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Revista trimestral publicada por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura con la colaboración de la Comisión Española de Cooperación con la U N E S C O y del Centre U N E S C O de Catalunya. Vol XLVI, Núm. 4, 1994 Condiciones de abono en contrapórtada interior.

Director: A M Kazancigil Redactor jefe: David Makinson Maquetista: Jacques Carrasco Ilustraciones: Florence Bonjean Realización: Marita Viscarro

( Corresponsales Bangkok: Yogesh Atal Beijing: Li Xuekun Berlín: Oscar Vogel Budapest: György Enyedi Buenos Aires: Elizabeth Jelin Canberra: Geoffroy Caldwell Caracas: Gonzalo Abad-Ortiz Colonia: Alphons Silbermann Dakar: T . Ngakoutou Delhi: André Béteille Estados Unidos de América: Gene M . Lyons Florencia: Francesco Margiotta Broglio Harare: Chen Chimutengwende H o n g Kong : Peter Chen Londres: Chris Caswill México: Pablo González Casanova M o s c ú : Marien Gapotchka Nigeria: Akinsola A k i w o w o Ottawa: Paul L a m y Seúl: Chang Dal-joong Tokyo: Hiroshi Ohta Túnez: A . Bouhdiba

T e m a s de los próximos números Medida y evaluación del desarrollo Cincuenta años de las Naciones Unidas

Ilustraciones: Portada: Atril giratorio. Grabado de Agostino Ramelli, 1588. Los libros estaban colocados sobre planos inclinados de tal manera que bastaba una simple presión manual sobre la rueda para alcanzar el volumen deseado, abierto a nivel de los ojos. . Conservatorio Nacional de las Artes y Oficios de París. A la derecha: El ratón de biblioteca. Cuadro de Carl Spitzweg 1850. D.R.

Revista internacional de ciencias sociales 142

Base de datos de las ciencias s en Europa y su utilización en la investigación

Eric Tanenbaum y Ekkehard M o c h m a n n

David Sanders

Mareia Freed Taylor

Richard Sinnot

Franz Rothenbacher

T o m Bryder

Jostein Ryssevik

Peter Lengyel

Arnaud F. Marks

Introducción

Resúmenes

Integración de la base de datos europea: servicios de infraestructura y necesidad de integración

Consideraciones metodológicas en la investigación comparativa entre países

Consideraciones éticas en la investigación comparada en Europa

Teorías de la integración, e integración de la base de datos europea

Fuentes estadísticas para la investigación social comparada en Europa

Tecnología de la computadorización y la comunicación e integración de la base de datos políticos europea

Laboratorios para la ciencia social comparada

El contexto de las ciencias sociales

El M O S T , primer programa intergubernamental de ciencias sociales

Interacción entre investigación e información en el programa M O S T

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Servicios profesionales y documentales

Calendario de reuniones internacionales 695

Libros recibidos 697

Publicaciones recientes de la U N E S C O 699

Números aparecidos 701

índice de materias y de autores 1994 707

La creación de una base europea de datos sobre estudios sociales comparados

Ekkehard Mochmann y Eric Tanenbaum

Introducción

La creación de una base europea integrada de datos responde a ideas enunciadas por los ini­ciadores de los estudios sociales comparados. En efecto, ya en 1962 Stein Rokkan consideró las posibilidades de los estudios sociales c o m ­parados entre distintos países, sus problemas y la perspectiva de internacionalizar las ciencias sociales. Ithiel de Sola Pool observó que el rápido aumento del número de viajeros inter­nacionales, el mejoramiento de las comunica­ciones, la creación de archivos de datos infor­matizados y la utilización de computadoras ultrarrápidas facilitan «el tipo de empresa con­junta que deben ser los estudios comparados» (de Sola Pool, 1963, pág. 17). En su libro Comparing Nations (1966), Merrit y Rokkan aportaron un resumen de las ideas expuestas en las conferencias de Yale (1963), Colonia (1963) y La Napoule (1962) sobre las maneras de desarrollar y mejorar las condiciones para los estudios comparados (véase además R o k ­kan, 1964, págs. 7 y 16).

Los temas considerados fueron los siguien­tes: - la promoción de la idea de los estudios c o m ­

parados e interculturales - la creación de una base de datos y de infraes­

tructuras para los estudios comparados - la elaboración y difusión de métodos y técni­

cas de investigaciones comparadas -la realización de seminarios de confronta­

ción de datos - el fomento de la utilización de datos proce­

dentes de diferentes fuentes (por ejemplo, las encuestas, los microdatos estadísticos y los datos producidos en el proceso).

Todas estas actividades fueron apoyadas por el Consejo Internacional de Ciencias So­ciales de la U N E S C O y su programa de inter-nacionalización de las ciencias sociales. El programa abarca una gran variedad de técni­cas y metodologías de estudios comparados de diferentes culturas y naciones, incluido el aná­lisis de las estadísticas nacionales globales, los datos referentes a localidades y regiones, los datos históricos y los datos obtenidos median­te encuestas efectuadas en varios países.

Gozaron de consideración prioritaria los proyectos infraestructurales conjuntos en m a ­teria de ciencias sociales: bancos de datos, bi­bliotecas y conjuntos de programas informáti­cos (Szalai, Petrella y otros, 1977, pág. vii). Se hizo hincapié ademas en la necesidad de con­tar con instrumentos de recuperación de la información que permitan identificar los datos pertinentes por tema y obtener una visión glo­bal de las investigaciones en curso, a fin de evitar la duplicación de esfuerzos.

Este programa se concibió en una época en que se reanudaban los estudios sociales y se

' restablecía la cooperación internacional inte­rrumpida por la Segunda Guerra Mundial.

La metodología de los estudios compara­dos y sus condiciones de base fueron defendi­das por un grupo de pioneros que adoptó la perspectiva programática de internacionalizar los estudios sociales en un m u n d o de Estados nación.

La situación se ha modificado en forma radical. La integración de la base de datos europea ha llegado a ser indispensable en vir­tud de la propia integración de Europa, que gracias a la integración política y económica, se ha convertido en tema dominante de los

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Cliente de supermercado en California. El comportamiento de los consumidores de diferentes países no siempre es el m i s m o . Georg Gerstcr/Rapho.

medios de comunicación de masas y de las investigaciones de ciencias sociales.

C o m o resultado de la integración europea, se ha pasado de las comparaciones intereuro­peas a las intraeuropeas. D e todos modos , los especialistas de Europa pueden aprovechar los resultados de los estudios comparados «clási­cos», con los que se han alcanzado casi todos los objetivos fijados hace 30 años: en casi to­dos los países de Europa occidental se han creado (o se están creando) archivos de datos informatizados sobre ciencias sociales. Debe­m o s ahora extender la red a España, Grecia y Portugal, así c o m o a los países de Europa oriental. Desde fines de los años sesenta se vienen dictando con frecuencia seminarios in­ternacionales de capacitación en los que parti­cipan activamente numerosos especialistas de Europa y otras regiones. Se han elaborado m é ­todos e instrumentos para los estudios compa­rados. La base de las investigaciones profesio­nales se ha ampliado en forma considerable gracias a la creciente coordinación europea en el ámbito comercial. Se dispone de numerosos

medios de telecomunicación, redes informáti­cas y programas informáticos de análisis per­feccionados.

Los estudios sociales se refieren aún en su mayoría a temas locales, pero cabe mencionar algunos estudios internacionales destacados: el Programa Internacional de Encuestas en Cien­cias Sociales (SSP), los Eurobarómetros, los Estudios de Valores, la Acción Política, los Empleos del Tiempo y la Cultura Cívica.

Habiendo recordado los antecedentes his­tóricos, evaluemos a continuación las condi­ciones de funcionamiento actuales de la inves­tigación en ciencias sociales. Podemos decir que en la década de 1990 la integración de la base de datos europea sigue siendo el objetivo principal. En este libro consideramos la situa­ción en Europa, pero deseamos subrayar que, al mismo tiempo que la regionalización, tiene lugar una mundialización que obliga a adoptar una perspectiva transeuropea. En este sentido Europa puede servir de modelo para las acti­vidades que deberán realizarse en todo el m u n d o .

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En los archivos europeos existen datos de encuestas, datos microestadísticos, datos glo­bales, datos regionales y datos textuales relati­vos al período transcurrido desde 1944. En algunos archivos se conservan también datos históricos acumulados en los siglos anteriores. En esos datos se reflejan casi todos los aspec­tos de la vida social. Cada archivo ha estable­cido un catálogo donde se describen los temas comprendidos en sus fondos. A juzgar por es­tos documentos, podemos decir que las cien­cias sociales cuentan con una gran riqueza de datos.

Pero no dejan de plantearse dificultades de análisis cuando se intenta utilizar esta riqueza: aún dentro del mismo país, no resulta fácil comparar datos recogidos en momentos dife­rentes. En uno de los ámbitos mejor desarro­llados, el de la «investigación electoral», algu­nos archivos europeos han preparado guías de continuidad de los respectivos estudios nacio­nales en materia de redacción de las preguntas y categorías de respuesta. La identidad del 100 % que suelen requerir los estudios de re­producción sólo se puede obtener en forma excepcional. Inclusive es difícil encontrar indi­cadores funcionalmente equivalentes para to­dos los aspectos de la vida social. Podría lo­grarse una mejor base para las investigaciones futuras si se pudiera determinar, por medio del ensayo y la validación de indicadores, las maneras de redactar las preguntas que tengan una equivalencia funcional en calidad de indi­cadores en el análisis de los datos. Hasta aho­ra, a pesar de las conocidas propuestas de Paul Lazarsfeld, m u y poco es lo que se ha avanzado en el ámbito de la validación de indicadores. En los archivos existen materias primas sobre las que se podría ensayar, en forma experi­mental, el valor de medición de los datos. Pero estos ensayos deben ser complementados m e ­diante el estudio de datos nuevos bien prepa­rados, que deberían basarse, en forma ideal, en los resultados de investigaciones sobre la validación de indicadores.

Habiendo desaparecido la cortina de hie­rro, mucho de lo logrado en Europa occidental debe ser promovido en Europa oriental. Algu­nas colectividades científicas pueden desarro­llarse sobre la base de antiguas tradiciones de investigación; otras deberían surgir de la nada. Sobre todo, es necesario y urgente crear las infraestructuras básicas que hacen falta para

que esos países puedan regir la transición de sus sociedades hacia la democracia parlamen­taria. Afortundamente, podrán aprovechar la experiencia adquirida durante m á s de 30 años por la comunidad internacional de ciencias sociales. D e manera análoga, la sociología in­ternacional puede beneficiarse de experiencias realizadas en momentos en que la investiga­ción comparada, aunque sometida a un con­trol político estricto, logró sentar los cimientos de una base de datos que ahora suministra pruebas empíricas de la transición al postso­cialismo (Kiuzadjan y otros, 1988).

Desde hace años, los especialistas en esta­dística y ciencias sociales en todo el m u n d o estudian los problemas metodológicos y de or­ganización pertinentes. La Sociedad Europea de Sondeos de Opinión y Estudios de Mercado ( E S O M A R ) ha establecido una demografía normalizada que sus miembros utilizarán en todo el continente (Jung, 1993). En Alemania, la Asociación de Institutos de Investigación de Mercado ( A D M ) , la Asociación de Institutos de Ciencias Sociales (ASI) y la Oficina Federal de Estadísticas han establecido una norma m í ­nima de variables de antecedentes demográfi­cos que ha de facilitar las comparaciones de encuestas efectuadas por las oficinas estadísti­cas, el sector universitario y el sector comer­cial (ASI N e w s , 1992; Ehling y otros, 1992). C o n todo, m u c h o es lo que falta para lograr una base de datos armonizada e integrada.

Las generalizaciones tan frecuentemente citadas de que, en materia de diseño de inves­tigaciones, «todo requiere m á s tiempo» y «todo cuesta más» (Verba, 1977) se aplican a la creación de las bases de datos necesarias para los análisis comparados. Los actuales ser­vicios de datos sobre ciencias sociales no tie­nen los recursos suficientes para efectuar las investigaciones básicas destinadas a reunir da­tos diversos. D e manera análoga, no son m u ­chos los productores de datos primarios capa­ces de orientar sus esfuerzos al logro de la comparabilidad. A m b o s sectores necesitan contar con mayores recursos para lograr esos fines. Sólo así podremos estudiar las barreras naturales que se oponen a la integración y la armonización, barreras que provienen de la di­versidad inherente a la propia realidad social.

Traducido del inglés

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Bibliografia

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V E R B A , S. 1977. «The cross-national program in political and social change: A history and some comments». En A . Szalai R , Petrella y otros, Cross-national Comparative Research. Theory and Practice. Oxford, Nueva York, Toronto, Sydney, Paris, Francfort: Pergamon Press, 169-199.

Resúmenes

Integración de la base de datos europea: servicios de infraestructura y necesidad de integración

Eric Tanenbaum y Ekkehard M o c h m a n n

Este artículo trata de las tareas necesarias para constituir una base integrada europea de datos socioeconómicos. Comienza exponiendo la historia de los servicios informáticos de datos de alcance nacional y muestra que muchos de los adelantos técnicos que han servido para la investigación nacional pueden adaptarse a la investigación comparada. Tras señalar que gran parte del trabajo debe su impulso a que los archivos nacionales de datos han tenido que responder a las demandas de sus respecti­vos investigadores, el artículo sostiene que ha llegado el m o m e n t o de atender a las necesida­des de investigadores interesados en los estu­dios a nivel de varios países.

Consideraciones metodológicas en la investigación comparativa entre países

David Sanders

En este trabajo se examinan las dos lógicas principales («evaluación de la teoría» y «cono­cimiento sustantivo») en que se basa la inves­tigación comparativa entre países. Se descri­ben los supuestos básicos de las comparacio­nes a nivel individual y global y se examinan los problemas de medición típicos de los análi­

sis comparativos entre países. Se sostiene que, aún cuando el objetivo primordial del investi­gador sea «la evaluación de teorías», un análi­sis comparativo resulta tanto m á s productivo cuanto que se afirma sólidamente en un cono­cimiento a fondo de las sutilezas y complejida- ' des que caracterizan los distintos sistemas po­líticos que se comparan.

Consideraciones éticas en la investigación comparada en Europa

Mareia Freed Taylor

E n el presente artículo se destacan algunos de los dilemas éticos en que se encuentra la inves­tigación social comparada en Europa y se pasa revista a algunos de los procedimientos nacio­nales e internacionales destinados a resolver­los. Figura también un informe preliminar so­bre una encuesta comenzada por el autor en 1993, y aún en curso, de entidades que finan­cian investigaciones, de centros e institutos de investigación, de instituciones y de investiga­dores independientes a fin de evaluar la medi­da en que los investigadores profesionales han reconocido esos dilemas éticos y aceptado la necesidad de mantener normas éticas, así c o m o de determinar qué medidas se aplican actualmente o se prevé aplicar a fin de ayudar a los investigadores en esa tarea. E n la última sección se indican elementos que pueden ayu­dar en el futuro a los electos de la investiga­ción comparada y entre países.

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566 Resúmenes

Teorías de la integración, e integración de la base de datos europea

Richard Sinnott

L a finalidad de este artículo es examinar los imperativos referentes a la integración de la base de datos europea, que se derivan de las teorías de la integración política. M á s concre­tamente, se trata de determinar lo que podría aprenderse sobre el proceso de integración eu­ropea si se dispusiera de una base de datos de la opinión pública plenamente integrada, y lo que, según el programa de investigaciones so­bre integración europea, debe tenerse en cuen­ta al diseñar la base integrada de datos. El artículo empieza con una revisión de la teoría acerca de la nación-Estado y su papel en la integración y la internacionalización del go­bierno. A continuación se examina el papel de la opinión pública en las teorías de la integra­ción. Al considerar estos dos temas, el artículo recalca la importancia del neofuncionalismo revisionista de finales de los años sesenta, de las teorías de la persistencia de la nación-Estado, las teorías del nacionalismo y la desin­tegración y la reciente teoría de las relaciones internacionales. Acto seguido se aplican las lecciones generales extraídas de esas conside­raciones a tres áreas específicas: la integración y el programa político, la integración y la de­mocracia y la integración y la identidad políti­ca. El artículo llega a la conclusión de que la integración de la base de datos europea contri­buiría de m o d o considerable al propio proceso de integración europea.

Fuentes estadísticas para la investigación social comparada en Europa

Franz Rothenbacher

El presente artículo contiene una enumeración general de las principales fuentes estadísticas nacionales e internacionales, c o m o base para la investigación social comparada en Europa. Se indican las fuentes estadísticas disponibles, c o m o los censos de población, los microcensos y los distintos tipos de encuesta de muestreo por hogares (por ejemplo, la encuesta sobre la

fuerza de trabajo, la encuesta sobre el presu­puesto del hogar), en los países de Europa occidental y oriental. Asimismo, se proporcio­na información sobre los datos armonizados existentes, procedentes de organizaciones su­pranationales e internacionales c o m o la Unión Europea o el Consejo Nórdico. Se hace una clasificación de las encuestas y los datos sociales derivados de los informes sociales a nivel nacional. E n el último capítulo se exami­nan diversos problemas del acceso a las en­cuestas estadísticas, especialmente de la Unión Europea, y nuevas formas de acceso a los microdatos nacionales.

Tecnología de la computadorización y la comunicación e integración de la base de datos políticos europea T o m Bryder

El considerable avance de las nuevas tecnolo­gías de la información en el decenio de 1980 surte a la vez grandes efectos sobre los especia­listas en ciencias políticas empíricas y los espe­cialistas en archivo de datos. Las nuevas tec­nologías incluyen programas de computación que pueden absorber grandes volúmenes de datos estadísticos, computadoras personales m á s eficientes, redes internacionales de inves­tigación que utilizan protocolos normalizados de traspaso de archivos y mayores posibilida­des de comunicar datos y resultados de inves­tigaciones a través de las fronteras nacionales por conducto del control remoto y el correo electrónico. Las posibilidades de integrar datos y resulta­dos de investigaciones entre distintos países entrañan a la vez oportunidades y problemas para los investigadores y quienes se dedican al archivo de datos.. Al aumentar el intercambio de datos probable­mente han de surgir dificultades en los ámbi­tos de la vigilancia y la supervisión. Existe también un peligro de hipertrofia, un avance tan rápido que deje de ser posible mantenerse a la par de las innovaciones. El resultado pue­de ser la apraxia, la incapacidad para coordi­nar la información necesaria a fin de que la investigación comparada sea adecuada. El pro-

Resúmenes 567

blema de la sobrecarga de datos se puede sub­sanar técnicamente en principio mediante dis­positivos que impartan directrices para el contenido de las estructuras de otras bases de datos y la supervisión del contenido del ar­chivo. E n razón de cuestiones de seguridad, de los derechos de propiedad intelectual de los inves­tigadores principales y de la administración práctica de datos procedentes de distintos ar­chivos y.bases de datos se necesita una fórmu­la normalizada para la distribución. También hay que contar con expertos en archivos de datos a fin de proporcionar servicios de in­fraestructura, si bien la cuestión de la comer­cialización de los servicios de datos académi­cos es demasiado compleja para que haya soluciones fáciles.

Laboratorios para la ciencia social comparada

Jostein Ryssevik

Los recientes avances tecnológicos van a pro­vocar una revolución en nuestras escuelas y universidades. La información moderna per­mite ofrecer a los estudiantes de tecnología, incluso m u y jóvenes, acceso a instrumentos y recursos de datos que hasta hace poco era privilegio exclusivo de una minoría de titula­dos universitarios. El presente artículo exami­na el concepto de «laboratorios de ciencias sociales», un entorno de enseñanza en el cual los estudiantes pueden actuar c o m o especialis­tas en ciencias sociales, con material concreto de investigación. Se presentan varios proyec­tos en curso, así c o m o planes de proyectos futuros. Entre ellos figuran la descripción de cuatro «laboratorios» basados en datos c o m ­parados para Europa.

El M O S T , primer programa intergubernamental de ciencias sociales

Peter Lengyel

El presente artículo distingue tres fases en la internacionalización de las ciencias sociales desde los años 1860, señala el carácter regresi­vo de la segunda, enumera los principales-ele­

mentos en la fase actual, examina las caracte­rísticas y ventajas de los programas intergu­bernamentales, y explica las razones de la creación del programa de Gestión de las Transformaciones Sociales ( M O S T ) . Se estu­dian los tres temas principales de investiga­ción de este programa, así c o m o su estructura, financiación y perspectivas.

Interacción entre investigación e información en el programa M O S T

Arnaud F. Marks

Los investigadores necesitan información es­pecífica para llevar a cabo su labor. Las necesi­dades en materia de información varían según las distintas fases de la investigación: prepara­ción, concepción, trabajo sobre el terreno e in­forme. La información en materia de ciencias sociales se está convirtiendo cada vez m á s en un ins­trumento decisivo de la formulación de políti­cas. El suministro activo de información está sustituyendo a su acopio y. almacenamiento pasivo; se está pasando de la gestión de datos almacenados a la gestión de su circulación. El valor cada vez m á s estratégico de la informa­ción lleva a la aparición de la gestión estratégi­ca de la misma . La gestión estratégica de la información se refiere a la creación de capacidades en materia de investigación y determinación de políticas. Se han examinado seis aspectos esenciales: la explotación de las bases de datos existentes, la creación de bases de datos, el establecimiento de redes nacionales y regionales, el desarrollo de las infraestructuras técnicas, la solución del problema del plurilingüismo en la información y la comunicación, y la capacitación de espe­cialistas de la información e investigadores. Puede verse en las prioridades y los temas de investigación de M O S T focos de una gestión estratégica de la información. M O S T es un programa de la U N E S C O , recientemente crea­do, de investigaciones internacionales en cien­cias sociales sobre los problemas étnicos y la sociedad multicultural, las ciudades c o m o es­cenarios de una transformación social acelera­da y las consecuencias en el plano'local de las transformaciones ambientales, tecnológicas y económicas en el plano mundial.

Integración de la base de datos europea: servicios de infraestructura y necesidad de integración

Eric Tanenbaum y Ekkehard Mochmann

Generalidades

H a y una gran abundancia de datos en Europa. La mayoría de los países europeos tienen un sistema establecido de institutos de demosco-pia y estudios de mercado, oficinas estadísti­cas, institutos académicos de investigación so­cial y, en cierta medida, una infraestructura de servicios de datos en ciencias sociales. A d e ­más , la administración pública aporta cantida­des enormes de informa­ción a su base de datos.

A pesar de esta riqueza de datos, es m u y escasa la investigación comparada en Europa. La mayor parte de los datos se acopian en res­puesta a prioridades nacio­nales y tienden, por lo tan­to, a reflejar perspectivas nacionales. La base de da­tos europea, en conjunto, no está bien integrada: la coordinación de la investi­gación a gran escala es insuficiente, los instrumen­tos de medición y la representación de datos no son comparables, las normas de acceso a los datos y de protección de éstos son diferen­tes y ni siquiera es fácil obtener información sobre la disponibilidad de datos comparados.

En caso de que el panorama que presenta­m o s parezca demasiado sombrío, quisiéramos de entrada formular dos observaciones. - E n primer lugar, el problema no es reciente.

Estas mismas preocupaciones acompañaron el nacimiento de la investigación cuantitati­va asistida por computadora a finales de los

Eric Tanenbaum es director adjunto del British Economic and Social Research Council's Data Archive de la Universi­dad de Essex, y profesor en la facultad de ciencias políticas (Wivenhoe Park, Colchester C 0 4 3 5 Q , Reino Unido). Es director de la Essex S u m m e r School in Social Research Methods. Ekkehard M o c h m a n n es presidente del Consejo de Archivos Europeos de D a ­tos sobre Ciencias Sociales ( C E S S D A ) , director ejecutivo del Archivo Central de Investigación Social Empírica (ZA) de la Universidad de Colonia (Bache-mer Strasse 40, D-5000, Colonia, Ale­mania) y miembro de la junta directiva de los Institutos Alemanes de Infraes­tructura en Ciencias Sociales (GESIS).

años cincuenta. C o m o demostraremos m á s adelante, muchos de los programas en curso tratan cuestiones planteadas hace treinta años. Sin embargo, esos programas suelen ser nacionales. A riesgo de converger con la no siempre bien vista escuela «funcionalis-ta», sostendremos que muchos de los adelan­tos nacionales se prestan a una generaliza­ción multinacional. U n a evolución «de aba­jo hacia arriba» debería permitir un mejor

aprovechamiento de los re­cursos. En segundo lugar, cabe se­ñalar también que varias de las actuales iniciativas «de arriba hacia abajo» ha­cen hincapié en una pers­pectiva europea. Se trata de programas en curso de acopio de datos c o m o los EUROBAROMETROS y el Programa Internacional de Estudios Sociales; ini­ciativas c o m o el Proyecto Eurocom de archivos de datos informatizados que

intenta integrar determinadas partes de la base de datos europea; proyectos europeos de análi­sis secundarios c o m o Ideologías de Gobierno (Beliefs in Government - B I G ) de la Funda­ción Europea para la Ciencia (ESF), y las reco­mendaciones de armonizar los protocolos de protección de datos en toda Europa.

El artículo comienza con una reseña histó­rica sobre la evolución de los principales servi­cios de datos en ciencias sociales. Recordamos los problemas planteados a finales de los años cincuenta e indicamos qué respuesta se les dio.

570 Eric Tanenbaum y Ekkehard Mochmann

N o s centramos en particular en los archivos nacionales de datos en ciencias sociales. Crea­dos al inicio de la informatización de las cien­cias sociales, los archivos de datos informati­zados reflejan las utilizaciones sucesivas de la información cuantitativa por parte de los cien­tíficos sociales. Así, en su forma actual, los archivos conservan la huella de muchas expe­riencias de adaptación.

Proseguimos mostrando c ó m o las lecciones aprendidas de la resolución de los archivos en función de los cambios en el m u n d o de la información pueden servir de orientación para crear fuentes de datos a través de toda Europa durante los próximos treinta años. El artículo termina proponiendo varias generalizaciones de las prácticas actuales que serán provechosas para la investigación comparada en Europa. Antes de seguir adelante, empero, cabe desta­car tres aspectos determinantes de la experien­cia colectiva de los archivos que se deberán tener presentes para las futuras etapas evolu­tivas.

E n primer lugar, hecho poco habitual en ciencias sociales, los archivos de datos infor­matizados sobre ciencias sociales fueron im­pulsados por los progresos informáticos. Cada nuevo adelanto fue precedido por la afirma­ción de que resolvería problemas existentes. En realidad, se vaticinaba que el adelanto si­guiente suprimiría obstáculos a la investiga­ción científica. Los archivistas, c o m o tantos otros, descubrieron que el hecho de disponer de un mayor poder planteaba problemas tan complejos que las antiguas dificultades pare­cían triviales.

E n segundo lugar, aunque existían los ins­trumentos producidos por los últimos adelan­tos de la tecnología de la información, la m a ­yoría de los investigadores no tenían acceso a ellos.

Los archivos trabajaban con colectivida­des científicas de desarrollo dispar: tenían que satisfacer las necesidades de los inves­tigadores m á s avanzados tecnológicamente sin olvidar a los que habían quedado reza­gados.

Por último, c o m o suele suceder con las innovaciones, no siempre resultó evidente que los archivos sobrevivirían. El hecho de que ahora prosperen y se preparen a actuar en la nueva Europa es mérito de quienes supieron adoptar una actitud positiva en su m o m e n t o .

Los orígenes de las colecciones europeas de datos comparados

Desde el principio, los archivos de datos infor­matizados se propusieron aportar a la investi­gación social datos cuantitativos utilizables, aunque no se supiera cuál era la mejor estrate­gia para conseguirlo. Lo interesante, c o m o muestra el análisis siguiente, es que los proble­m a s clave que motivaron a los primeros defen­sores de los servicios de datos centralizados se siguen planteando hoy día.

En 1955, Stein Rokkan estudió las «... posi­bilidades y los problemas del análisis secunda­rio de datos a partir de... encuestas por mues-treo organizadas en forma independiente». En aquel entonces, pocos investigadores sociales se percataban del potencial que representaban las grandes cantidades de datos de que hubie­ran podido disponer1. Los inventarios de datos escaseaban. A d e m á s , aun si los catálogos hu­biesen existido, no había mecanismos para ob­tener el material (por ejemplo, las cajas de tarjetas perforadas) de las diferentes organiza­ciones que lo producían. E n un informe sobre su estudio, Rokkan llegaba a la conclusión de que «esas dificultades son por supuesto parti­cularmente desalentadoras en el caso de los análisis plurinacionales comparados».

El objetivo de Rokkan era resolver esos problemas. Solicitó el asesoramiento y el apo­yo- de los principales representantes de las ciencias sociales cuantitativas europeas. Así, por ejemplo, en un cuestionario distribuido a los encuestadores asociados con W A P O R , E S O M A R , IPSA e ISA, Rokkan preguntó cuál sería la viabilidad de un archivo internacional o regional que conciliara los intereses de los productores y los usuarios de datos. Entre los intereses comunes se mencionaban «... los pro­blemas de normalización y de interpretación de datos...».

El tema de los datos comparados volvió a tratarse en un documento presentado en una reunión, de E S O M A R celebrada en 1956 en Biarritz. Rokkan declaró ulteriormente que se había manifestado una disposición favorable a un archivo regional europeo cuya creación se basaría en una serie de «estudios piloto» cen­trados en problemas de análisis comparado secundario. Tales estudios a) tratarían la «si­tuación de Europa occidental», b) se referirían a la comparabilidad de las distintas fuentes de

Integración de la base de datos europea: servicios de infraestructura y necesidad de integración 571

datos en varios países, en particular en rela­ción con diferentes «... contextos históricos, culturales y lingüísticos...», c) explorarían las consecuencias de los distintos diseños de muestras, d) determinarían las repercusiones de los distintos criterios aplicados en los cues­tionarios, y e) evaluarían la calidad de las esti­maciones con respecto a las fuentes estadísti­cas oficiales.

Rokkan propuso además que el archivo (¿o los archivos?) controlara la calidad de los da­tos que difundiera. Los archivos se encarga­rían de cerciorarse de que en los estudios se utilizaran, c o m o mínimo, parámetros equiva­lentes para las variables demográficas. Po­drían asimismo encargar el acopio de datos para colmar posibles lagunas en el material comparado de sus respectivas colecciones.

Si bien los productores de datos parecieron aceptar la idea de un archivo supranacional, los (potenciales) usuarios académicos reaccio­naron de m o d o diverso, quizás porque en las ciencias sociales de Europa occidental no exis­tía una tradición cuantitativa. Sin ir m á s lejos, en esa época los investigadores en ciencias políticas que habían trabajado con datos de encuesta no llegaban a una docena. Hicieron falta varios proyectos «de demostración» de la utilidad de los análisis secundarios para disi­par las reservas metodológicas y de fondo de los teóricos de las ciencias sociales con respec­to a la utilización de dicho material.

Entre los proyectos que debían emprender­se «se convino en una serie de análisis piloto, principalmente sobre los problemas metodoló­gicos de muestreo y las inferencias estadísti­cas, la comparabilidad de los marcos de mues ­treo, los procedimiento de estratificación y de

selección definitiva, las relaciones entre las distribuciones de muestras y los distintos pa­rámetros demográficos establecidos en forma independiente».

Se recordará que esta lista coincide con las propuestas formuladas en la conferencia de E S O M A R . A d e m á s de estos temas, se propu­sieron los siguientes para un estudio compara­do sistemático: características básicas (por ejemplo, ocupación, actividad económica, condición económica); matrimonio, parentes­co y estructura familiar; comportamiento del consumidor; tiempo libre y empleos del tiem­po; conductas y actitudes religiosas; conducta y actitudes políticas, y utilización y efectos de los medios de comunicación.

Rokkan parece haberse inclinado por un archivo supranacional, tal vez al servicio de usuarios de Europa occidental. Sin embargo, el movimiento archivístico siguió una evolución diferente y se concentró en el establecimiento de infraestructuras nacionales.

Al describir la evolución inicial en Alema­nia, por ejemplo, Scheuch y Brüning (1964) sostuvieron que la utilización sería m á s bien intracultural que intercultural. Al planificar el archivo central en Colonia esperaron que sus datos sirvieran para efectuar análisis intercul­turales, pero consideraron que la manera m á s eficaz de conseguirlo era constituyendo gran­des colecciones nacionales que luego podrían integrarse en «... un sistema de cooperación entre archivos organizado por áreas lingüísti­cas o países». Esto fue lo que sucedió en reali­dad. Los archivos de datos informatizados se concentraron en conjuntos de datos nacionales y empezaron a crear colecciones especiales para la investigación comparada intercultural

C U A D R O A . Consejo de archivos europeos de datos sobre ciencias sociales

Alemania Austria

Bélgica Dinamarca Francia Hungría Italia Noruega Países Bajos Suécia Suiza

Zentralarchiv für empirische Sozialforschung (ZA) Wiener Institut für sozialwissenschaftliche Dokumentation und Methodik ( W I S D O M ) Archivos belgas de ciencias sociales (BASS) Archivos de datos informatizados daneses ( D D A ) Centre Informatique de Données Socio-Politiques ( B D S P / C . E . R . A . T . ) Sociedad informática de investigación social ( T A R K J ) Archivio Dati e Programmi per le Science Sociali (ADPSS) Servicios noruegos de datos sobre ciencias sociales ( N S D ) Archivos Steinmetz (STAR) Servicio sueco de datos sobre ciencias sociales (SSD) Schweizerischer Informations- und Daternarchivdicnst für die Sozialwissenschaften (SIDOS)

572 Eric Tanenbaum y Ekkehard Mochmann

Fichero rotativo, Estados Unidos 1944. U n acceso a la información que recuerda el atril giratorio del siglo dieciséis que aparece en nuestra portada, R.R.

(por ejemplo, los cinco estudios nacionales de «culturas cívicas» de Almond y Verba, la en­cuesta del Reader's Digest sobre Europa, la encuesta sobre el empleo del tiempo efectuada por Szalai y otros autores).

E n la actualidad, muchos países europeos cuentan con archivos de datos informatizados sobre ciencias sociales. En el Cuadro A figuran los miembros actuales del Consejo de Archi­vos Europeos de Datos sobre Ciencias Socia­les, así c o m o los que aspiran a serlo. Todos están asociados a establecimientos de enseñan­za superior y muchos están financiados por sus respectivos consejos nacionales de investi­gación en ciencias sociales. Por consiguiente, sus clientes son por lo general investigadores y profesores que trabajan en el sector aca­démico.

Problemas y soluciones comunes: las experiencias nacionales

La principal preocupación de los primeros ar­chiveros era que la utilización de los datos

fuese lo m á s amplia posible. Advirtieron que la creación de un banco de datos no se reducía a ingresar datos en un entorno seguro de don­de se los podría recuperar. En realidad, a ries­go de abusar de la metáfora bancaria, se perca­taron de que los investigadores necesitaban a la vez una cuenta corriente de cheques y una cuenta de ahorros a largo plazo que devengara intereses. La primera servía para aplicaciones inmediatas mientras que la segunda iba co­brando importancia con el tiempo. En este caso, empero, la ganancia no era monetaria sino que consistía en la experiencia acumulada con las fuentes de datos.

Para determinados proyectos a corto plazo, cada base de datos era un conjunto integral. Al recibir la documentación adecuada, un inves­tigador podía suponer que los datos poseían una coherencia interna. Esta suposición, a su vez, le permitía profundizar en la sustancia del conjunto de datos. Las investigaciones a fondo con conjuntos de datos individuales permitie­ron acumular conocimientos" sobre los pará­metros del conjunto (esto es, sus puntos fuer-

Integración de la base de datos europea: servicios de infraestructura y necesidad de integración 573

tes y débiles, sus dificultades analíticas poten­ciales). Al reintroducir esos nuevos conoci­mientos al archivo de donde procedían los datos, se alimentaba el fondo de metadatos sobre esa fuente particular. Los archivos ela­boraron sistemas para registrar esas informa­ciones aportadas por los investigadores y las transmitieron a su vez a los usuarios ulteriores del fichero.

Sin embargo, conforme se iban acumulan­do los datos en los archivos nacionales, los investigadores empezaron a considerar la posi­bilidad de utilizar en sus estudios varios con­juntos de datos2. Entonces, aun cuando estu­viesen trabajando dentro de un solo contexto nacional, corrían el riesgo de enfrentarse a los problemas que Rokkan y otros autores temían que afectaran a los investigadores a nivel de varios países. Por ejemplo, un analista que consultase varios conjuntos de datos podría encontrarse con a) indicadores «casi iguales» (por ejemplo, clase social), b) referencias espa­ciales variadas (Openshaw, 1987), c) diseños de muestras diferentes, d) diseños de cuestio­narios diferentes, e) diferencias lingüísticas en las preguntas, f). diversos procedimientos de trabajo sobre el terreno y g) marcos de codifi­cación incompatibles. A todo ello, se debe aña­dir la categoría general de «calidad de los da­tos»3. Esta serie de problemas - y no son los únicos- ilustran las dificultades de los archi­vos de datos informatizados para presentar material fiable a los investigadores.

Los archivos están en condiciones ideales de acopiar, almacenar y comunicar los meta-datos que tratan de esos aspectos de los fiche­ros de datos que difunden. Esta «información sobre la información» suele ser descubierta por los investigadores al tratar de utilizar los datos. Los investigadores secundarios infor­m a n al archivo fuente de los problemas y solu­ciones; en realidad, esta retroinformación sue­le ser una condición obligatoria para la c o m u ­nicación de los datos. Al convertirse en parte de la base de información, los metadatos enri­quecen el fondo de datos del archivo.

Además , los conocimientos adquiridos so­bre esos datos individuales se preservan y per­manecen a disposición de ulteriores investiga­dores, que podrán ser especialistas en un solo país o bien - c o m o esperamos- cada vez con mayor frecuencia, profesionales dedicados a la investigación comparada. Es m u y posible que

estén alejados de algunas de sus fuentes de datos, datos que podrían ser incomprensibles sin los conocimientos adicionales aportados por investigadores anteriores. E n resumen, si bien los archivos europeos evolucionaron en el ámbito nacional, su labor los preparó para facilitar investigación transversal en varios países. Otro hecho igualmente importante es que, c o m o a lo largo de los dos últimos dece­nios, los archivos nacionales de datos han de­sarrollado una actitud de cooperación en á m ­bitos de interés c o m ú n , pueden propiciar la creación de una infraestructura paneuropea de servicios de datos.

La colaboración archivística intraeuropea: el decenio pasado

Si bien todos los archivos de datos informati­zados participan en las tareas antes expuestas, su labor cotidiana hace hincapié en diferentes facetas. Esto se debe en parte a que las priori­dades nacionales difieren entre sí, pero refleja cada vez m á s una insuficiencia de los recursos necesarios para ocuparse de todo y hacerlo bien. Así pues, cuando es posible los archivos comparten algunas tareas iterativas. Varios ejemplos de esta colaboración ilustran su al­cance potencial.

1. El archivo central de Colonia, en coope­ración con el I C P S R , A n n Arbor, ha empren­dido la validación y redocumentación de la colección actual de E U R O B A R O M E T R O en nombre de los otros archivos europeos. Sirve también de archivo para el Comité Internacio­nal para la investigación sobre las elecciones y la democracia representativa ( I C O R E ) y el Programa Internacional de Estudios Sociales (ISSP) (Scheuch, 1990).

2. El archivo Steinmetz en Amsterdam está evaluando los diversos protocolos de los gráficos en m o d o de puntos. Ello permitirá que los archivos intercambien imágenes nu-merizadas.

3. El archivo de datos de Colchester está investigando nuevas formas de documenta­ción en m o d o interactivo. El objetivo es esta­blecer un método europeo que facilite el inter­cambio de datos.

4. El Norsk Samfunnsvitenskafelig Datat-jeneste de Bergen ha dedicado muchos esfuer­zos a producir el NSDStat, un conjunto de

574 Eric Tanenbaum y Ekkehard Mochmann

programas de análisis estadístico destinado a las escuelas y centros de enseñanza superior. Varios archivos europeos han apoyado esos esfuerzos y van a adoptar el producto.

5. El archivo de datos informatizados de Dinamarca promovió la normalización del plan de descripción de estudio elaborado origi­nalmente por el archivo Steinmetz y el archivo central (Klingemann, 1966). La Descripción de Estudio Normalizada (SSD) es utilizada por la mayoría de los archivos para catalogar sus ficheros de datos informatizados. Esta nor­m a facilita la creación en Europa de inventa­rios de datos integrados. H a influido también en las prácticas de documentación de datos de varias oficinas estadísticas.

6. El servicio de datos sobre ciencias socia­les de Suécia (SSD) ha elaborado un servicio «Gophen> que da acceso a descripciones de estudio y a documentación sobre variables.

Cabe señalar asimismo que los archivos europeos comparten recursos de capacitación. Hace algunos años, el Consejo de Archivos Europeos de Datos sobre Ciencias Sociales ( C E S S D A ) inició un programa de seminarios de expertos. Esas reuniones, organizadas por los archivos miembros por rotación, se centran en los conocimientos técnicos particulares del archivo anfitrión, lo cual permite inculcar un planteamiento c o m ú n de los problemas comu­nes. Por otra parte, el personal de los distintos archivos empieza a sentir que forma parte de un todo más amplio.

Por último, los archivos europeos, bajo los auspicios del C E S S D A , utilizan un protocolo de intercambio de datos. Este protocolo, que figura en el Anexo A , entró en vigor hace más de diez años, y todo nuevo archivo nacional que quiera ser miembro del C E S S D A debe plegarse a las condiciones establecidas.

La ventaja del Protocolo de Intercambio de Datos del C E S S D A es que facilita los inter­cambios bilaterales. Además , como el protoco­lo se acordó entre varios países, un investiga­dor sabe de inmediato si los datos extranjeros pertinentes están disponibles y cuáles son las condiciones para su uso. El Protocolo significó varias otras ventajas dignas de mención.

El archivo nacional, consciente de que to­dos sus datos podían interesar a usuarios ex­tranjeros, podía dar a conocer a los nuevos depositantes la posibilidad de intercambiar datos. C o m o el Protocolo funcionaba a través

de los archivos nacionales, cada archivo podía garantizar a sus depositantes locales la protec­ción de sus datos en otros países.

Se simplificó también la transferencia m a ­terial de datos. El principal medio de inter­cambio de datos eran las cintas magnéticas para computadoras, que no utilizan un forma­to normalizado universal. Por consiguiente, cada archivo tiene una serie de programas in­formáticos con los que responde a-las necesi­dades de sus clientes locales. Ahora bien, cada país tiene una gama distinta de computadoras. Al establecer intercambios entre archivos el Protocolo facilitaba las conversiones de fi­cheros.

Había que tener en cuenta también el costo de los datos. Aunque la mayoría de los archi­vos no cobran por comunicar los datos, practi­can distintas políticas para resarcirse de los gastos de manipulación. Algunos cobran, otros no. En el caso del intercambio de datos, empe­ro, se convino de un m o d o general en que prevalecería un «mercado entre archivos» en que los costos se compensarían por intercam­bios futuros. Se estimó que a largo plazo todos los archivos participantes en el intercambio equilibrarían sus cuentas.

Si bien el intercambio de datos se centra en los propios datos, gran parte del proceso entra­ña el intercambio de información sobre a) la disponibilidad de los datos y b) sobre su utili­zación. El Protocolo resultó útil también en este caso.

C o m o se indicó antes, muchos archivos adoptaron la Descripción de Estudio Normali­zada c o m o base de su propia catalogación. Así, todos los archivos que participaban en el pro­yecto sabían de qué metainformación se po­dría disponer. Por otra parte, los proyectos comunes sobre catalogación de datos estimula­ron el intercambio de información sobre sus datos. Se efectúan periódicamente intercam­bios de catálogos y de sus ediciones actualiza­das. Se celebran, también periódicamente, se­minarios- y reuniones sobre catalogación. En resumen, están sentadas las bases para proyec­tos conjuntos de catalogación más ambiciosos, que se emprenderán cuando se disponga de la tecnología informática necesaria4.

Durante el decenio de 1980 los procedi­mientos de intercambio de datos se elaboraron gradualmente a través de la experiencia. C o m o no había mucha demanda de material compa-

Integración de Ia base de datos europea: servicios de infraestructura y necesidad de integración 575

rado, hubo que establecer prácticas de inter­cambio en espera de que surgiera la necesidad. Cuando las demandas se manifestaron, se comprobó que había que modificar los siste­mas . E n la sección siguiente exponemos los problemas con que se toparon los archivos.

Intercambio de datos intraeuropeo: aprender por experiencia

Los años ochenta enseñaron que la circulación transnacional de datos es posible ya que los obstáculos técnicos y financieros para el inter­cambio de datos son superables. Sin embargo, el éxito de esos primeros intercambios puso de manifiesto otra serie de preocupaciones, tal vez la próxima. En términos generales, éstas se refieren a la índole de los propios datos.

C o m o se indicó, la mayor parte de los da­tos son indisociables de la realidad que refle­jan. N o obstante, la investigación sobre Euro­pa entraña la comparación de conjuntos de datos país por país. El problema con gran par­te de los datos de que se dispone actualmente es que los indicadores de los ficheros naciona­les son difícilmente comparables. Esto puede ilustrarse mediante una simple lista de las va­riables utilizadas en nuestros estudios nacio­nales:

a) referenciación geográfica b) categorización demográfica c) conducta d) creencias, actitudes, valores H e m o s expuesto ya los problemas plantea­

dos por los estudios mononacionales y no in­sistiremos en ello. Añadiremos simplemente que cuando se consideran los datos desde un punto de vista multinacional surgen las mis­m a s dificultades, y que, por consiguiente, las soluciones a dichos problemas redundarán también en provecho del investigador multi­nacional. Sin embargo, la investigación c o m ­parada agrega una nueva dimensión: la elec­ción de las unidades que deben compararse.

La complejidad del problema resulta m á s evidente si se examinan varios de los temas de investigación actuales. Para mencionar sólo tres ejemplos, no se sabe si el «cambio a m ­biental mundial», el «SIDA» o la «desindus­trialización» deben considerarse c o m o fenó­menos nacionales, subnacionales o suprana-cionales. En tales casos no .está claro si las

fronteras nacionales tradicionales son perti­nentes.

N o todos los temas han de ser tan trascen­dentes. Scheuch (1990) observa que son m u ­chas las áreas sustantivas que deben examinar­se con flexibilidad al escoger el nivel de análisis m á s apropiado. Sé podría sostener que la definición del nivel de análisis m á s apropia­do debería constituir siempre una de las pri­meras etapas de todo proyecto de investiga­ción. Esto no impediría utilizar el Estado nación, pero éste no sería m á s que una entre varias opciones posibles.

C o n todo, aun cuando los investigadores están de acuerdo en la unidad funcional de análisis apropiada, la obtención de los datos necesarios resulta difícil por varias razones. Su acceso debe organizarse. E n áreas de investiga­ción nuevas, esto podría suponer la aplicación de métodos de análisis país por país. U n a vez. que ha tenido acceso a los datos, el investiga­dor puede toparse con problemas planteados por la escala de las unidades de los diferentes países. Así, por ejemplo, unos datos que son significativos en el plano de un «département» francés pueden tener sentido solamente en el plano de una «standard region» del Reino Unido, o bien, si no se trata del sentido, pue­den acopiarse solamente en ese plano. Las di­ferencias de magnitud entre esas dos unidades son fuente de confusión en los análisis c o m p a ­rados: es posible que haya que tratar previa­mente los datos para que sean equivalentes. Por último, aunque esto sólo se refiere a las series cronológicas, puede haber soluciones de continuidad en determinadas series debido a que las unidades administrativas que produ­cen los datos fueron reformadas durante el periodo que interesa o debido a que se han modificado las definiciones operacionales.

Intercambio de datos intraeuropeo: necesidades futuras

Existe una evidente necesidad de armoniza­ción en varios ámbitos. Sin embargo, al abor­dar el problema de la armonización y estable­cer nuestros objetivos de producción, no pode­m o s tener en cuenta únicamente los proyectos que por su índole intrínseca son estudios c o m ­parados. Es preciso tener en cuenta asimismo las necesidades del investigador interesado en

576 Eric Tanenbaum y Ekkehard Mochmann

un solo pais, que necesita un material de refe­rencia con que comparar los resultados nacio­nales.

D e b e m o s tener presente también que a los estudios transversales basados en los datos de interés nacional, que • constituyen la mayor parte de los fondos actuales de los archivos, se añadirán otras investigaciones comparadas. Los contextos funcionales sociales y económi­cos están cobrando importancia para las c o m ­paraciones entre países y entre regiones euro­peas, que en muchos casos, son independien­tes de los Estados nación «tradicionales». Por lo demás, esos estudios serán a m e n u d o inde­pendientes de las fuentes de datos «tradicio­nales».

L a fusión de diferentes tipos de datos (por ejemplo, encuestas, microdatos administrati­vos, datos regionales y datos textuales) para las investigaciones comparadas será posible gra­cias a la utilización eficaz de técnicas de inter­conexión de documentos. Es evidente que la coordinación, la normalización y la armoniza­ción previas, desde la fase de acopio de los datos, contribuirían considerablemente a c o m ­binar y compartir las fuentes de datos. N o obstante, debemos recordar que tenemos aho­ra grandes cantidades de material almacena­das que son una fuente irreemplazable de in­formación básica para los estudios sobre el cambio. Así pues, cuando pensemos en armo­nizar los datos, debemos cerciorarnos de que los «nuevos» planes de nuevos convenios so­bre acopio de datos se ajustan a los procedi­mientos establecidos para preservar el valor de los «antiguos» datos existentes. A m b a s cosas exigen un trabajo de coordinación por parte de las oficinas de estadística, los institutos de investigación sobré el terreno, los investigado­res a título individual, los archivos de datos informatizados y los organismos de financia­ción de las actividades de investigación.

Los esfuerzos deben iniciarse ahora mis­m o . Las tentativas anteriores de elaborar se­ries cronológicas a partir de los datos existen­tes ilustran las dificultades de una armoniza­ción a posteriori. Para que la investigación se vuelva acumulativa, se deberá asignar m á s im­portancia a la búsqueda de indicadores sensi­bles a la especificidad cultural y a la equivalen­cia funcional de los indicadores. Así se logrará mayor coherencia cuando se apliquen varia­bles idénticas para medir el m i s m o fenómeno

en diferentes periodos y en distintos países. Si bien se aprecia la creatividad en el dise­

ño de las investigaciones y la formulación de las preguntas, el déficit conceptual y técnico de la representación y la documentación de datos suele dificultar innecesariamente la utili­zación eficaz de éstos. Se podrían ahorrar m u ­chos esfuerzos en el control y la recodificación de los datos si se dispusiese de directrices cla­ras, y si se las promoviese, sobre c ó m o codifi­car, estructurar y documentar datos que facili­ten la investigación acumulativa.

Debido a la falta de normalización, los da­tos disponibles sobre los países europeos de­ben armonizarse para enriquecer la investiga­ción sobre Europa. Se trata de una labor absorbente desde el punto de vista conceptual, tecnológico y metodológico. Puesto que las es­tructuras actuales de la investigación social están orientadas hacia las necesidades de cada país, será difícil responder a estas exigencias adicionales con los recursos existentes.

Aunque no se dispone por ahora de los fondos para impulsar esos cambios, existen en cambio los instrumentos para ello. D e hecho, los archivos europeos los han utilizado con otros fines. Indicaremos c ó m o podrían a m ­pliarse al fomento de las investigaciones mul­tinacionales en Europa.

Intercambio de datos intraeuropeo: construir el futuro a partir del pasado

H e m o s mostrado que muchos -si no la mayor parte- de los obstáculos con que se topan quie­nes emprenden investigaciones comparadas afectan también a los especialistas de cada país. Los archivos nacionales de datos han trabajado con productores y usuarios de datos sociales en sus respectivos países para paliar los peores efectos de tales obstáculos. Indicare­m o s a continuación c ó m o pueden aplicarse los servicios prestados por los archivos en el pla­no nacional a las necesidades internacionales de datos. Para ello recurriremos a la lista de funciones archivísticas enumeradas en el Cuadro B .

C o m o muestra el cuadro, las tareas de los archivos de datos informatizados nacionales son la adquisición de datos, la validación de datos, la documentación, la catalogación, la

Integración de la base de datos europea: servicios de infraestructura y necesidad de integración 577

C U A D R O Ë . El árbol archivístico

adquirir validar

documentar catalogar capacitar

supervisar compartir los conocimientos

crear redes de intereses preparar materiales de consulta para las escuelas

crear un archivo de análisis transcuropco

capacitación de los usuarios, la supervisión, la mejora de la información, la creación de redes de intereses especiales, la preparación de materiales de consulta para las escuelas, la integración multinacional de datos y la consti­tución de archivos de datos informatizados. Existen procedimientos corrientes a este res­pecto que pueden aplicarse a un reducido cos­to marginal a los datos europeos. En la parte final del presente artículo indicaremos c ó m o conseguirlo. Muchas de las tareas representan la estrategia «de abajo hacia arriba» que expu­simos antes. Tal vez su extensión al plano europeo estimule la cooperación entre investi­gadores sociales en otros terrenos.

Adquisición

El interés en los conjuntos de datos nacionales no disminuirá pero se empezará a ejercer pre­sión para que se añada información computa­dorizada producida durante el proceso. Esos datos se utilizarán directamente por su valor intrínseco y también con fines contextúales.

Evidentemente también despertará interés la información producida en el plano europeo para los fines de la Comunidad. Así c o m o muchos archivos negociaron con sus respecti­vos organismos estadísticos nacionales el acce­so a los datos oficiales, habrá que trabajar para que los organismos de la Comunidad comuni­quen más fácilmente su información. Esto plantea de entrada varias dificultades posibles:

1. Hay que identificar las fuentes de datos. C o m o los fondos disponibles para cotejar y acopiar la información existente son limita­dos, se deben fijar prioridades para racionali­zar la utilización de esos recursos. Correspon­de a los archivos nacionales solicitar la opi­nión de los usuarios finales. Habrá que hacer

algunas mejoras marginales a la actual estruc­tura de información de datos para que funcio­ne en este terreno m á s amplio.

2. Las legislaciones sobre protección de'da-tos varían según los países y los organismos. En muchos países las normas estadísticas re­glamentan de m o d o rígido el uso ulterior del material estadístico para la investigación. E n la mayoría de los casos, la garantía de anoni­mato permite comunicar los datos, pero aun en este aspecto existen diferencias entre países (de Guchteneire y M o c h m m a n , 1990). Para evitar lagunas en la base de datos europea, se requerirá una estrecha colaboración entre pro­ductores, distribuidores y usuarios de datos. Los archivos han demostrado que son capaces de organizar actividades c o m o ésta.

3. La divergencia en las prácticas naciona­les en relación con la autorización de la circu­lación transfronteriza de datos constituye tam­bién una amenaza para la base europea de datos comparados. En la mayor parte de los países de Europa, la reglamentación relativa a la protección de datos autoriza un intercambio de datos multinacional controlado, pero algu­nos países lo prohiben. Si bien los archivos de datos informatizados no pueden violar la re­glamentación en vigor, pueden demostrar, por medio de concertaciones con las autoridades nacionales competentes, que muchas de las técnicas que han elaborado en sus respectivos países para que se tenga acceso a los datos en forma aceptable se aplican a la protección de los datos en el plano multinacional. Así, por ejemplo, debería ser m á s del conocimiento pú­blico que en más de 20 años de funcionamien­to, los archivos no han tenido noticia de que ninguna persona se haya visto perjudicada en sus intereses. Por el contrario, la Üsta de publi­caciones que se derivan del acceso a esos datos redundó en provecho de quienes los propor­cionaron originalmente (Tanenbaum, 1985).

4 . El costo constituye otro inconveniente para la disponibilidad. La mayoría de las ofici­nas estadísticas nacionales cobran los costos de reproducción, pero algunas exigen también unos derechos proporcionales al valor que asignan a la información. Por ejemplo, en Gran Bretaña se puede cobrar a los usuarios comerciales de la «General Household Sur­vey» (encuesta doméstica general) 10.000 li­bras esterlinas por cada encuesta anual, mien­tras que los académicos que utilizan el m i s m o

578 Eric Tanenbaum y Ekkehard Mochmann

material para trabajos de investigación pueden obtener la información gratuitamente. La ofi­cina central de estadísticas de los Países Bajos, en cambio, cobra 150.000 florines por la en­cuesta sobre la población activa en ese país. Semejante suma resulta prohibitiva para un investigador.

Validación de datos

Cualquiera que sea su procedencia, los datos tienen que ser verificados. Ahora bien, es de esperar que para los datos de fuentes multina­cionales se compartan los recursos de los ar­chivos nacionales. Sería un despilfarro que cada archivo expurgase los mismos ficheros de datos; es m u c h o m á s sensato que se ocupe de conjuntos de datos particulares en beneficio de todos los demás archivos. Esto supondría establecer normas entre archivos y compartir los gastos de elaboración de instrumentos que faciliten la producción de un producto de cali­dad homogénea.

E n la práctica, este tipo de trabajo se está llevando a cabo. Proyectos c o m o los E U R O -B A R O M E T R O S , el Grupo de Acción Política y el Programa Internacional de Encuestas So­ciales suministran su material «bruto» a un solo archivo que lo trata antes de que sea difundido por otros archivos.

Documentación

También en este caso la colaboración entre archivos es patente y continua. Cabe señalar tres aspectos de la documentación en la actua­lidad que deben examinarse por separado.

E n primer lugar, está el aspecto lingüístico. N o nos referimos solamente a las diferencias de lengua entre países, sino además a las ter­minologías particulares utilizadas por los in­vestigadores de diferentes tradiciones. La larga historia del programa I N T E R C O C T A (Coope­ración internacional e interdisciplinaria en análisis conceptual y terminológico), centrado en el control terminológico en las ciencias so­ciales, nos hace dudar de que los archivos puedan resolver por sí solos este problema en su documentación (Riggs, 1990; Brittain, 1989). Este es otro terreno en el que pueden colaborar productores, difusores y usuarios.

E n segundo lugar, hacen falta normas para descubrir electrónicamente los datos que han

de utilizarse con programas informáticos de análisis. H a y una diversidad creciente en el estilo de los diccionarios de datos necesarios para los programas informáticos de análisis; en consecuencia, para no desperdiciar el es­fuerzo de los investigadores, es preciso poner­se de acuerdo sobre las definiciones de datos básicos que pueden alimentar los dialectos de los diferentes programas. U n a vez más , esto es competencia de los archivos. En tercer lugar, los investigadores utilizan medios de trabajo de gran potencia que podrían incorporarse en la labor de documentación de datos. Hasta ahora, la mayor parte de la documentación era de papel porque ése era el único medio norma­lizado de que disponíamos. En la actualidad hay por lo menos otro medio c o m ú n (aunque con algunas variantes): la microcomputadora, que permite una flexibilidad de presentación de la documentación mucho mayor. En ade­lante, los archivos pueden considerar la posi­bilidad de utilizar hipertextos para ampliar la información sobre puntos difíciles. Los instru­mentos de gestión de las bases de datos permi­ten vincular las distintas partes del documento de forma que pueda ser estructurado por el usuario final con arreglo a sus necesidades inmediatas (David y Robbin, 1989). Esto sig­nifica que ahora se dispone de instrumentos que dan un acceso inmediato a los metadatos antes mencionados c o m o parte de la docu­mentación.

Catalogación

Se tiende a pensar que el problema principal de este decenio es el exceso de información. Se crean grandes cantidades de datos informati­zados que podrían estar disponibles si la gente supiese dónde buscarlos5. La tarea de los ar­chivos es catalogar esos datos; el objetivo final es la creación de un «catálogo colectivo» inte­gral, análogo al que existe para los libros.

Su forma se inspirará en las tendencias nacionales actuales. Los archivos de datos in­formatizados europeos han colaborado para establecer criterios comunes de catalogación (Taylor y Winstanley, 1990) y, por lo tanto, la tarea más fácil de controlar.

En cuanto a su contenido, esperamos que el catálogo refleje los nuevos ámbitos de inte­rés de las ciencias sociales. Así, por ejemplo, hará referencia probablemente a los datos a m -

Integración de la base de datos europea: servicios de infraestructura y necesidad de integración 579

Biblioteca de la Cámara de Comercio e Industria de Bordeaux, Francia 1983, después de introducirse el Ordenador. Michel BaretfRapho.

bientales (clima, uso de la tierra, vegetación) y fisiológicos que se están integrando en las ciencias sociales «convencionales» (Worcester y Barnes, 1991).

C o m o en el pasado, el estilo de los inventa­rios de datos se basará en los adelantos tecno­lógicos en el tratamiento de la información que resulten más convenientes. La creación de mejores redes ( D e m , 1992) permitirá búsque­das bibliográficas interactivas con los instru­mentos de consulta más modernos (por ejem­plo, apertura de hipertextos). Los datos locali­zados podrían recuperarse de inmediato a tra­vés de la red6.

El acceso al «catálogo» no se limitará a un solo medio. Se han entablado debates sobre la viabilidad de un catálogo común europeo pu­blicado en C D - R O M . Las bibliotecas de mate­rial impreso utilizan ampliamente este medio para crear ficheros bibliográficos y, por lo tan­to, su adopción por los archivos de datos es un paso importante en la integración de ficheros

informatizados en el m u n d o de la información general.

Capacitación de los usuarios

Los archivos saben que suministrar datos cuantitativos inteligibles a los investigadores en ciencias sociales es fundamental, pero no suficiente. El apoyo continuo es esencial. Así, han elaborado con los años varios medios de capacitar a los investigadores en la utilización de los fondos archivísticos7, que seguirán sien­do una forma de apoyo necesaria para quienes emprendan análisis comparados. Esperamos una vez más , sin embargo, que las modifica­ciones de los «antiguos» métodos den por re­sultado un programa eficaz para el próximo decenio. Por otra parte, si trabajan en estrecha cooperación, los archivos pueden prestar un servicio de capacitación eficaz y rentable. Por ejemplo, se podrían preparar colectivamente diferentes programas de capacitación y apli-

580 Eric Tanenbaum y Ekkehard Mochmann

carlos por separado en los distintos países. Los sistemas mejorados de teleconferencia pueden utilizarse para organizar en Europa talleres multinacionales interactivos.

Otra posibilidad interesante es la creación de instrumentos de capacitación polivalentes que, a diferencia de las dos propuestas anterio­res, podrían ser manejados por los investiga­dores conforme los necesiten.

U n objetivo evidente que los archivos pue­den perseguir es inculcar una cultura de la investigación comparada entre los profesiona­les europeos de las ciencias sociales. Habrá de ser un proceso lento pero constante que sólo se concretará si se asignan estratégicamente los recursos necesarios.

Se deberá recordar asimismo la actividad llevada a cabo anteriormente por los archivos de datos informatizados para fomentar la in­vestigación comparada mediante su participa­ción en seminarios internacionales de confron­tación de datos. Esas reuniones, basadas en conjuntos de datos personalizados proceden­tes de fondos archivísticos, sirvieron para ca­pacitar a muchos profesionales dedicados ac­tualmente a la investigación comparada.

Apoyo a redes de interés especial

Las estrategias de capacitación antes expuestas suelen centrarse en determinados programas pedagógicos destinados a inculcar competen­cias específicas. Sin embargo, la utilización eficaz de datos exige un apoyo continuo. M u ­chos archivos de datos informatizados a m ­plían sus limitados recursos propios estimu­lando la creación de grupos de usuarios que vinculan entre sí (electrónicamente o de otro m o d o ) a los investigadores que trabajan con las mismas fuentes de datos. Los miembros de esos grupos de usuarios pueden ayudarse m u ­tuamente a superar determinados problemas y compartir la experiencia adquirida en sus pro­pios análisis. Los archivos prestan servicios de secretaría y codifican esos adelantos para que queden a disposición de otros investigadores que utilizan las mismas fuentes.

Este es un aspecto que los archivos habrán de desarrollar en los años noventa. Compartir los conocimientos en toda Europa será una contribución importante al fondo de datos eu­ropeo. Corresponde a los archivos nacionales prestar servicios de organización regionales y

técnicos a esos grupos. Esperamos que los ar­chivos tomen algún día la iniciativa de prestar apoyo a las redes de usuarios en sus propias áreas de interés especial.

Preparación de materiales de consulta

La mayoría de los archivos crean materiales de consulta destinados a sus respectivos sistemas escolares nacionales. D e ahora en adelante ha­brá que producir material de apoyo a los pro­gramas de estudios para contribuir a que las escuelas creen una conciencia europea. Esto puede lograrse de varias formas. Los archivos podrían crear fuentes de datos nacionales que utilizaran un núcleo c o m ú n y cuya difusión en los distintos países europeos aportara a los alumnos una visión de Europa desde los dife­rentes puntos de vista nacionales. Otra alter­nativa sería estudiar la posibilidad de producir colectivamente una serie de materiales sobre un solo tema pero con criterio comparado.

En todo caso - y las alternativas no se ex­cluyen mutuamente- los materiales de consul­ta pueden ser difundidos por medios distintos (por ejemplo, en C D - R O M o en disquetes). C o m o la instalación de algunos medios es one­rosa y su viabilidad requiere grandes merca­dos, la colaboración entre países permitirá efectuar economías de escala.

Mejora de la información

Los archivos almacenan los conocimientos acumulados resultantes de los nuevos análisis de los datos suministrados por ellos; al incor­porar esos metadalos, dinamizan un material que de otro m o d o permanecería estático. Los archivos ofrecen el mismo servicio a quienes efectúan investigaciones comparadas. N o obs­tante, podrían mejorar las prestaciones que han estado ofreciendo durante los últimos veinte años.

Los archivos deben, c o m o mínimo, codifi­car los conocimientos adquiridos mediante las grandes investigaciones científicas de sus fon­dos efectuadas, por ejemplo, por el Proyecto de Ideologías de Gobierno y el Grupo Interna­cional para la Representación Comparada del Cambio Social. Este tipo de proyectos persi­guen naturalmente resultados sustantivos. Se debería encargar a los archivos que registrasen los conocimientos técnicos • y metodológicos

Integración de la base de datos europea: servicios de infraestructura y necesidad de integración 581

adquiridos en la consecución de esos objetivos sustantivos. Se podría insistir, por ejemplo, en que los destinatarios de datos retribuyeran el esfuerzo de los archivos informando acerca de su experiencia de manejo dé los datos, lo cual, después de todo, no haría m á s que suplir las reuniones de confrontación de datos compara­dos mencionadas m á s arriba.

Supervisión

Los archivos supervisan el uso que se ha hecho de los ficheros de datos a fin de comunicar a los depositantes el valor agregado a sus datos por los análisis subsiguientes. Los depositantes suelen considerar que ese valor agregado cons­tituye el pago por consultar los datos. Es tal vez igualmente importante que los patrocina­dores de las colecciones de datos en curso tengan en cuenta la utilización dada a las fuen­tes de datos al decidir si continúan financian­do los proyectos de producción de datos. Los archivos tienden a centrar su labor en el plano nacional, pero es evidente que los proveedores de datos multinacionales esperan también re­cibir información acerca del uso que se ha hecho de sus datos. Los archivos tienden a centrar su labor en el plano nacional, pero es evidente que los proveedores de datos multi­nacionales esperan también recibir informa­ción acerca del uso que se ha hecho de sus datos. Corresponde a los archivos nacionales colaborar en el suministro de esa información.

Integración multinacional de datos

Durante m á s de un decenio, los archivos de datos informatizados europeos han colabora­do en acopios especiales de datos transeuro­peos para facilitar la investigación comparada, procurando en particular transformar los da­tos para que concuerden los indicadores y los periodos. E n el futuro habrá que prestar m a ­yor atención a los proyectos de colaboración entre archivistas e investigadores de fondo.

Archivado de datos

Existe el grave riesgo de que los productos de datos de las investigaciones primarias multi­nacionales en curso se pierdan sea por falta de un organismo preciso al que se puedan c o m u ­nicar los datos, sea debido a que el organismo

patrocinador no se ha percatado de la posibili­dad ofrecida por los archivos. E n el plano nacional, los archivos de datos informatizados han establecido por lo general cláusulas relati­vas al depósito obligatorio de datos en los contratos de investigación con los organismos nacionales de financiación. Se deberían apli­car disposiciones similares a los organismos supranacionales de financiación de la investi­gación.

Conclusión

E n este artículo h e m o s examinado la evolu­ción de los archivos nacionales de datos para mostrar hasta qué punto sus imperativos coin­ciden con las exigencias de quienes se dedican a la investigación comparada multinacional. El artículo propugna en particular la aplica­ción de la experiencia nacional al plano inter­nacional. Si bien la base de datos europea es nueva, su constitución está respaldada por treinta años de adelantos tecnológicos. C o n ­vendría que los responsables de la creación de la base de datos velaran por la disponibilidad de los recursos marginales necesarios para in­tegrar esos servicios nacionales. Del m i s m o m o d o , los archivistas nacionales deberían es­tar dispuestos a definir esos costos marginales para que se pueda entablar el diálogo.

Anexo A . Acuerdo C E S S D A sobre transferencia transfronteriza de datos

1. Se acepta que un archivo pueda pedir datos a un archivo extranjero, a reserva de c u m ­plir las condiciones de acceso a ese conjun­to de datos, para comunicarlos a u n usuario final local.

2. Se acepta asimismo que un usuario final pueda solicitar directamente un conjunto de datos a un archivo extranjero. C u a n d o un archivo reciba una solicitud de este tipo deberá: a) enviar una copia de toda la correspon­

dencia con el usuario al archivo «local» del usuario (si existe alguno);

b) enviar una copia del conjunto de datos al archivo «local» del usuario, previa so­licitud del archivo interesado y a reserva de cumplir las condiciones de acceso a dicho conjunto de datos.

582 Eric Tanenbaum y Ekkehard Mochmann

3. El archivo «local» del usuario informará de ulteriores utilizaciones del conjunto de da­tos al archivo de origen, con una periodici­dad que se determinará de común acuerdo.

4. N o se comunicará ningún conjunto de da­tos a ningún redistribuidor de datos que no sea miembro de C E S S D A sin haber consul­tado previamente al archivo donante.

Se convino además que las transferencias de datos entre archivos miembros serán gra­tuitas. Los cosjtos directos de otros materiales (por ejemplo, costos de impresión) se podrán cobrar a los usuarios extranjeros en caso de transferencia directa de datos.

Traducido del inglés

Notas

1. Se olvida a m e n u d o que a final de los años cincuenta se llevaron a cabo miles de encuestas de mercado. Las respuestas a los cuestionarios se transcribieron en tarjetas perforadas I B M . Las tarjetas para computadora, que son un medio de almacenamiento informático universal de fácil reproducción, permitieron el intercambio de datos. Los primeros archivos distribuían cajas de tarjetas perforadas para computadora.

2. Aunque se refería a la investigación multinacional, es interesante que Rokkan haya indicado que los análisis intensivos de los estudios de un solo país, análogos a los análisis de fondo de ficheros individuales que mencionamos, preceden al trabajo de comparación. En una reseña de The Civic Culture comenta: «... m e parece preferible hacer primero un recuento de las fuentes de variación intranacional antes de emprender análisis más complejos sobre un solo aspecto». Rokkan, S. 1969. «Cross-National Survey Research: Historical, Analytical and Substantive Contexts», en S. Rokkan et al. (eds) Comparative Survey Analysis. La Haya, Mouton, 40.

3. Esto incluye la variedad de datos faltantes (y su tratamiento), la cobertura espacial, la exactitud

de la introducción y la transcripción de los datos, la validación de los datos introducidos y, de hecho, la integridad del mecanismo de almacenamiento de los mismos. Para las encuestas, véase Statistical Office, Department of International Economic and Social Affairs (1984, 42-72) y, aunque a un nivel más teórico, Batcson (1984). Para datos que no son de encuestas, véase Banco Mundial (1989) o Taylor y Jodice (1983, 176-200).

4. Necesitamos c o m o mínimo bases de datos eficientes, precisas y plurilingües. Fuera de ello, las búsquedas directas complejas efectuadas independientemente del personal de los archivos dependen de la disponibilidad de interfaces programables para nuestras bases de datos. Es probable asimismo que los catálogos mejoraran si pudiesen integrar las funciones de hipertexto.

5. Este fenómeno no es del todo nuevo. C o m o observamos anteriormente, Rokkan se refirió ' a algo semejante cuando escribió que los investigadores ignoraban las grandes cantidades de datos de encuestas de opinión de que podrían haber dispuesto. Pero entonces el problema era que a los investigadores no les

interesaban esos datos. N o ocurre lo mismo en los años noventa: tanto los organismos de difusión de datos c o m o los archivos de datos informatizados han fomentado una cultura cuantitativa en las ciencias sociales.

6. Suponiendo, desde luego, que se resuelvan los problemas jurídicos relativos a a) la propiedad de los datos y b) la circulación transfronteriza de datos. Lo que sucede es que, c o m o se dispone ya de las capacidades técnicas, las cuestiones jurídicas deberán tener mayor prioridad.

7. Entre ellos podemos mencionar las reuniones de trabajo sobre fuentes de datos particulares y metodología analítica. Los problemas de las investigaciones comparadas se han tratado en «talleres de confrontación de datos» y en módulos patrocinados por la Escuela de Verano anual de Essex.

8. Entre los conjuntos de datos que se sometieron a este tratamiento está la «encuesta sobre Europa» de 1969 del Reader's Digest, el Proyecto sobre valores europeos de 1981 y el proyecto E U R O C O M en curso.

Integración de la base de datos europea: servicios de infraestructura y necesidad de integración 583

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Consideraciones metodológicas en la investigación comparativa entre países

David Sanders

La tesis básica de este trabajo es simple. Los investigadores sociales deberían ser m u y pru­dentes en lo que respecta a emprender investi­gaciones comparativas entre países a menos que sus comparaciones se fundaran en un pro­fundo conocimiento sustantivo de los sistemas que se comparan. Esto no significa negar que una leve familiaridad con varios sistemas polí­ticos distintos pueda bastar en ciertos casos para realizar análisis comparativos útiles entre países. Se trata simplemen­te de sugerir que en gene­ral el análisis comparativo es tanto m á s productivo cuanto que se afianza sólida­mente en un conocimiento a fondo de las sutilezas y complejidades que caracte­rizan los distintos sistemas políticos que se examinan.

En el presente artículo se examinan en primer lu­gar las dos principales jus­tificaciones del análisis comparativo. A continua­ción se consideran los su­puestos básicos del análisis comparativo entre países. Por último se pasa revista a una serie de problemas comunes de medición. Precisa­mente de las dificultades que se plantean en este contexto se infiere la necesidad de que el análisis comparativo se base en un sólido co­nocimiento sustantivo.

¿Por qué hacer comparaciones entre países? En el fondo de prácticamente todo intento de

David Sanders es Profesor de Gobier­no de la Universidad de Essex, Wivcn-hoe Park, Colchester C 0 4 3 5 Q , Reino Unido. Es autor de varios libros y ar­tículos sobre política comparada y rela­ciones internacionales. Sus investiga­ciones más recientes se centran en la economía política de los gobiernos bri­tánicos de posguerra. Le interesan es­pecialmente los problemas y la práctica concreta de las predicciones políticas.

someter una especulación teórica en una prue­ba empírica está implícito algún tipo de c o m ­paración. Por ejemplo, la base de casi todos los estudios empíricos del voto consiste en comparar las pautas de apoyo a los partidos con la distribución de otras variables teórica­mente pertinentes -clase social, ingreso, re­gión, percepciones económicas, preferencias en distintas cuestiones, etc.1.

Analógicamente, la lógica básica de los m o ­delos econométricos con­siste en comparar los m o ­vimientos de distintas va­riables medidas (y a veces no medidas) en el curso del tiempo. Solamente cuan­do, controlando todos los demás efectos pertinentes, los cambios en una varia­ble exógena, Xt, sistemáti­camente preceden u ocu­rren simultáneamente con los cambios en una varia­ble endógena, Yt, los in­vestigadores consideran justificado llegar a la con­

clusión de que Xt ejerce un efecto sobre Yt2. En el nivel m á s simple, la investigación

científica procede en parte mediante afirma­ciones del tipo: «Si la(s) condición(es) A , en­tonces la observación B» . La evaluación de estas afirmaciones exige claramente una c o m ­paración de la medida en que ocurre B cuando se da la condición A en comparación con no A 3 .

Sin embargo, el tipo de comparación recién descrito no entraña necesariamente el uso de datos comparativos entre países. H a y dos ra-

R I C S 142/Diciembre 1994

586 David Sanders

zones principales para realizar expresamente comparaciones entre ellos. L a primera se refie­re a la prueba empírica de hipótesis explicati­vas que pretenden trascender las fronteras na­cionales. Este tipo de prueba empírica procede en dos contextos generales.

1. Si se postula la hipótesis de que una característica de macronivel A «explica» una característica de macronivel B , los países que poseen la característica A tendrán también con mayor probabilidad la característica B que los países que no poseen la característica A , y así sucesivamente. Si no se observa la relación empírica prevista, la hipótesis es falsa; si se observa, puede considerarse que la hipótesis es «coherente con» los datos disponibles. Esta es la lógica implícita en un gran número de estu­dios realizados en las décadas de 1970 y 1980 que se interesaban en el análisis comparativo entre países de pautas de violencia política e inestabilidad4. T o m a n d o c o m o unidad básica de análisis la nación-Estado, esos estudios pro­curaban relacionar fenómenos c o m o la guerri­lla, disturbios, huelgas y golpes de Estado con, entre otras cosas, distintas medidas de pobre­za, desarrollo socioeconómico y político, di­versidad étnica y niveles de coerción del go­bierno. El objetivo central de la investigación era establecer los correlatos y determinantes del desorden civil a nivel del sistema general y entender por qué ciertos países eran m á s vio­lentos y m á s inestables que otros. Puesto que las teorías se referían al macronivel, necesaria­mente debían probarse a nivel de un conjunto de naciones-Estado.

2. La prueba empírica que trasciende las fronteras nacionales procede también cuando se evalúan hipótesis sobre comportamientos individuales. U n ejemplo clásico de este tipo de investigación es la de Inglehart sobre el pos­materialismo (Inglehart 1971, 1990). Ingle­hart postula que en el periodo posterior a 1945 el mejoramiento de los niveles de vida en las democracias industriales avanzadas ha deter­minado cambios en las prioridades de los ciu­dadanos en materia de valores. La gente ha pasado a preocuparse menos por la seguridad y los logros materiales y m á s por la libertad política y las cuestiones relativas al medio a m ­biente. E n resumen, ha tendido a pasar de un sistema de valores materialista a un sistema de valores posmaterialista. Las postulaciones teó­ricas de este tipo exigen claramente compara­

ciones y pruebas a nivel individual entre paí­ses. ¿Hasta qué punto la adhesión al posmate­rialismo varía según los países? ¿Es en los países m á s avanzados económicamente donde también se registra la proporción m á s alta de posmaterialistas? Si esto no es así, ¿en qué medida las variaciones sistemáticas observa­das pueden explicarse por las distintas caracte­rísticas estructurales de los sistemas que se examinan?

U n a segunda razón para realizar compara­ciones específicas entre países es lo que puede describirse c o m o el conocimiento sustantivo. El objetivo principal de este tipo de estudio es lograr una mejor comprensión de un país re­mitiéndose a la experiencia de otro u otros. La variedad de temas de investigación que pue­den tratarse desde esta perspectiva es enorme. La lista siguiente, que no pretende ser exhaus­tiva, ilustra los ámbitos en que el conocimien­to sustantivo es típicamente el objetivo del estudio. ¿En qué marco político se inscriben las prestaciones de bienestar social o las medi­das de reducción de la contaminación ambien­tal en los países que tienen resultados satisfac­torios en estos ámbitos? ¿Qué prácticas insti­tucionales en las esferas económica y política son características de las economías más prós­peras? ¿Qué hacen, por ejemplo, las empresas japonesas que no hacen las europeas en lo que respecta a relaciones laborales, desarrollo de productos y comercialización? ¿Qué importan­cia tiene la estrategia industrial del gobierno en la determinación del éxito económico? ¿En qué medida las barreras comerciales informa­les protegen a los mercados y los productores locales, incluso cuando existe una política ofi­cial de liberalización del comercio?

Lo que importa subrayar acerca de estas dos justificaciones generales de la investiga­ción comparativa entre países es que tienen consecuencias m u y distintas respecto del tipo de investigación comparativa que se ha de realizar5. La investigación que apunta princi­palmente a la prueba empírica y a la evalua­ción de teorías implica un criterio generalmen­te incluyente en materia de comparación. Se supone que una teoría explicativa debe tener aplicación general, lo cual implica que, en igualdad de condiciones, una prueba es tanto m á s rigurosa en la medida en que incluye m á s casos que podrían refutar la hipótesis (y m á s variedad de casos)6. Por lo tanto, en lo que

Consideraciones metodológicas en la investigación comparativa entre países 587

respecta a la comparación a los efectos de evaluar una teoría, cuantos m á s países se ana­licen empíricamente, mejor. En cambio, la in­vestigación cuyo objetivo principal es el cono­cimiento sustantivo entraña un enfoque gene­ralmente excluyente de la comparación. El objetivo de la comparación en este contexto es identificar el conjunto mín imo de característi­cas institucionales que diferencian la econo­mía, entidad política u organización que logra resultados satisfactorios de la que no los logra. Esto no significa que bastará con simples c o m ­paraciones bilaterales, sino que es más proba­ble que se logre un conocimeinto sustantivo si la comparación se circunscribe a un número relativamente limitado de países7.

Los supuestos básicos del análisis comparativo entre países

Los supuestos básicos del análisis comparativo entre países varía según el análisis se realice a nivel individual o global.

A nivel individual, el instrumento m á s uti­lizado para evaluar cuestiones de comporta­miento o actitud es la encuesta por muestreo. Las encuestas por muestreo en distintos países constituían la base de una serie de estudios realizados en los decenios de 1970 y 1980 en que se investigaban pautas de participación política no convencional (en las que se in­cluían actos que iban desde la firma de peti­ciones hasta la violencia política abierta) en ocho democracias industriales avanzadas8. El supuesto crítico que se hace en este análisis basado en encuestas es obviamente el de la similaridad lingüística: es preciso suponer que las preguntas formuladas (y las respuestas po­sibles) en todo estudio comparativo entre paí­ses tienen el m i s m o significado en distintos idiomas. Lamentablemente, esto no puede probarse empíricamente. La exactitud del su­puesto depende enteramente del buen juicio de los investigadores de que se trate.

A nivel global, el supuesto central es el de las condiciones similares, que puede expresar­se c o m o sigue: si la hipótesis es que X influye en Y , cuando los sistemas que actualmente registran un nivel bajo de X lleguen a niveles más altos de X , experimentarán condiciones similares a las de los sistemas que actualmente tienen altos niveles de X (lo que determinará

un aumento de Y ) . En consecuencia, mayores niveles de X producirán mayores niveles de Y .

A primera vista, este supuesto parece de un prosaico casi ridículo. Sin embargo, a veces ha sido aceptado tácitamente cuando la justifica­ción para hacerlo en realidad era m u y contro­vertible. U n ejemplo obvio en este contexto lo constituye la proporción central de «El h o m ­bre político» de Lipset que postula que el desa­rrollo económico probablemente determine un mayor grado de democracia9. La conclusión de Lipset se basaba en la observación hecha a fines del decenio de 1950, de que prácticamen­te todos los países prósperos eran democracias liberales. Lipset suponía tácitamente que, a medida que los países pobres se enriquecieran, comenzarían a experimentar «condiciones si­milares» a las que en ese m o m e n t o experimen­taban los países desarrollados. E n consecuen­cia, los países pobres se harían m á s democráti­cos a medida que se desarrollaran.

Tal vez en el futuro la tesis de Lipset resul­te correcta en términos generales. Desde la perspectiva de mediados del decenio de 1990, sin embargo, no parece ajustarse demasiado a los datos disponibles. Si bien muchos países de la O P E P han prosperado enormemente desde finales del decenio de 1950, pocos han avanza­do en el camino de la democracia. Podría sa­carse una conclusión similar de la experiencia de la República Popular China y los florecien­tes «pequeños dragones» del Asia sudoriental, países todos ellos en que el rápido progreso económico que se registró desde el decenio de 1970 (hasta ahora) ha influido m u y poco en la adopción de una práctica política democráti­ca. Cabe observar también que en la región en que la democracia ha realizado los avances más evidentes, en los países del ex bloque soviético, es el fracaso económico m á s que la prosperidad lo que parece haber desempeñado un papel importante en el proceso de transi­ción democrática. En definitiva, el «supuesto de las condiciones similares» no parece justifi­carse en ninguno de estos casos. En consecuen­cia, las conclusiones de Lipset sobre la impor­tancia del desarrollo económico para el logro de la democracia parecen un tanto injustifi­cadas.

Otro ejemplo sirve para reforzar este argu­mento. En la época de la descolonización a fines del decenio de 1950 y principios del de-

588 David Sanders

Dactilógrafo en cl Ministerio de Información del Japón, 1948. Los elementos de los caracteres se hallan alineados horizontalmente bajo cl cilindro y son accionados por palancas. En manos de un operador experimentado, la máquina puede reunir hasta 3.300 caracteres japoneses, a la velocidad de diez por minuto. Estos inventos mecánicos están siendo suplantados por instrumentos electrónicos, wniiam Macquitty/camera Press.

cenio de 1960, el Gobierno británico estaba convencido de que su sistema bipartidista competitivo al estilo Westminster ejercía una importante influencia en la estabilidad políti­ca de Gran Bretaña a largo plazo. En conse­cuencia, a medida que procedió a la descoloni­zación, Gran Bretaña procuró dejar estableci­da toda la parafernália política de la democra­cia al estilo Westminster. A u n q u e en algunos casos la práctica tuvo éxito, los trasplantes en general fracasaron ampliamente en el sentido de que hacia 1970, muchas ex colonias británi­cas fueron presa de notable inestabilidad y sucumbieron al régimen del partido único10.

L o que estos ejemplos muestran en forma m á s general es el peligro m u y considerable que entraña la utilización del supuesto de las «con­diciones similares», el peligro de la correlación espuria. E n la investigación comparativa entre países, es m u y fácil suponer que una correla­ción empírica entre dos fenómenos representa algún tipo de relación causal entre ellos cuan­

do en «realidad» esa correlación es teórica­mente espuria. Lamentablemente, en el con­texto de la investigación comparativa entre países de carácter global, las técnicas estadísti­cas habituales para identificar las correlacio­nes espurias (como la correlación parcial o la regresión múltiple) no siempre resultan apro­piadas. La tarea de identificar y medir una tercera variable o variables que puedan estar interviniendo en la relación entre X e Y suele ser m u c h o m á s difícil de lo que parece.

Por ejemplo, ¿cómo se podría encapsular en una serie de variables operaciones de con­trol que permitieran identificar una correla­ción espuria en la asociación entre desarrollo económico y democracia la prolongada y pecu­liar experiencia históricas de los distintos paí­ses, experiencia que bien podría guardar una relación compleja con su desarrollo económi­co y democrático? El hecho de que no sea fácil elaborar esas pruebas, suponiendo que sea po­sible elaborarlas, hace que buena parte de la

Consideraciones metodológicas en la investigación comparativa entre países 589

investigación comparativa entre países de ca­rácter global sea particularmente susceptible a los riesgos de la correlación espuria.

Incluso si el objetivo es «simplemente» el conocimiento sustantivo m á s que la verifica­ción de hipótesis generales, puede presentarse un problema similar de correlación espuria. Consideremos, por ejemplo, la propuesta de que Italia reemplace su sistema electoral, que es básicamente proporcional, por un sistema mayoritario, a fin de reducir el grado de co­rrupción en la vida política. Estas propuestas suponen la idea de que hay un marcado con­traste entre el sistema de representación pro­porcional y el alto grado de corrupción política de Italia y los sistemas mayoritarios y los gra­dos de corrupción relativamente bajos que se observan típicamente en el m u n d o anglosajón. Confundiendo la correlación con una causa, se infiere que la reforma electoral tendrá de al­gún m o d o el efecto de reducir la corrupción política. Sin embargo, inmediatamente des­pués de terminada la Primera Guerra M u n ­dial, Italia adoptó el sistema de la representa­ción proporcional precisamente a fin de redu­cir la corrupción que en ese m o m e n t o se consi­deraba endémica del sistema político. En este sentido, la yuxtaposición actual de la represen­tación proporcional y la corrupción es funda­mentalmente espuria. Es probable que las raí­ces de la corrupción en la política italiana sean m u c h o m á s profundas que los caprichos de un mecanismo particular para convertir el voto popular en escaños parlamentarios. Sin duda el supuesto de las condiciones similares puede tener sentido en ciertas circunstancias. Sin embargo, en los contextos en que la experien­cia histórica y la tradición tienen mucho peso, puede dar lugar a inferencias teóricas bastante sospechosas y a consecuencias políticas de m u y dudosa justificación.

El problema de la medición

La medición es sin duda uno de los ámbitos m á s difíciles de la investigación en ciencias sociales, se trate o no de investigación compa­rativa. Suele ocurrir que la investigación que se realiza dentro de un país tropiece con pro­blemas de medición que son m u y difíciles de resolver satisfactoriamente. Consideremos, por ejemplo, algunas preguntas sobre la intención

de voto que se hacen normalmente en muchas democracias liberales. En Gran Bretaña, por ejemplo, todos los meses durante m á s de 40 años se ha hecho la siguiente pregunta a una muestra representativa de electorado: «¿Si m a ­ñana hubiera elecciones generales, por qué partido votaría?» Aunque se usa la m i s m a pre­gunta, siempre se ha sospechado que su signi­ficado varía a lo largo del «ciclo electorado», que tiene distinto sentido cuando es m u y im­probable que haya elecciones que cuando se supone que las elecciones son inminentes. La­mentablemente, nadie ha inventado todavía una forma satisfactoria de determinar si existe o no esta variación en el significado. Tenemos , pues, una situación en que una pregunta idén­tica puede ser objeto de interpretaciones dis­tintas por los miembros de una m i s m a pobla­ción entrevistados en distinto m o m e n t o .

Cuando se agrega una dimensión de c o m ­paración entre países, es evidente que el pro­blema se multiplica enormemente. ¿Significa lo m i s m o una pregunta sobre la intención de voto hecha a mitad de periodo entre dos elec­ciones en los países que tienen parlamentos con periodos fijos que en los países que tienen parlamentos con periodos variables? ¿ C ó m o se podría encontrar una prueba convincente de la validez de la propuesta de que existe una dife­rencia? (En general, simplemente terminamos por suponer que no hay diferencia.)

Sin embargo, los problemas de medición en las comparaciones entre países no se limi­tan a las investigaciones en que se emplean encuestas. Se plantean dificultades similares cuando el objetivo es la comparación de insti­tuciones en el macronivel. La lista de estadísti­cas comparativas entre países de dudoso valor es bien conocida. ¿Es posible reunir medidas comparables de los gastos de defensa c o m o porcentaje del PIB de distintos países? ¿Qué utilidad tienen las cifras que proporcionan los gobiernos sobre el porcentaje de desempleo cuando tantos gobiernos cambian su propia definición de desempleo con gran frecuencia? ¿Sirven para algo las estadísticas comparativas sobre delincuencia cuando los métodos y efi­cacia de la reunión de datos varían tanto de un país a otro? (Las respuestas a estas preguntas son, respectivamente, sin partir de supuestos m u y firmes: no; no m u c h o ; no).

La introducción de conceptos sutiles o complejos en el análisis comparativo entre

590 David Sanders

países agrava aún m á s el problema de c o m p a -rabilidad de la medición. H a y tres conceptos que ejemplifican las dificultades de operacio-nalizar ideas relativamente complejas en el contexto de la comparación entre países.

1. El poder político de los sindicatos. Esta es una noción m u c h o m á s sutil que la de canti­dad de miembros, puesto que entraña la tarea extraordinariamente difícil de verificar la m a g ­nitud exacta de las relaciones oficiales y oficio­sas de los sindicatos con los partidos políticos y la medida en que los dirigentes sindicales tienen acceso a los altos dirigentes de los par­tidos.

2. La esclerosis institucional. Esta inflexi-bilidad de las instituciones económicas y polí­ticas ante los cambios de la situación suele considerarse parcialmente responsable de la relativa declinación económica de algunos paí­ses".

3. La institucionalización. Este concepto, que se refiere al desarrollo de instituciones fuertes y estables capaces de encauzar la de­m a n d a popular de participación, se ha usado frecuentemente c o m o una explicación parcial de las diferencias entre países en materia de estabilidad política12.

Pese a la considerable masa de investiga­ciones y sin despreciar la labor innovadora de Choi sobre la esclerosis (Choi, 1983), aún no se han elaborado indicadores convincentes que capten estos tres conceptos en toda su complejidad. La tarea de especificar indicado­res que se prestaran a la comparación entre países ha resultado simplemente demasiado difícil para todos los que han intentado hacer­lo13. Esto no significa que, c o m o demuestra el trabajo de Choi, no se haya avanzado en la medición de conceptos complejos a los efectos de realizar comparaciones entre países. Se tra­ta simplemente de indicar que no se ha progre­sado m u c h o . Naturalmente, el peligro consiste en suponer que se ha medido un fenómeno complejo cuando ello no es así o bien en limi­tar las comparaciones entre países a los ámbi­tos teóricamente menos interesantes en que pueden realizarse mediciones bastante direc­tas que no dan lugar a discusión. Ninguna de estas opciones m e parece particularmente de­seable.

La importancia del conocimiento sustantivo de los sistemas estudiados

Cualesquiera sean las concesiones que tengan que hacer los investigadores en lo que respecta a la cuestión de la medición, ya se trate de características institucionales o de comporta­miento individual, m e parece que el requisito previo fundamental de una investigación c o m ­parativa metodológicamente correcta es un fir­m e conocimiento sustantivo de los sistemas que se están comparando en toda su compleji­dad. Sólo contando con un conocimiento sus­tantivo detallado pueden los investigadores formular juicios bien fundados acerca de la pertinencia de sus caracterizaciones de deter­minados sistemas o acerca de la identidad de significado de sus preguntas para personas que viven en distintos países. H a y c o m o mínimo tres importantes proyectos de investigación comparativa entre países (y es m u y posible que haya otros) que, a mi juicio, parecen satis­facer realmente este criterio de conocimiento sustantivo.

1. El proyecto internacional de encuestas sociales14. E n el marco de este proyecto se ha realizado una serie de encuestas para compa­rar las actitudes sociales y políticas generales de distintos países desde principios del dece­nio de 1980. U n a de sus principales virtudes es que para incorporar un país al estudio tiene que haber un equipo de investigadores de ese país (con su propia financiación) para asegurar que las preguntas básicas se traduzcan sin m a ­yor alteración de su significado. E n consecuen­cia, se reduce al mínimo el posible problema de las variaciones del significado entre países.

2. El proyecto de las expectativas respecto del gobierno15. Aunque aún no se ha dado a conocer el grueso de sus conclusiones, este proyecto cuenta, c o m o el anterior, con la par­ticipación de investigadores experimentados de todos los países que incluye, lò que propor­ciona al equipo de investigación en su conjun­to el contexto informativo necesario para po­der interpretar los datos de los distintos países que se está tratando de analizar.

3. El proyecto de comparación de mani­fiestos16. E n este proyecto se analizan los m a ­nifiestos de distintos partidos y se procura, entre otras cosas, relacionarlos con las priori­dades de los gobiernos democráticamente elec-

Consideraciones metodológicas en la investigación comparativa entre países 591

tos. También en este caso, la participación de investigadores de todos los países estudiados contribuye a garantizar que en la etapa de la medición se tengan plenamente en cuenta los distintos contextos políticos en que se redac­tan los manifiestos. Se obtiene así un grado de comparabilidad entre países que de otra m a n e ­ra no existiría.

La necesidad de un conocimiento sustanti­vo de los sistemas también es evidente en un ámbito en que los investigadores suelen caer en la tentación de hacer comparaciones infor­males entre países: el comportamiento de los votantes. U n método corriente en los últimos años ha sido el de formular «funciones de popularidad» para los distintos partidos políti­cos. E n Gran Bretaña, por ejemplo, se han hecho varios intentos de elaborar modelos de las variaciones mensuales o trimestrales del apoyo que reciben en las encuestas de opinión los partidos Conservador, Laborista y Liberal Demócrata17. E n estos modelos se tienen típi­camente en cuenta los efectos del desempleo, las tasas de interés y la inflación, así c o m o ciertos acontecimientos políticos «extraordi­narios» c o m o la guerra de las Falkland en 1982 o la huelga de mineros en 1984-1985. Se han elaborado modelos similares en el caso de los Estados Unidos y de varios otros países de­mocráticos18.

U n modelo que empleé a mitad de periodo parlamentario de 1987 a 1992, resultó particu­larmente acertado para predecir el resultado de las elecciones generales de abril de 1992 en Gran Bretaña19. E n el modelo las predicciones se derivaban principalmente de:

a) la relación observada entre la populari­dad del gobierno y la suma de las expectativas financieras personales en el periodo 1979-1990;

b) la escasa duración que parecían tener los efectos de los acontecimientos políticos «extraordinarios» en la popularidad del go­bierno y

c) la relación observada entre i) el conjun­to de las expectativas personales y ii) los tipos de interés y las tasas de inflación en el periodo 1979-1990.

El modelo predijo que, si la elección se celebraba en la primavera o principios del ve­rano de 1992, el partido Conservador obten­dría un 42,5 % de los votos en Gran Bretaña.

En la práctica, los Conservadores obtuvieron el 42,7 %.

N o menciono esta predicción simplemente para presumir, aunque no m e molesta presu­mir al respecto, sino para explicar por qué m e consideraba suficientemente seguro c o m o para atreverme a pronosticar (mis colegas pensaban que los pronósticos eran «audaces»). Sencilla­mente, considero que conozco razonablemen­te bien la política electoral británica. H e leído m u c h o sobre qué motiva a los votantes britá­nicos en las elecciones generales, conozco sufi­cientemente bien los cambios de la política macroeconómica británica en los últimos 30 años y la evolución, básicamente descendente, que ha sufrido la economía británica en su conjunto. Conozco la mayor parte de los acon­tecimientos inusuales y los escándalos políti­cos, los triunfos, los traspiés y los desastres, que han afectado a los principales partidos políticos en ese periodo, conozco las principa­les personalidades que han participado en la política de los partidos y estoy familiarizado con las consecuencias electorales del peculiar sistema británico de dos partidos y medio. A d e m á s , creo entender la forma en que los programas y símbolos políticos han cambiado en las tres últimas décadas.

N o puedo incorporar todas estas cosas, ni siquiera la mayoría de ellas, en un modelo estadístico formal del apoyo a los partidos, precisamente por el tipo de problemas de m e ­dición que mencioné anteriormente, pero m e creo capaz de percibir cuándo es probable que un cambio importante en cualquiera de estos factores trastoque seriamente la validez de de­terminados modelos de predicción de carácter estadístico. Sin embargo, también soy cons­ciente de que sería sumamente arriesgado, una necedad inclusive, tratar de hacer este tipo de pronósticos en otros países de los cuales no tengo el m i s m o grado de conocimiento colate­ral. Simplemente carezco de la información sustantiva que se necesitaría para hacerlo.

A mi juicio, los especialistas nacionales ha­rían bien en circunscribir sus investigaciones al país del que realmente saben algo. Análoga­mente, los comparadores en ciernes sólo debe­rían aventurarse a abandonar la seguridad de lo familiar si están dispuestos a colaborar con otros estudiosos que poseen el conocimiento' sustantivo necesario de los demás países que entran en la comparación.

592 David Sanders

Epílogo Metodologías estadísticas y comparaciones regionales Habiendo sido un tanto pesimista acerca de las perspectivas de realizar una investigación comparativa sobre bases metodológicas sóli­das, desearía terminar con una visión m á s op­timista. Aunque nuestras posibilidades de m e ­dir siguen siendo deficientes, las posibilidades de manipular las medidas con que contamos han aumentado considerablemente en los últi­m o s años. Los métodos y procedimientos para construir escalas se han perfeccionado enor­memente en las dos últimas décadas20. Los últimos avances en materia de modelos de muchos niveles prometen métodos s u m a m e n ­te eficientes para estimar simultáneamente los efectos sobre las actitudes y el comportamien­to a nivel individual, regional y nacional. En principio, siempre ha sido posible estimar es­tos efectos empleando técnicas lineales están­dar. Sin embargo, los métodos de muchos ni­veles, que aportan nuevas pruebas de significa­ción para las variaciones en los efectos nacio­nales y los efectos en el curso del tiempo, por ejemplo, representan un importante avance metodológico en relación con técnicas m á s tra­dicionales21. C o m o indicó un entusiasta defen­sor del método, los modelos de muchos niveles equivalen a la regresión con la incorporación de la historia y la geografía, que en otras cir­cunstancias se pasaban por alto. Sospecho que tendremos que acostumbrarnos a ellos en los próximos años.

Por último, cabe destacar las considerables posibilidades de análisis comparativo que es­tán surgiendo en los planos subnacional o re­gional. A medida que adquiere impulso la idea de una Europa de las regiones, resulta cada vez

más útil concebir estudios comparativos regio­nales basados en unidades regionales diferen­ciadas y con una cohesión interna cada vez mayor. En efecto, todo lleva a suponer que en el futuro se emprenderán cada vez con mayor frecuencia estudios comparativos entre regio­nes análogos a los análisis comparativos entre países descritos en este artículo.

Sin embargo, tanto en lo que respecta a las comparaciones entre regiones como a las com­paraciones entre países, la conclusión general de este artículo apunta a la prudencia. Los problemas metodológicos de la investigación comparativa siguen siendo formidables. La ta­rea de operacionalizar conceptos teóricos com­plejos ya es bastante difícil cuando sólo se trata de un sistema regional o nacional: los problemas se multiplican considerablemente cuando se contempla un diseño comparativo entre distintos sistemas. El investigador tam­bién tiene que tener claro el objetivo principal de su investigación. Si éste es la evaluación de teorías, conviene un enfoque incluyente que abarque tantas regiones o naciones (idealmen­te distintas entre sí) c o m o sea posible. Sin embargo, si el objetivo es el conocimiento sus­tantivo, se requiere un enfoque más circuns­crito para comparar temas en gran medida similares que difieran no obstante en algún respecto limitado pero importante. En ambos casos, empero, la investigación comparativa ofrecerá mayores posibilidades de obtener re­sultados valiosos desde el punto de vista teóri­co y sustantivo si se acompaña de un conoci­miento sólido de las peculiaridades y rasgos definitivos de las regiones o naciones que se comparan.

Traducido del inglés

Notas

1. La bibliografía a este respecto es voluminosa. Entre los ejemplares recientes, véase Heath (1991); Shanks y Miller (1991).

2. Para una breve reseña de los principios de la inferencia causal en econometria, véase Granger (1969).

3. Para un examen típico de estas cuestiones, véase Hempel (1966).

4. El estudio más conocido en este terreno es probablemente Gurr (1970). Para una reseña general, véase Sanders (1981).

5. La distinción que se hace aquí tiene similitudes con la diferenciación de Przeworski y Teune entre comparaciones de los «sistemas más similares» y los «sistemas más diferentes». Véase Przeworski y M . Teune (1970).

6. Popper (1959).

Consideraciones metodológicas en la investigación comparativa entre países 593

7. Para ejemplos de estudios comparativos que apuntan a proporcionar un conocimiento sustantivo véase Smith, Hitchens y Davies (1982); Prais y Steedman (1986).

8. Barnes, Kaase et al. (1979); Marsh y Barnes (1990).

9. Lipset(1963).

10. Sanders (1990).

11. Los dos estudios clásicos en este contexto son Olson (1982) y North (1990).

12. Véase Huntington (1968).

13. Gurr (Gurr, 1968), por ejemplo, mide la institucionalización principalmente en función de la duración del sistema constitucional vigente. Simplemente no existen medidas eficaces del poder de los sindicatos que vayan más allá del número de afiliados.

14. Jowelletal. (1963).

15. En 1995 se publicará un estudio en cinco volúmenes dirigido port M a x Kaase, Kenneth Newton y Elinor Scarbrough. Véase, por ejemplo,

Klingeman y Fuchs (1995, de próxima publicación).

16. Hqffcrbert y Budge (1992).

17. Véase, por ejemplo, Norpoth (1992); Price y Sanders (1993).

18. Para una reseña, véase Norpoth, Lafay y Leis-Beck (1991).

19. Sanders (1991 y 1993).

20. Van Schuur (1989).

21. Véase, por ejemplo, Jones, Johnston y Pattie (1992).

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Consideraciones éticas en la investigación comparada en Europa

Mareia Freed Taylor

Introducción

La investigación social de toda índole es evi­dentemente una actividad compleja y tiene lugar dentro de diversos marcos culturales, ju­rídicos, económicos y políticos que necesaria­mente ejercen influencia en ella, tanto en su alcance c o m o en su tema. Para complicar m á s las cosas, en los proyectos de investigación suelen participar profesionales procedentes de distintas disciplinas que tienen sus propias priori­dades y sus propios proce­dimientos especiales. Si a ello se suman los objetivos y las necesidades de quie­nes patrocinan la investi­gación, que a veces pueden ser contradictorios con los de los propios investigado­res, la complejidad es tan­to mayor.

En esas circunstancias, no es extraño que las face­tas éticas del proceso de in­vestigación pasen a ocupar un lugar totalmente secundario y que incluso los investigadores mejor intencionados deses­timen los aspectos éticos del proceso.

Sin embargo, la definición y aplicación co­herente de normas éticas revisten importancia evidente en todas las investigaciones, particu­larmente en aquellas cuyos sujetos son seres humanos. Es legítimo que preocupe a quienes suministran la información que sirve de base para la investigación saber a qué usos se ha de destinar y que esperen una adhesión estricta a las garantías de confidencialidad que se dan al

Mareia Freed Taylor es Directora de Información y Desarrollo del Centro de Información sobre Cambio Micro-social de la Universidad de Essex, W i -venhoe Park, Colchester, C04 35 Q , Reino Unido. Es también Coordinado­ra de la red para el proyecto de compa-rabilidad financiado por la Comunidad Europea y con sede en C E P S / I N S -T E A D , Walferdange (Luxemburgo). Entre sus intereses especiales se inclu­yen la difusión y documentación de datos sobre ciencias sociales y los re­quisitos para la investigación social comparada en Europa.

m o m e n t o de reunir los datos. D e incumplirse estas garantías se puede limitar gravemente las posibilidades de que otros investigadores reú­nan en el futuro datos fiables y útiles y limitar el acceso a quienes proporcionan la informa­ción que se necesita para la investigación, así c o m o el acceso a los datos estadísticos recopi­lados por otros. Si los procedimientos y el diseño de investigaciones no cumplen normas éticas y no respetan a los sujetos de la informa­

ción es probable que sus resultados sean parciales, no sean concluyentes e in­duzcan a error, lo que re­dundará no sólo en detri­mento de los participantes en la investigación, sino también de toda la empre­sa científica y de la socie­dad en su conjunto.

E n la investigación comparada y entre países los problemas se superpo­nen. Quienes proporcio­nan la información deben estar seguros de que todos

y cada uno de los analistas que participan en el estudio comparado actúen con el m i s m o celo respecto de la información y ello no es tan claro porque las normas nacionales sobre in­vestigación pueden ser m á s o menos estrictas y muchos países pueden o no tener vigente leyes sobre protección de los datos o tener leyes divergentes. Estas diferencias en los procedi­mientos de investigación y en la forma en que la enfocan tanto los investigadores c o m o la sociedad en su conjunto pueden hacer que el análisis social comparado constituya una e m -

RICS 142/Diciembrc 1994

596 Mareia Freed Taylor

presa sumamente compleja y a veces pueden sabotearla por completo.

Es evidente que la preocupación básica ya no es de índole exclusivamente técnica. E n nuestros días es cada vez m á s posible dar ca­rácter confidencial a los datos mediante la aplicación de técnicas que, al tiempo de ser eficaces, son fieles a los datos originales; el control del acceso y el uso secundario median­te guardianes electrónicos (archivos y bibliote­cas de datos) está resultando efectivo. El pro­blema a que hacen frente los investigadores cuantitativos que realizan investigaciones en­tre países tal vez sea primordialmente de índo­le ética; será necesario que los propios círculos que participan en la investigación internacio­nal acepten la necesidad de intereses éticos comunes y sus miembros asuman el papel de investigadores con sentido de la ética, que reú­nan datos en forma responsable y los adminis­tren en forma consciente. El problema funda­mental consiste en proteger tanto los derechos de la comunidad social c o m o la intregridad profesional de los círculos de investigación.

E n el presente artículo se destacarán algu­nos de los dilemas éticos en que se ve el inves­tigador social, se pasará revista a algunos de los procedimientos nacionales e internaciona­les destinados a resolverlos y, por último, se indicarán elementos que pueden ayudar a quien se dedica a la investigación comparada y entre países.

Los intereses éticos

Todos los investigadores sociales comparten diversos intereses éticos definidos y diferen­ciados de distinta manera c o m o , por ejemplo, una serie de obligaciones con la sociedad que deben cumplir todos los investigadores, sus obligaciones con las entidades de financiación y los empleadores o con los colegas y con los sujetos de la investigación1 o c o m o tres gran­des normas científicas que deben regir toda la investigación social, la beneficencia (maximi­zar buenos resultados al tiempo de minimizar el riesgo o el daño innecesario), el respeto (proteger la autonomía de las personas) y la justificia (aplicar procedimientos razonables, minuciosamente estudiados, que no se presten a abuso y en que haya una justa distribución

de los costos y los beneficios)2. Existen otras definiciones cuyo elemento central depende tanto de la orientación de la disciplina c o m o , y esto tal vez sea m á s importante, de los intere­ses del país.

Habría que destinar otro artículo a un exa­m e n m á s a fondo de estos dilemas, pero, para los fines que nos ocupan, podemos hacer las siguientes consideraciones básicas:

a) los derechos de los sujetos de la investi­gación: la necesidad de proteger los derechos de los miembros de la comunidad social o los grupos que se investigan evitando una injerencia ex­cesiva, recabando un consentimiento informa­do y protegiendo los derechos de personas y grupos sociales a la confidencialidad;

b) la realización ética de la investigación: la necesidad de dar un marco objetivo a las preguntas y los programas de investigación de manera de ampliar el alcance de la investiga­ción social y de mantener la confianza en el proceso de investigación; la necesidad de cer­ciorarse de que la investigación se realice y administre de manera compatible con los prin­cipios éticos y de manera de reconocer los límites de la competencia de cada uno de los miembros del equipo de investigación;

c) la sensibilidad a las diferencias cultura­les y sociales: la necesidad de ser consciente de las diferencia sociales y culturales y sensibles a ellas, así c o m o la de tener en cuenta los intereses en conflicto;

d) los informes de la investigación: la necesidad de preparar informes completos, amplios y objetivos de las conclusiones de la investigación, que incluyen todos los datos acerca de la metodología empleada, de manera que los colegas puedan evaluar la labor de investigación y el público tenga mayor con­fianza en su fiabilídad.

Los métodos que existen en la actualidad para velar porque se tengan en cuenta ésos intereses pueden dividirse en términos genera­les en 1) los métodos impuestos desde el exte­rior, c o m o la legislación, las disposiciones jurí­dicas, administrativas y contractuales, las san­ciones o la puesta en práctica de soluciones técnicas y 2) los que presuponen una regula­ción interna, c o m o los programas educaciona­les y la formulación de códigos de conducta profesional.

Consideraciones éticas en la investigación comparada en Europa 597

Naturalmente, estas soluciones están estre­chamente relacionadas entre sí. La existencia de una solución puede en algunos casos ser consecuencia de la falta de otra o puede inhi­bir la aparición de soluciones alternativas. Por ejemplo, la existencia de una legislación estric­ta puede hacer difícil o imposible la aparición de tendencias hacia la autorregulación. Por otra parte, una autorregulación efectiva tal vez haga innecesaria la imposición de sanciones legislativas o punitivas. En otros casos la legis­lación puede referirse únicamente a las inves­tigaciones realizadas por un sector de la c o m u ­nidad (el público o el federal, por ejemplo) y no a otros tipos de actividades bastante simila­res en el marco de la comunidad académica.

En general, y esto tal vez sea inevitable, las soluciones sólo tienen alcance parcial y se re­fieren a una disciplina o a un tipo de investiga­ción. C o n pocas excepciones se refieren tam­bién a un país determinado únicamente.

Soluciones impuestas desde el exterior

N o s referiremos brevemente en primer lugar a las regulaciones que se imponen desde el exte­rior, en muchos casos desde fuera de los pro­pios círculos de investigación y que hay que distinguir de las comprendidas en las atribu­ciones del investigador o el equipo de investi­gación. La forma más habitual de control im­puesto desde el exterior en forma de legisla­ción, las leyes sobre protección de los datos, se refiere a la protección del derecho a la confi­dencialidad del sujeto de los datos. Es bien sabido que los procedimientos consignados en la legislación de los diversos países de Europa varían sobremanera y lo mismo ocurre con la rigurosidad con que se imponen3. En muchos casos bien documentados, la legislación nacio­nal, al tiempo de proteger los derechos de los ciudadanos sujetos de los datos, ha entrabado la preparación de estudios comparados en Eu­ropa4. La reciente publicación por la Comuni ­dad Europea de un proyecto europeo de pro­tección de los datos constituye un intento de superar algunas de estas dificultades, si bien entraña la posibilidad de que se abran nuevas barreras a la investigación comparada. Hasta que estas cuestiones sean examinadas y resuel­

tas plenamente, no está claro c ó m o se han de superar estas posibles barreras legislativas.

Otro tipo de vigilancia ética previsto en la ley corresponde a la Internal Review Board, o Human Subject Committee, en los Estados Unidos de América. Según la Ley nacional sobre investigación, cada universidad u orga­nización de otra índole que realice investiga­ción biomédica o sobre comportamiento en que participen seres humanos y que reciba fondos federales para investigaciones en que éstos participen tiene que establecer una junta de examen interno, cuyo propósito consiste en «examinar todas las propuestas de investiga­ción antes de que ésta se lleve a cabo a fin de cerciorarse de que el plan de investigación haya tenido en cuenta adecuadamente las di­mensiones éticas del proyecto»5. Si la universi­dad u organización no cumple las normas éti­cas fijadas por la junta puede perder todos los fondos federales para investigación. E n el C a ­nadá y en Suécia, los Consejos de Investiga­ción han establecido comités similares si bien constituyen básicamente intentos de autorre­gulación por parte de los propios círculos de investigación6.

Otras medidas impuestas desde el exterior incluyen las adoptadas por proveedores de da­tos y por guardianes electrónicos de datos. El objetivo consiste en velar porque por lo menos algunos de los principios y procedimientos éti­cos no sean transgredidos y en proporcionar asistencia en la imposición de sanciones por el abuso de datos de investigación, especialmen­te datos estadísticos7. La eficacia cada vez m a ­yor con que los archivos de datos desempeñan estas funciones y controlan y supervisan el acceso a los datos para investigación ha dismi­nuido en forma considerable los problemas con que tropiezan quienes se proponen llevar a cabo una investigación comparada al disipar el temor de los recopiladores de los datos de que éstos no sean utilizados para el fin debido y facilitar el acceso a los mismos mediante el suministro y la normalización centralizados tanto de los datos c o m o de los procedimientos de acceso. Los experimentos en que se impo­nen estrictas condiciones para dar acceso por control remoto a datos confidenciales normali­zados, c o m o por ejemplo el Estudio sobre la Renta en Luxemburgo8, puede servir de m o d e ­lo para el futuro. Están bien establecidos ac­tualmente los medios técnicos para velar por

598 Mareia Freed Taylor

"X &* -

Encuesta a domicilio. Las cuestiones éticas se plantean en cada etapa del proceso - recogida de datos, tratamiento y utilización de las mismos, D . DaWo/Rapho.

la confidencialidad de los datos (y, por lo tan­to, la imposición a los investigadores de cier­tos tipos de conducta ética)9. Sin embargo, a pesar del avance de estas técnicas, el conflicto de las necesidades de acceso a información estadística y la necesidad de confidencialidad sigue evidentemente constituyendo una gran inquietud para todos los que recopilan datos con fines de investigación, especialmente quie­nes forman parte de organismos nacionales de estadística. E n los documentos del Seminario internacional sobre el carácter confidencial de las estadísticas, celebrado en Dublin en sep­tiembre de 1992, se pasa revista a algunos de los problemas con que tropiezan estos repre­sentantes de países10. E n las monografías pre­sentadas al Seminario se destacan tanto este

elemento de interés continuo c o m o , lo que es m á s pertinente al tema del presente artículo, las distintas formas en que los países tratan de resolver el problema. Si bien hay intentos de normalizar los procedimientos, ello dista aún de concretarse pero, en todo caso, los semina­rios de esta índole constituyen un paso positivo.

Medidas internas o de autorregulación

Las leyes y los reglamentos, si bien pueden evitar los peores abusos de los principios éti­cos, no pueden hacer que la investigación sea absolutamente ética. La responsabilidad in­cumbe al investigador y la forma de asegurarse

Consideraciones éticas en la investigación comparada en Europa 599

de que la investigación sea responsable y apro­piada consiste en que el investigawdor cobre conciencia de ello. Por lo tanto, debemos ocu­parnos en primer lugar de la definición y el examen de la base de toda la investigación ética en materia de ciencias sociales.

Estudio de los códigos de ética

Cabe definir al investigador ético c o m o aquel que se preocupa del bienestar de los partici­pantes en la investigación y de la forma en que se utilizarán en el futuro los conocimientos obtenidos, al tiempo de aceptar la responsabi­lidad personal por las decisiones referentes a esa utilización. A fin de evaluar la medida en que los investigadores profesionales han reco­nocido esas consideraciones éticas y la necesi­dad de mantener normas éticas, en 1993 el autor del presente artículo comenzó un estu­dio de entidades que financiaban investigacio­nes, de institutos y centros de investigación, de instituciones de investigación y de investi­gadores independientes. A continuación pre­sentamos los resultados preliminares del estu­dio, que se encuentra aún en curso.

El estudio formaba parte de un examen m á s general de los códigos de ética profesional y de investigación y se llevó a cabo a fin de determinar si los círculos de investigación en ciencias sociales eran conscientes de los posi­bles conflictos éticos y profesionales y de eva­luar el alcance actual de los códigos existen­tes".

El estudio comenzó en 1993. Se entablaron contactos con diversas organizaciones de in­vestigación en ciencias sociales a fin de deter­minar si se habían formulado y se aplicaban códigos de ética y conducta profesional y de obtener ejemplares de aquellos que estaban disponibles. Entre las organizaciones con que se entabló contacto se incluían entidades que financiaban investigaciones en ciencias socia­les, asociaciones profesionales correspondien­tes a las disciplinas de las ciencias sociales y una gran variedad de órganos académicos, cuasiacadémicos o del sector público que lle­vaban a cabo o administraban investigaciones en ciencias sociales.

E n principio se hicieron indagaciones en 117 organizaciones y se recibieron 65 respues­tas, entre ellas de 44 organizaciones que ha­

bían puesto en práctica códigos de ética profe­sional o de conducta ética y que enviaban ejemplares de ellos. D e estos últimos, dos son declaraciones1 de ética de organismos de finan­ciación de investigaciones (los Consejos de In­vestigación de Suécia y el Canadá), 30 proce­den de asociaciones profesionales de investiga­ción en ciencias sociales (como las Asociacio­nes de Psicología y Ciencias Políticas de los Estados Unidos, la Asociación de Investiga­ción Social del Reino Unido, las Asociaciones de Sociología e Investigación Educacional del Reino Unido, la Asociación de Sociología de los Estados Unidos, la Sociedad de Profesior nales de los Estados Unidos, la Asociación de Profesores Universitarios del Canadá, la Aso­ciación de Profesores Universitarios de los Es­tados Unidos y el Instituto Internacional de Estadística), 11 de instituciones de investiga­ción, universidades, centros de investigación y departamentos de investigación (como la Uni-versida de Cornell, el Centro de Investigación sobre Cambio Microsocial de la Universidad de Essex, el Centro de Sociología Educacional de la Universidad de Edimburgo y las Univer­sidades de Warwick, Surrey y Loughborough del Reino Unido).

La mayoría de los códigos y directrices que ya estaban en vigor fueron proporcionados por organizaciones de los Estados Unidos. D e las grandes organizaciones internacionales, pocas pudieron responder en forma positiva, si bien es posible que existieran códigos de esa índole pero no estuvieran en conocimiento de las personas con quienes se entabló contacto. D e haber sido así, la situación sería bastante preo­cupante. En todo caso, se pudo observar en general un alentador interés en la materia. Muchas organizaciones indicaron que esta­ban examinando la cuestión y que era posible que formulasen directrices de esa índole en el futuro.

Resumen de los principios enunciados en códigos de ética

Los principios generales en todos estos códigos se refieren a la definición de las cuestiones sustantivas que se tienen en cuenta a efectos de la investigación y a las decisiones adopta­das acerca de la realización de la m i s m a , la organización del proyecto y las metodologías

600 Mareia Freed Taylor

que se han de emplear. Todo ello es particular­mente pertinente para quien se dedica a la investigación comparada o entre países. Estos principios se pueden resumir en los siguientes términos:

Aceptación de la responsabilidad

Los investigadores principales deben ser plena­mente conscientes de las cuestiones éticas que están enjuego en la investigación que se propo­nen realizar y aceptar la responsabilidad por todos los procedimientos y las cuestiones técni­cas que guarden relación con el proyecto. Esta cuestión reviste particular importancia en la investigación comparada o entre países y es necesario estudiarla minuciosamente en una de las primeras etapas del proyecto de investi­gación. N o cabe suponer automáticamente la existencia de principios o intereses éticos co­m u n e s ni de un enfoque compartido y la res­ponsabilidad de uno de los miembros de un equipo integrado por investigadores proceden­tes de distintos países debe ser compartida por todos los demás.

Realización de la investigación

La investigación debe realizarse de manera tal que se mantenga la integridad de la actividad y no se reduzcan las posibilidades de investiga­ción en el futuro. La selección de las cuestiones para la investigación empírica debe basarse en el juicio científico m á s adecuado y en una evaluación de los posibles beneficios para los participantes y para la sociedad en compara­ción con el riesgo que han de correr los partici­pantes. Las cuestiones incluidas en la investi­gación deben guardar relación con un impor­tante problema intelectual; el investigador debe estar convencido de que no existe otra manera de investigar la cuestión y debe tener argumentos para corroborar esto.

La investigación debe llevarse a cabo en forma competente, como proyecto objetivo y científico sin sesgo alguno, utilizando un dise­ño válido de investigación que tenga en cuenta la teoría, los métodos y las conclusiones previas que sean aplicables y todo el personal de inves­tigación debe estar cualificado y ser competente a los efectos de los procedimientos empleados en el proyecto. Los investigadores deben proce­der a una evaluación de los riesgos y benefi­

cios y modificar los procedimientos a fin de respetar la vida privada, garantizar la confi­dencialidad, maximizar los beneficios y mini­mizar los riesgos. E n los casos en que sea m á s probable una excepción a los principios éticos establecidos en determinadas profesiones o a

•los de los investigadores de un determinado país, el investigador del país debe aceptar au­tomáticamente un mayor grado de responsabi­lidad.

Los investigadores deben evitar la injeren­cia indebida en la vida de las personas o comu­nidades que estudian y hacer todo lo posible por protegerlos de cualquier efecto nocivo que pue­da dimanar de la participación. Esta cuestión bien puede suscitarse en los estudios entre paí­ses, particularmente aquellos en que partici­pan comunidades de culturas y sociedades m u y distintas. Entre los elementos concretos que deben tener particularmente en cuenta quienes presentan un proyecto de investiga­ción se encuentran el consentimiento informa­do, el pleno carácter confidencial de todos los registros y la necesidad de que no se revela la identidad de los participantes.

Conocimiento de la legislación

Los investigadores deben conocer los requisitos de las leyes sobre protección de datos y otras leyes aplicables y cumplirlos. Esto es particu­larmente pertinente en el caso de los estudios entre países o entre culturas, en los que las diferencias en la legislación nacional y su apli­cación pueden causar posteriormente proble­m a s imprevistos en la investigación, ya se tra­te de problemas de análisis o de interpre­tación.

Suministro de información a terceros

Los investigadores deben suministrar informa­ción adecuada a sus colegas a fin de, que se puedan evaluar sus métodos y conclusiones y alertar a los posibles usuarios en cuanto a los límites de la fiabilidad y aplicabilidad de los datos que dimanen de sus estudios. Habría que dejar claro los principios éticos del propio in­vestigador a fin de hacer posible una colabora­ción informada con otros investigadores, sea en el plano nacional o en el internacional. Si en el proyecto de investigación participan in­vestigadores u organizaciones externos, hay

Consideraciones éticas en la investigación comparada en Europa 601

que examinar los principios profesionales y éticos aplicados a fin de velar por su armoni­zación. Por ejemplo, si a los efectos de la recopilación de datos se utilizan diversas orga­nizaciones de investigación de mercado habría que hacer referencia al código de ética de la sociedad de investigación en el mercado (na­cional).

Investigación transcultural

Quienes realicen investigaciones sobre otras culturas, países o grupos étnicos tienen la res­ponsabilidad especial de velar porque sus obje­tivos de investigación sean particulamente cla­ros, de mantenerse al corriente de los intereses de las personas o comunidades incluidas en el estudio y de respetar esos intereses. Toda la investigación debe ser compatible con las nor­m a s éticas tanto de la comunidad de origen c o m o de la comunidad receptora.

Investigación sobre grupos vulnerables

Al hacer investigaciones de personas o grupos en una relación en el marco de la cual la dife­rencia de poder pueda redundar en desmedro de ellos como sujetos (estudiantes, presos, em­pleados, grupos minoritarios o personas en si­tuación social desventajosa, por ejemplo), los investigadores deben prestar especial atención a los problemas de consentimiento y riesgo po­tencial. E n la investigación sobre niños se plantean problemas especiales en cuanto al consentimiento y el daño potencial.

Solución de conflictos

Si en la formulación del proyecto de investiga­ción o su realización se plantean dilemas éticos difíciles o no resueltos, habría que recabar la asistencia de colegas o de comités apropiados patrocinados por asociaciones profesionales.

Estos principios están consignados de di­versa forma en la mayoría de los códigos y, en la mayoría de los casos, se trata m á s de guías que de prescripciones detalladas. Se parte de la hipótesis universal de que cualquier excep­ción a esas normas éticas debe ser resultado de una decisión consciente y no de la ignorancia.

Ejemplos de códigos

Los 50 códigos de ética profesional incluidos en el estudio pueden dividirse en categorías generales básicas, la «ideal», que consigna, la «punitiva» o «regulatoria» y la «educacional» que no es ni moralista ni punitiva12.

La Declaración sobre Ética Profesional for­mulada por el Instituto Internacional de Esta­dística está en la tercera categoría, la «educa­cional», pues no es moralista ni punitiva. Según una descripción, este tipo de código «se basa en las premisas de que la mayoría de los problemas éticos no se prestan a una regla­mentación inequívoca y todas las decisiones de carácter ético deben quedar liberadas a la persona y no al grupo». La declaración apunta a describir las normas vigentes de práctica profesional, a exponer los conflictos que entra­ñe la realización de investigaciones y a impar­tir orientación acerca de las soluciones posi­bles. Su objetivo consiste en «velar porque cada decisión de índole ética esté informada por la experiencia profesional y no regida por la autoridad profesional»13. Las Directrices anotadas consignan en forma excelente los di­lemas típicos a que hacen frente los investiga­dores sociales de toda índole y han sido adop­tadas en forma modificada por otras organiza­ciones de investigación. Por ejemplo, sirvieron de base para las Directrices Éticas de la Asocia­ción de InvestigaciónSocial de Gran Bretaña y para la Declaración de Principios Éticos del Centro de Investigación sobre Cambio Micro-social de la Universidad de Essex.

E n otros códigos se combinan elementos de m á s de un tipo. Los códigos de los dos órganos de financiación (el Consejo de Investigación de Suécia y el Consejo de Investigación en Ciencias Sociales y Humanidades del Canadá) incluyen elementos de los dos tipos, de los códigos «ideales» y «regulatorios». Los princi­pios están redactados en términos generales (para así abarcar la gran diversidad de investi­gación que se puede financiar), pero el requisi­to de que se mantenga una conducta ética da a entender la necesidad de algún tipo de examen ético antes de que se concedan las subvencio­nes y de que haya una consulta en el Comité de Ética en la Investigación del propio Conse­jo o con un comité de ética oficial o semiofi-cial.

602 Mareia Freed Taylor

Según el Consejo de Investigación en H u ­manidades y Ciencias Sociales del Canadá, «Todos los postulantes que se propongan reali­zar una investigación en cualquier disciplina cuyos sujetos hayan de ser seres humanos de­ben organizar un examen desde el punto de vista ético, requisito que será aplicable cada vez que la investigación afecte a personas vi­vas o a comunidades... El Consejo se reserva un juicio definitivo en todas las cuestiones relativas a la ética en la investigación. Las directrices que figuran en el presente folleto obedecen al propósito de prestar asistencia a los investigadores y a los comités que exami­nen cuestiones de ética institucional, estén o no financiados por el Consejo...».

El Consejo de Investigación de Suécia reco­mienda que se consulte a su Comité de Cues­tiones Éticas en la investigación en todos los casos en que haya alguna duda en cuanto a la transgresión de los derechos del sujeto de la investigación. Básicamente se da a entender que todas las solicitudes pueden ser objeto de una revisión por parte de ese Comité. El C o n ­sejo de Investigación Social y Económica de Gran Bretaña está examinando un proyecto de código de ética que combina los elementos educacional y de consulta, por una parte, y de reglamentación, por la otra.

Muchas asociaciones profesionales tienen también comités de examen ético, ya sea para la solución de conflictos o para responder pre­guntas formuladas por miembros. E n los Esta­dos Unidos, la Oficina Nacional para la Inves­tigación Económica ha establecido un comité autorizado para «aprobar o rechazar, de con­formidad con las normas establecidas, la reali­zación de cualquier investigación cuyos suje­tos sean seres humanos o imponer condiciones para esa investigación»14.

E n el otro extremo (y m á s cerca de las Directrices del Instituto Internacional de Esta­dística), el Director General del C N R S de Francia, François Kourilsky, dio comienzo en noviembre a un debate sobre principios de ética. Doce académicos se reunieron para for­mular postulados básicos que habían de ser examinados en un seminario de diciembre de 1993 que se centraría en «La ética de investi­gación científica» y en el cual el debate estaría a cargo de tres filósofos15. Se recabaron res­puestas de especialistas nacionales e interna­cionales, así c o m o declaraciones concretas de

investigadores que hicieran frente a problemas éticos prácticos en sus actividades de investi­gación en curso. U n o de los moderadores del seminario, Hourya Dinaceur, insiste en que la solución no se encuentra en la legislación. El objetivo del grupo no consiste en dictar una conferencia sobre moral sino en ofrecer un marco para pensar en el tema. Sostienen que no están buscando normas de acción sino una conciencia ilustrada para establecer un interés pragmático y permanente en la dimensión éti­ca. La ética de la investigación en Francia, según sostienen, básicamente seguirá siendo siempre una cuestión de pensamiento y vigi­lancia y los científicos harán las veces de auto-censores.

Estas distintas orientaciones comparten un elemento c o m ú n , los investigadores deben co­brar conciencia ética. Sin embargo, al igual que en todo el debate de cuestiones éticas, subsiste el interrogante de si debemos y pode­m o s legislar la buena conducta o en última instancia puede ésta reducirse a una cuestión de educación y conciencia personal. Muchos de los que han escrito sobre el tema llegan, junto con Diener y Crandall, a la conclusión de que la definición de «prácticas ideales» (o la «ética de la sabiduría») en la mayoría de los casos no se materializa en situciones concretas en razón de las limitaciones y los valores en conflicto del ser h u m a n o y de que es imposible sentar normas expresas acerca de las formas de conducta buenas y malas («éticas sustanti­vas») porque no están aceptadas universal-mente por todos los académicos. Esto nos deja con las «decisiones éticas», que parten de la hipótesis de que el científico hace un juicio individual acerca de las prácticas de investiga­ción a la luz de sus propios valores éticos o morales.

Teniendo en cuenta lo que antecede, se llevó a cabo un estudio m á s estructurado de investigadores independientes, además de una reseña de los códigos de ética y las directrices éticas ya existentes. Todo ello indicó que ac­tualmente existe escasa conciencia de las di­rectrices y los códigos existentes. Las respues­tas típicas eran « m e parece que hay uno pero no tengo la menor idea de lo que dice», «creo que lo vi una vez pero no m e acuerdo bien», «¿hay tal cosa?, no tenía ni idea». Suele ocurrir que los miembros de organizaciones o asocia­ciones profesionales firmen un compromiso

Consideraciones éticas en la investigación comparada en Europa 603

ético al ingresar en ellas pero rara vez lo lean o estudien con cierto detalle.

E n vista de que no cabe dar por sentada la existencia de un conjunto de principios acep­tado universalmente por todos los académicos y en vista de las limitaciones y los valores en conflicto del ser h u m a n o , además del hecho de que los investigadores en distintas disciplinas y de distintos países no tendrán conciencia de que sus prácticas normales o sus «normas compartidas» no son en realidad ni normales ni compartidas, tampoco cabe dar por sentado que podemos confiar en que todos los investi­gadores se comporten en todo m o m e n t o de forma responsable.

H e m o s visto que en muchas de las organi­zaciones incluidas en el estudio hay una c o m ­binación de directrices de conducta ética (que dependen del autocontrol de cada uno) y de comités de examen ético (que ofrecen juicios m á s imparciales y otras perspectivas en cues­tiones de ética). Junto con las directrices y los códigos de autorregulación existen también di­versas sanciones que pueden imponerse a quienes transgreden el código o las normas. Entre ellas se incluye la censura, la amonesta­ción y, en el caso de transgresiones graves de la ética, el ostracismo de los órganos profesiona­les concretado en la negativa a financiar inves­tigaciones, en el retiro de fondos aprobados para una investigación, en la suspensión de la cooperación del público en actividades de in­vestigación y, en algunos casos, la prohibición, impuesta por proveedores o por archivos de datos, del acceso a datos estadísticos en el futuro. La amenaza de las sanciones de esta índole suele ser suficiente para disuadir a los investigadores de mala conducta o, y esto es igualmente probable, para recordarles las posi­bilidades de «buena» conducta.

Las decisiones que debe adoptar el investi­gador social suelen ser sumamente complica­das y para adoptarlas en forma satisfactoria hay que tener una conciencia m u y desarrolla­da de los problemas morales y éticos. Para el investigador comparado o para quien partici­pa en investigaciones entre países, los proble­m a s son aún m á s complejos. Por nuestra parte sugerimos una combinación de un código de autorregulación, un comité de examen ético y el recurso a sanciones legislativas en casos de transgresines graves. Para que esta solución fructifique, en todo caso, se requieren dos co­

sas. E n primer lugar, los círculos de investiga­ción deben estar interesados en las cuestiones éticas e informados de ellas. En beneficio del investigador'entre países, el debate debe tener lugar justamente en ese plano. Las diferencias en cuanto a las normas éticas y los métodos profesionales deben ser ventiladas, discutidas y, en la medida de lo posible, superadas. E n segundo lugar, es preciso formular y armoni­zar entre disciplinas y entre países las directri­ces y las posibles sanciones que conlleven. Evi­dentemente, el examen de esos temas ya se encuentra incluido en el programa de varias organizaciones de investigación comparada que están considerando la posibilidad de for­mular normas comunes de esa índole. Los círculos de investigación, a fin de velar por que ese examen tenga en cuenta las actuales necesidades de los investigadores y de los suje­tos de la investigación, deben a su vez tomar un mayor interés y participar en forma m á s activa en el debate.

Conclusión

La necesidad de un examen coherente, perti­nente y efectivo de los principios éticos en los planos europeo e internacional está cobrando carácter de urgencia en razón del desarrollo de la investigación comparada y entre países y de la frecuencia cada vez mayor con que se recu­rre a la financiación internacional para los estudios de esa índole. Todos los investigado­res deben aceptar y poner en práctica esos principios. Las diferencias en la legislación re­lativa a los productos de la investigación, así c o m o la legislación propuesta, por la que se limita la libre circulación de los datos de in­vestigación por todos los círculos de investiga­ción en Europa y el m u n d o entero, plantean una amenaza que puede llegar a ser grave para que la investigación entre países sea interesan­te y válida a efectos científicos. Unicamente mediante el debate y la formulación de nor­m a s éticas compartidas por científicos infor­mados y mediante la aplicación de sanciones que puedan ser efectivas será posible hacer frente a estas amenazas y superarlas. L a auto­rregulación y el debate informado son esencia­les para que las limitaciones a las libertades de investigación impuestas desde el exterior no

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tengan un carácter excesivamente restrictivo o punitivo.

El texto que figura a continuación se refiere a una falta de comportamiento ético en la investigación en materia de ingeniería que, según se sostiene, fue causa importante de la explosión del transbordador espacial Challen­ger de los Estados Unidos. L o reproducimos en este artículo en razón de su gran pertinen­cia en la investigación social16.

«Cualquiera que sea la disciplina de que se trate, la dimensión ética ocupa un lugar intrínseco en su práctica y nunca debe ser considerada un elemento separado o dis­tinto. D e lo contrario, es probable que la perspectiva ética quede a la zaga hasta con­vertirse en una retrospectiva y los investi­gadores y académicos miren hacia atrás para ver qué falló... La necesidad de for­

mación ética aplicada y la demanda de una comunicación efectiva son temas bien co­nocidos en la organización moderna. Hasta que estos temas sean integrados en los pro­gramas de estudios, los profesionales segui­rán atrapados en una visión de su trabajo que, en el mejor de los casos, es limitada y, en el peor, peligrosa.»

El despertar de la conciencia ética que exi­gía el equipo del C N R S que formuló un código de ética para los investigadores sociales en Francia bien puede constituir un avance esen­cial hacia una investigación realmente compa­rada. El objetivo mínimo debe ser por cierto el expuesto por Barnes en 1984 [los investigado­res deben] «aprender a vivir con la conciencia intranquila sin que ello deje de preocuparles».

Traducido del inglés

Notas

1. Para un tratamiento m á s detallado, véase Jowell, Roger «The Codification of Statistical Ethics».

2. Véase para un tratamiento más detallado The Belmont Report. En Sieber (pág. 18) figura una breve

3. Para una reseña de las leyes sobre protección de datos vigentes en los países de Europa, véase M o c h m a n n y DeGuchteneire.

4. Actualmente hay un proyecto de comparabilidad, con sede en C E P S / I N S T E A D en Luxemburgo, que trata de resolver los problemas creados por las diferencias en las leyes sobre confidencialidad y protección de los datos nacionales; el proyecto, al tiempo de crear una gran base de datos con variables comparables procedentes de diversos estudios de hogares, únicamente puede difundir parte de la base de datos a los usuarios ajenos al proyecto. Actualmente, el proyecto procura obtener los

derechos de distribución de una versión de toda la base de datos para uso público lo que, en algunos casos, entrañarla una modificación de la legislación relativa a la protección de los datos. Para mayor información, sírvase ponerse en contacto con el autor.

5. Sieber, pág. 5. Este libro, Planning Ethically Responsible Research, fue escrito a fin de impartir a los profesionales de las ciencias sociales, sus alumnos y los miembros de comités de ética en investigación, los conocimientos teóricos y prácticos necesarios para planificar una investigación conductual y social éticamente responsable y obedece al propósito de servir de «manual para concretar principios éticos en métodos y procedimientos válidos de investigación que cumplan normas tanto científicas c o m o éticas» (Prefacio, pág. xi).

6. Para un examen más detallado de estos comités, véase la sección relativa a la autorregulación.

7. En todo caso, es posible que los disuasivos m á s efectivos para la utilización indebida de datos estén constituidos por la falta de incentivos para hacerlo y por la falta de recursos suficientes.

8. El Estudio sobre la Renta en Luxemburgo, organizado y administrado por C E P S / I N S T E A D de Luxemburgo, contiene datos procedentes de un gran número de organismos nacionales de estadística. Los datos están armonizados en cierta medida y hay estrictos controles en cuanto al acceso a información que de otra manera no estaría disponible. Para mayor información, sírvase ponerse en contacton con C E P S / I N S T E A D , B . P . 65, L-7201, Walferdange (Luxemburgo).

9. Para una breve reseña de esas técnicas véase Duncan y Pearson.

10. Véase International Seminar on Statistical Confidentiality.

11. Los resultados del estudio fueron utilizados también c o m o

Consideraciones éticas en la investigación comparada en Europa 605

base para un primer proyecto de código de ética del Consejo para la Investigación Social Económica, del Reino Unido, que aún se encuentra en preparación. Para mayor información, sírvase ponerse en contacto con el autor del presente artículo.

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Teorías de la integración, e integración de la base de datos europea

Richard Sinnot

Introducción

La finalidad de este artículo es examinar los imperativos referentes a la integración de la base de datos europea que se derivan de las teorías de la integración política. H a y que te­ner m u y en cuenta que no se trata de aplicar las lecciones de la teoría de la integración al proceso de integración de la base de datos. Dada la importancia atribuida a las teorías sobre la integración fun­cional o sectorial, esta ope­ración podría ser fascinan­te e incluso, a veces, fructí­fera; entre otras cosas, las nociones de las barreras vi­sibles e invisibles al libre movimiento (en este caso de datos), del desborda­miento, de los modelos su-pranacionales contra los modelos intergubernamen­tales y de la subsidiaridad, podrían m u y bien arrojar luz sobre la empresa. Los objetivos de este trabajo son m u c h o m á s modestos. Se trata de ver, por una parte, lo que podría aprenderse acerca del proceso de integración europea si se dispusiera de una base de datos de la opinión pública plenamente integrada y, por la otra, lo que nos dice un programa de investigación sobre la integración europea respecto de los objetivos que deben tenerse en cuenta al diseñar la base de datos integrada.

Disponemos de dos puntos de partida evi­dentes. E n primer lugar, actualmente las bases de datos se organizan a escala de las naciones-

Richard Sinnott es Profesor de Política y director del C E E P A (Centre for Euro­pean Economic and Public Affairs) del University College, Dublin, Bclficd, Dublin 4, Irlanda. Sus investigaciones abarcan la integración política, la polí­tica extranjera, la opinión pública, las elecciones y el comportamiento electo­ral. Entre sus publicaciones m á s recien­tes figuran: «Irish Voters Decide: V o ­ting Behaviour in Elections and Refe­rendums, 1918-92» (1994) y, en cola­boración con Oskar Niedermayer, «Eu­ropean Publics and the Internationali­zation of Governance» ( 1994).

Estados. Empezaremos pues con la teoría acer­ca de la nación-Estado y el papel de dicha nación-Estado en el proceso de integración, y en el proceso m á s amplio de lo que podría considerarse la internacionalización del go­bierno. E n segundo lugar, las bases de datos que nos interesan son principalmente bases de datos de la opinión pública. Por consiguiente, nuestro segundo punto de partida será lo que nos diga la teoría de la integración respecto del

papel de la opinión pú­blica.

La integración y la nación-Estado

Tropezamos de inmediato con una objeción poten­cial: la predicción, aparen­temente errónea, de la de­saparición de la nación-Estado, predicción que ha hecho de la ciencia política el blanco de las críticas de Milward, quien llega a la

conclusión de que «la historia ha conquistado a la teoría...» (Milward, 1992, pág. 18). Podría alegarse que una predicción explícita o implí­cita de la decadencia de la nación-Estado se introdujo ya en la conciencia general del m u n ­do académico con la teoría de la integración neofuncionalista. Sin embargo, considerar esto c o m o una medida de la teoría de la integra­ción política es simplificar en exceso lo que dijeron los teóricos. En particular, con ello se pasan por alto tres adelantos teóricos de extre­m a importancia: el neofuncionalismo revisio-

R I C S 142/Dicicmbre 1994

608 Richard Sinnot

nista de finales de los años sesenta (Haas, 1971, Schmitter, 1971, N y e , 1971), la teoría de la persistencia de la nación-Estado (Hoff­m a n n , 1966) y las teorías de la desintegración (Gellner, 1964, 1983, Hechter, 1975). Todos estos teóricos destacan, a su manera, la impor­tancia de las naciones y las naciones-Estado y el hecho de que la integración no es inevitable sino que, en realidad, depende m u c h o de los procesos políticos que se produzcan dentro de los Estados, y entre ellos. Así pues, la impor- • tancia atribuida en las teorías recientes de la integración al papel desempeñado por la na­ción-Estado y las políticas nacionales (véase por ejemplo, Keohane y Hoffmann, 1990; W a ­llace, 1990;Moravcsik, 1991) coincide bastan­te con un desarrollo anterior, pero a m e n u d o ignorado, de la teoría de la integración que hemos denominado neofuncionalismo revisio­nista, y con las teorías de la nación-Estado y el nacionalismo. También está de acuerdo con la idea sustantiva (y teórica) fundamental de Milward, basada en la investigación histórica: que la integración, lejos de ser la antítesis de la nación-Estado, es un instrumento que favore­ce su persistente vitalidad, y que todos los desplazamientos (hacia adelante o hacia atrás) del proceso de integración están basados en las necesidades políticas de cada nación-Estado (Milward, 1992).

Sin embargo, esto no significa que haya­m o s regresado al punto de partida, o sea, a una noción de la autonomía absoluta de la nación-Estado. D e hecho, lo contrario es m á s cierto: la nación-Estado puede ocupar aún el centro de la escena, pero el entorno se ha transforma­do por causa de lo que podríamos llamar la internacionalización del gobierno. Es cierto que este fenómeno es m á s fácil de señalar que de definir. La integración europea es su forma m á s visible, pero podríamos identificar m u ­chas zonas conílictivas en el sistema interna­cional en las que los principios, normas, reglas y mecanismos de decisión implícitos (es decir, regímenes) limitan la autonomía de las nacio­nes-Estados. Pero nuestro objetivo actual no es entablar un debate definitorio, sino simple­mente señalar que el gobierno internacionali­zado puede representarse c o m o un proceso continuo que va desde la unión política de pleno derecho hasta los regímenes específicos (véase Niedermayer y Sinnott, de próxima pu­blicación) y que está relacionado con un cierto

número de cambios en el sistema internacio­nal: la aparición de una multiplicidad de agen­tes no estables en las relaciones internaciona­les, la aparición de la interdependencia econó­mica y ecológica, la presencia creciente de problemas más específicos (a este respecto se citan con frecuencia el tráfico de drogas y el delito organizado), que precisan una acción internacional concertada y, por último, la mundialización de las comunicaciones y los sistemas de información. Desde luego no hay que exagerar la importancia de los cambios (véase, en particular, la advertencia de Stran­ge, 1983), pero tampoco deben pasarse por alto y, si se toman verdaderamente en serio, apuntan a la necesidad de eliminar las barre­ras entre la política comparada y las relaciones internacionales, y entre aquélla y los estudios sobre la integración europea. La necesidad de desplazarse sin trabas entre los niveles de aná­lisis europeo o internacional, y el nivel nacio­nal, se ve fortalecida por la reciente teoría de las relaciones internacionales, que atribuye mayor importancia a la política nacional en la conducción de las relaciones internacionales (véase por ejemplo, Keohane y Nye , 1987; Haggard y S immons , 1987, y Putnam, 1988).

En cuanto a la integración de la base de datos europea, el imperativo que se deriva de esta consideración de lo que dicen la teoría de la integración y la teoría de las relaciones in­ternacionales acerca de la nación-Estado está claro: hay una urgente necesidad de estudiar la interacción entre las políticas nacionales y el proceso de integración europea, y esto signifi­ca llevar la investigación al interior de las naciones-Estado, cosa que sólo una base de datos europea integrada haría posible.

La integración y la opinión pública

En nuestro segundo punto de partida encon­tramos otra objeción potencial. Después de todo, ¿no fue el padre de la teoría de la inte­gración quien dijo, en el estudio sobre la inte­gración, «es tan inviable c o m o innecesario re­currir a las encuestas sobre la opinión pública en general y las actitudes del público...»? (Haas, 1958, pág. 16). Desde luego, si en los años cincuenta hubiera existido una base de datos europea integrada, Haas no habría teni­do que referirse a la inviabilidad de esta ope-

Teorías de la integración, e integración de la base de datos europea 609

ración. M á s importante es que después retiró su objeción de principio a las encuestas sobre las actitudes, cuando introdujo el concepto de «transferir o compartir la legitimidad de la autoridad», concepto que contrastó específica­mente con «la importancia atribuida a la leal­tad de las élites en mis anteriores fórmulas», y cuando dijo que los indicadores de la transfe­rencia de autoridad-legitimidad se encuentran, entre otras cosas, en «la élite y las percepciones de masa» (Haas, 1971, págs. 26 a 36, el subra­yado es nuestro). N o fue solamente Hass quien señaló la pertinencia de las actitudes de masa en el estudio de integración; de hecho, una característica definitoria del neofuncionalismo revisionista antes mencionado es la importan­cia atribuida a una amplia serie de variables de la opinio pública y la política cultural (Sin-nott, 1994a).

Esto nos conduce a nuestro segundo impe­rativo general: una base de datos integrada de la opinión pública es un elemento esencial para el estudio de la integración europea. Este imperativo general se asienta sobre una serie de imperativos particulares, toda una serie de hipótesis acerca de la relación entre la opinión pública y la integración, que indican las cosas que tenemos que saber para entender el proce­so de integración (para un examen detallado de este argumento, véase Sinnott, 1994a). C o n objeto de señalar las posibilidades que ofrece­ría una plena integración de la base de datos europea, examinaremos brevemente tres áreas específicas: a) actitudes frente al programa po­lítico y las cuestiones de política, b) cultura política democrática y participación, y c) iden­tidad política.

La integración y el programa político

El fenómeno de la internacionalización de los problemas y su pertinencia para el papel de la nación-Estado fue previsto ya por Hoffmann hace casi 30 años, cuando afirmó que «las cuestiones políticas transnacionales de interés para todas las fuerzas políticas y todos los públicos en los diferentes países son un requi­sito previo de la integración política» (Hoff­m a n n , 1966). Pero, ¿qué es un problema trans­nacional, o, c o m o le llamamos aquí, un pro­

blema internacionalizado? Los problemas pue­den internacionalizarse de tres maneras: inter­nacionalización atribuida, internacionaliza­ción exógena e internacionalización endógena. La internacionalización atribuida se produce cuando el público asigna la competencia o la responsabilidad de un problema a la comuni­dad u a otro órgano de gobierno internaciona-. lizado. La internacionalización exógena se de­riva de las reclamaciones de competencia hechas por la comunidad o por un organismo. La internacionalización endógena depende de la naturaleza de los problemas. Esta última internacionalización es de particular impor­tancia. La solución de algunos problemas pre­cisa la intervención de órganos de gobierno internacionalizado. E n otras palabras, la inter­nacionalización está afincada en la naturaleza del problema y existe independientemente de las percepciones del público o de las reclama­ciones de un órgano de gobierno internaciona­lizado.

La relación entre las tres formas de interna­cionalización será probablemente compleja, variable y dependiente de los problemas. E n vez de considerarlas categorías distintas y m u ­tuamente exclusivas, podemos ver las tres for­m a s de internacionalización c o m o grupos re­presentados por círculos que coinciden y se cruzan, y los diferentes problemas quedan comprendidos en los subgrupos delimitados por las intersecciones. Utilizando la anotación de grupos y un diagrama de V e n n (véase el gráfico 1), podemos proceder a un recuento sistemático de las coincidencias y las intersec­ciones (todos los problemas que se plantean a las sociedades llevan la letra U - o sea, el grupo universal-, y los tres subgrupos de problemas internacionalizados se designan con las letras A , B y C , de m o d o que el grupo A = internacio­nalización atribuida; el grupo B = internacio­nalización exógena, y el grupo C = internacio­nalización endógena). A título de ejemplo, podríamos describir una situación ideal desde el punto de vista de la teoría de la subsidiari-dad, basándonos en la igualdad de los tres grupos de problemas: A = B = C El m u n d o real no es tan claro, y es preciso pues revisar cada uno de los subgrupos. Esta revisión conduce a la identificación de secto­res políticos en los que la atribución pública y las preferencias del público interactúan para adelantar o retrasar, o quizás incluso defor-

610 Richard Sinnot

A : Problemas internacionalizados atribuidos

B: Problemas internacionalizados exógenos

C : Problemas internacionalizados endógenos

U : Problemas

Gráfico 1: Problemas internacionalizados c o m o intersecciones de conjuntos.

mar , el proceso de integración (para m á s deta­lles, véase Sinnott, 1994b).

Desde el punto de vista de los imperativos que condicionan la integración de la base de datos europea, uno de los puntos m á s impor­tantes que se desprenden del argumento ex­puesto es que los datos sobre las preferencias políticas a nivel nacional son vitales para en­tender la integración. En lo referente a los conceptos antes empleados, necesitamos datos de la opinión pública no sólo sobre la interna-cionalización atribuida sino también sobre las preferencias relativas a las cuestiones interna­cionales de m o d o endógeno. En la actualidad, mientras que «Eurobarometen> dispone de un número incluso excesivo de datos sobre la in-ternacionalización atribuida, en lo tocante a los datos sobre las preferencias la situación es claramente deficiente. Para encontrar datos sobre las preferencias relativos a todas las cuestiones internacionalizadas, y especialmen­te las endógenas, que son las m á s importantes, debemos recurrir a las series de datos naciona­les. Y para ello necesitamos una base de datos integrada.

Integración y democracia

La internacionalización del gobierno tiene se­ries consecuencias para el funcionamiento de

la democracia. C o m o observa Held: «decisio­nes adoptadas por organizaciones cuasi-regio-nales o cuasi-supranacionales c o m o la C o m u ­nidad Europea, la Organización del Tratado del Atlántico Norte o el Fondo Monetario In­ternacional, reducen la gama de decisiones que pueden tomar determinadas «mayorías» nacionales. El resultado es que un principio democrático esencial, el del autogobierno de la comunidad, «hoy día es sumamente problemá­tico» (Held, 1993, pág. 26). En consecuencia, el estudio de la integración política debe anali­zar a fondo las consecuencias de la internacio­nalización del gobierno para la práctica d e m o ­crática. En un contexto europeo esto va m á s allá de la cuestión del papel del Parlamento Europeo, por importante que sea, c o m o indu­dablemente es. En realidad, el estudio debe abarcar el alcance y la práctica de la democra­cia en los planos internacional, nacional y sub-nacional.

La mención de la democracia en el plano subnacional nos recuerda que, una vez que emprendamos el análisis del proceso político a múltiples niveles, deberemos considerar tanto el nivel superior c o m o el nivel inferior a la nación-Estado. D e hecho se produce una inte­racción entre la regionalización y la interna­cionalización a través del cultivo del regiona­lismo por la Unión Europea, mediante diver­sos programas e iniciativas de carácter político

Teorías de la integración, e integración de la base de dalos europea 611

Coches esperando en la frontera de Estados Unidos y México, entre San Diego y Tijuana, 1991. La interdependen­cia económica es un factor que entraña la integración de las bases de datos. Alain Bizos/Agcnce Vu.

612 Richard Sinnol

y los mecanismos institucionales previstos en el Tratado de Maastricht. Para contrarrestar la autonomía de la nación-Estado, la regionaliza-ción del gobierno es una fuerza menos destaca­da y quizás menos coercitiva que su interna-cionalización. Esto ocurre ciertamente con dos de sus manifestaciones, la nueva afirmación de ciertas regiones ricas y desarrolladas situa­das en las zonas centrales del desarrollo econó­mico europeo, o cerca de ellas, las «regiones burguesas» de Harvie (Harvie, 1994, pág. 3), y la regionalización inducida, creada por los pla­nes de descentralización y concesión de la au­tonomía, emprendidos a iniciativa del gobier­no central. La tercera manifestación de regio­nalismo es de otro orden, al estar vinculada a las fuerzas m á s potentes de la etnicidad y la diferencia cultural y acercarse m u c h o al nacio­nalismo o irredentismo secesionista, o conver­tirse incluso en una expresión del m i s m o . Esta cuestión del vínculo entre la etnicidad y las políticas regionales se considera en la próxima sección. Por el m o m e n t o , baste con señalar que estas tres manifestaciones del regionalis­m o pueden coincidir, multiplicando su impac­to potencial.

El programa de investigación que se deriva de este problema de la democracia a múltiples niveles conlleva un claro imperativo de inte­gración de la base de datos europea. La cues­tión capital de la investigación es la democra­cia, tal c o m o la ven y la experimentan los ciudadanos en los planos local, regional, na­cional e internacional. Las áreas específicas de investigación a estos distintos niveles son la conciencia de las instituciones democráticas por parte de los ciudadanos, la confianza en esas instituciones, el sentido de la eficacia y, por último, la participación (en los procesos político informales, en las elecciones a todos los niveles y en los referendums). Es probable que deba prestarse especial atención al estudio de la expresión particular de la democracia que vincula lo nacional con lo internacional de un m o d o m u y directo, por ejemplo, los refe­rendums para el ingreso en la Comunidad/ Unión Europea y los cambios de los tratados y cuestiones afines (por ejemplo, el referéndum suizo sobre la Zona Económica Europea). En resumen, la preocupación por el déficit d e m o ­crático a nivel europeo impone que nuestro estudio no se limite al papel del Parlamento Europeo, sino que abarque la democracia en

todas sus manifestaciones. N o sólo necesita­m o s tener acceso a estudios sobre las eleccio­nes nacionales, sino que precisamos también datos sobre el comportamiento de los electores y sobre las actitudes hacia la democracia y la participación a todos los niveles.

La integración y la identidad política

Cuando se habla de nacionalismo surge ense­guida el espectro de los conflictos creados por identidades enfrentadas. Sería posible, desde luego, dedicar exclusivamente una parte de la base de datos integrada a este tema. Sin e m ­bargo, lo m á s importante es que el análisis de las sociedades divididas en grupos étnicos, en Europa occidental o en Europa central y orien­tal, se efectúe en el contexto m á s amplio de la internacionalización del gobierno. A d e m á s , a medida que avanza la integración, la identi­dad deja de ser un problema exclusivo de los países aquejados de conflictos étnicos. En la nueva situación, este problema afectará a to­das las naciones-Estados. Por consiguiente, la investigación en este campo debe centrarse en tres temas. El primero es la cuestión de la identidad europea y su relación con la identi­dad nacional, incluido el problema de deter­minar si una de las dos identidades, o las dos, son pluralistas o étnicas, y el problema conexo de las consecuencias de las recientes manifes­taciones de conflictos comunales, racismo y xenofobia. El segundo es el problema específi­co de las identidades nacionales conflictivas en Europa occidental, y también en Europa central y oriental. Estos problemas tienden a estudiarse aisladamente, c o m o si no fuera po­sible abstraerlos de su contexto histórico in­mediato. Lo que necesitamos m á s que nada es un estudio comparado que tenga en cuenta el contexto histórico, pero que aborde las cues­tiones generales sugeridas por las teorías del nacionalismo i la etnicidad. Por último, la in­vestigación en este campo debe ocuparse del posible efecto de la internacionalización o la regionalización del gobierno en la mejora di­recta o indirecta de los problemas del naciona­lismo y los conflictos étnicos.

El acceso a los datos y la integración de éstos es un requisito previo para el estudio sistemático de estas cuestiones. T o m e m o s

Teorías de la integración, e integración de la base de datos europea 613

c o m o ejemplo el problema de Irlanda del Nor­te. Los principales estudios sobre las actitudes frente al conflicto en Irlanda del Norte son m u y conocidos y accesibles, por lo menos c o m o informes (Rose, 1973; Davis y Sinnott, 1979, y Moxon-Browne , 1983). N o obstante, además de estas informaciones hay numerosas series de datos pertinentes de la opinión públi­ca que se han recogido y deben protegerse y hacerse accesibles si se quiere entender plena­mente esta manifestación particular del pro­blema de la integración/desintegración. N o cabe duda de que esta observación puede apli­carse a otros conflictos étnicos o nacionales europeos de larga data y, a medida que pasa el tiempo, se hace cada vez m á s aplicable a los conflictos étnicos reales y potenciales (y m á s peligrosos) en Europa central y oriental. Para que toda Europa pueda aprovechar el legado y el impulso de la integración con objeto de responder a estos desafíos, hay que disponer de la clase de datos integrados que son indis­pensables para mejorar nuestro conocimiento de estos problemas.

Conclusión Integración, tiempo y espacio

En este trabajo nos hemos centrado en un pequeño sector de la teoría política empírica. Es de suponer que podrían nacerse deduccio­nes similares en otros sectores de la investiga­ción social y política. Limitándonos al tema en examen, los imperativos de que se trata pue­den resumirse por referencia a las dimensiones del espacio y el tiempo. El imperativo tempo­ral es, en cierto m o d o , obvio. Y precisamente porque es obvio, es fácil pasarlo por alto; afor­tunadamente tampoco es difícil exponerlo con concisión y claridad. La integración es, en su

esencia, un proceso, y por consiguiente debe estudiarse en el tiempo. La razón de que insis­tamos en este punto es que muchas de las consideraciones expuestas podrían verse c o m o una petición de nuevos proyectos de acopio de datos. H a y que pensárselo bien antes de afir­mar que no necesitamos recoger nuevos datos. Desde luego que los necesitamos. Pero necesi­tamos también utilizar los datos existentes en todos los sectores indicados, no sólo porque están ahí y son rentables, sino también y sobre todo porque ello nos puede revelar claves vita­les para la solución de los rompecabezas que desafían nuestra comprensión del proceso de integración, y su desarrollo en el tiempo.

Sin embargo, el estudio de la integración no sólo debe moverse libremente por el ámbi­to temporal, sino que también debe desplazar­se sin trabas dentro de los límites espaciales existentes. Nuestra comprensión del proceso de integración europea y de los problemas an­tes indicados mejoraría m u c h o si una base de datos europea integrada nos permitiera pene­trar profundamente dentro de las fronteras de la nación-Estado. H a y que disponer de series de datos de la opinión pública compilados a nivel nacional, para hacer no sólo análisis comparados sino un análisis que vaya más allá de la comparación, para poder pasar libremen­te del plano nacional o subnacional al interna­cional, superando la distinción entre la políti­ca comparada y las relaciones internacionales, y entre el estudio de las políticas internas y el estudio de las políticas comunitarias.

En resumen, la integración de la base de datos europea contribuiría de m o d o importan­te a nuestra comprensión del proceso de inte­gración europea.

Traducido del inglés

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Fuentes estadísticas para la investigación social comparada en Europa

Franz Rothenbacher

Introducción

La reciente evolución política de Europa hace indispensable plantear el problema de las ba­ses de datos para la investigación social c o m ­parada europea. Los años de lenta evolución, a comienzos del decenio de 1980, han quedado atrás; ahora la integración europea avanza a ritmo acelerado, particularmente en relación con el mercado único, desde la promulgación, el 1.° de enero de 1993, del Acta Única Europea (Wei­denfeld and Wessels, 1986). Las rápidas refor­m a s institucionales ten­drán importantes conse­cuencias para todos los ti­pos de información, y es­pecialmente para las esta­dísticas. Es de prever, pues, para un futuro próxi­m o , la creación de un Sis­tema Estadístico Europeo (SEE).

Por otra parte, los cam­bios políticos en Europa oriental, con la disolución de las estructuras institucionales y la transición a las economías de mercado, han tenido consecuencias impor­tantísimas para la producción de información social. En lo que se refiere a los datos estadísti­cos, será necesario revisar gran parte del siste­m a estadístico anterior para reflejar el cambio en las instituciones sociales. Por consiguiente, habrá que elaborar una serie completamente nueva de estadísticas, c o m o por ejemplo, esta­dísticas del mercado de trabajo o del Sistema Nacional de Cuentas (SNC) , etc. Para las cien-

Franz Rothenbacher trabaja como so­ciólogo en el Archivo de Investigación E U R O D A T A , del Centro de Investiga­ción Social Europea de Mannhe im ( M Z E S ) , Universidad de Mannheim, 68131 Mannheim, Alemania. Entre las cuestiones que le interesan en particu­lar figuran los informes sociales euro­peos, la sociología de la familia euro­pea y la estructura social de Europa. Sus publicaciones más recientes son Soziale Ungleichheit im Modernisie­rungsprozeß des 19. und 20. Jahrhun­derts (1989) y (en colaboración con otros) Social Statistics and Social Re­porting in and for Europe (1994).

cias sociales es de especial importancia no sólo mantenerse al corriente de esta rapidísima evolución sino también tener alguna influen­cia sobre ella, para garantizar un mejor acceso a los datos que se creen ahora y en el futuro. Los tratados de asociación de la Unión Euro­pea con Polonia, Checoslovaquia y Hungría, de diciembre de 1991 (Bruselas), harán nece­saria una reestructuración a fondo de las esta­dísticas nacionales en esos países, para ajustar­

ías a las normas de la C o ­munidad Europea.

La transición a la eco­nomía de mercado de los países que pertenecieron al Consejo de Asistencia Eco­nómica Mutua ( C A E M ) y su subsiguiente reorienta­ción hacia Europa occiden­tal, tienen consecuencias también para los países nórdicos. Los países escan­dinavos están sometidos a una presión creciente para que se aproximen m á s a Europa occidental, y en

particular a la Unión Europea (UE) . Ante la nueva situación económica y política, Suécia, y m á s recientemente Finlandia (18 de marzo de 1992) solicitaron su ingreso en la U E . Los países nórdicos tienen una experiencia m u c h o mayor y más antigua de cooperación interesta­tal que los países de la U E , ya que en ellos la colaboración entre Estados se remonta al dece­nio de 1890. Estas primeras actividades fueron el punto de partida de un proceso que culminó en la creación en 1952 del Consejo Nórdico, que hace dos años celebró su 40.° aniversario,

RICS 142/Diciembre 1994

616 Franz Rothenbacher

y que es la principal institución de armoniza­ción jurídica (Unión Nórdica de Pasaportes, mercado c o m ú n del trabajo, Convención So­cial, reconocimiento mutuo de títulos univer­sitarios) y estadística.

Otra etapa importante en el camino hacia la integración europea es la probable creación de un Espacio Económico Europeo a m o d o de unión económica entre los doce Estados miembros de la U E y los siete países m i e m ­bros de la A E L C (Austria, Finlandia, Islândia, Liechtenstein, Noruega, Suécia y Suiza). Las cuatro libertades del mercado interno -libre movimiento de mercancías, servicios, perso­nas y capitales- se harán extensivas a toda Europa occidental, con una población total de 380 millones de personas.

E n el ámbito de la U E , los países y regiones periféricas de Grecia, Irlanda, España, Portu­gal y el sur de Italia, con un menor grado de desarrollo económico y social, son de especial interés; para estos países los procesos de con­vergencia con los Estados miembros m á s desa­rrollados, ya iniciados en diversas áreas, son de gran importancia.

Estadísticas nacionales: Datos para la investigación social europea Estadísticas sociales en Europa occidental

E n lo relativo a los datos estadísticos y sociales a nivel nacional, las categorías m á s importan­tes son los censos, las encuestas de muestreo estadístico y los registros administrativos.

1. Los censos, entendidos en su sentido ' amplio -que incluye sus diferentes modalida­des- son una de las fuentes m á s importantes de la investigación social comparada. Dentro de esta categoría de fuentes de datos, pueden distinguirse por lo menos dos tipos: a) censos de población y de los hogares, y b) censos de las instituciones. C o n m u c h a frecuencia estas dos clases de censos se llevan a cabo simultá­neamente, en un marco c o m ú n (Cuadro 1). A d e m á s del hecho importante de que los cen­sos abarcan la población total y por consi­guiente facilitan el análisis regional, los datos censales adquieren una relevancia especial cuando pueden combinarse con otras fuentes estadísticas. Eso es posible en los sistemas na­cionales de información estadística que utili­

zan el código de identificación personal en todas las series estadísticas.

2. Las encuestas de muestreo son la segun­da fuente de investigación social en orden de importancia. E n una primera subdivisión po­demos distinguir: a) microcensos globales, y b) encuestas de muestreo temáticas.

a) Los microcensos (Cuadro 2a) se efectúan con muestras de tamaño relativamente grande y, a diferencia de las otras encuestas de mues­treo, abarcan múltiples temas (estadísticas de la población y de la familia, empleo, vivienda, etc.). N o obstante, los microcensos sólo se lle­van a cabo en algunos países de habla alemana y en el Reino Unido.

b) E n casi todos los demás países se efec­túan diversas encuestas de muestreo temáticas. Algunas de las encuestas m á s importantes de este grupo son las siguientes:

1. Las encuestas de la fuerza de trabajo, que actualmente realizan todos los países europeos en una forma u otra (Cuadro 3). 2. Las encuestas sobre los presupuestos del hogar (Cuadro 4a). Este tipo de encuesta, que actualmente se recoge en todos los paí­ses europeos, recaba datos sobre el ingreso y el consumo de los hogares y por consi­guiente es una fuente esencial para el estu­dio de las condiciones y niveles de vida de los diversos grupos sociales. 3. Otra encuesta m u y importante es la que trata de la distribución del tiempo (Cuadro 5a). Sólo en el último decenio ha empezado a apreciarse la importancia de este tipo de encuesta para diversas disciplinas del cono­cimiento y la investigación. Los datos so­bre la distribución del tiempo son especial­mente importantes, por ejemplo, para la política relativa a la familia y a la mujer, porque permiten estudiar el trabajo de hombres y mujeres en la familia. A d e m á s , estas encuestas se utilizan actualmente para mejorar las cuentas nacionales, por­que facilitan el cálculo de la producción asistencial a partir de la medida de la pro­ducción del hogar (Ehling/Schäfer, 1988; Bechtold/Ehling, 1990; Ehling/von Schweitzer et al., 1991). 4. Las encuestas sobre los ingresos se llevan a cabo en la mayoría de los países de Euro­pa occidental, y especialmente en los Esta­dos miembros de la U E (Marsden y Redl-bacher, 1984).

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Fuentes estadísticas para la investigación social comparada en Europa 625

5. A d e m á s de esos cuatro tipos especiales de encuestas de muestreo, en varios países se realizan diversas encuestas ad hoc y espe­cializadas. U n gran número de encuestas ad hoc se llevan a cabo, en particular, en Francia (Desabie, 1987), los Países Bajos (encuesta sobre la d e m a n d a de vivienda, encuesta sobre la salud), el Reino Unido (estudio longitudinal, encuesta alimentaria nacional), Italia (diferentes encuestas sobre la familia), Noruega (encuesta nacional), Italia (diferentes encuestas sobre la fami­lia), Noruega (encuesta sobre la familia y la ocupación) y España (encuesta de fecundi­dad) (Cuadro 6). c) A d e m á s de las encuestas temáticas, son

m u y frecuentes las encuestas sobre grupos es­peciales de la población. A este grupo pertene­cen, por ejemplo:

1. las encuestas sobre los extranjeros y los trabajadores «inmigrantes» (Alemania, Países Bajos) 2. las encuestas sobre los niños (Noruega, Alemania) 3. las encuestas sobre las minorías étnicas (Países Bajos: naturales de Suriname y de las Antillas Neerlandesas) 4. las encuestas sobre los jóvenes (Países Bajos) y sobre los ancianos (Países Bajos). Las encuestas de este tipo pertenecen en

general al área de la investigación social, aun­que en la mayoría de los casos se originan en los servicios de estadística.

d) E n algunos países, c o m o Dinamarca y Alemania, se llevan a cabo encuestas generales que son un flexible instrumento para las cien­cias sociales y para la estadística (Dinamarca: 1974-, anual; Alemania: 1980-; bianual).

3. La tercera fuente principal de la investi­gación social son los registros administrativos. Hasta ahora los servicios estadísticos oficiales en Europa no recurrían m u y frecuentemente a los registros. El procedimiento consiste en uti­lizar los registros administrativos c o m o base para el acopio de datos destinados a los censos de población y las encuestas de muestreo. Al­gunos ejemplos permitirán ilustrar este proce­dimiento:

a) Hasta ahora, sólo algunos países escan­dinavos c o m o Dinamarca, Noruega, Finlandia y Suécia, llevaban a cabo censos basados en los registros. Dinamarca efectuó su último censo convencional en 1970, y en 1976 y 1981 los

censos levantados se basaron en los registros. E n Suécia (con intervalos censales de cinco años desde 1960), se aplica un procedimiento mixto basado en los cuestionarios y los regis­tros. L o propio ocurre en Finlandia (con inter­valos censales de cinco años desde 1970), pero con una utilización creciente, actualmente m a -yoritaria, de los registros.

E n algunos países europeos va en aumento la práctica de hacer censos de población basa­dos en los registros. E n los Países Bajos, la ley de 1991 abrogó los censos tradicionales des­pués de que la opinión pública hiciera fracasar el censo decenal de población de 1981. Actual­mente se aplica un programa de sustitución estadística, basado en tres fuentes de datos, a saber, los registros de población (el elemento central), la encuesta sobre la fuerza de trabajo y la encuesta sobre la d e m a n d a de vivienda.

E n Bélgica, el censo de 1981 ya utilizó datos personales básicos procedentes del Re­gistro Nacional. E n este registro se almacenan datos básicos (nombre y apellido, sexo, fecha de nacimiento, nacionalidad, relación con la persona de referencia del hogar), con un nú­mero personal de identificación. Siguiendo el ejemplo escandinavo, Bélgica está establecien­do una red de registros administrativos, basada en el código de identificación personal.

b) Los registros administrativos son una fuente valiosísima de datos para las encuestas de muestreo, e incluso para las encuestas glo­bales sobre el bienestar. Ejemplo de.ello es el procedimiento seguido por el Instituto Sueco de Investigación Social (SOFI), al preparar sus encuestas sobre el nivel de vida. A d e m á s del acopio de datos por cuestionario, se recurre frecuentemente a diversos registros adminis­trativos, c o m o el registro de ingresos.

Las estadísticas sociales en las economias de transición de Europa oriental

La transición a la economía de mercado en los países de Europa oriental tiene importantes consecuencias para los sistemas estadísticos. Desde noviembre de 1989 ha habido que reor­ganizar muchos sectores estadísticos. E n 1990 la mayoría de estos países aplicaron nuevos métodos y planes para el acopio de las estadís­ticas oficiales que son menester en una econo­mía de mercado, y en 1991 se publicaron las primeras series estadísticas nuevas. E n los dos

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últimos años la reorganización de los sistemas estadísticos de la mayoría de los países de Europa oriental estaba ya m u y avanzada (ECE, 1990; Jilek, 1992).

En las economías de planificación central las estadísticas tenían finalidades y estructuras diferentes. Los datos recogidos no respondían a los mismos conceptos que los de las econo­mías de mercado, y algunas estadísticas que las economías de mercado necesitaban urgen­temente no eran importantes para las econo­mías de planificación central (por ejemplo, las estadísticas del mercado de trabajo, o de los precios).

Si consideramos únicamente las estadísti­cas sociales y demográficas - y en particular las encuestas de muestreo- los resultados de los considerables esfuerzos desplegados para la re­colección de estadísticas sociales son bien visi­bles. En Checoslovaquia, Hungría y Polonia se llevaban a cabo regularmente microcensos multitemáticos (Klinger y Kepecs, 1986) (Cua­dro 2b). En 1989, todos los países de Europa oriental hacían encuestas sobre el presupuesto del hogar, que en su mayor parte habían co­menzado en los años cincuenta y a menudo se efectuaban con una periodicidad anual (Cua­dro 4b). Los países de Europa oriental introdu­jeron antes que los países de Europa occiden­tal las encuestas nacionales, sobre la distribu­ción del tiempo (Cuadro 5b) (Kordos, 1988; Belova y Dmitrichv, 1988; Fiebiger, 1989). Además de .estas encuestas regulares, se lleva­ban a cabo otras encuestas especializadas, en particular sobre los ingresos y los gastos y las condiciones de vida, así c o m o un elevado nú­mero de encuestas ad hoc.

N o se dispone de estadísticas de registros y encuestas sobre la m a n o de obra y el empleo; hasta la transición a la economía de mercado los países de Europa oriental no efectuaban encuestas sobre la fuerza de trabajo, que es uno de los instrumentos más importantes de las estadísticas de Europa occidental. Faltaban también estadísticas económicas de otro tipo, como las cuentas nacionales, las estadísticas de precios, la hacienda pública y la moneda, o bien los indicadores de los ciclos comerciales (Anónimo, 1990). En el campo demográfico y social, podríamos añadir las estadísticas de la migración, los indicadores sociales y la aplica­ción de las clasificaciones uniformes interna­cionales. Todos, estos tipos de estadísticas han

tenido que introducirse o revisarse en los últi­m o s años.

La difusión de las estadísticas sociales

M á s allá del ámbito nacional y en el contexto espacial de la innovación transfronteriza, se plantea el problema de cuál será el marco de las estadísticas sociales en Europa. E n primer lugar, ciertos tipos de estadísticas y encuestas sociales pueden considerarse innovaciones so­ciales; y es posible analizar su aceptación por parte de los agentes políticos y estadísticos. El proceso de difusión es uno de los pocos proce­sos sociales que pueden considerarse «cuasina-turales»; sin embargo, en realidad, muchas ve­ces son procesos que no reflejan el modelo teórico de la curva de difusión en S. Así pues, puede ocurrir que la curva de difusión se apla­ne, o que haya una fase inicial m u y larga, o que se produzcan procesos de sustitución que den lugar a un pronto descenso de la curva, después de la subida inicial. Teniendo en cuenta todo esto, es m u y interesante examinar los factores que determinan la forma concreta de los procesos.

E n lo relativo a la difusión de los tipos específicos de estadísticas sociales en Europa, hasta 1989 hubo un factor institucional princi­pal (los diferentes sistemas económicos) que determinó la no difusión de muchas estadísti­cas sociales entre Europa occidental y Europa oriental. Esto es así porque las de los sistemas de mercado requieren estadísticas distintas a las de los sistemas de planificación central. N o obstante, si bien existía una importante línea divisoria, se observaban influencias mutuas y una cierta convergencia en el campo estadísti­co, mediante los contactos entre redes. Esto se debe principalmente a la labor de una sola institución estadística en Europa que, desde su creación en 1952, incluyó a los países de Euro­pa oriental: la Conferencia de Estadísticos Eu­ropeos (CEE), perteneciente a la Comisión Económica para Europa (CEPE), de las Nacio­nes Unidas, con sede en Ginebra. Por interme­dio de esta institución se aceptaban en toda Europa muchas recomendaciones sobre esta­dísticas, como las estadísticas relativas a la población y los censos sobre la vivienda, inde­pendientemente del sistema económico. La transición a la economía de mercado ha indu­cido a los países de Europa oriental a aproxi-

628 Franz Rothenbacher

m a r sus sistemas estadísticos desde 1989. Esto es especialmente aplicable a Polonia, Checos­lovaquia y Hungría, que en la actualidad están asociados con la U E . Existen pues estructuras institucionales comunes y una considerable, aunque no completa, convergencia.

T a m p o c o la difusión de tipos específicos de estadísticas sociales es completa entre los Estados miembros de la Unión Europea. Esto se debe principalmente a que hasta ahora las estadísticas sociales sólo se elaboran y norma­lizan parcialmente en la U E . En consecuencia, los Estados miembros tienen m u c h o margen para intervenir o no en sectores concretos.

Es evidente que el C A E M tuvo un efecto integrador en los sistemas estadísticos de los Estados miembros (con la excepción habitual de Albania). A d e m á s del sistema nacional de cálculo del producto nacional, el Sistema del Producto Material ( S P M ) , todos los países ha­cían encuestas del presupuesto del hogar y de la distribución del tiempo. Los microcensos globales sólo se efectuaban en Checoslovaquia y Hungría, probablemente bajo la influencia de los países occidentales de habla alemana.

E n los países de Europa occidental ha habi­do muchas oportunidades -a pesar de las acti­vidades de la U E y de otras organizaciones internacionales c o m o la C E P E , la C E S , la O C D E , la A E L C , el Consejo Nórdico y el Con­sejo de Europa- de conferir características propiamente nacionales a los sistemas estadís­ticos. Ejemplo de ello es la difusión de tipos particulares de encuestas sociales.

Dejando aparte los censos de población, cuya difusión era ya completa en el siglo X I X (véase el Cuadro 1 ), a este respecto convendrá considerar los microcensos globales, las en­cuestas del presupuesto del hogar y las encues­tas de la distribución del tiempo.

Los microcensos globales empezaron a efec­tuarse a finales de los años cincuenta, y son el tipo predominante de censos en los países ger-manófonos, aunque también se llevan a cabo en el Reino Unido. Por consiguiente, su difu­sión es relativamente escasa. Otros países de Europa occidental recurren a diversos tipos de encuestas sustitutivas. H o y día las encuestas sobre el presupuesto del hogar, cuyo origen se remonta también a los años cincuenta, son comunes a todos los países de Europa occiden­tal. E n cambio, las encuestas sobre la distribu­ción del tiempo, que son la tercera fuente en

orden de importancia, son m á s recientes y su difusión sigue progresando. En resumen, pues, en el contexto de las fuertes tendencias inte­gradoras en los países de Europa occidental, hay procesos de difusión de algunos tipos de encuestas ya completados, otros en vías de completarse y algunos procesos sustitutivos que acaban de iniciarse (por ejemplo, la susti­tución de los censos totales de población por las estadísticas basadas en los registros).

El nivel europeo: Datos armonizados para la investigación social europea

La Comunidad Europea

Las estadísticas europeas tienen sus propios objetivos c o m o disciplina independiente, pero también forman parte del sistema estadístico internacional y tratan por consiguiente de mantener su compatibilidad con las normas y recomendaciones internacionales1.

La principal tarea de la Unión Europea (UE) y de su oficina de estadística, Eurostat, consiste en elaborar una base armonizada de datos estadísticos para los Estados miembros de la U E (Schumacher, 1981). En primer lu­gar, la labor de Eurostat tiene una dimensión política, por cuanto suministra datos a la C o ­misión Europea y a su programa de estadísti­cas; por consiguiente, hasta ahora su mandato se ha limitado estrictamente a las tareas políti­cas de la Comisión. La labor de Eurostat es importante, porque es prácticamente el único organismo supranacional del m u n d o que hace estadísticas comparables, c o m o parte de su trabajo normal. Por lo tanto, esos datos son de la m á x i m a importancia para las ciencias socia­les en general y para la investigación social comparada en particular.

Hasta la fecha, las encuestas de muestreo de la U E (Cuadro 7) que se han armonizado son las siguientes: - encuesta sobre la fuerza de trabajo; - encuesta sobre los gastos de la familia; - encuesta sobre el costo del trabajo, y - encuesta sobre los ingresos.

La encuesta m á s importante quizás de la U E en el campo de las estadísticas sociales es la Encuesta sobre la Fuerza de Trabajo (EFT). La E F T , que se llevó a cabo por primera vez

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Máquina de sumar de Lindholm. La estructura de una base de datos depende de los medios matemáticos e informáticos disponibles para su utilización. Colección Lconand da Selva/Edimedia.

recientes sobre los presupuestos del hogar, ce­lebradas en 1979 y 1985, aquéllas corrieron a cargo de Eurostat, en el marco de un programa de armonización. Para la encuesta de 1979, se armonizaron las encuestas nacionales de los diez Estados miembros de la U E , con arreglo a un plan común. Los resultados se publicaron en dos volúmenes (1984, 1986). La segunda tanda de presupuestos familiares se armonizó en torno a 1985. El primero de los dos volú­menes apareció en 1990.

U n tercer tipo de encuesta de muestreo realizado por Eurostat en el campo de las esta­dísticas sociales es la encuesta sobre los costos del trabajo. Esta encuesta empezó a practicarse en 1953 en la Comunidad Europea del Carbón y el Acero, con periodicidad anual. Desde 1966 se lleva a cabo también para otras industrias. En 1970 se hizo la primera encuesta sobre la industria de los servicios. En 1988 se unifica­ron las encuestas sobre los costos de trabajo de la industria y los servicios.

El cuarto tipo de encuesta de muestreo es

en 1960, fue anual de 1968 a 1971, bianual de 1973 a 1983 y volvió a ser anual en 1983. A partir de 1992, se amplió considerablemente, con un número mucho mayor de preguntas y nuevos conceptos c o m o «tipos de trabajo no habituales (jornada parcial, trabajo temporal, turnos, trabajo de fin de semana, etc.), forma­ción profesional, pluriempleo, migración y movilidad regional» (Comisión de las C o m u ­nidades Europeas, 1991a). En la actualidad, la E F T es la única fuente para las investigaciones sobre la estructura de la fuerza laboral europea (empleo femenino, características de la m a n o de obra de los hogares, etc.), y la dinámica del mercado de trabajo (desempleo, fluctuación de la fuerza de trabajo, distribución regional del desempleo).

Otra encuesta especialmente importante para las cuestiones sociales es la encuesta sobre el presupuesto del hogar. En 1963 y 1964 se efectuaron encuestas de ámbito comunitario en los seis Estados que constituían entonces la Comunidad. A diferencia de las encuestas más

Fílenles estadísticas para la investigación social comparada en Europa 631

la encuesta sobre los ingresos en la industria y sobre los ingresos de los trabajadores perma­nentes en la agricultura. La primera de estas encuestas se hizo a partir de 1964, y la segun­da a partir de 1974 (Comisión de las Comuni ­dades Europeas, 1991b).

Además de las encuestas de muestreo, otra fuente importante de las estadísticas de la U E son los censos de la población y la vivienda. U n primer intento en este campo consistió en la sincronización de los datos de referencia de los censos de los Estados miembros, primero para la serie de 1980-1981, y después para la de 1990-1991. El intervalo recomendado fue del 1.° de marzo al 31 de m a y o de 1991. Sin embargo, no fue posible sincronizar los censos en esta ocasión, como se había hecho con cen­sos anteriores. Así pues, Francia hizo su censo en marzo de 1990 e Italia en octubre de 1991. En Alemania, el censo se organizó en 1987, y hubo que sustituir el censo de 1991 por un microcenso. En los Países Bajos el último cen­so se realizó en 1971, y a partir de entonces se han organizado encuestas especiales. En Dina­marca, c o m o en otros países escandinavos, el censo se efectúa a partir de los registros y otras encuestas complementarias. Hasta ahora no ha sido posible subsanar las diferencias en la sincronización o en los métodos de recolec­ción de datos. Por el contrario, estas diferen­cias van en aumento.

Otras estadísticas armonizadas, no proce­dentes de las encuestas de muestreo sino de los registros administrativos o de los archivos de los diversos organismos (por ejemplo los servi­cios de seguridad social) son m u y importantes para las estadísticas sociales. Las estadísticas de protección social empezaron a calcularse en 1962/1963, en forma de cuentas sociales que incluían los ingresos y los gastos de la protec­ción social, pero no datos sobre las prestacio­nes y los beneficiarios. Los datos se tomaron de fuentes nacionales y después se normali­zaron.

En 1980 se introdujo una mejora esencial, con el nombre de Sistema Europeo de Estadís­ticas Integradas de la Protección Social (ESS-P R O S ) y se elaboró una nomenclatura integra­da. Desde que se creó este sistema, los datos se reúnen a un nivel desagregado de los distintos organismos y, por lo tanto, en la actualidad se incluyen también datos sobre las prestaciones en especie y los beneficiarios.

Las estadísticas de la educación empezaron a recogerse en 1968, y ahora se producen a intervalos regulares de varios años. Entre los sujetos estadísticos figuran los alumnos y estu­diantes de escuelas y universidades y el perso­nal docente, y las estadísticas se han ampliado de m o d o que incluyan la formación de adultos y la formación profesional. Subsisten conside­rables diferencias entre los sistemas educati­vos nacionales, que siguen dificultando la in­terpretación de estos tipos de estadísticas.

E n el área de las estadísticas de la salud, por ahora sólo pueden publicarse datos sobre la mortalidad y las causas de la muerte, porque todavía no se hacen estadísticas de la morbili­dad ni de los hospitales públicos.

Los datos sobre las condiciones de la vivien­da y la construcción no se reúnen aún. de m o d o sistemático, con la excepción de los censos decenales de la población y la vivienda, para los cuales se preparan cuadros normalizados.

E n 1990 la Comisión propuso al Consejo un programa plurianual (1991-1993) de elabo­ración de estadísticas del turismo (Kommis ­sion der Europäischen Gemeinschaften 1990a). Este programa recoge y armoniza to­das las estadísticas disponibles en los Estados miembros respecto de la demanda y el rendi­miento de los servicios de turismo2.

En lo tocante a las estadísticas del medio ambiente1, la Comisión sometió una propuesta al Consejo para la creación de un programa cuatrienal (1990-1993) de preparación de esta­dísticas regulares sobre el medio ambiente (Kommission der Europäischen Gemeinschaf­ten 1990b).

La definición moderna de la estadística c o m o base de la descripción numérica de la sociedad (que en los sistemas estadísticos na­cionales es mucho m á s teórica que práctica, porque la recolección de datos tiene siempre finalidades políticas) no corresponde a la tarea predominante del sistema estadístico europeo. A ello se debe la ausencia de algunas estadísti­cas sociales importantes. Así pues, en la actua­lidad no hay estadísticas sobre los hogares y la familia, aunque se han dado los primeros pa­sos en este sentido, con la creación de un Observatorio de la Familia. T a m p o c o existen estadísticas de la salud en el sentido estricto del término; y faltan por completo estadísticas judiciales, lo que refleja la falta de un código penal europeo. Las estadísticas de la educación

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636 Franz Rolhenbacher

deberán ampliarse para satisfacer las necesida­des del mercado único. Las estadísticas de la protección social se encuentran en una fase m u y preliminar, y también deberán ampliarse.

El Sistema Estadístico Europeo (SEE)

El 30 de enero de 1992 (Comisión de las C o ­munidades Europeas, 1992) la Comisión pre­sentó el Sistema Estadístico Europeo (SEE). Según este documento, el S E E se caracterizará por la «máxima aplicación posible del princi­pio de subsidiariedad». U n a importante nove­dad para las estadísticas de la U E es la intro­ducción de órganos consultivos que ya eran conocidos de los servicios estadísticos nacio­nales. La Comisión ha creado recientemente el primero de estos órganos, el Comité Directivo de Información Estadística (CDIE), que se en­carga de la coordinación de las actividades de estadística de la Comisión. Para los Estados miembros se crearon otros tres comités:

- el Comité del Programa Estadístico, - el Comité de Estadísticas Monetarias, Finan­

cieras y de la Balanza de Pagos, -el Comité Consultivo Europeo sobre Infor­

mación Estadística en las Áreas Económicas y Sociales.

La Comisión tiene el propósito de emitir una directiva para dar base jurídica a las esta­dísticas europeas, de conformidad con los principios básicos de los sistemas estadísticos de los Estados miembros. Esto es sumamente importante para los investigadores de las cien­cias sociales, ya que permitirá ver con claridad c ó m o se regulará el acceso a los datos, y en particular a los microdatos de las encuestas de muestreo.

Datos armonizados para los países nórdicos

El Consejo Nórdico, institución que regula la cooperación de los países nórdicos, se creó en 1952, y recientemente ha celebrado su 40° ani­versario. Esta cooperación nórdica se basa en tradiciones m u c h o más antiguas de coordina­ción de las actividades en los países nórdicos, en particular en Escandinávia. La primera reu­nión de los encargados de los servicios estadís­ticos de los países nórdicos se celebró en 1889 (Kuhnle, 1989). El Consejo Nórdico intensifi­có considerablemente la cooperación estadísti­ca. E n 1969 se estableció la Secretaría Estadís­

tica Nórdica, encargada de representar y coor­dinar, en su calidad de secretaría de los responsables de los servicios de estadística de los países nórdicos, las actividades de unos veinte comités estadísticos de estos países. La Secretaría edita publicaciones estadísticas para los cinco países nórdicos y elabora esta­dísticas comparadas.

El Comité Socioestadístico Nórdico ( N O -S O S C O ) se dedica a la compilación de estadís­ticas sociales desde 1946. El principal resulta­do de su labor fueron las estadísticas compara­bles de la seguridad social de los países nórdi­cos, con datos de series cronológicas disponi­bles desde 1948; los resultados se publican cada tres años en la revista «Seguridad Social en los Países Nórdicos» (Secretaría Estadística Nórdica, 1990).

En lo referente a las estadísticas de la salud, el Comité Médico-Estadístico Nórdico ( N O -M E S C O ) se ocupa de la armonización de las estadísticas sobre todas las cuestiones relacio­nadas con la salud, c o m o la clasificación de las enfermedades, estadísticas de enfermos, esta­dísticas de nacimientos con asistencia médica, etc. Los resultados se publican en el anuario «Estadísticas de la Salud en los Países Nórdi­cos» ( N O M E S K O , 1988).

En una tercera área, la de los informes so­ciales, se tiende también a realizar investiga­ciones coherentes y comparables. En 1980, 1984 y 1990 se organizaron seminarios sobre las estadísticas de las condiciones de vida y el bienestar. En el decenio de 1970 todos los países nórdicos (con exclusión de Islândia) or­ganizaron encuestas sobre el bienestar o sobre el nivel de vida. A propuesta de los países nórdicos, a finales de los años setenta la O C D E organizó la llamada encuesta global. Las Oficinas de Estadística de Suécia, Noruega y Finlandia organizaron encuestas idénticas. En Dinamarca se obtuvieron datos similares mediante varias encuestas especiales. Los re­sultados de este primer proyecto comparado fueron publicados por Joachim Vogel en su trabajo «Nivel de vida y desigualdad en los países nórdicos» (1983). E n 1986-1987, las Oficinas de Estadística de Suécia, Finlandia y Noruega realizaron otra vez encuestas esen­cialmente idénticas. Islândia organizó una se­rie de entrevistas en 1988. Estas cuatro en­cuestas han proporcionado hasta ahora más de 20.000 entrevistas que fueron analizadas tam-

Fuentes estadísticas para la investigación social comparada en Europa 637

bien por Joachim Vogel en su «Informe social para los países nórdicos» (1991).

Datos armonizados para los países de Europa oriental

En 1949 se fundó el Consejo de Asistencia Económica Mutua ( C A E M ) , compuesto de los siguientes países de Europa oriental: Bulgaria, Checoslovaquia, República Democrática Ale­m a n a ( R D A ) (desde 1950), Hungría, Polonia, Rumania y la U R S S 4 . E n 1974 Yugoslavia ingresó en el Consejo c o m o miembro asocia­do. Albania dejó de asistir a las reuniones del Consejo en 1962.

La principal finalidad del C A E M era la integración económica; se necesitaban pues es­tadísticas comparables de los Estados m i e m ­bros. Para coordinar la producción de estas estadísticas se creó una Comisión Directiva sobre Cooperación Estadística en la Secretaría del Comité (Moscú). Se preveía la cooperación en todos los sectores de la estadística, con especial atención al desarrollo de un sistema de indicadores sociales. Los miembros del C o ­mité cooperaron en la compilación de toda clase de estadísticas sociales, entre ellas las estadísticas sobre la población y la familia, la educación, la salud, la vivienda, las activida­des culturales, la seguridad social, la distribu­ción del tiempo, etc. Los resultados de estas actividades coordinadas se publicaron desde 1970 en el Anuario Estadístico de los Estados Miembros del CAEM. La labor del C A E M dio resultados visibles de armonización y normali­zación de las estadísticas de los Estados M i e m ­bros.

Los cambios económicos y políticos sobre­venidos en Europa oriental causaron la desin­tegración del sistema económico del C A E M , que fue disuelto el 18 de julio de 1991.

Datos para los informes sociales

Las Naciones Unidas, la O C D E y otras organi­zaciones internacionales promovieron el inte­rés y las actividades de información social en casi todos los países de Europa occidental du­rante los años setenta. Las actividades en este campo, así como sus agentes y sus productos, fueron sumamente heterogéneas. La informa­ción social no fue una actividad continua y

universal en toda Europa occidental. En Gre­cia, Luxemburgo y Portugal las actividades de información social fueron casi inexistentes, mientras que otros países c o m o Irlanda, Bélgi­ca e Italia anunciaron la publicación de series pero las interrumpieron después del primer número, y en Alemania, Austria y Suiza hubo una sucesión de agentes y criterios distintos. Sólo unos pocos países han sido capaces de llevar a cabo la información social de manera estable y continua. Se destacan a este respecto, los Estados sociales escandinavos, y en parti­cular, Suécia, cuya aportación es impresionan­te en constancia y en volumen. Noruega viene a continuación, y después Dinamarca. E n cambio, Finlandia no organizó actividades institucionalizadas de información social has­ta hace poco. Los Países Bajos, con su Estado de beneficencia, y Francia tienen un sistema diferenciado de información social. En Alema­nia (RFA), cuya situación es algo peculiar, la actividad del Gobierno se interrumpió des­pués de algunos años, y en la actualidad la mayoría del trabajo corre a cargo de grupos de investigación.

En general las actividades de información social tenían los siguientes objetivos: en pri­mer lugar, informar al público de la evolución de la sociedad; en segundo lugar, integrar ma­teriales dispersos en un marco coherente para los gobiernos (ministerios, organismos de pla­nificación, planificación, etc.); en tercer lugar, seguir y evaluar los movimientos sociales y, en cuarto lugar, completar las cuentas nacionales con las cuentas sociales.

Las actividades nacionales se diferencian entre sí según la institución, la intención, el grupo destinatario y el tipo, lo que da una imagen m u y heterogénea de la información social en Europa occidental. N o obstante, pue­den señalarse algunos elementos comunes:

1. Investigaciones sobre el nivel de vida (países nórdicos: Dinamarca, Noruega, Islân­dia, Suécia y Finlandia).

2. Investigaciones sobre la calidad de vida (Austria, Alemania, Países Bajos).

3. Condiciones de vida: estadísticas socia­les por componentes (Francia, España, Italia, Austria, Suiza, Reino Unido).

4. Información social (casi todos los paí­ses).

5. Sistemas de indicadores sociales (Suiza, Alemania).

638 Franz Rothenbacher

6. Matrices de contabilidad social {Matri­ces de Contabilidad Social ( S A M ) ( N U : S S D S , Países Bajos).

7. Sistemas auxiliares (satélites) (Francia, Alemania).

1. La investigación sobre el nivel de vida es típica de los países nórdicos, y donde se ha llevado a cabo de m o d o m á s completo es en Suécia, a cargo del Instituto Sueco de Investi­gación Social (SOFI, Estocolmo) y de la Ofici­na Central de Estadística (SCB, Estocolmo/ Örebro). Esta clase de investigación se basa principalmente en las recomendaciones de 1961 de las Naciones Unidas y utiliza en con­secuencia el criterio de los componentes del bienestar. Este criterio niega la utilidad del índice del nivel de vida u otras medidas sinté­ticas, y también de los indicadores subjetivos, que no se evalúan (con algunas excepciones, c o m o Finlandia, Noruega y Dinamarca). Su teoría subyacente es la de los recursos, desa­rrollada principalmente en Suécia, que hace hincapié en la importancia de los recursos de que dispone el individuo. Así pues, lo impor­tante no es la utilización individual de los ingresos, sino que la participación de los indi­viduos en la riqueza nacional sea suficiente y equitativa en la medida de lo posible. T a m ­bién es importante la clase de satisfacción de­rivada de los ingresos, porque no se trata en absoluto de influir en la satisfacción o en otros sentimientos personales, c o m o el grado de feli­cidad, etc. La estrecha relación entre el criterio del componente objetivo y las instituciones macrosociales de la sociedad y la política se considera un argumento válido en favor de este procedimiento.

2. Podríamos denominar el segundo crite­rio investigación de la calidad de la vida. Los principales instrumentos de este procedimien­to son encuestas que combinan elementos ob­jetivos y subjetivos. La terminología varía se­gún los países: en los Países Bajos la llaman «Leefsituatiesurvey» (LSS), en Alemania ( R F A ) de «Wohlfahrtssurvey» (encuesta sobre el bienestar) y en Austria encuesta subjetiva sobre la calidad de la vida. La principal dife­rencia entre este procedimiento y la encuesta sobre el nivel de vida es la inclusión general en el cuestionario de indicadores objetivos y sub­jetivos (preguntas), c o m o se hace en Alemania y en los Países Bajos. En Austria, en 1984, se llevó a cabo una encuesta especial sobre la

calidad subjetiva de la vida. Sin embargo, no solamente se diferencian los indicadores, sino también la teoría en que se basan las cuestio­nes subjetivas. El criterio de los recursos es sustituido por un criterio basado en las necesi­dades, que incluye la evaluación de la satisfac­ción con los componentes objetivos, las aspira­ciones y los acontecimientos que causan felici­dad o frustración. Esta estrategia de investiga­ción es resultado en parte de la curiosidad científica y del deseo de evaluar los resultados de la investigación objetiva; asimismo se con­sidera importante para evaluar «el objetivo inmanente de la vida de los seres humanos, o sea vivir de un m o d o feliz y satisfactorio» (Schulz, Norden y Költringer, 1988). Esta fina­lidad es problemática si se utilizan los resulta­dos para optimizar o maximizar la calidad subjetiva de la vida (dado el carácter normati­vo de la hipótesis subyacente). Se trata de una cuestión filosófica que los científicos no pue­den resolver, el objetivo último de la vida de los seres humanos .

3. La tercera práctica está m á s basada en las estadísticas oficiales y consiste en una pre­sentación diferenciada e inteligente de todas las estadísticas disponibles (en su mayor parte censos y encuestas de muestreo) en forma de compendios estadísticos globales o informes sociales (estadísticos). En lo principal, este procedimiento se basa en cierto m o d o en el criterio de-los componentes («Social Trends», «Statistiche Sociali», «Panorámica Social», «Indicadores Sociales», «Portugal Social») y puede clasificarse en el m i s m o grupo que las encuestas sobre las condiciones de la vida o las estadísticas sociales por componentes. E n su mayor parte, estos compendios estadísticos se publican en forma de series todos los años, o a intervalos de 3-4 años, y contienen solamente datos objetivos. U n a excepción importante es el alemán «Datenreport».

Los ejemplos más destacados de este tipo de información social son quizás los «Données Sociales» de Francia. Publicaciones de este tipo se encuentran también en España («Panorámi­ca Social», «Indicadores Sociales»), Italia («Statistiche Sociali», «Sintesi delia Vita Socia­le Italiana»), Dinamarca («Distribución de las Condiciones de Vida»), Reino Unido («Social Trends»), Austria («Sozialstatistische Daten»), Suiza («Soziale Indikatoren», Alemania («Da­tenreport») y Noruega («Sosialt Utsyn»).

Fuentes estadísticas para la investigación social comparada en Europa 639

Estoc de informaciones en el Instituto de Sondeo S O F R E S , 1987. Gracias a la introducción de medios de tratamiento electrónicos, las bases de datos han encontrado su actual función, M . Barct/Rapho.

4. C o m o actividad de carácter más general la información social se produce, en cierto sen­tido, en casi todos los países, en los informes de las oficinas de estadística, las ciencias so­ciales o los ministerios y organizaciones inter­medias. Los informes sociales se subdividen en informes sectoriales e informes funcionales. Informes sectoriales son los que tratan de sec­ciones específicas de la sociedad (por ejemplo, salud, educación o familia); los informes fun­cionales se ocupan de problemas sociales que se encuentran en relación horizontal con res­pecto a los componentes, como por ejemplo, los informes sobre la pobreza. U n a tercera categoría de informes sociales son los que lla­maríamos informes globales. Esta categoría constituye el objetivo último de la informa­ción social, por cuanto proporciona un infor­m e anual sobre el desarrollo social de la socie­dad en comparación con los informes econó­micos existentes (por ejemplo, el «Economie Report» del Presidente de los Estados Unidos

(1947-), o la publicación alemana (FA) « G u ­tachten des Sachverständigenrates» (1964-).

5. El quinto procedimiento -basado en los indicadores sociales- tiene su origen en las recomendaciones de las Naciones Unidas. La O C D E adaptó la idea y desde 1970 hasta co­mienzos de los años ochenta trabajó con un sistema de indicadores para los países de la O C D E , que adquirieron un considerable re­nombre. Tanto las recomendaciones de las Naciones Unidas como el sistema aplicado por la O C D E son ejemplos de sistemas de indicar dores nacionales; sin embargo, sólo dos países adoptaron este procedimiento. En Alemania (RFA) se estableció en 1977 el «SPES-Social Indicators Tableau», que incluía 196 indica­dores; los principios de su elaboración eran casi los mismos que los de las Naciones Uni­das y la O C D E . La Oficina Federal de Estadís­tica de Suiza recogió en 1981 unos 130 indica­dores sobre 12 componentes.. N o hay m á s países de Europa occidental que hayan estable-

640 Franz Roihenbacher

eido sistemas de indicadores sociales; en m u ­chos casos, las oficinas centrales de estadística expresaron graves dudas acerca de la viabili­dad de estos sistemas.

6. Matrices de Contabilidad Social ( S A M ) es el nombre de un procedimiento destinado a integrar diferentes fuentes de datos estadísti­cos en un marco coherente. Su origen se en­cuentra en dos publicaciones de Richard Stone (1971 y 1975), autor que propuso la elabora­ción de un sistema de estadísticas sociales y demográficas (SSDS o m á s tarde FSDS, «Fra­m e w o r k for Social and Demographic Statis­tics») (Marco para Estadísticas Sociales y D e ­mográficas). E n la actualidad este procedi­miento se utiliza principalmente en los Países Bajos, donde se preparan cuentas sociodemo-gráficas, cuentas socioeconómicas y cuentas de la mano de obra. El procedimiento del S A M introduce un elemento dinámico que permite seguir la trayectoria de los subgrupos -si se dispone de series cronológicas- a través de un segmento definido de la sociedad. Así, por ejemplo, dentro de las cuentas sociodemográ-ficas es posible seguir las cohortes de naci­mientos a través de las diferentes fases del ciclo vital.

7. Los sistemas auxiliares (satélites) (Reich y Stahmer et al., 1988) son el procedimiento m á s reciente y adecuado para medir, el bienes­tar social. Se consideran complementarios de las cuentas nacionales y deberían corregir di­chas cuentas en función de la producción so­cial no incluida en las mismas (por ejemplo, la producción de los hogares) o no orientada di­rectamente al bienestar (por ejemplo, costos de protección del medio ambiente, que se aña­den al producto interior bruto). Las cuentas auxiliares se elaboraron por primera vez en Francia, para la salud, la educación, la protec­ción social y el medio ambiente. Estas cuentas contienen, además de información monetaria, indicadores sociales, es decir, información so­bre unidades físicas.

Productos de la información social

Las encuestas globales sobre el bienestar social son una de las principales fuentes de investiga­ción social. Pueden dividirse en encuestas so­bre el nivel de vida y encuestas sobre la calidad de la vida (Cuadros 8a y 8b). Las primeras se ocupan solamente de las condiciones objetivas

de vida, mientras que las segundas abarcan también la dimensión subjetiva. La globabili-dad de las encuestas es m u y importante, por­que han de abarcar una amplia variedad de dominios sociales con objeto de poder estudiar las relaciones entre los dominios y la acumula­ción de deficiencias y ventajas, a nivel indivi­dual. Las encuestas sobre la calidad de la vida son útiles para estudiar la relación entre los estados objetivos y su evaluación, a partir de las respuestas a los cuestionarios. Esta relación no es en m o d o alguno sencilla, c o m o muestran varios estudios; este tipo de encuesta tiene por finalidad evaluar el grado de satisfacción de las necesidades de la población.

Los resultados de estas encuestas se presen­tan al público en tres formas principales: a) compendios estadísticos; b) informes sociales y c) publicaciones especiales. La m á s importante y extendida de todas ellas son los compendios estadísticos globales, que en muchos países aparecen en serie. La diferencia entre esos compendios y los informes sociales no siempre es fácil de determinar; sin embargo, además del hecho formal de que los informes sociales suelen incluir descripciones, otra diferencia importante es la interpretación de los hechos estadísticos a la luz de los elementos normati­vos. U n a tercera innovación, relativamente re­ciente, son los boletines especializados sobre bienestar, que informan m á s directamente al público sobre los aspectos del bienestar en la sociedad (Cuadros 9a y 9b).

Acceso a las encuestas estadísticas

Acceso a los datos de UE

La cuestión m á s importante derivada de la disponibilidad actual de encuestas estadísticas es el uso de los microdatos resultantes en las ciencias sociales. Hasta ahora el acceso a los microdatos es m u y limitado y difícil. Para las ciencias sociales lo m á s importante sería el acceso a las estadísticas armonizadas de Eu­rostat, porque ésta es la base m á s válida para la investigación social europea. N o obstante, el proceso de armonización es m u y lento, y por consiguiente el acceso a las encuestas estadísti­cas nacionales seguirá siendo dé importancia capital durante un cierto tiempo. A nivel de la

Fuentes estadísticas para la investigación social comparada en Europa 641

U E , por ejemplo, no existen todavía encuestas integradas sobre la distribución del tiempo; las encuestas sobre el presupuesto de los hogares no abarcan todos los países y aparecen irregu­larmente; no hay encuestas globales sobre el nivel de vida (excepto los trabajos del Euro-pean Community Household Panel ( E C H P ) (Grupo de Estudio de los Hogares de la C o m u ­nidad Europea), que está compilando la pri­mera serie de datos), ni tampoco sobre la cali­dad de la vida, incluido el componente subjeti­vo, aunque las encuestas de Eurobarometer dan algunos datos sobre la satisfacción. N o parece que los especialistas en ciencias sociales tengan acceso a los microdatos de las encues­tas de muestreo de la U E . Esto puede deberse a la falta de legislación sobre la materia y a que no hay un código europeo de protección de los datos, que garantice el carácter confidencial de éstos. En cuanto a la encuesta sobre la fuerza de trabajo, en la actualidad la más interesante para las ciencias sociales, en octubre de 1987 hubo un vivo debate al respecto en un semina­rio celebrado en Luxemburgo respecto de la encuesta sobre la fuerza de trabajo de la C o ­munidad (Eurostat, 1988). E n la actualidad, el usuario externo tiene acceso a las estadísticas impresas o a las bases de datos estadísticos en línea o fuera de ella (en disquete, cinta o C D -R O M ) . U n a excepción son las encuestas armo­nizadas de Eurobarometer, que son accesibles a partir de los archivos nacionales de datos sobre ciencias sociales.

Acceso a los datos nacionales: servicios de datos específicos de las encuestas Nuevas formas de acceso a los microdatos

U n a de las tareas más importantes para conse­guir una base de datos europea es la integra­ción de los archivos de datos de cada nación. Este problema se ha tratado de resolver con diferentes procedimientos. A comienzos de los años ochenta se creó un nuevo tipo de servi­cios de datos, el archivo de microdatos específi­cos de las encuestas. Este procedimiento se ideó en respuesta a las restricciones impuestas por los servicios de estadística al acceso del público a los microdatos confidenciales. Para las ciencias sociales, el único medio de recibir y utilizar estos microdatos parece ser un m e ­dio centralizado: con este modelo, una institu­ción es responsable de la gestión de la base de

microdatos; el usuario final no tiene acceso directo a los microdatos, pero puede analizar­los a través de las redes. La primera base de datos de este tipo fue la del Estudio sobre los Ingresos de Luxemburgo (LIS), para datos re­ferentes a los ingresos; en M a n n h e i m (Alema­nia), Z U M A está elaborando una base de da­tos microcensales y en Dublín/Bath se está estableciendo una base de datos sobre la distri­bución del tiempo.

La base de datos del Estudio sobre los Ingresos en Luxemburgo (LIS)

El Estudio sobre los Ingresos en Luxemburgo (LIS) se inició en 1983 en Walferdange (Lu­xemburgo). Su principal finalidad consistía en facilitar el acceso de la comunidad científica, mediante un procedimiento de comparación, a los microdatos sobre la situación de los ingre­sos de los hogares. En aquel m o m e n t o , las leyes de protección de la información limita­ban cada vez m á s la disponibilidad de datos de las oficinas nacionales de estadística. El único medio de facilitar el acceso a los micro-datos era centralizarlos, haciéndolos disponi­bles mediante un proceso de elaboración elec­trónica central y almacenamiento en una sola base de datos. A través de una red electrónica, los usuarios de la base de datos pueden solici­tar análisis de datos, que se les envían por la red. Este modelo funciona m u y bien. La base de datos LIS podría ampliarse en términos geográficos -incluyendo a la mayoría de los países de Europa oriental- y también en la dimensión diacrónica (series de datos de pun­tos sucesivos en el tiempo). En principio la información se limita a datos sobre los ingre­sos, de diferentes procedencias. Está disponi­ble, o está en preparación, documentación de las diferentes encuestas, así c o m o información institucional de base. Las encuestas son m u y heterogéneas, y la comparabilidad entre ellas es un problema particularmente difícil, que está siendo objeto de estudio (The Luxem­bourg Income Study, 1991).

La División de Microdatos Z U M A

El Centro de Microdatos se fundó en la prima­vera de 1987, c o m o división del Zentrum für Umfragen, Methoden und Analysen ( Z U M A ) , que forma parte de la GESIS (Gesellschaft

642 Franz Rothenbacher

Sozialwissenschaftlicher Infrastruktureinrich­tungen e.V., de Bonn, Colonia y M a n n h e i m ) . La Ley Federal de Estadística (Bundesstatistik­gesetz), de 22 de enero de 1987, sometió a control el acceso a los microdatos de las esta­dísticas oficiales en Alemania. En la actuali­dad, los especialistas en ciencias sociales pue­den utilizar y analizar los microdatos, después de haberse garantizado su anonimato. El Cen­tro de Microdatos recoge datos no sólo de los microcensos sino también de encuestas de muestreo m u c h o m á s especializadas c o m o , por ejemplo, la encuesta sobre la fuerza de trabajo, muestras de los censos de población, encuestas sobre la movilidad social, encuestas sobre el nivel de vida y encuestas sobre el presupuesto de los hogares. A d e m á s de las encuestas nacionales, sobre todo de Alemania, se recogen datos de encuestas de muestreo in­ternacionales, en particular de los industriales desarrollados. En cuanto sea posible se recoge­rán datos de los regímenes en transición de Europa oriental. D e m o d o análogo a la estrate­gia de LIS, se ha planeado un sistema de telea­nálisis para que los especialistas en ciencias sociales del exterior puedan tener acceso a estos bancos de datos, a través de la D F N (Deutsches Forschungs-Netz) (Papastefanou, 1987).

El Archivo de la Fundación Europea de Datos sobre la distribución del Tiempo, o Archivo Multinacional Longitudinal de Datos sobre la Distribución del Tiempo (MLTBA)

En 1983 se creó el Archivo de Datos sobre la Distribución del Tiempo, en la Fundación Eu­ropea para la Mejora de las Condiciones de Vida y de Trabajo, con sede en Dublin. Su finalidad consiste en establecer una base longi­tudinal internacional de datos para el examen de la distribución del tiempo, mediante la rea­lización y el archivo de estudios comparables sobre este tema. En 1988 se hicieron los pri­meros análisis, y los resultados fueron publica­dos en forma preliminar. E n abril de 1989 tuvo lugar una reunión internacional de traba­jo en Bruselas, con el objeto de demostrar la utilidad del archivo para los responsables polí­ticos. Sobre la base de los resultados de la reunión de 1989, en 1991 apareció la publica­ción titulada «El cambio en el empleo del

tiempo», de 1972, (European Foundation for the Improvement of Living and Working C o n ­ditions, 1988-1989; 1990; 1991; Gershuny, 1990).

Estadísticas internacionales, estadísticas nacionales e investigación social empírica

La estructura futura de las estadísticas interna­cionales, las estadísticas nacionales y la inves­tigación social empírica podría presentar las siguientes características:

En primer lugar, hay que tener en cuenta que por ahora no se dispone de encuestas so­ciales armonizadas de la U E para el macroni-vel; es probable que en un futuro próximo se imponga una reglamentación m á s positiva. Ello hace que las ciencias sociales tengan que recurrir a los microdatos de las encuestas na­cionales, aunque existen encuestas de mues­treo armonizadas de la U E .

En segundo lugar, la introducción en el Sistema Estadístico Europeo de encuestas y datos relativos a áreas sociales que no están cubiertas todavía por Eurostat, c o m o por ejemplo las encuestas de la familia y el hogar, las encuestas de la salud, las encuestas de la vivienda y las encuestas globales sobre las con­diciones de vida, sólo se efectuará gradual­mente y con lentitud.

En tercer lugar, es probable que las estadís­ticas internacionales no abarquen algunas áreas, c o m o tampoco lo hacen los sistemas estadísticos nacionales. Podríamos preguntar­nos si se dispondrá alguna vez de estadísticas sobre temas tales c o m o la desigualdad social (con mucha frecuencia ni siquiera las estadísti­cas nacionales dan información sobre la desi­gualdad)5; el desglose por características so­cioeconómicas, las encuestas subjetivas o los estudios de la opinión pública. Queda m u c h o margen todavía para el desarrollo de los siste­mas estadísticos nacionales y la investigación científica.

En cuarto lugar, esta situación es resultado de los requisitos políticos de la integración europea. Si se nos permite una analogía histó­rica, cuando se constituyó el Imperio Alemán, en 1870-1871, las estadísticas no se integraron hasta una fase posterior, después de la integra­ción jurídica e institucional. Las estadísticas

Fuentes estadísticas para la investigación social comparada en Europa 643

de los diversos Estados federales eran siempre mucho m á s detalladas que las del Imperio, pero probablemente no existía una plena com-parabilidad entre los Estados federales. Y , lle­vando aún m á s lejos la analogía, en muchos aspectos la información estadística municipal era aún más detallada que la información a nivel del Estado federal. Esto era especialmen­te cierto en el caso de los desgloses socioeconó­micos de las estadísticas, que casi nunca se facilitaban a nivel del Imperio. Por consi­guiente, para verificar la hipótesis de que el desarrollo de la estadística va a la zaga de la evolución del derecho, convendrá que consi­deremos las diversas etapas de la normaliza­ción jurídica del Imperio Alemán. Antes de la unificación alemana se produjo la Unión Arancelaria Alemana, que dio lugar a un siste­m a común de estadísticas de la población y los hogares. Sin embargo, después de la unifica­ción hicieron falta cinco años para llegar a una moneda común, 15 años para crear un sistema común incipiente de seguridad social, 30 años para crear un derecho civil c o m ú n y unos 55 años para establecer un sistema fiscal unifica­

do en todo el territorio (Fürst, 1963: 18; véase también Bartels/Fürst, 1966).

En quinto lugar, es probable que se plantee un problema de acceso que deberá reglamen­tarse, si sigue proliferando la práctica de basar los censos en los registros administrativos, sus­tituyendo así a los censos propiamente dichos y las encuestas, c o m o ocurre ya en los países nórdicos. Este procedimiento se aplica ya m u ­cho en Dinamarca, y los demás países nórdi­cos están mejorando gradualmente sus siste­m a s basados en los registros. Lo m á s impor­tante es el número de identificación personal, que permite conectar los diferentes registros administrativos. Debido a sus ventajas -costos m á s bajos, una mejor utilización de los datos existentes, pocos problemas de falta de res­puesta en la población- otros países miembros de la U E , c o m o Bélgica, es probable que recu­rran cada vez con m á s frecuencia a las estadís­ticas basadas en los registros (Jensen, 1983; Heldal/Swenson/Thomsen, 1987; Myrskylä, 1991).

Traducido del inglés

Notas

1. Para una relación general de las estadísticas internacionales, véanse Ais, 1981, Kahnert, 1981 y Menges, 1981.

2. La primera edición del anuario «Tourism Statistics» (para los años 1988-1989) se publicó en 1989.

3. El primer volumen de «Environment Statistics 1989» se publicó en 1990.

4. M á s tarde ingresaron los siguientes países: República Democrática Alemana ( R D A ) en 1950, Mongolia en 1962, Cuba en 1972 y Viet N a m en 1978.

5. Así pues, en las estadísticas alemanas por ejemplo el desglose socioeconómico de las estadísticas de la demografía y la salud es escaso o inexistente.

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Tom Bryder

Introducción

Para comenzar el artículo m e remitiré a una observación hecha por el difunto especialista en comunicaciones Ithiel de Sola Pool, que era también especialista en ciencias políticas y go­zaba de una elevada reputación académica. Pool sostenía que actualmente podemos obser­var cinco grandes tendencias en la comunica­ción electrónica que han de cambiar la socie­dad hasta el m i s m o punto en que la había cambiado antes en la historia la pala­bra impresa. Según Pool (1990:8):

1. La distancia está de­jando de ser una barrera para la comunicación y, como resultado, la organi­zación espacial de la acti­vidad h u m a n a sufrirá pro­fundos cambios.

2. La palabra, el texto y las imágenes se represen­tan y transmiten mediante el mismo tipo de impulsos electrónicos, una corriente digital común. La separación entre ellos cada vez es menor.

3. E n esta «sociedad de la información», se dedica a la comunicación una proporción m u c h o mayor del trabajo y del tiempo libre. El manejo de la información representa una pro­porción cada vez mayor de toda la actividad humana.

4. La computadorización y la comunica­ción se están convirtiendo en una misma cosa, lo que equivale a decir que se están reuniendo la comunicación y el razonamiento. Al conver­

tir mensajes en bitios electrónicos, es posible no sólo transmitirlos electrónicamente sino también manipularlos mediante dispositivos lógicos y transformarlos.

5. La revolución de los medios de comuni­cación se encuentra en proceso de reversión, en lugar de difundir mensajes a millones de personas, la tecnología electrónica permite adaptar mensajes electrónicos a las necesida­des especiales o singulares de cada uno.

Estas tendencias tienen profundas consecuencias no sólo para la sociedad en general, sino también para las ciencias políticas c o m ­paradas y la investigación política empírica en parti­cular. Las consecuencias guardan relación con los procesos de creación de datos, almacenamiento de datos, análisis de da­tos y «comercialización» de datos, de los que ten­drán que ocuparse en el futuro próximo los espe­

cialistas en ciencias políticas.

Algunos conceptos y definiciones básicos

Antes de pasar a examinar estas cuestiones, tenemos que pensar un poco en el concepto de tecnología de los vínculos entre computadori­zación y comunicación, a la que se refirió ex­presamente por primera vez en las ciencias políticas Heinz Eulau (1977). Las nuevas tec­nologías de la información, que se refieren al elemento físico de la tecnología de los vínculos

T o m Bryder tiene un doctorado en ciencias políticas de la Universidad de Lund y ha impartido cursos en diversas universidades escandinavas. Actual­mente trabaja en el Instituto de Cien­cias Políticas de la Universidad de C o ­penhague, Rosenborggade 15, 1130 Copenhagen K , Dinamarca. H a sido presidente de la Sociedad Internacio­nal de Sociología Política y su ámbito actual de intereses es la psicología polí­tica y los diseños experimentales. Su obra más reciente se titula Machiavelli and Modern Political Psychology (1990).

RICS 142/Diciembre 1994

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entre computadorización y comunicación, son un concepto que abarca aproximadamente 30 dispositivos tecnológicos que incluyen satéli­tes, televisión por cable, discos láser, facsími­les, redes de computación, procesamiento de la información computadorizada, conmutado­res digitales, fibras ópticas, impresoras de ra­yos láser, reproducción electrostática, teléfo­nos portátiles y algunos métodos nuevos de impresión como las linotipias computadoriza­das y el sistema Post-Script.

Brzezinski (1970) había dicho ya que los cambios que tenían lugar a fines del siglo X X estaban llevando a una «era tecnotrónica» que cambiaría sustancialmente nuestra vida política, social y económica; si bien Brzezinski era optimista respecto de esos cambios, no faltaban también los escépticos, c o m o Jacques Ellul (1964) y Langdon Winner (1977), para los cuales la creación de nuevos sistemas técni­cos en general y las nuevas tecnologías de la información en particular eran precursoras de una nueva forma de esclavitud. N o he de refe­rirme a ese debate en el presente artículo ya que, a m i juicio, carece de contenido empírico y su lógica no está clara'. E n todo caso, sí deseo retomar de ese debate el concepto de «sistema» en la forma en que es empleado en los «sistemas de computación-comunicación», no c o m o una entidad abstracta sino como una realidad tecnológica de la sociedad de la infor­mación.

Tendencias en la relación entre computadorización y comunicación

En un pasado no m u y remoto, la comunica­ción electrónica y la computadorización eran consideradas actividades distintas y separa­das. E n nuestros días están vinculadas hasta tal punto que ya no podemos realmente distin­guir entre ellas. El denominador común se encuentra en el hecho de que las computado­ras y los sistemas de comunicación digital constituyen dispositivos tecnológicos que transforman bitios (dígitos binarios) de infor­mación controlados por programas preestable­cidos. E n ambos casos estamos hablando de máquinas que funcionan sobre la base de seña­les almacenadas en una memoria. Cada siste­m a puede sacar señales de una terminal u otro tipo de dispositivo periférico y cada sistema puede también transmitir señales a otros dis­positivos periféricos.

Sistemas de comunicación Desde el punto de vista mecánico, un sistema de comunicación2 consiste en:

- Dos o m á s nodos o dispositivos periféri­cos tales c o m o terminales, cada uno de los cuales es un dispositivo de entrada, de salida o de ambas cosas.

- U n medio de transmisión entre los no­dos, como un cable, un cable coaxial, un cable de fibra óptica o un enlace de satélite.

- En algunos casos, un dispositivo de con­mutación que determina qué nodos están co­nectados entre sí, y

- En algunos casos, un dispositivo de alma­cenamiento para guardar mensajes y transmi­tirlos más tarde.

Además, el sistema de comunicación puede ser de corriente unidireccional (como la televi­sión y la radio), en el cual un nodo «habla» y los demás escuchan, o puede ser bi o multidi-reccional, c o m o un teléfono o un sistema de conferencias multimedios. Si el sistema bidi­reccional permite utilizar simultáneamente las líneas en ambos sentidos hablamos de «du­plex» y si es preciso que el primer nodo deje de «hablar» antes de que el segundo nodo pueda «contestar» hablamos de un «semidu­plex». Habida cuenta de que muchos sistemas telefónicos todavía funcionan con señales ana­lógicas y no digitales, se necesita un dispositi­vo para hacer la conversión entre las formas analógica y digital de transmisión de la infor­mación. Ese dispositivo suele llamarse « m o ­dem», que es una expresión abreviada de m o ­dulador y demodulador.

Computadoras y redes de computación En las primeras computadoras, el camino en­tre la terminal periférica y la unidad central de proceso rara vez superaba unos pocos cientos de metros y ésa fue una de las razones por las cuales se establecieron centros de computado­rización en universidades y organizaciones co­merciales, lo que llevó a la creación de la «tecnoestructura» en el manejo de la informa­ción (Bryder, 1991).

Ithiel de Sola Pool (1990:51) nos recuerda que «Es un error hablar de la computadora como si se tratara de una máquina con su propia definición espacial y que se encuentra sola y circunscrita a una habitación. Hay m u ­chas computadoras así, varios miles de ellas; en una época esto era lo que pensaban incluso

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los expertos en computadoras, ahora ya no». A fines de los años setenta y principios de

los ochenta muchos sistemas de computación habían dejado de estar físicamente circunscri­tos a un solo lugar geográfico. Se habían con­vertido en grandes redes de procesadoras y dispositivos de almacenamiento funcional­mente distintos y con complejas interconexio­nes. En los grandes almacenes, las terminales reemplazaban a las cajas registradoras m á s viejas y concatenaban los pedidos con las exis­tencias de productos y los registros de caja. Las aerolíneas podían recurrir para la reserva de plazas y la información sobre vuelos a una base de datos c o m ú n transformada en el cen­tro de un sistema de tiempo compartido que estaba disperso en cientos o miles de kilóme­tros en muchos países distintos.

D e esta manera, las operaciones computa­dorizadas se estaban distribuyendo en todo el sistema y existía una interconexión cada vez mayor entre los distintos sistemas. C o m o con­secuencia, muchas veces era difícil ubicar el centro3 del sistema y determinar cuál era su periferia. Pool (1990:70) decía que, «Al hablar de los efectos sociales de la tecnología de las telecomunicaciones sería mejor no hablar para nada de centralización o descentralización. In­sistir en que un proceso integrado por varios aspectos diferentes tenga que ser caracterizado según se ajuste o no a una deteminada palabra es convertirse en esclavo del lenguaje. Pode­m o s describir lo que hacen los sistemas de comunicación: propician organizaciones m á s extensas pero con actividades m á s dispersas y variadas, con menor autonomía de los agentes en el terreno y también con una jerarquía m e ­nos rígida».

Desde el punto de vista funcional se puede decir que los dispositivos de entrada y salida se encuentran en el borde del sistema, ya que constituyen los umbrales de las corrientes de movimiento. Sin embargo, no está para nada claro que la información que transmiten estos nodos haya de llegar directamente a sus luga­res de destino previstos. Pueden desplazarse en muchas direcciones distintas por nodos en los que no haya interacción humana y termi­nar en mezclas con otra información que haya entrado de otros lugares.

Por lo tanto, todas las computadoras conti­guas que se encuentran conectadas a una red pueden ser calificadas de partes de un megasis-

tema que dispone de diversos recursos y en los que coexisten distintos niveles tecnológicos y distintas estructuras lingüísticas. Desde el punto de vista técnico, deja de tener sentido hablar de un centro y una periferia en ese sistema o de una dependencia entre algunos emplazamientos y otros. El sistema es de índo­le pluralista y hay recursos de sustitución dis­persos en torno a los distintos nodos4. A medi­da que los sistemas de computación crecen y, a su vez, se interconectan, cobran carácter di­verso c o m o sistemas, algo parecido a las redes de teléfono del m u n d o .

Capacidad de la red Para el escéptico5 queda pronto de manifiesto que tiene que haber barreras para la amplia­ción del tráfico de computación y comunica­ción por la simple razón de la capacidad de la red. H a y que tener en cuenta tres aspectos de la «capacidad», la velocidad de.transmisión, la anchura de banda y la fidelidad.

La velocidad se mide en bitios por segundo (bps) y en lo que a veces se llama por error «tasa en baudios». U n a buena línea telefónica puede transmitir datos entre 1.200 y 4.800 bps. C o n los acondicionamientos del caso, la tasa puede ser un tanto mayor, 9.600 bps. por ejemplo. Las necesidades en cuanto a la an­chura de banda son distintas en el caso del texto, la voz y las imágenes, aunque todos pueden ser transmitidos por el m i s m o medio. El texto se representa generalmente con 7 a 8 bitios por letra. U n circuito telefónico funcio­na satisfactoriamente entre 1.200 y 9.600 bps. U n a imagen de vídeo puede utilizar un trans-pondedor con una capacidad de hasta 6 millo­nes de bps. U n solo transpondedor de satélite puede transmitir uno o dos canales de televi­sión, equivalentes hasta 1.000 líneas telefóni­cas duplex o m á s de 100.000 palabras de texto por segundo (Pool, 1990:47).

La relación entre la anchura de banda y la calidad corresponde a la velocidad. Cuando el escéptico dice que para un determinado fin se necesita una cierta anchura de banda está di­ciendo que necesita'esa anchura de banda (ve­locidad de transmisión) para que el grado de fidelidad sea el deseado. Si al utilizar una línea telefónica para la transmisión de datos se ex­cede la capacidad de la anchura de banda, probablemente aparecerá «ruido», en la forma de señales falsas en la pantalla. Para subsanar

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este problema, generalmente se puede reducir la velocidad de transmisión de, por ejemplo, 2.400 a 1.200 bps.

El costo de la anchura de banda de pago anticipado está bajando. Son cada vez más comunes las redes híbridas que utilizan fibras ópticas, satélites y otros dispositivos de esa índole. Sin embargo, no es posible conectar con hilos los satélites y los vehículos móviles y se necesita un espectro mayor para el creciente tráfico. Es razonable entonces suponer que, cada vez que sea viable, se ampliará el uso de medios con aislamiento, tales c o m o el cable coaxial y él cable de fibra óptica.

Conocimientos de procedimiento y de fondo6

Es difícil representar los sistemas de computa-dorización y comunicación porque cambian y crecen cada día, pero ello no significa que, c o m o sostienen Winner (1977) y Ellul (1964), el ser h u m a n o haya perdido por completo el control sobre su avance técnico7. En principio se puede conocer el esquema básico, pero ese conocimiento de fondo sería tan inútil c o m o conocer por completo los directorios telefóni­cos del m u n d o . Para utilizar estos sistemas son m u c h o m á s importantes los conocimientos de procedimiento, sobre la base de los cuales es­tán construidos8. Los conocimientos de proce­dimiento nos dan las normas y directrices que nos permiten llegar al conocimiento de fondo.

Centralización y descentralización

Habida cuenta de que muchos especialistas en ciencias sociales y muchas personas con for­mación técnica tienden a extrapolar tenden­cias lineales c o m o método de previsión9, en las etapas iniciales del desarrollo de las computa­doras existía la expectativa generalizada de que pronto habría unas pocas computadoras de gran tamaño de las cuales una élite privile­giada, los tecnocratas podrían extraer toda la información básica acerca de una sociedad. D e hecho, ello dio lugar a muchos temores desde el punto de vista político ya que existiría entonces una gigantesca base de datos nacio­nales en la que se guardarían archivos sobre todos. Se registró un debate similar en los primeros días del P C E R y entre los principales candidatos para la base central de datos se contaban la Universidad de Bergen, la Univer­sidad de Essex y unas pocas más .

En los años sesenta y principio de los años setenta se registró en los Estados Unidos, Sué­cia, el Canadá y otros países una considerable inquietud política por los peligros para la con­fidencialidad que entrañarían los grandes ar­chivos de datos que, según se suponía, habrían de establecerse. El establecimiento de números exclusivos de seguridad social en los Estados Unidos y de códigos personales en Dinamarca y Suécia servía de medio para vincular entre sí las bases de datos a fin de mejorar la vigilan­cia. Ello ayudaría a las autoridades a resolver los propiemas de control de la evasión tributa­ria y el control de las licencias por enferme­dad, a lo que en Suécia se procedió en escala masiva, gracias a lo cual el Estado pudo recau­dar ingresos de evasores de impuestos y cons­tatar problemas con las licencias pagas de en­fermedad. En los Estados Unidos, los números de seguridad social no estaban destinados a fines exclusivos de esa índole y, por lo tanto, nunca se utilizaron política o administrativa­mente de la misma manera.

La fusión de la computación y la comunicación

Cuando hablamos de fundir la computación y la comunicación no se trata tanto de aumentar la utilización de computadoras c o m o de au­mentar la capacidad interactiva del sistema de comunicaciones, que está cobrando carácter multipolar. Las condiciones para la multipola-ridad pueden encontrarse en la transición de la anarquía técnica a los intentos por llegar a un estándar industrial tanto para los programas c o m o para el equipo.

Por m á s que la búsqueda de un estándar industrial haya obedecido primordialmente a fines comerciales, también ha habido inter­vención gubernamental en aras tanto de la uniformidad c o m o de la diversidad.

La incompatibilidad entre los dispositivos constituía uno de los grandes problemas de las redes de computación. Algunas redes no «ha­blaban» con otras porque los protocolos de transmisión que usaban eran distintos.

U n protocolo de transmisión es un dis­positivo que crea un conjunto de informa­ción digital y la envía a su lugar de des­tino.

El conjunto tiene dos partes, fun encabe­zamiento con información básica para el re-

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Lectura de gastos militares microfotografiados durante la Guerra Francoprusiana de 1870-71. uMonde iiiusirc/Museodci Correo, París.

Las redes y los recursos de datos interactivos (en línea)

Los objetivos de la creación de redes y las funciones

La distinción entre las explicaciones teleológi­cas y las funcionales se basa en el axioma de que las intenciones no siempre corresponden a la práctica real. Ello queda particularmente de manifiesto en el desarrollo de sistemas y el diseño técnico de los sistemas de comunica­ción.

C o m o ha ocurrido tantas veces en la histo­ria de la tecnología moderna, si bien los mili­tares fueron los primeros en aprovechar las nuevas tecnologías de la información, permi­tieron casi desde el principio el acceso de los medios académicos. La red A R P A N E T incluía entre sus principales objetivos una utilización más eficiente en otros lugares de equipo y programas costosos. Se esperaba que los inves­tigadores en la universidad y la industria (mu-

ceptor, que utiliza el m i s m o protocolo, acer­ca del volumen y el tipo de información que se transmite y un «cuerpo» con la informa­ción digitalizada propiamente dicha.

Otras dificultades con que se tropezaba obedecían a que en principio se había dicho que toda la comunicación debía tener lugar mediante el código estadounidense ASCII, de 128 signos (o 7 bitios), que no incluye varias letras del alfabeto de los países escan­dinavos, los países germanoparlantes y los países del Mediterráneo.

Asimismo, para la transmisión por facsí­mile había que usar un protocolo distinto ya que era posible enviar imágenes gráficas en un determinado formato binario. Sin embar­go, esos obstáculos se están superando gra­dualmente en razón de los nuevos intentos de normalización que han seguido a la acep­tación internacional generalizada de la nor­m a X . 4 0 0 de comunicación, que reemplaza­rá a la norma X . 2 5 que se emplea en la actualidad.

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chos de los cuales trabajaban para los milita­res) lo emplearan a fin de hacer cálculos que no podían hacer en sus propios lugares de trabajo. Esta idea sigue haciendo que muchos centros de computación en universidades pi­dan fondos para adquirir computadoras Cray, procesadoras en paralelo y sistemas informáti­cos de vectores10. Sin embargo, según estadísti­cas de entrada en el sistema, esta forma de utilización no ha tenido resultados particular­mente positivos.

Al aumentar a fines del decenio de 1980 la utilización de mini y microcomputadores, esto es, el número efectivo de personas que real­mente usaban computadoras, se registró una tendencia negativa en la utilización de grandes sistemas informáticos ya que éstos entrañaban gastos de consola, almacenamiento y tiempo de utilización de la unidad central de proceso. C o m o consecuencia, muchos centros de computación registraron pérdidas debido a que no se materializaron las proyecciones fi­nancieras de grandes estructuras centrales. E n nuestros días, la computadorización por con­trol remoto prácticamente no se utiliza, salvo en ámbitos especializados c o m o la física suba­tómica y otros con un grado de avance tecno­lógico igualmente elevado ya que los usuarios, una vez que aprenden sus propios programas y equipos, pocas veces quieren gastar su tiempo en conocer otro conjunto de programas que tenga sus propias características especiales. Cabe citar c o m o ejemplo el Centro de la Bi­blioteca Electrónica de Berlín, en que es posi­ble utilizar casi gratuitamente todo el equipo desarrollado por la universidad para fines es­pecializados. Naturalmente, para quienes co­nocen sistemas operativos de la misma índole, c o m o los sistemas V A X V M S , los sistemas U N I X y los sistemas V M y C M S puede resul­tar cómodo utilizar máquinas similares con control remoto pero, en general, el incremento reciente de los grandes sistemas informáticos obedecía en general a su utilización c o m o no­dos de redes electrónicas y no a fines de computación numérica. Ello obedece también al hecho de que las micro y las minicomputa-doras pueden hacer prácticamente lo mismo que las grandes estructuras centrales y que, en términos generales, los programas preparados para estas computadoras son de m á s fácil utili­zación.

Sin embargo, el grado de utilización de

redes mundiales tales c o m o A R P A N E T e IN­T E R N E T ha sido considerable y estas redes se encuentran en continuo proceso de amplia­ción. Básicamente han sido utilizadas para fi­nes de comunicación y recuperación de datos, con lo que se ha creado una comunidad de académicos y administradores que trabajan juntos e intercambian experiencias e informa­ción. E n los últimos años, las redes mundiales han sido conectadas con otras redes tales como N O R D U , en Escandinávia, E A R N y B I T N E T , así c o m o con otras m á s especializa­das c o m o la red F I D O . En el ámbito comer­cial, entidades nacionales de correos, teléfonos y telégrafos han establecido redes en atención a las recomendaciones del Comité Consultivo sobre Redes Telegráficas y Telefónicas Inter­nacionales, de manera que actualmente los usuarios de universidades pueden conectarse con nodos que pertenecen a las redes comer­ciales.

En todo caso, el motivo principal por el cual se recurre a las redes no suele ser el de ahorrar dinero. Se trata más bien de ahorrar grandes costos humanos que no tienen que ver con el proceso de computadorización propia­mente dicho sino que corresponden al acceso a información en línea que puede atender deter­minados intereses en los ámbitos público o privado. El costo de la reunión y preparación de datos, su verificación y su edición, el de la seguridad de los datos y el de su manejo, pro­bablemente ha de ser mucho mayor que el costo del cálculo propiamente dicho. Por ello se manifiesta la tendencia a utilizar y ajustar los datos en el entorno propio del usuario.

Los catálogos de acceso público

En muchas situaciones, no se trata de optar entre distribuir la computación a muchos luga­res o comunicarse con una computadora cen­tral. La opción consiste a la vez en distribuir la computación y en comunicarse. Cabe mencior nar c o m o ejemplo la compilación de una bi­bliografía especializada para fines de investi­gación. U n a vez consultada la biblioteca de la universidad para la cual se trabaja, el interesa­do puede conectarse con I N T E R N E T y tener acceso, por ejemplo a la Biblioteca del Congre­so en Washington, D . C . , a H O L L I S en la Uni­versidad de Harvard o a C A R L D en Denver (Colorado), para ver si existe algo más sobre el

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tema que se había seleccionado. D e hecho, el interesado puede tener acceso a miles de catá­logos de bibliotecas de todo el m u n d o y, para averiguar m á s acerca de los sistemas de bús­queda y de la identificación a los efectos del acceso, basta con un programa denominado H Y T E L N E T " que funciona con microcompu­tadores y con aparatos que utilicen el sistema U N I X . Hay cada vez más recursos especializa­dos tales como los catálogos de acceso público de bibliotecas, servicios Freenet y bases de datos que se pueden consultar a un costo m u y bajo o incluso gratuitamente. Al mismo tiem­po hay un mercado cada vez mayor para infor­mación comercial sobre comercialización, nú­meros de teléfono, reservas de billetes y otros. Bien cabría calificar parte de la información que necesitan los investigadores de «infraes­tructura», esto es, patrimonio común de la investigación académica. Los catálogos de bi­bliotecas universitarias promueven una inves­tigación de alta calidad12 y los servicios Free­net permiten, como mínimo, economizar pa­pel en un m u n d o en que los recursos naturales son cada vez m á s escasos. D e todas maneras, también es evidente que hay otros servicios de redes, como los de acceso a enciclopedias y los de preparación de resúmenes, que son candi­datos a la comercialización ya que también pueden ser utilizados con fines de lucro.

El contenido de las bases de datos comerciales en linea

Las principales bases de datos en línea que se publican actualmente para fines generales se refieren, entre otras cosas, a: - Servicios de información financiera - Propiedades inmobiliarias en venta - Crédito comercial y al consumidor - Datos sobre comercialización - Datos económicos - Servicios jurídicos - Información científica y tecnológica

Además, cada vez es m á s posible obtener información de grandes bases de datos en que se registran los debates parlamentarios y en las que los periódicos almacenan sus principales artículos y noticias. Sin embargo, muchos de esos servicios tienen precios que exceden con mucho las posibilidades del usuario común . Por ejemplo, P O L T E X T de Copenhague y R E T S D A T A tienen precios prohibitivos y los

bancos de datos más internacionales, como D I A L O G , no venden actualmente sus servi­cios en línea a precios que pueda pagar un par­ticular.

Las cuestiones de la racionalidad y la legalidad

Cabe por cierto poner en duda en general si todos estos datos deben quedar a disposición del público. El m á s benevolente adoptará pro­bablemente una posición racionalista y dirá que cuanta m á s información esté disponible m á s racionales e ilustradas serán las decisiones que se tomen. Sin embargo, ello tal vez per se no sea tan bueno como parece a primera vista. C o m o ha dicho Eulau (1977:11) «Hay buenas razones para suponer que el exceso de infor­mación puede ser tan perjudicial para un com­portamiento político inteligente c o m o la falta de información». Se plantea además la cues­tión jurídica de qué constituye una base de datos en un registro personal. Esta cuestión se ha planteado tanto en Suécia c o m o en Dina­marca, países en los cuales el Ministerio de Justicia sostiene que los artículos de periódico que se pueden recuperar en línea son similares a los registros en otros tipos de bases de datos y, por lo tanto, deben ser objeto del mismo tratamiento legal a los efectos de proteger su carácter confidencial.

A medida que la recuperación de informa­ción en línea crece y asume muchas de las funciones que desempeñan en la actualidad bibliotecas, archivos y publicaciones de refe­rencia, tenemos que pensar en los cambios en las relaciones de trabajo y de propiedad que puede crear esta nueva situación, así como en las instituciones y prácticas que probable­mente han de surgir de las nuevas relaciones sociales.

El futuro de los archivos de datos en la era de los servicios en línea

Los archivos de datos, ¿fuentes de bienes o de servicios?

Al hablar de las actividades de los archivos de datos no es lo mismo considerar que básica­mente suministran bienes (datos) o constitu-

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yen un servicio (datos y asesoramiento). En el pasado, y en el caso de los archivos que no son de datos, se solía sostener que la principal diferencia entre una biblioteca y un archivo consistía en que la biblioteca tenía libros para que los usuarios pudiesen tomarlos en présta­m o mientras que la principal función de un archivo consistía en destruir la información que dejara de ser necesaria. C o n el adveni­miento de los discos duros Winchester y otros medios de almacenamiento masivo, la necesi­dad de destruir información ya no es tan ur­gente en los archivos de datos. El archivo de datos, igual que la biblioteca, tiene que estar en condiciones de recuperar información para su análisis y reanálisis y, en algunos casos, de hacer «comercialización» para sufragar sus gastos. E n todo caso, los servicios que propor­cionan los archivos de datos profesionales en la comunidad científica han sido calificados en muchos casos de «infraestructura», esto es, algo que debe estar a disposición de los usua­rios pero que no hay por qué pagar salvo cuan­do haya un importante mercado externo.

E n cambio, las bases comerciales de datos han sido utilizadas con hipótesis distintas de la relación entre cliente y profesional a que están acostumbrados los investigadores acadé­micos y los archivos de datos. En el caso de esas bases de datos es m á s adecuado hablar de vendedores y compradores que de profesiona­les y clientes. Esto ha hecho que los servicios de datos crezcan con mucha mayor rapidez en el ámbito comercial que en el público y avan­cen con mayor rapidez hacia interfaces de más fácil utilización.

Las bases de datos académicos, especial­mente en los ámbitos de las ciencias sociales y las humanidades, partían de la hipótesis de que la creación y actualización de la informa­ción correspondía a los investigadores princi­pales, en muchos casos financiados por conse­jos nacionales de investigación u otras institu­ciones de becas de investigación. Sin embargo, habida cuenta de que la mayoría de los datos obedecían a intereses de investigación dima­nados de los problemas científicos básicos de la investigación propiamente dicha, las bases de datos académicos no estaban orientadas hacia el mercado en el mi smo grado en que lo estaban las bases de datos comerciales y ban­cos de datos tales c o m o P R O D I G Y , M I N I ­TEL o DIALOG.

El hecho de que los recursos públicos sean escasos ha significado que la orientación hacia el mercado cobre cada vez más el carácter de gran imperativo político, razón por la cual la perspectiva de que los bancos de datos acadé­micos, o al menos partes de ellos, se comercia­licen puede convertirse en una amenaza cre­ciente para la inercia científica. Esto significa también que la creación de datos pasa a ser una función de los archivos, en circunstancias de que anteriormente la principal tarea de los archivos de datos académicos consistía en al­macenar, analizar, volver a analizar y suminis­trar información de interés científico, especial­mente en el ámbito de la investigación compa­rada.

La «industrialización» de las bases de da­tos académicos significa que se prestará m a ­yor importancia a la investigación en general, a la investigación para la comercialización y a la ciencia política.

Esas actividades, de aumentar en alcance e importancia en el contexto de un juego de suma cero, bien pueden redundar en detri­mento de la investigación básica para las cien­cias sociales en caso de que no se encuentre una solución que permita racionalizar al mis­m o tiempo la labor ordinaria de archivo.

Los archivos de datos siguen siendo sub­vencionados, total o parcialmente, con fondos del erario público, lo que puede también dar lugar a quejas, cuando los archivos se dedi­quen a la creación de datos, por parte de las entidades comerciales que, sin subvenciones, proporcionan datos. Esto es particularmente válido en el caso de un país c o m o Dinamarca, en el cual el Instituto de Investigación Social y Danmark Statistic (la Dirección Nacional del Censo) tienen posibilidades enormemente m e ­jores de hacer muéstreos estructurados que cualquiera de las entidades comerciales, tales como Gallup, Vilstrup, Observa y A I M . El monopolio en cuestiones de calidad, como el acceso a criterios acertados para el muestreo, puede distorsionar la competencia, cosa que con el tiempo el mercado privado no ha de tolerar. En todo caso, las entidades comercia­les de creación de datos suelen tener la ventaja respecto de los centros académicos de contar con mejor equipo técnico, ya que ello es nece­sario a los efectos de la competencia en un grado que no suele darse en los entornos aca­démicos.

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Los archivos de datos y las bibliotecas

Podemos también enfocar los archivos de da­tos en el entorno académico desde otro punto de vista, el de las bibliotecas. Las bibliotecas se computadorizaron más tarde que los archi­vos de datos y, por lo tanto, suelen tener mejor equipo y mejores programas y en muchos ca­sos su proceso de computadorización comenzó cuando ya no era necesario para los sistemas dominar los elementos básicos de la ciencia de la computación. Así, han podido aprovechar el desarrollo de las nuevas tecnologías de la in­formación en una medida que no siempre ha convenido a los archivos de datos académicos.

Los productores de los datos propiamente dichos no son normalmente bibliotecas tales como C A R L , G L A D I S o M E L V Y L o la Bi­blioteca del Congreso en los Estados Unidos, que difunden servicios de información por conducto de sus computadoras. Estas bibliote­cas compran los datos a oficinas de servicios que actualizan los archivos de gran número de bibliotecas y empresas que producen resúme­nes y enciclopedias en linea. En este sentido se asemejan a los archivos de datos académicos. En el caso de las bibliotecas, la separación entre la creación de datos y el servicio en línea probablemente ha de mantenerse, si bien en muchos lugares los archivos de datos, en razón de que los fondos aportados por la comunidad de investigación y los políticos no son sufi­cientes, se han visto obligados a entrar en el ámbito de la creación de datos.

Al hablar de una separación funcional en­tre los servicios de creación y de archivos de datos nos estamos refiriendo a la misma distinción que existe entre las biliotecas y las empresas editoriales. Los elementos econó­micos de sus actividades son distintos. La bibliotecas y los archivos de datos, para cumplir su objetivo, tienen que ser com­pletos.

El usuario, al menos en el caso de una sola disciplina c o m o la investigación electoral, quiere encontrar en el mismo lugar libros de cualquier empresa editorial o, en el caso de los archivos de datos, datos procedentes de cual­quier investigador de importancia. Por otra parte, también es probable que las empresas editoriales y los proveedores de información comercial también sean completos porque más allá de un cierto punto no hay grandes econo­

mías de escala. Los productores de bases de datos, se trate de investigadores o de recopila­dores de datos comerciales tienden, sin embar­go, a moverse dentro de una especialidad es­trecha que impone límites al tema almacenado en sus bases de datos y, en muchos casos, son los líderes indiscutidos en su ámbito, ya sea comercial o académico.

La recopilación de bases de datos y los archivos de datos

Al aumentar los servicios en línea observamos, sin embargo, una nueva división funcional en­tre quien recopila bases de datos (el investiga­dor empírico), por una parte, y el que presta servicios en línea (archivero de datos), por la otra. Sin embargo, la función que desempeñan uno y otro en m o d o alguno es fija y ello tiene que ver con la naturaleza de la propia distribu­ción almacenada y distribuida y con quienes la utilizan.

H a y un tipo de información, como la pro­cedente de encuestas electorales, que se vende directamente a las agencias de noticias que han pagado su creación. Sin embargo, para el investigador, los datos pueden ser utilizados nuevamente a fin de someter a prueba postula­dos científicos. Ello ha dado origen a grandes diferencias en el mecanismo de fijación de precios.

C o n las bases de datos comerciales hay diversas maneras de facturar a los clientes el precio de los servicios. Algunas bibliotecas envían por facsímile artículos tomados de pu­blicaciones periódicas cobrando una tarifa nominal que puede cargarse a una tarjeta de crédito13. Ahora bien, por más que no sea imposible resultaría bastante engorroso esta­blecer un sistema de contabilidad y factura­ción para cada conjunto de datos que el inves­tigador académico ocasional quiera utilizar para un nuevo análisis. E n muchos casos.la suma cobrada alcanza únicamente a cubrir los gastos directos.

La prestación sin cargo de servicios de da­tos parece obedecer a la hipótesis de que se parece, por ejemplo, a tener conocimientos médicos en cuestiones tales como enfermeda­des tropicales por más que no haya un merca­do para ellos. El conocimiento tiene un valor pero no se comercializa y, por lo tanto, hay que subvencionarlo.

656 Tom Bryder

Puesta a punto de un satélite de comunicaciones G S T A R en una cámara de experimentación. El sistema de satélites GSTAR/Spacenct garantiza las comunicaciones americanas, así como la transmisión de datos e imágenes a través del m u n d o . G E Astro Space/Science Library/Cosnos.

Tecnología de la compuladorización y la comunicación e integración de la base de datos políticos europea 657

Algunos sistemas de facturación

Habida cuenta de que no cabe excluir la posi­bilidad de que, en el futuro, los archivos de datos se vean obligados a comercializarse más de lo que lo están en la actualidad, tal vez proceda referirse a las posibilidades de factu­ración de los servicios prestados. En el sistema francés M I N I T E L , ' utilizado por 5,5 millones de hogares y unos 25 millones de personas, todos los usuarios pagan una pequeña suma para suscribirse al sistema. El resto de cargos depende del nivel de entrada al sistema; los más caros tienen que ver con datos comercia­les como información sobre el mercado de valores y los más baratos son los servicios de publicidad y de directorios telefónicos. Se paga una sola vez y quienes proporcionan la información a M I N I T E L perciben el 75% de la suma cobrada por el sistema. El costo depende del tiempo durante el cual se utilice el servicio. El suministro de información por conducto de M I N I T E L es una operación de gran cuantía y la forma en que se administra el sistema pare­ce mejor que en otros sistemas cuyo diseño parece haber quedado determinado por una actitud más táctica y, tal vez, m á s codiciosa.

Hay otros servicios de información, como P R O D I G Y , servicio estadounidense equiva­lente a M I N I T E L , que obtienen sus ingresos de varias fuentes. En primer lugar, hay que hacerse miembro y ello cuesta una pequeña suma. Luego, al entrar en el sistema, el usuario ve publicidad comercial en las dos líneas de abajo del monitor. A continuación, el usuario paga por cada uno de los datos que ve mien­tras se encuentra en el sistema. Finalmente, todas las actividades de búsqueda del cliente quedan archivadas y se utilizan posteriormen­te a fines de comercialización ya que el vende­dor de información sabe cuáles son los hábitos de búsqueda del usuario. Estos servicios de información comercial utilizan una táctica consistente en dividir el costo real en peque­ñas partes para que sea m á s probable que el usuario compre su producto. La práctica de dejar constancia de las búsquedas de los usua­rios, entre paréntesis, no parece ajustarse a las disposiciones legales de países como Dinamar­ca y Suécia y, sin embargo, no existen obstácu­los políticos o técnicos por los cuales los dane­ses o los suecos no puedan utilizar los servicios de proveedores tales c o m o P R O D I G Y . Ello

indica la necesidad de una reglamentación in­ternacional de las prácticas actuales, si bien los políticos no parecen haber cobrado conciencia hasta ahora de estos problemas.

Hay otras formas de facturación, pero pa­recería que en el caso de las bases de datos académicos, que obedecen a propósitos no co­merciales o, al menos, no comercializables, no son universalmente apropiadas. A d e m á s , los datos registrados en archivos de datos son de índole m á s intelectual que de propiedad co­mercial y, por lo tanto, las cuestiones de dere­chos de propiedad intelectual guardan mayor relación con una prioridad intelectual que con intereses exclusivamente económicos.

Las ventajas de los archivos de datos respecto de los proveedores individuales

En el m u n d o académico, quienes recopilan datos («investigadores principales») y quienes los analizan forman todos parte de las redes de telecomunicaciones, m á s concretamente aqué­llas c o m o I N T E R N E T , B I T N E T y E A R N para las cuales prácticamente hay acceso desde cualquier lugar del planeta. Cabe entonces pre­guntarse para qué preservar la práctica de mantener archivos de datos.y por qué no esta­blecer directamente relaciones de cooperación entre los investigadores.

A m i juicio, hay por lo menos tres buenas razones que siempre justifican la existencia de archivos de datos. En primer lugar, dan a los usuarios una guía acerca de qué información se encuentra disponible y dónde se encuentra. En este sentido, los archivos de datos funcio­nan c o m o bibliotecas de referencia. E n segun­do lugar, quienes archivan datos pueden tratar de hacer cumplir procedimientos de búsqueda y protocolos de transmisión uniformes par­tiendo de los principios de la lógica booleana. Por m á s que subsistan idiosincrasias en las bibliotecas universitarias de todo el m u n d o , las interconexiones entre los usuarios están relativamente limitadas en cuanto al número y lo m i s m o debe ocurrir cuando los archivos de datos entran en el ámbito de los servicios en línea ya que ningún usuario se va a tomar la molestia de aprender muchos idiomas distin­tos de búsqueda. En tercer lugar, los archive­ros de datos actuarán en el futuro c o m o pro­tectores de los intereses de investigadores principales y de la seguridad de los datos, con

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arreglo a la ley y el contrato vigentes, c o m o han hecho en el pasado. Para ello se requiere una organización que los investigadores prin­cipales no suelen tener a su disposición y, por lo tanto, no es probable que nos veamos en una situación c o m o la de la literatura clandes­tina en la ex Unión Soviética, en que los auto­res se dirigían a sus lectores directamente con textos manuscritos o mecanografiados.

Las consecuencias de las funciones de archivo de datos

E n suma, a los efectos de la racionalidad de la creación de bases de datos, su mantenimiento y el suministro de información, parecería ser preferible una pluralidad de centros indepen­dientes de archivos de datos, tal vez con una especialización funcional m á s que nacional. Tal vez ambas cosas sean posibles, si bien es probable que el intercambio de datos haya de incrementarse para que la investigación c o m ­parada pueda funcionar en condiciones óp­timas.

La enumeración de todas las investigacio­nes hechas sobre, por ejemplo, el postmateria­lismo, el autoritarismo y la eficacia política a partir del decenio anterior constituye una la­bor hercúlea y, cuando alguien ya la hecho, no es probable que para alguien m á s tenga senti­do hacerla de nuevo. Probablemente han de subsistir las prácticas de copiar datos, de du­plicar series de datos y ajustados a necesida­des concretas.

A medida que la comunicación entre los países se hace tan fácil desde el punto de vista técnico c o m o la comunicación dentro de ellos, cambian la división del trabajo y la interde­pendencia entre los especialistas de distintas nacionalidades. Las bases de datos a las que todo el m u n d o tiene acceso van a funcionar cada vez en mayor medida en un plano nacio­nal, europeo y mundial. En diversas subdivi­siones de las ciencias políticas, c o m o el análi­sis electoral, la investigación sobre socializa­ción y la adopción de decisiones sobre política exterior, los especialistas ya están comenzando a cooperar en «universidades invisibles». Se escriben, se telefonean, se envían facsímiles e intercambian reimpresiones de artículos y da­tos dentro de Europa y en todo el m u n d o . A medida que aumente esta tendencia surgen posibilidades de un renacimiento de la investi­

gación política empírica, que dependen en gran medida de los servicios que puedan pro­porcionar los archivos de datos cuando plani­fiquen y presten servicios en línea.

Posibilidades de colaboración entre los especialistas en investigación política comparada

Tras examinar las opciones que anteceden te­nemos que preguntarnos: ¿Quién se va a co­municar en la práctica con quién, cuándo y cómo? ¿Qué tipo de datos van a necesitar en el futuro los especialistas en ciencias políticas empíricas? ¿Qué formas de intercambios de datos se han de desarrollar probablemente cuando haya más bases de datos en líneas disponibles en general?

¿Quién se va a comunicar con quién?

Por m á s que las nuevas tecnologías de la infor­mación dejarán de constituir un obstáculo, las costumbres sociales, el idioma y las estructu­ras política impondrán indudablemente lími­tes para el establecimiento de una comunidad científica mundial. E n la concepción pragmá­tica general de la comunicación, c o m o ya he dicho, se buscan respuestas a las preguntas de quién dice qué, a quién, con qué intención y con qué consecuencias. Ello es también útil para comprender las nuevas pautas de colabo­ración que, según cabe prever, han de desarro­llarse a medida que se generalicen las nuevas tecnologías de la información y su utilización.

Habida cuenta de que las redes que conec­tan a muchos archivos de datos dispersos es­tán también al alcance de muchos usuarios de datos dispersos, lo m á s probable es que se reduzcan así las actividades de duplicación. N o hay razón, al menos en el ámbito académi­co, para suponer que la dispersión no ha de tener lugar también a través de las fronteras y, ya que el objetivo de la investigación política empírica es la generalización sobre la base de los resultados de la investigación comparada, habrá un nuevo debate acerca de cuál es la forma más adecuada de poner en práctica con­ceptos teóricos. Y es probable que, una vez más , esto dé origen a debates c o m o aquellos a que dio lugar el movimiento de los «indicado­res sociales» en los años sesenta. El establecí-

Tecnologia de la computadorización y la comunicación e integración de la base de datos políticos europea 659

miento de indicadores m á s adecuados para medir fenómenos tales c o m o el grado de poli­tización, la adhesión política, la autoeficacia y la eficacia política y la autoestima como con­dición para la participación política requerirá gran esfuerzo de los analistas y de los archive­ros de datos ya que, en teoría, tendría que ser posible utilizar en nuevas combinaciones indi­cadores ya utilizados antes a fin de poder tra­zar la trayectoria del cambio. En algunos casos ello no bastará y será preciso construir nuevas variables con todas las controversias que con­lleva14.

La utilización de la tecnología de la computadorización y la comunicación en ge­neral y de los recursos de datos interactivos en particular estará particularmente difundida entre los especialistas en ciencias políticas e m ­píricas que utilicen métodos comparados. Ello se desprende de lá creciente insatisfacción en­tre muchos profesionales de las ciencias políti­cas que critican por no ser «comparada» gran parte de la investigación que lleva ese nombre. N o es lo mismo reunir ejemplos aislados de monografías nacionales que hacer investiga­ción comparada15. En los primeros días del E C P R muchos creyeron que, por fin, iba a haber una verdadera colaboración en cuyo marco los académicos se concentrarían en una verdadera comparación de datos indicados de la misma manera a través de las fronteras nacionales. En la práctica sólo hubo unos po­cos proyectos de esa índole, lo que tal vez se debió a problemas de comunicación y a barre­ras tecnológicas. Esas excusas ya no son acep­tables en nuestros días.

Los especialistas en distintas disciplinas de investigación política pueden aprender ahora a trabajar juntos sin las barreras físicas que impone la distancia y ello se justifica porque, por razones didácticas, los departamentos pre­fieren tener una diversidad de especialidades y no varias de la misma índole.

¿Cómo y cuándo?

La pregunta de cómo se ha de materializar esta colaboración no se puede responder sin tener en cuenta las posibilidades técnicas del m u n d o de hoy. Probablemente el correo electrónico constituya una de las formas predilectas de intercambiar opiniones ya que es instantáneo, cuesta una fracción del costo del correo ordi­

nario y sigue siendo confidencial ya que el usuario tiene que tener acceso a su propio nodo de la red antes de poder enviarlo o leerlo. Tal vez nos desmienta el hecho de que muchos académicos tengan direcciones para el correo electrónico pero no miren cada día qué hay en su buzón, si bien ello puede superarse dando una mayor motivación al usuario del correo electrónico mediante, por ejemplo, suscripcio­nes a listas que se refieran a la vez a intereses profesionales e intereses de esparcimiento. El facsímile es otra forma de comunicación que probablemente ha de ser popular, pues c o m ­parte con el correo electrónico el bajo costo y la alta velocidad pero, cuando es utilizado en departamentos universitarios, tiene la desven­taja de no ser realmente privado. En todo caso, el facsímile tiene la ventaja de ser m á s físico que el correo electrónico; no hay manera de evitarlo porque siempre va a haber un se­cretario o una secretaria que lo recoja y lo lleve al escritorio. Tanto el correo electrónico c o m o los facsímiles presentan la ventaja res­pecto de las llamadas telefónicas y las confe­rencias por vídeo de que no dependen de los husos horarios, lo que en realidad no es pro­blema en Europa, pero sí lo es cuando los medios de información se utilizan en todo el m u n d o .

Los elementos de fondo en la utilización de la computadorización y la comunicación

Las nuevas tecnologías de la información se han de utilizar también para otros fines ade­más de intercambiar datos y escribir cartas. E n general pensamos en la comunicación c o m o una dicotomía en que la comunicación entre un punto y otro representa la pauta individua­lista y la comunicación de masas representa el otro polo. Sin embargo, entre ambas están también los medios para grupos. U n buen apa­rato moderno de facsímiles puede enviar el mismo mensaje a una lista de otros números de facsímiles y lo mismo ocurre con el correo electrónico. Se prepara una lista de distribu­ción con las direcciones electrónicas, se escri­be un artículo o un boletín y el sistema envía el mensaje a todas las direcciones enumeradas en la lista.

Entre los mecanismos útiles que se han invertido para distribuir mensajes a grupos se

660 Tom Bryder

encuentran los servicios de lista, por lo general una micro o minicomputadora especializada con un programa que registra las direcciones electrónicas de quienes quieren suscribirse y remite a todos los demás suscriptores cual­quier mensaje que reciba. P H I L O S - L , por ejemplo, es un servicio de esta índole que pres­ta a los filósofos la Universidad de Liverpool (Inglaterra). Recibe aportaciones a la discipli­na de la filosofía, que luego se discuten y transmiten a todos los que estén en la lista, sin que intervenga un moderador. En los Estados Unidos, los servicios de esta índole se han multiplicado en los últimos años y se está tra­tando de construir una base de datos que in­forme acerca de los distintos temas que se están examinando en listas diferentes. Estos temas van desde comportamientos sexuales no convencionales hasta métodos estadísticos para las ciencias políticas y, entremedio, inclu­yen películas en vídeo, teatro, pesca y otros intereses similares.

H a y otros servicios distribuidos a grupos que pueden obtenerse gratuitamente. CRT-net es una lista para estudios de comunicación. A veces se utiliza sin moderador y, por lo gene­ral, se publica como boletín en el que se anun­cian puestos académicos vacantes, conferen­cias y avances en materia de la comunicación.

C o m o ejemplos de otros servicios de línea cabe mencionar los servicios Freenet de la Universidad de Clevelant y el Campus Infor­mation Board de la Universidad de Maryland. El usuario, tras entrar en el sistema, para lo cual no se necesita contraseña, tiene acceso a diversos servicios, como el diccionario W e b s ­ter, directorios telefónicos, el CIA World Fact-book, una base de datos sobre medio ambien­te, la Biblia y el Corán. Existe también un Bulletin Board System (BBS) en el cual se puede tener acceso sin cargo a programas de dominio público.

Algunas consideraciones acerca de ARCHIE

Todos estos elementos, naturalmente, están dispersos en la red de manera tan compleja que parece imposible tener una verdadera vi­sión de conjunto. Si bien es relativamente fácil encontrar nodos de la red donde se pueda obtener servicios en línea, mediante el progra­m a H Y T E L N E T por ejemplo, suele ser más

difícil encontrar información acerca del conte­nido más concreto de los archivos existentes. Por ello, en la Universidad McGill del Canadá se ha preparado un programa A R C H I E , que es a la vez una especie de Superbase de datos y de máquina contestadora.

Supongamos que el usuario quiere encon­trar un nodo de la red donde pueda obtener la versión más reciente de K E R M I T , programa de comunicación de uso común y de dominio público. Se envía una comunicación electróni­ca, por ejemplo archie anic.funet.fi, se especi­fica «prog kermit» y, tras unos pocos minutos, aparecerán en pantalla más de 600 bases de datos en I N T E R N E T donde se puede encon­trar el programa K E R M I T . Además de encon­trar en la práctica los lugares y los caminos en computadoras a las cuales el usuario tiene ac­ceso mediante el protocolo de transferencia de ficheros (FTP) empleando una identificación anónima como U S E R y la dirección electróni­ca real como contraseña, A R C H I E envía a la dirección electrónica del usuario un informe completo sobre la cuestión y el usuario, al utilizar el m a n d o «whatis» en lugar de «prog», puede obtener también una descripción del contenido de muchos de los archivos de cuya existencia se había enterado. A R C H I E se utili­za cada mes y constantemente se agregan nue­vas bases de datos. El usuario, si no tiene interés en recibir los informes, que son un tanto voluminosos, también puede tener acce­so al programa A R C H I E por control remoto utilizando protocolos de control de transmi­sión o entre redes (TCP/IP).

Consecuencias de programas.como ARCHIE para los servicios de archivo de datos

N o es difícil imaginarse a quienes piensan hoy en el futuro de los archivos de datos y las bases de datos c o m o una pesadilla cibernética e im­personal. En nuestros días los datos se pueden almacenar en discos múltiples C D - r o m con miles de gigabitios de programas, textos y ar­chivos de datos. Con varios programas como A R C H I E , que minimicen la utilización de la anchura de banda transatlántica, se puede ra­cionalizar gran parte de las funciones tradicio­nales de archivo de datos. Ahora bien, cabe preguntarse si es eso lo que realmente quieren los investigadores y los proveedores de infor-

Tecnología de la computadorización y la comunicación e integración de la base de datos políticos europea 661

mación y si no va a dar lugar a una redistribu­ción de personal.

M e parece m u c h o m á s probable que las funciones de archivo de datos se orienten ha­cia la consultoria y el asesoramiento para la investigación profesional. Además , las interfa­ces entre comunicación y computadorización deben mejorarse constantemente y, si bien buena parte de las mejoras pueden duplicarse nunca faltarán solicitudes de información «so­bre medida» que no pueden automatizarse. En menor escala, cabe también suponer que se registrará un aumento de los servicios de índo­le exclusivamente comercial, hecho que tal vez entrañe sueldos m á s altos.

A fin de velar porque los datos sin procesar se utilicen en forma adecuada, en el futuro también habrá que tener algún tipo de certifi­cación en el sentido de que el conjunto de datos empleados para un reanálisis es auténti­co. Si bien existe ahora un acuerdo en cuanto a la forma de construir «sellos electrónicos», en muchos casos será m u c h o más fácil enviar mediante facsímiles o correo electrónico un certificado directamente al archivo de datos, que luego podría remitir una copia del conjun­to de datos solicitados. Estos datos suelen al­macenarse en formatos que ya no se utilizan y será necesario transformarlos. Asimismo, para facilitar los intercambios de datos se necesita­rán traductores y especialistas en documenta­ción que trabajen en los archivos; todo esto, a mi juicio, significará mejores prácticas de in­vestigación y un mejor futuro para una inves­tigación política comparada m á s genuina.

Resumen y conclusiones

Desde el punto de vista técnico, el proveedor de servicios de información puede tener sede en cualquier lugar o, de hecho, estar disperso en una red en muchos lugares. A medida que baja el costo de la memoria de las computado­ras y la comunicació deja de depender de la distancia, resulta económico almacenar gran­des volúmenes de información en muchos lu­gares y evitar de esa manera el costo del envío de datos fragmentados de un lugar a otro, en línea o fuera de línea.

H a y una tendencia que apunta en esa di­rección, pero se percibe también otra. A medi­da que baja el costo de las comunicaciones se

hace también económico centralizar datos y tener acceso a ellos desde la distancia. Si bien el costo de la computadorización evidente­mente baja m u c h o m á s rápido que el de las comunicaciones, en razón de prácticas m o n o ­polísticas de las organizaciones nacionales de correos y telégrafos, no está claro cuál será en última instancia la diferencia entre ellos. El menor costo de las comunicaciones entre redes distantes y el menor costo del almacenamiento local contribuyen ambos a reducir la carga ca­da vez mayor por otros conceptos que pesan sobre algunas formas de gestión de la informa­ción.

Existen buenos argumentos, sin lugar a du­das, para almacenar datos dispersos a un bajo costo y para transmitir a un bajo costo, tam­bién, datos procedentes de lugares centrales, particularmente transmitiendo de noche lotes de información. La comparación entre estas opciones cambia continuamente. Se trata de alternativas que tienen entre sí una relación proporcional inversa y entrañan además im­portantes consecuencias para la estructura in­ternacional de los servicios de datos.

Pueden existir también obstáculos políti­cos para la ampliación irrestricta de la infor­mación en línea y los políticos no siempre ven con buenos ojos las comunicaciones, particu­larmente las internacionales. Quieren el pro­greso técnico, o sea quieren computadoras, sa­télites, teléfonos que funcionen bien y televi­sión pero, al m i s m o tiempo, no siempre quie­ren las ideas que transmiten esos medios. Les preocupa la atenuación de las idiosincrasias culturales, se quejan del empleo de idiomas extranjeros, se quejan de que las normas se cumplen cada vez menos y el statu quo se deteriora. Por razones de orgullo étnico o de clase, de seguridad nacional o de politica mer­cantilista, puede ocurrir que los gobiernos es­tablezcan sus propias bases de datos que se superpongan, incluso cuando resultaría m á s económico buscar bases de datos en el extran­jero.

El archivo innecesario se puede reducir si la formación de redes permite tener acceso a datos desde el medio natural, en el cual se acumulan en el proceso de su producción. Cuando se comienza a diseñar un sistema de información queda de manifiesto que no resul­ta económico centralizar todos los datos. M u ­chos de los distintos tipos de uso de las c o m u -

662 Tom Bryder

nicaciones mediante computadoras consisten necesario el asesoramiento del experto en ar­en originar datos en forma continua, pero chivo de datos, cuando se trata de utilizar datos no procesados para fines de análisis y reanálisis siempre será Traducido del inglés

Notas

i. Véase en Eulau (1977:3 y siguientes) un examen de la contracultura y las ideas de los partidarios de la tecnología a ultranza; m e refiero por mi parte a esto en relación con la educación en Bryder (1979).

2. Si bien el sistema de comunicaciones que describimos es de naturaleza m á s bien física, tiene afinidades con el modelo «pragmático» de comunicación que se ha utilizado a partir de los años treinta en la investigación en la materia. Ese modelo procuraba responder las preguntas de quién dice que a quién, con qué intenciones y con qué consecuencias. Véase Bryder (1986) y, para un análisis m á s a fondo, Deutsch (1963).

3. Al principio se consideraba que el concepto de centro y periferia en los sistemas de computación tenía importancia política. Eulau (1977:9), por ejemplo, decía que «La información obtenida mediante el servicio interactivo, para que sea políticamente útil, tiene que ser tamizada, evaluada y condensada. Ello otorga mucho poder al centro del sistema y no resulta difícil imaginarse la posibilidad de que un sistema de información controlado desde el centro se convierta en un sistema de dcsinformación».

4. Parece haber acuerdo generalizado en que la tecnología de la computadorización y la comunicación surtirá el efecto de reforzar las tendencias hacia la fragmentación social, el pluralismo y la privacidad.

5. H e tomado esta idea de un comentario hecho por M a r k

Franklin en la reunión de planificación acerca de la Integración de la Base de Datos Europea, que se celebró en la Universidad de Essex en 1991.

6. Para un estudio más minucioso sobre el conocimiento sustantivo, el procedimiento y la función que cabe en la acumulación de la ciencia política, veáse Sjöblom, 1977.

7. Parece m u c h o más útil estudiar esta cuestión desde el punto de vista de la adopción de decisiones. El problema consiste en determinar quién ha de elegir qué indicadores para incluir en qué bancos de datos, no sobre la base de principios elevados sino de las necesidades teóricas.

8. La sociedad ideal de información es un universo cada vez mayor y m á s rico de información al cual el legislador, investigador, líder político o ciudadano puede recurrir con un criterio selectivo para obtener lo que a su juicio necesita a fin de adoptar una decisión. Ese sistema, en todo caso, exige un estándar para la recuperación de información que aún no existe siquiera en los catálogos de bibliotecas.

9. Las tendencias tienden a revertirse y no constituyen necesariamente buenos indicadores de lo que ha de ocurrir en el futuro. D a d o que en la mayoría de los casos las predicciones se basan en eventualidades que han o no de tener lugar en el presente y el futuro, es fácil que se conviertan en profecías que se cumplan o no por sí mismas. Para investigar las consecuencias políticas de las

nuevas tecnologías de la información se necesita una hipótesis que se aparte de la extrapolación lineal habitual del efecto de la tecnología de la computadorización y la comunicación sobre la transformación y la distribución del poder político y que se base en indicadores empíricos, m á s que en especulaciones elevadas y metáforas floridas.

10. H e tenido ocasión de presenciar esto en persona en la organización conjunta de los Centros de Computación de la Universidad de Dinamarca (UNI-C) , de cuyo consejo directivo he sido miembro durante varios años.

11. H Y T E L N E T , creado por Peter Scott de la Universidad de Saskatchewan (Canadá) es un sistema de hipertexto de dominio público que puede activarse en línea y ser ubicado por conducto de A R C H I E (sistema que se describirá posteriormente) utilizando un protocolo de transferencia de ficheros.

12. N o ocurre así en Dinamarca, por ejemplo, país en el cual los centros de computación de las bibliotecas de investigación cobran desde enero de 1992 un derecho sobre las búsquedas en el catálogo. El costo de administración del sistema contable probablemente ha de ser superior a los ingresos, pues el precio se ha fijado arbitrariamente en un monto bajo.

13. La Universidad de Hawai tiene un servicio de biblioteca que abarca la mayoría de las publicaciones científicas.

Tecnologia de la compuíádorización y la comunicación e integración de la base de datos políticos europea 663

14. Estas controversias suelen dimanar del hecho de que no existe un índice de actitud o comportamiento que sirva para todos los países, como indica el debate sobre el posmaterialismo. Si bien los indicadores empleados

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Laboratorios para la ciencia social comparada

Jostein Ryssevik

Introducción

Desde un punto de vista educativo, los progre­sos hacia la creación de una base de datos europea integrada ofrecen nuevas y excitantes oportunidades, y plantean graves problemas. Por una parte, la proliferación de bases de datos comparados bien organizadas y de fácil acceso podría revolucionar nuestros métodos y conceptos de la enseñanza de las ciencias sociales y políticas. Por la otra, hay que idear las téc­nicas metodológicas y ana­líticas necesarias para m a ­nipular estos recursos de datos comparados e inte­grados. C o m o el acceso a los datos es un requisito previo necesario, pero des­de luego no suficiente, para una investigación adecuada, la integración de bases de datos europeas precisa de una nueva gene­ración de especialistas en ciencias sociales, que se hayan formado en la lógica del método c o m ­parado y en el análisis de los datos.

E n este documento se examinan las oportu­nidades y los problemas, y en particular el concepto de los laboratorios de ciencias socia­les. La microrrevolución del último decenio ha puesto en marcha un enorme proceso de de­mocratización de la tecnología. La correspon­diente democratización de la información de­bería ser uno de los objetivos principales del próximo decenio. Nosotros tenemos la convic­ción de que los archivos de datos deben de­

sempeñar un papel primordial en este proceso, y la creación de laboratorios de ciencias socia­les podría ser un m o d o importante de lograrlo.

La idea de los laboratorios de ciencias sociales

Aunque está tomado de la ciencia, el concepto de laboratorio puede aplicarse con la mi sma

facilidad y buen resultado a las disciplinas dedicadas al estudio de la sociedad. La idea misma de labora­torio consiste en propor­cionar a los estudiantes la materia prima de su disci­plina, así c o m o los instru­mentos y herramientas para observar, manipular y analizar este material. Ello es así, independientemente del tema o la materia de que se trate.

Sin embargo, de ordi­nario a los estudiantes de

ciencias sociales y políticas se les niega el acce­so a la materia prima de sus disciplinas. Por razones prácticas, su contacto con la materia de su ciencia suele limitarse al estudio de des­cripciones de segunda m a n o en manuales esta­dísticos, libros de texto, etc. Pero los cuadros, planos y gráficos de los libros son información «congelada», respecto de la cual las decisiones importantes ya se han tomado. El lector no puede abrir sus propias «ventanas» al material de los datos, sino que debe someterse a las opiniones e interpretaciones del autor, lo que

Jostein Ryssevik es Consultor de los Servicios Noruegos de Datos sobre Ciencias Sociales (NSD) , Hans Ho lm-boesgate 22, 5007 Bergen, Noruega. Sus temas predilectos de estudios son las políticas europeas comparadas, la metodología de la ciencia social y el uso de la tecnología de la información en la educación. Sus publicaciones más recientes son: Regional Contrasts Revi­sited (1990) y Parly vs. Parliament -Contrasting Configuration of Electoral and Ministerial Socialism in Scandina­vian Social Democracy ( 1992).

RICS 142/Diciembre 1994

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crea una distancia y eleva barreras. El advenimiento de la tecnología moderna

de la información ha ofrecido una oportuni­dad única para colmar esta brecha y, por ende, crear formas nuevas y excitantes de aprendiza­je. E n primer lugar, la tecnología nos ofrece la posibilidad de distribuir directamente a las unidades educativas colecciones completas de datos y material de investigación. En segundo lugar, y lo que es de igual importancia, ahora somos capaces de desarrollar medios de c o m u ­nicación eficaces y de fácil uso que conecten a los estudiantes con estos vastos recursos de datos. Existen pues los requisitos previos para el montaje de «laboratorios de ciencias socia­les».

El quid de la idea de laboratorio consiste en ofrecer una alternativa al consumo pasivo de información previamente digerida, o sea, entornos abiertos y creadores que estimulen a los estudiantes a participar en su propia edu­cación. Las aulas donde se enseñan las ciencias sociales y políticas pueden servir de palestra para una confrontación activa entre las mentes creadoras de los estudiantes y las fuentes de información. Al «afilarse los dientes» con m a ­terial de investigación concreto, los estudian­tes adquieren un conocimiento de la materia que se investiga y aprenden las técnicas analí­ticas necesarias para manipular esta infor­mación.

Nosotros creemos que la idea de los labora­torios de ciencias sociales es aplicable a una amplia variedad de materias. Su pertinencia para la enseñanza de la metodología de las ciencias sociales no precisa demostración. La confrontación activa con los datos «testaru­dos» es sin duda el m o d o m á s eficiente de aprender la teoría y la práctica de la investiga­ción social y política. Sin embargo, los análisis de los datos han de ir m á s allá del ámbito de la metodología y las estadísticas, e incorporarse a los cursos sobre la disciplina correspondiente. H a y firmes motivos para creer que la c o m ­prensión de los conceptos, las teorías y los modelos por parte de los estudiantes aumenta cuando se les da la oportunidad de poner a prueba su validez y pertinencia con un mate­rial concreto de investigación.

Nosotros creemos también que, si se ajusta a los niveles adecuados de conocimiento y sofisticación, la idea del laboratorio puede aplicarse con éxito en las diversas fases del

sistema educativo. Todas las experiencias in­dican que los estudiantes, incluso los m á s jó­venes, se consideran aptos para la «investiga­ción». Encuentran fascinante la operación de encontrar, analizar e interpretar los datos so­bre su propia sociedad. El diálogo entre los estudiantes y los datos -entre las ideas y los hechos- facilita la dedicación, que sin duda alguna es un instrumento m u y poderoso en el proceso de aprendizaje.

Para conseguirlo hay que suministrar a los niveles del sistema educativo grandes cantida­des de datos pertinentes, así c o m o el soporte lógico adecuado para la recuperación, análisis y presentación de esos datos. C o m o una de las principales obligaciones de los archivos de da­tos de ciencias sociales es reducir o eliminar las barreras entre los datos y sus usuarios (en acto o en potencia), éste es un desafío que debe tomarse en serio. La próxima generación de científicos de las ciencias sociales y políti­cas se encuentra hoy en los diversos niveles del sistema educativo.

U n archivo de datos de ciencias sociales es no sólo un almacén de datos, sino también una refinería de datos. A medida que las nuevas tecnologías eliminan las operaciones más abu­rridas y laboriosas del trabajo de los archivos, una proporción creciente de los recursos pue­de dedicarse a la «limpieza» y el «embalaje» de los productos de información. El esfuerzo para crear una base de datos europea, en sus diversas fases de integración, normalización, mejora de la documentación y difusión efi­ciente, es desde luego un paso importante en esta dirección. La preparación de «conjuntos» de datos para la enseñanza puede considerarse otra fase de este proceso de refinación. D e este m o d o , la base de datos europea integrada po­drá servir de plataforma para la construcción de laboratorios pedagógicos, con vistas a la investigación social y política comparada.

Experiencias: primera fase

El laboratorio de ciencias sociales no es desde luego un invento de la era de la computadora personal. La idea se concibió - y se dieron los primeros pasos importantes hacia su realiza­ción- m u c h o antes de que las microcomputa-doras invadieran las universidades.

Hace una veintena de años el Consejo In-

Laboratorios para la ciencia social comparada 667

G R A F I C O 1. Los manuales prácticos del CICS

Título

Participación política

Investigación sobre la distribución del tiempo

Movilidad social

Estructuras centrales-periféricas en Europa

Autores

Herbert F. Asher Bradley M . Richardson Herbert F. Weisberg

Andrew S. Harvey Alexander Szalai David H . Elliot Philip J. Stone Susan M . Clark

Thomas A . Herz

Stein Rokkan Derek Urwin Frank H . Aarebrot Pamela Malerba Terje Sande

Datos de

Australia, Canadá, Alemania Occidental, Japón, Países Bajos, Noruega, Reino Unido, E E . U U . Canadá, Hungría, Francia, E E . U U .

Finlandia, Italia, E E . U U . , Países Bajos, Reino Unido, Alemania Occidental, Suiza, Austria

Noruega, Suiza, Reino Unido, Alemania Occidental

ternacional de Ciencias Sociales1 emprendió un vigoroso proyecto destinado a elaborar una serie de manuales prácticos o «conjuntos» de enseñanza del análisis comparado. E n esta se­rie, que fue una empresa conjunta del CICS en cooperación con varios archivos de datos y facultades universitarias, se completaron cua­tro conjuntos. C o m o la finalidad principal del proyecto consistía en estimular y promover la investigación cultural cruzada, cada conjunto incluía datos de varios países.

A partir de 1978 los Servicios Noruegos de Datos sobre Ciencias Sociales ( N S D ) atribuye­ron una alta prioridad a la preparación de conjuntos didácticos similares para las univer­sidades nórdicas. Se completaron tres conjun-. tos que abarcaban otros tantos temas, a saber: 1) análisis de datos regionales; 2) análisis de datos de las cuentas comunales, y 3) análisis de datos sobre las élites políticas. Al m i s m o tiempo aproximadamente la American Politi­cal Science Association (Asociación America­

na de Ciencias Políticas) emprendió la serie S E T U P S 2 , en cooperación con el Inter-Univer-sity Consortium for Political and Social R e ­search (Consorcio Interuniversitário para la Investigación Política y social (ICPSR). E n esta serie se produjeron varios conjuntos di­dácticos basados en su mayor parte en datos sobre la política estadounidense. Los Estados Unidos crearon incluso un servicio especial de intercambio, el Social Science Curriculum Committee ( C O N D U I T ) (Comité de Progra­mas de Estudio de las Ciencias Sociales), para fomentar el intercambio universitario de m a ­terial electrónico de enseñanza3.

Todos los conjuntos producidos con estos programas de desarrollo tenían un diseño co­m ú n . Cada conjunto se basaba en una serie de datos cuidadosamente seleccionados y docu­mentados a fondo, ajustados a las necesidades concretas de la situación docente. Estas series de datos iban acompañadas de un manual práctico que presentaba el sector de investiga­ción correspondiente y describía concisamente los posibles procedimientos de análisis. Estos manuales prácticos tenían por finalidad orien­tar a los estudiantes a través de las diferentes fases del proceso de investigación y alentarles a que llevasen a cabo sus propios análisis.

Los diversos conjuntos se prepararon tam­bién para una plataforma tecnológica c o m ú n , la SPSS en la computadora central. D a d o el entorno tecnológico de las universidades, así c o m o las preferencias y experiencias comparti­das de la comunidad internacional de las cien­cias sociales, ésta fue una opción m u y natural. Sin embargo, nosotros creemos que fue tam­bién la causa principal de las dudas en aceptar los primeros experimentos con conjuntos di­dácticos.

Visto en perspectiva, es fácil llegar a la conclusión de que los partidarios del primer conjunto didáctico se adelantaron a su tiempo. El entorno tecnológico no estaba maduro para llevar a la práctica con éxito sus ideas. Si bien la preparación de estos conjuntos requirió una considerable cantidad de recursos y conoci­mientos técnicos, la utilización efectiva de los productos difícilmente justifica las inversio­nes. El SPSS en la computadora central no era simplemente el m o d o adecuado para los expe­rimentos docentes en el aula. Se dedicó d e m a ­siado tiempo y energía a la penetración en la jungla tecnológica antes de que los estudiantes

668 Joslein Ryssevik

Comcims.

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Monjes y estudiantes en una biblioteca. T o m a d o del Roman de Troie de Benevoit de Sainte More . Edimedia.

pudieran comprender a dónde iba la expedi­ción. Las barreras entre los estudiantes y los datos -entre las ideas y los hechos- eran de­masiado numerosas para que pudiera produ­cirse un diálogo fructífero. C o m o consecuen­cia, la primera generación de conjuntos didác­ticos nunca tuvo un impacto importante en los métodos y las prácticas de enseñanza de las ciencias políticas y sociales.

Experiencias: segunda fase

Por fortuna, los recientes progresos de la tec­nología informática han abierto nuevos cami­nos en el campo de la enseñanza. A d e m á s de los progresos gigantescos de la velocidad y la capacidad, el aspecto más valioso de la micro-rrevolución es la mejora radical de la interfaz hombre-máquina. Y a no hace falta dominar una serie de cuasi-idiomas para comunicarse con la computadora. Los problemas de la con­versación entre el hombre y la máquina se han reducido a un mínimo.

A d e m á s , y ello es igualmente importante, la reducción del tamaño y el abaratamiento de los precios han causado un aumento extraordi­nario del número de personas con acceso a las computadoras. Mientras que hace unos diez años el dominio de la manipulación electróni­ca de datos era privilegio exclusivo de una minoría de titulados universitarios, hoy día en casi todos los niveles y unidades del sistema educativo se ofrece a los estudiantes acceso a la computadora. Incluso en los hogares parti­culares es corriente la posesión de micro-computadoras tan poderosas c o m o las compu­tadoras centrales de los años setenta.

Existe pues el entorno tecnológico necesa­rio para la aplicación de la idea del laborato­rio. Lo que falta, por desgracia, es el impulso y el poder creador de los archivos de datos sobre ciencias sociales. Después de los proyectos pioneros de los años setenta y comienzos de los ochenta, se ha hecho m u y poco en materia de enseñanza. En comparación con la mejora radical de las oportunidades tecnológicas y con la expansión de los grupos de usuarios

Laboratorios para la ciencia social comparada 669

efectivos o en potencia, podríamos llegar a la conclusión de que en los últimos años la ense­ñanza ha ocupado un lugar m u y bajo en la lista de prioridades de los archivos.

N o obstante, se han producido algunos progresos dignos de mención: apenas entrados en la era de la P C (computadora personal), el Archivo Danés de Datos ( D D A ) produjo va­rios datos o conjuntos didácticos basados en encuestas de muestreo de la sociedad danesa. Se ideó además un instrumento sencillo para manipular estos recursos de datos ( D D A T A B ) . Aproximadamente en la misma época el Ar­chivo de Datos E S R C de Essex creó el «Cen­sus Data Pack» (Conjunto de datos censales) basado en estadísticas de áreas pequeñas, pro­cedentes del censo de población de 1981. Este conjunto debió utilizarse con soportes lógicos estándar para la microcomputadora B B C . El Archivo de Datos participó también de m o d o destacado en el proyecto pionero Doomsday, un conjunto de múltiples medios basado en la tecnología del disco óptico. La ICPSR, de A n n Arbor, preparó el soporte lógico A B C . Este instrumento de fácil uso para el análisis esta­dístico ha servido después de plataforma para varios de los conjuntos originales de S E T U P S .

Es interesante observar que tanto la inicia­tiva-DDA como los proyectos del Archivo de Datos E S R C iban destinados a los ciclos más bajos de enseñanza y no a las universidades. Lo mismo puede decirse del proyecto de desa-

. rrollo noruego NSDstat, que describiremos después con más detalle. Todas estas empresas poseían en común una voluntad de utilizar la tecnología moderna de la información como medio para llevar los datos de las ciencias sociales hasta «el pueblo» (o para ser más pre­cisos, a una comunidad de usuarios más a m ­plia que las simples universidades).

Se emprendió en 1985 el proyecto NSDstat como una ampliación del programa de desa­rrollo del conjunto didáctico N S D . La finali­dad de este proyecto era producir una bibliote­ca de conjuntos didácticos elementales para la escuela superior noruega, que abarcasen dis­tintos temas de la amplia familia de las cien­cias sociales. Actualmente hay completados seis conjuntos en esta biblioteca, y otros varios se están completando:

El soporte lógico estadístico NSDsat se creó para proporcionar a los estudiantes un medio de comunicación de fácil uso con los

G R Á F I C O 2. Conjuntos didácticos preparados para NSDstat

Título Fuente de datos

recursos de información. En la creación de este instrumento hubo que tener en cuenta varias limitaciones, tanto técnicas c o m o inte­lectuales. Por una parte, la capacidad de las computadoras utilizadas habitualmente en las escuelas era m u y limitada. Por otra parte, el grupo de destinatarios carecía de conocimien­tos previos de análisis de datos, o de los con­ceptos generales de la metodología de las cien­cias sociales. Lo que hacía falta a este nivel no era un análisis sofisticado (como el que ofre­cían los conjuntos estándar c o m o SPSS), sino técnicas y métodos de presentación que permi­tiesen a los datos «contar su historia» con faci­lidad.

Este punto de partida ha influido por va­rios conceptos en el producto final. Las limita­ciones técnicas requerían un almacenamiento compacto de los datos y algoritmos eficientes, mientras que las limitaciones intelectuales im-

Actitudes políticas

Los jóvenes en Europa

Demografía y estructura económica

Geografía política

Datos nacionales

Ventana a la sociedad 1

Datos acerca de las actitudes y los comportamientos políticos, procedentes de los estudios sobre las elecciones noruegas de 1981, 1985 y 1989.

Datos de encuestas nacionales cruzadas, procedentes de los Estudios de Valor Europeos en 1981.

Series cronológicas de datos censales agregados (a nivel de municipio).

Datos agregados (a nivel de municipio) acerca de las elecciones y el comportamiento político.

Datos seleccionados de diversas fuentes acerca de todas las naciones del m u n d o .

Primera distribución de una serie de cuatro conjuntos que abarcan partes distintas del programa de estudios de las ciencias sociales y política en la enseñanza superior noruega. Cada conjunto contiene de 10 a 12 series de datos procedentes de diversas fuentes y bases de datos.

670 Jostein Ryssevik

ponían procedimientos.de uso fácil y técnicas pedagógicas. '

H o y día NSDstat es un programa general de análisis de datos compuesto de elementos numéricos y gráficos y de presentaciones car­tográficas. Puede manipular toda clase de in­formación numérica, c o m o encuestas de mues-treo, estadísticas regionales, datos de registros históricos, etc., e incluye un módulo de entra­da de datos que da a los estudiantes la oportu­nidad de introducir y analizar sus propios datos.

NSDstat y los diversos conjuntos didácti­cos son m u y utilizados en Noruega. Unas 350 de las 600 escuelas de enseñanza superior exis­tentes en el país utilizan el programa, así como unas cuantas escuelas primarias y centros de formación del personal docente. Según n u m e ­rosos informes y evaluaciones, los conjuntos han tenido una acogida m u y favorable. D e hecho, el comentario más frecuente de los es­tudiantes y de los profesores es lamentarse porque los horarios sobrecargados no dejan tiempo suficiente para tratar el material. A d e m á s , y lo que es m á s importante, los maestros han comunicado mejoras en el apren­dizaje.

Muchas escuelas utilizan el servicio de en­trada de datos del NSDstat para proyectos m á s o menos ambiciosos de acopio de datos, que pueden ir desde breves encuestas entre los alumnos hasta estudios globales en la comuni- ' dad en que está situada la escuela. Además , hay varios ejemplos de proyectos conjuntos de escuelas que han coordinado sus actividades y llevado a cabo estudios similares. Mediante el intercambio y la fusión de los datos recogidos en diferentes contextos, estos proyectos han creado material de investigación comparado de cierto interés. Por lo general, hemos obser­vado un nivel bastante elevado de interacción entre los profesores y las escuelas que utilizan los soportes lógicos. Por lo menos hay dos grupos de usuarios en acción, cada uno de los cuales publica su propio boletín.

A d e m á s de estas iniciativas locales, hemos tenido algunas experiencias con proyectos na­cionales de organización central. En ocasión de la elección parlamentaria celebrada en N o ­ruega en 1989, se invitó a todas las escuelas de enseñanza superior a participar en un gigan­tesco estudio sobre la electoral, titulado «La elección en la escuela en 1989». U n equipo de

investigadores preparó un cuestionario que fue distribuido a todas la escuelas que acepta­ron participar en el proyecto (unas 120). Se pidió a todos los alumnos de estas escuelas que participaran en la encuesta, que constaba de unas treinta preguntas acerca de las actitudes y el comportamiento político. Los cuestionarios se perforaron localmente mediante un servicio de entrada de datos de NSDstat, y se enviaron al N S D en disquetes. Conjuntando todos los archivos locales llegamos a una base de datos que contenía respuestas de unos 42.000 estu­diantes de todo el país. D e esta base de datos se extrajeron 4.200 entrevistas (mediante un muestreo estratificado) que se devolvieron a las escuelas participantes en forma de un ar­chivo de NSDstat.

El proyecto se completó en 10 días (desde que los estudiantes llenaron el cuestionario hasta que recibieron el archivo de datos con información acerca de los otros estudiantes de toda Noruega).

En 1991 se organizó otro proyecto de este mismo tipo. Esta vez 175 escuelas contribuye­ron a un archivo de datos, que alcanzó la impresionante cifra de 65.000 entrevistas.

Los proyectos «La elección en la escuela, 1989 y 1992» atrajeron la atención de círcu­los m u y alejados de la comunidad escolar. La televisión y la prensa prestaron considerable atención al proyecto, y los datos han sido solicitados frecuentemente por investigado­res de las universidades. N o obstante, el as­pecto m á s importante del proyecto fue el efecto que tuvo entre los alumnos partici­pantes.

Según la mayoría de los informes, tanto el interés en la política c o m o el conocimiento de ésta aumentaron visiblemente durante el período del proyecto, y en la fase posterior. Si ello fuera así, los esfuerzos y recursos de­dicados a la preparación de un «laboratorio de las ciencias sociales» habrían merecido la pena.

Si bien NSDstat estaba dedicado a los nive­les inferiores del sistema educativo, pronto se vio claramente que hacían falta instrumentos similares en las universidades. D e hecho, tan­to el soporte lógico c o m o los diversos conjun­tos didácticos han sido objeto de frecuentes solicitudes -para nuestra sorpresa, y a pesar de sus evidentes limitaciones- para cursos uni­versitarios y de iniciación sobre la metodolo-

Laboratorios para la ciencia social comparada 671

gía de las ciencias sociales. E n consecuencia, ya a comienzos del proyecto se decidió seguir desarrollando el NSDstat y adaptarlo a las necesidades específicas de la enseñanza uni­versitaria. Lo que queríamos era un soporte lógico parcial que combinase la simplicidad de la versión para la escuela de enseñanza supe­rior con las necesidades m á s perfeccionadas de las clases de ciencias sociales y políticas en la universidad.

La versión ampliada NSDstat+ se viene utilizando en la enseñanza universitaria y la investigación científica desde hace tres o cua­tro años. Las dos versiones del soporte lógico son iguales en lo relativo a la interfaz del usuario y la capacidad. Sin embargo , NSDstat+ ofrece procedimientos estadísticos mucho m á s avanzados que la versión para la enseñanza superior: - Regresión y correlación múltiples - Análisis desglosado - Análisis de variância, pruebas-t, etc. - Tabulaciones cruzadas multidireccionales

con varias medidas de asociación. En la actualidad, NSDstat+ se utiliza en un

mayor número de universidades y centros de enseñanza superior de Noruega. Asimismo es un competidor serio en el mercado de soportes lógicos estadísticos profesionales, fuera del sector educativo. Gracias a la simplicidad y a la facilidad de su uso, es m u y solicitado por organismos administrativos y empresas pri­vadas.

Este soporte lógico se utiliza también a escala internacional. E n 1991 se prepararon las versiones danesa, sueca y finlandesa, en 1992 se distribuyeron las versiones inglesa y alemana, y se está preparando una versión francesa. E n cada país (con excepción de Fin­landia) la ejecución y la distribución se organi­zan en estrecha cooperación con los archivos de datos sobre ciencias sociales. Varios países están tratando de establecer conjuntos didácti­cos para el soporte lógico. El primer conjunto sueco fue distribuido por el Servicio Sueco de Datos sobre Ciencias Sociales (SSD) en 1991. Se trataba de un conjunto de nivel universita­rio basado en datos sobre las actitudes políti­cas. E n Dinamarca se han preparado tres con­juntos para la enseñanza superior, basados en diversas fuentes de datos, en estrecha colabo­ración con la D D A .

Para fomentar y coordinar estas activida­

des, en 1992 se organizó en Bergen una reu­nión internacional de trabajo sobre los conjun­tos didácticos.. La finalidad de esta reunión consistía en intercambiar ideas y experiencias sobre el desarrollo de materiales docentes in­formatizados, y preparar el terreno para posi­bles proyectos conjuntos. Estuvieron represen­tados en la reunión la mayoría de los archivos de datos europeos.

La situación actual se caracteriza, pues, por un nuevo entusiasmo y una importante reacti­vación de viejas ideas. Al propio tiempo, las actividades se centran cada vez menos en la enseñanza superior y cada vez m á s en la uni­versidad. N o obstante, nosotros tenemos la convicción de que la concentración temporal en la enseñanza superior fue un paso necesario que será de la m á x i m a importancia para la evolución ulterior.

El m o d o en que los niveles inferiores del ciclo de enseñanza abordaron la tecnología de la información sin ideas preconcebidas, y la elevada importancia atribuida a la pedagogía, nos han permitido adquirir una considerable y valiosa experiencia. E n los próximos años de­beremos concentrarnos sobre todo en aprove­char parte de esta experiencia para la creación de laboratorios de ciencias sociales en las uni­versidades.

Perspectivas

El análisis nacional cruzado supone, por su propia naturaleza, un desafío excitante. La confrontación con series de datos comparados para poner a prueba modelos alternativos, cri­ticar anteriores interpretaciones o desarrollar nuevos y mejores diseños, es una invitación al pensamiento innovador. E n consecuencia, los datos comparados se adaptan m u y bien a los fines educativos.

E n la última parte de este trabajo presenta­m o s una descripción concisa de diversos «ta­lleres pedagógicos» o laboratorios establecidos a partir de datos comparados de Europa. Nin­guna de estas descripciones son fantasías futu­ristas; todas ellas pueden hacerse realidad con tecnologías conocidas y ampliamente utiliza­das, así c o m o con los recursos de datos exis­tentes. Lo que hace falta son acciones concer­tadas, cooperación entre los países y una considerable dosis de energía..

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Biblioteca del Liceo piloto de Poitiers, Francia. E n último plano, el Instituto Internacional de Prospectiva en el Parque de FutUrOSCOpe. Marc Tulane/Rapho.

Conjunto N ú m . 1 Una reconsideración de «Los jóvenes en Europa» El conjunto didáctico m á s frecuentemente uti­lizado en Noruega es el llamado «Los jóvenes en Europa», que se basa en datos comparados procedentes de los «Estudios Europeos de V a ­lor de 1981». El conjunto aborda tres temas: 1) actitudes políticas y participación; 2) prácticas y creencias religiosas, y 3) calidad de la vida. Cada uno de estos temas está representado por una serie de datos que comprende de 30 a 40 preguntas en la encuesta original. C o m o indica el título, el conjunto no abarca todas las mues­tras. Cada serie de datos contiene respuestas de 3.561 jóvenes de 18 a 24 años de edad, de once países distintos (aproximadamente 350 jóvenes por país). Los datos van acompañados de un manual de 200 páginas, en el que se presenta a los alumnos los Estudios de Valor y se explica c ó m o pueden utilizarse.

A los alumnos les gusta mucho trabajar con los Estudios de Valor. Este material les permi­

te «viajan> por Europa, haciendo comparacio­nes entre países o nacionalidades, jóvenes de ambos sexos, protestantes y católicos, perso­nas de niveles distintos de educación, emplea­dos y desempleados, etc. Los datos revelan acusados contrastes en las condiciones de vida, las actitudes y los comportamientos en­tre las diferentes naciones y culturas. Sin e m ­bargo, el estudiante interesado descubrirá también que las diferencias entre los grupos sociales de un país determinado pueden ser con frecuencia tan acentuadas, o incluso más, que los contrastes entre naciones. Para los jó­venes europeos hay factores determinantes de la vida que no son las fronteras entre los Es­tados.

Los Estudios de Valor se realizaron de nue­vo en 1990-1991, esta vez con un grupo de países más numeroso que en 1981. Es de espe­rar que nos ofrezcan la oportunidad de prepa­rar un programa «Reconsideración de los jóve­nes en Europa», que contenga a la vez los materiales originales y nuevos de información.

Laboratorios para la ciencia social comparada 673

Añadiendo la dimensión del cambio de los valores, este conjunto debería constituir sin duda un instrumento educativo aún m á s exci­tante que su predecesor.

Además , no hay razón para que un conjun­to comparado c o m o «Reconsideración de los jóvenes en Europa» se prepare para un solo sistema educativo. U n a empresa conjunta, con contribuciones de varios países, podría pro­porcionar un producto verdaderamente inter­nacional de valor igual para todos los partici­pantes.

Proyecto 2 De vuelta a los clásicos

Cada disciplina tiene sus clásicos. A este res­pecto, la ciencia social y política comparada no es una excepción. Los «clásicos» se convir­tieron en clásicos por su importante contribu­ción al desarrollo de la disciplina y, m u y fre­cuentemente, porque la publicación de sus obras dio lugar a debates o controversias inte­lectuales.

Los clásicos pueden mantenerse en sus panteones respectivos y leerse en los libros de historia de la disciplina. N o obstante, un pro­cedimiento m á s interesante sería confrontar a los estudiantes con los problemas y los datos empíricos que inspiraron originalmente los es­tudios. Este procedimiento estimularía a los estudiantes a seguir los argumentos de los au­tores y poner a prueba sus modelos con los datos originales. Asimismo se les podría expli­car las críticas al estudio, y darles la oportuni­dad de evaluar las interpretaciones contra­puestas o los modelos alternativos. Podría incluso ofrecerse a los estudiantes la oportuni­dad de confrontar los modelos y teorías origi­nales con series de datos m á s amplias y diver­sificadas que las que tenía el autor a su disposición cuando realizó el estudio.

Varios estudios clásicos se prestarían fácil­mente a este procedimiento, entre ellos obvia­mente «La cultura cívica. La piedra angular de un «Laboratorio de cultura cívica» debería ser, naturalmente, el estudio de cinco países que hicieron A l m o n d y Verba a comienzos de los años sesenta. Esto podría complementarse con datos posteriores, por ejemplo los deriva­dos del estudio de siete países que figura en «Participación e igualdad política», o algunos de los materiales que sirvieron para escribir la

«Reconsideración de la Cultura Cívica». Los datos podrían ir acompañados de un manual práctico que introdujese el debate y alentase a los alumnos a leer las contribuciones origina­les. Mediante un soporte lógico hipertextual estándar podríamos incluso ofrecer a los estu­diantes el acceso a todo el debate, en forma mecanolegible. C o n módulo no secuencial hi­pertextual de este tipo, el estudiante podría pasar fácilmente del manuscrito original a sus diversos críticos, y regresar de nuevo al origi­nal. Asimismo podrían establecerse conexio­nes con algunas de las bases de la construcción teórica de A l m o n d y Verba, por ejemplo algu­nos textos seleccionados de Aristóteles, Toc-queville y Schumpeter.

La plataforma tecnológica ideal de un labo­ratorio global y compuesto de este tipo es el C D - R o m (por su precio, capacidad y dura­ción). Sin embargo, el conjunto podría distri­buirse también en medios magnéticos estándar (como disquetes) para su instalación en discos duros.

Proyecto 3 Eurodisk

La fuente m á s completa de información acerca del público europeo son sin duda los Euroba-rómetros, que vienen realizándose con una pe­riodicidad aproximada de dos años desde co­mienzos de los años setenta. H o y día estos vastos recursos de información (más de 30 estudios nacionales cruzados) viven una vida fragmentaria en las cintas magnéticas. A u n q u e se utilizan frecuentemente para la investiga­ción científica, cualquier intento de estudiar las tendencias o de pasar de un «barómetro» a otro plantea problemas de normalización e in­tegración. E n nuestros esfuerzos por integrar la base de datos europea, la m á x i m a prioridad debería corresponder a la integración de los Eurobarómetros. Se está avanzando hacia este objetivo, en cooperación con I C P S R y 2 A .

En este caso también C D - R o m parece una plataforma adecuada. C o n una capacidad aproximada de 600 M b , todos los Eurobaró­metros podrían almacenarse fácilmente en un solo disco, dejando m u c h o espacio para la do­cumentación multilingue ampliada (freetext). Junto con una interfaz inteligente y un sistema de recuperación, esto ofrecería al investigador la oportunidad de investigar toda la base de

674 Jostein Ryssevik

datos para obtener la información pertinente, hacer una primera consideración de los márge­nes o tendencias nacionales cruzadas, o des­cargar los datos pertinentes formateados para el soporte lógico estadístico y el lenguaje que prefiera el investigador4.

En vez de difundir los datos de los Euroba-rómetros c o m o estudios únicos en cintas mag­néticas, los archivos podrían proporcionar a los investigadores el «Eurodisk» completo e indicarles c ó m o recuperar datos por su cuenta. Esto supondría un considerable ahorro de tiempo y energía, tanto para los archivos como para los investigadores.

¿Es éste un m o d o agradable y fácil de hacer supérfluos los archivos de datos? N o lo enten­demos así. C o m o dijimos antes, la principal función de los archivos es eliminar o reducir las barreras que separan a los usuarios de los datos. U n «Eurodisk» sería un paso importan­te en esta dirección. H a y un gran número de tareas importantes y significativas que po­drían emprenderse con la energía y los recur­sos economizados gracias a este proyecto.

Desde el punto de vista de los investigado­res, la utilidad de un «Eurodisk» no ofrece la menor duda. Pero el disco podría servir tam­bién de plataforma rica y excitante para finali­dades educativas. Cuando «Eurodisk» sea una realidad, sus aplicaciones educativas serán va­riadas y múltiples.

. Proyecto 4 Explorador Eurocomp

Los proyectos descritos anteriormente se ba­san en datos de encuestas nacionales cruzadas. Otra fuente de información comparada que puede prestarse fácilmente a fines educativos son los datos agregados o regionales. Si bien el proyecto Eurocomp nunca alcanzó sus ambi­ciones respecto de la magnitud y la integrali-dad, se ha compilado ya un buen número de datos. Subsanando las omisiones y actualizan­do el archivo, la base de datos Eurocomp po­dría ser de gran interés c o m o medio educati­vo.

La Unidad de Medios Interactivos de la Universidad de Uppsala ha preparado en los últimos años varias bases de datos regionales con fines educativos, almacenados en C D -R o m . La característica más importante de sus productos es una interfaz inteligente y gráfica, que permite al estudiante buscar en la base de datos mediante listas indicadoras. La informa­ción sobre las unidades regionales puede pro­yectarse en la pantalla, pero la interfaz incluye un sistema de recuperación que da a los estu­diantes la oportunidad de descargar datos en diferentes formatos. U n o de estos formatos es el NSDstat.

N S D ha trabajado en estrecha cooperación con esta organización durante varios años, principalmente en relación con el proyecto N O R D B A S , una base regional de datos c o m ­parados para los países nórdicos (a nivel de municipio), que se distribuyó en 1993. Noso­tros creemos que los sistemas desarrollados para esta base de datos podrían incorporarse en un disco Eurocomp.

Observaciones finales

Ninguno de estos proyectos son fantasías. T o ­dos ellos están a nuestro alcance. La tecnología actual ofrece posibilidades que hace unos po­cos años no hubiéramos soñado. D e hecho, nos encontramos por primera vez en la histo­ria en condiciones de hacer realidad los viejos ideales acerca de los laboratorios de ciencias sociales y políticas. Los archivos de datos so­bre ciencias sociales no pueden perder esta oportunidad. Dada su experiencia en el desa­rrollo de bases de datos y material de instruc­ción, hasta los seminarios de confrontación de datos para la investigación comparada, están en una situación especialmente favorable para proporcionar a la próxima generación de estu­diantes e investigadores una base de datos in­tegrada para la enseñanza y la investigación.

Traducido del inglés

Laboratorios para la ciencia social comparada 675

Notas

1. Para ser más precisos: cl Standing Committee on Comparative Research of the International Social Science Council ( S C O C R E S / I S S C ) , en cooperación con el Inter-University Consortium for Political and Social Research (ICPSR), A n n Arbor, Michigan, los Norwegian Social Science Data Services ( N D S ) , de Bergen,

el Institute for Public Affairs (IPA), Dalhousie University, Halifax, y el Zentralarchiv für empirische Sozialforschung (ZA) de la Universidad de Colonia.

2. S E T U P S son las siglas de Supplementary Empirical Teaching Units in Political Science (Unidades docentes

empíricas suplementarias para la ciencia política).

3. Esta breve lista de actividades de los años setenta y comienzos de los ochenta no pretende en m o d o alguno ser exhaustiva.

4. La N S D está preparando un prototipo que contiene algunas de estas características.

El M O S T , primer programa intergubernamental de ciencias sociales

Peter Lengyel

Antecedentes: las fases de la internacionalización de las ciencias sociales

La internacionalización paulatina de las cien­cias sociales modernas ha pasado por tres fases principales. La primera comenzó en los años 1860 y consistió en la difusión a otros países, y principalmente a algunos centros de Europa y América del Norte, de prácticas e instituciones originarias, en particular, de Gran Bretaña y Fran­cia. En cada caso, se desta­caron determinadas disci­plinas o escuelas de pensa­miento. Así, por ejemplo, en Gran Bretaña se dio preferencia a la economía y la antropología, mientras que en Francia a la socio­logía, la geografía humana y las ciencias políticas. E n Alemania la tendencia fue al desarrollo de la sociolo­gía y disciplinas afines como Staatswissenschaften (ciencias políticas) y Wirtschaftswissenschaften (ciencias económicas); en Austria y Suécia, la economía; en Bélgica, la estadística; en Italia, la demografía y la criminología; en los Estados Unidos, la sociología, las ciencias políticas y la psicología social.

Son múltiples y diversas las razones de esa especialización: tienen que ver a veces con las situaciones nacionales (por ejemplo, las pose­siones coloniales, los esfuerzos de construc­ción nacional o las estrategias comerciales); otras veces son el resultado de las estructuras

Peter Lengyel fue director de esta Re­vista de 1923 a 1984. H a publicado desde entonces un libro, International Social Science: the UNESCO experien­ce (1986), y numerosos artículos sobre las ciencias sociales y la función públi­ca internacional. Junto con Jacques Ri­chardson, dirigió el estudio de los m o ­delos para el programa M O S T y es ahora consultor ante la Independent Commission on Population and Q u a ­lity of Life. Dirección: 4, Villa Dietz-Monnin, 75016 París, Francia. Fax: (1) 46 47 52 14.

académicas o del dinamismo y la iniciativa de algunas personalidades. Sin embargo, cual­quiera que haya sido el concurso de circuns­tancias, en vísperas de la Primera Guerra Mundial se podía decir que las ciencias socia­les habían sentado bases sólidas, al menos en algunas de sus disciplinas, en varios países de Europa noroccidental, los Estados Unidos y algunos de los dominios británicos, con tími­dos inicios asimismo en Europa oriental y m e ­

ridional y en el Japón. Ese impulso, detenido

por la Primera Guerra Mundial, debía haberse reanudado después de 1918. Por desgracia, ocu­rrió m á s bien lo contrario. La aparición del totalita­rismo en la Unión Soviéti­ca, Italia, Alemania y los paí­ses ibéricos, y de corpo­rativismos y militarismos poco simpatizantes del dis­curso analítico de las cien­cias sociales en varios otros (como Polonia, H u n ­

gría, Japón y Grecia), inhibió considerable­mente el impulso, cuando no lo invirtió por completo. Se produjo un importante desplaza­miento hacia el oeste y los científicos sociales se instalaron sobre todo en los Estados Unidos y Gran Bretaña, y en menor medida en Fran­cia, México, Argentina, Canadá y Australasia. Las instituciones de esos países acogieron a muchos especialistas sobresalientes; en ciertos casos, algunas incluso se crearon especialmen­te para recibirlos, c o m o la N e w School of So­cial Research de Nueva York- o el Colegio de

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México. A d e m á s , fue únicamente en esos paí­ses de acogida donde las ciencias sociales pu­dieron desarrollarse en sus formas aplicadas en el gobierno, los medios de comunicación o las empresas y cobrar formas comercialmente viables, c o m o las encuestas de opinión públi­ca, los estudios de mercado o el asesoramiento para la contratación.

Hacia 1945, por consiguiente, la situación era sumamente desequilibrada. Fuera de los Estados Unidos, Gran Bretaña y otros pocos países, las ciencias sociales habían experimen­tado un retroceso en todas partes y su difusión m á s allá de su centro, hacia lo que m á s tarde se conocería c o m o el Tercer M u n d o , había comenzado apenas. N o era de extrañarse, por lo tanto, que se las tuviese por manifestaciones culturales «estadounidenses» o al menos «an­glosajonas», por lo que las tentativas de inter­nacionalizarlas durante los primeros decenios posteriores a la guerra fueron calificadas de manifestaciones neoimperialistas. Las colecti­vidades profesionales nacionales tuvieron que esperar a adquirir suficiente amplitud, diversi­dad y confianza en sí mismas y producir sus propios estilos y centros de interés para eludir tales acusaciones. La internacionalización no podía tampoco progresar con facilidad ya que en una región importante -el bloque soviéti­co- las ciencias sociales empíricas, que no sos­tenían la ortodoxia ideológica, estaba práctica­mente proscritas. Esto fue motivo de confu­sión en las reuniones internacionales en que las declaraciones a priori de los oradores mar­xistas se contraponían en un aparente pie de igualdad a investigaciones cuyos resultados habían sido validados científicamente y cuya instrumentación había mejorado.

La internacionalización ocurrida en los úl­timos decenios responde a factores múltiples y variados, tanto formales c o m o informales. U n o de ellos, desde luego, han sido las univer­sidades y sus extensiones, que en algunos casos contaron en los antiguos territorios coloniales con recursos de ciencias sociales mejores que en las metrópolis. Las asociaciones profesiona­les (la m á s antigua, la de los estadísticos, se remonta a los años 1880) permitieron también que los interesados en temas de investigación afines comunicaran entre sí. Las principales organizaciones intergubernamentales del siste­m a de las Naciones Unidas, la O C D E y otras han promovido la creación de bases de datos

comparables y el mejoramiento de las medi­ciones en el plano internacional. Entre ellas, la U N E S C O es la única en tener un mandato específico de fomento de las ciencias sociales c o m o tales, aunque nunca se ha asignado a su programa de ciencias sociales m á s del 5% de la totalidad de los recursos ordinarios de la Orga­nización, en términos de personal o de presu­puesto.

Otro factor importante, aunque indirecto, de internacionalización ha sido la normaliza­ción gradual de las contabilidades nacionales con arreglo al Sistema de Cuentas Nacionales preconizado por las Naciones Unidas por pri­mera vez en 1953, revisado en 1968 y de nue­vo en 1993, bajo el patrocinio conjunto de las Naciones Unidas, el F M I , el Banco Mundial, la O C D E y la C E E , y que esta vez debía abar­car también a los países socialistas, que tenían antes un sistema de cuentas nacionales incom­patible.

Los contactos se intensificaron a través de congresos, reuniones, estudios en el extranje­ro, cambios y traducciones. Se multiplicaron las publicaciones, periódicas o no, para mante­ner a los investigadores al tanto de los adelan­tos en todas las disciplinas y subdisciplinas. Se crearon redes de todo tipo, recientemente por computadora y correo electrónico, que dieron remate a la internacionalización de las cien­cias sociales. Las desigualdades restantes no son m á s que el reflejo de las' que separan el centro de la periferia y que son características de muchos otros aspectos, c o m o la tecnología, la esperanza de vida o el acceso a la educación.

N o obstante, la mayor parte de las investi­gaciones en ciencias sociales se siguen centran­do en cuestiones estrictamente nacionales. Aunque no siempre reviste una gran impor­tancia, resulta más fácil conseguir fondos y medios para ellas que para las más modestas iniciativas multinacionales. H o y día, esta si­tuación ha sido reconocida por numerosos or­ganismos internacionales y fundaciones c o m o , por ejemplo, la Fundación Europea para la Ciencia, con sede en Estrasburgo, que sólo financia proyectos con mayor valor intrínseco en que participen varios países.

Teniendo en cuenta estos antecedentes, la Conferencia General de la U N E S C O celebra­da en 1991 resolvió poner en marcha el primer programa intergubernamental de ciencias so­ciales del m u n d o .

El MOST, primer programa intergiibernamental de ciencias sociales 679

Los sin techo cerca del Kremlin, 1991. El crecimiento y la estructura social de las ciudades constituyen uno de los centros de interés del programa M O S T de la U N E S C O , A. Avakían/Woodfin Camp/Cosmos.

¿Por qué un programa intergubernamental?

Los gobiernos que prestan apoyo a las organi­zaciones intergubernamentales (OIG) quieren controlarlas lo más estrechamente posible. Para ello, suelen exigirles que elaboren perió­dicamente programas y presupuestos en que se expongan los planes de trabajo detallados y los costos de los distintos componentes. A pesar de que la planificación anticipada se ha des­prestigiado considerablemente y que las políti­cas nacionales se suelen dirigir de manera im­provisada a plazos breves ajustados a las fechas de las elecciones, se pide a las O I G que prevean con detalle todas sus actividades. La U N E S C O , por ejemplo, elabora programas y presupuestos bienales que se someten a la aprobación de su Conferencia General cele­brada cada dos años, así como un plan a plazo medio de seis años que configura hasta cierto punto los tres programas bienales que abarca.

Evidentemente, esas prácticas crean una rigi­dez considerable y determinan asimismo una distribución entre las diferentes actividades realizadas. La innovación y las actividades ex­perimentales son las principales víctimas de estos engorrosos procedimientos ya que se de­ben negociar cuidadosamente, una por una, y con mucha anticipación.

En parte para soslayar esa rigidez y tam­bién para atraer fondos suplementarios extra-presupuestarios, se inventó el mecanismo de los programas intergubernamentales (PIG). Estos pueden ser simplemente O I G encubier­tas, como el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo ( P N U D ) o el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente ( P N U M A ) . A una escala menor, empero, pue­de tratarse de iniciativas en ámbitos específi­cos sometidas al control de un consejo intergu­bernamental integrado por representantes de algunos Estados Miembros y por un grupo de especialistas contratados con arreglo a sus m é -

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ritos profesionales para dirigir las principales actividades de los PIG. Estos programas sue­len estar vinculados a una O I G para desarro­llar el trabajo iniciado dentro de ella. En la actualidad, hay siete de ellos en la U N E S C O : la Comisión Oceanógrafica Intergubernamen-tal (COI, creada en 1960), el Programa Hidro­lógico Internacional (PHI, iniciado en 1965), el Programa sobre el H o m b r e y la Biosfera ( M A B , iniciado en 1971), el Programa Inter­nacional de Correlación Geológica (PICG, ini­ciado en 1972), el Programa General de Infor­mación (PGI, iniciado en 1976), el Programa Internacional para el Desarrollo de la C o m u n i ­cación (PIDC, iniciado en 1981 ) y el Programa Internacional de Informática (PII, iniciado en 1985).

En vista del éxito de los P I G en las ciencias naturales, la información y la comunicación, se consideraba desde hace tiempo que conve­nía emprender una iniciativa similar para las ciencias sociales, sobre todo si se tiene en cuenta, como se indicó antes, que al programa ordinario de ciencias sociales de la U N E S C O se asigna una parte ínfima de los recursos tota­les de la Organización.

A principios de 1992, poco después de que la Conferencia General, en su reunión celebra­da en 1991, aprobara una resolución sobre la creación de un programa intergubernamental de ciencias sociales, se tomó la primera medi­da concreta que consistió en encomendar a dos consultores un estudio de los modelos que cubriera no sólo todos los P I G ya existentes en la U N E S C O , sino además las iniciatias de la C E E , la O C D E y otras organizaciones. En las conclusiones de su estudio, los consultores propusieron una estructura general y las posi­bles opciones específicas para un programa intergubernamental de ciencias sociales.

Tras varias reuniones celebradas en 1992, el Consejo Ejecutivo en su 140.a reunión cele­brada en 1992 adoptó la decisión de presentar a la Conferencia General un documento que ésta aprobó en su reunión celebrada ese mis­m o año. Así se inició oficialmente el progra­m a de Gestión de las Transformaciones So­ciales ( M O S T ) con una dotación inicial para 1994-1995 de 600.000 dólares estadouniden­ses con cargo al presupuesto ordinario de la U N E S C O y con una dotación de personal de cinco funcionarios del sector de ciencias so­ciales.

Los temas del MOST

C o m o las ciencias sociales abarcan un gran número de disciplinas, se decidió en primer lugar que se requería un título especial para el programa intergubernamental correspondien­te. Se cogió el de «Gestión de las Transforma­ciones Sociales» porque destacaba la orienta­ción política de las investigaciones que se financiarían. Se consideró que un programa intergubernamental que procurase conseguir fondos de los gobiernos, entre otros, debería atender las necesidades gubernamentales con­tribuyendo a definir las opciones de política. En este contexto, el término «gestión» no debe entenderse en el sentido de administrar, sino más bien de hacer frente o de contener. M u ­chas transformaciones no pueden someterse a control: simplemente ocurren, les guste o no a los gobiernos. Pero los gobiernos tienen que enfrentarse a sus consecuencias, y en este sen­tido procuran hacerse cargo de su gestión. Pre­cisamente, las investigaciones del programa M O S T deben indicarnos la mejor manera de conseguirlo.

Además , se decidió definir algunos temas prioritarios de investigación, al menos para los primeros cuatro años de funcionamiento del M O S T . Tras muchos debates, se escogieron tres temas generales: i) la gestión del cambio en las sociedades pluriculturales y pluriétni-cas; ii) las ciudades c o m o centros de transfor­mación social acelerada y iii) la manera de hacer frente local y regionalmente a las trans­formaciones económicas, tecnológicas y a m ­bientales mundiales. El M O S T contribuirá asi­mismo a la creación de capacidades institucio­nales y científicas, en particular en los países en desarrollo, mediante información, docu­mentación y aportación de datos. Prestará es­pecial atención a la difusión de resultados, poniéndolos a disposición no sólo de los cien­tíficos en general (por conducto de un Boletín del M O S T que se publicará en la Revista Inter­national de Ciencias Sociales), sino también de los responsables de las decisiones políticas en términos que puedan asimilar. Se trata de un ejercicio particularmente difícil que requiere una hábil «traducción» de los informes de in­vestigación en categorías operacionales.

Los proyectos que apoyará el M O S T se elegirán en función de tres criterios generales que tienen en cuenta las consideraciones ante-

El MOST, primer programa intergubernamental de ciencias sociales 681

riores: deberán asociar a dos países por lo menos (y de preferencia a más), deberán tratar un asunto importante que se investigará du­rante un periodo de tal vez dos años y deberán de preferencia correr a cargo de equipos rela­cionados con una red o un grupo existente. Esto significa que el M O S T descartará las pro­puestas de investigación m á s modestas sobre asuntos principalmente nacionales presenta­das por individuos. Se trata de una opción deliberada destinada a promover la investiga­ción colectiva de alcance internacional y con­trarrestar el predominio actual de la investiga­ción personal de alcance limitado, que con demasiada frecuencia ha mantenido a la labor científica en una fase artesanal y dificultado la aplicación concreta de los resultados de las in­vestigaciones.

Se han celebrado ya dos reuniones para debatir los temas del M O S T . La primera, aus­piciada por Canadá y celebrada en Ottawa en diciembre de 1993, trató el tema de las socie­dades pluriculturales; la segunda, financiada por Canadá y Austria en colaboración con la municipalidad de Viena, se celebró en dicha ciudad en febrero de 1994 y trató el tema de las ciudades. Sus respectivos informes contri­buirán a esclarecer los problemas y servirán de base para una serie de reuniones regionales previstas, la primera de las cuales se celebrará en Asia en noviembre de 1994. Esas reuniones regionales, en que participarán encargados de formular políticas e investigadores, se centra­rán en otros temas del M O S T y considerarán la posibilidad de efectuar inventarios de las investigaciones y las fuentes de datos existen­tes para evitar la duplicación y la superposi­ción. Se repartirán a lo largo de varios años y se asociarán a estructuras regionales existentes como la Facultad Latinoamericana de Cien­cias Sociales ( F L A C S O ) y el Consejo Latinoa­mericano de Ciencias Sociales ( C L A C S O ) o el C O D E S R I A en África.

Estructura y perspectivas del M O S T

C o m o otros programas intergubernamentales, el M O S T es supervisado por un Consejo ínter-gubernamental y un Comité Científico de Di­rección. El Consejo, que cuenta con 33 m i e m ­bros (véase en el Anexo I la lista de los Estados representados), se reunió por primera vez en

marzo de 1994. Se reunirá periódicamente cada dos años antes de la Conferencia General de la U N E S C O , a la que presentará un infor­m e .

El Comité Científico de Dirección, cuyos miembros fueron designados por el Director General de la U N E S C O sobre la base de sus méritos profesionales en abril de 1994, está integrado por nueve «sabios» (véase Anexo II), cuya principal tarea es hacer una selección entre las propuestas de investigación someti­das al M O S T . Se reunirá dos veces al año, a partir de junio-julio de 1994. El Presidente del Consejo, el Profesor M o h a m e d El-Gawhary (Egipto), miembro de derecho del Comité Di­rector, se encargará de las relaciones entre el Comité Director y el Consejo.

Las opciones de financiación de los G I P son deliberadamente flexibles. Así, los donan­tes (Estados, fundaciones, organismos interna­cionales, gubernamentales y no gubernamenta­les, incluso individuos) pueden contribuir al M O S T sea en su conjunto, sea depositando fondos fiduciarios en la U N E S C O para finan­ciar determinados proyectos. Además , las soli­citudes de apoyo para los proyectos del M O S T pueden pasar por el Programa de Participa­ción de la U N E S C O , cuya dotación para las ciencias sociales es de 2,04 millones de dólares para 1994-1995, y en el que tendrán prioridad. Se aceptan también las contribuciones en es­pecie (servicios, medios, equipo, capacitación, etc.). Por consiguiente, el M O S T no es un mero fondo para la investigación: su fondo es servir de catalizador en el fomento de activi­dades internacionales relacionadas con las po­líticas, contribuyendo a la creación de capaci­dades, la financiación de proyectos y la c o m u ­nicación.

La experiencia de otros G I P enseña que tardan cierto tiempo antes de empezar a fun­cionar bien. La formulación y selección de las propuestas es un proceso que requiere apren­dizaje y maduración, tanto por parte de los interesados en los Estados Miembros c o m o de los encargados de la selección. Debe ajustarse, por supuesto, a los fondos disponibles, que a su vez determinan en parte el éxito del progra­m a . Hay, sin embargo, muchos motivos de optimismo. En los 22 años de historia del M A B , por ejemplo, este programa ha logrado captar un promedio anual de 5 millones de dólares de financiación extrapresupuestaria y

682 Peler Lengyel

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Entrada en clase de la escuela coránica, La Goutte d'Or, Paris, 1989. U n o de los temas del programa M O S T se refiere a las sociedades pluriétnicas. Darryl Evan$/Vu.

El MOST, primer programa interguhernamental de ciencias sociales 683

puede obtener ahora hasta 7 millones de dóla­res al año, además de una contribución de la U N E S C O de 1.240.000 dólares. H a estableci­do una estrecha interacción con varios progra­mas de la U N E S C O , el P N U D y el P N U M A y ha contribuido de manera significativa a la creación de 300 reservas de biosfera en el mundo y a la promoción de la Convención para la Protección del Patrimonio Mundial Cultural y Natural.

A u n si es probable que no se puedan espe­rar logros tan espectaculares en el ámbito de las ciencias sociales, el M O S T puede sin duda tener importantes repercusiones en el m u n d o . U n a de ellas podría ser definir más claramente lo que se entiende por «adecuación a las políti­cas» y averiguar por qué las aportaciones cien­tíficas, basadas en resultados de investigación bien fundados, no ejercen a menudo la in­fluencia que deberían en la determinación de las combinaciones políticas definitivas. D e las tres esferas que mantienen una interacción re­cíproca y rigen los destinos de las comunida­des humanas -la biosfera, la tecnosfera y la sociosfera- la última es la menos bien defini­da. Tiende a ser configurada por las otras dos, aunque posee características propias, apenas articuladas a veces. Ejemplo de ello es el pro­blema actual del desempleo en los países ade­lantados, que se debe en parte a un desarrollo tecnológico aplicado a las sociedades sin pre­via consideración de sus consecuencias proba­bles. Otro ejemplo es la tensión creciente entre la continuación del crecimiento económico y el respeto de los recursos biosféricos irrempla-zables, problema particularmente agudo en va­rios países de industrialización reciente. Es posible que las contribuciones al M O S T que se acumulen en los años venideros permitan de­terminar las características específicas de la sociosfera y conocerla en toda su complejidad e imprevisibilidad.

Además , el M O S T es un paso importante en la internacionalización de una base de co­nocimientos supuestamente falseada por valo­res culturales y cuyas capacidades operaciones se suelen comprender mal. En los años setenta y ochenta se instó repetidas veces a «indigeni-zan> las ciencias sociales con el argumento de que su aparato conceptual y sus instrumentos, desarrollados sobre todo en los países occiden­tales, no se adaptaban forzosamente a las si­tuaciones imperantes en el resto del m u n d o ,

en particular en las regiones preindustriales. Si bien no se han formulado propuestas coheren­tes de «indigenización», el M O S T ofrece la oportunidad de comprobar si las ciencias so­ciales centrales adolecen efectivamente de de­formaciones culturales o si, por el contrario, sus principales premisas y métodos son uni­versalmente válidos, c o m o deberían serlo tra­tándose de ciencias. La participación de colec­tividades nacionales de especialistas con ante­cedentes m u y diversos podría resultar suma­mente reveladora, en particular para evaluar la validez de las comparaciones multinacionales, tan generalizadas ahora, y poner de manifiesto omisiones o distorsiones importantes a m e n u ­do no mensurables estadísticamente. E n este sentido y en otros, cabe esperar que el M O S T mejore el perfil general de las ciencias sociales, especialmente en círculos en que hasta ahora han sido casi totalmente ignoradas.

Anexo I. El Consejo Intergubernamental del M O S T 4

África Camerún Ghana* Guinea* Madagascar Togo* Zambia* Zimbabwe

Estados árabes Argelia* Egipto* Túnez Yemen

Asia y el Pacífico Bangladesh* China Filipinas* India Japón Pakistán* Tailandia

*E1 Consejo del M O S T se eligió de conformidad con los párrafos 1 y 2 del Artículo II de los Estatutos del Consejo Intergubernamental del programa internacio­nal de ciencias sociales «Gestión de las Transformacio­nes Sociales», durante la 27.a reunión de la Conferencia General celebrada en noviembre de 1993. El mandato

Europa oriental Bulgaria Polonia Federación

de Rusia*

América Latina y el Caribe

Argentina* • Brasil* Colombia* Costa Rica Chile México

Europa occidental Alemania Francia Italia* Países Bajos* Suécia* Suiza

684 Peter Lengyel

de los 16 miembros con asterisco (*) finalizará al final de la próxima reunión ordinaria de la Conferencia General. El mandato de los otros miembros finalizará al final de la subsiguiente reunión ordinaria de la C o n ­ferencia General. Los miembros del Consejo podrán ser reelegidos (párrafo 4 del Artículo II de los Esta­tutos).

Anexo II. Comité Científico director del M O S T

Profesor Yoginder K . A L A G H (India) Vicerrector de la Universidad de Jawaharlal Nehru

Profesor Maurice A Y M A R D (Francia) Maison des sciences de l 'homme

Dra. Marianne H E I B E R G (Noruega) Investigadora asociada superior Instituto Noruego de Asuntos Internacionales

Dr. Anthony K U K L I N S K I (Polonia) Director de la Universidad de Varsóvia

Profesor Davinder L A M B A (Kenya) Director ejecutivo Instituto Mazingira, Nairobi

Profesor Norber L E C H N E R (Chile) Facultad Latinoamericana de Ciencias Socia­les (FLACSO)

! Profesor Narifurni Maeda T A C H I M O T O (Ja­pón) Centro de Estudios de Asia Sudoriental Universidad de Kyoto

Profesora Licia V A L L A D A R E S (Brasil) Instituto Universitario de Investigación, Río de Janeiro

Profesor Elvi W H I T T A K E R (Canadá) Departamento de Antropología y Sociología Universidad de Columbia Británica

Traducido del inglés

Interacción entre investigación e información en el programa M O S T

Arnaud F. Marks

Fases en las investigaciones del M O S T y necesidades de información

El M O S T es un programa de la U N E S C O , creado recientemente, de investigaciones in­ternacionales en ciencias sociales sobre los problemas étnicos y la sociedad multicultural, las ciudades c o m o escenarios de una transfor­mación social acelerada y las consecuencias en el plano local de las transformaciones ambien­tales, tecnológicas y eco­nómicas. Este artículo no se refiere a proyectos con­cretos del M O S T , ya que éstos se encuentran toda­vía en una fase incipien­te, sino a la gestión estra­tégica de la información que ha de ponerse en prác­tica para apoyar dicho programa de investigacio­nes internacionales c o m ­paradas en ciencias so-ciales.

Empezaremos centrando nuestro análisis en las necesidades de información en las dis­tintas fases de las investigaciones internacio­nales comparadas, a las que deberían poder atender las oficinas de estadística, archivos de datos informatizados, los centros de documen­tación e información y las bibliotecas.

Cabe distinguir aquí tres fases distintas en la labor de investigación (Berting, 1988): preparatoria, de concepción de la investi­gación, y de trabajo sobre el terreno e in­forme.

La fase preparatoria

En la fase preparatoria se necesitan numerosos datos para lograr delimitar el problema del m o d o m á s claro posible y definir los proble­m a s específicos de la investigación. A veces se cuenta con información abundante porque el problema estudiado forma parte de un c a m p o bien determinado e institucionalizado, en el que se dispone ya de modelos teóricos y méto­dos de investigación m á s o menos generalmen­

te aceptados. Así sucede, por ejemplo, con las inves­tigaciones comparadas so­bre la movilidad social de generaciones sucesivas de diversos sectores de la po­blación. En otros casos, sin embargo, no es tan fácil presentar claramente el problema estudiado; el marco conceptual no es tan elaborado y coherente; o no hay un conjunto de investigaciones del que forma parte el problema, ni unanimidad con respec­

to a los instrumentos de investigación m á s apropiados. Pongamos un ejemplo: la influen­cia de los sistemas políticos, económicos, cul­turales y espaciales en las relaciones interétni­cas. Si se prepara una investigación internacio­nal sobre este problema, va a haber una necesidad apremiante de datos nuevos sobre los resultados pertinentes de la investigación en toda una serie de disciplinas de las ciencias sociales, en diversos países, los expertos con capacidades científicas adecuadas a los que se puede recurrir, o la medida en que determina-

Arnaud F. Marks es secretario general del Comité Internacional de Informa­ción y Documentación sobre Ciencias Sociales (CIDCS). Es también director del Centro de Información y Docu­mentación sobre Ciencias Sociales ( S W I D O C ) , 410-412 Herengracht, 1017 B X Amsterdam, Países Bajos. C o m o antropólogo social, se ha dedica­do a la enseñanza de la sociología y la economía del desarrollo. H o y en día se ocupa esencialmente de la interacción estratégica entre investigación c infor­mación de las ciencias sociales entendi­das como ciencias de la decisión.

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686 Arnaud F. Marks

dos países están dispuestos a participar en el proyecto.

La fase de concepción de la investigación

E n esta fase se necesitan determinados datos suplementarios si se quiere empezar con buen pie. Es menester, por ejemplo, aclarar las dife­rencias entre distintos planteamientos teóricos y conceptuales o entre las diversas tradiciones científicas de los investigadores. Los m i e m ­bros de un equipo tienen que ponerse de acuerdo sobre las variables, los indicadores y las hipótesis, y también con respecto a los instrumentos de investigación apropiados para dar un valor práctico a los primeros y poner a prueba estas últimas.

A u n cuando hayan quedado aclarados de m o d o s satisfactorio los planteamientos teóri­cos de un problema que va a ser estudiado, queda todavía la posibilidad de que existan confusiones semánticas ò terminológicas. El

. significado, el valor emocional y las asociacio­nes de palabras y conceptos pueden variar, por ejemplo, según el lugar, la época y el grupo al que se pertenece. H a y términos c o m o sociedad liberal, economía de mercado, democracia, ne­cesidades fundamentales, ciudadanía, carácter étnico, sociedad multicultural, discriminación, aculturación, asimilación o segregación que pueden suscitar abundantes confusiones en la comunicación y la cooperación.

Conviene también, si se quiere establecer relaciones de cooperación o efectuar compara­ciones efectivas, que se reconozcan explícita­mente las diferencias en la clasificación de los fenómenos. Aunque supongamos, por ejem­plo, que los investigadores llegaran a un acuer­do sobre un modelo formal de jerarquía de los grupos sociales en la sociedad, con estratos del tipo clases baja-baja, alta-baja, media-baja, media-alta, alta-baja o alta-alta, la dificultad de efectuar comparaciones en el plano interna­cional puede subsistir si dichas clases se deter­minan en las distintas sociedades aplicando criterios distintos.

La fase de trabajo sobre el terreno e informe

También pueden surgir nuevas necesidades en materia de información durante esta fase.

H a de continuar pues el diálogo en cuanto a variables, indicadores, criterios, significados, vínculos hipotéticos o validez de los resulta­dos. La libre disponibilidad y el libre acceso a la información referente a todos estos puntos son indispensables.

Los investigadores han de saber de qué datos se dispone y dónde y c ó m o se puede tener acceso a ellos. Los que «controlan» la información, o sea las oficinas de estadística, los archivos de datos informatizados, los cen­tros de comunicación e información y las bi­bliotecas han de saber, por su parte, qué es lo que puede preguntárseles y c ó m o han de ser dichos datos presentados y facilitados a los usuarios. H a n de proporcionar también mate­riales destinados a informar a los investigado­res y a permitir que los responsables de la formulación de políticas en materia de investi­gación tomen decisiones con conocimiento de causa.

La gestión de la información: gestión de la circulación y gestión de datos almacenados

Durante estos últimos decenios las ciencias sociales han cobrado formas cada vez m á s di­versas. H a n producido un caudal de datos e m ­píricos, de conceptos y de conocimientos refe­rentes a numerosos aspectos de la vida social. Esta producción ha quedado almacenada en bases de datos estadísticos, archivos de datos informatizados, centros de información y do­cumentación y bibliotecas.

Gradualmente ha empezado a entenderse que la documentación en ciencias sociales no ha de consistir simplemente en aceptar y alma­cenar los resultados proporcionados por los investigadores. También ha de contribuir a mejorar la calidad de la investigación y facili­tar el establecimiento de balances sobre el es­tado de los conocimientos, el reconocimiento de configuraciones y los informes sobre ten­dencias.

El suministro activo de información, la reorganización de la información de acuerdo con las necesidades y la orientación de la in­formación de acuerdo con programas de inves­tigación y proyectos del tipo de los que ha previsto el M O S T , exigen la participación de profesionales modernos de la información.

Interacción entre investigación e información en el programa M O S T 687

Pesca profesional de atún con caña. Factores globales -tecnológicos, comerciales y del entorno- causan transfor­maciones a nivel local, una de las preocupaciones del programa M O S T . Christian Poveda/Vu. .

La necesidad de disponer de capacidades que permitan hacer frente a los problemas

Los responsables de la formulación de políti­cas tienen que estar bien informados si quie­ren enfrentarse con la realidad, determinar cuáles son los tipos de problemas prioritarios y tomar decisiones eficaces. Tienen que reforzar su capacidad de hacer frente a los problemas apremiantes de la supervivencia y el desarro­llo, c o m o la prevención de la guerra y las contiendas civiles, la seguridad de los indivi­duos y de la sociedad, los servicios de salud apropiados, la educación, la vivienda, el e m ­pleo, el bienestar general en un medio natural y sin contaminación y el desarrollo sostenible.

Las ciencias sociales pueden contribuir a fortalecer esa capacidad de estar a la altura de los problemas que necesitan los responsables de las políticas. Sin embargo, hay que estudiar m u y atentamente las relaciones entre investi­gación, información y determinación de políti­

cas. La ciencia y la determinación de políticas representan dos «mundos intelectuales» dis­tintos, con objetivos distintos. Son la encarna­ción de valores distintos y cumplen con sus cometidos en medios de trabajo también dis­tintos, cuyos imperativos discrepan totalmen­te. La ciencia ha de mantener su autonomía relativa con respecto a la formulación de polí­ticas. Los científicos sociales, que han de ate­nerse a las normas de su profesión, no pueden hacer realmente suyos los cometidos de los responsables de las políticas, y éstos no deben entrometerse en el proceso de investigación e intercambio de información. E n último térmi­no, es siempre perjudicial para los resultados científicos la procedencia de investigaciones efectuadas según criterios no científicos.

Se prevé que las investigaciones internacio­nales en ciencias sociales sobre temas del M O S T van a producir una amplia base de conocimientos empíricos, conceptuales y teó­ricos que habrá que acopiar, tratar y difundir por medio de centros de información naciona-

688 Arnaud F. Marks

les. Se espera que los centros nacionales en­víen sus datos a un centro internacional espe­cializado, el Centro de Intercambio de Infor­mación del M O S T , y que éste ponga a su vez la base de datos completa a disposición de los centros nacionales a través de toda una serie de medios de comunicación en línea e indi­rectos.

Los responsables de la determinación de políticas pueden utilizar los servicios de es­pecialistas de la información, para que éstos se encarguen de aprovechar esta rica fuente de información de acuerdo con sus necesida­des y les proporcionen información en for­matos adecuados que puedan circular a tra­vés de los canales burocráticos y políticos en los que los responsables de,las políticas han de maniobrar para alcanzar sus objeti­vos.

Gestión estratégica de la información

Cuantos han de enfrentarse con los proble­m a s de nuestro tiempo necesitan buen crite­rio y conocimientos sobre una gran variedad de fenómenos. La información se está convir­tiendo rápidamente en el recurso esencial para la acción. Se trata de una fuente impor­tante de valor añadido para la decisión políti­ca, el desarrollo económico y la sociedad en general.

Requiere, c o m o tal, una gestión estratégica, esto es, una gestión de la información en cuan­to a la planificación, la organización y el con­trol de los recursos de información (datos, sis­temas e infraestructuras) y de los procesos de información (difusión, intercambio y produc­ción de conocimientos).

La gestión estratégica de la información se orienta a la transformación eficaz de los datos (aislados e inertes) mediante la información (multidisciplinaria, selectiva, organizada y pertinente con respecto a una cuestión) hasta llegar al conocimiento (integrador, coherente, flexible, interrelacionado con las actitudes y. los valores y orientador de la acción). E n últi­m o término, está encaminada a la utilización eficaz de los datos y la información en la in­vestigación, la programación de las investiga­ciones, la política científica, y otras políticas en los contextos m á s diversos.

Gestión estratégica de la información

El interés por la interacción estratégica de las investigaciones en ciencias sociales y la infor­mación está siendo favorecido por el desarro­llo de tecnologías de vanguardia en el campo de la información y la comunicación. Algunos ejemplos son:

- el desarrollo de las bases de datos infor­matizadas;

-las posibilidades de almacenamiento en discos ópticos de enormes cantidades de datos e información;

- el aumento de los servicios de búsqueda en línea, local o a distancia, y los programas y técnicas de recuperación correspondientes;

-el potencial de comunicación por inter­medio de la computadora a través de las redes de comunicación mundiales por satélite.

Las nuevas técnicas de almacenamiento y transmisión están reduciendo enormemente la dependencia con respecto a los sistemas de comunicación telefónica, costosos y a m e n u d o deficientes. Gracias a una utilización cada vez mayor de redes de comunicación informatiza­das por satélite, poco costosas y fiables, c o m o I N T E R N E T , los investigadores y especialistas de la información están consiguiendo en todas partes, en particular en los países menos ade­lantados, salir de su aislamiento relativo y son relativamente capaces de internacionalizar así sus actividades. El correo electrónico y las de­m á s formas de comunicación por intermedio de la computadora, por ejemplo, han permiti­do realizar una labor científica en coopera­ción, con la ayuda de la computadora, en «co­munidades científicas electrónicas» o «colabo­ratorios» (Meadows, 1993). Los investigadores en ciencias sociales están utilizando cada vez m á s frecuentemente el correo electrónico para comunicar entre sí. Tienen también cada vez m á s a m e n u d o la posibilidad de encontrar in­formación sobre proyectos, publicaciones o datos empíricos y estadísticos pulsando unas teclas mientras elaboran sus proyectos y escri­ben sus informes. Entre las numerosas activi­dades que pueden transmitirse así, cabe m e n ­cionar:

- la definición de sectores críticos; - la elaboración de estrategias de investiga­

ción;

Interacción entre investigación e información en el programa M O S T 689

- la programación y planificación de los proyectos de investigación;

- el acopio de información y datos; - el análisis; - el intercambio de información y la pro­

ducción de conocimientos; -la elaboración de informes sobre los re­

sultados de la investigación; - el acopio, la documentación y el almace­

namiento de las descripciones de proyectos, de los datos y los documentos en oficinas de esta­dística, archivos de datos informatizados, cen­tros de documentación e información y biblio­tecas;

- el inicio de nuevos programas y proyec­tos de investigación.

Todavía hay que superar en muchos países serios obstáculos que entorpecen la utilización efectiva de tecnologías de vanguardia en infor­mación y comunicación para la investigación y la documentación e información (Meadows, 1993). Mencionemos algunos de esos obstácu­los:

- la falta de infraestructuras adecuadas; -la necesidad de modificar el funciona­

miento de las organizaciones y los métodos de trabajo;

- los problemas de control de la calidad; - el problema de las normas; - la cuestión de los costos y de su distribu­

ción; - los problemas de índole jurídica; - las disparidades en materia de capacita­

ción y educación. La eliminación de estos obstáculos exige

determinadas inversiones para investigación (sobre las necesidades nacionales e internacio­nales en materia de infraestructuras, por ejem­plo, o los requisitos del cargo para el investiga­dor y el profesional de la información moder­no), medios de infraestructura y cursillos de capacitación y reuniones de trabajo. El M O S T espera que podrá impulsar el desarrollo de nuevos sistemas e infraestructuras de investi­gación e información, mediante:

- la definición de sectores críticos estraté­gicos;

-la elaboración de un programa interna­cional coherente de investigaciones en ciencias sociales, en cooperación y comparadas;

- la formulación de proyectos de investiga­ción prioritarios;

- la adecuación entre información e inves­tigación;

-la creación de mecanismos de financia­ción para asignar fondos nacionales e interna­cionales a actividades de investigación e infor­mación importantes.

Creación de capacidades medíante la gestión estratégica de la información

La gestión estratégica de la información que hemos examinado brevemente en la sección IV, está encaminada a incrementar:

- las capacidades de que disponen los in­vestigadores, mediante el acceso a datos, in­formación bibliográfica, textos completos, o la posibilidad de establecer relaciones;

- las capacidades de que disponen los res­ponsables de la determinación de políticas, los programadores y los planificadores, mediante inventarios de las investigaciones, exámenes del estado de los conocimientos actuales e in­formes sobre las tendencias;

- las capacidades de que disponen los de­m á s responsables de políticas, suministrándo­les las informaciones empíricamente fundadas y conceptualmente claras.

Se destacan a continuación seis aspectos importantes de la gestión estratégica de la in­formación:

-la «explotación» de las bases de datos actuales sobre ciencias sociales;

- la creación de bases de datos empíricos y el fomento de los análisis secundarios de los datos empíricos existentes sobre temas de in­vestigación específicos;

-la promoción del establecimiento de re­des nacionales y regionales entre centros de información y documentación sobre ciencias sociales;

-la creación de infraestructuras técnicas de suministro de información y comunicación;

- la solución efectiva del problema del plu-rilingüismo en la documentación, la informa­ción y la comunicación;

- la capacitación de profesionales de la in­formación e investigadores en ciencias sociales modernos en lo referente a la documentación, el suministro de información y la utilización de la información en el plano internacional.

690 Arnaud F. Marks

La «explotación» de las bases de datos actuales en ciencias sociales

Los encargados de la determinación de políti­cas en el campo de la ciencia, los especialistas de la información y los investigadores pueden «explotar» con provecho la posibilidad de uti­lizar la documentación referente a datos empí­ricos e investigaciones en curso, bibliográfica y sobre instituciones, almacenada en algunas ba­ses de datos bien estructuradas y regularmente actualizadas.

En bastantes países, la disponibilidad y ca­lidad de los datos estadísticos dejan m u c h o que desear, pero en algunas regiones hay archi­vos nacionales de datos informatizados, ofici­nas de estadística y organizaciones y asocia­ciones internacionales que han hecho grandes progresos en materia de creación de bases de datos, desarrollo de sistemas de documenta­ción e intercambio de datos armonizados, y formulación de pautas de orientación para el acopio, almacenamiento, documentación y su­ministro de datos, para el análisis secundario. Cabe mencionar al respecto a organismos c o m o la International Federation of Data Or­ganizations (IFDO), la Internacional Associa­tion for Social Science Information Service and Technology (IASSIST), el Interuniversity Consortium for Political and Social Research (ICPSR), y a organizaciones regionales c o m o el Council for European Social Science Data Archives ( C E S S D A ) o el Centro Latinoameri­cano de Demografía ( C E L A D E ) .

Puede obtenerse una documentación inter­nacional sobre gran número de proyectos de investigación en ciencias sociales en curso en la base de datos de la Red IDIN (International Development Information Newtwork). C o n ­tribuyen al mantenimiento de esta base de datos cinco asociaciones regionales de estable­cimientos de investigación y capacitación, que han manifestado un vivo interés por los pro­blemas de la documentación. En el marco del Comité de Coordinación Interregional de Aso­ciaciones de Desarrollo ( I C C D A ) , trabajan en estrecha asociación en esta interesante empre­sa la E A D I (Europa), C O D E S R I A (África), C L A C S O (América Latina), A I C A R D E S (Es­tados árabes) y A D I P A (Asia y el Pacífico). El Comité Internacional de Información y Docu­mentación en Ciencias Sociales (CIDCS) m a n ­tiene relaciones, de trabajo o afiliación, con

dichas asociaciones. H a y abundante informa­ción bibliográfica disponible en las bases de datos y los volúmenes impresos de la Interna­tional Bibliography of the Social Sciences (IBSS). Esta bibliografía, cuya publicación ini­ció el C I D C S en los años cincuenta, compren­de publicaciones de ciencias políticas, econo­mía, sociología y antropología social y cultu­ral. E n la actualidad, la IBSS indica aproxima­damente 3.500 revistas de 60 países en unas 25 lenguas distintas. Se trata de una rica fuen­te de información que puede ser utilizada en proyectos realizados en el marco del M O S T . Se encarga actualmente de su publicación y actualización periódica la British Library of Political and Economic Science de Londres, bajo los auspicios de la U N E S C O y el C I D C S .

El C I D C S está elaborando instrumentos de análisis de las bases de datos bibliográficos con miras a la producción de panoramas bi­bliográficos temáticos.

La U N E S C O se encarga por su parte del mantenimiento y actualización de la base de datos D A R E , que contiene un caudal de infor­maciones mundiales sobre publicaciones pe­riódicas e institutos de ciencias sociales acti­vos en los campos de la investigación y la información.

Creación de bases de datos empíricos y fomento del análisis secundario

C o m o ya se señaló anteriormente, la disponi­bilidad y calidad de los datos empíricos son poco satisfactorias en algunos países. Sin e m ­bargo, en las oficinas de estadística, los minis­terios, las facultades universitarias, los institu­tos de investigación, las organizaciones inter­nacionales o nacionales, las empresas, los ban­cos y las compañías de seguros, se está produ­ciendo un número cada vez mayor de datos legibles por máquina. Se trata de datos que pueden ser de interés para las investigaciones en ciencias sociales pero a los que a m e n u d o es difícil tener acceso, y que por lo tanto no se aprovechan. El análisis secundario puede per­mitir utilizarlos para los investigadores en ciencias sociales, sincrónicas o diacrónicas. Tanto en el plano nacional c o m o en el plano internacional, hay que alentar a los ministe­rios, centros de investigación, empresas, etc., a que envíen sus datos estadísticos a archivos de datos informatizados.

Interacción entre investigación e información en el programa M O S T 691

D e no existir dichos archivos de datos in­formatizados, ha de fomentarse enérgicamente su creación. Se trata de instrumentos que per­miten mejorar los niveles de disponibilidad y calidad de los datos estadísticos. La actividad esencial de los archivos de datos informatiza­dos no se refiere exclusivamente a la adquisi­ción, acumulación y conservación de conjun­tos de datos. Se ocupan también de la selec­ción de datos, el (re)formateo de los conjuntos de datos, la documentación del material esta­dístico y la preparación para la búsqueda. Se­ñalan los datos marginales o ausentes, efec­túan controles de plausibilidad y determinan la validez metodológica de los conjuntos o ficheros. Y por último, formulan normas y reglas que permiten a las oficinas o a los indi­viduos que se dedican a la investigación apro­vechar mejor el material estadístico.

El desarrollo de redes nacionales y regionales

El desarrollo institucional en el campo de las ciencias sociales supone el establecimiento de redes de índole técnica y organizativa en los ámbitos nacional y regional. D e hecho, el esta­blecimiento de redes en un aspecto de una gestión de los recursos materiales y humanos que sabe aprovechar las «economías de esca­la» en toda la medida de lo posible.

El establecimiento de redes en los planos nacional, regional y (en último término) m u n ­dial es una de las tareas m á s importantes para la documentación e información en ciencias sociales. La participación en el establecimien­to de redes internacionales supone una adapta­ción de los dispositivos institucionales nacio­nales para armonizarlos con la práctica inter­nacional. La mayor parte de los servicios internacionales de documentación e informa­ción se han desarrollado de m o d o cuantitati­vo, sin método, y relativamente aislados. La mayoría funcionan sólo en los planos local o nacional, aun cuando puedan manejar n u m e ­rosas informaciones pertinentes para la inves­tigación comparada internacional. La falta de cooperación en el plano nacional -por no ha­blar del plano internacional- lleva forzosa­mente a deficiencias en el alcance del material primario, pero también a la repetición inútil de algunos servicios.

Las redes de cooperación e intercambio sólo se desarrollan cuando los participantes llegan a ser conscientes de las ventajas que ofrecen. H e aquí algunas de las principales ventajas de la cooperación en los planos nacio­nal e internacional:

- un mayor número de temas abarcados; - una documentación m á s completa; -servicios de documentación e informa­

ción m á s completos; - m á s rapidez en el suministro de la infor­

mación; - economías de escala. A u n cuando los centros dispongan de re­

cursos limitados, el establecimiento de redes puede mejorar la calidad de sus resultados gracias a un mejor acceso a los materiales in­formativos, una mejora de las prácticas de documentación y también la prestación de m e ­jores servicios a los investigadores, los respon­sables de las políticas, los profesionales y los organismos de financiación. H a y diferentes modelos aplicables en materia de división del trabajo, cooperación e intercambio, según los servicios existentes y las diferencias de capaci­dades locales. Cabe distinguir en este caso en­tre:

- el modelo de cooperación e intercambio bilaterales (que puede transformarse eventual­mente en alguna forma de cooperación e inter­cambio m á s amplios, de tipo red);

- el modelo de la utilización m a n c o m u n a ­da de recursos de tipo multilateral, sobre una base de igualdad;

- el modelo de establecimiento de redes con centros de servicios (en el que el centro se encarga del aporte de datos y de la compila­ción de la base de los mismos, del tratamiento de productos c o m o listas impresas, en disque­tes o C D - R O M , o de proporcionar servicios de difusión, en línea o independientes, de infor­mación en nombre de los otros centros partici­pantes).

Ampliación y mejora de las infraestructuras técnicas

En muchos países, las infraestructuras técnicas son deficientes. Los investigadores y especia­listas de la información han de trabajar a m e ­nudo con sistemas telefónicos defectuosos, material de oficina anticuado y equipo y pro­gramas informáticos escasos. Sin embargo, es

692 Arnaud F. Marks

posible dar un paso adelante, a un precio rela­tivamente bajo para la comunidad internacio­nal. La instalación selectiva de computadoras personales potentes pero cada vez m á s bara-

. tas, la utilización de medios electrónicos autó­n o m o s c o m o el disquete o el C D - R O M para la distribución e intercambio de datos e informa­ción en el marco de los sistemas de redes, y la comunicación por intermedio de la computa­dora a través de redes de comunicación por satélite gratuitas, no exigen inversiones prohi­bitivas.

La solución del problema del plurilingülsmo

Desde un punto de vista histórico, las ciencias sociales tuvieron su origen en la Ilustración europea, y han estado influidas de m o d o deci­sivo por su desarrollo en un medio de habla inglesa. Por consiguiente, se plasman en ellas valores, conceptos y m o d o s de razonar que pueden resultar ajenos para otras lenguas y otras culturas, en que pueden reflejar concep­ciones del m u n d o , teorías sobre la naturaleza y la sociedad h u m a n a y tipos de racionalidad distintos. Puede decirse que hasta en el conti­nente europeo, cuna de las ciencias sociales, las barreras lingüísticas impiden una circula­ción adecuada de resultados e ideas importan­tes en el c a m p o de las ciencias sociales.

El acceso mutuo a la información primaria en ciencias sociales supone una documenta­ción plurilingüe, bilingüe o trilingüe, en parti­cular para el resumen, la clasificación y la indización, y supone también políticas y esta­blecimiento de redes en materia de intercam­bio de información en el plano internacional. La creación de tesauros plurilingües de cien­cias sociales, ya sea c o m o proyectos terminoló­gicos separados o, lo cual es preferible, c o m o elementos de actividades de documentación en expansión, tropieza con problemas que se deben hasta cierto punto a la índole m i s m a de las ciencias sociales. La terminología de las ciencias sociales es m á s bien heterogénea. Los términos pueden utilizase con acepciones dis­tintas según las disciplinas (cuya definición m i s m a puede variar), según las escuelas en una m i s m a disciplina y según las disciplinas en contextos socioculturales distintos. A u n cuan­do se haya llegado en algunos casos a defini­ciones m á s o menos coherentes, éstas pueden cambiar con el tiempo, reflejando en parte la

evolución de las propias ciencias sociales, pero también en parte, el cambio social m i s m o , lo cual da a viejos significados una dimensión so-ciohistórica.

En materia de documentación y comunica­ción internacional, sería prudente, por moti­vos de eficiencia y eficacia en relación con los costos, adoptar una lengua c o m ú n , para las referencias a partir de todas las demás regio­nes lingüísticas interesadas y c o m o instrumen­to de comunicación universal. Puede contri­buirse así a la democratización de la informa­ción, evitándose una nueva dicotomía a escala mundial entre «los que saben y los que no saben». Teniendo en cuenta la situación ac­tual, el inglés podría servir de lingua franca mundial. Adoptar el inglés c o m o lengua co­m ú n de la documentación no supone forzosa­mente que se adopten los conceptos que suelen estar asociados con las palabras inglesas. La vinculación entre términos de una lengua local y términos ingleses puede permitir que se dife­rencien y maticen los significados. La solución que se propone aquí tiene c o m o único fin orientar a los especialistas hacia los documen­tos en cuyos textos los términos han sido tra­ducidos, conceptual o culturalmente, con sig­nificados locales.

Capacitación

Los responsables de las políticas en el campo de la información tienen también que familia­rizarse con los principios de la gestión estra­tégica de la información. Los especialistas modernos de la información, en los distintos niveles de responsabilidad y competencia, de­ben aprender las técnicas que se necesitan para pasar de la gestión de la información almace­nada a la gestión de la circulación de informa­ción, y-han de adquirir los conocimientos y habilidades necesarios para realizar con efica­cia su cometido.

Sin querer presentar aquí una lista comple­ta de temas, los especialistas modernos de la información deberían familiariarse con los co­nocimientos y técnicas referentes a:

-la adquisición y el intercambio, en los planos nacional o internacional, de fuentes de información primarias y secundarias;

- la creación de bases de datos de informa­ción;

Interacción entre investigación e información en el programa MOST 693

-la creación y aplicación de sistemas de documentación armonizados y plurilingües;

-la elaboración y aplicación de técnicas apropiadas, en línea o autónomas, de búsque­da de datos e información;

- los aspectos más complejos de la comuni­cación por intermedio de la computadora;

-los aspectos organizativos del estableci­miento de redes;

- los aspectos complejos del archivo de da­tos informatizados y del análisis secundario de los conjuntos de datos empíricos.

Los investigadores son al m i s m o tiempo suministradores y usuarios de datos y de infor­mación (primaria). H a n de aprender cuáles son los requisitos bibliográficos necesarios para facilitar la recuperación de su trabajo, y deben saber también c ó m o utilizar, desde el punto de vista metodológico y técnico, los ser­vicios de las bibliotecas, centros de documen­tación e información, centros de procesos de datos y redes y sistemas de telecomunicación c o m o I N T E R N E T y Gopher. Por su parte, las bibliotecas y los centros de documentación e información han de saber también, cuáles pue­den ser las necesidades de información de los

investigadores (y en particulr de los que parti­cipan en investigaciones en cooperación y comparadas en el plano internacional). H a n de poder estar al tanto de la evolución de los conceptos y las teorías, a fin de poder adaptar su lenguaje documental, sus clasificaciones y sus indizaciones al lenguaje de la investiga­ción.

Todos estos aspectos - a los que podrían añadirse otros- de la gestión estratégica de información, y el suministro y la utilización de información, son otros tantos temas a los que podrían dedicarse cursillos de capacitación o reuniones de trabajo. En el marco del progra­m a M O S T , el Comité International de Infor­mación y Documentación sobre Ciencias So­ciales (CIDCS) está dispuesto a desempeñar un papel de iniciativa, coordinación y direc­ción para la realización de dichos cursillos y reuniones de trabajo, así c o m o a elaborar pro­yectos de documentación «ajustados» a los te­mas y materias prioritarios del M O S T .

Traducido del inglés

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ICSS (CIDCS). N E W S L E T T E R 1993, N u m . 2.

Servicios profesionales y documentales

Calendario de reuniones internacionales La Dirección de la Revista no puede ofrecer ninguna información complementaria sobre estas reuniones.

1994

2-9 octubre Tsukuba (Japón)

12-18 octubre Manila (Filipinas)

Federación internacional para la información y la documentación: 47 Asamblea General, conferencia y congreso. Prof. Y. Fujiwara, University of Tsukuba, Institute of Electronics and Inform. Science, Tsukuba, Ibaraki, 305 (Japón)

E S C A P : Asian and Pacific Ministerial Conference in preparation of the World Summit for Social Development. ESCAP, United Nations Buildin, Rajadamnern Avenue, Bangkok 10200 (Tailandia)

Noviembre Dakar

10-12 noviembre Berlín (Alemania)

5-9 diciembre Cotonou

Comisión económica para África: 5.a Conferencia regional sobre las m u ­jeres. ECA., P.O. Box 3001, Addis-Abeba (Etiopía)

Conferencia europea: la necesidad de información en ciencias sociales y las previsiones para una Europa en cambio. U Becker, Informationszentrum Sozialwissenschaften, Abteilung Berlin in der Aussenstelle der GESIS, Schiffbauerdamm 19, D-10117 Berlin (Alemania)

Asociación internacional de desarrollo y acción comunitarios: coloquio internacional «La acción comunitaria en la instauración de un desarro­llo estable y la consolidación de un proceso de democratización». AIDA, 179 rue du Débarcadère, 6001 Marcinelle (Bélgica)

1995 Cuba Unión geográfica internacional: Conferencia regional IGU Secretariat, Dept. of Geography, University of Alberta, Edmonton, Alberta T6G 2H4 (Canadá)

6-9 febrero Nueva Delhi Asociación internacional de universidades: 10.a Conferencia general (Tema: Civilización global y raíces culturales - llenar el vacío). AIU, 1 Rue Miollis, 75732 Paris-Cedex 15 (Francia)

R I C S 142/Diciembre 1994

696 Calendario de reuniones internacionales

6-12 marzo Copenhague

30 marzo-1 abril

1-5 abril Saariselkä (Finlandia)

13-18 agosto Dublin (Irlanda)

Naciones Unidas. C u m b r e mundial para el desarrollo social Nations Unies, New York, N.Y. 10017 (Estados Unidos)

Population Association of America: Reunion. PAA, 1722 N Street N W , Washington, D C 20036 (Estados Unidos)

Federación internacional para la vivienda, urbanismo y ordenación territorial: Conferencia internacional (Vivir al margen - mejor aprove-chameinto de los recursos limitados). FIHUAT, Wassenaarseweg 43, 2596 CG Den Hague (Países Bajos)

Federación mundial para la salud mental: Congreso Mundial. M.J. O'Mahony, Mental Heeallh Assc. of Ireland, 6 Adelaide Street, Dun Laoghaire, County Dublin (Irlanda)

Setiembre Pekín

4-8 setiembre Milán (Italia)

10-14 setiembre Belfast

Naciones Unidas: IV Conferencia mundial sobre las mujeres: igualdad, desarrollo y paz. M m e . Meslem, Dir. Division for the Advancement of Women, Vienna International Center, P.O.B. 500, A-Viena (Austria)

III Congreso europeo de demografía. B Servicio, Vila Leopardi 20, Milán 20123 (Italia)

Congreso internacional: Cultivar las diferencias. FIHUAT, 43 Wassenaarseweg, 2596 Den Hague (Países Bajos)

1996

4-9 agosto

4-rO agosto

14-17 octubre

i

6-11 julio

Jyväskylä (Finlandia)

La Haya (Países Bajos)

Sendai City (Japón)

Lathi (Finlandia)

Asociación internacional de lingüística: 11,° Congreso mundial

Unión Geográfica Internacional: 28.° Congreso Internacional. Dr. J. Vries, President, 28th IGC Org. Cominee, Faculty of Spatial Sciences, University of Groningen, P.O. Box 800, 9700 AV Groningen (Países Bajos)

Federación nacional para la vivienda, urbanismo y ordenación territo­rial: Congreso mundial (la vivienda y la vida del mañana). FIHUAT, 43 Wassenaarseweg, 2596 Den Hague (Países Bajos)

Federación mundial para la salud mental: Congreso mundial. Pirkko Lahti, Finnish Assoc, for Mental Health, Lauttaasarentie 28-30, 00200 Helsinki (Finlandia)

Libros recibidos

Generalidad, documentación, ciencia y conocimiento

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R I C S 142/Diciembre 1994

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Educación

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Antropología social

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Salud

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Ordenación del territorio, arquitectura

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Seitz, Frédéric (sous la dir. de). Ar­chitecture en métal en France, 19e -20e siècles. Paris, Editions de l'Eco­le des hautes études en sciences so­ciales, 1994. 240 p. fig. ill. 150 F.

Geografía, historia

D e Freitas Ferraz, Maria de Lour­des. Dinamismo sócio-económico do Funchal na segunda metade do século XVIII. Lisboa, Instituto de investigação científica tropical, 1994. 203 p. graph, ill. tabl.

Médard, Claire. Les Représenta­tions de l'Afrique orientale dans les géographies universelles françaises des XIXe et XXe siècles. Talence, Centre d'études d'Afrique Noire, 1993. 110 p./carta (Travaux et do­cuments, 38-39). 70 F.

Publicaciones recientes de la U N E S C O (incluidas las auspiciadas por la U N E S C O )

La alimentación del hombre del mañana, por Albert Sasson. París, U N E S C O ; Barcelona, Editorial Re­verte, 1993. 807 p. tabl bibl. (Col. Sextant, 3). 225 F.

Anuario estadístico de la UNESCO 1993. París, U N E S C O , 1993. p.v. 375 F.

Bibliographie international des sciences sociales: Anthropologie so­ciale et culturelle /International Bi­bliography of the Social Sciences: Economics, vol. 41, 1992. London; N e w York, Routledge / for / The British Library of Political and Economic Science; The Internat. Committee for social Science In­form, and D o c , 1993. 359 p. index. (Diffusion: Offilib, Paris). 1120 F.

Estudios en el extranjero / Study Abroad / Etudes à l'étranger, vol. 28. Paris, U N E S C O , 1993. 1.300 p. 100 F.

Cultura y gobernabilidad democrá­ticas: América Latina en el umbral del tercer milenio, coord, por Luis Albalá-Bertrand. París, Ediciones U N E S C O , 1993. 136 p. (Col. D e ­mocracia y poder). 70 F.

Index translationum, vol. 39, 1986. París, U N E S C O , 1992. 1.323 p. 350 F.

Las nuevas tecnologías de comuni­cación: orientaciones de la investi­gación, por Josiane Jouet y Sylvie Coudray. París, U N E S C O , 1993. 82 p. bibl. (Estudios y documentos de comunicación de masas, 105). 45 F.

Para la vida: un reto de comunica­ción. Barcelona, J & J Asociados / por / U N I C E F , O M S , la U N E S C O y el F N U A P , 1993. 105 p. ill. tabl.

Raza y cultura, por Claude Lévi-Strauss. París, Ediciones U N E S C O ; Ediciones Cátedra, 1993. 142 p. 24 F.

Répertoire international jeunes et patrimoine / International Direc­tory Youhh and Heritage. Paris, Jeunesse et patrimonie internatio­nal; U N E S C O , 1993. 117 p. ill.

Repertorio internacional de organis­mos de juventud /Répertoire inter­national des organismes de jeunesse / International Directory of Youth Bodies. Paris, U N E S C O , 1992. 160 P-

Répertoire mondial de fondations / World Directory to Foundations. Paris, Editions U N E S C O , 1993. 156 p.

Selective Inventory of Social Science Information and Documentation Services, 4th ed. / Inventaire sélectif des services d'information et de do­cumentation en sciences sociales / Inventario de servicios de informa­ción y documentación en ciencias sociales. Paris, U N E S C O ; Oxford, B. Blackwell, 1993. 388 p. index. (World Social Science Information Directories / Répertoires mondiaux d'information en sciences sociales / Repertorios mundiales de informa­ción sobre las ciencias sociales). £45 países industrializados; £27.50 países en vías de desarrollo.

La Tolerancia: Antología de textos, por Zaghloul Morsy. París, Edicio­nes U N E S C O ; Madrid, Editorial Popular, S.A., 1994. 270 p. index. 80 F.

Visión iberoamericana 2000:1 cum­bre del pensamiento. París, Edicio­nes U N E S C O , 1994. 101 p. 85 F.

World Directory of Human Rights Research and Training Institutions, 2nd ed. / Répertoire mondial des institutions de recherche et de for­mation sur les droits de l'homme / Repertorio mundial de instituciones de investigación y de formación en materia de derechos humanos. Pa­ris, U N E S C O , 1992. 290 p. (World Social Science Information Direc­tories / Répertoires mondiaux d'in­formation en sciences sociales / Re­pertorios mundiales de informa­ción sobre las ciencias sociales). 125 F.

World Directory of Peace Research and Training Institutions, 7th ed. / Répertoire mondial des institutions de recherche et de formation sur la paix / Repertorio mundial de insti­tuciones de investigación y de for­mación sobre la paz. Paris, U N E S ­

C O , 1991. 354 p. World Social Science Information Directories / Répertoires mondiaux d'informa­tion en sciences sociales / Reperto­rios mundiales de información so­bre las ciencias sociales). 120 F.

World Directory of Social Science Institutions, 5 th ed. / Répertoire mondial des instituions de sciences sociales / Repertorio mundial de instituciones de ciencias sociales. Paris, U N E S C O , 1990. 1211 p. (World Social Science Information Directories / Répertoires mondiaux d'information en sciences sociales / Repertorios mundiales de informa­ción sobre las ciencias sociales). 225 F.

World Directory of Teaching and Research Institutions in Internatio­nal Law, 3rd ed. / Répertoire mon­dial des institutions deformation et de recherche en droit international / Repertorio mundial de instituciones de formación y de investigación en derecho internacional. Paris, UNESCO Publishing; Oxford, B. Blackwell, 1993. 245 p. (World So­cial Science Information Directories / Répertoires mondiaux d'informa­tion en sciences sociales / Reperto­rios mundiales de información sobre las ciencias sociales). £30.

World List of Social Science Perio­dicals, 8th ed. / Liste mondiale des périodiques spécialisés dans les sciences sociales / Lista mundial de revistas especializadas en ciencias sociales. Paris, U N E S C O , 1991. 1.265 p. index. (World Social Science Information Services / Ser­vices mondiaux d'information en sciences sociales / Servicios m u n ­diales de information sobre las ciencias sociales). 150 F.

Cómo obtener estas publicaciones: a) Las publicaciones de la U N E S ­C O que lleven precio pueden obte­nerse en las Ediciones U N E S C O , Servicio de Ventas, 7 Place de Fon-tenoy, 75353 Paris 07 SP, o en los distribuidores nacionales; b) las co-publicaciones de la U N E S C O pue­den obtenerse en todas aquellas li­brerías de alguna importancia o en las Ediciones U N E S C O .

RICS 142/Diciembre 1994

Números aparecidos

Desde 1949 hasta 1958, esta Revista se publicó con el título de International Social Science Bulletin/Bulletin international des sciences sociales. Desde 1978 hasta 1984, la RICS se ha publicado regularmente en español y, en 1987, ha reiniciado su edición española con el número 114. Todos los números de la Revista están publicados en francés y en inglés. Los ejemplares anteriores pueden comprarse en la U N E S C O . División de publicaciones periódicas, 7, Place de Fontenoy, 75700 París (Francia). Los microfilms y microfichas pueden adquirirse a través de la University Microfilms Inc., 300 N Zeeb Road, Ann Arbor, M I 48106 (USA), y las reimpresiones en Kraus Reprint Corporation, 16 East 46th Street, Nueva York, N Y 10017 (USA). Las microfichas también están disponibles en Ia U N E S C O , División de publicaciones periódicas.

Vol. XI, 1959

N u m . 1 Social aspects of mental health* N u m . 2 Teaching of the social sciences in the U S S R * N u m . 3 The study and practice of planning* N u m . 4 N o m a d s and nomadism in the arid zone*

Vol. XII, 1960

N u m . 1 Citizen participation in political life* N u m . 2 The social sciences and peaceful

co-operation* N u m . 3 Technical change and political decision* N u m . 4 Sociological aspects of leisure*

Vol. XIII, 1961

N u m . 1 Post-war democratization in Japan* N u m . 2 Recent research on racial relations* N u m . 3 The Yugoslav c o m m u n e * N u m . 4 The parliamentary profession*

Vol. XIV, 1962

N u m . 1 Images of w o m e n in society* N u m . 2 Communication and information* N u m . 3 Changes in the family* N u m . 4 Economics of education*

Vol. XV 1963

N u m . 1 Opinion surveys in developing countries* N u m . 2 Compromise and conflict resolution* N u m . 3 Old age* N u m . 4 Sociology of development in Latin America*

Vol. XVI, 1964

N u m . 1 Data in comparative research* N u m . 2 Leadership and economic growth* N u m . 3 Social aspects of African resource

development* N u m . 4 Problems of surveying the social science

and humanities*

Vol. XVII, 1965

N u m . 1 M a x Weber today/Biological aspects of race* N u m . 2 Population studies* N u m . 3 Peace research* N u m . 4 History and social science*

Vol. XVIII, 1966

N u m . 1 H u m a n rights in perspective* N u m . 2 Modern methods in criminology* N u m . 3 Science and technology as development

factors* N u m . 4 Social science in physical planning*

Vol. XIX, 1967

N u m . 1 Linguistics and communication* N u m . 2 The social science press* N u m . 3 Social functions of education* N u m . 4 Sociology of literary creativity

Vol. XX, 1968

N u m . 1 Theory, training and practice in management*

N u m . 2 Multi-disciplinary problem-focused research* N u m . 3 Motivational patterns for modernization* N u m . 4 The arts in society*

Vol. XXI, 1969

N u m . 1 Innovation in public administration N u m . 2 Approaches to rural problems* N u m . 3 Social science in the Third World* N u m . 4 Futurology*

Vol. XXII, 1970

N u m . 1 Sociology of science* N u m . 2 Towards a policy for social research* N u m . 3 Trends in legal learning* N u m . 4 Controlling the h u m a n environment*

Vol. XXIII, 1971

N u m . 1 Understanding aggression N u m . 2 Computers and documentation in the social

sciences* N u m . 3 Regional variations in nation-building* N u m . 4 Dimensions of the racial situation*

Vol. XXIV, 1972

N u m . 1 Development studies* N u m . 2 Youth: a social force?* N u m . 3 The protection of privacy* N u m . 4 Ethics and institutionalization in social

science*

R I C S 142/Diciembre 1994

702 Números aparecidos

Vol. XXV, 1973

N ú m . 1/2 Autobiographical portraits* N u m . 3 The social assessment of technology* N u m . 4 Psychology and psychiatry at the crossroads

Vol. XXVI, 1974

N u m . 1 Challenged paradigms in international relations*

N u m . 2 Contributions to population policy* N u m . 3 Communicating and diffusing social science* N u m . 4 The sciences of life and of society*

Vol. XXVII, 1975

N u m . 1 Socio-economic indicators: theories and applications*

N u m . 2 The uses of geography N u m . 3 Quantified analyses of social phenomena N u m . 4 Professionalism in flux

Vol. XXVIII, 1976

N u m . 1 Science in policy and policy for science* N u m . 2 The infernal cycle of armament* N u m . 3 Economics of information and information

for economists* N u m . 4 Towards a new international economic

and social order* Vol. XXIX, 1977

N u m . 1 Approaches to the study of international organizations

N u m . 2 Social dimensions of religion N u m . 3 The health of nations N u m . 4 Facets of interdisciplinarity

Vol. XXX, 1978

N u m . 1 La territorialidad: parámetro político N ú m . 2 Percepciones de la interdependencia mundial N ú m . 3 Viviendas humanas: de la tradición

al modernismo N u m . 4 La violencia

Vol. XXXI, 1979

N ú m . 1 La pedagogía de las ciencias sociales: algunas experiencias

N ú m . 2 Articulaciones entre zonas urbanas y rurales N ú m . 3 Modos de socialización del niño N ú m . 4 En busca de una organización racional

Vol. XXXII, 1980

N ú m . 1 Anatomía del turismo N ú m . 2 Dilemas de la comunicación: ¿tecnología

contra comunidades? N ú m . 3 El trabajo N ú m . 4 Acerca del Estado

Vol. XXXIII, 1981

N ú m . 1 La información socioeconómica: sistemas, usos y necesidades

N ú m . 2 En las fronteras de la sociología N ú m . 3 La tecnología y los valores culturales N ú m . 4 La historiografía moderna

Vol. XXXIV 1982

N ú m . 91 Imágenes de la sociedad mundial

N ú m . 92 El deporte N ú m . 93 El hombre en los ecosistemas N ú m . 94 Los componentes de la música

Vol. XXXV, 1983

N ú m . 95 El peso de la militarización N ú m . 96 Dimensiones políticas de la psicología N ú m . 97 La economía mundial: teoría y realidad N ú m . 98 La mujer y las esferas de poder

Vol. XXXVI, 1984

N ú m . 99 La interacción por medio del lenguaje N ú m . 100 La democracia en el trabajo N ú m . 101 Las migraciones N ú m . 102 Epistemología de las ciencias sociales Vol. XXXVII, 1985

N ú m . 103 International comparisons N u m . 104 Social sciences of education N u m . 105 Food systems N u m . 106 Youth

Vol. XXXVIII, 1986

N u m . 107 Time and society N u m . 108 The study of public policy N u m . 109 Environmental awareness N u m . 110 Collective violence and security

Vol. XXXIX, 1987

N u m . 111 Ethnic phenomena N u m . 112 Regional science N u m . 113 Economic analysis and interdisciplinary N u m . 114 Los procesos de transición Vol. XL, 1988

N u m . 115 Las ciencias cognoscitivas N ú m . 116 Tendencias de la antropología N ú m . 117 Las relaciones locales-mundiales N ú m . 118 Modernidad e identidad: un simposio

Vol. XLI, 1989

N ú m . 119 El impacto mundial de la Revolución francesa

N ú m . 120 Políticas de crecimiento económico N ú m . 121 Reconciliar la biosfera y la sociosfera N ú m . 122 El conocimiento y el Estado

Vol. XLII, 1990

N ú m . 123 Actores de las políticas públicas N ú m . 124 El campesinado N ú m . 125 Historias de ciudades N ú m . 126 Evoluciones de la familia

Vol. XLIII, 1991

N ú m . 127 Estudio de los conflictos internacionales N ú m . 128 La hora de la democracia N ú m . 129 Repensar la democracia N ú m . 130 Cambios en el medio ambiente planetario Vol. XLIV, 1992

N ú m . 131 La integración europea N ú m . 132 Pensarla violencia N ú m . 133 La sociología histórica N ú m . 134 América: 1492-1992

Números aparecidos 703

Vol. XLV, 1993

N ú m . 135 La innovación N u m . 136 La sociología política comparativa N ú m . 137 Investigar el futuro N ú m . 138 Las Organizaciones Internacionales

Vol. XLVI, 1994

N ú m . 139 Balance actual de la Sociología I N ú m . 140 Balance actual de la Sociología II N ú m . 141 Población: problemas y políticas N ú m . 142 Base de datos de las Ciencias Sociales en

Europa

*Números agotados

Autores

B A D I E , Bertrand. BlRBAUM, Pierre. Sociología del Estado: nuevas interpretaciones.

B I R B A U M , Pierre. B A D I E , Bertrand. Sociología del Estado: Nuevas interpretaciones.

B O S E , Ashish. Discriminación social de las mujeres y cambio demográfico.

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B R Y D E R , T o m . Tecnología de la computadorización y la comunicación e integración de la base de datos europea.

CARDOSO, Ruth y HAMBURGER, Esther. Los jóvenes y los medias en Brasil.

CIPRIANI, Roberto. Religiosidad, Secularismo religioso y Religiones seculares.

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D Y S O N , Tim. Crecimiento demográfico y disponibilidades alimentarias en el mundo .

E D G A R , D o n . G L E Z E R , Helen. La familia y la intimidad. Las "carreras" familiares y la reconstrucción de la vida privada.

E R I N O S H O , Olayiwola. Los sistemas africanos de bienestar

social, una mirada en perspectiva. 295-314

187-201 G A N G , K e . U n modelo de organización institucional condenado al fracaso: la

187-201 economía política comunista. 527-544 G L E Z E R , Helen. E D G A R , Don. La

familia y la intimidad. Las 445-456 "carreras" familiares y la

reconstrucción de la vida privada. 139-162

K E A N E , John. Naciones, 323-334 nacionalismo y ciudadanos en

Europa. 203-219 H A M B U R G E R , Esther. C A R D O S O ,

Ruth. Los jóvenes y los medias 647-666 en Brasil. 519-526

H A N S E N , Stein. La población: un desafío para los especialistas en

519-526 ciencias sociales. 387-400 K E T C H A M , Alien. B R U N E R ,

Michael. N O R W I N E , Jim. 315-322 P R E D A , Michel. El sentido del

sentido en la era postsignificante. 323-334 K H A T T A B , Hind. Z U R A Y K , Huda.

YOUNIS, Nabil. Replanteamiento de la política de planificación

475-484 familiar, atendiendo a las investigaciones sobre la salud

239-250 relacionada con la reproducción. 485-502 L E N G Y E L , Peter. El M O S T , primer

programa intergubernamental de ciencias sociales. 677-684

37-53 LIVI -BACCI , Massimo. Las políticas demográficas desde una perspectiva comparada. 371-386

419-444 M A R K S , Arnaud F. Interacción entre investigación e información. 685-693

M C N I C O L L , Geoffrey. Demografía y cambio institucional. 361-370

139-162 M O C H M A N N , Ekkehard. T A N E N B A U M , Eric. Integración de la base de datos europea:

RICS 142/Diciembre 1994

706 Autores

servicios de infraestructura y necesidad de integración. 569-584

M O G H A D A M , Valentine M . La mujer en la sociedad. 115-137

N O R W I N E , Jim. B R U N E R , Michael.

K E T C H A M , Allen. P R E D A ,

Michael. El sentido del sentido en la era postsignificante. 323-334

O O M M E N , T . K . Raza, etnicidad y clase: análisis de las interrelaciones. 101-113

P R E D A , Michael. B R U N E R ,

Michael. K E T C H A M , Allen. N O R W I N E , Jim. El sentido del

sentido en la era postsignificante. 323-334 R O T H E N B A C H E R , Franz. Fuentes

estadísticas para la investigación social comparada en Europa. 615-646

R Y S S E V I K , Jostein. Laboratorios para la ciencia social comparada. 665-675

S A C H S , Ignacy. Población, desarrollo y empleo. 401-418

S A N D E R S , David. Consideraciones metodológicas en la investigación comparativa entre países 585-594

S A S S E N , Saskia. El complejo urbano en una economía mundial. 55-78

S C H U D S O N , Michael. La cultura y la integración de las sociedades nacionales. 79-100

S E N A R C L E N S , Pierre. Población y seguridad. 503-518

SlNNOT, Richard. Teorías de la integración de la base de datos europea. 607-614

S M E L S E R , Neil J. Teorías sociológicas. 9-23

S O N K O , Sheriff. Fecundidad y

cultura en África subsahariana. 457-474 S O N N T A G , Heinz R . Las vicisitudes

del desarrollo. 265-284 S Z E L L , György. Tecnología,

producción, consumo y medio ambiente. 251-264

T A N E N B A U M , Eric. M O C H M A N N , Ekkehard. Integración de la base de datos europea: servicios de infraestructura y necesidad de integración. 569-584

T A Y L O R , Mareia Fred. Consideraciones éticas en la investigación comparada en Europa. 595-606

V A L T E , Maricris R . y

C O N S T A N T I N O - D A V I D , Karina.

Pobreza, crecimiento demográfico y efectos de la urbanización en Filipinas. 475-484

V A N M E T E R , Karl M . Metodología sociológica. 25-37

W N U K - L I P I N S K I , Edmund . Las

vicisitudes del principio de mercado. 221-238

YOUNIS, Nabil. KHATTAB, Hind. ZURAYK, Huda. Replanteamiento de la política de planificación familiar, atendiendo a las investigaciones sobre la salud relacionada con la reproducción. 485-502

Z U R A Y K , Huda. Y O U N I S , Nabil.

K H A T T A B , Hind.

Replanteamiento de la política de planificación familiar, atendiendo a las investigaciones sobre la salud relacionada con la reproducción. 485-502

índice de materias y de autores Vol. XLIV. 1994 Núms. 139-142

Materias

África Sistemas africanos de bienestar social. U n a mirada en

r perspectiva África subsahariana

fecundidad y cultura en Alienación

Trabajo, compromiso y Base de datos europea

Teorías de la integración, e integración de la

Brasil Los jóvenes y los medias en Brasil

Cambio institucional Demografía y

Cambio demográfico Discriminación social de las mujeres y

Carreras familiares y reconstrucción de la vida privada. Familia e intimidad.

Ciencias sociales -su disgregación. Recomposición

de las especialidades entorno a la sociología

Ciencias sociales y económicas La población: un desafío para los especialistas de las

Ciencias políticas Computadoras e integración de la base europea de datos en

Ciencias sociales M O S T , primer programa intergubernamental de las

Ciencias sociales comparadas Laboratorios para las

Ciudadanos en Europa. Naciones y nacionalismo.

285-294

457-474

239-250

569-584

519-526

361-370

445-456

139-162

37-54

387-400

561-563

667-684

665-676

203-220

Clase Raza y etnicidad: análisis de las interrelaciones

Complejo urbano en una economía mundial

Compromiso y alienación. Trabajo,

Computadorización Integración de la base de datos políticos europea. Tecnología de la comunicación y de la

Consideraciones éticas en la investigación comparada en Europa

Consideraciones metodológicas en la investigación comparativa entre países

Consumo y medio ambiente Tecnología y producción

Contexto social La población en su

Crecimiento demográfico y disponibilidades alimentarias en el m u n d o y efectos de la urbanización en Filipinas. La pobreza.

Cultura y fecundidad en África subsahariana e integración de las sociedades nacionales

Demografía y cambio institucional

Desarrollo población y empleo Las vicisitudes del

Discriminación social de las mujeres y cambio demográfico

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RICS 142/Diciembre 1994

708 índice de materias y de autores

Disgregación de las ciencias sociales y recomposición de las especialidades

Disponibilidades alimentarias en el m u n d o . Crecimiento demográfico

Economía mundial y complejo urbano

Economía política comunista: U n modelo de organización institucional condenado al fracaso

Empleo desarrollo y población

Especialistas de las ciencias sociales La población: un desafío para los

Estadísticas para la investigación comparada en Europa. Fuentes

Etnicidad y clase, raza. Análisis de las interrelaciones

Europa Naciones, nacionalismo y ciudadanos en

Familia e intimidad. Las "carreras" familiares y la reconstrucción de la vida privada.

Fecundidad y cultura en África subsahariana

Filipinas Pobreza, crecimiento demográfico y efectos de la urbanización en

Fuentes estadísticas para la investigación comparada en Europa

Integración y cultura de las sociedades nacionales

Interacción e investigación en el programa MOST

Intimidad y familia. "Carreras" familiares y reconstrucción de la vida privada.

Investigación comparada en Europa. Consideraciones éticas entre países. Consideraciones metodológicas

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sobre salud reproductiva Jóvenes en Brasil

los medias y los Laboratorios

para la ciencia social comparada Mass medias y jóvenes en Brasil

Medio ambiente y consumo Tecnología y producción

Mercado Las vicisitudes del principio de

Metodología sociológica Modelo de organización

institucional condenado al fracaso: la economía comunista

MOST Interacción entre investigación e información en el programa primer programa intergubernamental de ciencias sociales

Mujer y sociedad

Mujeres y cambio demográfico. Discriminación social de las

Mundial Complejo urbano y economía

Nación y nacionalismo. Ciudadanos en Europa.

Nacionalismo y nación. Ciudadanos en Europa

Perspectiva comparada Las políticas demográficas desde una

Planificación familiar replanteamiento de la política, atendiendo a las investigaciones sobre la salud relacionada con la reproducción

Población desarrollo y empleo

Población en su contexto social. La

Población y seguridad

Población: un desafío para los especialistas en ciencias sociales

Pobreza crecimiento demográfico y

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índice de materias y de autores 709

efectos de la urbanización en Filipinas

Políticas demográficas desde una perspectiva comparada

Postsignificante Sentido del sentido en la era

Producción y tecnología Consumo y medio ambiente

Programa intergubernamental de ciencias sociales. M O S T , primer

Protección social en África. Perspectiva sobre

Raza etnicidad y clase. Análisis de las interrelaciones

Religiones seculares Religiosidad y secularismo religioso.

Religiosidad Secularismo religioso y Religiones seculares

Reproducción Replanteamiento de la política de planificación familiar, atendiendo a las investigaciones sobre la salud relacionadas con la

Salud reproductiva Replanteamiento de la política de planificación familiar, atendiendo a las investigaciones relacionadas con la

Secularismo religioso y religiosidad. Religiones seculares

Seguridad y población

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Sentido del sentido en la era postsignificante

Servicios de infraestructura y necesidad de integración de la base de datos europea

Sistemas de protección social en África. Perspectivas.

Sociedad La mujer y la

Sociedades nacionales La cultura y la integración de las

Sociología del estado: nuevas interpretaciones Fragmentación de las ciencias sociales y recomposición de las especialidades

Tecnología y producción Medio ambiente y consumo

Teorías sociológicas Trabajo

compromiso y alienación Urbanización

sus efectos en Filipinas. Pobreza y crecimiento demográfico

Vicisitudes del desarrollo. Las

Vicisitudes del principio de mercado. Las

Vida privada. Familia e intimidad. Las "carreras" familiares y la reconstrucción de la

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Konrad -Adenauer-

Stiftung

CO

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O P PQ PC!

O 2/1994

Fundación Konrad Adenauer

CIEDLA Centro Interdisciplinary d e Estudios sobre el Desarrollo Latinoamericano

ESTADO DE DERECHO

TEMA:

Del segundo encuentro latinoamericano de salas y cortes constitucionales Hernando Herrera Vergara

Dedicatoria al Dr. Epaminondas González D u b ó n Gabriel Larios Ochaíta

La eficacia de la justicia constitucional: El caso Guatemala Epaminondas González D u b ó n

Fallo de la corte de constilucionalidad de la República de Guatemala

La Corte de Constitucionalidad c o m o último guardián del Orden Constitucional: Negotiorum Gestio para restablecer el equilibrio Estatal Matthias Herdcgcn

La jurisdicción constitucional: El entorno político Profesor G e r m á n J. Didart C a m p o s

Jurisdicción constitucional y protección de los derechos fundamentales en América Latina Héctor Fix-Zamudio

La Jurisprudencia Constitucional en el Derecho Comparado Matthias Herdegcn

La Jurisdicción Constitucional en Colombia Ivan Casanova Moreno

La Jurisdicción Constitucional en Puerto Rico José A . Andréu García

El nuevo régimen de control constitucional en el Ecuador Dr. Carlos Pozo Montes de Oca

Justicia constitucional en Venezuela Magistrada Josefina Calcaño de Temellas.

La justicia constitucional en Panamá: estructura y evolución reciente Arturo Hoyos .

La reforma de la jurisdicción constitucional en Bolivia Dr. Stefan Lost

ENSAYO: Cuba: Reforma sin cambios Wilhelm Hofmeister

DOCUMENTOS V HECHOS: Elecciones en El Salvador/Ecuador/Rcpúbllca Dominicana/Colombia

Revista de Ia CEPAL

Santiago de Chile Diciembre de 1994 N ú m e r o 54

Mercados de salud: morfología, comportamiento y regulación Jorge Katz y Ernesto Miranda

¿Liberalization o desarrollo financiero? Gunthar Held

Ajuste fiscal y gasto social Rosella Cominetti

Logros y obstáculos en la educación formal de las mujeres Diane Aimeras

¿ Q u é se entiende por flexibilidad del mercado de trabajo? Ricardo A . Lagos

Modernización de la supervisión bancaria Cristian Lorrain

Costos y beneficios de la integración centroamericana Luis Cáceres

Algunas enseñanzas de las privatizaciones en Argentina Daniel Azpiazu y Adolfo Vispo

Ventajas comparativas extraordinarias y crecimiento de largo plazo: el caso de Ecuador

André Hofman y Rudolf Buitelaar Industria cultural y nuevos códigos de modernidad

Martin Hopenhayn

Orientaciones para colaboradores de la Revista de la C E P A L Publicaciones recientes de la C E P A L

Publicación cuatrimestral, en español e inglés. Valor: U S S 1 0 (o su equivalente en moneda nacional). Suscripción anual: US$16 (esparto!) y US$18 (inglés). Pedidos: Unidad de Distribución de la C E P A L , Casilla 179-D, Santiago de Chile; Publicaciones de las Naciones Unidas, Sección Ventas: DC-2 -866 Nueva York, 10017, Estados Unidos de América; Palais des Nations, 1211 Ginebra 10, Suiza.

REVISTA MEXICANA DE SOCIOLOGÍA Director: Ricardo Pozas Horcasitas

Editora: Sara Cordon Rapoport

Órgano oficial del Instituto de Investigaciones Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México, Torre II de Humanidades, T piso, C d . Universitaria, C.P. 04510

NÚM. 2 / AÉRIL -JUNIO / 1994

LOS MOVIMIENTOS SOCIALES EM EL C A M P O

Los movimientos sociales. Problemas teórico-metodológicos GILBERTO GIMÉNEZ

Algunas reflexiones sobre el análisis de los movimientos sociales en el campo LUISA PARÉ

El movimiento campesino y la dimensión regional JAIME T A M A Y O V ELISA CÁRDENAS AYALA

Los estudios sobre movimientos sociales en la Sierra Norte de Puebla (1969-1989) PIERRE BEAUCAGE

Estrategia modernizante y perfil del movimiento campesino contemporáneo EMILIO GARCÍA

Las mujeres: ¿nuevos actores sociales en el campo? SARA M A R I A LARA

La mujer campesina como sujeto social BEATRIZ CANABAL CRISTIANI

El empresariado agrícola: un actor en formación H U B E R T C A R T O N DE G R A M M O N T

El Frente Independiente de Pueblos Indios M A R G A R I T O RUIZ

La Unidad de Producción Forestal de Pueblos Mancomunados: la constitución de un sujeto social

G U A D A L U P E V A L E N C I A

Las organizaciones no gubernamentales: un nuevo actor social CMILOS CORTÉS RUIZ

La identidad y el papel de las ONG's en el ámbito rural G E R A R D O ALATORRE Y JASMINE G . AGUILAR

Grupos cristianos y movimientos campesinos en México VÍCTOR GABRIEL M U R O

El papel de las organizaciones no gubernamentales en el desarrollo rural de México: la FMDR

NEFTALÍ MARTÍNEZ A.

SKCCION BIBLIOGRÁFICA M A R C O S CUEVA PERUS »SERCIO VILLENA FIENGO « M A R Í A DEL C A R M E N ARAYA

lililí Informes y suscripciones: Departamento de ventas

Teléfono: 6 2 3 - 0 2 - 3 4

EL TRIMESTRE E C O N Ó M I C O 60 ANIVERSARIO

C O M I T E D ICTAMINADOR: Carlos Bazdresch P., Alejandro Castañeda, Benjamin Contreras, Raúl Uvas, John Scott, Lucia Segovia, Rodolfo de la Torre. C O N S E J O EDITORIAL: Edmar L. Bacha, José Blanco, Gerardo Bueno, Enrique Cárdenas, Arturo Fernández, Ricardo Ffrench-Davis, Enrique Florescano, Roberto Frenkel, Ricardo Hausmann, Albert O . Hirschman, David Ibarra, Francisco Lopes, Guillermo Maldonado, José A . O c a m p o , Luis Ángel Rojo Duque, Gert Rosenthal, Fernando Rosenzweig (t), Francisco Sagasti, Jaime José Serra, Jesús Silva Herzog Flores, Osvaldo Sunkel, Carlos Teilo, Ernesto Zedillo.

Director: Carlos Bazdresch P. Subdirector: Rodolfo de la Torre Secretario de Redacción: Guillermo Escalante A .

Vol. LXI (2) México, Abril-Junio de 1994 N ú m . 242

A R T Í C U L O S

Fausto Hernández Trillo Estimación endógena del repudio en mercados sobe­ranos de crédito

Daniel Villavicenclo y Rigas Arvanitis Transferencia de tecnología y aprendizaje tecnológico. Reflexiones basadas en trabajos empíricos

Marta Bekerman La integración en el Cono Sur y sus ventajas económi­cas potenciales para la economía brasileña

Luis Cabezas Vega y A n n Velderpass Eficiencia y cambio de la productividad en la industria cémentera del Perú. Aplicación de un método no para­métrico

N O T A S Y C O M E N T A R I O S : Adolfo Figueroa, La naturaleza del mercado laboral. R E S E Ñ A S BIBLIO­G R Á F I C A S : Carlos Javier Maya Ambla: Christopher Colclough y James Manor (compiladores), Sfafes or Markets? Neo-liberalism and the Development Policy Debate. D O C U M E N T O S : Declaración del Consejo InterAcción

E L TRIMESTRE E C O N Ó M I C O aparece en los meses de enero, abril, julio y octubre. La suscripción en México cuesta N$100.00. Número suelto N$35.00. índices de números 1-200 (por autores y temático) N$7.50

Precio de suscripción por un año, 1994

Personal Número suelto índice de números 1-200

Universidades, bibliotecas e instituciones Número suelto

España, Centro y Sudamérica (dólares)

35.00 12.00 20.00

42.00 30.00

flesfo del mundo (dólares)

42.00 18.00 50.00

120.00 42.00

Fondo de Cultura Económica, carretera Picacho Ajusco 227, Col. Bosques del Pedregal, 14200 México, D.F. Suscripciones y anuncios: teléfono 227-46-70, señora Irma Barrón.

REVISTA MEXICANA DE SOCIOLOGÍA Director: Ricardo Pozas Horcasitas

Editora: Sara Cordon Rapoport

Órgano oficial del Instituto de Investigaciones Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México, Torre II de Humanidades, 7o piso, C d . Universitaria, C.P. 04510

NÚM. 3 / JULIO - SEPTIEMBRE / 1994

VALORES Y CULTURA DEMOCRÁTICA

Del patrimonialismo a la competüividad: élites y sistema de valores en España

FÉLIX O R T E G A

¿Videopolítica vs. mediocracia? Los medios y la cultura democrática R A Ú L T R E J O DELARBRE

POLÍTICA Y ACTORES SOCIALES El ajuste neoliberal y sus opciones: la respuesta del movimiento

sindical nicaragüense RICHARD STAHLER-SHOLK

Democracia y política interna en los sindicatos brasileños, 1978-1992 •

J O R G E V E N T U R A D E M O R A I S

Aportaciones políticas del Movimiento Urbano Popular J U A N M A N U E L RAMÍREZ SAIZ

Violencia colectiva, jóvenes y educación M A R I Ú A P O N T E S SPOSITO

El protagonismo histórico de los sindicatos rurales de Yucatán: 1933-1936

OTHÓN BAÑOS RAMÍREZ

La entrada de los ejércitos revolucionarios a la ciudad de México 1913-1915

BEATRIZ A . A L M A N Z A

GESTION DE RECURSOS Y POLÍTICA SOCIAL Democracia y participación ciudadana: ¿en busca de la equidad

o de nuevos recursos? C A R L O S G U E R R A R O D R Í G U E Z

Las políticas sociales en Chile PILAR V E R G A R A

SECCIÓN BIBLIOGRÁFICA G E O R G I N A N A U F A L - SERGIO VILLENA FIENGO

imiicnfe Informes y suscripciones: Departamento de ventas

Teléfono: 623-02-34

estudios sociales N281 /trimestre 3/1994

PRESENTACIÓN

ARTÍCULOS

LOS CONSEJOS ECONÓMICOS Y SOCIALES COMUNALES: ¿POSI­BILIDAD O FICCIÓN DE PARTICI­PACIÓN COMUNITARIA LOCAL? Carlos A. Amtmann y Liliana La-

rrañaga 9

FORESTACIÓN Y CAMPESINADO: Análisis de los Efectos de la Expan­sión Forestal sobre los Campesinos de la X Región, 1990-1993. Sergio Gómez 29

SISTEMA EDUCATIVO, PROCESO E C O N Ó M I C O Y SUSTENTABILI-DAD AMBIENTAL. Carlos Delgado A 81

REPRESENTATIVIDAD DE LAS ENCUESTAS SOCIALES Y SON­D E O S DE OPINION PUBLICA: M O ­

DELOS IDEALES Y LIMITACIONES DE LA REALIDAD.

Fernando Aguirre B 107 EL NUEVO IMPULSO: ESTADO, CULTURA Y ASOCIATIVIDAD C O ­MUNITARIA. Marcelo Arnold C 135

DOCUMENTOS

ESTUDIO DE LA EFECTIVIDAD DE ACTIVIDADES Q U E ORIENTAN AL AUTOAPRENDIZAJE. Wilda Fuen­tes G. e Irma Molina V 161

LECTURA DE LA CENTESIMUS ANNUS EN EL MARCO DEL DEBA­TE MODERNIDAD - POSTMODER-

NIDAD. Pablo Salvat B 169 DE LA EDUCACIÓN COMO FAC­TOR DE DESARROLLO: REFLEXIO­NES IRREVERENTES. Rodrigo Larraín C 183

corporación de promoción universitaria

Los artículos publicados en esta revista expresan los puntos de vista de los autores y no necesariamente representan la posición de la Corporación

HOMINES Desde Puerto Rico "Homines"publica artículos sobre

el país y otras partes de América Latina.

Con una visión amplia de los ciencias sociales, esta

revista examina aspectos interdisciplinarios de la historia,

economía, folklore, arte, educación, política, sociología,

baile, teatro, sobre la mujer, antropología, arqueología y

relaciones internacionales entre otros.

H o m i n e s es una revista para investigadores, maestros,

coleccionistas y todas las mujeres y hombres interesados en

la transformación de la sociedad.

Pida una muestra de H o m i n e s por sólo $8.00 o suscríbase y recíbala c ó m o d a m e n t e por correo dos veces al año.

TARIFAS D E S U S C R I P C I Ó N (2 números al año)

D Puerto Rico $15.00 D El Caribe, E E . U U . y Centroamérica $22.00 D Suramérica, Europa, África, Asia, otros $25.00 D Muestra 1 ejemplar $ 8.00

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Directora Revista H O M I N E S Universidad Interamericana de Puerto Rico

Decanato de Ciencias Sociales Apartado 191293

Hato Rey, Puerto Rico 00919-1293

Reis CIS Centro de Investigaciones Sociológicas

Revista Española d e Investigaciones Sociológicas

65 E n e r o - M a r z o 1994

Director Joaquín Arango

Secretaria Mercedes Contreras Porta

Consejo Editorial Inés Alberdi, José Jiménez Blanco, Emilio Lamo de Espinosa, José María Maravall, Juan Diez Nicolás, Jesús M . de Miguel, Ludolfo Paramio, Alfonso Pérez-Agote, José F. Tezanos, Angeles Valero

Redacción y suscripciones Centro de Investigaciones Sociológicas Montalbán, 8.28014 Madrid (España) Tels. 580 76 07/580 7614 Fax: 580 7619

Distribución Siglo XXI de España Editores, S . A . Plaza, 5.28043 Madrid Apdo. Postal 48023 Tel. 759 48 09. Fax 759 45 57 Precios de suscripción Anual (4 números): 4.000 ptas. (45 $ USA) Número suelto ' 1.200 ptas. (12$ USA)

Monográfico sobre: Norbert Elias Coordinado por: Ramón Ramos Torre

y Helena Béjar

Ramón Ramos y Helena Béjar Presentación

Helena Béjar Norbert Elias, retrato de un marginado

Ramón Ramos Torre Del aprendiz de brujo a la escalada reflexiva: el problema de la historia en la sociología de Norbert Elias

José M . González García Norbert Elias: literatura y sociología en el proceso de la civilización

Fermín Bouzá Debatiendo con Norbert Elias: entre el yo y el nosotros

Jürgen Kocka Norbert Elias desde el punto de vista de un historiador

Feo. Javier Noya Miranda ¿Una economía moral internacional? Elias, Polanyi y la legitimación de la ciudadanía social europea

Ramón Ramos y Helena Béjar Presentación de dos textos de Norbert Elias

Norbert Elias Civilización y violencia

El destino de la lírica alemana del barroco. Entre la tradición cortesana y la tradición burguesa.

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La Revista internacional de ciencias sociales se publica en marzo, junio, septiembre y diciembre.

Precio y condiciones de subscripción en 1994 Países industrializados: 5.000 ptas. o 45 $. Países en desarrollo: 3.000 ptas. o 27 $. Precio del número: 1.500 ptas. o 15 $.

Se ruega dirigir los pedidos de subscripción, compra de un número, así como los pagos y reclamaciones al Centre U N E S C O de Catalunya: Mallorca, 285. 08037 Barcelona

Toda la correspondencia relativa al contenido debe dirigirse al Redactor jefe de la Revue internationale des sciences sociales U N E S C O , 1 rue Miollis, 75732 Paris Cedex 15, ; France.

Los autores son responsables de la elección y presentación de los hechos que figuran en esta revista, del mismo m o d o las opiniones que expresan no son necesariamente las de Ia U N E S C O y no comprometen a la Organización.

Edición inglesa: International Social Science Journal (ISSN 0020-8701) Basil Blackwell Ltd. 108 Cowley Road, Oxford O X 4 IJF ( R . U . )

Edición francesa: Revue internationale des sciences sociales (ISSN 0304-3037) Editions Eres 19, rue Gustave-Courbet 31400 Toulouse (Francia)

Edición china: Giioji shehui kexùe zazhi Gulouxidajie Jia 158, Beijing (China)

Edición árabe: Al-Majalla Addawlya Hl Ulum al Ijtimaiya U N E S C O Publications Centre 1, Talaat Harb Street, El Cairo (Egipto)

Edición rusa: Mezhdunarodnyi zliurnal sotsialnykh naak Instituto de Historia Universal Academia Rusa de Ciencias Leninsky Prospekt 32A 117334 Moscú (Rusia)

Fotocomposición: Fotoletra, S.A. Aragó, 208-210 - 08011 Barcelona Impresión: Impremta Orriols Ctra. de Manresa, 23 - 08660 Balsareny Depósito legal: B . 37.323-1987 Printed in Catalonia ISSN 0379-0762 © UNESCO 1994

Las investigaciones comparativas entré países en ciencias sociales deben fundarse sobre datos coherentes y compatibles, lo cual no puede llevarse a término m á s que con bases de datos integradas. E n el caso de Europa del Oeste, dicha integración se inició hace ya treinta años,1 pára continuar hacia el Este una vez finalizada la división europea, acelerándose a comienzos de la unificación política y económica de la región. A pesar de ello, subsisten toda suerte de dificultades -conceptuales, técnicas, lingüísticas, políticas y étnicas. Este número examina los progresos, así c o m o los retos a los qué siempre se ve confrontado ; el desarrollo de las bases de datos europeas en el dominio de las ciencias sociales. Aunque centrado específicamente en Europa, este número aporta indicaciones y lecciones útiles para otras regiones donde son previsibles durante los próximos decenios movimientos de integración similares.

Eric Tanenbaum ',,'.: y Ekkehard M o c h m a n n

David Sanders

''Mareia Freed Taylor

.Richard Sinnot

'> Franz Rothenbacher

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Integración de la base de datos europea: servicios de infraestructura y necesidad de ;

' i n t e g r a c i ó n '•'•••'•; '[<•[ •';'•,

Consideraciones metodológicas , en la investigación comparativa entre países,

Consideraciones éticas en la investigación comparada en Europa '¡ ;

Teorías de la integración, e integración de la base de datos europea /

Fuentes estadísticas para la investigación social; comparada en Europa ,

Tecnología ; de la compütadorización y la comunicación e integración de la base de datos políticos europea ,

Laboratorios para la ciencia social comparada

El contexto de las ciencias sociales

Peter Lengyel

; Arnaud F. Marks

El. M O S T , primer programa intergubernamental de ciencias sociales

Interacción entre investigación e información en el programa M O S T

I HUÍ 1.500 ptaè. Revista Internacional de Ciencias Sociales, n ú m . 142/Diciembre 1994. ISSN 0379-0762