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1 XV Congreso Internacional de Análisis Organizacional Quince años de compartir en nuestros congresos el conocimiento del análisis organizacional Las Organizaciones en América Latina y Los Nuevos Entornos Internacionales. ¿Qué alternativas construir para el desarrollo territorial y regional? La importancia del liderazgo dentro del enfoque sistémico de la organización Mesa: Intervención y cambio organizacional Modalidad: Investigación concluida Érika Janett Chávez Gutiérrez [email protected] 044 55 4127 6102 Alma Patricia Aduna Mondragón [email protected] Epifanio García Mata [email protected] Universidad Autónoma Metropolitana Av. Prolongación Canal de Miramontes # 3855 Col. Ex Hacienda de San Juan de Dios Delegación Tlalpan C.P. 14387 Villahermosa, Tabasco Octubre de 2017

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XV Congreso Internacional de Análisis Organizacional Quince años de compartir en nuestros congresos el conocimiento del

análisis organizacional Las Organizaciones en América Latina y Los Nuevos Entornos

Internacionales. ¿Qué alternativas construir para el desarrollo territorial y regional?

La importancia del liderazgo dentro del enfoque sistémico de la organización

Mesa: Intervención y cambio organizacional Modalidad: Investigación concluida

Érika Janett Chávez Gutiérrez

[email protected] 044 55 4127 6102

Alma Patricia Aduna Mondragón [email protected]

Epifanio García Mata [email protected]

Universidad Autónoma Metropolitana Av. Prolongación Canal de Miramontes # 3855

Col. Ex Hacienda de San Juan de Dios Delegación Tlalpan C.P. 14387

Villahermosa, Tabasco

Octubre de 2017

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La importancia del liderazgo dentro del enfoque sistémico de la organización

Érika Janett Chávez Gutiérrez Alma Patricia Aduna Mondragón

Epifanio García Mata

Resumen

A lo largo del tiempo se han desarrollado diferentes enfoques respecto a la organización, la cual ha pasado de ser vista como un ente aislado y cerrado a un sistema abierto, complejo y cambiante. Asimismo, durante las últimas décadas se le ha dado demasiada importancia al liderazgo ejercido en ella, siendo visto como un elemento clave para su supervivencia. Mientras que con la administración científica se vio a la organización como un ente mecánico que debía tener resultados determinados para permanecer en el mercado y que tenían que ver directamente con la productividad, con el enfoque humanista se empieza a dar énfasis al capital humano. Más recientemente en los estudios organizacionales se empieza a dar relevancia a la gestión, aplicando un enfoque integral en el que, tanto la tecnología utilizada como el capital humano y la dirección, tienen la misma importancia para lograr los resultados esperados. Es por ello que este trabajo se enfoca a estudiar el liderazgo dentro de la organización vista como un sistema, puesto que es un elemento vital para lograr los objetivos establecidos y minimizar el impacto de los cambios en el personal que la conforma, lo cual es fundamental en el contexto actual en el que lo único cierto es el cambio y, en la medida en que una organización se adapte más rápidamente a él, se tendrá más posibilidades de permanencia. Palabras clave: Liderazgo transaccional, enfoque mecanicista, visión integral, capital humano, cambio.

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Introducción Diversos estudios demuestran que la organización no es un sistema aislado y que

influye en el entorno en el que se desenvuelve a la vez que éste influye en la

misma creando una organización distinta de las otras debido a los valores de los

miembros que la integran, las características propias que posee, su origen, misión,

objetivos, en fin, todo lo que se ocurre dentro y alrededor de ella y que la afecta

directa o indirectamente creando así una cultura organizacional única y

diferenciada.

Entre los factores externos que afectan a la organización se encuentran la

tecnología, los avances científicos, las políticas macroeconómicas, las políticas

locales, nacionales y extranjeras, la fluctuación del peso, la oferta y la demanda

del producto o servicio que ofrece, las leyes que rigen en el lugar en el que se

ubica, etc. Entre las internas se encuentran los valores que poseen las personas

que trabajan dentro de la organización, los insumos que tengan para realizar el

bien o producto que ofrezca, el tipo de tecnología con que produce, el tipo de

liderazgo que se ejerza, las políticas internas, los procedimientos, las relaciones

laborales, la interacción entre los diversos integrantes y las áreas que la

conforman, etc.

El contexto actual se caracteriza por estar en constante cambio, lo que trae

incertidumbre a la organización, quien se tiene que estar adaptando

constantemente para lograr su sobrevivencia y origina que las personas que están

a cargo y quienes forman parte de los mandos medios tengan que responder con

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la suficiente rapidez y eficiencia para implementar los cambios sin generar

incertidumbre en todo el personal.

El ser humano, como componente principal de la organización determina, según

sus propias normas y creencias, el comportamiento que tendrá frente a diversos

hechos que se presenten dentro de la misma, así como el clima organizacional,

además de forjar la cultura que caracterizará a la organización. Así pues, cada

persona se conducirá de manera diferente ante iguales hechos y esto, en gran

medida, se deberá a la forma en la cual percibe a los demás.

Dentro de este trabajo se analizará uno de los factores que, según diversos

estudios, es clave dentro del comportamiento organizacional: el liderazgo, puesto

que es un elemento clave para que la organización sobreviva y sea competitiva

dentro del mundo global y cambiante.

Enfoque sistémico de la organización

El pensamiento sistémico se define como la actitud del ser humano que se basa

en la percepción del mundo real en términos de totalidades para su análisis y

comprensión, y difiere del planteamiento del método científico, que sólo percibe

partes de éste de manera inconexa (Chandler y Boutilier R., 1992) (mencionados

por Liévano y Londoño, 2012). Integra tanto el análisis de las situaciones, como el

planteamiento de hipótesis dinámicas que proponen soluciones en las cuales se

tienen que considerar diversos elementos y relaciones que conforman la

estructura de lo que se define como “sistema” y su entorno. Un sistema es una

entidad que mantiene su existencia y funcionamiento como un todo a través de las

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interacciones de sus partes (O’Connor y McDermott, 1997) (Liévano y Londoño,

2012).

La idea que prevalece en el pensamiento sistémico es que las situaciones están

compuestas por un conjunto de elementos que se conforman en un entorno

específico y que las interacciones que se dan dentro de ellas son más importantes

que cada una de las partes que la integran. Aunque hay una jerarquía, se debe

reconocer que las personas actúan de acuerdo con sus propósitos, creencias,

conocimientos, etc.

La organización es la combinación de todas las interacciones que se dan entre sus

miembros y los resultados que tenga, tanto positivos como negativos, están

influenciados por los valores, objetivos e intereses que éstos tengan. Es

precisamente debido a esto que se debe buscar que todos los miembros de la

organización persigan un fin común que les beneficie a todos.

Viendo a la organización como una entidad integrada, conformada por partes que

se interrelacionan entre sí a través de una estructura que se desenvuelve en un

entorno determinado con características y realimentaciones sistémicas, se está en

capacidad de poder detectar las problemáticas y procesos de cambio que ocurren

dentro de la misma (Gregory A.J., Target Setting, 2007) (mencionado por Liévano

y Londoño, 2012).

Forrester (1971) (mencionado por Nieto-Licht, 2013) identificó varias

características de un sistema complejo, las cuales se enuncian a continuación:

1. Causa y efecto están siempre separados en espacio y tiempo.

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2. La solución de problemas que mejora una situación específica en el corto

tiempo usualmente crea grandes problemas en el largo plazo.

3. Como resultado de las dos primeras características, las personas

usualmente fallan en aprender de sus errores.

4. Los subsistemas y partes de un sistema interactúan usando múltiples

canales y pasos no-lineales. Esta compleja interacción generalmente crea

comportamientos que no son intuitivos. En consecuencia, lo que parece ser

una decisión obvia termina siendo, de hecho, una mala decisión.

Alvin Tofler (1971) (mencionado por Nieto, 2013) señala que los seres humanos

están expuestos a lo que él llamó “choque del futuro”, refiriéndose a que los

humanos deben responder con rapidez y efectividad a las transformaciones que

viven so pena de quedarse en parálisis y no responder efectivamente a su choque

del futuro. Schon (1971) (mencionado por Nieto, 2013) incluyó una segunda

característica del cambio que es la “complejidad”, afirmando que mientras más

rápidas y complejas sean las variaciones del problema, más largo será el tiempo

para solucionarlo y más corto será el tiempo de la vigencia que se encuentre para

dicha solución.

Por la misma línea, Ackoff (2004) señala que aunque los cambios en general son

inevitables, sus particularidades no lo son. Como solución para los cambios, el ser

humano debe adaptarse rápidamente y aprender de la situación, y dado que no es

posible controlar el cambio, es necesario responder a él y controlar las variables

que lo impactan. La velocidad del cambio está inmersa en el medio y en los

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paradigmas mentales del ser humano y consiste en comprender el mundo y la

concepción que se tenga de él.

Según Ackoff y Gharajedaghi (1996) (mencionado por Nieto, 2013), un sistema es

como el conjunto de dos o más elementos que satisfacen las siguientes

condiciones:

- El comportamiento de cada elemento tiene efecto en el comportamiento del

todo.

- El comportamiento de los elementos y sus efectos sobre el todo son

interdependientes.

- De cualquier manera que se formen subgrupos de los elementos, cada uno

tiene un efecto sobre el comportamiento del todo y ninguno tiene efecto

independiente sobre él.

Dado lo anterior, se entiende que un sistema no puede dividirse en sus partes

para entenderse de manera completa, ya que cada una de ellas tiene propiedades

que se pierden si se separan de éste y viceversa.

Ackoff (2004) afirma que el pensamiento analítico intenta explicar un todo que

debe separarse, mientras el enfoque sistémico intenta explicar una de las partes

como perteneciente a un todo. El enfoque analítico reduce, mientras que el

sistémico lo expande. Por su parte, Liévano y Londoño (2012) dicen que estos

enfoques no deberían producir resultados contradictorios pero se puede afirmar

que el análisis se enfoca en la estructura y en cómo funcionan los elementos,

mientras que la síntesis se enfoca en el propósito y en el por qué los elementos

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operan como lo hacen. El análisis mira hacia adentro de los elementos y la

síntesis mira hacia afuera de ellos.

Una de las diferencias que Ackoff (2004, p. 19) resalta es que “si cada parte del

sistema, considerado por separado, se hace operar a la mayor eficiencia posible,

el sistema como un todo no operará con la mayor efectividad posible”, finalmente,

afirma que “el desempeño de un sistema depende más de la manera en que

interactúan sus partes que de la manera en que actúan independientemente cada

una de ellas”.

Otro elemento importante entre las partes y el todo se refiere a la necesidad de

coordinar el comportamiento de las partes en el sistema. Sin embargo, Ackoff

relaciona que siempre existe un conflicto por cuanto al separar las partes se busca

la mayor efectividad de ellas, algunas veces pasando por alto la función de

coordinación del sistema. El paradigma sobre el cual se trabaja este concepto es

que, al mejorar las partes por separado se puede mejorar el sistema. Sin embargo,

el principio de los sistemas expuestos anteriormente afirma que no es posible.

Climent (2010), menciona que “mientras el pensamiento científico-racionalista ha

predominado en el desarrollo de la ciencia a lo largo de más de dos siglos, el

pensamiento sistémico ha cobrado fuerza en décadas recientes, especialmente

con el surgimiento y desarrollo de las ciencias multidisciplinarias; a este respecto,

por ejemplo, en el ámbito de la administración y la gestión de las organizaciones.

Peter Senge (1996) (mencionado por Climent, 2010) se refiere al “pensamiento

sistémico” como la disciplina de aprendizaje organizacional que integra a todas las

de su tipo: el pensamiento sistémico, propiamente, el dominio personal, los

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modelos mentales, la construcción de una visión compartida y el aprendizaje en

equipo.

En su calidad de sistemas, las organizaciones poseen un conjunto de propiedades

comunes, entre las que se encuentran:

1. Insumos. Es la materia prima, lo que “entra” a un sistema para realizar un

proceso y que genera cambios, resultados o productos determinados.

2. Proceso. Son los métodos o etapas por las que tiene que pasar el insumo

para convertirse en un producto terminado. Aquí entra la práctica,

destreza, conocimientos, etc., de las personas que conforman a la

organización.

3. Productos. Bienes o servicios que ofrece una organización.

4. Retroalimentación. Retorno de una porción de los productos a los insumos.

5. Contexto. Se refiere al ambiente en que se encuentra ubicada la

organización

En el esfuerzo por obtener resultados, las organizaciones muchas veces pierden

de vista aspectos que son importantes y que no necesariamente se ven reflejados

en los resultados cuantitativos de la misma o que son muy poco perceptibles pero

que influyen en gran medida en los stakeholders (trabajadores, organizaciones

sociales, accionistas y proveedores, entre muchos otros actores clave que se ven

afectados por las decisiones de una empresa; generar confianza con estos es

fundamental para el desarrollo de una organización) que integran a la

organización, afectando en el corto, mediano o largo plazo, el comportamiento que

siente hacía ella y en su ámbito inmediato

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Según Climent (2010) debe considerarse que la verdadera administración por

objetivos concibe el desarrollo de una organización a partir de la construcción de

un sistema eficiente de solución de problemas, donde las competencias, funciones

y tareas de todos y cada uno de sus miembros están alineadas con el logro de

objetivos y no meramente con la obtención de indicadores de resultados.

Antecedentes del liderazgo

Diferentes estudios realizados a lo largo del tiempo y en diversas organizaciones

han demostrado que ejercer un liderazgo inadecuado dentro de la organización

bloquea alcanzar las metas de manera óptima, ya que por ser el proceso que se

ejerce a niveles medios y superiores determina que el proceso de producción, ya

sea de bienes o servicios, se realice de la forma adecuada dadas las

circunstancias de la misma.

El tipo de liderazgo aplicado es tan esencial en una organización que durante años

ha despertado el interés de los directivos dando origen a diversas teorías que

tratan de explicar este factor, entre las principales se encuentran:

- La teoría de los rasgos: Se refiere a las características que distinguen a los

líderes de éxito y los que no lo son. Diferentes investigadores de esta teoría

han descubierto algunas de ellas que parecían ser comunes a los líderes,

por ejemplo: inteligencia, confiabilidad, responsabilidad, actividad social,

gran originalidad, status socioeconómico, interacciones con las demás

personas, mejor educación, motivadores elevados, carismáticos,

entusiasmo, decisión, fuerza, valor, integridad, confianza, empuje,

ambición, deseo de dirigir, influir en otros, honestidad, integridad, confianza

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personal y profundos conocimientos técnicos en el área de su

responsabilidad, entre otros tantos.

- Teoría conductual: Debido al intento fallido de explicar el liderazgo a través

de la teoría de los rasgos, se empieza a estudiar la conducta o el

comportamiento de los líderes para tratar de encontrar una conducta común

entre ellos que explicara por qué algunas personas son líderes y otras no,

además del desempeño que el grupo y éste tienen dentro del trabajo. Esta

teoría es un poco más aceptable que la anterior, ya que el postulado que

tiene es que los líderes no nacen se hacen y, de ser cierta, permitiría a los

directivos de la empresa crear a sus líderes dependiendo de las

características que necesitaran en cada situación. Se trata de decir a las

personas cuáles son las conductas que tiene un líder y de mandar a una

persona a formarse sobre liderazgo en los cuales se les transforme para ser

buenos líderes.

- Teoría de la contingencia o situacional: Desde hace más de 40 años que se

hacen estudios sobre esta teoría, que enfoca que los estilos de liderazgo

son eficaces cuando se toman en cuenta las diferentes características de

las situaciones en las que se encuentra en un momento específico una

persona. En ella se toman en cuenta factores como: el tipo de trabajo que

desarrolla el líder, el supervisor inmediato del líder, las normas y tamaño del

grupo, el grado en el cual se requiere su cooperación para realizar dicha

acción y la cultura organizacional. Según algunos autores es la forma más

realista y eficaz para estudiar el liderazgo. Esta teoría identifica las

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variables específicas de la situación y la relación entre ellas, los rasgos y

las conductas.

- Teoría integral del liderazgo: Las teorías integrales del liderazgo tratan de

combinar las teorías de los rasgos, del comportamiento y de contingencias

para explicar por qué son fructíferas ciertas relaciones de influencias entre

líder y seguidores. Según Hodgetts (1989), esta teoría consta de tres partes

principales: el líder, los seguidores y el ambiente.

- Liderazgo basado en valores: Estos estudios realizados por O’Toole (1996)

proponen un liderazgo basado en valores. Para él la teoría de la

contingencia o situacional no es suficiente para explicar lo que casi todos

están aceptando como una verdad generalizada sobre que el liderazgo más

objetivo y eficaz es el situacional y que va a depender de las características

de la situación, del líder y de los seguidores en algún momento determinado

para elegir cierto estilo de liderazgo. Por esto es por lo que surge para él

una necesidad más explicita para determinar cuál es el tipo de liderazgo en

la época actual.

- Liderazgo transformacional. Se soporta con los planteamientos de Bass y

Avolio (2006), Velásquez (2006), Lerma (2007), Leithwood, Mascall y

Strauss (2009). Bass y Avolio (2006a) (mencionados por Bracho y García

2013), plantean la siguiente definición “comprende un proceso enfocado en

la estimulación de la conciencia de los trabajadores, a fin de convertirlos en

seguidores productivos, quienes acepten y se comprometan con el alcance

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de la misión organizacional, apartando sus intereses particulares y

centrándose en el interés colectivo”.

Según Bracho y García (2013), “el liderazgo transformacional procura

motivar e incentivar a los seguidores a que participen activamente en los

cambios del entorno interno, para lo cual sensibiliza a cada uno de ellos

para que se empoderen de la misión y la visión; consecuentemente se

activen para alcanzarla, dentro de un clima laboral sano, laborando con

entusiasmo, con mística, responsabilidad, productividad, alto sentido de

compromiso con el alcance de los propósitos organizacionales”.

Tipos y características de los líderes

Estas teorías sugieren diferentes formas de llevar a cabo el liderazgo dentro de la

organización así como clasificaciones de tipos de líderes a partir de sus distintos

enfoques, encontrándose los siguientes:

Autócrata: le interesa más la productividad del día a día que la de largo

plazo, por lo que crea una situación sutilmente amenazadora para mantener

el nivel de desempeño de sus empleados. Asume toda la responsabilidad

de la toma de decisiones, inicia las acciones, dirige, motiva y controla a sus

seguidores. La decisión y la guía se centralizan en él. Se olvida la

contribución del grupo.

Autócrata Benevolente: se caracteriza por saber qué es lo que se requiere y

por conseguirlo sin provocar resentimientos.

Desertor: exhibe una actitud indiferente por pasiva o negativa.

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Misionero: le interesa la armonía por encima de todo.

Conciliador: se caracteriza por no tomar buenas decisiones y permitir que

diversas presiones influyan demasiado en la situación, además de que evita

o reduce al mínimo las presiones y problemas inmediatos en lugar de

incrementar al máximo la producción a largo plazo.

Burócrata: se interesa ante todo por las reglas y los procedimientos en sí

mismos, a los que utiliza para controlar la situación. Es sumamente

escrupuloso. Prefiere comunicarse por escrito con los demás, enfrenta las

discrepancias y los conflictos remitiéndose a las reglamentaciones y los

procedimientos.

Promotor: demuestra una confianza implícita en las personas y promueve

su desarrollo como individuos.

Ejecutivo: sabe motivar al personal, fija estándares elevados, trata a cada

persona en forma diferente y prefiere la administración en equipo. Fomenta

el más alto rendimiento y coordina el trabajo de los demás.

Participativo: utiliza la consulta para practicar el liderazgo. No delega su

derecho a tomar decisiones finales y señala líneas específicas de

seguimiento a sus subalternos pero consulta sus ideas y opiniones sobre

muchas decisiones que les interesan o afectan dentro de lo que están

realizando. Escucha y analiza las ideas que los demás le presentan y

acepta sus contribuciones siempre que sea posible, práctico y esté dentro

de sus límites de autoridad. Es un líder que apoya a sus subordinados y no

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asume una postura de dictador. Sin embargo, la autoridad final sigue en sus

manos.

Rienda suelta o Liberal: delega en sus subordinados la autoridad para

tomar decisiones. Espera que los subordinados asuman la responsabilidad

por su propia motivación, guía y control. Excepto por la estipulación de un

número mínimo de reglas se podría decir que este tipo de liderazgo es casi

libre para el subordinado, pero también proporciona muy poco contacto y

apoyo para los seguidores. El subordinado tiene que ser altamente

calificado y capaz para que este enfoque tenga un resultado final

satisfactorio. No se interesa por lo que les pueda suceder a sus

subordinados, sólo le interesa que el trabajo se realice bien sin importar de

qué manera se logre llegar a ello.

Positivo: se acerca al seguidor destacando la recompensa.

Negativo: destaca los castigos que pueden recibir los subordinados por no

obedecer las órdenes que les están pidiendo.

Anárquico: Evade el poder, la responsabilidad y depende en gran medida

del grupo para establecer metas, tomar decisiones y solucionar problemas.

Tiende a hacer que las diferentes unidades de la organización vivan con

propósitos disímbolos, lo que puede originar caos. Es útil sólo en los casos

en que se le puede dejar la responsabilidad al grupo.

Estructurador: decide primero cuál es la mejor manera de efectuar una

tarea y luego comunica a los subordinados lo que se espera de ellos, cómo,

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cuándo y quién la realizará. Este estilo de liderazgo no debe utilizarse

cuando los subordinados tienen experiencia, habilidad y motivación

personal para llevar a cabo la tarea, pues mandar a alguien cuando no es

necesario implica problemas de comunicación, desperdicio de tiempo y

energía y poca productividad.

Entrenador: se utiliza cuando el subordinado tiene un nivel de habilidad o

experiencia bajo en un área de trabajo y ha mostrado deseos de aprender

más. Su enfoque es la integración, pues se establece una relación líder-

subordinado que tiene dos fines: cumplir la tarea y desarrollar la habilidad y

la responsabilidad necesarias para la misma. Requiere la energía y el

compromiso del líder tanto con el desarrollo de los subordinados como con

el cumplimiento de la tarea.

Alentador: procura que los colaboradores aumenten su confianza y

habilidad para desempeñar una tarea específica de manera notable e

independiente. Es importante reconocer los logros y dejar al personal tomar

decisiones y solucionar problemas asociados con la tarea asignada.

Delegador: es el que asigna tareas al colaborador apropiado y deja que

proceda a realizarlas por sí mismo. La verificación, supervisión o dirección

ocasional permitirá al líder estar informado y asegurarse de que el

colaborador tenga los recursos necesarios. Debe estar dispuesto a permitir

que sus subordinados establezcan sus propias metas para realizar sus

tareas y se hagan cargo de cualquier plan o decisión requerido; su tarea

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básica consistirá en asegurarse de que se alcancen las metas y las

políticas organizacionales, además de que no ocurran interrupciones que se

salgan del control de sus colaboradores.

Coercitivo: tiende a ser un líder represivo y controlador que utiliza la fuerza

para manipular la voluntad de los seguidores, quienes sienten que no se les

respeta y su sentido de responsabilidad se evapora, pierden la iniciativa y

su sentido de pertenencia. Goleman (mencionado por Madrigal, 2005: 79)

afirma que en algunas ocasiones extremas este estilo de liderazgo funciona

con éxito, como en el caso de los momentos de crisis en las empresas.

Afiliativo: para él la gente está primero y gira en torno a ella, ya que hace

prevalecer los valores de los individuos y sus emociones más que las

tareas y los objetivos. Procura mantener a los empleados contentos y crear

armonía entre ellos. Se basa en la construcción de fuertes lazos

emocionales y luego aprovecha los beneficios, entre éstos una firme

lealtad, evita imponer estructuras innecesarias sobre cómo debe efectuarse

el trabajo. Le da a la gente la libertad de hacer su trabajo en la forma en

que piensa que es más efectiva. Se debe cuidar que los subordinados no

perciban que se tolera la mediocridad y que al enfrentarse a problemas

complejos no se les deje sin una guía de actuación.

Marcapasos: establece estándares de desempeño extremadamente

elevados y los ejemplifica él mismo. Está obsesionado en hacer las cosas

mejor y más rápido y espera lo mismo de todos a su alrededor. Detecta

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quiénes no rinden lo que deben y demanda más de ellos. Este tipo de

liderazgo funciona bien cuando todos lo empleados están automotivados,

son muy competentes y necesitan pocas directivas y escasa coordinación,

o bien, cuando se trata de tareas a corto plazo.

Transformacional. A través de la influencia ejercida en sus interrelaciones

con los miembros del grupo, estimula cambios de visión que conducen a

cada individuo a dejar de lado sus intereses particulares para buscar el

interés colectivo, aún cuando no tenga satisfechas sus necesidades vitales

existenciales, tales como la seguridad y salud; así como las relacionales,

que incluyen el amor y afiliación […] la orientación hacia el proceso

transformativo, implica el establecimiento de parámetros para dar cobertura

a las necesidades de crecimiento personal, generando compromiso hacia el

logro del objetivo grupal. Este estilo genera como resultado que los

seguidores tengan la posibilidad de convertirse en líderes autodirigidos,

autoregulados, autoactualizados y autocontrolados; generando un efecto

multiplicador en cuanto estimula tanto el desarrollo de cada individuo, como

la transformación del colectivo organizacional (Bass y Avolio, 2006)

(mencionado por Bracho y García 2013).

Estas son algunos posibles tipos de liderazgo, no quiere decir que sean los únicos

pero sí que generalmente son los que se presentan en los niveles medios o

gerenciales dentro de la empresa.

Se debe tener especial cuidado en no tomar algún tipo de liderazgo como el mejor

porque se puede caer en el error de no tomar en cuenta otras circunstancias que

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rodean a la organización o que estén dadas por la situación que se está

presentando.

Actividades que deben realizar los líderes

El liderazgo nunca será una técnica o herramienta de apoyo porque se trata de

una relación interpersonal dinámica que requiere ciertas habilidades que se

pueden desarrollando o descubriendo en su ejercicio. El líder debe entonces

desarrollar diferentes habilidades como son las: conceptuales, técnicas e

interpersonales, físicas e intelectuales.

1. Habilidad física: son todas aquellas actividades en las que el individuo

utiliza la fuerza física que se requiere para realizar tareas que exigen:

resistencia, destreza, fuerza y características similares.

2. Habilidad intelectual: son las aptitudes con los números, la comprensión

verbal, el razonamiento, la memoria, entre otras.

3. Habilidades conceptuales: es la capacidad que tiene la persona de pensar

al mediano o largo plazo y formarse mentalmente modelos, procesos y/o

marcos de referencia sobre y dentro de los planes estratégicos. También se

refiere a las habilidades para contemplar la organización como un todo

(como un sistema), para coordinar e interpretar las ideas, los conceptos y

las prácticas; para analizar, predecir y planificar según el contexto general

tanto interno como externo de la organización; es la habilidad para

comprender su complejidad y entender dónde engrana la influencia

personal dentro de la misma. Entre estas habilidades se encuentran las

siguientes: organización, administración, planeación estratégica,

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antropología y ciencias del comportamiento y el impacto en las

organizaciones, aspectos culturales y regionales del medio, y globalización

y ambiente.

4. Habilidades técnicas: es la capacidad de utilizar en su favor o en el del

grupo los recursos y relaciones necesarios para llevar a cabo tareas

específicas y afrontar problemas. Se refiere al conocimiento y la capacidad

que tiene una persona para llevar a cabo algún proceso o técnica. Distingue

en el trabajo operativo, pero a medida que se promueve a un empleado a

un puesto superior y que requiera de liderazgo, esta habilidad se va

perdiendo. Incluyen: habilidades directivas, comunicación, creatividad,

asertividad, toma de decisiones, trabajo en equipo, manejo de conflictos y

administración del tiempo.

5. Habilidades interpersonales: es la capacidad que tiene un líder para trabajar

de manera eficiente con las personas y lograr resultados con el trabajo en

equipo, es la habilidad para trabajar en grupo, con espíritu de colaboración,

cortesía, cooperación y respeto a las necesidades de otras personas para

obtener objetivos comunes. Es posible influir en los demás debido a la

motivación y la conducción efectiva del grupo hacia el logro de

determinados propósitos. Incluye: motivación, inteligencia emocional,

dirección y supervisión, delegación y facultamiento, manejo del estrés y

calidad de vida, actitud ante el cambio, presentación del directivo,

administración estratégica, maquiavelismo y narcisismo.

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6. Habilidades sociales: las habilidades sociales son un conjunto de

comportamientos aprendidos y adquiridos (Torres Tasso, 1997)

(mencionado en Madrigal 2005: 64). Entre ellas se encuentran las

siguientes: habilidades básicas de interacción social (sonreír y reír, saludar,

presentaciones, cortesía y amabilidad), habilidades para hacer amigos y

amigas (reforzar a otros, iniciaciones sociales, unirse al juego con otros,

ayuda, cooperar y compartir), habilidades conversacionales, habilidades

relacionadas con los sentimientos, emociones y opiniones

(autoafirmaciones personales, expresar y recibir emociones, defender los

propios derechos), habilidades de solución de problemas interpersonales

(identificar problemas interpersonales, buscar soluciones, anticipar

consecuencias, elegir una solución, probar una solución) y habilidades para

relacionarse con los adultos (cortesía, refuerzo, conversación, peticiones,

solucionar problemas).

Las habilidades sociales se aprenden y desarrollan desde la niñez. Se

aprende a convivir, superar problemas que le plantee su propio

comportamiento y, sobre todo, se aprende a relacionarse socialmente con

los demás.

Las personas que fungen como líderes dentro de una organización deben tener

ciertas habilidades para realizar y hacer que los demás realicen las tareas

programadas por la administración de la misma. Entre estas actividades Reyes

(1990) menciona las siguientes como normas del “arte de mandar”:

- Sentido de responsabilidad.

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- Iniciativa.

- Saber convencer.

- Saber entusiasmar.

- Saber coordinar.

- Saber comunicar las órdenes.

- Espíritu de justicia.

- Sentido de equidad.

- Mantener la disciplina.

- Dar buen ejemplo.

Por otro lado, la autora Madrigal (2005: 58-62) da otras cualidades que debe

poseer el líder para tener éxito, entre ellas se encuentran:

- Futurismo y visión.

- Individualismo.

- Autonomía.

- Congruencia.

- Integridad.

- Mente abierta.

- Inteligencia emocional.

- Manejo de la palabra.

- Trato o don de gente.

- Representación.

- Desinterés por el poder.

- Asertividad.

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- Determinación.

- Dedicación.

- Fe y esperanza.

- Respeto.

- Cooperación.

- Comunicación.

- Corrección y evaluación.

- Motivación.

- Dar órdenes.

- Disciplina.

- Actitud.

- Aptitud.

Relación entre los líderes y enfoque sistémico de la organización

Ahora que se analizaron los diferentes tipos de liderazgo y lo que es el tomar a la

organización como un sistema abierto y complejo, se empezará a entender la

manera en la cuál influye el líder dentro y fuera de la organización.

Como con cualquier individuo sucede, todos estamos influidos por las

características del medio ambiente en el que nos desarrollamos, crecimos,

vivimos, la cultura que manejamos, nuestra condición, habilidades, conocimientos,

etc. Si se reflexiona en todo esto, se llegará a la conclusión de que la personalidad

de un individuo no es realmente suya, sino una mezcla de todas y cada una de las

personas que lo rodean y el medio ambiente en el que se desenvuelve por el

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simple hecho de vivir en sociedad y la naturaleza misma de su cultura; por

ejemplo, si el comportamiento de una persona que conocemos nos gusta, ya sea

de manera conciente o inconciente tendemos a imitar ese comportamiento, por el

contrario, si no nos gusta pues tratamos de evitar hacerlo.

Esto lleva a la conclusión de que se imita lo que se ve y el comportamiento de las

personas que lo rodean a la vez que ellos hacen lo mismo, por lo tanto el tipo de

liderazgo que tienen las personas con las que se están en contacto influye en las

personas que los rodean llevándolo a otros ámbitos de su vida. Por ejemplo, si un

gerente (nivel alto) de una organización ejerce un liderazgo negativo dentro de sus

subordinados (nivel medio), éste tenderá a hacer lo mismo con los suyos (nivel

bajo) dando origen a que se maneje ese mismo tipo de liderazgo a nivel

organizacional.

Si por el contrario se tiene a un nivel alto un tipo de liderazgo democrático se

disminuirá la tensión entre el nivel medio porque se pueden hacer aportaciones a

la forma de trabajo dentro de la organización y ellos también tenderá a hacer a los

trabajadores que participen dentro del proceso de producción, enriqueciéndolo y

aportando ideas con las cuales éste se pueda mejorar. Lo anterior dará como

resultado un clima de participación y compromiso con y dentro de la organización.

Como puede observarse, el comportamiento del líder se extiende entre las

personas que laboran dentro de la misma e influye en su cultura y en la de las

personas, de esta manera es como el tipo de liderazgo influye en el enfoque de

sistémico de la organización.

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Finalmente, se debe suponer al mismo proceso de liderazgo como un sistema,

esto lo demuestran Howell y Higgins (1990b) en el modelo que se presenta en la

figura 1.

Conclusiones

Considerar a la organización como un sistema abierto y complejo es de suma

importancia porque permite verla como un todo interrelacionado y no como la

suma de sus partes. Propicia tener una visión integral, además de que se pueden

ofrecer soluciones acordes (y más reales) a los problemas que pueda enfrentar.

Sin embargo, también es necesario conocer cada una de sus partes para de esta

manera entender sus aportes a la interrelación.

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Uno de los mejores liderazgos que se ha presentado en los últimos años es el

liderazgo transaccional, sin embargo, para que se tenga un liderazgo exitoso

dentro de la organización es necesario que el líder sepa guiar a las personas y

cambiar su forma liderazgo dependiendo de los seguidores que tenga en ese

momento y la situación en la que se encuentre de manera específica; las variables

se afectan e interrelacionan una con otra determinando y formando una situación

específica en la cual el líder debe actuar de manera distinta a las anteriores.

Cada situación es única y único debe ser el comportamiento del líder, ya que lo

que funcione en una ocasión no quiere decir que va a funcionar en todas las

demás y más cuando también se cambia de seguidores. Esto quiere decir que el

líder debe conjugar de manera productiva y creativa las diferentes características

que tengan cada uno de estos elementos para lograr los objetivos o metas

establecidos.

Dentro de cualquier organización los líderes también juegan un papel de

seguidores para sus mandos superiores, ya que siempre hay que rendirle cuentas

a alguien dentro de la organización; así, por ejemplo, un director general de una

compañía tiene que rendir cuentas a los accionistas de la misma y convertirse en

seguidor de lo que ellos digan, planeen y acuerden, pero a la vez va a ser el líder

de los otros directores de área y las demás personas que haya en la organización.

La jerarquía y autoridad que posee una persona, repercuten en su liderazgo y

juegan un papel muy importante. Además de las habilidades que debe tener el

líder y que se mencionaron anteriormente, éste debe ser capaz de cambiar de rol

(líder-seguidor) dependiendo de la situación en la que se encuentre y el momento

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en el que se encuentre. Esta jerarquía y autoridad representan cierto poder que

tiene diversas características y que explican los orígenes del mismo.

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