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© 10k • ISSN: 1999-8090 • $1.00 • 20 • DICIEMBRE 2009 • ESTIMADOS LECTORES: Acaba un nue- vo año de trabajo. Es el primero que la revista recorre de enero a diciembre. A todos ustedes les deseamos un feliz año 2010: que conserven la salud –ese es el primer requisito de la felicidad–, y 2 ALEGRÍAS DE SOBREMESA SEXTO SENTIDO «hemos querido hacer todo tipo de música» MÚSICA ¡qué gente caballeros, pero qué gente...! RADIO 4 © 10k pág. pág. alcancen las metas que se propongan. Nos despedimos del año con algunas satisfacciones que nos obligan más: en el Festival Nacional de la Prensa obtu- vimos el Premio a la Mejor Primera Plana y Portada; la Primera Mención al Mejor Diseño Integral y una Mención al Conjunto Gráfico. También supimos del Gran Premio obtenido en estos dí- as por ARES, nuestro caricaturista y di- señador mayor de La Ubre, en la 9na. Bienal Internacional de Caricaturas de Teherán, uno de los eventos más pres- tigiosos y concurridos del mundo. En este número podrán conocer por den- tro las peripecias de producción de un programa radial de amplia aceptación popular: Alegrías de Sobremesa; las opiniones de las muchachas de Sexto Sentido y de ese gran pelotero que fue Pedro Medina, entre otros temas. No deje de leer y comentar los textos deAl- ba Rico, Rodríguez Salvador y Wejebe Cobo. Un fuerte abrazo. CM NÚMERO la importancia de llamarse edgar hoover 31 FESTIVAL CINE una fiesta a escala humana 6 pág. © andy paneque © silvio rodríguez 12 pág. «el béisbol es un ajedrez colectivo» PEDRO MEDINA DEPORTE del guiño en la aldea universal al emoticono en la aldea global 7 en contra de la igualdad (de las naranjas) 10 11 EDITORIAL

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• ISSN: 1999-8090 • $1.00 •

20• DICIEMBRE 2009 •

ESTIMADOS LECTORES:Acaba un nue-vo año de trabajo. Es el primero que larevista recorre de enero a diciembre. Atodos ustedes les deseamos un felizaño 2010: que conserven la salud –esees el primer requisito de la felicidad–, y

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ALEGRÍAS DE SOBREMESA

SEXTO SENTIDO«hemos querido hacer

todo tipo de música»

MÚSICA

¡qué gente caballeros,

pero qué gente...!

RADIO4

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pág.

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alcancen las metas que se propongan.Nos despedimos del año con algunassatisfacciones que nos obligan más: enel Festival Nacional de la Prensa obtu-vimos el Premio a la Mejor PrimeraPlana y Portada; la Primera Mención al

Mejor Diseño Integral y una Menciónal Conjunto Gráfico. También supimosdel Gran Premio obtenido en estos dí-as por ARES, nuestro caricaturista y di-señador mayor de La Ubre, en la 9na.Bienal Internacional de Caricaturas deTeherán, uno de los eventos más pres-tigiosos y concurridos del mundo. Eneste número podrán conocer por den-

tro las peripecias de producción de unprograma radial de amplia aceptaciónpopular: Alegrías de Sobremesa; lasopiniones de las muchachas de SextoSentido y de ese gran pelotero que fuePedro Medina, entre otros temas. Nodeje de leer y comentar los textos deAl-ba Rico, Rodríguez Salvador y WejebeCobo. Un fuerte abrazo. CM

NÚMERO

la

importancia

de llamarse

edgar hoover

31 FESTIVALCINE

una fiesta

a escala humana

6

pág.

© andy paneque

© silvio rodríguez

12

pág.

«el béisbol

es un ajedrez colectivo»

PEDRO MEDINADEPORTE

del guiño

en la aldea

universal

al emoticono

en la aldea

global

7

en contra

de la igualdad

(de las

naranjas)

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E D I T O R I A L

LA CALLEDEL MEDIOLA CALLEDEL MEDIO

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CIN

E

DICIEMBRE 2009

YURIS NÓRIDO

DIGAN LO QUE DIGAN, el Festival ya no eslo que era. No se respira ya ese aire distin-to, esa sensación de vivir por diez días enotra ciudad, siendo la misma. Bueno, qui-zás deba decir que es una apreciación muypersonal. Pero efectivamente, muchas co-sas han cambiado: no viajamos como antesde una punta a otra de La Habana (de Pla-ya a Alamar, de La Lisa a Diez de Octubre)para ver algo que alguien nos recomendóencarecidamente; no salimos corriendo amitad de una tanda –qué se le va a hacer, lapelícula nos resultó intolerable–, justo atiempo para entrar en otro cine cuandootra tanda está a punto de comenzar; nocompramos con tres semanas de antela-ción las entradas para tal o más cual sala,para tal o más cual día, sin tener la certezade que en ese espacio-tiempo pusieran al-guna película que nos interesara. Eranotros tiempos.

Nadie crea vislumbrar en estas pala-bras, sin embargo, un rastro de nostálgicoy amargo reproche. No te bañarás nuncaen el mismo río: no asistirás nunca al mis-mo Festival. Ahora, salvo contadísimas ex-cepciones, tampoco nos vemos envueltosen multitudinarias y bárbaras colas. (Antes,el Festival era la única opción para acercar-se a ciertos títulos; hoy por hoy, pirateríamuchas veces mediante, cualquiera delos sucesos cinematográficos del mo-mento habita con más o menos fortunaen los discos duros de no pocas compu-tadoras). Ahora tenemos un mejor orga-nizado esquema de transporte urbano. Sesabe que nunca será suficiente, pero nome negarán que no era lo mismo salir delYara contra reloj y desesperarse esperan-do un M-5, que tener la opción de ir hastael Chaplin en el P-4 o en el P-9…

Son otros tiempos, para bien y para mal:ya no contamos con la abarcadora red de sa-las (el circuito de exhibición, dolorosamen-te, cada vez se depaupera más), pero se su-man otros espacios multifuncionales comoel Pabellón Cuba. Ya no tienen almanaquesde año nuevo las boletas para el Premio dela Popularidad, pero en las inmediacionesdel Yara, el Riviera y el Chaplin venden re-paradores panes con salchicha.

Perdonen, si es posible, la relativa frivo-lidad de la última oración. Es que una cró-nica de un festival de cine tiene que hablar(y en efecto, esta hablará) fundamental-mente de películas. Pero el Festival Interna-cional del Nuevo Cine Latinoamericano deLa Habana siempre ha sido mucho másque su programación cinematográfica. Esuna fiesta, como repetimos una y otra vez,no sin cierta afectación, muchos periodistasen nuestros comentarios. Es un viaje, comome dijo y me dice todos los años una amigaque suele coger vacaciones en estos días.

Y ahora sí, hablemos de películas.Ha habido cierto consenso en esta edi-

ción entre el jurado, la crítica y parte delpúblico en cuanto a la pertinencia del Pri-mer Premio Coral: La teta asustada, de laperuana Claudia Llosa. No es una películade multitudes, pero difícilmente pueda de-jar a algún espectador indiferente. La pecu-liaridad de la historia, a primera vista has-ta morbosa, debió haber planteado no

pocos retos a la rea-lizadora. Pero elresultado fue unaobra profundamen-te conmovedora, intensa, inspirada.

Al narrar, muchas veces con sordina,las extrañas peripecias de una mujer ancla-da en sus temores, en sus atavismos, en susprejuicios, Llosa consiguió un retrato pro-fundo y matizado no sólo de la protagonis-ta, sino de toda una manera de ver el mun-do, maniatada quizás por la opresión y larutina, pero pletórica de sensibilidad y es-píritu.

La teta asustada es una película bienpensada, construida con dominio y vue-lo, que no pierde nunca pulso ni horizon-te. Es una metáfora de la belleza que noesquiva lo arduo, de la poesía que asomaen medio de lo sórdido. Y las claves estánen la sutileza y la contención con que seasume el texto y la puesta en pantalla(qué hermosas y sugerentes la fotografíay la banda sonora). Todo esto no signifi-ca que se termine por edulcorar o esca-motear lo espinoso de la trama. Lo quesucede es que parábola y contingenciapierden los límites, se hacen un todo or-gánico. A algunos les ha parecido sobres-timada (a la vista de otras no menos valio-sas propuestas), pero lo cierto es que la

decisión del jurado no cau-só demasiada polémica.

Como tampoco resultaron descon-certantes el Segundo Coral –la muy

bien recibida La nana, del chilenoSebastián Silva– y el Premio Es-

pecial para la argentina El se-creto de sus ojos, de Juan JoséCampanella. Las opiniones se dividieron

más en cuanto al Tercer Coral: la brasi-leña Viajo porque necesito, vuelvo porquete amo, de Marcelo Gómes; eficazmenterenovadora para unos, demasiado experi-mental para otros; rara avis, en definitiva,en medio de una selección bastante con-vencional.

Más allá de los premios, otras cintas encompetencia llamaron la atención: cual-quiera de ellas pudo haber recibido (sinque tampoco se armara un gran revuelo) elreconocimiento del jurado:

Zona Sur, de Juan Carlos Valdivia, queretrata desde adentro vida y milagros deuna acomodada familia boliviana en tiem-pos de evidentes transformaciones. Unahistoria coral equilibrada, sin altisonanciasni grandes golpes de efecto, por momentosminimalista, con personajes y conflictosbien concebidos.

Backyard (El traspatio), de Carlos Ca-rrera. Otra película sobre la violencia enMéxico, otra crónica descarnada, otra mi-rada que denuncia y que se detiene en lasdimensiones prácticamente sistémicas queha alcanzado el fenómeno. Un filme com-prometido, contestatario, pero que no sepermite ser demagógico. Deviene llamadode atención estremecedor (y bien fabrica-do, estamos ante un director con oficio),

que nos reafirma una inquietante certeza:la ficción no puede superar el nivel de vio-lencia de la vida misma, de la más cotidia-na realidad.

También, aunque a no pocos resultódesconcertante, incluso insufrible: Hiroshi-ma, de Pablo Stoll (Uruguay). No es quesea una película novedosa, que ponga patasarriba nuestras nociones de dramaturgia.De hecho, este «musical mudo» es bastan-te aristotélico. Pero la singularizan la bajaintensidad de los conflictos (al menos des-de el punto de vista epidérmico), el sosiegocon que está contada la historia, y el prota-gonismo indiscutible de la banda sonora.

El filme se ocupa del diario íntimo de unapersona común (si es que de verdad

puede hablarse de una persona co-mún). El espectador asume el papeldel voyeur, para terminar sorprendi-do ante la extraordinaria peculiari-dad de existencias aparentementegrises.

O la intimista Navidad, del chi-leno Sebastián Lelio, que explora con

sensibilidad y contención el complejouniverso del adolescente, a partir de la

tan llevada y traída fórmula del día de lasdecisiones, del dejar de ser niños de repen-te. Aunque, teniendo en cuenta el volumendel texto, a la película le vendría bien un po-co más de acción, de «coreografía», de con-traste. La fotografía, por ejemplo, privilegiademasiado los primeros planos y los pla-nos medios, quizás para tributar al carácter

intimista del guión, pero en todo caso loque hace es subrayarlo.

La gran decepción para este cro-nista (ojo, no he dicho el gran desas-tre) ha sido la argentina El niño pez,en la que Lucía Puenzo trenza fantasía

y realismo; melodrama, drama psicoló-gico y thriller, con una trama bastante es-

cabrosa, que pudiera resultar mucho másorgánica si no pareciera tan pendiente desu propia lobreguez. Aquí no parece estarresuelto el diálogo entre lo simbólico y loexplícito. La puesta denota inspiración, pe-ro por momentos es demasiado enfática yampulosa.

Obras atendibles, por supuesto, haymuchas más. Y no sólo de la sección oficialde largometrajes. (Los realizadores suelenreprender con toda razón a los comentaris-tas por ignorar en sus reseñas las impor-tantes muestras de cortos y documentales.Este cronista reconoce estoicamente esepecado.)

Acontecimientos relevantes en el Pano-rama Internacional los ha habido también,por supuesto: la danesa Anticristo, del inefable Lars von Trier (causante de enco-nadas y muchas veces babilónicas discu-siones sobre la pertinencia de lo explícito);o la última de Almodóvar (una muestra es-pañola sin Almodóvar es como un guisocon poca sal, dicen por ahí): Los abrazosrotos, que anda cosechando a manos lle-nas, en semejante proporción, críticas ne-gativas y alabanzas.

Y, no faltara más, el siempre esperadoestreno de una película cubana (Lizanka, deDaniel Díaz Torres), para la que habrá, segu-ramente, más tiempo y espacio en estas pá-ginas. (A propósito, he aquí una de las gran-des interrogantes del Festival: ¿por quésiempre la gente se atropella hasta lo indeci-ble por ver una película que después estarásemanas y semanas en los cines de estreno?)

El xxxi Festival Internacional del Nue-vo Cine Latinoamericano ya es historia. Aalgunos –entre los que este redactor secuenta– les ha parecido sosegado, equili-brado, un festival con escala humana.Otros habrán extrañado la pirotecnia deotras ediciones. Pero esos, como consuelo,siempre tuvieron las seis tandas diarias. CM

Otro Festival,otra crónica…

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DICIEMBRE 2009

JORGE ALKUBI

EL DOCUMENTAL es un género que mue-ve mucho al debate. Existen diversas opi-niones altamente calificadas sobre el tema,con las cuales no es mi objetivo establecerdiferencias. Todas y cada una de ellas sonrespetables, pero de la misma manera, enel marco de un debate, deben ser escucha-das absolutamente sin discriminación.

Un acercamiento lógico es que, tal co-mo ha ocurrido con otros géneros que enun principio nacieron para el cine, o sea,para ser vistos por grupos de personasreunidas en un área limitada y cerrada, supaso a la televisión trajo consigo una ade-cuación a los parámetros técnicos y de realización que la pantalla chica demanda.Y, por lo tanto, hay diferencias con su her-mano mayor (en edad): el documental ci-nematográfico.

La principal es que debe cumplir las le-yes fundamentales de la televisión masiva:educar, informar y, al mismo tiempo, entre-tener. Al tener que someterse a la aproba-ción de millones de espectadores sentadosfrente a una pequeña pantalla, el realizadorno puede menospreciar a ninguna de laspartes que componen ese todo que se de-nomina audiencia televisiva. Por lo tanto,son indispensables las concesiones.

En la inmensa mayoría del mundo esasconcesiones están marcadas por el factormercado. En el caso preciso de nuestro pa-ís, la estricta necesidad de que el mensaje

llegue a todos sin excepción. La inobjeta-ble carencia de recursos financieros porlas razones conocidas, nos obligan a apro-vechar el talento y los pocos recursos tec-nológicos para el bien de todos. Si el men-saje no cumple las tres leyes mencionadasanteriormente, se estaría ante otro ejem-plo de dilapidación de recursos.

En el mundo, intentos por hacer docu-mentales para la televisión los hubo desdeel surgimiento de la misma, con mayorfuerza a partir de los años 60 del siglo pa-sado. Sin embargo, a partir de criterios pu-ramente comerciales basados en medicio-nes de audiencia, su inserción era relati-vamente baja. Excepciones sólo eran lasseries que, por la alta calidad de realizaciónacompañada por lo interesante del tematratado, recibían su oportunidad en cana-les abiertos, al no existir todavía la televi-sión por cable. Un ejemplo que recuerdocon agradecimiento fue la serie El Hom-bre y la Tierra, del español Félix Rodrí-guez de la Fuente, que dio la vuelta almundo y sirvió de acicate para proyectosmayores en muchos países.

A partir de los 80, la televisión por ca-ble abrió nuevos horizontes para el géne-ro. Específicamente, la idea de John Hen-dricks en Alabama de crear una cadena decanales para exhibición de documentalesdenominada Discovery Channel, disparóun verdadero boom de audiovisuales que

año por año sigue creciendo. Fueron sur-giendo, ante el éxito inobjetable de Hen-dricks, nuevas alternativas en forma de ca-nales de televisión para cable y, posterior-mente, para la televisión directa al hogar víasatélite (DTH).

Podríamos nombrar decenas de cana-les que privilegian ese nuevo género: Na-tional Geographic, People and Arts, Bio-graphy Channel, Art and Entertainment(A&E), Al Jazeera Documentary Channel,por sólo nombrar algunos. En ellos pode-mos ver desfilar cientos de documentalessobre los más diversos temas. No todos loscanales siguen una misma línea, algunoshan preferido bajar la guardia en cuanto acalidad y tipo de mensaje, subordinándosea criterios puramente mercantiles.

En Cuba, ha habido intentos por acer-carse a esas nuevas formas de hacer. Recor-damos a Trimagen y, más recientemente,los trabajos de productoras como la Televi-sión Serrana, Mundo Latino y CREART. Enellas, los creadores han asumido el reto decumplir los parámetros requeridos para ha-cer comprensible a todos, el mensaje quellevan consigo los documentales para lapantalla chica.

Un aporte importante a la insercióndel género y al aprendizaje de estas nue-vas formas lo han sido diferentes espaciosde la Televisión Cubana. De todos ellos,me gustaría ejemplificar el programa que

millones de cubanos ven todas las sema-nas: Pasaje a lo Desconocido. La selecciónque hace el equipo de realización de temasde alto interés para el gran público es dig-na de destacarse.

A mí personalmente me gustaría quehubiese un espacio en el futuro del tipo dePasaje a lo Desconocido con materialeshechos en Cuba. Creo que eso es posible,si tomamos en cuenta que en el país haymuchos creadores trabajando el género yse podría lograr que, además del uso dellenguaje televisivo, tomen en considera-ción el tiempo en minutos que exigen lasreglas de la programación en la televisión.

Sería un buen punto de arranque paraque esos audiovisuales no sólo puedan sermostrados y entendidos por nuestro pú-blico nacional, sino que sean de interés pa-ra televisoras de otros países. Nuestromensaje llegaría más lejos. Pruebas de es-to ya existen y sólo necesitan del impulsonecesario y del convencimiento de los queasuman poner su talento en ese objetivo.

¡Cuánto se agradecería que el mundoconozca por televisión sobre las grandespersonalidades de nuestra historia, sobrelas riquezas de nuestra cultura y las belle-zas de nuestra naturaleza! Y cuando digoel mundo, incluyo a nuestro pueblo comoprincipal juez y protagonista.

Pensemos en eso. La recompensa mo-ral será inmensa. CM

Un género relativamentenuevo: el documental

para la televisión

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SHEYLA VALLADARES QUEVEDO

EN LA HABANA existe un edificio dentrode otro. Tal vez sea un detalle que los cu-banos han pasado por alto, habituados aedificaciones tan llamativas como el Capi-tolio, el Focsa o el edificio Bacardí, por ci-tar algunos.

Uno es obra de la ingeniería civil, y elotro de la ingeniería creadora de un hom-bre, Alberto Luberta. Para mayores seña-les, ambos se ubican en la calle Infanta,frente al cabaret Las Vegas.

Evidentemente, el primero se refiere ala emisora Radio Progreso, que cumple es-te diciembre 80 años de su salida al aire, yel segundo se trata de ese edificio de veci-nos ocurrentes y simpáticos conocido portodos como Alegrías de Sobremesa.

Este gran show humorístico musicalprovoca las delicias de la familia cubana ha-ce 44 años. Por él han desfilado las mejoresorquestas de la isla, así como figuras de laactuación de altísimo nivel, con una capaci-dad única para hacernos reír. Todos acom-pañados siempre por la voz y el carisma in-discutible del locutor Eduardo Rosillo.

Alegrías de sobremesa sigue ahí Cuando mencionamos el nombre de

este programa, uno de los más antiguos enla radiofonía cubana, tenemos que recu-

rrir invariablemente al de su creador Al-berto Luberta.

Cada día, durante 41 años, este hom-bre insufló vida a los más diversos perso-najes. Construyó un edificio de vecinos enel mismo centro de La Habana desde elcual supo irradiar toda la cubanía caracte-rística de los que habitamos este país, apartir del reflejo de experiencias cotidia-nas, comunes a todos.

Entonces no fue difícil que Rita Paran-ganillo bajara por La Rampa habanera enbusca del Malecón, o que la pareja explo-siva de la mulatísima Estelvina y Sandalioel Vola’o recorrieran la calle Enramada enel medio de Santiago de Cuba, sin causarel menor asombro. Toda Cuba los conoceporque ellos son parte del pueblo, respi-ran como ellos, hablan como ellos, vivencomo ellos.

Y así sucedió durante largo tiempo has-ta que Alberto Luberta se despidió de suspersonajes queridos. Pero como más sabeel diablo por viejo que por diablo, antes deirse dejó listo el relevo: un muchacho conquien compartía el barbero, ciertos rasgos ala hora de escribir, el amor por el teatro ver-náculo y, por consiguiente, por cada uno delos personajes de Alegrías de Sobremesa.

Con el batón en sus manos desde hacetres años, como gusta decir, el joven escritorAhmed Otero Prado rememora sus inicios:

«Un día me aparecí en su casa conunos guiones y a él le gustaron. A la sema-na siguiente ya yo estaba escribiendo elprograma Fiesta guajira de Radio Progre-so. Lo que no sabía era que él me estabapreparando, nunca me lo dijo. Un día del2007 me pregunta si yo estaría dispuesto aquedarme con Alegrías... Aquello me sor-prendió, pero más que el honor de escribirel programa, yo quería el de escribir con él.Eso fue en enero y la idea era que en sep-tiembre él se jubilara. Pero en marzo, conmotivo de su participación en el FestivalNacional de la Radio en Villa Clara, me de-jó a cargo del programa toda una semana.Y entonces de correcorre tuve que hacerlos primeros ocho libretos. Esa fue la prue-ba de fuego. Después vino la gira nacionaldedicada a Luberta y entonces también tu-ve que escribir. En esos momentos llega-mos a hacer hasta guiones a cuatro manos.Eso fue uno de los estímulos que tuve an-tes de escribir diariamente el programa.»

Y fue así cómo la preocupación de lostrabajadores de Radio Progreso –sobre to-do la del elenco de Alegrías de Sobreme-sa–, de que fuera a perderse este espectácu-lo humorístico musical, quedó sin sustento.

Entonces se impuso el reto de seguirsiendo en la radio un exponente del hu-mor de situaciones, a partir de la conjuga-ción de elementos de la idiosincrasia cuba-

na actualizados al calor de los imperativosde la época y las maneras de consumir losproductos radiofónicos de las nuevas ge-neraciones. Para el recién estrenado escri-tor de Alegrías de Sobremesa, esto cons-tituyó una premisa desde el principio:

«Cuando empecé a escribir humor, Ma-ría de los Ángeles Santana me aconsejó querecordara que el humor de hoy no podíaser el mismo que hiciera ella, pues ya lagente no se ríe de lo que se reía hace 25años. Los códigos referenciales cambian,aunque las fórmulas básicas siguen siendolas mismas. El cubano quiere buscarse yverse reflejado. Y creo que ahí está la clavedel éxito de un programa humorístico.»

El colectivo actoral de Alegrías… tam-bién está consciente de la importancia demantener un espacio como este dentro dela programación de la radio nacional. Aldecir de Aurora Basnuevo, «es un ejemplo,un clásico de la radio nacional. El únicoprograma que conserva el teatro vernácu-lo, que se ha ido perdiendo porque los jó-venes no han tenido la oportunidad de ha-cerlo. A cada rato se pierden los actores, sepierden los escritores, por eso es que de-bemos defendernos. Queremos mante-nernos porque de lo contrario sería perderun reflejo importante de lo que nos identi-fica como cubanos. Además es un progra-ma que también tiene gran audiencia fue-

aniversario 80 de radio progreso

¡Aquí Radio Progreso, presentando...

Alegrías deSobremesa!

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«Ese personaje fue muy discutido an-tes de que entrara en el colectivo porquequeríamos un actor bueno, con talento, yhasta ahora estamos muy felices con él.»

La presencia de este tipo de personajeen un programa humorístico es vital, yaque sobre él recae el peso de las situacio-nes hilarantes aunque no sea este quienprovoque el chiste, algo que Aurora Bas-nuevo se encarga de explicar:

«A Hilario Peña le toca remedar un po-co a Idalberto Delgado, y esa tarea no esfácil porque era la mejor contrafigura.Además, este es un rol muy difícil. Casisiempre los actores no aceptan hacerloporque quieren ser ellos los que hacen loschistes y muchas veces logran el efectocontrario, por lo que yo les digo los «matachistes». Cuando tú le dices algo a DianaRosa, que es una contrafigura también,ella te lo engrandece. Las respuestas queda Mario a mis cosas, inmediatamenteprovocan la risa y eso es muy importante.Yo creo que la contrafigura es la que haceel chiste en realidad, porque al ligarse conel cómico logra su efecto total. Y eso no losabe hacer todo el mundo.»

En un momento determinado se im-puso la necesidad de introducir persona-jes jóvenes de la mano de actores noveles,pues constituía una parte de la sociedadcubana con escasa representación dentrodel programa, como el papel interpretadopor Michel Labarta (Yunieski).

Su creador acepta contar que le «costótrabajo que las personas del medio lo acep-taran, no así el público, porque muchas ve-ces existe mucha mojigatería. Y de prontoél era un muchacho de este país con su for-ma de hablar atropellada como muchos ennuestras calles y su forma de ver la vida. Eneste sentido yo siempre defendí la impor-tancia de sus valores como persona y no suforma de decir. Para apoyarlo mejor hiceun estudio sobre otros personajes similaresque tuvo Alegrías de Sobremesa y que co-mo característica principal tenían el uso delretruécano, las inadecuaciones léxicas, elcambio de palabras por otras, y eso no des-virtuaba para nada el objetivo del progra-ma y no daba malas enseñanzas. En este ca-so ha tenido mucha aceptación, sobre tododentro del público joven».

En las más de cuatro décadas vividaspor Alegrías de Sobremesa, como mismose ha impuesto la inserción de nuevos per-

ra de Cuba a través de Internet, en paísescomo Francia o México».

Todo lo anterior sólo viene a confir-mar que el humor costumbrista, comotambién le llaman, no es un género pasa-do de moda o poco atractivo para las nue-vas generaciones de escritores que llegana la radio. En el caso de Ahmed Otero, si-gue siendo una opción válida sobre la quetodavía se puede trabajar:

«Si preguntas por la calle, todavía serecuerdan los tiempos de Detrás de la fa-chada y San Nicolás del Peladero, porqueeran de este tipo [costumbristas]. Yo nocreo que los jóvenes tengan que asumiruna nueva forma de hacer el humor, sinopoder mantener esa línea aportándole ele-mentos novedosos, actuales, enriquecién-dola. Tal vez, con otra forma de decir, conotro tratamiento de los temas, pero símanteniendo la savia del vernáculo que endefinitiva nos viene desde el siglo xix.»

Indudablemente, aunque tras los des-tinos de los personajes de Alegrías de So-bremesa ya no está el genio de Alberto Lu-berta –aunque se mantiene como el másactivo colaborador–, estos tres años de tra-bajo con un nuevo creador han servido pa-ra consolidar nuevas historias y dotar alprograma de un nuevo dinamismo.

¡Qué gente caballeros, pero qué gente!Alegrías de Sobremesaes un programa

que siempre tuvo la suerte de poseer uno delos elencos más sólidos dentro de la radiocubana. El talento creador de actores comoMarta Jiménez Oropesa, Martha Velazco,Idalberto Delgado, Wilfredo Fernández, An-tonio Rivero, Juan Carlos Romero, AntonioÑico Hernández (Sarría), Armando Soler,Aurora Basnuevo, Mario Limonta, Ramon-cito Hernández, Aida Isalbe, Diana RosaSuárez, Juan Julio Alfonso, entre otros, lo-graron sentar una pauta que regiría el pos-terior desempeño de los artistas que entra-rían a formar parte del colectivo.

Alberto Luberta siempre se cuidó dehilvanar sus historias con tal coherenciaque la entrada o salida de personajes, porimperativos como la muerte o la jubila-ción, no constituyeran una solución deemergencia, sino parte de la dramaturgiaque sostenía el programa.

Esta misma línea ha intentado seguirel nuevo escritor. Así lo corroboran las pa-labras de la actriz María Leisa Olivera.

«Yo también soy de las últimas que haentrado. El personaje que hago (Chiqui)fue el último que introdujo Luberta. ConAhmed no ha habido un bache, no lo hesentido en los libretos ni en el estudio nien la calle con el público.»

Si la historia colectiva demanda las na-turales actualizaciones y con ella la apari-ción de nuevos personajes, esta es una de-cisión que se toma colegiadamente, entretodos, como cuenta Ahmed Otero.

«El primer personaje que yo incorpo-ré a Alegrías de Sobremesa, fue el perso-naje de Constantín, el profesor de teatrode Chiqui, que hace Moisés Rodríguez(uno de los «Robertos»), porque en el pro-grama hacía falta. Aunque sí había come-diantes, algunas contrafiguras, necesitába-mos cómicos. Luberta estuvo de acuerdoporque siempre los personajes que he in-corporado los he pasado por el filtro. En-tonces coincidió conmigo en que Moisésera un cómico nato y que podría encajarmuy bien en Alegrías...»

Diana Rosa Suárez recuerda que unprocedimiento similar ocurrió con el per-sonaje de Chicho (Hilario Peña) ante lanecesidad de incorporar una figura quedesempeñara un papel similar al que ensus tiempos realizara Idalberto Delgadocon su inolvidable Paco.

sonajes, también lo ha sido la moderniza-ción de los establecidos para estar acordecon el momento en que ocurre la recep-ción del programa.

De ahí que como confiesa Aida Isalbe(Bebita), una de sus fundadoras, «los per-sonajes como el mío han sufrido cambios.Porque la Bebita no empezó diciendoesos paquetes que dice ahora, pero el pú-blico la sigue aceptando con esta caracte-rística porque precisamente a veces en-contramos personas así, convivimos conellas. Y Alegrías de Sobremesa sigue re-presentado al pueblo».

Ramoncito Hernández, otro de los ac-tores consagrados, quien tiene a su cargovarios personajes como el del niño quedesordena la rutina del edificio, tambiénse siente muy entusiasmado con los nue-vos aires de su personaje, el cual «ha gana-do en juventud, en ritmo. Algo que es muyimportante: sin perder la calidad con quesiempre se le brindó al público».

Otras de las transformaciones las hasufrido el personaje de Estelvina, «la mu-latísima», como todos los cubanos la cono-cen; quien se siente «modernizada, puesahora es una mulata con sonido surround,sistema DVD y lector mp3. Algo que nodecía antes cuando era sonido estereofó-nico, música indirecta y doble casetera».

Recorriendo los caminos El colectivo de Alegrías de Sobremesa

no se conforma sólo con sentar cátedradesde los estudios de la casi centenaria Ra-dio Progreso. Desde hace décadas prota-goniza giras nacionales que constituyen,sin duda, verdaderas fiestas populares encada uno de los lugares que visitan.

Pepito Ciérvides, director general deeste programa, es uno de los más entusias-tas defensores de esta manera de interac-tuar con la radioaudiencia del país y guar-da en su memoria anécdotas hermosasque vale la pena recordar.

«En todo el país, la gente nos sigue pa-ra vernos. En Camagüey cayó un aguace-ro y se fue hasta la luz en la mitad de la ciu-dad. Las entradas estaban vendidas hacíauna semana y aun bajo la lluvia la gentellevaba carteles que decían: ¡Que vuelvanotra vez!, ¡Que vuelva Alegrías de Sobre-mesa! El público se lanzaba encima de losactores y los tocaba como para comprobarsi eran reales. Era una cosa muy grande.

»Yo nunca pensé que en toda la isla lagente nos siguiera de esa manera. Nos pe-dían que repitiéramos las funciones porqueno cabían en los teatros. Eran plazas llenasde gente en Cienfuegos, Villa Clara, SanctiSpíritus, Santiago de Cuba. Para mí eso tie-ne un valor muy grande porque seguimoshaciendo teatro bufo, vernáculo, que es elnuestro, con respeto. Por eso es que nos he-mos mantenido por tantos años.»

Esta percepción del director es apoya-da igualmente por Ahmed Otero, aunqueeste se toma tiempo para poner en consi-deración otros aspectos que piensa coad-yuvan también al éxito del programa.

«En algunos medios siempre ha habi-do el intento de hacer costumbrismo al es-tilo de los años 70. Entonces percibes queel ritmo no es el mismo, que los chisteshuelen a viejo. Cuando lo analizas te dascuenta de que tal vez no se están usandobien los códigos referenciales y que la for-ma de decir ya no es la misma o los acto-res escogidos no son los más indicados pa-ra ese espectáculo. Sobre esto último creoque la clave está en nuclear actores expe-rimentados con otros que el público tam-bién desea disfrutar. Esto es algo que ca-racteriza a Alegrías…, que todo su elenco,salvo excepciones, son actores, no humo-ristas. Toda su vida se han dedicado a ac-tuar, no a contar chistes. Creo que en lacombinación está la clave para dar pasossignificativos en este sentido.»

En espera de que suene la fanfarria en el Estudio 4En los 44 años que Alegrías de Sobre-

mesa se ha mantenido al aire, no han sidopocos los escollos sorteados. Uno de losmás difíciles todavía no acaba de superar-lo. Y es que en el 2004 un incendio devas-tó el estudio-teatro donde actuaban todo elelenco y las orquestas más importantesdel país, junto a un público que rebosabael lugar cada tarde.

Hoy, el contexto donde nace cada díael programa es completamente distinto. Elestudio es pequeño, hay que poner discosy sólo puede acceder al él un número pe-queño de asistentes.

A pesar de que los actores continúandando lo mejor de ellos, sienten comoMaría Leisa Olivera que «es una lástimatodo este tiempo que el público se ha per-dido el disfrute de un espectáculo que esde sus raíces, de su cultura. Yo, que entréhace cinco años, no he podido vivir lo quelos demás. Como es realmente Alegríasde Sobremesa, no se puede hacer, y lagente se lo está perdiendo, lo mismo lagente de La Habana que de las provin-cias, que tanto venían».

«Alegrías de sobremesa es una combi-nación de música, humor, público, y si fa-lla un elemento ya no es lo mismo», afirmaAhmed Otero. También agrega que «el ac-tor tampoco se motiva igual porque no eslo mismo encontrarse con un público eu-fórico, que se ría incluso de lo que no eschiste como nos ha pasado a veces en losteatros. Pero si se pierde el espectáculo, elactor no puede ver directamente la res-puesta de la audiencia y así saber si lo quedijo funcionó».

Aun así, todavía existen personas queinsisten en llegarse hasta la calle Infanta,para disfrutar de las situaciones sabrosasque se originan cada tarde en Radio Pro-greso. Como un grupo de estudiantes detecnológico que gozaron de lo lindo encuanto Eduardo Rosillo se paró frente almicrófono como cada tarde hace 41 añospara decir: «Y continuamos riendo conun libreto de Ahmed Otero Prado y lasactuaciones de Aurora Basnuevo, MarioLimonta, Aida Isalbe, Ramoncito Her-nández… » CM

Raúl Guanche Nodarse, efectos especiales.

De izquierda a derecha, Moisés Rodríguez, Aida Isalbe, Juan Julio Alfonso, Ahmed Otero,María leisa Olivera, Aurora Basnuevo, Mario Limonta, Osmel Martínez, Pepiro Ciérvidesy Mayra García.

Mario Limonta, Eduardo Rosillo y PepitoCiérvides revisando el libreto del programa.

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H. ROMO SIGLER

ESTE HOMBRE de hablar pausa-do y mirada escrutadora, cuyasmaneras elegantes en ocasionesnos lo acercan más al profesor ti-tular universitario que es y no algladiador en el terreno que nun-ca ha dejado de ser, consideraque la autoridad moral es la prin-cipal carta de presentación quepuede exhibir un ser humano.

Se despidió, como atleta acti-vo, la noche inolvidable del 12 demayo de 1988 cuando, en un cho-que de la Selectiva frente a Las Vi-llas, la afición le tributó, en el La-tino, uno de los homenajes másemocionantes que se recuerden.

A partir de ese instante losbambinazos los obtendría en fó-rums, posgrados, jornadas cientí-ficas o cuanto evento investigati-vo se convocara.

Analista de Cubavisión Inter-nacional y del Canal Habana –pa-ra muchos, entre los que me in-cluyo, el receptor más completode la pelota cubana en los últimos50 años–, posee el récord de ba-teo en Juegos Panamericanos con663, al derrotar en Caracas aMark MackGwire.

La conversación con LA CALLE...fluyó sin apenas percatarnos, en-contrando el epílogo en su hogar.Fue también este diálogo amplioy polifacético regalo de los lecto-res a Pedro Medina Ayón, víspe-ras de su cumpleaños 58 el pasa-do 19 de diciembre. Mayra, sugran amor en la vida, y Pedro Er-nesto, abogado que lo llena de or-gullo como jefe del Tribunal Mu-nicipal del Cerro y que en laUniversidad de La Habana fue unactivo dirigente de la FEU, se su-maron al encuentro con oportu-nas precisiones.

Sabemos que la receptoría es la posi-ción más compleja en el campo. ¿Creesque para desempeñarse en ella hayque tener condiciones innatas o se pue-den formar, con constancia, las habili-dades fundamentales?

Las dos cosas. Sin embargo lomás importante es la capacidad

de evaluación para enfrentar lassituaciones que el juego reserva yque resultan complejas inclusopara los técnicos más avezados.

¿Quiere decir que tú defiendes laidea de que deben ser el pitcher y el re-ceptor los que se pongan de acuerdo yno que reciban órdenes, para cada en-vío, desde el banco?

Lo he respaldado siempre, loque pasa es que, desafortunada-mente, hemos perdido los análi-sis integrales previos a los parti-dos. El atleta tiene que aspirar aconocer al dedillo a cada rival. Enmis años activos, Vinent y el restode los estelares explicaban conexactitud matemática, al finalizarel out 27, qué tipo de lanzamien-to le habían tirado a cada batea-dor en sus distintos turnos.

De todas tus vivencias como téc-nico y educador, ¿cuáles son las prin-cipales enseñanzas?

Aprender a trabajar en colec-tivo, escuchar a las personas yaplicar los conocimientos de ma-nera correcta. En mi equipo In-dustriales del 96 quedamos cam-peones, más por aplicar esafilosofía que por actuaciones indi-viduales. Ese año fue especialporque gracias al apoyo de la di-rección del Partido en la provin-cia, especialmente del compañe-ro Esteban Lazo, y del resto de lasinstituciones, establecimos un sis-tema de atención constante a losjugadores.

A pesar de que no obtuvimos lavictoria, tu jonrón para empatar eljuego frente a Estados Unidos, en la fi-nal de Edmonton en 1981, es quizás laconexión más espectacular de un ba-teador emergente cubano en eventosinternacionales. ¿Te preparaste des-de el banco para ello?

No abrí como regular, perodesde el calentamiento, ademásde dar ánimo me concentré, puessentí que podía salir en cualquiermomento. Muchos se sorpren-dieron de que no empujé la pelo-ta hacia el right, pero esta era laestrategia que me había trazadoal darme cuenta de que el terre-no, por la parte derecha, teníamedidas excesivamente largas y

cualquier conexión por esa ban-da no hubiera pasado de ser unfly a las manos de los jardineros.

El retorno hacia La Habanaresultó la mayor tortura psicoló-gica de mi vida. Nadie pronuncióuna palabra.

Has estado al tanto del intensodebate generado en torno a si puedeser o no altamente competitivo el béis-bol amateur. ¿Cuáles son tus conside-raciones al respecto?

Comienzo sin ambages: la pe-lota en que me formé y la que he-mos cultivado durante décadas es,inobjetablemente, competitiva almás alto nivel. A fuerza de dece-nas de coronas ganadas en todaslas épocas frente a los más varia-dos rivales, nos hemos ganado eseestatus. Ahora bien, nadie puededesconocer que las exigenciascontemporáneas nos obligan a re-plantearnos múltiples conceptos.

¿Puedes ser más específico?Los drilles defensivos prácti-

camente desaparecieron, inclusode los campos de entrenamientoen la primera categoría. En el ba-teo me alarma la proliferación in-controlable de rutinas inadecua-das de swines. Por otra parteresulta impostergable multiplicarel techo concentrando a los pelo-teros más destacados. Hoy exis-ten varios hombres talentososque se sienten inamovibles. Noperciben «presión» y eso al finallos disminuye en su accionar co-tidiano.

¿Cómo concibes la preparaciónprevia a un certamen trascendente?

No pueden existir improvisa-ciones. En el pitcheo cada cual de-be asumir su rol. A la ofensiva hayque buscar bateadores que notengan tantas bolas fallas. Todotiene que funcionar a su debidomomento. Es como en el dominó,no te puedes quedar con fichas enla mano. Tenemos que enseñar apensar más a los jugadores. Losdesafíos se ganan anotando carre-ras, no con ponches ni grandesbatazos aislados, sino anclandoen home. No es una metáfora ex-presar que el beisbol es una espe-cie de ajedrez colectivo.

Una última reflexión para losmás jóvenes.

Que no olviden jamás que Fi-del y Raúl hicieron posible quenos dedicáramos por entero a laprofesión que escogimos, sin elpeligro de que un día nos quede-mos en la calle desamparados.Que tengan voluntad de hierro alsalir al terreno y que nunca seden por vencidos. CM

PEDRO MEDINAAnclando en home

El «31 Azul» vistiendo la camiseta del equipo Cuba durante el Mundial de Japón en 1980.

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ANTONIO RODRÍGUEZ SALVADOR

ALGUNA VEZ HE DICHO que la Autopis-ta Nacional, la única de largo aliento quetenemos en Cuba, empieza en Taguascoy termina en La Habana. No confundolas jerarquías: si el tamaño de los pueblosse midiese por el grado de relación emo-tiva entre sus habitantes, está claro queun taguasquense medio suele conocer amuchas más personas en Taguasco, queun habanero en La Habana.

Y digo Conocer –así, con mayúscula.Saber de cualquier paisano su nombre yapellidos, y el de los padres, y el de losprimos, y dónde estudió, y cómo se lla-maba la primera novia que tuvo.

En las grandes ciudades, las vidas sue-len ir por dimensiones paralelas: cadapersona viaja en su ruta como por un la-berinto de cristal, donde se puede ver alvecino, pero acaso distorsionado, ajenode la intimidad. Hay algo en las grandesciudades que difumina al individuo, loempaña y lo hermetiza; lo torna extrañopara el semejante. En La Habana, porejemplo, pareciese que hay un solo gua-güero: ese alguien que en realidad perci-bimos como un algo, como una cosa. Lamayoría de las veces el guagüero es unasuerte de sustancia secundaria, según lalógica aristotélica, una abstracción; cuán-tas veces no lo habremos visto como unacontestadora automática que en cada pa-rada repite: «No se amontonen delante;un paso atrás, por favor».

Exagero, naturalmente…, pero no tan-to. Palabras como «usuario», «transeún-te», «pasajero», y demás bloques lingüís-ticos que masifican al prójimo y loreducen a un cometido, son impensablesen los pueblos pequeños. En Taguasco,por ejemplo, el que está comprando en latienda es Javier; la que viene por la aceraes Tamara; y quien montó en la guaguafue Martín. Personas que cargan sobresus hombros una historia; que son únicasal tiempo que semejantes. Por eso no eslo mismo un guiño en Taguasco que en

La Habana. Si estoy en la Rampa y unadesconocida de pronto me hace una seña,sólo tengo dos alternativas: la dejo pasaro me disfrazo de seductor. En Taguasco,sin embargo, ese mismo guiño significasaludo, complicidad, alerta, armonía…

Desde luego, no pretendo negar eldesarrollo. Las grandes ciudades tienenla virtud de ser cosmopolitas: son unapuerta al mundo, y también la matrizdonde lo extraño se junta con lo propiopara incorporar genes frescos a la cultu-ra. Son mirada hacia adelante; carrera enbusca de la modernidad; expansión y sín-tesis del pensamiento. En las ciudadesgrandes lo ajeno se tamiza y se amulatahasta que un día llega a formar parte dela idiosincrasia.

Los pueblos pequeños, entretanto,son la sustancia del mito y el carácter dela tradición. Ni Buenos Aires ni CiudadMéxico ni La Habana, podrían encarnarel espíritu de todo un continente. Sin em-bargo, esto puede hacerlo Macondo, le-gendaria aldea creada por García Már-quez en su novela Cien años de soledad,o aquella otra del sur norteamericano,Yoknapatawpha, imaginada por el escri-tor William Faulkner. No por gusto las te-lenovelas brasileñas más disfrutadas porel público cubano han sido aquellas don-de las historias trascurren en pueblos pe-queños: Cabocla, La Bajada, El Resplan-dor; las aldehuelas de Doña Bella y laEsclava Isaura. Es en estos pequeñospueblos donde los personajes se parecenmás a las personas comunes; dejan de sercaricaturas para encarnarnos a nosotrosmismos.

Lo universal podría entenderse en-tonces como ese «yo el otro» del que ha-blaba Rimbaud, o como una suerte de de-mocracia íntima donde «nada humano esajeno», según dijeron Terencio y CarlosMarx. En fin, y por seguir citando a auto-res ilustres, como recomendaba LeónTolstoi: «Si quieres ser universal, pinta tualdea.» Sin embargo, para definir lo uni-versal quizá no tendría que acudir a de-

masiadas fuentes autorizadas; apenas es-cuchar lo que dice mi vecino Alberto Pila:«para conocer al otro sólo hay que hacer-se un sí mismo».

De este modo también es lícito decirque la Autopista Nacional empieza en Ta-guasco y termina en La Habana. Para sercosmopolita y mirar afuera, primero hayque ser universal y vernos por dentro. Lacultura que somos es sobre todo el mitoque somos: el imaginario, las costumbres,la tradición popular; sobre estos pilaresse erigen el pensamiento, las artes, la opi-nión.

Sin embargo, de pronto todos estosconceptos deberán ser revisados. Inter-net, teléfono, televisión y otras tecnolo-gías que eliminan tiempo y distancia, ha-cen creer que somos el Clark Kent contem-poráneo, aquel anónimo periodista que enun santiamén era capaz de trasformarseen Superman. De esta manera, los anóni-mos pueblos con igual celeridad se trasfor-man en sustancia de la Aldea Global, y asíconsiguen tener el mundo al alcance de lamano. Con apenas un clic es posible en-trar al cine, al banco, a la librería.

Ahora el parque Maceo, o Agramon-te, o Martí; o aquella esquina donde so-líamos discutir de béisbol o de política ode lo que nos pareciese oportuno: el Ga-llo de Oro en Taguasco; La Moderna enJatibonico; La Revoltosa en Cabaiguán,cambian de nombre y se llaman Face-book, MySpace o Hi5. Todo parecería ape-nas un cambio de nombre; sólo la vidaque resulta cada vez más perfecta, salvoque el guiño de la muchacha ya no provo-ca la súbita impresión de que el aire esmás limpio y los colores más brillantes;su guiño se ha trasformado en una deesas caritas amarillas, redondas y virtua-les llamadas emoticonos o smileys, me-diante el cual pretende trasmitirnos su es-tado de ánimo, sin enteramente lograrlo.

Ya su beso no viene acompañado delaliento natural y estremecedor, ni del la-tido que intuimos bajo su blusa, ni de lamirada que nos acaricia. De pronto el

amor también se vuelve técnico. Porqueciertamente, las tecnologías han acercadodistancias; y eso es fantástico; pero al mis-mo tiempo han alejado cercanías, y en-tonces hasta nuestros vecinos en ocasio-nes se tornan fotos, videos, correoselectrónicos.

Y ahora cada 31 de octubre hay quecelebrar el Halloween, o el cuarto juevesde noviembre el Thanksgiving, y el tercerlunes de febrero el Presidents Day. Unono sabe muy bien qué está celebrando:aquel comenta que estaba deliciosa susalsa de arándanos; otro que su pavo es-taba relleno con pan de maíz y salvia; laconversación es natural, y entonces unono halla cómo decirles que también tuvoun fin de semana feliz, el cual culminócon un gran banquete a base de arrozcongrí, macho asado y yuca con mojo.No va a ser uno el clásico aguafiestas quelos obligue a buscar en el diccionario, me-nos aún a ser tenido por gente que no po-see cultura de Internet. Por eso, lo mismoque los demás, termina mandando unemoticono feliz, con un gorrito de cum-pleaños rematado con un pompón blan-co. Manda, además, dos copas virtualescon un «espumoso» champagne, que qui-zá nada tengan que ver con sus fiestas,pero que, en cambio, van a resultar másexpresivas que una disquisición de cómose asa un macho en puya.

Uno creía estar chateando con ungrupo de norteamericanos, pero resultaque no: el llamado John es en verdad deBuenos Aires, y Jack es de Río de Janeiro,y Joe de Bruselas. A última hora entranal foro Billy que es de Burundi, y Frankde Haití, y entonces yo me quedo pasma-do: ¿Quién dice que la Aldea Global no escosmopolita? Ya sabía yo que en ella po-demos hallar redes sociales hasta para losmuertos: MyDeathSpace; y para los perrosy los gatos: Unitedcats; y para las flores, ylos cactus, y los helechos, y las aves… Enella también podemos hallar amigos lomismo en Madrid que en Los Ángelesque en Copenhague, y ahora resulta quetambién en Burundi y en Haití.

¿Acaso habrá una red social para elburundés y otra para el haitiano?; ¿habrápara los ugandeses y los nepalíes?, mepregunto. Abro entonces otra ventana, lasbusco, pero no las hallo. Todo se aclara,sin embargo, cuando Billy y Frank expli-can que en realidad viven en Nueva York,y en el mismo edificio… Ah, y que el fa-moso Presidents Day que están celebran-do, como era lógico suponer, es el de lospresidentes norteamericanos. CM

Del guiño en la aldeauniversal al emoticono en la aldea global

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VÍCTOR CASAUS (La Habana,1944). Poeta, cineasta, narrador yperiodista. Licenciado en Lenguay Literatura Hispánicas. Pertene-ció al equipo fundador de la re-vista El Caimán Barbudo. Dirige elCentro Cultural Pablo de la To-rriente Brau. Con una extensa la-bor intelectual que abarca, entreotros, títulos emblemáticos comolos poemarios Amar sin papeles(1980) y Los ojos sobre el pañue-lo (1982), y los libros de testimo-nio Girón en la memoria (1971)

· y ·

Y cuando dije a olvidartedije a olvidarteÉse fue el problemaQue sólo

dijea olvidarte

· para los dogmáticos ·

estay estay estay estay otraflor

· aforismo para

finales de siglo ·

La burocraciadaría risasi no fuerauna cosatan seria

y Pablo, con el filo de la hoja(1983), ha recibido numerosos re-conocimientos dentro y fuera dela isla, entre los que destacan elPremio Latinoamericano de Poe-sía «Rubén Darío» (1982) y elPremio de Periodismo Cultural«José Antonio Fernández de Cas-tro» 2009. En el año 2000 recibióla Orden «Juan Marinello» otor-gada por el Consejo de Estado dela República de Cuba. Sus versos,de personal y depurada factura,han sido traducidos al inglés,francés, ruso, portugués, italiano,checo y polaco.

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ivoINCLUYE POEMAS DE...

VíctorCasaus

· tercera (y también

muy personal)

declaración

de la habana ·

Todo lo que tengoy lo que no tengolo tengoy no lo tengode pie

· somos ·

Somos ciertamente

Somos por encima de las letrasamarillas de los cablesen esta isla luminosaque anteayer fue construida

SANTIAGO ALBA RICOEspecial para LA CALLE DEL MEDIO

LA TIERRA NO ES ESFÉRICA sino rugosa,ondulada, abollada, bulbosa, irregular co-mo un boniato. Vista de lejos –desde el es-pacio, desde un avión, en un mapa–, conlos pies en el aire, se nos antoja tan geomé-trica que no la podemos sentir amenaza-da, nos parece tan próxima que no puededarnos miedo. Pero en lo alto de la monta-ña más alta seguimos tocando el suelo ypor eso allí nos sentimos inseguros; lo quellamamos vértigo o acrofobia es en reali-dad un horizóntigo o geofobia; el miedo,no a las alturas, no, sino a la extensión irre-gular de la Tierra, a su «bajura» tembloro-sa e inclinada, desplegada ante los ojosdesde la raíz de los zapatos. Desde el cie-lo, el planeta parece un juguete; desde lacolina, parece una patata. Todo en él sonarrugas, pliegues, inclinaciones; todo en élson bultos y hendiduras. Hasta la líneadel horizonte se baja, no por catetos, hipo-tenusas y cosenos, sino por quebraduras,sinuosidades, levantamientos, aproxima-ciones. La Tierra es un terremoto provi-sionalmente endurecido, un oleaje mo-mentáneamente sólido.

Como ya sólo imaginamos la Tierra–con sus mares, continentes y países– des-de el aire y en los mapas, hemos acabadopor considerarla un producto nuestro, ar-tificial y controlado. Nos tranquiliza con-cebirla así, como un producto industrial yno como un azar natural, porque cada veznos da más miedo aceptar la fragilidad, lainexactitud, la irregularidad, la irrepetibi-lidad de nuestra existencia. La oposiciónentre la industria y la naturaleza, y la supe-rioridad de la primera, tiene que ver con elhecho de que, mientras que la naturalezasólo produce jimaguas como excepción yanomalía, la industria puede producir enserie y de manera potencialmente ilimita-da objetos idénticos. La naturaleza no sa-be reproducirse sin producir diferencias:entre dos cuerpos, entre dos montañas,entre dos hierbas. La industria se reprodu-ce, al contrario, produciendo identidades:la misma tuerca, la misma camisa, el mis-

mo carro. Que la naturaleza produzca doscosas iguales resulta inquietante; que unacadena de montaje produzca dos cosasdistintas se considera un defecto. Los igua-les naturales dan miedo; los distintos in-dustriales van a parar al cubo de los des-perdicios. Nos tranquiliza, sí, pensar en elplaneta como salido de una fábrica, redon-do, bien acabado, reproducible a voluntad.¿No podremos hacer otro igual, otrosiguales, cuando se nos acabe? ¿Llenar eluniverso de bolitas azules, ponerlas en fi-la, habitarlas eternamente?

El capitalismo, a través del mercado,ha impuesto una medida industrial paravalorar la calidad no sólo de las tuercas ylos accesorios eléctricos –necesariamentesometidos a estandarización o normaliza-ción–, sino también los alimentos y los co-nocimientos. Así lo explica con ironía elveterinario y músico Antonio Calvache enun excelente artículo: «No hay comida demás calidad que la que puedes encontraren un Macdonald's. En efecto, pide unaMacpollo en cualquier lugar del pla-neta, cualquier día del año ya cualquier hora, y reci-birás exactamente lamisma masa, consisten-cia, sabor, olor de carne,la misma esponjosidad ydiámetro del pan, el mis-mo color, grosor, texturade los trocitos de lechuga,idénticos granitos de sésa-mo, etc. Para conseguir esto,la multinacional se jacta detener proveedores en los cin-co continentes. Así, si planta-mos la misma variedad de to-mate en una tierra con similarcomposición y utilizamos losmismos abonos, se conseguiráque un tomate chileno en febrerosea igual que uno marroquí enabril o uno de Almería en junio.»Curiosamente, la asociaciónmental entre calidad e igualdad,inducida por las grandes multi-nacionales de la alimentación,ha acabado por acelerar la trágica pérdida

de biodiversidad en el mundo. El planetaes una patata y las patatas son todas distin-tas entre sí, abolladas e irregulares; el pla-neta es un tomate y los tomates son todosdistintos entre sí; el planeta es un tabaco ylos tabacos, si son buenos, son todos dis-tintos entre sí. Pero el planeta es un boli-che y los boliches, reproducibles en serie,son todos lisos, brillantes, idénticos entresí. También deben serlo las papas, los to-mates, las manzanas; y así desconfiamosde todas las irregularidades que introducela naturaleza, de todas las diferencias queintroducen las manos. Queremos manejarsiempre el mismo carro, lo que es bastan-te sensato; pero queremos comernos siem-pre la misma naranja y fumarnos siempreel mismo tabaco, lo que amenaza 10 000años de enriquecimiento biológico y deplaceres civilizados.

¿Resultado? La Organización de Na-ciones Unidas para la Agricultura y la Ali-mentación (FAO) estima que el 75% de ladiversidad genética de los cultivos se haperdido durante el último siglo. Histórica-mente, el ser humano ha utilizado para sus

En contra de la igualdad (de las naranjas)

Somos aun con nuestros ojos / llorosos de rocío

con el puño y el defectoy el error y el que no sabey el que sabe pero ha errado

Somos por debajo de las débilessonrisas de las suaves mariposasderrotadas Somos siempreen esta zona pequeñita

/ que habitamos

(Ser simplemente seres en este tiempoy este paralelouna amplísima victoria) CM

necesidades entre 7 000 y 10 000 especies;hoy, sólo se cultivan unas 150 y 12 de ellasrepresentan más del 70% del consumo hu-mano. En Estados Unidos, por ejemplo,ha desaparecido de los campos el 93% delas variedades de frutas y productos hortí-colas en los últimos 100 años. En España,en los años 70 había 380 variedades de me-lón; en 2009 se encuentran en el mercadoentre 10 y 12. En México en la actualidadsólo sobrevive el 20% de las variedades demaíz que se cultivaban en 1930.

¿Resultado? El buen gusto, el refina-miento, el know-how, el cuidado, la aten-ción, la destreza, la belleza de cientos degeneraciones se pierden al mismo tiempoque el respeto por las cosas, el sentido dela supervivencia y la capacidad de resisten-cia. Vivimos en el aire, sin vértigo ni angus-tia. El planeta Tierra es un producto indus-trial; las papas y los tomates también. Elplaneta Tierra es un boliche; las naranjas ylos melones también. Lo mismo, por su-puesto, que los hombres, las mujeres y losniños.

Imaginamos el mercado como unagran fiesta de la variedad, la multiplicacióny la diferencia. Es, ya lo vemos, todo locontrario. ¿Se puede decir al menos que,en una relación inversamente proporcio-nal, el capitalismo sustituye la biodiversi-dad por logodiversidad y nos compensade la riqueza natural de que nos priva, delos refinamientos que nos roba y de la vi-da que nos acorta multiplicando las «mar-cas», ya que no los productos? Ni siquieraeso es cierto. De las miles de bebidas re-frescantes registradas en todo el mundo, el73% pertenecen a Coca-Cola o Pepsi-Cola.La cervecera Heineken, por su parte, esdueña de 130 marcas de cervezas en 65 países, y la ominosa casa Nestlé es propie-taria de 15 marcas de cafés, 12 de bebidas,16 de productos no frescos, 30 de helados,17 de comida infantil, 3 de alimentos paradeportistas, 5 de condimentos, 5 de conge-lados, 4 de productos refrigerados, 51 dechocolates y galletas y 19 de alimentos pa-

ra mascotas. Según la visión religiosatradicional, un solo dios creó la plura-

lísima riqueza de la madre tierra; ba-jo el capitalismo, 4 ó 5 dioses, al

mismo tiempo que la destruyen,crean en su lugar, para ocultar lapérdida colectiva, para obtener

beneficios privados, un alegre bu-llicio de nombres y logotipos.

Esto es malo. Pero peor aún esque nos sintamos tan contentos, tan

civilizados, tan avanzados, con este em-pobrecimiento. CM

FE DE ERRATALa revista advierte que en el número 17, en esta sección, el poe-ma de Soleida Ríos que aparece titulado erróneamente como«Vacas con un mar de fondo», lleva por título en realidad «Últi-ma noche del Zamfir». Lamentamos el error, que es responsabi-lidad de esta Redacción.

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JORGE WEJEBE COBO

EDGAR HOOVER fue jefe del Buró Fede-ral de Investigaciones (FBI) durante 48años hasta su fallecimiento el 2 de mayode 1972. Profesó un anticomunismo furi-bundo y convirtió su organización en unode los servicios secretos mayores del mun-do con el que vigiló, reprimió y chantajeóa políticos, intelectuales, artistas y a todoaquel que consideraba un peligro para suspropios intereses. Sabía demasiado y sie-te mandatarios a los que supuestamentesirvió no pudieron o no quisieron prescin-dir de sus servicios. Sin embargo, mostróuna sospechosa incapacidad para preve-nir los asesinatos del presidente John F.Kennedy y de su hermano Robert, FiscalGeneral. Documentadas investigacioneslo vinculan con esos crímenes.

El Director del FBI declaró días antesdel atentado de Dallas que «los asesoresmás cercanos del presidente Kennedy soncomunistas o simpatizantes del comunis-mo». En la tarde del 22 de noviembre de1963 no pudo ocultar su alegría al infor-mar la tragedia a Robert Kennedy, quienno pasó por alto el exultante estado de áni-mo del mensajero, según confesó a unamigo, y no demoró en obtener evidenciassobre los autores del magnicidio.

En su obra The Yankee Cowboy War,el investigador Carl Oglesby expone laasistencia de Hoover a una reunión el 21de noviembre en Dallas para la coordina-ción final del atentado, junto con el propiovicepresidente Lyndon Johnson, Allen Du-lles –ex jefe de la Agencia Central de Inte-ligencia (CIA) destituido por el presidenteKennedy tras el fracaso de la invasión dePlaya Girón–, Richard Nixon, ex vicepre-sidente, poderosos hombres de negociosdel complejo militar industrial y figuras dela mafia. El encuentro también fue confir-mado por el periodista francés WilliamReymond en su libro El Último Testigo,en el que incluye confesiones de Billie Sol

Estes, un millonario vinculado a Johnson,figura importante en la conspiración.

Durante las sesiones del Comité Selec-to de la Cámara de Representantes de Es-tados Unidos que investigó el crimen en1979, se concluyó que la CIA y el FBI nogarantizaron una efectiva protección almandatario y presentaron fallas en deter-minar si existía una conspiración para elasesinato.

Pero en Dallas no se resolvieron defini-tivamente los problemas con los Kennedy.Para las elecciones presidenciales de 1968se auguraba un seguro triunfo de Robert,por lo que el 6 de junio de ese año en el Ho-tel Ambassador, en Los Ángeles, según ver-sión oficial, fue baleado mortalmente porun joven de origen árabe nombrado Sir-ham Bishara, el cual inexplicablemente seencontraba a metros del político a pesar delos cordones policiales. De acuerdo contestigos, el día del asesinato el director delFBI destruyó documentos y grabacionesque eran evidencias sobre el caso.

También Hoover en esa época llevóadelante el programa de contrainteligencia«Cointelprot», que tuvo entre sus blancosmás importantes al líder religioso negro re-verendo Martin Luther King, quien fue ul-timado el 4 de abril de 1968 por un tiradoren un balcón del hotel donde se hospeda-da en la ciudad de Memphis. En 1999 la fa-milia de Luther King demostró ante la jus-ticia la existencia de una conspiración conla cooperación del FBI, pero por decisiónoficial hasta el año 2027 no se desclasifica-rán documentos relacionados con el caso.

Mafia y enanos Edgar Hoover nunca se casó y aunque

en público denigraba a los homosexualesa los que consideraba «perros perverti-dos» y los purgaba de cargos oficiales, enla década de 1950 acudió a divertirse a uncentro nocturno con su amigo íntimo detoda la vida y ayudante personal ClydeTolson, sin percatarse de que estaban ba-

jo las cámaras ocultas del jefe mafiosoFrank Costello, dueño del lugar, que obtu-vo fotografías comprometedoras que mos-traban a Hoover ataviado con prendas in-teriores femeninas.

Costello y los padrinos de la mafia leguardaron gustosamente el secreto de susexcesos a Hoover, quien pagó al negar queel crimen organizado existía en EstadosUnidos como muestran sus declaraciones:«No sabemos nada de la mafia ni de las fa-milias de Nueva York. No hemos seguidoeste asunto.» También saboteó los esfuer-zos del senador Estes Kefauver, que presi-dió un comité desde 1950 para investigarel crimen organizado.

La figura de Hoover ha promovido fa-bulaciones, como las presuntas memoriaspóstumas de Alan Brigto fallecido en 1993,quien relató que fue fundador de un gru-po secreto de 7 agentes enanos organiza-dos por el director del FBI para tareas es-peciales de inteligencia.

El relato no produjo la admiración quehabía esperado el supuesto Brigto por losfantásticos servicios que se adjudicó, entrelos que incluyó la ocasión en que perma-neció 30 días en una tubería de ventilaciónde la embajada soviética en Estados Uni-dos sirviendo como micrófono viviente, ocuando se escondió en una caja fuerte enla oficina oval de la Casa Blanca para pro-teger al entonces Presidente Johnson deun atentado y la historia de que sustituyóa un niño que actuaba con una perra en-frentado al crimen en la serie Lassy, paraimposibilitar que agentes secretos cuba-nos sabotearan el programa.

Lo que realmente estimuló la ficcióndel pequeño personaje fue la burla del pú-blico, incitada por el propio reconocimien-to de Brigto sobre la condición de homo-sexual de su jefe, con lo cual se elaboraronlas más variadas suposiciones sobre la uti-lización como objetos sexuales de los 7 en-anos por Hoover, en una adulterada ver-sión de Blancanieves.

Comunistas de la CIAEl senador Joseph McCarthy fue elegi-

do en 1950 el peor político por la prensade Washington. Dicen que para salvar suescaño buscó apoyo e inspiración en Hoover para emprender su famosa cace-ría de brujas, y bajo la supervisión deaquel alentó la elaboración de denunciassobre la infiltración de tendencias comu-nistas en los medios culturales, agenciasoficiales y entre las celebridades de Holly-wood, en las que incluyó imputacionescontra Charles Chaplin –que tuvo que exi-liarse en Europa–, vigiló igualmente a Ma-rilyn Monroe, Pablo Picasso, Elvis Presley,Dashiel Hammet, Arthur Miller, ErnestHemigway y hasta Albert Einstein, lo cualfue acompañado por la purga de más de10 000 libros de bibliotecas oficiales al serconsiderados favorables al comunismo.

Además, el senador de Wisconsin acu-só de infiltración comunista y amenazócon llevar una vista pública al Pentágono,al Departamento de Estado y la propiaCIA, que para la época lideraba, junto conotras agencias gubernamentales, sensiblesoperaciones encubiertas dentro de la inte-lectualidad y los sectores de izquierda pa-ra forjar una nueva estrategia de guerrasculturales en el enfrentamiento a la URSS,el bloque socialista y los movimientos po-pulares a escala global.

Los principales ingredientes de estanueva estrategia eran la propaganda y lamanipulación de la cultura norteamerica-na como alternativa al sistema soviético.No se podía vender al mundo la imagendel modo de vida norteamericano ni reclu-tar adeptos entre intelectuales con unaimagen de Estados Unidos –ya deteriora-da por la ejecución de los esposos Rosen-berg en 1953– enaltecida por el maccar-thismo, con artistas de Hollywood ygrandes escritores perseguidos por unanueva inquisición.

McCarthy fracasó estrepitosamente altratar de demostrar sus acusaciones con-tra altos militares en una sesión públicadel Senado. Cayó en el descrédito y perdióel apoyo del gobierno, para el cual se con-virtió en una figura embarazosa. Murió al-coholizado en 1957.

Por su parte, Hoover no fue afectadopor el reajuste y sus métodos se mantuvie-ron inalterables y conforman los principiosde la organización que fundó. En 2001 sepropuso en el Senado de Estados Unidosretirar su nombre del edificio del FBI porser una mancha a la institución, lo cual noresultó aprobado. Cuando falleció a los 77años de edad, se decretó duelo oficial, y elpresidente Richard Nixon declaró que ha-bía perdido a un amigo y un gran colabora-dor, aunque en privado comentó que gra-cias a Dios se había liberado de ese viejohomosexual, y limitó a 10 años la perma-nencia de un director del FBI en el cargo. CM

FUENTESLa CIA y la Guerra Fría Cultural. Francis Sto-

nor Saunders. Editora de Ciencias Sociales,La Habana, 2003.

Imperialismo del siglo XX: Las Guerras Cultu-rales. Eliades Acosta Matos. Editora Abril, LaHabana, 2009.

«EE.UU.: la CIA nostra». Granma, nov. 21, 2008.Artículos publicados en internet.

La importancia dellamarse Edgar Hoover

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AILER PÉREZ GÓMEZ

CONOCÍ A SEXTO SENTIDO hace algunosaños, en mi época de estudiante del conser-vatorio «Amadeo Roldán». Sin embargo,coincidí nuevamente con Yudelkis LaFuente, Arleti Valdés, Melvis Santa y Elie-ne Castillo, precisamente en «el lugar dedonde son los cantantes». El evento «Ra-fael Cabrera In Memoriam» nos dio laoportunidad de compartir espacios y crite-rios en medio del empeño de llevar el artemusical [fundamentalmente de concierto]a zonas intrincadas de la Sierra Maestragranmense. LA CALLE DEL MEDIO aprovechóla ocasión para conocer más sobre la tra-yectoria de una agrupación que con casi 13años de vida, se ha construido desde el re-to de asumir con autenticidad caminos mu-sicales fundados en tradiciones nacionalesy foráneas, y a su vez insertarse en el ámbi-to contemporáneo de comercio y consu-mo, en el que han podido perfilar un estilomuy particular en el acontecer actual de lamúsica cubana.

Si algo ha identificado a Sexto Sentidoes lafacilidad de inserción en diferentes ámbitos cre-ativos, quizás por eso su presencia en este even-to dedicado a la música de concierto, aunque superfil se inclina más al ámbito de la música po-pular. ¿Cómo ustedes definen su trabajo, tenien-do en cuenta esos dos ámbitos donde al parecersu propuesta rompe fronteras?

Yudelkis La Fuente: Lo que hacemoses música popular, pero no es la primeravez que nos invitan a un evento de músicade concierto. Quizás eso tiene que ver conel trabajo vocal que hacemos, que tiene re-lación con los elementos de trabajo coral yde otros cuartetos y quintetos vocales quehacen música de concierto; pero básica-mente los géneros en los que nosotros in-cursionamos son de música popular.

Eso puede estar relacionado también con laformación académica que recibieron.

Yudelkis La Fuente: Puede ser, aun-que no estoy muy segura porque a vecestambién es por desconocimiento. Algunaspersonas piensan que solamente cantamosa capella, muy poca gente conoce el trabajoque hacemos con el grupo. El trabajo a ca-pella muchas veces se ha enmarcado en lamúsica de concierto, no sé si erróneamen-te, pero eso depende del estilo que tenga.

Arleti Valdés: En el caso nuestro losarreglos son muy contemporáneos.

Sin embargo, el estilo que ustedes han de-sarrollado tiene que ver con diferentes influen-cias y tradiciones, aunque los arreglos sean con-temporáneos. Por ejemplo, música de origennorteamericano, la época de los cuartetos en Cu-ba, incluso parte de la propia formación acadé-mica en relación con el ámbito coral.

Arleti Valdés: Sí, nos sirvió de muchola escuela para poder aprender un poco latécnica del canto, aunque ninguna de noso-tras viene de formación vocal, todas venía-mos de carreras como piano, violín, y tresde nosotras terminamos graduándonos deTeoría de la Música; pero ninguna estudiódirección coral ni nada similar. Cantamosporque nos gusta y supimos encontrar elcamino para hacerlo de la manera que nosgustaba, con la influencia de la música nor-

teamericana y poniéndole un poco de loque nosotras quisimos aportar. Básica-mente nuestro trabajo es eso.

Hubo un tiempo en que muchas perso-nas nos llamaban para hacer música porencargo, para programas o eventos políti-cos importantes del país, y teníamos quemontar rápidamente temas de muchos au-tores cubanos o internacionales y lo hacía-mos a capella; pero Sexto Sentido comenzóa cantar con backgrounds en 1997, y hacecinco o seis años que tiene un grupo con unformato bastante estable de cinco músicos.De modo que todos nuestros conciertos,nuestros discos, se hacen con músicos, osea, que quizás hay un poco de desconoci-miento y poca promoción en este sentido.

Hablando del repertorio más específica-mente, a mí me parece que a través de los añosSexto Sentido ha sufrido una transformación;con el paso del tiempo han utilizado más la mú-sica cubana y también de otras procedencias, nosólo norteamericana.

Arleti Valdés: Con esto pasa una co-sa curiosa. Nosotras comenzamos a cantarnuestros propios temas, y resulta quecuando fuimos a entrar al mercado y noshicimos profesionales, encontramos mu-chas cosas en el camino que a lo mejor noqueríamos hacer; por ejemplo, grabar undisco con un sello [Elephan Records] quetenía un interés diferente al de nosotras.Pero nos interesaba grabar el disco, al mar-gen de que nos gusta todo tipo de música,principalmente la de Brasil, Estados Uni-dos y Cuba. Sin embargo, el segundo discolo dedicamos al feeling, haciendo nuestrosarreglos de muchas canciones de ese mo-vimiento, por eso el disco se llama Mi fee-ling. Lo hicimos con el sello Colibrí, y elproductor musical fue Joaquín Betancourt,quien hizo la mayoría de las orquestacio-nes, aunque los arreglos vocales sí los hici-mos nosotras. Resulta que en el tercer dis-co, que todavía no ha salido, es dondeestamos desarrollándonos como composi-toras que somos desde el año 1997. Ahoraes que realmente podemos decir que esta-mos haciendo lo que más nos gusta.

Es decir que el mercado ha influido notable-mente en la evolución de su estética.

Arleti Valdés: El mercado te imponeuna realidad y tú lo asumes o no. A noso-tras siempre nos interesó hacer todo tipode música, y creo que eso nos ha nutridomucho. También pienso que ahora esta-mos más maduras musicalmente para ha-cer lo que pensamos al principio. Toda es-ta transición por la que hemos pasado nosha ayudado para que ahora nuestros temassean mucho más sólidos y podamos lan-zarlos de una manera más segura.

Eliene Castillo: Con este disco es-tamos muy entusiasmadas, porquecomo decía Arleti, ya estamos un po-co más maduras también en cuan-

to a estilo, porque siempre hemos com-puesto canciones; pero aquí se ve un pocomás el estilo de cada una en los arreglos vo-cales e instrumentales, aunque todo se fun-de sobre la misma esencia, de rhythm andblues (R&B), jazz, funky, soul…, incluso hastaahora la producción es independiente, to-davía no hemos escogido disquera, esta-mos siendo bastante cuidadosas con estedisco porque es como un hijo, es el terceropero es como si fuera el primero.

Arleti Valdés: Nos estamos estrenan-do como compositoras, productoras musi-cales y ejecutivas también, como arreglis-tas, quisimos hacerlo todo nosotras paraexperimentar, ver qué sucedía.

¿Cómo funciona en el grupo ese procesocreativo, se hace de forma colectiva o indivi-dual, cómo es la interacción en ese sentido?

Arleti Valdés: Nosotras contamoscon la suerte de no tener a nadie que ven-ga desde afuera a hacer, por ejemplo, arre-glos vocales, ni siquiera los movimientosescénicos o nuestros textos en las cancio-nes. Nos hicimos muy independientes des-de el principio, porque era una música queaquí en Cuba no se hacía, salía naturalmen-te de nosotras, y al final llevamos casi 13años juntas y nadie ha podido hacerlo me-jor que nosotras, ya tenemos una uniónmuy perfecta en ese sentido.

¿Y han sido la misma formación desde elprincipio, al menos desde su inicio profesional?

Melvis Santa: Sí, incluso desde antes.Todo surgió a partir de un encuentro es-pontáneo, de la escuela, el aula. Precisa-mente es el gusto musical lo que nos une,la amistad y a la vez la afinidad musical,pues ha sido eso lo que formó y lo que hafortalecido el trabajo del grupo.

Nosotras buscamos una manera de ha-cer llegar nuestro trabajo, y la primeraoportunidad fue el concurso Jojazz en el

2001. No teníamos una idea clara, cons-ciente, de lo que era el jazz, de lo que se po-día hacer, del alcance que tenía, solamentecontábamos con el gusto musical y la no-ción general de la música que nos gustaba;entonces nos dijeron: «hay que buscar unestándar y una música libre que ustedesquieran y presentarla, arreglarla»; así queescogimos una tema de Billi Strayhorn,«Lush Life», y «Pasos Gigantes» de [John]Coltrane. Salió bien, resultamos primer lu-gar compartido. Ahí, sin querer, se nosabrieron las puertas del mundo del jazz,porque ya teníamos que hacer un disco, yChucho Valdés después nos llevó a festiva-les. Fue entonces cuando primero nos ale-jamos de lo que veníamos haciendo, queera R&B, luego se nos presentó la oportu-nidad de hacer música cubana, tradicional.Poco a poco, con nuestra idea y tambiénlos consejos de otras personas, nosotroshemos ido perfilando lo que somos.

Entonces, ¿cómo ha sido la formación de us-tedes para poder asumir esos géneros, tanto eljazz como la música tradicional cubana?

Melvis Santa: Ha sido particularmen-te influencia familiar. Arleti viene de unafamilia de excelentes músicos –los Cana enCamagüey y en La Habana son conocidísi-mos–; Yudelkis también, su mamá fue inte-grante de un cuarteto muy importante ensu época, Tema IV, y después trabajó mu-chos años con Síntesis; ellas vienen con esatradición familiar. Eliene y yo somos lasprimeras músicos de nuestras familias, pe-ro tenemos padres que también tienen esainclinación artística. Además, el conoci-miento que te aporta la escuela te da la con-ciencia de respetar y valorar los géneros,porque nosotras siempre le ponemosnuestro sello, pero a partir de lo que ya es-tá creado y sabiendo el valor que eso tiene.Coincidimos una vez con Marta Valdés

Sexto SentidoDESDE EL LUGAR DE DONDE SON LOS CANTANTES

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que nos dijo: «si ustedes van a hacer unaversión es para mejorarla, nunca para de-gradarla»; pues una de las cosas que a ellale gusta de nosotras es que cada canciónque arreglamos es una nueva propuesta delo mismo, pero respetando la esencia.

¿Cuánto les ha aportado ya concretamentesu inserción en otros ámbitos musicales, es decircon otros músicos, tanto con el grupo como demanera individual?

Eliene Castillo: La amplitud de nues-tro estilo nos ha hecho abrir las puertas aotros estilos y a otros músicos que siemprenos llaman para que colaboremos conellos. Nuestro trabajo discográfico es másamplio en colaboraciones que en produc-ciones propias. Hemos acompañado aChucho Valdés, a Mayra Caridad Valdésen el jazz; también cantamos con Silvio Ro-dríguez, Pablo Milanés, que es otro estilo.

También en el ámbito del hip hop.Eliene Castillo: A nosotras nos en-

canta el hip hop; de hecho comenzamoshaciendo R&B con un poco de hip hop.Hemos incursionado en tantos géneros,que hasta se ha vuelto en contra nuestra,pues las personas esperan una cosa y re-sulta otra; o no esperan muchas de las co-sas que les mostramos después en el show.Sin embargo, nos ha ayudado a la hora deestar presentes al lado de artistas que pien-san en nosotras cuando quieren tener uncoro interesante, un coro específico. Pue-den llamar a otras coristas –hay muchoscoristas excelentes–, pero tenemos esa vir-tud y ese privilegio de que las personascuando quieren hacer ese tipo de trabajo,llaman a Sexto Sentido.

Yudelkis La Fuente: Igualmente nosaportan las colaboraciones que hacemosde forma independiente; las personasnormalmente nos conocen como cuar-teto y en los 13 años que llevamos

juntas, nos ha sido difícil salirnos de eseencuadre, porque la gente se da cuenta deque tenemos un empaste, que hay unacompenetración muy fuerte entre noso-tras. Pero, por ejemplo, Melvis trabaja conInteractivo últimamente, ha hecho cosascon Descemer Bueno, con Kelvis Ochoa.Eliene también ha hecho sus colaboracio-nes en cosas de hip hop que tienen másque ver con su forma de cantar; Arleti y yotambién, nos hemos ido esparciendo.

Y en las presentaciones en vivo, ¿tambiénjuegan con eso o su proyección siempre es comocuarteto?

Yudelkis La Fuente: Es lo que te de-cía, ha sido poco a poco. Últimamente enlos conciertos tenemos una parte en la quecada una tiene un estándar o una cancióny la defiende en el escenario como solista,y eso también es interesante, pero es muydifícil.

Arleti Valdés: Pero creo que una so-lista cuando quiera trabajar en cuarteto, sedará cuenta de que también es muy difícil.Puede haber dúos, tríos, pero en cuartetola armonía es mucho más completa, y esopuede ayudar después para ser solista, in-cluso puedo poner el ejemplo de Las D’ Ai-da, que todas fueron excelentes cantantescomo solistas, pero primero fueron uncuarteto, y creo que les ayudó mucho esaformación. Siempre ayuda mucho la for-mación de coro, de cuarteto, porque teacostumbras a oír otras cosas, otros ele-mentos y a tener una independencia.

En ese aspecto creo que la propuesta de Sex-to Sentido ha tenido quizás un reconocimientodel público en general, porque de algún modoretoman ese formato que tuvo mucha populari-

dad en Cuba y por el cual hay cier-

ta nostalgia en algunos sectores. ¿Cuánto decierto hay en este criterio?

Yudelkis La Fuente: Nosotras en es-te caso hemos sido privilegiadas, porquehemos tenido el apoyo del público que ex-traña esa época. Hay mucho público, ma-yor de 50 años por ejemplo, que asistía atodos los eventos de cuartetos y seguía acuartetos específicos que eran sus favori-tos; entonces tenemos el apoyo y la prefe-rencia de las personas que extrañan esaépoca, que tienen esa añoranza de oír mú-sica vocal, y también el de la gente que notiene esa cultura, o sea, gente más jovenque no conocen toda la historia de cuarte-tos y de grupos vocales que hubo en Cuba,pero que a la vez les parece atractivo. Porese lado somos privilegiadas porque tene-mos los dos públicos, y a la gente les gustael grupo.

Arleti Valdés: Me atrevería a decirque la tradición musical de los cuartetos sequedó un poco estancada en Cuba, porquenosotras tuvimos influencias por ejemplo,de Estados Unidos, donde sí existían en losaños 90 y 80 muchos grupos, cuartetos,quintetos, sextetos incluso, y allá sí hay esatradición, todavía existen, aunque quedanpocos. Yo creo que los cuartetos no se re-novaron mucho, entonces nosotras capta-mos una cosa que vimos en otro lugar, queera muy moderno y lo hemos hecho anuestra manera, y hasta ahora nadie nosha seguido. No se trata de ser un cuartetovocal como Los Zafiros, como Las D’ Aida,porque la música va evolucionando y túpuedes hacer música tradicional, pero tam-bién hay que ir con el tiempo.

Yudelkis La Fuente: La música de loscuartetos aquí tuvo una tradición muygrande, la gente los seguía, llenaba teatros.Ahora, de hecho, ya no quedan tantos, yael público no asiste con el mismo entusias-mo, la promoción no es la misma, ahora sepromocionan otras cosas.

Eliene Castillo: Yo creo también quehay una tendencia mundial un poco indivi-dualista. A nosotras, que somos amantesde la música norteamericana, y del jazz,nos han dicho personas que viven allá queya no hay grupos, prima el individualismode vender a un cantante, es muy importan-te la imagen, ya no funciona lo grupal. Úni-camente, por ejemplo, proyectos comoOperación Triunfo, o shows que escogen apersonas: una rubia, una china, una negra,y hacen un producto. No es espontáneo,como lo somos nosotras.

Sin embargo ustedes sí tienen una propues-ta de imagen que resulta atractiva para el públi-co. ¿Piensan en eso también?

Eliene Castillo: Sí, por supuesto. No-sotras, sin perder la esencia de la música,que es lo que más defendemos, hemos tra-tado de equiparar eso con la imagen, mos-trar un estilo de la mujer en primer lugar,también de la mujer negra.

Arleti Valdés: Nosotras pensamosque el artista es un todo, no se trata sola-mente de cantar bien y no proyectar en laescena una actitud quizás elegante. Noso-tras también tratamos de dar un mensaje,porque como artistas todos nos miran,quieren quizás parecérsenos. Tratamos demostrar algo que estéticamente guste, seaagradable a la vista, no sólo auditivamente.Se trata de darle importancia a todo; yocreo que eso hasta tiene que venir desde laescuela. En las escuelas cubanas de músicaque son tan buenas, a veces falta eso de en-señarles danza, actuación a los músicos,para que cuando salgan a la escena puedantener un poco más de carácter, cosas quenecesita tener el artista, sobre todo hoy quese vende tanto la imagen. Hay que darleimportancia a todo, es nuestra opinión.

En cuanto a sumar públicos ustedes se hanasociado a proyectos de tipo social que quizás

han ayudado en este sentido también. Me refie-ro a la Expedición junto a Silvio Rodríguez y ala campaña de lucha contra las ITS. ¿Cuánto leshan aportado experiencias como estas?

Melvis Santa: Recibimos la noticia deque Silvio quería contar con nosotras parahacer una expedición por todas las prisio-nes del país, con el principio del mejora-miento humano y darle a todo hombre unaoportunidad –en este caso cultural– parahacerse mejor persona. Inicialmente tuvi-mos miedo, porque no son lugares dondecomúnmente uno canta. Tuvimos que ha-cer un esfuerzo y crecernos, porque no erasolamente llegar y cantar, sino que se tra-taba de un acercamiento, de trasmitirles alas personas que estuvieran ahí que son se-res humanos, que todos tienen la mismaoportunidad o el derecho de equivocarse yrectificar. La música era sólo el pretexto, yeso es lo que tiene el valor más profundo.Eso nos aportó mucho; musicalmente tam-bién nos aportó porque compartimos conotros músicos; pero más que todo fue uncrecimiento espiritual grande, que influyeen la manera de componer, de proyectarsey queda marcado en nuestra carrera.

Arleti Valdés: Había un mensaje entodo aquello: que el arte puede hacer cam-biar al hombre. Eso es algo que Silvio creey que nosotras también entendimos. Ade-más conocimos a otros músicos, comparti-mos con ellos y nos nutrimos de esas cosas;incluso los mismos presos tenían sus gru-pos musicales, tocaban changüí, son, y tedabas cuenta de su valor, hay muchos can-tantes buenos, recitadores…

Yudelkis La Fuente: A la campañacontra las ITS llegamos por la novela La ca-ra oculta de la Luna, para la que LucíaHuergo nos llamó a hacer la canción dedespedida. A partir de ahí nos interesamosmucho en el tema; Arleti compuso una can-ción sobre el amor en general y enseguidafuimos al Centro de Prevención del VIH-SIDA para brindarla y utilizarla en la cam-paña. Ellos nos propusieron que fuéramosla imagen femenina de la «Campaña Mu-jer», y desde entonces hemos hecho mu-chísimas actividades en las comunidadesmás afectadas. También tenemos una pe-ña de prevención del VIH, los segundos sá-bados de cada mes en la Galería Génesis,que está en la Plaza Vieja. Se hacen pregun-tas sobre el VIH, sobre las ITS, y todo secombina con la música de nosotras en vi-vo. Incluso tenemos que agradecerle alCentro de Prevención que nos apoyó mu-cho en este último video que hicimos de«Tú puedes»; un video siempre ayuda,pues la imagen en la actualidad es muy im-portante, pero es muy difícil hacerlo por elpresupuesto que requiere.

¿En qué otros espacios usualmente se pre-senta Sexto Sentido, al margen de giras nacio-nales o de eventos que se convocan en las pro-vincias?

Yudelkis La Fuente: Además de la pe-ña, nos presentamos en «La Zorra y elCuervo» dos o tres veces al mes. Es el lugardonde más nos podemos presentar, hacernuestros espectáculos.

Sobre las giras nacionales yo quieroaclarar que nosotras no hemos tenido nin-guna suerte; hemos hecho la mitad de unagira nacional en nuestra carrera, que fuepor nuestros 10 años. Empezamos a hacerla gira por las provincias de occidente y nopudimos terminar la parte oriental, sólollegamos hasta Camagüey, y todavía esta-mos esperando. Creo que no es justo. Nosólo en La Habana está el público, hay mu-cha gente en las provincias que nos prefie-re; en Oriente sobre todo hay mucha gen-te que le gusta el grupo y no hemos podidoconcretar eso, presenciarlo. Tanto el pue-blo como nosotras estamos deseando eseintercambio. CM

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Un comentario del exce-lente debate que se diodurante toda la semana

pasada me motivó a escribir estaspalabras.

En un breve pero llamativo co-mentario, «Ricardo» opinó:

…sería bueno que [nuestros pelote-ros] pudieran acceder libremente a ju-gar a otras Ligas y también a las Gran-des Ligas Norteamericanas.

Manteniendo el espíritu de estedebate, creo que en esa idea debe

profundizarse más.Hay algunos problemas que deben

analizarse de manera bien profunda, contodas las aristas que contienen y mirarcon luz larga y neblineros lo que se pro-ponga hacer.

PRIMER PROBLEMA

Mientras dure el bloqueo, ningún cu-bano que viva en Cuba puede cobrar uncentavo de nada que haga en ninguna es-fera en Estados Unidos, o sea que parapoder hacerlo tiene que abandonar su país, renunciar a su patria. Hay chinos dela República Popular China que jueganbásquet en la NBA y no tienen que aban-donar su país; un cubano no puede hacer-lo, por obra y gracia del bloqueo que esuna ley vigente en Estados Unidos.

SEGUNDO PROBLEMA

Tratemos de seguir pensando con luzlarga y neblineros en qué pasaría connuestra muy querida Serie Nacional.

¿No se correría el muy peligroso ries-go de que la Liga Cubana, o sea, nuestraSerie Nacional, se convierta en lo que sonlas Ligas de Venezuela, México, Repúbli-ca Dominicana y Puerto Rico?

Y ¿qué son esas Ligas?Son el lugar donde juegan:1. Los que no tienen suficiente calidad

para jugar en Grandes Ligas. 2. Los veteranos. 3. Los que se están recuperando de

una lesión o tuvieron un mal año. 4. Los novatos que están por despun-

tar y no han sido firmados todavía. Seamos honestos: las Ligas de Vene-

zuela, República Dominicana, Puerto Ri-co y México son una suma de las cuatrocategorías anteriores.

Y hasta podría ser peor y ocurrir algosemejante a lo que pasó en la Liga dePuerto Rico en el 2008, cuando hubo quesuspenderla, esencialmente por falta dejugadores.

Hasta la Liga Japonesa, que antes nolo permitía, ya no puede parar el éxodo desus estrellas hacia Grandes Ligas de Esta-dos Unidos, a pesar de proteger a sus ju-gadores por unos años y cobrar indemni-zaciones monetarias por cada peloteroque firma con un equipo norteamericano.

TERCER PROBLEMA

¿Qué pasaría con nuestro muy queri-do y defendido por todos, equipo nacio-nal de béisbol, el Equipo Cuba?

Todos somos apasionados cuando cri-ticamos porque no fue fulano o mengano,porque pusieron a este por este otro, etc.

Pero imaginen: ¿qué pasaría a la horade conformarlo si, por ejemplo, YulieskyGourriel, Alfredo Despaigne y Freddy As-siel, están en plena temporada con unequipo de las Grandes Ligas y no puedenintegrar el Equipo Cuba?

No voy a referirme solamente a queesta situación ha provocado el crimen delesa humanidad «beisbolística» de que países potencias como República Domi-nicana y Puerto Rico, entre otros, hayanprácticamente desaparecido del béisbolinternacional; sólo de Pascuas a San Juanlogran conformar equipos decentes queenorgullezcan a sus nacionales.

Pero vean a Japón, la tercera econo-mía del planeta, que nunca ha podido in-tegrar en su equipo a Hideki Matsui, elhéroe de la recién finalizada Serie Mun-dial de Grandes Ligas con los Yankees deNueva York, y hay muchos más ejemplosde otros países.

CUARTO PROBLEMA

¿Recuerdan cuando nuestro equipode voleibol jugaba en otra Liga, cómo lle-gaban fuera de forma a los torneos mun-diales por el momento en que estaba la Li-ga en la que jugaban?

Y no son sólo estos problemas, haymás.

Según Bob Costas, uno de los más im-portantes comentaristas deportivos de Es-tados Unidos, más del 40 % de los que jue-gan en Grandes Ligas se han dopado, y

esa también es la causa por la que muchasveces los peloteros no quieren participaren torneos internacionales donde haycontrol antidoping. La razón es que si rin-des más, ganas mucho; pero si no, nadiese acuerda de ti y nadie se ocupa; la tenta-ción para doparse es grande y no ha desa-parecido del todo.

Sépase que sólo 1 de cada 14 que jue-ga béisbol profesional, llega a Grandes Li-gas. Lo triste es que nadie nunca habla delos 13 que se fueron y nunca llegaron, só-lo se habla de los que llegan, 1 de cada 14.

No tengo duda, el tema es bien com-plejo, tenemos problemas reales aquí,consecuencias de nuestra situación actualy del robo de talentos.

Pero lo que sí no considero ni correc-to ni inteligente, es que se pueda afirmara la ligera que la solución mágica a nues-tros muy reales problemas es que nues-tros peloteros puedan jugar en GrandesLigas, así como así.

A la complejidad del asunto súmenleque no hay torneos de verdadera calidaden el béisbol internacional para foguear-se; eso lamentablemente no existe, y si unequipo de primer nivel mundial como Cu-ba topa con equipos de menor nivel –meconfirman dos técnicos consultados paraeste trabajo–, el nivel técnico tiende a ba-jar, eso ocurre en cualquier deporte colec-tivo.

HAY QUE ROMPERSE LA CABEZA PENSANDO, PERO SIN PERDER DE VISTAVARIOS PRINCIPIOSLo primero es proteger el mayor es-

pectáculo cultural del país: la Serie Nacio-nal.

Lo segundo es proteger a esa glorianacional que es el Equipo Cuba.

Lo tercero es cómo subir el tope com-petitivo de nuestro béisbol sin que se des-mantele lo que hemos logrado.

Pensar en colectivo y mucho, pero sinperder de vista lo que considero debenser principios rectores.

En resumen, bien complejo el tema,tenemos problemas muy reales y la solu-ción no es nada fácil, ni creo que sea má-gica, ni creo que nadie la tenga por com-pleto; pero por eso mismo hay queanalizar muy bien lo que se pueda hacer

o no, y nunca olvidar que los riesgos tam-bién son muy reales.

En resumen, pensar con luz larga yneblineros encendidos.

EL ROMPECABEZASAparentemente, para algunos,el tema es muy sencillo: los de-

portistas –y peloteros específicamente–que se van, lo hacen porque fuera de Cu-ba van a ganar mucho más dinero y con-sideran que aquí no son bien atendidos.

Pero nuevamente, como dice mi pa-dre, el tema no es tan sencillo.

Digamos que tenemos que armar unrompecabezas con este complejo asunto,¿creería usted que faltan más piezas almismo?

Por ejemplo, ¿debería ser una pieza deeste rompecabezas el hecho de que la ma-yoría de los peloteros y deportistas en ge-neral no se vayan y decidan quedarse ensu país aun con las limitaciones económi-cas de todos conocidas?

A ver, cómo explicar entonces que boxeadores de seguro éxito en el boxeoprofesional como Félix Savón y TeófiloStevenson no se fueron.

Lo más sencillo y definitivo, dado quefue una decisión absolutamente personal,es preguntarles a ellos de la manera másdirecta posible y así lo hicimos:

Savón, ¿por qué no te fuiste si podías ganarmucho más dinero que aquí?

Félix Savón (triple Campeón Olímpi-co y 7 veces Campeón Mundial): «Siem-pre he dicho que aquí yo soy millonario,porque tengo a todos los cubanos que mequieren, eso no lo voy a encontrar en otrolado; además, donde quiera que voy reci-bo amor y mucho más, me invitan, com-parto, como con la gente que me quiere, yaquí estaré hasta el final de mis días, al la-do de mi familia biológica y de mi segun-do padre que es Fidel, pues sin lo que élhizo, yo nunca hubiera llegado a ser loque fui; y fíjate, no es una consigna, de ve-ras estoy convencido de lo que te digo.»

A Teófilo lo llamé por teléfono y se lopregunté explicándole para dónde lo ha-cía.

Teófilo Stevenson (triple CampeónOlímpico y Mundial. En 1976 después dela Olimpiada de Montreal, rechazó unaoferta que le hicieron de un contrato as-

email:

[email protected]

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escríbanos a:

Calle 21 no. 406,Vedado,

La Habana, Cuba.cp 10400.

LOS LECTORES

OPINANAMIGOS:Por imprevistos técnicos ajenos a nuestra volun-tad, los números 19 y 20 de LA CALLE DEL MEDIO –últimos delaño 2009–, circularán en los estanquillos casi simultánea-mente. Eso determina una menor afluencia de opinionessobre los temas que abordara el número anterior. Aprove-chamos la ocasión entonces para reproducir en estas pági-nas el criterio siempre incitador de un experto polemista,Reinaldo Taladrid, muy en el espíritu de los debates abier-tos por nuestra publicación. Originalmente aparecido en elsitio web Cubadebate, estos dos artículos se convierten asíen un texto más extenso y salen al papel en busca de nue-vos lectores. Aprovecho también el espacio para saldar unavieja deuda y mencionar a algunos autores de cartas llega-das por la vía postal –llenas de cariño e interés en el mejo-ramiento de la revista–, ya que la intensidad y calidad de los

debates lo había imposibilitado. Ellos son Osmarys (17años), de San Juan y Martínez, en Pinar del Río –fan deBaby Lores–; Patricia Judith Gómez (21 años), de Matan-zas, defensora también del desempeño artístico de BabyLores; Delia Laura Alonso Pérez (18 años) de Amancio Ro-dríguez, en Las Tunas, nos habla de la serie Mucho Ruido:«no soy de las personas que ven mucho la televisión ya queprefiero el DVD o leer un buen libro, pero esa serie entrópor mis venas y me hice adicta», dice. Felicita en particulara los actores Rubén Araújo y Néstor Jiménez hijo, y conclu-ye: «demostraron que no necesitamos ser un país altamen-te desarrollado para tener programas excelentes». WilliansCórdova Rosales, de Santa Clara, expresa su decepción conel cantautor cubano Carlos Varela, por haberse presentadoen el Concierto por la Paz vestido de negro; Héctor Reme-

dios, de Ciudad de La Habana, nos recomienda realizar en-cuestas de opinión; Renier Santos Bernal, de Ciudad de LaHabana, retoma en una extensa carta algunos tópicos tra-tados en estas páginas sobre el béisbol. No puedo detener-me en otras cartas. Doy constancia de haberlas recibidomencionando los nombres de sus autores, que nos honranescribiéndonos y compartiendo sus valoraciones: RaúlAguiar Rodríguez, de Ciudad de La Habana; Aurora Ordó-ñez Díaz, de Florida, Camagüey; Daniela Ochoa Hernán-dez (estudiante de 11 grado) de Jatibonico, Sancti Spíritus;Soledad Martínez, de Gibara; Esperanza Coello Sosa, deAlamar, Ciudad de La Habana; Clotilde Mollineda, de Pi-nar del Río; Alina, del Reparto Carolina, Ciudad de La Ha-bana; Rodolfo A. Rensoli Medina. Gracias a todos.

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cendente a 10 millones de dólares sólopor firmar): «Yo no me fui porque el dine-ro no lo es todo en la vida y esa es una delas cosas que me ha enseñado esta Revo-lución. Por ejemplo, aquí tuve el privilegiode vivir la etapa más gloriosa de la histo-ria de mi país, y cerca de su máxima figu-ra en el siglo xx, Fidel Castro, tuve el pri-vilegio de aprender de una cantidad detemas que nunca me imaginé que iba allegar a conocer y a disfrutar, no por gus-to acostumbra a repetir Fidel que la únicamanera de ser libres es ser más cultos. Pe-ro además, si hablamos de cosas materia-les, ¿dónde tendría mejor garantía des-pués de retirado, y no ser más el grancampeón en activo, que aquí?, para misproblemas de salud, para la educación demis hijos, para la seguridad de mi familia;la tranquilidad también vale en la vida, yfinalmente, hay que ser agradecidos y ten-go muy claro que lo que soy se lo debo ala Revolución, que llevo el deporte de altorendimiento también a Puerto Padre enLas Tunas, te juro que no me imagino vi-viendo fuera de esta tierra, donde además,como ya he dicho, soy más rico, pues ten-go 11 millones de cubanos que me quie-ren.»

Y los peloteros, ¿qué? Aquellos quenadie duda hubieran llegado a jugar enGrandes Ligas de Estados Unidos, ¿porqué no se fueron si allí hubieran ganadomás dinero que aquí?

A Omar Linares le pregunté: ¿por qué no tefuiste, si hubieras ganado mucho más dineroque aquí en Cuba?

Omar Linares (rechazó varias ofer-tas, por ejemplo en 1985 con 17años le pusieron frente a él uncheque en blanco, y al fi-nalizar la Olimpiada deAtlanta 1996, un scout delos Yankees de NuevaYork le ofreció un contrato de40 millones de dólares): «En primerlugar, nunca me pa-só por la cabeza,aquí está mi histo-ria, mi familia, elejemplo de mipadre, los que me enseña-ron, a los que les debo mi formacióncomo persona y como pelotero; y los ni-ños que aún cuando me ven me recuer-dan y me quieren. Sí, sé que hubiera gana-do más dinero fuera de Cuba, pero al finalde la jornada me hubiera sentido muymal conmigo mismo si traicionaba todasestas cosas que te mencioné y que para mívalen más que las grandes sumas de dine-ro, y con una Revolución como la cubanade Fidel, sé que nunca, ni yo ni los míos,estaremos desamparados en este país; asíque por todo lo anterior fue que te asegu-ro que nunca me pasó por la cabeza.»

Bueno, pero eran tiempos distintos,me pudiera decir alguno, y no deja de te-ner razón.

¿Existirá algún ejemplo de «estostiempos»?

Pues sí.A Michel Enríquez, en los Panameri-

canos de Santo Domingo 2003, le ofrecie-ron ser tercera base segura, con contratogarantizado, de uno de los más poderososequipos de Grande Ligas en Estados Uni-dos. Michel dijo rotundamente que NO.

Y hay más, hace sólo unas semanas,ocurrió algo que tampoco encaja con la ló-gica simplista o reduccionista que descri-bí al inicio.

El escenario, la Liga Mundial deVoleibol Masculino. El muy jovenequipo cubano se estaba convir-tiendo en la sensación y dentrodel equipo emergía como lagran figura del mismo Wil-

fredo León, que además con sólo 16 añosya es uno de los líderes de la Liga Mun-dial.

Estando en Europa, a quien ya nues-tro pueblo conoce como «El Rey León», leofrecieron lo siguiente: 300 000 euros porquedarse para jugar en la Liga Italiana.

El muchacho dijo NO y aquí está en-tre nosotros con su equipo nacional.

León, ¿por qué no aceptaste, si es más dine-ro del que vas a ganar aquí en Cuba por jugarvoleibol?

Wilfredo León: «Yo estaba en la pre-miación y me pasaron un papelito de ungriego que quería hablar conmigo sobremi futuro, le dije que me llamaran al hotel,me llamó y me hizo la oferta de los 300 000por jugar en la temporada de la Liga Italia-na, le dije: oye, si es para ese tema yo no es-toy para nada de eso, no me interesa.»

¿Y por qué le dijiste que tú no estabas inte-resado?

«Primero mi familia y mis profesores,ellos me han inculcado una serie de valo-res, una ética que si aceptaba los iba a trai-cionar, iba a deshonrar a mi familia y amis profesores. Soy santiaguero y estoy

muy orgulloso de serlo, aceptar era tam-bién traicionar mis orígenes. Este es mimedio, aquí están mis amigos, aquí estoymuy tranquilo, muy seguro, tengo muchapaz.»

¿Y no sería que te vigilaban para que no tepudieras quedar?

León: «Para nada, yo estaba en la ha-bitación del hotel con un compañero deequipo nada más y te voy a contar algoque me puede costar un regaño del profeSamuel: yo a cada rato bajaba solo al lobbya buscar caramelos de una fuente que ha-bía allí y otras veces bajábamos solos enla noche a comer algo extra, te aseguroque si yo lo hubiera deseado, me podíahaber ido en cualquier momento. Ah, lodel regaño es por la dieta.»

Y tú, Roberlandy Simón, ¿qué crees de es-to?, le pregunto al capitán del equipo desólo 22 años, que nos estaba escuchando.

Roberlandy: «Cuando yo recuerdo loque se siente al entrar en la Ciudad De-portiva y ver a 15 000 cubanos agitandobanderas y gritando, mira [me enseña subrazo], se me eriza la piel sólo de recor-darlo. O cuando mi mamá me escribe al

país donde estamos jugando y me cuentaque la casa está llena de gente de madru-gada para verme…, la seguridad que unotiene aquí; a nosotros nunca se nos va a ol-vidar un día que en Guatemala vimos a unhombre tirado en plena calle y la gentepasaba por su lado y ni lo miraban, aquíeso nunca pasaría así; la posibilidad deconvivir y ayudar a tu familia aquí en tupaís, qué va, eso no tiene sustituto para mítampoco.»

Pero ustedes tienen, como todos, proble-mas y situaciones económicas no resueltas,¿no pensaron en que aceptando la oferta lasresolverían?

León: «Con los problemas convivimoscomo todos, pero lo que tienes es que te-ner la mente y tus valores bien claros.»

«De acuerdo», me afirma Simón.Un pequeño detalle que me contó el

director del equipo, Orlando Samuel: enesa misma Liga le hicieron una oferta de150 000 euros a varios de los jugadoresbúlgaros, y Bulgaria no pudo terminar laLiga, pues se quedó sin equipo.

Evidentemente el rompecabezas esmás complicado, y nuevamente la res-puesta a los problemas no puede ser tansimple como que si no les pagan más sevan, pues es obvio que la mayoría no se vay saben que aquí ganarán menos.

Tampoco puede afirmarse absoluta-mente que son otros tiempos, pues Leóntiene 16 años y Simón 22.

Ganar menos no quiere decir estardesatendidos. El Estado cubano les entre-ga en total a todos sus medallistas olímpi-cos y mundiales 1.2 millones de CUC poraño, y además, ha creado una Direcciónque se ocupa también de ayudarlos en lasolución de problemas materiales cotidia-nos.

Ellos valen mucho más que eso, peronadie con un mínimo de ética y decenciase puede oponer a que reciban esa retri-bución a su carrera y a su patriotismo.

Entonces, por un lado, si existe unproblema muy real de que talentos de-portivos de alto rendimiento se van,abandonan sus equipos y su país bus-

cando ganar más dinero, también sinlugar a dudas existen insuficienciasen la atención y las condiciones de

los atletas, más por falta de recursosque por falta de interés o deseos.

Pero, por el otro lado de este rompe-cabezas, está que la mayoría no se va, noabandonan y saben que aquí en términosde dinero ganarán menos.

No tengo dudas de que la respuesta esmultifactorial y con muchas aristas, perosólo quisiera terminar preguntándome:

¿Por qué unos se van y otros, la mayo-ría, deciden permanecer ganando menos?

¿Será por factores como:la familia y los valores que traslade;la calidad y profundidad de la educa-

ción recibida;el medio social;el nivel cultural general de cada

cual?¿Y no será que además de todo lo

dicho aquí –que como se ve, no exclu-ye bajo ningún concepto la atenciónmaterial de los atletas–, existen facto-res no materiales que a lo largo de lahistoria de la humanidad han llevadoal ser humano a realizar hazañas y sa-crificios en aras de lo que considerajusto y correcto y que en este temainciden en que se produzcan estashistorias no muy contadas o semio-cultas?

¿Por qué la mayoría se queda ono se va?

Como siempre, ustedes tienen lapalabra.

REINALDO TALADRID

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HABICHUELASCON COSTILLAS DE CERDO

mente sumergido. El agua puede ydebe llevar sal. Para encontrar el punto de cocción,se puede introducir una papa gran-de al mismo tiempo que el pulpo.Cuando la papa esté blanda, el pul-po estará listo. Otra opción es tocarcon los dedos los tentáculos, loscuales deben presentar un centro le-vemente duro. También se puedepinchar con un palillo fino o palillode dientes. Nunca se debe sacar elpulpo mientras esté en cocción, elpunto debe ser chequeado dentro

LA CALLEDEL MEDIO

EL SECRETO DE LA BUENA MESA

director

enrique ubieta gómez

diseño

10k

zardoyas

corrección

ana rosa gort

PUBLICACIÓN CULTURAL DE PRENSA LATINA

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a.a.g.

santiago alba rico

jorge alkubi

yuris nórido

yamir pellegrino

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cuba. cp 10400.

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10ksilvio rodríguez

antonio rodríguez salvador

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carmen souto anido

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sheyla valladares quevedo

jorge wejebe cobo

DICIEMBRE2009

NÚMERO

20

YAMIR PELLEGRINO

HOY nos referiremos a un producto mari-no que muchos hemos pasado por alto ennuestro país y en nuestros mares. Pero lesaseguro que después de conocer un pocomejor a esta maravilla culinaria de ochobrazos, otra será nuestra visión de ella. Elpulpo con su pasado plagado de leyendasy malos presagios, es hoy sin embargo unpreciado manjar gastronómico, adoradopor diversas culturas y cuyo consumo vaen franco aumento a lo largo y ancho detodo el mundo. Realmente el pulpo deCuba es un poco más pequeño que sus si-milares de España o Japón, pero es muygustoso, sólo que no sabemos darle sujusto valor en la cocina, quizás su puestoadecuado en nuestra dieta caribeña. Seha comprobado que es un animal tímidoy que posee una mayor inteligencia, perotal vez lo más curioso sea que el pulpo esuno de los seres del mar más delicadospara alimentarse, es todo un selecto gour-met, y su dieta se basa en peces peque-ños, diferentes tipos de bivalvos y sobretodo, cangrejos. Come con tal elegancia ysatisfacción que impresionaría incluso alpaladar más fino. Y he aquí donde radicasu mayor atractivo, ya que esta dieta tanexquisita le otorga a su carne un saborúnico y un sinfín de propiedades que lohacen interesante como parte de nuestradieta. Por eso aunque su apariencia espoco atractiva, este ser marino es cadavez más frecuente en las mesas de mu-chas partes del mundo.

Actualmente su extracción se realizaen numerosas zonas, y son Japón, Uru-guay, Argentina, España, Chile y Perú, lospaíses con mayor desarrollo de la pesca yel consumo del pulpo. Las técnicas utili-zadas son un tanto trágicas tanto para supesca como para su cocción, y es estamuy compleja –ya que de quedar crudosu carne es sumamente dura y, de pasar-se del tiempo, adquiere una textura de-masiado blanda. Son aplicadas diversasteorías para su preparación, una de ellasconsiste en apalearlo, como a la ropa pa-ra lavar, antes de sumergirlo en agua hir-viendo. Los españoles poseen la costum-bre de «asustar» al pulpo: antes deponerlo a cocinar, se sumerge tres vecesen agua hirviendo, lo cual prepara losmúsculos y nervios para su cocción. Losjaponeses lo cocinan, pero antes lo apa-lean y lo ponen a hervir en agua con so-ya, sal y té verde, lo que le da un aroma ycolor especial, incluido el idako, un pulpodel tamaño de un pulgar (bien pequeño),que se utiliza para decorar los platos y esmuy rico. El pulpo no tiene huesos ni es-pinas ni cáscara ni semillas; es pura car-ne, de ahí su protagonismo culinario enestos últimos años.

Después de analizar los muchos mé-todos de cocción que existen para el pul-po, les recomiendo este que resulta másadecuado, para no equivocarnos al pre-pararlo.

• Una buena técnica es «asustarlo». Sedebe introducir en agua hirviendotres veces antes de dejarlo definitiva-

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· e l a b o r a c i ó n ·

Lavar, quitar las hebras y trocear las habichuelas verdes.•

Cocinar en agua hirviendo con sal y un chorrito de aceite, y guardarlo.•

Luego sofreír las costillas de cerdo. En una cazuela con un fondo de aceite (no mu-cho), freír hasta dorarlas bien. Sacar y preservar.

•En el mismo aceite, pasar la cebolla picada (pequeña) hasta que tome color dora-do, añadir los dientes de ajo machacados y el tomate ya troceado (pequeño). Dejarpor 6 minutos, incorporar a la cazuela las costillas de cerdo y remover.

•Añadir una cucharadita de pimentón y enseguida un cucharón del caldo donde sehicieron las habichuelas, poner las pasas, salpimentar luego. Dejar hasta que lascostillas de cerdo estén bien hechas. Hacia el final de la cocción, agregar las habi-chuelas previamente escurridas. Dejar 5 minutos más, retirar y luego servir. ¡Ungustazo!

A cargo de AILER PÉREZ, ISABEL SOUTO Y CARMEN SOUTO

PROPUESTASMUSICALES

UNLONELYAUTORES: CARLOS ALFONSO, MONTELL JORDAN

Y JAMES LATERINTÉRPRETE: M ALFONSOCD SeñalesEGREM, 2009

UN RUN RUNAUTOR: ÁNGEL MARREROINTÉRPRETE: SEPTETO TÍPICO DE SONESCD Oye mi vozAhí Namá Music, 2009

FLORES PARA TU ALTARAUTORA: JULIA ANA MENDOZAINTÉRPRETE: SARA GONZÁLEZCD Cantos de mujer Vol. IIBis Music, 2009

DE BRASIL A NEW ORLEANSAUTOR: ERNESTO VEGAINTÉRPRETE: ERNESTO VEGACD Venir al mundoProducciones Colibrí, 2008

RAZONESAUTORES: DAVID TORRENS Y KELVIS OCHOAINTÉRPRETES: DAVID TORRENS Y KELVIS OCHOACD Razones (en producción)

CD NO MIRES LA CARÁTULAINTÉRPRETE: DAVID CALZADO

Y LA CHARANGA HABANERAEGREM, 2009

DIS

CO

ESPACIO

VIDEO CLIP

FESTIVAL DE MÚSICA ANTIGUA «ESTEBAN SALAS», del 25 al 31 de enero de 2010, Oficina del Historiador de la Ciudad

NO PIERDAS TIEMPOINTÉRPRETE: LEONI TORRESCENTRO DE PREVENCIÓN VIH/SIDADir.: LESTER HAMLET

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p a r a d o s c o m e n s a l e s

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del agua, y nunca descuidarlo: se di-ce que si se deja solo, lo más proba-ble es que no alcance el punto decocción adecuado.

El pulpo, en cualquiera de sus prepa-raciones, adquiere cada vez más adeptosculinarios, su versatilidad permite mu-chísimas recetas, desde el pulpo a la ga-llega, con aceite, con cerveza, salsa de so-ya o sake. Lo importante será apreciar lasmuchas virtudes de este sutil manjar ydestinarle un pequeño lugar en nuestramesa diaria y cotidiana. CM

DICIEMBRE 2009

habichuelas verdes

cebolla blanca

ajo

tomate rojo

aceite vegetal

pimentón rojo

pasas

costillas chicas de cerdo

sal y pimienta

12 unidades de 15 cm más o menos

½ unidad

3 dientes

1 unidad

de soya o de girasol

1 cucharadita

1 cucharada

6 unidades

al gusto

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