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TEXTO: LA CABEZA 12 de
enero de 2010
En EE.UU. se ha comercializado un DVD que permite al usuario
censurar las películas en el grado que le apetezca. Ya no solo puede
elegir idioma y subtítulos, en fin, sino la profundidad de los escotes. En
función del nivel de censura escogido, las faldas llegan hasta el muslo o
hasta las rodillas sin necesidad de dar un solo corte al celuloide. En
España hubo una época en la que rodaban dos versiones de cada
película, una para el extranjero y la otra para el consumo nacional. La
del extranjero incluía desnudos que ya eran normales en el resto del
mundo, pero que el Estado consideraba perjudiciales para los
españoles, Ahora ya no hace falta rodar varias versiones: basta con
manipular digitalmente las imágenes, lo que con las técnicas actuales
resulta sencillísimo. La censura tradicional va a ser sustituida de este
modo por la autocensura. Podríamos decir que se privatiza la censura
para que cada uno, en su casa, haga lo que quiera con ella.
Estas técnicas llegarán pronto a la televisión, de forma que uno
pueda ver, pongamos por caso, la serie “Un paso adelante” sin los
actores tan ligeros de ropa. No se suprimirán las escenas de las duchas,
pero se ducharán vestidos hasta el cuello o hasta los hombros, eso
deberá decidirlo usted mismo.
Y bailarán con abrigos o mallas en función de los deseos del
cliente. Es de suponer que en seguida aparecerá también una censura
inversa por la que podamos ver a los locutores y locutoras de los
telediarios con el torso desnudo, si ese es nuestro gusto. Dirán ustedes,
con toda razón, que qué disparate dar las noticias de ese modo. Pero
tampoco es muy normal colocar debajo de la ducha a un bailarín con
un jersey de cuello alto.
En principio, esta nueva oferta de DVD parece dirigida a
satisfacer determinados prejuicios morales, pero pronto se convertirá en
una forma de perversión más. Imaginen una película pornográfica en la
que usted puede elegir que los actores hagan lo que hacen
habitualmente, solo que con ropa en lugar de sin ella. Como un día me
dijo un taxista, lo más raro que tiene el hombre es la cabeza.
J.J. Millás, “LA CABEZA”, El País, 21 de febrero 2004
TEXTO: LA CABEZA 12 de
enero de 2010
TEMA:
En la sociedad norteamericana, la censura o la perversión, se decidirá
desde el sofá de las casas.
RESUMEN:
En EE.UU. se está comercializando un nuevo DVD que permite la
aplicación de parámetros de censura cinematográfica, y pronto de
televisión, en consonancia con la moralidad de cada espectador que,
sumado a los cambios técnicos usuales de idioma, subtítulos etc,
permite la manipulación de la vestimenta de los actores al nivel de
censura deseado, y el escote y largo de faldas, son los que fije el
usuario. Todo ello, sin cambios en las escenas ni en el argumento de las
películas. Este producto llega para satisfacer sectores conservadores de
la sociedad norteamericana, aunque también, podría ser utilizado por
aquellos que carezcan de esos criterios morales, en el sentido contrario.
OPINIÓN PERSONAL:
Todos sabemos que el pueblo norteamericano es adaptable,
pero también, que es muy maleable, y así ha de serlo si quiere recibir en
su seno a los inmigrantes y a sus ideas, sus religiones, sus costumbres, sus
culturas, etc., llegados de todos los rincones del orbe, y mantener una
optima cohesión entre todos.
EE.UU. tiene un conjunto de convicciones y de actos que se
estudian y aprenden desde la infancia, de los cuales se recomienda no
desviarse si se quiere llegar a estar bien adaptado y/o ser un buen
norteamericano. Exige con sutileza, pero con firmeza, una
predeterminada moralidad que le permite mantener una armonía
dentro de tanta diversidad, además de distinguirla del resto del mundo,
al cual considera “atrasado e inferior”.
La industria norteamericana se hace presente, una vez más, y
echa una mano a sus ideólogos, aún con semejante extravagancia, y
TEXTO: LA CABEZA 12 de
enero de 2010
agudiza el ingenio en una nueva herramienta técnica de censura
propia para las películas cinematográficas y próximamente de
televisión. De dudosa utilización, pero muy acorde con la ideología
moral preestablecida como propia y, sobre todo, fiel a su criterio del
“buen ciudadano norteamericano”.
No cabe duda que ese DVD auto-censurador es de discutible
utilidad para el control de las conductas morales y llega, mas bien, para
satisfacer deseos consumistas de sectores concretos de la sociedad;
pero refleja con claridad, la influencia ejercida por el Estado en la
estructura mental y el pensamiento del ciudadano norteamericano,
dando una pauta de moralidad estatal hipócritamente conservadora,
pero a su vez, y sobre todo, no vulnera el derecho a la elección
soberana del consumidor, bastión y sustento único de una nación
variopinta y multinacional, convertida en economía hegemónica del
mundo, llamada Estados Unidos de América .
Una extravagancia más, del mercado complaciente por
antonomasia, de los EE.UU.
Texto expositivo argumentativo.
Alumna Uned: Acceso mayores de 45 años, Collado Villalba- Madrid