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Valores

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DOCTRINA SOCIAL DE LA IGLESIA

2

UNIVERSIDAD PONTIFICIA DE SALAMANCA

COMISIN EPISCOPAL DE PASTORAL SOCIAL

INSTITUTO SOCIAL "LEON XIII"

MASTER EN DSI PRINCIPIOS Y VALORES PERMANENTES

EN LADOCTRINA SOCIAL DE LA IGLESIAP. CARLOS SORIA, OP. - JUAN MANUEL DAZ SNCHEZ

Madrid

PRINCIPIOS Y VALORES PERMANENTES EN LA DSI1. Introduccin.

1.1. Triple dimensin de la DSI: terica, histrica y prctica.

1.2. Tres niveles de la DSI: principios de reflexin y valores, criterios de juicio, y

normas o directrices de accin.

1.3. Distinto valor y jerarqua de estos niveles.

1.3.1. Diversa jerarqua de valor.

2. Significado general de los principios y de los valores morales permanentes en la DSI.

2.1. Fundamentacin filosfico-teolgica de los principios y valores de la DSI.

2.1.1. El orden en el universo es de tipo natural.

2.1.2. El orden en los seres humanos es de tipo espiritual.

2.2. Intento constante de adaptacin terica y prctica de los principios y valores a las

circunstancias del hombre y de la sociedad.

2.2.1. Como plataforma para un dilogo universal

2.2.2. Como patrimonio tradicional del pensamiento cristiano.

a) La Biblia, la Patrstica y la Escolstica.

b) Magisterio de los Papas.

2.3. Caractersticas de los principios y valores.

2.3.1. Son tericos, prcticos y dinmicos.

2.3.2. Tienen validez universal.

2.3.3. Su unidad en la variedad.

2.4. Enumeracin de los principios ms importantes de la DSI, como fundamento de los

dems.

3. Primer principio: la persona humana y su dignidad.

3.1. La persona humana y su dignidad como fundamento de la DSI.

3.1.1. Significado general: la persona, imagen de Dios.

3.1.2. Desarrollo doctrinal de este principio en la DSI.

a) Fundamentos y consecuencias de la dignidad de la persona segn la DSI.

b) Otros fundamentos, coherentes con los teolgicos.

3.2. Motivacin histrica de este principio en la postura de la Iglesia.

3.2.1. Aspectos histricos negativos presentes en la DSI.

a) Len XIII-Po XII.

b) Juan XXIII-Pablo VI.

c) Juan Pablo II.

3.2.2. Aspectos histricos positivos presentes en la DSI.

3.3. Los contenidos de la dignidad humana segn la DSI.

3.3.1. Concepto esttico de la dignidad de la persona humana.

a) Una concepcin cristiana del hombre.

b) Una fuente bblica: el hombre, imagen de Dios.

c) Aspectos de la persona: psicolgico, metafsico, moral y religioso.

3.3.2. Concepto dinmico de la dignidad de la persona humana.

a) Dignidad de la inteligencia, de la conciencia y de la sabidura en el

hombre.

b) Dignidad de la conciencia moral y valor de la libertad civil.

c) Dios y Cristo fundamentan la dignidad del hombre y de la sociedad

civil.

4. Los derechos humanos como expresin de la dignidad humana.

4.1. Un mtodo histrico-doctrinal para estudiar los derechos humanos.

4.2. La terminologa en los textos ms importantes de los derechos humanos.

4.3. Desarrollo histrico de los derechos humanos en la DSI.

4.3.1. Inicio y obscurecimiento de la doctrina sobre estos derechos.

4.3.2. Recuperacin de la doctrina de los derechos humanos para la DSI.

a) Algunos derechos humanos ms importantes en la DSI.

b) de Len XII a Po XII.

c) De Juan XXIII a Pablo VI.

d) Los derechos humanos en Juan Pablo II. Desarrollo y aplicaciones.

5. La relacin persona-sociedad.

5.1. DSI. sobre la relacin persona-sociedad.

5.2. El fenmeno de las crecientes relaciones sociales.

5.2.1. El aspecto positivo: favorece a la persona y garantiza sus derechos.

5.2.2. El aspecto negativo: las estructuras de pecado.

5.3. Socializacin econmica. tensin entre socializacin y personalizacin

6. El bien comn, fundamento del orden socio-poltico.

6.1. Sentido y relaciones del bien comn.

6.2. El bien comn como fundamento de la sociedad humana.

6.2.1. mbitos del bien comn en la sociedad humana.

6.2.2. La gestin del bien comn pertenece a la autoridad.

6.3. El bien comn como fundamento de todo el orden poltico.

6.3.1. El bien comn en orden social: individual, poltico, econmico y religioso.

6.3.2. El bien comn y su necesaria conexin con los derechos humanos.

a) La conciencia e influencia de los derechos humanos.

b) La conviccin de un destino comn universal.

6.3.3. Las intervenciones organizadas, cada vez ms eficaces en favor de la paz y

del desarrollo.

7. Los principios de solidaridad y subsidiariedad, reguladores de la vida social.

7.1. Definiciones y correlaciones de estos principios.

7.1.1. Definiciones y correlaciones de estos principios.

7.1.2. Fundamentacin bblica, teolgica y filosfica de estos principios.

7.2. El principio de solidaridad, regulador de la vida social.

7.2.1. El agnosticismo moral y religioso origina perturbaciones sociales.

7.2.2. La solidaridad contiene exigencias econmicas, sociales, morales y reli-

giosas.

7.2.3. Una nueva conciencia moral de la solidaridad: el desarrollo.

7.3. Solidaridad y civilizacin del amor.

7.3.1. Realidades sociales que demanda soluciones solidarias.

7.3.2. La solidaridad es autodominio, anti-alienacin y solucin de necesidades.

7.4. El principio de subsidiariedad, regulador de la vida socio-econmica.

7.4.1. Impide la desorganizacin social.

7.4.2. Garantiza la organizacin econmica.

7.4.3. Equilibra el orden internacional.

8. La concepcin de la sociedad.

8.1. La concepcin orgnica de la vida social.

8.2. Estructuras humanas y comunidad de personas.

8.2.1. DSI para la convivencia organizada.

8.2.2. El bien comn para la sociedad.

8.2.3. La autoridad para la sociedad.

8.3. Las sociedades intermedias.

8.3.1. Iglesia y clase obrera.

8.3.2. Relaciones entre la capacidad propia y la necesidad ajena.

9. La participacin en las sociedades humanas.

9.1. La participacin como aspiracin y como exigencia humana.

9.2. Las caractersticas de la participacin.

9.2.1. Factores positivos: espiritual, libre y educadora.

9.2.2. Factores negativos: materialismo, teocracia y oligarquas.

9.3. Algunos mbitos de participacin.

10. El destino universal de los bienes, principio moral fundamental del orden econmico- social.

10.1. El destino universal de los bienes y las formas de propiedad.

10.2. La propiedad privada, el uso de los bienes y la dimensin social de la propiedad.

10.2.1. La propiedad privada facilitar la realizacin personal.

10.2.2. No constituye un derecho absoluto sino relativo o segundo.

10.2.3. La expropiacin puede ser exigida por el bien comn.

10.3. El trabajo personal, origen de la propiedad privada.

11. Los valores morales fundamentales de la DSI.

11.1. Los valores morales fundamentales son inherentes a la dignidad humana.

11.2. Los valores fundamentales deben estar en la base de toda convivencia social.

11.2.1. El orden social es de naturaleza espiritual y se funda en el orden moral.

11.2.2. La verdad objetiva y los estilos de vida consumista.

a) Necesidad de una renovacin de la sociedad.

b) Mediante el compromiso social.

11.2.3. Opcin preferencial por los pobres.

11.3. Los valores fundamentales de la DSI tienen fuerza moral obligatoria.

11.3.1. Los derechos y deberes personales del hombre son valores personales.

11.3.2. Los derechos y deberes del hombre son valores sociales.

11.3.3 Los valores se insertan en la cultura

a) La contribucin especfica y decisiva de la Iglesia.

b) Los valores de la DSI son luz para el discernimiento cristiano.

BibliografaNota: est especialmente referida a los cuatro primeros puntos del esquema-ndice que se acompaa.

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PRINCIPIOS Y VALORES PERMANENTES EN LA DSI1. Introduccin.

La DSI tiene tres niveles que son resultado de su triple dimensin, terica, histrica y prctica. Los principios de reflexin y valores, criterios de juicio, y normas o directrices de accin no tienen igual valor y jerarqua.

1.1. Triple dimensin de la DSI: terica, histrica y prctica.

La Congregacin para la Educacin Catlica, en sus Orientaciones para el Estudio y Enseanza de la DSI (1988), inspirndose "directamente en los pronunciamientos del Magisterio" y no en las formulaciones de "algunos estudiosos" ha sealado con autoridad, los "elementos constitutivos" de la DSI y su "triple dimensin terica, histrica y prctica" (3,6). Como consecuencia de ello ese documento, seala los tres niveles ensamblados y compenetrados entre s, que encontramos en las manifestaciones del Magisterio social: "principios y valores permanentes" (29), "criterios de juicio" (47), y "orientaciones para la vida social" (54).

1.2. Tres niveles de la DSI: principios de reflexin y valores, criterios de juicio, y normas o directrices de accin.

Estos tres niveles aparecen ya implcitos desde el principio de la DSI en el contenido de la mayora de los documentos sociales desde Len XIII hasta Juan XXIII. Comienzan a distinguirse explcitamente, el nivel de los principios o criterios generales de carcter ms terico, y el nivel de las orientaciones prcticas en la MM. (218-247) de Juan XXIII, y en la GS. (63). Pablo VI en la OA. (4) indicar ya explcitamente los tres niveles de "principios de reflexin", "normas de juicio" y "directrices de accin", que posteriormente van a repetirse, a veces con significativos matices en los documentos oficiales posteriores para describir la estructura de la DSI.

Juan Pablo II los presentar citando la OA., en el discurso inaugural del CELAM, (1979) y luego en diversas ocasiones.

El documento de la Congregacin para la Doctrina de la Fe LC. (72), y las Orientaciones (3,6,28,29,47,49,54,65) utilizaron estos tres niveles, para su exposicin sinttica del contenido de la DSI. Igualmente el reciente Catecismo de la Iglesia Catlica.

1.3. Distinto valor y jerarqua de estos niveles.

Estos tres niveles de la enseanza social implican por su propia naturaleza una diversidad y una jerarqua de valor y legitimacin como doctrina de la Iglesia, en cuanto ligados a su carcter histrico y prctico o pastoral. GS. dice explcitamente, que su "materia, aunque sujeta a principios doctrinales, consta no solo de elementos permanentes, sino tambin de elementos contingentes". Juan Pablo II, en el discurso citado, despus de indicar explcitamente los tres niveles de la enseanza social, aada: "dinmica y vital, la doctrina social como toda realidad viviente, se compone de elementos contingentes que permiten su evolucin y su desarrollo en sintona con las urgencias de los problemas cambiantes, sin disminuir la estabilidad y la certeza en los principios y en las normas fundamentales". LC. (72), y las Orientaciones (3) hablarn de "principios siempre vlidos" y de "juicios contingentes".

1.3.1. Diversa jerarqua de valor.

La diversa jerarqua de valor, en estos tres niveles de la enseanza social corresponde a estas caractersticas: "es obvio que la formulacin de juicios morales sobre situaciones, estructuras y sistemas sociales no reviste el mismo grado de autoridad que el que es propio del Magisterio cuando se pronuncia sobre los principios fundamentales. Sin embargo, entre los varios juicios, los que se refieren a los abusos contra la dignidad humana tienen gran autoridad, porque estn unidos a los principios y valores basados sobre la misma ley divina". (Orientaciones, 49). Y an ms habr que subrayarlo en las "orientaciones para la accin social, inspiradas en los principios fundamentales y en los criterios de juicio". Porque, segn el mismo documento, "la accin que se propone no se deduce a priori de consideraciones filosficas y ticas, sino que se concreta cada vez ms por medio del discernimiento cristiano de la realidad, interpretada a la luz del Evangelio y de la enseanza social de la Iglesia, que muestra as en cada momento histrico su actualidad". (Orientaciones, 54).

Habr por tanto que aplicar a estos aspectos ms contingentes, el criterio hermenetico que indicaba la primera nota de la GS.: "hay que interpretar, por tanto, esta Constitucin, segn las normas generales de la interpretacin teolgica, teniendo en cuenta sobre todo en su segunda parte, las circunstancias mudables con las que se relacionan, por su propia naturaleza, los asuntos en ella abordados".

Estas consideraciones, de carcter ms bien epistemolgico nos van a servir para tratar el tema directo de nuestro captulo, que se refiere exclusivamente al primer nivel de la enseanza social, es decir al estudio de los "principios y valores permanentes de la DSI".

2. Significado general de los principios y de los valores

morales permanentes en la DSI.

La expresin "principios de la doctrina social" o "principios sociales o del orden social" fue utilizada y difundida entre los autores de lengua alemana, representantes del pensamiento social catlico, desde principios de siglo, a partir del P. Heinrich Pesch, SJ., iniciador del llamado "solidarismo". Quera indicar los principios, doctrinas o leyes fundamentales del orden social. Era una aplicacin al campo social, de un esquema habitual en los tratados tradicionales de Moral, donde se hablaba de principios o doctrinas fundamentales del orden moral.

Dentro de un fondo comn y de grandes coincidencias, diversos autores daban variadas interpretaciones tanto sobre el significado general, como, sobre todo, acerca del nmero, muy variable, de esos principios sociales, y particularmente en lo que se refiere a su clasificacin y ordenacin mutua.

Los documentos de la DSI, al margen de las diversas formulaciones que encontramos en los diversos autores, en algunos de los cuales sin duda se inspiran, dan a esta expresin de principios sociales -"principios de reflexin" los llam Pablo VI- el sentido de "leyes que regulan la vida social" (Orientaciones, 43), y se refieren en un sentido bastante amplio, a los principios, proposiciones o criterios doctrinales, en que se funda una visin cristiana sobre el hombre y la sociedad humana y que estn en la base de la DSI e inspiran implcita o explcitamente, todos los documentos de la DSI. Lo veremos claramente cuando examinemos despus en detalle los principios ms fundamentales, sealados explcitamente como base de toda la doctrina social en las intervenciones ms recientes del Magisterio social.

Las Orientaciones unen a los "principios" los que llama "valores", como p.e., la verdad, la libertad, la justicia, la caridad, etc. Sin adscribirse a ninguna de las escuelas catlicas, que tratan de explicar el sentido de estos valores, los documentos de la Iglesia junto a los llamados principios fundamentales que se refieren a doctrinas ms generales sobre el hombre y la sociedad, tratan de sealar adems una serie de factores o elementos, pertenecientes ms especficamente al orden moral, a los que llama "valores fundamentales inherentes a la dignidad de la persona humana". (Orientaciones, 43). Estos valores han ido siempre unidos, a los llamados principios sociales y a veces confundidos con ellos y en unin a ellos deben ser interpretados y aplicados a todos los problemas de la vida social.

2.1. Fundamentacin filosfico-teolgica de los principios y valores de la DSI.

A este nivel fundamental de principios y valores dentro de la DSI hay que aplicar en primer lugar y con ms intensidad que a los restantes niveles de "juicio" y "orientaciones prcticas", lo que las Orientaciones (9-10) sealan sobre la necesidad de "un slido encuadramiento filosfico-teolgico", y sobre "el recurso a las ciencias positivas", dentro del "dilogo provechoso entre la tica social cristiana y las ciencias humanas", propugnado por Pablo VI. (OA., 4).

En la PT. de Juan XXIII, encontramos una fundamentacin de estos principios y valores como base de la convivencia humana. En la introduccin (PT. 1-6), se nos presentan con sus paralelismos y sus diferencias "el orden en el universo" y "el orden en los seres humanos".

2.1.1. El orden en el universo es de tipo natural.

"El progreso cientfico y los adelantos tcnicos ensean claramente que en los seres vivos y en las fuerzas de la naturaleza impera un orden maravilloso y que, al mismo tiempo, el hombre posee una intrnseca dignidad, por virtud de la cual puede descubrir ese orden y forjar los instrumentos adecuados para aduearse de esas mismas fuerzas y ponerlas a su servicio", y sobre todo "demuestra la grandeza infinita de Dios, creador del universo y del propio hombre", creado por Dios, inteligente y libre, a su imagen y semejanza, constituyndole seor del universo.

2.1.2. El orden en los seres humanos es de tipo espiritual.

En contraste con este orden maravilloso del universo, aparece el desorden que reina entre los individuos y entre los pueblos. "Parece como si las relaciones que entre ellos existen no pudieran regirse ms que por la fuerza. Sin embargo, en lo ms ntimo del ser humano, el Creador ha impreso un orden que la conciencia humana descubre y manda observar estrictamente" segn la doctrina de S. Pablo (Rom. 2,5).

"Una opinin equivocada induce con frecuencia a muchos al error de pensar que las relaciones de los individuos con sus respectivas comunidades polticas pueden regularse por las mismas leyes que rigen las fuerzas y los elementos irracionales del universo, siendo as que tales leyes son de otro gnero y hay que buscarlas solamente all donde las ha grabado el creador de todo, esto es, en la naturaleza humana" la PT. (6).

Ms adelante, al final de la primera parte, la PT. (36) sealar que "la sociedad humana tiene que ser considerada como una realidad de orden principalmente espiritual", o como dice el texto original italiano: "el orden entre los seres humanos en la convivencia es de naturaleza moral". Por eso, se funda sobre la verdad, la justicia, el amor y la libertad, principios o valores morales, absolutos e inmutables. Este orden espiritual o moral tiene su fundamento objetivo en el verdadero Dios transcendente y personal. "Dios, en efecto, por ser la primera Verdad y sumo Bien, es la fuente ms profunda de la cual puede extraer su vida verdadera una convivencia humana rectamente constituida, provechosa y adecuada a la dignidad humana" (PT., 38).

Esta introduccin de la PT. expresa una doctrina presente en todo el Magisterio social, anterior y posterior, desde Len XIII hasta Juan XXIII, esto es, que el orden moral social, pertenece al orden natural establecido por Dios, tambin en las relaciones entre los hombres y las sociedades humanas. Por consiguiente ese orden participa en sus principios y valores fundamentales, del valor universal, absoluto, e inmutable de la ley de Dios, impresa en la conciencia humana.

Sin embargo la doctrina oficial de la Iglesia con esta afirmacin no canoniza ninguna explicacin o justificacin concreta de la ley o derecho natural, de las que se encuentran en las diversas escuelas catlicas, que gozan de libertad dentro de los lmites del respeto a la exigencia de un orden moral natural, derivado de la ley de Dios.

2.2. Intento constante de adaptacin terica y prctica de los principios y valores a las circunstancias del hombre y de la sociedad.

Tampoco se contradice esta fundamentacin filosfica y teolgica de los principios y valores sociales, con el carcter histrico de la doctrina social, repetidamente afirmado explcitamente en los ltimos documentos. Esos principios y valores, fundamentados no slo en la Revelacin sino tambin en la ley natural o en la naturaleza humana, creada por Dios, la Iglesia intenta adaptarlos constantemente tanto en su formulacin, que puede adquirir formas diversas, como en su aplicacin a las circunstancias particulares que van configurando al hombre y a las sociedades humanas en el mundo actual. Segn la GS. "es deber permanente de la Iglesia escrutar a fondo los signos de los tiempos e interpretarlos a la luz del Evangelio, de forma que acomodndose a cada generacin, pueda la Iglesia responder a los perennes interrogantes de la Humanidad". (GS. 4).

GS. presenta, con la mxima autoridad del Magisterio eclesial, una sntesis de la DSI., en sus fundamentos filosficos y teolgicos (parte I) y en su aplicacin a algunos problemas ms urgentes (parte II). Quiere dirigirse as a los hombres que viven en el mundo de hoy. Como explica la exposicin preliminar (GS. 4-10), "sobre la situacin del hombre en el mundo de hoy", este mundo se caracteriza por cambios profundos y acelerados en el orden social, con los consiguientes cambios psicolgicos, morales y religiosos, en una sociedad que presenta al mismo tiempo, esperanzas y temores, contradicciones y desequilibrios, con nobles aspiraciones universales en todos los campos de la vida social, conduciendo todo ello a los interrogantes ms profundos del hombre que siempre permanecen. "A la luz de Cristo, imagen de Dios invisible, primognito de toda la creacin, el Concilio habla a todos para esclarecer el misterio del hombre, y para cooperar en el hallazgo de soluciones que respondan a los principales problemas de nuestra poca" (GS. 10).

2.2.1. Como plataforma para un dilogo universal

La MM. haba descrito el significado de la DSI, aludiendo a esta doble fundamentacin: la naturaleza y la condicin histrica, y encontraba en ella una plataforma comn para un dilogo universal abierto a todos los hombres. "De este transcendental principio, que afirma y defiende la sagrada dignidad de la persona, la santa Iglesia, con la colaboracin de sacerdotes y seglares competentes, ha deducido, principalmente en el ltimo siglo una luminosa doctrina social para ordenar las mutuas relaciones humanas de acuerdo con los criterios generales que responden tanto a las exigencias de la naturaleza y a las distintas condiciones de la convivencia humana, ("a los diversos mbitos del orden temporal", dice el original italiano) como al carcter especfico de la poca actual, criterios que precisamente por esto pueden ser aceptados por todos" (MM., 220).

2.2.2. Como patrimonio tradicional del pensamiento cristiano.

Estos principios y valores no han sido inventados por la moderna doctrina social. Pertenecen substancialmente al patrimonio tradicional del pensamiento cristiano, mucho ms que otros captulos de la Doctrina Social.

a) La Biblia, la Patrstica y la Escolstica.

Partiendo de las races bblicas, y de las primeras elaboraciones de los SS. PP., entre los que descuella en la materia social S. Agustn, y el posterior desarrollo del pensamiento cristiano medieval, con la figura preeminente aunque no nica de Sto. Toms de Aquino, y su prolongacin en la teologa del s. XVI, se ha ido delineando una visin del hombre en sociedad, a todos los niveles, que es la base fundamental de la DSI. As lo indican las numerosas citas de este patrimonio secular que jalonan constantemente los documentos de Magisterio Social. Por eso un cierto conocimiento de este patrimonio doctrinal es necesario para comprender en su verdadero y ms profundo significado el actual Magisterio social y en especial este captulo sobre los principios y valores.

b) Magisterio de los Papas.

A partir de Len XIII, se realiza un progresivo y meritorio esfuerzo de actualizacin y enriquecimiento de este patrimonio secular incluso en el campo de los principios y valores, con vista a encontrar respuestas de inspiracin cristiana a las cuestiones siempre presentes y a los nuevos problemas que surgen en las sociedades modernas, despus de las grandes revoluciones, cultural, social, econmica y poltica de los ltimos siglos, que han dado origen a las nuevas estructuras, con sus correspondientes dificultades, del orden social actual.

2.3. Caractersticas de los principios y valores.

Estos principios y valores, tienen al mismo tiempo un carcter terico y prctico o normativo.

2.3.1. Son tericos, prcticos y dinmicos.

Su carcter es terico, porque recogen conceptos y doctrinas que tratan de explicar tericamente la realidad del hombre y de la sociedad, utilizando los anlisis filosficos y teolgicos, y las frmulas culturales que el pensamiento cristiano ha utilizado y utiliza para expresar su visin del hombre y de la sociedad, clasificando progresivamente y adaptndola a los distintos momentos de la historia de la cultura y en particular al mundo de nuestros das. Pero tiene al mismo tiempo un carcter prctico y dinmico, pues intentan inspirar normas para la accin que sirvan de impulso y orientacin para la realizacin de un orden social, que sea lo ms acorde posible con esa visin terica cristiana. "Son normas expresivas de un deber ser, que se proyectan sobre la fluencia de un orden para mantener o desenvolver o transformar su estructura".

2.3.2. Tienen validez universal.

Estos principios y valores se presentan como dotados de validez universal en lo que se refiere a su contenido fundamental, sobre todo si expresan verdades de fe o elementos esenciales del orden moral natural, pero permiten luego variaciones diversas, en su formulacin y sobre todo en las consecuencias derivadas y en las aplicaciones prcticas, que se deduzcan de esos principios. Por ejemplo, "el principio o valor de libertad, como fundado en la dignidad de la persona, exige, sin duda, una autonoma que permita una decisin responsable y una participacin consciente en la vida social comn; y aunque de este principio se deriven derechos de la personalidad, la discusin y articulacin concreta de cada uno de estos derechos pierde en evidencia, a medida que nos separamos del principio matriz".

2.3.3. Su unidad en la variedad.

Su valor universal quiere decir que son "aplicables a todas las comunidades polticas (o sociales) aunque acepten diversas modalidades de aplicacin en distintas circunstancias histricas y de acuerdo con la tradicin y la idiosincrasia de cada pueblo. No son, pues, principios absolutos en el sentido de que estn desvinculados de un medio social, sino universales, esto es, aplicables a todos los pueblos, en modalidades adecuadas a la naturaleza de cada pueblo. Universalidad quiere decir aqu unidad en la variedad. Hay una esencia irreductible del principio que admite una prolificacin de formas adecuadas a las circunstancias en que se aplican. As, p.e., esa libertad fundada en la dignidad personal es susceptible de las ms varias realizaciones jurdicas que reflejan diferencias fundadas en la tradicin de un pueblo o en el grado de su desenvolvimiento cultural y que no contradicen la validez universal del principio".

2.4. Enumeracin de los principios ms importantes de la DSI, como fundamento de los dems.

Como recuerdan las Orientaciones, "estos principios no han sido formulados orgnicamente por la Iglesia en un solo documento sino a lo largo de todo el proceso de la evolucin histrica de la doctrina social" (Orientaciones, 30). El mismo documento, presenta los que se consideran como principales que substancialmente se corresponden a la GS. (I Parte) y constituyen una sntesis de antropologa social cristiana, como base para los "problemas ms urgentes" de la sociedad humana a los que se van a dedicar las Segunda Parte de la Constitucin Pastoral.

En LC. se recogen a lo largo del texto la mayora de estos principios, de modo menos sistemtico, a la luz del concepto eminentemente teolgico, de "Libertad cristiana y liberacin", que es el ttulo general del documento.

ltimamente el Catecismo de la Iglesia Catlica (1992), en su Tercera Parte, "La vida en Cristo", fundamenta la moral cristiana, inspirndose abundantemente la Primera Parte de GS., incluso utilizando las mismas denominaciones. En "la comunidad humana" del Catecismo, encontramos una sntesis de los principios fundamentales de la DSI, que se completa en la Segunda seccin, los Mandamientos de la Ley de Dios, especialmente en del cuarto al octavo mandamiento. Por primera vez en la historia de los Catecismos oficiales de la Iglesia, la DSI viene incorporada explcitamente, como parte integrante de la catequesis cristiana.

Las indicaciones que encontramos en estos tres documentos pueden servir de orientacin para una exposicin dejando una posible estructuracin ms especficamente teolgica y filosfica segn las mltiples escuelas o tendencias del pensamiento catlico actual.

"Se consideran fundamentales los principios tocantes a la persona, al bien comn, a la solidaridad y a la participacin. Los dems estn estrechamente unidos con ellos y de ellos se derivan" (Orientaciones, 30).Todos tienen aplicacin social en general, y en algunos casos de modo especial, al orden ms especficamente socio-poltico, o a las dimensiones socio-econmica y socio-cultural, en los diversos niveles de la convivencia humana.

3.- Primer principio: la persona humana y su dignidad.

Un breve resumen del significado de este primero y ms fundamental principio de la DSI lo encontramos en las Orientaciones, que siguen bsicamente a GS.

3.1. La persona humana y su dignidad como fundamento de la DSI.

"La dignidad de la persona humana se basa en el hecho de que es creada a imagen y semejanza de Dios y elevada a un fin sobrenatural trascendente a la vida terrena".

3.1.1. Significado general: la persona, imagen de Dios.

El hombre pues, como ser inteligente y libre, sujeto de derechos y deberes es el primer principio y, se puede decir, el corazn y el alma de la enseanza social de la Iglesia. "Creyentes y no creyentes estn generalmente de acuerdo en este punto: todos los bienes de la tierra deben ordenarse en funcin del hombre, centro y cima de todos ellos".

"El hombre-persona es el sujeto y el centro de la sociedad, la que con sus estructuras, organizaciones y funciones tiene por fin la creacin y la continua adecuacin de las condiciones econmicas y culturales que permitan al mayor nmero posible de personas el desarrollo de sus facultades y la satisfaccin de sus legtimas aspiraciones de perfeccin y felicidad. Por esta razn, la Iglesia no se cansar nunca de insistir sobre la dignidad de la persona humana, contra todas las esclavitudes, explotaciones y manipulaciones perpetradas en perjuicio de los hombres no slo en el campo poltico y econmico, sino tambin en el cultural, ideolgico y mdico" (Orientaciones, 31).

3.1.2. Desarrollo doctrinal de este principio en la DSI.

Para las Orientaciones (31) la dignidad de la persona humana "en su alcance antropolgico constituye la fuente de los otros principios que forman parte del cuerpo de la doctrina social".

a) Fundamentos y consecuencias de la dignidad de la persona segn la DSI.

Len XIII reconoce que la organizacin poltica de "la sociedad no ha sido instituida para que el hombre la busque como fin ltimo, sino para que en ella y por medio de ella posea medios eficaces para su propia perfeccin". (SCh., 2). Posteriormente fundamentar la doctrina social en el respeto a la dignidad de la persona y a sus derechos, afirmando "que en la proteccin de los derechos individuales se habr de mirar principalmente por los dbiles y los pobres" y que el Estado "deber, por consiguiente, rodear de singulares cuidados y providencia a los asalariados, que se cuentan entre la muchedumbre desvalida" (RN., 27).

"De igual manera hay muchas cosas en el obrero que se han de tutelar con la proteccin del Estado, y, en primer lugar, los bienes del alma, puesto que (...) el alma es la que lleva impresa la imagen y semejanza de Dios, (pues...) en esto son todos los hombres iguales, y (...) a nadie le est permitido violar impunemente la dignidad humana, de la que Dios mismo dispone con gran reverencia; ni ponerle trabas en la marcha hacia su perfeccionamiento, que lleva a la sempiterna vida de los cielos" (RN., 30).

Po XI explcitamente, contra el totalitarismo nazi, afirma que "el hombre como persona tiene derechos recibidos de Dios, que han de ser defendidos contra cualquier atentado de la comunidad que pretendiese negarlos, abolirlos o impedir su ejercicio" (Mit Brennender Sorge, 35).

En DR. (30), frente al totalitarismo comunista, perfila el lugar de la persona humana en la sociedad que "no puede despojar al hombre de los derechos personales que le han sido concedidos por el Creador -hemos aludido ms arriba a los fundamentales- ni imposibilitar arbitrariamente el uso de esos derechos".

Para Po XII, desde el principio de su pontificado, SP., (44), esta doctrina es fundamento de todo su pensamiento social. En los Radiomensajes continuar asignando a la vida social, en su origen y fin, "la conservacin, el desarrollo y el perfeccionamiento de la persona humana, ayudndola a poner en prctica rectamente las normas y valores de la religin y de la cultura, sealada por el Creador a cada hombre y a toda la humanidad". (Radiomensaje de Navidad, 1942, 9).

Juan XXIII recoge literalmente esta doctrina en MM. (219-220). En PT. (44) la sistematiza e integra, dndole un valor prctico y efectivo, adems del doctrinal, al establecer una correlacin mutua y simultnea entre derechos y deberes y entre los miembros de la sociedad pues "una convivencia bien organizada exige que se reconozcan y se respeten los derechos mutuos". (PT., 31).

En el Concilio GS. consagra esta doctrina: es "el hombre todo entero, cuerpo y alma, corazn y conciencia, inteligencia y voluntad, quien centrar las explicaciones que van a seguir". (3) porque "el desarrollo de la persona humana y el crecimiento de la propia sociedad estn mutuamente condicionados" (25). El criterio lo aplica tambin al orden econmico-social (63) y poltico (75). La declaracin conciliar DH. (9) afirma que "el derecho del hombre a la libertad religiosa tiene su fundamento en la dignidad de la persona" y "sus races en la Divina Revelacin" pues "manifiesta la dignidad de la persona humana en toda su amplitud, [y] demuestra el respeto de Cristo a la libertad del hombre en el cumplimiento de la obligacin de creer en la palabra de Dios".

Pablo VI desde el principio (ES., 19.) pone el fundamento en Dios. "La razn ms alta de la dignidad humana consiste en la vocacin del hombre a la unin con Dios. Desde su mismo nacimiento el hombre es invitado al dilogo con Dios". En la clausura del Concilio (7.XII.65) dice que la Iglesia se ha ocupado mucho "del hombre tal cual hoy en realidad se presenta: del hombre vivo, del hombre enteramente ocupado de s, del hombre que no slo se hace el centro de todo su inters, sino que se atreve a llamarse principio y razn de toda realidad. Todo el hombre fenomnico, es decir, cubierto con las vestiduras de sus innumerables apariencias se ha levantado ante la asamblea" (8).

En PP. la Iglesia conecta con el mundo cuando "propone lo que ella posee como propio: una visin global del hombre y de la humanidad" (13) que aplica al desarrollo pleno del hombre como fundamento del desarrollo y del que se ocupa porque "es un humanismo pleno el que hay que promover" (44).

Segn OA. (5-7) "la Iglesia tiene un mensaje especfico que proclamar, tiene que prestar apoyo a los hombres en su esfuerzo por tomar en sus manos y orientar su futuro". Para la DSI aplicando "su accin eclesial al servicio de los hombres", mirando incluso "algunas cuestiones que por su urgencia, su amplitud, su complejidad, deben estar en el centro de las preocupaciones de los cristianos en los aos venideros, con el fin de que, en unin con los dems hombres, se esfuercen por resolver las nuevas dificultades que ponen en juego el futuro mismo del hombre".

Esta es una tarea pastoral que en EN. aparece directamente unida a una necesidad de promocin humana, por razones antropolgicas, teolgicas y de caridad, sin reducciones ni ambigedades y conectada como tal con el Reino de Dios (EN., 29, 31, 33, 35, 36, 38).

Juan Pablo II inaugurando Puebla (28.1.79) fundamenta "la Verdad que debemos al hombre [que] es, ante todo, una verdad sobre l mismo" en Jesucristo. Por eso "no podemos reducir[la] a los principios de un sistema filosfico o a pura actividad poltica" (I,9). La Iglesia tiene que servirla en su unidad porque "la dignidad humana es un valor evanglico que no puede ser despreciado sin grande ofensa al Creador" (III,1). Ese desprecio acontece a personas concretas "cuando no son debidamente tenidos en cuenta valores como la libertad, el derecho a profesar la religin, la integridad fsica y psquica, el derecho a los bienes esenciales, a la vida...". Social y polticamente se conculca la dignidad "cuando el hombre no puede ejercer su derecho de participacin o es sujeto a injusticias e ilegtimas coerciones, o sometido a torturas fsicas o psquicas, etc.".

La Iglesia se hace presente en la defensa o en la promocin de la dignidad humana "en la lnea de su misin, que an siendo de carcter religioso y no social o poltico, no puede menos de considerar al hombre en la integridad de su ser" encontrando "esclavitudes, discriminaciones, violencias, atentados a la libertad religiosa, agresiones contra el hombre y cuanto atenta a la vida", dice en III,2.

En RH. presenta a Cristo como camino del hombre y al hombre como camino de la Iglesia (13-14). Un hombre redimido y viviendo en el mundo contemporneo, de acuerdo con los Derechos del hombre que, ms all de la letra han de ser vivificados por un espritu cristiano (17). La misin de la Iglesia est unida a la suerte del hombre, por quien se preocupa con solicitud, porque est llamado desde Cristo (18).

LE. considera el trabajo, el hombre y su dignidad desde la doctrina de la Creacin, segn el Gnesis. Trabajo que, en sentido subjetivo, se refiere al hombre como persona, sujeto del trabajo y metro de la dignidad de la persona (4-9).

Dirigindose a los participantes en el simposio internacional De la RN a la LE: hacia el ao 2000 analiza la realidad y las ideologas que se agotan y las posibilidades mundiales que se vislumbran (4). En ambas "el hombre mismo, la dignidad de su humanidad debe construir la inspiracin profunda y la fuerza dinmica para toda bsqueda de soluciones adecuadas a los problemas de la sociedad". Aunque la Iglesia carezca de "competencia directa para proponer soluciones tcnicas de naturaleza econmico-poltica; sin embargo, invita a una revisin constante de todos los sistemas de acuerdo con el criterio de la dignidad de la persona humana".

Juan Pablo II, en Santo Domingo, inaugurando la IV Conferencia General del CELAM fundamenta la "promocin humana" (13-19) entendida segn EN. (29-39), en "el buen samaritano" (Lc 10, 25-37), en la carta de Santiago (2,15-16), en "la misin evangelizadora de la Iglesia" (SRS., 41), y en el mensaje cristiano que "expone sus consecuencias directas en la vida de la sociedad y encuadra incluso el trabajo cotidiano y las luchas por la justicia en el testimonio de Cristo Salvador" CA., (25), de acuerdo a "la relacin del hombre con Dios" GS., (43,45). Para Juan Pablo II "contraponer la promocin autnticamente humana y el proyecto de Dios sobre la humanidad es una grave distorsin, fruto de una cierta mentalidad de inspiracin secularista. La genuina promocin humana ha de respetar siempre la verdad sobre Dios y la verdad sobre el hombre, los derechos de Dios y los derechos del hombre". (Santo Domingo, 13).

b) Otros fundamentos, coherentes con los teolgicos.

La DSI asume, reclama y desarrolla tambin principios ticos racionales coherentes con los datos revelados. La reflexin filosfica se profundiza en la objetividad de la verdad, de la realidad, del valor de la persona humana, de las normas de actuar y de los criterios de verdad que se iluminan a la luz de las causas ltimas. Recurre a la "recta razn" para encontrar las normas objetivas de la moralidad humana, que regulan la vida individual, social e internacional. Es evidente cmo un slido fundamento filosfico-teolgico ayudar a evitar interpretaciones subjetivas y a evitar una instrumentalizacin para fines e intereses ideolgicos.

De una esencial igualdad en dignidad entre todos los seres humanos y de una concepcin del hombre entendido como un ser social en virtud de su misma naturaleza "nace necesariamente la exigencia de que las relaciones en la vida social se establezcan segn criterios de una eficiente y humana solidaridad, esto es, segn criterios de justicia, vivificada e integrada por el amor" (Orientaciones, 16. Cfr. 55).

Hay otros principios sobre el orden social, son los valores referentes a la familia unitaria e indisoluble y el origen de la vida. Y los principios de autoridad que constituyen una fuente de criterio para la Iglesia en su pastoral social.

CA. hace una relectura de RN afirmando que el Magisterio y la accin social de los catlicos es "un gran movimiento para la defensa de la persona humana y para la tutela de su dignidad" (3), sigue despus con la dignidad del trabajo y por tanto la dignidad del trabajador (6) para reconocer que la trama y la gua de la encclica RN. y de toda la DSI es la correcta concepcin de la persona humana, y de su valor (11; 53-55; 61).

3.2. Motivacin histrica de este principio en la postura de la Iglesia.

En la DSI tambin estn, como principio hermenetico, las experiencias histricas. Ahora la DSI responde a la historia de este siglo y a las doctrinas que se han ido desarrollando dentro y fuera de la Iglesia.

3.2.1. Aspectos histricos negativos presentes en la DSI.

Los aspectos negativos del mundo poltico y econmico descritos.

a) Len XIII-Po XII.

En los documentos de Len XIII, llevaron a la primera Guerra Mundial y a la primera gran crisis de la economa de los aos veinte. Despus Po XI y sus sucesores se enfrentaron a los excesos y consecuencias de los regmenes totalitarios que no respetaban realmente la dignidad de la persona a la que sacrificaban en aras de la raza, de la nacin, de la clase y del Estado.

Po XII, en sus Radiomensajes de Navidad durante y tras la segunda Guerra Mundial con sus secuelas negativas materiales, morales y espirituales present un nuevo orden nacional e internacional fundado en el reconocimiento de la dignidad de la persona y de sus derechos fundamentales, base de todo su Magisterio social posterior.

b) Juan XXIII-Pablo VI.

Despus se da, por una parte, el super-desarrollo del llamado primer mundo que ha desembocado en el fenmeno de la despersonalizacin dentro de las sociedades superorganizadas, y la creciente absorcin de la persona por el Estado y dems organizaciones sociales del moderno Estado de Bienestar, convertido frecuentemente en un puro Estado Asistencial (CA., 48).

A esto se aade la desproporcin entre desarrollo econmico y progreso social y moral de muchos pases, fenmeno ya descrito por MM. Y el subdesarrollo de la mayor parte de la Humanidad, que a partir de Po XII y de MM. va a constituir para la DSI el problema de moral social ms grave de la Humanidad actual que analizarn agudamente PP y SRS. (11 ss.; 35 ss.).

c) Juan Pablo II.

En estos tiempos aparecen nuevas modalidades: el totalitarismo, la secularizacin, el laicismo, un vaciamiento moral y religioso, el agnosticismo, la alienacin y la ausencia de valores, el peligro de guerra, la violencia y la cada del bloque comunista. Todo esto interpela en Juan Pablo II a la conciencia humana y cristiana. Despus hace una lectura teolgico-moral, una especie de Teologa de la historia, en CA. (cc. II y III). Hay un funesto "error antropolgico" en el socialismo y una falsa concepcin de la libertad en el liberalismo. Consideran a todo hombre un simple elemento del organismo social y no persona (CA., 13 y 17).

Tambin hace la crtica del capitalismo desde el sistema socio-cultural y tico-cultural. Para CA (39 ss) hay tres aspectos negativos fundamentales en nuestro actual sistema tico-cultural: la "demanda de calidad" y el "consumismo", "la ecologa ambiental y humana", y "la alienacin".

El sistema econmico no posee en s mismo criterios "para discernir correctamente" en este campo. Su produccin y consumo manifiestan una determinada cultura o concepcin global de la vida y son consumismo cuando el sistema "no se deja guiar por una imagen integral del hombre".

La cuestin ecolgica (ambiental y humana) aparece cuando la tierra es tratada como si careciera de fisonoma y destino anterior dados por Dios y destruye el ambiente humano. "En este contexto hay que mencionar los graves problemas de la moderna urbanizacin, la necesidad de un urbanismo preocupado por la vida de las personas, as como la debida atencin a una 'ecologa social' del trabajo".

La alienacin del hombre no slo no ha acabado con la cada del colectivismo sino que se ha incrementado, "al aadirle la penuria de las cosas necesarias y la ineficacia econmica".

3.2.2. Aspectos histricos positivos presentes en la DSI.

En las sociedades contemporneas la conciencia se hace ms viva en relacin con el ser humano y con la centralidad de ste en la sociedad (CA., 36, 38, 39, 58).

PT. detiene su consideracin en "el avance progresivo realizado por las clases trabajadoras en lo econmico y en lo social" reivindicando sus derechos, principalmente econmicos y sociales, extendidos despus a la esfera poltica y cultural (40).

Evidentemente, sujeto de liberacin y promocin humana, tal como la entiende la DSI., ha sido tambin la actividad de la mujer. Su participacin en estas tareas es igualmente fundamental hacindose presente en la vida pblica por la conciencia cada da ms clara de su propia dignidad humana que exige, tanto en la vida domstica como en pblica, se le reconozcan los derechos y obligaciones propios de la persona humana (41).

La emancipacin de los pueblos por ltimo y su convivencia organizada ha sido una total transformacin social y polticamente porque todos han adquirido ya su libertad (42) convencidos de que todos son, por dignidad natural, iguales entre s (44).

3.3. Los contenidos de la dignidad humana segn la DSI.

Entre los humanismos del siglo veinte, el humanismo personalistas influye muchos entre cristianos que a su vez lo han intensificado hasta constituirlo en bastin frente a las ideologas totalitarias al establecer las mnimas condiciones aplicables del ser para considerarlo humano. La dignidad de la persona humana, dato connatural y punto de partida, coincide con la excelencia y con la perfeccin en cuanto a la estima, valoracin, respeto y realizacin exigida ante ella misma y ante los dems. Su consideracin implica un concepto esttico y otro dinmico. Ambos forman parte de los contenidos tericos en la concepcin cristiana del hombre.

3.3.1. Concepto esttico de la dignidad de la persona humana.

El concepto esttico de la dignidad humana es un aspecto necesariamente ligado a la naturaleza misma del hombre, acompaado permanentemente de esa dignidad que ha de conquistar, defender y desarrollar, porque puede perderla.

a) Una concepcin cristiana del hombre.

La dignidad del hombre, visto a la luz de la Revelacin y en su dimensin natural, sin separar la realidad personal, es nica e integrada en sus funciones y es tambin universal, para todos los hombres.

Juan XXIII en MM., (212) seala como ideologas defectuosas y errneas aquellas "que no consideran la total integridad del hombre y no comprenden la parte ms importante de ste" ni tienen presentes "las indudables imperfecciones de la naturaleza humana" que no remedian "ni siquiera por los sistemas econmicos y sociales ms perfectos" puesto que "los hombres se sienten movidos por un profundo e invencible sentido religioso, que no puede ser jams conculcado"

En PT., entiende la persona humana como sujeto de derechos y deberes y destinada a una vida superior. El principio de toda convivencia ordenada y provechosa se basa en que todo hombre es persona, naturaleza dotada de inteligencia y de libre albedro, y por tanto, el hombre tiene por s mismo derechos y deberes, que dimanan inmediatamente y al mismo tiempo de su propia naturaleza. Estos derechos y deberes son, por ello, universales e inviolables y no pueden renunciarse por ningn concepto (PT., 9).

La dignidad de la persona humana crece a la luz de la revelacin. Los hombres han sido redimidos con la sangre de Jesucristo, hechos hijos y amigos de Dios por la gracia sobrenatural y herederos de la gloria eterna (PT., 10). Ese destino justifica la convivencia civil en la verdad, la justicia, el amor y la libertad, como requiere la dignidad humana. Esto ocurrir cuando cada cual reconozca, respete y cumpla los derechos que le son propios y los deberes que tiene para con los dems (PT., 35). Tal relacin tiene que fundarse en el ordenmoral establecido por Dios cuyos principios son universales, absolutos e inmutables. Su origen nico en un Dios verdadero, personal y que transciende a la naturaleza humana (PT., 38).

En GS. hay abundantes referencias al tema. Ella misma es consideracin y desarrollo de este tema, especialmente en su Primera Parte. Otro tanto ha de decirse de RH., LE., CA.

b) Una fuente bblica: el hombre, imagen de Dios.

Para el lenguaje bblico que carece del lexema "persona", la "imagen" no es simple figura sino representacin completa, repeticin. El texto de la creacin hace alusin a la condicin seorial y dominadora de Dios sobre la naturaleza que el hombre recibe como don y tarea. Como gratitud por ello estar el sentido eminentemente religioso del sbado.

En el NT, S. Pablo aade, a lo ya explicado, la perfecta imagen de Dios que es Cristo y tambin el cristiano, conformado a imagen de Cristo que es fundamento de la vida moral cristiana, como realizacin prctica. Es la doctrina que recoge GS.: la persona humana, como imagen de Dios para los creyentes, y centro y cima de todos los bienes de la tierra que deben ordenarse en funcin del hombre (12).

c) Aspectos de la persona: psicolgico, metafsico, moral y religioso.

Estos aspectos son para Po XII fundamentales, necesarios y coordinados. Y pertenecen a la misma realidad de la persona. La unidad psico-somtica forma un todo, de funciones diversas pero unificadas armnicamente, como un yo capaz de decisiones libres, interiores y externas, determinadas y gobernadas por el alma. Descansan sobre una realidad metafsica, ms profunda, que abarca al hombre como dotado de inteligencia y libertad, de un sola naturaleza substancial, con existencia independiente, distinta de las dems y abierta a Dios en sus facultades espirituales.

Todos estos aspectos reflejan el carcter moral y religioso de la persona cuya creacin y filiacin divina no son imaginaciones ni accidentes, aunque no sean verificables por mtodos empricos. Pero se deber contar con ellos para comprender la antropologa cristiana (Cfr. GS., 18. CA., 36. RH., 13.).

El Catecismo de la Iglesia Catlica reasume esta doctrina (355-379) y sita al hombre y sus relaciones en el conjunto de la vida cristiana (1700-1709).

3.3.2. Concepto dinmico de la dignidad de la persona humana.

Partiendo de lo anterior, el hombre debe realizar en su vida esa substancia, frente a enemigos exteriores e interiores, conquistndola y hacindola crecer en una existencia individual y social.

a) Dignidad de la inteligencia, de la conciencia y de la sabidura en el hombre.

LC. describe el movimiento histrico de este proceso moderno en sus aspectos positivos, negativos y ambiguos, relacionados con el hombre (5-17). La dignidad de la inteligencia humana, participacin de la inteligencia divina, sita al hombre en la cima del universo material y se manifiesta en el pensamiento, la ciencia, la tcnica, las artes. Actualmente es la manifestacin ms decisiva de humanidad (GS., 15; 56-57; 59; 61-62). La inteligencia del hombre, cuando se abre a un sentido de la vida que le viene desde la propuesta gratuita que Dios hace a toda persona, entonces esa inteligencia se hace conciencia en la que Dios mismo est presente.

Dice Guardini que "la persona es adems autoposesin en la conciencia, en la libertad y en la accin. El conocer, el decidir y el obrar no son todava de por s persona; sta slo aparece cuando, al conocer, al decidir y al obrar, soy dueo de m. Mediante esto la persona se funda y se afirma como mundo propio, como mundo espiritual y referido al espritu, que escapa al contexto de la naturaleza. La actitud personal consiste en conocer esto y en atenerse a ello".

La conciencia humana, se va formando en una jerarqua de valores, dentro de los cuales opta por unos determinados. Dispone as de referencias firmes y objetivas para situarse con seguridad, aunque no definitiva, en el entramado mismo de las relaciones sociales. Tiene entonces conciencia social, sabe dnde est y en funcin de qu intereses. "Desde el escepticismo no es posible mantener posiciones firmes y comprometidas. El que no cree en nada, tampoco podr creer en el hombre, ni tendr razones para luchar por l".

La ley natural invita, en su elementos ms simples, a amar a Dios y al prjimo. Interpretada autorizadamente por la Iglesia desciende a aplicaciones concretas privadas, pblicas, sociales y externas del hombre (QA., 41-43; MM., 222; PT., 4-7).

La sabidura, como suma perfeccin de la inteligencia, eleva al hombre a la verdad, al bien y a lo sobrenatural, descubriendo el sentido ms profundo de la realidad. Con esta sabidura conecta la conciencia moral, fundamental para la dignidad dinmica del hombre, porque mediante ella puede realizar en su vida el bien moral.

b) Dignidad de la conciencia moral y valor de la libertad civil.

Entra en la consideracin de la dignidad de la conciencia el reconocimiento de la dignidad de la libertad. Este reconocimiento es el camino para ser personas en la sociedad civil y en el Estado.

El hombre ha de vivir armnicamente su libertad. La libertad psicolgica o de eleccin, como aspecto especficamente humano que le permite decir "si" y "no"; la libertad moral, o emancipacin de la necesidad, que es sobre todo un horizonte a alcanzar en el que tenemos que actuar, como si ya fuera una realidad adquirida; y la libertad social, poltica y jurdica, propia del mundo moderno, como raz de derechos humanos y de principios organizativos del orden jurdico.

Po XII en el Radiomensaje de Navidad de 1944, con la experiencia nazi y en el horizonte el final de la guerra, habla de pueblo que "vive de la plenitud de vida de los hombres que lo componen, cada uno de los cuales -en su propio puesto y segn su manera propia- es una persona consciente de su propia responsabilidad y de sus propias convicciones" y de masa, que "por el contrario, espera el impulso del exterior, fcil juguete en manos de cualquiera que explote sus instintos o sus impresiones" y "es la enemiga capital de la verdadera democracia y de su ideal de libertad y de igualdad" (15-17).

La persona tiene el deber de actuar con responsabilidad, "por propia iniciativa y libremente. Por lo cual, tratndose de la convivencia civil, debe respetar los derechos, cumplir las obligaciones y prestar su colaboracin a los dems en una multitud de obras, principalmente en virtud de determinaciones personales (...) por propia decisin, convencimiento y responsabilidad, y no movido por la coaccin o por presiones que la mayora de las veces provienen de fuera" (PT., 34).

La libertad civil lleva aneja la necesaria libertad de la persona humana ante a los poderes constituidos. Para la DSI la autoridad civil no est sacralizada. Aunque "toda autoridad viene de Dios", no por eso se inhibe o carece de respeto con las leyes civiles. Si la persona humana descubre su ser y sentido social, como realizacin individual y como referencia colectiva, entonces su vida pblica tiene que expresar externamente su ser ntimo en un ambiente que le ayude a ser l mismo, apoye su debilidad y frene su arrogancia.

c) Dios y Cristo fundamentan la dignidad del hombre y de la sociedad civil.

LC. (20) pone "la libertad de pensamiento, como condicin de bsqueda de la verdad en todos los dominios del saber humano [pero eso] no significa que la razn humana debe cerrarse a la luz de la Revelacin cuyo depsito ha confiado Cristo a su Iglesia".

La antropologa cristiana afirma la necesidad de orientar hacia Dios la vida individual y social del hombre y reconocerlo as en el culto que se le ha de rendir (Libertas, 15-16) y la conciencia de estar creados por Dios y de ser suyos es la primera y ltima razn de la realidad (MM., 214-217). El progreso tcnico o econmico, solos, no darn conciencia de la justicia y de la paz (GS., 19-21).

Es Juan Pablo II quien insiste en una teologa de la persona humana haciendo del sentido concreto de la dignidad humana, el principio constituyente de la DSI.

A los miembros de la Comisin Teolgica Internacional, que estudiaban "los derechos y dignidad de la persona humana" les deca cmo actualmente las ciencias humanas suscitan conciencia de la experiencia cientfica y evidencian la necesidad de conocer y completar la promocin de todas las personas. "A este criterio, a este deseo universal, debe responder el celo de los hijos de Dios en torno al estudio intelectual, moral y social de la dignidad de los derechos y obligaciones de la perona humana" (7).

La dignidad de la persona humana es "la fuente de los otros principios que forman parte del cuerpo de la doctrina social. El hombre-persona es el sujeto y el centro de la sociedad" (Orientaciones, 31). De ella derivan una serie de consecuencias prcticas y urgentes. El hombre, cada uno, sin excepcin, "debe considerar al prjimo como otro yo, cuidando en primer lugar de su vida y de los medios necesarios para vivirla dignamente".

La dignidad de la persona se desarrolla y enmarca en los dems principios que de ella se derivan: los derechos humanos, la tensin persona-sociedad, la relacin bien comn-autoridad, la solidaridad y subsidiariedad en la vida econmico-social, la participacin en la poltica y el destino universal de los bienes.

4. Los derechos humanos como expresin de la dignidad humana.

La dignidad de la persona tiene en su dimensin social una eficacia operativa.

4.1. Un mtodo histrico-doctrinal para estudiar los derechos humanos.

Entender el pensamiento, la actitud y la praxis de la Iglesia en materia de derechos humanos requiere un estudio del tema. Las ciencias actuales, por el carcter mismo del pensamiento que se estudia, lo elaboran progresivamente a travs del desarrollo histrico de las ideas que se relacionan con de los derechos humanos se formulan con experiencias sociolgicas, culturales, polticas e histricas.

Los derechos humanos, tal como se van concretando, con muchos altibajos, dificultades y equivocaciones, estn en las fuentes del pensamiento cristiano. Ese proceso de positivacin jurdica slo histricamente se ha dado en sus comienzos dentro del contexto de una cultura cristiana. De hecho no encontramos nada parecido en otras culturas, fuera del cristianismo (Islam, Oriente, culturas africana o precolombinas).

Desde Len XIII hasta Juan Pablo II es lenta y difcil la recuperacin de la tradicin y de una nueva visin, por parte de la Iglesia, en el problema de las libertades pblicas y de los derechos humanos.

4.2. La terminologa en los textos ms importantes de los derechos humanos.

Expresiones como derechos del hombre, derechos humanos, derechos de la persona humana, derechos fundamentales... son expresiones casi tautolgicas y excesivamente genricas, aunque comunes, desde el s. XVIII. Todo derecho es humano, porque slo el hombre es titular de derecho en sentido estricto. Esas expresiones se refieren solo a ciertos derechos del hombre, llamados fundamentales en cuanto aluden a exigencias bsicas del ser humano, y por ello fundamentan a los dems derechos humanos.

Antiguamente se hablaba de derechos naturales como aparece en las Declaraciones Americana y Francesa, en cuanto fundados en la naturaleza o, segn la escolstica, en el derecho natural y no entendidos nicamente en su formulacin positiva y cannica. Durante el siglo XIX se us el trmino libertades pblicas, civiles o fundamentales para indicar la independencia y defensa de esos derechos frente al posible abuso del Poder. Quiz la expresin ms exacta sea derechos fundamentales del hombre, utilizada por la Declaracin de la ONU de 1948.

Substancialmente todas las expresiones indican de alguna manera que esos derechos no dependen exclusivamente de normas positivas y que tienen valor previo y superior o independiente de ellas: pertenecen a todo hombre, por el mero hecho de ser hombre, sin diferencias religiosas, sociales o culturales.

4.3. Desarrollo histrico de los derechos humanos en la DSI.

Para algunos autores todo lo anterior a las primeras declaraciones del s. XVIII sera prehistoria y balbuceos histricos de los derechos humanos fundamentales. Adems, en las declaraciones recientes existe una pequea contradiccin aadida: los derechos humanos internacionales no son derecho positivo obligatorio.

Ya hemos relacionado la dignidad del hombre, en su dimensin bblica, teolgica, histrica y social. Ahora lo haremos con los derechos humanos

El A. y N. Testamento ofrecen criterios sobre la persona en su relacin con la sociedad y con el poder poltico. Trasmiten una visin religiosa en la que est presente el poder poltico. Ese "humus" bblico y cristiano se encarnar lentamente en la historia social, segn se van entendiendo y asumiendo las vivencias cristianas con mayor o menor intensidad.

4.3.1. Inicio y obscurecimiento de la doctrina sobre estos derechos.

Sto. Toms y sus seguidores desarrollan una teora poltica que incluye derechos civiles y polticos. La autoridad poltica, fundada en la naturaleza humana creada por Dios, radica en el pueblo o en la sociedad, sujeto del Poder y origen del Estado. Consecuencia inmediata es la igualdad esencial de todos. La transferencia del Poder de la sociedad al rey o prncipe es fruto de un pacto. El sentido de democracia radical faculta para ejercer el derecho de resistencia hasta el tiranicidio. El bien comn de la sociedad justifica, por otra parte, la intervencin del Estado en la sociedad y en la regulacin de la vida econmica.

El eclipse de esta doctrina ocurre en los ss. XVII-XVIII cuando la vida poltico-social evoluciona hacia el absolutismo y se defiende el derecho divino de la realeza. Con el individualismo se justificar el uso incontrolado de los bienes y el iusnaturalismo, como doctrina vaca de religin, se expresar en la frmula "aunque Dios no existiera".

La Revolucin Americana, con sus Declaraciones y la Revolucin Francesa con su Declaracin de los derechos del hombre y del ciudadano, posteriormente enmendadas, tienen inspiracin espaola y cristiana. La Iglesia no reaccion en este caso de forma no totalmente adecuada.

Los descubrimientos de Africa, Amrica, Asia dieron nuevos mundos geogrficos, humanos y culturales. Tambin dieron una nueva economa internacional y la primera conciencia de la existencia de la Humanidad como nueva comunidad natural de naciones. Pero en la poca moderna se han querido descalificar los siglos XVI-XVII que son un largo perodo de tradiciones que duran hasta hoy.

La DSI. no entra directamente en el derecho positivo pero s entra en su fundamentacin y contenidos. Los derechos humanos para la Iglesia son el resultado de una simbiosis entre experiencia y teora bastante precisas, con declaraciones de derechos humanos y su defensa, ms conectados con telogos, juristas, misioneros y evangelizadores, que con el Magisterio del Papa.

Desde Len XIII hasta hay la postura de la Iglesia se decanta y articula dentro de su propia concepcin sobre el hombre, la sociedad y el significado y funciones del poder poltico.

Juan Pablo II, a los miembros de la Comisin Teolgica Internacional, les deca que "para confirmar los derechos humanos necesarios mucho ayuda la reflexin teolgica sobre la dignidad de la persona humana en la historia de la salvacin (...) la revelacin cristiana puede aportar los fundamentos necesarios de la dignidad de la persona humana a la luz de la historia de la creacin y en las diversas etapas de la historia de la salvacin, es decir, de la cada y de la redencin" (8) y por eso -contina- "aconsejo a la Comisin Teolgica Internacional investigue cada vez ms y propague las razones humanocntricas y cristocntricas de los derechos del hombre" (9).

El tercer captulo de LC., -"liberacin y libertad cristiana"- enuncia los contenidos del tema que va a desarrollar: "las promesas divinas de liberacin y su victorioso cumplimiento en la muerte y en la resurreccin de Cristo son el fundamento de la 'gozosa esperanza' de la que la comunidad cristiana saca su fuerza para actuar resuelta y eficazmente al servicio del amor, de la justicia y de la paz. El Evangelio es un mensaje de libertad y una fuerza de liberacin que lleva a cumplimiento la esperanza de Israel, fundada en la palabra de los profetas".

4.3.2. Recuperacin de la doctrina de los derechos humanos para la DSI.

La insercin del espritu cristiano como raz de los derechos humanos, llamados "libertades sociales y civiles", y la recuperacin de su dimensin religiosa, es lenta y difcil durante los ss. XIX y XX. Ayudan a ello el catolicismo liberal (Lammenais, Lacordaire, Montalembert), que buscaba las libertades civiles y el catolicismo social (Ozanan, Ketteler, la Unin de Friburgo), que se opona a los abusos del capitalismo y defenda el proletariado y sus derechos de vida, de salario, asociacin, etc.

a) Algunos derechos humanos ms importantes en la DSI.

La DSI. no pretende hacer una declaracin completa de derechos humanos sino indicar los principales segn la situacin y las necesidades del momento declaratorio desde una posicin equidistante entre la teora abstracta y la concreccin excesiva porque con una carecera de universalidad y con otra caera en la transitoriedad.

El derecho a la vida. Para la Biblia la vida es un don de Dios. Tiene un valor divino porque de l participa, con independencia de sus cualidades y de su utilidad social, en todas sus formas, no solo biolgica y en todas las dimensiones del hombre. Es el ms fundamental y supone a los restantes derechos.

El derecho a la libertad religiosa. Se trata de la libertad de conciencia y por tanto de religin para dar culto a Dios y practicar la fe.

El derecho a la participacin en la vida social. Implica la necesidad de la educacin en la participacin cvica y poltica. Su carencia es una forma de pobreza. No se puede dar sin el derecho de asociacin, para formar, entre otras, sindicatos y asociaciones intermedias.

El derecho a la participacin econmica con el derecho de iniciativa econmica (SRS. CA.) para todos los miembros de la comunidad poltica, por la funcin social misma de la propiedad individual y colectiva.

El derecho de los pueblos a salir de la miseria, ante la realidad del problema Norte-Sur. Frente a la dependencia est la solidaridad y la exigencia de creacin de nuevas solidaridades

b) de Len XII a Po XII.

Len XIII en ID. inicia una recuperacin dentro de una ms amplia apertura y aceptacin de instituciones e ideas que estaban formando el mundo socio-poltico surgido de las revoluciones del s. XVIII. Len XIII dialoga con el mundo moderno, condenado casi sin matices por sus inmediatos predecesores, muy condicionados en su pontificado. l cambia de actitud con moderacin la doctrina y la actitud oficial de la Iglesia.

En la encclica Libertas incorpora a la DSI las "libertades modernas separando lo que en stas hay de bueno de lo que en ellas hay de malo" porque en ellas se identifica lo nuevo en cuanto bueno que coincide con la verdad permanente (2). Como libertades concretas desarrolla la libertad de cultos, que rechaza cuando se identifica con "el derecho de desnaturalizar impunemente una obligacin santsima y de ser fiel a ella, abandonando el bien para entregarse al mal" (14). La libertad de expresin y de imprenta, que admite "en las materias opinables, dejadas por Dios a la libre discusin de los hombres (...) muchas veces conduce al hallazgo y manifestacin de la verdad" (18). La libertad de enseanza, "circunscrita dentro de ciertos lmites, para evitar que (...) se trueque impunemente en instrumento de corrupcin" (20). La libertad de conciencia, por la "que el hombre en el Estado tiene el derecho de seguir (...) la voluntad de Dios y de cumplir sus mandamientos sin impedimento alguno (...) ha sido siempre el objeto de los deseos y del amor de la Iglesia" (21).

Entre los documentos polticos de Len XIII, destaca ID. (19-21) expresando fundamentalmente el sentido negativo de las libertades. Pero hay que entenderlas tambin positivamente segn la doctrina de la tolerancia: "no se opone la Iglesia, sin embargo, a la tolerancia por parte de los poderes pblicos de algunas situaciones contrarias a la verdad y a la justicia para evitar un mal mayor o para adquirir o conservar un mayor bien" (23).

As que "donde estas libertades estn vigentes, usen de ellas los ciudadanos para el bien, pero piensen acerca de ellas lo mismo que la Iglesia piensa" (30) y pueden, p.e., "procurar otra organizacin" frente a la tirana o "preferir para el Estado una toma de gobierno moderado" (32) o "participar en la vida pblica" (33) para "liberarse de la dominacin de una potencia extranjera o de un tirano" o hasta "que los ciudadanos gocen de medios ms amplios para aumentar su bienestar" (34).

Po XI sufre los totalitarismos comunista (1917), fascista (1925) y nazi (1933); las consecuencias econmico-sociales de la primera posguerra, con la crisis del ao veintinueve y posteriores; el personalismo de entreguerras y la reaccin contra la dominacin del Estado. Son las nuevas experiencias histricas que hacen avanzar a la DSI.

En QA (1931) plantea los derechos socio-econmicos y configura el principio de subsidiariedad. Tambin reconoce el derecho natural como fundamento de derechos anteriores y superiores al Estado.

En DR. tiene delante el comunismo ateo del que la Iglesia analiza su teora y sus resultados y al que se opone porque "Dios ha enriquecido al hombre con mltiples y variadas prerrogativas: el derecho a la vida y a la integridad corporal; el derecho a los medios necesarios para su existencia; el derecho de tender a su ltimo fin por el camino que Dios le ha sealado; el derecho, finalmente, de asociacin, de propiedad y del uso de la propiedad" (27). Como tales derechos "han sido impuestos por Dios", son las autoridades del Estado las que "tienen el derecho de obligar al ciudadano al cumplimiento coactivo de esos deberes cuando se niega ilegtimamente a ello, as tambin la sociedad no puede despojar al hombre de los derechos personales que le han sido concedidos por el Creador" (30). Aade tambin: "hemos definido claramente el derecho y la dignidad del trabajo, las relaciones de apoyo mutuo y de mutua ayuda que deben existir entre el capital y el trabajo y el salario debido en estricta justicia al obrero para s y para su familia" (30).

MBS. denuncia los errores del racismo, partiendo del derecho natural: "a la luz de las normas de este derecho natural puede ser valorado todo derecho positivo, cualquiera que sea el legislador" incluido el principio nazi que afirma: "'derecho es lo que es til a la nacin'" (35). Respecto a la libertad religiosa afirma que "las leyes que suprimen o dificultan la profesin y la prctica de esta fe estn en oposicin con el derecho natural" (36). Igual hace con "las leyes y dems disposiciones semejantes que no tengan en cuenta la voluntad de los padres en la cuestin escolar o la hagan ineficaz con amenazas o con la violencia" (37). Dichas leyes "son efecto de la violencia, y, por lo tanto, sin valor jurdico alguno" (38).

Po XII vive un primer contexto histrico de guerra, el triunfo del comunismo, un nuevo orden socio-poltico y econmico con el sistema democrtico como ideal poltico. En el mundo se implanta la ONU. En Europa nace un proceso de unin. Paralelamente se aliena la sociedad por la mayor intervencin del Estado, la influencia de los medios de comunicacin, la importancia de la opinin pblica y la "despersonalizacin".

Su primera encclica SP. afirma que la comunidad universal de los pueblos fundada en la ley natural es obligatoria y denuncia dos errores de orden social y poltico: olvidar la ley de la solidaridad humana y de la caridad y concebir de manera totalitaria el orden poltico.

Segn el Radiomensaje de Pentecosts (1941) "tutelar el campo intangible de los derechos de la persona humana y hacerle llevadero el cumplimiento de sus deberes, debe ser oficio esencial de todo poder pblico" (15). En el Radiomensaje de Navidad (1942) se refiere al orden interno de los Estados donde la paz es convivencia en el orden y en la tranquilidad diciendo que "el origen y fin de la vida social ha de ser la conservacin, el desarrollo y el perfeccionamiento de la persona humana (...y sin) esa interna y esencial conexin con Dios de todo cuanto se refiere al hombre, o prescinda de ella, sigue un falso camino" (9-10).

Adems "la razn, iluminada por la fe, asigna a cada persona y a cada sociedad particular en la organizacin social un puesto determinado y digno, y sabe, para hablar slo del ms importante, que toda actividad del Estado, poltica y econmica, est sometida a la realizacin permanente del bien comn" (13). Despus desarrolla los fundamentos del orden y la paz social a travs de la dignidad y derechos de la persona humana, de la unidad social y familiar, del trabajo, de un orden jurdico que termine concibiendo el Estado segn el espritu cristiano (33-37).

En el Radiomensaje de Navidad (1944), se refiere a la democracia, distinguiendo entre ciudadanos y masas (15-19) y negando el absolutismo del Estado (28-30). El orden internacional nuevo pide un rgano comn para el mantenimiento de la paz (36). Es un tema al que volver en el Radiomensaje de Navidad (1952) hablando de la despersonalizacin del hombre moderno por "una gigantesca mquina administrativa" que encamina a la sociedad "hacia el desconocimiento de la persona" cuando "todo diseo o programa debe estar inspirado por el principio de que el hombre, como sujeto, custodio y promotor de los valores humanos, est por encima de las cosas, incluso por encima de las aplicaciones del progreso tcnico" (18-24).

c) De Juan XXIII a Pablo VI.

En Juan XXIII el tema ya aparece como doctrina en su primera encclica APC. y en MM. la dignidad de la persona humana es el transcendental principio de toda la doctrina social (219).

PT. es su testamento. Ofrece la declaracin de los derechos y deberes de la persona humana. Afirma que una carta de derechos constitucionales es de suma importancia para la vida social y poltica (75-79). Tambin lo es la Declaracin universal de los derechos del hombre, de la ONU, a pesar de sus limitaciones (142-145).

La declaracin que hace PT. tiene unas caractersticas generales: integra lo tradicional y la novedad; ve la manifestacin de la persona en la vida social a travs de los derechos y deberes cuyo carcter no es slo formal y abstracto sino social. El catlogo de derechos que presenta no es, ni pretende ser, exhaustivo. En ellos se da una correlacin de derechos y deberes aunque no enumera directamente los deberes.

El derecho natural y el derecho de la persona marcan el orden moral que es interior y tiene propiedades universales, inviolables e individuales con tres aspectos: el orden objetivo, el conocimiento natural como fuerza moral y su obligatoriedad y vigor jurdico. El fundamento ltimo de todo ello est en Dios.

Del Concilio, para conocer este tema, es imprescindible la Constitucin GS. y la declaracin Dignitatis Humanae sobre la libertad religiosa. Pero el Concilio no hace una norma jurdica o declaracin de derechos; no hay orden sistemtico para tratarlos sino que estn incluidos en los distintos temas y tienen diversas aplicaciones.

No obstante, se puede hacer un intento de sistematizacin de los derechos fundamentales que contiene. Indudablemente estos derechos y sus correspondientes deberes estn sometidos a unos lmites.

Los derechos fundamentales de la persona humana en s misma: a la vida y medios necesarios; a la vida del espritu (libertad de conciencia); a la libertad de pensamiento e investigacin y a la educacin y a la cultura.

Como ser social y comunitario en general, la persona tiene derecho a vivir en sociedad, asociarse, no ser discriminado, a la igualdad y participacin activa en la vida social, a los medios de comunicacin y a la seguridad social y jurdica.

Tambin tiene la persona derechos como ser familiar.

La persona tiene derechos en cuanto ser trabajador, a una distribucin de bienes, a la propiedad y a la participacin en la vida econmica.

Y derechos de la persona como ser poltico, como ciudadano del mundo y como ser religioso.

Pablo VI se ocupa en ES. del dilogo Iglesia-mundo, en la lnea del Concilio. Despus, en el Discurso a las Naciones Unidas (1965) dice que construir la paz (23-24) pasa por la ONU que promociona los derechos del hombre (27) y tienen un fundamento espiritual (32).

En PP. los fundamenta cristianamente y muestra cmo la fe los transforma cuando se introduce en su misma dinmica interna (33). Habla tambin de los derechos de los pueblos pobres al desarrollo. Despus proceder a la creacin de la Jornada de la Paz, cada 1 de enero, buscando la educacin terica y prctica en el respeto de los derechos fundamentales de la persona y est generando DSI con el Mensaje Pontificio para ese da.

OA. dice que la promocin real de los derechos humanos exige el reconocimiento jurdico de una sociedad democrtica (23-24) cuya cultura o culturas han de ser evangelizadas "tomando siempre como punto de partida la persona y teniendo siempre presentes las relaciones de las personas entre s y con Dios" segn EN. (20).

c) Los derechos humanos en Juan Pablo II. Desarrollo y aplicaciones.

Juan Pablo II, desde su primer mensaje al mundo (17 oct. 1978) habla sobre los derechos humanos. Dos meses despus (2 dic. 78) enva un Mensaje al Secretario General de la ONU en el 30 aniversario de la Declaracin.

En su primera encclica, RH., coloca al hombre como el primer camino de la Iglesia (14) y tras la alusin directa a la ecologa, al miedo del hombre -del progreso o de la amenaza? (16)- aclara, aunque los derechos del hombre tienen "letra y espritu" (17), el hombre es el centro de la vida social "de los programas, situaciones, regmenes". Existe una relacin entre los derechos del hombre y el bien comn.

LE. trata los derechos de los hombres del trabajo. Entre ellos (16) estn las relaciones del empresario directo e indirecto con los del trabajador (17). ste tiene derecho a la remuneracin y al empleo -el paro "puede convertirse en una calamidad social" (18)-, al salario y a otras ayudas sociales (19). La mujer, laboralmente, ha de ser considerada en su especificidad. Para todos es el derecho al descanso y a la seguridad social (pensin, vejez, accidente). Tambin el derecho a asociarse, a sindicarse, a la huelga (20). Este derecho es extensivo a los trabajadores agrcolas (21). Los minusvlidos (22) y los emigrantes (23) han de ser igualmente tenidos en cuenta en este campo.

SRS., en el vigsimo aniversario de PP., considera como aspectos positivos del mundo contemporneo los derechos humanos y la preocupacin ecolgica (26). El derecho al desarrollo lleva en s un respeto a los derechos humanos y un carcter moral del mismo. Por eso hay que conservar la naturaleza (33-34), tema que completar despus en CA. (37-38).

SRS que no usa el trmino ley natural sino el de "la naturaleza especfica del hombre, creado por Dios a su imagen y semejanza" (29). A menudo habla de los derechos del hombre en todas sus tipologas: los polticos, los sociales, los de los pueblos, los de un ambiente ecolgicamente sano.

"El verdadero desarrollo, segn las exigencias propias del ser humano, hombre o mujer, nio, adulto o anciano, implica sobre todo por parte de cuantos intervienen activamente en ese proceso y son sus responsables, una viva conciencia del valor de los derechos de todos y de cada uno a la utilizacin plena de los beneficios ofrecidos por la ciencia y la tcnica". (SRS, 33).

En el orden nacional es muy importante que sean respetados todos los derechos: el derecho a la vida, de la familia; la justicia en las relaciones laborales; los derechos concernientes a la vida de la comunidad poltica; los basados en la vocacin trascendente del ser humano como el derecho a la libertad de profesar y practicar el propio credo religioso. (Cfr. SRS, 33).

En el orden internacional "es necesario el pleno respeto de la identidad de cada pueblo, con sus caractersticas histricas y culturales", y que "tanto los pueblos como las personas individualmente deben disfrutar de una igualdad fundamental sobre la que se basa, p.e., la Carta de la Organizacin de las Naciones Unidas: igualdad que es el fundamento del derecho de todos a la participacin en el proceso de desarrollo pleno". (SRS, 33).

Tambin es central "la dignidad del hombre" (47 y 41). Hoy el "ideal democrtico junto con una viva atencin y preocupacin por los derechos humanos" pide que los pueblos salidos del totalitarismo, reconozcan explcitamente estos derechos" (CA., 47,1) que "no siempre son respetados totalmente" en pases democrticos donde "a veces parece que han perdido su capacidad de decidir segn el bien comn".

Segn CA. los derechos del trabajo y de los trabajadores (libertad, "obediencia a la verdad" y respeto de los derechos humanos) estn ya en el "corpus politicum" de Len XIII (6-9). Entiende la guerra como efecto del concepto de libertad y de unos derechos humanos no sometidos a la verdad objetiva (17) Pero en la postguerra "un sentimiento ms vivo" ha elaborado "un nuevo 'derecho de gentes'" partiendo de la Declaracin de la ONU. La Santa Sede ha dado una constante aceptacin" (21).

"Los derechos de la conciencia humana, vinculados a la verdad natural y revelada" (21) y la democracia requieren unos derechos humanos como su "autntico y slido fundamento". Uno de los principales es el derecho a la vida. Incluso en las democracias no siempre son respetados totalmente estos derechos (47).

5. La relacin persona-sociedad.

La idea de sociabilidad natural del hombre est directamente conectada con su naturaleza social. Aparece ya en la concepcin de la patrstica (s. Agustn) y con la escolstica (Sto. Toms, Vitoria) llega a formar parte de la mentalidad del mundo moderno.