CUANDO PEDRO BERNARDONE PUSO A TRABAJAR A SU HIJO

(AÑO 1196)

FRANCISCO SUÁREZ SALGUERO

~ 1 ~

Francisco Suárez Salguero ha compuesto estos escritos esmerándose en ofrecer

la crónica cronológica que el lector podrá aprovechar y disfrutar. Lo ha hecho

valiéndose de cuantas fuentes que ha tenido a mano o por medio de la red in-

formática. Agradece las aportaciones a cuantas personas le documentaron a tra-

vés de cualquier medio, teniendo en cuenta que actúa como editor en el caso de

algún texto conseguido por las vías mencionadas. Y para no causar ningún per-

juicio, ni propio ni ajeno, queda prohibida la reproducción total o parcial de este

libro, así como su tratamiento o transmisión informática, no debiendo utilizarse

ni manipularse su contenido por ningún registro o medio que no sea legal, ni se

reproduzcan indebidamente dichos contenidos, ni por fotografía ni por fotocopia,

etc.

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~ 3 ~

A MODO DE PRÓLOGO

SAN FRANCISCO ADOLESCENTE Y EL COMERCIO DE SU TIEMPO

En 1196 tenemos adolescente, de 14 años de edad, a San Francisco de Asís, siendo

entonces cuando empieza a trabajar en el negocio y comercio de tejidos de su padre,

Pedro Bernardone, el cual estaba ilusionado con el porvenir que el joven le granjeara y

se granjeara. Francisco fue educado para que se habituara a las riquezas y, por ellas, a la

buena vida. Lo cierto es que Francisco, alegre y de mucho agrado, demostraría estar

más que capacitado para trabajar en los negocios del padre. Su madre, Madona Pica, le

educó tierna y piadosamente. Y Francisco se hizo un propósito: no despedir nunca a un

pobre sin limosna o ayuda, sobre todo si le pedía en nombre de nuestro Señor Jesucristo.

Tomando pie de este hecho, veamos cómo eran la economía y el comercio en la ya

Baja Edad Media, cuando existían, como siempre, ricos y pobres.

Se fueron dando profundos cambios en Europa durante el siglo XII, también en el co-

mercio y en los negocios. La economía rural, simple y cerrada, propia del feudalismo, se

fue transformando gradualmente, haciéndose más compleja, abierta y mercantil. Pasó

que la industria, el dinero, los mercados, los negocios… incrementaron su importancia.

Este renacimiento comercial, que alcanzó su auge más destacado ya en el siglo XIII, se

debió fundamentalmente a causas como las siguientes:

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Aumento de la producción agrícola, generándose excedentes productivos para ser

vendidos exportados fuera de su particular área de origen.

Mayor estabilidad política y situación de paz más asentada, favoreciéndose la co-

municación más comercial que militar.

Aumento poblacional o demográfico, por disminución de guerras y mejora de las

condiciones alimentarias y de más cantidad de gente a alimentar.

El hecho de las cruzadas, que abrieron nuevos caminos o rutas comerciales, por

tierras y por mares, revitalizándose el comercio entre Oriente y Occidente.

A pesar de las escasas fuentes que tenemos para calcular el volumen de la población

en la Edad Media, se sabe, por aproximaciones basadas fundamentalmente en la exten-

sión de los cultivos, que desde el siglo XII hubo un gran aumento demográfico en Eu-

ropa. Los historiadores opinan que hacia el año 1100 la población europea era de unos

48 millones de habitantes; hacia el 1200 pasó a ser de 61 millones de habitantes y en el

1300 superó los 73 millones. Este aumento demográfico, que exigió un mayor desarro-

llo económico, al mismo tiempo propició una mayor disponibilidad de mano de obra.

Aumento de la población medieval europea

~ 5 ~

La actividad comercial e industrial de la Edad Media se destinó, principalmente, a sa-

tisfacer las necesidades básicas de la población: alimentación, vestido y vivienda. La

industria de la alimentación fue la que más se desarrolló, pese a que la mayoría de los

productores trabajaban en pequeño volumen y a que casi todo este comercio en la Edad

Media se efectuaba en la corta distancia que mediaba entre el campo y la ciudad. Sin

embargo, siempre hubo ciertos productos alimenticios que sólo podían obtenerse de lu-

gares más lejanos, y algunas zonas, como por ejemplo Flandes y Noruega, se veían obli-

gadas a importar incluso sus alimentos esenciales de lejos. Entre los productos alimen-

ticios que más se comerciaron figuran los cereales, los productos lácteos, la sal y la cer-

veza (muy usada o consumida en la Edad Media).1

1 Durante la Edad Media la cerveza era la bebida básica, habitual y frecuente de la mayoría de la pobla-

ción en muchas partes de Europa. La razón hay que buscarla en el temor a enfermar por beber agua

contaminada.

Es de sobra conocido que en la Europa de la Edad Media, especialmente en las naciones del norte del

continente, de muy duras condiciones de vida, fueron los monjes de abadías y monasterios quienes no

sólo mantuvieron la tradición de elaborar cerveza, sino que además innovaron en los procesos de fer-

mentación mejorando un producto que llevaba acompañando a los seres humanos desde los lejanos tiem-

pos de las primeras culturas en Mesopotamia y el Antiguo Egipto. Hacia el siglo XI comienza a exten-

derse la costumbre de añadir lúpulo al fermentado de la malta de cebada o trigo, un aromatizador y con-

servante más eficaz que otros productos empleados con anterioridad como el mirto, siendo éste un mé-

todo de elaboración que se estandarizó y ha llegado hasta nuestros días. Se podría decir por ello que la

cerveza tal y como la conocemos surgió en la Edad Media.

No obstante, mucho más importante que todo eso fue el papel que la cerveza tuvo en el terreno de la sa-

lud pública durante el tiempo medieval. En aquellos tiempos en los que la ciencia médica estaba espe-

cialmente atrasada en la mayor parte de Europa, no existía forma alguna de garantizar que la gente no en-

fermara por beber aguas contaminadas, algo por otra parte normal cerca de cualquier asentamiento hu-

mano de la época dadas las pésimas condiciones de salubridad. Lo habitual era que las ciudades care-

ciesen de sistemas de alcantarillado y los residuos se arrojaban directamente a la calle o al curso de agua

más cercano. Puede que las gentes de entonces no estuvieran en absoluto instruidas en relación a la hi-

giene y la salud, pero nadie con sentido común se atrevía a tomar agua de ríos que circulasen junto a po-

blaciones y mucho menos de acumulaciones estancadas. De hecho beber agua era una actividad de alto

riesgo, muchas veces sinónimo de enfermedad y muerte.

Pero si la gente de la Edad Media no bebía agua por ese motivo, ¿qué bebía? En muchos rincones de

Europa la respuesta era cerveza. En los procesos de elaboración desarrollados por entonces hervir la

mezcla de agua con malta, previo al inicio de la fermentación, se había convertido ya en práctica habitual

como forma de obtener un producto deseable. Inconscientemente los artesanos cerveceros habían dado

con un método que esterilizaba la bebida que elaboraban, salvaguardando así a sus consumidores de peli-

grosos microorganismos patógenos. En cierto modo eso lo sabía todo el mundo, si bebías cerveza no en-

fermabas y en aquellos tiempos ésta constituía además un suplemento alimenticio que aportaba ciertos

nutrientes que no podían encontrarse en la pobre dieta del campesinado, como por ejemplo minerales co-

mo el potasio, el magnesio o el fósforo, o vitaminas como la B1 y la B6. De hecho tal era su importancia

en ese sentido que hasta los niños pequeños la tomaban.

Así fue como la cerveza se convirtió en la heroína silenciosa y casi desconocida del período medieval

europeo, salvando millones de vidas que de otra forma hubieran perecido al exponerse a beber agua in-

fecta, al tiempo que reconfortaba los cuerpos y las almas de aquellos que se reunían para compartir todo

con los suyos mediando una jarra con dicha bebida en la mano. Puede decirse que la cerveza salvó el

mundo.

~ 6 ~

Se consolidó la aparición de un personaje necesario, al fortalecerse el comercio: el

mercader medieval, el perteneciente a una clase de comerciantes profesionales, merca-

deres de oficio que vinieron a relegar la actividad agrícola a un plano más secundario.

Estos mercaderes se crearon una mentalidad propia y muy peculiar, tuvieron una iden-

tidad.

La mayoría de los mercaderes provenían al principio del ámbito rural, eran personas

que se habían visto forzadas a abandonar el campo, por el aumento de población y por

la falta de tierras, optando en consecuencia por un estilo de vida errante y azarosa. Entre

esta masa de desarraigados y aventureros se fueron formando los primeros comercian-

tes.

Aquellos primeros comerciantes medievales, para vender sus productos, recorrían sólo

pequeñas distancias, pues los caminos eran malos y los bandidos los asaltaban con fre-

cuencia. Además, cada vez que cruzaban un feudo, el señor del dominio los obligaba a

pagar un impuesto o les confiscaba sus mercancías.

Los comerciantes vendían sus productos al menudeo o venta al por menor. Sus mer-

cancías eran, principalmente, artículos de primera necesidad como, por ejemplo sal, cer-

veza, miel, lana y cereales.

En cambio, a finales del siglo XII se volvieron los mercaderes más errantes y viajeros.

Se trasladaban con sus mercancías o mercaderías de un lugar a otro, las transportaban y

vendían en ferias que se celebraban por fechas y lugares establecidos y determinados.

Por eso se los llamó con el apelativo de pies polvorientos.

Los pies polvorientos fueron usando animales de carga, particularmente caballos, para

transportar sus mercancías. Otro vehículo muy utilizado por estos primeros comercian-

tes fue el carro de cuatro ruedas, tirado por caballos o por bueyes. Para compensar las

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dificultades, los peligros y el costo del camino, los pies polvorientos vendieron no sólo

productos de primera necesidad sino también productos de lujo como perfumes, espe-

cias y tintes que les dejaban un amplio margen de ganancias. También usaron las vías

fluviales y las marítimas.

Ya en el siglo XIV los mercaderes, dado el volumen de las mercaderías, se volverán

más sedentarios. Será entonces cuando el comercio se establecerá sobre todo en deter-

minadas ciudades y los mercaderes comenzarán a vender al por mayor.

El primer comercio medieval fue de tipo local, del campo a la ciudad. A través de este

comercio, los campesinos libres y los señores feudales vendían sus excedentes a la ciu-

dad: productos agrarios, madera, cuero y lana principalmente.

Luego, con las ganancias obtenidas con sus ventas, compraban en las urbes mercan-

cías más elaboradas de las que no disponían en el campo, como por ejemplo telas y he-

rramientas.

El comercio local nunca desapareció. Sin embargo, fue el comercio a larga distancia o

internacional el que caracterizó el renacimiento económico de la Edad Media.

Desde principios del siglo XII, la superpoblación, el hambre y las guerras habían ban-

deado a un número considerable de individuos, errantes, privados de todo, que pasaron

a engrosar la multitud de mendigos o peregrinos necesitados ya existente. Entonces, al-

gunos se dedicaron a pequeños negocios, aprendiendo a ser emprendedores. Fueron pro-

bando una nueva suerte y riesgos que nada tenían en común con las actividades tradicio-

nales. Así pues, uno puede suponer que estos mercaderes crearon una mentalidad pro-

pia, muy particular. Esta gente, que hizo tabla rasa de sus antiguos vínculos, se lanzó a

la aventura, arriesgó y buscó, sobre todo, un rápido enriquecimiento y cuantos benefi-

cios pudiera obtener. La cosa era hacerse de dinero. Los cronistas de la época hablan de

advenedizos, de hombres sin fe y sin ley, sin escrúpulos, que por sus costumbres y mo-

dos nuevos difieren de los demás hombres, los hasta entonces habituales.

La mayoría de las ciudades medievales del siglo XII eran pequeños centros donde los

habitantes del campo circundante ofrecían un excedente de su producción a cambio de

objetos elaborados en la ciudad, como por ejemplo zapatos, o de artículos que llegaban

a ella procedentes de otras regiones. Las ciudades reunían el excedente de su propia zo-

na y lo pasaban a otras regiones y, al mismo tiempo, recibían parte del excedente de

otras regiones y lo distribuían en su territorio. Para concentrar estos movimientos de

compra-venta, las ciudades organizaron ferias que se celebraban una vez a la semana o

periódicamente a mayor escala.2

2 La actividad comercial se impuso en toda Europa en el transcurso del siglo XIII. Dentro de un am-

biente de plenitud económica, alcanzaron gran importancia las ferias, grandes mercados situados en zonas

de contacto entre el comercio mediterráneo y el nórdico, a las que acudían mercaderes de todos los lu-

gares de Europa.

Las ferias no eran mercados permanentes, pues sólo se realizaban en ciertos períodos del año. Su cele-

bración duraba varios días. A estas citas comerciales acudían, también, titiriteros y juglares, que añadían a

la celebración un carácter festivo.

De todas las ferias que se celebraban en la Edad Media, las que alcanzaron mayor renombre fueron –po-

demos recordarlas– las ferias de Champaña, que se instalaban en la llanura francesa de ese nombre, a me-

dio camino entre Venecia y Brujas. Las ferias de Champaña eran, por lo tanto, lugares de encuentro entre

los comerciantes flamencos e italianos.

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Comerciante de la Edad Media

La mayoría de las ciudades medievales del siglo XII eran pequeños centros donde los

habitantes del campo circundante ofrecían un excedente de su producción a cambio de

objetos elaborados en la ciudad, como por ejemplo zapatos, o de artículos que llegaban

a ella procedentes de otras regiones. Las ciudades reunían el excedente de su propia

zona y lo pasaban a otras regiones y, al mismo tiempo, recibían parte del excedente de

otras regiones y lo distribuían en su territorio. Para concentrar estos movimientos de

compra-venta, las ciudades organizaron ferias que se celebraban una vez a la semana o

periódicamente a mayor escala.3

3 La actividad comercial se impuso en toda Europa en el transcurso del siglo XIII. Dentro de un ambiente

de plenitud económica, alcanzaron gran importancia las ferias, grandes mercados situados en zonas de

contacto entre el comercio mediterráneo y el nórdico, a las que acudían mercaderes de todos los lugares

de Europa.

Las ferias no eran mercados permanentes, pues sólo se realizaban en ciertos períodos del año. Su cele-

bración duraba varios días. A estas citas comerciales acudían, también, titiriteros y juglares, que añadían a

la celebración un carácter festivo.

De todas las ferias que se celebraban en la Edad Media, las que alcanzaron mayor renombre fueron –po-

demos recordarlas– las ferias de Champaña, que se instalaban en la llanura francesa de ese nombre, a

medio camino entre Venecia y Brujas. Las ferias de Champaña eran, por lo tanto, lugares de encuentro

entre los comerciantes flamencos e italianos.

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El renacimiento del comercio en la Edad Media se dejó sentir en toda Europa, pero

hubo dos grandes focos donde dicho comercio se concentró: Italia (en el norte) y Flan-

des. Ambas eran zonas muy pobladas que se dedicaban a la manufactura de tejidos, de

objetos de metal y de cerámica. Aquí se incluye Asís (Italia).

Italia se benefició del comercio internacional, pues estaba al centro de una antigua red

vial, la romana, y en medio del Mediterráneo. Por eso mismo, y en gran parte como

consecuencia de las cruzadas, sus ciudades controlaron el comercio abierto a Oriente.

Los puertos más beneficiados al respecto fueron los de Venecia, Génova y Pisa.

A través del Mediterráneo, Italia vendía a Oriente productos propios y artículos traí-

dos del norte de Europa. De Oriente, los comerciantes italianos llevaban a Europa espe-

cias, sedas y perfumes.

Otra zona comercial que gozaba de una situación estratégica era Flandes, que se ha-

llaba frente al mar del Norte y allí desembocaban varios ríos europeos importantes, co-

mo el Rin y el Mosa.4

La región de Flandes perteneció a una importante liga comercial, la liga Hanseática,

que comerciantes alemanes habían organizado con las ciudades de Hamburgo, Lübeck,

Rostock y Stettin a la cabeza. Esta liga monopolizó las exportaciones del norte de Eu-

ropa, desde la rusa Novgorod hasta Londres. De esta manera la liga Hanseática consoli-

dó un importante tráfico de trigo, madera y pieles que, en Flandes, se reunía en la ciu-

dad de Brujas, que fue su principal puerto de almacenaje y redistribución. Flandes ex-

portaba los productos de estas regiones al resto de Europa a cambio de artículos de

Europa del centro y del sur y de objetos de Oriente. Exportaba, también, sus propios te-

jidos.5

Para comerciar a larga distancia, los comerciantes medievales contaron con tres rutas:

las vías terrestres, las fluviales y las marítimas. Aunque el transporte terrestre permitía

alcanzar zonas del interior sin ríos, fue siempre el más caro y penoso, pues los caminos

eran malos e inseguros y se debía pagar gran cantidad de impuestos.

Por seguridad, los mercaderes preferían el transporte fluvial. Las redes fluviales más

importantes fueron las del río Po, el Ródano, el enrejado de ríos de la zona de Flandes,

el Rin y el Danubio. Sin embargo, el medio fluvial también estaba sujeto a impuestos.

El medio de transporte más barato fue el marítimo, por eso fue el preferido a pesar de

los riesgos de naufragio y de piratería, de la poca capacidad de las naves y de la lentitud

del viaje. Además, un solo barco podía llevar las cargas de varios comerciantes a la vez.

4 En este año 1196, el 6 de diciembre, día de San Nicolás, debido a las abundantes lluvias invernales en

Europa, hubo grandes inundaciones al norte de los Países Bajos y en la zona conocida como del Zui-

derzée, incluyendo la isla de Griend. Actualmente se cree que Griend fue efectivamente una isla medie-

val, que estuvo habitada, teniendo una pequeña ciudad. Ahora es un lugar deshabitado que se conserva

como área natural de especial interés ornitológico. Hay allí una casita que utilizan los biólogos en verano.

5 En los mares del norte, comerciantes alemanes organizaron una red de casas comerciales que compra-

ban y vendían productos desde Inglaterra hasta Rusia. Esta red comercial conformó una corporación, la

liga Hanseática, cuya sede se hallaba en Lübeck. La liga llegó a incluir 200 ciudades. Las naves han-

seáticas transportaban una gran variedad de artículos: miel y pieles de Rusia, pescado de Escandinavia y

lana de Inglaterra, entre otros muchos productos más.

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Ferias Comerciales y Ligas Europeas de Comercio

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AÑO 1196

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REINO DE ARAGÓN

En Perpinyà (Perpiñán),6 el 25 de abril, con 38 años de edad, murió el rey Alfonso II

de Aragón (también conde de Barcelona como Alfonso I, desde 1164, y marqués de

Provenza, desde 1166),7 recibiendo luego cristiana sepultura en el real y cisterciense

monasterio de Santa María de Poblet.8 Se había distinguido por amparar y proteger las

artes y las normas del amor cortés, habiéndose ejercitado él mismo en la poesía, inter-

cambiando escritos con importantes trovadores, como Giraut de Bornelh.9

Había nacido en Huesca, hijo de la reina Petronila de Aragón (muerta en 1173) y del

conde Ramón Berenguer IV de Barcelona (muerto en 1162). Tuvo la potestad regia, pe-

ro tan sólo empezó realmente a reinar a partir de 1164, cuando su madre, ya viuda, tras-

pasó como donación el reino a su favor, habiendo abdicado como reina.

Así pues, siendo hijo primogénito, llamado Ramón o Alfonso indistintamente desde

su nacimiento, acabó llamándose Alfonso II en honor y recuerdo del rey Alfonso I el

Batallador (muerto en 1134), hermano de su abuelo materno Ramiro II el Monje (muer-

to en 1157).10

Recordemos cómo en agosto de 1162 falleció el conde Ramón Berenguer IV de Bar-

celona, confiriendo en su testamento a su hijo primogénito la total potestad regia, tanto

en Aragón como en Cataluña, originándose así la que podemos denominar (y de hecho

6 Ciudad francesa ubicada en los Pirineos Orientales. Perteneció a España hasta 1659 cuando las monar-

quías española y francesa firmaron el Tratado de los Pirineos. Habiendo sido capital del condado del Ro-

sellón, no se integró en la Corona de Aragón hasta 1172, cuando con el testamento del conde de Am-

purias, Gerardo II de Rosellón, se efectuó dicha integración. En toda la Baja Edad Media fue importante

centro comercial.

7 Apodado el Casto.

8 Teniendo que escoger Alfonso II ser enterrado en el mausoleo paterno del monasterio de Ripoll (Ge-

rona) o ser enterrado en el mausoleo conyugal del monasterio de Sigena, en la provincia de Huesca (ver

Epílogo I), escogió el monasterio de Poblet, en la provincia de Tarragona, para no levantar suspica-

cias. Su testamento especifica que, en caso de haber conquistado Valencia en vida, debía ser enterrado

en dicho territorio, en El Puig. Pero fue enterrado finalmente el rey Alfonso II de Aragón en el monasterio

de Poblet, dentro de una caja, en la pared del presbiterio. Y tras la reforma de las sepulturas reales aco-

metida por el rey aragonés Pedro IV el Ceremonioso (1336-1387), el sepulcro de Alfonso II el Casto

quedó instalado en el primer arco del conjunto escultórico que allí se halla.

9 Muerto en 1215.

10

Efectivamente, tanto en el pacto de Haxama o acuerdo de Serón de Nágima (año 1158) como en su

testamento sacramental (año 1162), Ramón Berenguer IV llamaba a su primogénito como Ramón. A su

vez, en el testamento de la reina Petronila I de Aragón, su madre, su heredero es llamado Alfonso, se-

ñalando que su marido lo llamaba Ramón. En los dos diplomas que se conocen firmados personalmente

(en vida de su padre) por el que sería Alfonso II usó éste el nombre de Alfonso y cuando ya fue rey firmó

siempre (sin excepción) como Alfonso.

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de denomina) como Corona de Aragón, unida, vinculada y vinculante. Recordemos có-

mo el poder regio le provino a Alfonso II de su padre, el cual a su vez lo había recibido

de Ramiro II.

Tras la muerte de su padre, lo primero que hizo Alfonso II fue dar su corroborada

confirmación a los fueros de Zaragoza, delante de notables aragoneses y catalanes. Ta-

les fueros provenían del año 1119 y los había concedido el rey Alfonso I, tras la re-

conquista de Zaragoza y para repoblar ampliamente.

A continuación, al igual que hicieron su abuelo Ramiro II y su padre Ramón Be-

renguer IV, Alfonso II viajó por todo el reino de Aragón para recibir afianzado el ho-

menaje de fidelidad de los vasallos.11

Así pues, Alfonso II gobernó como rey de Aragón, conde de Barcelona y marqués de

Provenza (con asunción de los territorios de Sobrarbe y Ribagorza, que era antiguos

condados del reino de Aragón en los tiempos del rey Ramiro I, en el siglo XI).12

Alfonso II de Aragón, con 16 años de edad, se casó en Zaragoza, en la catedral de El

Salvador, con Sancha de Castilla,13

el 18 de enero de 1174.14

Además fue armado caba-

11

En Calatayud (Zaragoza) se data su presencia a 1 de septiembre de 1162, junto con el arzobispo de

Tarragona, los obispos de Barcelona, Zaragoza y Tarazona (Zaragoza), además de con numerosos mag-

nates aragoneses y catalanes, seguramente quienes iban a constituir el consejo de regencia que gobernaría

durante su minoría de edad. A finales de aquel año fue reconocido en Tarazona, Alcañiz (Teruel), Huesca

y Jaca (Huesca). El 27 de septiembre había sido aceptado el rey Fernando II de León como tutor de Al-

fonso II de Aragón por notables aragoneses y catalanes, y a su vez el rey leonés reconoció al rey Alfonso

II como rey de Aragón y conde de Barcelona. Pero en octubre, Petronila como reina propietaria convocó

una Curia en Huesca y allí se hicieron públicas las últimas voluntades de Ramón Berenguer IV. Se ponía

de manifiesto que el rey Enrique II de Inglaterra había sido designado como tutor, lo que permitió una

libertad de acción a los magnates para establecer una regencia. En enero de 1163 se le denomina a Al-

fonso II rey de Aragón, así como marqués de Lérida y de Tortosa (Tarragona), pese a que el juramento de

los tortosinos no se realizaría hasta finales de abril. Después obtuvo el juramento de los habitantes de

Barcelona como sus súbditos el 24 de febrero; a partir de entonces tuvo que recorrer toda la conocida

como “Cataluña vieja” obteniendo la fidelidad de sus vasallos en estas tierras. El 25 de abril de ese año

fueron los habitantes de Tortosa quienes le juraron homenaje vasallático.

No obstante, Petronila seguía siendo la reina, y Alfonso II no podía tener el dominio jurídico pleno del

reino de su madre, hasta que el 18 de junio de 1164 la reina hizo la renuncia de la corona en su hijo. En el

documento correspondiente Petronila, que aparece como reina de Aragón y condesa de Barcelona, le hizo

donación a su hijo, al que menciona como rey de Aragón y conde de Barcelona, de todo el reino de

Aragón, íntegramente tal y como lo poseyó Ramiro II. Tras la renuncia de Petronila, Alfonso II juró como

rey de Aragón en Zaragoza, el 1 de noviembre de ese mismo año, como podemos recordar.

Esto supuso la solución jurídica al problema sucesorio, y desde entonces Alfonso II fue rey de pleno

derecho y como tal fue reconocido por la Santa Sede. Sus dominios, tras la incorporación posterior

del reino de Valencia, y desde la última década del siglo XIII, comenzarán a recibir la denominación de

Corona de Aragón, si bien entre el siglo XII y el XIV la expresión más extendida para referirse a las tie-

rras y pueblos del rey de Aragón fue la de “Casa de Aragón”.

12

También se omitían ya los condados que llevaban varias generaciones unidos al condado de Barcelona,

como los de Gerona, Osona y Besalú.

13

Tía del rey Alfonso VIII de Castilla, nacida en 1154 y muerta en 1208. Fue hija del rey castellano-leo-

nés Alfonso VII el Emperador (muerto en 1157) y de Riquilda de Polonia, su segunda esposa (muerta en

1185). Sancha tenía 20 años al casarse con Alfonso II, 4 años menor que ella.

~ 14 ~

llero y pudo actuar al frente de su reino sin la tutoría de los magnates que la habían

ejercido desde 1162.

Hemos de contar que incorporó a su reino las tierras occitanas de Provenza, el Ro-

sellón y Pallars Jussà. Recordamos que firmó con su cuñado, el rey castellano Alfonso

VIII, el tratado de Cazola (año 1179), pero años más tarde, en 1191, mediante el tratado

de Huesca, se alió con los monarcas de León, Portugal y Navarra contra la hegemonía

castellana.

Además de su política propiamente peninsular aragonesa, hubo de tener también su

política occitana. En 1166, el conde Ramón Berenguer III de Provenza murió en el sitio

de la rebelde ciudad de Niza. Al morir dejó sólo una hija, Dulce. La regencia aragonesa,

alegando la falta de descendencia masculina, consiguió que del condado de Provenza

dispusiera el rey Alfonso II de Aragón por ser primo hermano del conde Ramón Be-

renguer III. Para conservar Provenza se hizo necesario combatir los levantamientos en

la zona de la Camarga15

por los partidarios del condado de Toulouse. En 1167, contando

con el apoyo de los vizcondes de Montpellier, del episcopado provenzal y de la Casa de

Baux o del Balzo, los regentes lograron afianzar su dominio sobre la Provenza. A pesar

de eso, la Casa de Tolosa o Toulouse siguió actuando en la zona, hasta que en 1176 con-

certó Alfonso II de Aragón la Paz de Tarascón firmándola con Ramón (o Raimundo) V

de Toulouse.

En el mencionado tratado o paz de Tarascón se estableció que, a cambio del pago de

treinta mil (30.000) marcos de plata,16

el conde de Toulouse renunciaba a sus preten-

siones sobre Provenza y otros territorios. La paz firmada supuso el fortalecimiento de la

posición del rey Alfonso II de Aragón en Occitania. Entre los años 1168-1173, Alfonso

II, aliado del monarca inglés Enrique II, aprovechó el conflicto entre Toulouse e Ingla-

terra para lograr el vasallaje de numerosos señores occitanos.

14

Según el derecho canónico de entonces, a los 16 años de edad era mayor de edad un hombre al casarse.

Los descendientes de su matrimonio fueron: Pedro (primogénito, heredero y sucesor en el trono como

Pedro II el Católico, nacido en 1178 y muerto en 1213, siendo Pedro I en cuanto conde de Barcelona,

casado con María de Montpellier será padre de Jaime I el Conquistador), Constanza (nacida en 1179 y

muerta en 1222, casada con el rey Emerico I de Hungría en 1198 y con Federico II Hohenstaufen en

1210), Alfonso (nacido en 1180 y muerto en 1209, que será conde de Provenza), Leonor (nacida en 1182

y muerta en 1226, casada en 1202 con el conde Ramón o Raimundo VI de Tolosa o Toulouse), Sancha

(nacida en 1186 y muerta en 1241, casada en 1211 con el conde Ramón o Raimundo VII de Tolosa o

Toulouse), Sancho (muerto muy joven), Ramón Berenguer (muerto muy joven), Fernando (nacido en

1190 y muerto en 1249, monje cisterciense en Poblet y luego, desde 1205, abad de Montearagón) y Dulce

(nacida en 1190, monja en Sigena, llegando a ser comendadora de la Orden de San Juan, sin que se sepa

la fecha de su muerte).

15

Región natural del sur de Francia y concretamente de la ciudad de Arlés, al oeste de Provenza.

16

El marco era un patrón de peso para el oro y la plata común en Europa Occidental durante la Edad Me-

dia, equivalía a 8 onzas o 1/2 libra. Las variaciones eran, sin embargo, considerables: Marco de Colonia

233,856 g; Marco de Viena 280,66 g; Marco Portugués 229,50 g; Marco de Tours 223 g; Marco de Va-

lencia 234 g; Marco de Castilla 230 g.

~ 15 ~

Pasó también que, firmada la paz de Tarascón, Alfonso II se pudo dedicar a sofocar

una nueva revuelta en Niza y a imponerse en la zona oriental de Provenza. Además, al

darse cuenta de que el condado provenzal era una región alejada de Aragón y de Ca-

taluña, y rodeada de posesiones pertenecientes al condado de Toulouse, Alfonso II en-

cargó el gobierno de Provenza a su hermano Pedro, llamado en adelante Ramón Be-

renguer IV de Provenza, a quien le fue concedido a todos los efectos el título de conde.

Alfonso II no renunció a sus derechos, ya que Ramón Berenguer IV de Provenza regía

el condado únicamente como delegado suyo, como su hermano.

Una vez aseguradas sus posiciones en Occitania, Alfonso II tomó la decisión de anular

el vasallaje de Provenza hacia el emperador germano Federico I Barbarroja, admitido

en 1162 por Ramón Berenguer III en la Asamblea o Dieta Imperial de Turín. Así, en

1178, al acto de coronación de Federico como rey de Borgoña asistió Ramón (o Rai-

mundo) V de Tolosa (Toulouse) pero no Alfonso II ni su hermano Ramón Berenguer IV

de Provenza. Por otro lado, durante la crisis (por cisma político) de la Santa Sede, el rey

Alfonso II apoyó de forma inequívoca al Papa Alejandro III (muerto en 1181) en contra

de los antipapas promovidos por la facción imperial.

En 1181 la posición de la Casa de Aragón en Occitania entró en crisis: el conde de

Toulouse invadió las tierras del vizconde de Narbona y Ramón Berenguer IV de Pro-

venza fue asesinado cerca de Montpellier. Alfonso II nombró nuevo conde de Provenza

a su hermano Sancho, pero tuvo que destituirlo en 1185 por haber realizado tratos ile-

gales con Toulouse y con Génova. Sin embargo, la situación dio un giro favorable a los

intereses del rey Alfonso. Por un lado, en 1189, el soberano inglés Ricardo I (Corazón

de León), hijo y sucesor de Enrique II de Inglaterra, se había aliado con el conde de

Toulouse; por otro, Ramón o Raimundo V no pudo vencer la revuelta comunal de su

ciudad y condado, que se convirtió en una república municipal gobernada por cónsules.

En esta coyuntura, Alfonso II de Aragón logró concertar con el conde de Toulouse una

paz en los mismos términos que la de 1176, consolidando así su dominio desde Niza

hasta el Atlántico con posesiones propias, con vasallajes y con el reconocimiento gene-

ral de destacados y distinguidos magnates.

En 1192, tras volver de la tercera cruzada, Ricardo Corazón de León se alió con

Ramón o Raimundo V de Toulouse contra Alfonso II. Éste consiguió fortalecer sus po-

siciones en Languedoc, al concertar el matrimonio de su hijo Alfonso17

con Gersenda de

Sabran, antiguo aliado de Raimundo V de Toulouse. La paz de 1195, firmada entre el

rey Alfonso II de Aragón y el conde Raimundo VI de Toulouse, hijo y sucesor de Rai-

mundo V, puso fin al conflicto sin alterar la correlación de fuerzas entre los poderes

constituidos en Occitania.

Repasemos o recordemos ahora la política peninsular del rey Alfonso II de Aragón,

sabiendo que la Península Ibérica, la porción de la Corona de Aragón y su relación con

17

Alfonso II de Provenza (y de otros varios títulos). Heredó de su padre estos dominios en este año 1196.

En 1193 había contraído matrimonio con Gersenda de Sabran, hija de Rainiero de Sabran y de Garsenda

de Forcalquier, teniendo como hijo a Ramón Berenguer V de Provenza y como hija a Gersenda. La muer-

te de este Alfonso II de Provenza será en el año 1209, en Palermo y en las circunstancias que entonces

puede que contemos.

~ 16 ~

los demás reinos peninsulares, ocupó una posición política secundaria frente a Occitania

durante el reinado de este monarca aragonés. Alfonso II de Aragón se implicó en el

juego político de los reinos cristianos con el fin de lograr la recuperación o anexión de

Navarra, separada de Aragón desde la muerte del rey Alfonso I el Batallador en 1134.

Por otra parte, Alfonso II también dirigió ataques contra Al-Ándalus, tanto para obtener

tributos como territorios.

En 1162 concertó la regencia aragonesa una alianza entre Alfonso II y Fernando II de

León (muerto en 1188) para repartirse Navarra, siendo rey de aquí Sancho VI. Sin em-

bargo, en 1168, se estableció una tregua con el rey Sancho VI de Navarra. Quedando

entonces libre el frente navarro, se inició un ataque contra Castilla, reinando aquí Al-

fonso VIII. El ataque fracasó y se recondujo todo a la que dio en llamarse la Paz Per-

petua de Sahagún, del año 1170, firmada por Alfonso VIII de Castilla y Alfonso II de

Aragón. Además, poniendo en práctica un acuerdo estipulado por el Tratado de Lérida

del año 1157,18

el rey de Aragón tuvo que contraer matrimonio con Sancha, tía del rey

castellano Alfonso VIII.

Podemos recordar cómo el soberano muladí (de origen mozárabe) Ibn Mardanis de

Murcia (muerto en 1172), que dominaba todo el oriente o levante andalusí (Xarq Al-Án-

dalus), asediado o en dificultades tanto por los cristianos como por los almohades, se

había convertido en tributario de Aragón. A pesar de eso, en 1169, la regencia comenzó

la conquista de la Matarraña19

seguida de la ocupación de los territorios al sur de Ara-

gón en 1171. Fue entonces cuando se fundó Teruel, base estratégica para posibles fu-

turos ataques hacia Valencia. En Cataluña, entre los años 1160-1170, se tuvo que re-

primir seriamente una revuelta y acometida musulmana (por la sierra de Prades).

En 1172, muerto ya Ibn Mardanis, Alfonso II asedió Valencia, donde concertó una

alianza con el nuevo rey o sultán musulmán del lugar a cambio de sacarle duplicado el

tributo a pagar; así, el rey aragonés, de acuerdo con el emir o sultán valenciano, ata-

có Játiva20

y Murcia, de donde tuvo que retirarse al tener noticias de una incursión de

Navarra en las fronteras de Aragón.

La paz de Sahagún de 1170, así como el mayor poder territorial de Castilla, supeditó

la actuación peninsular de Alfonso II a los designios de Alfonso VIII; de esta forma, a

cambio de haber colaborado en la conquista de Cuenca (año 1177), anexionada a Casti-

lla, lo que bloqueaba las posibilidades expansivas de Aragón, Alfonso II sólo obtuvo del

rey de Castilla la renuncia del vasallaje aragonés para Zaragoza, vasallaje que, como

podemos recordar, había impuesto el rey castellano-leonés Alfonso VII a Ramón Be-

18

Un acuerdo firmado en mayo de ese año 1157 por Alfonso VII el Emperador y Ramón Berenguer IV

de Barcelona y príncipe aragonés. Dicho tratado fue el último de una serie de pactos firmados por ambos

gobernantes, acordando repartirse el reino navarro de Pamplona. Lo tratado ratificaba lo dispuesto en el

Tratado de Carrión del año 1140, acordando también (estrechando vinculación y alianza) el matrimonio

entre Sancha de Castilla, hija de Alfonso VII, con Alfonso II de Aragón, primogénito del conde Ramón

Berenguer IV de Barcelona y de la reina Petronila I de Aragón.

19

Comarca aragonesa a oriente de la provincia de Teruel.

20

Provincia de Valencia.

~ 17 ~

renguer IV. Por otra parte, en la negociación de la futura expansión por Al-Ándalus en

el Tratado de Cazola del año 1179, Alfonso II cedió la conquista de Murcia a Castilla, a

cambio de que Alfonso VIII suprimiera el vasallaje de los reyes de Aragón por Valen-

cia, una vez la conquistaran.

En 1175, el valle de Arán21

pasó a formar parte de la Corona de Aragón mediante

el Tratado de Amparanza.22

Entre 1181 y 1186, Alfonso II concentró todos sus esfuerzos en la Provenza y en el

Mediterráneo, donde además de negociar sin éxito con el soberano de Sicilia (Guillermo

II) la organización de una expedición contra Mallorca, ayudó a la Casa de Baux a adqui-

rir en la isla de Cerdeña el dominio del juzgado (territorio) de Arborea.

Cuando reanudó su participación en asuntos peninsulares, Alfonso II se distanció de

Alfonso VIII; el rey de Castilla había abandonado una alianza pactada con el rey de

Aragón de repartirse Navarra, una vez anexionada en Castilla La Rioja. Además, man-

tenía pretensiones territoriales en las fronteras aragonesas y, finalmente, también había

efectuado tratos o contactos con el emperador germano Federico I Barbarroja.

Por eso, en 1190, Alfonso II de Aragón llegó a un entendimiento contra Castilla con

los reinos de Navarra, León y Portugal, enemistados con Castilla. Tras la derrota de

Alfonso VIII en la batalla de Alarcos en 1195, la consistencia del avance almohade

como peligro común en todos los reinos cristianos peninsulares, así como las indica-

ciones del Papa Celestino III, empujaron a Alfonso II a negociar una operación conjunta

con Alfonso VIII de Castilla contra los musulmanes, operación que, sin embargo, quedó

sin emprenderse.

Sí podemos concluir diciendo que dentro de la Corona de Aragón, durante el reinado

de Alfonso II, queda consolidada la estructura jurídica y territorial tanto de Aragón co-

mo de Cataluña según la respectiva singularidad. Se establecieron aquí las veguerías

como divisiones comarcales, se definieron los límites territoriales propios destinados a

las asambleas de Paz y Tregua de Dios (lo que proviene de tiempos en los que fuimos

tratando al respecto en años pasados y que podemos recordar), se promovieron inventa-

rios de los derechos condales, etc.

En su testamento dispuso el rey Alfonso II de Aragón que, a su muerte, se repartieran

debidamente sus territorios entre sus hijos Pedro (como rey de Aragón y conde de Bar-

celona) y Alfonso (como conde –con gobierno– de Provenza y de las tierras occitanas).

Y así, con algunos pormenores y concernientes detalles, es como queda la sucesión. El

16 de mayo fue proclamado rey de Aragón Pedro II, estando para cumplir sus 18 años

21

En el norte de la provincia de Lérida.

22

Firmado en el desaparecido monasterio de San Andrés de Barravés (Alta Ribagorza), asegurando la

protección (anexión aragonesa) del valle de Arán, que desde el siglo X pertenecía al condado pirenaico de

Cominges. A cambio de la protección real, los araneses se comprometían a pagar anualmente el Galin

Reiau, un tributo de un galin (un recipiente que tiene la medida del grano sembrado en un terreno de 216

metros cuadrados) lleno de trigo por fuego (hogar, casa, domicilio), comprometiéndose el rey a dar los

diezmos correspondientes al monasterio de Mijaran (Viella Mitg Arán).

~ 18 ~

de edad. Ya iremos viendo el desenvolverse de su reinado. En septiembre convocó

Cortes en Daroca.23

El rey Alfonso II de Aragón

23

Provincia de Zaragoza.

~ 19 ~

SEÑORÍO DE ALBARRACÍN

Tras asistir en Zaragoza a los funerales de Alfonso II, en abril, y a la proclamación, el

16 de mayo, de Pedro II al frente de la Corona de Aragón, murió, el 14 de junio, Don

Fernando Ruiz de Azagra,24

señor de Albarracín,25

sucediéndole su hijo legítimo Don

Pedro Fernández de Azagra, a la sazón un niño con 4 años de edad.26

24

Poderoso vasallo de Navarra, muy vinculado, a la vez que independiente, con el rey Sancho VI durante

la segunda mitad del siglo XII. Era hijo, seguramente primogénito, de Don Rodrigo de Azagra y de su

esposa Doña Toda, heredando de ellos la señorial tenencia de Estella y llegando a ser luego poderoso se-

ñor de Albarracín (Teruel), con propio o peculiar obispado desde 1160. La fecha exacta y el modo como

obtuvo el señorío no son del todo seguros, si bien ya lo fuimos desentrañando todo, o intentándolo, en su

momento.

25

Ver Epílogo II.

26

Convirtiéndose así en el tercer señor de Albarracín, desde este año 1196 hasta el año de su muerte,

1246. Sin embargo, el señorío de Estella, de posesiones navarras, pasa al también llamado Pedro, hijo

natural o ilegítimo, nacido antes de haberse casado el padre, a la sazón caballero de Santiago. El caso es

que, mientras dure la minoría de edad de Pedro el legítimo (hasta que cumpla 20 años), habrá regencia

santiaguista, lo que quiere decir regencia desde Castilla.

~ 20 ~

LOS REINOS DE CASTILLA Y

DE PORTUGAL CONTRA EL

REINO DE LEÓN

Aprovechando el decreto de excomunión e interdicto del Papa Celestino III contra el

rey Alfonso IX de León por aliarse con los almohades,27

se produjo contra él alianza de

Alfonso VIII de Castilla y Sancho I de Portugal, respondiendo Alfonso IX con guerra

abierta,28

a la defensiva y atacando por la amplia comarca conocida como Tierra de

Campos (muy ocupada por Castilla desde 1178), haciéndose otra vez armar caballero en

Carrión29

para renegar de su pacto con Alfonso VIII a comienzos de su reinado en 1188.

Alfonso VIII contó también como aliado con el nuevo rey de Aragón Pedro II, ayu-

dándole éste, y los caballeros templarios, en las campañas guerreras, verdaderas razias,

de adentrarse en el reino leonés, conquistando los castillos de Bolaños,30

Valderas,31

Castroverde,32

Coyanza,33

Paradinas34

y El Carpio,35

entrando a sangre y fuego en las

ciudades de Salamanca y Alba,36

apoderándose aún de algún dominio pero fracasando

en adueñarse de Benavente,37

Astorga38

o la propia ciudad capital de León.

27

Vencedores contra Alfonso VIII de Castilla en la batalla de Alarcos en el anterior año 1195. Excomul-

gado también por haberse casado, perpetuándose en esta unión, con su prima hermana Teresa de Portugal.

Este matrimonio fue anulado en este año 1196 por el Papa Celestino III (1191-1198) debido a razones de

parentesco, por ser pues ambos contrayentes nietos de los reyes de Portugal Alfonso I Enríquez y Mafalda

de Saboya. Separada de su marido, Teresa regresó a Portugal y allí vivió el resto de sus días religiosa-

mente recluida en el monasterio de Lorvão.

28

Guerra que se prolongará hasta bien avanzado el año 1197.

29

Carrión de los Condes (Palencia).

30

Bolaños de Campos (Valladolid).

31

Provincia de León.

32

Castroverde de Cerrato (Valladolid).

33

Valencia de Don Juan (León).

34

Paradinas de San Juan (Salamanca).

35

Provincia de Valladolid, lugar éste muy castigado por Alfonso VIII en 1197.

36

Alba de Tormes (Salamanca).

37

Provincia de Zamora.

~ 21 ~

Llegaron hasta las mismas murallas de León, pero sólo se apoderaron del barrio lla-

mado de Puente Castro, reduciendo a cenizas la judería y la sinagoga del lugar, el 25 de

julio, solemnidad del Apóstol Santiago. Hicieron cautivos y esclavos a los que habían

sido sus moradores.

Y a los templarios les quitó Alfonso IX su grande y espléndida fortaleza de Ponfe-

rrada,39

por haber prestado ayuda estos caballeros al monarca castellano Alfonso VIII.

38

Provincia de León.

39

Provincia de León. Los templarios no volverán hasta 1211, tras varias disputas y tensiones con el mo-

narca leonés.

~ 22 ~

REINO DE NAVARRA

El rey Sancho VII de Navarra,40

con la carta que a continuación se transcribe, fundó

en este año 1196 la villa de Labraza,41

concediendo a la nueva población, apropiado

para ella, el fuero de Laguardia:42

En nombre de nuestro Señor Jesucristo. Yo San-

cho, por la gracia de Dios Rey de los pamploneses,

hago esta carta para todos mis pobladores de San

Cristobal de Labraza, tanto presentes como futuros,

de manera que decretamos da-ros buenos fueros y

buenas costumbres...

/ ...Quien esta carta y estos fueros y estas

costumbres quisiera romper o quebrantar sea mal-

dito separado de Dios Padre e Hijo y Espíritu Santo

y de Santa María, madre de nuestro Señor Jesu-

cristo y sea en la maldición de los ángeles, ar-

cángeles, patriarcas, profetas, apóstoles, evangelis-

tas, mártires, confesores y de las vírgenes y de

todos los elegidos de Dios y sea condenado con

Judas el traidor en el infierno inferior y perezcan

como perecieron Sodoma y Gomorra, sean sus días

contados, su mujer viuda y sus hijos huérfanos,

sean borrados del libro de los vivos y no se haga

40

De sobrenombre el Fuerte, por su gran estatura y fortaleza.

41

Provincia de Álava, frontera con Navarra.

42

También provincia de Álava.

~ 23 ~

más mención de él, amén. Y además de esta mal-

dición pague al señor Rey 10.000 maravedís. Cabe que notifiquemos también, entre más cosas que podríamos contar, cómo el rey

Sancho VII de Navarra recibió el homenaje feudal del vizconde Arnaud Raimond III de

Tartas (en las Landas, Gascuña),43

tras lo cual devastó las tierras castellanas por Soria y

Almazán.44

El rey Alfonso VIII de Castilla se vio obligado a pedirle y firmarle la corres-

pondiente paz negociada, lo que tuvo lugar en Tarazona.45

El caso es que se muestra muy afianzado el poder y la soberanía del reino de Navarra,

tanto que el Papa Celestino III reconoce a Sancho VII como rey legítimo de Navarra.

Ensalzándolo diplomática y paternalmente, el Papa le pide que se disponga a renunciar a

las parias que les cobra a los almohades y más bien luche en cruzada contra ellos.

Realmente el Papa, y con él toda la Iglesia, particularmente la del contexto español, no

sabe qué hacer o cómo poder influir para que los reinos de la Península se unan de ver-

dad en cruzada y reconquista para atacar y abatir a los almohades, dirimiendo las ten-

siones y los conflictos fronterizos…46

43

País Vasco de Francia.

44

En la provincia de Soria.

45

Provincia de Zaragoza.

46

El 6 de agosto elaboró un Informe el califa almohade Abu Yusuf Yaqub sobre la retirada de las tropas

del rey Alfonso VIII de Castilla a sus territorios, habiendo sido derrotados los cristianos el año anterior en

Alarcos (Ciudad Real).

~ 24 ~

CASTILLO DE MONFRAGÜE

Algunos caballeros de la Orden de Montegaudio, negándose a su integración en la

Orden del Temple, tal como decretó en este año el rey Alfonso II de Aragón (antes de su

muerte), fundaron la nueva o derivada Orden de Monfragüe (Monfrac), con sede en este

castillo.47

47

En la provincia de Cáceres, no lejos de Plasencia, donde en este año 1196 se originó o fundó la Orden

Militar de Monfragüe como escisión y continuación de la Orden aragonesa del Santo Redentor, conocida

también como de Monte Gaudio, Montjoie o Alfambra, que vino a ser fundada en 1173-1174 y suprimida

en 1188.

En 1186, la orden del Santo Redentor, poco desarrollada, estuvo a punto de unirse a la Orden del Tem-

ple, pero dicha unión o fusión no se llevó a cabo. Al año siguiente se consolidó como Orden del Santo

Redentor, pero no tardó en haber un cisma en su seno organizativo, dividiéndose entre partidarios del

maestro o maestre Fralmo de Lucca y Rodrigo González. Por ese conflicto, sin solucionar, vino la desa-

parición (escisión) de la Orden en este año 1196. Mientras los caballeros de la Corona de Aragón se

unieron a los templarios, buena parte de los de Castilla y León (o por aquí desplazados), contrarios a la

fusión, dejaron la Orden y formaron la nueva Orden de Monfragüe, una Orden que no será de gran rele-

vancia, desapareciendo sus caballeros en 1221 al pasarse a la Orden de Calatrava.

El considerado fundador y gran maestre de la Orden de Monfragüe fue Rodrigo González (o Rodrigo

Álvarez, según qué fuentes), el cual recibió el apoyo y la correspondiente documentación del rey Alfonso

VIII de Castilla (en un documento fechado a 13 de enero de 1197, el rey castellano garantiza a la Orden y

al Maestre González una renta anual de quince cahices toledanos de sal de las minas de Talavera de la

Reina). Y se fueron sucediendo ayudas por el estilo y no sólo procedentes del rey. A su vez, el rey cas-

tellano obtuvo de la Orden el castillo y la villa de Segura de Toro (actualmente una pequeña población al

norte de la provincia de Cáceres).

Los caballeros de Monfragüe tuvieron y gestionaron un Hospital bajo la advocación de El Santo Reden-

tor en Cáceres. Cabe destacar también que en 1215 el maestre de la Orden de Calatrava, participando en

el IV Concilio de Letrán (1215-1216), expuso que los miembros de dicho hospital querían unirse a la

Orden de Calatrava. Pasó luego que el Papa Inocencio III (1198-1216) y los cistercienses decidieron, en

junio de 1216, que efectivamente los de Monfragüe se unieran a los de Calatrava. Los templarios se opu-

sieron, ya que aspiraban a hacerse con Monfragüe, pero la decisión de unir Monfragüe y Calatrava fue

confirmada por el Papa Honorio III (1216-1227) en 1217.

Sin embargo, la unión se retrasó, ya que, probablemente, el rey Fernando III quería mantener la esta-

bilidad fronteriza por el sur de sus dominios en avance de reconquista. Finalmente, en Segovia, a 23 de

mayo de 1221, Fernando III acabó cediendo todos los derechos y posesiones de Monfragüe (desaparecida

y extinguida) a la Orden de Calatrava.

Para evitar problemas, fueron designados entonces los obispos Mauricio de Burgos y Téllez (o Tello) de

Palencia para arbitrar posibles disputas. En 1225 algunos caballeros de la antigua Orden de Monfragüe

iniciaron un pleito contra la Orden de Calatrava. El 1 de marzo de aquel año, el Papa Honorio III formó

una comisión para resolverlo y en mayo de 1234 el Papa Gregorio IX (1227-1241) nombró un tribunal. El

5 de junio de 1234, el Papa ordenó que las posesiones de Monfragüe fueran devueltas a los miembros de

la Orden que se habían opuesto a la fusión con Calatrava. Esto, sin embargo, no cambió nada y la devo-

lución no tuvo lugar; al contrario, el proceso de unión se puede considerar completo ya en 1245, cuando

Fernando III canjea Priego de Córdoba, al sur de la provincia de Córdoba, por Monfragüe, dado a Ca-

latrava.

Y los templarios, hasta su abolición en 1312, continuaron pidiendo o reclamando tierras y derechos que

un día fueron de la Orden del Santo Redentor.

~ 25 ~

Restos del castillo de Monfragüe

~ 26 ~

CAMPAÑA ALMOHADE

POR LAS TIERRAS

DE CASTILLA Y DE LEÓN

Desde el invierno del pasado año 1195 y hasta el verano de este 1196, el califa almo-

hade Abu Yusuf Yaqub al-Mansur, en una segunda campaña militar tras haber vencido

a los cristianos en Alarcos, atacó y destruyó mucho en los castillos de Montánchez,

Santa Cruz de la Sierra y Trujillo, adueñándose de ellos.48

Los almohades reconquis-

taron también Albalat49

(que había sido capital de una cora o provincia musulmana de la

Marca Media de Al-Ándalus) y Plasencia,50

que aún no tenía del todo terminadas sus

murallas y defensas. También asolaron los almohades por Salamanca. Después, se hi-

cieron con Talavera51

y llevaron a cabo un serio asedio sobre la misma ciudad de To-

ledo, causando mucha devastación en sus alrededores. No pudieron los almohades apo-

derarse de Toledo, bien defendida por el rey Alfonso VIII de Castilla con la ayuda de su

aliado el rey Pedro II de Aragón (con caballeros templarios y de la Orden de Calatrava).

Ocurría esto en el mes de junio. También fracasaron los almohades en sus varios ata-

ques a la villa amurallada de Maqueda.52

Tras la campaña descrita, Abu Yusuf Yaqub al-Mansur se retiró a descansar en su aún

reciente residencia (fortaleza) de Aznalfarache,53

mandando construir varias norias cer-

canas en el cauce del río Guadalquivir.

48

Los tres en la provincia de Cáceres.

49

Actualmente Romangordo (Cáceres).

50

Provincia de Cáceres. Los almohades tuvieron en su poder la ciudad durante los años 1196 y 1197.

51

Talavera de la Reina (Toledo).

52

En la provincia de Toledo. La villa sufrió dichos ataques de los almohades en diversos momentos entre

los años 1196-1198. El rey Alfonso VI la había conquistado en 1083.

53

San Juan de Aznalfarache (Sevilla).

~ 27 ~

REINO DE HUNGRÍA

El día 23 de abril murió el rey Bela III de Hungría. Tenía 48 años de edad. Reinó du-

rante 23 años, desde 1173, como podemos recordar, cuando sucedió en el trono húngaro

a su hermano Esteban III, siendo el rey decimosexto de Hungría. Era hijo de Géza II de

Hungría y de Eufrosina de Kiev (hija del gran duque Mstislav I y de Liubava Dmitrev-

na).54

Recibió sepultura en la catedral de Székesfehévár.55

En 1164, el emperador bizantino Manuel I Comneno, como podemos recordar, firmó

un tratado con Esteban III de Hungría, hermano de Bela, tratado en el que se establecía

que Hungría recibiría los territorios de Croacia y Dalmacia y que Bela sería enviado

a Constantinopla para ser educado en la Corte Imperial. Al ser recibido Bela en dicha

corte bizantina, fue bautizado en la fe ortodoxa con el nombre de Alejo (Alexios) y se le

dio el título de déspota (no siendo éste un título peyorativo sino con el significado nor-

mal de señor). El emperador Manuel I, no teniendo hijos legítimos, contempló o valoró

la posibilidad de que el joven príncipe húngaro pudiera sucederle. Le prometió en ma-

trimonio a su sobrina María Comnena,

Sin embargo, en 1169, el emperador Manuel I tuvo un hijo de su segunda esposa, Ma-

ría de Antioquía,56

hijo que fue el futuro emperador Alejo II Comneno (muerto en

1183). De este modo, dada esta circunstancia, se rompió la promesa que había hecho

Manuel I de casar a Bela con su sobrina María Comnena, puesto que ya contaba con un

heredero y sucesor. Manuel planeó entonces casar a Bela con Inés de Châtillon,57

hija de

Reinaldo de Châtillon (muerto en 1187) y hermanastra de María de Antioquía.

En 1172, Bela sucedió en el trono húngaro a su hermano Esteban, siendo coronado

con mucha inmiscuida influencia por parte del emperador bizantino Manuel I. Como

nuevo rey de Hungría, Bela III optó por ser católico y designó a su hijo Emerico como

su sucesor, como así se constata en estos momentos tras su fallecimiento. Emerico tiene

ahora 22 años de edad.

54

A través de su madre, Bela descendía del rey Harold Godwinson o Haroldo II de Inglaterra (muerto en

1066), Habiendo sido depuestos sus descendientes como resultado de la conquista normanda de Ingla-

terra.

55

Por excavaciones arqueológicas efectuadas en el siglo XIX en las ruinas de la mencionada catedral,

donde los soberanos húngaros, de la dinastía o casa de Árpad eran coronados y enterrados, resultaron

identificados los restos de Bela III. La excepcional altura del monarca, documentada en las fuentes con-

temporáneas, sirvió para identificar sus restos. Según los exámenes efectuados a su esqueleto, debía medir

casi dos metros de altura, realmente muy destacado para su época. Más tarde sus restos fueron llevados a

Budapest, a la iglesia de San Matías, igual que los de su esposa Inés.

56

Hija de la princesa Constanza de Antioquía (muerta en 1163) y de su primer marido Raimundo de Poi-

tiers (muerto en 1149).

57

Murió en 1184.

~ 28 ~

Puede decirse que el rey Bela III de Hungría pasará a la historia como gobernante

poderoso, con una de las cortes más brillantes de Europa, conocido por haber llevado a

Hungría desde Bizancio la cruz doble ortodoxa (patriarcal constantinopolitana), inclu-

yéndola en sus escudos heráldicos.58

Igualmente, bajo el reinado de Bela III de Hungría comenzaron a redactarse en este

reino de manera compilada y detallada todas las transacciones y juicios, así como tam-

bién empezó a llevarse un recuento histórico conocido como Gesta Hungarorum (Los

hechos de los húngaros).59

La muerte del emperador Manuel I en 1180 le dejó libertad para extender el poder

húngaro en los Balcanes. Las tropas húngaras invadieron el territorio bizantino.60

Bela

III intentó recuperar Dalmacia para el reino de Hungría, por lo que emprendió dos gue-

rras contra la república de Venecia sin que obtuviera el éxito que deseaba. Mantuvo y

sostuvo continuas guerras contra Polonia por la posesión y dominio del principado

(griego) de Halice o Halias. Con Bela III, el reino de Hungría alcanzó, pues, mucho

apogeo, estando muy bien relacionado con la Santa Sede de Roma y con todo Occi-

dente.

Como podemos recordar, tuvo malas relaciones con su hermano menor, el príncipe

Geza (o Géza), que pretendió ser coronado rey de Hungría por predilecta influencia de

Eufrosina, su madre. Por eso mismo fue Geza apresado en varias ocasiones y logró huir

siempre que tuvo oportunidad de hacerlo, hasta que, en 1189, a petición del emperador

germano Federico I Barbarroja, Geza acabó en la peregrina y militar comitiva de la

tercera cruzada, aportando 2.000 soldados húngaros. Cuando concluyó la cruzada, con

más de desastrosa que de exitosa, Bela III llamó a los soldados húngaros para que regre-

58

La cruz doble ortodoxa, a partir de Bela III de Hungría, en el siglo XII, formaría ya en adelante parte

importante de muchos escudos heráldicos europeos. El segundo travesaño de la cruz (por arriba) es

representativo del conocido como “titulus crucis” o INRI.

59

Esta compilación medieval habría sido escrita por un autor “anónimo”, firmándose como Anonymus y

como “P. dictus magister”.

Anonymus o Bele Regis Notarius (que puede traducirse como Notario de Bela el Rey) aparece en la

historia como notario y cronista de un rey húngaro, que puede ser probablemente Bela III. Se sabe poco

sobre él, pero su nombre latinizado comienza por P., nota que conocemos porque se refiere a sí mismo

como “P. dictus magister”. Algunos investigadores sugieren que es Pedro, el obispo de Györ, la ciudad

más importante del noroeste de Hungría.

Anonymus escribió la más detallada historia de la llegada de los húngaros a la Llanura Panónica

(Honfoglalás en húngaro). Los nombres de los Siete jefes de los magiares son conocidos a través de su

obra, aunque los historiadores no los aceptan como auténticos. Escribió su crónica, la aquí mencionada

Gesta Hungarorum, hacia el año 1200, en latín. La única copia superviviente es del siglo XIII y se en-

cuentra en la Biblioteca Nacional de Széchényi de Budapest. Fue traducida al húngaro por István Let-

henyey, canónigo de Pécs (año 1791), István Mándy (año 1799) y Károly Szabó (año 1860).

Se sabe, por su Gesta Hungarorum, que era de la región del Tisza superior (muy importante afluente del

Danubio) y estaba estrechamente ligado a la familia Aba de esta región. En el prefacio, escribió que había

estudiado en el occidente europeo (probablemente en París).

60

En alguna fecha anterior a 1183.

~ 29 ~

saran, pero Geza, desposándose con una noble bizantina, se quedó en Constantinopla,

evitando así volver a confrontarse más mal que bien con su hermano.

También puede contarse que Bela III prestó ayuda a los serbios contra el Imperio

Bizantino. Y en el momento de su muerte estaba apoyando al emperador bizantino Isaac

II Ángelo61

en su guerra contra Bulgaria. Y al morir, como ya dijimos, le sucede en el

trono de Hungría su hijo Emerico. Ya contaremos el desenvolverse de su reinado.

Los descendientes de Bela III de Hungría y de su esposa Inés de Châtillon (matrimo-

nio contraído en 1172) fueron: Emerico,62

Margarita,63

Andrés,64

Salamon (muerto jo-

ven), Esteban (muerto joven) y Constanza.65

Tras enviudar de Inés, en 1184, Bela III contrajo nuevo matrimonio, en 1186, con

Margarita de Francia, condesa de Vexin, hija del rey Luis VII de Francia (muerto en

1180). No tuvieron descendencia.66

61

Isaac II Ángelo reinó como emperador bizantino en dos ocasiones, entre 1185 y 1195 y entre 1203 y

1204. Su padre, Andrónico Ducas Ángelo, casado con Euphrosyne Kastamonitissa, era hijo de Cons-

tantino Ángelo (muerto en 1166), almirante de Sicília, casado con Teodora Comnena Porfirogéneta, la

hija menor del emperador Alejo I Comneno (muerto en 1118) y de Irene Ducaena (o Ducaina, muerta en

1133).

Isaac II Ángelo se proclamó emperador después de derrocar a Andrónico I Comneno (muerto en 1185).

Como podemos recordar, procedió a fortalecerse dinásticamente mediante una política de matrimonios,

casándose él mismo, en enero de 1186, con Margarita (María) de Hungría, hija del rey Bela III.

El reinado de Isaac II comenzó victorioso en su lucha contra el rey Guillermo II de Sicilia (muerto en

1189), a quien derrotó el 7 de noviembre de 1185, por haber invadido los Balcanes con un ejército de

80.000 hombres y una flota de 200 barcos.

La atención del emperador Isaac II se dirigió luego a oriente, por donde varios pretendientes usurpa-

dores al trono mostraban sus apetencias de poder. En 1189, el emperador germano Federico I Barba-

rroja solicitó y obtuvo permiso para conducir sus tropas de la tercera cruzada a través del Imperio Bi-

zantino, pero tan pronto como cruzó la frontera, Isaac estableció una alianza con Saladino. En venganza,

Federico ocupó Filipópolis (actual Plovdiv, en Bulgaria) derrotando allí a un ejército bizantino de 3.000

hombres.

Los siguientes cinco años estuvieron ocupados en continuas guerras con Bulgaria. A pesar de un prome-

tedor comienzo, tuvieron poco efecto, y en la batalla de Tryavna (año 1190), en el centro de Bulgaria,

Isaac apenas si pudo escapar con vida. Otra derrota aún mayor sufrieron en la batalla de Arcadiópolis

(año 1194), en la actual Lule Burgas, región turca del Mármara. Mientras se preparaba para una nueva

ofensiva en 1195, su hermano Alejo III Ángelo (su muerte será en 1211) se proclamó emperador y fue re-

conocido por los soldados. Isaac fue cegado y apresado en Constantinopla. Y posteriormente vendrá su

segundo reinado como antes apuntábamos.

62

Emerico I de Hungría, nacido en 1174 y muerto en 1204, con 30 años de edad, sin descendencia.

63

Nacida en 1175 y muerta en 1223. Renombrada María fue esposa del emperador bizantino Isaac II Án-

gelo y posteriormente de Bonifacio de Montferrato, que será líder de la cuarta cruzada (1202-1204).

64

Nacido en 1176 y muerto en 1235. Será Andrés II de Hungría a partir de 1205.

65

Nacida en 1180 y muerta en 1240. Casada con el rey Otakar I de Bohemia, cuya muerte será en 1230.

66

Luego de la muerte del rey Bela III, Margarita, en 1196, emprendió una peregrinación a Tierra Santa y

tras llegar allí, en 1197, murió, en San Juan de Acre, cuando tenía 39 años de edad. Según el cronista

Ernoul, fue sepultada en la catedral de Tiro.

~ 30 ~

El rey Bela III de Hungría

~ 31 ~

Anonymus

~ 32 ~

TARNOVO (BULGARIA)

En la capital búlgara, la ciudad de Tarnovo67

murió el zar68

de Bulgaria Iván Asen I69

desde 1189. Lo asesinó el boyardo70

Ivanko.71

Iván Asen I provenía de una familia de boyardos valacos (romanizados) de la región

búlgara de Tarnovo. Son conocidos, también sucediéndole (todo en familia) sus dos her-

manos: Teodoro y Kaloyan. Se conocen igualmente dos de sus hermanas. Mantuvieron

buenas e intensas relaciones con los cumanos (eslavos de origen túrquico o euroasiático)

de al norte del Danubio.72

Como podemos recordar, después de la muerte de Manuel I Comneno, en 1180, el

Imperio Bizantino, con fronteras compartidas con Bulgaria, experimentó una profunda

crisis interna, siendo un Imperio cada vez más caracterizado por ser un conglomerado

de territorios gobernados por funcionarios imperiales y señores feudales locales que a

menudo no reconocían la autoridad imperial. En 1183, las tierras del Imperio existentes

67

Actual Veliko Tárnovo.

68

De césar en latín, emperador, pero más en el sentido regio que imperial en el ámbito variado de las

culturas eslavas y rusas.

69

Al desconocerse el año de su nacimiento no sabemos su edad. Junto con su hermano Teodoro (Pedro

IV, sucediendo ahora a Iván) promovió y dirigió una rebelión contra el Imperio Bizantino, rebelión que

hizo resurgir el conocido como Imperio Búlgaro, extendiéndose desde los occidentales montes Ródope

(en lo que fue antiguamente la Tracia, en tierras búlgaras y griegas) hasta el sureste de Macedonia.

70

Terrateniente o miembro de la nobleza rural en la cultura eslava.

71

A su regreso de una campaña particularmente exitosa, Iván Asen descubrió que Ivanko había tenido un

romance con la hermana de su esposa. Iván pidió una reunión con Ivanko de inmediato, en medio de la

noche. Ivanko, probablemente con la ayuda de conspiradores, llevando escondida una espada bajo su

manto, acabó asesinando a Iván Asen durante la reunión. Después tomó la capital, Tornovo, y estuvo a

punto de usurpar el trono. Pero se impuso Pedro, hermano de Iván Asen, sucediéndole, con no poco es-

fuerzo y acierto militar.

El refuerzo bizantino, sobre el que había confiado Ivanko, no llegó, pero él pudo escapar de la ciudad en

medio de la noche y huir a Constantinopla. Rápidamente se convirtió en un favorito del emperador Alejo

III Ángelo (reinante entre los años 1195-1203), adoptando como nombre el de Alejo (como lo nombra el

cronista bizantino Nicetas Coniates); y llegó a casarse, en 1197, con una nieta del emperador bizantino,

Teodora Angelina. También se le confió el mando de la región de Filipópolis, cerca de la frontera con

Bulgaria, donde luchó por un tiempo contra quienes habían sido sus compatriotas. Sin embargo, no tardó

en reunir su propio ejército, con hombres de procedencia búlgara, mostrándose rebelde contra el Imperio

Bizantino.

72

A pesar de todo, se cree que Iván Asen I era un valaco (persona romanizada o de ámbito latino), tal co-

mo lo describen las crónicas, las mismas que llamaban valacos a todos los latinos que habitaban las tierras

peninsulares balcánicas.

~ 33 ~

desde Belgrado73

hasta Serdica74

fueron devastadas por los húngaros junto con los ser-

bios. En 1185, los normandos (del Mediterráneo) invadieron el norte de Grecia tomando

Tesalónica. En otoño de ese mismo año los hermanos Iván Asen y Teodoro llegaron al

campamento del emperador bizantino Isaac II Ángelo, en Kypsela,75

y solicitaron una

pronoia o feudo bizantino. Pero esta solicitud les fue rechazada, y cuando Iván Asen se

atrevió a argumentar contra la decisión del emperador, recibió una sonora bofetada.

Agraviados e iracundos, los hermanos regresaron a sus lares y, tomando ventaja del

descontento a los elevados impuestos aplicados por Isaac II para financiar sus guerras

contra el rey Guillermo II de Sicilia76

y su matrimonio con Margarita (María) de

Hungría,77

planearon ellos organizar una rebelión en toda regla o a gran escala contra el

dominio imperial bizantino. Los hermanos convencieron a los dignatarios eclesiásticos

y a la gente convocada en la significativa iglesia de San Demetrio de Tesalónica78

en

Tarnovo. La gente se sintió llamada a levantarse en rebelión contra el Imperio Bizan-

tino, comenzando dicha rebelión a mostrarse efectiva en la primavera del año 1186.

Los rebeldes, reclutados inicialmente entre los valacos y de etnia eslava se impusieron

y dominaron en poco tiempo casi todas las tierras búlgaras del Danubio llevando la

guerra a Tracia. Pedro (Teodoro) e Iván Asen derrotaron a dos ejércitos en la Tracia

bizantina. Las pocas ciudades restantes griegas en la costa del mar Negro cayeron en sus

manos. En el verano de 1186 Isaac II Ángelo marchó con un gran ejército hacia Bul-

garia y recuperó los bastiones perdidos. Los rebeldes se dispersaron, y Pedro e Iván

Asen se refugiaron en la otra orilla del Danubio. En el camino de regreso a Constantino-

pla el emperador bizantino quemó los cultivos búlgaros. Como consecuencia de ello los

rebeldes también reclutaron a la población agrícola, especialmente a los eslavos y búl-

garos, e incluso levaron a los griegos que vivían en esas zonas.

Aunque Iván Asen era el más activo de los hermanos en las operaciones contra los bi-

zantinos, fue su hermano mayor, Teodoro, el que resultó proclamado como emperador o

zar de los búlgaros, llamándosele Pedro IV. Un primer asalto a la antigua capital de

Preslav falló, y el centro de la rebelión, la ciudad de Tarnovo, se convirtió en la capital

del emergente Segundo Imperio Búlgaro. En los años 1185 y 1186 los búlgaros toma-

ron la mayor parte de la vieja Mesia e incursionaron a través de los Balcanes hacia

Tracia.

73

Actual capital de Serbia.

74

O Sárdica u otros nombres, actual Sofia, capital de Bulgaria.

75

Actual Ipsala (Turquía), cercana a Grecia.

76

Muerto en 1189.

77

Hija mayor de Bela III y de Inés de Châtillon, muerta en 1223.

78

Mártir de la persecución romana contra los cristianos, encumbrado militar, en los comienzos del siglo

IV.

~ 34 ~

En el verano de 1186, Isaac II Ángelo marchó con un gran ejército contra los búl-

garos, y penetró en Mesia. Mientras Pedro IV se mostró dispuesto a negociar con el em-

perador bizantino, Iván Asen huyó a través del Danubio y reunió una gran fuerza de

cumanos, con quienes volvió a ayudar a su hermano. Isaac II ya se había ido a Cons-

tantinopla, contentándose con las promesas de obediencia de Pedro. Con su nueva fuer-

za, Iván Asen procedió a incursionar de nuevo en Tracia, evitando hábilmente las ba-

tallas campales contra los numéricamente superiores ejércitos bizantinos.

Una nueva expedición dirigida por Isaac II marchó hacia Serdica en 1186, pero no

afectó a los territorios bajo el control del restaurado estado (imperial) búlgaro. El em-

perador bizantino atacó de nuevo en 1187, esta vez amenazando Tarnovo y sitiando Lo-

vech (infructuosamente durante tres meses, en primavera). Durante el curso del asedio

los bizantinos capturaron a Helena,79

la esposa de Iván Asen, que fue intercambiada por

Kaloyan, el hermano menor de Iván Asen, tomado como rehén, y se concluyó con una

tregua. Sin embargo ninguna de las partes tenía intenciones de mantener la paz.80

79

Helena, de antecedentes familiares inciertos, casada a sus 13 años de edad, fue la segunda esposa de

Iván Asen I y la madre de Iván Asen II, que reinará entre los años 1218-1241, siendo éste el año de su

muerte. Al enviudar, en este año 1196, Helena se retiró a un convento. Iván y Helena tuvieron también un

segundo hijo: Alejando, sebastocrátor (venerable u honorable), que murió después de 1232 y fue padre de

Kaliman Asen II, emperador o zar de Bulgaria en 1256.

80

El sitio de Lovech fue de persistente asedio bizantino, habiendo sido planificado para sorpresa de los

búlgaros, si bien se favorecieron éstos por la climatología y por la geografía, que resultaron adversas para

los bizantinos en invierno. En la primavera se reanudó la campaña, pero el elemento sorpresa había

desaparecido y los búlgaros habían adoptado medidas para impedir el paso a Tarnovo. Los bizantinos te-

nían, pues, que sitiar la fortaleza de Lovech. El asedio, que se prolongó durante tres meses, fue un com-

pleto fracaso para el emperador bizantino (Isaac II Ángelo). Su único éxito fue la captura de la esposa de

Asen, pero Isaac se vio obligado a hacer una tregua de facto, aunque forzada y de mala gana, recono-

ciendo sin embargo la restauración del Imperio Búlgaro.

Consecuentemente, según el tratado, el más joven de los hermanos Asen, Kaloyan, fue enviado como

rehén a Constantinopla para garantizar la paz. Sin embargo, como señaló el cronista bizantino Nicetas

Coniates, la situación se volvió en adelante aún más sombría para los bizantinos, sin que desaparecieran

las amenazantes rebeliones.

No obstante, la paz, aunque débil y efímera, duró hasta 1189, cuando debido a la propuesta de Bulgaria

en apoyo de la tercera cruzada contra los bizantinos, Isaac II Ángelo puso en marcha otra campaña, su-

friendo de nuevo una dura derrota, en la batalla de Tryavna, del año 1190, que confirmó la superioridad y

gran competencia militar búlgara en la guerra.

Los bizantinos respiraban venganza contra los búlgaros y reemprendían las acciones bélicas contra

ellos, logrando superar los pasos montañosos de los Balcanes. El ejército bizantino marchó hacia el oeste

para sitiar Tarnovo, la capital. Al mismo tiempo, la flota bizantina alcanzó el Danubio con el fin de cerrar

el camino a los auxiliares cumanos procedentes de los territorios del norte de Bulgaria.

El sitio a Tarnovo fue infructuoso. La defensa de la ciudad estaba dirigida por el mismo Iván Asen y la

moral de sus tropas era muy alta. La moral de los bizantinos, sin embargo, fue bastante baja por varias

razones: la ausencia de éxitos militares, fuertes bajas y sobre todo que la paga de los soldados fue dis-

minuida y con atrasos. Esto fue utilizado (psicológica y estratégicamente) por Iván Asen, quien envió a

un agente en forma de desertor al campo bizantino. El hombre le dijo a Isaac II que a pesar de los es-

fuerzos de la marina de guerra bizantina, un enorme ejército de cumanos había pasado el río Danubio y se

dirigía hacia Tarnovo para liberarla del sitio. Al emperador bizantino le entró pánico e inmediatamente

ordenó la retirada a través del paso más cercano.

~ 35 ~

El éxito giró ahora definitivamente a favor de los búlgaros, que capturaron las áreas de

Serdica y otras sucesivamente, ocurriendo después el asesinato de Iván Asen I como

empezábamos contando.

El zar búlgaro dedujo que su oponente pasaría por el paso de Tryavna. El ejército bizantino marchó

hacia el sur, y sus tropas y equipajes se extendían por kilómetros. Los búlgaros llegaron al paso antes que

ellos y organizaron una emboscada desde lo alto de un estrecho desfiladero. La vanguardia bizantina con-

centraba su ataque en el centro donde los líderes o jefes búlgaros se posicionaron. Una vez que las dos

fuerzas se encontraron, y el combate cuerpo a cuerpo había comenzado, los búlgaros apostados en las

alturas lanzaron una lluvia de piedras y flechas contra las fuerzas bizantinas de abajo. En pánico, la fuerza

bizantina se separó y comenzó una retirada desorganizada, lo que provocó una carga búlgara. Los búl-

garos sacrificaron a varios en su camino. Isaac II Ángelo, apenas pudo escapar; sus guardias tuvieron que

abrirse camino a través de sus propios soldados, lo que permitió la huida de su comandante de la segura

derrota. El historiador o cronista bizantino Nicetas Coniates escribió que sólo Isaac II Ángelo escapó y la

mayoría de los otros perecieron.

La victoria sobre los bizantinos llevó a Iván Asen a un primer plano y (Teodoro) Pedro IV tuvo apa-

rentemente que coronarlo como co-emperador, con muy serio paripé, en 1189. Con Iván Asen I quedando

a cargo de Tarnovo y de las campañas contra los bizantinos, Pedro IV se retiró a Preslav sin abdicar del

trono.

~ 36 ~

ROMA

En Roma, el día 1 de agosto, murió el recientemente creado cardenal Simón de Lim-

burgo (Simon de Limbourg), habiendo sido envenenado, al igual que todos los miem-

bros de su séquito, por medio de Albert de Cuyck, quien le arrebató o usurpó en 1195 el

puesto o cargo de príncipe obispo de Lieja.81

Simón de Limburgo no había cumplido aún los 20 años de edad.82

Era hijo de los du-

ques de Limburgo83

Henri III y Sofie von Saarbrücken y descendiente de la Casa de Lo-

rena, una linajuda dinastía de la nobleza occidental europea.

En 119384

fue propuesto como príncipe obispo de Lieja para suceder a su difunto pri-

mo Alberto de Lovaina.85

Pero no pudo tomar posesión de la sede por disputársela Al-

bert de Cuyck, que contaba con el favor del conde Balduino V de Henao (muerto el 17

de diciembre de 1195). Ante la imposibilidad de conseguir un acuerdo amistoso entre

los dos aspirantes, ambos marcharon a Roma para dirimir sus desavenencias ante el Pa-

pa Celestino III. Estando en Roma, Simón fue creado cardenal, en 1195.

Simón de Limburgo, luego de muerto, recibió sepultura en la romana Basílica Cate-

dral de San Juan de Letrán.

81

Ocupándolo hasta el año 1200.

82

Nacido hacia el año 1177.

83

Ducado que ocupó gran parte de los actuales Países Bajos y Bélgica.

84

Probablemente.

85

San Alberto de Lovaina, muerto en 1191 (y canonizado en 1613 por el Papa Paulo V, celebrándose en

el santoral el 21 de noviembre).

~ 37 ~

DURLACH (ALEMANIA)

En Durlach (Alemania), el día 15 de agosto, de muerte violenta,86

murió el duque

Conrado II de Suabia (Hohenstaufen). Tenía 23 años de edad. Era hijo del emperador

Federico I Barbarroja y de su mujer Beatriz de Borgoña, hermano, por tanto, del actual

emperador germano Enrique VI. Fue duque de Suabia desde 1191, tras haber sido duque

de Rothenburg87

(1188-1191). Había sido prometido a Berenguela de Castilla, hija pri-

mogénita del rey Alfonso VIII y de su esposa Leonor Plantagenet. Y de no haber muer-

to Conrado, habría tenido lugar ese proyectado matrimonio.88

En 1191, Conrado estuvo presente en Roma para la coronación de su hermano como

emperador. Participó en las campañas normandas de Sicilia en 1191 y en 1194.

Se dice de él que era “un hombre enormemente dado al adulterio, la fornicación, la

violación y otras maldades; pero sin embargo era enérgico y valiente en la batalla y

generoso con sus amigos”.

86

Parece ser que murió asesinado a manos de un esposo agraviado por la violación de su esposa como

víctima de Conrado. Otra historia sostiene que Conrado fue mordido en el ojo por una virgen a la que

estaba tratando de violar, muriendo como consecuencia de la infección.

87

Ciudad Imperial, perteneciente a Baviera en la actualidad.

88

Durante los primeros años de su vida, Berenguela fue la heredera nominal al trono castellano, pues los

infantes nacidos posteriormente no habían sobrevivido, lo cual la convirtió en mujer deseable por toda

Europa.

El primer compromiso matrimonial de Berenguela se acordó en 1187 concretamente con este Conrado

II, conde de Suabia. Al año siguiente, en Seeligenstadt, se firmó el contrato matrimonial, tras lo cual Con-

rado marchó a Castilla, donde celebraron los esponsales, en la palentina Carrión de los Céspedes (en junio

de 1188). El 29 de noviembre de 1189 nació el infante Fernando, hermano de Berenguela, que fue desig-

nado heredero al trono, por lo cual el emperador Federico, viendo frustradas sus aspiraciones en Castilla

perdió todo interés en mantener el compromiso de su hijo y los esponsales fueron cancelados, a pesar de

la dote de 42.000 áureos de la infanta. Conrado y Berenguela jamás volverían a verse. Berenguela solicitó

al Papa la anulación del compromiso, seguramente influida por agentes externos, como su abuela Leonor

de Aquitania, a quien no interesaba tener a un Hohenstaufen (y de tal calaña) en la familia y como vecino

de sus feudos franceses. Fueron temores finalmente neutralizados y concluidos al morir el duque.

Berenguela, como tendremos ocasión de ir viendo, se casará con Alfonso IX de León y con éste será

madre del futuro rey San Fernando III de Castilla y de León.

~ 38 ~

El duque Conrado II de Suabia

~ 39 ~

REINADO DE CHIPRE-

JERUSALÉN

Con 36 años de edad, murió en este año Eschiva de Ibelín, dejando viudo en Chipre a

Amalarico II de Lusignan,89

condestable del reino de Jerusalén y rey de Chipre. Eschiva

era hija de Balduino de Ibelín y señor de Ramla (muerto en 1187) y de Riquilda de

Bethsan.90

89

Rey de Chipre entre los años 1194-1205 y de Jerusalén entre los años 1197-1205, siendo 1205 el año

de su muerte. Era hermano del que fue rey de Jerusalén Guido de Lusignan, a quien podemos recordar

haciéndose de la soberanía sobre Chipre y demás vicisitudes pasadas.

Al enviudar de Eschiva, Amalarico contrajo matrimonio con Isabel de Jerusalén, viuda de Enrique II de

Champaña (muerto en 1197), pasando así a ser rey de Jerusalén. Ya lo seguiremos contando.

90

He aquí lo que podemos resumir sobre la Casa de Ibelín, muy noble apellido derivado del castillo ho-

mónimo ubicado en el reino de Jerusalén (siglo XII), en la actual Yavne, por el centro geográfico de Is-

rael. Se construyó entre Jaffa y Ascalón, cerca de Montgisard y Ramla o Ramala.

El lugar conocido como Ibelín cuenta con muy antigua historia, llamándose Iamnia durante la ocupa-

ción romana. Como castillo de los cruzados fue construido en 1141. Por entonces Ascalón estaba bajo el

control fatimí de Egipto y era cuando tropas o ejércitos egipcios salían desde Ascalón para atacar el reino

cruzado de Jerusalén. Ibelín fue construido para contener esos ataques y reducirlos a un área más pequeña

o todo cuanto fuera posible. El castillo original, construido por el rey Fulco de Jerusalén (1131-1143), te-

nía cuatro torres.

La familia Ibelín pasó de sus más humildes orígenes a convertirse en una de las familias nobles más

influyentes en los reinos de Jerusalén y Chipre. Afirmaban ser descendientes de los vizcondes de Le Pui-

set (Chartres, Francia), pero esto parece ser más bien una invención posterior. Con más probabilidad pro-

cedían de Pisa (Italia), donde es bastante común el nombre Barisán, tanto en la Toscana como en Liguria,

siendo nombre asociado a la familia Azzopardi. El primer miembro conocido de la familia fue Barisán,

que aparentemente fue un caballero que entró al servicio del conde de Jaffa, y que allá por el año 1110

llegó a ser condestable de Jaffa. Como recompensa por sus leales servicios, se casó en 1122 con Helvis,

heredera del cercano señorío de Ramla.

En 1141, el rey Fulco de Jerusalén concedió a Barisán el castillo de Ibelín como recompensa por su

lealtad, en 1134, durante la rebelión de Hugo I de Jaffa (Hugo de Le Puiset, muerto en 1122). Ibelín pasó

a formar parte del condado de Jaffa, que en esos momentos estaba bajo dominio directo del rey de Jeru-

salén. Del matrimonio de Barisán con Helvis nacieron Hugo, Balduino, Barisán, Ermengarde y Estefanía.

El joven Barisán llegó a ser conocido como Balián de Ibelín. Junto a Ibelín, la familia también po-

seía Ramla (herencia de Helvis) y Nablus (entregada a Balián al casarse con María Comnena, la viuda del

rey Amalarico I de Jerusalén, muerto en 1174). Balián fue el último Ibelín que poseyó todos estos terri-

torios antes de que pasaran a manos de Saladino en 1187.

La familia Ibelín recuperó su estatus en tan sólo dos generaciones. En los reinos cruzados dicha recu-

peración era mucho más rápida que en Europa, ya que los miembros de las familias nobles morían mucho

antes y era necesaria una rápida sustitución. Rebasa ahora nuestro cometido una presentación detenida o

exhaustiva del árbol familiar de los Ibelín.

~ 40 ~

Eschiva y Amalarico tuvieron estos hijos: Borgoña,91

Guido, Juan,92

Hugo,93

Helvis94

y Alix.95

91

Nacida en 1180 y muerta en 1210. Casada con el conde Raimundo VI de Toulouse (se divorció de ella

en 1194) y luego con Gutierre II de Montfaucon

92

Estos dos murieron muy jóvenes.

93

Rey Hugo I de Chipre desde abril de 1205, siendo aún menor de edad al morir su anciano padre Ama-

larico de Lusignan (I de Chipre). Hugo muere en 1218.

94

Casada con Raimundo Rubén de Antioquía (muerto en 1221 ó 1222).

95

Muerto muy joven.

~ 41 ~

PARÍS

Murió en Paris su obispo Maurice de Sully, cuyo pontificado fue muy duradero, de 36

años, desde 1160.96

Procedía de una humilde familia de Sully, cerca de Orleans. Llegó a París allá por el

año 1140, con vocación sacerdotal, para lo que estudió. Llegó a ser luego buen profesor

y excelente predicador. Erigió en gran parte la maravilla de su catedral.97

Era canónigo de Bourges.98

En 1159 aparece como archidiácono o arcediano de París

y el 12 de octubre de 1160, en gran medida por la influencia del rey Luis VII (1137-

1180), fue elegido obispo de París sucediendo a Pedro Lombardo, destacado teólogo es-

colástico, muerto en ese año, el 29 de junio.

Maurice de Sully también reconstruyó el palacio episcopal parisino, donde la nobleza

y el alto clero tuvieron solemne reunión en 1179 para la coronación del rey Felipe II

Augusto co-gobernando con su padre Luis VII. Como Maurice gozaba de toda la con-

fianza de los monarcas, fue el acompañante de Luis VII al encuentro del emperador ger-

mano Federico I Barbarroja en 1162. Fue también uno de los guardianes del tesoro real

en 1190, durante la tercera cruzada.

En la controversia entre Tomás Becket (el santo y mártir arzobispo de Canterbury)99

y

el rey Enrique II de Inglaterra (muerto en 1189) defendió enérgica y resueltamente al

primero y100

defendió su causa ante el Papa Alejandro III. Prohibió la celebración de la

fiesta de la Inmaculada Concepción en su diócesis, apoyándose en la Sagrada Escritura

y en la doctrina vigente de la resurrección de los cuerpos (Job 19, 25-27), en contra de

algunos nobles escépticos al respecto.

Aunque se mantuvo bien en el gobierno y en la administración de su diócesis, al final

de su vida acabó retirado en el (muy escolástico) monasterio de San Víctor, donde mu-

96

No sabemos su edad, pues no se conoce con certeza el año de su nacimiento, que tuvo lugar en Sully-

sur-Loire.

97

En efecto, la actual catedral de Notre Dame en París se erige como un monumento que honra su ponti-

ficado. A él se debe el comienzo y mucho avance en su construcción. El Papa Alejandro III (1159-1181)

puso la primera piedra en 1163, y en 1185 oficiaba allí el patriarca Heraclio de Jerusalén, estando bien

completado el edificio. También convirtió Maurice la sinagoga que se encontraba en el sitio de la actual

(neoclásica) iglesia parisina de la Madeleine (dedicada a Santa María Magdalena), cuando fueron some-

tidos los judíos de París en 1182 por Felipe II de Francia.

98

Aunque no hay pruebas suficientes de que esto fuera así. Bourges está situada a pocos kilómetros del

que se considera el “centro exacto de Francia”, en la que fue provincia de Berry.

99

Asesinado el 29 de diciembre del año 1170 (se celebra en el santoral el 29 de diciembre).

100

En tres cartas que aún se conservan.

~ 42 ~

rió, tras ser el autor de un Tratado sobre el Canon de la Misa,101

de numerosos Ser-

mones (en latín o en lengua vernácula), etc., no tanto destinados a la gente común o el

pueblo sino para formación, uso y estudio del clero.102

101

Se conserva su manuscrito en Bourges.

102

Se cuenta con algunas publicaciones de diversa índole.

~ 43 ~

ANDRIA (ITALIA)

En Andria (Apulia, Italia) murió su obispo, Ricardo,103

de origen inglés, que había

sido elegido para esta sede por el Papa Adriano IV (1154-1159), también de origen in-

glés, recibiendo allí, por su destacada devoción al respecto, las reliquias de los Santos

Erasmo104

y Ponciano.105

103

San Ricardo de Andria. Cabe destacar su participación en el III Concilio de Letrán, en 1179. Se con-

memora en el santoral el 9 de junio. Existe otra versión o tradición acerca de otro San Ricardo, también

de origen inglés, que fue obispo de Andria por nombramiento del Papa San Gelasio I (492-496) en el año

492.

Está también el rey inglés San Ricardo, tal vez más mítico que histórico, del siglo VIII, que se con-

memora el 7 de febrero. Así pues, su historicidad, al igual que la de otro mítico y antiguo supuestamente

rey inglés, San Lucio (que se conmemora el 3 de diciembre), es ciertamente dudosa, sobre todo en el he-

cho de que se le considere rey (tanto a uno como a otro), cuando probablemente sería en cada caso señor

de un gran feudo equiparable a un pequeño reino de la época. Algunos autores consideran a este San Ri-

cardo príncipe de Wessex. Sin embargo, parece un hecho histórico y probado que hizo una larga pere-

grinación a Roma atravesando Francia. Por aclamación popular fue proclamado como Santo y se le atri-

buyeron milagros sobre todo de sanaciones. San Ricardo rey, casado, tuvo tres hijos acompañándole en su

peregrinación, siendo los tres considerados Santos también por las gentes medievales. Estos hijos fueron:

San Winebaldo, San Wilibaldo (que fue obispo de Eichstät, en Baviera, y se celebra el 7 de julio) y Santa

Walburga (benedictina, se celebra el 25 de febrero).

104

San Erasmo de Formia, que también es tenido en cuenta como San Telmo. Era sirio y mártir, en el año

303, de la persecución romana. Se conmemora el 2 de junio.

105

El Papa San Ponciano, muerto desterrado y de mala manera en Cerdeña (19 de noviembre del año

235). Se celebra el 13 de agosto.

~ 44 ~

EPÍLOGO I

EL MONASTERIO DE SANTA MARÍA DE SIGENA

El Real Monasterio de Santa María de Sigena resulta ser un muy interesante monu-

mento y lugar sagrado, cisterciense, del siglo XII, que se halla situado en el término

municipal de Villanueva de Sigena, en la comarca aragonesa de los Monegros, en la

provincia de Huesca. Lo mandó construir Doña Sancha de Castilla, reina consorte del

rey Alfonso II de Aragón, destinándolo a ser monasterio de monjas hospitalarias, proce-

dentes en gran medida de familias de linajudos ricoshombres aragoneses.

Esta fundación monástica, con monjas de la Orden Hospitalaria de San Juan de Je-

rusalén, se efectuó el día 23 de abril de 1188, entrando ya entonces en el monasterio,

como religiosas o “dueñas”, mujeres destacadas y distinguidas de familias nobles. No

tardó en ser una comunidad estamental en lo que a clases sociales se refiere: sorores o

domne (religiosas claustrales) iuniores (niñas o jovencitas en régimen monástico y edu-

cadas por las religiosas adultas) y monjas de media cruz o religiosas destinadas a obe-

decer y, siendo servidoras de la comunidad, viviendo realmente en condición de criadas

en el monasterio y para atender a las demás monjas). Las distinguidas prioras del mo-

nasterio, desde su fundación hasta 1292, fueron Ozenda de Lizana, Urraca de Entenza,

Toda Ortiz, Elisenda de Querol e Inés de Benavente. Teresa Jiménez de Urrea fue priora

desde 1292 hasta 1321, siendo sucedida por la infanta Blanca, hija del rey Jaime II de

Aragón, reinante entre los siglos XIII y XIV.

Comenzado a construir hacia el año 1183 y habiendo muerto la reina fundadora en

1208, el monasterio pasó luego por una época de crisis, hasta que provino el amparo o

protección del rey Jaime I el Conquistador (siglo XIII). Mediado ya el siglo XIII co-

menzó un nuevo declive económico, hasta que en 1298 Jaime II lo tomó de nuevo bajo

su protección, inaugurándose así otra época de esplendor. Durante el priorato de Doña

Blanca de Aragón, en la primera mitad del siglo XIV, el monasterio se fue enrique-

ciendo con tapices, retablos, pinturas y otros muebles diversos, así como con varios ob-

jetos y obras de arte. En el largo interregno que cerró el Compromiso de Caspe (año

1412), un lío sucesorio que consideraremos en su momento, las “dueñas” de Sige-

na tomarán partido por el conde Jaime de Urgel, por lo que la nueva casa reinante, que

nada tenía que ver con la dinastía fundadora, se olvidará de Sigena.

Durante los siglos XVI y XVII se mantendrá la vida monástica, regulada en 1588 con

la aprobación del Libro Consueta o Tercera Regla, una adaptación de la regla redactada

para este monasterio en 1188 por el obispo Ricardo de Huesca. En esos años Sigena ya

no será ni archivo real, ni corte, e incluso durante los siglos XVII y XVIII desaparecerá

la vida religiosa comunitaria.

La desamortización de Mendizábal en 1835 privó al monasterio de la mayor parte de

sus bienes y la comunidad religiosa se verá entonces obligada a abandonarlo, aunque re-

gresaron años más tarde, siendo entonces cuando se acometieron algunas obras de re-

construcción y remodelación.

~ 45 ~

En agosto de 1936, cuando la conocida como guerra civil española, en su momento

más anticatólico, el monasterio fue incendiado y arrasado por una columna de milicia-

nos anarquistas que se dirigían al frente de Huesca. Se salvó solamente la iglesia romá-

nica y el Panteón Real. Muchas obras de arte fueron destruidas o saqueadas y las tum-

bas de los reyes de Aragón fueron salvajemente profanadas.

Abandonado por las monjas de San Juan de Jerusalén a principios de la década de

1980, llegaron a Sigena en 1985 un grupo de religiosas de las Hermanas de Belén y de

la Asunción de la Virgen, que actualmente lo habitan. Desde 1950 se han llevado a cabo

obras de reconstrucción en la iglesia, refectorio, sala capitular y claustro.

Los documentos del monasterio conservados hasta nuestros días se encuentran, desde

1941, en el Archivo Histórico Provincial de Huesca. La documentación está constituida

por pergaminos, libros y legajos, fechados entre 1173 y 1923, que reflejan la historia del

monasterio, su funcionamiento y la vida cotidiana de las monjas, a través de privilegios

concedidos al monasterio, testamentos, escrituras notariales, ventas, donaciones, etc.

Cabe destacar la serie de expedientes de limpieza de sangre (siglos XVII-XVIII) exigi-

dos a las futuras monjas antes de su ingreso en el monasterio. También existen libros

que describen documentos del convento gracias a los cuales se conocen muchos de los

que no se han conservado.

El archivo del monasterio albergó también documentos de los reyes de Aragón desde

el reinado de Jaime I hasta 1308, año en el que se decide su traslado al monasterio de

San Juan de Jerusalén en Barcelona.

Actualmente, del importante conjunto medieval sólo quedan en pie la iglesia y ciertas

dependencias. En la plaza del monasterio se levantan la hospedería y las ruinas del pa-

lacio prioral. En el exterior de la iglesia destaca la portada, de estilo románico, y junto a

ésta, un arcosolio hoy vacío. La torre de señales fue edificada en el siglo XII y junto a

ella se levanta un sólido torreón rectangular, pétreo, de la antigua fortificación. En la

cabecera se pueden observar dos ábsides –el central y el del lado de la Epístola– y el

exterior del panteón de las religiosas, del siglo XVIII.

El interior de la iglesia, hoy vacío, tiene planta de cruz latina, una nave, un amplio

crucero y tres capillas absidiales en la cabecera. Se cubre por bóvedas de cañón apunta-

das sobre arcos fajones y el crucero lo hace con una bóveda de crucería. Quedan todavía

algunos restos de las pinturas que decoraron sus muros. El panteón real se levanta en el

lado izquierdo del crucero. De traza románica, acoge las tumbas de piedra arenisca de la

reina Sancha de Castilla (reina consorte de Alfonso II) y de sus hijos, el rey Pedro II, la

infanta Dulce y la condesa Leonor de Aragón. El coro ocupa los tres últimos tramos del

cuerpo de la iglesia, pero ahora está al revés, y se separaba del resto del templo por un

monumental paramento barroco.

El claustro es la parte más ruinosa del conjunto y su aspecto actual es fruto de la

reconstrucción llevada a cabo por Chueca Goitia en 1974. Se encuentra en pie la nave

paralela a la iglesia y la mitad de la que da acceso a la sala capitular, de la que se

extrajeron las pinturas en 1936, siendo protegidas durante la guerra civil tras ser in-

cendiado el monasterio, y que se conservan en Barcelona, en al Museo Nacional de Arte

de Cataluña. El antiguo refectorio sirve en la actualidad como capilla de la comunidad.

~ 46 ~

De otras dependencias hay que citar los restos de los dormitorios de las religiosas y del

palacio prioral.

El monasterio tenía mucho contenido, albergaba gran cantidad de pinturas murales,

mobiliario y obras de arte, patrimonio del que se perdió gran parte con la guerra civil.

Las pinturas de la sala capitular, como queda dicho, se extrajeron en 1936 para su pro-

tección.

Es de destacar el retablo de la Virgen, de pintura al temple atribuida a Jaume Serra,

realizado entre los años 1367-1381. Actualmente se conserva en el Museo Nacional de

Arte de Cataluña. Existió y existe no poco conflicto sobre los bienes del monasterio de

Sigena.

~ 47 ~

OTRAS FOTOS E IMÁGENES

~ 48 ~

~ 49 ~

~ 50 ~

~ 51 ~

EPÍLOGO II

EL SEÑORÍO DE ALBARRACÍN

En el macizo ibérico español, en una serranía propicia para la independencia, se asen-

tó desde 1010 un peculiar reino independiente musulmán, propiedad de la familia bere-

ber de los Ibn o Banu Razín; en 1104 sería incorporado a los dominios almorávides,

hasta que expulsados éstos de Valencia, en 1145, reyezuelos de levante lo disputaron

para recaer finalmente en poder de Abu Abdallah Mohamed ibn Mardanis, rey de Mur-

cia, conocido como rey Lobo.

Este enclave entre castellanos y aragoneses, e incluso entre navarros, era campo de

expansión para los reyes cristianos y concretamente para Alfonso I de Aragón el Ba-

tallador y para los soberanos de Navarra, que lo pretendían al menos desde 1122, época

en que el aragonés había ocupado Molina de Aragón y el valle del Jiloca hasta Singra.

Esta tierra la conocieron los musulmanes como de Santa María de Oriente, siendo lla-

mada Albarracín por los cristianos; era tierra refugio de gentes huidas de otras tierras y

poseía un núcleo de cristianos mozárabes. El rey Lobo, señor de Albarracín y del Le-

vante hispano, había nacido en Peñíscola, descendiente de familia cristiana islamizada

(los Martínez o Ibn Mardanis). Pese a las apetencias aragonesas que deseaban Albarra-

cín será un señor navarro quien ayude al rey Lobo en sus contiendas contra almohades:

se trata del estellés Pedro Ruiz de Azagra quien con gentes navarras sirve en Murcia allá

por los años 1164-1170 a favor de los intereses del rey Lobo. Éste vio en el navarro oca-

sión para mantener una cuña cristiana entre sus enemigos aragoneses y castellanos, y

pretendió rehacer la antigua taifa árabe cediéndola al Azagra.

Albarracín, cedida al señor navarro, se repoblará de gentes cristianas (de ahí los viejos

linajes Ocón, Marcilla, Santacroche, Doñate, Echauri, Segura, etc.) que sirven como

mercenarios al rey de Murcia contra almohades unas veces asociados a castellanos, y

otras a aragoneses.

El linaje de los Azagra

Los antecedentes de la dinastía de los Azagra, señores de Albarracín, se hallan en un

linaje navarro, probablemente estellés, encarnado a fines del siglo XI por Lope Garcés.

Este es un personaje de los tiempos del rey Pedro I de Aragón y Pamplona, tenente de la

honor de Ayerbe en los años 1098-1105, distinguido por su esfuerzo militar con pose-

siones en Aragón (como unas casas en Pueyo, en noviembre de 1100), participante en la

conquista de Velilla de Cinca por Pedro I y en sucesivas campañas militares de Alfon-

so I que le valieron posesiones en Tarazona, Borja y Ejea de los Caballeros, además de

las que tenía en Navarra y que detalla su testamento de 1120.

De este testamento de Lope Garcés junto con su esposa María, parece desprenderse

que ésta era navarra, por lo que dejaba propiedades del matrimonio sitas en el reino

pamplonés a los monasterios de Irache y Leire y a la iglesia de Pamplona; y cabe ima-

ginar a Lope Garcés como aragonés, oriundo de Ayerbe, aunque políticamente aparezca

~ 52 ~

vinculado con Estella; no extraña así que distinga en su testamento a San Juan de la

Peña, en Aragón, monasterio que elige para su sepultura. Pudo pues María la navarra ser

la que aportó al matrimonio tierras en Grocín, Sorlada, Villatuerta, Funes y Villafranca

de Navarra; y proceder de Lope el marido aragonés Marcuello, Murillo de Gállego,

Agüero y Biel.

Del matrimonio Lope y María quedaron al menos dos hijos: Rodrigo y Gonzalo de

Azagra. Este segundo, Gonzalo, según la documentación conocida, estuvo vinculado

estrechamente con tierras navarras. Así, fue señor de las tenencias navarras de Funes

(1140), Ablitas y Monteagudo (1143-1157) y Tudela (1152-1158), tenencia esta ultima

que compartía con su hermano mayor Rodrigo. Casó con María de Morieta con la que

tuvo varios hijos, al menos Pedro, Rodrigo, Martín y Teresa. Moría en 1158. Fue ente-

rrado en Santa María de Tudela.

Tuvo alguna vinculación con Aragón, pues al menos Ramiro II el Monje le había dado

heredad en Arguedas,106

según recuerda en 1147.

Pero quien nos interesa es su hermano mayor, primogénito de Lope Garcés y María,

como cabeza de los sucesivos Azagra señores de Albarracín. Su tracto vital está docu-

mentado durante los años 1130 y 1156. De sus padres había recibido heredades en Ara-

gón y en Navarra; las de Aragón se encargarían sus hijos de regalarlas a la Orden del

Temple, de la que era devoto, siendo heredades sitas en Tarazona, Borja y Ejea de los

Caballeros; las de Navarra le valdrán importante papel político durante los reinados de

García Ramírez el Restaurador y Sancho VI el Sabio: así detentó tenencias como las de

Valtierra (1141), Estella (1143) y Tudela, estas últimas hasta el fin de su vida.

La vinculación con Castilla se debe a circunstancias bélicas: Rodrigo acompañó a

García Ramírez de Navarra en la hueste contra los almorávides y Alfonso VII le premió

su colaboración en la conquista de Baeza en 1147, regalándole la villa de Alcanadre

(Logroño) y más tarde la de Aradón,107

en 1155.

Gran devoto de la Orden del Temple, le regaló en vida alguna de sus propiedades: así

la de Aradón y la de Alcanadre ya citadas.

Casado con Toda López hija de un ricohombre aragonés llamado Lope Garcez, ho-

mónimo pues de su padre, que fue señor de Pedrola y de Alagón y marido de María de

Pallars (hija de Artal Mir conde de Pallars y de Lucía de La Marca), fue padre de varios

hijos: Pedro, García, Martín, Gonzalo, Rodrigo y Fernando.

Pedro, el mayor, será el primer señor de Albarracín; García parece que se vinculó a la

tierra de Estella, lo mismo que Martín, propietario de Desojo; pero este cayó en el área

106

En el sur de Navarra.

107

Pueblo riojano actualmente abandonado, cerca de Alcanadre, a 7 kilómetros. Su abadía, hecha con

piezas de mampostería, situada al lado de la ermita del lugar, fue arrasada por el desbordamiento de una

laguna entre Alcanadre y Ausejo, creando así un profundo barranco. No se sabe a ciencia cierta cuándo ni

por qué desapareció Aradón, pero en ciertas escrituras del siglo XIX ya consta como pueblo deshabitado.

El único resto que queda actualmente es el de la ermita de la Virgen de Aradón, patrona del pueblo. En

dicha ermita se hallaba tallada en bloque de arenisca una muy bella y sugerente imagen de la Virgen Ma-

ría con el Niño Jesús, midiendo el conjunto 1,2 metros, siendo de época templaria y resto de un tímpano

de la Epifanía de finales del siglo XII. Se conserva en la iglesia del pueblo.

~ 53 ~

de influencia castellana, terminando como maestre de la Orden de Calatrava; Gonzalo

vivió en la corte castellana de Alfonso VIII; Rodrigo siguió vinculado a Navarra y Fer-

nando será, tras la muerte de su hermano mayor Pedro, el segundo señor de Albarracín.

Rodrigo Pérez de Azagra debió morir después de agosto del año 1156.

Don Pedro Ruiz de Azagra, primer señor de Albarracín (1170-1186)

Esta familia casi legendaria, los Azagra, será la creadora de un señorío independiente

enclavado entre poderosos reinos medievales hispanos. Fue familia que caprichosa-

mente fue vinculada por cronistas poco documentados y amigos de lo casi legendario a

sucesos de notoriedad, como el surgimiento del reino cristiano aragonés de Valencia,

cuando gestaba sus primeras andaduras el conquistador Ruy Díaz de Vivar, Rodrigo el

Cid Campeador.

Castilla y las ambiciones del arzobispado de Toledo dieron base a la independencia de

Albarracín en manos del caballero navarro Pedro Ruiz de Azagra, al menos desde 1170.

La independencia política surge al ceder la plaza el rey Lobo de Murcia, a cambio de

servicios militares, al Azagra.

La personalidad eclesiástica nace en 1172 al crearse el obispado de Albarracín depen-

diente o sufragáneo del arzobispado de Toledo.

Nació como enclave entre Aragón y Castilla; sus soberanos se titularán “vasallos de

Santa María y señores del Albarracin”, manteniendo su independencia gracias a las ri-

validades entre aragoneses y castellanos en su expansión hacia el sur.

Pedro Ruiz de Azagra, primer señor de Albarracín enérgico, audaz, hábil, inspirará su

conducta política en el modelo de su antiguo señor el rey Lobo de Murcia y en su so-

berano natural el rey Sancho VI el Sabio de Navarra. Su vinculación política con este

último era evidente: así durante toda su vida detentó la tenencia de Estella y acciden-

talmente la de Tudela. Sin embargo Pedro Ruiz residirá en la corte de Castilla acompa-

ñando al rey Alfonso VIII. Pues sus gustos e intereses políticos le convirtieron en señor

castellano de adopción, línea de conducta que heredarían sus descendientes. Por ello el

Azagra recibió distinciones y heredades del rey castellano, por ejemplo unas casas en

Toledo en 1166.

Pero Alfonso II de Aragón se empeña en absorber la tierra de Albarracín: busca un

aliado espiritual, el poderoso obispado de Zaragoza al que en marzo de 1170 concede la

iglesia de aquel territorio y sancionando el hecho el Papa Alejandro III, en enero de

1171, emplazaría al señor de Albarracín para que diera posesión de la iglesia serrana a

Pedro Torroja, obispo de Zaragoza. Llama el Papa al Azagra “nobili viro P. Rodriz”. La

cuestión determinó al Azagra a marchar a Roma para defender la independencia dioce-

sana de Albarracín, logrando que Alejandro III, en enero de 1172, comisione a Pedro de

Artajona, prelado de Pamplona, para estudiar los deseos de independencia respecto de

Aragón.

Y como al parecer los deseos del Azagra parecían inalcanzables, Pedro Ruiz por orden

del Papa fue excomulgado por el prelado de Pamplona, caso de que se negase a entregar

la iglesia de Albarracín al prelado de Zaragoza.

~ 54 ~

El rey navarro aprovecha la ocasión para atraerse al Azagra, a quien devuelve el se-

ñorío de Estella. Es todo un juego arriesgado para mantener la independencia de Alba-

rracín. Acercamiento pasajero, porque cinco años más tarde, en el mes de octubre de

1175, el Azagra pactaba con Fortún de Tena un préstamo de mil morabetinos durante un

año, recibiendo en garantía de éste los castillos conquenses de Huélamo y Monteagudo

[de las Salinas] que en ningún caso podrían recaer en el rey de Castilla. Y Fortún de

Tena a su vez prometía no vender tales castillos al rey de Aragón o súbdito de éste, sin

que tales compradores hicieran previo homenaje a Pedro Ruiz. En 1177 el aragonés le

concedería el señorío de Daroca, sin duda en premio al desnaturamiento del Azagra de

su condición navarra. Pero con otro espectacular giro del Azagra, que en 1179 milita en

la órbita de Castilla y figura suscribiendo muchos documentos de Alfonso VIII desde

1179 hasta 1184: como “Petrus Roderici de Azagra”.

Este giro pro castellano había sido favorecido además porque en marzo de 1176 Cere-

bruno, arzobispo de Toledo, declaró la consagración de la diócesis de Albarracín como

Arcabricense, pero ahora reconocía que según la división (hitación) del rey Wamba,

debía llamarse Segobricense; por lo demás esto indica cómo la diócesis de Segorbe o de

Albarracín, se consideraba adscrita a la iglesia Toledana, es decir, a Castilla.

Juego difícil el del señor de Albarracín para mantener su independencia, pues al fin

Aragón y Castilla pactarán en octubre de 1185 en la villa de Berdejo un tratado de

amistad, con cuyo motivo el aragonés entregaba Berdejo al castellano y éste Ariza al

aragonés; y al mismo tiempo Alfonso VIII cedía a Alfonso II el castillo de Albarracín,

porque Pedro Ruiz de Azagra le había mentido en el pacto hecho con él; se compromete

a ayudarle para adquirirlo. Alfonso II cede al castellano cuantos castillos y heredades

tiene Pedro Ruiz, para cuya adquisición le promete también ayuda. Si Pedro Ruiz se

niega a tener tregua con el rey castellano, el aragonés accede a que éste le dañe cuanto

pueda. También Alfonso II promete al castellano ayuda contra el rey de Navarra; y se

entregan mutuas prendas en garantía de los pactos. Con todo, Albarracín mantiene su

independencia política respecto de los reinos limítrofes. Y en enero de 1186, en Ágreda

(Soria) pactan Alfonso VIII de Castilla y Alfonso II de Aragón no ayudar ni recibir a

Pedro Ruiz de Azagra y parientes, exceptuado el caso de su hermano Gonzalo Ruiz va-

sallo de Alfonso VIII.

Fue 1186 el año en que enfermó el (primer) señor de Albarracín, muriendo el 16 de

noviembre.

Don Fernando Ruiz de Azagra, segundo señor de Albarracín (1186-1196).

El segundo señor de Albarracín fue Don Fernando Ruiz de Azagra, entre los años

1186-1196. Su predecesor Don Pedro Ruiz no dejó heredero directo, pues no le sobre-

vivió su hijo Sancho. Así pues, el señorío fue heredado por Don Fernando, hermano de

Don Pedro, siendo la orientación política prevalente o determinada la de la fidelidad y el

vasallaje al rey de Aragón.

Quedan noticias documentadas de Fernando durante los años en que su hermano ma-

yor era señor de Albarracín: aparece en algún documento de Alfonso VIII de Castilla

como confirmante, acompañando a su hermano Pedro (“Ferdinandus Ruiz frater eius”)

~ 55 ~

por ejemplo en 1170 en una donación del rey de Castilla a su esposa Leonor Plantage-

net; y desde 1177 parece que se cuida de las tenencias navarras de los Azagra y durante

algún tiempo figura residir en Daroca.

Cuando en 1186 sucede a su hermano en el señorío de Albarracín, pese a su amistad

con Alfonso II de Aragón nunca abdicará de la soberanía sobre Albarracín, del que será

señor durante un decenio. Por lo demás, para el rey aragonés la circunstancia de que

Fernando Ruiz sea amigo suyo, unido a sus preocupaciones por los problemas ultra pi-

renaicos, le inducen a despreocuparse momentáneamente de sus roces con Castilla por

causa de Albarracín. Las pretensiones de Castilla y Aragón sobre el señorío indepen-

diente de Albarracín cobran cuerpo en el pacto entre Alfonso VIII de Castilla y Alfon-

so II de Aragón, quienes en septiembre de 1187, acuerdan en la soriana Sauquillo: que

Alonso II reciba por vasallo al Azagra si éste en dos años le entrega Albarracín; el ara-

gonés comunicará al castellano la composición que haga con Azagra y dará su asen-

tamiento. Queda absuelto Alfonso VIII del compromiso de auxiliar a Alfonso II contra

Azagra durante dos años, y pasado este bienio deberá volver a prestarle tal auxilio.

Pasados dos años sin venir a convenio Alfonso II y Azagra, el castellano cesaría en la

obligación de ayudar al aragonés contra Azagra y no podrá aceptarlo como vasallo sin

previo conocimiento del castellano. Tras los dos años, este pacto se quemará y el arago-

nés deberá ayudar al castellano contra Azagra.

En abril de 1189 distinguía a su querido vasallo Lope de Barea regalándole el castillo

de Santa Croce y Villalba además de unas casas en Albarracín que habían sido de Ho-

man y Juceph (probablemente dos moros); y en este documento se declara “dominante

in Aragone” por mano de su señor el rey de Aragón desde las partes de la ciudad de

Tarazona hasta las de los paganos hacia Teruel; en esta zona de Teruel dominaba preci-

samente el beneficiario Lope de Barea por mano de Fernando Ruiz de Azagra; es ade-

más documento interesante para saber nómina de gentes de Albarracín.

Poseemos de Fernando Ruiz varios testamentos extendidos desde 1190 a 1194. El pri-

mero, otorgado en Daroca el 21 de julio de 1190, muestra por su formulario que el tes-

tador está soltero; y tiene el interés político de que cede Albarracín a la Orden de San-

tiago, en la que se ofrece a profesar, aunque todavía no lo ha hecho, por lo que si antes

de la profesión falleciera dispone lo entierren conforme a las normas de los santia-

guistas.

Pero su estado cambia, pues en 1191, y antes del 13 de junio, se casa con Teresa

Ibáñez, hija del señor navarro Juan Vélez, señor de Álava, Oñate y Guevara. La pre-

dilección por los santiaguistas se asocia a los intentos de Alfonso VIII de Castilla de

atraerlo a su esfera política, distanciándole de Aragón: ello explica la donación de Cu-

billas de Cerrato, en la provincia actual de Palencia, por Alfonso VIII el 13 de junio de

1191.

Parece tener un hijo natural, Pedro, al parecer donado a la Orden de Santiago en

Uclés; su hijo legítimo y sucesor Pedro Fernández debió nacer ya en 1192. Este año y

en junio, estando en Teruel, otorga un segundo testamento, superado al año siguiente

(22 de julio de 1193) por un tercero otorgado al parecer en Calatayud (donde manifiesta

su devoción hacia Uclés). Pero el señor de Albarracín otorgará todavía un cuarto tes-

tamento en Teruel, el 24 de diciembre de 1194.

~ 56 ~

El 16 de mayo de 1196 estaba en Zaragoza presente en los funerales por Alfonso II y

en la proclamación de su sucesor Pedro II. Fallecerá Fernando el 14 de junio de 1196

según el obituario de la catedral de Pamplona, y le heredará su hijo Pedro, de 4 años de

edad, bajo la protección de la Orden de Santiago. Tuvo al menos otro hijo legítimo,

Sancho Fernández que casaría con Sancha Jordán, matrimonio muy afecto al monasterio

de Piedra, donde eligieron su sepultura.

Don Pedro Fernández de Azagra, tercer señor de Albarracín (1196-1246).

Al morir en 1196 Don Fernando Ruiz, segundo señor de Albarracín, dejaba a su viuda

Teresa Ibáñez con cuatro hijos: el mayor y heredero Pedro tenía 4 años de edad; sus

hermanos se llamaban Gonzalo, Sancho y Teresa. Quedaba también un hijo natural

anterior al matrimonio, llamado Pedro, que fue heredero en las posesiones paternas de

Navarra. La madre del nuevo señor de Albarracín aún viviría en 1224.

Por el testamento último de Fernando Ruiz, su hijo y heredero Pedro quedó bajo la

tutela de la Orden de Santiago, lo que motivó que Albarracín se mantuviese en esta me-

noría en el área de predominio castellano. Lo que aún afirma más la intervención en

asuntos eclesiásticos del señorío de parte de prelados castellanos como Martín de To-

ledo y Rodrigo de Sigüenza, quienes en 1210 erigían en catedral la iglesia de Albarra-

cín. Tenía Pedro Fernández unos 10 años de edad en aquel año 1210, y asistía a Al-

fonso VIII cuando éste entregó a la Orden de Santiago el castillo de Albarracín en cum-

plimiento de lo que dispusiera el anterior señor Fernando Ruiz: este acto, tenido en Ce-

dillo del Condado (Toledo) también lo revalidaba con su presencia el segundo hijo de

Fernando Ruiz, Gonzalo.

Los reinos de Aragón y de Navarra naturalmente no verán bien esta conexión proclive

a Castilla del nuevo señor de Albarracín y procurarán nuevos acercamientos. Así Pe-

dro II de Aragón en abril de 1212 regalaba al arzobispo Rodrigo de Toledo varias igle-

sias y mezquitas (Serrella, El Cuervo, Peña de Jahya) para adscribirlas a Santa María de

Albarracín. Y Sancho VII el Fuerte de Navarra establecía contactos mediante un prés-

tamo de diez mil (10.000) maravedís de oro al señor de Albarracín con la garantía de los

castillos de Chodas y Peña de Zalatamor; era noviembre de 1213 y el señor de Alba-

rracín acababa de llegar a la mayoría de edad. Este pacto y préstamo se perfeccionaba

luego (mayo de 1214), en Tudela, y a la vez el segundo Azagra, Gonzalo, aceptaba otro

préstamo de 8 mazmudinas108

del rey navarro al que daba en garantía derechos en el

castillo de Ródenas y Burbáguena.

Pedro Fernández se casará con Elfa, hija de García Ortiz, señor de Ricla y Aranda, y

de Sancha Ximénez: el matrimonio engendraría a Fernando Ruiz, que desde 1238 se lla-

mó Alvaro Pérez y que heredará el señorío de Albarracín, Pedro Fernández, García

Ortiz, Toda y Teresa.

108

La mazmudina era una moneda de oro equivalente a media dobla almohade. Con el tiempo, la dobla,

moneda asumida por los cristianos, reemplazará al maravedí. Habrá monedas al respecto con denomi-

naciones diversas y de variados valores.

~ 57 ~

Se carecen de noticias del señor de Albarracín, al parecer en la guerra de los moros; y

cuando reanuda su presencia en la tierra, muerto Pedro II de Aragón en 1213, parece

que dejará su proclividad hacia Castilla para acercarse a Aragón; cuando Jaime I salga

de Monzón pronto aparecerá el Azagra desempeñando su mayordomía; pero muy pron-

to, en 1220, el aragonés y el Azagra se distancian. Pues éste se niega a entregar al rey un

rebelde refugiado en Albarracín, lo que motiva ataque bélico de Jaime I y sitio de Alba-

rracín sin éxito. En esta ocasión el Azagra debió cometer alguna tropelía contra la igle-

sia y será excomulgado, acusado de violentador de iglesias y apresador de clérigos y de

sus propiedades; por ello debió marchar de nuevo a la guerra de moros. Zanjado el inci-

dente, seguirá Azagra en la órbita de Jaime I hasta 1226.

En noviembre de 1227 Pedro Fernández por “si de mi deveniere de muert en esta ca-

rrera que io fago”, sin duda alguna la campaña en tierra musulmana, otorga un testa-

mento: ordena se observe el convenio firmado por su hijo Fernando Rodríguez con Nu-

ño Sánchez; Lorenzo alcaide de Albarracín no dará poder en el castillo a sus hijos que

enumera Fernando y Pedro, ni a sus hijas Toda y Teresa Pérez, ni tampoco en cualquier

lugar que hayan de heredar hasta que su mujer Elfa redima Chodes (Zaragoza) de la hi-

poteca que pesa sobre ella; señala el orden de herederos en sus bienes. Se declaran los

personajes presentes al otorgamiento del testamento, y los testigos.

Venden el señor de Albarracín y su esposa Elfa en marzo de 1228 a Pedro Álvarez

comendador de la Orden de Santiago de Uclés la heredad de Cubillas de Cerrato (Pa-

lencia) por 4.300 (cuatro mil trescientos) maravedís de oro alfonsís; estaba don Pedro en

Toledo; su esposa que la confirma al parecer lo hizo a posteriori en Albarracín acom-

pañada de varios caballeros de Santa María (monasterio de Piedra) y otros hombres

buenos del concejo de Albarracín.

En un llamado “privilegium”, Pedro Fernández de Azagra dispone sepultura suya en

la iglesia de Santa María de Piedra, un 24 de septiembre de 1230, anulando disposi-

ciones anteriores sobre tal extremo; da por ello a Piedra las salinas de Alda y Noguera

hasta que saquen de ellas dos mil (2.000) mazmudinas con las que comprarán los mon-

jes heredades que sean propiedad perpetua del monasterio; entonces las salinas volverán

a poder de los hijos de Pedro Fernández.

Seguía la inteligencia del Azagra con Jaime I, al que secundará en la campaña militar

contra Valencia y en 1236 el rey de la plaza Zeit abu Zeit o Vicente, estando en Teruel,

donaba varios lugares a la iglesia Segobricense “in presentia nobilis viri Petri Ferdi-

nandi domini dictae civitatis Sante Marie de Albarracin”; y sabemos que en 1238 se-

guia Zeit en Albarracín.

En este tiempo, principios de 1238, hay un acercamiento de Azagra a Navarra: así en

marzo pacta Pedro von Teobaldo I el matrimonio de la princesa Elida o Inés con Álvaro

Pérez, primogénito del de Azagra. Vuelve pues Albarracín a buscar la órbita de Navarra.

En abril del mismo año 1238 Teobaldo I de Navarro pactaba con Sancho Fernández,

hermano del señor de Albarracín que se declara vasallo del navarro, hacer guerra en tie-

rra de moros y reconocerse por vasallo de Teobaldo por cuanto les ganase en sus gue-

rras contra aquéllos; también se sabe que al poco tiempo, el 24 de abril del mismo año,

en Tudela, presente Don Rodrigo Ximénez de Rada, arzobispo de Toledo y primado de

España, el Azagra entregará al rey navarro Castelfabid y Ademuz, cuando éste lo pida,

~ 58 ~

pasados cuatro años desde el préstamo que recibe Azagra del navarro de diez mil

(10.000) maravedís alfonsinos.

Pero muy pronto el Azagra cae en órbita y amistad con Aragón y se presta a ayudar en

la conquista de Valencia. En l de agosto de 1238 en el sitio de esta ciudad se declara va-

sallo del aragonés y se hace “hominem vestrum ad forum Aragonum”; está presente al

pacto el obispo Vidal de Huesca.

El 13 de abril de 1239, en Valencia, el rey Jaime I pacta con Azagra las condiciones y

reparto de los peajes de Teruel y Chelva que el señor de Albarracín tenía como heredad

propia suya y franca y no por el rey. Es pieza de interés también económico por los

datos hacendísticos y de moneda que se mencionan.

El 13 de febrero de 1240, Pedro promete entregar a Jaime I en el plazo de dos años los

castillos y villas de Castelfabid y Ademuz, que reconoce retener en tanto como honor a

fuero de Aragón y en fieldad del rey. Parece que esto se pactó en Calatayud; y el 4 de

abril del mismo año el Azagra figura como fiador junto con otros aragoneses de una

deuda de Sancha Pérez de Varea.

En el mes de julio de ese mismo 1240 Pedro Fernández juraba fidelidad a Jaime I, ya

en Valencia; y en noviembre junto con su esposa Elfa vendía al rey aragonés la alquería

de Cárcer por doce mil (12.000) sueldos jaqueses. Y sigue la vinculación familiar con el

monasterio de Piedra al que el 5 de abril de 1241 Azagra concede cuatro mil (4.000)

sueldos jaqueses para pitanza (raciones) en Cuaresma y Adviento, y que garantiza con

unas casas y unos baños sitos en Valencia.

Esta vinculación con Aragón no es óbice para que en ese abril de 1241 parta con el rey

de Castilla (Fernando III) a la guerra contra Granada, guerra de la que regresará en julio

de 1242. En octubre de este año estaba en Albarracín y cedía a los aldeanos del señorío

franquicia en sus hornos; le acompaña en este momento su hijo Álvaro Pérez.

En la última etapa de su vida debió expedir un documento (hoy en Madrid, en el fon-

do de Uclés) en el que prometía tomar hábito de santiaguista, y que fuera enterrado en

Uclés. Posiblemente esta decisión se tomó en Huélamo o en el mismo Uclés,109

a juzgar

por los personajes que figuran en el texto.

Por lo que sabemos, Don Pedro Ruiz de Azagra, tercer señor de Albarracín, murió an-

tes de noviembre del año 1246. Le sucede su hijo Álvaro.

Don Álvaro Pérez de Azagra, cuarto señor de Albarracín (1246-1260).

El cuarto señor de Albarracín, Alvar o Álvaro Pérez de Azagra, es personalidad menos

brillante que su padre, menos dado a la guerra y más a la administración de su pequeño

estado; procurará con muchas cautelas mantener la independencia de su señorío, aunque

naturalmente milite junto a los reyes circunvecinos según la coyuntura política hispana

de cada momento.

Había nacido pasado el año 1216, año del casamiento de su padre; éste le cita como a

su primogénito en testamento otorgado en 1227, con el nombre de Fernando Ruiz en

109

Conocidas localidades de la provincia de Cuenca.

~ 59 ~

recuerdo del abuelo; pero al menos desde 1238 cambiará de onomástico recibiendo el de

Álvaro Pérez, que ya no modificará. En 1243 se casaría con Elida o Inés de Navarra hija

de los reyes navarros Teobaldo I y Margarita de Borbón.

Cuando fallece su padre, en septiembre de 1246, y recibe en herencia el señorío, ten-

drá que asumir fuertes deudas paternas. Así entrega a la Orden de Santiago el castillo y

villa de Albarracín y cuanto le dejó el padre (5 de noviembre de 1246) que de inmediato

la Orden empeña a Andrés de Liñán para abonar los veinte mil (20.000) maravedís al-

fonsís de oro de las deudas paternas y que se amortizarán a razón de tres mil (3.000) al-

fonsís de oro cada año.

En abril de 1247 se renovaban las dudas sobre los límites de la Diócesis Segobricense:

Inocencio IV encargaba una encuesta sobre ello al abad de Iranzu, al arcediano de Gua-

dalajara y al sacristán de Huesca. El mismo año el Papa había dispuesto la unión entre la

iglesia de Segorbe y la de Albarracín.

Inés de Navarra, mujer del Azagra, elegía irrevocablemente sepultura en el monasterio

de Piedra, estando con su marido en Calatayud (el 24 de abril de 1252).

Y un año escaso después el propio Azagra hacía lo mismo (el 1 de marzo de 1253) le-

gando dos mil (2.000) maravedís alfonsís de oro para una pitanza anual en Cuaresma y

para obra de los altares, cargados sobre frutos de Santa Eulalia, Galiel, La Serna y Gea.

En 1254 seguía en Aragón, según dos documentos de marzo y diciembre que extiende

en favor del monasterio de Piedra al que recibe bajo su protección: concede franquicia

en todo el señorío de Albarracín y regala una cantidad de dinero a cobrar sobre la mitad

del portazgo de Calatayud.

Son pues años de residencia tranquila en Albarracín, lejos de pleitos políticos penin-

sulares, no apareciendo en documentos de entonces. Son años dedicados a su señorío;

confirma los fueros de Albarracín y añade al menos tres nuevos, uno de ellos supri-

miendo el tributo del monedaje. Albarracín tiene ahora un nuevo status político y el se-

ñorío pasa a estado constitucional, de modo que los sucesivos señores no lo serán hasta

que previamente hayan jurado los fueros de la tierra. Y esto se refleja en documentos

del Azagra en donde figuran ahora otras autoridades como el alcalde de Santa María, los

jurados y el concejo.

Sale de este alejamiento político hacia los años 1254-1257, cuando reanuda estrechas

relaciones con el rey Jaime I y Aragón. Coincide con la muerte de su suegro el rey

Teobaldo I de Navarra y con el advenimiento de Teobaldo II, cuando se pacta en Mon-

teagudo la protección del rey aragonés al joven monarca navarro. Por lo que respecta al

Azagra, en junio de 1254, Jaime I promete no reclamarle las cincuenta caballerías en

tierras y dinero que le había concedido en tierras de Aragón, mientras dure su vida (la

de don Alvaro) por lo cual el de Albarracín le promete ayuda durante toda su vida con

todo su poder y súbditos suyos contra todo el mundo.

Y en mayo de 1255, Jaime I, a súplica de Álvaro Pérez, concede franquicia a éste y a

sus habitantes en su señorío de Albarracín, que no tendrán que pagar peajes, lezdas110

o

110

Tributos por mercancías.

~ 60 ~

costumbres (tributos) por ganados, cosas de uso propio y mercancías (exención que con-

firmará en 1262).

Pero en 1257 el de Azagra se aleja de la amistad con el rey de Aragón: éste, el 28 de

agosto de aquel año, declaraba mantenerle en la honor que le tiene concedida (en Cala-

tayud, Jarque, Daroca, Teruel y Ademuz) conforme a fuero de Aragón y le promete ayu-

da contra el rey de Castilla; el de Albarracín deja en fieldad del rey de Aragón el castillo

de Albarracín.

Vuelve pues Azagra a la alianza con Castilla, de la que no se apartará hasta su muerte.

De estos últimos años de su señorío está documentado que en julio de 1258 el Azagra

prometía al monasterio de Piedra defensa de los intereses de éste en Fuente El Buey y

que en enero de 1259 concedía dehesa a los de Ródenas. Y parece que pasa estos últi-

mos años en Albarracín donde falleció a mitad de 1260. Le sucede en el señorío su hija

Teresa Álvarez de Azagra.

Doña Teresa Álvarez de Azagra, quinta señora de Albarracín (1260-1294).

Al morir Don Álvaro Pérez de Azagra quedó heredera en el señorío de Albarracín su

hija mayor Teresa Álvarez, que tenía entonces unos 16 años de edad y estaba casada con

Juan Núñez de Lara, apodado el Gordo o el Mayor. El primer acto de la nueva señora

será la confirmación de los fueros del señorío dados y jurados sucesivamente por su

abuelo Don Pedro Fernández y su padre Don Álvaro Pérez, en favor de hidalgos, cris-

tianos, moros y judíos.

Los fueros fundamentales eran: exención de pechas para los que tengan casa en Alba-

rracín y sus vasallos; exención a los vecinos de monedaje, portazgo y fonsadera; exen-

ción de montazgo para los ganados de los vecinos; confirmación de cargos de gobierno

con sus soldadas; reconocimiento de una deuda de trece mil (13.000) morabetinos que

su padre debía al rey de Aragón por lo que desnatura de vasalleje a los vecinos mientras

no se cancele la deuda; nombra heredera en el señorío, si moría sin hijos, a su hermana

Elfa y si muere ésta sin hijos a su tío García Ortiz y en sustitución de éste su otro tío

Gonzalo Fernández; además comisionaba al concejo de Albarracín para tener el castillo

de Santa María y los demás del señorío quien aquél designase entre caballeros naturales

de su padre Álvaro.

De estos primeros tiempos debe ser la fijación de pechas a abonar por los vecinos de

las aldeas del señorío de Albarracín, distinguiendo entre vecinos y medieros111

y mora-

dores, éstos últimos a abonar la octava parte de los primeros, dispensando de pechas por

el primer año a los que vengan a poblar.

La realidad es que el señorío de hecho y documentalmente lo desempeña Juan Núñez

de Lara, esposo de Teresa Álvarez.

Con la escasa documentación recogida se sabe de la estancia de Juan Núñez en Cuen-

ca (en mayo de 1263), cuando concede a Juan Ximénez de Heredia que haga dehesa en

Monteagudillo (debe ser en Monteagudo del Castillo, Teruel) como juro de heredad; la

111

Personas que van a medias en la explotación de tierras, cría de ganados u otras granjerías del campo.

~ 61 ~

imposición de penas al que atente contra ello en sueldos burgaleses podría inducir a

imaginar esta dehesa en Monteagudo de las Salinas, en Cuenca.

En febrero de 1269 se halla Juan en Albarracín, y regala al monasterio de Piedra una

heredad en Cabrihuel (seis yugadas de bueyes, mas veinte vasallos en Albarracín y

permiso para sacar a Castilla y a Aragón ganados, queso, lana y madera, con exención

de montazgo para sus ganados); obliga a los de Piedra a pedir permiso para adquirir

bienes en Albarracín.

Estaba también en Albarracín en septiembre de 1273, cuando concedió a Rodrigo de

Heredia, vecino de aquella ciudad la heredad de Valmediano, sita en término de Alba-

rracín, cerca de Valdecabriel; y en octubre del mismo año concedía una dehesa para

bueyes en Toyuela (junto a Valverde) a García del Corral.

Ocasionalmente Juan estaba en Burgos en marzo de 1276 cuando otorgó amparo a los

lugares y heredades del monasterio de Oña.

Sigue en Albarracín en agosto de 1278, cuando concede a Domingo Pascual de Frías

un solar en la ciudad, cerca de la puerta de Molina, en Nava Seca, por juro de here-

dad.112

La proclividad de Juan y por tanto de Albarracín, hacia Castilla es manifiesta, por lo

cual la política de Aragón le será hostil.

El rey Pedro III de Aragón (1276-1285) pondrá sitio a Albarracín, que será conquis-

tado a Juan Núñez en septiembre de 1284. Pero Pedro III no se decide a incorporar defi-

nitivamente Albarracín al reino aragonés. Y Juan Núñez seguirá llamándose a sí mismo

señor de Albarracín.

Quedará ahora por algún tiempo el señor de Albarracín refugiado en Francia y Na-

varra, permaneciendo por allí hasta 1287.

En tanto, Albarracín fue dominado por el infante Fernando de Aragón, hijo del rey

Pedro III y de su amante Inés Zapata.

112

El juro se define como un contrato mixto celebrado entre el rey y una persona individual o colectiva,

que entregaba cierta cantidad en efectivo a su soberano, quien, como contraprestación, le concedía una

pensión anual en especie o en metálico, reservándose el derecho de redimir esta obligación, devolviendo

la cantidad entregada. Generalmente, los juros se producen como premio a unos servicios prestados por

parte de los vasallos, además, de por compensaciones por expropiaciones.

La duración del juro puede ser a perpetuidad, asignando al juro una cantidad fija por un período deter-

minado o asignando una cantidad variable según los beneficios que diera la renta sobre la que estuviera

situado, y al poseedor de varios juros se le permitía escoger la renta; por otro lado, también podían

ser redimibles, que finalizaban en cuanto el rey mandase su redención.

Eran transmisibles de padres a hijos, u otras personas, hasta que el rey no renovara la transmisión (juros

de heredad), o con vigencia sólo de una vida, la del tomador del juro (juros de por vida).

Los juros nacen ante las necesidades económicas del Estado, buscando el ahorro privado, a través de la

venta de estos juros.

Los asentistas genoveses (el asiento es una operación financiera a gran escala entre el rey y uno o más

banqueros) se harán con el control de la mayoría de juros, ya que a los banqueros se les entrega-

ban juros como garantía de las cantidades prestadas a corto plazo, sin que los pudieran vender hasta el

momento de la devolución del préstamo. Si la devolución se demoraba, podían hacerlo hasta la cantidad

adeudada (juros de caución); también se pueden sacar al mercado, en el momento que los recibe el ban-

quero, pero al cobrar el asiento debía devolverlos a la Corona (juros de resguardo).

~ 62 ~

En 1289 el desposeído señor de Albarracín vuelve a su tierra y es apoyado por el rey

Sancho IV de Castilla; pero exigencias excesivas le apartan de Castilla para caer de nue-

vo en Navarra, pues de Castilla no ha conseguido seguridades para recuperar su dominio

de Albarracín. Este deseo llevará en 1290 a tratar con el rey Alfonso III de Aragón la

recuperación de Albarracín.

En 1290 se casa el heredero de Juan Núñez de Lara y Teresa Álvarez de Azagra, con

Isabel, hija de Blanca de Molina, lo que supuso a Juan Núñez la incorporación del se-

ñorío de Molina.

En 1291 entra en escena este nuevo personaje, Juan Nuñez de Lara II, el Mozo, que

contaba con 25 años de edad. Muy parecido a su padre, se muestra mezclado en cons-

tantes revueltas. En ese año 1291 muere el rey Alfonso III de Aragón y le sucede su

hermano el rey Jaime II que es rey de Sicilia.

Juan Núñez II comienza nuevas rebeldías; marcha a Francia, pero no obtiene apoyo

alguno; además, en 1292, muere su nuera Isabel de Molina, con lo que perderán en

Albarracín el apoyo del señorío de Molina.

En abril de 1294, en Córdoba, fallece Juan Núñez. El muerto y su hijo iban en expe-

dición contra el norteafricano Abenjacob. El también quinto señor de Albarracín moría

pues sin haber recuperado su señorío.

La titular del señorío, Teresa Álvarez, sobrevivió algunos años a su marido: todavía

hay noticias suyas en el año 1300. Es el año en el que Jaime II de Aragón incorpora

oficialmente Albarracín a la Corona de Aragón, aunque sigue manteniendo su perso-

nalidad. Por disposición del rey Alfonso IV de Aragón (1327-1336) administrará Alba-

rracín su hijo Fernando, marqués de Tortosa, habido en su matrimonio con su segunda

mujer, Leonor de Castilla. Estuvo en manos del marqués hasta 1363, cuando resultó

asesinado por su hermanastro el rey Pedro IV de Aragón y aunque dejó viuda, Inés de

Portugal, los días de Albarracín como señorío ya estaban contados, y quedó definitiva-

mente absorbido por Aragón en el año 1369.

Y si ahora te decimos que tanto la reina Sofía (por Grecia) como Juan Carlos I (por

España), al igual que la británica reina Isabel II están familiarmente emparentados fami-

liarmente desde hace siglos, es posible que hasta te lo creas. En esto del linaje entre fa-

milias reales, en este caso europeas, pasa lo mismo que entre los vecinos de uno de

nuestros pueblos: muchos son primos hermanos y primos lejanos.

Pero si además de decimos que todos tienen por tataratatara…abuelos en común a los

señores de Albarracín, la familia de los Azagra, ¿te lo creerás? Pues créetelo, porque es

verdad. Esto significaría que el rey Felipe VI de España, viene a ser un legítimo sucesor

del señorío de Albarracín.

~ 63 ~

Virgen de Aradón