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errieb Organo äe su Venerable Oräer) Cercera y (ofraäías Dirección y Administración: PP. MERCEDARIOS Silva, 39.—Madrid (12) 15 DE DICIEMBRE DE 1928 <> <> NÚM. 12 S LT M A 1:t. 10 ¿VIVE AÚN EL PROFETA ELíAs?, por Fr. Serafín Solaegui.—A LAS ALMAS QUE SUFREN, Por Fr, Eligio Alvarez.—ESTAMPA GALAICA (poesía), por Fr. Miguel Escánez.—LA NIÑA TERESITA DE JESÚS, por Fr. Guillermo Vázquez ANÉCDOTAS. LAS PASIONES Y LA RELIGIÓN, por Fr. R. Delgado Capeäns.—PÁGINA MISIONAL, por Fr. M. Ferrer.—DEL ENEMIGO EL CONSEJO, por Wilhelm. SENSACIONAL DERROTA, por Fr. Eliseo Prez. —DoN F RANCISCO MARÍA DE LA IGLESIA, por Fr. Gumersindo Placer. NOCHEBUENA, por J. García Herreros. DESDE LA PERLA DE LAS ANTILLAS, por Fr. Enrique García. —BIBLIOGRAFÍA.— NOTICIAS.--INDULGENCIAS DEL MES DE ENERO. FAVORES DE NUESTRO PADRE. ¿Vive aún el Profeta Elías? Elías Thesbita, natural de Thes- ba, pequeña Ciudad al Oeste del lago Merón y al Sur del monte Líbano, .Vivió en tiempo de Achab y Ocho- zías, Reyes de Israel y de Josáphat y jorán, Reyes de Judá, hacia el año 900 antes de jesucristo. Se puede decir que casi toda su influencia y acción, la ejerció exclusivamente en el reino de hrael y precisamente en tiempo de su impío Rey Achab. Era esa época una de las más difíci- les para este reino por la corrup- ción grande de costumbres en el pueblo, ,y sobre todo por la descara. da idolatría de sus Reyes, que in- - fluían no poco en aquel. Es famoso este Profeta en las his- torias sagradas, por. los extraordi- narios hechos que se le atribuyen, y sobre todo poi- haber sido arrebata- do al al cielo sin que se hubiera cum- plido en él el castigo de la muerte que pesa sobre todos los hombres. Dejando a un lado los maravillo- sos sucesos acaecidos en su tiempo y de los cuales fue protagonista el santo profeta, me fijare ahora sola- mente en el hecho de su desapari- ción de sobre la tierra, por ser el único caso que existe de ese género. El suceso que nos ocupa, según nos lo cuenta el Libro de los Reyes, acaeció de la siguiente manera: «Di- jo Elías a Eliseo (su discípulo), es- tate aquí porque el Señor me manda

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Page 1: Organo äe su Venerable errieb - odemih.com VIRTUAL/Publicaziones... · — 474 — -- 475 — ir al otro lado del jordán. Dícele Eliseo: Vive el Señor, que no te de- jaré, sino

erriebOrgano äe su VenerableOräer) Cercera y (ofraäíasDirección y Administración:

PP. MERCEDARIOSSilva, 39.—Madrid (12)

15 DE DICIEMBRE DE 1928 <> <> NÚM. 12

S LT M A 1:t. 10

¿VIVE AÚN EL PROFETA ELíAs?, por Fr. Serafín Solaegui.—A LAS ALMAS QUE SUFREN,

Por Fr, Eligio Alvarez.—ESTAMPA GALAICA (poesía), por Fr. Miguel Escánez.—LA NIÑA

TERESITA DE JESÚS, por Fr. Guillermo Vázquez — ANÉCDOTAS. — LAS PASIONES Y LA

RELIGIÓN, por Fr. R. Delgado Capeäns.—PÁGINA MISIONAL, por Fr. M. Ferrer.—DELENEMIGO EL CONSEJO, por Wilhelm. — SENSACIONAL DERROTA, por Fr. Eliseo Prez. —DoNFRANCISCO MARÍA DE LA IGLESIA, por Fr. Gumersindo Placer. — NOCHEBUENA, por J. GarcíaHerreros. — DESDE LA PERLA DE LAS ANTILLAS, por Fr. Enrique García. —BIBLIOGRAFÍA.—

NOTICIAS.--INDULGENCIAS DEL MES DE ENERO. — FAVORES DE NUESTRO PADRE.

¿Vive aún el Profeta Elías? Elías Thesbita, natural de Thes-

ba, pequeña Ciudad al Oeste del lagoMerón y al Sur del monte Líbano,.Vivió en tiempo de Achab y Ocho-zías, Reyes de Israel y de Josáphaty jorán, Reyes de Judá, hacia el año900 antes de jesucristo. Se puededecir que casi toda su influencia yacción, la ejerció exclusivamenteen el reino de hrael y precisamenteen tiempo de su impío Rey Achab.Era esa época una de las más difíci-les para este reino por la corrup-ción grande de costumbres en elpueblo, ,y sobre todo por la descara.da idolatría de sus Reyes, que in-

- fluían no poco en aquel.Es famoso este Profeta en las his-

torias sagradas, por. los extraordi-narios hechos que se le atribuyen, ysobre todo poi- haber sido arrebata-do alal cielo sin que se hubiera cum-plido en él el castigo de la muerteque pesa sobre todos los hombres.

Dejando a un lado los maravillo-sos sucesos acaecidos en su tiempoy de los cuales fue protagonista elsanto profeta, me fijare ahora sola-mente en el hecho de su desapari-ción de sobre la tierra, por ser elúnico caso que existe de ese género.

El suceso que nos ocupa, segúnnos lo cuenta el Libro de los Reyes,acaeció de la siguiente manera: «Di-jo Elías a Eliseo (su discípulo), es-tate aquí porque el Señor me manda

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ir al otro lado del jordán. DíceleEliseo: Vive el Señor, que no te de-jaré, sino que tengo de ir contigo.Iban pues, los dos juntos, y llegarona la ribera del Jordán. QuitándoseElías la capa con que se cubría, hi-rió con ella las aguas, las cuales sedividieron a cada lado y pasaronlos dos como por camino seco. Des-pués que hubieron pasado, Elíasdijo a Eliseo: Pídeme lo que quieraspara que te conceda antes que seaarrebatado. Contestble Eliseo: Rue-gote que me concedas tu espíritu.Cosa difícil pides, le repuso Elías...y cuando iban los dos andando yhablando entre sí, he aquí que seles interpuso un carro de fuego con-ducido por caballos también de fue-go, y separándolos levantó a Elíasal cielo en medio de un torbellino..(II Reg. II 6 12.) Reinaba entoncesJorán, hermano de Ochozías.

Este hecho tan maravilloso y tanextraordinario, ha dado lugar entodas las épocas a una infinidad dehipótesis entre los exégetas y co-mentaristas; sin embargo, aún nose han explicado satisfactoriamentevarios de sus extremos. No preten-do con este modestísimo y por de-más reducido trabajo, resolver lacuestión, sino solamente exponer deuna manera breve, su estado actual.

Desde luego que hay que partirdel hecho de que se trata de un su-ceso rigurosamente histórico y node una mera alegoría. Así induce acreer el carácter del Libro de losReyes, que es histórico. Con fre-cuencia y en varios lugares de laSagrada Escritura se cita, y por

cierto con gran misterio, el hechode que tratamos. Existen en él dospuntos oscuros sobre todo. 1. 0 ¿Tie-ne algún fundamento la creencia deque al fin de los tiempos ha de vol-ver el santo profeta a este mundocon el objeto de reformar las cos-tumbres de los que se encuentren enel cuando Jesucristo haya de venira juzgarlo? 2.° ¿Dónde se encuentraactualmente el santo profeta?

Podemos aducir bastantes máspruebas para afirmar que Elías ha-ya de volver, que no para asegurarnada sobre su estado actual.

El profeta Malaquías, dice (IV,56). «He aquí que os enviaré al pro-feta Elías, antes que venga el díadel Señor grande y horrible.» Esopinión constante entre los comen-taristas, tanto judíos como cristia-nos, que el profeta Elías vendrá enpersona a la tierra para contrarres-tar en ella la influencia maligna queejercerá sobre los hombres el Anti-cristo. Esta opinión parece ciertadespués de lo que dijo Nuestro Se-ñor, cuando los Apóstoles le pre-guntaron como extrañándose deque El fuera el Mesías prometido enla Ley: «Pues, ¿cómo dicen los Es-cribas que debe venir primero Elías?Jesús les respondió: En efecto, Elíasha de venir y entonces restablecerátodas las cosas.» (Mth. XVII 10-11.)Y aunque por las siguientes pala-bras dichas por Jesús, parece quehablaba de San Juan Bautista, alu-diendo a otra profecía de Malaquías(III-1), basta detenerse un poco enel contexto para ver que habla dedos cosas completamente distintas,

diciendo que, en verdad, Elías hade venir, aunque ya vino en figura,o sea como precursor en San _JuanBautista, pero afirma esto sin negarlo primero. Al parecer también sedeja entender esto mismo en el Apo-calipsis de San Juan (Apoc. XI-3),donde dice entre otras cosas: «Entretanto, yo daré orden a dos testigosmíos (¿Enoch y Elías?) y harán ofi-cio de profetas encubiertos de sa_cos...» A primera vista se alude eneste lugar a varios hechos que secuentan en el Libro de los Reyes yde los cuales fue autor el profetaElías; como por ejemplo: que ten-drán poder de retener la lluvia delcielo (I. Reg. XV1I-1) y que tendránvirtud para hacer bajar fuego delcielo que consuma a sus enemigos(II Reg. 1-10). Sin embargo, seríaaventurado afirmar que en estos pa-sajes del Apocalipsis está clara latal venida de Elías y Enoch, portener este libro un carácter comple-tamente simbólico, y máxime nonombrándolos personalmente. Detodos modos, parece cosa ciertaque el santo profeta volverá a apa-recer en este mundo, aunque no sepueda precisar ni el tiempo ni lahora, ni siquiera el fin inmediato desu venida.

Ofrece sin comparación mayordificultad la segunda cuestión, esdecir: ¿Dónde se halla actualmenteel profeta Elías? Sabemos de ciertoque tiene que ser un lugar, pues eltexto dice que fue arrebatado encuerpo y alma; y como quiera queel cuerpo no se concibe sin lugar...Sabemos también:que el cielo es un

estado y un lugar donde se hallantodas las perfecciones. Al mismotiempo es de fe que la gloria es in-amisible, es decir, que una vezconseguida no se la puede perder,La esencia de la gloria de los bien-aventurados consiste en la visiónbeatífica, que es una visión directa,clara e intuitiva, aunque no com-prensiva, de la esencia divina. Deesta visión solamente gozan los quese hallan libres de las ataduras delcuerpo mortal (salvo naturalmenteel caso de Jesucristo, el cual comohombre gozó siempre en este mun-do de ese privilegio). Ahora bien:admitiendo que Elías esté en el cieloy al mismo tiempo admitiendo tam-bién que hubiera de venir otra veza la tierra, bien que fuese por pocotiempo, se vería privado de la gloriaesencial durante ese tiempo. Sóloeste recuerdo pudiera causar en elsanto profeta alguna pena; y comoen el cielo no hay lugar a ella... Au-menta aún más la oscuridad de estepunto, el que algunas versiones dela Sagrada Escritura, digan que fuearrebatado «quasi in coelum».

Creo que es esta una cuestión queno tiene solución posible, en cuantoa nosotros, y será inútil toda con-troversia sin que haya más elemen-tos de juicio, o a lo menos una re-velación especial, por depender to-do ello de la libérrima voluntad deDios.

FR. SERAFIN SOLAEGUI

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«Si miramos el cursode nuestra vida, hallare-mos que no hay en élcosa firme y estable, sinoque, corno el caminante,unas veces anda por cam-pos llanos y otras porsierras ásperas..

(San Gregorio).

Rayos de grandes y hermosas es-peranzas suelen dorar nuestras ac-ciones, en su origen. El alma sencilla y naturalmente buena, al darprincipio a la obra de santifica-ción, se imagina que todo le sonríeen la vida: Dios le 'lleva por regio-nes llenas de alegría, dándole a gustar delicias celestiales, por ser aúnniña tiernecita en el orden de lagracia. Como tal, se entrega a loque le agrada y le atrae. Piensa queen los hombres no cabe doblez, quetodos son bien intencionados. ¡Ah!,eSta ilusión es flor 'que, apenas ha-cida, se marchita, muere; es quenació entre espinas. Pero, no tardaen comprender que el amor que leprofesan y la bondad que le testi-monian, contienen mezcla, son unbarniz, una apariencia, un velo,bajo el cual se oculta más de unavez un vil egoísmo.

¡Qué oscuro se va poniendo el ho-rizonte, no ha mucho tan limpio! Ensu trato con los hombres, el almaviene a convencerse íntimamentede que la mayor parte de ellos tieneun corazón frío, estrechez de senti-mientos, miras muy bajas. Estas im-perfecciones, las encuentra en losque le parecían virtuosos e instrui-dos. En fin; acaba por una serie deexperiencias personales, por comprobarlas en ella misma también.

El amor propio y la ambición tur-ban el cielo de nuestro espíritu y denuestro corazón, no permiten oirlas suavísimas palabras y las admi

rabies enseñanzas del Divino Con-solador. ¡Ah!, la mezquindad, -elverlo todo por la peor parte, la obs-tinación del juicio desfiguran lasmejores almas. De ordinario, estosdefectos no son imputables, perohacen muy difícil el trato prolonga-do entre hombres, aun de oración,confesión semanal y comunión dia-ria.

Es indudable que todos procedencon recta intención, pero son dife-rentes sus apreciaciones y tempera-mento. La voluntad es buena entodos; la apreciación es diversa, or-

,dinariamen.te contradictoria. Si ladificultad se reduce a esos roces y aesa incompatibilidad de humor y dejuicio, será sopOrtable. Para eso-basta una virtud ordinaria. Peroesta sorda divergencia de sentimien-tos y de apreciación no tarda enconvertirse en reconocida oposi-ción, en abierta desaprobación, énlucha o en persecución declarada.

¡Cuántas almas bien intenciona-das se ven contrariadas y detenidasen sus mejores empresas y propósi-tos! El alma sencilla, en la cual noflorece otra idea con tan vivos mati-ces como la de volar a las sublimesregiones del amor perfecto, viene aser objeto de sospechas, insultos,vejaciones, censuras. Es contraria-da en sus designios, abandonadapor sus más íntimos amigos, criti-cada por los jueces más competentes, traicionada por sus más discre-tos confidentes. Su constancia esconceptuada de terquedad, su hu-mildad de hipocresía, su firmeza deorgullo, su perseverancia de ambi-ción y egoísmo.

Si el alma persiste en su modo deser, la persecución comienza. Sepone en juego todos los resortespara estorbar el desarrollo espiri-tual del alma: la burla, el sarcasmo,

los chismes, las-criticas desfavora-bles muchas veces, la calumnia..Quién mejor que el alma que hasido la víctima, sabe cuántos mediospuede inventar la malicia humana,cuántos dardos puede lanzar, cuán-tos ardides puede poner para, vengarse de un pretendido adversario?

Pero, la persecución no siempretiene este carácter extremo. Muchasveces es oculta y sorda. De ella nose siguen consecuencias desfavorables 'a algunas almas, quizá porquesu situación, su reputación exteriory reconocida virtud, desarmen alenemigo; también puede ser, porquesu vida oculta y retirada las pone acubierto de sus golpes.

IICon frecuenciä se oye decir:

tal persona son beatas, comulgandiariamente y-confiesan cada serna:na; y sin embargo, tienen grandesdefectos, persiguen al justo.

El alma se debe convencer de queesto es consecuencia fatal de la pe'queriez del espí itu humano y delegoísmo natural en el corazón .delhombre. Si todos los hombres tuvieran ideas nobilísimas y grandes,serían sumamente tolerantes. Res-petarían la manera de ver o de pen-sar y de obrar de otros. No conde-narían las intenciones y las acciones de otros. Nadie es más indulgente que Dios-: perdona misericor-diosamente a los pecadores arre-pentidos, no tiene en cuenta las fal-tas- de carácter, las explosiones demal humor y, a veces, las mismasfaltas morales; .porque las miradasde Dios son infinitamente genero-ses. Se contenta con poquita cosa,con la buena voluntad de sus cria-turaS.

El hombre no procede así; con loique viene a demostrar una vez mássu pequeñez. Ve y j_iizga por las

apariencias, sigue sus propias impresiones, sus simpatías o sus anti-patías, desaprueba y tiende a corre-gir todo lo que no está de acuerdocon su modo de pensar o de obrar.

El alma se debe persuadir de queaquí abajo no encontrará en perso-na alguna la aprobación y apoyo

Reproducción exacta de una estampita delas que antaño se repartían en las iglesias

el sábado santo, llamadas «aleluyas».

con que desearía contar sin reserva.El amigo más fiel, el director espi-ritual más estimado, el confidentemás intimo, el superior más amabley más cariñoso, pueden faltarnos enel momento precisamente en quemás se necesita de su consejo o desu autoridad. Hasta que nö arraiguebien en el alma la convicción de queen este desierto del mundo todo am-paro humano es inseguro como lasombra, no se verá a cubierto dedolorosísimas desilusiones y agudasdecepciones. La naturaleza huma-na es de materia tal, que no ofrece

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A las almas que sufren

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seguridad de ninguna clase. Dios loha querido así para que no pongamos nuestra confianza sino en El,que es nuestro Padre,

Bien persuadida el alma de esto,se debe disponer a no temer la per-secución, bajo cualquiera formaque se presente; a no hacer caso dela estima de los hombres, ni de suscríticas, violencias y burlas. Aun-que todo el mundo se coligue contraella, no se debe intranquilizar; nonecesita del mundo ni de su apro-bación. Sabe que la opinión de loshombres no se cotiza delante deDios y que el mayor poder de latierra no llega a tanto que puedamermarle siquiera el mérito de unasola acción, la más mínima. En fin;ve que el mundo no es poderoso y

Estampa galaicaTarde gris. En el poniente,

nubecillas rosa y malva.La brisa agita en el ríosu abanico de fragancias,y en el húmedo marjalde cristal y de esmeralda,pastan las vacas, henchidassus ubres blanquirosadas.Un roma ncillo de amor,pisando flores de agua,canta una niña. En el monteresuena su voz de plata...Los viejos pinos contestancon el temblor de sus ramasmientras la luna surgiendodel bosque, sangrienta y pálida,las notas de aquel romancehacia el cielo se llevaba...

FR. MIGUEL* ESCANEZSan Claudio (Oviedo).

fuerte sino con los que le temen; escobarde y débil ante los que afron -tan sus amenazas.

Puede ser muy útil esta reflexión,hecha con frecuencia: vendrá eltiempo en que me veré abandonadode todos, privado de consejo y estí-mulo, sospechoso a mis superioresy condenado por mis iguales y másíntimos amigos. De antemano hagoel sacrificio de la estima, del afectode la confianza en todos mis amigos.Ahora, Señor, (Tú eres mi refugio,mi esperanza y mi confianza; Tú miconsolador y Amigo más fiel entodo, porque sólo buscas mi salud ymi aprovechamiento, y todo me loconviertes en bien».

FR. ELIGIO ALVAREZ

— SANTORAL MERCEDARIO

La Niña Teresita deJesús t A la edad de cinco años el 23 de

noviembre de 1627.

Los que siendo santos en la niñezllegaron a la mayor edad, hubieronde progresar continuamente, obscu-reciendo así las virtudes que practi-caban en la infancia.

Por eso tal vez quiso Dios Nues-tro Señor que algunos santos termi-naran en la niñez su carrera, a finde que los niños tuvieran en ellosun modelo propio de su edad. Unode estos modelos es la niña Teresitade Jesús.

Hoy preferimos a las almas quelucharon como nosotros y - vencie-ron con la gracia sus pasiones; ¡bienestá! Pero en ambos casos resaltala gracia de Dios indispensablepara el triunfo, y los que no sintie-

ron apenas lucha excitan quizá másnuestra confianza. De todos modoslas virtudes cristianas son esencial-mente sobrenaturales.

La vida de esta santa niña fuéescrita poco después de su muertepor el cronista mercedario Fr. Pe-dro de San Cecilio, con el título de:Dios prodigioso en Teresa de Jesús,niña que murió a los cinco años, unmes y diecisiete días..., y se reim-primió en Madrid en 1669, por haber-se agotado rápidamente la primeraedición.

Su lectura será utilísima a lasmaestras y maestros, sobre todomercedarios, que tienen en su ma-no los corazones infantiles, tesoroinestimable, el más precioso queposeen la Iglesia y la sociedad.

¡Cuántas veces al ver su inocen-cia y candor temblarán ante la pers-pectiva de que ese tesoro pueda per-derse y mancharse el blanco cendalde su pureza! ¡Cómo desearían do-tarlos de triple coraza y encerrar-los en inexpugnable castillo espiri-tual, a donde no llegaran los asaltosdel enemigo!

Pues aquí está el secreto de esadefensa: el amor a Jesús, Rey de loscorazones puros, único objeto dig-no de todos los amores. «El amor aJesús es la mejor defensa de la ino-cencia», decía una gran santa mo-derna y fundadora de un celebreinstituto docente, Santa MagdalenaSofía Barat.

Nació Teresita en Sanlúcar deBarrameda, en la actual provinciade Cádiz, el 6 de octubre de 1622.Sus padres, Francisco Henríquez yMaría de Urbina, tuvieron once hi-jos, de los que fué ésta la menor.Pusiéronla el nombre de Teresa porcelebrarse entonces aquel día lafiesta de la Santa, recién canoni-zada.

A los veintiún meses, siendo depecho todavía, pronunció clara-

mente el Misterio de la SantísimaTrinidad: Padre, Hijo y EspírituSanto son tres personas distintas 1;un solo Dios verdadero. Estas fue-ron sus primeras palabras.

Crecía rápidamente en hermosu-ra de cuerpo y alma, pues en ambasfué extremada. Aprendió con granfacilidad todas las devociones, espe-cialmente el rosario.

Quiso su madre mudarle el nom-bre de Teresa en el de María, peroella se opuso, diciendo que no eradigna. Confesábase su madre en losDescalzos mercedarios, y la niñapidió que la pusieran el hábito de laMerced. Diósele el P. ComendadorFr. Francisco de la Cruz, y con élsantos consejos que más parecíanpasatiempo en edad tan tierna, peroque fueron cumplidos al pie de laletra.

Comenzó desde entonces a dormirsobre una tarima, como las monjasde la Orden, a las que deseaba per-tenecer, guardando un recato dignode persona mayor, sin permitir quenadie la besase. Andaba en tresaños.

Recibió singulares favores en laoración y por ellos comenzó a lla-mar Padre a Jesús y Madre a María,dando a los padres naturales elnombre de hermanitos.

Retiräbase a tener oración, oíamisa todos los días y trabajaba enlas ocupaciones humildes de la casa.Alabábanla por ello, pero rechaza-ba los elogios con grande humildad.No quería dulces ni regalos, repar-tiéndolos entre los otros niños.

Pidió a su madre permiso parameter la mano en una cazuela deagua hirviendo, cosa que ella lenegó horrorizada, pero al día si-guiente, una hermana suya arrojóinadvertidamente a Teresita sobrela cazuela, abrasándose toda la ma-no sin exhalar una queja, ni enton-ces ni en toda la cura, que debió

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ser dolorosísima. Todo lo ofrecía aJesús su Esposo: Mortificábase tam-bién en no mirar a la ventana niotras curiosidades.

Muy caritativa con los niños dióuna oportuna lección a ciertos pa-rientes suyos. Llevóla su madre aver una prima suya, gravementeenferma después del parto. Paravaciarle los pechos habían recogidoa la puerta de la iglesia una infelizcriatura expósita, a la que luegoabandonaron durante la noche enla azotea. Oyó Teresita su llanto yla recogió, afeando aquel acto debarbarie, tan indigna de cristianos.

Era el consuelo de su madre quepadeció muchas amarguras. Sere-nábala en las travesuras de sus her-manos y sobrinos y en los temorespor la suerte de su padre que erapiloto, llegando a veces a señalar lafecha en que el navío entrat fa ale-gremente por la barra de Sanlúcary cumpliéndose, sus anuncios.

Asistía a vísperas con las manosjuntas, inmóvil. Al entrar en el tem-plo besaba el suelo antes de tomaragua bendita. Aborrecía el tropely pedía a su madre que se reti-rase.-

Tenía un reloj de arena y con éipasaba en oración la hora que losfrailes dedicaban a ella, con la bocaen tierra o con los brazos en cruz.Cuanclä sus hermanas habían hechoruido las reprendía suavemente di-ciendo: ¡si viérais, hermanitas, a miSeñor, corno yo le vf. tan lindo y tanhermoso, no hubiérais estado ha-ciendo ruido y ofendiéndole convuestras travesuras! Y a este tenormuchos favores divino. En tal edadro cabe suponer ficción.

Leía libros de devoción sin haberrecibido la primera lección. Mostrá-base tranquila en las enfermedadesde su madre, y decíala señalando alcielo: ¡Mira, hermanita, allá hemosdé ir volando, si Dios es servido!

Tenía respuestas muy agudas a to-das las objeciones que le ponían.

Ni por burla permitía que le pu-,sieran valona, y se cortaba el pelo.Reprendía a su madre el uso de ga-las y adornos.

Jugaba a las monjas con sus her-manas, que lae llamaban. la comen-dadora. Una de ellas Sebastiana,murió siendo 'rnerCedaida',en Mar-chena.

Pasó en ciérta ocasión a su ladoen la calle un sacerdote y la niña sepuso de rodillas. Averiguado el porqué, hubo de confesar el sacerdoteque había salido apresuradamentede la iglesia sin dar gracias; arre-pintióse de ello y se enmendó.

Tuvo noticia del casó el Duquede Medina Sidonia y enfervorizósemás en la devoción al Santísimo Sa-cramento, acompañando siempreque salía el Viático y reparando lasofensas que le hacían los herejes,muy numerosos en Sanlúcar, a don-de concurrían extranjeros de todaslas naciones.

Creyéronla Muchos teólogos ca-paz de la comunión, pero la prácti-ca dura dé entonces impidió darleese consuelo, que ella deseaba muchísimo. Tres grandes maestros enTeología la aprobaron, entre ellosFr. Pedro de la Serna, escritoriner'cedario.

Sabía muchas canciones espiri-tuales, que cantaba dulceinerité.Dijo que pronto se iría al cieló.

Forrnósele una postema en el hí-gado, que lös médicos . no conocie-ron hasta última hora, atribuyén-dolo a opilación. Llevólo todo congran paciencia. Prohibiércmla beber;y aunque tenía agua a» mano, no-laprobó, contentándose con mostrara su madre los labios resecós y que-mados por la fiebre.

Estuvo sólo dos días en cama, ha-ciendo actos de amor a Dios y diciencici cosaS hermosísimas'. Conso-

baba a los suyos que lloraban supérdida, diciéndoles que no habíamotivo para llorar, pues iba al cielo.Cruzados los brazos y levantadoslos ojos allá voló su purísima almael 23 de noviembre de 1627, a la unade la madrugada.

Enterráronla aquella tarde consolemnidad en la Merced, y pasadoun ario, la trasladaron del sepulcrode sus padres al de los religiosos.

FR. GUILLERMO VAZQUEZ

ANECDOTASPor torpeza o por' mal estado de

la central automática, un día llama-ban muchos al teléfono. Despedía-los el portero con buenas palabras,pero uno de los comunicantes seempeñó en hablar con el señor Gó-mez Illescas, que sin duda estaba encasa y debía ponerse al aparato.

—IQué no es aquil—replicaba elportero.

— Cómo que no? ¿Con quién ha-blo entonces?

—¡Con el cementerio del Este!--¡Arrea! (y colgó en seguida el

auditivo).

—IN° lo dude usted! Así como hayideas asociadas que unas recuerdana las otras y tiran de ellas como lascerezas, así hay sonidos asociadosque llaman a otros parecidos.

--Será ese el origen de las caco-fonias?

—Efectivamente, cuartdo se hapronunciado o escrito una p hayriesgo de que tras ella vengan otras,por ejemplo en este verso:En el poyo de piedra de la puerta.

Pero hay algo peor: algunos can-totes de iglesia apenas han entona-do el Dies irae, dies illa... se recuer-dan inmediatamente del Lacrymosadies illa y saltan a él por encimade la docena de estrofas que los se-para. ¡Y es descuido grave!

—Visitaban el manicomio de Sevi-

lla el celebre predicador Fray Her- ' Onando de Santiago y otro escritormuy conocido. Viólos un loco, gran-de admirador de ambos y dijo a loscompañeros: ¡Cómo se conoce eltalento de los hombres! A mí tuvieron que traerme entre cinco ¡y éstoshan venido solos!!I& .111131•.

SMIESIMIM

Las pasiones y laReligión

Grandeza del hombre.

Por poco que estudiemos al hom-bre, «este pequeño mundo», comolo llamó el griego, nos encontra-mos que es un gran misterio, entrelos grandes misterios de la crea-ción; su grandeza, su sublimidad,su magnificencia, su poder, es in-menso, y nada vale ni nada signi-fica, en su comparación, el mundocósmico con la armonía de sus le-yes, con las maravillas del universo,con ese orden admirable y sorpren-dente de los movimientos de losmundos siderales que ruedan por lainmensidad del espacio. Porque,:qué vale todo esto ante la sublimebelleza que encierra aquella fraseomnipotente que brotó de los labiosde Jehová: Hagamos al hombre anuestra imagen y semejanza?

Dios no sólo dió al hombre la

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ARTE CRISTIANO.—Un ángel tocando el violín. Melozzode foil!. (Pinacoteca Vaticana).

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vida eterna » , llama San Agustín aAdán; su pena debía ser la muerteeterna si no hubiese venido la liberación de la gracia; y porque deser-tó, quedó el hombre condenado a latir anía de las «pasiones de pecado»,

vida psicológica, sino que tambiénla vida de la gracia, la vida sobre.natural basada en la armonía delpolvo y el espíritu. Cuando Diosformó el corazón del hombre—diceBossuet—puso en él la bondad comoel distintivo y carácter propio de lanaturaleza divina; le infundió unatendencia primordial, una inclina-ción irresistible hacia el Sumo Bien.« Señor—decía San Agustín—no; hi-ciste para Tí » . Y esta tendencia innata, esta inclinación irresistible,juntamente con este amor primordial, es el que mueve, alienta e in-forma, toda la vida del hombre.

Al formar Dios al hombre, le in-fundió las pasiones, pero eran unaspasiones dóciles y sumisas en todoa la soberanía de la Voluntad, por-que había, sido creado en estado dejusticia original; su tendencia era ala virtud; su razón dominaba, entoda la amplitud de la palabra, lasfacultades de su alma y todas lasregiones inferiores de su ser esta-ban sometidas a la razón.

No sintió Adán, antes del pecado,el aguijón de la- concupiscencia.« Vivía el primer hombre en el pa-raíso como quería, mientras quisolo que Dios le había mandado; vivíagozando de Dios, de cuyo bien erabueno; vivía sin necesidades, y deél dependía vivir siempre así_ Nin-guna corrupción de su cuerpo, y desu cuerpo proviniese, afligía concrueles angustias su sensibilidad...Su salud perfecta en su carne, so-berana tranquilidad en su espí-ritu». (1)

Pero vino el pecado y trastornóeste orden admirable, la armonía queexistía entre el polvo y el espíritu;y estas fuerzas de la vida humana,que estaban orientadas hacia Dios,se desataron del alma y la declara-ron guerra sin tregua.

(1) San Agustín, De. Civit. Dei, 8, 27.

Los dos imperativos.

A nadie se le oculta el fenómenosingularísimo de la coexistencia,dentro de un mismo «yo», de dosprincipios tan intensos, como dia-metralmente opuestos: un impera-tivo que sentimos y otro imperativoque actúa sobre el corazón. Esosdos imperativos de que nos hablaSan Pablo, aquel temperamento ar-doroso, « atleta de Cristo, por Eladoctrinado, de El ungido, con Elcrucificado, en El glorioso», sentíaesta lucha tremenda que e trabaentre los dos imperativos: lucha delespíritu con la carne: « Deléitome —decía - en la ley de Dios, que impe-ra en mi espíritu, pero veo en mismiembros otra ley que lucha con laley de mi espíritu, y me api isionaen la ley del pecado que siento enmis miembros». Y en las angustio-sas congojas de esta lucha, excla-maba el grande Apóstol: « ¡Ay demí, infeliz, ,:quién me librará deeste cuerpo de muerte? La gracia deDios, respondía él mismo, por Jesu-cristo, nuestro Señor».

« Dios mío — decía Racine — quéguerra tan cruel; siento que haydos hombres en mí mismo . . Y undía que el poeta leía este pasaje aLuis XV de Francia, dijo el monar-ca sonriente: «He aquí dos hombresa quienes conozco íntimamente».¿Quién es el que no los conoce?¡,Quién es el que no se da cuenta delantagonismo que existe entre estosdos imperativos? El uno aspira aser ángel, el otro a ser bestia. De larecia lucha que se entabla entreambos elementos, el polvo y el espí-ritu, surge la vida esplendorosa ysoberana de la santidad, que talesraudales de admiración causaba aSan Juan de la Cruz, Santa Teresade Jesús, Bossuet y a tantos otros.

Este desorden fluye de la insubordinación de las facultades inferiores

como las llama San Pablo. Tristeherencia que viene heredando lahumanidad: una naturaleza débil,envilecida, una inclinación constan-te al pecado, germen de todas lasrebeldías.

El primer crimen del hombre con-tra Dios—como afirma San AlfonsoMaría de Ligorio—produjo en el«yo» cuatro profundas heridas: Larazón quedó privada de su direc-ción hacia la verdad, herida de la

ignorancia. La voluntad quedó pri-vada de su dirección hacia el bien,herida de la malicia. El apetito iras-cible quedó privado de su direcciónhacia la lucha, herida de debilidad.El apetito concupiscible quedó pri-

de nuestro ser contra la soberaníade la razón y de la voluntad; estasdebieran dominar, sujetar las pasio-nes inferiores, que aspiran a sacu-dir el yugo y el imperio de larazón.

Cuatro profundas heridas.

Tal es la ley de desequilibrio queacarreó el primer crimen del hom-bre contra Dios. « Desertor de la

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arraiga en el corazón; por el con-trario, si cae vencido en la luchauna y otra vez, si estos actos culpa-bles se repiten, no hacen más quedebilitar la naturaleza y robustecerla inclinación al mal.

La sociedad moderna todo lo re-duce a lo de « acá» abajo; lo queviene a ser una gran dificultad conque tropiezan las almas en el cami-no que a Dios conduce; porque hoyse vive en una atmósfera de positi-vismo, rodeados de un ambiente depuro materialismo, en el que las al-

Nativa debilidad, mas tienen que luchar sin recibiralientos de ninguna parte, y, lo que

Son las pasiones—dice San A g us es peor, sin esperanzas en una re-tín—movimientos del alma, a los compensa eterna. El siglo XX es elque llama el orador romano « per- siglo de las grandes conquistas so-turbaciones», y otros, afecciones, a bre la materia, y los hombres delos que otros, pasiones. Pues bien, los tiempos actuales llegan a subli-a pesar de lo funesto del germen de marla para suministrarla la pasiónla concupiscencia que el pecado ori- a grandes dosis. La literatura, elginal dejó dentro de nosotros mis- teatro, la novela, el periódico, elmos, no está el hombre privado de arte, el cine, la relajación de lastoda tendencia e inclinación hacia costumbres públicas y privadas, lasla virtud, Es verdad que en este modas escandalosas, el refinamientopugilato, que empieza en la cuna y de la vida, « todo percute con furiatermina al borde de la tumba, exis- las fibras de nuestro cuerpo de car-ten dos principios antitéticos que se ne). Y nuestro espíritu, aprisionadodisputan la soberanía de las almas: en la red complicadísima de nuestra« esta vida no es la vida». «Esta vida vida orgánica, siente con intensidades la vida», el contragolpe de la vida pasional,

sobreexcitada por los fuertes esti-mulantes de la vida moderna.

Para el cristiano no sucede así. LaReligión le sale al encuentro, learma soldado de Cristo para la lu-cha, pone en sus manos las armas,lo alimenta, lo anima y fortifica, lolevanta si ha caído, le señala, alláarriba, venturosos destinos, dondele espera, si vence, una recompensainefable, eterna. Hay más; lo cogecomo de la mano y lo conduce a laSagrada Comunión, donde está laHostia de Salud, aquel suave «pre-gustamiento»—de que nos habla unSanto—y por ende, un presagio delo que adivina el alma y lo que hace

exclamar al corazón: ¡Qué dulceserá el cielo!La escuela teológica y la escuela

materialista.

Dos escuelas se presentan en elcampo de la ciencia y las dos creentener la verdadera doctrina que re-suelve el gran problema de las pa-siones: la escuela teológica y laheterodoxa; el sobrenaturalismo yla falsa ciencia.

La filosofía heterodoxa ha queri-do cortar de raíz ese pugilato de quehabla el sobrenaturalismo; nada depasiones, nada de razón, nada deesos dos hombres de que nos hablael Apóstol San Pablo. En nosotrosno hay más que una realidad: la ma-teria o el polvo. Sostiene que elhombre fu é el que se empefió encrear ese fantasma, el espíritu. Enel hombre hay pasiones y nada másque pasiones: y no hay más que untriunfo, el del imperativo de la razón.

Contra estas absurdas atirrnacio-nes de la falsa ciencia que prescin-de la fe, está el imperativo de laconciencia mundial y el propio tes-timonio de la humanidad.

Dios—dice la escuela teológica—todo lo hizo armónico. En las Sa-gradas Letras se nos dice que Dioshizo al hombre recto. En el hombrese ve perfectamente esta gradación,por ser un compuesto heterogéneode polvo y espíritu: del polvo al es-píritu, del espíritu a Dios, que nosha dado este sublime sentimiento delo bello, sin negar por eso las justasexigencias del polvo.

Pero se nos dice que la Iglesiamata esas exigencias, que no sonmás que las pasiones. «La Iglesiaahoga las pasiones, quiere el pensamiento frío y tiene por delito el sen-timiento » . ¡Qué calumnia, DiosSanto! Aún hay más: «Se me quierehacer mármol—dicen los de la es-cuela heterodoxa—y no puedo; no

quiero ser momia, sino que suspiropor la libertad. Mis pasiones no medeshonran; han nacido conmigo;son en mí innatas. Y lo que viene deDios, bueno es, no hay nada malo».

¿Dónde consta que la Iglesia quie-re hacer del hombre una momia?Léanse las obras de San Agustín,de San Bernardo, de San Juan de laCruz, las de la mística Doctora castellana, el libro sublime de la Imita-ción de Cristo, las hermosas páginasdel áureo libro de los Ejercicios Es-pirituales, léase a Bossuet, a Augus-to Nicolás, a Balmes y a tantosotros, y se observará cómo ningunoquiere hacer al hombre mármol, nimomia, o que condene los senti-mientos. « Sin pasiones no hay san-tidad » , ha dicho San Agustín. Ycon frase gráfica se ha expresadoPascal, cuando dice: «A medidaque crece el espíritu, se agitan laspasiones » . «Por la brecha del amorsensible, el amado triunfa de todanuestra vida pasional » . «El amor—dice Bossuet—es el dios del corazón;es el que hace mover todos sus re-sortes más ocultos » . «El amor, se-gún San Francisco de Sales, es laprimera pasión, el principio de to-das las pasiones » . «El amor arras-tra con el a todo el hombre: A don-de quiera que voy, allí me lleva elamor » —dice San Agustín. «La másvehemente de todas las pasiones»,llama el Angélico al amor. Comoes posible, pues, que la Iglesiaquiera hacer del hombre una es-tatua? ¿Pueden darse caracteresmás apasionados que los de Moisésy Elías, Pedro y Pablo, San Jeró-nimo y San Aamstín, San Pedro No-lasco y Santa Teresa de Jesús, SanIgnacio de Loyola y San Franciscode Sales? Y éstos y otros muchosque pudiera citar, son los héroes dela santidad y de la virtud.

FR. R. DELGADO CAPE/SS

O. de M.

vado de su dirección racional haciael bien deleitable, herida de la con-cupiscencia.

Efecto de estas profundas heri-das, el alma tiene que sostener unaencarnizada lucha, lucha fatigosay perpetua, sin tregua, sin descan-so. Observamos que, en las guerrasde las naciones, los hombres tienenmomentos de descanso, de paz, díasde tregua; pero en la eterna luchainterior del alma, no sucede así. Nacer y luchar: esto es todo.

Consecuente con estos dos prin-cipios, el hombre siente las rebel-días de la naturaleza; las pasionesdesordenadas le arrastran al mal;titubea... vacila... ¿Por qué? ¡Ah!,es que siente también una inclina -ción al bien, una tendencia a la vir-tud. Dios lo atrae al cumplimientodel deber, le impulsa hacia arriba...;la pasión lo inclina hacia abajo...Sus destinos eternos, la gloria, Dios,lo solicitan; pero la tierra, el polvo,el placer, lo arrastran hacia abajo.Si resiste, si la razón y la voluntadimperan, entonces, con la repeticiónde estos actos, se robustece, se for-tifica, la naturaleza y la virtud

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En esta ciudad de San RaymundoNonato, que aunque pobre e insig-nificante al pronto, está en augeverdadero y sigue en declarado progreso bajo el patrocinio de nuestrohermano de hábito y milagroso re-dentor de cautivos, también quedésolo con Fr. Antonio Morón a lospocos días ade mi llegada; pues el Mucho lo siento, como es natural,P. Francisco y el P. Emilio salieron si bien no me impresiona ya estaambos a recorrer la parte baja del vida como antes me maltrataba yextenso territorio dedicado a San era para mí el sacrificio más grandeRamón, haciendo por el mismo una que me ocasionaban las misiones;correría misional o, como dicen pues ya, estando como estoy medioaquí, desobriga, porque realmente acostumbrado a vivir sin otro sacer-se quita la obligación o, mejor aún, dote que por lo menos me asista encumple con la misma el misionero peligro de muerte y me confieseque visita a los fieles del extenso cada semana como lo tenía de cos-territorio que tiene encomendado a tumbre desde muy niño y además losus desvelos, cuidado espiritual y tengo ahora de constitución, clarocelo apostólico, está que no gusta ni puede gustar

Más aún: al mismo tiempo que él un pobre fraile de esta vida; mascumple con esa obligación sagrada tampoco sufre con aquella intran-que, si bien supone grandes sacri- quilidad y desasosiego con que su-ficios, hace mucho bien al prójimo fría antes, sabiendo que vive así tanen la salvación de las almas, no solo por servir a Dios y salvar al-cabe duda que también se desobri mas del pecado y de su eterna con-gan los fieles en cuanto ellos apro- denación.vechan la ocasión y cumplen con Por lo tanto, me arreglaré como

terminada la fiesta, el mismo día 2 las obligaciones de cristianos, yadel actual se dirigió a Nova Lapa, bautizando a sus hijitos para quedonde suelen tener una novena muy tales vivan y no tengan la desgraciasolemne dedicada a Born jesús Cru- de morir paganos, ya recibiendocificado , que es 'el Titular de su ellos mismos los Santos Sacramen-iglesita y en la cual todos los arios tos y comulgando siquiera una vezse reune muchísima gente de todos cada ario, supuesto que ni puedenaquellos alrededores para la fiesta hacerlo cuando quieren ni cuandomayor del día 6 de agosto. deben en la Pascua, porque en aque-

De allí siguió sin demora para el llos lugares casi solitarios y enor-devoto pueblo de Curraes, cuya memente distanciados de la ciudad,fiesta mayor es el día 10 y, según nunca tienen sacerdote más que dedice, marchó luego a Barra Verde, paso y rara vez por allá cerca deque la celebra el día 15, siguiendo sus viviendas.después para el Brejao y para la Con esta ocasión, pues, de deso-Raposa, como acostumbraba hacer brigarse y desobrigar, nuestros Pa-yo todos los arios en los referidos dres y Hermanos están recorriendopueblecitos que ya tienen capilla o ahora muchísimos cientos de kiló-una ermita o iglesia pequeña, corno metros hasta incluso los mismos lu-mucho mejor aún decimos nosotros gares más céntricos de la Punta daen buen castellano. serra, en la cual supongo que termi-

narán sus trabajos en estas semanasdel mes de agosto y que volveránseguramente para la fiesta del Pa-trón, pues, según noticias que man-daron, ya no podrán llegar para lanovena del Santo, sino solo para lafiesta de nuestro glorioso San Ra-món Nonat.

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PAGINA MISIONAL Sáo Raymundo Nonato, 23 de agos-

to de 1928.

Mi amadísimo hermano: Aunquepocas son las noticias que tengoeste mes para comunicarle, ahoraque puedo y tengo ocasión para es-cribirle, quiero aprovecharla en-viándole varias líneas con las cua-les cumpliré al menos con la prome-sa que dí al pasar por esa, de que loharía todos los meses en cuanto demí dependiese.

A mi llegada de Born jesús doGurgueia, le mandé una pequeñadescripción de la correría misionalque acababa de hacer en los exten-sos y peligrosos territorios del ríoUrusuhy y del Gurgueia, como tam-bién de algunos trabajos y ciertospeligros de mi vida porque tuve quepasar entonces en varios lugares,principalmente al atravesar la sie-rra de Colombo y el Desierto, dondeya pensaba y me convencí entera-mente que allí dejaría para siempree irremisiblemente mis huesos; masno quiso el Señor que así sucedieray mejoré un poco de mi salud y ce-saron bastante los peligros y lascontradicciones y todavía pude con-tinuar mi viaje para ésta, si bienhaciendo el « Quijote» más de unavez en la Palmeira, en el Pinga y enla sierra dificultosa de las Confusio-nes o Confusóes, como aquí di-cen.

Apenas ya en S. Raymundo No-nato, donde venía decidido a demo-rar unos dos meses entre nuestrosreligiosos para ver de reponermealgo de mi quebrantada salud y dela pérdida fatal que yo sentía de misfuerzas físicas, cuando me ví enestaciudad pedí a los Padres jóvenesque fuera uno de ellos al Gurgueiapara sustituirme en aquel inmensoterritorio y, por lo menos, para pre-

dicar y asistir a las fiestas que eneste mes dedican los pueblecitos enformación de casi todo el Gurgueiaa los repetidos Patronos de los mis-mos y Titulares de las iglesitas quepor aquellos parajes tengo ya unpoco organizadas, no sólo para en-señar sus deberes a las pobres cria-turas que nada sabrían nunca de notener catequesis, sino también delas personas que en cada lugar pue-den sostener y celebrar estas solem-nidades y fiestas extraordinarias desus respectivos Patronos.

Así, pues, en consecuencia de mipetición, se me ofició luego y mehizo el favor de ir el P. Angel He-rrera con la misma conducción queme trajo a mí desde el Gurg,ueia yen compañía del sacristán de BornJesús, que amablemente me acom-pañó hasta esta ciudad.

Inmediatamente salieron los dospara celebtar la novena que todoslos arios dedicamos con la mayorsolemnidad posible a nuestra Santí-sima Madre en aquel pueblecito que,desde 1924, se forma bajo su ampa-ro y protección maternal con elnombre de Descensao das Meras obien, Descensión de Nuestra Señorade la Merced, como mejor diríamosen nuestra tierra.

Nada sabía ni realmente podíasaber de aquellos mundos desde quesalí de Gurgtteia; mas ahora, gra-cias a Dios, recibo noticias a satis-facción mía por medio de un pobrecampesino que trajo el correo deBorn Jesus do Gurgueia. Entre otrasmuchas cosas me dice que el PadreAngel hizo por allá una impresiónmuy buena y que de el gustaronmucho los habitantes todos de aque-llos alrededores; que celebró conmucha solemnidad la Descensión deNuestra Santísima Madre en su pue-blecito Descensdo das Merces y que

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mejor pueda en estos días y resuelta más concurridos de por aquí veníany solemnemente comencé ayer la cientos de personas a manera denovena de San Ramón, que includa- procesiones continuas que en la ciu-blemente me traerá muchos y muy dad se concentraban, sino que tamgratos recuerdos de cuando tenía la bien se veía afluir gente y más gen-satisfacción de celebrarla entre mis te a S. Raymundo Nonato por cual-hermanos en Religión y delante de quier senda y aun por aquellos mis-las sagradas y milagrosas reliquias mos senderos más insignificantesdel Santo; mas ahora no hay más que realmente sólo parecen propiosrecurso que conformarse con esto carreriños de cabras, y que por es-tan solo y acaso suspirar por que no tos montes contiguos conducen atarden mucho a volver nuevamente ésta de los valles más próximos.aquellos tiempos de felicidad con El Padre Francisco regresó algoque antes vivía en el convento, más tarde y sólo pudo llegar de laSaludos y que todos pidan al cielo desobriga el día 30 por la noche, opara que yo sea lo único que debo sea en la víspera del Santo; no obs-procurar y me conviene, que es ser tante, como párroco tomó una partemisionero santo, activa e importante en la solemni-

Le abraza su afectísimo hermano, dad de la fiesta, ya predicando enFR. M. FERRER ella ya celebrando la misa parro-

quial y solemne que fué cantada.Sfto Raymundo Nonato, 10 de sep-Ahora hay que dejarlos desean-tiembre de 1928. sar un poco de su correría misional;

ya que ambos Padres llevan reco-rridos algunos cientos de kilómetrospor esos montes del territorio, ad-ministrando los Santos Saci amen-tos en distintos lugares. Así que,además de los muchos cientos deconfesiones y comuniones adminis-tradas en es. a extensión territorialque bien se parece a una de las pro-vincias españolas, celebraron 58matrimonios en estas semanas delmes de agosto, y al mismo tiempobautizaron a 449 paganitos.

R. P. director de LA MERCED.

Madrid.

Mi querido hermano: Cerca de unmes hace que le escribí mi última yahora quiero reanudar nuevamentela relación de las noticias históricasque V. R. desea tener siempre deestas misiones; tanto más cuantoque hoy puedo informarle, graciasa Dios, de algunas impresiones quevan siendo bastante mejores y mássatisfactorias que las descritas en-tonces. Terminadas solemnemente las

La novena de San Ramón Nonato fiestas y funciones parroquiales deestuvo toda ella muy concurrida por nuestro gran Taumaturgo S. Ra-los habitantes de los pueblos cir- món Nonat, comenzamos con ex-cunvecinos, y dos días antes del 31 ti aordinaria solemnidad el mes dede agosto, menos mal que llegó el septiembre, celebrando la Deseen-Padre Emilio Vega de la desobriga sión de nuestra Santísima Madrey me ayudó a confesar en aquellos con la función que cada día de losdías de regocijo; pues yo, que no dedicados al consolador y significa-valgo bien ni cinco céntimos, mal tivo nombre de la Merced, le consa-podi fa confesar a una multitud in- gramos nosotros en este su propionumerable que por doquier llegaba mes de septiembre tan lleno de ale-con anticipación para la fiesta; no gría 3 y satisfacciones para todossólo por los caminos generales y ' sus verdaderos hijos.

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Por de pronto, sólo deseo y pido aDios nuestro Señor que nos ayude,por ahora, concediéndonos la sin-gular gracia de seguir con el mismoentusiasmo dichas fiestas, por lomenos, hasta terminar todas estasfunciones que celebramos en estemes consagrado a nuestra Santísi-ma Madre de la Merced.

Fuera de esto, pocas son las noti-cias que en la actualidad tengo yopara decirle, claro está, de no serlas referentes a la formación de Pa-dres en estas misiones, cuya obraes, sin duda, la que más me pre-ocupa desde que llegué a Born Jesusdo Gurgueia.

Sin embargo, después de cincoarios de mucho trabajar en ese sen-tido y de enseriar las primeras le-tras y hasta los cuatro cursos delatín a trece jovencitos de estos lu-gares, sólo cuatro me parece quesiguen constantes a su vocación,por no tener en las Misiones unCentro de formación donde vivanlos aspirantes defendidos del mun-do, de los peligros que sin cesar lestienden irremisiblemente las malascostumbres' de la calle.

Por esta ocasión quiero aprove-char el Patronato Agrícola que enesta ciudad ya casi tiene terminadoel P. Francisco, y cuyo edificio lla-ma bastante la atención en S. Ray-mundo Nonato, por ser el único queen estos países tiene piso alto.

Mandé hacer la parte alta porqueen dicho piso quiero organizar losestudios eclesiásticos para todos losniños y jóvenes que manifiestenbuenos sentimientos e inclinación ala virtud y a las cosas buenas; deeste modo, comenzará allí una espe-cie de seminario y daremos princi-pio a la obra principal de todas lasMisiones, cual es, la pronta forma-ción de un clero indígena lo másdevoto y sabio posible...

Está clara y patente la razón y

conveniencia de todo esto: hay queformar clero indígena, que nos su-pla a nosotros y los futuros Padresnos libren de estas cargas de misionar a su patria y recorrer tantasveces a Piauhy. De lo segundo estáclaro, porque nemo dal quoci nonhabei, y sólo así serán capaces decomunicar la devoción y el saber alos otros piauhyenses, si realmenteson devotos y, junto con la piedad,tienen también conocimientos y sonverdaderamente sabios.

Al mismo tiempo, me propongoque los Padres trabajen allí en elprincipio de seminario, para quevayan formando personal de nues-tra sagrada Orden en una casa no-viciado; para eso quisiera arrumaralgún dinero para levantar, juntoal Patronato, una casita que, aun-que humilde y más que modesta,pueda servirnos no sólo de suficien-te vivienda para los Padres sinotambién de casa noviciado, paracuantos en el Brasil deseen vestirnuestro hábito y ser Misionerosmercedarios.

Creo que ninguno dudará de laconveniencia y, más aún, de la ne-cesidad de esta arremetida en favorde las Misiones de Piauhy, supuestoque necesitamos formar clero quenos sustituya y libre de esta cargainsoportable y que sea capaz desalvar la fe y la religión en su pro-pia patria; sin embargo, pocos sa-cerdotes, ni seculares ni regulares,conseguiremos formar en estas tie-rras, en cuanto no tengamos, porlo menos, un Centro de formación,como antes decía.

Para este objeto, acabo de escri-bir 35 cartas desde que estoy en estaciudad y con ellas supongo que ve-rán mis esfuerzos, al mismo tiempoque yo confío me ayudarán resuel-tamente los Centros misionales ylos conventos de nuestra Orden, tan-to de religiosos como de religiosas.

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En las ocasiones se nota lo quevale cada uno y en estas circuns-tancias se conoce el espíritu misio-nal que puede animar a una Ordenreligiosa; pues ahora que se tratade convertir y salvar a muchos pue-blos, y no sólo de una o dos perso-nas paganas, debernos de reconcen-trar los mercedarios todas nuestrasfuerzas y hacer público nuestro en-

El Conde de Romanones, querien-do distraer los ocios que le propor-ciona su ostracismo de la política,está publicando sus Memorias—No-tas de una vida—de las que aparecióhace meses el primer tomo.

Si la obra no recibió en públicograndes aplausos, habrá sido leídacon maligna complacencia por losenemigos del Conde y de la antiguapolítica. La crítica que allí se hace deésta viene a corroborar la tesis de losque sostienen que aquello no debevolver. ¡Tantas son las miserias ybajezas que allí se describen con lujode pormenores!

El antiguo presidente del Consejonos cuenta igualmente los orígenes ydesarrollo de la campaña anticlericalde principios de siglo, aunque olvidaque toda ella no fué sino un eco delanticlericalismo francés, cuyas rui-nas tienen que reparar ahora los Go-biernos de la vecina República ¡yquiera Dios que lo consigan! Tal vezeso lo calló el Conde porque el papel

tusiasmo por la Orden y nuestrasenergías para trabajar por la gloriade Dios y salvación de las almas,saliendo vencedores y triunfantesde aquí a poco de las Misiones quela Iglesia nos ha confiado. Así loespero.

Saludos y oraciones por éste suafectísimo hermano que le abraza,

FR. MARIANO FERRER

de mona resulta siempre desairado.¡Buena ocasión se perdió Romano-nes de ser en España el émulo deCombes, para que, no sólo los cató-licos, sino todos los patriotas escu-vieran a su imagen y le rompieran amartillazos las narices como al sem-brador de odios de funesto recuerdo!

El ejemplo de la República france-sa no ha enseñado tampoco nada anuestro viejo político, el cual persisteen su afirmación de que el anticleri-calismo no era antirreligioso. ¡Defi-nitivamente hay hombres inocentesaunque gocen fama de malicio-sos!

Hablando en París con un sacerdo-te francés le dije no hace mucho:¿Por qué los aborrecen a ustedes?¿Es posible que se hable todavía declericalismo cuando se puede reco-rrer Paris sin encontrar un sacerdo-te? Sonrióse el interpelado y contes-tó: Es verdad que somos pocos y po-bres, pero Satanás sabe que Cristovive y que al fin ha de triunfar. Por

eso no reposan él ni sus secuaces, nicesan de maldecirnos.

Pero veamos lo que acerca del an-ticlericalismo español nos dice sufracasado corifeo, pues sus palabrasencierran una lección muy impor-tante:

«El problema clerical, mal llamadoreligioso, resurgió de nuevo en losalbores de este siglo. Su desarrollo ydesaparición del estadio de la políticay de la vida espiritual de España noson para olvidados.»

«¿Por qué renació después de ha-ber estado dormido tan largo tiempo?¿Por qué después de agitar los áni-mos con pasión durante años, conrapidez dejó de actuar sobre el almade España? Estas dos preguntas sue-lo hacérmelas recordando mi partici-pación en el movimiento y lo muchoque influyó en mi actuación política.Ella me valió zarpazos bien doloro-sos; aún me duelen, y más al consi-derar la inufilidad del esfuerzo reali-zado y la soledad en que a la postrenos quedamos los que con mayordenuedo combatimos por esta cau-Sd...»

«Han pasado muchos años, y alrecordar los episodios de aquella lu-cha, que en realidad no pasó de unaserie de brillantes escaramuzas, ten-go que reconocer que cuantos a ellaacudimos sufrimos un error inicial delos que no tienen rectificación posi-ble: falta de oportunidad al plantearlay desconocimiento del estado de con-ciencia del pueblo español. Los he-chos posteriores, la hora actual en suconjunto, sobradamente confirmanesta afirmación.»

«No habla en nuestros propósitosnada contra los principios de la reli-gión católica. En ninguno de losprincipales animadores de aquellacampaña a cuyo lado estuve, percibíatisbo alguno sectario. Se luchabaconvencidos de ser absolutamentenecesario salir al paso al clericalis-mo, defender la tolerancia, y sobretodo, mantener la soberanía del Po-der civil, justamente alarmados porlas intromisiones de una parte delClero y por el crecimiento arrolladorde las Ordenes religiosas.»

«Fué otra grande equivocación nomedir bien las fuerzas con que con-tábamos. Campañas de esta natura-leza no deben ser emprendidas sinracionales probabilidades de triunfo.»

«Caímos en el error de confiar queel sector de las izquierdas extremastenia en estas materias un estado deconciencia definido, y resultó que enrealidad no era problema que le inte-resara grandemente. No nos dimoscuenta a tiempo de la evolución pro-ducida en los espíritus; estimamoshallarnos aún en la plenitud de larevolución de septiembre. No noshabíamos percatado de la labor sigi-losa realizada por el clero regular.»

«No volvería yo a meterme alegre-mente en campañas parecidas. Lalección recibida no es para olvidada.»

El Conde de Romanones estabaalarmado por la ingerencia del Cleroen la política. En efecto, la amistadpersonal ha llevado a algunos cléri-gos a intervenir en favor de éste odel otro político y media España sabeque Romano ríes no tiré de los menosfavorecidos por esas ingerencias,

DEL ENEMIGO, EL CONSEJO LAS MEMORIAS DE ROMANONES

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más o menos disparatadas, pero fue-ra de eso, el Clero español es tal vezen el mundo el más alejado de lapolítica.

Ni ha sabido organizar las huestescatólicas ni tuvo nunca aspiracionesde dominio. El Clero español, secu-lar y regular, salvo rarísimas excep-ciones, es pobre y desvalido y no hatratado nunca de sacar provecho ma-terial de su influencia religiosa.

No importa que existan grandescolegios y magníficas fundaciones.EI secreto de casi todo eso lo tiene elBanco Hipotecario y en medio de lagrandeza aparente lös habitantes deesas casas viven pobre y aun mise-rablemente. Acompañe el Conde a sucristiana esposa en sus obras de ca-ridad y verá lo que hay detrás de lasapariencias.

Pero los sectarios sabían perfecta-mente una cosa, que era el origen detodos sus odios y de la cual se haenterado, aunque farde, Pomanones:.La labor sigilosa del clero regular.¿En qué consistió ese trabajo casimisterioso? ¿En apoderarse de losrecursos de la nación y de los resor-tes de la política?

Tenemos que decirlo muy alto paraque lo oigan tirios y troyanos: Esalabor sigilosa consistió en trabajarcon ahinco en la educación de lasnuevas generaciones. Los hijos delos revolucionarios del 68 han reci-bido una educación diferente de la desus padres. De ahí que sepan cono-cer el árbol por sus frutos y no sedejan embaucar tan fácilmente porlas palabras sonoras que entontecie-ron al Conde y a sus condiscípulos:

libertad, sufragio universal, jurado...cuyas vergüenzas el mismo Romano-nes confiesa.

Esto encierra una importantísimalección para el porvenir: ;Trabajemosen la educación de la juventud, edu-quemos, instruyamos y el mundo es-tá ganado, no para nosotros, quepara nada lo necesitamos, sino paraCristo, cuyo reino hará felices a lasnaciones en la tierra y a los hombresen el Cielo!

Y a propósito de instrucción: elConde lamenta la snerte de unos ni-ños que ve entrar en un colegio dereligiosos en frente de su casa; ¡tie-nen que aprender tantas cosas dememoria, que tal vez no le sirvanpara nada! Y en cambio, ¡tal vez porese memorismo no alcancen la refle-xión y madurez que les seria tan ne-cesaria!

¡Es posible, Sr. Conde, es posible!Pero ¿ha olvidado V. E. que el plande estudios que martirizó a la juven-tud durante los últimos veinticincoaños es obra suya? Aún suenan enmis oídos las frases de la exposicióndel Peal decreto: Es preciso que losniños adquieran la mayor suma deconocimientos posible.

Hoy nadie, ni el que firmó ese de-creto, duda de que tal finalidad atri-buida a la segunda enseñanza es undisparate, y que las reformas implari-ladas por el Conde en la segundaenseñanza- han sido funestas (y lasde primera enseñanza poco menos).

Los frailes, si no consiguieron anu-lar enteramente sus efectos, han tra-bajado por disminuirlos y a ellos sedebe en gran parte el que la nación

haya abierto los ojos y que las nue-vas generaciones vean aliviada suabsurda carga.

Para ser justos, diremos tambiénque no todos esos despropósitos secocieron en la cabeza del Conde. Losque pasamos por la Universidad deMadrid conocimos a un señor atrabi-liario, fabricante de proyectos engrande escala, y que en momentosde expansión decía cosas muy lindasdel Conde, su dirigido.

WILHELM

Sensacional derrotadel protestantismoportorriqueño

El protestantismo en Puerto Ricopresenta una actitud de toleranciamuy marcada frente a la Iglesia ca-tólica, hasta el punto de ser fre-cuente en las prédicas de sus minis-tros atirmer que « también siendoprotestantes se pueden salvar».Esto nace, sin duda, de que no pi-san terreno firme, y además susnumerosos ministros y ministras noson convencidos.

Unos, en efecto, consiguieron esepuesto apostatando de otras creen-cias que nunca supieron practi-car; otros colgando la noble togaque los ahog aba ya, para cobrarcon más comodidad y menos traba-jo, en el mismo oficio de charlar,un cheque de 125 dólares (750 pese-tas) mensuales; otros, en fin, másmodestos, pero no menos pícaros,una noche plantaron fuego a sucomercio (muy socorrido medio poraquí) que tenían hipotecado y « ase-gurado » y también se hicieron mi-nistros por un cheque de 75 al mes

para ganar la vida con menos riesgo... y seguir comerciando. Se co-nocen va ios por sus nombres.

Para las ministras también esmedio socorrido, pues así dejan devestir santos que con el ciclón quedaron pocos.

Con buenos sueldos y otros gajesque llegan para propaganda, culto,reparaciones, etc., fácil es al minis-tro conseguir adeptos, y el pobrejíbaro muchas veces, cual otroEsaú, se ve en la necesidad de ven-der su fe por un plato de «arroz yhabichuelas», por un caldo de galli-na (histórico), que la ministra llevaa la enferma, una medicina, unaszapatillas... De aquí que en los «cul-tos» abunden los jibaritos, los ne-gritos y algún que otro vividor.

El día aciago del ciclón, corno vie-ran unos campesinos a ciertos pen-lecostales de rodillas ante una ima-gen de la Santísima Virgen, les di-cen: «Pero vosotros protestantes yrezais a la Virgen». «Cuando hayciclones todos somos católicos » , di-jeron.

Así las cosas fácil es a los sacer-dotes católicos atacar los en la doc-trina con éxito, dirá alguno y esverdad. Pero disponen de una armatemible y es que con el descaro ma-yor del mundo saben alterar los he-chos y en la prensa, que aquí sepresta para todo, pronto le hacendecir a uno lo que nunca pensó.

Pues, a pesar de esto y de esgri-mir esa arma como nunca, eLl estosmeses han sufrido la derrota mássensacional que cuenta su historiaen Puerto Rico.

El instrumnto de esta señaladavictoria de la Iglesia, fue el PadreBienvenido Lahoz.

Tuvieron los protestantes una con-vención en Maricao, a la que asis-tieron diez ministros con el jefe dela unión evangélica, Archilla. ElPadre Lahoz celebraba en su iglesia

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el acostumbrado ejercicio del do-mingo, al que, por oposición a losprotestantes, asistió mucha gente.Después del rosario y un canto a laVirgen, el Padre Mercedario subeal pú'pito y cuál sería su sorpresa

al ver a la puerta del templo a losDIEZ ministros para escucharle?

¡Imposible perder tan buena oca-sión! Con razonamiento claro y só-lido expuso el Padre los principalespuntos que separan al protestantis-mo de la Iglesia verdadera. La dig-nidad del matrimonio católico fren.te al divorcio protestante y al mal-

tusianismo; la divinidad de la con-fesión; la soberanía Papal, etc.

Aguantaron el chubasco los mi-nistros, y para resarcirse en algoaprovecharon la salida de los fielesa la plaza para tomar ellos la pala-

bra, ya que en su « culto» no tuvie-ron a quien dirigirla.

Se desató el ministro Archillacontra la Iglesia y el Padre Lahozen invectivas, cuentos y consejas demala ley. Apenas terminó, toma denuevo el Padre la palabra desafian-do a Archilla y a todos los minis-tros de la Isla a que le prueben la

falsedad de un solo dogma de laIglesia católica, mientras que él, yprecisamente por lo que acaba dedecir el ministro, le demostrará lafalsedad de toda su secta. Archilla,no queriendo aguantar otro ciclóntomó el coche y se fugó más que deprisa, dejando a los pobres minis-tros en la palestra, quienes oyeronun segundo sermón.

Uno de ellos aceptó el reto, peroen la prensa (es más fácil mentir) yallí no se atrevía.

Al día siguiente, el Padre Bienve-nido, publicó un resumen de todo enla prensa y concretó los puntos dela disputa: la divinidad de la confe-sión, la soberanía Papal, y sobretodo el siguiente interrogante quellegó a hacerse célebre en toda laIsla: Sin la autoridad de la Iglesiacatólica, ¿quién garantiza el valory sentido, autenticidad y origen di

-vino de la Biblia?Conociendo los protestantes el lío

en que se habían metido, optaronpor lo más fácil y fue reunir vein-te o treinta ministros más, y cele-brar nuevo mitin en Marica() para•recoger, al aire libre, el reto quelanzara el fraile mercedario. Y has-ta se susurraba que si no valían lasrazones harían uso de los puños (?),todo lo cual se apresuraron a anun-ciar mediante una hoja suelta.

Fácil le fue al Padre parar el gol-pe publicando otra hoja que repar-tió a la hora del mitin para decirlesque no se prestaba a algazaras yque el debate era demasiado públi-co y que él y toda la Isla estabanesperando la contestación por es-crito al interrogante.

Como una bomba cayó esta hojay fué lo bastante para deshacer elmitin.

Como se publicasen varios ar-tículos en la prensa reclamando delos protestantes una contestacióndigna, pues se trataba de la razón

de su existencia, al fin, y despuésde un mes, contestó Archilla tergi-versando las cosas, pero dejando elcélebre interrogante en pie. Estodió lugar a un formidable artículodel Padre Lahoz, al que siguieronotros varios que le dejaron comple-tamente dueño del campo.

Entre los muchos quites que nospasan con los protestantes en laspredicaciones, merece también co-nocerse lo que le sucedió al PadreMartín en Comercio. Predicaba porlas fiestas patronales, y el últimodía lo hizo en la plaza ante un enor-me concurso.

El tema «Fuera de la Iglesia ca-tólica no hay salvación » , pareceque hirió profundamente a los pro-testantes, y al terminar, un ministroencaramado en unas piedras, dijo:« Señores, dos palabras» (atrevidosson como ellos solos). Silencio se-pule: al por lo inusitado del caso.Mas una mujer valiente cual otradel Evangelio, grita: «Ni dos ni una,y viva la Iglesia católica). A lo quela gente contesta con un viva atro-nador. «¡Favor, dos palabras! » , re-pite el ministro. ¡Ni dos ni una, di-ce la mujer, y viva la Iglesia cató-lica! Y así estuvieron por espacio decinco minutos hasta que le dicen aldesvergonzado ministro: «Cállate,que has metido las dos patas».

Y así terminó la fiesta con la risaconsiguiente.

El Padre Bienvenido tiene tam-bién anunciadas unas conferenciassobre fundamentos de religión enPonce para últimos de este mes y acontinuación es fácil que celebre-mos una semana apologética.

FR. ELISEO PEREZ

Puerto Rico.—Orgullosas pueden estar nuestras Hermanas Mercedarias al frente de un estableci-miento de la altura de esta Clínica, propiedad del insigne Médico Director y Cirujano, Dr. D Manuel dela Pila, gran bienhechor de la Orden Mercedaria.A pesar de hacer poco más de un atio que se inauguró, es tenida por una de las primeras, no sólo enPuerto Rico sino en todas las Antillas, ya la fama, bien merecida, de su Director, acuden hasta enfermos

de Norte-América y aun de Europa.Difícilmente se encontrara cosa más completa en su género y no en vano se han empleado ya en ella

varios millones de pesetas. Médicos especialistas para ojos, nariz, garganta y oídos; para Urología yObstetricia; Rayos X, Laboratorio Clínico y Patológico, etc., etc.Directores espirituales los PP. Mercedarios de Ponce.

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Don Francisco María de la Iglesia POETA GALLEGO DEL SIGLO XIX

Hace tiempo que un imperativode amistad y simpatía me impele adedicar unas líneas—tan humildes,como mías—a este poeta, que hasabido hacer canciones de sus pen-samientos.

Don Francisco María de la Iglesia no pertenece a la actual promo-ción intelectual gallega, que conBouza Brey, Blanco Amor, Mon-*tes, Manuel Antonio, etc., lanzansus versos a los cuatro vientos;tampoco a la, en Galicia, llamadasegunda renacencia, de Cabanillas,Noriega, López Abente y Taibo, nisiquiera puede decirse que pertenezca a los poetas de transición: Ri-balta, Lugrís, Freire, RodríguezGonzález, Marqués de Figueroa, Li-sardo Barreiro y algunos más.

La Iglesia vivió antes que todosellos y asistió al mismo despertarde la conciencia gallega; pertenecea la Era de los Precursores, inte-grada por la generación del 40.

He dado estas notas, para mos-trar el interés histórico de su perso-nalidad, la cual, ciertamente, sóloes conocida en el mundillo selectode escritores gallegos, y aun en él,no con toda exactitud.

En la floración luminosa de estevate del Sar y del Sarela (1), comose llama a sí mismo, hay sinnúme-ras motivaciones y plurales hori-zontes; cuantos se abrían y alborea -ban en la atmósfera generatriz desu época. Mas, por fortuna, en elambiente de , exaltaciones y bande-rías que le rodeaba, supo guardarincólume su módulo: fe y caridad;amor de Dios y de los prójimos porEl.

(1) Son dos ríos de Santiago, ciudad en dondenació el poeta.

Entre sus papeles se hallan mu-chos versos, a veces sin acabar, aveces a medio corregir, en papeli-llos sueltos, en trozos de sobres,fajas de revistas, cartas de amigosy papeletas electorales. De toda suobra lírica—gallega y castellana—,sólo pretendo hacer destacar en esteartículo la parte religiosa, y aun éstano en toda su magnitud, pues paraello tendría que disponer de más es-pacio, que el que me ofrece la re-vista.

Acostumbrados como estamoshoy, a pedir de los autores y poe-tas, imágenes y pensamientos nue-vos y desconocidos, acaso los pen-samientos de las poesías religiosasde La Iglesia, nos parezcan menosbrillantes; su originalidad no de-pende tanto de lo que en ellas sedice, con ser tan notable, cuanto dela manera individual y suya conque las expresa:

«Bello es amar tu Corazón, ¡Dios mío!Dulce sentir la llama de tu amor,Grato humillarse a tu alto poderío,Hasta alcanzar tu gloria y tu esplendor.

Por poseerte es néctar el martirio,Goze enfrenar la indómita pasión, , etc.».

Al sacratisimo Corazón de Jesús.

,Qué poeta de aquel entonces supocantar su fe con valentía igual?

En el impurificado ambiente deespíritus levantiscos que entoncesse palpaba, nadie ponía en su ver-sos tales soplos de suavísima suges-tión; antes hubo—en el mismo gru-po de precursores—quien apostatóde la fe; y algunos otros, si no lle-garon a tal extremo, nada hicierondigno de loa. Con ellos va quizá elsiguiente apóstrofe:

«A maxestá do home está n'o sprito,Seu cetro en camiñar ô eterno fin,Erguerse dend'o barro hastr'o enfinito,¿N'é xa chegar d'a groria hastr'o confin?

Por eso de Galicia a fe bendita,Alegre, hoxe por Cristo érgue o pen-

Ldön,E n'a d'haber xamais forza maldita,Que logre atafegar tal devoción».

Noile boa.

La insistencia en el parangón consus contemporáneos poetas y escri-tores gallegos, la guardo, porque noquiero salirme del cuadro que losenmarca; ya que, de remontar loslímites regionales, sería tarea másardua y menos comprensiva.

La Iglesia no escribía adrede unapoesía religiosa, como otros poetasque le acometen, para que luego sediga de de ellos: que también sintie-ron la piedad; no, La Iglesia noescribía religiosas por sport, sinoque le salían con la misma natura-lidad que le viene el rojo a las cere-zas. Y pone en sus palabras talllama e inspiración religiosa, queno dudaríamos, aunque él no lo di-jese, que es una exhalación de sualma.

Y por ser el bien difusivo de símismo, ardió siempre su corazónen la más pura caridad del próji-mo, y para todos tuvo siempreencendida su lámpara de paz. Ensu haber, tiene un muestrario ex-celente de actos caritativos. Enprimer lugar, un largo apostoladode cuarenta y cuatro arios al frentede su escuela en La Coruña, apos-tolado del que irradiaron sus máshondos cal ifíos y sus más delicadosversos; los apestados y hambrien-tos del ario 46, podrían contar he-roicidades, así de él, corno de aque-lla su compañera y amiga la Con-desa de Espoz y Mina; las guerrasde Africa y del Norte, tuvieron enél un corazón abierto, un cantor ytambién una víctima. Digo que unavíctima, por lo que vereis: En la

época de la guerra carlista, era LaIglesia secretario de la V. O. T. deSan Francisco en La Coruña, y enla Sala Capitular de la Orden, luegode celebrar las sesiones ordinarias,se celebraban otras (desconocidasde la generalidad de los hermanosy del mismo secretario), en que sereclutaban voluntarios para la gue-rra del Norte; lo cual, sabido porlas autoridades coruñesas, dió porresultado un registro en su casa ysu detención hasta que encontrasenlos documentos comprometedores,que, por faltar, declararon su ino-cencia, a tiempo que metían a otrosen San Antón, entre ellos a don JoséZás, sacristán mayor de la Cole-giata.

Aunque de noble abolengo, donFrancisco María de la Iglesia viviópobre y alegre, si bien algunas ve-ces tuvo por hermanos a la tristezay los pesares; pero bien sabía él queno es la vida flor de azahar que en-carna el símbolo de la felicidad, yasí lo cantaba:

'Que no es la tierra que pisasDonde la dicha se alberga,Sino el crisol meritorioEn que se lava y se acendraEl alma, que al goze aspiraDe venturanzas eternas».

Enamorado de su ideal como po-cos, y guiado siempre por la fe enDios, que informa sus poesías, lasadversidades, en vez de allanarlo,remozaban su espíritu, y él seguíasu camino de apostolado:

«Adiante, pois adiante, pensamento,non t'arredes de Dios; pro ¡adiante!,

[¡adiante!.qu'El ha de padrifiar teu nobre intento,y-envolto n'ese albor d'o eterno esprit°,dend'o barro voarás hastr'o enfinito».

Luz d'a luz.La Iglesia, es quizá el poeta más

fecundo de su tiempo, aunque susobras están inéditas. Esa misma fe-cundidad fue muchas veces el ma-

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yor obstáculo para la perfección desus composiciones.

Si no temiera alargarme, transcribiría aquí alguno de los preciososidilios y plegarias que escribió a laVirgen de la Pastoriza, en su nom-bre y el de toda la familia, in vocan-cando amparo para los hijos deallende el mar.

Una hermosa e inspirada colec-ción escribió también de letrillas yromances para el tiempo de Navi-dad - cantigas de Nadal--escritos lamayor parte de ellos a requerimien-to de los organistas de las catedra-les de León, Mondofiedo, Santiago.El componía la letra y ellos la har-monizaban para ser cantada en lasfiestas de la iglesia.

Obsesión suya de toda la vida fuéla de amparar a los desvalidos yfustigar las demasías de los de arri-ba, contra quienes tronó implacable, y por quienes un día formulóesta amarguísima queja:

«Nazareno... Xesucristo,Redentor.. Verbo humanado,¿A qué baixach'en spritod'os ceos dend'o mais alto?¿Non foi pra soster ös débles?¿Non foi pr'amainar ös altos?

Fragmentos.Pero, ya buscase su inspiración

en las fuentes interiores de su almacristiana, como en la experienciaamarga, que. envenenaba la crista-linidad de esas fuentes, nunca huboen él fluctuación espiritual, antesbien, esos contratiempos sirvieronpar a dar más vida a sus poemas.

A través de todas estas poesías,que llevan, a veces, la nota auto-biográfica, se precisa, con dibujoexacto, su atrayente personalidad,amasada en fervor tímido, modestiay sacrificio, con un corazón queembalsama los caminos.

Don Francisco María de la Igle-sia, repito, ha escrito mucho y pu-blicado poco del genero religioso,

pero todo él está lleno de una poesíavivificada por una fe profunda yfértil, como la que guiaba en otrotiempo el cincel del maestro Mateo,cuando trabajaba las piedras delPórtico de la Gloria.

FR. GUMERSINDO PLACERPoyo XI-1928.

NOCHEBUENA

El Conde se disponía a meterse enel lecho, después de haber tomadoun bario que tonificara sus nerviosfatigados por una noche de desor-den, cuando su ayuda de cámaráentró en la alcoba, diciendo con esetono medio respetuoso, medio familiar de los domésticos iniciados enlas debilidades de sus amos:

—Paulina la doncella de la seño-ra -ruega al señor que, si aún estálevantado, se pase por el cuarto deésta.

—Está enferma acaso?—pregun-tö el Conde con cierto interés mez-clado de extrañeza.

—Creo que no, señor Conde; meparece que la señora Condesa hapedido el «auto».

El Conde hizo un ligero gesto,como quien dice:

—No lo entiendo.Y se dirigió a las habitaciones de

su esposa.Hacía quince arios que el Conde

Víctor de Casahermosa se unieracon la bella y virtuosa Cecilia Dud-ley, hija de un diplomático inglés;aquel matrimonio, cortado por elpatrón de tantos otros, contraídoscon completo desconocimiento delas cualidades morales de los espo-sos, había ido distanciándose a me-dida que la conducta desordenadadel Conde, hiriendo la dignidad ydelicados sentimientos de la esposa,

obligaron a ésta a cerrarle la puer-ta de sus habitaciones particulares.

El nacimiento de su hija MariäVictoria, pareció que por un mo-mento hacía volver al esposo pródi-go al hogat; pero este paréntesisfué de corta duración. Cecilia seconsagró por completo a aquel tier-no ser que con sus risas celestialesla compensaban de sus desilusionesconyugales; el Conde volvió gradualmente a su vida de placeres y laseparación de ambos esposos fuéun hecho.

El Conde solía comer en el Círculo,la Condesa en sus habitaciones.

Así es que aquel recado enviadopor medio de su doncella extrañó detal manera al Conde que acudió alllamamiento, haciendo mil conjetu-ras en su interior.

La Condesa, en traje de calle, estaba de pie junto a su tocador.

Tendió la mano a su marido, queéste besó con galantería amistosa,y haciendo una seña de que salieraa la doncella, dijo con tono indiferente, mientras se ponía lentamentelos guantes:

—Perdónme, Víctor, si te robounos momentos de descanso; voy aChamartín a buscar a María Victo-ria... empiezan sus vacaciones yquiero, como último día de colegio,comulgar con ella. Ahora bien,como la niña debe estar con nos-otros quince días y ya es mayorcita,quisiera pedirte un favor.

—¡Un favor a mí! dijo el Condebuscando en su interior a dóndequería ir a parar su esposa, cuyofondo, lleno de amargura, no se loocultaba.

—Sí; un favor a ti—recalcó Ceciliacon firmeza—. Pero entiéndelo bien;mientras nuestra hija esté en casanada rnás; es por ella, sólo por ella.

—Bien, bien. Veamos que favores ese que requiere un tono tan solemne.

—Muy sencillo; que mientras María Victoria esté aquí, procures anteella guardar las apariencias. Seríamuy triste que esa niña aprendieraen su propio hogar las miserias dela vida.

Víctor, sorprendido, frunció elceño y su mirada se fijó dura y allíva en la de su mujer, que la sostuvocon dulce dignidad.

Fué un momento de lucha, en quelas almas de los dos esposos pare-cieron medirse asomadas a las ven-tanas de sus ojos.

Pero como la virtud y el derechotienen siempre mayor fuerza, elConde fue el que bajó los ojos y conrostro algo pálido, pero con acentodulce y un poco inseguro:

—Si me lo hubieras dicho, te hu-biera acompañado a Chamartín-dijo.

Cecilia hizo un ligero gesto deduda.

—Para qué molestarte tan tem-prano; volveremos cerca del mediodía. Espero que almorzarás con nos-otras. .1\To?

—1Quién lo duda! Vos llevaré estatarde a Lara.

—Eres muy amable; María Victo-ria estará encantada y yo tam-bién.

Y en volviéndose en su mantilla deencaje, Cecilia tendió de nuevo lamano a su marido, diciendo con re-finada ironía:

—Ahora, que descanses; hastaluego.

El Conde la acompañó hasta elvestíbulo, contemplándola mientrassubía al «auto».

—Se conserva bien hermosa—dijopara sí—. ¡Pero es tan inflexible!

IIHacía tres días que María Victo-

ria habitaba el hotel de sus padres;aquellos días transcurrían para lacolegiala como un sueño encanta-dor.

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Era esta una linda niña de docearios; tenía el rostro de su padre yel alma de su madre. El día de susalida del colegio, el Conde, fiel asu programa, comió con ellas y lasllevó a Lara por la tarde.

María Victoria gozaba lo indecible, haciendo esas preguntas que lainocencia dicta a los espíritus juveniles; mirándolo todo y observán-dolo todo, no tardó en notar algoraro en las relaciones de sus pa-dres, que contrastaban con el relatoque sus amiguitas solían hacer desus relaciones de familia.

Por la noche, casi siempre, después de cenar su padre, depositabaun beso en su frente, otro en lamano de su esposa y pidiendo elabrigo se dirigía a la calle mientrasla Condesa se retiraba con su hija asus habitaciones, donde hacían latertulia algunas amigas íntimas.

—¿Por qué no se queda con nosotras papá por la noche?—preguntóla niña a su madre

Cecilia sonrió y besando a su hija,dijo:

—Los hombres tienen sus ocupa-ciones.

María Victoria repuso haciendoun mohín encantador:

—¿Qué ocupaciones tiene papá sies tan rico?

Cecilia no contestó más que conuna sonrisa algo forzada.

IIILlegó la Nochebueha. María Vic-

toria tenía un hermoso Belén conun precioso portal, al que acudíanmultitud de pastores con sus gana-dos, brillante séquito escoltando alos Reyes Magos, etc., etc.

La niña daba la última mano a lacolocación de las figuras, cuando supadre entró de la calle y se detuvosonriendo ante el brillante pano-rama cubierto de plateada escar-cha.

—¿Te gusta, papá?—preguntó la

niña con la seriedad de un artistaante su obra maestra.

—Precioso, hija mía—respondióel Conde besándola —. ¿Has convi-dado a tus amiguitas para que ven-gan a cantar los villancicos?

María Victoria interrumpió suobra y mirando a su padre:

—No, papá dijo con voz que tem-blaba ligeramente—. Esta nocheno quiero que estemos alrededor delportal de Belén más que los tres:mamá, tú y yo.

—¿Yo también?—dijo el Conderiendo.

—Tú también, papá. Mamá diceque sales todas las noches a tusocupaciones... pero en la Nochebuena no hay ocup iciones y menospara un señor rico, como tú. ¿Quédiría el Niño Jesús si viera que fal-tabas junto a su cunita cuando ven-ga al mundo? ¿No va a venir el señorCapellán a decir la Misa del Ga-llo?

Y la mirada límpida de la niñapareció querer sondear el fondo delalma de su padre que, tomándola ensus brazos, la cubrió de besos, di-ciendo:

—Tienes razón, tesoro mío. Ven-drá el Sr. Capellán y tendremosMisa de Gallo.

Y por primera vez, después demuchos arios, el Conde asistió aque-lla noche al augusto Sacrificio de laMisa, entre su mujer y su hija, ce-nando los tres en una intimidaddulce y apacible que hacía renaceren el alma de la Condesa una espe-ranza que creía muerta para siem-pre.

IVHabían pasado las vacaciones;

María Victoria regresó a su colegio,pero esta vez fueron su padre y sumadre a llevarla.

Una vez solos los Condes en el«auto», Cecilia fijó en su marido unamirada indefinible y con voz que

en vano quería hacer , firme, pre-guntó:

—¿Dónde quieres que te deje?El la miró sin responder, y una

sonrisa dulce y burlona a la vez,contrajo su boca.

—¿No vas a casa?—preguntó.—Yo, sí.—Pues yo también—concluyó

Víctor—. Ahora que falta de nuevonuestra hijita, ¿no te parece que de-bemos acompañarnos mutuamente?

La fuerza de la emoción impidió aCecilia contestar. Su marido la notó.

—A casa—dijo al chófer que es-peraba órdenes.

Y cuando el automóvil partió seacercó a su esposa y tomando sumano con cariño:

A mil doscientas leguas de mi Esparia querida, de la madre patriaseparado por la inniensidad delocéano, grato me es dejar correr lapluma para contar mi travesía y lasprimeras impresiones de mi felizarribo a las playas puertorrique-ñas.

Feliz dije y feliz fue- , en efecto, eltrayecto de navegación a bordo deltrasatlántico «León XIII » , barcoque se sabe de memoria el caminoque yo del todo desconocía. Siemprede proa a occidente, con viento yoleaje a popa, ganaba el monstruomás de trescientas millas cada díacon tanta bonanza que, a las veces,olvidar hacía al pasaje que bogabapor la movible e inquieta superficie.

De cuando en vez, no obstante,agitábase la mole, como hastiada detan manso resbalar, y entonces, te-miendo el pasaje que el «León» sa-cudiese demasiado la melena—«¡Ea,Leán,—le decían—basta ya; ceja en

—Si me perdonas, Cecilia—dijocon voz conmovida--te prometo serun hombre nuevo; así cuando nues-tra hija vuelva a casa, no tendrásque pedirme que guarde las apa-riencias.

Cecilia no contestó, pero dejó co-rrer libremente sus lágrimas, recli-nando la frente sobre el pecho de suesposo.

—En la Nochebuena siguió ésteestrechándola contra su pecho—elNiño Jesús me recordó mi deber porboca de un ángel; este ángel eranuestra hija, ¡bendita sea!

J. GARCIA HERREROS

M.

tus furores! » —y tornaba, obediente,a su manso resbalar.

Yo, hijo de un pueblo tierra aden-tro del reino de León, nada duchoen andanzas marinas, no llegué amarearme. El bailoteo del barco,desde Cádiz- hasta perder de vista yponernos fuera del alcance de losbandazos y resaca de la empinadaisla de Hierro—la última por nues-tra ruta, de las Canarias—cesó com-pletamente de modo que la navega-ción hasta Puerto Rico, durantenueve días, pudiérase llamar un pa-seo de placer en góndola venecianapor uno de los más tranquilos re-mansos del Adriático.

Así se explica que el pasaje tuvie-se humor y gusto para organizarfiestas a bordo en que todos tomamos nuestra parte. A mí me tocabala mía: predicar, y, ni corto ni pe-rezoso, prediqué el día 28 sobre lafestividad del día «Jesucristo Rey»;el 29 exhorté a la caridad para conlos damnificados por el ciclón en

Desde la Perla de las Antillas

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BIBLIOGRAFIA Puerto Rico; respondiendo generosamente al llamamiento, se reunióla respetable suma de dos mil pese-tas; el día 30—a ruego de un caba-llero que había visto en Madrid lahecatombe del teatro «Novedades'—anuncie, en una alocución a todo elpasaje, otra suscripción a beneficiode los huérfanos de aquel tremendosiniestro que impuso el luto a la co-ronada villa...; y el resultado fuecasi tan halagüeño como el de laanterior, pudiendo poner en manosdel capitán del barco ochocientaspesetas, para el referido fin. El día4 de noviembre prediqué durante lasanta misa celebrada por el Cape-llán del «León XIII», que me felicitóy agradeció en el alma... mi buenavoluntad.

No quiero decir que a esto única-mente se redujeron las fiestas de abordo. Imposible que así fuera cons-tando el numeroso pasaje de jóve-7nes--ellos y ellas turistas, hacenda-dos.., bailarinas y toreros. Se pro-dujeron todos correctamente y edi-ficaron con su asistencia devota a lacelebración de la misa en los tresdías de precep:o, y lamentaron ter-minase, con ella, la explicación delsanto Evangelio, dispuestos a escu-char la palabra-de Dios sin cansan-cio ni aburrimiento.

Ganarnos el trópico; la apariciónde una especie de algas, sembradascorno un cordón de esmeralda a po-cos metros del barco durante losdós primeros días del mes de losdifuntos, y la súbita aparición deuna gaviota americana saliendotranquila y graciosa a nuestro en-cuentro, entrando de proa y cru-zando, coquetona, el barco de estri-bor a babor, distrajeron al pasajede sus ocios favoritos y aplaudimosentusiastas a la graciosa ave mari-na que se nos antojó mensajera dela isla próxima a aparecer.

Y los contornos más sublimes de

Puerto Riccedejáronse divisar el día3 por la tarde. El corazón me dió unvuelco en el pecho y mis labiosmurmuraron oraciones eucarísti-cas: (Gracias, Dios mío—musité recogido—; dejé mi patria y me con-cediste hallar, entre la inmensidadde los mares, la isla que abrillantó,en siglos pretéritos hasta ayer -como quien dice—la entonces riquí-sima corona de mi España; gracias,Dios mío...»

Y tomamos tierra puertorrique-ña—previos requisitos de sanidad,emigración y aduanas—como a lasdiez de la mañana del 5 de los co-rrientes, en el hermoso puerto de laciudad de San Juan, capital de la isla.

El recorrido desde esta ciudadhasta Ponce—la segunda en pobla-ción y grandeza—me resultó verda-deramente grato y sorprendente; aderecha e izquierda, campiñas deesmeralda perenne, valles de gi-gante caria azucarera, de plátanosy finos árboles del famosísimo café;de frente, cerrando el horizonte ce-gador, cordilleras de montañas có-nicas, variadamente, elegantemen-te tapizadas en toda su extensión;ríos y cascadas brindando las linfasde sus murmuradoras corrientes ylos hilos de plata de sus límpidasaguas; la gama completa de los colores más fantásticos en las gigan-tes nubes tornasoladas...

« Bellísima me pareces — dije —;quién te hubiese visto antes que elreciente ciclón te despeinara». Y elisleño acompañante contestó: «Na.turaleza es aquí tan pujante y pró-diga que, antes de seis meses, rea-parecerá la isla remozada y vistosí-sima; no lo dude, Padre». Y así será;pues ya pimpollos infinitos coronanlas destrozadas palmeras y barrun-tan soberbio vivir, pletórica vegeta-ción.

Ponce, octubre 8 de 1928.FR. ENRIQUE GARCIA

Mercedario.

Monunienta ad historiam ordinis deMercede. 1?everendissimi PatrisNatalis Gaver, , Cathalogus Ma -gistrorurn Generalium et Prio-rum Conventus Barchinona anno1445 scriptus et nunc primumeditus a Fratr Guillermo Vde-quez eiusdem ordinis (VI-70) 8.°,1928. Editorial Católica. Toledo.

Pocos días hä que llegó a mis ma-nos un libro, pequeño de volumenpero por demás interesante. Bajo eltítulo general de Monumenta adHistoriam ordinis de Mercede, estápublicando el infatigable historia-dor P. Guillermo Vázquez en el fo-lletön del Boletín de la Orden variasjoyas de nuestra literatura históricamedieval.

El opúsculo a que hoy hacemosreferencia, contiene cinco piezas in-teresantísimas: a) El catálogo de losMaestros generales; b) y el de losPriores de Barcelona, ambos torna-dos del Speculum Fratrum de Gaver; c) Fragmentos históricos torna-dos del Opiisculum tantum quin quede Fr. Pedro Cijar; d) Una intere-sante bula de Bonifacio VIII todavíainédita; y e) Cambios de oficios conocasión de ser elegido Fr. VicenteRiera Maestro general en 1344.

La importancia de estos opúscu-los es obvia a todo el que haya sa-ludado nuestra historia; a falta deotras razones, convenceríanos deesto erehinco y saña con que tratande desvirtuarlos los adversarios dela historia mercedaria.

Gaver escribió su Spéculum mo-vido por las calumnias y ataquesque dirigían a la Orden algunosémulos, religiosos también, de otrasOrdenes, algunos de ellos. A FrayBartolomé Ledo, a quien dirige suescrito, häcele ver, cómo al igualque en otras Ordenes, también en la

Merced se dedican sus religiosos ala predicación, celebran los divinosoficios, son muchos de ellos letra-dos, dan limosnas; pero además detodo esto, que nos es común con losotros religiosos, ejercemos, a imita-ción de Cristo Jesús Nuestro SeñorRedentor y Salvador, la santísimaobra que El ejerció. Por eso. te dijeantes (sigue * Gaver hablando conFray Bartolomé) que los frailes dela Orden de la beata María de laMerced conviene que sean letrados,y más necesidad tienen de la cienciay del estudio de las diversas ciendas, debiendo tratar con los enemi-gos de nuestra fe y defenderla, etc.

Pero la mejor apología queOrden hizo Gaver, fué dejarnos unvalioso esbozo de su historia desdesus orígenes hasta el año 1445. ElPadre Vacas O. P. recr imina al Pa-dre Gaver, que escribió su historiasin haber tenido escuela ni maestrosque formaran su criterio histórico ysin elevarse a la altura de la filoso-fía de la historia. Dejando a un ladoesas lindezas de filosofía de la his-toria en pleno siglo XV, notemosque quien daba estas quejas recono-ce, sin embargo, que Gaver «des-empolvó los documentos que exis-tían en el archivo de su convento deBarcelona, examinó las actas de susreuniones capitulares, vió los escri-tos, diplomas, cédulas, títulos depropiedad, donaciones antiguas, et-cétera, y de todos esos jirones, ,por.decirlo así,- de niemorias antiguas,reunió una no muy despreciablesuma de noticias acerca de cosas,tiempos y personas pertenecientesa su Orden, y escribió el SpéculumFratrum.

¿Y qué otra cosa pudiera exigir elcrítico más puntilloso, de un histo-riador del siglo XV. , para asesorar-se de su veracidad? ¡Ojalá hubiera

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NOTICIAS habido muchos en la Edad Mediaque tal hiciesen para redactar sushistorias, que no hubiera llegado anosotros tal cúmulo de patrañas!

Acierto fué del editor publicar,juntamente con las memorias deGaver sobre los Generales y losPriores de Barcelona, unos frag-mentos históricos del P. Cijar, es-critos por los mismos arios que elSpéculum Fiatrum, y con un fintambién apologético.

Los Sumos Pontífices, con el finde impulsar la gran obra de la redención de cautivos que los merce-darios habían tomado con tantoahinco, favorecíanlos con multitudde exenciones y privilegios. Entreotros muchos, habíanles concedidoque pudieran conmutar, en algunacosa, a favor de la redención, losvotos particulares de los fieles, so-bre todo los referentes a romerías yperegrinaciones a santuarios. Estosuscitó una gran polvareda entrelos enemigos y envidiosos de laMerced; contra ellos escribió el Pa-dre Cijar, insigne teólogo y canonista mercedario, su Opusculumtantum quinque, que todavía permanece inédito. De él entresacóel P. Vázquez los fragmentos queahora nos ocupan.

Sostiene en este opúsculo el PadreCijar, con gran vigor teológico yabundancia de razones, que a la Or-den de la Merced, por la excelenciadel cuarto voto de redimir cautivos,aun con pérdida de la propia liber-tad y de la vida, le pertenece el primer lugar (habet maximam pre-.heminentiam) entre todas las reli-giones del mundo, puesto que conese voto practica la caridad, que esla reina de las virtudes, en el gradomás alto que puede darse, segúnaquello del mismo Cristo: «Nadietiene mayor caridad que aquel queda la vida por sus amigos». El autor,con ocasión de probarnos cómo los

religiosos de la Merced, para cum-plir su cuarto voto, con frecuenciasufrían toda suerte de males y des-dichas, alega varios ejemplos con-temporáneos suyos, que son sinduda lo más interesante del opúsculo. La doctrina de la excelenciadel cuarto voto, tan vigorosamentesostenida por el P. Cijar, fue comonota oportunamente el editor de es-tos fragmentos, aprobada ya envida del autor por el Papa Calix-to III, que en atención a eso prohibióa los mercedarios pasarse a nin-guna otra religión, excepto a loscartujos.

Sigue a los fragmentos del PadreCijar una bula, hasta ahora inédita,de Bonifacio XIII, en la cual se enu-meran, con alguuas ligeras omisio-nes, las casas que entonces (1299),poseía la Orden.

Vése por lo expuesto el interés deeste pequeño folleto, que no tienedesperdicio. Mil plácemes merece eleditor por el trabajo que en ello seha tomado, pues a quien no sea legoen estos asuntos, no se le oculta locostoso que resulta la publicaciónde cualquier monumento antiguo,aunque sea pequeño. ¡Lástima gran-de que por la penuria de tiempo yde recursos no pueda darnos la edi-ción completa de esos monumentos,a fin de que todos los que de ello tu-vieran voluntad, pudieran bebernuestra historia en sus primitivasfuentes!

La publicación, sobre todo, de labula de Bonifacio VIII, tan valiosaen datos históricos, nos recuerda,una vez más, la perentoria necesi-dad que tenemos de publicar el Bu-lario.

FR. EMILIO SILVA

HERENCIA (Ciudad Real).

Es el 23 de Septiembre, vísperade la Fiesta Mayo, Víspera de fe-rias. Por todos lados percalinas,banderas de España; las casas, re-cientemente enjalbegadas, reflejanla luz deslumbradora del inmensohorizonte manchego, hasta herir lavista, pero causando no sé qué re-gocijo en el corazón. En la plazueladel convento se dan los últimostoques a su palco kiosco para labanda de música.

También los tinglados de feria es-tán casi armados del todo, , , y lasheterogéneas mercancías esperanarrumbadas en desorden que se lascoloque a la vista para deslumbrarcon .sus color es chillones a espírituspneblerinos, que, siquiera. unos díasal ario, anhelan. quebrar la mono-tonía externa de la visión gris de suterruño.

A la.n eche solemne función reli-giosa, octavo dia de la novena...tercera. Las /unciones en honor dela Mercedhiri "empezado con el lu-nes, y concluirán a últimos de Octu-bre. Herencia, és una ídem de Ma-ría. • ,

La iglesia, lindísima joya del re-nacimiento, está hecha un jardín,cuajada de flores, y como ascua deluces, artísticamente combinadas,haciendo un conjunto verdaderamente deslumbrador. Y a pesar dela profusión de adornos, no aparecepor, ninguna parte el mal gustopueblerino. Todo es prócer y distin-guido. Por allí hay una mano ocultaque sabe hacer...

El M. I. Sr. Magistral de Orihuelapronuncia un sermón elocuentísimo,« magistral » . La Capilla de música,compuesta por elementos idos deMadrid, interpreta con refinado gus-to Magníficas partituras.

El gentío es inmenso. No cabe niuna persona más en el templo.

En la plazuela hay ruido y anima-ción de gentes, que se aumenta con-siderablemente a la terminación dela novena, y que acuden para oir lamúsica que toca alegres composi-ciones en el kiosco improvisado,deslumbrante de luz, y para ver yoir la traca valenciana que se quemará al final.

Decididamente la gente está con-tenta, con ganas de rezar y de diver-tirse honestamente, y de honrar ala 'guapa Mozona » por todos losmedios lícitos, pero ruidosos, queestén a su alcance.

Y amaneció el día grande conambiente diáfano, horizonte despe-jado y cielo de azul turquesa.

Desde las primeras horas la Mer-ced está abarrotada de fieles, quese confiesan y reciben el Pan de losAngeles.

A las ocho, misa de Comunióngeneral con motetes, con una con-currencia enorme. Pero más bienpodría decirse que desde las sietehasta las once estuvo siempre abier-to el Sagrario, celebrándose en ho-nor de la Virgen blanca una comu-nión de cuatro horas.

A las once, misa solemne. En elaltar, el párroco que honraba nues-tra fiesta, rodeado de sus coadjuto-res. En el coro, gran Capilla de mú-sica, interpretando una de las másadmirables composiciones de Pe-rosi; en el púlpito, el Magistral deOrihuela, superándose a sí mismocon un panegírico de la Merced,verdadero modelo de oratoria , sa-grada, ; en el templo, un público -nu-meroso, recogido Sr devoto, presi-dido por las autoridades locales-,qpiueedadda. ban edificante ejemplo de

Por la tarde, despüés de la nove-

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na, la gran procesión, la gran ma-nifestación de fe, de fervor religio-so, de entusiasmo mercedario, deamor acendrado a la Madre Santísima, más Madre que todas las ma-dres, la Redentora de Cautivos.

Orden: Guardia civil montada,abriendo la procesión, Cruz alzada,Estandarte de la Orden Tercera.Todas las terciarias, ostentando ensus pechos el albo escapulario, losterciarios, la Santa Imagen, mara-villosa obra de arte en artísticas 37suntuosas andas de plata «Mene-ses», el clero, la banda de música,y, por último, las autoridades pre-sidiendo la procesión; seguía enmasa una multitud incontable.

La modernísima y espléndida pa-vimentación de las calles contri-buían al esplendor de esta manifes-tación de la fe de un pueblo que estodo de María de la Merced.

En los prime -os momentos, el pú-blico desfilaba en silencio y comosobrecogido por la emoción que lecausaba ver en la calle en paseotriunfal a su

«Rica Mozona,Que tiene siete cuartasSin la corona...»

Pero en cuanto se fué haciendo denoche, comenzaron los vivas. Losbalcones, engalanados, estaban cua-jados de gente, que arrojaba verda-dera lluvia de flores sobre la vene-randa imagen, y dinero en el suelode las amplias andas en que seerguía magnífica y soberana.

En la iglesia parroquial se cantóuna salve solemnísima, y los vivasensordecedores resonaban imponen-tes, como cataratas de amor, debajode la grandiosa nave.

Otra vez en la calle las ilumina-ciones de las casas, las bengalas,las ruedas de fuegos artificialesquemadas en distintos lugares de lapoblación, enardecían al pueblo-hasta el frenesí. La imagen se para-

ba delante de muchas casas en quehabía algún enfermo o necesidadapremiante que encomendar a laPurísima Redentora. Una señoritacantó hermosamente una plegariamuy sentida desde un balcón, enmedio de un silencio de templo.

Y a medida que nos acercábamosal final, arreciaban los vivas, subíael calor del entusiasmo.

— ¡Viva la Virgen de la Merced!— Viva la Redentora de Cauti-

vos!—¡Viva nuestra Madre, que la

queremos mucho!--¡Vivan sus hijos, los Padres

Mercedarios!(¡Muchas gracias por lo uno y por

lo otro!)— Viva la Celestial, Real y Mili-

tar Orden de la Merced!El entusiasmo crecía como una

inundación de bien, que purifica yenbalsama.

Penetró otra vez en su casa laGuapa Moiona, como una gran rei-na en su palacio.

FR. SERAPIO GONZALEZ GALLEGOMercedario.

Madrid, noviembre 1929.

Nuevo órgano en Herencia.El día 4 del pasado mes de no-

viembre tuvo lugar la solemne inau-guración del nuevo órgano de nues-tra casa de Herencia.

Fueron padrinos en la ceremoniade la bendición los señores donFrancisco Enríquez y doña Fran-cisca Castalión, su esposa, repre-sentados, por no poder asistir ellospersonalmente, por la Srta. Con-cepción Aven goza y D. José A ven-goza, actuando como oficiante el re-verendo P. Comendador de aquellaResidencia, P. Fernando Díez.

A continuación de la bendición secelebró Misa solemne, cantándosela de Perosi « A tres voces de hom-bre » , por un coro formado por Pa-

dres Trinitarios y Mercedarios, eje-cutada al órgano por el autor deestas líneas y dirigida por el célebreprofesor de órgano del Conservato-rio de Madrid, D. Bernardo de Gabiola.

Durante el ofertorio ejecutó estemaestro la «Tocata » de Widor.

Ofició en la Misa el R. P. Juan Gi-labert, Comendador de nuestra Re-sidencia de San Pedro.

A las cinco de la tarde se celebróel concierto, dividido en tres partes,a cargo del maestro Gabiola la pri-mera y la tercera, y la segunda acargo del cronista.

He aquí el programa:PRIMERA PARTE

1. a) Introducción, b) Minueto, c)Plegaria de Boellman. 2. Allegro ensol, P. Miguélez; 3. En Batean, De-bussy; 4. Largo, Haendel, 5. Pasto-ral, Guilmant; 6. Coral y Varia-ción, Thiele.

SEGUNDA PARTE1. Allegro Moderato en re bemol

mayor, C. Franck; 2. Nostalgia, E.Torres; 3. Fuga, P. Miguélez; 4.Canción de Cuna, H. Wolf; 5. Sae-ta, E. Torres; 6. Himno a NuestraSantísima Madre, P. Miguélez.TERCERA PARTE

1. Fantasía y Fuga en sol menor,Bach; 2. Invocación, Gabiola; 3.Capricho, Tschaikowsky; 4. PascuaFlorida, Mailly; 5. a) Quinta Sinfo-nía; b) Tocata, Widor.

Muy buen rato pasaron los asis-tentes oyendo al Sr. Gabiola, «Elmago del órgano » , y viéndole «pe-dalear » . Como dato cómico recuer-do que, por todas partes y de gentesde muy diversa categoría, llegaba amis oídos -esta frase: «Parece queestá bailando un... (qué dirán uste-des?)... un ¡charlestón!

Después del concierto se sirvió alas autoridades y a algunas otras

personäs especialmente acreedorasa la gratitud de la Comunidad enmuy diversas ocasiones, per o parti-cular por las importantes cantida-des con que ayudaron a la adquisi-ción del magnífico instrumento, unopíparo lunch que quiso costear larespetable dama D. » Carmen Anto-linez, viuda de Enríquez, y su dis-tinguida hija la Srta. Teresa Enrí-quez.

Todos los demás gastos de la fies-ta han sido espléndidamente cos-teados por los distinguidos padri-nos, los señores de Enríquez.

Para honrar los generosos esfuer-zos del P. Fernando por un tan gra-to recuerdo de su gobierno comodeja a la casa y a la villa de Herencía, no sin muchos sacrificios por suparte, han concurrido el Muy Reve-r endo P. Ricardo Delgado, Provin-cial de Valencia, el R. P. EnriqueSaco, Comendador de la BuenaDicha, el ya mencionado R. P. JuanGilabert y el R. P. Serapio Gonzá-lez, fundador y director de la « Edi-torial Mercedaria», que reciente-mente se organizó en la villa ycorte.

Réstame fecilitar muy cordial-mente también, por mi parte, al Pa-dre Fernando, por haber llegado yaa ver convertido en hermosa reali-dad su sueño dorado, dotando aque-lla casa y aquel pueblo de una obramaestra, ejecutada por las manoshabilísimas de los maestros orga-neros D. Rafael Puignau y D. Fer-mín Olaciregui, animándole a seguirpor el camino emprendido de celoentusiasta por el esplendor del cul-to, del que es un factbr indispensa-ble, un buen órgano.

Vaya también nuestra enhora-buena muy cumplida a esa villa deHerencia que tanto se distingue enel amor a Nuestra Santísima Madrela Virgen de la Merced, por la cualno repara en sacrificios ni en dis-

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pendios, seguros como están todoslos herencia nos de que esa augustaSeñora sabe recompensar con cre-ces cuanto por Ella hacen sus de-votos.

En el número próximo esperamosdar a nuestros lectores una descripción del órgano, juntamente con ungrabado de su consola.

También nos ocuparemos delIV Congreso Nacional de MúsicaSagrada, que con gran esplendor yentusiasmo acaba de celebrarse enVitoria.

FR. JOSE MIGUELEZ

PUERTO RICORvdo. P. Director de LA MERCED.

Madrid.Muy Rvdo, y amado Padre: Des-

pués de la terrible devastación delSan Felipe II, en esta Isla no se venmás que cuadros de pobreza y demiseria, y numerosas caravanas degente que se dirige a los centros deprovisión para recoger la limosnaque gratuitamente se les reparte.

Hasta nosotros hemos quedadosin trabajo, pues el P. Martín debíapredicar una novena en Peñuelas, ycomo la iglesia se vino al suelo, yano puede ser. Yo tenía que predicaren las fiestas de la Merced, patrona-les en San Lorenzo, y aunque laiglesia allí no se cayó, la gente notiene ganas de fiestas. Y así se hansuspendido por uno u otro motivotodas las funciones religiosas. Sólolos cines y los teatros continúancomo antes.

Con tal motivohemos podido ade-lantar la novena de la Merced en la« María Luisa», que terminó el domingo día 30.

La celebramos con, la mayor so-lemnidad que aquí es posible: misatodos los días, rosario, novena, cán-ticos y sermón, asistiendo muchísi-ma gente.

El último día fué Un verdaderóacontecimiento. Por primera vez secelebraba allí una precesión, en laque nuestra Santísima Madre tomóposesión de toda aquella hacienda yde todos los habitantes que *prome-ten serle muy devotos. Las imáge-nes de nuestra Santísima Madre sonuna preciosidad, y las del SagradoCorazón aún más hermosas. Felici-tamos al P. Serapio por su gusto enescogerlas.

El día de la Raza celebraron sufiesta los Caballeros de Colón en elamplio salón del nuevo «Colegio C.de Varones», proip iedacl del Consejode Ponce. (E1 Colegio es tambiénobra de los Caballeros de Colón).

Predicó el P. Bienvenido sobrelas grandezas de España en el si-glo XVI y la colonización america-na; armonizó la misa el P. MiguelHollas y cantaron motetes un cen-tenar de niños del Colegio previa-mente ensayados por nosotros.

En la noche siguiente tuve el ho-nor de desarrollar en el Consejo eltema « La verdadera patria de Co-lón», ya que aquí le siguen llaman-do genovés. El P. Hortas hizo unadise i tación sobre los sucesos de Mé-jico, que agradó mucho a la socie-dad ponceña.

Acabamos de recibir los paquetesde la prensa de España y es increí-ble la manera como ahí han inter-pretado las noticias del ciclón queacaba de asolar esta hermosa Isla.

« 20.000 enfermos en Puerto Rico...los hospitales racionan los medicamentos... miles de muertos, etc., et-cétera, dice « El Debate » . « La pestedevasta la Isla de Puerto Rico....«Los cadáveres son enterrados acarros durante la noche».

Las cosas en su punto: Los muer-tos, oficialmente reconocidos a cau-sa del ciclón, han sido 260, el totalno pasa de300; los heridos tampoco

suben del millar. La peste a quealuden, la influenza—alias gripe—existía antes del ciclón con carácterbenigno y no tiene importanciamayor.

Es verdad que fueron momentosde angustia y hubo escenas de ver-dadero dolor como éstas: Un padreque atravesaba un riachuelo con suhijo en los brazos, el viento se lolleva y no lo vió más. Otro padreque sale de su casa, que se le des-ploma, para guarecerse en otra consu hijito en los brazos, una planchade zinc le cercena la cabeza al hijoy rueda por el suelo, quedándose elpadre con sólo el cuerpecito; unaiglesia protestante, donde se guare-cía mucha gente, se cayó, matandoa siete e hiriendo a muchos; en unacasa estaban velando un cadáver yla crecida se lo llevó, evitándoles eltrabajo de enterrarlo; se destecha-ron muchas casas y también hospi-tales, quedando los enfermos a laintemperie, etc.; pero no es necesa-rio exagerar tanto las cosas, porqueen otro ciclón, ¡pobres portorrique-ños, que no los vana creer!

Acerca de los daños materiales,sí es verdad que todos los cálculosson bajos. No es sólo la cosecha deeste ario, sino de varios, sobre todoen el café, que representa muchosmillones de dólares, y también laruina de la industria y la quiebradel comercio.

Es un evidente castigo de Diosque debemos reconocer y que estepueblo merecía y mucho más. Lopeor del caso es que no se enmen-darán. Roguemos por los herejes.

Indulgencias del mesde enero

Día 1.—La Circuncisión del Se-ñor: Indulgencia plenaria visitandola iglesia de la Merced.

Día 2.—El dulcísimo nombre deJesús. Absolución general y otra in-dulgencia plenaria, visitando la

Día 17.—Aniversario de la confir-mación de la Orden. Absolución ge-neral.

Día 18.—La cátedra de San Pe-dro. Absolución general.

Día 26.—Cuarto sábado. Indul-gencia plenaria, asistiendo a la misade Nuestra Santísima Madre.

Día 31.—Fiesta de Nuestro PadreSan Pedro Nolasco. Absolución ge-neral y otra indulgencia plenaria,visitando la iglesia.

Favores de nuestro

Padre 1-lace algunos arios que estoy pi"

diendo, por medio de algunos san".tos, la gracia de que confesara ycomulgara un alma que no lo hacía.Por último acudí a mi Santo PadreSan Pedro Nolasco y a la primeraMonja Mercedaria Santa María deCervellön, suplicándoles que comomedianeros ante el Altísimo y anteNuesträ Santísima Madre, esperabaesta aunque indigna hija, conseguirpor sus ruegos lo que solicitaba.

Habiendo obtenido tan gran favor, lo publico en La MERCED paragloria de Jesús-Hostia que tanta misericordia ha tenido con dicha alma.

FR. ELISEO PEREZ UNA RELIGIOSA MERCEDARIA

CON LAS DEBIDAS LICENCIAS

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INDICE DE 1928(AÑO xo

ENERO

«,Tuvo originalidad San Pedro Nolasco?», por Fr. Guillermo Vázquez.-«Espigan-do en los libros santos», por Fr. Ricardo Delgado.-«Página Misional».-«El Ilustrí-simo P. Oña», por Fr. G. Vázquez.-.El Reformatorio Covadonga», por Fr. M. Ortú-zar.- « Todos quejosos», por Wilhelm.-«Cofradía de la Merced de Conjo., por FrayJuan González.- ¡Allá por tierra de moros», por el mismo.-«Las dos banderas», porJulia G. Herreros.-«A María, reina de los mares», por Fr. Antonio Silva.-«Biblio-grafía». - « Favores de Nuestra Santísima Madre y de la Beata Mariana».-«Suscrip-ción». — Noticias».- « Necrología».-Págs. 1 a 40.

FEBRERO

«Las armas de la Merced».-«Bodas de oro de la Merced en España».-«El Institutode Hermanas Mercedarias de la Caridad en sus bodas de oro», por Fr. Ricardo Delga-do.-«La Sagrada Escritura», por Fr. Fernando Vázquez.-«El P. Alonso Remon», porFr. Guillermo Vázquez.--«Página Misional».-«La obra del reformatorio», por el PadreOrtúzar.-«El cambio internacional», por Wilhelrn.- « ¡Soríando!», por J. García Herre-ros.- « Allá por tierra de moros», por Fr. J. González.-«Favores de Nuestra SantísimaMadre » .-«¡Anda y canta!» (poesía), por Fr. José Cereijo.-«Noticias».--xNecrología»,-Páginas 41 a 80.

MARZO

«La mansedumbre de Cristo», por Fr. G. Vázquez.- «Fue tentado Jesús?», porFr. Fernando Vázquez.- « Inrnoralidad actual», por Fr. Ricardo Delgado.-«Página misional . .--«El Emmo. Cardenal Salazar», por Fr. Guillermo Vázquez». - «Pasatiempoinstructivo», por Fr. Martín Ortúzar.-«Llamamiento de Dios al alma», por Fr. JoséCrespo.- « Inconsciente», por J. García Herreros. - «Al borde del precipicio», por FrayJuan González.--- «A un río», por Tirso de Molina.-«Bibliografía».-«Noticias..-«Necrología».-Págs. 81 a 120.

ABRIL« Sepultura y resurrección de Jesucristo», por Fr. Juan González.-«¡Cuatrocientos

años de retraso!», por Wilhelm.-«Fuentes de inmoralidad», por Fr. Ricardo Delgado. - «Página misional».- «Mirando al mar...», por Fr. José Cereijo.-«El V. P. Anto-nio Caxal», por Fr. Guillermo Vázquez.-«Sondeando el campo . , por Fr. Martín Or-túzar.- « Flores eucarísticas», por J. G. Herreros.-«El patrón oro», por Wilhelm.-« Don Juan Vázquez de Mella», por G.-«Favores de la Beata Mariana ».--.Noticias..-«Necrología » .- « Suscripción para un altar».-Págs. 121 a 160.

MAYO

«Al Rey Católico».-«Los Reyes de Aragón y la Orden de la Merced», por FrayRamón Serratosa. -«Los Reyes de Castilla y la Merced», por Fr. G. de Mellid.-«LosBorbones franceses y la Merced», por Guillaume.- «El escudo de la Merced», por FrayEmilio Silva.- « Alfonso XIII y la unión de los católicos», por Fr. José Miguélez. -«Elescudo mercedario» (poesía), por Fr. José Cereijo.- « Los Reyes de España llevaron a

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los mercedarios a todas partes», por Fr. Eligio Alvarez.- « Extensión de la Merced a

fines del siglo XIII», por Fr. Guillermo Vázquez.-«Sagrada Escriture: Pentecostés»,

por Fr. Fernando Vázquez.-«¡Amor! » ..., por Julia García Herreros.-«El Rey y la

Ciudad Universitaria » , por Fr. Guillermo Vázquez.----«Amad al Espíritu Santo!), por

Natanael.- « Sondeando el campo., por Fr. Martín Ortúzar.-«El Bachillerato francés»,

por Wilhelm.- « Colecta para las misiones a .- « Favores de la Beata Mariana».- « Noti-

cias».-«Bibliografía » .- Págs. 161 a 224.

JUNIO

«La última Encíclica del Papa».-«La visita del Infante D. Jaime al Reformatorio

Covadonga » .-« La colecta Et Par-nulos » , por Fr. Juan González.- « Fuentes de inmora-

lidad,:', por Fr. Ricardo Delgado.- « Recomendación curiosa».- « Página Misional'.-

«EI Venerable P. Pedro Nolasco Sardo», por Fr. Guillermo Vázquez.- « Sondeando el

campo » , por Fr Martín Ortúzar.-«Humillación merecida», por G.-«Realeza Cristia-na», por Fr. Fernando Vázquez.-«Debemos concurrir a la Exposición Misional » , por

Fr. Alberto Barros.- « ¡Domine. salvum Fac Regem!», por Fr. L B.-«Canción de Pri-

mavera » , por Fr. J. Santiago Crespo.- « Fernando VII y el P. Manuel Martínez » , por

Fr. Emilio Silva.--«Fundamento de la Comunión de los Santos», por Fr. S. S.- , Favo-

res de Nuestra Santísima Madre».-«Colecta para las Misiones».- « Noticias ». - «Bi

-bliografía..-« Necrología » .-Págs. 225 a 272.

JULIO

«Los protestantes buscan una fórmula de unidad religiosa», por Fr. Martín de Or-túzar.-«Espigando en los libros sagrados » , P. R. D. --Sea usted breve! » , por Gar-

cía.- « El Maestro Fr. Gregorio de Arciso., por Fr. Guillermo Vázquez.- « La estabili-

zación del franco » , por Guillaume.- « En las ruinas del inondsterio », por Fr. JoséCereijo.- Fr. Luis de León», por Wilhelm.-«Veraniegas » .- « El sepulcro de Tutan-

khamon » , por Fr. G. V.-«Pregunta mal hecha . , por G.-«El poste de foot-ball » , por

Fr. Miguel Escánez.- « El populacho y la matanza » , por Gilbert Keit Chesterton.-

«¡Soledad!», por Julia G. Herreros.-«Del Piauhy . , por Fr. Mariano Ferrer.- « Instantá-

neas», por Fr. Ricardo Delgado.- « Sección documental».-«Noticias».-«Necrología».

Páginas 273 a 312.

AGOSTO«Negros ilustrados y blancos idiotas», por Fr. Martín Ortúzar. - «Las recomenda-

ciones», por García. -«Retorno a la religión», por Fr. R. Delgado.-«Página misional».«De la economía nacional», por Guillaume.-«Victorioso resurgir de nuestra arquitec-tura», por Fr. Tomás Domínguez.- « Palabras autorizadas » .- « El V. Miguel Carmelo»,por Fr. G. Vázquez.-«En la sierra. (poesía), por Fr. J. Cereijo.- « Una gran institución

mercedaria . , por Fr. E. S.- « Los buenos puños», por G.-«¡Noble espectáculo!»-«ElP. Márquez», por F. R. S.-«Instantáneas», por Fr. Ricardo Delgado.- « En los jardi-nes del Reformatorio de Oviedo., por Fr. Miguel Escánez.-«El porvenir de nuestra

cultura . , por Wilhelm.-«Rochefort y el islote Madame», por F. M. 0.-«La conversión

del alcalde » , por J. G. Herreros.- «Portentos de la imaginación » .- « El P. Martínezhace la apología de Galicia y pide la restauración de la Compañía».-«Favores de laBeata Mariana..-«Noticias » .-Páginas 313 a 352.

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SEPTIEMBRE«Santa María de la Merced», por Fr. G. Vázquez.- « Los imaginativos», por Fray

Martín de Ortúzar.-«Instantáneas», por Fr. Ricardo Delgado.-«El Doctor de los gentiles», por Fr. Fernando Vázquez. «La Santísima Virgen entrega su imagen del Olivar..', por Tirso de Molina.-«Unión Católica de enfermos», por Fr. M. 0,-«Lashoras del Evangelio», por Fr. G. Núñez.: -«¡Vamos al amor!», por Fr. GumersindoPlacer.-«Las iglesias rupestres de Capadocia», por Wilhelm.-.«El Maestro Fr. Agus-tín de Arques y Jover», por Fr. Guillermo Vázquez.-«Intima», por Fr. José Cereijo.-«Las composiciones del P. Miguélez .-«Suscripción para el altar».-.De la economíanacional», por Guillaume.-«¡Los muy pequeños, amad a María!», por Natanael.-«Anicdotas».-- Página misional».-.Los odiosos privilegios » .-«La familia del PadreZumel , .- « Noticias , .-Páginas 353 a 392.

OCTUBRE

«El santo Rosario», por G.---«A las almas que sufren», por Fr. Eligio Alvarez.-«Las recomendaciones», por García.- « Importancia de la educación», por Fr. R. Delga-do.-«Dato consolador,.- Obreros de última hora», por Fr. Martín de Ortúzar.- Pá-gina misional , por Fr. F. D. G.-.Un decreto importante .-Mientras corre el agua,por Fr. J. Cereijo.- El célebre misionero Fr. Diego de Porres", por Fr. P. N. Pérez.-«La antigüedad del hombre sobre la tierra», por Fr. G. Núñez.--Primitiva Hermandadde la Merced en Herencia», por Fr. Agapito Fernández.- , Anécdotas».-«Un nuevoautógrafo de Santa Teresa», por Fr. Guillermo Vázquez.-«La religión católica enPuerto Rico», por Fr. Eliseo Pérez.-- « Bibliografía » .-«Noticias». - « Favores de la Bea-ta Mariana » .-«Indulgencias del mes de noviembre, .--«Necrología». -Páginas 393 a 432.

NOVIEMBRE

«El Purgatorio'>, por Fr . Serafín Solaegui.-«El leñador» (poesía), por Fr. J. Ce-reijo.--«La Cofradía del Santo Cristo de Conjo», por Fr. J. G.- « ¿,Quién es nuestroRey?», por Fr. G. Placer.- « Instantáneas», por P. Delgado.- « Los conquistadores»,por Fr. P. G.- «¡Más pruebas, menos affmaciones!», por García.--«Cosas de Melilla»,por Fr. Patricio Peláez.-«El V. Fr. Guillermo Camino», por Fr. G. Vázquez.-«Páginamisional'.-«Retorno» (poesía), por Fr. Miguel Escánez -«Anécdotas».-«Suscripciónpara el altar».--Favores de Nuestra Santísima Madre».-«La boda de Camacho » , porJ. G. Herreros.-«Otoñal», por F. M. E.- « Noticias».--«Indulgencias de diciembre».«Necrología».-Páginas 433 a 472.

DICIEMBRE« ¿,Vive aún el profeta Elías?», por Fr. Serafín Solaegui.-«A las almas que sufren»,

por Fr. Eligio Alvarez,--«Estampa galaica» (poesía), por Fr. Miguel Escánez.-«LaNiña Teresita de Jesús», por Fr. Guillermo Vázquez.-«Las pasiones y la Religión»,por Fr. R. Delgado Capeáns.-«Página Misional». por Fr. M. Ferrer -«Del enemigo elconsejo», por Wilhelm.-«Sensacional derrota», por Fr. Eliseo Pérez.-«Don FranciscoMaría de la Iglesia», por Fr. Gumersindo Placer. -«Nochebuena», por J. García Herre-ros.-«Desde la perla de las Antillas», por Fr. Enrique García.-«Bibliografía».-« Noticias » .-«Indulgencias del mes de enero » .—Favores de nuestro Padre » .-Pági-nas 472 a 512.

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