursos centra-dos en argumentos que giran en torno a la destrucción del patrimonio material de la humanidad, el menos-cabo del patrimonio histórico y que también han ser-vido para manifestar intenciones políticas personales y gremiales; un ejemplo de ello es que en la conferen-cia de prensa llevada a cabo el 21 de Marzo del 2015 con motivo del “Gran Abrazo a la Pirámide”, don-de se exigió la destitución de la directora general del INAH, del encargado estatal del INAH Puebla, de los arqueólogos del INAH y al último, finalmente, apare-ció la exigencia de la liberación de los presos políticos.

Queda claro que el discurso patrimonialista silen-cia y omite elementos como la vida social, el paren-tesco, la solidaridad barrial, la organización social, el sistema de cargos, la importancia simbólica y socio cultural de la virgen de los Remedios como madre sa-grada del territorio, elementos todos que están ausen-tes en los discursos y exigencias de los patrimonialistas intelectuales, cuya pasión por la esencialización mo-numental e histórica, minimiza las verdaderas inten-ciones gubernamentales, las cuales se traducen en una intervención de 80 hectáreas y no de 21 como plantea de inicio el Parque de las Siete Culturas.

Es importante señalar que el proceso de reconfi-guración territorial que ha llevado paulatinamente a Cholula de ser una Ciudad Sagrada a una Ciudad Globalizada, se inició a mediados del siglo XX con la construcción de la carretera a Atlixco en los años se-senta, con la cual San Andrés Cholula perdió un gran porcentaje de su territorio; en los años ochenta con la ejecución de la reserva territorial Atlixcayotl y en los años noventa, con la modernización de la ciudad, que se desarrolla precisamente sobre dicha reserva territo-rial con la edificación de centros comerciales, comple-jos habitacionales de confinamiento y verticales.

El siglo XXI ha impactado de manera intensa al territorio cholulteca: primero a través de la denomi-nación de Pueblo Mágico y después con la propuesta de “dignificación”. En realidad, estas trasformaciones y reconfiguraciones han apuntado a la disolución de la vida tradicional de las Cholulas. Además, encon-tramos a los avecindados que desde hace más de dos décadas se han ido apropiando de las Cholulas de di-versas maneras, primero la UDLA y los intelectuales y universitarios vinculados a esta casa de estudios con el fraccionamiento para profesores y los dormitorios para alumnos, que gradualmente se tradujeron en la instauración de la vida social y nocturna juvenil-uni-versitaria. Así, la renta y venta de predios para instalar bares, restaurantes y antros son un nivel de esta recon-figuración. Otro nivel se encuentra en la fragmenta-ción socio territorial provocada por los complejos resi-denciales de clase media alta, visibilizados en predios con diez casas con portón de seguridad y vigilancia

las 24 horas, que han allegado al territorio a persona-jes ávidos de prácticas de culto al cuerpo, formas de sociabilidad segregativas y necesidad de servicios que implican nuevos actores sociales. Proliferaron por la zona los estudios de yoga, Pilates y gimnasios; talleres y tiendas especializadas en ciclismo; locales con venta de productos orgánicos que no hacen circular la pro-ducción interna del territorio; escuelas particulares de educación media básica escuelas Montessori, restau-rantes y bares alternativos salones de fiestas, etc., con-formaciones socio espaciales que no conviven con la dinámica social tradicional de las Cholulas pero que sí transforman el paisaje cultural cholulteca y segregan a los habitantes originarios del territorio.

Desde la perspectiva de la Antropología Social, el riesgo de la globalización espacial y social de las Cho-lulas no radica únicamente en la destrucción del pa-trimonio monumental, este es solo un elemento que debe contextualizarse en la reconfiguración y frag-mentación territorial, así como en el surgimiento de nuevas territorialidades (entendidas como las diversas formas de objetivar, significar y simbolizar el territo-rio), que incluyen a ciertos actores sociales y segregan a otros.

Las Cholulas están cambiando rápidamente y la participación de los intelectuales y académicos en procesos de defensa territorial debe traducirse en pro-puestas alternativas que incluyan “el punto de vista del otro”, es decir, tienen que dar cuenta de las nece-sidades internas del territorio, conocer las formas de organización social y la imbricación que tienen en la conformación del territorio. Lo contrario a esta forma de participación se traduce en la imposición del pa-trimonialismo intelectual, en oportunismo mediático que se reduce a notas de prensa y entrevistas periodís-ticas. Para entender al territorio es necesario caminar-lo, vivirlo, saborearlo, sufrirlo y eso solo sucede con la implicación real y cercana a los habitantes del territo-rio y no solo a través de la lectura de libros, consulta de archivos, que es importante pero no suficiente, para pensar hoy Cholula.

* La autora es Estudiante del programa de Maestría en Antropología Social de la BUAP.

El 15 de agosto del 2014 la vida cotidiana en el territorio cholulteca se vio irrumpida por el sonido de maquinaria pesada, patrullas y policías que rodearon los campos cercanos a la pirámide/santuario para escoltar a las autoridades de los niveles estatal y municipal para expropiar dichos predios y dar inicio a lo que el estado denominó “dignificación de la zona arqueológica”.

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HORIZONTALES

1. Tamales típicos de Cholula.6. Bebida que se elabora en Cho-

lula con maíz azul y leche.11. Llega al mundo.12. Papagayos.13. Divinidad egipcia.15. Un pueblo Mágico de Puebla.17. Sociedad Anónima.18. Departamento de Perú.20. Fanático.21. Vaso de la colmena.22. Enarbola la bandera.23. De esta ciudad fueron expul-

sados los toltecas, para luego instalarse en Cholula.

24. Exista.27. Artículo determinado.28. (Guofeng), fue primer ministro

de China de 1976 a 1980.29. Que carece de belleza.30. Símbolos del gauss y lutecio.32. Impar.35. (Edward), escritor inglés, autor

del Libro de nonsense.36. Manto que llevan los beduinos.38. Un platillo típico de Cholula, y

en general del estado de Puebla.39. Especie de cuervo de Cuba

(inv.).42. Seguro del ahorro para el Retiro.43. Símbolo del radón.44. (San), famoso convento en

Cholula.48. Símbolos del azufre y vanadio.49. Relativo al hueso.50. Traslada una cosa al lugar don-

de se halla uno.52. (“Casa del Caballero”), museo

de la ciudad de Cholula.53. (Portal de), parte del conjunto

monumental que se encuentra en Cholula.

VERTICALES

1. Festividades importantes de Cholula.

2. Prefijo privativo.3. Símbolos del julio y actino.4. Seis más dos.5. Un signo del zodiaco.6. Ciudad del suroeste de Francia.7. Vasija más o menos redonda,

usada para preparar o calentar alimentos.

8. Una canción de Juan Gabriel.9. Símbolo del cesio.10. Mujer muy pequeña (pl.).14. Unidad de superficie, usada en

la agricultura de varios países.16. Lo que ilumina los objetos y los

hace visibles.17. Cuarto principal de la casa.19. (“La Roma de”), según una le-

yenda, Cholula fue llamada de esta manera.

20. Grupo chileno de rock progre-sivo y jazz fusión.

25. Dúo.26. Agencia Central de Investiga-

ción.30. Misa tradicional de Cholula, en

Semana Santa.31. Recorran con la vista lo escrito.33. Ondulaciones.34. (Gérard de), escritor simbolista

francés, autor de Los iluminados.37. Ciudad de Ucrania.40. Antigua moneda china.41. Cardinal que expresa una canti-

dad nula.44. Símbolos de la aceleración de la

gravedad y del silicio.45. La mayor de las serpientes co-

nocida.46. Símbolos del yodo, tesla y fós-

foro.47. Hogar.49. Símbolos del oxígeno y uranio.51. Y en francés.

CROMÁTICOElla tiene los zapatos verdes.Los ojos ámbar.La sonrisa carmín.El corazón transparente.El ajedrez blanco y negro.Él no tiene color, pero tiene calor para su frío.

SIESTAEsa mujer tenía una hamaca en vez de labios. Ahí le duermen los besos que un día un hombre

piensa despertarlos.

CABALLEROSIDADDescubrió su cabeza quitándose el sombrero, no

porque fuera un caballero, sino porque estaba a punto de ser atendido por el señor peluquero.

OFICIOEl hombre enamorado se sentía en la luna aún

sin besar a su amada.Era astronauta, flotando en el espacio.

Cecilia Vázquez Ahumada*

El castor americano (castor canadensis) tiene su origen en América del Norte. Es un mamífero que mide de .89 m. a 1.32 m. de longitud y su explotación en

los siglos XVII y XVIII fue determinante para la apertura de las tierras norteamericanas (Estados Unidos de Norteamérica y Canadá). Fue cazado por su carne y su piel. La secreción de sus testí-culos y de unas glándulas que también poseen las hembras, fue muy valorada como medicamento analgésico; esta sustancia se llama castóreo.

Por otro lado, este roedor, el tercero más grande del mundo, después del capibara y el castor euro-peo, es el ingeniero hidráulico y civil más hábil del mundo. Para construir su espacio vital derriba árbo-les con los que construye diques y habilita una masa de agua adecuada para su madriguera, a la que se le conoce como “cabaña”. Con estas represas y habi-taciones para secarse y dormir, conserva humedales que son primordiales para la sobrevivencia de otras especies. Esta pieza primordial para la conservación de los ecosistemas, desgraciadamente, fue mermada de una manera brutal: de 60 millones de ejempla-res, ahora solo sobreviven de entre 6 y 12 millones.

Los castores poseen unas patas traseras pal-meadas para propulsarse en el agua, y en cada pata cuentan con dos uñas que les sirven para cuidar-se el pelaje. Las patas delanteras parecen unas pe-queñas manos con uñas muy puntiagudas que les sirven para transportar ramas, excavar y desbrozar. La capa de grasa subcutánea y el pelaje denso in-ferior los aíslan del frío. El pelaje largo más su-perficial hace una capa de aire con el corto que lo mantiene caliente.

Los castores tienen orejas pequeñas que pue-den cerrar con válvulas cuando nadan, lo que ha-cen dirigidos por su fuerte cola que les sirve de timón y que además agitan para poner en alerta a sus congéneres de los peligros de depredadores terrestres. Este apéndice, que mide entre 15 y 30 cm. y tiene una anchura de 10 a 13 cm., les sir-ve de sostén cuando están talando gruesos troncos y cuando caminan sobre sus patas traseras. Ade-más de las válvulas de las orejas, cierran a voluntad sus fosas nasales: los labios se sellan detrás de sus dientes, lo que les posibilita de cortar ramas sin tragar agua, mientras nadan.

El castor tiene muchos párpados y un par de ellos le sirven como visores bajo el agua. Su denti-ción es lo más característico de su especie; tiene 20 dientes y 16 molares, con los cuales tritura los ve-getales que ingiere. Los cuatro incisivos frontales crecen permanentemente y para mantenerlos debe estar continuamente aserrando y cortando made-ra. Come materia vegetal fibrosa y rica en celulosa (corteza, madera, junco, plantas acuáticas u nenú-fares. Ingiere la comida dos veces. La primera vez que ingesta, defeca pequeñas heces verdes y hú-medas, las cuales son de nuevo comidas para ob-tener los nutrientes, por lo que no son rumiantes.

Los castores forman grupos familiares y son ferozmente territoriales. Sus “cabañas”, construi-das en lagos y lagunas, son de ramas y barro com-pactado. Poseen una entrada subacuática que im-pide la entrada de depredadores terrestres. Los di-ques que construyen con árboles, ramas, lodo y piedras, son compactos y herméticos, así es como forman dos habitaciones, una para secarse después de nadar y otra seca, para la vida familiar y el des-canso. Este recinto posee un respirador disimula-do que da a la superficie.

Los castores fueron parte de la dieta de los aborígenes americanos, además de que su piel era muy útil para diseñar prendas de vestir, ya que es tibia e impermeable. Los colonos de Norteaméri-ca también aprendieron a aprovechar este animal, pero les fue más atractivo por la secreción del cas-tóreo, misma que sirve al animal para impermea-bilizar su pelaje y como marcador de territorio.

Los nativos de Norteamérica usaron el castó-reo como analgésico, medicamento que también se exportó a Europa, cuando casi se extinguen los castores europeos. También se usó para combatir la fiebre y la histeria. Actualmente, esta hormona del castor se usa para la perfumería porque aporta una nota áspera a las mezclas aromáticas. En Es-tados Unidos y Escandinavia, el castóreo se agrega también como potenciador de sabor.

Se tiene noticia de que en el Estado de Nuevo León, aún hay castores.

* La autora es Licenciada en Antropología Social por la BUAP, actualmente adscrita al INAH-Pue-bla.

“En el siglo XVII un obispo de Québec alegó que el castor, dado que vi-vía en el agua, era en realidad un pez, y por lo tanto, podía consumirse en Cuaresma. La iglesia también reclasificó al carpicho de América del Sur

por el mismo motivo. ¿Oportunismo carnívoro?” Eric Chaline

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Así Cholula es una ciudad sagrada, una ciu-dad-santuario, porque en ella moran los san-tos, vírgenes, cristos y sobre todo la Virgen de los Remedios.

El santuario de la Virgen de los Remedios fue construido encima de la pirámide de Cholula, lugar de culto ancestral (Tlachihualtépetl) dedicado a las dei-dades de agua. Su trascendencia como espacio sagrado se remonta más allá de 500 a.n.e. lo que lo convierte en el más antiguo de América y con gran trascenden-cia simbólica, religiosa e histórica. Por tal razón, dei-dades como la Virgen de los Remedios adquieren gran importancia y poder, ya que fue reinterpretada por las sociedades indígenas, cargándole contenidos y signi-ficados de las deidades mesoamericanas, pero a su vez, estas últimas, fueron reformuladas en términos cristia-nos. Sin embargo, este proceso bi-direccional no solo sucedió con la Virgen de los Remedios, sino también con las deidades tutelares de los calpullis, hoy los san-tos patronos de los barrios, los cuales constituyen la base de la organización social y el universo simbólico.

La ciudad dual de Cholula es, entonces, lugar-mo-rada de dioses desde tiempos milenarios, en donde éstos y actualmente la Virgen de los Remedios reco-rren prácticamente todo el año los hogares, los barrios y los pueblos para cubrirlos de sacralidad, para proteger-los, ampararlos y sobre todo para reforzar la cohesión social y la delimitación de un territorio propio y sagrado.

Las relaciones que los cholultecas tienen con los seres sagrados generalmente están sustentadas en la ética del don. Es un tipo de intercambio, es la condi-ción misma de producción y reproducción de relacio-nes sociales que constituyen el tejido social y caracteri-zan los vínculos que se entablan entre las personas, los grupos humanos y las deidades. El don es un acto vo-luntario pero supone, implícitamente, la obligación de retribuir; es un compromiso ineludible, un pacto san-cionable de manera moral que implica la búsqueda del equilibrio tanto social como natural (Alicia Barabas: Dones, dueños y santos. Ensayo sobre religiones en Oaxaca, INAH/ Grupo Editorial Miguel A. Porrúa, México, 2006). La reciprocidad es una forma de control social apoyada en sanciones sociales y religiosas que prescri-be la normatividad social.

La organización de las fiestas religiosas y los ritua-les son las expresiones más claras de estas relaciones de reciprocidad. Las fiestas son prácticas sociales que proyectan formas diversas de concebir el mundo, po-seen un contenido polisémico, histórico; son conden-sadoras de la cultura, mecanismos de cohesión social, escenarios de reproducción de la identidad colectiva, de defensa de intereses comunes y contienen sistemas de sentido totalizantes (Laura Collin: Laura, Ritual y conflicto. INI, México, 1994), a través de los cuales las sociedades se apropian y delimitan su territorio. La organización de las fiestas recae en un tipo de organi-zación político-religiosa localmente denominada ma-yordomía, que se encarga también de la ejecución y reproducción de las fiestas religiosas y está constituida por gran cantidad de personas que trabajan durante todo el año con la finalidad de mantener las relacio-nes de reciprocidad entre las personas, los santos y las vírgenes.

De esta manera, la ciudad dual de Cholula está organizada por una urdiembre de mayordomías, or-ganizaciones socio-religiosas que coadyuvan a la co-hesión social, familiar y parental, así como a la inte-gración y reproducción culturales e identitarias. Es un mecanismo de defensa de los intereses colectivos que conlleva una responsabilidad compartida, auto-nomía en la elección de los cargueros y por tanto en la toma de decisiones internas, por lo que es fuerte-mente defendida en tanto expresión de independen-cia frente a la sociedad global (Miguel Alberto Bar-tolomé y A. Barabas: La presa Cerro de Oro y el Inge-niero El Gran Dios. Relocalización y etnocidio chinan-teco en México, T. II, INAH/CNCA, México, 1990). Por ello, ante las situaciones de crisis se pueden en-tender las estrategias a las que acuden los cholultecas para defender su territorio, su cultura y/o su derecho a existir.

A raíz de la puesta en marcha del denominado proyecto Parque de las Siete Culturas, el cual busca ex-propiar y cambiar los usos y costumbres de parte del territorio aledaño al santuario de la Virgen de los Re-medios (lugar considerado sagrado por los cholulte-cas), las mayordomías convocaron a la celebración de un acto ritual denominado localmente la Procesión de Rogación, presidida por la Virgen de los Remedios y los santos de los barrios y pueblos, que buscó reafir-mar la apropiación del territorio, los lazos de unión y solicitar la protección de los seres sagrados ante los embates del exterior.

La procesión se realizó el viernes 3 de octubre del 2014, inició a las 15:30 de la tarde y concluyó aproxi-madamente a las 9 de la noche. La concentración de los participantes fue al pie del santuario de la Virgen de los Remedios. Poco a poco arribaron los contin-gentes de barrios y pueblos, cada uno fue tomando su lugar. Cabe mencionar que en esta ocasión no hubo música, como sucede en los actos rituales festivos en torno a los santos.

Las imágenes iban acompañadas de sus respecti-vos mayordomos (quienes llevaban sus bastones e in-signias) y a su vez familiares y amigos formaron un gran bloque al derredor de ellos. El contingente inició el recorrido con el siguiente orden: las claverías de San Pedro Cholula, que con sus majestuosas estructuras plateadas formaron un bloque que avanzó de manera ordenada y con paso firme; detrás de ellas proseguían hileras de asistentes. Fue significativa la presencia de los concheros. Conforme avanzó la procesión se in-corporó el sonido del teponaztle que sonaba constan-temente, así como un caracol que fue usado para emi-tir ecos acompasados.

La mayoría de las personas que asistieron al ritual portaban ropa de color blanco, aludiendo con ello a la paz, al restablecimiento del orden, al respeto, según lo explicaron; de este color también fueron los objetos que portaban los contingentes como globos, listones, flores, ceras. La mayoría de los carteles con consignas y mensajes, y las banderitas de papel de china eran de color blanco y azul. El uso de este último color (azul) asociado a la Virgen de los Remedios, buscó contra-rrestar la situación de peligro y solicitar su protección ya que ella “ayudaría a la calma y la paz”.

La procesión de rogación fue un acto poco usual de respuesta ante una situación de crisis en donde la

“la mera, mera”, “ha bajado” a resolver el conflicto y proteger a su pueblo. Todo ello impuso un halo de res-peto, emotividad y esperanza ante la incertidumbre provocada por los embates de los gobiernos en turno.

La procesión permitió reconocer los estrechos vín-culos entre la Virgen, los santos y la población. Los primeros como moradores, dueños y protectores del territorio y los segundos como sus custodios e hijos que reconocen la importancia de la deidad. Evidenció la reflexión crítica de la población ante las acciones de los gobiernos tanto local como estatal. Entre los calificativos que se empleaban estuvieron los siguien-tes: “corazón de piedra”, “ciegos”, “no respeto”, “auto-ritarios”, “injusticia”, por lo que se imploraba la ayuda y protección de la Virgen para que los conminara a desistir de sus iniciativas.

Denotó, además, la unión de los tres municipios de las Cholulas; San Andrés, San Pedro y Santa Isabel con sus barrios y pueblos. Ante la cohesión y fuerza social que mostró, otros grupos buscaron desestabili-zar y desprestigiar a los convocantes a través de con-signas como “no te dejes engañar” y con volantes en los que conminaba a la población a no asistir a la pro-cesión porque sería utilizada como “carne de cañón”, exponiendo su seguridad e integridad.

La procesión tuvo como momento culminante, la ejecución de un rosario (con la ausencia de sacerdotes) en las tierras en disputa, en el que nuevamente la po-blación le solicito a la Virgen y los santos su bendición y apoyo. Posterior a ello se invitó a acompañar el as-censo de la patrona al santuario.

Las estrategias a las que acuden pueblos enteros ante las crisis (provocadas por intereses de grupos en el poder y/o externos, fenómenos naturales, etc.) como es en el caso de las Cholulas, muestran distin-titas formas de ver el mundo y por tanto de relacio-narse entre los seres humanos, con los seres sagrados y con el territorio. Las actuales políticas neoliberales y los procesos de globalización, ponen en contrapo-sición esas distintas miradas del mundo, acciones y formas de relacionarse con el territorio. Ante estos escenarios tan complejos es necesario analizar estos fenómenos desde una mirada holística que recupere la perspectiva de los actores en cuestión; que evite las interpretaciones sesgadas que solo reducen la proble-mática a una cuestión patrimonialista (por ejemplo la destrucción del patrimonio arqueológico). Apor-tar análisis más profundos que recuperen las pers-pectivas de los cholultecas, como actores de su propia historia, contribuirá al esclarecimiento de las proble-máticas en cuestión y a la propuesta de soluciones viables, para un pueblo que defiende su derecho a ser y a existir.

* Doctora en Antropología por la ENAH. Docente-investigadora de la Maestría en Antropología Social de la BUAP, miembro del SNI Nivel II.

** Doctora en Antropología por la UAM-I. Docente-investigadora de la Maestría en Antropología Social de la BUAP, miembro del SNI Nivel I.

La ciudad dual de Cholula (San Pedro y San Andrés) fue y sigue siendo un lugar de culto religioso. Las particularidades de los

procesos históricos de Cholula motivaron que se convirtiera en un espacio propicio para la reproducción cultural, religiosa y

comercial de las comunidades indígenas y campesinas del valle poblano-tlaxcalteca, conservando su vocación como ciudad

sagrada, que encarna un territorio apropiado y valorizado por la población como el lugar en donde la Virgen de los Remedios vive y

protege junto con todos los santos patronos de los barrios.

Alejandra Gámez Espinosa* y Rosalba Ramírez Rodríguez**

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Director y editor: Enrique Condés LaraConsejo Editorial: Mariano E. Torres Bautista, Juan Lozada León, José Fragoso Cervón,

María de Lourdes Herrera Feria, Hugo López Coronel, Ernesto Licona Valencia, Gabriela Breña, Cecilia Vázquez Ahumada y Eulogio Romero Rodríguez, Octavio Spíndola Zago

Corrección: Enrique Condés BreñaDiseño: Israel Hernández Cedeño

Correo electrónico: [email protected]*No incluye sección de Sociales

RE~INCIDENTE. Año 6. No. 103. Primera quincena de junio de 2015. Es una publicación quincenal editada por el C. Enrique Condés Lara, domicilio Costado del Atrio de San Francisco 22 bis. Cuadrante de san Francisco, Delegación Coyoacán, CP. 04320, tel. (55) 55-17-76-63. Correo electrónico: [email protected]. Editor res-ponsable: Enrique Condés Lara. Reserva de Derechos al Uso Exclusivo 04-2011-032210460200-101. ISSN: 2007-476X. Otorgados por el Instituto Nacional del Derecho de Autor. Certificado de Licitud y Contenido No. 15198 otorgado por la Comisión Calificadora de Publicaciones y Revistas de la Secretaría de Gobernación. Impresa en los talleres de El Errante, Editor. Privada Emiliano Zapata No. 5947, San Baltasar Campeche, Puebla Pue. C.P. 72550. Este número se terminó de imprimir en junio de 2015 con un tiraje de 5000 ejemplares. Las opiniones expresadas por los autores no necesariamente reflejan la postura del editor de la publicación. Queda estrictamente prohibida la reproducción total o parcial de los contenidos e imágenes de la publicación sin previa autorización de RE-INCIDENTE.

Solución alReincigRama de eSte númeRo

Informamos a nuestros lectores que en esta oca-sión no fue posible publicar la columna Frantasías porque su autor se fue de reventón y es hora de que

no aparece por esta redacción, por lo menos para contarnos cómo le fue.

Esperamos la comprensión de todos ustedes.

José Fragoso Cervón*

▶ Saber más y tener más, según la encuesta de WIN/Gallup In-ternational*, te aleja de la religiosidad.

▶ Menos del 50% de las personas con ingresos altos se confesa-ron religiosas, frente al 70% de personas con ingresos medios y bajos que se reconocieron como tales.

▶ Por otro lado, se reconocen como ateas el 25% de las perso-nas con más altos ingresos y 22% de las personas de ingresos medio-altos, mientras que este número es de solo el 6% entre los de ingresos bajos y 5% para los de ingresos medios.

▶ La relación entre género, edad, ingreso, educación y religiosi-dad revela cuestiones interesantes.

▶ Las personas jóvenes (menores de 34 años) se reconocen más frecuentemente como religiosas: 66% frente al 60% de adul-tos y adultos mayores.

▶ Aquellas personas sin educación o solamente con nivel básico son las más religiosas (80%), siendo mayoría las personas re-ligiosas en todos los niveles educativos. En promedio, el 63% se reconoce como tal. Dicho de otro modo, 6 de cada 10 per-sonas se dicen religiosas, mientras 1 de cada 5 (22%) dice que no lo es y 1 de cada 10 (11%) se reconoce como atea.

▶ China es el país con menos personas religiosas del planeta, con el doble de ateos convencidos que cualquier otra nación (61%). Le siguen Hong Kong (34%), Japón (31%), República Checa (30%), y España (20%).

▶ Europa Occidental (51%) y Oceanía (49%) son las regiones con menos personas religiosas del mundo, donde prácticamen-te la mitad de las personas se dice no religiosa o de plano atea, siendo Suecia líder indiscutible del mundo occidental con 78% de personas que se autoproclaman no religiosas o ateas.

▶ Dato revelador es el de Israel y Gaza: en el primero, el 65% se declaró no religioso o ateo, mientras que ese porcentaje es de 18 en Palestina.

▶ Tailandia es el país con el promedio de personas religiosas más alto con 94%, seguido de Armenia (93%), Bangladés (93%), Georgia (93%), Marruecos (93%), Fiyi (92%) y Sudá-frica (91%).

▶ En África (86%) y Oriente Medio (82%), 8 de cada 10 per-sonas se dicen religiosas, frente a 7 de cada 10 en Europa del Este (71%) y América (66%), y a los 6 de cada 10 en Asia (62%).

▶ Los países con más creyentes en América Latina, entre los con-siderados en la encuesta: Perú (82%), Colombia (82%), Brasil (79%), Argentina (72%), México (68%) y Ecuador (68%).

▶ No olvidemos que recientemente el Centro de Investigación Pew anunció que, para el año 2100, el Islam sería la religión dominante en el mundo.

*Realizada entre septiembre y diciembre de 2014. 63,898 encuestados de 65 países. Casi mil hombres y mujeres por cada uno. En persona: 31 países, 33,862 personas. Por teléfono: 12 países, 9,784 personas. Vía internet: 22 países, 20,356 personas. Margen de error entre 2.14 y 4.45.Fuente: http://www.bbc.co.uk/mundo/ultimas_noticias/2015/04/150413_ultnot_en-cuesta_gallup_paises_religiosos_egnhttp://www.wingia.com/en/news/losing_our_religion_two_thirds_of_people_still_claim_to_be_religious/290/http://www.pewforum.org/2015/04/02/religious-projections-2010-2050/

AtentamenteComisión de redacción de Reincidente

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Por más que renombrados intelectuales, sesudos analistas de radio, televisión y prensa escrita y experimentadas vo-ces del jet-set nacional e internacional nos pintan a Mé-xico como un país de comportamientos cívicos a la altura

de cualquier otro en el mundo, a diario nos topamos el tradicional México bronco, tequilero, querendón, sufridor, impuntual y guada-lupano que desde hace tiempo conquistó un lugar en el concierto de las naciones.

Ejemplo de ello es el actual presidente municipal de San Blas, Nayarit, Don Hilario Ramírez Villanueva, alias Layín, prototipo del político emprendedor, progresista, sensible al clamor popular, demo-crático, tolerante y muchos etcéteras más. Sincero, como todo hom-bre cabal, el 7 de junio de 2014 reconoció haber robado del erario público, “pero poquito porque no había dinero; le di una rasuradita, nomás una rasuradita”, cuando fue presidente municipal de San Blas (2008-2011) por primera vez. No obstante, como elemento com-

prometido que es, en 2014 se postuló nuevamente para presidente municipal, ahora como candidato independiente, ¡y ganó! Y para festejar como debe ser su cumpleaños 44, “como un presidente mu-nicipal que comparte todo lo que dios le ha dado”, el pasado 3 de marzo realizó una fiesta para 50 mil invitados con comida y cervezas gratis, amenizada por la banda El Recodo, donde, entrado en copas, se le ocurrió levantarle el vestido a una jovencita con la que bailaba en la tarima principal. “Es que me ganó la emoción”, explicó al día siguiente.

Se comprende. A cualquiera puede pasarle, sobre todo en Méxi-co, si se es político o influyente, y si la gente lo quiere y lo elige.

El asunto no quedó ahí. Para rectificar, anunció que el Día In-ternacional de la Mujer hará otro reventón, donde dará regalos y bai-lará con las mujeres que acudan al evento, “pero ahora con las manos abajo”.

Con gente así, para qué queremos salvadores.

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