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SEXTO INFORME L. Hsy. 6aptiiiibrt 25 j a 1907 El (lía 21 de Septiembre corriente tuvo lugar la sexta sesión plenaria de la segunda Conferen- cia de la Paz, bajo la presidencia deS. E. el Sr. Nélidow. Al abrir la sesión el Presidente se expresó en las términos siguientes: Señores: Antes de entrar en el orden del día cumplo con el agradable deber de poner en vuestro conocimiento una comunicación tan importante como lisonjera para la Conforoncin, que me ha sido dirigida conjuntamente por dos do nuestros más distinguidos colegas. Los pri' nietos Delegados del Reino de Italia y de la República Atgentina me han transmitido hace tres días, en letra firmada juntamente por ellos, el texto del Tratado de aibitraje que fue firmado cae miemo din entre aquellos dos pelees en una do las salas en donde se efectúan nuestras reuniones, "bajo la egidn le la Conteroncia," según consta en la carta, cuyo texto es como sigue: "Sr. Presidente: Dos Estados unidos por (recuentos y fecundas re laciones en lazos de una amistad sólida y do una per. fecta confianza recíproca, Italia y la República Argen- tina, acaban de firmar en La Ha y a una Convención cuyas clAuaulas dan testimonio de la favorable opinión que existo en dichos paises en favor del principio de arbitraje.

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Page 1: la sexta sesión plenaria la segunda Conferen- · la sexta sesión plenaria de la segunda Conferen-cia de la Paz, bajo la presidencia deS. E. el Sr. Nélidow. Al abrir la sesión

SEXTO INFORME

L. Hsy. 6aptiiiibrt 25 ja 1907

El (lía 21 de Septiembre corriente tuvo lugarla sexta sesión plenaria de la segunda Conferen-cia de la Paz, bajo la presidencia deS. E. el Sr.Nélidow.

Al abrir la sesión el Presidente se expresó enlas términos siguientes:

Señores:Antes de entrar en el orden del día cumplo con el

agradable deber de poner en vuestro conocimiento unacomunicación tan importante como lisonjera para laConforoncin, que me ha sido dirigida conjuntamentepor dos do nuestros más distinguidos colegas. Los pri'nietos Delegados del Reino de Italia y de la RepúblicaAtgentina me han transmitido hace tres días, en letrafirmada juntamente por ellos, el texto del Tratado deaibitraje que fue firmado cae miemo din entre aquellosdos pelees en una do las salas en donde se efectúannuestras reuniones, "bajo la egidn le la Conteroncia,"según consta en la carta, cuyo texto es como sigue:

"Sr. Presidente:Dos Estados unidos por (recuentos y fecundas re

laciones en lazos de una amistad sólida y do una per.fecta confianza recíproca, Italia y la República Argen-tina, acaban de firmar en La Ha ya una Convencióncuyas clAuaulas dan testimonio de la favorable opiniónque existo en dichos paises en favor del principio dearbitraje.

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Con excepción de las cuestiones de orden consti-tucional, la obligación arbitral comprende todos los li-tigios. Los dos Gobiernos contraen por medio de estaConvención obligaciones que no cetán limitadas ni porlas cuestiones referentes A la elección de jueces ni porla necesidad de establecer el compromiso.

"Al poner la estipulación do esas obligaciones bajola egida de la segunda Conferencia de la Paz, los Dele-gados do los dos Estados contratantes so complacen enponer en vuestras manos, Sr. Presidente, el texto doun documento internacional en el cual los principios queesta asamblea mundial €0 prepara A proclamar han encontrado ya la más amplia aplicación.

"Somos del Sr. Presidente muy atentos y eeguroeservidores,

'ROQt;L SÁB?ZPEÑA—C. WRNIZLU"

Dada la importancia del convenio menciona-do, juzgamos oportuno traducirlo en seguida:

CLÁSULAS DEL TRATADO GENERAL DE ARBITRAJEENTRE LA REPÚBLICA ARGENTINA Y EL

REINO DE ITALIA

ARtICULO l

Las Altas Partos contratantes se comprometen ásometer a arbitraje todas las diferencias, cualquieraque sea su naturaleza, que puedan surgir entre ellas yque no hayan podido ser resueltas por la vía diplomáti-ca, con excepción de las cuestiones que 5e refieran 4 lasdisposiciones constitucionales vigentes en uno 6 enotro de los dos Estados.

En las-diferencias para las cuales, según la ley te-rritorial, fuere competente la autoridad judicial, lasPartes contratantes tendrán derecho de no someter ellitigio al Juez arbitral sino después de que la jurisdicción nacional hubiere dictado sentencia definitiva.

En todo CREO rerAn sometidos al arbitraje los cosi-fictos siguientes:

1. Las diferencias concernientes A laiutnpretaciésy aplicación de las Convenciones concluidas 6 que lle-guen A concluirse entre las d03 partes contratantes:

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S. Las diferencias concernientes á la interpretacióny aplicación de un principio de derecho internacional.

La cuestión de saber si una diferencia constituye ónóuncoaflicto previsto en los números 1 y2 que pisco.den, será igualmente sometida 4 arbitraje.

Están exprosamentosustraldas del arbitraje las diferencias concernientes a la nacionalidad de loe individuce.

AICIOVLO 2

En cada caso paiticular 188 Altas Partes contratan(es firmarán un compromiso especialque determine elobjeto del litigio, y si llegare el caso, el lugar en dondehabrá de reunirse el tribunal; el idioma de que se haráuso y las lenguas cuyo uso quedará autorizado paraante el tribunal; el monto de la suma que cada partedeberá depositar en calidad de adelanto para los gastos,y la forma y pItzos que deben observarse en lo que serefiere 4 la constitución del tribunal y al cambio de memariales y documentos, y en general todas las condi-ciones en que las Partes lleguen 4 convenir.

A efecto de compromiso, loe árbitos nombradossegún las reglas establecidas en los artículos 3 y 4 delpresente Tratado juzgarán tomando por base las alegaclones y reclamos que le fueren sometidos.

Además, y en caso do inteligencia especial, las dis-posiciones establecidas por la Convención para el arteSglo pacifico de los conflictos internacionales firmado enLa Raya el 29 de Julio de 1899 serán aplicadas con resena do las adiciones y modificacionea contenidas enloe articulo. siguientes.

ARTICULO 3

Salvo en caso de estipulación en contra, el tribunalse compondrá de tres miembro.. Las dos Partes nom'braran cada una un árbitro, tomándolo con preferenciade la lista de los miembros de la Corte permanentetablecida por la dicha Convención do La Haya, y se entiende para Ji elección del teicer árbitro. Si no pudie-ren entenderee sobre este punto, las Partes se dirigirán5 una tercera potencia para que haga la designación, yen defecto de entenderse aun sobre este punto la elección de la tercera potencia, se dirigirá una solicitud alefecto la Reinado los Paises Bajos 0S sus sucesores.

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LI tercero en discordia se escogerá de la lista de loamiembros de dicha Corte permanente. No puede sernacional de ninguna do las des Partes, iii estar domici¡lado 6 residir en su territorio.

Una misma persona no podrá actuar como terceroen dos asuntos sucesivos.

ARTICULO 4

En caso de que las partes no llegaron A. enteudesepara la constitución del Tribunal, las funciones arbitrabe serán conferidas 4 un árbitro único, quien salvoestipulación en contrario será nombrado según Las reglas establecidas en el articulo precedente para el nom-bramiento del tercero.

ARTICULO 5

La sentencia arbitral se dictará por maycria de va.W5, sin que hubiere lugar de mencionar el disentirniente eventual de algún árbitro.

La sentencia ira firmada por el Presidente 7 por elactuario ó por el árbitro único.

At*IIOULO 6

La sentencia arbitral definirá el litigio definitiva -mente y sin apelación.

Sin embargo, el tribunal de arbitraje que hubierepronunciado la sentenctapodrá, ante, de que ésta seaejecutada, entender en una petición do revisión en loscasos siguientes:

1. Si hubiere sido juzgado sobre piezsi falsas 6erradas;

2. Si la sentencia resultars en todo 6 en pacte vi-ciada por algún error de hecho q le resultare do las actas6 documento, do la causa.

satIcuto 1

Toda diferencia que surgiere entre las partes respecio de la interpretación 6 ejecución de la sentenciadeberá de ser sometida al juicio del tribunal 6 del árbi-tro que la hubiere dictado.

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ARTICULO 8

El presente Tratado se ha establecido en lengua es•paflola, italiana y francesa. Las Altas Partes contra-tantee declaran considerar en caso de duda el textofrancés como lo que habrá de hacer fe.

ARTICUI» 9

El presente Tratado tetis ratificado, y las ratifica-ciones serán canjeados en Roma tan pronto como fueroposible.

Tendrá una duración dedos años, is contar desde elcanje de ratificaciones. Si no fuere denunciado seis mesea antes de su vencimiento so considerará renovado porun nuevo periodo de diez años, y nf en adelante.

En fe de lo cual loe Plenipotenciarios firman el pre-sente Tratado y lo sellan.

Hecho y firmado en La Baja, en doblo ejemplar,en la sala de las sesiones de la segunda Conferencia dela Paz, el 18 de Septiembre de 1907.

Las firmas son loe siguientes:

BoQui S4cnt PERA—Luis MARIA DaAoo—CARLosR0DEIGUEZ LARRETA—G. ToR psizLu—O. POMP1L1S—G.fuswsTo.

El Sr. Nólidow, después de leldo el Tratadoprecedente, se expresó asi:

No tengo necesidad, señoree, de hacer resaltar ávuestros ojos el inmenso valor diplomático de esto do- -cumento. Sus estipulaciones, así como también las palabras de que se sirve para definirlo en la carta de SS.LE. el Conde Tornielli y el Sr. Uso>,, Pena, nos perrni-ten apreciar su alto significado desde el punto de vistade los principios que constituyen el objeto y la base denuestras deliberaciones, is saber: la inteligencia diplomática y el arbitraje como medio para resolver los con•fictos y diferencias internacionales.

Como podréis verlo vosotros mismo., el arbitrajeencuentra en el Tratado de que tratamos su aplicaciónmisa amplia, de ruedo que él nene Ator un modelo esti-mulador para las I)011ciM que quieran traducir A la

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práctica las reglas que nosotros nos esforzamos por es-tablecer en principio.

La comunicación oficial que se nos ha hecho cons-tituye por otra parte un homenaje solemne tributado ánuestros trabajos y una manifestación de simpatía, ála cual sólo podernos responder ofreciendo á 108 eminen-tes hombres do Estado que han negociado y concluidoel Tratado italoarqentino las más sinceras gracias dela Conferencia y nuestras más entusiastas felicitaciones.(Grandes aplausos).

De acuerdo con el orden del día se procedió áleer el informe complementario de la segunda Co-misión relativo ú la condición de los neutrales enlos territorios de las potencias beligerantes.

El ponente de la segunda Comisión, Sr. Cor(>nel Borel, dio lectura á las proposiciones definiti-vas, que fueron las siguientes:

Serán considerados como neutralee loe nacionalesdo un Estado que no tomen parte en la guerra.

Loe neutrales no podrán prevalerse de su neutrali-dad en los casos siguientes:

a) Si cometen actos hostiles contra una de las par-tes beligerantes;

b) Si cometen actos en favor de una de lasparteebeligerantes, especialmente si toman servicio volunta-rio ea las filas do la fuerza armada de una dalas partes.

En dicho caso el neutral no será tratado más rigu-rosamente por el Estado beligerante contra el cual hu-biere violado la neutralidad, de loquelo fuera por razóndel mismo hecho uo nacionalen otro Estado beligerante.

IIINo se considerarán como actos cometidos en favor

de una de las partes beligerantes, en el sentido del ar-tículo u, letra 6):

a) Loa auplmentos que se hicieren A los imprósti-tea que se concedieren á una de las partea beligerantes.

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con tal de que el suministrador ó prestatario no habiteni el territorio de la otra parte ni el territorio ocupadopor ella, y con tal de que los suplomeutos no provengande ninguno de esos territorios.

» Los set vicios prestados en materia de policía 6de administración civil.

np

El material de ¡08 caminos de hierro que pertene-ciere á los Estados neutrales 6 á sociedades 6 personasprivadas y que fuere fácil reconocer como tál no podráser requisicionado y utilizado por un beligerante sinoen el CaBO de una imperiosa necesidad y hasta dondeésta lo exigiere. Dicho material será devuelto, minediataruente que fuere posible, á su país de origen.

El Estado neutral podrá en caso de necesidad rete-ner y utilizar hasta que fuero debidamente reemplazadoel material del Estado beligerante que se encuentre ensu territorio.

Se pagará una indemnización por.una y otra parte,proporcional al material utilizado y á la duración de suutilización.

Los artículos precedentes fueron aprohadoeaprobado ensu conjunto por unanimidad.

El Coronel Borel leyó en seguida estos dosvO tos :

1. Que en caso de guerra las autoridades compe-tentes, civiles y militares, se hagan un deber especialde asegurar y proteger el mantenimiento do las retadonea pacificas y especialmente de las relaciones comer-ciatos 6 industriales entre los habitantes de loe potencias beligerantes y los Estados neutrales;

2. Que las altos potencias quieran buscar por me-dio do acuerdos entre si las prefcripciones contractualesuniformes que puedan determinar las relaciones de cadaEstado con los extranjeros establecidos en su territorioen lo relativo a las cargas militares.

Estos dos votos (ueroll votados unánimemente.

Se procedió en seguida al examen del infor-me de la prim '-i-a Comisión sobre el proyecto de

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una Convención relativa al establecimiento de unTribunal Internacional de Presas.

El Sr. Luis Renault., ponente, leyó una pági-na de su informe, que contiene el espiritu generaldel proyecto:

El Instituto de Derecho Internacional ha estudiadodetenidamente esta cuestión. Desde 1975, en una sesióncelebrada en La Haya, ese Instituto nombró una «'misión con el objeto de que estudiara un proyecto para laciganización de un Tribunal Internacional de Presas;fue aolamente en 1887 cuando un Reglamento intenta-cien al de presas marítimas llegó á adoptarse. En lo quese refiere á la jurisdicción se adoptó el principio de que

la organización de los Tribunales de Prosas de prime.is inet.ancia quedará reglamentada por la legislación decada Estado" la disposición esencial adoptada fue lasiguiente: "Al principio de cada guerra cada una de laspartes beligerantes constituirá un tribunal internacional de apelación en materia de presas marítimas. Cadauno de estos tribunales será constituido de la manerasiguiente: los Estados beligerantes nombrarán por elmismos un Presidente y uno de los miembros. Desig-narán además tres Estados neutrales, cada uno de loecuales escogerá uno de los otros tres miembros." Encomparación con el proyecto que vamos á someteros, elproyecto á que acabo de referirme pudiera parecer timido. No por eso dejó de encoutráreele bastante atrevido por muchos, y los autores que en estos últimosaños se han ocupado en la materia han observado queese proyecto no había encontrado favor ninguno cercaM Gobierno. Uno de esos escritores do les más autorizados, detepuós de haber indicado las principales objeciones que pudieran hacerse á dicho proyecte, decía:

Por muy ideal que parezca á primera vista, conside-ramos que el Tribunal Internacional de Presas es unaconcepción irrealizable. La Gran Bretafla en todo casono está dispuesta á suscribirá su constitución. Los au-tores ingleses no discuten sobre la materia, ni siquierala mencionan."

Así pues los Gobiernos han realizado en este asuntolo que las doctrinas no se hablan atrevido á esperar, yconviene rendir homenaje á la iniciativa tomada en lamateria por Alemania y por la Gran l*et.afla. Ambas

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potencias han renunciado resueltamente á los antiguoserrores y hanpropuesto la institución de un TribunalInternacional ae Presas. No procedían & la organizaciónde la institución de la misma manera; sus ideas diferíansobro divanes puntos importantes, y al principio pare-ció mUy difícil llegará un acuerdo; más que difícil, paroció una imposibilidad á alguno de nosotros. Sin ornbargo, gracias á una buena voluntad indiscutible y ft unvivo deseo de inteligencia, su ha obtenido un proyectoúnico, como resultante dejas proposiciones divergentes.Seria labor vano la de buscar el origen de cada una delas reglas de este proyecto en la una O en la otra de laproposiciones originales. Esas proposiciones han desaparacido por completo para refundirseen una obra común,que es hoy día la única que tenernos que considerar yque baca grande honor A los primeros negociadores dola inteligencia obtenida. Que nos sea permitido hacerobservar la influencia bienhechora del medio en que noshemos encontrado. 1Cutintosafios de negociaciones di-plomáticas hubieran sido necesarios para obtener unacuerdo sobre un' materia tan difícil, y partiendo depuntos de vista tan opuestos! La Conferencia ha can)biado los arios en semanas, gracias ti la aproximaciónque produce entre loe hombres y entre lee ideas y alsentimiento de justicia que tiendo á hacer predominarsobre los intereses particulares.

El proyecto que sometemos vuestra consideraciónea ciertamente imperfecto, A pesar de todos nuestros esfuerzas. Sin embargo tenemos la conciencia de queconstituye un progreso considerable de la idea de justi-cia en las relaciones internacionalesy de que hace honorA la Conferencia de la Paz. Consideradas las cosas su-perficiales. puede decirse que eso de organizar una ju-risdicción de presas es trabajo solamente en asuntos deguerra. Digámoslo con toda claridad que es en primertérmino una obra do paz eso de e,itenderae el derechoen una materia dejada hasta ahora ¿ la arbitrariedad yA la violencia. Si hay litigios un los cuales las reservastradicionales concernientes A loe intereses vitales y alhonor nacional se conciban particularmente, es cuandoson litigios sobre la justicia de las decisiones da los Tribunalesde presas, puesto queso trata de apreciar la yalides dalas capturas realizadas por oficiales de la marinade guerra, y también de la legalidad de actos en virtudde los cuales esas capturas han sido efectuadas. Esta

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nios convencidos de que si desgraciadamente sobrevi-niere una guerra marítima, no solamente loe interesesprivados que hasta ahora han quedado sin proteccióneficaz vendrán á tener un amparo en la nueva jurisdic-ción, sino que la existencia misma de esta jurisdicciónproducirá un efecto preventivo haciendo que los 0obiernos y los Tribunales se cuiden más del respeto deloe principios del derecho de genteo y de la equidad.Pensamos también que muchas de las dificultades di-plomÁticas que pudieren resultar A veces e» verdaderosconflictos corno tintas veces ha sucedido hasta ahora,vendrán á ser obviadas de esta manera, y que la paztendrá más probabilidades de ser mantenida entre losbeligerantes y loe neutrales que antes. En fin, consideramos que no será indiferente para el desarrollo regu-lar de la vida internacional el haber creado este primerorganismo jurídico permanente que dentro do un sitiolimitado, pero-singularmente importante, suplirá á lasnecesidades de It comunidad de loe Estados. Ojalá esacomunidad de los Estados sienta cada día con mayorfuerza la conciencia de sus deberes, no menos que desus desechos, para que las relaciones internacionalesobtengan la seguridad quo los es necesaria.

Dada la importancia do la medida de que setrata, juzgamos conveniente transcribir las ob-servaciones que fueron hechas antes de pasarála votación.

El Sr. Asser, Delegado de los Paises Bajos,dice en nombre de la Delegación:

Que reconoce la alta importancia y utilidad inne-gable de la institución de una juriedicción internacionalen materia de presas, y declara que acepta el proyectode la Convención sometido & la Conferencia. (Aplausos).

EL Sr. Esteva, de la Delegación de Méjico,expone:

Que la Delegación de su pala, conformándose á ins-trucciones de su Gobierno y de acuerdo con sus propiasconvicciones, declaró en el Comité de examen que ellavolarla contra el proyecto de una Convención para &

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establecimiento de una Corte de Presas, basada sobreun principio contrario A la igualdad de las naciones.

Posteriormente, en vista do las modificaciones in.troducidas un el proyecto y particularmente A causa delarticulo número 18, la Delegación, dseoan de contribuirA la obra de concordia de la Conferencia, pidió nuevasinstrucciones A su Gobierno y manifestó A la Comisiónque en la espera de estas instrucciones ella se abstendríade votar y que dada su voto definitivo en la aniónplenaria.

Habiendo recibido la Delegación nuevas tnstrucciones de su Gobierno que le ordenan votar favorable.meato, en vista de las circunstancias mencionadas darácumplimiento A las citadas instrucciones.

Pero al votar en favor del proyecto de una Convención relativa al establecimiento de una Corte de Presasen la forma actual, la Delegución de Méjico insiste endeclarar A la Conferencia que por el hecho de este votoella no abdica de sus punteo do vista, manifestados va.rias veces al Comité de examen, lo mismo que ella man.tiene la declaración que ha hecho contra el proyecto deuna nueva Corte de Arbitraje internacional, rca)montepermanente, que tenga por baso, como la Corte de Pre-sas, un principio contrario Ala igualdad de los Estados.

El Sr. Beldiman, de la Delegación de Rama.Ma, declara;

Al adherirme por mi voto A la Convención relativaal establecimiento de una Corte Internacional de Presasque nosotros consideramos como un progreso muy considerable en una de 1oa materias más difíciles de Doreche Internacional, la Delegación se refiere A las decla-raciones que ha tenido el honor de presentar en la sesión de la primera Comisión de lodo Septiembre, sobrela distinción esencial que existe entre la nueva institu-ción sometida hoy A la Conferencia y los principios tun.clamontales que rigen el arbitraje internacional.

El Sr. Carvajal, de la Delegación de SantoDomingo, dice:

Al manifestar su simpatía por el proyecto de Con.vención que establece una Corte Internacional de Pre•

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sas, la Delegación de la República Dominicana reservaea voto sobre el conjunto de dicha Convención hastaque le lleguen instrucciones definitivas de su Gobierno.

El Sr. Fortonl. de la Delegación de Venezue-la, dice:

Que la Delegación cree de su deber reiterar en lasesión plenaria las declaraciones que ha tenido el honorde hacer en la sesión de LO de Septiembre, de la prime-ra Comisión, respecto A la organización propuesta parala Corte Internacional de Presas, y que ella es abatendrA de votar sobre el conjunto de esta Convención.

El Si-. Sainad Khan, (le la Delegación de Por-'jia. dice:

Desde el principio do la discusión del proyecto relativo Ala creación de una Corte de Presas la Delega-ción imperial de Persia no vaciló en expresar el día IIde Julio en la tercera sesión do la primera Comisión lossentimientos favorables de su Gobierno hacia el prin-cipio de esta Institución.

En la sesión dele de Septiembre de la misma Comi-sión tuve que abstenerme de votar el proyecto de Convención que se nos habla presentado, esperando ins-trucciones nuevas de mi Gobierno, al cual lo habíarecomendado muy calurosamente.

Muy feliz soy hoy de poder dar un voto favorable,con la reserva del articulo número lb.

Nosotros reconocemos perfectamente el progresoinmenso que la creación do la Corte Internacional deProsas vendrá a constituir en uno de loe asuntos másdifíciles de Derecho internacional. En efecto, someterlos tribunales nacionales de presas en los cuales los be-ligorantea serán llamados 4 hacer valer sus propios actos,al ~(rol eminente de una Corte internacional, es unapreciosa garantía de justicia y de equidad para todos.

Creo sin embargo que es de mi deber agregar quenosotros no votamos este proyecto sino entendiendoque es absolutamente independiente y distinto de lasdiversas proposiciones relativas A la creación de unaCorte permanente encargada de juzgar los conflictos deorden juridico que puedan surgir entre Estados, y que

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la adhesión a la Corte de Presas no habrá de contrariaren manera alguna, ni ahora ni en el porvenir, nuestropunto de vista relativo al Tribunal arbitral, en el cualtodos los Estados deberán tener un puesto absolutamen-te igual.

El Sr. D'Orelli, de la Delegación de Siam, dice:

Que declara en nombre de su Delegación de Siamque las instrucciones que esperaba recibir en tiempooportuno para esta sesión plenaria y que debieran habede permitido dar su voto definitivo respecto al proyecto que nos ocupa, no le han llegado todavía. Es puesúnicamente por esta razón—y desea que el abstenerseno sea interpretado en nngtn otro sentido—que el Delegado no tomara parte ea el voto al cual se va á proceder, pero que espera poder alcanzar más adelante laadhesión de su Gobierno al proyecto.

El Sr. Turkharn Pacha. de la t}elegacióri deTurquía, dice:

Que la Delegación reserva su adhesión á esta cues-tión, que merece un estudio especial por parte de suGobierno.

El Sr. Hudicourt, de la Delegación de Haití,dice:

Que á 8n de contribuir al progreso do la justiciainternacional, la Delegación acepta la Convención re-lativa al establecimiento de una Corto de Presas, peroque hace reservas formales sobre el Siguiente punto:

En cuanto al artículo 15, que para la composiciónde la Corte no ha ohio adoptado el principio de la igual-dad absoluta entre todas las potencias soberanas convo-cadas sobre la base do ose derecho y representadas enla Conferencia.

El Sr. Barboea, de la Delegación del Brasil,dice:

Que su Delegación votará contra el proyecto de laCorte Internacional de Presas, cuyo principio y organi

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zacibn han sido aplaudidos pez ella, por los motivos deinjusticia evidente é incontestable respecto de su país,expuastos varias veces sin ninguna refutación en el Co-mité y en la Cnmisi&n.

El Sr Renault da lectora á los artículos 1 al57 del Proyecto de establecimiento de una Corteinternacional de &€SOS.

Relativamente al articulo 1$, c0zK%bido así

Los Jueces nombrados por las potencias signota.rías cuyos nombres constan en seguida: Alemania, Es-tados Unidos de América, Austria Hungría, Francia,Gran Bretaña, Italia, Japón y Rusia estarán llamadosen todo tiempo 4 desempenar sus funciones.

Los Jueces y Jueces suplentes nombrados por lasotras potencias desempeñarán sus funciones por tunos,según el cuadro adjunto 4 la presente Convención; susftsncione.s pueden ser ejercitadas sucesivamente por unamisma persona. Un mismo Juez puede ser NOlfltJfadOpor varias de las dichas potencias.

loe Delegados de China, Cuba, Ecuador, Chile, Co-lombia. Uruguay y Salvador hacen reservas,

El Presidente hace constar estas reservas.El Sr. Presidente somete á la votación el con-

junto del proyecto. En la votación toman partecuarenta y cuatro paises, y resulta así:

A favor. Alemania, Estados Unidos de América, Argentina, Austria hungría, Bélgica. Boli-via, Bulgaria, Chile, China, Colombia, Cuba, Di-namarca, Ecuador, España, Francia. Gran Breta-fis, Grecia, Guatemala, Haití, Italia, Luxemburgo,Méjico, Montenegro. Nicaragua, Noruega, Pana-má, Paraguay, Paises Bajos, Perú, Persia, Portu-gal, Rumania. Salvador, Servia, Suiza, Suecia yUruguay.

En contra. Brasil.Se abstienen. Santo Domingo, Japón, Rusia,

Siam, Turquía y Venezuela.Vuelven á hacer reservas al articulo 15 las

siguientes Delegaciones: Chile, China. Colombia,

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Cuba, Ecuador, Guatemala, Haití, Persia, Salva-dor y Uruguay.

El Presidente hace constar esas reservas yanuncia que el conjunto del proyecto queda adop.tado por treinta y siete votos contra Uno ' seisabstenciones».

El Sr. Presidente dice:

La Conve,'ción que acabamos de votar, A pesar dealgunas reservas formuladas, conetituyn un inmensoprogreso de Derecho Internacional. Ea un notable trabajo van completo en su conjunto como digno de atención por el estudio de todos los pormenores del asunto.Este proyecto hará honor A la Conferencia. Noeotroetodos no podemos monos de expresar nuestro sincero re-conocimiento A loe miembros del Comité de redacción ysobre todo A su eminente repórter el Sr. Renault, incausable obrero de nuestros trabajos.

El Sr. Edwaid Fry, 'le !a Delegación de laGran Bretafa, propone hacer del proyecto actualasunto (le una convención especia).

El Sr. Marachali, de la Delegación de Alema.nia, apoya esta proposiciú;i,

El General Poner, de la Delegación de Es.tados Unidos de Atn&ica se adhiere igualmenteá dicha proposición.

El Sr. Presidente consulta á la Asamblea so-bre la proposición de Sir Edward Fry, la que esadoptada por unanimidad. El encargo d llevarlaá cabo en cuanto ti la forma queda confiado alComité de reducción del documento final.

Torna de nuevo la palabra el Sr. Presidentey dice que en el orden del (tía se indica el examende un voto relativo fi la reunión de una terceraConferencia dei la Pez. y agrega:

Señores:El desarrollo un poco lento y A las veces incierto

de nuestros trabajos, asi como también la imposibilidaden que la Conferencia se ha encontrado para resolveralgunas de 199 cuestiones que le han sido sometidas, &

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que le han sido presentadas duraute el curso de nueetras deliberaciones, han inspirado á algunos de nuestroscolegas la idea de preocuparas desde ahora de la utilidad que habría en reunir Una DUOTA Conferencia y dela necesidad de preparar de antemano para ella el programa pormenorizado y su modo de funcionamiento yorganización. Un cambio de ideas que ha tenido lugarcomo consecuencia de esa sugestión ha dado por resolludo la redacción de una recomendación que va A somotores á nuestros Gobiernos en calidad de voto. Ha-béis podido tomar conocimiento de ese voto y esporoque tendréis A bien concederle vuestra unánime aprabación. El voto está concebido sal:

La Conferencia recomienda a las potencias la reunión de una tercera Conferencia de la Paz que puedatener lugar dentro de un periodo an&ogo al que hatranscurrido desde ¿a Conferencia anterior, en fechaque habrd de determinarse de común acuerdn por ¡aspotencias, y llama 314 atención hacia la necesidad depreparar los trabajos de esa tercera Conferencia consuficiente antelación para que sus deliberaciones pusdan llevarse adelante con la autoridad y con la rapideaindispensables.

Para ¿legar dial fin la Conferencia considera queseria muy de desearse que hacia una época dos añosanterior a la época probable de la reunión, ¡os Oobier.nos encarguen 4 un Comité preparatorio de recoger lasdiversas proposiciones que hayan de someterse 4 ¡aConferencia, y de buscar tos asuntos susceptibles de apróximo arreglo internacional, y de preparar un pro•grama que los Gobiernos hubieran de convenir en tiempo oportuno para que fuera seriamente estudiado encada país . Ese Comité estaría adernds encarga'to deproponer un método de organización y de procedirnien-¡o para ¡a Conferencia misma.

El Sr. Saldiman, Delegado tic Rumania, dice:

Al adherirme al voto propuesto relativo á la ¡-eunióbdo una tercera Conferencia de la Paz, la Delegación deRumania Cree deber expresar, en nombre del Gobier-no Real, el sentimiento de que no seria dado prever laeventualidad de la reunión de una futura Aaambleemundial, sin rendir un justo homenaje al mismo tiem.

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po al auguito iniciador de la primera y de la segundaConferencia, á S. M. el Emperador de todas las Rusias.(Aplausos). Inapiráodoee en el eentimiento general yprofundo de la solidaridad que anima con mayor entu-siaamo cada dla al mundo civilizado en su marcha pro.grosiva hacia el ideal levantado de la justicia interna-cional, S. M. tomó hace nueve unos la noble y generosainiciativa de convocar la primera Conferencia, asignán-dolo A ésta la grao tarea de reunir en un poderoso hezloe esfuerzos de todos loe Estados hacia la consagraciónsolidaria de los principios de equidad y de derecho sobre loe cuales descantan la seguridad de loe Estados yel bieueetar de los pueblos. (Circular del Conde Muraviett, fecha del 12 y 24 de Agosto de 1898).

Es también A la misma augusta iniciativa A la quedebemos la Asamblea actual, llamada A dar un ensan-che nuevo "A los principios humanitarios que han servida de baso é la obra de la gran reunión internacionalde 1899." (Circular del Conde Lamadorfa, fecha LS deMarzo de 11)06).

Se trata ahora de recomendar A nuestros Gobier-nos la reunión de una tercera Conferencia; esta propuesta nos parece no debe prejuzgar para el porvenirla citada augusta iniciativa, que quisiéramos conside-rar como adquirida ya, para cuando el momento llegue,y que solicitamos con nuestros más sinceros votos.

Me atrevo A esperar ser el intérprete de nuestrossentimientos unánimes al decir que en la ocasión de lamoción sometida A nuestra aprobación el pensamieotocta todos loe miembros de la segunda Conferencia se di-rigirá con profunda gratitud hacia el augusto Iniciadorde la grande obra humanitaria inaugurada en 1899.(Grandes aplausos).

El Sr. de Merey, Delegada de' Austria Hun.gria, dice:

Por mi parte estoy igualmente de acuerdo en lucenel momento en que nosotros expresamos el deseo de verconvocado una tercera Conferencia de la Paz, un deberdo conciencia Z de gratitud ha de llevar nuestro pensa-miento hacia S. M. el Emperador de todas las Ruelas, alAugusto iniciador de estas Asambleas internacionales.

Me es grato hclarar, en nombre de mi Delegición,

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que al dar nuestro voto afirmativo sobre el deseo quesonos propone, nosotros consideramos la iniciativa de laRusia como definitivamente adquirida en esta materia.

Al mismo tiempo me atrevo S expresar la esperan-za de que tan pronto como la reunión dala tercera Conferencirt sea fijada, S. M. la Reina de los Paises Bajosse dignará graciosamente conceder la misma generosahospitalidad que nos ha concedido ya por dos veces.(Grandes aplausos).

El Sr. Marsehall, Delegado de Alemania, dice:

Que se asocia á las palabras del Delegado de Aus-tria Hungría.

El Sr. Bourgeois, Delegado de Francia. dice:

A nombre de la Delegación me asocio en loe térmi-nos más calurosos a los testimonios do gratitud de quelos Delegados de Rumania, Austria Hungría y Alema-nia se han hecho intérpretes hacia S. M. el Emperadorde Rusia.

Permitaseme agregar que con otro título distintotodavía me empeflo ea expresar mis sentimientos ennombre de los miembros de la Conferencia de 1899.

En la ausencia do nuestro eminente colega el Sr.Beernaert y en defecto del Sr. Mart-ene, que no está yaen libertad do hablar sobre este punto, me encuentro elúnico entre los que aquí están presentes de los antiguosPresidentes de 1899. Mis antiguos colegas me permiti-rán decir que, mejor que otros, los veteranos de la pri-mera Conferencia pueden medir el camino recorridodesde el 18 de Mayo de 1899, y sentir el reconocimientoque deben tener por el promotor de las Conferencias deLa Haya los amigos de la justicia y deis pat. (Aplausos).

El General Portar, de la Delegación de los &-tadoe Unidos de América, desea expresar sus sen-timientos de gratitud hacia S. M. el augusto So-berano de Rusia, á cuya iniciativa debe el mundola raudo obra humanitaria inaugurada en 1899.

El Sr. Fry. de la Delegación británica, deseaasociarse á nombre de u Delegación A los santi-

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mientas de gratitud hacia S. M. el Emperador deRusia, por su iniciativa, y hacia S. M. la Reina delos Países Bajos, por su bondadosa hospitalidad.

El Sr. Conde Tornielli. Delegado de Italia, seasocia 5 las palabras del Delegado (le AustriaHungría.

El Sr. TMu Tseng-Tsiang. Delegado de la Chi-na, se expresa en los mismos términos.

El Sr. Barbosa, Delegado del Brasil, á nom-bre de su Delegación, desea adherirse á este actade gratitud y de justicia, con tanto mayor razóncuanto responde al mismo tiempo á una deudaespecial de reconocimiento hacia el Soberano ácuya iniciativa nuestro país ha debido el honor deser invitado á la primera Conferencia de la Paz.

El Sr. Villa Urrutia, de la Delepelón de Espafia, se asada á las palabras del primer Delega-do de Austria Hungría.

El Sr. Marqués de S.oberal, Delegado de Portugal, se expresa en el mismo sentido

El Sr. Concha, de la Delegación (Ir Chile, 5nombre de su Delegación, dice que tiene el honorde asociarse á las manifestaciones de loe Delega-dos de Rumania y Austria Hungría. manifesta-ción que constituye el cumplimiento do un debertan justo corno simpático hacia S. M. el Einpera-dor de Rusia.

El Sr. Turkham Pucha, de la Delegación ciaTurquía, se adhiere á las palabras pronunciadaspor el Delegado de Austria Hungría.

El Sr. Sáenz Peña, de l Delegación de Ar-gentina, se asocia al voto concerniente á SS. MM .M Emperador de Rusia y la Reina de los PaísesBajas.

El Sr. Quesada. (te la Deleación de Cu", ennombre de su Delegación manifiesta que tiene elhonor de asociarse de todo corazón á los senti-mientos de reconocimiento y de justicia que hansido expresados por los Delegados de Rumania vAustria Hungría.

El Sr- P.rez Triana, Delegado de Colombia,

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dice que A nombre de su Delegación hace los mis-mos votos que los Delegados de Rumania y Aus-tria Hungría.

El Sr. Matheu, Delegado del Salvador, á nom-bre de la República hace una declaración idéntica.

El Sr. Machain, Delegado del Paraguay, tam-bién hace la misma declaración.

En este sentido siguen declarando los Delega-dos del Ecuador, Persia, Japón, Bélgica, Siam,Méjico, Paraguay, Luxemburgo, Venezuela, Pa-namá, Guatemala, Grecia, Bulgaria, Dinamarcay Bolivia.

El Presidente somete á votación la proposi-ción relativa á la reunión de una tercera Confe-rencia de la Paz la cual es aceptada por unani-midad.

El Sr. Nélidow, como Delegado de Rusia, ma-nifiesta que tiene el honor de declarar su reconacimiento por el homenaje resplandeciente queacaba do ser tributado A su augusto Soberano y ásu doble iniciativa como promotor de las dos pri-meras Conferencias de la Paz.

Se asocia á las gracias expresadas hacia S. M.la Reina de los Países Bajos y al tDto que se hahecho porque la Conferencia reciba de nuevo subondadosa hospitalidad. (Aplausos).

Se levanta la sesión A las doce y treinta mi-nutos.

En el presente informe hemos transcrito has-ta ahora el acta de la sexta sesión plenaria, supri-miendo solamente algunas cosas que no arrojaríanluz ninguna y agregando aquellas aclaracionesque nos han parecido indispensables; nuestro ob.jeto en seguir tan de cerca la versión oficial es elde que pueda darse una idea de la manera comose han conducido los debates y del modo como sehacen las votaciones.

En la sexta sesión se trató en primer términodel Tratado de arbitraje celebrado entre la Repú.

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blica Argentina y el Reino de Italia. Este docu-mento es de la mayor importancia por la teoríaquo entrafla y por el reconocimiento implícito deque es testimonio, de la igualdad entre una de lasmás grandes y más antiguas potencias del ViejoMundo y una joven República americana cuyavida independiente no cuenta todavía cien años.

La República Argentina, cuya prosperidadasombra al mundo por la increíble rapidez de sudesarrollo,y cuyo porvenir se presenta tan hala-güeflo, ha dado grande y saludable ejemplo enmateria de arbitraje.

Bien sabido es que durante la mayor partedel siglo pasado estuvo vigente un conflicto entrela Argentina y Chile, relativo á los límites terri-toriales de los dos paises; en algunos casos ese con-flicto amenazó culminar en una guerra cuyas de-sastrosas consecuencias hubiera sido difícil calcu-lar. Itaca algunos años Chile y la Argentina re-solvieron someter sus diferencias al arbitraje deS. M. el Rey, de Inglaterra; oportunamente fuedictado el laudo que ambos países acataron estrie'tamente. De esta suerte vino á ponerse fin á unpeligro que de haberse realizado en hecho hubie.ra implicado la ruina de las dos naciones conten•doras y dejado un germen ominoso para la paz ytranquilidad de todos los puebloslatinoamericanos.

No en balde, en recordación de este pacto res-tablecedor de la paz resolvieren las dos nacioneslevantar en una de fas más altas cumbres de lacordillera de los Andes, en Ja mismísima secciónen que ésta las separa á ellas dos, una imagende Cristo crucificado, como el gran simbolizadorde paz y concordia entre los hombres. Juzgamospertinente hacer mención de estos hechos que hon'ran á un pueblo de nuestra raza.

Entro Chile y la República Argentina se fir-mó1 hacia ¡it misma época en que fue dictado ellaudo del Rey de Inglaterra, un convenio en vir-tud del cual las dos naciones se comprometían Ano aumentar sus marinas militares. Deestasuer.

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te se dio una lección objetiva de desarme, 6 limi-tación do armamento muy oportuna, si se tieneen cuenta que el objetivo primordial y expresopara el cual fueron convocadas estas Conferenciasde la paz ha sido el de limitar los armamentos.Entre las si-andes naciones del Viejo Mundo hasido imposible adelantar un solo paso en el scottdo de limitación de armamentos. Ha tocado puesá dos paises de la América latina indicar la vía deuna manera práctica y eficaz.

Otro asunto tratado en la sexta Conferenciaplenaria fue el de la posición de los neutrales entiempo de guerra Este es uno de los más comple-

ry arduos problemas de Derecho Internacional.principio no hay quien sostenga que pueda 6

deba hacerse daño ti los neutrales en tiempo deguerra; pero por otra parte, cuando las nacionesse lanzan ti la guerra, declaran de hecho que lanecesidad militares la suprema ley, y cuando esanecesidad militar lo exige. 6 parece exigirlo, sea-han por completo todos los respetos humanos. Entales casos se echa mano de Ja propiedad ajena yse destruye, 6 se aplica como mejor se crea. y lavida de los neutrales tampoco se halla más segu-ra en esas circunstancias.

Es mu y difícil definir reglas precisas ti quehayan do ceñirse los militares en campaña, por-que el problema es que si esas reglas pugnan conlo que los jefes militares juzgan indispensablepara la batalla, habrán de ser violadas. ,sto ex-plica porqué el arreglo relativo ti los neutrales noreviste toda la eficacia y toda la fuerza que fuerade desearse

Sin embargo, ese arreglo es siempre unpasoadelante, y la labor de estas Conferencias de laPaz necesariamente habrá de ser lenta y progresiva, ya que se trata de sustituir á la tradicionalorientación guerrera la nueva orientación de lapaz, reconocida oficialmente hace mu y poco tiem-

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'po y que en la historia misma de la humanidadno cuenta con muchos siglos de haber apuntado

-su s; primitivos gérmenes.

La resolución do mayor importancia acepta•da unánimemente en la sexta reunión plenaria deque vamos tratando fue la del Tribunal Internacional de Presas. Esta se refiere á la captura debarcos del enemigo hecha por las naves guerrerasde la nación respectiva. Hasta ahora las tramitaclones seguidas para decidir de la legitimidad dela <taptura-.--iegitimidad en tiempo de guerra ynacida de la guerra—han sido llevadas á cabo portribunales de la nación captora. Este sistema deque la parte, 6 algo que con la parte tiene comunidad do intereses, sea juez, es una de las muchasanomalías que se advierten en lo relativa á laguerra. Esto nada de extraflo tiene, ya que laguerra es desquiciamiento de lo normal. Claroestá, (lada la naturaleza humana, que la decisiónde los Tribunales de presas de una nación captora habrán de favorecer en la mayor parte de loscasos al captor y no al capturado.

Los males resultantes de este estado de cosasson tan serios y tan graves, que las naciones poseedoras do marina mercante y de marina navalno han vacilado en aceptar la constitución de UDTribunal Internacional de Presas que sea el quehaya de juzgar en tiempo de guerra de la legitimidad de la captura de la propiedad privada enel mar.

Esto es un gran paso tiaclo hacia adelante poresta Conferencia. Ciertamente que presupone unestado do guerra y que la labor de esta Conferen-cia debería ser labor de paz. Pero así como para edi.ficar es preciso primero demoler lo que ocupa elterreno en que se ha do construir un nuevo edifi.

• cio, para el establecimiento de la paz en el mundoes preciso destruir las anomalías de la guerra, dis•

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minuir sus horrores y encauzar de esta suerte el!pensamiento de loe hombres hacia las labores ex-clusivamente de la paz.

rs importancia trascendental que tiene el es-tablecimiento de la Corto Internacional de Presas,aceptado por casi la totalidad de las naciones representadas en la Conferencia de la Paz, es queeso Tribunal será la primera entidad jurídica aca-tada por las naciones del orbe. Es pues no sola.mente por su significado intrínseco, sino por susignificado relativo, por lo que la aceptación delnuevo Tribunal internacional de presas debe con.siderarse como un hecho que por si solo bastaría.para justificar la reunión de la presente Conferen-cia de la Paz.

Antes do pasar adelante juzgamos pertinentehacer presente que la distribución de los juecesque habrán de funcionar en la Corte Internacio-nal de Prtsas no es equitativa ante la teoría in-contrastable de la igualdad de las naciones comoentidades internacionales.

La República del Brasil se abstuvo de votarpor juzgar que en la repartición de los jueces noso la trataba con la equidad á que tenla derecho,según su población y su fuerza y potencialidad.La gran mayoría de las naciones que pudieranllamarse de segundo orden por ra26u de su podermilitar, do su población, etc., opinaban de acuerdocon el Brasil, y nuestras propias impresiones hu-bieran sido las de abstenemos de votar. Este cri-terio de exigir el reconocimiento de la igualdadjurídica de las naciones es el que ha regido triun-falmente en lo relativo á la constitución do unaCorte permanente de justicia en La Haya. Perotratándose de un Tribunal internacional de pi-e-sas, que sólo interesará á las naciones captoras 6.que tengan marina mercante, y que sólo habráde empezar sus (unciones en tiempo de guerra,y sobre todo tratándose de la creación de la pri-mera entidad jurídica internacional de que habrámemoria en la historia, creímos nosotros obrar

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con acierto y con acatamiento de los verdaderosintereses do la humanidad al aceptar, como acep-taron todas las naciones que no son de primer or-den, menos la República del Brasil, la distribución de los jueces, en realidad inadecuada y faltade equidad, pero que permitía la creación de esteTribunal, de cuya importancia y trascendenciahistórica ya hemos dejado constancia.

El otro punto tratado en la sexta sesión ple-naria en que venimos ocupándonos es el de la re-unión do una tercera Conterencia do la Paz.

Cuando clausuré sus sesiones la primera Con-ferencia en 1899 no se había estipulado fecha parala reunión de una nueva Conferencia Sobrevinieron guerras y disturbios que apartaron la mentede los hombres, y sobre todo de losjefes de Estadomás interesados en la materia, de la convocaciónde una nueva Conferencia. Esta convocación fuepromovida por el Presidente Roosevelt, de los Es.tados Unidos, quien llamó la atención del Zar hacia la importancia de reunir la segunda Conferen-cia de la Paz. La reunión hubiera debido tenerlugar en 1906, pero fue aplazada para el presenteaflo por haberse dispuesto ya que en el verano de1906 tuviera lugar la reunión del Congreso Pan-americano de Río de Janeiro.

En la presente Conferencia varios de los De.legados de las naciones más poderosas é impor-tantes han sido de opinión de que convendría de-finir en lo posible la época en que haya de reunir-se la próxima Conferencia y el modo como éstadeba ser convocada, de manera que todo ello fun-cionará automáticamer,&,

No fue posible llegar á resultado tan definitiYo, no porque en la opinión sobre la convenienciay necesidad de nuevas Conferencias no estuvierantodos de acuerdo, sino porque so temía herir sus-ceptibilidades, ya por omisiones, ya por comisio.

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oes en la forma y manera de procedimiento quese adoptan. Esto explica porqué la Conferenciase limitó al voto transcrito en páginas anteriores.

Dejamos de esta suerte constancia de las labo-res de la Conferencia hasta la impresión de lasexta sesión plenaria.

JORGE Hotouln—S. PÉRnTRTÁNA—M. VARGAS

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SEPTE MO INFORME

Li II.;.. OcIubre 20 d. 007

El día 18 del presente mes de Octubre tuvolugar la sesión solemne de clausura do la segundaConferencia de la Paz.

A mediados del mes de Septiembre último sehablan activado los trabajos con grande energía,con objeto de lograr la clausura lo más pronto po-sible. Así pues se sucedieron varias sesiones ple-narias con ligeros intervalos entre unas y otrasen ellas se dio cuenta de los trabajos de las Comi-siones, cuyos informes fueron aprobados. Nos haparecido mejor, en vez de tomar una por una lasvarias sesiones plenarias, dar cuenta del acta finalde la Conferencia y de las convenciones aproba-dasque resumen la labor realizada.

En el acta final se hace constar en primertérmino la siguiente exposición

La segunda Conferencia internacional de la Paz,propuesta en primer término por el Sr. Presidente delos Estados Unidos de Am&ica, y habiendo sido convo-cada por S. M. la Reina de los Palea Bajos por invita-ción de S. M. el Emperador de todas las Rusias, se re-unió el 15 do Junio de 1907 en La Haya, en la Sala dolosCaballeros, teniendo por misión la de dar un desarrollonuevo & los principios humanitarios que sirvieron debase á la obra do la primera Conferencia de la Paz.

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El acta expone además entre otras cosas JOsiguiente:

En una serio de reuniones tenidas desde el 15 doJunio basta el 18 de Octubre de 1907, en que han toma-do parte 108 Delegados arriba citados, animados siemprepor e) deeo de llevar A cabo en la forma más ampliaposible las miras joneroa,as del augusto iniciador de laConferencia y las intenciones de sus respectivos I3obzernos, la Conferencia ha adoptado para someterá ]afirmado loe Plenipotenciarios el texto de las Convencionesy de las declaraciones enumeradas en seguida, s saber:

1. Una Convención pata el arreglo pacífico de losconflictos internacionales;

II. Una Convención relativa al cobro de deudascontractuales;

m. Una Convención relativa á la apertura de hos-tilidades;

IV. Una Convención relativa á las leyes y costum-bres de la guerra por tierra;

V. Una Convención relativa A loe derechos y & loedeberes de las potencias y de las personas neutrales encaso de guerra por tierra;

VI. Una Convención relativa al régimen de loe na-víos de comercio enemigos al principio de las hostili-dades;

VII. Una Convención relativa A la transformaciónde barcos de comercio en barcos de guerra;

VIII. Una Convención relativa A la colocación deminas submarinas;

IX. Una Convención relativa al bombardeo porfuerzas navales en tiempo de guerra;

X. Una Convención para la adaptación A la guerramarítima de los principios de la Convención de Ginebra;

XI. Una Convención relativa A ciertas restriccio•nos en cuanto el ejercicio de derecho de captura su laguerra marítima;

XI!. Una Convención relativa al establecimientodo un Tribunal internacional de presas;

XIII. Una Convención relativa A los derechos y A.los deberes de las potencias neutrales en la guerra miritima;

XIV. Una declaración relativo A la prohibición delanzar proyectiles y explosivos de lo alto desde globos..

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Estas Convenciones y esta declaración formanotros tantos documentos separados. Estos docu-mentos llevarán la fecha do 18 de Octubre y po-drán ser firmados hasta el 30 de Junio de 1908por los Plenipotenciarios de las potencias repre-sentadas en la segunda Conferencia de la Paz enLa Haya

La Conferencia, conformándose con el espíri-tu y buena inteligencia y con las concesiones re-ciprocas que constituyen el espíritu mismo denuestras deliberaciones, ha convenido en la decla-ración siguiente, que con la reserva it cada una delas potencias representadas del beneficio (le susvotos, les permite á todos afirmar los principios

Vconsideran unánimemente reconocidos. La

Conferencia declara lo siguiente con unanimidad.

Reconoce el principio do arbitraje obligatorio.

II

Declara que ciertas diferencias, y especialmente re-Istivas Ala interpretación y á la apiicacióu de las esti-pulaciones convencionales internacionales, son suscepti-bles de ser sometidas al arbitraje obligatorio sin restric•ción do ninguna especie.

Proclama finalmente por unanimidad que si no hasido posible desde ahora una Convención en tal sentido,las divergencias de opinión que so han puesto de mani-hasta no han traspasado los limites de una controver.sia juridica, y que trabajando aqul conjuntamente du-rante .uatro meses todas las potencias del mundo, no so-lamente han aprendido & compronderee y so han aproxi-mado mas las unas á las otras, sino que entre ollas seha despertado en el transcurio do esta larga colahora-ción un sentimiento muy elevado en favor del bien co-mún de la humanidad.

Además la Conferencia ha adoptado por una-nimidad la resolución siguiente:

La segunda Conferencia de la Paz confirma la reso-lución adoptada por la Conferencia de 1899 en cuanto 4

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la limitación de las cargas militares, y en vista de quelas cargas militares han aumentado considerablementeen casi todos loe patees desde el citado alto, la Corito.rencia declara que es altamente de desear que tos Go-biernos se preocupen do nuevo del serio estudio de estacuestión.

La Conferencia ha emitido ademas los si-guientes votos (voeux):

La Conferencia recomienda A las potencias signa-tanes la adoptacíóu del proyecto de una Convenciónpara el establecimiento de un Tribunal de justicia arbi-tral y para que este Tribunal óntre en vigencia desde elmomento que se hubiera logrado un acuerdo en cuantoA la elección de los jueces y A la constitucióu del Tri-bunal.

La Conferencia emite el vote (voeu) de que en casode guerra las autoridades competentes, civiles y milita-res, se hagan un deber especial do asegurar y de prote-ger el mantenimiento de las relaciones pacificas, y es-pecialmente (le lee relaciones comerciales é industrialesentre las poblaciones de loe Eatados beligerantes y lospaises neutrales.

La Conferencia emite el voto (uoeu) de que las po-tencias arreglen por medio de convenciones particula-roe la situación, en cuanto al punto do vista de las car-gas militares de loa extranjeros establecidos en su pro-pio territorio.

La Conferencia emite el voto (uoeu) de que la ela-boración de un reglamento relativo A las leyes y cos-tumbres de la guerra marítima figure en el programade la próxima Conferencia, y que en todo caso las po-tencias apliquen, hasta donde fuero posible, & la guerramarítima los principios de la Convención relativos Alas leyes y costumbres de la guerra por tierra.

La Conferencia emite el voto (voeu) de que cada

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Gobierno Ñgnatario do la Convención de La Haya, parael arreglo pacifico de loe conflictos Internacionales con.tribuya £ la edificación del Palacio do la Paz, enviandomateriales de construcción y decoración y objetos de arteque sean las másadecuadas muestras de su producciónnacional, de modo que ene Palacio, expresión de la yoImitad y de la esperanza universal, sea hecho de la sustancia misma de todos los paises.

En fin, la Conferencia recomienda á las potenciasla reunión de una tercera Conferencia de la Paz, la quepodrá tener lugar en un periodo análogo al transcurri-do desde la Conferencia anterior, en una fecha que hayado fijaree do común acuerdo entre las potencias, y llamala atención de dichas potencias hacia la necesidad depreparar aus trabajos para esa tercera Conferencia conla antelación suficiente para que las deliberaciones puedan seguirse con la autoridad y con la rapidez indiapensablea.

Para llegar k tal Qn la Conferencia juzga que seriamuy de desear que por lo menos dos sAbe antes de laépoca probable de la reunión se constituya un Comitépreparatorio por los Gobiernos, al cual le correspondarecoger las diversas proposiciones que hubieran de so.meteree á la Conferencia, sal como también buscar lasmaterias sueceptibiea de un próximo arreglo interna-cional y preparar un programa co que los Gobiernoshabrían de convenir en tiempo oportuno, para ser seriamente estudiado en cada país. Ese Comité estarademás encargado de proponer el modo de organizar laConferencia y el procedimiento que esta deberla seguirel sus lnhor..

El acta que contiene todo lo precedente fuefirmada por los Plenipotenciarios en La Haya eldlii 18 (le Octut,re (le 1907, en un solo ejemplar quequedó depositado en el Ministerio de Negocios ex-tranjeros (le los Paises Bajos. De esta acta seránentregadas oportunamente copias certificadas álas potencias respectivas.

JORGE Howutrq—S. PÉnEz VARGAS

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OCTAVO INFORME

Ltodr,.. Octubn Z3 de 1W?

El resultado de las labores de la segunda Con-ferencia de la Paz, del cual ya se ha dado cuentaen el séptimo informe de esta Delegación, conejatió en trece convenciones y en una declaraciónademás (le los cinco votos expuestos en el dichoinforme.

Las (los primeras convenciones se refieren, laprimera al arreglo pacífico de los conflictos inter-nacionales, y la segunda al cobr.o de deudas con-tractuales. Todas las demás, desde la tercera bastala décimatercia, se refieren á asuntos relacionadoscon la guerra, en la cual se han tratado de intro-ducir modificaciones que atenúen sus horrores yque mantengan, dentro do prácticas y reglamen-tos fijados de antemano, el ejercicio do las hostil¡dades.

El esfuerzo realizado en lo general implicamuy poco adelanto en materia práctica sobre loque ya se bahía logrado obtener en la primeraConferencia de la Paz de 1899. La intervención delas pequeñas potencias en la reglamentación deasuntos de guerra internacionales tenía que limi-tarse, como en verdad se limitó, á apoyar todo loque tendiera á humanizar las operaciones de laguerra; no lee podía corresponder en manera al-guna á las pequeflas potencias, que no son facto.

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res militautes en la política mundial guerrera, eliniciar 6 preconizar medidas de ningún género que

Spugnar con los deseos 6 conveniencias

de las grandes potencias militares.Inspirada en esto criterio, esta Delegación, sin

sugerir ni pretender modificación ninguna, apoyólas convenciones aceptadas no solamente por lasgrandes potencias militares sino por las demásnaciones representadas en la Conferencia. El doseo y la tendencia de la Conferencia toda oran enel sentido do disminuir los horrores de la guerra;si no so obtuvo la adopción de medidas radicalesen el sentido de favorables reformas y la supre-sión de prácticas reconocidamente inhumanas,debe ello atribuirse fi las rivalidades existentesentre las grandes potencias, á las condiciones es-peciales en que algunas (le ellas se hallan, que leshacen más fácil su defensa ó el ataque que pue-den ejercitar contra otras potencias en caso deguerra, mediante el empleo de los métodos y sis-temas que ante el puro criterio humanitario de-bieran de ser abolidos.

Véase algún ejemplo que aclaro este pensamiento: es evidente que en la vía de disminuirlos horrores de la guerra conviene limitar ésta nosolamente á los beligerantes, como naciones, sinoá aquellos que estén empeüadosdirecta 6 perso-nalmente en la lucha, poniendo á salvo á los neu-trales extranjeros, á sus propiedades y á los paci-fleos de las naciones beligerantes. En ¡a guerrapor tierra esto se observa hasta donde es posible;en el caso de ser tomada una plaza. los habitantespacíficos de ella y sus propiedades son respetadoshasta donde lo permiten las exigencias apremian.tea 6 imperiosas de la guerra en el caso de guerrapor mar las navos pacíficas del enemigo están su-jetas á la captura, y las mercancías que ellas lle-van pasan á ser propiedad de los captores; de estasuerte, aun en el caso de que las mercancías cap-turadas puedan pertenecer á terceros, no solamen-te pacíficos y por consiguiente inocentes, sino á

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extraños de otras nacionalidades neutrales, pasaná ser propiedad del captor.

Hubiera sido pues lógico aceptar la proposi-ción ¿le los Estados Unidos de América para su-primir el derecho de captura de los barcos pacífi-cos del enemigo. En esto no consintió el Gobiernode la Gran Bret-afla; dícese que contándose comouna de las posibilidades, si no inmediatas, por lomenos no remotas, una guerra entro la Gran Bre-tana y Alemania, y que teniendo Alemania unainmensa marina mercante diseminada en todo elorbe que no le sería dado proteger con su marinade guerra, y para la cual no cuenta con puertosen qué ampararla en todo el Océano, la Inglaterra,que cuenta con mayor número de puertos propiosen todas las partes del mundo que ninguna otranación europea, quiero reservarse el derecho deperseguirá la marina mercante alemana y de cap-turada en caso de una guerra con dicho Imperio.

Este es el caso de una poderosa nación gene-ralmente reconocida como apóstol de la justicia,que en obediencia á sus propios intereses acata laley de la violencia y de la arbitrariedad, desechan-do los dictados de la ley de progreso y de justiciaabstracta.

En igual sentido que Inglaterra hubieran deproceder muchas pequeflas potencias, mantenien-do el derecho de captura de la propiedad privadaen el mar, no por amor á la violencia arbitraria,sino por razón de su propia conservación, que lesprohibe deshacerse de un elemento de defensa degrande edcacia pura el día de una lucha con unafuerte nación poseedora de numerosa marina mer-cante.

En el caso de colocación de minas automáti-cas de contacto también so pusieron de mani6es-to las tendencias impuestas por la apreciacióndada en cada país á sus necesidades y á las exi-gencias de su defensa en caso de guerra, como con-trarias á los principios iacontratables de huma-nidad y de equidad.

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La Inglaterra en este caso preconizaba la li.mitación del uso de las minas automáticas de con-tacto submarinas estrictamente á la defensa; laAlemania se reservaba el derecho de colocar di-chas minas de contacto submarinas en todo elteatro de las hostilidades, y al definir cuál debieraser ese teatro, ampliaba los limites fijables paraél de tal suerte que equivalía 6. tenor la absolutalibertad de colocar minas donde bien Le pareciere,sin más limitación que el criterio de sus alrnirantes 6 de los capitanes de sus barcos.

So daba como explicación de esta declaraciónde los principios por parte de Alemania, el quedicho Imperio podía hacer intransitables los maresdel Norte en caso de una guerra con la Gran Bre-tafla con el mero hecho de sembrarlos de minasautomáticas de contacto.

Cuál fue el resultado de estas diferencias?Que subsiste el derecho de captura de la propiodad privada, y que en materia de minas automáticas do contacto no se introdujeron reformas quelimiten la colocación de éstas á lugares determi-nados, pudiendo colocarlas los beligerantes segúnles pareciere necesario para sus fines y objetivosde guerra.

La labor Erincipalisirna de la segunda Confe.ronda de la Paz, pues, se ha traducido, comoqueda dicho, en Convenciones relacionadas con laguerra. Adjuntas con el presente informe vantodas las Convenciones firmadas, de las cuales so-lamente las dos primeras, 6. saber: la del arreglopacifico de los conflictos internacionales, y la rela.tiva al cobro de deudas contractuales, no se refieren 6. asuntos guerreros. Las demás son las ei

fala relativaá la apertura de hostilidades;

lis de las leyes y costumbres de la guerra por ticrra; la dolos deberes y derechos de las potenciasy personas neutrales en caso de guerra; la del régimen de los navíos de comercio enemigos al principio de las hostilidades; la de la transformaciónde navíos de comercio en barcos de guerra; la re

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lativa á la colocación de minas submarinas; la debombardeo por fuerzas navales en tiempo de gue-rra; la de la adaptación á la guerra marítima delos principios de la Convención de Ginebra ; la quedefino las restricciones al derecho de captura en laguerra marítima: la relativa al establecimientode un Tribunal Internacional do Presa,y la rela-tiva á los derechos y deberes de las potencias neu•trales en la guerra marítima.

La Convención para el arreglo pacífico de losconflictos internacionales es una ampliación de laadoptada en la Conferencia de la Paz de 1899. Lasadiciones introducidas robustecen los principios ytendencias de dicha Convención y no exigen ex-plicación ni mención especial ninguna.

La Convención relativa 6. la ' • limitación delempleo de la fuerza para el cobro de deudas con-tractuales "es acaso la de mayor importancia paranuestro país. Para su clara inteligencia se requie-ren algunas explicaciones que trataremos de hacerá continuación.

Como es bien sabido el Congreso Patiamnericano de Río de Janeiro reunido el aflo de 1906 de-cidió no ocuparse en la discusión de la doctrinaDrago, prefiriendo dejar el asunto para que lo considerara la Conferencia de la Paz que debiera re-unirse posteriormente en La Haya.

La doctrina Drago. como es bien sabido, fueproclamada en una nota del Ministro de Relacionos Exteriores de la Argentina al Ministro de esaRepública en Washington, fechada el 29 de Di-ciembre de 1902 y escrita con motivo de la psalón armada que hacia esa misma época realiza-ban contra la República de Venezuela Alemania,la Gran Bretafla é Italia. El motivo ostensible ydeclarado de esa agresión era la recaudación desumas que se decía eran debidas por el Gobiernode Venezuela y que este último se resistía á toconocer y á pagar.

La doctrina Drago puede sintetizarse en ladeclaración de que ninguna nación podrá cobrar

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cr la fuerza de otra nación sumas que se les de-n á ciudadanos 6 súbditos de la primera.

En las primeras sesiones de la segunda Con-ferencia do la Paz anunciaron los Estados Unidossu intención do presentar una proposición relati-va al cobro forzoso de deudas internacionales. Laproposición que en su oportunidad presentaronfue conocida con el nombre de proposición Portar,por haberla presentado el segundo Delegado deloe Estados Unidos de América, General HoracioPortar.

No es del caso recapitular aquí la discusiónsostenida en la Comisión respectiva de la segun-da Conferencia de la Paz sobre la proposiciónPorter. Basta indicar que el Dr. Luis M. Drago,autor de la doctrina que lleva su nombre, la sos-tuvo con brío y con elocuencia; que la mayoríade las naciones latinas de América apoyaron lasdeclaraciones del Dr. Drago; que entro dichas na-ciones solamente la República del Brasil sostuvola opinión contraria, y que finalmente la proposi-ción Portar vino á quedar concebida en los térmi-nos siguientes:

Alu-IceLo PRIIdRKO

Las potencias contratantes cunvienen en no apelaral recurso de la fuerza armada para el cobro de deudascontractuales que sean reclamadas del Gobierno de unpalo por el Gobierno de otro pata como debidas a los na-cionalea de éste Último.

Sin embargo esta estipulación no podrá ser aplica-da cuando el Estado-deudor rehusare o dejare sin res-puesta un ofrecimiento de arbitraje, 6 en el caso de quehabiéndolo aceptado hiciere imposible el establecimien-to del compromiso 6 en que después del arbitraje deja -rede cumplir la sentencia dictada.

ARTICULO StOUDO

Además es conviene en que el arbitraje mencionadoen el articulo precedeute se ajustara al procedimientoprevisto por el Titulo iv, Capítulo 3.° de la Convención

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de La Haya para el arreglo pacifico de tos conflictos in-ternacionales. Loe jueces arbitrclee determinarán, sal-Tó los arreglos particulares de las partes, la equidad dela reclamación, el monto de la deuda y el modo de pago.

En su oportunidad, y según se dio cuenta alGobierno, esta Delegación hizo constar que enningún caso aceptaría la República el cobro for-zoso por medio de la fuerza armada. Al ser vota-da la proposición Porter tal como queda transen-La, esta Delegación votó en favor de ella haciendoconstar la reserva que queda mencionada, reser-va que también se hizo constar por escrito al fir-mar la aceptación de la proposición en el actarespectiva.

Si bien es cierto que hubiera sido altamentepreferible el que la proposición Porter se hubieralimitado á su primera declaración de que las po-tencias contratantes convienen en no adoptar elrecurso de la fuerza armada para el cobro de lasdeudas contractuales, también lo es que á pesardo la limitación impuesta A esa declaración por lasegunda parte de la proposición, ésta en su totali-dad entraña un gran paso hacia adelante, pues yano podrán las naciones proceder á recaudar deu-das que reclamen sus súbditos 6 sus ciudadanospor medio de sus acorazados, amenazando las po-blaciones indefensas y llegando hasta bombar.dearlas como en tAntos casos ha sucedido. Este hasido un verdadero triunfo para los débiles, cuyaImportancia no puede revocarse á duda.

Los países como el nuéstro,poseedores degrandes recursos naturales, para la explotaciónde los cuales les es indispensable el capital extran-jero, se ven obligados actualmente, y continuaránviéndose obligados durante mucho tiempo todavía,á tomar dinero en préstamo de países capitalistas;en muchos casos ese dinero habrá de ser garanti-zado por el Gobierno de los países solicitantes 6será tomado en préstamo por el Gobierno mismo.Estas son condiciones ineLudibles del desarrollo

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de la vida económica. Por otra parte pueden so-bres'enir dificultades para el pago de los interesesde las deudas que se contraigan. 6 para la cancela-ción de ellas dentro del tiempo 6 en la forma quese hubiera establecido. Para tal evento la necesa-rin intervención de un tribunal de arbitraje inter-nacional entre el acreedor y el deudor constituiráun elemento de garantía, de justicia y de equidadpara los países deudores.

Los Estados Unidos tuvieron muchas dificultades para inducir á algunas de las grandes potencias europeas á que aceptaran la proposiciónPorter. Durante la discusión el Representante dela República de Venezuela pidió que la proposición Porter se votara por partes; sin duda su objetoera ver de obtener la aceptación del principioeliminador del empleo de la fuerza para el cobrode las deudas internacionales, sin la atenuacióncontenida en el segundo aparte de la proposiciónPorter. Cuando esto sucedió los Delegados de alganas de las grandes potencias hicieron constarque solamente aceptaríati laproposición Porter ensu integridad y que le negarían sus votos si se lavotaba por partes.

Hay que tener presente que si en esta segun(la Conferencia de la Paz se ha adelantado tntoen esta materia, en una próxima Conferencia acaso pueda obtenerse la aceptación del principio con-tenido en la primera parte de la proposición Porter, sin las restricciones contenidas en el resto dla misma.

La Convención relativa á la transformaciónde navíos de comercio en barcos de guerra esta-blece que los barcos mercantes que fueren conver-tidos en barcos de guerra deberán estar sujetos-en un todo á las reglas y disposiciones de la ma-rina militar del país respectivo.

Teniendo en cuenta que nosotros no poseemos marina de guerra y que en un conflicto in-ternacional que pudiera surgir para nuestro paíslo probable es que procediéramos &habilitar la ma.

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rina de guerra que estuviera á nuestro alcance,convirtiendo en barcos de guerra barcos mercan-tes, no nos convendría ¡1 nosotros aceptar restric-ciones que nos impidieran proceder como quedaindicado. Pero corno 132 restricciones impuestasson de naturaleza que puede perfectamente Ilenarse por medio de decretos ú otras disposicioneslegales que dicte el Gobierno, no tuvimns incon-veniente en aceptar las disposiciones contenidasen la Convención deique vamos tratando.

Muy otras hubieran sido los cosas si, como enun principio se pensó, se hubieran dictado prohi-biciones para la adaptación ó conversión do barcosmercantes en barcos guerreros, porque eso hubie-ra equivalido á privarnos del recurso más fi nues-tro aLance para hacernos de una marina guerre-ra en CLISO (le necesidad.

Tampoco coarta ni restringe en manera al-guna la Convención de que venimos hablandoal derecho (le expedir patentes de corso, que nues-tro Gobierno ha conservado y que como elemento(le defensa parece debiéramos conservar para loscasos extremos.

Sobre la Convención relativa á la colocaciónde minas automáticas (le contacto esta Delegaciónpresentó la siguiente proposición:

E) empleo de las minas automáticas de contactoamarradas queda prohibido en absoluto, nalvo comomedio de defensa.

Los beligerantes no podrán servirse de dichas mi-nas sino para la protección de sus propias costas y úni-camente hasta la distancia del alcance máximo de loscatones.

En el caso de brazoA de mar 6 d pasajes mailtimosnavegables que conduzcsu exclusivamente á las costasde una sola potencia, ceta potencia podrá cerrar la en-trada de dichos canoleó auvegablos 6 brazos de mar parasu propia protección, colocando en ellos minas automá-ticas de contacto.

Es absolutamente prohibido los beligerantes colo-car minas automáticas de contacto amarradas en altamar 6 en las aguas del enemigo.

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La proposición precedente, presentada poresta Delegación, fue apoyada en primer términopor la Gran Bretafla, la China, Holanda, Espaciay Portugal, yen la votación en el Comité obtuvouna mayoría de diez y seis votos sobro quince. Laproposición fue sustentada por uno do nosotros(Pérez Triana) en el siguiente discurso pronuncia.do ante la Comisión respectiva do la Conferenciael día 26 do Septiembre próximo pasado.

Sr. Presidente, sellares:Es con la mayor timidez como me dirijo á vosotros

hoy. Nos ocupamos en minas au tomáticas de contacto,y debo confesar que mi educación sobro esa materia hasido deplorablemente descuidada.

Al lado de la cuestión técnica, sin embargo, se prosanta otra que pudiera ser considerada como de moral¡dad internacional, sobre la cual podemos todos hablarcon entera libertad. En todo caso, sefiorea, trataré deno tomar más de din minutos de vueetra atención, deacuerdo con la regla establecida, cuya observancia hallegado á sor preciosa, como lo es el diamante por surareza.

El objetivo esencial de esta Conferencia es la pat.Como la estrella polar ese objetivo está muy lejos denosotros, pero debe sin embargo servirnos de gula. Sino podemos, como es el hecho, suprimir la guerra porun solo esfuerzo, como so apaga una antorcha sumer-giéndola en el agua, si podemos por lo menos probar lasinceridad de nuestras intenciones, tratando de diemi.unir, en cuanto nos fuere posible, los horrores de laguerra. Creo que estos son puntos sobre los cuales todosestarnos de acuerdo.

Las grandes ideas concretas que constituyen el ob-jetivo supremo de nuestros trabajos no pueden ser tea]izadas en un día. Sabemos que toda cosecha significauna lenta evolución de Loa elementos de la naturaleza,y que si A la tierra generosa lo bastan algunos mesespara que los trigos maduren, el corazón do los hombrosnecesita largos aioe y á veces siglos para que la idearedentora se cristalice en hecho cumplido; por otra parte, para que los hombres no pierdan la fe y no caiganen la desesperación, hermanado la muerte, ea precrsoque el esfuerzo hacia el objetivo supremo sea mant.eni-

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do sin deefallecimisntoa ni vacilaciones, y que se ea11-ce algo, aun cuando ose algo sea muy poca cosa; un pasoadelante es más elocuente que todas las promesas y quetodos loe votes. Estos, por otra parte, suelen no ser otracosa que el manto de tina caridad convencional, bajo lacual se abriga nueStia impotencia tirnida y balbuciente.

De todas las maquinas de guerra modernas no hayninguna comparable, por el horror que inspira y por ladevastación que inflige, á las minas automé.ticas decontacto. Hay algo de infernal en esos aparatos que, es•condidos como traidores bsjo las aguas, esparcen ladestrucción y la muerte, sin riesgo ninguno para baquelos han colocado, sin esa comunidad de peligro para loecombatientes que parece quitar á la guerra el aspectode asesinato, en que el asesino apuílala A su víctima en

Ja sombra y A mansalva. Es terrible pausar en esasmasas humanas que marchan sobra el enemigo—man ofcourage roflin art ¿he foe, como dice el poeta inglés,—en esos hombres estremecidos de patriotismo y dispues-tos a la lucha, aplastados, aniquilados, fulminados poruna agencia asesina, colocada por un enemigo ausente.

El horror aumenta cuando la mina flota a mercedde las ondas y del viento, como una amenaza no sólopara los beligerantes sino para todos los navegautes; esel odio de los hombres arrojado como una maldiciónsobre las aguas del Océano.

Sin pretender haber aprendido tos detalles de lacuestión técnica, creo no equivocarme al decir que hayminas amarradas y minas no amarradas. St pudiara.mos suprimir absolutamente su empleo, todos lo bariames sin vacilar; ea preciso creerlo as¡, puesto que qui•siéramos suprimir la guerra. Pero como 03003 imposible,debemos limitar el empleo de las minas A la defensa, locual, si he comprendido bien lo que nos dicen los serio.res expertos en la materia, querría decir que solamentese permitiría el uso de las minas nmarradae para la de-fensa de los puertos, de las costas y de las embocadu-ras de loa ríos, etc. La ley admite el homicidio en loscasos de defensa personal.

Es a los poderoaos A los que lea toca hacer esta con-cesión humanitaria; es A ellos A quienes les toca probarsu sinceridad. Las potencias que no son fuertes Be con-Untarán sin duda, si pueden contar con ese medio dedefensa que no amenazara sus enemigos sino ala horadel ataque.

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Pero si t'sta concesión es rehusada, se dudará do lasinceridad dala Conferencia, y Ja responsabilidad uni-versal é histórica, compartida por todos nosotros—loque DOS da el derecho de hablar aun cuando no representemos 4 potencias grandes ni medianas y aun Cuan-do no seamos personalmente expertos técnicos,—caerámás pesadamente sobre fuertes y sobro grandes. Es 4ellos 6 quienes hacemos este llamamiento pidiéndolesque den prueba de su sinceridad. Si no pueden ponersede acuerdo para disminuir en alguna (erina una de lasmás horribles posibilidades de la guerra, si los falta elvalor y Ja generosidad para hacerlo, ¿en dónde estaríala justificación do su poder? La force coname la noblesse obliqe.

A pesar de que la proposición que dejamos.transcrita fue acogida con grande aplauso pormuchos de los principales órganos de la prensa eu-ropea, entre ellos el Times deLondres, la Confe-rencia de la Paz no la adoptó por haberse opuesto(s ella en primer término la Alemania, los EstadosUnidos, Rusia y Austria Hungría. Debe hacerseconstar sin embargo de que algunos países queno votaron en la sesión de la Comisión M26 deSeptiembre, manifestaron su intención de apoyarla proposición en la sesión plenaria, en caso de quefuera presentada; el Conde Tornielli, primer Dele-gado de Italia t la Conferencia y Presidenta de laComisión re.spec:tiva, manifestó á Pérez Trianaque verla con gusto que no insistiera en la proposición mencionada, porque e.n pudiera traer con-sigo el que so perdiera lo poco que se había logra.do obtener en materia de reglamentación de mi-nas automáticas de contacto. Ante esta indicaciónpareció lo más acertado no insistir. Queda sin em-bargo como un esfuerzo hecho por esta Delega-ción en favor de la humanidad, que fue apoyadopor unagrlin potencia europea y que mereció elaplauso de una parte muy importante de la opi-nión pública en todo el mundo.

Respecto de la Convención relativa á la crea-ción de un Tribunal Internacional de Presas, ya

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hemos dicho en un informe anterior que se laconsidera como el resultado más importante ob-tenido por la Conferencia no tanto por su alcanceintrínseco sino por ser la primera vez que las na-ciones convienen en la creación de un TribunalInternacional, superior para los efectos respecti-vos, á las decisiones do sus propios Tribunales. Seha argüido en contra de la importancia de esteresultado que el Tribunal carecerá tIc leyes quéaplicar; este argumento no carece de fuerza, perono desvirtúa la importancia de la aceptación delprincipio de una jurisdicción internacional por to-dos los países del mundo. La labor de la codifica-ción de las leyes que ese Tribunal haya de aplicarserá sin duda materia de preferente atención paralos Gobiernos.

Las demás Convenciones adoptadas no requieren explicación adicional ninguna por nues-tra parte.

Los votos (voeux) emitidos por la Conferen-cia y lo ocurrido en la sesión de clausura seránmateria para otro informe.

JORGE H0WUÍN -8. PÉRIzTaIANa—M. VsBGAS

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NOVENO INFORME

Londres, St do Oc;ubr, 4. 1907

Las sesiones de la Conferencia han sido celebradas en la Sala de los Caballeros. Esta se hallaen un edificio que lleva el mismo nombre y es unrecinto espacioso que semeja la nave de una qran--de iglesia gótica sin columnatas ni aliares. El te-cho, ojival, en lo alto se enarca en la curva distin-tiva de ese género de arquitectura; los muros ádiestra y á siniestra esL'mn rasgados por grandesventanales hacia la parte superior; el fondo, endonde debiera de hallarse el altar mayor, lo for-ma un muro sin adornos, en cuya parte baja estánfabricadas dos inmensas chimeneas, en cada unade las cuales cabrían veinte hombree de pie, y enlas que antaño, antes de aplicados los métodosmodernos de calefacción al vapor 6 al aire calien-te, se encendían las inmensas fogatas de resecostroncos en los días y noches del invierno Sobrela puerta de entrada se extiende un inmenso rosebón de vidrios amarillentos que dando frentecasi al Poniente parece incendiarse en las tardes,-cuando el sol se pone. y arroja un vívido resplan-dor dentro del recinto.

El edificio es muy antiguo; sus alrededores loson también; todo el contorno recuerda una épocapasada, y los expertos reconocen en el edificio

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principal yen los circunvecinos, en su agrupación,en la talla de la piedra, en los canales que lamenlos muros por fuéra, en los pequefios torreonesque se destacan en lo alto, un recuerdo cristaliza-do en piedra de una época muerta ya hace mu-chos alNos. En el salón principal se reúnen los Es-tados generales, es decir, el Parlamento holandés.En ese mismo salón ha celebrado la Conferenciasus sesiones plenarias. En pisos superiores del edi-ficio,6. los cuales se asciendo por escaleras de cara-col todas ellas, escalones y muros do piedra des-nuda, como en los castillos feudales, se han cele-brado las sesiones de las Comisiones y de losComités-

Hacia el centro, del lado izquierdo del salón ycerca del muro. dejando apenas espacio para el pasode las gentes, hablase instalado la Presidencia, yen el frente do ella y á la derecha y á la izquiervda en todo el salón habíanse dispuesto los sitiospara las distintas Delegaciones. Los Delegados te-nían mesas provistas de recado d' escribir en fren-te de sus asientos. Todo estaba dispuesto con es-mero, abundancia y el mejor gusto posible, sinpretensión ninguna de lujo ni de ostentación.

Eledificio y sus alrededores estaban vigiladospor numerosos agentes de policía ú pie y á caballo;se susurró al principio que se harían tentativasanarquistas para volar con dinamita el edificiodurante alguna de las sesiones plenarias, impo-niendo de esta suerte á la Conferencia un especiede martirio ea apoteosis no ambicionado ni pro-visto por los Gobiernos ni por sus Representantes.Estostemores sin duda motivaron el gran cúmu-lo do precauciones ejercitadas. En la galería do laSala de los Caballeros, situada en lo alto encimade la puerta de entrada, oran admitidos públicoy los representantes de la prensa.

A las nsesioes plenarias concurrían, por logeneral, las Delegaciones completas. es decir, los

elegados plenipotenciarios, los Delegados técni-cos y los Secretarios. Presidió todas las sesiones

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plenarias rl Presidente de la Oonforencia, M. deNélidow. Embajador ruso en París, sentándose ásu lado derecho M. de Beaufort, Vicepresidente dela Conferencia y antiguo Ministro de Estado delReino de Holanda. La colocación de las Delega-ciones se determinaba por orden alfabético aplica-do con la estricta observancia de un método enque la secuencia de las letras del abecedario coincidía con una ventajosa posición para las grandespotencias, de suerte que un país como el Brasilcuyo nombre comienza con la segunda letra delalfabeto, se hallaba mucho más distante de lasidencia que la Gran Bretafla, por ejemplo, la le-tra inicial de cuyo nombre viene mucho despuésde la B: pero en esto, naturalmente, no había premeditación es que así resultaron las cosas.

El día 18 (le Octubre del presente año tuvo'ugar la sesión plenaria de clausura. La galeríapública rebosaba del más selecto público de LaHaya, en el cual se advertían representantes de lala prensa universal, principalmente de los gran-des diarios alemanes, ingleses y norteamericanos.Hacia el fondo y enfrente de los inmensos hoga-res de las antiguas chimeneas se había elevado unestrado de capacidad para unas doscientas perso-nas, que estaba o:uado por el Cuerpo Diplomáti-co residente en La Haya, los altos funcionariosdel Estado, los personajes de la aristocracia y delalto comercio. A la sesión plenaria final asistieron,salvo alguna excepción, todos los Delegados de loscuarenta y cuatro países representados en la Confereucia. Acaso nunca antes se haya visto una re-unión cosmopolita como aquella en la que casi to-das las naciones constituidas del mundo civilizadoestaban representadas por individuos especial mon-te escogidos por sus Gobiernos, y entre quienes ha-bía muchos que gozaban de renombre y reputación,ya como hombres políticos, ya como parlamenta-rios, ya corno hombres de ciencia, ya como hombres.deguerra. Aquellos quienes cupo el honor de re-presentar á su patria en esta excepcional ocasión,

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por poco inclinados que puedan ser á sentimenta•liamos reminiscentes, no podrán menos de recor•dar al volverá sus paises aquella ocasión única,aquella reunión tan especial y tan sui gérieris.

JA. de Nélidow, hombre de figura simpática,alto, erguido á pesar de sus setenta y cinco a&s(le edad, afable y cortés con todos los Delegados,hábil, elocuente y poseedor en el nis alto gradode los modales y de la cortesía diplomáticos de laescueta más pura, abrió la sesión á las tres de latarde. Podía advertirse en su voz y en silque sus cuarenta y tantos años (le vida diplomá-tica. de los cuales en tos últimos veinticinco leha tocado ser Embajador de su país en distintasnaciones, no lo hablan hecho lo suficientementedueño de si mismo para no dejar traslucir en suvoz y en su ademán una honda impresión comode tristeza y de aprecio de Ja honrns1ima posiciónque ocupaba.

Se ocupó en primer término en preguntar sila Conferencia aprobaba el acta de la décima sesión plenaria. El acta fue aprobada Tomó la palabra entonces el Sr. L.ou Tseng-TiaL%g. Delegadodel Imperio chino, y manifestó que

El Ooberno do la China ha seguido con especiafløimo interés 108 trabajos de la segunda Conferencia do laPez, y me acaba de ordennr que me traslade k Pekínllevando los textos deficitivos de las convenciones, daclaracionos, resoluciones y votos emanados de las dis-cusiones tau interesantes y tan asiduas que han tenidolugar durante mfra de cuatro meses en el seno de estaalta Asamblea. Como partidario convencido do eflagrande obra pata cuya realización han sido convocadoslos representantes del mundo entero, no dejaré de reco-mendar calurosamente fr mi Gobierno la aceptación deestas nuevas convecciones, que son el resultado tangi-ble de nuestros esfuerzos sostenidos. El Gobierno hoperial desea hacer un estudio coccientudo de estos nume-tesos documentos, y si maflana no podemos unirnos frnuestros colegas para firmar las actas, esperamos reci-bir autorización para bacerlo dentro do algunos mesen.

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M. de Nélidow pronunció el siguiente discurso:

Señores:Por fin hemos llegado al término de nuestros tra

bajos; A pesar do toda la buena voluntad con que loshemos conducido re han prolongado mucho más de loque hablamos esperado en un principio. Nos ha sidopreciso estudiar íntegramente el programa que serviade baso A nuestrar deliberaciones, y si no hemos podidollegar A una inteligencia completa sobre todos los pun-tos de ese programa, se ha obtenido un acuerdo generalsobre las partes principales del mismo, dando lugar Anumerosos arreglos cuyos títulos se hallan consignadosen el acta final que acabamos de firmar. Juzgo portanto Útil y justo que antes de separarnos nos demoscuenta, aunque sea someramente, de la extensión de laobra que hemos realizado.

En el primer discurso que tuve el honor de dirigi-ros, sefloree, en la sesión de apertura de la Conferencia,he creído deber Indicar que la tarea que nos habla sidoencomendada tenía doaobjetivoa principales: l, buscarel medio de impedir loe conflictos armados entre las na'clones; y 20, disminuir loe efectos de la guerra haciéndo-los lo menos penosos posible, en el caso de que éstaestallara, para aquellos A quienes ésta pudiera herir di•recta ó Indirectamente.

Los acontecimientos politices que se han desarro-liado después de la primera Conferencia do la Paz noshabían suministrado materia amplia sobre qué delibe-rar en lo relativo A la primera parte del problemaqueteníamos delante de nosotros. La insuficiencia de loeconvenios relativos A la reglamentación de la guerrapor tierra, preparados en 1899, fue puesta de manifies-te durante el curso do las operaciones militares que hantenido lugar su los últimos ocho anos. Se ha podido ad-vertir también cuán Útil seria poder reglamentar laguerra maritima y la situación dolos neutrales, asi comotambién ciertas circunstancias íntimamente vinculadasA las condiciones que la guerra crea. De ene trabajode carácter técnico y A veces muy delicado se han en-cargado las Comisiones segunda, tercera y cuarta. Lasdos últimas tenían, bajo este aspecto, una tarea espe-cialmente complicada, cuyas dificultades tuve en rutade una ocasión oportunidad de hacer resaltar. Y ahora

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cuando ya tenemos á la vista los resultados adquiridosno sé si los debemos más al alto espíritu de conciliaciónmanifestado por todos los interesados, 6 A la hábil di-rección de los eminentes Presidentes de osas Comisio-nos, que se han empenado en salvar los escollos yen en-contrar soluciones aceptables para todos.

Lo que particularmente merece mención desde esopunto do vista son las estipulaciones relativas A la gue-un por mar y a la situación de los neutros en las gua-rra.s marítimas. Es la primera vez que se ha intentadorealizar un ensayo de codificación en ese terreno, y aun-que solamente hayamos logrado llevar á cabo un prin-cipio, las bases están echadas y los que sean llamados 4continuar nuestro empeflo sin duda harán justicia á losobreros de la primera hora.

Sólo un instante me detendré para llamar la aten-ción una vez más hacia el espíritu de concordia y debuena inteligencia que ha caracterizado á todos losmiembros de esas Comisiones. Sucede que las gentesextrafise que juzgan do nuestros trabajos suelen ocu-parse en la acción de la Conferencia, perdiendo frecuen-temente de vista el hecho (le que nosotros no hemossido llamados para elaborar teorías abstractas, ni parabuscar por medio de especulaciones de espíritu las solu-ciones ideales de los problemas que nos bao sido some-tidos. Nosotros somos mandatarios de nuestros Gobier-nos y obramos en virtud de instrucciones especiales,basadas sobre todo en loe intereses de nuestros pateesrespectivos. Las consideraciones superiores del bien yde la huihanidad en general deben sin duda servirnosde gula; pero nosotros no podemos al aplicarlas tenerpresente ante todo otra cosa que las intenciones doaquellos que dirigen nuestros Gobiernos. Ahora bien:los intereses directos de los varios Estados son á vecesdiametralmente opuestos. Nuestro espíritu ha tenidoque preocuparse de tratar de conciliar y de acordar esosintereses con las exigencias teóricas del derecho y de lajusticia abstractos. Así el espíritu de buena inteligen-ciay de conciliación adquiero una importancia muchomayor.

Los progresos realizados por la Conferencia en elcampo preventivo—es decir, en la creación de mediospara impedir y evitar los conflictos Internacionales—han sido menee cousiderablea. Esto depende de que eneste terreno ha faltado el tiempo para fijar la experíen-

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ola que pudiera dar un carácter de urgencia á nuevassoluciones, 6 Indicar las condiciones prácticas de aplica-ción universalmente reconocidas. Loa importantes pro•yectoa que han sido presentados á la primera Comisiónpara la institución de un Tribunal de Justicia arbitraly para el arbitraje obligatorio, eran el producto de cern-binaciones teóricas que se han estrellado ea su aplica-ción con dificultades insolubles. Por otra parte la cues-tión del Tribunal de Prosas, cuya creación 60 hablaconsiderado como altamente de desear, ha podido serresuelta satisfactoriamente. Este será uno dolos monumeatos que perdurarán de las laboreado esta Conferen-cia. Puede aseguraren que ese Tribunal no dejará deencontrar una aplicación muy útil y contribuirá mdirectamente a impedir una mayorextensióu de la guerra.

Sin embargo el trabajo realizado por la primera Co-misión, bajo la hábil y sabia dirección do su ilustre Prosidento, en favor de la institución tanto de un Tribu-nal permanente corno del arbitraje obligatorio, no seráperdido. Cuando llegue la hora de continuar la laborque nooIros hemos emprendido serán consultadas conavidez las actas de lag €eaiones de esta Comisión y delComité de examen, y se encontrará en ellas un estudiotan concienzudo como profundo de esas cuestiones bajotodos sus aspectos, y de ellas so tomarán elementos rre.ciosos para las decisiones futuros.

Pero no es en lodo eso, señores, en donde oc halla,A mi entender, la principal significación de la segundaConferencia dula Paz. No puede desconocerito que unade las principales garantías del mantenimiento de lasrelaciones pacificas entre los pueblos será el corzocimiento más intimo de las intereses y do las necesidades rocíprocos, el establecimiento de relaciones múltiples yvariadas, cuya red cada día más extendida acabará porcrear entre los pueblos una solidaridad moral y materialcada día más refractaria & Iris empresas guerreras. LaConferencia actual ha realizado bajo este aspecto elmayor progreso que la humanidad haya hecho en esadirección. Es la primera ya que loa representantesdi, todos lot, E,tados constituidos so han oncontrado reunido, para la discusión de intereses que les soncomunes y cuyo objetivo es el bien de la humanidad en.tera. Con esto la asociación A nuestros trabajos de losrepresentantes de la América latina ha contribuido incontestablemente al tesoro cotún de la ciencia con ele-

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mentes nuevos y muy preciosos, cuyo valor hasta elpresente nos era imperfectamente conocido. Por suparte los representantes de la América Central y de laAmérica Meridional han tenido ocasión de reconocer másde cerca la situación interior y las relaciones recíprocasde loe Estados europeos que con SUS instituciones diver-esa, históricamente desarrolladas, ene tradiciones y susparticularidades individuales, presentan condiciones po-líticas notablemente diferentes de aquellas bajo las cua-les viven y progresan los jóvenes pueblos del NuevoMundo. De esta suerte han resultado ventajas paraunos y para otros de este conocimiento más íntimo y dela colaboración ¿que la Conferencia ha dado lugar, todolo cual constituirá un verdadero progreso para la hu-manidad.

Estamos pues en nuestro derecho de rechazar laacusación que ya se nos trata da hacer cuando se pre-tendo que nada hemos hecho para el mantenimiento dela pa; nada en favor del progreso y de la solidaridadde la humanidad. Sin duda que hay mucho que hacertodavía en esa vis. Loe pueblos deben ser educados demanera que puedan aprender á estimarse y á amaras,al mismo tiempo que cada uno de ellos conservo susparticularidades y las tradiciones que le son queridas.Por esto debemos reconocer que las voces que Be hanlevantado ¿nuestro alrededor y en la prensa nueza á laConferencia para hacer una recomendación en eso senti-do á los Gobiernos, han proclamado ciertamente unprincipio que los Directores de los negocios del mundodeberían tener en cuenta. Por otra parte, ea demasiadotemprano para apreciar en su justo valor la significa-ción do los trabajos de la segunda Conferencia do la Paz.

Nuestra obra está ahí. Todos tenemos el sentimien-to do haber colaborado concienzudamente en ella y dehaber trabajado en lo mejor de nuestras capacidades.No nos ha sido posible hacerlo todo. Dejemos á los quevengan en pos de nosotros el cuidado de desarrollar loque apenas hemos podido esbozar y el de preparar ¿ suturno, para las Conferencias futuras, los elementos de108 trabajos que no logren realizar ellos mismos. Encuanto nosotros, la Conferencia actual en todo casohabrá dejado su huella en la historia de la humanidad,porque por la primera vez ella ha asumido un carácteruniversal, haciendo marchar de la mano en la vts delprogreeo S los Delegados del mundo entero. -

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No será preciso para mt que yo declare, en lo quepersonalmente me atañe, que considero como el máshermoso coronamiento de una larga carrera diplomáti-ca el honor que me ha correspondido de presidir loe tra-bajos do esta ilustre Asamblea. Por ella he trabajadocon todas mis fuerzas, be puesto á su servicio toda mivoluntad; me bo sentido feliz y orgulloso de la concor-dia que no ha cesado de reinar entre nosotros duranteestos cuatro meses, y llevo conmigo de nuestra larga colaboración el recuerdo más glorioso de mi existencia.Me habéis hecho la tarea fácil, señores, por vuestra be-nevolencia, por vuestra indulgencia, y quiero ofrecero€A todos juntos y á cada uno de vosotros en particularla expresión del más cordial agradecimiento.

Señores: antes de separarnos nos queda un deberque cumplir de todo corazón, con el cual sin duda mepermitiréis que dé fin A mis funciones como Presidente.Os pido permiso para ditiIr en nombro de la Confe-rencia el telegrama siguiente á a M. la Reina de loePaises Bajos:

"En el momento do separoee, después de haberterminado sus trabajos, los Delegados dolos potenciasreunidos en la segunda Conferencia de la Paz ruegan AY. M. Real se digne aceptar la expresión respetuosa desu reconocimiento por el augusto interés que ella no hacesado de demostrar por sus labores, as( como tambiénpor la graciosa hospitalidad que lee ha sido concedidapor el Gobierno de los Paises Bajos, y que V. M. so hadignado prometernos igualmente para la reunión even-tual de futuras Conferencias. Los Delegados todos ha-cen los votes más calurosos por V. M. Real y por laprosperidad de su reinado."

En una de nuestras últimas sesiones se expresaronloe gracias al augusto iniciador de las Conferencias do laPa; S. M. el Emperador de Rusia. La Conferencia sinduda querrá rendir hoy homenaje al Presidente de losEstados Unidos de la América del Norte, que fue el pri-mero en proponer la reunión de la segunda Conferencia,y autorizarme á dirigirle el siguiente telegrama:

"Habiendo terminado sus trabajos los Delegados ala segunda Conferencia de la Paz, recuerden con retonocimiento la proposición inicial que basido bocha parasu convocación por el Presidente de los Estados Unidosy le presentan sus respetuosos homenajes."

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Permitidme en fin, nefloru;, ofrecer la expresión denuestro profundo reconocimiento al señor Presidentede honor de la Conferencia, S. E. el Ministro de Nego-cios Extranjeros de los Paises Bajos, así como tambiéna todos los órganos del Gobierno Real, de cuya hospita-lidad temo que hayamos abusado, y cuya libre activi-dad acaso hayamos estorbado por largo tiempo.

Nuestra Coofsreucia actual entra a$í al campo delo pasado; permitidme arrojar una mirada al porvenir.

Muchos de entre nosotros se encontrarán aquí pro.bablemente dentro de algunos silos en la próxima re-unión universal. Variosdo entro nosotros, y- sin duda yoestaré en ese número, ya no podremos estar presentes;pero permitidoos esperar que al trabajaren la continua-ción de nuestra obra común os acordaréis con nimpatiade nuestra colaboración, y que habria da enviar algúnpensamiento benévolo al que ha tenido el honor de pro-sidiros y al que hace los votos más sinceros por el buenéxito do las futuras Confarencias de la Paz y por el des-arrollo cada día creciente do la solidaridad humana enlas relaciones interascionales basadas sobro la justiciay sobre el derecho.

El discurso de M. de Nélidow fue frecuente-mente interrumpido con vivos aplausos. La notafinal de la despedida personal y vaticinadora dela ausencia considerada corno segura del mismoSr- Presidente y de algunos de sus compañeros enuna reunión futura de la Conferencia hizo sentiruna especie de estremecimiento de ternura y desimpatía hacia el noble anciano que desde la tribu-na presidencial lanzabasobre su auditorio palabrastan humanas, tan genuinas y tan conmovedoras,que borraban todas las distinciones y diferenciasdo castas, razas y categorías, hiriendo la fibra mássensible del corazón humano, uno mismo en to-dos loe pechos.

Después de M. de Nélidow habló M. de Beau-fort., Vicepresidente de la Conferencia.

Ennrimer término hizo el merecido elogio deM. de Ñélidow, haciendo resaltar cuán vivamen-te hablan influido sus condiciones personales en elbuen éxito de la Conferencia yen la concordia quesiempre reinó en ella, sin la cual toda labor util

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hubiera sido imposible. Enseguida M. de Beau-fort hizo votos por la felicidad de los Delegados yde sus países, declarando que las labores de-la Con-ferencia no hablan sido estériles, y que por suparte no se sentía desanimado.

[)epués de M. do Beaufort habló Sir EdwarFry. primer Delegado de la Gran Bretaña, así:

En mi calidad de decano de edad de esta Conferen-cia creo que tengo el derecho y el deber da responderálas hermosas palabras de nuestro Presidente y de nues-tro Vicepresidente, al mismo tiompoque lea doy las gracias coti Ja más profunda sinceridad por sus prolonga-das labores.

S. E. M. de Nólidow ha presidido nuestras sesionescon una dignidad y una imparcialidad absolutas, y lacortesía y la buena voluntad que siempre ha demostra-do en sus relaciones con todos los miembros de la Confe-rencia merecen cuantos elogios pudiéramos prodigarle.

En seguida M. Fr y dio las gracias á M. deBeaufort y demás altos funcionarios de la Confe-rencia, y terminó así:

No tengo la intención de pasar revista 4 los trabajos de esta Conferencia. Me limitaré á hacer notar quede todos los proyectos que bomos adoptado el más notable 4 mi entender es el del Tribunal de Presas, porquees la primera vez en la historia del mundo que se haorganizado un Tribunal verdaderamente internacional.La ley internacional de nuestros días no es otra cosasino un caos de opiniones que á veces se contradiceny de decisiones de Tribunales nacionales basadas so-bre layes nacionales. Esperamos ver poco 4 poco for-marso en el porvenir, al rededor de este Tribunal, unsistema do leyes verdaderamente internacionales queno deberá su existencia sino los principios do justiciay de equidad, y que por consiguiente tendrá derecho no'solamente 4 la admiración del mundo Bino al respeto y£ la obediencia de las naciones civilizadas.

Una sola palabra para terminar. Vamos a separar-nos dentro de breves instantes, y estoy bien seguro doque cada uno do nosotros desea para todos los demás y

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para unu paises todas las bendiciones del Cielo. Y pormi parte, eeores, del fondo do mi corazón, y sabiendotodo lo que la palabra quiere decir, os digo: Adiós.

Las palabras del eminente jurisconsulto in-glés, decano de los Jueces del Reino Unido de laGran Bretaña, y que cuenta ochenta y dos afiosdo edad, fueron escuchadas con atención crecien-te, y su última frase tan vivamente significativaé intencionada trajo, como las palabras finales deldiscurso de M. ds Nélidow, una nota de verdaderosentimiento á aquel Congreso de representaciónuniversal.

El Sr. Conde de Tornielli. primer Delegadodel Reino de Italia,pronunció algunas palabrasen qua hizo resaltar la gran cantidad de trabajorealizado por la segunda Conferencia de la Paz, quesin duda habrá deservir de gula y de fuente fecun-da para los trabajos de las futuras Conferencias.

Después del Sr. Conde de Tornielli habló D.Roque Sáenz Peña, Delegado de la República Ar-gentina, quien en su elocuente discurso dio lasgracias por la invitación hecha 6. la ConferenciaA los países (le la América latina, que habla per-mitido el que los representantes argentinos asis-tieran A la segunda Conferencia de la Paz. Hizoconstar quo A esta invitación habían contribuidoen gran manera S. M. D. Alfonso xiii, Rey de Es-pata, y S. E. el Presidente Roosevelt.

Apuntó algunas consideraciones importantessobre el principio de arbitraje obligatorio, y dejóconstancia del agradecimiento especial do su paíspor S. M. el Emperador Nicolás (lo Rusia y irnr laReina de los Países Bajos.

EL Presidente concedió de-spués la palabra alSr. Pérez Triana, Delegado de la República de Co-lombia.

lié aquí su diseuro:

Sr. Presidente, sefloree:Esta es la sesión de clausura de la segundaConfe-

rencia de la Paz; el momento es solemne y será memo-

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rabio. La reunión por la primera vez de todas las niclones del orbe en UD común esfuerzo hacia la paz yhacia la justicia es un hecho trascendental cuya im-portancia fecunda crecerá todos loe dias.

Hasta aquí la humanidad ha soasdo el suefio rojode la violencia. Ella ha venido á través do loe siglos doblegada bajo el peso de la guerra. Nuestra civilizaciónmaterial moderna ha aumentado los elementos de des-trucción. La suavización de la antigua ferocidad obedece generalmente al cálculo que suprime lo que es inútil;eso es táctica, pero no ea piedad. En tratándoee do lavictoria, ea licito ensayado todo.

Desde la cuna basta la tumba el espectro de la guarra nos acecha como un centinela despiadado. Reyes ypueblos son esclavos Buyos. Cada generación encuentrala carga más pesada que la generación precedente, cu-yas faltas y cuyas desgracias hereda. Cuando suena eltoque do llamada nos ea preciso abandonarlo todo. Lael deber supremo que exige el supremo sacrificio: ilustoneo, ternura, amor, sueflos de la juventud, triunfos dela edad madura, todo desaparece en el abismo sangriente; la guerra nos arrebata todas las rosas del jardín ytodos los gajos del laurel.

Por todas parteo resuena una queja que pareceanunciar el ún de la resignación; la humanidad ya nopuede más.

Deudo la emiueuciaaugusta y solitaria de su trono,un poderoso monarca escuchó el rumor sordo, dinamosamenazador, de esta queja. Su alma atormentada porese dolor infinito ha querido aliviarlo. Esa lágrima depiedad vivirá en la memoria do los hombres en un eco.timiento de gratitud imperecedera; esa lágrima os máspreciosa que las prerrogativas dinásticas y que los ilia-mantee de la corona imperial.

De esta suerte une hemos reunido aquí, traídos detodos los rincones del mundo por .31 viento de la histo-ria, que ahora nos ha de dispersar hacia todos los cinco.neo del mundo, como las hojas caldas de las ramas.

La tarea do establecer ¡,a sobre la tierra ea ar-dua y difícil; no pued., ser realizada en un día ui poruna generación; pero los hombree están acostumbradosA atravesar el valle sombrío de la vida contentos y ea-tiatecbos con tal que un solo rayo do esperanza ilumineLa vis.

Esta segunda Conferencia de la Paz ha mantenido

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el fuego sagrado de la esperanza en el corazón de loehombres; asi ella ha cumplido su deber en la medida desus fuerzas. Volveremos A nuestros países con la fe ro-busteciaa A predicar la palabra do estimulo. Los queaquí hemos representado A la América latina podremosdecirles 1. nuestros pueblos que hemos tomado nuestropuesto entro las grandes y las antiguas potencias delorbe; que hornos cumplido con nuestro deber, y quedehoy más se contará con nosotros corno elementos útilesen toda labor en pro de la humanidad.

Se ha dado prueba de una grao sagacidad políticainternacional al permitirnos tener voz en esta Asam-blea. Entre las naciones como entre los hombres lashay que ya han llegado A la cumbre de la montaña,otras que están A mitad de la ascensión, otras que apanas comienzan. Lis pombilidadim indiscutibles del por-venir equivalen A las glorias del pasado y de la potenciaya adquirida. Los pequefios de hoy pueden convertirseen los grandes de mañana. Cuando se trata de corregirloe abusos que oprimen A los hombres y de preparar sufelicidad futura bien puede correspondernos un puestoentre las naciones a nosotros que podernos ofrecer A todos los desheredados de la suerte y a todos los náufrages de la vida un puesto al sol, un hogar libre un la ex-tensión inmensa de un continente en que la Providenciagenerosa se ha complacido en derramar con mano pró-diga sus dones y sus beneficios.

Abiertas están nuestras llanuras A todos los vientos-del espacio; abiertos están nuestros territorios A todaslas corrientes de la vida, a todas las migraciones de loshombres. Antes del fin de la primera mitad de este si-glo la América latina está destinada A convertirse enuna constelación de naciones grandes y libres. liemosUnido en cuenta esos hechos al definir nuestra actituden esta asamblea histórica. Nosotros somos los deposi-tarios del porvenir, losguardianes do la independenciapolítica y de la libertad de los millones de hombres quehabrán de poblar nuestro territorio.

Resuena (recueotomunte la palabra pesimista quecondena el ideal de la paz universal como una ilusiónpeligrosa; se 003 dice que la lucha existe en todas par-tes, que la violencia y la fuerza son supremas, que esaes la ley de la vida. No oacuchemos A usos profetas dedesgracia. Precisamente la euperioridad del hombreconsiste en que puede sustraerse A la Ley de la violencia

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arbitraria.El día en que por primera ves un bombees.estremeció de dolor ante el dolor de otro hombre, nodía comenzó la evolución de la piedad, ese día apuntóen el horizonte la aurora inmortal de la paz y de la jus-ticia.

Son estos principios los que esta Conferencia acabade consagrar solemnemente. Avancemos hacia el idealsin desfallecimientos ni vacilaciones, sin contar los obatAcuba ni los sacridcios.

Para robustecer nuestra (o y para ¡ospirarnon valornos bastará seguir el ejemplo de este pueblo hospitala-rio en cuyo hogar nos hallamos.

Un tifa se encontró frente A (rente del Océano queinvadía ati territorio. Era un rete de los elementos A loshombres. Los hombree le dijeron al Océano: "Tenemosnecesidad del mismísimo lecho sobre que ruedan tusondas para nuestros campos de labor y de pastoreo,para nuestras aldeas y ciudades," Y la lucha comenzó;fue una lucha de siglos, transmitida de generación engeneración, como una herencia temible y ennoblecedo-ra. Hoy por fuóra de las murallas que protegen el sueloconquistado el Océano sacude su crin de ondas y loshuracanes rugen; dirfase que es el himno la victoriadeuna do las luchas mAs nobles de que la humanidad pue-de enorgullecerse, en la cual ningún sufrimiento fuemaldecido por la crueldad, ni ninguna lágrima fue ver-tida en la amargura, y en la cual el heroísmo tranquiloy vencedor so yergue delante de los hombres como unabendición y- como una promesa. lié ahí un ejemplo dig-nodo ser imitado por todos loe conquistadores.

Aprendamos nosotros tambióu esa lección, y al se-pararnos consignemos la expresión de nuestra gratitudpor el soberano que nos ha convocado, por la augustaReina que nos ha dado su generosa hospitalidad, por e}ilustro Presidente de los Estados Unidos y por todos loedem.%e hombres eminentes y de buena voluntad que hanprestado su concureo precioso A la labor de redención yde justicia.

El Sr. Tzudzuki, primer Delegado del Japón,pronunció el siguiente discurso:

En calidad de representante de una potencia queha experimentado en toda su intensidad los horrores dela guerra moderno apenas hace algunos afios, creo que,

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me hallo en mejor posición que ningún otro para expre-sar bu sentimientos de aprecio profundo de todos 108trabajos tan altamente humanitarios de esta Conferen-cia. Además, perteneciendo al país más alojado del si-tio en que se ha reunido la Conferencia, me correspon-derla dar testimonio de los sentimientos de reconoci-miento que animan & todos los pueblos, aun en lamisma extremidad del globo, hacia aquellos de nuestroscolegas que no solamente han colaborado 4 los trabajosasiduos de esta Conferencia sino que los han guiado yque los han inspirado. Y es sobro todo 4 vos, Sr. Proaldente, representante de la fuerza directiva de esta Asam-blea, 4 quien me permito dirigir las gracias más siuce•rae en nombre de mi país, que hasta el fin del últimosiglo ha dado 4 la historia el ejemplo muy raro de unapaz profunda y no interrumpida durante trescientosaños; os doy las gracias en nombre de mi psis que siem-pre ha puesto la dicha serena y eterna de la paz muypor encima de bao glorias tormentosas y pasajeras dola guerra.

FI Sr. Tzuclzuk'i procedió en seguida á dar lasgracias al Vicepresidente, M. de Beaufort, á losPresidentes y Vicepresidentes de las Comisionesy Subcomisiones, así como también á los miem-bros del Secretariado de la conferencia, al ponen-te de las Comisiones y muy especialmente al Go-bierno do ¡os Países ¿ajos:

Ea nombre de la Delegación de un pataque ha te-nido relaciones no interrumpidas de amistad y de pazdurante tres siglos con lea Países Bajos, y que siemprerecordará que apenas hace medio siglo en el Japón dá-bamos 4 todos los representantes de la civilización occi-dental de extremo Oriente el nombre genérico de he-landeses.

Finalmente habló el Ministro de RelacionesExteriores de los Países Bajos, Sr. Van Teta vanGoudriaan, quien contestó cii palabras apropiadasá las expresiones de gratitud hechas en favor dela Reina de los Países Bajos y de su Gobierno porlos distintos Delegados; manifestó también que en

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todo tiempo la Conferencia de la Paz podría en.contrar la más hospitalaria acogida en La Haya,y terminó haciendo constar que se adhería á lossentimientos de la más respetuosa consideraciónmanifestados por la Asamblea hacia el augustoiniciador de la Conferencia de la Paz y hacia elPresidente de los Estados Unidos de América.

Propuso finalmente que se dirigiera á S. M.el Emperador (le Rusia el siguiente telegrama

La segunda Conferencia do la Paz reunida en Eesión de clausura dirige muy repetuo3ame?Ite la expre•sión de su profundo reconocimiento al augusto iniciadory promovedor de la obra humanitaria de paz, en lala queella ha trabajado bajo la presidencia del itepresenautede V. 31.

Inmediatamente después de leído este proyec-to do telegrama el Presidente M. de Nélidow pro-nunció estas palabras: "Tengo la pena de deciros,seüores, que se levanta la sesión y que la Confe-rencia de la Paz queda cerrada-"

La sesión se levantó 6. bis cinco de La tarde.

No estarán fuéra (le lugar algunas observa.dones de carácter general.

Los latinoamericanos que asistimos á la Con.ferencia de la Paz podemos llevar de ella el gratorecuerdo de la favorable acogida que nos fue dtspensada por los Representantes de los demás Es-tados constituidos del mundo que asistieron 6. LaConferencia, la cual no se limité 6. La cortesía di.plomática do rúbrica, sino que muy pronto adqui-rió el carácter de verdadera cordialidad y simpatía.

Para muchos de los representantes de paísesdel Viejo Mundo la América latina era no sola.mente una cantidad desconocida sino algo erra-damente apreciado y estimado; para muchos deesos representantes sin duda había habido algorayano en escándalo internacional en la admisi6nde los Delegados de regiones conocidas únicainen.

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te en la vida histórica internacional por los ilis.turbios políticos, cuyo eco era lo único que habíatraspasado los mares y las distancias. Cuandodesde una de las primeras sesiones el Delegadode Méjico presentó más (le veinte tratados de ar-bitraje firmados en el Congreso Panamericano de1901 entre los países latinoamericanos, los Dele-gados do los demás países hubieron de advertircuánto terreno ha ganado ya en la América lati-na el principio de arbitraje, que constituía uno delos principales objetivos de la Conferencia de laPaz. Cuando pocos días después pudieron oirá al-gunos Delegados (le la América latina que defen-dían los intereses de sus países con serenidad, contacto y con energía, comprendieron los Delegadosde las demás naciones, que antes lo ignoraban,que en la América latina hay quien piense tanalto y quien sienta tan hondo como los hombresde intelectualidad y sentimiento más desarrolla-dos que haya en cualquiera otra parte del globo.

En el fondo de todas las discusiones se hacíansentir necesaria é ineludiblemente las distintascorrientes de la política internacional. M. de Néli-dow observa en su discurso de clausura, como yalo hablan observado en ocasiones anteriores otrosDelegados en e] seno de la Conferencia, que unacosa es el ideal abstracto, guía y norma de la ten-dencia definitiva hacia el cual se dirijen los es-fuerzos, y otra las posibilidades prácticas é inme-diatas que están al alcance de las naciones y porende de sus Delegados y representantes.

Las grandes potencias, según su posición geo-gráfica y los vínculos existentes de política inter-nacional, según sus necesidades de expansión, 6sus meras ambiciones territoriales, según las exi-gencias do su comercio, y según el ímpetu ya ad-quirido en ciertas y determinadas direcciones, te-nían que amoldar su acción de acuerdo con lasexigencias de todo lo existente, aun cuando enmuchos casos de allí resultaran contradiccionesflagrantes de los principios de amor 4 la paz y de

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honor á la guerra, norma y ¡neta preconizadaspara las labores de la Conferencia.

En cuanto esas condiciones y circunstanciasque pudiéramos llamar de tradición y de hechoscumplidos existieron para los paises de la Amén-ca latina, ellos hubieron de obrar seguramentecomo lo hicieron los paises europeos, es decir. an-teponiendo SUS intereses y conveniencias directasé inmediatas al ideal abstracto de justicia paratoda la humanidad.

Sucedió sin embargo que por razón del cortotiempo de vida propia que han tenido los paisesdo la América latina, por la inmensa extensióndel territorio sobre que ejercen su dominio políti-co. hecho que elimina pori solo el ansia de ex-pansión territorial con detrimento de ajenassobe-ranías é independencias, y por carecer de institu-ciones aristocráticas ó militares tradicionales queimponen condiciones de diferenciación de castasyel mantenimiento de organismos costosos y abramadores, los mises de la América latina se ha-llaban y se hallan en condiciones mucho ma fa-vorables que las del Viejo Mundo para aceptar lasfecundas modificaciones y reformas do que la ci-vilización actual necesitapara que los hombresgocen de verdadera libertad al amparo do la jus-ticia Por estas causas, y no por ningunas de mejor índole intrínseca en el carácter y en el tempe-ramento do los pueblos de la América latina queen los demi—que si tal cosa se dijera seria ni .sostenible pretonsión,—la acción de la Américalatina en todo el curso de la Conferencia, con ra-ras y accidentales excepciones individuales queexaminadas á la luz del criterio que acaba de ex-ponerse comprueban su exactitud. so misnifest&en favor dolos más amplios principios de equi-dad, de humanidad y de justicia.

Cuando se trató de conceder en tiempo deguerra una extensión al plazo fijado para que las.naves guerreras hicieran carbón en puertos neu-trales, so manifestaron dos tendencias. La Gran

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Bretafla, que cuenta con puertos fortificados entodos los Océanos, quería limitar el plazo á condi-ciones que en muchos casos lo liarían ineficaz.Rusia, cuyos puertos en Europa se hallan en elBáltico y los mares del Norte. y cuyo territorioextiende sus vastas costas á más de diez mil kilometros de distancia enlínea recta á través de todoel continente europeo y (le todo el continente asiáti-co, no tiene un solo puerto propio en que sus navese puedan asilar, cualquiera que sea la ruta que

sigan, bien por el Mediterráneo, el canal de Suezy los maros de la India, bien dando la vuelta porel cabo do Buena Esperanza, ti bien tomando porel sur del Continente americano para penetrar enel Orando Océano, yapor el estrecho de Magalla'nos, ya por el cabo de Hornos. Siendo así las co-sas en caso de guerra, las ventajas están todas departe de los ingleses, y se acentuaría en grado in.calculable, con la prohibición á las naves rusaspara hacer carbón eficazmente en puertos neutra-les en su tránsito hacia el extremo Oriente.

La Gran Bretaña se vio apoyada en su pre-tensión de limitar el plazo para hacer carbón porel Japón. En caso de una nueva guerra entre Ru-sia y el Japón le convenida á este último impe-rio cercenar hasta el extremo límite las facilida-des de que pudiera disponer una flota rusa enrumbo hacia los mares japoneses ti hacia sus posesiones del extremo Norte oriental del Asia.

Estudiadala cuestión ante un criterio de jus-ticia y de imparcialidad, cnt evidente que no ha-bla razón para contribuir á la realización de unconvenio internacional que de tal suerte limitaralas fuerzas de un Imperio como el de Rusia en fa-vor de otros imperios rivales potenciales suyos,como la Gran Bretaña y el Japón. Además habíaque tener presente la consideración de que (u lospaíses débiles, neutrales en esas contiendas, Lesconviene evitar toda posible fuente de complicación nacida de que pudiera alegarse que hablanviolado la neutralidad,

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Cuando se trató la cuestión, la Gran Bretaña,el Japón y los países aliados de Inglaterra, comoPortugal, ó vinculados á ella por múltiples razo-nes de política internacional, como España, vota-ron en favor de la restricción perjudicial en tanalto grado, como queda indicado, para el Imperioruso. La situación de este último fue salvada enesa ocasión por los veinte votos de tos países lati-noamericacos que apoyaron el criterio de justiciay de equidad.

Cuando los Estados Unidos de Norte Américaen su primera proposición para la constitución deun Tribunal permanente de justicia estatuyeronla formación de éste y el nombramiento de juecescon olvido absoluto de la igualdad (le las nacionesante el derecho internacional, los países de laAmérica latina hicieron constar que aunque es-taban no solamente dispuestos 6 aceptar la Cte&-ción del Tribunal permanente sino ansiosos doque fuera constituido, votarían en contra de laproposición, porque en ella se violaba el principioesencial de la igualdad de las naciones corno talesante el derecho de gentes; el ronocimiento de queasí procederían las potencias de la América latina.apoyadas por muchas otras de las pequefa potencias del "Viejo Mundo, hizo cambiar de rumboá los Delegados de los Estados Unidos de América.

Finalmente fue presentada una proposiciónen que se dejaba 5. la acción posterior de los Go-biernos el determinar cómo debería constituirse elTribunal permanente. Esta proposición fue acep-tada en la forma de voto.

Antes de llegará este punto los Estados Uni-dos dejaron conocer su deseo de crear el Tribunalpermanente con igualdad de representación paratodos los paísa En contra de esta opinión milita-ba la de un fuerte grupo de potencias, entre lasque figuraba Alemania, Austria Hungría Ita-lia, Rusia y otros países, formando un total denueve 6 diez votos de los cuarenta y cuatro, totalde la Conferencia, que trataba de imponer la leyde la mayoría,

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En ese estado las cosas, el primer Delegado deAustria hizo constar que toda tentativa do asimi-lar los procedimientos de la Conferencia á los doun Congreso 6 un Parlamento en una discusiónen que la mayoría impone su voluntad, sería unerror fatal, porque si la mayoría dentro del Con-greso de tina nación tiene el derecho de imponersu voluntad, no sucede otro tanto en el caso denaciones soberanas é independientes reunidaspara obrar unánimemente y con absoluta libertadde prescindir de aceptar todo aquello que juzgueninconveniente 6 inoportuno para sus intereses.Esta manifestación del primer Delegado del Im-perio austrohúngaro fue apoyada por medio deuna corta y explícita declaración del Delegado delImperio alemán, quien dijo que si se procedía enel sentido de tratar de imponer la voluntad de lamayoría, seguramente se correría el riesgo de eli-minar completamente toda posibilidad de que lasConferencias de la Paz volvieran ti reunirse, por-que su Gobierno, y sin duda tos de los demás paí-ses disidentes no estarían dispuestos á aceptarimposiciones (le la mayoría.

El primer Delegado de los Estados Unidos,Mr. Choate, juzgando que podía disponer del blo-que sólido que en las votaciones anteriores ti lasprocedentes declaraciones habla apoyado su pro-posición, parecía empeflado en sustentada, auncorriendo el riesgo apuntado por los Delegados deAustria Hungría y de Alemania- Los Delegadosde la América latina, cuyos votos formaban unaporte principalísimo á la mayoría, se vieron confrontados con el dilema de darles el triunfo ti losEstados Unidos, lo que hubiera implicado un ries-go muy serio para la institución de las Conferen-cias de la Paz, 6 el do negar sus votos ti la preten-sión norteamericana, dejando en pie la instituciónde las Conferencias; y confiando cii la acción deltiempo y aguardando fi ganar mayor terreno, ob-tener un triunfo definitivo para la idea en algunaocasión futura en una Conferencia posterior-

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Se raciociné así: la América latina hagana-do mucho en la segunda Conferencia de la Paz;se ha hecho conocer por la serenidad y acierto desu acción; no es pues el caso de demostrar impa-ciencias que pudieran ahogar en su germen unainstitución que ya ha dado resultados favorablespara la América latina y de la cual pueden espe-tarse opimos frutos en el maflana. Por estas razo-nes á Mr. ()hoate se le hizo saber en tiempo opor-tuno que ante el dilema que surgía la Américalatina no apoyarla su proposición extrema. Deesta suerte se salvó la situación, y la propuestadel Tribunal permanente quedó reducida á unvoto, junto con el cual fue emitido en su opor-tunidad el voto unánime en favor do la reunión(le una nueva Conferencia.

Hemos juzgado oportuno hacer mención deestos dos hechos especiales para dejar como pruebay comprobación de que la conducta acertada de laAmérica latina en la segunda Conferencia de laPaz contribuyó en gran manera á los más altosfines en favor de la justicia y de la humanidad, yal mantenimiento y conservación de la instituciónde las Conferencias de la Paz.

Sin duda la impresión de todos esto9 hechosfue la que halló expresión en las palabras de M.de Nélidow relativas á la América latina, contenidas en el discurso que queda transcrito.

Era conveniente también hacer constar solem-nemente el criterio histórico en que se habla inspi-rado la acción de los latinos de América. Hubierasido faltar á un deber perfectamente claro y defi-nido el limitar la vision á los días presentes, sinapreciar en toda su incalculable potencialidad loselementos de que disponen nuestros pueblos de laAmérica latina. Hoy somos pequeños; hoy somosdébiles; pero á nuestros territorios afluye cadadía con creciente caudal la inmigración del ViejoMundo- Lsos que de ose Mundo Viejo so dirigen alnuéstro van en busca de patria y de hogar, dejan-do detrás de sí las cargas opresoras del militaS.

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mo, las consecuencias de las guerras anteriores yde los ominosos problemas sociales cada día másagudos que entenebrecen la vida de las viejas naclones. En un principio esos emigrantes puedenno dates cuenta (le todo el alcance de su migración; con el natural cariflo de todo sór humano alterruño en que vio la vida y en donde duermensus mayores, con una lealtad natural hacia lastradiciones y las glorias de la vieja patria, sinduda esos emigrantes al abandonarla lo hacen,cualquiera que sea su condición social, con un sentimionto hondo y sincero de esperanza que leshace entrever la posibilidad más 6 menos remotade volver á la tierra de su nacimiento En la nueva región adonde se dirigen levantan su familia,adquieren nuevos vÇnculos, y si no para si mismes, sí para sus hijos encuentran en ella una patris que reemplaza absoluta y totalmente á la patria que abandonaron. Este es el fenómeno quese ha visto con la inmensa inmigración europeaque durante toda la mitad del último siglo afluyó*t los Estados Unidos, y se está viendo en la muycrecida inmigración que hoy se dirige al sur delBrasil y á las regiones del Plata, y que sin dudahabrá de llegaren día no muy lejanoáotras reionos de la América latina, aptas para la vida civilizada, ricas como ningunas en recursos naturalesy en donde las leyes y las costumbres dan timpa.ro franco y hospitalurio á todos los inmigrantes.

Hubiera sido error imperdonable (le lis representantes de la América latina el no tener presen-tes esas posibilidades tan cercanas ya que su-otnbra se proyecta sobre In q días del presentecomo la de un acontecimiento que 8: acerca ycuyo advenimiento es inevitable. Esta explicaciónde la concepción de nuestros deberes como representantes de pueblos que son gérmenes de grandes naciones, fue la que se trata de dar en brevespalabras en el discurso que en nombre de esta De[egación fue pronunciado en la sesión de clausurapor uno de nosotros (Pérez Triana).

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Dejamos de esta suerte terminada nuestra labor, en la que pusimos todo empeflo para corres-ponder dignamente á la confianza con que el Gobienio de la República tuvo A bien honrarnos, y Anuestro deber como hijos de un pueblo joven quedirige sus pasos hacia el macana, tratando deorientarse por la más alta idea de libertad y dejusticia, puesta su fe en la protección del Cielo,que habrá de estimular y robustecer sus eneríaspara que la Patria nuéstra sea hogar do justiciay do libertad, y hogar hospitalario para todos loshijos del hombre, cualquiera que sea su casta, ycualquiera que sea el confin del orbe de dondeprocedan.

JORGE Hoi.outn—B. PbEZTrnANA—M. VsaoAe