misioneros nº 131

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Page 1: Misioneros Nº 131
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Los rebeldes tutsis del M23 desen-cadenan una nueva guerra en eleste de la República Democráticadel Congo, una región continua-mente castigada por la violencia.

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en este número...

y además...

EDITA OBRAS MISIONALES PONTIFICIASC/ Fray Juan Gil, 5 28002 - Madrid Tfno: 91 590 27 80 Fax: 91 563 98 33 E-Mail: [email protected]://www.omp.eshttp://www.domund.org

Nº 131 . ENERO, 2013

AGUSTINOS RECOLETOSPaseo de La Habana, 167. 28036 Madrid.Tel. 91 345 34 60 COMPAÑÍA DE JESÚSAvda. de la Moncloa, 6. 28003 Madrid. Tel. 91 534 48 10 COMPAÑÍA MISIONERA DEL SAGRADO CORAZÓNEstocolmo, 9. 28022 Madrid. Tel. 91 313 56 40 FRANCISCANAS MISIONERAS DE MARÍACardenal Marcelo Spínola, 38. 28016 Madrid.Tel. 91 302 61 99 MISIONERAS DE NUESTRA SEÑORA DE ÁFRICA(HERMANAS BLANCAS)Asensio Cabanillas, 39. 28003 Madrid. Tel. 91 553 82 60 MISIONEROS CLARETIANOSClara del Rey, 6. 28002 Madrid. Tels. 91 415 23 61 y 91 415 21 99 INSTITUTO ESPAÑOL DE MISIONES EXTRANJERASFerrer del Río, 17. 28028 Madrid. Tel. 91 355 23 42 MERCEDARIAS MISIONERAS DE BÉRRIZFereluz, 2. 1ª A 28039 Madrid. Tel. 91 571 63 03MISIONERAS CRUZADAS DE LA IGLESIAMadre Nazaria, 7. 28044 Madrid. Tel. 91 525 32 04 MISIONERAS DE CRISTO JESÚSPeñuelas, 18. 5º A. 28005 Madrid. Tel. 91 517 41 78 MISIONERAS DOMINICAS DEL ROSARIOGeneral Kirkpatrick, 44. 28027 Madrid. Tel. 91 367 36 71 MISIONEROS ESPIRITANOSSanta Engracia, 149. 1º B. 28003 Madrid. Tel. 91 554 21 57 Olivos, 12. 28003 Madrid. Tel. 91 553 36 16 MISIONEROS DE MARIANNHILL Arturo Soria, 249. 28033 Madrid. Tel. 91 359 07 40 MISIONEROS DEL VERBO DIVINO Corazón de María, 19. 5º B. 28002 Madrid. Tel. 91 415 43 55 MISIONEROS OBLATOS DE MARÍA INMACULADA Diego de León, 36. 28006 Madrid. Tel. 91 411 12 12 Pozuelo de Alarcón, Madrid. Tel. 91 352 34 16 PADRES BLANCOSMenorca, 3. 28009 Madrid. Tel. 91 574 04 00SOCIEDAD DE MARÍA - MONFORTIANOSGarabay, 7. 2º. 28850 Torrejón de Ardoz(Madrid). Tel. 91 677 69 11 SOCIEDAD DE MISIONES AFRICANAS Asura, 34. 28043 Madrid. Tel. 91 300 00 41

coeditores

T E R C E R M I L E N I O

IGLESIA A FONDO

PRIMER PLANO

En 2013 se cumplen 125 años de lacampaña contra la esclavitud lanzadaen Europa por el cardenal Lavigerie,arzobispo de Argel y fundador de losMisioneros de África (Padres Blancos).

INFORMEEl vacío legal que existe en torno al comer-cio de armas convencionales es aprovecha-do por traficantes sin escrúpulos que con-

tribuyen a perpetuar conflictos cuyasprincipales víctimas suelen ser civiles.

7 TRIBUNA Misioneros de la Paz

10 EL OBSERVADORINDIA - PAKISTÁNBRASIL

20 ASÍ VA EL MUNDOMALÍ - COLOMBIAFILIPINAS - GHANA

38 ENTREVISTAMons. ÁÁnnggeell GGaarraacchhaannaa, obispo en Honduras

42 ANIMACIÓN MISIONERA

45 CARISMASHijas de la Divina Providencia

48 CULTURAEl arte africano, en su sitio

53 EL CUARTO MUNDO

56 MISIÓN VIVALLiinnoo HHeerrrreerroo PPrriieettoo,,superior de Mariannhill

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En este paso de 2012 a2013, conviene tener encuenta una serie deacontecimientos que,

aunque se conmemoran por sepa-rado, guardan entre sí una estre-cha relación. Se trata de la cele-bración, el 10 de diciembre, delDía Internacional de los DerechosHumanos; el 18 de diciembre, delDía Internacional del Emigrante;y el 13 de enero, de la 99 JornadaMundial del Emigrante y del Re-fugiado; sin olvidar la tradicionalJornada Mundial de la Paz, quetiene lugar el 1 de enero.

En un planeta globalizado co-mo este en el que vivimos, difí-cilmente podremos hablar de res-peto a los derechos humanos sino promovemos compromisos ylegislaciones que busquen elbien común y que garanticen elrespeto a la dignidad de todapersona; en especial, la de aque-llos seres humanos que, por supobreza, por su situación de in-defensión, son víctimas fácilesde todo tipo de abusos.

Hay que proteger a los 1.000millones de personas que pasanhambre en nuestro mundo, y nolas leyes de un sistema económi-co al cual, “postulando –como hadicho Benedicto XVI– la maximi-zación del provecho y del consu-mo, en una óptica individualistay egoísta”, no le importa especu-lar con el precio de los alimentosy que esas personas mueran. Hay

que acoger a los millones de se-res humanos que se ven obliga-dos a huir de sus hogares a causade la guerra, de sus conviccionespolíticas o religiosas, o de la po-breza y falta de oportunidadesque se dan en sus países de ori-gen, y no a aquellos Estados,multinacionales o individuos queven en el fomento de la violencia,el odio, la corrupción, la miseriade estos pueblos... la oportunidadpara el saqueo y para el enrique-

cimiento fácil y desmedido. Hayque acabar con la cruel ironíaque supone un sistema que llevaa gala la facilidad de circulacióndel dinero y de las mercancías, yque no duda en poner todo tipode barreras físicas, legislativas yculturales a la entrada de quienreclama acogida. Hay que ponerfin a la injusticia de un mundoen el que las desigualdades entrericos y pobres son cada vez másostensibles y vergonzantes.

Lo que está en juego es lapaz y la construcción de unmundo de acuerdo con el plande Dios. Si seguimos los pasosque nos dicta un individualismoegoísta, difícilmente aspiraremos

a una vida humana plena, feliz ylograda; difícilmente garantizare-mos el derecho y el deber de undesarrollo integral, social y co-munitario. Como ha dicho Bene-dicto XVI, “este tiempo nuestro,caracterizado por la globaliza-ción, con sus aspectos positivosy negativos, [...] reclama un com-promiso renovado y concertadoen la búsqueda del bien común,del desarrollo de todos los hom-bres y de todo el hombre”.

Es “tiempo de compromiso enel mundo para los cristianos”.Ellos “combaten la pobreza por-que reconocen la dignidad supre-ma de cada ser humano”; “traba-jan por un reparto equitativo delos recursos de la Tierra, porqueestán convencidos [...] de que te-nemos el deber de hacernos res-ponsables de los más pobres y delos más vulnerables”; “se oponena la avidez y a la explotación,convencidos de que la generosi-dad y un amor que se olvida de símismo [...] son el camino que con-duce a la plenitud de la vida”. Lafe cristiana, en fin, “implica la ur-gencia de la tarea de promover lapaz y la justicia para todos”.

E D I T O R I A L

DIRECTOR Alfonso Blas REDACCIÓN Rosa Lanoix, Rubén Azuara DISEÑO Antonio Aunés COLABORADORES Anastasio Gil, Rafael Santos, DoraRivas, Montserrat Vilaseca, Antonio José Molina, José Beltrán, José Carlos Ro-dríguez, José Ignacio Rivarés, Volusiano Calzada, José Ramón Carvallada, María

Jesús Sahagún, Carmina Sofía Fernández, Juana Gómez, Joaquín Martínez, Julio César Vidal, Vicente Marqués Ruiz,Lourdes Gabilondo DOCUMENTACIÓN Ana Fernández ARCHIVO FOTOGRÁFICO Antonio Aunés, Rafael SantosFOTOGRAFÍAS Efe, Missio SUSCRIPCIONES Roberto Murga DEPÓSITO LEGAL M-48558-1999 ISSN 1695-1034 IMPRESIÓN Gráficas Dehon. PP. Reparadores. C/ La Morera, 23-25. Torrejón de Ardoz, Madrid. Tfno: 91 675 15 36

T E R C E R M I L E N I O

Hay que poner fin a la injusticia de un mundoen el que las desigualdades entre ricos y pobres

son cada vez más ostensibles y vergonzantes.

Emigración, derechos humanos y paz

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En 2013 se cumplen 125 años de la campañacontra la esclavitud lanzada en Europa porel cardenal Lavigerie, arzobispo de Argel yfundador de la Sociedad de los Misioneros deÁfrica (Padres Blancos) y de las Misionerasde Nuestra Señora de África (Hermanas Blan-cas). Misioneros recuerda los pormenores deesa cruzada contra el "comercio infame" dehombres y mujeres en el ocaso del siglo XIX.

I G L E S I A A F O N D O

Desde tiempos inmemo-riales, el hombre ha so-metido al hombre. Y loha hecho con consenti-

miento de la víctima o sin él; debuen grado –porque la aceptaciónde ese sometimiento y explotaciónle supusiera salvar la vida tras unaguerra– o por la fuerza. Los filóso-fos griegos sistematizaron ese es-tado de cosas. Aristóteles lo teníamuy claro. Unos seres humanosson señores, y otros, esclavos, y es-

to es así “por naturaleza”, según“la ley natural”. “La utilidad de losanimales domesticados y la de losesclavos –argumentaba el Estagiri-ta en el libro primero de su Políti-ca– es poco más o menos del mis-mo género. Unos y otros nos ayu-dan con el auxilio de sus fuerzascorporales a satisfacer las necesi-dades de nuestra existencia. La na-turaleza misma lo quiere así”.

Barbaridades como esta, quedata del siglo IV a. C., han confi-

125 AÑOS DE LA CAMPAÑA CONTRA LA ESCLAVITUD DEL CARDENAL LAVIGERIE

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gurado el pensamiento político ysocial de la humanidad hasta bienentrada la Edad Contemporánea, yeso pese a que el cristianismo –re-ligión igualitaria donde las haya–llevaba ya siglos predicando esodel amor al prójimo y el perdón alos enemigos. Cientos de millonesde personas han sufrido desde en-tonces –y anteriormente, por su-puesto– en carne propia la violen-cia, la humillación, el maltrato y laindignidad de esta concepción dela existencia humana.

Los historiadores calculan que,solo desde el siglo XVI hasta me-diados del siglo XIX, fueron captu-radas y embarcadas rumbo a lasdos Américas cerca de 12 millonesde personas. Muchos de los escla-vos africanos partieron desde Go-rea, un islote situado a cuatro kiló-metros de Dakar (Senegal), que en1978 fue declarado por la UNESCOPatrimonio Mundial de la Humani-dad, por lo que simboliza de opro-bio e ignominia para el género hu-mano. Allí, en la llamada “casa delos esclavos”, el papa Juan Pablo II

rezó y pidió perdón en 1992 porese “pecado del hombre contra elhombre” y “del hombre contraDios”, que es la esclavitud.

El de Gorea fue, probablemen-te, el principal centro de la “trataatlántica”, llamada a satisfacer demano de obra las plantaciones delNuevo Mundo. Pero, aunque mu-cho menos conocido, África sufriótambién otro devastador comercioesclavista desde sus costas orien-tales, por el Índico y el mar Rojo.Un comercio más prolongado en eltiempo y aún mayor que el ante-rior, pues se cree que condujo a losgrilletes, rumbo a Oriente Medio ya la África árabe, a unos 17 millo-nes de personas. Y contra él se al-zó, a finales del siglo XIX, la vozprofética del cardenal Charles La-vigerie, en lo que bien puede ca-talogarse como una de las prime-

ras campañas de sensibilización dela opinión pública en el mundo.

El grito de LavigerieCharles Lavigerie (Bayona, 1825;

Argel, 1892) fue un hombre ade-lantado a su tiempo, una de esaspersonas que no vacilan en actuarcontra lo que hoy llamaríamos“estructuras injustas” e interesescreados. Obispo de Nancy (Francia)desde 1863, cuatro años más tardedesembarcaba en África como ar-zobispo de Argel. En 1878 eranombrado también vicario apostó-lico del Sahara y del Sudán, y en1882, creado cardenal, amén deser restaurada en su persona la ar-chidiócesis de Cartago, primada deÁfrica. Allí, en África, fundó en1868 los Padres Blancos (llamadosasí, coloquialmente, por las túni-cas y capas blancas que vestían,

Los historiadores calculan que másde doce millones de personas fueronenviadas a América como esclavos.

Monumento conmemorativo contra la esclavitud, en Zanzíbar.

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al modo árabe), y un año des-pués, las Hermanas Blancas, y

los envió al interior del continen-te. Gracias a los testimonios de susmisioneros y misioneras, y a loscontactos con misioneros y explo-radores protestantes como Living-stone o Cameron, tuvo conoci-miento a partir de 1878, y adqui-rió conciencia, del terrible dramaesclavista que se seguía desarro-llando en el interior y en el este...,pese a que oficialmente la esclavi-tud ya había sido abolida por lasgrandes potencias. Estas, en efec-to, desde principios de siglo con-denaban “el comercio de los ne-gros”, tal y como habían acordadoen la Conferencia de Viena de1815. Pero una cosa eran las de-claraciones formales, y otra muydistinta la erradicación de costum-

bres y prácticas arraigadas duran-te siglos, por muy salvajes que es-tas fueran. El Parlamento Británicohabía prohibido el comercio de es-clavos en 1807; Francia hizo lopropio en sus colonias tras eltriunfo de la revolución liberal de1848; y los Estados Unidos, a laconclusión de su guerra civil, en1865... Pero, según parece, las le-yes que emanaban desde las me-trópolis contra la trata servíanmás bien de poco.

A Lavigerie, ese comercio le sa-cudía el alma. “La esclavitud –es-ribiría– es contraria al Evangelio ycontraria al derecho natural. Yosoy una persona humana y laopresión me indigna. Soy una per-sona humana y las crueldades con-tra tan gran número de mis seme-jantes solo me inspiran horror”.

16 misioneros NÚM. 131, ENERO DE 2013

En la isla de Gorea (Senegal) se levanta estaescultura en memoria de los muchos africanosque salieron como esclavos rumbo a América.

Card. Charles Lavigerie.

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Pese a que por entonces las no-ticias tardaban un mundo en lle-gar, el cardenal estaba muy bieninformado. Sabía que, ahora, losnegreros eran sobre todo mestizos(mezcla de negros y árabes), y queestos eran especialmente cruelescon los sometidos. (“Dios creó alos blancos e hizo a los negros,pero el demonio es quien creó alos mestizos”, se asegura que de-cían los indígenas en El diario dela misión de Kibanga, cerca del La-go Tanganika, que le fue remitidoa Charles Lavigerie).

El cardenal sabía también quehabía esclavistas negros que se re-ferían a los esclavos como “mi bes-tia”, “mi animal”; que había escla-vos que eran inmolados cuando fa-llecía su amo; que a otros su señorles cortaba las manos simplemen-

te para hacer más dulce el sonidode los tambores al ser golpeadoscon los muñones... Hombres, mu-jeres y niños eran meras propieda-des, y, en un número aproximadode medio millón cada año, eranconducidos, como ganado, a las is-las de Zanzíbar, Pemba y Mafia, enla actual Tanzania, para su venta.

La campañaY Lavigerie lo contó en Europa.

Lo hizo en una campaña interna-cional que comenzó el 21 de mayode 1888 y que le llevó a las princi-pales ciudades europeas: Roma,París, Londres, Bruselas... Actuó asípor petición expresa del papaLeón XIII, que acababa de publicarsu encíclica In plurimis, documen-to que, dirigido a los obispos delBrasil, condenaba con energía la

esclavitud. “Recomendamos a to-dos los misioneros –le había dichoel Papa el día anterior, duranteuna audiencia en Roma– que con-sagren todas sus fuerzas y su vidamisma a esta obra de redención.[...] Pero es sobre todo con Vos, Se-ñor Cardenal, que Nos contamospara el éxito de las difíciles obrasy misiones de África”.

Aún no habían transcurrido dosmeses desde el mandato pontificio,y Lavigerie ya estaba en el púlpitode la iglesia de San Sulpicio de Pa-rís contando a los presentes los ho-rrores que se seguían cometiendoen África. Su alocución del 1 de ju-lio, en la que detallaba las barba-ridades esclavistas, causó una ver-dadera conmoción. Días después,el ex ministro Jules Simon escribíaen el diario Le Matin: “¡Que un sen-

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I G L E S I A A F O N D O

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cillo sacerdote de más de 60años haga tanto y más con su

palabra que todos los reyes consus millones y sus ejércitos! ¡Diosverdadero, yo tengo la esperanzade que él lo conseguirá!”.

La de París fue solo la primeraetapa. Su siguiente destino fue Lon-dres, donde se le recibió con granentusiasmo, pues en el Reino Unidoya existía desde 1839 un movi-miento antiesclavista organizado ymuy activo. El acto, en el Prince’sHall, estaba fijado para la tarde del31 de julio de 1888. Lo presidía elex ministro de Exteriores, lordGrandville. Entre los ilustres invi-tados, el arzobispo de Westminster,cardenal Manning, y dos obisposanglicanos. El auditorio, a rebosar.Se respiraba el ambiente de lasgrandes ocasiones, como cuando se

sabe que algo importante va a su-ceder. “El hombre que asegure la li-bertad a la raza negra será el másdigno servidor de Dios que hayavisto la Tierra”, había escrito a La-vigerie esa misma mañana el ex-plorador Cameron, según relata enla biografía del fundador de los Pa-dres Blancos José de Arteche.

El cardenal comenzó su alocu-ción aludiendo a otro ilustre hijode Gran Bretaña, el explorador Li-vingstone, cuya tumba en la aba-día de Westminster había visitadounas horas antes. “He querido, enmi condición de viejo africano –co-menzó su discurso–, visitar la tum-ba del gran explorador, gloria deeste siglo y gloria de vuestro país[...]. Y con una emoción que ha lle-nado de lágrimas mis ojos, he leí-do las palabras escritas por él, cer-

cano ya a la muerte, y mandadasgrabar por Inglaterra sobre sutumba: «Yo no puedo hacer otra co-sa sino desear que las más abun-dantes bendiciones del cielo des-ciendan sobre quienes, cualesquie-ra que sean, ingleses, americanos oturcos, contribuyan en este mundoa la desaparición de la vergonzosaplaga de la esclavitud»”.

Lavigerie habló de Livingstone,del también explorador Stanley,de otros valerosos prohombres delmomento, y hasta de Harriet Bee-cher Stowe, autora de esa obra an-tiesclavista que es La cabaña del tíoTom... Y ni que decir tiene que suconferencia fue todo un éxito.

Y luego le tocó el turno a Bru-selas (el 15 de agosto, festividadde Nuestra Señora de la Asunción,en la catedral de Santa Gúdula), ymás adelante a Roma (el 28 de di-ciembre, en la iglesia del Gesù).En Bélgica –país que en la Confe-rencia de Berlín de 1884 acababade recibir como colonia el inmen-so Congo– tuvo que andarse con

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Lavigerie contribuyó como pocos aromper las cadenas de aquel

vergonzoso comercio humano.

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más tacto y diplomacia de las yaacostumbradas para no herir lasusceptibilidad del rey Leopoldo II.Aun así, fue claro al afirmar: “Yosé bien que todos no faltaron a sudeber, pero ¡oh, belgas!, habéisdormido, habéis cerrado los ojos,no habéis hecho bastante por ladifusión de la luz cristiana y la lu-cha contra la barbarie”. Bélgicaera, a la sazón, la metrópoli deunos territorios inmensos, supe-riores hasta casi 70 veces al terri-torio nacional.

Por supuesto, Lavigerie se ganóenemigos aquí y allá con su cam-

paña internacional. De hecho, nofaltaron escritos periodísticos quele denostaron. En París lo acusa-ron de ser un peligroso fanático,agresor de mahometanos bajo laexcusa de una noble causa. Las ga-cetas denunciaban también suafán de protagonismo, que justifi-caban por una supuesta y falsa as-piración al papado. En Italia, quepor aquellas fechas aún se las te-nía tiesas con los Estados Pontifi-cios, también fue criticado.

Pero lo cierto es que su campa-ña despertó las conciencias dormi-das. Él siempre había dicho que pa-ra salvar África había que “levan-tar la cólera del mundo”. Y con su

campaña lo consiguió. El hombreeuropeo de a pie abrió los ojos a loque acontecía en su tiempo. Ya na-da volvió a ser igual. Lavigerie con-tribuyó como pocos a romper lascadenas y grilletes de aquel ver-gonzoso comercio humano. Hoy,sin embargo, esas cadenas siguenahí, bajo otras formas igualmentevergonzosas. La esclavitud no esuna cosa del pasado. El hombre,por desgracia, sigue explotando ysometiendo al hombre. Y el que de-je de hacerlo sigue siendo respon-sabilidad de todos.

JOSÉ IGNACIO RIVARÉS

os Padres Blancos noquieren que el "grito"del cardenal Lavigerie

contra la esclavitud caigaen el olvido, y por ello sedisponen a conmemorar lacélebre campaña de su fun-dador. Además de evocarsu figura, pretenden, igual-mente, concienciar y sensi-bilizar a la opinión públicade las múltiples esclavitu-des que, 125 años después,siguen sometiendo al hom-bre de hoy: la prostitucióny la trata de blancas, el tra-bajo infantil, el tráfico depersonas, los niños soldadoy, más en general, el ham-bre y la pobreza que man-tienen subyugadas a cien-tos de millones de personasen todo el mundo. A la ho-ra de redactar estas líneas,se ha concretado ya la ce-lebración, el 31 de enero,en la Universidad Rey JuanCarlos de Madrid, de unajornada de conferencias ydebates dedicada al tema"Esclavitudes de África, ayery hoy". Y se trabaja tam-bién en la organización, enla segunda mitad del año,de un congreso internacio-nal de tres días, con parti-cipación de tres universida-des madrileñas (Compluten-se, Carlos III y Rey JuanCarlos) y dos africanas: unade Uganda y otra de Gha-na. Asimismo, los PadresBlancos mantienen contac-tos con otros institutos mi-sioneros, especialmente vin-culados a África, para pre-parar conjuntamente algu-na actividad.

L

EsclavitudesmodernasEsclavitudesmodernas

NÚM. 131, ENERO DE 2013 misioneros 19

Page 10: Misioneros Nº 131

Desde abril del añopasado, el este de la

República Democráticadel Congo ha vuelto a

vivir el horror de laguerra. Los rebeldes

tutsis del M23 ocupa-ron la ciudad de Gomadurante una semana y

forzaron al Gobiernocongoleño a negociar.

Detrás de esta agre-sión se ocultan los

manejos de Ruanda ypoderosos intereses

económicos que codi-cian los recursos mine-

rales de las dos pro-vincias del Kivu.

24 misioneros NÚM. 131, ENERO DE 2013

P R I M E R P L A N O

R.D.DEL CONGOR.D.DEL CONGO

Esto es horrible. Lleva-mos dos días de bom-bardeos y la cabeza meva a estallar”. Cuando

aquel 18 de noviembre recibí elmensaje de texto de VeroniqueMasheke, la fisioterapeuta del cen-tro para discapacitados de Gomaque dirigen los Hermanos de la Ca-ridad, me apresuré a buscar en In-ternet la información más recientesobre la guerra en el este de la Re-pública Democrática del Congo. Me-dios internacionales como la BBC,Jeune Afrique y Radio France Interna-tional servían los últimos aconteci-mientos al minuto. En cuanto a laprensa española, lo único que losdos principales diarios de tirada na-cional ofrecían sobre África era unreciente descubrimiento sobre laesperanza de vida de los chimpan-cés. El periodista Unai Aranzadi,que acababa de regresar de Gomapocos días antes, explicaba así ensu página de Facebook este silencio:“Los periodistas sabemos que, entérminos informativos, cien muer-tos palestinos valen por un muertoeuropeo, y en el caso de los africa-nos hay que multiplicar esta cifra almenos por diez”. Dos días después,una vez ocupada Goma por los re-beldes, la Cruz Roja Congoleña dijohaber recogido de las calles de la

capital de la provincia de Kivu Nor-te 62 cadáveres. Seguramente, de-masiado pocos como para atraer laatención internacional.

El último acto de la guerra en elCongo lo protagonizaba un gruporebelde formado pocos meses antespor militares de etnia tutsi: se ha-cía llamar M23, abreviación de “23de Marzo”, en referencia a la fecha

Ruanda agita las aguas del

tsunami congoleño

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NÚM. 131, ENERO DE 2013 misioneros 25

de un acuerdo firmado tres añosantes por su grupo –llamado en-tonces CNDP– y el Gobierno con-goleño sobre sueldos y promocio-nes en el ejército y que, segúnellos, no había sido respetado. Pe-ro los analistas –incluidos variosinvestigadores de Naciones Uni-das– veían en estas demandasuna fachada falsa que ocultaba lamano larga de Ruanda por asegu-rarse el control de una zona ricaen minerales y de gran importan-cia estratégica. No es casualidadque, cuando los rebeldes entraronfinalmente en Goma, el 20 de no-viembre, lo primero que hicieronfue acudir en masa a la fronteracon la ciudad ruandesa de Gisen-yi, donde una gran multitud se

había congregado para darles labienvenida. Poco antes, el pocodisciplinado ejército congoleñohabía huido en desbandada. Losmás de 3.000 soldados de la fuer-za de paz de la ONU (MONUSCO)estacionados en Goma recibieronórdenes de no oponer resistencia.

Los militares uruguayos, indios ysudafricanos, apostados en sus ca-rros de combate de color blanco,se limitaron a mirar mientras va-rios miles de rebeldes marchabanen columnas delante de ellos.

Ese mismo día, el M23 emitióun anuncio en la radio, conmi-

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nando a policías y soldados gu-bernamentales a acudir a la ma-

ñana siguiente al estadio de la ciu-dad y presentarse a las nuevas au-toridades. Cuando el día despuésvarios cientos de ellos obedecieronestas órdenes, el portavoz insur-gente Vianney Karazama declaróque su movimiento estaba listopara avanzar más al sur, hacia laciudad de Bukavu, e incluso a lle-gar hasta Kinshasa. Mientras aren-gaba a la multitud, los rebeldes to-maban la localidad de Sake, 20 ki-lómetros al oeste de Goma. Entretanto, el ejército gubernamental(conocido como FARDC) intentabareorganizarse en Minova, a pocoskilómetros de allí, bajo el mandode un nuevo comandante en jefe,el general François Olega, nom-

brado poco antes por el presiden-te Kabila, tras la destitución delanterior jefe de las FARDC, acusa-do por un informe de la ONU dehaber vendido armamento a va-rios grupos rebeldes que operanen el este del país. Olega insistióen que la negociación con los in-surgentes no conduciría a nada yque solo la guerra contra ellos re-solvería el problema.

El baño de sangre que todos te-mían no llegó finalmente a produ-cirse, en parte por la presión de ladiplomacia internacional. El Con-sejo de Seguridad de NacionesUnidas y la Unión Africana exigie-ron al M23 la retirada inmediatade Goma, y lo mismo hicieron losjefes de Estado de la zona, reuni-dos apresuradamente en Kampala.

El 1 de diciembre, los rebeldesabandonaron Sake y Goma en di-rección norte, no sin antes habersaqueado todo lo que pudieron delos edificios públicos –desde ve-hículos o dinero, hasta depósitosde valiosos minerales–, y haberrealizado asesinatos selectivos depersonas críticas con su movi-miento. El acuerdo alcanzado en lacapital ugandesa preveía que re-gresaran a sus posiciones anterio-res, a 20 kilómetros de Goma, pe-ro varias unidades se apostaron encolinas situadas apenas a tres kiló-metros, mientras que cerca de ciensoldados rebeldes se quedaron allado del aeropuerto. Al día si-guiente, el Ejército congoleño vol-vió a entrar en Goma, y su gober-nador, Julián Paluku, regresó enbarco con el resto de las autorida-des desde Bukavu, donde se habí-an refugiado pocos días antes dela caída de la ciudad. Desde que seprodujo esta retirada forzosa, mu-chos han temido que el M23 haya

El del Congo es el conflicto bélicoque más muertos ha causado desde

el final de la II Guerra Mundial.

26 misioneros NÚM. 131, ENERO DE 2013

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dejado varios cientos de infiltra-dos en la que es la ciudad más im-portante del este del Congo.

¿Rebeldes o amotinados?La guerra del Congo no es un

conflicto africano más. Se trata dela conflagración que ha provocadomás muertos desde el final de laSegunda Guerra Mundial, al me-nos cinco millones. Es una largasucesión de cataclismos que vanmás allá de las fronteras del Con-go y que comenzó en 1990 con lainvasión de Ruanda por parte delFrente Patriótico. Entre estos even-tos habría que incluir el genocidioruandés de 1994 y otro bastantesimilar acaecido en Burundi el añoanterior y del que casi nadie ha-bla. Como parte de este complica-do rompecabezas, la República De-mocrática del Congo ha sufridodos cruentas guerras. La primeratuvo lugar de 1996 a 1997, cuandoel nuevo Gobierno de mayoría tut-si en Ruanda invadió el este del

país, dando como razón la presen-cia entre los refugiados hutus deantiguos militares y bandas arma-das responsables del genocidio de1994. Ruanda, y también Uganda–aunque en menor medida–, crea-

ron un movimiento rebelde congo-leño como fachada, a cuyo frentepusieron a Laurent-Désiré Kabila,quien se convirtió en presidentetras derrocar a Mobutu. Dos añosdespués, cuando Kabila exigió alos ruandeses que regresaran a supaís, estos se volvieron contra él eintentaron crear otro grupo rebel-de, el RCD. Pero esta vez no pu-dieron repetir la marcha relámpa-go hasta Kinshasa, porque Kabilallamó en su ayuda a los Ejércitosde Angola, Namibia y Zimbabue.

Los Ejércitos de Ruanda, Ugan-da y Burundi se hicieron fuertesen el este del país, donde, ademásdel RCD, crearon y entrenaronotras milicias, como es el caso dela Unión de Patriotas Congoleños,de Thomas Lubanga, que cometiónumerosas atrocidades en la re-gión del Ituri, y el MLC, de JeanPierre Bemba, que se hizo fuerteen la provincia del Equateur. Am-bos señores de la guerra estánhoy en La Haya, después de habersido detenidos hace pocos añospor sendas órdenes de arrestode la Corte Penal Internacional.

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La guerra en el este del país haservido de tapadera para el expoliode sus grandes riquezas naturales.

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La segunda guerra del Con-go, en la que llegaron a estar

implicados ocho países africanosy al menos 20 grupos rebeldes ymilicias de diverso pelaje, se con-virtió en un saqueo en toda reglade los abundantes recursos natu-rales del Congo, sobre todo los va-liosos minerales presentes en eleste del país. Cuando finalmentese firmó la paz en 2003, el paísconoció una transición que pare-cía esperanzadora. Naciones Uni-das envió la que ha sido hastaahora la mayor misión internacio-nal de mantenimiento de la paz,llamada primero MONUC y desde2010 MONUSCO, con una fuerzamilitar de 17.000 soldados. En2006 se celebraron las primeraselecciones democráticas en 40

años, que fueron ganadas por Jo-seph Kabila, hijo del anterior pre-sidente, asesinado por uno de susescoltas pocos años antes.

Pero la paz no dura en el estedel Congo, y en 2008 un nuevogrupo rebelde se hizo fuerte yamenazó con tomar Goma. Se ha-cía llamar Congreso Nacional parala Defensa del Pueblo (CNDP) y es-taba formado por tutsis (supuesta-mente congoleños, aunque entresus filas había numerosos ruande-ses), que decían sentirse amenaza-dos por la presencia de los rebel-des hutus ruandeses del FDLR. Sulíder era el general Laurent Nkun-da, un antiguo oficial del ejércitode Ruanda que posteriormente mi-litó en el RCD, y su número dosera Bosco Ntaganda, antiguo lu-

garteniente de Thomas Lubanga.Sobre Ntaganda, conocido como“Terminator”, pesaba una ordende arresto de la Corte Penal Inter-nacional por crímenes de guerra.A finales de 2008, él mismo su-pervisó una masacre de cientos depersonas en la localidad de Ki-wanja, al norte de Goma.

Varios informes publicados poraquellas fechas acusaron al presi-dente ruandés, Paul Kagame, deapoyar al CNDP. Como de costum-bre, su Gobierno lo negó todo, pe-ro, finalmente, bajo presión inter-nacional, Ruanda dio un giro ines-perado al detener a Nkunda y po-nerlo bajo arresto domiciliario enKigali. Kabila, también bajo pre-sión, negoció con el CNDP, y susmilicianos se integraron en marzo

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de 2009 en el ejército congoleño yparticiparon en operaciones mili-tares contra los hutus del FDLR.

Pero, desde esa fecha, el CNDPse comportó como un ejército pa-ralelo, con su propia cadena demando. Bosco Ntaganda, ascendidoa general, se convirtió en el poderque de facto gobernaba el KivuNorte y su importante capital, Go-ma, de casi un millón de habitan-tes. Desde allí controlaron el tráficode minerales, como el coltán y lacasiterita, producidos en importan-tes minas, como las de Walikale, y

que pasaban siempre por Kigali an-tes de ser exportados a Europa. ARuanda le convenía tener bajo sucontrol a los dos Kivus, donde hayademás una importante poblaciónde origen ruandés. Pero en marzode 2012 a Kabila se le acabó la pa-ciencia y empezó a trasladar a ofi-ciales procedentes del CNDP a otrasprovincias del Congo. Varios deellos, descontentos con esta medi-da, empezaron a desertar y se es-tablecieron en zonas del Parque Na-cional Virunga, al norte de Goma, yen pueblos del fértil territorio de

Masisi, uno de sus feudos tradicio-nales. Los rebeldes dijeron no tenernada que ver con Ntaganda y pre-sentaron como su nuevo líder al co-ronel Sultani Makenga.

A las órdenes de RuandaPor aquellas fechas los amoti-

nados apenas eran unos 400. Elejército del Congo por una vez em-pezó a trabajar en serio y lanzóvarios ataques que diezmaron susfilas. La base social de los insur-gentes, rebautizados con el nom-bre de M23, era mucho menor encomparación con la que el CNDPtenía hace cuatro años. Cuandoparecía que los rebeldes estabancontra las cuerdas, de repente em-pezaron a hacerse fuertes y consi-guieron tomar la localidad de Bu-nagana, fronteriza con Uganda. Enmayo consiguieron controlar unextenso territorio al norte de Go-ma, donde pronto establecieronsu propia administración y siste-ma de recaudación de impuestos.La razón de este cambio repentinode la situación la explicaron contodo lujo de detalles dos informesde un grupo de expertos de Na-ciones Unidas, que acusaron aRuanda (y también a Uganda, aun-que en menor medida) de apoyaral M23 con armas, municiones,abundante dinero e incluso solda-dos. Según el segundo informe dela ONU, la cadena de mando delM23 iba hasta el general JamesKabarebe, jefe del Ejército ruan-dés, quien daba las últimas órde-nes. Ruanda ha negado furiosa-mente estas acusaciones, pero laevidencia ofrecida en estos dos in-formes está basada en datos pro-porcionados por cientos de testi-gos directos, y es difícil de refutar.

Este apoyo directo del Ejércitoruandés fue decisivo en la rápidaconquista de Goma. A mediadosde noviembre pasado, al menos

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P R I M E R P L A N O

En 2006 se celebraron las primeraselecciones democráticas en

40 años, que ganó Joseph Kabila.

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mil soldados ruandeses cruzaronla frontera al mando de un ge-

neral, y apoyaron al M23 con po-derosos medios, como carros decombate, abundante munición demorteros e incluso equipos paravisión nocturna. Tras dos días debombardeos sobre Goma, el 20 denoviembre tomaron la ciudad sinencontrar apenas resistencia.

Tras la retirada del M23 de Go-ma, Kabila se ha visto forzado anegociar con los amotinados. Elprestigioso analista Jason Stears(famoso por su blog www.congosia-sa.com) ha llamado a esta situa-ción “la política de los hechos con-

sumados”. A pesar del papel direc-to de Ruanda en esta última agre-sión, los donantes internacionales–muchos de los cuales han sus-pendido sus ayudas al Gobierno deKagame– no han tenido más re-medio que pedir a los dirigentesde Kigali que ayuden a revolveruna crisis que ellos mismos hancreado. Uno de los contrasentidosde la diplomacia internacional enesta situación es que, al mismo

tiempo que la ONU ha acusado aRuanda de estar detrás del M23, alpaís le fue asignado hace pocosmeses un asiento en el Consejo deSeguridad de Naciones Unidas. Laembajadora de Estados Unidos an-te la ONU, Susan Rice, intentó sinéxito bloquear la publicación delinforme que acusa a Ruanda desostener al M23, aunque consiguióque en las resoluciones del Conse-jo de Seguridad que condenaban el

“apoyo externo” al M23 se omitie-ra la mención explícita de Ruanda.

Mientras tanto, la crisis huma-nitaria que esta última agresión hacreado en el este de Congo es in-mensa. A las varias decenas de mi-les de desplazados internos que yaexistían, se han añadido muchasmás personas que han huido de laguerra, hasta sobrepasar el mediomillón. Y en la vecina comarca deMasisi, se ha desarrollado al mis-mo tiempo un conflicto interétnicoparalelo, en el que ha habido nu-merosos muertos, según denuncióel pasado mes de noviembre elServicio Jesuita a Refugiados. Haceaños apenas había tensiones entrehutus y tutsis en el este del Congo,pero las acciones del CNDP/M23 lashan exacerbado. Y no hay que ol-vidar que, tanto ellos como lossoldados gubernamentales, hanusado milicias culpables de come-ter violaciones, asesinatos y reclu-tamiento de niños soldado durantelos recientes enfrentamientos.

¿Logrará cerrarse esta crisis acorto plazo o se convertirá en un

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La violencia ha desatado unanueva crisis humanitaria, con más

de medio millón de desplazados.

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largo conflicto? Todo dependerá dehasta dónde estén dispuestos a lle-gar los países que han apoyado aRuanda, la verdadera responsablede esta última agresión en el estedel Congo. El académico RichardDowden, director de la Royal Afri-can Society de Londres, lo analizaasí: “Cuando una situación pareci-da ocurrió en Sierra Leona, la Cor-te Penal Internacional fue tras losprincipales financiadores del movi-miento rebelde, en particular elpresidente de Liberia, Charles Tay-lor, hace poco sentenciado a 50años de prisión por su responsabi-lidad en financiar los crímenes co-metidos en Sierra Leona. La evi-dencia que apunta al apoyo queRuanda presta a grupos armadosen el Congo es aún más fuerte. Pe-ro, como Ruanda ha sabido sacarpartido al genocidio del 94 y suGobierno tiene buenos programasde desarrollo, los países occidenta-les no se atreven a ir muy lejos ensus críticas. Mientras tanto, el estedel Congo seguirá sufriendo”.

JOSÉ CARLOS RODRÍGUEZ

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Un misionero español en GomaUn misionero español en Gomal día que em-pezaron losbombardeos

del M23 contra Go-ma, un misioneroespañol intentaba,sin éxito, atravesarla ciudad para vol-ver a su comuni-dad. Como todoslos fines de sema-na, el hermanoHonorato Alonso,natural de Burgos,se encontraba con

los jóvenes despla-zados de Mugungaque acuden al cen-tro Boscolac de lossalesianos. Iba apie y, al encontrar-se con el pánicogeneralizado en losprimeros barrios dela ciudad, se diomedia vuelta y pa-só las dos siguien-tes noches con losjóvenes que se ha-bían refugiado allí,en Boscolac.

Pocas semanasantes, la embajadaespañola en Kins-

hasa había aconse-jado a los españo-les presentes en lazona que la aban-donaran. El herma-no Honorato deci-dió quedarse. Llevaya más de 30 añosen Goma, dondeimparte clases deelectricidad en elInstituto TécnicoIndustrial que diri-gen los hijos deDon Bosco y en-

trena a equiposdeportivos forma-dos por los niños yjóvenes más vulne-rables. Durante es-tas tres décadaslargas ha sido tes-tigo de todos losconflictos que hanarrasado el estedel Congo y ha es-tado en medio desituaciones peligro-sas, como un asal-to de hombres ar-mados a su comu-nidad en 2009.

Además de lossalesianos, en Go-

ma hay otras co-munidades religio-sas. Los PadresBlancos, javerianosy carmelitas estánal frente de tres delas seis parroquiasde la ciudad. LasHermanas de Nues-tra Señora de Áfri-ca tienen una casade formación y tra-bajan con enfermosde sida. Las Herma-nitas del Evangelio

(del padre Fou-cauld) y los Herma-nos de la Caridadllevan adelante uncentro para disca-pacitados y un hos-pital psiquiátrico,mientras que lospalotinos tienen uncentro de espiritua-lidad. Al frente dela diócesis de Go-ma está –desde ha-ce dos años– mon-señor ThéophileKaboy, que cuentacon un buen nú-mero de sacerdotesdiocesanos.

E

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I N F O R M E

La proliferación de armasconvencionales causa cien-

tos de miles de muertoscada año, sobre todo en

países pobres en conflicto.Pero este comercio tiene

una regulación internacio-nal muy escasa. De este

vacío legal se aprovechantraficantes que contribu-

yen a perpetuar conflictosarmados cuyas principalesvíctimas suelen ser civiles.

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esde hace algo más detres décadas, en las zonassemidesérticas del nortede Kenia y el noreste de

Uganda se repite de forma perió-dica la misma situación: un grupode pastores nómadas realiza unataque armado contra un clan ve-cino y roba varios cientos de ca-bezas de ganado, tras dejar sobreel terreno docenas de personasmuertas. Pocas semanas después,los derrotados ganaderos pokot,turkana, borana o karimoyón sereorganizan y lanzan una opera-ción de represalia contra sus agre-sores, aumentando el número devíctimas. Año tras año, los muer-tos llegan a contarse por miles ylos enfrentamientos armados –amenudo traspasando fronteras–se convierten en rutina.

Durante una reunión de pazcelebrada en 2002 en la regiónugandesa de Karamoya, preguntéa varios líderes comunitarios dón-de conseguían aprovisionarse detantos fusiles AK-47, los famososKaláshnikov, y sus correspondien-

tes municiones.Me respondieronque se podían con-seguir en mer-cados locales por

apenas 40 dólares, el precio dedos cabras, y que, en ocasiones, selos compraban a soldados venidosde Sudán del Sur. En aquella épo-ca el Ejército ugandés llevaba acabo una campaña de desarme enla que intentaba combinar el usode la fuerza con medios pacíficos,como la sensibilización en los po-blados. Un día que me encontrabacon un oficial militar a la puertade su cuartel observé cómo varioshombres llegaban con fusiles enbastante mal estado y los entre-gaban a los militares, los cualesles extendían un certificado. “Nohay que fiarse”, me dijo el capi-tán. “Cada pastor tiene por lo me-nos tres o cuatro fusiles escondi-dos y entregan el que ya no lessirve, pero se guardan los otros”.Todos los líderes de la zona conlos que hablé me dijeron lo mis-mo: en el sur de Sudán y de Etio-pía, más algunas zonas del nortede Uganda y de Kenia, el abun-dante flujo de armas procedía deSomalia y, mientras no se resol-viera el problema en el origen, laviolencia causada por armas lige-ras seguiría sien-do la norma.

Este fenómenoocurre en África

del este. Pero lo mismo podría de-cirse de otros lugares del mundo,como Colombia, República Demo-crática del Congo, República Cen-troafricana, Libia o Pakistán, don-de todo tipo de armas circulancon facilidad y son utilizadas porgrupos armados, bandidos de di-verso pelaje, cazadores furtivos yejércitos regulares que no siempreson un ejemplo de disciplina. Unestudio sobre proliferación de ar-mas ligeras publicado en mayodel año pasado por el East AfricaAction Network (EAANSA), conclu-ía que “de esta situación son res-ponsables todos los Gobiernos dela zona (Uganda, Kenia, Ruanda,Burundi, Sudán y otros), que seaprovechan de la falta de un tra-tado sobre la venta de armas queregule su circulación”.

Pero no es solo en países enconflicto donde el tráfico legal oilegal de armas tiene consecuen-cias letales. A menudo, también enpaíses donde reina una cierta es-tabilidad este comercio puede te-ner consecuencias muy negati-vas para la población, como

DD

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34 misioneros NÚM. 131, ENERO DE 2013

constituir un freno para el de-sarrollo. Por ejemplo, en 2008

Chad invirtió el 7,2% de su PIB–que procede sobre todo de la ex-plotación del petróleo– en gastosmilitares. Esto representó el dobledel presupuesto nacional de salud,que no consigue asegurar el sumi-nistro de medicamentos antirre-trovirales a las personas infecta-das de VIH. Chad compra sus ar-mas principalmente a Francia (elcuarto vendedor mundial) y tam-bién a Bélgica, Ucrania y China.

Ausencia de normasinternacionales

“El comercio mundial de la ba-nana está mejor regulado que lasventas de armas convencionalesde unos países a otros”, afirmó enjunio del año pasado Zobel Beha-lal, portavoz de la ONG francesaComité Católico para el Hambre yel Desarrollo (CCFD). Behalal hizoestas declaraciones con motivo dela inauguración de Eurosatony, laferia internacional de armamentomás grande del mundo, que aca-baba de comenzar en Francia en elparque de exposiciones de Ville-pinte. EL CCFD, Oxfam y Aministía

Internacional quisieron participaren esta feria para hacer campañaen favor de la regulación del co-mercio mundial de armas, pero losorganizadores les cerraron laspuertas, alegando que “no era elmomento adecuado para hablardel tema”, un pretexto sorpren-dente, puesto que pocas semanasdespués estaba previsto el co-mienzo de la Conferencia Interna-cional de la ONU sobre comerciode armas, en la que muchos teníanpuestas sus esperanzas.

¿Es cierto que no hay conven-ciones internacionales para regu-lar el comercio armamentístico? Sílas hay sobre armas químicas, nu-cleares y biológicas, pero no sobrearmas convencionales, las que elaño pasado causaron cerca de300.000 muertes en conflictos ar-mados, en lugares como el este dela República Democrática del Con-go, Siria, Darfur o Malí. Hoy los en-frentamientos bélicos entre Esta-dos han desaparecido, pero siguenaumentando lo que podríamos lla-mar “guerras civiles”, en las quemuy a menudo proliferan gruposformados en torno a una nueva fi-gura surgida a partir de los años

90: el “señor de la guerra”. Mu-chas de estas milicias intentancontrolar zonas donde abundanvaliosos recursos, como mineraleso marfil, para financiar la comprade su armamento, o bien estable-cen alianzas con Gobiernos que lesapoyan militarmente bajo cuerda,pero oficialmente lo niegan todo.Es difícil calcular el volumen realdel comercio internacional de ma-terial militar, porque numerosastranferencias –autorizadas o no–no están documentadas. Los ban-cos que invierten en este sectortampoco suelen informar de estastransacciones de forma muy clara,y menos a sus clientes. No es deextrañar que las irregularidadescampen por sus fueros en este co-mercio, como ilustró en octubredel año pasado un estudio publi-cado por Transparency Internatio-nal, según el cual dos tercios delas empresas más grandes del sec-tor de defensa no aportan sufi-cientes evidencias sobre sus méto-dos de lucha contra la corrupción.

En un Estado de derecho, elEjército es una institución que ga-rantiza la seguridad del país. Nadatiene de extraño que los profesio-

I N F O R M E COMERCIO DE ARMAS

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nales del sector militar cuentencon los medios adecuados pararealizar su trabajo. El problema escuando armas y municiones aca-ban en las manos de grupos queno están al servicio de la pobla-ción, sino que son una amenazapara ella. Esto hace necesaria laregulación de la venta de arma-mento, pero las normas interna-cionales son pocas y, en muchasocasiones, los vacíos legales hacenque aplicarlas no sea fácil. El co-mercio de armas y municiones es-tá sujeto a una reglamentaciónmuy escasa y, en muchos casos, setrata de códigos de conducta consimples recomendaciones, que notienen carácter obligatorio.

La Unión Europea (UE), porejemplo, promulgó en 1998la Posición Común Euro-pea, que fue ratifica-da por los Estadosmiembros en di-ciembre de 2008.Esta normativaimpide vender ar-mas a países en losque existe el riesgo seriode que puedan utili-zarse para represión

Además de las muertes por conflictos armados, cada año se co-meten unos 300.000 homicidios con armas de fuego.

Las lesiones causadas por armas de fuego son más numerosasque las muertes. Algunos estudios realizados en Sri Lanka yCroacia establecen una proporción de cinco personas con lesio-nes serias por cada muerto en la guerra.

Según datos de Naciones Unidas, en el mundo hay unos 20 mi-llones de refugiados y 40 millones de desplazados internos. Los

países donde el año 2012 se produjeron los peoresconflictos armados son los que tienen el mayor nú-mero de personas que se han visto obligadas a huirde sus hogares: R. D. del Congo, Afganistán, Soma-lia, Colombia, Sudán, Siria y Malí.

Según el Instituto Internacional para la Investiga-ción de la Paz de Estocolmo (conocido como el

SIPRI por sus siglas en inglés), los diez princi-pales exportadores de armas convencionalesson: Estados Unidos, Rusia, China, Alema-nia, Francia, Reino Unido, Holanda, Italia,España y Ucrania.

Según el anuario correspondiente a2012 de dicho Instituto, durante 2011 lospaíses occidentales redujeron su presu-puesto de producción de armamento, pe-

ro los países de otras regiones lo aumenta-ron: norte de África, un 25%; Europa del Es-

te, un 10%; y Oriente Medio, un 5%.

NÚM. 131, ENERO DE 2013 misioneros 35

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interna de la población o agre-sión a otros países, o ser una

amenaza para la estabilidad regio-nal. Un caso relativamente recien-te ilustra cómo saltarse a la toreraesta normativa, sin sufrir conse-cuencias legales, es más fácil de loque parece. En septiembre de 2008el Gobierno de Bulgaria autorizó laexportación a Ruanda de compo-nentes para ametralladoras KPVTde 14,5 mm, utilizadas en bateríasantiaéreas. En aquel mes, 250.000personas habían sido desplazadasen el este de la R. D. del Congo por

el CNDP, un grupo rebelde que re-clutaba a la fuerza a niños en lasescuelas y mataba o torturaba alos que intentaban escapar. Te-niendo en cuenta que el grupo deexpertos de la ONU presentó da-tos que demostraban que Ruandallevaba dos años proporcionandoarmas y municiones al CNDP, y da-do el riesgo considerable de queesas armas pudieran desviarse alCNDP, todos los controles interna-cionales deberían haberse activa-do en este caso. Y es que Bulgariay Francia, como miembros de la

UE, estaban obligados a seguir lalegislación europea de 1998 queprohíbe exportar armas “cuandoexista riesgo manifiesto de que elreceptor pueda utilizar los equi-pos militares cuya exportación sepropone para agredir a otro país”.Amnistía Internacional ha publica-do documentos que demuestranque el 19 de septiembre de 2008el cargamento se trasladó en unvuelo regular comercial de AirFrance de Sofía a París, y cincodías después de París a Nairobi enun vuelo de Kenya Airways, con

I N F O R M E COMERCIO DE ARMAS

36 misioneros NÚM. 131, ENERO DE 2013

Desde 1989, en el mundo ha habido 128conflictos armados, que han causado unpromedio de unas 250.000 muertes anuales.

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destino final Kigali. Los Gobiernosbúlgaro, francés y keniano no hi-cieron nada para impedir un tráfi-co que en aquel momento era cla-ramente irresponsable.

En otros casos, los vacíos legalesde la legislación internacional pue-den resultar de la falta de actuacio-nes judiciales para sancionar a tra-ficantes de armas que tienen comoclientes a “señores de la guerra”.En agosto de 2000, por ejemplo, elcorredor de armas Leonid Mininfue juzgado en Italia por proporcio-nar armas a Liberia, país sometidoa embargo que, aparte de llevar enguerra civil 14 años, suministrabaarmas a la guerrilla sierraleonesadel RUF. La documentación judicialmostró que Minin proporcionó tam-bién el transporte aéreo, de una for-ma bastante curiosa. De Ucrania aBurkina Faso utilizó un avión Anto-nov de una compañía registrada enGibraltar, y de Uagadugú a Monro-via las armas fueron transportadasen un avión privado registrado enlas Islas Caimán. Italia carece deuna legislación sobre el corretaje dearmas, y el tribunal decidió que,puesto que las armas no habían en-trado en territorio italiano, no eracompetente para juzgar el caso, porlo que Minin fue absuelto de loscargos y puesto en libertad.

Una oportunidad única para al-canzar un acuerdo para regular elcomercio internacional de armasfue la Conferencia Diplomática so-bre Comercio de Armas, celebradadel 2 al 27 de julio de 2012 en lasede de la ONU en Nueva York, y enla que participaron más de 170países, con el objetivo de regularesta actividad comercial. Como mu-chos habían previsto, la Conferen-cia concluyó sin un acuerdo, en me-dio de la decepción de numerososdelegados. Estados Unidos tuvo unpapel decisivo en impedir un trata-do final, al decir en una declaraciónde último momento que “necesita-ba más tiempo” para revisar el bre-ve texto del tratado, de apenas on-ce páginas. Muchos criticaron alpresidente Barack Obama por nohaber adoptado una postura máscomprometida y haberse plegado alos poderosos intereses del lobby dela industria armamentística. Mien-tras tanto, la falta de una normati-va internacional clara y contunden-te seguirá siendo una gran ventajapara traficantes, “señores de la gue-rra” y dictadores. Otros, como des-plazados, refugiados, mujeres quesufren violencias sexuales y niñosreclutados por milicias, serán quie-nes paguen las consecuencias.

JOSÉ MANSO ORTIZ

Pecado mortalPecado mortaln la Doctrina Social de laIglesia no faltan los pronun-ciamientos claros contra el

tráfico de armas. Los dos últimospontífices se han hecho eco de ellosen numerosas ocasiones. Una de ellasfue el viaje que Benedicto XVI realizóa Beirut el 14 de septiembre de 2012,en el que habló del tráfico de arma-mento como "un pecado mortal" ydejó claro que "las autoridades públi-cas tienen el derecho y el deber dereglamentar la producción y el co-mercio de armas". También el año pa-sado, en un discurso ante el nuevoembajador de Camerún en la SantaSede, el Papa hizo un llamamiento ala comunidad internacional, y en par-ticular a los Gobiernos africanos, aadoptar las medidas necesarias paraque la venta y el tráfico de armas de-jen de esparcir muerte y miseria: "Ex-horto a todas las personas implicadasen la venta o en el tráfico de armas,con intereses con frecuencia suma-mente lucrativos, a que se preguntencuáles son las consecuencias que en-gendra su comportamiento".La diplomacia del Vaticano se sumó alas voces que el año pasado reclama-

ron un tratado internacional para fre-nar el tráfico de armas. Así lo manifes-tó Benedicto XVI durante su viaje aMéxico: "Es necesario lograr un trata-do internacional sobre comercio de ar-mas ligeras, toda vez que su prolifera-ción ha favorecido la acción criminalde la delincuencia organizada".

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