hoja parroquial 2014-11-23 no.47

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Hoja Parroquial Hoja Parroquial Hoja Parroquial Hoja Parroquial NÚMERO 47 • NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO, REY DEL UNIVERSO • 23 de Noviembre de 2014 • CRISTO, Rey del Universo oy celebramos la Solemnidad de Cristo, Rey del Univer- so. Y, en el Evangelio de este domingo, Jesús nos muestra lo que será el día del juicio, el último día, el día del Señor. Sus palabras resultan sorprendentes y desconcer- tantes, porque seremos juz- gados por nuestra justicia y por nuestro amor, la solida- ridad o la insolidaridad. El hambre, la pobreza, la enfer- medad, la injusticia, son el reto a la responsabilidad y a la acción de los hombres, de todos los hom- bres; mientras persistan en el mundo, nadie es inocente. Y menos cuando las estructuras económicas y políticas las sustentamos con nuestro voto o con nuestra absten- ción, pero siempre con nues- tra culpa. Así pretende Jesús que la descripción ejemplar de lo que sucederá en el último día, el día del Señor, sea el modelo de lo que tenemos que hacer desde el día de hoy, el día de nuestra responsabilidad. No sabemos cómo será el juicio de Dios en el último día, pero sí sabemos cómo juzga el Señor. Y eso es lo que debemos tener presente. H

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Contenido de la Hoja Parroquial publicado por la Arquidiocesis de Guadalajara en un formato facil de leer

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Page 1: Hoja parroquial 2014-11-23 No.47

Hoja ParroquialHoja ParroquialHoja ParroquialHoja Parroquial

NÚMERO 47 • NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO, REY DEL UNIVERSO • 23 de Noviembre de 2014 •

CRISTO, Rey del Universo

oy celebramos la Solemnidad de Cristo, Rey del Univer-so. Y, en el Evangelio

de este domingo, Jesús nos muestra lo que será el día del juicio, el último día, el día del Señor. Sus palabras resultan sorprendentes y desconcer-tantes, porque seremos juz-gados por nuestra justicia y por nuestro amor, la solida-ridad o la insolidaridad. El hambre, la pobreza, la enfer-medad, la injusticia, son el reto a la responsabilidad y a la acción de los hombres, de todos los hom-bres; mientras persistan en el mundo, nadie

es inocente. Y menos cuando las estructuras económicas y políticas las sustentamos con nuestro voto o con nuestra absten-ción, pero siempre con nues-tra culpa. Así pretende Jesús que la descripción ejemplar de lo que sucederá en el último día, el día del Señor, sea el modelo de lo que tenemos que hacer desde el día de hoy, el día de nuestra responsabilidad. No sabemos cómo será el juicio de Dios en el último día, pero sí

sabemos cómo juzga el Señor. Y eso es lo que debemos tener presente.

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El Evangelio enumera reiterativamente el «tuve hambre y me disteis de comer», «tuve sed», «estaba enfermo», «estaba en la cárcel» y «me hicisteis» o «no me hicisteis». Al identificarse el Señor con los hambrientos, con los oprimidos, maltratados y discriminados, está comprometiendo la fe en esa tarea. Nos está comprometiendo. No podemos ser neutrales en una sociedad de desiguales. No podemos ser imparciales en un mundo dividido en partes. Tenemos que tomar partido, tenemos que comprometernos. Y está claro que con los que padecen la injusticia y no con los injustos. La fe, en consecuencia, nos compromete con los pobres, con los que tienen hambre, con los que sufren, con los perseguidos. Y este compromiso no se cumple dando limosnas o aliviando la suerte de algunos. Porque el compromiso es con todos. De modo que tenemos que trabajar con todos para resolver el hambre y la pobreza de la humanidad.

Y así como el Evangelio nos anticipa el final para que empecemos desde ahora, así la Eucaristía nos anticipa el gozo del fin para que nos animemos y esforcemos por alcanzarlo. Un solo y mismo pan para todos, no sólo el Pan eucarístico, sino también el de los bienes de la tierra. Y todos con el vino, que es la Sangre de Cristo, y el gozo de la fraternidad. Por eso, no podemos quedarnos solamente con las palabras del Evangelio, con las buenas palabras y las buenas intenciones. Y tampoco podemos conformarnos con la Comunión sacramental. Sino mas bien con la fraternización universal, que esa es la voluntad de Dios. Y ése es el verdadero Reino de Dios: reino de amor, de justicia y de paz.

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Liturgia de la palabra

ORACION COLECTA

Dios todopoderoso y eterno, que quisiste fundamentar todas las cosas en tu Hijo muy amado, Rey del Universo, concede, benigno, que toda la creación, liberada de la esclavitud del pecado, sirva a tu majestad y te alabe eternamente.

— Amén.

PRIMERA LECTURA

Lectura del libro del Profeta Ezequiel:

Esto dice el Señor Dios: "Yo mismo iré a buscar a mis ovejas y velaré por ellas. Así como un pastor vela por su rebaño cuando las ovejas se encuentran dispersas, así velaré yo por mis ovejas e iré por ellas a todos los lugares por donde se dispersaron un día de niebla y oscuridad.

Yo mismo apacentaré a mis ovejas, yo mismo las haré reposar, dice el Señor Dios. Buscaré a la oveja perdida y haré volver a la descarriada; curaré a la herida, robusteceré a la débil, y a la que está gorda y fuerte, la cuidaré. Yo las apacentaré con justicia.

En cuanto a ti, rebaño mío, he aquí que yo voy a juzgar entre oveja y oveja, entre carneros y machos cabríos". Palabra de Dios.

— Te alabamos Señor.

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SALMO RESPONSORIAL

El Señor es mi pastor, nada me faltará.

El Señor es mi pastor, nada me falta; en verdes praderas me hace reposar y hacia fuentes tranquilas me conduce para reparar mis fuerzas.

— El Señor es mi pastor, nada me faltará.

Tú mismo me preparas la mesa, a despecho de mis adversarios; me unges la cabeza con perfume y llenas mi copa hasta los bordes.

— El Señor es mi pastor, nada me faltará.

Tu bondad y Tu misericordia me acompañarán todos los días de mi vida; y viviré en la casa del Señor por años, sin término.

— El Señor es mi pastor, nada me faltará.

SEGUNDA LECTURA

Lectura de la primera carta del apóstol San Pablo a los corintios:

Hermanos: Cristo resucitó, y resucitó como la primicia de todos los muertos. Porque si por un hombre vino la muerte, también por un hombre vendrá la resurrección de los muertos. En efecto, así como en Adán todos mueren, así en Cristo todos volverán a la vida; pero cada uno en su orden: primero Cristo, como primicia; después, a la hora de su advenimiento, los que son de Cristo.

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Enseguida será la consumación, cuando, después de haber aniquilado todos los poderes del mal, Cristo entregue el Reino a su Padre. Porque Él tiene que reinar hasta que el Padre ponga bajo sus pies a todos sus enemigos. El último de los enemigos en ser aniquilado, será la muerte. Al final, cuando todo se le haya sometido, Cristo mismo se someterá al Padre, y así Dios será todo en todas las cosas. Palabra de Dios.

— Te alabamos Señor.

ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO

— Aleluya, aleluya.

De san Marcos:

¡Bendito el que viene en el nombre del Señor! ¡Bendito el Reino que llega, el Reino de nuestro padre David!

— Aleluya.

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EVANGELIO

Lectura del santo Evangelio según san Mateo:

— Gloria a Tí, Señor.

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: "Cuando venga el Hijo del hombre, rodeado de su gloria, acompañado de todos sus ángeles, se sentará en su trono de gloria. Entonces serán congregadas ante Él todas las naciones, y Él apartará a los unos de los otros, como aparta el pastor a las ovejas de los cabritos, y pondrá a las ovejas a su derecha y a los cabritos a su izquierda.

Entonces dirá el rey a los de su derecha: “Vengan, benditos de mi Padre; tomen posesión del Reino preparado para ustedes desde la creación del mundo; porque estuve hambriento y me dieron de comer, sediento y me dieron de beber, era forastero y me hospedaron, estuve desnudo y me vistieron, enfermo y me visitaron, encarcelado y fueron a verme”. Los justos le contestarán entonces: Señor, ¿cuándo te vimos hambriento y te dimos de comer, sediento y te dimos de beber? ¿Cuándo te vimos de forastero y te hospedamos, o desnudo y te vestimos? ¿Cuándo te vimos enfermo o encarcelado y te fuimos a ver? Y el rey les dirá: 'Yo les aseguro que, cuando lo hicieron con el más insignificante de mis hermanos, conmigo lo hicieron'.

Entonces dirá también a los de la izquierda: “Apártense de mí, malditos; vayan al fuego eterno, preparado para el diablo y sus ángeles; porque estuve hambriento y no me dieron de comer, sediento y no me dieron de beber, era forastero y no me hospedaron, estuve desnudo y no me vistieron, enfermo y encarcelado y no me visitaron”.

Entonces ellos le responderán: “Señor, ¿cuándo te vimos hambriento o sediento, de forastero o desnudo, enfermo o encarcelado y no te asistimos?”. Y Él les replicará:

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“Yo les aseguro, que cuando no lo hicieron con uno de aquellos más insignificantes, tampoco lo hicieron conmigo”. Entonces irán éstos al castigo eterno y los justos a la vida eterna". Palabra del Señor.

— Gloria a Tí, Señor Jesús.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Habiendo recibido, Señor, el alimento de vida eterna, te rogamos que quienes nos gloriamos de obedecer los mandamientos de Jesucristo, Rey del Universo, podamos vivir eternamente con Él en el Reino de los Cielos. Él, que vive y reina por los siglos de los

siglos.

— Amen.

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La Corona de Adviento

l próximo domingo inicia el Tiempo de Adviento, que es el anuncio y preparación antes de la Navidad, además de ser el primer periodo del año litúrgico, el cual tiene duración de cuatro semanas, y se tiene por costumbre durante el mismo, colocar la Corona de Adviento. Por este

motivo, presentamos una breve reflexión sobre esta acción simbólica.

Significado: El círculo de follaje verde recuerda la

eternidad de Dios, pues el círculo no tiene ni principio, ni fin.

Es señal del amor de Dios que es eterno, sin principio y sin fin, y también de nuestro amor a Dios y al prójimo que nunca debe de terminar. Y nos hace pensar en los miles de años de espera del Mesías, desde Adán, hasta su nacimiento. Y en la actual espera de la segunda venida de Cristo. El color verde significa la esperanza de la vida.

Las ramas verdes tienen el color de esperanza y vida. Dios quiere que esperemos su gracia, el perdón de los pecados y la gloria eterna al final de nuestras vidas. El anhelo más

importante en nuestras vidas debe ser llegar a una unión más estrecha con Dios, nuestro Padre.

Las velas, que se colocan alrededor, significan la luz que disipa las tinieblas del pecado, que ciega al hombre y lo aleja de Dios. Después de la primera caída del hombre, Dios fue dando poco a poco una esperanza de salvación que iluminó todo el universo como las velas la corona. Así como las tinieblas se disipan con cada vela que encendemos, los siglos se fueron iluminando

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con la cada vez más cercana llegada de Cristo a nuestro mundo. Cuatro velas las que se ponen en la corona y se prenden de una en una, durante los cuatro domingos de adviento al hacer la oración en familia. Son tres de color morado, que hablan del deseo de conversión; y una rosa por la alegría vivida con la inminente llegada de Jesús. Se coloca finalmente una quinta vela blanca al centro de la corona. Esta, significa la Luz de Jesús que, con su Nacimiento, viene a iluminar definitivamente la vida del hombre.

Celebración: Es una costumbre que reúne a la familia, pues es allí en donde se sugiere la celebración. La familia unida hace una oración en torno a la corona, con alguna meditación alusiva a las lecturas dominicales; se enciende una vela el domingo al inicio de cada semana, empezando con las moradas y terminando por la rosa. Mientras se encienden las velas se hace una oración, utilizando algún pasaje de la Biblia, y se entonan cantos que hablen de la espera del Salvador. Esto se hace en las misas de adviento, por tanto es recomendable hacerlo de la misma forma en casa, por ejemplo antes o después de la cena. Si no hay velas de esos colores aún se puede hacer la corona ya que lo más importante es el significado: la luz que aumenta con la proximidad del nacimiento de Jesús quien es la Luz del Mundo. La corona se puede llevar a la iglesia para ser bendecida por el sacerdote.

La noche del 24 de diciembre, con las cuatro velas encendidas, se enciende, por último, la vela blanca, a la vez que se cantan villancicos, y se "acuesta” al Niño Jesús en el nacimiento, después de haber leído, desde luego, el Evangelio del relato del Nacimiento en Belén, y de haber hecho una reflexión y oración todos juntos.