LA REGION DEL SUR

aún en consolidación, y lo que está al Sur del Delta, todo,necesariamente, hay que integrarlo al complejo de Guayana.

Esta vastedad territorial del Sur, ha sido consideradacomo una tierra del porvenir y quizás habría que decir,una tierra de la esperanza. Por allí estuvo el mito de ElDorado y por allí se inició la penetración hispana enVenezuela: Cristóbal Guerra, Diego de Ordaz, Antonio Berrío.Nos lo dice Pablo Ojer con claridad: «Los españoles traji­naban los caños del Delta, y el Orinoco inferior, desdeprincipios del siglo XVI, cuando aún subsistía la NuevaCádiz de Cubaqua». Codicias extrañas alentaron la ambi­ción de otros en estas tierras y hacia ellas, se adentró Sir.Walter Raleigh. Más tarde, otros alentarían las mismascodicias. Siempre las tuvieron y ello triunfó; finalizaba elsiglo XIX, cuando un laudo viciado nos arrebató las ribe­ras del Esequibo. Francia llegó a ambicionar veladamentelas bocas del Orinoco. Los holandeses colocaron un puntode avanzada en Surinam, hoy nuestra cordial vecina re­pública.

Pero en verdad, Guayana comenzó a significar den­tro de la vida nacional, a partir del siglo XVIII. Para eseentonces, se forjaba una economía para cuyo desarrollo,algunos gobernadores tuvieron acertada visión, pero dondesin duda, los misioneros, desempeñaron una labor trascen­dente. José Gil Fortoul resume así los proyectos de tresgobernadores: -El Gobernador de Guayana, Manuel Centurión,intenta reemplazar el exclusivo sistema de misiones conla colonización civil, único medio de multiplicar la produc­ción de ganado, carne salada, pieles, tabaco en rama, quecomponían entonces lo principal del comercio guayanéscon Nueva Granada, colonias de Esequibo y Demerara eIsla Martinica. Centurión levantó el primer censo de Guayanay una carta corográfica de la provincia, y al terminar suGobierno se despidió dando la libertad a sus esclavos. En1778 la población de la provincia, sin contar las misiones,era sólo de 4.396 almas, con 477 casas, 663 estableci-

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mientas de cría y agricultura y 14.781 cabezas de ganado.El Gobernador Felipe de Inciarte recomienda sin resul­tado a la Corona otro proyecto de colonización formuladopor el intendente caraqueño José Abalos; proyecto queconsistía en aceptar 12.000 reses ofrecidas por los capuchinoscatalanes para fundar nueve hatos; solicitar indios de lasmisiones para agruparlos en aldeas bajo la jurisdicción dealgunos blancos; atraerse a los fugitivos de la Guayanaholandesa y francesa, y acordar completa exención de im­puestos y contribuciones durante diez años a los blancose indios puros que en los seis primeros meses viniesen aestablecerse en la región del Orinoco ». Por su parte, ccelgobernador Miguel Marmión transmite al Rey en 1788 unluminoso informe que parece escrito hoy. Propone aumen­tar el cultivo del arroz a orillas del Orinoco y el de tabaco,que daba en los contornos de Angostura y Upata unas600 cargas anuales. Recomienda plantar cacao en el Cauray faldas de la sierra de Imataca, y algodón, que no existesino en pequeñas haciendas, y añil, de que se han sembra­do algunas semillas... Recuerda Marmión que hay en loshatos de las misiones unas 180.000 cabezas de ganado yunas 40.000 en hatos particulares. Marmión sugería la traí­da de colonos, fomentar el comercio por los ríos, un planloable sin duda. Fue Marmión uno de los peninsulares quevino a tierras venezolanas. que una visión más clara tuvode las tierras del Sur, en especial las del Sudeste. Pro­pugnó él el comercio con la Nueva Granada, cede dondebajaban por el Meta cargamentos de harina, de azúcar ytelas de algodón; promover un tráfico más activo entre lashoyas del Orinoco, Meta, Caroní, caura, y expedir todoslos productos de la región directa y frecuentemente a España..."y nos dice Gil Fortoul: ce ... las ideas de Marmión se que­daron en el papel. ..». y desde entonces hasta años recien~

tes, ¿con cuántas otras no ocurrió lo mismo?

Pablo Ojer, en su excelente prólogo a la «Hlstorte de teNueva Andalucía.., de Fray Antonio Caulín, en su edición

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de la Academia Nacional de la Historia, nos dice: «Guayanaevoluciona rápidamente en el lapso comprendido entre 1758y 1777». Señala Ojer en otro sitio del mismo trabajo queunos años antes de la impresión de la obra de Caulín selevantó el censo de los hatos de los capuchinos catala­nes y en lo que atañe a ganado vacuno, fueron registra­doscc194.710 reses 'de fierro arriba', sin incluir los bece­rros de un año y los que no se pudieron rodear». Se añadea esto 2.825 caballos, sin contar los potros de un año.Existen estimaciones de que para finales del siglo XVIII, el po­tencial ganadero de Guayana, sólo en el área misional delEste, la población pecuaria sobrepasaba las 200.000 cabe­zas. Debe recordarse que para librar las batallas finalesde la libertad venezolana, fue Guayana la que proporcionógran parte de la caballería y bastimentos requeridos, paracompletar los ya obtenidos, entre otros, de los llanos deApure.

El desarrollo guayanés en ese lapso que registra Ojer,extensible hasta los años iniciales del siglo XIX, era altamenteprometedor. Ya en los siglos iniciales del dominio españolen Venezuela, los misioneros habían desarrollado ciertasactividades económicas, como la fabricación de aceite dehuevos de tortuga, apto para el alumbrado. Se había comen­zado a fomentar la agricultura y alguna ganadería. Se comen­zaron a navegar los ríos y se llegó a remontar el Orinocomás allá de los raudales de Atures y Maipures. Los cro­nistas como Gillii, Caulín, Gumilla, entre otros, abundanen informaciones al respecto. El mineral de hierro sirviópara que los Capuchinos Catalanes establecieran all í laforja, que suministró berro elaborado con diversos destinos.No pocos balcones de la Caracas colonial lucieron susbarrotes de esa forja catalana, que el espíritu poco tradicio­nalista de la ciudad de hoy, contribuyó a hacer desapa­recer sus restos. Ya mucho antes, un sacerdote jesuita,José Gumilla, plantó en las laderas del Imataca las primerasmatas de café, ese grano milagroso de la provincia de

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Kaffa en Abisinia y que a partir del siglo XI, fue trasladadoal Yemen, desde donde se difundió por el Levante, Turquíay la Europa oriental, con el nombre técnico que recuerdasu doble origen: cetee, de Kaffa, y Arábíca, de la ArabiaFeliz o Yemen, que lo comenzó a divulgar, hasta que llegóa América en el siglo XVIII, su gran difusor mundial.

El cronista francés Francisco Depons, entrevió lo queha debido ser el porvenir de una de las más extensas ycompletas redes fluviales del mundo. Una red que comen­zó a ser utilizada, pero que la Venezuela Moderna, no hacomprendido. A esa red, se asomaron Alejandro de Humboldtque pudo contemplar los ríos dilatados por las inundacio­nes, y se asomó Depons, quien nos dice: "Nada en elmundo puede cautivar la admiración del naturalista comola navegación del Orinoco. Sus márgenes se hallan bordea­das a trechos de majestuosos bosques, ricos en maderasexquisitas y pobladas de aves que dan la impresión depertenecer a especies privilegiadas, tanto por la dulzurade su canto como por el brillo de sus plumas». ¿Y nopodría orientarse hoy hacia esos parajes un turismo na­cional sin cerveza y sin ron? Releamos a Humboldt, aDepons, a Appun, y admiremos y valoremos lo ya dichopor esos europeos hace ya más de un siglo. Desminta­mos y a su vez afirmemos lo dicho por Depons: "Difícil­mente hay en los dominios españoles una posesión másfavorecida por la naturaleza que Guayana, ni tenida enmenos aprecio por sus dueños». Ya el excelente cronistafrancés previó lo que sucedería con nuestra Guayana porfalta de defensa. Perdimos sus grandes yacimientos debauxita, pero nos resta lo demás, yeso hay que conser­varlo, desarrollarlo, científica y técnicamente, salvaguar­dando sus valiosas reservas naturales. No sólo el Noreste,hoy en dinámica actividad derivada del aprovechamiento ytransformación del hierro. Pero recordemos que no fui­mos nosotros, los venezolanos, quienes pusimos en acti­vidad esa inmensa riqueza ferrífera. La continuación de su

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explotación iniciada por los capuchinos catalanes, hubode ser proseguida muchos años después por una compa­ñía canadiense en la zona de Manoa, con parcos resulta­dos. Y habrían de ser dos consorcios estadounidenses,los que iniciaron después de la Segunda Guerra Mundial,la industria puramente extractiva en que se llevaba al ex­terior el mineral de hierro, y parte de ese mismo mineralse nos devolvía, encarecido, transformado en diversas manu­facturas, producto de la industria metalmecánica foránea.Hoy, ese hierro es venezolano, lo manejan manos vene­zolanas y está naciendo allí uno de los centros siderúr­gicos más modernos y mayores del mundo.

Si hacemos un análisis comparativo de las economíasregionales de Venezuela, nos encontraremos con que den­tro de ellas, en el presente, la de Guayana ha sido una delas más activas y más interesantes. Esas riquezas y esasperspectivas que avizoraron los cronistas de Indias y losviajeros se hicieron tangibles parcialmente y en determina­dos sectores de ese dilatado territorio que se redujo asólo 417.000 Km2, o cuando perdimos en virtud del laudoque se discute, la extensión que va desde el curso delVenamo hasta la margen izquierda del río Esequibo y queen virtud de un tratado desfavorable luego de vetarse elconvenio Michelena Pombo, el Orinoco se hizo en partede su curso río internacional y ya en las geografías deVenezuela se eliminó la venezolanidad de ríos como elVichada, el Guaviare, el Inírida y el Atabapo. Tavera Acosta,que tan bien conoció la vastedad guayanesa, como él mismolo expresa, recorrió los derroteros que van de Solano aHumboldt, y de éste, hasta Chaffanjon. Pasó por su vistalo escrito por los grandes viajeros y a su vez, captó lamajestad de la región, para verterla en libros tan bienrealizados, como es por ejemplo su Río Negro. En éste yotros autores, como Eduardo Oxford, su hijo Eduardo OxfordLópez, Lewellyn Williams, Pablo Anduze, Alamo Ibarra, seapresa buena parte de lo que Guayana ofrece, como su

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inmensa reserva forestal; de ella, un día se extrajeron elcaucho selvático y otros látex, la serrapia. De su rico suelo,el oro de veta y el oro de aluvión en los ríos del Sureste, ylos diamantes, historiados y novelados ambos desde aquellaspáginas memorables de Los piratas de la Sabana, publica­das originalmente con el seudónimo de L. Barrueta, hastalas narraciones de José Berti.

Ciudad Bolívar, la antigua Angostura que reemplazaráa Santo Tomé de Guayana, fue el centro crucial de unaactividad comercial de primer orden. Las embarcacionesrecorrían los afluentes directos e indirectos del Orinoco, ycasas comerciales que tenían contacto directo con Europa,en especial con Alemania, Francia, Inglaterra e Italia, impor­taban, y a su vez, enviaban a ultramar los variados pro­ductos de la agricultura, de la ganadería, de la minería,las plumas de garza tan de moda en años pretéritos paraornato de los sombreros de las damas, la serrapia enton­ces apetecida. Una vieja casa alemana con sucursales enlas principales ciudades de Venezuela, era en Ciudad Bolívar,centro activo del comercio internacional. En sus almace­nes se acumulaba el café que bajaba hasta los llanosdesde las estribaciones meridionales de los Andes, y a suvez, de regreso, iban los productos importados en peque­ñas embarcaciones, bongos sobre todo, con destino a pue­blos del Alto Llano y del piedemonte.

Parte de Guayana ha permanecido marginal. El Centro,el Oeste y el Sudeste, vale decir, la mitad del EstadoBolívar, o más de esa mitad, todo lo que es TerritorioAmazonas, espera. Cuando la plenitud de la explotacióncauchera, San Fernando de Atabapo y Atures florecían.Luego la capital del territorio fue migrando hacia el Norte,hasta asentarse en Puerto Ayacucho. Decayó el tabaco deUpata y se estancó la ganadería de las llanuras del Caroní,que de seguir su ritmo, hoy sobrepasaría con creces elmillón de cabezas. Aún no se ha experimentado con serie­dad la cría de ganado ovino en planicies como la Gran

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Sabana, a pesar de que al fin se concluyó la carreterahasta Santa Elena de Uairén, prolongada hoy hasta elBrasil y concretamente en condiciones transitables paradeterminado tipo de automotores, hasta Boa Vista. La posi­bilidad de colonización de las tierras al Sur del Bajo Orinoco,desde el Río Grande hasta las riberas del Venamo, no seha concretado en un proyecto al menos de parcial reali­zación en los próximos años.

Sin embargo, Guayana crece demográficamente. Haciaallí se orienta una corriente migratoria de venezolanos,particularmente a la denominada área de hierro. Un día,una empresa explotadora del mineral de hierro, la OrinocoMining Co. provocó el nacimiento de dos pequeñas ciu­dades: Puerto Ordaz en la confluencia próxima del Orinocoy el Caroní, y Ciudad Piar, en la zona de la industriaextractiva; y la Iron Mining Co. construyó la pequeña loca­lidad fluvial de Palúa. El nacimiento de Matanzas comoasiento de la actividad siderúrgica y la tendencia de losnúcleos urbanos próximos a unirse por medio de las víasde intercomunicación, hizo necesario crear un área metro­politana que aglutinó las localidades de San Félix, Palúa,Matanzas y Puerto Ordaz con el nombre de Santo Toméde Guayana, denominación que aparece en los mapas mun­diales de la Sociedad Americana de Geografía y de laNational Geographical Society. En Venezuela, no se atien­de a esta denominación, ni siquiera a la de Ciudad Guayana.Por lo común, el viajero dice que va a Puerto Ordaz o aSan Félix. Esta área metropolitana, se ha convertido enuno de los polos de interés económico más importantesde Venezuela. en virtud de la ampliación de la Siderúrgicadel Orinoco, primero con la instalación de una planta deproductos planos, y luego, con el desarrollo del denomina­do Plan IV, algo retrasado por razones lógicas, pero enpleno desenvolvimiento. Mientras Delta Amacuro y Amazonasse mantienen en una población un poco estacionaria, elEstado Bolívar ha crecido de acuerdo con los últimos censos

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oficiales de población, conforme a los siguientes resulta­dos: 1936, 83.000 hab.; 1950, 127.000; 1961, 214.000 Y1971, 392.000. No es aventurado predecir que para elcenso de 1980, podrá sobrepasar el medio millón de ha­bitantes.

Ciudad Guayana, en proporcíón a su población inicialha sido la ciudad de mayor crecimiento demográfico en ellapso 1950-1971, Y dado su desarrollo vertiginoso, se estimaque para 1990, podrá sobrepasar los 850.000 habitantes.

Guayana posee uno de los más eficaces medios decomunicación: las vías fluviales, pero en virtud de queéstas no la vinculan con las zonas septentrionales del país,hay que pensar en la vertebración fluvial-terrestre, ya pormedio de la carretera, ya por intermedio de la vía férrea,sistema relegado o desdeñado por casi todas las últimasadministraciones, que antes de ver la posibilidad de moder­nizar el millar de kilómetros existentes hasta hace algunosaños, optó por desmantelar la pequeña red ferroviaria queexistía en el país. Toda industria pesada, si no posee lasfacilidades del transporte acuático -fluvial, lacustre omarítimo-, ha de acudir a la vía férrea. Así lo entendieronlas compañías estadounidenses que iniciaron la explota­ción del mineral de hierro a partir de 1948, aproximada­mente: Puerto Ordaz fue vinculado con el Cerro Bolívar, yPalúa, con el Cerro el Pao. Hoy, urge ampliar esas víasdestinadas sólo al transporte del mineral. Se canalizó elOrinoco en su sector bajo con miras al exterior. Pero elcrecimiento de Ciudad Guayana requiere en primer lugaruna vía férrea suburbana para el transporte de los traba­jadores a la factoría de Matanzas, con una vinculaciónfutura a Upata. Para conducir la caliza de Villa de Cura yde Sucre, indispensable para el desarrollo del Plan IV, serequiere la vía férrea. Esa vía se prolongará a los Vallesdel Tuy y necesariamente a un sector del Area metro­politana de Caracas, para conducir hasta el centro los pro-

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ductos semielaborados de SIDOR, SIVENSA y otras empresasoficiales o privadas. Y asímismo, los productos acabadosque seguramente saldrán de la industria metalmecánicaque se derivará del incremento de la industria siderúr­gica. Se requerirá asimismo la vía férrea para la zonaportuaria Guanta-Puerto La Cruz, y necesariamente, el sectorcarbonífero de Naricual y Capiricual. La red futura enlazaríacon la vía a Carenero y la vía que desde el Caribe enAnzoátegui, también tendrá que llegar a ese mismo puerto,que será la salida al mar auxiliar con que contará La Guaira.

Guayana está en la mirada de todos los venezolanosque avizoran el mejor porvenir del país. Podemos decirque es ahora, en las últimas tres décadas, cuando eseextenso territorio se ha comenzado a incorporar efectiva­mente a la Venezuela activa y dinámica que vemos crecery que esperamos, alcanzará la plenitud de su destino enaños venideros no distantes. La tarea es ardua, pero vemosque se está cumpliendo con eficacia y tesón en muchosde sus aspectos.

No podría decirse ya que Guayana es la tierra delporvenir, una tierra de la esperanza, sino que ese por­venir y esa esperanza, ya están siendo una realidad. Hastahoy, el mayor polo de interés económico está en CiudadGuayana: es una ciudad que crece con tendencia a con­vertirse en una de las grandes capitales venezolanas. Yademográficamente, es la ciudad más importante del Orientedel país. el Plan IV de Sidor implicará el empleo de másde 20.000 trabajadores. Se estimó que esa población detrabajadores podría alcanzar a 22.500, cuando se logre lameta de una producción anual de 5.000.000 de toneladasde acero, más 3.000.000 anuales de material prerredu­cido o pella, una vez esté en pleno funcionamiento la plantade peletización construida en Matanzas por la empresaaustríaca Voest-Alpine. Pero en torno a la producción side­rúrgica, estarán las empresas metalmecánicas que iránnaciendo para utilizar el acero como materia prima semi-

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elaborada. Es lógico pensar que allí se instalarán nuevasempresas que producirán renglones de artículos acaba­dos no sólo para satisfacer la demanda del mercado inter­no, sino la del Pacto andino, la que corresponde a CARIFTAen el ámbito antillano, al Mercado Común Centro-americanoy ¿por qué no, a la mayoría de los países agrupados en laALALC?

Pero la Guayana del presente no sólo es hierro yacero. No sólo está la planta siderúrgica que en pequeñocomenzó a operar en 1962 y hoy en proceso constante deexpansión. No es sólo la casi incalculable reserva de mi­neral de hierro que en 1964 el geógrafo Leví Marrero es­timó con una duración de 120 años a razón de una produc­ción promedia de veinte millones de toneladas o algo másde producción anual. En Guayana está el reservorio ma­yor, generador de energí.a hidroeléctrica. centrado hastaahora sólo en el Gurt, donde se construye un rago queconcluido, tendrá una extensión aproximada de 6..000 Km2y una generación de diez millones de kilovatios hora. Valedecir, una producción para las exigencias de gran partede Venezuela. Y está la riqueza hidráulica potencial quese encierra en buen número de ríos guayaneses. Recuér­dese que la América del Sur es uno de los subcontinentescon mayores reservas de energía hidroeléctrica en el mundoy que Venezuela, entre los países que componen ese subcon­tinente, es quizás el mejor dotado de todos. En Guayanaestá la producción venezolana de aluminio y una explora­ción más cuidadosa para años futuros, podría garantizaruna producción aceptable de bauxita, así como de manga­neso para aleaciones de aceros especiales. Si para den­tro de diez años se estima que la población de CiudadGuayana superará los aoo.ooo habitantes, es lógico su­poner que el Estado Bolívar, sobrepasará, holgadamente,el millón de habitantes.

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Se trabaja en lograr la accesibilidad fácil de materiasprimas desde diversas zonas del país hasta las áreas in­dustriales, considerando que el transporte esté dentro delos márgenes económicos requeridos. Esas materias primasserían derivados de petróleo y gas de los campos de Monagas,Anzoátegui, Guárico y Delta Amacuro. A eso podría aña­dirse en el futuro la producción de la Faja del Orinoco.Calizas de zonas montañosas próximas al Caribe oriental,así como los yacimientos localizados en el área de Villade Cura, la producción más económica aceptable por lasreservas de los yacimientos, su localización, y la calidaddel mineral. Puede pensarse además del carbón de Naricualy Capiricual, en el carbón de Lobatera. Este podría sertransportado por la vía fluvial, siguiendo la ruta del Apurey el Orinoco, en embarcaciones adecuadas y con estosríos debidamente canalizados, lo cual no se ha hecho jamásen el sector Orinoco Medio y Apure. Habría que entroncarsí la vía fluvial en la férrea en el sector Apure-Lobatera.

En una palabra, en Guayana y sus áreas de influen­cia podría lograrse un gran complejo industrial, al cual seincorporaría el Sur de Monagas con el incremento de suganadería y las perspectivas de una factoría de pulpa pa­pel y sus derivados gracias al cultivo de pino Caribe. Conel aprovechamiento, no satisfactorio hasta hoy, de las obrasde control del caño Mánamo, ya represado en la partesuperior de su curso, que como dijimos una vez, ha sidoen buena parte obra de profesionales jóvenes de Venezuela,ya que allí la mayoría de los ingenieros que actuaban, nopromediaban en edad más de treinta años. Las condicio­nes están dadas y el espíritu de hacer, reside en no pocos.Lo que sí se requiere, y esto lo saben quienes han venidogobernando el país, es que el medio hay que adecuarlopara recibir e instalar a la población que irá hasta allí,para construir la nueva Guayana. Y hay que comenzar pordesarrollar un pian de construcciones para alojar a la po­blación en constante incremento. Construcciones para resl-

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dencia de los trabajadores y sus familias, hoteles parasolucionar la grave crisis que allí se confronta en estecampo, construcciones para servicios hospitalarios, parael funcionamiento de establecimientos educativos, desdela primaria y secundaria, hasta la técnica y universitaria.Evitar asimismo la aparición de la vivienda marginal, queallí ya se hace presente.

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AMBITO GEOGRAFICO DE LA

MITOLOGIA MAKIRITARE

El mito constituye hoy un vaüoststmo elemento parala investigación geográfica. Se trata de reconstruir muchosaspectos deJ mundo antiguo a través de la mitología. Lamitología hebrea. la mitología griega conducen al inves­tigador a localizar hallazgos que aproximen lo dicho por eltambién mítico Homero, a la realidad geográfica e histórica.En la cátedra, que hasta el presente resulta para noso­tros experimental y que ha sido creada en la Escuela deHistoria de la Universidad Central con el título de GeografíaHistórica, inspiró al joven profesor que por los momentosla regenta, escoger el nombre de Abraham para hacer unaincursión, seguramente en la evolución del paisaje a tra­vés de la Hlstcria o las características del paisaje dondese movía el personaje en el momento histórico de su exis­tencia.

En lo que atañe a América la mitología de los pue­blos prehispánicos es apasionante. Se acrece esa caracte­rística, cuando nos acercamos a los pueblos más primi­tivos, descartando las culturas que como la aymará, la

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inca, la chibcha, la maya o la azteca, dejaron el testi­monio de sus monumentos. Algunas de esas culturas fue­ron contempladas en su esplendor por los primeros con­quistadores y descritas por diversos Cronistas de Indias.Si tenemos versiones de una literatura o de una músicaincásica, de una orfebrería chorotega, de una arquitec­tura del Anáhuac, apasiona más cuando se penetra en lasculturas más primitivas, cuando nos aproximamos al hom­bre en cuya vida aún no se ha experimentado ningunatransculturización y está en su realidad de hoy, más próximoa su estado más primario, que a uno de evolución haciauna situación menos elemental.

De allí, que nos haya sido por demás sugestivo ellibro del incansable investigador Marc deCivrieux, apare­cido hace algunos meses con el hombre de Watunna. MitologíaMskiritereí . Respaldando palabras dichas por nosotros enésta y otras oportunidades con respecto al mito y a suinterés como elemento de investigación, nos dice Marc deCivrieux: "No hace mucho tiempo que el hombre modernoha vuelto a descubrir la naturaleza verdadera del Mito. Ennuestros días, empieza a manifestarse una valiosa litera­tura científica, que expone el resultado de las investiga­ciones más recientes en torno a ese "extraño tema». Enel caso concreto de las investigaciones del autor de Watunna,ha recogido él en el ámbito geográfico habitado por losmakiritares, el variado fabulario de esa numerosa y dis­persa parcialidad indígena que habita el Sur venezolano.

Al lado de la fábula que permanecerá más como tes­timonio literario o artístico, está la versión mítica que nospuede conducir, a través del lenguaje oral transmitido segu­ramente desde épocas milenarias, a la investigación quellevaría a la aclaración del principio del hombre sobre elsuelo americano. Veamos dos párrafos del capítulo Seruhe

1. Marc de Civrieux Watunna, mitología makiritare 336 p.Láminas fuera detexto. Monteavila Editores, Caracas, 1970.

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lanadi: «Había Kahuña (el Cielo). Los Kahuhana vivían allí,como ahora. Son hombres buenos y sabios. Así eran tam­bién en el principio. No se morían; no había enfermedad,maldad ni guerra. El mundo entero era el Cielo. Nadietrabajaba ni buscaba comida; la comida estaba siemprepreparada, lista. No había animales, demonios, nubes nivientos. Había luz. En lo más alto del Cielo estaba Wanadi,como ahora. Daba luz a la gente Kahuana, alumbraba todo,hasta en lo más lejos, la Tierra... No había separaciónentre Clelo y Tierra; no había, como ahora, la puerta delCielo. No había noche, como ahora. Wanadi es como un solsin atardecer. Siempre era de día; la Tierra era como unaparte del Cielo».

La lectura de la serie de relatos extraídos del mundomakiritare por Marc de Civrieux, nos permite ir reconstru­yendo la historia misteriosa, el mundo ignorado, el pasadoque se resuelve como una incógnita en torno al hombreautóctono del Continente. Acierta el redactor de la presen­tación del libro, cuando nos dice que el autor... «nos intro­duce in vivo en un mundo arcaico, mágico, desconcertante,con múltiples dimensiones humanas y cosmogónicas»

Este libro, al cual asignamos un eminente valor lite­rario y científico, es una nueva evidencia de cómo a travésde los mitos, podemos andar hacia el pasado y descubrirmisterios encerrados en la historia no escrita, en las etapasaurorales de grupos étnicos cuyo pasado se ignora. Laantropología cultural pre-hispánica descansa en la oscuridad.Pero el mito, meditado y estudiado, nos puede dar ideasconcretas, o al menos casi concretas, de una prehistoriaque en América, nos resulta mucho más joven. En la ver­sión oral trasladada a través de generaciones, pueden reco­gerse hechos, la relación de cataclismos, de fenómenostectónicos, ocurridos en este caso, en territorios dondemoraron quienes hasta el presente, han conservado esasversiones. Esto, en lo que atañe a los makiritare, nos lo

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interpreta Marc de Civrieux y además, nos da una mues­tra nutrida de esos testimonios, que constituyen, podríadecirse, una antología extraordinaria de un aspecto impor­tante de la mitología aborigen venezolana.

1970

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Instrumentos para el Desarrollo

INVENTARIO V PROTECCION LEGAL

DE LOS RECURSOS DEL SUR

La comisión para el desarrollo del Sur (CODESUR), depen­diente del Ministerio de Obras Públicas, ha publicado sen­dos volúmenes, bajo los títulos de Legislación Indigensitay Recursos Naturales Renovables (1) y Legislación Mineray Estructuray Determinación del Poder Público (11). Son va­rias ya las publicaciones que han emanado del mencio­nado organismo, todas ellas esclarecedoras de la obra yde los propósitos que se cumplen en la "región económi­ca" formada por el Territorio Federal Amazonas y el Dis­trito Cedeño del Estado Bolívar. Se trata sin dudas, deuno de los sectores geográficos en mayor estado de atra­so que presenta el país. En efecto, la gran región denomi­nada Guayana con su superficie de 413.000 Km2 y quecomprende el Territorio Amazonas, el Estado Bolívar y lazona del Territorio Bolívar' y la zona del Territorio DeltaAmacuro situada al sur de la margen derecha del Orinoco,y que integra casi la mitad del territorio nacional, muchasveces lo hemos dicho, es la más auténtica zona marginal

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de nuestro país. Pese a la figuración de Angostura, luegoCiudad Bolívar, en la histoira económica, social y política;pese a la significación que tuvo Upata en la formaciónagrícola del Oriente; al papel de las misiones capuchinasy jesuíticas en la formación de la primera civilización his­pánica en el Sur; a los sueños de Michelena y Rojas pararedimir a los indios y sus tierras; a las etapas económicasflorecientes de las plumas de garza, de la utópica riquezaaurífera, del aprovechamiento de la sarrapia, del reinadodel caucho, del relampaguear de unos pocos diamantes,ese inmenso mundo vegetal e hidráulico integra un terri­torio que para 1941, contaba a las luces del censo depoblación de ese año, apenas un cuarto de habitantes porkilómetro cuadrado.

En el presente, sólo el polo de interés económico sur­gido por el paso inicial de dos compañías foráneas con supolítica colonialista de la minería extractiva y no manufac­turera, surgió el organismo que puso a andar un poco elsector Norte del Sudeste venezolano, como fue la CorporaciónVenezolana de Guayana, la Siderúrgica del Orinoco, lasobra hidroeléctricas del Guri, Alcasa, la planta de briquetas,han dado un viraje a un pequeño sector de ese Sur. Peroel avance hacia el meridión, ha sido corto. Todavía la fronteravenezolano guayanesa espera colonización, para situar allíuna zona de influencia sobre el territorio en litigio. Todavíahay que unir Ciudad Bolívar con Santa Elena con unacarretera pavimentada accesible a todo tipo de vehículoautomotor, todavía está desolado el Alto Caura, el AltoErebato, el Alto Cuchivero. Aún Santa María de Arebatoes una avanzada con escasos recursos. Aún el extenso yprometedor valle del Ventuari sólo oye las aisladas voceswaicas, los cantos de los pájaros y el lenguaje de losanimales silvestres.

CODESUR, con un grupo de animosos al frente, estáempeñado en cambiar la fisonomía en lo que administra­tivamente se ha denominado el Sur, aun cuando el Sur es

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mucho mayor; está integrado por esos 413.000 Km. cuadradosque señaló Humboldt hace más de siglo y medio, ese mismocuya pobreza demográfica alarmó a José Antonio Vandellós,esa tercera Venezuela que calificó Arturo Uslar Pietri, eseuniverso vegetal que inspiró Las Mansiones Verdes deHudson y modeló el mundo mágico de Rómulo Gallegosen "Canaima".

Hemos pasado parte de las tres últimas noches re­pasando las páginas de estos dos volúmenes que nos hahecho llegar el ingeniero Nicolás Nyerges y necesariamentehemos meditado sobre sus páginas, como lo hemos hechoantes frente a otros libros que nos hablan de ese mundovasto, desamparado, desconocido, que está más allá delArco del Orinoco. Un gran pedazo de ese mundo, con loscursos bajos del Vichada, del Guaviare, del Atabapo y delInírida, que fue nuestro, está hoy en manos de Colombia.Otro pedazo no menos grande, con parte del curso delCuyuní y la ribera izquierda del Esequibo lo detenta lajoven república de Guayana, hasta que se decida su defi­nitivo destino. Hoy, un equipo de hombres jóvenes, capa­ces, esperanzados, con unos pocos millones de bolívares,aspiran cambiar la fisonomía de parte del territorio quenos ha quedado, y son los que laboran en CODESUR. Se nosha hablado de carreteras, pero los que hemos recorridolas carreteras modernas de países de varios continentes ysabemos cuánto cuesta un kilómetro de autopista o decarreteras modernas, intuimos que se trata de algo másavanzado que una pica; pero es bastante para allí dondeantes no había nada. Se han construido pistas de aterrizaje,escuelas, edificios administrativos, se levantarán dos pe­queñas ciudades en el extremo Sur, se hará obra de colo­nización, se emprenderán pequeñas labores agrícolas, peroademás, se invita a otros, que ya no es sector oficial paraque emprendan iniciativas. En un país donde hay que pagartanto por las máquinas electorales, donde hay que sufragartan inmensos gastos para la propaganda electoral, donde

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se multiplican, tanto los candidatos presidenciales y seobnubilan las perspectivas creyendo cada quien que va atriunfar, no vamos a pedir más para conquistar, transfor­mar el Sur.

Pero aquí están estos dos volúmenes con la Legis­lación vigente para esos dilatados y solitarios territorios,el marco de lo administrativo que allí rige y el censo ele­mental de sus recursos naturales renovables. Algunos hom­bres de ciencia como Pablo Anduze, Volkmar Vareski, MaxStern, José María Cruxent, Ernesto Foldats, en el presente,nos han dado la imagen de los recursos que allí existen,como antes nos la dieron otros viajeros e investigadoresque recorrieron esos territorios. Hoy, CODESUR nos presentaun inventario enmarcado dentro de las normas legales.Con ello, se señalan tácitamente posibilidades, factoresfundamentales que se deben tener en cuenta para coronaruna gran obra. Obra que se traduciría en la incorporacióna la civilización de territorios inactivos, todo dentro de lasnormas indispensables para no romper en esas zonas vír­genes el equilibrio biológico.

1973

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UN ATLAS DEL SUR

El mejor atlas regional venezolano editado en los úl­timos años. es el que ha realizado CODESUR del Territorio FederalAmazonas y Distrito Cedeño del Estado Bolívar, vale decir,del sector donde el mencionado organismo ejerce sus fun­ciones civilizadoras. La región estudiada tiene una super­ficie de 240.107 Km2 y apenas viven allí, de acuerdo conel censo de 1971, 49.371 habitantes. De esa población,27.675 corresponde al Distrito Cedeño y 21.371 al TerritorioFederal Amazonas. Piénsese en la desolación de esta úl­tima entidad, cuando su superficie, de acuerdo con CODESUR,

asciende a 179.441 Km2 . Asimismo la población urbanaes de muy poca significación. Sólo tres localidades, todasal Norte, sobrepasan el millar de habitantes: Puerto Ayacuchocon 10.417 Y Caicara del Orinoco con 6.867 y San Fernandode Atabapo, la antigua capital del Territorio con 1.537,todo según los datos del X Censo General de Poblaciónlevantado en noviembre de 1971.

Estos indicativos demográficos, nos señalan y creemosya haberlo dicho en otro momento, que el factor más durocon el cual tiene que luchar CODESUR es el de la soledad.Esos casi 50.000 habitantes, en su mayoría están asen­tados en el sector más septentrional, desde donde es po-

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sible la comunicación con el Norte del país. De esta ma­nera, la labor fundamental, o al menos una de las másimportantes es la penetración hacia el Sur, lo cual no cree­mos que se logrará sólo con la fundación de centros po­blados sobre la frontera con Brasil. Es indispensable lavía de comunicación que penetre el territorio. Pero no lapica, sino la vía moderna, estable, no fácilmente destrui­ble por el conjunto de factores adversos que representa laacción de clima ecuatorial.

Ahora, la realización de este excelente Atlas del am­plio sector venezolano donde actúa Codesur, permitirá te­ner una imagen más exacta, más clara, de lo que es elTerritorio Federal Amazonas y su zona contigua, el DistritoCedeño del Estado Bolívar. Para la elaboración de esteAtlas se ha acudido a las más autorizadas fuentes. Men­cionaríamos entre otras la Cartografía Nacional, los Minis­terios de Defensa, de Sanidad y Asistencia Social, deAgricultura y Cría, de Educación, de Fomento, CORDIPLÁN, go­biernos regionales y diversos institutos autónomos. Elloha conducido a la exactitud de los datos constqr.aoos ypodríamos decir, que a la excelente presentación gráfica yartística, del Atlas.

La planificación de esta obra, cuya complejidad compren­demos, ha sido enmarcada dentro de cuatro grandes ca­pítulos: Aspectos físicos, Aspectos Humanos, RecursosNaturales, Comunicaciones y Principales Centros Poblados.La parte que corresponde al sector físico-geográfico y quesintetiza bien el paisaje natural, comprende la cartografíay la literatura correspondiente a Geología, Geomorfología,Clioma, Suelos. Vegetación e Hidrografía y resumen deestudios ecológicos. La revisión de cada uno de los ca­pítulos y de sus respectivos mapas, nos da una visiónbastante objetiva y precisa datos dignos de tomar en consi­deración para una futura acción humana en los sectoresque se elijan para la incorporación progresiva de cada unode ellos a la civilización. Además, servirán de indicativos

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para que cuando esa acción comience a ser desarrollada.se evite el desequilibrio biológico que algunos temen seproduzca en lo que es aún una de las grandes reservasnaturales del país.

Al abordar la presencia del factor humano. apareceun aspecto bastante complejo y es que a la poblacióncivilizada. precisa agregar el factor indígena. cuyo númeroexacto es difícil de establecer en virtud del carácter no­madista de parte de esa población, a la presencia del mis­mo en áreas donde el empadronador del censo demográ­fico no puede llegar. Recordemos que sólo los waika, nosdice el Padre Coceo en reciente obra acerca de esta par­cialidad indígena. suman más de 7.000. De todas mane­ras, las dificultades han sido sorteadas y hallamos expre­sado en una forma bastante clara. convincente. la pobrezade los recursos humanos de que se dispone y que hacepensar hasta dónde. en qué proporción esa precaria masahumana participa de una población que se la pueda consi­derar como económicamente activa. Si bien la poblaciónindígena significa un potencia para la acción futura y quese estima con un total de 100.000. creemos que el éxitoen este mundo que tan bien se nos expone en este Atlas,será posible con un progresivo poblamiento foráneo. Elmapa correspondiente al sector población, página 51, nosseñala el movimiento de emigración e inmigración. Este,es más positivo. El crecimiento demogtráfico regional esatribuible en buena parte a la presencia allí de poblaciónno nativa. Es un crecimiento no exagerado, pero sí positivo.El Distrito Cedeño ha crecido así en concordancia con lostres últimos censos:

1950 14.905

1961 17.687

1971 27.675

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En lo que respecta al Territorio Federal Amazonas, elcrecimiento ha sido lento y prácticamente, las cifras másoptimistas, se refieren a la capital, Puerto Ayacucho. Vea­mos su crecimiento de acuerdo con los últimos censos depoblación:

1936

1941

1950

1961

1971

493

856

2.991

5.465

10.417

El Territorio casi duplicó su población en el últimolapso intercensal o sea que pasó de 11.757 habitantes en1961, a21.696 en 1971.

La revisión de la literatura y de la cartografía del Atlas,hace meditar en cuanto a la acción más conveniente. ¿Cuálesdeberán ser los polos de interés más inmediatos? ¿PuertoAyacucho, San Fernando de Atabapo, San Juan de Manapiare,San Carlos de Río Negro, Santa Rosa de Amanadona, LaEsmeralda? ¿O los nuevos poblados San Simón del Cocuyy Solano? Nos inclinamos a dos soluciones inmediatas:colonizar el Norte más accesible, comprendiendo en eseNorte además de Puerto Ayacucho, Caicara del Orinoco,la antigua capital San Fernando de Atabapo, La Urbana,Las Bonitas, Santa Rosalía, San Juan de Manapiare y crearsendos núcleos humanos en la región fronteriza del Sur,dentro del plan de vigilancia de las fronteras. Sabemosque no se puede colonizar un extremo Sur aislado, dondela actividad no resultaría económica. La colonización sep­tentrional sería una avanzada progresiva hacia el Sur. Yel día en que se realice la navegación por el interior delcontinente suramericano, siguiendo los proyectos, esbozadosdesde el siglo XIX hasta el presente, a través de sugestio­nes más cercanas como las de Juan C. Torrealba o MaxStern, pongamos por caso, la vía fluvial será el agente

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efectivo de la penetración, colonización y consiguiente civili­zación en el extremo Sur. Este excelente Atlas que nosofrece la Comisión para el Desarrollo del Sur de Venezuela,es una invitación viva, una lección de primer orden, unalerta para los venezolanos; una información clara de loque es y de lo que podrá ser ese gran sector geográficodel extremo meridional de nuestro país.

1973

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En la lucha contra la Marglnalldad

PRIMERAS JORNADAS VENEZOLANAS

PRO-DESARROLLO DEL SUR

Una especial significación asignamos alas PrimerasJornadas Venezolanas Pro-Desarrollo del Sur que por ini­ciativa del Colegio de Ingenieros de Venezuela, se desa­rrollarán en la sede de ese instituto entre los días 23 y 26de mayo del año en curso. Ha promovido esta reunión elColegio, "en cumplimiento de sus fines de servir comoguardián del interés público y de actuar como asesor delEstado en los asuntos de su competencia". En el regla­mento elaborado para que por él se rijan las Jornadas, seexpresa que éstas tendrían por objeto conocer y discutirla problemática de la Región Sur y las acciones tendien­tes a lograr su desarrollo armónico. Lamentamos muy sin­ceramente, por motivos insuperables. no haber podido acep­tar la invitación que oficiamente se nos hizo para con­currir a estas Jornadas, ya que nuestro interés por lasregiones del sur de Venezuela se remonta ya a bastantesaños, cuando unas cuatro décadas atrás, entramos de llenoen ei estudio de la naturaleza, de las ciencias geográ-

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ficas e históricas de nuestro país. Ya para entonces, comen­zábamos a tener conciencia de las mutilaciones que ibanexperimentando nuestros territorios del Sur a favor de nues­tros vecinos meridionales. Para aquel entonces, los estudiosgeográficos eran modelados por textos escolares que to­maban como fuente esencial a Agustín Codazzi y el es­cenario nacional se nos presentaba así mucho más vasto,a lo largo del curso del Cuyuní, en el marco geográfico deRoraima, curso arriba de los ríos Guaviare, Vichada, Iníriday Atabapo. Son éstas al parecer, referencias sólo emo­tivas acerca de algo en parte perdido irreparablemente,pese a todo lo que se pueda escribir en torno a estosasuntos.

La Comisión para el Desarrollo del Sur, creada en1969 como una consecuencia del Decreto de Regionali­zación Nº 72 del 11 de junio de 1969, que define comoRegión del Sur el sector del territorio nacional integradopor el Estado Apure con excepción del Distrito Páez, osea lo que se conoce como Alto Apure, el Distrito Cedeñodel Estado Bolívar y el Territorio Federal Amazonas, hizoque el interés se fijara una vez en las dilatadas zonas queen su totalidad conforman más de la mitad del territorionacional. Las perspectivas de las regiones que integran elSur venezolano han merecido la. atención desde tiempobastante remoto, casi podría decirse que desde el siglomismo de la Conquista. iCuántos mitos y utopías se tejie­ron en torno a un país completamente desconocidot. Perofue sin duda en el siglo XVIII cuando ese interés comenzóa formularse, gracias a la penetración progresiva de losmisioneros, a las avanzadas iniciales hacia el Alto Orinocopor parte de los jesuitas, quienes habían tenido su en­cuentro con los portugueses que sin saberlo habían des­cubierto el enlace Amazonas-Orinoco y ya en vísperas dela Independencia, la Colonización y avance hacia el Surpor el Noreste de Guayana, de los Capuchinos Catalanes,quienes establecieron la forja de hierro, como primeros

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usuarios de esa inmensa riqueza que se encierra en elcinturón férrico que corre desde el Delta del Orinoco has­ta el Bajo Apure, en las galeras de Cinaruco. Michelena yRojas, gobernador por breve lapso del Territorio Amazonasy posteriormente, la explotación de los cauchales natu­rales cuando esa materia prima fue indispensable para laelaboración de neumáticos exigida por el nacimiento delvehículo movido por el motor de explosión, traducen aetapas de interés hacia el sur de Venezuela, todo estofuera de la moderna concepción de la Región Sur y de laRegión Guayana.

Ha correspondido a las nuevas generaciones, a laVenezuela distinta que comenzó a surgir con el fin de lassatrapías en 1937, velar, atender y estudiar las posibili­dades que ofrece el sur venezolano, con un criterio téc­nico, a medida que las promociones de profesionales es­pecializados han ido surgiendo de nuestras dos univer­sidades tradicionales y de las nuevas que se reabrieron oabrieron en el curso de los últimos años. Píénsese quecuando los nuevos ductores del país comenzaron a asumirsus tareas en 1936, nuestras dos únicas universidades enactividad no formaban sino ingenieros civiles, médicos, abo­gados, dentistas y farmacéuticos. Se requirió enviar al ex­terior a jóvenes universitarios para perfeccionarse en saludpública, y así emprender la lucha contra las endemias;hubo que enviar al exterior a estudiar agronomía y ve­terinaria, porque aquí prácticamente se desconocían esasprofesiones. Casi cuarenta años después el pan.orama esmuy distinto. La Venezuela de hoy, de once millones dehabitantes es muy distinta a la Venezuela rural de 1935.La universidad venezolana que ha multiplicado su númeroy ha diversificado sus Facultades y Escuelas conforme alas exigencias de un país moderno, está en capacidad deasumir plenamente la incorporación de todos sus terri­torios a la vida nacional de luchar, de vencer la marginalidad,y sobre todo, de hacer valer nuestra soberanía a lo largo

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de todas nuestras fronteras, lo cual en buena parte, estálogrando la obra de CODESUR.

Las Primeras Jornadas Venezolanas Pro-Desarrollo delSur tienen a nuestro parecer, una importancia efe primerorden, pues ellas, servirán para aquilatar, para apreciaren su exacto sentido, lo útil que para el país, ha sidorealizado en la conquista del Sur; en el examen objetivo yconsciente de los proyectos en desarrollo, y valorar si eslo más conveniente lo que ha sido realizado hasta el pre­sente. Es nuestro propósito, analizar los fundamentos dela reunión de Caracas, propiciada por el Colegio de Ingenierosde Venezuela; y una vez dispongamos del material re­querido, hacer el análisis y si es posible, el balance deestas Jornadas.

1973

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MAX STERN y EL ORINOCO

Con gran frecuencia recibimos comunicaciones del Dr.Max Stern, en las cuales se nos revela, no sólo como UI1profundo conocedor de la naturaleza, la hidrología y engeneral, de la geografía de las tierras bañadas por el Orinocoy sus afluentes, sino además, en las cuales revela su per­manente interés por esas zonas, en las cuales ha vivido,estudiado, y en tal virtud, aprendido a querer. El doctorStern, ha publicado numerosos trabajos, en inglés y enalemán, en los cuales hace presente estas cualidades quele hemos señalado. Tenemos así a la vista, su estudio,"La génesis del Casiquiare", en los cuales nos demuestrasu versación en variados aspectos hidráulicos, geológi­cos y afines, de esa arteria fluvial que conforma el com­plejo que vincula la cuenca del Amazonas con la del Orinoco.

Ultimamente, ha cobrado especial vigencia esa co­municación en el corazón de Suramérica de dos de susmás importantes arterias fluviales, ya que de nuevo sehabla de un tema largamente tratado a través de las comu­nicaciones americanas, o sea de establecer las comuni­caciones entre el Orinoco y el Río de la Plata por el interiorsuramericano, aprovechando el enlace de los afluentes de

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diversos ríos, de los cursos de éstos, con lo que se contri­buiría sin duda, a desarrollar vastas regiones sumidas enel misterio selvático de la hilea amazónica.

A este respecto, el doctor Stern nos hace una seriede consideraciones de cómo hacer más viables, por lomenos, la navegación Orinoco-Amazonas aprovechando loscursos de Casiquiare y del río Negro y de todas las ven­tajas que traería comunicar al puerto de Manaos, en Brasil,con el puerto de Ciudad Bolívar.

Señala el doctor Stern que en la bifurcación Orinoco­Casiquiare y la boca del río Cunucunuma, se están for­mando bancos de arena, playas y carameras en el lechodel Alto Orinoco. Señala la existencia de vueltas tortuo­sas entre la bifurcación Orinoco-Casiquiare y la boca dePamoni, con los mismos obstáculos, además de los rau­dales Váquiro y Araguato, resto del actual divisorio deaguas entre los dos grandes ríos, obstáculos que desa­parecen para embarcaciones medianas y pequeñas en épo­ca de crecidas porque las aguas suben unos siete metrosde nivel.

Para obviar todas las dificultades y hacer más expe­dita la navegación, sugiere el doctor Stern la construcciónde un canal navegable que comunicaría el Alto Orinoco,de la isla Quiritari, con el saliendo de un punto al sur de laIsla Quiritari, con el Casiquiare al sur de la playa Venado.El terreno por el cual se construiría el canal está formadopor aluviones y material "fisurado", poco resistente, ade­más de que existe allí el caño seco Buenos Aires o cañoTibure, que establecía una comunicación natural entre elCasiquiare y el Orinoco, y que en época prehistórica, for­maba una isla. El canal permitiría eludir los obstáculos,acortaría el camino a las embarcaciones, ahorraría el as­censo de las aguas en unos dos metros y evitaría la pre­sencia de enjambres de mosquitos.

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En virtud del interés de estas observaciones del doctorMax Stern, cabe esperar que ellas, serán tomadas debi­damente en cuenta cuando algún día, se lleven a la rea­lidad esos proyectos de intercomunicación continental.

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LAS METAS DE GUAYANA

Guayana ha sido la región venezolana en la cual seha concentrado la mirada del país a través de los años.Podríamos decir que es un interés ya secular. Fue una delas primeras tierras descubiertas en la etapa que precedióal período de la Conquista. Las hazañas de Crístóbal Guerray de Diego de Ordaz lo establecen así. Ellos apreciaron elgran caudal del Orinoco y quizás previeron riquezas igno­radas más allá de las riveras del gran río. El nombre deOrdaz ha sido perpetrado en la ciudad portuaria e indus­trial que concentra la actividad dinámica de lo que se es­tá erigiendo en una de las más populosas ciudades deVenezuela, y que fue bautizada. como Santo Tomás deGuayana pero que todos llaman sólo Ciudad Guayana. Nosabemos quién sugirió el nombre de ordaz para el puertopor donde saldría por años el mineral de hierro hacia elexterior, como tampoco conocemos quién sugirió bautizarcon el nombre de Bolívar el cerro de mineral de hierro,que hasta entonces había sido denominado La Patria. Esverdad sí que otros nombres se olvidaron en unosbau­tizos, entre ellos, los de Guerra y Berrío, esté último primerGobernador de Guayana.

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La región comenzó a asomar su importancia en lasegunda mitad del siglo XVIII. Los capuchinos catalanes de­sarrollaron la ganadería que llegó a alcanzar 220.000 cabe­zas para fines de ese siglo; ellos también establecieron laforja del hierro con el cual se fabricaron diversos útilesentre los cuales se contaron no pocos de los barrotes queadornaron las ventanas de la Caracas colonial. Los jesuitasen tierras del Orinoco Medio formaron la industria del aceiteelaborado con huevos de tortugas, y Upata se convirtió enuno de los centros productores de tabaco de calidad. Ade­más, un jesuita historiador y revolucionario para su época,confiesa que en 1730, sembró en las estribaciones de laSierra de Imataca la primera mata de café, ese mismocafé que en adelante, constituiría la riqueza básica y elprimer producto de exportación de Venezuela, hasta queapareció el petróleo. Estas son miradas hacia el pasado,donde se contemplan las riquezas de entonces, aureoladaspor las glorias de angostura a través de la palabra deBolívar. Más adelante, vendría el oro de veta y de aluvión,que hasta hoy, no ha sido gran riqueza; las plumas degarzas viajando hacia las ciudades del mundo que impo­nían la moda; la sarrapia, hoy más recuerdo que presen­cia; el caucho, con su ya distante período de prosperidad.

El caucho, nace con el siglo y con el automóvil, sobretodo desde que Firestone inventó la vulcanización. Fuemotivo de inspiración para que Hudson escribiera susMansiones Verdes, Ribera La Vorágine, Gallegos Canaima,y diversos libros posteriores inspirados en la selva queaún guarda sus. misterios y que ha devorado no pocoshombres. Ya avanzaba el siglo XX, cuando salieron deVenezuela las primeras embarcaciones cargadas de mine­ral de hierro. En 1901 con destino a Baltimore. De 1911 a1913. se repitieron los embarques, esta vez por órganosde la Canadian Venezuela Ore Company. Y cesaron lasexportaciones, todas realizadas por la producción de lasminas de Manoa. ¿ Por qué se detuvieron esas exporta-

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GUAYANA EN LA HISTORIA DE LA

ECONOMIA VENEZOLANA

Guayana es la unidad regional más extensa de Venezuela.En cierta manera, es nuestra inmensidad territorial. Son417.000 Km2, vale decir, todas las tierras que se encierranen el arco del Orinoco, todas las que demoran al Sur y alEste del gran río. Cuando Venezuela nacía y comenzabaa incorporarse a la cultura occidental, constituía un terri­torio indefinido. Para quien escribe, hoy Guayana, frag­mentada dentro de la división territorial en tres sectores,Bolívar, Amazonas, Delta Amacuro, conserva sin embargosu integridad regional, la identidad que le da su origengeológico en la mayor parte de su extensión, que le brindasu vasta red fluvial, el enmarañado complejo de sus selvas,donde hallaremos esas .catedrales verdes de que un díanos hablara Hudson. No obstante, esos tres factores queaglutinan el complejo, para no pocos, Guayana sólo es elEstado Bolívar; el Territorio Amazonas es otra unidad quesimboliza la soledad, los cauchales de la historia, la verte­bración con el río Amazonas por intermedio del Casiquiarey del río Negro; y el Delta es Amacuro, el Delta del Orinocoen sí, formado por suelos cuaternarios recientes, con islas

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ciones? Se ha dicho que el mineral era de bajo tenor. Talvez el estallido de la Primera Guerra Mundial borró tempo­ralmente el interés por el hierro de Guayana.

La región habría de despertar después de 1936, cuan­do cambió el régimen político administrativo del país, cuandola estructura socioeconómica de hierro. En 1901 el destinode Venezuela comenzó a dar un acusado viraje. Vale decir,cuando en Guayana, se comenzaron a perfilar otras me­tas, frustradas algunas todavía, como esa sonada con­quista del sur en las tierras desoladas del Territorio Amazonas;distintas luego del informe realizado por el Ministerio deFomento por intermedio de Guillermo Zuloaga y ManuelTello de la Formación Imataca y de otros sectores mi­neros de Bolívar y Delta Amacuro.

Para nosotros, en aquel entonces, la lectura de estetrabajo que apareció en un solo número de la Revista deFomento, y luego publicado de nuevo en varios númerosde la misma revista, constituye una revelación. Entonces,comprendimos mejor a Humboldt, a Appun, a Tavera Acosta,a Elías Toro, a Eduardo Oxford, padre e hijo, a ErnestoSifontes, a todos los que vivieron, sintieron, atisbaron larealidad y el futuro de Guayana.

Eso que otros sintieron y previeron, ya se hace evidentecon la realidad. Dos nombres se identifican con el des­cubrimiento moderno de los grandes yacimientos de hierro;Arturo Vera, descubridor de los yacimientos de El Pao, ySimón Plñero, descubridor del yacimiento de la Parida,hoy Cerro Bolívar. Como era usual en nuestros países,sometidos a la dependencia de las grandes potencias in­dustriales, dos compañías estadounidenses, habrían de ob­tener concesiones en cada uno de esos dos yacimientos:la Iron Mines Company en El. Pao y la Oliver Iron MiningCompany, luego Orinoco Mining Company, en Cerro Bolívar.y Venezuela así, a través de Guayana se convirtió en unode los grandes abastecedores de mineral de hierro de po-

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tencias industriales. el cual se nos devolvía en parte enproductos manufacturados. El volumen de las exportacio­nes fue creciendo, hasta alcanzar una meta aproximada alos 25.000.000 de toneladas al año. Venezuela veía asíviajar más allá de sus costas otra materia prima, como porespacio de años estuvo mirando viajar sus crudos, consólo un mínimo de transformación en el país.

Pero esas no podían ser las metas de Guayana. Cuan­do se comenzó a exportar el mineral, desde estas pagi­nas, sugerimos la instalación en Venezuela de altos hornos,el sistema de reducción de mineral de hierro más usadoen estos momentos. Se nos llegó a decir, a través devoceros autorizados de la empresa, que la Orinoco Miningestaría dispuesta a elaborar acero en territorio nacional.No sabemos por qué no se dio esa posibilidad. Tal vez sepensaba ya entonces que la producción acero en granescala en el país, debería reservarse al Estado. Ojalá senos dilucidara esta pregunta, que nos hemos hecho a travésde los años. Por ahí andan las palabras que hacen másde veinte años escribimos, no una, sino varias veces sobreel asunto.

Mas, el panorama que contemplamos en 1975, es dis­tinto. Las metas de Guayana se están cumpliendo. El hierroha sido nacionalizado y la Siderúrgica del Orinoco, quetransforma nuestro hierro superó la producción de un millónde toneladas de acero al año. Se cumple la realizadión delPlan 4 de SIDOR dentro de las normas previstas, que nosconducirán a producir dentro del plazo relativamente bre­ve, casi cinco millones de toneladas de acero al año deproductos semiacabados y acabados. EDELCA en el Guri, lle­vará la producción de electricidad en 1977 con diez uni­dades a 2.065.000 kilovatios. En una palabra, la CorporaciónVenezolana de Guayana, rítmicamente, cumple un progra­ma de desarrollo que hace prever a los demógrafos queCiudad Guayana. para 1984 superará en población al mediomillón de habitantes, susceptible de aumentar a 850.000

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habitantes para 1990. Son todas éstas, entre otras, metasque se cumplen, aun cuando en algunos aspectos, exis­ten inexplicables contrasentidos, como serían entre otroslas indiferencias ante el Tecnológico de Ciudad de Guayana,sin edificios, sin instalaciones, sin buenos laboratorios, fun­cionando en aulas dispersas y prestadas, cuando es elinstituto de donde fundamenalmente, debe salir el perso­nal técnico calificado que ha de ayudar a cumplir esasmetas de Guayana que hemos señalado y tantas otras,que aún quedan por nombrar.

1975

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Defensa de la Naturaleza:

EL SUDOESTE DE GUAYANA

Cuando se hablaba con insistencia acerca de la obraque Codesur realizaba en el Sudoeste venezolano, concre­tamente en el Territorio Federal Amazonas y el sector másoccidental del Estado Bolívar, preocupó razonablementeel que se pudiese producir un desequilibrio ecológico enesas apartadas porciones del territorio nacional, si no seprocedía con cautela en la tala de la selva y en las orasque implicaba la apertura de caminos, la construcción deaeropuertos y la destrucción de la vegetación arbórea confines de dedicar las tierras a la agricultura y a la ganade­ría. No sabemos cuál ha sido el destino de CODESUR. De esono se habla ahora. Tampoco sabemos si ese organismoha sido eliminado, o si trabaja en silencio, y tampoco sihan continuado las obras planificadas sobre todo una deellas para nosotros de gran importancia, como era la funda­ción 'de dos poblados sobre la frontera con el Brasil, comoya lo ha hecho este país desde hace muchos años, alfundar la ciudad de Cocuy a la vista de la frontera conVenezuela.

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Hemos de volver al tema de las amenazas de un dese­quilibrio de la naturaleza en ese sector de Venezuela, alleer de informaciones que hablan acerca de la tala indiscri­minada en las selvas del Sudoeste del país. Parece serque sin los permisos correspondientes, empresarios ma­dereros se han dado a la tarea de talar zonas selváticas,poniendo así en peligro la naturaleza pues al dejar endescubierto suelos de origen arcaico, desprovistos casi decapa vegetal, éstos se calcinarían, y ante la ausencia deárboles que los protejan de los efectos de las lluvias y delsol, la poca capa vegetal sería arrastrada por las aguas,esterilizando así totalmente esos suelos, que en adelante,quedarían desprovistos de su protección natural y se conver­tirían en tierras desnudas.

Ante la noticia de esas talas, ha venido la prohibiciónoficial de que sean continuadas y seguramente las san­ciones de quienes sin la debida autorización, han estadodestruyendo la riqueza esencial para la supervivencia delas aguas, de la fauna y de la flora de la vasta extensióndel Sur venezolano.

No existe un estudio global de los suelos del terri­torio que se extiende al Sur del Orinoco desde el deltahasta la frontera con Colombia, y por el sur, hasta lasfronteras con Guayana y Brasil.

Se conoce la naturaleza de los suelos de algunosvalles fluviales y de las zonas pobladas donde la agricul­tura y la ganadería son actividades tradicionales, sobretodo desde la segunda mitad del siglo XVIII. Se han estu­diado sectores de los suelos de la Gran Sabana con finesde desarrollar allí labores agrícolas y ganaderas. Pero síexiste una conciencia firme de la pobreza de los suelosocupados por selvas, que sólo en el Territorio FederalAmazonas suman 122.000 Km2 de los 175.000 Km2 quetotalizan la superficie de esa Entidad Federal. Las talasque se hicieron para abrir caminos y picas durante la ac-

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tuación de la hoy callada CODESUR, arrojó luces reiterativas.sobre la imposibilidad de desarrollar planes agrícolas, so­bre todo para la generalidad de los cultivos en suelos po­bres y de escasa capa vegetal. Allí existe la selva ecua­torial y semiecuatorial, debido sólo al alto índice de hu­medad, a la frecuencia de las lluvias, a las altas tempe­raturas propias de las zonas próximas al Ecuador y a .laausencia del hombre civilizado, que si crea y tecnifica,también destruye.

Justamente las circunstancias anotadas, fueron lo quehizo temer por un desequilibrio de la naturaleza, si no seactuaba con cautela en los propósitos de llevar la civili­zación al Sur de Venezuela. Sin duda que se podría irhaciendo un balance de las posibilidades de territorios conuna bajísima densidad de población y examinar la facti­bilidad del desarrollo ganadero en aquellos sectores don­de tal actividad podría ser posible, sin por elfo descartarlas perspectivas de una actividad agrícola de cultivos debi­damente seleccionados, y donde tal práctica no revistaamenazas de destrucción de la naturaleza.

Por otra parte, la prohibición de las talas indiscrimi­nadas, no excluye la posibilidad de aprovechar, racional­mente, la explotación de especies madereras, útiles, sinque tal explotación, implique la destrucción selvática. Biensabemos que la riqueza selvícola del Sur venezolano noradica sólo en las maderas, sino en los productos de reco­lección, lo cual ya ha practicado Venezuela, sobre todo enla era de oro del caucho selvático. Y al hablar de esto ¿nopodría pensarse en el caucho de plantación como se hahecho en el Sudeste del Asia y en la Insulindia? Segura­mente que la respuesta debe ser afirmativa. El mundo eco­lógico del Territorio Federal Amazonas en particular tieneque ser propicio para tal tipo de empresa agrícola, ya queallí está el hábitat natural de la Hevea Brasilensis. Todo estopodría intentarse y permitiría reavivar la navegación por el

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Orinoco y, tal vez, librar de saltos el tramo del río entrePuerto Ayacucho y Samariapopo, como ya se pensó desdelos días de la Segunda Guerra Mundial.

Todo eso podría ser encomendado a una CODESUR, re­surrecta, o si no ha perecido, reanimada y reorientada.Porque si en verdad hay que impedir las talas indiscrimi­nadas en el Sudoeste venezolano, también hay que ver laconveniencia de llevar población a esas porciones del te­rritorio nacional y, sobre todo, colonizar las fronteras, quees la mejor manera de defenderlas, y lo cual no se hasabido hacer hasta hoy, porque de ese territorio de casimillón y medio de kilómetros cuadrados, que tuvimos, sólonos quedan 918.020 Km2 después de la rectificación de lafrontera con Brasil.

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REALIZACIONES PARA GUAYANA

Algunas regiones político-administrativas han crecidodemográfica y económicamente en una forma dinámica no­table. Este hecho podemos mirarlo a la luz de los últimoscensos. Aragua y Carabobo en la Región Central han im­pulsado abiertamente el campo industrial, atrayendo asícontingentes de población de otras porciones del país. LaRegión Capital, y concretamente el Area Metropolitana deCaracas, concentra más del veinticinco por ciento de lapoblación del país y no pocas de sus industrias. Esa circuns­tancia se refleja también en el Estado Miranda. Y bienconocido es el caso del Estado Zulia, y si se quiere, detoda la cuenca del Lago de Maracaibo, además de centrofundamental de la industria petrolera, primera zona ga­nadera de Venezuela, donde esta categoría no sólo corres­ponde hoy al número de cabezas de ganado vacuno se­gún las estadísticas oficiales, sino al desarrollo de la in­dustria láctea. Pero al lado del crecimiento de las regio­nes indicadas, ha estado el que se advierte en la zonanoreste de Guayana, donde tienen su localización las in­dustrias del hierro, del acero, del aluminio. y la hidroeléc­trica, para citar sólo los cuatro aspectos más fundamen-

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tales del incremento económico, además del demográfico,del citado sector de nuestra Guayana. Bastará con indicarque hoy, Ciudad Guayana quizás sobrepase ya los 200.000habitantes y Ciudad Bolívar sobrepasó los 100.000 segúnlos datos que aporta el censo de 1971.

Investigaciones realizadas por el demógrafo Chi-YiCheng: Ciudad Guayana sobrepasará en un plazo pruden­cial quizá más corto que el que él estima, los 800.000habitantes, y ese hecho tiene eco necesariamente en CiudadBolívar, cuya población se estima sobrepasará los 300.000habitantes en lapso de una década. Un estudio del mediogeográfico y de las perspectivas industriales de la región,que capitalizarán una gran masa humana, que hará quesurja un Eje de ems en el sector, cumplido ya en pequeñaescala con la integración en un solo núcleo urbano de laslocalidades de San Félix, Puerto Ordaz, Palúa y Matanzas.Localidades no distantes, como Upata, tendrán necesa­riamente que integrarse a la esfera de influencia del AreaMetropolitana en que se configura Ciudad Guayana, y Ciudadbolívar, capital estadal y entra por tierra a la zona industrialya mencionada, enlazadas las dos localidades por unaautopista, tenderán a unirse en cumplimiento a una Leyurbano-económica que ya se ha hecho presente en otrosámbitos industrializados y con alto índice de población.Creemos ya ver una sola gran ciudad, o al menos ciu­dades satélites de Ciudad Guayana, las otras dos loca­lidades ya citadas.

Ante las circunstancias anotadas, preguntamos: ¿Quése está haciendo para satisfacer las exigencias de la ex­pansión industrial y del crecimiento demográfico? Es unadoble pregunta que plantea numerosos interrogantes. Sola­mente el desarrollo del Plan 4 de la Siderúrgica del Orinoco,cuya meta fundamental es la producción de 4.800.000 to­neladas de acero para el año de 1978. implica la incorpo­ración de aproximadamente 22.500 trabajadores a los 8.500que laboran en SIDOR. No creemos que exista un plan de

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viviendas oficial o privado, que prevea el alojamiento paraesta población, recordándose que muchos de estos traba­jadores irán acompañados de su familia. Hay un proyectode la FAO para utilizar la madera de los árboles que setalarán en las zonas que serán inundadas al cumplirse lanueva etapa de ampliación de la represa del Guri y queproducirá un lago de 4.500 kilómetros cuadrados, el segundode Venezuela. No sabemos si estas casas de madera,serán capaces de dar alojamiento a los nuevos trabaja­dores sólo de EDELCA, de darse el proyecto que citamos.

No creemos que se haya previsto un plan educacio­nal para la región en previsión a su dinámico crecimientodemográfico en un lapso aproximado de diez años. Lapoblación en edad escolar para un número de habitantesque superará el m.~LLón de perscaes, exkgirá un plan edu­cativo que mra desde la pre-escolar y primaria, hasta elbachjl[l~emto Y' donde habrá una excelente oportunidad paradesarrollar el bachillerato profesional. No asoma en el hori­zonte la creación de una Universidad Tecnológica paraCiudad Guayana. El Instituto Tecnológico qllJ:e hasta ahorafunciona carece prácticamente de casi todo, cuando en éldebiera estarse preparando al menos parte del personalcalificado y apto en diversos niveles que exigirá la e·xpansió"industrial de la región. Se ha dicho con claridad que paraque se cumplan a cabalidad los proyectos de expansiónsiderúrgicos, se requieren ya no menos de doscientos inge­nieros metalúrgicos, mecánicos, industriales, eléctricos, quí­micos y otras especialidades afines. Y bien sabemos queese número no lo está produciendo ni remotamente Venezuela.La Universidad Tecnológica de Ciudad Guayana, en cuyacreación y construcción debe pensarse este mismo año,debería ser un proyecto que estuviese marchando.

Hemos comprobado que el costo de la vida, en elpresente, no es más alto en Guayana que en el resto deVenezuela. Nos referimos a la Zona Industrial. Más bienapreciamos algunos productos a un precio inferior al que

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se cotizan en Caracas. Pero la afluencia de población incre­mentará la demanda de productos alimenticios y las pre­visiones iniciales que se tomaron, creemos no han alcan­zado mayor éxito. Nos referimos al plan de riego de CañoMánamo para desarrollo de la producción agrícola en al­gunas islas del Delta del Orinoco y del sector más orien­tal del Estado Monagas. Al menos lo que informa anual­mente en su Memoria la e.v.G., no es halagador. Una pla­nificación del mercado de las zonas montañosas deMonagas y Sucre, podría paliar los problemas de abaste­cimientos que se confrontarán en el sector industrial deGuayana.

Otro problema grave que apreciamos en parte, peroque prevemos en su futura realidad, es el de las comunica­ciones. Hay. que comenzar con que el puente que une aSan Félix con Puerto Ordaz, en determinadas horas deldía, no cumple plenamente su objetivo; se precisan dosmás, al menos, otro de mayor anchura, con cuatro ca­nales y la ampliación del existente. Y una pregunta adi­cional: Cuando la Siderúrgica del Orinoco produzca no yasólo 4.800.000 toneladas de acero, sino diez y quince,¿deberá salir todo ese acero por el río Orinoco? Segura­mente que no y entonces, se plantea la necesidad de lavía férrea hacia el Norte y hacia el centro del país, hacialos mercados internos que requerirán el material termi­nado y semi-terminado de las acerlas, así como los útilesque en la misma Guayana se elaborarán con acero queallí se produzca. La planta que se instaló para fabricarrieles no está en capacidad de producir y se necesitantres años para ponerla en marcha. Un puente ferroviariosobre el Orinoco y vías férreas hasta Puerto La Cruz, Vallesdel Tuy, tendrán que ser el punto de partida de la redferroviaria que arrancará de la zona industrial deGuayana. Ello estará complementado con la futura auto­pista Puerto La Cruz-Río Orinoco y la que necesariamentevendrá hasta la Región Central.

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Existen otras previsiones que habrá que tomar, y en­tre ellas, las sanitarias y asistenciales. para atender enlos años venideros. como anotamos, una población supe­rior al millón de habitantes.

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VIGILANCIA Y DEFENSA

DE NUESTRAS FRONTERAS

Hace algunas semanas; por amable invitaci6ndelGrupoFronteras, expusimos algunos conceptos en torno a nues­tras fronteras, en, o el auditorio de Fedecámaras. En ver­dad, el tema de las fronteras es apasionante. Lo ha sido alo largo de la hlstor¡a. Cuando en Venezuela se veía unbachillerato distinto, y a las ciencias históricas se conce­día en él mayor espacio, a través de textos como los deDuruy, Malet y Segond, aprendimos que muchos de losgrandes conflictos bélicos; derivaban de la violación delas fronteras. En esos textos citados, -pudimos estudiarcómo los países ensanchaban sus fronteras en detrimentode otros Estados y cómo se forman los grandes imperios,desde Roma y Grecia hasta Oartomaqno, y desde allí, has­ta la agresividad contra los aborígenes de América y ennuestros días, .con la política colonialista de algunos, paí­ses y con la posesión de territorios ajenos, .prevatléndosede la tuerza y de la superioridad bélica.

El estudio de la historia venezolana, a través de lossiglos, nos ha enseñado cómo nuestro territorio ha ido

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empequeñeciéndose. Tras los desprendimientos insularesdurante el período colonial, o sea la pérdida por circuns­tancias distintas de las denominadas hoy Antillas Holan­desas y Trinidad, ha venido el encogimiento del espacioterrestre a beneficio de nuestros vecinos, a todo lo largode nuestros actuales 4.804 Km de fronteras que poseemossobre Guyana, Brasil y Colombia, sin citar las zonas dereclamación y cualesquier incidencia al respecto que pu­diese aparecer en el futuro. En libros como el tituladoVenezuela, editado en 1904 y cuyo autor es Nicolás VelozGoiticoa, se nos dice que nuestro país tiene una super­ficie aproximada de -1>.500.000 Km2 . Indudablemente queincluye en esa extensión, el área de territorio nacionalhasta las riberas del río Esequibo, "terreno que hoy legíti­mamente reclama Venezuela ya que le fue arrebatado envirtud de un laudo viciado; e igualmente, el territorio baña­do por los ríos Guaviare, Vichada, Inírida y Atabapo, quecuando estudiamos geografía en los bancos escolares, conel mapa ante nosotros, se nos enseñó que era territoriovenezolano, no siendo entonces el Orinoco una ampliaexterisión de la Guajira, que hoy ha quedado reducida auna simple y angosta faja, cuando den la fijación de loslímites vigentes, se confundieron los islotes de Los Monjescon los mogotes inexistentes de los Frailes.

En el presente, la verdad a lo largo de la mayor partede las fronteras terrestres venezolanas, es la soledad loque impera. Venezuela tiene 2.050 Km. con Colombia, partede los cuales están delimitados por los cursos de ríosllaneros; más de 2.000 Km con Brasil y 754 con Guyana,sin tomar en consideración la zona en reclamación. Lalongitud fronteriza con Brasil debe alcanzar hoy una lon­gitud mayor, después que se fijaron los límites en la zonaen la cual nace el Orinoco, donde Venezuela ha recuperadovarios miles de kilómetros cuadrados, pero lo cual, a pesarde ser así, ello no ha sido debidamente notificado y di­vulgado.

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En esos casi cinco mil kilómetros de fronteras, en lamayor parte de su extensión, lo que impera es la ausen­cia del hombre civilizado. Esto se hace más visible enespecial en las fronteras meridionales, o sea las que nosseparan de Guyana y de Brasil, constituyen un mundodonde ríos caudalosos, selvas vírgenes y formaciones mon­tañosas en parte aún no halladas por el hombre civili­zado, aún aguarda otro destino. Ya se conoce igualmentela situación fronteriza con Colombia. Aparte de sectorespoblados como el de Arauca-EI Amparo, o de la zona fron­teriza Táchira-Norte de Santander y la Guajira, la pobla­ción existente en la zona de los llanos limítrofe, está enextremo diseminada y la presión demográfica a lo largo dela Sierra de Perijá y la presión que ejerce la posibiltdad demano de obra mejor remunerada en territorio venezolano.

Dfversos proyectos han existido para poblar nuestrasfronteras y sin duda que la lección al respecto, la ha dadoBrasil. Sobre la frontera brasileña, el único punto avan­zado ha sido Santa Elena de Uairén, localidad fundada,no por iniciativa del Estado, sino por un particular. Hacealgunos años, se terminó el tramo carretero La Escalera­Frontera, lo cual incidirá para un mayor poblamiento enesa área fronteriza, que es reducida. La amenaza de lainvasión de la isla de Anacoco por parte de Guyana, de­terminó su ocupación por Venezuela y la construcción con­siguiente de la carretera que la une a El Dorado. Pero losproyectos de construcción de dos localidades en el ex­tremo más meridional del país, Solano y San Simón deCocuy, han permanecido en silencio en estos dos últimosaños. En cambio, la localidad brasileña de Cocuy sobre lafrontera venezolana, cuenta teóricamente con una dotaciónde dos mil hombres, con los familiares de algunos, auncuando se nos dice que la guarnición permanente es sólode ochocientos. Es una zona que se comunica regular­mente por vía aérea con Brasilia. La colonización del áreadel Río Branco, ya por espacio de varias décadas, ha

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permitido el poblamiento de las zonas que se extienden alSur de las fronteras; nos referimos a medios de paz, armó­nicos con las cordiales relaciones que se guardan con lospaíses vecinos, y nos referimos sólo al poblamiento pro­gresivo de las zonas más accesibles, a base de coloni­zación y de unión de esas zonas con el resto del país, pormedio de comunicaciones adecuadas. Se ha hablado decolonias militares, que podrían ser mixtas, pero creemosque es indispensable que tal proyecto se ponga en ejecución.Es la mejor manera de garantizar la integridad de nues­tras fronteras y, además, de crear una zona de influenciapoderosa sobre la actual línea de demarcación en la zonaen reclamación de la Guayana Esequiba.

Caracas, mayo de 1976

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LA INDUSTRIA PESADA DE GUAYANA

y EL EJE FLUVIAL ORINOCO-APURE (I)

Tal vez sea la persona que esto escribe, quien máshaya hablado en los últimos años sobre las posibilidadeseconómicas del Sur venezolano, y en particular, de Guayana.Diversos factores han incidido para que haya ocurrido así,si en verdad, se reconoce como cierta la anterior y par­ticular opinión. Muy jóvenes, tal vez a los catorce o quinceaños de edad, leímos el libro titulado Los piratas de la Sabana,impreso en Ciudad Bolívar, creemos que en 1896 y firma­do con el seudónimo de L. Berrueta. Posteriorm.ente supi­mos de quién era ese seudónimo que respaldaba un librode ficción inspirado en la vida real. Allí conocimos un po­co del paisaje del Noreste de Guayana. Posteriormente,muchos textos hemos leído acerca de ese paisaje; hemoscontemplado y recorrido su accidentada y compleja geo­grafía; hemos pulsado la majestad de sus grandes ríos.Hemos leído lo que sobre él han escrito cientiñcos venezo­lanos yextranjeros ..Aprendimos su historia hispánica des­de sus comienzos a través de ·105 cronistas. Leímos laGeografía Médica del Yuruari del doctor Eduardo Oxford,'

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y luego nuestro entrañable e inolvidable amigo EduardoOxford López, hijo del anterior, nos solicitó un prólogopara una monografía geográfico-económica suya del EstadoBolívar. Ya teorizábamos para ese entonces sobre unaregionalización de Venezuela tomando en cuenta su fi­siografía y sus riquezas, que tenderá a modernizar lastesis de Humboldt y de Codazzi, a las cuales siguieron lateoría fisiográfica de Wilhelm Sievers y las tesis biocli­máticas de Pittier, de Jahn y de Rohl.

Los años nos han llevado a contemplar una Guayanamás dinámica que comenzó a utilizar y transformar susriquezas naturales con una comprensión más avanzadaque las antiguas explotaciones del balatá y de la sarrapia,que el oro de El Callao y de aluvión de algunos de susríos, que la rudimentaria explotación de los diamantes,que el aprovechamiento fugaz de las plumas de garza,que el elemental procesamiento por el sistema de forja delmineral de hierro puesto en práctica por los capuchinoscatalanes, y así otras iniciativas que tuvieron visionarioscomo los gobernadores del siglo XVIII Inciarte, Marmión yCenturión, y un poco acordes con la percepción de go­bernadores regionales modernos y cabe citar el nombrede Briceño Iragorry. Lo cierto es que Guayana comenzó anacer a una concepción moderna del aprovechamiento desu minería, no con la actuación incipiente de la explo­tación del mineral de hierro por una pequeña empresacanadiense a principios de siglo, y sí cuando ya concluidala Segunda Guerra Mundial, dos consorcios transnacio­nales estadounidenses, obtuvieron concesiones para apro­vechar la inmensa riqueza férrica encerrada sobre todo enla Sierra de la Parida, luego Cerro Bolívar. Efectivamente,la Iron Mining Company, así como la Orinoco MiningCo.subsidiarias respectivamente de la Bethlem Steel y de laUnited State Steel, iniciaron sus actividades en la zonaminera. Nació una ciudad, Ciudad Piar, nacieron dos puertos,Palúa y Puerto Ordaz, se canalizó el Orinoco a partir de

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su confluencia con el Caroní así como el Caño Macareo,se instaló una fábrica de briquetas, pero Venezuela eneste campo, siguió cumpliendo el destino de la gran ma­yoría de los países subdesarrollados; proveer materia pri­ma a las potencias económicas y de ellas, recibir esa ma­teria prima ya elaborada en forma de vehículos para eltransporte, de maquinarias y demás útiles que tienen en elmineral de hierro la materia prima para elaborar el acero,y luego, transformar éste en los productos acabados. Diga­mos que todavía en Venezuela no hemos podido aún ela­borar los productos acabados con el mineral de hierro queen nuestras factorías transformamos en acero. Ya la ele­vación sobremanera de los precios de los vehículos auto­motores, en lo cual inciden los altos gravámenes impues­tos a las partes que se importan, por un país fiscalista nosdemuestra que aún estamos distantes de la meta ideal.

Hoy, no cabe duda, Guayana es un verdadero emporioindustrial. No sólo se transforma el mineral de hierro enacero para la exportación o para la industria nacional, sinoque Guayana contiene uno de los mayores complejos hidro­eléctricos del mundo, aún en expansión; Venezuela se haconvertido en el principal exportador de aluminio en unaactividad industrial que va en proceso creciente. Y si al­guien nos pregunta a qué vienen estas consideraciones,le diremos que todo surgió en un artículo nuestro publi­cado la semana pasada en este mismo diario y en nuestracolumna de los días martes, en la cual revivíamos unaidea emanada de nuestro dilecto amigo ingeniero CésarMendoza, actual presidente de la CVG, Siderúrgica delOrinoco, cuando hace algo más de una década, de unaidea suya de un pequeño sistema ferroviario entre SanFélix y Matanzas, sin duda con derivaciones a otros sitios,fundamentalmente para el traslado de los trabajadores quelaboran en el complejo siderúrgico que allí ha desarrolladoel Estado venezolano, la prensa anunció que sería construidauna línea de una vía en ese sector, junto a un puente

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ferroviario sobre el Caroní, el primero de la Venezuelamoderna pues ya los tuvo en el siglo pasado, sobre todoen el pequeño sistema Barquisimeto-Tucacas-Minas de Aroa.

A nuestro artículo, César Mendoza ha respondido conuna atenta y generosa carta, la cual nos ha inspirado estasnuevas consideraciones sobre Guayana, extensivas a lareactivación del eje fluvial Orinoco-Apure, que tantos ser­vicios prestó a la economía venezolana de tierra adentro,a las comunicaciones fluviales, fundamentales porque nohabía carreteras, y que estimuló notablemente el inter­cambio comercial por los Llanos y cuyo centro vital fueCiudad Bolívar, que así se convirtió en uno de los puer­tos venezolanos de mayor movimiento desde el segundocuarto del siglo XIX hasta las tres primeras décadas del pre­sente siglo. Sobre este tema, sobre la base de la carta deCésar Mendoza, abundaremos próximamente.

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LA INDUSTRIA PESADA DE GUAYANA

y EL EJE FLUVIAL ORINOCO-APURE (11)

Hace unos cuarenta años navegamos gran trecho delcano Mánamo en una de las lanchas al servicio de lasobras que se efectuaban en ese sector y que, en definitiva,uno de sus resultados más positivos se tradujo "en unircon carretera la capital del Delta Amacuro con el resto delpaís. Y en nuestras divagaciones que a menudo hacemosen torno a la variada geografía de nuestro país, nos pre­guntábamos cuántos venezolanos conocerán la majestadde ese dédalo de caños, de soberbias vías de agua, pormedio de los cuales el Orinoco se vierte en el Atlántico. Ynos hemos sentido afortunados de conocer varias de esasvías, y en concreto, haber navegado. un largo trecho poruna de ellas en esa oportunidad, o sea el Mánamo. Elcaño Macareo canalizado como complemento de las obras,primero de explotación y exportación de mineral de hierroy luego de las actividades siderúrgicas, se ha convertidoen una de las arterias fluviales fundamentales del país. ElOrinoco, desde su descubrimiento por los españoles, hasido un punto de referencia geográfica fundamental en cincosiglos de historia hispánica en Venezuela, y decimos hls-

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pánica en ella incluimos los años corridos de vida repu­blicana, porque en el mundo ibérico está la raíz étnica deVenezuela, sin olvidar las otras raíces que nos atan anuestros ancestros, la aborigen autóctona de América y laque nos vino de Africa. El Orinoco fue remontado en elsiglo XVI, hasta donde ello fue posible y en torno a losprimigenios habitantes de sus riberas se tejieron las máspintorescas leyendas. Desde hace muchos años ya sabe­mos quiénes fueron los primeros dueños de la región quebaña el gran río y sus afluentes, aún hoy muchos de ellos,hombres de muy secundaria categoría cultural, tal vez enparte por culpa de quienes nos consideramos más civili­zados.

Estas consideraciones nos vienen a la mente, tantopor dos artículos nuestros inmediatamente anteriores a éste,así como por una carta del ingeniero César Mendoza, pre­sidente de la Siderúrgica del Orinoco C.A., relacionadacon una vieja idea suya sobre un tren interurbano de SanFélix a Matanzas. Esa vía vendrá, no lo dudamos, porquehemos apreciado los servicios que la vía férrea desem­peña en complejos siderúrgicos del exterior que hemosllegado a visitar, pero estamos perfectamente de acuerdocon César Mendoza cuando nos habla del cabotaje por elOrinoco. ce•••que permite la utilización de nuestros ríos ymares para transportar los productos de la industria pe­sada de Guayana al occidente por el eje Orinoco-Apure, ypor el Caribe, así como también por esta última vía aloriente y centro del país». Conocemos en parte la altafunción que los ríos prestan a este respecto. Hemos obser­vado cuidadosamente las funciones del Rhin como granejé fluvial desde casi su nacimiento hasta que se multi­plica en numerosos canales, al atravesar las tierras de losPaíses Bajos. Una vez nos entretuvimos en contemplar elmovimiento de embarcaciones por este río, desde las ciu­dades de Colonia y de Bonn, y apreciar la diversidad debanderas de las naves que lo surcaban. (Véase al respecto

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nuestro pequeño libro, Paralelo Norte, página 76, donde ha­blamos de ..El Rhin, río milagroso». Cuadernos de la AEV,Nº 117, Caracas, 1962).

Pero deseamos dejar la palabra al ingeniero Mendoza,en la carta a que hacemos referencia. Nos dice al res­pecto: ..La CVG y Sidor han puesto gran empeño en lograrque todos los organismos involucrados en la toma de deci­siones para hacer posible este proyecto, actúen acelera­damente, creando las condiciones adecuadas para hacerloeconómicamente viable. La infraestructura se tiene: lospuertos de Ciudad Guayana para la carga de los produc­tos siderúrgicos y para su descarga, las instalaciones por­tuarias de Guanta, Puerto Cabello, La Guaira y Maracaibo,hoy subutilizadas por la disminución de las importacio­nes. Se requiere sí el establecimiento de tarifas de estibay caleta en los puertos nacionales que reconozcan lanueva realidad del país, adecuación de la flota de las navierasvenezolanas y el establecimiento de fletes que promue­van el uso de ese medio de transporte, y la exoneracióndel peaje que se paga al Instituto Nacional de Canaliza­ciones por mantener dragado el canal de navegación delOrlnoco». Y añade seguidamente: ..La reactivación del trans­porte fluvial marítimo desde Guayana, que en el pasadofue tan floreciente, y prácticamente la única vía de comuni­cación con esa región, hoy vuelve a adquirir vigencia, obli­gados por la necesidad de contar con medios de trans­porte más adecuados para el tipo y volumen de productosque allí se generan y más económicos para la industria yel país».

Podríamos abundar en otras consideraciones en untema que desde el punto de vista geográfico, histórico yeconómico nos es familiar; mas, preferimos ofrecer al lectorlos párrafos finales de la carta de César Mendoza, no sólopor la importancia conceptual que encierra, sino porqueemanan de un técnico venezolano con amplia visión delfuturo altamente prometedor de un sector de nuestra Guayana.

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Veamos estas apreciaciones finales del ingeniero Mendoza:«stocr ha colaborado decididamente en la Unidad de Pro­gramación Especial para el Desarrollo Integral del Suroestede Venezuela (Upesuroeste), organismo estatal que tienela responsabilidad del desarrollo del eje fluvial Orinoco­Apure. para su consolidación como vía de comunicaciónregular. Ya en el año 86 se despacharon al Táchira porgabarra. varios cientos de toneladas de productos siderúrgicos.y este año esperamos despachar mucho más. Para PuertoCabello y Maracaibo. por vía fluvial marítima. el año 86 sedespachó más de 50.000 toneladas y para el año 87 espe­ramos embarcar más de 150.000 toneladas. Estas cifrasse irán incrementando en forma progresiva, hasta lograrque río arriba, hacia el Táchira. Apure. Barinas y Colombia,y río abajo. hacia puertos del Caribe. se transporten pro­ductos siderúrgicos en el orden del millón de toneladas".Creemos que los conceptos expresados, se explican condiafanidad por sí mismos.

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GUAYANA,LAIRREDENTA

Mas de medio centenar de artículos hemos escrito enel discurrir de los años sobre nuestra Guayana. NuestraGuayana mutilada y castigada,; la Guayana que nos haquedado, es casi la mitad de Venezuela. Nuestro país undía sumó más de un millón y medio de kilómetros cua­drados. Durante el período de la dominación hispánica,perdió varias de sus islas marítimas. en el transcurso delsiglo XIX un laudo viciado nos restó lo que ha sido deno­minado Guayana Esequiba. Otro día, fue la mitad de laGuajira y tierras llanas bañadas por los ríos Inírida, Guaviare,Vichada, entre otros. Un día, sí, Venezuela ganó en susfronteras aproximadamente cuatro mil kilómetros cuadra­dos cuando se determinaron definitivamente· las fuentesdel Orinoco en la misión comandada por José María Cruxenty Franz Risquez Iribarren. De todas maneras, Guayanaestá ahí con sus vastas extensiones despobladas casi, yasimismo, en parte descuidadas si no abandonadas. Elterritorio nuestro guayanés es de casi 440.000 km2 , inclu­yendo no sólo el macizo y su inmenso complejo hidro­gráfico, sino lo que nos corresponde de la Hilea Amazónicay su dédalo de ríos, de selvas y de montañas maravillo-

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sas como el Duida y el cerro de La Neblina. Allí está ElDorado y el cerro de La Neblina. Allí está El Dorado de lasleyendas y la Manoa de los espejismos; está el Casiquiarey su misterioso origen y en el Sur del Estado Bolívar, lostepuyes. Hace poco leímos en objetivo reportaje aparecidoen el número de mayo de 1989 de la revista «NatlonalGeoqraphtc», se discute si una filmación dañará el eco­sistema guayanés del Sur, lo cual pensamos, no ocurrirá,como tampoco pasó nada cuando el aviador Jimmy Angelposó su avioneta en uno de esos elevados altiplanos paraque en adelante, en los mapas apareciera un nuevo nom­bre yanquinizado, ..Angel Falls», trastrocando así el nom­bre autóctono de Churum Merú.

y estas consideraciones nos vienen a la mente, antelas constantes informaciones que nos llegan acerca de lasagresiones a la naturaleza en variados sitios de Guayana,que no son sólo los del extremo Sur. Se ha hablado delenvenenamiento de las aguas de algunos ríos con mer­curio, entre ellos el Caroní, que alimenta el funcionamien­to de uno de los desarrollos hidroeléctricos mayores deAmérica como es el sistema del Guri, o bien de la destruc­ción de miles de hectáreas de selvas, que son formacio­nes boscosas milenarias, asentadas en suelos de capavegetal, frágiles por su condición de ser suelos arcaicos.Seguramente que el último castigo infligido a las tierrasdel Sur venezolano ha sido la invasión de los denomi­nados garimpeiros que vienen en busca de oro, porque nocabe duda que e ese aspecto, sí está allí el Dorado de laleyenda tan historiada y novelada.

Hemos apreciado que en estos últimos meses ha au­mentado el interés oficial por robustecer la menguada vigi­lancia que al parecer, ha existido no ya sólo en las zonasfronterizas sino tierra adentro. No hace tanto se denuncióque los aventureros convertidos en mineros habían llegadoaun hasta las propias fuentes del Orinoco, dejando tras de

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sí en su afán aurífero un derrotero de destrucción. Sabemosde sobra que el oro es un material precioso que magnetizaa las gentes. Recordemos que cuando América comenzóa ser conquistada y luego colonizada, el afán por conseguirel precioso metal fue meta de muchos aventureros. Mas,el nuevo territorio descubierto en lo que es hoy Venezuela,fue poco pródigo, ya que ni las minas de Buría, ni las deApa y Carapa, ni las de San Sebastián de los Reyes,reportaron mayor riqueza a quienes buscaron explotarlas.Sería el descubrimiento de los placeres guayaneses, deveta y de aluvión los que aportaron favorables resultadosa sus explotadores. En el pasado siglo El Callao comenzóa recompensar a sus mineros y el cochano comenzó a serfamoso, pero hoy, al parecer, el oro está en muchos sitiosde nuestra Guayana, y si aún no hemos llegado a sercomo la California aurífera tan filmada hoy, ni como elTransvaal, o el Yukon en Alaska, tan novelado asimismo,al parecer Guayana encierra riquezas en las arenas dealgunos de sus ríos y en el cuarzo aurífero tan celebrado,que atrae a esas tierras a aventureros de varias latitudes,repitiéndose allí, como antes dijimos, lo que en un principiose cumplió en países donde fue descubriéndose la riquezaque en gran parte permanecía inédita en un territorio quecomo nuestra Guayana, hay que incorporar decidida y ca­balmente a la cultura nacional en el sentido lato de lo quees una cultura. Así se ha hecho en zonas auríferas delmundo.

No es aventurado que titulemos estas consideracio­nes "Guayana, la Irredenta", porque quizás algunos nospregunte por el Guri, por Ciudad Guayana, por la Siderúrgica,por la bauxita, pero en parte, todo eso está en el umbraldel territorio. Más allá, hacia el Sur, queda justamente loque hay que ordenar, donde se instala el primer aventu­rero que hasta allí se allega y ve que casi no rige la leyque lo contenga en sus desmanes, y así tale, queme, cave,en una palabra, destruya parte de ese vasto territorio que

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la imaginación desbocada convirtió en mito o que Sir ArthurConan Doyle transformó en fábula para instalar allí en elRoraima, una suerte de paraíso inédito donde pervivíanaquellas especies animales que hoy sólo se reconstruyena través de la paleontología. Que lo que se ha iniciadocolocando sitios de vigilancia allí donde se cierne la ame­naza de la aventura y la destrucción no prosiga, se de­tenga el daño que se infiere a la naturaleza y que serestaure en lo posible lo semidestruido por los aventu­reros a quienes nada les importa nuestro país, a no sersólo la riqueza presumible que les puede brindar la ac­ción de su aventura y el propio beneficio a base de ladesidia y la destrucción con daños que podrían ser irre­parables.

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